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ELEMENTOS GRECORROMANOS
Los nuevos reinos germanos se van a instalar sobre territorios que
durante muchos siglos habían sido parte del Imperio Romano, y es por
ello que van a recoger muchos de sus elementos y los van a mezclar a la
cultura que tenían. Dentro de los principales elementos grecorromanos
que van a sobrevivir en la Edad Media encontramos:
La lengua: el latín.
El derecho romano, la literatura y la filosofía.
La ciencia clásica.
La organización administrativa del Imperio Romano.
La arquitectura romana.
¿Y QUÉ ROL JUGÓ LA TRADICIÓN JUDEOCRISTIANA EN
ESTA SÍNTESIS CULTURAL?
Uno de los rasgos que más dio unidad a la Europa medieval fue el
cristianismo. Desde que el cristianismo se adoptó como religión oficial
de Roma, comenzó un largo proceso de difusión de su doctrina y de
creación de una institucionalidad –la Iglesia católica– que desempeñó un
rol fundamental en los más diversos ámbitos de la vida medieval. La
cultura en esta época estuvo profundamente vinculada al mundo
cristiano y la creación artística e intelectual buscó armonizar la fe y la
razón, recogiendo la tradición de la filosofía clásica. Al mismo tiempo, la
Iglesia tuvo un rol fundamental en la vida política de los reinos
cristianos. De hecho, los reyes medievales debieron gobernar con el
contrapeso de la Iglesia y de poderosos señores que controlaban
importantes extensiones de tierras, y solo a fines de la Edad Media los
monarcas lograron fortalecer su autoridad.
En los siguientes elementos podemos ver la importancia que tuvo
la tradición judeo-cristiana en la síntesis cultural europea:
Preservación de la cultura clásica.
Importante poder político, tras convertir a los reyes germanos.
Unificación religiosa por medio de la conversión de los pueblos
germanos.
Introducción del matrimonio monógamo entre los germanos,
quienes (sobre todo los reyes) mantuvieron el concubinato. Al
permitirse las uniones entre germanos y romanos, se profundizó
en el mestizaje europeo.
Al igual que el Imperio Romano, el cristianismo descansaba en la
idea de universalidad.
La coronación de
Carlomagno
¿Qué cambios observas en el escenario histórico medieval, si lo comparas con los espacios en los
que se desarrollaron las civilizaciones fluviales (Medio Oriente) y las culturas clásicas (sur de
Europa)?
¿Qué transformaciones reconoces en el espacio europeo desde la caída del Imperio Romano
hasta la actualidad? Señálalas.
3. ¿Qué hechos van a permitir que la unidad existente durante el Imperio Romano se fragmente
durante la Edad Media?
GUÍA 3: EL CLERO
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GUÍA 6: CARLOMAGNO Y EL IDEAL IMPERIAL EN OCCIDENTE
Entre los reinos germanos que se conformaron en Europa, el de los francos fue
adquiriendo una mayor importancia, la cual se vio corroborada, en el siglo VIII, a propósito
de la invasión musulmana. En el año 711 los musulmanes derrotaron al rey visigodo
Rodrigo, dominaron la península Ibérica y comenzaron a avanzar por el interior del
continente. Fueron los francos quienes, bajo el mando de Carlos Martel, detuvieron este
avance el año 732 en la batalla de Poitiers. Carlos Martel era el mayordomo de palacio del
rey y de hecho era quien controlaba el reino. Su hijo Pipino el Breve lo sucedió en el cargo
y ejerció tal poder que, en el 751, apoyado por el Papa, se proclamó rey de los francos. Se
iniciaba así la dinastía carolingia, en reemplazo de la dinastía merovingia.
Desde entonces, se forjó una especie de alianza entre el Papado y el reino franco:
este contaba con el apoyo de la Iglesia Católica a la vez que le prestaba ayuda militar. Esta
alianza fue consolidada por el rey Carlos, hijo de Pipino. Carlos gobernó durante 46 años
(768-814) y, mediante una eficiente política de conquistas, logró dominar extensos
territorios de Europa, haciendo realidad el ideal de restablecer en Occidente un imperio
cristiano. Así lo entendió el Papa León III, quien lo coronó como emperador de los
cristianos el 25 de diciembre del año 800 en Roma. En adelante sería llamado Carlomagno
(Carlos “el Grande”).
Carlomagno se esmeró en gobernar su imperio en forma eficaz y con un sentido de
unidad. Estimuló el uso de la escritura y del latín como idioma oficial, se preocupó de
contar con funcionarios letrados y con una legislación común basada en las capitulares.
Dividió el imperio en más de 200 condados, cada uno de ellos a cargo de un conde,
guerrero de su confianza que percibía los impuestos, comandaba el ejército y administraba
justicia en su nombre. Las marcas, territorios fronterizos con una función militar defensiva,
quedaron a cargo de los marqueses. Funcionarios especiales fueron los missi dominici
(enviados del señor), quienes recorrían el imperio inspeccionando la labor de condes,
duques, marqueses, obispos, etc. Todos ellos, al menos una vez al año, se reunían en una
asamblea con Carlomagno, en la cual le renovaban su juramento de fidelidad personal.
Junto con organizar el imperio, Carlomagno puso especial énfasis en promover la
cultura, dando lugar al llamado renacimiento carolingio. Carlomagno fundó escuelas y se
rodeó de sabios como el teólogo Alcuino, nacido en Inglaterra, el lombardo Diácono y el
germano Eginardo. En su propio palacio de Aquisgrán funcionó una academia donde se
estudiaban las artes liberales (el trivium: gramática, retórica y dialéctica y el quadrivium:
geometría, aritmética, astrología y música), con el método de leer y comentar textos. Allí
también funcionaba una escuela para niños, que visitaba con frecuencia.
La unidad y la seguridad que Carlomagno logró establecer después de tantos siglos de
división, no perduró. Después de su muerte el imperio comenzó a fragmentarse, y en los siglos IX y
X, Europa fue sacudida por violentas invasiones. Los reyes no pudieron contenerlos y fueron
perdiendo poder. El ideal del imperio, sin embargo, no estaba muerto y volvería a hacerse realidad
en la Germania, a fines del siglo X, con el reino de los francos orientales. En el año 962 el rey Otón I
fue coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico por el Papa.