Obras Infantiles
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Obras Infantiles
La ratita presumida
Autor de esta adaptación: José Luis García
RATITA.-
(Deja de barrer, mientras mira a un punto en el suelo).
-¿Qué es esto que brilla?
(Se agacha y lo coge).
-¡Es una moneda de oro!
(Mira a un lado y otro).
A alguien se le cayó, pero en este momento sola estoy yo.
(Y sin media palabra más, se guarda la moneda en su delantal).
(Sigue barriendo, como si nada hubiera pasado).
RATITA.-
Si en un rato no aparece nadie para reclamarla, me compraré algo con esta moneda
de oro.
(Sigue barriendo. Cada vez que habla, deja de barrer; y cuando guarda silencio,
barre).
RATITA.-
Parece que no viene nadie. -¿Y qué podré comprarme con la moneda? -¡Ya lo sé!,
unos caramelos. No, no; las chuches producen caries y no quiero estropear mis
bonitos y blancos dientes.
(Barre).
-¡Ya lo sé! Unas buenas agujas con las que coser y dejar bonito mi delantal. No, no;
me podría pinchar con una de las agujas.
(Barre).
-¡Ya lo sé!, me compraré una rebeca nueva. El otro día vi una preciosa en la tienda
que está en la plaza. -¡Eso haré!
(Y ni corta ni perezosa, deja su escoba apoyada en los escalones de su casa y sale
de escena).
(Al poco rato, entra el Gallo).
GALLO.-
-¡Qué mala suerte!, hoy no está la Ratita Presumida barriendo delante de su casa.
-¡Cachis!, da igual, daré un paseo y volveré dentro de un rato.
(Sale el Gallo).
(Entra un Cerdo).
CERDO.-
Por las bellotas de mi tío Abelardo, no está hoy la Ratita… -¡Bellotas podridas! Iré a
comer algo y pasaré a ver si la veo.
(Sale el Cerdo).
(Entra la Ratita Presumida, lleva puesta su nueva rebeca; se la ve muy guapa).
(Enseguida entra el Gallo).
GALLO.-
Ratita presumida, qué guapa estás hoy.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Gallo.
Pues te pierdes a un tipo bien guapo como yo.
(Sale el Gallo todo digno).
El lobo aúlla
Autor de esta adaptación: José Luis García
(En la escena vemos dos casas, una con aspecto muy pobre en un extremo del
escenario, y otra con aspecto rico en el otro extremo del escenario).
(Suena el sonido del viento).
(Desde la Casa Pobre entran en escena Tevo y Kosé, ellos también tienen aspecto
pobre, como su casa; ambos tienen aspecto rudo, podrían ser leñadores y son
hermanos).
TEVO.-
Kosé, tengo hambre.
KOSÉ.-
Cómete una piedra. No tenemos comida y no tenemos dinero.
TEVO.-
Los vecinos nos darán comida.
KOSÉ.-
Los vecinos sólo te dirán que eres tonto.
TEVO.-
No soy tonto, sólo un poco bruto. Les pediré comida.
KOSÉ.-
Haz lo que quieras. Yo vuelvo a casa a ver si encuentro un ratón para comer.
TEVO.-
Tu también eres bruto.
KOSÉ.-
Bueno, pero no le hago daño a nadie.
(Kosé entra en la Casa Pobre).
(Tevo se acerca a la Casa Rica).
TEVO.-
-¡Vecino!
(Pasa un rato y no pasa nada).
TEVO.-
(Llamando con más volumen).
-¡Vecino!
(Pasa otro rato y sigue sin pasar nada).
TEVO.-
(Con una voz atronadora).
-¡Vecino!
(La Casa Rica se mueve, como sacudida por un terremoto).
(Vecino entra en escena desde la Casa Rica).
VECINO.-
Pero, por; pero, por; -¿se puede saber qué pasa?, -¿un terremoto o qué?
TEVO.-
(Como si nada).
Hola, vecino.
VECINO.-
Pero, por; pero, por; -¿qué pasa?
TEVO.-
Tengo hambre.
VECINO.-
Pues cómete un plato de sopa.
TEVO.-
No tenemos dinero y tampoco comida.
VECINO.-
Trabaja y tendrás dinero.
TEVO.-
No consigo trabajo y mi hermano tampoco.
VECINO.-
Pues haber estudiado… Si pudiera te daría algo de comida, pero la situación está
muy mala para todos. Lo siento.
(Y sin decir ni media palabra más, sale de escena y entra en la Casa Rica).
(Tevo se acerca a la Casa Pobre).
TEVO.-
-¡Kosé!
(Pasa un rato y no pasa nada).
La Manta
Autor de esta adaptación: José Luis García
(En la escena vemos una casa en un extremo y en el otro una farola. Estamos en el
exterior de una calle cualquiera, de un pueblo cualquiera).
(Entran el Marido y la Esposa).
MARIDO.-
Mi padre lleva viviendo con nosotros 14 años. Ya no lo soporto más.
ESPOSA.-
Pero es tu padre…
MARIDO.-
Él eligió ser padre y cuidó de mí 25 años. Yo no elegí ser hijo y ya llevo 14 cuidando
de él. Es insoportable.
ESPOSA.-
No debes olvidar que es tu padre.
MARIDO.-
Porque es mi padre llevo cuidándolo tantos años. Y yo voy a morir pronto si continúa
viviendo con nosotros. Me es imposible sufrir por más tiempo.
ESPOSA.-
No puedes echarlo a la calle…
MARIDO.-
Pues lo tengo decidido. O él o yo.
(Entran ambos en la casa).
(El Abuelo y el Marido salen de la casa. Primero el Abuelo, que camina renqueante
y luego el otro).
MARIDO.-
Padre, salid ya de mi casa. Te he mantenido por más de 12 años. Vete a donde
quieras.
ABUELO.-
Hijo, no me eches. Soy viejo y estoy enfermo.
MARIDO.-
El tiempo ya pasó, padre. Vete y no vuelvas.
ABUELO.-
Dame al menos una manta para abrigarme. Si no, moriré de frío.
MARIDO.-
Accedo a eso, para que veas que buen corazón tengo. -¡Hijo, ven aquí!
HIJO.-
(En off).
-¡Espera que estoy liado con algo!
MARIDO.-
-¡Qué salgas de una vez te digo!
HIJO.-
(En off).
-¿No prefieres que entre?
MARIDO.-
-¡Que salgas, alcornoque!
(Sale el Hijo de la casa).
HIJO.-
Tranqui, papa. Haberme dicho antes que estabas enfadao…
MARIDO.-
Entra en casa…
HIJO.-
Pero papa, si acabo de salir. -¿Me haces salir para decirme que vuelva a entrar?
La cachiporra mágica
Autor: José Luis García
Casilda: Habitante del pueblo que se preocupa por ayudar a las personas
que necesitan.
Mariana: Ayudante de Casilda en la recolección de ayuda.
Policarpo: Dueño del almacén del pueblo.
Francisca: Esposa de Policarpo.
Acto I
Casilda (Con cara de tristeza y preocupación): Buenos días don Policarpo ¿Cómo
se encuentra?
Casilda: Si les va a tocar muy duro, pero ahora no tienen nada, ni ropa, ni comida,
les dieron un lugar en la iglesia para quedarse pero necesitan todo lo demás,
nosotras queremos ayudarlos y estamos haciendo una colecta en el pueblo para
llevarles las cosas necesarias, leche, comida, ropa, cobijas, agua potable,
medicinas.
Policarpo (asintiendo): Muy bien, espero que tengan mucha suerte y consigan
ayudar a esa gente.
Mariana (negando con la cabeza): No señor Policarpo, no vinimos solo a contarle,
vinimos a solicitar su ayuda, usted tiene un almacén, y es una de las personas más
pudiente del pueblo, échenos una manito y done algo para ayudar a las personas
que están pasando por esa tragedia.
Francisca (tomando la mano de Policarpo): Si Poli, vamos a donar algo, esa gente
debe sentirse desbastada.
Policarpo (soltando la mano de Francisca y caminando para alejarse un poco):
Miren, a mí me da tristeza con esa gente, pero esto no es una casa de caridad, todo
lo que vendo a mí me cuesta, si regalo las cosas pierdo, y no puedo volver a
comprar, las felicito por su iniciativa, pero no puedo ayudarlas.
Mariana: No le pedimos mucho, cualquier cosa que pueda donar es una gran ayuda.
Único acto
Fausto (Hablando alto y muy animado): Hola compadre ¿Cómo me le va? Sírvame
una copa que tengo la garganta seca. Cantinero (Haciendo cara de pocos amigos):
Compadre son las 11 de la mañana, la cantina está cerrada ¿no ve que estoy
limpiando?
Fausto (molesto): Mire compadre, mejor sírvame un trago y deje de estar repitiendo
los chismes del pueblo, en mi casa mando yo, y si mi mujer no le gusta, se aguanta,
cuando una mujer se casa, sabe que tiene que obedecer al marido, Sino que se
quede vistiendo santos.
Acto I
Sofía (acercándose para besar a su madre): Hola mami ¿Cómo estás? Bueno ya te
veo, como un pulpo haciendo todo a la vez.
Amalia (Besando a su hija feliz de verla): Hola hija, si haciendo todo lo que puedo
porque esta tarde voy a acompañar a tu papá al médico y quiero dejar todo listo en
la casa.
Amalia (sin dejar de moverse haciendo sus cosas): Bajó a hablar con sus amigos,
desde que lo jubilaron, se va todas las mañanas a la bodega de la esquina y ahí se
encuentra con ellos, regresa a la hora del almuerzo.
Amalia (soltando la escoba para mover lo que prepara en la cocina): Las cosas de
la casa son para las mujeres hija, él no se va a poner a limpiar, tienes que aprender
eso, para que tu esposo no se queje.
Sofía (riendo irónica): ¿No sé qué…? ay mamá, en mi casa Fernando tiene que
ayudar, si yo cocino, él lava la loza, si vamos a limpiar lo hacemos juntos, nada le
cuesta meter la ropa en la lavadora.
Amalia (asombrada y negando con la cabeza): Hija pero eso no es trabajo de él, lo
que vas a conseguir es que consiga una mujer que lo atienda y te deje.
Título: “Cómo se sufre en un baño púbico”
Monólogo
Único personaje:
Ambientación: Deberá recrear con sus movimientos y hacer imaginar al público cada
una de las cosas que cuenta.
Sandra: Hola, soy Sandra y quiero contarles una experiencia que seguro muchos
han vivido, pero que tal vez no le han dado la importancia que realmente tiene, ¡sí!
Porque no entiendo que nos pasa que cada vez que salimos a algún lugar es
inevitable que de pronto nos den ganas de hacer pis – se ríe irónicamente- Que
momento tan espeluznante y no por el mero hecho de hacer nuestra necesidad,
sino por saber cómo se sufre en un baño público. A ver les cuento.
Estas de lo más divertida, sentada en una mesa con tus amigas, tomando un
delicioso capuchino cuando de pronto sientes esa necesidad imperiosa de ir al baño
–Cara de tragedia- ¡No puede ser! Horror, pero no puedes evitarlo, así que te
levantas, indicándole a tus amigas que ya vuelves, vas al baño, y te diriges a ese
macabro lugar donde pasarás minutos de angustia hasta poder regresar a la mesa
con tus amigas. Sé que se están preguntando ¿de qué hablo? Pues no desesperen
y díganme si tengo o no la razón.
Durante la obra, Pedro y Roxana estarán unidos por cadenas o sogas que simulen
ser cadenas. Estas cadenas o sogas deben ser livianas y lo suficientemente largas
como para permitir que los protagonistas se muevan en escena desarrollando sus
actos. Las mismas son tres: una conecta las manos derechas de Pedro y Roxana,
la otra está atada a sus manos izquierdas y la tercera, une el corazón de los
protagonistas. Cuando uno de los jóvenes quiere manipular o herir, tira de alguna
de las sogas, provocando un efecto en el otro.
ACTO I
Pedro está sentado en una de las sillas leyendo el periódico. Roxana se dirige a la
puerta de salida.
–Pedro: ¿A dónde vas? Pensé que íbamos a ver una película juntos.
(Pedro finge cara de tristeza mientras tira de las cadenas de las manos.)
–Roxana: (Siendo tirada dos pasos hacia donde se encuentra Pedro) Pero Pedro,
no pongas esa cara, te dije que iría. Yo sé que mi familia no te cae bien y no voy a
obligarte a ir, pero para mi mamá es importante que yo esté.
–Pedro: (Mientras habla, tira de las cadenas alejándola más de la puerta de salida)
Está bien, vé si quieres. Solo que después de las cosas horribles que te dijo el otro
día pensé que no querrías volver a hablar con ella.
–Roxana: (Visiblemente triste) Ya lo sé, pero es mi madre. Sea como sea, me duele
estar distanciada de ella.
–Roxana: Quizás es mejor que hoy no salga, parece que el tiempo se está por
descomponer. Me voy a cambiar de ropa y vemos la película (Sale por la puerta
interna.)
Patzún de mis recuerdos
Es Patzún de mis recuerdos,
nunca más podré olvidarlo
me hace falta tu presencia
para sentirme más feliz.
Fueron para mí
días que nunca olvidaré,
para sentirme más feliz
debo soñar aquél ayer,
En este baile intervienen un tigre y un león que luchan para cazar a un venado. De
igual forma, se presenta un grupo de hombres jóvenes acompañados por perros
que persiguen al venado en cuestión.
Este baile involucra el uso de un poste de 35 metros de altura que se coloca frente
a una iglesia. Entre el poste y la iglesia, se coloca una cuerda en la que uno de los
monos se balancea (a 30 m de altura), mientras que abajo otras 23 personas
completan la danza.
Los personajes principales de este baile son Tecun Uman y Pedro Alvarado (el
conquistador de Guatemala). Otros 20 bailarines completan la danza.
La danza de los vaqueros tiene como tema la cría de ganados y hace referencia a
las corridas de toros que se efectuaban antaño en las haciendas y en las villas de
Guatemala. Es por esto que resulta una sátira hacia las tradiciones españolas.
Los personajes que intervienen en este baile son el dueño de la hacienda, algunas
mujeres jóvenes, un grupo de vaqueros y pastores y, finalmente, los toros. 32
personas forman parte del elenco de la danza de los vaqueros.
DANZAS MUNDIALES
Tango, Argentina
El tango se originó en los años ochenta del siglo XIX y es un apasionado baile de
pareja que se identifica por igual con las culturas argentina y uruguaya. Esta
romántica danza es tan popular que su música y sus distintivos movimientos se han
incorporado a diversas actividades, como la gimnasia, el patinaje artístico y la
natación sincronizada.
Flamenco, España
El flamenco es una de los tipos de danza que más cautiva a todo el mundo. No solo
involucra al bailaor, sino también a un grupo de artistas que tocan nuestra música
más tradicional. El flamenco incluye el cante, el toque de guitarra, el baile, el jaleo
(gritos intensos y espontáneos), las palmas y los pitos (chasquear las yemas de los
dedos). En noviembre de 2010, fue declarado por la UNESCO parte de su lista de
Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
El limbo, originario de Trinidad, es uno de los bailes sociales más extendidos por
todo el mundo. Consta de una barra horizontal, conocida como barra limbo, bajo la
cual deben pasar los participantes con la espalda hacia el suelo. Algunas veces, los
bailarines profesionales encienden la barra con fuego para añadir un efecto
dramático a su actuación.
Can-can, Francia
Esta forma enérgica de bailar se hizo popular en Francia en los años cuarenta del
siglo XIX, cuando la interpretaban hombres y mujeres en salones de música. Hoy,
es conocida en todo el mundo como una danza de coristas interpretada por
bailarinas. Orfeo en los infiernos, del compositor francés Haques Offenbach, es
considerada la melodía más apropiada para el can-can.
Samba, Brasil
La samba es uno de los bailes tradicionales más famosos del mundo. Se trata de
dejarte llevar por la música y pasar un buen rato. El pegadizo ritmo musical de la
samba se originó en Brasil en el siglo XVI y, hoy, se celebran festivales de samba
en países de todo el mundo. Los festivales están marcados por enormes carrozas
así como por hermosas bailarinas con mucho talento.
OBRAS GRIEGAS
Argumento: Orestes llega a Delfos y pide la protección de Apolo, pues las diosas
quieren vengar la muerte de Clintemnestra. Apolo promete ayudarlo. Orestes pide
que Atena lo ayude, ella convence a las diosas que perdonen a Orestes.
Filoctetes no confía en Ulises pues fue él quien lo abandonó en la isla, así que el
encargado de convencer a Filoctetes es Neoptolomeo. Neoptolomeo se acerca a
Filoctetes, habla con él y le promete llevarlo a su tierra. Filoctetes confía en el
muchacho y le entrega su arco. Neoptolomeo tiene conflictos morales y se da cuenta
que no puede engañar al viejo enfermo. Cuando Filoctetes se percata de la trampa
se niega a salir de la isla. Heraclés (semidios) habla con él y le señala su voluntad:
Filoctetes y Neoptolomeo tienen que ir a pelear contra Troya.