Arte Cisterciense
Arte Cisterciense
Arte Cisterciense
Índice
1 Historia de la orden y de su arquitectura
1.1 Antecedentes
1.2 Los orígenes de la orden
1.3 La expansión durante la vida de Bernardo de Claraval
1.4 Desarrollo posterior a Bernardo de Claraval
2 La estética del Císter
3 La abadía cisterciense
3.1 La iglesia
3.2 El claustro
3.3 La sala capitular
3.4 El dormitorio de los monjes
3.5 El lavatorio
3.6 El refectorio
3.7 Otras salas
3.8 El exterior
4 Difusión del arte cisterciense
5 Estado actual del patrimonio del císter
6 Véase también
7 Referencias
7.1 Enlaces externos
7.2 Referencias bibliográficas
Antecedentes [ editar ]
Esta fuerte simbología se reflejó en los monasterios en la búsqueda de una ciudad de Dios ideal, basada en la
organización por cuadrados de las distintas zonas. En el monacato carolingio se tradujo en el plano del monasterio
de San Gall, que sirvió de modelo para la construcción de monasterios en todo el Imperio Sacro Romano y cuyo
plano es el más antiguo que se conserva sobre arquitectura monacal (siglo IX). El monasterio se ordenó a partir de
la clausura, que en lo sucesivo pasó a convertirse en el centro de todos los monasterios. Cluny también se basó en
la distribución de San Gall. El Císter también aceptó lo fundamental de esta distribución. Comparando los planos de
Claraval II, primer gran monasterio cisterciense, y de San Gall, se comprueba en ambos casos lo siguiente: las
iglesias están orientadas este-oeste; los claustros están adosados a la iglesia; el ala este del claustro se destina a
dependencias de los monjes; el ala sur del claustro a comedor y cocina; el ala oeste a almacenes.
La arquitectura cisterciense surgió en la época final
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del románico en la zona de influencia del Condado
de Borgoña y de Cluny. Sus constructores recogieron las
novedades del siglo anterior, lleno de innovaciones
arquitectónicas: la piedra en aparejo y las bóvedas de piedra
que habían sustituido a las de madera que se incendiaban
con facilidad. En varias iglesias románicas de la zona se
aprecian las formas constructivas que luego emplearon los
cistercienses:
La iglesia del monasterio de Payerne, terminada de
construir en 1050, reunía todas las novedades
acumuladas de los cluniacenses y se ha conservado hasta Payerne (1050) y Vézelay (1138)
Los orígenes de la orden los relató san Esteban Harding, tercer abad de la orden, en el Exordio Parvo:
El año 1073, Roberto de Molesmes, monje benedictino, fundó una nueva abadía en Molesmes buscando un
ascetismo riguroso. Molesmes perdió el rigor inicial y se convirtió en una rica abadía con 35 prioratos que le debían
obediencia.
En 1098, Roberto y varios monjes salen de Molesmes, descontentos con la falta de observancia de la Regla de San
Benito, para fundar un nuevo monasterio en Císter donde cumplir más estrictamente la regla, naciendo la Orden del
Císter.
Rechazaron los diezmos, el sistema tradicional del mantenimiento de los monacatos feudales.
Estaba prohibido relacionarse con mujeres: Por ninguna causa...se nos permite a nosotros o a nuestros conversos
convivir con mujer... ni para conversar, criar...ni... para lavar la ropa... No se permita a las mujeres alojarse dentro del
recinto de las granjas, ni franquear la puerta del monasterio. (en el Exordio de Císter y Resumen de la Carta de
Caridad)
Sobre la forma de administrarse y sobre nuevas fundaciones, se relata en
el Exordio Parvo:... deberían admitir... conversos laicos que... serían
tratados... como ellos, excepto el monacato; también jornaleros, pues sin su
ayuda no veían posible... el cumplimiento exacto... de los preceptos de la
Regla. Al mismo fin creyeron deber hacerse con tierras... también pensaron
en adquirir presas y canales para montar molinos harineros que les
facilitasen los gastos de casa y la pesca; e incluyeron la cría de rebaños y
otros animales útiles a sus exigencias... y como habían establecido
explotaciones agrícolas en diversos lugares, decidieron que fuesen los
conversos quienes se ocuparan de ellas, y no los monjes, porque, según la
Regla, éstos deben permanecer en sus claustros... Además... san Benito Conversos segando. Cultivaban
construyó sus monasterios... en parajes apartados... prometieron ellos hacer trigo, cebada, avena y centeno.
lo mismo; y como él enviaba a doce monjes, además del abad, a los
monasterios que fundaba, ellos decidieron imitar su ejemplo.
Las 4 primeras abadías filiales que se fundaron y que tuvieron mucha importancia en el desarrollo posterior de la orden
fueron: La Ferté en 1113, Pontigny en 1114, Morimond y Claraval en 1115. La forma de expansionarse por filiación entre
abadías se estableció en la Carta de caridad y unanimidad, escrita por Esteban Harding en 1119 y aprobada en el
primer Capítulo General de la orden. Así, la abadía fundadora recibe el nombre de "madre" y su abad de "padre"; por su
parte, la nueva abadía se llama "hija" y su abad recibe el nombre de "hijo". El abad padre tutela al abad hijo mediante
una relación paterno-filial.
En estos primeros tiempos, las construcciones eran sencillas, de madera y de adobe, no de piedra.
En 1135, Bernardo precisaba alojar a más monjes y decidió construir Claraval II,
la primera gran abadía de estilo cisterciense. Lo hizo en piedra con el fin de
hacerla duradera. El ascetismo y pobreza de la orden se reflejaron en la
simplicidad de las formas de su arquitectura, evitando todo lo superfluo. De la
construcción original sólo queda un edificio con la bodega en planta baja y el
dormitorio de conversos en la planta primera.
La influencia de Bernardo en la expansión de la orden fue decisiva. Ayudado por el Papa y los obispos, con donaciones
de reyes y nobles, las 5 abadías de 1115 pasaron a 343 en el año 1153, fecha de la muerte del santo. La expansión
más vertiginosa se produjo entre 1129 y 1139, surgiendo problemas para mantener el espíritu de la orden y para
controlar mediante el sistema de filiación a las nuevas abadías.
A finales del siglo XIII, las filiaciones de Claraval llegaron a 350 monasterios, Morimond sobre 200, Císter unos 100,
Pontigny sobre 40 y La Ferté 20.
La guerra de los cien años (1337-1453) entre Inglaterra y Francia, originó un periodo oscuro, y desórdenes y actos de
vandalismo dañaron extremadamente al campo. Aproximadamente, 400 abadías cistercienses se vieron muy afectadas
por actos de pillaje y destrucción.
Sobre las pinturas y los adornos, los rechazó en los monasterios y los justificó en las parroquias. Estas
son las razones que expuso: Muéstreles un cuadro hermoso de algún santo. Cuanto más brillantes son los
colores, mas santificado les parecerá a ellos. Hay más admiración por la belleza que veneración por la santidad.
Así las iglesias se adornan. Vemos los candelabros de bronce grandes, maravillosamente labrados. ¿Cual es el
propósito de tales cosas? ¿Ganar la contrición de penitentes ó la admiración de los espectadores? ¿Si las
imágenes sagradas no significan nada a nosotros, por qué no economizamos por lo menos en la pintura?.
Convengo. Permitamos que esto se haga en iglesias porque si es dañoso para el inútil y codicioso, no lo es para
el simple y el devoto.
anchura desmesuradas.
Rechazo de las riquezas en los monasterios porque no son necesarias y porque las precisan los pobres.
Empleó esta argumentación: Pero los monjes que han renunciado a las cosas preciosas y encantadoras de este
mundo para entregarse a Cristo. ¿Estamos buscando dinero o más bien beneficio espiritual? Todas estas
vanidades costosas pero maravillosas, inspiran a la gente a contribuir con dinero más que a rogar y rezar. Visten
a la iglesia con piedras de oro y deja a sus hijos ir desnudos. Los ojos de los ricos se alimentan a expensas del
indigente. ¿Finalmente, son buenas tales cosas para los hombres pobres? ¿Y para los monjes, los hombres
espirituales?
La crítica feroz que realizó Bernardo, burlona y apasionada, se desplegó sobre dos ejes. En primer lugar, la pobreza
voluntaria: estas esculturas y adornos eran un gasto inútil; despilfarraban el pan de los pobres. En segundo lugar, un
místico como él que buscaba permanentemente el amor de Dios, rechazaba también las imágenes en nombre de un
método de conocimiento: las figuraciones de lo imaginario dispersaban la atención, lo apartaban de su único fin legítimo,
encontrar a Dios a través de la Escritura.
Para Bernardo, la estética y la arquitectura debían reflejar el ascetismo y la pobreza absoluta llevada hasta un
desposeimiento total que practicaban a diario y que constituía el espíritu del Císter. Así terminó definiendo una estética
cisterciense cuya simplificación y desnudez pretenden transmitir los ideales de la orden: silencio, contemplación,
ascetismo y pobreza.
La estética se concretó en la construcción en piedra de las dos primeras abadías, Claraval II y Fontenay con
intervención decisiva de Bernardo. Él fue el inspirador de ambas construcciones, de sus soluciones formales y de su
estética.
este del claustro se dedicaba a dependencias de los monjes con 34.-Dormitorio conversos, 35.-Letrinas
Cada abad padre transmitía a sus filiales el plan arquitectónico que había aplicado anteriormente en la construcción de
su propia abadía y toda su experiencia acumulada. Además, todos los abades se reunían en Císter en el Capítulo
General, una vez al año, y está comprobado que se hablaba mucho de la construcción de las nuevas obras. Por último,
en la construcción propiamente dicha del nuevo monasterio, viviendo el día a día de la obra, el abad tenía a un monje
encargado, llamado cillerero, cuya responsabilidad era el control de las obras y además llevaba las finanzas de la
abadía bajo la supervisión del abad.
Asombra comprobar, cuando se visitan las abadías, encontrar siempre la misma distribución.
La iglesia [ editar ]
Regla de san Benito:...dice el Profeta: siete veces al día te alabé... dijo el mismo Profeta : a media noche me
levantaba para darte gracias...
... ofrezcamos pues... alabanzas a nuestro Creador... en estos tiempos... en Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona,
Vísperas y Completas, y levantémonos por la noche para darle gracias.
La iglesia era para el uso exclusivo de las comunidades de monjes y conversos. Por ello no hay una fachada principal
por donde entran los creyentes a la iglesia. Los monjes accedían por dos puertas laterales de la parte delantera, por el
día a través del claustro y por la noche desde el dormitorio por la escalera de maitines. Los conversos entraban por un
lateral de la parte trasera a través de un corredor independiente que conectaba con su edificio.
La comunidad de monjes se colocaba en el coro de monjes en la parte delantera de la nave central, los conversos en el
coro de conversos en la parte trasera de la nave central. Ambos coros estaban físicamente separados.
La iglesia es el edificio más importante de la abadía y la casa de Dios. Arquitectónicamente, las características de estas
iglesias son:
El claustro [ editar ]
Exordio del císter:... el monje no debe vivir fuera del claustro... no obstante, puede ir a las granjas siempre que se
le mande, aunque nunca para vivir en ellas largo tiempo...
El claustro es el centro de la vida monástica y desde el mismo se accede a todas las dependencias de los monjes. Se
trata de una galería cubierta, que hace el perímetro de un cuadrado de 25 a 35 metros de lado y se abre interiormente a
un patio central mediante una arquería corrida.
Las bóvedas, inicialmente, fueron de cañón apuntado, pero rápidamente se aceptó el modelo gótico, de arcos
ojivales y bóvedas de crucería.
La galería, inicialmente, fueron arcos de medio punto, agrupados de dos en dos bajo arcos de descarga con
contrafuertes. Posteriormente, se empleó el arco gótico y las agrupaciones fueron de dos, tres o cuatro arcos por arco
de descarga.
Los capiteles son muy sencillos, normalmente con un motivo vegetal. La orden no permitía esculturas, recuérdese la
Apología de San Bernardo contra los capiteles historiados de los cluniacenses.
Claustros cistercienses
Desde el lado este del claustro se accede a la sala capitular en planta baja y
encima de la misma, en la primera planta, está el dormitorio de monjes. Como
se aprecia en la primera sección, con el objetivo de no elevar demasiado el
dormitorio, se profundiza algo la sala capitular quedando semienterrada y
también se le da a esta sala una altura reducida.
El terminar los arcos en una ménsula en el muro es una técnica profusamente empleada
por la arquitectura cisterciense. De esta forma conseguían dar a la bóveda algo menos Planta de la sala capitular y
claustro de FontFroide.
de anchura y simplificaban su construcción. En la bibliografía, frecuentemente se cita al
revés: de esta forma conseguían agrandar las salas. Estas ménsulas se encuentran en
todas las estancias. En cada monasterio hicieron su ménsula distintiva, particularizándola en la terminación inferior
mediante un adorno sencillo. En varias fotografías del artículo se pueden apreciar diferentes terminaciones de
ménsulas.
La estancia está bien iluminada, ya que recibe luz desde el claustro a través de la puerta y dos arquerías abiertas, y
también del lado contrario con ventanas en la pared.
En esta sala se reunían todos los monjes con el abad todas las mañanas, leían la regla, cada monje podía reconocer
personalmente incumplimientos de la regla o podía ser acusado de ello por otro monje. (Ese tal pida perdón y cumpla la
penitencia que se le imponga por su culpa... allí obedezcan en todo al Abad del mismo y a su capítulo en la observancia
de la santa Regla o de la Orden y en la corrección de las faltas.- Carta de Caridad)
Salas capitulares
Regla de san Benito:... si es posible, duerman todos en un mismo local... en este dormitorio arda constantemente
una lámpara hasta el amanecer... duerman vestidos, y ceñidos con cintos o cuerdas... los hermanos más jóvenes no
tengan las camas contiguas, sino intercaladas con las de los ancianos.
... y levantémonos por la noche para darle gracias...
Dormitorios de monjes
Senanque Fontenay Santes Creus Eberbach
La Regla huye de la desnudez y del aislamiento de los monjes, por ello propugna un dormitorio comunitario y vigilado.
Para ello construyeron una larga sala donde dormían todos juntos, en un primer piso con el fin de evitar humedades.
Normalmente, tenía en un extremo el acceso al transepto de la iglesia por la escalera de maitines y en el extremo
opuesto el acceso a las letrinas, en el suelo, y por un sencillo hueco se accedía a la escalera del claustro.
Arquitectónicamente, la bóveda es lo más interesante de esta sala.
El lavatorio [ editar ]
Exordio Parvo:... Siguiendo así la rectitud de la Regla en lo referente a su vida... despojados del hombre viejo se
alegraban de revestirse del nuevo...
Es una sala cuadrada o hexagonal con dos puertas, los monjes entraban en fila por una de ellas, se lavaban en grupos
de 6 u 8 y salían por la otra, para entrar al refectorio. También se empleaba para el aseo personal. Litúrgicamente, se
empleaba para las abluciones y los sábados se lavaban los pies unos a otros.
Sobre la higiene de estos monasterios, se supone que no era excesiva ante la inexistencia de una sala de baño, que en
esa época se consideraba un lugar impúdico.
Lavatorios
Regla de san Benito:... en la mesa de los hermanos no debe faltar la lectura. Pero no debe leer allí el que de
buenas a primeras toma el libro, sino... el lector... guárdese sumo silencio, de modo que no se oiga en la mesa ni el
susurro ni la voz de nadie, sino sólo la del lector...
Los monjes solo comían dos veces al día y en algunos periodos también ayunaban. No
podían comer carne, aunque las aves y el pescado en la Edad Media no se incluían en
este grupo. Por eso tenían palomares y piscifactorías pues era una parte importante de
su dieta.
La regla establece que se coma en silencio escuchando al lector, que leía desde un
púlpito textos sagrados, lo cual daba mucha similitud con los oficios de la iglesia. De
hecho, los cistercienses trataron arquitectónicamente esta sala de forma parecida a una
iglesia. En el refectorio de la Abadía de Huerta se comprueban las características de Refectorio de Huerta
otros comedores cistercienses:
Del resto de dependencias de los monjes, hay que destacar el scriptorium. En él, los
monjes copiaban los libros sagrados y otros textos latinos. Como había muchas abadías
nuevas se precisaban muchos libros y la copia en códices de pergamino era una de las
actividades principales de los monjes. Se desarrollaron tres estilos en los códices
cistercienses. El estilo inicial corresponde a la Biblia de Esteban Harding, era un estilo
que admitía el humor, colorista y exuberante. El estilo intermedio, también en tiempos
de Esteban Harding fue más grave e idealizado, corresponde a Los comentarios sobre
la Biblia de san Jeronimo. El tercer estilo, impuesto por Bernardo de Claraval,
corresponde a La Gran Biblia de Claraval, era muy austero, no se podía emplear oro, ni
representar figuras y la escritura era monocroma con iniciales azules. El responsable del
cuidado de los libros del monasterio era el monje llamado chantre y el lugar donde los
guardaban, era el armarium, que estaba en el claustro junto a la entrada de la iglesia.
Folio de la Biblia de
Los conversos habitaban el edificio oeste del claustro, casi simétrico del de los monjes.
Esteban Harding, corresponde
al primer periodo de codices También era de dos plantas, en la inferior estaba su refectorio y los almacenes, en la
cistercienses superior su dormitorio y sus letrinas. En el monasterio había otras dependencias: la
fragua, el molino, la enfermería, la hospedería, la portería, etc. Fuera del monasterio, las
granjas de los conversos eran grupos de construcciones para las labores agrícolas e industriales.
Todas estas dependencias se construían con técnicas parecidas. Es habitual encontrar estancias alargadas, con una fila
de columnas en el centro y bóvedas de crucería o de cañón apuntadas, similares a las empleadas en la sala capitular.
Scriptorium de Fontenay Scriptorium de Rueda Prensas de vino de Eberbach
El exterior [ editar ]
En la arquitectura exterior también prevalece la sencillez. Los cistercienses tenían prohibidas las torres en las iglesias,
sólo estaba permitido un linternón para las campanas que apenas sobresalía de la cubierta de la nave. La falta de un
elemento tan señalado en la arquitectura exterior de una iglesia causa extrañeza.
Otra de las características de estas construcciones, igual que en los edificios románicos, son los contrafuertes de las
bóvedas. Estos elementos exteriores verticales se repiten rítmicamente y dividen el edificio en módulos iguales.
También, como se ha comentado anteriormente, las fachadas de las iglesias no las destacaban, ya que los monjes y
conversos entraban a la iglesia por puertas interiores. Todos los edificios de la abadía estaban rodeados por un muro,
tal como señalaba la descripción de la Jerusalem celestial del Apocalipsis. Sin embargo, los cistercienses no adoptaron
las doce puertas que se mencionan en la ciudad celestial.
Vistas exteriores
Fontenay Silvacane
Pontigny Morimondo
El final del siglo XIII coincidió con la máxima difusión de la orden, unas 700
abadías. Desde entonces, las abadías que se destruían eran muchas más que
las que se fundaban. Así en 1780, antes de la Revolución francesa, se habían
fundado un total de 54 más, sin embargo fueron destruidas en este tiempo del
orden de 350 por diversos motivos, quedando por tanto solo unas 400.
De estas 700 abadías distribuidas por Europa a finales del XIII es preciso
descontar dos grupos numerosos de estética no cisterciense: Máxima expansión de la orden a
finales del siglo XIII
Las congregaciones enteras que se afiliaban al Císter, como la orden de
Savigny, que se incorporó con 29 abadías. También hay casos de
benedictinos y cluniacenses.
Las abadías de mujeres que se unían al Císter a partir del siglo XIII,. Eran muy abundantes en Alemania y en
los Países Bajos. Se convirtieron en centros piadosos de la clase alta. Muchas de ellas fueron fundadas por
reinas. Muy pocas de estas construcciones se incluyen en el grupo de las propiamente cistercienses.
A finales del XIII, La orden estaba presente en todos los países de Europa Occidental. Francia, cuna de Císter, tenía el
mayor número con unas 244 abadías. Le seguían Italia con 98, el Sacro Imperio Romano Germánico con
71, Inglaterra con 65 y España con 57. Las restantes se distribuían entre Países
Bajos, Polonia, Suecia, Austria, Bohemia, Hungría, Portugal e Irlanda.
Tal como se ha señalado, de las 700 abadías de finales del siglo XIII, sólo
quedaban 350 en 1790. Muchas de estas últimas no se conservaban como en el
XIII, pues los mismos monjes habían alterado y modernizado las vetustas
dependencias medievales.
Francia: Después de la supresión y venta de 1791, las abadías pasaron a manos particulares. Aún con todo, es el
país donde el patrimonio conservado es más amplio. Los monasterios de los Alpes y de los Pirineos forman un
conjunto impresionante: Thoronet (muchos especialistas la encumbran como el mejor
conjunto), Fontfroide, Silvicane y Sénanque. También Noirlac es un conjunto muy completo. Por
supuesto, Fontenay del que ya se ha hablado ampliamente.
España: La venta de los bienes religiosos, se produjo con la ley de 1835, conocida con el nombre
de Desamortización de Mendizábal. De lo que se ha conservado, los más reconocidos son los monasterios
de Poblet, Santes Creus, Vallbona de les Monges, Valldigna, Rueda, Veruela y Piedra, en la antigua Corona de
Aragón, el Monasterio de Olivaen el Reino de Navarra, así como el Monasterio de las Huelgas de Burgos o el
de Huerta en el Reino de Castilla.
Italia: La supresión de la orden y la venta estuvo ligada a la Revolución francesa en 1798, a procesos
revolucionarios en varias repúblicas como la de República Cisalpina de 1799 y a un edicto de Napoleón en 1818. La
peculiaridad de las abadías italianas es que fueron construidas en ladrillo. Las más conocidas
son Morimondo, Casamari, Fossanova y Chiaravalle della Colomba.
Alemania: la Reforma Protestante de Lutero en 1517 terminó con la orden y la venta de sus bienes. Los casos que
se han salvado son pocos: la iglesia de Otterberg, lo único que queda de la abadía, está considerada de lo mejor del
císter. Maulbronn se ha conservado la totalidad de la abadía, incluso talleres y dependencias de conversos, gracias
a su transformación en seminario protestante.
Inglaterra e Irlanda: la Reforma Anglicana de Enrique VIII (1531) suprimió la orden. Sólo quedan ruinas.
Portugal: La supresión y venta de la orden sucedió en 1854. La más conocida es la de Alcobaça,
declarada Patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Austria, Polonia, la República Checa y Hungría : No se mencionan aquí los monasterios barrocos que se
construyeron en el siglo XVIII, pues son de estilo diferente al denominado cisterciense.
Referencias [ editar ]
Wikisource en francés contiene una copia de la obra de Eugène Viollet-le-Duc de 1856 titulada Diccionario
razonado de la arquitectura francesa del siglo XI al XVI.
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