Urton Gary - Chuta El Espacio de La Practica Social
Urton Gary - Chuta El Espacio de La Practica Social
Urton Gary - Chuta El Espacio de La Practica Social
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FIGURA 1
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FIGURA 2
Cuzco
Hanansaya Hurinsaya
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Chinchaysuyu 1 Antisuyu
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Collasuyu 1 Cuntisuyu
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Ceque 9 1 9 9
1 14
1 1
Saya
En un reciente e hnportante estudio de la aplicación española del
ténnino parcialidad en los siglos XVI y XVII, rvtaría Rostworowski de Diez
Canseco ( 1981) de1nuestra que esta palabra es usada frecuentemente para
referirse al ténnino quechua saya. Por ejemplo, podeJnos leer en Matienzo:
'' ... sólo la denominación saya puede ser adscrita a estas palabras:
haiiiiiiSilYa y hurinsaya. Cuando la oposición saya-suyu es expresada
por hanan y hurin, la categoría suyu se co.nviert~ en hurinsaya. En el
FIGURA3
Suy u
Además del uso de la palabra suyu para designar las cuátro divisiones
del Imperio Incaico, el término tiene un rango de usos que incluye:
Suyu. Lo que cabe de parte de trabajo a cada vn suyo o persona.
Suyusuyu. Ropa listada vareteada menudo.
Suyuchacuni. Ponerse a parte cada ayllo, o diuidirse.
Suyuchani. Sefialar gente por sus parcialidades para juegos, o escara-
nluvas, o para yr al trauajo.
Suyuchani, o suyllrcarini. Poner a parte cada ayllo, o hazer alarde en
guerra.
Suyuchatamun. Dexarlo repartido o repartir de camino.
{González Holguín 1952 [1608]: 333-334)
Para suyu. fray Domingo de Santo Tomás define:
suyucuni, gui - hacer partes dividiendo
suyo - parte assi diusa
FIGURA4
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14 Revista Andina, año 2
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FIGURA 6
"Dizen los yndios que quando con el diluuio se acauó la gente y que
del pueblo de Pacaritambo, cinco leguas del Cuzco, de vna cueua por
vna bentana salieron y procedieron los Ingas y que eran quatro her-
manos, el mayor llamado Manco Capac, Ayarcaclie, Ayarauca, Yayar-
huchu. Y quatro hennanas: Mamahuaco ... Mamacora, Mamaocllo,
y Mamatabua . . . Vinieron, pues, estos hermanos y hennanas desde
Pacaritambo de noche, y~ llegados al pueblo de Pachete. allí miraron
de vna parte a otra por hallar buena tierra para poblar, y no satisfa-
ciéndose, se boluieron ~or el mismo camino y llegaron a Guayna
Cancha, y allí se juntó Manco Capac ron su hennana Mama Ocllo''.
(Múrua 1962 [1590]: 21 ..22).
Hana1uayaq Hllrinsllyaq
Nayhua (= uqollana") San Miguel~
Quinhuara P"irca
Aqchakar Yanchacalla
Qarhuacalla 1ro \Vaychu
Qarhuacalla 2do Pumatambo
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Nayhua P'irca
Colqueuqru Qoipa
Mollebamba Warubamba
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entonces unos cuantos pasos y repiten el mismo patrón (3ab, 4ab; retroce-
den; Sab, 6ab; retroceden ... ). El rapach11 sirve como una especie de ani-
mador de sus dos compañeros que trabajan con la chakitaqlla. Es decirt
FIGURA 7
adelante
caball6n B 1 1 caball6n A
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charla continuamente, en parte para romper la rutina del trabajo, pero tam-
bién para animar y aconsejar a la pareja de trabajadores. Una orden común
dada por el rapachu es ~-¡sayal . . . ¡saya!''. Al preguntarle a un hombre
qué quería decir el término, me dijo que sqv11 se refiere al golpe vertical de
la chakitaqlla directamente en la tierra (Fig. 8). Esto es porque, cuando los
hombres se cansan, frecuentemente introducen la chakitaqlla en un ángulo
diagonal, .lo que resulta, no sólo, en utia rotación más superficial de la tierra,
sino que se obtienen terrones que se deshacen cuando el rapachu trata de
voltearlos. Saya es el corte vertical del plano horizontal del suelo.
FIGURA 8
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Un ejemplo de la organización de los ayllus, mitades y anexos en
agrupamientos Sllya, se daba anualmente en Tambo, en la época en que el
sistema de enJJarados (i.e. la serie jerárquica de oficios religiosos y civiles)
todavía funcionaba en toda su extensión. Una vez al año, el primero de
enero, los varayoqkuna (los que tienen cargos en la comunidad) se reunían
en una de las dos plazas del centro de Tambo para participar en una ceremo-
nia de aftttnación del orden jerárquico y de las relaciones entre los varayoq-
kuna de los ayllus y anexos. Cuando los varayoqkuna entraban a la plaza de
arriba, ubicada al sur de la iglesia, la gente de Hanansayaq se alineaba a la
derecha (oeste), con los varayoqkuna de los ayllus al lado norte, los de los
anexos, al sur; los varayoqkuna de Hurinsayaq se ubicaban de forma similar a
la izquierda (este) de la plaza (Fig. 9). El gobernador de Pacariqtambo, quien
oficiaba en esta ceremonia anual, se paraba en la puerta principal de la igle-
sia~ que permanecía abierta, de cara a los varayoqkuna. Durante este ritual, la
organización de los sayas en la plaza de la iglesia se centraba en la reproduc-
ción de las divisiones jerárquicas entre los ayllus y anexos, y entre Hanansa-
yaq y Hurinsayaq.
FIGURA9
Hurinsayoq
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Gobernador~--~-0- ;~ ~ ~ ~-:-- ~--~--- . S
Honansoyoq
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o ayllus • anexos
Durante todo el año hay varias ocasiones que proporcionan los con-
textos necesarios para elaborar las relaciones entre los ayllus dentro de cada
mitad, o para la. interacción de grupos que representan las mitades (ej. los
principales de los ayllus participan en una batalla ritual usando hondas
-Wllrak'as- durante el carnaval). Aden1ás, hay otras ocasiones- cuando las
relaciones jerárquicas entre ayllus y anexos entran en juego, como el recluta-
miento para los trabajos agrícolas (ver más adelante).
Existen dos plazas adyacentes en el centro de Pacariqtambo. Ambas
son rectangulares y sus ejes longitudinales están gruesamente orientados de
norte a sur; la plaza ubicada en el lado este, se halla de 7 a 1Otn. 1nás arriba
que la plaza del lado oeste. Por conveniencia me referiré a ella con1o a la
plaza de arriba (=este), y a la última, con1o a la plaza de abajo(= oeste). La
plaza de arriba~ en la que se encuentra la iglesia'J está rodeada por una pared
de adobe, de unos 2 a 3tn. de altura. Estas paredes están divididas en segnlen-
tos llamados chutas (también se les. denomjna kurawa surcos -surcos del
cura-). Las paredes son reparadas durante las [ae1111s (grupos de trabajo) que
se desarrollan en agosto; esto es, se reemplaza el material que sjrve de techo
a las paredes, se cambian los adobes rotos, y algunos años, se blanquean las
paredes. Cada chuta es de responsabilidad de uno de los primeros cuatro
ayllus de las dos mitades o del anexo de Qoipa. Los principales de cada ayllu
(y del anexo de Qoipa) son responsables de organizar la faena de sus ayllus.
Además de las paredes, el espacio interior de cada plaza está dividido en nue-
ve franjas que también son llamadas chutas. Durante las fiestas principales
de la comunidad, que se realizan entre el 24 de junio y 29 de setiembre, los
integrantes de los ayllus barren el suelo de las plazas de arriba y de abajo en
la chuta que les corresponde (Fig. 10).
...
FIGURA 10
iglesia
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26 Revista Andina, afto 2
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28 Revista Andina, aiio 2
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FIGURA 13
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cuesta abajo
quedé sorprendido, al regresar para empezar :una nueva fila, al ver que los
hombres tomaban surcos altemt1~os., cada uno dejaba un surco entre el suyo
y el del hombre inmediatamente detrás de él. Quedé perplejo por este cam·
bio repentino y empecé a trabajar el surco adyaeente al del hombre ubicado
delante de mí, según la manera qati qati. El cll~~ersyoq me gritó que debía
saltearme un surco porque ~'los hombres estaban haciendo sus chllttiS,...
En este nuevo patrón (Fig. 14}, -cada hornbre era responsable de
hacer dos filtJS en vez de una, a fin de realizar un "tumon completo: podría-
mos decir que el utumon de cada persona había sido "estirado" o "extendi·
do" (horizontalmente) de una ftla a dos. Es decir luego de completar la pri-
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mera fila yendo del extremo inferior del campo al superior, cada hombre
regresaba al extremo inferior y trabajaba la fJ.la vecina a su primera ftla. Así,
cada hombre estaba trabajando una sucesión de dos ftlas de surcos, termina-
dos los cuales, el grupo atravesaba la parcela para empezar con un nuevo
conjunto de surcos. Como en el caso anterior, el clulcrayoq se ubicaba en el·
centro del grupo de trabajadores.
FIGURA 14
cuesta arriba
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V V v
chuta ·chuto chuta
dras lanzadas por los niños. Sin embargo, hay, por lo menos, un toro en cada
partida capaz ·de hacer daño, tanto al torero como a los espectadores. Para
proteger al público debe construirse una sólida plaza de toros.
Las tareas de conseguir el n1aterial (ej. troncos de eucalipto, soga,
etc.), cavar los huecos para los postes y cónstntir las diez secciones de la valla
que cotnponen el ruedo recaen sobre los diez ayllus; cada uno es responsable
de construir una sección, llamada chuta. La plaza de toros es construida
inmediatamente al sur del concejo (o local comunal); incluso una de sus pare-
des es usada como parte del ruedo (Fig. 15).
FIGURA 15
Aqchokar
Qorhuacalla 2do
corral
N
'
concejo-'
Pumotambo
Quinhuaro P'trca
, cancho
•
Nayhuo Yonchocollo
San M1guet
-Qarhuocollo
.....
1trG Waychu
* En ltz1 do1 oeasiones que estuve en Tambo para la fiesta de la Natillidlld de lll Virgen
( 1981 y 1982), a los Gyllus chutas les asignaron diferentes ubictlciones Íllrededor del
ruedo.
tad al medir el largo de las dos chutas del lado oeste (lado por el que se había
comenzado a medir). El principal (segunda) del ayllu de Nayhua había traído
una cuerda de carpintero, la cual había sido extendida por el suelo, desde la
esquina del concejo hasta un punto en el que todos coincidían daba suficien-
te espacio para la corrida de toros. El largo de la cuerda fue entonces dobla-
do por mitad juntando Jos dos extremos y estirando la doble cuerda resultan-
te; con esta medida se hicieron dos marcas en el suelo y los dos ayllus de este
lado (Quinhuara y Nayhua) recibieron chutu con igual longitud.
Cuando este proceso de medir las ehutas llegó al lado sur, el segunda
del ayllu de San Miguel sugirió que por ser el lado más largo, la valla debía
ser construida en tres chutfl8 de igual tamaño. lnmediatantente surgieron aira-
das protesta~, especialmente de los ayllus Qarhuacalla lro. y Waychu. San
Miguel es el ayllu más grande y poderoso de la comunidad (tiene cerca de 60
miembros), ¿por qué, entonces, debía recibir una chuta del mismo tamaño
que las de los dos ayllus más pequeños sobre el mismo ládo del ruedo? Des-
pués de mucha discusión se decidió que San Miguel debía recibir una chuta
más grande y que las chutiiS de los ayllus Qarhuacana lro. y Waycbu debían
ser más pequeñas y ambas de igual longitud. Entonces empezaron a medir
las chultls con un pedazo de cuerda que había sido extendida a todo lo lrugo
del lugar que éstas debían ocupar, en el lado sur de la valla. Luego, la cuerda
en toda su extensión fúe estirada entre dos hombres de manera que formaba
un zig-zag de tres unidades de la misma dimensión (Fig. 16). Después,_un ter-
cer hombre ·tomó el extremo que sujetaba el seg~ndo y comenzó a alejarse
FIGURA 16
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(hacia el este) de los dos primeros hombres; mientras el tercer hombre cami-
naba hacia el este, el segundo se dirigía hacia el oeste acercándose al primero
(Fig. 16, b). Miembros de los ayllus de Qarhuacalla lro. y Waychu le gritaban
al tercer hombre "¡sigue! ¡sigue!" mientras los de San Miguel le gritaban
" ¡para! ¡para!''. Finalmente, el punto en el cual debía detenerse fue acorda-
do (a regañadientes por los dos lados) y la longitud de las tres chut• fue
marcada en el suelo.
La viñeta de arriba, ·así como la No. 2 ilustran claramente que las
chuttiS no ti~nen largos o anchos predeterminados, más bien se ·establecen
mediante procesos en los que se toman orientaciones y medidas cuyos crite-
rios son fmalmente sociales y ''flexibles y _elásticos" chutakuq) y no estan-
darizados. Hay otros tres ejemplos~ que discutiré brevemente, acerca de la
organización de los ayllus por chutas. Estos se presentan, en primer lugar,
para dar una indicación del rango de actividades relacionadas a las chutlll en
Tambo; su análi$is completo se hará posteriormente. ·
Hasta 1964, ai)o _en que la comunidad recibió servicio de agua pota-
ble, el agua para consumo humano para la comunidad, así como la usada
para regar los maizales al oeste de Tambo, provenía de unpukyu (manantial)
llamado Llaullicancha, localizado a unos 4 km. directamente al este de Tam·
bo. Cuando este canal de irrigación (conocido como Puna _Yarq'a) fue lim-
piado, en mayo, se dividía en nueve secciones de desigual longitud, llamadas
chuttiS, las cuales eran de responsabilidad de los primeros cuatro ayllus de_ las
dos mitades o de Qoipa (2 x 4 + 1 = 9).
El jefe de cada ayllu tenía la responsabilidad de arreglar la faena para
su comunidad y proveer de chicha y comida a los trab¡Qadores. La distribu-
ción de los nueve grupos dentro de las chutss a lo largo de la Pu1111 YsrqlJ11 se
ilustra en la Fig. 17.
Llaullicancha
~ = Hanansayaq
FIGURA 17
! = Hurinsayaq
Yanehacalla
FIGURA 18 A
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Cuzco • • • 1 Tambo
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Con esta conexión entre Cusco y Pacariqtambot hecha por un hom-
bre que creció en la comunidad, encontramos evidencia de la prolongación
de los ayllus de Pacariqtambo fuera de sus asentamientos a través de la reali-
zación de trabajos públicos en ch.utos a lo largo del camino donde está ubica-
da la ciudad del Cusco. El punto más interesante en torno a esto es que ésta
no es la referencia más antigua que tenemos de los habitantes de Pacariqtam-
bo en Telación a caminos y chutas. De hecho, una de las primeras crónicas
escritas en Cusco después de la entrada de Jos españoles, la Relación de los
Quipuctun~~yos (Callapiña et al, 1974 [1542]), contiene tal referencia, La
" . . . ordenó que hubiese topos de leguas en los caminos reales, por
medidas de varas, que ellos llaman chotas (chutas)'' (Callapiña et al.
1974 [1542]: 37).
Conclusiones:
Las razones que tuve para empezar este artículo con una descripción
del sistem~ de ceques deben quedar ahora lo suficientemente claras. Hay un
:aúmero de características del sistema de ceques que son similares a fonnas
de organización socio-política presentes hoy en Pacariqtambo. Por ejemplo,
las divisiones alrededor de las cuales las relaciones sociales y políticas en el
distrito de Pacariqtambo están organizadas, son, a un nivel regional, estructu-
radas de acuerdo al antiguo principio andino de saya. La discusión entre don
Melchior y don Fennín (Vifteta No. 2) sobre el lindero entre sus largas y es-
trechas franjas de territorio ritual (chutas) en la plaza de abajo de Tambo, es
un excelente modelo para intentar una reconstrucción de las formas de
interacción que podrían haber ocurrido al interior del valle de Cusco con el
propósito de mantener y reproducir el sistema de ceq~es y, en el caso del
valle de Cochabamba para el mantenimiento de los linderos suyu entre los
diversos grupos étnicos (ver suyu y sus usos, después de la Fig. 3). Así, yuxta-
poniendo la descripción de las chutas con la del sistema de ceques, quiero en-
fatizar primero, que no estamos totalmente huérfanos de precedentes históri-
cos andinos para los conflictos prácticos experin1entados por don Melchor y
don Fermín; segundo, que la sociedad andina contemporánea puede ser una
rica fuente de información en nuestro intento de desarrollar un tnejor conoci-
miento histórico de las estructuras andinas, de sus principios de organización
y de sus actividades cotidianas; y, tercero, que el estudio de las chutas en Pa-
cariqtambo puede tener una significación considerable en el análisis descripti-
vo y teórico de las estructuras y prácticas andinas, puesto que mientras nues-
tra informa:ción etnohistórica acerca de fenómenos tales como los sayas~ su-
yus y ceques tiende a objetivarlos como elementos de "sistemas" fonnales. es-
táticos, las chutas, que yo caracterizaría como espacios tipo suyu entre los ce-
ques, son el siempre cambiante campo de confrontación y cooperación entre
Reconocimientos:
Expreso mi agradecimiento a las siguientes personas por haber leído
y comentado versiones anteriores de esta investigación: Richard Bielefeldt,
Deborah Poole, Anthony Aveni, Julia Meyerson y Thomas Cummins. El
apoyo para el trabajo de campo, sobre el cual se basa este estudio, fue pro-
porcionado bajo la forma de una donación para investigación post-doctoral
de la National Science Foundation (# BNS-8106254). El Consejo para la
Investigación de la Colgate University proporcionó los fondos para la investi-
gación etnohistórica en Lima y para la preparación del manuscrito a publi-
carse. Por la colaboración recibida manifiesto mi gratitud a la National Scien-
ce Foundation y a la Colgate University. También hago extensivo mi reco--
nocimiento a Julia Meyerson, mi esposa, quien hizo los dibujos. Finalmente,
agradezco a Henrique Urbano, que me alentó mientras escribía este artículo
y colaboró en su traducción. ·
REFERENCIAS
DOCUMENTOS:
AAC: · Archivo Arzobisp~ del Cusco
VIII. 2. 23. 1772, fs. 78
"7estigos de los Ayllus (Yaurisque y Pacariqtambo) contra el cura Don Pedro
Crisólogo de Villacorta ..• .,
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Rossi; pp. 150-175. J.F. Bergin Publish~ Inc.
COMENTARIOS
bién juegan un papel importante en el man-
Prof. lohn Earls tenimiento y viabilidad de la comunidad
I.N.D.A. andina. (He tratado esta clase de problemas
Lima, Perú desde otra penpectiva, y mis resultados son
completamente coincidentes con los de
El presente trabajo de Gary Urton es Urton. Aportes ú.nportantes de una orienta-
importante visto desde diferentes perspec- ción similar han sido presentados por Fon-
tivas. Es un verdadero semillero de ideas seca, Mayer, Mitchell, Camino, etc.).
estimuladoras tanto para etnólogos eomo El segundo punto que quiero comentar
para sociólogos, arqueólogos, historiadores, surge de mis intereses en la historia y la
economistas y politicólogos. Por ello, un epistemología de la ciencia andina. La vig-
comentario completo es imposible aquí nette No. 3 descrita por Urton trata de un
debido a las lbnitaciones de espació. Voy a mecanismo especifico de tales ajustes que
referirme a dos aspectos que resaltan dife- vale la pena resaltar.
fentes niveles del aporte de Urton que me Una característica de la ciencia y la tec-
parecen importantes para los futuros cami- nología andina consiste en identüicar o
nos de los estudios histórico -sociales establecer isomorflSinos que relacionan los
andinos. subconjuntos del mundo social con los de
En el primer nivel, la orientación de los dominios del mundo físico (el celestial,
Urton ·resalta tajantemente la contrapro- el geográficot el agro-eéológico, etc.).
ductividad de una división artificial de las Empero~ el impacto, a menudo-violento e
investigaciones en dos categorías: la una invaticinable, de los cambios socio.políti-
denominada "culturalista"' o "estructura- cos exógenos sobre las comunidades. y de
lista'' Y la otra c.c.econometristan o {,'socioló- las perturbaciones drásticas del ambiente,
gica". La chuta es un concepto simbólico exigen que los isomorfumos sean realmente
complejo. relacionado a la organización coincidentes con la realidad y que sirvan
andina tradicional en ayHus y sayas, pero para operar con eficiencia y rapidez sobre
es empleada en la práctica económica coti- esta realidad e impedir que sus inestabilida--
diana para efectuar los reajustes continuos des destruyan la cohesión comunal
en esta organización debidos a cambios Las operaciones (descritas en la vignette
demográficos y al impacto de sistemas esta- No. 3) que los tambinos realizaron con la
tales muy distintos y t a menudo, política- pita para redeímir las dimensiones de las
mente inestables. ¿Cómo se va a tratar de chutas correspondientes a los tamaños rela-
explicar la continuidad de la comunidad tivos de los 3 ayllus, me parecen constituir
campesina sin tomar en cuenta los concep· una técnica algorítmica para llegar, por
tos como chu•• desarrollados dentro de la consenso social, a una deiuWñón de las
sociedad andina? magnitudes que establecen el isomorfismo
En estudios anteriores, Urton logró sis- apropiado. El isomoñlSDlo relaciona: a) los
tematizar los principios del razonamiento tamaños relativos de los ayDus, b) las can-
que sustentan las observaciones astronómi- tidades de trabaúo realizables dentro de un
cas y las computaciones calendáricas que limite temporal y e) las proporciones de
efectúan los campesinos de comunidades una recta dividida en tres partes.
modernas; a la vez, hizo ver que muchos Las proporciones entre las longitudes
factores tomados en cuenta por los campe- (vease f~g. 16 a, b) entre (1) y (2) (= d2),
sinos en la programación de los ciclos pr<>- entre (1) y (3) (= d3) y entre (2) y (3)
ductivos, están relacionados con las obser- (= dl), tienen que indicar las magnitudes
vaciones astronómicas que señalan los Umi- que constituyen el isomorflSJDo, y parece-
tes temporales viables de las diversas activi... rla ser que los cambios en es• dimensio-
dades económicas y rituales. Así~ los prin· nes son los hechos en los que la gente se
cipios astronómicO$ andinos1 ordenados en fija para acordar las chutas apropiadas.
jerarquías de conceptos simbólicos, tam- Notamos que si 1 denota la longitud de
Las "'distinciones" saya y suyu, enton· por lo contrario~ es, según G. Urton mismo,
ces, que juntas forman una divi.~6n cuadri- flexible y elástico; puede aplicarse a obje-
partita del Qullasuyu, son de índole dis-- tos y actividades muy diversas, y lo que
tinta. El ''cross-.cutting dual division•' en reúne todas sus aplicaciones tiene una natu-
este caso deriva claramente de una división raleza más semántica que social. Por eso, se
saya y de otra que surge de una clasifica· puede pensar que las raíces de chuta deben
ción diferente. ser estudiadas a través de una semiología
Una nota ímal: para matizar nuestra más que a través de una etnohistoria. G.
apreciación de las diferentes maneras en Urton empieza a hacerlo con el estudio de
que las culturas andinas simbolizan la clasi- diccionarios. Quizás se podría ir más lejos
ficación social, habría que volver al tejido. en este sentido, analizando ·todos los em-
Resulta llamativo que una de las acepciones pleos de chuta en una perspectiva semánti-
de suyu suyu es "'ropa listada vueteada me- -ca. Parece que esta dificultad metodológica
nudo" (González Holguín 333); o "'Suu tiene su origen en una confusión: ¿es
suu isi: . . . Es ropa baladi, por ser texida chuta una institución social o una categoría
vn poco de vna color, y otro poco de otra de pensamiento, o las dos cosas a la vez? Si
color algo diferente" (Bertonio n. 331 ). realmente uno quiere vincular directamente
Saya en el tejido es otra cosa: "Saa: Lista este principio con el sistema de ceque, se
del manto. Saani isallo: Manto listado de podría considerar la hipótesis que existía
negro sobre mas negro" (Bertonio IL 304). ·en el pasado: un sistema de cbuta mucho
Suyu, entonces, puede ser de muchos colo- más ngido que el que se observa actual-
res., mientras que el saya tejido representa mente y cuya flexibilidad actual es el resul-
la diferenciación mínima que puede haber tado de una desestructuración. Pero, ¿éxis-
y la .igualación más completa entre dos te esta posibilidad?
cosas o dos grupos; o ~ la de ""negro La manifestación de los ayUu a través de
sobre mas negro.,. la chuta es sumamente interesante, pero
sabemos que en la etnografía andina el tér-
mino ayUn corresponde a realidades muy
distintas. G. Urton no def'me el ayDu en
Antoinette Fioravtlnti·Molinié Pacariqtam bo sino a través de la chuta,
Villa A drienne aunque hay que notar el .gran interés que
17, A ve. Général Lecler tiene su análisis de la pennanencia y cam-
PARIS-75014 bios de los ayDu a través de documentos
FRANCE históricos. La implicación de los ayDu en la
chuta parece ser colonial, pues parece ma-
El artículo de G. Urton tiene un interés nifestarse esencialmente en el marco de la
doble: primero, el de presentarnos una ca- reducción como en la organización ceremo-
tegoría nueva del pensamiento andino: la nial de los varayoqkuna.,_ el arreglo de la
noción de chuta viene así a incluirse en la plaza para la p~ocesión y la construcción de
experiencia etnográfica de los especialistas la plaza de toros. Es difíci{, por lo tanto,
de los Andes,. pues con ella se podrán inter- vincular directamente la chuta con el siste-
pretar varios datos sobre la faena. Segundo, ma prehispánico de los ceque. Sin embargo,
el de un intento metodológico de real etno- es de sumo interés que dentro de un marco
historia: el autor intenta mostrar como de tipo colonial se operen particiones fun-
chuta tiene sus raíces en el pasado prehis- dadas sobre un modo de pensamiento andi-
pánico y, a la vez, cómo funciona su efica- no. Pero uno se pregunta: ¿sobre qué ele-
cia para la reproducción social; es decir, mentos de este pensamiento: eeque, saya,
para el porvenir. Se puede uno preguntar si suyn~ o los tres a la vez? Además, queda
este intento está totalmente logrado. por averiguar, evidentemente, el sistema de
No cabe duda que tenemos la impresión transfonnación.
que existe un vínculo entre ceque y chuta. El problema es el de siempre en etnohis-
Pero, ¿cómo se define precisamente ese toria: por una parte, G. Urton nos propor.;.
vínculo? El sistema de ceque es fijo, estáti- ciona excelentes da:tos etnográficos; por
co y normalizado. El principio de chuta. otra parte, nos invita a hacer etnohistoria a
Urton sobre la chuta nos of:rece la oportu- mis, en cualquiera de los casos, el ritmo
nidad de apuntar hacia un número de simi- de la alteraci.bn es complejo y es demostra-
.litudes ent:Rl el comportamiento social de ble que devino de un plan más simple, mis
la gente andina contempodnea y sus pre- básico. Así, uno tiene la impresión de que
decesores en el Cosco antiguo. Una compa- el sistema de asignaci6n de tareas de traba-
ración del trabajo de campo de Urton con jo en Pacariqtambo es dinámico, en tanto
la información de las crónicas sugiere que que su predeeesor en el Cusco antiguo fue
la sistemática división jerárquiea del espa- estático. Por otro lado, no hay manera de
cio es una persistente propiedad de esta saber si las asignaciones para el cuidado y la
cultura.. A su nivel más gener;ú, en Pacariq- adoración de los eeques del Cusco también
tambo encontramos la conctetización de la puedan haber cambiado. Sólo sabemos lo
idea Inca de dividir el territorio en Suyost que le fuera dicho al cronista en un mo·
cuyas fronteras son los senderos intercardi- mento dado. ¿Podría ser que las asignacio--
nales. Así, el chaupiñan ·que pasa desde nes coUana,. payan, callao, rotasen con el
Cusco a través de Pacariqtambo y hasta tiempo?
Chumbivücas imita al ñan del Cusco Y aun Si, en la división de la plaza, cada ayllu
a aquel que todavía es visible en Huanuco al que se le asignaba una franja de área
Pampa. En Pacariqtambo, al igual que.en también era responsable de celebrar una
los otros lugares, no hay una indicación fiesta en un tiempo específico del año, en-
general de que el paisaje dictase que el ca- tonces podríamos concluir, asimismo, que
mino fueae interQtdinal. Más bien. como la gente de Pacatiqtambo puede haber
el autor lo ha sugerido en un trabajo ante- . heredado un esquema ordenado para la di·
rior (Urton 1983), un principio astronómi'". ··visión social del tiempo, así como del espa-
co. la orientación de los puntos extremos cio. Tal noción también existió en el siste..
del saliente y el poniente de la Vía Láctea, ma de cectues del Cusco donde, tal como
puede haber jugado un rol en la determina- Zuidema (1977) y Aveni (1981) lo han
ción de este tipo de división espacial, tal mostrado, las divisiones de las partes prin-
como sucedfa en Misminay (Urton 1982). c.ipales del año están relacionadas con las
En la miania fonna, la asignación de los Uneas de ~ues que contienen o que son
ayDus a la tarea de limpieza de secciones empleadas como líneas de mira astronó-
del Puna Karqa o de mantención del cerco micas.
circundante del ruedo de tOl'os son ejem- Utilizado como un dispositivo de con-
plos de la división espacial uni-dimensional tabilidad calendárica, el sistema de ceques
por unidades sociales que nos hacen recor- asigna partes diferentes del año a diferentes
dar la discusión de Cobo sobre el orden de· ayllus. Estas similitudes sugieren que aque-
adorac.ión y tendido de los ceques: callana, Uos que estudian a la antigua gente andina
payan y callao. En la Hmpieza de las franjas debieran darse cuenta de que hay un gran
de la plaza y la reconstrucción de los muros potencial en la etnoastronomía -el estudio
de la misma encOJttpmos un espaeio bidi- del calendario y la astronomía indígenas de
mensional que tambiéa está siendo dividido la gente contemporánea del Cusco-. Urton
de acuerdo a un ordenamiento socio-jerár- ha demostrado que el inicio de tales estu-
quico. Pero la orientación genéricamente dios debiera consistir en el entendimiento
cardinal de eatas franjas parece estar dicta- detallado de las maneras en que esta gente
da por la orientación de la plaza, lo cual desarrolla conceptos del espado y el tiem-
puede haber sido resultado de la influencia po en un contexto social.
española.. Como en el Cusco, en cada caso
ta· integración e interdependencia de las REFERENCIAS
unidades sociales está siendo enfatizada.
Pero mientras en el Cusco el ordenamiento AVENI, A. 1981. "Horizon Astronomy in
es aparentemente fijo y repetible, con cona.. Incaic Cuzcou. En Archaeoastronomy in
na sepido a su vez por payan y callao, en the Americu. Ed. R. Williamson. Los
Pacariqtambo el orden de asignación de Altos, California. Ballena Press, Center
ayllua en las chutas descritas por Urton en for Archaeoastronomy. Publicación con-
cada una de sus viñetas -es diferente. Es junta.
URTON> G. 1982. At the Ctossroads of the sistema de ceques propuesto por zm-
Earth and tite Sky. Austin. University of DEMA? ·
Texas Press. El aniJisis del concepto de chuta e~
prendido por G .. URTON es interesante
URTON, G. s.f. "Ethnoastronomy, Social tanto en su relevamiento Jingüistico como
Organization and the Ritual Calendar in en su comprensibn socio-cultural Por lo
an Andean Community ''. Trabajo pre- que se refiere al primer aspecto, a las signi-
sentado en la Conferencia Internacional íacae.iones registradas por el autor en los
de Etnoastronom.ía, Washington, D ~C., diccionarios de BERTONIO y HOLGIDN
setiembre 1983. (ambos del siglo XVII) y de A. CUSDIUA·
MAN (1976), las cuales coinciden con la
ZUIDEMA, R. T. 1977. ~'The Inca Calen- idea de e 'medida", uextiramiento o creci-
dar".. En Native American Astronomy. miento" y de ''flexibilidad", cabria añadir
Ed. A.F. Aveni, Austin. University of una acepción existente por lo menos en el
Texas Press. págs. 219-259. actual quichua boliviano, la de '~desalojo~'
y de '~eliminacibn o despido por presión":
Traducido por Gina Gálvez Tren~ ch~tachiy~ ch._.tay, ch'utuqa. También l.
LARAt en su Diccionario ( 1971 ), recoge el
término m•utakuld con el significado de
''braza~ brazada, antigua medida de lo~
tud para medir las tiettasn, que propone
J. Stinchez·Pargll HOLGUlN.
Centro Andino de Memceria ser desar.roDada, por una ind•
.4ceión Popular -CA.AP- gación temb.tica del verbo eh'utay (fonna
Qutto - Ecuador transitiva no relevada por los diccionarios
citados por G. URTON, y que sf recoge J.
El espacio no es una realidad dada, sino LARA) y del sustantivo chuta, la malogia
socialmente producida, en cuya representa- que se establece entre el lipittcado antro-
ción se expresa a su vez la determinada or- pomórlico o antropométrico, el estiramien-
ganización de una sociedad y una cultura. to del cuerpo humano y la distancia entte
La representación del espacio, las categori- las puntas de los dedos de los bruos estifa..
zaciones espaeialest han venido intrigando · dosl' y la medida espacial y, concretamente,
y ocupando los estudios andinos desde que de las tierras. Esto, y el hecho de que la
MURRA, DOLLFUS y ZUIDEMA, a partir chuta sea menos una dimensibn del espacio
de distintos enfoques, han trazado las o territorio que una medida o acción de
coordenadas de una interpretación que se medir nos neva a examinar lo que· nos pa-
veda desarroDada y enriquecida con nuevas rece d aporte más notable del trabtüo de
e interesantes aportaciones. La tecnología G. URTON: la dimensión o carActer espa-
y sistemas agrícolas, la organizaCión soclal cial de las prácticas sociales en Paeariqtam-
y el parentesco, el simbolismo y ritualidad, bo. La importancia del papel desempeñado
los tejidos; todos estos aspectos de las so. en Pacariqtambo por la espacialidad de
ciedades y culturas andinas han sido objeto chuta. sólo se explica en razón de la perri-
de una analítica espacial. La amplitud de vencia del sistema de ayllu; la presencia de
este campo de investigación es la que sigue los diez ayllus supone, además de una cJis.
ofreciendo posibilidades de estudio tan in- tribución local entre ellos y la participación
teresantes como el trabajo de GARY a un mismo territorio comunal, una organi-
URTON, Chuta: el espacio de la práctica zación y redistribucibn social de los espa-
social en Pacariqtambo, Perú, que pasamos cios comunes, lo que a su vez puede conlle--
a considerar en sus aspectos principales. var a asumir la categoría o modelo espacial
El estudio de GARY URTON contiene de chuta a niveles particulares internos a
dos partes, y es la relación entre ambas la los ayllus, como es el ejemplo a propósito
que plantea un problema: ¿cómo, podría- del aporque o hallmay.
mos preguntamos, se articula la categoría Las tres situaciones ilustradas por G.
espacial de chuta con la que organiza el URTON para anaJizat el sentido .de ehuta,
en el análisis de las relaciones entre ellos; ferldos no sólo toda una galaxia de concep-
b) indagando, más que la relación entre tos relativos al espacio, sino también el
chuta y los ceques, sus analogías en térmi- univemo de pricticas sociales y organiz.ati-
nos de una semántica espacial común y de vas, que son las que propiamente confieren
un código social andino; eno permitiría de- sentido a las eategorfas del espacio en la
f:tnir con precisión cuáles son las matrices cultura de los pueblos andinos. ·
socio-espaciales a las cuales podrían ser re-
RESPUESTA
irrear', que seria el caso si el lector pensara
Gary Urton que la gente de Pacariqtambo "creó" re-
Oeportment of Sodology and cientemente las chutas para enfrentar al
Anthropology. Colgate Universfty mundo moderno. Si hay verdaderamente
Hamilton. New York 13146. U. S.A. un elemento de "validaclónn en el artículo
es el que se refiere a la materia etnohistóri=
Divido mi respuesta a los comentarios ca ~or medio de los datos actuales, y no al
en tres secciones, cada una de las cuales se reves.
dirige a un grupo de temas discutidos en La práctica de dividir las obligaciones
uno o más de los comentarios. . del trabajo comunal en UDidades de espa-
a) En el corazón del artículo están las cua- cio (chu1as), cada una asignada a un aynu
tro viñetas y los detalles etnográficos rela- es parecida, en muchos aspectos, a la divi~
cionados con ella~. Los datos fueron recogi- sión del trabajo por unidades de tiempo
dos durante trece meses de trabajo de cam- (mit'a). Aunque doy un solo ejemplo de
po en Pacariqtambo. Los que se refieren a mit•a en el artículo (vifieta No. 3) hay
las interacciones contemporáneas de los otros en la organización actual del tri.bajo
ayllus, faenas, trabajo agrícola, etc., consti- comunal en Tambo. Así, cuando la gente
tuyen el argumento principal y la contribu- de Tambo empieza a construir una nueva
ción específica de mi artículo al debate. La aula para la escuela, procede no a dividir
crónica de Callapiña es asequible a los eru- la estructura en segmentos diferentes de
ditos desde 1892 (edición de Jiménez de la las paredes, sino más bien a dividir el pro-
Espada) y el diccionario de González Hol- yecto completo en días de trabajo. Cada
guín, desde 1952 (edición de Lima). Estas ayllu, por tumo, es responsable de trabajar
y otras obras que codifican el vocablo chu- un día completo. En seguida, el ciclo se
ta, y que mencioné en la bibliografía, hace repite hasta terminar el proyecto. Pot con-
muchos años que son conocidas. Sin em- siguiente, la mayoría de lo que se escribió
bargo, hasta ahora no habían llamado la sobre la mit'a como un sistema de alternar
atención de los eruditos hacia el estudio de las obligaciones del trabajo comunal, es
las chutas. Este término y las prácticas rela- pertinente para el estudio de las chutas -la
cionadas con·él han suscitado interés a cau- división de obligaciones del trabajo comu-
sa de la variedad de los usos contemporá- nal en el espacio. Es claro que para com-
neos del concepto. prender las actuales estrategias andinas~
No era, pues) mi intención en el artículo ciales. políticas y económicas, tenemos que
validar una reconstrucción etnohist6rica, investigar etnográficamente los procesos de
como sugiere Escobar, puesto que, según trabajo en turno y la división espacial que
me parece, no existe una prueba etnohistó- están formalizados en la labor comunal.
rica que podría ser independiente de la Estos temas atañen a cuestiones de res-
noción de chuta. En el artículo introduje puestas sociales y técnicas relacionadas con
los datos etnohistóricos precisamente para la inestabilidad potencial que se deñva de
asegurar que las observaciones etnográficas dos fuentes interrelacionadas de cambio:
no asumen "un carácter de intemporalidad una externa y otra interna (comentario de
Earls). Las fuerzas externas que afectan las cio público y trabajo comunal, en muchos
relaciones entre los ayllus, envuelven condi- aspectos parecido a las divisiones de dlutaa
ciones económicas y pol{ticas regionales, en Tambo.
4
nacionales e internacionales. Los cambios b) Después de observar las chutas en : el
en estos sectores influyen en el grado relati- presente etnográfico~', me pregunté cómo
vo de estabilidad o inestabilidad de las rela- entender históricamente las prácticas rela-
ciones entre los ayllus. al generar condicio- cionadas con las chutas. Me parece un error
nes de mercado, tierra y trabajo que apare- metodológica y prácticamente, no situar lÚ
cen al nivel local en términos de fluctuacio- instituciones y prácticas sociales en sus con-
nes demográficas y económicas que afectan textos históricos, sobre todo en los estu-
a individuos y grupos def"midos por la terri- dios andinos, que cuentan con mayor do-
torialidad y el trabajo (i.e., los ayllus). Las cumentación que en otras sociedades ( co-
fuentes internas de cambio de las relaciones mentario de Muna).
entre los ayUus comprenden, entre otras El aspecto más difícil de la reconstruc-
cosas_, almbi.os diarios y anuales en las ción histórica en los estudios andinos, espe-
alianzas entre los individuos de los ayllus cialmente en los que se refieren a alguna
diferentes) cambios relativos en la cantidad comunidad en particular y están basados en
de agua disponible para irrigar las tierras, datos etnográficos, es lograr una informa-
etc. Estas son algunas de las fuentes exter- ción amplia y representativa que permita
nas e .internas del desequilibrio que afectBD una descripción coherente y un análisis de
las interacciones de los ayUus y que se ex- los cambios ocurridos en distintos períodos
presan en un contexto formal y rltualizado históricos. Los documentos etnohistóricos
por medio de procesos públicos como, por de Tambo no son exhaustivos al respecto:
ejemplo, el medir el largo de las chutas de Pero los que consulté me dan una base mí-
losayllus en la refacción anual de la cancha, nima para estudiar temas como el de los
en la rresta de la Vttgen de la Natividad. cambios en la composición de los aynus du-
Finalmente, Escobar formula una pre- rante un largo período, en el cual las chutas
gunta importante: ¿tenemos o no otros emergen sólo a través de las actividades de
ejemplos etnográficos de las chutas? No los aynus, cuando 6stos cumplen las obliga-
conozco otros ejemplos actuales en que el ciones de trabajo comunal. Una historia de
término chuta se aplique a las divisiones del los ayllus (tamaños, tierras y los cambios
territorio y edificios, pero existen ejemplos entre sus reláciones jerárquicas) es un co-
del uso de principios de división espacial y mienzo indispensable para responder a pre.
guntas tales como: ¿de qué manera las obli-
social semejantes a los de Tambo. Uno de gaciones de trabajo comunal han sido dis--
los mejores es el estudio de Juan Ossio so- tribuidas entre la población en diferentes
bre los ayllus de Cabana, provincia de Lu- períodos? o ¿cómo afectaban las fluctua-
canas (Ayacucho). El autor demuestra que ciones demográficas y territoriales a la com-
cada uno de los cuatro ayllus de Cabana es posición y jerarquía de tos ayllus? y otras
responsable de las contribuciones de traba- más. Espero estudiar estos y otros proble-
jo para construir edificios públicos, celebrar mas relativos a la historia local de Tambo
iiestas y limpiar las acequias (Ossio 1981 ; tan pronto me sea posible.
195). Afirma también que: Con estos comentarios quiero contestar
a las preguntas formuladas por Fioravanti-
"La distribución espacial de estos ayllus Molinié y Escobar en lo que respecta~ por
nos fue explicada en relación a cómo se
organizan para reparar las paredes del ejemplo~ al grado de flexibilidad de las
cementerio, que tiene un plano cuadran- chutas. Según ellos, esta flexibilidad podría
gular, cada ano. Según se nos informó, derivarse de la experiencia colonial, a con-
cada ayllu tiene a su cargo el re~arar ca- secuencia de la destructuracibn de formas
da una de las cuatro paredes (Ossio
1981: 196). prehispánicas más rígidas. No podemos re-
.. wlver este problema hasta no entender me-
Pienso que estos datos proporcionan jor en qué consiste precisamente la destruc-
otro ejemplo actual de la división del espa- turación en comunidades como Tambo. El
No.1rjufio 1984 55
Enudio~--------------------------------------------------------
Dado el hecho de que nuestra recons- que tenemos un solo relato del sistema
trucción de las divisiones espaciales del siJ.. completo en un solo punto del tiempo. Por
tema de los ceques está basada en un solo otra parte, si el sistema de los ceques era
relato (el de Cobo), es probable de que no esencialmente un sistema fljo y estable que
dispongamos de los datos neeesarios para servía como base para dividir el territorio
contestar a la pregunta de la posible flexibi- del valle del Cusco entre los grupos políti-
lidad de los ceques. Por una parte, si el sis- cos y sociales, es posible que una inflexibi-
tema de los ceques del Cusco estaba de ver- lidad esencial hubiera sido necesaria preci-
dad caracterizado por redefmiciones anua- samente porque el Cusco era el centro de
les o multi-anuales, basadas en fluctuacio- un imperio grande, complejo y siempre en
nes de modelos de alianza, relaciones poli.. estado de cambio. Por lo tanto, una orien-
ticas en el Cusco y entre el Cusco y la peri- tación fija hubiera sido importante como
feria, condiciones económicas, etc., es posi- un modelo o punto de referencia para la
ble que nunca podamos reconstruir los pro-. miríada de reorganizaciones que oCurrían
cesos por medio de los cuales el sistema diariamente en las comunidades fuera del
cambiaba y el movimiento ocurrfa, puesto Cusco, como las de Pacatiqtambo.
REFERENCIAS
AVILA Francisco de
(1608) 1966 Dioses y Hombres de Buarocldd, Lima.
OSSIO# Juan M.
1981 ''Expresiones simbólicas y sociales de los ayllus andinos: el
caso de los ayllus de la comunidad de Cabana y del antiguo
repartimiento de los R.ucanas - Antamarcas", EtnoJaiatoria y
Antropología Andina, Amalia Castelli y otros, Lima. pp. 189--
214.
ZUIDEMA. R.T.
s.f. · unualOrganizations in Cuzco, Capital of the Inca Empire~'. Ms.