El Eterno Presente (Spanish Edi - Francis Lucille (Lido)
El Eterno Presente (Spanish Edi - Francis Lucille (Lido)
El Eterno Presente (Spanish Edi - Francis Lucille (Lido)
Francis Lucille
Traducido por Carmen y Vicente Goyanes
© 2010 by Francis Lucille
www.francislucille.com
Francis Lucille
INTRODUCCION
El Arte de No Esperar
El Camino Directo
El Amor Nunca Muere
Nuestra Verdadera Naturaleza No Es un Objeto
La Vida Real No Tiene Objetivo
John Doe, El Actor
No Hay Nada que No Es El
El Maravilloso Juego del Presente Intemporal
La Verdadera Comprensión Está en el Corazón
El Sueño Profundo Es, la Muerte No Es.
Estás Enamorado del Amor
Despertar al Esplendor Inmortal
INTRODUCCION
¿Cuáles son los signos que nos permiten reconocer la inteligencia superior?
Los pensamientos, sentimientos y acciones, que brotan de la inteligencia
superior hacen referencia a su fuente, el ser. Una vez acabados nos dejan en
la orilla de lo absoluto, como la espuma que una ola deposita en la arena. El
pensamiento que piensa la verdad procede de la verdad y nos devuelve a la
verdad. Este pensamiento tiene muchos aspectos diferentes; aparentemente
plantea preguntas diversas como "¿qué es la felicidad?", "¿qué es Dios?",
"¿quién soy yo?". Todas estas preguntas provienen de su fuente común, la
dicha eterna, lo divino, nuestro ser. Cuando este pensamiento impregnado
con el perfume de la verdad te invita, hazle sitio, dedícale tiempo, entrégate a
él, déjate llevar por él. Este pensamiento es como la huella del paso de Dios
en tu alma. Déjalo ir adonde quiera. Aquél en quien se ha despertado este
pensamiento es muy afortunado. Ningún obstáculo podrá impedirle acceder a
la verdad. Una vez que el deseo por lo último os ha asido, el universo entero
coopera en la realización de este deseo.
¿Estás tú en este estado de plenitud en este momento?
En este estado no hay nadie. Este no-estado es la ausencia de la persona.
¿Entras y sales de ese estado?
No es un estado.
En este estado ¿Estás despierto?
Este no-estado está despierto a sí mismo. Es consciencia, yo soy consciencia,
tú eres consciencia.
En ese caso, ¿eres consciente de que todo está en su lugar?
Desde el punto de vista de la consciencia, todo es consciencia, por lo tanto
todo está en su sitio. Nada es trágico. Todo es luz, todo es presencia.
Dado que somos luz y que las cosas que nos rodean son también esa luz, ¿ves
las cosas de forma diferente a nosotros?
No. Yo veo cada cosa exactamente como vosotros, pero existen cosas que
vosotros creéis ver y que yo no veo. Yo no veo una entidad personal en todo
esto que se ve, en el presente. Incluso si surgiese un viejo hábito proveniente
del recuerdo de la antigua personalidad, sería objetivado totalmente,
simplemente constituiría una parte de todo lo que se ve, del presente; no es lo
que yo soy. Yo no me tomo a mí mismo por una cosa percibida o pensada.
Esto es todo. Tú puedes hacer lo mismo. Eres libre. Es suficiente intentarlo.
¡Inténtalo! ¡Ahora mismo!.
¿Cómo lo puedo hacer?
Cada vez que te tomes por un objeto, por ejemplo, un cuerpo o un hombre
con una determinada profesión, constátalo.
De modo que existe un ser a un nivel superior que observa la situación. ¿Es
esa la perspectiva?
Eso es la comprensión intelectual de la perspectiva, no su realidad. La
realidad de la perspectiva es tu atención acogedora, no el concepto de ti
mismo como atención acogedora. Es simplemente tu presencia luminosa sin
tensión y sin resistencia, acogiendo momento a momento el pensamiento o la
sensación que está surgiendo, dejándolo desarrollarse libremente, y
permitiéndole reabsorberse en sí mismo sin dejar rastro. Esta luz original no
es una ausencia sino una plenitud. Abandónate a ella, déjate invadir por ella.
El Camino Directo
Las personas que se pregunten seriamente: "¿Quién o qué soy yo?", pronto
admitirán que no lo saben. ¿Qué somos?
No estoy seguro de que admitiesen tan rápidamente que no lo saben, ya que
se requiere una investigación minuciosa para producir la madurez de la
experiencia profunda. Si, tras intentar entender quién eres, la respuesta es:
"no sé", mi recomendación sería que probases de nuevo. Esta investigación
acerca de quién somos es una empresa seria. Tiene que invadir la totalidad de
nuestra vida, no es una pregunta meramente verbal para repetir
continuamente: "¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo?". Es una
pregunta que nos viene inesperadamente después de haber trabajado en ella,
cuando estamos en un momento de disponibilidad.
Esta pregunta puede presentarse bajo diferentes formas, tales como "¿qué es
la vida?, ¿qué es la felicidad?, ¿qué es la verdad?". Todas estas preguntas son
equivalentes. Provienen de una única pregunta "¿quién soy yo?". Cuando una
de estas preguntas nos invita espontáneamente debemos responder dándole
toda la atención y amor que seamos capaces, y vivir con ella. Procediendo
así, la pregunta permanece viva en nosotros. Abre el camino al entendimiento
y va clarificando la mente hasta el momento en que nos encontramos en un
estado de apertura total. Sólo esta apertura a lo desconocido nos permite ser
transportados más allá de la mente, hacia la comprensión viva de que somos
eso que estamos buscando.
Has indicado que no es prudente tratar a la ligera la pregunta: "¿Quién soy
yo?” Hay algunas personas que dedican su vida a esta pregunta o a una
faceta particular de ella. Por ejemplo, en la forma "¿qué es la verdad?",
alguien puede dedicar su vida a la filosofía. También, en la forma de "¿qué
es el universo?", a la física. En la forma de "¿qué es la persona?", a la
psicología. Cualquiera de estos enfoques llevados hasta su final natural,
¿podrían ser caminos hacia nuestra naturaleza real?
Estos caminos de investigación no conducen al buscador a ninguna parte. En
el mejor de los casos, lo llevan a entender que estaba caminando por un
callejón sin salida, lo cual ya es algo no despreciable. La auténtica pregunta:
¿quién soy yo?, requiere un alto grado de madurez, de otro modo la búsqueda
no es auténtica ya que está polucionada por los deseos y conceptos erróneos
del ego. Un físico de talento puede interrogarse sobre el universo, pero si su
investigación está motivada por el deseo de conseguir el premio Nobel, puede
que haga descubrimientos interesantes, pero la verdad que nos preguntamos
aquí seguirá siéndole inaccesible en tanto que sus deseos no hayan sido
purificados de toda ambición personal.
La madurez llega cuando un buscador, serio y sincero, llega a un absoluto "yo
no sé". Cuando se alcanza este nivel de madurez, generalmente se encuentra
un maestro que le ayuda en su camino hacia la respuesta final. Puede que
encuentre a su maestro en una etapa anterior, pero el haber llegado a este
nivel de madurez, por decirlo así, fuerza este encuentro. La presencia del
maestro permite al buscador romper el círculo vicioso resultante del hecho de
que el ego no puede librarse de sí mismo. La aparición de un maestro es para
el buscador la reencarnación de la gracia en un cuerpo humano. En la
presencia luminosa del maestro, brotando de una experiencia impalpable,
brotando de un no-acontecimiento, nace la inteligencia superior.
¿Es necesario el encuentro con un maestro para entender la verdad?
Asumo que cuando dices, "el encuentro con un maestro", te refieres a
encontrarte con un maestro vivo.
Si. En el plano fenoménico.
En principio no, pero en la práctica, si. En principio no, ya que el verdadero
maestro no es una persona; el maestro es la realidad última, no es un cuerpo,
ni es una mente. En la práctica, sí, ya que todos los intentos del buscador para
liberarse, meditar etc., están viciados en su origen por la intención egoica. El
ego no puede eliminar el ego. Incluso si un individuo tiene una cierta
intuición de la verdad y se convierte en un buscador serio, cuando se produce
la insatisfacción por los objetos habituales de deseo, se hace necesario en casi
todos los casos un contacto vivo con un maestro. Durante este contacto, el
maestro lleva al aspirante a un estado de no-saber en el que la mente
abandona la búsqueda. Solamente en esta apertura total puede comenzar la
enseñanza auténtica y el inicio de la verdadera enseñanza, en el silencio del
corazón, es también su final.
***
¿Cómo podremos vivir en armonía con los demás?
La persona nunca puede vivir en armonía con los demás. Podemos vivir en
armonía con los otros cuando no hay otros.
¿Por qué es tan frágil el amor entre los seres humanos?
Cuando un hombre y una mujer se encuentran (este es el tipo de amor que
parece frágil; el amor entre padres e hijos o entre amigos, no parece tan
frágil) se sienten atraídos el uno hacia el otro, tanto en el plano físico como
psicológico, por una polaridad, una complementariedad natural. Esta
atracción tiene una misión biológica que realizar, la perpetuación de la raza
humana.
No hay nada malo en este instinto, que tiene su propia belleza y produce
gozo, pero el amor real está más allá. Si el encuentro no se efectúa a nivel de
este amor impersonal, la atracción se desvanece después de un cierto tiempo,
igual que una batería que se descarga más o menos rápidamente si
conectamos ambos polos. Esto sucede cuando reaparecen los deseos y los
miedos de uno, o más frecuentemente, ambos miembros de la pareja, que
hasta entonces permanecían ocultos por la nube de su mutua atracción, y
entonces su relación se acaba.
En este caso, ya había desde el principio una ausencia de amor verdadero, al
menos en uno de ellos. Un tal amor parece frágil, no porque el amor sea frágil
per se, sino debido a que esta relación no estaba basada en el amor. Por el
contrario, si el encuentro de los corazones es más profundo, es decir un
encuentro en el corazón único, este amor está más allá de las vicisitudes del
tiempo y el espacio. El mito poético del amor inmortal proviene de la
intuición de esta verdad. El amor auténtico permanece siempre con nosotros.
No está almacenado en la memoria, es un recordar que proviene del centro de
nuestro ser. Cuando recordamos a alguien que amamos, inicialmente solemos
evocar su cara, y su voz, pero estos elementos objetivos pronto se reabsorben
en el verdadero amor que somos en común con él y con todos los seres,
nuestra presencia consciente.
***
¿El placer sexual es siempre moralmente malo?
El placer sexual "per se" no es ni malo ni bueno. Todo depende de la pureza
de los corazones de los participantes, es decir de la calidad del amor. El amor
sacraliza todo acto. El amor verdadero no es una relación entre macho y
hembra, ni incluso entre hombre y mujer, va mucho más profundamente, es el
cariño en el que dos seres aparentemente separados, se funden. Si una
relación está basada en el amor, la sexualidad es una ofrenda, una celebración
de la vida, se vuelve sagrada. En ausencia de amor, sólo es una función
corporal.
Pero, independientemente de que funcione bien o no, ¿acaso el
comportamiento sexual no entra en el terreno de lo moral?
Desde la perspectiva no-dualista, no hay leyes codificadas. Si, por ejemplo,
existe amor entre dos hombres, o entre dos mujeres, y si la sexualidad es una
forma de expresarlo, este acto es sagrado. El amor no excluye nada ni nadie.
Es todo aceptación, lo abarca todo, abierto a todo aquél que se abre a él.
***
¿Es posible tener una relación en la que el ego esté ausente?
Desde luego que sí. Incluso diría que tal relación es la única manera de tener
una verdadera relación, un contacto real. Si me considero a mi mismo una
persona, entonces hay otro, y la relación se vuelve una relación entre un
objeto y otro objeto, es decir una ausencia de relación, ya que dos objetos
nunca pueden entrar en contacto mutuo.
¿Por qué es eso así?
El contacto real tiene lugar en el corazón. Los objetos como tales no tienen
corazón. Una relación digna de este nombre tiene lugar en el corazón, en la
unidad. Hay circunstancias en las que puedes sentir esta belleza. Un día
estaba yo en el aeropuerto esperando a un amigo. Como esta persona iba
sentada en la parte trasera del avión tuve la oportunidad de ver la llegada de
los otros pasajeros y sus familiares que los estaban esperando. Recuerdo
todavía con emoción la alegría de una familia al reencontrarse, las lágrimas
en sus ojos, sus gestos espontáneos y afectuosos, sus caras sonrientes. Es
decir que sí, por supuesto hay relaciones auténticas.
En esa escena, ¿quieres decir que esa gente, en ese momento no eran
personas?
Absolutamente. Pude sentir su alegría en mí. Yo estaba allí desapercibido,
pero era uno con ellos, con la belleza de la escena.
***
Visto desde tu perspectiva, ¿qué es el pecado?
La noción de pecado es absurda. El pecado no existe porque no hay pecador.
El único pecado es tomarse a uno mismo por un pecador. Acepto que pueda
haber comportamientos inadecuados, es decir, que se han originado partiendo
de un punto de vista fragmentario de la situación. El recuerdo de tal acción
nos tendrá atrapados hasta que veamos de nuevo la situación, esta vez en su
totalidad, y en ese momento el conflicto subyacente se resuelve en la
inteligencia. Pero no hay ninguna necesidad de recordar voluntariamente
estos "pecados". Tales repeticiones fortalecen el ego. No sirve para nada
condenarse a uno mismo, o tratar de cambiar. El sentimiento de culpabilidad
y el deseo de cambiar, fortalecen el ego. Es suficiente ver esto que llamamos
"pecados" por lo que son, no cometer el error de tomarnos a nosotros mismos
por sus hacedores, y después olvidarlos.
Como sabes el pecado es un elemento importante en nuestras sociedades
cristianas, y muchos sienten que tomar la actitud de olvidarnos de nuestras
faltas según las cometemos, permitiría nuevas faltas que pudieron evitarse si
nos hubiésemos parado a observar lo que estábamos haciendo. Si no
examinamos nuestros errores puede haber una tendencia a continuar
cometiéndolos. ¿Qué puedes decirnos sobre esto?
No estoy desaconsejando que veamos un comportamiento como erróneo. Por
el contrario, digo que sí, que entiendas tus faltas, pero no te imputes la acción
como persona, no te tomes por un pecador, comprende que tú eres el testigo
del hecho, no el actor, y olvídalo.
¿Estás diciendo que todas las equivocaciones se remontan hasta el ego que
es el error original, es decir un caso de identidad equivocada?
Ciertamente esto es verdad para todos los errores morales. Si estoy
aprendiendo a conducir, cometeré errores, y estos errores son inevitables al
principio, son parte del proceso de aprendizaje. Una vez detectados y
comprendidos son olvidados y se transforman en conocimiento de cómo
hacer bien las cosas. Es igual para el aprendizaje moral. Si me he comportado
mal con alguien, el recuerdo de mis malas acciones me perseguirá hasta que
llegue a la conclusión de que debo reparar el daño. En este caso, debería
inmediatamente remediar el daño lo mejor posible si puedo, y después
olvidarlo. De cualquier modo, ni hay pecador, ni nadie que necesite ser
perdonado.
***
¿Cómo aprender a vivir sin miedo?
Aprendiendo a vivir con nuestro miedo. Si queremos librarnos del miedo
quedamos atrapados en un círculo vicioso ya que el miedo se origina en el
ego, este mismo ego que buscando las situaciones placenteras y evitando las
desagradables, se esfuerza en liberarse del miedo.
¿Podrías explicar cómo es que el miedo surge de la entidad personal? Ya que
la experiencia de casi todos es que el miedo surge de situaciones peligrosas,
por ejemplo de la posibilidad de un daño físico, y de que esto le ocurre a la
persona, no que venga de la persona.
Conviene distinguir dos tipos de miedo. Uno, que es común a hombres y
animales, proviene del instinto de supervivencia. Este miedo, por el que el
cuerpo se prepara para hacer frente a una situación peligrosa, es
perfectamente natural.
Es decir, ¿el vivir libre del miedo en el sentido que tú lo entiendes, no
implica la ausencia de miedo cuando surge una situación que comprometa la
supervivencia biológica?
No. Ese es un condicionamiento muy profundo que pertenece al cuerpo
Y no causa problemas...
No causa problemas si no hay identificación con el cuerpo. En este caso este
miedo es visto como una nube que aparece en el cielo y después se disuelve.
Incluso puede ser útil.
¿Podríamos profundizar algo más en esto? Si uno no se toma a sí mismo por
una persona parece que quieres decir que entonces el miedo surge y es visto
simplemente como un objeto que aparece en el cuerpo y se disuelve, y que
nos conduce a la acción más adecuada. ¿Es así?
Si. Si te atacan, este miedo puede producir en tu cuerpo la secreción
suplementaria de adrenalina que necesitas para luchar o correr más rápido
que tu atacante.
¡Correcto!
Pero el miedo psicológico es de una naturaleza diferente. Puede que
recuerdes situaciones cuando, siendo niño, creabas tus propios monstruos, y,
aunque eran de tu propia creación, pasado un cierto tiempo cobraban una vida
suficientemente independiente de ti como para producirte un miedo real.
Estas creaciones psicológicas desencadenan los mismos mecanismos
biológicos de miedo, con secreción de adrenalina y demás, pero su origen es
completamente diferente; se trata de un pensamiento creado por la persona.
En este caso, lo que está amenazado es el ego, se pone en cuestión su
supervivencia.
Si, el miedo psicológico proviene del ego. Si pienso y siento que soy una
entidad personal, todo lo que no es "Yo" es una amenaza potencial para mí.
Si yo soy todo, si no hay nada que no sea "Yo", u opuestamente si Yo no soy
nada objetivo, si no hay nada que sea Yo, ¿de qué podría tener miedo? El ego
es el verdadero origen del miedo psicológico. La pregunta inicial era "¿cómo
vivir sin miedo?". Primero entendamos claramente la inutilidad de intentar
librarnos de cualquier miedo específico, ya que el miedo subyacente, del que
un miedo específico no es más que un epifenómeno, continúa sin ser
abordado. Incluso si este intento es coronado por el éxito, tal tentativa no
sería más que un maquillaje superficial. El ego y con él el miedo profundo
unido al sentido de separación, al no haber sido eliminados, permiten que
inmediatamente surja una nueva forma de miedo particular que reemplaza al
precedente.
¿Esto significa que no es posible para la persona vivir sin miedo?
Exactamente.
Ya que siempre hay miedo a morir.
Porque el miedo es la persona y la persona es el miedo. Miedo y deseo son la
misma cosa. El miedo es una forma negativa del deseo que nos hace decir "no
quiero que esto suceda", mientras que el deseo positivo es "deseo que esto no
suceda", ambos son lo mismo. El miedo y el deseo son la sustancia del ego.
El ego como tal, como puro pensamiento "Yo", no puede durar mucho y se
reabsorbe inmediatamente en su origen, la consciencia. El mecanismo miedo-
deseo presta al ego una falsa apariencia de continuidad. En tanto yo viva
intentando evitar aquello que me atemoriza, o tratando de conseguir lo
deseado, el ego se mantiene con vida. Por lo tanto, el único remedio contra el
ego, que es también la curación del miedo y del deseo, es el comprender que
no somos este ego sujeto al miedo y al deseo.
Esta comprensión llega como resultado de una profunda investigación. Ya es
un primer paso importante el comprender esto a nivel intelectual, pero esta
comprensión tiene que penetrar mucho más hondamente, ya que el miedo y el
deseo producen un impacto profundo en la textura y la estructura del cuerpo.
Cuando sentimos el miedo lo debemos acoger completamente, a todos los
niveles. Debemos ver su origen, la noción de ser una entidad personal, y
además tenemos que aceptar el miedo como una sensación corporal, como
una percepción. No deberíamos estar asustados de nuestro miedo.
Deberíamos dejarlo desplegarse en nosotros y verlo como lo que es en
realidad, un conjunto de sensaciones corporales con las que nos identificamos
inconscientemente.
***
Tras un primer contacto con esta perspectiva, algunas personas perciben que
el concepto que tienen de sí mismos y del mundo es equivocado, y se
preguntan por dónde empezar para poner todo en su sitio. ¿Puedes sugerir
un punto de partida?
Su encuentro con esta perspectiva ya fue el punto de partida. Cuestionar todas
las nociones previas ya es muy buena señal. Esta perspectiva no consiste en
reemplazar las nociones anteriores por otras nuevas, sino simplemente ver los
conceptos como lo que son, ilusiones, meras creaciones mentales sin
conexión real entre sí, ni con ningún objeto exterior. Esto es suficiente. De
modo que yo le diría a esa persona: vive en tu inocencia, vive en tu "yo no
sé". No hagas ninguna afirmación, no llegues a ninguna conclusión final, no
juzgues. Permanece abierto, descubre, comprende, conoce lo que tú eres
profundamente y vive esta felicidad en cada momento.
Tras haber comprendido que no necesitan un punto de inicio, que de algún
modo ya han pasado ese punto, podrían preguntarte cómo alcanzar desde
ahí la comprensión de la que hablas, cómo vivir de instante en instante, cómo
acceder a la dicha. ¿Podrías sugerirles algo práctico en este sentido?
Diría: vive con el deseo por la verdad. Deja que sea tu guía. Este deseo viene
de la verdad misma. Genera en ti una inteligencia superior que va
gradualmente clarificando todas tus preguntas. Disfruta de la alegría que se te
ofrece en el camino, puesto que con este entender ya viene el perfume de la
dicha eterna. No te tomes por un individuo separado ahora que ya has visto,
al menos en un vislumbre, que eres la consciencia más allá de las actividades
mentales. Guarda esta comprensión como tu tesoro más preciado. Vuelve a
ella cuando seas invitado. Vive con ella y deja que haga su trabajo.
***
¿Cómo explicarías la diferencia entre las concepciones del mundo de la
ciencia moderna y del no-dualismo? ¿Existen algunas similitudes
fundamentales o son radicalmente diferentes?
Son radicalmente diferentes porque sus campos respectivos son diferentes. El
campo de la ciencia está limitado a los fenómenos objetivos y reproducibles,
entre otros, mientras que la perspectiva no-dualista ignora todas las
limitaciones. En cierto modo, se puede decir que ambas perspectivas se
excluyen mutuamente, ya que desde el punto de vista de la física existe un
universo exterior independiente de la consciencia, un universo cuyo estudio
es precisamente el objeto de la ciencia. El científico parte del estudio de un
universo de cuya existencia como entidad independiente no tiene prueba,
mientras que el no-dualista, siguiendo un enfoque radicalmente distinto,
comienza a partir de la única certeza que tiene, la que siempre tendrá, la de su
propio existir. Esta certeza jamás puede ser negada. Ella es nuestra
experiencia en cada momento. Por esta razón y al contrario del científico, el
no-dualista está firmemente asentado en la evidencia y en la realidad.
No ignoro los cambios en la física moderna introducidos por la teoría de la
relatividad y sobre todo por la mecánica cuántica. Estos cambios ponen en
cuestión la visión materialista de un universo independiente compuesto por
partículas sólidas. Tanto a escala extragaláctica como a escala subatómica, el
universo ya no es lo que parecía ser a escala humana, y la validez de las
nociones que dábamos por hechas como universales y evidentes (espacio
absoluto, tiempo absoluto, causalidad, localización, determinismo, etc.) se
muestran realmente restringidos. Los planteamientos epistemológicos
antiguos del materialismo y del realismo se muestran en contradicción con la
física moderna, como lo demuestra por ejemplo el análisis exhaustivo hecho
por M. Espargnat en su obra sobre la teoría cuántica. Puede que la
perspectiva no-dualista ofrezca una fundación epistemológica más
satisfactoria para la ciencia moderna, pero los resultados y progresos futuros
de la ciencia no lograrán en ningún caso probar ni modificar la verdad. La
experiencia inmediata de la consciencia está siempre más allá del alcance del
científico, cuyo campo está limitado a los hechos objetivos y las verdades
relativas. El no-dualismo no tiene nada que enseñar a la ciencia. En el mejor
de los casos, debido a que el campo de la ciencia está incluido en el del no-
dualista, las intuiciones fundamentales que dimanan de su visión no
fragmentada de la realidad, pueden ser el origen de extrapolaciones
fructíferas en el terreno científico.
Los descubrimientos de la física moderna tienen también un valor liberador.
Al hacer estallar la noción de un universo fragmentado, existiendo por sí
mismo independientemente del observador, despejan el camino hacia la
comprensión última. También abren al buscador de la verdad a la posibilidad
de que el mundo no sea más que un fenómeno que aparece, existe y
desaparece en la consciencia universal. Los buscadores dejan de ser físicos y
se convierten en filósofos, metafísicos y poetas. Cruzan este Rubicon
filosófico cuando yendo más allá de la esfera fenomenológica incluyen en su
campo la investigación numenal, la consciencia.
Así que la diferencia radical entre estos dos puntos de vista proviene de sus
distintas posiciones de partida. El no-dualista parte de la certeza de que "yo
soy", mientras que para el científico la evidencia de la existencia de un
mundo externo está basada en la experiencia común de virtualmente toda la
humanidad. Se trata de una visión colectiva, no individual como es la del no-
dualista. ¿Sería esto correcto?
Sí. Una vez que aceptas el mundo objetivo, existiendo independientemente de
la consciencia, seguidamente concedes que existe toda la humanidad. Desde
el punto de vista del no-dualista, su certeza subjetiva de ser, es el asunto
principal. Sin embargo, para el científico, el supuesto mundo exterior,
objetivo, es el tema principal.
Volviendo atrás, he creído entenderte que el no- dualista se toma a sí mismo
como el único sujeto, y por tanto duda de la existencia de toda la humanidad
así como del mundo objetivo.
Depende de lo que tú llames "él mismo". Lo que el no-dualista llama "yo
mismo" o "yo" no está limitado a un cuerpo específico, a una mente en
particular. El cuerpo y la mente son limitaciones que, erróneamente, se suelen
superponer a la consciencia. El no-dualista arranca a partir de su experiencia.
El científico, aunque también proclama que parte de la experiencia, de hecho
comienza por un concepto, el de la existencia de un mundo supuesto, y
posteriormente estudia con minuciosidad este mundo supuesto.
¿Podrías aclararnos el sentido de la palabra "experiencia"?. Cuando dices
que el no-dualista parte de su experiencia, mientras que el científico no, que
éste último arranca de un concepto ¿es acaso solo un concepto la
experiencia ordinaria de las personas corrientes?
La esencia de nuestro ser no es un concepto.
¿Para cada uno de nosotros?
Por supuesto, es la vida misma. Está más allá de cualquier concepto. Los
conceptos son superposiciones tales como "yo soy un hombre", "tengo 40
años", "soy médico", "soy ciudadano norteamericano", etc. Todos estos
hechos distintivos son meras superposiciones a nuestra naturaleza real, el
substrato, que está libre de limitaciones, que no tiene fronteras, que no
necesita un conocedor para manifestarse, que es autoevidente y autónomo.
Alguien que oyese por primera vez estos puntos de vista, quedaría
sorprendido por tu declaración. Por un lado el no-dualista afirma que cada
uno de nosotros es la vida misma, pero por otra parte no acepta la existencia
del resto de la humanidad en un mundo objetivo, al contrario de lo que
afirma el científico. El no-dualista permanece en casa, por decirlo así,
consigo mismo y duda de todo lo demás, incluyéndonos a cada uno de
nosotros, al resto de la humanidad. Alguien que por primera vez conociese tu
punto de vista, vería en esto un conflicto. ¿Cómo lo resolverías?
Cuando decimos que el no-dualista ve a la humanidad como no real,
queremos significar que no la ve como un objeto, como algo que está
separado de la consciencia, de sí mismo. En vez de esto, ve a la humanidad y
a sí mismo como una unidad. Esta visión de unidad y no separación da como
resultado una compasión real, y un comportamiento ético y justo. No
deberíamos considerar al sabio como a un solipsista chiflado, aislado en su
torre de marfil, negando la existencia del resto del género humano y
únicamente aceptando la existencia de sí mismo, sólo como persona. Por el
contrario, el amante de la verdad comienza dudando de su propia existencia
como persona, como una entidad separada, preguntándose "¿quién soy yo?",
"¿soy este cuerpo?", "¿soy esta mente?", "¿soy esta entidad limitada?". El no
está interesado en teorías, sino en realidades. Arranca desde las experiencias
de que dispone, es decir desde él mismo.
La respuesta a estas preguntas nunca puede ser una declaración afirmativa.
Consiste en la comprensión de lo que no somos. Cuando se elimina lo que no
somos, no con violencia o esfuerzo, sino como resultado del comprender, lo
que queda es nuestra naturaleza real. Es una experiencia, pero no una
experiencia dentro del espacio y el tiempo, y por esta razón la llamamos no-
experiencia, no-acontecimiento. Dentro de este no-acontecimiento somos uno
con toda la humanidad. Es una perspectiva no excluyente y omniabarcante.
Volviendo al comienzo, entiendo que la diferencia de puntos de vista consiste
en que el no-dualista no acepta la existencia real del resto de la humanidad
como un grupo de entidades individuales conscientes que de forma separada
podrían coincidir o no con nuestro punto de vista. Al contrario, deja abierta
la posibilidad de que toda la humanidad sea una con él.
El no-dualista no está interesado en conceptos. Sólo se interesa de su propia
naturaleza. Después de ver sus conceptos erróneos como tales, lo que queda
es un no-estado, un no-acontecimiento, carente de miedo y de deseo, en el
que prevalece la certeza y la paz. Debido a que él parte de la realidad, pronto
alcanza su meta, la realidad. La realidad alcanza la realidad, la unidad alcanza
la unidad. El científico, debido a que parte de una mera hipótesis, de un
concepto erróneo, su punto de llegada es tan precario e inestable como lo era
su punto de partida. Nunca puede alcanzar una comprensión satisfactoria.
Está condenado a permanecer eternamente insatisfecho, pasando de un objeto
a otro, en un devenir interminable.
P: La perspectiva no-dual que hemos estado discutiendo es ciertamente
radical e interesante. ¿Cómo puedo estar seguro que no es más que otra
forma sofisticada de condicionamiento, muy parecida a otras, aunque a
primera vista se muestre como radicalmente diferente ?
Puedes llegar a una respuesta totalmente satisfactoria a tu pregunta, ya que la
respuesta permanece dentro de ti, o más exactamente, la respuesta eres tú.
Cualquier otro enfoque, requiere en algún momento, un cierto grado de
creencia, que pertenece a la memoria, a la mente, al pasado. La creencia
nunca puede ser un cimiento sólido, ya que es un concepto que das por
sentado sin entenderlo. En esta perspectiva no damos nada por sentado,
absolutamente nada. Podríamos decir que se trata del punto de vista más
rigurosamente científico, con la diferencia de que, como ya vimos, la materia
de estudio no es un objeto, ya que ni siquiera aceptamos la existencia de los
objetos. Debido a que no hacemos suposiciones, el conocimiento al que
llegamos está libre del pasado, libre de condicionamientos. La mente, tras
haber completado sus investigaciones, se aquieta, y en esa quietud, nuestro
deseo por la verdad encuentra su plenitud última.
Esta satisfacción es de algún modo análoga a la que experimentamos cuando,
tras haber pensado sobre un problema, sea de matemáticas o de la vida diaria,
nos llega de repente y desde una dirección inesperada la intuición de su
solución, la solución se encuentra a sí misma en nosotros. A este proceso lo
llamamos "comprender". Sin embargo, dado que en estos casos nuestra
comprensión es relativa, la satisfacción que experimentamos es limitada y
muy pronto la insatisfacción vuelve a ser lo predominante, y así surge un
nuevo problema. Pero cuando esta comprensión se refiere a la pregunta
definitiva, al origen de todas las preguntas, en vez de a cuestiones relativas,
entonces la satisfacción es total.
Nuestra Verdadera Naturaleza No Es
un Objeto
¿Cuál es nuestra auténtica naturaleza?
No es un objeto, ni algo que pueda ser percibido por los cinco sentidos o que
pueda ser concebido con la mente. Nuestra naturaleza falsa siempre es algún
tipo de objeto. Lo que consideramos el cuerpo, por ejemplo, es un objeto, un
conjunto de percepciones, sensaciones y conceptos. Del mismo modo la
mente es también un objeto. Pero nuestra auténtica naturaleza no es un
objeto.
Es muy difícil hablar de ello ya que las palabras y la estructura del lenguaje
están diseñadas para referirse a objetos. No tenemos palabras para referirnos
a lo que es no-objetivo. A tal efecto tenemos que utilizar metáforas o
negaciones. Decimos que no somos nuestro cuerpo ni nuestra mente, pero
aun así NOSOTROS SOMOS. Nuestra existencia es algo de lo que estamos
absolutamente seguros. Todo lo demás podría ser un espejismo, una ilusión,
un sueño. Pero incluso si esto último fuera el caso, continuaríamos sin tener
duda de que NOSOTROS SOMOS.
Nuestra naturaleza verdadera es algo extraño. Por una parte, no podemos
verla, ni tocarla, ni concebirla o cogerla. Por otra parte es la única cosa de
cuya existencia podemos estar seguros. Planteándola de este modo, diciendo
lo que no es, inconscientemente nos orientamos hacia nuestra base
intemporal. Nos volvemos receptivos a esta realidad. Esto es todo lo que
podemos hacer, estar abiertos a ella. No podemos hacer que se revele. Se
revela por su propia voluntad en forma de verdad, belleza, amor e
inmortalidad.
Esto parece confuso. ¿Quieres decir que no se revela en determinadas
situaciones, como por ejemplo en una que no sea bella? ¿Por qué no se
revela en todo momento?
Puede que se esté revelando todo el tiempo, pero que estemos mirando a otro
lado. Muy a menudo el mejor sitio para esconder un objeto es ponerlo a la
vista. Así, nuestro yo real, tan próximo y tan luminoso que no puede ser visto
con los ojos, tiene su escondite en la inmediatez del ahora.
Nos gustaría verlo continuamente como un objeto, delante de nosotros, pero
esto es imposible, ya que los objetos vienen y van, nacen y mueren. La
belleza de nuestro yo real reside en que no es un objeto. Si fuese un objeto
podríamos perderlo, y lo perderíamos. Debido a que es lo que nosotros
somos, no podemos perderlo. Lo que nos impide verlo y serlo
conscientemente, es nuestro deseo de verlo como si fuese un objeto. Esta
actitud es lo que podríamos denominar "mirar en la dirección equivocada".
Entonces surge la pregunta: ¿Cuál es la dirección correcta? Incluso aunque
intentásemos mirar hacia la dirección no-objetiva, pronto encontraríamos que
la ausencia de cualquier objeto es otra forma de objeto. De tal modo que
tenemos que ir más allá de la ausencia de objetos. Debemos alcanzar la
ausencia de la ausencia, lo cual se revela como nuestra presencia
omniabarcante.
Al principio, intentamos mirar a nuestra naturaleza real como si fuese un
objeto. Luego, comprendemos que este intento está condenado al fracaso.
Después, la miramos como a una ausencia de objeto, y en algún momento
comprendemos que esta búsqueda también está condenada al fracaso.
Finalmente, nos encontramos en un estado de no-conocer, un estado en el que
la mente ha agotado todas sus posibilidades y ya no tiene adonde ir.
Llegamos a la comprensión de que la mente no puede alcanzar esta
consciencia luminosa que la ilumina, y nos aquietamos. Tenemos que
acostumbrarnos a este no-conocimiento, familiarizarnos con esta nueva
dimensión, descubrir que no es una nada. Esta presencia silenciosa no es una
mera ausencia de pensamientos. Está viva, es la vida misma.
Cuando estoy en mi jardín, a veces parece que experimento lo que tú estás
diciendo. ¿Se puede transmitir esta experiencia en palabras?
No es un concepto, de modo que no puede ser comunicada empleando
palabras. Puedo comunicarte el concepto de una ecuación diferencial
mediante palabras. Pero tienes que comprender que nuestra naturaleza
auténtica no es un concepto. Las palabras se emplean en dos sentidos. Por
una parte apelan a la faceta lógica y racional de la mente, en este sentido todo
lo que pueden lograr es que la mente alcance el conocimiento de que nuestra
naturaleza verdadera no es un concepto y que es incapaz de alcanzarla con su
propio esfuerzo. La mente se aquieta cuando entendemos totalmente que este
proceso dinámico está condenado al fracaso, y que no puede darnos la
felicidad que estamos buscando. Al comienzo, puede haber alguna inercia en
el proceso del pensar, tal como una máquina sigue girando durante algún
tiempo después de haber sido desenchufada, pero de hecho, ya no seguiremos
siendo un participante en este juego. Este discernimiento libera las energías
que se empleaban en el proceso de alcanzar la felicidad y las permite regresar
a su origen.
Hay también una segunda manera de usar las palabras. Mi respuesta a tu
pregunta no proviene de la memoria, surge del ahora. Tiene en sí misma
ciertos ingredientes que son la señal de su origen. Si escuchas estas palabras
con una inocencia infantil, pueden resonar en ti y quizá te veas entonces
convertido en esta presencia acogedora. Pero para que eso suceda, tu
disponibilidad ha de ser total. Tienes que dejar a un lado todo lo que has
aprendido y todo lo que conoces, porque la verdad es siempre nueva y
siempre aparece inesperadamente. Tienes que estar abierto
multidimensionalmente, es decir, no sólo intelectualmente sino también a
nivel de los pensamientos y sensaciones. Si no puedes, si los pensamientos o
las sensaciones del cuerpo interfieren con esa apertura, todo lo que puedes
hacer es tomar nota de esta interferencia. Si te das cuenta de que no estás
escuchando, es que ya estás escuchando. Si percibes que no estás acogiendo,
es que ya estás acogiendo. Si recibes estas palabras con la actitud adecuada,
ellas encontrarán el camino hasta tu corazón.
¿Cómo distingues esto que hablas de la meditación? ¿O es que estás
hablando de la meditación?
No sé a qué te refieres por meditación. Dímelo, ya que ésta es una palabra
que tiene muchos significados.
Sentarse en silencio con tu mantra o tu respiración, de tal modo que se
produce una separación con respecto a tu cabeza, tu mente se aquieta y estás
abierto a cualquier cosa que pueda surgir.
En algunas formas de meditación, la mente se enfoca en un objeto. Puede ser
un mantra, la respiración, la llama de una vela, un ídolo, una escritura sagrada
o la imagen de una deidad con todas sus cualidades divinas. En este caso se
intenta eliminar todo lo que no sea el objeto de la meditación, para lograr
apoyarse únicamente en dicho objeto. Llega un momento en que se produce
una inmersión en el objeto de meditación, debido a la eliminación de todo
aquello sobre lo que no se está meditando. Esta unión se llama Samadhi. El
rechazo de todo lo que no es el objeto de la meditación crea un desequilibrio,
de tal modo que el estado alcanzado como resultado de todo este esfuerzo no
puede ser mantenido, a pesar de todo lo dichoso que pueda ser. Si observas
detenidamente esta dicha, a efectos prácticos, no es en realidad diferente de
cualquier otra felicidad generada por objetos, tal como la que experimentas
cuando consigues un Ferrari rojo largamente deseado. Tiene un comienzo en
el tiempo y un final en el tiempo. El buscador de la verdad serio, descubre
pronto que este episodio de felicidad ligado al tiempo le deja insatisfecho. Él
está buscando aquello que es intemporal, y descubre que el Samadhi que
puede ser alcanzado como resultado de una meditación objetiva es la misma
forma de felicidad contra la que creía estar inmunizado. Cuando se
comprende esto se abre la puerta a la meditación real.
La meditación auténtica es espontánea. Es pura atención acogedora, ya que
no existe un escoger de lo que surge en el campo de la consciencia. No hay
selección, sólo existe un permitir sin elegir, sean percepciones externas,
sentimientos, sensaciones corporales, pensamientos o la ausencia de los
mismos. Se permite que todo por igual venga a la existencia, no como una
práctica sino porque la mente ha comprendido sus propias limitaciones. Esto
es todo lo que el buscador de la verdad necesita hacer. No hace falta llevar a
cabo ninguna otra práctica espiritual.
En esta apertura vivimos en el ahora. No hay nada que ganar ni nada que
perder. La consciencia no es algo que sea adquirido al final de un proceso. Ya
tenemos todo lo que necesitamos, ya estamos totalmente equipados sin que
nos falte nada. Inicialmente, puede que la ausencia total de problemas, que
pasa a ser nuestro nuevo estado, la experimentamos como si fuese un estado
neutro. Esto es la consecuencia de un mecanismo residual; la máquina aún
está girando aunque esté desenchufada. La dicha del ahora es sin motivo,
absolutamente no-objetiva. Cuando ya estamos más familiarizados con
nuestra nueva perspectiva, la sentimos. Es como sintonizar una nueva
frecuencia en la radio y escuchar un concierto de piano de Mozart tras varias
horas de oír basura. Entonces vivimos simultáneamente en dos niveles:
Delante, existe el mundo objetivo habitual, y en el trasfondo aparece un nivel
nuevo del que surge la música y la belleza. Este nivel no es un lugar
específicamente localizado, es un espacio metafísico, el trasfondo de la
mente, el centro de nuestro ser.
Cuando vivimos en el escuchar es interesante percatarse de cómo cambian
nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, la forma en que sentimos
nuestro cuerpo, el modo en que nos relacionamos con los demás. Prestar
atención acogedoramente es una ley universal. La noche es percibida
acogedoramente, el cielo es acogido, los pájaros y los árboles son acogidos.
Y cuando estamos rodeados de compañeros que viven en esta atención, nos
encontramos en la belleza. Nuestra presencia compartida nos da un
presentimiento de cómo pudo haber sido el paraíso perdido.
La Vida Real No Tiene Objetivo
¿Qué es la iluminación?
La iluminación es la comprensión profunda de lo que nosotros no somos.
Cuando se elimina lo que no somos, ya no hay necesidad de encender la vela
pues entonces nuestra naturaleza auténtica, que está más allá del tiempo,
brilla en toda su gloria.
Así pues la iluminación consiste en dejar atrás la vieja creencia de que
éramos algo, cuando de hecho no lo somos.
Sí. Desde el punto de vista de la persona, de lo relativo, se trata de un
acontecimiento hipotético en el espacio y en el tiempo, pero esto es un mero
malentendido originado a partir de la persona. Desde el punto de vista de la
luz, sólo hay luz, y solamente hubo y habrá luz. Está más allá del tiempo.
Lo que dices parece una paradoja, ya que claramente implica que no puede
haber tal cosa como una persona iluminada, por ejemplo. Esto sería una
contradicción en sus términos.
Exactamente.
E incluso desde el punto de vista de los buscadores existe la impresión de
que algunos individuos están iluminados y otros no. Esto claramente es un
malentendido.
Por supuesto, es un error que restringe la totalidad a una de sus partes,
aunque esta parte sea muy bella y apunte directamente hacia nuestra
naturaleza real. En algún momento la comprensión nos hará ver que somos
este trasfondo sobre el que se superpone equivocadamente la noción de un yo
personal. En otras palabras, mientras el estudiante se tenga a sí mismo por un
estudiante, por una entidad personal, también proyecta sobre el maestro el
concepto de una entidad personal. Cuando vea que él y su maestro son uno,
ya no seguirá existiendo un estudiante ni un maestro, sólo habrá amistad
respetuosa y alegría compartida. Concebir la realización como un
acontecimiento en el tiempo es un obstáculo para la iluminación. A la
pregunta: "¿Cuando conoceré la verdad?", el sabio Atmananda
Krishnamenon contestó: Cuando el "cuando" cese.
***
La gran mayoría de la gente en su vida diaria tiene que luchar para ganarse
la vida, relacionarse con la gente, y en medio de ello encontrar un poco de
felicidad. ¿Tiene algo que decir la visión no-dualista que sirva de ayuda a
estas personas?
A todos nos gusta ser felices. La mayoría de los humanos luchan
incesantemente para alcanzar este objetivo aparentemente inaccesible.
Cuando niños, buscamos la felicidad en el juguete que estamos esperando. De
adolescentes esperamos alcanzarla si tenemos la suerte de ganar el próximo
partido o tener a una cita con aquél muchacho atractivo o aquélla chica
preciosa que vimos en la playa. Ya de adultos, puede que pensemos que la
fórmula secreta para la felicidad sea una mezcla de conseguir un buen
trabajo, estar felizmente casado, ser propietario de una casa, tener hijos, estar
sano, y demás. Si echamos una ojeada de conjunto a este cuadro, vemos que
nos encontramos en un estado de lucha permanente, siempre deseando algo,
siempre con miedo de algo, siempre buscando la felicidad, pero siempre
infelices. Esta oscilación interminable entre el pasado y el futuro nos impide
vivir plenamente la realidad presente de nuestra vida. Genera en nosotros una
insatisfacción profunda, que si la escuchamos, acabará por ser un sentimiento
muy positivo. Esta insatisfacción nos conduce a preguntas tales como
"¿Cómo puedo escapar de este círculo infernal del miedo y del deseo? ¿De
dónde viene esta felicidad que yo experimento de vez en cuando? ¿Puedo
establecerme permanentemente en esta felicidad? ¿Puedo vivir una vida que
sea feliz y creativa? ¿Cómo puedo utilizar mi tiempo lo mejor posible?".
Si nos hacemos estas preguntas, es que ya hay una cierta madurez en
nosotros, es decir que ya hemos visto el problema. De algún modo ya hemos
entendido que ir de deseo en deseo es un callejón sin salida; que tan pronto
como hemos conseguido el objeto deseado o evitado el acontecimiento
temido, ya vamos hacia el siguiente asunto, continuando un proceso de
esfuerzo interminable. Cuando vemos esto, estamos abiertos a una nueva
perspectiva. Entonces, si hemos entendido que la paz y felicidad que estamos
buscando no se encuentran en ningún objeto, y que lo que nosotros realmente
queremos no es el objeto en sí, sino la felicidad que surge cuando cesa el
deseo, cuando obtenemos el objeto; entonces en lugar de dirigirnos hacia los
objetos, comenzamos a buscar directamente el estado sin deseos, la felicidad.
Como resultado natural de esta comprensión, surge un desapego. A este
desapego no se llega a través del esfuerzo, sino que se establece por sí
mismo. Las energías que surgen de nuestro centro, y que hasta ahora estaban
dispersas en la búsqueda de objetos, pierden sus metas exteriores y fluyen
hacia adentro hacia su origen, hasta que vemos que somos aquello que
estábamos buscando.
***
¿Si no podemos pensar la verdad ni sentirla, cómo podemos acercarnos a
ella?
No podemos acercarnos a la verdad, porque somos la verdad. La entidad que
quiere acercarse a la verdad tiene que cesar de existir para que la verdad se
manifieste. Esta entidad limitada es una ilusión. Toma prestada su realidad de
su origen, la verdad. Es correcto decir que la verdad no puede ser percibida o
sentida ya que no pertenece a la mente. La mente, los pensamientos, las
sensaciones, aparecen en la verdad, tienen su origen en ella. Krishna, el
maestro, dice en el Bhagavad Gita, "los seres tiene sus raíces en mí, pero yo
no tengo mis raíces en ellos".
El único prerrequisito para ser conscientemente la verdad es el comprender
que nosotros no podemos acercarnos a la verdad porque ya somos la verdad.
Entender que la mente no puede concebirla, ni atraparla, ni alcanzarla. Ver
que la mente no puede percibir aquello que, estando más allá de ella, la
percibe. Esta comprensión tiene tal vida y poder en sí misma, que pronto
remueve todos los velos acumulados y hace posible que la verdad sea
autoevidente.
Me parece que la única forma en la que podríamos ser la verdad
“sabiéndolo” es si la verdad es autoevidente. ¿Es la verdad autoevidente?
Cuando utilizamos la palabra "verdad", nos referimos a la verdad absoluta, no
a una verdad relativa que es un concepto, que puede ser cierto hoy y falso
mañana, que depende de las circunstancias. La verdad absoluta es
autoevidente. No se refiere o se aplica a un objeto. La verdad relativa puede
ser formulada, pero la verdad absoluta está más allá de cualquier
formulación.
La verdad absoluta es el origen de todas las convicciones profundas y del
entendimiento superior. Esa es la razón por la que le llamamos "verdad". Nos
da la convicción profunda de nuestra propia evidencia. Por ejemplo, si le
preguntamos a alguien "¿sabes quién eres?", surgirá en muchos casos una
indecisión antes de contestar. Pero si yo pregunto "¿Sabes que eres? ¿que
existes?" no habrá vacilación en la respuesta porque esta pregunta se refiere
directamente a una verdad autoevidente en ti , a algo que surge con absoluta
convicción. La pregunta te conecta directamente con el centro de tu ser.
¿El hecho de que éste sea un conocimiento directo y autoevidente quiere
decir que no tiene un opuesto posible?
La verdad no tiene un opuesto, ya que no es un concepto o una percepción,
no es un objeto. Existe por sí misma, es la única cosa que existe por sí misma,
y en último término es la única cosa que no es ni una cosa ni una no-cosa,
nuestra realidad última.
La comprensión de la perspectiva no-dual se da cuando se clarifica la
pregunta “ ¿quién soy yo?" mediante la eliminación de lo que no soy, y
cuando la respuesta a la pregunta "¿quién soy yo?" alcanza el mismo grado
de convicción y espontaneidad que la respuesta a la pregunta "¿yo existo?".
Esta respuesta viva nunca puede ser contestada en palabras, es la fuente en
donde se origina nuestra certeza de existir. Estas dos preguntas conducen a
una sola respuesta, la única absolutamente satisfactoria que podemos recibir.
¿Por qué esta perspectiva es tan extraordinariamente difícil de captar para
una mente corriente?
Esta perspectiva no sólo es extraordinariamente difícil si no imposible de
captar para la mente. Por otra parte es muy simple de comprender para el
corazón, muy sencilla, la capta casi inmediatamente.
¿Cómo entendemos algo con el corazón? ¿Cómo lo experimentamos? ¿Cómo
sabemos que no estamos simplemente atrapados en otro montón de
conceptos?
El único camino para comprender es el del corazón. Cualquier comprensión
auténtica se da a través del corazón, en el corazón. Pensamos que
comprendemos con el cerebro, en la mente, pero en realidad la comprensión
es instantánea. Viene de lo intemporal, no de la mente. El proceso de
investigación que precede a la comprensión y la formulación que la sigue,
puede ser un trabajo de la mente como instrumento, como canal, pero el
momento intemporal de la intuición creativa se da en el corazón.
¿Estás sugiriendo que nuestra idea de que entendemos las cosas con la
mente, es un error?
Exactamente, ya que la mente sólo puede captar objetos, actividades
mentales. No puede entender. Cuando la mente concibe el entender, viene el
ego y lo reclama como suyo "yo he entendido", pero realmente el ego no
estuvo presente cuando ocurrió la comprensión. Cualquier conocimiento real
se realiza más allá de la mente, en la consciencia. La consciencia es
comprensión. Esto es cierto para cualquier tipo de comprensión, incluso para
la comprensión relativa, es decir aquélla que es necesaria para resolver una
ecuación o un problema de geometría. Pero por otra parte, cuando la
comprensión se refiere a la comprensión misma, entramos en una nueva
dimensión. La inteligencia se hace consciente de sí misma, y la comprensión
dirigida hacia la verdad absoluta permanece con nosotros para siempre. Es
algo así como una implosión.
***
¿Es posible que los actos amables o compasivos provengan del ego? o
¿vienen necesariamente de otro origen?
Tanto el afecto como la compasión auténticos surgen del yo, de nuestra
naturaleza verdadera, nunca del ego. Podría haber actos de aparente
compasión surgidos del ego, tal como cuando existe una motivación personal,
o el deseo de fama, de beneficio personal, de poder, etc. Estos, no son actos
de compasión, la compasión proviene siempre del amor.
Entonces estás diciendo que lo que habitualmente llamamos amor y
altruismo, el poner a los demás por delante de uno, ¿invariablemente se debe
a motivos personales por parte de quien lo hace?
Lo que estoy sugiriendo no es eso. Por el contrario, todos conocemos actos
magníficos de altruismo. A veces hay gente que arriesga su vida para salvar a
otro que se está ahogando, se sumergen en aguas heladas sin pensarlo dos
veces, espontáneamente. No piensan en contar su gesta delante de las
cámaras o ganar dinero con este asunto. Simplemente hacen lo que tienen que
hacer según las circunstancias. Estos actos son pura compasión.
¿Entonces estás sugiriendo que un acto sin ego, totalmente espontáneo,
puede surgir en alguien que en otras circunstancias vive a través del ego?
Evidentemente. El ego no es permanente. Lo que somos de verdad, nuestra
naturaleza real, es permanente. El ego, al ser un concepto, viene y va.
Es decir, que en un lapso del ego, existe la posibilidad de que el yo actúe
directamente.
Sí. La acción que se realiza en ausencia de la noción de ser una cosa limitada,
es armoniosa y se origina en la totalidad de nuestro ser.
Volviendo de nuevo a la pregunta, todos conocemos gente que suelen ser
amables en general y otros, lo contrario. ¿Estás diciendo que como ambos
modos de comportamiento derivan del ego y tienen motivos personales, son
cualitativamente diferentes de los actos totalmente altruistas?
La auténtica amabilidad es totalmente natural, espontánea y sin esfuerzo. Esta
forma de amabilidad puede no corresponder a nuestra imagen mental de lo
que consideramos como amabilidad. A veces puede parecer enfado. No
siempre aparece con una sonrisa permanente y una voz suave. El afecto
verdadero proviene de la misma vida, y por esta razón está totalmente en
armonía con la situación. La falsa amabilidad surge de una intención o un
motivo relacionado con una entidad personal. Dicha meta puede ser
mundana, o incluso espiritual, tal como el deseo de ir al cielo en una vida
futura. Independientemente de su motivación, si existe una intención
personal, no es compasión.
Retomemos un punto que, quizá, has dejado poco claro. Pienso que mucha
gente estaría de acuerdo contigo en que el ser amable no significa una
sonrisa constante ni un tono de voz suave, pero se verían confundidos por tu
indicación de que podría surgir en forma de enfado. ¿Podrías explicar esto
algo más?
Si ves un vendedor de drogas que se acerca a tu hijo de diez años para
venderle cocaína, posiblemente tomes una actitud que no será aparentemente
amable, puede que pierdas tu sonrisa y tu tono de voz agradable. Pero por
otra parte, esta acción que está vacía de cualquier motivación personal, será
buena tanto para tu hijo como para el vendedor de drogas.
¿Cómo podrá ser buena para el vendedor de drogas?
Al encararse a la autenticidad de tu enfado o a cualquier otra acción tuya,
tendrá la oportunidad de comprender la naturaleza de sus actos y despertar.
¿Podrías quizá describir un escenario similar en el que se presenta lo
genuino a una persona que parece que actúa de un modo amable, pero cuyo
motivo fuese personal, y tu autenticidad le hiciese despertar tal como le
podría suceder al vendedor de drogas?
Lo genuino nunca despierta a la persona. Elimina a la persona. Tu inocencia
inmaculada, tu autenticidad que no juzga, ve o al menos percibe la
motivación, el motivo ulterior por detrás de la aparente amabilidad de esa
persona. Permaneces sin estar implicado, transparente. Todos los intentos que
efectúa para hacerte caer en la trampa fracasan, y esto le impresiona. Así, la
dignidad natural de tu actitud de no implicación le ocasionará una intuición
en relación a lo inapropiado de su propia conducta. Teniendo en cuenta que
no hay nadie que pueda ser afectado, su acción volverá hacia él tal como si
fuese reflejada en un espejo, y de este modo tendrá la oportunidad de
comprender.
Por lo tanto acciones en apariencia compasivas o no, pueden surgen del ego;
pero la auténtica compasión es realmente, nuestra auténtica naturaleza y
por tanto los auténticos actos compasivos ¿sólo surgirán de ahí?
Sí.
¿Cómo podemos ayudar a otros, si es que podemos?
Mientras existan otros, nuestra conducta no puede estar basada en el amor.
Para ayudar a otros, primero uno debería ver claramente que no existen otros.
Uno debería dejar de proyectar un "mí", y un "yo"; debería dejar de
conceptualizar al otro como persona. Para interrumpir esta proyección, uno
debería primeramente dejar de proyectar un ego en sí mismo. De otro modo,
siempre hay algún motivo tras nuestras acciones, una falta de pureza. El
primer paso para ayudar a otros es ayudarse a sí mismo. El primer paso para
amar a otros es quererse a uno mismo. La verdadera ayuda brota del
comprender que no somos una entidad personal.
***
Hay gente que puede estar atraída a la no-dualidad para resolver emociones
que les han abrumado toda su vida. Puede que estén acosados por la ira, los
celos, la depresión, etc. ¿Qué puedes decir que pueda ayudar a esta gente?
El hecho de que estén buscando la salud, es un signo de que ya están sanos.
Si fuesen dementes, y debido a que la demencia no se reconoce a sí misma,
no se darían cuenta de su estado. Así pues, existe un cierto grado de "darse
cuenta" que proviene de su salud más íntima, la cual comienza la búsqueda
de su verdadera identidad. Por esta razón se considera un signo positivo y
muy esperanzador. Uno tiene que partir desde su propio nivel, lo cual
significa el que se enfrente totalmente con su situación actual. Por ejemplo,
no hay ningún problema si alguien no comprende todo lo que se está diciendo
a lo largo de esta conversación. Sí habría problema si uno se engañase a sí
mismo, si existiese una falta de sinceridad con respecto a uno mismo. Para
comprender algo, uno tiene que ser muy sencillo, muy humilde de corazón.
Tiene que empezar con la misma sinceridad y ausencia de interferencias
personales que lo hace un científico al realizar un experimento.
Debemos ser conscientes, no sólo de nuestras propias motivaciones, del
origen de nuestras emociones negativas, de la persona que creemos ser y cuya
supervivencia es la que dispara estas emociones negativas, sino también
darnos cuenta del impacto de estas emociones como sensaciones en nuestro
cuerpo. Deberíamos acoger estas sensaciones corporales conforme van
apareciendo, sin placer ni miedo, simplemente encarando la situación, es
decir, afrontando los datos sensoriales que están viniendo tanto de nuestro
cuerpo como del mundo exterior.
Esto incluye el ámbito de nuestras relaciones con nuestros parientes, con
nuestros vecinos, con nuestros compañeros de trabajo, nuestros clientes,
nuestros supervisores, nuestros empleados, y así sucesivamente. Este análisis
no puede limitarse a una meditación de media hora dos veces al día. Se
vuelve el centro de nuestro interés, todo el tiempo. Tenemos que descubrir
nuestras reacciones al afrontar las situaciones de la vida diaria,
acostumbrarnos cada vez más a una actitud de bienvenida carente de juicios o
conclusiones. Si nos juzgamos a nosotros mismos o a los demás, entonces
debemos simplemente constatarlo, tomar nota de ello y seguir adelante.
Podemos considerarlo como una especie de mal hábito. Pero si luchamos
contra él, lo reforzamos. Si lo dejamos, él nos abandona. El punto
fundamental es verlo. De este modo tiene lugar una transformación, una
purificación. Nuestra vida aparecía como fragmentada en varios elementos,
tales como nuestra vida profesional, nuestra vida de matrimonio, nuestra vida
de relación, nuestra vida individual, etc. Gradualmente vamos percibiendo la
armonía que une a estos fragmentos; más tarde descubrimos que somos la
unidad que subyace en todos ellos.
Si alguien está enfadado o infeliz la mayoría del tiempo, ¿por qué su
búsqueda para escapar de estos sentimientos es evidencia de que en algún
lugar, en el trasfondo hay felicidad, amor, y salud?
Cuando uno está en plena depresión, está tan encerrado en ella que ni siquiera
surge la pregunta ¿cómo me puedo liberar de ella? Esta pregunta puede
aparecer sólo cuando uno se da cuenta de la situación. En primer lugar, uno
tiene que reconocer esta habilidad del darse cuenta de dicha situación, para
que exista una distancia entre el estado de infelicidad y el observador...
¿Ser consciente de esta infelicidad?
Sí, de su observación. De otro modo, en una depresión profunda no hay ese
darse cuenta de ella.
Si. Es un estado psic6tico.
Y en ese momento no es posible una intervención terapeútica. Pero de todos
modos, incluso las depresiones más profundas son estados. Cualquier estado
tiene un inicio y un final. Cuando vemos nuestra depresión, nuestra
infelicidad, en lugar de deprimirnos más, en lugar de juzgarnos diciendo
“¡aquí está de nuevo!", podemos ver la belleza de esto: "La percibo, es decir
que no soy infeliz en un cien por ciento, no estoy totalmente en ella, algo en
mi está libre de la depresión".
¡Un momento. Será muy difícil que una persona deprimida vea la belleza de
su depresión!
No me estoy refiriendo a la belleza de la depresión, estoy hablando de la
belleza de ser consciente de ella.
¿La belleza de la consciencia?
Sí, exactamente. La belleza de este algo en la persona que es diferente de la
infelicidad y sin lo cual este individuo no podría ser consciente de su mal
estado de ánimo.
Es decir, la belleza de ser capaz de reconocer su depresión como un objeto.
Sí. Por ejemplo, el terapeuta debería mostrar este elemento positivo a su
paciente, de tal modo que éste pueda reconocer esta habilidad de darse
cuenta, la cual va a ser el principal, y de hecho el único, agente curativo. Así
que yo le diría a esta persona, "es algo importante el que exista esta habilidad
para ver cómo te sientes, cómo piensas. Todo lo que necesitas hacer es darle
más espacio, darle la bienvenida, permitirle entrar, estar abierto a ella". Una
vez que esta habilidad ha sido reconocida, toma vida por sí misma.
¿Lo que estas sugiriendo es que el paciente deje de fijarse en la depresión y
se centre en el "darse cuenta" de la depresi6n?
Sí. Habrá recaídas, pero entre ellas habrá períodos de comprensión clara. En
estas fases de comprensión clara, las ideas falsas, las basuras acumuladas
serán eliminadas espontáneamente, tal como cuando, tras abrir la ventana de
una habitación oscura, se elimina la oscuridad simplemente por la aparición
de la luz.
También quedará un recuerdo de esta cualidad de ser consciente, de esta
distancia, de esta comprensión de que no somos el hacedor de las acciones.
Ni tampoco el que sufre nuestras depresiones.
Precisamente. Son como nubes en el cielo. Del mismo modo que la
luminosidad del sol disuelve las nubes, la consciencia será el remedio
definitivo.
***
¿Recomiendas la práctica del Hatha-yoga o cualquier otra técnica orientada
al entrenamiento corporal?
En relación al Hatha-yoga u otros sistemas basados en el entrenamiento
corporal, uno debe tener muy claras las metas que pretende, si es que las hay.
Si este camino refuerza la noción de ser una entidad individual, o nuestra
identificación con el cuerpo, yo me apartaría de él. Uno debería evitar
cualquier método basado en el supuesto de que es posible para el ego el
volverse un ego mejor, de que a través de la transformación del cuerpo, de los
ejercicios, uno podría acercarse a la verdad. Todos los intentos surgidos a
partir de una entidad personal, mediante esfuerzo, están condenados al
fracaso.
Pero también existe otra respuesta a tu pregunta. Una vez hayamos entendido
que somos lo que estábamos buscando, que sólo hay una cosa, que no hay
pluralidad y que ya somos esta cosa, la consciencia, esta comprensi6n tiene
que penetrar todos los niveles de la estructura cuerpo-mente. Pero en este
caso, y como resultado de esta comprensión, ya no hay planificación para el
futuro. Yo recomendaría un camino basado en las sensaciones, observando en
profundidad esta masa de sensaciones que llamamos el cuerpo, sabiendo que
no son más que la consciencia, permaneciendo abiertos a ellas, dejándolas
desplegarse en nuestra presencia acogedora. A través de este despertar
sensorial, se liberan las energías atrapadas dentro de la estructura somática, y
así la comprensión de que el mundo está dentro de nosotros se vuelve una
experiencia viva.
***
¿Qué es una sensación?
¿Qué estas pensando mientras haces esta pregunta?
Si examino los datos de mi experiencia antes de ser elaborados, encuentro
que están compuestos por sensaciones y conceptos, y que estos conceptos at
menos inicialmente proceden de las sensaciones. En última instancia también
pueden surgir a partir de otros conceptos. El elemento básico es mi
experiencia, y por decirlo así, es una sensación. De modo que es importante
conocer cuál es la naturaleza de este elemento básico.
Desde una perspectiva no-dual no existe una sensación.
Desde esa posici6n tampoco hay una experiencia.
Exactamente, nadie siente nada y nada es sentido. Sólo hay sentir, lo cual es
realmente una experiencia no-dual. El concepto de sensación implica un
elegir, un distinguir. Cuando digo, "veo este objeto", estoy implicando una
experiencia diferente del tocar, oír, etc. También implico que este ver
comienza en determinado momento en el tiempo, tiene una cierta duración y
termina en determinado momento temporal. Al hacer esto, defino unos
límites como lo que no es (no es tocar, escuchar, etc.), y cuando no era (antes
de que comenzase, después de que acabase). Al colocar estos límites al hecho
sucedido, sobre mi propia experiencia que es en sí libre de limitaciones, estoy
creando este objeto particular llamado "una sensación". Aún así, estas
limitaciones no tienen realidad intrínseca, son conceptos, de la misma forma
que lo son la cola y la cabeza de un gato.
Si, lo entiendo, pero si consideramos la conocida frase "el azúcar no es
dulzor", estamos creando una distinción entre la palabra azúcar, que es un
concepto, y la supuesta sensación de dulzor que no es un concepto. ¿Cuál es
la naturaleza de esto que no es un concepto?
Es la realidad misma, nuestra naturaleza verdadera. Y como tal no está
limitada. Sólo el concepto la limita.
En este sentido, cuando yo experimento, digamos el color rojo...
Eres uno con él.
Es una sensación en cierto modo no limitada, pero aun así no es azul.
Sólo es ver, y tras esta experiencia, tú la cualificas diciendo " es roja".
Es decir, que cualquier sensación objetivada es un mero concepto, pero en su
forma desnuda como ver u oír, es la misma consciencia.
Si, la naturaleza de la sensación es consciencia, somos uno con ella.
***
Desde el punto de vista de esta perspectiva, ¿cuál es la naturaleza de los
sentimientos y de las emociones?
Los sentimientos y las emociones producen un profundo impacto en nuestro
cuerpo. Son sensaciones originadas a partir de impulsos mentales más sutiles,
que a su vez provienen de dos fuentes.
Los impulsos del primer tipo se originan en la mente, partiendo del concepto
de que somos una entidad limitada. Corresponden a las emociones negativas
tales como la ira, el odio, y el miedo. Producen agitación, pesadez, presión,
constricción y tensiones al nivel somático. Hacen que sintamos nuestro
cuerpo como algo localizado, una entidad de carne y hueso limitada en el
espacio. Los impulsos del segundo tipo se originan más allá de la mente, en
nuestro trasfondo más íntimo. Corresponden a emociones y sentimientos
positivos tales como amor, felicidad, gratitud, admiración, respeto, y sentido
de la belleza. Generan liberación, descanso y relajación a nivel somático.
Hacen que sintamos nuestro cuerpo como una expansión de la consciencia no
localizada.
Partiendo de tu descripción de que las emociones positivas nos conducen a
sentimientos de expansión y relajación, y de que los sentimientos originados
en el ego producen constricciones y tensiones, podríamos pensar que los
primeros dejarían en el cuerpo huellas más o menos duraderas, mientras que
los segundos es menos probable que produzcan ese efecto.
Los primeros (impulsos positivos) tienen incluso el poder de anular los
últimos. Por ejemplo, todos sabemos que, si una situación se vuelve tensa, y
alguien cuenta un chiste, sentimos que se relaja la situación, ya que el humor
es una emoción positiva.
Lo que estas describiendo aquí es el afloramiento repentino de emociones
positivas que eliminan las huellas del estado negativo que estaba presente.
Yo me refería más bien a estados negativos persistentes enraizados en el
cuerpo quizá desde años atrás.
Sí. Utilicé este ejemplo para mostrar que ya estamos familiarizados con este
mecanismo, y cómo actúa. Si experimentamos frecuentemente estados
psicológicos negativos que nos conducen a emociones negativas, se puede
llegar a establecer una cierta cronicidad a nivel somático en los músculos e
incluso en las células.
Es decir, que se puede originar un cambio progresivo tanto de la estructura
como de la función.
Sí.
Entonces, ¿estas estructuras que han sido modificadas durante años, se
podrán reparar por medio de la fuerza de las emociones positivas?
Sí, a través del poder de la atención acogedora. Cuando a esta atención, la
consciencia, se le permite penetrar en el campo de las sensaciones corporales,
de la misma forma que la luz elimina la oscuridad, ella limpia la totalidad de
la estructura somática y elimina los viejos residuos. Este proceso puede durar
un cierto tiempo. Si he estado manteniendo mis hombros en una posición
elevada durante treinta años debido a un miedo permanente, primero tengo
que librarme del miedo. Esto se produce en el momento en que caigo en la
cuenta de que yo no soy una entidad personal. Entonces, en algún momento
mi cuerpo enviará una señal, una sensación, para decirme que esta actitud
defensiva ya no es necesaria en las actuales circunstancias y entonces relajaré
mis hombros. Es posible que después surjan nuevas sensaciones a un nivel
más refinado, pero si se les presta la adecuada atención acogedora, se
producirá un nuevo soltar a ese nivel, y así sucesivamente.
De este modo, la consciencia impregna gradualmente toda la estructura y
textura del cuerpo, disolviendo los residuos somáticos del ego. Conforme la
consciencia corporal va profundizando, van desapareciendo la pesadez y las
tensiones. El cuerpo empieza a sentirse transparente, vacio y, llegado a un
punto, "luminoso". Ya no se percibe más como una masa de materia limitada
por la superficie de la piel, sino como una corriente sutil de la consciencia
que se expande en el espacio circundante, y que, en una etapa posterior, lo
incluye.
Cuando es esta nuestra experiencia, verdaderamente se puede decir que
permanecemos como consciencia presenciando las sensaciones y
percepciones del cuerpo, o en otras palabras, que el mundo está en nosotros.
Esta transfiguración del cuerpo se hace posible mediante la comprensi6n de
que nosotros no somos una entidad limitada, lo cual a su vez establece la
correcta actitud de atenci6n acogedora. Esta comprensi6n es la percepción
instantánea de nuestra presencia acogedora, la consciencia, la cual destruye
las falsas identificaciones que se queman en las llamas de nuestro esplendor
eterno.
***
¿Podrías hablarnos algo de como tu maestro te pudo ayudar?
Sus palabras borraron las dudas de mi mente y me dejaron abierto a la
posibilidad de que somos la consciencia entre dos actividades mentales. Su
presencia hizo que esta posibilidad fuese una realidad viva.
El Sueño Profundo Es, la Muerte No
Es.
¿Qué es lo que hace que este mundo tan variado aparezca como si fuese un
todo homogéneo y con significado?
Lo hace su fuente, la consciencia. Aglutina sus distintos elementos, ya que
dos objetos nunca pueden relacionarse directamente el uno con el otro. Cada
objeto se relaciona únicamente con su origen, la consciencia. Dos objetos,
sean pensamientos o percepciones, nunca pueden entrar en una relación
directa entre sí.
Dado que dos objetos no pueden entrar en relación entre sí, y dado que sólo
un objeto puede aparecer en cada momento, podría esperarse, como ya se
dijo, que el resultado fuera fragmentado, muy roto, y quizá lo sea. Pero
ciertamente nos deja con la impresión de que el mundo es una estructura
continua que dura en el tiempo, sin agujeros y sin estar fragmentada. ¿De
dónde surge esta aparente continuidad?
Surge de la consciencia. Esta continuidad es la continuidad de la consciencia.
Esta permanencia no pertenece al mundo. Se hace evidente cuando pasamos
del estado de vigilia a los estados de soñar y de dormir profundo. El mundo
coge prestada su continuidad de la consciencia, del mismo modo que la
pantalla de cine es el elemento permanente de la película. Desde este punto
de vista, la continuidad, la realidad, el ser, la consciencia, son sinónimos;
hacen referencia al mismo "yo soy".
¿Cuál sería tu comentario en relación a la visión budista de que el universo
aparece como una serie de fotogramas que surgen en aparente sucesión, y
que la rapidez de la aparición de las imágenes, es la que produce una
aparente continuidad, exactamente como en las películas? Ramana Maharshi
también ha utilizado esta analogía. Sin embargo la Física no encuentra nada
parecido a esto. De existir algún tipo de discontinuidad, solo sería en
relación a la mecánica cuántica. En ella, el proceso de observación, de
“medida” en un sistema físico, produce una discontinuidad abrupta. Los
budistas afirman que estas discontinuidades están ahí y ellos pueden
experimentarlas. ¿Quieres decir que la continuidad es un elemento prestado
por la consciencia, a algo que en realidad es discontinuo?
Sí, la continuidad auténtica sólo reside en la consciencia. La consciencia es la
única "cosa" que experimentamos como continua, que no cesa. Todo lo
demás es impermanente. El mundo parece permanente debido sólo a que
hemos desplazado el énfasis desde la consciencia a los objetos, a lo que
aparece.
***
¿Cuál es la diferencia entre el sueño profundo y la muerte?
El sueño profundo existe, la muerte no.
¿Puedes desarrollar más esto?
La muerte es un añadido, un concepto, mientras que el sueño profundo es
nuestra naturaleza real. La muerte no es real, el sueño profundo es nuestra
realidad permanente.
Pienso que esta pregunta surge del asumir la ausencia de consciencia en el
sueño profundo, debido a la ausencia de memoria, y de ahí su aparente
similitud con la muerte, es decir la ausencia del cuerpo, del mundo y de la
consciencia.
Sí, pero lo que ves cuando observas un cuerpo echado, inmóvil, no es tu
experiencia de la muerte. Lo que es realmente importante es el conocimiento
de primera mano, no las proyecciones.
Si comparas un cuerpo muerto con otro durmiendo, ¿dices que en ambos
casos se trata de una proyección?
Por supuesto que no. Pero tú no estás hablando de la experiencia real del
sueño profundo o de la muerte, sino de un conocimiento de segunda mano de
ambos.
Sí, pero esta pregunta se plantea a partir de la experiencia común de que no
tenemos conocimiento de ninguno: Ni conocemos íntimamente de primera
mano la muerte ya que no estamos ahí, ni tampoco tenemos en absoluto
recuerdo o conocimiento del sueño profundo. Así que, ¿qué conocimiento de
primera mano podemos tener de ellos?
Tenemos un conocimiento muy exacto y de primera mano del sueño
profundo. Cuando despertamos,
realmente no cambia nada, de la misma forma que tampoco cambia la
pantalla de cine al comienzo de la proyección de una película. La pantalla
está allí antes, durante y después de proyectarse la película. El sueño
profundo es constante, está presente en todo momento. Conceptualizarlo
como un estado que comienza cuando "nos dormimos" y que acaba cuando
"despertamos", equivale a diferenciar entre la pantalla durante la película y la
pantalla en ausencia de la película. Esta distinción es meramente un concepto
añadido sobre la pantalla. La pantalla siempre es la misma.
¿Entonces, lo que habitualmente consideramos sueño profundo es tan
conceptual como sucede con la muerte?
Sí.
Cuando afirmas que el sueño profundo existe y que la muerte no existe, ¿te
estás refiriendo al sueño profundo en su acepción habitual?
No me refiero al estado de sueño profundo. Tenemos un conocimiento muy
bueno y de primera mano del sueño profundo, simplemente no tenemos un
recuerdo objetivo de esta experiencia. La ausencia del recuerdo no implica la
ausencia de la experiencia. Esto es cierto incluso en el caso de una
experiencia objetiva. Si te pregunto, "¿qué estabas pensando hace veinte años
a esta misma hora?", es muy probable que no te acuerdes. Sin embargo no
dudarás que tú existías en ese momento. ¿Tienes acaso alguna duda de que
existes durante el sueño profundo? ¿Te duermes siendo Juan y despiertas
como Pedro, o más bien tu experiencia es que entras en el sueño como "yo",
duermes como "yo", y despiertas siendo "yo", permaneciendo siempre como
el testigo inmutable de todos los cambios? El hecho de que digas, "yo he
dormido bien", prueba que permaneces como consciencia durante el sueño
profundo.
***
¿Qué significa ser desapasionado en la búsqueda de la verdad, y cómo es
desapasionada la consciencia?
La pasión nace de la creencia de que hay algo que ganar y algo que perder.
En este caso, hay fragmentación, hay la sensación de que nos falta algo, y de
algún modo existe una carencia que genera este dinamismo que llamamos
pasión, deseo, miedo, etc. Por otra parte, en la unidad de nuestra auténtica
naturaleza, no hay nada que ganar ni nada que perder. Esta presencia última
no tiene motivaciones, ni metas; es totalmente neutral, totalmente inocente, es
espontáneamente desapasionada. El desapasionamiento no es una cualidad
que podamos cultivar, sino que más bien aparece como un resultado natural
cuando nos asentamos en nuestra base auténtica. La consciencia es
desapasionada por naturaleza.
Pero, ¿cómo aparecería esta falta de pasión a un observador?, ¿cuál sería el
aspecto de alguien que está buscando la verdad o que ya la conoce? La
persona seguiría viviendo una vida en la que tendría que solucionar las
demandas de seguridad física y reaccionar a demandas sociales conflictivas.
Tendría que elegir, que ganarse la vida, pagar su comida etc. ¿En qué
sentido no existen finalidad ni metas?
Esta persona incluso podría parecer apasionada, o muy feliz, en relación con
lo que está haciendo, ya que lo que hace lo hace sin motivos. La acción sin
ego revela cualidades de libertad y entusiasmo análogas a las de un niño
cuando está jugando. Ambos están carentes de pasión, debido a que, cuando
se acaba el juego el resultado mismo carece de importancia y entonces
estamos listos para disfrutar del siguiente juego.
Es decir que por desapasionamiento quieres decir no actuar pensando en el
futuro, sino más bien disfrutar de lo que se está haciendo en cada instante.
Exactamente. Todo es lo último, todo es una expresión de alegría y esa es la
razón por la cual el desapasionamiento no es fatalista. El fatalismo produce
un comportamiento aburrido y pasivo que carece de espontaneidad y libertad,
mientras que el desapasionamiento no es ni pasivo ni activo. Es pasivo y
dichoso cuando las circunstancias no invitan a actuar, pero si lo hacen, es
activo y alegre; aunque por otra parte nuestro centro más íntimo no se ve
implicado y permanece solo en su propia gloria, como el testigo
desapasionado de los actos.
Existen bajorrelieves esculpidos en las piedras de antiguos templos de la
India, que representan deidades en todo tipo de actividades sexuales. Pero por
contraste, la cara de estos dioses y sabios muestra un desapego total, una
serenidad absoluta, simbolizando la paz y el desapasionamiento de aquello
que es lo más íntimo, mientras que el cuerpo, tanto el individual como el
cósmico, está activo de forma espontánea.
La consecuencia obvia de la no-dualidad es que no hay otros. ¿Cómo es
experimentada y vivida la vida social de todos los días, cuando esto está
claramente establecido?
Todos conocemos momentos magníficos en nuestras relaciones, momentos
de amor no egoísta, de relajación, de comprensión mutua, cuando dos
corazones comparten sus auténticos sentimientos sin necesidad de emplear
palabras... Así es como es vivida la vida social.
Pero esos son sólo momentos, y sin embargo dices que esa corriente es
continua. Para mucha gente estos momentos son relativamente raros y en la
mayoría de los casos lo que se percibe claramente es yo y los demás.
Eso es cierto, pero reconocemos aquellos momentos y cuando se acaban nos
dejan con la nostalgia de la unidad, de la plenitud que hemos experimentado.
Lo que es más importante, deberíamos comprender que durante esos
momentos permanecemos como consciencia más allá de las actividades
mentales. Cuando estamos asentados ahí no existe separación, no existe la
consciencia de David, por una parte, y la de Francis por la otra. Esta
experiencia tiene su propia fragancia y esta fragancia es inolvidable.
Si no existen otros, se concluye que no hay moralidad, entendiendo que la
moralidad surge de las acciones de unas personas con respecto a otras. Es
decir, ¿la no-dualidad, no implica algún tipo de consideración moral?
No. La moralidad no es necesaria en este caso, ya que la acción que nace de
la comprensión, de la experiencia de que no hay otros, no puede producir
daño. Es perfecta, correcta, totalmente "en su sitio", No estoy diciendo que la
moralidad, establecida por la religión y la sociedad, no tenga valor. La
moralidad es útil para preservar un cierto orden en la sociedad, para prevenir
un caos. Nace de un profundo discernimiento espiritual surgido en los
fundadores de las religiones, y puede incluir también preocupaciones
sociológicas que fueron específicas de una civilización determinada, pero que
se vuelven obsoletas en un ambiente diferente. La moralidad verdadera es
creada en cada instante, es totalmente ajustada a cada situación, ya que surge
de la misma vida. Esto es lo que significa el dicho: "El espíritu (de la ley)
vivifica, pero la letra mata".
Cuando hay comprensión, cuando no hay otros, tampoco hay nadie aquí;
cualquier asunto que surja es resuelto con rapidez y de un modo adecuado.
Entonces las leyes y códigos de conducta que mantienen la cohesión social,
se obedecen prácticamente siempre, no porque se crea que son la verdad
última, sino simplemente porque en ausencia de separación uno ya es
espontáneamente un buen padre, esposo, vecino, ciudadano etc., según lo
demanden las circunstancias.
***
¿Cuál es el ámbito de la razón?
La razón es una herramienta. El razonamiento lógico es un proceso en el
tiempo. Incluso en el caso del conocimiento relativo, por ejemplo en lo
científico, el razonamiento lógico no es la esencia del proceso creativo. Por
ejemplo, antes de que encontremos la solución a un problema de
matemáticas, se da una especie de visualización espacial simultánea de sus
componentes, lo cual los reduce a un conjunto sintético (por sintetizar quiero
decir "poner todo junto") de modo que se puedan disolver en el entender, en
la inteligencia. Fíjate que los verbos "disolver" y "solucionar" tienen la
misma raíz y el mismo significado literal. Si los diversos elementos del
problema son colocados en el lugar adecuado, la solución está al caer.
Podríamos comparar este proceso de visualización espacial con el de
solucionar un rompecabezas en el que las piezas estén en una configuración
que, sin ser definitiva, nos dan la posibilidad de "completar lo que falta", y
"de repente" vemos la solución. Lo cual quiere decir que vemos cómo el
contenido de nuestra mente se disuelve en la inteligencia. Lo que llamamos
razonar, o al menos su parte creativa, está preferentemente basado en este
proceso de visualización. Esta misma herramienta puede ser empleada, al
nivel absoluto, en la búsqueda de la verdad. En este caso lo ponemos en
movimiento mediante la intuición de nuestra naturaleza auténtica. Como
resultado de esta visión fugaz la mente con todas sus habilidades, incluso su
capacidad razonadora, se transforma en servidora de lo último.
Y desde entonces, ¿se podría decir que el razonamiento es un razonamiento
superior?
Correcto. Ya que la razón recibiría órdenes de lo intemporal.
Y apunta a lo intemporal...
Sí, y toma sus convicciones y su certeza de lo último. Realmente el
encontrarte por fin pisando suelo firme, es un acontecimiento muy dichoso.
Existen muchas maneras de acercarse a la verdad. Uno puede aproximarse
desde distintos niveles y a través de diversos maestros. Algunos pueden
desviarte, otros no están viviendo en la verdad. Cuando un buscador camina
por un determinado camino, éste por ejemplo, ¿cómo saber si está siendo
engañado, o cómo conocer que ya ha llegado a algún punto que le podrá
llevar hacia la verdad? ¿Cuáles son las señales indicadoras que anuncian
esa autenticidad?
Tu propia satisfacción. ¿Cuál es la señal indicadora de que eres feliz? Tú
sabes que eres feliz, no necesitas que nadie te diga que eres feliz. En otras
palabras, la felicidad se conoce a sí misma por sí misma. La señal de un
encuentro con un auténtico maestro, con un sabio (y aquí, encontrarse con un
sabio significa en realidad encontrarse con uno mismo), es la dicha. No
puedes tener dudas sobre el ser feliz, la felicidad habla por sí misma en tu
corazón.
¿No es posible que algunos buscadores estén engañados y a la vez estén
aparentemente felices hasta el punto del éxtasis, pensando que por fin han
encontrado la vía, cuando de hecho están siendo defraudados? Yo he visto
algo así.
En este caso están caminando en un sueño, es como tomar drogas. En
determinado momento tendrán que despertar. Si su felicidad se debe a algún
objeto, se acabará; pero cuando tu felicidad es tu propia libertad, en el
descubrimiento de tu tesoro, de lo que realmente eres, se produce un
sentimiento vivificante de paz que nunca se va. Es absoluto.
Estás Enamorado del Amor
Un maestro contemporáneo de no-dualidad ha afirmado que un cuerpo
relajado es un cuerpo muerto. Esta es una afirmación paradójica hoy en día.
En nuestra sociedad la relajación es una virtud, es algo que se busca, se
venden métodos para ello etc. Me pregunto si podrías aclarar esto.
Una forma de aclararlo es hacerse la pregunta opuesta, ¿qué es un cuerpo
lleno de vida? ¿qué es la vida en el cuerpo? La última fuente de todo, la vida
misma, es la consciencia. Todo lo que aparece, incluídos el mundo y el
cuerpo, aparece en la consciencia bajo la forma de sensaciones y
pensamientos. Así, un cuerpo que está vivo es un cuerpo lleno de
consciencia, totalmente abierto a la consciencia. Esto no debe ser entendido
como una afirmación meramente intelectual, aunque tenga mucha
importancia, sino que apunta hacia una experiencia en la que el cuerpo en vez
de ser sentido como usualmente, como algo sólido, opaco, pesado, muerto, es
percibido como algo aéreo, transparente, ligero y eminentemente vivo. En
tanto mantengamos la noción de que somos nuestro cuerpo, un objeto con un
contorno, con un peso, etc., mantendremos su pesadez, su solidez, su
objetividad, y así lo haremos inerte y muerto como una piedra.
Cuando describes una piedra como algo bien definido, con una forma
específica, una masa etc., que está muerta, pienso que los que te escuchen no
tendrán dificultad en aceptarlo; pero si dices lo mismo con respecto al
cuerpo, es decir que cuando parece opaco, de forma bien definida etc., está
muerto, probablemente pondrán reparos. Dirán que no, que lo que
entienden por vivo no es algo sin forma y ligero, sino sensible y consciente.
Dirán que pueden acostarse y estar totalmente relajados pero a la vez muy
sensibles, muy conscientes de su entorno, y, al contrario que la piedra, muy
vivos. Y es aquí donde creo que reside la dificultad, en entender que “un
cuerpo relajado es un cuerpo muerto”.
Antes de entrar en eso, primero debemos comprender que lo que mata al
cuerpo es nuestra identificación con él, y lo que lo hace vivo es nuestra
desidentificación de él. Volviendo a tu pregunta, podría decirse que la
relajación total está más allá de la actividad y de la pasividad, más allá de la
tensión y relajación.
No puedes alcanzar esta relajación total mientras te estés identificando con tu
cuerpo. Utilizando métodos sofisticados de relajación puede que logres un
cierto grado de vacuidad, de expansión, de ligereza. Finalmente puede que
creas estar observando un cuerpo en apariencia totalmente relajado, un
cuerpo vacío, ¿y qué? Sigues atrapado en la dualidad de un sujeto encarando
la ausencia de sensaciones, un objeto muerto, un cuerpo muerto. Antes o
después aparece el aburrimiento, seguido del deseo, el miedo y la actividad.
Cuando entendemos que lo que nosotros somos, la consciencia, no puede ser
un objeto percibido, nos desidentificamos instantáneamente y sin esfuerzo de
creernos el cuerpo, y nos reconocemos a nosotros mismos como atención
acogedora más allá de toda actividad y pasividad. Desde esta posición de
testigo desidentificado, las huellas psicológicas y somáticas de las
experiencias pasadas pierden su potencia y su virulencia y, en su momento,
son completamente abandonadas. Solo así se consigue la ligereza total a la
que antes aludía. En tanto nos identifiquemos con un cuerpo-mente percibido,
esta identificación mantiene zonas ciegas en el cuerpo, áreas que no han sido
exploradas, que no están abiertas a la consciencia, y localizaciones o zonas de
tensión muscular que son percibidas como "yo".
Este dibujo en blanco y negro de las sensaciones corporales es lo que
usualmente llamamos "yo" o "mi cuerpo”, y es a lo que yo llamo un cuerpo
muerto, esto es, una masa de patrones antiguos heredados del pasado. Si el
intento de relajar las áreas tensas proviene de la persona, esta entidad
dinámica necesita encontrar nuevas localizaciones para mantener su
existencia. Así, puede que las áreas tensas hayan sido liberadas, relajadas,
pero seguidamente se crean nuevas tensiones en otros sitios, de modo que
continuamos frente a un cuerpo muerto, un cuerpo "relajado". Simplemente
hemos arrastrado el cadáver de un lugar a otro. El auténtico dejar ir solo tiene
lugar en ausencia de un ego, en ausencia de todo dinamismo. Como resultado
de esto, las energías que estaban congeladas en las viejas localizaciones son
liberadas y se expanden en el espacio circundante. Las zonas ciegas se abren
y se vuelven sensibles; toda la estructura psicosomática vuelve gradualmente
a su condición natural.
***
Siendo un buscador serio, siento a menudo que debe existir una forma
correcta de vivir, de reducir el ruido en mi vida por decirlo así. ¿Es esto algo
que debería imponerme a mí mismo?, y si fuese así, ¿qué debería ser?, ¿o
será algo que surja de un modo natural conforme se va incrementando la
comprensión?
La forma justa de vivir sólo viene a través de la comprensión, mediante un
proceso de autocorrección. Cuando comprendemos que la manera anterior de
tratar las situaciones no era la adecuada, cambiamos de una forma natural
nuestro modo de hacer las cosas. Este cambio no implica ningún esfuerzo.
¿No proviene de la mente?
La mente puede usarse como un instrumento. Así no se producen resistencias.
Cuando tú ves claramente que se hace necesario efectuar o evitar una acción
específica, únicamente actúas o dejas de actuar, y como en ambos casos tu
acción o inacción surge de una visión clara, no existe conflicto ni esfuerzo.
¿Se podría hacer una excepción en el caso de que tu maestro, o un
estudiante, te de un consejo tras haber visto que tu vida necesita algún
cambio? ¿Que ven algo que tú no has percibido? En otras palabras,
¿deberías imponerte este cambio porque confías en ellos, aunque no lo
entiendas de momento?
Un auténtico maestro no te impondría nada. Puede hacerte una sugerencia,
que tú puedes tomar en consideración intentando ver lo que él ha observado y
tú no. Si, por ejemplo, se produce un peligro inminente, y no hay tiempo para
reflexionar, tienes que actuar porque confías, porque tienes fe, y pospones la
comprensión intelectual de la situación. Pero en tu pregunta, el confiar en tu
maestro, no en la persona si no en la realidad última que él tan bellamente
representa, proviene de la inteligencia superior, de modo que no puede
decirse en este caso que tu acción no proviene del conocimiento.
El entendimiento auténtico no significa necesariamente una comprensión
racional. Cuando lo que nos mueve es el amor o la belleza, estas emociones,
aunque en ocasiones parecen irracionales, también surgen de la inteligencia
superior. Pero si no hay necesidad de una acción inmediata, es mejor esperar
hasta que tu comprensión sea completa. Pedagógicamente hablando, tu
maestro puede sugerirte una actitud diferente en la vida, que sea más
armoniosa, y no tienes otra forma de estar seguro de ello salvo que lo
pruebes. El confiar es algo inherente a cualquier proceso de aprendizaje. Le
permite al pajarito lanzarse a volar por primera vez, al niño pequeño que aun
no sabe nadar el meterse en la piscina donde su padre le está esperando listo
para cogerle, o al estudiante de violín intentar la nueva posición que su
maestro le está recomendando. El pájaro confía en el instinto, el niño en el
amor, el estudiante de violín en la razón, y el buscador de la verdad confía en
el entendimiento supremo el cual incluye el instinto, el amor y la razón. El
probar forma parte de la investigación espiritual, de la misma forma que
experimentar es parte de la búsqueda científica. Aunque sigas los consejos de
tu maestro, eres tú en última instancia el que tienes que llegar a tu propia
comprensión.
Es decir, que no sería útil para nadie seguir un consejo de segunda mano.
Por ejemplo, alguien te dice que su maestro le ha dicho que marido y mujer
no deben dormir en la misma cama ya que es un impedimento para la vida
espiritual, o que debería hacerse vegetariano.
En relación a los consejos de segunda mano, siempre hay que aceptar la
posibilidad de que existan distorsiones. Por otra parte hay que permanecer
abierto y uno debería estar especialmente abierto a cualquier sugerencia que
venga de su maestro. Si se te sugiere que te hagas vegetariano por ejemplo,
debes probar esta dieta y así podrás hacerte una idea basada en tu propia
experiencia. Esto es parte del proceso de "desaprender” y te enseña
muchísimo sobre tus hábitos y viejas creencias. Supongamos que realizas un
viaje a algún país exótico. Lo que será importante no son los paisajes nuevos
que ves o la gente que conozcas, sino los descubrimientos que efectúes en
relación a ti mismo al estar en un contexto nuevo. Aquí los hábitos antiguos
se vuelven muy evidentes. Un cambio en la dieta es algo similar a un viaje a
un país desconocido.
Volviendo a la pregunta original, tu respuesta parece ser, salvo para
emergencias que son raras, que no debe existir realmente una imposición.
Todo se basa en el comprender y dejar que esta comprensión actúe.
Efectivamente. Pero por otra parte existen circunstancias en las que seguir
una sugerencia de alguien que tú respetas y en quien confías, y posponer
cualquier conclusión, puede ser el camino más directo. En este caso la
comprensión no sólo será intelectual sino además basada en la experiencia,
tal como queda ilustrado en el ejemplo del estudiante de violín. Este último
puede quedar convencido tras intentar la nueva postura durante algunos
segundos, mientras que no llegará a ninguna conclusión si pospone la prueba
durante meses.
Según esto, somos muy afortunados de tener un maestro. ¿Pero, qué sucede
si no tienes un maestro? ¿Cómo encontrarás a alguien que te haga
sugerencias, que te permita mejorar tu comprensión y vivir correctamente?
Primero debemos entender que la forma correcta de vivir, no es una lista de
recetas o sugerencias. La vida no es como el cocinar, no hay un libro que nos
diga cómo llevar nuestra relación con el marido o la esposa, con nuestros
hijos, etc. La forma correcta de vivir nace de una comprensión global que
contiene potencialmente todos los ingredientes, todos los conocimientos que
facultan al discípulo para ser autónomo y vivir en alegría y armoniosamente.
Esta comprensión global está potencialmente a disposición de cualquiera,
pero sólo aquéllos que han alcanzado la madurez requerida están abiertos a
ella. Cuando yo era un recién llegado al camino espiritual, un amigo me llevó
en una ocasión a una librería de libros de metafísica, en el barrio latino de
París. Me sorprendí de encontrar una nueva librería en un sitio que me era
muy familiar, ya que años atrás acostumbraba a caminar por esa calle todos
los días, en una época en que mi interés por la verdad última todavía estaba
latente. Pasé varios años por esa zona como colegial y conocía todas las
librerías, o al menos eso creía. Me sorprendí todavía más cuando mi amigo
me dijo que esta tienda tan poco llamativa, había estado allí todos aquellos
años, y añadió que se sabía que sólo era visible para los buscadores de la
verdad. La verdad, simbolizada en esta analogía por la tienda de libros,
siempre estuvo allí a la vista, al alcance de todos, pero sólo la reconocían los
enamorados de la verdad debido a su deseo específico.
Del mismo modo que la brújula siempre indica la dirección del polo Norte, la
mente y el corazón de los buscadores de la verdad, invariablemente apuntan
hacia lo último. Cuando estos buscadores se ven espontáneamente
preocupados casi todo el tiempo con la verdad última, deberían reconocer que
son enormemente afortunados y que esta sagrada preocupación viene de lo
divino. Cuando se ven a sí mismos deseando encontrarse con su maestro, que
es la verdad última bajo forma humana, deberían saber que no existe poder
alguno en este mundo que pueda impedir este encuentro. Cuando este deseo
se vuelve fuerte y estable, su fortaleza y estabilidad son señales de que se va
a cumplir de forma inminente.
Tu pregunta se basaba en la suposición de que el buscador de la verdad como
entidad personal, es el origen del deseo de encontrar un maestro. Desde esta
posición uno puede legítimamente preguntarse si llegará a encontrar un
maestro, ya que estadísticamente hablando, las posibilidades de tal encuentro
no son buenas. Afortunadamente, la afirmación inicial es cuestionable ya que
el ego no puede desear tal encuentro más que un ciervo desea encontrarse con
un cazador. El deseo de encontrar un maestro, que es otra forma de desear la
verdad, proviene de lo absoluto. No es un pensamiento que emerge al azar en
el cerebro. Este deseo por la gracia, viene de la misma gracia y es una
promesa de que se va a cumplir. Cuando el estudiante está preparado, está
presente. Así pues, no es que exista carencia de maestros. Si hubiese carencia
de algo, más bien sería de estudiantes serios, ya que nuestra auténtica
naturaleza es perfección pura, de la cual, tanto el denominado estudiante
como el denominado maestro, surgen exactamente a tiempo de participar,
mediante sus aparentes aprendizaje y enseñanza, en la celebración universal.
***
Debido a que mi profesión es muy agotadora, me resulta difícil permanecer
en lo que llamaríamos "el camino". Los acontecimientos me suelen apartar
de él. Por ejemplo, tengo dificultad para entrar en contacto con los otros, y
no siempre por culpa mía. ¿Es posible aprovechar estas experiencias como
ayuda para profundizar en la verdad en lugar de alejarnos de ella, o son solo
obstáculos?
Están aquí para ayudarte, para profundizar tu comprensión. El sabio
Krishnamenon consideraba que un trabajo en la policía o el ejército era una
buena oportunidad para un estudiante de la verdad ya que las dificultades que
suponen estos ambientes representan una prueba excelente para valorar el
nivel de ecuanimidad alcanzado por el discípulo. Se trata de, "si lo puedes
hacer allí, lo podrás hacer en cualquier sitio”. No estoy seguro si hoy en día
Krishnamenon haría tal propuesta o si la hizo seriamente, pero este ejemplo
ilustra el hecho de que los acontecimientos difíciles nos dan tanto la
oportunidad para crecer espiritualmente, como la de medir nuestra madurez.
Estas circunstancias se te presentan porque tienen que enseñarte algo. Pero
esto no implica que aceptes ciegamente cualquier cosa. Puede que la acción
apropiada sea marcharse. Por ejemplo si alguien te insulta por teléfono,
cuelgas. No sirve de nada hablar con esta persona, no tienes por qué
continuar.
Cuando uno se ve en medio de una situación problemática es bastante difícil
permanecer ecuánime. ¿Cómo se consigue?
Tienes que ver la situación en su totalidad. Quiero decir con esto, no sólo ver
la persona que está delante de ti, lo que dice, como mira, etc., sino también
ser consciente de tus propias reacciones, tus miedos, tus deseos, tus
sensaciones corporales y tus pensamientos. Esto traerá un cambio positivo en
ti y te permitirá encarar la situación de un modo creativo, en vez de repetir la
misma respuesta automática una y otra vez. Las emociones que emergen en ti
no son necesarias. Puedes afrontar una situación sin ninguna implicación
personal. En cierto sentido, las situaciones están ahí para enseñarte esta
actitud ecuánime. Es un proceso de purificación a través del entender. Tan
pronto como te tomes por una entidad personal, te sentirás amenazado, y
tendrás que protegerte, mientras que si ves la situación desde su totalidad,
entonces no hay nadie que necesite ser protegido, ni nadie que te esté
atacando. Partiendo de esta comprensión emergerá una acción, o una no-
acción, quizá un gesto, una sonrisa, un silencio acogedor o un acontecimiento
que influya en la circunstancia y que incluso podríamos denominar milagro,
lo cual traerá una solución.
Es decir, las personas que piensan que el trabajo, la forma habitual de vivir
en nuestra sociedad, es un impedimento para ser un buscador, en cierto
modo tienen una equivocación de lo que significa ser un buscador. Viviendo
una vida ocupada, se puede utilizar cada momento del día para intentar
profundizar en tu comprensión.
Evidentemente. La razón de existir de todas las situaciones es el profundizar
en nuestra comprensión. Nuestra existencia es un aprendizaje constante por
medio de las situaciones. Ellas son la misma vida que nos está enseñando a
ser felices. El maestro está siempre con nosotros bajo la forma de las
circunstancias, que siempre están cambiando. Tenemos que darles la
bienvenida con el mismo amor, y escucharlas con la misma atención, que
prestamos a las palabras de nuestro maestro. En este sentido la dicha sin
causa que habíamos experimentado anteriormente en la presencia gloriosa de
nuestro maestro, la acabamos descubriendo como el trasfondo permanente de
nuestras actividades diarias.
Pensé durante cierto tiempo que la devoción y la adoración eran todo lo que
se necesitaba. Pero desde que comencé a profundizar en la literatura
sagrada y más aun a través de nuestras conversaciones, algo ha sucedido y
ya no me veo a mí misma como una adoradora ni nada por el estilo....
¡Eso está muy bien!
Iba a preguntar si será útil para mí, entender la naturaleza de lo que está
sucediendo aquí.
Si te ves a ti misma como una adoradora, esto te impide ser una perfecta
devota ya que los devotos perfectos no tienen ninguna imagen de ellos
mismos. Su amado es el único objeto de sus pensamientos. Cuando amas,
desapareces en el amor. Cuando llegas a estar enormemente interesada en tu
naturaleza auténtica, te vuelves una adoradora perfecta sin darte cuenta, más
allá de todas las imágenes. Tu amor por la verdad última es puro. Es de una
pureza mayor que cuando amas a una persona, incluso a tu maestro mientras
lo estés tomando por una persona, o a cualquier imagen de la verdad, como
un dios personal por ejemplo. Tu amor por la verdad está libre de
limitaciones y de apegos.
Si te identificas a ti misma con el complejo cuerpo-mente, tu anhelo por el
objeto de tu amor está teñido por un deseo secreto, el deseo de ser querida, de
ser feliz, etc. Cuando buscas la verdad en sí misma, no estás proyectando
ningún resultado anticipado. Tu deseo permanece inocente, vacío de todo
influjo personal y emocional. No estás buscando la comprensión para ti
misma como persona, estás buscando la inteligencia por sí misma, el amor
por sí mismo. Estás enamorada del amor, no hay sitio para el ego, para el
apego o cualquier otra emoción negativa.
Por otra parte continúo pensando en mi misma como mujer, esposa,
psicóloga, etc. y estas identificaciones se ven reforzadas cada día debido a
mis interacciones con los demás. Sé que estas son etiquetas, como también lo
es el pensar en mi misma como una adoradora. Yo no he experimentado un
debilitamiento de estas etiquetas, como tampoco de mi noción de ser una
adoradora. ¿Por qué es así?
Lo que has experimentado es un cambio, de adoradora a buscadora de la
verdad, que es una posición más impersonal. Desde esta situación actual
tienes la oportunidad de ver claramente que el tomarte a ti misma por una
persona, es una adicción fatal que hace que tu vida sea desgraciada y te
impide ser una adoradora perfecta, una esposa perfecta, o una buscadora de la
verdad perfecta. Mientras exista una adoradora, la adoración es imperfecta.
La auténtica adoración sucede cuando el adorador ha sido consumido
completamente en el fuego de la adoración. Esto implica una total ausencia
de resistencia, una entrega absoluta. Si te entregas para disfrutar de la
proximidad del amado, tu entrega no es completa. El adorador tiene que
morir para que se alcance la fusión final. Cuando esto sucede, la noción de
ser un adorador, u otra cosa cualquiera, no es que esté simplemente debilitada
sino totalmente destruida.
Habiendo comprendido que el adorador no puede conseguir esta fusión, que
no hay nada que puedas hacer, entonces vive en este no-hacer, acogiendo tus
pensamientos y sensaciones. Y cuando llegue el momento decisivo, cuando
escuches desde lo más profundo de tu ser la llamada de tu amado, puedes
estar segura de que tu abandono será total, a todos los niveles. Entregando tu
cuerpo y tu mente, tu corazón y tu alma, deja que esta dulce llamada te dé el
coraje de afrontar la muerte inminente de tus ilusiones. Sé intrépida, sitúate
en la consciencia y mira a la imagen-yo y a su cortejo de miedos y deseos, ve
como se disuelven en el esplendor de tu presencia eterna.
***
A menudo sugieres que actuemos desde nuestra totalidad. ¿Qué es esta
totalidad y como sé que estoy actuando desde ahí?
La totalidad significa la ausencia de la división generada por la imagen del
yo. En esta ausencia, nosotros estamos en nuestra totalidad, en nuestra base
indivisa. La acción que proviene de la comprensión no dividida, da como
resultado acciones correctas. Si estás solucionando un rompecabezas y buscas
una pieza para llenar un espacio vacío, cuando encuentras la pieza que encaja,
sabes más allá de toda duda que esa pieza es la adecuada. De la misma forma,
cuando encuentras la respuesta justa a una situación dada, lo sabes no debido
a que sigas las normas escritas, sino porque, dadas determinadas
circunstancias, esa es la acción correcta aquí y ahora.
Si en mi trabajo me veo enfrentado a alguien que puede hacerme daño, y me
veo en una situación difícil, si entiendo correctamente lo que dices, mi
respuesta es actuar sin separación entre el otro y yo. No me es fácil ver como
comprender lo que parecen ser sus malas intenciones, y no separarme de él,
lo cual sería mi tendencia. ¿Cómo se logra esto?
Si esa persona te está maltratando, ¿por qué continuar ahí? Puede que el
decidir marcharte sea la acción correcta.
¿Y estaré actuando desde mi totalidad?
Totalmente. Ves la situación en su totalidad, y esto incluye tus sentimientos y
pensamientos; y partiendo de este ver surge la acción de quedarte o
marcharte, de decir algo o permanecer silencioso, o quizá de ofrecer un dulce
a esa persona, y esa acción es perfecta tanto para ti como para el otro.
***
He tenido una experiencia que me dice que no soy una cosa, un objeto, pero
no sé cómo avanzar en la exploración de esa experiencia, o lo que dicha
experiencia significa. ¿Puedes ayudarme?
Cuando te refieres a esa experiencia, ¿quieres decir que ya no está presente?
No, creo que todavía está presente. Fue un giro de ciento ochenta grados. A
veces soy más consciente de ello, otras veces menos, pero todavía está ahí.
Me deja con la impresión de que no soy el cuerpo ni la mente ni ningún otro
objeto. ¿Puedes ayudarme a entenderlo? ¿A donde debería ir partiendo de
aquí?
¿Quién quiere ir a otro lugar?
Supongo que quien tuvo la experiencia, mi mente, pero no sé.
Si entiendes que tú no eres el cuerpo ni la mente, si lo ves claramente,
entonces no hay ningún deseo de ir a ningún sitio.
Mi comprensión es limitada. ¿Cómo puedo refinarla? Muy a menudo vuelvo
a mi vieja noción de que soy un cuerpo-mente.
En esos momentos estás olvidando tu comprensión, pero ella no te olvida. No
necesita ser mejorada, ella es. No hay nada que añadirle o quitarle, es perfecta
tal como es. Mantenla en tu corazón, hazla tu mejor compañera, tu referencia
constante, la unidad con la que lo mides todo en tu vida. Haz uso de ella,
vuelve a ella tan a menudo como sea necesario, es tu mejor amiga, está aquí
para ti, ella es tú. Cuando crees que la has perdido, es como si estuvieses de
hecho buscando desesperadamente en todas partes el collar que tienes puesto
alrededor de tu cuello.
También entiendo el deseo de ser un buen estudiante del camino, y este deseo
viene directamente de la verdad. En este sentido me viene a la mente la
siguiente historia de un estudiante de artes marciales. El estudiante le
pregunta a su maestro: "¿Cuanto tardaré en llegar a ser un maestro?". El
maestro contesta: "Diez años, si practicas seis horas al día". El estudiante
pregunta: "¿Y cuánto me llevaría si practico doce horas?". El maestro le
responde: "En ese caso, te llevará veinte años".
El asunto es que todo se realiza en el no-hacer. Si intentas conseguir más,
logras menos, a menos que intentes conseguir el no-conseguir, la
espontaneidad. Esta espontaneidad deriva directamente de la comprensión de
que no hay nada que lograr, de que eres aquello que estabas buscando.
Lo entiendo, pero parece que siempre existe el deseo de que tenga sentido; es
por esto por lo que voy a las librerías buscando libros de espiritualidad.
¿Cómo elegir cuál es la tradición más adecuada para mí a fin de profundizar
en esta comprensión, para hacerla brillar en mí?
Hay muchos libros interesantes. Deberíamos considerarlos como objetos para
disfrutar, nunca deberíamos ser unos buscadores de la verdad profesionales.
Déjate guiar por la alegría, deja que ella elija por ti, incluyendo los libros que
leas. Pero fíjate que he dicho "tu alegría", no "tu placer". En tu caso, dado que
ya has tenido un presentimiento de la verdad, los dichos de los sabios de las
diversas civilizaciones tiene el poder de "repercutir en ti", y devolverte a tu
fuente, la felicidad pura.
Despertar al Esplendor Inmortal
No estoy muy familiarizado con las prácticas actuales relacionadas con tu
interpretación de Advaita, pero parece que comparten su comprensión
básica con el Zen y el Sufismo, siendo éstos últimos los caminos con los que
me identifico más.
La no-dualidad es el corazón de todas las tradiciones espirituales auténticas
tales como el Chan, El Zen, Advaita Vedanta, Sufismo, etc. Las
contradicciones aparentes entre estas tradiciones son sólo diferencias en las
formulaciones de una misma verdad hechas por diferentes sabios, en
diferentes épocas y en diferentes contextos. Si Huan Po, Rumi, Shankara,
Parménides y Meister Eckhart se reuniesen, inmediatamente reconocerían su
base común de unidad más allá de la mente y de las aparentes diferencias.
Mi pregunta se refiere al papel del guru en el proceso de "iluminación" del
buscador. Me estuve preguntando qué tipo de relación crees tú que sería
necesaria y apropiada.
El auténtico maestro está en el corazón. Esta presencia silenciosa en tu
corazón reconocerá la fragancia de la verdad, del amor y de la simplicidad
que emanan de tu maestro humano, de la misma manera que el instinto de la
abeja se despierta cuando percibe el perfume exhalado por una flor lejana.
Este reconocimiento directo ya contiene la esencia de la iluminación. Este
encuentro es necesario por diversas razones y siempre constituye un acto de
la gracia. Sin la intervención de la gracia, la iluminación es imposible, ya que
el ego no puede liberarse a sí mismo de sí mismo, tal como sucedería con una
mancha de tinta que se lavase en un recipiente lleno de la misma tinta.
El maestro humano es meramente una apariencia, una sombra contra el
trasfondo de luz que es el maestro real. Cualquier cosa que se pueda decir, o
cualquier conclusión a la que se llegue con relación a esta sombra, serán tan
ilusorias como la misma sombra. No intentes calificar esta sombra, tanto si
está iluminada o no, establecida en la luz o no, etc. Simplemente permanece
totalmente abierto a todas las posibilidades. El maestro auténtico que habla en
tu corazón nunca viola tus sentimientos más profundos, nunca intenta
controlar tus decisiones. El maestro verdadero, interior, no tiene plazos o un
calendario personal. Esta presencia te liberará de tus frustraciones, rabias y
miedos, y ayudará a aflorar la belleza, la comprensión y el amor que ya están
en ti. Si en algún momento se produce una aparente contradicción entre la
voz interior y las sugerencias de tu maestro humano, dale preferencia a éste
último. Pero si la contradicción persiste, escucha a tu corazón.
En el caso de un auténtico maestro humano, la identificación con el cuerpo-
mente ha sido destruida, pero los estudiantes deberían comprender que
todavía pueden reaparecer algunos viejos patrones egóicos, incluso en un
maestro. Deben aceptar estas reapariciones con ecuanimidad, tal como
acogen las reapariciones de sus propios hábitos anteriores. El “hombre viejo”,
que puede aparecer en el maestro humano, no es el maestro real. Es un
recordatorio del hecho de que el maestro auténtico no es humano. El guru no
es la sombra, sino la luz.
¿Quién fue tu maestro y como fue vuestra relación?
Mi maestro es la vocecita silenciosa que habla en el corazón, y mi relación
con mi maestro es de amor perfecto. Cuando reconozco la presencia de esta
voz tierna y silenciosa en el que aparentemente es otro, este otro se convierte
en mi maestro y nuestra relación es de amor. Por otra parte, me has
preguntado sobre las circunstancias específicas que se dieron en mi caso.
Estas circunstancias varían en los diferentes buscadores de la verdad y no
puedes extraer ninguna conclusión general partiendo de mi caso específico.
Te gustaría que yo describiese la relación entre dos personalidades, dos
cuerpos-mente. Soy incapaz de contestar a tu pregunta al nivel de las sombras
sin caer en opiniones y juicios, sin cualificar. Cada vez que lo he intentado,
he quedado incómodo con mis respuestas y hoy en día hago lo que puedo
para evitar estas cualificaciones.
Tengo especial curiosidad en este aspecto del camino, ya que parece que se
requieren visitas personales muy costosas y a lugares lejanos, para contactar
con todos los maestros, gurus, sheiks etc. Según esto, parece que el camino
de la autorrealización es casi inaccesible para la gente común y corriente.
Los medios modernos de transporte y las comunicaciones, han transformado
estos encuentros en extraordinariamente fáciles. Piensa en aquellos tiempos
en los que un estudiante tenía que caminar cientos o miles de kilómetros,
rodeado de todo tipo de peligros, para conseguir visitar a un sabio. El camino
de la autorrealización no es para la gente corriente, sino para aquéllos que
tiene un deseo intenso por la verdad. En el caso de un buscador serio, su
deseo por lo último allanará todos los obstáculos.
También siento personalmente aversión a la mayoría del lenguaje guru-
discípulo, aunque percibo en lo profundo, que existe ahí afuera un maestro
en quién podré confiar y cuyos métodos erradicarán mi cinismo.
Comprendo esta aversión. Desde el punto de vista del maestro auténtico, no
existe ni maestro ni discípulo. No tienes que tomarte a ti mismo por un
discípulo. Considérate nada, esa es una posición mucho mejor. Cuando te
encuentres con tu maestro "ahí afuera", también te lo estás encontrando "aquí
adentro", y también te encuentras a ti mismo. De este modo el confiar cobra
vida espontáneamente, ya que de un modo natural tú confías en ti mismo. No
existe ninguna razón para imaginarse por adelantado como va a ser tal
encuentro. Este encuentro pondrá fin a tus preguntas y tus dudas.
***
¿Cómo descubriste tu naturaleza auténtica?
Aunque un primer vislumbre de la verdad es un acontecimiento de
proporciones cósmicas, al principio puede pasar inadvertido pero a la vez ir
realizando su trabajo en el trasfondo de la mente, hasta que la estructura del
ego se colapsa, como un edificio que habiendo sido dañado por un terremoto
permanece en pie aún por algún tiempo, pero se derrumba gradual o
repentinamente uno pocos meses después. Este efecto se debe a que el
vislumbre no pertenece a la mente. La mente, que hasta ahora era esclava del
ego, se transforma en el servidor y amante del esplendor eterno que ilumina
los pensamientos y las percepciones. Como esclava del ego, la mente era el
guardián de la cárcel del tiempo, el espacio y la causalidad. Como servidora
de la inteligencia más elevada y amante de la belleza suprema, la mente se
convierte en el instrumento de nuestra liberación.
El primer vislumbre que encendió mi interés por la verdad ocurrió, en mi
caso, mientras leía un libro de J. Krishnamurti. Fué el punto de partida de
una búsqueda intensa que se convirtió en el foco central y exclusivo de mi
vida. Yo leía los libros de Krishnamurti una y otra vez, así como también los
principales textos de Advaita Vedanta y Budismo Zen. Efectué cambios
importantes en mi vida para vivir de acuerdo con mi comprensión espiritual.
Renuncié a lo que mucha gente llamaría una excelente carrera, porque
implicaba verme involucrado como científico en el diseño y desarrollo de
armamento sofisticado para el ejército francés.
Después de pasados dos años desde el primer vislumbre, ya había adquirido
una buena comprensión intelectual de la perspectiva no-dual, aunque aún
quedaban por contestar algunas preguntas. Sabía por experiencia que
cualquier intento de satisfacer mis deseos estaba condenado al fracaso. Se
había vuelto claro para mí que yo era la consciencia, y no mi cuerpo ni mi
mente. Esta comprensión no era algo únicamente intelectual, un mero
concepto, sino que de algún modo provenía de la experiencia, una forma
particular de experiencia vacía de cualquier objetividad. Había
experimentado en diversas ocasiones estados en los que las percepciones
estaban rodeadas y penetradas por la dicha, la luz y el silencio. A la vez
surgió el sentimiento de que todo era correcto, tal como debería ser, y tal
como de hecho siempre había sido. Pero por otra parte aún creía que la
consciencia estaba sujeta a las mismas limitaciones que la mente, que era
personal en lugar de ser de naturaleza universal.
A veces, tuve un presentimiento de su naturaleza ilimitada, frecuentemente
mientras leía textos Chan o Advaitas, o cuando pensaba profundamente sobre
la perspectiva no-dual. Debido a la educación que me dieron mis padres, que
eran materialistas y anti-religiosos, así como a mis estudios de matemáticas y
física, era poco dado a aceptar ninguna creencia religiosa, y desconfiaba de
cualquiera hipótesis que no pudiese ser comprobada lógica o científicamente.
El perfume de esta carencia de límites había sido de hecho el factor
determinante que sostuvo mi búsqueda de la verdad. Después de pasados dos
años de aquel primer presentimiento, y cuando me encontré con mi maestro
humano, esta posibilidad ya estaba en el centro de la escena. El cambio
radical, el "giro copernicano", sucedió algunas semanas después de este
encuentro, aunque no podría decir que fuese el resultado del mismo. Este
acontecimiento, o más exactamente, este no-acontecimiento, permanece solo,
sin causa. La certeza que brota de él es de una fuerza absoluta, una fuerza
independiente de cualquier acontecimiento, de cualquier objeto o persona.
Solo puede compararse con nuestra certeza presente de ser conscientes.
Estaba sentado en silencio meditando en mi sala de estar, con dos amigos.
Era demasiado pronto para preparar la cena, nuestra siguiente tarea. No había
movimiento en mi mente, mi cuerpo estaba relajado y sensible aunque podía
sentir algunas molestias en mi espalda y mi cuello. Tras algún tiempo, uno de
mis amigos comenzó inesperadamente a cantar un canto sánscrito, el
Gayatari. Las sílabas sagradas entraron misteriosamente en resonancia con mi
presencia silenciosa, que pareció volverse intensamente viva. Sentí una
profunda nostalgia en mí, pero al mismo tiempo una resistencia me estaba
impidiendo vivir aquella situación en su totalidad, el responder con todo mi
ser a esta invitación del ahora y disolverme en ella. Conforme aumentaba la
atracción por la belleza anunciada por el canto, así también lo hacía la
resistencia, que se iba mostrando ahora como un miedo creciente que se
transformó en un intenso terror.
Llegado a ese punto, sentí que mi muerte era inminente, y que este horrendo
acontecimiento se produciría si me dejaba ir, si continuaba aceptando esta
belleza. Había llegado a un punto crucial en mi vida. Como resultado de mi
búsqueda espiritual, el mundo y sus objetos habían perdido su atracción; yo
ya no esperaba nada importante de ellos. Yo estaba exclusivamente
enamorado del absoluto y este amor me dio la intrepidez para saltar al interior
del gran vacío de la muerte, para morir por aquella belleza ahora tan próxima,
aquella belleza que me llamaba más allá de las palabras sánscritas.
Como resultado de este abandono, el terror que me tenía atenazado liberó
instantáneamente su presión y se transformó en un flujo de sensaciones
corporales y pensamientos que rápidamente convergieron hacia un
pensamiento único, el pensamiento "yo", tal como las raíces y ramas de un
árbol convergen en su único tronco. En una apercepción casi simultánea, la
entidad personal con la que yo estaba identificado, se reveló a sí misma en su
totalidad. Vi su superestructura, los pensamientos que originaban en el
concepto-"yo", y su infraestructura, las huellas a nivel físico de mis miedos y
deseos. Ahora, el árbol entero estaba siendo contemplado por un ojo
impersonal, y tanto la superestructura de pensamientos como la
infraestructura de sensaciones corporales se desvanecieron rápidamente,
dejando al pensamiento "yo" solo en el campo de la consciencia. Durante
unos pocos momentos, el pensamiento "yo" puro pareció vacilar, como la
llama de una lámpara sin combustible, hasta que de repente se desvaneció en
el esplendor eterno del ser.