Hora Santa Abril 2018
Hora Santa Abril 2018
Hora Santa Abril 2018
Dirigente: Jesús Eucaristía, Dios del sagrario, venimos hoy a adorarte, postrándonos ante tu
Presencia sacramental, con profundo dolor y pena, para reparar el sacrilegio cometido en estos
últimos días: personas sin escrúpulos y sin respeto por los lugares santos han irrumpido en las
Iglesias de varios estados del País y con premeditada violencia han profanado tus sagrarios
para tirar por tierra tu Cuerpo Sacramentado, llevándose además objetos sagrados que
contenía las sagradas Formas para la adoración en la custodia.
Todos: Venimos a pedirte perdón por estas ofensas, y a ofrecerte la miseria de nuestros
corazones en reparación y en adoración, uniendo nuestras reparaciones y adoraciones a las
tuyas en el Santísimo Sacramento.
Oración inicial:
Dirigente: “Jesús mío, yo creo, yo espero, te adoro y te amo; te pido perdón por los que no
creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
Lector 1: Creemos que Tú, siendo Dios Hijo desde la eternidad, te encarnaste en el tiempo en
el seno virgen de María, por obra del Espíritu Santo, el Amor de Dios, y que por lo tanto no hubo
intervención humana alguna en tu Encarnación.
Todos: ¡Señor, ten misericordia de nosotros!
Lector 1: Creemos que, siendo Dios Hijo, y sin dejar de ser Dios Hijo, te encarnaste en el seno
el seno virgen de María Inmaculada, y asumiste una naturaleza humana, un cuerpo y un alma,
con los cuales te hiciste visible Tú, que eres el Dios invisible.
Lector 2: Creemos que naciste de una Madre Virgen, Madre que por ser al mismo tiempo
Virgen, es el portento de los portentos, el Milagro de los milagros, la Maravilla de todas las
maravillas realizadas por la Trinidad.
Lector 2: Creemos que el primer nombre de tu Madre es el de “Madre de Dios”, porque fue
creada y concebida sin la mancha de la malicia original y llena del Amor de Dios, para que fuera
tu Madre en la tierra y te recibiera en su seno virginal, purísimo y limpísimo, de manera que al
encarnarte no extrañaras el seno de tu Padre, seno en el que vives desde la eternidad.
1
Dirigente: Amado Señor Sacramentado, al hacer este acto de fe, reafirmamos igualmente
nuestro acto de amor y adhesión a toda la verdad que tú nos has revelado y nos has enseñado
a través de tu Iglesia.
Lector 3: Creemos que Tú, Jesús de Nazaret, eres la Segunda Persona de la Santísima
Trinidad encarnada en una naturaleza humana, y que como tal eres el Hombre-Dios, que existió
realmente, que vivió realmente en Palestina hace dos mil años, que obró maravillas, signos,
prodigios y milagros incontables e innumerables, antes de subir a la Cruz para dar tu vida por
amor a nosotros, los hombres.
Lector 3: Creemos que verdaderamente sufriste la Pasión y Muerte en Cruz el Viernes Santo,
y luego resucitaste el Domingo de Resurrección, para no morir más; creemos que tu Pasión y
Muerte en Cruz, sucedidas cruentamente una vez en el tiempo hace dos mil años, se renuevan
incruentamente en la celebración eucarística, de manera que en la Santa Misa asistimos a tu
Pasión y Muerte en Cruz, pero creemos también que lo que recibimos en la Sagrada Hostia es
tu Cuerpo resucitado en la Eucaristía, y como tal, lleno de la vida, de la luz, de la alegría, de la
paz, de la felicidad, de la gloria y del Amor de Dios.
Lector 4: Creemos que Tú en la Eucaristía eres Dios Hijo encarnado, que fue engendrado
desde la eternidad en el seno del Padre, y que estás en este Santísimo Sacramento con tu
Cuerpo resucitado, con tu Alma glorificada, con tu Divinidad refulgente y con tu Persona divina.
Dirigente: Querido amigo Jesús, tu bien sabes, que los más necesitados somos nosotros,
necesitamos tu amor, necesitamos tu misericordia, necesitamos tu perdón, por eso en este acto
de fe que estamos realizando, toma lo que hay en nuestro corazón para que tú seas siempre
santificado en nuestra existencia.
Lector 1: Creemos que Tú en la Eucaristía te donas sin reservas al alma que te comulga con
fe y con amor, con piedad y devoción, y por lo tanto creemos que cuando comulgamos, entras
Tú en Persona en nuestros míseros corazones, para dejarnos tus gracias y tus innumerables
dones.
Lector 2: Creemos que al comulgar Tú entras en Persona en nuestra alma, que es una morada
indigna, y por eso decimos: “No soy digno de que entres en mi casa”, pero sabemos también
que cuanto mayor es el abismo de indignidad y miseria de un alma, tanto más te inclinas y te
acercas al pecador, y por eso nos sentimos orgullosos de ser pecadores y decimos con San
Agustín: “Dichosa culpa que mereció tan feliz Redentor”, porque nuestra miseria atrae Tu Divina
Misericordia; así, cuanto más grande es nuestro abismo de miseria, tanto mayor será la cantidad
de Amor y Misericordia que de tu Sagrado Corazón se derrame sobre nosotros.
2
Lector 3: Creemos que el altar eucarístico, el lugar sagrado de la tierra al cual desciendes
desde el cielo en cada celebración Eucarística, es un símbolo de tu Sagrado Corazón, porque
así como tu Sagrado Corazón está envuelto en las llamas del Amor divino, el Espíritu Santo,
así ese mismo Espíritu Santo, el Amor divino, es espirado por el Padre y por Ti en la
consagración, como llamas de fuego celestial sobre las especies eucarísticas, para convertirlas
en tu Cuerpo, tu Sangre, tu Alma y tu Divinidad.
Lector 4: Creemos que el altar eucarístico, símbolo de tu Sagrado Corazón y por lo tanto
símbolo del amor único, exclusivo, eterno e infinito que Tú rindes a Dios Padre, no puede
contener nada que no seas Tú, Hombre-Dios, Cordero de Dios, Dios Tres veces Santo, y que
ningún amor que no sea el Amor de tu Sagrado Corazón puede estar en él. Todos: ¡Señor, ten
misericordia de nosotros! Todos: Creemos que el sagrario, que conserva tu Cuerpo
Sacramentado, nos recuerda tu Sagrado Corazón, y que por lo tanto, dañar y profanar ese
sagrario, es infligirte un dolor en tu corazón que tanto nos ama y por eso te pedimos perdón por
quienes, sin medir las consecuencias, lo han profanado con sus acciones violentas al tirar tu
cuerpo sacramentado al piso.
Dirigente: Dejemos algunos minutos de silencio, para la reflexión personal, interior, profunda,
meditemos seriamente sobre la pérdida de fe y de lo sagrado que invade este mundo y que ha
llevado a un acto tan ruin contra Jesús Eucaristía.
Dirigente: Concluido el momento personal, les invito a ponerse de pie, para recitar juntos el
salmo 50, lo haremos a dos coros:
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
inmensa compasión borra mi culpa; lava del renuévame por dentro con espíritu firme; no
todo mi delito, limpia mi pecado. me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu
santo espíritu.
Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre
presente mi pecado: contra ti, contra ti solo
pequé, cometí la maldad que aborreces.
Dirigente: Jesús, Salvador de los hombres, cubiertos de confusión nuestros rostros, nos
prosternamos en tu presencia eucarística, con nuestros corazones llenos de pena y dolor por
las ingratitudes de la humanidad pecadora; pero con infinita misericordia, permite que unamos
esta tarde-noche nuestros gemidos a los tuyos, nuestras lágrimas a las que brotaron por nuestra
causa de tus ojos en el monte de los Olivos, a la sangre que amorosamente derramaste en la
cruz. Sagrado Corazón de Jesús, te rogamos por los que no ruegan, te bendecimos por los que
te maldicen, te adoramos por los que no te adoran; y con toda la energía de nuestras almas,
deseamos bendecirte y alabarle en todos los instantes de esta tarde-noche y en todos los
sagrarios de la tierra y con los valiosos afectos de tu amante Corazón. Suba, Señor, hasta ti, el
doloroso grito de expiación y arrepentimiento sincero de nuestros contritos corazones.
4
- En las siguientes peticiones se responde: Perdón, Señor, perdón.
Por nuestros pecados, por los de nuestros padres, hermanos y amigos, por los del mundo
entero.
Por todas las blasfemias contra el Santo Nombre de Dios.
Por la profanación de los Domingos.
Por las faltas de respeto y devoción en tu Santo Templo.
Por la degradación de la Liturgia en tu Santo Servicio.
Por la pérdida del espíritu de Adoración.
Por la frialdad con que te tratan muchos sacerdotes.
Por la falta de “apetito” hacia el Pan de la Vida.
Por la indiferencia de los que a diario pasan por delante de tu Santo Templo.
Por los sacrilegios con que se profana el Sacramento del Amor.
Por tantas Comuniones indignas recibidas.
Por el abandono de tantos Sagrarios en los que Tú nos esperas.
Por las infidelidades de aquellos que nos alimentamos de Ti.
Por los que viven alejados de la Única Iglesia que Tú fundaste.
Por todo desprecio de los objetos sagrados.
Porque no te amamos con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todas nuestras
fuerzas.
Porque no amamos a nuestros hermanos como Tú nos amas.
Porque no tenemos deseos de Perfección.
Por tu amarga tristeza al ver la pérdida de tantas almas.
Por tu Pasión Eucarística.
Por tantos adorares nocturnos que han dejado de asistir a sus vigilias.
Nosotros, pecadores.
Que nos perdones.
Que nos hagas conocer tu Amor por nosotros en el Santísimo Sacramento.
Que nos concedas vivir en Ti, por Ti, de Ti, y para Ti, a los que nos alimentamos de tu Cuerpo
y de tu sangre.
Que nos permitas ser testigos de tu Amor Sacramentado.
Que te dignes aceptar nuestra humilde reparación por el Inmaculado Corazón de María, la
Primera Reparadora.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del Mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del Mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del Mundo, ten piedad de nosotros.
Dirigente: Oremos en acción de gracias por todos los beneficios que hemos recibido de nuestro
Señor Dios. Padrenuestro, Avemaría y Gloria al Padre.
Dirigente: ahora hermanos, les invito a decir juntos la siguiente oración, hagámosla
pausadamente:
Todos: “Oh Jesús, que eres profanado en nuestras iglesias a manos de quienes no te
aman, te adoro en todas las partículas esparcidas, y destrozadas. Tómame por tu
Sagrario, por tu Trono, por tu Altar. Me reconozco indigno de ello. Más Tú quieres estar
entre los que te aman, y yo te amo por mí y por quien no te ama. Que el dolor me empuje
a amarte más, a fin de que llegue a ser digno ornamento para recibirte a Ti, que quieres
ser semejante a nosotros en este tiempo de incredulidad y agresión a tu Iglesia y tu
eucaristía. Que mi amor sea lámpara que arda delante de Ti, Santísimo Señor y mi
oración, sea incienso que sube en tu presencia”. Amén.
Dirigente: Bendito y alabado, adorado y amado seas por siempre Jesús, en los corazones de
los hombres que Tú creaste.
Dirigente: Jesús Eucaristía, Hijo eterno del Padre, nacido en el tiempo en el seno virgen de
María, nos despedimos, no sin antes reiterar nuestro dolor por las ofensas que recibes de
quienes te han olvidado, que te desechan sin pensar en tu Amor, que no quieren reconocerte,
que te posponen por los ídolos falsos y vanos del mundo. Nos retiramos, pero queden nuestros
corazones al pie de tu altar, para que en todo momento te adoren y canten tus alabanzas, como
anticipo de la adoración y alabanza que te tributaremos por la eternidad, por tu infinita
misericordia.
No tengas en cuenta las ofensas de nuestros hermanos, perdónalos, porque “no saben lo que
hacen” (Lc 23, 34), porque si lo supieran, jamás se atreverían a profanar la Eucaristía; Unimos
nuestras humildes reparaciones a las que Tú haces en la Cruz y en la Eucaristía; míranos con
la mirada de la Cruz, que es la mirada de tu Divina Misericordia; perdónanos y ven, Señor Jesús,
para que conviertas a este mundo, con tu Presencia, en un anticipo del Paraíso celestial.
Todos: “Jesús mío, yo creo, yo espero, te adoro y te amo; te pido perdón por los que no creen,
ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
Dirigente: Para finalizar hagamos oremos por la paz del mundo de S. Juan Pablo II
Señor: Que tu voz resuene en el corazón de todos los hombres y mujeres, cuando los llames a
seguir el camino de reconciliación y paz, y a ser misericordiosos como tú.
6
Señor, tú diriges palabras de paz a tu pueblo y a todos los que se convierten a ti de corazón.
Te pedimos por los pueblos que están en guerra. Ayúdales a derribar las barreras de la
hostilidad y de la división y a construir juntos un mundo de justicia y solidaridad.
Señor, tú creas cielos nuevos y una tierra nueva. Te encomendamos a los niños y jóvenes de
estas tierras. En su corazón aspiran a un futuro más luminoso; fortalece su decisión de ser
hombres y mujeres de paz y heraldos de una nueva esperanza para sus pueblos.
Padre, tú haces germinar la justicia en la tierra. Te pedimos por las autoridades civiles de esas
regiones, para que se esfuercen por satisfacer las justas aspiraciones de sus pueblos y
eduquen a los niños y jóvenes en la justicia y en la paz. Impúlsalos a trabajar generosamente
por el bien común y a respetar la dignidad de toda persona y los derechos fundamentales que
derivan de la imagen y semejanza del Creador impresa en todo ser humano.
Que testimonien la paz que supera todo conocimiento y la luz que triunfa sobre las tinieblas de
la hostilidad, del pecado y de la muerte. Señor del cielo y de la tierra, Creador de la única familia
humana, te pedimos por los seguidores de todas las religiones. Que busquen tu voluntad en la
oración y en la pureza del corazón, y te adoren y glorifiquen tu santo nombre. Ayúdales a
encontrar en ti la fuerza para superar el miedo y la desconfianza, para que crezca la amistad y
vivan juntos en armonía.
Padre misericordioso, que todos los creyentes encuentren la valentía de perdonarse unos a
otros, a fin de que se curen las heridas del pasado y no sean un pretexto para nuevos
sufrimientos en el presente. Concédenos que esto se realice sobre todo en Tierra Santa, esta
tierra que bendijiste con tantos signos de tu Providencia y donde te revelaste como Dios de
amor. A la Madre de Jesús, la bienaventurada siempre Virgen María, le encomendamos a los
hombres y a las mujeres que viven en la tierra donde vivió Jesús.
Que, al seguir su ejemplo, escuchen la palabra de Dios y tengan respeto y compasión por lo
demás, especialmente por los que son diversos de ellos. Que, con un solo corazón y una sola
mente, trabajen para que todo el mundo sea una verdadera casa para todos sus pueblos. ¡ Paz!
¡Paz! ¡Paz! Amén.
7
CANTOS PARA LA HORA SANTA
El amor fraternal nuestro lema será, Oh buen Jesús, pastor fino y amante, mi
que nos haga vivir en sincera amistad. corazón se abrasa en santo ardor; si te
olvidé, hoy juro que, constante, he de
vivir tan solo de tu amor, he de vivir tan
solo de tu amor.
8
Dulce maná de celestial comida, gozo y Ya no falta nada, lo tengo todo, te tengo
salud del que te come bien, ven sin a Tí
tardar, mi Dios, mi Luz, mi Vida;
desciende a mí, hasta mi pecho ven, Dueño y rey del universo
desciende a mí, hasta mi pecho ven. Como puede ser posible que busques
mi amor
Canto4: “Mi Jesús sacramentado”
Tú tan grande y yo pequeño y te fijas en
Mi Jesús sacramentado, mi
yo te adoro y te bendigo, Como no te voy a adorar
porque oculto en el sagrario,
has querido estar conmigo (2). De rodillas yo te pido
Que el día cuando tu me llames sea
Jesús Hostia inmaculada, como hoy
inmolada por bien mío, Para mirarte a los ojos y poderte decir
que mi alma sea tu morada, Que como no te voy a adorar
amantísimo Dios mío (2).
Tú eres mi Jesús amado, Canto 6. “Palpita un corazón”
el esposo prometido,
de las almas el deseado, Palpita un corazón
eres mi Jesús querido (2). Pidiendo ser amado
Está en la eucaristía
Eres tú la flor del campo,
Es Jesús sacramentado.
lirio hermoso de los valles,
y de mi alma dulce encanto, Amor de los amores
mi Jesús Tú bien lo sabes (2). Cantar de los cantares
Canto 5. “Ya No Eres Pan Y Vino” Oh santa eucaristía
Manjar de los manjares.
Ya no eres pan y vino
Ahora que eres cuerpo y sangre, vives La hostia tiene alma
en mí La hostia tiene vida
De rodillas yo caigo al contemplar tu La hostia consagrada
bondad. Es Jesús el pan de vida.
Como no te voy a adorar
Oh manantial divino
Oh fuente de agua viva
Mientras te pierdes en mis labios
Oh santa comunión
Tu gracia va inundando todo mi corazón
Es Jesús el pan de vida
Por esa paz que me llena de alegría mi
ser. Murmullos de los ríos
Como no te voy a adorar Esencia de las flores
Mi canto es para ti
Señor Jesús, mi salvador Amor de los amores.
Amor eterno, amor divino
9
Canto 7. “CANTEMOS AL AMOR DE Canto 8. “El Alfarero”
LOS AMORES”
Gracias quiero darte por amarme./
Gracias quiero darte yo a ti, Señor./
Cantemos al Amor de los amores,
cantemos al Señor.
Hoy soy feliz porque te conocí./
¡Dios está aquí!;
Gracias por amarme a mí también.
venid, adoradores, adoremos
a Cristo Redentor.
Yo quiero ser, Señor, amado,/
Gloria a Cristo Jesús; como el barro en manos del alfarero./
cielos y tierra, bendecid al Señor;
honor y gloria a ti, Rey de la gloria. Toma mi vida, hazla de nuevo./
Amor por siempre a ti, Dios del amor. Yo quiero ser un vaso nuevo.
Por nuestro amor oculta en el Sagrario
Te conocí y te amé./
su gloria y esplendor,
Te pedí perdón y me escuchaste./
para nuestro bien
Si te ofendí, perdóname, Señor,/
se queda en el santuario esperando
pues te amo y nuca te olvidaré.
a justo y pecador.
¡Oh gran prodigio del amor divino!
¡Milagro sin igual!
Prenda de amistad, banquete peregrino
do se come al Cordero celestial.
Jesús potente, Rey de las victorias,
¡a ti loor sin fin!
Canten tu poder
autor de nuestras glorias, cielo y tierra
hasta el último confín!
10