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Peyotes

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA AGRARIA

ANTONIO NARRO

DIVISIÓN DE AGRONOMÍA

DEPARTAMENTO DE BOTÁNICA

ECOLOGÍA Y DESARROLLO SOSTENIBLE

DR. ISMAEL CABRAL CORDERO

ING. EN AGROBIOLOGIA

JANETH GARCÍA MENDOZA

SALTILLO, COAHUILA A 13 DE SEPTIEMBRE DEL 2017


EN LA EXPOSICIÓN.
Las culturas de un cactus sagrado el peyote,
rinden homenaje a una planta emblemática del
Desierto Chihuahuense, cuyas propiedades
terapéuticas y significados rituales son reconocidos
y valorados por diversos pueblos originarios
huachichil, irritila, tepehuan, tepeque y zacateco (ya
desaparecidos), wixárikas (huichol), rarámuri
(tarahumara) coahuilteco, tamaulipeca.carrizo,
pame, apache, mescalero-lipan, comanche, entre
otros.

Peyote es el nombre común para designar a Lophophora williamsii y Lophophora


diffusa, especies de cactáceas que pertenecen a la familia de las suculentas. Nuestro
país tiene una de las mayores diversidades etnobotánicas del planeta. Aquí se
reproducen de manera única o endémica una amplia diversidad de plantas y el mayor
número de cactáceas del mundo.

El nombre del genero Lophophora significa “que lleva crestas” en referencia a las
vellosidades de las areolas (Bravo 1992).

Características del peyote

Planta

Tiene un color de verde azulados a verde


amarillo, a veces con tintes rojizos. Posee de 4 a
14 costillas. Sus areolas son circulares y miden
entre 2 y 4 milímetros. El peyote produce nuevos
brotes a partir de las areolas del tallo, formando
así los nuevos clones. Su tallo es cespitoso (de
tejido espeso) y depreso globoso (en forma
esférica y un poco aplanada). Su extremo
superior es el que se aplana y esta parte mide de 2 a 6 centímetros de altura. El
peyote tiene un diámetro de 4 a 11 centímetros (Bravo 1991).

Flores

Sus flores miden entre 1 y 2-4 centímetro de longitud y de 1 a 2.2 centímetros de


diámetro. Los segmentos inferiores del perianto (cobertura vegetal que sostiene a la
flor) miden de 2.5 a 4 milímetros de anchura. Son flores casi siempre de color rosa
pálido con tinte amarillento, a veces de tonalidad carmín. Por lo general, el polen tiene
de 14.9 a 63 micras de diámetro y sus granos son esferoidales (Bravo 1978).

Fruto

Es fruto es demasiado desnudo, blando


y carnoso. Tiene de 15 a 20 milímetros
de longitud y de 2 a 3.5 centímetros de
diámetro. De color rosa pálido a rojizo,
conserva los restos secos del perianto o
cobertura de la flor y las semillas.

Semillas

Son periformes (forma de pera). Tiene de 1 a 1.5 milímetros de longitud y un 1


diámetro de espesor. Su testa (cabeza) es tuberculada y de color negro (Bravo 1991).

Legislación

Su posesión es ilegal en México, excepto para la cultura wixarika/ huichol. La


procuraduría General de la Republica (PGR) mediante la unidad especializada en
investigación de delitos contra la salud, es la encargada de tomar acciones contra la
posesión ilegal del peyote.

Categoría actual

CITES: Apéndice II

NOM-059-ECOL-SEMARNAT-2010: Sujeto a protección especial (Pr)

IUCN: Vulnerable
Distribución geográfica de Lophophora
williamsii y difussa

Dentro de los Estados Unidos Lophophora


williamsii se encuentra en la región de Rio
Grande, Texas, específicamente al oeste
en la región de Big Bend. También se
localiza en el valle de Rio Grande, al este
de Laredo.

En México, el peyote se entiende entre la


sierra Madre Occidental y la Sierra Madre
Oriental hasta Nuevo León y Tamaulipas.
Su presencia cubre gran parte del
Desierto Chihuahuense, en el norte de México.

Juntos al sur de Saltillo, el rango de distribución del Lophophora williamsii se estrecha,


ya que se interrumpe por montañas, y se expande nuevamente hacia el este, adentro
de las elevaciones de la Sierra Madre Oriental, y al oeste del estado de Zacatecas,
con presencia hasta el sur de San Luis Potosí, donde termina su distribución.

Ambas especies tienen una distribución longitudinal de 20”54 a 29” 47 latitud norte.

Lophophora difussa está restringida a la región desértica en el estado de Querétaro.


Esta área, de 775 kilómetros cuadrados, se encuentra aislado de la gran población de
Lophophora williamsi por altas o escarpadas montañas.

También figuran Lophophora fricii distribuida en todo el desierto chihuahuense,


Lophophora koehresii solo se encuentran en la parte sureste, con interconexiones
entre San Luis Potosí, Tamaulipas y Nuevo León.

Lophophora Alberto-vojtechii se encuentran aislada al centro del Desierto


Chihuahuense con puntos de contacto entre Coahuila y San Luis Potosí.

Cristacion o fasciacion.

Esta forma es rara y puede ser ocasionada por la infección bacteriana, una mutación
en las células meristemáticas y por ataques de insectos o parásitos, entre otras
razones. Algunas plantas heredan estas condiciones que muchas consideran de gran
belleza. Dicha alteración no constituye un daño mortal a la planta, aun y cuando el
volumen del tejido vegetal aumenta de forma irregular. La cristacion se presenta en al
menos en la tercera parte de las plantas vasculares, con especial incidencia en la
familia Cactácea y Amaranthaceae
El peyote en el desierto chihuahuense

Los registros más antiguos del uso del peyote datan de cerca de 3,700n años de
antigüedad y se ubican en cavernas de Cuatro Ciénegas, Coahuila y en sitios
prehistóricos en la frontera del sur de Texas, EUA. El peyote ha sido reconocido por
los nativos americanos como planta medicinal y un “poderoso sacramento”.

Un registro arqueológico del uso del peyote es escaso. Esto es comprensible, ya que
el peyote era un objeto sagrado, que era usado en su totalidad. El peyote recuperado
ha sido encontrado en contextos rituales, tales como estructuras especiales, o
tumbas. Fue Walter Taylor quien encontró nueve coronas peyote ensartadas en una
cuerda, vestigios que yacían una cueva de enterramiento en la cuenta de Cuatro
Ciénegas, Coahuila, México (Taylor 1988). Uno de estos ejemplares fue
recientemente fechado con radiocarbono y arrojo 835 + 35 años con esta técnica, o
una fecha del calendario de 1070 a 1280 D.C. (Terry et al. 2006).

Las muestras del peyote fueron encontradas en las décadas de 1930 en la Cueva de
Shumla o Cueva de la Pantera, ubicada en la región del Bajo Pecos, al sureste de
Texas, EUA. Estas evidencias no son únicamente coronas disecadas de peyote,
también incluyen tierra mezclada con otros materiales vegetales. Estas concreciones
tienen formas globulares aplanadas que asemejan botones de peyote. Dos de estas
muestras fueron analizadas indicando una concentración de 2% de la mesalina
(Bruhn et al 2002. El Seedi et al, 2005). Dichas muestras en 4045 hasta 3960 A.C
(Terry et al, 2006).

Antecedentes del culto del peyote en Coahuila

El gran territorio de Coahuila perteneciente a la mega bio-region del Desierto


Coahuilense fue poblado por grupos nómadas y cazadores hace unos 5,000 años.
Estos grupos se esparcieron por todo el territorio, especialmente en las zonas donde
había reservas de agua y animales para la zaca como el venado, borrego cimarrón.

Para estos grupos humanos debió ser una tarea ardua acoplarse a este ecosistema
agreste y falta de agua, es por eso que como en todas las culturas antiguas, buscar
recursos hídricos y alimentos fue primordial para la sobrevivencia.

Miles de años llevo esta adaptación y apropiación de los recursos del entorno. Así
como la creación de procesos mentales que desarrollaran una percepción del entorno
y los fenómenos celestes. Esta visión del entorno fue elaborada e interpretada a
través de diversas rituales y ceremonias que eran acompañadas por la ingesta de
cactus psicoactivos como el peyote. Esta cactácea fue utilizada por los cuatro
principales grupos que habitaron la región: huachichiles al sur, irritilas al noroeste,
coahuiltecos al noroeste y los tobosos en la zona central.
Relación entre la fauna y el peyote.

Dentro de la cosmovisión de los pueblos indígenas insertos en la cultura del peyote, la


serpiente y el venado son animales asociados a su rito y cosmogonía. El peyote
simboliza la huella del venado y la serpiente, lo rayos de energía.

Culto al venado

Se tiene hipótesis de que había un culto de venado, ya que era un elemento utilizado
en los sitios mortuorios. Además hay una descripción de antiguos misioneros, como el
Padre Pérez de Rivas, quien describe que en la parte de Mayrán, las astas del
venado eran símbolos de adoración y usadas para ahuyentar las enfermedades,
rodeaban a los enfermos con cabezas de este animal. Hay vestigios e indicios que
señalan una asociación tradicional del peyote con el venado.

Se cree que en los rituales son muy antiguos, y que ya los practicaban cuando
llegaron a Cuatro Ciénegas. También rendían culto a la serpiente de cascabel, porque
no solo se usaba como adorno, sino que tenía un significado simbólico. Se han
encontrado collares con vertebras de serpiente de cascabel y se piensa que solo los
chamanes los portaban.

Para muchas culturas la serpiente es muy importante. En los petrograbados de


Monclova y Ramos Arizpe se aprecian serpientes que representan con símbolos
celestes. Una teoría es que las serpientes tienen relación con la tierra y sus
profundidades, zona que para muchas culturas es el inframundo en varios niveles y es
relacionada principalmente con los muertos.

La libre relación de los pueblos originarios del desierto coahuilense con su entorno y
su Cosmo percepción, se mantuvo así hasta el siglo XVIII ya que la incursión hispana
a la región tardo casi 300 años en posiciones totalmente de los territorios y desplazar
de sus antiguas formas de vida y creencias, a los pueblos nativos que por miles de
años se habían adaptado en un entorno. De ellos nos quedan su lítica, sus
herramientas, sus variados tejidos, su arte rupestre con sus huellas y sus formas
geométricas y visiones interpretadas como cactáceas sagradas.

Ritualidad chichimeca

Los chichimecas eran excelentes cazadores, usaban arcos y flechas para cazar al
venado, considerado por ellos como la base de la espiritualidad, el hermano mayor o
el gran espíritu creador. El venado es todavía considerado por los grupos indígenas
de estas zonas, como el animal nahual que guía a los cazadores con sus huellas. Y
es precisamente de esas huellas que, como rayos de luz, brota el peyote (Lophophora
williamsii) como regalo del padre Sol y la madre Tierra para los hombres y mujeres de
la nación chichimeca.
La cultura chichimeca fue pieza clave en el desarrollo de la espiritualidad indígena, un
elemento importante para la mayoría de los pueblos de Mesoamérica, los que, al
retomar el mito del origen de los chichimecas, salieron del sur de EUA, y el norte de
México, en búsqueda del mítico Chicomoztoc, lugar sagrado de las Siete Cuevas. Es
importante señalar que el pueblo mexica o azteca, proviene del mismo origen
chichimeca y de la cultura tolteca.

El venado y la serpiente la importancia de su relación con el peyote.

El venado cola blanca (Odocoileus virginianus) o maxa para los wixárika (huicholes),
la encarnación del peyote. Y el peyote es el corazón del venado que se entrega en el
sacrificio de la cacería. También simbólicamente, sus huellas son los peyotes que va
dejando el venado en su caminar por Wirikuta.

La serpiente de cascabel (Crotalus sp.) es un Dios dentro de la cosmovisión indígena


peyotera. Representa la tierra y la vitalidad, es la cuidadora del abuelo fuego y por su
capacidad para mutar de piel. La serpiente significa transformación, renacimiento y
resurrección. También simboliza el nacimiento del maíz.

Plantas asociadas al ritual del peyote

Hay dos plantas de amplia distribución en el


Desierto Chihuahuense, relacionadas a
ceremonias celebratorias desde hace miles
de años.

Frijol mezcalero (Sophophora secundiflora).


Esta especie conocida también como frijol
rojo o patal, se usó mucho antes que el
peyote. Fueron grupos apaches y
comanches los que emplearon al frijol
mezcalero para obtener estado alterados de conciencia, estados wue según
referencias los colonizadores europeos, eran similares a la embriaguez provocada por
la bebida mezcal, de allí que el nombre común de la planta fuera asociado al mezcal,
sin tener relación alguna. También esta asociación derivo en la errónea denominación
de grupos apaches como apaches-mezcaleros, debido al uso del frijol rojo.

Urra (Berberis trifoliata) el pigmento amarillo intenso extraído de la raíz de este


arbusto, es usado como pintura ceremonial para el rostro u objetos sagrados para los
wixárikas (huicholes). El color amarillo representa al sol. En su peregrinaje a Wirikuta,
tierra sagrada del peyote para los wirárikas (huicholes), recolectan a la par del peyote
a esta peculiar raíz que los acompaña durante todo el proyecto hasta la celebración
de la Hikuri Neixa o danza del peyote para propiciar la lluvia y buenas cosechas.

La fauna asociada al habitar y ritualidad del peyote: serpientes de cascabel o wiexu


(Crotalus sp.) y venado cola blanca o maxa (Odocoileus virginianus).
GRUPO ÉTNICO CHATINO
Los chatinos se llaman a sí mismos
kitse cha’tnio. Los términos cha’tnio,
cha’tña y tasa’jnya son variantes
usadas en distintas comunidades para
designar a su propia lengua que
significa «palabra trabajosa», «palabra
difícil» o «trabajo de las palabras».

El territorio chatino se encuentra


enclavado en la sierra madre del sur,
en el estado de Oaxaca. Se extiende
de suroeste a noroeste en el distrito de
Juquila pasando de la costa a las
zonas montañosas de la sierra. La
población chatina se concentra sobre
todo en los municipios de Santos
Reyes Nopala, San Juan Quiahije, San
miguel Panixtlahuaca, Santiago
Yaitepec, Santa Cruz Zenzontepec,
san Juan Lachao, Santa María
Temaxcaltepec, Santa Catarina Juquila
y Tataltepec de Valdés.
Hojas pie de
gallo con
tortillas recién
bajadas del
comal.

En el XII censo general de población y vivienda 2000, se registraron 40 004 hablantes


de chatino en el estado de Oaxaca y 40 722 a nivel nacional, aunque estas cifras no
incluyen a la población menor de 5 años. La lengua chatina pertenece a la familia
chatino-zapoteca del tronco lingüístico otomangue y los estudiosos señalan que se
separó del zapoteca hace alrededor de 24 siglos. También se le conoce con los
nombres de cha’ cña, ne’ cha’ cña, cha’tñan o tsa’ jñan.

El territorio chatino comprende tres zonas ecológicas: las tierras bajas tropicales con
una vegetación de selva y manglares, en donde predomina la ganadería y la
agricultura comercial; las tierras medias que van de los 800 a los 1 600 msnm,
pobladas por bosques caducifolios en donde se asientan la mayoría de las
poblaciones chatinas y se cultiva el café, y las tierras altas donde prevalecen los
bosques de pino-encino. Por las características del territorio, la región chatina es una
zona rica en recursos forestales, agrícolas y ganaderos, aunque su explotación está
en manos de población mestiza.

La agricultura indígena es de temporal y además de la milpa dedican una pequeña


porción del territorio a la producción de café. Para complementar sus ingresos, los
varones migran temporalmente a las fincas del distrito de Juquila para el corte de café
o a la costa donde se emplean como jornaleros en las plantaciones agrícolas.

Sus autoridades tradicionales están organizadas en un


sistema de cargos con funciones civiles y religiosas. La
máxima autoridad es el consejo de ancianos que cuenta con
la mayor autoridad moral en el pueblo.

Entre sus deidades destacan la santa abuela, el santo padre


dios, la santa madre tierra, la santa madre luna, los dioses
del agua, del viento, de la lluvia, de la montaña, las santas
Ciénegas y el santo fuego. Hay alrededor de 40 fiestas
patronales en la región, aunque la celebración regional más
importante es en honor a la virgen de Juquila el 8 de
diciembre.
Pie de gallo

Preparación de tamales de calabaza Cuajinicuil


Coquitos en dulce
ZAPOTECOS

Los zapotecos se llaman a sí mismos binnizá (binni, gente; zá, nube: gente que
proviene de las nubes), bene xon, o ben’zaa, dependiendo de la región en que
habiten.

Fueron los mexicas quienes los denominaron zapotecatl, término que se deformó con
la presencia española en su territorio y derivó en zapotecos.

Se concentran principalmente en el estado de Oaxaca, distribuidos en cuatro áreas


geográfico-culturales: el Istmo de tehuantepec, los valles Centrales, la Sierra Norte de
Oaxaca y la Sierra Madre del sur. Son asimismo el grupo étnico más profuso de la
entidad, y el tercer grupo indígena más numeroso del país.

De acuerdo con el xii censo general de población y vivienda 2000, había 452 887
zapotecos en el país, mientras que en el estado de Oaxaca habitaban 377 936
hablantes de esta lengua.

Existen varias lenguas zapotecas que pertenecen a la familia chatina-zapoteca del


tronco otomangue: Zapoteco de la Sierra Norte o Serrano norteño, también conocido
como Zapoteco de Ixtlán, de la Sierra de Juárez, de Villalta, Nexitzu, zapoteco Vijano
o Vijano; Zapoteco del Rincón, Yalalteco o be’n gulall; Zapoteco de los Valles,
Zapoteco Vallista o diidzaj; Zapoteco del Istmo, llamado también zapoteco Istmeño,
Zapoteco Tehuano, Tehuano, Juchiteco, Didxaza o Tichazaa; Zapoteco Sureño o
Diatu, Dialu o Diatse’e, Solteco y Zapoteco de Cuixtla.

La región zapoteca vista en su conjunto, asemeja un corredor con orientación noreste-


sureste, flanqueado por la sierra de Juárez al norte, y la sierra del sur, al sur, que
desemboca en el istmo de Tehuantepec. Los tipos de vegetación cambian de bosque
de coníferas, en las partes altas, al matorral xerófito en los valles centrales, y bosque
tropical deciduo y matorral halófito en el istmo.

Los pueblos están en su mayoría divididos en barrios. El patrón de asentamiento en la


zona serrana es disperso, generalmente es en la parte media o alta de los cerros
donde se asientan los pueblos, con excepción de los poblados grandes, cuya calle
principal está relativamente pavimentada, la mayor parte de los pueblos presenta
calles en las que prevalecen la piedra y la tierra apisonada.

La casa más tradicional se construía de palma y adobe con piso de tierra. En las
rancherías y viviendas propiamente rurales, se sigue construyendo con palma. En los
pueblos y cabeceras municipales, las casas se construyen actualmente con paredes
de tabique, pisos de cemento y techos de concreto.

En algunas áreas se observa un fuerte deterioro ecológico de las zonas boscosas


ocasionadas por la tala inmoderada de los árboles. Esta actividad es realizada casi
siempre por los propios comuneros, quienes a cambio de un pequeño ingreso
económico venden sus bosques a las compañías madereras, entre ellas la papelera
Tuxtepec.

La tenencia de la tierra es generalmente comunal. Cada unidad familiar posee


pequeñas parcelas de temporal, algunas de ellas muy erosionadas. El hombre
siembra maíz intercalado con frijol, calabaza, chile y café. Para complementar sus
ingresos los campesinos zapotecas crían aves de corral o realizan otras actividades
como la artesanal.

En el istmo, si bien se siembra maíz para el autoconsumo, últimamente ha sido


desplazado por cultivos comerciales como el mango, melón, sandía y caña de azúcar.

En los valles centrales, aparte de la milpa, dan gran importancia al cultivo de


hortalizas y frutales, destinados al mercado local que junto con forrajes, son los
principales productos que les permiten ingresos monetarios. Complemento de las
labores agrícolas son la cría y venta de animales domésticos. El pastoreo de caprinos
y bovinos se realiza bajo el régimen de libre pastoreo.

La especialización artesanal de las comunidades se remonta al periodo prehispánico


y constituye el motor fundamental de la compleja red de mercados regionales.

En mayor o menor medida las actividades están ya determinadas por los


requerimientos de un mercado externo no zapoteca, que controla y establece los
precios de venta, impone cuotas de producción e influye poderosamente en la
paulatina transformación de los sistemas de trabajo tradicionales. Ahora, la
producción de textiles, de objetos de barro y otros se hace, en muchos casos, a
destajo, por encargo de compradores a través de los talleres o de la unidad familiar, lo
que implica también la pérdida de técnicas tradicionales y el manejo irracional de los
recursos naturales.

En la sierra norte las prendas tradicionales que aún se siguen usando son, para la
mujer, rebozos de algodón y en menor medida de seda, así como blusas de algodón
bordadas; entre los hombres, algunos calzan huaraches de cuero y usan sombreros
de palma, que son desplazados cada vez más por el tenis y cachuchas. La presencia
del pantalón de manta es ya muy rara, predominando las telas industriales. Destacan
algunas comunidades por la belleza del vestido femenino: en yalalag, distrito de villa
alta, está compuesto por una blusa larga y un enredo, un vistoso tocado, cintas
colgadas en el pecho, rebozo y huaraches.

En otras comunidades se usa un huipil o rache xagá y una falda de manta o rache
zudé, de color blanco sostenido con un ceñidor morado o rojo. En la cabeza llevan un
rebozo blanco o bé cuxó. En el rincón las prendas son un enredo oscuro y un huipil
floreado. En el istmo, las mujeres llevan blusas bellamente bordadas con colores
vivos y faldas largas circulares. Dos instituciones sociales han sobrevivido en las
comunidades zapotecas como elementos de identidad: el trabajo comunitario y la
ayuda mutua. En el shin raueo, trabajo comunitario, todos los miembros tienen
obligatoriamente que intervenir para obtener un beneficio común. Mediante el shin
raue y la aportación económica de los migrantes se ha podido construir la mayor parte
de la infraestructura con que cuentan los pueblos: escuelas, mercados, caminos,
centros de salud, canchas. Por el contrario, la ayuda mutua o gzo.on (gozona
zapoteca) es la colaboración particular que se dan los amigos, los parientes y los
compadres, tanto en trabajo como en producto durante las actividades agrícolas, las
fiestas religiosas y las defunciones. Dar y recibir es un derecho y una obligación.

En la mayoría de los poblados zapotecas cumplir con un nombramiento religioso o


político es parte de las obligaciones de los miembros de la comunidad. Desde
temprana edad los varones inician el desempeño de cargos religiosos o políticos: en
la iglesia como topilillos, en el municipio como topiles. La vinculación entre las
estructuras políticas y religiosas, permite a los individuos ejercer toda una serie de
cargos que los pueden conducir ya sea a la presidencia de la iglesia o a la alcaldía
municipal. Esto involucra a los ciudadanos en la organización de variadas actividades,
de las cuales la más importante es la mayordomía del santo patrón.

En la actualidad algunos zapotecas se han convertido a las sectas evangélicas


provenientes de misioneros norteamericanos, así existen testigos de jehová,
congregacionales, adventistas del séptimo día, sabatistas, mormones y
presbiterianos, entre otros.
BIBLIOGRAFÌA

 Rojas Aréchiga, Mariana. 2008. El controvertido peyote. Ciencias núm. 91,


julio-septiembre, pp. 44-49.

http://www.revistaciencias.unam.mx/en/busqueda/titulo/44-revistas/revista-ciencias-
91/233-el-controvertido-peyote.html.

Aníbal Gonzales, 2014. Cultura Chatina. Historia universal. Septiembre.

 http://www.historiacultural.com/2014/10/pueblo-cultura-chatino.html

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