Leyendas Mayas
Leyendas Mayas
Leyendas Mayas
LA XTABA
El Haninco
El chom
El cocay
El Mayab, la tierra del faisn y del venado
El pjaro dzi
La boda de la xdzunum
LOS ALUXE
Leyenda Maya
Nos encontrbamos en el campo yermo donde iba a hacerse una siembra. Era un
terreno que abarcaba unos montculos de ruinas tal vez ignoradas. Caa la noche y
con ella el canto de la soledad. Nos guarecimos en una cueva de piedra, y para bajar
utilizamos una soga y un palo grueso que estaba hincado en el piso de la cueva.
La comida que llevamos nos la repartimos. Qu haca all?, puede pensar el lector.
Trataba de cerciorarme de lo que vean miles de ojos hechizados por la fantasa.
Trataba de ver a esos seres fantsticos que segn la leyenda habitaban en los cuyo
(montculos de ruinas) y sementeras: Los ALUXES.
-Porque estos terrenos son de los aluxes. Siempre se les ve por aqu.
Seguro, me respondi.
-Cuntos deseos tengo de ver a esos seres maravillosos que tanta influencia ejercen
sobre ustedes! Y dgame, seor may usted les ha visto?
-Por las noches, cuanto todos duermen, ellos dejan sus escondites y recorren los
campos; son seres de estatura baja, nios, pequeos, pequeitos, que suben, bajan,
tiran piedras, hacen maldades, se roban el fuego y molestan con sus pisadas y
juegos. Cuando el humano despierta y trata de salir, ellos se alejan, unas veces por
pares, otras en tropel. Pero cuando el fuego es vivo y chispea, ellos le forman rueda y
bailan en su derredor; un pequeo ruido les hace huir y esconderse, para salir luego y
alborotar ms. No son seres malos. Si se les trata bien, corresponden.
-Alejan los malos vientos y persiguen las plagas. Si se les trata mal, tratan mal, y la
milpa no da nada, pues por las noche roban la semilla que se esparce de da, o bailan
sobre las matitas que comienzan a salir. Nosotros les queremos bien y le regalamos
con comida y cigarrillos. Pero hagamos silencio para ver si usted logra verlos.
LA XTABA
Leyenda Maya
Vivan en un pueblo dos mujeres; a una la apodaban los vecinos la XKEBAN, que es
como decir la pecadora, y a la otra la llamaba la UTZ-COLEL, que es como decir mujer
buena. La XKEBAN era muy bella, pero se daba continuamente al pecado de amor.
Por esto, las gentes honradas del lugar la despreciaban y huan de ella como de cosa
hedionda. En ms de un ocasin se haba pretendido lanzarla del pueblo, aunque al fin
de cuentas prefirieron tenerla a mano para despreciarla. La UTZ-COLEL, era virtuosa,
recta y austera adems de bella. Jams haba cometido un desliz de amor y gozaba
del aprecio de todo el vecindario.
No ostante sus pecados, la XKEBAN era muy compasiva y socorra a los mendigos
que llegaban a ella en demanda de auxilio, curaba a los enfermos abandonados,
amparaba a los animales; era humilde de corazn y sufra resignadamente la injurias
de la gente. Aunque virtuosa de cuerpo, la UTZ-COLEL era rgida y dura de carcter:
Desdeaba a los humildes por considerarlos inferiores a ella y no curaba a los
enfermos por repugnancia.
Recta era su vida como un palo enhiesto, pero sufri su corazn como la piel de la
serpiente. Un da ocurri que los vecinos no vieron salir de su casa a la XKEBAN,
pas otro da, y lo mismo; y otro, y otro. Pensaron que la XKEBAN haba muerto
abandonada; solamente sus animales cuidaban su cadver, lamindole las manos y
ahuyentndole las moscas. El perfume que aromaba a todo el pueblo se desprenda
de su cuerpo. Cuando la noticia lleg a odos de la UTZ-COLEL, sta ri
despectivamente.
Pues bien, sepan los que quieran saberlo que ella es la mujer XTABAY la que surge
del TZACAM, la flor del cactus punzador y rgido, que cuando ve pasar a un hombre
vuelve a la vida y lo aguarda bajo las ceibas peinando su larga cabellera con un trozo
de TZACAM erizado de pas. Sigue a los hombres hasta que consigue atraerlos, los
seduce luego y al fin los asesina en el frenes de un amor infernal.
El Haninco
Leyenda Maya
Mucho tiempo perd tratando de concurrir a una ceremonia india, a una hanincol
(comida de milpa) que hacen los maya con el objeto, unas veces, de agradar a los
dioses, y otras, de desagraviarlos. Haba rogado a los hechicero que me permitieran la
entrada, pero todos se haban negado porque yo tambin me haba negado a que me
santiguaran: (santiguar es someter a una persona a ciertos baos, con hierbas,
hechiceras, etc.) En las ceremonias de las comidas de milpa se admite a mujeres
cuando se va repartir el alimento. Al fin me resolv a todo y lo comuniqu al men. As
fue como logr concurrir a la comida. Y ahora les narrar lo que v; lo que o no, pues
fue todo en maya, idioma que no entiendo.
Llegu al amanecer. All arriba estaba el pueblo. Sub a l, llam a una puerta y al
punto asom su risuea cara el maestro que me salud.
Hoy ser la fiesta, me dijo con acento de satisfaccin. Nos desayunamos con pan y
caf y luego me llev a la casa del men quien me recibi solcito, pero desconfiado.
El dueo de la milpa que se ha de sembrar tiene un hijo enfermo, seal del disgusto
del Nohoch-Tat (Gran Seor).
Luego me ense varias palabras mayas, el nombre de los vientos, etc., para que
pudiera entender, y me llev a la casa donde el muchacho estaba enfermo.
Las mujeres de la casa, durante la noche, mojan maz y lo muelen en metates para
hacer una bebida refrescante llamada sacab. Este se reparte entre los que van a
asistir a la ceremonia.
En la ocasin a que me refiero me dieron una racin, por la cual me sent invitada.
Marchamos luego a la ceremonia o que diga, adonde iba a efectuarse.
Teniendo ya las bolas sobre hojas de roble o pltano, se extiende primero la masa de
maz haciendo una tortilla grande y se forma una de semilla de calabaza: luego, una
de frijol, y as sucesivamente, hasta llegar a nueve.
Estos huahes (panes) se envuelven en las mismas hojas; uno de ellos es ms grande
que los otros. Mientras esto se lleva a efecto, en la fosa abierta se ha colocado gran
cantidad de lea, que arde y calienta casi hasta calcinar algunas piedras grandes. Por
otro lado, en ollas tambin grandes se cuecen pavos y gallinas, y en un caldero se
hace el cool (atole salado).
El men, con toda parsimonia, toma dos velas que enciende, y, seguido de unos
hombres que llevan en tablas los huanes (panes) y de todos los invitados, llega a la
ardiente fosa. Y dice as: lakn-ik, xikn-ik, nohol-ik, xamn-can (vientos de oriente, del
poniente, del sur y del norte; sed benvolos). Luego hace mil contorsiones, brinca de
un lado para otro de la fosa, saca con las manos, del fuego, las candentes piedras, y
slo deja unas en el fondo, sobre las cuales se colocan los panes. La piedras
extradas se acomodan encima y se recubre la fosa con tierra y gajos de roble.
Se han llevado a la mesa los pavos y las gallinas condimentadas y cocidas. Debajo de
la mesa est el gran caldero de cool, el jugo de gallina y pavos, etc.
Terminado esto, el men reparte entre los concurrentes balch en jicaritas. Hay que
tomarlo, pues es malo tirarlo o despreciarlo.
Luego el hechicero da a cada persona presente un cigarro gigante, al que debe darse
dos o tres fumadas. Esos cigarros son recogidos por un brujo en hojas de almendro o
higuerilla, con el fin de que sus manos no los toquen, los lleva a la mesa y los riega
con brebajes. Inmediatamente se toma a todos los nios que han asistido a la
ceremonia y se les pone de rodillas, con las manos cruzadas sobre el pecho. El men
les da balch dulce, choc, cool, dulces, trozos de pavos, pero todo en la boca.
(Los nios representan a los aluxes, y el men les da de comer con la mano, ellos no
pueden tocar nada con las manos).
Terminada esa comida, se aleja a los nios, y con una jcara grande se pone una
buena racin de todo lo que hay, de lo mejor, un gran trozo de pan y los cigarros, todo
lo cual toma el men pues es la ofrenda destinada al Nohoch-Tat (padre o dueo de
monte). El hechicero llega a la fosa y en el centro de ella coloca la jcara grande y todo
lo dems.
A una seal del men la fosa es cubierta de tierra y casi ni queda seal de ella. Se cree
que durante la noche el dueo de bosque tiene all su banquete, y que sus hijos, los
aluxes le hacen compaa y fuman en rueda sus cigarros.
Entre los comensales vi a Pedro, que coma y rea con mucha gana.
Pedro -dijo el men- ven aqu, pues quera demostrarme su poder. El muchacho
obedeci la orden. Ya no tena calentura, haba recobrado la salud.
Mas luego pens que ese hombre sagaz aprovechaba la ignorancia y fe de los
descendientes de los xius y cocomes.
Me retir pensativa. Soy una de los que creen que lo ms de los indios mayas no
padecen ciertas enfermedades gracias que ingieren frecuentemente, las dosis de
penicilina que se encuentran en el moho del pozole, que siempre comen con sal e sus
milpas.
Leyenda tomada del libro "El alma de Campeche en la leyenda maya" de Elsie
Encarnacin Medina E.
El chom
Leyenda Maya
El rey de Uxmal orden con mucha anticipacin los preparativos para la fiesta.
Adems invit a prncipes, sacerdotes y guerreros de los reinos vecinos, seguro de
que su festejo sera mejor que cualquier otro y que todos lo envidiaran despus. As,
estuvo pendiente de que su palacio se adornara con las ms raras flores, adems de
que se prepararan deliciosos platillos con carnes de venado y pavo del monte. Y no
poda faltar el balch, un licor embriagante que le encantara a los invitados.
Por fin lleg el da de la fiesta. El rey de Uxmal se visti con su traje de mayor lujo y se
cubri con finas joyas; luego, se asom a la terraza de su palacio y desde all
contempl con satisfaccin su ciudad, que se vea ms bella que nunca. Entonces se
le ocurri que ese era un buen lugar para que la comida fuera servida, pues desde all
todos los invitados podran contemplar su reino. El rey de Uxmal orden a sus
sirvientes que llevaran mesas hasta la terraza y las adornaran con flores y palmas.
Mientras tanto, fue a recibir a sus invitados, que usaban sus mejores trajes para la
ocasin.
Los sirvientes tuvieron listas las mesas rpidamente, pues saban que el rey estaba
ansioso por ofrecer la comida a los presentes. Cuando todo qued acomodado de la
manera ms bonita, dejaron sola la comida y entraron al palacio para llamar a los
invitados.
Ese fue un gran error, porque no se dieron cuenta de que sobre la terraza del palacio
volaban unos zopilotes, o chom, como se les llama en lengua maya. En ese entonces,
estos pjaros tenan plumaje de colores y elegantes rizos en la cabeza. Adems, eran
muy tragones y al ver tanta comida se les antoj. Por eso estuvieron un rato dando
vueltas alrededor de la terraza y al ver que la comida se qued sola, los chom volaron
hasta la terraza y en unos minutos se la comieron toda.
Justo en ese momento, el rey de Uxmal sali a la terraza junto con sus invitados. El
monarca se puso plido al ver a los pjaros saborearse el banquete.
Al or las palabras del rey, los chom escaparon a toda prisa; volaron tan alto que ni una
sola flecha los alcanz.
Esto no se puede quedar as! grit el rey de Uxmal Los chom deben ser
castigados.
No se preocupe, majestad; pronto hallaremos la forma de cobrar esta ofensa
contest muy serio uno de los sacerdotes, mientras recoga algunas plumas de
zopilote que haban cado al suelo.
Despus, uno de los sacerdotes las moli hasta convertirlas en un polvo negro muy
fino, que ech en una vasija con agua. Pronto, el agua se volvi un caldo negro y
espeso. Una vez que estuvo listo, los sacerdotes salieron del templo. Uno de ellos
busc a los sirvientes y les dijo:
Lleven comida a la terraza del palacio, la necesitamos para atraer a los zopilotes.
La orden fue obedecida de inmediato y pronto hubo una mesa llena de platillos y
muchos chom que volaban alrededor de ella. Como el da de la fiesta todo les haba
salido muy bien, no lo pensaron dos veces y bajaron a la terraza para disfrutar de otro
banquete.
Pero no contaban con que esta vez los hombres se escondieron en la terraza; apenas
haban puesto las patas sobre la mesa, cuando dos sacerdotes salieron de repente y
lanzaron el caldo negro sobre los chom, mientras repetan unas palabras extraas.
Uno de ellos alz la voz y dijo:
No lograrn huir del castigo que merecen por ofender al rey de Uxmal. Robaron la
comida de la fiesta de Hunab ku, el Seor que nos da la vida, y por eso jams
probarn de nuevo alimentos tan exquisitos. A partir de hoy estarn condenados a
comer basura y animales muertos, slo de eso se alimentarn.
Al or esas palabras y sentir sus plumas mojadas, los chom quisieron escapar volando
muy alto, con la esperanza de que el sol les secara las plumas y acabara con la
maldicin, pero se le acercaron tanto, que sus rayos les quemaron las plumas de la
cabeza. Cuando los chom sintieron la cabeza caliente, bajaron de uno en uno a la
tierra; pero al verse, su sorpresa fue muy grande. Sus plumas ya no eran de colores,
sino negras y resecas, porque as las haba vuelto el caldo que les aventaron los
sacerdotes. Adems, su cabeza qued pelona. Desde entonces, los chom vuelan lo
ms alto que pueden, para que los dems no los vean y se burlen al verlos tan
cambiados. Slo bajan cuando tienen hambre, a buscar su alimento entre la basura,
tal como dijeron los sacerdotes.
El cocay
Leyenda Maya
Quiz alguna noche en el campo hayas visto una chispa de luz que brilla y se mueve
de un lado a otro; esa luz la produce el cocay, que es el nombre que le dan los mayas
a la lucirnaga. Ellos saben cmo fue que este insecto cre su luz, esta es la historia
que cuentan:
Haba una vez un Seor muy querido por todos los habitantes de El Mayab, porque
era el nico que poda curar todas las enfermedades. Cuando los enfermos iban a
rogarle que los aliviara, l sacaba una piedra verde de su bolsillo; despus, la tomaba
entre sus manos y susurraba algunas palabras. Eso era suficiente para sanar
cualquier mal.
Pero una maana, el Seor sali a pasear a la selva; all quiso acostarse un rato y se
entretuvo horas completas al escuchar el canto de los pjaros. De pronto, unas nubes
negras se apoderaron del cielo y empez a caer un gran aguacero. El Seor se
levant y corri a refugiarse de la lluvia, pero por la prisa, no se dio cuenta que su
piedra verde se le sali del bolsillo. Al llegar a su casa lo esperaba una mujer para
pedirle que sanara a su hijo, entonces el Seor busc su piedra y vio que no estaba.
Muypreocupado, quiso salir a buscarla, pero crey que se tardara demasiado en
hallarla, as que mand reunir a varios animales.
Pronto llegaron el venado, la liebre, el zopilote y el cocay. Muy serio, el Seor les dijo:
Necesito su ayuda; perd mi piedra verde en la selva y sin ella no puedo curar.
Ustedes conocen mejor que nadie los caminos, las cavernas y los rincones de la
selva; busquen ah mi piedra, quien la encuentre, ser bien premiado.
Dnde estar la piedra? Tengo que encontrarla, slo as el Seor podr curar de
nuevo.
Aqu nadie la descubrir se dijo. A partir de hoy, yo har las curaciones y los
enfermos tendrn que pagarme por ellas.
Pero en cuanto pens esas palabras, el venado se sinti enfermo; le dio un dolor de
panza tan fuerte que tuvo que devolver la piedra; luego huy asustado.
Entre tanto, el cocay daba vueltas por toda la selva. Se meta en los huecos ms
pequeos, revisaba todos los rincones y las hojas de las plantas. No hablaba con
nadie, slo pensaba en qu lugar estara la piedra verde.
Para ese entonces, los animales que iniciaron la bsqueda ya se haban cansado. El
zopilote volaba demasiado alto y no alcanzaba a ver el suelo, la liebre corra muy
aprisa sin ver a su alrededor y el venado no quera saber nada de la piedra; as, hubo
un momento en que el nico en buscar fue el cocay.
Ya s dnde est! grit feliz, pues haba visto en su mente el lugar en que estaba
la piedra. Vol de inmediato hacia all y aunque al principio no se dio cuenta, luego
sinti cmo una luz sala de su cuerpo e iluminaba su camino. Muy pronto hall la
piedra y ms pronto se la llev a su dueo.
Seor, busqu en todos los rincones de la selva y por fin hoy di con tu piedra le
dijo el cocay muy contento, al tiempo que su cuerpo se encenda.
Gracias, cocay le contest el Seor veo que t mismo has logrado una
recompensa. Esa luz que sale de ti representa la nobleza de tus sentimientos y lo
brillante de tu inteligencia. Desde hoy te acompaar siempre para guiar tu vida.
El cocay se despidi muy contento y fue a platicarle a los animales lo que haba
pasado.
Todos lo felicitaron por su nuevo don, menos la liebre, que sinti envidia de la luz del
cocay y quiso robrsela.
As, para lograr su deseo, esper a que el cocay se despidiera y comenz a seguirlo
por el monte.
Cocay! Ven, ensame tu luz le grit al insecto cuando estuvo seguro de que
nadie los vea.
Claro que s dijo el cocay y detuvo su vuelo. Entonces, la liebre aprovech y zas!
le salt encima. El cocay qued aplastado bajo su panza y ya casi no poda respirar
cuando la liebre empez a saltar de un lado a otro, porque crea que el cocay se le
haba escapado.
El cocay empez a volar despacio para esconderse de la liebre. Ahora, fue l quien la
persigui un rato y en cuanto la vio distrada, quiso desquitarse. Entonces, vol arriba
de ella y se puso encima de su frente, al mismo tiempo que se iluminaba. La liebre se
llev un susto terrible, pues crey que le haba cado un rayo en la cabeza y aunque
brincaba, no poda apagar el fuego, pues el cocay segua volando sobre ella.
En eso, lleg hasta un cenote y en su desesperacin, crey que lo mejor era echarse
al agua, slo as evitara que se le quemara la cabeza. Pero en cuanto salt, el cocay
vol lejos y desde lo alto se ri mucho de la liebre, que trataba de salir del cenote toda
empapada.
Desde entonces, hasta los animales ms grandes respetan al cocay, no vaya a ser
que un da los engae con su luz.
Hace mucho, pero mucho tiempo, el seor Itzamn decidi crear una tierra que fuera
tan hermosa que todo aqul que la conociera quisiera vivir all, enamorado de su
belleza. Entonces cre El Mayab, la tierra de los elegidos, y sembr en ella las ms
bellas flores que adornaran los caminos, cre enormes cenotes cuyas aguas
cristalinas reflejaran la luz del sol y tambin profundas cavernas llenas de misterio.
Despus, Itzamn le entreg la nueva tierra a los mayas y escogi tres animales para
que vivieran por siempre en El Mayab y quien pensara en ellos lo recordara de
inmediato. Los elegidos por Itzamn fueron el faisn, el venado y la serpiente de
cascabel. Los mayas vivieron felices y se encargaron de construir palacios y ciudades
de piedra. Mientras, los animales que escogi Itzamn no se cansaban de recorrer El
Mayab. El faisn volaba hasta los rboles ms altos y su grito era tan poderoso que
podan escucharle todos los habitantes de esa tierra. El venado corra ligero como el
viento y la serpiente mova sus cascabeles para producir msica a su paso.
As era la vida en El Mayab, hasta que un da, los chilam, o sea los adivinos mayas,
vieron en el futuro algo que les caus gran tristeza. Entonces, llamaron a todos los
habitantes, para anunciar lo siguiente: Tenemos que dar noticias que les causarn
mucha pena. Pronto nos invadirn hombres venidos de muy lejos; traern armas y
pelearn contra nosotros para quitarnos nuestra tierra. Tal vez no podamos defender
El Mayab y lo perderemos.
Cuando el venado supo que perdera su tierra, sinti una gran tristeza; entonces llor
tanto, que sus lgrimas formaron muchas aguadas. A partir de ese momento, al
venado le quedaron los ojos muy hmedos, como si estuviera triste siempre.
Como dijeron los chilam, los extranjeros conquistaron El Mayab. Pero an as, un
famoso adivino maya anunci que los tres animales elegidos por Itzamn cumplirn
una importante misin en su tierra. Los mayas an recuerdan las palabras que una vez
dijo:
Mientras las ceibas estn en pie y las cavernas de El Mayab sigan abiertas, habr
esperanza. Llegar el da en que recobraremos nuestra tierra, entonces los mayas
debern reunirse y combatir. Sabrn que la fecha ha llegado cuando reciban tres
seales. La primera ser del faisn, quien volar sobre los rboles ms altos y su
sombra podr verse en todo El Mayab. La segunda seal la traer el venado, pues
atravesar esta tierra de un solo salto. La tercera mensajera ser la serpiente de
cascabel, que producir msica de nuevo y sta se oir por todas partes. Con estas
tres seales, los animales avisarn a los mayas que es tiempo de recuperar la tierra
que les quitaron.
se fue el anuncio del adivino, pero el da an no llega. Mientras tanto, los tres
animales se preparan para estar listos. As, el faisn alisa sus alas, el venado afila sus
pezuas y la serpiente frota sus cascabeles. Slo esperan el momento de ser los
mensajeros que renan a los mayas para recobrar El Mayab.
El pjaro dzi
Leyenda Maya
Despus de tomar esa decisin, Chaac le pidi a uno de sus sirvientes que llamara a
todos los pjaros de El Mayab. El primero en llegar fue el dzi, un pjaro con plumas
de colores y ojos cafs. Apenas se acomodaba en una rama cuando lleg a toda prisa
el toh, un pjaro negro cuyo mayor atractivo era su larga cola llena de hermosas
plumas. El toh se puso al frente, donde todos pudieran verlo.
Poco a poco se reunieron las dems aves, entonces Chaac les dijo:
Las mand llamar porque necesito hacerles un encargo tan importante, que de
l depende la existencia de la vida. Muy pronto quemar los campos y quiero
que ustedes salven las semillas de todas las plantas, ya que esa es la nica
manera de sembrarlas de nuevo para que haya mejores cosechas en el
futuro. Confo en ustedes; vyanse pronto, porque el fuego est por
comenzar.
Voy a buscar la semilla del maz; yo creo que es una de las ms importantes
para que haya vida.
Tengo que salvar la semilla del maz, todos me van a tener envidia si la
encuentro yo primero.
As, los dos pjaros iban a salir casi al mismo tiempo, pero el toh vio al dzi y quiso
adelantarse; entonces se atraves en su camino y lo empuj para irse l primero. Al
dzi no le import y se fue con calma, pero muy decidido a lograr su objetivo.
El toh vol tan rpido, que en poco tiempo ya les llevaba mucha ventaja a sus
compaeros. Ya casi llegaba a los campos, pero se sinti muy cansado y se dijo:
Voy a descansar un rato. Al fin que ya voy a llegar y los dems todava han de
venir lejos.
Entonces, el toh se acost en una vereda. Segn l slo iba a descansar mas se
durmi sin querer, as que ni cuenta se dio de que ya empezaba a anochecer y menos
de que su cola haba quedado atravesada en el camino. El toh ya estaba bien
dormido, cuando muchas aves que no podan volar pasaron por all y como el pjaro
no se vea en la oscuridad, le pisaron la cola.
Al sentir los pisotones, el toh despert, y cul sera su sorpresa al ver que en su cola
slo quedaba una pluma. Ni idea tena de lo que haba pasado, pero pens en ir por la
semilla del maz para que las aves vieran su valor y no se fijaran en su cola pelona.
Mientras tanto, los dems pjaros ya haban llegado a los cultivos. La mayora tom la
semilla que le quedaba ms cerca, porque el incendio era muy intenso. Ya casi las
haban salvado todas, slo faltaba la del maz. El dzi volaba desesperado en busca
de los maizales, pero haba tanto humo que no lograba verlos. En eso, lleg el toh,
mas cuando vio las enormes llamas, se olvid del maz y decidi tomar una semilla
que no ofreciera tanto peligro. Entonces, vol hasta la planta del tomate verde, donde
el fuego an no era muy intenso y salv las semillas.
En cambio, al dzi no le import que el fuego le quemara las alas; por fin hall los
maizales, y con gran valenta, fue hasta ellos y tom en su pico unos granos de maz.
El toh no pudo menos que admirar la valenta del dzi y se acerc a felicitarlo.
Entonces, los dos pjaros se dieron cuenta que haban cambiado: los ojos del toh ya
no eran negros, sino verdes como el tomate que salv, y al dzi le quedaron las alas
grises y los ojos rojos, pues se acerc demasiado al fuego.
Chaac y las aves supieron reconocer la hazaa del dzi, por lo que se reunieron para
buscar la manera de premiarlo. Y fue precisamente el toh, avergonzado por su
conducta, quien propuso que se le diera al dzi un derecho especial:
Ya que el dzi hizo algo por nosotros, ahora debemos hacer algo por l. Yo
propongo que a partir de hoy, pueda poner sus huevos en el nido de
cualquier pjaro y que prometamos cuidarlos como si fueran nuestros.
La boda de la xdzunum
Leyenda Maya
Una maana llena de sol, la colibr, o xdzunum que es su nombre en lengua maya,
estaba parada sobre la rama de una ceiba y lloraba al contemplar su pequeo nido a
medio hacer. Y es que a pesar de que llevaba das buscando materiales para construir
su casa, slo haba encontrado unas cuantas ramas y hojas que no le alcanzaban. La
xdzunum quera acabar su nido pronto, pues ah vivira cuando se casara, pero era
muy pobre y cada vez le pareca ms difcil terminar su hogar y poder organizar su
boda.
La xdzunum era tan pequea que su llanto apenas se escuchaba; la nica en orlo
fue la xkokolch, quien vol de rama en rama hasta encontrar a la triste pajarita. Al
verla, le pregunt:
Qu te pasa, amiga xdzunum?
Mira, t y yo solas no vamos a poder con la boda. Tenemos que llamar a otros
animales para que nos ayuden.
Apenas acab de hablar, la xkokolch enton una cancin en maya, que deca as:
De esta forma, la xkokolch contaba que una pajarita se quera casar, pero no tena
recursos para hacerlo. Luego repiti la cancin; como su voz era tan dulce, algunos
animales y hasta el agua y los rboles se acercaron a escucharla. Cuando ella los vio
muy atentos a sus palabras, les pidi ayuda con este canto:
Minaan u xbakal, minaan u nokil, minaan u xanbil, minaan u xacheil, minaan u neenel,
minaan u chu-c, minaan u nectel.
No tiene el collar, no tiene el vestido, no tiene los zapatos, no tiene el peine, no tiene el
espejo, no tiene los dulces, no tiene las flores.
Que se haga la boda, yo dar el vestido ofreci la araa y empez a tejer una tela
muy fina para vestir a la novia.
Que se haga la boda, yo dar el peine prometi la iguana y se quit algunas pas
de las que cubren su lomo.
Que se haga la boda, yo dar el espejo afirm el cenote, pues su agua era tan
cristalina que en ella podra contemplarse la novia.
Que se haga la boda, yo dar los dulces se comprometi la abeja y se fue a traer
la miel de su panal.
Con eso, ya estaba listo lo necesario para la boda. La xdzunum llor de nuevo, pero
ahora de alegra. Luego, vol a buscar al novio y le dijo que ya podan casarse. A los
pocos das, se celebr una gran boda, y por supuesto, la xkokolch fue la madrina. En
la fiesta hubo de todo, porque los invitados llevaron muchos regalos. Desde entonces,
la xdzunum dej de lamentar su pobreza, pues supo que contaba con grandes
amigos en el mundo maya.