Cesarea
Cesarea
Cesarea
DEFINICIÓN
La cesárea es la intervención quirúrgica que tiene por objeto extraer al feto, vivo o muerto, a través
de laparotomía e incisión de la pared uterina, después de que el embarazo ha llegado a las 27
semanas.
El origen del término cesárea es indefinido y se han sugerido tres explicaciones principales.
En la primera, según la leyenda, Julio César nació de esa manera, por lo cual el procedimiento se
llamó cesárea. Varias circunstancias debilitan esa hipótesis. En primer lugar, la madre de Julio
César vivió muchos años después de su nacimiento en el año 100 a.C. y hasta el siglo xvii la
intervención quirúrgica era casi invariablemente letal.
La tercera explicación es que la palabra cesárea se originó en algún momento de la Edad Media a
partir del verbo latino caedere, el cual significa cortar. Esta explicación parece muy lógica, pero no
se sabe con exactitud cuándo se aplicó por primera vez para referirse a dicho procedimiento.
TIPOS DE CESÁREA
Transperitoneal
Corporal o clásica
Segmento—Corporal (Tipo Beck)
Segmento—Arciforme (Tipo Kerr)
Extraperitoneal
TRANSPERITONEAL
EXTRAPERITONEAL
La indicación para realizar una operación cesárea puede ser por causas: maternas, fetales o
mixtas.
B. Causas maternas
Distocia de la contracción
B. Causas fetales:
C. Causas mixtas
Incisión abdominal
Por lo general, se utiliza una incisión vertical media o una transversa suprapúbica. Sólo en
circunstancias especiales, se recurriría a una incisión paramedia o media transversa.
Incisión vertical
Una incisión vertical media infraumbilical es la más rápida de hacer. Debe ser de suficiente longitud
para permitir el nacimiento del lactante sin dificultades. Por tanto, su longitud debe corresponder al
peso calculado del feto. Se lleva a cabo una incisión cortante hasta alcanzar la vaina anterior de los
músculos rectos mayores del abdomen, que se libera de grasa subcutánea para exponer una
banda de aponeurosis en la línea media de 2 cm de ancho. Se separan los músculos rectos
mayores del abdomen y el piramidal en la línea media mediante disección cortante y roma para
exponer la aponeurosis transversal y su peritoneo.
Incisiones transversas
Cuando se desea una incisión transversa y se necesita más espacio, la incisión de Maylard
constituye una opción segura. En esa incisión, los músculos rectos se dividen de manera cortante o
por medio de electrocauterización. Asimismo, la incisión puede ser especialmente útil en mujeres
con cicatrización importante resultante de las previas, elaboradas de manera transversa.
Incisiones uterinas
Por lo general, la incisión del segmento uterino inferior es transversa tal y como lo describió Kerr en
1921. En ocasiones, se puede usar una incisión vertical en el segmento inferior, descrita por Krönig
en 1912. La llamada incisión clásica es una vertical en el cuerpo del útero por arriba del segmento
uterino inferior y que alcanza el fondo.
Para casi todas las cesáreas, la incisión transversa del útero es la que se prefiere. En comparación
con la incisión clásica, aquélla facilita más la reparación, así como la localización en un sitio con
menor probabilidad de rotura del órgano en un embarazo subsiguiente y sin favorecer adherencias
en los intestinos o el epiplón sobre la línea incisional.
Una vez que se abre el útero, la incisión se puede ampliar por corte lateral y luego ligeramente
ascendente con tijeras. De manera alternativa, cuando el segmento uterino inferior es delgado, la
incisión se puede ampliar simplemente de manera digital mediante tracción lateral y ascendente
con los dedos índices.
En una presentación cefálica, se desliza una mano al interior de la cavidad uterina entre la sínfisis y
la cabeza fetal y se eleva ésta suavemente con la cara palmar de los dedos hacia la incisión, con
ayuda de una compresión transabdominal leve sobre el fondo uterino.
La presión ascendente ejercida por la mano de un ayudante introducida en la vagina ayudará a
desalojar la cabeza y hará posible su nacimiento por arriba de la sínfisis del pubis. Por el contrario,
en las mujeres sin trabajo de parto, la cabeza fetal no se moldea y, sin un punto cefálico guía, es
difícil levantar la cabeza redonda a través de la incisión uterina. En estos casos, se utiliza un
fórceps o un aparato de succión por vacío para extraer la cabeza fetal. Se hacen nacer los
hombros por medio de tracción suave más compresión fúndica. El resto del cuerpo sale con
facilidad a continuación. Para llevar al mínimo la aspiración fetal de líquido amniótico, se hace
aspiración de los orificios nasales y la boca expuestas con una perilla para aspiración.
Después de extraer los hombros, se administra una solución cristaloide intravenosa con dos
ampolletas de oxitocina, o 20 U/L, a razón de 10 ml/min, hasta que el útero se contrae de manera
satisfactoria. Hecho esto, es posible reducir la velocidad de la infusión.
Se pinza el cordón umbilical y se entrega el lactante al miembro del equipo que realizará su
reanimación, según se requiera. Se observa la incisión uterina en busca de sitios de hemorragia
cuantiosa, que se deben sujetar con rapidez mediante pinzas de anillos, Pennington o instrumentos
similares. A continuación se extrae la placenta, a menos que esto ya haya ocurrido de manera
espontánea.
Reparación uterina
Después del alumbramiento de la placenta, es factible elevar el útero a través de la incisión hacia
la pared abdominal cubierta por campos estériles y cubrir el fondo con una compresa húmeda de
laparotomía.
Se visualizan la incisión y los puntos sangrantes con más facilidad y se reparan, en especial si ha
habido extensiones laterales. La exposición de los anexos es mejor y ello facilita la esterilización
tubaria.
Se revisan con cuidado los bordes cortados superior e inferior y cada ángulo lateral de la incisión
uterina en busca de vasos sangrantes. Los vasos grandes pinzados de manera individual se ligan
con material de sutura.
Se cierra la incisión uterina mediante uno o dos planos de sutura con material absorbible de calibre
0 o 1.
Es importante seleccionar con cuidado el sitio de cada punto para no retirar la aguja una vez que
penetra el miometrio. Esto disminuye lo más posible la perforación de vasos no ligados y la
hemorragia subsiguiente. Se continúa la sutura anclada hasta apenas rebasar el ángulo opuesto de
la incisión. En especial cuando el segmento inferior es delgado, se puede conseguir la
aproximación correcta de los bordes cortados con un plano de sutura. Si ésta no es la adecuada
luego de su colocación o si persiste la hemorragia, se necesitan más suturas. Se pueden aplicar
también, sea en otro plano o por puntos separados en los sitios sangrantes, para lograr la
aproximación y la homeostasia, o estos últimos se aseguran con puntos de sutura en ocho o de
colchonero.
De manera tradicional, los bordes de la serosa que cubre al útero y la vejiga se aproximan con una
sutura continua de catgut crómico 2-0.
CIERRE ABDOMINAL
Se retiran todas las compresas y se limpian las correderas parietocólicas y el fondo del saco
posterior de sangre y líquido amniótico mediante aspiración suave.
Conforme se cierra cada plano, los vasos sangrantes se localizan, pinzan y ligan o coagulan con el
electrocauterio. Se permite a los músculos rectos mayores del abdomen yacer en su lugar y se
revisa de manera meticulosa el espacio subaponeurótico en cuanto a hemostasia. En presencia de
diastasis de importancia, es posible unir los músculos rectos con uno o dos puntos de sutura en
ocho con catgut crómico del 0 o 1. La aponeurosis suprayacente a los rectos anteriores mayores
del abdomen se cierra con puntos separados de sutura de absorción lenta del 0 que se colocan por
fuera de los bordes aponeuróticos y con no más de 1 cm de intervalo, o mediante sutura continúa
no anclada con un tipo de material de absorción lenta.
COMPLICACIONES
Transoperatoria
Postoperatoria
REQUERIMIENTOS PREOPERATORIOS
La orientación y consejería en salud reproductiva se deberá iniciar desde la etapa prenatal,
haciendo especial énfasis en la prolongación del periodo intergenésico y promoviendo la lactancia
materna y el alojamiento conjunto. Estas acciones deberán reforzarse al ingreso de la paciente y
durante su estancia en la sala de labor.
Valoración preanestésica
Ayuno preoperatorio de 8 hrs. o más (cuando el caso lo permita)
Rasurado suprapúbico y aseo completo, con especial énfasis en la vulva y perineo
Colocación de sonda vesical
Disponibilidad de sangre segura y compatible
Medición horaria de signos vitales, durante las primeras 4 hrs. y posteriormente cada 8 hrs.
hasta el alta de la paciente
Vigilancia de la diurésis durante las primeras 12 hrs. y del inicio de la micción espontánea,
después de retirar la sonda vesical
Administración de líquidos por vía oral después de 12 hrs; una vez iniciado el peristaltismo
intestinal se indicará dieta blanda
Deambulación paulatina a partir de las 12 hrs. de postoperatorio
Estrecha vigilancia de la hemorragia transvaginal
Reforzamiento de la orientación-consejería en salud reproductiva a través de comunicación
interpersonal
Retiro de puntos de sutura totales a los 7 días
BIBLIOGRAFÍA