William Wallace
William Wallace
William Wallace
William Wallace
Ya sin la ayuda de sir Andrew de Moray, que había fallecido el año anterior,
Wallace hizo frente a la nueva invasión. Pero la caballería ligera de los
escoceses no pudo hacer nada ante los arqueros ingleses, que utilizaron flechas
de fuego para sembrar el pánico entre el enemigo: los hombres de Wallace
fueron derrotados en la batalla de Falkirk, el 22 de julio de 1298. El propio
Wallace logró huir a duras penas y se escondió durante varios días en la soledad
de unos bosques cercanos; durante varios meses se pensó que había sido uno
de los cinco mil escoceses muertos en la batalla. Eduardo I, no contento con
ello, volvió a invadir la zona norte y noreste de Escocia, en la que sólo los Bruce
resistieron.
Aunque los pormenores de su vida entre 1299 y 1303 son confusos, es evidente
que Wallace viajó a Francia, donde, tras entrevistarse con Felipe IV el Hermoso,
trató de lograr una extensión de la Auld Alliance entre Escocia y el país galo,
con el objeto de que los franceses prestasen ayuda militar y sobre todo
económica contra la invasión inglesa. Parece históricamente cierto que Wallace
viajó además a Roma, donde fue recibido por el papa Bonifacio VIII, y a Noruega,
donde, recordando los vínculos entre ambos reinos debidos a lady Margaret,
solicitó la ayuda del monarca Haakon V. Todos los esfuerzos fueron vanos, ya
que, con el tratado de París, firmado en 1303 entre Felipe el Hermoso y
Eduardo I, Francia e Inglaterra sentaron las bases de lo que se suponía una
próspera paz. Wallace, oculto en un barco de mercancías francés, volvió a
Escocia después de atravesar toda Inglaterra, con el fin de organizar la
resistencia.
La reconquista, en 1304, del castillo de Stirling por parte de las tropas inglesas
hizo que la mayoría de los clanes nobiliarios escoceses se aprestase a firmar
un tratado de paz con Inglaterra. Pero Eduardo I se negó hasta que no se le
entregase a William Wallace, con quien la justicia británica tenía pleitos
pendientes y al que, para menoscabar su popularidad, nunca le reconoció más
status que el de bandolero. Ello condujo necesariamente a la traición: el 5 de
agosto de 1305, Wallace fue arrestado en su escondrijo cercano a Glasgow y
conducido a la famosa Bloody Tower de Londres, prisión para delincuentes
comunes. Condenado como culpable de alta traición a la Corona, fue ejecutado
en Londres el 23 de agosto de 1305. La ejecución de Wallace fue
desmesuradamente cruel incluso para aquellos tiempos; había de servir de
escarmiento a todo un pueblo y a sus sentimientos de independencia.