Simulación Del Acto Juridico
Simulación Del Acto Juridico
Simulación Del Acto Juridico
La simulación es la declaración solo aparente, que se emite de acuerdo con la otra parte
para engañar a terceros. Se trata de un acuerdo de los sujetos que intervienen en el acto
jurídico para emitir una falsa declaración de voluntad con el ánimo de que los terceros
crean en lo aparente y no conozcan la realidad.
El acto jurídico simulado es aquel que, por su concierto de las partes, tiene una apariencia
distinta de la que realmente le corresponde. Es decir, existe en ambos sujetos el propósito
de presentar el acto como real, a pesar de que no existe el acto jurídico o es distinto del
que se aparenta realizar; se trata, pues, de una ficción para engañar a terceros.
En consecuencia, el acto simulado es el que tiene una apariencia contraria a la realidad, o
porque no existe en absoluto o porque es distinto de como aparece.
La simulación del acto jurídico, si bien es cierto lleva consigo como uno de sus
componentes esenciales el engaño hacia los demás, sin embargo, debe precisarse que no
toda simulación es ilícita o perjudicial, por cuanto mientras no vaya contra el
ordenamiento legal o agravie a terceros, un acto jurídico simulado puede ser válido.
CARACTERISTICAS DE LA SIMULACIÓN
Son las siguientes:
a) Una divergencia deliberadamente producida entre la voluntad y su manifestación.
b) Un acuerdo simulatorio entre las partes si es recepticio o entre el declarante y el
destinatario si es unilateral, a través del cual los sujetos establecen de manera vinculante
que la declaración o declaraciones no son queridas en realidad.
c) Una finalidad de engaño a los terceros ajenos al acto, lo que no debe confundirse con
la intención de dañar o causar perjuicio a otros mediante la celebración del acto simulado,
o sea, este debe tener una finalidad licita.
CLASES:
Existen dos clases de simulación, esto es absoluta y relativa, dentro de esta última
tenemos a la simulación parcial, por interpósita persona, lícita e ilícita:
SIMULACIÓN ABSOLUTA
Cuando se aparenta la celebración de un acto jurídico, sin que exista ninguno otro
encubierto. Las partes conciertan para declarar un acto jurídico que no han celebrado y
que tampoco encubre otro que han querido. Se trata de un acto calificado de inexistente
porque carece de una verdadera manifestación de voluntad; se trata del concierto para el
engaño total; se aparenta un acto jurídico que realmente no se ha celebrado.
A través de la simulación absoluta se busca dar existencia a un acto jurídico sin contenido,
vacío y neutro, donde la voluntad es una ficción, nada es querido, nada es deseado; no
existe una voluntad real de celebrar el acto jurídico. Por ello un importante sector de la
doctrina considera que en el acto jurídico que lleva consigo la simulación absoluta
prácticamente no hay consentimiento. La voluntad externa no concuerda con la voluntad
interna emitida por los celebrantes, de manera que se celebra un acto jurídico cuando
realmente no se tiene la intención firme de realizarlo.
El Código Civil en el artículo 190º define a la simulación absoluta señalando lo siguiente:
"Por la simulación absoluta se aparenta celebrando un acto jurídico cuando no existe
realmente voluntad para celebrarlo".
Ejemplo:
“Pedro celebra un contrato de compraventa de su casa con Juan; sin embargo dicho bien
inmueble permanece en poder de Pedro, donde Juan en ningún momento reclama la
propiedad de dicho bien para si mismo, no hace valer el supuesto precio pagado por dicha
compraventa".
Lo expuesto en forma precedente denota pues que estamos propiamente ante un acto
jurídico netamente simulado y de manera absoluta, donde la declaración es solamente una
ficción, no ha sido querido por ninguno de los celebrantes.
SIMULACIÓN RELATIVA
La simulación es relativa cuando, tras el acto jurídico aparente, se encubre un acto
realmente realizado. Las partes han expresado sus dos intenciones: la intención real de
realizar un acto jurídico al que se ha dado apariencia de otro, en el que se expresa la
intención ficticia.
A diferencia de la simulación absoluta, en este caso si existe una voluntad real de celebrar
el acto jurídico que aparece ocultado, donde se hace ver ante los demás un acto aparente.
De lo esbozado se denota pues que en la simulación relativa existen dos actos a saber:
Aquél oculto, secreto, disimulado y escondido que contiene la real intención de los
celebrantes.
Otro acto aparente, ficticio o simulado mediante el cual los celebrantes efectivizan el
propósito de engañar, el que por cierto no contiene la verdadera voluntad de aquellos.
En consecuencia, para la existencia de la simulación relativa se requiere pues la
concurrencia de ambos actos, tanto en la sustancia así como la forma y, es por ello que se
manifiesta que debe existir una coexistencia entre el acto aparente y el acto secreto pero
efectivo.
En el artículo 191º del Código Civil encontramos a la simulación relativa cuando
prescribe: "Cuando las partes han querido concluir un acto distinto del aparente, tiene
efecto entre ellas el acto ocultado, siempre que concurran los requisitos de sustancia en
forma y no perjudique el derecho de terceros".
Ejemplo:
“Enrique decide donar a su novia Juana su automóvil último modelo, empero para que
ninguna persona se entere de ello, hace aparecer ante los demás como si fuera una
compraventa."
En este caso se puede apreciar muy claramente la dualidad de actos existente y, por ende,
la presencia de la simulación relativa por cuanto de un lado existe la "compraventa" que
es aquel acto jurídico ficticio que se hace aparecer ante los demás como tal y plasma el
propósito de engañar, de igual modo, de manera simultánea y paralela existe la donación
que contiene la verdadera voluntad de Enrique y Juana.
Simulación Parcial:
Es aquella que está referida esencialmente a engañar a los demás en base a ciertos
componentes que forman parte del acto jurídico que se está simulando. Así tenemos que
esta clase de simulación se circunscribe a proporcionar datos no veraces o inexactos,
como cantidades, montos de dinero, fechas y, demás circunstancias que no corresponden
a la realidad existente.
Es indudable que para la existencia de esta clase de simulación, se requiere que los
celebrantes deban conocer y estar de acuerdo con ello, para que sea considerado como
tal.
Ejemplo:
“Pablo vende su casa a Jacinto, ambos convienen en asignar el precio de dicho bien en la
suma de 50 mil dólares americanos cuando en realidad el valor corresponde a 70 mil
dólares americanos."
SIMULACIÓN RELATIVA POR INTERPÓSITA PERSONA:
Se presenta cuando existe una tercera persona distinta de aquella sobre la que habrá de
recaer los efectos definitivos del negocio. Esta tercera persona aparenta asumir un carácter
definitivo, derechos y obligaciones a su nombre, cuando en realidad pertenece o habrán
de pertenecer a un tercero oculto.
En esta clase de simulación aparece un sujeto que es interpuesto (utilizado) por los
verdaderos interesados en celebrar el acto jurídico, quienes no pueden realizar de manera
directa y, por ello acuden al sujeto interpuesto (tercero) con la finalidad de viabilizar y
plasmar el acto jurídico que los interesados no pueden hacerlo de manera directa.
Pues bien, la persona que aparece ficticiamente viene a ser el "testaferro" u "hombre de
paja", que es el sujeto interpuesto, precisándose que deberá existir la necesidad de la
celebración de otro acto jurídico adicional, donde aquel tercero (testaferro) puedan
transferir (u otro acto análogo) a aquella persona que no pudo hacerlo con el contratante
inicial.
El requisito sine qua non para el existencia de la simulación por interpósita persona,
consiste en que todos los intervinientes deben tener conocimiento de ello, así como estar
de acuerdo con la simulación que se está realizando.
Ejemplo:
“Matías decide vender su casa a Juana, por razones de diversa índole (de orden fáctico o
legal) no pueden hacerlo de manera directa entre ellos, pero existe la firme convicción
entre ambos para celebrar tal transferencia, con la finalidad de viabilizar, facilitar y
permitir tal traslación de dominio, pueden acudir donde Andrés para que éste también
participe en la simulación. Entonces Matías deberá en un primer momento vender la casa
a Andrés, una vez que esto ocurra, Andrés deberá realizar otra venta de dicha casa a
Juana."
Como se podrá observar ambos actos jurídicos son simulados y, es una interpósita persona
la que está facilitando la finalidad de Matías y Juana (la que inicialmente no pudo
plasmarse de manera directa y efectiva).
SIMULACIÓN LÍCITA:
Tal como hemos señalado en forma precedente, la simulación es válida y, por ende, lícita,
cuando ésta es ejercida en base a la autonomía de la voluntad ni contraviene el
ordenamiento legal y no perjudicar derechos de terceros. Es por ello que el Código Civil
no prohíbe la existencia de la simulación lícita, empero siempre y cuando se respete lo
señalado en forma antelada.
Ejemplo:
“Andrés está enamorado de María y, para ello decide regalarle a esta dama el
departamento recién estrenado que tiene, pero ambos convienen que ante los demás harán
aparecer como si fuere de una compraventa, cuando en realidad se trata de una donación,
precisando además que Andrés y María son solteros, el departamento de Andrés es de su
propiedad, donde no existe ninguna limitación para ello."
El ejemplo señalado se puede apreciar que estamos ante una simulación lícita, donde el
acto celebrado no contraviene la ley y tampoco perjudicar derechos de terceros.
SIMULACIÓN ILÍCITA:
La simulación lleva como uno de sus componentes básicos el propósito de engañar a
terceros, empero cuando este engaño se convierte en malicioso o perjudicial para el
derecho de los mencionados terceros, o cuando también sus fines son ilícitos, estaremos
ante la simulación ilícita y, por tanto reprobada por la ley.
El artículo 193º del Código Civil señala al respecto: "La acción para solicitar la nulidad
del acto simulado puede ser ejercitada por cualquiera de las partes o por el tercero
perjudicado, según el caso".
Ejemplo:
“Alfredo (padre de Alfredito), decide donar a Antonio (su mejor amigo) la totalidad de
sus bienes, empero acuerda con este último que se presentará ante los demás como una
compraventa, cuando en realidad se trata de una donación."
Como se podrá apreciar, el acto jurídico simulado (compraventa celebrada entre Alfredo
y Antonio) resulta totalmente ilícito, por cuanto está contraviniendo el ordenamiento
legal, por ende su fin resulta ilícito debido a que en realidad está disponiendo la totalidad
de sus bienes a título gratuito, cuando la norma prevé que sólo podrá hacerlo hasta la
tercera parte de su patrimonio. Así tenemos, que el artículo 725º del Código Civil
establece taxativamente lo siguiente: "el que tiene hijos u otros descendientes, o
cónyuges, puede disponer libremente hasta el tercio de sus bienes".
REQUISITOS DE LA SIMULACIÓN:
Actualmente la doctrina es unánime la doctrina que considera que los requisitos de la
simulación de los actos jurídicos son dos:
a) el acuerdo simulatorio;
b) el fin de engañar a terceros.
Otros autores consideran que además de los requisitos señalados anteriormente también
debe de considerar a la divergencia entre la voluntad y su manifestación; en nuestro medio
VIDAL RAMIREZ, indica que una de las características de la simulación es: la
disconformidad entre la voluntad interna y la voluntad manifestada. No compartimos está
última característica que se le considera al acto jurídico simulado, puesto que ello se
adecuaría a la naturaleza jurídica de la divergencia entre la voluntad interna y la voluntad
externa (manifestación), tal como se ha referido al tratar la naturaleza jurídica de la
simulación.
Acerca del tema se han vertido dos opiniones disidentes. Para unos autores, el acto
simulado seria un acto inválido; en cambio, para la doctrina dominante, es un acto jurídico
inexistente.
La opinión doctrinaria mas aceptada sostiene que el acto simulado seria un acto inválido;
en cambio, para la doctrina dominante, es un acto jurídico inexistente.
La opinión doctrinaria mas aceptada sostiene que el acto simulado es un acto jurídico
inexistente, por ausencia de ese elemento indispensable que es la voluntad.
El acto jurídico se distingue por una nota específica, que es el fin inmediato de la actividad
de las partes:
el establecimiento de una relación jurídica, la creación, modificación, transferencia,
conservación o aniquilamiento de derechos. Si falla esa ingrediente del acto, es claro que
falla también el acto mismo en su carácter típico. Es lo que ocurre en el supuesto de la
simulación, en el cual las partes no han tenido el fin inmediato de producir el efecto
jurídico que se aparenta. El consentimiento expresado por las partes solo lo ha sido para
constituir una apariencia, pero de ningún modo para conferirse los derechos y
obligaciones que resultaren ostensiblemente del acto. Como dice Ferrara "si hay
consentimiento para la ficción falta el necesario para la obligación, y por tanto, el que se
requiere para que se establezca la relación jurídica".
En suma, el acto simulado no es un acto jurídico por cuanto el consentimiento de las
partes no es efectivo. Ha dicho colmo que " el acto simulado no es un acto jurídico, sino
una mera apariencia, una positiva inexistencia, un perfecto no acto jurídico; la acción de
nulidad de los actos jurídicos supone la existencia de actos
jurídicos, con la única limitación de que entrañan vicios que pueden invalidarlos, siendo
así que en el acto simulado no se tiene un vicio
que afecte al consentimiento o a la causa, sino una falla total que se refiere al acto integro,
en cuanto éste, en su entera plenitud no es
sincero"...; "Sobre todo en materia de simulación, no juega una acción de nulidad, sino
una de inexistencia, por la cual no se deroga ni se anula ni se modifica, ni siquiera se
destruye ni suprime el acto simulado, sino que hace constar, declarar, que el acto simulado
es efectivamente tal, vale decir, es para apariencia que no existe y carece de cualquier
virtualidad".