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El Eterno Presente (Spanish Edi - Francis Lucille (Lido)

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EL ETERNO PRESENTE

Diálogos sobre la consciencia

Francis Lucille
Traducido por Carmen y Vicente Goyanes
© 2010 by Francis Lucille

www.francislucille.com

Reservados todos los derechos.

Ninguna parte de este libro puede ser reproducida de


ninguna forma o de modo alguno, ya sea electrónica o
mecánicamente, incluyendo fotocopiado y grabación o
por ningún sistema de almacenar o recuperar
información, sin permiso escrito del editor.
Este libro está dedicado a todos los seres bellos que con
su trabajo de amor han hecho posible esta publicación.

Francis Lucille

Temecula, Califonia 2010


Índice

INTRODUCCION
El Arte de No Esperar
El Camino Directo
El Amor Nunca Muere
Nuestra Verdadera Naturaleza No Es un Objeto
La Vida Real No Tiene Objetivo
John Doe, El Actor
No Hay Nada que No Es El
El Maravilloso Juego del Presente Intemporal
La Verdadera Comprensión Está en el Corazón
El Sueño Profundo Es, la Muerte No Es.
Estás Enamorado del Amor
Despertar al Esplendor Inmortal
INTRODUCCION

Habitualmente nos identificamos con una mezcla de pensamientos,


percepciones, y sentimientos. Esta identificación con un cuerpo-mente
personal está profundamente enraizada en nosotros. Dado que las personas de
nuestro entorno, como nuestros padres, maestros, amigos, etc., creían ellos
mismos ser entidades personales, nosotros hemos encontrado muy natural
seguir su ejemplo y no cuestionar esta creencia la cual, analizada
detenidamente mostrará ser el origen de todos nuestros problemas.
Si el cuerpo-mente es un objeto, un conjunto personal y limitado hecho de
procesos mentales, es decir de pensamientos, sensaciones y percepciones, la
existencia de este objeto implica la presencia de un testigo ante el cual todo
esto aparece. Este testigo corresponde a lo que generalmente entendemos por
la palabra consciencia o darse cuenta. Si nos preguntamos lo que nosotros
somos, queda claro que es esta consciencia lo que precisamente llamamos
"Yo". Muchos de nosotros confundimos esta consciencia-testigo u
observación consciente con la mente que es el objeto de la observación, y al
hacer esto superponemos las limitaciones personales de la mente sobre la
consciencia, conceptualizándola como una entidad personal, limitada.
Cuando hacemos un intento deliberado de visualizar este testigo, nos
encontramos en una situación infrecuente. Por una parte, nuestro intento
parece fracasar debido a la naturaleza subjetiva de la consciencia, así como
por la incapacidad de la mente para reconocer algo que no sean objetos. Por
otra parte, la actividad mental, constituida por el flujo habitual de
pensamientos y sensaciones, parece detenerse por un momento. Aunque tal
parada no deja ningún recuerdo en la mente, esta no-experiencia parece
generar un fuerte sentimiento de identidad y una certeza inefable de ser, que
describimos utilizando las palabras "YO" o "YO SOY". Tras un tiempo más o
menos largo, el ego surge de nuevo con el pensamiento "YO SOY ESTE
CUERPO, YO SOY ESTA MENTE", proyectando otra vez las limitaciones
espacio-temporales de la entidad personal, sobre el "YO SOY" ilimitado, el
cual, como ya señalamos antes, no puede ser abarcado por la mente, pero aun
así permanece en nosotros como una especie de perfume después de la
reaparición del mundo objetivo.
Después de haber sido informados de la presencia de este trasfondo
consciente y tras haber reconocido por primera vez nuestro ser real, nace en
nosotros una profunda atracción que nos hace volver una y otra vez a esta no-
experiencia. Cada nuevo vislumbre refuerza el "perfume" de libertad y
felicidad que emana de esta nueva dimensión. Así, a medida que nuestra
presencia intemporal se hace más tangible, nuestra vida diaria toma un nuevo
rumbo. Por un lado, la gente, las distracciones y las actividades que solían
ejercer en nosotros una fuerte atracción, son vistas ahora con indiferencia.
También, sin razón aparente, nuestros antiguos apegos ideológicos se
disuelven. Por otro lado, y sin esfuerzo por nuestra parte, se intensifica
nuestra concentración sobre la investigación de nuestra identidad profunda.
Asistimos al surgimiento de una inteligencia superior, que profundiza nuestra
comprensión intelectual de la verdad y clarifica nuestro cuestionamiento
ontológico. También se reducen o resuelven muchos antagonismos y
conflictos personales.
Entonces, llegados a determinado punto, el ego es reabsorbido en nuestra
presencia silenciosa, la cual se revela como la belleza eterna, la verdad
absoluta y la felicidad suprema que siempre estuvimos buscando.
Instantáneamente, nos establecemos en la certeza de nuestra inmortalidad
primordial. Esta revelación repentina de nuestra naturaleza no-dual no puede
ser descrita adecuadamente con palabras a alguien que permanece todavía en
la ilusión de la dualidad de sujeto y objeto. Esta persona visualizará esta
descripción en términos relativos, es decir como una experiencia objetiva, el
único tipo de experiencia que puede concebir.
¿Cómo sería posible comunicar con palabras la experiencia de felicidad
absoluta a alguien que sólo conoce una alegría relativa? De hecho en relación
con cualquier experiencia relativa, no importa su intensidad, siempre existe la
posibilidad de encontrar, al menos en la imaginación, otra todavía más
intensa. Pero esto ya no será nunca más así con la experiencia de felicidad de
nuestra naturaleza auténtica. Además, ¿cómo sería posible para alguien que
conoce la felicidad solamente en relación con los objetos comprender la
autonomía e incausalidad de esta felicidad? ¿cómo sería posible transmitir la
no-localización y la intemporalidad de esta revelación a alguien que sólo
conoce los acontecimientos dentro de las limitaciones del espacio-tiempo? ¿o
su certeza absoluta a alguien enredado en verdades relativas? ¿o su divino
esplendor a alguien para quién la belleza es un concepto relativo?
Si decimos que nuestro universo, con toda su riqueza y diversidad (las
manzanas en la cesta, las personas queridas, el cuarteto de Beethoven que
está sonando en el estéreo, los planetas y las estrellas que iluminan el cielo
nocturno) en cada instante emana de, descansa en y es reabsorbido en
nuestra reveladora presencia, nuestras palabras no pueden describir
adecuadamente la inmediatez de este desvelar.
Las palabras son inadecuadas porque parecen implicar la noción de una
presencia trascendente de la cual emana este universo como una entidad
distinta, mientras que esta distinción no tiene ningún lugar en esta revelación.
El trasfondo autoluminoso de nuestro ser, que constituye el tema de fondo de
los diálogos de este libro, es la única realidad de todo lo que es.
El Arte de No Esperar
¿Qué podemos esperar de estas reuniones?
Aprender a no esperar. No esperar es un gran arte. Cuando dejas de vivir
esperando, vives en una nueva dimensión. Eres libre. Tu mente es libre. Un
primer paso necesario consiste en comprender intelectualmente que no somos
una entidad psico-física en proceso de devenir. Pero esta comprensión no es
suficiente. El hecho de que no somos el cuerpo debe llegar a ser una
experiencia real que penetra y libera nuestros músculos, nuestros órganos
internos e incluso nuestras células. Una comprensión intelectual que
corresponde a un reconocimiento repentino y fugaz de nuestra auténtica
naturaleza, nos brinda un destello de alegría pura, pero cuando tenemos la
certeza absoluta de que no somos el cuerpo, nosotros somos esa alegría.
¿Cómo puedo percibir de forma sensorial que no soy el cuerpo?
Todos nosotros experimentamos momentos de felicidad que vienen
acompañados de expansión y relajación. Antes de la percepción del cuerpo
nos encontrábamos en una experiencia intemporal, una alegría sin causa y no
adulterada, de la cual la sensación física es simplemente la última
consecuencia. Esta dicha se percibe a sí misma. En ese momento nosotros no
éramos un cuerpo limitado en el espacio, no éramos una persona. Nos
conocíamos a nosotros mismos en la inmediatez del momento. Todos
conocemos esa felicidad sin causa. Cuando exploramos profundamente lo
que llamamos nuestro cuerpo, descubrimos que su verdadera sustancia es esta
alegría. De tal modo que ya no tenemos la necesidad, el gusto, o incluso la
posibilidad de encontrar la felicidad en los objetos exteriores.
¿Cómo se lleva a cabo esta exploración en profundidad?
No rechaces las sensaciones corporales y las emociones que se te presenten.
Déjalas florecer completamente en tu vigilancia, sin ningún objetivo ni
interferencia de la voluntad. Progresivamente se libera la energía potencial
aprisionada en forma de tensiones musculares, y también se agota el
dinamismo de la estructura psicosomática teniendo lugar la vuelta a la
estabilidad fundamental. Esta purificación de las sensaciones corporales es un
gran arte. Requiere paciencia, determinación y coraje. Se traduce a nivel de la
sensación en una expansión gradual del cuerpo en el espacio circundante y
una penetración concomitante de la estructura somática por este espacio. Este
espacio no se experimenta como una simple ausencia de objetos. Cuando la
atención se libera de las percepciones que la tenían fascinada, se descubre a sí
misma como este espacio autoluminoso que es la verdadera substancia del
cuerpo. En este momento la dualidad entre el cuerpo y este espacio queda
abolida. El cuerpo se expande hasta el tamaño del universo, conteniendo en si
todas las cosas tangibles e intangibles. Nada es exterior a él. Todos nosotros
tenemos este cuerpo de dicha, este cuerpo despierto, este cuerpo de acogida
universal. Todos estamos ya completos, sin que nos falte parte alguna.
Explora tu reino y toma posesión de él conscientemente. No vivas por más
tiempo en esta choza miserable que es este cuerpo limitado.
Tengo breves vislumbres de este reino en momentos de quietud, pero después
voy a trabajar y me encuentro en un medio que no es ni real ni pacífico y mi
serenidad me abandona de inmediato. ¿Cómo podría mantener mi
ecuanimidad permanentemente?
Todo lo que aparece en la consciencia no es más que consciencia, tus
compañeros de trabajo, los clientes, tus superiores, absolutamente todo,
incluyendo los locales, los muebles y el material. Primero entiende esto
intelectualmente y después comprueba que es así. Llega un momento en que
este sentimiento de intimidad, este espacio benevolente que te rodea ya no te
abandona jamás; en cualquier parte te encuentras en tu casa, incluso en la sala
de espera abarrotada de una estación de tren. Sólo lo abandonas cuando te vas
al pasado o al futuro. No permanezcas en la choza. Esta inmensidad te está
esperando justo aquí, en este preciso momento. De modo que estando
informada de su presencia y habiendo saboreado ya una vez la armonía que
se oculta bajo las apariencias, deja que las percepciones del mundo externo y
tus sensaciones corporales se desplieguen libremente en tu consciencia
acogedora hasta el momento en que el trasfondo de plenitud se muestre
espontáneamente.
Esta inversión de la perspectiva es análoga a la que permite el reconocer
repentinamente la cara de un ángel en un árbol, en una de aquellas láminas de
principios de siglo que tanto gustaban a los niños. Al principio sólo vemos el
árbol, después, informados por una nota a pie de página de que hay un ángel
escondido allí, procedemos a un examen minucioso del follaje, hasta que por
fin vemos el ángel que había estado siempre allí, delante de nuestros ojos. Lo
importante es saber que hay un ángel, saber donde está escondido y haber
experimentado una vez el proceso mediante el cual el árbol pierde
progresivamente su forma, se desobjetiva, hasta el punto que las líneas del
gravado que lo componían aparecen como tales y se recomponen para
confiarnos el secreto de la imagen del ángel. Allanado el camino, cada vez
son más fáciles las subsecuentes inversiones de la perspectiva hasta que, por
decirlo así, vemos simultáneamente el árbol y el ángel. Del mismo modo, una
vez que reconocemos nuestra naturaleza real, las distinciones entre ignorancia
y despertar se borran progresivamente y ceden su lugar al ser esencial.
Empiezo a darme cuenta que estoy completamente apegada a mi cuerpo, a
mis sensaciones, a mi impresión de ser un individuo separado.
¿Cómo se manifiesta este sentimiento de apego?
Me siento como hipnotizada, tanto por mi orgullo, como por mis emociones
especialmente la ira, y por la agitación de mi cuerpo.
Correcto. Tan pronto como seas consciente de que estás hipnotizada, la
hipnosis cesa.
¿Cómo es eso? Este punto no está claro para mí.
Pregúntate quién está hipnotizada. Interrógate profundamente. ¿Quién es?
¿Dónde está? Verás que no es posible hallar tal entidad. Si exploras tu mente
y tu cuerpo, encontrarás unos pocos conceptos con los que te identificas
como "yo soy una mujer", "yo soy un ser humano", "yo soy una abogada",
etc. También encuentras ciertas sensaciones en tu cuerpo, ciertas áreas que
son más opacas, más sólidas, con las que también te identificas. Pero cuando
miras más de cerca, es obvio que tú no eres esta sensación en tu pecho, ni
este pensamiento de ser una mujer, ya que tanto los sentimientos como los
pensamientos van y vienen, pero lo que tú realmente eres es permanente.
Justo en este momento la hipnosis cesa. La aparición de estos pensamientos y
sensaciones es menos problemática que tu identificación con ellos. Tan
pronto eres consciente de ellos, te distancias, eres libre. En esta libertad no te
localizas en ningún sitio. Es importante permanecer en esta no-localización,
ya que tenemos la tendencia a aferrarnos rápidamente a una nueva
identificación tan pronto hemos abandonado la anterior, como un mono que
no suelta una rama antes de haberse asido a otra.
Comprobarás lo maravilloso que es vivir en el aire de este modo, sin asirse,
desapegado. Al comienzo, esto parece un poco raro, aunque tu nueva actitud
no constituye ningún obstáculo para nada. Puedes seguir realizando tus
funciones como madre o abogada, sentir tu cuerpo etc. De hecho, ser nada, en
el aire, en ninguna parte, es muy práctico. Simplifica muchísimo la vida. No
te contentes meramente con entenderlo. Pon tu comprensión en práctica.
Intenta ser nadie. Suelta la rama.
Después de esto, ¿No es difícil volver a tu cuerpo y vivir la vida diaria?
Tú nunca has estado en tu cuerpo, así que la pregunta de tu vuelta a él no
tiene sentido. Tu cuerpo está en ti. Tú no estás en él. El cuerpo se te aparece
como una serie de percepciones sensoriales y conceptos. Es así como sabes
que tienes un cuerpo, cuando lo sientes o cuando piensas en él. Estas
percepciones y estos pensamientos aparecen en ti, pura atención consciente.
Tú no apareces en ellos, contrariamente a lo que te han enseñado tus padres,
tus maestros y la práctica totalidad de la sociedad en la que vives, en
flagrante contradicción con tu experiencia real. Ellos te han enseñado que tú
estás dentro de tu cuerpo como consciencia y que la consciencia es una
función que surge del cerebro, un órgano de tu cuerpo. Te sugiero que no des
excesivo crédito a este conocimiento de segunda mano, y que investigues
directamente los datos desnudos aportados por tu propia experiencia.
¿Recuerdas las recetas para ser feliz que esas mismas personas te dieron
cuando eras niña?: "Estudia mucho, consigue un buen empleo, cásate con el
hombre adecuado, etc." Estas recetas no funcionan, de otro modo no estarías
aquí haciendo estas preguntas. No funcionan debido a que están basadas en
una perspectiva falsa de la realidad, una perspectiva que te estoy sugiriendo
pongas en duda.
Mira por ti misma, si apareces en tu cuerpo o tu mente, o si por el contrario
ambos aparecen en ti. Es una inversión de la perspectiva análoga al
descubrimiento del ángel en el árbol. Incluso aunque este cambio al principio
parece mínimo, es una revolución de consecuencias inimaginables e infinitas.
Si tú honestamente aceptas la posibilidad de que el árbol pueda de hecho ser
un ángel, el ángel se te revelará y tu vida se volverá mágica.
¿Nos podrías hablar sobre la práctica que consiste en vivir intuitivamente
desde el corazón?
No seas una persona, no seas algo. Habiendo entendido que tú no eres nadie,
vives la verdad desde la inteligencia. Cuando la idea o la sensación de ser una
persona ya no te incomoda, sea que estés pensando o no, que estés
percibiendo o no, que estés actuando o no, entonces vives la verdad desde la
plenitud del corazón.
Llegados a este punto, ¿Estoy en una relación correcta conmigo misma y con
el mundo?
¡Oh! ¡Sí! Estás en la relación correcta, que es la de la inclusión. El mundo, así
como tu cuerpo y tu mente, están incluidos en tu verdadero ser. El amor es
inclusión. Comprender es un paso intermedio, pero el destino final, el centro
auténtico es el corazón.
Utilizando la analogía del mono, ¿Es el corazón, el punto entre una rama y
la siguiente?
Si aceptas soltar la rama de la que estás colgada, sin agarrarte a otra, caes
dentro del corazón. Tienes que aceptar morir, dejar desaparecer todo lo que tú
conoces, todo lo que te han enseñado, todo lo que posees, incluso tu vida, o al
menos lo que a estas alturas crees que es tu vida. Esto requiere atrevimiento.
Es una especie de suicidio.
¿Es así de verdad? Por ejemplo, ¿Recuerdas los momentos que precedieron
a tu conocimiento de ti mismo?
Si.
¿Fue así?
Si.
Gracias. Antes de esto, ¿tenías alguna idea de lo que iba a suceder?
Sí y no. Sí, porque sentí la invitación. No, porque hasta ese momento yo no
había conocido más que felicidades relativas, verdades relativas,
conocimientos relativos, y no podía haber imaginado lo absoluto, lo inefable.
El ser está más allá de cualquier concepto, de toda proyección por lo que no
podemos dirigimos hacia él por nosotros mismos y debemos esperar a que
nos solicite; pero cuando nos invita, debemos decir sí gozosamente, sin
dudar. La decisión nos pertenece, es la única decisión en la que realmente
tenemos libre elección.
Una de las razones por las que pospongo la invitación y no me hago
accesible a ella, es mi miedo a que mi vida cambie radicalmente.
¡Oh! ¡Sí! Cambiará.
¿También mi familia?
También tu familia. Todo cambiará.
Tengo miedo de que ciertas personas me dejen, y sean reemplazadas por
otras.
Te puedo asegurar que no lamentarás nada.
¿Es posible haber recibido la invitación y haberla rechazado?
Si, eres libre.
¿Seré invitada otra vez?
Sí. Estate preparada. Estate disponible. Estás disponible cuando entiendes
que no puedes hacer nada por ti misma para conseguir al Rey. Cuando
reconoces tu total impotencia te conviertes en una habitación vacía. Tan
pronto te vuelves una habitación vacía, eres un santuario. Entonces el Rey
entra, se sienta en el trono y te gratifica con su presencia inmortal.
***
Un día dijiste que no puedo hacer nada para desembarazarme de este ego
que se me pega a la piel y del que soy tan devoto.
No hay nada que pueda hacer la persona, esa entidad fragmentaria que crees
ser.
¿Supone esto que es inútil toda práctica espiritual mientras yo crea en eso?
Exactamente. No se puede llamar espiritual una práctica que procede de la
noción de ser una persona física o mental. Es el proceso de adquisición el que
te aleja de lo real. Lo que tú eres realmente no se puede adquirir, debido a que
tú ya lo eres. El ego es impermanente. Es un pensamiento repetitivo asociado
a emociones, sensaciones corporales y reacciones. El ego te abandona cuando
te emocionas con la belleza de una pieza de música, con el esplendor de una
puesta de sol o con la delicadeza de un acto de amor. En ese momento estás
abierto y completo. Por otra parte, si intentas mejorar tu ego mediante la
práctica de tal o cual disciplina, como un coleccionista que aumenta sin cesar
el valor de su colección con adquisiciones nuevas y más sublimes, y haciendo
esto se apega más y más a ella, acabarás en última instancia en el aislamiento
y la insatisfacción.
Esta desaparición del ego, ¿Es gradual o repentina?
Tú ya sabes quién eres. Incluso alguien, cuyo interés en la realidad más
profunda de las cosas no ha despertado, conoce momentos de dicha. Durante
estos momentos el ego no está presente; emanan de nuestro ser verdadero que
es la dicha misma. Todo el mundo reconoce directamente la alegría. Eso
mediante lo cual el ser conoce al ser, es el ser mismo. Sólo el ser tiene acceso
al ser, sólo la alegría tiene acceso a la alegría, la eternidad a la eternidad. La
idea equivocada de que este ser, esta alegría y esta eternidad aún no están
presentes es lo que nos exilia del jardín del Edén, y nos precipita en una
búsqueda frenética. La reabsorción del ego en el ser, hecho que desde un
punto de vista temporal aparece como un dejar ir seguido de una iluminación
repentina, pone punto final a esta búsqueda y a este frenesí.
¿Qué es lo que produce esta reabsorción?
No hay respuesta a esta pregunta en el nivel en el que está formulada, porque
el efecto ya está en la causa y la causa ya está en el efecto. Del mismo modo
que, en el cuento, el mendigo es informado por el mago de que él es el hijo
del rey, ciertos encuentros aparentemente fortuitos pueden informarnos de
nuestra identidad auténtica. Tras el anuncio de esta buena noticia, de este
evangelio en el más correcto sentido de la palabra, un instinto profundo
resuena en lo más hondo de nuestro ser poniéndonos en el rastro que nos
lleva hasta lo último. Este movimiento interno se corresponde con un
reconocimiento velado de nuestro ser real, y la promesa de gozosa serenidad
que lo acompaña, canaliza el deseo en una dirección desconocida. Este
reconocimiento que no se refiere a una realidad objetiva y temporal, no se
sitúa a nivel de la memoria o del tiempo. Así, esta gracia no puede ser
olvidada. Nos solicita cada vez más a menudo, y cada nuevo reconocimiento
aumenta nuestro deseo por lo divino. Como un viajero perdido en una noche
de invierno que, al detectar la presencia del fuego por el resplandor rojizo a
través de la ventana de una posada, empuja la puerta, entra y se calienta unos
pocos momentos al lado del hogar; nosotros entramos en el santuario y
descansamos por un momento en el calor de la sagrada luz antes de ponernos
en camino de nuevo, en la noche. Finalmente, cuando nuestro deseo por lo
absoluto sobrepasa en intensidad el miedo a la muerte, ofrecemos al fuego
sacrificial de la consciencia infinita la falsedad de nuestra existencia personal.
De aquí en adelante nada interfiere el despertar, que despliega
progresivamente su esplendor en todos los planos de la existencia
fenoménica, la cual nos revela poco a poco su realidad intemporal
subyacente: como la mirada contemplativa de Shams de Tabriz que "nunca se
posaba sobre un objeto efímero sin volverlo eterno".
***
¿Cómo puedo superar mi miedo a ver la verdad, que percibo es un obstáculo
que me impide conocer mi auténtica naturaleza?
En primer lugar, debes estar contento de darte cuenta de este miedo visceral,
ya que la mayoría de la gente lo reprime o lo evita. Tan pronto como empieza
a mostrar su cara en un momento de soledad o inactividad, la gente suele
encender el televisor, van a ver a un amigo o se embarcan en alguna actividad
compensatoria. Descubrir tu miedo ha sido por lo tanto un primer paso
crucial.
Yo no sé si lo he descubierto, ya que mi percepción no está clara. Quizás yo
siento simplemente su presencia.
Vive con él, interésate en él, no lo reprimas. Adopta hacia él una actitud
benevolente, una actitud de dejarlo venir y dejarlo ir. Tómalo por lo que es,
una amalgama de pensamientos y sensaciones corporales. Pregúntate ¿quién
tiene miedo?, y verás como el pensamiento-miedo se va, dejando únicamente
a nivel somático algunos residuos de ansiedad localizada, la sensación-miedo.
En el fondo, todo esto no es más que un espectáculo del cual tú eres el
espectador. Contémplalo y contempla tus propias reacciones, tus huidas y tu
rechazo, que también están implicados. El reconocer tu rechazo ya es el
comienzo de la aceptación, del dejar venir, de este modo te sitúas en la
posición del contemplador, que es en realidad tu posición natural.
Así que todo se desarrolla espontáneamente. El miedo es tu ego, el monstruo
que arrastras en tus pensamientos y tus sensaciones corporales, el usurpador
que te mantiene separado del reino de dicha que te pertenece. Permítele
mostrarse en su totalidad. No lo temas, incluso aunque su rostro sea
terrorífico. Consigue la fuerza para mirarlo a partir de tu sed de lo absoluto,
de tu sed de libertad. Cuando comiences a sentirlo, piensa "ven aquí miedo,
muéstrate, siéntete en casa, ya que yo estoy fuera de tu alcance". La
efectividad de este método deriva del hecho de que el miedo es una cosa
percibida y por lo tanto limitada. La serpiente más larga del mundo termina
en alguna parte. Una vez que está totalmente fuera de las hierbas altas, es
vista en su totalidad, entonces estás libre de peligro porque no puede atacarte
por sorpresa. De igual modo, cuando ves la totalidad de tu miedo delante de
ti, cuando no queda ninguna parte de él que se te esconda, no hay ninguna
parte que pueda identificarse con él. Es un objeto que se ha despegado de ti.
El cordón umbilical de ignorancia que nutre al ego deja de funcionar. Este
"yo" fantasma, al no seguir siendo nutrido no se puede mantener, y muere en
la explosión de tu libertad eterna.
***
Una vez que hemos reconocido nuestra realidad más profunda, nos queda
permanentemente un recuerdo de aquel despertar, de tal modo que
comenzamos a darnos cuenta de que hay momentos en que el ego se
interpone y de que somos capaces de entrenarlo para que se mantenga a
distancia, permitiéndonos estar más y más abiertos a lo que somos. ¿Podrías
comentar este punto?
No hay necesidad de entrenar el ego o eliminarlo. Cuando tratas de entrenarlo
o eliminarlo, ¿quién es el autor de este intento?
El ego se elimina a sí mismo.
¿Cómo podría ser esto posible? Este intento por el contrario lo perpetúa. El
ego es un obstáculo en la medida en que le prestamos atención. En lugar de
enfocar esta búsqueda por el lado negativo, es decir el ego y su eliminación,
comienza por el lado positivo. El reconocimiento del que tú hablabas deja un
recuerdo de plenitud en ti. Este recuerdo se refiere a una experiencia no-
mental. No viene de la memoria que sólo puede grabar elementos objetivos.
Si te permites a ti mismo ser guiado por esa experiencia, si respondes dejando
que todo tu ser sea absorbido por su llamada, la sagrada emoción que suscita
en ti, te guiará directamente al umbral de tu presencia intemporal. Vive con
este recuerdo. Olvida las circunstancias objetivas que precedieron o siguieron
a este reconocimiento y permanece con el recuerdo mismo, ámalo como tu
más preciada posesión y recuerda que el manantial del que emanó está
siempre presente, aquí y ahora. Este es el único lugar para encontrarlo, aquí y
ahora; no en el pensamiento, antes del pensamiento, antes de pensar en ello,
incluso ni pienses en ello...
Simplemente permitiendo ser lo que es...
No hables de ello, no lo formules, no lo evalúes. La intervención del
pensamiento te distancia de ello. Incluso no intentes...Todavía estás haciendo
demasiados esfuerzos. Son inútiles. Abandónate y sé lo que tú ya eres,
tranquilidad absoluta.
***
Yo he querido estar hoy aquí, y he escogido estar aquí, pero ¿qué puedo
aprender en presencia de un maestro que no pueda aprender por mi mismo?
Todo lo que aprendes lo aprendes por ti mismo. Yo no puedo aprender por ti .
Cada circunstancia, cada acontecimiento de tu vida te enseña. Lo que puedes
aprender haciendo esta pregunta es que no hay maestro en el sentido personal
al que te estás refiriendo. A este nivel yo no soy tu maestro. Simplemente
estoy contento de ser tu amigo. El maestro auténtico no es una persona, es
nuestro ser, el ser de todos los seres. Abandónate a él, ámalo solo a él, no te
intereses en nada más que él. Yo siento su presencia vibrando en aquellos que
se me acercan con la intención pura de conocerlo, y ellos reconocen esta
presencia en mí. Uno podría decir que esta presencia se reconoce a sí misma
en el que aparentemente es otro por una especie de resonancia simpática. Lo
divino en mi reconoce lo divino en ti, en el mismo momento y a través del
mismo movimiento que lo divino en ti reconoce lo divino en mí. En estas
condiciones, ¿quién puede decir quién es el maestro y quién el discípulo?
¿quién es tú y quién es yo?
***
No estoy seguro de si esto es una pregunta. Estaba sentado aquí intentando
metódicamente estar calmado. Tan pronto como tú entraste, de repente todo
se volvió muy quieto. Me sentí como una persona moribunda intentando
desesperadamente atrapar mi último aliento. Mi primer pensamiento fué una
expresión de asombro maravillado; después tuve la impresión de que cada
pensamiento ulterior era un esfuerzo para escapar de este silencio que me
estaba invadiendo espontáneamente...
Cuando eres invitado así, debes entregarte completamente. No intentes saber
dónde estás, ni controlar la situación. No lo puedes hacer. Incluso el primer
pensamiento que toma nota de esta experiencia ya es demasiado, impide un
soltar total. No es suficiente recibir la invitación real. Aún tienes que llegar al
palacio y saborear el banquete que te está destinado. El buscador de la verdad
en ti está continuamente pendiente de controlar tus pensamientos,
sentimientos y acciones. Llegados a un determinado punto, incluso él
desaparecerá, ya que sólo es un concepto, un pensamiento. El no es tú. Tú
eres esta libertad, esta inmensidad en la que él aparece y desaparece. Tú eres
esto que estás buscando, o más exactamente, esta inmensidad se busca a sí
misma en ti. Abandónate a ella sin reservas.
***
¿Hasta qué punto somos libres para determinar nuestras vidas?
¿Como individuos o como lo que somos profundamente?
Como individuos.
En ese caso estamos enteramente condicionados; por lo tanto no existe libre
albedrío. En apariencia elegimos libremente, pero de hecho no hacemos más
que reaccionar como autómatas a los estímulos de nuestro medio ambiente y
de nuestra memoria, siguiendo sin descanso los mismos patrones de nuestra
herencia biosociológica que invariablemente nos llevan a las mismas viejas
reacciones, como máquinas expendedoras dispensando bebidas en una
estación de tren. Como individuos, nuestra libertad es ilusoria, con excepción
de la libertad, que es nuestra en cada instante, para dejar de tomarnos por una
entidad separada y así poner fin a nuestra ignorancia y sufrimiento.
Por el contrario, a nivel de nuestro ser profundo, todo fluye de nuestra
libertad. Cada pensamiento, cada percepción, nace porque lo queremos.
Nosotros no podemos entender esto con el pensamiento, pero podemos
experimentarlo. Cuando estamos totalmente abiertos a lo desconocido, la
entidad personal está ausente y entonces nos damos cuenta de que el universo
tangible e inteligible surge de esta apertura en un presente eterno. Nosotros
queremos, creamos y somos, a cada instante, todas las cosas en la unidad de
la consciencia.
Hablas de estar totalmente abierto a nuestros pensamientos y percepciones.
¿Cómo podemos acoger todo lo que se presenta a nosotros en medio del
ritmo frenético de la vida moderna? ¿Es posible?
Realmente no tienes elección, porque tú estás acogiendo a cada instante todo
lo que que piensas, percibes o haces. Por ejemplo, cuando aparece un
pensamiento, ¿esta aparición es espontánea, no es así?

No veo adonde quieres llegar.


Tú no ejerces ninguna acción sobre ti mismo a fin de hacer aparecer este
pensamiento. Incluso si efectuases tal acción, esta misma acción seria otro
pensamiento espontáneo. De hecho todas las cosas aparecen por sí mismas en
la consciencia, la cual está siempre totalmente abierta. La consciencia nunca
dice "quiero esto" y "no quiero aquello". No dice nada, ya que continuamente
acoge todo lo que surge en su campo. Cuando dices "quiero esto" o "no
quiero eso" no es la consciencia la que está hablando, es simplemente un
pensamiento surgiendo en su seno. Después dices "yo no estaba abierto", y
esto es la irrupción de un nuevo pensamiento. El trasfondo de toda esta
agitación mental es la consciencia, siempre abierta, siempre acogedora.
Desde el momento que estás vivo, estás abierto. La apertura es tu naturaleza.
Esta es la razón por la que es tan placentero encontrarla; uno se siente en
casa, cómodo, natural. No tienes que hacer nada para encontrarte en esta
apertura, excepto entender que ella es tu naturaleza real, que tú ya estás ahí.
Tan pronto te estableces como consciencia-testigo, la agitación de este
mundo no te perturbará. Entiende el proceso en su conjunto y a través de esa
comprensión escapa de él. Das un salto y entras en otra dimensión.
Familiarízate con ella. Observa su impacto sobre tu psiquismo y tu cuerpo.
Quizá en este momento mis palabras te puedan parecer meras ideas, pero
llegará el día en que se disolverán en ti, volviéndose entendimiento vivo.
Entonces la cuestión de saber cómo meditar, como estar abierto o como ser
feliz, ya no surgirá porque tu ya serás meditación, apertura y felicidad.
¡Pero nosotros lo ignoramos!
Investiga, encuentra por ti mismo. Ve si es verdad que tú eres consciente
permanentemente. Comprueba si es verdad que lo que tú sabes que eres
esencialmente, es consciencia. No tomes mis afirmaciones por hechos
establecidos. Cuestiónalas y cuestiona tus propias creencias. También
cuestiona la noción de una consciencia limitada y personal. Vive con estas
preguntas, y sobre todo, vive en la apertura silenciosa que sigue a este
cuestionar, vive en el creativo "yo no sé". Al interior de esta apertura llegan
respuestas que modifican y purifican poco a poco la pregunta inicial,
haciéndola más y más sutil hasta que es imposible que la formule el
pensamiento. Deja que este dinamismo residual se agote por sí mismo en tu
atención acogedora hasta que llegue el momento en que la última respuesta
surja en todo su esplendor.
***
Ayer por la tarde utilizaste el adjetivo "incoloro" para cualificar la
consciencia. Me pregunto donde aparecen el amor y la compasión en este
cuadro.
Las palabras que utilizamos para describir lo indescriptible tienen que ser
asimiladas en ese mismo momento. Si las utilizamos fuera de contexto
pierden su sabor y acabamos llegando a aparentes contradicciones. Me viene
a la mente una historia relacionada con este asunto: Un maestro Chan se
contradijo, aparentemente, por lo menos unas doce veces en el espacio de una
hora. Un discípulo que estaba en la habitación, exasperado, hizo notar la
sucesión de contradicciones ante la mirada divertida y benevolente del
maestro, cuya única respuesta, sin intentar justificarse en ningún sentido, fué,
"¡Realmente que extraño y maravilloso, nunca entenderé por qué la verdad
está siempre contradiciéndose a sí misma!".
Estoy de acuerdo. La consciencia es indescriptible. ¿También la compasión
está más allá de las palabras?
R: Mi comentario se refería a la primera parte de tu pregunta. Primero
tenemos que encontrar en nosotros mismos este centro incoloro que es
libertad perfecta y autonomía absoluta. Y cuando, desde ese centro, desde esa
inteligencia, dirigimos nuestra mirada hacia los seres que nos rodean, no solo
vemos sus cuerpos y percibimos sus mentes, sino que volamos directamente
más allá de las fronteras psico-somáticas, hasta ese lugar incoloro y sin
límites que es nuestra esencia común. Ahí, donde no hay otro. Desde este
centro incoloro puede que se desarrolle una acción o no, dependiendo de las
circunstancias. La acción que surge de la comprensión de que
fundamentalmente somos un solo y mismo ser, está llena de compasión, así
como de belleza e inteligencia. Esta acción puede manifestar otras cualidades,
pero también puede asumir el color de la compasión cuando las
circunstancias lo requieren. Siempre en armonía con la situación del
momento, no deja huellas y libera a aquellos que toca. La auténtica
compasión desafía las ideas preconcebidas que tenemos de ella. Puede
parecer extraña, inapropiada, incluso brutal, pero es libre y esa es su belleza.
Es un tornado de libertad que sopla donde quiere, arrancando a su paso los
apegos efímeros y las falsas ideas, a fin de que solo quede lo indestructible,
lo real, lo eterno.
***
¿Qué puedes decirnos de la inteligencia?
La inteligencia ordinaria es una función cerebral. Se manifiesta como la
facultad de adaptarse y organizarse. Permite manejar problemas complejos
poniendo en juego una gran cantidad de datos. Ligada a los
condicionamientos heredados y adquiridos del cerebro, opera
secuencialmente, en el tiempo. Este tipo de inteligencia es la responsable de
la realización de cálculos algebraicos, de la formulación de razonamientos
lógicos, o de jugar al tenis. Opera como un superordenador, sobresale en la
realización de tareas repetitivas y puede que algún día sea superada por las
máquinas. Su fuente es la memoria, lo conocido.
La inteligencia intuitiva se presenta como comprensión y claridad. Permite
ver simplicidad en lo aparentemente complejo. Brilla instantáneamente.
Siempre creativa, libre de lo conocido, está en el origen de los
descubrimientos científicos y grandes obras de arte. Tiene su fuente en la
suprema inteligencia de la consciencia intemporal.
Cuando la inteligencia intuitiva se vuelve hacia sí misma, intentando alcanzar
su origen, se pierde a sí misma en la percepción instantánea de la inteligencia
suprema. El reconocimiento de esta inteligencia superior es una implosión
que destruye la ilusión de que somos una entidad personal.
¿Este reconocimiento, se produce independientemente del nivel de
inteligencia general de uno?
Si. La presencia de un intenso deseo por despertar, es la señal cierta de que
este reconocimiento ha tenido lugar.
La destrucción del ego provocada por el despertar, ¿es gradual o repentina?
El primer instante de reconocimiento ya contiene en germen su realización,
del mismo modo que la semilla ya contiene la flor, el árbol y el fruto.
Todavía durante algún tiempo, el ego, golpeado por la visión aún parcial de
esa inteligencia, retiene una apariencia de vida. En este estadio, el hábito
mantiene todavía las viejas identificaciones, pero ya se ha abierto una brecha
irreparable en la creencia de nuestra existencia separada. Se podría decir que
el corazón de uno ya no está ahí, en todos los sentidos de la palabra.
Repeticiones intermitentes de este reconocimiento, amplían mas todavía esta
brecha hasta el momento en que el ego, que es un objeto percibido, se vuelve
completamente objetivo antes de disolverse ante nuestros ojos, dando lugar a
la irrupción de lo inefable.
Después de este despertar, nos encontramos libres de miedo y de deseo.
Libres de miedo, ya que, habiendo reintegrado nuestro ser inmortal, el
espectro de la muerte nos abandona para siempre; y libres de deseo porque,
conociendo la plenitud absoluta del ser, cesa espontáneamente la vieja
atracción que los objetos ejercían sobre nosotros. Todavía pueden
manifestarse durante algún tiempo los viejos hábitos físicos y mentales, que
derivan de la anterior creencia en una existencia personal, pero de ahí en
adelante es imposible toda identificación con un objeto percibido o pensado.
Cuando estos hábitos son contemplados en la asombrosa neutralidad de la
consciencia, mueren uno por uno, sin que su recurrencia ocasional
desencadene una vuelta a la ilusión egóica.

¿Cuáles son los signos que nos permiten reconocer la inteligencia superior?
Los pensamientos, sentimientos y acciones, que brotan de la inteligencia
superior hacen referencia a su fuente, el ser. Una vez acabados nos dejan en
la orilla de lo absoluto, como la espuma que una ola deposita en la arena. El
pensamiento que piensa la verdad procede de la verdad y nos devuelve a la
verdad. Este pensamiento tiene muchos aspectos diferentes; aparentemente
plantea preguntas diversas como "¿qué es la felicidad?", "¿qué es Dios?",
"¿quién soy yo?". Todas estas preguntas provienen de su fuente común, la
dicha eterna, lo divino, nuestro ser. Cuando este pensamiento impregnado
con el perfume de la verdad te invita, hazle sitio, dedícale tiempo, entrégate a
él, déjate llevar por él. Este pensamiento es como la huella del paso de Dios
en tu alma. Déjalo ir adonde quiera. Aquél en quien se ha despertado este
pensamiento es muy afortunado. Ningún obstáculo podrá impedirle acceder a
la verdad. Una vez que el deseo por lo último os ha asido, el universo entero
coopera en la realización de este deseo.
¿Estás tú en este estado de plenitud en este momento?
En este estado no hay nadie. Este no-estado es la ausencia de la persona.
¿Entras y sales de ese estado?
No es un estado.
En este estado ¿Estás despierto?
Este no-estado está despierto a sí mismo. Es consciencia, yo soy consciencia,
tú eres consciencia.
En ese caso, ¿eres consciente de que todo está en su lugar?
Desde el punto de vista de la consciencia, todo es consciencia, por lo tanto
todo está en su sitio. Nada es trágico. Todo es luz, todo es presencia.
Dado que somos luz y que las cosas que nos rodean son también esa luz, ¿ves
las cosas de forma diferente a nosotros?
No. Yo veo cada cosa exactamente como vosotros, pero existen cosas que
vosotros creéis ver y que yo no veo. Yo no veo una entidad personal en todo
esto que se ve, en el presente. Incluso si surgiese un viejo hábito proveniente
del recuerdo de la antigua personalidad, sería objetivado totalmente,
simplemente constituiría una parte de todo lo que se ve, del presente; no es lo
que yo soy. Yo no me tomo a mí mismo por una cosa percibida o pensada.
Esto es todo. Tú puedes hacer lo mismo. Eres libre. Es suficiente intentarlo.
¡Inténtalo! ¡Ahora mismo!.
¿Cómo lo puedo hacer?
Cada vez que te tomes por un objeto, por ejemplo, un cuerpo o un hombre
con una determinada profesión, constátalo.
De modo que existe un ser a un nivel superior que observa la situación. ¿Es
esa la perspectiva?
Eso es la comprensión intelectual de la perspectiva, no su realidad. La
realidad de la perspectiva es tu atención acogedora, no el concepto de ti
mismo como atención acogedora. Es simplemente tu presencia luminosa sin
tensión y sin resistencia, acogiendo momento a momento el pensamiento o la
sensación que está surgiendo, dejándolo desarrollarse libremente, y
permitiéndole reabsorberse en sí mismo sin dejar rastro. Esta luz original no
es una ausencia sino una plenitud. Abandónate a ella, déjate invadir por ella.
El Camino Directo

Tras la iluminación, ¿tenemos conocimiento de nuestras reencarnaciones


pasadas? ¿Se refieren a esto los maestros Chan cuando hablan de ver
nuestro rostro original?
El que experimenta la iluminación no es la entidad limitada supuestamente
sujeta a la reencarnación. Sólo hay una luz, una consciencia, en la cual tienen
su ser todos los tiempos, todos los mundos y todas las encarnaciones, en una
perfecta simultaneidad, más allá del alcance de la comprensión mental. De
hecho nadie experimenta la iluminación, ya que es una experiencia no-
objetiva en la cual la entidad personal está excluida. Se podría decir que en
esta no-experiencia nuestro rostro original se ve a sí mismo; aquí todas las
preguntas encuentran su última respuesta.
Si la ignorancia tiene un final, también debe tener un principio. ¿Cómo
puede decirse que no tiene principio? Ahora bien, si hay un principio para el
engaño, ¿cómo puedo estar seguro de que no volverá a surgir después de que
haya terminado?
Todo lo que tiene un principio y un final se origina, existe y desaparece en
este trasfondo intemporal de la consciencia. Aunque todo parece tener un
comienzo y un final en el tiempo, una investigación profunda mostrará que en
realidad todo, incluyendo la noción de tiempo y espacio, tiene su origen y su
terminación en nuestra esencia intemporal, la consciencia, nuestro "Yo" real.
Teniendo su origen y su final en la consciencia, tal “cosa” no es diferente de
la consciencia, de la misma forma que el oro es la verdadera esencia de un
anillo. De esto se deduce que todas las cosas son consciencia pura, ser puro,
dicha pura. El tiempo y todos los demás objetos, como tales, son ilusorios. Su
realidad la piden prestada a la consciencia, de hecho no tienen existencia
independiente, y por lo tanto tampoco un comienzo y un final en el tiempo.
Cuando hablas de ignorancia, implícitamente asumes que existe una persona
que es ignorante y que es susceptible de ser iluminada en el futuro. Si te
preguntas seriamente acerca de esta entidad personal, encontrarás que resulta
ser meramente un objeto percibido, una amalgama de pensamientos y
sensaciones corporales apareciendo y desapareciendo de manera intermitente,
totalmente distinto del yo permanente que tú intuitivamente sabes que eres.
Entonces, ¿quién estaba sujeto a engaño? No pudo ser la consciencia, tu ser
real, la verdad última; pero por otra parte tampoco pudo ser una entidad
personal, ya que este ego es un objeto percibido, el cual siendo algo sin vida
ni sapiencia, no puede estar engañado. Cuando se entiende esto, se vuelve
claro que no hay nadie que haya sido víctima de la ignorancia y por lo
mismo, tampoco nadie podrá ser liberado nunca de la ilusión egoica. La
pregunta sobre la posibilidad de caer de nuevo en el engaño no puede ser
planteada a este nivel. Tu pregunta está planteada desde el nivel ilusorio de
un ego; se basa en la presunción de que este ego, que es él mismo una ilusión
y el origen de todo el engaño, puede ser liberado algún día de la ignorancia.
Es la ignorancia, acariciando la idea de que ella puede ser liberada de la
ignorancia e inquietándose por el riesgo de poder caer de nuevo en la
ignorancia.
***
Sigo pensando sobre la iluminación y me pregunto si es un estado sin forma.
Cuando hace unos días dijiste que todas las limitaciones son percibidas, vi
inmediatamente que era verdad. No obstante me viene frecuentemente el
pensamiento de que esta ausencia de forma no podría ser lo que tú entiendes
por iluminación. Cuando dijiste, en una conversación reciente, que todas las
limitaciones son percibidas, vi inmediatamente la verdad de esta afirmación.
Si. Tú opinión de que la consciencia es sin forma, es también una limitación
añadida a eso que tú fundamentalmente eres. Cuando intentas visualizar la
felicidad, o la verdad, primero intentas verla como un objeto, basto o sutil,
profano o sagrado. Después, en algún momento, habiendo comprendido que
no es un objeto, lo intentas visualizar como un no-objeto, un vacío, y llegas a
un estado en blanco que normalmente no puedes mantener (algunos yoguis si
pueden mantenerlo durante algún tiempo), y que evidentemente no es el
esplendor, la certeza y la dicha que tú estás buscando. Para el buscador de la
verdad este vacío es frecuentemente un enigma que no puede superar por su
propio esfuerzo. Para lograrlo se requiere en casi todos los casos la presencia
viva de un maestro. Este estado vacío de hecho es todavía un objeto. Para ir
más allá la mente tiene que comprender que la iluminación está más allá de
su alcance. Cuando se establece esta comprensión, la mente se aquieta
naturalmente, ya que no tiene ninguna meta que lograr. Esta tranquilidad
espontánea y sin esfuerzo, es pura presencia acogedora. En esta apertura
reside la posibilidad de ser conscientemente aquello que somos.
***
¿Proviene del ego mi constante búsqueda de la verdad?
Tengo la sensación de que estás seriamente interesado en la verdad, de que la
búsqueda de tu auténtico ser es la actividad más importante de tu vida. No
quiero decir con esto que no estés interesado en otros aspectos de la vida,
sino que tu amor por lo último se ha convertido en el centro alrededor del
cual gira todo lo demás. Supongamos que te dicen que sólo te quedan unos
días de vida; estoy seguro que la verdad última sería el tema central de tu
mente, esto debería hacerte ver muy claramente cuál es el centro de gravedad
de tus deseos. Ese deseo, esta búsqueda continua, no viene del ego, sino de la
verdad misma.
También puedes percibir que tu amor por la verdad es muy importante para ti
y que, cuando te entregas a él al investigar, al buscar nuevos libros, al
encontrarte con amigos espirituales, etc., ya pruebas un cierto sabor de la
felicidad que no tiene causa. En estas condiciones te sugiero que seas
consciente de tu amor por tu naturaleza profunda, que lo tomes como tu guía
y que te abandones a él cuando te invite, sabiendo con completa certeza que
las acciones que surjan de él, a diferencia de los miedos, las preocupaciones y
las dudas, que surgen de la noción de ser una entidad personal, no son
impulsadas por el ego.
Tu búsqueda de la verdad debería permanecer totalmente abierta, libre de
cualquier tipo de creencia, de cualquier apego intelectual a una religión o
filosofía, y basada solamente en tu sentimiento íntimo de armonía, tu
intuición de lo verdadero y tu compasión natural. Contempla la acción
espontánea de tu belleza, inteligencia y amor innatos, observa cómo
responden espontáneamente a una majestuosa puesta de sol, o a una escritura
que apunte directamente hacia la verdad, o a un encuentro con un amigo que
esté libre de la noción de ser una entidad personal, o más en general a
cualquier situación nueva de tu vida. De este modo tu investigación
permanece viva, inocente y sin esfuerzo. Esta actitud te conducirá inexorable
y dichosamente a ese trasfondo que es la meta común de la religión y de la
filosofía.
***
El camino directo ¿consiste simplemente en llevar a cabo las actividades de
la vida diaria mientras se espera la gracia?
Nosotros no tenemos que llevar a cabo nada. La vida realiza todo en sí
misma, por sí misma, sin nuestra intervención. Todo lo que surge
inesperadamente es gracia. ¿Por qué esperar y posponer este encuentro? ¿Por
qué rechazarlo? Simplemente ábrete a la posibilidad de que todo lo que te
está trayendo el momento presente sea un don divino. Ese es el camino
directo.
Entiendo que nosotros ya debemos ser la realidad última, pero este
conocimiento está velado por la ignorancia.
Si. Tu utilización del verbo "debe" implica que estás llegando a una
conclusión lógica, lo que indica que tu comprensión aun es intelectual. De
cualquier manera esta comprensión deja abierta la posibilidad de que esto ya
sea el caso, de que, ya somos fundamentalmente el Absoluto, el uno sin
segundo. Si esto es así, nuestra naturaleza real se sitúa más allá de la
comprensión de nuestra mente limitada. Cuando vemos que el intelecto, a
pesar de todas sus habilidades, es absolutamente incapaz de comprender la
verdad que estamos buscando, cesan de forma natural todos los esfuerzos por
alcanzar la iluminación. Este estado sin esfuerzo es el umbral del
entendimiento real, el cual está más allá de todas las limitaciones.
¿Estás insinuando que los métodos progresivos, como el camino de la
comprensión (Jnana Yoga), de la acción correcta (Karma Yoga), o de la
devoción a lo divino o al maestro espiritual (Bhakti Yoga), están
equivocados?
Cuando comprendes la verdad revelada en las escrituras, ¿dónde está la
ignorancia? Cuando ves las cosas tal como son en realidad, ¿dónde está la
ilusión. Cuando actúas espontáneamente de acuerdo con esta visión
verdadera, simplemente respondiendo a las necesidades del momento, ¿dónde
está el autor de la acción? ¿Dónde está el devoto cuando, entregándote a la
inteligencia clara, la humildad genuina y las otras cualidades divinas de tu
maestro, te desprendes de tus últimas limitaciones y te sumerges en el mar de
amor que te rodea? Así pues, si no hay ignorancia, ni engaño, ni hacedor, ni
devoto, ni nada adorado, ¿quién es el que está caminando por el camino
progresivo? ¿quién está equivocado?, ¿quién está insinuando algo?, ¿quién
está preguntando?
***
¿Es correcto utilizar el término "persona iluminada" cuando nos referimos a
alguien en quien la ignorancia ha desaparecido? ¿Esta desaparición no ha
ocurrido en algún momento específico en el tiempo?
La iluminación es la comprensión absoluta de que no somos una persona.
Cuando se entiende esto, ¿queda ahí alguien cuya ignorancia ha
desaparecido?
La iluminación también es la comprensión de que el tiempo es una ilusión.
Cuando se comprende esto ¿existe algún momento específico en el tiempo en
el que sucede la realización?
Estas respuestas te pueden parecer intelectuales, pero te puedo asegurar que
son simplemente honestas y directas, y que te llevan directamente a la verdad.
Soy reacio a utilizar el término iluminado ya que nos conduce a pensar que
una entidad personal pueda en algún momento alcanzar la iluminación.
Cuando piensas en un ser humano de una gran belleza moral, alguien que
podrías llamar iluminado, su iluminación proviene de la ausencia en él de la
idea de ser una entidad separada. Así pues, desde el punto de vista de la luz,
es decir en ausencia de tal concepto, nadie está iluminado, nadie es ignorante,
todo es luz. La vía directa consiste en asumir esta posición impersonal y
mantenerla firmemente contra viento y marea, es decir, en comprender que
no somos una entidad separada, limitada, y en sentir y vivir de acuerdo a esta
comprensión. Esta posición puede parecer rara al principio, pero pronto nos
damos cuenta de que abre la puerta a un modo perfecto de vivir, igual que un
tenista que ha aprendido el agarre correcto para el revés, se da cuenta, tras
una serie de golpes, que esta nueva manera de empuñar su raqueta le permite
golpear la pelota casi sin esfuerzo y a la vez incrementar la fuerza y precisión
de sus golpes.
***
Aunque sé que ya soy aquello que estoy buscando, mis pensamientos parecen
impedirme vivir realmente en el momento presente. ¿Cómo puedo librarme
de pensar?
Hay tres tipos de pensamientos:
1. Pensamientos prácticos, necesarios para manejar nuestros asuntos
cotidianos, como "necesito echar gasolina". Los pensamientos de este tipo no
deben ser suprimidos. Una vez que les hemos prestado la atención adecuada y
tomamos las medidas necesarias, estos pensamientos nos abandonan
espontáneamente.
2. Pensamientos relacionados con lo último, con la perspectiva no-
dual, tal como "Yo ya soy aquello que deseo profundamente". Estos
pensamientos provienen de la verdad misma. Si los acogemos, purifican la
mente de su condicionamiento dualista y finalmente nos remiten a su fuente.
Nos bañan de claridad y nos dan un presentimiento de la felicidad de nuestra
naturaleza real.
3. Pensamientos que proceden de la noción de ser una entidad
personal, principalmente nuestros deseos, miedos, dudas, y otras formas de
soñar despierto. Algunos pensamientos de este tipo son aparentemente
inocuos, lo que los hace difíciles de detectar al principio. Mientras que una
emoción fuerte que produce sufrimiento y desarmonía como los celos o el
miedo, se detecta fácilmente, podemos estar perdiendo muchas horas, sin
darnos cuenta, imaginándonos cómo pasar unas vacaciones idílicas en la
Costa Azul.
Es un error frecuente considerar que todo tipo de pensamiento es un
obstáculo para la auto-realización. Sólo los pensamientos de la tercera
categoría son los obstáculos que velan nuestra naturaleza profunda. Existen
dos formas de manejar estos pensamientos cuando surgen:
Si no estamos convencidos todavía de que nosotros no somos una entidad
personal limitada, separada, deberíamos intentar encontrar el origen de estos
pensamientos, el ego. Cuando intentamos asirlo, se desvanece y nos deja en
la tranquilidad de nuestra libertad innata durante lo que aparece como un
breve instante. Este vislumbre de la verdad refuerza nuestra convicción de
que no somos una entidad personal, un ego.
Una vez convencidos de que no somos esta entidad personal, los
pensamientos del tercer tipo aún se mantienen por algún tiempo debido al
hábito, como la inercia mantiene rotando un motor eléctrico tras haberlo
desenchufado. En este caso, no hay necesidad de investigar el origen de estos
pensamientos; simplemente podemos abandonarlos cuando los reconocemos.
El sabio Sri Ramakrishna dijo una vez: "cuando se pela una cebolla todas las
capas van desprendiéndose y no queda nada. De igual modo, si se analiza el
ego no se encuentra ninguna entidad ". Desgraciadamente, ¡aún tengo
algunas capas que pelar!
¡Esta última afirmación es un pensamiento típico del tercer tipo! Disfruta de
tus reflexiones sobre la realidad última y de la paz que las acompaña.
***
Has indicado que soñar despierto es siempre negativo, porque nos saca del
presente y nos sumerge en la dualidad. Sin embargo, puede ser creativo
como lo evidencia el descubrimiento de la estructura del anillo bencénico
efectuado por Kekule durante un período de sueño durante el día. ¿Puedes
explicar esta contradicción?
Este ejemplo no es una ensoñación, sino un estado meditativo en el cual el
proceso pensante es totalmente libre para evolucionar y explorar todas las
direcciones posibles. Podemos experimentar este estado creativo durante la
transición entre los estados de dormir y de vigilia, un periodo durante el cual
la volición es habitualmente débil. Tanto en la historia de las artes como en la
de las ciencias hay numerosos ejemplos de este tipo. Este estado, está carente
de toda noción de una entidad personal. Somos el testigo de un proceso de
pensamiento libre que implica visualizaciones, representaciones espaciales
(un funcionamiento cerebral que algunos científicos atribuyen al hemisferio
derecho), hasta que estas imágenes devienen cada vez más y más sutiles y
acaban por disolverse en este trasfondo que es inteligencia, ser y armonía. Al
salir de esta no-experiencia el científico o el filósofo dice "he comprendido",
el artista ha recibido la inspiración para escribir un poema o componer una
sinfonía, y el hombre ordinario ha encontrado la solución al problema
práctico que le había obsesionado.
A primera vista, este estado meditativo puede parecer un estado de
ensoñación ya que los objetos presentes en la consciencia en esos momentos
son de naturaleza sutil, son imágenes mentales y pensamientos, no
percepciones sensoriales como durante la vigilia. Lo que le da a este estado
su carácter meditativo es la ausencia de la persona. El sujeto DE este estado
no está presente EN este estado como una persona que actúa, disfruta y sufre.
Este sujeto es el testigo puro. Este estado transitorio que nos facilita un
acceso natural a la meditación, está a menudo presente cuando despertamos.
Así, en lugar de dejar que las preocupaciones relacionadas con los objetos del
estado de vigilia tomen progresivamente posesión de nuestra mente y nos
sumerjan, podemos simplemente dejar que la fragancia del estado transitorio
infiltre el estado de vigilia. En otras palabras, si permanecemos en el recuerdo
de la tranquilidad y libertad del sueño profundo, mientras esta paz nos acepte,
sentiremos cada vez más claramente que el estado de vigilia literalmente
"despierta en nosotros" y no que nosotros despertamos en él, como
previamente creíamos. Llega un momento en que continuamente sentiremos
la presencia de este trasfondo de paz durante nuestras actividades diarias.
Por contraste con este estado meditativo, lo que llamo "soñar despierto" es
una actividad mental a través de la cual la entidad personal, el ego, escapa de
la situación ordinaria presente que juzga como "aburrida” o "desagradable" y
se proyecta en un mundo sutil, idealizado e ilusorio. Los pensamientos de
este tipo pasan por lo general desapercibidos, porque, al contrario que otras
formas de pensamientos y emociones egoístas como la cólera, los celos, la
envidia, etc., aparentemente no perturban la armonía social ni producen
sufrimiento. Después de todo, el considerarse una persona es universalmente
aceptado en nuestra sociedad, e incluso frecuentemente fomentado. El soñar
despierto se considera perfectamente inocuo; es un escondite ideal para el ego
y todo buscador serio debería estar atento a este problema.
***
Cuando mi mente se aquieta durante la meditación, sigo consciente de las
percepciones sensoriales. ¿Cómo se relaciona esto con la historia del
artesano que hacía flechas, cuya atención estaba tan perfectamente
concentrada en su tarea, que no se enteró del cortejo nupcial del rey, que
pasaba por delante de él? ¿Es incorrecta mi meditación?
Hay dos tipos de meditación, meditación con un objeto y meditación sin
objeto, o no-dual.
En el primer tipo de meditación la atención se concentra en un objeto
específico, basto o sutil, una imagen física o mental de lo divino, diversas
sensaciones corporales, una serie de sonidos sagrados, etc. En este proceso es
necesario hacer un esfuerzo aunque sea sutil, para retirar la atención de los
objetos hacia los cuales es arrastrada por el deseo. Al final de este proceso
que produce un debilitamiento aparente del ego, la mente puede permanecer
enfocada sin esfuerzo en el objeto contemplado, el meditador experimenta
quietud, así como una ausencia de pensamientos y emociones salvo los que
constituyen el objeto de la meditación; incluso en presencia del cortejo real
que pasa desapercibido para el artesano de flechas. Sin embargo el "samadhi"
que se obtiene es un estado mental que se sitúa en la temporalidad, tiene un
comienzo y un final. Más pronto o más tarde el yogui tiene que salir del
samadhi. Por desgracia, el ego está todavia presente, junto con su cortejo de
miedos, deseos y sufrimientos.
Una forma especial de meditación con objeto es aquélla en la que el objeto es
un vacío o la ausencia de objetos. En este proceso se mantiene un esfuerzo
por conservar la mente libre de pensamientos o sensaciones. A veces, para
conseguir este objetivo se emplea alguna herramienta tal como la repetición
de una fórmula sagrada o algún tipo de control de la respiración. Al igual que
en todas las otras formas de meditación con objeto, se consigue un
debilitamiento transitorio del ego, y la mente experimenta durante algún
tiempo una ausencia de pensamientos y sensaciones, o simplemente una
ausencia de pensamientos, dependiendo de la naturaleza y profundidad del
samadhi así obtenido. Sin embargo, este samadhi es también un estado creado
por la mente, con un principio y un final. Es frecuente que esta forma de
meditación sea confundida con la meditación no-objetiva. No lo es, ya que la
ausencia de objetos es todavía un objeto sutil proyectado por la mente.
Aunque este estado puede brindar temporalmente cierta satisfacción e incluso
acompañarse de algunos poderes mentales, muy pronto revela su esterilidad.
El meditador continúa encerrado en su prisión mental y la plenitud del
corazón permanece desconocida para él. Este estado está privado de la
libertad absoluta, la alegría creativa y la maravillosa certeza de inmortalidad
que caracteriza al estado natural no-dual.
En la verdadera meditación no-dual, nuestra atención es atraída naturalmente
hacia lo no objetivo, el sujeto último, la consciencia. Este cambio es el
resultado de una comprensión profunda. Al comienzo, se le pide al buscador
de la verdad que se dé cuenta de que la alegría que realmente está buscando,
un ejemplo de la cual es la dicha incausada que experimenta en presencia de
su maestro, es no-objetiva, es decir que no está contenida en un objeto basto
o sutil. Cuando este punto se comprende claramente, entonces se le indica
que la mente, que sólo es capaz de percibir objetos mentales, no puede tener
acceso al terreno no-objetivo. Se deduce de esto que cualquier intento de
alcanzar la felicidad que él busca mediante el pensamiento o las sensaciones,
está condenado al fracaso. Esta comprensión tranquiliza la mente de una
manera natural y radical. En esta forma de meditación, ni se buscan ni se
rechazan los pensamientos y las sensaciones, simplemente son acogidos y
dejados a evolucionar por sí mismos. Este acercamiento se caracteriza por
una apertura total a nuestras percepciones sensoriales externas e internas, a
nuestras emociones, y a nuestros pensamientos.
Podríamos comparar estas actividades mentales a los diversos personajes de
una obra de teatro. Mientras encontremos la obra interesante, nuestra atención
estará completamente absorbida por los actores que actúan en la escena, pero
si nuestro interés se relaja, nuestra atención disminuye progresivamente hasta
el momento en que repentinamente tomamos consciencia del trasfondo, el
escenario. De la misma forma cuando nuestra atención se vuelve global, no
enfocada, abierta, se desconcentra y se abre a la comprensión de que ninguna
sensación ni pensamiento nos puede aportar la felicidad que estamos
buscando. Llega un momento en que de repente nos damos cuenta de este
trasfondo consciente, que se revela entonces como el reposo definitivo que
tanto habíamos buscado.
No es necesario que los actores abandonen la escena para que seamos
conscientes del decorado; del mismo modo, la ausencia de actividad mental
no es un requisito necesario para el despertar a nuestro auténtico ser. La
retirada de los actores nos ofrece simplemente una ocasión privilegiada para
efectuar esta toma de consciencia. De igual modo, cuando una actividad
mental se extingue en la consciencia se nos ofrece la ocasión de despertar a
nuestra naturaleza inmortal.
La actitud interior de escucha acogedora que es la esencia de la meditación
no-objetiva, puede ser natural y fácilmente captada por un buscador de la
verdad sincero y motivado, en presencia de un ser unificado con el trasfondo,
mediante una especie de inducción espiritual.
***
¿Quieres decir que todo método progresivo está motivado por el ego?
¿Debería dejar de meditar dos veces al día?
No hay ninguna objeción a esta práctica. Por el contrario, te recomiendo
firmemente que te sientes en silencio dos veces al día, preferentemente antes
de ir a dormir y al levantarte. Ahora bien, la pregunta es: ¿qué significa
"sentarse en silencio"?. Lo que yo entiendo por sentarse en silencio, es
sentarse libre de pensamientos dualizantes; es sentarse en "el siendo", en el
"no haciendo" y no en el "llegar a ser", no en el "llegar a una meta". Si surge
entonces la noción de persona, una persona que quiere llegar a ser primer
ministro o a ser un hombre realizado, sé simplemente consciente de ello.
Sobre todo no intentes eliminar al ego, luchar contra él, no te juzgues a ti
mismo. El ego no es más que un antiguo hábito recurrente que dejará de
perjudicarte si lo dejas pudrirse en su rincón. En el momento en que tomas
consciencia de su presencia insidiosa queda neutralizado.
Estáte atento a las primeras señales de miedo, de deseo y de aburrimiento. No
intentes evitarlos, por el contrario dales la bienvenida y déjalos desplegarse
en tu presencia acogedora. Constata que estos sentimientos tienen un
componente conceptual unido a la noción de ser una persona, así como un
componente perceptual. Al componente conceptual, similar a un
pensamiento, se le hace frente rápidamente con la pregunta ¿quién tiene
miedo?, ¿quién está en un estado de carencia?, ¿quién se está aburriendo? Las
sensaciones corporales subyacentes exigen que despliegues atención y
paciencia, debes darles el espacio necesario para evolucionar, desplegarse y
contar su historia. No intentes librarte de estas sensaciones corporales ni
mantenerlas. Simplemente déjalas venir y obsérvalas irse. De este modo la
atención se retira del terreno objetivo en el que estaba cercada y se transfiere
a la consciencia. Es la única forma de facilitar esta transferencia ya que la
mente no puede orientarse a sí misma hacia aquello que está más allá de su
alcance y de su vista. Cualquier intento en este sentido crearía una relación
sujeto-objeto y se saldaría con un fracaso.
***
Por el momento no soy capaz de captar la verdad , lo cual significa que yo
no estoy realizado.
Sólo hay la verdad. ¿Cómo sería posible no verla, si sólo hay eso? Todo lo
que es conocido en este momento, en este eterno presente, es la verdad. El
conocedor, lo conocido y el conocer son uno, y este uno es la verdad viva. Un
segundo después, surge un nuevo pensamiento diciendo "acabo de darme
cuenta de esto o aquello", y este nuevo pensamiento relega la verdad no-dual
a la categoría de "esto" o "eso", un objeto conocido por un sujeto limitado, la
entidad personal. Este nuevo pensamiento como tal también es la verdad; en
el ahora, en el presente, no hay un pensador que piensa este pensamiento; lo
pensado, su pensador y el pensar son uno, como siempre, y de hecho nosotros
nunca hemos abandonado el presente, ¿cómo podríamos?
El concepto de persona realizada es tan absurdo como el de persona no
realizada. Si no estás realizado, ello implica que no sabes lo que es la
realización. Si no sabes lo que es la realización, ¿cómo sabes que no estás
realizado? Quizá acabarás descubriendo algún día que siempre has estado
realizado y que, como un hombre casado con dos mujeres, una divina e
inmortal y otra humana y perecedera, tu vives simultáneamente a dos niveles,
el relativo de las relaciones sujeto-objeto y el nivel absoluto e intemporal de
la consciencia pura no-dual. Entre tanto sería preferible no ser
condescendiente con pensamientos dualizantes tales como "realizado" y "no-
realizado", y librarse de una vez por todas de todos estos conceptos erróneos
originados en la falsa noción de ser una entidad personal, separada, y no
permitirles nunca más que te importunen. Esta actitud constituye un modo de
vida en armonía con la comprensión profunda.
¿Qué caracteriza la via no-dual que tú describes?
El camino directo se caracteriza por una visión intuitiva de nuestra naturaleza
real que se acompaña por la audacia de vivir y actuar de acuerdo con esta
comprensión. No necesitas entender todo lo que se dice aquí; comienza por
los aspectos que tú entiendes inmediatamente, no con lo que tú crees, sino
más bien con lo que tú sientes que estás profundamente de acuerdo, y pon
esta comprensión en práctica en la vida cotidiana.
***
¿No es el sueño profundo un retorno de mi ego al seno materno con el fin de
huir de lo real?
Al hablar de tu ego de esta manera implicas que conoces tu ego “que vuelve
al seno materno cada noche”. Estas implicando que tu ego es un objeto del
que eres testigo y conocedor. ¿Conoces al conocedor del ego? Descubre por ti
mismo si el conocedor vuelve al vientre materno para dormir o es la matriz
eternamente presente y eternamente consciente de todo lo que aparece y
desaparece.
La quietud que ocasionalmente experimentamos en el estado de vigilia entre
dos actividades mentales es totalmente consciente, mientras que el sueño
profundo parece, desde el punto de vista del estado de vigilia, una ausencia
de consciencia. En estas condiciones, ¿cómo puede ser que ambas
experiencias sean idénticas?
Admitirás que estás hablando del sueño profundo tal como aparece desde el
punto de vista del estado de vigilia. A esto le llamo el estado de sueño
profundo, a fin de establecer una distinción con la realidad del sueño
profundo tal como es experimentado subjetivamente. Desde tu punto de vista
tu observación es cierta. La quietud subjetiva entre dos actividades mentales,
que la tradición india llama Turiya, la realidad última, está viva y consciente,
mientras que el estado de sueño profundo interpretado como una ausencia de
objetos, o nada, está muerta e inconsciente. Habiendo tenido un vislumbre de
la vitalidad y la consciencia en el intervalo entre dos actividades mentales,
estamos abiertos a la consciencia y vitalidad del sueño profundo, que es
igualmente un intervalo entre dos actividades mentales.
La persona no está presente en este silencio y no lo desea. Quiere mantener
su existencia perpetuando el dinamismo mental. Cuando este dinamismo se
detiene, se revela la verdad en ausencia del ego, del mismo modo que la
ausencia temporal de un empleado incompetente, vago y molesto, hace caer
en la cuenta a su jefe que el trabajo puede ir mejor si despide al empleado
indeseable. Por esta razón no es el ego el que desea el sueño profundo
buscando su propia desaparición, la invitación viene del mismo sueño
profundo que es la realidad subyacente e intemporal de todo lo manifestado.
Se produce una purificación espontánea si damos la bienvenida a nuestros
pensamientos y sensaciones corporales durante la transición entre el estado
de vigilia y el de sueño. Nuestras preocupaciones y las huellas de las luchas
del día que está finalizando abandonan nuestro cuerpo una tras otra, hasta que
toda la estructura psico-somática en su globalidad deviene una única plenitud
luminosa, consciente e intemporal.
Se podría llamar a esto la “inmersión consciente en el sueño”. La clave está
en esta meditación acogedora de cada noche antes de quedar dormido.
Durante estos momentos dejas ir todo aquello que no eres tú, a fin de penetrar
en el santuario de la noche con la desnudez, la humildad y la inocencia de un
niño recién nacido.
El Amor Nunca Muere

Las personas que se pregunten seriamente: "¿Quién o qué soy yo?", pronto
admitirán que no lo saben. ¿Qué somos?
No estoy seguro de que admitiesen tan rápidamente que no lo saben, ya que
se requiere una investigación minuciosa para producir la madurez de la
experiencia profunda. Si, tras intentar entender quién eres, la respuesta es:
"no sé", mi recomendación sería que probases de nuevo. Esta investigación
acerca de quién somos es una empresa seria. Tiene que invadir la totalidad de
nuestra vida, no es una pregunta meramente verbal para repetir
continuamente: "¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo?". Es una
pregunta que nos viene inesperadamente después de haber trabajado en ella,
cuando estamos en un momento de disponibilidad.
Esta pregunta puede presentarse bajo diferentes formas, tales como "¿qué es
la vida?, ¿qué es la felicidad?, ¿qué es la verdad?". Todas estas preguntas son
equivalentes. Provienen de una única pregunta "¿quién soy yo?". Cuando una
de estas preguntas nos invita espontáneamente debemos responder dándole
toda la atención y amor que seamos capaces, y vivir con ella. Procediendo
así, la pregunta permanece viva en nosotros. Abre el camino al entendimiento
y va clarificando la mente hasta el momento en que nos encontramos en un
estado de apertura total. Sólo esta apertura a lo desconocido nos permite ser
transportados más allá de la mente, hacia la comprensión viva de que somos
eso que estamos buscando.
Has indicado que no es prudente tratar a la ligera la pregunta: "¿Quién soy
yo?” Hay algunas personas que dedican su vida a esta pregunta o a una
faceta particular de ella. Por ejemplo, en la forma "¿qué es la verdad?",
alguien puede dedicar su vida a la filosofía. También, en la forma de "¿qué
es el universo?", a la física. En la forma de "¿qué es la persona?", a la
psicología. Cualquiera de estos enfoques llevados hasta su final natural,
¿podrían ser caminos hacia nuestra naturaleza real?
Estos caminos de investigación no conducen al buscador a ninguna parte. En
el mejor de los casos, lo llevan a entender que estaba caminando por un
callejón sin salida, lo cual ya es algo no despreciable. La auténtica pregunta:
¿quién soy yo?, requiere un alto grado de madurez, de otro modo la búsqueda
no es auténtica ya que está polucionada por los deseos y conceptos erróneos
del ego. Un físico de talento puede interrogarse sobre el universo, pero si su
investigación está motivada por el deseo de conseguir el premio Nobel, puede
que haga descubrimientos interesantes, pero la verdad que nos preguntamos
aquí seguirá siéndole inaccesible en tanto que sus deseos no hayan sido
purificados de toda ambición personal.
La madurez llega cuando un buscador, serio y sincero, llega a un absoluto "yo
no sé". Cuando se alcanza este nivel de madurez, generalmente se encuentra
un maestro que le ayuda en su camino hacia la respuesta final. Puede que
encuentre a su maestro en una etapa anterior, pero el haber llegado a este
nivel de madurez, por decirlo así, fuerza este encuentro. La presencia del
maestro permite al buscador romper el círculo vicioso resultante del hecho de
que el ego no puede librarse de sí mismo. La aparición de un maestro es para
el buscador la reencarnación de la gracia en un cuerpo humano. En la
presencia luminosa del maestro, brotando de una experiencia impalpable,
brotando de un no-acontecimiento, nace la inteligencia superior.
¿Es necesario el encuentro con un maestro para entender la verdad?
Asumo que cuando dices, "el encuentro con un maestro", te refieres a
encontrarte con un maestro vivo.
Si. En el plano fenoménico.
En principio no, pero en la práctica, si. En principio no, ya que el verdadero
maestro no es una persona; el maestro es la realidad última, no es un cuerpo,
ni es una mente. En la práctica, sí, ya que todos los intentos del buscador para
liberarse, meditar etc., están viciados en su origen por la intención egoica. El
ego no puede eliminar el ego. Incluso si un individuo tiene una cierta
intuición de la verdad y se convierte en un buscador serio, cuando se produce
la insatisfacción por los objetos habituales de deseo, se hace necesario en casi
todos los casos un contacto vivo con un maestro. Durante este contacto, el
maestro lleva al aspirante a un estado de no-saber en el que la mente
abandona la búsqueda. Solamente en esta apertura total puede comenzar la
enseñanza auténtica y el inicio de la verdadera enseñanza, en el silencio del
corazón, es también su final.
***
¿Cómo podremos vivir en armonía con los demás?
La persona nunca puede vivir en armonía con los demás. Podemos vivir en
armonía con los otros cuando no hay otros.
¿Por qué es tan frágil el amor entre los seres humanos?
Cuando un hombre y una mujer se encuentran (este es el tipo de amor que
parece frágil; el amor entre padres e hijos o entre amigos, no parece tan
frágil) se sienten atraídos el uno hacia el otro, tanto en el plano físico como
psicológico, por una polaridad, una complementariedad natural. Esta
atracción tiene una misión biológica que realizar, la perpetuación de la raza
humana.
No hay nada malo en este instinto, que tiene su propia belleza y produce
gozo, pero el amor real está más allá. Si el encuentro no se efectúa a nivel de
este amor impersonal, la atracción se desvanece después de un cierto tiempo,
igual que una batería que se descarga más o menos rápidamente si
conectamos ambos polos. Esto sucede cuando reaparecen los deseos y los
miedos de uno, o más frecuentemente, ambos miembros de la pareja, que
hasta entonces permanecían ocultos por la nube de su mutua atracción, y
entonces su relación se acaba.
En este caso, ya había desde el principio una ausencia de amor verdadero, al
menos en uno de ellos. Un tal amor parece frágil, no porque el amor sea frágil
per se, sino debido a que esta relación no estaba basada en el amor. Por el
contrario, si el encuentro de los corazones es más profundo, es decir un
encuentro en el corazón único, este amor está más allá de las vicisitudes del
tiempo y el espacio. El mito poético del amor inmortal proviene de la
intuición de esta verdad. El amor auténtico permanece siempre con nosotros.
No está almacenado en la memoria, es un recordar que proviene del centro de
nuestro ser. Cuando recordamos a alguien que amamos, inicialmente solemos
evocar su cara, y su voz, pero estos elementos objetivos pronto se reabsorben
en el verdadero amor que somos en común con él y con todos los seres,
nuestra presencia consciente.
***
¿El placer sexual es siempre moralmente malo?
El placer sexual "per se" no es ni malo ni bueno. Todo depende de la pureza
de los corazones de los participantes, es decir de la calidad del amor. El amor
sacraliza todo acto. El amor verdadero no es una relación entre macho y
hembra, ni incluso entre hombre y mujer, va mucho más profundamente, es el
cariño en el que dos seres aparentemente separados, se funden. Si una
relación está basada en el amor, la sexualidad es una ofrenda, una celebración
de la vida, se vuelve sagrada. En ausencia de amor, sólo es una función
corporal.
Pero, independientemente de que funcione bien o no, ¿acaso el
comportamiento sexual no entra en el terreno de lo moral?
Desde la perspectiva no-dualista, no hay leyes codificadas. Si, por ejemplo,
existe amor entre dos hombres, o entre dos mujeres, y si la sexualidad es una
forma de expresarlo, este acto es sagrado. El amor no excluye nada ni nadie.
Es todo aceptación, lo abarca todo, abierto a todo aquél que se abre a él.
***
¿Es posible tener una relación en la que el ego esté ausente?
Desde luego que sí. Incluso diría que tal relación es la única manera de tener
una verdadera relación, un contacto real. Si me considero a mi mismo una
persona, entonces hay otro, y la relación se vuelve una relación entre un
objeto y otro objeto, es decir una ausencia de relación, ya que dos objetos
nunca pueden entrar en contacto mutuo.
¿Por qué es eso así?
El contacto real tiene lugar en el corazón. Los objetos como tales no tienen
corazón. Una relación digna de este nombre tiene lugar en el corazón, en la
unidad. Hay circunstancias en las que puedes sentir esta belleza. Un día
estaba yo en el aeropuerto esperando a un amigo. Como esta persona iba
sentada en la parte trasera del avión tuve la oportunidad de ver la llegada de
los otros pasajeros y sus familiares que los estaban esperando. Recuerdo
todavía con emoción la alegría de una familia al reencontrarse, las lágrimas
en sus ojos, sus gestos espontáneos y afectuosos, sus caras sonrientes. Es
decir que sí, por supuesto hay relaciones auténticas.
En esa escena, ¿quieres decir que esa gente, en ese momento no eran
personas?
Absolutamente. Pude sentir su alegría en mí. Yo estaba allí desapercibido,
pero era uno con ellos, con la belleza de la escena.
***
Visto desde tu perspectiva, ¿qué es el pecado?
La noción de pecado es absurda. El pecado no existe porque no hay pecador.
El único pecado es tomarse a uno mismo por un pecador. Acepto que pueda
haber comportamientos inadecuados, es decir, que se han originado partiendo
de un punto de vista fragmentario de la situación. El recuerdo de tal acción
nos tendrá atrapados hasta que veamos de nuevo la situación, esta vez en su
totalidad, y en ese momento el conflicto subyacente se resuelve en la
inteligencia. Pero no hay ninguna necesidad de recordar voluntariamente
estos "pecados". Tales repeticiones fortalecen el ego. No sirve para nada
condenarse a uno mismo, o tratar de cambiar. El sentimiento de culpabilidad
y el deseo de cambiar, fortalecen el ego. Es suficiente ver esto que llamamos
"pecados" por lo que son, no cometer el error de tomarnos a nosotros mismos
por sus hacedores, y después olvidarlos.
Como sabes el pecado es un elemento importante en nuestras sociedades
cristianas, y muchos sienten que tomar la actitud de olvidarnos de nuestras
faltas según las cometemos, permitiría nuevas faltas que pudieron evitarse si
nos hubiésemos parado a observar lo que estábamos haciendo. Si no
examinamos nuestros errores puede haber una tendencia a continuar
cometiéndolos. ¿Qué puedes decirnos sobre esto?
No estoy desaconsejando que veamos un comportamiento como erróneo. Por
el contrario, digo que sí, que entiendas tus faltas, pero no te imputes la acción
como persona, no te tomes por un pecador, comprende que tú eres el testigo
del hecho, no el actor, y olvídalo.
¿Estás diciendo que todas las equivocaciones se remontan hasta el ego que
es el error original, es decir un caso de identidad equivocada?
Ciertamente esto es verdad para todos los errores morales. Si estoy
aprendiendo a conducir, cometeré errores, y estos errores son inevitables al
principio, son parte del proceso de aprendizaje. Una vez detectados y
comprendidos son olvidados y se transforman en conocimiento de cómo
hacer bien las cosas. Es igual para el aprendizaje moral. Si me he comportado
mal con alguien, el recuerdo de mis malas acciones me perseguirá hasta que
llegue a la conclusión de que debo reparar el daño. En este caso, debería
inmediatamente remediar el daño lo mejor posible si puedo, y después
olvidarlo. De cualquier modo, ni hay pecador, ni nadie que necesite ser
perdonado.
***
¿Cómo aprender a vivir sin miedo?
Aprendiendo a vivir con nuestro miedo. Si queremos librarnos del miedo
quedamos atrapados en un círculo vicioso ya que el miedo se origina en el
ego, este mismo ego que buscando las situaciones placenteras y evitando las
desagradables, se esfuerza en liberarse del miedo.
¿Podrías explicar cómo es que el miedo surge de la entidad personal? Ya que
la experiencia de casi todos es que el miedo surge de situaciones peligrosas,
por ejemplo de la posibilidad de un daño físico, y de que esto le ocurre a la
persona, no que venga de la persona.
Conviene distinguir dos tipos de miedo. Uno, que es común a hombres y
animales, proviene del instinto de supervivencia. Este miedo, por el que el
cuerpo se prepara para hacer frente a una situación peligrosa, es
perfectamente natural.
Es decir, ¿el vivir libre del miedo en el sentido que tú lo entiendes, no
implica la ausencia de miedo cuando surge una situación que comprometa la
supervivencia biológica?
No. Ese es un condicionamiento muy profundo que pertenece al cuerpo
Y no causa problemas...
No causa problemas si no hay identificación con el cuerpo. En este caso este
miedo es visto como una nube que aparece en el cielo y después se disuelve.
Incluso puede ser útil.
¿Podríamos profundizar algo más en esto? Si uno no se toma a sí mismo por
una persona parece que quieres decir que entonces el miedo surge y es visto
simplemente como un objeto que aparece en el cuerpo y se disuelve, y que
nos conduce a la acción más adecuada. ¿Es así?
Si. Si te atacan, este miedo puede producir en tu cuerpo la secreción
suplementaria de adrenalina que necesitas para luchar o correr más rápido
que tu atacante.
¡Correcto!
Pero el miedo psicológico es de una naturaleza diferente. Puede que
recuerdes situaciones cuando, siendo niño, creabas tus propios monstruos, y,
aunque eran de tu propia creación, pasado un cierto tiempo cobraban una vida
suficientemente independiente de ti como para producirte un miedo real.
Estas creaciones psicológicas desencadenan los mismos mecanismos
biológicos de miedo, con secreción de adrenalina y demás, pero su origen es
completamente diferente; se trata de un pensamiento creado por la persona.
En este caso, lo que está amenazado es el ego, se pone en cuestión su
supervivencia.
Si, el miedo psicológico proviene del ego. Si pienso y siento que soy una
entidad personal, todo lo que no es "Yo" es una amenaza potencial para mí.
Si yo soy todo, si no hay nada que no sea "Yo", u opuestamente si Yo no soy
nada objetivo, si no hay nada que sea Yo, ¿de qué podría tener miedo? El ego
es el verdadero origen del miedo psicológico. La pregunta inicial era "¿cómo
vivir sin miedo?". Primero entendamos claramente la inutilidad de intentar
librarnos de cualquier miedo específico, ya que el miedo subyacente, del que
un miedo específico no es más que un epifenómeno, continúa sin ser
abordado. Incluso si este intento es coronado por el éxito, tal tentativa no
sería más que un maquillaje superficial. El ego y con él el miedo profundo
unido al sentido de separación, al no haber sido eliminados, permiten que
inmediatamente surja una nueva forma de miedo particular que reemplaza al
precedente.
¿Esto significa que no es posible para la persona vivir sin miedo?
Exactamente.
Ya que siempre hay miedo a morir.
Porque el miedo es la persona y la persona es el miedo. Miedo y deseo son la
misma cosa. El miedo es una forma negativa del deseo que nos hace decir "no
quiero que esto suceda", mientras que el deseo positivo es "deseo que esto no
suceda", ambos son lo mismo. El miedo y el deseo son la sustancia del ego.
El ego como tal, como puro pensamiento "Yo", no puede durar mucho y se
reabsorbe inmediatamente en su origen, la consciencia. El mecanismo miedo-
deseo presta al ego una falsa apariencia de continuidad. En tanto yo viva
intentando evitar aquello que me atemoriza, o tratando de conseguir lo
deseado, el ego se mantiene con vida. Por lo tanto, el único remedio contra el
ego, que es también la curación del miedo y del deseo, es el comprender que
no somos este ego sujeto al miedo y al deseo.
Esta comprensión llega como resultado de una profunda investigación. Ya es
un primer paso importante el comprender esto a nivel intelectual, pero esta
comprensión tiene que penetrar mucho más hondamente, ya que el miedo y el
deseo producen un impacto profundo en la textura y la estructura del cuerpo.
Cuando sentimos el miedo lo debemos acoger completamente, a todos los
niveles. Debemos ver su origen, la noción de ser una entidad personal, y
además tenemos que aceptar el miedo como una sensación corporal, como
una percepción. No deberíamos estar asustados de nuestro miedo.
Deberíamos dejarlo desplegarse en nosotros y verlo como lo que es en
realidad, un conjunto de sensaciones corporales con las que nos identificamos
inconscientemente.
***
Tras un primer contacto con esta perspectiva, algunas personas perciben que
el concepto que tienen de sí mismos y del mundo es equivocado, y se
preguntan por dónde empezar para poner todo en su sitio. ¿Puedes sugerir
un punto de partida?
Su encuentro con esta perspectiva ya fue el punto de partida. Cuestionar todas
las nociones previas ya es muy buena señal. Esta perspectiva no consiste en
reemplazar las nociones anteriores por otras nuevas, sino simplemente ver los
conceptos como lo que son, ilusiones, meras creaciones mentales sin
conexión real entre sí, ni con ningún objeto exterior. Esto es suficiente. De
modo que yo le diría a esa persona: vive en tu inocencia, vive en tu "yo no
sé". No hagas ninguna afirmación, no llegues a ninguna conclusión final, no
juzgues. Permanece abierto, descubre, comprende, conoce lo que tú eres
profundamente y vive esta felicidad en cada momento.
Tras haber comprendido que no necesitan un punto de inicio, que de algún
modo ya han pasado ese punto, podrían preguntarte cómo alcanzar desde
ahí la comprensión de la que hablas, cómo vivir de instante en instante, cómo
acceder a la dicha. ¿Podrías sugerirles algo práctico en este sentido?
Diría: vive con el deseo por la verdad. Deja que sea tu guía. Este deseo viene
de la verdad misma. Genera en ti una inteligencia superior que va
gradualmente clarificando todas tus preguntas. Disfruta de la alegría que se te
ofrece en el camino, puesto que con este entender ya viene el perfume de la
dicha eterna. No te tomes por un individuo separado ahora que ya has visto,
al menos en un vislumbre, que eres la consciencia más allá de las actividades
mentales. Guarda esta comprensión como tu tesoro más preciado. Vuelve a
ella cuando seas invitado. Vive con ella y deja que haga su trabajo.
***
¿Cómo explicarías la diferencia entre las concepciones del mundo de la
ciencia moderna y del no-dualismo? ¿Existen algunas similitudes
fundamentales o son radicalmente diferentes?
Son radicalmente diferentes porque sus campos respectivos son diferentes. El
campo de la ciencia está limitado a los fenómenos objetivos y reproducibles,
entre otros, mientras que la perspectiva no-dualista ignora todas las
limitaciones. En cierto modo, se puede decir que ambas perspectivas se
excluyen mutuamente, ya que desde el punto de vista de la física existe un
universo exterior independiente de la consciencia, un universo cuyo estudio
es precisamente el objeto de la ciencia. El científico parte del estudio de un
universo de cuya existencia como entidad independiente no tiene prueba,
mientras que el no-dualista, siguiendo un enfoque radicalmente distinto,
comienza a partir de la única certeza que tiene, la que siempre tendrá, la de su
propio existir. Esta certeza jamás puede ser negada. Ella es nuestra
experiencia en cada momento. Por esta razón y al contrario del científico, el
no-dualista está firmemente asentado en la evidencia y en la realidad.
No ignoro los cambios en la física moderna introducidos por la teoría de la
relatividad y sobre todo por la mecánica cuántica. Estos cambios ponen en
cuestión la visión materialista de un universo independiente compuesto por
partículas sólidas. Tanto a escala extragaláctica como a escala subatómica, el
universo ya no es lo que parecía ser a escala humana, y la validez de las
nociones que dábamos por hechas como universales y evidentes (espacio
absoluto, tiempo absoluto, causalidad, localización, determinismo, etc.) se
muestran realmente restringidos. Los planteamientos epistemológicos
antiguos del materialismo y del realismo se muestran en contradicción con la
física moderna, como lo demuestra por ejemplo el análisis exhaustivo hecho
por M. Espargnat en su obra sobre la teoría cuántica. Puede que la
perspectiva no-dualista ofrezca una fundación epistemológica más
satisfactoria para la ciencia moderna, pero los resultados y progresos futuros
de la ciencia no lograrán en ningún caso probar ni modificar la verdad. La
experiencia inmediata de la consciencia está siempre más allá del alcance del
científico, cuyo campo está limitado a los hechos objetivos y las verdades
relativas. El no-dualismo no tiene nada que enseñar a la ciencia. En el mejor
de los casos, debido a que el campo de la ciencia está incluido en el del no-
dualista, las intuiciones fundamentales que dimanan de su visión no
fragmentada de la realidad, pueden ser el origen de extrapolaciones
fructíferas en el terreno científico.
Los descubrimientos de la física moderna tienen también un valor liberador.
Al hacer estallar la noción de un universo fragmentado, existiendo por sí
mismo independientemente del observador, despejan el camino hacia la
comprensión última. También abren al buscador de la verdad a la posibilidad
de que el mundo no sea más que un fenómeno que aparece, existe y
desaparece en la consciencia universal. Los buscadores dejan de ser físicos y
se convierten en filósofos, metafísicos y poetas. Cruzan este Rubicon
filosófico cuando yendo más allá de la esfera fenomenológica incluyen en su
campo la investigación numenal, la consciencia.
Así que la diferencia radical entre estos dos puntos de vista proviene de sus
distintas posiciones de partida. El no-dualista parte de la certeza de que "yo
soy", mientras que para el científico la evidencia de la existencia de un
mundo externo está basada en la experiencia común de virtualmente toda la
humanidad. Se trata de una visión colectiva, no individual como es la del no-
dualista. ¿Sería esto correcto?
Sí. Una vez que aceptas el mundo objetivo, existiendo independientemente de
la consciencia, seguidamente concedes que existe toda la humanidad. Desde
el punto de vista del no-dualista, su certeza subjetiva de ser, es el asunto
principal. Sin embargo, para el científico, el supuesto mundo exterior,
objetivo, es el tema principal.
Volviendo atrás, he creído entenderte que el no- dualista se toma a sí mismo
como el único sujeto, y por tanto duda de la existencia de toda la humanidad
así como del mundo objetivo.
Depende de lo que tú llames "él mismo". Lo que el no-dualista llama "yo
mismo" o "yo" no está limitado a un cuerpo específico, a una mente en
particular. El cuerpo y la mente son limitaciones que, erróneamente, se suelen
superponer a la consciencia. El no-dualista arranca a partir de su experiencia.
El científico, aunque también proclama que parte de la experiencia, de hecho
comienza por un concepto, el de la existencia de un mundo supuesto, y
posteriormente estudia con minuciosidad este mundo supuesto.
¿Podrías aclararnos el sentido de la palabra "experiencia"?. Cuando dices
que el no-dualista parte de su experiencia, mientras que el científico no, que
éste último arranca de un concepto ¿es acaso solo un concepto la
experiencia ordinaria de las personas corrientes?
La esencia de nuestro ser no es un concepto.
¿Para cada uno de nosotros?
Por supuesto, es la vida misma. Está más allá de cualquier concepto. Los
conceptos son superposiciones tales como "yo soy un hombre", "tengo 40
años", "soy médico", "soy ciudadano norteamericano", etc. Todos estos
hechos distintivos son meras superposiciones a nuestra naturaleza real, el
substrato, que está libre de limitaciones, que no tiene fronteras, que no
necesita un conocedor para manifestarse, que es autoevidente y autónomo.
Alguien que oyese por primera vez estos puntos de vista, quedaría
sorprendido por tu declaración. Por un lado el no-dualista afirma que cada
uno de nosotros es la vida misma, pero por otra parte no acepta la existencia
del resto de la humanidad en un mundo objetivo, al contrario de lo que
afirma el científico. El no-dualista permanece en casa, por decirlo así,
consigo mismo y duda de todo lo demás, incluyéndonos a cada uno de
nosotros, al resto de la humanidad. Alguien que por primera vez conociese tu
punto de vista, vería en esto un conflicto. ¿Cómo lo resolverías?
Cuando decimos que el no-dualista ve a la humanidad como no real,
queremos significar que no la ve como un objeto, como algo que está
separado de la consciencia, de sí mismo. En vez de esto, ve a la humanidad y
a sí mismo como una unidad. Esta visión de unidad y no separación da como
resultado una compasión real, y un comportamiento ético y justo. No
deberíamos considerar al sabio como a un solipsista chiflado, aislado en su
torre de marfil, negando la existencia del resto del género humano y
únicamente aceptando la existencia de sí mismo, sólo como persona. Por el
contrario, el amante de la verdad comienza dudando de su propia existencia
como persona, como una entidad separada, preguntándose "¿quién soy yo?",
"¿soy este cuerpo?", "¿soy esta mente?", "¿soy esta entidad limitada?". El no
está interesado en teorías, sino en realidades. Arranca desde las experiencias
de que dispone, es decir desde él mismo.
La respuesta a estas preguntas nunca puede ser una declaración afirmativa.
Consiste en la comprensión de lo que no somos. Cuando se elimina lo que no
somos, no con violencia o esfuerzo, sino como resultado del comprender, lo
que queda es nuestra naturaleza real. Es una experiencia, pero no una
experiencia dentro del espacio y el tiempo, y por esta razón la llamamos no-
experiencia, no-acontecimiento. Dentro de este no-acontecimiento somos uno
con toda la humanidad. Es una perspectiva no excluyente y omniabarcante.
Volviendo al comienzo, entiendo que la diferencia de puntos de vista consiste
en que el no-dualista no acepta la existencia real del resto de la humanidad
como un grupo de entidades individuales conscientes que de forma separada
podrían coincidir o no con nuestro punto de vista. Al contrario, deja abierta
la posibilidad de que toda la humanidad sea una con él.
El no-dualista no está interesado en conceptos. Sólo se interesa de su propia
naturaleza. Después de ver sus conceptos erróneos como tales, lo que queda
es un no-estado, un no-acontecimiento, carente de miedo y de deseo, en el
que prevalece la certeza y la paz. Debido a que él parte de la realidad, pronto
alcanza su meta, la realidad. La realidad alcanza la realidad, la unidad alcanza
la unidad. El científico, debido a que parte de una mera hipótesis, de un
concepto erróneo, su punto de llegada es tan precario e inestable como lo era
su punto de partida. Nunca puede alcanzar una comprensión satisfactoria.
Está condenado a permanecer eternamente insatisfecho, pasando de un objeto
a otro, en un devenir interminable.
P: La perspectiva no-dual que hemos estado discutiendo es ciertamente
radical e interesante. ¿Cómo puedo estar seguro que no es más que otra
forma sofisticada de condicionamiento, muy parecida a otras, aunque a
primera vista se muestre como radicalmente diferente ?
Puedes llegar a una respuesta totalmente satisfactoria a tu pregunta, ya que la
respuesta permanece dentro de ti, o más exactamente, la respuesta eres tú.
Cualquier otro enfoque, requiere en algún momento, un cierto grado de
creencia, que pertenece a la memoria, a la mente, al pasado. La creencia
nunca puede ser un cimiento sólido, ya que es un concepto que das por
sentado sin entenderlo. En esta perspectiva no damos nada por sentado,
absolutamente nada. Podríamos decir que se trata del punto de vista más
rigurosamente científico, con la diferencia de que, como ya vimos, la materia
de estudio no es un objeto, ya que ni siquiera aceptamos la existencia de los
objetos. Debido a que no hacemos suposiciones, el conocimiento al que
llegamos está libre del pasado, libre de condicionamientos. La mente, tras
haber completado sus investigaciones, se aquieta, y en esa quietud, nuestro
deseo por la verdad encuentra su plenitud última.
Esta satisfacción es de algún modo análoga a la que experimentamos cuando,
tras haber pensado sobre un problema, sea de matemáticas o de la vida diaria,
nos llega de repente y desde una dirección inesperada la intuición de su
solución, la solución se encuentra a sí misma en nosotros. A este proceso lo
llamamos "comprender". Sin embargo, dado que en estos casos nuestra
comprensión es relativa, la satisfacción que experimentamos es limitada y
muy pronto la insatisfacción vuelve a ser lo predominante, y así surge un
nuevo problema. Pero cuando esta comprensión se refiere a la pregunta
definitiva, al origen de todas las preguntas, en vez de a cuestiones relativas,
entonces la satisfacción es total.
Nuestra Verdadera Naturaleza No Es
un Objeto
¿Cuál es nuestra auténtica naturaleza?
No es un objeto, ni algo que pueda ser percibido por los cinco sentidos o que
pueda ser concebido con la mente. Nuestra naturaleza falsa siempre es algún
tipo de objeto. Lo que consideramos el cuerpo, por ejemplo, es un objeto, un
conjunto de percepciones, sensaciones y conceptos. Del mismo modo la
mente es también un objeto. Pero nuestra auténtica naturaleza no es un
objeto.
Es muy difícil hablar de ello ya que las palabras y la estructura del lenguaje
están diseñadas para referirse a objetos. No tenemos palabras para referirnos
a lo que es no-objetivo. A tal efecto tenemos que utilizar metáforas o
negaciones. Decimos que no somos nuestro cuerpo ni nuestra mente, pero
aun así NOSOTROS SOMOS. Nuestra existencia es algo de lo que estamos
absolutamente seguros. Todo lo demás podría ser un espejismo, una ilusión,
un sueño. Pero incluso si esto último fuera el caso, continuaríamos sin tener
duda de que NOSOTROS SOMOS.
Nuestra naturaleza verdadera es algo extraño. Por una parte, no podemos
verla, ni tocarla, ni concebirla o cogerla. Por otra parte es la única cosa de
cuya existencia podemos estar seguros. Planteándola de este modo, diciendo
lo que no es, inconscientemente nos orientamos hacia nuestra base
intemporal. Nos volvemos receptivos a esta realidad. Esto es todo lo que
podemos hacer, estar abiertos a ella. No podemos hacer que se revele. Se
revela por su propia voluntad en forma de verdad, belleza, amor e
inmortalidad.
Esto parece confuso. ¿Quieres decir que no se revela en determinadas
situaciones, como por ejemplo en una que no sea bella? ¿Por qué no se
revela en todo momento?
Puede que se esté revelando todo el tiempo, pero que estemos mirando a otro
lado. Muy a menudo el mejor sitio para esconder un objeto es ponerlo a la
vista. Así, nuestro yo real, tan próximo y tan luminoso que no puede ser visto
con los ojos, tiene su escondite en la inmediatez del ahora.
Nos gustaría verlo continuamente como un objeto, delante de nosotros, pero
esto es imposible, ya que los objetos vienen y van, nacen y mueren. La
belleza de nuestro yo real reside en que no es un objeto. Si fuese un objeto
podríamos perderlo, y lo perderíamos. Debido a que es lo que nosotros
somos, no podemos perderlo. Lo que nos impide verlo y serlo
conscientemente, es nuestro deseo de verlo como si fuese un objeto. Esta
actitud es lo que podríamos denominar "mirar en la dirección equivocada".
Entonces surge la pregunta: ¿Cuál es la dirección correcta? Incluso aunque
intentásemos mirar hacia la dirección no-objetiva, pronto encontraríamos que
la ausencia de cualquier objeto es otra forma de objeto. De tal modo que
tenemos que ir más allá de la ausencia de objetos. Debemos alcanzar la
ausencia de la ausencia, lo cual se revela como nuestra presencia
omniabarcante.
Al principio, intentamos mirar a nuestra naturaleza real como si fuese un
objeto. Luego, comprendemos que este intento está condenado al fracaso.
Después, la miramos como a una ausencia de objeto, y en algún momento
comprendemos que esta búsqueda también está condenada al fracaso.
Finalmente, nos encontramos en un estado de no-conocer, un estado en el que
la mente ha agotado todas sus posibilidades y ya no tiene adonde ir.
Llegamos a la comprensión de que la mente no puede alcanzar esta
consciencia luminosa que la ilumina, y nos aquietamos. Tenemos que
acostumbrarnos a este no-conocimiento, familiarizarnos con esta nueva
dimensión, descubrir que no es una nada. Esta presencia silenciosa no es una
mera ausencia de pensamientos. Está viva, es la vida misma.
Cuando estoy en mi jardín, a veces parece que experimento lo que tú estás
diciendo. ¿Se puede transmitir esta experiencia en palabras?
No es un concepto, de modo que no puede ser comunicada empleando
palabras. Puedo comunicarte el concepto de una ecuación diferencial
mediante palabras. Pero tienes que comprender que nuestra naturaleza
auténtica no es un concepto. Las palabras se emplean en dos sentidos. Por
una parte apelan a la faceta lógica y racional de la mente, en este sentido todo
lo que pueden lograr es que la mente alcance el conocimiento de que nuestra
naturaleza verdadera no es un concepto y que es incapaz de alcanzarla con su
propio esfuerzo. La mente se aquieta cuando entendemos totalmente que este
proceso dinámico está condenado al fracaso, y que no puede darnos la
felicidad que estamos buscando. Al comienzo, puede haber alguna inercia en
el proceso del pensar, tal como una máquina sigue girando durante algún
tiempo después de haber sido desenchufada, pero de hecho, ya no seguiremos
siendo un participante en este juego. Este discernimiento libera las energías
que se empleaban en el proceso de alcanzar la felicidad y las permite regresar
a su origen.
Hay también una segunda manera de usar las palabras. Mi respuesta a tu
pregunta no proviene de la memoria, surge del ahora. Tiene en sí misma
ciertos ingredientes que son la señal de su origen. Si escuchas estas palabras
con una inocencia infantil, pueden resonar en ti y quizá te veas entonces
convertido en esta presencia acogedora. Pero para que eso suceda, tu
disponibilidad ha de ser total. Tienes que dejar a un lado todo lo que has
aprendido y todo lo que conoces, porque la verdad es siempre nueva y
siempre aparece inesperadamente. Tienes que estar abierto
multidimensionalmente, es decir, no sólo intelectualmente sino también a
nivel de los pensamientos y sensaciones. Si no puedes, si los pensamientos o
las sensaciones del cuerpo interfieren con esa apertura, todo lo que puedes
hacer es tomar nota de esta interferencia. Si te das cuenta de que no estás
escuchando, es que ya estás escuchando. Si percibes que no estás acogiendo,
es que ya estás acogiendo. Si recibes estas palabras con la actitud adecuada,
ellas encontrarán el camino hasta tu corazón.
¿Cómo distingues esto que hablas de la meditación? ¿O es que estás
hablando de la meditación?
No sé a qué te refieres por meditación. Dímelo, ya que ésta es una palabra
que tiene muchos significados.
Sentarse en silencio con tu mantra o tu respiración, de tal modo que se
produce una separación con respecto a tu cabeza, tu mente se aquieta y estás
abierto a cualquier cosa que pueda surgir.
En algunas formas de meditación, la mente se enfoca en un objeto. Puede ser
un mantra, la respiración, la llama de una vela, un ídolo, una escritura sagrada
o la imagen de una deidad con todas sus cualidades divinas. En este caso se
intenta eliminar todo lo que no sea el objeto de la meditación, para lograr
apoyarse únicamente en dicho objeto. Llega un momento en que se produce
una inmersión en el objeto de meditación, debido a la eliminación de todo
aquello sobre lo que no se está meditando. Esta unión se llama Samadhi. El
rechazo de todo lo que no es el objeto de la meditación crea un desequilibrio,
de tal modo que el estado alcanzado como resultado de todo este esfuerzo no
puede ser mantenido, a pesar de todo lo dichoso que pueda ser. Si observas
detenidamente esta dicha, a efectos prácticos, no es en realidad diferente de
cualquier otra felicidad generada por objetos, tal como la que experimentas
cuando consigues un Ferrari rojo largamente deseado. Tiene un comienzo en
el tiempo y un final en el tiempo. El buscador de la verdad serio, descubre
pronto que este episodio de felicidad ligado al tiempo le deja insatisfecho. Él
está buscando aquello que es intemporal, y descubre que el Samadhi que
puede ser alcanzado como resultado de una meditación objetiva es la misma
forma de felicidad contra la que creía estar inmunizado. Cuando se
comprende esto se abre la puerta a la meditación real.
La meditación auténtica es espontánea. Es pura atención acogedora, ya que
no existe un escoger de lo que surge en el campo de la consciencia. No hay
selección, sólo existe un permitir sin elegir, sean percepciones externas,
sentimientos, sensaciones corporales, pensamientos o la ausencia de los
mismos. Se permite que todo por igual venga a la existencia, no como una
práctica sino porque la mente ha comprendido sus propias limitaciones. Esto
es todo lo que el buscador de la verdad necesita hacer. No hace falta llevar a
cabo ninguna otra práctica espiritual.
En esta apertura vivimos en el ahora. No hay nada que ganar ni nada que
perder. La consciencia no es algo que sea adquirido al final de un proceso. Ya
tenemos todo lo que necesitamos, ya estamos totalmente equipados sin que
nos falte nada. Inicialmente, puede que la ausencia total de problemas, que
pasa a ser nuestro nuevo estado, la experimentamos como si fuese un estado
neutro. Esto es la consecuencia de un mecanismo residual; la máquina aún
está girando aunque esté desenchufada. La dicha del ahora es sin motivo,
absolutamente no-objetiva. Cuando ya estamos más familiarizados con
nuestra nueva perspectiva, la sentimos. Es como sintonizar una nueva
frecuencia en la radio y escuchar un concierto de piano de Mozart tras varias
horas de oír basura. Entonces vivimos simultáneamente en dos niveles:
Delante, existe el mundo objetivo habitual, y en el trasfondo aparece un nivel
nuevo del que surge la música y la belleza. Este nivel no es un lugar
específicamente localizado, es un espacio metafísico, el trasfondo de la
mente, el centro de nuestro ser.
Cuando vivimos en el escuchar es interesante percatarse de cómo cambian
nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, la forma en que sentimos
nuestro cuerpo, el modo en que nos relacionamos con los demás. Prestar
atención acogedoramente es una ley universal. La noche es percibida
acogedoramente, el cielo es acogido, los pájaros y los árboles son acogidos.
Y cuando estamos rodeados de compañeros que viven en esta atención, nos
encontramos en la belleza. Nuestra presencia compartida nos da un
presentimiento de cómo pudo haber sido el paraíso perdido.
La Vida Real No Tiene Objetivo

¿Tiene la vida una finalidad? y si es así, ¿cuál es?


La vida real no tiene finalidad. Es pura alegría y libertad. Ahora bien, si
entiendes por vida esta existencia entre el nacimiento y la muerte, entonces se
puede decir que su finalidad es el conocer la verdad.
Alguien puede creer, en contra de tu afirmación, que la razón de esta
existencia es contribuir al bienestar común, ayudar a otras personas, hacer
todo lo mejor posible en tus circunstancias, tener éxito y ayudar a tu familia,
etc. Cuando les dices que la finalidad es únicamente conocer la verdad,
¿cómo explicas a los que creen así que este objetivo es más importante que
aquél por el que están trabajando?
En primer lugar, no hay incompatibilidad entre conocer la verdad y ser un
buen marido o esposa, ser un buen padre, o un buen ciudadano. Por el
contrario, sólo si no nos creemos una entidad separada, un ego, una persona,
podremos abrirnos al amor real y a la belleza auténtica, y vivir una vida feliz,
creativa y armoniosa.
Desde luego que, independientemente de otras metas, todos luchan por una
vida plena de alegría y felicidad, pero la mayor parte no tienen éxito. Si
desean buscar la verdad como tú sugieres, y a la vez mantener a sus familias,
ganarse la vida, sufrir su propia infelicidad personal, etc. ¿Cómo van a
poder hacerlo?
Con inteligencia. El entender no requiere ningún cambio material en nuestro
modo de vida. Comenzamos con lo que tenemos a mano, interrogándonos
sobre quiénes somos, sobre nuestras percepciones, nuestros sentimientos y
pensamientos. Esta investigación de lo íntimo de nuestra propia realidad no
es meramente conceptual sino que incluye todos los aspectos de nuestra vida.
¿Se puede realizar este análisis en medio de una vida de intensa actividad?
Ciertamente, y es la única forma que puedes estar seguro de que tu felicidad
te pertenece, de que es tu propio tesoro y de que no depende de ninguna
circunstancia externa. Si tu felicidad depende de factores exteriores tales
como un ambiente armonioso o una habitación tranquila, entonces cuando
estás en la oficina de correos o hay un ambiente ruidoso, tu bienestar se
desvanece. De modo que esa experiencia no era realmente tu propia felicidad
interior sino meramente un estado de dicha.
Comprendo que la felicidad per se no puede depender de nada exterior...
¡Se requiere ya una gran madurez para llegar a esta conclusión, puesto que
mucha gente piensa que la felicidad reside en los objetos!
Mi pregunta era: ¿Se precisan ciertas circunstancias en nuestra vida que
posibiliten esta investigación, o puede ser realizada en medio de una vida
profesional y familiar ocupada?
No se requiere ningún cambio. El único requisito es estar totalmente abierto a
las situaciones, encararlas sin ningún prejuicio, sin intervención de la
memoria, ya que siempre son nuevas. Si encaramos una situación sin ninguna
intención, libres de miedo y de deseos, esta apertura allana el camino a una
intuición que nos llevará a tomar una decisión o una acción en armonía total
con esa situación. Tal decisión puede producir un cambio aparente, pero
dicho cambio no es un escaparse o un evitar la situación, no está originado en
la persona, emana de la inteligencia.
Pienso que tenemos que profundizar en esto. Cuando dices que una persona
debería encarar la situación sin memoria, sin intención, esto está muy lejos
de cómo la gente aborda habitualmente las situaciones sociales o de
negocios. Las personas están ahí con un motivo, una intención, entran en la
situación recordando todo aquello que es necesario para conseguir esos
objetivos. ¿Por qué necesitan cambiar su planteamiento de las situaciones
diarias, dado que algunos de sus recuerdos e intenciones jugarán con
seguridad un papel?
Es necesario un cierto conocimiento de cómo llevar a cabo las tareas
profesionales o las actividades de la vida diaria. Por ejemplo, si eres médico,
has adquirido un conocimiento y unas habilidades que pertenecen a tu
profesión. Así, estos conocimientos surgen sin esfuerzo cuando son
requeridos en una situación dada, como en presencia de un paciente. Desde
luego no hay nada malo en estos conceptos funcionales o acciones que surgen
aparentemente de la memoria. Pero si llevo a cabo mi trabajo diario luchando,
lleno de miedo y deseo, tengo que preguntarme: ¿cuáles son mis
motivaciones?, ¿para quién estoy haciendo esto?, ¿cuál es mi finalidad
última?
Muy a menudo, nos asignamos metas en la vida que a veces nos fueron
programadas por nuestros padres y maestros, y nunca las hemos cuestionado.
Proseguimos con nuestra vida, totalmente programados, totalmente
condicionados. Quizá sería prudente parar, averiguar qué es lo que realmente
queremos, lo que realmente necesitamos.
¿Estás sugiriendo que cuando una persona encara una situación de negocios
o social, no debería haber ni memoria psicológica, ni una intención, pero
que los recuerdos prácticos y funcionales que surgen de la situación son
perfectamente adecuados?
Si. Siempre me sorprende la tremenda cantidad de energía que dedican los
ejecutivos y profesionales del mundo de los negocios en luchar entre ellos
mismos para lograr sus metas personales. Invierten la mayoría de su energía
en una lucha infructuosa y sólo una pequeña parte de ella en el cumplimiento
eficiente de sus obligaciones. Este estado continuo de conflicto genera
sufrimiento tanto para ellos como para la gente que los rodea ¿Por qué pasa
esto?, ¿cómo podemos parar esta guerra?
Primero tenemos que ver la situación, ya que cuando la percibimos, surgen la
madurez y la inteligencia. Cuando investigamos profundamente este
conflicto, encontramos que se origina en el ego, y que toda esta confusión
tiene una finalidad única: la supervivencia y felicidad de la entidad individual
que creemos ser.
P: Es decir, para alcanzar la finalidad principal de la vida, la verdad, y para
hacerlo con menos sufrimiento, deberíamos entrar en las situaciones de la
vida tal como antes, pero menos personalmente, o incluso no como una
persona.
R: Si. Deberíamos desarrollar una nueva manera de abordar las situaciones,
una manera impersonal. Si tratamos de escaparnos, y rechazamos una
situación, más pronto o más tarde tendremos nuevamente que encaramos con
ella. Por lo tanto es absurdo posponer esta confrontación. Tenemos que
afrontar los hechos cuando aparecen, pero no desde el punto de vista de una
entidad personal. Debemos afrontarlos desde una perspectiva más científica o
experimental, sin prejuzgar, sin proyectar conclusiones, simplemente viendo
los componentes de las situaciones tal como son realmente. Debemos dejar
que los hechos nos cuenten su historia. Cuando se deja que la situación se
despliegue, entonces en algún momento aparece la claridad, y la acción o no-
acción que surge de esta claridad no dejan huellas tras sí.
***
P: Dices que este mundo es una ilusión ¿Cómo lo descubriste?
R: La pregunta detrás de esa pregunta es: "dices que este mundo es una
ilusión, ¿cómo puedo yo descubrir eso?"
P: ¡Cierto!
Cuando digo que este mundo es una ilusión, no quiero decir que este mundo
no exista; simplemente indico que no existe como una entidad separada y
distinta de la consciencia. En otras palabras, este mundo no es autónomo tal
como le gustaría que creyésemos a la física clásica. Cuando es percibido, no
puede ser negado como tal percepción, pero cuando no es percibido su
existencia no puede ser probada.
Pero estarás de acuerdo en que una ilusión existe como tal, como ilusión,
como una apariencia.
Si. Una ilusión se compone de dos elementos, una realidad subyacente y un
concepto ilusorio superpuesto. Cuando estás en la oscuridad ves una cuerda y
puede que la tomes equivocadamente por una serpiente, pero cuando
enciendes la luz, ves que la única realidad de la serpiente era la cuerda.
Nunca hubo una serpiente. La serpiente era una completa ilusión. Una ilusión
es algo que no existe. La serpiente nunca existió. La realidad de la serpiente
era la cuerda.
Esto es difícil de entender, ya que por una parte estás diciendo que la
serpiente nunca existió, lo que es realmente cierto, pero por otra parte,
puedo decir que no sólo he visto la serpiente sino que soy capaz de
describirte de que color era, su longitud etc. De modo que no se puede decir
que no había absolutamente nada. Además, yo no vi la cuerda.
Por supuesto. Tanto el color como las otras características de la serpiente eran
conceptos, un puñado de conceptos conjuntados para producir la ilusión.
Además tu afirmación de que no viste la cuerda, es falsa. Sólo viste la cuerda.
Simplemente no la reconociste como lo que realmente era y superpusiste la
noción de una serpiente. Del mismo modo, la noción de que existe un mundo
ahí afuera, separado de nosotros, es una ilusión. Lo que percibimos es la
realidad misma. La mayoría no reconocen lo que es y le superponen la noción
de un mundo externo e independiente.
El mundo está en la misma situación que la serpiente, parece estar ahí, pero
no está.
Exactamente. Es un mundo supuesto. Ahora bien, ¿cuál es la situación de la
cuerda? Antes de la presencia de la serpiente, después de la presencia de la
serpiente y durante la presencia de la serpiente, en realidad, está la cuerda.
Antes, después y durante la presencia del mundo, está la consciencia. Por lo
tanto la única realidad es la consciencia.
***
En otra ocasión has dicho que existe un trasfondo continuo de consciencia,
tanto detrás como entre las actividades mentales. ¿Por qué es esto
importante y cómo puedo saber que es cierto basándome en mi propia
experiencia?
La mente está hecha de pensamientos y percepciones, lo que llamamos
actividades mentales. Nadie dudaría de que existe la consciencia durante la
presencia de una actividad mental.
No.
Así pues, tu pregunta es "¿cómo puedo darme cuenta del hecho de que hay
consciencia entre dos actividades mentales?". Los actos mentales son la
mente. Este intervalo entre dos actos mentales no pertenece a la mente
objetiva. Está más allá de la mente, totalmente fuera de su alcance. Nosotros
no podemos percibirlo mediante nuestros cinco sentidos, no podemos
conceptualizarlo...
¿Cómo puede ser que estemos hablando de ello y discutiéndolo, si no
podemos pensarlo ni concebirlo?
Lo que concebimos es el hecho de que eso es inconcebible. Concebir que es
inconcebible produce una purificación de la mente. Como consecuencia de
esta comprensión, nuestra mente abandona los viejos patrones, la vieja
creencia de que lo que somos es algo que puede ser concebido o percibido
como un objeto, por ejemplo como una mente o como un cuerpo. Cuando la
mente llega a comprender que no tiene acceso a esta consciencia que está
presente durante y entre las actividades mentales, se aquieta. Pero la
convicción de que hay consciencia entre dos actividades mentales nunca
proviene de la mente, de un razonamiento lógico. Sólo puede venir de la
experiencia de la realidad. Cuando nos preguntamos "¿quién soy yo?" y
comprendemos profundamente que lo que nosotros somos no es percibible ni
concebible, entonces permanecemos como consciencia. No es una respuesta
verbal ni un concepto, ni una percepción, es una respuesta viva que trae
consigo su propia convicción, su propia certeza.
También podemos experimentarla al final de un pensamiento que se refiera a
nuestra naturaleza auténtica. Tal pensamiento no es centrífugo, no tiene otro
lugar adonde ir más que hacia el interior del corazón. Y cuando este
pensamiento sobre nuestra íntima realidad muere en su origen, hay un
momento de gracia. En una experiencia única, más allá del tiempo, somos
esplendor, eternidad y amor.
***
¿Qué le responderías a alguien que dice: "amo mis deseos. Me hacen sentir
vivo. No veo por qué debo renunciar a ellos?.”
Diría: ama tus deseos. No intentes luchar contra ellos. Dales la bienvenida. Si
peleas con ellos, entonces no hay forma de que entiendas su origen. La
inteligencia empieza en el amor. Ama a tus deseos y conoce cuál es tu deseo
más profundo. Siempre que te veas a ti mismo deseando algún objeto,
pregúntate: "¿Me traerá este objeto la felicidad que yo realmente deseo?". Si
la respuesta es "si", por supuesto que debes seguir adelante y aprender por
experiencia. A base de amar tus deseos y de investigarlos, llegarás a
comprender que todos son superposiciones de un único deseo, el deseo de
paz y felicidad, el deseo de encontrar tu propia naturaleza, tu auténtico hogar.
Si damos la bienvenida a los deseos, e incluso los amamos, ¿no estamos
siendo indulgentes con ellos? Es decir, tu sugerencia de dar la bienvenida a
nuestros deseos, ¿es diferente de ser indulgente con ellos?
Si. Puedes satisfacer tus deseos solamente si piensas que la adquisición del
objeto deseado te dará la felicidad que realmente estás buscando. Pero una
vez que has sido informado, que has comprobado por ti mismo, que la
felicidad que estás buscando no es ni podrá ser nunca producida por un
objeto, entonces estás abierto a una nueva dimensión. Entonces nace un
desapego, que es un subproducto espontáneo de esta comprensión. Este
desapego te permite mantener una cierta distancia entre tu como consciencia
y los deseos que surgen en ella . Ya no estarás nunca más apegado al deseo,
hay cierta distancia, cierto espacio para cambiar, para comprender, para
aprender.
***
Todos aceptamos que somos el soñador que aparece en nuestros sueños
nocturnos. Tú dices que esto no es así, ¿por qué?
Cuando despertamos, sabemos con toda seguridad que no somos el elefante
que hemos soñado que éramos.
¿De verdad lo sabemos? Aquello que le ha sucedido al elefante parece que
nos ha sucedido a nosotros, ya que lo recordamos como si nos hubiese
ocurrido a nosotros, cualquiera que sea la máscara que nos hayamos puesto.
Una de las características que indica que una persona está separada de mí
es que yo no tengo acceso a su memoria, ni tampoco ella a la mía; pero sin
embargo mi memoria y la memoria del soñador nocturno, son comunes.
Pienso que esto es quizá un hecho que produce una sensación de que somos
el mismo, una sensación de que somos realmente el soñador de nuestros
propios sueños.
Yo solamente hablaba sobre el hecho de que cuando despertamos, no hay
duda de que el mundo que estábamos soñando era solo una ilusión, y por lo
mismo, también lo era la personalidad que asumíamos en el sueño. En el
sueño podemos mostrar diversas características o una forma diferente, sea un
pájaro o un elefante.
Eso es cierto, pero se puede argumentar que tal como hablas de ello,
"soñamos que somos un pájaro, soñamos que somos un elefante", está
implícita la noción de que estamos construyendo un sueño en el que somos
un elefante, incluso aunque no lo seamos.
Es decir, que lo que llamamos estado de sueño y lo que llamamos estado de
vigilia, comparten una base común. Cuando se produce un sueño, este
trasfondo común, el soñador, y lo soñado son uno, sólo hay el soñar.
Si.
El soñar y la consciencia son uno.
¿Es el soñar una forma de consciencia?
El soñar es consciencia.
Es la consciencia de los objetos soñados.
Cuando se produce un sueño, sólo hay soñar, no hay un objeto soñado. La
sustancia del sueño no es más que consciencia. Esto es por lo que digo que el
soñar es consciencia. Y que cuando se produce el despertar, el despertar es
consciencia. Es decir, la consciencia es el trasfondo común que está presente
en los tres estados, el de vigilia, el soñar, y el sueño profundo. Y también
entre ellos.
Es decir, que desde esta perspectiva, la percepción de continuidad entre el
soñador por la noche y el ego que sueña, así como el que yo sueño mis
sueños y que como ego existo continuamente durante el sueño y la vigilia,
son un completo error.
Exactamente. El ego que sueña es un concepto, el ego que está despierto es
también un concepto, la realidad que comparten es el trasfondo subyacente, la
consciencia.
¿Estamos entonces de acuerdo en que el ego que está soñando, es decir la
persona en el sueño, al que le suceden todas las cosas y que percibe todo lo
demás en el mundo de los sueños, no tiene ninguna conexión con el ego del
estado de vigilia?
Exactamente.
Entonces, ¿qué le dirías a las personas que sienten que existe una conexión
íntima entre estos dos egos y que estudian los problemas que tienen durante
el estado de vigilia, al menos parcialmente, a base de recordar los sueños y
de intentar descifrar su significado? ¿Tenemos, tal como ellos suponen,
algún acceso, cualquiera que sea, al estado de soñar mientras estamos en el
de vigilia?
A estas personas les diría: "¡buena suerte!", ya que en realidad la única
conexión entre los dos estados es la consciencia. De modo que lo que
intentan es fútil y está condenado al fracaso. Volviendo a tu pregunta inicial:
"¿somos realmente el soñador que aparece en nuestros sueños nocturnos?".
Diría: No somos el soñador EN nuestros sueños, somos el soñador DE todos
nuestros sueños, incluyendo el denominado estado de vigilia, que es otro
sueño. Nosotros somos el soñador último.
Es decir, no sólo soñamos cada sueño, sino también al soñador dentro de
cada sueño.
Exactamente. Somos el soñador de todos los soñadores en todos los sueños.
***
Dices que la liberación es la muerte del ego. ¿Cómo podemos destruir el
ego?
¿Quién va a destruir al ego? ¿El mismo ego? El ego ve al ego como un
obstáculo y quiere librarse de él. ¿Correcto?
Podría ser algo así, pero no puedo imaginar que el ego se suicide.
¡Exactamente! No hay forma de que el ego pueda librarse de sí mismo,
entonces, ¿qué podemos hacer?
Esa es la pregunta.
¡Nada! ¡Esto es lo adecuado, déjalo sólo! Míralo tal como es, como una nube
en el cielo o una flor en el jardín, un objeto. Eso es lo que es, un objeto hecho
de un pensamiento, el concepto "Yo", unido a un atributo que es una
limitación, tal como "soy un hombre, una mujer, soy una madre, un padre,
soy joven, viejo, soy guapo, feo" etc. Esta entidad ha sido creada a partir de
todas las cualidades que te han atribuido las personas con las que has
convivido. Así que sólo tienes que ser consciente de él, no hay necesidad de
matarlo, por el contrario, acéptalo, ámalo. Queda neutralizado tan pronto
como le das la bienvenida.
***
¿Qué entiendes por no-dualidad?
No-dualidad significa que no hay dos cosas tal como sujeto y objeto, hombre
y mujer, bueno y malo. La pluralidad no existe. Desde esta perspectiva,
cualquier par de opuestos es una invención de nuestra imaginación. La
realidad es no-dual. Cuando vemos un objeto, no existe el objeto visto ni
tampoco su observador; sólo hay ver. Ver es consciencia. De igual modo,
cuando pensamos, no hay ni el pensamiento ni el pensador, sólo hay el
pensar. El pensar es la consciencia. La consciencia, que es nuestra naturaleza
real, es la única cosa que existe, si es que todavía podemos hablar de una
cosa, una cosa que se conoce a si misma mediante ella misma.
Este un punto de vista es complicado. Si te he entendido bien, dices que en
realidad no hay dos, que no hay pluralidad, lo cual parece indicar que no
sólo todo lo que conozco, sino todo lo que podría llegar a conocer, o vaya a
conocer, es irreal en cierto sentido. ¿Quieres decir esto, y si es así, podrías
desarrollarlo?
Todo lo que conocemos es la realidad. No podemos conocer nada que no sea
la realidad, la consciencia. Todo lo que conocemos es la consciencia,
cualquier otra cosa que no sea la consciencia es una mera hipótesis,
simplemente una ilusión.
¿Puedo interrumpir un momento? Cuando dices, "cualquier otra cosa
excepto la consciencia", ¿hay algo más?
No, ya que si defiendes que existe algo más, tendrás que probarlo. Eres libre
de defender que existe algo como un unicornio, pero tendrás que traerme uno.
Eso es verdad, pero a mucha gente le gustaría defender que, aunque tú estés
en lo cierto en que no hay unicornios, sí hay caballos y te traerán uno.
¿Y...?
¿Y si te lo traen?
Cuando vemos inicialmente un objeto, una flor, un caballo, mientras lo
vemos, el concepto de caballo no surge. Incluso la imagen, la forma del
caballo como un todo, no aparece. Ya que es una actividad mental sofisticada
que surge tras muchas miradas sucesivas, después de que la información
visual ha sido procesada "bit" a "bit".
Es cierto. ¡La retina no tiene receptores para caballos!
Incluso diría que en el momento de la percepción la retina es también una
criatura de tu imaginación. Sólo hay consciencia, de instante en instante. Si
desde esta perspectiva vemos un objeto, entonces podemos decir que este
objeto es real. Los objetos no son algo malo mientras comprendamos su
naturaleza auténtica, meras apariencias sobre el trasfondo de la consciencia.
Por sí mismos no tienen ninguna realidad. Esto es lo que se quiere significar
por no-dualidad.
¿Quieres decir que los objetos como tales, tal como corrientemente los
consideramos, son completamente imaginarios? ¿Que no hay objetos que
existan por sí mismos independientes de la consciencia?
No hay nada erróneo en el percibir. Lo equivocado es el error conceptual, el
decir que durante la percepción yo estaba allí como persona, como el
percibidor de este objeto. También lo es creer que el objeto existe
independientemente de si es percibido o no. Este es el error básico, a lo que
llamamos ignorancia. No es un término peyorativo, simplemente cualifica
esta superposición entre un mundo externo hecho de objetos y un sujeto
percibidor de ese mundo. La ignorancia consiste en esta división en dos
elementos, la cual es el origen de toda la diversidad.
De hecho la ignorancia es la dualidad.
Exactamente.
Dijiste al principio que no había dos, que la no-dualidad es la realidad, que
no hay pluralidad en ningún sitio.
Exactamente.
***
¿Qué es la muerte?
A nivel físico la muerte es la disolución, la desaparición de un objeto, la
contrapartida de nacer. Llamamos existencia al intervalo entre nacer y morir.
La existencia del cuerpo es similar a la existencia de cualquier otro objeto
físico, tiene un comienzo en el tiempo que llamamos nacimiento y un final
temporal que llamamos muerte. El nacer y el morir son inseparables, como la
cabeza y la cola de un gato.
Al nivel de la mente, la muerte es la cesación de una actividad mental,
cuando ésta desaparece en su fuente, la consciencia. También en este caso
desaparecer es lo opuesto de aparecer. Así pues, estos objetos sutiles que son
las actividades mentales, son temporales, tal como lo son los objetos densos
del nivel físico. La diferencia entre ellos es que los objetos físicos sólo están
hechos de percepciones, mientras que las actividades mentales, son
percepciones y pensamientos. Para decirlo en términos matemáticos, el
mundo denso puede verse como un subconjunto del mundo sutil.
¿Estás afirmando que este mundo físico, que todos conocemos, está incluido
en el mundo mental?
Si. La distinción que hacemos entre dos tipos de actividades de la mente, las
percepciones y los pensamientos, crea dos mundos diferentes, el físico y el
psicológico. Ambos son subapartados, subuniversos, de ese universo sutil
construido a partir de actividades mentales. En este sentido la perspectiva del
idealismo es que el denominado mundo físico es, de hecho, sutil. Así y todo,
este entendimiento es todavía relativo. Tenemos que ir más allá de él y
comprender que entre dos actividades de la mente, nosotros existimos como
el trasfondo. Cualquier acto mental nace, existe y muere en este trasfondo de
consciencia, nuestra naturaleza verdadera.
Pero si el trasfondo continúa cuando acaban las actividades mentales, e
incluyo las sensaciones como actividades de la mente; si este trasfondo es lo
que nosotros somos, ¿entonces estás diciendo que no hay muerte?
Exactamente. Cuando nos asentamos en el trasfondo, no hay muerte. Solo
hay muerte a nivel relativo. Hay muerte a nivel físico cuando el cuerpo
termina. A nivel sutil hay muerte a cada instante, al final de una percepción o
un pensamiento. Pero en el nivel último sólo hay continuidad intemporal.
Según esto, parece deducirse que la certeza que todos tenemos de nuestra
próxima muerte, el miedo que tenemos, etc. todo se deriva de habernos
considerado como un cierto tipo de objeto...
Exactamente...
...un objeto que necesariamente tiene un final
Exactamente.
...y si no lo hacemos así, ¿no moriremos?
Si, estaremos libres del miedo. El miedo viene de la noción de ser una
entidad separada, sea una entidad física, identificada con el cuerpo, o sutil
identificada con la mente. No hay muerte cuando nos identificamos con la
vida misma, y por vida no quiero decir existencia, un período de tiempo entre
nacer y morir, si no el centro de nuestro ser, el trasfondo intemporal. Es decir,
cuando dejamos de identificarnos con algo limitado, con un objeto, sea basto
o sutil, no hay muerte. De modo que para entender la muerte, uno primero
tiene que entender la vida, entonces la pregunta sobre la muerte aparece con
una luz diferente.
Anteriormente caracterizaste los objetos como teniendo un inicio y un final,
nacimiento y muerte, y después dijiste que eran como la cabeza y la cola de
un mismo gato. También, por lo que acabas de decir, para quién se asienta
en la consciencia no hay muerte. ¿Se deduciría que no hay nacimiento, que
quién se asienta en esto es eterno, que está fuera del tiempo?
Nosotros somos intemporales. No hay nadie que se asiente en nada, salvo en
la consciencia la cual siempre ha estado ahí. Para poder asentarse en eso, la
persona tiene que desaparecer. Ninguna persona puede asentarse en eso ya
que siempre hemos sido eso, lo que ya somos, esta esencia espiritual que
trasciende nuestra humanidad.
***
¿Qué le contestarías a alguien que encuentra difícil aceptar que la felicidad
es su naturaleza auténtica, ya que no es feliz continuamente, más bien es
infeliz casi todo el tiempo?
Le contestaría: "De algún modo ya sabes que la felicidad existe, si no
tuvieses la intuición de ella ni conocieses su sabor ni la hubieses
experimentado, no usarías incluso la palabra...".
Si, no podría preguntar acerca de ella.
No podrías incluso ser capaz de decir "soy infeliz", ya que la felicidad guarda
una relación directa con la infelicidad. Para darse cuenta de que uno es
infeliz, en cierto modo uno debe sentir la felicidad.
O podría decir, "he conocido la felicidad".
Bien, pero aun así tienen que quedar sus residuos, no como recuerdo, sino
como realidad que le permita experimentar su insatisfacción actual, de otro
modo su experiencia sería la de un estado neutro.
¿Por qué su insatisfacción actual no proviene de percibir la diferencia entre
el recuerdo de una felicidad anterior y la infelicidad presente?
Porque la memoria sólo tiene que ver con objetos, con acontecimientos.
Mientras que la supuesta razón de mi insatisfacción actual es mi
imposibilidad de adquirir el Ferrari rojo del anuncio en el concesionario,
como nunca he tenido un Ferrari, el recuerdo de tiempos felices tras el
volante de ese coche no es la razón básica de mi insatisfacción, y se requiere
por tanto una investigación más profunda. Nuestra insatisfacción no proviene
de la ausencia del objeto deseado, sino de otro origen, de un intenso sentido
de carencia dentro de nosotros, una carencia de algo desconocido y aún así
presentido. Si aceptamos totalmente este sentimiento en lugar de hacer lo que
hacemos siempre, salir, ver una película, o telefonear a un amigo, en un
intento de escapar de la situación, entonces veremos que esta carencia pierde
gradualmente su dinamismo y evoluciona hacia una no-experiencia de paz.
Esta paz proviene directamente de nuestra naturaleza auténtica, y siempre ha
estado disponible. Nuestra sensación de carencia era de hecho nuestro ser real
recordándonos su presencia mientras estábamos buscando la felicidad afuera,
en el mundo objetivo. Cuando comprendemos esto, y nos abrimos a nuestro
centro, esta carencia como por arte de magia se muda en felicidad sin motivo.
¿Siempre eres feliz?
Yo soy la felicidad, tú eres la felicidad, la consciencia es la felicidad.
John Doe, El Actor
Me gustaría saber si has visto tu naturaleza original.
¿Para qué quieres saberlo?
Porque pienso que alguien que conoce su naturaleza original podría ser mi
maestro.
Tu maestro tiene que ser descubierto en tu corazón. Tienes que encontrarlo
por ti mismo. Cuando lo encuentras, descubres tu naturaleza real.
De hecho no hay maestro. Pero mientras uno se vea como estudiante, hay
maestro. Del mismo modo, mientras el bebé necesite el pecho materno habrá
una madre que le dé el pecho. Pero, desde la perspectiva del que
denominamos maestro, no hay tal distinción. Sólo hay acogida, unidad,
felicidad.
El estudiante y el maestro son uno y lo mismo.
Absolutamente.
Acabo de ojear un artículo en una publicación de yoga. El argumento era
que, tanto los gurus como los maestros, son los mayores impedimentos del
planeta. El autor sugiere que conservemos nuestra libertad personal y
simplemente encontremos quienes somos, en vez de permanecer como
estudiantes y seguir a alguien, o leer libros, o buscar incesantemente un
nuevo maestro.
Mientras te tomes a ti mismo por una entidad personal puedes asumir dos
posiciones, una en la que necesitas que alguien te ayude, y otra en la que
quieres encontrar la verdad por ti mismo y no deseas que te enseñen. Incluso
aunque alguien te ayude necesitas completar el trabajo por ti mismo. Esta es
la razón por la cual un buen maestro no te da todo hecho, pre-digerido, te
facilita material sobre el que trabajar, para entender por ti mismo. Este
principio universal se aplica a cualquier enseñanza, incluyendo la enseñanza
espiritual. Si adoptas cualquiera de estas dos posiciones, has acertado. En el
primer caso porque el deseo de encontrar un maestro espiritual proviene de
un profundo anhelo por encontrarte a ti mismo. Y en el segundo caso porque
existe un deseo de independencia, de comprender individualmente, que
emana de tu propia autonomía. Mientras no sientas que deseas un maestro, no
te preocupes por ello. Todo, cada persona, cada acontecimiento de tu vida, es
tu maestro. En determinado momento algo que lees u oyes, o alguien que
encuentras, puede impresionarte y entonces se te hace claro que existe la
posibilidad de vivir libre de la noción de ser una persona, de vivir
conscientemente en tu libertad y felicidad. Al principio te abres a esta
posibilidad de una vida creativa, pero después pueden surgir dudas. En este
caso, quizá quieras encontrarte con alguien que vive en libertad. Este fue el
motivo por el cual empecé a buscar un maestro espiritual en mis primeros
tiempos, y no lo lamenté. Puede que tengas preguntas y desees encontrar tus
respuestas. Hay muchas y buenas razones para encontrar un maestro. Pero, de
hecho, sólo hay una: encontrarte a mismo. Te estás buscando a ti mismo. Tu
" mismo" no está limitado por, o, a este cuerpo y esta mente. Tu " mismo" es
inmenso, bello e inmortal. Permanece abierto a esta posibilidad, abierto a la
toda posibilidad.
Hablaste de la posibilidad de no ser una persona, sino de ser libre y feliz.
¿Podrías explicar esto algo más?
El actor que interpreta en el escenario a Hamlet hoy, a MacBeth mañana y al
rey Lear pasado mañana, no se toma a sí mismo por Hamlet o McBeth o el
rey Lear. Él se identifica con Antonio López, o cualquiera que sea su nombre.
Pero esto no le impide ser en escena Hamlet, McBeth o el rey Lear. Cuando
sabes que eres la consciencia, que no eres una mujer, ni este cuerpo, ni una
hija, o un amigo, o un padre, este conocimiento no te impide interpretar esos
papeles uno tras otro. Estos personajes no son permanentes, no son tú, ya que
lo que tú eres es continuo. Son como trajes, los pones, los quitas, y te pones
una ropa nueva. Lo que tú eres está siempre presente.
¿Crees que la interpretación de los personajes contribuye de algún modo a
identificarnos con una entidad personal? ¿Existe alguna razón por la cual
estamos interpretando papeles?
Puedes interpretar cualquier personaje que sea requerido por las
circunstancias de tu vida, pero sin identificarte con él. Ahora bien, si
preguntas "¿hay alguna razón para identificarte con una entidad personal?", la
respuesta es que no hay ninguna buena razón. Deja de hacerlo. Incluso ni
digas que no hay ninguna buena razón, simplemente no lo hagas. Entonces, tu
pregunta se convierte en: "¿Existe alguna razón para que interpretemos todos
estos personajes?" Bueno, resultaría aburrido no hacerlo. La diversidad es
parte de la belleza. Es una fiesta. Lo que somos, nuestra naturaleza verdadera,
no es un vacío. No es la nada. Lo contiene todo, todas las cosas son tú
mismo, en cada instante. Tú eres todo lo que ves, todo lo que tocas, todo lo
que piensas. El error consiste en que inmediatamente después del
pensamiento, de la percepción o del sentimiento, dices "yo estaba ahí como
persona, y tuve este pensamiento, este sentimiento, o esta percepción". Pero
esto no es cierto ya que en el momento de suceder el pensamiento, la
sensación o la percepción, no existe un pensador, ni un sentidor, ni un
percibidor, y tampoco hay un objeto pensado, sentido o percibido. Sólo hay el
pensar, sentir o percibir. En cada momento, sólo hay unidad. Y esto es lo que
tú eres, esto es el "tú real". Y como tal, no estás ni aquí ni allá. El hecho de
que pienses "estoy aquí o allí", es sólo un pensamiento. Cuando eliminas este
pensamiento ¿dónde estás?
Te he ido siguiendo hasta la última parte.
¿Estás contigo?
¿Qué quieres decir?
¿Estás contigo mismo, o estas separado de ti?
Estoy separado.
¿Estás separado de ti?
Estoy trabajando en mí mismo.
¿Cómo sabes que estás separado de ti mismo?
Es una historia larga.
¿Cómo sabes que tú, ahora, estás separado de ti, sin tener que irte al pasado?
No ayer o mañana, ¡ahora!, ¿estás separado de ti? ¿En base a qué puedes
decir esto?
Continúa ya que estoy pensando... yo soy...
¡Intenta encontrar si realmente estás separado de ti! ¡Intenta estar seguro! Lo
que yo percibo es que estoy siempre conmigo. Soy mi mejor compañero.
¿Cómo podría estar separado de mí?
Puede que únicamente sea que pienso que estoy separado.
Si. Pero, ¿dónde aparece el pensamiento de que estás separado?
En mí mismo.
Correcto. De modo que tú no estás separado de ti.
No sé, no he pensado sobre eso.
¡Piénsalo!
¿De modo que entonces la separación es algo que hacemos al pensar, no es
lo real?
Absolutamente.
Si todos pudiésemos parar de pensar seríamos muy felices.
No necesitamos dejar de pensar. De hecho no podemos dejar de pensar como
resultado de un esfuerzo, porque este mismo esfuerzo implicaría pensar. Un
rey que estaba muy enfermo mandó a buscar a un médico famoso y le dijo,
"cúrame o te cortaré la cabeza". El médico, viendo que rey se estaba
muriendo, le dijo, "puedo salvarte, pero tienes que seguir mis instrucciones
meticulosamente, de otro modo la medicación resultará ineficaz”-. El rey
aceptó. El médico entonces le dió un medicamento indicándole que mientras
lo tomaba no pensase en un mono gris. Por supuesto, esto resultó imposible.
De forma que el rey murió y el médico salvó su propia vida. Este cuento te
explica que si intentas dejar de pensar, tu intento requiere pensar, de modo
que nunca puedes lograr tu meta.
¿Paran los pensamientos? Lo que quiero decir es que los pensamientos son
útiles mientras interpretamos el personaje, pero no nos ayudan
necesariamente para ser lo que somos.
El tipo de pensamiento que no es útil es aquél que proviene de la noción de
ser una persona. Tales pensamientos hacen surgir odio, distanciamiento,
furia, deseos, etc., conducen a emociones negativas. Si estoy convencido de
que soy este cuerpo-mente limitado, que nació hace algunos años, y que está
abocado a morir en pocos años, entonces no hay forma que yo pueda impedir
que surjan los millones de pensamientos que se originan de esta creencia. Si
intento evitar que surjan con violencia, con esfuerzo, entonces se producirá
presión en mi interior y puede que acabe en la cárcel o en una institución para
enfermos mentales. No hay modo de impedir que nazcan estos pensamientos
mientras su raíz no ha sido cortada. Si quiero librarme de las hojas de un
árbol que caen delante de la entrada de mi casa, puedo intentar recogerlas una
a una, lo cual es un trabajo pesado, pero la próxima primavera volverán de
nuevo. La solución correcta es cortar el tronco, o mejor, arrancar el árbol de
raíz. La raíz de estos pensamientos y emociones negativas, es la noción de
que yo soy una entidad personal, que estoy separado. El desenraizamiento del
árbol es que yo entienda que mi experiencia presente, el eterno ahora, carece
de tal separación.
¿Cómo se hace este giro en la consciencia, de identificarse con una
personalidad separada a volverse consciente de la verdad?
No hay nada que la persona pueda hacer para ver que es un fraude. La
persona quiere continuar como persona. La persona es pegajosa, pero existen
momentos en los que nos vemos libres de ella. En esos momentos existe una
oportunidad de distanciarnos y de tener un vislumbre de esta presencia que
somos, la consciencia. ¿Cuál es tu posesión más preciada? No es ninguna de
las partes de tu cuerpo, ya que si estás enfermo aceptas gustoso que se te
ampute una mano o un brazo a fin de continuar vivo, consciente. Nuestra
posesión más valiosa no es incluso ni el cuerpo entero. Lo que realmente
amamos es la consciencia. La pregunta importante es: "¿está la consciencia
en el cuerpo, o el cuerpo en la consciencia?". Hemos sido condicionados por
nuestro entorno, por nuestros maestros y el materialismo científico reinante a
creer que nuestro cuerpo está en el mundo, que nuestro cerebro está en el
cuerpo y que la consciencia es una función cerebral. Desde el punto de vista
de la no-dualidad, el cuadro es exactamente lo opuesto: La realidad última es
la consciencia, dentro de la cual existe la mente. En la mente aparecen el
cuerpo y el resto del universo, a la vez que los pensamientos.
Ahora bien, ¿cómo voy a decidir cuál, de estas dos opciones que se me
ofrecen, es la verdadera? Es importante comprender con nuestro aparato
lógico, la mente, que esta pregunta no puede ser solucionada con la mente. Si
elijo una de estas opciones, en vez de la opuesta, es una creencia, un acto de
fe. Si veo con claridad que intentar librarme con la mente del concepto de que
estoy dentro del mundo, y soy mi cuerpo, es un acto de fe, no una verdad
absoluta, entonces estoy abierto a la otra posibilidad. La mente no puede
decidir ya que sólo conoce lo que está dentro de ella misma. Lo que está más
allá de la mente no puede ser conocido por ella. Todo lo que la mente puede
hacer es entender que ella no puede decidir. Cuando comprende que no puede
encontrar al testigo último, se aquieta. En esta quietud existe la posibilidad de
ser invadidos por nuestra auténtica naturaleza. Nosotros no podemos asirla.
Sólo podemos estar abiertos, dándole la bienvenida.
Estos últimos meses he estado meditando de noche antes de ir a dormir. Lo
hice sobre: "no soy mi cuerpo, no soy mi mente, tampoco soy mis
sentimientos". He estado pensando en esto, y así llegué al "¿quién soy yo?".
Y lo que empezó a suceder fue que llegué a un bloqueo atemorizante, y me
alarmé. Mi mente no podía comprenderlo, no podía captarlo. Y no he ido
más allá de esto. Estoy en este lugar en donde veo claramente "yo no soy mi
mente, no soy mi cuerpo, no soy mis sentimientos", pero el "quién soy yo" es
únicamente un gran vacío, como si no hubiese nada allí, y después
únicamente surge un sentimiento muy alarmante. De manera que la mente no
lo puede atrapar. ¿Nos estás diciendo que cuando la mente llega aquí y no lo
puede captar, entonces alguna otra cosa se abre?
En el proceso que estás describiendo eliminas lo que no eres, pero aún
permanece un dinamismo en ti. Comienzas este proceso con una meta en la
mente, el fin más alto, conocer tu naturaleza verdadera. Pero aún así es una
meta. Y mientras exista el mínimo rastro de intencionalidad en ti, la puerta
continuará cerrada. Esa es la razón por la que es tan difícil aprender y
comprender cómo meditar sin ayuda, y establecerse sin un guía adecuado, en
la correcta actitud de atención acogedora.
Un amigo mío vive en Europa. Nunca me he encontrado con él. Pero nos
escribimos a través de internet, y él hace preguntas que yo trato de contestar.
El quería conocer la actitud adecuada para ser conscientemente la verdad, lo
cual es prácticamente imposible de trasmitir con palabras. Finalmente, tras
alguna correspondencia, le aconsejé asistir a las charlas de un querido amigo
mío que organiza coloquios en su país, y simplemente sentarse en su
presencia. Esto le enseñará, ya que en presencia de alguien que está libre del
ego, espontáneamente y sin saberlo, adoptamos la actitud correcta y nos
liberamos. Alguien que está libre de la idea de ser una entidad personal no
está limitado en el espacio, vive en una expansión, vive en la aceptación; y
cuando la consciencia en él, a través de una antena muy sutil, sintoniza su
campo de aceptación acogedora, entonces comienza a abrirse. Tu propio
espacio comienza a expandirse. Quizá no lo notes al principio. Después de mi
primer encuentro con mi maestro, el sentimiento que tuve no fué: "es mi
maestro, es una persona realizada", etc. Pensé: "¡qué hombre tan agradable!",
"¡qué buen amigo sería!". Es decir que no eres atrapado con violencia, eres
acogido. En esta apertura no estás atemorizado ya que eres aceptado
totalmente. No se te juzga ni se te evalúa. Cuando te vas, te queda el perfume
de su presencia y entonces sabes cómo meditar. Esta fragancia de aceptación
acogedora es todo lo que necesitas. Cuando estás en el escuchar, no te estás
yendo a ninguna parte. No sabes nada. Se detiene todo dinamismo. Entonces
se produce un desplegarse. Te encuentras a ti mismo cada vez más en esta
expansión, y un día esta cosa pegajosa y pequeña que creías ser, se derrumba
en menos de nada. En ese momento descubres tu belleza, tu eternidad,
conoces y eres lo que realmente deseabas. Está más allá del más y del menos.
Está más allá de toda medida ¡absoluto! Eso es lo que eres. Eres esa belleza.
Resulta extraño que la evolución hacia la consciencia sea inconsciente. Se
despliega lentamente sin que tú lo sepas.
La mente no lo reconoce, pero no es inconsciente. ¿Dirías que el pez es
inconsciente de estar en el agua?
Él lo sabe.
Cuando se le saca del agua lo sabe como una percepción objetiva. Mientras
que cuando está en el agua, en su estado natural, no es objetivamente
consciente de la presencia del agua, y no tiene necesidad de saberlo porque es
uno con ella, y conoce su felicidad. ¿Cómo sabes que eres feliz? En el
momento en que dices "soy feliz" ya dejas de serlo. Cuando eres feliz lo
sabes, pero no objetivamente. Lo sabes del mismo modo que sabes lo que
comiste al desayunar. De algún modo lo sabes, pero a través de un canal
diferente. Este canal es muy importante. El canal mediante el cual sabes que
eres feliz es el mismo por el que te conoces a mismo. Encuentra este canal.
En otras palabras, cuando eres feliz, conoces que esta felicidad emana de tu
auténtico ser, no de otra cosa, no de un acontecimiento, ni de un objeto o una
persona. Esto es todo lo que necesitas. No necesitas entender todo lo que aquí
se dice. Sólo hay que entender una cosa, así que cáptala y te sentirás bien. Se
llama el camino de la felicidad.
¿Cual es el camino para llegar ahí, si no es meditando y encontrando tu
naturaleza auténtica?
Hay mil y una formas de meditación. De modo que cuando haces esa
pregunta no sé a cuál de ellas te refieres.
Sólo conozco lo que aprendí aquí. Soy nuevo en esto.
Bien.
Lo que estoy aprendiendo ahora es sólo a intentar liberar mi mente, y no
conozco lo suficiente como para darte un ejemplo.
Sólo hay un camino para llegar ahí. Es deseándolo. Si no lo deseas, no lo
conseguirás, pero tampoco quedarás frustrado. Por otra parte, si lo deseas,
ello encontrará una vía para llegar a ti. Porque en este deseo reside ya la
satisfacción de todo deseo. Si deseas esta felicidad que es incausada, que no
proviene de ningún objeto, deja que este deseo te guíe.
¿No precisamos al principio leer libros o maestros para despertar este
deseo? Además, todo esto no debería ser sólo un concepto. Una cosa es tener
la creencia intelectual de que yo no soy mi cuerpo, ni mi personalidad, ni mi
historia personal; pero lo que yo deseo es experimentarlo. Me gustaría que
me ayudasen, pero no me veo sentado en una cueva, sólo, con todos los
libros que he leído y volviéndome loco con el deseo.
La vida puede demostrarte que estás equivocado. Para encontrar la verdad
tienes que dejar cualquier exclusión. Si dices, "no voy a encontrarlo ahí",
piénsalo dos veces. Lo que decías sobre un deseo nacido de un vislumbre de
la verdad es cierto. Este deseo no proviene de la persona. Proviene de la
gracia. Aparentemente existe una entidad personal, con un deseo por la
verdad, que está recorriendo un camino gradual hacia la verdad, pero
realmente la verdad ya estaba al principio, la verdad está a lo largo del
camino y está al final del camino. Antes del comienzo y después del final,
está la verdad. Sólo existe la verdad, sólo existe la gracia. Una vez que
entiendes esto, ya no la buscas en el futuro o en el pasado ya que está aquí y
ahora. La sensación que percibes ahora mismo, tu pensamiento actual, tu
percepción actual, emanan de tu consciencia, permanecen en tu consciencia,
y se disuelven en tu consciencia. Tu consciencia es la sustancia de lo que
están hechos. De modo que todo es tu consciencia, todo eres tú, todo lo que
ves, todo lo que entiendes. Tú eres la sustancia de la que está hecho este
universo. Y es creado en el presente. No fué creado en el pasado. Todo es
creado a cada instante, siempre nuevo. Este universo es una fiesta, como los
fuegos artificiales, y tú eres el espectador contemplando la fiesta eterna de tu
esplendor absoluto.
Alguien antes mencionó sentirse alarmada cuando alcanzó determinado
nivel, y otra persona ha descrito sentirse horrorizada, en ambos casos al
llegar al punto en donde ya estaban preparadas para abrirse a esta
consciencia. ¿Qué es lo que causa estas intensas reacciones?
En esas circunstancias es cuando tienes la oportunidad de ver lo que tú no
eres, el ego. El ego no es un único pensamiento, es un patrón recurrente de
pensamientos, que como el yogur viene en varios sabores, tales como "soy
una madre", "soy un padre", "soy mi cuerpo", y así sucesivamente. Además
está hecho de sentimientos, como miedo, aburrimiento, insatisfacción,
sensación de carencia, etc. Cuando te sientes aburrido, estás tocando la punta
del iceberg. Si aceptas este sentimiento, te sumerges en aguas más profundas
a medida que se convierte en miedo e incluso en pánico. Permanece en la
aceptación. Es una prueba que indica la intensidad del deseo por la verdad.
En determinado punto el deseo por lo verdadero se vuelve tan intenso que
estás dispuesto a morir por ello. Cuando existe la disponibilidad para
abandonarlo todo, entonces el miedo desaparece instantáneamente y la
consciencia eterna se revela a sí misma en toda su gloria. Eso es el final del
ego y de los problemas asociados a él.
Hablas del “ser” y también de la consciencia. ¿Existe alguna separación
entre el ser y la consciencia total? ¿Hay alguna parte de esa consciencia que
está separada, somos reencarnados, o tenemos una personalidad
independiente de la consciencia total?
Tú sabes que eres consciente, pero todavía no sabes que tu consciencia, que
eres tú, va más allá de los límites de tu cuerpo-mente. Todos compartimos
esta consciencia. Es nuestro patrimonio común. Todo lo que tienes que hacer
es estar abierto a esa posibilidad. Mientras quieras permanecer como un ego,
continuarás como tal. Sé feliz con él, si puedes. Pero llega un momento en
que nos sentimos insatisfechos al comprender que este constante ir y venir,
buscando placer y evitando el dolor, nos retiene en la tristeza.
Un Maestro Autentico no Se Toma a Sí
Mismo Por Maestro

¿Cómo puede saber un buscador de la verdad que ha encontrado un maestro


auténtico y no simplemente a alguien que está ofreciendo una nueva filosofía,
o una versión nueva de una filosofía antigua?
Al principio surgirá la intuición de que esta persona puede ser aquél que él
estaba buscando para que le ayudase a lo largo del camino. Después,
mediante las palabras y los gestos del maestro, así como a través de las
modulaciones de su voz y de su mirada, y más importante todavía, a través de
su presencia silenciosa, ya que en un auténtico maestro todo habla de la
verdad, ocurrirá una fusión en el corazón, que le dará al buscador la
convicción total de que ha encontrado a aquél que estaba buscando. En este
contacto real con su maestro, él encuentra la amistad e inteligencia últimas
que ambos tienen en común, y se encuentra a sí mismo.
Un maestro auténtico no se toma a sí mismo por un maestro, no afirma ser
diferente de su alumno, no trata de manipularlo. Le deja con un sentido
mayor de libertad y autonomía. No adopta el papel de un padre o una madre,
ni trata de convertir al estudiante. Su comportamiento es un ejemplo perfecto
de devoción a la verdad y de humildad extrema. Más que sus palabras, su
genuina humildad e inocencia convencen al buscador, en lo profundo de su
corazón, de que ha encontrado el maestro que estaba buscando.
Entiendo lo que dices. Sin embargo, se da el caso desafortunado de gente que
se apega a diversos "maestros" y sienten que está sucediendo algo genuino;
perciben que hay cierta humildad, cuando de hecho no es así. Lo
comprenden retrospectivamente. Quizá mi pregunta debería ser hecha de
esta otra manera: ¿Cómo puede uno saber que está en presencia de un falso
maestro?
Puedes saberlo si falta claridad, si el maestro manifiesta emociones
personales o sentimientos, tales como el apego a sus alumnos. Cuando antes
te decía que en presencia del maestro tiene que ocurrir una "fusión en el
corazón", para darnos la certeza total de su autenticidad, por " fusión en el
corazón" no quería significar ningún estado emocional, tal como el que se
experimenta a lo largo de la via devocional. Me refería más bien a un no-
acontecimiento que es consecuencia de la absoluta claridad de la mente.
Primero surge esta claridad, entonces y solo entonces, sucede la reabsorción
en el corazón. En ausencia de claridad, todavía queda una relación de persona
a persona entre el maestro, que puede ser considerado como una persona
santa, pero aun una persona, y el estudiante que permanecerá como estudiante
mientras el maestro continúe siendo considerado una persona; lo cual puede
durar todavía largo tiempo.
***
¿Es necesario ser inteligente para llegar a conocer lo último?
Se precisa ser muy inteligente, pero lo que yo llamo una inteligencia superior
es diferente de la inteligencia habitual. La inteligencia corriente es una
habilidad cerebral que, por ejemplo, capacita a la persona que la posee para
conseguir una licenciatura en una buena universidad. Consiste en la habilidad
para manejar con lógica cuestiones complejas y abstractas que incluyen una
gran cantidad de datos. Es una función cerebral.
Por otra parte la inteligencia superior surge de la inteligencia suprema,
nuestra naturaleza real, ella nos capacita para entender la simplicidad, la
unidad. La inteligencia corriente es un proceso deductivo en el tiempo;
mientras que la inteligencia superior es una intuición instantánea que
proviene directamente de lo intemporal. Una persona muy simple puede
llegar a conocer la verdad mientras que otro muy cultivado puede fracasar.
***
El razonamiento superior, ¿puede verse afectado de algún modo por el
estado físico del cuerpo, o por el uso de drogas, por enfermedades, por el
tipo de comidas, etc.?
El origen de donde surge el razonamiento superior no se ve afectado, pero el
proceso del razonamiento superior si puede serlo. La búsqueda de la verdad,
esta investigación sobre nuestra naturaleza verdadera, requiere una mente
aguda. El uso y abuso de las drogas, o el alcohol, puede perjudicar el estado
de alerta natural de la mente.
Si a lo largo de la vida uno se encuentra buscando seriamente, ¿conduce esto
a cambios en los hábitos alimenticios?
La inteligencia verdadera no excluye nada. Implica a la totalidad de nuestra
vida. Todo es afectado por ella, como la forma en que sonreímos y comemos.
Estos cambios en nuestros hábitos son el resultado de haber comprendido. El
cuerpo-mente es nuestro instrumento, nuestro vehículo. Tenemos que
cuidarlo con esmero, llenar su depósito con el combustible apropiado.
¿Cuál es el significado del vegetarianismo?
Pensar que un cambio en nuestros hábitos alimenticios nos acercará a la
verdad, refleja obviamente una mala interpretación.
Por supuesto. Pero yo estaba preguntando lo contrario...
Si se produce un cambio en nuestros hábitos como resultado del entender, esa
es una cuestión diferente. Esta comprensión surge de ver las situaciones tal
como son. Cuando nos sentimos en unidad con nuestros compañeros los
animales, la compasión nos impide ser cómplices de su sufrimiento. También
puede que veamos que alguien en quien confiamos, nuestro maestro espiritual
por ejemplo, come de un cierto modo. Como estamos libres de prejuicios,
puede que probemos esta nueva dieta y nos demos cuenta de cómo actúa
sobre nuestro cuerpo, tanto inmediatamente tras la comida, como después de
algunos meses de dieta vegetariana. Puede que notemos cambios en el color y
textura de nuestra piel, en la sensación de pesadez o ligereza de nuestro
cuerpo, etc. Podemos experimentar de esta forma y tomar una decisión por
nosotros mismos.
***
Muchas personas que comienzan a explorar seriamente su propia naturaleza,
acaban bloqueadas en la noción de la reencarnación. ¿Podríamos investigar
esta cuestión a fin de aclararla?
¿Quién existe para reencarnarse? ¿el ego?
Ellos contestarían, " si, la persona, la mente ".
Yo les sugeriría que se preguntasen: ¿Quién existe ahí?, o lo que es lo mismo,
¿quién soy yo?; y después que traten de averiguar si existe esa entidad que
hipotéticamente puede reencarnarse. La reencarnación es para el idealista lo
que la muerte para el materialista. Al materialista que pregunta ¿qué es la
muerte?, le planteamos la pregunta ¿quién existe aquí que va a morir? De
modo similar, en el caso del idealista para quien el cuerpo es parte de la
mente y para quien la mente no necesariamente muere cuando muere el
cuerpo, la pregunta es: ¿cómo puedo yo escapar del círculo interminable de
nacer y morir? Ante esto uno puede preguntarse ¿quién existe aquí que
atraviesa por este proceso de reencarnación?
La respuesta, la contestación viva a esta pregunta, lleva al buscador al
convencimiento de que el ego es una mera ilusión y así él se ve más allá de la
muerte y del círculo infernal de morir y renacer.
***
Dado que el pasado no es real, que es una noción útil y conveniente para la
vida diaria, pero que más allá de eso no tiene existencia real, ¿cuál es la
naturaleza de la memoria?
La memoria surge como un pensamiento corriente que se refiere a un pasado
hipotético. Cuando este recuerdo está presente, no lo está el acontecimiento
pasado al que se refiere, y así el recuerdo nunca entra en contacto con el
acontecimiento pasado; ya que el recuerdo es un pensamiento, es decir un
objeto, y el acontecimiento pasado es otro objeto hecho de sensaciones,
pensamientos etc., y dos objetos nunca pueden entrar en contacto. En
consecuencia, la memoria es una ilusión, una forma de pensamiento; el
pasado es una ilusión, un concepto. La única realidad permanente es la
Consciencia, el trasfondo intemporal más allá de todas las apariencias. El
tiempo como objeto, como intervalo entre dos acontecimientos, toma
prestada su continuidad de la Consciencia. Así es como se crea el tiempo,
como la superposición de un final y un inicio, de un acontecimiento anterior
y de otro posterior sobre el trasfondo del ser.
Cuando dices que la única conexión entre un acontecimiento pasado y el
recuerdo supuestamente actual de dicho acontecimiento, es su trasfondo o
Consciencia, ¿no sería fácil que dejases al interlocutor con la impresión de
que estás hablando de un acontecimiento que ocurrió en el pasado, y que
ahora estamos teniendo un pensamiento actual, un recuerdo actual de ese
pasado que lo deja a uno con la impresión de que existe algún tipo de
pasado?
Si, es así tal como sucede; este pensamiento que sobrevive, este recuerdo, de
hecho crea el pasado.
Si solo existe el presente, si solo hay pensamientos presentes que están
surgiendo, ¿cuál es el significado, de que algunos de ellos surjan de vez en
cuando identificados como recuerdos de algo que ocurrió en algún momento
del pasado?
No tiene significado, el tiempo y el espacio son parte de la creación de este
mundo ilusorio. Podría decirse igualmente que su único significado es
celebrar lo absoluto.
Así pues, el hecho de que algunos pensamientos surjan etiquetados como
recuerdos, es únicamente parte de este enorme artificio.
Exactamente, es un enorme artificio tal como has dicho, y un artificio muy
bien pensado, pero al fin y al cabo un artificio. Nuestros sueños también están
muy bien pensados, son muy sofisticados.
Es cierto, y de hecho en lo sueños tenemos recuerdos que, al despertar vemos
claramente que surgieron únicamente en ese momento y que no son
recuerdos en absoluto.
Exactamente. En el tiempo en que transcurre un sueño, que desde la
perspectiva de la vigilia dura unos pocos minutos, podemos soñar
acontecimientos que supuestamente sucedieron veinte años antes. Cuando
despertamos comprendemos que estos acontecimientos nunca tuvieron un
marco espacio-temporal en el que pudiesen haber existido, y por lo tanto son
meras ilusiones.
***
Los cristianos considera que la pobreza es una virtud. ¿Existe alguna
relación entre la riqueza o la pobreza y la realización?
El maestro Eckhart, que fué cristiano, nos enseña que la pobreza de espíritu,
la pobreza real, consiste en liberarse del "concepto-yo". Esta autentica
pobreza, que surge de la comprensión, nos libera del apego. El "concepto-
yo", con su enorme carga de miedos, deseos y apegos, es el problema, no
nuestras posesiones materiales.
Krishnamenon, un gran maestro de esta perspectiva, ha definido el lenguaje
como el arte de ocultar el pensamiento, y el pensamiento como el arte de
esconder la verdad. ¿Podrías desarrollar estas brillantes definiciones?
Podríamos trazar una analogía en la que la verdad es el cuerpo desnudo, el
pensamiento la primera capa de ropa que lo cubre, y las palabras la segunda
capa de ropa que oculta a ambos, a los pensamientos y al cuerpo. Obviamente
corremos el riesgo de tomar las apariencias, la ropa, por la realidad, por el
cuerpo. En este sentido tanto los pensamientos como las palabras pueden
desviar nuestra atención de la verdad.
Pero también existen pensamientos y palabras que dirigen nuestra atención
hacia la verdad. Tales palabras y pensamientos son comparables con la ropa
que viste una mujer bella y que hace su cuerpo aun más atractivo al dirigir
nuestra atención hacia sus armoniosas proporciones.
Desde luego que la verdad está siempre presente, pero podemos olvidarnos
de su presencia, y este tipo de palabras y pensamientos nos la recuerdan. Así
son los dichos de los maestros, apuntan directamente hacia la verdad. Surgen
de la belleza y tienen el poder de devolvernos a su origen.
***
¿Cuál es la naturaleza de creerse esclavo? ¿Quién es esclavo? ¿Qué es lo
que lo esclaviza?
La esclavitud consiste en considerarse a uno mismo como alguien que está
limitado, como una entidad limitada.
Parece extraordinario que algo tan simple, alguien que se cree esclavo,
pueda generar esta inmensa experiencia que llamamos vida.
Verse a uno mismo como algo limitado no genera vida. La vida tiene vida en
sí misma, la vida es autónoma. Verse a uno mismo como persona solamente
genera desgracia.
Pero, ¿no es acaso la vida la que produce la experiencia de ser un individuo
dentro de un mundo, lo cual es lo que origina la desgracia?
Sí, pero nuestra experiencia, la vida en sí misma, no es un producto surgido
de la persona. La persona es parte del cuadro, de lo que se está percibiendo.
Como cualquier elemento del cuadro, puede estar ahí o puede estar ausente.
Uno puede pensar que el cuadro está mejor sin ella, pero en cualquier caso la
persona no es la que pinta el cuadro.
***
¿Por qué un sabio no utiliza su comprensión, su conocimiento para trabajar
en forma decidida y abierta en beneficio de la humanidad?
Esta pregunta supone que el sabio no trabaja en beneficio del género humano,
cuando de hecho si lo hace. El sabio, solamente con su presencia, con la
transmisión de la verdad última, tiene la más eficiente y la más poderosa de
las influencias sobre la humanidad. Es un faro en la noche, una llama que
ilumina el mundo.
***
Cuando uno se acerca a la verdad, ¿cuál es el significado y la finalidad de la
entrega?
A menudo se piensa que entregarse significa renunciar a la riqueza, a la
sexualidad o a los objetos. Tal renunciación puede ser útil o no, pero la
entrega real tiene lugar cuando dejamos de considerarnos como una entidad
separada, como un concepto. A primera vista esta renuncia parece limitada en
su finalidad y muy sencilla, pero de hecho es la renunciación definitiva. Este
abandonar no tiene un objetivo, surge de la comprensión profunda de nuestra
naturaleza auténtica, la consciencia; está libre de toda limitación. Desde esta
perspectiva, renunciar significa ver las limitaciones como lo que son, meros
conceptos superpuestos a nuestro ser real, que es ilimitado.
Parece sencillo que una persona abandone una idea, o una posesión, o la
oportunidad de tener una experiencia. Estas cosas son sencillas ya que la
persona puede haberlo elegido. Pero que la persona se desprenda de sí
misma es algo de un orden muy distinto y me parece todo menos fácil. No se
puede hacer de la misma forma que las otras cosas.
Por supuesto que la persona no puede desprenderse de sí misma. La persona
está siempre buscando algo. Quiere negociar
¿Hacer un trato?
Hacer un trato. La persona está dispuesta a intercambiar riqueza o cualquier
otra cosa por algo mejor, pero no puede desprenderse gratuitamente de ello.
La verdadera renuncia surge del amor, de la gracia, cuando se produce un
discernimiento de lo último. Todo lo demás se vuelve relativo, siendo
importante solo como una modalidad, un aspecto, de lo último. Desde este
punto de vista la renunciación es nuestro estado natural, la ausencia de un
dueño; literalmente significa renunciar a todo, a cualquier objeto. Es esta
renuncia a la que Meister Eckhart se refiere cuando dice que un hombre que
es” pobre de espíritu” es el que no posee nada, no quiere nada y no sabe nada.
***
¿Cómo valorarías la diferencia entre escuchar directamente las palabras de
un sabio o leer sus escritos y sus dichos? Es un asunto de cierta importancia
para aquellos buscadores de la verdad que no tienen acceso a un sabio, o
creen que no lo tienen.
Las palabras son engañosas. Si se reciben las palabras de un sabio sin estar él
presente, el lector tiene que conceptualizarlas, ya que no conoce ninguna otra
forma para llegar a comprender. Llegará a conceptos que son más sutiles, y
en cierto sentido más próximos a la verdad; pero en la práctica, para "
visualizar " la verdad misma, es necesaria la presencia de un sabio. En su
presencia la conceptualización finaliza y es reemplazada por la experiencia.
Sin embargo, tras esta experiencia, el buscador que lee las palabras del sabio
o simplemente recuerda su presencia, volverá de nuevo a la vivencia
intemporal que tuvo durante su primer encuentro. Las palabras ya no se están
refiriendo a algo desconocido, aunque él no pueda comprender o visualizar
en su mente este algo, las palabras señalan hacia lo que él ahora sabe que es
su propia realidad, su experiencia última.
¿Cómo puede ser esto?
Porque ahora lo conoce. Mi maestro acostumbraba a poner el siguiente
ejemplo: Supongamos que tú nunca has comido un mango. La palabra mango
no te sugiere ningún sabor ya que nunca has probado uno. Si alguien describe
el sabor y la textura del mango como siendo parecidos a los de un melocotón
maduro o de un albaricoque, entonces tendrás una noción del mango que es
más precisa que si lo visualizas como una zanahoria, pero todavía será un
concepto. Finalmente, tras haber probado el mango, la cosa real, si se te
pregunta: "¿Te gusta el mango?", sabrás todo lo que necesitas saber para
contestar.
***
¿Es posible ver claramente o conocer el intervalo entre dos pensamientos o
dos percepciones, y con tal finalidad en mente, es posible prolongar de algún
modo dicho intervalo?
¿Es posible ver este intervalo? Si. No verlo como un objeto, sino ser él, estar
vivo en él. ¿Es posible prolongarlo? Aquí surge un malentendido, ya que este
intervalo no está en el tiempo. ¿Cómo, entonces, podría ser prolongado lo
intemporal? Esta pregunta nace del deseo de prolongar una experiencia
placentera, un samadhi. Este es el objetivo de un yogi que intenta conseguir
parar todas las actividades mentales para experimentar la paz que surge como
resultado de dicha supresión. Su problema es que, en algún momento, sale de
su samadhi, para volver a entrar de nuevo en él y hacerlo más duradero.
Pensando así, y actuando de esta manera, permanece prisionero de las
cadenas del tiempo.
Incluso parece que la noción de intervalo está equivocada aquí. Una
sucesión de pensamientos con intervalos entre ellos implicaría una sucesión
temporal. Es ahí de donde viene el error.
Si, exactamente.
No es un intervalo.
El tiempo es la sustancia de la mente, del mismo modo que el espacio-tiempo
es la sustancia del cuerpo físico y del mundo. Observado desde el punto de
vista de la mente, este vacío es un intervalo entre dos actividades mentales.
Considerado desde el punto de vista del propio intervalo, éste es el trasfondo
silencioso, nuestra presencia intemporal. Desde el punto de vista del tiempo,
tiene un comienzo y un final, y por tanto una supuesta duración, lo cual da
lugar a la pregunta sobre su prolongación. Si tenemos alfombras y muebles
sobre el suelo, la primera impresión es que hay objetos con trozos de suelo
entre ellos, pero tras un segundo examen se comprueba que es un suelo único
el soporte común de todos los objetos.
La existencia del intervalo entre pensamientos se hace obvia tras señalar que
los pensamientos no podrían ser continuos, ya que si lo fuesen no habría
varios pensamientos sino uno solo muy largo. Dicho de otro modo, cada
pensamiento comienza y termina. Partiendo del hecho de que cada
pensamiento tiene una duración, un comienzo y un final, se deriva la noción
de un intervalo. ¿Existe algún modo más directo que este razonamiento, para
conocer el intervalo?
Por supuesto. Ya que no lo podemos conocer mediante el raciocinio,
inferimos su existencia a través de esta vía. Todo lo que podemos decir es: "
es razonable ", o” por qué no ", lo cual ya es importante porque entierra la
teoría de que no existe la consciencia pura, y por tanto estamos abiertos a la
posibilidad de que permanecemos como consciencia entre dos actividades
mentales. Ahora bien, entre la inferencia conceptual de su existencia y la
experiencia real de ser la consciencia, existe la misma diferencia que entre el
proyecto de Colón de viajar a la India y el descubrimiento de América. Esta
clarificación a través del razonamiento es útil, elimina las dudas del buscador
y le deja abierto a la posibilidad de que exista algo más allá de la mente.
Algo ha cambiado en él como consecuencia del vislumbre que tuvo en
presencia de su maestro. Estos intervalos entre pensamientos ya no son una
ausencia, un vacío, sino que están preñados de nuestra presencia. Están vivos,
contienen una plenitud inesperada. Es de lo que él realmente está enamorado.
***
En un primer contacto con esta perspectiva suele haber alguna confusión
sobre como conocer la consciencia. Si la consciencia está más allá de los
opuestos y si todo lo que hemos conocido está contenido dentro del campo de
los opuestos, dentro de la conceptualización, ¿cómo llegaremos a conocer la
consciencia?
No es correcto decir que todo lo que hemos conocido pertenece al campo de
lo conceptual. Simplemente hemos superpuesto una red de conceptos sobre lo
conocido. El problema no reside en lo que conocemos, sino más bien en los
conceptos que tenemos con respecto a lo que conocemos. De otro modo, no
sería posible tener un acceso a la verdad, si estuviese radicalmente separada
de nosotros. No hay nada que nos separe de la verdad, con la posible
excepción de nuestra imaginación. Cuando dejamos de proyectar una
separación, que no es real, nos encontramos siendo lo que siempre hemos
sido y donde siempre hemos estado, y eso que denominamos mundo
encuentra su propio lugar como una extensión de lo último.
En cierto sentido esta pregunta surge del deseo de querer conocer la
consciencia conceptualmente, ya que de otro modo no aceptaríamos que la
conocemos.
Nos gustaría conocerla objetivamente, del mismo modo que creemos que
conocemos el mundo, o nuestro cuerpo, o nuestros pensamientos. Pero de
hecho no es así, no conocemos objetos ya que no hay objetos, solo existe el
continuum de consciencia, solo existe una cosa.
***
¿Tiene el arte alguna función en la vida diaria o en la búsqueda de la
verdad?
El arte apunta hacia la belleza y nos habla de la belleza. Así el arte apunta a
lo último, es su función.
¿Cómo lo hace? ¿Cómo pueden un cuadro o un libro, que son objetos físicos,
ser considerados como algo especial para apuntar hacia la verdad? ¿Acaso
otros objetos no apuntan hacia lo último?
Consideremos primero la segunda parte de la pregunta. En principio
cualquier objeto señala hacia lo último, pero no es la función de todos los
objetos el revelar lo último. A diferencia de otros muchos objetos, una obra
de arte alude directamente a la belleza, por principio, por así decirlo. Utiliza
los cinco sentidos como vehículo, sea el auditivo en el caso de la música, o el
de la vista en las artes plásticas; aunque se podría argumentar que una obra de
arte recurre a los cinco sentidos, ya que hay ritmo en un cuadro y color en un
concierto. Una obra de arte es un objeto físico, sensorial, que tiene el poder
de llevar al observador o al oyente hasta lo último.
El arte auténtico surge de lo último, de una visión, del espíritu, tal como diría
Beethoven; de Dios, como diría Bach. Por supuesto se requieren ciertas
habilidades técnicas para plasmar esta visión en una forma física, traducirla a
un lenguaje sensorial. Cuando lo escuchamos, o cuando lo vemos, pasamos
por los diferentes niveles en dirección inversa, regresamos ascendiendo desde
el mensaje sensorial hasta la sutil intuición original, y desde ahí hasta la
belleza, en donde quedamos solos, en nuestro propio esplendor.
No Hay Nada que No Es El

¿Qué es la iluminación?
La iluminación es la comprensión profunda de lo que nosotros no somos.
Cuando se elimina lo que no somos, ya no hay necesidad de encender la vela
pues entonces nuestra naturaleza auténtica, que está más allá del tiempo,
brilla en toda su gloria.
Así pues la iluminación consiste en dejar atrás la vieja creencia de que
éramos algo, cuando de hecho no lo somos.
Sí. Desde el punto de vista de la persona, de lo relativo, se trata de un
acontecimiento hipotético en el espacio y en el tiempo, pero esto es un mero
malentendido originado a partir de la persona. Desde el punto de vista de la
luz, sólo hay luz, y solamente hubo y habrá luz. Está más allá del tiempo.
Lo que dices parece una paradoja, ya que claramente implica que no puede
haber tal cosa como una persona iluminada, por ejemplo. Esto sería una
contradicción en sus términos.
Exactamente.
E incluso desde el punto de vista de los buscadores existe la impresión de
que algunos individuos están iluminados y otros no. Esto claramente es un
malentendido.
Por supuesto, es un error que restringe la totalidad a una de sus partes,
aunque esta parte sea muy bella y apunte directamente hacia nuestra
naturaleza real. En algún momento la comprensión nos hará ver que somos
este trasfondo sobre el que se superpone equivocadamente la noción de un yo
personal. En otras palabras, mientras el estudiante se tenga a sí mismo por un
estudiante, por una entidad personal, también proyecta sobre el maestro el
concepto de una entidad personal. Cuando vea que él y su maestro son uno,
ya no seguirá existiendo un estudiante ni un maestro, sólo habrá amistad
respetuosa y alegría compartida. Concebir la realización como un
acontecimiento en el tiempo es un obstáculo para la iluminación. A la
pregunta: "¿Cuando conoceré la verdad?", el sabio Atmananda
Krishnamenon contestó: Cuando el "cuando" cese.
***

La afirmación rotunda de que el mundo y nuestro cuerpo son meras ilusiones


representa un choque para la mayoría de los pensadores occidentales.
¿Podríamos explorar esto a fin de hacerlo menos extraño, menos chocante?
Primero debemos comprender que para la consciencia que está percibiendo,
el cuerpo es un objeto material como cualquier otro. Al igual que el resto del
mundo tal como de hecho lo conocemos, está hecho de percepciones
sensoriales.
Tu interlocutor podría responderte que no es muy exacto decir que el cuerpo,
tal como cualquier otro objeto, está hecho de sensaciones. Más bien, diría
que estos objetos están hechos de materia y que eso es lo que se nos revela a
nosotros, en sus varios aspectos, a través de las sensaciones, o bien a través
de los órganos sensoriales o de la mente y la consciencia.
Sí, en ese momento es cuando surge el aspecto ilusorio del mundo. Cuando
decimos que el mundo está hecho de materia, implícitamente ya definimos al
mundo, no como lo conocemos ahora mismo, sino como un concepto.
Reemplazamos un hecho innegable, nuestra experiencia sensorial del mundo,
por la hipótesis inverificable de un mundo ahí fuera que existe independiente
de nosotros.
De hecho, lo reemplazamos por un concepto de materia que no sólo es
desconocida, sino en principio imposible de conocer.
Incluso antes de llegar al concepto de materia, el cual es un concepto de los
físicos, existe la noción implícita de que hay un mundo externo que existe
independientemente de la consciencia, y que existe incluso cuando no es
percibido.
Sí, y la teoría de la materia es una conceptualización formal de este
entendimiento implícito.
Es un refinamiento, una teoría científica que hace uso del concepto pre-
científico de la existencia de un mundo externo.
¿Quieres decir que esta noción de un mundo externo hecho de materia, es el
inicio de la ilusión; mientras que para el pensador oriental es el origen de la
noción de realidad?
Quizá sea el origen de la noción de la realidad, pero no de la experiencia de la
realidad. No necesitamos de la noción de un mundo exterior para conocer que
nosotros somos, y para saber que " hay algo en vez de nada ", como diría
Heidegger. La realidad es el hecho inicial, los conceptos son secundarios.
Pensar a la inversa, incluso implícitamente o inadvertidamente, es un error.
En este caso una noción está creando una realidad ilusoria. Incluso esta
noción errónea en la mente del pensador es la prueba viva de la realidad, ya
que hay algo y no nada o, citando a Parménides, ya que "ser es y no ser no
es". Desde esta perspectiva todo es realidad, cada objeto visto en su unicidad
sin la noción de un sujeto viendo un objeto.
Así que cada objeto no es visto como objeto.
Sí. En palabras de los sufíes pertenecientes a la escuela de la Unidad. ”No
hay nada que no sea El". Todo es una y la misma cosa.
¿Por qué es tan tenaz y está tan extendida la firme creencia en un mundo
exterior? ¿Por qué son tan pocas las personas capaces de cuestionar esto
seriamente?
El "¿por qué?" nos aleja. Saber por qué existe tanta gente que piense de otra
manera no nos acerca ni un centímetro a la verdad. La verdadera pregunta es
"¿existe un mundo sin la consciencia?". Si alguien asegura que hay tal
realidad ahí fuera, existiendo independientemente de la consciencia, entonces
tendrá que demostrarlo.
Si la materia no es más que una hipótesis sin base, de la que no existe otra
evidencia que las sensaciones conscientes que supuestamente surgen de ella,
entonces llegamos a una interesante consecuencia. En la teoría
psicoanalítica, se dice que la función del ego es ponerle a uno en contacto
con la realidad exterior. Hemos visto que no existe tal realidad. Luego, ¿qué
sucede con un ego definido así?
Que esta definición del ego se vuelve sin sentido. Yo definiría al ego como
un concepto que se origina en la experiencia "yo soy", puro ser sin atributos,
es decir la certeza absoluta que tenemos de que nosotros existimos. Cuando
conceptualizo esta experiencia, la llamo "yo" o "yo soy". No hay nada
erróneo en este concepto puro "yo soy". El ego aparece en el momento en que
digo "yo soy esto o aquello", "yo soy un hombre, o una mujer" etc. El "esto o
aquello" superpone una limitación sobre algo que, hasta entonces era
ilimitado. El primer paso fué la creación del concepto "yo soy" el cual se
refiere directamente a nuestra más íntima experiencia. Pero mientras no haya
añadidos a este concepto, tales como "yo soy un hombre", "soy feliz", etc. tal
concepto no puede mantenerse a sí mismo y nos lleva a la experiencia “yo
soy”.
Es decir, que en este caso el concepto aparece en la consciencia.
Y también hace referencia a la consciencia, a la realidad. Se origina en la
realidad y nos trae de nuevo a la realidad. Por así decir, permanecemos en
casa. Pero en el momento que decimos "soy soy esto o aquello", creamos una
división en la realidad.
¿Entre el mí y el no-mí?
Exacto, ya que si soy "esto", no soy "no esto", existe algo que yo no soy. Le
he asignado un límite, un contorno, a mi ser. El ego es el contorno. Define
dos espacios separados, creando dualidad.
De modo que el ego es la primera distinción, a partir de la cual surgirán
todas las demás.
Precisamente. Esta distinción, el ego, el pensamiento dualizante que no tiene
una base real, crea la pluralidad. Esta es una definición más amplia del ego
que la de división entre observador y lo observado, que es sólo una de sus
modalidades.
Me parece que al definir el ego de la manera que lo has hecho,
simultáneamente defines el mundo.
Sí. El complejo cuerpo-mente y el mundo son las dos caras de una misma
moneda, creadas artificialmente por el mismo pensamiento dualizante, más
allá de lo cual estaba y continúa estando la unidad.
***
¿Cómo puede uno saber que un deseo profundo por conocer la verdad no es
el ego tratando de permanecer seguro?
Una nostalgia profunda de lo absoluto, de lo impersonal, no proviene del ego.
Podemos sentir nuestra propia honestidad surgiendo de la totalidad de
nosotros mismos. No está limitada a nuestra vida intelectual si no que
repercute en nuestras acciones y decisiones diarias, en nuestra profesión, en
la forma en que tratamos a nuestros hijos, al marido, a la esposa, a los amigos
etc. Tiene un profundo impacto en nosotros. Conocemos muy bien nuestra
autenticidad, nuestra honestidad, nuestra nostalgia.
Si, es verdad. Pero yo cuestionaba la otra posibilidad, la de una indagación
intelectual, orquestada en última instancia por el ego, el cual afecta a una
buena parte de nuestra vida personal. Hay gente que puede empezar y
después continuar hablando la mayoría del tiempo sobre estas cuestiones,
leyendo sobre ellas etc., de un modo aparentemente muy serio pero que
realmente no difiere de un mero interés académico, tal como el prestado a
otros temas.
Lo que importa es la motivación. Si la motivación es por lo absoluto, hay
autenticidad. Si surge la persona, si yo quiero ser reconocido como un
especialista en no-dualidad, o ganar dinero, o ser admirado por otros etc., si
hay una motivación personal, entonces no hay seriedad. Para el enamorado de
la verdad solo hay una motivación, la verdad misma. Esta motivación no
proviene del ego, ¿cómo podría el ego desear esto?
***
La mente aparece en la consciencia, pero la consciencia de algún modo
actúa a través de la mente. ¿Podrías aclarar esta relación?
La mente es un concepto que, como cualquier otro, hace referencia a otros
conceptos o percepciones. De esta manera la mente es lo que contiene todas
las actividades mentales. La mente no es un órgano como el cerebro; no es
percibida, es solo un concepto; de modo que no hay mente, solo hay el
concepto de la mente. ¿Qué hay entonces? pensamientos y percepciones, o
más exactamente, actividades mentales. Cualquier actividad mental se origina
en la consciencia, y más pronto o más tarde, se disuelve en la consciencia.
Así pues, cualquier actividad mental es sólo consciencia, igual que un anillo
de oro, que se hace con oro y que después se funde, es siempre sólo oro. Sólo
hay consciencia.
El intervalo entre el surgir y desaparecer es aparentemente una información.
Puedes llamarlo consciencia con objeto, con una forma o con un concepto.
Pero continúa siendo consciencia. Solo existe una cosa, ¿dónde está tu
pregunta ahora?
Se ha desvanecido. No puede haber interrelación si solo hay uno.
***
¿Qué dirías a los que encuentran tu perspectiva demasiado teórica, o
demasiado difícil para ser aplicada a las situaciones usuales de la vida
cotidiana?
Esta perspectiva es la menos teórica de todas. Teórico significa basado en
conceptos. No-dualidad es no creer en conceptos, de modo que es
radicalmente antiteórica. Como el sabio no está interesado en teorías, su
punto de vista es eminentemente práctico. Aquellos que han sido
condicionados para entender en términos conceptuales, yendo de concepto
en concepto, fracasan en sus intentos desesperados por encontrar algo a lo
que aferrarse, un objeto, un concepto, y atribuyen su fracaso a la complejidad
o al carácter teórico de la no-dualidad. En este caso el único obstáculo son
sus propias creencias, sus teorías y hábitos, los cuales les impiden tener la
experiencia directa de su propia naturaleza.
Uno no debe preocuparse si no entiende todos los argumentos diferentes
utilizados por el maestro al exponer esta perspectiva, ya que cada uno es un
aspecto, una de las caras de una misma verdad. Cualquiera de estos caminos
lleva a lo último, solamente se necesita caminar por uno de ellos y
permanecer en él. A su debido tiempo, y una vez que uno se estabilice en la
verdad única, todas las preguntas encuentran su respuesta final. Desde la
cima de la montaña al mirar hacia los valles vemos todos los caminos que
suben hasta allí, tanto el que hemos seguido como muchos otros que pudimos
haber tomado.
Volviendo al punto de partida, puede ser interesante remarcar que un
acercamiento teórico nunca conduce a una respuesta totalmente satisfactoria.
A la pregunta "¿por qué A?", la respuesta teórica es, "porque B...". Entonces
surge la siguiente pregunta "¿por qué B?" y posteriormente la respuesta,
"porque C...", etc. Así se sigue atrapado en la interminable regresión de la
causalidad.
Está claro que cometen un error al adoptar esta perspectiva basándose en
presupuestos teóricos. Pero, ¿cometen un error al pensar que es difícil? A
primera vista no parece cosa fácil el trascender conceptos.
Es muy difícil; de hecho es imposible para el ego lograr una comprensión
clara de esta perspectiva, pero sin embargo es fácil para el corazón tener un
indicio de ello. De modo que yo les diría "dejad que vuestro corazón sea
vuestro guía". Cualquier cosa que te traiga un indicio de comprensión y
dicha, consérvala, valórala. No empieces desde el lado negativo, "yo no
entiendo". Comienza con lo que entiendes, con lo que te hace dichoso. No
hay necesidad de entenderlo todo, ya que solo hay una única cosa que
entender, tu centro interior permanente. Solo tú te puedes entender a mismo,
solo tú puedes ser tú. Tú no puedes verte, ni puedes pensarte, porque tú eres
tú. ¿No es algo sencillo?
Sí, lo que dices es muy simple. Pero, por otra parte, las situaciones de la vida
distan de ser simples. Son muy rápidas, difíciles y complejas. ¿Cómo puedes
seguir tu corazón en medio de todo esto?
Entonces, no es lo que digo lo que no es simple...
No, es su experiencia diaria.
Los conceptos que tienen sobre el mundo y sobre ellos mismos, no son
simples. De modo que, la perspectiva no-dual tiene que ser explicada en sus
propios términos, para el intelectual en términos intelectuales, y así
sucesivamente. De esta forma, habiendo establecido un puente para
comunicarse con ellos a su propio nivel, el maestro en algún momento los
traerá a la simplicidad. Pero el alma que ya está purificada, el buscador serio,
siente esta simplicidad directamente en su corazón, casi inmediatamente, sin
necesidad de un largo razonamiento.
***
¿Qué es la meditación?
La meditación es nuestro estado natural, lo que somos espontáneamente, lo
que siempre hemos sido y seremos. Vacía de cualidades y de la
fragmentación originada por el concepto "yo", es puro ser, pura consciencia,
pura felicidad.
Esto es completamente diferente de la forma en que esta palabra se usa
habitualmente. Se emplea para referirse a algún tipo de técnica o proceso
mediante el cual podemos alcanzar esa naturaleza auténtica; pero
contrariamente, tú dices que esa naturaleza auténtica ya es ahora nuestra
naturaleza más íntima.
¿Quién está aquí para alcanzar qué cosa?, y ¿cómo sería posible alcanzar lo
que ya somos? Cualquier dinamismo nos mantiene en la esclavitud, en las
cadenas del tiempo, y pospone el momento de nuestra liberación a algún
instante en el futuro próximo o lejano; hace un objeto de lo que realmente
somos, el eterno sujeto. Cualquier esfuerzo para alcanzar nuestra naturaleza
auténtica está condenado al fracaso. Puede que nos lleve a un estado
placentero, un samadhi, pero esta experiencia tiene un inicio en el tiempo y
también un final en el tiempo.
¿Entonces, la meditación no supone invertir tiempo, no ocurre en el tiempo
sino que está eternamente en el presente?
Nuestra naturaleza verdadera es permanente. Nos llama y nos llamará en cada
momento de nuestra vida diaria. Es importante permanecer disponible y
responderle con todo nuestro ser. Existen momentos privilegiados en los que
esta invitación se siente con más intensidad, por ejemplo cuando nos
despertamos por la mañana, o antes de dormir por la noche, o al finalizar una
tarea, o cuando se acaba un miedo o un deseo, o cuando estamos asombrados
y por tanto nos encontramos fuera de la rutina. Deberíamos hacer buen uso de
estos momentos preciosos, especialmente los estados de transición entre el
dormir y el despertar. Si no existe una razón importante para estar ocupados,
podemos vivir estos momentos en su totalidad, sin dinamismo,
permaneciendo abiertos a nuestros pensamientos y a nuestras sensaciones
corporales, disfrutando de nuestra libertad, y de la presencia aun próxima de
la paz del sueño profundo.
Esta aceptación tranquila y acogedora de nuestros pensamientos y
sensaciones, no debería convertirse en un ejercicio de entrenamiento o en un
hábito. Esto mataría la frescura, la espontaneidad de estos momentos. Como
un amante, deberíamos estar dispuestos para responder a la menor llamada de
nuestra amada, sabiendo que no hay nada que podamos hacer para originar
esta invitación, ya que proviene de la gracia. De este modo permanecemos en
nuestra inocencia, sin nada premeditado, no teniendo nada que perder o que
ganar en este juego de la vida.
Esta actitud de apertura puede ser mal entendida para un observador externo,
que al proyectar sus propios conceptos, puede pensar que una persona
practica ejercicios esotéricos para lograr metas místicas, cuando en realidad
no hay nadie, no se hace nada y no existe meta alguna.
***
¿Podríamos valorar las diferencias entre el acercamiento directo y el
gradual a la verdad?
El acercamiento gradual se basa en asumir que no somos la verdad y que la
podemos conseguir; que algo que no es la verdad puede alcanzarla, puede
transformarse gradualmente en la verdad; que se puede progresar en el
tiempo hacia lo intemporal. Teniendo en cuenta que nuestra naturaleza real es
la verdad última, la consciencia, no podemos viajar hacia lo que ya somos.
Cualquier paso en cualquier dirección nos distancia.
Claramente, el camino gradual sólo lo puede seguir una entidad individual
que, volviéndose cada vez mejor, purificándose, disminuyéndose, se
aproximaría paso a paso a la meta. Es obviamente un juego, un juego del ego.
Parece más bien, como el avance que experimentamos cuando adquirimos
información o destreza en otros temas. Pero si lo miras detenidamente, se
trataría de un suicidio del ego, lento, meticuloso, deliberado, todo lo cual me
parece absurdo.
Sí. Desde el punto de vista del ego, lo que hay es un avanzar hacia su muerte.
El ego solo entiende la felicidad objetivamente, como un estado a alcanzar en
el futuro.
¿Sugerirías que frente a un impulso genuino hacia la verdad, una de las
defensas más efectivas del ego podría ser el hacerse cargo de la situación y
pretender un movimiento deliberadamente lento hacia la verdad, un suicidio
lento, que en realidad sería una forma de preservar su existencia?
Exactamente. Un vislumbre auténtico de lo último conmociona
completamente la individualidad del buscador, aportando más claridad,
seriedad y desapego. Esta acción de la gracia está más allá del alcance del
ego. Durante esta experiencia intemporal el ego no estaba presente. Después
el ego, malherido y luchando desesperadamente por su supervivencia, intenta
embaucamos otra vez pretendiendo que fue él el agente generador del
vislumbre, e intentando atribuirse el mérito. Pero realmente el único servicio
verdadero que el ego puede prestarnos es abandonarnos.
Por todos estos motivos, cualquier vía gradual está condenada al fracaso. El
único agente que interviene en todo este asunto, es lo último, que atrae al
buscador hacia él hacia sí mismo. El camino directo está basado en esta
comprensión, según la cual los caminos graduales están condenados a
fracasar. Como resultado, la mente se aquieta ya que no tiene adonde ir. Este
silencio, en ausencia del ego, es una apertura a lo desconocido, a la gracia.
***
¿Es posible que la consciencia muera?
Tu pregunta se reduce a: "¿Puede morir la vida?".
Sí. En el origen de esta pregunta está la constatación diaria de que todo lo
vivo muere y que la vida puede extinguirse.
Las cosas vivas mueren. De modo que la pregunta es: "¿puede la consciencia
ser una cosa, un objeto?".
¿Puede ser una de las cualidades de un objeto?
¿Podemos percibir la consciencia de la misma manera que percibimos un
objeto?
Obviamente esto es un absurdo ya que entonces tendría que haber otro
percibidor.
Sí. Entonces no sería el último percibidor. En este sentido, lo que somos
íntimamente, lo que sentimos que somos, es que somos el percibidor último.
No estaríamos satisfechos con identificarnos con algo relativo, objetivo.
Nosotros no nos identificamos con nuestra mano. Tenemos la convicción
clara de que incluso si perdemos nuestra mano, seguiremos siendo lo que
éramos antes. La mano y el conjunto de sensaciones acompañantes habrán
desaparecido, pero el que percibe el cuadro no habrá sufrido ningún cambio.
Es decir, ¿el observador, el testigo de la mano primero viva y después
muerta, no ha cambiado?
No ha cambiado. La mano muerta ya no será percibida o vista. Siguiendo un
proceso similar, del mismo modo que no nos identificamos con nuestra mano
cuando volvemos hacia el percibidor último (lo cual requiere una
comprensión profunda, una meticulosa investigación), llega un momento en
que se hace evidente que el cuerpo en su conjunto es una entidad percibida, y
entonces, dejamos de identificarnos con él. También nuestros pensamientos
son percibidos, dejamos de identificarnos con ellos, y entonces
comprendemos que lo que realmente somos es consciencia. Vamos más allá
de cualquier limitación y nos identificamos con la vida misma, con la
consciencia. A ese nivel todo aparece y desaparece en la vida, y la vida es el
principio último del que todo depende. Incluso el nacimiento, la existencia y
la muerte, a un nivel relativo, dependen de ella. Cualquier cosa que aparece,
desaparece, o cambia, pide prestada su aparente realidad a esta presencia
eterna, la vida, la consciencia.
***
Sospecho que casi nadie piensa sobre el dormir sin sueños. Cuando lo hacen,
probablemente lo ven como un vacío sin importancia, porque es algo
necesario para la salud del cuerpo. Pero de hecho puede servir como una
clave hacia lo último. ¿Podemos analizar esto?
Durante el estado de vigilia, si pensamos sobre el dormir sin sueños, la
entidad que está despierta proyecta la noción de un vacío ya que no hay
objetos durante el estado de dormir sin soñar. Conocer objetos es el único
tipo de conocimiento a disposición de la persona en el estado de vigilia. Visto
así, el estado de vacío no es un hecho sino un añadido que se produce durante
el estado de vigilia. La experiencia presente en el momento del dormir
profundo continúa estando más allá de la comprensión de la persona en el
estado de vigilia. Para entender el dormir profundo, esta superposición tiene
que acabar. Entonces el sueño profundo se revela como el trasfondo
intemporal, nuestra auténtica naturaleza. Este mismo no estado está también
presente entre las actividades mentales. Antes de dormirnos, sentimos la
invitación que nos trae de nuevo a nuestro auténtico hogar. Al contrario que
los estados de vigilia y de sueño, el sueño profundo no es un estado, es el
trasfondo de todos los estados.
Utilizando una analogía, si consideramos unas caras talladas en piedra,
correspondiendo las caras a los estados y la piedra al sueño profundo, al
principio nuestra atención se dirige a las caras. Vemos sólo las caras.
Mirándolas más de cerca, vemos la piedra alrededor y entre las caras, donde
no están talladas. De la misma manera, el sueño profundo y los intervalos
entre las actividades mentales nos dan la oportunidad de despertar y
experimentar la consciencia pura. Después, observando de nuevo las caras,
las vemos tal como son, de piedra. Este conocimiento no nos impide ver las
caras, pero en definitiva lo que hay es sólo piedra. Del mismo modo, tras
haber visto el trasfondo, el substrato (y cuando utilizo la palabra "ver" no
quiero decir que veamos con nuestros ojos sino más bien que el substrato se
ve a sí mismo), cuando los objetos surgen de nuevo, son vistos como lo que
son, la consciencia. No hay objetos, solo hay consciencia.
El dormir profundo, gracias a su poder revelador, es de suprema importancia
en esta perspectiva. Una vez experimentada esta comprensión viva de ser
consciente, la presencia del trasfondo está siempre con nosotros. Durante el
estado de vigilia y el de sueño sentimos la continuidad del sueño profundo. Y
debido a que ya no existe la identificación con un sujeto ni en el estado
vigilia ni en el de sueño, uno puede decir que el dormir no existe más; la
cualidad de estar despierto del estado de vigilia se funde con la quietud del
sueño profundo. Esta no-experiencia está magníficamente descrita en el
Bhagavad Gita:
"Lo que es día para el ciego, es noche para el que ve.
Lo que es día para el que ve, es noche para el ciego".
Estar despierto en el sueño y dormido en el estado de vigilia.
Sí. El sabio, ignorando los tres estados, se asienta en la realidad, mientras que
el ignorante, inconsciente de su naturaleza real, prefiere situarse en un estado
de vigilia, que es ilusorio.
Si el sueño profundo es un retorno al yo real, ¿por qué somos inconscientes
de ello?
No recordamos esta no-experiencia. En este sentido la hemos olvidado. Sin
embargo la consciencia está presente, consciente de sí misma durante el
sueño profundo. Cuando despertamos todavía permanecen presentes la paz y
el sentido de continuidad de la consciencia. En este sentido, no la hemos
olvidado.
***
No existe el pasado, no existe el futuro. Solo hay aquí y ahora, solo lo
inmediato. Cualquier "allí" y cualquier "entonces" únicamente constituyen
los cimientos de esta enorme fantasía dentro de la cual parece haber un
pasado, un presente y un futuro. Una vez visto esto, una vez que se llega a
esta comprensión, ¿cómo vivirla?, ¿cómo integrarla en la vida diaria?
Se integra ella misma, ya que no hay nadie para integrarla. Se pone en
funcionamiento del mismo modo que el sol sale, o que el viento que sopla
arranca las hojas, sin nuestra intervención; tal como crecen las plantas o late
nuestro corazón.
El Maravilloso Juego del Presente
Intemporal
Ultimamente uno de mis mayores dilemas ha sido la relación maestro-
discípulo. Un amigo me insiste, "nunca renuncies a tu derecho a dudar".
Otros piensan que "entregarse" es lo ideal.
Tu amigo tiene razón. ¿Cómo te puedes someter totalmente si todavía tienes
dudas? Tal sometimiento no sería natural, sino más bien un esfuerzo para
abandonar tus propios conceptos y reemplazarlos por otros nuevos, los de tu
maestro. Sería un sometimiento a estos nuevos conceptos, no a la verdad. La
verdad no es un concepto. Es tu realidad viva, es absoluta libertad de
cualquier concepto. Nunca la puedes encerrar en un recipiente, ni incluso en
el de las palabras de tu maestro. Todo lo que puedes hacer en relación con las
afirmaciones de tu maestro es tomarlas en consideración. Si es un maestro
auténtico, sus palabras tendrán el poder de ir despejando gradualmente tus
dudas. Tomar seriamente en consideración las instrucciones de tu maestro, es
un sometimiento perfecto. Es lo mejor que puedes hacer. Deja que él haga el
trabajo por ti. Un maestro auténtico siempre acogerá tus preguntas, al menos
hasta que ya tengas un conocimiento de primera mano sobre tu naturaleza
real. Después, puede que elija contestar a tus preguntas si lo considera
apropiado. Por ejemplo, puede ayudarte a aplicar tu comprensión de la
perspectiva espiritual en algún problema práctico de tu vida; o simplemente
puede recordarte aquí y ahora, alguna verdad que ya has visualizado antes.
En ambos casos tu pregunta encontrará su respuesta en ti.
***
P. ¿Por qué estoy teniendo esta conversación contigo?
La respuesta a esta pregunta la tendrás que encontrar por ti mismo ¿Cuáles
son tus motivos? ¿Quizá una sensación de estar incompleto, de carencia o
insatisfacción? ¿Un deseo de comprender?
Ahora mismo, creo que sería el deseo de comprender. ¿Necesito tener esta
conversación contigo para comprender, o es posible que consiga esta misma
comprensión por mí mismo? Si uno mantiene esta misma conversación
consigo mismo, ¿cómo lo haría?
Para llegar a entender es imprescindible mantener una conversación consigo
mismo. Yo no puedo comprender por ti. Si tienes sed, aunque alguien te diga
cómo encontrar un pozo, tendrás que ir tú al pozo y beber para librarte de la
sed. Pero por otra parte la información que se te dió puede ahorrarte tiempo y
esfuerzo.
Tener esta conversación contigo mismo significa vivir con tu pregunta,
acoger tu pregunta cuando te surja espontáneamente. En su momento, la
formulación de tu pregunta cambiará, haciéndose más y más sutil a medida
que vas creciendo en comprensión, y llegará un momento en el que tu
pregunta desaparecerá en ti y te dejará en tu libertad e inocencia.
¿Acaso yo no sé lo que tú sabes? ¿Sabes tú más que yo? ¿Hay algo ahí fuera
o en mí mismo que debería conocer? ¿Por qué existe esta búsqueda? ¿Quién
está buscando? Buscando qué, ¿más conocimiento? ¿Qué es lo que dará fín
a mi búsqueda?
¿Qué entiendes tú por "conocer"?. Si te refieres a información acumulada en
la memoria o a una capacidad que has aprendido en tu pasado, estoy seguro
que hay muchas cosas que sabes, que yo no sé, e inversamente yo sé cosas
que tú no conoces. Pero, cuando haces estas preguntas, obviamente te estás
refiriendo a un tipo distinto de conocimiento.
¿Existe otro tipo de conocimiento? ¿cuál es la naturaleza de este
conocimiento?
Existe un conocimiento relativo, objetivo, y existe un conocimiento absoluto,
es decir el conocimiento en identidad. El conocimiento relativo es aquél al
que nos referimos cuando decimos "yo conozco esta historia", o "yo conozco
a ese hombre", o "yo sé tocar el piano" etc. La mayoría de la gente no es
consciente del otro tipo de conocimiento, el conocimiento en identidad, a
pesar del hecho de que éste último está en la base de todo lo que se conoce.
El hecho de que tú existes es una certeza absoluta para ti. Si analizas la fuente
de esta certeza encontrarás que no se basa en ninguno de los seis sentidos
(oír, ver, gustar, oler, tocar y pensar) que son los instrumentos para el
conocimiento relativo. La certeza que tú obtienes de este conocimiento
absoluto es total, mientras que cualquier hecho elaborado a partir de los
instrumentos del conocimiento relativo, puede ser cuestionado. La
experiencia del amor, de la belleza o de la felicidad, son otros ejemplos de
conocimiento en identidad. Una vez que eres consciente de esta nueva forma
de conocer, puedes volver a ella una y otra vez hasta que te acabes
estableciendo en ella.
Ahora, puede surgir la pregunta: ¿Poseo yo una especie de supermente que tú
no tienes y que me da acceso a un conocimiento misterioso que tú no
conoces? ¿Tengo algo que tú no tienes? Mi respuesta es: Definitivamente no.
Tal como yo, tú tienes todo lo que necesitas para ser completamente feliz. Si
es así, ¿donde reside la diferencia entre nosotros? La única alternativa posible
es que tú poseas algo que yo no tenga. ¿Qué puede ser? Tu pregunta inicial
nos da una pista. Hay búsqueda en ti no en mí. ¿Qué es lo que nos dice el
hecho de que tú estés buscando? Nos indica que, de algún modo, tú crees que
existe algo ahí afuera que todavía no posees y que una vez conseguido
pondría fin a tu búsqueda. ¿Por qué no estoy buscando yo? Porque estoy libre
de la creencia de que ahí afuera exista algo independiente de esta consciencia
que tan evidentemente sé que soy. Y también porque no creo que exista nada
de particular ahí, como un cuerpo o una mente, que yo reconozca ser "yo
mismo" en lugar de esta consciencia que tan evidentemente sé que soy. No
siendo yo nada específico, y no existiendo nada fuera de esto que tan
evidentemente soy yo, yo soy todo. Siéndolo todo, no hay nada que tenga que
buscar. De modo que aquí reside la diferencia: Tú crees cosas en relación con
lo que eres o no eres, o sobre lo que tienes o no tienes, mientras que yo no
tengo tales creencias y me aferro a lo que ahora mismo experimento que soy,
este juego magnífico del ahora intemporal.
Como no hay nadie buscando en mí, la pregunta ¿quién está buscando?, tal
como ya se demostró, la tienes que contestar tú. Esta es la mejor pregunta que
puedes investigar en tu vida, ya que te llevará al final del viaje, habida
cuenta de que tu deseo por la verdad es real y honesto.
Una mayor acumulación de conocimientos y habilidades no pondrá punto
final a tu búsqueda, ya que ésta no tiene que ver con el aprender, sino más
bien con descartar todos estos conceptos, creencias y hábitos acumulados que
nos impiden experimentar la simplicidad, espontaneidad y alegría de nuestra
naturaleza verdadera.
Analizar mi sugerencia de que tú no eres un objeto percibido, ni un concepto,
ni un sentimiento o una percepción sensorial, te allanará el camino para tu
comprensión de lo que tú realmente eres. Esta investigación tiene que ser
llevada a cabo meticulosamente, tanto a nivel intelectual, como de tus
sensaciones corporales. La comprensión que te llega como resultado de este
análisis, la respuesta a la pregunta "¿Quién soy yo?", es una experiencia que
te lleva más allá de la mente, del tiempo y del espacio, hasta tu belleza e
inmortalidad innatas. En esta experiencia, descubres que eres aquello que
estabas buscando. Es el final de esta pregunta y de todas las demás preguntas,
de esta búsqueda y de todos tus miedos y deseos.
***
¿Puedes explicarme qué quieres decir cuando hablas de ser perfectamente
feliz? Yo no me siento feliz, y esa es la razón por la que todavía sigo jugando
el juego que han inventado los seres humanos. Este juego es un contínuo
movimiento de un objeto a otro y la razón de este movimiento es tratar de
ser feliz. Pienso que mediante este juego podemos constatar que no existe ni
paz ni felicidad.
Todos conocemos la felicitad. No podemos describirla, pero el hecho de que
la estés buscando prueba que, de algún modo, la conoces. Cuando se
consigue un objeto que es deseado, experimentamos un instante de felicidad.
Nuestro error es creer que la felicidad reside en el objeto, cuando realmente
nosotros ya somos esta felicidad. Cuando adquirimos el objeto, entonces el
deseo cesa durante un tiempo y experimentamos la felicidad que se deriva de
la ausencia de deseo, nuestra naturaleza verdadera. Después, debido a nuestra
ignorancia, nace un nuevo deseo que vela otra vez la felicidad que somos en
lo profundo. Llega un momento, tal como mencionabas, en que nos damos
cuenta de este movimiento incesante de un objeto a otro. Este momento es
muy importante en nuestra vida, ya que facilita grandemente el camino para
una auténtica búsqueda espiritual, la búsqueda de una felicidad permanente.
¿Puedes explicar lo que quieres decir por consciencia? Mi experiencia es
que yo existo (cuerpo, mente) y que quiero ciertas cosas; y que existes tú y
existen otros que son como yo. Además hay un cierto sentimiento de que yo
existo independientemente de los demás. También puedo ir de yo a nosotros,
a vosotros, etc. ¿Dices que esto es únicamente una creencia? ¿Es la
consciencia sólo el ver, oír y sentir, o es mucho más?
¿Ante quién aparece tu cuerpo, tu mente, tus deseos, Francis y las otras
personas? Obviamente ante ti. Tú eres el que percibe tu cuerpo, tu mente, tus
deseos etc. Por tanto tú no eres ninguno de esos objetos. Tú eres puro
percibir, que es otro nombre para la consciencia, la conocedora última de tus
pensamientos, de tus sentimientos y percepciones.
El sentimiento de que puedes existir independientemente de los demás es
muy correcto. Deriva del hecho de que los demás no están presentes
continuamente en tu consciencia, mientras que tú estás siempre presente
como el percibir. Si piensas detenidamente sobre esto llegarás a la conclusión
de que tampoco tu cuerpo está siempre presente, por ejemplo no está presente
cuando estás pensando, o en el sueño profundo, o entre dos pensamientos;
mientras que tú, como consciencia, como el percibir, existes
independientemente de tu cuerpo, que está hecho de percepciones sensoriales.
Si continúas investigando este asunto, también se te hará claro que tú
tampoco eres un pensamiento, ya que los pensamientos vienen y van, pero tú,
la consciencia, el percibir, permaneces. Así pues tú no eres tu mente, o al
menos la parte objetiva de tu mente, los pensamientos. Llegado aquí, ya
debes tener claro que tú no eres un objeto, algo que puede ser
conceptualizado como un pensamiento o percibido mediante los sentidos.
Esto es todo lo que necesitas comprender; pero además tu comprensión debe
ser coherente y debes vivir y actuar de acuerdo con ella.
Lo que tú eres, no es ni un concepto ni una percepción, mientras que lo que
crees ser es obviamente un concepto, y lo que percibes que eres es
obviamente una percepción. El ver, el oír, el pensar etc., aparecen en la
consciencia y también desaparecen en ella; Todos ellos están hechos de
consciencia. Por otra parte la consciencia, tu” yo” real, es mucho más que los
seis sentidos, mucho más que la mente individual, incluso mucho más que
este universo que surge y se desvanece en la consciencia a cada instante. Es
aquello que todos los seres sentientes tenemos en común, nuestra presencia
intemporal, la cual contiene en una perfecta simultaneidad todos los mundos
posibles incluido su pasado y su futuro.
¿Hará la comprensión que se acabe la búsqueda y desaparezca el "quién"?
Cuando dejes de tomarte a ti mismo por lo que no eres, permanecerás como
consciencia. En ese momento encuentras respuesta a todas tus preguntas y
permaneces en paz.
¿Qué es este " quién " y cuál es su naturaleza?
Nuevamente eres tú quién tiene que contestar a esta pregunta.
Estoy de acuerdo contigo en que aumentar nuestros conocimientos no trae
consigo el final de la búsqueda, la cual está basada en el conocimiento que
yo tengo y que es incompleto. ¿Podríamos analizar lo que entiendes por
conceptos, creencias y hábitos de nuestra vida diaria?
Dos ejemplos de conceptos: "Hombre", "Dios". Tres ejemplos de creencias:
"Yo soy un hombre", "Dios existe", "Dios no existe". Cuando una creencia se
hace permanente, crea hábito. Por ejemplo, creer que "yo soy una entidad
separada" producirá ciertos patrones de defensa-agresión, de codicia, de
miedo y de deseo.
¿Todo lo que conozco es un concepto? ¿Qué es real y qué es irreal?
No todo lo que conocemos es un concepto, incluso en el terreno objetivo. Por
ejemplo, una sensación corporal no es un concepto. Todo lo que viene y va
no es real. Después de una pesadilla ese amenazante mundo del sueño, se
desvanece. Su desaparición nos convence de su irrealidad. De aquí se deduce
que, a causa de su impermanencia, ni los pensamientos ni las percepciones
son reales. La consciencia, que es su observador último y permanente, es la
única realidad.
¿Cómo va uno a romper con los conceptos, si toda nuestra comunicación
está basada en ellos? y ¿está todo esto en la mente? ¿no nos llevará el cómo
a otro concepto? ¿qué traerá consigo este descartar?
Esta es una buena pregunta. El ¿cómo? nos mantiene dentro de la mente, ya
que cualquier respuesta verbal al ¿cómo? es otro concepto. Pero por otra
parte la comprensión no es un concepto. Para comprender nosotros vamos
más allá de la mente. Algunos conceptos tienen el poder de llevarnos hasta
esta inteligencia, llevarnos más allá de la mente. Si vivimos con un concepto
durante un tiempo, si pensamos sobre él y lo investigamos, llega un momento
en que se desvanece repentinamente transformándose en comprensión.
La Verdadera Comprensión Está en el
Corazón

La gran mayoría de la gente en su vida diaria tiene que luchar para ganarse
la vida, relacionarse con la gente, y en medio de ello encontrar un poco de
felicidad. ¿Tiene algo que decir la visión no-dualista que sirva de ayuda a
estas personas?
A todos nos gusta ser felices. La mayoría de los humanos luchan
incesantemente para alcanzar este objetivo aparentemente inaccesible.
Cuando niños, buscamos la felicidad en el juguete que estamos esperando. De
adolescentes esperamos alcanzarla si tenemos la suerte de ganar el próximo
partido o tener a una cita con aquél muchacho atractivo o aquélla chica
preciosa que vimos en la playa. Ya de adultos, puede que pensemos que la
fórmula secreta para la felicidad sea una mezcla de conseguir un buen
trabajo, estar felizmente casado, ser propietario de una casa, tener hijos, estar
sano, y demás. Si echamos una ojeada de conjunto a este cuadro, vemos que
nos encontramos en un estado de lucha permanente, siempre deseando algo,
siempre con miedo de algo, siempre buscando la felicidad, pero siempre
infelices. Esta oscilación interminable entre el pasado y el futuro nos impide
vivir plenamente la realidad presente de nuestra vida. Genera en nosotros una
insatisfacción profunda, que si la escuchamos, acabará por ser un sentimiento
muy positivo. Esta insatisfacción nos conduce a preguntas tales como
"¿Cómo puedo escapar de este círculo infernal del miedo y del deseo? ¿De
dónde viene esta felicidad que yo experimento de vez en cuando? ¿Puedo
establecerme permanentemente en esta felicidad? ¿Puedo vivir una vida que
sea feliz y creativa? ¿Cómo puedo utilizar mi tiempo lo mejor posible?".
Si nos hacemos estas preguntas, es que ya hay una cierta madurez en
nosotros, es decir que ya hemos visto el problema. De algún modo ya hemos
entendido que ir de deseo en deseo es un callejón sin salida; que tan pronto
como hemos conseguido el objeto deseado o evitado el acontecimiento
temido, ya vamos hacia el siguiente asunto, continuando un proceso de
esfuerzo interminable. Cuando vemos esto, estamos abiertos a una nueva
perspectiva. Entonces, si hemos entendido que la paz y felicidad que estamos
buscando no se encuentran en ningún objeto, y que lo que nosotros realmente
queremos no es el objeto en sí, sino la felicidad que surge cuando cesa el
deseo, cuando obtenemos el objeto; entonces en lugar de dirigirnos hacia los
objetos, comenzamos a buscar directamente el estado sin deseos, la felicidad.
Como resultado natural de esta comprensión, surge un desapego. A este
desapego no se llega a través del esfuerzo, sino que se establece por sí
mismo. Las energías que surgen de nuestro centro, y que hasta ahora estaban
dispersas en la búsqueda de objetos, pierden sus metas exteriores y fluyen
hacia adentro hacia su origen, hasta que vemos que somos aquello que
estábamos buscando.
***
¿Si no podemos pensar la verdad ni sentirla, cómo podemos acercarnos a
ella?
No podemos acercarnos a la verdad, porque somos la verdad. La entidad que
quiere acercarse a la verdad tiene que cesar de existir para que la verdad se
manifieste. Esta entidad limitada es una ilusión. Toma prestada su realidad de
su origen, la verdad. Es correcto decir que la verdad no puede ser percibida o
sentida ya que no pertenece a la mente. La mente, los pensamientos, las
sensaciones, aparecen en la verdad, tienen su origen en ella. Krishna, el
maestro, dice en el Bhagavad Gita, "los seres tiene sus raíces en mí, pero yo
no tengo mis raíces en ellos".
El único prerrequisito para ser conscientemente la verdad es el comprender
que nosotros no podemos acercarnos a la verdad porque ya somos la verdad.
Entender que la mente no puede concebirla, ni atraparla, ni alcanzarla. Ver
que la mente no puede percibir aquello que, estando más allá de ella, la
percibe. Esta comprensión tiene tal vida y poder en sí misma, que pronto
remueve todos los velos acumulados y hace posible que la verdad sea
autoevidente.
Me parece que la única forma en la que podríamos ser la verdad
“sabiéndolo” es si la verdad es autoevidente. ¿Es la verdad autoevidente?
Cuando utilizamos la palabra "verdad", nos referimos a la verdad absoluta, no
a una verdad relativa que es un concepto, que puede ser cierto hoy y falso
mañana, que depende de las circunstancias. La verdad absoluta es
autoevidente. No se refiere o se aplica a un objeto. La verdad relativa puede
ser formulada, pero la verdad absoluta está más allá de cualquier
formulación.
La verdad absoluta es el origen de todas las convicciones profundas y del
entendimiento superior. Esa es la razón por la que le llamamos "verdad". Nos
da la convicción profunda de nuestra propia evidencia. Por ejemplo, si le
preguntamos a alguien "¿sabes quién eres?", surgirá en muchos casos una
indecisión antes de contestar. Pero si yo pregunto "¿Sabes que eres? ¿que
existes?" no habrá vacilación en la respuesta porque esta pregunta se refiere
directamente a una verdad autoevidente en ti , a algo que surge con absoluta
convicción. La pregunta te conecta directamente con el centro de tu ser.
¿El hecho de que éste sea un conocimiento directo y autoevidente quiere
decir que no tiene un opuesto posible?
La verdad no tiene un opuesto, ya que no es un concepto o una percepción,
no es un objeto. Existe por sí misma, es la única cosa que existe por sí misma,
y en último término es la única cosa que no es ni una cosa ni una no-cosa,
nuestra realidad última.
La comprensión de la perspectiva no-dual se da cuando se clarifica la
pregunta “ ¿quién soy yo?" mediante la eliminación de lo que no soy, y
cuando la respuesta a la pregunta "¿quién soy yo?" alcanza el mismo grado
de convicción y espontaneidad que la respuesta a la pregunta "¿yo existo?".
Esta respuesta viva nunca puede ser contestada en palabras, es la fuente en
donde se origina nuestra certeza de existir. Estas dos preguntas conducen a
una sola respuesta, la única absolutamente satisfactoria que podemos recibir.
¿Por qué esta perspectiva es tan extraordinariamente difícil de captar para
una mente corriente?
Esta perspectiva no sólo es extraordinariamente difícil si no imposible de
captar para la mente. Por otra parte es muy simple de comprender para el
corazón, muy sencilla, la capta casi inmediatamente.
¿Cómo entendemos algo con el corazón? ¿Cómo lo experimentamos? ¿Cómo
sabemos que no estamos simplemente atrapados en otro montón de
conceptos?
El único camino para comprender es el del corazón. Cualquier comprensión
auténtica se da a través del corazón, en el corazón. Pensamos que
comprendemos con el cerebro, en la mente, pero en realidad la comprensión
es instantánea. Viene de lo intemporal, no de la mente. El proceso de
investigación que precede a la comprensión y la formulación que la sigue,
puede ser un trabajo de la mente como instrumento, como canal, pero el
momento intemporal de la intuición creativa se da en el corazón.
¿Estás sugiriendo que nuestra idea de que entendemos las cosas con la
mente, es un error?
Exactamente, ya que la mente sólo puede captar objetos, actividades
mentales. No puede entender. Cuando la mente concibe el entender, viene el
ego y lo reclama como suyo "yo he entendido", pero realmente el ego no
estuvo presente cuando ocurrió la comprensión. Cualquier conocimiento real
se realiza más allá de la mente, en la consciencia. La consciencia es
comprensión. Esto es cierto para cualquier tipo de comprensión, incluso para
la comprensión relativa, es decir aquélla que es necesaria para resolver una
ecuación o un problema de geometría. Pero por otra parte, cuando la
comprensión se refiere a la comprensión misma, entramos en una nueva
dimensión. La inteligencia se hace consciente de sí misma, y la comprensión
dirigida hacia la verdad absoluta permanece con nosotros para siempre. Es
algo así como una implosión.
***
¿Es posible que los actos amables o compasivos provengan del ego? o
¿vienen necesariamente de otro origen?
Tanto el afecto como la compasión auténticos surgen del yo, de nuestra
naturaleza verdadera, nunca del ego. Podría haber actos de aparente
compasión surgidos del ego, tal como cuando existe una motivación personal,
o el deseo de fama, de beneficio personal, de poder, etc. Estos, no son actos
de compasión, la compasión proviene siempre del amor.
Entonces estás diciendo que lo que habitualmente llamamos amor y
altruismo, el poner a los demás por delante de uno, ¿invariablemente se debe
a motivos personales por parte de quien lo hace?
Lo que estoy sugiriendo no es eso. Por el contrario, todos conocemos actos
magníficos de altruismo. A veces hay gente que arriesga su vida para salvar a
otro que se está ahogando, se sumergen en aguas heladas sin pensarlo dos
veces, espontáneamente. No piensan en contar su gesta delante de las
cámaras o ganar dinero con este asunto. Simplemente hacen lo que tienen que
hacer según las circunstancias. Estos actos son pura compasión.
¿Entonces estás sugiriendo que un acto sin ego, totalmente espontáneo,
puede surgir en alguien que en otras circunstancias vive a través del ego?
Evidentemente. El ego no es permanente. Lo que somos de verdad, nuestra
naturaleza real, es permanente. El ego, al ser un concepto, viene y va.
Es decir, que en un lapso del ego, existe la posibilidad de que el yo actúe
directamente.
Sí. La acción que se realiza en ausencia de la noción de ser una cosa limitada,
es armoniosa y se origina en la totalidad de nuestro ser.
Volviendo de nuevo a la pregunta, todos conocemos gente que suelen ser
amables en general y otros, lo contrario. ¿Estás diciendo que como ambos
modos de comportamiento derivan del ego y tienen motivos personales, son
cualitativamente diferentes de los actos totalmente altruistas?
La auténtica amabilidad es totalmente natural, espontánea y sin esfuerzo. Esta
forma de amabilidad puede no corresponder a nuestra imagen mental de lo
que consideramos como amabilidad. A veces puede parecer enfado. No
siempre aparece con una sonrisa permanente y una voz suave. El afecto
verdadero proviene de la misma vida, y por esta razón está totalmente en
armonía con la situación. La falsa amabilidad surge de una intención o un
motivo relacionado con una entidad personal. Dicha meta puede ser
mundana, o incluso espiritual, tal como el deseo de ir al cielo en una vida
futura. Independientemente de su motivación, si existe una intención
personal, no es compasión.
Retomemos un punto que, quizá, has dejado poco claro. Pienso que mucha
gente estaría de acuerdo contigo en que el ser amable no significa una
sonrisa constante ni un tono de voz suave, pero se verían confundidos por tu
indicación de que podría surgir en forma de enfado. ¿Podrías explicar esto
algo más?
Si ves un vendedor de drogas que se acerca a tu hijo de diez años para
venderle cocaína, posiblemente tomes una actitud que no será aparentemente
amable, puede que pierdas tu sonrisa y tu tono de voz agradable. Pero por
otra parte, esta acción que está vacía de cualquier motivación personal, será
buena tanto para tu hijo como para el vendedor de drogas.
¿Cómo podrá ser buena para el vendedor de drogas?
Al encararse a la autenticidad de tu enfado o a cualquier otra acción tuya,
tendrá la oportunidad de comprender la naturaleza de sus actos y despertar.
¿Podrías quizá describir un escenario similar en el que se presenta lo
genuino a una persona que parece que actúa de un modo amable, pero cuyo
motivo fuese personal, y tu autenticidad le hiciese despertar tal como le
podría suceder al vendedor de drogas?
Lo genuino nunca despierta a la persona. Elimina a la persona. Tu inocencia
inmaculada, tu autenticidad que no juzga, ve o al menos percibe la
motivación, el motivo ulterior por detrás de la aparente amabilidad de esa
persona. Permaneces sin estar implicado, transparente. Todos los intentos que
efectúa para hacerte caer en la trampa fracasan, y esto le impresiona. Así, la
dignidad natural de tu actitud de no implicación le ocasionará una intuición
en relación a lo inapropiado de su propia conducta. Teniendo en cuenta que
no hay nadie que pueda ser afectado, su acción volverá hacia él tal como si
fuese reflejada en un espejo, y de este modo tendrá la oportunidad de
comprender.
Por lo tanto acciones en apariencia compasivas o no, pueden surgen del ego;
pero la auténtica compasión es realmente, nuestra auténtica naturaleza y
por tanto los auténticos actos compasivos ¿sólo surgirán de ahí?
Sí.
¿Cómo podemos ayudar a otros, si es que podemos?
Mientras existan otros, nuestra conducta no puede estar basada en el amor.
Para ayudar a otros, primero uno debería ver claramente que no existen otros.
Uno debería dejar de proyectar un "mí", y un "yo"; debería dejar de
conceptualizar al otro como persona. Para interrumpir esta proyección, uno
debería primeramente dejar de proyectar un ego en sí mismo. De otro modo,
siempre hay algún motivo tras nuestras acciones, una falta de pureza. El
primer paso para ayudar a otros es ayudarse a sí mismo. El primer paso para
amar a otros es quererse a uno mismo. La verdadera ayuda brota del
comprender que no somos una entidad personal.
***
Hay gente que puede estar atraída a la no-dualidad para resolver emociones
que les han abrumado toda su vida. Puede que estén acosados por la ira, los
celos, la depresión, etc. ¿Qué puedes decir que pueda ayudar a esta gente?
El hecho de que estén buscando la salud, es un signo de que ya están sanos.
Si fuesen dementes, y debido a que la demencia no se reconoce a sí misma,
no se darían cuenta de su estado. Así pues, existe un cierto grado de "darse
cuenta" que proviene de su salud más íntima, la cual comienza la búsqueda
de su verdadera identidad. Por esta razón se considera un signo positivo y
muy esperanzador. Uno tiene que partir desde su propio nivel, lo cual
significa el que se enfrente totalmente con su situación actual. Por ejemplo,
no hay ningún problema si alguien no comprende todo lo que se está diciendo
a lo largo de esta conversación. Sí habría problema si uno se engañase a sí
mismo, si existiese una falta de sinceridad con respecto a uno mismo. Para
comprender algo, uno tiene que ser muy sencillo, muy humilde de corazón.
Tiene que empezar con la misma sinceridad y ausencia de interferencias
personales que lo hace un científico al realizar un experimento.
Debemos ser conscientes, no sólo de nuestras propias motivaciones, del
origen de nuestras emociones negativas, de la persona que creemos ser y cuya
supervivencia es la que dispara estas emociones negativas, sino también
darnos cuenta del impacto de estas emociones como sensaciones en nuestro
cuerpo. Deberíamos acoger estas sensaciones corporales conforme van
apareciendo, sin placer ni miedo, simplemente encarando la situación, es
decir, afrontando los datos sensoriales que están viniendo tanto de nuestro
cuerpo como del mundo exterior.
Esto incluye el ámbito de nuestras relaciones con nuestros parientes, con
nuestros vecinos, con nuestros compañeros de trabajo, nuestros clientes,
nuestros supervisores, nuestros empleados, y así sucesivamente. Este análisis
no puede limitarse a una meditación de media hora dos veces al día. Se
vuelve el centro de nuestro interés, todo el tiempo. Tenemos que descubrir
nuestras reacciones al afrontar las situaciones de la vida diaria,
acostumbrarnos cada vez más a una actitud de bienvenida carente de juicios o
conclusiones. Si nos juzgamos a nosotros mismos o a los demás, entonces
debemos simplemente constatarlo, tomar nota de ello y seguir adelante.
Podemos considerarlo como una especie de mal hábito. Pero si luchamos
contra él, lo reforzamos. Si lo dejamos, él nos abandona. El punto
fundamental es verlo. De este modo tiene lugar una transformación, una
purificación. Nuestra vida aparecía como fragmentada en varios elementos,
tales como nuestra vida profesional, nuestra vida de matrimonio, nuestra vida
de relación, nuestra vida individual, etc. Gradualmente vamos percibiendo la
armonía que une a estos fragmentos; más tarde descubrimos que somos la
unidad que subyace en todos ellos.
Si alguien está enfadado o infeliz la mayoría del tiempo, ¿por qué su
búsqueda para escapar de estos sentimientos es evidencia de que en algún
lugar, en el trasfondo hay felicidad, amor, y salud?
Cuando uno está en plena depresión, está tan encerrado en ella que ni siquiera
surge la pregunta ¿cómo me puedo liberar de ella? Esta pregunta puede
aparecer sólo cuando uno se da cuenta de la situación. En primer lugar, uno
tiene que reconocer esta habilidad del darse cuenta de dicha situación, para
que exista una distancia entre el estado de infelicidad y el observador...
¿Ser consciente de esta infelicidad?
Sí, de su observación. De otro modo, en una depresión profunda no hay ese
darse cuenta de ella.
Si. Es un estado psic6tico.
Y en ese momento no es posible una intervención terapeútica. Pero de todos
modos, incluso las depresiones más profundas son estados. Cualquier estado
tiene un inicio y un final. Cuando vemos nuestra depresión, nuestra
infelicidad, en lugar de deprimirnos más, en lugar de juzgarnos diciendo
“¡aquí está de nuevo!", podemos ver la belleza de esto: "La percibo, es decir
que no soy infeliz en un cien por ciento, no estoy totalmente en ella, algo en
mi está libre de la depresión".
¡Un momento. Será muy difícil que una persona deprimida vea la belleza de
su depresión!
No me estoy refiriendo a la belleza de la depresión, estoy hablando de la
belleza de ser consciente de ella.
¿La belleza de la consciencia?
Sí, exactamente. La belleza de este algo en la persona que es diferente de la
infelicidad y sin lo cual este individuo no podría ser consciente de su mal
estado de ánimo.
Es decir, la belleza de ser capaz de reconocer su depresión como un objeto.
Sí. Por ejemplo, el terapeuta debería mostrar este elemento positivo a su
paciente, de tal modo que éste pueda reconocer esta habilidad de darse
cuenta, la cual va a ser el principal, y de hecho el único, agente curativo. Así
que yo le diría a esta persona, "es algo importante el que exista esta habilidad
para ver cómo te sientes, cómo piensas. Todo lo que necesitas hacer es darle
más espacio, darle la bienvenida, permitirle entrar, estar abierto a ella". Una
vez que esta habilidad ha sido reconocida, toma vida por sí misma.
¿Lo que estas sugiriendo es que el paciente deje de fijarse en la depresión y
se centre en el "darse cuenta" de la depresi6n?
Sí. Habrá recaídas, pero entre ellas habrá períodos de comprensión clara. En
estas fases de comprensión clara, las ideas falsas, las basuras acumuladas
serán eliminadas espontáneamente, tal como cuando, tras abrir la ventana de
una habitación oscura, se elimina la oscuridad simplemente por la aparición
de la luz.
También quedará un recuerdo de esta cualidad de ser consciente, de esta
distancia, de esta comprensión de que no somos el hacedor de las acciones.
Ni tampoco el que sufre nuestras depresiones.
Precisamente. Son como nubes en el cielo. Del mismo modo que la
luminosidad del sol disuelve las nubes, la consciencia será el remedio
definitivo.
***
¿Recomiendas la práctica del Hatha-yoga o cualquier otra técnica orientada
al entrenamiento corporal?
En relación al Hatha-yoga u otros sistemas basados en el entrenamiento
corporal, uno debe tener muy claras las metas que pretende, si es que las hay.
Si este camino refuerza la noción de ser una entidad individual, o nuestra
identificación con el cuerpo, yo me apartaría de él. Uno debería evitar
cualquier método basado en el supuesto de que es posible para el ego el
volverse un ego mejor, de que a través de la transformación del cuerpo, de los
ejercicios, uno podría acercarse a la verdad. Todos los intentos surgidos a
partir de una entidad personal, mediante esfuerzo, están condenados al
fracaso.
Pero también existe otra respuesta a tu pregunta. Una vez hayamos entendido
que somos lo que estábamos buscando, que sólo hay una cosa, que no hay
pluralidad y que ya somos esta cosa, la consciencia, esta comprensi6n tiene
que penetrar todos los niveles de la estructura cuerpo-mente. Pero en este
caso, y como resultado de esta comprensión, ya no hay planificación para el
futuro. Yo recomendaría un camino basado en las sensaciones, observando en
profundidad esta masa de sensaciones que llamamos el cuerpo, sabiendo que
no son más que la consciencia, permaneciendo abiertos a ellas, dejándolas
desplegarse en nuestra presencia acogedora. A través de este despertar
sensorial, se liberan las energías atrapadas dentro de la estructura somática, y
así la comprensión de que el mundo está dentro de nosotros se vuelve una
experiencia viva.
***
¿Qué es una sensación?
¿Qué estas pensando mientras haces esta pregunta?
Si examino los datos de mi experiencia antes de ser elaborados, encuentro
que están compuestos por sensaciones y conceptos, y que estos conceptos at
menos inicialmente proceden de las sensaciones. En última instancia también
pueden surgir a partir de otros conceptos. El elemento básico es mi
experiencia, y por decirlo así, es una sensación. De modo que es importante
conocer cuál es la naturaleza de este elemento básico.
Desde una perspectiva no-dual no existe una sensación.
Desde esa posici6n tampoco hay una experiencia.
Exactamente, nadie siente nada y nada es sentido. Sólo hay sentir, lo cual es
realmente una experiencia no-dual. El concepto de sensación implica un
elegir, un distinguir. Cuando digo, "veo este objeto", estoy implicando una
experiencia diferente del tocar, oír, etc. También implico que este ver
comienza en determinado momento en el tiempo, tiene una cierta duración y
termina en determinado momento temporal. Al hacer esto, defino unos
límites como lo que no es (no es tocar, escuchar, etc.), y cuando no era (antes
de que comenzase, después de que acabase). Al colocar estos límites al hecho
sucedido, sobre mi propia experiencia que es en sí libre de limitaciones, estoy
creando este objeto particular llamado "una sensación". Aún así, estas
limitaciones no tienen realidad intrínseca, son conceptos, de la misma forma
que lo son la cola y la cabeza de un gato.
Si, lo entiendo, pero si consideramos la conocida frase "el azúcar no es
dulzor", estamos creando una distinción entre la palabra azúcar, que es un
concepto, y la supuesta sensación de dulzor que no es un concepto. ¿Cuál es
la naturaleza de esto que no es un concepto?
Es la realidad misma, nuestra naturaleza verdadera. Y como tal no está
limitada. Sólo el concepto la limita.
En este sentido, cuando yo experimento, digamos el color rojo...
Eres uno con él.
Es una sensación en cierto modo no limitada, pero aun así no es azul.
Sólo es ver, y tras esta experiencia, tú la cualificas diciendo " es roja".
Es decir, que cualquier sensación objetivada es un mero concepto, pero en su
forma desnuda como ver u oír, es la misma consciencia.
Si, la naturaleza de la sensación es consciencia, somos uno con ella.
***
Desde el punto de vista de esta perspectiva, ¿cuál es la naturaleza de los
sentimientos y de las emociones?
Los sentimientos y las emociones producen un profundo impacto en nuestro
cuerpo. Son sensaciones originadas a partir de impulsos mentales más sutiles,
que a su vez provienen de dos fuentes.
Los impulsos del primer tipo se originan en la mente, partiendo del concepto
de que somos una entidad limitada. Corresponden a las emociones negativas
tales como la ira, el odio, y el miedo. Producen agitación, pesadez, presión,
constricción y tensiones al nivel somático. Hacen que sintamos nuestro
cuerpo como algo localizado, una entidad de carne y hueso limitada en el
espacio. Los impulsos del segundo tipo se originan más allá de la mente, en
nuestro trasfondo más íntimo. Corresponden a emociones y sentimientos
positivos tales como amor, felicidad, gratitud, admiración, respeto, y sentido
de la belleza. Generan liberación, descanso y relajación a nivel somático.
Hacen que sintamos nuestro cuerpo como una expansión de la consciencia no
localizada.
Partiendo de tu descripción de que las emociones positivas nos conducen a
sentimientos de expansión y relajación, y de que los sentimientos originados
en el ego producen constricciones y tensiones, podríamos pensar que los
primeros dejarían en el cuerpo huellas más o menos duraderas, mientras que
los segundos es menos probable que produzcan ese efecto.
Los primeros (impulsos positivos) tienen incluso el poder de anular los
últimos. Por ejemplo, todos sabemos que, si una situación se vuelve tensa, y
alguien cuenta un chiste, sentimos que se relaja la situación, ya que el humor
es una emoción positiva.
Lo que estas describiendo aquí es el afloramiento repentino de emociones
positivas que eliminan las huellas del estado negativo que estaba presente.
Yo me refería más bien a estados negativos persistentes enraizados en el
cuerpo quizá desde años atrás.
Sí. Utilicé este ejemplo para mostrar que ya estamos familiarizados con este
mecanismo, y cómo actúa. Si experimentamos frecuentemente estados
psicológicos negativos que nos conducen a emociones negativas, se puede
llegar a establecer una cierta cronicidad a nivel somático en los músculos e
incluso en las células.
Es decir, que se puede originar un cambio progresivo tanto de la estructura
como de la función.
Sí.
Entonces, ¿estas estructuras que han sido modificadas durante años, se
podrán reparar por medio de la fuerza de las emociones positivas?
Sí, a través del poder de la atención acogedora. Cuando a esta atención, la
consciencia, se le permite penetrar en el campo de las sensaciones corporales,
de la misma forma que la luz elimina la oscuridad, ella limpia la totalidad de
la estructura somática y elimina los viejos residuos. Este proceso puede durar
un cierto tiempo. Si he estado manteniendo mis hombros en una posición
elevada durante treinta años debido a un miedo permanente, primero tengo
que librarme del miedo. Esto se produce en el momento en que caigo en la
cuenta de que yo no soy una entidad personal. Entonces, en algún momento
mi cuerpo enviará una señal, una sensación, para decirme que esta actitud
defensiva ya no es necesaria en las actuales circunstancias y entonces relajaré
mis hombros. Es posible que después surjan nuevas sensaciones a un nivel
más refinado, pero si se les presta la adecuada atención acogedora, se
producirá un nuevo soltar a ese nivel, y así sucesivamente.
De este modo, la consciencia impregna gradualmente toda la estructura y
textura del cuerpo, disolviendo los residuos somáticos del ego. Conforme la
consciencia corporal va profundizando, van desapareciendo la pesadez y las
tensiones. El cuerpo empieza a sentirse transparente, vacio y, llegado a un
punto, "luminoso". Ya no se percibe más como una masa de materia limitada
por la superficie de la piel, sino como una corriente sutil de la consciencia
que se expande en el espacio circundante, y que, en una etapa posterior, lo
incluye.
Cuando es esta nuestra experiencia, verdaderamente se puede decir que
permanecemos como consciencia presenciando las sensaciones y
percepciones del cuerpo, o en otras palabras, que el mundo está en nosotros.
Esta transfiguración del cuerpo se hace posible mediante la comprensi6n de
que nosotros no somos una entidad limitada, lo cual a su vez establece la
correcta actitud de atenci6n acogedora. Esta comprensi6n es la percepción
instantánea de nuestra presencia acogedora, la consciencia, la cual destruye
las falsas identificaciones que se queman en las llamas de nuestro esplendor
eterno.
***
¿Podrías hablarnos algo de como tu maestro te pudo ayudar?
Sus palabras borraron las dudas de mi mente y me dejaron abierto a la
posibilidad de que somos la consciencia entre dos actividades mentales. Su
presencia hizo que esta posibilidad fuese una realidad viva.
El Sueño Profundo Es, la Muerte No
Es.

¿Qué es lo que hace que este mundo tan variado aparezca como si fuese un
todo homogéneo y con significado?
Lo hace su fuente, la consciencia. Aglutina sus distintos elementos, ya que
dos objetos nunca pueden relacionarse directamente el uno con el otro. Cada
objeto se relaciona únicamente con su origen, la consciencia. Dos objetos,
sean pensamientos o percepciones, nunca pueden entrar en una relación
directa entre sí.
Dado que dos objetos no pueden entrar en relación entre sí, y dado que sólo
un objeto puede aparecer en cada momento, podría esperarse, como ya se
dijo, que el resultado fuera fragmentado, muy roto, y quizá lo sea. Pero
ciertamente nos deja con la impresión de que el mundo es una estructura
continua que dura en el tiempo, sin agujeros y sin estar fragmentada. ¿De
dónde surge esta aparente continuidad?
Surge de la consciencia. Esta continuidad es la continuidad de la consciencia.
Esta permanencia no pertenece al mundo. Se hace evidente cuando pasamos
del estado de vigilia a los estados de soñar y de dormir profundo. El mundo
coge prestada su continuidad de la consciencia, del mismo modo que la
pantalla de cine es el elemento permanente de la película. Desde este punto
de vista, la continuidad, la realidad, el ser, la consciencia, son sinónimos;
hacen referencia al mismo "yo soy".
¿Cuál sería tu comentario en relación a la visión budista de que el universo
aparece como una serie de fotogramas que surgen en aparente sucesión, y
que la rapidez de la aparición de las imágenes, es la que produce una
aparente continuidad, exactamente como en las películas? Ramana Maharshi
también ha utilizado esta analogía. Sin embargo la Física no encuentra nada
parecido a esto. De existir algún tipo de discontinuidad, solo sería en
relación a la mecánica cuántica. En ella, el proceso de observación, de
“medida” en un sistema físico, produce una discontinuidad abrupta. Los
budistas afirman que estas discontinuidades están ahí y ellos pueden
experimentarlas. ¿Quieres decir que la continuidad es un elemento prestado
por la consciencia, a algo que en realidad es discontinuo?
Sí, la continuidad auténtica sólo reside en la consciencia. La consciencia es la
única "cosa" que experimentamos como continua, que no cesa. Todo lo
demás es impermanente. El mundo parece permanente debido sólo a que
hemos desplazado el énfasis desde la consciencia a los objetos, a lo que
aparece.
***
¿Cuál es la diferencia entre el sueño profundo y la muerte?
El sueño profundo existe, la muerte no.
¿Puedes desarrollar más esto?
La muerte es un añadido, un concepto, mientras que el sueño profundo es
nuestra naturaleza real. La muerte no es real, el sueño profundo es nuestra
realidad permanente.
Pienso que esta pregunta surge del asumir la ausencia de consciencia en el
sueño profundo, debido a la ausencia de memoria, y de ahí su aparente
similitud con la muerte, es decir la ausencia del cuerpo, del mundo y de la
consciencia.
Sí, pero lo que ves cuando observas un cuerpo echado, inmóvil, no es tu
experiencia de la muerte. Lo que es realmente importante es el conocimiento
de primera mano, no las proyecciones.
Si comparas un cuerpo muerto con otro durmiendo, ¿dices que en ambos
casos se trata de una proyección?
Por supuesto que no. Pero tú no estás hablando de la experiencia real del
sueño profundo o de la muerte, sino de un conocimiento de segunda mano de
ambos.
Sí, pero esta pregunta se plantea a partir de la experiencia común de que no
tenemos conocimiento de ninguno: Ni conocemos íntimamente de primera
mano la muerte ya que no estamos ahí, ni tampoco tenemos en absoluto
recuerdo o conocimiento del sueño profundo. Así que, ¿qué conocimiento de
primera mano podemos tener de ellos?
Tenemos un conocimiento muy exacto y de primera mano del sueño
profundo. Cuando despertamos,
realmente no cambia nada, de la misma forma que tampoco cambia la
pantalla de cine al comienzo de la proyección de una película. La pantalla
está allí antes, durante y después de proyectarse la película. El sueño
profundo es constante, está presente en todo momento. Conceptualizarlo
como un estado que comienza cuando "nos dormimos" y que acaba cuando
"despertamos", equivale a diferenciar entre la pantalla durante la película y la
pantalla en ausencia de la película. Esta distinción es meramente un concepto
añadido sobre la pantalla. La pantalla siempre es la misma.
¿Entonces, lo que habitualmente consideramos sueño profundo es tan
conceptual como sucede con la muerte?
Sí.
Cuando afirmas que el sueño profundo existe y que la muerte no existe, ¿te
estás refiriendo al sueño profundo en su acepción habitual?
No me refiero al estado de sueño profundo. Tenemos un conocimiento muy
bueno y de primera mano del sueño profundo, simplemente no tenemos un
recuerdo objetivo de esta experiencia. La ausencia del recuerdo no implica la
ausencia de la experiencia. Esto es cierto incluso en el caso de una
experiencia objetiva. Si te pregunto, "¿qué estabas pensando hace veinte años
a esta misma hora?", es muy probable que no te acuerdes. Sin embargo no
dudarás que tú existías en ese momento. ¿Tienes acaso alguna duda de que
existes durante el sueño profundo? ¿Te duermes siendo Juan y despiertas
como Pedro, o más bien tu experiencia es que entras en el sueño como "yo",
duermes como "yo", y despiertas siendo "yo", permaneciendo siempre como
el testigo inmutable de todos los cambios? El hecho de que digas, "yo he
dormido bien", prueba que permaneces como consciencia durante el sueño
profundo.
***
¿Qué significa ser desapasionado en la búsqueda de la verdad, y cómo es
desapasionada la consciencia?
La pasión nace de la creencia de que hay algo que ganar y algo que perder.
En este caso, hay fragmentación, hay la sensación de que nos falta algo, y de
algún modo existe una carencia que genera este dinamismo que llamamos
pasión, deseo, miedo, etc. Por otra parte, en la unidad de nuestra auténtica
naturaleza, no hay nada que ganar ni nada que perder. Esta presencia última
no tiene motivaciones, ni metas; es totalmente neutral, totalmente inocente, es
espontáneamente desapasionada. El desapasionamiento no es una cualidad
que podamos cultivar, sino que más bien aparece como un resultado natural
cuando nos asentamos en nuestra base auténtica. La consciencia es
desapasionada por naturaleza.
Pero, ¿cómo aparecería esta falta de pasión a un observador?, ¿cuál sería el
aspecto de alguien que está buscando la verdad o que ya la conoce? La
persona seguiría viviendo una vida en la que tendría que solucionar las
demandas de seguridad física y reaccionar a demandas sociales conflictivas.
Tendría que elegir, que ganarse la vida, pagar su comida etc. ¿En qué
sentido no existen finalidad ni metas?
Esta persona incluso podría parecer apasionada, o muy feliz, en relación con
lo que está haciendo, ya que lo que hace lo hace sin motivos. La acción sin
ego revela cualidades de libertad y entusiasmo análogas a las de un niño
cuando está jugando. Ambos están carentes de pasión, debido a que, cuando
se acaba el juego el resultado mismo carece de importancia y entonces
estamos listos para disfrutar del siguiente juego.
Es decir que por desapasionamiento quieres decir no actuar pensando en el
futuro, sino más bien disfrutar de lo que se está haciendo en cada instante.
Exactamente. Todo es lo último, todo es una expresión de alegría y esa es la
razón por la cual el desapasionamiento no es fatalista. El fatalismo produce
un comportamiento aburrido y pasivo que carece de espontaneidad y libertad,
mientras que el desapasionamiento no es ni pasivo ni activo. Es pasivo y
dichoso cuando las circunstancias no invitan a actuar, pero si lo hacen, es
activo y alegre; aunque por otra parte nuestro centro más íntimo no se ve
implicado y permanece solo en su propia gloria, como el testigo
desapasionado de los actos.
Existen bajorrelieves esculpidos en las piedras de antiguos templos de la
India, que representan deidades en todo tipo de actividades sexuales. Pero por
contraste, la cara de estos dioses y sabios muestra un desapego total, una
serenidad absoluta, simbolizando la paz y el desapasionamiento de aquello
que es lo más íntimo, mientras que el cuerpo, tanto el individual como el
cósmico, está activo de forma espontánea.
La consecuencia obvia de la no-dualidad es que no hay otros. ¿Cómo es
experimentada y vivida la vida social de todos los días, cuando esto está
claramente establecido?
Todos conocemos momentos magníficos en nuestras relaciones, momentos
de amor no egoísta, de relajación, de comprensión mutua, cuando dos
corazones comparten sus auténticos sentimientos sin necesidad de emplear
palabras... Así es como es vivida la vida social.
Pero esos son sólo momentos, y sin embargo dices que esa corriente es
continua. Para mucha gente estos momentos son relativamente raros y en la
mayoría de los casos lo que se percibe claramente es yo y los demás.
Eso es cierto, pero reconocemos aquellos momentos y cuando se acaban nos
dejan con la nostalgia de la unidad, de la plenitud que hemos experimentado.
Lo que es más importante, deberíamos comprender que durante esos
momentos permanecemos como consciencia más allá de las actividades
mentales. Cuando estamos asentados ahí no existe separación, no existe la
consciencia de David, por una parte, y la de Francis por la otra. Esta
experiencia tiene su propia fragancia y esta fragancia es inolvidable.
Si no existen otros, se concluye que no hay moralidad, entendiendo que la
moralidad surge de las acciones de unas personas con respecto a otras. Es
decir, ¿la no-dualidad, no implica algún tipo de consideración moral?
No. La moralidad no es necesaria en este caso, ya que la acción que nace de
la comprensión, de la experiencia de que no hay otros, no puede producir
daño. Es perfecta, correcta, totalmente "en su sitio", No estoy diciendo que la
moralidad, establecida por la religión y la sociedad, no tenga valor. La
moralidad es útil para preservar un cierto orden en la sociedad, para prevenir
un caos. Nace de un profundo discernimiento espiritual surgido en los
fundadores de las religiones, y puede incluir también preocupaciones
sociológicas que fueron específicas de una civilización determinada, pero que
se vuelven obsoletas en un ambiente diferente. La moralidad verdadera es
creada en cada instante, es totalmente ajustada a cada situación, ya que surge
de la misma vida. Esto es lo que significa el dicho: "El espíritu (de la ley)
vivifica, pero la letra mata".
Cuando hay comprensión, cuando no hay otros, tampoco hay nadie aquí;
cualquier asunto que surja es resuelto con rapidez y de un modo adecuado.
Entonces las leyes y códigos de conducta que mantienen la cohesión social,
se obedecen prácticamente siempre, no porque se crea que son la verdad
última, sino simplemente porque en ausencia de separación uno ya es
espontáneamente un buen padre, esposo, vecino, ciudadano etc., según lo
demanden las circunstancias.
***
¿Cuál es el ámbito de la razón?
La razón es una herramienta. El razonamiento lógico es un proceso en el
tiempo. Incluso en el caso del conocimiento relativo, por ejemplo en lo
científico, el razonamiento lógico no es la esencia del proceso creativo. Por
ejemplo, antes de que encontremos la solución a un problema de
matemáticas, se da una especie de visualización espacial simultánea de sus
componentes, lo cual los reduce a un conjunto sintético (por sintetizar quiero
decir "poner todo junto") de modo que se puedan disolver en el entender, en
la inteligencia. Fíjate que los verbos "disolver" y "solucionar" tienen la
misma raíz y el mismo significado literal. Si los diversos elementos del
problema son colocados en el lugar adecuado, la solución está al caer.
Podríamos comparar este proceso de visualización espacial con el de
solucionar un rompecabezas en el que las piezas estén en una configuración
que, sin ser definitiva, nos dan la posibilidad de "completar lo que falta", y
"de repente" vemos la solución. Lo cual quiere decir que vemos cómo el
contenido de nuestra mente se disuelve en la inteligencia. Lo que llamamos
razonar, o al menos su parte creativa, está preferentemente basado en este
proceso de visualización. Esta misma herramienta puede ser empleada, al
nivel absoluto, en la búsqueda de la verdad. En este caso lo ponemos en
movimiento mediante la intuición de nuestra naturaleza auténtica. Como
resultado de esta visión fugaz la mente con todas sus habilidades, incluso su
capacidad razonadora, se transforma en servidora de lo último.
Y desde entonces, ¿se podría decir que el razonamiento es un razonamiento
superior?
Correcto. Ya que la razón recibiría órdenes de lo intemporal.
Y apunta a lo intemporal...
Sí, y toma sus convicciones y su certeza de lo último. Realmente el
encontrarte por fin pisando suelo firme, es un acontecimiento muy dichoso.
Existen muchas maneras de acercarse a la verdad. Uno puede aproximarse
desde distintos niveles y a través de diversos maestros. Algunos pueden
desviarte, otros no están viviendo en la verdad. Cuando un buscador camina
por un determinado camino, éste por ejemplo, ¿cómo saber si está siendo
engañado, o cómo conocer que ya ha llegado a algún punto que le podrá
llevar hacia la verdad? ¿Cuáles son las señales indicadoras que anuncian
esa autenticidad?
Tu propia satisfacción. ¿Cuál es la señal indicadora de que eres feliz? Tú
sabes que eres feliz, no necesitas que nadie te diga que eres feliz. En otras
palabras, la felicidad se conoce a sí misma por sí misma. La señal de un
encuentro con un auténtico maestro, con un sabio (y aquí, encontrarse con un
sabio significa en realidad encontrarse con uno mismo), es la dicha. No
puedes tener dudas sobre el ser feliz, la felicidad habla por sí misma en tu
corazón.
¿No es posible que algunos buscadores estén engañados y a la vez estén
aparentemente felices hasta el punto del éxtasis, pensando que por fin han
encontrado la vía, cuando de hecho están siendo defraudados? Yo he visto
algo así.
En este caso están caminando en un sueño, es como tomar drogas. En
determinado momento tendrán que despertar. Si su felicidad se debe a algún
objeto, se acabará; pero cuando tu felicidad es tu propia libertad, en el
descubrimiento de tu tesoro, de lo que realmente eres, se produce un
sentimiento vivificante de paz que nunca se va. Es absoluto.
Estás Enamorado del Amor
Un maestro contemporáneo de no-dualidad ha afirmado que un cuerpo
relajado es un cuerpo muerto. Esta es una afirmación paradójica hoy en día.
En nuestra sociedad la relajación es una virtud, es algo que se busca, se
venden métodos para ello etc. Me pregunto si podrías aclarar esto.
Una forma de aclararlo es hacerse la pregunta opuesta, ¿qué es un cuerpo
lleno de vida? ¿qué es la vida en el cuerpo? La última fuente de todo, la vida
misma, es la consciencia. Todo lo que aparece, incluídos el mundo y el
cuerpo, aparece en la consciencia bajo la forma de sensaciones y
pensamientos. Así, un cuerpo que está vivo es un cuerpo lleno de
consciencia, totalmente abierto a la consciencia. Esto no debe ser entendido
como una afirmación meramente intelectual, aunque tenga mucha
importancia, sino que apunta hacia una experiencia en la que el cuerpo en vez
de ser sentido como usualmente, como algo sólido, opaco, pesado, muerto, es
percibido como algo aéreo, transparente, ligero y eminentemente vivo. En
tanto mantengamos la noción de que somos nuestro cuerpo, un objeto con un
contorno, con un peso, etc., mantendremos su pesadez, su solidez, su
objetividad, y así lo haremos inerte y muerto como una piedra.
Cuando describes una piedra como algo bien definido, con una forma
específica, una masa etc., que está muerta, pienso que los que te escuchen no
tendrán dificultad en aceptarlo; pero si dices lo mismo con respecto al
cuerpo, es decir que cuando parece opaco, de forma bien definida etc., está
muerto, probablemente pondrán reparos. Dirán que no, que lo que
entienden por vivo no es algo sin forma y ligero, sino sensible y consciente.
Dirán que pueden acostarse y estar totalmente relajados pero a la vez muy
sensibles, muy conscientes de su entorno, y, al contrario que la piedra, muy
vivos. Y es aquí donde creo que reside la dificultad, en entender que “un
cuerpo relajado es un cuerpo muerto”.
Antes de entrar en eso, primero debemos comprender que lo que mata al
cuerpo es nuestra identificación con él, y lo que lo hace vivo es nuestra
desidentificación de él. Volviendo a tu pregunta, podría decirse que la
relajación total está más allá de la actividad y de la pasividad, más allá de la
tensión y relajación.
No puedes alcanzar esta relajación total mientras te estés identificando con tu
cuerpo. Utilizando métodos sofisticados de relajación puede que logres un
cierto grado de vacuidad, de expansión, de ligereza. Finalmente puede que
creas estar observando un cuerpo en apariencia totalmente relajado, un
cuerpo vacío, ¿y qué? Sigues atrapado en la dualidad de un sujeto encarando
la ausencia de sensaciones, un objeto muerto, un cuerpo muerto. Antes o
después aparece el aburrimiento, seguido del deseo, el miedo y la actividad.
Cuando entendemos que lo que nosotros somos, la consciencia, no puede ser
un objeto percibido, nos desidentificamos instantáneamente y sin esfuerzo de
creernos el cuerpo, y nos reconocemos a nosotros mismos como atención
acogedora más allá de toda actividad y pasividad. Desde esta posición de
testigo desidentificado, las huellas psicológicas y somáticas de las
experiencias pasadas pierden su potencia y su virulencia y, en su momento,
son completamente abandonadas. Solo así se consigue la ligereza total a la
que antes aludía. En tanto nos identifiquemos con un cuerpo-mente percibido,
esta identificación mantiene zonas ciegas en el cuerpo, áreas que no han sido
exploradas, que no están abiertas a la consciencia, y localizaciones o zonas de
tensión muscular que son percibidas como "yo".
Este dibujo en blanco y negro de las sensaciones corporales es lo que
usualmente llamamos "yo" o "mi cuerpo”, y es a lo que yo llamo un cuerpo
muerto, esto es, una masa de patrones antiguos heredados del pasado. Si el
intento de relajar las áreas tensas proviene de la persona, esta entidad
dinámica necesita encontrar nuevas localizaciones para mantener su
existencia. Así, puede que las áreas tensas hayan sido liberadas, relajadas,
pero seguidamente se crean nuevas tensiones en otros sitios, de modo que
continuamos frente a un cuerpo muerto, un cuerpo "relajado". Simplemente
hemos arrastrado el cadáver de un lugar a otro. El auténtico dejar ir solo tiene
lugar en ausencia de un ego, en ausencia de todo dinamismo. Como resultado
de esto, las energías que estaban congeladas en las viejas localizaciones son
liberadas y se expanden en el espacio circundante. Las zonas ciegas se abren
y se vuelven sensibles; toda la estructura psicosomática vuelve gradualmente
a su condición natural.
***
Siendo un buscador serio, siento a menudo que debe existir una forma
correcta de vivir, de reducir el ruido en mi vida por decirlo así. ¿Es esto algo
que debería imponerme a mí mismo?, y si fuese así, ¿qué debería ser?, ¿o
será algo que surja de un modo natural conforme se va incrementando la
comprensión?
La forma justa de vivir sólo viene a través de la comprensión, mediante un
proceso de autocorrección. Cuando comprendemos que la manera anterior de
tratar las situaciones no era la adecuada, cambiamos de una forma natural
nuestro modo de hacer las cosas. Este cambio no implica ningún esfuerzo.
¿No proviene de la mente?
La mente puede usarse como un instrumento. Así no se producen resistencias.
Cuando tú ves claramente que se hace necesario efectuar o evitar una acción
específica, únicamente actúas o dejas de actuar, y como en ambos casos tu
acción o inacción surge de una visión clara, no existe conflicto ni esfuerzo.
¿Se podría hacer una excepción en el caso de que tu maestro, o un
estudiante, te de un consejo tras haber visto que tu vida necesita algún
cambio? ¿Que ven algo que tú no has percibido? En otras palabras,
¿deberías imponerte este cambio porque confías en ellos, aunque no lo
entiendas de momento?
Un auténtico maestro no te impondría nada. Puede hacerte una sugerencia,
que tú puedes tomar en consideración intentando ver lo que él ha observado y
tú no. Si, por ejemplo, se produce un peligro inminente, y no hay tiempo para
reflexionar, tienes que actuar porque confías, porque tienes fe, y pospones la
comprensión intelectual de la situación. Pero en tu pregunta, el confiar en tu
maestro, no en la persona si no en la realidad última que él tan bellamente
representa, proviene de la inteligencia superior, de modo que no puede
decirse en este caso que tu acción no proviene del conocimiento.
El entendimiento auténtico no significa necesariamente una comprensión
racional. Cuando lo que nos mueve es el amor o la belleza, estas emociones,
aunque en ocasiones parecen irracionales, también surgen de la inteligencia
superior. Pero si no hay necesidad de una acción inmediata, es mejor esperar
hasta que tu comprensión sea completa. Pedagógicamente hablando, tu
maestro puede sugerirte una actitud diferente en la vida, que sea más
armoniosa, y no tienes otra forma de estar seguro de ello salvo que lo
pruebes. El confiar es algo inherente a cualquier proceso de aprendizaje. Le
permite al pajarito lanzarse a volar por primera vez, al niño pequeño que aun
no sabe nadar el meterse en la piscina donde su padre le está esperando listo
para cogerle, o al estudiante de violín intentar la nueva posición que su
maestro le está recomendando. El pájaro confía en el instinto, el niño en el
amor, el estudiante de violín en la razón, y el buscador de la verdad confía en
el entendimiento supremo el cual incluye el instinto, el amor y la razón. El
probar forma parte de la investigación espiritual, de la misma forma que
experimentar es parte de la búsqueda científica. Aunque sigas los consejos de
tu maestro, eres tú en última instancia el que tienes que llegar a tu propia
comprensión.
Es decir, que no sería útil para nadie seguir un consejo de segunda mano.
Por ejemplo, alguien te dice que su maestro le ha dicho que marido y mujer
no deben dormir en la misma cama ya que es un impedimento para la vida
espiritual, o que debería hacerse vegetariano.
En relación a los consejos de segunda mano, siempre hay que aceptar la
posibilidad de que existan distorsiones. Por otra parte hay que permanecer
abierto y uno debería estar especialmente abierto a cualquier sugerencia que
venga de su maestro. Si se te sugiere que te hagas vegetariano por ejemplo,
debes probar esta dieta y así podrás hacerte una idea basada en tu propia
experiencia. Esto es parte del proceso de "desaprender” y te enseña
muchísimo sobre tus hábitos y viejas creencias. Supongamos que realizas un
viaje a algún país exótico. Lo que será importante no son los paisajes nuevos
que ves o la gente que conozcas, sino los descubrimientos que efectúes en
relación a ti mismo al estar en un contexto nuevo. Aquí los hábitos antiguos
se vuelven muy evidentes. Un cambio en la dieta es algo similar a un viaje a
un país desconocido.
Volviendo a la pregunta original, tu respuesta parece ser, salvo para
emergencias que son raras, que no debe existir realmente una imposición.
Todo se basa en el comprender y dejar que esta comprensión actúe.
Efectivamente. Pero por otra parte existen circunstancias en las que seguir
una sugerencia de alguien que tú respetas y en quien confías, y posponer
cualquier conclusión, puede ser el camino más directo. En este caso la
comprensión no sólo será intelectual sino además basada en la experiencia,
tal como queda ilustrado en el ejemplo del estudiante de violín. Este último
puede quedar convencido tras intentar la nueva postura durante algunos
segundos, mientras que no llegará a ninguna conclusión si pospone la prueba
durante meses.
Según esto, somos muy afortunados de tener un maestro. ¿Pero, qué sucede
si no tienes un maestro? ¿Cómo encontrarás a alguien que te haga
sugerencias, que te permita mejorar tu comprensión y vivir correctamente?
Primero debemos entender que la forma correcta de vivir, no es una lista de
recetas o sugerencias. La vida no es como el cocinar, no hay un libro que nos
diga cómo llevar nuestra relación con el marido o la esposa, con nuestros
hijos, etc. La forma correcta de vivir nace de una comprensión global que
contiene potencialmente todos los ingredientes, todos los conocimientos que
facultan al discípulo para ser autónomo y vivir en alegría y armoniosamente.
Esta comprensión global está potencialmente a disposición de cualquiera,
pero sólo aquéllos que han alcanzado la madurez requerida están abiertos a
ella. Cuando yo era un recién llegado al camino espiritual, un amigo me llevó
en una ocasión a una librería de libros de metafísica, en el barrio latino de
París. Me sorprendí de encontrar una nueva librería en un sitio que me era
muy familiar, ya que años atrás acostumbraba a caminar por esa calle todos
los días, en una época en que mi interés por la verdad última todavía estaba
latente. Pasé varios años por esa zona como colegial y conocía todas las
librerías, o al menos eso creía. Me sorprendí todavía más cuando mi amigo
me dijo que esta tienda tan poco llamativa, había estado allí todos aquellos
años, y añadió que se sabía que sólo era visible para los buscadores de la
verdad. La verdad, simbolizada en esta analogía por la tienda de libros,
siempre estuvo allí a la vista, al alcance de todos, pero sólo la reconocían los
enamorados de la verdad debido a su deseo específico.
Del mismo modo que la brújula siempre indica la dirección del polo Norte, la
mente y el corazón de los buscadores de la verdad, invariablemente apuntan
hacia lo último. Cuando estos buscadores se ven espontáneamente
preocupados casi todo el tiempo con la verdad última, deberían reconocer que
son enormemente afortunados y que esta sagrada preocupación viene de lo
divino. Cuando se ven a sí mismos deseando encontrarse con su maestro, que
es la verdad última bajo forma humana, deberían saber que no existe poder
alguno en este mundo que pueda impedir este encuentro. Cuando este deseo
se vuelve fuerte y estable, su fortaleza y estabilidad son señales de que se va
a cumplir de forma inminente.
Tu pregunta se basaba en la suposición de que el buscador de la verdad como
entidad personal, es el origen del deseo de encontrar un maestro. Desde esta
posición uno puede legítimamente preguntarse si llegará a encontrar un
maestro, ya que estadísticamente hablando, las posibilidades de tal encuentro
no son buenas. Afortunadamente, la afirmación inicial es cuestionable ya que
el ego no puede desear tal encuentro más que un ciervo desea encontrarse con
un cazador. El deseo de encontrar un maestro, que es otra forma de desear la
verdad, proviene de lo absoluto. No es un pensamiento que emerge al azar en
el cerebro. Este deseo por la gracia, viene de la misma gracia y es una
promesa de que se va a cumplir. Cuando el estudiante está preparado, está
presente. Así pues, no es que exista carencia de maestros. Si hubiese carencia
de algo, más bien sería de estudiantes serios, ya que nuestra auténtica
naturaleza es perfección pura, de la cual, tanto el denominado estudiante
como el denominado maestro, surgen exactamente a tiempo de participar,
mediante sus aparentes aprendizaje y enseñanza, en la celebración universal.
***
Debido a que mi profesión es muy agotadora, me resulta difícil permanecer
en lo que llamaríamos "el camino". Los acontecimientos me suelen apartar
de él. Por ejemplo, tengo dificultad para entrar en contacto con los otros, y
no siempre por culpa mía. ¿Es posible aprovechar estas experiencias como
ayuda para profundizar en la verdad en lugar de alejarnos de ella, o son solo
obstáculos?
Están aquí para ayudarte, para profundizar tu comprensión. El sabio
Krishnamenon consideraba que un trabajo en la policía o el ejército era una
buena oportunidad para un estudiante de la verdad ya que las dificultades que
suponen estos ambientes representan una prueba excelente para valorar el
nivel de ecuanimidad alcanzado por el discípulo. Se trata de, "si lo puedes
hacer allí, lo podrás hacer en cualquier sitio”. No estoy seguro si hoy en día
Krishnamenon haría tal propuesta o si la hizo seriamente, pero este ejemplo
ilustra el hecho de que los acontecimientos difíciles nos dan tanto la
oportunidad para crecer espiritualmente, como la de medir nuestra madurez.
Estas circunstancias se te presentan porque tienen que enseñarte algo. Pero
esto no implica que aceptes ciegamente cualquier cosa. Puede que la acción
apropiada sea marcharse. Por ejemplo si alguien te insulta por teléfono,
cuelgas. No sirve de nada hablar con esta persona, no tienes por qué
continuar.
Cuando uno se ve en medio de una situación problemática es bastante difícil
permanecer ecuánime. ¿Cómo se consigue?
Tienes que ver la situación en su totalidad. Quiero decir con esto, no sólo ver
la persona que está delante de ti, lo que dice, como mira, etc., sino también
ser consciente de tus propias reacciones, tus miedos, tus deseos, tus
sensaciones corporales y tus pensamientos. Esto traerá un cambio positivo en
ti y te permitirá encarar la situación de un modo creativo, en vez de repetir la
misma respuesta automática una y otra vez. Las emociones que emergen en ti
no son necesarias. Puedes afrontar una situación sin ninguna implicación
personal. En cierto sentido, las situaciones están ahí para enseñarte esta
actitud ecuánime. Es un proceso de purificación a través del entender. Tan
pronto como te tomes por una entidad personal, te sentirás amenazado, y
tendrás que protegerte, mientras que si ves la situación desde su totalidad,
entonces no hay nadie que necesite ser protegido, ni nadie que te esté
atacando. Partiendo de esta comprensión emergerá una acción, o una no-
acción, quizá un gesto, una sonrisa, un silencio acogedor o un acontecimiento
que influya en la circunstancia y que incluso podríamos denominar milagro,
lo cual traerá una solución.
Es decir, las personas que piensan que el trabajo, la forma habitual de vivir
en nuestra sociedad, es un impedimento para ser un buscador, en cierto
modo tienen una equivocación de lo que significa ser un buscador. Viviendo
una vida ocupada, se puede utilizar cada momento del día para intentar
profundizar en tu comprensión.
Evidentemente. La razón de existir de todas las situaciones es el profundizar
en nuestra comprensión. Nuestra existencia es un aprendizaje constante por
medio de las situaciones. Ellas son la misma vida que nos está enseñando a
ser felices. El maestro está siempre con nosotros bajo la forma de las
circunstancias, que siempre están cambiando. Tenemos que darles la
bienvenida con el mismo amor, y escucharlas con la misma atención, que
prestamos a las palabras de nuestro maestro. En este sentido la dicha sin
causa que habíamos experimentado anteriormente en la presencia gloriosa de
nuestro maestro, la acabamos descubriendo como el trasfondo permanente de
nuestras actividades diarias.
Pensé durante cierto tiempo que la devoción y la adoración eran todo lo que
se necesitaba. Pero desde que comencé a profundizar en la literatura
sagrada y más aun a través de nuestras conversaciones, algo ha sucedido y
ya no me veo a mí misma como una adoradora ni nada por el estilo....
¡Eso está muy bien!
Iba a preguntar si será útil para mí, entender la naturaleza de lo que está
sucediendo aquí.
Si te ves a ti misma como una adoradora, esto te impide ser una perfecta
devota ya que los devotos perfectos no tienen ninguna imagen de ellos
mismos. Su amado es el único objeto de sus pensamientos. Cuando amas,
desapareces en el amor. Cuando llegas a estar enormemente interesada en tu
naturaleza auténtica, te vuelves una adoradora perfecta sin darte cuenta, más
allá de todas las imágenes. Tu amor por la verdad última es puro. Es de una
pureza mayor que cuando amas a una persona, incluso a tu maestro mientras
lo estés tomando por una persona, o a cualquier imagen de la verdad, como
un dios personal por ejemplo. Tu amor por la verdad está libre de
limitaciones y de apegos.
Si te identificas a ti misma con el complejo cuerpo-mente, tu anhelo por el
objeto de tu amor está teñido por un deseo secreto, el deseo de ser querida, de
ser feliz, etc. Cuando buscas la verdad en sí misma, no estás proyectando
ningún resultado anticipado. Tu deseo permanece inocente, vacío de todo
influjo personal y emocional. No estás buscando la comprensión para ti
misma como persona, estás buscando la inteligencia por sí misma, el amor
por sí mismo. Estás enamorada del amor, no hay sitio para el ego, para el
apego o cualquier otra emoción negativa.
Por otra parte continúo pensando en mi misma como mujer, esposa,
psicóloga, etc. y estas identificaciones se ven reforzadas cada día debido a
mis interacciones con los demás. Sé que estas son etiquetas, como también lo
es el pensar en mi misma como una adoradora. Yo no he experimentado un
debilitamiento de estas etiquetas, como tampoco de mi noción de ser una
adoradora. ¿Por qué es así?
Lo que has experimentado es un cambio, de adoradora a buscadora de la
verdad, que es una posición más impersonal. Desde esta situación actual
tienes la oportunidad de ver claramente que el tomarte a ti misma por una
persona, es una adicción fatal que hace que tu vida sea desgraciada y te
impide ser una adoradora perfecta, una esposa perfecta, o una buscadora de la
verdad perfecta. Mientras exista una adoradora, la adoración es imperfecta.
La auténtica adoración sucede cuando el adorador ha sido consumido
completamente en el fuego de la adoración. Esto implica una total ausencia
de resistencia, una entrega absoluta. Si te entregas para disfrutar de la
proximidad del amado, tu entrega no es completa. El adorador tiene que
morir para que se alcance la fusión final. Cuando esto sucede, la noción de
ser un adorador, u otra cosa cualquiera, no es que esté simplemente debilitada
sino totalmente destruida.
Habiendo comprendido que el adorador no puede conseguir esta fusión, que
no hay nada que puedas hacer, entonces vive en este no-hacer, acogiendo tus
pensamientos y sensaciones. Y cuando llegue el momento decisivo, cuando
escuches desde lo más profundo de tu ser la llamada de tu amado, puedes
estar segura de que tu abandono será total, a todos los niveles. Entregando tu
cuerpo y tu mente, tu corazón y tu alma, deja que esta dulce llamada te dé el
coraje de afrontar la muerte inminente de tus ilusiones. Sé intrépida, sitúate
en la consciencia y mira a la imagen-yo y a su cortejo de miedos y deseos, ve
como se disuelven en el esplendor de tu presencia eterna.
***
A menudo sugieres que actuemos desde nuestra totalidad. ¿Qué es esta
totalidad y como sé que estoy actuando desde ahí?
La totalidad significa la ausencia de la división generada por la imagen del
yo. En esta ausencia, nosotros estamos en nuestra totalidad, en nuestra base
indivisa. La acción que proviene de la comprensión no dividida, da como
resultado acciones correctas. Si estás solucionando un rompecabezas y buscas
una pieza para llenar un espacio vacío, cuando encuentras la pieza que encaja,
sabes más allá de toda duda que esa pieza es la adecuada. De la misma forma,
cuando encuentras la respuesta justa a una situación dada, lo sabes no debido
a que sigas las normas escritas, sino porque, dadas determinadas
circunstancias, esa es la acción correcta aquí y ahora.
Si en mi trabajo me veo enfrentado a alguien que puede hacerme daño, y me
veo en una situación difícil, si entiendo correctamente lo que dices, mi
respuesta es actuar sin separación entre el otro y yo. No me es fácil ver como
comprender lo que parecen ser sus malas intenciones, y no separarme de él,
lo cual sería mi tendencia. ¿Cómo se logra esto?
Si esa persona te está maltratando, ¿por qué continuar ahí? Puede que el
decidir marcharte sea la acción correcta.
¿Y estaré actuando desde mi totalidad?
Totalmente. Ves la situación en su totalidad, y esto incluye tus sentimientos y
pensamientos; y partiendo de este ver surge la acción de quedarte o
marcharte, de decir algo o permanecer silencioso, o quizá de ofrecer un dulce
a esa persona, y esa acción es perfecta tanto para ti como para el otro.
***
He tenido una experiencia que me dice que no soy una cosa, un objeto, pero
no sé cómo avanzar en la exploración de esa experiencia, o lo que dicha
experiencia significa. ¿Puedes ayudarme?
Cuando te refieres a esa experiencia, ¿quieres decir que ya no está presente?
No, creo que todavía está presente. Fue un giro de ciento ochenta grados. A
veces soy más consciente de ello, otras veces menos, pero todavía está ahí.
Me deja con la impresión de que no soy el cuerpo ni la mente ni ningún otro
objeto. ¿Puedes ayudarme a entenderlo? ¿A donde debería ir partiendo de
aquí?
¿Quién quiere ir a otro lugar?
Supongo que quien tuvo la experiencia, mi mente, pero no sé.
Si entiendes que tú no eres el cuerpo ni la mente, si lo ves claramente,
entonces no hay ningún deseo de ir a ningún sitio.
Mi comprensión es limitada. ¿Cómo puedo refinarla? Muy a menudo vuelvo
a mi vieja noción de que soy un cuerpo-mente.
En esos momentos estás olvidando tu comprensión, pero ella no te olvida. No
necesita ser mejorada, ella es. No hay nada que añadirle o quitarle, es perfecta
tal como es. Mantenla en tu corazón, hazla tu mejor compañera, tu referencia
constante, la unidad con la que lo mides todo en tu vida. Haz uso de ella,
vuelve a ella tan a menudo como sea necesario, es tu mejor amiga, está aquí
para ti, ella es tú. Cuando crees que la has perdido, es como si estuvieses de
hecho buscando desesperadamente en todas partes el collar que tienes puesto
alrededor de tu cuello.
También entiendo el deseo de ser un buen estudiante del camino, y este deseo
viene directamente de la verdad. En este sentido me viene a la mente la
siguiente historia de un estudiante de artes marciales. El estudiante le
pregunta a su maestro: "¿Cuanto tardaré en llegar a ser un maestro?". El
maestro contesta: "Diez años, si practicas seis horas al día". El estudiante
pregunta: "¿Y cuánto me llevaría si practico doce horas?". El maestro le
responde: "En ese caso, te llevará veinte años".
El asunto es que todo se realiza en el no-hacer. Si intentas conseguir más,
logras menos, a menos que intentes conseguir el no-conseguir, la
espontaneidad. Esta espontaneidad deriva directamente de la comprensión de
que no hay nada que lograr, de que eres aquello que estabas buscando.
Lo entiendo, pero parece que siempre existe el deseo de que tenga sentido; es
por esto por lo que voy a las librerías buscando libros de espiritualidad.
¿Cómo elegir cuál es la tradición más adecuada para mí a fin de profundizar
en esta comprensión, para hacerla brillar en mí?
Hay muchos libros interesantes. Deberíamos considerarlos como objetos para
disfrutar, nunca deberíamos ser unos buscadores de la verdad profesionales.
Déjate guiar por la alegría, deja que ella elija por ti, incluyendo los libros que
leas. Pero fíjate que he dicho "tu alegría", no "tu placer". En tu caso, dado que
ya has tenido un presentimiento de la verdad, los dichos de los sabios de las
diversas civilizaciones tiene el poder de "repercutir en ti", y devolverte a tu
fuente, la felicidad pura.
Despertar al Esplendor Inmortal
No estoy muy familiarizado con las prácticas actuales relacionadas con tu
interpretación de Advaita, pero parece que comparten su comprensión
básica con el Zen y el Sufismo, siendo éstos últimos los caminos con los que
me identifico más.
La no-dualidad es el corazón de todas las tradiciones espirituales auténticas
tales como el Chan, El Zen, Advaita Vedanta, Sufismo, etc. Las
contradicciones aparentes entre estas tradiciones son sólo diferencias en las
formulaciones de una misma verdad hechas por diferentes sabios, en
diferentes épocas y en diferentes contextos. Si Huan Po, Rumi, Shankara,
Parménides y Meister Eckhart se reuniesen, inmediatamente reconocerían su
base común de unidad más allá de la mente y de las aparentes diferencias.
Mi pregunta se refiere al papel del guru en el proceso de "iluminación" del
buscador. Me estuve preguntando qué tipo de relación crees tú que sería
necesaria y apropiada.
El auténtico maestro está en el corazón. Esta presencia silenciosa en tu
corazón reconocerá la fragancia de la verdad, del amor y de la simplicidad
que emanan de tu maestro humano, de la misma manera que el instinto de la
abeja se despierta cuando percibe el perfume exhalado por una flor lejana.
Este reconocimiento directo ya contiene la esencia de la iluminación. Este
encuentro es necesario por diversas razones y siempre constituye un acto de
la gracia. Sin la intervención de la gracia, la iluminación es imposible, ya que
el ego no puede liberarse a sí mismo de sí mismo, tal como sucedería con una
mancha de tinta que se lavase en un recipiente lleno de la misma tinta.
El maestro humano es meramente una apariencia, una sombra contra el
trasfondo de luz que es el maestro real. Cualquier cosa que se pueda decir, o
cualquier conclusión a la que se llegue con relación a esta sombra, serán tan
ilusorias como la misma sombra. No intentes calificar esta sombra, tanto si
está iluminada o no, establecida en la luz o no, etc. Simplemente permanece
totalmente abierto a todas las posibilidades. El maestro auténtico que habla en
tu corazón nunca viola tus sentimientos más profundos, nunca intenta
controlar tus decisiones. El maestro verdadero, interior, no tiene plazos o un
calendario personal. Esta presencia te liberará de tus frustraciones, rabias y
miedos, y ayudará a aflorar la belleza, la comprensión y el amor que ya están
en ti. Si en algún momento se produce una aparente contradicción entre la
voz interior y las sugerencias de tu maestro humano, dale preferencia a éste
último. Pero si la contradicción persiste, escucha a tu corazón.
En el caso de un auténtico maestro humano, la identificación con el cuerpo-
mente ha sido destruida, pero los estudiantes deberían comprender que
todavía pueden reaparecer algunos viejos patrones egóicos, incluso en un
maestro. Deben aceptar estas reapariciones con ecuanimidad, tal como
acogen las reapariciones de sus propios hábitos anteriores. El “hombre viejo”,
que puede aparecer en el maestro humano, no es el maestro real. Es un
recordatorio del hecho de que el maestro auténtico no es humano. El guru no
es la sombra, sino la luz.
¿Quién fue tu maestro y como fue vuestra relación?
Mi maestro es la vocecita silenciosa que habla en el corazón, y mi relación
con mi maestro es de amor perfecto. Cuando reconozco la presencia de esta
voz tierna y silenciosa en el que aparentemente es otro, este otro se convierte
en mi maestro y nuestra relación es de amor. Por otra parte, me has
preguntado sobre las circunstancias específicas que se dieron en mi caso.
Estas circunstancias varían en los diferentes buscadores de la verdad y no
puedes extraer ninguna conclusión general partiendo de mi caso específico.
Te gustaría que yo describiese la relación entre dos personalidades, dos
cuerpos-mente. Soy incapaz de contestar a tu pregunta al nivel de las sombras
sin caer en opiniones y juicios, sin cualificar. Cada vez que lo he intentado,
he quedado incómodo con mis respuestas y hoy en día hago lo que puedo
para evitar estas cualificaciones.
Tengo especial curiosidad en este aspecto del camino, ya que parece que se
requieren visitas personales muy costosas y a lugares lejanos, para contactar
con todos los maestros, gurus, sheiks etc. Según esto, parece que el camino
de la autorrealización es casi inaccesible para la gente común y corriente.
Los medios modernos de transporte y las comunicaciones, han transformado
estos encuentros en extraordinariamente fáciles. Piensa en aquellos tiempos
en los que un estudiante tenía que caminar cientos o miles de kilómetros,
rodeado de todo tipo de peligros, para conseguir visitar a un sabio. El camino
de la autorrealización no es para la gente corriente, sino para aquéllos que
tiene un deseo intenso por la verdad. En el caso de un buscador serio, su
deseo por lo último allanará todos los obstáculos.
También siento personalmente aversión a la mayoría del lenguaje guru-
discípulo, aunque percibo en lo profundo, que existe ahí afuera un maestro
en quién podré confiar y cuyos métodos erradicarán mi cinismo.
Comprendo esta aversión. Desde el punto de vista del maestro auténtico, no
existe ni maestro ni discípulo. No tienes que tomarte a ti mismo por un
discípulo. Considérate nada, esa es una posición mucho mejor. Cuando te
encuentres con tu maestro "ahí afuera", también te lo estás encontrando "aquí
adentro", y también te encuentras a ti mismo. De este modo el confiar cobra
vida espontáneamente, ya que de un modo natural tú confías en ti mismo. No
existe ninguna razón para imaginarse por adelantado como va a ser tal
encuentro. Este encuentro pondrá fin a tus preguntas y tus dudas.
***
¿Cómo descubriste tu naturaleza auténtica?
Aunque un primer vislumbre de la verdad es un acontecimiento de
proporciones cósmicas, al principio puede pasar inadvertido pero a la vez ir
realizando su trabajo en el trasfondo de la mente, hasta que la estructura del
ego se colapsa, como un edificio que habiendo sido dañado por un terremoto
permanece en pie aún por algún tiempo, pero se derrumba gradual o
repentinamente uno pocos meses después. Este efecto se debe a que el
vislumbre no pertenece a la mente. La mente, que hasta ahora era esclava del
ego, se transforma en el servidor y amante del esplendor eterno que ilumina
los pensamientos y las percepciones. Como esclava del ego, la mente era el
guardián de la cárcel del tiempo, el espacio y la causalidad. Como servidora
de la inteligencia más elevada y amante de la belleza suprema, la mente se
convierte en el instrumento de nuestra liberación.
El primer vislumbre que encendió mi interés por la verdad ocurrió, en mi
caso, mientras leía un libro de J. Krishnamurti. Fué el punto de partida de
una búsqueda intensa que se convirtió en el foco central y exclusivo de mi
vida. Yo leía los libros de Krishnamurti una y otra vez, así como también los
principales textos de Advaita Vedanta y Budismo Zen. Efectué cambios
importantes en mi vida para vivir de acuerdo con mi comprensión espiritual.
Renuncié a lo que mucha gente llamaría una excelente carrera, porque
implicaba verme involucrado como científico en el diseño y desarrollo de
armamento sofisticado para el ejército francés.
Después de pasados dos años desde el primer vislumbre, ya había adquirido
una buena comprensión intelectual de la perspectiva no-dual, aunque aún
quedaban por contestar algunas preguntas. Sabía por experiencia que
cualquier intento de satisfacer mis deseos estaba condenado al fracaso. Se
había vuelto claro para mí que yo era la consciencia, y no mi cuerpo ni mi
mente. Esta comprensión no era algo únicamente intelectual, un mero
concepto, sino que de algún modo provenía de la experiencia, una forma
particular de experiencia vacía de cualquier objetividad. Había
experimentado en diversas ocasiones estados en los que las percepciones
estaban rodeadas y penetradas por la dicha, la luz y el silencio. A la vez
surgió el sentimiento de que todo era correcto, tal como debería ser, y tal
como de hecho siempre había sido. Pero por otra parte aún creía que la
consciencia estaba sujeta a las mismas limitaciones que la mente, que era
personal en lugar de ser de naturaleza universal.
A veces, tuve un presentimiento de su naturaleza ilimitada, frecuentemente
mientras leía textos Chan o Advaitas, o cuando pensaba profundamente sobre
la perspectiva no-dual. Debido a la educación que me dieron mis padres, que
eran materialistas y anti-religiosos, así como a mis estudios de matemáticas y
física, era poco dado a aceptar ninguna creencia religiosa, y desconfiaba de
cualquiera hipótesis que no pudiese ser comprobada lógica o científicamente.
El perfume de esta carencia de límites había sido de hecho el factor
determinante que sostuvo mi búsqueda de la verdad. Después de pasados dos
años de aquel primer presentimiento, y cuando me encontré con mi maestro
humano, esta posibilidad ya estaba en el centro de la escena. El cambio
radical, el "giro copernicano", sucedió algunas semanas después de este
encuentro, aunque no podría decir que fuese el resultado del mismo. Este
acontecimiento, o más exactamente, este no-acontecimiento, permanece solo,
sin causa. La certeza que brota de él es de una fuerza absoluta, una fuerza
independiente de cualquier acontecimiento, de cualquier objeto o persona.
Solo puede compararse con nuestra certeza presente de ser conscientes.
Estaba sentado en silencio meditando en mi sala de estar, con dos amigos.
Era demasiado pronto para preparar la cena, nuestra siguiente tarea. No había
movimiento en mi mente, mi cuerpo estaba relajado y sensible aunque podía
sentir algunas molestias en mi espalda y mi cuello. Tras algún tiempo, uno de
mis amigos comenzó inesperadamente a cantar un canto sánscrito, el
Gayatari. Las sílabas sagradas entraron misteriosamente en resonancia con mi
presencia silenciosa, que pareció volverse intensamente viva. Sentí una
profunda nostalgia en mí, pero al mismo tiempo una resistencia me estaba
impidiendo vivir aquella situación en su totalidad, el responder con todo mi
ser a esta invitación del ahora y disolverme en ella. Conforme aumentaba la
atracción por la belleza anunciada por el canto, así también lo hacía la
resistencia, que se iba mostrando ahora como un miedo creciente que se
transformó en un intenso terror.
Llegado a ese punto, sentí que mi muerte era inminente, y que este horrendo
acontecimiento se produciría si me dejaba ir, si continuaba aceptando esta
belleza. Había llegado a un punto crucial en mi vida. Como resultado de mi
búsqueda espiritual, el mundo y sus objetos habían perdido su atracción; yo
ya no esperaba nada importante de ellos. Yo estaba exclusivamente
enamorado del absoluto y este amor me dio la intrepidez para saltar al interior
del gran vacío de la muerte, para morir por aquella belleza ahora tan próxima,
aquella belleza que me llamaba más allá de las palabras sánscritas.
Como resultado de este abandono, el terror que me tenía atenazado liberó
instantáneamente su presión y se transformó en un flujo de sensaciones
corporales y pensamientos que rápidamente convergieron hacia un
pensamiento único, el pensamiento "yo", tal como las raíces y ramas de un
árbol convergen en su único tronco. En una apercepción casi simultánea, la
entidad personal con la que yo estaba identificado, se reveló a sí misma en su
totalidad. Vi su superestructura, los pensamientos que originaban en el
concepto-"yo", y su infraestructura, las huellas a nivel físico de mis miedos y
deseos. Ahora, el árbol entero estaba siendo contemplado por un ojo
impersonal, y tanto la superestructura de pensamientos como la
infraestructura de sensaciones corporales se desvanecieron rápidamente,
dejando al pensamiento "yo" solo en el campo de la consciencia. Durante
unos pocos momentos, el pensamiento "yo" puro pareció vacilar, como la
llama de una lámpara sin combustible, hasta que de repente se desvaneció en
el esplendor eterno del ser.

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