Doña Bella
Doña Bella
Doña Bella
Donha Beilha
(Doña Bella)
Era una gran tentación para todos los hombres del pueblo, sin importar su raza,
edad o condición social, por lo que su madre, con el poco dinero que aún tenía,
decide enviarla a estudiar a la capital, donde nadie conociera su historia, y
alejarla de las humillaciones de las que permanente era víctima.
Allí comienza para Beilha una nueva vida, se
educa y adquiere gran refinamiento, cultura y
aprende a hacer con singular habilidad todas
las cosas que una dama de la época debería
saber hacer.
Surge entre ellos un gran amor que posiblemente haya sido sólo admiración por
parte de él y gratitud por parte de ella, y se convierte en esposa del caballero.
Baja Donha Beilha del carruaje con toda parsimonia, se acerca a la mujer ,
le da un cálido abrazo que la desconcierta y le dice mientras se retira el velo:
“Tú no eres el ama de llaves, eres mi madre, y desde ahora vivirás como tal”.
Menos de una hora después de que había llegado, ya todo el pueblo sabía quién
era la nueva dueña.
“Déjalos, madre, ellos creen que se divierten hablando y no saben que soy yo quien se
divierte escuchando sus historias de fantasía”.
Donha Beilha voltea hacia ella el cofre abierto para ver lo que hay en su
interior y descubre el motivo de la reacción de sus invitados:
estaba lleno de excremento.
Sin perder por un instante ni la compostura ni la sonrisa,
cierra el cofre y le pide al lacayo de la esposa del
Alcalde que espere un momento, mientras manda llamar
al jefe de jardineros.
“Guardar resentimientos
es como tomar veneno,
y esperar que sea otra persona
la que muera”.
Fin