Sustancias Irrigantes
Sustancias Irrigantes
Sustancias Irrigantes
Maríalaura Aguilar
Erika Reyes
INTRODUCCIÓN
Uno de los objetivos principales de la terapia endodóntica no quirúrgica, es lograr la desinfección
completa del sistema de conductos radiculares previo a su obturación, lo que se consigue mediante la
preparación quimiomecánica, que permite eliminar microorganismos, sus productos y sustrato (1).
Aunque se reconoce el papel que tiene la preparación mecánica del conducto radicular, a través de
instrumentos manuales y/o rotatorios, como método primario para el debridamiento de los conductos,
es fundamental el papel coadyuvante de la irrigación, a través del empleo de diversas sustancias
químicas, para asegurar la eliminación bacteriana y la disolución de tejido orgánico remanente, que
no pudieran ser removidos a través de la instrumentación (1,2,3).
La persistencia de bacterias y tejido necrótico dentro del intrincado sistema de conductos, es la mayor
causa de fracaso de la terapia endodóntica convencional (6,8,9,10), de ahí que el objetivo básico de la
irrigación consiste en el lavado y aspiración de todos los restos y sustancias que puedan estar
contenidos en la cámara pulpar y/o conductos radiculares, incluyendo aquellas irregularidades
anatómicas como istmos estrechos, deltas apicales y conductos laterales, sitios en los cuales no sería
posible conseguir una limpieza adecuada si sólo se recurre a la instrumentación mecánica (2,3,11).
En esta fase de la terapia endodóntica, es necesario tener en cuenta que no sólo se debe eliminar el
tejido pulpar necrótico y contaminado, sino también los restos orgánicos e inorgánicos (barrillo
dentinal) que se acumulan sobre la superficie del conducto como producto de la instrumentación, sea
ésta manual o mecanizada, por lo que se deben utilizar soluciones irrigantes que disuelvan de manera
progresiva el tejido orgánico y ayuden a eliminar los detritos inorgánicos, generalmente contenidos
en el barrillo dentinal (3,9).
También es importante considerar los posibles efectos que el irrigante puede ejercer sobre la dentina
remanente, alterando sus propiedades físicas por ejemplo, lo que podría tener implicación sobre la
conservación de la estructura dental o sobre procedimientos restaurativos sobre el diente con
tratamiento endodóntico.
Irrigación - Objetivos
La irrigación consiste en el lavado y aspiración de todos los restos y sustancias que
puedan estar contenidos en la cámara o conductos radiculares (11). A pesar de que
actualmente se dispone de diferentes agentes para la irrigación del sistema de conductos
radiculares, entre ellos hipoclorito de sodio, clorhexidina, solución de EDTA, agua
oxigenada y MTAD, entre otros, no existe el irrigante ideal, ya que ninguno es capaz de
ejercer como agente único la remoción simultánea de los detritos orgánicos e
inorgánicos, así como tampoco ninguno de esos agentes puede ser al mismo tiempo
bactericida y biocompatible con los tejidos periapicales y/o sin efecto deletéreo sobre
las propiedades físicas de la estructura dental. Por lo tanto, se debe recurrir a una
combinación de sustancias irrigantes, con el fin de conseguir una irrigación ideal (1).
Como se menciona anteriormente, no existe una solución irrigadora ideal, por lo que se debe
combinar dos o más irrigantes para tratar de conseguir las características citadas.
Figura 1
Los peligros que puede generar la irrigación, dependen de varios factores como el área
apical, tamaño y tipo de aguja, distancia entre la punta de la aguja y el foramen apical,
concentración utilizada del irrigante, susceptibilidad individual, posibilidad de
atascamiento de la aguja en el conducto y, la presión apical ejercida durante la irrigación
(18)
Cuando la solución irrigante entra en contacto con los tejidos periapicales, la respuesta
inflamatoria es de tipo aguda, y principalmente de carácter protector, con el objetivo de
eliminar del tejido la causa que produce la lesión celular, la cual inicialmente se
manifiesta con eventos de tipo vascular, los cuales se pueden resumir en:
Figura 2
Todos estos mediadores químicos son formados en el plasma o en las células. Los que
se encuentran en el plasma, como el complemento y el sistema de quininas, están
presentes en su forma precursora y deben ser activados para que adquieran sus
propiedades biológicas. Mientras que los que se originan en las células, se encuentran
dentro de gránulos intracelulares que necesitan ser secretados (histamina) o son
sintetizados de novo (prostaglandinas) en respuesta a un estímulo. Las células que
producen estos mediadores son: plaquetas, neutrófilos, monocitos/macrófagos y
mastocitos, además de células mesenquimales y epiteliales (19,22).
Soluciones Irrigadoras
Hipoclorito de Sodio
Es considerado el irrigante de elección en la práctica moderna, debido a su alto poder de
disolución de tejidos, propiedades antibacteriales y de lubricación (20). Es la solución
irrigadora que más se acerca a las condiciones ideales por su efectividad para eliminar
tejido vital y no vital, además de poseer un amplio efecto antibacteriano, eliminando
rápidamente bacterias, esporas, hongos y virus (VIH, y hepatitis A y B) (6,13).
Entre los años 1930 y 1940, se hizo común la utilización de sustancias consideradas
como enzimas proteolíticas (por su propiedad de disolver los tejidos) en la terapia
endodóntica, tales como el ácido clorhídrico al 30% y ácido sulfúrico al 50%. Pero estas
sustancias no obtuvieron una amplia aceptación, debido a que se pudo demostrar que
poseían poca capacidad para disolver el tejido necrótico dentro del sistema de conductos
radiculares. Para 1940, el agua destilada era el irrigante endodóntico habitualmente
utilizado, debido a que era bien tolerado por los tejidos y no producía complicaciones.
Hacia 1940 se introducen soluciones como el peróxido de hidrógeno sólo o combinado
con el hipoclorito de sodio, para obtener una mejor limpieza del conducto (11). Para
1941, Grossman populariza la irrigación del sistema de conductos radiculares con
peróxido de hidrógeno, combinándolo con hipoclorito de sodio y aplicándolo en forma
alternada, consiguiendo de esta manera una mayor limpieza, por efervescencia del
oxígeno naciente que libera el agua oxigenada (4,11,21).
Las soluciones de hipoclorito de sodio son más conocidas como soluciones de Dakin
(0,5%), solución de Dakin-Carrel, solución quirúrgica de soda clorada, soda doblemente
concentrada, solución de Milton (hipoclorito al 1%) y licor de Labarraque (hipoclorito
de sodio al 2.5%) (4).
Figura 3
Químicamente, el hipoclorito de sodio (NaOCl), es una sal formada por la unión de dos
compuestos químicos, el ácido hipocloroso y el hidróxido de sodio. Es una sustancia
con un pH alcalino de aproximadamente 11 a 12, por lo que resulta tóxico para los
tejidos por su poder de oxidación de proteínas (23,24).
Mecanismo de Acción
El mecanismo de acción de esta sustancia irrigante ha sido estudiado a través de sus
diversas propiedades tales como:
Disolución de tejidos
Fueron Grossman y Meiman en 1941, quienes reportaron el efecto positivo de la
solución de hipoclorito de sodio al 5.25% sobre la disolución de tejido pulpar
remanente: al dejar una pulpa recién extraída en un vaso dappen lleno con esta solución
al 5.25%, fue posible observar su disolución al cabo de 20 a 30 minutos (14,25).
El NaOCl actúa sobre el tejido orgánico degradando los ácidos grasos, transformándolos
en sales de ácidos grasos (jabones) y glicerol (alcohol), lo que reduce la tensión
superficial de la solución remanente. A esto se conoce como reacción de saponificación
(28).
Las concentraciones clínicas disponibles varían entre el 0,5% al 12%, pero a medida
que la dilución es menor, disminuye de manera significativa la propiedad antibacteriana,
la propiedad de disolución del tejido y la propiedad de debridamiento del conducto, al
igual que disminuye su toxicidad (6).
Solución salina 0
NaOCl 1% 18.5
NaOCL 5.25% 31
Tabla 1. Diámetro promedio de las zonas de inhibición producido por los irrigantes
sobre el E. faecalis. Tomado de Siqueira JF, Rôças IN, Favieri A, Lima KC.
Chemomechanical reduction of the bacterial population in the root canal after
instrumentation and irrigation with 1%, 2,5% and 5,25% sodium hypochlorite. J Endod
2000;26(6):331-4
Walton, recomienda diluir el hipoclorito de sodio al 5,25% en partes iguales con agua
para obtener una solución de 2,5%, afirmando que ésta es tan eficaz como la solución a
toda su capacidad, pero más segura y más agradable para usar (22).
En vista de que el hipoclorito de sodio no cumple con dos propiedades como son baja
toxicidad y eliminación de la capa de barrillo dentinario, es necesario combinarlo con
agentes quelantes u otros agentes irrigantes para poder lograr los objetivos de la
irrigación del sistema de conductos (3). La irrigación combinada del hipoclorito de
sodio al 5% con EDTA al 17% se ha recomendado como un método efectivo para
remover el barrillo dentinario (35).
No hay duda que cuando el hipoclorito de sodio es extruído hacia el periápice, este
puede ser destructivo e irritar los tejidos (34), debido a que la disolución no selectiva de
tejido vital y necrótico del hipoclorito es nociva, y dicho efecto se ve aumentado en
dientes necróticos y en dientes con ápice abierto, por lo que los materiales de irrigación,
así como los de obturación se extruyen con mayor facilidad hacia el periápice. (6)
Por último, hay que tener presente que factores como la temperatura, concentración, luz,
aire, tiempo y tipo de almacenamiento afectan la eficacia de la solución de NaOCl
(22,36,37).
1- Efecto de la temperatura
Al aplicar calor al hipoclorito de sodio, se produce un aumento del cinetismo molecular, por lo que las moléculas
contactarán más rápido y se producirá la desintegración del tejido sobre el que actúa en un tiempo menor; además la
elevación térmica produce una disminución de la tensión superficial, favoreciendo la penetración del NaOCl hacia los
túbulos dentinarios y diversas irregularidades del sistema de conducto. Este aumento de la temperatura tiene un efecto
positivo sobre la acción disolvente del NaOCl: temperaturas de 35,5°C provocan el aumento del poder de disolución
sobre los tejidos necróticos mientras que en los tejidos vitales este efecto se obtiene a 60°C y 5,25% de concentración
(9,36,37). Esto puede tener relación con el incremento en la cantidad de cloro disponible que genera la elevación
térmica (10,23,37)
Se ha demostrado que el NaOCl al 5,25% y 2,6% son igualmente eficaces en la disolución de colágeno a una
temperatura de 37°C, sin embargo a temperatura ambiente (21°C), la solución al 2,6% resulta menos eficaz. El
calentamiento de la solución aumenta también el efecto bactericida, pero se debe tener cuidado al calentarla, ya que
permanece estable por no más de 4 horas antes de degradarse, de manera que se recomienda no recalentar la solución.
Se recomienda igualmente tener precaución con la temperatura de calentamiento del hipoclorito de sodio, ya que no
se conoce el daño que puede causar a los tejidos periapicales si la misma pasa de manera inadvertida hacia estos
tejidos (22,36,37,38).
Estudios demuestran que al emplear NaOCl a 50 ºC, el barrillo dentinario es menos delgado y desorganizado, al
compararlo con una temperatura de 21 ºC, permitiendo entonces que el NaOCl actúe de una mejor forma y tenga
mayor penetración en el sistema de conductos radiculares, así como en los túbulos dentinales, lo que proporciona una
ventaja para la acción bactericida y solvente del irrigante (31).
Para calentarlo se pueden utilizar calentadores en los que se coloca agua que se mantiene a una temperatura de 37°C,
donde posteriormente se colocan las jeringas con el hipoclorito de sodio (10,23,37), o emplear calentadores eléctricos
(figura 5).
Figura 5. Calentador de jeringas eléctrico.
Tomado de www.spencermead.com
Figura 5
2- Dilución
Se ha propuesto la dilución del NaOCl concentrado (5,25%) para reducir el olor y el
potencial de toxicidad sobre los tejidos perirradiculares. Al respecto otros autores
opinan que, la dilución del NaOCl al 5,25% disminuye significativamente su eficacia
antimicrobiana y poder de disolución de tejidos (39).
1:3 12.15
No diluido 11.84
Cloro Tesco Value
1:1 11.45
1:2 11.02
1:3 10.76
No diluido 12.18
Cloro Tesco (etiqueta roja)
1:1 12.19
1:2 12.17
1:3 12.05
No diluido 11.98
Cloro safeway savers
1:1 11.68
1:2 11.20
1:3 10.86
Debido a que el hipoclorito de sodio es degradado por la luz, el aire, los metales y los
contaminantes orgánicos, se cree que la pérdida de estabilidad química de la solución,
es un factor que puede alterar sus propiedades (37).
Todas las soluciones muestran degradación con el tiempo y ésta es más rápida en
soluciones que contienen cloro al 5%, almacenadas a temperaturas de 24 °C que cuando
se almacenan a 4 °C. Se ha demostrado que, con el tiempo, las soluciones más
concentradas son más inestables que las diluidas (23).
El contenido de cloro de las soluciones tiende a disminuir una vez que los envases se
han abierto, es por esto que se recomienda el uso de soluciones frescas o recientes
(37,43). La solución de hipoclorito de sodio bien conservada puede mantener el 90% de
su pureza original por al menos seis meses. Se ha reportado que una solución diluida
aumenta la concentración de cloro en más de 3% en frascos abiertos por más de 5 horas,
y que el contenido de las jeringas expuestas a la luz solar muestra la pérdida más rápida
del contenido de cloro. Por lo tanto, los envases deben ser fuertemente cerrados y
almacenados lejos de la luz, prefiriendo los envases color ámbar sobre los plásticos
opacos (8,23,43).
Los hallazgos antes citados contrastan con los reportados en otro estudio, en el que
diferentes concentraciones de NaOCl (5.25,2.6,1.3 y 0,6%) con el mismo tiempo de
inmersión (2 horas), no produjeron mayores alteraciones respecto al grupo control,
señalando los autores que la discrepancia se puede deber a diferencias en el sustrato
dentinario, pues distintos dientes pueden tener diferencias en su estructura y
propiedades físicas y, además refieren que las condiciones de almacenaje de los dientes
previo al análisis de las pruebas (fuerza flexural y módulo de elasticidad) puede influir
en los resultados. En los estudios anteriores los dientes fueron almacenados en formol
salino al 4%, en tanto que en este estudio se hizo con cloramina T (45).
Hay que tener en cuenta también que el NaOCl, además de disolver materia orgánica,
remueve también ciertos minerales de la dentina (magnesio y carbonato) (48) y, si se
recuerda que los cristales de hidroxiapatita están contenidos en la matriz colágena de la
dentina (47), se entiende que el NaOCl afecta también el componente inorgánico de
ésta.
Si se opta por restaurar el diente tratado endodónticamente con sistemas adhesivos, hay
que considerar que se ha reportado que el empleo de NaOCl disminuye la fuerza de
unión de cementos (53) o adhesivos de resina (49) con la dentina radicular, lo que puede
deberse a la acción proteolítica del NaOCl sobre las fibras colágenas de la dentina
(10,48), cuya integridad es fundamental para la estabilidad de la capa híbrida (47,48).
Finalmente, hay que tener presente que se ha sugerido que existen 3 factores principales
como causa de fracturas en dientes tratados endodónticamente, que interactúan de
manera acumulativa : (7,44)
Figura 7
Figura 6
Figura 6. Edema inmediato del labio Figura 7. Formación de hematoma a los cuatro
inferior dias
Puede existir equimosis de la mucosa adyacente con posible necrosis, así como
(27,55,57,59) pérdida de sensación temporal o definitiva, por largos periodos de tiempo
y, en algunos casos infección secundaria (59,60).
En los casos de inyección inadvertida de hipoclorito de sodio dentro del seno maxilar se
desarrolla congestión y sensación de quemazón, sin presentar signos de edema extraoral
ni intraoral, con hemorragia dentro del conducto. En este caso es necesaria la
neutralización de la sustancia irrigadora que se encuentra dentro del seno maxilar con
solución salina o agua destilada, a través del conducto y posterior tratamiento
analgésico y antibiótico (57).
Es prioritario evitar este tipo de accidentes, pero cuando ocurre un episodio como éste,
el tratamiento va encaminado a cuidados paliativos, (21,60) los cuales se deben centrar
inicialmente en el alivio del dolor y el edema.
Sustancias Quelantes
El término quelar proviene del vocablo griego “chele”, que significa garra, ello para
hacer alusión a la habilidad que tienen las sustancias quelantes para unirse y/o “atrapar”
iones metálicos. En el campo médico, estas sustancias tienen aplicación terapéutica en
el tratamiento de ciertas enfermedades por intoxicación con metales; mientras que en la
odontología su aplicación es bastante amplia debido a su capacidad para quelar iones de
calcio de la estructura dentaria, este mecanismo ha sido especialmente aprovechado en
el campo endodóntico sobre todo en la eliminación de la capa de barrillo dentinario (ver
figura 12) (61).
El barrillo dentinario, es una capa de detritos que queda depositada sobre las paredes del
conducto como resultado de la instrumentación manual o mecanizada, ocluyendo la
entrada de túbulos dentinarios y conductos accesorios laterales (figura 10) Fue descrita
por primera vez por McComb y Smith (62) y, consta de una fase orgánica e inorgánica.
La orgánica consta de residuos de tejido pulpar como células sanguíneas, colágeno,
procesos odontoblásticos, proteínas coaguladas, bacterias y sus productos; la fase
inorgánica está compuesta por minerales derivados de la dentina instrumentada
(61,63,64).
Aunque el barrillo dentinario tiene ambas fases, su mayor componente parece ser
inorgánico, debido a que se ha demostrado que la irrigación con NaOCl tiene escaso
efecto en la remoción de esta capa (61).
Consta de una capa superficial de 1-5 µm de espesor y, una intratubular que puede
penetrar hasta 40 µm, la cual se encuentra fuertemente adherida a la dentina (figura
11) (7,65,66,67).
Figura 10 Figura 11
Figura 10. Densa capa de barrillo cubriendo Figura 11. Esquema de las capas superficial
la superficie de las paredes del conducto e intratubular del barrillo dentinario
Figura 10. Tomado de Texeira CS, Felipe MCS, Felipe WT. The effect of application time
of EDTA and NaOCl on intracanal smear layer removal: a SEM analysis. Int Endod J
2005; 38:285-90.
1. Puede alojar bacterias y sus metabolitos, lo que no es adecuado ya que está bien
establecido que la persistencia bacteriana es la mayor causa de tratamientos
endodónticos fallidos (6). Las bacterias residuales sobreviven y se multiplican dentro del
barrillo dentinario (61).
2. Su presencia dificulta la penetración y difusión de las sustancias irrigantes y/o
medicación intraconducto hacia los túbulos dentinarios, conductos accesorios o
irregularidades del conducto, lo que podría afectar la efectividad en la desinfección, pues
se ha demostrado la invasión bacteriana hacia estos sitios (61,68).
3. Actúa como una fase porosa entre la dentina y los cementos selladores y /o los
materiales de obturación del sistema de conductos, por lo que podría promover la
microfiltración. Estos elementos tienen una mejor adaptación a las paredes dentinarias
cuando se elimina el barrillo dentinario (10,61).
4. Puede actuar como una barrera protectora al biofilm adherido a las paredes del
conducto (10).
Los primeros reportes del uso de un agente quelante sobre el diente datan de 1951,
cuando es introducido el empleo del EDTA (ácido etilendiamino-tetraacético) en
Odontología, pero en el campo endodóntico éste fue introducido hacia 1957 por
Nygaard Østby (61).
El EDTA fue introducido por Østby como coadyuvante para reblandecer la dentina
durante la preparación de conductos estrechos y calcificados. Hoy en día muchos
fabricantes recomiendan el empleo de EDTA en forma de gel, como lubricante durante
el uso de instrumental rotatorio de Ni-ti para prevenir la fractura de éste. Pero su
aplicación más difundida es en una concentración al 17%, como agente irrigante durante
la fase de irrigación final para eliminar la capa de barrillo dentinario
(61,69,74,75,77,78,79,80), lo cual permite limpiar y desinfectar las paredes dentinales,
así como “acondicionar” la superficie dentinaria para una mejor adhesión de los
materiales de obturación. (61,75,79,81)
Figura 13
A través de la quelación, los iones de calcio pasan a un estado más soluble en forma de
complejos calcio-EDTA (77). Cuando todos los iones de calcio disponibles han sido
quelados, se forma un equilibrio y no hay más disolución de la dentina. Se cree que este
efecto autolimitante se debe a los cambios de pH durante la desmineralización de la
dentina. (61). También se ha sugerido que la acción desmineralizante del EDTA sobre la
dentina expone la matriz orgánica, lo que se convierte en un factor limitante de su
mecanismo de acción (76).
La limitación en el efecto quelante del EDTA está además relacionada con el hecho de
que cada molécula de éste puede quelar únicamente un ión calcio, (Figura 12) de
manera que cuando todas sus moléculas están ligadas, la reacción se detiene (61).
Estudios recientes han mostrado que la solución neutra de EDTA reduce no sólo el
contenido mineral sino también las proteínas no colágenas y fosfoproteinas dentinarias,
provocando ablandamiento de la superficie dentinaria, pero sin erosionarla (83). A nivel
apical el contenido de las proteínas no colágenas disminuye, lo que podría explicar en
parte el menor grado de descalcificación en esta parte del diente (61).
Múltiples estudios han demostrado que después de la irrigación con EDTA al 17% se
observan paredes de conducto libres de detritos y, se obtienen túbulos dentinarios
limpios y abiertos, claramente permeables (61,64,69,75,84,85) (Figura 14). Esto puede
ser un beneficio clínico debido a que se puede mejorar la unión micromécanica de los
materiales adhesivos que requieren la presencia de irregularidades en las superficies en
las cuales el adhesivo pueda penetrar, permitiéndose una buena adaptación y adhesión
de los materiales de obturación (35,72) Teixeira utiliza una irrigación final con EDTA
para mejorar la unión del material policaprolactano (Resilon) a la superficie dentinal de
la raíz (86).
Otro estudios que incluyen la evaluacion de la cantidad de fosforo liberado por medio
de espectrofotometría, corroboran los resultados del estudio anterior, reportándose
además que no hubo cambios significativos en el pH de la solución durante el estudio, y
que el máximo efecto quelante fue en el primer minuto de aplicación, lo que podría
explicar la eficacia del EDTA en la remoción del barrillo dentinario. De manera que a
los 15 minutos, el efecto desmineralizante sólo se duplicó, en tanto que a los 25 minutos
ya no hubo un incremento significativo (94) (figura 15)
Figura 16
Figura 16. Imágenes en tiempo real, empleando microscopía de fuerza atómica. Hay una clara
saturación del efecto quelante del edta aprox. a los 3 minutos. Tomado de De-Deus G, Paciornick S,
Pinho MH, Prioli R. Real-time atomic force microscopy of root dentine during demineralitazion when
subjected to chelanting agents. Int Endod J 2006; 39:683-92
En otro reporte se analizó la influencia del tiempo en la remoción del barrillo dentinario
de acuerdo al número de túbulos dentinales abiertos, después de la irrigación con 3
diferentes soluciones quelantes, incluyendo EDTA al 17%, encontrándose que al
aumentar el tiempo (10-15 minutos) no se logra un mayor efecto descalcificante, siendo
un periodo de tiempo de 3 minutos efectivo para alcanzar el efecto quelante óptimo.
Una posible explicación para la gran cantidad de túbulos dentinales abiertos por mm²
que se consigue a los 3 minutos, puede ser el hecho de que después de transcurrido este
tiempo, se da una saturación de la solución dentro de los túbulos, lo que resulta en la
precipitación de los componentes orgánicos, que a su vez obliteran los túbulos
dentinales abiertos y limitan la acción del EDTA. (66)
Efecto Antibacteriano
El EDTA tiene un limitado efecto antibacteriano, que se piensa es generado por la
quelación de los cationes de la membrana externa de las bacterias. Se ha reportado que
el uso de una solución de EDTA al 10% resulta en la formación zonas de inhibición de
crecimiento bacteriano; las propiedades antibacterianas del EDTA dependen de su
concentración y pH. No obstante, el referido efecto antibacteriano del EDTA sólo se
mantiene mientras el quelante no forme uniones con los iones metálicos. (61,96).
Se ha investigado el efecto del EDTA en la unión del péptido intestinal vasoactivo (VIP)
a macrófagos, el cual tiene un rol importante en la comunicación entre nervios y células
inmunes, regulando la función de varias de éstas células, particularmente de los
macrófagos, que juegan un importante papel en la defensa del tejido periapical. El
EDTA inhibe la unión del VIP a los macrófagos, inclusive en concentraciones más bajas
que las comúnmente usadas en endodoncia, pudiéndose modificar la función de estas
células en mecanismos de reparación o defensa (17,61).
1. EDTA-T, que consiste en EDTA al 17% adicionado de Tergentol (lauril sulfato éter
de sodio) (61).
Figura 17. Erosión de la dentina peri e intertubular luego de la irrigación con NaOCl y
previa irrigación con EDTA. Tomado de Niu W, Yoshioka T, Suda H. A scanning electron
microscopic study of dentinal erosion by final irrigation with EDTA and NaOCl solutions.
Int Endod J 2002; 35:934-9
Debido a estos hallazgos, se sugeriría entonces irrigar con agua destilada luego de la
aplicación del EDTA, para neutralizar la acción de éste y remover por flujo mecánico el
barrillo removido. Además, no se conoce todavía las implicaciones que dicha erosión
pueda llegar a ejercer sobre las propiedades mecánicas de la dentina y por ende, en la
aplicación de sistemas adhesivos, cuando se empleen éstos para restaurar el diente
tratado endodónticamente.
Por otro lado, el estudio realizado por Çalt y Serper, recomienda el uso de 10 ml de
EGTA al 17% (Ácido Etilenbisglicol-tetraacético) combinado con 10 ml de NaOCl al
5,25%, debido a que el EGTA es un quelante menos fuerte que el EDTA y, es efectivo
en la remoción de la capa de desecho aunque, igualmente estos investigadores afirman
que el EDTA no es tan efectivo a nivel apical, pero no induce erosión en los túbulos
dentinarios, por lo que se pudiera considerar un quelante alternativo para la remoción
del barrillo dentinario. (95)
Por otro lado, tanto la acción de limpieza como el efecto antimicrobiano del NaOCl y
EDTA, se incrementa más cuando se usan en combinación que cuando se emplean solos
(30,75). El EDTA podría ayudar a “disgregar” el componente orgánico (de modo
análogo a su empleo en la disgregación de células de tejidos) facilitando la acción del
NaOCl. El estudio en el que se midió el valor de la tensión superficial de 10 soluciones
irrigadoras diferentes a través de imágenes en el microscopio electrónico de barrido,
señala que la combinación de EDTA-NaOCl obtuvo el valor más bajo (35,1 dinas/cm),
de penetración de la solución hacia los túbulos dentinarios. (75)
Se comprende mejor la eficacia de la irrigación EDTA-NaOCl si se compara con el
valor de tensión superficial del agua destilada (70 dinas/cm) o de la solución salina (66
dinas/cm). La baja tensión superficial obtenida con el empleo alterno EDTA-NaOCl,
puede deberse a la baja tensión superficial de estos irrigantes, pues el EDTA al 17%
posee un valor de 46 dinas/cm, en tanto que para el NaOCl es de 41 dinas/cm (2,5%) o
de 43 dinas (5%) (99).
Es conveniente que un irrigante posea una baja tensión superficial, pues mientras menor
sea ésta, mayor será la humectancia, esto se traduce en un mayor contacto del irrigante
con las paredes dentinarias y los detritos, favoreciendo el flujo de arrastre mecánico del
irrigante, así como su penetración hacia los túbulos dentinarios, conductos accesorios y
diversas irregularidades anatómicas no instrumentadas. Además, la eficiencia de un
irrigante puede mejorarse reduciendo la tensión superficial, lo cual ha sido reportado
con la incorporación de agentes detergentes al NaOCl, Clorhexidina o EDTA (99).
Sin embargo, ciertos estudios (76) y profesionales reportan el empleo alterno de estos
irrigantes, sugiriendo una relación de 4:1 (NaOCl-EDTA) para “compensar” los efectos
negativos del EDTA sobre el NaOCl, así como calentar la solución de NaOCl.
Por último, tras el empleo de un quelante en solución o tipo gel, eventualmente quedan
cristales en las paredes del conducto que deben eliminarse con una última irrigación,
con agua destilada por ejemplo, la cual neutraliza la acción de los irrigantes previamente
utilizados y previene la formación de precipitados (76).
Figura 18
Las tetraciclinas, entre las que se incluye la doxiciclina, son antibióticos de amplio
espectro. Su naturaleza bacteriostática, bajo pH, capacidad para quelar calcio y su
actividad anticolagenasa, les confieren sus efectos antibacterianos; la sustantividad que
poseen permite que sean absorbidas y liberadas gradualmente de la dentina. (92,104) En
el MTAD, la concentración de doxiciclina utilizada es relativamente alta, (105) llegando
a establecerse que se necesitan al menos 5 ml de doxiciclina y ácido cítrico con una
acción de al menos 1 a 5 minutos para lograr la reducción efectiva del barrillo
dentinario. (92).
Si bien la doxiciclina que contiene el MTAD tiene una alta afinidad por la dentina, lo
que permite un efecto antibacterial más prolongado (45,103,104,108), hay que tener
presente que las tetraciclinas son sólo bacteriostáticas, lo cual no resulta tan ventajoso si
se tiene en cuenta la resistencia por parte de bacterias aisladas del sistema de conductos
(10)
El ácido cítrico del MTAD tiene como función remover el barrillo dentinario y, permite
que esta solución produzca una superficie de adhesión similar a la que se obtiene con la
desmineralización ácida (103,107).
Al comparar el efecto del EDTA y el MTAD, ambos son eficientes en la remoción del
barrillo dentinario, sin embargo el EDTA ha demostrado que su acción se localiza
principalmente a nivel del tercio medio y cervical, mientras que se ha reportado que el
MTAD es efectivo a lo largo de todo el conducto, especialmente en el tercio apical y,
causa menos erosión sobre los túbulos dentinarios (92,102,104,109).
Inicialmente se pensó que el MTAD podía reemplazar el empleo del NaOCl, sin
embargo los estudios realizados, han demostrado que el uso combinado de éste antes del
uso de MTAD como irrigante final, es mucho más efectivo en la limpieza de los
conductos radiculares. Se ha sugerido como protocolo de uso clínico, el empleo de
NaOCl en bajas concentraciones (1.3%) por 20 minutos, seguido de 2-5 minutos de
MTAD (45,103,105).
El uso previo del NaOCl permite entonces la remoción de restos pulpares y la porción
orgánica del barrillo dentinario, mientras que el MTAD actúa sobre la porción
inorgánica de éste. Adicionalmente, la presencia de doxiciclina en la solución de MTAD
provee un amplio efecto antibacteriano que se supone elimina la necesidad de altas
concentraciones de NaOCl y reduce el riesgo de efectos adversos en casos de
extrusiones accidentales de la solución a los tejidos periapicales (103,108,109).
Clorhexidina
Es una bisbiguanida catiónica con acción antimicrobiana, con un pH entre 5,5 a 7,0,
tiene molécula simétrica compuesta por dos anillos clorofenólicos y dos grupos de
bisguanida, conectados por un puente central de hexametileno (figura 19). Este
compuesto es una base fuerte y dicatiónica, con dos cargas positivas en cada extremo
del puente de hexametileno. La naturaleza dicatiónica de la clorhexidina la hace
extremadamente interactiva con los aniones, lo cual es relevante para su eficacia,
seguridad, y efectos secundarios locales (13,17,113,114,115).
Figura 19
Es deseable que los irrigantes posean entre sus propiedades, actividad antimicrobiana,
disolución de tejidos orgánicos, biocompatibilidad, así como ayudar en el debridamiento
de detritos del sistema de conductos radiculares. Muchos estudios reportan la menor
toxicidad de la clorhexidina respecto al hipoclorito de sodio, su potente efecto
antimicrobiano, biocompatibilidad, pero una gran desventaja es el hecho de que no
disuelve el tejido pulpar. (13,17,58,113,116), e incluso su actividad se ve reducida en
gran parte en presencia de materia orgánica (117).
Efecto Antibacteriano
Como irrigante endodóntico la clorhexidina es utilizada al 0,12% o 2%, siendo una de
sus ventajas el amplio espectro antimicrobiano que posee, ya que actúa sobre bacterias
Gram- y Gram+ y, es particularmente efectiva sobre el Enterococcus faecalis (figura 20),
el cual como ya se ha mencionado está directamente relacionado con el fracaso de la
terapia endodóntica, ya que es resistente a un amplio rango de agentes antimicrobianos.
Es activa sobre esporas bacterianas, virus lipofílicos, hongos como Candida albicans y,
se ha citado que es bacteriostática a bajas concentraciones en tanto que es bactericida a
altas concentraciones (15,41,114,116).
Figura 20. Se observa colonias de E. faecalis en lumen
del conducto y en el interior de los túbulos dentinarios.
Por otro lado, al evaluar la efectividad antimicrobiana in vitro del NaOCl al 4% sobre el
E.Faecalis, se puede observar que existen aproximadamente un 40% de cultivos
positivos, con o sin empleo de ultrasonido, aunque los autores mencionan que las
bacterias alojadas en sitios inaccesibles a la acción del NaOCl y/o del ultrasonido,
podrían ser las responsables de dichos cultivos positivos (41). En contraste la
clorhexidina al 2 ó 0,12% es significativamente más efectiva frente al E.Faecalis que el
NaOCl al 5% (17).
Figura 21. Clorhexidina al 2%. Foto cortesía del Dr. José Luis
Álvarez
Figura 21
Sin embargo, al irrigar con clorhexidina inmediatamente luego de haber irrigado con
NaOCl, la formación de ese precipitado (cloruro de clorhexidina), produce una
pigmentación marrón indeseable de las paredes de cámara y conducto pulpar, por lo
que, antes de aplicar la clorhexidina, se debe secar el conducto o irrigar con agua
destilada.
Figura 22
La clorhexidina puede ser usada como una alternativa en la irrigación durante la terapia
endodóntica. Dadas sus excelentes propiedades antibacterianas y menor potencial de
toxicidad, podría ser un buen sustituto en pacientes alérgicos al hipoclorito de sodio, en
dientes con ápices muy abiertos o inmaduros, dientes deciduos y, en casos de
perforaciones. La irrigación con NaOCl en estos casos puede eventualmente generar una
extrusión más allá del ápice y causar una inflamación periapical excesiva.
(1,113,122,123)
80 21
70 23
60 23
55 23
50 23
45 25
35 25
30 30
Figura 23
Es importante tener en cuenta que varios estudios refieren que, respecto a los tercios
coronal y medio, el tercio apical del conducto no es adecuadamente desinfectado por las
técnicas de preparación quimiomecánica, sea ésta manual o rotatoria (10,64,67,128). La
dificultad en conseguir la limpieza en el tercio apical puede deberse al menor diámetro a este
nivel, con la consecuente disminución del flujo del irrigante, así como a la serie de
irregularidades encontradas a este nivel, tales como conductos accesorios, deltas, áreas de
reabsorción, dentículos libres o adheridos, istmos, entre otras irregularidades del intrincado
sistema de conductos radiculares (128,129,130).
Estudios con microtomografía computarizada (figura 24) han permitido establecer que luego
de la preparación mecanizada o manual de los conductos, queda sin instrumentar una gran
superficie, que va del 35-53% inclusive, áreas sobre las cuales podría llegar a actuar
únicamente el irrigante, de ahí la importancia del empleo de la/s sustancias irrigadoras,
tanto en volumen como en tiempo de acción, durante la fase de preparación
quimiomecánica (7,131,132,133,134).
Figura 24
Por otro lado, varios reportes sugieren que el tamaño de la instrumentación apical final
puede tener un papel importante en la remoción de las bacterias contenidas en el conducto,
encontrándose que con instrumentos de mayor diámetro quedan menos bacterias
remanentes, y se consigue una reparación más rápida (135,136,137). Si además se
considera que el último milímetro apical es el más difícil de limpiar, se comprende aún más el
papel que ejerce la profundización de la aguja, que se favorecería con un diámetro apical
mayor, permitiéndose un mayor flujo de la sustancia irrigante.
Debe tenerse en cuenta que se ha demostrado que el irrigante no llega más allá de 1 mm de
la punta de la aguja, por lo que el tamaño de la preparación se convierte en algo muy
relevante. Se ha sugerido que, al emplear una aguja de calibre 30, la preparación apical
debería corresponder a un diámetro ISO entre 35 y 40, para asegurar una adecuada limpieza
del área apical (10,135).
Por último, hay que considerar el hecho de que a pesar de un óptimo tratamiento
endodóntico “radiográfico”, realizado con una adecuada preparación quimiomecánica, en
ciertos casos se producirá el fracaso mediato de la terapia endodóntica convencional, que en
la literatura se ha relacionado con la presencia de biofilm extrarradicular (figura 25), entre
otros agentes causales, siendo la indicación en dichos casos refractarios la cirugía
endodóntica, pues no existe en la actualidad ninguna técnica o agente irrigante que por vía
ortógrada sea capaz de eliminar este biofilm, el cual brinda protección a las bacterias
contenidas en él. En la literatura hay diversos estudios respecto a éste tema
(138,139,140,141,142,143).
Figura 25. Biofilm extrarradicular, en la proximidad del
foramen apical.
Su alta toxicidad, sobre todo si este es extruído o llevado más allá del ápice
radicular hacia los tejidos periapicales provoca dolor y necrosis de estos tejidos
Su naturaleza corrosiva, que produce deterioro del instrumental con el que este es
llevado sobre todo si se realiza con ayuda de ultrasonidos
El sabor inaceptable de la solución para el paciente, y el vapor que este produce,
por lo que es un irritante para los ojos del especialista
Su naturaleza de acción, la cual disminuye la capacidad de adherencia de los
macrófagos por lo que la cicatrización de los tejidos periapicales puede verse retrasada
o disminuida (144,145).
Ozono
El ozono (O3) es un fuerte agente oxidante que ha sido utilizado por muchos años en la
industria del agua y alimentos debido a que es efectivo en la eliminación de las
bacterias. Es una molécula triatómica de oxígeno, que a temperatura ambiente es un gas
azul con un olor característico. Altamente inestable desde el punto de vista endotérmico
y termodinámico, dependiendo de condiciones específicas de temperatura y presión,
este se descompone en oxígeno puro de corta vida. (148,150).
Tomado de www.kavo.com
Figura 26
El ozono puede ser aplicado en forma de gas o ser disuelto en agua. Cuando el ozono es
disuelto en agua, este es relativamente inestable, de manera que su descomposición a
través de una serie de reacciones químicas es muy rápida (segundos u horas); todo
dependerá entonces de la calidad del agua, pH y las condiciones de temperatura, tanto
del agua, como de la unidad dispensadora. (146,148). Se ha demostrado que la
efectividad del ozono disminuye rápidamente con el tiempo y cuando es almacenado a
temperatura de 22oC (148,150,151).
Cuando el ozono es disuelto en agua, este se vuelve altamente inestable a través de una
serie de reacciones en cadena y, como resultado se producen radicales hidroxilo (OH-)
que actúan como segundos oxidantes, haciendo que el proceso de oxidación del ozono
sea mucho más rápido (148,150). Las reacciones del ozono con los diferentes
componentes del sistema acuoso, involucran entonces reacciones directas del ozono
molecular y reacciones mediadas a través de los radicales libres (148).
Las ventajas de utilización del ozono en forma acuosa, se basan en su potencia, fácil
manejo, falta de mutagenecidad, efectos microbiológicos rápidos y capacidad de
utilizarse como solución de remojo para instrumentos médicos y dentales. (151). Se ha
propuesto la irrigación con NaOCl ozonizado durante la preparación quimiomecánica,
con el fin de optimizar la acción antimicrobiana;el ozono es aplicado mediante una
cánula delgada y, un aditamento de silicona mantiene un cierre hermético sobre la
corona del diente (figuras 27 y 28) (152).
Figura 17
Tomado de Gaines S, Serota K. The new frontier:minimally invasive dentistry and ozone
aerotherapy.Oral Health.2005-Nov;47-62.
Los estudios realizados para analizar, la capacidad antimicrobiana del ozono disuelto en
agua sobre especies endodontopatógenas, concluyen que las especies bacterianas gram
negativas como la P. endodontalis, son mucho más sensibles, que aquellas bacterias
gram positivas como los Streptococos y la C. albicans, demostrando el uso efectivo del
ozono en enfermedades orales infecciosas (151).
El módulo de flujo electrolítico está compuesto por tres partes: el ánodo, el cátodo y el
diafragma.
Solución Anolítica: producida en el ánodo, tiene un alto poder de oxidación que está
entre los 400 y 1200 milivoltios. Tiene un olor semejante al cloro (pues posee iones y
moléculas de cloro) y, dependiendo de su pH (2-9), la solución puede ser ácida, neutra
o básica. La primera solución en utilizarse fue la solución anolítica ácida, sin embargo
en los últimos años se ha recomendado el uso clínico de las soluciones neutra y básica
(144,145,146).
Figura 30
Figura 30. Luego de irrigación ultrasónica con AEA, se obervan permebles los túbulos
dentinarios, y se observa (derecha) las fibrillas colágenas dentro de un túbulo.Tomado de
Marais JT. Cleaning efficacy of a newroot canal irrigation solution: a preliminary
evaluation. Int Endod J 2000;33:320-5
Conclusiones
Las soluciones irrigantes ejercen efectos mecánicos, químicos y biológicos sobre el
sistema de conductos, constituyendo una piedra angular de la preparación
quimiomecánica y del éxito de la terapia endodóntica. Para resaltar las funciones de
limpieza y desinfección de estos agentes, se ha llegado a citar inclusive que “es más
importante lo que se saca del conducto que lo que se coloca dentro de él”.
No existe una solución irrigadora única ideal, por lo que se recomienda el empleo de
dos o más soluciones irrigadoras, particularmente si se considera que luego de la
preparación quimiomecánica siempre quedan zonas sin instrumentar, que
eventualmente serán alcanzadas precisamente por las soluciones irrigadoras.
El NaOCl se recomienda como el agente irrigante principal, pues reúne gran parte
de las propiedades de un irrigante ideal, en tanto que las soluciones quelantes y/o
clorhexidina son agentes irrigantes complementarios durante la fase de irrigación final.
Factores como temperatura, dilusión, grado de pureza, aire, luz, tipo y tiempo de
almacenamiento afectan las propiedades del NaOCl.
El agente quelante más recomendado y utilizado en endodoncia es el EDTA al 17%
de concentración y pH 7.3, aplicado durante 1-3 minutos.
La complejidad anatómica del sistema de conductos, particularmente a nivel apical,
juega un papel relevante en la eficacia de la preparación quimiomecánica, además de
aspectos como diámetro y profundización de la aguja de irrigación, volumen y
recambio del irrigante, adecuado diámetro de preparación apical y conveniente
conicidad del conducto.
Para prevenir posibles accidentes debido a inyección inadvertida de NaOCl, se debe
tener en cuenta aspectos técnicos de la irrigación como tamaño y tipo de aguja
idóneos, ejercer suave presión y movimiento de “bombeo” durante la irrigación sin
posibilidad de atascamiento de la aguja, medir en la aguja la longitud de trabajo,
verificar el reflujo del irrigante y, considerar parámetros como posibles alergias y la
variabilidad individual.
Se debe considerar clínicamente los efectos que tienen el NaOCl y las sustancias
quelantes sobre las propiedades físicas de la dentina, sobre todo si el diente tratado
endodónticamente va a ser restaurado con sistemas adhesivos.
No existen estudios clínicos controlados aleatorizados respecto al papel de las
soluciones irrigantes sobre el éxito de la terapia endodóntica, por lo que el
conocimiento disponible se basa en los diversos estudios in vitro e in vivo.
Las nuevas soluciones o agentes de irrigación constituyen interesantes alternativas,
no obstante requieren más estudios y evidencia clínica.
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INTRODUCCIÓN
La irrigación en endodoncia se define como la introducción de una o mas soluciones en la
cámara pulpar y en los conductos radiculares y su posterior aspiración (1).
Es un complemento fundamental de la instrumentación puesto que residuos de tejido pulpar,
bacterias y restos de dentina pueden permanecer en el conducto aún después de haber hecho
una meticulosa preparación biomecánica.
Con la instrumentación por si sola no se llega a ciertas variaciones en la anatomía de los
conductos tales como presencia de conductos en C, S, elípticos, conductos accesorios y
laterales los cuales no son evidentes a simple vista y en donde se alojan dichos residuos; por lo
tanto es necesario el uso de varias soluciones irrigantes antes, durante y después de la
instrumentación (2).
Es por esto que la solución irrigante ideal debe tener propiedades que le permitan cumplir con
la mayoría de objetivos tales como:
Numerosas soluciones han sido utilizadas en endodoncia para llevar a cabo un efecto químico
deseado, pero ninguna de estas ha logrado cumplir con todos los requisitos de un irrigante ideal
por lo tanto, el propósito de éste artículo es comparar tres de las soluciones irrigantes mas
utilizadas en endodoncia tales como Hipoclorito de sodio, Gluconato de clorhexidina y ácido
cítrico en cuanto a sus propiedades fundamentales como son su efectividad antimicrobiana,
disolución de tejidos y citotoxicidad y determinar cual se acerca más a las características de un
irrigante ideal.
Hipoclorito de sodio
El hipoclorito de sodio cuya fórmula química es NaOCl fue introducido durante la primera
guerra mundial. Dakin introdujo el uso del hipoclorito de sodio al 0.5% y 0.6% como
antiséptico en heridas infectadas (2, 13,14). Basado en este reporte, el NaOCl fue recomendado
como irrigante por Coolidge en 1919. En 1936, Walker inició el uso del NaOCl al 5% como
irrigante de conductos (2). Desde entonces el NaOCl se ha postulado como el irrigante más
popular en endodoncia por su capacidad para disolver tejido y por su amplio espectro
antimicrobiano, ya que este elimina rápidamente formas vegetativas de bacterias, esporas,
hongos y virus (Fig.1) (9).
Fig. 1 Hipoclorito de sodio al 2.5% utilizado en la clínica de endodoncia en la facultad de
odontología de la Pontificia Universidad Javeriana.
El NaOCl ejerce su acción antibacteriana por medio del contacto directo con el
microorganismo o por vaporización. No se ha demostrado experimentalmente como destruye
exactamente el microorganismo, pero la eficacia en la desinfección depende de la
concentración del ácido hipocloroso (HClO) no disociado en solución. El HClO ejerce su
efecto germicida por medio de una acción oxidativa en el grupo sulfidril de las enzimas de las
bacterias, estas enzimas esenciales son inhibidas y posteriormente se va a presentar un
rompimiento de las reacciones metabólicas, dando como resultado la muerte celular de las
bacterias (7); el cloro también puede combinarse con componentes citoplasmáticos de las
bacterias formando complejos tóxicos que destruyen al microorganismo (15).
Gluconato de clorhexidina
El gluconato de clorhexidina es una bisbiguanida catiónica, compuesta de dos anillos
clorofenólicos, y dos grupos de biguanida conectados por un puente central de hexametileno,
con dos cargas positivas en cada extremo del puente. Contiene 0.12% de gluconato de
clorhexidina en un base que contiene agua, 11.6% de alcohol, glicerina y agentes saborizantes
(19). Ha sido utilizada desde 1950 a diferentes concentraciones como antiséptico oral en forma
de enjuagues, irrigante subgingival, gel y crema dental. En endodoncia se ha utilizado como
solución irrigante, pero siempre en presentación líquida, la presentación en gel se ha evaluado
como medicamento intraconducto mostrando también buenos resultados (7).
La clorhexidina presenta un amplio espectro contra bacterias gram positivas y gram negativas,
esporas bacterianas, virus lipofílicos y dermatofitos (3,4); actúa sobre la membrana
citoplasmática de la bacteria a un pH de 5.5-7.0 desintegrándola y provocando de esta manera
la salida de los componentes intracelulares al perderse el balance osmótico (3,4,16,18,19,22). A
bajas concentraciones de clorhexidina, sustancias de bajo peso molecular salen, especialmente
potasio y fósforo, provocando de esta forma el efecto bacteriostático. Por lo contrario, a altas
concentraciones, la clorhexidina tiene efecto bactericida debido a la precipitación y/o
coagulación del citoplasma (18,19, 23).
Dentro de sus grandes desventajas tenemos que la clorhexidina presenta inhabilidad para
disolver tejido orgánico lo cual ha sido un problema, por lo tanto se ha visto la manera de usar
una combinación de clorhexidina e hipoclorito en baja concentración(23), ya que se
incrementaría la capacidad ionizante de la molécula de clorhexidina y la solución podría elevar
su pH al usar 2.5% de NaOCl con pH de 9 y 0.2% de gluconato de clorhexidina con pH de 6.5,
obteniendo una solución con pH de 10 y de esta forma contribuir a una acción antimicrobiana
adicional con una propiedad de disolución de tejido mejor que la obtenida con el gluconato de
clorhexidina solo. Sin embargo la combinación de clorhexidina y NaOCl no supera la eficacia
del uso de NaOCl solo en alta concentración. (24)
Ácido cítrico
Este ácido es una sustancia irrigante clasificada como un quelante que por su bajo pH reacciona
con los iones metálicos en los cristales de hidroxiapatita para producir un quelato metálico que
reacciona con las terminaciones del agente quelante al remover los iones de calcio de la dentina
formando un anillo. La dentina se reblandece cambiando las características de solubilidad y
permeabilidad del tejido especialmente la dentina peritubular rica en hidroxiapatita,
incrementando el diámetro de los túbulos dentinales expuestos. El quelante también tiene una
gran afinidad por los álcalis ferrosos de la estructura dental (25, 26), además éste se encuentra
naturalmente en el cuerpo, lo cual lo hace biológicamente más aceptable que otros ácidos (27,
28).
Neuman WF y Newman en 1958, mostraron que el ácido cítrico es efectivo en alterar la
solubilidad de la hidroxiapatita (29, 7). Se ha utilizado en varias concentraciones de 0.6-50%,
su efecto es aparentemente muy rápido, ya que se requiere solo 5 segundos de aplicación de un
6% de solución sobre discos de dentina para remover la capa de barrillo dentinario (17).
En endodoncia, la irrigación con solución del 10 al 50% ha sido efectiva para la remoción de
calcio (17). Se ha recomendado como irrigante final debido a su habilidad para remover el
barrillo dentinario que se genera durante la instrumentación (30). El barrillo dentinario es de
estructura de adherencia débil y está compuesto por material orgánico e inorgánico que permite
la viabilidad bacteriana; para removerlo se requiere de una combinación de NaOCl (solvente
orgánico) y substancias activas que actúen sobre el componente inorgánico, incluyendo agentes
quelantes o ácidos para remover ambos componentes, orgánico e inorgánico (31).
Se puede pensar que el ácido cítrico posee habilidad antimicrobiana o ayuda a esta, debido a su
capacidad de remoción de la capa de barrillo dentinario por medio de descalcificación (Fig.2).
Se debe tener en cuenta que el ácido cítrico no es una sustancia químicamente activa que posea
efecto antimicrobiano como tal, sino que el remover dicha capa hace que los microorganismos
sean barridos con ella permitiendo la limpieza del sistema de conductos radiculares. Al reducir
el barrillo dentinal se va a reducir la microflora asociada a endotoxinas, se aumenta la
capacidad de selle de los materiales de obturación y se disminuye el potencial de las bacterias
para sobrevivir y reproducirse (31).
A B
Fig.2. A. Conducto radicular que no ha sido tratado con ácido, donde se observan los túbulos
obstruidos con detritus. B. Conducto radicular tratado con ácido cítrico donde se observa
superficie libre de detritus. Tomada de Ingle J. Endodontics. 4ta edición, 1994.
Se han realizado numerosos estudios para evaluar propiedades tales como el efecto
antimicrobiano, disolución de tejidos y biocompatibilidad del NaOCl, clorhexidina y ácido
cítrico con el fin de determinar cual de ellas es la más eficaz durante el tratamiento de
conductos. Durante años el NaOCl ha sido el irrigante por elección en el tratamiento
endodóntico por lo tanto los estudios apuntan a comparar los efectos de este con relación a la
clorhexidina y el ácido cítrico.
Efecto antimicrobiano
Es importante tener en cuenta que la eficacia de la irrigación también depende de la
vulnerabilidad de las especies involucradas. Se ha demostrado que los microorganismos y sus
productos, toxinas y subproductos son la principal causa para el desarrollo y persistencia de una
lesión pulpar y periapical (3). Algunos microorganismos como el Enterococo faecalis se ha
relacionado con los signos y síntomas de las patologías endodónticas, considerándolo una de
las especies resistentes en cavidad oral y una de las posibles causas del fracaso endodóntico (2).
En infecciones endodónticas persistentes, estos microorganismos invaden canales dentinales y
canales laterales del conducto principal, por lo tanto para lograr una completa desinfección de
las paredes, la aplicación local de las sustancias irrigantes debe penetrar dentro de la dentina a
altas concentraciones para eliminar las bacterias invasoras (32).
Siqueira y col en el 2000 evaluaron in vitro la reducción bacteriana de 40 conductos a los que
les fue inoculado 1ml de Enterococo Faecalis, posteriormente fueron instrumentados con limas
Nitiflex e irrigados con 7ml de NaOCl al 1%, 2.5% y 5.25%. Los efectos inhibitorios de las tres
concentraciones de NaOCl sobre el Enterococo Faecalis fueron evaluados por medio del test de
difusión en agar, encontrando que no hubo diferencias significativas entre las tres
concentraciones ya que todas redujeron el número de bacterias en el conducto, con las tres
concentraciones se evidenciaron largas zonas de inhibición contra el Enterococo Faecalis. Se
concluyó en éste estudio que el uso regular y la abundante cantidad de irrigante mantiene la
eficacia antibacteriana del NaOCl (33).
De acuerdo a los resultados obtenidos en los reportes en cuanto al efecto antimicrobiano del
NaOCl y la concentración utilizada se puede concluir que a una mayor concentración se va a
obtener una amplia eliminación de los microorganismos que comúnmente están presentes en el
conducto radicular.
El gluconato de clorhexidina al 2.0% ha mostrado ser tan efectivo como el NaOCl al 5.25% en
cuanto a su acción antimicrobiana en conductos radiculares, ya que posee un amplio y
sostenido espectro bactericida, debido a que se absorbe en la célula por la carga negativa de la
pared celular bacteriana. La cantidad absorbida, depende de la concentración utilizada, luego, a
mayor concentración, mayor acción sobre los microorganismos; cualidad que no tienen otras
sustancias irrigantes, por lo tanto su prolongada presencia quizás hace que se mantenga su
acción antimicrobiana (36). Por otro lado, Ringel en 1982, comparó la eficacia de la
clorhexidina al 0.2% y el NaOCl al 2.25% en 30 dientes con necrosis pulpar y lesión periapical,
encontrando mayor efectividad con el NaOCl lo cual fue atribuido a su capacidad de disolución
de tejido (4, 37).
Al analizar los estudios comparativos del NaOCl y la clorhexidina concluimos que tanto el uno
como el otro poseen excelente actividad antimicrobiana siempre y cuando se utilicen en altas
concentraciones. El NaOCl además de tener esta propiedad, tiene la capacidad de disolver
tejido pulpar haciéndolo más eficaz mientras que la clorhexidina no tiene ésta propiedad; sin
embargo, como el NaOCl puede causar reacciones alérgicas, si se está frente a un paciente
alérgico, la clorhexidina es el irrigante de elección en estos casos ya que su actividad
antimicrobiana es semejante al NaOCl; a pesar de todo el NaOCl seguirá siendo el irrigante
ideal en cualquier tipo de paciente.
Se ha comprobado la eficacia al hacer dúo del NaOCl con el ácido Cítrico durante el
procedimiento de irrigación (Fig. 3). Por ejemplo Di Lenarda en su estudio encontró que la
solución de ácido cítrico 1mol L-1 es efectiva en remover el barrillo dentinario cuando se
utiliza en combinación con el NaOCl (31), lo cual se corrobora con lo reportado por Loel quién
demostró que el ácido cítrico es efectivo como irrigante de conductos cuando se usa
alternamente con el NaOCl. Wayman encontró que el ácido cítrico en concentraciones de 10,
25,50% limpia las paredes de los conductos y abre los túbulos dentinales, mientras que el
NaOCl al 5.25% ocluye los túbulos cuando es usado como irrigante en la preparación
biomecánica del conducto. Baumgartner encontró que los regímenes de irrigación del ácido
cítrico o una combinación de éste con el NaOCl son más efectivos que cuando se utiliza el
NaOCl solo, en remover el barrillo dentinal (9).
Fig.3. Superficie del conducto radicular vista al microscopio electrónico de barrido tras la
irrigación con ácido cítrico al 6% combinado con NaOCl al 2%. Tomada de Beer R. Atlas de
endodoncia, 1998.
El efecto antimicrobiano del ácido cítrico al 50% se ha encontrado altamente eficaz contra las
sepas bacterianas excepto contra la cándida albicans. En un estudio in vitro realizado por Smith
se evaluó el efecto antimicrobiano del ácido cítrico utilizando tres diferentes microorganismos
(Bacillus sp, Enterococo faecalis, candida albicans); dicho efecto fue comparado con el
obtenido con NaOCl y solución salina estéril. Para realizar la prueba las puntas de papel
contaminadas fueron colocadas en un medio de cultivo y expuestas a las soluciones de prueba
durante 5-15 minutos, posteriormente se incubaron y subcultivaron. La presencia o ausencia de
crecimiento después de 72h fue determinada basados en la turbidez de la solución y la
confirmación del crecimiento fue obtenido de subcultivos en agar sangre. Los resultados de este
estudio reportan que el NaOCl 5.25% fue más efectivo como agente antimicrobiano, el ácido
cítrico no presento efectividad antimicrobiana contra Cándida albicans, contra el
Estreptococcus faecalis demostró actividad antimicrobiana la cual disminuyó cuando la
concentración y el tiempo de exposición iban decreciendo, y contra el Bacillus sp fue 100%
efectivo (9). En otro estudio realizado por Nikolaus se evaluó la eficacia del ácido cítrico al
50% y el NaOCl al 5.25% sobre microorganismos anaerobios tales como B melaninogeniccus,
Bacteroides fragilis, Clostridium perfrigens hallando que los dos irrigantes eliminaron todas las
cepas después de 15 minutos (39). Georgopoulou comparó la acción antimicrobiana del ácido
cítrico al 25% con el NaOCl al 2.5% contra la flora anaeróbica del conducto radicular
encontrándose que el ácido cítrico es menos efectivo que el NaOCl al 2.5% (27). Masataka en
su estudio evaluó el efecto antibacterial del ácido cítrico encontrando que soluciones de 0.5, 1 y
2M mostraron efectos antimicrobianos contra los anaerobios facultativos y obligados (28).
Es preciso concluir que un uso combinado del NaOCl y el ácido cítrico incrementa la capacidad
antimicrobiana del NaOCl, ya que al eliminar el barrillo dentinario por medio del ácido se
aumenta la penetración del NaOCl.
Disolución de tejido orgánico e inorgánico
La disolución de tejidos es otra propiedad fundamental en una solución irrigante ideal. El
NaOCl tiene la capacidad de ser disolvente de tejido la cual lo ha hecho importante ya que se
incrementa potencialmente la limpieza del conducto radicular; a diferencia de este irrigante, la
clorhexidina y el ácido cítrico no disuelven el tejido pulpar.
Zehnder sugiere que la cantidad de cloro del NaOCl es la responsable de la propiedad de
disolución de tejidos (13), puesto que el efecto proteolítico del NaOCl es dependiente de la
cantidad de cloro libre el cual se va agotando al reaccionar con la sustancia inorgánica; tanto
una concentración alta o baja de NaOCl siempre va a liberar cloro en menor o en mayor
cantidad durante su reacción dependiendo de la concentración usada (16).
Por otra parte, la temperatura también tiene relación con la disolución de tejido y las
propiedades antimicrobianas del NaOCl, ya que se ha encontrado que al aumentar la
temperatura del NaOCl se va aumentar la eficacia solvente de dicho irrigante aunque existen
autores que reportan que la estabilidad química y las propiedades de este, son por lo contrario
afectadas por la exposición a altas temperaturas (16,40). Se ha visto que al aumentar la
temperatura de esta solución a 35.5°C se aumenta el poder de disolver tejido necrótico en ratas.
En el estudio de Gambarini donde se tenían botellas de hipoclorito a temperatura ambiente
(20°C ) las cuales se calentaban cada 12 horas durante 30 minutos a 50°C con el fin de medir el
contenido de cloro remanente, pH, y densidad a los 3,7,14,21 y 30 días; se encontró que no
hubo efecto adverso en la estabilidad química de la solución después de 30 días ya que el pH se
mantuvo con una disminución mínima, la densidad no aumentó significativamente y la
disminución de cloro en la solución fue baja. Estos hallazgos nos demuestran que al calentar el
NaOCl no se pierde la buena estabilidad química, manteniendo las capacidades antimicrobianas
y de disolución de tejido, debido a que al aumentar la temperatura se logra una disminución en
la tensión superficial de NaOCl permitiendo que éste tenga mayor penetración en los
tejidos(Fig.4) (40).
A B
A. B.
Fig.4. A. SEM fotografía que muestra dos canales laterales y túbulos irrigados con NaOCl libre
de detritos. B. SEM fotografía que muestra conductos irrigados con NaOCl caliente, donde se
observa mayor limpieza. Tomada de Cohen S. Path ways of the pulp. 8 edición.2002.
Citotoxicidad
Es de vital importancia que el irrigante a usar sea biocompatible con los tejidos. Se sabe que el
NaOCl ha sido utilizado durante mucho tiempo a diferentes concentraciones (0.5-5.25%)
durante la instrumentación, encontrando que a altas concentraciones, es citotóxico para los
tejidos (3, 7, 8,18) y a bajas concentraciones es relativamente menos citotóxico pero en cuanto
a su efectividad antimicrobiana, microorganismos como el Enterococo faecalis son resistentes a
ésta concentración (7).
Al utilizar concentraciones altas se aumenta la citotoxicidad por lo tanto para disminuir ésta se
podría realizar una irrigación frecuente con bajas concentraciones de NaOCl para lograr el
mismo efecto proteolítico como el que se alcanza con concentraciones más altas. Estudios
como el de Pashley (1995) demuestran la citotoxicidad del NaOCl al utilizar tres modelos
biológicos independientes encontrando, que a concentraciones bajas como 1: 1000 (v/v) causa
una completa hemólisis de los glóbulos rojos in vitro debido a su efecto de oxidación sobre la
membrana celular. En proporción 1:10 (v/v) produce de moderada a severa irritación al colocar
inyecciones intradérmicas en los ojos de conejos, y causó ulceraciones en la piel cuando la
disolución del NaOCl fue de 1:2,1:4,1:10 (v/v) (16).
Se debe tener en cuenta la técnica de irrigación seleccionando la aguja adecuada (Fig. 5),
preferiblemente de calibre 27 ya que posee el potencial de penetrar con mayor profundidad en
el conducto proporcionando una mayor distribución de la solución; a medida que la preparación
se acerca a la constricción apical la frecuencia de irrigación debe aumentar realizando siempre
movimientos de bombeo (Fig.6). Se ha encontrado que el volumen apropiado del irrigante debe
ser de 1 a 2ml cada vez que es irrigado el conducto. Se sabe que durante la irrigación si se usa
una excelente técnica no se van a afectar los tejidos periapicales puesto que el irrigante no los
debe sobrepasar (29, 35).
Fig.5. Aguja Calibre 27. Para irrigación de conductos. Cortesía Dra. Maria Mercedes Azuero.
Ante todo el clínico debe poner en una balanza el factor riesgo-beneficio teniendo en cuenta la
importancia de las propiedades de una solución irrigante ya que mediante un uso adecuado y
controlado de la técnica de irrigación se pueden obtener excelentes resultados con el NaOCl.
CONCLUSIONES
La propiedad de humectabilidad depende de que un irrigante endodóntico tenga baja
tensión superficial, para su penetración a través del conducto principal, conductos laterales y
túbulos dentinales.
El aumento de la temperatura del NaOCl disminuye su tensión superficial permitiendo una
mayor penetración en el conducto, mejorando sus propiedades.
La eficacia antimicrobiana de una sustancia irrigante es directamente proporcional a la
concentración que se use, a mayor concentración se obtendrá mejor efecto.
Para remover el barrillo dentinal se requiere de una combinación de hipoclorito de sodio
(solvente orgánico) y substancias activas que actúen sobre el componente inorgánico,
incluyendo agentes quelantes o ácidos para remover ambos componentes tanto orgánico como
inorgánico.
El irrigante que hasta el momento presenta más y mejores propiedades es el NaOCl, por lo
tanto sigue y seguirá siendo el irrigante de elección en el tratamiento de conductos radiculares.
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ÍNDICE
Desarrollo
Bibliografía
Versión PDF
Rodrigo
Licéaga,
Cirujano oral
y maxilofacila
Hospital
Juárez de
México
Revista
Mexicana de
Odontología
Clínica
Año 2/ Núm.
7/ 2008
Desarrollo
Resumen
Los antisépticos son sustancias antimicrobianas que se aplican a un tejido vivo o sobre la piel
para reducir la posibilidad de infección, a diferencia de los antimicrobianos, que se encargan de
la eliminación de microorganismos dentro del cuerpo y de los desinfectantes, que destruyen
microorganismos presentes en objetos no vivos.
Algunos antisépticos son auténticos bactericidas, mientras que otros son bacteriostáticos y
solamente previenen o inhiben su crecimiento. Uno de los antisépticos más efectivos es el
gluconato de clorhexidina, que es un agente antiséptico antimicrobiano tópico que se utiliza para
enjuagues bucales en el tratamiento de la gingivitis y de la enfermedad periodontal, y
tópicamente en la preparación de la piel del paciente antes de una operación quirúrgica, lavado
de heridas y tratamiento del acné.
A pesar de haber identificado múltiples factores que predisponen a la osteítis alveolar, como el
tabaquismo, lograr eficientemente que el paciente suspenda el uso del cigarro varios días antes y
varios días después del procedimiento es una realidad prácticamente imposible. Conocer a fondo
los elementos que disminuyen más eficazmente la incidencia de alveolitos, permitirá prevenir en
muchos casos este padecimiento a pesar de que el paciente presente alguno de los factores
predisponentes.
Entre las múltiples medidas terapéuticas que previenen de manera más efectiva la alveolitis
están la medicación intraalveolar y los enjuagues de clorhexidina. La medicación intraalveolar se
basa en la aplicación tópica de una sustancia antibiótica que proporciona niveles adecuados de
medicamentos contra los microorganismos bucales patógenos y que incrementa la fuerza
mecánica del coágulo, sobre todo cuando se usa con una esponja reabsorbible, lo cual reduce la
probabilidad de que éste sea lisado o desplazado del alveolo.
Esta terapia tiene la gran ventaja de que puede aplicarse de manera conjunta con los colutorios
de clorhexidina en aquellos pacientes que además de los factores de riesgo mencionados cursen
con un procedimiento de mayor grado de dificultad o mayor sangrado transoperatorio.
Alveolitis
La alveolitis (osteítis alveolar, alveolo seco, fibrinólisis alveolar y osteítis fibrinosa) es un proceso
fibrinolítico alveolar con pérdida del coágulo sanguíneo posterior a una extracción dental. Se
presenta por lo general tres días después del procedimiento y se manifiesta clínicamente con
dolor intenso que se irradia y que no responde a la administración de analgésicos, con
exposición clínica del hueso alveolar sin la presencia de coágulo sanguíneo y que puede
presentar fluido de olor desagradable, mismo que es el responsable de la halitosis y mal sabor
que siente el paciente. La fibrinólisis del coágulo alveolar es la que provoca la exposición directa
de las terminaciones nerviosas alveolares, lo que ocasiona el intenso dolor.
Entre los factores de riesgo, los más importantes son la toma de contraceptivos orales,
tabaquismo y deficiente higiene oral, ya que todos ellos incrementan la fibrinólisis oral. Los
anticonceptivos orales elevan los niveles séricos de estrógenos que, como consecuencia,
incrementan la actividad fibrinolítica, aumentando de dos a tres veces el riesgo de padecer
alveolitis. Esta actividad fibrinolítica es mayor entre los días 1 y 22 (tomando el día 22 como el
último de influencia de estrógeno), por lo que es recomendable, en caso de que la paciente tome
este tipo de medicamentos, que cuando los procedimientos sean electivos se realicen entre los
días 23 y 28 del ciclo de toma de las tabletas.
El tabaquismo aumenta hasta ocho veces más la posibilidad de padecer alveolitis que en los no
fumadores. Para disminuir esta posibilidad, idealmente el paciente debe dejar de fumar al menos
tres días antes del procedimiento y durante siete días después del mismo. Esto también se
relaciona con la habilidad y la experiencia del cirujano, la dificultad del procedimiento, el tiempo
operatorio, el sexo y la edad del paciente.
Sin utilizar ningún método de prevención, la incidencia de alveolitis es entre 4 y 20%. Aunque
puede presentarse después de la extracción de cualquier diente, es más común en la extracción
de terceros molares mandibulares, principalmente cuando están retenidos parcial o totalmente.
Clorhexidina
Se han reportado casos de urticaria y dermatitis aguda generalizada y también se han observado
casos de angioedema y de anafilaxia por clorhexidina, ya que también es utilizado como
antiséptico de superficies como para la colocación de catéteres en unidades de terapia intensiva.
La dosis sugerida normalmente es de 15 ml. El fabricante aconseja usar en enjuague por 30
segundos sin diluirlo para no reducir su potencia. No debe tragarse.
Es tóxica cuando se instila en el oído medio y produce daño de córnea cuando se instila en los
ojos. La clorhexidina produce la sensación de un sabor amargo después de realizar el enjuague.
Este sabor puede durar por varias horas, pero a medida que continúa con el uso del
medicamento, esta sensación desaparece. Un efecto adicional a su uso prolongado es una ligera
disminución en el gusto, el cual se recupera totalmente una vez que se suspende el enjuague.
También puede aumentar la sensibilidad dental a los cambios de temperatura. La clorhexidina
ocasiona pigmentación dental, que es completamente reversible con una profilaxis dental
convencional. Si existe una prolongada exposición o uso excesivo del antiséptico, ocasiona
pigmentación de tejidos duros y tejidos blandos. Esta pigmentación se puede observar desde una
semana posterior al tratamiento, no es permanente y puede ser removida con una profilaxis. Esta
pigmentación es más notoria en quienes acumulan más placa dentobacteriana.
Prevención
El gluconato de clorhexidina al 0.12 o al 0.20% es utilizado como antiséptico prototipo para los
procedimientos quirúrgicos orales. Su mayor eficacia se obtiene mediante 15 ml como colutorio
por 30 segundos dos veces al día hasta una semana antes y una semana después del
procedimiento. Algunos estudios sostienen que es suficiente con el uso posoperatorio en
pacientes sin factores de riesgo.
Es importante mencionar que como parte del tratamiento en caso de que se presente la osteítis
alveolar, debe evitarse rellenar el alveolo, pues aunque se eliminara la sintomatología, esto
evitará la formación de tejido de granulación y la adecuada cicatrización alveolar. Un apropiado
régimen de analgésicos asociado a lavados suaves con clorhexidina sin remover el tejido del
alveolo es suficiente para promover la cicatrización y eliminar la sintomatología asociada.
Conclusiones
Identificar a los pacientes con factores de riesgo es el primer paso para disminuir la incidencia de
este padecimiento. Utilizar los colutorios de gluconato de clorhexidina como parte fundamental de
la terapia de prevención de alveolitis permitirá reducir la incidencia de esta patología y
complementará la higiene bucal en general, lo que, sin duda, es indispensable para una buena
cicatrización.