Samblea Nacional
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La monarquía, opuesta a la Asamblea, cerró las salas donde ésta se estaba reuniendo.
Los asambleístas se mudaron a un edificio cercano, donde la aristocracia acostumbraba
a jugar el juego de la pelota, conocido como Jeu de paume. Allí es donde procedieron
con lo que se conoce como el «Juramento del Juego de la Pelota» el 20 de junio de
1789, prometiendo no separarse hasta tanto dieran a Francia una nueva constitución. La
mayoría de los representantes del bajo clero se unieron a la Asamblea, al igual que 47
miembros de la nobleza. Ya el 27 de junio, los representantes de la monarquía se dieron
por vencidos, y por esa fecha el Rey mandó reunir grandes contingentes de tropas
militares que comenzaron a llegar a París y Versalles. Los mensajes de apoyo a la
Asamblea llovieron desde París y otras ciudades. El 9 de julio la Asamblea se nombró a
sí misma «Asamblea Nacional Constituyente».
Toma de la Bastilla
El 11 de julio de 1789, el rey Luis XVI, actuando bajo la influencia de los nobles
conservadores al igual que la de su hermano, el Conde D'Artois, despidió al ministro
Necker y ordenó la reconstrucción del Ministerio de Finanzas. Gran parte del pueblo de
París interpretó esta medida como un auto-golpe de la realeza, y se lanzó a la calle en
abierta rebelión. Algunos de los militares se mantuvieron neutrales, pero otros se
unieron al pueblo.