Cs. Politicas Uba Xxi
Cs. Politicas Uba Xxi
Cs. Politicas Uba Xxi
Capítulo 1
Delinear la evolución de una disciplina como la ciencia política es una operación difícil y
compleja por dos tipos de razones. 1) Su historia y la historia de sus cultivadores se
entrelazan con las de otras disciplinas como la filosofía política, la historia de las doctrinas
y del pensamiento político, el derecho constitucional y la sociología política; 2) La
evolución de la ciencia política es continua, y se produce tanto a través de la definición y
redefinición del objeto de análisis, como a través de la elaboración de nuevas técnicas y
nuevos métodos.
La ciencia política es el producto de un conjunto de contribuciones, reflexiones, análisis de
fenómenos políticos madurados en el transcurso de la experiencia política occidental. El
recorrido a delinear en el artículo se refiere ante todo al objeto de la ciencia política, y
después al método. Desde el principio el objeto cualificante del análisis político estaba
constituido por el poder. Éste parece un fenómeno más sugerente que otros, más general y
generalizado, más difundido y característico. Pero en cuanto objeto central del análisis
político, a menudo ha sido sustituido por el de Estado. Si en los primeros análisis clásicos,
de Maquiavelo a Hobbes el problema es el de crear el orden político, en otros casos el
problema será el de la creación de un Estado pluralista (Locke), democrático
(Tocqueville), fuerte (Hegel), capaz de asegurar un compromiso entre las clases sociales
(Kelsen), apto para gobernar la emergencia (Schmitt).
De esta fase surgieron dos tradiciones analíticas distintas. Por un lado, una
tradiciónanglosajonaque concede gran atención a los procesos sociales más que a las
configuraciones estatales; por otro, una tradición continental de análisis de las estructuras
estatales, auténticas, reales.
Repetidamente, los distintos estudiosos de la política se plantearon el problema del método,
es decir, de las modalidades con las que recoger la información necesaria, cribarla y
filtrarlas para combinarlas en generalizaciones y explicaciones.
Entre los siglos XIX y XX se inicia una autentica revolución científica en el mundo
centroeuropeo que influirá también en las ciencia sociales y en la ciencia política. Aparece
la ambición de imitar a las ciencias naturales, de copiar sus técnicas de investigación, de
producir explicaciones y generalizaciones bajo la forma de causa y efecto, con fuerza de
leyes. En esta fase, la ciencia política como disciplina autónoma o no se afirma o incluso
está en peligro de desaparecer. El fascismo y el nazismo, por un lado, aplastaran cualquier
reflexión política especifica y harán retroceder decenios a todas las ciencias sociales. Por
otro lado la tendencia va en la dirección de una unificación de las ciencias sociales, en la
cual la ciencia política perdería su autonomía respecto de las disciplinas cercanas. Otros
derroteros hacen resurgir a la ciencia política. Por una parte, la manifestación de la
autonomía de lo político en experiencias tan importantes como el New Deal, el nazismo y el
estanilismo, todas ellas necesitadas de un análisis especialmente politológico. Por otro lado,
la difusión de los análisis de antropología en sociedades definibles como sin estado, pero
no sin política.
Para David Easton la política no se puede expresar sólo como poder, ni puede buscarse
sólo en el análisis del Estado. Política es, para él: “asignación imperativa de valores para
una sociedad”. El conductismo en política se caracteriza por la insistencia que pone en la
necesidad de observar y analizar los comportamientos concretos de los actores políticos y
por el recurso a técnicas específicas tales como entrevistas, sondeos de opinión, análisis de
contenido, simulaciones, hasta las más refinadas cuantificaciones. Ciencia es, en la visión
conductista tener presente y tratar de conseguir los siguientes objetivos: 1) descubrir las
regularidades en los comportamiento políticos que se presten a ser expresadas en
generalizaciones o teorías con valor explicativo y predictivo; 2) someterlos a verificación;
3) elaborar rigurosas técnicas de observación, recogida, registro e interpretación de datos;
4) proceder a la cuantificación; 5) mantener separados los valores de los hechos; 6)
proponerse la sistematización de los conocimientos adquiridos; 7) mirar a la ciencia pura;
8) operar en la dirección de una integración entre las ciencias sociales.
Easton lleva a sus últimas consecuencias un proceso de redefinición de la política y de
alejamiento de las disciplinas humanas y de acercamiento a las ciencias naturales. Así, al
final de esta fase, la ciencia política corre el riesgo de perder su autonomía, su especificidad
de objeto y de método.
3. La situación actual
4. Nuevas vías
Un punto de partida útil consiste en combinar los objetivos que Easton asignaba al
conductismo con los “cinco fragmentos en busca de unidad” que propone Dahldespués del
éxito del conductismo. Se puede partir de la cuantificación. Si había que dar una batalla
para la introducción de técnicas cuantitativas, esta batalla está en gran medida ganada Y, de
alguna forma, la victoria puede incluso parecer excesiva. Se ha visto claramente como la
cuantificación sigue siendo prematura, y el mero recurso a esas técnicas ha permitido pocos
avances.
El segundo objetivo general se refiere a lo que Dahl define como ciencia política empírica.
El conductismo tuvo el gran mérito de exigir a sus seguidores la búsqueda de constantes en
los comportamientos políticos, la elaboración de generalizaciones a partir de las
regularidades observadas, la comprobación de las generalizaciones abordadas. La
descripción de los fenómenos fue más fácil y más propia de algunos campos, como por
ejemplo el electoral. La ciencia política empírica ha acentuado y consolidado el recurso a
las técnicas empíricas de investigación en todas sus variantes, desde la observación
participante a la investigación de campo, de las entrevistas a los sondeos de opinión. Si la
ciencia política empírica trata de crear una ciencia pura, aún así, ha provocado estímulos al
análisis aplicado. Se ha abierto así un nuevo campo de estudios definible en sentido amplio
como publicpolicies (análisis de las políticas públicas). El núcleo de estos estudios consiste
en el análisis de los procesos de toma de decisión, en la descripcion de los ordenamientos
institucionales y de su influencia sobre los procesos de decisión, en la identificación de los
participantes y de las coaliciones que puedan formar, etc. Los estudios de las políticas
públicas pueden contribuir a la renovación de algunas problemáticas clásicas de la ciencia
política. Sin embargo, los mismos policystudies encierran dos riesgos. Por un lado, el de
una interpretación reductiva de la política como conjunto de interacciones entre individuos,
grupos y asociaciones, con escasa atención hacia las instancias estructurales y a las
motivaciones ideológicas. Por otro lado, el riesgo de estar hasta tal punto dominados por lo
contingente, que no saben producir generalizaciones aplicables en otros contextos y/o
ámbitos. Cabe por tanto no estar satisfecho de los policystudies por dos tipos de razones.
Por su escasa consideración de la historia, y por su escasa inclinación teórica.
El tercer fragmento en busca de unidad es el uso de la historia. El tema se refiere no al
recurso al método historiográfico, sino a la utilización del material ofrecido por la historia
para el análisis político.
Otro problema es el de la relación entre los estudios de políticas públicas y la teoría general
en ciencia política. No existe una implícita contradicción entre el policymaking y la teoría
general. Dahl sostiene que “si el estudio de la política no nace y no está orientado por
teorías generales (…) estará destinado al desastre definitivo de caer en la banalidad.” Esta
opinión es ampliamente compartida. Pero igualmente difundido está también escepticismo
sobre las posibilidades concretas de “lanzar” teorías generales amplias y valientes.
El quinto fragmento en busca de unidad era la especulación teórica. Y es a lo largo de esta
directriz donde la ciencia de la política en realidad no ha dado grandes pasos hacia adelante,
permaneciendo así criticable y criticada.
Cabe decir que la ciencia política contemporánea parece capaz de dominar la complejidad,
que se puede ofrecer un cuadro de sistemas de la disciplina hoy. En primer lugar, la
diversidad de las perspectivas y de las aportaciones se revela más como un elemento de
riqueza, como un bienvenido pluralismo, que como fragmentación del campo analítico y
teorético. En segundo lugar, la expansión de las investigaciones permite la adquisición de
nuevos y datos y la elaboración de nuevas hipótesis. En tercer lugar, la disciplina no sólo
parece consolidada académicamente, sino que ya no se discute su utilidad social.
Abal medina
Largos años de disputa por la organización constitucional dieron lugar a polémicas sobre
fundamentos del orden político en los recintos legislativos y en la prensa.
En las primeras décadas del siglo XX (acá) se dictaban cursos de CIENCIAS SOCIALES,
CIENCIAS DE LA CULTURA O DEL ESPIRITU, DE SOCIOLOGIA Y DERECHO POLITICO,
destinados a arraigar instituciones de la constitución bajo un marco positivista RACIONAL.
Emerge de esto una ciencia política FORMALISTA concentrada en el encuadre legal donde
se desarrolla la acción política. Contraria a esta dirección, se publica (1910 a 1928) la
REVISTA ARGENTINA DE CIENCIA POLITICA que incorpora el estudio de los actores, el
funcionamiento de las estructuras políticas y las consecuencias de la ampliación de
sufragio.
Por los años 20 y 30, “la popularidad” de la tradición formalista llevo a la creación de
institutos,academias, revistas y facultades de Cs Políticas y Sociales. A principio de los
años 40, sociólogos influidos por teorías yankees cambiaron el ejercicio Profesional de las
Cs. Sociales y losestudios políticos universitarios. Con la sociología académicanació una
nueva profesión intelectual que revalorizaba la investigación empírica y contradecía la
epistemología - y los métodos anteriores- demandando otro modelo universitario que
tenía como horizonte teórico al estructural- funcionalismo y la teoría de la modernización,
con CONICET junto a otras fundaciones extranjeras poniendo el billete.
Tras el golpe del 76, se cerraron muchas carreras de ciencias sociales, se persiguió a
investigadores y docentes universitarios. La actividad se paralizo por completo.
Junto con la multiplicación de espacios en los que se enseña ciencia política surgieron
nuevas oportunidades de publicación académica. Debe notarse que la autonomía
académica de la disciplina es aún incompleta. Puesto que el número de puestos en los
programas de ciencia política es mucho más grande que el que puede cubrirse con los
profesionales formados en la generación anterior y el número de programas crece, la
mayoría de los profesores universitarios provienen de otros campos17. La auto–
reproducción de los planteles profesionales es una tarea para la próxima generación de
politólogos.
{Oscar Oszlak}
El estudio de los orígenes y naturaleza del Estado se constituye en el debate por parte de
la etnología y la antropología cultural de si es el Estado constituye o no un principio
universal de organización social, si es posible la existencia de sociedades sin Estado o si su
origen se halla o no asociado al surgimiento de naciones, clases sociales, mercados, etc.
Nettl habla de “estatidad” para referirse al grado en que un sistema de dominación social
ha adquirido el conjunto de propiedades – expresado en esa capacidad de articulación y
reproducción de relaciones sociales – que definen la existencia de un Estado.
Este conjunto de propiedades incluye tanto capacidades materiales para controlar, extraer
y asignar recursos sociales respecto de una población y territorio dado, como capacidades
simbólicas para evocar, crear e imponer identidades y lealtades colectivas entre
ciudadanos o sujetos habitantes de una nación determinada. El desigual desarrollo de
estas diferentes capacidades permitirá distinguir y caracterizar a los Estados según el
grado y tipo de “estatidad” adquirido.
IV) Internalizar una identidad colectiva: capacidad de emitir desde el Estado los símbolos
que refuercen los sentimientos de pertenencia y solidaridad social, y que aseguren el
control ideológico de la dominación.
Es evidente que la mayoría de los países latinoamericanos adquirió como primer atributo
de su condición de Estados nacionales, el reconocimiento externo de su soberanía,
producto de las luchas de emancipación nacional.
Schmitter propone tres modelos vinculados a diferentes fases del desarrollo histórico,
mediante los cuales podría conceptualizarse la relación entre las dimensiones económicas
y políticas del proceso de formación estatal.
I) Mercantilismo: el legado cultural que España y Portugal transmitieron a sus antiguas
colonias, originan prácticas e ideales contrarios a la modernización económica. La
transición del Estado colonial al Estado del periodo independentista. No consigue eliminar
las tradiciones localistas ni la influencia de instituciones típicas de la colonia, como la
Iglesia, las corporaciones de artesanos, las pautas educacionales.
Siempre se encuentran respaldados por alguna forma de legitimidad, derivada del papel
que el Estado cumple como articulador de relaciones sociales, como garante de un orden
social.
El estudio de las cuestiones que el Estado debe afrontar, tiene varias ventajas. I) permite
apreciar los impactos y repercusiones que ciertas decisiones o políticas relativas a una
cuestión tienen respecto de las otras, II) pensar la acción estatal como parte de un
proceso social alrededor del surgimiento, desarrollo y resoluciones de las cuestiones
sociales, III) permite incorporar los cambios producidos en determinados parámetros
(cambios de la demanda externa, disponibilidad y afluencia de capitales del exterior,
innovaciones tecnológicas), IV) alerta sobre el carácter contradictoria del proceso de
formación del Estado. Esto se vincula con la posibilidad de detectar momentos de
condensación de las diferentes cuestiones en que su peso relativo frente a las otras y sus
efectos sobre las mismas, varían, V) relaciones sociales en lo que la acción del Estado se
oriente como las políticas estatales, respuestas de diferentes actores sociales, creaciones
y reagrupamientos institucionales, cambios en la extracción de recursos, etc.
El grupo urbano tendería a consolidarse al mismo tiempo que se integraba con algún
subgrupo rural, creándose las condiciones para la estructuración de un efectivo sistema de
poder.
La cuestión del “progreso”, surgió como la contracara del “orden”. Un Estado capaz de
imponer el orden y promover el progreso era un Estado que había adquirido como
atributos la capacidad de institucionalizar su autoridad, diferenciar su control e
internalizar una identidad colectiva.
El adopta la igualdad política, la igual capacidad para lograr comprensión en los asuntos.
Propone un conjunto de reglas y procedimientos para tomar las decisiones que involucran
a todos, decisiones colectivas.
Para definirlo bien, él toma 5 criterios, para cumplir la exigencia de que sus miembros
tengan el mismo derecho a participar en las decisiones políticas de la asociación y así
llevar adelante a la democracia.
Una solución ingeniosa, proponen una constitución que satisfaga adecuadamente los tres
primeros criterios: Participación efectiva, igualdad de voto y comprensión ilustrada, y que
en ese sentido pareciera ser plenamente democrática.
Ningún Estado ha poseído jamás un gobierno que haya estado completamente a la altura
de los criterios de un proceso democrático. Estos criterios pueden servir como guías para
conformar y reajustar determinados arreglos, constituciones, prácticas e instituciones
políticas.
O sea para lograr una democracia tienen que estar, por un lado los criterios, que sirven
como guía y por el otro diseñar una constitución democrática y proponer as instituciones
efectivas de un gobierno democrático.
EVITA LA TIRANIA.
DERECHOS ESCENCIALES.
LIBERTAD GENERAL.
AUTODETERMINACIÓN.
AUTONOMÍA MORAL.
DESARROLLO HUMANO.
BÚSQUEDA DE LA PAZ.
PROSPERIDAD.
Los líderes guiados por megalomanía, paranoia, interés propio, ideología, nacionalismo,
creencias religiosas, convicciones de superioridad innata o puro impulso y sentimiento,
han explotado las capacidades del Estado para la coerción y la violencia con el objetivo de
ponerlas al servicio de sus propios fines. Por ejemplo el caso de Adolfo Hitler, fue
responsable directo de la muerte de seis millones de judíos en campos de concentración,
así como de numerosos oponentes, polacos, gitanos, homosexuales y miembros de otros
grupos sociales que se propuso exterminar.
La única solución sería imponer un código universal de derechos humanos que de hecho
sea efectivamente respetado en todo el mundo. Los derechos democráticos deben
extenderse a los miembros de los grupos excluidos.
Toda ley o política pública, ya sea adoptada por una mayoría democrática, una minoría
oligárquica o un dictador benigno, está llamada a provocar algún daño a algunas personas.
La cuestión no es si un gobierno puede diseñas todas sus leyes de forma que ninguna de
ellas lesione los intereses de algún ciudadano. Ningún gobierno, ni siquiera un gobierno
democrático, puede estar a la altura de tal pretensión. La cuestión es así, a largo plazo, un
proceso democrático tenderá a producir menos daño a los derechos e intereses de sus
ciudadanos que cualquier otra alternativa no democrática. Porque impiden que lleguen a
gobernar autocracias abusivas, satisfacen este requisito mejor que los gobiernos no
democráticos.
Como todos los demás derechos esenciales para el proceso democrático, la libertad de
expresión posee un propio valor, porque es instrumental para la autonomía moral, el
juicio moral y la vida buena. Un Estado con un gobierno democrático asegurará entonces
un mayor grado de libertad que cualquier otro.
La mayoría de las personas desean ejercitar algún control sobre los factores que
condicionan, parcial o completamente, la satisfacción de sus deseos (alguna libertad de
elección, una oportunidad de conformar su vida de acuerdo a sus propios fines,
preferencias, gustos, valores, compromisos, creencias). La democracia protege ésta
libertad y oportunidad mejor que ningún otro sistema político.
Los seres humanos, podrán proteger sus derechos e intereses frente a los abusos del
gobierno, y de aquellos que influyen y controlan el gobierno, únicamente si pueden
participar plenamente en la determinación de la conducta del gobierno. La democracia
está particularmente vinculada a la libertad de otra manera adicional.
Sólo un gobierno democrático puede proporcionar una oportunidad máxima para que las
personas ejerciten la libertad de autodeterminarse, es decir, que vivan bajo leyes de su
propia elección.
Ningún ser humano normal pede gozar de una vida satisfactoria si no es viviendo en
comunidad con otras personas. No siempre se puede hacer lo que se desea.
Se aprende también que el grupo o los grupos a los que se quiere pertenecer siguen
ciertas reglas o prácticas a las que uno, como miembro del mismo, debe obedecer.
¿Cómo pueden elegirse las reglas que el grupo nos obliga a obedecer? Dada la capacidad
del estado para hacer efectivas sus leyes mediante la coerción, la cuestión es
particularmente relevante para nuestra posición como ciudadanos de un Estado.
El proceso aseguraría que, antes de que la ley fuera promulgada, yo y todos los demás
ciudadanos tuviéramos una oportunidad de que nuestros puntos de vista fueran
conocidos.
Ese proceso, sí sirve para expandir la autodeterminación hasta sus máximos límites
posibles. Al elegir vivir libremente bajo una constitución democrática más que bajo una
alternativa no democrática, está ejercitando su libertad de autodeterminación.
La responsabilidad moral, significa, que se adoptan los principios morales y sólo se toman
decisiones en función de esos principios después de haber entrado en un profundo
proceso de reflexión, deliberación, escrutinio y consideración de las posibles alternativas y
de sus consecuencias.
El margen de nuestra responsabilidad moral está tan limitado como nuestra oportunidad
de vivir bajo leyes elegidas por nosotros mismos.
Prácticamente todo el mundo tiene una visión de las cualidades humanas que son
adecuadas e inadecuadas, cualidades que deberían ser desarrolladas si son convenientes y
evidentazas si son indeseables. Entre las cualidades deseables que la mayoría de nosotros
desearía promover están la honestidad, la equidad, el valor y el amor. Muchos de
nosotros pensamos también que las personas que las personas adultas plenamente
desarrolladas deben poseer la capacidad de valerse por sí mismas, de actuar en defensa
de sus intereses sin tener que contar con otros para hacerlo. Es deseable, que los adultos
actúen responsablemente, que ponderen los cursos de acción alternativos lo mejor que
puedan, consideren las consecuencias, y todo ello teniendo en cuenta los derechos y
obligaciones de otros además de los suyos propios. Y deberían poseer la habilidad de
discutir libre y abiertamente sobre los problemas que han de afrontar conjuntamente.
Los demás regímenes reducen, el margen dentro del cual los adultos pueden proteger sus
propios intereses, considerar los intereses de otros, asumir la responsabilidad por
decisiones importantes, y comprometerse libremente con otros en la búsqueda de la
mejor decisión. Un gobierno democrático no constituye una condición suficiente para
asegurar que las personas vayan a desarrollar estas cualidades, pero es esencial para ello.
Desde hace bastante atrás en el siglo XIX, países con gobiernos representativos y otras
instituciones democráticas, en los que una parte sustancial de la población masculina
gozaba del derecho de sufragio, no se hicieron la guerra entre si.
Los gobiernos democráticos modernos hicieron la guerra a países no democráticos, como
en la 1º y 2ª Guerras Mundiales.
Las democracias representativas modernas no se hacen la guerra entre si. Esto puede ser
por los altos niveles de comercio internacional entre las democracias modernas las
predisponen a la cordialidad más que a la guerra.
Los países con gobiernos democráticos tienden a ser más prósperos que los países con
gobiernos no democráticos.
En los siglos XIX y XX, las democracias eran prósperas, y en comparación, los países no
democráticos eran generalmente pobres.
La relación entre prosperidad y democracia fue notable en la segunda parte del siglo XIX.
En los dos últimos siglos, una economía de mercado generalmente ha producido mayor
prosperidad que cualquier otra alternativa a la misma.
Si todos los países democráticos modernos tienen economías de mercado, y un país con
una economía de mercado tiende a prosperar, un país democrático moderno
probablemente sea también u país rico.
Los países democráticos promueven la educación de sus pueblos, y una fuerza de trabajo
instruida contribuye a la innovación y al crecimiento económico. El respeto a la ley
generalmente se implanta con mayor fuerza en los países democráticos, los tribunales son
mas independientes, los derechos de propiedad gozan de mayor protección, los acuerdos
contractuales se hacen respetar más eficazmente.
*La democracia no puede garantizar que sus ciudadanos serán felices, prósperos,
saludables, sabios, pacíficos o justos. Alcanzar estos fines está mas allá de la capacidad de
cualquier gobierno, incluido un gobierno democrático. La democracia nunca ha llegado a
alcanzar sus ideales.
Gozando de todas estas ventajas, la democracia constituye para la mayoría de nosotros
una apuesta mucho mejor que cualquier alternativa equiparable a la misma.