Sztulwark - El Materialismo Ensoñado y La Crítica Política
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I. Animar la letra
Refutar para comprender: la polémica para Rozitchner, más que un género, se da como la
apertura de un espacio mental, un modo de abrir el pensamiento. El combate remite a la
coexistencia de al menos dos verdades no coincidentes. El combate del pensamiento
responde a una exigencia de emancipación propia y colectiva. Propia, porque es la propia
coherencia la que se expone, se descubre y se crea en el combate. Y colectiva, porque el
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acceso a esa singular resulta inseparable del modo en que se afronta la trampa política en
la que se ve confinada la propia subjetividad.
Ricardo Piglia dijo alguna vez que los admiradores de Rozitchner debíamos hacerle a él lo
mismo que él le hizo a los autores a los que se dedicó (es decir, descuartizarlos). Se trataría
menos de ubicar a Rozitchner en un lugar útil para nuestro contexto; menos, digo, de
preguntarnos por el valor de sus categorías, y más de averiguar qué tipo de presente
emerge (incluso, que tipo de Rozitchner emerge) desde el desafío y el combate.
El problema no es si darlo o no la razón a Piglia, sino cómo dársela. Dado que en la lectura
de Rozitchner la polémica exasperada es inseparable de un acto de amor (lo hemos oído
más de una vez decir que no puede uno confrontarse con Perón, por ejemplo, o con Agustin
sin ponerse en su lugar, sin convertirnos un poco en ellos). En el fondo, se trata de un
problema de “extractivismo” ¿cómo realizar la operación de extracción/apropiación de
aquellos rasgos del pensamiento de Rozitchner que necesitamos retener, sostener y
desplegar en la elaboración de la critica política del presente?
II.
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a partir de la crítica política: a comienzos de los años 70 como advertencia; a fines de los 70
como balance; durante los años 90 como esclarecimiento.
En Freud y los límites del individualismo burgués[2], del 72, la cuestión se plantea
en términos eminentemente políticos: ¿qué es formar a un militante? se trata de
comprender, en los efectos del Cordobazo, el pliegue, la inseparable correlación entre la
distancia exterior, que es la de la explotación social y la dominación histórica, y una
distancia interior “que abrió la burguesía en nosotros”, es decir, en la propia izquierda.
Marx y Freud iluminándose mutuamente.
En efecto, encuentra Rozitchner que el punto ciego del marxismo ha sido el “nido de
víboras” de la subjetividad, ese escenario íntimo en el que también se despliega la lucha de
clases. Al considerar como pura objetividad lo que había que pensar también como
producción de subjetividad, se perdía en la critica política una dimensión esencial,
inherente al proceso de producción del hombre por el hombre (incluyendo de modo muy
especial en esto la producción de la mujer) en nuestras sociedades capitalistas.
Ahora bien, si el marxismo de aquellos años era pobremente objetivista, el freudismo sin
Marx conduce a un subjetivismo deshistorizado: “hasta que la teoría psicoanalítica no
vuelva a encontrar el fundamento de la liberación individual en la recuperación de un
poder colectivo, que sólo la organización para la lucha torna eficaz”, el aparato psíquico
“será, en cada uno, una máquina infernal montada por el enemigo en lo mas propio”. La
tesis de fondo, dice Rozitchner, es que el sujeto es “núcleo de verdad histórica”.
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revela desde el propio cuerpo individual amplificado cuando superamos la cerrazón
sensible que el terror nos impuso al separarnos de los demás”.
Aquello que en su libro sobre Freud se marcaba como límite a superar, en el Perón se
entrevé positivamente, pero bajo el modo de una posibilidad perdida. Mientras tanto la
escritura de Rozitchner va enhebrando una filosofía. Una filosofía no teológica del
acontecimiento en la que el juego de emergencia y conexión entre las singularidades se
despliega sin atravesar vacio alguno, en y como praxis histórica en torno al/los cuerpo(s).
Con su lectura de las Confesiones de Agustín, Rozitchner realiza su proyecto crítico, que
apunta a comprender las inconsistencias del materialismo marxista a la hora de sostener
políticas emancipativas. No se cuestionan los fundamentos de la globalización capitalista si
no se alcanza a rozar siquiera su fundamento mitológico, el Edipo Cristiano (diferente del
Edipo mitológico griego, judío o de la Pacha mama), que actúa predefiniendo los términos
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de la reproducción humana. En el corazón de esta mitología cristiana se encuentra el
cuerpo de la madre virgen, que constituye la primera máquina social abstracta
productora de cuerpos convocados para la muerte”.
III. El poema
La escritura del materialismo ensoñado se toca con aquello que Meschonnic denomina
“poema”[6]. Ambos sitúan al lenguaje en relación con el modo de vida y con el cuerpo
como dispositivo anti-ontológico. Ambos apuntan por igual al combate contra lo teológico
político, contra esa antigua y persistente fuente de la separación de lo simbólico que hace
reinar al signo sobre el ritmo. Ambos auspician una recomposición de un continuo ritmo-
signo, realizando la crítica del ritmo al signo y ambos se interesan por extender este
continuo a un plano ético y político.
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el principio del placer). En efecto, leído en clave del materialismo ensoñado el primer
género de conocimiento de que nos habla la Etica de Spinoza, ofrece las claves para
comprender los vínculos entre la dimensión imaginaria y la actividad con la que el cuerpo
organiza sus primeros sentidos.
IV.
Creo que nos faltan menos sus categorías y más algunos rasgos del pensamiento de
Rozitchner. Sobre todo su vocación por hacer de la filosofía una práctica capaz de afrontar
obstáculos concretos, eludiendo retoricas pringosas y dirigiéndose al nudo de los
problemas.
Podemos apreciar esa impronta en una serie de posiciones adoptadas por Rozitchner en
diversas coyunturas (Malvinas[9], emblemáticamente), aunque prefiero referirme a dos
coyunturas actuales, comenzando por la coyuntura política argentina de los últimos años.
Para la época del conflicto entre el gobierno y los exportadores de granos, allá por el año
2008, Rozitchner argumentaba que en la medida en que el índice efectivo de la
democratización procedía de la conquista de un poder colectivo, cabía tomar muy en serio
la escena en la cual Néstor Kirchner ordenaba descolgar el cuadro de Videla, porque en ese
gesto quedaba denunciada públicamente la complicidad entre política y terror como
fundamento de poder opresor. En la medida en que ese gesto fuese prolongado por otros,
se creaban las condiciones para nuevos protagonismos sociales. Pero gesto, señalaba
Rozitchner, indicaba una dirección precisa a recorrer. Su efecto debía ser reactivado por
otros tantos gestos capaces profundizar su alcance hasta alterar esa materialidad histórica
aun organizada por el terror: la economía, las relaciones de explotación y la estructura de
propiedad de la tierra[10]. Si esa profundización se castraba, la posibilidad incipiente de
un poder colectivo claudicaba.
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a los que quedaron vivos para que se fueran a vivir a Palestina con el terror del
exterminio a cuestas”.
La segunda se refiere a la noción de “judío” tal y como Rozitchner la fue labrando con el
tiempo. Encuentro en ella menos la preocupación por elucidación de una figura teológica
positiva y más el ejercicio de quien afila las armas de la crítica buscando en el origen
escamoteado un movimiento de los inicios que no se nos birla en la esfera de lo
simbolizable. De allí su interés por una serie de capítulos que van del Génesis bíblico a la
“fábrica del cuerpo” en Spinoza; y de la producción del hombre por el hombre (y sobre
todo de las mujeres) en Marx al origen de la subjetividad en Freud y que resultan en una
elevada revaloración del “maternaje” como sitio de elaboración de una resistencia a una
cultura –y a una política- de muerte y en un saber para la clínica y para las practicas que
renueva, que es lo que nos proponíamos, los fundamentos de la critica política .
[1] León Rozitchner, El materialismo ensoñado, Tinta limón ediciones; Bs-As, 2011.
[2] León Rozitchner, Freud y los límites del individualismo burgués, Ed. S.XXI, Bs-As, 1972
[3] La izquierda sin sujeto es un artículo de León Rozitchner publicado en 1966 en la revista La rosa
blindada, en polémica con John William Cooke. Vale la pena volver a leerla con ojos actuales. Ver:
http://www.rosa-blindada.info/b2-img/LeónRozitchnerLaizquierdasinsujeto.pdf.
[4] León Rozitchner, Perón entre la sangre y el tiempo, lo inconsciente y la política, ediciones Biblioteca Nacional,
Bs-As, 2012.
[5] León Rozitchner, La cosa y la cruz, cristianismo y capitalismo (en torno a las confesiones de San Agustin), Ed.
Lozada, Bs-As, 1997.
[6] El poema en Meschonnic remite a un uso del lenguaje que constituye modos de vida y a unos
modos de vida capaces de inventar lenguaje. El poema no remite a un género formal de escritura, sino a
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una carga oral en la enunciación, a la creación de historicidad y al ritmo que da vida al lenguaje, y a una
extensión que partiendo del continuo entre ritmo y signo, se extiende a una ética y una política. Pueden
consultarse al respecto dos libros Henri Meschonnic, Ética y política del traducir (traducido por Hugo
Savino y editado por Leviatán, Bs-As, 2009) y La poética como crítica del sentido (compilación de textos
varios, traducido por Hugo Savino, presentado por Isabel Goldemberg y Savino, y editado por Mármol
izquierdo editores, Bs-As, 2007).
[7] Spinoza acompaña evidentemente a Rozitchner.Sin que pueda decirse que se haya especializado en
su pensamiento, Rozitchner dio clases sobre Spinoza. Ocurrió en su exilio en Venezuela. El curso se
llamó “Tratado teológico político. Combate contra el absoluto”. De ese curso solo queda –al menos
hasta donde pude averiguar - unas cuantas páginas mecanografiadas, un conjunto de fichas que resumen
cada capítulo del TTP, seguido por unas fichas agrupadas bajo el titulo “Etica y política” refieren a lo
objetivo y lo subjetivo -“relación Marx y Freud”; “spinoza moderno, o somos nosotros los antiguos?”;
“la coherencia del sujeto tiene que ver con la coherencia de la realidad”; “contraposición Scheller y
Spinoza”; “relación entre lo absoluto y lo relativo”; “no hay transformación de la realidad que no
implique la transformación del sujeto”; ¿cómo leer a Spinoza hoy?” y sigue..). Luego hay una serie de
apuntes muy breves reunidos bajo los títulos: “Filosofía del subdesarrollo. Spinoza. Etica”; “Spinoza
para marxistas. Para subdesarrollados…en una editorial subdesarrollada”; “La paulatina subjetivación
de la realidad verdadera” y “Análisis del desconocimiento de las fuentes” .
[8] Laurent Bove, La estrategia del conatus. Afirmación y resistencia en Spinoza, Traducción de Gemma Sanz,
Buenos Aires, Cruce Casa Editora, 2014.
[9] León Rozitchner, Malvinas: de la guerra sucia a la guerra limpia, el punto ciego de la crítica política , Bs-As,
Lozada, 1985.
[10] León Rozitchner “Cuando el pueblo no se mueve la filosofía no piensa”, entrevista del Colectivo
Situaciones, en Conversaciones en el impasse, dilemas políticos del presente, Tinta Limon Ediciones, Bs-As,
2009.