RV241Convivir Iguapviolen Ma Hacu
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y jurídicas
Convivir en igualdad
Prevención de violencia masculina
hacia las mujeres en todas las
etapas educativas
Daniel Antonio Leal González
Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Ilustración de cubierta: Tándem, de Antonio Álvarez Gordillo. Cedido para esta edición antonioalvarezgordillograbadosyp.blogspot.com/y
antonio-alvarez-gordillo.artelista.com/
Las opiniones de este libro corresponden a la autoría, y en modo alguno representan la posición de las instituciones donde en la actualidad
desarrollan su trayectoria profesional.
ISBN: 978-84-362-6263-6
Depósito legal: NA 3583/2011
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
ÍNDICE
CAPÍTULO 1
LA PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA MASCULINA HACIA LAS MUJERES
COMO ESTRATEGIA INTEGRAL DE UNA CULTURA DE PAZ
1.1. La violencia masculina contra las mujeres: un nombre nuevo para un drama
antiguo.................................................................................................................. 23
1.2. Conferencias nacionales e internacionales para erradicar la violencia
masculina hacia las mujeres ............................................................................... 24
1.3. La focalización en los varones de la lucha por la equidad en este libro ......... 27
1.4. Dos hombres y… ¿un destino? ........................................................................... 29
1.5. La importancia de la educación ......................................................................... 32
1.6. Educación para la igualdad y leyes educativas: Educación para la
ciudadanía y competencia social y ciudadana .................................................. 34
1.6.1. La Educación para la ciudadanía como avance en la consecución de la
igualdad...................................................................................................... 35
1.6.2. La competencia social y ciudadana como responsabilidad interdisci-
plinar para trabajar la educación para la igualdad ................................. 37
1.7. Ante tu mirada ..................................................................................................... 38
CAPÍTULO 2
LA CONSTRUCCIÓN DE LA DESIGUALDAD:
IDENTIDADES MASCULINAS Y FEMENINAS
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
CAPÍTULO 3
PROBLEMATIZANDO LA ESCUELA PARA ENCONTRAR
SOLUCIONES JUSTAS
CAPÍTULO 4
LA ESCUELA COMO ESPACIO DE PAZ Y PREVENCIÓN DE VIOLENCIA
MASCULINA HACIA LAS MUJERES
CAPÍTULO 5
CINCO ORIENTACIONES METODOLÓGICAS GENERALES PARA ABORDAR
LA ERRADICACIÓN DE LA VIOLENCIA MASCULINA HACIA LAS MUJERES
CAPÍTULO 6
ESTRATEGIAS SOCIOEDUCATIVAS EN EDUCACIÓN INFANTIL
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
CAPÍTULO 7
ESTRATEGIAS SOCIOEDUCATIVAS EN EDUCACIÓN PRIMARIA
CAPÍTULO 8
ESTRATEGIAS SOCIOEDUCATIVAS EN EDUCACIÓN SECUNDARIA
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
CAPÍTULO 9
MALOS TRATOS Y PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN
BACHILLERATO Y FORMACIÓN PROFESIONAL
CAPÍTULO 10
MALOS TRATOS Y PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN LA
EDUCACIÓN DE PERSONAS ADULTAS
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
10.3. Decálogo de ideas claves para prevenir la violencia masculina hacia las mu-
jeres en Educación de Personas Adultas .......................................................... 221
10.4. Una propuesta de intervención socioeducativa para prevenir la violencia
masculina hacia las mujeres en la Educación de Personas Adultas............... 222
10.4.1 Actividad 1. Cuando dábamos la espalda a la violencia de género..... 223
10.4.2 Actividad 2. Cuando los anuncios son verdad...................................... 225
10.4.3 Actividad 3. La voz ocultada: mirando hacia atrás con autocrítica.... 227
10.4.4 Actividad 4. Nunca es tarde, si la corresponsabilidad es buena ......... 232
10.4.5 Actividad 5. Café filosófico «Ahora que sabemos la verdad sobre el
amor» ...................................................................................................... 235
10.4.6 Actividad 6. ¡A mí, no me vengas con esa copla!.................................. 236
10.4.7 Actividad 7. Pensar en plural: otras masculinidades y otras femini-
dades. ...................................................................................................... 243
10.4.8 Actividad 8. La clientela más antigua (y moderna) del mundo. Ge-
nerando consensos..................................................................................... 244
10.5. Cinco publicaciones didácticas recomendadas para intervenir en esta etapa .. 248
CAPÍTULO 11
MALOS TRATOS Y PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN LA
UNIVERSIDAD
13
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
CAPÍTULO 12
CIBERGRAFÍA. 20 WEBS DE INTERÉS PARA
LA INTERVENCIÓN EN ESTE CAMPO
CAPÍTULO 13
BIBLIOGRAFÍA
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
PRESENTACIÓN
Presentar a Daniel Antonio Leal González y a Miguel Ángel Arconada Melero constituye
un auténtico placer. Les conocí hace años en un Congreso sobre violencia de género y me
cautivaron sus planteamientos, su honestidad, su actitud ante la vida, sus conocimientos, su
forma de trabajar, su forma de ser. Pensé que eran amigos, les propuse que se unieran al
equipo docente de los Cursos y Máster sobre Malos tratos y violencia de género que dirijo en
la UNED y que se encargaran del Área de Educación. Fue una suerte para mí que aceptaran
pero, sobre todo, ha sido y es una suerte para los cientos de alumnos/as que pasan cada año
por nuestros cursos. Participan activamente en los foros de trabajo con debates de gran rigor
y profundidad y dirigen con gran maestría y dedicación el Módulo de Educación. Redactaron
hace años una unidad didáctica para el Máster, Educar para convivir. Una propuesta integral
contra la violencia masculina hacia las mujeres, germen del libro que hoy ve la luz.
Daniel Antonio lleva consigo la luz y la filosofía del Sur. Es licenciado en Psicología
y en Antropología. Coordina el Departamento Hombres por la igualdad del Ayuntamiento
de Jerez de la Frontera, cuyo objetivo central es conseguir que los varones de todas las
edades sean igualitarios, eviten actitudes sexistas y contribuyan a la erradicación de todo
tipo de violencia de género, a través de diversas actividades, talleres, y campañas. Ha ela-
borado diversas unidades didácticas y guías sobre coeducación, igualdad, educación para
la diversidad y prevención de la violencia masculina contra las mujeres.
Miguel Ángel tiene un carácter más sobrio y austero, forjado en la Meseta castellana.
Licenciado en Filología Hispánica, es profesor de Lengua y Literatura en el Instituto Jorge
Manrique de Palencia. Ha desarrollado una intensa tarea de formación permanente del
profesorado en temas de coeducación. Ha escrito numerosos artículos sobre la educación
para la igualdad como prevención de la violencia de género, el lenguaje y el papel de los
medios de comunicación en la coeducación, el fomento de masculinidades igualitarias en
el alumnado, la corresponsabilidad en el cuidado y sobre las resistencias masculinas al
proyecto de Igualdad. Diseña también cursos on line para la formación del profesorado
responsable de medidas de igualdad en los Consejos Escolares.
Cuando les conocí no eran amigos, ahora lo son. Los dos creen profundamente en la
labor que llevan a cabo, no escatiman tiempo ni esfuerzo. Su mensaje tiene mucha fuerza
porque lo viven y eso se transmite.
La tarea que tiene pendiente nuestra sociedad para abordar a fondo la violencia de
género es, sin ningún género de dudas, la educación. Es necesario educar en igualdad para
que podamos convivir en igualdad. Hay que educar a los profesionales que se encargan de
la educación, a niños y niñas, a sus familias... La educación en igualdad debe impregnar
todas las etapas del sistema educativo desde el jardín de infancia hasta la universidad. Se
debe abordar la igualdad como un principio básico y prioritario de la educación, pero no
se puede cargar en exclusiva el peso de esta responsabilidad sobre los hombros de los do-
centes. Es una labor que incumbe a toda la sociedad.
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Hemos de enseñar a los niños, a las niñas, a los jóvenes a tratarse bien a sí mismos
y a los demás, a quererse, a relacionarse con sus congéneres de forma respetuosa. Hay que
educarles para convivir en igualdad. Tenemos que conseguir que los contenidos éticos re-
cogidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos sean una realidad, que se apli-
quen a todas las personas. El feminismo ha supuesto una toma de conciencia de las
mujeres como colectivo al observar la dominación por parte de la otra mitad de la Huma-
nidad. Constituye un motor de cambio al exigir que los Derechos Humanos se apliquen a
las mujeres, que los podamos disfrutar y ejercer en igual medida que los varones. Esta es
la premisa de la que parte el libro.
Los autores abordan el tema de la violencia de género con gran claridad y valentía.
Basta ver la denominación utilizada, que constituye toda una declaración de principios:
violencia masculina contra las mujeres. El tratamiento que le dan es el de un problema
fundamentalmente masculino que sufren las mujeres. Abordar la violencia de género im-
plica educar en igualdad, no hay otra forma de erradicarla porque las raíces de la violencia
se encuentran en las relaciones de poder, de sometimiento, de abuso.
Hacen un llamamiento a los hombres para que asuman su responsabilidad, para que
no contribuyan a mantener la desigualdad actual, animándoles a no guardar silencio ante si-
tuaciones sexistas, a que profundicen en la actual construcción de la masculinidad y en las
modificaciones a realizar si de verdad quieren apostar por unas relaciones igualitarias hay
que cambiar patrones que limitan a los hombres y oprimen a las mujeres. Animan a los va-
rones a que apuesten por nuevos modelos de masculinidad igualitarios que les hagan más
justos, más humanos y más solidarios. Es muy importante que haya hombres implicados en
la lucha por la igualdad porque la igualdad es responsabilidad de toda la sociedad.
Su mensaje rezuma valentía y honradez. Encierra un gran compromiso ético al au-
toimponerse coherencia entre lo dicho y lo vivido. Esta confesión de autoexigencia perso-
nal plasmada por escrito impacta por su contundencia. De algún modo, fuerza a sus
autores a cumplirla so pena de que cualquiera que lo lea pueda exigirles responsabilidades
si su práctica se desvía de las actitudes que propugnan en el libro. Su mayor enseñanza es
su forma de caminar por la vida.
Es importante que haya hombres como los autores del libro que envíen mensajes de
igualdad a otros hombres, que no quieran ser cómplices de injusticias, de abusos de poder,
de violencias.
Hombres y mujeres hemos de cuestionarnos nuestra forma de pensar, de actuar.
Entre todos hemos de construir una sociedad más igualitaria, más justa y que permita un
desarrollo integral de sus miembros. No cabe aferrarse a ideologías o formas de actuar
amparándose en la tradición como única justificación. Las formas de pensar, de actuar
van cambiando, van evolucionando. La educación ha de apostar por el futuro, por la cons-
trucción de una sociedad más justa. Miguel Ángel Arconada Melero y Daniel Antonio Leal
González así lo hacen.
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
PRÓLOGO
Los autores se alejan del camino que propone el cambio hacia la igualdad a través
de visibilizar el coste de ser hombres y las ventajas, beneficios y ganancias que nos pro-
porcionaría cambiar. No se dejan llevar por esa lógica de rentabilidad predominante en el
trabajo con hombres y que algunos pensamos no es ajena al predominio desde los 90 de la
ideología neoliberal, que diseña una visión economicista, egocéntrica, utilitarista, depre-
dadora e inmoral de la vida.
El tipo de intervención que nos ofrecen no resulta fácil, ya que supone salir de la
orientación de las corrientes hegemónicas, sabiendo que suele ser bien recibida por mu-
chos hombres, insatisfechos con su masculinidad (en realidad, la mayoría sólo con la parte
de los costes personales que también supone). Pese a ello, los autores no renuncian a poner
la apuesta ética como motor y no se dejan tentar por tantos programas que, aunque for-
malmente la incluyan entre sus objetivos, en la realidad terminan desestimándola para fa-
cilitar la convocatoria y la permanencia de los hombres, o la ponen en segundo lugar por
el desinterés y rechazo que pueda generar. Son conscientes de que sin partir de la ética, a
corto y largo plazo se invisibilizan y naturalizan los privilegios y comodidades, la resisten-
cia a renunciar a ellos, así como la inmoralidad e injusticia del sistema patriarcal en el que
se asientan.
En definitiva, para los autores de este manual, el trabajo con hombres a favor de la
igualdad y contra la violencia machista, tiene que promover nuestra implicación, de una
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
vez por todas, en esa transformación que supone el logro de la equivalencia entre los sexos,
sencilla y decididamente desde un claro posicionamiento ético. Compromiso que no puede
ignorar la transformación de las macro y micro estructuras de poder en las relaciones de
género que impiden la igualdad.
En este trabajo se deja claro que en asuntos de injusticia y desigualdad, no hay otra
posibilidad que centrarse en lograr que las personas perjudicadas por un sistema (en asun-
tos de género, las mujeres), dejen de serlo; y no en mejorar y ampliar el beneficio de quienes
disfrutan de sus privilegios (en asuntos de género, los hombres). Apuestan por la reivindi-
cación de los derechos humanos tal como se postulan para el racismo, la xenofobia, el es-
clavismo y hasta para el cambio climático, donde quienes luchan por las transformaciones
estructurales no apelan al propio beneficio, sino solo al de aquellas personas discriminadas
y al bien común.
Desde este enfoque, quizás sí hay un primer y gran beneficio que podemos esperar
los hombres en nuestro cambio hacia la igualdad: el del bienestar moral a posteriori de la
renuncia a las comodidades y a otros privilegios. Reconociéndonos como sujetos éticos,
orgullosos de ser justos, generosos, no-desigualitarios, autocríticos y no autocomplacientes.
Contribuyendo así a la construcción de un mundo donde las mujeres sean reconocidas
como ciudadanas de primera y seres equivalentes con quienes corresponsabilizarnos en
la construcción de futuro.
Es muy estimulante comprobar que recorren las páginas de este libro conceptos tales
como justicia, libertad, responsabilidad, denuncia de privilegios y sometimientos natura-
lizados, derechos y deberes, principios, vergüenza, autonomía y equivalencia, indicando
el marco ético con el que los autores sustentan su trabajo.
Se trata además para mí, de un manual novedoso por intentar ser útil integralmente,
ofreciendo pautas de aprendizaje para toda la vida; presentando una propuesta detallada,
adecuadamente contextualizada para todas las etapas del actual Sistema Educativo, tanto
las obligatorias como las no obligatorias. Subraya la responsabilidad central que le cabe a
este Sistema en fomentar una cultura de paz e igualdad y promover una educación para
la ciudadanía y los derechos humanos, siendo para ello fundamental erradicar toda forma
de violencia de género. Un lugar que no perpetúe las desigualdades de género existentes y
que favorezca el desarrollo de personas libres e íntegras. Un lugar para reivindicar y expe-
rimentar la convivencia igualitaria, pacífica y libre entre mujeres y hombres y donde ese
objetivo prioritario se instale a través de todas las etapas educativas.
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Miguel Ángel Arconada y Daniel Leal son dos hombres que, como ellos mismos re-
conocen, se implican en la consecución de una convivencia igualitaria que intentan prac-
ticar a nivel personal y profesional. Uno, nacido en la meseta castellana, el otro en tierras
gaditanas, ambos crecieron en ámbitos donde la injusticia hacia las mujeres era la regla y
donde no eran pocos los hombres egoístas y misóginos. Sus historias personales están mar-
cadas por su escasa identificación con los valores de la masculinidad tradicional. Cuestio-
nadores del modelo masculino en que fueron criados, encontraron en el feminismo las
herramientas para comprender las relaciones injustas de género y para reflexionar sobre
cómo transformar lo establecido.
Atentos a esta enorme responsabilidad que nos cabe a los hombres, subrayan la ne-
cesidad de visibilizar e impugnar la relación entre identidades masculinas y violencia pa-
triarcal. Definen en primer lugar y con acierto, la violencia de género como violencia
masculina sobre las mujeres, destacando la responsabilidad del mismo colectivo masculino
en su producción y mantenimiento. Para ellos se trata de un tipo de violencia estructural
y no circunstancial, que está enraizada en un sistema de desigualdad y de dominio patriar-
cal, injusto para las mujeres a quienes discrimina sólo por el hecho de serlo. Saben que
esto es caldo de cultivo y aire viciado que habilita a la violencia para asegurar, proclamar
o restaurar la masculinidad y el estatus de superioridad de los hombres, que propicia la
subordinación de las mujeres y que coarta su empoderamiento.
Señalan que lo que subyace a la posibilidad de ejercer violencia contra las mujeres,
así como de las especiales dificultades y resistencias de los hombres para convivir en igual-
dad, tiene su origen en el modo hegemónico de socialización masculina. Y lo es porque
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
genera identidades masculinas construidas en contra de las mujeres. Identidades que llevan
incrustadas una impronta de privilegios de los que ellas son excluidas y que no los conduce
a la reciprocidad ni a la corresponsabilidad en la convivencia cotidiana.
Ambos autores han escrito este manual como aporte al personal docente, reiterando
continuamente que la escuela es el espacio por excelencia para experimentar, reivindicar
y facilitar el desarrollo de nuevas identidades, que aseguren el derecho a una vida plena
para ambos sexos.
En la segunda parte del manual, los autores presentan su propuesta detallada, que
consecuente con su fundamentación ética y teórica, se desarrolla a través de cuatro ejes
mínimos de reflexión: identificaciones de desigualdades, concepto de violencia, focaliza-
ción en masculinidad y violencia, apuesta por identidades igualitarias y diversas.
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
litarias, el protagonismo en el propio proyecto vital y la relación con el dinero, los modelos
de enamoramiento y la diversidad de orientación sexual.
Por todo esto, creo que la propuesta que nos ofrecen Miguel Ángel Arconada y Daniel
Leal en este manual, tiene elementos de sobra para que el personal docente y profesionales
afines con el hecho educativo, puedan nutrirse de un marco teórico con enfoque de género
sustentado fundamentalmente en la ética, de una línea pedagógica impecable, así como
de los necesarios recursos didácticos para captar el interés de todas las personas —mujeres
y hombres— en las diferentes etapas de sus vidas.
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
CAPÍTULO 1
LA PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA MASCULINA HACIA
LAS MUJERES COMO ESTRATEGIA INTEGRAL DE UNA
CULTURA DE PAZ
La violencia masculina hacia las mujeres es una gravísima lacra social que atenta
contra la libertad de las personas y que viola los derechos de la humanidad. Es un nombre
nuevo para un drama antiguo, silenciado pero presente en los corazones y vidas de tantas
mujeres. La Asamblea General de las Naciones Unidas, en su Declaración para la elimina-
ción de la violencia contra las mujeres del 20 de diciembre de 1993, en su artículo número
1, la define como
«... todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener
como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las
amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se pro-
ducen en la vida pública como en la vida privada».1
La violencia masculina contra las mujeres a nivel global se sustenta en una desigual-
dad estructural patriarcal, que oferta desiguales posibilidades a mujeres y hombres para
acceder a recursos valiosos como el espacio y tiempo, la educación, las redes de apoyo, la
equivalencia de puestos de responsabilidad pública y, en definitiva, el derecho a la auto-
nomía en la definición de un proyecto de vida personal y propio. Podemos tipificar diversos
tipos de violencia hacia las mujeres, que son un continuum sustentado en la desigualdad
entre los sexos. Entre ellos podemos hablar de violencia física, psicológica, sexual y eco-
nómica. La desigualdad es el caldo de cultivo y el aire viciado que permite e incluso intenta
justificar la violencia hacia las mujeres. Por ello, hemos de apostar por relaciones que tran-
siten desde el mal trato al buen trato, y que no se sustenten en la desigualdad entre los
sexos.
1
Véase documento completo en: http://daccess-dds-ny.un.org/doc/UNDOC/GEN/N94/095/08/PDF/N9409508.pdf?
OpenElement
23
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Pero lejos de seguir mirándonos en el mismo espejo, hay que detenerse, conocer la
historia de la desigualdad sexista que permite el mismo y, día a día, cotidianamente, qui-
tarlo, limpiarlo, dejar caer las briznas de cristal herido, y hacer con las manos, cotidiana-
mente, con prisa y sin pausa, un espejo nuevo, con un marco renovado, pintarlo con cariño,
solvencia, cuidados, encajarlo, ajustarlo, repintarlo e incluir en esta tarea a toda la comu-
nidad, a hombres y mujeres, que con sus propias manos y con sus corazones, se den cuenta
de que un espejo de la vergüenza en el que las mujeres sean miradas con menos valor que
los hombres, es un espejo que sufren fundamentalmente las mujeres, pero que nos afea y
nos deshumaniza a toda la sociedad.
2
Véase http://www.un.org/spanish/aboutun/charter.htm
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Se señala con claridad la importancia de integrar esta temática como evidente me-
noscabo de los derechos de la humanidad, puesto que sin hablar de derechos de mujeres
y niñas no se puede hablar de derechos humanos. La Conferencia Mundial de El Cairo
sobre Población y Desarrollo en 1994, señala la importancia de la responsabilización mas-
culina en este ámbito, y señala que la violencia de género es un evidente problema de salud
pública. De hecho, la responsabilización masculina resulta deseable como ha sido plante-
ado en Conferencias Mundiales como la de Beijing (1995) o en documentos de la ONU,
que en su Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujeres en 2004 aprobó el in-
forme «El papel de los hombres y los niños en la igualdad de género». En dicho informe,
el papel de los hombres en la equidad entre los sexos tiene cuatro áreas destacadas: com-
promiso contra todo tipo de violencia de género; paternidad cuidadora y responsable; res-
ponsabilidad anticonceptiva y profiláctica, y propuesta de modelos de masculinidad
positivos, pacíficos y cuidadores.
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Como decía John Berger, «solamente vemos aquello que miramos»4, y tenemos que
mirar la situación actual de injusticia para encontrar cuantas situaciones de desigualdad
entre hombres y mujeres veamos. Aunque en muchas ocasiones estén invisibilizadas, mi-
rarlas es el paso fundamental para abordarlas. De hecho, una de las paradojas envenenadas
de esta problemática es el hecho de que precisamente los países y sociedades donde existen
datos aun escandalosos, han de sentirse privilegiados, puesto que sigue sin existir una au-
téntica base de datos global, integrada, y con categorías acordadas, que nos muestre con
fiabilidad la auténtica dimensión del problema. Haciendo nuestro el lema de «ojos que no
ven, corazón que no siente», no mirar equivale a mantener una ecuación macabra e incom-
patible con los derechos de la humanidad.
Una de las paradojas con las que nos podemos encontrar es el hecho de que a mayor
esfuerzo institucional y civil contra el problema, el problema parece que se agranda. Equi-
vale a quejarnos de la dimensión del iceberg cuando solamente hemos visto la punta.
Cuando nombramos el problema, el mismo tiene existencia y, al tener existencia, puede
tener cifras y esas cifras pueden escandalizarnos. Lejos de mirar hacia otro lado, dichas
cifras han de impulsar el redoble de esfuerzos contra esta situación. Hay sociedades en el
mundo, donde aún hoy la invisibilización de la desigualdad entre mujeres y hombres es
casi total. En un pasado no tan lejano —y a veces, hoy en día— en el mismo Estado Espa-
ñol, los llamados «crímenes por pasión» llenaban portadas de noticieros sensacionalistas,
sin comprender que eran crímenes por violencia de género. De hecho, recientes estudios
muestran que informar adecuadamente de la violencia de género, ayuda a prevenir nuevos
crímenes5, frente al discurso invisibilizante que relaciona informar sobre este fenómeno
como un supuesto «efecto llamada» hacia los malos tratos.
Hay que hacer un esfuerzo global y coordinado por parte de todos los organismos
internacionales y sociedad civil para nombrar la punta del iceberg y sacarlo a flote, como
manera de conocer realmente cómo podemos abordar la cuestión que nos ocupa. Pasar
de largo y mantenernos alejado del mismo, puede ser la mejor noticia para que el mismo
se mantenga. Poner luz, foco, taquígrafos, medidas para erradicarlo y una condena explí-
cita del mismo, es la mejor forma de abordarlo.
3
Véase el documento completo de Plan Nacional de Sensibilización y Prevención de la violencia de género en:
http://www.migualdad.es/ss/Satellite?blobcol=urldata&blobheader=application%2Fpdf&blobheadername1=Contentdispo-
sition&blobheadervalue1=inline&blobkey=id&blobtable=MungoBlobs&blobwhere=1244651908207&ssbinary=true
4
Berger, John: Modos de ver. Barcelona, Editorial Gustavo Gili, 2000.
5
Flotats, Anna: «Informar sobre la violencia machista ayuda a prevenir nuevos crímenes», Diario El País, Madrid,
26.10.09, p. 35 Véase en: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Informar/violencia/machista/ayuda/prevenir/nuevos/cri-
menes/elpepisoc/20091026elpepisoc_3/Tes En este artículo se detalla el estudio de la Universidad de Alicante, en el que la
investigadora principal, Carmen Vives, señala en relación a los medios de comunicación, que pueden convertirse en «instru-
mentos de prevención de este tipo de agresiones».
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
En no pocas ocasiones, se suele igualar desigualdad sexista, violencia hacia las mu-
jeres y agresiones físicas. Estamos de acuerdo en que estas vertientes pueden ser las patas
de un mismo trípode, pero a la vez, sería injusto y poco operativo para abordar esta pro-
blemática confundir estos tres ámbitos. Las agresiones físicas y psicológicas que pueden
llevar inclusive a la muerte son la muestra más descarnada y repugnante de desigualdad
sexista, y nacen en un ambiente sociocultural que suele demasiado a menudo legitimarlas
o, en su caso, justificarlas. A la vez, la desigualdad sexista es el aire en el que se respira el
maltrato, el ambiente en el cual la agresión física puede desarrollarse. Dicha desigualdad
es un aire a respirar demasiado fácilmente en demasiados lugares: los privilegios mascu-
linos para el acceso a determinados trabajos remunerados, el escaqueo masculino en el
6
Véase Campaña Secretaría General de la ONU Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres: Disponible
en web: http://www.un.org/spanish/women/endviolence/
7
Véase Bonino Méndez, Luis: Hombres y violencia de género. Más allá de los maltratadores y factores de riesgo.
Madrid, Ministerio de Igualdad, 2008. pp.19 Disponible en web: http://www.migualdad.es/ss/Satellite?blobcol=urldata&blob-
header=application%2Fpdf&blobheadername1=Contentdisposition&blobheadervalue1=inline&blobkey=id&blobtable=Mun-
goBlobs&blobwhere=1244653025035&ssbinary=true
8
Véase la webs de la ONU http://www.devinfo.info y http://www.un.org/womenwatch/directory/statistics_and_indi-
cators_60.htm#more para conocer datos sobre la situación global de las mujeres.
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Por supuesto, no todos los hombres emplean la violencia hacia las mujeres, pero sí po-
demos decir que solemos tener presente demasiado a menudo en las identidades masculinas
la utilización de micromachismos, en palabras de Luis Bonino. Esto es, resulta imprescindi-
ble hacer un profundo desarme de privilegios masculinos si queremos llamarnos hombres
justos y solidarios en nuestra vida cotidiana. A la vez que ser de raza blanca en el apartheid
sudafricano no era equivalente a apoyar el racismo contra la población negra, ser hombre
en una sociedad sexista no ha de equivaler necesariamente a apoyar el machismo, aunque
todos los hombres nos beneficiamos de nuestros privilegios de partida, nos guste o no.
En el caso del Estado Español, el mayor porcentaje en estos años de mujeres inmi-
grantes asesinadas, más que en relación directa con parejas inmigrantes, tiene que ver
con la desprotección que sufren, con lo cual, la precariedad de las mujeres inmigrantes
se asocia directamente con una menor calidad de salud y a una mayor exposición a los
efectos de la(s) violencia(s) patriarcal(es). Algunas de estas cuestiones las desarrollaremos
posteriormente, pero si hay un perfil de persona que ejerce la violencia contra las mujeres
es el de «hombre varón de sexo masculino» siguiendo a Miguel Lorente Acosta: El rom-
pecabezas. Anatomía del maltratador, Barcelona, Editorial Crítica, 2006, p. 45.
9
Connell, Robert W.: «La organización social de la masculinidad» en: Lomas, Carlos (ed.): ¿Todos los hombres son
iguales? Identidades m asculinas y cam bios sociales.Barcelona, Paidós, 2003. pp. 31-55.
10
Véase Lorente Acosta, Miguel: Mi marido me pega lo normal. Barcelona, Editorial Planeta, 2001. p. 46
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
los varones a que no les confundan con los hombres injustos e insolidarios, animamos a
todos los varones a no callarse frente a situaciones de sexismo que observen en su vida pú-
blica y privada, animamos a todos los varones a que estudien críticamente la construcción
sociocultural de la masculinidad y asuman los compromisos necesarios para deconstruir
este sistema cultural que limita a los hombres para oprimir a las mujeres.
Además, estamos ante una problemática que requiere un esfuerzo de alto alcance,
de largo alcance, para entender que al estar ante un problema estructural, sustentado en
las rígidas fronteras entre los sexos, en la división rígida público-privado entre mujeres y
hombres, y en la mística de la masculinidad violenta, entre otras causas, nos encontrare-
mos con intentos continuados de invisibilizar la responsabilidad estructural e individual
del mantenimiento de la misma.
Esta propuesta a dos corazones y cuatro manos nace de dos hombres, o quizá dos
hombrecitos, que intentan día a día, cotidianamente, en sus mundos privados y públicos,
practicar lo que predican, compaginando un análisis y estudio crítico de su masculinidad
hegemónica, con el rechazo a todo tipo de desigualdad y violencia contra las mujeres. Nace
de dos hombres conscientes de los privilegios que tienen por el mero hecho de serlo, de
cómo el «dividendo patriarcal» del que disfrutamos, lejos de desresponsabilizarnos, ha de
comprometernos con mayor profundidad aun más contra esta lacra social.
Nace de dos hombres que intentan cotidianamente ser parte de la solución y no parte
del problema. Hombres que saben que no podrán mirarse al espejo si su mirada en el
mismo es a costa de las desventajas de las mujeres. Hombres que saben que mirarse al es-
pejo de la igualdad tiene el inminente riesgo de convertirlos en Narcisos igualitarios. Hom-
bres que prefieren el riesgo de anarcisarse antes que la comodidad de no mirarse.
Hombres que comparten una resuelta apuesta por el cambio masculino contra la
desigualdad, por la percepción de la violencia de género como un problema de los hombres
contra las mujeres, por el empoderamiento de las mujeres y por la necesidad de legitimar
nuevos modelos de masculinidades igualitarias que hagan a los varones más justos, más
humanos, más solidarios y nada machistas. Hombres que somos conscientes de que los
cambios privados son tan importantes como los públicos, haciendo hincapié en la necesi-
dad de la igualdad de responsabilidades y deberes como resorte necesario para una verda-
dera igualdad de oportunidades a la hora de diseñar un proyecto vital desde la equidad.
Hombres comprometidos profesionalmente en facilitar que el mundo educativo desarrolle
planes integrales para la prevención de la violencia de género, desde una apuesta de for-
mación para enseñar a convivir en igualdad. Hombres que se exigen personalmente cohe-
rencia entre lo dicho y lo vivido.
29
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Y lo que vemos está condicionado por nuestra experiencia vital, con dos palabras-
llave que quizá son masculinidad e igualdad. Ser un hombre, a fin de cuentas, es natura-
lizar los privilegios por el mero hecho de serlo, y ser hombres que se plantean modificar
actitudes aprendidas en esta área, requiere trayectorias vitales quizá diferentes. Quizá ha-
bría que plantearse saber cómo se llega a ser lo que se intenta ser, es decir, cómo hemos
llegado a ser lo que intentamos ser.
Todo ello va conformando el modelo de hombre que no quiere ser, por pobre y ca-
rente de verdad, aunque aún sin la reflexión personal sobre los dividendos de ser hombre
en relación con la injusticia de las mujeres. Esta mirada, ausente durante una decepcio-
nante etapa universitaria, le llegará con la formación para la Educación en Valores, cuando
comienza su trayectoria como profesor. Las aulas le parecen un reto permanente en el que
implicarse en la mejora del futuro, de la autoestima y de la libertad de las alumnas.
En 1996 escucha por primera vez a Luis Bonino y aún lo recuerda. Aquella charla le
marca profesional y personalmente en el compromiso con favorecer que los hombres cer-
canos, adultos y alumnos, se cuestionen la injusticia para las mujeres de determinadas ca-
racterísticas de su propia masculinidad.
Intenta ser coherente en su vida de pareja con sus ideas igualitarias, no sin errores,
y estrena paternidad en 1998, descubriendo entonces una nueva dimensión más humana
de su forma de ser y de relacionarse con las demás personas. Le gusta cuestionar celosa-
mente la presión social para que su hijo y su hija reproduzcan los roles tradicionales, e in-
tenta abrirles todo tipo de opciones para que se desarrollen como personas, con enorme
preocupación ahora que se acercan a la adolescencia.
La dureza de las condiciones de vida de las mujeres en Perú, donde trabajó con do-
centes la Educación en valores un verano como voluntario, le compromete radicalmente
en la denuncia de los privilegios masculinos, tan lacerantes allí, y en el trabajo específico
para promover masculinidades igualitarias en las aulas. Es miembro fundador de Codo a
11
Woolf, Virginia: Tres guineas. Barcelona, Editorial Lumen, 1999.
30
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
codo. Grupo de Hombres por la Igualdad de Palencia, un espacio donde hombres de tres ge-
neraciones distintas reflexionan sobre cómo romper lazos con la masculinidad tradicional
y como tejerlos con los hombres dispuestos a un cambio social y cotidiano contra la des-
igualdad, que favorezca proyectos de vida en igualdad.
Su primer trabajo conjunto fue el material didáctico para dicho módulo de la UNED
(Educar para convivir. Una propuesta integral contra la violencia masculina hacia las muje-
res), germen del libro que hoy tienes en tus manos.
31
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Por ello, esta propuesta didáctica que tienes ahora ante tus ojos promueve mostrar
que la erradicación de la desigualdad y la violencia de género ha de ser prioritaria en la
agenda educativa y no accesoria; a la vez que está íntimamente relacionada con la conse-
cución de la real igualdad de oportunidades, derechos y deberes entre las mujeres y los
hombres en todos los campos. Consideramos central, además del compromiso institucional
al respecto, el compromiso activo de todas las personas que intervienen socioeducativa-
mente en este ámbito, de forma que seamos el modelo que queremos ver en las demás per-
sonas. Necesitamos promover un nuevo pacto social equitativo entre hombres y mujeres
desde los mismos centros educativos (desde las edades más tempranas, y a lo largo de todo
el ciclo vital) para erradicar el sexismo, la desigualdad y, por ende, la violencia masculina
hacia las mujeres.
Pensamos que la educación para la igualdad entre los sexos es una condición sin la
cual es imposible crear las condiciones posibles de cambios presentes y futuros. La edu-
cación sí puede cambiar en el presente y desde el presente los modos de relación entre chi-
cos y chicas, hombres y mujeres, educadores y educadoras. No podemos confiar
simplemente en que las generaciones futuras sean equitativas, sino que hay que consolidar
y establecer apuestas integrales de toda la sociedad en el presente. Es en este marco donde
el libro apuesta con más claridad con la inclusión de la educación para la igualdad y en
igualdad como un aspecto crucial de la lucha contra la violencia de género en todas las
etapas educativas.
La lucha contra la violencia de género y la lucha en y por la plena igualdad entre mu-
jeres y hombres son portada e interior de un libro que, al separarse, se desmiembran. No
podemos educar contra la violencia de género si no es desde y en la educación para la
igualdad. Y no podemos educar para la igualdad si no es como dique de contención contra
la violencia de género. Y hay que hacerlo en todas las etapas educativas, desde educación
infantil a la educación de personas adultas, en todas las edades del ciclo vital. La educación
en y por la igualdad, y la apuesta cotidiana por la igualdad son, a fin de cuentas, uno de los
factores que nos humanizan, al incluir el respeto hacia el/la otro/a, la disponibilidad para
empatizar y compartir desde la diversidad. En definitiva, la educación en y por la igualdad
es, como apuntaba el educador Paulo Freire, la educación como una práctica de la libertad.
Una propuesta educativa integral contra la violencia requiere abordarla en todas las
etapas. Por ello, en este libro hemos realizado el esfuerzo necesariamente incompleto de
visibilizar todas las etapas educativas susceptibles de educación en y para la igualdad. La
mayor parte de nuestra trayectoria profesional se ha desarrollado con chicos y chicas desde
Educación Secundaria y con personas adultas de todas las edades. Esa trayectoria no ha
sido óbice para incluir un apartado correspondiente para Educación Infantil y otro para
Educación Primaria, con el apoyo en la revisión de educadores y educadoras especialistas
de nuestro entorno. Además, hemos contado con la colaboración de compañeras en cada
una de las etapas abordadas, por lo que queremos mostrar nuestra gratitud a Carmen de
la Fuente Cuadrado, Carmen Díez Sierra, Carmen Figueroa Abrio, Carmen Simón Navajas,
Concha Lobejón Sánchez, Estrella Domínguez Gil, Marta Elena Beiro Argüelles, Raquel
Ruiz Salguero, Rocío Cañadas Salguero, Silvia Susana Valero Peña, Ana Domínguez Fer-
nández, y María Concepción Torres Díaz.
32
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
En la Universidad los objetivos claves han de ser: Analizar las violencias simbólicas
y reales en los espacios cotidianos, conocer políticas institucionales y apuestas sociales ac-
tivas por la igualdad, y re-conocer el papel que el movimiento feminista tiene y ha tenido
en la construcción de una sociedad justa y equitativa.
Al ser esta cuestión un problema fundamentalmente de los hombres que sufren las
mujeres, es importante hacer hincapié en el compromiso de los varones educadores en el
ámbito educativo. Las mujeres llevan muchísimo tiempo haciéndolo en un compromiso
claro y clave en todas las áreas además de la coeducativa. Por el contrario, los hombres
generalmente no han estado. El silencio hace cómplice. Es hora de que los varones asuman
sus responsabilidades y señalen que es inaceptable esta cuestión, y que asumen un com-
promiso personal y social firme al respecto, rompiendo corporativismos masculinos.
33
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
en el esfuerzo por una faceta educadora evidente desde las diversas familias, medios de
comunicación, lugares de trabajo, actuación cotidiana con nuestras amistades, etc… Pero
a la vez, esto no nos puede llevar a enarbolar la excusa de que el Sistema Educativo es so-
lamente una parte más del laboratorio de igualdad. Desde nuestro punto de vista, es un
aspecto central, con responsabilidad propia y con un amplio número de recursos, tanto
cuantitativos como cualitativos, para la acción. No puede no asumir su enorme responsa-
bilidad en moldear y facilitar la reflexión en todas las etapas educativas sobre la equiva-
lencia entre los sexos. Educar no es igual que Sistema Educativo, pero educar para la
igualdad es una responsabilidad suprema, central, obligatoria, y no accesoria, del Sistema
Educativo.
Sería ingenuo pensar que una cuestión tan compleja fuera a resolverse solamente
con la prevención en el entorno educativo. Aunque la intervención educativa sea una cues-
tión central y fundamental, ello no lleva contradicción alguna con la intervención en erra-
dicar el sexismo de los medios de comunicación y de los ámbitos sanitario, laboral, de
derechos de las víctimas, de tutela institucional, penal y judicial. Por ello, es imprescindible
12
Magallón Pórtoles, Carmen: Mujeres en pie de paz. Madrid, Editorial Siglo XXI, 2006.
34
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Por otra parte, la Ley Orgánica 3/2007 de 22 Marzo para la Igualdad efectiva de mujeres
y hombres recoge, en su Título II de Políticas Públicas para la Igualdad (Capítulo II Acción
administrativa para la igualdad, artículos del 23 al 25), acciones específicas en esta línea
de actuación de favorecer la igualdad en todos los ámbitos de la sociedad y, por supuesto,
en el ámbito educativo.14 Esta ley es en sí misma una declaración de intenciones en líneas
generales muy acertada, un programa social de corto, medio y largo alcance excelente; un
vigía continuado de en qué medida los objetivos trazados se alcanzan o no, una ley de
igualdad de obligado cumplimiento, y no una mera declaración de intenciones a seguir so-
lamente por algunos sectores de la ciudadanía.
En definitiva, cualquier cambio en este orden más allá del ámbito meramente privado
y personal, ha de mostrar el compromiso necesario de las instituciones y organizaciones
educativas en la revisión de posibles situaciones de desigualdad y sexismo educativo en
las propias organizaciones escolares; en el compromiso de la oferta de actividades forma-
tivas en materia de género e igualdad como prioritaria en la formación permanente del
profesorado, revisando en qué medida personalmente se puede contribuir al problema y
en qué medida podemos favorecer su solución igualitaria; en el uso de un lenguaje equita-
tivo; en la revisión crítica de los materiales didácticos utilizados, eliminando los contenidos
sexistas de los mismos, etc… Son principios claves de calidad recogidos en la Ley Orgánica
1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Principios que han
de mostrarse en el día a día y en el ahora como compromiso de los centros educativos por
la paz, la noviolencia, la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, y la prevención de vio-
lencia masculina hacia las mujeres.
13
Véase información y texto completo en http://www.inmujer.migualdad.es/mujer/violencia/docs/A42166-42197.pdf
14
Véase información y texto completo en: http://www.boe.es/aeboe/consultas/bases_datos/doc.php?id=BOE-A-2007-
6115.
35
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
15
Véase en: http://www.felgtb.org/files/docs/67db580a7035.pdf
16
Véase diversas resoluciones e informes en esta área en web de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para Derechos de la Humanidad: http://www2.ohchr.org/spanish/issues/education/training/reports.htm
2003. p.159.
36
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Integra así la idea de que el estudio de los Derechos Humanos es una herramienta
fundamental para el desarrollo ético presente y futuro de los futuros ciudadanos y ciuda-
danas. Se estructura en los siguientes bloques de contenido:
37
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
1.º La educación para la igualdad y contra todo tipo de violencia masculina hacia
las mujeres es de obligado cumplimiento por diversas leyes a nivel internacional
y estatal. Hemos señalado como diferentes fuentes normativas y de consenso in-
ternacional señalan con claridad que es obligatorio fomentar una cultura de paz
e igualdad en los centros educativos. Es un deber de las personas educadoras y
es un derecho del alumnado.
2.º El material que tienes en tus manos se orienta en base a lo dispuesto en las leyes
señaladas, con lo cual confiamos que sea de utilidad para hacer realidad la plena
igualdad entre hombres y mujeres y la erradicación de todo tipo de violencia de
género. Está distribuido para la práctica en etapas educativas, haciendo hincapié
en los contenidos propuestos para la intervención socioeducativa en las mismas.
No tiene un criterio de exhaustividad, pero sí de concreción, en el sentido de que
intenta mostrar propuestas concretas en las diversas etapas, a profundizar por
parte del profesorado.
3.º Una estrategia integral de cultura de paz relaciona la erradicación de la violencia
masculina contra las mujeres con aspectos como la erradicación de la homofobia,
la erradicación del racismo y del sexismo, la puesta en valor de la noviolencia y
la resolución dialogada de los conflictos, etc. Hay que tratar este tema específi-
camente pero en conexión con el respeto a los derechos de la humanidad.
38
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Así pues, este libro comprende en el inicio un marco general de construcción de las
identidades de género, un marco estructural y conceptual histórico y de presentes sobre
esta cuestión, el fortalecimiento de la cultura de paz e igualdad en los centros educativos.
A partir de esta fundamentación educativa, te ofrecemos una propuesta de intervención
para la prevención educativa de la violencia de género a lo largo de la educación infantil,
primaria, secundaria, formación profesional, bachillerato, personas adultas y universidad.
También hemos integrado una cibergrafía y una bibliografía que consideramos básica para
profundizar en estas cuestiones.
Confiamos en que este material sea de utilidad en la labor educativa docente, tanto
en la educación formal como no formal, en la enseñanza de todas las etapas educativas.
Pretendemos que sea un manual que, aparte de una base teórica necesaria para conocer
adecuadamente la cuestión, permita facilitar las propuestas prácticas que en cada una de
las etapas educativas proponemos. En esta confianza, y en esta convicción, entregamos
ante tu mirada la propuesta que a cuatro manos y dos corazones te ofrecemos.
39
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
CAPÍTULO 2
LA CONSTRUCCIÓN DE LA DESIGUALDAD: IDENTIDADES MASCULINAS
Y FEMENINAS
41
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
base a la genitalidad. Como sabemos, la construcción del sexo lejos de ser un proceso es-
tático y fijo, engloba diferencias hormonales, genitales y cromosómicas entre mujeres y
hombres, y entre las mismas mujeres y los mismos hombres. Estos aspectos basados en
«marcadores biológicos», no hacen que la anatomía sea un destino, sino que a partir de
dicha base se construyen la identidad de género, de carácter social y cultural. General-
mente, la ideología de «los marcadores biológicos» ha consolidado la desigualdad entre
los sexos. Como apuntan Lewontin, Rose y Kamin:
«A muchos hombres tales supuestos-que implican que la división del trabajo entre los
sexos presente en nuestra sociedad (una división «social» del trabajo) es un simple reflejo de al-
guna subyacente necesidad biológica, de modo que la sociedad se convierte en un fiel espejo de
la biología-les convienen extraordinariamente»17.
La diferencia entre los sexos no puede justificar las expectativas tan diferentes de
conducta en los hombres y las mujeres, que son de un carácter evidentemente sociocultu-
ral. Esta es la distinción básica del sistema sexo/género, que nos permite afirmar que la
construcción de dicho sistema varía a través de las culturas y del tiempo sobre una base
biológica supuestamente inmutable. Tenemos que poner continuamente en solfa la biolo-
gización de lo cultural, porque «el objetivo de las explicaciones biológicas sobre los roles ac-
tuales de los sexos es justificar y mantener el status quo»18, así como la cadena simbólica
homofóbica: sexo-género-práctica sexual-orientación sexual, como señala Olga Viñuales.
Desde los años sesenta entendemos por género la construcción cultural que asigna ca-
racteres psicológicos, sociológicos y políticos a las personas en función de su sexo biológico19.
Es decir, es la construcción social de las personas a partir de su sexo. El concepto de género
es un intento de salvar desde las ciencias sociales el carácter conceptualmente reductor de
utilizar el concepto sexo para definir la identidad social de los individuos. Los códigos de
género son las reglas sociales que ordenan el universo de las personas y los grupos.
17
Lewontin, R.C & Rose, S. & Kamin, L.J. No está en los genes. Racismo, genética e ideología. Barcelona, Ed. Crítica,
2003. 159 p.
18
Ib p. 164.
19
Véase sobre las fructíferas propuestas y debates sobre la complejidad de una mera distinción dicotómica sexo-gé-
nero: Viñuales Sarasa, Olga: Lesbofobia, Barcelona, Bellaterra, 2002; y Guasch Andreu, Óscar: La construcción de la hetero-
sexualidad. Barcelona, Laertes, 2000.
20
Gilmore, David D.: «Culturas de la masculinidad» en: Carabí, Ángels, y Armengol, Josep M. (eds.): La masculinidad
a debate. Barcelona, Icaria, 2008. 35 p.
42
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Además, como señala Marta Rovira22: «Debemos partir de la idea de que hay más de
dos géneros. O dicho de otra manera, que no hay un sólo género masculino, sino diversas
maneras de entender y realizar el ser masculino… Lo mismo ocurre con el género femenino».
Es decir, podemos hablar de masculinidades y feminidades o de versiones de la masculini-
dad y de la feminidad, aunque creemos que aun hoy en día, sí existen construcciones cul-
turales hegemónicas de la masculinidad y la feminidad.
A sabiendas de que, como decía Poulain de la Barre, «Todo cuanto han escrito los
hombres sobre las mujeres, debe ser sospechoso, pues son a un tiempo juez y parte»,23 con-
sideramos indispensable para entender la historia y la vigencia de la desigualdad entre
los sexos, hacer una revisión sobre la construcción de las identidades femeninas y mas-
culinas hegemónicas desde la perspectiva de género. Para ello, convocamos las reflexio-
nes y escritos de destacadas mujeres feministas, que han desarrollado indispensables
estudios sobre la construcción sexual de la realidad. A las mujeres se les asigna un mundo
femenino completamente segregado del masculino y con características no sólo contra-
puestas a éste, sino subordinadas con respecto a él, pues las conductas «masculinas» son
21
Véase al respecto la definición de género: Sau, Victoria: Diccionario Ideológico Feminista. Barcelona, Icaria, 2000.
133 p.
22
Rovira, M. y Bonal, X: «Experiencias de investigación-acción coeducativa en Secundaria», en: Tomé, A. y Rambla,
X: Contra el sexismo (Coeducación y democracia en el escuela), Madrid, Síntesis, 2001
23
En Beauvouir, Simone : El segundo sexo. Madrid, Editorial Cátedra, 2008. 45 p.
43
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
La relación entre los sexos, lejos de ser en la actualidad, y en general, una relación
de equivalencia, puede seguir siendo una relación de poder y desigualdad, como muestran
reiteradamente los inequitativos datos de acceso a recursos básicos como espacio, tiempo,
riqueza, puestos de decisión y corresponsabilidad doméstica.
24
Lagarde de los Ríos, Marcela: Claves feministas para la autoestima de las mujeres. Madrid, Editorial Horas y Horas,
2000, 32 p.
44
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
de dicha identidad asignada hace que muchas mujeres hayan cuestionado los «deberes»
de la feminidad y que, en el fondo, ninguna mujer pueda cumplirlos, pues la sobrecarga
del deber ser y su signo opresivo le generan conflictos y dificultades con su identidad vi-
vida y con las exigencias permanentes de la otras personas que intentan consolidarla en
esa posición subordinada. Como señala Amelia Valcárcel, «las mujeres se sienten hiper-
normadas no sólo por la existencia de una doble moral, sino por tener que cumplir el doble
o triple de deberes»25.
Definidas como seres para otros, muchas mujeres han depositado la autoestima en
los otros, no en sus capacidades. Se han volcado en ser encargadas casi exclusivas del «tra-
bajo del amor», como diría Marina Subirats, recibiendo muy poco a cambio. Muchas mu-
jeres han sufrido por las contradicciones que reconocen, niegan o se disponen a superar
entre los atributos de la mujer que se le reclaman y su propia vivencia. En algunas mujeres,
la autoestima puede ser una tarea pendiente, por la asunción rígida de mandatos sociales
o por sentimientos de culpa vinculados a limitantes concepciones morales. Por ello, pode-
mos afirmar que la falta de autoestima puede llegar a ser un mandato universal para mu-
chas mujeres, aun hoy en día. Contribuir al desarrollo de la autoestima de las mujeres es
una pauta de las acciones de género en todo el mundo. Para ello, desde los inicios de la
tradición feminista se ha venido reclamando la desestructuración del ser-de y para-otros,
que aún se exige a las mujeres, haciendo posible el tránsito de las mujeres de seres-para-
otros, en protagonistas de sus vidas y de la historia misma.
Algunas cosas han cambiado y las identidades femeninas hoy son más diversas que
nunca. Siguiendo a Lagarde podemos afirmar que la realidad de las mujeres actuales
está caracterizada por la diversidad y la transición. Son las mujeres sincréticas y escin-
didas, «en plena lucha entre lo heredado y el anhelo del progreso de género, entendido como
el fin de las arbitrariedades e injusticias de género en la propia vida. En búsqueda de
desarrollo personal y calidad de vida»26. Pero esa diversidad hace que debamos tener rigor
al identificar entre las nuevas feminidades las que conservan la feminidad dominante,
las formas nuevas de feminidad opresivas, y las formas antipatriarcales y libertarias de
mostrarse como mujeres.
Nos interesa especialmente valorar aquellas que apuestan por una identidad feme-
nina que garantice a las mujeres su condición de sujeto histórico, no objeto volcado. Mu-
jeres que recuperan la centralidad en su vida y son mujeres libres, aunque la sociedad no
legitime aún sus libertades. Mujeres que exigen tomar las riendas de existencia y son sujeto
de su propia vida, con deseos propios de existencia, de hacer, de responsabilidad, de poseer,
de reconocimiento, de saber, de bienestar…
Son las mujeres que existen, y que hay que favorecer desde todos los planos educa-
tivos, para que desde una vara de medir propias, construyan su trayectoria vital lejos de la
alteridad a las que intenta condenarlas el patriarcado, sino desde el favorecimiento de la
equivalencia de su voz, necesidades e intereses, según las categorías de análisis políticas
que ellas mismas definan. «Si lo personal es político» como señalaba Kate Millet, «política
es la definición propia de las mujeres más allá del intento de hipernormatividad masculina
25
Valcárcel Bernaldo de Quirós, Amelia: «Ética y feminismo», en: Gómez, Carlos & Muguerza, Javier: Las aventuras
de la moralidad. Madrid, Alianza editorial, 2007. 470 p.
26
Op. cit p. 24.
45
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
sobre sus cuerpos y vidas».27 Con Marcela Lagarde, las definimos como mujeres que han de-
cidido, «ser-para-sí-mismas-para-vivir con-los-otros»28.
Muchas mujeres son conscientes y reclaman que cada mujer tiene el derecho a vivir
en libertad y gozar de la vida. Pero el cambio psíquico de muchas mujeres ha sido más rá-
pido que el cambio en la estructura social. Dicho cambio hacia la variación de las identi-
dades femeninas no es fácil ni faltan obstáculos para lograrlo. Aún queda mucho trabajo
en dos ámbitos: por una parte, eliminar las causas de la opresión de las mujeres; por otra,
articular acciones reparadoras de las desventajas provocadas por la desigualdad estructural
en cada mujer y de los graves daños sufridos causados en algunas de ellas. Empodera-
miento de las mujeres y equidad deben ser los mínimos de una sociedad democrática en
la que poder construir identidades femeninas no subordinadas.
De esta forma, en la tradición aún vigente ser hombre no es sólo no ser mujer sino
sentirse superior a ellas y creerse con el derecho de dominarlas y saberlas al servicio propio.
Como le gustaba decir a Josep Vicent Marqués: «Ser varón, en la sociedad patriarcal, es ser
importante. Esta importancia se presenta con un doble sentido: por una parte, muy evidente,
ser varón es ser importante porque las mujeres no son importantes; en otro aspecto, ser varón
es ser importante porque comunica con lo importante, ya que todo lo importante es definido
como masculino. En su aspecto de discurso megalómano, el discurso patriarcal sobre el varón
«se olvida»30 de que la importancia de ser varón sólo se debe a que las mujeres son definidas
como no importantes. Este es el núcleo de la construcción social del varón». El poder y la li-
bertad están inscritos en la supremacía de género, son parte de su identidad de género, de
su autoidentidad y de su posición social.
27
Marqués, Josep Vicent & Osborne Verdugo, Raquel: Sexualidad y Sexismo. Madrid, Fundación Universidad-Em-
presa,1991 p. 48.
28
Lagarde de los Ríos, Marcela: op cit., p. 53.
29
Beauvouir, Simone: El segundo sexo. Madrid, Editorial Cátedra, 2008. pp. 50 y 55.
30
Marqués, Josep Vicent & Osborne Verdugo, Raquel: Sexualidad y Sexismo. Madrid, Fundación Universidad-Em-
presa, 1991. p. 48.
46
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
excluidas sino perjudicadas, pues se les sigue exigiendo que sean de y para los otros. El
ser para los otros se reproduce en los hombres desde un plano de no-reciprocidad, sino
de vampirización y apropiación de tiempo femenino, generalmente para disfrute de ocio
y tiempo libre a su costa. Cuidar y ser para los otros es un mandato femenino que permite
a los hombres ser cuidados y la desresponsabilización cotidiana en planos como el do-
méstico, el afectivo, la crianza, los cuidados de personas enfermas… Ámbitos todos ellos
de los que los hombres aun hoy en día siguen desresponsabilizándose sexistamente, con
las sobrecargas que ello genera en las ya sobrecargadas espaldas de las mujeres.
Como señala Kimmel31 los criterios a los que se aferran los hombres para diferen-
ciarse remiten en última instancia a la búsqueda de espacios homogéneos donde los hom-
bres compiten entre sí.
«La homofobia, la misoginia o el acoso sexual son expresiones de esta separación. Estos
espacios homogéneos vienen a ser el referente cotidiano del mito del contrato fraternal que
fundamenta nuestras instituciones como una relación entre iguales donde las mujeres sólo
pueden participar en segunda instancia, en tanto que la maternidad las hace menos sociales
y más naturales que los hombres».
La obsesión por sobreactuar la masculinidad, por impostarla para que no deje lugar
a dudas, muestra a las claras el carácter estructural de relación de poder que sustenta una
masculinidad tradicional Se trata de una masculinidad hegemónica, descrita por R. W. Con-
nell ya en 198933, que se define en oposición a la feminidad y otras identidades masculinas,
que aparecen subordinadas. Esta masculinidad hegemónica, de carácter prácticamente
31
Kimmel, Michael: «La masculinidad como espacio homosocial», en: Valdés, Teresa y Olavarría, José (eds.) : Mas-
culinidad-es: poder y crisis. Isis Internacional, Flacso, Santiago de Chile. p. 121.
32
Martino, W. & Chiarrolli-Pallota, M.: «Pero, ¿qué es un chico? (Aproximación a la masculinidad en contextos esco-
lares)» Barcelona, Octaedro, 2006 p. 112.
33
Ya en 1976, Brannon y David establecieron los imperativos de la masculinidad: 1) El hombre no puede ser pasivo, ni
vulnerable, ni cuidar a los demás. 2) Ha de ser importante, tener poder, ser superior a los otros, tener éxito. 3) Ha de ser duro,
autosuficiente y esconder las emociones. 4) Debe ser agresivo y enfrentarse a situaciones de riesgo, utilizar la violencia. Al res-
pecto, véase el artículo de Michael Kimmel: La masculinidad y la reticencia al cambio. En www.hombresigualdad.com.
47
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
normativo hasta la actualidad, ha sido el espejo en el que se han tenido que mirar genera-
ciones de hombres que se han definido a sí mismos y a sus sociedades por medio de la ex-
clusión e inferiorización de las mujeres.
34
Fruto de la esencia homosocial de la masculinidad, observamos que a los chicos no les suele importar lo que pien-
sen las chicas, sino lo que piensan los demás chicos. Un ejemplo lo tenemos en la que se detalla la práctica intencional de
los insultos a las madres como prueba de vulnerabilidad y afeminamiento por vínculo: «las madres se mencionan al través
del insulto para poner a prueba los vínculos asociativos de los jóvenes con la feminidad y exponer sus vulnerabilidades.. cuanto
mayor sea la reacción emocional más posibilidades hay de que sea considerado como niño de mamá y, por tanto, como un
varón inapropiado.. de los chicos normales se espera que cultiven o muestren públicamente una relación distanciada y misógina
con respecto a sus madres y otras mujeres, incluyendo las profesoras, sospechosas de que afeminan a los chicos», op. cit. Mar-
tino, W. & Chiarrolli-Pallota, M.
35
Sobre la consideración de la agresividad física masculina desde el criterio de clase social es importante el progresivo
distanciamiento de dicha estrategia conforme se escala en la jerarquía social. Véase A. Tomé y X. Rambla «Contra el sexismo
(Coeducación y democracia en el escuela», Sintesis, Madrid, 2001 p. 46).
36
Así, no es extraño la renuncia al «privilegio» de que la mujer se encargue de la casa, aunque ambos trabajen fuera
del hogar, aparezca caracterizada como propia de «calzonazos», «pringaos», «cocinillas», «maricones» o «marujos». Muchos
de esos calificativos, con importante base homófoba, muestran a las claras la pérdida de consideración pública que, en el
orden social sexista de la tradición, suponía asumir las responsabilidades domésticas.
37
Debe señalarse así que en la tradición patriarcal un esposo tenía derechos sexuales sobre el cuerpo de su esposa.
48
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
38
Seidler, Victor J.: Masculinidades (Culturas globales y vidas íntimas). Barcelona, Montesinos, 2007.
39
Victor Seidler critica su pretendido universalismo, a partir de una modernidad encuadrada en una masculinidad
blanca europea dominante, con ceguera respecto a las diferencias culturales y las vidas afectivas.
40
V. Seidler, ibídem. p. 22.
49
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
hombre es no ser mujer y construirse una posición sobre ellas, aunque sea actuando en
contra de sus derechos.
No ser mujer significa eliminar cualquier rasgo que pueda coincidir con las caracte-
rísticas atribuidas tradicionalmente a las mujeres (debilidad, afectividad, responsabilidad
en el cuidado, expresividad emocional…) y minusvalorar en grupo sus valores. Construirse
sobre ellas, significa minusvalorar permanentemente sus capacidades, perpetuar los este-
reotipos que las presentan como limitadas o malvadas, y reclamar ser atendido, sin reci-
procidad, como el centro de cualquier tipo de relación. Actuar contra ellas supone retener
privilegios, negar los derechos básicos (libertad, dignidad...) utilizando cualquier estrategia
y procedimiento. Son los ingredientes básicos para deslegitimar el valor de la Igualdad y
de la equivalencia entre las identidades masculinas y femeninas.
Como ya hemos señalado, esta violencia estructural contra las mujeres tiene dife-
rentes manifestaciones, por lo que suele hablarse de violencia(s) y distinguirse entre vio-
lencia psicológica, violencias simbólicas, violencia económica, violencia sexual
(violaciones, acoso sexual…), violencia institucional, violencias físicas intergrupales (gue-
rra, feminicidio, violaciones masivas), violencia física interindividual… Todos estos tipos
de violencia(s) contra las mujeres son síntoma y producto de la relación de desigualdad
entre hombres y mujeres.
50
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Los hombres tenemos un acceso directo desde pequeños a la violencia como parte
generadora de nuestra identidad. Solemos incluirla en nuestros juegos, en nuestros
aprendizajes cotidianos, en el contacto con los iguales, en el deporte; incluso la aprehen-
demos como estrategia o acción para resolver conflictos. La ejercemos con los inferiores,
la medimos con los iguales y la sufrimos por parte de los más fuertes. En un momento
de nuestra vida, nos damos cuenta de sus costes y generamos empatía con quien sufre la
violencia. Decidimos su erradicación de nuestra cotidianeidad y la deslegitimamos con
nuestros valores, que optan por la regulación negociada de los conflictos. Algunos hom-
bres no la destierran nunca de su vida y algunos de éstos la ejercen contra las inferiores
y más débiles, no sólo como estrategia de castigo sino como afirmación de su identidad
masculina.
51
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
violencia masculina hacia las mujeres sigue cobrándose un número de víctimas escanda-
losa en cualquier país que se precie democrático, la cara del asesino sigue siendo masculina
y la de la víctima, femenina. Según la III Macroencuesta sobre violencia contra las mujeres,
«alrededor de 400.000 mujeres en el Estado Español sufrieron violencia de género, lo que su-
pone 400.000 hombres que la ejercieron»41
Los hombres siguen utilizando la violencia con una frecuencia muy superior a las
mujeres y ello deriva, lejos de cualquier esencialismo biológico, de una construcción so-
ciocultural que prepara a los varones para ejercer el poder público y privado, utilizando la
violencia como posibilidad efectiva de mantener la desigualdad entre los sexos. Como
apunta Michael Kimmell42, «La violencia no solo proclama la masculinidad, también la res-
taura». La masculinidad, «ser todo un hombre», es ocasión de privilegio sobre los y las
demás, y la construcción de la masculinidad hegemónica requiere una íntima relación con
la violencia, o la promesa de utilización de la misma como muestra de «virilidad». Como
apuntan Bonino y Corsi43, «Las conductas violentas se transforman así, en la garantía de
que su virilidad no será puesta en duda (…) La conducta violenta es la demostración ante los
ojos de los demás de que ellos son «verdaderos» hombres».
«Los hombres son invitados a diario a comportarse con grosería, a practicar la violencia
como forma de solucionar cualquier conflicto, a tratar a las mujeres como objetos, y a ser sus
propietarios, con lo que se refuerza el binomio poder-violencia y se devalúan las prácticas de res-
peto, la cooperación, el amor y el diálogo, esto es, la misma vida».
41
Bonino Méndez, Luis: Hombres y violencia de género. Más allá de los maltratadores y de los factores de riesgo. Madrid,
Ministerio de Igualdad, 2008, p. 19.
42
En Carabí, Angels & Armengol, Josep M. La masculinidad a debate. Barcelona, Icaria, 2008, pp.21.
43
Corsi, Jorge y Bonino, Luis: «La construcción de la masculinidad como conducta de riesgo», en : Corsi, Jorge y
Peyrú, Graciela María (coords.): Violencias sociales. Barcelona, Editorial Ariel, 2003 123 p.
44
Miedziam, Miriam: Chicos son, hombres serán: Como romper los lazos entre masculinidad y violencia. Madrid, Edi-
torial Horas y Horas, 1995.
45
Fisas, Vicent: El sexo de la violencia. Género y cultura de la violencia. Barcelona, Icaria, 1998. p. 15.
52
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
La violencia forma parte de las identidades femeninas, aunque de una forma radi-
calmente diferente a cómo se integra en las identidades masculinas. Por una parte, las
mujeres temen singularmente sufrir la violencia, quizá se pueda escribir «por su menor su-
puestas capacidad física (real o socioculturalmente construida) y la consciencia del poten-
cial agresor de algunos hombres y ciertas ideologías. Como señala Concepción Jaramillo48:
«Al igual que muchas otras experiencias de las mujeres, la de sentirse amenazada, o po-
sible víctima de violencia sólo por el hecho de ser una mujer; la experiencia de vivir en un
cuerpo que otros consideran violable, es una experiencia que aún no ha encontrado palabras
para ser dicha en el mundo común».
Por otra parte, soportan la violencia, pues existe un interesado dispositivo social
que anima a que aguanten la violencia. Es más, uno de los indicadores de la dominación
masculina en las culturas patriarcales es el hecho de que las mujeres a menudo se culpan
a sí mismas de la violencia que sufren. Piensan que, si se hubieran comportado de otro
modo, no habrían provocado la violencia de sus parejas masculinas. De esta forma, no
sólo naturalizan la respuesta violenta de las parejas o exparejas, sino que asumen su le-
gitimidad en determinadas ocasiones, en las que parecen estar casi defendiendo que «mi
marido me pega lo normal». Como apunta Miguel Lorente «El agresor cree que ha actuado
de forma legítima, puesto que le está permitido ante determinadas actitudes de la mujer
para mantener el orden familiar (y social). Y la mujer termina pensando que, efectivamente,
han sido unas circunstancias especiales las que han llevado la precipitación de la agresión49.
Siguiendo a este autor, señalando el Síndrome de Agresión a la Mujer: «Este síndrome
hace referencia a todas aquellas agresiones que sufre la mujer como consecuencia de los
46Véase www.michaelkaufman.com
47
Bonino Méndez, Luis: Hombres y violencia de género. Más allá de los maltratadores y de los factores de riesgo. Madrid,
Ministerio de Igualdad, 2008, p. 18.
48
Jaramillo Guijarro, Concepción: «De la tolerancia a las relaciones de intercambio», en: VV AA: Relaciona: una pro-
puesta ante a la violencia Madrid, Instituto de la Mujer, 2001 68 p. Veáse publicación electrónica en: http://www.inmujer.mi-
gualdad.es/mujer/publicaciones/docs/relacionaviolencia.pdf
49
Lorente Acosta, Miguel: Mi marido me pega lo normal. Planeta. Barcelona, 2001, p. 34.
53
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Una teoría explicativa clave es el denominado «ciclo de la violencia» enunciado por Le-
onore Walker51 en el que se define, y básicamente, el mismo genera una teoría explicativa
sobre las dificultades de las mujeres que sufren maltrato para romper su relación con el agre-
sor, debido a la misma situación traumática que están viviendo. En referencia a ello, el mé-
dico psiquiatra Antonio Escudero Nafs52, señala «En el mismo se describen tres fases: la fase
de acumulación o generación de tensión, la fase de agresión o descarga de la tensión y la fase
de arrepentimiento del maltratador que generará una ficción de reencuentro llamada «luna de
miel» Muchas mujeres perdonan estos actos violentos, los comprenden y dan una nueva
oportunidad a sus compañeros, pues piensan que es una violencia puntual y pasajera, no es-
tratégica, intencional, estructural y persistente. Es por ello, que hay que comprender, que la
situación en la que se encuentran las mujeres insertas en una relación de maltrato, lejos de
ser sencilla, es compleja y en muchas ocasiones paradójica: siendo violentadas pueden sen-
tirse culpables, y los culpables pueden mostrarse como exonerados y víctimas. Aquello de
«lo que yo hice es lo que no tuve más remedio que hacer» o «No tuve más remedio que violen-
tarla». Esa desresponsabilización masculina en esta área, suele estar aparejada a climas so-
cioculturales que abonan un caldo de cultivo sexista que suelen justificar y favorecer las
microviolencias que sufren las mujeres frente a los macroprivilegios masculinos.
Evidentemente, los motivos por los cuales las mujeres soportan el maltrato son com-
plejos, pero algunas de las reflexiones de expertas como Emilce Dio Bleichmar considera-
mos que apuntan en la dirección apropiada:
La perspectiva de género nos permite ver que toda actuación sobre la violencia contra
las mujeres debe atender a la corrección de las relaciones de poder entre los sexos. Por
50
Lorente Acosta, Miguel: ibídem. p. 49.
51
Warker, L. E.: The battered women. New York, Harper and Row, 1979.
52
Escudero Nafs, Antonio: «Causas y razones científicas de la perdurabilidad de la mujer en la violencia de género»
En: San Segundo Manuel, Teresa: Violencia de género: Una visión multidisciplinar. Madrid, Editorial Universitaria Ramón
Areces, 2008. 148 p.
53
Ambrojo, Joan Carles: «Las mujeres soportan el maltrato porque se sienten culpables». Entrevista a Emilce Dio
Bleichmar, Diario El País, Madrid, 11.12.2007. Véase: http://www.elpais.com/articulo/salud/mujeres/soportan/maltrato/sien-
ten/culpables/elpepusal/20071211elpepisal_2/Tes
54
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
una parte, se deberá mejorar el status de las mujeres en la sociedad, denunciando su infe-
riorización, para que también puedan mejorar su status dentro de la pareja y sus posibili-
dades de construir una convivencia en igualdad. Por otra parte, los roles asimétricos y
jerarquizados de la sociedad patriarcal deberán ser corregidos y ampliados por medio de
la superación de la división sexual del trabajo y la construcción de roles inclusivos. Por úl-
timo, las identidades masculinas y femeninas serán identidades sexuadas pero deben poder
construirse sin la coerción de unos estereotipos limitadores e injustos, cuyos beneficios y
costes ya han sido puestos en evidencia para mujeres y hombres.
Desde la implicación por una sociedad más justa, en la que se haya erradicado la vio-
lencia de género, debemos re-pensar la forma en la que se construyen y relacionan las iden-
tidades masculinas y femeninas. Si deseamos que nuestras identidades nos hagan capaces
de con-vivir en igualdad, debemos reivindicar el deseo de y el derecho a conocer las carac-
terísticas de las identidades del sexo construido socialmente como «contrario». De la
misma manera que históricamente se ha demostrado que quienes dominan desconocen a
las personas a las que dominan, los hombres suelen desconocer o malconocer a las mujeres
más que las mujeres a los hombres. Saber de ellas y ellas de ellos supone conocer mejor
sus necesidades y deseos, como base necesaria para el respeto y la convivencia, pues la
violencia de género se basa en el dominio y en el desconocimiento intencional de las mu-
jeres, por lo que es imposible sentir empatía por quien ni se conoce, ni se cuida. A la vez,
los hombres más que saber de las mujeres, simplemente hemos de respetar las decisiones
cotidianas que tomen, porque un axioma machista habitual es querer conocer de las mu-
jeres para intentar controlarlas e inmiscuirse en sus vidas y decisiones personales.
Nos imaginamos un futuro con más hombres que sean capaces de interrogarse y
comprometerse con la convivencia en Igualdad, como ya han hecho algunos, y con más
mujeres que sigan profundizando en la construcción de su autoconfianza y autoestima,
como han hecho muchas de sus coetáneas ya autónomas y empoderadas. Los cambios en
las identidades femeninas han generado miedos colectivos e individuales a que los cambios
en las mujeres (y la presión para que cambien los hombres) signifiquen la pérdida de la fe-
minidad y de la masculinidad. Sin embargo, debemos afirmar con J. A. Fernández y A.
Chavarria que «Los cambios socioculturales no ponen en peligro la identidad masculina,
sino la dominación masculina»54.
54
Fernández, J. A. & Chavarría, A.: Calçasses, gallinas i maricons. Barcelona, Angle Editorial, 2003, p.10
55
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Sólo corren peligro las identidades si son entendidas intencionalmente como esencias
naturales y políticamente desiguales. Es más, asumir «esencialismos femeninos» lleva ne-
cesariamente a «esencialismos masculinos» que no hacen justicia, ni son operativos, para
abordar temáticas con el concepto de igualdad entre los sexos como marco imperativo de
cualquier democracia que se precie. Por contra, defendemos que la diversidad de identi-
dades ayuda a superar las desigualdades de estatus entre los géneros, garantiza una mayor
cota de libertad y responsabilidad vital, capacita para la convivencia en igualdad y enri-
quece la experiencia de construirse como sujeto. Dos parecen ser los motores de dicho
cambio: el afán de justicia, que desea eliminar desigualdades, privilegios y poder asimé-
trico, y el derecho al pleno desarrollo emocional de mujeres y hombres. Esta apuesta rompe
perfiles dicotómicos anteriores, que actuaban como barreras en la evolución social, y es-
tablece identidades inclusivas. Así, si las mujeres eran educadas en una ética del cuidado y
los hombres en una ética de los derechos, ahora reclamamos que las identidades respectivas
incorporen tanto la asunción de derechos como del deber del cuidado. Si Bjerrum Nielsen
y Rudberg55 establecían el par entre autonomía (masculina) versus deseo de intimidad (fe-
menino), hoy reclamamos para todas las identidades una plena autonomía, como negación
de la dependencia, y un deseo de acceder a la comunicación íntima. El horizonte es cons-
truir identidades desde las que se pueda compartir la autoridad y el cuidado.
Seidler señala así que el deseo de conocer sus propias necesidades emocionales debe
ser el eje del cambio, no sólo la superación de los desequilibrios de poder.
«Debemos repensar la igualdad de género desde las diferencias emocionales que hombres
y mujeres… Si a los hombres se les enseña a ser independientes y autosuficientes, el amor deviene
problemático y las emociones son una muestra de debilidad. … Aprendiendo a pasar por alto
sus necesidades emocionales, los hombres a menudo consideran difícil identificar sus sentimien-
tos y saber qué quieren o qué necesitan en una relación íntima. Pueden aprender a vivir como si
no necesitasen una relación amorosa, lo que puede dejar a la mujer con la sensación de que no
puede expresar sus propias necesidades si su compañero parece necesitar tan poca cosa… en las
relaciones heterosexuales, las mujeres pueden tener la sensación de que sus necesidades emo-
cionales son en gran parte no reconocidas, lo que puede llevarlas a considerar a sus compañeros
como «casos perdidos» debido a la distancia emocional que las separa de ellos».56
Por una parte, la capacidad de las mujeres para vivir solas; por otra, la reclamación
de una identidad masculina que les permita ser más vulnerables y afectuosos, pueden estar
en la base de la construcción de nuevas identidades igualitarias y equivalentes, desde sus
diferencias. Para dicho autor,
«mujeres y hombres son silenciados si sienten que su experiencia tiene que conformarse
a las nociones de igualdad de género y si no pueden expresar sus frustraciones y ansiedades. …
la gente necesita hacerse una idea de sus necesidades y deseos individuales, además de sus res-
ponsabilidades compartidas, Ello implica un respeto a las diferencias individuales así como un
reconocimiento de las relaciones estructurales de poder».
Ser hombres y mujeres por la igualdad es una condición de base que puede meta-
morfosearse y adaptarse a mil diferencias individuales, grupales y culturales. Crecer, vivir
55
Nielsen, H. B. y Rudberg, M. «Psychological Gender and Modernity. Scandinavian University Press», Oslo, 1994,
citado en: Tomé, A.: y Rambla, X.: «Contra el sexismo (Coeducación y democracia en el escuela)». Madrid, Editorial Síntesis,
2001.
56
Seidler, Víctor: Masculinidades. Culturas globales y vidas íntimas. Barcelona, Editorial Montesinos, 2006.
56
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Por todo ello, son necesarias acciones positivas en el marco de la educación para pre-
venir la violencia de género. Invertir en igualdad supone ganar en seguridad y en justicia.
Se trata de una tarea ética ineludible si deseamos construir un mundo en el que las dife-
rencias sexuales no constituyan el burdo argumento con el que se justifican las desigual-
dades personales y sociales. El espacio educativo debe comprometerse y ser capaz de
generar nuevos valores para cambiar los comportamientos violentos hacia las mujeres,
que quieren perpetuarlas en su situación de desigualdad. Creemos en una educación en
igualdad y para la igualdad, que apueste por un futuro en el que se garanticen los derechos
humanos para mujeres y hombres, y se corrijan las desigualdades en el acceso a la propia
autoestima, la libertad, la autonomía económica, los tiempos y los espacios.
Desde esa perspectiva, debemos educar para que el alumnado perciba la violencia
de género como un problema social, no de las mujeres; como una estrategia inmoral para
frenar un proyecto social hacia la igualdad. Debemos favorecer que el alumnado repiense
la masculinidad y la feminidad, así como las relaciones entre ellas, dando pasos a múltiples
y diversas identidades sexuadas pero nunca construidas contra el otro sexo. En definitiva,
debemos favorecer que las nuevas generaciones entiendan que lo esencialmente humano
no es la asunción gregaria de la tradición (y sus injusticias) sino la capacidad para imaginar
y construir un futuro mejor para todas y todos. Con menos desigualdad y más libertad
como bases para construirnos en equidad.
Por otra parte, los centros educativos son escenarios en los que se construyen las
identidades masculinas y femeninas, espacios en los que optan entre diversas masculini-
dades y feminidades posibles. Estamos en tiempos de proponer al alumnado la construc-
ción de identidades justas, siempre en plural pero siempre con el deber ético cumplido de
la ausencia de privilegios. Hombres autónomos y respetuosos que pueden compartir su
vida con mujeres libres. Que entienden que su tiempo comprometido lo está con el trabajo
remunerado y de cuidados, y con la unidad familiar —si optan por este modelo de trayec-
toria vital—; que su tiempo compartido lo construye desde la igualdad, y que su tiempo per-
sonal le permite identificar sus formas de ver el mundo, de mejorarlo y de disfrutarlo.
57
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Como señala V. Seidler: «La gente necesita hacerse una idea de sus necesidades y de-
seos individuales, además de sus responsabilidades compartidas, si tiene que aprender a
trabajar eficazmente en el marco de unas relaciones de género más equitativas»57 En el
medio educativo, en plena indagación sobre quién es cada cual, en nuestras aulas bullen
personas que construyen sus identidades y se desarrollan de muchas formas diferentes,
plurales y enriquecedoras. La coeducación es un acicate básico para la construcción en
libertad del propio proyecto vital. Del mismo modo que afirmamos que no hay una única
masculinidad, debemos reclamar que no hay una única forma de masculinidad igualita-
ria. Definirse como hombre igualitario es una apuesta radical, pero sólo es un aspecto
vital, a veces de puertas afuera. No podemos caer en la construcción de nuevos estereo-
tipos y moldes cerrados que exijan muchas más características vitales o ideológicas no
intrínsecamente ligadas con la Igualdad. Es injusto conceptualmente e imposible de apli-
car a las aulas.
Esta propuesta puede llevar a consolidar las resistencias en las sociedades occiden-
tales a la plena igualdad entre mujeres y hombres, señalando que en otros lugares se está
mucho peor en esta área. Y aunque sea cierto en demasiadas ocasiones, tenemos que re-
flexivamente mirar hacia las sociedades occidentales, mirando en qué forma la propia ma-
nera de acogida hacia culturas diversas está imbuida de un «proteccionismo» que conlleva
la sumisión o erradicación de la diversidad cultural. Hemos de encontrar un punto de en-
cuentro, intercambio e interconexión frente al etnocentrismo y frente al relativismo nor-
mativo. Este marco solamente puede estar en y desde el respeto a los derechos de la
humanidad y en la práctica de un contrato democrático pleno. Como señala Juan Goyti-
solo: «La cultura de la democracia es inseparable del diálogo intercultural (…). Un dialogo
57
Seidler, Víctor: ibídem p. 69.
58
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
«El diálogo entre culturas significa aprender a enfrentarse con las diferencias, no a negarlas
(…) Un mejor entendimiento y una mejor apreciación de los vínculos comunes de las personas
hará que todos nos beneficiemos de nuestras diversidades».59
Diversidades como valor central que tienen el mínimo o máximo común denomi-
nador en la igualdad entre los sexos. Sin ese factor, y en ese factor, la diversidad es papel
mojado.
Por otra parte, la diáspora de la emigración hace convivir en nuestros espacios com-
plejos entramados sociales con identidades masculinas y femeninas muy diferentes. En
muchas ocasiones, es posible identificar una generación de emigrantes con deseo de asi-
milarse a la cultura dominante, especialmente cuando ésta hace posibles mayores cotas
de libertad. Así, algunas chicas emigrantes procedentes de culturas que pueden discrimi-
narlas y subordinarlas, quieren mayores cotas de libertad y la igualdad de derechos y opor-
tunidades con sus hermanos («ayudar menos», «poder hacer las mismas cosas»). La
resistencia del orden patriarcal a la autonomía femenina puede encontrar alianzas entre
los varones de diversas culturas, aunque entre ellos mismos les separen artificialmente las
categorías culturales. El patriarcado funciona como un «pacto entre caballeros» de carácter
cuasiuniversal, con lo cual en los varones hay que hacer un esfuerzo enorme por despac-
tarlos, no favoreciendo las alianzas entre los varones de diversas culturas para controlar a
las mujeres, y favoreciendo la alianza, la «sororidad» entre mujeres, para hacer frente a
los controles masculinos patriarcales, provengan del magma cultural que provengan60.
58
Goytisolo, Juan: Prólogo. En: Jahangleboo, Ramin: Elogio de la diversidad. Barcelona, Editorial Arcadia, 2007. p. 13.
59
Jahanbegloo, Ramin: Elogio de la diversidad. Barcelona, Arcadia, 2007, p. 36.
60
Un libro muy interesante para entender la situación de las chicas jóvenes en la cultura de los barrios y guettos
franceses, es Amara, Adela: Ni putas ni sumisas. Madrid, Editorial Cátedra, 2003.
59
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
conflicto con la apuesta por un proyecto de igualdad en la sociedad de acogida. Este as-
pecto es esencial para acoger convenientemente la riqueza intercultural en un plano de re-
ciprocidad. Intentar desde un punto de vista etnocéntrico asimilar para minusvalorar la
diversidad cultural en los varones y mujeres emigrantes puede llevar a un efecto contrario
que conlleve una defensa a ultranza de identidades que pueden estar sostenidas en la des-
igualdad entre los sexos. Cuando las identidades emigrantes se sienten amenazadas fuer-
temente por las culturas dominantes, un mecanismo de defensa lógico y efectivo es
consolidar sin flexibilizar las identidades aprendidas anteriormente como método de pro-
tección. El conflicto parece establecerse entre el respeto a las culturas diferentes y el res-
peto a los Derechos Humanos, específicamente de las mujeres en este caso. Es un conflicto
abierto, una oportunidad para el aprendizaje y el cambio, y un desafío a las sociedades
«abiertas» del presente.
No todas las identidades posibles son válidas, pues han de estar comprometidas con-
tra las desigualdades, a la vez que potencian el crecimiento personal y la complicidad so-
lidaria. Intentamos plasmarlo en un decálogo de identidades equivalentes, que plasma una
serie de rasgos exigentes pero multiplicadores, que pueden urdir una trama con las habi-
lidades propias de aquella orfebrería vital femenina (Lagarde dixit) que hizo vivible la vida
a generaciones y generaciones. Algunas de estas características son una clara herencia del
desvalorizado universo de valores femeninos, hoy puestos como horizonte (con menos es-
tigmas que en el pasado) para todas las personas deseosas de transformar el sobre-vivir en
un bien-vivir.
1. Los Derechos de la Humanidad son el valor central que opera como sustentador
del principio de equivalencia entre las identidades. Unos Derechos de la Humanidad
que se interconectan con el necesario principio de diversidad de las identidades en
el área cultural, orientación sexual, etnias y razas. Asumimos que, aunque existen
masculinidades y feminidades hegemónicas socialmente más valoradas, existe una
amplia diversidad entre las propias identidades masculinas y las identidades feme-
ninas. No hemos de confundir las diferencias con las desigualdades.
2. Identidades celosas de que el ejercicio y la reclamación de Igualdad impregne
todos los aspectos de la vida, implicadas en lograr una convivencia equitativa
entre los sexos. Las identidades equivalentes solamente pueden existir si se co-
rrigen las desigualdades existentes de partida, mediante principios que los pode-
res públicos y la ciudadanía han de aplicar. No podemos pretender equivalencia
entre identidades que, por definición, tienen una valoración desigual, en los di-
versos planos.
3. Identidades que han logrado su autonomía vital, con plena capacidad para cuidar
de sí. Esto es, las identidades equivalentes solamente pueden entenderse desde
la autonomía personal anclada en un proyecto vital que se abre hacia el futuro
desde el presente. La autonomía es necesaria porque es la forma única de inclu-
sión de las personas en un horizonte con sentido.
4. Identidades con un claro perfil ético, que quiere erradicar la injusticia en las re-
laciones entre hombres y mujeres. La ética de la justicia es esencial a la hora de
60
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
61
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
CAPÍTULO 3
PROBLEMATIZANDO LA ESCUELA PARA ENCONTRAR
SOLUCIONES JUSTAS
Con frecuencia, se entiende a la escuela como una garantía de reforma y cambio so-
cial a través de la labor educadora docente. Pero a la vez, esta visión dominante de lo que
significa la educación, deja de lado la evidente posibilidad y, es más, la habitual realidad
de que la escuela, lejos de reformar las desigualdades existentes, puede consolidar las pro-
blemáticas vigentes. Este punto de vista es imperativo para abordar la construcción de la
desigualdad entre los sexos. El sexismo, lejos de construirse puntualmente, es una condi-
ción estructural que asegura la desigualdad. Por ello, la escuela puede actuar tanto como
un espacio de interacción entre las personas, donde críticamente se visibilicen las injusti-
cias, como un espacio de interacción entre las personas donde acríticamente las desigual-
dades se mantengan.
61
Véase Ley Orgánica Integral de medidas contra la Violencia de Género, Título 1, Capítulo 1, Artículos 4 a 9.
http://www.inmujer.migualdad.es/mujer/violencia/docs/A42166-42197.pdf
63
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
ñada en el esfuerzo por una faceta educadora desde las diversas familias, por la labor co-
educativa de los medios de comunicación, por la educación no formal, por la formación
en centros de trabajo libres de sexismo, por la actuación cotidiana con nuestro entorno
social, etc. Pero a la vez, esto no nos puede llevar a enarbolar la excusa de que el Sistema
Educativo es solamente una parte más del laboratorio de igualdad. Desde nuestro punto
de vista, es un aspecto central, con responsabilidad propia, y con un amplio número de
recursos tanto cuantitativos como cualitativos para la acción. El Sistema Educativo no
puede no asumir su enorme responsabilidad en moldear y facilitar la reflexión en todas
las etapas educativas sobre la equivalencia entre los sexos. Educar no es igual que Sistema
Educativo y escuela, pero educar para la igualdad es una responsabilidad suprema, central,
obligatoria, y no accesoria del Sistema Educativo. La mejor medicina preventiva contra la
violencia de género es una escuela que eduque en y para la igualdad.
Una escuela que se mire reflexivamente, críticamente, y que priorice en sus agendas
una revisión actualizada tanto de las fuentes curriculares, de las competencias transmiti-
das, como de los procedimientos empleados. Una escuela anclada en el presente, proactiva,
y comprometida en la erradicación de todo tipo de discriminación, y que promueva la con-
vivencia enriquecedora de la diversidad de intereses, etnias, orientaciones sexuales, razas
y nacionalidades, y en definitiva, de todas las personas del medio educativo.
No toda educación es respetuosa con los derechos de la humanidad, pero toda edu-
cación que sea respetuosa con el cumplimiento de los derechos de la humanidad, establece
las bases para una escuela coeducativa. Como señala Rosa Cobo «Es necesario que la es-
cuela se apropie activamente de la idea de la igualdad de género y asuma que la igualdad ci-
viliza las relaciones humanas. (…) Y una sociedad con igualdad entre hombres y mujeres
amplía la ciudadanía y la democracia»63.
62
Freire, Paulo; Pedagogía del oprimido. Barcelona, Editorial Siglo XXI, 2003, p. 7.
63
Cobo, Rosa: «Repensando la democracia. Mujeres y ciudadanía». En: Rosa Cobo (ed.) Educar para la ciudadanía.
Perspectivas feministas. Madrid, Editorial Los Libros de la Catarata, 2008, p. 49
64
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Para conseguir la plena igualdad entre los sexos, no hemos de confundir la escuela
mixta con la escuela coeducadora, pero hemos de saber que la coeducación no puede con-
seguirse si no es en la escuela mixta. La escuela mixta es la condición de posibilidad misma
de la escuela coeducadora. Además, hemos necesariamente de interconectar la consecu-
ción de la igualdad entre los sexos, con la consecución de los derechos de las construidas
como «minorías», con la diversidad de orientaciones sexuales, y con el central respeto ya
señalado por el concepto de diversidad en igualdad, e igualdad desde la diversidad. Una
diversidad que solamente es posible en la escuela mixta tantas veces negada.
64
Véase el informe completo en: http://www.porserninas.org/pdfs/por_ser_ninas_2009.pdf
65
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
que las niñas se quedaron sin escolarizar»65. Es en el siglo XVIII, bajo el ideal de educación
ilustrado, cuando con más ahínco se establece el debate sobre la generalización de la edu-
cación para los niños y niñas. No obstante, el ideal ilustrado de la educación de relevantes
autores como Rousseau en el Emilio, descubre una pedagogía de la subordinación feme-
nina al varón. Como apunta Marina Subirats
Es a finales del XIX cuando surgen las reivindicaciones de una escuela mixta, con en-
sayos como la Institución Libre de Enseñanza desde 1876 a 1913. En su programa de 1910,
detalla determinados principios referidos al término coeducación: «La institución estima que
la coeducación es un principio esencial del régimen escolar, y que no hay fundamento para pro-
hibir en la escuela la comunidad en que uno y otro sexo viven en la familia y en la sociedad».
Por otra parte, la escuela moderna de Ferrer i Guardia practicó la escuela mixta sobre 34 es-
colares bajo los principios coeducativos, en Barcelona desde 1901 a 1906. La II República de
1931 a 1936, suspendida por el golpe de estado franquista, aunque no consiguió generalizar
la educación mixta de facto, sí tiene como referente haber nombrado por primera vez el tér-
mino coeducación en la legislación en el año 1931, y como tendencia general de educación
común.
Desde que el ministro franquista Pedro Sainz Rodríguez deroga el sistema mixto de
la II República, mediante la Ley de 1938, la enseñanza mixta y, por supuesto de la coedu-
cación, está prohibida por «ser contraria a los principios religiosos del glorioso alzamiento
65
López-Cordón Cortezo, María Victoria: «La situación de la mujer a finales del antiguo régimen (1760-1860)», 1982.
Op cit en: VV AA: Sociedad, cultura y educación: Homenaje a la memoria de Carlos Lerena Alesón. Madrid, Universidad Com-
plutense de Madrid, 1991. 216 pp., en nota a pie de página número 10.
66
Subirats Martori, Marina: «Conquistar la igualdad: La coeducación hoy» Revista Iberoamericana de Educación, nº
6 septiembre-diciembre, 1994. Monográfico: Género y educación.
67
Véase Sau, Victoria: Diccionario Ideológico-Feminista. Barcelona, Icaria, 2000. 165 pp.
66
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
nacional (…) conduce a desórdenes sexuales y produce frutos patológicos de orden moral, fí-
sico, y psicológico»68. La segregación de mujeres y hombres, fue la trampa sintáctica que
ocultó el hecho de que la escuela, y la enseñanza en la escuela, fue un privilegio al alcance
de algunos varones, y de escasísimas mujeres.
«El verdadero deber de las mujeres para la Patria es formar familias (…) Junto a la edu-
cación deportiva y universitaria, irá esa cosa que les prepare para ser el verdadero complemento
del hombre. Lo que no haremos nunca es ponerlas en competencia con ellos, porque jamás lle-
garán a igualarlos y en cambio pierden toda la elegancia y toda la gracia indispensable para la
competencia».69
Así, las mujeres vieron retroceder sus derechos de todo tipo y, por supuesto, los edu-
cativos de manera despiadada. Volvieron a sufrir la segregación y exclusión escolar y cu-
rricular, como excusa evidente de su exclusión del mundo público y de los saberes. Para
los chicos, debido a los ideales masculinos supremacistas y patriarcales del régimen fran-
quista, estaba reservada una educación enfocada a ser el cabeza de familia y ganapán de
la familia reproductora heterosexista.
68
Guerra Santos, Miguel Ángel: Coeducar en la Escuela. Madrid, Editorial Zero, 1984. 88 pp.
69
Pérez-Samaniego & Santamaría-García, Carmen: Educación, curriculum y masculinidad en España. Madrid, Uni-
versidad de Alcalá: p. 3. Véase en: http://www.grimus.or.at/helden/outcome/Spanien_12_07.pdf
70
Op. cit. p. 78.
67
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
La Ley Orgánica 5/1980, de la Jefatura del Estado, del 19 de Junio por la que se regula
los Centros Escolares (LOECE) de 1980 en su artículo número 2 señala la importancia de
una formación integral del alumnado y, en sus distintos apartados, requiere que los prin-
cipios de todo el sistema educativo sea acorde al marco constitucional. No obstante, nos
llama en especial la atención que en el artículo 35 del Título IV del articulado: Del alum-
nado. Derechos y deberes, cuando habla de la posibilidad de admisión a centros educativos,
obvia la variante de sexo, y señala «En ningún caso habrá discriminación en este derecho
por razones de lengua, razas, creencia y situación económico-social». Cabe destacar en la re-
dacción de esta ley que el lenguaje está utilizado exclusivamente desde una perspectiva
androcéntrica71.
La LOE (Ley Orgánica de Educación) de 2006 supone un salto cualitativo, desde nuestro
punto de vista, en materia de equidad entre los sexos. En el mismo Preámbulo se señala
71
Para consultar el texto completo de la LOECE véase http://www.boe.es/boe/dias/1980/06/27/pdfs/A14633-14636.pdf
72
Véase el texto completo de la LODE en : http://www.boe.es/boe/dias/1985/07/04/pdfs/A21015-21022.pdf
73
Véase el texto completo de la LOGSE en http://www.boe.es/boe/dias/1990/10/04/pdfs/A28927-28942.pdf
68
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Excede los planteamientos de esta obra entrar en este debate, pero entendemos que
si hombres y mujeres convivimos juntos en la sociedad, no hay razón alguna para segre-
garlos estructuralmente en el medio educativo. Amén de que los principios psicopedagó-
gicos de mejor rendimiento que se esgrimen, están en solfa por destacados y destacadas
especialistas de la comunidad educativa. Entendemos, que no apostar por la coeducación,
y ésta necesariamente es una educación mixta, equivale a no apostar por la aspiración de-
mocrática más básica de una ciudadanía activa, responsable y proigualitaria.
74
Galeano, Eduardo: El libro de los abrazos. Barcelona, Editorial Siglo XXI, 2006.
69
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
un margen de acción acotado, pero suficiente, para implementar mediante sus destrezas pro-
fesionales y personales, el programa educativo que la institución educativa requiere. Esta aco-
tación de contenidos, calificado como currículum reglado, es de obligado cumplimiento por
parte del profesorado, en cuanto personal técnico educativo que transmite los conocimientos
que la institución que les contrata señala que han de ser transmitidos. Como apunta Elizabeth
E. Eddy «Los maestros son técnicos educativos que llevan a cabo la presentación de un currí-
culum que ha sido definido por otros como educativamente válido»75.
Pero cabe señalar que, más que técnicos y técnicas educativas, son personas con un
propio marco de creencias, expectativas y valores, las que se ponen en juego cada vez que
trabajan como técnicos/as. De hecho, apostamos por entender que, si bien en la escuela el
currículum reglado es evidente, hay que hacer un especial hincapié en que el profesorado
trabaje con el mismo, con una visión crítica; y a la vez que lanzando luz sobre el currículum
oculto, dicha visibilización permita modificar las estructuras sexistas vigentes en las cuales
las escuelas están insertas mediante el currículum explícito.
75
Eddy M. Elizabeth: «Iniciación a la burocracia». En Díaz de Rada, Ángel & García Castaño, Francisco Javier &
Velasco Maillo, Honorio M. (eds.): Lecturas de Antropología para educadores. Madrid, Editorial Trotta, 2006, 168 pp.
70
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
obediencia, docilidad, miedo, timidez, falta de iniciativa, tendencia a soñar, duda, inestabilidad
emocional ( representada como histerismo), falta de control, dependencia, aptitud para las letras
y debilidad»76.
Una de las facetas más evidentes en el área del currículum explícito es el análisis de
los libros de texto, en el que diversos estudios realizados señalan que el androcentrismo
patriarcal sigue siendo habitual. De hecho, los libros de texto no solamente informan de
lo considerado como real, sino que proponen ese modelo real del presente para el futuro.
Un análisis detallado de los mismos, nos muestran como la subrepresentación femenina
en algunas áreas está aparejada a la sobrerrepresentación masculina. Además, las expec-
tativas sobre estado civil, condición familiar y trayectoria profesional, suelen estar sesgados
por razón de género.
«... a lo largo de casi 5.000 páginas aparecen identificadas 255 mujeres frente a 2.468 hombres
(…) La mayoría de las tareas que desempeñan las mujeres en los manuales escolares de la
LOGSE sigue situándose en el ámbito doméstico: amas de casa y madres (un 34% frente a un
4% de los varones)».78
76
Sánchez Bello, Ana & Iglesias Galdo, Ana: «Currículum oculto en el aula. Estereotipos en acción» ,en Cobo, Rosa
(ed.): Educar para la ciudadanía. Perspectivas feministas. Madrid, Editorial Los Libros de la Catarata, 2008, 132 pp.
77
Eddy, Elisabeth M. «Iniciación a la burocracia», en: En Díaz de Rada, Ángel & García Castaño, Francisco Javier
& Velasco Maillo, Honorio M. (eds.): Lecturas de Antropología para educadores. Madrid, Editorial Trotta, 2006. 168 pp.
78
En Lomas, Carlos: ¿El otoño del patriarcado? Barcelona, Península, 2006. 192 pp.
71
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
79
Subirats Martori, Marina: «La educación de las mujeres: de la marginalidad a la coeducación» En Carmen Rodrí-
guez (comp.): Género y currículo. Aportaciones del género al estudio y práctica del currículo. Madrid: Akal: 234, 2006. Op cit.
en Sánchez Bello, Ana e Iglesias Galdo, Ana: «Currículum oculto en el aula: Estereotipos en acción», en Cobo, Rosa (ed.):
Educar en la ciudadanía. Perspectivas feministas. Madrid, Editorial Los libros de la Catarata, 2008.
72
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
entre mujeres y hombres es una prioridad tanto de entrada como de salida. Como apunta
Carlos Lomas: «En educación es hora ya de trabajar no sólo a favor de las niñas sino tam-
bién, y a la vez, a favor de los niños, es decir, a favor de otras maneras de entender la identidad
masculina que excluyan el menosprecio y el maltrato de mujeres y favorezcan la equidad
entre los sexos».80
«Es importante recordar que algunas publicaciones académicas recientes tienden a des-
contextualizar a los chicos y a los hombres de sus relaciones de poder asimétricas con las chicas
y con las mujeres en la sociedad y en la educación (…) La idea de que la igualdad educativa en-
traña que a los chicos se les quite algo crucial: su supremacía como estudiantes, así como el de-
recho de recibir los cuidados y apoyos de las mujeres y de las chicas. Todo ello contrasta con la
anterior defensa de los intereses educativos de los chicos mediante aquel otro supuesto de que a
ellas les faltaba algo en vez de que ellos disfrutasen de una ventaja»81.
Estas cuestiones nos tienen que llevar a pensar, como apunta Carlos Lomas, que la
coeducación por definición, lejos de excluir o privilegiar a uno de los dos sexos, lejos de
los juegos de suma a cero, está a favor de los chicos, y a favor de las chicas, superando la
esfera de los juegos competitivos, y mostrando la igualdad como punto de partida pero
también como punto de llegada, visibilizando las desigualdades y abordándolas.
El hecho de que en ocasiones los espacios comunes de los centros sean monopoliza-
dos por chicos mediante actividades de carácter deportivo, etc. ha de llevarnos a una pro-
funda reflexión intraescolar de que esta apropiación es la apropiación por parte de
determinados modelos de varones a otros varones y las mujeres. Si permitimos con un si-
lencio cómplice el apropiamiento por determinadas identidades masculinas hegemónicas
del espacio común, se están poniendo sobre la escena el mensaje de la permisividad de
estas situaciones, cuando en modo alguno puede aceptarse la privatización exclusiva de lo
80
Lomas, Carlos: ibídem Barcelona, Península, 2008. pp. 195.
81
Foster, Victoria & Kimmell, Michael & y Skelton, Christine: ¿ Qué les pasa a los chicos? En Lomas, Carlos: Los chicos
también lloran. Identidades masculinas, igualdad entre los sexos, y coeducación. Barcelona, Paidós, 2004. pp. 208-209.
73
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Construimos nuestros mensajes con una herramienta, el lenguaje, que hemos here-
dado con sus posibilidades y sus limitaciones. Una de ellas es la supuesta dificultad del es-
pañol para la correcta e inequívoca representación de hombres y mujeres en sus mensajes.
Si es evidente que lo que se nombra existe, aún existe un importante debate sobre si sólo
82
Seminario de Educación para la Paz Asociación Pro-Derechos Humanos: Sistema Sexo-Género. Madrid, Editorial
Los Libros de la Catarata, 1996.
74
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Las palabras han de servir para comunicar, no para levantar barreras. Debemos nom-
brar el mundo tal y como puede ser, en masculino y en femenino, con un protagonismo
compartido por hombres y mujeres. Hablar de los profesores supondría discriminar a las
profesoras; citar a los alumnos, conductores, músicos… tendría el mismo efecto. Por tanto,
en la práctica educativa debemos evitar el uso del masculino como genérico, tanto en sin-
gular como en plural, para designar también a las mujeres, pues crea equívocos y es per-
cibido socialmente como una forma de invisibilizarlas. Para lograr el efecto contrario, es
adecuado el uso de verdaderos genéricos pues el castellano tiene palabras (masculinas y
femeninas) que realmente sí incluyen tanto a hombres como mujeres, sin ocultar ni excluir.
Personal, docentes, plantilla, orquesta, equipo… logran una representación simbólica ade-
cuada, que no invisibiliza ni a unas ni a otros.
Por tanto, sí existen soluciones para un uso no sexista del lenguaje, utilizarlas es una
apuesta de compromiso ideológico. Desde la Educación, aparece la oportunidad de hacerlo
correctamente y algo se ha avanzado al respecto, no sin polémicas e ironías en los claus-
tros. Un uso no sexista del lenguaje no supone textos excesivamente redundantes, ni fa-
rragosos, ni repetitivos en el recurso utilizado. El castellano tiene muchas más
posibilidades que limitaciones para una correcta, ágil e inequívoca representación de hom-
bres y mujeres en sus mensajes.
En las páginas anteriores hemos hecho una breve revisión de aspectos centrales como
la importancia de educar constructivamente desde el currículum reglado, la visibilización
del currículum oculto vigente en los modos de interacción en el aula, el lenguaje no sexista,
la división sexual del trabajo en el propio centro, así como la implementación de medidas
correctivas personales y estructurales de Igualdad en esta tarea. En las siguientes páginas,
desarrollamos una propuesta de presente y futuro que, quedándonos con aquellos ingre-
dientes que nos permitan generar un auténtico laboratorio de ciudadanía, desde la diver-
sidad, e impugnando los estereotipos sexuales vigentes, fomenten una auténtica escuela
que coeduque para la paz.
75
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
munes, cooperativas, con el apoyo disponible y continuado tanto del profesorado mascu-
lino como femenino. Por coeducación entendemos, siguiendo la definición de Ana Sánchez
Bello y Ana Iglesias Galdo
«El término coeducación se refiere finalmente al acto educativo intencional que pretende
o tiene por objetivo erradicar la educación sexista que hasta el momento se viene llevando a cabo
en los centros educativos, al mismo tiempo que pretende la eliminación de desigualdades de gé-
nero y la eliminación de jerarquías de género que se establecen en la relación a la diferente valo-
ración de lo masculino/femenino».83
La escuela que coeduca para la paz, tiene en cuenta, en palabras de José Antonio Ma-
rina, la llamada «pedagogía del contexto». Con este término se refiere a «la necesidad de
que la escuela se ocupe, también de las familias, como contexto clave del alumnado, y como
base para poder realizar una auténtica revolución en los centros»84. El contexo sociocultural
en la escuela ha de ser permeable, y permeabilizado por las influencias socioculturales va-
riadas, relaciones y realidades familiares diversas, y características variadas del entorno.
Cuando hablamos de una escuela que plenamente coeduque para la paz estamos gene-
rando personas aliadas en la labor educativa, que aunque no son miembros activos de la
institución escolar, son factores de acompañamiento vital del alumnado importantes para
su formación integral. Lejos del fundamentalismo familiar de algunas propuestas conser-
vadoras, consideramos que tanto las familias diversas, como los agentes educativos del en-
torno social, son factores coeducativos si no de indudable valía, generalmente de presencia
activa en labor educadora del alumnado. Con lo cual, obviarlo equivale a imposibilitar si-
nergias positivas de colaboración. Fomentar una red de familias coeducadoras, es una uto-
pía posible en la cual la escuela que coeduca para la paz ha de tomar la iniciativa para
conseguir una red de familias diversas, igualitarias y coeducadoras.
83
Sánchez Bello, Ana & Iglesias Galdo, Ana: «Currículum oculto en el aula: Estereotipos en acción». En Cobo, Rosa
(ed.): Educar en la ciudadanía. Perspectivas feministas. Madrid, Los libros de la Catarata, 2008. pp. 144
84
Seminario Galego de Educación para la Paz: Educación Emocional y violencia contra la mujer. Estrategias para el
aula. Madrid, Editorial Los Libros de la Catarata, 2008. 48 pp.
76
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
rechos y necesidades que yo. Estas relaciones han de ser de armonía, y si no de armonía, sí,
al menos de respeto»85.
Cuando nos referimos a la escuela como un espacio coeducador para la paz, referi-
mos el concepto de espacio, más que a un lugar físico, a un lugar donde se establecen
pautas de interacción entre personas llenas de aprendizaje significativo. El aprendizaje
significativo es aquel que surge cuando las personas interconectan los nuevos aprendizajes
con los anteriores, incorporándose establemente en la estructura cognitiva y emocional
de las personas. Asimismo, con el concepto de coeducación para la paz, no nos referimos
a la mera ausencia de conflictos entre chicos y chicas, sino al abordaje de los mismos
desde una óptica transformadora, considerándolos positivos, fruto de la diversidad, y en-
tendiéndolos como oportunidades educativas para la práctica de la equidad. A la vez, con-
sideramos que una cultura de paz y de prevención de violencia masculina hacia las
mujeres requiere como eje central el establecimiento de pautas de relación equitativa
entre los sexos.
La escuela que coeduca para la paz no entiende el concepto de paz como mera au-
sencia de conflictos, pues el conflicto es una oportunidad para el cambio y para la justicia.
Ello implica que los conflictos existentes por razón de género, lejos de acallarse o invisibi-
lizarse, han de ser puestos en valor en el debate, en el intercambio de opiniones, en la ge-
neración de propuestas, y en el claro mensaje de la inaceptabilidad de la violencia sexista.
Lo realmente negativo es la paz aparente que supone en muchas ocasiones silencio ante la
injusticia. Como ejemplo, uno de los casos que pueden frecuentarse desde el silencio es el
acoso sexual de algunos varones como medio de control sobre el cuerpo de las mujeres, lo
que puede detectarse en ocasiones poniendo atención simplemente en las relaciones esta-
blecidas y espacios frecuentados por varones y mujeres jóvenes en espacios de interacción.
A la vez, es importante que la escuela impugne el mito heterosexista del amor romántico
y deslegitime refranes como «Quien bien te quiere bien te hará sufrir», «Los celos son señal
de amor», «En realidad te trata mal porque le importas tanto». Si señalamos qué expectativas
de pareja tienen los chicos y las chicas, podremos flexibilizar esos horizontes de futuro y sus
posibles connotaciones sexistas.
«...existen dos códigos eróticos y amorosos diferentes en chicos y chicas. Esto es importante te-
nerlo en cuenta para, a partir de otra educación sentimental y erótica, construir otros referentes
(…) Las mujeres han de recorrer caminos de autoestima y reconocimiento en grupos de mujeres
(…) Han de saber cuidarse y defenderse, conocerse a sí mismas (…) Los hombres han de saber
cuidarse a sí mismos, saber alimentarse, ser autónomos en la casa y saber establecer relaciones
emocionales de cuidado y autocuidado, sin expulsar o proyectar sus miedos, dolores e inseguri-
dades sobre las otras personas y fundamentalmente las mujeres».86
85
Altable Vicario, Rosario: La educación emocional en los centros escolares y familiares. Revista Andalucía Educativa,
n.º 57, octubre, 2006. 7 pp.
86
Altable Vicario, Rosario: «Las adolescentes y las jóvenes ante el amor». En: Revista Interactiva Mujer y Salud. Bar-
celona, Invierno, 2006, pp. 34-37.
77
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Convivir en Igualdad
Además, la escuela que coeduca para la paz disfruta con alegría de la vida, experi-
mentando y vivenciado las sensaciones positivas que el conocimiento profundo e integral
de nuestro cuerpo desde una perspectiva holística nos proporciona. La artificial dicotomía
entre razón y emoción, mente y cuerpo, consolidada desde la Ilustración87, ha supuesto
que se han nombrado e incluido en el curriculum educativo aspectos «objetivos» y «racio-
nales»; olvidándose de la necesaria inclusión y complementación de aspectos emocionales.
La irrupción del concepto de «inteligencia emocional» en el curriculum escolar, permea-
bilizando las relaciones positivas y equitativas en los centros educativos; puede ser un buen
antídoto contra situaciones de violencia masculina hacia las mujeres, especialmente en
cómo los hombres se «desalfabetizan emocionalmente» a lo largo del ciclo vital. La pers-
pectiva de género nos permite entender como las expectativas sociales sobre el uso de nues-
tro cuerpo, generalmente, tienen evidentes diferencias entre mujeres y hombres. Siguiendo
a Fina Sanz
«En la mujer se potencia y se permite más que el varón la expresión corporal, la suavidad
de movimientos, la flexibilidad (…) El cuerpo del varón suele presentar un aspecto más duro, rí-
gido —confundido a veces con fuerte—, inexpresivo emocionalmente. De ahí que uno de los tra-
bajos imprescindibles en los varones es el de la expresión de emociones y también el aprendizaje
de la comunicación corporal»88.
87
Véase sobre este temática Seidler, Victor: La sinrazón masculina. Barcelona, Editorial Paidós.2000.
88
Sanz, Fina: Psicoerotismo masculino y femenino. Barcelona, Editorial Kairós, 1997. 43 pp.
78
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CAPÍTULO 4
LA ESCUELA COMO ESPACIO DE PAZ Y PREVENCIÓN DE VIOLENCIA
MASCULINA HACIA LAS MUJERES
81
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Convivir en Igualdad
diciones mínimas para poder construir el propio proyecto vital, diverso, personal, pero sin
subordinaciones y sin la rémora de estereotipos o mandatos limitadores, en lo vital y en lo
laboral. Una Igualdad, por tanto, que deslegitime una masculinidad violenta y que permita
ejercer el derecho a una ciudadanía democrática y a una identidad construida desde la li-
bertad, el respeto y la responsabilidad. Un proyecto personal y social desde la garantía de
la erradicación de la violencia de género.
En los centros educativos debemos coeducar a hijos e hijas del mundo real, personas
diversas en sus ideas y expectativas. Lo hacemos con una variopinta gama de docentes,
82
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
con condiciones ideológicas y de implicación muy diversas, y con una notable ceguera de
género. Nos encontramos personas que objetan directamente el valor moral de la Igualdad,
contestada desde posiciones ideológicas cerradas, que anteponen el partidismo de la op-
ción personal a las necesidades del alumnado y se niegan a potenciar el derecho a la igual-
dad del mismo, aunque forme parte de sus obligaciones profesionales y de su nómina.
Frecuentemente, el profesorado tiende a pensar que hablar sobre sexismo es una rei-
vindicación feminista y que la escuela no es un marco adecuado para este debate. Profe-
sionalmente, el profesorado tiende a definirse como neutral y a reivindicar que la escuela
no debe intervenir en cuestiones ideológicas. Es más, en no pocas aulas y en algunos claus-
tros se entiende que tratar el tema de la Igualdad es abrir la guerra de los sexos de los
chicos contra las chicas, en vez de ser visto como una oportunidad de generar un proyecto
de futuro basado en la libertad de mujeres y hombres para protagonizar su vida. Por otra
parte, incluso entre las personas dispuestas a implicarse en una educación contra la des-
igualdad y a favor de la equidad, podemos percibir no pocos recelos y desconfianzas. Así,
diferentes opciones feministas difieren en sus planteamientos coeducativos. Finalmente,
la estrategia para incorporar al proyecto de Igualdad a hombres, alumnos y profesores,
también es motivo de controversia incluso antes de que haya adquirido una mínima rele-
vancia en las aulas.
89
Véase sobre este tema el análisis de Lorente, Miguel: Los nuevos hombres nuevos. Los miedos de siempre en tiempos
de igualdad. Barcelona, Editorial Destino, 2009.
90
Excede de este libro, plantear en profundidad esta cuestión de las supuestas «denuncias falsas». Nuestra posición,
es que, como en cualquier delito, por supuesto que habrá un porcentaje de denuncias interesadas; pero el mismo según los
datos disponibles es más que mínimo, prácticamente irrelevante. Equiparar los porcentajes al respecto no es más que una
maniobra interesada de sectores posmachistas para poner en un plano de equivalencia una situación de evidente desigualdad
y violencia de los hombres sobre las mujeres.
91
Sobre el SAP y su retórica machista, véase diferentes textos, entre ellos Lorente Acosta, Miguel: Los nuevos hombres
nuevos. Madrid, Editorial Destino, 2009: «La comunidad científica ha rechazado el SAP sistemáticamente, a pesar de sus nu-
merosos defensores y de las justificaciones para su consideración como categoría diagnóstica. Por este motivo, no está incluido
en ninguna de las clasificaciones sobre enfermedades mentales más importantes»
83
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Convivir en Igualdad
tifismo, una aparente neutralidad y una apelación al interés común y el bien de las criatu-
ras, no del hombre. Desde nuestro punto de vista, y como en diferentes ocasiones a lo largo
de este texto señalamos, nuestra perspectiva de análisis y acción es entender la igualdad
como un valor central e innegociable, por lo que las derivas posmachistas y los supuestas
«desventajas» que acarrea la igualdad entre mujeres y hombres, no es más que un lamento
escondido de viejos machistas con un disfraz nuevo.
Consideramos que los claustros deben abordar cuatro ejes mínimos de reflexión para
acordar cómo quieren desarrollar la coeducación y la prevención educativa de la violencia
de género:
84
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Convivir en Igualdad
nero, con el detalle de los apoyos disponibles para las víctimas. Habitualmente,
los chicos no tienen la oportunidad de reflexionar sobre lo que hacen y por qué lo
hacen. Persisten aún determinadas prácticas sociales de la masculinidad «no cues-
tionadas o incuestionables»; hay preguntas sobre la masculinidad que no se for-
mulan en el centro escolar, hay muchos silencios que romper y, ante ellos, la
escuela coeducadora no puede volver la mirada.
— La propuesta de identidades igualitarias diversas. Estamos en tiempos de propo-
ner al alumnado la construcción de nuevas masculinidades, siempre en plural
pero siempre con el deber ético cumplido de la ausencia de privilegios. Hombres
autónomos y respetuosos que pueden compartir su vida con una mujer libre. Mu-
jeres seguras, dueñas de su vida y con plena autoestima, que no admiten ningún
tipo de subordinación ni de sexismo de los varones de su entorno. Hombres y mu-
jeres por la diversidad sexual y familiar , que construyen nuevos modelos de rela-
ción en Igualdad.
4.2. El autodiagnóstico
«Para conseguir ese compromiso docente hay que hacer patentes y visibles las carencias
de una educación que, bajo la falsa apariencia de igualdad, encubre múltiples formas de discri-
minación y de reproducción de los modelos estereotipados de género… Así, lo primordial es sacar
a la luz las desigualdades que subsisten y visualizar las diferencias en nuestro sistema educativo
en su conjunto: realizar una detección que nos aporte los datos necesarios para hacer un diag-
nóstico de la situación. Esta detección, este mirar hacia dentro, mostrará ante la Administración
y la comunidad educativa, las contradicciones con base en la desigualdad»92
92
Alonso del Pozo, Ana: «Elementos e intervenciones para la igualdad de género en educación» en materiales de la
Jornada La educación para la igualdad, una tarea de toda la comunidad educativa. Oviedo, 2008.
93
Un ejemplo muy bien elaborado es el «Cuestionario para detección del sexismo», del Grupo de Trabajo «De la escuela
mixta a la coeducación» y el Feminario de Chiclana, coordinado por Ana Alonso del Pozo
85
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
propio centro escolar es objeto de preguntas sobre el posible trato diferente (y desigual) del
profesorado a chicos y chicas, las relaciones diferentes de los chicos y chicas con las profesoras
y con los profesores, el uso de los espacios y la propia sensación ante ese hecho, el aprove-
chamiento académico, el protagonismo de comportamientos disruptivos…
¿qué entienden por Igualdad?, ¿cómo valoran la igualdad?, ¿qué podemos hacer para corregir
la desigualdad?, ¿qué desigualdad parecen más grave?, ¿cuáles son las diferencias entre los géneros?
¿qué es un chico/a normal, ¿qué es lo peor de ser chico/a?, ¿qué es lo peor de ser chico/a?, ¿qué es
la violencia de género?, ¿qué podrías hacer para que desaparecieran las desigualdades?,...
«hay que denunciar el silencio que rodea el debate de la diversidad sexual en los centros
escolares, un silencio que contribuye a crear culturas de aislamiento y alienación en estos alum-
nos... La negativa a afrontar la homofobia constituye una dejación esencial de la responsabilidad
del personal docente a la hora de garantizar los centros escolares como un espacio seguro y libre
de acoso para todos los alumnos».
Hemos señalado ya que, para que un centro avance en su implicación para garantizar
el derecho a la Igualdad, deben combinarse actitudes personales con reformas estructura-
les. Con la evidencia de los datos observados y los resultados del cuestionario, todo centro
94
W. Martino y M. Pallota-Chiarolli, ibídem., p. 112.
95
A. Tomé y X. Rambla «Contra el sexismo (Coeducación y democracia en el escuela)», Madrid, Síntesis, 2001. 13 pp.
86
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
El reto de la coeducación es fomentar una cultura de equidad y paz en todos los as-
pectos de la vida cotidiana y en todas las etapas educativas, adaptando los contenidos curri-
culares y la metodología de la intervención al desarrollo socioemocional del alumnado. Aún
hoy la coeducación es una necesidad en todos los momentos de la vida. Por una parte, porque
generaciones de mujeres y hombres de nuestro país se formaron en tiempos presididos por
la tradición machista y la invisibilidad de alternativas. Por otra, porque dada la variedad de
centros educativos, es posible aún recorrer buena parte del Sistema Educativo sin recibir
una verdadera coeducación, por lo que debe garantizarse la persistencia de la opción coe-
ducadora para aumentar las posibilidades de poder cuestionarse la propia identidad mas-
culina y femenina. Por último, sabemos que nunca se deja de desaprender el machismo, por
lo que la implicación en superar dicha brecha ética debe estar abierta a personas de diferen-
tes edades, que se acercan a la oferta formativa con diferentes expectativas.
Por ello, todos los centros educativos deben reflexionar y elaborar su Plan de Igualdad.
Cuando el profesorado moviliza realmente sus capacidades para revisar la acción del centro
y de su propia práctica como educación para la igualdad, la conclusión habitual es que queda
mucho por hacer. Desde el diagnóstico, surge la necesidad de secuenciar los contenidos y
actividades, asegurando su adecuada progresión y respondiendo a las prioridades que se
hayan establecido. En los Planes de Igualdad, se suelen priorizar algunos ejes de trabajo bá-
sicos para responder fielmente al objetivo de lograr el protagonismo vital, la máxima auto-
nomía funcional y el pleno desarrollo emocional del alumnado, sin limitaciones de género,
como garantía de base para evitar las desigualdades que sirven de caldo de cultivo a la vio-
lencia de los hombres contra las mujeres. En dichos planes, se deben incorporar también
las capacidades necesarias para hacer posible una convivencia en Igualdad.
Si observamos los principales riesgos de vivir la desigualdad, vemos que éstos pare-
cen tener a las mujeres como población de riesgo. Por ello, los objetivos contemplan tanto
la necesidad de estrategias y conocimientos para que las mujeres superen situaciones de
desigualdad, como la necesidad de desarrollar acciones para que los hombres no sigan
perpetuando sus privilegios. Por ello, la equidad en las tareas domésticas y de cuidado, la
equidad en las expectativas profesionales, la no violencia en la resolución de conflictos, la
alfabetización emocional plena, la flexibilidad de roles masculinos y femeninos, la crítica
de la masculinidad hegemónica, la autoconciencia del propio sexismo… deben ser incor-
poradas como elemento de indagación personal y social a lo largo de toda la vida.
96
Leal González, Daniel A. y Arconada Melero, Miguel Ángel: «Educar para convivir. Una propuesta integral para edu-
car contra la violencia de género», UNED (Materiales del Curso de experto/a universitario/a en Malos tratos y violencia de gé-
nero. Una visión multidisciplinar), Madrid 2008
87
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Ed. Infantil Primeras experiencias de agresión mas- Experiencia escolar sin violencia.
culina hacia las niñas Aprendizaje del cuidado
Modelos familiares y roles parentales se- Análisis crítico de juegos y jugue-
xistas tes y recursos para el ocio
Socialización diferenciada Expectativas laborales inclusivas
Expresión corporal y emocional
plena
Ed. Secundaria Exclusividad del amor romántico hetero- Conocer modelos igualitarios de
sexual y de complementariedad enamoramiento y repensar los
Grupo de iguales sexista celos
Currículo con invisibilidad de las aporta- Visibilizar la historia de las muje-
ciones de las mujeres res
Deformación de las aportaciones feminis- Puesta en valor del movimiento fe-
tas minista
Homofobia Respeto a la diversidad sexual
Microviolencias cotidianas Autoestima femenina
Crítica de la masculinidad hege-
mónica
Fomentar espacios seguros sin se-
xismo
Cada centro educativo deberá planificar su trabajo coeducador de acuerdo a las ca-
racterísticas de su alumnado y de su entorno. Nuestra propuesta es que analice su secuen-
cia de actividades y aprendizajes de acuerdo con la siguiente progresión temática:
88
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Por ello, entre las funciones de la persona responsable de las medidas de Igualdad
están la de participar en la Memoria Final de Curso para una evaluación y análisis con
perspectiva de género, así como proponer al Consejo Escolar actividades para la sensibi-
lización de la comunidad educativa en igualdad de género. También puede informar y ase-
sorar a la Comisión de Convivencia. Además, puede proponer actividades para la
formación en igualdad de género de los miembros de la comunidad educativa, y debe di-
fundir materiales y prácticas coeducativos.
89
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Por otra parte, los artículos 22, 23 y 24 de la Ley Orgánica de Igualdad entre mujeres
y hombres hacen mención a la educación. En concreto el artículo 23, apartado 2 indica
que las Administraciones educativas, en el ámbito de sus respectivas competencias, des-
arrollarán, con tal finalidad, las siguientes actuaciones:
Además de ese marco normativo, que convierte la educación para la igualdad en una
obligación de derecho y no en una mera intención de la escuela, los centros cuentan con
una serie de apoyos institucionales para desarrollarla, bien con sus propios recursos o bien
con agentes externos.
En este último campo, algunos Ayuntamientos y ONG ofrecen a los centros educati-
vos programas de intervención sobre prevención de violencia de género e Igualdad. Suelen
tener en común una temporalización entre cinco y ocho horas de intervención directa con
el alumnado por parte de un agente externo con formación específica, que desarrolla su
tarea en las clases de Tutoría. Como toda intervención externa, puede cuestionarse su ver-
dadero alcance y su vertebración con las acciones desarrolladas por el centro en esa misma
línea. En los casos peor enfocados, se reduce a una intervención puntual, sin continuidad,
durante la cual ni tan siquiera el profesorado tutor asiste a las sesiones. El profesorado
obtiene la ventaja de que le hacen su trabajo y la institución externa siente cumplidos sus
objetivos, pero el germen que pueden aportar los agentes externos muere por inanición
dentro del centro, cuando no es incluso cuestionado en las horas siguientes a finalizar la
intervención externa.
En los casos mejor dinamizados, los centros deben razonar la petición de la intervención
externa, contextualizándola en su Plan de Igualdad, y se comprometen a potenciar y prolongar
lo desarrollado en las sesiones con el personal especializado. El profesorado tutor asiste obli-
gatoriamente a las sesiones y cada centro se obliga a la producción de determinados mate-
90
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
riales y/o acciones educativas una vez acabado el programa de intervención. Se trata de algo
programado, que viene a desarrollar no a sustituir lo que el centro quiere hacer sobre pre-
vención de violencia de género e Igualdad. En algunos casos, se logra además la interrelación
entre los centros en los que está interviniendo dicha institución externa o incluso se inter-
cambian los materiales finales producidos en los diferentes centros educativos.
Como hemos señalado, la Ley Orgánica de Educación (LOE) plantea que uno de los
principios en que se inspira el sistema educativo español es la transmisión y puesta en prác-
tica de valores que favorezcan el desarrollo de la igualdad de derechos y oportunidades y el
fomento de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres. La ley plantea la formación per-
manente del profesorado en materia de igualdad, aunque no lo recoge para la formación ini-
cial. Sin embargo, la Ley de Igualdad (2007) prevé en el apartado C, la incorporación de la
perspectiva de género en la formación Inicial y Permanente del profesorado.
Por otra parte, Seminarios, Grupos de Trabajo y Cursos suelen ser las modalidades
adecuadas para claustros que comienzan un itinerario formativo para un mayor desarrollo
de las acciones de igualdad en su centro. Estos formatos permiten recibir formación espe-
cífica y favorecen la reflexión inicial del profesorado sobre un tema que no forma parte de
la formación universitaria que les facultó para ser docentes.
Esta carencia de formación inicial es un dato que debe ser tenido en cuenta cuando
pensamos en los centros educativos como espacio de paz y prevención de la violencia de
género. En muchas ocasiones, debe avanzarse progresivamente en varias etapas:
91
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Nunca se podrá insistir lo suficiente en que cada centro educativo debe planificar su
trabajo coeducador de acuerdo a las características de su alumnado y de su entorno. Nues-
tra propuesta es que los claustros elaboren una secuencia de actividades y aprendizajes de
acuerdo con la progresión temática expuesta en 4.3:
Esta propuesta de progresión para las secuenciaciones que puedan establecer los
claustros, intenta articular tres características:
• De lo fácil a lo complejo: La denuncia de la violencia genera un consenso fácil, aun-
que quizá limitado en la radicalidad de su crítica a las causas de la desigualdad.
97
Un ejemplo es DEGENA (Asociación de Docentes por la Equidad de Género y la Educación No Androcéntrica), a
través de su sitio web http://degenacoe.blogspot.com.
92
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
• Desde los problemas que impiden el derecho a la Igualdad a las opciones personales en
libertad: La secuencia se inicia con la denuncia del insuficiente acceso de las mujeres
a los Derechos Humanos, por cuanto las mujeres no tienen el mismo acceso a la se-
guridad y la vida. Desde esta conciencia de quiebra en la igualdad de derechos, se
pasa a trabajar el núcleo duro de la desigualdad, la igualdad de responsabilidades,
que metodológicamente debe ser trabajada siempre antes que la igualdad de oportu-
nidades, pues también en lo social debe solucionarse antes a desigualdad en la gestión
del tiempo personal y en el cuidado si se quiere garantizar la igualdad en el proyecto
profesional. A partir de la conciencia de que esa(s) igualdad(es) deben estar garan-
tizadas, se abre la posibilidad de configurar en libertad las propia identidad personal
decidiendo entre los patrones de enamoramiento y las posibilidades de valoración
de lo que supone el trabajo remunerado dentro del proyecto vital. Por último, se tra-
baja todo lo relativo a las limitaciones y resistencias masculinas existentes para fre-
nar ese objetivo de construirse en libertad desde la(s) igualdad(es)
93
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Sabemos que coeducar es tarea de toda la comunidad educativa, por lo que debemos
tratar que se atienda y se escuche a todos los sectores. El alumnado también puede hacer
sus propuestas en el Consejo Escolar y el resto de los sectores habrían de brindar su apoyo
para que puedan salir adelante. Especialmente interesantes son las actividades gestionadas
por el propio alumnado y, entre ellas, el intercambio de experiencias con cursos de niveles
diferentes, a los que el alumnado de otras edades les cuenta lo que han ido aprendiendo al
respecto y sus propias reflexiones.
Por último, cada vez es más frecuente el intercambio de las experiencias con otros cen-
tros que trabajan en la misma línea. La comunicación puede ser fluida durante el curso y los
intercambios para mostrar lo que hace cada centro pueden programarse cerca de las fechas
conmemorativas o al final de curso. De nuevo se logra un enorme refuerzo por el grupo de
iguales, y un enriquecedor respaldo al profesorado involucrado en el tema.
94
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
1 Debe sensibilizarse al medio educativo para que perciba que la violencia de gé-
nero es un problema social (universal, estructural y persistente), no un problema
esporádico e individual que deba resolver cada mujer en soledad.
2 Todas y todos debemos entender que la base de la violencia es la desigualdad y la
minusvaloración de las mujeres, a las que se niega el ser equivalentes a los hom-
bres. La violencia y el maltrato masculino contra las mujeres son estrategias para
frenar la lucha de éstas por la igualdad.
3 Nuestro Consejo Escolar conoce y aprueba que nuestro principio educativo es
que la igualdad es un derecho, no una reivindicación. Alumnas y alumnos deben
crecer con los mismos derechos y responsabilidades para lograr las mismas opor-
tunidades.
4 El derecho a la vida segura de las mujeres forma parte de los Derechos de la Hu-
manidad que les han sido vetados. En nuestro centro lo identificamos con el de-
recho a una experiencia escolar sin violencia y una política de tolerancia cero
ante los actos de violencia sexista en el medio escolar, tanto hacia alumnas como
hacia profesoras.
5 Nuestro Proyecto Educativo apuesta por fomentar la autoestima femenina y su
capacidad para construir parejas en igualdad (responsabilidades, tiempos, espa-
cios, gestión económica…) y desde la responsabilidad sobre el propio proyecto
vital.
6 Dentro de nuestra propuesta de Educación para la igualdad, difundimos nuevos
modelos masculinos, no basados en los privilegios contra las mujeres, y refle-
xionamos sobre las ganancias de los hombres con el cambio social hacia la
igualdad.
7 Dentro de la Educación Afectivo-sexual, nuestro centro propone repensar los mo-
delos de atractivo y de enamoramiento, de forma que el alumnado pueda identificar
en ellos posibles peligros para la igualdad.
8 Nuestro centro planifica y programa acciones específicas con los muchachos y los
profesores para favorecer la implicación masculina contra la violencia de género.
9 Queremos que nuestro alumnado crezca conociendo las soluciones contra la vio-
lencia de género, tanto en lo relativo a los apoyos sociales para las mujeres víctimas
de malos tratos como en las penas establecidas contra los varones maltratadores
y, especialmente, en la difusión de experiencias de mujeres que rehacen su vida
después del maltrato y salen ganando dignidad, seguridad y libertad.
10 La escuela es un espacio específico e imprescindible para identificar desigual-
dades por razón de género y para formarse para vivir en igualdad. El derecho
individual y ciudadano de nuestras alumnas y alumnos a ser capaces de ello no
puede ser «objetado» por ningún tipo de integrismo familiar.
95
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
CAPÍTULO 5
CINCO ORIENTACIONES METODOLÓGICAS GENERALES
PARA ABORDAR LA ERRADICACIÓN DE LA VIOLENCIA MASCULINA
HACIA LAS MUJERES
En nuestra labor educativa, tenemos que ser capaces de ser flexibles dependiendo
del grupo con el que compartimos el proceso educativo. A continuación señalamos algunas
orientaciones metodológicas pensadas fundamentalmente para un grupo de varones y mu-
jeres adolescentes, que pueden aplicarse a diferentes contextos educativos.
97
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
modo para las chicas compartir sus miedos, dudas e inquietudes dentro de gru-
pos mixtos en los cuales algunos varones pueden impedir la expresión de las
mismas burlándose de sus propuestas, monopolizando el tiempo, interrum-
piendo constantemente, etc.
5. Intenta que el proceso de cambio personal y social se visibilice mediante la
producción compartida de productos igualitarios que puedan ser referentes
para otros chicos y chicas del centro educativo. Se pueden proponer la creación
de carteles igualitarios contra la violencia de género, cortos de vídeo y/o móvil cre-
ados por el propio alumnado, poemas contra la violencia de género, etc… Es ade-
cuado socializar el cambio personal que la intervención socioeducativa les ha
propiciado.
98
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
CAPÍTULO 6
ESTRATEGIAS SOCIOEDUCATIVAS PARA PREVENIR LA VIOLENCIA DE
GÉNERO EN EDUCACIÓN INFANTIL98
La experiencia escolar en Educación Infantil es una de las más intensas, por cuanto
supone la salida del espacio de seguridad afectiva del grupo familiar y una radical amplia-
ción del horizonte vital, en el que niñas y niños pierden protagonismo. Se inserta el alum-
nado en un nuevo grupo humano de relación, en un grupo de iguales, a la vez que se inicia
en la adquisición de nuevos hábitos y en la inserción en espacios antes desconocidos, con
los que no existe vínculo afectivo previo. Dicho grupo de iguales es el primer elemento de
socialización significativa al que acceden después de los años de vivencia familiar en ex-
clusiva y, en la interrelación dentro de él, empiezan a entrar en juego importantes pautas
de desarrollo personal y social.
La vida escolar tiene en esta etapa una enorme dependencia de la figura de la maestra
o del maestro, que le acompaña durante tres años, cuyo ejemplo y modelaje suele aportar
una impronta que incluso puede colisionar con los aprendizajes, hábitos y valores adqui-
ridos en el medio familiar. Como señalan Paco Abril y Alfons Romero en el Proyecto Gen-
der Lopps99:
«A menudo, los/las profesores/as de Educación Infantil son los primeros adultos que co-
nocen los/las niños/as fuera de su ámbito familiar: suelen jugar un papel muy importante en la
vida de los/las niños/as y en la forma en que éstos/as desarrollan su visión del mundo, sus valores
y sus pautas de comportamiento[…] Los/las profesores/as de Educación Infantil son personas a
las que los/las niños/as admiran y en las que los padres confían».
Todo ello nos hace percibir la importancia de la Educación Infantil para un primer
abordaje de los contenidos y objetivos relacionados con la educación en y para la igualdad,
así como para la específica apuesta educativa por la prevención temprana de la violencia
masculina contra las mujeres. Aparte de la prevención primaria, la escuela en dicha etapa
puede llegar a ejercer una importante tarea de prevención secundaria de la violencia de
género, pues para el alumnado procedente de entornos de riesgo, como familias machistas
y violentas, es un nuevo espacio significativo donde conocer otros modelos de relación di-
ferentes a los de su problemática cotidianeidad.
98
Damos las gracias en la elaboración de este capítulo a las aportaciones y sugerencias de Carmen de la Fuente Cua-
drado, maestra de Educación Infantil del C.P. Alonso Berruguete de Paredes de Nava, y de Carmen Simón Navajas, experta
en violencia intrafamiliar y atención a menores víctimas de violencia de género.
99
VV AA: Introduciendo el género en los planes de estudio de Educación Infantil. Proyecto Gender Loops. Berlín/Girona
2008, p. 3 (disponible en pdf en www.genderloops.eu).
99
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
«En todos estos aspectos, la perspectiva de género es esencial. Así pues, el modo en que
el/la profesor/a trata los temas de género puede tener una gran influencia en el desarrollo del
niño, a diferentes niveles: su propia actuación de género; la evaluación y las reacciones ante di-
ferentes actuaciones de género, tanto de niños/as como de adultos; la asignación de recursos,
actividades y deberes; la evaluación y la sanción de las trasgresiones; la manifestación de distin-
tos tipos de sentimientos, etc»100.
Las criaturas de esta edad viven una etapa profundamente egocéntrica, tanto en lo
intelectual como en lo moral, por lo que sabemos que aceptan las propuestas del profeso-
rado más por obediencia que por comprensión real de las mismas. Sin embargo, a pesar
de esta radical importancia del profesorado de esta etapa, en muchos países europeos y
mucho más en otros espacios, la Educación Infantil ha sido menospreciada frecuente-
mente, con un interesado debate sobre si debe ser considerada prestataria de atención asis-
tencial o educativa. A su minusvaloración también ha colaborado el ser una profesión
típicamente femenina, y así «la profesionalización del personal docente se sigue cuestionando
en mayor o menor medida (bajo prestigio, bajos salarios y atribución al mundo femenino de
lo relativo a la atención y el cuidado)».101
100
Ibídem.
101
VV AA Recursos para la implementación del género en la Educación Infantil, Berlín/Girona 2008, p. 2 (disponible
en pdf en www.genderloops.eu).
102
Olazábal, Juan Carlos & Marcos, Concepción, & López, Félix y Fuentes, Antonio: Manual de sexualidad en atención
primaria, Salamanca, Editorial Amarú, 1990.
100
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Por tanto, debemos poder intervenir a partir de los dos o tres años, pues los niños y
las niñas ya empiezan a adquirir entonces los estereotipos de género, casi al mismo tiempo
que toman conciencia inicial de su identidad de género. Como señala Belén Nogueiras:
«La masculinidad se vive como lo no femenino. Por eso, la mayoría de los niños, para
poder afirmarse como hombres, sienten la necesidad de distanciarse de los dichos o hechos pro-
pios de las niñas, y hasta de las niñas mismas, llegando incluso a desvalorizarlas y despreciarlas.
Esta necesidad de alejarse de lo femenino impide a los varones aprender e interiorizar los valores
que, precisamente, son contrarios e incompatibles con la violencia, y que forman parte de la cul-
tura de las mujeres»103.
Las criaturas crecen en una cultura con dos géneros dicotómicos y ven que no coin-
ciden lo que se les dice de los estereotipos correctos con lo que ven en los estilos de vida
concretos de su entorno. El desajuste puede ser por lo que se les prohíbe pero ven hacer o
hacen, pero también por lo que se les favorece educativamente pero ven evitado en la vida
real. Por ello, la tarea del profesorado en dicha etapa es neutralizar el peso de los estereo-
tipos, revalorizando a su vez los valores tradicionalmente llamados «femeninos», en un in-
tento por potenciar todos los valores que sean positivos («masculinos» o femeninos») para
el desarrollo de las personas, independientemente de su sexo. Así, lograremos favorecer la
equilibrada formación de su personalidad y carácter.
103
Nogueiras, Belén: «Mi experiencia en el proyecto Relaciona», en VV AA: Relaciona: una propuesta frente a la vio-
lencia, Madrid, Instituto de la Mujer, 2001, p. 40.
101
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
«Nuestra experiencia nos dice que el hecho de que los centros cuenten con personal mas-
culino constituye una gran oportunidad para visualizar y trabajar las cuestiones de género. Pero
los frutos de los profesores masculinos no crecen por sí solos, del mismo modo que una mujer
empresaria, per se, no facilita la conciliación de la vida familiar con la de la empresa. El hecho
de «simplemente incorporar a los hombres» podría resultar en una división del trabajo por gé-
neros similar a la existente en el resto de la sociedad, de modo que los hombres se encargarían
de la disciplina, la carpintería y las actividades masculinas tradicionales, mientras que las mu-
jeres se encargarían de los cuidados, de preparar la comida y de los trabajos sociales. El hecho de
que un centro de infantil cuente con más personal masculino no es un criterio de calidad por sí
mismo. Aun así, la ausencia de personal masculino transmite a los/as niños/as un mensaje muy
potente: los hombres no están en el sector porque se dedican a cosas más importantes»104.
Dentro de este contexto, suele ser más frecuente el recurso a la violencia por parte
de los niños que de las niñas, que en ocasiones empiezan a interiorizar así un papel sub-
ordinado. Si en la etapa de 3 a 5 años, la socialización para el desarrollo psicomotor mas-
culino suele dotar de mayor potencia a los niños, algunos de éstos recurren a esa ventaja
física para competir con otros niños menos desarrollados en ese aspecto y con las niñas
de su clase. En ocasiones, dicha agresividad es característica consistente de todo un grupo
y, en otras, está localizada en unos pocos sujetos, cuyo comportamiento violento sufren
las y los demás.
104
VV AA: Recursos para la implementación del género en la Educación Infantil, Berlín/Girona 2008, p. 41.
102
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
derecho a una experiencia escolar sin violencia y en igualdad, tanto para las niñas como
para los niños.
Si uno de los objetivos básicos de la Educación Infantil es relacionarse con las demás
personas y aprender las pautas elementales de convivencia, este aprendizaje debe ser con-
sistente en toda la etapa e incorporar la noviolencia y la ausencia de agresiones a las niñas
y a los otros niños como eje esencial. Si otro objetivo es conocer el propio cuerpo y sus po-
sibilidades de acción, debe focalizarse inexcusablemente la idea de que la violencia no es
un comportamiento legítimo en la relación con otras personas. Sólo a partir de ello podrá
consolidarse una actitud de ayuda y colaboración entre niñas y niños en los juegos y en la
vida cotidiana.
Además del trabajo específico sobre las conductas de relación, sabemos que todo el
trabajo sobre la desigualdad es la mejor opción educativa para prevenir la violencia mas-
culina contra las mujeres, de forma que apostar por la igualdad supone prevenir dicha vio-
lencia. Para muchas niñas, el mundo escolar es el primer espacio en el que pueden ser
nombradas, si su profesorado opta por un estilo de comunicación no sexista, lo que les
hará percibirse como sujetos con derecho a estar en plenitud en dicho mundo.
Además, en Educación Infantil nos encontramos también con una primera oportu-
nidad para desnaturalizar la mirada hacia los modelos familiares de los que proceden
los niños y niñas, de forma que podamos hacer hablar (y pensar) sobre sus diferencias,
ventajas e inconvenientes para ellos y ellas. Radhika Coomaraswamy, Relatora Especial
de Naciones Unidas sobre violencia contra la Mujer, señala que «… La familia es el lugar
donde las personas aprenden a cuidar y a ser cuidadas, a confiar y a que se confíe en ellas, a
nutrir a otras personas y a nutrirse de ellas»105. Las personas se organizan de formas cada
vez más diversas para cumplir dichas funciones. En el siglo XXI la sociedad nos muestra
tal variedad de estructuras familiares que el concepto tradicional de familia debe hoy ser
modificado hacia el de familia(s). Además de la reivindicación de la diversidad familiar
frente al modelo universal hegemónico heterosexista, la acción educativa debe estar orien-
tada a romper la vinculación entre roles de género y roles familiares. El modelo de hombre
proveedor y mujer dedicada al hogar comienza a estar superado socialmente y debe ser
enriquecido educativamente con diversos modelos de familias, deslegitimando la asigna-
ción de las responsabilidades del cuidado a las mujeres y proponiendo modelos alternativos
más justos y más adaptados a las necesidades y elecciones individuales.
La Educación Infantil tiene entre sus objetivos la observación del entorno familiar y
105
Citado por Claudia Hinojosa y Alejandra Sardá en «Consecuencias económicas y sociales de la discriminación
contra las lesbianas en Ámerica Látina» en http://www.rebelion.org/mujer/031028ch.htm.
103
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
El objetivo educativo debe ser poner en valor las tareas de cuidado que se realizan en
la casa, que benefician a todas las personas que viven en ella y que, por tanto, deben ser re-
alizadas por todas y todos. Es importante hacer visibles la infinidad de tareas que supone
cuidar una casa y a quienes en ella habitan, así como ayudar a percibir la desigualdad en
la distribución de dichas responsabilidades. Los beneficios de la corresponsabilidad son un
aprendizaje básico si queremos fundamentar tempranamente la ruptura de los estereotipos
que asignan a las mujeres la responsabilidad del cuidado y de las tareas domésticas. El
alumnado se dan cuenta de que les gusta recibir cuidados tanto de la madre como del padre,
refiriéndonos a parejas heterosexuales. Frecuentemente se dan cuenta de que las madres
realizan muchas más tareas y más diversas en la casa que sus padres. Por ello, debemos
aportar modelos masculinos de implicación en igualdad en lo doméstico, así como las ven-
tajas que este papel supone para todos y cada uno de los integrantes del núcleo familiar.
El juego de imitación de roles adultos es sólo uno de los elementos que nos hacer
percibir la diferencia de expectativas (e incluso de derechos) con los que son educados
niños y niñas. Aún persiste una orientación más limitada y subordinada de las posibilida-
des de las niñas. Dado que la Educación Infantil debe partir de la propia experiencia del
alumnado, el análisis de las expectativas atribuidas a niños y niñas se trabajará a partir
del cuento oral, las historias audiovisuales, láminas, títeres… El alumnado no sabe leer
aún textos, pero tiene una enorme capacidad de empatía y de integración en las historias
que se le hacen vivir. Nuestro objetivo debe ser prolongar esta vivencia hasta iniciar la per-
cepción de las diferencias entre los personajes masculinos y femeninos, destacando espe-
cialmente qué ventajas y desventajas tienen unos y otras.
Hacer leer en clave de género supone aprender a no perder, aprender a ver que las
niñas no merecen un papel pasivo y subordinado en su futuro, reivindicar poder crecer en
un entorno que apueste por desarrollar todas las capacidades humanas, tanto de niñas
104
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
como de niños. Aprender de los cuentos y otras manifestaciones culturales debe ser una
oportunidad en el aula para hacer ver lo que se pierden las protagonistas y los protagonistas
cuando se les asignan estereotipos limitadores.Esa misma mirada debe potenciarse sobre
los juegos que se realizan tanto en el aula como en el tiempo libre de recreo. No es extraño
el mensaje «Ese juego es de niñas» o bien «las niñas no pueden jugar a esto», en una clara
apuesta por marcar de nuevo desde edad temprana mundos completamente diferentes para
chicas y chicos. La asimetría en la distribución de juegos suele asignar a las niñas espacios
reducidos en el patio y tareas relativas al cuidado, mientras que los niños suelen monopo-
lizar el uso de los espacios centrales del patio mediante la práctica deportiva.
Esta estrategia constituye una perfecta parábola del derecho de niñas y niños a inte-
grarse en cualquier ámbito de desarrollo, en función de sus capacidades y no desde atri-
buciones sexistas, lo que permite ir fundamentando el derecho de imaginar el futuro sin
prejuicios excluyentes. En ese sentido, es especialmente adecuado potenciar la idea de au-
tonomía y responsabilidad en el futuro desde la más temprana edad, sin que ser niño o
niña limite de ninguna manera. El conocimiento del propio cuerpo y la expresión corpo-
ral son también interesantes campos de trabajo en la Educación Infantil. Aunque en esta
etapa aparecen ya algunos comportamientos reductores de la Educación Física a la mera
actividad deportiva, es todavía consistente el trabajo orientado a capacitar al alumnado
para explotar todas las posibilidades del cuerpo, con el fin de expresar y comunicar senti-
mientos, emociones, necesidades y deseos. Sabemos que la masculinidad se ha relacionado
tradicionalmente con la fuerza física y a ciertas prácticas deportivas orientadas a la com-
petitividad, por lo que los niños experimentan tempranamente la limitación de que no se
quieran potenciar otras capacidades de su cuerpo que no sean la potencia muscular, la
fuerza, la agresividad y el ganar a otros/as. Su cuerpo, por medio del adecuado trabajo en
Educación Infantil, también debe ser un recurso para «desarrollar su capacidad para la ter-
nura, la sensibilidad, la empatía, la percepción de su propio cuerpo y la expresión de senti-
mientos, tan importantes para establecer relaciones sin violencia, basadas en el interés, el
intercambio, el goce mutuo»106.
Por ello, a la vez que niños y niñas conocen y representan las características diferen-
ciales de sus cuerpos, deben incorporar que los cuerpos de unas y otros son igual de efica-
ces para expresar todo tipo de matices de sus sentimientos y emociones, tanto propios
como de los personajes de las historias vivenciadas en las aulas. Apostar por la comunica-
ción de afectos, tanto en la comunicación verbal como no verbal, es importante a la hora
106
Nogueiras, Belén: «Mi experiencia en el proyecto Relaciona», en Relaciona: una propuesta frente a la violencia Ins-
tituto de la Mujer Madrid, 2001, p. 43.
105
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
De una forma sencilla, también es necesario introducir desde edades tempranas al-
gunas pautas para la visibilización y normalización de la diversidad de orientación se-
xual en Educación Infantil, evitando conscientemente las pautas de escuela
heteronormativa habituales y el escaso tratamiento educativo de la homofobia. Las diver-
sas orientaciones sexuales pueden hacerse visibles en cuentos, dibujos, marionetas… pero
es un tema polémico por el miedo a la reacción heteronormativa de algunas familias y la
vigencia de algunos estereotipos:
107
VV AA Recursos para la implementación del género en la Educación Infantil, Proyecto Gender Loops Berlín/Girona
2008, p. 24.
106
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
b) Identificar las ventajas de la Coeducación para sus hijos e hijas: Romper los
moldes de género puede causar inseguridad y miedo en algunas familias. Por
eso, es importante consensuar con el grupo las ventajas que supone para sus
hijas e hijos un modelo que apuesta por la superación de estereotipos limita-
dores. En las propias sesiones, las personas asistentes debieran poder identifi-
car dichas ganancias y generar un documento para otras familias en el que lo
defiendan.
Bajo esa perspectiva global, el objetivo final debiera ser el abordaje desde edades
108
Ibídem p. 46.
107
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Así, pueden identificarse algunos objetivos que deben dar consistencia a una conti-
nuada estrategia educativa hacia la igualdad en las aulas de Educación Infantil.
108
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
de los niños con respecto a las niñas en Educación Infantil. Además, deberá ga-
rantizarse una educación en el pleno respeto a la figura de la maestra, primera
figura de autoridad femenina en muchas ocasiones para los alumnos y las alum-
nas de Educación Infantil.
3. Las desigualdades de recursos, espacios, trato y opciones para niños y niñas en
el medio escolar serán objeto de especial estudio y actuación, favoreciendo la
equidad en el reparto del uso de todos los recursos del centro por niñas y niños.
4. El centro deberá potenciar una mirada crítica hacia la carga sexista de deter-
minados juegos y canciones populares, con el fin de educar en la superación
de estereotipos tanto en los espacios lectivos como en los tiempos de ocio.
5. Se insistirá en la incorporación en igualdad de niños y niñas a los juegos de
aprendizaje de las tareas del cuidado (cocina, muñecas, limpieza…) así como
en las tareas de mantenimiento ordenado del propio aula. Los Talleres de co-
cina y de supervivencia doméstica son una magnífica oportunidad para hacer
ver el disfrute individual de saber hacer estas tareas.
6. Se visibilizarán detalladamente los cuidados que reciben en su casa los niños
y niñas, con el fin de que valoren el trabajo de su madre y de su padre al res-
pecto, en parejas heterosexuales, e identifiquen los beneficios de la correspon-
sabilidad familiar. En ese sentido, además se intentará potenciar la presencia
de modelos de hombres cuidadores, tanto en las lecturas como en la propia
comunicación de experiencias personales, con el fin de favorecer tanto la pro-
pia autonomía como el comportamiento de corresponsabilidad familiar. Este
modelaje masculino puede ser respaldado con la realización de campañas es-
pecíficas en la escuela que potencien la necesidad y las ventajas de que los
hombres se corresponsabilicen de las tareas domésticas.
7. La escuela será especialmente cuidadosa en la mirada crítica sobre los estereoti-
pos limitadores presentes en cuentos orales, dibujos animados, carteles… con el
fin de respaldar la igualdad de expectativas en niños y niñas. En ese sentido, ade-
más se potenciará la presencia de modelos de mujeres autónomas, que pueden
ser respaldados con la realización de campañas específicas en la escuela que po-
tencien la autonomía femenina y la responsabilidad sobre la propia vida.
8. Niños y niñas deben empezar a tener criterio para escoger sus juguetes y para cri-
ticar otros que nunca quieren que formen parte de su ocio. Actividades de selec-
ción en común por el grupo-clase de una lista de juguetes permite hacer
reflexionar sobre las ventajas e inconvenientes de algunos productos, incorpo-
rando las claves de género al respecto.
9. La escuela potenciará desde la Educación Infantil que niños y niñas tienen las
mismas capacidades y oportunidades para desarrollar un trabajo profesional
en el futuro, y que todos y todas deben responsabilizarse de las tareas domés-
ticas y familiares. Actividades del tipo «De mayor seré…» deben servir para
romper estereotipos en la asignación de profesiones.
10. Los juegos cooperativos son algo más que una opción de ocio, pues educan en
el valor de la cooperación y en que ésta es el estado deseable entre niñas y
niños, entre mujeres y hombres que quieren construirse en igualdad.
109
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Para facilitar el trabajo educativo en torno a dichos ejes, te proponemos una serie de
actividades básicas, que pueden desarrollarse en las aulas de Educación Infantil.
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Con el fin de reforzar la idea de que todos los miembros de la unidad de convivencia
tienen derechos y obligaciones, se les entrega una cartulina titulada «Nuestra casa es nues-
tra tarea», en la que estarán dibujados todos los miembros de la familia con las manos
abiertas. Es un folio aparte estarán dibujados múltiples objetos de uso propio (ropa, ju-
guetes, aseo…) y del cuidado de la casa (escoba, cogedor, bayeta, detergente…). Se les dirá
que los recorten y los distribuyan entre las manos de los personajes que en el juego anterior
sí han trabajado en la casa. Después, compararán a cuantos objetos «han tocado» en la fa-
milia corresponsable y cuántos tiene la mamá del grupo en la que sólo trabajó ella.
La actividad puede completarse con el trabajo sobre algún cuento en el que las tareas
domésticas sean un problema familiar109. También puede ser adecuado prolongar en grupo
una breve historia en la que se cuenta que cae enferma la madre y la familia debe organi-
zarse para realizar las tareas que ella venía haciendo habitualmente. En ambos casos debe
analizarse el tipo de organización propuesta para solucionar el problema, si se tarda en
buscar la solución por los personajes, si recurren a un personaje externo a la familia (por
ejemplo, la abuela) o incluso a una empresa de servicios...
Por último, en la parte de atrás de la cartulina cada niño o niña intentará dibujarse
con todos los objetos domésticos y propios que cree que puede ya manejar autónoma-
mente, para que haya más tiempo libre común para quienes forman su familia. Como cie-
rre de la actividad, se fomentará que el grupo converse sobre la importancia de compartir
las tareas domésticas entre todos los miembros que conviven en el hogar. Además, tomarán
el compromiso de anotar en un papel, con ayuda de su familia, las tareas en las que han
ayudado en casa durante una semana, integrando un dibujo en el que cada cual se repre-
senta haciendo una tarea.
Las cosas de la casa no se hacen solas y se hacen para alguien, o porque alguien no
las ha hecho. Desde esa óptica, ya desde la Educación Infantil se deben sentar las bases
para educar personas que se responsabilizan de sí mismas, del medio en el que viven y, en
la medida de su estado evolutivo, de otras personas. La actividad «La familia atareada» se
109
Querido hijo, ¡estás despedido! (Jordi Sierra i Fabra, 2000), «El libro de los cerdos» (Anthony Browne, 1991), o
¿Quién ayuda a quién? (Ricardo Alcántara, 1993) pueden ser tres de ellos.
110
Para trabajar la visibilidad de las tareas cotidiana y su implicación en el bienestar del grupo familiar es especial-
mente recomendable el libro de cuentos de M.ª Jesús Cerviño y Juan Calzón, El misterio del chocolate en la nevera, Instituto
de la Mujer, Madrid, 2003. Interés especial tiene la prolongación en clase del cuento «Qué desmadre, madre mía!», destinado
a poner en valor las tareas imprescindibles y casi invisibles desarrolladas mayoritariamente por las madres.
111
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
En primer lugar, debe identificarse todo lo que se hace en una casa. En segundo, que
lo que no hago influye en otras personas; por último, que es agradable ofrecer a los/as
demás lo que ya sé hacer. Además, hay que saber valorar y agradecer lo recibido de las ta-
reas de las otras personas.
Toda esta secuencia de trabajo se puede inicial pidiendo que cada cual se dibuje ha-
ciendo (o ayudando a hacer) alguna tarea de la casa. Se cuelgan los dibujos en un mural y
se agrupan aquéllos que representan la misma tarea. A partir de todos los dibujos, se po-
drán identificar un buen número de tareas cotidianas pero, sin duda, faltarán muchas más,
que deberán ser puestas en evidencia por el maestro o la maestra. Además, este paso de
identificación de tareas puede ser enriquecido con la visita de una madre o un padre que
expliquen las tareas de la casa111 e incluso las ejemplifiquen en el aula. Dicha visita debe
ser aprovechada para interrogar a ese padre o madre sobre qué tarea le gusta más y cuál
menos, cuál es la más fácil y la más difícil, la más agradable y la menos agradecida, dónde
se aprende a hacer bien todas las tareas,… qué es lo que más gusta a papá y mamá que
hagan sus hijos e hijas, qué es lo que más les molesta que no hagan…
Después de la visita, cada cual deberá dibujarse de nuevo, pero con un nuevo encargo
para su ilustración: o bien realizando alguna tarea de las que no hayan aparecido en su
primer conjunto de dibujos, o bien realizando una de las tareas descritas por la madre o
el padre como generadoras de malestar cuando no es bien realizada por las criaturas.
Con todo el conjunto de dibujos en los dos momentos antes descritos, se confeccio-
narán dos grandes murales, destinados respectivamente a tareas desarrolladas en espacios
privados de la casa y en espacios compartidos (cocina, comedor, baños… ). Debe señalarse
entonces la importancia del cuidado de los espacios comunes, en los que no nos gusta
aguantar lo que otras personas no hayan dejado bien cuidado (desorden, suciedad de otra
persona…). Permitir la queja sobre «lo que no hace bien mi hermano/a» suele ser un buen
detonante para la incipiente autorreflexión posterior. Así, el grupo deberá ir identificando
pequeñas tareas y detalles que son importantes para las otras personas, que a cada cual
nos gusta encontrarnos hechas y que no siempre se hacen bien.
111
Actividad propuesta por Nuria Solsona en «La actividad científica en la cocina», Instituto de la Mujer, Madrid,
2001, p. 21.
112
Actividad propuesta por Nuria Solsona en op. cit., p. 31.
112
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
En la segunda ronda debe favorecerse que expliquen por qué quieren saber hacer
esas tareas, cuáles de ellas están destinadas a su propia satisfacción, cuáles a evitar trabajo
a las personas adultas, y cuáles a poder ofrecer algo que saben que gusta a las personas
con las que conviven.
En grupo, la maestra o maestro intentará destacar el valor de dar las gracias como
muestra de poner en valor las tareas cotidianas que otras personas nos dedican. Cuando
acaban la clase, se llevan dos gomets en el bolsillo y, al día siguiente, tendrán que contar
en qué momento del día anterior les dieron ganas de ponerlos en la cara de su mamá, de
su papá o de otras personas que les cuidan.
113
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Estar «a vueltas» con los rincones, intenta simbolizar una doble actividad: 1) La ne-
cesidad de que el profesorado le dé una vuelta al tema de cómo tiene organizados los es-
pacios; 2) La necesidad de estrategias de rotación del alumnado por los rincones para
garantizar el derecho de niñas y niños a conocerlos todos, incluso los menos vinculados
tradicionalmente a su género.
113
Véase al respecto el antecitado VV AA Recursos para la implementación del género en la Educación Infantil, Proyecto
Gender Loops Berlín/Girona 2008.
114
Ibídem.
114
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
2) Dando vueltas por los rincones: Para algunas niñas pero, sobre todo, para algu-
nos niños pasar por determinados rincones supone una transgresión de las fronteras de
su incipiente identidad de género o una oportunidad de manifestarlas con rigidez. Sin em-
bargo, desde una apuesta por la coeducación, es necesario que niñas y niños experimenten
todos los rincones por cuando suponen más oportunidades de acción, de identificación y
de desarrollo personal. Este problema debe ser abordado en la Asamblea, para que el maes-
tro o la maestra puedan hacer ver las resistencias a vivir determinados rincones y para que
se puedan acordar cómo se debe participar en ellos.
Lo primero que debe hacerse ver a la Asamblea es que no se están utilizando los rin-
cones igual por todos y todas. Y debe hacerse desde la evidencia de los datos. Un recurso
de motivación inicial para tratar este tema puede ser un fragmento de vídeo tomado en la
propia clase, en la que se vea la diferente participación por sexos en los distintos rincones.
Si no se puede disponer de dicho material, se puede recurrir a hacer el recuento real, en
varios momentos durante una semana, de niños y niñas en cada rincón. Lo pueden hacer
bien por la maestra o maestro o bien encargándoselo a varios niños y niñas, que irán po-
niendo en un panel con el dibujo de los diferentes rincones, monigotes de niños y niñas en
función de su propia observación. De esta forma, se identificará visualmente la participa-
ción equilibrada o sesgada de niños y niñas en cada espacio.
A partir de las evidencias, la Asamblea debe poder formular y escuchar las explica-
ciones de por qué pasará eso. El esfuerzo del profesorado115 debe ser tanto en hacer posible
que se expresen todos los prejuicios sexistas sobre los rincones («Eso es de…», «Los niños
no…», «No me gusta el rincón de porque…», «Prefiero ir a... porque…», «Me echaron del rin-
cón de... y me dijeron…»), como en dar la vuelta a dichas afirmaciones para hacer ver que
cada rincón aporta cosas importantes.
Tras esta Asamblea, que sería necesario repetir durante el curso para ver cómo va
evolucionando la utilización de rincones, es adecuado establecer algunas normas de acceso
y uso a los rincones. Por ejemplo, además de lo que le propio grupo genere como solución,
se pueden aportar ideas a debatir como:
• Rotación completa: todos y todas deberán pasar todas las semanas por cada uno
de los rincones.
• Rotación parcial: cada cual tendrá que visitar al menos tres rincones, de elección
libre.
• Rotación vinculada: se establecen grupos mixtos y van rotando por los rincones
para favorecer el equilibrio de sexos en la ocupación de espacios.
115
Un recurso habitual del profesorado de Educación Infantil es introducir un personaje extraño que hace preguntas
a la Asamblea. Suele ser una marioneta, procedente de otro país, otra época u otro planeta, que les aporta una serie de pre-
guntas retóricas para hacerles reflexionar en grupo.
115
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
• Rotación compensatoria: se establecen «El día de...», en el que las chicas ocupan
el espacio más utilizado por los chicos y las chicos el más utilizado por los chicos.
• Rotación paritaria: aquellos espacios más estereotipados genéricamente (cocina,
muñecas, construcciones,…) siempre deberán estar ocupados paritariamente. Si
se incumple la norma, se cierra por obras el espacio hasta que se busque un niño
o niña para participar en el mismo.
En la discusión de estas normas, aparecerán de nuevo múltiples prejuicios y deter-
minadas resistencias. No se debe perder la oportunidad de ponerlas en evidencia y con-
trastarlas con las aportaciones que supone participar en todos y cada uno de los espacios.
Especial insistencia deben ponerse en que la Asamblea hable sobre el tema de las exclu-
siones y se vea que nadie tiene derecho a echar a nadie de ningún rincón.
El primer deber profesional es la propia reflexión sobre las características de los li-
bros que cada maestra o maestro prefiere llevar al aula. Esta reflexión autobiográfica pone
a cada cual en la pista de lo que pretende potenciar con las historias que cuenta a niños y
niñas, así como la relación de esta práctica con la coeducación. En demasiadas ocasiones,
el profesorado no tiene aún articulada una reflexión al respecto y deja escapar el potencial
coeducador de las historias que cuenta en el aula.
• la denuncia del sexismo vigente en muchos ejemplos y las pautas para solucionar
los problemas que crea.
• el cambio de roles de los personajes, con evaluación de los cambios.
• la selección de lecturas coherentes con identidades igualitarias y diversas: Desde
finales de los noventa han ido apareciendo títulos que puede considerarse una ade-
cuada aportación coeducadora a la narrativa de posible uso en las aulas de Educa-
ción Infantil.116 La colección «A favor de las niñas» de Adela Turín; «El deseo de
Ruby» de Shirin Yim Bridges o «Los hombres no pegan» de Beatriz Moncó serían
algunos ejemplos. Aparecen ya personajes femeninos asertivos, independientes,
116
En www.unapalabraotra.org/libreriamujeres, puede encontrarse un útil listado de libros infantiles no sexistas y
de libros con perspectiva coeducativa.
116
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
«... juegan irónicamente con los personajes tradicionales de los cuentos o presentan papeles atí-
picos […] princesas que no quieren casarse o que no quieren casarse con el príncipe que les han
elegido; príncipes que no quieren casarse con princesas sensibles, sino con princesas valientes,
aventureras e independientes; príncipes que se enamoran de otros príncipes; reyes que no quieren
reinar, prefiriendo dedicar su tiempo a la familia; madrastas adorables…»118.
«(…) Estaba la princesa leyendo un libro en el jardín de palacio, cuando llegó un príncipe
de un lejano país, atraído por las noticias de su sabiduría, y quiso verla. La princesa, curiosa,
aceptó y le invitó a tomar una limonada, porque hacía mucho calor. Él, nada más verla, impre-
sionado por su belleza, cayó a sus pies y le propuso matrimonio.
117
VVAA Recursos para la implementación del género en Educación Infantil, Berlín/Girona 2008, p. 27.
118
VVAA Introduciendo el género en los planes de estudio de Educación Infantil, Berlín/Girona 2008, p. 43.
119
VVAA Ni ogros ni princesas. Consejería de Salud y Servicios Sanitarios. Principado de Asturias 2007, p. 154.
117
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
cuento está muy condicionada por la propia formación del profesorado en esta capacidad
crítica120. Por ello, se debe intentar potenciar el papel del propio grupo en la identificación
bien temprana de determinadas claves sexistas. Una práctica habitual es la de dibujar lo
que más le ha llamado la atención a cada cual del cuento que se haya leído en clase. Se se-
paran los dibujos de niños y niñas y se intenta explicar las posibles diferencias de ambos
grupos a la hora de seleccionar la información relevante de un cuento. Con estos detalles,
la Asamblea puede hablar sobre si existen o no cuentos de niñas y cuentos de niños.
Tras haber trabajado con cierta consistencia estas dos dinámicas, podemos ajustar
algo más el enfoque de corrección del sexismo sin utilizar automáticamente el cambio de
sexo de los personajes. Para ello, un día tomaremos un cuento original y, tras leerlo en
clase, haremos ver, con cierto detalle, los roles concretos de personajes masculinos y fe-
meninos. Dirigiremos las preguntas a aspectos precisos, sobre todo en lo relativo a qué po-
sibles ventajas y/o obstáculos tienen unos y otras, qué les gusta, qué pueden hacer y qué
les está prohibido, quién manda sobre quién… Una vez caracterizados los problemas del
cuento relacionados con el género, propondremos recurrir al Mago o Maga de los tres de-
seos121, personaje representado por una marioneta o por el propio profesorado con el dis-
fraz adecuado. A dicho personaje se le puede pedir que cambie un máximo de tres cosas
del cuento. No es una tarea fácil, en la que incluso no faltarán niñas y niños que protesten
por el hecho de que se cambie una historia que siente de su propiedad en su versión origi-
nal. Además, la maestra o maestro no debe perder la ocasión de hacer visible que ciertos
personajes pueden sentirse incómodos con algunas atribuciones.
Para variar las situaciones de las historias e ilustraciones, primero se trabajará se-
leccionando deseos en grupos separados por sexos, y luego en grupos mixtos. En la Asam-
blea, la maestra o maestro comentará todos los deseos propuestos, así como las posibles
diferencias entre los generados en los grupos mixtos y en los grupos segregados.
El gran grupo deberá analizar posteriormente cómo ha cambiado las cosas y qué po-
sibles ventajas han aparecido con los deseos satisfechos. A partir de esta mirada crítica,
con la colaboración de todo el grupo se re-construirá completa la historia, generando una
nueva versión con los papeles y situaciones cambiadas. Con el sexo de los personajes cam-
biado o no, pero con otros detalles sí explícitamente cuestionados y variados, la Asamblea
debe darse cuenta de cómo ha variado la situación, quién gana en el cambio, si es mejor o
peor la nueva historia…
Además, cada niño y cada niña deberán hacer dos dibujos, uno relativo al cuento ori-
ginal y otro a su versión tras la magia, destacando en este último una acción o escena que
ejemplifique los beneficios de los cambios introducidos. Por último, cuando sea posible,
120
Especialmente interesante en este aspecto es el libro Contar cuentos cuenta en femenino y en masculino, de Almu-
dena Mateos y Itxaso Sasiain, Instituto de la Mujer, Madrid, 2006.
121
Adaptada de la propuesta de Norman Duncan citada en Recursos para la implementación del género en la Educación
Infantil, Berlín/Girona, 2008, p. 27.
118
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
se pueden representar la escena más veces seleccionada u otro breve pasaje muy significa-
tivo de la historia, tanto en su versión original como en la modificada
Sabemos así que los niños suelen ocupar más espacio con sus juegos deportivos, aca-
parando protagonismo, y que las niñas acaban frecuentemente ocupando la periferia, re-
nunciando a un espacio al que tienen derecho y dedicadas a tareas relacionadas con el
cuidado. Es más, se observan casos de expulsión de niñas de juegos y espacios casi mono-
polizados por los chicos. Por tanto, dicho espacio se configura como reproducción de las
relaciones de poder y el orden social de género. Sabemos también que no pocas canciones
utilizadas en los saltos de cuerda y otros juegos de destreza conservan una no despreciable
carga sexista.
Para corregirlo y hacer sentir la necesidad de un uso equitativo del patio, provocare-
mos la mirada del alumnado hacia esa realidad como si de un cuento se tratase, aplicando
parte de la metodología descrita en el apartado anterior. Es decir, la maestra o maestro
contará la historia del Colegio de los dos patios, en el que el patio de la sombra aparezca
caracterizado con todos los rasgos sexistas que sea capaz de describir. El cuento se inte-
rrumpe y, ante esa descripción, la Asamblea deberá intervenir para identificar todas las
acciones y actitudes no adecuadas que desarrollan chicos y chicas. Además, deberán apor-
tar qué instrucciones darían a los diferentes personajes para solucionar el problema.
• Va a haber dos grandes arcones con juguetes. ¿Hay algún tipo de juguete que no
debiera estar incluido?
• ¿Es bueno crear la Semana de… (la comba, la peonza, la goma, las chapas…), en
la que cada semana se enseñe un juego nuevo al que poder jugar tanto chicos como
chicas?
• ¿Es adecuado que se prohíban los juegos de pelota algunos días de la semana, para
que no esté todo el espacio ocupado?
• ¿Habrá algún juego en el que sólo podrá jugar chicas o chicos, o todos serán
mixtos?
122
Amparo Tomé abrió esa línea de trabajo hace ya más de veinte años. Sus últimas aportaciones se recogen en
Tomé, Amparo y Subirats, Marina: Balones fuera. Reconstruir los espacios desde la coeducación. Barcelona, Octaedro, 2007.
119
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
• ¿Es bueno que haya espacios y días especiales para que las chicas puedan jugar a
lo que casi nunca juegan? (la actividad física, el riesgo, la asertividad y la seguridad
en sí mismas…)
• ¿Es bueno que haya espacios y días especiales para que los chicos puedan jugar a
lo que casi nunca juegan? (las emociones, los contactos y los sentimientos)
Al entrar del recreo, una niña o un niño llora. Tras recibir consuelo y calmarse, por
fin logra explicar qué ha provocado sus lágrimas. «Me han pegado», dice. Sabemos que el
patio es, en ocasiones, escenario de agresiones que causan sufrimiento, un microespacio
de violencia de unos pocos contra otras y otros.
Entonces, todos los animales comienzan juntos un viaje a un bosque situado al otro
lado del aula (los niños y niñas se levantan y los acompañan), se lo van a pasar muy bien…
pero encuentran que el camino está interrumpido por una enorme piedra.
Se pregunta entonces al grupo qué animal es el más fuerte, el capaz de apartar con
más fuerza la roca que impide pasar. Quizá el elefante sea seleccionado para dejar libre el
paso por medio de su fuerza. Así lo hace y todos los animales se lo agradecen, pero él dice
que todos juntos también podrían haberlo hecho.
Continúan su viaje. Llegan al nuevo bosque y disfrutan mucho. Tras dejarles que jue-
guen unos animales con otros, aparece en escena el dinosaurio Pegón, manejado por la
maestra o el maestro, que empieza a interrumpir los juegos, a quitarles objetos y a pegar
a todos los otros animales. Dinosaurio Pegón se va dejando un panorama desolador. El
grupo se sienta de nuevo y comparten entonces cómo se han sentido cuando no les han
dejado pasárselo bien y les han pegado. Se intentará destacar las diferencias entre ser
fuerte, como el elefante, y ser agresivo, como el dinosaurio Pegón.
120
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
La clase ve todos los mensajes grabados y espera. Dinosaurio Pegón, aparece en es-
cena. Elefante se acerca a él. Parece que va a haber una pelea. Pegón parece distinto, anda
más despacio y se diría que una sonrisa aparece en su gesto. Elefante le invita a jugar y di-
nosaurio Pegón acepta.
Tras el final de la historia y otro ratito de juego, la asamblea se reúne para tratar si
les ha gustado el final de la historia, decidir quién gana con un final así… y ver si tiene al-
guna relación con lo que pasó en el patio el otro día.
«En definitiva creemos que el concepto actual de familia, de familias, se debería carac-
terizar básicamente por la voluntad y el compromiso de sus miembros de vivir juntos, de ha-
cerlo vinculados a un proyecto de vida que quiere ser perdurable en el tiempo, por los vínculos
afectivos que unen a los diferentes miembros y por el establecimiento de unas relaciones de
reciprocidad y dependencia entre todas las personas que la integran», como señala Terrade-
llas123.
Desde el teatrillo, los personajes invitan a que la clase represente la fiesta del par-
que. Cada cual escoge su papel (niño, niña, padre, madre) y se organizan los diferentes
modelos de familia habituales en el parque. Una vez acabada la fiesta, construyen con
plastilina todos los personajes y se lo pasaron bien, con el fin de que aparezca toda la
diversidad de familias.
123
Terradellas, M. R.: «Noves famílies, nous estils educatius?» Famílies que eduquen. Ed. CIIMU Institut d’Infància
i Món Urbà:, Girona, 2007.
121
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
El derecho de las familias por estar informadas del trabajo educativo con sus hijos e
hijas es especialmente vigente en Educación Infantil; la oportunidad de que las familias
puedan participar en la aulas también. Deben conocer las reflexiones de sus hijos e hijas
sobre las diferencias entre chicos y chicas, sus dibujos sobre la familia ideal, sus preferen-
cias en los rincones y las pautas de rotación, los cuentos que se cuentan en clase y cómo
se les critica, la respuesta del centro ante la violencia en el patio, la organización de juegos
en el recreo… pero también deben tener la oportunidad de reflexionar sobre la influencia
del género en su propia identidad y en su papel como madre o padre. Además, pueden im-
plicarse con el centro en actividades concretas para el alumnado o, especialmente, en otras
destinadas al papel de las familias en la educación.
Para ello, en la primera sesión informativa del Curso Escolar, la maestra o maestro
describirá las pautas de celebración de los cumpleaños en clase y el trabajo a realizar sobre
los juguetes no sexistas. Convocará una reunión voluntaria para analizar el sexismo de jue-
gos y juguetes, con la intención de coordinar lo que se hace en el aula o lo que después
pasa en los hogares.
Las soluciones habituales en algunos centros de Infantil y Primaria que han trabajado
este tema presentan una triple dirección:
124
Entre las muchas propuesta metodológicas al respecto, destacaríamos «Juguetes sexistas y/o bélicos: preguntas y
respuestas», en la Carpeta Aprende a jugar, aprende a vivir, del Seminario de Educación para la PAZ de la APDH (disponible
en http://www.paideiaescuelalibre.org).
122
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Aquellas personas que voluntariamente puedan, con ayuda del AMPA, elaborarán un
folleto o tríptico con estas propuestas organizativas y educativas. Proponemos el título
«Los gormitis también limpian» como llamada de atención para poner en la pista de que
en él pueden incorporarse los siguientes contenidos:
• Cerviño, María Jesús y Calzón, Juan El misterio del chocolate en la nevera Ins-
tituto de la Mujer, Madrid, 2003 Conjunto de cuentos, acompañados de una pro-
puesta didáctica de explotación para las aulas de Infantil y Primaria. Aborda
diferentes elementos de la corresponsabilidad (comida, limpieza, cuidado de las
personas enfermas, preparación de viajes…) con el objetivo de hacer visibles todas
las tareas necesarias para que funcionen adecuadamente.
• AA VV Proyecto Gender Lopps, Recursos para la implementación del género
en Educación Infantil e Introduciendo el género en los planes de estudio de
Educación Infantil, Berlín/Girona, 2008. Elaborados dentro de un Proyecto fi-
nanciado con el apoyo de la Comisión Europea/Programa Leonardo Da Vinci, este
conjunto de materiales supone una importante revisión de la situación de la Edu-
cación Infantil en diferentes países europeos. Fundamenta adecuadamente la ne-
cesidad de una formación específica en género para el profesorado de esta etapa y
establece una serie de objetivos, recursos y actividades de gran interés para dar
sentido a estrategias globales y continuadas de igualdad en dichos centros. Espe-
cialmente novedosas son las aportaciones sobre la masculinidad en dicha etapa y
sobre el papel del profesorado varón que trabaja en la misma.
123
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
124
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
CAPÍTULO 7
ESTRATEGIAS SOCIOEDUCATIVAS PARA PREVENIR LA VIOLENCIA DE
GÉNERO EN EDUCACIÓN PRIMARIA125
125 Damos las gracias en la elaboración de este capítulo a las aportaciones y sugerencias de Raquel Ruiz Salguero y
Carmen Figueroa Abrio, maestras de Educación Primaria de los Colegios de Educación Infantil y Primaria Al-Andalus y Ju-
ventud de Jerez de la Frontera.
126
Entendemos por educación integral, aquella que aborda los componentes éticos, estéticos, emocionales, y psico-
físicos de la persona, en armonía. Nace de la tradición ilustrada de la igualdad de oportunidades y de una pedagogía com-
prometida con el ser humano y con sus capacidad de mejora mediante la educación.
127
Seminario Galego de Educación para la Paz: Educación emocional y violencia contra la mujer. Madrid, Editorial
Los Libros de la Catarata, 2006.
125
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
generar la diferencia con una apuesta intencional en una educación para los afectos y para
la equidad, vinculada con la promoción y el respeto a la diversidad. Como apunta Daniel
Goleman:
«Conocer las propias emociones para relacionarnos positivamente con nosotros mismos
y con los demás, aprender a manejar los afectos y los sentimientos, lograr motivarse a uno
mismo, reconocer las emociones de los demás, abrirnos a actitudes prosociales y, de esta manera,
evitar actitudes de racismo e intolerancia»128.
Algunas expectativas sexistas sobre los chicos y las chicas tienen que ver con el modo
en el que las figuras cuidadoras y profesorado han vivenciado sus etapas infantiles y de
Primaria. Muchas de las proyecciones que ya hemos detectado en Educación Infantil y
Primaria, pueden ser huellas muy marcadas si no apostamos por una educación integral
que conecte la educación para la equidad, la educación prosocial, la educación para los
afectos y los vínculos enriquecedores, que aparten de sí dinámicas destructivas y destruc-
toras; en especial, una educación integral que eduque en paz y para la paz vinculado a la
relación igualitaria entre los sexos.
Nos guste o no, en esta etapa pueden detectarse situaciones en las que algunos
chicos comienzan a ejercer una visión sexista de la realidad y, en ocasiones, incluso co-
mienzan a relacionar la construcción de la identidad masculina con el empleo de la vio-
lencia. La visión edulcorada de la Educación Primaria como una etapa en la cual el
alumnado tiene dinámicas suaves y necesariamente noviolentas, no corresponde nece-
sariamente a la realidad, pues en esta etapa, de una forma bien evidente, pueden darse
experiencias claves de desigualdad entre los sexos que podemos abordar. Sabemos que
la mejor inversión para evitar la violencia de género es la prevención temprana, pero
en muchas ocasiones, entendemos la prevención temprana desde aquellas etapas donde
puede haber relaciones de pareja heterosexual como en Educación Secundaria, sin com-
prender que educar por la igualdad no está vinculado al universo exclusivo de las rela-
ciones de pareja. Educar en igualdad, por la paz y por la diversidad es una apuesta por
conseguir que cada persona defina sus trayectorias vitales, se responsabilice de sus de-
cisiones y haga efectivos sus derechos de ciudadanía aparejados a sus deberes en igual-
dad de condiciones. En esta misma etapa pueden darse situaciones en las que el
alumnado dé más autoridad al profesorado masculino que al femenino, o que reclame
más cuidado de las mujeres que de los hombres —el profesorado en la etapa de Educa-
ción Primaria es eminentemente femenino—; por lo que es importante que el profeso-
rado esté muy atento a ello, pues por acción u omisión pueden estar reproduciendo
educativamente aquello que dicen intentar evitar.
La Educación Primaria incluye desde los seis a los once años y durante la misma se
producen evidentes cambios psicomotores y cambios significativos en relación con aspec-
tos claves del desarrollo de la personalidad como la autoestima, el autoconcepto, la auto-
nomía personal, el relacionarse y vincularse con las demás personas y grupos, la empatía,
aprendizaje en resolución de conflictos; en definitiva, cambios sustanciales en los aspectos
cognitivos, emocionales, sentimentales y sociales de los chicos y chicas. Siguiendo a Joa-
quín Mora y Jesús Palacios:
128 Goleman, Daniel: La práctica de la inteligencia emocional, Barcelona, Kairós, 1999. pp. 25 cit.
126
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
«De siete a doce años, dentro ya de la edad escolar, culminará el proceso de construcción
del yo corporal, con la potenciación de las representaciones mentales del propio cuerpo y el mo-
vimiento con relación al espacio y al tiempo. Se integran ya plenamente sensación y movimiento
y el cuerpo puede ser descrito con eficacia, tanto desde el lenguaje oral como desde el dibujo».129
«Entre los 5-6 y 8-9 años, aproximadamente, se ha situado una fase en la que los niños y
las niñas se convierten en fuertemente estereotipados y sexistas. En efecto, resulta frecuente que
los niños y las niñas de estas edades critiquen, desaprueben y ridiculicen a aquellos compañeros
y compañeras que se desvían de los estereotipos convencionalmente ligados al sexo (…) A partir
de los 8-9 años, a la vez que se adquiere un conocimiento más preciso de los estereotipos ligados
al sexo, se otorga menos consistencia a las características que los definen, características que se
vuelven más flexibles y modificables»131.
A partir de los 8 y 9 años el razonamiento moral progresa con claridad132, por lo que
es importante incluir conceptos claves éticos en la escuela y en su interconexión con la(s)
familia(s).Especialmente relevante es ajustar los conceptos de una ética del cuidado frente
a una ética exclusiva de la justicia. Nos referimos con ello a los estudios de la psicóloga
Carol Gillingan133 en los que señala que son más frecuentes las expectativas de una óptica
ética noviolenta y del cuidado en mujeres, y de una ética volcada en la justicia en los hom-
129Mora, Joaquín & Palacios, Jesús:» Desarrollo físico y psicomotor a lo largo de los años preescolares», en: Palacios,
Jesús & Marchesi, Álvaro & Coll, César: Desarrollo psicológico y educación. Madrid, Alianza Editorial, 1994. p. 141.
130
. Hidalgo, Victoria y Palacios, Jesús. Desarrollo de la personalidad de los 6 a 12 años, en: Palacios, Jesús & Marchesi,
Álvaro & Coll, César: Desarrollo psicológico y educación. Madrid, Alianza Editorial, 1994.
131
Op. Cit. pp. 283.
132
Véase op. cit.
133
Gillingan, Carol: La Nirak y la Teoría. FCP, México, 1985. Excede de esta obra entrar en la abundante teoría y dis-
cusiones compartidas en el movimiento feminista y por la paz entre esta división interesada que puede «esencializar» el cui-
dado en las mujeres y la violencia en los hombres con los consiguientes correlatos prácticos desigualitarios.
127
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
bres. Pero lejos de esencializar dicotomías, la división entre cuidados y justicia es un punto
de partida establecido socialmente, que puede y debe modificarse como garante de una
plena equidad entre los sexos. Siguiendo a Irene Comins:
«Desde la promoción de culturas para hacer las paces, no están las cosas para cerrar las
ventanas, sino para abrir más puertas, y por ello se hace necesario superar la dicotomía y crear
conjuntamente una visión de la moral más completa y abarcadora. La justicia y el cuidado no
se plantean como alternativas sino como acumulativas. No son excluyentes».134
Al inicio de esta etapa de Educación Primaria hay evidentes cambios cualitativos res-
pecto a la de Educación Infantil y, cuando concluye la misma, estamos ya ante preadoles-
centes, que pueden tener unas expectativas de relación entre los sexos muy sesgadas o que
transitan hacia el equilibrio y equivalencia entre los sexos. Por ello, es una etapa lo sufi-
cientemente amplia y diversa —abarca prácticamente 6 años— como para que las estrate-
gias educativas sean adaptadas significativamente a cada edad y grupo. Es una etapa de
especial interés para incluir estrategias que fomenten la inclusión de valores equitativos
en las identidades del alumnado, así como una revisión de conceptos que considerare-
mos claves para abordar la prevención de la violencia de género como aspecto central de
nuestra labor coeducadora. El personal educador ha de estar especialmente atento a esta
construcción sexista de la realidad fomentando la equivalencia entre los sexos y la adopción
de actitudes noviolentas en todas las actitudes de la vida cotidiana. Entre los conceptos
que podemos manejar para ello, destacan: Autoestima, autoconocimiento, empatía, senti-
mientos y emociones, además de un programa continuado y consensuado de educación
en la igualdad y contra la violencia de género desde la óptica de la noviolencia, en el que
los conceptos señalados estén plenamente insertados.
Para estimar a las demás personas, es indispensable estimarse. Por ello, cuando ha-
blamos de autoestima, estamos hablando de un constructo social en el que «intervienen
las condiciones siguientes: vinculación, seguridad, competencia y disposición de modelos»135.
En el seno de una sociedad sexista, la autoestima y lo que se entiende por autoestima es
medida de una forma desigual referida a niños y niñas. Mientras que los niños pueden
medir su autoestima en base a la acción y el prestigio social, que pueden encontrar por el
simple hecho de serlo, la autoevaluación negativa que el contexto puede generar de los va-
134 Comins Mingol, Irene: Filosofía del cuidar. Una propuesta coeducativa para la paz. Barcelona, Icaria, 2009. p. 52.
135
Carpena, Ana: Educación socioemocional en Primaria. Barcelona, Octaedro, 2003.
128
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
lores asignados a lo «femenino» puede hacer que en las chicas no se sientan, ni se valoren
tanto ni en las mismas categorías que los chicos. Esto nos lleva a la necesidad de promover
en ambos una valoración positiva de sus cualidades individuales, con especial hincapié en
cuidar que lo que se valore no sean necesariamente valores «masculinizados». Mientras
que la autoestima de los chicos se vincule a las capacidades en la «acción», y la de las
chicas a las capacidades en la «relación», estaremos abonando una dinámica tramposa
que no coeduca, pero que sí educa. Poniendo en valor tanto la acción como la relación in-
dependientemente del sexo, poniendo en valor los valores tradicionalmente adscritos a lo
«femenino», estamos ensayando posibilidades de construcción equitativa independiente-
mente del sexo del niño o la niña.
Son edades donde los chicos y chicas empiezan a tomar conciencia de sí y de los y
las demás, y donde comienzan a fortalecerse diferencias desiguales que condicionan una
visión de la vida desigual desde la propia perspectiva de género. Hay que denunciar el se-
xismo mostrando el igual valor de hombres y mujeres, por lo cual ha de buscarse y fomen-
tarse esta equivalencia en todos los lugares de interacción social. En los patios de las
escuelas, aulas y pasillos es imprescindible desacreditar posibles primeras agresiones de
contenido sexista de algunos chicos jóvenes, repartir equitativamente materiales y espacios
cuidando que, por ejemplo, los materiales expresivos no recaigan en chicas y los instru-
mentales en chicos desigualmente; hay que crear identidades seguras en aquellos/as chicos
y chicas que comienzan las primeras transgresiones de género, etc… En estas edades, suele
ser habitual la asignación de pequeñas tareas a los chicos y chicas jóvenes para fomentar
136 Carpena, Anna: Educación socioemocional en etapa de Primaria. Barcelona, Octaedro, p. 125.
129
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
su responsabilización de los mismos, situación en las que hay que mostrar la importancia
de que se realicen desde una situación de plena igualdad entre unos y otras, como lo es
mostrar que el cuidado y mantenimiento de aulas recaen igualitariamente en chicos y chi-
cas, la limpieza y el cuidado de materiales, etc
Otro aspecto central en esta etapa, en el que las divisiones de género pueden estar
muy marcadas, es el ámbito de la gestión de sentimientos y estados emocionales. En las
últimas décadas, el papel de las emociones y los sentimientos vinculados a un aprendizaje
social noviolento, una autoestima positiva, un autoconocimiento que permita poner en la
práctica valores noviolentos, pacíficos e igualitarios, está siendo afortunadamente reno-
vado.137 Ya Victor J. Seidler en su libro «La sinrazón masculina»138 nos mostró el desarrollo
de una distinción rígida entre emoción y razón vinculada a los procesos de hegemonización
de la racionalidad ilustrada, científica y androcéntrica. Mediante procesos complejos, vin-
culándose la masculinidad a la razón y la emoción a la feminidad, se han preparado ex-
pectativas desiguales de género que han legitimado socialmente una construcción sexual
de la realidad disarmónica e injusta. Como apunta Victoria Sau:
«En la vida práctica, esto se traduce en mayor permisividad para que las mujeres expresen
sus emociones y sentimientos. Incluso en público: llorar, gemir, sonreir, besar, abrazar, se consideran
actitudes femeninas que el hombre tolera porque forman parte de la debilidad de las mujeres».139
137 Puede verse en profundidad en referencia a la Educación Emocional en Primaria la tesis doctoral: Abarca Castillo,
Mireia: Educación emocional en Primaria: Currículo y práctica. Universidad de Barcelona, 2003. Disponible en: http://www.te-
sisenxarxa.net/TDX-0412107-105616/
138
Seidler, Victor Jeleniewski: La sinrazón masculina. Barcelona, Editorial Paidós, 2000.
139
Sau, Victoria: Diccionario ideológico-feminista. Barcelona, Editorial Icaria, 2000 p. 20.
130
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
los niños sean duros emocionalmente y por eso han de superar sus debilidades. Los niños y
las niñas reciben el mensaje de que sus sentimientos no importan, o bien que sus sentimientos
son malos, o lo que es más, que los malos son ellos por sentirlos».140 De ahí, la importancia
de incluir competencias cognitivas y emocionales que los sensibilicen con su entorno hu-
mano desde edades tan tempranas.
140 Carpena, Anna: Educación socioemocional en la Etapa de Primaria. Barcelona, Editorial Octaedro, 2003. pp. 86.
141
Altable Vicario, Rosario: «Coeducación sentimental», en Cuadernos de Pedagogía, nº 261. Citado en: Comins, Irene:
Filosofía del Cuidar. Barcelona, Icaria, 2009. p. 208.
142
Véase en bibliografía recomendada sus esenciales libros: Seminario de Educación para la Paz de la Asociación
pro-derechos humanos. La alternativa en el juego I y II. Madrid, Editorial Los libros de la Catarata, 1997.
131
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
El primer peldaño de esta escalera son los Juegos de Presentación. Dentro del grupo
mixto es esencial que todo el alumnado se conozca, ya sean chicos o chicas. Esto puede
parecer una obviedad, pero puede ser habitual que en la Educación Primaria los chicos y
las chicas estén rigídamente separados en las aulas —aunque sea aparentemente por op-
ción propia, sobretodo en el último ciclo de Educación Primaria-Preadolescencia—, lo que
favorece el desconocimiento mutuo de cada uno de ellos y ellas, mostrando la segregación
simbólica como entrenamiento de división entre los sexos. Otro peldaño más a subir son
los Juegos de conocimiento. Los juegos de conocimiento profundizan en las características
de chicos y chicas, y son un paso fundamental como garantía de cuidado, en el sentido de
que para cuidar a las demás personas, respetarlas y quererlas tal como son, en primer
lugar, es indispensable conocerlas.
Otro peldaño son los juegos de confianza, en los que hay que promover sin ambages
la confianza de los niños en las niñas en el ámbito público y de las niñas en los niños en el
ámbito doméstico. Hemos apuntando anteriormente que una de las causas fundamentales
de desigualdad es la segregación de niños y niñas, que acaban convenciendo de que se
puede confiar mejor para determinadas tareas en los niños que en las niñas, sin entender
que las tareas en sí, por ejemplo, de cuidado del patio o del aula, o las portavocías, pueden
hacerse igual de bien —o mal— independientemente del sexo.
Otro peldaño a subir es el ámbito de los juegos cooperativos, en los que cada uno y
una, conjuntamente, aporte y contribuya a las metas comunes de cualquier actividad, in-
dependientemente de su sexo. Los juegos cooperativos aprenden a desdibujar el convenci-
miento sexista de que niños y niñas no pueden cooperar conjuntamente tanto en los
espacios privados como públicos.
132
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Por todo ello, desde Educación Primaria tenemos que «generizar» el deporte y los
valores que los mismos proponen. Tenemos que intencionalmente «generizar el deporte»
poniendo sobre el tapete de su práctica indicadores como: número de chicos y chicas que
practican determinados deportes, tiempo y espacio que dedican a la práctica del mismo,
profesorados masculinos y femeninos que organizan y apoyan su práctica, apuesta dife-
rencial de las familias por apoyar a aquellos o aquellas que pueden destacar en la práctica
deportiva —cuando son niñas pocas veces son sustentadas y apoyadas, o lo son menos que
los niños—, así como reflexionar sobre los valores que el deporte propugna.
143 Véase la denominada Declaración de Macolin sobre el rol del deporte en el desarrollo firmada en Suiza en el año
2003. Las recomendaciones incluyen la entrada de las mujeres en las prácticas deportivas, pero no reconocen con claridad
que el deporte es una actividad «generizada».
133
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
«La dificultad mayor que sufren las mujeres que se quieren dedicar a deportes que no con-
forman el estereotipo femenino no es el acceso igualitario a recursos humanos, económicos y de or-
ganización, sino la falta de reconocimiento por parte de la sociedad de que las mujeres que dedican
largas horas y esfuerzos a estos deportes son serias, sistemáticas, comprometidas y capaces de sa-
crificar, en muchas ocasiones, todo lo que haga falta para llegar al máximo de su rendimiento»144.
Siguiendo las líneas de este artículo, la trampa que el sexismo tiende en la práctica
del deporte desde edades tempranas, está en entender que las mujeres no son tan «apro-
piadas» para la práctica del deporte como los hombres, que éstos, por el mero hecho de
serlo, ostentan valores como autoridad, destreza física, competitividad, y éxito público; y
lo más importante, que los tiempos masculinos son para el mundo público, mientras que
el de las mujeres ya desde niñas ha de ser para el ámbito doméstico.
La práctica del deporte en las niñas puede ser un elemento importante en el que se
desarrollen las relaciones de sororidad y la autoridad femenina, en el que en un espacio
de reconocimiento mutuo, las niñas puedan mostrar y mostrarse a sí mismas que los lími-
tes de lo que pueden hacer o pueden dejar de hacer es una trampa ficticia pero tan real,
que han de abordar. Es un lugar en el cual empoderarse y a la vez, es un espacio conquis-
tado de empoderamiento. Es un desafío de alto vuelo en el que el sistema patriarcal puede
tambalearse, y que reacciona rígidamente mediante los mecanismos de control clásicos;
uno de ellos, la evidente injuria lesbófoba. Es importante sustentar las primerizas expe-
riencias deportivas de las chicas en el apoyo mutuo entre ellas, así como apoyar un deporte
con gafas de color violeta en todas las aulas y espacios de recreo, que ponga en valor valores
tradicionalmente designados para las chicas como el «diálogo», «cooperación», «llegar
juntos y juntas pero a tiempo», etc.
En los juegos tradicionales de las niñas, el mismo hecho de los mismos, así como el
mensaje que propugnan es diferenciado. Siguiendo a Gillingan:
«Los juegos tradicionales de las niñas, como saltar a la cuerda y el avión ( o rayuela), son
juegos en que se toman turnos, en que la competencia es indirecta, ya que el éxito de uno no nece-
sariamente significa el fracaso del otro. Por consiguiente, es menos probable que surjan disputas
que requieran un fallo.(…) En realidad, la mayoría de niñas a quienes Lever entrevistó afirmaron
que al surgir una disputa ponían fin al juego. En lugar de elaborar un sistema de reglas para resolver
disputas, las niñas subordinaban la continuación del juego a la reanudación de las relaciones»145
144 Martín Horcajo, Montserrat: Contribución del feminismo de la diferencia sexual a los análisis de género en el de-
porte. En Revista Internacional de Sociología (RIS) Vol. XIV, nº 44 Mayo-Agosto 111-131, 2006.
145
Véase Gilingan, 1986:28 en Comins Mingol, Irene: Filosofía del cuidar. Una propuesta coeducativa para la paz.
Barcelona, Icaria, 2008, p. 36.
134
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
146 Puede verse en referencia a los varones y el mundo del fútbol: Leal González, Daniel: «El fútbol como campo de
batalla de los hombres» en Lozoya, J.A & Bedoya, José María: Voces de hombres por la igualdad. Publicación electrónica: vo-
cesdehombres.wordpress.com.
147
Martino, Wayne & Pallotta-Chiarolli, Maria: Pero, ¿Qué es un chico? Aproximación a la masculinidad en los con-
textos escolares. Barcelona, Octaedro, 2006.
135
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
nEInvestigacion/ProyectosInnovadores/CoeducacionIgualdad/Seccion/PrimerPlanIgualdad/ColeccionPlandeIgualdad&id-
Menu=mE4&idSeccion=29225.
136
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
149 Miedzian, Miriam: Chicos son, hombres serán: Cómo romper los lazos entre masculinidad y violencia. Madrid, Edi-
137
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
sentación-Conocimiento-Afirmación-Distensión-Confianza-Comunicación-Coope-
ración-Resolución de conflictos.
• Flexibilizar los roles y estereotipos de género vigentes mostrándolos como mera-
mente provisionales y como una etapa del desarrollo de la personalidad en la que
es indispensable incluir la diversidad de posibilidades de ser «niño y «niña».
• Fortalecer la autoestima positiva y la diversidad posible, tanto en chicos como en
chicas, entendiéndola como un constructo que está en plena relación con las fami-
lias y con el personal docente, así como en la intersección con el grupo de iguales.
• Mantener la perspectiva de una coeducación sentimental que incluya en la prác-
tica coeducativa el valor de los sentimientos y emociones positivas como habi-
lidades esenciales para una práctica asertiva y pacífica en la vida cotidiana del
alumnado.
• Cooperar conjuntamente niños y niñas en cuantas actividades de cuidado de la es-
cuela sean necesarias, así como en la asunción de forma equitativa de responsabi-
lidades públicas (delegados y/o delegadas de curso, portavocías, etc.).
• Promover que los conflictos entre los sexos surjan a la superficie como manera de
abordarlos socioeducativamente de forma crítica por parte de profesorado, y el
mismo alumnado, que ha de ser involucrado en las soluciones.
• Utilizar el ámbito de la expresión física y deportiva para impugnar social e indivi-
dualmente los mandatos de género vigentes, incluyendo tanto al alumnado, como
a las expectativas sexistas que pueden desplegar profesorados y familias en esta
área, tanto en el contenido de los deportes, como en las expectativas profesionales
de futuro que puedan generar.
• Contribuir a una visión positiva de los valores tradicionalmente asignados a las
niñas (diálogo, empatía, cuidados…); y a una impugnación de los valores tradicio-
nalmente incuestionados de la mística de la masculinidad (heroicidad, utilización
de la violencia, riesgos…)
138
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
miento. Una escuela igualitaria pro-viene150 los conflictos de género, los asume
como positivos para encauzarlos hacia ópticas igualitarias.
• Generar un análisis crítico en el colectivo docente sobre las posibles situaciones
de sexismo escolar en los patios escolares, aulas, reparto de tareas, utilizaciones
de espacios y tiempo, expectativas profesionales para chicos y chicas. Favorecer la
incorporación de varones docentes como modelos de hombres cuidadores; favore-
cer la visibilización de las mujeres en los puestos de responsabilidad pública en
los centros educativos.
• Promover la creación de escuelas de madres, padres, paternajes, maternajes diver-
sos: «Vivir para convivir». Con el eje central de la igualdad en sus curricula implí-
citos y explícitos, se deben apoyar las reformulaciones críticas de la identidad
masculina y femenina en dichas etapas. Asumir dentro del proyecto educativo del
centro una propuesta que, lejos del aulocentrismo, se relacione con instituciones,
personas físicas y asociaciones del barrio, etc… que doten de una visión distinta la
cuestión de la violencia masculina hacia las mujeres.
• Mostrar modelos de hombres cuidadores a lo largo de toda la Educación Primaria
realizando especial hincapié en fechas construidas significativamente, como los
del Día del Padre y Día de la Madre, evitando connotaciones sexistas y/o homófobas
en el tratamiento de las mismas por parte del centro educativo. Puede valorarse
que estas fechas se dediquen a Día del hombre cuidador, Día de las mujeres con
puestos de responsabilidad social, y otras a Día de las Familias Diversas, Día de
las Tareas Domésticas Equitativas,151 etc…
• Analizar, criticar y actuar con firmeza frente a las posibles agresiones por parte de
algunos chicos infantes y jóvenes sobre las chicas (agresiones verbales, agresiones
físicas, chistes sexistas, agresiones sexuales sexistas, «bromitas sobre el cuerpo de
las chicas»). Además, también se debe analizar, revisar y criticar las posibles agre-
siones homofóbicas de algunos varones sobre aquellos varones que no cumplen la
masculinidad hegemónica.
• Utilizar el método educativo socioafectivo: Partiendo de la realidad del alum-
nado y de sus vinculaciones emocionales con las propuestas educativas, pasar
de un micro a un macronivel en el intercambio de conocimientos significativos,
fomentando la vinculación personal, sentimental y emocional, y un compromiso
personal de cambio cotidiano a favor de la equidad. Partir de la realidad de los
chicos y chicas jóvenes, utilizando recursos socioeducativos especialmente in-
teresantes en esta etapa tales como el análisis de filmes/cortos de dibujos ani-
mados, reales, etc… Utilizar cuentos clásicos dándoles la vuelta de una forma
igualitaria, utilizar recortables, dibujos, teatro infantil, expresión gráfica y es-
crita, collages, analizar los cuentos, canciones, colores, viñetas, encuestas, de-
150 Preferimos el término provención de conflictos en el sentido que lo utiliza Paco Cascón, y que suele ser muy fruc-
tífero en el ámbito de la educación en y para la paz. El término provención en el ámbito educativo significa «La provención
a nivel educativo va a significar intervenir en el conflicto cuando está en sus primeros estadios, sin esperar a que llegue la
fase de crisis. Se trata de favorecer y proveer una serie de habilidades y estrategias que nos permitan enfrentar mejor los
conflictos. Se trata en definitiva de poner en marcha un proceso que cree las bases para enfrentar cualquier disputa o diver-
gencia en el momento que se produzca». En Cascón, Paco: Educar en y para el conflicto. Cátedra Unesco para la Paz y Dere-
chos Humanos. http://escolapau.uab.cat/img/programas/educacion/publicacion005e.pdf pp. 9.
151
Muy interesante sobre el mundo de las tareas domésticas en la familia, y la necesidad justa de compartirlas en
equidad el cuento de Browne, Anthony: El libro de los cerdos. Editorial FCE.
139
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
bates, publicidad… En definitiva, partir del marco experiencial real del alum-
nado para, a través de sus centros de intereses, proponer enmarques igualitarios.
• Integrar curricularmente, explícita e implícitamente, una educación emocional y
sentimental, que integre los sentimientos y emociones como partes consustanciales
al desarrollo socioemocional del alumnado de Primaria. Enmarcar como marco
protector para relaciones equitativas la expresión adecuada de los sentimientos
más allá de ira y rabia por parte de los chicos jóvenes, fomentando una cultura en
los mismos de identificar sus emociones y sentimientos tales como la vulnerabili-
dad, el miedo, la duda, el pedir ayuda, la tristeza, impugnar refranes como los chi-
cos no lloran, etc… Fomentar la alfabetización emocional del alumnado en valores
positivos como la autoestima, el autoconcepto positivo, la ética del cuidado, de la
noviolencia, de la igualdad, de la paz, de la equidad entre los sexos.
• Utilizar el concepto de igualdad como clave para repensar los modelos de «ena-
moramiento», «amor romántico», «chicos con las chicas», etc… Es importante ha-
cerlo para asentar las bases de posibles relaciones futuras de noviazgo desde la
igualdad plena en las areas domésticas, de cuidados, responsabilidades afectivas,
económicas. Hay que enfocar las posibles relaciones de noviazgo futuro lejos del
mito de la «complementariedad» sexista incluyendo la diversidad de modelos de
familias.
• No olvides educar desde la alegría y el convencimiento de que los chicos y chicas
jóvenes con los que te encuentras son las mujeres y hombres igualitarios del futuro.
Tú eres el modelo. Sé el cambio que tú quisieras ver en los y las demás.
152 Véase algunas propuestas realizadas por Raquel Ruiz Salguero: Aprovechando las ventajas que nos brindan las
nuevas tecnologías hacer un montaje audiovisual para la celebración del día 25 de Noviembre. Un video donde se recojan
frases, fotos, imágenes sobre la igualdad y contra la violencia de género. Cada clase prepara frases, las trabaja previamente
con su tutor/a y luego se graban. Todo ese material se monta y se proyecta para dicho día tanto para el alumnado como para
las familias. En el montaje se invita a las familias y a toda la comunidad educativa a participar. Otra posibilidad es hacer ta-
lleres creativos por la Igualdad. A través de la educación plástica se pueden elaborar Taller de pegatinas, marcapáginas, cha-
pas, con mensaje y slogan contra los malos tratos y a favor de la igualdad.… Canciones por la Igualdad, para trabajar
canciones y en alguna ocasión modificar la letra de las canciones hacia un lenguaje más igualitario. Esta fue la experiencia
que desarrollamos en Alosno —Huelva— aprovechando la estructura de los fandangos. Las letras de los fandangos suelen
ser muy machistas y en muchas ocasiones muy violentas hacia la figura de la mujer. El trabajo con los niños/as fue modificar
la letra de los fandangos hacia letras más igualitarias. Aprovechar el uso de las TICs en el aula y elaborar Cazas del Tesoro,
Websquest sobre el tema . Un enlace interesante: http://www.juntadeandalucia.es/averroes/plandeigualdad/?debut_ arti-
cles=5#pagination_articles
140
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
sando de un aula a otra. Tras la lectura en común, es imprescindible compartirlo para in-
cluir mensajes equitativos. Destacamos los siguientes cuentos:
— Oliver Button es un nena. De Paola, Tomie. León, Editorial Everest, 2002. Este
cuento nos presenta la historia de Oliver, un chico al que le gusta el ballet. Oliver
sufre el acoso de otros chicos por tener gustos diferentes a los de ellos. Es un bo-
nito y positivo cuento sobre el valor de la diversidad y se puede utilizar estupen-
damente para reflexionar sobre qué se considera propio de chicos y qué se
considera propio de chicas. Crea un especial refuerzo en los chicos jóvenes sobre
el valor de ser distinto y de transgredir roles de género.
— El príncipe ceniciento. De Cole, Babette. Barcelona, Editorial Destino, 1998. Ver-
sión «al revés» del cuento de Cenicienta sobre un principito explotado por sus
malvados y machistas hermanos que le obligan a servirles, haciendo todas las ta-
reas domésticas. Habrá un final feliz. Se puede compaginar este mismo cuento
con la lectura clásica de La Cenicienta y reflexionar sobre el papel de las tareas
domésticas, quién las suele hacer, lo cansadas que son, quién las hace en casa, la
necesidad de compartirlas equitativamente, etc…
— Rey y Rey. Linda de Haan y Stern, Lijdan. Barcelona, Editorial Serres, 2004. Un
cuento especialmente interesante para abordar la temática la diversidad sexual.
Es una bella historia sobre un rey que, al buscar princesa, se enamora de un prín-
cipe.
— Hans Cristian Andersen, Perrault, al revés. Cuentos igualitarios. Utilizar cuentos
clásicos y darles la vuelta cambiando los personajes femeninos y masculinos por
masculinos y femeninos. Analizar a partir de esto qué mensaje dan los mismos
de cómo deben comportarse los hombres y las mujeres y qué roles desiguales pro-
ponen para mujeres y hombres. Podéis utilizar algunos clásicos como Caperucita
Roja, El soldadito de plomo, El príncipe valiente, La Bella Durmiente, etc…
— Guía para chicas 1 y Guía para chicas 2. Sevilla y Bilbao. Instituto Andaluz de
la Mujer y Maite Canal editoras, 2006. Estas guías bellamente ilustradas por Es-
ther Morcillo y con textos de María José Urruzola promueven con un lenguaje
sencillo y claro el empoderamiento de las chicas, la autoestima de las mismas en
su relación en la escuela, con sus amigos y amigas, con hermanos y/o papás, etc…
La segunda de ellas se centra en cómo prevenir y defenderse de agresiones. Cual-
quiera de ellas son excelentes y, aunque hay que adaptar los contenidos textuales
al alumnado, las excelentes ilustraciones permiten que sean utilizadas convenien-
temente en cada etapa. Los temas centrales que abordan son la igualdad como
beneficio común, valoración de las chicas por sí mismas y no como cuidadoras
de los y las demás., información de cómo denunciar situaciones de violencia hacia
las chicas, etc.
— Todo Mafalda, de Quino. Barcelona, Lumen, 2001. Puedes utilizar las tiras de
Mafalda con el alumnado sobre los papeles que reserva a chicos y chicas en las
mismas. Qué relación tiene la gran pequeña Mafalda con su papá y mamá, con
sus amigos y amigas, etc.
— Algunas de las tiras de Forges también puedes utilizarlas como material educa-
tivo. Por ejemplo, Forges: Arte de amar. Barcelona. Ediciones El Jueves, 2005.
Algunas son cuentos en sí mismas.
141
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Esta actividad tiene como objetivo fomentar en toda la comunidad educadora (alum-
nado, profesorado, familias diversas, etc…) un compromiso público en relación a la erradi-
cación de la violencia de género. Esta actividad puede desarrollarse en cualquier momento
del calendario escolar o, específicamente, el 25 de Noviembre, con motivo del Día Interna-
cional contra la violencia de género.
Cada participante construirá manualmente con ayuda del profesorado durante la se-
mana previa una caja de cartón que forrará en blanco y donde realizará un dibujo que repre-
sente que los hombres y mujeres son equivalentes. Dentro guardará una hoja tamaño folio
en la que, junto a miembros de su familia o personas cuidadoras, habrá escrito el lema: «Me
llamo ( nombre ) y los niños y las niñas somos iguales». Lo decora convenientemente en casa
junto a su familia pudiendo utilizar acuarelas, rotuladores, collage, etc. Este folio será «se-
creto» y no podrá mostrarse a la clase, puesto que una vez que esté terminado y «sellada» la
caja el folio se introducirá dentro con el nombre y apellidos del niño o niña y de las personas
adultas que han colaborado en el lema. Para «sellar» la caja sorpresa se utilizan cuerdas vio-
letas y blancas. Las violetas en referencia al movimiento feminista y las blancas en referencia
al compromiso de los hombres con la Campaña del Lazo Blanco. En grupo, se elaboran en
folios palabras que no nos gustan y se explican al alumnado por parte del profesorado. Por
ejemplo: Machismo / Violencia / Racismo / Desigualdad / Sentirse mal / Juegos violentos / Jue-
gos sexistas, etc. Evidentemente, todas las palabras adaptadas a la edad del alumnado.
Se convoca lugar, día y hora de construcción de la muralla por la igualdad a las perso-
nas participantes. El alumnado intercambia sus cajas con otras personas participantes, y
conjuntamente, una tras otra se construye una muralla que nos protege de las malas palabras
que se constituyen en avioncillos de papel que no pueden atravesar la muralla que componen
las cajas de zapatos. Las personas participantes ante la muralla, y con el lema en el suelo de:
«Todos y todas por la igualdad» o «Todos y todas contra la violencia de género» se fotografían,
y se les entrega a cada niño o niña participante una fotografía de recuerdo con todo el grupo,
y otra con su familia o personas cuidadoras, y/o grupo clase, y/o profesorado.
142
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
El día de las familias diversas y cuidadoras podrá tener lugar en el calendario el día 21
de Mayo, decretado Día internacional de la diversidad cultural. En el Centro Educativo pue-
den celebrarse a la vez, días como el 19 de Marzo —Día del Padre— o el Día de la Madre—
1er. Domingo de Mayo—, que son los establecidos en el Estado Español, aunque varían in-
ternacionalmente. Sería estupendo a lo largo del primer semestre que el centro educativo
celebrara los tres días desde una perspectiva educativa igualitaria. Es decir, que en el día del
padre se apueste por realizar actividades que visibilicen a los hombres en actitudes de cui-
dados, expresión de sentimientos, implicación doméstica y cuidado de prole, etc… Y que en
el día de la madre se muestren modelos de mujeres madres trabajadoras remuneradamente,
exitosas en el mundo público, y que rompen los estereotipos tradicionales de género.
El día de las familias diversas y cuidadoras propone que el alumnado de los Centros
Educativos participantes moldee y presente una «escena escultórica» con piezas de plas-
tilina(o en materiales reciclados como arcilla, etc… que quedará expuesto en el centro) en
la que aparezcan los miembros de diversos tipos de familia (diversidad cultural por lugar
de procedencia, familias monoparentales y/o monomarentales, etc.). Esa «estatua de plas-
tilina» ha de ser realizada cooperativamente por todas y todos los miembros de la familia.
Se pueden reconocer los mejores trabajos realizados en el centro educativo con algún tipo
de premio a toda la clase. Esta propuesta puede extenderse a expresiones variadas como:
certámenes de dibujo, microcuentos, murales, etc.
7.4.4. Actividad 4. El ratoncito feroz: Pensando los estereotipos de género en los fil-
mes de animación
El objetivo de esta actividad es facilitar una visión crítica del alumnado desde su pri-
mera infancia en materia de igualdad entre los sexos. En la era audiovisual actual, los es-
tereotipos de género se reproducen mediante diversas áreas, pero sin duda, una de las
153 Véase para ello libros como los de: Nieto Peñoroba, José Antonio: Antropología de la sexualidad y la diversidad cul-
tural. Madrid, Talasa Ediciones, 2003; o el amplísimo: Aranzadi, Juan: Introducción a la antropología del parentesco. Madrid,
Editorial Ramón Areces, 2008.
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
La factoría Disney es una «máquina animada de sueños» que propone como valores
centrales una supuesta inocencia, que no se corresponde con la realidad. En materia de
igualdad entre los sexos no suelen ser neutros, sino que en muchas ocasiones, refuerzan
la división sexual de la sociedad. Recomendamos por parte del profesorado, antes de iniciar
la actividad documentarse convenientemente mediante diversos trabajos en esta área como
los destacables:
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Para conducir el análisis de la película, puede ser adecuado que el alumnado (indi-
vidualmente o en grupo) conozca de antemano algunas preguntas ejes que les van a ser
formuladas después de verla. Para las edades más pequeñas —6 y 7 años— tendrían que
adaptarse las preguntas, describiendo a los personajes ( si es alto, fuerte, malvado, bueno,
alegre, etc):
Cada película puede dar lugar a un mural en el que se integren dibujos de escenas de
la misma con frases de la clase en la que se reflejen los estereotipos de género captados.
Además, podrían integrar en cada panel un hipotético fotograma de una escena en el que
se haya variado la asignación de estereotipos. La película, en el último ciclo de Primaria,
también puede generar una breve carta de protesta por el sexismo, que podría ser publi-
cada en la sección de Carta a la Dirección del periódico del centro.
También se les puede pedir que hagan una nueva carátula para el DVD de la película.
En ella, en lugar de anunciar la remasterización del original, se destacaría «Adaptada a
los valores de igualdad», con una frase en la que se defina el principal cambio del guión
para conseguir transcender la ideología Disney y convertirse en un producto adaptado a
la coeducación. Además, el alumnado podría representar en el aula una breve escena de
cada película en la que se apreciase la flexibilización de los roles y la asignación de las ta-
reas de cuidado a todos los personajes.
Walt Disney corre el rumor de que está criogenizado. Imagina que se descubre que
va a volver a vivir. El profesorado tutor escribe una carta para que sepa qué valores tiene
el proyecto de igualdad y cómo debe revisar los productos de su factoría al respecto. Dicha
carta es presentada al alumnado por sus profes, que la someten a sus sugerencias.
Esta actividad tiene como objetivo central proponer en el alumnado valores de co-
operación, noviolencia, e igualdad entre los sexos en el ámbito deportivo.154 Para ello, re-
154 Pueden consultarse distintas publicaciones on-line, que pueden facilitar la puesta en marcha de actividades rela-
cionadas con el género y el deporte. Recomendamos: (En ingles).Marianne, Meier: Promoting gender equality through sport,
2005. www.magglingen2005.org/downloads/06_promoting_gender_equity.pdf; y Naciones Unidas: Women 2000 and Beyond-
Women, Gender, equality and sport, 2007: www.un.org/womenwatch/daw/public/Women%20and%20Sport.pdf. En caste-
llano, un documento sencillo y enriquecedor, en web es: Llorente Pastor, Begoña: La coeducación en el deporte en edad
escolar, 2002. http://www.bizkaia.net/kultura/kirolak/pdf/ca_CoeducacionDeporte.pdf
145
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Se establecerá una rueda de diez actividades deportivas en las que estarán inclui-
das: Fútbol, Voleibol, Atletismo, Baile de salón, Gimnasia Rítmica, Aerobic, Yoga, Pilates,
Baloncesto, y Juegos cooperativos. Cada una de estas categorías donará globalmente diez
puntos en su práctica, para llegar al objetivo cooperativo de 100. Para llegar a 100, el
alumnado conseguirá dichos puntos sumando un punto por cada una de las siguientes
categorías.
146
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Como punto de llegada del trabajo grupal de todo el año, pueden organizarse unas
«olimpiadas por la igualdad», en las que se reproduzca el sistema de puntos para todos
los grupos participantes en la misma. Se puede intentar, por ejemplo, si son diez grupos,
llegar a los 1.000 puntos de cara a conseguir el objetivo final. El profesorado debe estar
especialmente alerta en estas olimpiadas de mezclar precisamente una nueva distribu-
ción de participantes intergrupos para que no se reproduzcan las nociones de clases con-
tra clases, sino más bien, de personas que juntas en toda la escuela comparten la idea de
un objetivo común. Estas olimpiadas por la igualdad pueden complementar su acción
educativa con talleres específicos impartidos por monitorado de las diferentes prácticas
deportivas, en su caso, conocidos por el alumnado. Puede ser muy interesante implicar
a toda la comunidad educadora en la misma, incluyendo todo el profesorado, asociacio-
nes de madres y padres de alumnado, movimiento asociativo de la barriada donde está
la escuela, medios de comunicación local que pueden de forma especial cubrir algunos
aspectos de la misma, centros de tiempo libre, etc.
147
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
En este momento del proceso, el profesorado coordina la elaboración por parte del
grupo de un mazo de tarjetas de colores, que colorean libremente en el dorso. En el anverso
de cada tarjeta, se escriben sentimientos de carácter positivo y se pasa a la explicación o a
la vivencia del mismo, por parte del profesorado, mediante el método socioafectivo. Ex-
pone diversos sentimientos que pega a cada maceta con masilla por la parte de atrás donde
el nombre ha sido pintado. Estos sentimientos pueden ser: Tristeza-Respeto-Confianza-
Alegría-Miedo-Enfado-Compasión-Amor-Cuidado, entre muchos otros. No importa si se
repiten o se incluyen palabras como Paz-Igualdad de niños y niñas-Solidaridad-Coopera-
ción-Noviolencia; puede ser muy relevante hacerlo. La idea fundamental es explicar me-
diante juegos varios la importancia de saber gestionar las emociones y sentimientos en las
relaciones personales de manera noviolenta e igualitaria.
El profesorado de un día a otro puede incluir dentro del jardín un muñeco o maceta
«especial» que no estaba en etapas anteriores, y decirles al alumnado que dicha maceta y
dicha plantita es una planta «Machista». Se les puede trasladar al alumnado que la misma
atacará exclusivamente a las macetas con nombre de chicas, y que se caracteriza porque
en principio consigue apartar las macetas de las chicas de los rincones de luz, les impiden
utilizar la regadera para ser alimentadas y, con el tiempo, puede llegar incluso a que des-
aparezcan.
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Convivir en Igualdad
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Cada participante elabora la carta, la máscara y un mural con dibujos para cada pa-
labra en grupos de cinco personas, que se expondrá el día del baile de máscaras. El salón
donde se celebrará el evento estará cubierto de los murales elaborados por los niños y las
niñas. Este trabajo se puede realizar utilizando rotuladores, acuarelas, y pinturas, con la
guía del profesorado, que también elaborará su máscara para participar en el baile. Si acu-
den padres, madres y figuras cuidadoras del alumnado, también tendrán que elaborar una
«máscara» con la misma palabra mágica del niño o niña que cuidan.
Una vez que todos y todas dejan sus máscaras dentro, se cierra el baúl, y se realiza el
juego del «gran abrazo»156 entre todos y todas, que concluye con un gran aplauso. El baúl
se pondrá en la entrada del colegio para que todos los días tanto alumnado como profeso-
rado, tenga presente que el baúl les protegerá de la violencia con los valores y capacidades
que conjuntamente todos y todas han aportado. Se ponen en los pasillos las fotografías re-
alizadas, se les envían a las familias, y los murales se dejan expuestos tanto en pasillos
como en salón de actos durante todo el año.
155 En Seminario de Educación para la Paz. La alternativa en el Juego II. Madrid, Los libros de la Catarata, 1997. Ex-
150
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
La gymkhana se dividirá en varios espacios por los cuales irá pasando el alumnado,
preferentemente divido en grupos mixtos. El pase por los espacios será pausado, escalo-
nado, pero continuado y organizado, de forma que todos y todas pasen por los mismos.
Los grupos se pueden dividir en equipos necesariamente mixtos y equilibrados en el nú-
mero de niños y niñas. El profesorado participante ha de ser mixto, a la vez. Se propone
dividir la gymkhana en cinco espacios centrales, por las que el alumnado ha de pasar.
151
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
152
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
tado de libros, cuentos, actividades muy interesantes, en las que, de manera esca-
lonada y desde la óptica de la noviolencia, construye una ciudadanía responsable
en toda la comunidad educadora.
• Comins Mingol, Irene: Filosofía del cuidar. Una propuesta coeducativa para la
paz. Barcelona, Icaria, 2009. Excepcional libro en el cual se explican las bases
ético-filosóficas de una apuesta por una coeducación comprometida con la educa-
ción en y desde la paz. Los diferentes capítulos del texto abordan la ética del cui-
dado como una ética de educación para la paz, y propone una revisión profunda,
profusa, y muy enriquecedora de las relaciones necesarias entre conceptos como
noviolencia, paz, feminismo, cuidado, justicia, y resolución noviolenta de conflic-
tos. Aporta propuestas prácticas para abordar la ética del cuidado en las aulas. In-
dispensable.
153
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
CAPÍTULO 8
ESTRATEGIAS SOCIOEDUCATIVAS EN EDUCACIÓN SECUNDARIA157
El panorama actual de las personas adolescentes, sin embargo, no deja de ser con-
fuso. Adelantándose considerablemente el acceso a experiencias anteriormente propias de
etapas adultas (relaciones sexuales, autonomía ampliada para salidas de ocio, etc.), el ac-
ceso a la adultez se retrasa y, en no pocos casos, se dilata ad infinitum por diversas causas
(falta de recursos socioeconómicos para empleos que permitan la emancipación familiar,
precariedad laboral, etc). Todo ello, puede provocar una desorientación que atrape en un
doble cuerpo de niñez adulta y de adultez aniñada, un doble cuerpo que desde el entorno
educativo puede construirse como un espacio de oportunidades para la equidad entre los
sexos. Lejos de ver a las personas adolescentes como transmisoras de desigualdad sexista,
podemos hacer desde sus marcos de referencia, un trabajo importante, necesario y acce-
sible, por la igualdad y desde la igualdad.
157
Damos las gracias en este capítulo a las aportaciones y sugerencias de Silvia Susana Valero Peña, profesora del
Instituto de Educación Secundaria Santa Isabel de Hungría de Jerez, y Rocío Cañadas Salguero, Técnica del Colectivo de
Educación Social y Noviolencia Buenaespina de Jerez.
158
Catalayud Arenes, Mari Paz & Serra Desfilis, Emilia: Las relaciones de amor en los adolescentes de hoy. Barcelona,
Octaedro, 2002, p. 14.
155
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
«las formas de trabajar con personas autónomas, o que han de devenir autónomas, que
están inmersos en procesos vitales de cambio (…) El profesional que acompaña no moraliza,
no da consejos que no le han pedido, no es una luz roja que advierte de peligros, no va delante
señalando el camino, no se dedica a tutelar, va al lado, está detrás, disponible. Pero también su-
giere, estimula, propone, a veces empuja, tensa la cuerda de la relación para provocar reaccio-
nes».160
159
Funes, Jaume: ¿Cómo trabajar con adolescentes sin considerarlos un problema? En Revista Papeles del Psicólogo,
2003, n.º 84, pp. 1-8. p. 2.
160
Funes, Jaume: ibídem.
156
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Muchos chicos pueden sentir sus identidades masculinas amenazadas con el discurso
y la práctica de la igualdad; ello, lejos de ser un óbice para abordar el tema, ha de ser un
catalizador. Es en esas palabras, en esos gestos físicos, en esas posturas intimidatorias de
algunos, donde podemos certificar que quizá el cambio del discurso hacia la igualdad ni
es generalizado, ni es aún hegemónico. Pero esa muestra de desigualdad sexista puede con
mayor especificidad confrontarse si relacionamos dichas actitudes sexistas y violentas con
la propia historia vital de dichos varones.
«Los hombres necesitan tomar conciencia del poder y de la violencia institucional que de-
tentan en relación con las mujeres, y la atención debe centrarse básicamente en hacer que los
hombres asuman su responsabilidad por los sufrimientos que han causado a las mujeres. Esta
ha sido una estrategia crucial a la hora de trabajar con la violencia masculina, pero ha tendido
a ser más efectiva cuando no se ha limitado a explotar los sentimientos de culpabilidad y ver-
güenza. Ha sido más fácil llegar a los hombres en aquellos proyectos en los que ellos mismos
han podido conectar con su propia experiencia de la violencia161».
«Los hombres que intentan desarrollar políticas de apoyo al feminismo, ya sean homose-
xuales o heterosexuales, no están en un viaje fácil. Pueden sentir las burlas de muchos hombres,
y de algunas mujeres. Ellos necesariamente no tendrán apoyo de las mujeres feministas, muchas
161
Seidler, Víctor Jeleniewski: Masculinidades. Culturas globales y vidas íntimas. Barcelona, Montesinos, 2006. p. 211.
157
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
de las cuales están profundamente decepcionadas de los hombres, muchos de los cuales se resis-
ten a renunciar a su poder, mientras hacen un compromiso público de solidaridad con las mu-
jeres»162.
Puede resultar desaventurado por parte del profesorado exigir de los varones adoles-
centes en la práctica aquello que solamente cierto profesorado masculino evoca en sus dis-
cursos.
Como apunta Antonio Martínez Cáceres, el panorama puede ser contradictorio para
los chicos adolescentes que definen su identidad contra el sexismo y por la igualdad:
«Nos encontramos por tanto en una especie de etapa de transición entre un modelo mas-
culino que, si bien se encuentra cuestionado a nivel institucional y por algunos sectores de la
sociedad, sigue siendo el vigente, además de asumido por una gran parte de varones, cuya mo-
tivación o recursos para el cambio son escasos. El modelo hacia el que transitar tampoco está
del todo definido, existen muchas resistencias, miedos, etc. El panorama resultante no deja de
ser algo esquizofrénico: por un lado, un modelo y una forma de actuar cuestionada y abocada
al fracaso y, por otro lado, ninguna alternativa clara a seguir. Lo que le queda a la mayoría de
los jóvenes es continuar andando en la misma dirección a sabiendas de que el camino lleva a
un callejón sin salida.»163
En los varones adolescentes, por tanto, pueden convivir varios discursos entrelaza-
dos: aspirantes a «héroes» que consiguen todo lo que quieren (éxito y poder) sin emplear
rudamente la violencia aunque sin cuestionar los códigos de género-; la persistencia de hé-
roes triunfadores, violentos, y «clásicamente sexistas», así como la emergencia de algunos
varones adolescentes que son la flor que nace del trabajo continuado del movimiento fe-
minista y de algunos hombres profeministas, que se han esforzado por romper los lazos
entre masculinidad, violencia y sexismo.164
162
Robert W. Connell: «Politics of changing men» En: Arena Journal, número 6, 1996. p. 65. En:
http://www.xyonline.net/sites/default/files/Connell,%20Politics%20of%20changing%20men.pdf-La traducción es nuestra.
163
Martínez Cáceres, Antonio: «La nueva masculinidad adolescente: Un aprendizaje desde el fracaso». En Revista de
Estudios de Juventud, número 86 Juventud y violencia de género. Madrid, septiembre, 2009.
164
Véase en profundidad el artículo de Kaufmann, Michael: «Cómo romper los lazos entre masculinidad y violencia».
www.michaelkaufmann.com
158
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Es por ello que poner en valor modelos de mujeres jóvenes feministas, más que un
asunto circunstancial, ha de ser una prioridad urgente; pues es preciso ofrecer modelos
de mujeres que están por la igualdad pero que no entienden necesariamente su consecu-
ción desde las categorías trucadas que los varones pueden manejar. Una de las formas más
invisibilizadas de dominio es aquella que inocula como meta los valores asociados al pri-
vilegiado; por ello, entender la igualdad como ser exactamente como «los hombres» puede
ser una reflexión a debatir críticamente con las mujeres adolescentes: ¿Igualdad en qué?.
No existe contradicción alguna entre ser una mujer feminista y comprender para cambiar
el legado sexista sufrido por sus madres y abuelas, como recordatorio presente de las des-
igualdades del pasado y presente que no han de ser necesariamente su destino futuro. Este
giro puede desencadenar reflexiones de nuevo alcance sobre el papel que las mujeres ado-
lescentes pueden tomar en el rumbo de sus vidas, como ya apuntaron destacadas feminis-
tas de la vertiente denominada del «feminismo de la diferencia».
«Cobra sentido que los chicos recurran a la violencia como elemento de diferenciación de
las chicas y que las chicas malas, las que se enfrentan al modelo de feminidad impuesta, realicen
conductas de riesgo y actúen de forma violenta para diferenciarse de las buenas chicas, las fu-
turas madres-trabajadoras-cuidadoras, las estudiosas».165
Ante esta cuestión, el debate está abierto, sobretodo cuando las cifras nos muestran que,
bajo una pátina de cambio hacia la igualdad, las mujeres adolescentes siguen sufriendo si-
tuaciones de violencia de género inaceptables. Desde la representación de una ficticia igualdad
entre hombres y mujeres puesta a escena, casos fragantes de violencia de género pueden estar
cometiéndose ya desde la misma adolescencia, como apuntan cifras en diversos ámbitos, que
muestran el aumento de este tipo de violencia en parejas heterosexuales adolescentes166. Por
ello, es esencial mostrar en esta etapa educativa que el tránsito entre la igualdad formal y real
aún está pendiente, y que romper las dicotomías del género requiere apostar por el hecho de
165
Rubio Castro, Ana: «Los chicos héroes y las chicas malas». En Revista de Estudios de la Juventud, Madrid, sep-
tiembre 2009. número 86. pp. 59.
166
Rafael, Patricia: «El 30% de las asesinadas tenía menos de 30 años». Diario Público —Madrid-11.11.2009. Véase
en: http://www.publico.es/espana/268834/victimas/mortales/violencia/machista/jovenes/bibiana/aido/30/menores/30/anos/ge-
nero. 11/11/2009.
159
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Convivir en Igualdad
que las chicas definan el mundo desde sus necesidades e intereses, y no desde puntos de vista
masculinos impuestos. Se necesita, por tanto, un evidente moldeo de la masculinidad apren-
dida como punto de partida para la desaparición del modelo masculino hegemónico —y qui-
zás, de cualquier forma de masculinidad—167. Si queremos prevenir adecuadamente la
violencia de género, hemos de hacerlo incluyendo tanto a chicas como a chicos; pero no está
de más, prestar puntualmente una especial atención en cómo los chicos adolescentes pueden
reproducir en el presente y futuro pautas sexistas. Porque impugnando la masculinidad he-
gemónica, estamos avanzando en el establecimiento de relaciones no basadas en el poder
entre los sexos, sino en la equivalencia entre las personas. Categorías de análisis como: hom-
bres y sentimientos afectivos, hombres y cuidados, el papel de la violencia en la construcción
de la identidad masculina, las expectativas masculinas sobre el amor heterosexual, la sexua-
lidad masculina, los hombres ante y apoyando el feminismo, etc. nos dan pistas de esencial
importancia para la intervención socioeducativa que quiera ser realmente integral, y que cues-
tione en profundidad los mandatos sexistas de género que sustentan las relaciones de mal
trato antes que las de equivalencia o buenos tratos.
A la vez, sin ambages, hay que apoyar a las chicas para que construyan sus proyectos
de vida desde la tradición de la «sororidad», tomando lo bueno y dejando lo malo de un
modelo femenino hegemónico. Todo ello, trabajando desde y en la autoestima, como
apunta Marcela Lagarde:
«La autoestima es, consecuentemente, una experiencia ética de la fidelidad a una misma:
una experiencia que fluye y se transforma en permanencia. Simboliza la máxima transgresión
del orden hegemónico que prohíbe tal autoestima a las mujeres, un rango de tabú. Construir la
autoestima es vivir, de hecho, bajo las pautas éticas del paradigma feminista, es ser libre. La po-
lítica feminista plantea como aspiración a que, además de ser libres, las mujeres vivamos en li-
bertad».168
Una cuestión no baladí es la relación de los adolescentes con sus cuerpos, sus vidas,
y la relación intergenérica que se establecen. En Educación Secundaria es habitual que se
inicien relaciones de noviazgo. Así pues, éste es un tema de especial importancia para es-
tablecer relaciones de equivalencia entre hombres y mujeres. Las expectativas sobre el
amor, la sensualidad y la sexualidad no son equivalentes en modo alguno entre chicos y
chicas, y están en intersección plena con la necesidad de relaciones de buen trato entre
hombres y mujeres. A la vez, las identidades masculinas y femeninas están forjadas me-
diante la homofobia, por lo que en esta etapa una intervención socioeducativa igualitaria
necesariamente tiene como marco estructural la legitimación y fomento de la diversidad
sexual, la equivalencia entre los sexos y la erradicación de todo tipo de violencia masculina
hacia las mujeres. Son aspectos interconectados obligatoriamente. Es una etapa en la que
es fundamental la reivindicación del ocio y el tiempo libre de chicos y chicas, no como pri-
vilegio exclusivo de los varones. En este aspecto es urgente fomentar en las chicas la im-
167
Recordando a Josep Vicent Marqués: «No hay nueva ni nuevas masculinidades. Lo que hay es la posibilidad real
de que los hombres no sean tan brutos como creen tener que ser. El modelo imperante de masculinidad no es biológico,
sino social y está en crisis felizmente. (…) Que tomemos las cualidades como ofrecidas en un supermercado, que constru-
yamos tantas personalidades, tantas identidades personales como queramos, sin aceptar reducirnos a los dos modelos co-
activos que impone la sociedad patriarcal». En: Testamento sevillano o reconstrucción literal sino paralela de una charla…
Véase en: http://www.jerez.es/fileadmin/Documentos/hombresxigualdad/fondo_documental/Identidad_masculina/73.pdf
168
Lagarde de los Ríos, Marcela: Claves feministas para la autoestima de las mujeres. Madrid, Editorial Horas y Horas,
2000. p. 32.
160
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Convivir en Igualdad
pugnación de las ideas sexistas del tipo «Por ser chica tienes más obligaciones en casa», y
proponer otras ideas para un buen trato en igualdad como:
«Si los varones con los que compartes tu vida no priorizan ser autónomos en sus necesi-
dades cotidianas, sé tú autónoma y cubre las tuyas y no las suyas»; «Sé tú misma: Eres valiosa
tal como eres»; «Una pareja está para sumarte, y no para restarte», y «Lo único que se puede
hacer por amor es la equidad; sin equidad no hay amor posible».
«Otra imposición de género es la norma heterosexista que está basada en una supuesta
«complementariedad natural» de mujeres y hombres, derivada de las diferencias biológicas. Cons-
triñe a unos y otras, ya que discrimina y considera inferiores a la homosexualidad y bisexualidad,
así como otras prácticas sexuales no sujetas a esta rígida y pacata normativización»169.
En la ideología del amor romántico de «todo por amor» se esconde gran parte de las
claves que obstaculizan unas relaciones de equidad entre adolescentes. Por ello, una de las
labores básicas en la intervención de Educación Secundaria es intervenir socioeducativa-
mente en el ámbito de los celos. Sabemos que «Los celos no son señal de amor, sino de in-
seguridad» y «Quien bien te quiere no te hará llorar».
Los varones y mujeres adolescentes tienen que descubrir el autoerotismo desde la le-
gitimación, desde la equidad en el disfrute de sus cuerpos. Generalmente se ha interconec-
tado el sexo con la reproducción, craso error al igual que hablar de anticoncepción sin
profilaxis. Los chicos adolescentes pueden acercarse a la pornografía como trampa de la
educación sexual de los hombres, y pueden acercarse a los cuerpos de las mujeres desde su
desconocimiento y en el convencimiento social de la creencia de que todo hombre en esta
área tiene «que ser un experto». A la vez, en el imaginario sexista el papel reservado a las
mujeres ha sido el de «todo por amor» y el de invisibilizar su autoerotismo al servicio de la
sexualidad masculina. Una sexualidad medida bajo los parámetros de una respuesta sexual
masculina coitocéntrica y genitalista. Así pues, es fundamental crear espacios «seguros» que
favorezcan en las chicas una aceptación y conocimiento integral de su autoerotismo, la adop-
ción de actitudes firmes que pongan en valor sus necesidades y preferencias, y negociar desde
la equidad su autoerotismo en compañía, haciendo especial hincapié en fortalecerse ante
posibles «chantajes emocionales» de sus parejas masculinas. Hay que profundizar en aspec-
tos como que un «no» significa un «no» y no un «quizás», rechazando la ecuación sexista
por la que un no significa «sigue un poco más», pensamiento que subyace como fantasía de-
lictiva en situaciones inclusive de violación dentro del seno de la pareja. Hay que enseñar a
los varones adolescentes que un no significa un no, sin matices. Tanto a la hora de establecer
relaciones sexuales como a la hora de mantenerlas sin preservativo. Un no es un no, y nadie
tiene derecho alguno a pedir ningún tipo de explicación.
169
González, Belén & Habas, Pilar & Parra, Noemi & Vaquero, Carlos & Caro, María Antonia & Miñán, Nora: Pre-
vención de violencia interpersonal en la pareja y… mucho más. Material didáctico para el cortometraje Hechos son Amores.
Madrid, Talasa ediciones, 2008. p. 13.
161
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
En las chicas, como apunta en varias de sus obras Marcela Lagarde170, es fundamental
fortalecer el ámbito de la autoestima, y deslindar su identidad propia lejos del concepto
de «todo por amor» y/o «todo por los y las demás». Las chicas adolescentes se encuentran
en una etapa en la que es fundamental revisar qué se ha esperado y esperará de ellas, ya
que existe una gran presión para controlar sus cuerpos mediante las expectativas sociales
de belleza para construirlas como «objetos sexuales» al servicio de una visión masculina
heterosexista de la realidad. Una etapa en las que pueden ser agredidas por algunos varones
adolescentes en la escuela en los usos de tiempo y espacio. De hecho, Carol Gillingan plan-
tea cómo chicas seguras, confiadas en sí mismas, pueden vivir su inclusión en la etapa
adolescente como agresiones a su voz y a su espacio, que pierden en su adolescencia por
la presión de algunos adolescentes171.
A la vez, puede esperarse de los varones adolescentes que «defiendan» a sus parejas
heterosexuales, siguiendo el arquetipo viril guerrero que salva a damiselas en apuros. Este
pensamiento legitima diversas formas de violencia masculina hacia las mujeres, en la me-
dida que construye este pensamiento a las chicas como «débiles» y «necesitadas de un hom-
bre en su vida porque no saben defenderse ellas solas». Cuando los varones jóvenes se creen
legitimados para «defender» y/o intervenir en las amistades o proyectos propios de sus pa-
rejas, están ejerciendo violencia masculina contra las mujeres en la medida que están mos-
trando principalmente delante de otros varones «cuán macho es» y se creen legitimados a
meter las narices en asuntos que necesariamente no son de su incumbencia. Tenemos que
saber adaptar y conectar con el código adolescente también en esta materia. Pocos varones
jóvenes se definirán como maltratadores, pero muchos presumen de celosos.
Los varones adolescentes suelen tener dificultades para expresar ternura y amor, en
la medida que dentro de la masculinidad hegemónica se consideran cualidades «afemina-
das», que no son de «hombres», mientras que se les asigna a los varones adolescentes una
sexualidad activa, coitocéntrica y de conquista como forma de afirmar sus identidades
masculinas. Esta faceta de la «masculinidad hegemónica» puede llevar a confundir sexua-
lidad compartida con amor, cuando necesariamente no son aspectos conjuntos. Los varo-
nes adolescentes pueden tener dificultades para expresar ternura, sensibilidad, cariño y
enamoramiento, al sentir amenazada su posición como igual dentro del pacto intragené-
rico que se da en el grupo de varones que organiza las resistencias masculinas al cambio.
Tenemos que repensar las relaciones de noviazgo de una manera crítica y siempre sobre
una base de equidad en el plano doméstico, de cuidados, de responsabilidades afectivas,
económicas, etc.
Para muchos varones adolescentes puede ser incómodo «estar enamorado», incluso
algunos lo pueden considerar una «enfermedad». Es de especial importancia proponer es-
pacios de reflexión para ellos en esta área, para que puedan hablar y compartir estos plan-
teamientos, escuchar y ser escuchados, avanzar ideas que flexibilicen y erradiquen
nociones sexistas como «Mi novia es mía y de nadie más», «Si tengo novia, tengo que tener
170
Véase Lagarde de los Ríos, Marcela: Claves feministas para la autonomía de las mujeres. Madrid, Editorial Horas
y Horas, 2000. En la web de la Fundación Puntos de Encuentro de Nicaragua www.puntos.org.ni puedes bajarte de la misma
autora el contenido de los talleres «Claves feministas para la negociación en el amor» y «Claves feministas para liderazgos
entrañables»; además de otros materiales interesantes.
171
Véase Gillingan, J: Violence. Nueva York, Vintage, 1997. Citada en el artículo ¿Qué pasa con los chicos? De Foster,
Victoria & Kimmell, Michael & Skelton, Christine incluido en Lomas, Carlos (comp): Los chicos también lloran. Barcelona,
Paidós, 2004. p. 214.
162
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
relaciones sexuales», «El autoerotismo masculino es un mal sucedáneo de las relaciones coi-
tocéntricas», etc. Tenemos que explorar las dudas pues, si los hombres se construyen como
autosuficientes, independientes y decisivos, no asumirán sus dificultades, sus vidas emo-
cionales, sus temores ni sus miedos, como apunta Victor Jeleniewski Seidler.172
«El modelo de masculinidad patriarcal que predomina modela una serie de sentimientos
y los transforma para reforzar la identidad del varón frente a cualquier atisbo de debilidad (…)
La tristeza y el dolor deben convertirse en fortaleza y contención. Un hombre no puede sostener
siempre la tristeza o el dolor porque no sabe, el miedo le invade, pero éste tampoco le está permi-
tido. Sólo le enseñaron a negar sus emociones, no a atravesarlas y permitírselas»173.
Es mejor apoyar a los chicos con mensajes equitativos antes que centrarnos en los
más machistas, porque muchas veces es una forma de actuar delante de otros varones sin
más. Pueden fanfarronear de conquistas sexuales como medio de protección de su prime-
riza identidad entre la fratría de varones. No suelen pedir ayuda porque les deslegitimaría
como «hombres». No utilizar el preservativo puede ser para ellos una señal de «hombría»,
cuando es señal de estupidez. La resistencia de los hombres al uso del preservativo mas-
culino está siendo la principal causa de expansión de enfermedades de transmisión sexual
y de embarazos no deseados. Hay que visibilizar la importancia ineludible de que los va-
rones adolescentes lo utilicen como estrategia integral de salud sexual y reproductiva.
Por su parte, en las chicas tenemos que fortalecer habilidades de establecimiento de lí-
mites respecto a sus identidades, de cuidado de sí mismas y no exclusivamente para los y las
demás personas, fomentar un proyecto de vida propio y no en función de dependencia de los
y las demás. A la vez, es fundamental recuperar, mostrar y poner en valor las historias y sa-
beres de las mujeres, haciendo especial hincapié en las reivindicaciones del movimiento fe-
minista.
Un eje central en las mujeres adolescentes es observar en qué medida se pueden prefi-
gurar, en las primeras relaciones adolescentes, relaciones de mal trato o irrespetuosas hacia
ellas, como forma «habitual» de relación heterosexual. Como señala Charo Altable:
172
Seidler, Víctor Jeleniewski: Masculinidades. Culturas globales y vidas íntimas. Madrid, Montesinos, 2006.
173
Pescador Albiach, Erick: «Masculinidad y adolescencia» En Lomas, Carlos (comp.): Los chicos también lloran.
Identidades masculinas, igualdad entre los sexos, y coeducación. Barcelona, Paidós, 2004. p. 138.
163
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
«El número de casos de chicas con las que he estado en contacto son suficientes como para
pensar que las experiencias amorosas de las mujeres adultas no han pasado a la cultura con la su-
ficiente autoridad que permita a las adolescentes confiar y fiarse de la sabiduría amorosa de otras
mujeres. Siguen siendo vulnerables al deseo dominante del otro, siguen sin respetar su deseo, sin
saber negociar con el otro, obedeciendo al deseo del otro por miedo a perderlo, sin saber qué hacer
con sus sentimientos, concediendo más saber y autoridad al otro que a sí mismas»174.
«Los varones jóvenes pueden considerar internet como un espacio virtual en donde pueden
explorarse sentimientos que no son capaces de compartir en persona (…) Es un espacio donde
la gente puede explorar una amplia gama de géneros e identidades sexuales (…) El anonimato
de lo virtual puede hacer que los varones jóvenes se atrevan a expresar y a nombrar sus emocio-
nes y sentimientos»177.
Pero a la vez, esta «habitación propia» puede convertirse en una cárcel de amor y
control para muchas chicas adolescentes.
Los espeluznantes casos de acoso sexual por internet que algunas adolescentes jóve-
nes han sufrido por parte de ciberacosadores, quienes habían conseguido imágenes sexua-
les de dichas chicas «chantajeando por confianza», han llevado a varias adolescentes
incluso al suicidio en diferentes países178. Además, entendemos que en una relación jerar-
174
Altable Vicario, Charo: Las adolescentes y las jóvenes ante el amor. Revista Mujer y Salud, n.º 20, 2006. p. 34.
175
Véase en detalle Ruiz Repullo, Carmen: Unidad Didáctica Abre los Ojos. El amor no es ciego. Consejería para la
Igualdad y Bienestar Social. Junta de Andalucía. 2009. En especial, la dinámica La escalera de la violencia, en la cual este
párrafo está inspirado. p. 16.
176
Bernárdez Rodal, Asunción: «A la búsqueda de una habitación propia. Comportamiento de género en el uso de
internet y los chats en la adolescencia». En: Revista Estudios de Juventud, Madrid, Injuve, n.º 73, 2006, pp. 69-82.
177
Seidler, Víctor J: Masculinidades. Culturas globales y vidas íntimas. Madrid, Montesinos, 2006. pp. 126-127.
178
Véase en diversos buscadores web: «Ciberacoso sexual, donde se hallará información sobre casos de este delito.
164
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
quizada de «amor romántico», el «todo por amor» puede llevar a prácticas sexuales que
puedan ser colgadas en internet, con la consiguiente situación de humillación pública, sir-
viendo de amenaza para que la relación se mantenga. Amenazas que pueden ser inaguan-
tables en contextos donde la sexualidad femenina se construye sexistamente al servicio del
varón. La movilidad que representan los terminales de teléfono móvil pueden constituirse
como elementos de vigilancia y control constantes con continuadas llamadas y/o mensajes,
además de material multimedia continuado que permitan un control exhaustivo, humi-
llante y sexista, en base a una noción de «amor romántico» empobrecedora e injusta.
«El tipo más frecuente de agresión sexual entre novios es la llamada violación por con-
fianza, que sucede cuando las jóvenes o adolescentes son presionadas a tener actividad sexual,
aunque exista, de inicio, un cierto consentimiento por parte de los mismos»179.
179
Rubio Castro, Ana: «Los chicos héroes y las chicas malas». En Revista de Estudios de Juventud, Madrid, Ministerio
de Igualdad, número 86. Septiembre, 2009. p. 60.
165
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
En modo alguno está de más hacer una revisión profunda en la labor educativa de la
trampa que la pornografía supone en la educación, o más bien, para la deseducación de
los varones de todas las edades180. Kathy Miriam ha analizado dicho fenómeno interconec-
tado con el progresivo aumento de los discursos igualitarios en chicas universitarias, pero
que quizá son reflejo de lo que comienza a sentirse ya en las chicas de Educación Secun-
daria:
«La psicóloga norteamericana Kathy Miriam manifiesta que la cultura de masas ha hi-
persexualizado el cuerpo de las muchachas cada vez más jóvenes a través de la imagen, la cos-
mética y la cirugía, y que la mayor actividad sexual de las jóvenes coexiste con coerción sexual.
Apoya esta última afirmación en resultados de entrevistas a jóvenes universitarias que, a pesar
de su creencia en la igualdad de los sexos, no calificaban ni siquiera como abuso relaciones se-
xuales que describían como humillantes y en las que no faltaba en algunos casos el uso de la
fuerza física y en las que las conductas de una relación heterosexual —movimientos y ruidos—
tienen más que ver con cálculos mentales de lo que les agrada a los varones que con expresiones
espontáneas de lo que a ellas les gusta. De ahí que concluya que hay un cambio en la cantidad
de las relaciones sexuales más que en la calidad. No hay un incremento de la libertad de las mu-
jeres, sino diferentes formas de negociar la sumisión», concluye Miriam181.
«Educada para no pedir, para dar y disponerse para el otro/los otros, priorizar los deseos
del varón considerándose en segundo lugar, algunas han ido autoanulándose (…) Toda mujer
tiene derecho al reconocimiento y la apropiación de todo su cuerpo y las posibilidades de sensa-
ciones que tiene; ello sin menoscabo de que se comporte eróticamente como y con la opción se-
xual que prefiera (…) La mujer no tiene por qué aceptar la opresión, ni a través de su cuerpo ni
en su vida. A ella le corresponde buscar las alternativas y elegir relaciones justas»182.
180
Puede consultarse sobre esta temática Szil, Péter: La pornografía como trampa de la educación sexual de los va-
rones. En www.szil.info.
181
VV AA: Ni ogros ni princesas. Guía para la educación afectivo-sexual en la ESO. Consejería de Salud y Servicios Sa-
nitarios, de Asturias 2007. p. 21.
182
Sanz, Fina: Psicoerotismo masculino y femenino. Para unas relaciones placenteras, autónomas y justas. Barcelona,
Kairós, 1997, p. 46.
166
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
trata mal, le prohíbe cosas, controla y la juzga jamás puede ser un compañero desde la
mutualidad y la equidad.
183
Miyares, Alicia: «Educación y sexualidad» En Cobo, Rosa: Educar en la ciudadanía. Perspectivas feministas. Madrid,
Editorial Los Libros de la Catarata, 2008. p. 114.
167
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
168
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
nes y las mujeres. Pon especial cuidado en el uso de los tiempos y en los puestos
de responsabilidad y representatividad en los trabajos en equipo, portavocías,
etc. garantizando la equidad. Revisa en qué medida las instituciones escolares y
los varones y mujeres docentes están reproduciendo el sexismo en su seno. Los
y las adolescentes son expertos en darse cuenta de las incoherencias: practica
como docente el «hago lo que predico».
6. Fomenta la Campaña del Lazo Blanco entre los varones de todo el centro educa-
tivo. Es imprescindible que los hombres se posicionen en esta temática. Favorece
que generen debates, reflexiones y posicionamientos masculinos contra todo tipo
de violencia masculina hacia las mujeres. Posibilita una reflexión intensa para
romper los lazos entre masculinidad y violencia en los propios hombres, involu-
crando a chicos, adolescentes, jóvenes y adultos en este grave problema social.
8. Recupera, valora y fomenta las historias de las mujeres a todos los niveles. In-
cluye equitativamente en todo el currículo de los centros educativos la aportación
de las mujeres a las diversas disciplinas académicas. Genera especial atención al
movimiento feminista y muestra la diversidad del mismo y la generosa profun-
didad de sus propuestas ideológicas, personales y sociales. Utiliza centralmente
lemas como «Nuestros cuerpos, nuestras vidas» del Colectivo de Mujeres de Bos-
ton y «Lo personal es político», creando «espacios seguros» para que las chicas
compartan sus inquietudes sobre la sexualidad femenina, la autoestima de las
mujeres, las mujeres ante el amor romántico, salud y derechos reproductivos de
las mujeres, un no es un no y no un quizás, etc.
169
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
«Voy a decir una serie de frases. Quien esté de acuerdo con el contenido de las mismas se
desplazará a mi derecha, y en desacuerdo a mi izquierda. Podéis utilizar todo el espacio dispo-
nible. A medida que estéis más de acuerdo/desacuerdo os desplazaréis más lejos de la raya hori-
zontal. Posicionaros en el espacio».
Con cada frase, el alumnado se posiciona y se les anima a que expliquen el porqué
de su decisión. Hay que cuidar especialmente en los grupos mixtos que tanto chicos como
chicas adolescentes hablen en mismo número y tiempo. Una vez escuchados/as todos/as,
el profesorado aporta un punto de vista equitativo. Se les ofrece la posibilidad de cambio
de su posicionamiento a quienes les apetezca tras haber escuchado al educador/a y a sus
compañeros/as. Quince frases que puedes utilizar en conexión con lo recogido a lo largo
de este módulo son:
170
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Esta actividad tiene como objetivo establecer, mostrar y resistir la presión del grupo
y/o pareja, sobre aquellos aspectos identitarios irrenunciables de cada una de las personas
participantes. Para la realización de esta actividad necesitamos arena, tiza, tarjetas de
papel, bolígrafos, rotuladores y música.
Se les ayuda entregándoles en pizarra y/o en papelógrafo algunas frases como las si-
guientes, adaptadas al grupo.
• Mi nombre es…. y las personas con las que me apetece pasear suelen ser…
• Mi nombre es…. y una de las personas que más quiero en el mundo es…
• Mi nombre es… y una de mis grandes pasiones es...
• Mi nombre es…. y me gustaría estudiar y/o trabajar en el futuro de…
171
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
El profesorado facilita que las personas participantes escriban sobre las tarjetas las
diez actividades que les gustan. Cada una de las personas, una a una, coge la tiza y en pie,
alrededor suyo, con la tiza marca un circulo; se introduce en el mismo con sus diez tarjetas
y, si le apetece, dice alguna de ellas, y si no, simplemente, una vez dentro, enuncia el si-
guiente «ritual de poder mágico»: Mi nombre es…. tengo…. años, y en el presente y en el fu-
turo, no permitiré que nadie me haga renunciar a mi círculo personal de alegría. Si me siento
chantajeado/a para ello, y no sé qué hacer, pediré ayuda a las personas de este círculo, y en es-
pecial a mi persona «mágica». Una vez emitida esta frase, el profesorado rellena el borde
del círculo de tiza con arena, y le llama por su nombre a cada persona, diciéndole: p. e
Luisa, no permitas que nadie te haga renunciar a tu círculo de alegría. Puedes contar con
quienes te respetan y, en especial, con tu persona mágica.
Esta actividad tiene como objetivo principal impulsar principalmente en las mujeres
adolescentes los conceptos de autoestima, autoconocimiento, establecimiento de límites
personales, así como un estilo asertivo y firme de comunicación con las personas de su
entorno, principalmente durante las relaciones de noviazgo. En los varones adolescentes,
se propone esta actividad para desarrollar dos planos principales: uno de ellos es la resis-
tencia a la presión del grupo de iguales a realizar actos de contenido sexista y/o conductas
de riesgo; y en el otro lado, respetar el «no» como un «no», y no un «quizás», si insisten en
las relaciones de noviazgo.
Con tiza en el suelo, pintamos dos líneas paralelas en las cuales puedan distribuirse
las chicas del grupo con comodidad. Las mismas se disponen en una fila entre las dos lí-
neas y se les señala que el grupo de chicos se va a acercar a ellas sin traspasar la línea, in-
tentando que le dejen hacerlo, mientras ellas dicen no. Cada chico elige a una chica para
intentar convencerle que le deje pasar la línea, para ello sin tocarla puede «convencerla»
184
Para dinamizar esta actividad, el monitorado se ayuda de las reflexiones expuestas en los libros: Penélope o las
trampas del amor, de Charo Altable, específicamente para chicas, y Masculinidades, de Victor J. Seidler, específicamente
para chicos.
172
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Tras ello, se divide el grupo de chicos en dos partes, y una de ellas se incluye entre
las dos líneas paralelas. Mientras una de las partes del grupo intenta pasar la línea, la otra
parte, con la misma dinámica señalada en el grupo de chicas, se «defiende» con su no
como escudo protector. También pueden pedir «ayuda grupal» en este caso tanto de chicos
como de las chicas que son «observadoras activas», para evitar el convencimiento de los
chicos que dicen «sí».
El profesorado vincula esta dinámica a las relaciones de amor y/o noviazgo que
pueden vivir las chicas, relacionándolo con el ámbito de decisión en el área del buen
trato frente a primerizos malos tratos de algunos chicos, que pueden no respetar las de-
cisiones de las chicas a decir «no» en todos los ámbitos de las relaciones de noviazgo.185
Para los chicos, las preguntas «llave» que pueden realizarse son:
• ¿Y cuando tenías que «convencer» a los y las demás? ¿Cuándo te has sentido más
cómodo?
• ¿Te ha costado decir «no»? ¿Por qué? ¿Cuándo te ha resultado más fácil estar en la po-
sición de «convencer»… Con las chicas o con los chicos…? ¿Por qué crees que esto es
así?
• ¿Crees que esta dinámica tiene relación con el corporativismo masculino? ¿Crees que
los chicos en muchas ocasiones confundimos el «no» con un quizás si insistimos en
el área de las relaciones de amor y/o noviazgo?
• ¿Cuándo te cuesta más decir «no» a un chico? ¿ Por qué crees que esto es así ?
185
De especial interés, para esta dinámica, es la lectura profunda del antecitado libro de Lagarde de los Ríos, Marcela:
«Claves feministas para la autoestima de las mujeres».
173
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Se hace especial hincapié en respetar las opciones de vivir la sexualidad por parte de las
chicas en las cuales no tienen ningún tipo de derecho. A la vez, se les anima a resistir la
presión del grupo de iguales de algunos varones que les pueden exigir actitudes machistas
para sentirse miembro del «grupo».
Esta actividad tiene como objetivo principal favorecer el compromiso de los varones
del centro educativo y de su entorno en el rechazo de todo tipo de violencia masculina
hacia las mujeres.
Desde entonces, dicha campaña se ha extendido por más de 30 países de los cinco
continentes y es el mayor esfuerzo internacional hasta la fecha de implicar a los varones
en la lucha contra la violencia de género.186 Así pues, las actividades con motivo del Lazo
Blanco que pueden desarrollarse en el centro educativo pueden ser múltiples, con especial
hincapié en el compromiso masculino en el rechazo de todo tipo de violencia hacia las
mujeres. Entre ellas, y en especial, en las fechas del 25 de Noviembre y/o 6 de Diciembre
animamos a:
186
Respecto a la Campaña Internacional del Año Blanco, véase: www.whiteribbon.ca Si quieres conocer en profun-
didad la historia de la Campaña te recomendamos el artículo La historia del lazo Blanco de Hugo Hubermann (http://het-
erodoxia.wordpress.com/2008/12/08/la-historia-del-lazo-blanco/) o el texto de Luis Bonino: Hombres y violencia de género.
Más allá de los maltratadores y conductas de riesgo. ( En www.luisbonino.com).
174
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
• Lectura de textos contra la violencia de género escritos por varones y leídos por
parte de varones del centro educativo y del entorno del Centro. Puedes consultar
algunos textos muy interesantes en www.hombresigualdad.com
• Blog con vídeos grabados en teléfono móvil o webcam de rechazo masculino a
la violencia contra las mujeres. Algunos ejemplos pueden verse en la Campaña
institucional Saca Tarjeta Roja al Maltratador (www.sacatarjetaroja.es) o en la
campaña de hombres igualitarios del Estado Español (www.noviolenciamas-
culina.blogspot.com)
• Certamen de mensajes de correo electrónico «Carta a un maltratador»: Con una
extensión máxima de tres párrafos de 5 frases cada uno, ha de enviarse una carta
antisexista y de rechazo a un maltratador a un correo electrónico que puede em-
pezar con el nombre del centro educativo (por ejemplo institutoxcontralaviolen-
ciadegenero). El certamen se puede hacer en dos categorías: 1) Chicos. Han de
empezar el correo electrónico con el lema: Soy un hombre que rechaza la violencia
masculina contra las mujeres. 2) Chicas: Han de empezar el correo electrónico con
el lema: —Soy una mujer que jamás va a permitir que la maltraten. Posteriormente,
la selección de correos electrónicos más significativos pueden colgarse en un blog
creado al efecto (p.e. institutoxcontralaviolenciadegenero.wordpress.com); invi-
tando tanto a profesorado como a padres y/o madres del alumnado a visitarlo y
enviar comentarios al mismo.
• Confección de un gran panel con las caras de los hombres del centro educativo de
todas las edades con lemas similares a los de la Campaña Internacional del Lazo
Blanco (Mi fuerza no es para herir, Di no a la violencia, etc.). Véase más en ww.whi-
teribbon.ca.
• También puede confeccionarse un lazo blanco de referencia que puede estar
puesto en un lugar bien visible del centro, cuya silueta se rellena con folios blan-
cos, en cuyo reverso tanto chicos como chicas escriben sus deseos de erradica-
ción de la violencia de género. Finalmente, se hace un gran círculo mixto
alrededor del lazo blanco y se lee un pequeño manifiesto escrito por el alumnado
del último curso del centro educativo, y aprobado en la Junta de Delegados y
Delegadas del centro educativo. A esa construcción conjunta del lazo blanco se
convoca tanto a familiares del alumnado como a todo el Claustro, que se suma
al manifiesto y a la actividad contra la violencia de género.
175
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Para ello, es importante que el profesorado visione los filmes y repare en los papeles
asignados en dichas películas a hombres y mujeres: qué estereotipos propugnan, y qué vin-
culación tienen los mismos con la producción de situaciones de violencia masculina contra
las mujeres. Los filmes no son un fin en sí mismo, sino un medio por el cual trabajar los
contenidos claves.
187
Algunas de estas películas son son recomendadas en «Violencia: tolerancia cero. Programa educativo de la Obra
Social La Caixa. Secundaria». Barcelona, Fundación La Caixa 2008.
176
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
188
Algunas de estas canciones son recomendadas en «Violencia: tolerancia cero. Programa Educativo de la Obra So-
cial La Caixa. Secundaria». Barcelona, Fundación La Caixa 2008.
177
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
• ¿Qué tipo de noción de amor —si las hay— se muestran en las canciones? ¿Crees
que tiene relación con la violencia de género un modelo de amor que no respeta la
igualdad entre mujeres y hombres?
• ¿Qué tipo de masculinidad y feminidad muestran las canciones? ¿Son modelos an-
tisexistas e igualitarios o sexistas y desigualitarios?
• ¿Cuál crees que es el mensaje central de cada una de las canciones? Relaciona dichos
mensajes con la posibilidad de relaciones de pareja equitativa. ¿Es posible relacionar
dichos mensajes con relaciones de pareja equitativas? Reflexiona sobre ello.
• ¿Podrías cambiar al menos una estrofa para intentar otra versión con un ideal de
amor desde la equidad?
178
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Para ello, dividido el alumnado en cuatro grupos mixtos, a cada uno de los grupos se
les pide que informándose por cualquier buscador de internet, detallen los tres juegos más
vendidos en el último mes para las cuatro consolas de videojuegos más difundidas de la
actualidad. Puestos en común dichos datos, el profesorado, tras haberse informado con-
venientemente con los recursos educativos propuestos, inicia y mantiene un debate en
torno a varias preguntas clave:
• ¿Crees que —si los resultados no son equilibrados— los videojuegos serían distintos
dependiendo de que los realizaran hombres o mujeres? ¿ Por qué?
• ¿Qué valores promueven los diez videojuegos más vendidos? Cada grupo puede se-
ñalar diez valores como máximo que promueve cada videojuego. Una vez mostra-
dos, se dinamiza el intercambio y debate con la siguiente pregunta: ¿Qué modelos
de hombres proponen dichos videojuegos? ¿Qué modelos femeninos? ¿Crees que
189 De libre acceso, el libro Díez Gutiérrez, Enrique J.: La diferencia sexual en el análisis de los videojuegos. Madrid,
Instituto de la Mujer, 2004. pp. 463. Puede descargarse en: http://www3.unileon.es/dp/ado/enrique/public21.htm . Un artículo
de interés del mismo autor: El género de la violencia en los videojuegos y el papel de la escuela: http://www.revistaeduca-
cion.mec.es/re342/re342_07.pdf. Revista de educación, 342. Enero-Abril 2007 pp. 127-146.
179
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
tienen algún tipo de relación dichos modelos con la desigualdad entre los sexos?
¿Por qué?
• Cada grupo selecciona el videojuego más vendido de cada categoría y, tras tener el
informe del mismo ya realizado y los valores propuestos, se responde a las siguien-
tes preguntas: ¿Crees que este videojuego tiene algún tipo de relación con situa-
ciones de mal trato entre mujeres y hombres?. ¿Qué valores podría promover este
videojuego si fuera igualitario? Imagínalo y explícaselo al grupo.
Con toda la información convenientemente recopilada, cada grupo realiza una pro-
puesta de campaña a llevar a cabo en la escuela con el lema: «Juguemos en paz y en equidad.
Por los videojuegos equitativos y pacíficos». En el diseño de la misma, ha de implicarse ac-
tivamente el profesorado, y durante todo el año pueden realizarse diversas actividades,
entre las que pueden destacar: ¿Hay videojuegos que promueven la igualdad? Búscalos y
juguemos online. «La Gymkana escolar de videojuegos antisexistas e igualitarios», o «La
violencia contra las mujeres no es un juego». Se propone el boicoteo de dichos juegos como
compromiso personal y grupal frente a la violencia de género.
Con conexión a internet, a cada grupo se les señala que tienen que responder a las
siguientes preguntas grupalmente, utilizando cuantos materiales tengan a su alcance. Se
les entrega a la vez revistas, cartulinas, tijeras, barra de pegamento, y rotuladores para que
expongan murales que confeccionarán al respecto. Los contenidos de los mismos e imá-
genes señaladas pueden estar relacionados directamente con el feminismo o con imágenes
simbólicas relacionadas con la lucha por la equidad ente los sexos. Exponen el mural, y
contestan a las siguientes preguntas.
180
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
El profesorado está especialmente atento a las portavocías, para que sean paritarias,
y promueve la reflexión sobre cómo han vivenciado los diferentes grupos las diferentes
composiciones de chicos y chicas. Se les expone brevemente las características del movi-
miento feminista, así como las pensadoras más destacadas. Se les entrega material público
referido al movimiento feminista.
Se les entrega el enlace del podcast opcional para consolidar conocimientos respecto
al feminismo. La referencia propuesta es: Feminismo en el Mundo Global (I) y (II). Entre-
vista a Amelia Valcárcel. Feminista y Catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED.
Para descargar y/o escuchar podcasts en www.canaluned.es señálese los nombres de los Pod-
casts en el buscador.
181
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
182
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
CAPÍTULO 9
MALOS TRATOS Y PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN
BACHILLERATO Y FORMACIÓN PROFESIONAL190
Desde este panorama es difícil esperar que nuestras alumnas y alumnos puedan
tomar las decisiones sobre su futuro profesional y su proyecto vital libres de los condicio-
nantes de género, en igualdad de oportunidades y responsabilidades. Los muchachos que
opten por profesiones tradicionalmente «femeninas» sufrirán el doble estigma social de
acceder a profesiones desvalorizadas y de ver puesta en cuestión su «masculinidad»; las
190
Damos las gracia en este capítulo a las aportaciones y sugerencia recibidas de Marta Elena Beiro Argüelles, Di-
rectora del IES Cuencas del Nalón, Premio Irene del Ministerio de Igualdad, y a Estrella Domínguez Gil, Asesora Técnica
del Área de Programas de la Dirección Provincial de Educación de Palencia.
191
El alumnado que no obtiene el título de Graduado/a en Educación Secundaria Obligatoria puede optar por cursar
estudios de Programas de Cualificación Profesional Inicial de diferentes perfiles, diferentes tipos de Programas de Inserción
Profesional o intentar incorporarse directamente al mundo laboral.
183
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
muchachas que (a pesar de todos los obstáculos sexistas) decidan iniciar una trayectoria
profesional vinculada a profesiones y cargos tradicionalmente masculinos serán aceptadas
en el terreno laboral no sin problemas, pero además recibirán la sanción social e incluso
pueden sentir un desgarro íntimo por abandonar las responsabilidades familiares que so-
cialmente siguen asignándoles y que muchas de ellas siguen teniendo interiorizadas como
propias. Es más, no serán ajenas a la presión masculina para que diseñen su perspectivas
laborales en función de la trayectoria profesional de su pareja, que puede autoasignarse el
status principal como eje de la vida, los ingresos y la elección del lugar de residencia de la
familia.
Como ejemplo de esa presión múltiple puede destacarse que la representación me-
diática del varón todavía parece estar al servicio de su (auto)imagen como agente de cam-
bio en el mundo, como protagonista del progreso social y del marco laboral, como
detentador de la autoridad y del poder, y como defensor de los privilegios que le asignó al
patriarcado social y doméstico. Frente a ello, la visibilidad mediática de la mujer sigue in-
sistiendo en una esencia vinculada a la exigencia social de la belleza, el cuidado de las per-
sonas, y a una relativa inserción laboral en determinados trabajos y escalafones, que no
debe ser coartada para liberarse de las obligaciones domésticas que aún se le asignan.
Por ello, debe insistirse en que todo centro educativo (incluso los Centros Integrados
de FP) tiene la responsabilidad profesional de favorecer dentro de los estudios que imparte
que el alumnado vaya tomando conciencia de que el mundo laboral, en la actualidad, no
192
No todas las CC AA establecen tutorías en horario lectivo para el alumnado de Formación Profesional.
184
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
es un espacio de igualdad. Partiendo de la idea básica de que mujeres y hombres son ca-
paces de realizar adecuadamente cualquier profesión, es importante que se le haga cons-
ciente de la existencia de: mayor tasa de paro femenino, discriminación salarial por sexo,
pervivencia de la asignación estereotipada de oficios y profesiones, precariedad laboral
asimétrica en los porcentajes de trabajo temporal y a tiempo parcial, injusta responsabili-
zación social a las trabajadoras de las políticas de conciliación, actual necesidad (y re-
chazo) de Planes de Igualdad en las empresas193, problemas del techo de cristal y del suelo
pegajoso para el desarrollo profesional de muchas mujeres, los casos de acoso sexual y/o
por razón de sexo en los centros de trabajo, de las estrategias masculinas para configurar
determinadas profesiones o empresas como espacio exclusivo de hombres y hostil para las
mujeres...
Por contra, quienes cursen estudios de Bachillerato es más probable que aborden los
contenidos básicos de los estudios de género en diferentes asignaturas. Los dos cursos del
Bachillerato actualmente vigente están diseñados para cumplir una finalidad propedéutica
de formación (y selección social) para otros niveles educativos. En ellos, tiene una gran
importancia la compartimentación disciplinar y la progresiva autonomía del alumnado
para utilizar autónomamente diversas fuentes de información y elaborar su propio cono-
cimiento. Por ello, debe garantizarse el derecho del alumnado de Bachillerato a conocer
los elementos básicos y las principales aportaciones de la perspectiva de género en las di-
ferentes disciplinas que curse, después de décadas de ocultamiento, con el fin de que for-
men parte ya para siempre de su mirada académica y personal. En determinadas áreas es
de esperar que, al menos, se les capacite para construir una mirada crítica sobre la miso-
ginia y la tradición de sexismo identificable en los diferentes momentos histórico-sociales
estudiados y en las manifestaciones culturales de cada uno de ellos, así como de los prin-
cipales hitos en la lucha social de las mujeres y los Feminismos por conseguir una sociedad
más justa, igualitaria y realmente democrática. Además, sería importante que, en todas
las asignaturas, se pusiese en valor la aportación de las mujeres a la construcción del co-
nocimiento.
Dada la edad del alumnado de FP y Bachillerato (16 a 19 años), se le debe hacer re-
flexionar críticamente sobre qué perfil de capacitación profesional y de puesto de trabajo
desea, y sobre qué lugar asigna a éste en las relaciones de pareja. Mientras cursen sus es-
tudios de FP o de Bachillerato, alumnas y alumnos pueden replantearse o ir consolidando
las opciones tomadas, pues ven el horizonte de la vida laboral más cercano.
193
La ley Orgánica de Medidas para la Igualdad entre hombres y mujeres 3/2007 señala en su capítulo III, artículo 46
el concepto y contenidos de los planes de igualdad. Se puede consultar en www.mtas.es/igualdad/Documentos.html#nacional
Por otra parte, una buena guía de implementación de Planes de Igualdad en empresas es «Orientaciones para negociar me-
didas y Planes de Igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en las empresas» del Instituto de la Mujer (2008)
http://www.inmujer.migualdad.es/mujer/publicaciones/docs/Guias%20orientaciones%20planes%20igualdad%20empresas.pdf
185
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
en pareja. Por ello, debe trabajarse específicamente sobre: medidas de conciliación, estra-
tegias y negociaciones para la corresponsabilidad doméstico-familiar, gestión igualitaria
del dinero de las parejas, vida afectivo sexual en reciprocidad y con independencia emo-
cional, detección de malos tratos…
194
Para una exhaustiva información cuantitativa sobre la participación de mujeres y hombres en el mundo laboral,
puede consultarse Instituto de la Mujer «Las mujeres en cifras (1983-2008)», Ministerio de Igualdad, Madrid 2008 e Instituto
Nacional de Estadística «Mujeres y hombres en España 2009», Madrid 2009. De dichos estudios proceden las líneas que de-
dicamos a la descripción de la situación actual, en la que hemos reducido voluntariamente al mínimo todo el caudal de
datos cuantitativos pormenorizados.
195
Las tasas de desempleo femenino y de indebida apropiación masculina de empleo es más alta en todos los niveles
formativos, excepto en los doctorados (3,00 mujeres por 3,18 hombres). Habría que hacer un análisis complejo de porqué
es así, en qué niveles, y en qué categorías profesionales. Tanto en mujeres como en hombres la tasa de ocupación es más
alta en áreas de carácter técnico, por lo que hay hacer especial hincapié en la equiparación de expectativas en esta línea.
Véase las tasas de paro por nivel formativo en segundo trimestre 2009: www.inmujer.migualdad.es/mujer/mujeres/cifras/ta-
blas/W60.XLS
186
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
modelo de pareja en el que ambos integrantes se encarguen del sustento y del cuidado. Y
no pocos problemas de violencia de género surgen de esa falta de evolución.
En las nuevas generaciones, el 72% de las mujeres de entre 20 y 49 años, que vive en
hogares con hijos e hijas, están ocupadas a tiempo completo. Es decir, las mujeres han lo-
grado, no sin dificultades, comenzar a ejercer su derecho a incorporarse al mundo del tra-
bajo productivo remunerado, pero además siguen responsabilizándose y ejecutando la
mayor parte del trabajo no remunerado doméstico, pues dicha incorporación laboral de
las mujeres no ha conllevado en muchos varones un aumento de su corresponsabilidad.
Estas mujeres sufren la sobrerresponsabilización doméstico familiar y la doble presencia.
Así, todavía una de cada seis mujeres europeas renuncia a trabajar remuneradamente de-
bido a la imposibilidad de compaginar vida familiar, personal y laboral.
En relación a los motivos por los que no se encuentra empleo remunerado, destacan
dos de ellos: escasa creación de puestos de trabajo y exceso de competencia para acceder
a los mismos. Los hombres consideran en mayor medida que las mujeres la falta de for-
mación como una causa del fracaso en la búsqueda de empleo. Por el contrario, las mujeres
196
Fuente: «Estudio socioeconómico de los municipios de Oviedo y Llanera, desde una perspectiva de género», Oviedo,
HADAS S.L 2008.
187
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
• Mayor presencia en todos los niveles del Sistema Educativo, especialmente en los
niveles no obligatorios, con la excepción de los Ciclos Formativos de Grado Medio.
• Mayor esperanza de vida escolar, pues presentan más tiempo de permanencia en el
sistema educativo, frente al abandono escolar temprano de los varones españoles
(el mayor de Europa).
• Mayor éxito educativo (tasas de promoción, nota media, porcentaje en altas califi-
caciones…) en todos los niveles educativos.
• Progresiva mayor diversificación de sus itinerarios, tanto por el tipo de estudios
como por las áreas de conocimiento de los mismos: mayor participación en FP,
mayor acceso a perfiles técnicos en carreras y ciclos formativos.
Este éxito de las alumnas en el sistema educativo mixto actual no ha corregido los
problemas de empleabilidad de las trabajadoras. Así, la realidad del mercado laboral nos
muestra que no hay una situación igualitaria entre hombres y mujeres, pues se integran
en sectores productivos de forma muy diferente y en condiciones de jerarquía, precariedad
y remuneración aún muy distinta:
188
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Por todo ello, una Orientación Académico Profesional no sexista no debe ser sólo
hablar de capacitación profesional y rentabilidad de los recursos humanos en el mercado
laboral. No sólo formamos mano de obra, educamos personas y queremos hacerlo para la
Igualdad. Nuestras alumnas y alumnos deben conocer que incluso con la misma formación
o mejor, es posible que las mujeres obtengan peores condiciones laborales. La desigualdad
laboral es la antesala de importantes desigualdades vitales.
189
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
• autoconocimiento.
• proceso de toma de decisiones.
• búsqueda de información sobre opciones profesionales.
• percepción de la necesidad de organizar un modelo corresponsable de convivencia
para lograr una verdadera igualdad de oportunidades.
Especialmente hay que enfocar el mensaje a los hombres del futuro exigiéndoles que
asuman equitativamente sus responsabilidades domésticas, familiares y de cuidado como
única garantía de configurar, en su caso, modelos familiares en verdadera equidad y con
igualdad de oportunidades para el desarrollo personal, vital y profesional.
190
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Por todo ello, es imprescindible exigirles a los hombres del futuro una implicación
equitativa en el mundo del cuidado y de las tareas domésticas, puesto que siendo labores
poco valoradas, son esenciales para el mantenimiento de la vida y son tareas de las cuales
los hombres suelen aprovecharse. Por cada mujer que abandona su trayectoria profesional
por su situación familiar hay hombres que siguen incluyendo dentro de sí la noción sexista
de ser hombre como simple «ganapán» que, además de ser una actitud injusta, les cons-
truye como meros espectadores del cuidado de la vida y no como hacedores y constructores
de cuidados. Es importante reformular las expectativas de los varones en esta etapa; fo-
mentando la reflexión sobre la encrucijada en la que están, exigiéndoles que compartan
equitativamente el mundo del cuidado y que se den cuenta de que organizar las identidades
masculinas exclusivamente alrededor del mundo del trabajo remunerado les imposibilita
para cuidar y cuidarse.
En buena medida, nuestra sociedad todavía funciona como si el dinero fuera «cosa
de hombres», en la vida pública, pero también en muchas de las formas privadas con las
que se organizan las familias de nuestro alumnado. La organización tradicional de muchas
familias, fruto de la histórica división sexual del trabajo, asignaba el papel de proveedor
único al varón y de soporte doméstico y de cuidados a la mujer. La misión de aquél era
que «no faltara dinero en casa» y la de ésta «estar siempre disponible para los demás». Dentro
de aquel patrón, parejas hubo que funcionaron con mutuo reconocimiento de las tareas
respectivas y con Igualdad en la toma de decisiones, pero otras escenificaban cada día un
peligroso pacto de «protección por sumisión», en el que el status de cada cual era no sólo
diferente sino radicalmente desigual. Las mujeres podían vivir recluidas por su dependen-
cia económica; los varones podían sufrir temores y angustias por fallar en su función de
ganapán, pero también podían ejercer abusos y establecer privilegios desde su posición de
sostenedor familiar.
191
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Hoy la división sexual del trabajo está cambiando, aunque perviven algunos viejos
problemas y han aparecido otros nuevos. Los hombres han sido socializados para cumplir
el papel de proveedor principal del sustento de las familias, y siguen reclamando dicho
papel, por la posición que conlleva, aunque suponga sufrir mayor presión en el ámbito del
empleo. Además, aunque muchas mujeres habrían logrado independencia económica,
buena parte de ellas aún no han alcanzado autonomía (entendida como puesta en marcha
de su independencia vital) ni una relación empoderada y de plena responsabilidad con el
dinero que aportan a la familia. Además, el hombre sigue siendo reconocido como el pa-
gador social en los actos públicos de consumo y el primer titular en casi todos los contratos
que firma la pareja, desde el presupuesto de que es «cabeza económica de familia».
Es decir, no se han modificado los modelos subjetivos de varones y mujeres con res-
pecto al dinero construidos por la tradición. El dinero se considera como algo relacionado
con la razón y el poder y, por tanto, corresponde a los hombres. Ellas delegan la gestión,
incluso cuando ganan más que ellos, y ellos ejercen el control, revitalizando el mandato
masculino. Las mujeres muestran disposición de ganar más dinero en función del uso que
espera hacer del mismo, es decir, prioritariamente valoran el dinero como un medio. Los
hombres tiende a ganar más dinero por asegurarse su posición, con una finalidad del di-
197
Tomamos el término de Clara Coria. Véase el comentario sobre su bibliografía recomendada en el epígrafe 5 de
este capítulo.
198
Díaz, Capitolina: «Dinero, amor e individualización» Oviedo, Ed. KRK, 2004.
192
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
nero en si mismo. Incluso se ha observado que las mujeres suele hablar de «nuestro di-
nero», mientras que los hombres utilizan con mayor frecuencia la expresión «mi dinero».
Cada individuo negocia cómo vive su propia vida, también en la pareja. Las alumnas
deben aprender que nadie les dará poder, sino que son ellas las que lo tienen que tomar
por sí mismas, para lograr una relación en Igualdad. Por ello, para las alumnas el mensaje
mínimo debe ser que el dinero que hoy ganan las mujeres por sus empleos debe aumentar
su capacidad de negociación en los pactos de pareja comprometida y corresponsable, y en
sus formas organizativas incluida la gestión del dinero. También debe favorecerse que va-
193
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
loren su trabajo como garantía de independencia, para vivir con autonomía o para cons-
truir en libertad una vida de pareja en la que ser reconocida como igual.
Pero los hombres no pueden ser neutrales en este tema. Desde el medio educativo
debemos favorecer masculinidades cómplices y comprometidas en el cambio de las muje-
res hacia la Igualdad. Por ello, para los alumnos, el mensaje mínimo debe ser que ya acabó
la obligatoriedad del proveedor único y de la «esposa abnegada», que su compañera tiene
proyecto profesional propio, tan importante como el suyo, y que puede generar más in-
gresos que él sin que ello genere ninguna crisis en su identidad.
Para unas y otros, el mensaje mínimo debe ser que el dinero es importante dentro de
la vida familiar, y que deben negociar en Igualdad cómo organizan toda su convivencia y
su compromiso vital, con los mismos derechos, con las mismas responsabilidades y con
las mismas capacidades en la toma de decisiones al respecto.
La Escuela debe estar comprometida con un modelo social más democrático, justo
e igualitario, donde todas las personas sean libres y autónomas en el ámbito público y en
el privado. Sólo así podremos fundamentar un modelo de convivencia basado en el pacto,
el respeto y la Igualdad. Estamos en tiempos de búsqueda de modelos familiares que den
respuesta a ese objetivo. Estamos cambiando de un modelo familiar construido sobre un
sustentador masculino y una esposa dependiente y disponible, hacia un modelo de perso-
nas sustentadoras y cuidadoras en Igualdad. Un modelo que no sólo cambia los roles, sino
los status tradicionalmente asignados.
Como hemos señalado, nuestra propuesta es iniciar todo trabajo educativo por la
igualdad a partir de la descripción y toma de conciencia de la desigualdad de posición so-
cial, de derechos y de responsabilidades entre los sexos. En el caso concreto de la orienta-
ción laboral, el debate inicial de nuestro alumnado en muchos centros no suele ir más allá
de los intentos de demostración de que para determinados trabajos el varón está mejor
preparado por su fuerza física y, como mucho, de la pervivencia de determinadas dificul-
tades para que la mujer acceda al mercado laboral. Cuando introducimos el concepto de
desigualdad por sexo en lo referido a la orientación laboral, el debate no es si los trabajos
que requieren fuerza física son masculinos y los destinados al cuidado de las personas y
de las cosas son femeninos. El debate debe ser por qué el paro femenino es mayor, por qué
las profesiones feminizadas están peor pagadas, por qué el trabajo femenino es más pre-
cario, por qué las pensiones de las mujeres son abismalmente distintas de las que perciben
los hombres y por qué existen estrategias machistas para dificultar que las mujeres opten
a los puestos principales del sistema productivo. También debe indagarse explícitamente
194
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
por qué las chicas suelen ser, en la actualidad, más brillantes académicamente y luego sue-
len escoger familias profesionales o carreras universitarias con menos salidas laborales.
También por qué nuestras alumnas prefieren muy mayoritariamente trabajar en el sector
público antes que en la empresa privada, dado el diferente grado de igualdad en el acceso
a uno y otro tipo de sector. Entre otras cosas, el valorar la estabilidad salarial y laboral en
el empleo público, puede ser un factor de peso de cara a cumplir proyectos de vida vitales
en los que el cuidado del entorno familiar puede estar muy imbricado en sus vidas.
A partir de ello, se deberá trabajar para modificar las fantasías y estereotipos profe-
sionales, incompletos e injustos para las alumnas, pues en su imaginario el futuro todavía
aparece con frecuencia ligado a la maternidad y a la pareja. Se tratará así de aumentar la
libertad de elección del alumnado proponiendo un futuro profesional diverso ligado a la
mayor autonomía e independencia en el plano personal, que permita lograr a unas y otros
su desarrollo integral, no como personas complementarias. De esta forma, se estará con-
tribuyendo a que el alumnado asuma el protagonismo de su propio proceso educativo y
de incorporación al mundo laboral, desarrollando en el alumnado actitudes y habilidades
que le permitan tomar decisiones de forma planificada, madura, consciente y autónoma.
Se trata de facilitar, en suma, que cada persona llegue a ser responsable de su propio des-
arrollo y se sienta libre para trazar sus itinerarios y para elegir su propio proyecto de vida.
• Difundir los conceptos básicos de los estudios de género ente el alumnado de Ba-
chillerato, favoreciendo su integración en los contenidos académicos y en las tareas
escolares de las diferentes asignaturas y en las actividades interdisciplinares.
• Identificar las ventajas de contar con un trabajo remunerado de calidad para ga-
rantizar la propia independencia y la libertad de construir un pacto familiar para
la convivencia en igualdad.
• Tomar conciencia crítica del mundo del trabajo como ámbito de desigualdad: dis-
criminaciones, riesgos de acoso, resistencias a las medidas correctoras,…
• Ayudar a definir qué entiende cada persona por «trabajo ideal» y qué papel juega
el mismo dentro de su proyecto vital.
195
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
9.3. Decálogo de ideas claves para prevenir la violencia masculina hacia las
mujeres en Bachillerato y Formación Profesional
196
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
197
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Para facilitar el trabajo educativo en torno a dichos ejes, te proponemos una serie de
actividades básicas, que pueden desarrollarse respectivamente en aulas de Bachillerato,
de Formación Profesional o de ambos tipos de estudios.
Quizá los dos retos principales en cualquier asignatura sean rescatar y dar luz a la
aportación histórica de las mujeres en ese área, invisibilizadas por el sexismo de nuestra
cultura, y la puesta en evidencia y el estudio específico de la misoginia como construcción
cultural legitimadora de la desigualdad y el sexismo. Además, las asignaturas del ámbito
de las Ciencias Sociales presentan una evidente potencialidad para un estudio diacrónico
de las relaciones entre hombres y mujeres a lo largo de las diferentes sociedades históricas,
mostrando las conquistas del movimiento de mujeres y, también, los momentos de retro-
ceso y las oportunidades perdidas en el proyecto histórico hacia la Igualdad. Debe señalarse
también la posibilidad de las asignaturas de idiomas para realizar estudios comparativos
de la situación de diferentes países en relación con la Igualdad. También en las Matemá-
ticas, dado que se puede trabajar con estadísticas reales, algunas de éstas puede aportar
información sobre diferenes aspectos de la realidad sociolaboral con datos desagregados
por sexo.
198
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
199
Como referencia principal puede utilizarse el libro de Bosch, Esperanza & Ferrer, Victoria A. & Gili, Margarita:
Historia de la misoginia. Barcelona, Ed. Anthropos 1999.
200
Sobre John Stuart Mill y su apoyo al profeminismo, es excelente y emocionante el capítulo dedicado a él en Varela,
Nuria: Feminismo para principiantes. Barcelona, Ediciones B, 2005.
199
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
para la igualdad que dependen de la página web del centro; hacer llegar en el
formato adecuado las conclusiones de algunos de sus trabajos como punto de
partida de otros debates en el primer ciclo; elaborar el hit parade de libros por
la igualdad cuando se celebre el día del libro, controlar las gymkhanas domés-
tico-corresponsables que hemos recomendado realizar ya desde Educación Pri-
maria…
V. Poner el dedo en la llaga: Dado que el Bachillerato debe haber capacitado al alum-
nado para aprender por sí mismo, podemos decidir aspectos muy concretos para
investigar. Se pueden seleccionar temas que consideramos claves en el avance
hacia la igualdad y/o que consideremos que aún no se han superado. Ejemplos
pueden ser: los problemas para la salud de las mujeres de los estereotipos corpo-
rales de cada época, la educación diferenciada para niños y niñas a lo largo de la
historia, la relación de las mujeres con el dinero y la propiedad desde una pers-
pectiva diacrónica y/o en diferentes países… Así, en este último campo, el alum-
nado podría investigar las limitaciones que las mujeres han tenido en la historia
de España para acceder a la propiedad del dinero y de los bienes, y para gestio-
narlos (régimen de herencias, dotes, titularidad agraria, permisos del marido para
gestiones bancarias, diferencias en el cálculo de pensiones...)
Siempre recomendamos vivenciar desde la empatía las conclusiones conceptuales
de un trabajo de investigación, para lograr la transferencia más personal y emo-
cional posible. En nuestro ejemplo, el fomato de salida podría ser acompañar el
estudio con la redacción de la correspondencia cruzada entre una abuela y su
nieta, en la que la primera confiese las desventajas padecidas por no tener inde-
pendencia económica y la nieta le comente su solidaridad y las ventajas de las que
ahora disfruta por conseguir, de forma autónoma y con derechos propios, los me-
dios suficientes para mantenerse ella y su familia.
Los estudios y las profesiones no sólo se han de vincular a una decisión vocacional,
tan deudora en ocasiones de determinadas influencias sociales, entre las que se incluyen
las expectativas de género. También debe valorarse el futuro laboral por su aportación a la
autonomía económica y a la garantía de dignidad individual en la pareja, tanto para hom-
bres como para mujeres, pues éstas se entiende hoy como condiciones básicas para una
correcta convivencia de parejas de diferentes tipologías.
Un eje fundamental es el análisis de qué entiende cada persona por un «buen puesto
de trabajo», pues en dicho imaginario se perciben todos los preconceptos de género. Para
unas personas será considerado empleo de calidad aquél que presente alta empleabilidad,
una justa remuneración, una rápida incorporación; para otras personas, será aquél con
posibilidad de carrera profesional; otras valorarán, la adaptabilidad a su estilo personal
(lo que mejor se me da, lo que me gusta), o la posibilidad de romper con lo establecido; para
algunas, será aquél cuyas características tengan que ser compatibles con determinados
mandatos de género.
Por tanto, es importante conocer la ideas previas al respecto y que, en el grupo clase,
se analicen las diferencias entre alumnos y alumnas al respecto, pues nos pueden informar
200
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
de destacables trabas para una elección académico-profesional no sexista y para una in-
serción en Igualdad en el mercado laboral.
Para indagar este ámbito, se pide a cada alumna y alumno que escriba dos caracte-
rísticas de un «buen puesto de trabajo», en expresiones que no pueden tener más de cinco
palabras. Cada persona las escribe en un papel, identificado con un seudónimo escrito dis-
cretamente en un ángulo. Convierte después el papel con su propuesta en una bola arru-
gada y la lanza a un espacio común. De dicho espacio, se van sacando una a una todas las
bolas de papel, aleatoriamente, y quien la recoge, la lee y valora si cree que ha sido aportada
por un chico o una chica, intentando justificar su opinión.
Una dinámica similar se puede realizar solicitando los sectores profesionales o estu-
dios futuros a los que quiere dedicarse cada cual, o en cuáles no les gustaría trabajar, o
cuáles cree que son más adecuados para sus compañeras o para sus compañeros,… O sobre
para quiénes creen más adecuados realizar al aire libre, o relacionados con el cuidado de
las personas, o con riesgo de siniestrabilidad laboral, o moviendo cargas, o visitando do-
micilios… Es decir, toda una serie de indagaciones para hacer tomar conciencia crítica
sobre el grado de limitaciones y atribuciones de género que presentan en sus preferencias.
Realizado este trabajo, se intenta reflexionar sobre las causas de sus estas posible li-
mitaciones y sobre los costes y beneficios que supone dirigir el propio proyecto académico
profesional hacia sectores poco habituales para cada sexo.
Como trabajo final, cada curso puede elaborar una exposición de murales con los
siguientes contenidos: los resultados por sexo de su propia clase, un documento de con-
senso con ocho características de un «buen puesto de trabajo» tanto para chicas como
para chicos, recortes de prensa con mujeres y hombres ejerciendo profesiones poco ha-
bituales en su sexo201…un test en un pasquín para entregar a quienes visiten la exposición,
con el fin de que escoja ocho características de un «buen puesto de trabajo» entre una serie
y, de acuerdo con sus respuestas, pueda identificar el grado de sexismo y cumplimiento
de mandatos de género que hay en su selección.
201
En torno a la fecha de 8 de marzo, es muy frecuente la publicación en prensa de reportajes sobre este tema.
201
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
o heterodoxo en las decisiones sobre el propio futuro profesional, ello presenta el coste de
construirse en libertad. Pero poder ejercer la heterodoxia o, al menos, sentirse lo más libre
posible en las decisiones, aporta también enormes ventajas que deben valorarse.
Si los estereotipos son siempre un útil elemento para mantener el orden social, tam-
bién cumplen esa función en lo relativo a la división sexual del trabajo. Por ello, en una
Orientación Académico Profesional No Sexista debe analizarse las variadas relaciones exis-
tentes entre publicidad y trabajo desde la perspectiva de género:
1. Por una parte, debe estudiarse la asignación sexista de profesiones y empleos, que
pueden percibirse en las ofertas laborales publicadas en la sección de «Anuncios
por palabras». No es infrecuente encontrar puestos de alto nivel ofertados en mas-
culino, puestos subordinados en femenino y puesto intermedios en ambos sexos.
En algunos casos, incluso, se mantienen las más claras atribuciones sexistas: «Se
buscan médicos y enfermeras… Cocineros y mujeres de la limpieza…»
2. Por otra, la asimetría en las profesiones, cargos y acciones asignadas a hombres
y mujeres en las historias publicitarias ambientadas en un escenario laboral, bien
por tratarse de un producto destinado a su uso en dicho ámbito, bien porque dicha
ambientación dota de un mayor atractivo al producto o de una mayor notoriedad
al mensaje.
3. Debe también analizarse el importante volumen de campañas institucionales que
intentan divulgar la idea de libertad de elección de las alumnas y alumnos, tanto
en la Formación Profesional y otros estudios, como en su incorporación al mer-
cado laboral.
4. Por último, deben estudiarse las campañas que comunican las medidas relativas
a la conciliación del ámbito personal, doméstico-familiar y laboral.
202
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Los datos cuantitativos obtenidos de anuncios en los que las y los protagonistas de-
sarrollan acciones en el ámbito laboral, su status y actitudes, los sectores productivos res-
pectivos de actividad… permiten establecer conclusiones sobre la pervivencia o superación
del sexismo en neustro panorama actual. Un panel o una presentación mediante ordenador
para comunicar los resultados al resto del grupo pueden ser elementos iniciales del debate
de la influencia de la publicidad en las decisiones de orientación académica y profesional
del alumnado de Bachillerato y Formación Profesional.
Como en otra ocasiones hemos señalado, hoy la tecnología nos permite el intercam-
bio de los materiales elaborado entre varios centros educativos, de forma que se enriquece
la producción propia mediante el contraste con otras realizaciones que pueden montarse
simultáneamente en una misma exposición.
202
El acoso sexual o por razón de sexo es diferente al acoso laboral o mobbing aunque puede ser acumulativo. En la
Ley de Igualdad, artículo 48, se recogen las medidas específicas para prevenir el acoso sexual y por razón de sexo en los cen-
tros de trabajo. Op. Cit.
203
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
lentadora como una forma de «marcar» la supremacía masculina en el mundo del trabajo
remunerado, agrediendo a las mujeres.203
«En tierra de hombres (North country)», es una intersante película dirigida por Niki
Caro en 2006, que nos cuenta la historia de una mujer que tiene que luchar para ser tratada
dignamente en un sector profesional dominado por los hombres. Está basada en el hecho
real de una mujer que rompió la barrera en las duras minas de Minnesota y que tuvo mu-
chas dificultades hasta que convirtió su lucha en el primer juicio público en contra del
acoso sexual. Es una ágil y emocionante película sobre su lucha hasta que consiguió lo
que cada trabajador y trabajadora sabe hoy en día que es su derecho básico, independien-
temente de su sexo: respeto en el trabajo204.
Trabajar este ámbito debe servir para denunciar y para proponer soluciones. La pri-
mera línea de trabajo debe llevar a conocer:
203
Uno de los mejores estudios disponibles es: «El acoso sexual a las mujeres en el ámbito laboral». Inmark, Abril
2006, Instituto de la Mujer, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Véase: www.inmujer.migualdad.es/mujer/mujeres/
estud_inves/acoso.pdf. El mismo señala en cifras que en el Estado Español el 14,9% de las mujeres trabajadoras han sufrido
acoso sexual el último año.
204
Sinopsis disponible en http://es.movies.yahoo.com/e/en-tierra-de-hombres/: Cuando fracasa su matrimonio, Josey
Aimes vuelve a su pueblo natal en el norte de Minnesota en busca de un buen trabajo. Madre soltera con dos niños a su
cargo, busca trabajo en la fuente principal de empleo de la región: las minas de hierro. Las minas proporcionan el sustento
que ha sostenido a la comunidad durante generaciones. El trabajo es duro, pero se paga bien, y las amistades que se forman
allí se extienden a la vida cotidiana, uniendo familias y vecinos en un hilo común. Es una industria dominada por los hombres
desde siempre, en un lugar poco acostumbrado a los cambios. Animada por su vieja amiga Glory, una de las pocas mujeres
mineras en el pueblo, Josey se une a aquellos trabajadores que perforan la roca para sacar el mineral en la cantera. Está
mentalizada para el peligroso y duro trabajo pero no para aguantar el acoso que ella y las otras mineras sufren por parte de
sus compañeros, lo cual es una prueba mucho más dura. Todo lo que Josey Aimes quería era conseguir un trabajo decente
para poder cuidar de sus hijos. Pero en una industria dominada por los hombres, todo lo que obtuvo fueron insultos, ataques
y acoso que ella y otras mujeres sufren por parte de sus compañeros... «Tómalo como un hombre», pero lo tomó como un
ser humano y luchó por sus derechos.
205
Resulta de especial interés la lectura del artículo de Serrano, Llorenç:»Masculinitat y món laboral», en: Fernández,
Josep-Anton y Chavarria, Adriá: «Calçasses, gallinas y maricons»,. Barcelona Ed. Angle 2002.
204
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
nos ejemplos, las penas y sanciones posiles, los método de denuncia y la forma de contacto
con agentes sociales que puedan ayudar a presentar las denuncias.
El resto del alumnado de la clase, que no desempeña un papel activo en el Juicio, de-
berá elaborar una crónica periodística del mismo, tarea que puede hacerse más atractiva
si se atribuye previamente una determinada intención o ideología a la ficticia publicación
en la que va a publicarse (boletín sindical, periódico cercano a los intereses empresariales
más tradicionales, revista feminista, boletín interno de una empresa que ya cuenta con un
Plan de Igualdad…).
Otra dinámica de trabajo, para determinados grupos y para aquellos formados sólo
por alumnos, es la de role play de una sesión de un Comité de Empresa al que llegan de-
terminadas peticiones:
206
Para un detallado análisis de las pautas de desarrollo de acciones concretas para implementar medidas de igualdad
en una empresa, puede consultarse HADAS S.L: «Manual de buenas prácticas del Programa OPTIMA» Valladolid, Junta de
Castilla y León, Valladolid 2008, material elaborado dentro del proceso de valoración de empresas candidatas al reconoci-
miento a sus políticas de igualdad.
207
En demasiadas organizaciones sindicales los temas de igualdad sólo han venido siendo impulsados desde el área
de mujer, cuya implicación generosa debe empezar ya a obtener la respuesta del conjunto de la organización, así como un
verdadero compromiso integral de todo sindicato que quiera ser coherente en sus prácticas y en su organización con las de-
mandas del proyecto de Igualdad.
205
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Es un dato relevante que las alumnas expresan todavía de manera frecuente, cuando
no incluso mayoritaria, su deseo de condicionar su proyecto profesional a una sobrerres-
ponsabilización en el ámbito del cuidado de las personas, tanto de las dependientes como
de las (presuntamente) independientes, que no asumen las suyas. Asumen así el cumpli-
miento de exigencias sociales y de mandatos de género que, en conjunto, configuran un
suelo pegajoso, que ancla a las mujeres en condiciones de desigualdad para su incorpora-
ción laboral. Las nuevas generaciones siguen recibiendo el mandato de que las mujeres
están destinadas a perpetuar la especie y a dar calidad de vida a los demás. Este influjo li-
mita su capacidad para decidir su futuro profesional. No pocos compañeros reclaman aún
el derecho a ser atendidos, sin reciprocidad, y con la máxima libertad para su proyecto
vital, al que debe supeditarse la mujer.
Fruto de ello es que aún se decide casi automáticamente la vida profesional femenina
como un elemento de segundo orden en la perspectiva vital de las mujeres, subordinadas
a su vida familiar y a la proyección profesional de su compañero. Esta misma responsabi-
lización asimétrica del cuidado y de la gestión de la vida es aún vigente en los Departa-
mentos de Recursos Humanos de muchas empresas cuando tienen que gestionar procesos
de selección de personal, de forma que las cargas familiares son valoradas como un riesgo
para emplear mujeres y como un plus para emplear hombres.
Asumimos que «lo privado es político» y sabemos que las variaciones en las formas co-
tidianas de corresponsabilidad no sólo dependen de los valores personales, sino también de
las propuestas políticas. Por tanto, para superar ese suelo pegajoso deberán combinarse polí-
ticas públicas y negociaciones privadas. Nuestro alumnado debe conocer que ambos integran-
tes de la pareja organizan sus tiempos en tres grandes bloques: tiempo comprometido, tiempo
compartido y tiempo personal. Con frecuencia, los dos integrantes de la pareja ocupan por-
centajes muy diferentes de su tiempo global en cada uno de estos campos, con abundantes
ejemplos de robo del tiempo personal de la compañera por parte de hombres que no se impli-
can en lo doméstico. Conceptualmente, debe argumentarse con nuestro alumnado que el
tiempo de la co-responsabilidad es también un tiempo comprometido, tanto con la calidad
de vida de las personas con las que se convive como con el respeto al tiempo de la otra parte
de la pareja. Además, debe reivindicarse la consecución de un mayor tiempo compartido, al
desarrollar las tareas sin sobrecargas sobre una persona, y el derecho a un similar porcentaje
de tiempo personal para él y para ella, que destinarán a su crecimiento personal y al descanso.
Por tanto, entendemos en la base de todo pacto corresponsable la asunción de la tríada:
206
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
nueva etapa podremos añadir un nuevo enfoque y otro tipo de actividades a las propuestas
ya en aquellas páginas:
207
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Por ello, consideramos que el alumnado debe valorar el dinero que aporta a la unidad
familiar y debe implicarse en igualdad en su gestión, valorando diferentes modelos econó-
micos de organización cotidiana de los ingresos familiares. Además, debe acostumbrarse
a negociar y exigir pactos explícitos de corresponsabilidad como base para una convivencia
en igualdad. Para ello, pueden ser adecuadas tareas como:
208
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Por ello, aportar informaciones a las aulas con un alumnado ya formado al respecto
permite valorar si esos ejemplos caen todavía en los errores más habituales en el pasado:
209
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Material para realizar estos análisis críticos puede ser aportado por el profesorado
o construido diacrónicamente por el alumnado como base documental con el trata-
miento en diferentes medios de las casi cincuenta mujeres que vienen a ser asesinadas
cada curso escolar. A partir de este material, el alumnado debe también encontrar buenos
ejemplos de tratamiento periodístico de un caso de violencia de género. Algunas de las
características de éste abordaje serían:
208
Un libro muy recomendable de reciente publicación es: San Segundo Manuel, Teresa (comp.): La violencia de gé-
nero. Una visión multidisciplinar. Madrid, Editorial Ramon Areces, 2008. En el mismo colaboran nueve especialistas de di-
versos campos que dan una panorámica documentada de cómo intervenir desde los distintos planos de actuación profesional
en esta gravísima problemática social.
210
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Por ello, esa falta de contacto cotidiano con compañeras y sus riesgos, debiera ser
específicamente trabajado por dichos centros con un carácter compensatorio209. Tres ejes
fundamentales con ellos son insistir de nuevo en:
Otra actividad que les rompe moldes es que tengan que decir cualidades positivas de
las chicas que no tengan que ver con la belleza y/o su disponibilidad. Con el fin de corregir
poses, inhibiciones y sobreactuaciones, se puede plantear la dinámica de introducir papeles
escritos con estas afirmaciones en una bolsa. Se van sacando, sin que nadie sepa quien los
escribió y se van comentando en grupo. Progresivamente, si el grupo lo admite volunta-
riamente, cada cual puede defender las afirmaciones que ha escrito.
209
Una propuesta detallada de trabajo coeducativo específicamente destinado a grupos segregados como punto de
partida e intervención conjunta en punto de llegada está expuesto en Ramírez, Nuria & Leal, Daniel, & Chamizo, José Antonio
& Martínez, Antonio: «Atrévete si eres hombre» y «No seas tan buena». Una propuesta didáctica para fomentar relaciones
igualitarias en chicas y chicos adolescentes. Ayuntamiento de Jerez. Delegación de Igualdad y Salud, 2007. Tras un trabajo
en grupo unisexuales de chicos y chicas, se propone un encuentro final para integrar conclusiones.
211
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Con el fin de favorecer la empatía masculina, se les puede preguntar en grupo sobre
¿Qué crees que sienten las mujeres cuando…?, añadiendo injusticias y desigualdades ac-
tuales o que padecieron sus madres o abuelas. Además, puede trabajarse el caso extremo
de tener que representar entre ellos el role play de ser una mujer que llama a un servicio
de atención a mujeres maltratadas para comentar su caso.
También puede hacérseles tomar conciencia del vocabulario despreciativo que usan
en ocasiones hacia sus compañeras, especialmente, en la terminología del acercamiento
afectivo sexual. A partir de ello, se les puede ofrecer la oportunidad de expresar adecuada-
mente emociones propias hacia ellas y acostumbrarse a formular frases con mensajes po-
sitivas hacia ellas. «Soy respetuoso cuando… «Le doy las gracias si…», «Le sonrío cuando...».
«Te escucho con placer cuando» , «Me gustas si», «Te aprecio cuando»…210.
Por último, en este momento final quizá dentro del mundo educativo, no puede per-
derse una nueva oportunidad de lanzar una serie de preguntas claves a estos grupos: ¿Qué
es todo un hombre? ¿Quién te lo dijo? ¿Qué es ser un buen hombre?
Quizá la actividad más motivadora con estas alumnas sea la reflexión grupal en torno
a la pregunta «¿Qué es una buena mujer?»211, pues permite identificar todas las exigencias
sociales de dedicación al cuidado y a la gestión de la vida que se destinan a las mujeres.
Además, favorece el autorretrato en relación con ese perfil de buena mujer. A partir de ello,
lo importante puede ser familiarizarlas con otros modelos positivos de feminidad más
igualitaria y empoderada. Así pueden construir un perfil de características a partir de la
pregunta «¿Qué admiras de otras mujeres?», con el autointerrogante de cuáles de dichas
características están a su alcance, con qué costes y con qué beneficios.
Por otra parte, es importante filiar a estas mujeres dentro de la genealogía de mujeres
que han conseguido ventajas. Identificar ventajas que sus madres han conseguido con res-
pecto a la vida cotidiana de sus abuelas, o de éstas con respecto a la vida de sus bisabuelas,
permite asumir el carácter irrenunciable de dichos logros y la identificación de nuevos retos.
210
Dinámica basada en la obra «Ni ogros ni princesas». Op. cit. p. 67.
211
Puede consultarse la obra «No seas tan buena» op. cit.
212
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Por último, pueden interrogarse sobre las características concretas que les gustaría
que tuviera el hombre con el que formar un proyecto de convivencia, si es su deseo formar
una pareja heterosexual. Será importante en este apartado dar una nueva oportunidad a
la reflexión sobre los mitos del amor romántico, a los riesgos de la dependencia emocional
del hombre de mi vida, que deben hacerse contrastar con las características de respeto bi-
direccional, corresponsabilidad emocional y compromiso en la corresponsabilidad y en el
respeto a la esfera y tiempo personal de la pareja.
213
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
• Clara Coria. «El sexo oculto del dinero» Ed. Paidós Barcelona 1986 y «El dinero
en la pareja». Ed. Paidós Barcelona, 1989. Dos publicaciones básicas sobre un as-
pecto de la corresponsabilidad y de los ámbitos en los que puede ejercerse la vio-
lencia de género. La autora describe las diferentes expectativas de hombres y
mujeres hacia el dinero, analiza su anclaje profundo en la psicología humana y en
los mandatos de género. Se problematiza así la todavía vigente escasa implicación
de muchas mujeres en la gestión del dinero de la familia, de forma que, aunque
muchas mujeres han logrado su independencia económica, buena parte de ellas
aún no han alcanzado una verdadera autonomía, entendida por la autora como
puesta en marcha de su independencia vital. Se trata de dos lecturas imprescindi-
bles para fundamentar actividades en un ámbito con escasa preparación en buena
parte del profesorado.
214
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
CAPÍTULO 10
MALOS TRATOS Y PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
EN LA EDUCACIÓN DE PERSONAS ADULTAS212
212
Damos las gracias en este capítulo a las aportaciones y sugerencias de Concha Lobejón Sánchez, Responsable del
Programa de Mujer de la Universidad Popular de Palencia, y a Carmen Díez Sierra, Jefa de la Secretaría Provincial de Igual-
dad. Área de Bienestar Social. Diputación de Salamanca.
215
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Dentro de este ámbito, se solía incluir la oferta formativa para alfabetización y neo-
lectores/as, que vino a intentar paliar las tasas de analfabetismo funcional con las que se
estrenó la democracia en nuestro país. El ser capaces de dominar, de nuevo o por primera
vez, la lectura y la escritura era la apuesta de base para servir de verdadero catalizador de
muchas realizaciones personales. En esa etapa, la oferta educativa para personas adultas
tenía un carácter claramente vivencial y emancipador, pues hacía tomar la palabra a quie-
nes casi nunca la vieron reconocida, y reclamaba y hacía disfrutar de un tiempo propio a
personas que casi nunca lo habían disfrutado213. Todavía hoy, sigue siendo un estructurador
cotidiano de la calidad de vida y la relación interpersonal para muchas personas, que or-
ganizan su ocio a partir de su compromiso educativo y tienen en él la disculpa y el acicate
para salir de casa, reunirse, compartir y superar rutinas de décadas, aprender y disfrutar
de la cultura.
Hoy la Educación con Personas Adultas aborda una amplia gama de contenidos de
ampliación cultural, desarrollo y cuidado personal, calidad de vida y desarrollo socioco-
munitario. Ya en los años noventa se produjo un cambio de perfil tanto en el alumnado
como en la orientación global de parte de esta oferta formativa. Por una parte, se rejuve-
neció el alumnado, con la incorporación de personas de treinta a cincuenta años, que bus-
213
Uno de los motores de aquella década fue el Plan PEPA (1990-1995). Programa de Educación Permanente de
Adultas Instituto de la Mujer/INEM/MEC 1990. Supuso en su conjunto un verdadero revulsivo en su decidida apuesta inte-
rinstitucional por capacitar a las mujeres con carencias lectorescritoras o de formación básica. Sus materiales de apoyo
mostraron nuevas líneas de actuación a la hora de vertebrar la adquisición de destrezas académicas con la reflexión desde
la perspectiva de género sobre la vida cotidiana y la autoestima de las mujeres.
214
Este concepto se implementa desde una óptica compleja en su significado, puesto que como apunta Victoria Sau
«El ama de casa puede definirse como la mujer que trabaja gratuitamente y sin reglamentación horaria para la familia, de-
dicada al cuidado de los niños, preparación de alimentos y limpieza general del hogar (…). La palabra ama no es el femenino
de amo. Una casa sólo tiene un amo: El hombre. El ama de casa es la mujer del amo, que es quien manda. El actúa fuera,
pero es tan amo fuera como dentro. Lo que el ama hace en el interior está diseñado, pensado y dirigido por el amo en par-
ticular y por el hombre en general». Hemos de implementar una visión que transparente el contenido patriarcal de dicho
término, pero a la vez, consideramos indispensable poner en su valor el mismo en el cual muchas mujeres se reconocen; va-
lorando en su justa medida este trabajo no remunerado que tantas mujeres han hecho y siguen haciendo como esencial para
el cuidado de la vida y de todo lo vivo; cuidando a las personas del núcleo familiar tanto física como psicológicamente, re-
alizando todo ese trabajo emocional de mantenimiento de lazos familiares, comunitarios, redes de apoyo, y soporte emo-
cional para el desarrollo psicoemocional de las personas. Sobre el concepto de «ama de casa» como construcción sexista
véase la entrada completa «Ama de casa» en: Sau, Victoria: Diccionario ideológico feminista. Volumen I. Barcelona, Editorial
Icaria, 2000. p. 28.
216
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
caban aprendizajes concretos dentro de una oferta de gran optatividad, en la que no era
preciso seguir un programa cerrado. Ello ha conllevado que las aulas de personas adultas
sean hoy un espacio privilegiado de convivencia intergeneracional. Por otra parte, en
los últimos años se ha ido incorporando un mayor volumen de varones, especialmente tras
el aumento del fenómeno de las prejubilaciones y también por cierta ruptura de estereoti-
pos masculinos. De esta forma, por vez primera la Educación de Personas Adultas va con-
figurándose como un espacio mixto de relación y formación, lo que puede ser
especialmente adecuado para las actuaciones de prevención de la violencia masculina con-
tra las mujeres.
La mayor parte del alumnado de esta oferta formativa ha crecido en una sociedad
nítidamente machista, en la que apenas existía discurso social alguno que pusiese en cues-
tión las claves del sistema sexo-género y la división sexual del trabajo. Por contraste, la co-
educación se contempla en el Proyecto Educativo de muchas entidades como seña de
identidad y como una responsabilidad transversal. Además, muchas de ellas ofrecen asig-
naturas intencionalmente concebidas para profundizar en algunas de las claves de los es-
tudios de género («Historia de las mujeres», «Grandes creadoras»,…) y muchas ofertaron
en sus primeros tiempos «Aulas de mujeres», como medida de acción positiva para pro-
mover la educación de éstas, que supusieron un vuelco vital para muchas participantes.
Muchas parejas integradas hoy en la Educación con Personas Adultas están formadas
por un hombre «proveedor» y una mujer «ama de casa», que quizá salió del mundo laboral
para formar una familia. En ocasiones, conforman un núcleo familiar en el que se puede
haber funcionado bajo el pacto (implícito o explícito) de protección por sumisión y, en mu-
chas ocasiones, han desarrollado una educación «tradicional» para sus hijas e hijos. Hom-
bres y mujeres que crecieron en una sociedad en la que el machismo no sólo era finisecular
y obligatorio, sino casi «patriótico»; personas que hoy tienen una oportunidad para mirar
su pasado y su futuro en clave de género, para re-aprender y cuestionarse.
Pero también participa en las aulas gente más joven con sus propios «problemas» en
el campo de la igualdad: trabajo en precario, menores oportunidades de empleo y menor
promoción profesional en las mujeres, problemas de conciliación y de corresponsabilidad
en las parejas, ejercicio poco responsable de la paternidad en los hombres. Edades dife-
rentes pero con algunos problemas comunes de carácter intergeneracional, como la pro-
blemática de los cuidados, el autoprotagonismo masculino… de forma que siguen siendo
oportunas las asignaturas con un enfoque de re-aprendizaje, en las que se pueden refor-
mular elementos de la identidades masculinas y femeninas.
217
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Por todo ello, un concepto básico para trabajar este campo es el de proyecto vital,
pues permite una mirada no obligatoria ni única sobre las expectativas que hombres y mu-
jeres pueden establecer como patrones de desarrollo personal y de felicidad. Son conscien-
tes de cómo se les educó, de cómo se plantearon su vida en función de ello y de cómo ha
cambiado la sociedad a su alrededor. Tienen la suficiente perspectiva para replantearse su
propio proyecto vital desde la edad adulta, cuestionando los efectos negativos de determi-
nados valores presentes en su educación y adoptando nuevos valores que les permitan un
mejor desarrollo personal y como pareja. Es posible, pero no obligatorio ni siempre fácil.
Re-aprender nuevas ideas y re-aprehender nuevos valores supone poner en carne viva los
propios, las verdades íntimas con las que se ha construido toda una vida. Por ello, la Edu-
cación de Personas Adultas debe hacer posible ese cuestionamiento, pero con especial celo
en el respeto de las propias ideas, siempre que éstas incorporen el respeto a las opciones
diferentes que ahora se le plantean.
218
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
cómo las generaciones mayores son conscientes de que la violencia masculina contra las
mujeres no es un fenómeno nuevo, sino que ha formado parte de la vida cotidiana en la
que han crecido. A partir de ello, la línea de trabajo suele ser triple: 1) Identificar que la
causa central de la violencia ha sido siempre la desigualdad; 2) Conceptualizar que la vio-
lencia masculina —física, psíquica o sexual— contra las mujeres es instrumental, pues
aparte de producir daño, se dirige con claridad a mostrar el dominio del hombre sobre la
mujer; y 3) Poner en cuestión por qué antes no había una respuesta social contra la vio-
lencia machista, y en la actualidad, la misma es insuficiente. De esta forma, se podrá legi-
timar el carácter humanista del movimiento feminista, que reclama dignidad, derechos y
deberes iguales para mujeres y hombres, y se ayudará a que las personas participantes
puedan poner en cuestión determinados patrones de la masculinidad hegemónica relacio-
nados con la violencia y el maltrato hacia las mujeres, que antes inhibían cualquier res-
puesta a esta lacra e incluso la legitimaban.
Los varones ya sin empleo son un nuevo tipo de alumnado que se está incorporando
a las actividades de la Educación de Personas Adultas. En ocasiones, tras una vida volcada
en el papel proveedor y ausente tanto del espacio como de las responsabilidades domés-
tico-familiares, sienten que han perdido su principal seña de identidad e incluso de auto-
estima. La nueva etapa aparece para algunos de estos hombres como una «losa de tiempo
libre» —una losa que ya quisieran para sí muchísimas sobrecargadas mujeres— en la que
no saben bien cómo ubicarse. Insertar en este momento las claves de género es importante
pues favorece la reflexión sobre la vivencia madura de la masculinidad, superadora de es-
tereotipos limitadores y jerárquicos, pues los jubilados no son «hombres inservibles» sino
personas en desarrollo. Es el momento de echar cuentas sobre los costes y privilegios del
machismo en el propio desarrollo vital, pero también de hacer ver las ganancias de evolu-
cionar hacia nuevas identidades masculinas más abiertas y plurales, más solidarias, justas
y afectivas. No son pocos los hombres que se replantean en este momento su relación con
su pareja y la enriquecen desde la igualdad con nuevas pautas de comunicación, afectividad
y compromiso por compartir las obligaciones cotidianas.
219
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
de poder en dicho espacio o cuando se les reclama que asuman la responsabilidad que les
corresponde en las tareas del cuidado. Reivindicar la presencia masculina en dicho espacio
sirve para reclamar el disfrute de la paternidad, la aportación en la calidad de vida coti-
diana de las personas a las que quieres, un tiempo personal conseguido en igualdad, que
puede ser disfrutado en pareja, una mayor implicación afectiva con las personas a las que
cuida, el cuidado del espacio íntimo construido desde el reparto justo, la actuación coor-
dinada y la responsabilidad compartida.
Trabajar con personas adultas permite visibilizar sin trabas las mayores desigual-
dades existentes por razón de sexo, así como los ejemplos más dramáticos de vio-
lencia(s) sufridos por las mujeres. Si en etapas anteriores siempre puede sucumbirse a
la duda de si la edad del alumnado hace apropiado o no someter a la mirada algunos dra-
mas (mutilación genital, mujeres prostituidas, crímenes por honor, matrimonios concer-
tados, turismo sexual…), en las aulas con personas adultas ya no cabe disculpa alguna. El
análisis de dichas desigualdades y violencias puede responder bien a una acción institu-
cional de la entidad promotora, dentro de un proyecto interdisciplinar o no, bien a la pro-
gramación de determinada asignatura; pero nunca debe ser vinculado al desánimo ni a la
victimización, sino al compromiso por la justicia, la igualdad y la noviolencia.
220
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
221
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Convivir en Igualdad
222
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Para facilitar el trabajo educativo en torno a dichos ejes, proponemos una serie de
actividades básicas, que pueden desarrollarse en aulas de Educación de Personas Adultas,
bien desde una apuesta institucional de carácter transversal, por medio de proyectos, bien
mediante actuaciones específicas dentro de determinadas materias.
Hoy existe cierto consenso social, político y técnico en torno al reto inaplazable de
erradicar la violencia de género, desde la idea de que la desigualdad es la base central de
la misma. Por ello, se vienen potenciando desde las instituciones públicas tanto acciones
específicas sobre violencia de género, como acciones generales de promoción de la igual-
dad que puedan servir de prevención de dicha violencia. Ese conjunto de acciones respon-
den a un doble compromiso social: por una parte, intentar que se produzcan menos casos
de violencia de género; por otra, atender solidariamente a las mujeres víctimas de ésta.
Hoy sabemos que prevenir la violencia de género requiere actuar sobre sus agentes,
sus potenciales víctimas y sobre la sociedad en su conjunto. Varias han sido las líneas de
trabajo en los últimos años:
No siempre fue así. Llegar a este momento de implicación social contra la violencia
de género, no ha sido flor de un día. Desde la convivencia intergeneracional frecuente en
las aulas de personas adultas, destinamos esta actividad a trabajar la evolución vivida en
la respuesta social a la violencia de género, para así marcar aún más el carácter irrenun-
ciable de lo conseguido.
215
Especialmente interesante es el caso de los malos tratos en el medio rural, que puede abordarse desde los docu-
mentales «Mujer rural: recuperar la vida» y «Mujer rural: en el camino hacia la igualdad», ambos de Tierravoz producciones
para la Diputación de Salamanca. Área de Bienestar Social»
223
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Para ello, se formarán para cada tema varios grupos mixtos, con personas de dife-
rentes edades, un grupo formado únicamente por varones y otro sólo por mujeres. Los
grupos mixtos analizarán qué conocen del tema asignado, haciendo contrastar las carac-
terísticas actuales del mismo con lo que caracterizaba dicho tema en décadas anteriores.
Por otra parte, el grupo exclusivamente masculino analizará los efectos negativos que la
violencia de género tiene sobre las mujeres, poniendo en común si éstos han variado con
el tiempo o siguen siendo radicalmente idénticos. El orden expositivo de las conclusiones
de cada grupo sería el siguiente:
1) Grupos que han trabajado sobre las causas de la violencia de género en España
en las últimas décadas.
2) Grupo masculino que describe las consecuencias sobre las mujeres que sufren y/o
han sufrido maltrato a lo largo de la historia.
4) Grupo femenino que describe las consecuencias sobre las mujeres de su familia,
y sobre ellas mismas, de la desigualdad entre los sexos.
3) Grupos que describen los medios y recursos con los que se atienden en la actua-
lidad a las mujeres víctimas de malos tratos.
Será muy importante hacer ver a las personas más jóvenes cómo ha ido cambiando
la situación en los últimos años y qué colectivos sociales son los que lo han promovido.
Además, en plenario, se intentará llegar a un acuerdo sobre cuáles han sido los cambios
más importantes y qué quedaría aún por conseguir.
En una sesión posterior, se comunica la situación de que una hija o una amiga de
una persona del grupo es víctima de malos tratos. A partir de esta realidad, cada grupo
deberá detallar los consejos y procedimientos a seguir, pero unos grupos lo harán desde
el tiempo actual y otros desde lo que habría sido posible hacer hace veinte y cuarenta
años. Se intenta así divulgar el conocimiento de la actual red de recursos de atención
en situaciones de urgencia, servicios residenciales de diferentes tipos (casas de acogida,
pisos tutelados…), servicios de atención ambulatoria a nivel social, psicológico y edu-
cativo, unidades de atención a la víctima (policiales, jurídicas,…), etc. Además, es im-
portante tener en cuenta que se están implementando una serie de medidas y ayudas
sociales para favorecer el acceso al mercado laboral y a la vivienda, y para hacer posible
la subsistencia del núcleo familiar en periodos críticos (separación, traslado de muni-
cipio, necesidad de cambiar de trabajo por protección, etc.). Toda esta red de recursos
todavía no es suficiente para garantizar una cobertura global y de calidad de las nece-
sidades de atención de las personas víctimas, pero no cabe duda del intenso proceso
que se ha llevado a cabo desde las instituciones y la sociedad durante los últimos años.
Esta actividad resultaría especialmente interesante poder contar con la colaboración
de una psicóloga del Centro de la Mujer más cercano o del Instituto de la Mujer.
224
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Por tanto, todo el proceso vivido puede caracterizarse como el paso de ser re-victimi-
zadas por la sociedad y la globalidad de los recursos de atención, a ser apoyadas para el re-
empoderamiento vital, para recobrar su dignidad y conseguir su plena autonomía.
Tras haber trabajado la empatía con las víctimas y el conocimiento de lo que hoy
se las ofrece solidariamente, es necesario que el grupo ponga en común por qué no ha
existido siempre una postura nítida de rechazo contra la violencia de género. Ello per-
mitirá indagar tanto los privilegios masculinos en la utilización de la violencia como
las estrategias de culpabilización de las mujeres. Además, deberá destacarse la impor-
tancia del feminismo y del movimiento de mujeres para articular una respuesta a las
víctimas, antes de que las instituciones lo asumieran. También se destacará el habitual
silencio cómplice de gran parte de los hombres con respecto a esta lacra social, así como
las escasas, pero muy ilustrativas manifestaciones de algunos.
Por último, una vez concienciado el grupo clase de las ventajas de no dar la espalda a la
violencia de género, se le plantea el interrogante de si nuestra sociedad aún sigue dando la es-
palda a otro tipo de violencias. Para ello, se plantearía qué se sabe y qué se podría hacer sobre:
las «nuevas »violencias contras las mujeres presentes en nuestra sociedad: mu-
tilación genital, crímenes por honor, matrimonios forzados,… Estas violencias,
aunque renovadas en nuestros días por el cambio demográfico actual, no nos
han sido ajenas a lo largo del tiempo: lo muestran los frecuentes crímenes por
honor grupal, matrimonios forzados de jóvenes que han sido ocultados históri-
camente.
las consecuencias en los hijos e hijas víctimas de la violencia de género en su hogar.
Como apunta Lola Aguilar:
«Los niños expuestos a la violencia de género en su ámbito familiar son aquellos que ven
u oyen actos violentos entre sus progenitores o bien padecen los efectos de dichos actos. Estos
niños son siempre víctimas de la violencia que sufre la madre, de forma directa o indirecta,
siendo testigos de las agresiones a la madre en la mayoría de los casos.»216
216
Véase Aguilar Retorta, Lola: «Los niños y las niñas expuestos/as a la violencia de género en su ámbito familiar: un
tipo de maltrato infantil». En el libro San Segundo Manuel (coord.): Violencia de género. Una visión multidisciplinar. Madrid,
Editorial Ramón Areces, 2008.
225
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
— injusticia
— desigualdad
— crueldad
— amor
— soluciones
— lo masculino
— lo femenino
Quien modera la sesión debe posteriormente integrar las aportaciones de los dife-
rentes grupos a cada uno de esos ámbitos, con el fin de ir haciendo aflorar la postura co-
lectiva al respecto. Dicha persona será especialmente cuidadosa en hacer visibles matices
en la posición de los grupos de hombres, de mujeres o mixtos. Igualmente será de gran
importancia insistir en la diferencia entre maltrato físico y violencia de género, ampliando
el concepto de ésta y marcando sus causas.
Tras permitir que el grupo profundice, incluso en más de una sesión, en las causas y
soluciones de la violencia de género, no sólo del maltrato físico, se le propondrá que realice
una muestra de carteles en contra de la violencia masculina hacia las mujeres. Para ello,
se volverán a establecer grupos de diferente tipología. A cada uno de ellos, se le planteará:
— Varias propuestas más o menos cerradas del tipo de mensaje que pueden producir:
denuncia de una de las causas de la violencia, apoyo a una de las soluciones, di-
vulgación de la red de apoyo, divulgación del procedimiento de denuncia, difusión
de casos de mujeres maltratadas que han rehecho su vida…
— Un anuncio obligatorio de deslegitimación del hombre maltratador217.
217
Dependiendo del nivel cultural del grupo y sus capacidades expresivas, dicha actividad puede complementarse
con un certamen de Cartas a un maltratador.
226
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
El grupo montará una exposición en su aula con todos los carteles realizados o con
una selección de los mismos, invitando a otras clases a que realicen una visita guiada. Cada
anuncio irá acompañado de una pequeña explicación sobre sus intenciones, público des-
tinatario, proceso de creación,… Para dicha exposición, se puede elaborar un pequeño fo-
lleto ilustrativo y de divulgación sobre el problema de la violencia, sus causas, sus
consecuencias y sus posibles soluciones.
Uno de los mayores logros de la Educación de Personas Adultas ha sido que muchas
mujeres tomaran conciencia de que era necesario ser protagonistas de su propio proyecto
vital. En ocasiones, el estímulo llegó del conocimiento de las pioneras, de aquellas mujeres
que rompieron los moldes y los diques que coartaban la libertad de las mujeres y su radical
derecho a la equivalencia existencial. Por ello, divulgar en las clases estas figuras no es
sólo un ejemplo de justicia histórica sino un compromiso con el proceso de autoconstruc-
ción de la propia identidad. Otras veces, el estímulo llegó del empuje compartido con las
coincidentes218, esos grupos de mujeres que urdieron la certidumbre de que les estaban ro-
bando el derecho a compartir la autoridad y el cuidado, la certeza de que les estaban hur-
tando el derecho a una vida en igualdad y a un horizonte sin violencia, sin pobreza y sin
trampas para su autoestima.
Contar y contarse la propia vida, mirando hacia atrás con autocrítica, es algo básico
en todo proceso de empoderamiento vital. Por ello, narrar de forma oral retazos de la pro-
pia historia y vincularla a la evolución histórica de la sociedad supone entenderse indivi-
dualmente en las circunstancias en las que se vivió, así como valorar lo que pudo
conseguirse.
La historia oral de la propia vida cuenta ya con una larga trayectoria de aplicación
en «Aulas de mujeres», aunque también es susceptible de ser aplicada al autoanálisis
masculino de la construcción de los hombres como sujeto individual, dentro de deter-
minada configuración socio-histórica. Cuando trabajamos la violencia de género y la
apuesta por la igualdad como prevención de la misma, orientamos la narración de la
historia vivida a la indagación sobre lo que supuso el machismo vivido como limitación
para el propio desarrollo personal. Además, se pretende tomar conciencia de cómo se
han visto evolucionar determinadas desigualdades a lo largo de la vida de quienes asis-
ten a las aulas de Educación de Personas Adultas. La realidad mixta y plurigeneracional
de muchas de estas aulas hace especialmente atractiva la aportación e intercambio de
historias vividas.
Para generar los pequeños relatos de vida, pueden proponerse diferentes espacios te-
máticos, en los que ir gestionando los temas marco y las reflexiones a partir de ellos. Como
218
Tomamos el término de Marcela Lagarde, en la ya antecitada obra «Claves feministas para la autoestima de las
mujeres».
227
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
norma general, con mujeres y su historia trabajarán mujeres, y en la medida que se sientan
cómodas, su trabajo se presentará al gran grupo. Además, puede proponerse un formato
de salida para todas las aportaciones, con el objetivo de fijarlas como recurso para otras
ocasiones. En determinados cursos, cuando el grupo aún no está familiarizado con la prác-
tica, será oportuno comenzar con relatos ajenos, que sirvan de modelaje inicial para las
primeras intervenciones.
228
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Convivir en Igualdad
229
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Es una reflexión en la que pueden participar también los hombres mayores., pues
algunos problemas son comunes para hombres y mujeres: la homofobia, la obli-
gatoriedad de los matrimonios, la imposibilidad de divorcio…
5 Aquella noche de bodas, y las que vinieron después: Cuando el grupo tiene ya un
nivel de comunicación bien trabado, es posible abordar aspectos más íntimos del
pasado y de la desigualdad, como el diferente acceso al placer, el conocimiento del
propio cuerpo, el autoerotismo y los roles esperados de hombres y mujeres en el
encuentro afectivo-sexual. La narración de la noche de bodas219 puede ser uno de
los elementos definitorios de cómo pudieron vivir su sexualidad muchas mujeres
en la historia. Muchos relatos orales de mujeres mayores sobre este ámbito mues-
tran una profunda frustración y una dolorida queja sobre la falta de libertad con
la que tuvieron que vivir su sexualidad pues, fuera de la finalidad reproductora, la
sexualidad o era pecado o era un peligro.220
Es frecuente que aparezca el desconocimiento profundo de la sexualidad femenina
(incluso de su propio cuerpo) durante décadas y décadas, en las que era un tema
tabú en la pareja e incluso entre las amigas. El «miedo a quedarse embarazada»,
por lo impensable del acceso a los métodos anticonceptivos fiables, también es re-
currente, así como la descripción del método Ogino, muchas veces en clave ahora
irónica, como única práctica para acceder al placer sin buscar el embarazo.
El contraste con el relato oral de las mujeres de menor edad, especialmente incluso
de las más jóvenes del grupo, suele ser radical. Su mayor libertad sexual, el auto-
análisis de sus deseos, el conocimiento de la respuesta sexual del cuerpo de las
mujeres, el autoerotismo femenino, la mayor variedad en el ars amandi, la valora-
ción del cuerpo masculino, la facilidad de acceso a los anticonceptivos y profilác-
ticos, las expectativas y demandas hacia los/as amantes,... suelen ser aspectos de
enriquecedor intercambio intergeneracional.
En ocasiones, cuando el grupo es especialmente cauto o remiso a tratar este tema,
una dinámica adecuada de inicio puede ser la entrevista colectiva a una mujer joven
que participe voluntariamente en ella. En dicha dinámica, varias personas entre-
vistan a otra, mientras el grupo actúa como observador. Después se extiende el
diálogo al público. De esta forma, las preguntas pueden ir graduando el nivel de
intimidad: se pone el foco inicialmente en las mujeres que quizá tengan menos in-
hibición al hablar de su sexualidad, para después ir abriendo el foco a personas
que viven con más discreción hablar de este tema.
En grupos mixtos, los hombres tienen que tomar también un papel esencialmente
activo en este relato. No sólo puede suceder que estén descubriendo aspectos de
la sexualidad femenina sobre los que nunca pensaron o de los que poco conocie-
ron. Además, están siendo interpelados en su propia vivencia en compañía de la
219
Con el fin de modelizar el relato oral, en un tema especialmente difícil de gestionar, puede comenzar leyéndose
fragmentos de «Cinco horas con Mario», de Miguel Delibes, en los que Carmen reprocha a su marido difunto el trato que le
dio en su noche de bodas, así como otros fragmentos de dicha novela en los que muestra su insatisfacción sobre las actitudes
mantenidas por Mario en todo lo relacionado con el placer, la desnudez, la planificación de los encuentros amorosos, la sen-
sualidad y el erotismo, el voyeurismo masculino…
Otra lectura complementaria muy apropiada es El ojo de la mujer, de Gioconda Belli, pues en la producción de esta
escritora nicaragüense destaca como tema el cuerpo y la sensualidad femenina, la mirada sobre el cuerpo del compañero,
la condición de la mujer, las etapas del ciclo vital de las mujeres, etc.
220
Muy recomendable sobre esta temática la novela de McEwan, Ian: Chesil Beach. Barcelona, Anagrama, 2008.
230
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Convivir en Igualdad
231
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Todas las aportaciones de la narración oral antes descrita, pueden ser integradas en
un formato audiovisual. «Escuchando a quien ya sabe», en el que se asignarían aproxima-
damente cuatro minutos a los fragmentos de testimonios sobre cada uno de los seis epígra-
fes anteriores. Los más de veinte minutos resultantes pueden montarse secuencialmente,
con testimonios organizados de cada tema, o bien pueden montarse aleatoriamente, de
forma que se reciba un mosaico de relatos sobre varios temas, que deben ser integrados y
construidos por quien los recibe.
Un elemento previo debe ser la autoconciencia del machismo. En algunos casos éste
habrá anidado especialmente en los hombres, pero en muchos estará presente en las ex-
pectativas vitales de las mujeres. De perpetuar dichas pautas machistas de convivencia en
la nueva etapa, se prolongaría la apropiación/donación de la energía vital de las mujeres
por hombres que buscasen únicamente disfrutar del nuevo tiempo sin incorporar respon-
sabilidades una vez liberados de la dedicación profesional. El objetivo es evitar el frecuente
contraste entre cónyuges en parejas en las que ella cambia significativamente y él sigue
reclamando las mismas pautas de actuación para seguir recibiendo cuidado. Varias pueden
ser las actividades básicas para ello.
232
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
cia de dicho lugar propio para las mujeres, que viven siempre en espacios para
los y las demás. La actividad propone la hipótesis de poder disponer de una habi-
tación propia para cada uno de los miembros de la pareja, a la que incluso la otra
persona tuviese un acceso limitado. Viene así a contrastar con la idea del amor
fusión, en el que se pierde toda particularidad personal y toda privacidad con
quien se decide compartir la vida.
A las personas que conforman el grupo se les encarga describir o dibujar con de-
talle dicho nuevo espacio, de forma que se puedan identificar mediante objetos,
los gustos personales y los estímulos que cada cual quiere reservarse para su dis-
frute individual y su crecimiento personal. Cada persona deberá así autoanalizarse,
quizá dándose cuenta de elementos que ha echado de menos en el pasado, quizá
apostando claramente por elementos que acaban definiendo lo que cada cual
quiere ser.
Además, la actividad también puede aplicarse tanto a parejas reales como a gru-
pos, por medio de diversas adaptaciones. Así, cuando la pareja acude al mismo
grupo, cada miembro puede dibujar lo que sería la «habitación propia ideal» de su
compañero o compañera. Después se ponen en común los resultados y se valora
hasta qué punto conocen sus respectivos gustos personales.
En grupo, en otra adaptación, se puede dibujar primero la habitación propia ideal
de las mujeres. Se pondrían en común los resultados, para ver qué elementos apa-
recen mayoritariamente representados. Además, se analiza si hay significativas di-
ferencias entre lo que han integrado en dicho espacio los hombres y las mujeres.
En otro momento, se desarrollaría la misma actividad pero con la habitación pro-
pia ideal de los hombres. Entonces, se volverían a poner en común los elementos
representados y se analizaría también si hay variaciones importantes entre lo que
han colocado en dicho espacio las mujeres y los hombres. Si esos elementos son
diferentes, se conectarían los mismos con la existencia de expectativas de sociali-
zación genérica diferente para unas y otros.
2. Y ahora, ¿quién hace la cama?: Ésta puede ser la pregunta final de una actividad
que persigue la evidencia de tener que negociar el reparto de tareas y la asignación
de las responsabilidades, aunque esto a veces vaya a hacerse explícitamente por
primera vez al llegar la jubilación laboral masculina en las parejas heterosexuales.
La actividad siempre se realiza en pareja, aunque no necesariamente con la pareja
real de cada cual. Se parte de una ficción de convivencia a la que se somete a de-
terminada inspección de organización interna:
• ¿Cuánto tiempo empleo en hacer las tareas de la casa? ¿Y mi pareja?
• ¿Cuántas tareas domésticas de reproducción221 realizo en el hogar? ¿Cuántas mi
pareja? ¿Cuántas compartimos?
• ¿Cuántas tareas domésticas de mantenimiento realizo en el hogar? ¿Cuántas mi
pareja? ¿Cuántas compartimos?
• ¿Qué hago en casa cuando la otra persona no está?
• ¿Cuáles son las tareas que más me gusta hacer? ¿Por qué?
221
Entendemos como tareas de reproducción las que contribuyen a reproducir las condiciones de vida cotidiana-
mente: comidas, compras diarias, atención a las criaturas, ropa, etc. Las de mantenimiento serían las relacionadas con el
hogar pero que requieren de ayuda o de trabajo externo: reparaciones, bancos, grandes compras, colegios, reuniones, etc.
233
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Algunos hombres tienen a sus espaldas un verdadero catálogo de estrategias para es-
caquearse de las tareas domésticas. Otros realizan únicamente aquellas que les son exigidas
y/o dirigidas, sin identificar por sí mismos ninguna tarea pendiente hacia el hogar ni hacia
el cuidado de las personas que en él viven. Otros nunca han querido responsabilizarse de
la gestión doméstica. Incluso algunos carecen del mínimo nivel de autonomía y nunca lo
han querido adquirir. Debe señalarse que no vale el truco de «no saber» hacer determinada
tareas. Corresponsabilizarse no depende de aptitudes ante las tareas, sino de actitudes ante
la pareja y la propia identidad. Se actúa con honestidad o con abuso, pues los aprendizajes
de las tareas domésticas son sencillos y rentables para la propia autonomía y para la equi-
dad convivencial.
Todo el análisis y la negociación debiera servir para que ambos integrantes de la pa-
reja se sintieran protagonistas de un reparto justo y, especialmente, que pudiesen identi-
ficar las ganancias obtenidas no sólo abstractamente sobre la igualdad, sino concretamente
en cantidad de tiempo conseguido para compartirlo o para dedicarlo al crecimiento per-
sonal (aficiones, amistades, voluntariado…).
234
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
10.4.5. Actividad 5. Café filosófico «Ahora que sabemos la verdad sobre el amor»
Toda sesión de café filosófico comienza disponiendo a sus integrantes en círculo, para
evitar así la sensación de reunión jerárquica con personas expertas, pues se pretende pro-
fundizar entre iguales en un tema. Toda intervención debe comenzar diciendo el nombre
de quien interviene, tanto por personalizar la aportación como por favorecer poder citar
posteriormente el nombre de quien se retoma el argumento. La dinámica pretende hacer
crecer el tema, sin buscar tener la razón. Para ello, hablar y escuchar no se destina a de-
fender la propia idea sino a indagar en grupo sobre el tema y para poner en duda las ideas
y creencias propias. Se insiste en lo importante de que cada cual valore lo positivo de las
intervenciones de las demás personas y de las preguntas que, progresivamente, se plantean
al grupo. Por ello, es especialmente apreciado que cada cual inicie su intervención con pa-
labras de otras personas que hablaron antes. Además, quien se encarga de la moderación
debe intentar que hablen todas las personas y que nadie monopolice el tiempo, tanto invi-
tando a intervenir a personas que no lo han hecho como animando a que se autocontrolen
las personas que más lo hacen, por bien del grupo. El café filosófico comienza siempre con
una pregunta matriz, comunicada en la convocatoria de la sesión, para que así las personas
pueden pensar sobre ella desde días antes.
222
Los libros más interesantes para conocer esta metodología y sus resultados serían Lou Marinoff «Más Platón y
menos Prozac»: Barcelona, Zeta Divulgación 2005; y Phillips, Christopher «Sócrates café: un soplo fresco de filosofía» Madrid,
Temas de Hoy, 2002. Amplia información puede encontrarse en http://www.buhorojo.de/, web de la Asociación Cultural y
Educativa Búho Rojo, perteneciente a la Red Filosófica Peruana. Incluye el resumen de cafés filosóficos celebrados en la úl-
tima década e, inclusive, la conexión en línea con cafés filosóficos que se están celebrando en tiempo real.
235
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
aún vividos como propios y perspectivas más realistas y vividas sobre lo que se cree que debe
ser y lo que ha sido la experiencia amorosa. Algunos de los ejes de trabajo serían:
• Las trampas y riesgos del amor: ¿El amor verdadero es formar un todo con la
otra persona, fundirnos en un único ser?, ¿El amor todo lo vence?, ¿Es posible
amar entre personas que no se viven como iguales? ¿Es posible amar a quien no
te ama?, ¿Arriesgan lo mismo hombres y mujeres dentro del amor romántico?,
¿Quién sale más beneficiado de las pautas de relación propuestas por el amor ro-
mántico?
• Cuando el amor se acaba: ¿Tenemos derecho a dejar de amar a quien nos ama?,
¿cuándo nos damos cuenta de que ya no amamos a alguien?, ¿cuál de los ingre-
dientes del amor es el primero en desaparecer?, ¿cómo debemos acabar una histo-
ria de amor?, ¿cómo se debe llevar la desvinculación de una persona a la que ya no
se ama?, ¿sienten hombres y mujeres lo mismo cuando el amor se acaba?, ¿admi-
ten mujeres y hombres de igual manera que la relación debe acabar?, ¿por qué aca-
ban hombres y mujeres una relación de amor?
La sesión de café filosófico nunca se cierra con conclusiones, sino con la vivencia per-
sonal de todo lo que se profundizó en el tema y de las dudas que se le plantearon a cada cual
sobre sus valores, cautelas, expectativas… Es especialmente importante apreciar también la
importancia de las ideas recibidas por otras personas. Todo café filosófico debe finalizar con
un espacio y un tiempo relajado en el que cada cual pueda intentar charlar con personas de
las que ha escuchado aportaciones sobre las que les gustaría seguir conversando.
Tras una o varias sesiones de café filosófico, se puede proponer un «cajón de cartas».
Cada cual escribe anónimamente y deposita allí una carta describiendo su vivencia de las
sesiones anteriores y, especialmente, las dudas y replanteamientos surgidos. Cada persona
recibe una carta diferente de la suya y, de esta forma, prolonga aún más todo lo relativo a
cómo se ha vivido esta dinámica en el grupo.
Posiblemente las causas centrales de la violencia de género sean, dentro de una si-
tuación social de desigualdad, una masculinidad tradicional, una femineidad tradicional
236
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
y una mitología del amor como fusión absoluta, en la que debe soportarse todo en beneficio
del propio amor. Por ello, será interesante abordar cómo hemos recibido instrucciones y
expectativas sobre qué debemos esperar y ofrecer del amor hombres y mujeres.
Las canciones son una de las producciones culturales que más directamente influyen
en nuestra educación sentimental. Y las canciones de cada época nos han dicho cosas di-
ferentes sobre lo que mujeres y hombres podemos sentir, hacer, recibir y demandar cuando
nos enamoramos.
La copla es un género muy conocido para el alumnado con el que compartimos las
aulas de personas adultas. Allí hay quienes la cantaron y bailaron en sus años jóvenes, en
los que prácticamente era el único tipo de canción accesible; también tenemos quienes vi-
vieron la decadencia del género, en aras de cantautores/as y música romántica en otros
idiomas, y también quienes se asoman ahora a la copla, fruto del renacer y creciente inte-
rés, musical y antropológico, hacia ella.
Fusión total, dependencia, amor a cualquier precio, celos, protección por sumisión,
infidelidad, ansia de amor eterno, desamor, totalización de la vida en el otro miembro de
la pareja… incluso alusiones directas a la legitimación de la violencia dentro de la vida de
pareja. Todo está en la copla, que viene a defender una evidente filosofía sobre el amor. La
copla es radicalmente directa en sus mensajes y en la atribución de papeles asimétricos y
desiguales para hombres y mujeres en la relación establecida. Veamos varios ejemplos:
El primero indiferencia,
sonrisa que va y que viene
y que se adentra en la sangre,
como una rosa de nieve
(estribillo)
El segundo, de traición
mi espalda ya lo presiente
dejando sin primavera
un árbol de menas verdes
(estribillo)
El tercero, aceros fríos,
por si valentía tiene,
y me dejas caracola
amar de cuerpo presente.
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(estribillo)
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(estribillo)
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(estribillo)
A tu vera
a tu vera, siempre a la verita tuya,
241
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Una vez abierta la mirada crítica sobre la copla es importante trabajar en una doble
dirección223:
223
Un trabajo similar puede hacerse sobre la novela sentimental, las novelas de Corín Tellado, los recopilatorios de
consejos de Elena Francis, los poemarios habituales en las revistas femeninas...
242
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
• ¿Buscar otras canciones que vengan a proponer modelos de relación amorosa muy
diferentes?
Un formato de salida interesante para este trabajo es montar una exposición «No me
vengas con esa copla». Estaría formada por paneles dedicados a intérpretes y letristas de
gran fama con una foto de cada cual, reproducciones de portadas de sus discos y frases
especialmente significativas de sus canciones. En un lugar preferente de la sala, se ubicaría
un mural con las causas de la violencia de género y fragmentos de las coplas que pudieran
estar relacionadas con ellas. Ese mismo documento, se puede elaborar a la vez como vo-
lante en A5, para ser entregado a quienes visiten la exposición.
Otra línea de trabajo diferente debe ser indagar hasta qué punto la ideología amo-
rosa de las canciones de amor actuales ha variado o no. Para ello, aprovechando de
nuevo las características de convivencia intergeneracional de esta etapa educativa, pue-
den trabajarse algunas de las canciones citadas en la actividad 8.4.6. Especialmente in-
teresante es aportar ejemplos de canciones que muestren que no sólo hay ideas
tradicionales sobre el amor que se reiteran época tras época, sino ideas que aportan
mensajes relativos al amor como voluntaria relación corresponsable, en la que se respeta
la identidad de la otra persona y se apuesta por una convivencia en igualdad: «Libre te
quiero» de Amancio Prada, «La llorona» y «Dignificada» de Lila Downs, canciones de
Pedro Guerra…
Excede las posibilidades de esta propuesta realizar una indagación comparativa entre
las influencias culturales recibidas como educación sentimental por unas generaciones y
otras. Simplemente apuntamos la posibilidad de unas jornadas específicas «Comparando
que es gerundio», en las que se contrasten películas de épocas diferentes. El cine formó
parte sustancial del ocio de varias generaciones y construyó, casi en soledad, el horizonte
de expectativas sentimentales con el que crecieron. Reflexionar sobre determinadas pelí-
culas, años después de verlas por primera vez y con otra mirada, puedo hacer tomar con-
ciencia de nuevo del mensaje predominante en otra época.
243
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
La actividad puede comenzar con algunos textos del pasado especialmente prescripti-
vos sobre la forma de ser mujer u hombre: prohibición de llevar pantalón las mujeres, elogio
del servicio militar como forma de hacerse hombres,… Una vez mostrado ese carácter de
mandato de género o de prohibición, se intenta indagar en propuestas que han ampliado las
posibilidades de construirse como sujetos en libertad a hombres y mujeres. Internet será la
gran aliada en esta actividad, desarrollada en grupos mixtos de edades mezcladas.
Por último, cada persona rellenará su propia «Quiniela de la Igualdad». Cada una de las
propuestas identificadas serían los partidos; un 1 significa «Estoy de acuerdo y debo integrarlo
en mi vida», una X significa «Estoy de acuerdo, pero me ha pillado tarde. La nueva generación
debe ser protagonista de este cambio»; y un 2 «No estoy de acuerdo. Cada cual es libre».
224
Véase www.aboliciondelaprostitucion.org, concretamente: http://www.aboliciondelaprostitucion.org/comunica-
dos_07_04.htm.
244
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
De hecho, estamos ante una institución patriarcal, como apunta Cristina Garaizábal
del Colectivo Hetaira:
Desde nuestro punto de vista, la inmensa mayoría de las mujeres que ejercen la pros-
titución lo hacen por necesidad o por obligación, en situaciones de esclavitud sexual; pero
no negamos, en modo alguno, que puedan existir algunas mujeres para las que la prosti-
tución sea una elección respetable dadas sus circunstancias socioeconómicas226. La dico-
tomía abolicionismo-legalización nos lleva a una situación tramposa, porque la situación
alegal del ejercicio de la prostitución, hace que ésta exista con todas las desventajas de una
situación irregular y sin ningún derecho social derivado de una eventual «legalización».
Nuestra posición es clara: 1) Persecución sin límite de las mafias que se lucran con
la explotación sexual de las mujeres. 2) Ruptura de la hipocresía generalizada que hace que
las instituciones sepan donde se ejerce la prostitución pero que miren hacia otro lado. 3)
Investigación profunda de las condiciones en las que se encuentran dichas mujeres. 4) En
su caso, si hay menores ejerciendo la prostitución, condenas duras y sin ambages a quienes
sabiéndolo no lo han puesto en conocimiento y/o han abusado de mujeres menores. 5) Y
también conocer que, porcentualmente, hay un pequeño grupo de mujeres —pero real—,
que tienen el derecho de ejercer estas prácticas en las mejores condiciones laborales posi-
bles sin persecuciones indiscriminadas que las igualen a casi-delincuentes.
225
Véase Garaizábal, Cristina: «Derechos laborales para las trabajadoras del sexo». En: Revista Mugak, número 23,
segundo trimestre, 2003.
226
Así lo señalan asociaciones de mujeres que ejercen la prostitución. Véase www.hetaira.org.
245
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Por ello, es indispensable penalizar a quienes explotan a las mujeres que se prostitu-
yen, exigir el apoyo institucional a las trabajadoras del sexo frente a silencios y/o acosos
de todo tipo sobre las trabajadoras del sexo, y a la vez, exigir en la población masculina la
utilización del preservativo como medio de prevención de la expansión de enfermedades
de transmisión sexual. Las mujeres prostitutas no son un grupo de riesgo de expansión de
ETS o VIH-SIDA, sino víctimas en general de la irresponsabilidad profiláctica de tantos
varones. Porque en la prostitución, la cara es masculina, ya sea buscando servicios sexuales
de mujeres o de hombres. Además, se debe hacer un esfuerzo especial de asociacionismo
de mujeres prostitutas para que hagan valer sus derechos, y sus reivindicaciones. Es in-
dispensable escuchar a las trabajadoras del sexo, asumiendo el posible lema del movi-
miento de las trabajadoras del sexo: «Nada sobre las putas, sin la voz de las putas».227 Sigue
siendo habitual que en esta temática, la voz de las mujeres prostitutas siga siendo silen-
ciada, por el temor que su palabra contradiga a algunas de las organizaciones e institucio-
nes que organizan eventos sobre esta temática.
A partir de ello, pretendemos formar varios grupos con el objetivo de que intenten
debatir subtemas en los que sea posible generar cierto consenso. Se señala a cada grupo
que su tarea es generar un párrafo para un «Manifiesto por un futuro libre de prostitución».
Por ello, el párrafo debe ser susceptible de recabar el máximo acuerdo posible:
227
http://www.colectivohetaira.org/web/index.php.
228
Disponible en la dirección de Youtube http://www.youtube.com/watch?v=cfBnc91oyBk.
229
Hoy la prostitución en nuestro país tiene rostro de mujer extranjera migrante empobrecida. El mayor desarrollo
económico, redes de apoyo familiar, y en general, su mejor posición económica han reducido la prostitución «nacional».
246
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
A partir de los debates de los grupos, se generan cuatro párrafos para el Manifiesto,
con un máximo de cien palabras cada uno. El texto conjunto se somete a la votación del
grupo clase, con el fin de autentificar y hacer pública la identidad grupal al respecto. Se
somete al plenario la propuesta «¿Cómo erradicar la prostitución forzosa?». Si existiese
consenso al respecto, se integraría en el manifiesto.
Tras ello, en la clase siguiente, se ofrece al grupo cuatro role play, previamente en-
cargados a alumnas y alumnos especialmente sensibilizados con el tema. Al entrar a clase,
cada persona recibe un ejemplar del manifiesto aprobado en la sesión anterior.
• Role play 1: Una familia recibe la noticia de que han visto el coche de su hijo en el
aparcamiento de un «puticlub». Discuten en el seno de la pareja sobre el carácter
denigrante o satisfactorio de dicha noticia.
• Role play 2: Una familia recibe la noticia de que su hija ejerce la prostitución.
• Role play 3: Una mujer defiende ante dos amigas que prefiere que su compañero
le sea infiel a que se vaya de putas. Sus amigas defienden la postura contraria, pues
247
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Por último, con la dinámica de barómetro de valores (ver actividad 8.4.1), cada per-
sona debe posicionarse con respecto a la frase «Peor que ser hijo de puta es ser hijo de
cliente». Una vez colocada cada persona en la posición deseada, deben propiciarse al menos
cuatro intervenciones de cada uno de los sectores
248
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
249
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
CAPÍTULO 11
MALOS TRATOS Y PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
EN LA UNIVERSIDAD230
230
Agradecemos las fructíferas aportaciones y sugerencias en este capítulo de: María Concepción Torres Díaz. Abo-
gada, Profesora Asociada de Derecho Constitucional de la Universidad de Alicante y profesora colaboradora del Máster en
Malos Tratos y Violencia de Género de la UNED y Ana Domínguez Férnandez. Trabajadora social. Ha sido Profesora en la
Escuela Universitaria de Relaciones Laborales, Trabajo Social y Turismo de Jerez, adscrita a la Universidad de Cádiz.
231
Veáse el compromiso de profesorado universitario contra la investigación con fines militares en: www.noalain-
vestigacionmilitar.org.
232
Véase www.pactomundial.org, al que están adheridas múltiples universidades internacionales y nacionales. Esta
Red Estatal es ASEPAM —www.asepam.org.
233
Véase www.un.org/womenwatch/daw/cedaw/text/sconvention.htm
251
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
madas múltiples universidades internacionales y muchas de las más destacadas a nivel es-
tatal. Muchos de sus ejes, en cumplimiento de los objetivos del Milenio, muestran la necesi-
dad de una implicación transversal y central del principio de igualdad entre los sexos en toda
la vida de la comunidad universitaria. El necesario compromiso universitario en valores de
democracia, igualdad, y justicia, han sido abordados en espacios de encuentro como la Con-
ferencia Internacional sobre Educación Superior de la Unesco, en 1998, donde se señala tex-
tualmente
234
Véase: www.unesco.org/education/educprog/wche/declaration_spa.htm
235
La responsabilidad social corporativa en el ámbito universitario tiene en la actualidad una amplia literatura y en-
laces científicos. Una de las webs más interesantes es la del foro de consejos sociales de la Universidades Públicas de Anda-
lucía www.rsuniversitaria.org.
252
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
236
Véase: http://www.oei.es/salactsi/rtsc8000.pdf.
237
Véase: http://www.sge21.foretica.es/es/.
238
Silió, Elisa: Las mujeres no dirigen ninguna de las 172 áreas de conocimiento. Diario El País —Madrid-29.9.2008.
En: www.elpais.com/articulo/educacion/mujeres/dirigen/172/areas/conocimiento/elpepusocedu/20080929elpepiedu_2/Tes
239
Informe Etan: Véase en: http://www.csic.es/documentos/mujerCiencia/Informe_ETAN_mujeres_y_ciencia_2001.pdf
240
Valcárcel, Amalia: «Violencia contra las mujeres» en: López de Cruz, Laura (coord.): Ni el aire que respiras. Pen-
samiento científico ante la violencia de género. Sevilla, Universidad Pablo Olavide, 2008.
253
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
mucho tiempo».241 Como apuntó esta misma autora, las universidades pueden alimentar
un contexto misógino donde se pueda mantener en el silencio e invisibilización a las
mujeres a través de la fuerza y el abuso. A la vez, la persistencia de actitudes machistas
en parte del profesorado masculino, puede hacer que algunas mujeres sean reacias al
establecimiento de contactos profesionales con los mismos, tan necesarios para auparse
a dichos puestos de responsabilidad en zonas donde la supremacía masculina sigue
siendo incontestada.
241
Osborne, Raquel: The continuum of violence against women in Canadian universities. Toward a new understand-
ings of the chilly campus climate. Women’s studies international Forum, 18 636-646. Cit en: Valls, Carmen (investigadora
principal): Violencia de género en las Universidades Españolas. Madrid, Estudio Financiado por el Instituto de la Mujer. p. 8.
Véase en web: www.pab.ub.es/crea/proyectos/violencia/proyecto.htm.
242
Bugués, Ana & Oliver, Esther & Redondo, Gisela & Serrano, María Ángeles: «Investigaciones mundiales sobre vio-
lencia de género en la universidad». En: Lastra García, María & Calvo Salvador, Adelina & Osorio Sierra, José Manuel &
Rojas Pernía, Susana (coord.): XI Conferencia de Sociología de la Educación. Convergencia en Europa y cambio en la uni-
versidad. Santander, 2006.
243
Strauss, M, 2004: Prevalence of violence against dating parnerts by male and female university students worldwide.
Violence against women, 10 (7), pp. 790-811. En: op. cit.
244
Véase Gross, A. & Winstlet,, A. & Gohm, C: Reserarch note: An examination of sexual violence against college
women, en: Violence against women, 12,288-300. Op cit en: Valls, Carmen (investigadora principal): Violencia de género en
las universidades españolas. Barcelona, Universidad de Barcelona, 2008. Proyecto financiado por el Instituto de la Mujer,
dependiente del Ministerio de Igualdad del Gobierno de España. Véase documento completo en:
www.inmujer.migualdad.es/mujer/mujeres/estud-inves/768.pdf.
245
Valls, Carmen (investigadora principal): Violencia de género en las universidades españolas. Abstract de la investi-
gación. Abstract, p. 3. Véase en: http://www.observatorioviolencia.org/upload_images/File/DOC1237989967_ABSTRACT_
Valls_exp50_05.pdf.
254
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
especial, tras la reforma de la LOU en 2007 que señala textualmente la obligación de tener
unidades de igualdad en las universidades:
«Las Universidades contarán entre sus estructuras con unidades de igualdad para el des-
arrollo de las funciones relacionadas con el principio de igualdad entre mujeres y hombres»
(LOMLOU/2007). La misma Ley integral contra la violencia de género señala en su título 1,
art.4.7: «Las Universidades incluirán y fomentarán en todos los ámbitos académicos la forma-
ción, docencia e investigación en igualdad de género y no discriminación de forma transversal».
Las unidades de igualdad son una herramienta para que se consiga el objetivo general
de una universidad en la que el principio de igualdad entre los sexos esté garantizado. Para
ello, puede ofrecer a la comunidad universitaria diversos servicios al respecto: fondo biblio-
gráfico especializado, información y formación sobre prevención de violencia de género y
acoso sexual, promoción y organización de actividades relacionadas con la equidad de gé-
nero, etc. Las unidades de igualdad promueven la igualdad de oportunidades, derechos y
deberes en todo el entorno universitario, y sería muy efectivo y responsable como práctica
corporativa equitativa el que la misma estuviera dentro de un Plan de Igualdad y un Plan
Estratégico de Igualdad de oportunidades. Las unidades de igualdad han de tener una es-
trategia coordinada de «mainstreaming» en el entorno universitario, pero ello no entra en
contradicción alguna con la necesidad de que tenga identidad corporativa propia, y un
grado de autonomía necesario para llevar a cabo los objetivos que se le encomiendan.
La unidad de igualdad en las universidades es una apuesta institucional de gran ca-
lado, en la que la creación de la oficina para la igualdad es una herramienta y no un fin en
sí mismo, para promover la igualdad. Las unidades han de tener distintivo propio, y ser
un referente para toda la comunidad universitaria-alumnado, profesorado, funcionariado,
personal de servicios (seguridad, limpieza, etc.). En la actualidad, en el Estado Español246,
en cumplimiento de la ley, comienzan a implementarse en cada universidad dichas unida-
des, con evidentes diferencias en cuanto a contenidos, compromisos, tipología de profe-
sionales a quienes se encarga su Dirección, etc. Entre ellas, la oficina de igualdad de la
Universidad Complutense de Madrid fue pionera en 2004.247
El seguimiento de dichos planes de igualdad tiene gran interés que esté coordinado
mediante Comisiones de Igualdad, que garanticen el seguimiento, evaluación, y cumpli-
miento de las iniciativas acordadas248. Dichas comisiones han de estar integradas por per-
sonal de las distintas facultades y de distintas áreas de la comunidad universitaria. Con
carácter general, es favorable que dependan directamente de la Rectoría/ del Rectorado,
como garantía de «mainstreaming». En un Plan de igualdad, se debe detallar un análisis
detallado de la situación real de mujeres y hombres en el entorno universitario, desde dis-
tintas categorías desagregadas por sexo, como diagnóstico para resituar por la igualdad
dichas cifras en sus distintas vertientes (personal investigador, categorías profesionales,
áreas masculinizadas o feminizadas, etc.).
246
Véase:http://www.ucm.es/info/ucmp/pags.php?tp=Unidades%20de%20Igualdad%20en%20Universidades%20Pú-
blicas%20del%20Estado&a=directorio/oig&d=0016880.php.
247
Véase en web cit; el apartado Oficina para la igualdad de la Universidad Complutense de Madrid.
248
Uno de los más interesantes planes de igualdad de las Universidades españolas puede ser el de la Universidad de
Alicante. del que recomendamos visitar su web http://www.ua.es/es/presentacion/oficina_rector/unidad-igualdad/plan-igual-
255
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Algunas de las áreas donde se puede hacer especial hincapié, y se puede abordar ejes
interesantes son: 1) Asesoramiento integral a la comunidad universitaria sobre violencia
de género y prevención de la misma en el entorno universitario, así como toma de contacto
con la red institucional correspondiente de recursos a las mujeres universitarias víctimas
de violencia de género y acoso sexual en el campus. 2) Atención y detención precoz, ase-
soramiento jurídico y psicológico a mujeres víctimas de violencia de género. 3) Asesora-
miento integral para poner en marcha acciones por la igualdad en el campus universitario.
4) Observatorio de igualdad de la universidad, con enlace directo con el observatorio de
igualdad dependiente de Rectorado. 5) Defensoría de la Igualdad, dependiente directa-
mente del Rectorado/la Rectoría, con el fin de facilitar la recogida de denuncias sobe el in-
cumplimiento del principio de igualdad entre los sexos en la universidad, para su trámite
administrativo. 6) Promoción de estudios sobre igualdad entre los sexos en el entorno uni-
versitario, creando distintivos y acciones positivas para que se investigue y se genere ma-
terial bibliográfico e investigador al respecto249.— 7) Promoción de la diversidad sexual en
las aulas, así como recursos específicos para el colectivo LGTB en materia de bibliografía,
asesoramiento sobre identidad sexual, recogida de quejas por actitudes lesbófobas y/o ho-
mófobas en el entorno universitario, etc. 8) Promover la creación de estudios específicos
sobre igualdad entre los sexos en el entorno universitario tales como posgrados, másters,
asignaturas específicas de créditos de libre configuración, seminarios, congresos, etc, y
promover la coordinación institucional (local, provincial, autonómica, estatal) con com-
petencia en materia de equidad entre los sexos.
dad/index.html. También interesante la apuesta por la Igualdad de la Universidad de las Islas Baleares (uib.es/servei/igual-
tat).
249
Véase www.audem.com
250
Véase webs como: http://www.violenciadegenere.org/files/pdf/campanya_educacio_castella.pdf http://www.ua.es/va/
cem/Estudio%20de%20Mujeres.ziphttp://www.ua.es/cem/normativa_igualdad/Igualdad%20t%EDtulos%20espacio%20euro-
peo.doc.
256
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Estar en la universidad para algunos/as alumnos/as, puede dejarles una huella im-
borrable en sus vidas, tanto por las vivencias personales íntimas como por los posicio-
namientos públicos que defiendan haciendo valer sus derechos de ciudadanía. Para las
mujeres, su paso por el entorno universitario puede ser una oportunidad excelente para
participar en grupos de autoconciencia feminista, en los cuales se aborde un análisis
profundo de cómo el sexismo atraviesa la vida personal, y la importancia del empode-
ramiento de las mujeres en los diversos planos. Los grupos de autoconciencia feminista
251
Véase al respecto www.audem.com
252
Véase al respecto www.nodo50.org/prometeo.
253
Charkow, W. & Nelson, E.: «Relationship dependancy dating. Violence and scripts of Female College Students».
Journal of college conseuling, 3, 17-28, Op. cit. en: Valls, Carmen (investigadora principal): Violencia de género en las univer-
sidades españolas. Barcelona, Universidad de Barcelona, 2008. Proyecto financiado por el Instituto de la Mujer, dependiente
257
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
han sido una herramienta tradicional del movimiento feminista, en los cuales es posible
tomar conciencia de sí, asumiendo el pasado, para proyectar un futuro desde el pre-
sente. El feminismo es, en palabras de Amelia Valcárcel:
«Profundizar en estos aspectos tiene que ver con el proceso de generación de un proyecto
que politiza el tema que se maneje, y no lo deja en una simple visión de las mujeres como vícti-
mas simplemente (…) Sin un proyecto semejante, el planteamiento feminista de «lo personal es
del Ministerio de Igualdad del Gobierno de España. Véase documento completo en: www.inmujer.migualdad.es/mujer/mu-
jeres/estud-inves/768.pdf.
254
Véase Valcárcel, Amelia: Feminismo en el mundo global. Madrid, Editorial Cátedra, 2008. pp. 55.
255
Sau, Victoria: Diccionario ideológico-feminista. Barcelona, Icaria, pp. 123.
256
Un libro muy recomendable, sencillo y profundo, ameno y riguroso, es del Varela, Nuria: Feminismo para princi-
piantes. Barcelona, Editorial B, 2005.
258
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
político» no se llega a hacer realidad. Es también la forma como las mujeres, al poner en marcha
alguna de las acciones propuestas, adquieren experiencia propia y se desarrollan».258
Son pequeños grandes grupos exclusivos de mujeres, puesto que siguiendo a Marcela
Lagarde:
«En pequeños grupos, las mujeres han reflexionado sobre sus vidas en un ambiente de
confianza y de encuentro de género sin la interferencia política que significa la presencia de hom-
bres. (…) Pequeños grupos han dado origen a rebeliones de mujeres a lo largo de la historia mo-
derna y han potenciado la pasión libertaria de las mujeres (…) Grandes avances de las mujeres
y del mundo contemporáneo serían impensables sin la confabulación íntima de las mujeres.
Mientras más íntima y más crítica, más contundente ha sido la acción política feminista crea-
tiva».259
En el Estado Español, son de gran valía las aportaciones de pensadoras del pre-
sente como Amelia Valcárcel, Celia Amorós, Alicia Puleo, Empar Pineda, Raquel Os-
borne, Dolores Juliano… y un largo etcétera que excede los límites de esta propuesta.
Sin embargo, sí consideramos muy relevante la puesta en valor de los grupos de auto-
conciencia feminista o grupos de estudios feministas en las universidades desde el ám-
bito académico. Entre los actuales debates más fructíferos del movimiento feminista
del presente, están las actas de las Jornadas Estatales de Córdoba (2001) y de Granada
(2009),260 donde se pueden mostrar algunas líneas de interés y debate en la actualidad
del movimiento feminista.261 También, muy relevantes son los Congresos Estatales cele-
brados todos los años la Fundación Isonomía de la Universidad Jaume I.262, así como
propuestas de comprometidas mujeres feministas de diversas áreas de estudio, como la
Red Feminista de Profesoras de Derecho Constitucional de la Universidad de Alicante.263
«El feminismo necesita feministas. Muchas nos han precedido y a bastantes de mis con-
temporáneas las conozca. De ellas sólo sé decir cosas buenas. Son varias y distintas entre sí. Tie-
nen lo que necesita toda acción para el éxito verdadero: inteligencia y buena voluntad. Porque
ellas existen, otras resisten, resistimos. Algún día quizá haya de escribirse un compendio titulado
«Lo que las feministas han hecho por tí valedero para ambos sexos».264
257
Véase Lagarde de los Ríos: Claves feministas para la autoestima de las mujeres. Barcelona, Editorial Horas y Horas,
2000. En especial, el capítulo Una mirada feminista a la autoestima.
258
Lozano, Itziar: Sobre el cuerpo y nuestra identidad. Sexualidad, maternidad voluntaria, y violencia. Propuesta me-
todológica para grupos y promotoras. Méjico. Materiales formativos, pp. XIX.
259
Lagarde, Marcela, op. cit. 67.
260
Véase en feministas.org, el programa e intervenciones completas.
261
Lozano, Itziar: op. cit.
262
Véase: http://isonomia.uji.es/mujeres7/.
259
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
dades masculinas con las que construir el proyecto vital desde la igualdad. Desde este ob-
jetivo, la Universidad puede ser una oportunidad excelente para participar en un grupo de
estudios críticos de masculinidades. Estos grupos tienen su origen a finales de los 60 y a
principios de los años 70, siendo fruto de la confluencia de diversos movimientos sociales
que empujaron al auténtico cambio de consciencia que representó en el mundo el Mayo
del 68. Las propuestas del movimiento feminista, del movimiento LBTB, del movimiento
por los derechos civiles y, en menor medida pero no anecdótica, del movimiento pacifista
y antimilitarista contra la guerra de Vietnam hicieron que se constituyeran los primerizos
grupos de hombres antisexistas e igualitarios en Norteamérica y Escandinavia.
263
Véase: http://www.feministasconstitucional.org.
264
Valcárcel, Amelia: op. cit. p. 13.
265
En www.hombresigualdad.com, puede consultarse amplia información al respecto sobre la temática de las rela-
ciones de los hombres por la igualdad. Destacamos los artículos de Bonino, Lozoya, Leal, y Szil sobre las agrupaciones de
hombres igualitarios en el Estado Español: «Cronología inconclusa del movimiento de hombres antisexistas e igualitarios».
A nivel internacional, destacable el artículo de Luis Bonino Méndez: «Movimiento de hombres profeministas, antisexistas o
igualitarios» en www.luisbonino.com
266
Sobre las fratrías masculinas como defensa de privilegios, véase op. cit. Valcárcel, Amelia.
260
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
«Este movimiento social es uno de los varios surgidos en el mundo desarrollado occidental
en los últimos 30 años alrededor de las preguntas: ¿qué es ser un hombre hoy? y ¿hacia dónde
vamos en tanto hombres? Está constituido por hombres que llevan a cabo de diversos modos acti-
vidades organizadas, luchas, reivindicaciones y desarrollos teóricos en relación a esos interrogantes,
centrando su reflexión y acción en la crítica y desmontaje del actual modelo de masculinidad hege-
mónica (MH) y en la búsqueda de las relaciones de igualdad de trato con las mujeres. Estos objetivos
diferencian específicamente a este movimiento de otros importantes como el mitopoético y el de los
derechos de los hombres y padres»268.
Por ello, la Universidad puede ser uno de los últimos momentos en el que recibir
cierta formación y sensibilización sobre la necesidad de conseguir la igualdad para preve-
nir la violencia. Es más, es un espacio básico para que universitarios y universitarias pue-
dan tomar una postura nítida, crítica y activa contra la violencia de género. Un ámbito
de trabajo con el alumnado universitario es el propio conocimiento en profundidad de lo
que es la violencia de género. Parece adecuado que se ofrezca la posibilidad de analizar
sus causas, sus múltiples manifestaciones, sus consecuencias sociales y personales… En
este ámbito, también parece imprescindible la propia difusión de los contenidos de la Ley
Integral, sus intenciones y medidas, así como la progresiva implicación masculina contra
dicha violencia. Todo ello con la intención de deslegitimar el uso de la violencia dentro de
las relaciones interpersonales.
Independientemente de las acciones que se puedan realizar en cada Facultad, los Vi-
cerrectorados de Extensión Cultural, las Unidades de Igualdad, las Aulas de Cultura, u
otros órganos análogos deben ser claros impulsores de actividades que promuevan una
formación para la igualdad y una postura de la Universidad en contra de la violencia de
género.
267
Véase Espada Calpe, José María: La toma de conciencia y los grupos de hombres. En www.masculinidades.word-
press.com
268
En el Estado Español, es destacable el artículo de Bonino, Lozoya, Leal, y Szil «Cronología inconclusa del movi-
miento de hombres igualitarios en el Estado Español»268 y el Informe Espada-2005 Hombres contra la Violencia de Género267,
donde se señala textualmente: «La relación del movimiento de hombres con la violencia de género es ciertamente incómoda
y problemática, y surgen muchos interrogantes sobre el lugar que puedan ocupar los hombres profeministas en la lucha
contra la violencia de género. Nos preocupa las posiciones dentro del movimiento de hombres que tienden a ver revanchismo
en la discriminación positiva en violencia contra las mujeres, pero sobretodo observamos con temor cómo en algunos foros
de hombres igualitarios se pudieran alentar actitudes masculinas ultradefensivas y hostiles al feminismo».
261
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
En esa reflexión sobre el proyecto vital a las puertas de la vida adulta, es muy intere-
sante seguir profundizando en los modelos de enamoramiento y en las expectativas mas-
culinas y femeninas en la construcción de la pareja. Universitarios y universitarias viven
sus relaciones afectivo-sexuales de formas variadas, sin que estén a salvo de los problemas
que para el equilibro de la relación de pareja suponen determinados ingredientes del «amor
romántico» y la tradicional definición sexista de la complementariedad de hombres y mu-
jeres. Debe hacerse reflexionar a unas y otros sobre lo que les resulta atractivo en sus pa-
rejas y la presencia o no en su imaginario de atracción del requisito mínimo del
compromiso con la igualdad y el cuidado. Además, dado que progresivamente han ido pro-
liferando en los campus las oferta de Talleres de Habilidades Sociales, debe incorporarse
en ellos el respeto a las opciones sexuales de la pareja y la superación de un modelo hete-
rosexista sexual coitocéntrico.
262
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
263
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
visar y cambiar el lenguaje no sexista, y revisar los currícula por personas espe-
cialistas en la materia, así como admitir de quejas en contextos donde se valore la
existencia de actitudes sexistas.
7. Comprometer a la institución universitaria en la firma de protocolos de prevención
de violencia de género en toda la comunidad universitaria, así como programas es-
pecíficos para ello, con evaluación y seguimiento de los mismos. Crear una oficina
específica por la igualdad con objetivos como la prevención de violencia de género
y prevención del acoso y agresiones sexuales en el entorno universitario, publicitada
adecuadamente, y con personal adscrita a la misma, que tengan la potestad de des-
arrollar actividades varias de sensibilización, prevención, y atención directa a mu-
jeres universitarias que son o puedan ser víctimas de violencia de género.
8. Valorar en todos los ámbitos universitarios las aportaciones del movimiento fe-
minista, del movimiento LGTB, y de las agrupaciones de hombres igualitarios, fo-
mentando la creación de grupos feministas, grupos por la diversidad sexual, y
grupos de estudios críticos sobre masculinidad en las Aulas Culturales y organis-
mos relevantes de la comunidad universitaria.
9. Implementar entornos virtuales interactivos donde las personas del campus uni-
versitario puedan acceder específicamente sobre los asuntos de igualdad y de pre-
vención de violencia de género asesorados por personal específico al respecto, con
la figura de asesoría virtual contra el sexismo; en plataformas como páginas webs,
blogs, facebook, y/o twitter, etc.
264
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
269
Véase el Máster, Posgrado, y Experto Universitario contra la Violencia de Género, de la Universidad Nacional de
Educación a Distancia.
265
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
El objetivo de esta actividad es promover mediante el cine la reflexión sobre las situa-
ciones de injusticia y desigualdad entre los sexos que son el caldo de cultivo de la violencia
de género. Puede realizarse en la Universidad un ciclo de Cinefórums por la igualdad. Una
persona de la comunidad universitaria introduce las líneas generales del filme, y elabora
una sinopsis de la película que conecte la perspectiva de género con el visionado del filme.
Tras el visionado de la película, se promueve un debate sobre las temáticas propuestas.
Algunos libros que pueden orientar la labor de selección de filmes son Kaplan, E.:
Las mujeres y el cine. Editorial Cátedra, 1998 y Kuhn, A: Cine de mujeres. Feminismo y
cine. Madrid, Cátedra, 1991.271 Los filmes pueden permitir trabajar diferentes temas glo-
bales; por ello, los propuestos son una simple muestra de lo que cada centro universitario
podría escoger.
270
Un detallado informe al respecto puedes consultarlo en: http://www.mec.es/mecd/gabipren/documentos/files/es-
tadis-dat-cif-sis-univ-2006-07.pdf. En la página 14 del informe existen esclarecedores datos al respecto sobre la desigualdad
en áreas como cátedras, etc… Destacables al respecto los comentarios de las páginas 20 y 21.
266
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
de Fernández & Meléndez donde se abordan los siguientes temas y películas: Mo-
delos de niñas y jóvenes (Juno, La Brújula Dorada); Adolescentes, cuerpos y cultu-
ras (Pequeña Miss Sunshine, Las Mujeres de verdad tienen curvas); Amistad y
sororidad (¿Por qué las mujeres siempre queremos más?, Sexo en Nueva York);
Violencia contra las mujeres (Princesas, Te doy mis ojos); Mujeres y mundo/depor-
tes masculinos (Quiero ser como Beckam, Million Dollar Baby); Traumas y estra-
tegias de supervivencia (La vida secreta de las palabras, Fraulein); Viajes y
trayectorias vitales (Mataharis, Cleopatra); Construcción cultural de la enfermedad
mental (Inconscientes, Las Horas).
Los talleres son un espacio exclusivo de mujeres donde entre compañeras, reflexionar
críticamente sobre las trampas del patriarcado en sus vidas, construyendo nuevas formas
de relación entre mujeres bajo el concepto de «sororidad». Siguiendo el esencial libro del
Colectivo de mujeres de Boston «Nuestros cuerpos, nuestras vidas», se trataría de:
«Los conceptos básicos que se utilizan en los talleres feministas subrayan el hecho de que,
al aprender juntas, creamos una nueva base para comprender y transformar las relaciones so-
ciales. Explorar reflexiones compartidas basadas en experiencias concretas; utilizar esas expe-
riencias para concienciarnos de nuestras condiciones sociales, y llevar a cabo acciones para
lograr el cambio, son actitudes que nos fortalecen como mujeres y nos permiten participar en la
creación de un mundo más justo».272
La persona que convoca explica los objetivos de la reunión, el interés que le ha llevado
a plasmarla, y lleva unos materiales o líneas de debate preparadas, sobre el por qué del
grupo, y las temáticas que podrían abordarse. También se establece el marco de intercam-
bio experiencial del mismo, bajo las consignas de confidencialidad, respetarse el turno de
palabra, hablar desde la vivencia personal y no tanto de teorizar sobre lo que dicen las
demás compañeras… Se plantea que el lugar de reunión puede ser el mismo, o rotatorio,
si es un marco público o privado, cómo van a distribuirse la organización de futuros en-
cuentros, etc. La periodicidad de los encuentros la determina el grupo, aunque puede os-
cilar desde una vez al mes a una vez a la semana en sus inicios.
Las temáticas que pueden abordarse en el grupo pueden ser: las limitaciones que el
patriarcado ha inscrito en nuestras vidas; las dificultades de la sororidad y la alianza de
267
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
las mujeres; el ser para los demás como trampa patriarcal; las mujeres ante el placer sexual;
¿de verdad nos creemos que existen los príncipes azules?; las chicas buenas van al cielo y
las malas a todas partes; las mujeres ante el poder; qué papel juega el cuidado en nuestras
vidas y cuál la autoridad; la autoidentidad y la autoestima; el papel que la lesbofobia y la
transfobia genera en nuestras vidas como mujeres; la salud de las mujeres; el compromiso
de las mujeres contra la violencia de género y el sexismo cotidiano; lo que el feminismo ha
hecho por nosotras, etc.
Una cuestión de central interés para abordarse en los grupos de autoconciencia fe-
minista es el «empoderamiento» desde la «sororidad» para confrontar el sexismo cotidiano
en todos los planos —públicos, privados e íntimos—, así como el apoyo y alianza entre
mujeres del grupo o de fuera del grupo que han podido sufrir situaciones cotidianas o ex-
tremas de violencia de género. Es de vital importancia conocer las posibles estrategias
masculinas de aprovechamiento de tiempo y espacio en las relaciones de pareja heterose-
xual, entre las que podemos destacar los aspectos de la llamada «rueda de la violencia de
género» que comprende desde el abuso psicológico, físico, abuso de privilegios, abuso eco-
nómico, abuso verbal, abuso sexual, intimidación, y aislamiento.273 Es importante que los
grupos de autoconciencia feminista tengan un papel central en la denuncia de todo tipo
de violencia de género. De hecho, las participantes pueden encontrar en el grupo de auto-
conciencia feminista un espacio «liberado» donde poder poner voz a experiencias sexistas
vividas en primera persona o en tercera persona por mujeres de su entorno más cercano
(madres, hermanas, compañeras de trabajo, etc…). Otra temática central es que el grupo
sea un espacio de intercambio de experiencias y conocimientos con mujeres de diversos
puntos del planeta, que tienen el objetivo común de construir un presente y un futuro libre
de sexismo.274
271
En el libro recomendado para Educación Secundaria del Seminario Galego de Educación para la Paz: «Educación
Emocional y Violencia contra la mujer», Madrid, Editorial Los Libros de la Catarata, 2008, tienes un capítulo completo con
una amplia selección de filmes. Esencial, a la vez, es el material de Fernández Morales, Marta & Menéndez Menéndez, María
Isabel: Miradas en resistencia. Guía didáctica para el análisis feminista del cine contemporáneo, Oviedo, Milenta, 2009.
272
Véase Colectivo de Mujeres de Boston: Nuestros cuerpos, nuestras vidas. Barcelona, Plaza y Janés, 2000, pp. 39-40.
268
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
las hermanas Mirabal (Minerva, Patria, y María Teresa) durante la dictadura del
general Trujillo en la República Dominicana en el 1960.
Es importante que en la información sobre el inicio del grupo se detalle que se pre-
tende crear un espacio de encuentro de varones contra el sexismo, que analicen el papel
que con sus actitudes en ocasiones no equitativas, los hombres tienen en el mantenimiento
del mismo. Son grupos de toma de consciencia «personal y política» en el que acompañarse
para erradicar el machismo de sus vidas, y la reproducción del mismo en sus relaciones
con el entorno social.
Hay que dejar claro que cuando hablamos de grupos de hombres, siguiendo el
texto básico de Bonino, Luis & Lozoya, José Ángel & Szil, Péter & Leal, Daniel:
El objetivo final tras la fase de difusión es que el día de la reunión haya sobre seis-
ocho varones interesados en empezar a constituir el grupo. Por parte de la persona que
convoca, se explica la intención de la convocatoria, y las reglas de seguridad que se consi-
deran esenciales para comenzar el mismo. Se recuerda que la idea es acompañarse en el
proceso de evitar actitudes sexistas, y para ello, se necesitan al menos algunas reglas de
seguridad y confianza.
273
Véase la rueda de la violencia hacia la mujer, en el libro cit del Colectivo de las Mujeres de Boston pp. 177.
274
Véase la diversidad y riqueza del movimiento feminista en el Estado Español, visitando feministas.org, entre otras
webs de referencia, como mujeresenred.org: El periódico feminista.
269
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
Se acuerda la periodicidad de las reuniones, que suelen ser una vez al mes, o al prin-
cipio del grupo cada quince días o semanalmente. A la vez, escoger el lugar de reunión del
grupo también puede ser muy importante, puesto que cuando los varones se reúnen en lu-
gares públicos (aula de cultura, aulas, sedes de movimiento asociativo, etc.), la experiencia
nos dice que es más difícil habituarse a un modo de relación diferente al habitual de los
varones en espacios públicos (competitividad, prestigio, volcarse mucho en el mundo pú-
blico y poco en el mundo íntimo…). Por ello, se sugiere reunirse en casa de cada uno de
los miembros del grupo, de forma entregar algunos materiales documentales o reflexiones
para el grupo sobre el tema propuesto, y cuida a los componentes del grupo preparando
la merienda, bizcocho, etc. La idea central también es cuidarse entre los chicos del grupo
para practicar el cuidado afectivo entre los varones como posibilidad de cambio actitudinal
personal.
Los temas que se pueden abordar en los grupos de hombres antisexistas e igualitarios
son muy diversos, entre ellos: relación con figuras masculinas de referencia (p.e padres,
abuelos…), rompiendo los lazos entre masculinidad y violencia, abordando mis microma-
chismos para erradicarlos, por qué nos resistimos los hombres a la igualdad con las mu-
jeres, para qué ocultamos los hombres nuestros sentimientos, analizando nuestra
homofobia, el papel que la pornografía tiene como trampa de la educación sexual en los
varones, cómo comprometernos contra la violencia de género cotidianamente, los hombres
ante la paternidad presente y responsable, masajes masculinos, por qué aparentamos ser
duros e invulnerables, por qué los hombres nos matamos por ir de macho por la vida, cómo
comprometernos equitativamente contra el escaqueo masculino en el mundo doméstico,
etc.
Los grupos no son un fin en sí mismos, sino un medio para un cambio personal y polí-
tico, por lo que, en muchas ocasiones, al terminar la etapa universitaria, pueden desaparecer,
pero no el legado de compartir experiencias importantes que probablemente hayan modifi-
270
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
cado actitudes sexistas y fortalecido el convencimiento de que el silencio de los hombres ante
el sexismo nos hace cómplices. Por ello, hablar compartidamente contra el sexismo, desde la
experiencia vital, puede ser una propuesta importante que contribuya a conseguir la plena
igualdad de oportunidades, derechos, y deberes, entre mujeres y hombres.
Esta actividad tiene como objetivo reflexionar sobre el papel que el lenguaje sexista
tiene en la construcción de desigualdades, al poder utilizarse en los foros académicos como
forma de transmisión del legado sexista y misógino. A la vez, esta actividad pretende im-
pugnar el control, minusvaloración, o invisibilización de la voz de las mujeres histórica-
mente y en muchas disciplinas académicas aun hoy en día. Esta cuestión se abordará
compaginadamente por alumnado, profesorado, y personal no docente comprometido por
la igualdad entre los sexos, mediante la propuesta de los «rayos violeta».
«El lenguaje no es una creación arbitraria de la mente humana, sino un producto social
e histórico que influye en nuestra percepción de la realidad. Al transmitir socialmente al ser hu-
mano las experiencias acumuladas de generaciones anteriores, el lenguaje condiciona nuestro
pensamiento y determina nuestra visión del mundo».
275
Sobre el campamento de Greenham Common, véase Magallón, Carmen: Mujeres en pie de paz. Barcelona, Editorial
siglo XXI, 2006.
271
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
ción Integral contra la violencia de género 1/2004 se recogen medidas en esta línea, así
como en la Ley Orgánica 3/2007 de 22 de Marzo, para la Igualdad efectiva entre mujeres
y hombres. Múltiples son las reflexiones y artículos sobre la necesidad de erradicar los
usos sexistas del lenguaje en la vida pública, personal, e íntima, entre los que podemos
destacar diversas publicaciones especializadas en este ámbito.281; para antes de realizar la
actividad tener una sólida base experiencial y teórica que transmita el sentido de la activi-
dad a toda la comunidad universitaria.
Esta actividad puede tener una duración ilimitada durante todo el año o simple-
mente, realizarla durante un día completo con especial relevancia en el calendario igua-
litario (8 de marzo, por ejemplo), o por parte de toda una clase, o por parte de ese día
todo el personal de una facultad, etc. Es importante resaltar que toda la actividad tiene la
óptica de empleo de la noviolencia. Esto es, hay que limitar estrictamente los costos de
los rayos violeta, en el sentido de que, no podrán subrayarse documentación de gran valor,
dañar cualquier tipo de cartelería, etc. Debe recordarse que tras la actividad, todo tiene
que quedar como estaba aparentemente, porque el debate social generado tiene que ser
la base para reivindicaciones que hagan efectivo el principio de igualdad en el lenguaje
en el ámbito universitario. La idea es hacer una «performance» durante por ejemplo, un
día, en el que el color violeta sea un catalizador de las contradicciones entre la igualdad
formal y la igualdad real. Esto es, en una sociedad democrática, ¿cómo es posible que el
lenguaje que empleemos no sea aun democrático en cuanto a su utilización equitativa
por mujeres y hombres?
276
Especialmente interesante la experiencia del grupo antisexista universitario GREM (Grupo de Reflexión y estudio
sobre la universidad) iniciados por Chema Espada y Manu en la Universidad Complutense de Madrid. Véase artículo de Es-
pada Calpe, Chema: Grupo de hombres… ¿Por qué implicarse?, en: www.heterodoxia.wordpress.com.
277
Véase artículo completo en: www.hombresigualdad.com.
272
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
nas científicas y académicas, etc. Se pueden revisar libros de textos y dejar en los mismos
pos-its violetas en aquellos lugares donde no aparecen mujeres o simplemente se utilizan
términos que las invisibilizan.
Una actividad que puede ser atractiva es conseguir una serie de mascarillas violetas
que se les regalarán a aquellos miembros de la comunidad universitaria que considera-
mos no han cuidado la equidad entre mujeres y hombres habitualmente; podemos rea-
lizar un acto central durante el día o los días de los «rayos violeta» en los que un clown
se ría de las actitudes sexistas en el lenguaje, vestido quizá, de... Violeta. También puede
realizarse conferencias, encuentros, durante los días de la Campaña de los rayos violeta
en los que hacer un análisis desde la perspectiva de género de los usos del lenguaje no
sexista e igualitario, invisibilización de la palabra femenina en las distintas disciplinas
académicas, etc.
El objetivo de la Semana cultural por la igualdad entre los sexos es promover du-
rante una semana el compromiso explícito de la universidad mediante diversas activida-
des con motivo de la conmemoración de fechas como el 8 de marzo-Día Internacional
de la Mujer Trabajadora, 25-noviembre-Día Internacional contra la violencia hacia las
mujeres, etc. Para ello, desde el entorno universitario, se organizarán diversas actividades
a las que habrá que facilitar en su mayor medida que pueda asistir toda la comunidad
universitaria, como muestra de que el compromiso por la equidad ha de atravesar a toda
la comunidad y entorno universitario. Evidentemente, se pueden realizar muchas acti-
vidades «por la igualdad» (danza, cineclubs, festivales de cortos de móviles, etc.), pero
apostamos por un formato en el que lo «simbólico» tenga un gran papel como moviliza-
dor de consciencias. Es importante lograr actos imaginativos sin grandes gastos econó-
micos pero con fuerza, que pongan el lema de la igualdad en el corazón mismo del
entorno universitario, compaginado con acciones formativas que den una gran autoridad
educativa al legado de las propuestas feministas. Entre las actividades que pueden rea-
lizarse, destacan:
• Congresos y/o jornadas con motivo de la igualdad entre los sexos, en los que pueden
invitarse tanto a destacadas/os especialistas de esta temática, como a profesorado
interno universitario, así como a participantes en grupos de autoconciencia femi-
nista o estudios críticos de masculinidad, etc.
• Diálogos mixtos sobre la Igualdad: Cuando se aborda el tema de la Igualdad, el for-
mato tradicional de conferencia o de mesa redonda puede ser enriquecido con el
diálogo entre una mujer y un hombre. Se pacta con dichas personas un mínimo
guión de temas por los que debe ir discurriendo su diálogo, dentro de un formato
muy abierto, en el que se contrastan puntos de vista y matices diferenciales entre
lo que une sus posturas, lo que las diferencian, las dudas sobre la posición de la
otra persona… Finalmente, se abre un turno de preguntas.
• Actos simbólicos por la igualdad: Puede ser adecuado que cada escuela y/o facultad
realice uno de ellos vinculados con sus estudios y, en un acto central, se pongan en
común. Por ejemplo, si en una de las universidades hay facultad de derecho, de
273
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
economía, bellas artes, e ingeniería técnica de caminos, se pueden hacer los si-
guientes:
• Unos pantalones en una urna durante varios días en un pedestal en el que rece
una inscripción que diga:
«Concepción Arenal, fue la primera mujer jurista en el Estado Español. Para
poder ir como oyente a la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid,
tenía que ir vestida con ropajes masculinos. Las mujeres y hombres de la Facultad de
Derecho creemos en la justicia, la libertad, y la igualdad… Por la presencia equilibrada
de hombres y mujeres en el mundo del Derecho».
Frente a la urna, puede haber cuadernillos elaborados sobre la presencia de la
mujer en el ámbito del derecho desde una perspectiva equitativa.
• En la Facultad de Ingeniería Técnica de Caminos, que suele tener una enorme
presencia numérica masculina, se puede recordar la historia del lazo blanco, in-
cluyendo en una urna un álbum de fotografías de las mujeres asesinadas por
violencia de género en un pedestal que diga lo siguiente: « Estas mujeres sufrie-
ron el machismo más repugnante de hombres. No soy como ellos. Soy un hom-
bre que me comprometo por la igualdad entre los sexos, y me sumo a la
Campaña del Lazo Blanco». Frente a la urna, pueden haber hojas de firmas y
lazos blancos dispuestos, además de lazos blancos violetas para las mujeres uni-
versitarias de dicha facultad.
• En la Facultad de Economía puede ponerse en el centro de la Universidad
una lavadora que tenga dentro de la tapa una cámara fotográfica que foto-
grafíe a la persona que abre la tapa.282— De sexo masculino. Al lado de la la-
vadora, habrá un atril, solamente de uso para mujeres, que tendrán un
fotomatón cuando se suban al mismo. Estas fotografías de mujeres y hombres
automáticamente se dispondrán en un gran panel audiovisual en el centro del
patio de la universidad en el que se digan: «Estos hombres y mujeres cuidan
la economía, tanto en lo público, como en lo doméstico. Comprométete por
la equidad».
• En la Facultad de Bellas Artes puede desarrollarse el siguiente acto simbólico.
En un panel enorme en blanco, se hace colectivamente por parte de todo el en-
torno universitario de la Facultad, de manera dirigida, un cuadro enorme que
se quedará en dicha universidad con el lema: «La facultad de Bellas Artes contra
la violencia de género y por la igualdad entre los sexos». Este cuadro puede pre-
sentarse públicamente el día que confluyan todos los objetos simbólicos en el
acto central de la Semana Cultural.
• Acto simbólico central por la igualdad: Este acto simbólico puede realizarse para
clausurar las jornadas señaladas al inicio de esta actividad. Para ello, cada facultad
lleva sus actos simbólicos en el patio central del rectorado y toda la comunidad
universitaria se pasea por los mismos durante todas las jornadas, comentando, de-
batiendo sobre la originalidad de cada objeto simbólico, sumándose a la campaña,
etc… Al final, por parte de la Comisión de igualdad que sería deseable que estuviera
vigente en la universidad, se lee un manifiesto, y, por ejemplo, se planta en el centro
del rectorado un árbol por la equidad, en el que rece esta inscripción:
278
Véase el ejemplo de las interesantes aportaciones de la asociación www.ahige.org.
274
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
«La igualdad entre los sexos necesita la tierra fértil de toda la comunidad uni-
versitaria para crecer. Cuida este árbol, nos dará sombra a todos y todas, y veremos
cómo se desplegará desde el aquí y el ahora, hacia un futuro conjunto de mujeres y
hombres en paz, por la igualdad».
Sugerimos la elaboración de graffitis cooperativos sobre papel continuo o paneles
de madera en cada facultad, trasladarlos al acto común y desplegarlos alrededor del árbol
plantado. Se concluye la actividad, con una breve actuación artística que le dé «sabor» al
acto.
11.4.6. Actividad 6. La web de las cien mujeres sabias y algún hombre profeminista
Esta actividad tiene como objetivo principal visibilizar el papel de las mujeres en la
construcción del conocimiento. Un papel que ha estado históricamente invisibilizado por
parte de estructuras patriarcales y sexistas que han impedido poner en valor en su justa
medida las aportaciones de las mujeres al mundo del arte, de la ciencia, de la historia, a
los movimiento sociales vindicativos, etc. Para ello, se propone la realización de la «Web
de las cien mujeres sabias, y algún hombre profeminista», en la que se muestren básicamente
mujeres concretas que han trabajado desde y por la igualdad y la equidad283, ya sea espe-
cíficamente en dicho campo, o a través de su labor profesional, social, etc.
Esta ceremonia consiste en que durante un tiempo acotado, un mes por ejemplo, se
establece en el entorno de toda la comunidad universitaria un web corporativo en el que
se volcará información sobre casi cien mujeres tradicionalmente invisibilizadas a lo largo
de la historia o de la actualidad, que hayan realizado significativas aportaciones para la
humanidad en diversas áreas. Cada persona participante en este proyecto tendrá un perfil
corporativo con el cual irá debatiendo y aportando enlaces webs, vídeos de internet, refe-
rencias audiovisuales, programas de radio en relación a, etc. Esta web se puede llamar por
ejemplo, mujeressabias.com. y tendrá sus correspondientes puertas de entrada en twitter,
tuenti, facebook, etc.
web. Es una mera relación incompleta, por supuesto, pero en la que creemos «que son
todas las que están», pero «no están todas las que son». Las breves líneas biográficas
son necesariamente incompletas, pero confiamos que las mismas animen a completarla,
incluir nuevas mujeres, centrarse en áreas específicas, etc.
279
Veáse este documento completo de la Unesco en: http://unesdoc.unesco.org/images/0011/001149/114950So.pdf
275
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
276
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
38. Fatima Ishaq Gailani: 1954. Activista de los derechos humanos y derechos de la
mujer.
39. Fatima Boudaif: 1944. Defensora derechos de la humanidad y pacifista argelina.
40. Fatima Mernissi: 1930. Escritora marroquí.
41. Flora Tristán: 1803-1844. Activista francesa implicada en la emancipación de la
mujer y en la defensa de los derechos de las trabajadoras.
42. Frida Kahlo: 1907-1954. Pintora mejicana.
43. Gloria Evangelina Anzaldúa: 1942-2004. Feminista, escritora, y poetisa chicana
estadounidense.
44. Grace Murray Hopper: 1906-1992. Matemática estadounidense.
45. Gioconda Belli: 1948. Escritora y poetisa nicaragüense.
46. Getri Cori: 1896-1957. Bioquímica checoslovaca nacionalizada estadounidense.
47. Harriet Taylor Mill: 1807-1858. Feminista y escritora británica.
48. Hertha Muller: 1953. Escritora rumano-germana.
49. Harriet B. Stowe: 1811-1896. Escritora y activista por los derechos de la huma-
nidad estadounidense.
50. Harriet Shaw Weaver: 1876-1961. Feminista, sufragista, y escritora británica.
51. Hypatia de Alejandría: 355-370/ 415-6 ac. Filósofa alejandrina.
52. Hildegarda de Bingen: 1098-1179. Compositora, médica, escritora, y abadesa ale-
mana.
53. Isidora Duncan: 1878-1927. Bailarina estadounidense.
54. Judith Butler: 1956. Filósofa y feminista estadounidense.
55. Kate Millet: 1934. Escritora y feminista estadounidense.
56. Kumary Jayawardena: 1931-Feminista y profesora de Sri Lanka.
57. Lyidia Cacho. 1963. Periodista y escritora mejicana.
58. Luisa Muraro: 1930. Filósofa italiana.
59. Li Xiaojiang: Académica y feminista china.
60. Lou Andreas Salomé: 1861-1937. Escritora rusa.
61. Luce Irigaray: 1932. Feminista, filósofa, y psicoanalista belga.
62. Madame Chatelet: 1706-1749. Física y matemática francesa
63. Martina Castells Ballespí: 1852-1884. Médica española
64. Marcela Lagarde: 1948. Filósofa, antropóloga, feminista mejicana.
65. Maria Deraismes: 1828-1894. Feminista francesa.
66. Marie Curie: 1867-1934. Química y física polaca, de gran relevancia científica.
67. Maria de Maeztu: 1881-1948. Pedagoga española.
68. Mary Somerville: 1780-1872. Matemática escocesa.
69. María Zambrano: 1904-1991. Filósofa española
70. Maria Montessori: 1870-1952. Educadora italiana, creadora del método educa-
tivo Montessori.
71. Mary Wollstonecraft: 1759-1797. Escritora británica de «La vindicación de los
derechos de la mujer».
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Convivir en Igualdad
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Convivir en Igualdad
Tras tener todas las tarjetas rellenas, el aula-clase comienza un animado debate acom-
pañado de datos extraídos de la Encuesta de Empleo del Tiempo del INE y materiales va-
rios, sobre la inequidad de cuidados y tareas domésticas en la actualidad. Se aprovechará
el debate para interrelacionar el sexismo con el escaqueo en el mundo doméstico y de cui-
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Convivir en Igualdad
Una vez se han desarrollado estos tres aspectos de Inspección Técnica de Igualdad
desde la Oficina de la Igualdad de la Universidad, se emite un documento tipo «carné» con
la fotografía de cada uno de los participantes en el que se señala «Inspección Técnica de
Igualdad (ITI)» en el entorno universitario. Este certificado se emite por parte de la uni-
versidad, en coordinación con entorno institucional y socioeconómico, esto es, con tiendas,
instituciones, copisterías, cines, del entorno de la facultad, que comprometiéndose con la
ITI en la universidad gozan de algunas ventajas de acción positiva en el entorno universi-
tario (puntos para solicitud de subvenciones, etc.), y para las personas físicas de la red
(descuentos, preferencias de acceso, etc.). La Red ITI es una red que promueve la univer-
sidad y que, como una onda expansiva, genera un espacio de coordinación de puertas
afuera del entorno universitario, que toma cuerpo con una firma de compromiso de todas
las entidades jurídicas y personas físicas del entorno social.
Actividad 8. «Por la equivalencia, «Valentina sin flechas» y «Cupido, deja las flechas
para ti»
280
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
favorecerse desde las unidades de igualdad, aulas de cultura, decanatos, y desde grupos de
mujeres y varones universitarios/as comprometidos/as contra la violencia de género.
• Imagen de Cupido bebiendo de una botella de alcohol. El lema es: Los hombres
que maltratan no lo hacen porque beban. Muchos hombres beben y no maltratan
a las mujeres. Cupido, deja las flechas para ti.
• Imagen de Cupido con una camisa de fuerza puesta. El lema es: Los hombres que
maltratan no están «locos», se hacen los «locos» para desresponsabilizarse de sus
agresiones. Cupido, deja las flechas para ti.
• Imagen de Cupido mendigando en la calle: El lema es: Los hombres que maltratan
no lo hacen porque estén empobrecidos, el maltrato hacia las mujeres se da en
todas las clases sociales. Cupido, deja las flechas para ti.
• Imagen de Cupido con una máscara sonriente. El lema es: Los hombres que mal-
tratan pueden ser muy amables en el ámbito público y agresores en el ámbito pri-
vado: Tienen una doble fachada. Cupido, deja las flechas para ti.
• Imagen de Cupido con cara malvada pero manos implorando. El lema es: Los hom-
bres que maltratan son delincuentes, y como tal han de ser tratados. Ni más, ni
menos. No trates de justificarlos. Cupido, deja las flechas para ti.
• Imagen de Cupido con una jaula en la mano. El lema es: Los hombres que maltra-
tan intentan controlar y aislar a sus parejas de familias y amistades, utilizan los
celos como «señal de amor». No lo permitas ni lo permitáis. Cupido, deja las flechas
para ti.
• Imagen de Cupido con onomatopeyas insultantes de su boca. El lema es: Algunas
palabras hacen mucho daño y si te hacen sentir mal, la responsabilidad es de todo
punto suya. No permitas que te insulten. Cupido, deja las flechas para ti.
• Imagen de Cupido con ropajes xenófobos. El lema es: El maltrato hacia las mujeres
280
De Rituerto, Ricardo M.: «Ni miembros ni miembras». Diario El País, Madrid, 18.3.2009. Al respecto de la utili-
zación del no es una
lenguaje cuestión
equitativo, únicamente
en columna de hombres
derecha puedes descargarte «inmigrantes», estáhttp://www.elpais.com/ar-
el documento completo: conectado con la
falta de redes sociales de algunas mujeres que emigran. No te dejes confundir por
ticulo/internacional/miembros/miembras/elpepiint/20090318elpepiint_4/Tes.
281
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Convivir en Igualdad
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
que los varones conozcan de primera mano los discursos feministas en el área de
igualdad, salud y derechos reproductivos inalienables de las mujeres. http://www.our-
bodiesourselves.org
• Lomas, Carlos (Coord.) «¿Todos los hombres son iguales?» Paidós Educador, Bar-
celona 2003. Haciendo frente al estereotipo de que todos los hombres son iguales,
este libro colectivo apuesta por demostrar que la masculinidad, al igual que la femi-
nidad, no es sino el efecto de una construcción social a partir de las diferencias se-
xuales. Desde la perspectiva de convergencia con el afán feminista de equidad entre
los sexos, en sus páginas colaboran mujeres de intensa y dilatada trayectoria feminista
al lado de hombres que, en el contexto de los men studies y de las acciones a favor de
la igualdad entre mujeres y hombres, están en la actualidad trabajando con el fin de
construir, entre todas y entre todos, un mundo en femenino, en masculino y en plural
sin opresiones ni desigualdades entre unas y otros. Desde la apuesta por situar a nues-
tra sociedad en el otoño del patriarcado, sus páginas abordan el tema de las identida-
des masculinas ante los cambios socioculturales, las identidades masculinas en los
lenguajes de nuestro tiempo, y la relación entre hombres y mujeres en igualdad
• Guillot, Patrick: Cuando los hombres hablan. Barcelona, Editorial Icaria, 2008.
Este libro comparte las vivencias de quince participantes de grupos de hombres de la
Red de hombres francesa, que se inició tomando como referencia las propuestas de
Guy Corneau en Quebec. Si bien, algunas de las propuestas de esta vertiente se acer-
can a posicionamientos «mitopoéticos» alejados de posturas antisexistas e igualitarias,
el libro recoge de forma muy amena y enriquecedora la experiencia personal de estos
hombres. Se abordan temas como la necesidad de espacios masculinos alternativos
a los tradicionales, reflexiones sobre el papel que los padres han tenido en la confor-
mación de las identidades masculinas hegemónicas de los hijos, la ternura en mas-
culino, hablar acerca del cuerpo y de la sexualidad, cercanía de actitudes cuidadoras
de hijos e hijas, repercusiones en el mundo de la pareja, escenas de la vida de los gru-
pos, etc… Es un libro en el que el autor facilita que se plasmen las vivencias personales
de dichos hombres, en un tono sencillo pero profundo. Muy recomendable como guía
para aquellos hombres que estén interesados en iniciar un grupo de hombres equita-
tivos e igualitarios, complementado con escritos y artículos de la vertiente de hombres
netamente antisexistas, profeministas e igualitarios.
• Lagarde, Marcela: Para mis socias de la vida. Claves feministas para el poderío
285 de las
Véase en mujeres, los liderazgos
www.luisbonino.com, entre otros,entrañables y las negociaciones
el artículo: Micromachismos: enenellaamor.
Violencia invisible pareja. Bar-
286 celona, Horas y Horas, 2005. En este libro la antropóloga, feminista, y política meji-
Véase las propuestas de la PPINA en la web:www.nodo50.org/plataformapaternidad.
284
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
cana Marcela Lagarde plasma tres talleres impartidos para grupos de mujeres. En los
mismos, se deslizan de la mano de unas de las más destacadas feministas mundiales
del presente, aspectos básicos tanto para entender la construcción tradicional de la
identidad femenina, como el hecho, de que nombrando el mundo en femenino, existe
una importante posibilidad de generar en sus propias palabras liderazgos distintos,
auténticos liderazgos entrañables. Se abordan cuestiones como la autoestima, la au-
toidentidad, la consciencia, el necesario empoderamiento de las mujeres, la sororidad,
cómo confrontar el sexismo cotidiano que pueden sufrir las mujeres, relaciones de
pareja igualitarias, la puesta en valor de una política feminista, etc… Libro esencial,
sencillo y profundo, de obligada lectura y análisis para todas aquellas mujeres femi-
nistas que apuestan por un cambio personal y político hacia una ciudadanía plena-
mente equitativa tanto en sus vidas, como en las demás compañeras de su entorno.
285
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
CAPÍTULO 12
CIBERGRAFÍA. 20 WEBS DE INTERÉS PARA LA INTERVENCIÓN
EN ESTE CAMPO286
www.educarenigualdad.org
Web dentro del proyecto europeo Daphne mantenida por un proyecto común de Fun-
dación Mujeres (España), Solidarité Femmes (Belgique) y IUFM Lille (Francia) donde pue-
des encontrar muy bien organizados documentos, bibliografía, materiales divulgativos,
directorio de recursos educativos, últimas noticias actualizadas, y convocatorias en el área
de igualdad entre hombres y mujeres, coeducación y prevención de violencia de género.
En castellano y francés.
www.edualter.org
www.educacionenvalores.org.
www.unwomen.org/es
ONU Mujeres es la entiedad de la ONU que trabaja por la igualdad entre los sexos y
el empeoramiento de las mujeres. Una de las áreas centrales de su trabajo es la prevención
de violencia contra la mujer. Web de referencia para comprender los retos a los que se en-
frenta el mundo en el presente para conseguir la eguidad entre los sexos.
286
Esta es una somera relación de páginas webs que consideramos relevantes tanto para la información directa que
ofrecen, como por su posibilidad de enlazar a otros contenidos relevantes en materia de educación en igualdad. Esta ciber-
grafía no tiene pretensión alguna de exhaustividad, pero sí de categorizar en base a la relevancia de las webs citadas en la
cibergrafía contra el sexismo y por la equidad.
287
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
www.singenerodedudas.com
www.europrofem.org
www.hombresigualdad.com
Página web del Departamento Hombres por la Igualdad del Ayuntamiento de Jerez
de la Frontera, que ofrece un excelente fondo documental en castellano escrito por varones
y dirigidos a varones desde una perspectiva igualitaria. Ofrece materiales en el área de
educación para la igualdad específicos para varones así como materiales varios al respecto
que puedes descargarte desde la propia web. Enlaces a lugares de interés sobre masculi-
nidad, igualdad, y prevención de violencia masculina hacia las mujeres.
www.whiteribbon.ca
www.ahige.org
288
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
www.mujeresenred.net
www.pangea.org/dona
www.mujeresjovenes.org
289
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
www.fundacionmujeres.es
Como ONG para lograr que la igualdad de oportunidades sea real y efectiva, la Fun-
dación Mujeres pretende ofrecer en su página propuestas de intervención, capaces de tras-
ladar a la vida cotidiana de los hombres y las mujeres, los avances legislativos en materia
de igualdad, especialmente para el sector terciario (planes de igualdad para empresas, edu-
cación, sensibilización social…). Su sección de noticias presenta información actualizada
sobre problemas en la igualdad de oportunidades y sobre buenas prácticas en la integra-
ción de la igualdad de oportunidades en la gestión de recursos humanos de las empresas.
Presenta enlaces a Blogs de las integrantes de la Fundación y otros blogs de lectura de per-
sonas destacadas en el ámbito del feminismo.
http://www.migualdad.es/ss/Satellite?pagename=MinisterioIgualdad/Page/MIGU_home
www.observatorioviolencia.org
www.e-mujeres.net
www.daphne-toolkit.org/
Es la página de acceso más útil para conocer los objetivos, acciones y evaluación de
los más 412 proyectos financiados desde 1997 a 2003 por el Programa Daphne de la Co-
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
misión Europea, cuyo fin era la promoción y defensa de los derechos de las víctimas de la
violencia contra niños, adolescentes y mujeres en Europa. Inserta también un balance glo-
bal de todo lo realizado y de algunas líneas de actuación en las que se puede profundizar.
Permite búsquedas por países o por temas, así como el acceso a algunos de los materiales
generados dentro de dichos proyectos. Destaca el fondo de documentos audiovisuales que
se pueden descargar, que incluye entrevistas, cortos documentales y campañas institucio-
nales y de agentes sociales contra la violencia de género.
www.amnesty.org/es
www.puntos.org.ni
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
CAPÍTULO 13
BIBLIOGRAFÍA
ALTABLE VICARIO, Charo: Educación sentimental y erótica para adolescentes. Más allá de la igualdad.
Buenos Aires/Madrid, Editorial Miño y Dávila, 2000.
ALTABLE VICARIO, Charo: Penélope o las trampas del amor. Por una coeducación sentimental. Valencia,
Nau llibres, 1998.
ARCONADA, Miguel Ángel y LOMAs, Carlos: «La construcción de identidades masculinas en el lenguaje
y la publicidad» en Lomas, Carlos (Coord.) ¿Todos los hombres son iguales? Barcelona, Paidós
educador, 2003.
ASKEN, SUE & ROSS, Carol: Los chicos no lloran. El sexismo en educación. Barcelona, Editorial Paidós,
1991.
BARRAGÁN MEDERO, Fernando: Violencia de género y currículum: Un programa para la mejora de las
relaciones interpersonales y la resolución de conflictos. Málaga, Editorial Aljibe, 2000.
BARRAGÁN MEDERO, Fernando: Violencia, género y cambios sociales. Un programa educativo que (sí)
promueve nuevas relaciones de género. Málaga, Editorial Aljibe, 2006.
BONINO MÉNDEZ, Luis: «Los hombres hacia la paridad en lo doméstico: discursos sociales y prácticas
masculinas», en Sánchez-Palencia, Carolina e Hidalgo, Juan Carlos (coord.), Masculino plural:
construcciones de la masculinidad. Universitat de Lleida. Lleida. 2001.
BONINO MÉNDEZ, Luis: Hombres y violencia de género. Más allá de los maltratadores y de los factores
de riesgo. Madrid, Ministerio de Igualdad, 2008.
BOURDIEU, Pierre: La dominación masculina. Barcelona, Anagrama, 2000.
CASCÓN SORIANO, Paco y MARTÍN BERISTAIN, Carlos: La alternativa del Juego I. Juegos y dinámicas de
educación para la paz. Madrid, Editorial Los libros de la catarata, 1997.
COLE, Babette: El príncipe ceniciento. Barcelona, Editorial Destino, 1998.
COLECTIVO DE MUJERES DE BOSTON: Nuestros cuerpos, nuestras vidas. Barcelona, Plaza & Janés, 2000.
COVAS, Susana: Hombres con valores igualitarios. Historias de vida, logros alcanzados, y cambios pen-
dientes. Madrid, Ministerio de Igualdad, 2009.
DE PAOLA, Tomie: Oliver Button es una nena. León, Editorial Everest, 2002.
287
Esta es una mera selección orientativa y necesariamente incompleta de algunos textos que consideramos de interés
con el límite autoimpuesto de cincuenta textos. Animamos a consultar la webgrafía recomendada donde en sus diversas pá-
ginas pueden tomarse nota del cada vez más amplio panel de recursos bibliográficos para educar en igualdad. Además, este
listado completa las referencias bibliográficas y recomendaciones específicas de diferentes capítulos del libro.
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Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
DÍEZ GUTIÉRREZ, Enrique Javier (Coord.): Guía didáctica para el análisis de los videojuegos. Sevilla,
Instituto Andaluz de la Mujer, 1995.
GALLEGO, Juana: «Mujeres de papel». De Hola a Vogue, la prensa femenina en la actualidad. Barce-
lona, Icaria, 1990.
GARCÍA COLMENARES, Carmen & PULEO, Alicia; y CARRANZA, M.ª Eugenia: El trabajo y la salud de las
mujeres (Reflexiones para una sociedad en cambio). Palencia, Cálamo, 2002.
HERRANZ GÓMEZ, Yolanda: Igualdad bajo sospecha. Madrid, Editorial Nancea, 2006.
HERNÁNDEZ MORALES, G. y otras (2000). Violencia y diferencia sexual en la escuela. -Perspectiva de gé-
nero en la organización escolar. Grao, Barcelona, 2000.
INSTITUTO ANDALUZ DE LA MUJER: Violencia contra las mujeres. Manual de formación. Sevilla, Junta
de Andalucía, 1999.
LOMAS, Carlos (comp.): Los chicos también lloran. Identidades masculinas, igualdad entre los sexos y
coeducación. Barcelona, Paidós, 2004.
LOMAS, Carlos (comp.): ¿Iguales o diferentes? Género, diferencia sexual, lenguaje y educación. Barce-
lona, Paidós, 2003.
LOMAS, Carlos (Coord.): ¿Todos los hombres son iguales? Barcelona, Paidós educador, 2003.
LORENTE ACOSTA, Miguel: Mi marido me pega lo normal. Barcelona, Editorial Planeta, 2009.
MARTINO, Waine y Pallotta-Chiarolli: Pero, ¿qué es un chico? Aproximación a la masculinidad en los
contextos escolares. Barcelona, Octaedro, 2006.
MARQUÉS, JOSEPH VICENT Y OSBORNE, Raquel: Sexualidad y sexismo. Madrid, Fundación Universidad
Empresa/UNED, 1991.
MARTÍNEZ, Antonio & LEAL, Daniel, & CHAMIZO, José Antonio: Juego Didáctico para promover una
masculinidad igualitaria «Atrévete si eres hombre». Jerez. Delegación de Igualdad y Salud.
Ayuntamiento de Jerez. 2007.
MIEDZIAN, Miriam: Chicos son, hombres serán. Cómo romper los lazos entre masculinidad y violencia.
Madrid, Editorial Horas y Horas, 1995.
MONCÓ REBOLLO, Beatriz: Los hombres no pegan. Barcelona, Bellaterra, 2006.
MORENO MARIMÓN, Montserrat: Cómo se enseña a ser niña: el sexismo en la escuela. Barcelona, Edi-
torial Icaria, 1986.
MORENO MARIMÓN, Montserrat: El arquetipo viril, protagonista de la historia: ejercicios de lectura no
androcéntrica. Madrid. Editorial Horas y Horas, 1988.
OSBORNE, Raquel (coord.): La violencia contra las mujeres. Realidad social y políticas públicas. Ma-
drid, UNED, 2001.
PROGRAMA HARIMAGUADA. Carpetas didácticas de educación afectivo-sexual para la escuela. Las Palmas:
Gobierno de Canarias, Dirección General de Promoción Educativa, MEC, 1991
PLATERO MÉNDEZ, Raquel & GÓMEZ CETO, Emilio: Herramientas para combatir el bullying homofóbico.
Madrid, Talasa Ediciones, 2007.
SAN SEGUNDO Manuel, Teresa: Violencia de género. Una visión multidisciplinar. Madrid, Editorial
Centro de Estudios Ramón Areces, 2008.
SEIDLER, Victor Jeleniewski: Masculinidades: Culturas globales y vidas íntimas. Editorial Montesinos,
2006.
SEMINARIO GALEGO DE EDUCACIÓN PARA A PAZ: Educar para desaprender la violencia. Materiales didác-
ticos para promover una cultura de paz. Madrid, Editorial los Libros de la Catarata, 1996.
294
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
Convivir en Igualdad
SEMINARIO GALEGO DE EDUCACIÓN PARA A PAZ: Educación emocional y violencia contra la mujer. Estra-
tegias para el aula. Madrid, Los Libros de la Catarata, 2006.
SEMINARIO DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ ASOCIACIÓN PRO-DERECHOS HUMANOS: La alternativa del Juego
II. Juegos y dinámicas de educación para la paz. Madrid, Editorial Los Libros de la Catarata.
Madrid, 1994.
SEMINARIO DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ. ASOCIACIÓN PRO DERECHOS HUMANOS: Sistema sexo-género. Uni-
dad didáctica Madrid, Editorial Los Libros de la Catarata, 2007.
SIMÓN RODRÍGUEZ, María Elena: Hijas de la igualdad, herederas de la injusticia. Madrid, Narcea, 2008.
STEPHANIE HUDSON (ed.): Aprendiendo a resolver conflictos en la infancia. Manual de educación
para la paz y la noviolencia. Madrid, Los Libros de la Catarata, 2000.
TORRES, Xurjo: El currículo oculto. Madrid, Morata, 1991.
TURÍN, A. y BOSNIA, N.: Arturo y Clementina. Barcelona, Editorial Lumen, 1994.
TURÍN, A. y BOSNIA, N.: Rosa Caramelo. Barcelona, Editorial Lumen, 1994.
TUTS, MARTINA y MARTÍNEZ TEN, Luis: Educación en valores y ciudadanía. Madrid, Los libros de la
Catarata, 2006.
URRUZOLA ZABALZA, María José: Aprendiendo a amar desde el aula. Bilbao, Editorial Maite Canal,
1991.
URRUZOLA ZABALZA, María José: Guía para chicas 1. Sevilla y Bilbao. Instituto Andaluz de la Mujer
y Maite Canal editorial, 2006.
URRUZOLA ZABALZA, María José: Guía para chicas 2: Cómo prevenir y defenderte de agresiones. Se-
villa y Bilbao. Instituto Andaluz de la Mujer y Maite Canal editora, 2006.
URRUZOLA ZABALZA, María José. No te líes con los chicos malos. Guía no sexista dirigida a chicas. Bil-
bao, Maite Canal editora, 2005.
295
Daniel Antonio Leal González y Miguel Ángel Arconada Melero
La Coeducación promueve nuevos valores para erradicar la desigualdad sexista y la injusticia que supone hacia las mujeres.
Propone construir identidades personales, desde las que se pueda compartir la autoridad y el cuidado, que repudien la desigualdad
sexista y el corporativismo masculino, que cultiven el desarrollo y la autonomía personal en solidaridad, que se comprometan con
los Derechos de la Humanidad y que sean inclusivas y no excluyentes. Convivir en igualdad dibuja en el horizonte un mundo
donde las mujeres sean reconocidas como ciudadanas de primera y como seres equivalentes, con quienes corresponsabilizarse
en la construcción del futuro. Focaliza especialmente la responsabilidad masculina en la producción de estas nuevas identidades
igualitarias.
«Es necesario educar en igualdad para que podamos convivir en igualdad. Hay que educar a profesionales de la educación,
a niños y niñas, a sus familias… La educación en igualdad debe impregnar todas las etapas del sistema educativo desde el
jardín de infancia hasta la universidad. Se ha de abordar la igualdad como un principio básico y prioritario de la educación».
Teresa San Segundo Manuel.
Convivir en Igualdad «intenta ser útil integralmente, ofreciendo pautas de aprendizaje para toda la vida; con una propuesta
ética para generar en el alumnado de cualquier edad una sólida posición contra la violencia masculina hacia las mujeres. Sus
casi cincuenta actividades destacan por su realismo, su variedad, el carácter innovador de sus dinámicas y su deseo de partir
de los recursos y hábitos culturales de cada etapa de la vida del alumnado». Luis Bonino Méndez
Daniel Antonio Leal González (Puerto de Santa María, 1974) es licenciado en Psicología y Antropología Social y Cultural. Su
trayectoria profesional está vinculada a la promoción de masculinidades antisexistas e igualitarias en varones de todas las edades.
Coordina el Departamento Hombres por la Igualdad del Ayuntamiento de Jerez de la Frontera. Profesor colaborador del Máster
de la UNED «Los malos tratos y la violencia de género. Una visión multidisciplinar».
Miguel Ángel Arconada Melero (Palencia, 1964) es licenciado en Filología Hispánica. Profesor de Lengua y Literatura en el
Instituto Jorge Manrique (Palencia), colabora en la dinamización de centros educativos para la prevención de la violencia de género
y en la formación permanente del profesorado implicado en la coeducación. Profesor colaborador del Máster de la UNED “Los
malos tratos y la violencia de género. Una visión multidisciplinar”.
ISBN: 978-84-362-6263-6
02012
ciencias sociales
Editorial y jurídicas
9 788436 262636
0102012CT01A01