El Acto Juridico
El Acto Juridico
El Acto Juridico
Asimismo, Marcel Planiol y Georges Ripert señalan que “la palabra acto
en la terminología jurídica tiene dos sentidos diferentes: designa en ocasiones
una operación jurídica, correspondiendo entonces, a la palabra latina negotium;
otras veces, designa un documento probatorio, destinado a demostrar alguna
cosa, respondiendo en este caso, al termino latino instrumentum”.[2]
En este orden de ideas, al ocuparse de la primera acepción; es decir, acto
como operación jurídica, el maestro Eduardo García Máynez establece que el
acto jurídico es “una manifestación exterior de la voluntad, bilateral o unilateral,
cuyo fin directo consiste en engendrar, con fundamento en una regla de
derecho o en una institución jurídica, a cargo o en provecho de una o varias
personas, un estado; es decir, una situación jurídica permanente y general o,
por el contrario, un efecto de derecho limitado, relativo a la formación,
modificación o extinción de una relación jurídica”.[3]
El acto jurídico puro y simple produce sus efectos; sin embargo, puede ir
acompañado de modalidades que restringen su eficacia, entendiendo por
modalidad “la designación de un acontecimiento futuro, determinado por las
partes y de cuya realización dependen los efectos del acto”.[5]
Alberto Trabucchi señala que el modo “es la carga impuesta por el autor
de un acto de liberalidad a cargo del beneficiario. Su imposición no modifica los
efectos típicos del negocio, pero le añade algunos otros”.[8]
I. Consentimiento;
Por lo que respecta al primero de ellos, Rafael Rojina Villegas señala que
“el consentimiento nace en el instante en el que legalmente se produce el
acuerdo de voluntades de las partes que intervienen en una relación jurídica en
formación, o sea, cuando coinciden entre si las voluntades individuales de cada
uno de los interesados”.[10]
Por lo que respecta al objeto del acto jurídico Juan Carlos Garibotto
señala que es “la materia sobre la cual versa el acto jurídico”[12], a lo cual sólo
resta precisar que no sólo las cosas son objeto del acto jurídico, sino también
los bienes inmateriales como los hechos o abstenciones.
C) Estar dentro del comercio. Todo objeto estará dentro del comercio,
en tanto no se encuentre en contravención a lo establecido por
el Código Civil para el Distrito Federal en sus artículos 748 y 749, que
señalan que están fuera del comercio las cosas que por su naturaleza
o disposición de la ley no puedan ser objeto de relaciones jurídicas; es
decir, las que no pueden ser poseídas por algún individuo
exclusivamente y las irreductibles a propiedad particular,
respectivamente.
Una vez que existe el acto jurídico, requiere elementos que le otorguen
plena validez, los cuales acorde a lo señalados por el maestro Rafael Rojina
Villegas son “1. Que el acto tenga un fin, motivo, objeto y condición lícitos.
Llamamos a este elemento licitud del acto jurídico. 2. Que la Voluntad se
exteriorice de acuerdo a las formas legales. Este elemento se denomina
formalidad del acto jurídico. 3. Que la voluntad se exprese sin vicio alguno
(error, dolo, violencia, o lesión); es decir que sea una voluntad libre y cierta.
Este elemento se expresa en forma negativa indicando simplemente que haya
ausencia de vicios de la voluntad. 4. Que la voluntad se otorgue por persona
capaz. Se llama a este elemento capacidad en el acto jurídico”.[15]
Por capacidad Jorge Mario Margallón Ibarra señala que “es la aptitud que
la persona adquiere por razón de su nacimiento, para ejercitar y disfrutar sus
derechos, así como para cumplir sus obligaciones”[16], dividiéndose esta en
capacidad de goce o disfrute y ejercicio o uso de derechos.
Los romanos señalaban que “coacta voluntas est voluntas”, situación que
el sistema jurídico mexicano rechaza, ya que a uno de los contratantes se le
obligo a expresar su voluntad, lo cual no hubiera hecho de haber sido libre. Al
respecto el Código Civil para el Distrito Federal establece:
Cabe señalar que para Marcel Planiol y Georges Ripert critican a la lesión
como un vicio del consentimiento al señalar que “no constituye un cuarto vicio
del consentimiento distinto de las tres primeros...el autor del acto conoció la
lesión que iba a sufrir o la ignoró”.[23]
BUENAS COSTUMBRES.[25]
Ahora bien, los actos solemnes, deben realizarse en la forma que le sea
propia, ya sea mediante ritos, formalidades o palabras sacramentales. Es decir,
si la ley exige determinada forma para un contrato, mientras este no la revista,
no adquirirá su validez, aun y cuando la voluntad de las partes conste de
manera fehaciente; al respecto el Código Civil para el Distrito Federal señala:
Para que un contrato sea valido, debe celebrarse con las formalidades
externas que exige la ley.
Tan es así, que las antiguas formas simbólicas no sólo tenían como
utilidad constatar la esencia del acto jurídico y obligar a las partes a cumplir su
voluntad; servían también como medio de prueba, ya que el documento que
contiene un acuerdo de voluntades, es una precaución tomada para procurarse
un medio de prueba fácil, seguro y evitar retractaciones o desconocimientos.
[1] MOTO SALAZAR, Efraín. Elementos de Derecho. Prologo de Manuel Ulloa Ortiz. 50ª Edición. Editorial
Porrúa. México. 2007. P 22.
[2] PLANIOL MARCEL y RIPERT GEORGES, Tratado Elemental de Derecho Civil. Tomo I. Traductor José M.
Cajica Jr. Editorial Cárdenas. México. 1981. P 139.
[3] GARCIA MAYNEZ, Eduardo. Introducción al Estudio del Derecho. Prologo Virgilio Domínguez. 58ª
Edición. Editorial Porrúa. México. 2005. P 184.
[4] GUTIERREZ Y GONZALEZ, Ernesto. Derecho de las obligaciones. 4ª Edición. Editorial José M. Cajica JR.
S.A. México. 2003. P 103.
[6] GARIBOTTO, Juan Carlos. Teoría General del Acto Jurídico. Prologo Luis Francisco Bouzat. Ediciones De
Palma. Argentina. 1911. P 123.
[8] TRABUCCHI, Alberto. Instituciones de Derecho Civil. Traducción de Luis Martínez Calcerrada. Tomo I.
15ª Edición. Editorial Revista de Derecho Civil. España. 1967. P 354.
[9] Óp. Cit. GARIBOTTO, Juan Carlos. P 124.
[10] ROJINA VILLEGAS, Rafael. Compendio de Derecho Civil. Tomo I. 26ª Edición. Editorial Porrúa. México.
1995. Pagina 120.
[16] MAGALLON IBARRA, Jorge Mario. Instituciones de Derecho Civil. Tomo I. 2ª Edición. Editorial Porrúa.
México. 1998. P 191.
[17] GALINDO GARFIAS, Ignacio. Derecho Civil. Prologo Ignacio Galindo Garfias. 6ª Edición. Editorial
Porrúa. México. 1983. P 224.
[19] CIFUENTES, Santos. Negocio Jurídico. Editorial Astrea. Argentina. 1986. P 435.
[24] AGUILAR, Henoch D. Hechos y Acto Jurídico. 2ª Edición. Editorial Porrúa. Argentina. 1950. P 66.
[25] Instancia: Tercera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época. Tomo CXXII. Pág.
581.Tesis Aislada.
[27] Instancia: Tercera Sala. Fuente: Apéndice al Tomo XXXVI, Quinta Época. Falta Confirmar Libro. Pág.
446. Tesis de Jurisprudencia.