Fatiga de Bajo Numero de Ciclos
Fatiga de Bajo Numero de Ciclos
Fatiga de Bajo Numero de Ciclos
PROFESOR GUÍA:
MIEMBROS DE LA COMISIÓN:
SANTIAGO DE CHILE
MARZO DE 2011
RESUMEN DE LA MEMORIA
FECHA: 09/03/2011
Los requerimientos actuales para el diseño sísmico de elementos de hormigón armado exigen un
adecuado detallamiento de las zonas donde se espera que ocurran deformaciones inelásticas. En dichas
zonas, se espera que los valores alcanzados por la amplitud de las deformaciones unitarias sean
significativos, ya que durante sismos moderados dicha amplitud puede sobrepasar el 2%. A partir de
ensayos cíclicos en elementos estructurales de hormigón armado, se observan tres modos de falla que
pueden asociarse a la pérdida de ductilidad. Estos modos de falla son los siguientes: falla por compresión
en el núcleo de hormigón debido a falta de confinamiento, pandeo por compresión en las barras de
refuerzo longitudinal y fatiga de bajo número de ciclos en las barras de refuerzo longitudinal.
El presente trabajo de título tiene como objetivo estudiar alternativas que permitan modelar la
fatiga de bajo número de ciclos en las barras de refuerzo longitudinal en elementos estructurales de
hormigón armado. El trabajo, de carácter teórico, pretende proveer información referente a la degradación
de la capacidad resistente en el refuerzo longitudinal considerando la degradación cíclica producto de la
fatiga de bajo número de ciclos, considerando además el efecto conjunto del pandeo al cual éstas barras
son susceptibles de experimentar.
ii
INDICE DE CONTENIDO
Página
1. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................................1
1.1. MOTIVACIÓN.............................................................................................................................................1
iv
4.3.1.2. RESULTADOS IMPLEMENTACIÓN Nº 1 ............................................................................................61
v
INDICE DE FIGURAS
Página
Fig 2. 11: Geometría de la barra debido a la imperfección inicial y aplicación de carga axial ....................................19
vi
Página
Fig. 3. 13: Respuesta numérica con pandeo versus respuesta cíclica del material .......................................................41
Fig. 3. 14: Respuesta numérica versus respuesta experimental en el ensayo de Brown ...............................................41
Fig. 3. 15: Relación f1/f0 para diversas amplitudes de deformación en ensayos de Brown.........................................42
Fig 4. 1: Relación de Coffin – Manson para fatiga de bajo número de ciclos ..............................................................47
Fig 4. 6: Curva Tensión – Deformación más degradación cíclica. Patrón de la fibra más traccionada........................52
Fig 4. 7: Curva Tensión – Deformación más degradación cíclica. Patrón de la fibra más comprimida .......................53
Fig 4. 17: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D19 #21 de Brown ........................................................66
Fig 4. 19: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D19 #21 de Brown ....................................67
Fig 4. 20: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D19 #21 de Brown.................................68
vii
Página
Fig 4. 24: Patrón de deformaciones fibra más comprimida mediante implementación Nº 3........................................74
Fig 4. 25: Patrón de deformaciones fibra más comprimida mediante implementación Nº 2........................................75
viii
Página
Fig A. 10: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 2 ensayo D19 #22 ...................................103
Fig A. 12: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 3 ensayo D19 #22 ...................................104
Fig A. 14: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 1 ensayo D19 #24 ...................................105
Fig A. 16: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 2 ensayo D19 #24 ...................................106
Fig A. 18: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 3 ensayo D19 #24 ...................................107
Fig A. 20: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 1 ensayo D19 #25 ...................................108
Fig A. 22: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 2 ensayo D19 #25 ...................................109
Fig A. 24: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 3 ensayo D19 #25 ...................................110
Fig A. 26: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 1 ensayo D19 #26 ...................................111
Fig A. 28: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 2 ensayo D19 #26 ...................................112
Fig A. 30: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 3 ensayo D19 #26 ...................................113
Fig A. 32: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 1 ensayo D22 #27 ...................................114
Fig A. 34: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 2 ensayo D22 #27 ...................................115
Fig A. 36: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 3 ensayo D22 #27 ...................................116
ix
Página
Fig A. 38: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 1 ensayo D22 #28 ...................................117
Fig A. 40: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 2 ensayo D22 #28 ...................................118
Fig A. 42: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 3 ensayo D22 #28 ...................................119
Fig A. 44: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 1 ensayo D22 #29 ...................................120
Fig A. 46: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 2 ensayo D22 #29 ...................................121
Fig A. 48: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 3 ensayo D22 #29 ...................................122
Fig A. 50: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 1 ensayo D22 #30 ...................................123
Fig A. 52: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 2 ensayo D22 #30 ...................................124
Fig A. 54: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 3 ensayo D22 #30 ...................................125
Fig A. 56: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 1 ensayo D22 #31 ...................................126
Fig A. 58: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 2 ensayo D22 #31 ...................................127
Fig A. 60: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 3 ensayo D22 #31 ...................................128
Fig A. 62: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 1 ensayo D22 #32 ...................................129
x
Página
Fig A. 64: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 2 ensayo D22 #32 ...................................130
Fig A. 66: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 3 ensayo D22 #32 ...................................131
Fig A. 68: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 1 ensayo D22 #36 ...................................132
Fig A. 70: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 2 ensayo D22 #36 ...................................133
Fig A. 72: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 3 ensayo D22 #36 ...................................134
Fig A. 74: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 1 ensayo D25 #43 ...................................135
Fig A. 76: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 2 ensayo D25 #43 ...................................136
Fig A. 78: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 3 ensayo D25 #43 ...................................137
Fig A. 80: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 1 ensayo D25 #44 ...................................138
Fig A. 82: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 2 ensayo D25 #44 ...................................139
Fig A. 84: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 3 ensayo D25 #44 ...................................140
Fig A. 86: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 1 ensayo D25 #46 ...................................141
Fig A. 88: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 1 ensa2yo D25 #46 .................................142
xi
Página
Fig A. 90: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 3 ensayo D25 #46 ...................................143
Fig A. 92: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 1 ensayo D25 #47 ...................................144
Fig A. 94: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 2 ensayo D25 #47 ...................................145
Fig A. 96: Tensiones normalizadas en compresión – Implementación Nº 3 ensayo D25 #47 ...................................146
Fig B. 1: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D19 #21 de Brown ........................................................147
Fig B. 2: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D19 #21 de Brown....................................148
Fig B. 3: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D19 #21 de Brown ................................148
Fig B. 4: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D19 #22 de Brown ........................................................149
Fig B. 5: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D19 #22 de Brown....................................150
Fig B. 6: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D19 #22 de Brown ................................150
Fig B. 7: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D19 #24 de Brown ........................................................151
Fig B. 8: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D19 #24 de Brown....................................152
Fig B. 9: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D19 #24 de Brown ................................152
Fig B. 10: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D19 #25 de Brown ......................................................153
Fig B. 11: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D19 #25 de Brown..................................154
Fig B. 12: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D19 #25 de Brown ..............................154
Fig B. 13: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D19 #26 de Brown ......................................................155
Fig B. 14: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D19 #26 de Brown..................................156
Fig B. 15: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D19 #26 de Brown ..............................156
Fig B. 16: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D22 #27 de Brown ......................................................157
Fig B. 17: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D22 #27 de Brown..................................158
Fig B. 18: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D22 #27 de Brown ..............................158
xii
Página
Fig B. 19: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D22 #28 de Brown ......................................................159
Fig B. 20: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D22 #28 de Brown..................................160
Fig B. 21: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D22 #28 de Brown ..............................160
Fig B. 22: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D22 #29 de Brown ......................................................161
Fig B. 23: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D22 #29 de Brown..................................162
Fig B. 24: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D22 #29 de Brown ..............................162
Fig B. 25: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D22 #30 de Brown ......................................................163
Fig B. 26: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D22 #30 de Brown..................................164
Fig B. 27: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D22 #30 de Brown ..............................164
Fig B. 28: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D22 #31 de Brown ......................................................165
Fig B. 29: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D22 #31 de Brown..................................166
Fig B. 30: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D22 #31 de Brown ..............................166
Fig B. 31: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D22 #32 de Brown ......................................................167
Fig B. 32: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D22 #32 de Brown..................................168
Fig B. 33: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D22 #32 de Brown ..............................168
Fig B. 34: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D22 #36 de Brown ......................................................169
Fig B. 35: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D22 #36 de Brown..................................170
Fig B. 36: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D22 #36 de Brown ..............................170
Fig B. 37: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D25 #43 de Brown ......................................................171
Fig B. 38: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D25 #43 de Brown..................................172
Fig B. 39: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D25 #43 de Brown ..............................172
Fig B. 40: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D25 #44 de Brown ......................................................173
Fig B. 41: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D25 #44 de Brown..................................174
Fig B. 42: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D25 #44 de Brown ..............................174
Fig B. 43: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D25 #46 de Brown ......................................................175
Fig B. 44: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D25 #46 de Brown..................................176
xiii
Página
Fig B. 45: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D25 #46 de Brown ..............................176
Fig B. 46: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D25 #47 de Brown ......................................................177
Fig B. 47: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D25 #47 de Brown..................................178
Fig B. 48: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D25 #47 de Brown ..............................178
xiv
INDICE DE TABLAS
Página
Tabla 3. 3: Características mecánicas del acero utilizado en los ensayos D19 de Brown. ...........................................43
Tabla 3. 4: Características mecánicas del acero utilizado en los ensayos D22 de Brown. ...........................................43
Tabla 3. 5: Características mecánicas del acero utilizado en los ensayos D25 de Brown. ...........................................44
xv
Página
xvi
SIMBOLOGÍA
fs : tensión en el acero.
xvii
fo : tensión al inicio de la curva A.
e : imperfección inicial.
ε : deformación unitaria.
φ : curvatura.
σi : tensión en la fibra i.
σ : tensión media.
db : diámetro de la barra.
xviii
1. INTRODUCCIÓN
1.1. MOTIVACIÓN
En zonas sísmicas, la respuesta de elementos estructurales puede entrar en el rango plástico debido
a los desplazamientos laterales producidos por la acción sísmica. Si el elemento estructural es diseñado en
hormigón armado, pueden presentarse daños relacionados con el descascaramiento del núcleo de
hormigón y pandeo de las barras de acero de refuerzo longitudinal. Sin embargo, este tipo de daño es
posible retrasarlo a partir de un buen detallamiento de los elementos, es decir, una adecuada cantidad de
estribos de confinamiento para evitar el descascaramiento del hormigón y de un adecuado espaciamiento
de dichos elementos para reducir el largo de pandeo en el refuerzo longitudinal.
Por otra parte, existe una tercera causa potencial de falla del elemento estructural relacionada con
la fatiga de bajo número de ciclos. Durante sismos moderados o intensos, la amplitud de las
deformaciones unitarias en el elemento estructural puede sobrepasar el rango elástico del material, ya que
se han observado deformaciones unitarias mayores al 2%. Además, puede producirse pandeo y ruptura de
las barras de refuerzo longitudinal a una baja cantidad de ciclos.
1
1.2. OBJETIVOS
El presente trabajo de título tiene como objetivo general modelar la fatiga de bajo número de
ciclos producida en las barras de refuerzo longitudinal presente en elementos estructurales de hormigón
armado. Por su condición longitudinal, estas barras son susceptibles a pandearse.
• Estudio de alternativas que permitan incluir un modelo de daño acumulativo por fatiga de bajo
número de ciclos en las barras de refuerzo longitudinal, a partir de la información existente en la
literatura.
• Validar los parámetros utilizados en la literatura que caracterizan la fatiga de bajo número de
ciclos, considerando además el efecto del pandeo mediante un modelo de plasticidad concentrada
ya existente.
2
1.3. METODOLOGÍA
Es por esto que, tomando este modelo numérico de plasticidad concentrada como base, se
incorpora un modelo numérico de daño acumulativo por fatiga. De esta manera es posible determinar el
efecto conjunto de la fatiga de bajo número de ciclos y del pandeo en la pérdida de capacidad resistente
del refuerzo longitudinal.
La validación del modelo se realiza a partir de ensayos cíclicos encontrados en la literatura, donde
es posible encontrar un amplio set de datos experimentales en que se ensayan cíclicamente hasta la
fractura del material probetas de acero de refuerzo en forma de barras longitudinales. De esta manera, es
posible contrastar la información entregada por el modelo numérico de plasticidad concentrada y de daño
acumulativo por fatiga (enfoque analítico) con la información entregada por la literatura (enfoque
experimental).
La herramienta computacional que permitirá implementar el modelo de daño acumulado por fatiga
será la plataforma MATLAB®. El modelo de plasticidad concentrada se encuentra implementado en la
misma plataforma anterior.
3
1.4 ALCANCES
• Capítulo 2: Capítulo de carácter teórico que incluye antecedentes generales relacionados con el
comportamiento monotónico y cíclico del acero de refuerzo. Este capítulo incluye además
antecedentes referentes al modelo de plasticidad concentrada desarrollado por Massone y Moroder
en el año 2009, donde se explica cómo es introducido un modelo de pandeo en las barras
longitudinales.
• Capítulo 3: Capítulo de carácter teórico que incluye antecedentes relacionados con la fatiga de
materiales y métodos numéricos relacionados que permiten incorporar daño acumulativo por
fatiga. Este capítulo incluye además ensayos experimentales de fatiga de bajo número de ciclos,
realizados por diversos autores. Dichos ensayos se utilizan posteriormente para contrastar los
resultados obtenidos mediante la utilización del modelo numérico.
• Capítulo 4: Capítulo de carácter teórico que presenta la implementación del modelo numérico de
daño acumulativo por fatiga, se presentan resultados y su análisis.
4
2. COMPORTAMIENTO DEL ACERO DE REFUERZO
El trabajo desarrollado por Mander [8], muestra que el comportamiento cíclico del acero de
refuerzo influye en el comportamiento cíclico del elemento estructural de hormigón armado. Para
comprender el comportamiento cíclico del acero de refuerzo, resulta necesario comprender en primer
lugar el comportamiento monotónico que presenta el material, para que así posteriormente pueda definirse
una ley cíclica.
El comportamiento monotónico en tracción del acero de refuerzo queda descrito mediante la curva
tensión versus deformación. Numerosos ensayos realizados muestran que esta curva posee tres tramos
bien definidos. A continuación, se presentan las siguientes relaciones entre la tensión f s y la deformación
En este tramo la respuesta del material es elástico – lineal hasta el punto de fluencia ( ε y , f y ). La
pendiente de la recta es igual al módulo de elasticidad del acero E s . De esta manera se cumple que:
f s = Es ⋅ ε s (2.1)
Donde:
fy
εy = (2.2)
Es
• Tramo de Fluencia ε y ≤ ε s ≤ ε sh :
En este tramo la respuesta del acero se caracteriza por un valor constante de f s igual al valor de
f s = f y = cte (2.3)
5
• Tramo de Endurecimiento ε s ≥ ε sh :
p
ε −εs
f s = f m + ( f y − f m )⋅ m (2.4)
ε m − ε sh
Donde:
ε − ε sh
p = E sh ⋅ m (2.5)
f −f
m y
Como es posible observar en la figura 2.1, la zona de endurecimiento se caracteriza por una curva
que conecta dos tangentes con un radio de curvatura variable. Lo anterior proviene de la ecuación de
Menegotto y Pinto [17], donde el parámetro p describe dicha curva que comienza en ( ε sh , f y ) donde la
respuesta del acero viene acompañada por una degradación en su capacidad, caracterizada por aumento de
la deformación con disminución en el valor de la tensión. Esta degradación está asociada a grandes
amplitudes de deformación que resultan en una disminución de la sección en las zonas más débiles hasta
el punto de ruptura ( ε u , f u ).
ε −εm
f s = f m + ( f u − f m ) ⋅ s (2.6)
εu − εm
6
Las ecuaciones 2.1 a 2.6 corresponden a las expresiones utilizadas por Mander para describir el
comportamiento monotónico del acero en tracción. La figura 2.1 presenta la curva monotónica del acero
tracción1 en sus cuatro tramos claramente definidos.
1
Ver referencia [10].
7
2.2. COMPORTAMIENTO MONOTÓNICO EN COMPRESIÓN
Como referencia para modelar el comportamiento monotónico del material entre coordenadas
naturales y de ingeniería, se utilizan las relaciones analíticas tensión versus deformación en tracción
establecidas por Kunnath [6] entre coordenadas naturales (superíndice `) y coordenadas de ingeniería se
expresan en las siguientes ecuaciones:
f s',t = f s ,t ⋅ (1 + ε s ,t ) (2.8)
Las ecuaciones 2.7 y 2.8 muestran que si escogemos las coordenadas ( ε s,t , f s ,t ) de un punto en el
Según lo observado por Kunnath, la curva monotónica tensión – deformación del acero de
refuerzo en coordenadas de ingeniería tiende a sobreestimar el valor de las tensiones en tracción, mientras
que en compresión tiende a subestimarse. Por otra parte, la respuesta tensión – deformación en
coordenadas naturales produce similares envolventes tanto en compresión como en tracción. De esta
manera, en coordenadas naturales, la curva monotónica en compresión del acero de refuerzo es igual en
magnitud pero opuesta en signo a la curva monotónica en tracción. La figura 2.22 muestra lo mencionado
anteriormente.
2
Figura extraída de la referencia [6].
8
Fig 2. 2: Curvas monotónicas representativas
Dado que la curva monotónica del acero de refuerzo en compresión es igual en magnitud pero de
signo opuesto a la curva monotónica del acero en tracción, entonces se cumple la siguiente relación en
coordenadas naturales:
Utilizando esta aproximación es posible determinar punto a punto las tensiones y deformaciones
en compresión a partir de las tensiones y deformaciones en tracción como:
f s ,c = − f s ,t ⋅ (1 + ε s ,t )
2
(2.10)
ε s ,t
ε s ,c = − (2.11)
1 + ε s ,t
donde f s ,c y ε s,c son la tensión y deformación en compresión (negativa). Mientas que f s ,t y ε s,t son la
9
2.3. COMPORTAMIENTO CÍCLICO
Una vez determinado el comportamiento del acero de refuerzo tanto en tracción como en
compresión, resulta necesario determinar su comportamiento cíclico. Diversos modelos que tratan de
explicar el comportamiento cíclico del acero de refuerzo suponen un comportamiento idéntico tanto en
tracción como en compresión. Sin embargo, lo anterior es válido para pequeñas deformaciones ya que en
barras de refuerzo longitudinal susceptibles de pandeo, la deformación axial es relativamente alta. De esta
manera, el modelo cíclico debe ser capaz de reproducir no sólo pequeñas deformaciones, sino que también
grandes deformaciones.
Chang y Mander [3] han caracterizado esta degradación como la capacidad resistente tal que
garantice la conectividad entre los puntos de inicio y fin de la curva “A” para los casos de carga y
descarga. La relación tensión – deformación que caracteriza la curva “A” está dada por los siguientes
parámetros:
1− Q
f s = f 0 + E 0 ⋅ (ε s − ε 0 ) ⋅ Q + 1
(2.12)
εs − ε0
R R
1 + E ⋅
0 f f − f0
descarga inicial del acero, f 0 y ε 0 son las coordenadas tensión – deformación de inicio de la curva “A”,
mientras que f f y ε f son las coordenadas tensión – deformación de término de la curva “A”.
10
El parámetro Q se define como:
E sec
− a
E0
Q= (2.13)
1− a
Donde:
f f − f0
E sec = (2.14)
ε f −ε0
−1
E R R
a = 1 + 0 (2.15)
E sec
Con estos parámetros se asegura que la curva “A” comience en las coordenadas ( ε 0 , f 0 ) y
termine en las coordenadas ( ε f , f f ). El parámetro R permite conectar las coordenadas de inicio y fin
mediante un radio de curvatura variable a partir de una rigidez inicial E 0 . Sin embargo, los valores de R
y E 0 dependerán de si la curva es de carga o de descarga. Para tal efecto, se utilizaron las siguientes
expresiones:
• Fase de descarga:
E 0 = E s ⋅ (1 − 3 ⋅ ∆ε ) (2.16)
1
fy 3
R = 16 ⋅ ⋅ (1 − 16 ⋅ ∆ε ) (2.17)
Es
• Fase de carga:
E 0 = E s ⋅ (1 − ∆ε ) (2.18)
1
fy 3
R = 20 ⋅ ⋅ (1 − 30 ⋅ ∆ε ) (2.19)
Es
Donde:
ε f −ε0
∆ε = (2.20)
2
11
Eo
Eo
12
El modelo cíclico sugerido por Massone y Moroder debe ser caracterizado tanto para la
ocurrencia del primer ciclo, como de los ciclos posteriores. De esta manera se define el siguiente
comportamiento:
• Primer ciclo:
La determinación de la tensión en cada punto mediante la curva “A” requiere conocer dos puntos
(coordenadas de inicio y término). Para el primer ciclo la coordenada de inicio es conocida, no así la de
término. Por ello se supone que una vez que la curva de compresión ha sido trasladada, se considera como
punto de término aquel punto en la curva en compresión cuya deformación absoluta sea igual a la
deformación del punto en el inicio de la fase (ver figura 2.5). Es decir:
εp
εf =− (2.21)
1+ ε p
(
f f = − fs ε p + ε f ) (2.22)
13
• Ciclos posteriores:
Para los ciclos posteriores no existe la misma dificultad que en el primer ciclo, ya que desde el
primer ciclo en adelante existe una historia previa. De esta manera los puntos de inicio y fin son conocidos
y corresponden efectivamente al inicio y fin del ciclo anterior (ver figura 2.6).
14
• Ciclos internos:
En algunos casos resulta necesario caracterizar los ciclos internos. La principal diferencia de este
tipo de ciclos es la definición del punto final, el cual corresponde al inicio del ciclo externo y no del ciclo
interno (ver figura 2.7).
15
2.4. MODELO DE RÓTULAS PLÁSTICAS DEL PANDEO DE BARRAS LONGITUDINALES
El modelo de plasticidad concentrada propuesto por Massone y Moroder considera una barra de
diámetro d y longitud L entre dos estribos consecutivos para una condición fija en ambos extremos,
excepto en el extremo superior, el cual es libre de moverse verticalmente (ver figura 2.8). El modelo
supone que todas las deformaciones y rotaciones se concentran en cuatro rótulas plásticas, distribuidas
simétricamente a ambos extremos y a ambos lados de la longitud media de la barra. La figura 2.8 muestra
lo mencionado anteriormente.
16
Para que numéricamente exista solución con pandeo, debe introducirse una imperfección inicial
e para que posteriormente la carga axial pueda ser aplicada progresivamente como una fuerza vertical y
constante a lo largo de la barra. Al aplicar esta carga P , el equilibrio anterior se ve modificado, variando
tanto la deformación axial como la curvatura, que son las variables del problema. Una vez que los valores
de la deformación axial y de la curvatura sean conocidos, se procede a realizar un análisis seccional para
determinar los esfuerzos en cada una de las fibras. El análisis seccional mencionado utiliza la hipótesis de
Bernoulli y la ley constitutiva uniaxial del material. La fuerza axial y momento resultante se determinan a
partir de la integración de los esfuerzos en cada una de las fibras.
Cabe mencionar que al introducir la imperfección inicial, no cambian las tensiones en las fibras
de la sección transversal, por lo que este modelo no considera el efecto de las tensiones residuales.
longitud de la rótula plástica l p . La figura 2.9 permite aclarar las relaciones geométricas que se expresan
tan (θ e ) =
e2 e
⇒ θ e = tan −1 (2.23)
L 4 − lp 2 L 2−l
p
17
Y dado que θ e = φ e ⋅ l p , entonces se obtiene la siguiente relación para la curvatura.
e
tan −1
L 2−l
φe = p (2.24)
lp
Para determinar la curva tensión media – deformación media, se incrementa a cada paso la
aplicación de la carga axial P , lo que modifica el equilibrio de fuerzas, la deformación axial ε y la
curvatura φ en las zonas donde se generan rótulas plásticas. La figura 2.10 muestra que a nivel de la
sección transversal, la deformación axial en la fibra i a una distancia xi desde el centroide (denominada
ε i = ε + φ ⋅ xi (2.25)
18
Por otra parte, la ley constitutiva cíclica uniaxial del material se utiliza para determinar en cada
fibra i la tensión σ i . Considerando que cada fibra posee un área tributaria Ai , puede determinarse la
p = −∑ σ i ⋅ Ai (2.26)
i
m = ∑ σ i ⋅ Ai ⋅ xi (2.27)
i
De esta manera, la aplicación de la carga axial genera un momento resultante en la zona donde
se generan rótulas plásticas, pero no en la zona donde se aplica la carga axial. La figura 2.11 muestra esta
situación, donde a partir del equilibrio de fuerzas se desprende que:
e+ w
m = p ⋅ (2.28)
2
Fig 2. 11: Geometría de la barra debido a la imperfección inicial y aplicación de carga axial
sin (θ e + θ p ) L
e+w= ⋅ − lp (2.29)
cos(θ e ) 2
19
En la ecuación anterior, θ e y θ p son las rotaciones debido a la imperfección inicial e y a la
aplicación de la carga axial p , respectivamente. Se supone que todas las rotaciones tienen una curvatura
uniforme a lo largo de la rótula plástica l p , cuya longitud se mantiene constante a lo largo de todo el
proceso de aplicación de la carga axial. De esta manera pueden determinarse las rotaciones θ e y θ p a
respectivamente:
θ e = φe ⋅ l p (2.30)
θ p = φp ⋅lp (2.31)
cos(θ e + θ p )
v = (L − 2l p ) ⋅ 1 − (2.32)
cos(θ e )
no sólo en la zona de rótulas plásticas. De esta manera la tensión media σ y la deformación media ε
quedan determinadas por las siguientes expresiones:
p p
σ = = (2.33)
∑ Ai A
i
v
ε = (2.34)
L
20
2.4.3. IMPLEMENTACIÓN NUMÉRICA DEL MODELO
Se considera primeramente una imperfección inicial, para no obtener la solución sin pandeo.
Luego, al aplicar una carga axial p el equilibrio anterior se ve modificado, variando tanto la deformación
axial como la curvatura. En este caso, las variables consideradas en este problema son la curvatura y la
deformación axial. Para determinar la curva tensión media – deformación media, se incrementa a cada
paso la deformación axial media. Para cada deformación promedio considerada, el equilibrio de fuerzas se
resuelve de manera iterativa. El modelo considera una única variable: la curvatura adicional φ p asociada a
la carga axial.
análisis seccional las deformaciones en cada fibra ε i , y las tensiones asociadas σ i aplicando las leyes
constitutivas del material. Así, conociendo la carga axial y el momento resultante, se realiza el equilibrio
de momento y se comprueba que el error encontrado esté dentro la tolerancia. En caso contrario se
modifica el valor de la curvatura adicional φ p .
El procedimiento numérico utilizado para la aplicación de la carga axial permite en cada paso
incrementar la deformación axial promedio ε en la barra. El nuevo valor de la deformación induce a un
nuevo equilibrio, el cual debe ser resuelto iterativamente fijando una sola variable, la curvatura adicional
producto de la aplicación de la carga axial p , denominada φ p . El procedimiento numérico para introducir
21
Fig 2. 12: Esquema iterativo para introducir la carga axial en el modelo
22
2.4.4. ENSAYOS EXPERIMENTALES SOBRE PANDEO INELÁSTICO EN BARRAS DE
REFUERZO
El modelo de plasticidad concentrada descrito en este capítulo consta de cuatro rótulas plásticas,
de largo fijo e igual al diámetro de la barra, en las cuales se concentran todas las deformaciones. Este
modelo refleja correctamente el comportamiento en compresión de la barra, no así su comportamiento en
tracción. El modelo consideraba originalmente elementos en compresión que se deforman
mayoritariamente por flexión, lo que hace suponer que las rotaciones de las secciones controlan el
comportamiento.
De esta manera se consideró que solamente las curvaturas se concentran en las rótulas plásticas,
para que la deformación por tracción considere el largo total de la barra. Esta modificación es incluida
mediante la validación realizada por Lacaze a partir de los ensayos de Monti y Nuti [11]. Las figuras 2.13
y 2.14 muestran que al sobrepasar una relación L d b = 5 se observa pandeo inelástico importante de las
barras longitudinales ( L es la longitud libre de la barra, mientras que d b es el diámetro de la barra). Los
Se espera que al aumentar la relación de aspecto el efecto del pandeo sea más notorio. Las figuras 2.13 y
2.14 muestran los ensayos cíclicos realizados por Monti y Nuti, en este caso las líneas punteadas
representan los ensayos realizados, mientras que la línea sólida representa la respuesta del modelo
validado por Lacaze.
23
Fig 2. 13: Curva respuesta tensión deformación para L/db = 5
24
3. FATIGA DE MATERIALES
El proceso de fatiga puede ser separado en dos grandes áreas: una correspondiente a la fatiga de
materiales fisurados, es decir, aquellos materiales donde se observan fisuras preexistentes y el modo de
falla está asociado a la propagación de dichas fisuras hasta la rotura del material. La otra corresponde a la
fatiga de materiales no fisurados, en donde es posible distinguir dos casos:
• Fatiga de alto número de ciclos: en este caso la fatiga del material está controlada por pequeñas
amplitudes de deformación (menores a la de fluencia del material), a un número elevado de
ciclos (mayor que 1000 ciclos).
• Fatiga de bajo número de ciclos: en este caso la fatiga del material está controlada por grandes
amplitudes de deformación (deformaciones plásticas), a un número pequeño de ciclos (menor
que 1000 ciclos).
• Crecimiento o propagación de fisuras: una vez formada la fisura, ésta comienza a propagarse a
una velocidad creciente, produciendo un aumento en el ancho de la fisura, debilitando la sección
transversal del material, concluyendo con la rotura del material.
25
3.1. MEDIDAS DE DEFORMACIÓN
Koh y Stephens [12], propusieron un modelo de fatiga de material que relaciona la amplitud total
de deformación con el correspondiente número de ciclos a la falla, a partir ensayos realizados a una
amplitud constante de deformación. El modelo presenta la siguiente expresión:
∆ε
εa = = M (2 N f )
m
(3.1)
2
Donde:
∆ε : diferencia entre la amplitud máxima y mínima, ∆ε = ε max − ε min (ver figura 3.1).
26
3.1.2. AMPLITUD PLÁSTICA DE DEFORMACIÓN
En la figura 3.1, se tiene que ∆ε representa la amplitud total de deformación, mientras que
∆ε p representa la amplitud plástica de deformación.
27
3.2. MODELOS ANALÍTICOS DE DAÑO ACUMULATIVO
En la literatura se entiende como daño acumulativo a la fracción de vida restante del material
antes que ocurra su rotura bajo una serie de eventos cíclicos. De esta manera se puede definir un indicador
tal que si la suma de los daños alcanza un 100%, se produce la falla del material.
Existen diversos modelos analíticos que permiten caracterizar la falla por fatiga3. Estos modelos
tienen como objetivo proveer una relación matemática entre la amplitud de deformación y el número de
ciclos antes de la ruptura. Dentro de los modelos existentes, hay dos grandes categorías: aquellos basados
en las deformaciones (tema principal del presente capítulo) y aquellos basados en la energía.
Los modelos basados en las deformaciones pueden ser caracterizados según el rango de
deformaciones en el que incursionen, es decir, los modelos pueden quedar caracterizados por amplitudes
de deformación constante o por amplitudes de deformación variable versus el número de ciclos antes de
la rotura.
ε = εe + ε p (3.1)
3
Mayor información sobre modelos de fatiga se encuentra disponible en las referencias [1] y [2].
28
Es decir:
σ
ε= +εp (3.2)
E
σ = K ⋅ (ε p )n (3.3)
Donde K y n son constantes del material. Por lo que la deformación total puede ser expresada
como:
1
σ
σ n
ε = + (3.4)
E K
4
Figuras 3.2, 3.3 y 3.4 adaptadas de la referencia [16].
5
Esta relación se conoce como Ramberg – Osgood, ver referencia [16].
29
Esta aproximación se correlaciona muy bien con ensayos a fatiga de bajo número de ciclos, y
resulta más fácil medir deformaciones que tensiones en elementos sujetos a cargas cíclicas. En la figura
3.3, al graficar las curvas de vida a la fatiga en una escala logarítmica, donde un eje corresponde a la
amplitud de deformación y otro eje representa el número de ciclos a la falla del material, se observa que
tanto la amplitud de deformación elástica como la inelástica presentan un comportamiento lineal. En este
caso, para grandes amplitudes de deformación, la deformación plástica es predominante, mientras que
para pequeñas amplitudes de deformación la componente elástica es predominante.
La figura 3.3 muestra que es posible relacionar la deformación plástica ∆ε p con un número
dado de ciclos a la falla 2 N f mediante una relación lineal, tal como se muestra a continuación:
∆ε p = C f (2 N f )
−α
(3.5)
30
La ecuación 3.5 es conocida como la relación de Coffin - Manson. Esta es la expresión más
utilizada para estimar la vida a la fatiga de un material sometido a ensayos de amplitud constante de
deformación.
que produce la falla del material a amplitud de deformación constante. De esta manera, el daño producido
por n ciclos de la misma amplitud se define como nD = n N f .
Para ejemplificar lo anterior, consideramos la figura 3.4, en donde se muestran dos bloques en
que la amplitud de deformación es variable, S a1 y S a 2 respectivamente. Para la amplitud de deformación
mientras que el daño producido por n 2 ciclos de amplitud S a 2 es n2 / N f 2 . Si este análisis se extiende a
ni n1 n
∑N
i
= + 2 + ... ≥ 1
N f1 N f 2
(3.6)
fi
31
Fig. 3. 4: Ordenamiento de los ciclos a amplitud constante de deformación
Los ensayos realizados a amplitud constante de deformación proveen las relaciones básicas entre
amplitud de deformación y número de ciclos a la falla. En este tipo de ensayos el conteo de ciclos es fácil
de determinar. Sin embargo, para ensayos realizados a amplitud variable de deformación, el conteo de
ciclos no resulta tan evidente, por lo que resulta necesario aplicar un método de conteo de ciclos.
El conteo de ciclos en el análisis de fatiga es utilizado para presentar el número de ciclos que
existe dentro de un patrón aleatorio o irregular de cargas/descargas en el tiempo. La definición de conteo
de ciclo varía dependiendo del método de conteo utilizado, sin embargo, los procedimientos actuales de
conteo que especifica la norma ASTM E – 1049 [15] tales como level – crossing counting, peak counting,
simple – range counting, range pair – counting y rainflow counting, unifican ciertas definiciones que se
presentan a continuación y que serán utilizadas en el análisis de fatiga.
Corresponde a un patrón de carga en el cual todos los valores máximos son iguales y todos los
valores mínimos son iguales.
Corresponde a un patrón de carga en el cual todos los valores máximos son distintos, o todos los
valores mínimos son distintos, o una combinación de ambos.
32
- Ciclo:
Bajo amplitud constante de carga, se entiende como ciclo a la variación de carga existente en un
patrón que comienza desde un valor máximo hacia un valor mínimo y que después vuelve
nuevamente al valor máximo.
- Máximo (o peak):
Corresponde al punto en el cual la pendiente del patrón de carga en el tiempo cambia de signo de
positivo a negativo. En este caso se emplea la definición matemática de pendiente como la primera
derivada del patrón de carga en el tiempo.
- Mínimo (o valle):
Corresponde al punto en el cual la pendiente del patrón de carga en el tiempo cambia de signo de
negativo a positivo. En este caso se emplea la definición matemática de pendiente como la primera
derivada del patrón de carga en el tiempo.
- Revés:
Corresponde el punto en el cual la pendiente del patrón de carga en el tiempo cambia de signo,
independiente de si es positivo a negativo o viceversa. Bajo esta definición, un revés puede
corresponder tanto a un valor máximo como a uno mínimo.
- Rango o amplitud:
La utilización de los modelos de fatiga junto con un adecuado método de conteo de ciclos,
permite predecir la falla bajo amplitudes de deformación variable. Dentro de los métodos de conteo uqe
sugiere la norma ASTM E – 1049, el método Rainflow es el más utilizado.
El método Rainflow de conteo de ciclos fue inicialmente propuesto por M. Matsuishi y T. Endo.
El conteo de ciclos es realizado bajo el comportamiento tensión v/s deformación del material, sin
embargo, también puede aplicarse al comportamiento deformación v/s tiempo. Para mostrar la aplicación
de este método de conteo, la figura 3.5 muestra la curva tensión versus deformación, mientras que la
figura 3.6 muestra la misma información que la figura 3.5 pero desde el punto de vista de las
deformaciones unitarias en el tiempo.
33
Fig. 3. 5: Curva cíclica tensión versus deformación
34
En este caso el material se deforma desde el punto a hacia el punto b , descrito por su
comportamiento tensión – deformación. En el punto b , la carga experimenta un revés (descarga) hacia el
punto c . En este punto la carga sufre un nuevo revés (carga) hacia el punto d . Desde el punto d , el
material experimenta un nuevo revés (descarga) de acuerdo a su comportamiento tensión – deformación
hasta el punto f . Desde el punto f el material experimenta un revés (recarga) hacia el punto g y
finalmente desde g existe un revés (descarga) hacia el punto inicial a . En este caso, el patrón de
deformaciones puede ser expresado de acuerdo a la curva tensión – deformación (figura 3.5) o según al
patrón de deformaciones en el tiempo (figura 3.6).
La figura 3.6 muestra que, en general, para un patrón aleatorio de deformaciones compuesto de
valores máximos y mínimos, puede existir una gran cantidad de valores peak sin que necesariamente
existan cruces por cero. Esta observación hace que el conteo de ciclos dentro de un patrón de
deformaciones aleatorio se vuelva complicado.
Es por este motivo que resulta necesario implementar un método de conteo de ciclos para
patrones de deformaciones aleatorios. El método Rainflow para el conteo de ciclos permite identificar la
cantidad de ciclos existentes dentro de dicho patrón, transformando en primer lugar la señal aleatoria en
un patrón compuesto solamente por valores peak (máximos y mínimos). Una vez filtrada la señal (figura
3.7), el procedimiento a seguir es el que indica la norma ASTM E – 1049. En este caso deben fijarse dos
valores: X corresponde al rango en consideración e Y corresponde al rango previo al considerado. Por otra
parte, se define el punto S como el punto de inicio del historial. El procedimiento a seguir es el siguiente:
2) En caso de haber menos de tres puntos, ir al paso 1. En caso contrario, formar los pares
de datos X e Y utilizando los valores peak más recientes que no hayan sido
considerados.
a) Si X < Y , ir al paso 1.
b) Si X ≥ Y , ir al paso 4.
35
5) Contar el rango Y como medio ciclo, eliminar el primer punto (máximo o mínimo) del
rango Y, mover el punto de inicio S al segundo punto del rango Y e ir al paso 2.
6) Contar cada rango restante que no ha sido considerado como medio ciclo.
rango B − A cuenta como medio ciclo. En este caso se descarta el punto A y el contador S se desplaza
36
(2) S = B , Y = C − B , X = D − C . En este caso X ≥ Y e Y contiene a S , por lo que el
rango C − B cuenta como medio ciclo. En este caso se descarta el punto B y el contador S se desplaza
rango F − E cuenta como un ciclo completo. En este caso se descartan los puntos E y F , mientras que
S = C (figura 3.10).
37
(6) S = C , Y = D − C , X = G − D . En este caso X ≥ Y e Y contiene a S , por lo que el
rango D − C cuenta como medio ciclo. En este caso se descarta el punto C y el contador S se desplaza
siguiente valor peak (máximo o mínimo). Sin embargo, nos quedamos sin datos.
(9) Considerar los rangos G − D , H − G e I − H como medios ciclos cada uno. Fin del
38
Es así como posteriormente podemos generar la información mostrada en la tabla 3.1. En este
caso, la tabla indica cuántos ciclos de cierta amplitud existen en el patrón de deformaciones aleatorio.
Amplitud
Deformación Nº Ciclos Rango
[Unidades]
10 0
9 0.5 D-G
8 1.0 C-D , G-H
7 0
6 0.5 H-I
5 0
4 1.5 B-C , E-F
3 0.5 A-B
2 0
1 0
39
3.3. ENSAYOS EXPERIMENTALES DE FATIGA DE BAJO NÚMERO DE CICLOS
Existen trabajos experimentales en la literatura tal como el desarrollado por Brown6, focalizado
en estudiar el problema de la falla por fatiga de bajo número de ciclos en probetas longitudinales de acero
de refuerzo. En dicho trabajo experimental, se han ensayado probetas con una relación de aspecto
L d b = 6 . Con el fin de determinar cuál es el impacto del pandeo en la fatiga de bajos ciclos. Por otra
parte se estudió y comparó la respuesta numérica entregada por el modelo versus los resultados
experimentales. El programa de ensayos de Brown consideró sólo un tipo de acero (tensión de fluencia
nominal de 420 MPa) en barras de refuerzo de tres diámetros distintos: 19.1 mm, 22.2 mm, y 25.4 mm.
Para cada uno de los ensayos se calibraron los parámetros de la curva de tracción monotónica con el inicio
de los ensayos cíclicos para representar mejor la respuesta observada.
Los resultados presentados en las figuras 3.13 y 3.14 muestran que el inicio del pandeo influye
en la respuesta de las barras. Se observa que el pandeo (curva azul en ambas figuras) tiende a degradar la
respuesta entregada por el modelo numérico en la zona de compresión, disminuyendo así la capacidad de
tensión máxima en ciclos consecutivos. Es posible notar que la degradación por efecto del pandeo en el
modelo numérico tiende a estabilizarse con el número de ciclos, mientras que la respuesta experimental
degrada continuamente con el número de ciclos hasta la ruptura por efecto de la fatiga de bajo número de
ciclos, variable que no considera el modelo numérico de plasticidad concentrada.
tensión inicial para la máxima deformación de compresión del material f 0 (aquella que no considera el
efecto del pandeo). En la figura 3.15 se muestra la normalización mencionada anteriormente considerando
los ensayos de Brown para amplitudes desde 0.015 hasta 0.03. Para relaciones L / d b igual a 6, 10 y 14, se
observa que aumenta la degradación por efecto del pandeo, llegando a superar el 60% para una amplitud
de deformación de 0.03.
6
Ver referencia [1].
40
Fig. 3. 13: Respuesta numérica con pandeo versus respuesta cíclica del material
41
Fig. 3. 15: Relación f1/f0 para diversas amplitudes de deformación en ensayos de Brown
42
3.3.1. ENSAYOS EXPERIMENTALES REALIZADOS POR BROWN
El programa de ensayos de Brown considera sólo un tipo de acero, pero a diferentes diámetros.
El acero de refuerzo utilizado corresponde a un ASTM A615 – 96a Grado 60. Los diámetros utilizados se
presentan en la tabla 3.2.
Ensayo d b [mm] [
Area mm 2 ]
D19 19.1 284
D22 22.2 387
D25 25.4 510
Para cada ensayo, se proporciona información respecto a las propiedades mecánicas obtenidas de
los ensayos monotónicos de las barras de refuerzo utilizadas. Los valores reportados por Brown se
presentan en las tablas 3.3, 3.4 y 35.
Tabla 3. 3: Características mecánicas del acero utilizado en los ensayos D19 de Brown.
Tabla 3. 4: Características mecánicas del acero utilizado en los ensayos D22 de Brown.
43
Tabla 3. 5: Características mecánicas del acero utilizado en los ensayos D25 de Brown.
Para aplicar sus resultados experimentales a los modelos de fatiga de bajo número de ciclos,
Brown utilizó las expresiones establecidas por Coffin – Manson y por Koh – Stephens para relacionar la
amplitud de deformación con el número de ciclos a la falla para cada tipo de ensayo. De esta manera
Brown reportó los siguientes resultados presentados en las tablas 3.6 y 3.7.
44
Tabla 3. 7: Resumen de expresiones de vida a la fatiga mediante modelo Koh – Stephens.
45
4. IMPLEMENTACIÓN DE LA DEGRADACIÓN CÍCLICA
En los capítulos anteriores, fue mencionado que la falla por fractura del refuerzo longitudinal
producto de la degradación cíclica es uno de los modos de falla que debe ser considerado en el diseño
sísmico de elementos estructurales de hormigón armado.
Para la validación del modelo de degradación cíclica, se utiliza como referencia los datos
experimentales relacionados con fatiga de bajo número de ciclos realizados por Brown, a partir de ensayos
realizados a amplitud de deformación constante en probetas de acero de refuerzo. Por otra parte, para la
implementación de la degradación cíclica, se utilizan los modelos existentes de fatiga de materiales vistos
anteriormente en el capítulo 3.
Del capítulo anterior, fue posible mostrar que la deformación plástica ∆ε p para un número dado
∆ε p = C f ⋅ (2 N f )
−α
(4.1)
Gráficamente, la ecuación anterior indica que al graficar en escala logarítmica tanto la amplitud
de deformación como el número de ciclos a la falla, la pendiente de la recta es constante e igual a C f . Lo
46
Fig 4. 1: Relación de Coffin – Manson para fatiga de bajo número de ciclos
Por otra parte, al observar la relación de Palgren – Miner del capítulo anterior, podemos definir
el daño producido por la cantidad de ciclos a la falla a una cierta amplitud de deformación a partir de la
expresión:
1
Di = (4.2)
2N
f i
Donde i corresponde al número de ciclo y N f la cantidad de medios ciclos. Es por este motivo
que se utiliza el término 2 N f para denotar la cantidad de ciclos completos. Combinando las ecuaciones
4.1 y 4.2 podemos expresar el daño producido por un ciclo en función de la amplitud de deformación y los
parámetros del material C f y α de la siguiente manera:
1
∆ε p α
Di = (4.3)
C
f i
1
∆ε p α
D = ∑ Di = ∑ (4.4)
i Cf
i i
47
Por lo tanto, el factor de acumulación de daño por fatiga D es igual a cero para una barra de
refuerzo longitudinal no dañada, mientras que el factor de acumulación de daño es mayor o igual a uno
para una barra completamente fracturada. Sin embargo, lo anterior es siempre válido en ensayos
realizados a una amplitud constante de deformación. Para ensayos realizados a una amplitud variable de
deformación, se espera que ocurra lo mismo, pero dado que el patrón de deformaciones es aleatorio no se
toma en cuenta el efecto de secuencia del patrón.
Cabe recordar que la amplitud plástica de deformación se define a partir de la amplitud total de
deformación entre fases de carga o descarga según muestra figura 4.2:
σt
ε p = εt − (4.5)
Es
Para incorporar el daño al material pueden utilizarse modelos lineales o no lineales. Sin
embargo, por su simplicidad y amplia utilización, se implementa la degradación cíclica mediante un
modelo lineal que considera el factor de acumulación de daño por fatiga definido en la ecuación 4.4.
48
Para relacionar la pérdida en la capacidad resistente (degradación cíclica) del refuerzo
longitudinal respecto al daño acumulativo por fatiga, Kunnath [6] definió un factor φ SR , denominado
factor de pérdida de resistencia por ciclo, capaz de relacionar la pérdida de resistencia mediante un modelo
similar al de Coffin – Manson.
∆ε p = C d ⋅ (φ SR )
β
(4.6)
deformación.
resistencia, previo a la fractura del material cuando aún la tensión no decae a cero, respecto al número de
ciclos que ocurren para obtener la pérdida de resistencia señalada (ver figura 4.3). Sin embargo, esta
aproximación no considera el hecho que la degradación cíclica aumenta con el número de ciclos. La
simplicidad de la implementación permite asumir entonces que la relación entre φ SR y el número de ciclos
es lineal. Lo anterior se debe a que el valor promedio de pérdida de resistencia es consistente con
resultados experimentales.
Una vez definida la pérdida por ciclo, es posible definir la pérdida acumulativa de resistencia
λ SR = ∑ (φ SR )i (4.7)
i
Al utilizar las ecuaciones 4.6 y 4.7, podemos definir entonces la pérdida acumulativa por ciclo
en función de la amplitud de deformación plástica ∆ε p y las constantes C d y β .
1
∆ε p β
λ SR = ∑ (4.8)
i Cd i
Al comparar esta expresión con la obtenida en la ecuación 4.4, podemos observar que este
planteamiento, similar al de Palmgren – Miner, corresponde a una nueva manera de determinar la
degradación cíclica, en este caso asociada a una reducción de la tensión proporcional al número de ciclos.
El modelo de daño de fractura por fatiga no es utilizado para determinar la degradación por ciclo, ya que
esta asume una degradación por daño que supondría tensión cero a fractura (con aumento proporcional al
número de ciclos), mientras que la evidencia experimental indica que la degradación lineal de tensión es
49
razonable hasta aproximadamente el ciclo previo de la fractura. Es por este motivo que para validar la
implementación del modelo a partir de los ensayos experimentales, se determinarán las constantes C d y
El planteamiento establecido Kunnath para estimar la degradación cíclica indica que cuando
queremos ir desde un punto inicial A hacia un punto final B en la curva tensión – deformación del material
(ver figura 4.3), ya sea en una fase de carga o descarga, el daño por ciclo se incorpora disminuyendo
linealmente la tensión entre dichos puntos inicial y final de cada ciclo. Es decir, en el punto de inicio de la
curva tensión – deformación no se incorpora degradación cíclica, mientras que en el punto final toda la
degradación se concentra, ponderada por el factor definido φ SR anteriormente. Entre los puntos inicial y
Para contrastar los resultados entregados por el modelo de degradación cíclica, se dispone de los
datos experimentales proporcionados por Brown, donde realizó ensayos a amplitud constante de
deformación en probetas de acero de refuerzo para determinar relaciones que permiten caracterizar la
fatiga de bajo número de ciclos en los elementos ensayados.
50
4.2. INCORPORACIÓN DE DEGRADACIÓN CÍCLICA EN EL ANÁLISIS SECCIONAL
En el capítulo 2 fue presentado el modelo de discretización por fibras que se realiza en la sección
transversal del elemento en estudio para obtener la curva tensión – deformación que caracteriza la
respuesta del refuerzo longitudinal susceptible de pandeo.
Una vez definido el modelo de degradación cíclica del material, es posible determinar la manera
de incluir dicho modelo en el análisis seccional del material. Dado que la sección transversal de la barra es
dividida en una cantidad determinada de fibras, es posible incorporar en cada una de ellas la degradación
cíclica. Por otra parte, debido a que el modelo de plasticidad concentrada considera el pandeo de la barra
de refuerzo longitudinal, el comportamiento de las fibras difiere debido a la flexión de la barra producto
del pandeo, encontrándose así fibras traccionadas y fibras comprimidas. Lo anterior es posible apreciarlo
en la figura 4.4.
Una vez que las fibras comienzan a ser sometidas a los ciclos de carga y descarga, estas
presentan un comportamiento cíclico distinto debido a que cada fibra presenta un patrón de deformación
diferente producto del pandeo. Las figuras 4.5, 4.6 y 4.7 reflejan lo mencionado anteriormente.
51
Fig 4. 5: Curva Tensión – Deformación más degradación cíclica. Patrón global
Fig 4. 6: Curva Tensión – Deformación más degradación cíclica. Patrón de la fibra más traccionada
52
Fig 4. 7: Curva Tensión – Deformación más degradación cíclica. Patrón de la fibra más comprimida
• Implementación Nº1:
Esta alternativa considera que, a pesar de que las fibras presenten un patrón de deformaciones
diferente, cada fibra degrada la misma cantidad considerando la amplitud de deformación total, a
partir de la respuesta global del material y no de la respuesta de cada fibra. Este enfoque
simplifica mucho la respuesta del modelo, pero sirve como aproximación a lo que debería
esperarse en la respuesta global respecto a degradación cíclica. En este enfoque se utilizan
deformaciones totales en lugar de deformaciones plásticas, ya que numéricamente no significa una
mayor diferencia en la respuesta del elemento si se utilizara amplitud plástica de deformación.
53
• Implementación Nº2:
Esta alternativa considera el hecho que cada fibra presenta un patrón de deformaciones diferente,
por lo que cada fibra degrada de distinta manera. Sin embargo, a diferencia de la implementación
Nº1 se considera la deformación total máxima que experimenta cada fibra en su primer ciclo y no
la deformación total máxima de la respuesta global del material. En este enfoque, nuevamente se
utilizan deformaciones totales en lugar de deformaciones plásticas.
• Implementación Nº3:
Esta alternativa considera nuevamente el hecho que el patrón de deformación de cada una de las
fibras es aleatorio. El conteo de ciclos mediante el algoritmo Rainflow para determinar de esta
forma la degradación cíclica en cada una de las fibras. Con este enfoque se considera el patrón de
deformaciones completo de cada una de las fibras.
• Implementación Nº 4:
Esta alternativa utiliza la misma metodología que la implementación Nº3. La diferencia de esta
implementación respecto a la implementación Nº3 radica en que aparte de considerar la
degradación cíclica, se incorpora un modelo de daño acumulativo por fatiga.
54
4.3. RESULTADOS: FATIGA DE BAJO NÚMERO DE CICLOS
Tal como fue expuesto en el punto anterior, la primera implementación consiste en considerar
que todas las fibras degradan la misma cantidad a medida que transcurren los ciclos de carga y descarga,
considerando la amplitud total de deformación de la respuesta global del material ensayado.
Para esta implementación, consideremos la figura 4.8. En este caso ε max representa la
deformación máxima en la zona de tracción, mientras que ε min representa la deformación mínima en la
zona de compresión. Dado que los ensayos son realizados a amplitud de deformación constante, tanto
ε max como ε min tienen el mismo valor, salvo el signo que indica zona de compresión o tracción.
En este caso se define la amplitud total de deformación como ∆ε total = ε max − ε min . Dado que el
ensayo es realizado a una amplitud de deformación constante, es necesario establecer un método de conteo
de ciclos ocurridos. Para esta implementación, se utiliza un conteo simplificado mediante incrementos. El
paso de cada incremento es función de los incrementos locales de carga, donde eavg representa la
deformación media en cada incremento de carga.
55
Una vez definido el incremento de ciclo, se define el contador de ciclos de la siguiente manera:
eavg i − eavg i −1
incrCycleCount = (4.9)
4 ⋅ ε max
Para incorporar la degradación en cada una de las fibras, representadas por el subíndice j , se
utilizan las ecuaciones 4.7 y 4.8 de la siguiente manera:
1
∆ε β
φ SR = total (4.11)
2 ⋅ Cd
j
1
∆ε β
λSR = ∑ φ SR = cycleCount ⋅ total (4.12)
2 ⋅ Cd
j j
Finalmente se incorpora el factor de reducción para cada fibra. En este caso cuando el factor de
reducción vale uno quiere decir que la fibra no ha degradado, mientras que cuando el factor de reducción
vale cero la fibra ha degradado completamente.
56
4.3.1.1. OBTENCIÓN DE LAS CONSTANTES Cd - β
bajo número de ciclos es la misma utilizada por Kunntah, es decir, considerar la pérdida total de
resistencia de la barra y dividirla por el número total de ciclos a la falla. Considerando que tanto la
degradación es distinta tanto en compresión como en tracción, resulta conveniente estimar un valor
promedio fsrtracc y fsrcomp presentados en la figura 4.9.
Utilizando esta metodología, las tablas 4.1, 4.2 y 4.3 muestran, respectivamente, los resultados
obtenidos en los ensayos D19, D22 y D25 realizados por Brown. El factor de degradación φ SR
57
Tabla 4. 2: Factor de degradación ensayos D22 realizados por Brown.
ε a = C d (φ SR )β para cada set de ensayos (D19, D22 y D25 respectivamente). De esta manera, las
constantes C d y β obtenidas de la regresión logarítmica tales que permiten caracterizar la degradación
Ensayo Cd β
D19 0.1519 0.4527
D22 0.2025 0.4891
D25 0.1120 0.3466
58
Fig 4. 10: Resultados ensayos D19 realizados por Brown
59
Fig 4. 12: Resultados ensayos D25 realizados por Brown
60
4.3.1.2. RESULTADOS IMPLEMENTACIÓN Nº 1
Utilizando el procedimiento descrito en los puntos 4.3.1 y en 4.3.1.1, es posible mostrar los
resultados obtenidos mediante la implementación Nº 1 en los ensayos realizados por Brown. En la figura
4.13 se presenta el resultado para una amplitud de deformación pequeña, mientras que en la figura 4.14 se
presenta el resultado para una gran amplitud de deformación.
Modelo
Ensayo
Modelo
Ensayo
61
4.3.2. VALIDACIÓN DE IMPLEMENTACIÓN Nº 2
Tal como fue expuesto en el punto 4.2, la segunda implementación consiste en considerar que
cada fibra presenta un patrón de deformaciones diferente, por lo que cada fibra degrada de distinta
manera. Para incorporar lo anterior se considera, como primera aproximación, la deformación total
máxima que experimenta cada fibra en su primer ciclo. En este enfoque nuevamente se utilizan
deformaciones totales en lugar de deformaciones plásticas. A modo de ejemplificar lo mencionado
anteriormente, se muestra en las figuras 4.15 y 4.16 el comportamiento de la fibra más traccionada y de la
fibra más comprimida. En ambos casos se determinan las deformaciones máximas y mínimas ( ε max y
62
Fig 4. 16: Patrón deformaciones fibra más comprimida
Nuevamente para esta implementación, se define la amplitud total de deformación para cada una
de las fibras como ∆ε total j = ε max j − ε min j . Para esta implementación, se utiliza el mismo método
eavg i − eavg i −1
incrCycleCount = (4.14)
4 ⋅ ε max
63
Para incorporar la degradación en cada una de las fibras, representadas por el subíndice j , se
utiliza la expresión utilizada en las ecuaciones 4.7 y 4.8 de la siguiente manera:
1
∆ε total j β
φ SR =
(4.16)
2 ⋅ Cd
j
1
∆ε total j β
λSR = ∑ φ SR
j j
= cycleCount ⋅
2⋅C
(4.17)
d
Finalmente se incorpora el factor de reducción para cada fibra. En este caso cuando el factor de
reducción vale uno quiere decir que la fibra no ha degradado, mientras que cuando el factor de reducción
vale cero la fibra ha degradado completamente.
64
4.3.2.1. OBTENCIÓN DE LAS CONSTANTES Cd - β
Dado que en esta metodología las fibras degradan de distinta manera, se espera que las
constantes C d y β difieran de aquellas obtenidas mediante la implementación Nº 1. Para este caso,
resulta necesario minimizar el error que se obtiene de comparar la degradación observada (global) con la
degradación de la modelación luego de imponer parámetros de degradación a nivel local (fibras). Por
simplicidad, se variarán los parámetros C d y β cercano a los valores esperados de las fibras, y luego
para cada ensayo realizado. Por otra parte, se debe realizar un análisis de sensibilidad variando los
parámetros C d y β (asociados a la degradación de la respuesta local - fibras) para cada batería de
ensayos. Con esta información es posible construir una matriz de datos en que para cada valor de C d y β
existe un φ SR respectivo. Este valor de φ SR obtenido debe ser comparado con el que conocemos de la
implementación anterior y determinar el error asociado. Para cada tipo de ensayo se repite el
procedimiento y se escogen los valores de C d y β que minimicen el error del conjunto de ensayos.
Cd
Brown D19 #21
0.10 0.15 0.20 0.25 0.30
0.35 0.0094 0.0029 0.0013 0.0007 0.0004
0.40 0.0166 0.0060 0.0028 0.0017 0.0011
β 0.45 0.0295 0.0104 0.0055 0.0033 0.0022
0.50 0.0450 0.0163 0.0092 0.0058 0.0040
0.55 0.0635 0.0304 0.0139 0.0093 0.0066
65
Gráficamente, la variación de φ SR en función de C d y β puede verse a continuación en la
figura 4.17.
Fig 4. 17: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D19 #21 de Brown
La segunda etapa de este procedimiento consiste en realizar una interpolación de los datos. En
este caso se hará una interpolación del tipo spline, viene incorporada dentro de las librerías de MATLAB.
De esta manera la grilla de datos se genera de la siguiente manera, según se muestra en las figuras 4.18 y
4.19.
66
Fig 4. 19: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D19 #21 de Brown
versus el valor de φ SR obtenido experimentalmente. La figura 4.20 muestra el error cometido al contrastar
67
Fig 4. 20: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D19 #21 de Brown
Como puede observarse en la figura 4.20, en el plano formado por los ejes C d y β existe una
curva que minimiza el error. Sin embargo, de todos los mínimos posibles buscamos aquel que minimice el
error para todos los ensayos. De esta manera, al sumar el error cometido al calcular φ SR en cada uno de
los ensayos para los diversos valores de C d y β , existe un único par de datos que minimiza dicha suma.
Mediante esta metodología, se presentan en la tabla 4.6 los parámetros obtenidos que permiten
caracterizar la fatiga de bajo número de ciclos bajo la implementación Nº 2.
Tipo Ensayo Cd β
68
4.3.2.2. RESULTADOS IMPLEMENTACIÓN Nº 2
Modelo
Ensayo
Modelo
Ensayo
69
4.3.3. VALIDACIÓN DE IMPLEMENTACIÓN Nº 3
1
ε β
φ SR = i (4.19)
Cd
i
Luego, la degradación acumulativa resultante al considerar todos los ciclos ocurridos es:
n
λSR = ∑ φ SR i
(4.20)
i =1
dentro del patrón de deformaciones. Sin embargo, el método Rainflow presenta el inconveniente que al
considerar un patrón de deformaciones aleatorio, el conteo de ciclos y las amplitudes resultantes difiere al
realizar el conteo de ciclos en distintos puntos, es decir, el método Rainflow no permite realizar un conteo
dinámico de los datos. Al considerar el conteo de ciclos de la figura 4.23, se obtiene el siguiente resultado
mostrado en la tabla 4.7.
Tramo ∆ε/2 Nf
B-C 4.5 1.0
F-G 2.5 1.0
E-H 14 1.0
A-D 19.5 0.5
D-I 19.5 0.5
70
Fig 4. 23: Patrón de deformaciones aleatorio
Como el método Rainflow requiere como mínimo tres puntos para realizar el conteo, se muestra
cómo cambia el conteo de ciclos posicionándose en distintos peaks del patrón.
Tramo ∆ε/2 Nf
A-B 10 0.5
B-C 4.5 0.5
71
• Realizando conteo desde punto D:
Tramo ∆ε/2 Nf
B-C 4.5 1.0
A-D 19.5 0.5
Tramo ∆ε/2 Nf
B-C 4.5 1.0
A-D 19.5 0.5
D-E 15 0.5
Tramo ∆ε/2 Nf
B-C 4.5 1.0
A-D 19.5 0.5
D-E 15 0.5
E-F 7 0.5
72
• Realizando conteo desde punto G:
Tramo ∆ε/2 Nf
B-C 4.5 1.0
A-D 19.5 0.5
D-E 15 0.5
E-F 7 0.5
F-G 2.5 0.5
Tramo ∆ε/2 Nf
B-C 4.5 1.0
F-G 2.5 1.0
A-D 19.5 0.5
D-E 15 0.5
E-H 14 0.5
Como se pude apreciar, al realizar el conteo de ciclos desde distintos puntos, hay ocasiones en
que ciertas amplitudes de deformación aparecen o desaparecen del conteo, convirtiéndose en ciclos
completos o medios ciclos, según se comporte el patrón de deformaciones en el tiempo. Este simple
ejemplo muestra que el método Rainflow no puede aplicarse en todos los casos como un método de conteo
dinámico. Sin embargo, se utilizará este método de conteo ya que es el más utilizado en los estudios de
fatiga de materiales.
73
4.3.3.1. OBTENCIÓN DE LAS CONSTANTES Cd - β
Dado que el patrón de deformación de las fibras es diferente y que disponemos de un método de
conteo de ciclos, se utilizarán las mismas constantes de la implementación Nº 2 para determinar la
degradación cíclica, es decir, aquellas mostradas en la tabla 4.6 para cada batería de ensayos.
74
Fig 4. 25: Patrón de deformaciones fibra más comprimida mediante implementación Nº 2
75
4.3.3.2. RESULTADOS IMPLEMENTACIÓN Nº 3
Utilizando el procedimiento descrito en los puntos 4.3.3 y en 4.3.3.1, es posible mostrar los
resultados obtenidos mediante la implementación Nº3 en los ensayos realizados por Brown. En la figura
4.26 se presenta el resultado para una amplitud de deformación pequeña, mientras que en la figura 4.27 se
presenta el resultado para una gran amplitud de deformación.
Modelo
Ensayo
Modelo
Ensayo
76
4.3.4. VALIDACIÓN DE IMPLEMENTACIÓN Nº 4
1
ε β
φ SR = i (4.21)
Cd
i
Mientras que para el modelo de falla por fatiga se utiliza la relación de Coffin – Manson, es
decir:
1
α
1 εi
Di = = (4.22)
2N
f i C f
De esta manera podemos expresar la degradación cíclica y el daño acumulativo por fatiga
resultante al considerar todos los ciclos ocurridos para cada una de las fibras j . Esto se expresa en las
ecuaciones 4.23 y 4.24:
n
λSR = ∑ φ SRi (4.23)
i =1 j
j
n
D j = ∑ Di (4.24)
i =1 j
La degradación cíclica se incorpora utilizando el factor de reducción en cada una de las fibras j ,
según lo establecido en la ecuación 4.25, es decir:
77
Como se puede apreciar, las ecuaciones anteriormente descritas permiten representar la
degradación cíclica y el daño acumulativo mediante la relación de Palgren y Miner en conjunto con la
relación de Coffin – Manson. De esta manera, cuando el factor de acumulación de daño por fatiga en la
fibra D j es menor que uno, la barra de refuerzo no se encuentra dañada, mientras que cuando el factor de
acumulación de daño por fatiga D j es mayor o igual que uno, la barra de refuerzo se encuentra
completamente fracturada. En este caso, cuando la fibra j alcanza el valor D j ≥ 1 ocurre fractura por
fatiga de la fibra, por lo que para efectos del análisis seccional se elimina la fibra j del análisis y se
continúa con el análisis de las restantes fibras.
Dado que estamos trabajando bajo un modelo que considera la discretización de la sección
transversal mediante fibras, los modelos de degradación cíclica y de daño por fatiga se aplican a cada una
de las fibras para posteriormente analizar el comportamiento global del elemento. Sin embargo, para
caracterizar estos modelos, es necesario determinar los valores de los parámetros C d , β , C f y α .
78
4.3.4.1. OBTENCIÓN DE LAS CONSTANTES Cd - β, Cf - α
Como el patrón de deformación de las fibras es aleatorio y el método Rainflow para el conteo de
ciclos permite determinar el valor de un ciclo de amplitud ε i , se utilizan las mismas constantes C d y β
obtenidas en la implementación anterior, es decir, aquellas mostradas en la tabla 4.6 para cada batería de
ensayos.
Respecto a las constantes C f y α , no hay una metodología concreta que permita determinar
dichas constantes. Es por este motivo que se utiliza como primera aproximación los valores
experimentales obtenidos por Brown y así estudiar el comportamiento del modelo respecto al daño
acumulativo por fatiga. Sin embargo, el utilizar estos factores no asegura el buen comportamiento del
modelo y es por este motivo que deben analizarse otros casos para observar tanto la degradación cíclica
como el daño acumulativo por fatiga ya que al cambiar los parámetros podría observase una fractura
retrasada o acelerada de las fibras. Los valores de los coeficientes C f y α obtenidos experimentalmente
por Brown en ensayos realizados a amplitud total de deformación se muestran en la tabla 4.7.
#22 ε = 0.115(2 N f )
−0.437
0.115 0.437
#25 ε = 0.091(2 N f )
−0.377
0.091 0.377
79
4.3.4.2. RESULTADOS IMPLEMENTACIÓN Nº 4
Utilizando el procedimiento descrito en los puntos 4.3.4 y en 4.3.4.1, es posible mostrar los
resultados obtenidos mediante la implementación Nº 4 en los ensayos realizados por Brown. En la figura
4.28 se presenta el resultado para una amplitud de deformación pequeña, mientras que en la figura 4.29 se
presenta el resultado para una gran amplitud de deformación.
Modelo
Ensayo
Modelo
Ensayo
80
Como se observa en las figuras, no es posible capturar el fenómeno de ruptura total del material,
salvo la ruptura parcial de fibras. Por cada ruptura de fibra la capacidad del material decae drásticamente,
sin poder apreciar un decaimiento gradual en la resistencia. En efecto, la ruptura de fibras no es progresiva
a medida que aumenta el número de ciclos, sino que la ruptura ocurre de manera discreta y pueden
transcurrir varios ciclos entre la ruptura de una fibra y otra.
Independiente del set de parámetros C f y α que se utilizan para caracterizar la ruptura del
material, ninguna combinación permitirá representar el daño progresivo de las fibras ni mucho menos un
decaimiento continuo en la capacidad del material. Para distintas constantes empleadas se observará en
mayor o menor medida lo mostrado en las figuras 4.28 y 4.29. Por lo tanto, para fines de análisis de
resultados esta modelación no será considerada.
De un análisis de sensibilidad realizado sobre los parámetros C f y α tal que permitan acelerar
la ruptura de las fibras y dado que el patrón de deformación de cada una de las fibras es conocido, se
desprende lo siguiente:
81
- Análogamente, para la misma amplitud de deformación ε i considerada anteriormente, al
(ruptura de la fibra).
82
4.4. ANÁLISIS DE RESULTADOS
Una vez obtenidos los resultados analíticos para los distintos tipos de implementaciones, resulta
necesario cuantificar la degradación de la tensión, principalmente para las deformaciones máximas que
ocurren en compresión, debido que en el comportamiento en compresión es donde es posible apreciar
efecto del pandeo del refuerzo longitudinal. Para lograr esto, resulta útil normalizar la tensión alcanzada
en el ciclo i-ésimo f i respecto a la tensión inicial para la máxima deformación en el primer ciclo f 0 (ver
figura 4.30).
Primer Ciclo
83
4.4.1. RESPUESTA EN COMPRESIÓN
Para la respuesta en compresión, el valor de la razón f i / f 0 es igual a uno para el primer ciclo y
luego comienza a disminuir durante los ciclos posteriores. En este caso la disminución en la razón f i / f 0
es producto de la degradación cíclica y del pandeo. Para ilustrar lo anteriormente descrito, las figuras 4.31
a 4.35 muestran el comportamiento de la razón f i / f 0 versus el número de ciclos tanto para la respuesta
experimental como para la respuesta analítica obtenida mediante las diferentes implementaciones en los
ensayos D19 de Brown, el resto de los casos se presenta por separado en el anexo A.
Por otra parte, las implementaciones Nº 1 y Nº 2 muestran respuestas bastante similares. Sin
embargo, al compararlas respecto a la implementación Nº 3 junto con la respuesta experimental, se tiene
que esta última se encuentra acotada por los modelos analíticos, observando inclusive decaimientos
similares en la razón f i / f 0 durante el último ciclo previo a la falla del material.
84
Fig 4. 32: Ensayo D19 #22
Para clarificar lo mencionado anteriormente, tomando como base los resultados obtenidos,
puede determinarse la pérdida porcentual en la capacidad resistente relativa al pandeo y a la degradación
cíclica. Para cada batería de ensayos fue posible determinar el porcentaje de degradación tanto de la
respuesta analítica como de la respuesta experimental. En este caso se considera el valor de la razón
f i / f 0 en el primer ciclo y se compara la diferencia porcentual respecto al valor de la razón f i / f 0 del
último ciclo antes de la falla del material, tanto para la repuesta analítica como para la respuesta
experimental. Las tablas 4.9, 4.10, 4.11 y las figuras 4.36, 4.37 y 4.38 muestran los siguientes resultados:
87
Tabla 4. 11: Pérdida porcentual capacidad resistente ensayos Brown D25
40
35
30
% Pérdida Capacidad
25 Experimental
Implementación Nº1
20
Implementación Nº2
Implementación Nº3
15
10
0
0.000 0.005 0.010 0.015 0.020 0.025 0.030 0.035
Amplitud Deformación (∆ε )
88
40
35
30
% Pérdida Capacidad
25 Experimental
Implementación Nº1
20
Implementación Nº2
Implementación Nº3
15
10
0
0.000 0.005 0.010 0.015 0.020 0.025 0.030 0.035
Amplitud Deformación (∆ε )
40
35
30
% Pérdida Capacidad
25 Experimental
Implementación Nº1
20
Implementación Nº2
Implementación Nº3
15
10
0
0.000 0.005 0.010 0.015 0.020 0.025 0.030 0.035
Amplitud Deformación (∆ε )
89
El trabajo desarrollado por Lacaze determinó que producto del pandeo, la pérdida en la
capacidad resistente se encuentra entre el 5% y 10%. Sin embargo, las nuevas implementaciones permiten
estimar que producto del pandeo y de la degradación cíclica, la pérdida en la capacidad resistente se
encuentra entre un 15% y 25%.
También es posible apreciar que no hay una correspondencia entre amplitud de deformación y
pérdida de capacidad resistente. Es decir, no es posible afirmar que a mayor amplitud de deformación
exista una mayor pérdida en la capacidad resistente. Lo que sí es posible apreciar tanto analítica como
experimentalmente es que a mayor amplitud de deformación, menor es la cantidad de ciclos a la falla.
Otra manera de comparar los resultados obtenidos es definiendo una medida del error cometido
en cada implementación respecto a la respuesta experimental. Dado que se dispone tanto de los resultados
analíticos como experimentales, podemos definir la siguiente medida del error para cada implementación:
∑ (f f 0 )Modelo − ( f i f 0 )Ensayo
2
i
Error = i
Dado que cada ensayo tiene asociado una amplitud de deformación ∆ε , resulta conveniente
para cada batería de ensayos ordenar los datos según se presenta en las tablas 4.12, 4.13, 4.14 y en las
figuras 4.39, 4.40 y 4.41:
90
Tabla 4. 13: Medida del Error en ensayos D22 de Brown
0.007
0.006
0.005
0.004
Error
Imp Nº 1
Imp Nº 2
0.003
Imp Nº 3
0.002
0.001
0.000
0.010 0.015 0.020 0.025 0.030 0.035
∆ε
91
0.007
0.006
0.005
0.004
Error
Imp Nº 1
Imp Nº 2
0.003
Imp Nº 3
0.002
0.001
0.000
0.010 0.015 0.020 0.025 0.030 0.035
∆ε
0.007
0.006
0.005
0.004
Error
Imp Nº 1
Imp Nº 2
0.003
Imp Nº 3
0.002
0.001
0.000
0.010 0.015 0.020 0.025 0.030 0.035
∆ε
92
Es posible apreciar que la implementación Nº 2 es la que presenta en la mayoría de los casos el
menor error asociado para cada batería de ensayos. Cabe recodar que los parámetros de degradación
cíclica C d , β para la implementación Nº 2 fueron obtenidos mediante un método que permite minimizar
el error respecto a la respuesta experimental. Sin embargo, esto no fue posible de apreciar en la
implementación Nº 3, donde se utilizaron los mismos parámetros de degradación cíclica que en la
implementación Nº 2. Lo anterior indica que el método de optimización empleado para obtener las
constantes C d y β no influye sobre la reducción en el error asociado. Tampoco se observa evidencia que
De los ensayos realizados por Brown, que consideraron una misma calidad de acero pero con
probetas de distintos diámetros, no es posible deducir que exista una relación entre el diámetro de la barra
y la pérdida en la capacidad resistente, es decir, que a mayor diámetro de barra se necesite una mayor
cantidad de ciclos para que el material falle. Lo mismo ocurre en caso que se realicen ensayos con aceros
de distinta calidad. Para aclarar estos puntos hace falta realizar un mayor trabajo experimental que cubra
este tipo de casos.
93
5. CONCLUSIONES Y LIMITACIONES
Para cuantificar el efecto del pandeo, se toma como referencia el trabajo realizado por Lacaze.
Esta investigación considera el efecto del pandeo en la fatiga de bajo número de ciclos a partir de un
modelo de plasticidad concentrada desarrollado por Massone y Moroder. En este caso el pandeo se induce
mediante la introducción de una imperfección inicial en el refuerzo, el que se encuentra en una condición
fija en ambos extremos. Luego, producto de la acción de una fuerza transversal aplicada en el centro del
refuerzo, se produce un desplazamiento lateral capaz de crear la imperfección inicial. El pandeo que se
produce al aplicar una carga longitudinal, se ve favorecido al utilizar relaciones de aspecto largo refuerzo
versus diámetro refuerzo superiores a seis.
94
5.1. CONCLUSIONES
El estudio de la fatiga de bajo número de ciclos fue validado en base a los resultados
experimentales desarrollados por Brown, donde se consideraron ensayos realizados a amplitud constante y
equidistante de deformación (misma amplitud de deformación tanto en tracción como en compresión) con
una relación largo barra / diámetro de barra igual a seis. Sin embargo, para este estudio no fue posible
considerar otros casos particulares tales como una relación de aspecto largo/diámetro mayor a seis,
considerar ensayos realizados a amplitud variable de deformación o ensayos realizados a amplitud
constante de deformación, pero no equidistantes sino que excéntricos. Lo anterior puede influir en la
obtención de los parámetros que caracterizan la fatiga de bajo número de ciclos. La evidencia más clara se
encuentra en la figura 3.15, donde se muestra que al aumentar la relación largo/diámetro, el efecto del
pandeo se ve favorecido en mayor medida, por lo que la degradación en la capacidad resistente del
elemento aumenta. Por lo tanto resulta necesario desarrollar mayor trabajo experimental que considere
distintas relaciones largo barra/diámetro barra, distintas calidades de material (tal como aceros de alta o
baja resistencia), considerar además el efecto del diámetro de la barra en la fatiga de bajo número de ciclos
y el tipo de amplitud de deformación utilizada (sea amplitud constante, equidistante o variable).
respuesta en compresión. Las implementaciones Nº 1 y Nº 2, a pesar de ser los modelos más simples,
presentan las mejores correlaciones en la mayoría de los ensayos (ver sección anexos), obteniéndose
disminuciones en la capacidad resistente entre un 15% y 25%, dependiendo de la amplitud de
deformación de cada uno de los ensayos, ya que a mayor amplitud de deformación, menor es la cantidad
de ciclos para que ocurra la falla del elemento.
95
5.2. LIMITACIONES
Para estimar de mejor manera tanto el conteo de ciclos como la degradación cíclica para las
diferentes implementaciones, pueden utilizarse otros métodos de conteo de ciclos e incluso otros modelos
de degradación cíclica, como por ejemplo modelos no lineales, ya que en el presente estudio se emplean
modelos lineales tanto para cuantificar el daño y la degradación cíclica. Sin embargo, la utilización de los
modelos lineales de Coffin – Manson y Palmgren - Miner fueron considerados debido a su amplia
utilización en el estudio de la fatiga de materiales.
presente trabajo, pues no existiría un único par de coeficientes C f y α que permita caracterizar la fatiga
Otro fenómeno que es posible apreciar en esta implementación es el hecho que al fracturarse
una fibra, la capacidad resistente global del espécimen decae bastante, lo que tampoco permite representar
el daño gradual que se puede apreciar en la respuesta experimental.
Otro aspecto presente en las limitaciones del modelo presentado, consiste en que no es
considerado el efecto del hormigón confinado por el refuerzo, es decir, que el hormigón confinado puede
ejercer una fuerza lateral que favorece la creación de imperfecciones iniciales y que además esta fuerza
lateral se mantenga presente durante todo el proceso de carga cíclica. Al incluir esta nueva variable, toda
la formulación anterior del modelo se ve modificada, tanto en el equilibrio de fuerzas como de momento,
por lo que un nuevo planteamiento puede ser considerado para futuros estudios.
96
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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[2] Brown, J. Kunnath, S. K. “Low-Cycle Fatigue Failure of Reinforcing Steel Bars”, ACI Materials
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Part 1 – Evaluation of seismic capacity, Departament of Civil Engineering, Technical Report
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[4] Dodd, L. L. Restrepo – Posada, J. I. “Model for Predicting Cyclic Behaviour of Reinforcing Steel”,
Journal of Structural Engineering, ASCE V. 121, No. 3, 1995, pp. 433 – 445.
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Longitudinales para Hormigón Armado”, Tesis de Ingeniero Civil, Departamento de Ingeniería
Civil, Universidad de Chile, 2009, 94 pp.
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97
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[11] Monti, G. and Nuti, C. “Nonlinear Cyclic Behaviour of Reinforcing Bars Including Buckling”,
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[12] Koh, S. K. and Stephens, R. I. "Mean stress effects on low cycle fatigue for a high strength steel",
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[13] Matsuishi, M. Endo, T. “Fatigue of metals subjected to varying stress”, Japan Soc Mech Engrs,
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[14] Okamura, H. Sakai, S. and Susuki, I., “Cumulative fatigue damage under random loads”, Fatigue
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[15] ASTM E-1049, “Standard Practices for Cycle Counting y Fatigue Analysis”.
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[17] Menegotto, M. Pinto, P. E. “Method of analysis of cyclically loaded Reinforced Concrete frames
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and bending moment”, IABSE Proc, 1973.
98
APENDICE A: PANDEO Y FATIGA DE BAJO NÚMERO DE CICLOS - ENSAYOS DE BROWN
99
Fig A. 3: Implementación Nº 2 ensayo D19 #21
100
Fig A. 5: Implementación Nº 3 ensayo D19 #21
101
Fig A. 7: Implementación Nº 1 ensayo D19 #22
102
Fig A. 9: Implementación Nº 2 ensayo D19 #22
103
Fig A. 11: Implementación Nº 3 ensayo D19 #22
104
Fig A. 13: Implementación Nº 1 ensayo D19 #24
105
Fig A. 15: Implementación Nº 2 ensayo D19 #24
106
Fig A. 17: Implementación Nº 3 ensayo D19 #24
107
Fig A. 19: Implementación Nº 1 ensayo D19 #25
108
Fig A. 21: Implementación Nº 2 ensayo D19 #25
109
Fig A. 23: Implementación Nº 3 ensayo D19 #25
110
Fig A. 25: Implementación Nº 1 ensayo D19 #26
111
Fig A. 27: Implementación Nº 2 ensayo D19 #26
112
Fig A. 29: Implementación Nº 3 ensayo D19 #26
113
Fig A. 31: Implementación Nº 1 ensayo D22 #27
115
Fig A. 35: Implementación Nº 3 ensayo D22 #27
116
Fig A. 37: Implementación Nº 1 ensayo D22 #28
117
Fig A. 39: Implementación Nº 2 ensayo D22 #28
118
Fig A. 41: Implementación Nº 3 ensayo D22 #28
119
Fig A. 43: Implementación Nº 1 ensayo D22 #29
120
Fig A. 45: Implementación Nº 2 ensayo D22 #29
121
Fig A. 47: Implementación Nº 3 ensayo D22 #29
122
Fig A. 49: Implementación Nº 1 ensayo D22 #30
124
Fig A. 53: Implementación Nº 3 ensayo D22 #30
125
Fig A. 55: Implementación Nº 1 ensayo D22 #31
126
Fig A. 57: Implementación Nº 2 ensayo D22 #31
127
Fig A. 59: Implementación Nº 3 ensayo D22 #31
128
Fig A. 61: Implementación Nº 1 ensayo D22 #32
129
Fig A. 63: Implementación Nº 2 ensayo D22 #32
130
Fig A. 65: Implementación Nº 3 ensayo D22 #32
131
Fig A. 67: Implementación Nº 1 ensayo D22 #36
132
Fig A. 69: Implementación Nº 2 ensayo D22 #36
133
Fig A. 71: Implementación Nº 3 ensayo D22 #36
134
Fig A. 73: Implementación Nº 1 ensayo D25 #43
135
Fig A. 75: Implementación Nº 2 ensayo D25 #43
136
Fig A. 77: Implementación Nº 3 ensayo D25 #43
137
Fig A. 79: Implementación Nº 1 ensayo D25 #44
139
Fig A. 83: Implementación Nº 3ensayo D25 #44
140
Fig A. 85: Implementación Nº 1 ensayo D25 #46
142
Fig A. 89: Implementación Nº 3 ensayo D25 #46
143
Fig A. 91: Implementación Nº 1 ensayo D25 #47
144
Fig A. 93: Implementación Nº 2 ensayo D25 #47
145
Fig A. 95: Implementación Nº 3 ensayo D25 #47
146
APENDICE B: VALORES DE Φsr EN FUNCIÓN DE Cd Y β - ENSAYOS DE BROWN
Cd
Brown D19 # 21
0.10 0.15 0.20 0.25 0.30
0.35 0.0094 0.0029 0.0013 0.0007 0.0004
0.40 0.0166 0.0060 0.0028 0.0017 0.0011
β 0.45 0.0295 0.0104 0.0055 0.0033 0.0022
0.50 0.0450 0.0163 0.0092 0.0058 0.0040
0.55 0.0635 0.0304 0.0139 0.0093 0.0066
147
Fig B. 2: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D19 #21 de Brown
Fig B. 3: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D19 #21 de Brown
148
Tabla B. 2: Valores de φsr en función de Cd y β. Ensayo D19 #22 de Brown
Cd
Brown D19 # 22
0.10 0.15 0.20 0.25 0.30
0.35 0.0150 0.0047 0.0021 0.0011 0.0007
0.40 0.0247 0.0089 0.0044 0.0025 0.0016
β 0.45 0.0416 0.0149 0.0078 0.0048 0.0032
0.50 0.0613 0.0224 0.0126 0.0080 0.0056
0.55 0.0841 0.0312 0.0185 0.0124 0.0088
149
Fig B. 5: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D19 #22 de Brown
Fig B. 6: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D19 #22 de Brown
150
Tabla B. 3: Valores de φsr en función de Cd y β. Ensayo D19 #24 de Brown
Cd
Brown D19 # 24
0.10 0.15 0.20 0.25 0.30
0.35 0.0441 0.0141 0.0064 0.0036 0.0023
0.40 0.0630 0.0231 0.0115 0.0067 0.0044
β 0.45 0.0919 0.0343 0.0183 0.0113 0.0076
0.50 0.1250 0.0472 0.0266 0.0172 0.0121
0.55 0.1608 0.0612 0.0365 0.0244 0.0176
151
Fig B. 8: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D19 #24 de Brown
Fig B. 9: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D19 #24 de Brown
152
Tabla B. 4: Valores de φsr en función de Cd y β. Ensayo D19 #25 de Brown
Cd
Brown D19 # 25
0.10 0.15 0.20 0.25 0.30
0.35 0.0756 0.0248 0.0112 0.0062 0.0040
0.40 0.1001 0.0379 0.0188 0.0110 0.0072
β 0.45 0.1377 0.0529 0.0284 0.0175 0.0119
0.50 0.1800 0.0690 0.0395 0.0255 0.0179
0.55 0.2240 0.0860 0.0520 0.0350 0.0253
Fig B. 10: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D19 #25 de Brown
153
Fig B. 11: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D19 #25 de Brown
Fig B. 12: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D19 #25 de Brown
154
Tabla B. 5: Valores de φsr en función de Cd y β. Ensayo D19 #26 de Brown
Cd
Brown D19 # 26
0.10 0.15 0.20 0.25 0.30
0.35 0.0344 0.0111 0.0039 0.0029 0.0019
0.40 0.0530 0.0187 0.0093 0.0055 0.0037
β 0.45 0.0727 0.0283 0.0151 0.0093 0.0064
0.50 0.1013 0.0396 0.0225 0.0145 0.0102
0.55 0.1328 0.0051 0.0311 0.0209 0.0151
Fig B. 13: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D19 #26 de Brown
155
Fig B. 14: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D19 #26 de Brown
Fig B. 15: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D19 #26 de Brown
156
Tabla B. 6: Valores de φsr en función de Cd y β. Ensayo D22 #27 de Brown
Cd
Brown D22 # 27
0.10 0.15 0.20 0.25 0.30
0.35 0.0239 0.0074 0.0033 0.0017 0.0010
0.40 0.0371 0.0135 0.0065 0.0038 0.0024
β 0.45 0.0172 0.0212 0.0104 0.0068 0.0046
0.50 0.0141 0.0308 0.0173 0.0111 0.0076
0.55 0.0116 0.0417 0.0247 0.0165 0.0118
Fig B. 16: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D22 #27 de Brown
157
Fig B. 17: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D22 #27 de Brown
Fig B. 18: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D22 #27 de Brown
158
Tabla B. 7: Valores de φsr en función de Cd y β. Ensayo D22 #28 de Brown
Cd
Brown D22 # 28
0.10 0.15 0.20 0.25 0.30
0.35 0.0156 0.0048 0.0021 0.0011 0.0007
0.40 0.0257 0.0092 0.0044 0.0025 0.0016
β 0.45 0.0162 0.0153 0.0075 0.0049 0.0032
0.50 0.0132 0.0230 0.0129 0.0082 0.0057
0.55 0.0108 0.0321 0.0190 0.0126 0.0090
Fig B. 19: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D22 #28 de Brown
159
Fig B. 20: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D22 #28 de Brown
Fig B. 21: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D22 #28 de Brown
160
Tabla B. 8: Valores de φsr en función de Cd y β. Ensayo D22 #29 de Brown
Cd
Brown D22 # 29
0.10 0.15 0.20 0.25 0.30
0.35 0.0342 0.0108 0.0048 0.0026 0.0016
0.40 0.0506 0.0185 0.0091 0.0053 0.0034
β 0.45 0.0181 0.0282 0.0142 0.0091 0.0061
0.50 0.0150 0.0394 0.0223 0.0143 0.0100
0.55 0.0124 0.0521 0.0310 0.0206 0.0149
Fig B. 22: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D22 #29 de Brown
161
Fig B. 23: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D22 #29 de Brown
Fig B. 24: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D22 #29 de Brown
162
Tabla B. 9: Valores de φsr en función de Cd y β. Ensayo D22 #30 de Brown
Cd
Brown D22 # 30
0.10 0.15 0.20 0.25 0.30
0.35 0.0470 0.0151 0.0067 0.0037 0.0023
0.40 0.0229 0.0246 0.0122 0.0070 0.0046
β 0.45 0.0190 0.0360 0.0192 0.0118 0.0079
0.50 0.0158 0.0491 0.0279 0.0180 0.0126
0.55 0.0131 0.0197 0.0379 0.0254 0.0183
Fig B. 25: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D22 #30 de Brown
163
Fig B. 26: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D22 #30 de Brown
Fig B. 27: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D22 #30 de Brown
164
Tabla B. 10: Valores de φsr en función de Cd y β. Ensayo D22 #31 de Brown
Cd
Brown D22 # 31
0.10 0.15 0.20 0.25 0.30
0.35 0.0629 0.0207 0.0093 0.0050 0.0032
0.40 0.0854 0.0321 0.0160 0.0093 0.0059
β 0.45 0.0198 0.0456 0.0230 0.0152 0.0103
0.50 0.0166 0.0603 0.0346 0.0225 0.0158
0.55 0.0139 0.0762 0.0459 0.0310 0.0225
Fig B. 28: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D22 #31 de Brown
165
Fig B. 29: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D22 #31 de Brown
Fig B. 30: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D22 #31 de Brown
166
Tabla B. 11: Valores de φsr en función de Cd y β. Ensayo D22 #32 de Brown
Cd
Brown D22 # 32
0.10 0.15 0.20 0.25 0.30
0.35 0.0095 0.0028 0.0013 0.0007 0.0004
0.40 0.0167 0.0060 0.0028 0.0017 0.0011
β 0.45 0.0014 0.0104 0.0050 0.0032 0.0022
0.50 0.0012 0.0164 0.0092 0.0058 0.0039
0.55 0.0009 0.0237 0.0139 0.0093 0.0066
Fig B. 31: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D22 #32 de Brown
167
Fig B. 32: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D22 #32 de Brown
Fig B. 33: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D22 #32 de Brown
168
Tabla B. 12: Valores de φsr en función de Cd y β. Ensayo D22 #36 de Brown
Cd
Brown D22 # 36
0.10 0.15 0.20 0.25 0.30
0.35 0.0798 0.0265 0.0120 0.0065 0.0039
0.40 0.0246 0.0398 0.0200 0.0117 0.0075
β 0.45 0.0206 0.0548 0.0282 0.0185 0.0125
0.50 0.0173 0.0712 0.0411 0.0268 0.0188
0.55 0.0145 0.0886 0.0535 0.0363 0.0263
Fig B. 34: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D22 #36 de Brown
169
Fig B. 35: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D22 #36 de Brown
Fig B. 36: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D22 #36 de Brown
170
Tabla B. 13: Valores de φsr en función de Cd y β. Ensayo D25 #43 de Brown
Cd
Brown D25 # 43
0.10 0.15 0.20 0.25 0.30
0.35 0.0095 0.0029 0.0013 0.0007 0.0004
0.40 0.0168 0.0060 0.0028 0.0017 0.0011
β 0.45 0.0151 0.0105 0.0055 0.0033 0.0022
0.50 0.0122 0.0164 0.0092 0.0059 0.0040
0.55 0.0099 0.0149 0.0140 0.0093 0.0066
Fig B. 37: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D25 #43 de Brown
171
Fig B. 38: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D25 #43 de Brown
Fig B. 39: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D25 #43 de Brown
172
Tabla B. 14: Valores de φsr en función de Cd y β. Ensayo D25 #44 de Brown
Cd
Brown D25 # 44
0.10 0.15 0.20 0.25 0.30
0.35 0.0230 0.0070 0.0031 0.0017 0.0010
0.40 0.0363 0.0129 0.0062 0.0036 0.0023
β 0.45 0.0172 0.0207 0.0108 0.0065 0.0044
0.50 0.0141 0.0302 0.0168 0.0107 0.0074
0.55 0.0116 0.0174 0.0242 0.0161 0.0115
Fig B. 40: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D25 #44 de Brown
173
Fig B. 41: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D25 #44 de Brown
Fig B. 42: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D25 #44 de Brown
174
Tabla B. 15: Valores de φsr en función de Cd y β. Ensayo D25 #46 de Brown
Cd
Brown D25 # 46
0.10 0.15 0.20 0.25 0.30
0.35 0.0152 0.0047 0.0020 0.0011 0.0007
0.40 0.0251 0.0091 0.0043 0.0024 0.0016
β 0.45 0.0162 0.0151 0.0079 0.0048 0.0031
0.50 0.0132 0.0226 0.0127 0.0081 0.0056
0.55 0.0108 0.0162 0.0187 0.0125 0.0089
Fig B. 43: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D25 #46 de Brown
175
Fig B. 44: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D25 #46 de Brown
Fig B. 45: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D25 #46 de Brown
176
Tabla B. 16: Valores de φsr en función de Cd y β. Ensayo D25 #47 de Brown
Cd
Brown D25 # 47
0.10 0.15 0.20 0.25 0.30
0.35 0.0336 0.0106 0.0047 0.0025 0.0015
0.40 0.0219 0.0180 0.0088 0.0051 0.0033
β 0.45 0.0181 0.0277 0.0144 0.0089 0.0060
0.50 0.0150 0.0390 0.0218 0.0141 0.0098
0.55 0.0124 0.0186 0.0306 0.0204 0.0147
Fig B. 46: Valores de φsr en función de Cd y β para ensayo D25 #47 de Brown
177
Fig B. 47: Valores de φsr interpolados en función de Cd y β para ensayo D25 #47 de Brown
Fig B. 48: Error cometido al determinar φsr función de Cd y β para ensayo D25 #47 de Brown
178