Lección 1 22018
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Imagine esta situación: después de algunos días de experimentar cierto malestar físico,
usted decide visitar a un médico. Ya en la consulta, procede a comentar sus síntomas.
Tras haberla examinado, el doctor sentencia: “La solución a su malestar es quirúrgica.
Debe someterse a una operación.” Entre asombrada y asustada usted lo interpela
exigiendo razones. La respuesta que obtiene es simple: “Porque lo digo yo, que soy el
médico”. Seguramente usted y cualquiera en su lugar no se irá satisfecha a su casa. O
bien demandará razones adicionales, o se inclinará por buscar una segunda opinión. Lo
bien que hace. Lo que acaba de hacer su médico es ofrecerle un argumento. Lo que
acaba de hacer usted es evaluarlo.
Ahora imagine que la situación se desarrolla del siguiente modo: tras su consulta con el
médico, llega a su casa y ve que las persianas están altas. Cuando se acerca a la
puerta escucha música y al introducir la llave en la cerradura se da cuenta de que una
de las dos cerraduras está abierta. Apenas entra grita “¡Hola! ¡No sabés lo que me dijo
el médico!”. Aunque seguramente usted no sea Sherlock Holmes, no estaría lejos de la
realidad al pensar que su compañera había llegado a su casa antes que usted. Lo que
acaba de hacer es inferir.
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UBA XXI - IPC
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formar una opinión o tomar posición sobre un tema. La instancia dialógica puede ser
algo más que el lugar en donde testeamos qué tan bien nos va al defender lo que
creemos, puede ser una instancia constitutiva del proceso mismo de formación de
nuestras creencias. Así concebido, es en estos intercambios (con otros o con nosotros
mismos) donde hemos de buscar las razones que motiven nuestras posiciones y las
funden.
Subyace a esta actitud cierto compromiso no menor. Ser crítico respecto de los otros,
pero también de nosotros mismos, nos puede conducir a revisar nuestras creencias y
deberíamos estar dispuesto a ello (al menos si confiamos en nuestras propias
capacidades cognitivas y reflexivas). Alentaremos al lector a pensar por sí mismo. En
este proceso será crucial considerar atentamente a nuestros interlocutores (sean ellos
lo que sean). Es altamente factible que ocurra que nos encontremos con que nuestra
posición es insostenible a la luz de nueva información, a la luz de más o mejores
razones. Puede que notemos que hay conflictos entre nuestras creencias, y que éstas
(o algunas de ellas) deben ser revisadas, modificadas, incluso abandonadas. Esto
puede resultar sencillo en algunos casos pero habrán otros, en particular respecto de
ciertos temas controvertibles, en donde no lo será.
De este modo, la actitud crítica tiene un horizonte, la búsqueda de razones que nos
permitan justificar nuestras posiciones de modo coherente. Para ello deberemos
cuestionar y cuestionarnos, interpelar e interpelarnos, hacer las preguntas correctas,
desafiar nuestras intuiciones. Esto nos conducirá a embarcarnos en un proceso
dinámico, de sostener posiciones, modificarlas y, cuando sea pertinente, suspender el
juicio. Esto, no es otra cosa que el temple y la actitud apropiada para embarcamos en el
estudio de la ciencia.
El primer concepto por presentar es, tal vez, el más central: se trata del de “argumento”.
Nuestra presentación del mismo será por aproximaciones sucesivas, con la intención de
ir precisándolo gradualmente. De modo preliminar, diremos que un argumento es un
fragmento de lenguaje, ya sea escrito u oral. La aclaración obvia que hemos de hacer
es que no todo fragmento del lenguaje es un argumento, lo cual indica que la anterior
caracterización revela una condición necesaria pero no suficiente de la noción de
argumento.
El lenguaje puede ser usado para muchísimas cosas y el argumentar es solo una de
ellas. Consideremos los siguientes ejemplos que ilustran algunos de los múltiples usos
que puede darse al lenguaje. Solo algunos de ellos contienen argumentos ¿podría
determinar cuáles?
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Ejercicio 1
¿Cuáles de los siguientes fragmentos incluyen argumentos?
Poner en una cacerola un litro y medio de leche, 300 grs. de azúcar refinada y una
barrita de vainilla; dejar hervir hasta que se reduzca a la mitad, tome un poco de calor y
esté algo espeso, retirar esto, agregar diez yemas y dos huevos batidos ligeramente;
revolver todo bien, poner en una budinera acaramelada y cocinar en horno muy suave a
baño María. Una vez frío, se desmolda.
b. Todos los hombres desean por naturaleza saber. Así lo indica el amor a los sentidos;
pues, al margen de su utilidad, son amados a causa de sí mismos, y el que más de
todos, el de la vista. En efecto, no sólo para obrar, sino también cuando no pensamos
hacer nada, preferimos la vista, por decirlo así, a todos los otros. Y la causa es que, de
los sentidos, éste es el que nos hace conocer más y nos muestra muchas diferencias.
(Aristóteles, Metafísica, libro I, cap. 1)
d. Afirmo, pues, que si las dos partes del universo mencionado anteriormente, la
superior [celeste] gozara hoy de movimiento diario, tal como es el caso, mientras que la
inferior [sublunar] permaneciera en reposo, y si mañana se invirtiese la situación y la
parte inferior gozara de movimiento mientras que la otra, el cielo, careciera de él,
seríamos incapaces de apercibirnos en lo más mínimo de tal mutación, pues lo mismo
veríamos hoy que mañana (…) de forma totalmente idéntica a lo que le sucede a un
hombre a bordo de una nave que cree ver en movimiento los árboles situados en la
orilla. (Nicolás de Oresme citado por Guillermo Boido en Noticias del Planeta Tierra.
Galileo Galilei y la revolución científica, Buenos Aires, AZ, 1996, p. 55)
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Comentario
3. Oraciones y proposiciones
Hay al menos un sentido obvio en que son diferentes: la oración 1 está formada por
cuatro palabras, mientras que la 2, por seis. La primera comienza con la expresión
"Cristóbal", mientras que la segunda con "América", y así podríamos enumerar más
diferencias. Es claro que ambas oraciones no son la misma oración; sin embargo,
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Todas ellas son oraciones diferentes; sin embargo, la proposición expresada en todos
los casos es la misma [2].
[2] Este punto resultará ser importante en nuestro análisis, pues al reconstruir
argumentos, no reiteraremos tal cual las oraciones, sino que las parafrasearemos. En
ocasiones, incluso omitiremos expresiones u oraciones que resulten irrelevantes para la
evaluación del argumento.
Ejercicio 2
Determine la verdad o falsedad de las siguientes afirmaciones y justifique. En
caso de ser falsa, piense un contraejemplo.
ACLARACIÓN: Un contraejemplo es un caso que nos sirve para probar que una
oración es falsa. Por ejemplo: si quisiéramos probar la falsedad de la oración
"Todos los meses del año tienen una duración de 30 días o más", bastaría con
señalar que febrero es un mes y que su duración es de 28 o 29 días. Ese caso
podría funcionar entonces como contraejemplo de la oración en cuestión, pues
es un caso contemplado por dicha oración (es un mes del año) que no cumple
con lo afirmado por ella (no tiene 30 días o más de duración).
a. Dos oraciones no pueden expresar una misma proposición.
b*. Una oración puede expresar dos proposiciones diferentes.
(El asterisco indica que se trata de un ejercicio especialmente complejo.)
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Las oraciones que son de interés para nosotros son aquellas que expresan
proposiciones, tal tipo de oraciones suelen ser llamadas declarativas.[1] Este tipo de
oraciones afirman o niegan que algo sea el caso, son aserciones, y son tales que tiene
sentido preguntarse por su verdad o falsedad. Esto último puede funcionar como un test
para identificar aquellas oraciones que expresan proposiciones y distinguirlas de las que
no lo hacen.
7. ¿Té o café?
8. Se ruega no fumar.
9. Hola mi amor
Puede observarse que en el caso de las oraciones 7 a 13, no tiene sentido preguntarse
si la oración es verdadera o falsa, como sí ocurre con las oraciones 14 a 17. Una
evaluación del primer grupo de oraciones realizada en términos de verdad o falsedad
resultaría extraña. Más adecuada sería la evaluación respecto de la pregunta 7 en
términos de atingencia (podríamos preguntarnos por la oportunidad de la invitación, por
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[1] Desde ya que existen otros modos posibles de expresar proposiciones; por ejemplo,
a partir de preguntas retóricas.
Ejercicio 3
¿Cuál de las siguientes oraciones expresa la misma proposición? Empareje cada
una de las oraciones con la opción que expresa la misma proposición.
b. Federico vio a Facundo comerse la e. Federico fue visto por Facundo comerse la
última galletita. última galletita.
c. Facundo no vio a Federico comerse f. Facundo fue visto por Federico comerse la
la última galletita. última galletita.
Ejercicio 4*
¿Cuál de las siguientes oraciones expresa la misma proposición?
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Empareje cada una de las oraciones con la opción que expresa la misma proposición.
(Este es un ejercicio es similar al anterior, pero un poco más complejo. Por ello está
marcado con un asterisco, pues anticipa un tema que será abordado en la próxima
lección).
Si María gana la lotería, se irá de Es necesario que María gane le lotería para
viaje. que se vaya de viaje.
Solo si María gana la lotería, se irá de Es necesario y suficiente que María gane le
viaje. lotería para que se vaya de viaje.
María se irá de viaje siempre y cuando Es suficiente que María gane le lotería para
gane la lotería. que se vaya de viaje.
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argumentos y por tanto cumplen con las condiciones que estipula la definición de
argumento que se ofrece a continuación.
Desde ya que algunos argumentos logran fundar su conclusión mejor –de modo más
concluyente– que otros y poder distinguir cuándo y por qué lo hacen es uno de los
objetivos centrales de este curso. Pero antes de adentrarnos en la evaluación de
argumentos, nos detendremos en intentar clarificar aún más su naturaleza.
Este caso revela otra particularidad de los argumentos, y ella consiste en que si bien
hemos de poder distinguir cierta estructura en los argumentos, su formulación no suele
respetar un orden preciso. En otras palabras: la conclusión no necesariamente se
ofrece al final del argumento; bien puede estar al comienzo del argumento (como en el
ejemplo recién citado) o aparecer en algún lugar entre la primera y la última oración[3].
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Pues… En consecuencia…
[1] Nos referimos aquí a los argumentos tal como se formulan en el lenguaje común.
Algunas de las consideraciones aquí señaladas no son pertinentes en el caso de
argumentos formulados en lenguajes formales. Pero nosotros no nos ocuparemos de
éstos último.
[2] Esto requerirá de mayores precisiones, pues existen casos en que la conclusión de
un argumento es compleja, pero también hay otros en que un mismo fragmento
contiene más de un argumento (y por lo tanto más de una conclusión). Trataremos el
tema más adelante, pero anticipamos que aun en esos casos, la conclusión de cada
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Ejercicio 5
Determine la verdad o falsedad de las siguientes oraciones. En caso de ser falsas,
imagine un contraejemplo.
a. Para que un texto sea argumentativo basta que contenga una oración.
b. Todo argumento contiene al menos dos oraciones.
5. Uso y mención
A lo largo de esta lección nos hemos valido del empleo de comillas como recurso para
referirnos a expresiones lingüísticas. Seguiremos empleando este recurso y, por ello,
nos detendremos aquí a explicarlo.
Decimos entonces que una expresión (o incluso una oración) es usada cuando se la
utiliza para referir a alguna entidad extralingüística; en cambio, cuando con ella nos
referimos al lenguaje (expresiones u oraciones), se dice que está mencionada.
Se suelen utilizar comillas o itálicas para indicar que una expresión está siendo
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mencionada.
Ejercicio 6
Para cada uno de los siguientes enunciados, determine si se trata de un caso de
uso o de mención.
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