Arqueología, Paleontología y Etnografía, Vol. 11
Arqueología, Paleontología y Etnografía, Vol. 11
Arqueología, Paleontología y Etnografía, Vol. 11
Comunidad de Madrid
CONSEJERÍA DE CULTURA Y DEPORTES
Dirección General de Patrimonio Histórico
Créditos institucionales
COMUNIDAD DE MADRID
Presidenta
Esperanza Aguirre Gil deBiedma
Consejero de Cultura y Deportes
Santiago Fisas Ayxelà
Viceconsejera de Cultura y Deportes
Isabel Martínez-Cubells Yraola
Director General de patrimonio Hiistórico
Francisco javier hernández Martínez
PRESENTACIÓN
CONSEJERO DE CULTURA Y DEPORTES
página en blanco
PRESENTACIÓN
DIRECTORGENERAL DE PATRIMONIO
Créditosde la consejeria
Greditos de la Consejeria
Diseño y maquetación
DeBuKs, s.c.
Impresión
xxxxxxxxxx
Depósito Legal
M-xx.xxx-2006
ÍNDICE
IN MEMORIAM
CUESTIONES PRELIMINARES
INVENTARIO DE YACIMIENTOS
151 María Rosario Lucas Pellicer, Luz María Cardito Rollán, Juan Gómez Hernánz
Sector de calizas
155 Patones
156 Covacho del Pontón de la Oliva
162 Abrigo del Pollo
168 Cueva de las Avispas
173 Cueva del Aire
177 Torremocha del Jarama
178 Abrigo de Belén
185 Torrelaguna
186 Cueva del Derrumbe
203 El Vellón
204 Abrigo de los Horcajos
Sector de Granitos
Bibliografía
BLASCO, C. Y LUCAS, Mª R., (1999-2000): La Edad del Hierro en CERRALBO, MARQUÉS DE, 1918: El arte rupestre en la región del
la región de Madrid, en RUANO , E. (Dir. y Coord.), La Duratón, Boletín de la Real Academia de la Historia, LXXIII,
Arqueología Madrileña en el final del Siglo XX: desde la 127-160.
Prehistoria hasta el Año 2000. XXX Aniversario de la AEAA, LUCAS, Mª R., 1971: “Grabados rupestres en la comarca de
BAEAA, 39-40, 177-195. Santa María de Nieva”, Estudios Segovianos, 67, 41-48.
BLASCO, C. Y LUCAS, Mª R., 2000: El yacimiento romano de La LUCAS, Mª R., 1971b: “Pinturas rupestres del Solapo del Águila
Torrecilla: De Villa a Tugurium, Patrimonio Arqueológico (río Duratón, Segovia)”, Trabajos de Prehistoria, 28, 3-36.
del Bajo manzanares, 4, UAM. LUCAS, Mª R., 1973a: “Grabados rupestres en el término de
BLASCO, C. Y LUCAS, Mª R., Y ALONSO, Mª A., 1991: “Excavaciones Domingo García (Segovia)”, XII C.A.N. (Jaén, 1971),
en el poblado de la Primera Edad del Hierro del Cerro Zaragoza, 257-266.
de San Antonio (Madrid)”, Arqueología, Paleontología y LUCAS, Mª R., 1973b: La pintura rupestre esquemática del
Etnografía, 2, 7-189. barranco del Duratón (Segovia), Tesis doctoral inédita, UAM.
Grupo de Investigación
El equipo nominal registrado en la cláusula undécima incluye los siguientes nombres:
Dra. Rosa Cañada (Dpto. Geografía UAM) y los licenciados por la UAM, R. Anciones, Luz
M. Cardito, J. Gómez Hernanz y D. Moneva, además de M.A. García Valero, licenciado
por la Universidad Complutense en cuyas prospecciones había localizado arte rupestre.
La Dra. Rosa Cañada, profesora de la UAM, aceptó mi propuesta de partición para es-
tudiar, de acuerdo a su especialidad, el paisaje que acoge a los diversos lugares con
2 Como suele suceder y estamos acostum-
ar te, tal como queda reflejado en los correspondientes apar tados, en especial en la
brados, no sin resignación, el dinero final fue
bastante menos que el presupuestado y se in- Segunda Parte dedicada al Arte esquemático; cuestiones de trabajo, impidieron que J.
virtió estrictamente en desplazamientos, gas-
tos de material y equipo y pago de la fotogra-
Baena se incorporara al equipo, si bien siempre ha estado a nuestra disposición y prue-
fía profesional. ba final de ello ha sido su par ticipación en esta publicación. Otros nombre no refleja-
Divulgación de resultados
Concluido el Inventario y organizada la documentación, se entregaron los resultados
a la Comunidad de Madrid; mientras tanto, en orden a las actividades de la Programación
3 La colaboración e interés de todo el equipo Cultural de la UAM y coyunturas del momento, se incluyó entre la programación del
dirigido por la profesora S. Corchón , quien dio Departamento de Prehistoria y Arqueología durante el curso 1991/92, con ayuda de to-
brillantez al acto con la conferencia inaugural
sobre el arte rupestre paleolítico de la Meseta, do el Grupo de Investigación de Ar te Rupestre y otros alumnos de la UAM, una exposi-
son dignos de todo elogio. Un recuerdo cari- ción interuniversitaria en colaboración con la Universidad de Salamanca, sobre el Ar te
ñoso para todos los profesionales de la 3
Universidad de Salamanca, renovando la gra- Rupestre en especial el relativo al mencionado Inventario de Castilla y León , aprove-
titud personal y la satisfacción de las autori-
dades académicas de aquellos años por el éxi-
chando la opor tunidad para dar a conocer la puesta en marcha del Inventario de la
to de las jornadas. Comunidad de Madrid.
Preparación de la publicación
La confección del Inventario no tiene el mismo objetivo que una publicación, en con-
secuencia por mucho material acumulado y organizado por términos y nombre de yaci-
mientos, se necesita un impulso especial para ponerlo a punto. Y este ha sido el dispa-
radero que ha propiciado la preparación de este libro: el ofrecimiento de su publicación y
la disposición de la Consejería de Cultura y Deportes, especialmente en la figura de la Jefa
del Servicio de Protección del Patrimonio Arqueológico, Paleontológico y Etnográfico, Dña.
Belén Martínez, al atender mi doble petición: contratar temporalmente a dos de los cola-
boradores, Dña. Luz Cardito y D. Juan Gómez, para que se encargaran de completar ne-
cesidades gráficas de acuerdo al índice propuesto y demás objetivos más; añadir a la par-
tida económica el pago de algunos análisis y el gasto generado en desplazamientos, material
informático y renovación de algunas exigencias fotográficas (entre ellas estado actual de
los yacimientos y del arte).
En términos generales se ha seguido puntualmente el índice presentado en la pro-
puesta de publicación y que en términos generales se centra en el arte en sí, contextua-
lización arqueológica y estudio espacial. Como se ha adelantado en la introducción, la pri-
mera parte se dedica al Arte Paleolítico, con un único yacimiento, la Cueva del Reguerillo,
toda vez que se descarta la pintura de la Cueva de las Avispas, con los argumentos que
se esgrimen en las respectivas páginas.
La singularidad del Reguerillo impone así mismo un tratamiento especial, recogido
en la densa revisión histórica de sus antecedentes científicos y lúdicos, hasta llegar al mo-
mento actual y en el capítulo dedicado a la geomorfología de la cueva, complejidad, kiló-
metros de recorrido y bocas de entrada. En tal sentido y aunque aparentemente no exis-
te relación directa entre la datación presumible de los grabados, ocupaciones humanas
paleolíticas y postpaleolíticas y restos paleontológicos. Otro tanto se puede decir sobre la
validación de los dibujos de Maura y la localización topográfica de los grabados. En cuan-
to al arte que resta, deliberadamente tal como se advierte en la introducción, no se tra-
ta mas que de un avance para comprometer su estudio en una investigación más am-
plia, estimular a que todo lo que aún queda disipe dudas sobre el ar te en sí, posición
cronoestilística, técnicas del grabado, uso de las paredes y, en general, utilización de la
Tal como hemos venido expresando en anteriores trabajos (Conde Ruíz et al., 2000),
pensamos que el sílex del Manzanares, rico en abundancia y variedad de calidades, ha ve-
nido ejerciendo un papel fundamental en la ocupación durante el Paleolítico Superior de la
Comunidad. Frente a un poblamiento de carácter montañoso característico de áreas como
la zona cantábrica, con un abanico de recursos litológicos y bióticos evidentemente dis-
tintos y más parcelados en su distribución, se acredita en Madrid la ocupación de las cuen-
cas de los valles con un carácter abierto probablemente relacionado más con patrones de
explotación de recursos que con un propio sentido de hábitat, sin que, por otra parte, se
haya localizado hasta el momento ningún yacimiento, especialmente en los entornos flu-
viales, que pueda en sentido estricto ser entendido como residencial. No olvidemos los
datos referidos al trasiego de sílex a larga distancia, constatado, por ejemplo, en yaci-
mientos como Antoliñako Koba (Tarriño et al., 1998).
La mayoría de estos yacimientos en super ficie madrileños se encuentran situados
sobre los restos desmantelados del propio páramo terciario, rico en afloramientos de sí-
lex. Es el caso de Cerro Almodóvar, Cerro de los Ángeles o Cerro del Telégrafo que han
sido también explotados en fases recientes (Gamazo y Cobo, 1983; Rus y Velasco, 1993,
Conde et al., 2000).
Pero a diferencia de esta concentración en torno a recursos de asociación fluvial, la
ocupación de la parte centro oriental del Sistema Central (la Sierra de Madrid) aparece ale-
jada de los depósitos de sílex fluvial, y dominada por materiales metamórficos y magmá-
ticos con pocas posibilidades para la transformación y para la utilización de espacios ru-
pestres, con la excepción de calizas cretácicas del Alto Valle del Lozoya. La desigual
distribución de la carstificación y la posible ocupación al aire libre limita además la locali-
zación de niveles de ocupación bien preservados, pero que posiblemente fueron objeto de
una utilización más o menos fugaz.
Así pues, contamos con un área que sí reúne las condiciones apropiadas para la ocu-
pación en cueva: área de Torrelaguna y Patones, y las zonas circundantes a Pinilla del
Valle, con niveles que acreditan su ocupación desde fechas antiguas, y que podrían haber si-
do objeto de una eventual ocupación también en fases del Paleolítico Superior (Alférez et al.,
1982). Otros ambientes, como los yesíferos de la zona de Arganda y margen izquierda del
Manzanares, ofrecen escasos indicios de un posible uso como espacios de habitación.
Desconocemos que tipo de relación pudo existir entre ambos entornos, aunque pare-
ce lógico pensar en complementariedad funcional entre ellos. Las distancias que separan
estos contextos no permitirían desplazamientos diarios aunque sí con un carácter más es-
paciado o quizá estacional. El estudio comparado de las litologías presentes en contexto
ADÁN ÁLVAREZ, A.; GARCÍA VALERO, M.A.; JORDÁ PARDO, F.; SÁNCHEZ de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología,
CHILLÓN, B. (1989): “Jarama II, nouveau gisement nº 39-40. pp. 81-104.
Magdalénien avec art mobilier de la “Meseta Española” BAENA PREYSLER, J. (2002): “El Paleolítico en Madrid durante el
(Guadalajara, Espagne). Extrait du Bolletin de la Societé periodo 1916-1936”. V.V.A.A.: Bifaces y Elefantes. La
Prehistoriqué de L´Ariége, XLIV. investigación del Paleolítico Inferior en Madrid. Zona
AGUIRRE, E. (1989): “Vertebrados del Pleistoceno continental” . Arqueológica, 1. Madrid. pp. 81-107.
Memoria del Mapa del Cuaternario de España, Instituto BAENA PREYSLER, J.; CARRIÓN SANTAFÉ, E. (2002): “Los materiales
Tecnológico y Geominero de España. solutrenses”. BLASCO BOSQUED, C. : La Colección Bento
ALCOLEA, J.; BALBÍN, R.; GARCIA, M.A.; JIMENEZ, P.J. (1997): “Nuevos del Museu d’Arqueologia de Catalunya. Una nueva mi-
descubrimientos de arte rupestre paleolítico en el cen- rada a la Prehistoria Madrileña. Barcelona. Pp. 79-130.
tro de la Península Ibérica: La cueva del Reno BALBIN, R., ALCOLEA J.J. (1994): “Arte paleolítico de la Meseta es-
(Valdesotos, Guadalajara)”. II Congreso de Arqueología pañola”. Complutum, 5. Departamento de Prehistoria
Peninsular, 239-257. Zamora Universidad Complutense de Madrid.
ALCOLEA, J.; BALBÍN, R.; GARCIA, M.A.; JIMENEZ, P.J.; ALDECOA, A.; BALBIN , R.; ALCOLEA, J.J.; M ORENO , F.; CRUZ, L.A. (1995):
CASADO, B.; DE ANDRES, B.; RUIZ, S.; SÁINZ, P.; SÚAREZ, N. “Investigaciones arqueológicas en la Cueva de la Hoz
(1996): “Avance al estudio del poblamiento paleolíti- (Santa Maria del Espino, Guadalajara)”. Patrimonio
co del Alto Valle del Sorbe (Muriel Guadalajara)”. II Histórico-Arqueología. Junta de Comunidades de
Congreso de Arqueología Peninsular, 201-218. Zamora. Castilla-La Mancha.
ALCOLEA, J.J.; BALBIN, R.; GARCÍA, M.A.; CRUZ, L.A. (1995): “La cue- BALBIN, R.; ALCOLEA, J.J.; SANTONJA, M. (1994): “Siega Verde y
va del Turismo, (Tamajón, Guadalajara). Un nuevo yaci- ar te rupestre paleolítico al aire libre”, 6 . Congreso
miento rupestre paleolítico en la Meseta Castellana”. Hispano-ruso de Historia.
Arqueología en Guadalajara. Patrimonio Histórico- BERNALDO DE QUIROS, F.; CABRERA, V. (1979): “Problemas genera-
Arqueología. Junta de Castilla-La Mancha. les del Paleolítico Medio y Superior en la Provincia de
ALCOLEA, J.J.; BALBÍBN, BEHRMANN, R. (2003): El arte Rupestre Madrid”. I Jornadas de Estudios sobre la Prov. de Madrid.
Paleolítico del Interior Peninsular: Nuevos elementos Diputación Provincial de Madrid.
para el estudio de su variabilidad regional”. V.V.A.A.: El BLASCO, C.; BAENA, J.; LIESAU, C. (1998): La Prehistoria Madrileña en
Arte prehistórico desde los inicios del Siglo XXI. Primer el gabinete de Antigüedades de la Real Academia de la
Simposio Internacional del Ar te Prehistórico de Historia. Patrimonio Arqueológico del Bajo Jarama, 3, 131.
Ribadesella. 223-253. BREUIL, H.,(1920): “Cueva del Reguerillo”. Boletín de la Real
ALTUNA, J. (1995): “Faunas de mamíferos y cambiso ambienta- Sociedad Española, XX.
les durante el Tardiglaciar Cantábrico”. MOURE ROMA- CABRE, J. (1934): “Las Cuevas de Los Casares y de la Hoz”.
NILLO, A.; GONZÁLEZ SÁINZ, C. : El Final del Paleolítico Archivo Español de Arte y Arqueología, 10.
Cantábrico. Universidad de Cantabria. Pp. 119.157. CACHO QUESADA, C.; MARTOS ROMERO, J.A. (2002): “Colecciones
ALFÉREZ, F., MOLERO, G., BUSTOS, V., BREA, P. BUITRAGO A., (1982): paleolíticas de Madrid en el Museo Arqueológico
“Descubrimiento del primer yacimiento cuaternario (Riss- Nacional”. V.V.A.A.: Bifaces y Elefantes. La investiga-
Wurm) de vertebrados con restos humanos en la pro- ción del Paleolítico Inferior en Madrid. Pp. 382-407.
vincia de Madrid (Pinilla del Valle). COL-PA, 37, 15-32. CALVO J.P. ORDOÑEZ S. HOYOS M. GARCIA DEL CURA M.A.(1984):
ALMAGRO GORBEA, A. (1971): “La cueva del Niño (Albacete), y la Cueva “Caracterización sedimentológica de la Unidad Intermedia
de la Griega (Segovia)”. Trabajos de Prehistoria, 28. del mioceno de la zona sur de Madrid” Rev. Mat. Proc.
ARSUAGA, P.; AGUIRRE, E. (1979): “Rinocerontes lanudos en la pro- Geol., 2 145-176.
vincia de Madrid (Coelodonta antiquitatis)”. Bol. Real COBO, A.; GAMAZO , M. (1983): “Desarrollo de las teorías so-
Soc. Esp. de Historia Natural, 77. Madrid. bre la edad y formación de las terrazas del
BAENA PREYSLER, J. (1994): El Paleolítico Inferior y Medio en Manzanares. Nuevas aportaciones”. Homenaje a M.
la Región Sur de Marid. Estudio de las facies de Almagro. Tomo I. Madrid
“Talleres”. Tesis Doctoral Microfichada. Universidad COBO, A.; GAMAZO, M.; HOYOS, M.; SOTO, E. (1979): “Los yaci-
Autónoma de Madrid. mientos Paleolíticos de las terrazas del Manzanares.
BAENA PRESYLER, J.; CONDE RUÍZ, C.; CARRIÓN SANTAFÉ, E.; PASTOR Estado actual de la cuestión”. I Jornadas de estudios
MUÑOZ, J. (2000): “Paleolítico y Epipaleolítico”. Boletín sobre la Provincia de Madrid. Dip. Prov. de Madrid.
Lámina 1: Situación de la Cueva del La Cueva del Reguerillo, la cavidad más importante de la Comunidad de Madrid, per-
Reguerillo al Noreste de la Comunidad
de Madrid con el límite administrativo
tenece al término de Patones, localidad próxima a Torrelaguna (de aquí la confusión o in-
de la provincia de Guadalajara. diferencia entre ambos términos existente en la bibliografía), y se sitúa al noreste de la
Comunidad de Madrid, rayando con el límite administrativo de la provincia de Guadalajara
(lámina 1). Desde el punto de vista geomorfológico forma parte del Sistema Central y se
emplaza en la franja de sedimentos cretácicos que bordean las estribaciones meridiona-
les de la sierra de Guadarrama (sector de Somosierra) justo en el extremo oriental de la
Serrezuela de las Calerizas. Dentro de este relieve ondulado y discontinuo, dividido por ba-
rrancadas en seis altozanos, la cueva se localiza en el Cerro de La Dehesa de la Oliva (860
m s.n.m.), la última elevación, la más oriental, ceñida por el meandro del curso bajo del
Lozoya que confluye con el río Jarama antes de alcanzar la depresión que separa el cerro
de Las Esparteras del de la Oliva.
La huella humana de mayor envergadura, dentro del paisaje natural en que se inser-
ta la cueva, es la presa del Pontón de la Oliva/Canal del Lozoya, parte de la red de em-
balses del Canal de Isabel II y de la magna empresa acometida a mediados del siglo XIX
para abastecer de agua a la capital de España.
Lámina 2: Dibujo de Casiano de Prado Anécdotas aparte, Prado se preocupa sobre la naturaleza y potencia del suelo, según
(estalagmitas-estalactitas). las zonas, “de roca natural o de un limo calizo cuyo espesor no llega a averiguar porque
había penetrado a 70 cm y continuaba todavía”. Pero su máxima admiración se centra
en las “columnas” de estalactitas y estalagmitas, algunas hasta de un metro de diáme-
tro, certificando sus datos con el dibujo de su disposición (lámina 2) Desde el punto de
vista científico, tanto las inferiores como las superiores sólo podían provenir del agua fil-
trada por la caliza, y el desarrollo de algunas, en el comienzo de su formación, le hace
sospechar de movimientos o de leves dislocaciones en el interior de la gruta. Con todo,
se pregunta por qué había mayor número de estalagmitas que de estalactitas y cuál era
la razón de las diferencias en su estructura. Para la primera cuestión plantea dos hipó-
tesis, una basada en la filtración del agua y la escasez de corrientes de aire, fenómeno
que propiciaría una lenta evaporación e impediría llegar al cielo de la cueva la caliza di-
suelta, depositando en el suelo las concreciones de carbonato de cal; otra, que el agua
venga cargada de poca caliza. Para la segunda cuestión, la estructura diferenciada entre
estalagmitas y estalactitas, pese a sus disquisiciones sobre el factor agua y la periodi-
cidad del tiempo, no encuentra una respuesta satisfactoria, avanzando que “sería pre-
ciso para hallar alguna luz sobre ésto, el seguir la marcha de esta operación de la natu-
tado no existe una mención expresa a be afirmar que no existen más salas que las exploradas y que dejamos escritas .
aguas subterráneas sino a la escorren- A Maura y Pérez de Barradas se debe la primera planimetría de la cueva (lámina 4) y
tía del agua en la cueva. Nada que opo- también las primeras fotografías publicadas: entrada y aspectos parciales correspondientes
ner al tercer punto, y en cuanto al últi-
mo, la comparación de la reproducción a los sectores denominados Rotonda del Teatro y la Pagoda. Por otra parte este trabajo
del croquis con la planta real manifies- tiene la virtud de ratificar el empleo de la entrada como aprisco de ganado y refugio tem-
ta claras diferencias, pese a lo loable
que pueda ser este primer intento de
poral y el hecho de que en los años transcurridos desde la visita de Casiano del Prado
planimetría. (1864) hasta el año 1931, la cueva había recibido excesivas visitas. Roto su sosiego,
Animados con el descubrimiento de los dibujos realizados por Benítez Mellado y con el
mapa de localización realizado por Maura y sus referencias de las distancias, realizamos
una identificación de ubicación de los grabados. Algunos de ellos se conservan intactos,
como es la retícula de la entrada (una malla de líneas extendidas por un espacio de 30 x
30 cm y con un trazo fino y profundo) (fig. 1). Así mismo, del denominado “panel de los an-
tropomorfos”, el más completo de todos los paneles, sólo ha sido posible identificar par-
te de sus trazos (fig. 2). El lugar donde se encuentra este panel es una zona de gran
tránsito de personas lo que ha llevado, junto a la humedad existente, a que cada vez
que se visita de nuevo se encuentre más deteriorado. Otras zonas han sido cepilladas y
“limpiadas” lo que ha provocado la desaparición de los grabados existentes.
No obstante, la prospección metódica del primer piso de la cueva nos mostró que,
además de la conservación de algunos de los grabados documentados, existían todavía
grabados inéditos. No hemos incluido su localización en este estudio, ya que la cueva aún
no se encuentra cerrada ni protegida.
Queda pendiente su estudio en profundidad por especialistas, así como la prospección
del segundo piso, donde Trinidad de Torres excavó el yacimiento de la “Galería del oso
de las cavernas”. Este yacimiento tiene, según su excavador, dos orígenes: Por un lado,
se encuentra una acumulación de restos de oso (Ursus spelaea), producida a partir de las
muertes naturales de los animales ocurridas durante la hibernación, periodo donde se pro-
duce el parto de las hembras. Por otra parte aparecen restos de herbívoros (Capra ibex,
Cervus elaphus, etcétera.), así como hogares y algún instrumento lítico que indican la re-
alización de actividades humanas.
Se ha localizado un grabado que muestra la cabeza de una cierva con cuello largo (fig.
3) en un nuevo panel con numerosos trazos. Sobre dicho panel (fig. 4) se habían deposi-
tado carbonatos, los cuales cubrían parte de los grabados. Se ha realizado una datación
por TL de dichos carbonatos, a cargo del Laboratorio de Datación y Radioquímica de la
Universidad Autónoma de Madrid. El resultado, de la muestra analizada, indica que esta
“costra” se formó hace 12.593 ± 1.133 años B.P. La datación nos confirma la cronología
paleolítica de los grabados, que serían realizados con anterioridad a dicha fecha.
Cerca de este último panel, también se localizan nuevos grabados entre los cuales se
pueden apreciar dos figuras, una de las cuales representa un bóvido (fig. 5) y la segunda
es de dudosa determinación. Lamentablemente estos grabados sufren un continuo dete-
rioro con el paso del tiempo debido al descontrolado y agresivo uso actual de la cueva.
Estos grabados ya sufrieron en su día un fuerte cepillado, pero debido a su trazo profun-
do se han conservado hasta la fecha (fig. 6).
El hecho de que existan grabados en gran parte de la cueva, entre los cuales desta-
can varias retículas nuevas (fig. 7 y 8) y varios paneles que muestran gran cantidad de líneas,
indica la necesidad de un investigación profunda de esta maltratada cueva. Estos, junto con
sus otros valores, paleontológicos, biológicos, así como su singularidad en la Comunidad
de Madrid sugieren la urgencia de un proyecto viable de protección de la misma.
En cuanto a la cronología del arte del Reguerillo, es difícil definirse a partir de los datos
de los que disponemos actualmente. Indudablemente no cabe hablar de un Auriñaciense co-
mo propuso Maura. La existencia de un mamut, en el panel de los antropomorfos, nos re-
mite climáticamente a periodos avanzados, todavía no bien precisados, del Paleolítico Superior.
Nos encontramos “ante la organización de “un santuario profundo” con un bestiario
reducido y estilísticamente no unitario… Las reproducciones reflejan una limitada gama
de animales con apreciables diferencias estilísticas, contrastando vivamente la gracia de
la cabeza de cabra montés respecto a la tosca figura del “toro” de cuerpo rayado. Incluso
Figura 3: Cabeza de cierva con cuello largo. Figura 4: Panel con carbonatos que cubren parte de las figuras grabadas.
(Foto: J. Latova) (Foto: J. Latova)
Figura 7: Nueva retícula. Figura 8: Zona con gran cantidad de líneas, entre las que se aprecian
¿pisciformes?.
Bibliografía
ALMAGRO BASCH, M., 1981: Los grabados de trazo múltiple en BALBIN BEHRMANN, R. Y MOURE ROMANILLO, J.A. 1980: La” galería de
el arte cuaternario español, Altamira Symposium, vol. los caballos” de la cueva de Tito Bustillo. Altamira
28. Symposium: 85-118.
ALMAGRO GORBEA, M., 1971: La cueva del Niño (Albacete) y la cue- 1981: Las pinturas y grabados de la cueva de Tito
va de la Griega (Segovia) dos yacimientos, Trabajos de Bustillo. El sector oriental. Studia Arqueológica, vol.
Prehistoria, 28: 9-52. 66, Valladolid.
ALTUNA, J. Y APELLANIZ, J.M., 1976: Las figuras rupestres pale- 1981: Pinturas y grabados de la cueva de Tito Bustillo:
olíticas de la cueva Altxerri, Munibe, vol. 28. conjuntos II a VII. Bol. S.S.A.A, XLVII: 5-43. Valladolid.
ALONSO SILLO, R., 1986: El modelado interior de los grabados 1982: El panel principal de la cueva de Tito Bustillo
rupestres del Norte de la Península. Estudio de Arte (Ribadesella, Asturias), Ars Praehistórica, vol. 1: 47-
Paleolítico, Madrid CIMA Monografías, vol. 15: 133- 97.
214. 1983: Las superposiciones en el panel principal de la
ALTUNA. J. 1983: On the relationship between archaeofaunas cueva de Tito Bustillo, Homenaje al prof. M. Almagro
and parietal Art in the caves of the Cantabrian region. Basch: 287-99. Madrid.
Animals and Archaeology. BAR International Series. BALBIN, BEHRMANN R. et alii, 1986: Los grabados y pinturas
Vol. 15: 227-238. de las cuevas de los Emboscados y el Patatal en
APELLANIZ, J.M. 1984: El arte prehistórico del País Vasco y sus ve- Estudio de Arte Paleolítico: 233-270. Madrid.
cinos. Bilbao. 1991: Siega Verde (Salamanca). Yacimiento artístico
Introducción y antecedentes
La Cueva del Reguerillo y, por extensión, el karst del cerro de la Oliva, constituyen el
paradigma de la espeleología madrileña, lo cual resulta especialmente explicable ya que
son casi las únicas cavidades de importancia de la Autonomía, aunque existe el fenóme-
no singular que supone la existencia de un importante endokarst en yesos del Mioceno,
que aparece cerca del pueblo de Estremera, del que es su principal exponente la cueva
de Juan Fernández.
Desde los lejanos sesenta del pasado siglo, la Cueva del Reguerillo fue sinónimo de
exploración y aventura para los espeleólogos madrileños y, en algunos casos, fue el ta-
lismán que nos introdujo en el embrollado laberinto del karst; vaya pues en esta intro-
ducción un sentido homenaje a todos ellos aunque, quizás de forma especial, al pretéri-
to grupo de espeleología del Centro de Estudios Hidrográficos y, singularmente, a Ángel
Hernánz (1965, 1967 a,b). Hay otras publicaciones que, prácticamente, se pierden en la
prehistoria (Puig y Larraz, 1894) y otros, casi: Monturiol (1958,a,b, 1965), Torres (1970),
Torres y Eraso (1973) Torres y Puch (1973) y Torres (1974).
En 1971 tiene lugar la primera intervención paleontológica dirigida por el Prof. Almela
catedrático de Paleontología de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de
Madrid. Campañas posteriores de excavación dirigidas por T. Torres, quedan reflejadas en
un Proyecto Fin de Carrera (Torres, 1974) y una Tesis Doctoral (Torres, 1989). Posteriormente,
al amparo de diversos proyectos financiados por la UE, se ha seguido trabajando en el es-
tudio del karst y en la datación de los yacimientos paleontológicos. El objetivo de esta
publicación será, por lo tanto, realizar una descripción del “estado del arte” de los cono-
cimientos que se poseen sobre la génesis y edad de la karstificación del cerro de la
Oliva y de los yacimientos paleontológicos asociados.
estrechos barrancos. El cerro de la Oliva está limitado al oeste por el arroyo de Valdentales
y al este por el río Lozoya. Hacia el sur lo limita el valle del río Jarama hacia el que des-
ciende desde su culminación dando una cuesta regular. Su eje mayor (NE-SO) tiene un Km.
de longitud y el menor (NO-SE) unos 800 m. El desnivel es de unos 200 m (figura 1).
Una forma llamativa cercana es cerro Guadarrama el cual, adosado a la banda de ce-
rros calcáreos, la interrumpe más o menos hacia su centro. Su altura supera ligeramen-
te la de los cerros calizos mesozoicos.
Otras formas de relieve son las terrazas fluviales y los conos de deyección. Los am-
plios conos de deyección, se asocian a las desembocaduras de los barrancos que atra-
viesan la “orla mesozoica” de cerros calizos.
Los materiales más aflorantes son las pizarras, mayoritariamente silíceas, y cuarcitas
del Paleozoico. Estos materiales están afectados por las deformaciones del ciclo hercíni-
co. Portero et al. (1991) los sitúan en el miembro de pizarras negras homogéneas de la
Formación Rodada (Ordovícico medio). Un paleosuelo constituido por pizarras “suaviza-
das” (pizarras alteradas), marca el contacto, inconformidad, con los materiales mesozoi-
cos (Cretácico) en los que se distinguen una serie de unidades con las potencias y eda-
des siguientes:
• 4-5 m de gravas y arenas con la epimatriz caolinítica. Edad Cenomaniense supe-
rior.
• 50 m de margas, areniscas dolomíticas y dolomías. Corresponde a la Fm Arenas y
arcillas de Castro de Fuentidueña (Floquet, 1987; Alonso y Mas, 1982). Edad
Turoniense.
• 30-40 m de dolomías tableadas calcarenitas y margas. Edad Turoniense-Coniaciense.
• 60-65 m de dolomías, calizas dolomíticas y calizas. Edad Santoniense- Campaniense.
• Dolomías margosas. Edad Campaniense (falta en la serie del cerro de la Oliva).
• Brechas del Pontón de la Oliva, tampoco representada en el cerro de la Oliva. Racero
(1990) demuestra que se trata de dolomías con intercalaciones de anhidrita (falta
en el cerro de la Oliva).
• Arcillas y evaporitas del Paleógeno pretectónico de Edad Paleoceno-Eoceno-Arverniense
(falta en el cerro de la Oliva).
• Areniscas-lutitas-gravas del Paleógeno sintectónico de Edad Arverniense-Ageniense
inferior (no está representado en el cerro de la Oliva).
Formas kársticas
Las formas exokársticas son poco frecuentes: pequeños lapiaces en la zona somital
del cerro, faltando totalmente en la cuesta estructural. Estos lapiaces parecen estar liga-
dos al desarrollo de suelos incipientes, p.e. sistemas radiculares de plantas (fitokarst
de Folk et al., 1973).
Por su magnitud, más de 8.9 kilómetros de desarrollo y desnivel (82 m), (Puch,
1981/1986) las mor fologías endokársticas más notables aparecen en la Cueva del
Reguerillo, complejo kárstico que, en su disposición actual, atraviesa de lado a lado el ce-
rro de la Oliva. Para su descripción geomorfológica se va a seguir la nomenclatura espe-
leológica: I Piso, II Piso y III Piso (figura 2).
I Piso
Esta zona de la cavidad tiene un desarrollo longitudinal limitado y morfológicamente
es muy uniforme. Se trata de una galería de sección subcircular en la que el buzamiento
de las dolomías, en las que se desarrolla, condiciona su morfología de detalle; así, su bor-
de norte tiene “cuestas estructurales”, mientras que el borde sur muestra viseras que no
serían sino “hog backs” en miniatura (figura 3A). En esta zona de la cueva hay algunos as-
pectos singulares como son la Sala de la Entrada y la Sala del Hundimiento.La primera de-
riva del clastismo ligado a la desactivación del conducto kárstico original y al retroceso de
la ladera, la Sala del Hundimiento queda definida por la intersección de la galería princi-
pal y una falla perpendicular a la misma. Parte de la morfología de la galería principal es-
tá enmascarada por rellenos de lutitas de decantación que llegan a colmatarla totalmen-
te en su extremo NE.
Abundan los espeleotemas en los que se detectan, al menos, dos generaciones. Los
más antiguos son de color marrón oscuro y están fuertemente erosionados por una gran
reactivación de esta par te de la cueva; los más recientes, posiblemente de edades di-
versas, tienen color blanco.
El yacimiento paleontológico
Introducción
La acumulación de restos de oso de las cavernas se encuentra en el II Piso de la ca-
vidad en las denominadas Galerías Nuevas. Esta zona en 1971 se conectó con el exterior,
barranco del río Lozoya, por la antigua entrada natural de los osos, que estaba cerrada por
un colapso de la bóveda que la obturó con un caos de bloques. En el I Piso no hay trazas
de actividad animal, pero en el III Piso de la cueva se ha encontrado algún resto aislado,
en concreto de un osezno, que quizás se extravió desde la zona de hibernación.
Las Galerías Nuevas, como se denomina esta parte de II Piso, presentan abundan-
tes trazas de actividad de los osos: decenas de zarpazos en las paredes, oseras excava-
das en el suelo, preservadas por incrustación por carbonato cálcico. En la Sala del Perro
que Fuma, antes de 1964 se encontraron icnitas de oso de las cavernas que fueron pos-
teriormente destruidas. Estas huellas de actividad son ampliamente conocidas en la bi-
bliografía (Bachofen-Echt 1919, Kurtén 1975).
Asociación de fauna
Figura 5: Estratigrafía de la Como suele ser habitual, el yacimiento de oso de las cavernas de la cueva del Reguerillo,
sección del Hundimiento en contiene de forma muy mayoritaria restos de oso de las cavernas. Tal y como se aprecia
el I Piso de la cueva del
en el histograma de la figura 6 los restos de oso suponen más del 80% de material recu-
Reguerillo, con indicación de
las muestras tomadas, perado. Hay presencia de hiena de las cavernas (Crocuta crocuta spelaea GOL.). La aso-
citadas en el texto. ciación oso-hiena de las cavernas es un fenómeno habitual en este tipo de yacimientos.
La hiena de las cavernas carroñeaba las carcasas de los osos muertos durante el perío-
do de hibernación. La presencia de lince (Lynx sp.) no deja de ser interesante pero sus
restos no se encontraron directamente asociados a los niveles con restos de oso de las
cavernas. Restos, relativamente completos, de un único lince se localizaron adheridos a
una colada estalagmítica en la zona del yacimiento de oso de las cavernas.
Los herbívoros están representados por algunos hallazgos de restos de ciervo (Cervus
elaphus LIN.) y por el material, mucho más abundante, de cabra montesa (Capra ibex LIN).
En realidad, aunque aparecen algunos dientes y metápodos asociados a restos de oso de
las cavernas, la elevada frecuencia de material de cabra montesa se debe a que se ha
computado conjuntamente los restos de varios representantes de esta especie, dos de
los cuales aparecieron con sus esqueletos en conexión anatómica. Si no se considera es-
te material, la frecuencia de hallazgos de restos de cabra montesa no alcanzaría el 2% del
total del material recuperado y el material de oso de las cavernas supondría más del 90%.
La presencia de restos de herbívoros en yacimientos de oso de las cavernas no pue-
de interpretarse como resultado de depredación por parte de los osos, tampoco por las
hienas. Los osos de las cavernas eran animales exclusivamente herbívoros, tal y como ha
demostrado ampliamente el estudio de los isótopos de nitrógeno de dientes y huesos
(Bocherens et al. 1994). No eran depredadores. Por otra parte, durante la hibernación,
único período emporal durante el cual el oso ocupaba la cueva, los osos no ingieren ali-
mento alguno. La hiena de las cavernas, aunque predadora ocasional, era eminentemen-
Figura 6: Frecuencia (en %) de te carroñera. Generalmente se admite que la presencia de restos de herbívoros se debe
aparición de restos de a la acción antrópica. Los hombres de neandertal eran ocupantes ocasionales y/o alter-
macromamíferos en las campañas de
excavación llevadas a cabo en la nativos de las cuevas: cuando los osos abandonaban la cueva a inicios de primavera, ca-
cueva del Reguerillo. zadores paleolíticos pasaban a ser sus ocupantes estacionales. Una sucesión de alter-
Conclusiones
La cueva del Reguerillo y, en conjunto, el karst del Cerro de la Oliva, son resultado de
una serie de procesos geológicos que pueden resumirse en el cuadro siguiente:
Desde un punto de vista paleontológico, se puede concluir que durante la parte alta
del Pleistoceno medio, la cueva del Reguerillo fue lugar de hibernación del oso de las ca-
vernas (Ursus spelaeus Ros.-Hein.) cuyos restos fueron carroñeados por la hiena de las
cavernas (Crocuta crocuta spelaea GOL.). Cazadores del Paleolítico medio, la usaron in-
termitentemente y su actividad queda reflejada en restos de cabra montesa (Capra ibex
Lin.), ciervo (Cervus elaphus Lin).
La población de oso de las cavernas es, junto con la de la cueva de Arrikrutz (Oñate,
Guipúzcoa), la más antigua de la Península Ibérica. Predominan los restos de machos
sobre los de hembras y se detecta una elevada mortalidad juvenil, aunque abundan los
restos de animales adultos. En los yacimientos del Pleistoceno superior de la Península
Ibérica predominan los restos de hembras y, de lejos, los de animales muy jóvenes.
Bajo un punto de vista métrico no hay diferencias notables en las dimensiones de los
metápodos, bien es verdad que predominan tallas grandes, obviamente de acuerdo con
la abundancia de machos en el registro de esta cueva.
La dentición parece presentar algunas singularidades: cuar tos premolares superio-
res más cor tos, cuar tos premolares y terceros molares inferiores más estrechos y pri-
meros y segundos molares inferiores más cortos. Evidentemente, la edad de estos yaci-
mientos, Reguerillo y Arrikrutz, explica que no se hayan desarrollado totalmente las tendencias
métricas visibles en los premolares y molares de yacimientos más modernos, que tienden
a alargar y ensanchar premolares y molares.
Agradecimientos
Este trabajo no se podría haber realizado sin las aventuras de fin de semana que tantos
y tantos espeleólogos, en su más tierna juventud, pasamos explorando esta espelunca. Desde
los tiempos del GUM, pasando por los del Grupo Espeleológico del CEH. Luego los diversos
grupos de la OJE, Querneto, G.E. de Minas y tantos otros entre los que de forma especial
hay que citar al Standard y al NSS que, respectivamente abrieron la boca oriental y realiza-
ron su topografía. Los estudios recientes han sido financiados a través del Proyecto de la Unión
Europea: “Paleoclimatological Revision of Climate Evolution in Western Mediterranean Region.
Evaluation of Altered Scenarios (CE-FI2W-CT91-0075)” y por el Proyecto: Reconstrucción pa-
leoclimática desde el Pleistoceno medio a partir de análisis geocronológicos e isotópicos de
travertinos, financiado por la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos SA (ENRESA).
ALONSO, A., MAS, J.R. (1982) Correlación y evolución paleo- Martín, L., Leyva, F. (1969) Hoja geológica MAGNA 1:50000
geográfica del Cretácico al Norte y al Sur del Sistema Marchamalo (nº 510). IGME.
Central. Cuad. Geol. Ib. 8: 145-166. MONTORIOL, J. (1958 a) Fenómenos periglaciares desarrolla-
BACHOFEN-ECHT A. (1931) Fährten und andere Lebensspuren dos en la cueva del Reguerillo. Not. y Com. IGME
en Abel O. y Kyrle G. Die Drachenhöhle bei Mixnitz. MONTORIOL, J. (1958 b) Sobre algunas formas periglaciares des-
Speläologische Monographien Bd VII-VIII: 711-718.. arrolladas en la cueva del Reguerillo. II Congr. Int. Spel.
Wien. Bari-Lecce-Salerno.
BOCHERENS H. ARGANT A. ARGANT J. BILLIOU D. CREGUT-BONNOURE E. MONTORIOL J. (1962) Estudio geomor fológico de la Cueva
DONAT-AYACHE B. PHILIPPE M. THINON M. (1994) Diet re- Superior del Reguerillo (Madrid). Speleon XIII (Oviedo)
construction of ancient brown bears (Ursus arctos) PORTERO, J., DÍAZ-MOLINA, M., GONZÁLEZ-LODEIRO, F., PÉREZ-GONZÁLEZ,
from Mont Ventoux (France) using bone collagen sta- A., GALLARDO, M.J., LEAL, M.C. (1991) Hoja Geológica
ble isotope biogeochemistry (13C,15N). Can.J.Zool. MAGNA 1:50000 Valdepeñas de la Sierra (nº 485). IT-
82: 576-586. GE. 1 plano 84p.
CABRA, P., GOY, J.L., HOYOS, M., ZAZO, C. (1983) Estudio geo- PUCH, C. (1981) Las grandes cavidades españolas. El Topo
morfológico del Cuaternario y de las formaciones su- Loco 3/5 Zaragoza
per ficiales del sector meridional de la Sierra de PUCH, C. (1986) La cueva del Reguerillo. Exploracions 10:69-
Cabrera. Tecniterrae 51: 32-42 80.
CORCHÓN, F. (1974) Estudio hidrogeológico del Cretácico de los PUIG, LARRAZ G. (1894) Cavernas y simas de España. Bol. Com.
alrededores de Torrelaguna. Tesis Doctoral Universidad Mapa Geol. España. 273p.
Complutense de Madrid. RESINGER C. Y HOHENEGGER J. (1998) Sexual dimorphism in limb
DITTRICH L. (1960) Milchgebissentwicklung und Zahnwechsel bones of Late Pleistocene cave bear (Ursus spelaeus,
beim Braunbären (Ursus arctos) und andere Ursiden. Carnivora, Mammalia) from three caves in Eastern Alps
Gegenbaurs Jarh. 101:1-141. (Austria and Italy). Boll. Soc. Pal. Italiana 37(1): 99-
FLOQUET, M. (1987) Controles tectonique, sédimentaire et 116.
eustatique des TORRES, T. (1970) Estudio cronoestratigráfico de la cueva del
transgressions et régressions marines sur la plate- Reguerillo y su relación con la geología cuaternaria. I
forme nord-castillane (Espagne), au Crétacé supérieur. Congr. Nal. Espel. Barcelona 79-88
Mém. Géol. Univ. Dijon, 11: 69-77. TORRES, T. (1974) Estudio de la Cueva del Reguerillo. Proyecto
FOLK, R.L., ROBERTS, H.H., MOORE, C.H. (1973) Black phytokarst Fin de Carrera ETSIM 352 p.
from Hell, Cayman Islands, West British West Indies. TORRES, T. (1989). Estudio de la filogenia, distribución estra-
Bull. Geol. Soc. Amer. 84:2351-60. tigráfica y geográfica y análisis morfológico y métrico
HERNÁNZ, A. (1965) Una cuestión paleo-hidrográfica madrile- de esqueleto y dentición de los osos (Mammalia,
ña. La cueva del Reguerillo. Revista de Obras Públicas, Carnivora, Ursidae) del Pleistoceno de la Península
Madrid. Ibérica ( U. deningeri Von Reichenau, Ursus spelaeus
HERNÁNZ, A. (1967a) La Cueva del Reguerillo y el Karst del Rosenmüller-Heinroth, Ursus arctos Linneo). Publ.
Cerro de la Oliva . Com. Hidrol. Cont. Cient. CEH MOP, Espe. IGME, 314pp.
Madrid TORRES, T. (1995). The cave bear in Spain: A general scope.
HERNÁNZ, A. (1967b) Estudio del Karst del Cerro de la Oliva. 3. Internationales “Höhlenbären-Symposium”,
Actas V Congr. Int. Spel. Lubjana. Lunz/See,2-4 Nov. Österreich.
KOBY F.ED (1949) Le dimorphisme sexuel des canines d’ Ursus TORRES, T., ERASO, A. (1973) Análisis de elementos traza (Ti, Fe,
arctos et d’Ursus spelaeus.Rev. Suisse Zool. 56 : Cu) en algunas estalagmitas de la cueva del Reguerillo
675-687. (Madrid) estimación de su correlación con el paleoclima
KURTÉN B. (1955) Sex dimorphism and size trends in the cave regional. II Congr. Nac. Espel. Oviedo. 22p.
bear: Ursus spelaeus Rosenmuller and Heinroth. Acta TORRES, T., PUCH, C. (1973) Estudio geomorfológico estadísti-
Zoll. Fennica 90:1-48. co de cavidades desarrolladas bajo cober tera sedi-
KURTÉN B. (1976) The cave bear Stor y. Columbia University mentaria poco potente VII Congr. Int. Espel. Olomouc.
Press 163p. 541-543.
Figura 1: Placa de pizarra grabada Cuando Maura descubrió los grabados del Reguerillo, la Cueva de los Casares (Riba
por las dos caras, localizada
de Saelices, Guadalajara) ubicada en el Alto Tajo gozaba de pleno derecho en la
en el Barranco Hondo de Villalba
Almazán (Soria). bibliografía porque, además de su insólito arte, era la única Cueva con representaciones
Archivo Museo Numantino de Soria. rupestres emplazada en la Submeseta Sur (Cabré,1934, 1936 y 140). Unas vagas
Fotografía: Alejandro Plaza.
referencias de Cabré aluden a la presencia de ar te en la vecina cueva de La Hoz, a
unos 3 Km de distancia (río Linares) en término de Santa Mana del Espino, pero su estu-
dio y valoración se inicia tímidamente tras los trabajos de Beltrán y Barandiarán publica-
dos en 1968. De esto modo, Reguerillo, Casares y La Hoz han sido durante años las úni-
cas estaciones con arte en la Meseta Central, llenando el vacío artístico entre el núcleo
rupestre conocido de antiguo en la provincia de Burgos en el Alto Ebro (Corchón, 2002;
Balbín y Alcolea; 1994; Gómez Barrera, 1993) y las cuevas de la provincia de Málaga.
De cualquier forma estos tres sitios, considerados marginales respecto al arte de los di-
ferentes núcleos peninsulares, se resentían de contextualización espacial por la falta y dis-
cutible presencia de yacimientos del Paleolítico Superior en la Meseta Central, ausencia
tanto mayor en la documentación del arte mueble.
En menos de 25 años de investigaciones, y aceleradamente en la última década, el
panorama está cambiando drásticamente con un extraordinario peso de los lugares con
1
arte en cueva y al aire libre en la Cuenca del Duero (provincias de Segovia y Salamanca,
enlazando con tierras por tuguesas) unido al avance de conocimientos en tierras de
Guadalajara (Balbín, 2002).
En materia de arte mueble, ceñidos a las áreas más próximas a Madrid, cabe citar:
- Placa de pizarra grabada por las dos caras, hallazgo fuera de todo contexto localiza-
do en el Barranco Hondo de Villalba, en una terraza desmantelada del Duero no lejos de
Almazán (Soria). Por argumentos estilísticos y de fauna (équidos y caprinos) se adscribe
al Solutrense avanzado/ Magdaleniense antiguo (Gimeno et alii, 1990) (figura 1 ).
- Dos pequeñas plaquetas de esquitos y dos cantos grabados con finas incisiones de
1 El curso de los descubrimientos se puede predominio geométrico, localizados al pie del abrigo de Estebanvela, junto al arroyo Guisejo
seguir en las siguientes referencias genera-
les: Bécares, Colchón Gómez Barrera 1993;
(Segovia), en las estribaciones de la Sierra de Ayllón, se inscriben en el Magdaleniense fi-
Balbin y Alcolea, 1994. nal o Azilense (Ripoll y Municio, 1999.239-240).
ADAN , G. et alii, 1989: «Jarama II, nouveau gisement BELTRÁN, A. Y BARANIJARAN, I, 1968: Avance al estudio de los gra-
Magdalénien avec art mobilier de la « Meseta Caste- bados de las cuevas paleoliticas de La Hoz y de los
llana » (Guadalajara, Spagne). Prehistorie Ariégeoise, Casares (Guadalajara):, EAE, 64, Madrid.
T. XLIV, 97-120 BERNALDO DE QUIRÓS, F. Y CABRERA, V, 1979: Problemas gene-
ACOSTA, A. Y MOLINERO, J. M., 2003: Los grabados de la Cueva rales sobre el Paleolitico Medio y Superior en la
de los Casares (Riba de Saelices, Guadalajara), Provincia de Madrid, I Jornadas de Estudios sobre la
Guadalajara. provincia de Madrid, Madrid, 53-56.
ALCOLEA, J.J., 2002: Los grupos humanos del Pleistoceno e CABRE, J. 1934: “Las Cuevas de los Casares y de La Hoz”,
inicios del Holoceno en la Provincia de Guadalajara. Arch Esp. Arq. vol. 30, 225-254.
Aproximación a un siglo de Historiografia del Paleolítico CABRE, J. 1940:Figuras antropomor fas en la cueva de Los
y el Epipaleolítico, en E. Garcia-Soto y M. A. Garcia Casares (Guadalajara), Arch.Esp.A.,Vol.41,81-104.
Valero (eds.): Primer Simposio de Arqueologia de CABRE, J. Y CABRÉ HERREROS, M. E., 1936: La cueva de Los Casares,
Guadalajara, Madrid,33-46 Riba de Saelices, Guadalajara, Actes du XVI, Congrés
ALCOLEA, J.J. et alii, 1995): La cueva del Turismo (Tamajón, Int, d’Anthropologie, Brueselas, vol. I, 402-416.
Guadalajara): Un nuevo yacimiento rupestre paleolí- CORCHON, S. 1985: Caracteristicas técnicas y culturales del
tico en la Meseta Castellana. En “Arqueologia en arte parietal paleolitico: su proyeccion en la Meseta,
Guadalajara”. Patrimonio Histórico-Arqueologia Castilla- Studia Zamorensis Historica, vol VI:223-271.
la Mancha. 125-136 CORCHON, S. et allii, 1991: el arte rupestre prehistórico en la
ALCOLEA, J.J. et alii, 1997): Nuevos descubrimientos de arte región castellanoleonesas, Zephyrus, XLI- XLII, 7-18.
paleolitico en el centro de la Peninsula: La cueva del CORCHON, M. S. (Coord. ),1997: La cueva de La Griega de Pedraza
Reno (Valdesotos, Guadalajara): II congreso de (Segovia), Arqueologia de Castilla y Léon, 3, Zamora.
Arqueologia Peninsular, Zamora, T. I: 239-257. CORCHÓN, M. S., 2002: El grabado parietal paleolitico en la Meseta
BALBIN, R. de, 2002:Estado actual de la investigación del Arte Norte: consideraciones metodólogicas y de cronologia”
Paleolitico en Guadalajara, en E. Garcia-Soto y M. A. ier. Congrés Int. Gravats Rupestres y Murals, Lérida.
Garcia Valero (eds.~: Actas Primer Simposio de GARCÍA VALERO, M.A., 2002: El Paleolitico en Guadalajara, en
Arqueologia de Guadalajara, Madrid, 187- 228. E. Garcia-Soto y M. A. Garcia Valero (eds.): Actas Primer
BALBIN, R. DE Y ALCOLEA, J.J., 1992: “La grotte de Los Casares Simposio de Arqueologia de Guadalajara, Madrid, 145-
et l’Ar t Paléolithique de la Meseta espagnole”, 186.
L’AntUropologie„ vol. 96, 397-452. JIMENO, A. et alii, l990: Arte paleolitico en la provincia de Soria:
BALBIN, R. DE Y ALCOLEA, J.J., 1994: Arte Paleolitico de la Meseta La placa de Villalba, Numantia, III, 9-50..
Española, Compluturn, 5 97-138. JORDA PARDO, J.F. Y GARCIA VALERO, M. A., 1989: “Las repre-
BALBIN, R. de et alii, 1995a: Las placas decoradas de la Cueva sentaciones de glotón (Gulo gulo L) en el Ar te
de la Hoz (Santa Maria del Espino, Guadalajara): un Paleolítico pirenáico y un nuevo hallazgo de arte mue-
ejemplo de ar te mobiliar paleolitico en la Meseta ble en el Alto Valle del Jarama (Guadalajara) Espacio,
Castllana”, Trabalhos de -antropologia e Etnologia 35 Tiempo y Forma, I, 2, 89-107.
(3) Porto, 49-72 GÓMEZ BARRERA, J.A., 1993:Ar te rupestre prehistórico en la
BALBIN, R. de et alii, 1995 b: Investigaciones arqueológicas Meseta Castellano-Leonesa, Valladolid.
en la cueva de La Hoz (Santa Maria del Espino). Una RIPOLL LÓPEZ, S. Y MUNICIO, L (Drs.), 1999: Domingo García. Arte
visión de conjunto actualizada. En Arqueologia en Rupestre Paleolitico al aire libre en la meseta caste-
Guadalajara, Castilla-La Mancha, 37-53. llana, Arqueologia en Castilla y León, 8, Zamora.
BALBIN, R. de et alii, 1996: Arte Rupestre Paleolitico al aire li- Sauvet, G. 1985: Les gravures paléolithiques de la
bre en la Cueca del Duero: Siega Verde y Foz Coa, Griega (Ségovie, Espagne), Prehistoire Ariégeoise, T.
Zamora. XXX, 141-167. Arqueología de Castilla y León, 8,
BARANDIARÁN, I., 1973: La Cueva de los Casares, EAE, 76, Zamora. Corchon, 2000 Sobre grabado meseta
Madrid Corchon, S. (Coord.): 1997: La Cueva de la Griega de
BECARES, J., 1987: Arte rupestre prehistórico en la Meseta. Pedraza (Segovia), Arqueologia de Castilla y León, 3,
Rev. de Arqueolog~a,num Ext. 87-95. Zamora. VV AA, 1987: 130 Anos de Arqueologia
Madrileña, Consejeria de Cultura, Madrid.
Introducción
Los parajes con ar te rupestre esquemático se ubican en dos dominios litológico-
estructurales distintos. Uno corresponde a formaciones graníticas (Paraje de la Enfermería
en Pelayos de la Presa, zona de La Pedriza y Buitrago) y el otro (Guadalix de la Sierra,
El Vellón, Torrelaguna, Torremocha y Patones) a formaciones calizas. Ello implica que
nos encontremos con unidades muy heterogéneas desde el punto de vista paisajísti-
co. La primera constituye la rampa o piedemonte de la Sierra labrada sobre materiales
paleozóicos y la segunda forma el borde de la Depresión y está constituida por mate-
riales cretácicos.
La fisonomía de lo que constituye el conjunto serrano se empezó a esbozar en la Era
Terciaria debido a los efectos de la orogenia alpina. En los inicios, entre el Oligoceno y el
Mioceno las fuerzas tangenciales debidas al empuje de las placas continentales empe-
zaron a conformar la arruga inicial de la Cordillera Central. En el Mioceno medio, las pre-
siones laterales se acentuaron, provocando un abombamiento de gran radio del sustrato
cristalino existente que se fracturó en un complejo sistema de fallas longitudinales y trans-
versales, individualizándose bloques emergidos y hundidos.
A finales del Mioceno, sobre este conjunto de bloques escalonados se empezó a ins-
talar la actual red hidrográfica que produjo intensos procesos erosivos reduciendo todo el
sistema montañoso a una penillanura.
Entre Mioceno y Plioceno, se revitalizaron los movimientos orogénicos, lo que desen-
cadenó elevaciones y hundimientos de bloques. La Meseta basculó hacia el suroeste, con
la inclusión de la red hidrográfica en el Atlántico. Se acentuaron los procesos erosivos que
fueron rellenando los desniveles provocados por las fallas, labrando el pedimento que bor-
dea la Sierra. Así quedó conformada esta región, produciéndose ligeros retoques duran-
te la Era Cuaternaria.
Características climáticas
Las características climáticas de estos sectores están ligadas a la existencia de la
Sierra de Guadarrama. El núcleo guadarrámico y sus estribaciones constituyen una barrera
continua de 1500 m de altura, con algunos puntos donde se sobrepasan los 2000. Todos
los elementos del clima (circulación de vientos, precipitación, temperatura, etcétera.) es-
tán influidos por esta barrera.
Las montañas de Guadarrama y Somosierra impiden el paso de las corrientes del Norte
y Noroeste en las que se detiene la nubosidad y las lluvias; pero al mismo tiempo este ma-
cizo actúa como zona de contención de las perturbaciones del suroeste que provocan un
aumento considerable de las precipitaciones en el valle del Tajo. También desencadena tor-
mentas primaverales y estivales, sobre todo en el sector de los embalses, favorecidas
por la fuerte humedad ambiental y los gradientes exagerados entre las solanas de los va-
lles, fuertemente caldeadas y las frías cumbres. Los datos climáticos han sido elabora-
dos a par tir de la información suministrada por el Instituto Nacional de Meteorología.
Solamente hemos utilizado las estaciones meteorológicas que nos permitían caracterizar
la zona de estudio.
El régimen pluviométrico
El régimen pluviométrico es un fiel reflejo de la disposición del relieve (mapa 1); en las
altas cumbres las precipitaciones son superiores a los 1000 mm, en la zona de rampa os-
cilan de 600 a 800 mm y en el resto de la Comunidad son inferiores a 500 mm.
El régimen estacional se compone de un máximo otoñal o invernal y un mínimo estival,
quedando la primavera como un período de transición.
Las nevadas son muy variables en función de la altitud. Ocho días en Colmenar Viejo,
siete en Talamanca del Jarama y valores en torno a tres en el suroeste (San Martín de
Valdeiglesias y Presa de San Juan).
El régimen térmico
Las temperaturas también varían en función de la topografía (mapa 2). Los ámbitos de
o o
las pinturas se encuentran entre las isotermas medias anuales de 12 C y 13 C por el
o
norte y la de 14 C por el suroeste.
o
Durante el verano (mapa 3), las medias de la estación son inferiores a 22 C desde
o
Colmenar Viejo hacia el norte mientras que alcanzan los 23 C en el suroeste. Las tempe-
o o
raturas máximas absolutas registran valores superiores a los 35 C (37 C en los meses de
o
junio y julio en Colmenar Viejo) incluso llegan a los 40 C (mes de julio en Talamanca del
Jarama).
o
Las temperaturas de invierno tienen medias superiores a 6 C en la zona del suroes-
o o
te; en la rampa de Colmenar-Torrelodones los valores varían entre 5 C y 4 C mientras
o
que en la zona de Navacerrada no sobrepasan los 0 C (mapa 4).
Como fenómeno curioso hay que resaltar las inversiones térmicas durante los días an-
ticiclónicos invernales que hacen que las temperaturas de las faldas de la Sierra sean más
altas que las de los valles (López Gómez, 1975: 567-604)
o
Las temperaturas mínimas absolutas pueden llegar a valores inferiores a -10 C.
El número medio de días de heladas según los datos consultados, oscila entre los
65 de Colmenar Viejo y los 70 de Talamanca del Jarama. Las heladas aparecen en el mes
de octubre y suelen durar hasta abril y mayo. Por tanto, el período libre de heladas es de
4 a 5 meses.
Mapa 4.
Temperaturas medias de invierno.
Historia Geológica
La zona que nos ocupa es de una dilatada historia geológica, que se inicia con la oro-
genia Hercínica. De las etapas previas a esa orogenia datan las rocas que, tras su meta-
formismo, pasarían a constituir los gneises y sus materiales asociados. Con el período
Carbonífero, se producen intrusiones magmáticas (que consolidadas darían lugar a bato-
litos y stock graníticos) e importantes redes de fractura, llegando a constituir una gran cor-
dillera.
Con el Pérmico se inicia un proceso de desmantelamiento que continua durante el pe-
ríodo Mesozóico hasta arrasar los relieves formados durante la orogenia Hercínica. Se for-
man cuencas de sedimentación marinas y continentales que recubren las llanuras, donde
se acumulan los sedimentos que hoy afloran en los flancos de la Sierra de Guadarrama
y en alguna de sus fosas interiores.
Con la orogenia Alpina, se produce una reactivación tectónica, siguiendo las líneas
de fractura y fallas originadas durante la orogenia Hercínica, sobre todo en sus momentos
finales (Tardihercínicos), que es la responsable de una estructuración del relieve en blo-
ques elevados y hundidos (horsts y grabens en el Macizo y Fosas en las Cuencas) .
La tectónica alpina presenta tres momentos principales; la etapa Ibérica con empu-
jes compresivos del este, con fallas en las zonas cristalinas, actúa entre el Oligoceno y
Mioceno Inferior; la etapa Guadarrama es la etapa de compresión más impor tante del
Sistema Central y es la responsable de la estructuración actual en horsts y grabens, se
sitúa entre el Mioceno Inferior y Superior; y por último la etapa Torrelaguna parece ser la
responsable de algunas ligeras flexiones que afectan a los materiales neógenos y cua-
ternarios y corresponde a un régimen de compresión N-S. Su actividad se extiende des-
de el Mioceno Superior hasta el Cuaternario.
Las morfoestructuras del Sistema Central en el entorno de La Pedriza, se concretan
en un bloque central, la sierra de la Cuerda Larga, elevada según fallas casi E-W, a ambos
lados, y menos elevados, se sitúan una serie de bloques hundidos, formando escalón.
Uno de esos escalones queda a media ladera, a veces formando planicies amplias de pa-
ramera, caso de los llanos de la Morcuera al norte, a veces formando planicies más re-
ducidas tipo mesetas, hombreras, como las que se definen en las cuerdas de La Pedriza,
al sur. Finalmente aparecen las bases que forman los piedemontes, ya sea formando fon-
dos de depresión, como los del alto Lozoya o del Paular, o la de Manzanares el Real, ya
sea dando rampas, como la de Colmenar-Torrelodones.
Tectónica
Las estructuras visibles en la actualidad en todo este conjunto se han producido
como consecuencia de dos movimientos tectónicos. El primero de ellos de edad Hercínica
afecta a los sedimentos antiguos y presenta cuatro fases de deformación. Durante las
dos primeras fases se produce un metamor fismo regional de alto grado; durante las
dos últimas, tiene lugar la intrusión de rocas graníticas que provocan en las rocas me-
tamór ficas encajadas un metamor fismo de contacto. La intrusión se realiza a través
de fallas de dirección NE-SO que luego se reactivarán durante el ciclo Alpino.
El segundo movimiento geológico importante se produce durante el Neógeno, se trata
de la orogenia Alpina, que reactiva los accidentes tectónicos creados durante el plega-
miento Hercínico y da lugar a la Depresión del Tajo. Este movimiento compresivo origina
un conjunto de bloques en el sustrato que ocasiona el levantamiento del Sistema Central.
Los materiales neógenos, considerados generalmente como posteriores a las últi-
mas fases del plegamiento, manifiestan una serie de estructuras que evidencian la exis-
tencia de una cierta actividad tectónica posterior.
Por último, durante el Cuaternario se reactivan algunas fallas del sustrato, es lo que
se conoce como neotectónica.
Geomorfología
Desde el punto de vista geomorfológico observamos dos dominios distintos; uno co-
rresponde a la Sierra cuyo relieve se ajusta a la fisonomía general de todo el Sistema
ALBERDI, M.T. et al. (1985): “Bioestratigrafía, paleoecología y GONZÁLEZ MARTÍN, J.A. Y ASENSIO AMOR, I. (1987): “Estudio geo-
biogeografía del Terciario de la provincia de Madrid”, morfológico de paleoformas terciarias (valles de Lozoya
en ALBERDI, M.T. (Coord.): Geología y paleontología y Jarama): su influencia y control en la sedimentación
del Terciario Continental de la provincia de Madrid. de materiales neógenos, entre Torrelaguna y el embal-
Mus. Nac. Cc. Nat. CSIC, pp. 99-105. se de El Vado”, en Rev. Mat. Proc. Geol. 5, pp. 183-206.
ARIAS ORDAS, C. (1969): “Estudio estratigráfico y sedimento- G ONZÁLEZ M ARTÍN , J.A. Y A SENSIO A MOR , I. (1986): “Estudio
lógico del Cretácico de los alrededores de Guadalix geomor fológico de las formaciones detríticas sitas
de la Sierra (Madrid)”, Cuad. Geol. Iber., 1, pp. 309- al nor te de la cuenca del Tajo. Zona I: Valdemorillo-
333. Atlas de la Comunidad de Madrid. Madrid. Torrelaguna (Madrid)”, en Rev. Mat. Proc. Geol. 4,
Fundación Caja de Madrid. Consejería de Política pp. 159-183.
Territorial, 1992, 87 p. HERNÁNDEZ PACHECO, F. (1930): “Estudio geográfico y geológico
BASCONES, M. et al. (1986): Geología, geomorfología, hidrolo- del territorio de las obras del canal de Isabel II)” en
gía y geotecnia de Madrid. Madrid, Ayuntamiento de Asoc. Prog. Cienc. Salamanca, 2, pp. 119-134.
Madrid, Temas Urbanos. Ecología 10. HERNÁNDEZ RODERO, M.F. (1989): Evolución morfosedimentaria
BULLÓN MATA, T. (1988): El sector occidental de la Sierra de de la fosa de Guadalix-Redueña. Neógeno Cuaternario.
Guadarrama. Madrid, Consejería de Política Territorial. Tesis de Licenciatura, 126 pp.
Comunidad de Madrid. 283 p. HERRERO, N. (1979): “Esquema geológico de los alrededo-
CABRA et al.(1983): “Estudio geomorfológico del Cuaternario y res de Torrelaguna (Madrid)”, en Revista de la sec-
de las formaciones superficiales del sector meridional ción de Espeleología de Ingenieros Industriales,
de la Sierra Cabrera”, en Tecniterrae, 51, pp. 32-42. nº 3, pp. 41.
CANAL MARTÍNEZ, A. (2002): Itinerarios paleontológicos por la INSTITUTO GEOLÓGICO Y MINERO DE ESPAÑA (1988): Atlas geocien-
Comunidad de Madrid. Recursos naturales, divulga- tífico del medio natural de la Comunidad de Madrid.
ción y medio ambiente. Madrid. Proyecto fin de carrera Madrid, serie Medio Ambiente, I.G.T.M.E.
inédito de Ciencias Ambientales. Universidad Autónoma IZCO, J. (1984): Madrid verde. Madrid, Ministerio de Agricultura,
de Madrid. Pesca y Alimentación.
CORCHÓN, F. (1976): Estudio hidrogeológico del Cretácico de LÁZARO, I. (1977): “Estudio geomorfológico de la Cuenca del
los alrededores de Torrelaguna (Madrid-Guadalajara). río Guadalix (Evolución Neógeno-Cuaternario”, en
Madrid, Servicio Geológico del MOPU, nº 40, 189 pp. Estudios Geológicos 33 (2), pp. 101-117.
FERNÁNDEZ GALIANO, E. Y RAMOS FERNÁNDEZ, A. (Edit.)(1987): La LÓPEZ GÓMEZ, A. (1975): “Inversión de temperatura entre Madrid
Naturaleza de Madrid. Madrid, Consejería de Agricultura y la Sierra de Guadarrama con advección cálida su-
y Ganadería, Comunidad de Madrid, 301 pp. perior”, en Estudios Geográficos, pp.567-604.
F ERNÁNDEZ G ARCÍA , F. (1975): “El clima de la provincia de MARTÍNEZ DE PISÓN, E. (1983): “El espacio natural de Madrid”,
Madrid”, en Boletín de la Real Sociedad Geográfica, en Revista de Occidente, núms. 27-28, pp. 137-150.
Madrid, pp. 65-95. NODAL RAMOS, M.T. Y ÁGUEDA VILLAR, J.A. (1976): “Características
FUENTE DE VAL, G. DE LA (2002): La estructura espacial y vi- de la sedimentación cretácico-terciaria en el borde
sual del territorio y su relación con las preferencias septentrional de la cuenca del Tajo”, en Estudios
paisajísticas. Estudio de casos: los paisajes monta- Geológicos, 32, (1), pp. 115-120.
ñosos de la Sierra de Guadarrama (Madrid). Centro OLMO, A. DEL Y MARTINEZ SALANOVA, J. (1989): “El tránsito
de Investigación Fernando González Bernáldez. Cretácico-Terciario en la Sierra de Guadarrama y áre-
GÓMEZ PORTER, J.R. (1974): Estudio geomor fológico de la zo- as próximas, en las cuencas del Duero y Tajo”, en
na de Torrelaguna-Valdepeñas de la Sierra. Tesis de Studia Geologica Salmanticensia, 5, pp. 55-69.
Licenciatura. Universidad Complutense de Madrid. PEDRAZA, J. (1980): “El medio natural de la Sierra de
G ÓMEZ P ORTER , P. (1984): “Nota sobre la macroflora del Guadarrama”, en Supervivencia de la Montaña. Actas
Cretácico Superior del embalse de El Vellón”, COL- del Coloquio hispano-francés de Áreas de Montaña,
PA, 39, pp. 61-64. pp. 353-377. Madrid, Ministerio de Agricultura.
G ÓMEZ M ENDOZA , J. (Dir)(1999): Los paisajes de Madrid: PEDRAZA, J. et al. (1985): Mapa Fisiográfico de Madrid.
naturaleza y medio rural. Alianza Editorial y Fundación Comunidad Autónoma de Madrid. Consejería de
Caja Madrid. Madrid, 301 p. Agricultura y Ganadería.
MARÍA ROSARIO LUCAS PELLICER, LUZ MARÍA CARDITO ROLLÁN, JUAN GÓMEZ HERNAN
Sector de Calizas
PATONES
Término Municipal: 107 (Zona de barrancos calizos)
Inventario Arte Rupestre
107/1R - 107/2R - 107/3R - 107/4R
Localización
Figura 5: Detalle de los motivos 1, 2 y 3 (puntuaciones y figura antropomorfa). Motivo dominante: Puntuaciones.
Descripción del conjunto: Teniendo en puntuaciones (a 16 cm de las anteri- MOTIVO 6.- En la parte baja, a 20 cm, de
cuenta la situación mas alta, y de izquier- ores), conformando las cuatro de la las puntuaciones anteriores (y a 7,4 cm
da a derecha el orden es el siguiente. izquierda una línea con tendencia ver ti- del grupo nº 4) se localiza una gruesa
cal (separadas entre sí 1,5 cm), y las línea dispuesta con sentido oblicuo, de la
MOTIVO 1.- Puntuación situada a 1,50 cm dos de la derecha bien definidas; el que parten tres líneas más pequeñas con
de la entrada. Sus dimensiones son: 17 resto se dispone aleatoriamente. Todas dirección ascendente y otras dos descen-
mm de longitud y 10 mm de ancho. las puntuaciones, excepto la séptima dientes (dimensiones: 140 mm de longi-
por la izquierda (color rojo anaranjado tud, 60 mm de ancho y 10 mm de anchu-
MOTIVO 2.- Figura antropomorfa a 8,8 cm vivo, y 15 x 15 mm de tamaño), presen- ra de trazo). Rodeando el ápice mas alto
de la anterior, compuesta por un eje y bra- tan un color rojo anaranjado bastante se aprecian cuatro puntuaciones más
zos de cuya parte inferior salen dos desvaído, siendo sus dimensiones 6 x 6 desvaídas, tendiendo al semicírculo
líneas, una corta (3 cm de longitud) con mm las seis de la izquierda, y 10 x 10 (dimensiones medias de 10 x 10 mm.
sentido oblicuo izquierdo, y otra vertical y mm las dos de la derecha. Destaca la Color rojo anaranjado desvaído). Según la
más larga (6 cm de longitud), de cuya zona puntuación de mayor tamaño y color tipología tradicional (Acosta, 1968) se
media parten dos líneas, una a cada lado y más vivo, tanto por ésto, como por pre- clasifica como un ramiforme.
con sentido oblicuo izquierdo. El motivo, sentar unas finísimas líneas que par ten
que puede re p resentar un antropomorfo de de su entorno y que corresponden a MOTIVO 7 .- Conjunto de diez puntua-
sexo indiferenciado, mide: 94 mm de altura salpicaduras, resultado de haber utiliza- ciones y dos barras, situado a 1 cm a la
y 88 mm de ancho; siendo la anchura de do el aplicador del pigmento, en este d e recha y adyacente al grupo anterior.
trazo de 10 mm. caso el dedo, con brusquedad. Las puntuaciones se disponen en dos
grupos de tres (situados a ambos lados
MOTIVO 3 .- Conjunto de cuatro puntua- MOTIVO 5.- Tres puntuaciones dobles dis- de la composición y alineando los pun-
ciones, a 8,8 cm del motivo anterior, puestas en sentido diagonal y conforman- tos con sentido oblicuo derecho), y dos
dispuestas en dos pares con sentido do dos hipotéticas líneas con dirección de dos (uno en el extremo superior y otro
oblicuo izquierda. La distancia entre oblicua. Las mas altas distan entre sí en el inferior de la composición,
ambas parejas es de 2,3 cm, y entre los 7,3 cm y 5 cm hasta las digitaciones disponiendo las puntuaciones horizontal-
puntos de la primera media 1 cm, mien- más bajas. mente). Las barras se localizan, una por
tras que entre los de la segunda 0,6 La distancia entre los puntos dobles más encima de la primera agrupación de la
cm. Las dimensiones medias de las próximos a la entrada es de 1,1 cm, mien- izquierda (a 1,5 cm), y otra a la dere c h a
puntuaciones son: 8 x 8 mm. tras que en el último par la distancia es del par inferior (a 2,6 cm). Las dimen-
de 0,3 cm. Las dimensiones medias de siones medias de las puntuaciones son
MOTIVO 4.- Separando la agrupación los puntos son: 14 mm de longitud y 10 (exceptuando desde la agrupación de la
anterior, existe un conjunto de nueve mm de ancho. derecha cuyas medidas son 2 cm de
longitud y 1 cm de ancho, y su color rojo altura de la circunferencia) y 4,5 cm de de la barra central es de 0,7 cm. Color
anaranjado vivo): 1,1 cm de longitud y ancho. La anchura media de trazo de la desvaído. Clasificada como re p re-
0,7 cm de ancho, color rojo anaranjado circunferencia es de 7 mm, y la de la línea sentación humana de brazos en asa
desvaído. La barra de la izquierda mide central es de 10 mm. Color desvaído (Acosta, 1968).
2 cm de longitud y 0,6 cm de ancho, (clasificada como representación humana
mientras que la de la derecha mide 3 cm de brazos en asa (Acosta, 1968). MOTIVO 13.- A 14,5 cm del nº 7 y en una
de largo y 0,9 de anchura; ambas en pequeña hornacina, se localizan tres barras
color rojo anaranjado, desvaído en el MOTIVO 11.- Figura (a 11 cm de la anteri- dispuestas de forma paralela y con sentido
caso de la de la derecha, y más vivo en or) similar a la nº 10, con la barra central oblicuo. Miden: 26 mm de longitud y 6 mm
el de la izquierda. dispuesta en sentido vertical. Sus dimen- de anchura.
siones son: 61 mm de longitud (3,5 cm
MOTIVO 8.- Pareja de puntuaciones, a 22 de altura de la circunferencia) y 47 mm de En resumen, los motivos que aparecen en
cm de la nº 5. Sus dimensiones medias ancho. La anchura media de trazo de la el Covacho del Pontón de la Oliva son los
son: 10x10 mm, y están separadas por una circunferencia es de 3 mm, y la de la siguientes: 38 puntuaciones, 5 barras, 4
distancia de 2 cm. Bastante desvaídas. barra central es de 5 mm. Color desvaído. figuras humanas (3 de ellas de brazos de
Clasificada como representación humana asa) y 1 ramiforme (figuras 5, 6,7).
MOTIVO 9.- P a reja de puntuaciones a 13 cm de brazos en asa (Acosta, 1968).
de las anteriores. Sus dimensiones medias Observaciones: Posible pérdida de otros
son: 10x10 mm, y están separadas por una MOTIVO 12.- Figura (a 2 cm de la anterior) motivos.
distancia de 2 cm. Bastante desvaídas. compuesta por un círculo en el que se
inscribe, con sentido horizontal, una Asociaciones: Antropomorfos y grupos de
MOTIVO 10.- Motivo a 18 cm del anterior, gruesa barra central que se ensancha puntuaciones.
definido por una circunferencia a la que gradualmente hacia sus extremos. Sus
se superpone una línea de mayor tamaño, dimensiones son: 2,9 cm de longitud y Superposiciones: No.
con sentido oblicuo izquierdo. Sus dimen- 2,5 cm de ancho. La anchura de trazo
siones son: 60 mm de longitud (5 cm de la circunferencia es de 0,4 cm, y la
Litología: Caliza-dolomía.
Contenido artístico mayor parte de las ocasiones el uso de sino también delimitar las figuras o repre-
los dedos, como así lo demuestran la sentaciones de factura humana. Por ello,
Numero de paneles o conjuntos: Friso morfología y la definición de los trazos. en todos los calcos y en las descripciones
corrido. El abrigo presenta huellas de En el caso del motivo nº 1, el reparto de únicamente hemos incluido los motivos
color por todo su desarrollo. Hemos dis- la masa pictórica y la definición de la figu- que se aprecian con claridad. Debido a la
tinguido al menos tres agrupaciones de ra, nos indica que se debió de usar algún presencia de pigmento por gran parte de
acuerdo a su visibilidad. tipo de aplicador. la pared del abrigo, a la ausencia de hia-
tos y de superficies bien delimitadas,
Situación topográfica de los paneles: Color de la pintura: El color dominante es englobamos todas las representaciones
Debido a la presencia de pigmento por el rojo anaranjado en ocasiones muy páli- en un único friso, donde las pinturas osci-
gran parte de la pared del abrigo, a la do a consecuencia del empalidecimiento lan desde los 40 cm de distancia del
ausencia de hiatos y de superficies bien natural. suelo del abrigo, hasta 2,10 m. Los moti-
delimitadas, englobamos todas las repre- vos que se distinguen en el abrigo, y que
sentaciones en un único panel. Tratamiento: Esquemático – abstracto se han agrupado en tres sectores, son
los siguientes:
Utilización del soporte: Se ha utilizado Trazo: Lineal.
toda la superficie del abrigo, sin una pre- Sector 1
ferencia por las zonas de superficies más Número mínimo de motivos: 46 (35 pun-
planas. tuaciones, 5 triángulos inver tidos, 4 Motivo 1.- Asociación de cinco triángu-
barras, 1 motivo en forma de “U” y 1 los dispuestos en sentido horizontal
Estado de conservación: El estado de representación ancoriforme). (línea en zig-zag perdida en la par te infe-
conservación de las figuras es pésimo, rior), unidos por los vér tices inferiores.
tanto por lo que se refiere al lavado de la Motivo dominante: Las puntuaciones. El motivo no se conser va en su totali-
roca, como a la exfoliación de la misma, dad ya que se continuaba por su dere-
privándonos así de la definición original Descripción: El abrigo presenta a lo largo cha, como así lo demuestran restos de
del conjunto. de la superficie de su pared numerosas pigmento bastante lavado; igualmente
manchas rojizas producto de la oxidación su par te inferior derecha se ha perdido
Esquema compositivo: Friso corrido de de algunos componentes de la roca, así como consecuencia de una exfoliación
disposición oblicua. como gran cantidad de restos de pigmen- de la roca sopor te. Sus dimensiones
to de la misma coloración muy desvaídos. son: 95 mm de longitud, 32 mm de
Técnica: Pintura. La técnica utilizada para De esta manera se hace muy difícil no anchura máxima y se sitúa a 1,80 m del
la aplicación del pigmento, ha sido en la sólo dirimir entre lo natural y lo antrópico, suelo. Color más oscuro (figura 14).
Sector 2
Sector 3
Figura 8: Emplazamiento.
El techo de la cavidad, en sus tres prime- MOTIVO 1.- Tres barras, dispuestas ver ti- MOTIVO 6.- Conjunto de puntuaciones
ros metros de longitud, se encuentra calmente entre sí, en color desvaído. Su debajo del grupo 2. A 0,7 cm del arranque
cubierto de hollín como resultado de la anchura media es de 15 mm, y su lon- de la línea doblada de dicho grupo, se
realización de fogatas. Sobre esta super- gitud de 30 mm, 70 mm, y 50 mm localiza una puntuación de cierto tamaño
ficie ennegrecida se encuentran numero- respectivamente. (6 x 3 cm) muy perdida y, a 5 cm por deba-
sos grabados contemporáneos (segunda jo de ésta, tres puntuaciones equidis-
MOTIVO 2.- Situada a la derecha de la
mitad del siglo XX), compuestos en su tantes y dispuestas horizontalmente.
anterior y a sólo 2 cm se localiza una
mayor parte por fechas y letreros. Color rojo anaranjado muy desvaído.
línea gruesa doblada hacia la derecha
Esquema compositivo: Horizontal. formando un ángulo de 90º (11 cm de MOTIVO 7.- Conjunto de cuatro barras,
longitud y 0,8 cm de ancho). Estos alargadas, paralelas y dispuestas verti-
Técnica: Pintura lineal y digitación. La téc-
motivos parecen representar una figura calmente bajo el grupo 3 (a 4 cm), y con
nica utilizada para la realización de los
cuadrangular abier ta por el fondo, que una puntuación por debajo de las dos de
motivos artísticos es la pintura aplicada
incluye una puntuación muy perdida en la derecha, y otra debajo de la primera de
mediante los dedos, como demuestra la
el espacio central. Todo ello en color la izquierda. Sus medidas son 3,5 cm de
morfología de los trazos, sus dimensio-
rojo anaranjado vivo. longitud y 1 cm de anchura; todo ello en
nes y el reparto de la masa pictórica.
color rojo anaranjado vivo.
MOTIVO 3.- Tres manchas de color situadas
Color: Rojo anaranjado.
a la derecha (4 cm) de la línea doblada de MOTIVO 8.- Restos de pigmento rojo, bajo
Tratamiento: Abstracto. la agrupación anterior. Sus medidas son: 1 el grupo anterior (a 11 cm), sin una defini-
cm de ancho, y 3, 2 y 1 cm de longitud ción precisa y de difícil interpretación.
Número mínimo de motivos: El número de
respectivamente. Su color es rojo oscuro, y
motivos es de 20 (11 puntos y 9 barras). Observaciones: Contexto funerario
probablemente correspondan a líneas cor-
Trazo: Lineal. tas o un trazo alargado perdido. Asociaciones: Puntos / barras.
Motivo dominante: Digitaciones. MOTIVO 4.- Una barra, dispuesta ligera- Superposiciones: No.
mente inclinada, y a la misma altura que el
Descripción del conjunto: El conjunto pic-
grupo anterior (a 6 cm de éste). Sus dimen-
tórico poco nítido en su definición, pre-
siones son 40 mm de longitud y 15 mm de
senta un único panel de 55,5 cm de lon-
anchura, y su color vivo.
gitud y 27,5 cm de altura (figura 10). Para
facilitar su descripción hemos agrupado MOTIVO 5.- Restos de pigmento rojo, a la
los motivos de la siguiente forma (de derecha del motivo anterior (a 4 cm), sin
izquierda a derecha): una definición precisa y difícil interpretación.
Figura 20: Vista del panel. Figura 18: Vista de la pared rocosa.
PANEL: I.
Nombre : Cueva del Aire (Patones). Ref. Cueva del Aire Inéditas las pinturas.
Inv. 107/4R Ref. Inv. 107/4R
Tipo de yacimiento. Pared rocosa. FERNÁNDEZ-POSSE M. D., 1980, Los
Litología: Caliza-dolomía. Grafía materiales de la Cueva del Aire de
Tamaño: Pequeño. Color: Rojo anaranjado. Patones (Madrid). Noticiario Arqueológico
Orientación: Suroeste. Técnica artística: Pintura, mediante Hispánico, 10: 41 -64.
Morfología boca: trazo ancho .
Emplazamiento: Ladera baja, 770 m. Estilo: Esquemático – abstracto.
Visibilidad Externa: Desde el valle no se Instrumento: Dedos y aplicador
visualiza el emplazamiento, pero sí indeterminado.
desde la parte alta del Barranco. Núm. total de motivos: 3.
Id. desde el sitio: Se divisa la parte alta Motivo dominante: Antropomorfo apodo
del barranco en su contacto con la zona de brazos en asa.
de pizarras. Tiempo o repintes: Existe una
superposición en algún tipo de pintura
Otros datos valorables: plástica de color grisáceo en el
Recursos hídricos: Óptimos. A escasos antropomorfo, donde han escrito unas
metros arroyo estacional. iniciales, el año de 1955 y el nombre de
Posibilidad de recursos y explotación Patones.
del entorno: Óptima en caza y ganadería Soporte
ovicaprina. Posibilidades agrícolas en el Nº de Paneles : 1
cercano valle medio del Jarama. Frutos y
plantas silvestres. Panel I
Contexto arqueológico: Zona B.I.C. Color: Rojo-anaranjado.
Cueva del Aire con yacimiento del Aprovechamiento/integración soporte:
Neolítico-Bronce. Sí.
Esquema compositivo dominante:
Horizontal/Vertical.
Núm. mínimo motivos: 3
(1 antropomorfos y 2 barras).
Tamaño: Entre 450 y 40 mm.
Cómputo de motivos:
1 Antropomorfos
2 Barras
Asociaciones/Escenas: No.
Diacronía o repintes: Existe una
superposición contemporánea en algún
tipo de pintura plástica de color grisáceo
en el antropomorfo, donde han escrito
unas iniciales, el año de 1955 y el
nombre de Patones.
Motivo 8.- 10 cm por encima del anterior La técnica de aplicación de la pintura También en dicho barranco se encuentran
motivo, se localiza un ramiforme, com- debe haber sido mediante algún tipo de varias cuevas con materiales de época
puesto por una barra horizontal atravesa- pincel, debido a la delicadeza de los tra- calcolítica- Edad del Bronce (Cueva de la
da por otras seis barras de menor longi- zos y a la anchura de éstos, que no supe- Flecha, Cueva del Murciélago, Cueva de
tud y equidistantes entre sí. Sus dimen- ran lo 5 mm de anchura. la Salamanquesa y Cueva de la Caída).
siones son 27 mm de largo, 22 mm de
ancho y 2 mm de anchura de trazo. Color Su estado de conservación es muy defi- Bibliografía:
rojo anaranjado oscuro (figura 25). ciente, como así lo demuestra la mitad ALCOLEA GONZÁLEZ, J.J., DE BUNES IBARRA, F.,
izquierda de panel, que se encuentra bas- GARCÍA VALERO, M.A. Y MÁRQUEZ MORA, B.,
Motivo 9.- Figura en forma de T inver tida, tante perdida. El resto de los motivos 1994, Las representaciones rupestres
a 9 cm del anterior motivo, en horizontal, están degradados, tanto en su forma, esquemáticas del Abrigo de Belén
cuyas dimensiones son las siguientes: 35 como en su color, siendo estas alteracio- (Torremocha, Madrid). Estudios de
mm de longitud y 20 mm de anchura, en nes producto del lavado de la roca. P rehistoria y arqueología Madrileños,
color rojo anaranjado. Difícil precisar el 9: 29-32
motivo original ¿ramiforme perdido? En resumen, los motivos documentados
en el conjunto Abrigo de Belén son: BARRIO MARTÍN, J., Y RUBIO DE MIGUEL, I.,
Motivo 10.- Figura indeterminada, muy Antropomorfo (1), barras (2), motivos en Pi 2002, El Yacimiento del Covacho de la
perdida, situada a 9,5 cm a la derecha de (2), heliomorfo (1), ramiforme (1), ocula- Higuera. (Patones, Madrid). Su valoración
la anterior, dispuesta en sentido vertical y do/ antropomor fo (1), indeterminados (3). en el contexto de la Meseta, Estudios de
definida por un cuerpo anguloso. Incluye, Prehistoria y Arqueología Madrileñas,
en su parte superior, dos protuberancias Asociaciones/escenas: No. 12: 23-56.
de las que parten dos líneas divergentes,
con una puntuación junto a cada uno de Contexto arqueológico: En el mismo
sus extremos. Sus dimensiones son: 36 barranco se encuentra el Covacho de la
mm de longitud, 94 mm de altura y 1 mm Higuera con materiales Neolíticos.
de anchura de trazo en las líneas citadas. Publicado por Joaquín Barrio Martín e
Color rojo baboso. Isabel Rubio de Miguel (2002).
Localización
En este término municipal se ha localizado un abrigo con pin- Las pinturas del Abrigo de Belén (153/1R) fueron descubier-
tura rupestre postpaleolítica (ciclo esquemático). Igual que en tas en 1990 por Belén Márquez Mora, en la prospección del
los yacimientos anteriores del término de Patones, nos encon- Termino municipal de Torremocha, siendo publicadas en 1994
tramos en las estribaciones meridionales del sector nororiental (Alcolea et al, 1994).
del Sistema Central. Geológicamente la zona se encuentra en el El registro documental de inventario fue realizado en su
límite entre la zona oriental del Sistema Central y la cuenca ter- mayor par te por Miguel Angel García Valero y Juan Gómez
ciaria del Tajo. Hernanz.
La estación de Arte rupestre se sitúa en el sector de calizas
cretácicas. Esta zona es un típico ejemplo de relieve monoclinal
o “relieve en cuesta”, con orientación NE-SW y que buza al SE
unos 30º. Aquí se han excavado una serie de barrancos perpen-
diculares al eje de esta franja, que unen la zona más montaño-
sa (pizarras paleozoicas) al Norte, con la zona fértil del valle
medio del Jarama. En dichos barrancos se han realizado las pin-
turas rupestres. Se trata de un área de paso entra la montaña y
la vega.
En este término municipal sólo se ha localizado un abrigo Las pinturas de la Cueva del Derrumbe (151/1R) fueron des-
con pintura rupestre esquemática. Igual que en los yacimientos cubiertas en 1991 durante la prospección del Término municipal
anteriores del término de Patones y Torremocha, nos encontra- de Torrelaguna dirigida por Ignacio Montero.
mos en las estribaciones meridionales del sector nororiental del Inéditas. El registro documental de inventario fue realizado
Sistema Central. Geológicamente el sector se encuentra en el en su mayor parte por Miguel Angel García Valero y Juan Gómez
límite entre la zona oriental del Sistema Central y la cuenca ter- Hernanz, realizando la planta de la cueva Ignacio Montero.
ciaria del Tajo.
La estación de Arte rupestre se sitúa en la zona de calizas
cretácicas. Ésta es un típico ejemplo de relieve monoclinal o
“relieve en cuesta”, con orientación NE-SW y que buza al SE
unos 30 grados, donde se han realizado una serie de barrancos
perpendiculares al eje de esta franja, que unen la zona mas mon-
tañosa (pizarras paleozoicas) al norte, con la zona fértil del valle
medio del Jarama, pero este yacimiento no se encuentra en un
barranco como los anteriores sino en el estrato superior de la
banda caliza.
kilómetros
Litología: Caliza-dolomía.
Orientación: Noroeste.
D i m e n s i o n e s: Las dimensiones de la
boca son: 2 m de longitud por 0,6 m de
altura.
Clima: Continental.
Tratamiento: Esquemático-abstracto.
Trazo:
irre g u l a res. La ubicación de los motivos ño, dispuestos horizontalmente, y uni- motivo de la confección de la Carta
en el panel no presenta ninguna priori- dos por uno de sus extre m o s . Arqueológica de la Comunidad de Madrid,
dad dado que la super ficie del mismo Igualmente, presenta una línea que les se documentaron en el interior de la
es irregular. une en su par te más convexa, dejando Cueva del Derrumbe restos óseos huma-
la zona central correspondiente a la nos correspondientes a dos individuos
Esquema compositivo: Horizontal. inflexión de los arcos carente de pig- (uno joven y otro adulto), y un fragmento
Descripción: Los motivos que se ubican mento. A su vez, del extremo inferior de de borde cerámico realizado a mano. En
en la zona media de dicho panel son los la unión de los arcos, par te una línea el gran abrigo, donde se incluye la cavi-
siguientes (figura 29): bastante perdida, con dirección oblicuo dad en cuestión, se recuperó una lasca
derecha. Las dimensiones de esta figu- de sílex.
Motivo 1.- Mancha dispuesta en sentido ra son las siguientes: 80 mm de longi-
vertical, con su parte inferior engrosada, tud, 50 mm de ancho y 10 mm de ancho Bibliografía: Inédito.
que tiene las siguientes dimensiones: 40 de trazo. Color rojo anaranjado.
mm de longitud y 14 mm de ancho. Color
rojo anaranjado algo desvaído. Asociaciones/escenas: No.
En este término municipal se han localizado tres estaciones Las pinturas del Abrigo de los Alcores (67/1R), fueron des-
con pintura rupestre postpaleolítica (ciclo esquemático). Igual cubiertas al estar acabando la presente monografía en una visi-
que en los yacimientos anteriores del termino de Patones, ta a la zona de calizas de Guadalix, por Juan Gómez Hernanz, Luz
Torremocha y Torrelaguna, nos encontramos en las estribacio- Cardito Rollán y Ellen Etzel Sülzle.
nes meridionales del sector nororiental del Sistema Central. Una Las pinturas de la Cueva del Quejigal (67/2R) fueron descu-
parte de este término está constituido por una banda de calizas biertas por Jesús Jiménez en el 2002 y se dieron a conocer en
cretácicas con orientación Este-Oeste. el mismo año, en el diario “El País” (20 de Enero).
Las pinturas del abrigo de Valdesalices (67/3R) se descu-
- 67/ 1R o de los Alcores: altitud de 850 m. brieron en 1990, durante la prospección del Término municipal
- 67/ 2R o Cueva del Quejigal: altitud de 870 m. de Guadalix de la Sierra dirigida por Yolanda Álvarez.
- 67/ 3R o Abrigo de Valdesalices: altitud de 870 m. El registro documental de inventario del Abrigo de
Valdesalices fue realizado en su mayor parte por Miguel Angel
García Valero y Juan Gómez Hernanz.
kilómetros
Emplazamiento: Ladera del arroyo de Descripción: Oquedad ascendente a modo Visibilidad. Alcance visual: Se divisa el
Valdesalices (figura 34). de pequeña cámara, más amplia en la valle del arroyo de Valdesalices.
entrada que en el fondo formado por blo-
Descubrimiento, bibliografía y trabajo de ques hundidos que han cerrado la galería, Hidrología: En la parte baja el arroyo
campo: La cueva denominada “El Quejigal” de unos 4 m. Presenta una gran antecá- estacional de Valdesalices, afluente del
fue localizada en carta arqueológica y pos- mara, de 2,70 m de ancho, que se abre río Guadalix.
teriomente estudiada por J. Jiménez dentro ante la abertura de entrada a la cámara
del proyecto de investigación sobre megali- con arte que tiene unas dimensiones de Vegetación: Bosque de quejigo y encina.
tismo y poblamiento neolítico en la 1,50 m de ancho.
Comunidad de Madrid, financiado por la Clima: Continental.
C.A.M. J. Jiménez ha publicado un avance:
“Un arqueólogo descubre en Guadalix una
cueva con pinturas de hace 5.000 años”
en El País, domingo 20 de enero de 2002,
p. 3 de la sección dedicada a Madrid.
Trazo: Lineal.
En este término municipal se ha localizado una estación con Las pinturas del abrigo de los Horcajos (168/1R) fueron
pintura rupestre esquemática. Al igual que ocurre en los yaci- descubier tas en 1991 por Miguel Angel García Valero y
mientos anteriores, nos encontramos en las mismas calizas cre- Catalina Pérez Morales y publicadas por Miguel Angel García
tácicas, donde existen igualmente una serie de relieves estruc- Valero (1995-1996).
turales en cuesta en los que se desarrollan una serie pequeños El registro documental de inventario del Abrigo de Los
barrancos, algunos de ellos perpendiculares al río Jarama. Horcajos fue realizado en su mayor parte por Miguel Angel
La estación de Arte rupestre se sitúa en la zona de calizas García Valero y Juan Gómez Hernanz.
cretácicas.
kilómetros
Numero Inventario Arte Rupestre: 168/1R Morfología del yacimiento Visibilidad. Alcance visual: Se divisa el
valle del Jarama (figura 43).
Localización Tipo: Abrigo.
Hidrología: En la parte baja el arroyo esta-
Término Municipal: El Vellón. Litología: Caliza-dolomía. cional de la Solana, afluente del río Jarama.
Lugar: Arroyo de la Solana. Orientación: Sur. Vegetación: Monte bajo: retama, tomillo,
encinas y enebros.
Emplazamiento: El Abrigo de los Horcajos Descripción: Pequeño abrigo que presenta
está situado en un extenso afloramiento tres pequeñas gateras, a distinta altura, Clima: Continental.
calizo-dolomítico (Cretácico superior), que inaccesibles. El suelo del yacimiento es
ocupa gran parte del término municipal rocoso, razón por la cual no se han podido
de El Vellón. Este afloramiento, se recuperar restos arqueológicos.
encuentra atravesado en su zona más
oriental por valles u horcajos (con direc- Dimensiones: Tiene unas dimensiones de
ción E-O) formados por antiguos cursos 12,8 m de longitud, 4,6 m de profundidad
de agua tributarios del río Jarama. En uno y 5,3 m de altura máxima.
de estos valles de pendiente abrupta, y
en la parte alta de la ladera, se localiza el
yacimiento en cuestión (figura 42).
Figura 44: Inscripcion moderna de cruz latina y siglas IHS (Foto: J. Latova).
Motivo 4.- Representación situada bajo el Lámina 25: Calco del panel 2.
grupo nº 1 (a 1,5 cm), constituida por una
línea transversal de la que parten, para-
lelamente y hacia abajo, otras cinco, la
situada más a la derecha es de menor
longitud que las anteriores. El extremo
izquierdo de la línea transversal dobla
hacia arriba y se interrumpe, pudiendo
continuar 1 cm más arriba en una inci-
piente línea rematada con un semicírculo.
Esta figura puede representar algún tipo
de cuadrúpedo (¿cánido?), siendo sus
dimensiones 38 mm de longitud, 43 mm
de altura y 3 mm de trazo. Color rojo vino-
so oscuro.
Motivo 3.- Aparente antropomorfo (dis- Lámina 27: Calco del panel 3.
puesto en sentido oblicuo derecha), a 7
cm del grupo nº 2, constituido por: tronco,
extremidades inferiores y extremidad
superior derecha, y restos de pigmento
cm del grupo anterior. Presenta tronco, humana nº 5. Sus dimensiones son: 5 Motivo 10.- Línea ligeramente curvada,
extremidades superiores e inferiores en cm de alto, 1 cm de anchura del tronco, y situada a 7cm del motivo anterior. Sus
arco y en el extremo inferior sexo mas- 0.3 cm de anchura de trazo en la reali- dimensiones son: 6cm de longitud y 1cm
culino marcado. Los brazos y piernas zación de las extremidades. Color rojo de ancho. Color rojo vinoso claro.
se han representado mediante líneas vinoso oscuro (figura 48).
en forma de semicírculo. Sus dimensio- Panel 3, situado a 80 cm del panel 3, y a
nes son: 65 mm de altura, 8 mm de Motivo 8.- Mancha de color amorfa, situa- 1,20 cm del suelo del abrigo (escalón).
anchura del tronco y 4 mm del trazo de da a 3 cm de la anterior. Sus dimensio- Su ubicación es una especie de cornisa
extremidades. Color rojo vinoso oscuro nes son: 50 mm de altura y 20 mm de de la pared del abrigo, y su superficie no
(figura 48). anchura. Color rojo vinoso claro. presenta una morfología determinada,
caracterizándose por ser más o menos
Motivo 6.- Representación (2 mm por Motivo 9.- A 3 cm a la derecha del moti- plana y rugosa. Las dimensiones del
debajo de la anterior) definida por una vo nº 8, se localizan la representación de panel son: 19 cm de alto, y 21,5 cm de
línea recta dispuesta en sentido oblicuo un cuadrúpedo. El tratamiento de la figu- ancho.
de cuyo extremo superior parten dos líne- ra se caracteriza por representar una
as simétricas con forma de arco, y senti- larga cola (más que las extremidades Los motivos representados son:
do descendente. Tipológicamente este superiores), cabeza borrosa (como con-
motivo se trata de una ancoriforme, es secuencia del lavado de la roca), tronco Motivo 1.- Mancha amorfa de pigmento.
decir una representación esquemática de alargado y estrecho, extremidades ante- Mide: 24 mm de altura y 13 mm de
la figura humana. Mide: 70 mm de alto, riores cortas, y posteriores largas y del- anchura. Color rojo anaranjado claro.
77 mm de ancho, y 10 mm de anchura de gadas. Debido a la pérdida parcial de la
trazo. Color rojo vinoso claro (figura 48). cabeza, su atribución a una especie con- Motivo 2.- Conjunto de tres manchas
creta es bastante difícil (¿cánido?). Sus amorfas de color rojo anaranjado vivo, a
Motivo 7.- Figura humana acéfala, situa- dimensiones son: 8.6 cm de altura, 6 cm 3 cm de la anterior. Aparecen dispuestas
da a 3 cm por debajo del grupo nº 2. dis- de anchura, 1cm de anchura de tronco y en los extremos de una hipotética cruz
puesta en sentido vertical, y con un trata- 0.2 cm en las extremidades. Color rojo griega (exceptuando el brazo izquierdo),
miento semejante a la representación vinoso claro (figura 48). dejando un espacio en blanco entre ellas.
Bibliografía:
En este término, casi en el límite con Soto del Real, se han - 82/002-1R o de los Aljibes fue descubierto en 1989 por D.
localizado tres lugares con pintura rupestre postpaleolítica (ciclo José Moreno Vázquez y publicado por Dña. Carmen Priego
esquemático). Fernández del Campo: “Pinturas rupestres de Los Aljibes en la
Se sitúan en la zona de La Pedriza, vertiente sur del Pedriza de Manzanares, en Estudios de Prehistoria Madrileña,
Guadarrama, entre el Embalse de Santillana y el Cerro del Jaralón. número 7, 1991, pp. 87-125, incluyendo un lote de materiales
El paraje se denomina El Canto y la zona de emplazamiento (contexto arqueológico que se sintetiza en la ficha correspon-
limita al este y al sur con el curso del arroyo de Santillana: al oeste diente).
con el arroyo Recuenco y al norte con el arroyo de las Higueras - 82/54-2R fueron localizados en la realización del inventario.
(nombres y cursos en mapa 1:5000 de la Comunidad). - 82/17-3R fue descubierto en el trabajo de Carta Arqueológica
Todos son visibles desde el valle, en donde se halla la finca de a cargo de Yolanda Álvarez.
los Aljibes, junto al arroyo de Santillana. El registro documental ha recaído prioritariamente en Don
Las estaciones más bajas (número 1R, 2R y 3R) se extienden Rafael Anciones Crespo y en Dña. Luz María Cardito.
alineadas de este a oeste, a distinta altura, entre 1.050 y 1.100 Quede constancia también de nuestro agradecimiento a Don
metros. La más alta, 3R, se sitúa al NW de las anteriores y a 1.179 José Moreno Vázquez, buen conocedor de la zona y defensor de
metros de altitud. la Naturaleza, que en todo momento ha demostrado su incondi-
La localización de este a oeste, según se gana en altura es la cional colaboración.
siguiente:
- 82/002-1R o de los Aljibes, en el extremo noroeste de la
Grieta. Altura 1.050 metros.
- 82/54-2R, al oeste del anterior y a una distancia de unos 50
metros. Altura 1.070 metros.
- 82/55-3R, al oeste del anterior, prácticamente en línea recta.
Altura 1.170 metros.
Localización
Orientación: Sur.
Vegetación: Monte bajo: roquedo de arbus- Aunque aisladamente algunos de estos cho. Además, en la pared rocosa que deli-
tos y pequeñas praderas. Uso ganadero. materiales podrían corresponder al mita esta plataforma existen huellas de
Calcolítico/Bronce antiguo avanzado e haber practicado agujeros para encajar
Clima: Continental. incluso a un estadio evolucionado del horizontalmente algún tipo de madero a
Bronce (fragmentos más finos con care- modo de traviesa.
Situación Jurídica: Terreno privado. nas), la insistencia y modalidad decorati-
va lleva a adscribir el conjunto al pleno En cualquier caso, deben tenerse en
Recursos mineros: Extracción de piedra desarrollo de Cogotas 1. cuenta dos circunstancias:
dura: granito y basalto.
En cualquier caso, teniendo en cuenta las El fondo del covacho no cierra completa-
Contexto arqueológico: En el exterior del circunstancias, no se puede descartar que mente.
covacho se localizaron una serie de mate- culturalmente el conjunto no sea unitario.
riales desplazados por la entrada y la La acentuada pendiente del suelo.
ladera. Teniendo en cuenta que gran Por otra parte, a partir del descubrimien-
parte del año el agua corre por el interior to, se realizaron excavaciones en el inte- Esto significa que el deshielo o en los
del covacho es posible que se trate de rior de la cámara. momentos de precipitación lluviosa, el
material arrastrado por la erosión y lava- agua se filtraría, vertiendo hacia la terra-
do del suelo. La ausencia de testimonios sobre función za o anegando los márgenes de la
funeraria y la diversidad de materiales supuesta cabaña, infiriéndose de ello que
Descritos y analizados los materiales por aboga por un conjunto doméstico. Con la ocupación sería de tipo estacional.
C. Priego (1991), se evidencia el peso de todo, el interior del covacho es poco apto
los fragmentos cerámicos de diversa mor- para vivienda, a no ser que se ocupe Entorno monumental: Próximo a él se
fología y decoración (entre ellos vaso per- como refugio ocasional. Más posibilida- encuentran dos abrigos con pinturas
forado o “quesera”). El material lítico, des de asentamiento ofrece el exterior postpaleolíticas y el Cancho del
reducido, está compuesto por una punta pues aunque las dimensiones son reduci- Confesionario, poblado hispano-visigo-
foliácea, fragmentos de hoja, diente de das, la plataforma es suficiente y apta do, así como el castillo viejo del siglo XIV,
hoz y raspados, todo ello de sílex, y un para instalar una cabaña o estructura el castillo de los Mendoza y la iglesia de
percutor de esquisto parcialmente pulido. artificial ampliando la capacidad del cova- Nuestra Señora de las Nieves del siglo XV.
Figura 4: Antromorfos del panel 1 zona superior del Abrigo de los Aljibes (Manzanares el Real).
Técnica: Pintura plana. la topografía natural de la roca. A tenor de En el panel 2 la posición de los signos, a
aprovechar el panel aislando un pequeño distinta altura, sigue una línea oblicua
Color: En el panel 1 la pintura de aspecto grupo exterior al conjunto central, pero comparable a la pauta primaria de la com-
unitario es de un color rojo oscuro aunque dada la unidad figurativa se ha optado por posición correspondiente al panel.
la intensidad varía hasta un tono muy considerar el panel unitariamente.
claro o desvanecido según grado de con- Descripción:
servación y superficie del soporte. En el El sopor te del panel 2 corresponde al
panel 2 el color es rojo anaranjado bri- bloque inclinado del lateral Oeste que PANEL I:
llante. apoya en la pared opuesta, con menor Se extiende por el lateral derecho y ocupa
visibilidad. La escasez de restos pinta- un espacio máximo de 1,25 metros (N a
Tratamiento: Dibujos esquemáticos bas- dos hace suponer un mero complemen- S) por unos 80 cm de alto.
tante uniformes. to del panel principal, si bien los moti-
vos en sí mismos y su emplazamiento Se trata de un llamativo conjunto daña-
Número mínimo de motivos: 33 (25 no parecen aleatorios ni al azar. do en la mitad inferior por una fractura
antropomor fos, 4 signos geométricos y horizontal que ha motivado el desplaza-
4 abstractos). Esquema compositivo: La parte central, miento de la roca, afectando al segui-
correspondiente al núcleo de esquemas miento del trazo original de algunos
Utilización del soporte: En el panel 1, la humanos, adopta una composición en dibujos.
composición aprovecha el soporte alisa- retícula isométrica. Por ello la disposición
do y vertical de la pared, prolongación admite una lectura asociativa tanto en La filtración de agua, favorecida por la
directa de la entrada, y se extiende hasta vertical como en hileras diagonales. descarnación de la cubierta vegetal, ha
el límite más regular del bloque, antes de alterado parcialmente la coloración del
formar un pequeño entrante. Los 3 primeros antropomorfos, la barra y panel, que acusa hacia el lateral derecho
los signos marginales parecen meros saté- un soporte blanquecino y pintura más
El grueso de los dibujos está marcado lites que enfatizan la armonía del conjunto pálida en contraste con el margen, muy
entre dos suaves pliegues formados por central, de claro efecto escenográfico. oscurecido y oxidado.
Motivos 4 y 5.- Tras un pequeño pliegue Figura 5: Antromorfos del panel 1 zona inferior del Abrigo de los Aljibes (Manzanares el Real)
vertical y a una distancia aproximada de 20 (Foto: J. Latova).
cm por encima de la última figura, se dis-
tinguen dos signos geométricos. El nº 4,
más confuso, tiene aspecto pseudocua-
drangular. Mide 62,5 mm por 41,6 mm.
Motivos 13 a 19.- Conforman la hilera antropomorfo 15, esquema idéntico pero El esquema, aparentemente masculino,
inferior. de menor tamaño (125 mm), con los pies con cabeza bien marcada y brazos y pier-
perdidos, su brazo derecho, engrosado nas en arco, está como aislado. Mide
El antropomorfo 13, en vertical y debajo en el extremo, roza la pierna del esquema 210 mm de longitud y 65 mm de anchura
del número 6, tiene el brazo izquierdo 16, situado en la vertical del motivo 9; se máxima tanto en brazos como en piernas.
(derecha del espectador) mucho más caracteriza por un largo eje (167 mm) sin
largo que el resto de los esquemas huma- marcar el sexo. Motivos 21 a 25.- Por debajo del grupo
nos. Se acaba en ángulo y remata en un central sigue la composición a un lado y
ensanchamiento de difícil lectura. Las A la izquierda, se distribuyen en horizontal otro y del borde de la grieta de fractura. El
piernas son rectilíneas y en ángulo y pare- las figuras 17 a 19 en tono más claro y bloque desplazado interrumpe la continui-
ce estar indicando el sexo masculino. de dibujo bastante perdido. Repiten dad de trazo de algunos antropomorfos,
Mide 125 mm de longitud y 80 mm de esquemas similares a los ya descritos, afectando seriamente a los nº 21 y 22,
ancho en el eje central. con la particularidad de que los antropo- los de mayor visibilidad, aparentemente
morfos 17 y 18 están unidos por el extre- integrados en un pequeño conjunto de
La figura 14, inmediata al anterior, es de mos de los brazos. disposición vertical compuesto por cuatro
mayor tamaño (167 mm). Acéfalo con antropomorfos y un signo geométrico en
piernas en ángulo y sexo masculino exa- Motivo 20.- Situados a la izquierda y por el centro.
gerados, repite el esquema de brazos en encima de 19 ocupa, justamente, el cen-
arco. Se particulariza porque el brazo tro del ángulo y cierra la separación entre Los números 21 y 22 parecen masculi-
derecho se une al hombro izquierdo del la divergencia de las hileras. nos. El 21, ligeramente más alto, está a
PANEL II:
se sitúa hacia el centro del lateral izquier-
do, en frente del panel 1 (sector del signo
nº 29) y se extiende hacia el techo.
Descripción: Figura 7: Barras del panel 2 del Abrigo de Los Ajives (Manzanares el Real)
(Foto: J. Latova).
Motivos 1 y 2.- Al inicio del panel y a 50
cm de altura existen dos barras oblicuas
y paralelas separadas entre sí 2,5 cm.
Longitud media: 100 mm. La inferior muy
desvaída.
Localización
Tipo: Pseudocovacho natural formado por Figura 8: Emplazamiento del Abrigo 82/2R (Manzanares el Real).
el cabalgamiento de bloques graníticos.
Orientación: Sur.
Vegetación: Monte bajo: roquedo de arbus- Figura 9: Pseudocovacho natural en el que se localizan las pinturas 82/2R (Manzanares el Real).
tos y pequeñas praderas. Uso ganadero.
Clima: Continental.
Localización
Tipo: Abrigo al aire libre. Figura 11: Emplazamiento del Abrigo 82/17 - 3R (Manzanares el Real).
Descripción: Se trata de un abrigo natu- metros de distancia máxima coincidiendo Contexto arqueológico: Próximo a él se
ral, a plena luz, visera poco acusada y con el entrante. encuentran dos abrigos con pinturas pos-
suelo de roca natural de tendencia alisa- tpaleolíticas, uno de ellos el abrigo de los
da. La planta irregular destaca porque en Altura máxima 3, 5 metros y altura máxi- Aljibes, y el Cancho del Confesionario,
la mitad oriental conforma un entrante ma en el entrante; 1,50 metros. poblado hispano-visigodo.
trianguliforme cuyo cierre protege natural-
mente este sector. Orientación: Abierta al SO. Entorno monumental: Próximo a él se
encuentran dos abrigos con pinturas
En el borde del lateral derecho hay una acu- Visibilidad. Alcance visual desde el abri- postpaleolíticas y el Cancho del
mulación natural de piedra que, en la actua- go: Desde él se domina, hacia el sur, la Confesionario, poblado hispano-visigo-
lidad quedan al interior de un cerramiento penillanura, el actual embalse de do, así como el castillo viejo del siglo
artificial. El abrigo se ha usado reciente- Santillana y los prados. XIV, el castillo de los Mendoza y la igle-
mente como refugio efectuando un cerra- sia de Nuestra Señora de las Nieves del
miento a base de un murete de mampues- Hidrología: Cuenca del río Manzanares siglo XV.
to de escasa altura, con puerta de acceso que nace un km más arriba. Zona de arro-
y protección más cuidada en el lateral yos, al norte del embalse de Santillana,
izquierdo para aislarse de la intemperie. favorecidos por la climatología y la pen-
diente.
En la base, facilitando la entrada, existe
un pequeño rellano limitado por un pare- Vegetación: Monte bajo: roquedo de arbus-
dón rocoso y la grieta. Se prolonga en una tos y pequeñas praderas. Uso ganadero.
ladera de pendiente acusada.
Clima: Continental.
Dimensiones: 9,40 metros de longitud
máxima, de entrada a fondo media de Recursos mineros: Extracción de piedra
1,80 metros de profundidad y 3,40 dura: granito y basalto.
Situación topográfica del panel: Técnica: Pintura plana. Mal conservado por efecto de los agentes
Situado en la pared derecha (oriental) naturales, se distinguen zonas de color
del entrante, junto al acceso, en la zona Color: La pintura de aspecto unitario es que indican la posible separación de los
de mayor luz, protegido por la propia de un color rojo granate desvanecido dibujos más que la ocupación generaliza-
topografía. A una distancia de unos según grado de conservación y superficie da del soporte.
2,25 metros del borde del cerramiento y del soporte.
se extiende por encima del suelo desde Dentro del panel distinguimos tres agru-
1,20 metros a 57 cm. Tratamiento: Dibujos esquemáticos bas- paciones:
tante uniformes.
Estado de conservación: El friso pre- A 1,57 cm del suelo y la parte más próxi-
senta graves alteraciones debido a los Número mínimo de motivos: 22. ma a la entrada se distinguen una serie
agentes atmosféricos (exfoliación del de motivos situados en diagonal descen-
granito por gelifracción, concreciones Utilización del soporte: Por encima de dente, numerados de 1 a 5:
salinas) y bióticos (proliferación de una pequeña oquedad natural, situada
musgo, líquenes y algas provocados por justo en el medio del panel. Motivo 1.- El motivo más alto a una dis-
la filtración de agua). tancia de 90 cm por encima de la oque-
Esquema compositivo: Diagonal. dad es un dibujo de aspecto pisciforme
Figura 14: Pisciforme del panel del Abrigo 82/17 - 3R (Manzanares el Real).
horizontal, bifurcado en el extremo Motivo 4.- A unos 4 cm a la izquierda con- Motivo 7.- Al otro lado de la grieta y a 10
izquierdo. Mide 130 mm de longitud y 15 junto de barra vertical flanqueada en el cm de nº 6, mancha amorfa de color
mm de ancho. centro por dos puntuaciones (más nítida y extendida por un espacio de 15 por 4 cm.
gruesa la de la izquierda). La barra verti-
Motivo 2.- A unos 12 cm por debajo y lige- cal mide 80 mm y la puntuación izquierda A 45 cm y a 1,20 m del suelo existe otra
ramente a la derecha un posible antropo- 10 mm. mancha de color de tendencia compacta,
morfo formado por una barra central, situada justamente entre unos pliegues
cabeza redonda, piernas en arco y brazos Motivo 5.- A 6 cm de distancia y ligera- de la roca ocupando un espacio de unos
disimétricos de trazado confuso. Longitud mente por encima otra puntuación. 17 cm de diámetro.
máx.: 70 mm.
A 46 cm de distancia del agrupamiento Asociaciones/escenas: No.
Motivo 3.- Por debajo y ligeramente a la anterior y a un lado y otro de un suave
derecha, la pintura, muy perdida, tiende pliegue de la roca y a 1,45 m del suelo
a formar una agrupación de unas 10 se distingue:
puntuaciones discontinuas que confor-
man un óvalo (ejes máximos de 10 cm Motivo 6.- Conjunto de seis puntuacio-
por 6 cm) en torno a una barra central nes con tendencia a un óvalo abier to
(30 mm). en torno a otra puntuación central. Por
encima y en la línea ver tical con el
Entre el antropomorfo 1 y el círculo se dis- centro restos de color (¿otras puntua-
tinguen una mancha amorfa. Igualmente ciones?). Longitud total del conjunto
por debajo del óvalo existen otras dos. 12 cm.
Figura 15: Figura amorfa del panel del Abrigo 82/17 - 3R (Manzanares el Real).
Figura 16: Mancha compacta del panel del Abrigo 82/17 - 3R (Manzanares el Real).
En el término de Pelayos de la Presa se han localizado dos Ambos abrigos, denominados genéricamente La Enfermería
abrigos con pintura rupestre, situados en la ladera meridional fueron descubiertos en 1989 al realizar la Carta Arqueológica a
del Monte San Esteban, que forma parte de las estribaciones cargo de R. Escobar, C. Jiménez, C. Liesau y A. Matín.
montañosas del Sistema Central, entre los sectores SW de la Carmen Jiménez Sanz ha publicado un avance: “Estudio pre-
Sierra de Guadarrama y NE de la de Gredos. liminar: las pinturas rupestres esquemáticas de “La Enfermería”.
El Monte está ubicado en el borde sureste de la cabecera del Pelayos de la Presa (Madrid)”, Arqueología, Paleontología y
Embalse de San Juan, junto a la presa y el paraje donde se Etnografía, vol 3, Comunidad de Madrid (1992), 7-30.
hallan los abrigos con arte denominado La Enfermería. El trabajo documental dentro del inventario ha recaído priori-
El roquedo donde se abren los abrigos, en la falda del tariamente en Dña. Carmen Jiménez Sanz y Amparo Martín.
monte, está emplazado a unos 300 m al este de la urbanización
“Mirador de Pelayos” y limita al sur con el tendido eléctrico y el
camino al camping de la Enfermería.
Uno y otro abrigo, dentro del mismo roquedo, visible desde
el centro del valle de Valdeiglesias, conforman dos entrantes
diferenciados, contiguos y en la misma cota, son producto natu-
ral de la morfología de la misma banda granítica:
kilómetros
Localización
Propuesta complementaria: Si a nivel de Por ello sería conveniente sellar las grie- Morfología del yacimiento
acceso el cierre puede asegurar, salvo tas externas y encauzar el curso natural y marco ambiental
barbarie, la entrada al abrigo, debemos del agua para evitar el progresivo deterio-
advertir que los factores naturales exter- ro motivado por esta alteración. Tipo: Abrigo al aire libre formado por el
nos (filtraciones de agua y escorrentía) cabalgamiento de bloques graníticos.
siguen afectando al soporte.
Litología: Granito gris.
Orientación: Sur.
Visibilidad Alcance visual desde el abrigo: Clima: Mediterráneo, subtipo continental, Entorno monumental: Al pie de la ladera
Dominaría el valle de Valdeiglesias, atrave- con un mayor índice de pluviosidad que sur del Cerro de San Esteban y a un Km
sado por el arroyo de Pelayos de la Presa. otras comarcas del sur de Madrid. aproximado del abrigo se alza el
Monasterio de Santa María de
Hidrología: La zona, modificada por la Recursos mineros: Explotación de granito Valdeiglesias, fundado en el siglo XII por
construcción del Embalse de San Juan, (canteras inactivas en el entorno). la Orden del Cister.
es muy húmeda y con numerosas fuen-
tes. Pertenece al valle del Alberche que Contexto arqueológico: Directamente
recibe las aguas del río Cofio y del arroyo relacionado con el sitio pintado no existe,
Pelayos, justo al este de la Enfermería. si bien en la oquedad que se abre al
oeste del abrigo y dentro de la misma
Vegetación: Monte alto de repoblación masa rocosa se recogieron en superficie
con pino piñonero, sotobosque de reta- dos lascas de sílex y algún pequeño frag-
ma, jara, tomillo... y algunos restos de mento de cerámica a mano de imprecisa
especies autóctonas (carrascas). adscripción cultural.
Descripción:
PANEL I:
En el centro de la visera hacia el este,
entre 0,70m y 1,15 metros de altura a
0,70 metros ocupa un espacio aproxima-
do de 2,40 metros por 1 metro.
pictórico en una extensión aproximada Pese a que los contornos estén desvaí- En realidad no son puntuaciones digita-
de 1 m por 0,80 m. A par tir de este dos el dibujo podría identificarse con un das sino cortos trazos de pincel yuxta-
espacio y desde altura aproximada de tipo de ídolo halteriforme según las clasi- puestos en vertical, de separación varia-
0,61 m se extiende una franja con pin- ficaciones de Acosta. ble. El seguimiento aparenta una línea
turas cuyos motivos (11-20) adoptan un meandriforme. Ocupa un espacio horizon-
esquema de tendencia horizontal En el limite con la superficie desconcha- tal de unos 40 cm delimitando la zona
ascendente. da se aprecian dos barras horizontales inferior de los dibujos.
(de unos 120 mm) y otros restos de color.
Motivos 11-12.- A uno 78 cm en la hori- Motivo 19.- A unos 18 cm del motivo 5 y
zontal de los motivos 7/8, y al límite del Por debajo y a partir de la línea de lasca- a modo de prolongación de la línea 17-18
contorno de la zona perdida, se aprecia do, se extienden restos difusos de pintu- se dibujó una figura soliforme. El centro
una mancha de color (160 x 200 mm), ra (nº 14) de tendencia circular está relleno de color
interrumpida en el centro por la pérdida y de él parten, a modo de rayos, 10 apén-
del soporte. Motivo 15.- A 13 cm del motivo 13, se dices de tamaño irregular. La figura mide
distinguen dos ángulos apuntados y para- en total 200 mm x 180 mm.
En el extremo superior derecho se distin- lelos, con vértice en la parte superior.
guen tres cortas líneas a modo de rayos. Mide 130 x 120 mm. A unos 16 cm por debajo del motivo 19 y
Por abajo y tras un espacio vacío se a la derecha, unos cortos trazos en arco
observa una mancha desvaída de tenden- Motivos 16 a 18.- Por debajo del motivo y a distinta altura parecen flanquear un
cia oval (num. 12) y más abajo restos de anterior y extendiéndose hacia la derecha punto, cerrando el friso (nº 20), interrum-
color anaranjado. aparecen una serie de puntuaciones y pido por la línea del lascado.
barras (nº 16 a 18) extendidas hacia el
Motivos 13-14.- A la derecha y por enci- motivo 19. Asociaciones/escenas:
ma de 11, a unos 8 cm de distancia apa- Ramiforme/barras antropomorfas (moti-
rece una figura compuesta por dos óva- Una corta barra horizontal está por enci- vos 1 y 2). Barras/puntos.
los unidos por una doble barra central. ma de los que aparenta una digitación y
Por encima del ovalo superior se apre- poco más abajo (a 20 cm de distancia en Superposiciones: En el grupo 1, el motivo
cian cinco cor tas barras delimitando el vertical respecto al motivo 15) se aprecia 10 (haz de líneas digitadas negras) sobre
contorno mientras el óvalo inferior rema- una sucesión de pequeños trazos que motivos 4 a 7. También es detestable la
ta en tres cor tos apéndices. Mide 280 x tienden a conformar una línea sinuosa de infraposición de una mancha roja respec-
160 mm. curvas disimétricas. to a los motivos 7 (rojo) y 10 (negro).
Número Inventario Arte Rupestre: 109/3-2R Orientación: Suroeste. Contexto arqueológico: En una oquedad
que se abre al oeste del abrigo I y dentro
Visibilidad. Alcance visual desde el abrigo:
Localización de la misma masa rocosa se recogieron
Dominaría el valle de Valdeiglesias, atra-
en superficie dos lascas de sílex y algún
Término Municipal: Pelayos de la Presa. vesado por el arroyo de Pelayos de la
pequeño fragmento de cerámica a mano
Presa. La mole delantera obstaculiza el
Emplazamiento: La par tida de la de imprecisa adscripción cultural.
panorama.
Enfermería se emplaza en la falda de la
Entorno monumental: Al pie de la ladera
ladera meridional del Monte de San Hidrología: La zona, modificada por la
sur del Cerro de San Esteban y a un Km
Esteban, situado al norte del Municipio y construcción del Embalse de San Juan,
aproximado del abrigo se alza el
al sur del Embalse de San Juan y al norte es muy húmeda y con numerosas fuen-
Monasterio de Santa María de
del arroyo de Pelayos de la Presa. El lugar tes. Pertenece al valle del Alberche que
Valdeiglesias, fundado en el siglo XII por
del yacimientos se sitúa al oeste del cam- recibe las aguas del río Cofio y del arroyo
la Orden del Cister.
ping y al norte del camino y del tendido Pelayos, justo al este de la Enfermería.
eléctrico, a unos 300 metros al este del
Vegetación: Monte alto de repoblación
Mirador de Pelayos. Está al oriente de
con pino piñonero, sotobosque de reta-
109/3-1R.
ma, jara, tomillo... y algunos restos de
Situación jurídica: Terreno privado. especies autóctonas (carrascas).
Medidas de protección: En la primavera Clima: Mediterráneo, subtipo continental,
de 1991, el Servicio de Arqueología de la con un mayor índice de pluviosidad que
Comunidad de Madrid contrató los servi- otras comarcas del sur de Madrid.
cios de la Empresa T.A.R., S.L. y colocó
Recursos mineros: Explotación de granito
unas rejas de hierro cerrando los abrigos,
(canteras inactivas en el entorno).
aunque permitiendo la circulación de aire
y visibilidad.
Propuesta complementaria: Si a nivel de
acceso el cierre puede asegurar, salvo
barbarie, la entrada al abrigo, debemos
advertir que los factores naturales exter-
nos (filtraciones de agua y escorrentía)
siguen afectando al soporte. Por ello
sería conveniente intentar consolidar los
bordes de los lascados y el soporte pin-
tado, para evitar desprendimientos.
Tratamiento: Esquemático-abstracto.
Descripción:
Figura 10: Panel del Abrigo de la Enfermería 2 Figura 11: Motivo soliforme del Abrigo de la Enfermería 2
(Pelayos de la Presa). (Pelayos de la Presa).
Figura 12: Barras paralelas horizontales del Abrigo de la Enfermería 2 (Pelayos de la Presa).
En el término de San Martín de Valdeiglesias se han locali- Ambos abrigos, denominados genéricamente ”Cerro de San
zado dos abrigos con pintura rupestre en la ladera meridional del Esteban” fueron descubiertos en 1996, de forma casual, por F.
Monte San Esteban, que forma parte de las estribaciones mon- J. Pastor Muñoz.
tañosas del Sistema Central, entre los sectores SW de la Sierra F. J. Pastor Muñoz ha publicado un avance: “Nuevos
de Guadarrama y NE de la de Gredos. hallazgos de ar te rupestre esquemático en Madrid”, Revista
El Monte está ubicado en el borde sureste de la cabecera de arqueología, número1, 192, 10-17, en 1997.
(junto a la presa) del Embalse de San Juan.
El roquedo donde se abren los abrigos, en la falda del
monte, está emplazado al este de la urbanización “Mirador de
Pelayos” y limita al sur con el tendido eléctrico y el camino al
camping de la Enfermería.
Uno y otro abrigo, dentro del mismo roquedo, conforman dos
entrantes diferenciados, son producto natural de la morfología
de la misma banda granítica y están situados contiguos, a unos
30 metros de distancia uno de otro, y en la misma cota de 700
metros.
Número Inventario Arte Rupestre: 133/1R ma, jara, tomillo... y algunos restos de fragmentada y rodada. Está realizada a
especies autóctonas (carrascas). mano, con pastas marrones, pardas y gri-
Localización ses [...]. El material lítico, por su parte,
Clima: Mediterráneo, subtipo continental, está integrado por un percutor de roca
Término Municipal: San Mar tín de con un mayor índice de pluviosidad que local con huellas de impactos en los
Valdeiglesias. otras comarcas del sur de Madrid. polos y pulimento en una de sus caras,
tres desechos de talla de sílex y un micro-
Emplazamiento: Se emplaza al norte del Recursos mineros: Explotación de granito lito geométrico”. Adscripción cultural
municipio de Pelayos de la Presa en la (canteras inactivas en el entorno). incierta.
falda de la ladera meridional del Monte de
San Esteban, entre el Embalse de San Contexto arqueológico: Directamente Entorno monumental: En la cota de 670
Juan y el arroyo de Pelayos de la Presa y relacionado con el sitio y según F. Pastor del cerro, al sur de este abrigo, se
el lugar del yacimiento se sitúa al norte (1997, 15) “ la prospección realizada en encuentran las dos estaciones con arte
del camping de la Enfermería, del camino este berrocal [...] deparó el hallazgo de esquemático de La Enfermería, en el tér-
y del tendido eléctrico, cerca del Mirador un pequeño lote de material arqueológico mino de Pelayos de la Presa. En esta
de Pelayos. compuesto por medio centenar de frag- misma ladera y a unos 2 Kms aproxima-
mentos cerámicos y cinco evidencias líti- damente del abrigo se alza el Monasterio
Situación jurídica: Monte público. cas [...]. La cerámica recuperada presen- de Santa María de Valdeiglesias, fundado
ta un aspecto homogéneo, y aparece muy en el siglo XII por la Orden del Cister.
Medidas de protección: Inexistentes.
Orientación: Sur.
Nombre: Cerro de San Esteban I. Abrigo Cerro de San Esteban I PASTOR MUÑOZ, F. J., 1997: “Nuevos
Tipo de yacimiento: Abrigo. Ref. Inv. 133/1R hallazgos de arte rupestre esquemático
Litología: Granito. en Madrid”, Revista de arqueología, nº
Tamaño: Pequeño. Grafía 1, 192, 10-17.
Orientación: Sur. Color: Rojo anaranjado.
Morfología boca: Indefinida. Técnica artística: Pintura. Línea
Emplazamiento: Altura 700 m. continua de trazos.
Visibilidad Externa: Óptima. Estilo: Esquemático-abstracto.
Emplazamiento: Altura 700 m. Número total de motivos: 7 barras.
Visibilidad desde sitio: Óptima. Dominio Motivo dominante: Barras.
de los valles.
Visibilidad. Alcance visual desde el Paneles: 1.
abrigo: Dominio de los valles. Soporte
Recursos hídricos: Sí, óptimos. Número Paneles: 1.
Manantiales en el entorno.
Posibilidad de recursos y explotación Color: Rojo anaranjado cuya intensidad y
del entorno: Caza y ganadería óptima, espesor varía a tenor de la
así como los recursos agrícolas, conservación.
forestales (pinos, robles), acuáticos y de Aprovechamiento/integración del
extracción de piedras duras (granito). soporte: Sí.
Esquema compositivo dominante:
Horizontal.
Número mínimo de motivos: 7 barras.
Tamaño medio: 30cm.
- Barras.
Asociaciones/escenas: Barras.
Número Inventario Arte Rupestre: 133/2R jara, tomillo... y algunos restos de espe- fragmentada y rodada. Está realizada a
cies autóctonas (carrascas). mano, con pastas marrones, pardas y gri-
Localización ses [...]. El material lítico, por su parte,
Clima: Mediterráneo, subtipo continental, está integrado por un percutor de roca
Término Municipal: San Mar tín de con un mayor índice de pluviosidad que local con huellas de impactos en los
Valdeiglesias otras comarcas del sur de Madrid. polos y pulimento en una de sus caras,
tres desechos de talla de sílex y un micro-
Emplazamiento: Se emplaza al norte del Recursos mineros: Explotación de granito lito geométrico”. Adscripción cultural
Municipio de Pelayos de la Presa en la (canteras inactivas en el entorno). incierta.
falda de la ladera meridional del Monte de
San Esteban, entre el Embalse de San Contexto arqueológico: Directamente Entorno monumental: En la cota de 670
Juan y el arroyo de Pelayos de la Presa y relacionado con el sitio y según F. Pastor del cerro, al sur de este abrigo, se
el lugar del yacimiento se sitúa al norte (1997, 15) “ la prospección realizada en encuentran las dos estaciones con arte
del camping de la Enfermería, del camino este berrocal [...] deparó el hallazgo de esquemático de La Enfermería, en el tér-
y del tendido eléctrico, a unos 400 un pequeño lote de material arqueológico mino de Pelayos de la Presa. En esta
metros al este del Mirador de Pelayos. compuesto por medio centenar de frag- misma ladera y a unos 2 Km aproximada-
mentos cerámicos y cinco evidencias líti- mente del abrigo se alza el Monasterio de
Situación jurídica: Monte público. cas [...]. La cerámica recuperada presen- Santa María de Valdeiglesias, fundado en
ta un aspecto homogéneo, y aparece muy el siglo XII por la Orden del Cister.
Medidas de protección: Inexistentes.
Orientación: Sur.
Tratamiento: Esquemático-abstracto.
Bibliografía
Los yacimientos con Arte Esquemático de la Comunidad de Madrid son escasos, al-
go más de una docena, tal como es posible comprobar en estas páginas y como señala-
ba hace pocos años L. Mª Cardito (2000, 141), distribuyéndose fundamentalmente por las
estribaciones del Sistema Central y agrupándose en dos unidades topográficas:
I.La más septentrional, localizada en la banda caliza donde se hallan las localidades de
Patones, Torrelaguna, Torremocha del Jarama, El Vellón y Guadalix.
II.La occidental situada en la unidad granítica existente al sur de la Sierra de Guadarrama, des-
de La Pedriza (yacimientos de Manzanares el Real), pasando por Buitrago de Lozoya. hasta
San Martín de Valdeiglesias y Pelayos de la Presa, en el Valle del río Alberche.
De los dos núcleos citados, el primero es el que posee un mayor número de hallazgos,
siendo también, por los motivos que más adelante señalaremos, el más significativo en
cualquier caso.
Cuadro 1: Distintos testimonios y asas anchas también decoradas con incisiones e impresiones (Fernández-Posse, 1980,
arqueológicos hallados en los figuras 2, 3 y 5). Las formas de “botella” y los cuencos fueron las formas identificadas
yacimientos que se articulan en la
banda caliza situada entre (Fernández-Posse, 1980, figura 3) (figura 6, 1-4). Si en el momento de su publicación se si-
Torrelaguna (Madrid) y Tamajón tuó en un Neolítico final, relacionándola con el de las cuevas andaluzas, otra puede ser
(Guadalajara).
en la actualidad su atribución cronológica, como veremos.
El segundo conjunto cerámico vendría caracterizado por un alto porcentaje de formas
carenadas y de grandes “orzas” con decoración plástica dedicadas al almacenamiento.
Las primeras son cerámicas cuidadas, con formas de cazuelas, correspondientes segu-
ramente a un Bronce medio. Además hay una gran cantidad de pequeñas y medianas
“ollas”, con superficies de buena calidad.
En las inmediaciones de la misma se halla el antes citado Covacho de la Higuera, cu-
yos materiales fueron localizados por J. Barrio durante los trabajos de prospección enca-
minados a la confección de la Carta Arqueológica de la Comunidad de Madrid. Con pos-
terioridad, fueron estudiados por el mismo investigador y por uno de nosotros, entregándose
para su publicación en 1997, aunque el trabajo no vio la luz hasta más tarde (Barrio y
Rubio, 2002). A este estudio hay que añadir la intervención posterior ya señalada (Jiménez,
2001b). El covacho se halla en la ladera izquierda de la garganta del Arroyo San Román,
cuya salida se sitúa frente al pueblo de Torremocha del Jarama. Este arroyo es el tercero
de los siete que recorren la cornisa a la que venimos aludiendo.
El pequeño lote de fragmentos cerámicos estudiado fue recogido entre las tierras depo-
sitadas a la entrada de la cavidad por el arrastre de las aguas que penetraban por la gatera
superior. A este arrasamiento podría unirse una eventual intervención de furtivos y excursio-
nistas. Las formas que han podido reconocerse son globulares y ovoides, así como alguna bo-
tella. Las decoraciones son las comunes al Neolítico meseteño de cerámicas impresas: aca-
naladuras sobre todo, incisiones más suaves con motivos de triángulos inscritos o rellenos,
impresiones en espiga sobre cordón y cordoncillos horizontales. Igualmente se ha constata-
do la presencia de alguna aguada a la almagra (Barrio y Rubio, 2002) (figura 7, B).
El Covacho de la Higuera muestra una situación excelente: orientación que pro-
porciona una insolación continuada hasta bien caída la tarde incluso en el interior
del mismo, con una posición de buena visibilidad por su disposición elevada sobre
la ladera de la garganta, lo que le ofrece una defensa natural pero también el con-
trol de las ricas tierras de aluvión, así como acceso al curso de agua cercano que
podría constituir asimismo un buen cazadero. El covacho y la Cueva del Aire com-
par ten su situación a unos 1000 m s.n.m., un mismo ambiente y las ventajas
El núcleo meridional
Mucho más aisladas se hallan las estaciones con arte del núcleo meridional, ya que
ningún otro yacimiento neolítico se encuentra en sus inmediaciones en el estado actual
de nuestros conocimientos. Los hallazgos neolíticos en llanura se ubican sobre todo en la
zona sudeste de Madrid (cuencas de los ríos Manzanares y Jarama), al igual que los cal-
colíticos (incluso campaniformes) que se localizan también en esta área, así como en la
cuenca del Tajuña (figura 5).
Las estaciones con Arte Esquemático de Manzanares El Real (Alto Guadarrama) se en-
cuentran en La Pedriza, un tanto alejados del resto de los yacimientos del núcleo septen-
trional, pero situados en cambio en la proximidad de las escasas manifestaciones megalíti-
cas madrileñas existentes (dolmen de Entretérminos, estelas de El Cañal, etc.), que se hallan
entre Collado Villalba y Alpedrete (Guadarrama) y cuya cronología analizaremos después.
Ningún yacimiento parece poderse relacionar, en cambio, con las estaciones de San
Martín de Valdeiglesias y de Pelayos de la Presa, situadas ambas al occidente de Madrid,
lindando con la provincia de Ávila, en el Valle del río Alberche (figura 5). Sin embargo, po-
drían no estar tan aisladas como parece si tenemos en cuenta otros testimonios y de-
terminadas vías de paso, como se verá.
B
Figura 10: Distribución de los
yacimientos con arte rupestre y
materiales neolíticos del Barranco del
Duratón (A) y detalle del cañón de este
río entre entre La Nogalera y San Frutos
(B)(Lucas, et alii, 1997, figs. 1 y 2).
Figura 11: Situación de los proporcionó un ajuar con elementos de metal y piedra (un hacha de cobre, una cinta
yacimientos megalíticos madrileños o diadema de oro y una punta y un cuchillo de sílex y, en distinto lugar, un gran puñal
y de algunos poblados en el valle alto
del Guadarrama con respecto a las y una flecha pedunculada de cobre), además de abundante cerámica, entre la que ca-
cañadas ganaderas (1: Cañada be destacar el campaniforme puntillado, suponiéndose siempre que estos elementos
Leonesa Occidental, 2: Cañada
Segoviana, 3: Antiguo camino de
indicaban la existencia de reutilizaciones. Como se sabe, este monumento fue dado
Guadarrama y 4: Antiguo camino a conocer en 1942 por el Marqués de Loriana y estudiado por H. Losada en 1976. En
de La Fuenfría)(A) y planta del dolmen el verano de 1998 fue reexcavado por J. Jiménez (2000, 100), sin que sepamos si
de El Rincón (El Escorial)(B)(Jiménez,
2000, figs. 1 y 2, A). estos trabajos han continuado después, como parece desprenderse de alguna publi-
cación (Jiménez, 2001b, 65)(figura 12, 1). Sin embargo, no ha sido posible determinar
con exactitud si los materiales campaniformes correspondían a una reocupación, lo
que parece más que probable, o al momento de la construcción del dolmen (Blasco y
Recuero, 1994, 16).
El hallazgo y parcial excavación en 1997 de un nuevo dolmen en El Escorial, el de El
Rincón parecía mostrar la existencia de un sepulcro de corredor con cámara circular, par-
cialmente destruido (Jiménez, 2000, 101)(se indicaba la desaparición de los ortostatos
camerales del mismo, así como el práctico arrasamiento de los túmulos encontrados pa-
ra obtener piedras y delimitar fincas, según noticias aparecidas en la prensa)(diario “El
País”, 17 de diciembre de 2000)(figura 11, B). En las primeras prospecciones se habían
hallado fragmentos cerámicos de los que no se mencionaban las características. Por
otra parte, en los últimos años se ha venido señalando la presencia de otros megalitos
como el túmulo de Las Zorreras 1 también en El Escorial y Cerca de las Hachas y Tomillar
en Alpedrete, ambas estructuras con túmulo (Jiménez, 2000, 100), así como las estelas
de El Cañal, próximas a Entretérminos (Jiménez, 1998, figura 1), siempre entre los tér-
minos de Collado Villalba y Alpedrete (figura 12, 2).
Por lo que se refiere a esta zona y en concreto a las estelas citadas, Mª P. García (1996),
que había llevado a cabo la prospección del término de Alpedrete durante la confección
de la Carta Arqueológica de la Comunidad, documentó hallazgos esporádicos en diversos
parajes (Las Canteras, Cerca de Dimas, Cerca de las Hachas, Cerca de Bernabé), próximos
al dolmen de Entretérminos que se encuentra en la divisoria con el término de Collado
Villalba, pero ya en éste. La autora indica que los citados hallazgos (sílex con cerámica a
Figura 14: La trashumancia en la Los materiales encontrados eran un cuenco de carena baja completo, fabricado a
Meseta (A: 1. Las cinco principales mano, y fragmentos de otros con y sin carena, además de 6 cuentas de collar, 4 de ellas
cañadas; 2. Áreas de pastos
veraniegos y 3. Áreas de pastos de piedra verde (¿variscita?) y otra en lignito (figura 13, A, 2). Han sido asignados a un
invernales) y tramos de cañadas Calcolítico precampaniforme, considerando la posibilidad de que se tratase de redeposi-
ganaderas documentados y ejes
directos desde la zona de máxima
ciones secundarias tras un descarnado previo. En ese sentido, podría pensarse efectiva-
concentración de yacimientos mente que los enterramientos colectivos madrileños presentaban una cronología poste-
campaniformes y áreas de interés rior al Neolítico. Sin embargo, excepción hecha de la reutilización de Entretérminos, no
minero con el perfil de su sección de
la Comunidad de Madrid (B)(Vilá, poseemos más asociaciones de materiales con construcciones megalíticas, ya que la vin-
1968, fig. 25 y Blasco, Baena y culación con los dos poblados antes aludidos no pasa de ser una hipótesis.
Recuero, 1994, fig. 8).
Pero, es preciso recordar que, en la actualidad, determinados monumentos de la
Submeseta norte se pueden situar en la segunda mitad del IV milenio a.C. (V cal.B.C.), en
un momento que se ha calificado de Neolítico pleno o final. No son desconocidos tampo-
co los casos de hábitat infrapuesto o inmediato a monumentos megalíticos (La Velilla en
Palencia, el Teso del Oro en Zamora, la Peña de la Abuela en Soria o Los Morcales en
Burgos), que establecen una cronología post quem. En el caso de la Peña de la Abuela,
en un momento posterior sin concretar, se volverá a la inhumación individual campanifor-
me (Rojo y Kunst, 1999, 511), en reocupaciones que no son extrañas en estos monu-
mentos y en cuya línea se hallaría el campaniforme de Entretérminos.
Por lo que se refiere a la Submeseta sur, el dolmen de Azután (Toledo) que tradicio-
nalmente ser vía como término de comparación para establecer la cronología del monu-
mentos madrileño presenta ahora unas fechas calibradas de mediados del V milenio
A LCOLEA , J., 2002: “Los grupos humanos del Pleistoceno BLASCO, Mª C. Y BAENA, J., 1996: “El yacimiento de Las Carolinas
e inicios del Holoceno en la provincia de y la cerámica simbólica campaniforme. Algunos datos
Guadalajara. Aproximación a un siglo de historio- para su interpretación”, en MOURE, A. (Ed.), “El hom-
grafía del Paleolítico y el Epipaleolítico”, en GARCÍA- bre fósil”. 80 años después. Homenaje a Hugo
SOTO, E. y GARCÍA, M.A. (Eds.), Actas del primer Obermaier, Santander, 417-446
Simposio de Arqueología de Guadalajara. Homenaje BLASCO, Mª C. Y RECUERO, V., 1994: Inventario general de ya-
a Encarnación Cabré (Sigüenza, 4-7 octubre de cimientos, en Blasco, Mª C., El horizonte campani-
2000), 33-46. forme en la región de Madrid en el centenario de
ALCOLEA, J., et alii, 1992: “La Cueva de las Avispas. Un yaci- Ciempozuelos, U.A.M., 13-46.
miento con arte rupestre en la provincia de Madrid”, BLASCO, Mª C., BAENA, J. y RECUERO, V., 1994: Los
B.A.E.A.A., 32, 19-22. Asentamientos, en
ALCOLEA, J., et alii, 1994: “Las representaciones esquemáti- BLASCO, Mª C., El horizonte campaniforme en la región de
cas del Abrigo de Belén (Torremocha, Madrid)”, Madrid en el centenario de Ciempozuelos, U.A.M.,
Estudios de Prehistoria y Arqueología Madrileñas, 9, 47-73.
29-32. BLASCO, Mª C., et alii, 1994: Manifestaciones simbólicas, en
ANTONA, V., 1987: El Neolítico, en 130 años de arqueología BLASCO, Mª C., El horizonte campaniforme en la re-
madrileña, 109-120. gión de Madrid en el centenario de Ciempozuelos,
ARNAIZ, M.A. Y ESPARZA, A., 1985: “El yacimiento al aire libre U.A.M., 249-263.
del Neolítico interior: el Altotero de Mondúbar (Burgos)”, BERNABÉU, J., 1988: El Neolítico en las comarcas meridiona-
B.S.A.A., LI, 5-45. les del País Valenciano, en P. López (Coord.), El
BALBÍN, R. de, 2002: “Estado actual de la investigación del Neolítico en España, Ed. Cátedra, Madrid, 131-166.
Arte Paleolítico en Guadalajara”, en GARCÍA-SOTO, E. BOSCH, P. Y ESTRADA, A., 1994: “El Neolític Postcardial a les mi-
y GARCÍA, M.A. (Eds.), Actas del primer Simposio de nes prehistòriques de Gavà (Baix Llobregat)”,
Arqueología de Guadalajara. Homenaje a Encarnación Rubricatum, O, 287-291.
Cabré (Sigüenza, 4-7 octubre de 2000), 187-228. BUENO, P. Y BALBÍN, R., 2000: “Arte megalítico en la Extremadura
BARRIO, J., 1991: La IIª Edad del Hierro en Segovia. española”, Extremadura Arqueológica, VIII: El megali-
BARRIO, J. Y RUBIO, I., 2002: “El yacimiento neolítico del Covacho tismo en Extremadura (Homenaje a Elías Diéguez
de la Higuera (Patones, Madrid). Su valoración en el Luengo), Mérida, 345-379.
contexto de la Meseta”, Estudios de Prehistoria y BUENO, P., BARROSO, R. Y JIMÉNEZ, P., 2002: “Culturas producto-
Arqueología madrileñas, 12, 23-56. ras, culturas metalúrgicas y grafías en la provincia de
BELLOSILLO, M., 1988: Castilla merina. Las Cañadas Reales Guadalajara. Una revisión historiográfica”, en GARCÍA-
a través de su toponimia, Colegio de Ingenieros de SOTO, E. y GARCÍA, M.A. (Eds.), Actas del primer
Caminos, Canales y Puertos, Colección de Ciencias, Simposio de Arqueología de Guadalajara. Homenaje a
Humanidades e Ingeniería, nº 27, Madrid. Encarnación Cabré (Sigüenza, 4-7 octubre de 2000),
BENITO, J.E., 1995-1996: “Parámetros de análisis en proyec- 47-64.
tos de prospección arqueológica: el Valle del Tajuña BUENO, P., BARROSO, R. Y JIMÉNEZ, P., 2002: “Culturas produc-
(Madrid)”, Estudios de Prehistoria y Arqueología toras y metalúrgicas en la provincia de Guadalajara:
Madrileñas, 10, 153-168. Estado de la cuestión”, en GARCÍA-SOTO, E. y GARCÍA,
BERNALDO DE QUIRÓS, F. Y CABRERA, V., 1979: “Problemas gene- M.A. (Eds.), Actas del primer Simposio de Arqueología
rales sobre el Paleolítico Medio y Superior en la pro- de Guadalajara. Homenaje a Encarnación Cabré
vincia de Madrid”, Primeras Jornadas de Estudios so- (Sigüenza, 4-7 octubre de 2000), 229-276.
bre la provincia de Madrid, 53 y ss. BUENO, P., et alii, 1998: El dolmen de Navalcán. El poblamiento
BLASCO, Mª C., 1999-2000: El horizonte campaniforme y la megalítico en el Guadyerbas, Toledo, Serie I,
Edad del Bronce en Madrid, en E. Ruano Monografías, 52, Instº Provincial de Estudios
(Dir. y Coord.), La Arqueología Madrileña en el final del Toledanos.
Siglo XX: desde la Prehistoria hasta el Año 2000. BUENO, P., et alii, 2002: “Áreas habitacionales y funerarias en
Boletín de la Asociación Española de Amigos de la el Neolítico de la cuenca interior del Tajo: la provincia
Arqueología, 147-166. de Toledo”, Trabajos de Prehistoria, 59 ( 2), 65-79.
El horizonte campaniforme
El Horizonte campaniforme en la Región de Madrid es una de las etapas de la Prehistoria
reciente madrileña que más restos ha proporcionado, si bien este elevado número de in-
dicios no guarda relación directa con el conocimiento que tenemos debido al gran núme-
ro de hallazgos descontextualizados. Por otra parte, como ocurre en el resto de los hori-
zontes prehistóricos, casi todos los yacimientos se sitúan en las regiones más meridionales,
ofreciendo un panorama descompensado que no se ajusta a la realidad, y que se debe a
la sobreexplotación de las terrazas para la extracción de áridos que ha llevado acarreado
la puesta al descubierto y la posterior destrucción de los restos arqueológicos existentes,
pues aunque es cierto que las amplias vegas de los cursos bajos fluviales resultaran más
atrayentes para el desarrollo de una economía de marcado carácter campesino y, por tan-
to, es más que probable que se produjera en estas zonas unas concentraciones de esta-
blecimientos más intensas, sabemos que también la Sierra debió de ser ocupada y tene-
mos constancia de la explotación de muchos de sus recursos. Evidencias que nos permiten
afirmar que hubo presencia de grupos campaniformes en zonas próximas a las de de al-
gunos de los abrigos con manifestaciones artísticas.
Aunque son pocas las dataciones existentes hasta el momento, el avance en las in-
vestigaciones nos ha facilitado una aproximación a la posición cronocultural del Campaniforme
madrileño cuyo momento de máxima intensidad se produce en el tránsito del II al I mile-
nio B.C., con una prolongación en las primeras centurias del II milenio, coincidiendo con
el llamado Horizonte Campaniforme de transición (HCT), tal como puede comprobarse en
el siguiente elenco:
Cuesta de la Mora (Ciempozuelos): (TL UAM): 3694 B.P.; 1697 + 285 A. C. (Blasco,
C., Baena, J. y Liesau, C. 1997).
Camino de las Yeseras: (Beta 184837) 3740 + 40 BP Cal BC (2 sigmas) 2280 a 2030.
TL (UAM 61) 3962 + 314 B.P. y TL (UAM 62) 3877.+ 302 B.P.
Estas tres dataciones de Camino de Las Yeseras pertenecen a un mismo contexto. Un
enterramiento con un ajuar de vaso y dos cuencos, de donde se ha obtenido el C14 a par-
tir del colágeno de uno de los huesos del inhumado y la Tl a partir del vaso y de uno de
los cuencos, ambos con decoración campaniforme. El conjunto arroja una cronología en
torno al cambio de milenio para un yacimiento singular al tratarse de un asentamiento
que incluía en una de sus cabañas dos tumbas de inhumación con ajuar campaniforme.
El Bronce Final:
La etapa de plenitud de Cogotas I coincide cronológicamente con el Bronce Final ya
que se desarrolla entre los siglos XIII y IX a. C., lapso en el que coinciden la mayoría de
las dataciones obtenidas tanto por C14 como por Tl en los yacimientos de nuestra área
de estudio, ejemplo de ellos son los siguientes repertorios:
• Ecce Homo, con cuatro fechas de C14: 2990 + 70= 1040 ane y 1243 cal ANE; 3100
+ 70 = 1150 ane y 1384 cal ANE; y dos más con idéntico resultado: 3020 + 70 = 1070
ane y 1-270 cal ANE (Castro Lulll y Micó, 1996).
• La Fábrica de Ladrillos, con cuatro fechas, tres de TL: 3189 BP =1198 ANE, 3066
= 1078 ANE y 2882 BP = 894 ANE y una de C14 2840 + 90 = 890 ane y 1018 cal ANE
(Arribas y otros, 1989).
• Los areneros de Valdivia, con dos dataciones de TL: 3047 + 247 BP y 3120 + 292
BP. y Martínez, con una más obtenida también por este método: 3039 + 266 BP. Ambos
muy próximos por lo que no descar tamos su per tenencia a un mismo poblado Blasco,
2002: 234).
Todas estas dataciones resultan coherentes con las obtenidas en yacimientos del
mismo horizonte en la Meseta Norte (Delibes y otros, 1998) y con las cronologías de los
ALVARO, E. DE Y PEREIRA, J. 1990: “El Cerro del Bu (Toledo)”. CASTRO, P. LULL, V. Y MICÓ, R., 1996: Cronología de la Prehistoria
Actas del primer Congreso de Arqueología de Toledo. Reciente de la Penísula Ibérica y Baleares. (c.
Diputación provincial de Toledo: 199-213. 2800.900 cal ANE). BAR International Series 652.
ARRIBAS, J.G., CALDERÓN, T. Y BLASCO, Mª C. 1989: “Datación ab- Oxford.
soluta por Termoluminiscencia , Un ejemplo de apli- DELIBES, G., FERNÁNDEZ MANZANO, J., 2000: “(6400-2500 BP) en
cación arqueológica”. Trabajos de Prehistoria, 46. la Submeseta Nor te: principales hitos de un proce-
Madrid, 231-246. so”. Pre-História Recente da Península Ibérica. Actas
AUDOUZE, F. Y BUCHSENSCHUTZ, 1989: Villes, villages et cam- do 3º Congresso de Arqueología Peninsular, vol IV-
pagnes de L’Europe celtique. Du début du II millénaire Porto. 94-122.
à la fin du I siècle avant J. C. Poitiers. DELIBES, G., ROMERO, F., FERNÁNDEZ MANZANO, J., RAMÍREZ, Mª L.,
BAENA, J. Y LUQUE, M., 1994: “La industria lítica”. En Blasco, HERRÁN, J. I. Y ABARQUERO, F.J., 1998: “Datations au ra-
Mª C., (ed.): 173-226. diocarbone concernant la transition entre l’âge du
BARROSO, R. Mª, 2002: El Bronce Final y los comienzos de la Bronze el l’Âge du Fer dans la Peninsule Ibérique”.
Edad del Hierro en el Tajo Superior. Alcalá de Henares 14C et Archéologie. 14C and Achaeology, 3ème Cong.
BELLIDO, A,. 1996: Los campos de hoyos, Inicio de la economía Int. Lyon: 193-197.
agrícola en la submeseta norte. Studia Archaeologica, DÍAZ DEL RÍO, P., 2001. La formación del Paisaje agrario: Madrid
85. Universidad de Valladolid. en el III y II milenios B.C. . Arqueología. Paletnología
BLASCO, Mª C, 1994: “Origen y desarrollo del Horizonte Cogotas y Etnología, 9. Comunidad de Madrid.
I en el Alto Tajo”. Trabalhos de Antrpología e Etnología FERNÁNDEZ VEGA, A., 1980: “Canteras de Zarzalejo, (Madrid)”.
, vol. 34 (3-4). 1º Congrasso de Arqueología Peninsular. Noticiario Arqueológico Hspánico, 10. Madrid: 117-
Porto: 151-165. 135.
BLASCO, Mª C, 1994 (Ed.): El Horizonte campaniforme de la GAIBAR-PUERTAS, C.: 1974:”Descubrimiento de la terraza wür-
región de Madrid en el centenario de Ciempozuelos. miense en la margen izquierda del Manzanares: aporta-
Madrid. ciones paleoclimáticas. Nuevo resto del madrileño
BLASCO, Mª C, 1997: “La Edad del Bronce en el interior penin- hombre prehistórico y protohistórico”. Estudios ge-
sular. Una aproximación al II milenio a. C. en las cuen- ológicos XXX, junio 1974, Madrid: 235-252.
cas de los ríos Duero y Tajo”. CuPAUAM, 24. Madrid: GASCÓ, J., 2000: L’Âge du Bronze dans la moitié sud de la
59-100. France. París.
BLASCO, Mª C. (coord.), 2002: La colección Bento del Museu GEANINI, A., 1991: “Enterramiento de la Edad del Bronce en la
d’Arqueología de Catalunya. Una nueva mirada a la Presa del Rey”. Arqueología, Paleontología y Etnografía,
Prehistoria de Madrid. Barcelona. 1. Comunidad de Madrid. Madrid: 13-30
BLASCO , Mª C., B AENA, J. Y LIESAU, C., 1998: La Prehistoria JIMÉNEZ, P.J., 1997: “El campo tumular de La Mestilla-Abadón
madrileña en el Gabinete de Antigüedades de la Real (Anguita, Guadalajara). Actas del II Congreso de
Academia de la Historia. Los yacimientos Cuesta de Arqueología peninsular. Tomo II. Fundación Rei Afonso
la Reina (Ciempozuelos) y Valdocarros (Arganda del Henriques. Zamora: 333-346.
Rey)”. Madrid. JIMÉNEZ, J., 2001: “El yacimiento de Valdivia (Madrid). Nuevos
BLASCO, Mª C Y BARRIO, J., 1986: “Excavaciones en dos nuevos elementos materiales para la interpretación del
asentamientos prehistóricos en Getafe (Madrid)”. NAH, Neolítico del interior peninsular”. Estudios de
27. Madrid: 75-142. Prehistoria y Arqueología madrileñas, 11. Museo de
BLASCO, Mª C., CALLE, J. Y SÁNCHEZ CAPILLA, Mª L., 1995: “ Fecha de San Isidro de Madrid, 59-68.
C14 de la Fase Protocogotas del yacimiento del Caserío JIMENO, A. Y FERNÁNDEZ MORENO , J.J., 1991:Los Tolmos de
de Perales del Río” CuPAUAM, 22. Madrid: 83-90. Caracena (Soria). Campañas 198 y 1982. Aportación
BLASCO, Mª C., CALLE, J., SÁNCHEZ CAPILLA, Mª L., ROBLES, F.J., al Bronce Medio de la Meseta. EAE, nº 161. Madrid.
GONZÁLEZ, V. Y GONZÁLEZ, A., 1991: “Enterramientos del LÓPEZ, P. (coord.), 1997: El paisaje vegetal de la Comunidad
Horizonte Protocogotas en el Valle del Manzanares”. de Madrid durante el Holoceno final. Arqueología,
CuPAUAM, 18. Madrid: 55-112. Paleontología y Etnografía, 5. Madrid.
Dijo Lucrecio, al final del libro V de “Rerum Natura” escrito en el siglo I a. de J.C.,
que siendo la escritura invención moderna, sólo puede llegarse a conocer a los pueblos
más antiguos por lo que infiera el raciocinio apoyándose en los vestigios existentes.
Nuestro estudio viene definido por toda una serie de pequeños fragmentos (vesti-
gios) caracterizados por la presencia, en ellos, de elementos figurativos repetitivos. Estos,
nuestra base de estudio, aparecen constreñidos en una realidad física: el arte mueble.
Al iniciar un estudio sobre las decoraciones figuradas -cuyo contenido simbólico y tras-
cendental, de antemano, no se pone en duda-, llama la atención lo escasamente valora-
das y conocidas que han estado en términos generales. Esto es así si exceptuamos cier-
tos materiales que, por su difusión en bibliografías o llamativa relación con el arte rupestre,
han sido objeto de una utilización sistemática, llegando a lo que podríamos denominar “so-
breexplotación”. Se busca en ellos el paralelo, el objeto de referencia que, por analogía
y comparación, sirve tanto para el arte mobiliar como para el arte parietal.
Otro aspecto a destacar de estos materiales es el uso de su cronología. Numerosos
fragmentos se deben a hallazgos casuales, fuera de contexto arqueológico, o han apare-
cido en yacimientos cuyos estratos han sido revueltos, sin olvidar los procedentes de ex-
cavaciones antiguas desprovistas de información precisa en cuanto a las estratigrafías.
Por ello se les asigna dataciones relativas, pero que sirven para cimentar las de otros ob-
jetos con problemas semejantes.
Aún cabría añadir otras cuestiones poco valoradas como son la ausencia de análisis
apor tados a este tipo de materiales; la búsqueda de paralelos externos, con mayor o
menor grado de semejanza, dentro de grupos contemporáneos y afines; o planteamientos
de si existe una afinidad real entre formas de expresión tan diferentes, y coincidentes, co-
mo son el arte rupestre y el arte mueble.
Como punto de partida nos planteamos ¿Qué es un símbolo?. Para Renfrew y P. Bhan:
“cualquier dibujo o pintura sobre una superficie que pueda ser reconocido sin vacilar co-
mo una imagen (es decir, una representación de un objeto del mundo real, y no sólo como
una reproducción mecánica, como un fósil) es un símbolo” (1993: 363).
Los hallazgos nos han llevado a constatar un variado número de elementos figurativos.
Estos apuntan a que nos hallamos ante unas representaciones que, al igual que en el
arte rupestre, podemos y debemos interpretar como grafismos o iconografías con un con-
tenido semiótico.
Figura 3: La Esgaravita (Alcalá de Los materiales conservados en los fondos del Museo Nacional de Ciencias Naturales,
Henares, Archivo fotográfico. Museo procedentes del yacimiento de Las Carolinas, fueron revisados por C. Blasco y J. Baena
Arqueológico Regional).
(1996, 417-446). Según dichos investigadores, “la colección que figura como pertene-
ciente al yacimiento de Las Carolinas, es sólo una pequeña parte de lo recuperado y, a juz-
gar por la información que proporciona Obermaier en su publicación, parece que corres-
ponde exclusivamente a algunos materiales de la primera campaña de excavaciones, la
realizada por A. Guinea” (Blasco y Baena, 1996, 418). En cuanto a los hallazgos muebles
(lascas y útiles líticos; restos óseos humanos; cerámica tosca y cerámica decorada tipo
Ciempozuelos), C. Blasco y J. Baena señalan que la ubicación dada a éstos en el infor-
me de H. Obermaier (1917), se muestra muy ambigua, ya que dicho prehistoriador “no lle-
gó a ver todo el material procedente de la excavación pues reconoce que los restos hu-
manos estaban ya extraviados en el momento de la publicación, es decir seis años después
de su hallazgo, y que él solo llegó a recibir seis fragmentos de vasos decorados, pero se
entiende que el lote era más amplio” (1996, 424).
J. Cabré Aguiló, en su publicación de 1924, recogió un fragmento de Perales de Tajuña
a través de su amigo el Sr. Hevia, quien lo descubrió “al pie de las cuevas artificiales” de
la citada localidad (Cabré, 1924, 94). Según Cabré, el fragmento “estaba decorado por
su interior con una serie de soles y exteriormente con una orla de zig-zag de ocho lí-
neas paralelas, rellenas las dos de los contornos con trazos más o menos ver tica-
les” (1924, 95, fig. 3) (fig. 2.3).
El poblado de La Esgaravita (Alcalá de Henares), de excavación y publicación más re-
ciente (Díaz del Río y Sánchez, 1988, 177-186), proporcionó tres fragmentos de un mis-
mo borde decorado con esteliformes. Excavado por vía de urgencia, se localizaron veinti-
dós “fondos” en los que se documentaron dos posibles estructuras de habitación
correspondientes a un mismo poblado. Presentaba un nivel de ocupación precampanifor-
me con cerámicas de carenas bajas y “la decoración de ojos/sol, que quizás sean mues-
tra de una fase más evolucionada dentro del Precampaniforme” (Díaz del Río y Sánchez,
Figura 6: Vasijas bruñidas de Fuente 1988, 180) entre los elementos de cobre destaca la presencia de dos punzones de sec-
de la Mora (Vigil-Escalera y Martín, ción cuadrada, uno con extremo apuntado y otro biselado (fig. 3).
2003).
En el yacimiento de El Ventorro (Villaverde) (Priego Fernández y Quero Castro, 1992) se
hallaron varios fragmentos decorados con temas figurados. Dos de ellos con motivos so-
lares incisos en vasos campaniformes: un fragmento de cuenco (motivo decorativo 21,
fig. 128, nº 205290) y un fragmento con decoración solar (motivo decorativo 21a, fig. 134,
nº 206324). Además se registró otro vaso campaniforme con los restos de la parte supe-
rior de un cérvido sobre el que aparecen cuatro líneas horizontales (Priego Fernández y Quero
Castro, 1992, fig. 112, nº 203256) (fig. 2.5-7).
Hay que destacar que todas estas cerámicas reseñadas se hallaron dentro de la ca-
baña 013, donde se pudo aislar el estrato campaniforme y constatar la presencia de ta-
lleres metalúrgicos, líticos, óseos y de tejidos, además de cerámica campaniforme como
Figura 11: Menhir de El Cañal (Alpedrete). (Archivo Figura 13: Menhir de El Cañal (Alpedrete). Grabado de la zona
Fotográfico. Museo Arqueológico Regional). superior (Archivo Fotográfico. Museo Arqueológico Regional).
Objetos liticos
Dentro de este apar tado incluimos los llamados “ídolos tipo El Garcel” (Blasco et
alii.,1994; Santonja, 1987, 207), con la problemática que suscitan algunos, y estelas
(Blasco et alii., 1994, Jiménez y Díaz, 1999) aparecidos en la Comunidad cuya funciona-
lidad religioso-cultural parece fuera de duda a juzgar por los paralelos, aunque alguno de
ellos se presten a discusión.
En la superficie del Cerro de El Viso (Alcalá de Henares, Madrid) se encontró, de for-
ma casual, un colgante. Este está grabado sobre una pieza de esquisto ovoide de color
negro con una longitud de 2,8 cm. Bajo el orificio para la suspensión aparece la decora-
ción incisa. En la cara anterior se representó un antropomor fo masculino, muy estiliza-
do, en el que destaca el tocado de la cabeza, con pequeños cuernos cur vados hacia
abajo y la figuración fálica, realizada con un trazo más fino diferenciándolo del cuerpo.
En la parte posterior aparece un símbolo romboidal. Se le atribuye una cronología, basa-
da en paralelos tipológicos con el ídolo de Chillarón (Cuenca), de entre el 1.800-1.500 a.C.
(Fernández Galiano, 1974), aunque no dudamos que, en una futura revisión, pueda re-
trasarse ésta adscripción (fig. 8.3).
Del termino municipal de Aranjuez, procede el “ídolo” tipo “El Garcel” depositado en
el Museo Arqueológico Regional. Se recogió en el yacimiento nº 48, en el paraje denomi-
nado Valdelascasas. El pequeño canto calizo mide 2,5x2,2x0,6 cm y presenta fuer tes
escotaduras en “V” en los laterales (fig. 9). A este hallazgo se une el pequeño canto re-
cogido en el yacimiento del Cerro Basura (Pinto) (Blasco et alii, 1994, 253). De éste pro-
cede un pequeño guijarro con escotaduras simétricas en los laterales de 38x20x10mm.
Aunque presenta cierta similitud con las pesas de redes neolíticas, el escaso peso y el
ser el único aparecido en el asentamiento, inclinan a sus investigadores, a través de los
paralelos con ídolos tipo “El Garcel” y las figuras halteriformes del arte rupestre esque-
mático, a interpretarlo como un “idolillo” a la espera de futuras investigaciones que pro-
porcionen más datos sobre el contexto (Blasco et alii, 1988/89, 223) (fig. 8.1).
En la prospección de superficie, junto al “idolillo”, se recogieron cerámicas campani-
formes, tipo Silos, e industria lítica pulimentada (dos hachas, tres azuelas, un percutor y
ABERG, N., 1921: La civilisatión Enéolithique dans la Penínsule CARDITO ROLLÁN, L. Mª, 1995: “La Gran Diosa neolítica y su vin-
Ibérique. Uppsala. culación a las actividades mineras: los depósitos ritua-
ACOSTA, P., 1968: La pintura rupestre esquemática en España. les”, CuPAUAM, 22, 21-35.
Salamanca. CARRILERO, M. Y SUÁREZ, A., 1994: “Excavaciones arqueológi-
ALMAGRO GORBEA, Mª J., 1973: Los ídolos del Bronce hispáni- cas en Ciavieja (El Ejido, Almería). Nuevas aportacio-
co I. Biblioteca Praehistorica Hispana, XII. Madrid. nes al comienzo de la metalurgia en el Sudeste de
APELLANIZ , J.M. Y DOMINGO MENA, S., 1987: Estudios sobre la Península Ibérica”. Origens, Estructuras e Relaçoes
Atapuerca (Burgos) II. Los materiales de superficie del das Culturas Calcolíticas da Península Ibérica. Actas
Santuario de la Galería de Sílex. Cuadernos de das I Jornadas Arqueológicas de Torres Vedras (1987),
Arqueología de Deusto. Lisboa, 199-215.
ARRIBAS, A. Y ALMAGRO, M., 1963: El poblado y la necrópolis me- CARRILERO , M., 1989/90: “Ciavieja (EL Ejido, Almería):
galíticos de Los Millares (Santa Fe de Mondújar, Resultados obtenidos en las campañas de 1985 y
Almería). B.P.H., vol. III. Madrid. 1986. El poblado de la Edad del Cobre”. Cuadernos
ARRIBAS, A. Y MOLINA, F., 1987: “New Bell Beaker Discoveries de Prehistoria de Granada, 14-15.
in the Southeast Iberian Peninsula”. Bell Beaker of CARRILERO, M., SUÁREZ, A. Y ORTIZ, D., 1987: “Exacavaciones
the Western Mediterranean. B.A.R. 331, 129-139. Arqueológicas en El Ejido (Almería). La secuencia pre-
BARANDIARAN, I., 1975: “Revisión estratigráfica de la cueva de histórica”. XVIII C.N.A. (Islas Canarias, 1985), 301-
La Mora (Somaén, Soria). 1968”. NAHisp., Prehistoria, 315.
3. Madrid. 9 y ss. CAUVIN, J., 1997: Naissance des divinités. Naissance de l´agri-
BLASCO, C. Y BAENA, J., 1996: “El yacimiento de Las Carolinas culture. La Révolution des symboles au Néolithique,
y la cerámica simbólica campaniforme. Algunos datos CNRS éditions, Paris.
para su interpretación”, “El Hombre Fósil” 80 años DELIBES, G. Y MUNICIO, L., 1981: “Apuntes para el estudio de
después; vol. conmemorativo del 50 aniversario de la la secuencia en el Oriente de la Meseta”. Numantia.
muerte de Hugo Obermaier, 417-446. 65-82.
BLASCO, C., RECUERO, V., AYLLÓN, J. Y BAENA, F. J., 1988/89: DELIBES, G. Y VAL RECIO, J. del, 1990: “Prehistoria reciente za-
“Novedades sobre el Horizonte campaniforme en la morana: Del Megalitismo al Bronce”. Actas del 1º
región de Madrid”, Zephyrus XLI-XLII, 199-228. Congreso de Historia de Zamora, tomo 2. Prehistoria
BLASCO, C., RECUERO , V., JIMENEZ, C. Y GUTIERREZ , C., 1994: e Historia Antigua. Zamora.
“Manifestaciones simbólicas”. El horizonte campani- DELIBES, G., HERRAN, J. I., SANTIAGO, J. DE Y VAL RECIO, J. del, 1995:
forme de la región de Madrid en el Centenario de “Evidence for Social Complexity in the Copper Age of
Ciempozuelos. Madrid. 249-263. the Northen Meseta”. The Origins of Complex Societies
BOSCH , J. Y ESTRADA , A., 1994 a: “La Venus de Gavà”. in Late Prehistoric Iberia. Archaeological Series, 8. 44-
Rubricatum, nº 0, 287-291. 62.
BOSCH, J. Y ESTRADA, A., 1994 b: “La Venus de Gavà (Barcelona). DELPORTE, H., 1982: La imagen de la mujer en el arte prehis-
Una apor tación fundamental para el estudio de la tórico, Madrid.
religión neolítica del suroeste europeo”. Trabajos de DÍAZ DEL RIO, P. Y SÁNCHEZ, A. L., 1988: “Contribución al cono-
Prehistoria, 51. 149-158. cimiento del Calcolítico del valle del río Henares: El
BOSCH, J. Y ESTRADA, A., 1995: “La Venus de Gavà. Un impor- yacimiento de “La Esgaravita” (Alcalá de Henares)”.
tante hallazgo en el contexto de la minería neolítica”, Actas del 1ºEncuentro de Historiadores del Valle del
Revista de Arqueología 167, 12-19 Henares. Guadalajara.
BUENO, P., BALBIN, R., ALCOLEA, J. J., BARROSO, R. Mª, JIMENEZ, P. EIROA, J .J., 1980: La cueva del Asno. Los Rábanos (Soria).
J. Y CRUZ, A., 1994: “Hallazgos de arte megalítico en Campañas 1976-1977.E.A.E, 107.
la provincia de Guadalajara; Por tillo de Las Cor tes FABREGAS VALCARCEL, R., 1993: “Las representaciones de bul-
(Aguilar de Anguita)”. Wad-Al-Hayara, 21, 9-28. to redondo en el megalitismo del noroeste”. Trabajos
CABRE AGUILO, D. J., 1924: “Objetos con grabados e ídolos pre- de Prehistoria, 50. Madrid.
históricos del Museo de Antropología de Madrid”. Actas FERNANDEZ GALIANO, D., 1974: “Un colgante con representa-
y Memorias. Sociedad Española de Antropología, ción antropomorfa esquemática”, Trabajos de
Etnografía y Prehistoria. Tomo III. Madrid. Prehistoria XXXI. 329 y ss. Madrid.
IN MEMORIAM V. VIÑAS
Figura 1: Situación.
A modo de conclusión
El conjunto de materiales que, hoy por hoy, ofrece la Cueva de Pedro Fernández permite
definir culturalmente al yacimiento como perteneciente al Bronce Medio, Pleno, o Clásico
ALLUE ANDRADE, J.L. Subregiones fitoclimáticas de España. Publ. MARTÍNEZ NAVARRETE, M.I. El comienzo de la metalurgia en la
Inst. Forestal de Investigaciones y Experiencias. Madrid, provincia de Madrid: La Cueva y Cerro de Juan Barbero
1966. "TP 41 Madrid, 1984.
ASQUERINO, M.D. "Fondos de Cabaña" del Cerro de la Cervera MARTÍNEZ NAVARRETE, M.I. El Yacimiento de "La Esgaravita" (Alcalá
(Mejorada del Campo. Madrid) TP, 36 Madrid, 1979 de Henares, Madrid) y la cuestión de los Ilamados
ASQUERINO,M.D. Prospecciones en Mejorada del Campo. NAH, "fondos de cabaña" del Valle del Manzanares. TP, 36
9 Madrid, 1980. Madrid, 1979.
BRINKMAN N , J . Geolog¡a Histórica. Edit. Labor Barcelona, NICOD, J. Karsts des gipses et des ‚vaporit‚s associ‚es. Annales
1966. de Geographie. Bull. de la Soc. de Geographie, n' 471,
FERNÁNDEZ MIRANDA, M. El poblado de la Loma de Chiclana 1976.
N.A:H., 13-1 4 Madrid, 1971. VALIENTE MAYA, J. La Loma del Lomo II. Cogolludo (Guadalajara).
GOUDIE , ANDREW Environmental Change, en Contemporar y Patrimonio Histórico. Arqueolog¡a 5 Toledo, 1992. ler.
Problems in Geography (3' Ed.) Clarendon Press Oxford, Congreso de Historia de Castilla-La Mancha. Ciudad
1992. Real, 1985.
FERNÁNDEZ VEGA, A. La Edad del Bronce en el País Valenciano. ZEUNER, F. El período Pleistoceno; su clima, cronología y su-
UNED Madrid, 1989. cesiones de fauna. CSIC Madrid, 1959.
JIMENO MARTÍNEZ, A. Aportación al hábitat de la Edad del Bronce
en la Meseta Norte. Actas XVII C.A.N. Zaragoza, 1983.
Figura 4: Figura naturalista del Canto Figura 5: Figura naturalista del Canto
del Cochino en la Pedriza. del Cochino en la Pedriza.
Figura 6: Calco de Calvo y Cabré (1917) de un cérvido de la Cueva Figura 7: Arroyo del Piojo en Torrelodones.
de los Muñecos (Santa Elena, Jaén).
CALVO, I, Y CABRE, J. 1917 - 1919: Excavaciones en la Cueva CANTALEJO, A. 1991:”Descubrimiento de pinturas rupestres en
y Collado de los Jardines (Santa Elena, Jaén), Junta Torrelodones: Cronología de unos meses apasionan-
Sup. Exc. y Antig. Memorias núm. 8, 16 y 22, Madrid. te”, Nosotros, Torrelodones, 5-13. .
GARCÍA, F. Y SÁNCHEZ, C., 1979: “Una curiosa muestra de arte RIPOLL, E. 1994: El Abate Henri Breuil, 1877- 1961, UNED,
rupestre en la Cueva de los Muñecos (Santa Elena, Madrid.
Jaén)”, XV CNA, Zaragoza, 483-498. VAQUERO, J. 1995: Maestros subterráneos. Las técnicas del
LUCAS, M. R., 1991:”Las pinturas rupestres de Torrelodones”, arte paleolítico.
Nosotros, Torrelodones, 20-27. GIEDION, S., 1995 : El presente eterno: Los comienzos del Arte,
LUCAS, M. R., 1991: “Ar te rupestre en Torrelodones”, Rev. Madrid, (4º reimpr.).
Arqueología, Madrid, núm. 121, 10-13.