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Hora Santa de Adviento

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“HORA SANTA PARA EL TIEMPO DE ADVIENTO”

EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO (De rodillas o sentados)

Canto
Ministro: //En los cielos y en la tierra sea por siempre bendito y alabado
Todos: El divino corazón de Jesús sacramentado.
-Padre nuestro- Dios te salve- Gloria.// (3 veces)

-INICIO (Invitar a ponerse de pie)


Guía: Unidos a la alegría del mundo entero por la presencia del Salvador
prometido, iniciemos nuestra Hora Santa con la intención de pedir siempre al
dueño de la mies, que día a día nos ilumine para responder generosamente a su
llamado, especial- mente a los jóvenes, para que lleguen a ser pescadores de
hombres.

-ORACIÓN

TODOS: Mira Señor a tu pueblo que espera con fe la fiesta del na- cimiento de tu
Hijo, y concédele celebrar el gran misterio de nuestra salvación con un corazón
nuevo y una inmensa alegría. Por Nuestro Señor Jesucristo.

Amén.
Canto de invocación al espíritu santo
-EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Lucas (1, 26-38).
LECTOR 1: En aquel tiempo el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad
de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón del linaje de
David, llamado José. La Virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde ella
estaba y le dijo: “Alégrate llena de gracia, el Señor es contigo”. Al oír estas
palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba ¿Qué quería decir semejante
saludo? El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios.
Vas a concebir y dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y
será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y
él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin”.
María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo
permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y
el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo que va a nacer
de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su
vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque
no hay nada imposible para Dios”. María contesto: “Yo soy la esclava del Señor
cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.
Palabra del Señor.
TODOS: Gloria a ti Señor Jesús.
Guía: (Invitar a la comunidad a sentarse)
-MEDITACIÓN

GUÍA: Ante el mensaje de Dios a María implica una respuesta de donación a su


plan de salvación, donde todo el ser de María está a su servicio. De la misma
manera nosotros como María debemos estar dispuestos a recibir su Plan de
Salvación, de acuerdo a la vocación que hemos recibido, ya sea como padres de
familia, hijos, servidores o en la vida consagrada, lo más importante es hacer
presente en nosotros el Reino de Dios.
¿Cuál es el plan de Dios para mí? (Silencio).
Como vemos en el texto, María al recibir el anuncio de que será la Madre del
redentor, a quien pondrá por nombre Jesús, se sorprendió y dijo al ángel cómo
podrá ser eso. Y la respuesta del ángel es que el Espíritu Santo descenderá sobre
ella y, su hijo será llamado Hijo de Dios. Esta situación que experimenta María
también acontece en nosotros, ¿cómo podremos hacer presente el Reino de Dios
en este mundo?, la respuesta es: a través de hombres y familias comprometidas,
dispuestos a proclamar la Buena Nueva (Silencio).
María al decir cúmplase en mí lo que has dicho, se hace cooperadora al plan de
salvación de Dios y el Verbo al encarnarse realizó el plan de redención trazado
desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación y, que ahora en vigilante
espera, confiamos alcanzar.
Canto Mariano
¿Cómo respondo al plan que Dios tiene hoy para mí? (Silencio).
La gracia que Eva nos arrebató, nos ha sido devuelta en María. En ella, madre de
todos los hombres, la maternidad, redimida del pecado y de la muerte, se abre al
don de una vida nueva. Así, donde había crecido el pecado, se ha desbordado tu
misericordia por medio de tu Hijo nuestro salvador.

TODOS: Gracias Señor, por cuanto nos amas y nos llamas a la salvación.
Canto al servicio
LECTOR 2: Sabiendo que Jesús viene, que ya está cerca, debemos de ir
delante de la gente que nos rodea, iluminándola con la antorcha de estos
momentos de Adoración con los que queremos preparar la llegada del
Salvador.
Todos debemos ser luz del mundo; nos lo dice Jesús a quien esperamos
para que venga a iluminar nuestras vidas. Por ahí se dice que si no puedes
ser estrella, seas al menos una pequeña y sencilla vela encendida que
alumbre el corazón: ¡pero hay que ser luz!
El que ama a los demás y el que ama de verdad, puede preparar el camino
del Señor iluminando el corazón de quienes le rodean, invitándolos a vivir en
esperanza, la alegre espera del Señor.
inventa el arte de acercarte a los tuyos en este Adviento y revelarles a Cristo
que ya viene a salvarnos. En un momento de silencio traigamos ante la
presencia del Señor a todos los nuestros y a los más alejados de Dios.
ORACIÓN
TODOS: Señor Jesús que vienes a salvarnos y nos llamas a preparar el
camino de tu llegada: ¿Qué quieres que vea con mis ojos?, ¿qué quieres que
hable con mi lengua?, ¿qué quieres que haga con mis manos?, ¿qué quieres
que piense con mi cabeza?, ¿qué quieres que ame con mi corazón?, ¿en qué
quieres que emplee mi tiempo, mi dinero y mis facultades?, ¿cómo cumplo
tus mandamientos?, ¿cómo comparto la vivencia de este Adviento a los que
me rodean?

Señor Jesús que vienes a salvarnos: Te adoro como a mi Dios. Te obedezco


como a mi Señor. Te amo como a mi Padre. Te temo como a mi juez. Te pido
como a mi Dador. Te doy gracias como a mi bienhechor. ¡Ven pronto Señor!
Amén.
Canto

LECTOR 3: Cristo viene a salvarnos y para ello quiere necesitar de brazos y


pies, de bocas y lenguas, a fin de poder llegar a todas las personas y que
todos le conozcan y le amen.

Cristo sabe que cuenta con nosotros; cuenta con nuestras lenguas, para la
comunicación del Evangelio y la extensión de la Iglesia de Dios; cuenta con
nuestros pies, para seguir a nuestros hermanos más alejados, a fin de que
para ellos también llegue Navidad y vuelvan al buen camino; cuenta con
nuestros ojos, para poder detectar los ambientes en los que se necesita
hacer espacio para dar cabida a la presencia del Señor; cuenta con nuestro
corazón, para prender el fuego de su amor en nuestro alrededor y recibirle
con fe ahora en Navidad o cuando regrese lleno de gloria al final de los
tiempos.

Sobre todo, Cristo quiere contar con nuestra entrega; con una entrega sin
límites ni restricciones; con una entrega desprovista de egoísmos. Cristo
quiere contar con que nosotros vamos decir siempre que “sí” a su llamado,
como lo hizo María. Él espera ese "sí" que en la fe renovamos ahora frente al
Señor Sacramentado y que ya no se lo vamos a retirar; Cristo cuenta con ese
"sí" que debemos darlo cuando Él nos lo pida, aún cuando implique dolor y
humillación. Cristo quiere contar con nosotros, siempre que se nos pida un
pequeño favor, un pequeño servicio de caridad, un pequeño trabajo
apostólico, por difícil que nos parezca. Solo así llegará el a reinar en cuantos
son los corazones de los habitantes del mundo.

Oración dirigida:

Oh, Señor Jesús que ya vienes a nuestro encuentro: Cuando yo dude,


aconséjame. Cuando caiga en el error, desengáñame. Si me pierdo,
encuéntrame. Si caigo, levántame. Si me desanimo, aliéntame. El día en que
muera, llévame contigo. Oh, Señor Jesús: Cuando yo te llame, escúchame.
Cuando te ofenda, perdóname. Cuando yo te deje, búscame. Cuando yo te
olvide, recuérdame. Cuando te pida, dame. Cuando te pueda servir,
anímame.

Amén.

Canto

GUÍA: Nos sentamos, meditamos y contemplemos a Jesús y maría

Canto

GUÍA: Nos ponemos de pie

-Acción de gracias a dos coros

Animador: Gracias, Señor, por la vida; por la vida de aquí y por la otra, que,
sin conocerla, añoro.

Todos: Gracias por el destino y por el camino; por el repo- so y por el nuevo
día.
Animador: Por el nuevo día de mi vida de aquí, entrela- zada
misteriosamente con mi vida de allá.

Todos: Gracias por la llama- da, por elegirme a mí entre otros muchos más
dignos, más capaces, más buenos.

¿Por qué a mí?

Animador: Gracias por hacer de mi vida continúo encuen- tro, inicio


cotidiano de ma- ñanas sin ayer y de ayeres sin fin.

Todos: Gracias por el amor. El amor que conquistó mi pe- cho tomándolo a
la fuerza, a pesar de mi yo empecinado, obsesionado, neciamente
enamorado de mí mismo.

Animador: Gracias por mis hermanos los hombres que se fueron colando,
sin sentir- los; y que se fueron quedan- do, instalados a pesar mío,

en mi corazón estrecho. Gra- cias por entreabrir mi puerta.

Todos: Gracias por la fe y la Palabra que se volvió semilla arrojada al voleo


en mi tierra ávida.

Animador: Gracias por la se- milla que arraigó en mí.

Todos: Gracias por mis días soleados de color de risa.

Animador: Por enseñarme a amar la amable lluvia preña- da de vida.

Todos: Por mis días de lágri- mas que también son lluvia y también dan vida.

Animador: Por el sol radian- te, blanca hostia consagrada que se levanta
cada día sobre el moreno monte de mis ma- nos.

Todos: Por el pan de aquí y por el pan de allá, que se en- trega dócilmente
por mis ma- nos para saciar las hambres de los hombres y mis propias
hambres.
Animador: Gracias por mis amigos don espléndido del cielo. Por los viejos y
por sus espléndidas historias. Por los niños, presencia de Dios en- tre los
hombres.

Todos: Por el mar que es tan grande. Por el bosque, her- mosa catedral de tu
presen- cia. Por las puestas de sol y por el sol naciente.

Animador: Gracias por tu amor de Padre.

Canto de acción de gracias

5. RESERVA AL SANTÍSIMO

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