Tectonica de Placas
Tectonica de Placas
Tectonica de Placas
TEMA:
Tectónica de Placas
CURSO:
Geotectónica
DOCENTE:
Ing. Percy Colque Riega
INTEGRANTES:
Ramos Mardini, Bruno Alfonso
Ramos Sotomayor, Max Nehemias
Arequipa – Perú
2018
1. Introducción:
La teoría de la Tectónica de Placas o Tectónica Global es el paradigma de la geología
moderna, la gran teoría unificadora de las Ciencias de la Tierra, porque nos permite
comprender estructura, historia y dinámica de la Tierra.
Esta teoría se basa en la observación de que la superficie terrerestre está dividida en
grandes trozos, las placas tectónicas o litosféricas, que están en movimiento. Las
fronteras o límites entre esas placas son zonas con actividad geológica donde se
producen terremotos y erupciones volcánicas.
Aunque la revolución de la tectónica de placas ocurrió en los años 60 y 70, las raíces de
la teoría fueron establecidas por observaciones y deducciones anteriores, algunas de las
cuales figuran en el apartado de los antecedentes históricos.
La tectónica de placas ha sido el fruto de la colaboración internacional y el esfuerzo de
muchos científicos, que poco a poco fueron aportando información acerca de la
estructura de los continentes, los fondos oceánicos y el interior de la Tierra.
2. Objetivos:
3. Historia:
Fue en la década iniciada en 1960 cuando los científicos plantearon una verdadera
revolución en los conceptos de la Geología Oceánica. Todos los datos que se habían
reunido durante las cuatro décadas anteriores, sobre sondajes a grandes profundidades,
muestras y fotografías del fondo marino, mediciones del flujo de calor y del magnetismo,
son ahora reinterpretados según el concepto de la teoría de las placas tectónicas, que
postula que la corteza terrestre está formada por placas que son creadas en las cordilleras
mezo-oceánicas y destruidas en las fosas marinas vecinas a los continentes.
En 1885 y basándose en la distribución de floras fósiles y de sedimentos de origen glacial,
el geólogo suizo Suez propuso la existencia de un súper continente que incluía India,
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África y Madagascar, posteriormente añadiendo a Australia y a Sudamérica. A estos súper
continentes le denominó Gondwana.
En estos tiempos, considerando las dificultades que tendrían las plantas para poblar
continentes separados por miles de kilómetros de mar abierto, los geólogos creían que
los continentes habrían estado unidos por puentes terrestres hoy sumergidos.
El astrónomo y meteorólogo alemán Alfred Wegener (1880-1930) fue quien propuso que
los continentes en el pasado geológico estuvieron unidos en un súper continente de
nombre Panguea, que posteriormente se habría disgregado por deriva continental. (La
Formación de los Continentes y Océanos; 1915) tuvo poco reconocimiento y fue criticado
por falta de evidencia a favor de la deriva, por la ausencia de un mecanismo que la
causara, y porque se pensaba que tal deriva era físicamente imposible.
Los principales críticos de Wegener eran los geofísicos y geólogos de los Estados Unidos
y de Europa. Los geofísicos lo criticaban porque los cálculos que habían llevado a cabo
sobre los esfuerzos necesarios para desplazar una masa continental a través de las rocas
sólidas en los fondos oceánicos resultaban con valores inconcebiblemente altos. Los
geólogos no conocían bien las rocas del hemisferio sur y dudaban de las correlaciones
propuestas por el científico alemán.
A pesar del apoyo de sus colaboradores cercanos y de su reconocida capacidad como
docente, Wegener no consiguió una plaza definitiva en Alemania y se trasladó a Graz, en
Austria, donde fue más ampliamente reconocido.
En 1937, el geólogo sudafricano Alexander Du Toit publicó una lista de diez líneas de
evidencia a favor de la existencia de dos supercontinentes, Laurasia y Gondwana,
separados por un océano de nombre Tethys el cual dificultaría la migración de floras
entre los dos súper continentes.
Du Toit también propuso una reconstrucción de digitales capaces de almacenar y
manipular enormes bases de datos para evaluar posibles configuraciones geométricas.
Gondwana basada en el arreglo geométrico de las masas continentales y en correlación
geológica.
La idea de que los continentes van a la deriva por la superficie de la Tierra se introdujo a
principios del siglo XX. Esta propuesta contrastaba por completo con la opinión
establecida de que las cuencas oceánicas y los continentes son estructuras permanentes
muy antiguas. Esta opinión era respaldada por las pruebas recogidas del estudio de las
ondas sísmicas que revelaron la existencia de un manto sólido rocoso que se extendía
hasta medio camino hacia el centro de la Tierra. El concepto de un manto sólido indujo a
la mayoría de investigadores a la conclusión de que la corteza externa de la Tierra no
podía moverse.
Durante este período, la opinión convencional de la comunidad científica era que las
montañas se forman a causa de las fuerzas compresivas que se iban originando a medida
que la Tierra se enfriaba paulatinamente a partir de un estado fundido previo.
Sencillamente la explicación era la siguiente: a medida que el interior se enfriaba y se
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contraía, la capa externa sólida de la Tierra se deformaba mediante pliegues y fallas para
ajustarse al planeta, que se encogía. Se consideraban las montañas como algo análogo a
las arrugas que aparecen en la piel de la fruta cuando se seca. Este modelo de los
procesos tectónicos de la Tierra, aunque inadecuado, estaba profundamente arraigado
en el pensamiento geológico de la época.
El concepto de una Tierra móvil era particularmente desagradable para los geólogos
norteamericanos, quizás porque la mayoría de las pruebas que lo respaldaban procedían
de los continentes meridionales, desconocidos para la mayoría de ellos.
Durante las décadas de los años cincuenta y sesenta, nuevos tipos de pruebas empezaron
a reavivar el interés por esta propuesta que estaba casi abandonada.
En 1968, esos nuevos avances indujeron el desarrollo de una explicación mucho más
completa que incorporaba aspectos de la deriva continental y de la expansión del fondo
oceánico: una teoría conocida como tectónica de placas.
Figura 3.1 Reconstrucción de Pangea como se piensa que era hace 200 millones de años. A.
Reconstrucción moderna. B. Reconstrucción realizada por Wegener en 1915.
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El origen de los continentes y los océanos. Además planteó la hipótesis de que en la era
Mesozoica, hace unos 200 millones de años, este supercontinente empezó a
fragmentarse en continentes más pequeños, que «derivaron» a sus posiciones actuales.
Wegener y quienes defendían esta hipótesis recogieron pruebas sustanciales que
respaldaban sus opiniones.
Encaje de los continentes
Como algunos antes que él, Wegener sospechó por primera vez que los
continentes podrían haber estado unidos en alguna ocasión al observar las
notables semejanzas existentes entre las líneas de costa situadas a los dos lados
del Atlántico.
Los científicos han determinado que una aproximación mucho mejor del
verdadero límite externo de los continentes es la plataforma continental. En la
actualidad, el borde de la plataforma continental se encuentra sumergido unos
cuantos centenares de metros por debajo del nivel del mar. A principios de la
década de los sesenta Sir Edward Bullard y dos de sus colaboradores
produjeron un mapa en el que se intentaba ajustar los bordes de las
plataformas continentales sudamericana y africana a profundidades de 900
metros.
Figura 3.2 Aquí se muestra el mejor ajuste entre Sudamérica y África a lo largo del talud
continental a una profundidad de unos 900 metros. Las áreas de solapamiento entre los bloques
continentales están coloreadas en marrón. (Tomado de A. G. Smith, «Continental Drift». En
Understanding the Earth, editado por I. G. Gass).
Evidencias paleontológicas
Wegener supo que se habían encontrado organismos fósiles idénticos en rocas
de Sudamérica y de África cuando empezó a tomar en serio esta idea. A través
de una revisión de la literatura científica, Wegener descubrió que la mayoría de
paleontólogos (científicos que estudian los restos fosilizados de organismos)
estaban de acuerdo en que era necesario algún tipo de conexión continental para
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explicar la existencia de fósiles idénticos de formas de vida mesozoicas en masas
de tierra tan separadas.
Mesosaurus:
El ejemplo clásico es el del Mesosaurus, un reptil acuático depredador de peces
cuyos restos fósiles se encuentran sólo en las lutitas negras del Pérmico (hace
unos 260 millones de años) en el este de Sudamérica y en el sur de África.
Si el Mesosaurus hubiera sido capaz de realizar el largo viaje a través del enorme
océano Atlántico meridional, sus restos deberían tener una distribución más
amplia. Como esto no era así, Wegener supuso que Sudamérica y África debieron
haber estado juntas durante este período de la historia de la Tierra.
Figura 3.3 Se han encontrado fósiles de Mesosaurus a ambos lados del Atlántico sur y en ningún
otro lugar del mundo. Los restos fósiles de éste y otros organismos en los continentes africano y
sudamericano parecen unir estas masas de tierra entre el final del Paleozoico y el comienzo del
Mesozoico.
Glossopteris
Wegener citó también la distribución del helecho fósil Glossopteris como una
prueba de la existencia de Pangea. Se sabía que esta planta, caracterizada por
sus grandes semillas de difícil distribución, estaba muy dispersa entre África,
Australia, India y Sudamérica durante el Paleozoico tardío. Más tarde, se
descubrieron también restos fósiles de Glossopteris en la Antártida. Wegener
también sabía que esos helechos con semilla y la flora asociada con ellos crecían
sólo en un clima subpolar.
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encontradas en África. Pruebas similares existen en forma de cinturones
montañosos que terminan en la línea de costa, sólo para reaparecer en las masas
continentales situadas al otro lado del océano. Por ejemplo, el cinturón
montañoso que comprende los Apalaches tiene una orientación noreste en el
este de Estados Unidos y desaparece en la costa de Terranova. Montañas de
edad y estructuras comparables se encuentran en las Islas Británicas y
Escandinavia.
Figura 3.4 Unión de cordilleras montañosas a través del Atlántico Norte. Los Apalaches se sitúan a lo largo
del flanco oriental de América del Norte y desaparecen de la costa de Terranova. Montañas de edad y
estructuras comparables se encuentran en las islas Británicas y Escandinavia. Cuando esas masas de tierra
se colocan en sus posiciones previas a la separación, esas cadenas montañosas antiguas forman un
cinturón casi continuo. Esos cinturones montañosos plegados se formaron hace aproximadamente 300
millones de años conforme las masas de tierra colisionaron durante la formación del supercontinente
Pangea.
Evidencias paleoclimáticas
Dado que Wegener era meteorólogo de profesión, estaba muy interesado en obtener
datos paleoclimáticos en apoyo de la deriva continental. Sus esfuerzos se vieron
recompensados cuando encontró pruebas de cambios climáticos globales
aparentemente notables durante el pasado geológico. En concreto, dedujo de depósitos
glaciares antiguos que grandes masas de hielo cubrían extensas áreas del hemisferio
Sur, a finales del Paleozoico (hace unos 300 millones de años). En el sur de África y en
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Sudamérica se encontraron capas de sedimentos transportados por los glaciares de la
misma edad, así como en India y en Australia. Gran parte de las zonas que contienen
pruebas de esta glaciación paleozoica tardía se encuentra en la actualidad en una franja
de 30 grados en torno al Ecuador en un clima subtropical o tropical.
Figura 3.5Pruebas paleoclimáticas de la deriva continental. A. Casi al final del Paleozoico (hace unos 300
millones de años) los casquetes de hielo cubrían áreas extensas del hemisferio sur y la India. Las flechas
indican la dirección del movimiento del hielo que puede deducirse de las estrías glaciares de la roca
subyacente. B. Se muestran los continentes recolocados en su posición anterior, con el polo Sur situado
aproximadamente entre la Antártida y África. Esta configuración explica las condiciones necesarias para
generar un extenso casquete glaciar y también explica las direcciones del movimiento glaciar que se
alejaban del polo Sur.
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del planeta. Wegener sugirió dos mecanismos posibles para la deriva continental. Uno
de ellos era la fuerza gravitacional que la Luna y el Sol ejercen sobre la Tierra y que
provoca las mareas. Wegener argumentaba que las fuerzas mareales afectarían
principalmente la capa más externa de la Tierra, que se deslizaría como fragmentos
continentales separados sobre el interior.
Sin embargo, el destacado físico Harold Jeffreys contestó correctamente con el
argumento de que las fuerzas mareales de la magnitud necesaria para desplazar los
continentes habrían frenado la rotación de la Tierra en cuestión de unos pocos años.
Wegener sugirió también, de manera incorrecta, que los continentes más grandes y
pesados se abrieron paso por la corteza oceánica de manera muy parecida a como los
rompehielos atraviesan el hielo. Sin embargo, no existían pruebas que sugirieran que el
suelo oceánico era lo bastante débil como para permitir el paso de los continentes sin
deformarse él mismo de manera apreciable en el proceso.
La deriva continental y el método científico
Los continentes no se abren paso a través del suelo oceánico, y la energía de las mareas
es demasiado débil para impulsar el movimiento de los continentes. Además, para que
cualquier teoría científica exhaustiva gane aceptación general, debe hacer frente al
examen crítico desde todas las áreas de la ciencia. Esa misma idea fue comentada muy
bien por el propio Wegener en respuesta a sus críticos cuando dijo: «Los científicos
todavía no parecen entender suficientemente que todas las ciencias deben aportar
pruebas para desvelar el estado de nuestro planeta en los períodos más primitivos, y la
verdad de la cuestión sólo puede alcanzarse combinando todas estas pruebas». A pesar
de la gran contribución de Wegener a nuestro conocimiento de la Tierra, no todas las
pruebas apoyaban la hipótesis de la deriva continental como él la había formulado.
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además, que la rama descendente de una corriente de convección en el manto tiene
lugar en los alrededores de las fosas submarinas. Hess sugirió que éstas son sitios donde
la corteza oceánica es empujada de nuevo hacia el interior de la Tierra. Como
consecuencia, las porciones antiguas del suelo oceánico se van consumiendo de manera
gradual a medida que descienden hacia el manto. Una de las ideas centrales de Hess era
que «la corriente convectiva del manto provocaba el movimiento de la capa externa de
toda la Tierra». Así, a diferencia de la hipótesis de Wegener de que los continentes se
abrían paso por el suelo oceánico, Hess propuso que la parte horizontal de la corriente
convectiva del manto transportaba de una manera pasiva los continentes. Además, en la
propuesta de Hess se explicaba la juventud del fondo oceánico y la delgadez de los
sedimentos.
Con el establecimiento de la hipótesis de la expansión del fondo oceánico, Harry Hess
había iniciado otra fase de esta revolución científica.
Figura 3.6 Expansión del fondo oceánico. Harry Hess propuso que la ascensión del material del manto
a lo largo del sistema de dorsales centrooceánicas creaba nuevos fondos oceánicos. El movimiento de
convección del material del manto transporta el fondo oceánico de una manera parecida a como se
mueve una cinta transportadora hasta las fosas submarinas, donde el fondo oceánico desciende al
manto.
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tectónica de placas son de tanto alcance que esta teoría se ha convertido en la base
sobre la que se consideran la mayoría de los procesos geológicos.
Figura 5.1: Las principales características de la tectónica de placas. Representación de los tres
tipos de márgenes: C - márgenes convergentes, D - márgenes divergentes, L – márgenes
transformantes.
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Figura 5.2: Las siete placas principales y las placas menores en la Tierra. Diferentes tipos de márgenes entre ellas.
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5.1. Márgenes convergentes:
Los márgenes convergentes o destructivos ocurren cuando dos placas adyacentes se
mueven una hacia la otra y el movimiento se ajusta con el deslizamiento de una placa
por debajo de la otra, con el tiempo la placa subyacente se reabsorbe en el manto sub-
litosférico. La placa de subducción tira del resto de la placa oceánica con ella y
gradualmente arrastra esta placa a la zona de subducción. En otras palabras, debido a
su flotabilidad negativa, la placa subducida ejerce una fuerza de tracción sobre la placa
restante y hace que continúe la subducción.
Los límites de las placas convergentes se definen mediante epicentros de terremotos
que se encuentran en un plano aproximado y se sumergen debajo de los sistemas de
arco, este plano es conocido como la zona de Benioff.
Estos márgenes, también llamados zonas de subducción se clasifican como oceánicas
y subcontinentales, dependiendo si el tipo de corteza que se encuentra
inmediatamente por encima del límite convergente es oceánica o continental. Tanto
en los márgenes oceánicos como subcontinetales la corteza que se subduce es siempre
oceánica, en el caso de que la corteza que se subduce fuera continental se desarrolla
una zona de colisión, donde la subducción generalmente no puede continuar por
mucho tiempo. Estos tres tipos de márgenes convergentes se desarrollaran a
continuación.
5.1.1.1. Fisiografía:
Todos los márgenes convergentes desarrollan una similaridad en su topografía, lo
cual permite definir una serie de zonas fisiográficas.
Región Outer swell:
Outer swell es un bulto topográfico bajo en la placa descendente que se desarrolla
justo por fuera de donde la placa se dobla hacia abajo en el manto. Generalmente
se eleva a unos pocos cientos de metros de la llanura abisal vecina. Es
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probablemente causado por el plegamiento elástico de la placa a medida que
desciende hacia el manto, normalmente exhibe poco fallamiento normal.
Figura 5.3: Sección esquemática de un margen continental (a) y de un arco de isla (b)
mostrando sus regiones tectónicas.
Fosas marinas:
Desde la sima del outer swell, el suelo oceánico se inclina hacia el límite entre la
placa subyacente y la placa suprayacente para formar la fosa marina. La fosa es un
valle topográfico profundo que se genera justo en el límite de placas el cual alcanza
profundidades de 5-11 km, la cual depende de dos factores: (1) la edad de la placa
oceánica que se subduce y (2) el suministro de sedimentos. Por lo tanto la mayor
profundidad se alcanza cuando la corteza oceánica descendiente es más antigua y
el suministro de sedimentos es nulo.
Caracterizados por contener sedimentos de corrientes turbidíticas. Existen porque
la porción subducida de la placa descendente tira de la placa superior hacia abajo a
una profundidad mayor de lo que sería si la placa litosférica estuviera compensada
isostáticamente.
Región ante-arco:
El ante - arco o arc-trench gag, consiste de un área de pendiente empinada el lower
trench slope que se aplana en una área de pendiente suave el upper trench slope o
cuenca antearco.
La región de antearco puede estar sustentada por una gruesa cuña que consiste de
sedimentos pelágicos, turbiditas y basalto oceanico deformados, conocida como el
prisma de acreción, que se encuentran cortados por numerosas fallas inversas de
bajo ángulo imbricadas que son sintéticas a la zona de subducción.
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Los prismas de acreción se desarrollan cuando los sedimentos son raspados de la
placa oceánica descendente por el borde anterior de la placa superior, a la que se
acrecen.
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la corteza engrosada. Está limitado en un lado por el frente de empuje que avanza
y en el otro por un pequeño levantamiento flexural llamado un forebulge.
Figura 5.5: Desarrollo progresivo de una cuenca foreland. (Graham et al,. 1986)
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fluidos acuosos que se elevan desde la placa de hundimiento y lo que produce una
fusión parcial del manto.
Cuando se produce una fusión parcial suficiente, probablemente 10 ± 5% (Pearce y
Peate, 1995), la masa fundida se agrega y comienza a elevarse hacia la base de la
corteza. A medida que el magma se mueve hacia la corteza, se diferencia y se puede
mezclar con derretimientos nuevos derivados de la corteza o derretimientos
anteriores, formando eventualmente los magmas que producen las series calcal
alcalina y alcalina.
El emplazamiento de plutones y rocas volcánicas dentro o encima de la corteza
representa la etapa final del transporte de magma.
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continentales. Encontrados mayormente en fallas inversas sub-horizontales que
transportaron las ofiolitas largas distancias hacia el interior del continente.
Podemos idealizar los pasos para la generación de una zona de coliscion en tres
escenarios:
Figura 5.7: Pasos idealizados para una colisión continental – continental. (a) Estado antes de
colisión, (b) estado inicial de colisión y (c) Estado de oregeno de colisión madura.
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Márgenes divergentes:
Los márgenes divergentes o márgenes constructivos incluyen los sistemas mid-
oceanic rift y aquellos de extensión de corteza continental, continental rifting.
Características estructurales:
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Figura 5.8: Pasos idealizados para una colisión continental – continental. (a) Estado antes de
colisión, (b) estado inicial de colisión y (c) Estado de oregeno de colisión madura.
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5.2. Márgenes transformantes:
Los márgenes transformantes son caracterizados por presentar fallas de cizalla, donde
las placas adyacentes se mueven horizontalmente una respecto a la otra y la litosfera
no se crea ni se destruye.
Se espera que sigan zonas preexistentes de debilidad, como fallas antiguas que
originalmente podrían ser de otro tipo. Exhiben una complejidad extructural que
refleja diferencias en grosar, composición de la litosfera.
La deformación por cizallamiento a escala regional en la corteza continental no
produce un solo plano de falla simple. Por el contrario, dicha cizalla produce una amplia
zona que contiene numerosas fallas individuales de deslizamiento de longitud variable,
así como otras estructuras, como fallas normales e inversas, y pliegues.
Principalmente presentan las siguiente características fisiofraficas:
Escarpes lineares
Las características superficiales que se encuentran a lo largo de la falla son desplazadas
lateralmente por el movimiento de cizalla, la edad y magnitud de los escarpes permite
calcular el ritmo en el cual se mueven.
Step-overs, push.ups y cuencas pull-apart
La región entre los puntos finales de dos fallas paralelas pero no coplanares se llama
un stepover, la geometría inicial y el sentido de deslizamiento en las fallas adyacentes
controlan si el área que las separa se amplía o acorta. Las fallas normales y las
depresiones extensionales denominadas cuencas pull apart caracterizan stepovers
donde la región intermedia se pone en tensión. Las fallas de empuje, los pliegues y los
levantamientos topográficos conocidos como push ups se forman cuando la región
intermedia se comprime. En estas configuraciones, la combinación de movimiento de
desplazamiento y extensión se conoce como transtensión. La combinación de
movimiento de deslizamiento y contracción se conoce como transpresión.
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6. El mecanismo de la tectónica de placas:
Figura 6.1: dos conceptos de los mecanismos de movimiento de placas: (a) modelo de arratre
del manto, (b) modelos de fuerza de borde.
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7. Conclusiones:
El mecanismo por el cual las placas se mueven no está bien definido hasta
la actualidad, sin embrago se cree que las corrientes de convección en el
manto son las que generan el movimiento de las placas.
8. Referencias bibliografícas:
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