Disartria ... Clase 4
Disartria ... Clase 4
Disartria ... Clase 4
La disartria es un trastorno del habla que impide la correcta articulación de sonidos y palabras,
dificulta la comunicación efectiva, y afecta también a la deglución.
¿Qué es la disartria y causas?
La disartria es una dificultad para llevar a cabo una correcta articulación, tanto de sonidos como de
palabras. Se da cuando existen problemas para controlar o coordinar los músculos que intervienen
directamente en el habla, o hay una falta de tonicidad en los mismos, así como problemas en el
sistema respiratorio (labios, lengua, mandíbula…).
Esto conlleva que las personas con disartria, tanto si son adultos como niños, tengan un lenguaje
enredado y desdibujado, ya que su capacidad para hablar se ve mermada, y su habla no resulta
comprensible para los demás a nivel general, o de manera aislada. Una consecuencia directa de
este trastorno son las dificultades que genera a nivel social cuando el paciente no es capaz de
hacerse entender, lo que en ocasiones puede llegar a provocar depresión y aislamiento social.
El habla, además de estar desdibujado (no marca bien los diferentes puntos y modos de articulación
de cada fonema), es más lenta y, como consecuencia de una incorrecta coordinación
fonorespiratoria, se convierte en una voz soplada, susurrada y ronca, emitiendo el paciente una voz
tensa, nasal y áspera, con un ritmo y volumen irregular y monótono. Puede aparecer sialorrea, que
es la secreción excesiva de saliva y, por tanto, babeo por la falta de tonicidad. Se compara la voz
y el habla disártricos con el de un robot.
Estos pacientes también presentan problemas para deglutir, al no haber un buen control de los
órganos orobucofonatorios (labios, lengua, paladar blando…) sufriendo de manera constante
atragantamientos.
Causas de la disartria
La disartria puede tener diversos y variados orígenes, desde el empleo de determinados
medicamentos como sedantes y narcóticos, haber sufrido un traumatismo craneoencefálico,
trombosis, ictus, un tumor cerebral, parálisis facial, o enfermedades degenerativas como párkinson,
alzhéimer, esclerosis múltiple, ELA y demencias.
Sea cual sea su origen, para que se dé la disartria tiene que quedar lesionada una zona específica
del cerebro, que es la encargada de planificar, ejecutar, o regular, las órdenes motoras de los
músculos encargados del habla, incluyendo también extremidades, cabeza y cuello. Es por ello que
aunque el sistema nervioso emite correctamente la orden motora los movimientos no son
ejecutados con propiedad.
Diagnóstico de la disartria y tipos
La disartria se puede confundir por sus síntomas con la afasia-disfasia y la apraxia.
Para diferenciar estas tres patologías debemos de tener en cuenta:
Afasia: comúnmente se confunde con la afasia de Broca, que consiste en la incapacidad para
ejecutar las órdenes motoras necesarias para el lenguaje oral, al estar afectada el Área de Broca
del cerebro, en el hemisferio izquierdo. Su característica principal es el agramatismo y un fallo en
el componente motor del lenguaje. Habitualmente, el lenguaje expresivo falla de manera reincidente
en no encontrar verbos y en la gramática del lenguaje. El habla puede ser legible, dependiendo
también de la intensidad y gravedad del origen que ha causado la afasia. Su origen puede ser por
un traumatismo, ictus, o tumores cerebrales en dicha zona del cerebro. No se encuentran afectados
los músculos del habla.
Apraxia: se localiza una zona del hemisferio izquierdo que es donde se encuentra el lenguaje y, a
diferencia de la disartria, únicamente se ve afectada la articulación, no afecta a otras áreas propias
del lenguaje, como son la coordinación fonorespiratoria, prosodia, resonancia, ritmo, voz, ni a la
deglución; en este caso estas prevalecen funcionales. Este tipo de pacientes sí pueden hablar y
tienen la voluntad, pero no son capaces de realizar la orden motora. En la apraxia no es el músculo
el que se ve afectado, como en la disartria. Puede verse afectada la capacidad auditiva y de
comprensión.
Tipos de disartria
Dependiendo de cuál haya sido el origen de la disartria nos encontramos con varios tipos.
Únicamente vamos a citarlos por tener conocimiento de ellos, ya que cada uno tiene unas
características propias:
Flácida.
Espástica.
Atáxica.
Mixta.
Del sistema extrapiramidal: hipocinética o hipercinética.
Tratamiento de la disartria y ejercicios
Los especialistas involucrados en el tratamiento de la disartria son neurólogos, que van a identificar
de manera objetiva el origen de la patología, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y logopedas,
que llevarán a cabo la rehabilitación propia del habla, y psicólogos que ayudarán de manera activa
a este tipo de pacientes por todos los problemas asociados que conlleva, como aislamiento social
y depresión. Es muy normal que sea el propio médico de cabecera o pediatra el que derive a estos
pacientes al neurólogo al observar alguno de los síntomas asociados, siempre y cuando no haya
de base una patología mayor ya localizada desde el nacimiento, como puede ser parálisis cerebral.
El logopeda es el especialista que determinará qué áreas se encuentran afectadas, y en qué
medida, y tras haber obtenido esta información realizará un plan de trabajo personalizado para
llevar a cabo con cada paciente, dando prioridad a las áreas más afectadas o que mayor
repercusión tengan en el día a día del paciente. Ha de estar coordinando con el resto de
especialistas citados previamente, al tratarse de un trabajo multidisciplinar.
Es parte fundamental del tratamiento informar debidamente tanto a los familiares, cuidadores
o allegados, como al propio paciente, sobre en qué va a consistir la rehabilitación, ya que
nuestro objetivo principal es el de buscar un medio de comunicación eficaz y adaptado a
cada uno, ya sea por la propia emisión oral, o dotada de SAAC (Sistemas Alternativos y
Aumentativos de la Comunicación). En estos casos la colaboración de los familiares es
fundamental.
Las áreas principales del tratamiento o rehabilitación en logopedia son: el habla, la voz, la
respiración y la deglución, el especialista deberá enseñar al paciente y/o cuidador como seguir el
tratamiento en casa. Los logopedas debemos explicar qué es lo que se encuentra afectado en cada
paciente, y a presentar diferentes actividades que se pueden llevar a cabo de manera sencilla y
funcional por parte del paciente y de los familiares, cuidadores, o allegados a estas personas.
Lo ideal es que reciban las indicaciones por escrito, y se vayan alternando los ejercicios cuando
veamos que se les quedan escasos, o hay una correcta evolución. En este tipo de tratamientos
debemos de ser constantes y trabajar al inicio de 15-20 minutos diarios y según su evolución 35-
45 minutos.
Que trabajar y como:
Ejercicios respiratorios y fonación: para adquirir un correcto patrón diafragmático,
ganar en volumen de aire, fuerza, e intensidad y, por lo tanto, mejorar la calidad de la
voz, el ritmo de habla, disminuir la fatiga. Acostumbran a hacer inspiraciones cortas y
rápidas, lo que les limita a la hora de mantener un ritmo de habla y la voz pierde calidad.
Se trabaja mediante ejercicios respiratorios básicos con un correcto patrón, lo cual
consiste en inspirar por la nariz y espirar por la boca dirigiendo el aire al abdomen,
alternando ritmos y tiempos. Se puede trabajar también utilizando silbatos, pomperos,
pajitas y agua, pelotas de papel, o canicas, para moverlas mediante soplo.
Ejercicios de relajación: para distender el tono muscular de hombros, cuello y cara, ya
que si no sus movimientos se verán limitados por presentar exceso o defecto de tensión.
Es importante que aprendan a relajarse interior y físicamente. Esto se trabaja
directamente con la respiración y el control postural.
Praxias bucofaciales: para tonificar y adquirir control sobre los órganos articulatorios:
marcar de manera correcta el punto y modo de articulación de cada fonema. Para ganar
fuerza hay que realizar ejercicios repetitivos de lengua, labios y mandíbula. Una correcta
articulación y apertura de la boca también ayuda en la propia impostación de la voz. Los
movimientos que se realizan son arriba-abajo, a los lados, en círculos con la lengua,
tensar y relajar labios, y con la mandíbula abriendo y cerrando la boca, desplazándola
hacía los lados o hacía delante. Podemos encontrar vídeos y listados de praxias
fácilmente con una simple búsqueda en Internet. Estos ejercicios son siempre iguales, al
ser los movimientos de estos órganos limitados.
Articulación: practicar los diferentes movimientos articulatorios para que la calidad del
habla sea buena y, por tanto, legible. Se trabaja mediante imitación de sonidos, sílabas,
palabras, o frases, que nosotros les indiquemos.
Prosodia (entonación): hay que trabajar esta área para que a la hora de hablar el
discurso del paciente no resulte monótono y lineal. Hay que hacer énfasis en las
exclamaciones, interrogaciones, marcar si estamos contentos, enfadados, o siendo
sarcásticos, para dar intencionalidad y sentido a la comunicación oral. Al igual que el
anterior área se trabaja por repetición de diferentes sonidos, sílabas, palabras y frases, y
en lectura, que es más completa y además de la articulación se trabaja también el ritmo,
respetando pautas y signos de acentuación como los puntos y las comas, que nos indican
dónde parar y respirar, la prosodia ante las exclamaciones e interrogaciones del texto…
Control bucal y postural: la posición influye directamente en la vocalización y, en estos
casos, hay que evitar que se encorven, ya que la respiración se verá limitada en cuanto
a capacidad por estar contraído el abdomen, y el habla puede resultar más tensa,
cortada, y la voz limitada en cuanto al volumen y timbre. Hay que estar sentados o de pie
erguidos, con la cabeza recta y levantada, hombros y cuello relajados.
Deglución y masticación: al perder tono en la zona laríngea, los músculos que trabajan
durante las diferentes fases de la deglución pierden fuerza y, por lo tanto, les cuesta
mucho más realizar estos movimientos: al masticar para preparar el bolo alimenticio, no
poder cerrar bien los labios en caso de ser comidas líquidas como sopas, se nos caería
y, en el caso de otro tipo de texturas, se nos pueden caer trozos o quedar en la boca sin
ser conscientes de ello, y luego atragantarnos al no sentirlos ni haberlos limpiado
debidamente con la lengua. Es importante trabajar esta área también en la fase faríngea
y esofaríngea para evitar posibles atragantamientos y aspiraciones, ya que los alimentos
pueden descender por las vías respiratorias hasta los pulmones, creando infecciones
crónicas. Hay que ir probando diferentes texturas líquidas y sólidas para poder observar
en cuál de ellas hay dificultad y corregirlo. Se trata de conseguir mediante masaje directo
en los músculos relacionados con la deglución, y favoreciendo una correcta sensibilidad
oral, ganar un mayor tono muscular y control para poder realizar la deglución.
Recomendación: Se puede sugerir contactar a un especialista en terapia miofuncional
(TMF), y trabajar en primer lugar con ellos para aprender debidamente y saber actuar
ante una posible aspiración o atragantamiento con las maniobras adecuadas. Esto es
algo fundamental y evitará males mayores.
Recuerden: Estos ejercicios son básicos y no debemos de tener miedo, ya que siempre van a
favorecer una correcta evolución; en ningún caso se van a perjudicar las personas con disartria.
Consejos para trabajar con familiares o amigos de personas con disartria
Los familiares o amigos que quieran ayudar a las personas con disartria a mejorar su
capacidad de comunicación, deben seguir estos consejos:
Son personas que se fatigan fácilmente, por lo que es preferible que realicen un menor
número de ejercicios, pero de manera correcta.
Es un tratamiento personalizado y adaptado a las características de cada uno; no hay
dos casos iguales, por ello, es importante respetar las pautas y ejercicios que nos
facilitan los diferentes profesionales que trabajan con los pacientes disártricos, como
logopedas, fisioterapeutas, y terapeutas ocupacionales.
Lo ideal es trabajar por la mañana o por la tarde, momentos en los que estén mas
descansados.
El entorno y la sala tiene que estar adecuada y tranquila. Hay que evitar ruidos y
distracciones para centrarnos en el lenguaje, e ir haciéndonos a su lenguaje oral y
mejorar nuestra comprensión. Llegará un momento en que les entendamos sin
dificultad.
Respetar las pautas propias del oyente indicadas a continuación.
Intentar utilizar palabras clave: claras y concisas a la hora de empezar a hablar sobre
algún tema en concreto.
Confirmar que la persona o personas con las que interactúan le están entendiendo.
Coordinar la respiración y la fonación para hablar alto y despacio.
Cuando se sienta fatigado, parar y descansar para que la calidad del habla no
mengüe.
Cuando no sea capaz de hacerse entender de manera oral, acudir a otros sistemas
que le resulten útiles y cómodos.
Buscar un sitio tranquilo, sin distracciones, y sin ruidos de fondo que puedan
perjudicar la calidad de la comunicación.
Estar atento y pendiente tanto a las emisiones orales, como gestuales.
Mirar a la persona durante la conversación para no perder detalle.
Si en algún momento no entiende lo que le está diciendo:
Decirlo para que la otra persona lo repita, o buscar otra manera alternativa para
hacerse entender.
Indicar la parte que se ha comprendido para facilitarle la labor al hablante.
Hacer preguntas directas y no abiertas, indicarle que lo escriba, o que se apoye
en un gesto.
La evolución del paciente con disartria, ya sea un niño o un adulto, dependerá directamente del
origen de esta y de la intensidad y afectación de la misma. Hay buena evolución cuando la
afectación cerebral o muscular es leve, pero cuando es una afectación severa, o asociada a otra
patología de base, hemos de tener en cuenta que será un tratamiento estimulador, mas que
rehabilitador. El objetivo principal siempre será buscar una buena calidad de vida para este tipo
de pacientes, y dotarles de sistemas alternativos y aumentativos de comunicación (SAAC) para
que ellos puedan valerse de manera autónoma en sus entornos cercanos.
¿Qué es la Terapia miofuncional?
La terapia miofuncional es una de las herramientas de rehabilitación más útiles de la logopedia, ya
que permite corregir problemas que afectan la respiración, la masticación, la articulación y la
deglución.
La terapia miofuncional (TMF) tiene cuatro fases de trabajo: prevenir, valorar, diagnosticar y corregir
los malos hábitos o malformaciones orofaciales. Para entender qué es la TMF debemos saber en
primer lugar que áreas y funciones del cuerpo trabaja. En concreto lo hace en los órganos y la
musculatura orobucofonatoria que tal y como indica la propia palabra se centra en tres zonas; la
oral, bucal y fonatoria.
Las funciones básicas de estas zonas abarcan desde la respiración, masticación, habla, succión,
deglución y otras secundarias como pueden ser bostezar, escupir, llorar, soplar, vomitar…, de ahí
la importancia de esta herramienta de rehabilitación logopédica en un sinfín de disfunciones.
Las patologías en las que la terapia miofuncional se aplica de manera activa son:
Síndrome de Down; hipotonía, hipoplaxia maxilar y del paladar, sialorrea…
Parálisis cerebral; hipotonía muscular, maloclusión lingual, respiración bucal…
Malformaciones faciales, como puede ser fisura palatina (disglosia), labio leporino.
En aquellas disfunciones neuromusculares como puede ser la disfagia o disartria.
Patologías funcionales como dislalias o maloclusiones linguales (mal posicionamiento de la
lengua).
Parálisis faciales, ya sean consecuencia de un ACV (Accidente Cerebro Vascular), TCE
(Trastorno Craneoncefálico), temporales (parálisis facial) o como consecuencia de otro factor
externo (ortodoncia).
En enfermedades neurológicas como esclerosis, párkinson, alzhéimer…
Tras intervenciones quirúrgicas maxilofaciales, laríngeas o linguales. La TMF también se usa
tras cirugías de reconstrucción plástica y en casos de tumoraciones de la zona.
Después de intervenciones por vegetaciones, roncopatias o amigdalitis.
Cualquier patología en la que se vea afectada dicha zona con carácter genético, neurológico,
degenerativa o temporal va a necesitar de la terapia miofuncional.
¿Cómo se aplica la terapia miofuncional y cuál es su objetivo?
El primer paso es realizar al paciente una exploración y valoración con el fin de localizar cualquier
posible alteración anatómica o funcional que se presente en la respiración, masticación y deglución.
Debemos de indicar cuáles son las alteraciones y su afectación a nivel cualitativo lo más
detalladamente posible para así poder diseñar un plan de rehabilitación para cada paciente, con
unos objetivos y ejercicios específicos, teniendo en cuenta siempre el nivel cognitivo, la patología,
la edad y situación de cada persona.
Ya se encuentren dichas alteraciones durante una rehabilitación logopédica o venga derivado de
cualquier otro especialista, hay que mantener una coordinación a nivel multidisciplinar para que la
rehabilitación sea lo más efectiva posible. Es muy difícil que un tratamiento funcione si cada
especialista implicado en la rehabilitación trabaja de manera independiente.
Una vez llegados a este punto, a la hora de valorar la evolución debe de realizarse de manera
conjunta, lo mismo que decidir que áreas se van a trabajar e intervenir y en que orden para que
cada especialista con sus propias herramientas y metodología favorezca una correcta evolución en
paralelo a los demás profesionales.
El logopeda en la aplicación de la terapia miofuncional
Es el principal profesional que va a llevar a cabo dicha labor. Su papel es fundamental en este tipo
de tratamientos, ya venga derivado de un ortodoncista, otorrino, fisioterapeuta, oncólogo…, ya que
la labor directa de la terapia miofuncional es el propio logopeda quien la ejecuta.
Un ejemplo muy gráfico y sencillo son los niños con maloclusión lingual, ya que al tener un
posicionamiento incorrecto de la lengua realizan movimientos linguales que empujan los dientes
superiores. Este mal hábito puede venir ocasionado por el abandono tardío del chupete, chuparse
el dedo o por costumbre. Son niños que con el tiempo van a necesitar una ortodoncia, además de
encontrarse en su habla con dislalias por ceceo en la mayoría de los casos.