El ratón de campo invitó a su amigo, el ratón de ciudad, a probar la comida que había cosechado. El ratón de ciudad lo llevó a su lujosa casa en la ciudad para mostrarle los verdaderos manjares. Al entrar sigilosamente a la alacena llena de comida, se asustaron cuando personas entraron repentinamente a la cocina. A pesar de la abundante y rica comida, el ratón de campo prefirió regresar a su tranquila vida en el campo comiendo trigo y hierbas simples que arriesgar su seg
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El ratón de campo invitó a su amigo, el ratón de ciudad, a probar la comida que había cosechado. El ratón de ciudad lo llevó a su lujosa casa en la ciudad para mostrarle los verdaderos manjares. Al entrar sigilosamente a la alacena llena de comida, se asustaron cuando personas entraron repentinamente a la cocina. A pesar de la abundante y rica comida, el ratón de campo prefirió regresar a su tranquila vida en el campo comiendo trigo y hierbas simples que arriesgar su seg
El ratón de campo invitó a su amigo, el ratón de ciudad, a probar la comida que había cosechado. El ratón de ciudad lo llevó a su lujosa casa en la ciudad para mostrarle los verdaderos manjares. Al entrar sigilosamente a la alacena llena de comida, se asustaron cuando personas entraron repentinamente a la cocina. A pesar de la abundante y rica comida, el ratón de campo prefirió regresar a su tranquila vida en el campo comiendo trigo y hierbas simples que arriesgar su seg
El ratón de campo invitó a su amigo, el ratón de ciudad, a probar la comida que había cosechado. El ratón de ciudad lo llevó a su lujosa casa en la ciudad para mostrarle los verdaderos manjares. Al entrar sigilosamente a la alacena llena de comida, se asustaron cuando personas entraron repentinamente a la cocina. A pesar de la abundante y rica comida, el ratón de campo prefirió regresar a su tranquila vida en el campo comiendo trigo y hierbas simples que arriesgar su seg
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Ratón de campo y ratón de ciudad
UN RATÓN CAMPESINO INVITÓ A COMER A SU AMIGO QUE VIVÍA EN
UNA LUJOSA CASA DE LA CIUDAD, Y LE OFRECIÓ TRIGO Y OTRAS HIERBAS QUE HABÍA COSECHADO PARA AGASAJARLO.
EL RATÓN DE LA CIUDAD LE DIJO:
_ TE AGRADEZCO LA ATENCIÓN, PERO DONDE YO VIVO
PODEMOS COMER COSAS MUCHO MÁS RICAS. TE INVITO A QUE ME ACOMPAÑES PARA CONOCER MI CASA Y PROBAR LOS VERDADEROS MANJARES DE LA VIDA.
ASÍ, PARTIERON JUNTOS PARA LA CIUDAD, ESCONDIDOS EN
EL ACOPLADO DE UN CAMIÓN, Y CUANDO LLEGARON A LA LUJOSA CASA, ENTRARON SIGILOSAMENTE A TRAVÉS DE UN HUECO DE VENTILACIÓN HASTA UNA ALACENA REPLETA DE FRUTAS, QUESOS Y DULCES.
CUANDO YA ESTABAN DISPUESTOS A COMENZAR EL FESTÍN,
LA PUERTA SE ABRIÓ DE REPENTE Y UN HOMBRE ENTRÓ A RECOGER ALGUNOS ALIMENTOS. EL RATÓN CAMPESINO NUNCA SINTIÓ TANTO TEMOR COMO CUANDO CORRIÓ JUNTO A SU AMIGO A ESCONDERSE EN UN PEQUEÑO HUECO ENTRE DOS LADRILLOS.
MIENTRAS VOLVÍAN POR LOS MANJARES, UNA MUJER
ENTRÓ CON VARIOS PAQUETES Y, AL VERLA, LOS DOS AMIGOS DESESPERADOS SE ESCONDIERON NUEVAMENTE.
CUANDO EL RATÓN DE LA CASA LE INDICÓ A SU AMIGO QUE
YA PODÍAN VOLVER AL BANQUETE, EL CAMPESINO, OLVIDÁNDOSE DEL HAMBRE Y TEMBLANDO DE MIEDO, SUSPIRÓ Y LE DIJO:
_ ADIÓS, AMIGO, ENTIENDO QUE AQUÍ EXISTEN MANJARES
EXQUISITOS QUE JAMÁS PROBARÉ EN MI HOGAR, PERO SI DEBO PAGAR POR ELLOS CON MI TRANQUILIDAD, PREFIERO SEGUIR DISFRUTANDO DEL TRIGO Y DE LAS HIERBAS.