Pobreza Ingresos Laborales y Trabajo en Bolivia
Pobreza Ingresos Laborales y Trabajo en Bolivia
Pobreza Ingresos Laborales y Trabajo en Bolivia
en Bolivia
Ernesto Bernal*
Beatriz Muriel**
Gabriela Olivarez***
RESUMEN
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*Docente-Investigador, Instituto de Investigaciones Económicas, Facultad de Ciencias Económicas,
Financieras y Administrativas de la Universidad Técnica de Oruro. E-mail: ebernal@ing.uchile.cl
**Senior Researcher, Fundación INESAD. E-mail: bmuriel@inesad.edu.bo
***Junior Researcher, Fundación INESAD. E-mail: golivarez@inesad.edu.bo
1. INTRODUCCIÓN
El bienestar de una sociedad depende de los ingresos del hogar (por tanto de los niveles de
pobreza) y su distribución. La pobreza es un fenómeno siempre presente, en mayor o menor
medida, en todas las sociedades, razón por la cual ha sido objeto de estudio permanente. En
particular, se ha buscado entender de mejor manera el fenómeno a fin de contar con
herramientas de política para superarla.
Existen diversos enfoques para medir pobreza, a partir de los cuales se obtienen
cuantificaciones que muchas veces difieren entre sí. Estas aproximaciones se pueden
clasificaren dos grandes grupos: los que parten de una concepción subjetiva que define como
pobres a las familias que no satisfacen lo que ellas mismas consideran como sus necesidades
básicas; y los que establecen a priori criterios objetivos a partir de los cuales se determina si
una familia se encuentra o no en situación de pobreza.
Dentro del punto de vista objetivo se presentan dos enfoques sobre la pobreza: el relativo y
el absoluto. El primero señala que el bienestar de una persona, familia o grupo se asocia a
los niveles de vida contemporáneos; es decir, a las condiciones de vida que son comúnmente
aceptadas en la sociedad. La pobreza se define como la “insatisfacción” de ciertas
necesidades básicas en relación con el nivel medio de satisfacción de la sociedad. Bajo este
esquema es necesario, por ejemplo, determinar cuál es la menor cantidad de dinero que cada
cierto tiempo una familia necesita para sobrevivir adecuadamente en su comunidad. En la
práctica se utilizan criterios arbitrarios como una línea de pobreza porcentual, según la
media de los ingresos de la población, o la evolución de los ingresos medios del 30% o del
10% de la población más pobre, entre otros.
Entre los métodos para medir la pobreza absoluta se encuentran el de las Necesidades
Básicas Insatisfechas, el de la Línea de la Pobreza y el Método Integrado, que es una
combinación de los dos anteriores. En este trabajo se estudia el método de la línea de
pobreza por estar directamente relacionada con los ingresos laborales. En particular, además
de contextualizar la problemática de la pobreza, se indaga la relación que tiene la pobreza
monetaria con las características laborales de los miembros del hogar en Bolivia.
1
El análisis de la pobreza, y su relación con los ingresos laborales y el trabajo, se desarrolla
para los años 1999 y 2012, haciendo uso de las Encuestas de Hogares provistas por el
Instituto Nacional de Estadística; las cuales contienen estimaciones de las líneas de pobreza
y pobreza extrema.
Los resultados muestran una disminución importante de la pobreza entre los dos períodos de
estudio, la cual se explica en buena medida por el aumento del promedio de los ingresos del
hogar per cápita, pero también por una mejor distribución de la renta. A su vez, esta
disminución de la pobreza se relaciona en buena medida con el incremento de los ingresos
laborales, principalmente de los quintiles de ingresos más bajos; una vez que estos ingresos
explican cerca al 90% de los ingresos del hogar.
Para conceptuar la pobreza, el primer requisito es tener un criterio que permita definir quién
debe estar en el centro de interés. Describir algunas “normas de consumo” o una “línea de
pobreza” puede abrir parte de la tarea: los pobres son aquellos cuyos niveles de consumo
caen por debajo de estas normas, o cuyos ingresos están por debajo de esa línea.
Morales (2000) señala que la pobreza puede ser definida según sus características y sus
causas. En este enfoque, la pobreza definida a través de sus características es el estado en el
cual es imposible lograr niveles adecuados de alimentación, vivienda, servicios de salud,
educación, saneamiento ambiental y estímulos socioculturales. Definida por sus causas, la
pobreza es la ausencia de recursos que aseguren la satisfacción de las necesidades básicas, lo
que en una economía de mercado se confunde con la capacidad de participar en el mercado
2
de consumo; y la ausencia de infraestructura física que asegure un volumen adecuado de
bienes y servicios posibles.
Contreras (1998) plantea que esta metodología busca construir un indicador que refleje el
poder de compra de los hogares, con el objetivo de representar su nivel de vida. El gasto
familiar sería el indicador más adecuado para estos fines; sin embargo, puede ser un
indicador sesgado al estar influido por las decisiones personales de consumo, las que no
necesariamente se orientan a una adecuada satisfacción de las necesidades básicas.
Algunos autores tienden a elegir al ingreso como un indicador adecuado para medir la
insuficiencia en el nivel de vida. Siguiendo a Chacaltana (1992), las razones más
importantes son:
Es una buena aproximación del nivel de vida porque permite algún nivel de consumo
y constituye un requisito para que la gente pueda participar en la sociedad.
Es un indicador de recursos preferible, ya que mide las oportunidades abiertas o
disponibles para una persona y no está influido por decisiones de consumo.
Es una variable básica y versátil para establecer programas sociales que intentan
asegurar algún mínimo de satisfacción de necesidades básicas.
Dada la realidad estadística actual, la información sobre ingresos es más fácil de
conseguir.
De esta manera, se presume que el ingreso (corriente) constituye la base de recursos que
condiciona el nivel de vida. Sin embargo, otros prefieren el gasto.
La decisión final de usar el ingreso o el gasto dependerá de los alcances de algún proyecto
específico, la investigación a realizarse y/o la disponibilidad de la información. Por ejemplo,
dado que el objetivo del presente estudio es acercarse a las relaciones entre la pobreza y el
ingreso laboral, se empleará el ingreso como medida representativa del bienestar.
3
El procedimiento estándar para construir una línea de pobreza es el siguiente:
En la definición de los primeros dos pasos se parte por determinar un conjunto calórico y
proteico indispensable para conservar la salud. Luego de estratificar a la población según sus
niveles de ingreso, por ejemplo en deciles, se analiza la ingesta de cada una de las canastas
promedio. La que más se acerque a los estándares especificados se toma como referencia y a
partir de ella se definen los satisfactores específicos de cada necesidad que luego se valoran
y aplican al resto de la población.
Un umbral (la línea de pobreza) es un indicador agregado que provee una estimación de
razonable ajuste respecto del concepto multidimensional que involucra la pobreza. Por tanto,
siguiendo a Sen (1976) lo que debe reflejar la canasta es una medida de la mínima capacidad
que requiere todo individuo para participar efectivamente en la vida social de una
comunidad.
Por otro lado está la pregunta sobre si dicha línea de pobreza (LP) tendrá en cuenta una
canasta de hecho (que efectivamente la gente consume en la realidad) o una de carácter
normativo (que garantiza los requerimientos nutricionales mínimos especificados por la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y demás
instituciones similares). Dicha canasta puede incluir sólo lo elemental (alimentos, vivienda,
vestuario) o también otras necesidades cuya satisfacción permita la mínima realización de
los individuos como personas (educación, salud, energía, transporte, esparcimiento, etc.); y
cuáles son los satisfactores más idóneos para cuantificar estas necesidades.
4
nuevo Índice de Precios al Consumidor (IPC) elaborado para las ciudades por el Instituto
Nacional de Estadística (INE).
En segundo lugar, otro asunto relevante para construir esta canasta es si se tendrán en cuenta
características promedio de todo el país y precios urbanos, o se confeccionarán canastas
regionales valorizadas a precios locales que reflejen los verdaderos costos para la población,
así como sus patrones culturales y alimenticios.
Asociado a esto, en tercer lugar, destaca la indispensable necesidad de que las líneas de
pobreza sean expresión de un mismo poder de compra, cuando se efectúan comparaciones
inter-temporales (es decir, debe hacerse el análisis en términos reales, corrigiendo por la
inflación acaecida durante el período de evaluación). En cuarto lugar, lo cierto es que, en
general, el “promedio no existe en la práctica”; es decir, que un canasta de consumo
promedio para una familia de cinco miembros de un zona determinada es un indicador
bastante grueso, pues las familias (y por tanto sus necesidades y satisfactores relevantes) son
muy heterogéneas entre sí respecto de su composición y el ciclo de la vida familiar en que se
encuentran: número de miembros, sexo, edad de los mismos, etc.
5
2.2. MEDICIÓN DE LA POBREZA
Trabajador Ingreso
(Bs.)
Pedro 30.000
Carlos 25.000
Freddy 21.000
Luis 16.000
Ernesto 10.000
Jorge 5.500
_______________________________*
Julio 3.000
Sergio 2.500
______________________________**
Fernando 1.400
Mario 1.000
6
a) Estimación de la incidencia de la pobreza
H=q/n
H = 4 / 10 = 0.40
Hext = 2 / 10 = 0.20
El cambio proporcional en todos los ingresos que permite alcanzar un nuevo nivel de
ingresos promedio, manteniendo la “distribución de los ingresos relativos” iguales.
El cambio de la distribución de los ingresos relativos considerando la misma media.
La Figura 1 presenta estos dos efectos en etapas; pasando en conjunto de una distribución
inicial de la pobreza a otra final. La Línea de Pobreza divide la distribución en aquellas
7
personas consideradas pobres (cola izquierda) y aquellas no-pobres (resto de la función de
densidad).
El cambio de la pobreza (P) entre dos periodos (1 y 2) puede ser medido entonces como
(Datt y Ravallion, 1992; y Gaspariniet al., 2012):
(1)
[ ( ) ( )] [ ( ) ( )]
El primer término capta el cambio del ingreso medio entre los periodos 1 y 2, ,
manteniendo la forma de distribución para una dada línea de pobreza z (efecto crecimiento).
El segundo término capta el efecto del cambio de la forma de
distribución, y manteniendo constante el ingreso medio (efecto distribución).
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Note que la función de distribución que se mantiene constante para estimar el efecto ingreso
es aquella relativa al segundo periodo ( ); pero también podría ser para el primero, lo que
supone el cambio de año base donde se realizan las comparaciones (i.e., .)
3. LA POBREZA EN BOLIVIA
Para tener un análisis más profundo sobre el problema de la pobreza que afecta a un
porcentaje alto de la población de Bolivia, se pasa a enunciar y analizar las partes más
importantes de los principales trabajos de investigación realizados.
En este marco de ideas, la estimación de PREALC ha sido retenida para ilustrar el fenómeno
de la pobreza en Bolivia, a través de su componente ingreso. Las estadísticas de ingresos
laborales fueron comparadas con el costo mínimo de una canasta alimenticia vital y con el
ingreso mínimo vital. El primero lo obtuvieron para 1975, deflactando con el Índice de
Precios al Consumidor. Las estimaciones de los ingresos promedio de los hogares fueron
puestas en relación con el ingreso mínimo vital y con el costo mínimo de una canasta
alimenticia. Según esta categorización, el 80% de los bolivianos se situó por debajo de la
línea de pobreza; es decir, tuvieron ingresos inferiores o iguales al 70% del ingreso mínimo
vital estimado para 1975. Un 20% no llegó a cubrir el 30% de sus necesidades alimenticias;
únicamente un 20% pudo ser considerado no pobre, y un 5% tuvo ingresos suficientes para
acceder a un cierto confort.
Según el estudio realizado por PNUD (1990), los hogares pobres por línea de pobreza
representaban el 62,72% en el año 1988,de los cuales un 26,4% del total de los hogares se
encontraban en condición de indigencia esto es el ingreso que percibieron no cubría sus
gastos en alimentación.
El trabajo de investigación realizado por Pereira y Velasco (1993) estima la pobreza para las
ciudades del eje central en 1990, y según su semejanza de gasto en la Tercera Ronda de la
Encuesta Integrada de Hogares EIH se atribuyó a las demás ciudades del país algunos
resultados obtenidos en la investigación como las líneas de pobreza e indigencia y factores
de ajuste. Los resultados en este estudio fueron los siguientes: i) un 55% de los hogares
estaba en condiciones de pobreza; ii) un 22% con problemas de indigencia y 33% eran
9
pobres no indigentes; iii) por ciudades los mayores niveles de indigencia se encontraban en
las ciudades de Potosí y El alto, en estas mismas ciudades y adicionalmente Oruro y Sucre
se presentaban también los mayores niveles de pobreza.
Por último, Uribe y Hernani (2013) han estudiado la evolución de la pobreza monetaria en
Bolivia durante el periodo 1999-2011, observando una significativa reducción en la pobreza
extrema y moderada.
La información muestra que el 64,7% de la población en Bolivia tenía un ingreso del hogar
per cápita menor al costo de la canasta básica en 1999; es decir, era pobre. Además, este
porcentaje era mayor en las zonas rurales (86,0%) comparativamente con las urbanas
(52,3%).
10
Entre 1999 y 2012, efectivamente la pobreza se reduce de manera importante, como
apreciaba Uribe y Hernani (2013). Sin embargo, esta aún se mantiene en un porcentaje
elevado: en el año 2012, el 43,3% de la población en Bolivia fue considerada pobre, el
61,1% en las áreas rurales y el 34,6% en las zonas urbanas.
La extrema pobreza también disminuye entre los dos periodos de análisis a, prácticamente,
la mitad. Con todo, esta reducción es mayor en las zonas rurales comparativamente con las
urbanas.
En términos absolutos, las cifras de año 2012 muestran que un poco más de cuatro millones
y medio de personas en el país eran pobres, de las cuales un poco más de dos millones eran
indigentes.
La Figura 2 presenta las funciones de distribución de los ingresos del hogar per cápita para
los años 1999 y 2012 previamente explicados en la Figura 1, lo que permite indagar los
cambios de la pobreza, observados anteriormente, mediante sus componentes de crecimiento
y redistribución1.
11
se concentran más en torno a la media en el año 2012 comparativamente con 1999; lo cual
se asocia a una mejor distribución. La Tabla 2 muestra que la disminución de la pobreza
responde en un 65,5% al efecto crecimiento y en un 34,5% al efecto redistribución.
Fuente: Elaboración Propia, en base a información del Instituto Nacional de Estadística (Encuestas de
Hogares).
2
En el análisis de regiones se toma en cuenta a toda la población; mientras que en la desagregación por asalariamiento se
considera solamente a la población ocupada.
12
La concentración de las observaciones en torno a la media es importante también en ambas
regiones, aunque en términos relativos ésta explica el 41,8% de la caída de la pobreza en las
zonas urbanas y el 19,5% en las rurales.
ASALARIADOS NO-ASALARIADOS
Fuente: Elaboración Propia, en base a información del Instituto Nacional de Estadística (Encuestas de Hogares).
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TABLA N° 2: DESCOMPOSICIÓN DE LA POBREZA TOTAL Y SEGÚN ÁREA GEOGRÁFICA Y
CONDICIÓN DE ASALARAMIENTO, 1999-2012
Componentes Total Rural Urbano
% % %
Crecimiento -14.05 65.53% -20.05 80.53% -10.25 58.22%
Redistribución -7.39 34.47% -4.85 19.47% -7.36 41.78%
Total -21.44 100.00% -24.90 100.00% -17.61 100.00%
Componentes Total Ocupados Asalariados No-asalariados
% % %
Crecimiento -15.08 62.54% -6.79 39.84% -15.04 72.06%
Redistribución -9.03 37.46% -10.25 60.16% -5.83 27.94%
Total -24.11 100.00% -17.04 100.00% -20.88 100.00%
Fuente: Elaboración Propia, en base a información del Instituto Nacional de Estadística (Encuestas de Hogares).
Como se señaló anteriormente, el método de la Línea de Pobreza toma el ingreso per cápita
del hogar para medir la pobreza; el cual se compone de ingresos laborales y no-laborales.
Los primeros se derivan tanto de las remuneraciones, y demás beneficios sociales
relacionados, de los trabajadores asalariados, como de las ganancias netas que obtienen los
trabajadores en sus unidades productivas y que no cuentan con una dependencia laboral
(cuenta propistas, cooperativistas, etc.). Los ingresos no-laborales son los restantes tipos de
ingresos; es decir, rentas de jubilación, vejez, viudez e incapacidad, remesas, y rentas por
alquileres, intereses y utilidades, entre otros.
Fuente: Elaboración Propia, en base a información del Instituto Nacional de Estadística (Encuestas de Hogares).
Nota: Siguiendo la metodología del Instituto Nacional de Estadística, no se toman en cuenta los ingresos de
indemnizaciones por despidos, por seguros, y otros ingresos extraordinarios (becas de estudio, derechos de autor,
marcas, patentes, etc.).
La Tabla 3 desagrega la información anterior por condición de pobreza. Entre 1999 y 2012,
el cambio más importante se da en los ingresos por rentas de jubilación, vejez, etc. que
llegan a participar en un mayor porcentaje sobre los ingresos del hogar para el estrato de
población pobre e indigente. En el año 1999, estas rentas representan el 1,4% de los ingresos
del hogar de los pobres, mientras que en el año 2012 componen el 8,1%. En el caso de los
indigentes este aumento pasa del 0,7% en 1999 al 11,2% en 2012. Con todo, estas rentas no
llegan a ser lo suficientemente importantes como para cambiar las condiciones de estos
hogares a fin de que puedan pasar a ser no-pobres y, más bien, juegan el rol de desplazar los
ingresos laborales que disminuyen en participación.
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Ingresos por Ingresos por Ingresos por
Ingresos rentas de intereses, remesas,
Total
laborales jubilación, vejez, utilidades y transferencias
etc. alquileres y otros
Incidencia de Pobreza: 1999
Pobre 91,1% 1,4% 1,0% 6,5% 100,0%
No pobre 88,0% 4,8% 2,0% 5,3% 100,0%
Incidencia de Pobreza: 2012
Pobre 84,7% 8,1% 1,0% 6,2% 100,0%
No pobre 89,6% 5,1% 1,8% 3,5% 100,0%
Incidencia de Pobreza Extrema: 1999
Pobre extremo 91,4% 0,7% 1,0% 7,0% 100,0%
No pobre extremo 89,0% 4,0% 1,6% 5,4% 100,0%
Incidencia de Pobreza Extrema: 2012
Pobre extremo 81,5% 11,2% 0,8% 6,5% 100,0%
No pobre extremo 89,1% 5,1% 1,6% 4,2% 100,0%
Fuente: Elaboración Propia, en base a información del Instituto Nacional de Estadística (Encuestas de Hogares).
Nota: Siguiendo la metodología del Instituto Nacional de Estadística, no se toman en cuenta los ingresos de indemnizaciones por
despidos, por seguros, y otros ingresos extraordinarios (becas de estudio, derechos de autor, marcas, patentes, etc.).
El Gráfico 2 presenta el crecimiento de los ingresos laborales reales totales, promedio, por
quintil; comenzando del quintil 1 (20% más bajo) al 5 (20% más alto). En las áreas urbanas,
el crecimiento de los ingresos es mayor en el primer quintil y baja monotónicamente hasta
llegar a un valor negativo para el último quintil.
En el caso de las áreas rurales, las tasas de crecimiento de los ingresos son bastante mayores
que las urbanas y presentan un desempeño en forma de U invertida: el tercer quintil cuenta
con la mayor tasa, aunque los incrementos de los dos primeros quintiles son también
significativos. Con todo, en el agregado, los ingresos siguen el patrón de evolución de las
zonas urbanas.
El patrón del incremento de los ingresos laborales entre 1999 y 2012 guarda relación con el
análisis de los efectos crecimiento y redistribución discutidos anteriormente. Las variaciones
positivas del ingreso observadas en el Gráfico 2 en casi todos los casos se asocian con el
efecto crecimiento positivo en la pobreza, donde los ingresos del hogar habrían aumentado
en promedio. El relativo mayor crecimiento de los ingresos laborales en los quintiles de
ingresos más bajos comparativamente a los más altos guarda consistencia con la mejor
redistribución de la renta.
16
Fuente: Elaboración Propia, en base a información del Instituto Nacional de Estadística
(Encuestas de Hogares).
En resumen, la información anterior muestra que los ingresos del hogar se componen
principalmente de ingresos laborales y, por lo tanto, la disminución de la pobreza estaría
siendo explicada en muy buena medida por las mejoras en estos ingresos.
La relación entre la pobreza y los ingresos laborales se asocia también con las condiciones
de actividad de los miembros del hogar y con el sector de trabajo. La Tabla 4 presenta, en
promedio y en porcentaje, los miembros del hogar que son ocupados, desocupados o que no
forman parte de la fuerza laboral propiamente dicha (es decir, los niños, ancianos, mamás
que se dedican solamente al cuidado del hogar, etc.). En los dos años de análisis, los hogares
no-pobres son también aquellos que tienen más miembros de la familia trabajando
comparativamente con los hogares pobres. En particular, considerando un hipotético hogar
de 10 miembros (en el año 2012), entonces cerca de 5 (51,2%) de ellos trabajaban si el hogar
es no-pobre y alrededor de 4 (41,5%) si es pobre. Así, la información sugiere que ceteris
paribus a medida que hay más miembros en el hogar que se insertan en el mercado laboral
(y menos miembros inactivos) es menos probable que este hogar y sus miembros sean
pobres.
Las observaciones anteriores se aplican también para el caso de la extrema pobreza para el
año 2012. En el año 1999 no hay diferencias significativas del porcentaje de ocupados, lo
que puede estar asociado entre otros posibles motivosa la crisis económica que vivió el
país en la época, conduciendo a un porcentaje mayor de desempleados en los hogares que no
son extremadamente pobres.
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NIVEL HOGAR
Promedio Ponderado de Participaciones
Ocupados Subempleados Desocupados Resto Total
(1) (2) (3) (4) (1)+(3)+(4)
Incidencia de Pobreza: 1999
Pobre 43,7% 17,2% 1,8% 54,5% 100,0%
No pobre 48,4% 8,0% 2,6% 49,0% 100,0%
Incidencia de Pobreza: 2012
Pobre 41,5% 11,3% 1,2% 57,3% 100,0%
No pobre 51,2% 4,9% 1,1% 47,7% 100,0%
Incidencia de Pobreza Extrema: 1999
Pobre extremo 45,4% 21,1% 1,4% 53,2% 100,0%
No pobre extremo 45,3% 8,6% 2,5% 52,1% 100,0%
Incidencia de Pobreza Extrema: 2012
Pobre extremo 43,0% 15,7% 1,1% 56,0% 100,0%
No pobre extremo 48,1% 5,4% 1,1% 50,7% 100,0%
Fuente: Elaboración Propia, en base a información del Instituto Nacional de Estadística (Encuestas de Hogares).
La Tabla 5 presenta a los trabajadores, sus ingresos y concentración de pobreza por grupo
ocupacional. La agropecuaria resalta por absorber el mayor porcentaje de fuentes laborales y
con las remuneraciones más bajas; las cuales se reflejan en una mayor concentración de la
pobreza en este estrato poblacional. En particular, el 60,1% de los trabajadores
categorizados como extremadamente pobres se encuentra en este sector.
En contraste, los directivos (administración pública y empresas privadas), los militares y los
profesionales científicos e intelectuales cuentan con los ingresos laborales más altos y los
porcentajes respectivos de participación en la pobreza son los más bajos; los cuales se
asocian también con su poca participación en el empleo.
3
La población subempleada incluye tanto aquella visible (personas de 10 o más años de edad que trabajan menos de 40
horas a la semana, pero que desean y pueden trabajar más tiempo) como invisible (personas que trabajan 40 horas o más a
la semana, pero que tienen un ingreso menor a una canasta básica alimentaria).
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TABLA N° 5:GRUPO OCUPACIONAL, INGRESOS Y POBREZA EN BOLIVIA, 2012
Grupo ocupacional Ocupados Ingresos (Bs.) Pobres No pobres
Militares 0,1% 4.098 0,0% 0,0%
Directivos 1,6% 5.070 0,4% 0,2%
Profesionales científicos e intelectuales 9,3% 3.340 2,2% 1,1%
Técnicos de nivel medio 5,2% 2.633 2,3% 0,9%
Empleados de oficina 3,6% 2.256 1,8% 0,7%
Trabajadores de servicios y vendedores 19,7% 1.677 14,7% 9,2%
Trabajadores en agropecuaria 24,5% 616 44,4% 60,1%
Trabajadores de la construcción 14,4% 2.093 11,4% 6,8%
Operadores de instalaciones y 7,8% 2.926 5,3% 3,3%
maquinaria
Otros trabajadores no calificados 13,9% 1.181 17,6% 17,7%
TOTAL 100,0% 1.822 100,0% 100,0%
Fuente: Elaboración Propia, en base a información del Instituto Nacional de Estadística (Encuestas de Hogares).
Nota: El grupo ocupacional y los ingresos laborales se refieren a la ocupación principal.
En resumen, la Tabla 5 muestra una relación significativa entre la absorción relativa de los
diferentes grupos ocupacionales, sus ingresos y su concentración de pobreza: el coeficiente
de correlación de Pearson entre los porcentajes de ocupados por grupo ocupacional y los
pobres llega a 0,88 (0,78 en el caso de la extrema pobreza), y entre los ingresos promedio y
la concentración de pobres a -0,78 (-0,69 con la extrema pobreza).
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TABLA N° 6: INCIDENCIA DE LA POBREZA EN BOLIVIA POR RAMA DE ACTIVIDAD DE LOS TRABAJADORES A NIVEL HOGAR
Promedio Ponderado de Participaciones
Condición de Hidrocar- Transporte Servicios Servicios
Manufac- Electricidad, Comercio y Administra-
pobreza Agropecuaria buros y Construcción y comuni- financieros y sociales y Total
turas gas y agua restaurantes ción Pública
Minería caciones empresariales otros
Incidencia de Pobreza: 1999
Pobre 47,2% 1,5% 13,2% 0,3% 6,6% 15,4% 4,7% 1,2% 7,3% 2,5% 100,0%
No pobre 8,9% 2,0% 11,7% 0,5% 7,6% 30,6% 8,9% 6,3% 19,3% 4,1% 100,0%
Incidencia de Pobreza: 2012
Pobre 42,5% 1,5% 9,7% 0,5% 8,9% 17,6% 6,6% 2,7% 8,1% 2,0% 100,0%
No pobre 12,7% 4,3% 11,1% 0,9% 9,3% 24,6% 9,7% 6,3% 16,5% 4,6% 100,0%
Incidencia de Pobreza Extrema: 1999
Pobre extremo 62,2% 1,1% 10,6% 0,0% 4,4% 11,2% 3,8% 0,6% 4,3% 1,8% 100,0%
No pobre extremo 12,3% 2,1% 14,3% 0,7% 8,9% 27,9% 8,0% 4,8% 17,0% 4,1% 100,0%
Incidencia de Pobreza Extrema: 2012
Pobre extremo 60,4% 1,9% 8,0% 0,4% 5,2% 12,5% 4,6% 1,1% 4,7% 1,1% 100,0%
No pobre extremo 16,0% 3,4% 11,2% 0,8% 10,2% 24,0% 9,4% 5,8% 15,1% 4,1% 100,0%
Fuente: Elaboración Propia, en base a información del Instituto Nacional de Estadística (Encuestas de Hogares).
20
Por último, la Tabla 7 muestra la incidencia de pobreza de acuerdo a la categoría
ocupacional de los trabajadores del hogar. Los cuenta propistas destacan, y en menor
medida los trabajadores no remunerados, por representar los porcentajes más altos de
los hogares pobres y pobres extremos y los empleados en los hogares no pobres; aunque
los porcentajes de los cuenta propistas también son altos en los últimos tipos de hogares.
5. CONCLUSIONES
21
A seguir se considera el enfoque de la pobreza absoluta como “aquel más adecuado”
para relacionar la pobreza con la situación laboral de los trabajadores del hogar. En
particular se describe Línea de la Pobreza (LP) como un indicador agregado que provee
una estimación de razonable ajuste respecto del concepto multidimensional que
involucra la pobreza, ya que relaciona los ingresos del hogar con la construcción de una
canasta de consumo que sea capaz de satisfacer los mínimos requerimientos
nutricionales de una familia, así como otros satisfactores esenciales como educación,
salud, alimentación, vivienda y otros.
Los resultados muestran una disminución importante de la pobreza entre los dos
períodos de estudio. Entre 1999 y 2012 la pobreza se reduce del 64,7% al 43,3%, y la
pobreza extrema pasa del 43.0% al 21,6%. Sin embargo, ésta aún cubre una parte
importante de la población boliviana: en 2012 un poco más de cuatro millones y medio
de personas eran pobres, de las cuales un poco más de dos millones eran indigentes. Los
cambios en la pobreza se asocian en buena medida al aumento de ingresos promedio del
hogar per cápita (efecto crecimiento), pero también a una mejor distribución de la renta
(efecto redistribución).
El análisis de la pobreza con las variables laborales muestra que cerca del 90% de los
ingresos del hogar fueron generados por los ingresos laborales en 1999 y 2012; mientras
que los restantes tipos de ingresos componen alrededor del 10%. Además, el patrón del
incremento de los ingresos laborales por quintiles entre los años de análisis guarda
estrecha relación con los efectos crecimiento y redistribución de la pobreza. Las
variaciones positivas del ingreso laboral se asocian con el aumento de los ingresos
promedio del hogar, mientras que el relativo mayor incremento de los ingresos laborales
en los quintiles más bajos, comparativamente a los más altos, guarda consistencia con la
mejor redistribución de la renta.
Por otro lado, al relacionar la pobreza con las condiciones de actividad de los miembros
del hogar se observa que los hogares no-pobres son también aquellos que tienen más
miembros de la familia trabajando comparativamente con los hogares pobres, y que en
un mayor porcentaje los hogares pobres cuentan con subempleados.
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A nivel sectorial, destaca nuevamente el sector agropecuario por contar con un mayor
porcentaje de trabajadores pobres, aunque se observan mejoras en el tiempo; es decir,
entre 1999 y 2012 se presenta un mayor porcentaje de trabajadores no-pobres que están
inmersos en ese sector. En contraste, los hogares no-pobres tienen una mayor
participación en el rubro de servicios sociales y otros (i.e., educación, salud, servicios
comunales, personales y trabajadoras de hogar).
Por último se encuentra que los cuenta propistas, y en menor medida, los trabajadores
no remunerados se concentran en los hogares; mientras que los empleados lo hacen en
los hogares no pobres.
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BIBLIOGRAFIA
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VELASCO, TITO Y JUANA ALBARRACIN(1993). “Metodología de
Construcción de la Canasta Básica de Alimentos”. Documento de Trabajo 00/93. La
Paz, Bolivia: UDAPSO.
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