Advis Placer Displacer
Advis Placer Displacer
Advis Placer Displacer
IS
DISPLACER
y trascendencia:
en el arte
CORMORÁN
Editorial Universitaria
BIBLIOTECA
OBJETIVOS Y PRECISIONES
capié en
que tal concepto en la vivencia creativa o receptiva
de lo artístico contiene en su
profunda realidad una serie
de que se asocian a un conflicto: aquél que
constantes
ceptual o
representativa, las cuales desarrollan asuntos
i 3
En tercer
lugar, el displacer puede unirse a la significa
ción profunda que lo expresivo tiene en la experiencia es
tética y que se
constituye por fin en lo más esencial de ella.
Toda aprehensión del objeto estético o
imagen estética
implica, pues, el afán comprehensivo de la totalidad de
aquel objeto; de allí que la calidad trascendente de los
mundos expresivos del arte constituya un nuevo
sesgo de
lo displacentero, en la medida en
que el receptor, y aun el
creador, desde el proceso conflictual mismo de la experien
cia expectante, deben enfrentar la necesidad de abarcar
un todo que nunca
puede entregárseles. Este anhelo de
'4
Capítulo V:
representativas.
En la historia de la estética, nos encontramos con ciertas
que, en
general, el gran público difícilmente podría acep-
66
tar o
comprender dicha relación. Tampoco podemos dejar
de reconocer
que al romanticismo y su
grand mal, el dolor
cósmico, cabe observarlo como una dirección muy espe
cífica de una de las
ofrece sólo
siglo, y que
su
posición
esa
mética, imitativa o
representativa, de la escultura
griega
suponía exigía de ésta la posibilidad no sólo de mostrar
y
una mera copia del modelo sino una copia mejorada de él.
67
al artista no
reproducir servilmente sus modelos «sino
tomar de cada uno lo más bello que tiene y componer, en
que pueden
ser
producidas por las proposiciones de un arte
cuyas formas sobrepasan anormalmente los estatutos del
clasicismo y cuyos planteamientos temáticos lindan con
lo displacentero.
Antes de referirnos nuevamente al postulado anterior,
teoría imitativa de los
pensemos por ahora que aquella
artístico de valor
griegos que fundamentara un
quehacer
68
serviría también para que en los siglos post-
inigualado,
medievales el hombre nos entregase una serie de culmi
ideal le
imperioso estímulo que un mundo superior
e
las
prestaba, y al talento genial, nos habría de procurar
realizaciones del arte flamenco e italiano del siglo xv, las
obras de Leonardo y Rafael, los impecables y tranquilos
interiores y paisajes de los holandeses del siglo xvn, las
de Poussin, así como una escultó
perfectas mitologías
rica representada por la obra de Ghiberti, Donatello, los
Della Robbia y Miguel Ángel. Posteriormente con el roco
có y el neoclasicismo, sobre todo a través de Watteau, Fra-
David y más el intimismo plácido de Char-
gonard, Ingres,
din quienes pudieron superar la tónica fría y decorativa
—
en
69
ejemplo, que éste aquél; pues, si uno no ha visto antes a!
es
la ejecución, o
por el color o por alguna cosa semejante** .
muestra
primera y palmaria de la vinculación entre arte
y
displacer: la tónica emotiva pasión, dolor, fatalidad
—
—
del trueno
ruge en las profundas entrañas, y las infla
madas escalas del rayo fulguran en el aire, y el polvo se
alza en revuelto torbellino, y los ímpetus de todos los
vientos se desatan; y en encontrados soplos chocan con
7°
lo feo bello. La respuesta
gunta si en arte
puede llegar a ser
representación
relación la moral, actualizaba
so
—
en su con su
digresión
habían des
un
que sus contemporáneos epicúreos
tema
za
y enriquece aquel tema a contar del siglo xvn, el desen
volvimiento de las artes,
en cambio,
que se muestra desde
el medievo, se vincula aún más estrechamente a aquellos
elementos con que nos hemos encontrado en cierto arte
helénico y helenístico, los que son intensificados por
una antinómica concepción cuyos últimos fundamentos
radican en la
espiritualidad que
nueva cristianismo el
ofrece al mundo. Aun cuando la decadencia del arte paga
no nos
algunas descoyuntadas interpretaciones
muestre
7 1
que incide, las más de las veces, en la mostración ejempla
rizados de lo doloroso o lo horrible. En un primer sentido,
la obliteración del valor estético del
cuerpo humano y la
mediatización con que se emplean las posibilidades esté
ticas de la naturaleza, convienen la secundariedad que
a
vidrio —
con deslumbrantes resultados en una visión dé
de Chartres de la Sainte
plásticos de los vitrales de Reims, o
72
otros similares que hemos visto en la concepción de la tra
la
gedia griega, y exhibirán una elocuente continuidad en
plástica posterior del norte europeo.
Hacia los siglos finales de la edad media, se inserta en
la plástica otro tema, vinculado a la imagen de la muerte y
73
Poema del Mió Cid, los lamentos del enamorado en Aucassin
en las
que las virtualidades emocionales transitan unidas
a los odios de Ceceo a las miserias de Villon
Angiolieri y y de
La Celestina, la muerte, perseguidora eterna de los
como a
Manrique:
¿ Qué fizo el rey Don Juan ?
se
paramentos, bordaduras,
y cimeras,
¿fueron sino devaneos?
¿ Quéjueron sino verduras
de las eras ?
74
Las obras de los renacentistas y barrocos
plásticas siglos
nos ofrecen muchas proposiciones semejantes a
aque
llas acotadas en torno al arte medieval. Aun cuando los te
orientarse otras direcciones —
mito
mas
hayan podido en
y ,
los cánones formales por otros más de acuerdo con las visio
nes del clasicismo renaciente, existen,
por un lado, persis
cansancio y que
tentes motivos que se repiten sin
religiosos
hacen referencia la Pasión, Crucifixión y Descendimiento
a
(ver láminas io
y
1
1).
Corresponderá a los siglos siguientes mostrar
algu
nos estallidos definitivamente expresionistas. Si Giotto y
Masaccio habían abierto nuevas
posibilidades expresivas
a través de los avances técnicos productos de su genio, éstas
se
despliegan en diversas orientaciones, siempre individua
les, nunca menos válidas, encarnadas por personalidades
creativas antinómicas, pero que siempre
a veces
logran
entregarnos atmósferas inquietantes, tensas o conmove
75
algunas de las tantas manifestaciones de una manera ex-
presivo-formal al el
que presentará,
se
igual que en arte
76
tuttavia.
facciamfesta
Chi vuol esser lieto, sia:
ya no
gravitan en el plano de lo satisfactorio; la carga poéti
ca
imágenes lleva en sí contenidos trascendentes, por
de
más allá inalcanzable que afecta al
que siempre hay
un
preferidos por los poetas y llegan a ser los leit motive de una
acerca de
inmensa que recorre las reflexiones
producción
la vida y de la muerte, el amor humano y el amor divino, con
toda la gama posible de manifestaciones que los poetas de
los siglos de Oro han sabido crear.
77
del protagonista y el medio hostil en que éste tiene que de
senvolverse. El mundo que rodea a Don Quijote, y que debe
rá también sufrir Sancho,
parece estar alimentado por la
ingratitud, la hipocresía, la burla escondida, el abierto
sarcasmo; la maldad, en suma, de una sociedad que sólo sabe
aporrear Quijote,
a Don mantear a Sancho, y reírse y abusar
de ambos. Aun los seres más cercanos a la
pareja parecen
en un momento
contagiarse con el resto, y cuando ven al
caballero darse de trompicazos con el cabrero,
podremos
leer que «reventaban de risa el
canónigo y el cura, saltaban
los cuadrilleros de gozo, zuzaban los unos y los otros, como
hacen a los perros cuando en
pendencia están trabados*!
(I-LH).
Caballero y criado, burlados
implacablemente, viven y
reaccionan como pueden ante un mundo que llega de a ser
tome mi
consejo, y muchos años, porque la mayor
viva
78
una temática que estimula al lector a una reflexión seria
sobre cierta realidad llena de nostalgias, tormentos y
máximo
el y fundamentalmente
su
aspiraciones, teatro,
enfocará en forma inten
exponente que es
Shakespeare,
sificada los mismos asuntos a través de unos
personajes
puramente humanos,
ser han de llevar y traer nos
que, p->r
dudas de
por tristes desvarios y pasiones imposibles. Las
Hamlet, las obsesiones de Otello, el de Ju
trágico amor
que sentir en su
profunda gravedad:
but
Life' s a
waking shadow, a
poor player,
That andfrets his hour upon the stage,
struts
79
Capítulo VI:
aconseja:
// h'est de serpent ni de monstre odieux
point
qui par Y art imité, ne
puísse plaire auxyeux
Más
tarde, el aporte del Sensualismo la
con
inglés, re
8o
se
para «producir e intensificar ciertos sentimientos com-
cuando
plejos** que el receptor mezcla con la piedad,
se trata de lo ridículo que esfealdad inocente, o con el horror,
cuando se trata de lo terrible que esfealdad feo, dañina. Lo
para
81
Kant, lo sublime no radica en el objeto corresponde
sino
a un uso
«que la imaginación hace de su
representación** —
aspectos
artísticos y a
concepto de displacer: aquel que
nuestro
Contemporáneamente a Kant, se
llegará a conocer el
estudio del joven Goethe sobre la arquitectura alema
na, el que se plantearán ideas aún más directas y más
en
rococó
algo débil, tan dulzón como externo, que se propo
ne
complacer el gusto imperante en la Francia de los últi
mos Luises. Sus proposiciones, sus acertados juicios, van
en contra de esa moda,
para dirigirse a una nueva visión
de lo artístico propiamente tal. Nos dice: «El arte es for
mado mucho antesde ser bello, y, sin embargo, es enton
82
los salvajes, en el que lo caprichoso adquiere peso debido
al hecho de estar tratado por un solo sentimiento que
hace las formas, continua: «Este arte
corresponder
característico es el único verdadero. Cuando actúa sobre
lo que se halla en torno
partiendo de un sentimiento
suyo,
interno, único, individual, original, independiente (. .) .
manticismo inminente.
venciones de la razón
y de la medición para poder llegar a
la realización de los impulsos más subjetivos; el tranquilo
bucolismo, la estática claridad de los palacios griegos o
romanos, las heroicidades homéricas, son cambiadas por
otros mundos:
aquellos de las leyendas germánicas o ro
mánicas, semisalvajes o imbuidos de un misticismo anhe
lante; aquellos que permiten las exaltaciones interiores
más atormentadas
y que están plenos de oscuridades o
temores; aquellos poblados de monstruos o fantasmas,
brumas y lluvias y que colman las enfermizas
imaginacio
nes. La
poesía, el drama y la narrativa de los románticos,
más allá de los estereotipos que ellos mismos habrían de
crear, caracterizan un
pensamiento en que la situación
anímica creativa y receptiva está
siempre apuntando a
§3
la tristeza, al dolor, la la nostalgia, al
a
desesperación, a
anhelo de infinito.
Si Keats comienza su
Endymion con el verso «A
thing of
más adelante hará decir Ariadna
beauty is a
joy forever**, a
. .
84
bert o Schumann, basados en poemas de románticos ale
manes —
en la
producción dramático-musical, algo artificial y jus
tamente melodramática, pero que indica la preferencia por
temáticas displacenteras con
que categorizamos al arte
de artistas concebirán que sólo
este período, ya que sus
,
sino también la creación —
durch leiden Freude,
anotaría alguna vez Beethoven —
y la recepción esté
tica —
Schubert comentaría que no conocía música que
le produjera alegría.
También las expresiones plásticas que se dan desde
fines del siglo xvín, tenderán hacia temáticas y resulta
dos semejantes, en
que lo misterioso, lo terrible, las diná
micas arrebatadas, la
grandiosidad de los hechos des
critos, el ansia por alcanzar una inabordable infinitud,
en suma, el dolor, serán los corolarios
expresivos que se
puedan desprender de esas creaciones. No solamente en
»5
Delacroix y Géricault, con sus atmósferas recargadas de
movimiento
y espasmo, nos abrirán regio fronteras de
nes ardientes y quejumbrosas; Turner y Friedrich, el
velo del enigma y el horizonte ilimitado, nos conducirán
hacia brumas
inquieta y angustiadamente esas
que, os
muestra
persistentemente aquel anhelo de infinito y el
dolor cósmico de un neorromanticismo arebatador, ora
caleidoscópico en
que la ebriedad y la prostitución que
muestra Zola son sólo algunos sesgos de la realidad abis
mal extremada en los universos desgajantes y oscuramen
te obsesivos de Dostoiewsky o en
aquellas opresivas at
mósferas de Ibsen, cuyos personajes sólo reflejan en sus
86
sía de Hólderlin y Nietzsche, Baudelaire
imponderable
adolescente
y Verlaine, y que Rimbaud, en su
aspiración
por trasponer los límites de unas circunstancias que
en
87
cios —
que se mueven
desesperanzada o
ciega, que también revela Neruda en un
ya con
musgos
—
del sollozo.
ro
punto de vista musical, ya que no en su valor de obra to
tal, como síntesis de música y palabra. Es en tal unión,
que Wagner propone y logra
especialmente comunicar,
en sus obras posteriores a 1848,
concepción paradig una
88
Wagner no
provee al campo dramático-musical
sólo
de nuevas
posibilidades que desarrollan el elemento sus
pensivo, como es el caso de la del sentido limita
supresión
dor de los números (recitativo, aria, dueto, cuarteto, etc.)
sino
en
que se subdivivía la forma operática italiana,
que asimismo su fuerza transformadora operará sobre la
evolución misma de lo musical puro. Esta vez, a las trans
89
donde, por paradoja, operaba subrepticiamente el ele
mento literario-asociativo.
Por otro lado, el expresionismo escultórico de un Ro-
din y elpictórico que ofrece desde Ensor y Munch hasta
se
vinculados, en
gran medida, con el
planteamiento de reali
dades que se
dirigen a lo displacentero. Esta orientación
pudo ser observada, en
primer lugar, a través del desarro
llo de asuntos o motivos colindantes con lo doloroso
y, aun,
lo horrible, y que no sólo estaban presentes en los diversos
literarios sino también en una plástica alejada
géneros
de la estática, y perfeccionada imitación
placentera
clásica de la realidad; la música, por otra parte, cuando
en
gundo lugar, lo
displacentero se presentaba asimismo en
90
claros de hecho. En también
ejemplos este tercer
lugar,
lo displacentero se vinculaba a cierta dinámica expresi
va emanada de formas y de estructuras; aspecto que de
terminaba un mundo de trascendencia ejemplificado
primariamente con
y cierta música desa
cierta plástica
rrollada durante el romanticismo. Esta dimensión, hasta
ahora meramente
sugerida, adquirirá en la experiencia
estética importancia capital: es ella finalmente la
una
tulos siguientes
—
el ver con el
displacer
y que tienen que proceso de captación
de las estructuras, si partimos de la base de
que la aprehen
sión de las formas está vinculada al de tensión.
concepto
Pensamos así que razones de índole constitutiva —
por
ejemplo, armonías suspensivas en la música, sentido de
lo ársico-conceptual en la literatura, encuentro de ten
siones en la
plástica pueden sino producir en el recep
—
no
(biblioteca NÍCIOÜ
De este modo, ofrece las mis
una estructura
plástica
mas
singularidades emocionales. Su aprehensión depen
de del factor y es este factor el que provoca, a fin
temporal
de cuentas, la definitiva recepción: el recorrido de un ara
besco en Goya o en Matisse supone una sucesión de instan
tes en
que el individuo sintetizando y
completando
va
92
plástica o en la música, está determinando el factor tem
poral-formal. Las secuencias melódicas de las oraciones
o
períodos prosaicos, las unidades gráficas, intensivas,
melódicas y timbrístícas de la poesía, adquieren abstrac
tamente las mismas
posibilidades tensionales que hallá
bamos los más puros transcursos sonoros. Estas estruc
en