Plano Astral
Plano Astral
Plano Astral
PLANO
ASTRAL
(The Astral Plane – Its Scenery, Inhabilitants and Phenomena)
TPH, Krotona, 1896
C.W. Leadbeater
Cabe la esperanza de que quien con suficiente interés lea esta obra
y sobre lo leído medite, adquiera una idea general sobre el mundo
astral que le capacite para comprender y situar en su verdadera
posición y lugar los fenómenos relacionados y que pueden llegar a
su conocimiento.
3
El primer punto que ha de evidenciarse al describir el mundo
astral, es su absoluta realidad. Desde luego que no empleo esta
palabra en el sentido metafísico de que excepto el Ser
inmanifestado todo es ilusorio por inpermanente. Empleo la
palabra realidad en su acepción vulgar y corriente, para dar a
entender que los objetos y habitantes del mundo astral son reales
en el mismo concepto en que lo son nuestros cuerpos, nuestros
muebles, nuestras casas y monumentos. Los objetos y habitantes
del mundo astral no durarán eternamente en tal estado como no
duran eternamente los objetos en el mundo físico; pero sin
embargo, desde nuestro punto de vista son realidades mientras
duran, de las que no podemos prescindir aunque la mayoría de la
humanidad esté todavía inconsciente o vagamente consciente de
su existencia.
4
La región astral1 que intento describir es el segundo de los siete
grandes planos de nuestro sistema solar, contando desde el mundo
o plano físico con el que todos estamos familiarizados. Se le suele
llamar el reino de la ilusión, no porque sea de por sí más ilusorio
que el mundo físico, sino a causa de la extrema inseguridad de las
impresiones que en él recibe el inexperto visitante. Dos capitales
características se han de considerar en el mundo astral:
5
astral incomparablemente superiores a cuanto es posible en el
plano físico.
2
Otra denominación del plano mental.
6
Por lo tanto, para los principiantes en estos estudios es
interesantísimo el del plano astral y de suma importancia la clara
comprensión de sus misterios, pues capacita para explicar los
fenómenos de las sesiones espiritistas, de las casas frecuentadas
por duendes, etc., que de otro modo no tienen racional explicación,
así como preserva dicha comprensión de posibles peligros.
Entre quienes ya han estudiado estos asuntos, los hay que tratan
de actualizar la vista astral por medio de la esfera cristalina u otros
artificios; pero quienes gocen de la inestimable ventaja de la guía
directa de un idóneo instructor, probablemente pasará por vez
primera al plano astral bajo su protección y se la continuará
otorgando hasta que por la aplicación de varias pruebas se
convenza de que su alumno ya está abroquelado contra todo
posible peligro o terror que le amenace.
7
reptiles, aves y mamíferos que vio, seguramente que le asombraría
la magnitud de la empresa.
8
CAPÍTULO PRIMERO
EL ESCENARIO
9
Si enumeramos los subplanos astrales comenzando por el menos
denso, encontramos que se redividen en tres clases: los subplanos
1º, 2º y 3º forman la primera clase; los 4º, 5º y 6º, la segunda; y la
tercera el séptimo e inferior subplano, que permanece aislado. La
diferente densidad de la materia astral de los subplanos de la
primera clase en comparación con la de la segunda, es como la que
existe entre un líquido y un sólido de materia física, mientras que
la diferencia entre la materia de los tres subplanos de la clase
primera sería como la que hay entre líquidos de menor a mayor
densidad; y la diferencia entre la materia de cada uno de los tres
subplanos de la segunda clase, sería como la que hay entre sólidos
de menor a mayor densidad, por ejemplo, corcho, avena y acero.
Prescindiendo, por el momento, del séptimo subplano, diremos que
los 6º, 5º y 4º tienen por trasfondo el mundo físico con todos sus
conocidos accesorios. La vida en el sexto subplano es la misma que
la ordinaria vida terrestre, menos el cuerpo físico y sus
necesidades; pero al transferirse a los 5º y 4º subplanos es cada
vez menos material y se retrae más y más del mundo terreno y de
sus intereses. El escenario de estos subplanos es el mismo y
mucho más que el de la tierra, porque cuando desde ellos
observamos por medio de los sentidos astrales, hasta los objetos
puramente físicos presentan muy diferente aspecto, y los percibe
quien tiene los ojos completamente abiertos, no como de ordinario
desde un solo punto de vista, sino por todos lados a la vez, según
quedó dicho en la Introducción, aunque la idea es bastante
confusa; y si añadimos que las partículas del interior de un sólido
son tan claramente visibles como las de la superficie,
comprenderemos que en tales condiciones, aun los objetos más
familiares pueden parecer al principio totalmente desconocidos.
10
muy sugerente y expresiva frase, que es la vista de la cuarta
dimensión.
11
conducto de la Sra. Blavatsky sobre algunos de los “siete principios
del hombre”. Cuando el estudiante de ocultismo actualiza la vista
astral, ya no ve en el prójimo tan sólo el aspecto externo, sino que
casi exactamente coextensivo con el cuerpo físico denso distingue
con toda claridad el doble etérico o parte sutil del cuerpo físico, y
también resulta evidente la circulación por todo el cuerpo en
rosada luz del fluido vital que absorbe y especializa, y
eventualmente irradia, la persona sana.
12
mental, y que le es necesario para actuar en ellos. Este cuerpo
mental se llama también cuerpo devachánico.
3
Remito al lector a mi obra “El Hombre Visible e Invisible”.
13
al descender a la reencarnación y atravesar el plano astral. En la
constitución del doble etérico intervienen los cuatro grados de
materia física etérea; pero la proporción en que intervienen es muy
variable y depende de varios factores, tales como la raza, subraza,
karma individual y carácter del hombre.
4
Una prueba evidente de la infinita variabilidad plástica del doble etérico nos la da la también
infinita variedad de rasgos fisonómicos que tan señaladamente distinguen unos de otros de los
millones de seres humanos entre quienes puede haber parecido, pero nunca identidad. Refuerza
este argumento la consideración de que también se nota esta admirable infinidad de variación en
cada uno de los elementos fisiológicos del rostro (N. del T.).
5
Según el autor, un experto ocultista podrá distinguir claramente con la vista astral los electrones
y fotones de los átomos y los ultramicrones invisibles de las soluciones verdaderas (N. del T.).
14
conocimientos con nuevos fenómenos que necesitarían toda una
vida para su completa observación.
15
lenguaje de nuestro bajo mundo. Los psíquicos inexpertos nunca
examinan científicamente lo que perciben en el mundo astral. Tan
sólo reciben una impresión que puede ser verdadera, pero que
también puede ser falsa y completamente alucinadora, sobre todo
si consideramos las frecuentes tretas y ardides de juguetones
habitantes del mundo astral contra los cuales la persona inhábil
suele estar absolutamente indefensa.
16
humano que se halla en este plano astral es positiva verdad que “la
tierra toda está llena de tinieblas y crueles moradas”. Pero las
tinieblas surgen del interior del individuo, cuya existencia
transcurre por lo mismo en una perpetua noche de horror y
marginalidad. Es un verdadero infierno, aunque como todos los
infiernos, creación mental del propio individuo.
17
cuanto a las diferencias entre los tres subplanos superiores del
plano astral serán de más fácil explicación cuando tratemos de las
entidades humanas que los pueblan.
6
Para ulterior información sobre el particular, véase la obra Clarividencia y Clariaudiencia.
18
CAPÍTULO II
HABITANTES HUMANOS DEL PLANO ASTRAL
19
exactitud el aspecto externo de la configuración personal humana,
no contiene nada de materia del cuerpo astral propio de la entidad,
sino que es análogo a la materialización de una entidad astral en
cuerpo físico.
20
Por lo tanto, podrá el psíquico ser perfectamente consciente al
actuar fuera del cuerpo físico, pero por falta de adiestramiento se
expone a tremendos engaños respecto a lo que percibe. Será capaz
de actuar en todos los subplanos del astral, aunque generalmente
se ve atraído a un subplano y rara vez transpone el límite de su
influencia. El recuerdo de lo que ha percibido puede variar, según
el grado de desenvolvimiento, por todas las etapas comprendidas
entre la perfecta exactitud hasta la completa tergiversación o el
completo olvido. Siempre se manifiestan los individuos de esta
clase en el cuerpo astral, puesto que no saben actuar en el cuerpo
mental.
21
Pero cuando un hombre así llega a ser discípulo de un Maestro de
Sabiduría, despierta súbitamente de su soñolienta condición,
percibe las realidades que en el mundo astral le rodean y procura
aprovecharlas en estudio y en trabajo, de modo que sus horas de
sueño ya no son ociosas, sino llenas de activa y útil ocupación, sin
menoscabo del saludable reposo que demanda el fatigado cuerpo
físico1. Estos desprendidos cuerpos astrales son casi amorfos y de
indefinidos contornos en los casos de las razas salvajes y de los
individuos sin cultura; pero el cuerpo astral de los individuos
mental y espiritualmente desarrollados está ya definido y tiene
mucha semejanza con el aspecto del cuerpo físico.
1
Véase a este propósito la obra Protectores Invisibles.
22
Cuando durante el sueño se retrae el cuerpo astral del físico,
persiste el aura, y el clarividente percibirá dicho cuerpo astral
como una forma semejante al cuerpo físico, rodeada del aura. Esta
forma estará entonces constituida tan sólo por materia astral, pero
aún se distinguirá claramente la diferencia de densidades a pesar
de ser toda la masa de materia astral.
23
magia tántrica; pero todavía los superan los de la secta ninmapa o
del casquete rojo, y aún son más abyectos los de la secta bonpa o
secuaces de la religión aborigen, que nunca han querido aceptar
ninguna modalidad de budismo. La secta de los gelugpa es
contumazmente maligna. Las demás no son necesariamente malas,
sino más bien grises, porque hay en ellas mayor relajación en la
negrura de las prácticas, aunque también más individuos egoístas
que entre los rigurosos reformadores del budismo.
24
CAPÍTULO III
HABITANTES HUMANOS MUERTOS
1
Más amplia información de la actuación de los nirmânakâyas se hallará en la obra de Blavatsky
La Voz del Silencio, y en la mía Protectores Invisibles.
25
2ª Clase. LOS DISCÍPULOS EN ESPERA DE REENCARNACIÓN.–
Se ha expuesto en varios tratados teosóficos que cuando un
discípulo llega a cierto grado de perfeccionamiento es capaz, con el
auxilio de su Maestro, de eludir la acción de la ley natural que
ordinariamente obliga a los desencarnados a obtener en el mundo
celeste el resultado de la plena actualización de las fuerzas
espirituales que con sus altas aspiraciones movilizaron durante su
vida terrena.
26
encuentra un cuerpo a propósito en semejantes circunstancias. Lo
más frecuente es que, como ya hemos dicho, espere el discípulo en
el plano astral la eventualidad de un oportuno nacimiento. Pero
entre tanto no pierde el tiempo, porque continúa siendo el mismo
que siempre fue y es capaz de proseguir la tarea que su Maestro le
encomendó aún más pronta y eficazmente que cuando actuaba en
cuerpo físico, porque no tropieza con el estorbo de la posibilidad de
fatiga. Actúa con plenitud de conciencia con igual facilidad en
todos los subplanos del astral.
27
plano astral. Por tanto, su actuación allí será muy corta y lo más
probable es que tenga una confusa conciencia hasta que caiga en
el estado de sueño durante el cual el Ego se libre del cuerpo astral
y entre en la beatífica vida del mundo celeste.
Sin embargo, aunque hay “una ley en los miembros que se rebela
contra la ley del espíritu”2 y aunque si el hombre cede a la ley de
sus miembros en vez de reprimirla, entorpecerá gravemente su
evolución, no se ha de considerar como un mal absoluto, porque
en rigor es también una ley, una efusión de la divina energía que
2
Paráfrasis del texto de San Pablo en el versículo 23 del capítulo VII de la Epístola a los
Romanos (N. del T.).
28
sigue su ordenado curso de involución hacia la materia densa, en
vez del curso del Ego que va ascendiendo y separándose de ella.
29
y podrá el Ego ascender hasta el subplano cuya densidad sea la
misma que la de la mayoría de su cuerpo astral.
30
De análoga índole son los subplanos quinto y cuarto, pero ya no le
atraen tan intensamente al desencarnado las cosas del mundo
terrestre, y propende a modelar su ambiente en relación con la
índole de su más persistente pensamiento.
31
Esta regla no tiene excepción que sepamos, aunque naturalmente
las acciones del hombre cuando se halla consciente en un subplano
pueden, dentro de ciertos límites, acortar o alargar su relación con él.
32
inmensa mayoría de los casos la pérdida del cuerpo físico no altera
el carácter moral e intelectual del individuo, y de aquí que entre los
habitantes desencarnados del mundo astral haya la misma
variedad de mentalidades y moralidades que observamos en el
mundo físico.
33
actúa en los niveles superiores y las potentes fuerzas del deseo que
actúan desde abajo. Por lo tanto, oscila la mente inferior entre las
dos atracciones, aunque con siempre creciente tendencia hacia la
naturaleza superior a medida que se van debilitando hasta
extinguirse las fuerzas del deseo.
34
Convendría que cuantos pierden temporalmente a un ser amado se
convencieran del deber en que están, en beneficio del mismo ser
amado, de reprimir su dolor, que, por natural que pueda ser, es
esencialmente egoísta. No quiere esto decir ni mucho menos, que
las enseñanzas ocultas aconsejen el olvido de los muertos; antes al
contrario, afirman que el afectuoso recuerdo de los que ya salieron
de este mundo es una fuerza que, acertadamente dirigida en el
sentido del ferviente deseo de que llegue pronto al mundo celeste,
le será sumamente provechosa, mientras que las quejumbrosas
lamentaciones y los copiosos llantos no sólo son inútiles, sino
perjudiciales. Con seguro instinto prescribe la religión hinduista
las ceremonias fúnebres del shraddha y la Iglesia Católica las
oraciones por los difuntos.
35
para separarlos; pero como la característica de la mediumnidad es
la fácil separación de los principios constituyentes del hombre,
puede extraer sin dificultad de un médium la materia que necesita
para manifestarse.
36
Desde luego que esta frase es un método material de expresar el
reflejo de la mente superior en la inferior; pero se tendrá más clara
idea de lo que efectivamente sucede si adoptamos la hipótesis de
que la mente envía una parte de sí misma a la personalidad de
cada encarnación, y espera reintegrarla al fin de la vida terrena,
enriquecida con todas sus variadas experiencias. Pero la mayoría
de las gentes se esclavizan tan lastimosamente a sus bajos deseos,
que una porción de su mente inferior se entreteje tan íntimamente
con el cuerpo astral, que con él se separa del Ego. Por lo tanto, en
este caso el desechado cuerpo no sólo constará de materia astral,
sino también de las partículas de materia mental con ella
entretejidas y que por decirlo así quedaron arrancadas de la mente
inferior. La proporción de materia astral y materia mental inferior
contenidas en el desechado cuerpo depende del grado en que la
mente inferior se ha entretejido con las pasiones siniestras y bajos
deseos. La combinación de ambas clases de materia es tan fuerte,
que al pasar el desechado cuerpo por los subplanos del astral no
puede separarse la parte mental. Así se pone en existencia una
temporánea entidad llamada “La Sombra”, que no es en modo
alguno el Ego o verdadero ser humano, que pasó al mundo celeste;
pero que, no obstante, ofrece la misma apariencia de la
personalidad que tuvo en la tierra, y conserva su memoria y sus
extremas características hasta el punto de que se puede confundir
con la entidad real como en efecto suele confundirse en las
sesiones espiritistas4.
4
Este fenómeno metapsíquico es uno de los puntos más difíciles y abstrusos de las enseñanzas
teosóficas. Los recientes progresos de las ciencias fisicoquímicas nos ayudan a dar una
explicación racional que quizá satisfaga a los versados en dichas ciencias. Cuando el autor dice
que la mente envía a la personalidad en cada encarnación una porción de sí misma, significa que
en la actual etapa de la evolución humana y durante la vida terrena, la inmensa mayoría de los
individuos sólo ponen en plena actividad el cuerpo físico para las acciones, el cuerpo astral para
las emociones y el cuerpo mental inferior o mente concreta para los pensamientos, nociones,
ideas y conceptos derivados de la percepción del mundo exterior por medio de los sentidos. No
cabe duda de que de la actuación de estos tres cuerpos durante la vida terrena deriva la
experiencia y de ésta el adelanto del Ego cuyo propio y peculiar vehículo es el cuerpo causal o
mente superior, y por esto dice el autor que la mente superior, espera reintegrarse la inferior al
fin de la vida terrena con todas sus variadas experiencias. El que la mente concreta o mente
inferior, como también se la llama, se entreteja íntimamente con los pensamientos concretos y las
emociones siniestras y bajos deseos, se demuestra porque no es posible desear sin pensar al
mismo tiempo en el objeto deseado ni tampoco es posible una emoción siniestra, un sentimiento
vil sin que le preceda y acompañe el pensamiento. La dificultad mayor está en comprender cómo
37
13 Este fenómeno metapsíquico es uno de los puntos más difíciles
y abstrusos de las enseñanzas teosóficas. Los recientes progresos
de las ciencias fisicoquímicas nos ayudan a dar una explicación
racional que quizá satisfaga a los versados en dichas ciencias.
Cuando el autor dice que la mente envía a la personalidad en cada
encarnación una porción de sí misma, significa que en la actual
etapa de la evolución humana y durante la vida terrena, la
inmensa mayoría de los individuos sólo ponen en plena actividad el
cuerpo físico para las acciones, el cuerpo astral para las emociones
y el cuerpo mental inferior o mente concreta para los
pensamientos, nociones, ideas y conceptos derivados de la
percepción del mundo exterior por medio de los sentidos. No cabe
duda de que de la actuación de estos tres cuerpos durante la vida
terrena deriva la experiencia y de ésta el adelanto del Ego cuyo
propio y peculiar vehículo es el cuerpo causal o mente superior, y
por esto dice el autor que la mente superior, espera reintegrarse la
inferior al fin de la vida terrena con todas sus variadas
experiencias. El que la mente concreta o mente inferior, como
también se la llama, se entreteja íntimamente con los
pensamientos concretos y las emociones siniestras y bajos deseos,
se demuestra porque no es posible desear sin pensar al mismo
tiempo en el objeto deseado ni tampoco es posible una emoción
siniestra, un sentimiento vil sin que le preceda y acompañe el
pensamiento. La dificultad mayor está en comprender cómo se
forma esa entidad ficticia llamada Sombra. Desde luego que es
denominación metafórica, y se explica científicamente al considerar
que la combinada materia del desechado cuerpo sigue
vibrando en la tónica que vibró hasta la separación del Ego, como
sigue vibrando una cuerda musical después de cesado el impulso
se forma esa entidad ficticia llamada Sombra. Desde luego que es denominación metafórica, y se
explica científicamente al considerar que la combinada materia del desechado cuerpo sigue
vibrando en la tónica que vibró hasta la separación del Ego, como sigue vibrando una cuerda
musical después de cesado el impulso que la puso en vibración. Pero como las materias astral y
mental son incomparablemente más sutiles que la física, si la intensidad del impulso es muy
enérgica, como lo son los pensamientos y emociones dimanentes del deseo pasional, la vibración
ha de ser muy duradera y proporcionada al impulso que recibió. Además, se sabe que las
vibraciones de la materia son proteicas, es decir que las sonoras son al propio tiempo cromáticas
y el sonido está aliado con el color y con la forma. De aquí que las vibraciones del cuerpo
desechado sean fiel reproducción o mejor dicho confirmación de las siniestras emociones y
pensamientos que las iniciaron (N. del T.)
38
que la puso en vibración. Pero como las materias astral y mental
son incomparablemente más sutiles que la física, si la intensidad
del impulso es muy enérgica, como lo son los pensamientos y
emociones dimanentes del deseo pasional, la vibración ha de ser
muy duradera y proporcionada al impulso que recibió. Además, se
sabe que las vibraciones de la materia son proteicas, es decir que
las sonoras son al propio tiempo cromáticas y el sonido está aliado
con el color y con la forma. De aquí que las vibraciones del cuerpo
desechado sean fiel reproducción o mejor dicho confirmación de las
siniestras emociones y pensamientos que las iniciaron (N. del T.)
39
aun puede reproducir las expresiones familiares o muletillas y el
carácter de letra de la persona desencarnada, por la automática
acción vibratoria de sus partículas materiales que tienden a
reproducir la modalidad de acción a que estuvieron habituadas, y
si acaso denota el cascarón algo de inteligencia, no es la de la
verdadera entidad, sino la tomada sintónicamente del médium o
del guía, según las circunstancias.
40
y el cuerpo astral, que se van desintegrando, y su materia vuelve
de nuevo a los respectivos planos para servir a la admirable
química de la naturaleza.
41
fruta verde. El cuerpo astral contiene todavía muchas partículas
groseras, y en consecuencia el individuo desencarnado se
encuentra al morir en el séptimo subplano del astral. Sin embargo,
los que mueren de accidentes y han observado durante toda su
vida recta y noble conducta, no tienen tendencia al séptimo
subplano, y por lo tanto pasan el tiempo que han de permanecer
allí, según dice una primitiva carta sobre el asunto, “en feliz
ignorancia y completo olvido, o en un estado de tranquila
somnolencia henchida de rosados ensueños”7.
7
No parece que haya inconveniente en que un individuo de muy relevantes cualidades
espirituales, se halle después de una muerte violenta, en el subplano astral de la misma densidad
de materia de la de su cuerpo astral, sin haber de quedar dormido en el séptimo (N. del T.)
8
Los íncubos son los que bajo apariencia de varón tienen comercio carnal con la mujer. Los
súcubos, por el contrario, los que bajo apariencia de mujer tienen comercio carnal con un varón
(N. del T.)
42
físico, a menos que haya alimentado los vicios que la entidad
obsesionante trata de intensificar.
Conviene advertir que tanto las entidades de esta clase como las
sombras y los cascarones vitalizados son los que se llaman
vampiros menores, porque para prolongar su existencia siempre
que se les depara ocasión absorben o chupan la vitalidad de los
vivientes a quienes obsesionan y aun a los que están en su esfera
de influencia. De aquí que tanto el médium como los circundantes
salgan debilitados de una sesión espiritista. Al estudiante de
ocultismo se le enseña la manera eficaz de contrarrestar y vencer
tan malignas influencias, pero sin este conocimiento es muy difícil
43
evitarlas, y quien se coloque en su campo de fuerza quedará más o
menos influido por ellas.
44
hundimiento de la maldad que acarrea la pérdida de la
personalidad y la debilitación de la evolucionante individualidad,
sería necesario que le hombre sofocara todo vislumbre de
inegoísmo o de espiritualidad sin el más mínimo punto de
contrición redentora; y cuando advertimos que aun en los
individuos más viles hallamos algo no enteramente malo, hemos de
convenir en que están en exigua minoría las personalidades
abandonadas por el Ego. Sin embargo, aunque pocas, las hay, y de
ellas provienen los cada vez más raros vampiros.
45
apodere de él otra entidad astral y lo materialice en forma de
animal salvaje, que generalmente es el lobo, y en esta condición
vagará por el país matando a otros animales y si le es posible a
personas humanas para satisfacer no sólo la sed de sangre que le
atraiga, sino también la de las malignas entidades que lo impulsan.
46
extraordinario de progreso, desafía el natural proceso de la
evolución, manteniéndose en la vida astral por medios de la más
horrible índole.
47
CAPÍTULO IV
HABITANTES NO HUMANOS
48
Según adelanta el estudiante en conocimiento, acrecienta la
certeza de que de un modo u otro se aprovechan rigurosamente
todas las posibilidades de evolución; y que cuando parezca que en
la naturaleza se desperdicia una fuerza o se pierde una
oportunidad, no falla por ello el plan del universo, sino que nuestra
ignorancia no acierta a ver el método y la intención de la
naturaleza.
49
temporáneo cuerpo de la materia del plano astral terrestre, como
hemos visto en el caso de los nirmânakâyas.
50
tratadistas la han designado al pasar por los tres reinos superiores
a los elementales con los respectivos nombres de mónada mineral,
mónada vegetal y mónada animal; pero estas denominaciones son
también deficientes, porque antes de llegar al reino mineral ya la
energía divina ha constituido no una, sino muchas mónadas. Pero
la palabra mónada se adoptó para dar a entender que aun cuando
ya se había diferenciado la esencia monádica no había llegado aún
a la etapa de individualización.
1
Recuérdese lo dicho respecto de la interpretación de los planos. El escalonado descenso del
espíritu plano tras plano y subplano tras subplano es puramente metafórica y sirve para indicar
51
Supongamos ahora que el espíritu, mónada o esencia monádica
diferenciada ha llegado en sus sucesivos revestimientos hasta el
subplano atómico del plano mental y que en vez de ir pasando por
los otros seis subplanos del plano mental da como si dijéramos un
salto y súbitamente se reviste de materia del subplano atómico del
plano astral. Semejante combinación sería la esencia elemental del
plano astral correspondiente al tercer reino animal, o sea el
inmediatamente inferior al reino mineral. En el transcurso de sus
dos mil cuatrocientas diferenciaciones en el plano astral atrae la
mónada varias combinaciones de la materia de los otros seis
subplanos del plano astral, aunque estas combinaciones son
transitorias y sólo queda el espíritu revestido de materia atómica
mental que se manifiesta por medio de la materia atómica del
plano astral.
que durante la vida física está el Ego revestido o envuelto en materia de todos los planos de
nuestro sistema planetario, y es necesario que así sea para el proceso normal de la evolución. La
Psicología experimental acude en defensa de esta verdad, pues sólo admitiendo la variedad de
materia vibrante se explica que un mismo individuo tenga pensamientos siniestros y armónicos,
emociones puras y pasionales, caídas en el vicio y rasgos de heroica virtud, actos de brutal
egoísmo y rasgos de abnegación, impulsos de odio y deliquios de amor, todo ello según las
circunstancias, condiciones y vicisitudes en que se karma se coloca para evolucionar. A cada
grado e índole de pensamiento, emoción, deseo o impulso corresponde la materia de una de sus
envolturas, de la propia suerte que corresponde distinta vibración a cada una de las cuerdas del
arpa o de las teclas del piano. Algo simbólico y profundamente esotérico debe de haber en la lira
de siete cuerdas inventada por Hermes y algo también muy significativo hay en la expresión
vulgar: son de la misma cuerda con que se alude a dos personas de las mismas ideas, tendencias,
aficiones y deseos (N. del T.).
52
elemental, cesa desde luego de pertenecer a la clase que
consideramos y pasa a ser un habitante artificial cuya separada
existencia no tarda en desvanecerse en cuanto se agota el impulso
recibido y se sume en la indiferenciada masa de la particular
subdivisión de esencia elemental de que provino.
53
el gaseoso, el líquido y el sólido, constituyen los siete del plano
físico, y sabían que todos los objetos físicos están constituidos por
materia de uno u otro de dichos siete estados, que en mayor o
menor cantidad entran todos en la composición de los organismos
vivientes, sin que la ciencia haya podido redescubrir los cuatro
éteres.
2 1
En la fecha en que se publicó la primera edición de esta obra sólo conocía la química unos
sesenta cuerpos de los que llama simples o elementos; pero hoy día se conocen 92, con la
particularidad de que según las leyes de la química matemática se ha llegado al límite de la
simplicidad material física densa y ya no es posible el descubrimiento de ningún otro cuerpo
simple, aunque podrán descubrirse algunos isómetros o estados alotrópicos de los ya existentes,
de los que el último descubierto es el neutrón, así llamado porque carece de electrones, si bien no
se le ha estudiado todavía detenidamente (N. del T.)
54
Sin embargo, también hay lo que podría llamarse una división
perpendicular, mucho más difícil de comprender, sobre todo por la
gran reserva de los ocultistas respecto a fenómenos que requerirían
más amplia explicación. Para mostrar lo que de ello puede saberse
diremos que en cada una de las clases y subclases horizontales se
encuentran siete tipos perfectamente distintos de elementales cuya
diferencia no consiste en grados, sino en su carácter y afinidades.
2 2
El ascenso de la materia elemental o efusión de la energía divina en la materia se llama
involución. (N. del T.)
55
Cuando una porción de esencia elemental permanece durante
algunos momentos sin que la afecten externas influencias (lo que,
dicho sea de paso, raramente se realiza), carece de forma definida,
aunque su movimiento es todavía rápido e incesante; pero a la más
mínima perturbación provocada acaso por alguna pasajera
corriente mental, asume una desconcertante confusión de movibles
y siempre cambiantes formas que surgen y desaparecen con la
rapidez de las burbujas en la superficie del agua hirviente.
56
Sin embargo, hay indudablemente en casi todas las subdivisiones
de elementales la tendencia a mostrarse más bien hostiles que
favorables al hombre. Todo neófito lo sabe por experiencia, pues en
la mayor parte de los casos su primera impresión al visitar el plano
astral es la de la presencia en su alrededor de una numerosa
hueste de proteicos espectros que hacia él avanzan en actitud
amenazadora, pero que siempre retroceden o se desvanecen sin
hacer el menor daño, si se les da en rostro valerosamente. De esta
hostil propensión deriva el repulsivo o contrahecho aspecto que
asumen, y los autores medievales nos dicen que el hombre ha de
agradecer su existencia. En la edad de oro la humanidad era
menos egoísta, más espiritual, y los llamados elementales se
mostraban amigos del hombre; pero ahora se han enemistado con
él porque trata con indiferencia, antipatía o crueldad a los otros
seres vivientes.
57
que podemos esperar otra edad de oro cuando la mayoría de los
hombres sean magnánimos e inegoístas y reciban la voluntaria
cooperación de las fuerzas de la naturaleza.
58
maliciosas travesuras de algún espíritu de la naturaleza de los
pertenecientes a la clase tercera. Pero no se ha de creer que el
elemental sea por sí mismo el agente motor, sino que tan sólo es
una fuerza latente cuya actualización requiere un impulso
externamente recibido.
59
inteligencia que haya desenvuelto en la mayor parte de los casos
está el animal en conciencia soñolienta, pero parece
completamente feliz.
60
Algunos autores han incluido a los espíritus de la naturaleza en el
número de los elementales; y en verdad que son los elementales, o
quizá más propiamente los animales de otra línea de evolución.
Aunque mucho más altamente desenvueltos que nuestra esencia
elemental, tienen algunas características comunes con ella. Por
ejemplo, también se subdividen en siete órdenes que habitan
respectivamente en los mismos siete estados de materia física ya
mencionados, en los que penetran las correspondientes variedades
de esencia elemental. Así consideraremos los espíritus de la
naturaleza más comprensibles para nosotros, que son los de la
tierra, agua, aire y fuego o éter.
2 4
Seguramente que la primera impresión que al lector novel cause este párrafo, le moverá a
preguntar: ¿cómo pueden ser habitantes del plano astral si se nos acaba de decir que moran en la
tierra, el agua, el aire y el éter? Precisamente esto demuestra una vez más lo dicho acerca de la
interpenetración de todos los planos, y el astral no está lejos ni encima de la tierra, sino
interpenetrando todo el planeta. Así los gnomos moran en la contraparte astral de la materia
sólida y análogamente los demás espíritus de la naturaleza. (N. del T.)
61
voluntad, pero tienen definida forma peculiar o mejor diríamos una
forma preferida en que aparecen cuando no les interesa asumir
otra. En las condiciones ordinarias son invisibles a la percepción
visual física, pero son capaces de materializarse para hacerse
visibles fácilmente.
62
maestros, y ocasiones hay en que hechizan a una congregada
multitud. Así ocurre con los más sorprendentes juegos de los
faquires de la India, ejecutados por mediación y auxilio de los
espíritus de la naturaleza, que fascinan a los espectadores
haciéndoles ver y oír lo que no sucede en realidad.
63
se les tributa y sin duda están dispuestos a recompensar la
veneración con algún servicio25.
64
sendero más escarpado, y hay muchos para quienes el sendero
más llano es el único posible, y seríamos indignos discípulos de los
grandes Instructores si consintiéramos que nuestra ignorancia
emitiera el más leve pensamiento desdeñoso contra quienes no
eligen el mismo sendero que nosotros.
65
que mientras la finalidad de la evolución humana es elevar a
quienes de ello sean capaces a cierto grado de oculto conocimiento
al fin de la séptima ronda, el objeto de la evolución dévica es elevar
a sus primeras filas a un nivel muchísimo más alto en igual
tiempo. Y entonces, tanto para ellos como para nosotros, se abrirá
un sendero más escarpado, pero también más corto, que conduzca
a los esforzados a más sublimes alturas que en el caso de ellos sólo
podemos conjeturar cuáles son.
2 6
La denominación de kamadeva es muy impropia por lo engañosa, pues lo kámico es sinónimo
de pasional, vicioso, siniestro, lo que no cuadra bien en un deva. Es muy exacta la denominación
de devas astrales. (N. del T.).
2 7
Siempre que en las obras teosóficas se habla del cuerpo mental se entiende del cuerpo mental
inferior, constituido por materia de los cuatro subplanos inferiores, y el cuerpo causal equivale a
mental superior, constituido por materia de los tres subplanos superiores. Rupa significa forma y
arrupa sin forma. (N. del T.)
66
una entidad en el plano físico, por lo que basta con mencionar esas
dos categorías de devas.
67
los cuatro Devarregios para llegar a tan alto grado de sabiduría y
poder, aunque es seguro que no pasaron por ninguna etapa
correspondiente a nuestra humanidad.
68
que de un modo u otro se cumpla el karma 30. Son capaces de
asumir forma humana a voluntad y se recuerdan varios casos en
que así lo hicieron.
3 0
Una hermosa descripción de estos maravillosos seres se halla en La Doctrina Secreta.
69
CAPÍTULO V
HABITANTES ARTIFICIALES
70
Los pensamientos de la mayoría de las gentes son tan vagos e
indecisos, que los elementales por ellos formados sólo duran unos
cuantos minutos o a lo sumo algunas horas; pero un insistente
pensamiento o un ardoroso deseo forman un elemental cuya
existencia puede prolongarse durante muchos días.
71
muchos desagües obstruidos el único expedito, por el que se
apresuraría a fluir.
72
Un sentimiento de envidia o de odio lanzado contra una persona,
entrañará un elemental que se dirigirá hacia ella como disparada
flecha, y buscará el punto más fácil por donde penetrar. Si el
sentimiento es persistente, el elemental recibirá nuevo estímulo y
podrá prolongar su vida mientras persista el sentimiento que lo
engendró. Sin embargo, no tendrá el mal deseo o el siniestro
pensamiento o el envidioso sentimiento eficacia alguna si la
persona a quien van dirigidos no vibra ni propende a vibrar en la
siniestra tónica del elemental formado por tan morbosas
emociones, es decir, que la persona malquerida no proporcionará
punto de apoyo a la potencia del elemental cuya influencia
rechazará como un broquel el aura del individuo de puros
pensamientos y recta conducta, por no hallar sitio en donde fijarse
y entonces por ley mecánica reaccionará contra quien lo emitió,
donde encontrará motivo de actividad, de suerte que el individuo
quedará herido por sus propias armas.
73
inconscientes del enjambre de funestas entidades que lanzan al
mundo. A un hombre así le sería horrible revelación el exacto
conocimiento de los efectos del pensamiento y del deseo en la
producción de elementales facticios, mientras que por el contrario
sería un gran consuelo para muchos a quienes angustia la
imposibilidad de corresponder materialmente a las bondades en
ellos prodigadas por sus bienhechores. Tanto pobres como ricos
pueden emitir con toda eficacia buenos pensamientos y deseos, y
todo individuo es capaz, si tal trabajo se toma, de mantener
siempre al lado del ser querido, doquiera se halle, un ángel
protector.
74
un vehemente deseo, especialmente si con frecuencia se reitera,
forma un activo elemental que se dirige hacia su objeto. Así se
explica científicamente lo que el devoto sin cultura filosófica llama
respuesta a una oración. Hay casos, aunque hoy día raros, en que
el karma delirante permite que le auxilie directamente un Maestro
o su discípulo, y también cabe la todavía más rara posibilidad de la
intervención de un deva o de un amistoso espíritu de la naturaleza;
pero en todos los casos, el procedimiento más fácil para tal auxilio
será la intensificación y acertada dirección del elemental ya
formado por el deseo. Recientemente llegó a noticia de uno de
nuestros investigadores un curioso e instructivo ejemplo de la
extrema persistencia de los elementales facticios bajo favorables
circunstancias. Algunas familias inglesas de vieja estirpe
conservan la tradición de u significativo aviso de la muerte del jefe
o de algún individuo de su familia, es decir, que un fenómeno
siempre el mismo, de distinta índole en cada familia, anuncia
pocos días antes dicha muerte, como por ejemplo, el ave blanca de
los Oxenhams, cuya aparición desde los tiempos de la reina Isabel
de Inglaterra ha sido seguro presagio de la muerte de algún
individuo de dicha familia. Otro ejemplo es el del coche fúnebre
que se detiene a las puertas de un castillo del norte de Inglaterra
días antes de ocurrir una defunción en la familia residente en el
castillo.
75
y era un apuesto doncel que mucho prometía y cuyo éxito feliz en
la vida deseaba vehementemente su padre. Pero por desgracia
mataron al joven en una batalla y el padre cayó en hondo
desconsuelo no sólo por la pérdida de su queridísimo hijo, sino
porque había muerto en plena, descuidada y no del todo inocente
juventud. Tan acerbo fue el dolor del caballero, que despojándose
de sus belicosos arreos se refugió en una de las principales
órdenes monásticas de aquella época, con voto de dedicar el resto
de su vida a rezar por el alma de su hijo, y para que de allí en
adelante ninguno de su sangre se hallase en el que a su sencilla y
piadosa mentalidad le parecía terrible peligro de morir sin religiosa
preparación. Día tras día durante muchos años fue derramando
toda la energía de su alma en el canal de aquel intenso deseo, con
la firme creencia de que produciría la anhelada finalidad.
76
están científicamente preparados y con hábil conocimiento
dirigidos, porque quien así sepa formarlo puede relacionarse con
su elemental y guiarlo hasta no importa qué distancia, de suerte
que actúe como si estuviera dotado de la misma inteligencia que su
dueño.
77
con manjares de varias clases. En algunas comarcas de la India
existen hoy día ambas especies de estos elementales y en África
son relativamente más numerosos.
78
ritos demasiado abominables para enumerarlos, que podrían ser
una supervivencia de prácticas culturales que borró el
hundimiento de un continente con pérdida de sesenta y cinco
millones de vidas humanas.
79
conducían muy adelante en el camino del conocimiento a los
estudiantes aprovechados, y les conferían cuantas facultades
psíquicas estaban a su alcance, después de rigurosas pruebas de
la aptitud del candidato. Sus instructores no habían llegado al
adeptado, pero aprendieron a entrar en el Sendero que a este nivel
había de conducirles en vidas posteriores; y aunque dicha logia no
formaba parte de la Fraternidad de los Himalayas, algunos de los
miembros de ésta se relacionaron con aquélla en pasadas
encarnaciones y por lo mismo se interesan vivamente por su
actuación.
Los jefes de esta logia, aunque retraídos del bullicio social, han
hecho de cuando en cuando todo cuanto pudieron para el progreso
de la verdad en el mundo. Hace cerca de un siglo, a pesar del
desenfrenado materialismo que parecía sofocar toda espiritualidad
en Europa y América, determinaron intentar combatirlo por un
nuevo método, a fin de deparar ocasión a las personas de recto
criterio, de adquirir prueba plena de la vida ultrafísica que la
ciencia se empeña en negar. Los fenómenos exhibidos no eran
absolutamente nuevos, pues en una u otra forma nos los refiere la
historia, pero su modo de manifestación presentaba características
completamente nuevas para el mundo moderno. El movimiento
iniciado por los jefes de aquella logia fue tomando incremento
hasta concretarse en la vasta organización del moderno
espiritismo, y aunque ha producido algunos resultados de los que
no fuera justo inculpar a los promotores del movimiento, lo cierto
es que cumplieron su propósito de convertir a muchos escépticos
que no creían en nada, a la creencia firme en la vida futura. Este
ha sido un magnífico resultado, por más que alguien crea haberse
obtenido a mucha costa. El método adoptado fue escoger a una
ordinaria persona después de la muerte, despertarla
completamente en el plano astral, instruirla hasta cierto grado en
las posibilidades y poderes del plano y confiarle después la
dirección de un centro espiritista. La entidad así instruida,
aleccionaba a su vez en el mismo tema a otras entidades
desencarnadas que influían en los asistentes a las sesiones
espiritistas y los adiestraban para actuar de médiums. De esta
suerte prosperó y floreció el espiritismo. Indudablemente que
80
algunos miembros vivientes de la logia original se manifestarían de
cuando en cuando astralmente en los centros espiritistas, y aún
quizá se manifiesten ahora, pero la corriente es que dejen la
dirección a cargo de la instruida entidad desencarnada. El
espiritismo cundió mucho más rápidamente que lo esperado, de
suerte que no tardó en emanciparse, y así sólo cabe achacarles
indirecta responsabilidad del cariz que fue tomando.
81
Esta fue la génesis de la artificial o facticia entidad humana, y se
ha de entender que en muchos casos se llevó a cabo el relevo sin
que los asistentes a las sesiones espiritistas sospecharan la
simulación, aunque por otra parte, los investigadores de los
fenómenos espiritistas observaron que al cabo de algún tiempo se
advertían de súbito algunas diferencias en la manera y disposición
de manifestarse el guía. Ocioso fuera decir que ninguno de los
Maestros de la Gran Logia Blanca ha emprendido jamás la
formación de una entidad artificial de esta clase, aunque no
podrían oponerse a que la formara quien lo creyera conveniente. El
punto flaco de este recurso está en que además de los miembros de
la logia original muchos otros psíquicos pueden adoptarlo, y entre
ellos los magos negros que ya se han aprovechado de él para
falsificar las comunicaciones espiritistas.
82
CAPÍTULO VI
FENÓMENOS
83
para el psíquico inexperto todos serán vaga e indistintamente
fantasmas.
84
crimen, y de la presencia de las repulsivas entidades astrales que
siempre hormiguean por tales sitios.
85
campesinos sobre estos seres, como demostró el caso de un terrible
asesinato cometido en Irlanda.
86
pues en tan gran medida es capaz de alucinar a un viviente en el
plano físico una entidad que disponga de todos los recursos del
plano astral, que ninguna confianza merece lo que parece la más
convincente prueba. Si la entidad comunicante manifiesta algo que
le presente como el hermano largo tiempo ha fallecido de un
individuo, no puede éste tener la seguridad de que en efecto es el
espíritu de su hermano. Si la entidad revela algo sólo conocido del
hermano muerto y del todavía viviente en la tierra, tampoco ha de
darse por convencido, pues pudiera habérsele leído aquel secreto
en su propia mente o en la luz astral. Y aun si la entidad
comunicante quiere extremar la prueba y le dice al individuo en
cuestión algo que él ignora referente a su hermano, pero que
después queda comprobado, también puede haberse leído este
informe en la luz astral, o cabe la posibilidad de que la entidad
comunicante sea tan sólo la sombra del hermano muerto y
conserve su memoria, pero que en modo alguno sea él mismo.
87
planos. En efecto, según el concepto hinduista del Jagrat o
conciencia vigílica, los planos físico y astral están entrefundidos,
como si constituyeran un solo plano cuyos siete subplanos fueran
los cuatro estados sólido, líquido, gaseoso y etéreo de la materia
física y los tres subplanos inferiores del genuino plano astral.
Supuesto esto, nos será fácil dar un paso más adelante y adquirir
la idea de que la percepción astral puede definirse bajo cierto
aspecto como la capacidad de recibir un número enormemente
creciente de vibraciones. Por medio del cuerpo físico percibimos
una corta porción de vibraciones; otra corta porción de vibraciones
muchísimo más rápidas nos afecta como luz y como electricidad;
pero hay inmenso número de vibraciones de una y otra índole más
allá de uno y otro extremo de la porción percibida y aun
intermedias entre las percibidas, que no detectan nuestros
sentidos físicos. Pero si todas o por lo menos algunas de estas
vibraciones físicamente imperceptibles se pueden percibir
astralmente con todas las complicaciones derivadas de la
diferencia de longitud de onda, se amplificará e incrementará
notablemente en el nivel astral nuestra comprensión de la
naturaleza y podremos conocer muchas cosas que ahora nos son
ocultas.
88
de todos los fenómenos de clarividencia sin necesidad de
remontarnos más allá del plano astral35.
3 5
Véase a este propósito la obra Clarividencia en que están tabuladas y explicadas las variedades
de esta facultad con numerosos ejemplos.
89
1º CORRIENTES ETEREAS.– Sobre la superficie de la tierra fluyen
constantemente, de polo a polo, corrientes etéreas de intensidad
tan irresistible como la de las mareas, y hay métodos de utilizar
con toda seguridad tan estupenda fuerza; pero se expondría a
gravísimo riesgo quien intentara gobernarla sin el debido
conocimiento.
90
tropas pasa por un puente colgante, han de ir a paso libre, pues el
marcial levantaría por lo acompasado una vibración cada vez más
intensa, hasta que, vencida la resistencia del hierro, se hundiría el
puente.
91
A los estudiantes novicios les cuesta comprender cómo puede
conservarse la configuración de un objeto así tratado, pues ponen
el reparo de que si un objeto metálico, por ejemplo una llave, se
funde y después se vaporiza por el calor, al condensarse volverá al
estado sólido, pero ya no será una llave, sino un trozo de hierro. La
objeción parece certera, aunque en rigor no cuadra bien la analogía.
92
MATERIALIZACIÓN.– Así como el paso de materia sólida a etérea
explica el fenómeno de desintegración, así el proceso inverso
explica el de materialización; e igualmente que en el primer caso es
necesario el persistente esfuerzo de voluntad para impedir que el
objeto reasuma el estado sólido, es también necesario el
continuado esfuerzo de voluntad para que el objeto materializado
no se restituya a su condición etérea.
93
A la primera clase, la más frecuente, pertenecen las invisibles
manos que abofetean a los circunstantes y transportan menudos
objetos de uno a otro lado de la sala. También son de esta clase los
órganos vocales que emiten la vos directa. En este último caso se
utiliza una clase de materia que no puede reflejar ni interceptar la
luz, pero que en determinadas circunstancias emite vibraciones
acústicas.
3 7
A la clase de materializaciones visibles y no tangibles pertenece la descripta en el versículo 5
del capítulo V de la profecía de Daniel, que dice: “En aquella misma hora salieron unos dedos de
mano de hombre y escribían delante del candelabro sobre lo encalado de la pared del palacio real
y el rey veía la pala de la mano que escribía.” (N. del T.)
94
Quienes no saben extraer directamente la materia del éter
circundante, la suelen sustraer del mismo objeto que por ello
disminuye de peso.
95
mensaje entero. De esta suerte, en una sesión espiritista se
precipitan a veces muy largas cartas en pocos segundos.
96
LUCES. – Con el conocimiento de las leyes de la Naturaleza que los
recursos del plano astral ponen a disposición de sus habitantes, la
producción de luces es un fenómeno sencillísimo, tanto de las
tenuemente fosforescentes como de las eléctricas brillantes, y
también la de los extraños saltarines glóbulos luminosos en que
tan fácilmente se transmutan los elementales del fuego. Como
quiera que toda luz proviene de las vibraciones de la materia
etérea, es evidente que todo el que conozca la manera de provocar
estas vibraciones logrará producir la luz de la intensidad que le
convenga.
97
REPERCUSIÓN.– El principio de vibración simpática a que antes
nos referimos explica también el extraño y poco conocido fenómeno
de repercusión, consistente en que cualquier golpe, marca antigua
o señal en la forma materializada se reproduce exactamente en el
cuerpo físico. Indicios de este fenómeno hallamos en las pruebas
aducidas durante los procesos judiciales seguidos a las brujas de
la Edad Media, en que aparece frecuentemente la afirmación de
que se reproducían en el cuerpo físico de la bruja las heridas
causadas cuando se había aparecido en figura de perro o de lobo.
La misma extraña ley ha conducido alguna vez a inculpar
injustamente de fraude a un médium, porque una materia
colorante frotada sobre la mano materializada de una supuesta
entidad astral se encontró más tarde que tiznaba la mano del
médium, cuando en realidad el supuesto “espíritu” no era más que
el doble etéreo del médium, obligado por la influencia de la entidad
guiadora de la sesión espiritista a tomar distinta forma. La parte
etérea y la parte densa del cuerpo físico están tan íntimamente
enlazadas que es imposible alterar la nota vibratoria de una sin
que inmediatamente levante exacta vibración de la otra.
98
ÍNDICE
PREFACIO.......................................................................
INTRODUCCIÓN..............................................................
I. EL ESCENARIO.............................................................
V. HABITANTES ARTIFICIALES.......................................
VI. FENÓMENOS.............................................................
99