Semiología UC PDF
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La forma cómo el médico interactúa con el paciente y su grupo familiar es muy importante. Para
que esta relación sea buena, conviene tener presente los siguientes aspectos.
La entrevista médica.
Tomando contacto con el paciente.
En el policlínico o la consulta se debe ir al encuentro del paciente. Ojalá saludarlo por su nombre.
Esto lo hace sentir acogido. Se invita a pasar y tomar asiento. Es frecuente que la persona entre con
algún familiar. Al momento de iniciar la conversación, se pueden tener frases de acogida que
centren la conversación, tales como: ¿qué lo trae a consultar? ¿qué molestias ha tenido? ¿en qué le
puedo ayudar?
Habitualmente no es aconsejable que la conversación caiga a un plano muy familiar por el riesgo de
perder de perspectiva la relación médico-paciente. El médico no debe perder la legítima “autoridad”
que debe mantener para aconsejar y entregar sus indicaciones médicas. La actitud del médico debe
ser siempre intachable. No hay que olvidar que por algún motivo, especialmente si la evolución de
la enfermedad no es buena, el paciente quiera distanciarse, cambiar de médico y hasta adoptar una
actitud de crítica.
El examen físico.
Al momento de efectuar el examen físico, es conveniente tener presente los siguientes aspectos:
Respetar el pudor del paciente.
Este es un aspecto muy importante. Los pacientes necesitan un rincón aislado por un biombo para
sacarse y ponerse la ropa. Al momento de examinar, se debe lograr un balance entre la necesidad
de ver bien el cuerpo del paciente y respetar su pudor. Esto se logra descubriendo al enfermo por
sectores, o que se quede con la ropa interior, o ayudándose con alguna sabanilla. Esto varía según
el tipo de examen que es necesario efectuar.
Los médicos varones deben tener presente la conveniencia de estar acompañados por una
enfermera o una auxiliar de enfermería cuando efectúan el examen de mamas o el examen
ginecológico en una mujer.
Informar al paciente.
Se debe explicar al paciente lo que tiene y lo que le conviene hacer. Esto es lo que al paciente más
le interesa. Después de haber efectuado la anamnesis, el examen físico y de haber escrito algunas
anotaciones en la ficha clínica, es necesario explicarle al paciente, con la mayor claridad posible, lo
que tiene, lo que eso significa, el pronóstico asociado, y lo que debe hacer. Las recetas deben ser
claras, fáciles de entender. También es necesario preocuparse de llenar formularios de seguros y
licencias médicas.
El médico debe ser muy honesto y prudente en la forma de entregar la información, especialmente
en el caso de diagnósticos de mal pronóstico. Se debe tener la sensibilidad suficiente para producir
el mínimo de alarma o angustia. Un paciente a quien se le diagnostica un SIDA tiene el derecho de
ser el primero en saberlo. En cambio un abuelito a quien se le diagnostica un cáncer avanzado y que
se angustia por cualquier cosa, podría ser más adecuado trabajar con los familiares más cercanos
cómo ir preparándolo para enfrentar su enfermedad.
La honestidad, experiencia, conocimientos, prudencia y criterio del médico también se van a reflejar
en la cantidad de exámenes que solicita, en los medicamentos que prescribe, los controles que
efectúa, las derivaciones a otros especialistas. Su objetivo debe ser siempre dar la mejor atención.
La Historia Clínica
La conversación con el paciente es fundamental para conocer qué le pasa. En niños o personas con
trastornos mentales o de conciencia, siempre va a ser necesario recurrir a alguien que nos pueda
aportar información (sus familiares directos, testigos, etc.). La información que se obtiene es lo
que viene a constituir la Historia Clínica.
El orden cómo se va recogiendo la información podrá variar de una persona a otra, de cómo
surgen las oportunidades de hacer una u otra pregunta, pero al final, lo importante, es captar lo
que a la persona le está ocurriendo, en qué circunstancias y todo lo que pueda ser pertinente.
Al momento de presentar o escribir la información se ordena de acuerdo a un esquema
previamente establecido que viene a ser el siguiente.
En esta parte se precisa quién es la persona. Siempre debe ir el nombre y la edad. También puede
ser importante incluir información, como: seguro de salud o previsión, teléfono, RUT, actividad o
profesión, etc.
En esta parte se menciona el motivo por el cual la persona consulta. Es una mención breve que
permite decir en forma resumida cuál es la naturaleza del problema. Por ejemplo: “El paciente
consulta por fiebre de 5 días”, o “…por presentar deposiciones de color negro (o melena)”, etc.
Esta es la parte más importante de la historia clínica. En esta sección se precisa qué le ha pasado al
paciente. Se mencionan en forma ordenada los distintos síntomas que la persona ha presentado.
En la medida que el alumno sabe más, investiga los síntomas según cómo se relacionan entre ellos,
tal como se da en muchos síndromes o enfermedades. Por ejemplo, si la persona está con tos, se
investiga si además se presenta fiebre, expectoración, disnea, puntada de costado, etc.
Obtenida la información, se deja constancia de las distintas manifestaciones en la ficha clínica. En
ocasiones, es conveniente mencionar también aquellas manifestaciones que, pudiendo haber
estado presente, no están.
El relato es como un cuento en el que se van narrando lo que a la persona le ha ocurrido. La
información se ordena en forma cronológica. Es importante que el relato esté bien hilvanado y sea
fácil de entender.
Si son varios los problemas, se precisan en párrafos diferentes.
Ejemplo de una persona que llega con hemorragia digestiva: “El paciente presentó anoche una
deposición negra, de consistencia pastosa y de muy mal olor. Hacia la madrugada tuvo otra
deposición de similares características. Al ponerse de pie notaba que se mareaba. No ha
presentado dolor abdominal. No ha ingerido aspirina ni antiinflamatorios. Es primera vez que tiene
este problema”.
Ejemplo de una persona con una pielonefritis aguda: “La paciente es diabética y comenzó tres días
atrás a presentar dolor al orinar. Además, orina muy seguido y en pequeñas cantidades. La orina
es de mal olor y algo turbia. Desde dos días atrás siente dolor en la fosa lumbar derecha y ha
presentado fiebre sobre 38ºC.”
Sobre la base a estos ejemplos se pueden hacer las siguientes observaciones:
Es adecuado adaptar el lenguaje a términos más técnicos. Por ejemplo, decir que el
paciente tuvo una deposición melénica, en vez de “deposición negra, de consistencia
pastosa y de muy mal olor”; disuria dolorosa, en vez de “dolor al orinar”; poliaquiuria, en
vez de “orinar muy seguido”).
Las manifestaciones se deben relatar en la secuencia y en los días en que se presentan.
Por ejemplo, se usan términos como: “Anoche…”, “Hace tres días…”, “Dos días después
que comenzó el dolor, se agregó...”, etc.
Es conveniente, antes de comenzar a relatar las manifestaciones de la enfermedad,
señalar “a la pasada”, algunos antecedentes. Por ejemplo, que se trata de un paciente
diabético e hipertenso, o que es una enferma con cirrosis hepática. Posteriormente, en la
sección de “Antecedentes Mórbidos”, se entregan mas detalles (desde hace cuánto
tiempo presenta esas enfermedades, con qué medicamentos se está tratando, etc.). El
hacer esta mención de antecedentes muy importantes y conocidos “a la pasada”, antes de
relatar la enfermedad actual, no debe llevar a la confusión de incorporar antes de la
Anamnesis Próxima, toda la Anamnesis Remota.
Los datos que se ponen en la anamnesis deben ser objetivos y no prestarse a
interpretaciones erradas. No se deben mencionar diagnósticos que no estén bien
fundamentados, ya que esto puede facilitar que un error se perpetúe.
Antecedentes ginecoobstétricos.
- Fecha de la última menstruación (FUR = fecha de la última regla). Esta información puede ser
importante: determinar posibilidades de embarazo, momento de la ovulación, toma de muestras
para exámenes hormonales.
A veces se usan fórmulas obstétricas (FO), para expresar en forma abreviada esta información:
Por ejemplo: FO = G3P2A1 corresponde a una mujer que ha tenido 3 embarazos (de
gestaciones), 2 partos y 1 aborto.
Otra forma de hacerlo es precisando los partos de término, partos prematuros, abortos
espontáneos, abortos provocados y número de hijos vivos. Por ejemplo, la FO = 2,0,1,0,2
corresponde a una mujer que ha tenido dos partos de término, ninguno prematuro, un
aborto espontáneo, ningún aborto provocado y tiene dos hijos vivos. La información sobre
abortos se deben mencionar con prudencia (no siempre es necesario investigarlos o
mencionarlos).
Los embarazos duran 40 semanas (9 meses), con variaciones entre 37 y 42 semanas. Se define:
Hábitos.
Medicamentos.
Se debe precisar:
Ejemplos:
Aspirina 100 mg: 1 tableta después del almuerzo (Aspirina es un nombre comercial muy
conocido; el nombre genérico es el ácido acetilsalicílico).
Neurobionta de 5.000 U: 1 ampolla intramuscular por 3 veces (este es un preparado que
contiene varias vitaminas del complejo B; si el médico requiere más información puede
consultar algún libro de medicamentos).
Alergias.
El tema de las alergias es muy importante ya que puede tener graves consecuencias para la
persona. Entre los alérgenos, que son las sustancias ante las cuales se desencadenan las
respuestas alérgicas, hay varios que se deben investigar:
Información que podría haber ido junto a la Identificación del Paciente, se puede traspasar a esta
sección. Es el caso del estado civil o las personas con las que vive.
Otras informaciones, que según el caso se pueden incluir, son: composición familiar, tipo de casa
habitación, disponibilidad de agua potable, presencia de animales domésticos, nivel de educación,
actividad laboral o profesión, previsión o seguro de salud, etc.
Toda esta información servirá para conocer mejor al paciente como persona; saber con qué recursos
cuenta para enfrentar su enfermedad, cuál es el grado de apoyo familiar; su situación laboral,
previsional y social.
También puede ser el lugar para mencionar aspectos específicos de sus creencias, de su religiosidad,
de los aspectos a los cuales no quisiera ser sometido en el tratamiento de su enfermedad (por
ejemplo, no recibir transfusiones de sangre o no ser sometido a ventilación mecánica).
La Historia Clínica (7) Otros aspectos a investigar son antecedentes sobre actividad sexual,
exposición a enfermedades infecciosas o profesionales, viajes efectuados en los meses anteriores.
Antecedentes familiares.
En esta sección se precisan enfermedades que presenten o hayan presentado familiares cercanos
por la posibilidad que sean heredables. Entre estas enfermedades, destacan: hipertensión arterial,
diabetes mellitus, alteraciones de los lípidos en la sangre (dislipidemias), antecedentes de
enfermedades coronarias, cánceres de distinto tipo (ej.: mama, colon), enfermedades
cerebrovasculares, alergias, asma, trastornos psiquiátricos (ej.: depresión, enfermedad bipolar),
enfermedades genéticas, gota, hemofilia, etc.
En algunos casos es conveniente dibujar un genograma en el que los hombres se identifican con un
cuadrado y las mujeres con un círculo y se grafican dos o tres generaciones, precisando quién
desciende de quién. Se identifica al paciente con una flecha y se usa alguna otra marca para
identificar otras personas afectadas por la enfermedad.
Inmunizaciones.
Según el cuadro clínico que presente el paciente puede ser importante señalar las inmunizaciones
que el paciente ha recibido.
Los adultos podrían recibir vacunas contra influenza, hepatitis A y B, neumococos, Haemophylus
influenzae, o recibir dosis de refuerzo de toxoide tetánico.
En niños habitualmente se sigue un programa de vacunación mediante el cual se protege contra
sarampión, coqueluche, tétanos, difteria, tuberculosis, poliomielitis, parotiditis, rubéola,
neumococos, y eventualmente hepatitis A y B.
En esta revisión por sistemas no se debe repetir lo que ya se mencionó en la anamnesis, sino que
se mencionan sólo algunos síntomas o manifestaciones que están presente pero que tienen un
papel menos importante. La extensión de esta sección debe ser breve.
Una forma de ordenar esta revisión es por sistemas y en cada uno de ellos se investigan
manifestaciones que podrían darse:
Al escribir la ficha, no conviene que esta Revisión por Sistemas resulte muy larga. Es posible que en
un comienzo, se exija a los alumnos un relato más detallado para que desarrollen el hábito de
hacer una historia completa, pero en la medida que ganen experiencia, y con el acuerdo de su
tutor, podrán mencionar sólo lo más importante.
Preguntas:
1. ¿Cuáles son las cinco divisiones o secciones que forman la Historia Clínica?
2. ¿Qué información contiene la anamnesis próxima?
3. ¿Cuáles son los distintos antecedentes que se deben investigar según la forma cómo se
agrupan?
4. ¿Cómo se presentan los antecedentes ginecoobstétricos?
5. ¿Cuáles son los hábitos que se investigan?
6. ¿Qué enfermedades pueden tener algún grado de transmisión genética o familiar?
7. ¿Qué alergias se deben investigar y cuáles son las más temidas?
8. ¿Cómo se debe presentar la información de los medicamentos que el paciente está
tomando?
9. ¿En qué casos los Antecedentes Sociales y Personales adquieren especial importancia?
10. ¿Qué significados tienen los siguientes términos: disfagia, dismenorrea, disuria,
menarquia, nicturia, pirosis?
Anamnesis próxima. Paciente portadora de una diabetes mellitus, controlada con régimen (que
sigue en forma irregular), e hipoglicemiantes orales. Desde hace unos dos a tres meses presenta
polidipsia, poliuria y ha bajado de peso. Las veces que se ha controlado la glicemia, ha estado
sobre 200 mg/dL. Desde tres días atrás comenzó a notar disuria dolorosa y poliaquiuria. También
ha sentido un dolor sordo ubicado en la región lumbar derecha y cree haber tenido fiebre, pero no
se la ha registrado. La orina la ha notado más fuerte de olor.
Antecedentes:
a) Mórbidos:
-Diabetes Mellitus del adulto, diagnosticada 10 años atrás. Se trata con régimen e
hipoglicemiantes orales.
-Hipertensión arterial de 8 años de evolución.
-Varios episodios de infecciones urinarias bajas.
b) Ginecoobstétricos: Menopausia a los 52 años. Tuvo 2 hijos de término, uno de los cuales pesó
4.200 gramos al nacer. No se ha efectuado controles ginecológicos ni mamografías en los últimos
años.
(Nota: se puede omitir información como la menarquia o las menstruaciones, ya que no va a influir
en el análisis de su problema más reciente)
c) Hábitos:
-Tabaquismo: fumó un promedio de 12 cigarrillos diarios, durante 20 años. Dejó de fumar 10 años
atrás.
-Alcohol: ocasionalmente toma una copa de vino con las comidas.
d) Medicamentos:
f) Antecedentes sociales y personales: la paciente vive con su marido y una hija. Tiene dos hijos
casados. Desempeña labores de casa. El apoyo que tiene de su familia es muy bueno.
g) Antecedentes familiares: su padre y una tía fueron diabéticos; su madre fue hipertensa.
Revisión por sistemas: no ha tenido tos, disnea ni dolores precordiales. Habitualmente tiende a
ser algo constipada.
(Nota: la revisión por sistemas está dirigida a buscar otros síntomas. Sólo se anotan los hallazgos
importantes que no forman parte de la anamnesis ni los antecedentes. En esta parte de la historia
clínica no se deben repetir síntomas que ya fueron mencionados en las otras secciones).
Comentario:
Con la información recogida, se puede plantear que se trata de una mujer mayor, portadora de
una diabetes mellitus del adulto e hipertensión arterial, que se controla mal y que ingresa con una
infección urinaria.
Las buenas historias clínicas contienen la información que es importante. Deben ser fáciles de leer
y entender y, finalmente, permiten plantear las hipótesis diagnósticas correspondientes.
Mientras más práctica se tiene y mejores son los conocimientos sobre las enfermedades, las
historias clínicas son cada vez mejores. Se distingue mejor lo importante de lo superfluo, se
agrupan los síntomas en mejor forma y se hacen interrogatorios más dirigidos y eficientes.
Síntomas frecuentes de encontrar en la práctica clínica.
Ya se ha visto que los síntomas son las molestias o sensaciones subjetivas de la enfermedad
(ejemplo: dolor, náuseas, vértigo).
El conocer los síntomas, sus características, y con qué otras manifestaciones se relacionan permite
ir conociendo lo que al paciente le ocurre.
Es frecuente que algunos síntomas y signos se relacionen y constituyan síndromes o sean parte de
enfermedades específicas.
Conviene saber caracterizar cada síntoma. Dependiendo de esto, las conclusiones pueden ser
totalmente distintas. Una tos seca puede significar algo totalmente diferente que una tos
acompañada de expectoración mucopurulenta o sanguinolenta.
Al conversar con el paciente se usarán términos que le sean entendibles. Posteriormente al
transcribir la información a la ficha se seleccionan las palabras que correspondan en el lenguaje
médico. Por ejemplo, si el paciente orina muy seguido, tiene una poliaquiuria, y si siente que le falta
el aire o la respiración, presenta disnea.
Durante la conversación con el paciente, cada síntoma se trata de caracterizar. En general, se debe
precisar:
Es conveniente establecer una prioridad en el análisis de los distintos síntomas, ya que algunos
tienen más importancia que otros (ej. dolores, disnea, pérdida de conciencia).
dónde duele.
cuál es el carácter del dolor, o cómo duele.
qué intensidad alcanza y cómo varía.
hacia dónde se irradia.
con qué aumenta y con qué disminuye (posiciones, alimentos, medicamentos, etc.).
cómo evoluciona en el tiempo.
con qué otras manifestaciones se asocia.
cólico: es aquel que aumenta de intensidad hasta llegar a un máximo y luego disminuye;
es característico de vísceras huecas que poseen una pared muscular (ejemplo: intestino,
vesícula biliar, colédoco, uréter, conductos de glándulas salivales e incluso el útero).
urente: como una quemadura (ejemplo: dolor del herpes zóster).
dolor de carácter sordo: tiende a ser mantenido, de intensidad leve a mediana, pero
puede llegar a ser bastante incómodo.
constrictivo: de tipo opresivo (ejemplo: dolor de origen coronario, angina de pecho).
pulsátil: asociado al pulso arterial (ejemplo: dolor de un dedo al recibir un golpe de
martillo).
neuralgia: dolor que sigue el recorrido de un nervio (ejemplo: neuralgia del nervio
trigémino).
de tipo punzante (ejemplo: “puntada de costado” en cuadros de irritación pleural, que
aumenta en la inspiración).
fulgurante: como un rayo o una descarga eléctrica (ejemplo: en los miembros inferiores
en la tabes dorsal).
terebrante: intenso, como si fuera producido por un taladro (ejemplo: algunas
odontalgias).
Según la intensidad, el dolor puede interferir de distintas formas: limitar los movimientos, afectar
la actividad diaria y el estado anímico, no dejar dormir, etcétera. Es una sensación que sólo la
siente quien la sufre.
El desafío del clínico muchas veces es tratar de estimar la intensidad. Para esto tiene que evaluar
las expresiones que usa el mismo paciente, ver en qué medida lo afecta, cómo lo limita, qué hace
para aliviarlo, qué analgésicos requiere usar. Una forma de graficar este aspecto es pedirle al
paciente que ubique su dolor en una escala del 1 al 10, siendo 10 el dolor más intenso que pueda
existir.
Puede aparecer en forma brusca (ejemplo: cefalea por hemorragia subaracnoídea) o más gradual
(ejemplo: cólico renal). La forma como termina el dolor también puede ser importante.
La evolución puede ser corta o larga, de minutos, días, o más tiempo. Puede presentarse en crisis
que pasan totalmente o que dejan un trasfondo de dolor.
Se habla que un dolor tiene ritmo cuando cambia durante el día en relación a factores específicos
(ejemplo: en la úlcera duodenal la molestia pasa cada vez que el paciente ingiere alimentos). Se
habla de período cuando el dolor se presenta varios días, luego se pasa y reaparecer un tiempo
después (ejemplo: una úlcera duodenal activa, que luego sana y tiempo después, reaparece).
Algunos ejemplo:
Tos:
Expectoración:
Dolor precordial:
Dolor costal:
dolor pleural o “puntada de costado”: es un dolor de tipo punzante, que aumenta con la
inspiración. Se localiza de preferencia en un costado del tórax. Es frecuente de encontrar
en neumonías y afecciones que comprometen la pleura. Un dolor parecido se puede
encontrar en el neumotórax (aire que entra al espacio pleural, habitualmente por una
rotura del pulmón)
dolor costal por una fractura costal: es bastante intenso y aumenta con movimientos y al
presionar en el sitio de la fractura. Un acceso fuerte de tos puede ser capaz de producir
una fractura de una costilla.
dolores referidos a un costado debido a un herpes zóster. En estos casos el dolor sigue el
recorrido de un dermátomo y es de carácter urente. Además, se ven las lesiones
vesiculares en la piel.
Dolor abdominal:
Como todo dolor, se debe caracterizar en forma completa, pero en especial, su ubicación. En este
sentido conviene tener presente:
dolores en la parte alta y medial (región del epigastrio): en esta zona se ubica el dolor
ulceroso debido a una úlcera duodenal o gástrica (en forma característica aparece cuando
el estómago está vacío y se calma con los alimentos). También el páncreas y la aorta
abdominal pueden manifestarse hacia esta zona. Una esofagitis por reflujo
gastroesofágico da una sensación de ardor o “acidez” (en forma popular algunas personas
lo ubican en “la boca del estómago”), y puede irradiarse hacia arriba (retroesternal). Estas
manifestaciones relacionadas con la sensación de “acidez” se denominan pirosis.
dolores en la parte alta del abdomen, pero hacia el lado derecho (región del hipocondrio
derecho): las afecciones biliares y del hígado tienden a manifestarse en esta zona. Por
ejemplo, los cólicos biliares se presentan después de ingerir comidas grasas o frituras y
muchas veces se acompañan de vómitos. Un hígado congestivo o inflamado por una
hepatitis dará un dolor sordo.
dolores en la parte alta del abdomen, pero hacia el lado izquierdo (región del
hipocrondrio izquierdo): en esta región se pueden presentar afecciones del bazo
(ejemplo: infarto esplénico), dolores provenientes del colon (ángulo esplénico), y también
afecciones del páncreas (aunque en estos casos el dolor puede ser de todo el
hemiabdomen superior).
dolor en la región periumbilical: los cólicos del intestino delgado se manifiestan en esta
zona. También afecciones de la aorta abdominal.
los costados del abdomen se llaman los flancos. En el flanco derecho se reflejan dolores
que vienen de los riñones o el colon ascendente. En el flanco izquierdo se reflejan las
vísceras de ese lado (riñón, colon descendente).
por debajo del ombligo, en la zona media, está el hipogastrio, en donde se reflejan los
cólicos del intestino grueso (en realidad, puede doler todo el hemiabdomen inferior), la
vejiga (por ejemplo, en una cistitis), el útero (por ejemplo, durante menstruaciones
dolorosas).
hacia los lados del hipogastrio están las regiones inguinales. A derecha se ubica el
apéndice, ovario, trompa de Falopio y la llegada a la vejiga del uréter derecho. A izquierda
se ubican afecciones del colon sigmoides (por ejemplo, diverticulitis), ovario, trompa de
Falopio y la llegada a la vejiga del uréter izquierdo.
hacia las regiones lumbares, ubicadas en la parte posterior del abdomen, a cada lado, a
nivel de la cintura, se reflejan dolores provenientes de los riñones. De esta forma, en
un cólico renal es frecuente que el paciente se queje de dolor que parte en una de las
regiones lumbares y se irradia hacia el flanco del mismo lado, en dirección de los genitales
externos. Esto frecuentemente se acompaña de gran inquietud, y muchas veces de
vómitos.
Esta delimitación de los dolores en relación a las vísceras comprometidas debe ser considerada
como una orientación ya que frecuentemente existe sobreposición (por ejemplo, el colon puede
doler en distintos sitios del abdomen).
-deposición lientérica: que tiene alimentos no digeridos, como arroz, carne o trozos de
tallarines. Se presenta en cuadros de malabsorción intestinal. Es normal que en las
deposiciones de personas sanas aparezcan algunas fibras como los hollejos de granos de
maíz.
-melena: es una deposición negra, como alquitrán, de olor muy fuerte, de consistencia
pastosa. Se debe a un sangramiento digestivo alto, por arriba del ángulo de Treitz. No
debe confundirse con deposiciones más oscuras que se deben a la ingesta de algunos
medicamentos (por ejemplo, suplementos con fierro) o alimentos (por ejemplo, prietas).
disuria de esfuerzo: es una dificultad para orinar. Por ejemplo, ocurre en personas con
crecimiento de la próstata a quienes les cuesta comenzar la micción y el chorro de orina es
delgado, con menos potencia.
disuria dolorosa: consiste en sentir dolor al orinar, tal como ocurre en pacientes con
cistitis.
poliaquiuria: es orinar en forma frecuente, más seguido de lo que es habitual.
Cambios en el volumen de orina en 24 horas:
paciente que no orina por una retención urinaria debido a una uropatía obstructiva, como
podría ser en el caso de un cáncer de próstata que obstruye a nivel de la uretra).
-nicturia: es orinar más cantidad en la noche que en el día (por ejemplo, un paciente con
insuficiencia cardíaca que en la noche orina más por reabsorción de edemas acumulado en
el día).
cólico renal: es un dolor con las características de un cólico (que aumenta, llega a un
máximo y luego disminuye), que tiende a ubicarse en una de las fosas renales y se irradia
hacia la región de los genitales externos. Habitualmente es de gran intensidad, produce
mucha inquietud en el paciente (no encuentra una posición que lo alivie), y con frecuencia
se acompaña de náuseas y vómitos.
Cambios en el aspecto de la orina:
- hematuria: es una orina con sangre. Puede ser una hematuria macroscópica (si se va a
simple vista), o microscópica (si sólo se detecta a nivel de laboratorio). En el caso de una
hematuria macroscópica, se distingue por presentar un color como “agua de carne” y es
frecuente que al dejar reposar en un recipiente, los glóbulos rojos decantan en el fondo.
- coluria: es una orina impregnada con pigmentos biliares. Se caracteriza porque al agitarla en el
recipiente que la contiene, se forma una espuma de color amarillo (esto no ocurre en orinas
oscuras por otras causas, que presentan una espuma de color blanco).
- otras causas de orinas más oscuras se pueden deber a: hemoglobinuria (por ejemplo, en el curso
de una hemólisis masiva), algunos medicamentos (por ejemplo, al usar vitaminas del complejo B),
o simplemente porque está más concentrada (por ejemplo, en el curso de un cuadro febril o
asociado a una deshidratación).
- una orina espumosa puede deberse a que tiene una cantidad aumentada de proteínas (por
ejemplo, un paciente con una nefropatía que se manifiesta con proteinuria).
- una orina más turbia puede deberse a que existe una infección o por gran cantidad de sales en
disolución. En el caso de infección, es frecuente que también se sienta un olor más fuerte, que le
llama la atención al paciente.
- jaquecas: el dolor tiende a presentarse como una hemicránea, o sea, duele la mitad de la
cabeza, muchas veces englobando el ojo; es frecuente la presencia de náuseas y vómitos.
Es más frecuente en mujeres y evoluciona con crisis de dolor que se van repitiendo en el
tiempo.
- cefalea tensional: el dolor es más frecuente en la región occipital o en las regiones
frontoparietales (como un cintillo). Es frecuente que aumenten hacia el final del día.
vértigo: la persona nota que se siente muy mareada y todo “gira” a su alrededor. El
término “mareo” es más inespecífico ya que puede tener distintos significados: sentirse
inestable, estar “como flotando en el aire”, sentir que el piso se mueve, etc.
tinnitus o acúfenos: es la sensación de sentir un ruido constante en los oídos.
fotofobia: es una molestia o intolerancia anormal a la luz.
diplopia: es la sensación de ver doble; este fenómeno se acentúa al mirar hacia un lado.
Habitualmente se asocia a una falta de paralelismo de los ejes oculares (estrabismo).
amaurosis: es la falta de visión de uno o ambos ojos (ceguera), sin una lesión aparente.
Habitualmente se debe a un compromiso de la retina, el nervio óptico o la corteza visual.
parestesias: es la sensación de “hormigueo” o “adormecimiento” en una zona del cuerpo.
Síntomas generales:
Preguntas:
Así como en un capítulo anterior se revisaron síntomas frecuentes de ver en la práctica clínica, se
presentan a continuación una selección de síntomas y signos que conforman síndromes clínicos.
Conocer los distintos síndromes sirve para orientarse en el diagnóstico de un paciente ya que son
formas de presentación de distintas enfermedades. Por ejemplo, un enfermo con un síndrome
anémico podrá tener fatigabilidad y estar pálido. La causa de su anemia se puede deber a pérdidas
de sangre, hemólisis o falla medular en la producción de elementos hematopoyéticos. Al plantear
el síndrome anémico se abre un abanico de posibilidades para explicar la anemia y el paso siguiente
es investigar cada una de ellas.
A continuación se presentan algunos síndromes, sin pretender hacer una revisión exhaustiva.
Síndrome hipotiroídeo: los síntomas que lo sugieren son sensibilidad al frío, fatiga,
disminución del apetito, somnolencia, falta de concentración, apatía, constipación, alza de
peso y en las mujeres menstruaciones abundantes y duraderas (menorragias). En el examen
físico puede presentarse una facie poco expresiva, algo vultuosa, con ojos rasgados; a veces
se pierden los bordes laterales de las cejas. La lengua es grande (macroglosia). La piel es
seca y áspera, e impresiona infiltrada (mixedema). El paciente se nota pálido. El pelo es ralo
y seco y tiende a caerse; las uñas son quebradizas. El pensamiento es lento (bradipsiquia).
La voz es ronca. Los reflejos osteotendíneos presentan una fase de relajación lenta. El pulso
es lento (bradicardia). Puede presentarse galactorrea. Al efectuar exámenes de laboratorio
se encuentran niveles bajos de hormona tiroídea, hipercolesterolemia, hiponatremia y
anemia.
Síndrome ulceroso: se caracteriza por dolor en el epigastrio de carácter urente, que se alivia
con los alimentos o antiácidos (presenta ritmo). Habitualmente se debe a una úlcera péptica
(gástrica o duodenal). Es más frecuente que se reactive en la primavera.
Síndrome pilórico: se debe a una obstrucción del canal pilórico y se caracteriza por vómitos
en los que se reconocen alimentos ingeridos varias horas antes. También se presentan
náuseas y dolor en la mitad superior del abdomen. Si los vómitos son biliosos significaría
que la obstrucción es más abajo que la desembocadura del colédoco. Al examen físico se
puede auscultar bazuqueo en la región del epigastrio, al sacudir al paciente.
Síndrome de insuficiencia hepática: se puede llegar a esta condición por distintas causas.
Es frecuente que el paciente sienta anorexia, náuseas, vómitos, y astenia. Dependiendo de
la enfermedad de base las manifestaciones podrán variar. En cuadros colestásicos es
frecuente que exista prurito. En otros puede ocurrir baja de peso y dolor en el cuadrante
superior derecho del abdomen. En el examen físico se puede encontrar ictericia, asterixis,
palma hepática, hipertrofia parotídea, disminución del vello corporal, telangiectasias
aracneiformes ("arañas vasculares"), ascitis, circulación colateral aumentada en la pared
abdominal (eventualmente de tipo porto-cava), cambios en el tamaño y consistencia del
hígado, esplenomegalia, fétor hepático, equímosis, ginecomastia, disminución de las masas
musculares. La orina puede ser colúrica y las deposiciones acólicas. Habiendo
hipoalbuminuria es frecuente encontrar ascitis y edema, especialmente en las extremidades
inferiores. Si se desarrolla encefalopatía hepática puede haber compromiso de conciencia.
Los exámenes de laboratorio mostrarán las pruebas hepáticas y de coagulación alteradas.
Los niveles de amonio en la sangre y de glutamina en el líquido cefaloraquídeo pueden estar
elevados.
Preguntas:
La Ficha Clínica del hospital, es la carpeta que contiene toda la información del paciente. Consta de
varias secciones.
- el ingreso del paciente (con la historia clínica o anamnesis, antecedentes y examen físico).
- los diagnósticos.
- las evoluciones de cada día con sus indicaciones (a veces, las indicaciones se dejan en otra hoja
que se ubica en un tablero a los pies de la cama del paciente, y que al momento del alta se deben
archivar en la ficha).
- los exámenes. -la epicrisis (o resumen de egreso).
- las hojas del Servicio de Estadísticas.
- hojas de enfermería (por ejemplo, la curva de registro de temperatura y signos vitales).
-las indicaciones que debe seguir (muchos hospitales tienen unas cartulinas impresas, llamadas
Carné de Alta, en las que se escriben los diagnósticos y las indicaciones). En estas indicaciones se
debe precisar la actividad física que el enfermo debe desarrollar, tipo de alimentación,
medicamentos y otros aspectos como tratamientos kinésicos.
-las recetas (se debe tener mucho cuidado de escribir con letra legible para evitar confusiones en
el despacho en la farmacia). Algunos medicamentos requieren recetas especiales (por ejemplo, los
estupefacientes).
-la licencia médica correspondiente, si es que se requiere.
-órdenes de exámenes para efectuar en un tiempo posterior.
-citaciones a control.
El paciente (y si es necesario, sus familiares cercanos), deben salir del hospital teniendo muy claras
las indicaciones que deben seguir en la casa.
Al paciente se le deben dar las instrucciones a seguir en forma clara, adjuntando las recetas y
órdenes de examen que sean necesarias.
De esta forma se va juntando toda la información del paciente, ordenada según la fecha de
ocurrencia. Debido a esto, si la información es mucha y la ficha es muy gruesa, podría convenir
revisarla de atrás hacia delante, deteniéndose especialmente en las epicrisis y principales
exámenes. En la historia clínica de la última hospitalización, en la sección antecedentes, deberían
aparecer las enfermedades y operaciones que el paciente ha tenido (será confiable según el
esmero puesto en la confección de la historia).
1. Posición y decúbito.
2. Marcha o deambulación.
3. Facie y expresión de fisonomía.
4. Conciencia y estado psíquico.
5. Constitución y estado nutritivo. Peso y talla.
6. Piel y anexos.
7. Sistema linfático.
8. Pulso arterial.
9. Respiración.
10. Temperatura.
11. Presión arterial.
Hígado.
Bazo.
Riñones.
Genitales externos.
Columna y Extremidades.
Exámenes específicos:
I. Nervio olfativo.
II. Nervio óptico y fondo de ojo.
III. Nervio motor ocular común.
IV. Nervio troclear o patético.
V. Nervio trigémino.
VI. Nervio abducente o motor ocular externo.
VII. Nervio facial.
VIII. Nervio auditivo.
IX. Nervio glosofaríngeo.
X. Nervio vago.
XI. Nervio espinal accesorio.
XII. Nervio hipogloso.
Hipótesis diagnósticas.
El Examen Físico: técnicas de exploración.
Cómo se examina.
Para captar cómo es el examen del paciente nos valemos de la información que podemos lograr a
través de nuestros sentidos: la vista, el tacto, el oído, e incluso el olfato.
A la información que se logra mediante el examen físico directo, se agregan mediciones como el
peso, la talla, la presión arterial y la temperatura.
Las etapas que se siguen para efectuar el examen físico son las siguientes.
Inspección.
Esta parte del examen físico comienza desde el momento que vemos al paciente por primera vez.
Al principio la atención se centra en el aspecto general de la persona, su actitud, cómo se
desenvuelve, cómo se comunica. Todo esto ocurre mientras se entabla el primer contacto y luego
mientras transcurre la conversación. Posteriormente, cuando se efectúa el examen físico, la
observación se dirigirá a aspecto más específicos.
En este proceso, que dura todo el tiempo que estamos con el paciente, se está captando una gran
cantidad de información. Es necesario entrenar el ojo para realmente “ver”. Es muy posible que
distintas personas miren una situación determinada y capten diferentes aspectos. El médico se
entrena para captar lo que al paciente le ocurre. Con la vista no se hace solamente un “examen
físico” orientado a la anatomía, sino que se trata de captar al enfermo como persona: cómo se
viste, cómo es su manera de ser, si tiene una expresión de estar preocupado, angustiado o
deprimido, etc. Indudablemente, así como la vista aporta información, la conversación la amplía y
la enriquece.
No solamente nos concentramos en el paciente, sino que también captamos quién lo acompaña,
y, si está en su casa, cómo es el ambiente que lo rodea, qué medicamentos hay sobre su velador,
etc. Al efectuar la inspección es importante contar con una buena iluminación. En lo posible
conviene disponer de luz blanca, ojalá proveniente de la luz solar. Cuando se llega a examinar de
noche a un paciente en su domicilio, es fácil que se pueda escapar una ictericia, por el tono
amarillento de la luz artificial.
En días helados, también hay que velar porque el paciente no sienta frío.
Palpación.
Usando nuestras manos, asiendo con nuestros dedos, palpando con delicadeza, tenemos la
posibilidad de captar una gran cantidad de información: la suavidad de la piel, su humedad y
untuosidad, la temperatura, lo blanda o dura que pueda ser una superficie, si se desencadena
dolor con la presión que ejercen nuestros dedos, si se palpa algo que se puede delimitar.
Hay una estrecha relación entre el uso que le damos a las manos y lo que nos entrega la vista.
Miramos algo, lo tocamos, y así, vamos extrayendo información. Casi se confunde lo que
obtenemos palpando con lo que se capta al mirar. Son actos que se efectúan frecuentemente en
forma conjunta.
Respecto a la forma de palpar, puede variar según de qué se trate. Para la temperatura, se podría
usar el dorso o la palma de la mano; para delimitar una masa, se usarán los dedos; para captar
vibraciones, podría convenir usar la palma o el borde cubital de las manos; etc. La forma de palpar
tiene algo de técnica y de arte. No es necesario ser tosco; tampoco desencadenar dolor en forma
innecesaria.
Al asir una masa entre los dedos podremos definir su tamaño, su dureza, si sus bordes están bien
delimitados, si se desplaza sobre los planos profundos, si con la presión se produce dolor, si es una
masa única o resulta de la confluencia y fusionamiento de varias masas. Además, al combinar la
palpación con la inspección, se puede apreciar si la piel está enrojecida o con un aspecto de
"cáscara de naranja", si existen trayectos fistulosos, si la vasculatura está aumentada, etc.
El paciente, cuando está acostado, habitualmente se examina por su lado derecho porque la
mayor parte de las personas son diestras y, así, pueden usar su mano derecha. También tiene
ventajas para examinar la punta del corazón y el bazo. De todas maneras, es conveniente lograr
destrezas para examinar por cualquiera de los dos lados.
A través de las manos se pueden transmitir infecciones de un paciente a otro. Debido a esto, es
muy importante lavarse las manos después de examinar a cada enfermo (y por lo tanto, antes de
examinar al siguiente). En los hospitales existen gérmenes de alta virulencia y resistentes a
múltiples antibióticos. En estos lugares se deben respetar estrictamente las medidas que están
dirigidas a prevenir la transmisión de infecciones (lavado de manos, uso de guantes, delantal,
mascarilla, etc.). La medida más importante, es el lavado de las manos.
Percusión.
Percutir es dar golpes. Estos a su vez producen sonidos que son audibles y vibraciones que son
palpables.
Los sonidos pueden ser de distinta intensidad, frecuencia, duración y timbre. La frecuencia o tono)
se refiere al número de vibraciones por segundo y determina si un sonido es más agudo o es más
grave. El timbre es lo que permite diferenciar la procedencia de un sonido. Depende de varios
aspectos, como la combinación de las frecuencias o la caja de resonancia. Gracias al timbre se
distingue si una nota "do" procede de un piano o de un violín.
Mediante la percusión se distingue si los tejidos por debajo contienen aire o son más sólidos. La
penetración que se logra es de unos 5 a 7 cm. Estructuras más profundas habitualmente no se
logran distinguir. Si el panículo adiposo es grueso, se requerirán golpes más fuertes para distinguir
diferencias en la constitución de los tejidos subyacentes. En general, se percute desde las áreas de
mayor sonoridad hacia las de menor sonoridad. También es importante comparar sectores
homólogos (por ejemplo, un lado del tórax con el otro) y hacerlo con una técnica equivalente.
Para comenzar a entrenarse, conviene practicar golpeando con la punta de los dedos distintos
objetos vecinos: el escritorio, un muro, un libro, etc. En todos ellos se genera un ruido diferente.
Los constructores usan este método para distinguir entre muros sólidos y tabiques. En las viñas, se
usa para reconocen el nivel del vino en los toneles (la zona de más arriba que está vacía, suena
hueca y donde está el vino, el ruido es opaco)
Tipos de sonidos.
Consideremos la diferencia en el sonido que se genera al efectuar un golpe con la punta de los
dedos sobre una pierna o sobre el tórax. En el primer caso se escucha un ruido más opaco, más
“mate”; en el segundo, el ruido es más “sonoro”. La consistencia de los tejidos en el muslo es
compacta; en el tórax −sobre el área pulmonar−, se refleja el contenido del aire en los pulmones.
Si se llega a producir una condensación en un lóbulo del pulmón, o se desarrolla un extenso
derrame, se escuchará un ruido mate sobre esas zonas, y no el ruido sonoro normal. De esta
forma, se distingue, mediante la percusión, un pulmón de sonoridad normal, o se reconoce si en
alguna zona esta condición se ha perdido.
Ruido sonoro (o resonante): es el que se escucha, por ejemplo, al percutir el tórax sobre pulmón
normal.
Ruido hipersonoro (o hiperresonante): es como el sonoro, pero de tono más alto. Por ejemplo, se
escucha al percutir pulmones enfisematosos o cuando existe un neumotórax.
Ruido timpánico: es de una frecuencia más elevada. Por ejemplo, se puede escuchar al percutir un
neumotórax a tensión, o el estómago lleno de gas después de tomar una bebida gaseosa.
Ruido mate: ruido opaco que se genera al percutir estructuras macizas. Por ejemplo, se escucha al
percutir la base de un pulmón con una neumonía, o al percutir sobre el muslo de una pierna. Una
variante del ruido mate es la matidez hídrica, que es un ruido más seco, o más duro, que se
escucha sobre los derrames pleurales extensos.
Formas de percutir
Hay dos tipo de percusión: directa e indirecta.
Percusión directa: es cuando el golpe se aplica directamente sobre la superficie que se examina.
Se efectúan golpes breves, precisos, con la punta de los dedos de una mano, haciendo juego de
muñeca de modo que la mano caiga libremente. Es útil para evaluar la sonoridad pulmonar.
En ocasiones se efectúa la percusión directa para detectar si se desencadena dolor. Por ejemplo,
cuando se sospecha una pielonefritis, se efectúa una puñopercusión sobre las fosas lumbares (el
golpe se aplica con la mano formando un puño).
Con el entrenamiento se irá identificando el tipo de ruido que se genera al percutir sobre distintas
superficies. Poco a poco, se va adquiriendo una rutina respecto a la fuerza que conviene aplicar
con el dedo plexímetro al apoyarlo, y con el dedo percutor, al golpear.
Con más experiencia es legítimo practicar algunas variaciones. Algunas personas prefieren aplicar
el golpe sobre la falange media o la distal, en vez de la articulación interfalágica; otros percuten
más fuerte o más suave, etc. Lo importante es dominar el método de modo de obtener el mayor
provecho. Con la percusión es factible delimitar zonas de distinta sonoridad. Para distinguir entre
un área sonora a una discretamente mate (submatidez), conveniente dar golpes suaves.
Otro aspecto interesante es la posibilidad de lograr con el pulpejo del dedo plexímetro una
sensación táctil respecto a la consistencia de las estructuras ubicadas más abajo. Esta capacidad
no se da en forma generalizada, pero es factible de entrenar. Conviene percutir suavemente.
Auscultación.
Mediante la auscultación se escuchan ruidos que se generan en el organismo. Estos pueden ser
soplos del corazón o de diversas arterias, ruidos que provienen del intestino, y una gama de
sonidos que se identifican en la auscultación pulmonar.
Auscultación directa: consiste en aplicar la oreja sobre el cuerpo del paciente en la región que se
quiere examinar. Rinde fundamentalmente en la espalda para escuchar ruidos pulmonares (aplicar
la oreja sobre otras zonas puede resultar más complicado).
Auscultación indirecta. Se efectúa mediante el uso de un estetoscopio. Gracias a este instrumento
es posible tomar alguna distancia del paciente y resulta más cómodo y eficiente.
Los más usados tienen una cápsula que se apoya en el paciente, un sistema de transmisión del
sonido y auriculares para escuchar.
La cápsula tiene en un lado una membrana rígida que transmite de preferencia los sonidos de
tonalidad alta (por ejemplo, el segundo ruido del ciclo cardíaco) y en el lado opuesto, una
campana que transmite preferentemente los tonos bajos (por ejemplo, los ruidos que se generan
sobre la arteria braquial al medir la presión arterial). El tamaño de la cápsula es más grande en los
adultos que en los niños.
Al auscultar es muy importante que la membrana o la cápsula, según el lado que se esté usando,
queden bien apoyadas sobre la piel desnuda del paciente, de modo de aislar los ruidos del medio
ambiente y transmitir sólo los del paciente bajo el área auscultada.
El sonido se trasmite a través de una manguera o tubos que deben ser de un grosor adecuado para
aislar los ruidos del medio ambiente. La longitud recomendada es de 30 a 40 cm. Al manipular el
estetoscopio conviene evitar roces que generen ruidos externos.
Los auriculares están formados por un par de olivas y deben sentirse cómodos una vez aplicados
en los oídos. Su orientación debe ser discretamente hacia delante de modo de encajar bien
siguiendo la dirección de los pabellones auriculares. Las olivas conviene que sean de un material
suave y que se ajusten bien en los conductos auditivos externos. La presión que ejercen las olivas
sobre los oídos debe ser suficiente como para que no entren ruidos del medio ambiente, pero no
tan fuerte como para que después de un rato provoquen dolor.
Los obstetras o matronas usan una especie de corneta para escuchar los ruidos cardíacos del feto,
que se apoya directamente sobre el abdomen de la mujer embarazada y el oído del examinador se
aplica en el extremo opuesto.
Un buen estetoscopio ayuda mucho para lograr un buen examen físico. Pero tan importante como
el estetoscopio, es la capacidad del examinador para captar e interpretar los ruidos (como se
dice..., lo más importante está entre una oliva y la otra).
Zonas de auscultación
Donde más rinde la auscultación, es en el tórax. En el corazón se identifican ruidos producidos por
el accionar de las válvulas cardíacas (por ejemplo, el cierre de las válvulas aurículo-ventriculares o
las sigmoídeas), o flujos turbulentos debido a lesiones de las válvulas (por ejemplo: una estenosis
mitral, una insuficiencia aórtica). En los pulmones se escuchan los ruidos normales debido a la
entrada del aire a la tráquea y bronquios durante la inspiración (por ejemplo, el murmullo
pulmonar), pero también es posible auscultar otros ruidos producto de distintas enfermedades
(por ejemplo, crepitaciones, sibilancias, etc.).
En el abdomen interesa reconocer ruidos que se deben al peristaltismo del intestino (ruidos
intestinales o ruidos hidro-aéreos) .
Sobre zonas estrechas de arterias, en donde se generan flujos turbulentos, se pueden auscultar
soplos (por ejemplo, en el cuello en relación a una estenosis de una arteria carótida).
Una fístula arterio-venosa va a generar un soplo continuo (por ejemplo, las fístulas de pacientes en
hemodiálisis).
Al principio, el alumno puede desesperarse al no reconocer los distintos ruidos que su tutor le
señala. Es necesario ordenarse en la auscultación y aprender a reconocer, paso a paso, distintos
aspectos. Por ejemplo, en la auscultación del corazón en conveniente concentrarse primero en la
sístole, y luego en la diástole; reconocer los ruidos normales, y luego los agregados; identificar la
presencia de soplos y sus características: ubicación en el ciclo cardíaco, forma, duración,
intensidad, etc. También la auscultación pulmonar tiene su disciplina y el alumno debe aprender a
tener un método, a concentrarse primero en un aspecto y luego en el siguiente, y así
sucesivamente.
Lavarse bien las manos. Se debe efectuar después de examinar a cada enfermo, y por lo
tanto, siempre antes de examinar al paciente que sigue. Se usa agua y jabón o una
solución desinfectante. También puede ser un gel de alcohol diseñado para este fin. Si el
examinador no se lava las manos después de examinar, puede ocurrir que él mismo se
contagie (por ejemplo, al haber examinado un enfermo con influenza) o que transmita
infecciones a otros enfermos (por ejemplo, traspasando un estafilococo aureus de un
enfermo a otro).
Respetar medidas de aislamiento. Se debe usar guantes, delantal, o mascarilla, según esté
indicado.
Precaución para no contaminarse con sangre o secreciones. Es necesario evitar pincharse
con agujas que ya han sido usadas; no exponer la piel con heridas a secreciones de los
enfermos; evitar salpicaduras a los ojos o mucosas, etc.
Estas precauciones no deben significar exagerar a tal punto que resulta incómodo para el
paciente. Por ejemplo, el examen físico de una persona que tiene SIDA se hace en las
mismas condiciones que otros pacientes, sin necesidad de ponerse guantes, en la medida
que no se tenga heridas en las manos. Al terminar, y como con todas las personas, se
deben lavar las manos
Preguntas y sugerencias:
1. Posición y decúbito.
La posición se refiere a la postura que la persona adopta estando de pie o acostada. Decúbito dice
relación con la posición acostada.
Normalmente cuando la persona está de pie tiene una postura erecta, activa, que puede cambiar a
voluntad. En algunas enfermedades la posición o postura puede tener características especiales.
Los decúbitos normales de una persona que puede moverse sin limitaciones son:
Ejemplos de posiciones o decúbitos que la persona adopta por aspectos propios de la enfermedad:
Postura antiálgica o antálgica: posición que adopta el enfermo para evitar el dolor.
Postura de pie del paciente con enfermedad de Parkinson: se nota rígido, inclinado
ligeramente hacia adelante, algo encorvado, con las extremidades superiores adosadas a
los flancos y con un temblor grueso.
Postura de pie del paciente con una hemiplejía: en el hemicuerpo paralizado su brazo se
encuentra en contacto con el costado y el antebrazo y la mano, están en semiflexión y
pronación (palma hacia abajo); la pierna, a su vez, permanece en extensión.
Posición de Fowler: la cama del paciente se levanta colocando unos tacos bajo las patas
de la cabecera de la cama, de modo que la cabeza queda más alta que los pies. Se usa en
situaciones de insuficiencia arterial aguda.
Posición de Trendelenburg: la cama del paciente se levanta colocando unos tacos, de
modo que los pies quedan más altos que la cabeza. Se usa en situaciones de edema o
tromboflebitis de las extremidades inferiores.
Posición ginecológica: la paciente es colocada en un decúbito dorsal, con sus piernas
flectadas y separadas. Facilita el examen ginecológico.
2. Marcha o deambulación
Se refiere a la forma como el paciente camina. Lo normal es hacerlo en forma activa, con control
de los movimientos, en los que se nota coordinación y armonía. La persona se desplaza de acuerdo
a su voluntad, siguiendo las trayectorias que decida. Es normal que presente algún grado de
braceo, que no se desvíe en forma involuntaria del trayecto que desea seguir, que el punto de
gravedad del cuerpo esté centrado sobre su base de sustentación o ligeramente adelante, que los
pasos sean de un tamaño parecido, etc. Esta forma de deambular se altera en distintas
enfermedades.
dolor.
problemas articulares.
debilidad muscular.
falta de control del movimiento.
Marcha atáxica o tabética: se caracteriza por ser inestable y el paciente mira el suelo
como una forma de compensar. La coordinación está alterada de modo que en cada paso
la extremidad inferior es levantada con más fuerza que la necesaria y luego el pie cae
bruscamente golpeando el suelo con toda la planta. Esta es una manifestación de una
ataxia sensorial que se da en pacientes con trastornos propioceptivos importantes.
A medida que transcurre la entrevista médica, es posible captar si el paciente está sereno,
angustiado, depresivo, etc. La expresión de su cara lo delata en una serie de aspectos.
La facie de un paciente puede presentar rasgos característicos que orientan a una determinada
enfermedad. Algunos ejemplos son:
Facie hipocrática: puede encontrarse en enfermedades graves como una peritonitis aguda
o un estado de shock (colapso circulatorio). Se caracteriza por un perfil enjuto (delgado),
con ojos hundidos, ojeras, palidez y sudor frío.
Facie mongólica (del síndrome de Down): se aprecia una inclinación mongoloide de los
ojos, con pliegues epicánticos (pliegue de la piel que cubre el ángulo interno y carúncula
de los ojos), puente nasal aplanado, implantación baja de las orejas y macroglosia.
Facie parkinsoniana: se ve en pacientes con enfermedad de Parkinson. Se caracteriza
porque la cara presenta muy poca expresividad (hipomimia) y los pacientes pestañean
poco. Ocasionalmente se les puede escurrir un poco de saliva por las comisuras labiales.
Facie febril: se caracteriza por rubicundez, especialmente de las mejillas, y ojos brillantes.
Facie mitrálica: se observa en algunos enfermos con estenosis mitral. Las mejillas se
presentan con una rubicundez cianótica.
En esta sección es necesario efectuar un examen mental mediante el cual se obtiene información
respecto al grado de alerta, el juicio, la inteligencia, la memoria, el estado de ánimo. Estos son
aspectos que forman parte de la evaluación del estado mental de una persona y es necesario
saber identificarlos y analizarlos.
Entre los aspectos que se analizan en la evaluación del estado mental, destacan:
1) NIVEL DE CONCIENCIA.
Capacidad de orientarse:
Orientación respecto a sí mismo: ¿Cómo se llama? ¿qué edad tiene? ¿en qué trabaja?
¿con quién vive?...
Orientación en el tiempo: ¿En qué fecha estamos? ¿En qué mes? ¿En qué año? ¿Qué día
de la semana es hoy?...
Orientación en el espacio: ¿Dónde se encuentra usted? ¿Está en un hospital? ¿En su casa?
¿Qué hospital es?...
Orientación respecto a personas: ¿Quién soy yo? ¿Qué labor desarrollo? Si está presente
un familiar: ¿Quién es esa persona?
El saber el nombre o aspectos muy personales de sí mismo, es de las últimas cosas que se pierden.
En todo caso, este conjunto de preguntas permiten formarse una idea de lo lúcido o desorientado
(confuso) que pueda estar el paciente.
2) LENGUAJE
entender preguntas.
responder preguntas en forma atingente.
entender textos escritos
escribir un idea.
nombrar objetos que se le muestran.
Una afasia es una pérdida o alteración del lenguaje y sus características dependerán de la
ubicación del daño cerebral. Puede ser:
Una alexia es una incapacidad para comprender un texto escrito y una agrafia es una incapacidad
para escribir.
3) MEMORIA.
La calidad de los dibujos que el paciente efectúa puede servir para seguir la evolución de
encefalopatías metabólicas como ocurre en cirróticos descompensados. Al ir mejorando
con el tratamiento, sus dibujos también son de más calidad.
5) ESTRUCTURACIÓN DEL PENSAMIENTO Y PERCEPCIONES.
La alteración principal del examen mental en algunos pacientes está en la estructuración del
pensamiento, en su contenido y en una falla en la percepción o interpretación que hacen del
medio ambiente. Esto lleva a distintas alteraciones de tipo cualitativo de la conciencia, como son
los estados confusionales, los delirios y las psicosis.
Puede presentar ilusiones, que sería una interpretación errónea de estímulos externos
reales (por ejemplo, un ruido lo interpreta como un mensaje) o alucinaciones, que sería la
percepción de estímulos externos sensoriales que no existen (por ejemplo, siente que le
están hablando o ve objetos que en la realidad no existen).
Un test que se usa para evaluar una posible demencia es el Mini-Mental Status Examination
(MMSE) de Folstein, que da un puntaje máximo de 30 puntos. Es un test que se usa para evaluar la
función cognitiva y para hacer seguimiento en etapas posteriores.
Esta escala se usa bastante en salas de tratamiento intensivo para evaluar el grado de compromiso
de conciencia, basado en tres aspectos:
La constitución se refiere a la forma general del cuerpo. Existen varias clasificaciones, pero en lo
esencial, se distinguen tres grandes grupos:
También se efectúan mediciones antropométricas. Las más usadas son el peso y la talla. De la
relación entre ambas se puede derivar la siguiente información:
Peso “ideal” para la talla (adultos): existen tablas que muestran el peso que debe tener
una persona respecto a su talla. Esta información se derivó de estudios poblacionales, en
gran medida desarrollados por compañías de seguros, que mostraron cuál era el peso
respecto a la talla que se asociaba a la mejor sobrevida.
Al usar estas tablas, se busca el peso que debería tener la persona para su talla y se
compara con su peso “real”. Expresado en porcentaje, el peso normal de la persona debe
fluctuar entre el 90 y el 110 por ciento, respecto al peso “ideal”. Cuando este valor es
superior a 20%, la persona está obesa (sobre 15% ya tiene sobrepeso), y si es inferior a
90% podría existir una desnutrición proteico-calórica (pero esto no se aplica
necesariamente a personas jóvenes que por contextura y hábitos deportivos, son
delgadas). Los obesos mórbidos tienen más del doble del peso “ideal”. El peso debe
medirse sin zapatos y con el mínimo de ropa. Un aspecto importante en la confiabilidad de
los datos obtenidos es la calibración del instrumento usado para pesar (balanza) y medir
(escalímetro).
Indice de masa corporal (IMC): Esta medición relaciona el peso (en kg), con la talla (en
metros) elevada al cuadrado:
Según el valor obtenido, se clasifica la persona en alguno de los siguientes rangos (pueden haber
pequeñas diferencias según la referencia empleada):
Una aplicación interesante de la fórmula del Indice de Masa Corporal es tener una idea
aproximada de cuánto debería ser el peso máximo normal de una persona. Despejando la fórmula
para el peso, queda: Peso [Kg] = (Talla [m])2 * IMC. Por ejemplo, si la talla es 1,7 metros (al
cuadrado es 2,89), y se multiplica por 25 (IMC máximo de normalidad), se obtienen 72,2 kilos
(peso máximo “normal”). Ahora si se usa la Tabla Peso – Talla se puede precisar mejor el peso
aconsejable al poder discriminar por sexo y contextura. (Buscar tablas).
Glosario: constitución atlética, asténica o pícnica, tabla peso/talla, índice de masa corporal
Preguntas:
La piel es el órgano que cubre toda la superficie corporal y al examinarla se deben evaluar los
siguientes aspectos:
Color.
Humedad y untuosidad.
Turgor y elasticidad.
Temperatura.
Lesiones (primarias y secundarias).
Anexos de la piel: pelos y uñas.
Color.
Según esto la piel podrá presentar un color rosado normal, palidez (anemia o vasoconstricción),
cianosis (porcentaje aumentado de hemoglobina desaturada de oxígeno), rubicundez
(vasodilatación o poliglobulia), etc. Por supuesto, estos cambios se aprecian mejor en personas
caucásicas (de raza blanca).
La presencia de anemia se detecta en el aspecto general, o específicamente mirando las mucosas
(lengua, conjuntiva palpebral), lechos subungueales, palma de las manos.
La cianosis se presenta cuando existe una oxigenación defectuosa, con mayor cantidad de
hemoglobina reducida (no oxigenada). Si es una cianosis central, habitualmente asociada a
hipoxemia, el color violáceo se aprecia en la lengua, los labios, los lechos ungueales, orejas.
Si se trata de una cianosis periférica, por ejemplo, por vasoconstricción debido a ambiente frío, la
lengua está rosada, pero se aprecia el color violáceo en los labios, las orejas y las manos. Si se
produce una isquemia de una extremidad, se presenta cianosis por falta de perfusión. En estados
de shock (colapso circulatorio) asociados a vasoconstricción cutánea, la piel se aprecia pálida y
existe frialdad en manos, pies, orejas, punta de la nariz.
-bilirrubina: cuando los niveles en el suero sobrepasan los 2 mg/dL es posible detectar
ictericia. En la esclera es dónde más fácilmente se detecta. El examen conviene efectuarlo
con luz natural (las luces amarillentas de las lámparas dificultan su apreciación).
-carotenos: su aumento puede dar una coloración amarillenta de la piel. Esto se observa
en bebés que reciben mucho jugo de zanahoria.
Humedad y untuosidad.
Turgor y elasticidad.
Temperatura.
Lesiones cutáneas.
Al examinar las lesiones o alteraciones de la piel es necesario fijarse en aspectos como los
siguientes:
1. Características de las lesiones más elementales (ej.: máculas, pápulas, vesículas, etc.).
2. Evolución de las lesiones desde que se presentan por primera vez.
3. Ubicación de ellas en el cuerpo. En este sentido conviene fijarse si son:
- únicas o múltiples
- simétricas o asimétricas (si afectan un lado del cuerpo, o ambos, por igual).
- localizadas (sólo en un sector, como el herpes zoster) o generalizadas (que afectan todo
el
1. Confluencia de las lesiones (ej.: máculas que confluyen y dan un aspecto “cartográfico”,
como ocurre en el exantema morbiliforme del sarampión).
2. Síntomas asociados (ej.: lesiones que dan dolor o sensación de quemazón, como en el
herpes zoster).
3. Circunstancias en las que aparecen (ej.: reacción de fotosensibilidad que aparece
mientras se está tomando tetraciclina).
4. Condiciones sociales o ambientales: en ocasiones es necesario precisar las facilidades
para el aseo personal, uso de camarines (ej.: “pie de atleta”), uso de hojas de afeitar de
otras personas (ej.: infección de la barba por estafilococos), hábitos sexuales (ej.: riesgo de
lesiones sifilíticas y otras), viajes (ej.: lesiones por larva cutánea migrans), contacto con
animales (ej.: tiña), trabajo (ej.: contacto con productos químicos), etc.
Para ver imágenes de lesiones elementales se recomienda ir al sitio preparado por especialistas
del Departamento de Dermatología de la Escuela de Medicina de la Universidad Católica de Chile:
http://escuela.med.puc.cl/publicaciones/Guias/Dermatologia/lesiones/temas_dermato_0.html.
Lesiones secundarias: son aquellas que son consecuencia de otra lesión (ej.: costras, cicatrices).
Exantema: se denomina así la condición en la cual las lesiones se presentan en forma difusa en
todo el cuerpo (ej.: exantema morbiliforme del sarampión; exantema de la varicela).
Pápula. Es una lesión solevantada, circunscrita, de menos de 1 cm, en general redonda, pero
puede variar un poco. Su superficie puede ser suave o rugosa (papilomatosa).
Nódulo. Es una lesión sólida, redondeada, mayor de 1 cm, bien circunscrita. Es equivalente a una
pápula, pero mayor de 1 cm.
Tumor. Es una lesión que se produce por proliferación celular; puede ser benigna o maligna.
Vesícula. Es una lesión de contenido líquido, solevantada, circunscrita, de menos de 1 cm, con una
cubierta que generalmente está a tensión. El contenido puede ser claro, turbio o hemorrágico. En
las mucosas, las vesículas habitualmente se rompen y quedan erosiones.
Ampolla o bula. Es una lesión de contenido líquido, solevantada, circunscrita, de más de 1 cm, con
una cubierta tensa o flácida. El contenido puede ser claro, turbio o hemorrágico.
Placa. Es una lesión plana o levemente solevantada, mayor de 1 cm. Puede ser una lesión en sí
misma o el resultado de la confluencia de otras lesiones.
Erosión. Es una lesión debida a pérdida de la epidermis, sin comprometer la dermis. Al sanar, no
deja cicatriz
Costra. Es una lesión que se produce por desecación de exudados (sanguinolentos o serosos).
Cicatriz. Es la reparación por tejido fibroso de un corte o lesión profunda de la piel. Puede ser
atrófica o hipertrófica. Se llama queloide a una cicatriz hipertrófica.
Petequia. Es una lesión por extravasación de sangre del tamaño de la cabeza de un alfiler.
Víbice. Es una lesión de forma lineal debida a extravasación de sangre (por ejemplo, debido a un
golpe lineal).
Pelos.
Calvicie. Ausencia o caída del pelo a nivel del cuero cabelludo, especialmente en las
regiones fronto-parietales.
Alopecía. Es una caída del pelo por distintos motivos y en distinto grado de extensión.
Puede ser difusa o más localizada, como ocurre en la alopecía areata (en la que se
encuentran áreas redondas en las que se ha perdido el pelo). Puede deberse a factores
psicógenos, quimioterapia, infecciones (ej: tiñas), radioterapia, etc.
Hirsutismo. Aumento del vello en la mujer (especialmente cuando se nota en la región del
labio superior, barba, pecho y espalda).
Uñas.
Las uñas tienen normalmente una convexidad en sentido longitudinal y horizontal. Algunos signos
son importantes en clínica.
- cáncer pulmonar.
- fibrosis pulmonar.
- cardiopatías cianóticas.
- bronquiectasias.
- endocarditis bacterianas.
- cirrosis hepática.
- enfermedades inflamatorias del intestino (Crohn, colitis ulcerosa).
Glosario: albinismo, vitiligo, exantema, enantema, eritema, mácula, pápula, nódulo, vesícula,
ampolla, bula, pústula, placa, escama, erosión, roncha, liquenificación, telangiectasia, “arañas
vasculares”, petequias, equímosis, víbice, efélide, alopecía, hirsutismo, acropaquia, coiloniquia.
Preguntas:
7. SISTEMA LINFÁTICO
Está formado por una extensa red que drena la linfa desde los tejidos y la devuelve a la circulación
venosa. Al no contar con un mecanismo de bombeo propio, el movimiento de la linfa es bastante
más lento que la sangre. En el trayecto, se interponen ganglios linfáticos que tienen una
importante función inmunológica.
Los ganglios linfáticos están distribuidos en todo el cuerpo, pero se concentran en algunos
territorios: cuello, axilas, mediastino, regiones paraaórticas y retroperitoneales, regiones
inguinales. Normalmente son de menos de 1 cm y la mayoría no son palpables. En regiones
inguinales, no es tan raro llegar a palpar algunos ganglios pequeños, sin mayor significado.
El compromiso de los ganglios puede deberse a una enfermedad sistémica (ej.: enfermedad de
Hodgkin, mononucleosis infecciosa) o como resultado de procesos en la vecindad (ej.: una
infección en la mano, un melanoma que da metástasis al grupo ganglionar vecino).
En otras regiones también se logran palpar adenopatías en forma ocasional (ej.: epitrocleares en el
codo).
Cada grupo ganglionar recibe la linfa de determinados territorios. Al encontrar ganglios anormales
(adenopatías), el clínico debe precisar si se debe a una enfermedad sistémica o a procesos de
vecindad (infecciosos o tumorales).
en región preauricular: buscar alguna infección ocular (ej.: conjuntivitis viral intensa)
retroauriculares: infección del lóbulo de la oreja relacionada con aros.
occipitales: infecciones en el cuero cabelludo en los territorios vecinos. La rubéola tiene
alguna preferencia por presentar adenopatías cervicales y también occipitales.
submandibulares: amigdalitis, absceso dental de la arcada inferior, metástasis de tumores
del piso de la boca.
Entre las enfermedades que más frecuentemente se relacionan con adenopatías, destacan:
Preguntas:
En esta sección se presentan aspectos del pulso arterial solamente, ya que el pulso venoso se verá
más adelante, en el examen del cuello.
El pulso arterial depende de las contracciones del ventrículo izquierdo, la cantidad de sangre que
es eyectada en cada sístole, la frecuencia y ritmicidad con que ocurre, y la onda de presión que se
produce a través del sistema arterial que depende también de la distensibilidad de la aorta y de las
principales arterias, y de la resistencia arteriolar periférica.
El pulso normal se palpa como una onda, con una fase ascendente y otra descendente.
Normalmente tiene una amplitud que permite palparlo fácilmente y una ritmicidad regular.
El pulso arterial se puede palpar en distintas partes del cuerpo. Los más buscados son los
siguientes:
pulso carotídeo. Se busca en el recorrido de las arterias carótidas, medial al borde anterior
del músculo esternocleidomastoídeo. En las personas mayores no conviene presionar
mucho sobre la arteria, ni masajearla, por el riesgo que pueda desprenderse una placa de
ateroma.
pulso axilar. Se palpa profundo en la fosa de la axila, por detrás del borde posterior del
músculo pectoral mayor.
pulso braquial. Se palpa sobre la cara anterior del pliegue el codo, hacia medial. Se conoce
también como pulso humeral.
pulso radial. Se palpa en la cara anterior y lateral de las muñecas, entre el tendón del
músculo flexor radial del carpo y la apófisis estiloide del radio.
pulso femoral. Se palpa bajo el pliegue inguinal, hacia medial.
pulso poplíteo. Se palpa en la cara posterior de las rodillas, ya sea estando el paciente en
decúbito dorsal o prono. Puede convenir efectuar una palpación bimanual.
pulso pedio. Se palpa en el dorso de los pies, lateral al tendón extensor del ortejo mayor.
Una palpación transversal a la dirección de la arteria, con dos o tres dedos, puede facilitar
ubicar el pulso
pulso tibial posterior Se palpa detrás de los maléolos internos de cada tobillo.
Pulso Poplíteo
En la práctica clínica, el pulso radial es el que más se palpa para identificar las características del
pulso. En algunos casos, especialmente si la presión arterial está baja, se recurre a buscar el latido
en otros pulsos, como el carotídeo o el femoral.
También es conveniente fijarse en la velocidad de ascenso del pulso que puede ser:
- rápida (p.ej., en el pulso céler de la insuficiencia aórtica)
- lenta (p.ej., en la estenosis aórtica, se describe un pulso parvus, por su poca amplitud,
y tardus, por su ascenso lento).
Arritmia Completa
Para presentar en forma resumida el resultado del examen de los distintos pulsos, en lo que se
refiere a su amplitud, se recurre a un dibujo esquemático de la figura humana o un esquema
lineal. La escala usada es la siguiente:
Auscultación de los pulsos:
Algunos pulsos conviene auscultar por la posibilidad de encontrar soplos debidos a turbulencias
que se generan en relación a estenosis de la arteria.
En la región del cuello, sobre el recorrido de las arterias carótidas, se pueden auscultar dos tipos
de soplos. En la base del cuello, se auscultan aquellos soplos que se irradian desde la válvula
aórtica del corazón. Por debajo del ángulo de la mandíbula, donde la carótida se bifurca en su
rama interna y externa, se pueden auscultar soplos debidos a estenosis de las arterias. Si los
soplos son intensos, a veces esta distinción no es tan clara.
Otros soplos que se pueden auscultar son: por estenosis de arterias renales: en el epigastrio, al
lado de la línea media. A veces en el epigastrio se ausculta un soplo que viene irradiado del
corazón. -por estenosis de arterias iliacas: en las fosas iliaca -por estenosis de arterias femorales:
en regiones inguinales o bajo el ligamento inguinal.
Preguntas.
Otras imágenes:
9. RESPIRACIÓN.
En esta parte del examen físico interesa fijarse en la forma como la persona respira.
Cuando se cuenta la frecuencia respiratoria, conviene que el paciente no se percate. Para esto, se
simula estar tomando el pulso, pero en realidad se está observando la respiración.
Frecuencia respiratoria:
Características de la respiración normal. En la inspiración, entra aire a los pulmones (al expandirse
el tórax y bajar el diafragma), y en la espiración, sale el aire (al volver el tórax a su posición inicial y
subir el diafragma). Al bajar el diafragma durante la espiración, comprime las vísceras abdominales
y el abdomen tiende a protruir. Lo habitual es que al mirar cómo una persona respira, se note que
su tórax se expande y que su abdomen protruye un poco (respiración costo abdominal). En
algunas circunstancias, como ocurre en mujeres embarazadas o pacientes con ascitis, puede ser
más notoria la expansión del tórax (respiración de predominio costal); en cambio, una persona
que tenga dolor en el tórax, podría presentar una respiración de predominio abdominal.
Alteraciones de la respiración:
•respiración paradójica. Es manifestación de una insuficiencia respiratoria, con fatiga
muscular e incapacidad del diafragma para contraerse. En estos casos, el paciente respira
ayudándose con la musculatura intercostal y los músculos respiratorios accesorios. El
accionar del diafragma se nota mejor estando el paciente en decúbito dorsal y poniendo
una mano sobre su abdomen: si el diafragma está funcionando, el abdomen protruye; si el
diafragma no se está contrayendo, el abdomen se hunde (al ser arrastrado el diafragma
hacia arriba por la presión negativa que se genera en el interior del tórax).
obstrucción bronquial difusa. Los pacientes presentan una espiración prolongada debido
a una obstrucción difusa de las vías aéreas (bronquios pequeños y medianos). También se
tiende a atrapar aire en el tórax, el cual se aprecia hiperinsuflado. Pacientes con crisis
asmáticas o limitación crónica del flujo aéreo presentan esta condición.
obstrucción de la vía aérea alta (laringe, cuerdas vocales, tráquea). La inspiración se
efectúa con dificultad por la resistencia al paso del aire. Se produce una presión
intratorácica negativa aumentada y esto lleva a una retracción de los espacios
supraclaviculares, intercostales y subcostales. Este fenómeno se conoce como tiraje.
También se produce un ruido audible a distancia al entrar el aire con dificultad y esto se
conoce como cornaje o estridor.
Tipos de respiración:
Preguntas:
10. TEMPERATURA.
Los sitios más frecuentemente usados para estos registros son la boca (bajo la lengua), las axilas,
los pliegues inguinales y el recto. Entre ellos existen diferencias. Así, con respecto a la temperatura
axilar, los registros en la boca y en el recto son un poco más altos (del orden de 0,3ºC a 0,5ºC).
Cualquier aumento por sobre los límites normales, se considera fiebre.
Diferencias mayores de 1ºC entre la temperatura rectal y la axilar deben hacer plantear la
posibilidad de un proceso inflamatorio a nivel de la pelvis (ej.: apendicitis, anexitis).
El pulso sube 10 a 15 latidos por minuto por cada grado de fiebre sobre 37ºC. La respiración
también se acelera. Cuando el pulso aumenta menos de lo que se espera, se habla de
una bradicardia relativa (ej.: en infecciones por salmonellas, como la fiebre tifoidea).
Los niños desarrollan temperaturas elevadas con más facilidad. En cambio, los ancianos y los
pacientes con insuficiencia renal, pueden no presentar fiebre a pesar de estar con un cuadro
infeccioso.
La temperatura se registra con termómetros que usan las propiedades expansivas del mercurio
con el calor, o de tipo electrónicos. Los de mercurio son los más usados. Es importante que la
punta del instrumento tenga buen contacto con la piel o las mucosas y es necesario esperar unos
tres a ocho minutos antes de efectuar la lectura.
No siempre una temperatura elevada se asocia a un síndrome febril. Esto hace que algunas
temperaturas sean mejor toleradas que otras. Esto puede tener relación con la causa por la cual la
temperatura está elevada.
Condiciones clínicas que se asocian a temperaturas elevadas. La causa de base puede ser
bastante diferente. En lo fundamental, destacan:
infecciones: son las más frecuentes y, en general, se presentan con los malestares propios
del síndrome febril.
enfermedades neoplásicas: linfomas, leucemias, carcinoma de células renales, etc.
enfermedades inmunológicas y del colágeno: lupus eritematoso, vasculitis, fiebre por
drogas, etc.
Se han descrito varios tipos de curvas febriles según las variaciones que presente la temperatura
durante el día o a lo largo del tiempo. Es frecuente que estas evoluciones estén interferidas por
acción de antipiréticos y tratamientos.
Fiebre facticia: se considera cuando la persona simula estar con fiebre y engaña al médico
o su familia. Habitualmente detrás de esta actitud existe alguna intención secundaria (ej.,
conseguir una licencia médica) o un trastorno de personalidad. El médico debe saber
cuándo considerar esta posibilidad, y, a veces, tomar él mismo la temperatura o delegar
en personal de confianza.
Glosario: síndrome febril, fiebre héctica, fiebre de origen desconocido, fiebre facticia, hipertermia,
hipotermia, evolución subfebril, diaforesis, bradicardia relativa.
Preguntas.
es una fiebre facticia?
La presión arterial representa la presión ejercida por la sangre contra la pared de las arterias.
Depende de los siguientes factores:
Se distingue una presión sistólica y otra diastólica. La presión sistólica es la presión máxima que se
alcanza en el sístole. Esta depende fundamentalmente del débito sistólico, la volemia y la
distensibilidad de la aorta y las grandes arterias. La presión diastólica es la mínima presión de la
sangre contra las arterias y ocurre durante el diástole. Depende fundamentalmente de la
resistencia vascular periférica.
La presión arterial varía en las personas a lo largo de las 24 horas. Los factores que influyen son las
emociones, la actividad física, la presencia de dolor, estimulantes como el café, tabaco, algunas
drogas, etc.
Los esfigmomanómetros de mercurio son más confiables en su calibración. Los aneroides, que
registran la presión mediante un reloj, son más livianos y fáciles de transportar, pero con el tiempo
se pueden descalibrar.
La presión arterial conviene medirla en el brazo, estando el paciente sentado o acostado, cómodo
y relajado. Debe haber descansado unos 5 minutos y no haber consumido café o haber fumado en
los 30 minutos anteriores. Habitualmente la medición se efectúa al final del examen físico,
momento en que el paciente debiera estar más relajado. Si se sospecha que puede existir una
diferencia en la medición de uno y otro lado, conviene efectuar la medición en ambos brazos (ej.:
en vasculitis o ateromatosis de grandes arterias). Frente a la posibilidad de ortostatismo (cuando
la presión baja al ponerse la persona de pie), la medición se debe efectuar estando el paciente
acostado y luego de pie (o sentado, con los pies colgando). En algunos casos, es útil medir la
presión tanto en las extremidades superiores como en las inferiores. Normalmente la presión en
las piernas es un poco mayor que en los brazos, pero en cuadros de coartación de la aorta o en
ateromatosis muy avanzadas, la presión es menor en las piernas. El manguito se aplica en la mitad
del brazo (el borde inferior queda unos 2 a 3 cm sobre el pliegue cubital). Debe quedar bien
aplicado y no suelto (ya que esto último favorecería lecturas falsamente elevadas). El brazo debe
estar desnudo, sin ropas que interfieran la colocación del manguito. Conviene que el brazo esté
apoyado sobre una mesa o que cuelgue relajado al lado del cuerpo. La bolsa de goma debe quedar
ubicada de tal forma que justo la mitad de ella esté sobre la arteria braquial. Además, el manguito
debe quedar a la altura del corazón. Si se ubica más abajo, se registran presiones falsamente
elevadas (estos errores ocurren con más frecuencia cuando se usan manómetros digitales que
comprimen la muñeca y no se tiene el cuidado que el manguito esté a la altura del corazón
durante la medición).
Presión sistólica (mediante el método palpatorio): Se infla el manguito mientras se palpa el pulso
radial. Al desaparecer el pulso, se infla un poco más y luego de desinfla el manguito lentamente. La
presión en que nuevamente se vuelve a palpar el pulso, corresponde a la presión sistólica (por
método palpatorio).
Este es un buen método para ubicar a qué nivel está la presión sistólica, sin tener que inflar el
manguito más de los necesario.
Tanto el registro obtenido por el método palpatorio como por el auscultatorio deben ser
parecidos. De no ser así, se registra como presión sistólica, el valor más elevado.
La presión arterial se expresa con la presión sistólica y la diastólica. Por ejemplo, una presión de
120/80 mm de Hg, significa que la sistólica es de 120 mm Hg y la diastólica de 80 mm Hg. Además
del registro numérico, se debe especificar en qué parte del cuerpo se tomó la presión y en qué
posición estaba el paciente. Un registro de 120/80/70 mm Hg significaría que a los 80 mm Hg los
ruidos se atenuaron y que a los 70 mm Hg se dejaron de escuchar, siendo este último valor la
presión diastólica.
Cuando se toma la presión con el método auscultatorio puede ocurrir que después de haber
escuchado el primer ruido pulsátil (presión sistólica), se presenta una fase de silencio y luego los
ruidos reaparecen para finalmente disminuir y desaparecer definitivamente (presión diastólica).
Ese período de silencio se llama el agujero auscultatorio de Korotkoff. La existencia de este
fenómeno hace aconsejable haber determinado primero la presión sistólica con el método
palpatorio, ya que podría ocurrir que si sólo se usa el método auscultatorio y no se sube
suficientemente la presión del manguito, se puede tomar como la presión sistólica el momento
que viene a continuación del agujero auscultatorio de Korotkoff y haber errado la verdadera
presión sistólica.
que el manguito se infle más que lo necesario con la consecuente molestia para el
paciente
que se registre mal la presión sistólica en el caso que no se hubiera inflado
suficientemente el
Relación entre el tamaño del manguito y el brazo. Debe haber una adecuada relación entre el
tamaño del manguito y el brazo (o el segmento de la extremidad en dónde se está efectuando el
registro). Por lo tanto, en las personas obesas se debe usar un manguito de mayor tamaño (de no
ser así, se van a registrar presiones falsamente elevadas). Del mismo modo, en niños se debe
disponer de manguitos más pequeños.
Presión sistólica: entre 100 y 140 mm de Hg (lo ideal sería tener una presión sistólica que no
superara los 120 mm Hg, o, a los más, los 130 mm Hg). Presión diastólica: entre 60 y 90 mm de Hg
(lo ideal sería tener una presión diastólica por debajo de los 90 mm Hg).
Se considera que un paciente está comenzando a ser hipertenso cuando su registro es igual o
mayor de 140/90 mm de Hg. Algunas personas, especialmente mujeres jóvenes, tienen presiones
que normalmente son bajas (100/60 mm Hg o incluso menos). En otras situaciones, la presión baja
es una manifestación de shock o colapso circulatorio, pero en estos casos, se presentan signos de
mala perfusión tisular (compromiso de conciencia, extremidades frías, diuresis escasa).
Glosario: presión de pulso, presión sistólica palpatoria, presión sistólica auscultatoria, agujero
auscultatorio de Korotkoff.
Preguntas:
1. ¿Cómo debe ser el manguito de presión según las características del brazo del paciente?
2. ¿Cómo se determina la presión sistólica y la diastólica?
3. ¿Porqué conviene tomar la presión sistólica palpatoria antes que hacerlo por el método
auscultatorio?
4. ¿Cuándo se puede considerar que una persona es hipertensa?
Del Examen Físico Segmentario: Examen de la Cabeza
OJOS
Aspectos anatómicos:
Párpados: membranas que cubren el polo anterior del ojo. Protegen, lubrican y regulan la
cantidad de luz que entra al globo ocular. El párpado superior se eleva por acción del músculo
elevador del párpado, que es inervado por el nervio oculomotor (III par craneano)
Pestañas: pelos que nacen del borde de los párpados. Ayudan a proteger el ojo, especialmente de
la entrada de cuerpos extraños
Conjuntiva:
Esclera: corresponde al blanco del ojo. Entre ella y la conjuntiva existe una red de vasos
sanguíneos.
Glándula lagrimal: produce las lágrimas. Se ubica detrás del párpado superior (en la parte más alta
y hacia lateral).
Lágrimas: lubrican el polo anterior del ojo con la ayuda del pestañeo. Drenan hacia el ángulo
interno del ojo donde pasan por dos pequeños canalículos hacia el saco lagrimal y luego llegan al
interior de la nariz (bajo el cornete inferior).
Iris: músculo circular, contráctil y pigmentado, que viene a continuación del cuerpo ciliar y que
deja un orificio al medio (pupila). Recibe inervación autonómica simpática que dilata las pupilas
(midriasis) y parasimpática que las achica (miosis).
Pupila: orificio al centro del iris que variando su
diámetro modifica la cantidad de luz que penetra en
el ojo.
Humor acuoso: es un líquido transparente que circula desde la cámara posterior hacia la anterior.
La presión que ejerce el humor acuoso determina la presión intraocular.
Humor vítreo: líquido transparente, de mayor consistencia que el humor acuoso, que ocupa la
cavidad del globo ocular por detrás del cristalino y baña toda la retina.
Visión: depende del paso de la luz por los medios transparentes del globo ocular, el estímulo que
se produce a nivel de las retinas y la generación de impulsos nerviosos que llegan a la corteza
cerebral para finalmente configurarse imágenes. Si en alguna etapa de todo este proceso existe
una alteración, la visión se ve afectada. Por ejemplo, la presencia de cataratas, una enfermedad
que afecte la retina, un daño neurológico que bloquee el impulso nervios a las retinas, un daño de
la corteza occipital, etc. Para gozar de una imagen nítida, es necesario, además, que la imagen se
enfoque bien en la retina, y no por delante o detrás de ella (en esto el cristalino es muy
importante).
En las cejas:
En los párpados:
ptosis palpebral: cuando el párpado superior está más caído. Puede deberse al
compromiso del III par craneal (nervio oculomotor) o a una miastenia gravis.
xantelasmas: son lesiones solevantadas, de color amarillento, ubicadas en los párpados
(se ven en algunas personas con colesterol elevado)
Pupilas.
Se debe examinar:
el tamaño
la forma
los reflejos (fotomotor y de acomodación).
isocoria: pupilas de igual tamaño (se acepta una diferencia máxima de 0,5 mm)
anisocoria: cuando las pupilas son de diferente tamaño
miosis: cuando las pupilas están pequeñas (contraídas)
midriasis: cuando las pupilas están grandes (dilatadas)
discoria: cuando la forma de la pupila está alterada, irregular (por ej.: después de algunas
cirugías oculares)
Reflejos oculares.
reflejo fotomotor: se refiere a la contracción que presentan las pupilas cuando se iluminan. Es
conveniente que el haz de luz llegue desde el lado y no apuntando directamente al ojo. Este reflejo
tiene una vía aferente que viaja por el nervio óptico y se desvía hacia el mesencéfalo, y una vía
eferente, que viaja por los nervios oculomotores, hasta los músculos constrictores del iris. Se
distingue un reflejo fotomotor directo, que se percibe en el ojo que recibe el estímulo luminoso, y
un reflejo fotomotor consensual o indirecto, que se produce simultáneamente en el otro ojo.
Se de debe examinar:
Algunas alteraciones:
Cristalino.
Es otro medio transparente, pero que, al igual que la córnea, puede presentar opacidades
(cataratas). Cumple una función muy importante en la agudeza visual al ayudar a enfocar las
imágenes en la retina.
exoftalmo: es una condición en la cual los globos oculares protruyen de la órbita (ej.: en
un hipertiroidismo por enfermedad de Basedow-Graves).
enoftalmo: el globo ocular se aprecia más hundido en la órbita (ej: en deshidrataciones
intensas; en el lado comprometido del síndrome de Horner).
signo de Graefe: ocurre en algunos hipertiroidismos y consiste en que al solicitar al
paciente que siga con la vista el dedo del examinador que se desplaza de arriba abajo, el
párpado superior se va quedando atrás y se alcanza a ver la esclera entre el límite superior
del iris y el borde del párpado. En todo caso, es frecuente que en cuadros de
hipertiroidismo ocurra una mirada más expresiva, que no es un signo de Graefe
propiamente tal ni un exoftalmo, pero que refleja una tendencia del párpado superior a
estar discretamente retraído.
Agudeza visual
Se evalúa:
Se solicita a la persona que lea textos con letras de distinto tamaño, a una distancia de unos 35 cm
(existen tablas estandarizadas). Se evalúa cada ojo por separado. Si el paciente usa lentes ópticos,
la prueba se puede hacer con y sin ellos, para ver el grado de corrección que se logra.
Existen tablas con letras de distinto tamaño (ej.: tabla de Snellen). Lo tradicional es que el paciente
se ubique a unos 6 metros de distancia de la tabla y se examina cuáles son las letras más chicas
que es capaz de leer. Cada ojo se examina por separado. Si el paciente usa lentes ópticos, la
prueba se efectúa con y sin ellos. Los resultados están estandarizados. Es frecuente referir un
resultado normal como 20/20, lo que significa que a 20 pies de distancia (aproximadamente 6
metros), la persona lee lo mismo que haría una persona de visión normal. Si el resultado es 20/40,
significa que la visión está disminuida, ya que la persona sería capaz de leer a 20 pies lo que una
persona con visión normal leería a 40 pies.
Alteraciones de la visión
astigmatismo: es una condición en la cual la córnea del ojo está curvada asimétricamente,
ocasionando una visión desenfocada. Los ejes de los medios refringentes no son
equivalentes y se forma una imagen borrosa en la retina. Se corrige con lentes que
compensan las diferencias de curvatura.
hipermetropía: el globo ocular es muy corto y la imagen se forma por detrás de la retina.
El paciente tiende a compensar alejando el texto. Se compensa con lentes convergentes
(positivos).
miopía: el globo ocular es demasiado largo y la imagen se forma por delante de la retina.
El paciente tiende a acercar los textos y tiene dificultad para distinguir objetos distantes.
Se compensa con lentes divergentes (negativos).
presbicia: se debe a la incapacidad del cristalino para enfocar la imagen en la retina por
menor capacidad de convergencia. Se parece a la hipermetropía en que el paciente tiende
a alejar los textos para ver mejor y se corrige con lentes convergentes.
amaurosis: es la ceguera de un ojo sin lesión aparente (ej.: por daño de la retina, del
nervio óptico o en la corteza visual del cerebro).
Campo visual.
El campo visual normal tiene en condiciones normales la siguiente amplitud, a partir de la línea
media de los ojos:
Los campos visuales de cada ojo se sobreponen y permiten una visión binocular. Hacia las regiones
más laterales, la visión es monocular.
La zona de la mácula en la retina es la que permite la visión más nítida. Se ubica un poco lateral a
la entrada del nervio óptico. Si la mácula se enferma, la visión se compromete.
Conocer la extensión del campo visual es importante ya que puede reflejar trastornos
neurológicos que determinan compromisos como las hemianopsias.
Se basa en que el campo visual del examinador sirve como referencia de normalidad. Este se
coloca frente al paciente, a un metro de distancia, con los brazos separados y le pide que lo mire a
los ojos y le indique el momento en que mueve los dedos y a qué lado lo hace. Si existe
compromiso de la mitad del campo visual de un lado, el paciente no va a distinguir los
movimientos en el lado comprometido.
Otra forma más minuciosa de hacer lo mismo, es examinando cada ojo por separado. En este caso
el paciente se tapa un ojo y con el otro mira el ojo contrario del examinador (ej.: el ojo derecho del
paciente mira el ojo izquierdo del examinador). El examen debe recorrer el campo visual en toda
la periferia.
Las alteraciones del campo visual se definen según el lado comprometido (y no por el lado de la
retina comprometida): acordarse que las imágenes se invierten, de modo que si el lado nasal de la
retina de un ojo está comprometido, el déficit de visión es en el hemicampo lateral.
Movimientos.
Al examinar al paciente se le pide que mire en distintas direcciones o que siga con su mirada el
dedo índice del examinador mientras éste lo desplaza en forma vertical, lateral u oblicua.
Los ojos se mueven en distintas direcciones gracias a seis músculos extraoculares, que son:
recto interno
recto externo
recto superior
recto inferior
oblicuo superior (por las inserciones que tiene, produce una tracción de hace girar el globo
ocular hacia abajo en dirección nasal). Este músculo facilita mirar al bajar una escalera o
leer enfocando hacia abajo.
•oblicuo inferior (por las inserciones que tiene, produce una tracción de hace girar el
globo ocular hacia arriba en dirección nasal)
Estos músculos son invervados por los siguientes nervios craneanos:
III par (nervio oculomotor o motor ocular común): inerva los músculos:
- recto interno
- recto superior
- recto inferior
- oblicuo inferior
El ojo se desvía hacia nasal: músculo recto interno; nervio oculomotor (3er. par)
El ojo se desvía hacia lateral: músculo recto externo; nervio abducente o motor ocular
externo (6º par)
El ojo se desvía hacia arriba: músculo recto superior; nervio oculomotor (3er. par)
El ojo se desvía hacia abajo: músculo recto inferior; nervio oculomotor (3er. par)
El ojo se desvía hacia abajo y nasal: músculo oblicuo superior; nervio troclear (4º par).
El ojo se desvía hacia arriba y nasal: músculo oblicuo inferior; nervio oculomotor (3er. par)
Estrabismos.
Consiste en una falta de congruencia de los ejes de los globos oculares de modo que la imagen que
se produce en la retina de un ojo no es en el lugar equivalente del otro ojo. Esto puede dar lugar a
una visión doble que se conoce como diplopia.
Estrabismos paralíticos.
Se deben a una parálisis o paresia de uno o más músculos extraoculares. Al examinar al paciente,
se ve que cuando trata de mirar en una determinada dirección, aparece un estrabismo, debido a
que la acción de un músculo no es normal, seguramente por defecto del nervio que lo inerva. Al
mirar en otras direcciones no se aprecia el estrabismo. Ejemplos:
por parálisis del VI par craneal (nervio abducente): el ojo del lado comprometido no logra
incursionar más allá de la línea media cuando el paciente trata de mirar hacia el lado. Si se
trata sólo de una paresia, la diferencia será menos acentuada.
por parálisis del IV par craneal (nervio troclear): el ojo afectado no se desplaza bien
cuando el paciente requiere moverlo hacia abajo y medial.
por parálisis del III par craneal (oculomotor): el ojo afectado presenta una ptosis
palpebral (debido a que también se compromete el nervio elevador del párpado), algo de
midriasis (por el compromiso del simpático-parasimpático que viaja junto al III par) y el
globo ocular tiende a estar, en condiciones de reposo, desplazado hacia lateral (por el
predominio del recto lateral inervado por el nervio abducente). Cuando se le pide al
paciente que mire con ese ojo hacia el lado de la nariz, no logra hacerlo (por la parálisis de
III par, propiamente tal).
Estrabismos no paralíticos.
Estrabismos leves se descubren iluminando las pupilas con una linterna desde una cierta distancia
y mirando el punto dónde se refleja la luz (en condiciones normales deberían ser puntos
equivalentes). Otra maniobra es cubrir y descubrir cada ojo en forma alternante, fijándose si en
cada movimiento existe un desplazamiento del ojo que pasa a enfocar.
Nistagmo.
Son sacudidas repetidas de los ojos, con una fase lenta en una dirección y otra rápida, en la
dirección opuesta. La dirección del nistagmo se define según la fase rápida. Puede ser hacia los
lados, vertical, rotatorio o mixto. Se encuentra en afecciones del cerebelo y del sistema vestibular.
Con frecuencia se acompaña de vértigo, náuseas y vómitos. En el examen se tratan de evitar
miradas laterales muy extremas por la posibilidad que aparezca nistagmo por paresia muscular.
Consiste en mirar el ojo por dentro aprovechando la transparencia de los medios. Se trata de
distinguir:
los vasos sanguíneos (arterias y venas), y los cruces que ocurren al azar entre ellos
la entrada del nervio óptico (que se conoce como papila óptica)
las características de la retina (color, presencia de exudados o hemorragias)
la mácula lútea
Para esto se usa un oftalmoscopio que es un instrumento provisto de una fuente de luz y un juego
de lentes con distintas dioptrías que sirven para enfocar la retina.
El examen se efectúa en un ambiente oscuro. Si es posible, conviene dilatar las pupilas con un
colirio midriático.
Para efectuar el examen la cabeza del examinador y del paciente deben estar a la misma altura. La
persona que es examinada debe mirar hacia adelante y no mover sus ojos. Se trata primero ver el
“rojo del ojo” que es el reflejo de la luz en la retina e indica que los medios refráctiles están
transparentes. Luego se enfoca la retina y se van identificando las distintas estructuras:
disco óptico o papila óptica: corresponde a la entrada del nervio óptico y se ve como una
formación redonda, amarilla o rosado-crema, de bordes nítidos (especialmente en el lado
temporal). Ocasionalmente es posible encontrar algún grado de pigmentación en el borde.
En cuadros de hipertensión endocraneana los bordes tienden a perderse (“disco de bordes
difuminados”).
arterias, venas y cruces arterio-venosos: los vasos sanguíneos se dirigen desde la papila
óptica, hacia la periferia, en los cuatro cuadrantes. Las arterias son de un rojo más intenso
y algo más delgadas que las venas (que son más gruesas y más oscuras por la sangre
desaturada). En los cruces arterio-venosos se logra distinguir cada vaso por transparencia,
sin estrecheces. En cuadros de hipertensión arterial importante las arterias se ven más
delgadas (y cambia la relación de grosor entre arterias y venas) y los cruces arterio-
venosos se estrechan.
retina: normalmente es de color rosada o amarillenta, sin exudados ni hemorragias. En
enfermedades como la diabetes mellitus, con frecuencia aparecen alteraciones como
microaneurismas, exudados, hemorragias, vasos de neoformación.
mácula lútea: se busca hacia el lado temporal del disco óptico (cuesta ver ya que el
paciente se encandila con la luz).
Glosario: limbo corneal, blefaritis, chalazion, ectropion, entropion, lagoftalmo, orzuelo, ptosis
palpebral, xantelasmas, arco senil, cataratas, conjuntivitis, dacrocistitis, epicanto, epiescleritis,
epífora, pinguécula, pterigion, xeroftalmia, anisocoria, miosis, midriásis, discoria, enoftalmo,
exoftalmo, glaucoma, hifema, hipopion, astigmatismo, hipermetropía, miopía, presbicia,
amaurosis, hemianopsia homónima, hemianopsia bitemporal, estrabismo, diplopia, nistagmo.
Preguntas:
NARIZ
Aspectos anatómicos:
En la parte anterior están los orificios nasales, luego hacia atrás se encuentran los vestíbulos y en
la parte más posterior están las coanas. Detrás de ellas se ubica la nasofaringe. En el medio de la
nariz está el tabique o septo nasal. En el techo, se encuentra la placa cribiforme, a donde llegan
las terminaciones sensoriales del nervio olfatorio. En la pared lateral, a cada lado, existen 3
proyecciones óseas que son los cornetes: superior, medio e inferior. Por debajo de cada cornete
se ubica su respectivo meato. En el meato inferior drenan las lágrimas de los ojos, desde el saco
lagrimal. En el meato medio drenan los senos paranasales. En la región más alta y anterior del
septo existe una zona rica en vasos sanguíneos, conocida como el plexo de Kiesselbach, que
puede ser sitio de origen de epistaxis (hemorragia nasal).
Los senos paranasales son cavidades tapizadas por mucosa y cilios que drenan a los meatos
medios, a cada lado. Se distinguen los senos maxilares (en el hueso maxilar, a los lados de las
cavidades nasales), los frontales (en el hueso frontal, por encima de la nariz), los etmoidales y
esfenoidales (más profundos).
Examen de la nariz.
Se debe observar:
Para examinar el interior de la nariz conviene ayudarse de una linterna. Se puede obtener una
mejor visión si se dispone de un espéculo nasal. Se logra ver el aspecto de la mucosa, las
características de las secreciones, si existen pólipos, la alineación del tabique, el aspecto de la
parte anterior de los cornetes medio e inferior. Personas de inhalan cocaína pueden llegar a
desarrollar úlceras que perforan el tabique.
rinitis alérgicas: los pacientes presentan picazón en la nariz y en los ojos, estornudos,
obstrucción de las fosas nasales por congestión y secreciones. En el examen físico la
mucosa se aprecia pálida o enrojecida y puede haber descarga acuosa (rinorrea).
fractura anterior de la base del cráneo: puede comprometer la lámina cribiforme y dar un
signo clínico que consiste en un goteo de líquido claro que corresponde a líquido
cefalorraquídeo (licuorrea). Frecuentemente se encuentran equímosis en las órbitas
oculares dando una facie característica (ojos de mapache).
epistaxis: nombre que se le da a las hemorragias nasales.
sinusitis agudas: cuadro infeccioso que compromete las cavidades paranasales. El paciente
refiere muchas veces dolor facial, sensación de nariz cerrada, presencia de secreciones
mucopurulentas que elimina por la nariz y, también, una sensación de estar tragando
secreciones en forma constante (se conoce como “descarga posterior”).
“aleteo” nasal: es un movimiento de las alas de nariz con cada inspiración que se observa
con mayor frecuencia en niños con insuficiencia respiratoria.
Preguntas:
BOCA Y FARINGE
En la boca se encuentra la lengua, los dientes, las encías. A continuación de ella, viene la faringe.
Entre los dientes y la mucosa interna de las mejillas se identifica el vestíbulo. El techo de la boca
está formada por el paladar duro y más atrás, el blando. Del borde del paladar blando cuelga la
úvula. La lengua está recubierta por una gruesa membrana mucosa en la que se encuentran las
papilas (responsables del gusto, tacto y detección de temperatura).
parótidas: ubicadas detrás del ángulo de la mandíbula y drenan en la cara interna de las
mejillas por el conducto de Stenon, a la altura del 2º molar superior.
submandibulares: ubicadas en el piso de la boca y drenan por el conducto de Wharton, a
cada lado del frenillo de la lengua.
sublinguales: ubicadas en el piso de la boca.
La saliva lubrica y contiene enzimas digestivas y factores que participan en la inmunidad natural.
Los dientes en un adulto son 32, distribuidos en un arco dentario superior y otro inferior. En cada
uno de ellos se identifican: 4 incisivos, 2 caninos, 4 premolares y 6 molares (incluyendo las muelas
del juicio).
La boca está separada de la faringe por los pilares palatinos anteriores y posteriores. Entre ambos
pilares se ubican las amígdalas o tonsilas.
Labios
Mucosa bucal
Dientes
Conveniente fijarse si están todas las piezas dentales, si existen caries o prótesis (de la arcada
superior o la inferior). Un paciente está desdentado o edentado si ha perdido sus dientes.
La mordida se refiere a la oclusión de los dientes. La forma cómo la persona mastica tiene directa
relación con las fuerzas que se ejercen y esto repercute en las articulaciones témporo-
mandibulares. Normalmente, los molares superiores deben apoyarse directamente sobre los
inferiores, y los incisivos superiores deben quedar delante de los inferiores. El movimiento de abrir
y cerrar la boca debe ser libre, sin dificultades. Las alteraciones de la mordida pueden llevar a un
trastorno doloroso a nivel de las articulaciones témporo-mandibulares.
Encías
Lengua.
Se debe observar el aspecto, el color, si existen lesiones, los movimientos y cómo protruye fuera
de la boca. Normalmente la lengua presenta una capa blanquecina en su superficie (saburra), la
que en cuadros febriles o por falta de aseo, es más abundante.
Paladar
Faringe
Se le pide al paciente que abra la boca y se
ilumina la cavidad oral con una linterna. Con
frecuencia es necesario usar un bajalenguas
(conviene apoyarlo entre el tercio medio y
posterior de la lengua, y se le pide al paciente
que relaje la lengua y no la saque fuera de la
boca). Algunas personas son muy sensibles a
estas maniobras y reaccionan con arcadas.
Glándulas salivales
Se distinguen las parótidas, las submandibulares y las sublinguales. Entre las alteraciones,
destacan:
Oídos.
Oído externo
Está formado por el pabellón auricular (orejas) y el conducto auditivo externo, el cual, en su tercio
externo, tiene pelos y glándulas sebáceas que secretan cerumen. El segmento más interior no
tiene pelos y es más sensible al dolor, lo que conviene tener en cuenta al momento de examinar.
Oído medio Es una cavidad llena de aire que contiene una cadena de tres
huesecillos: martillo, yunque y estribo, que transmiten el sonido desde la membrana timpánica
hasta la ventana oval del oído interno. El oído medio se comunica con la nasofaringe a través de
la trompa de Eustaquio. Mediante el bostezo o al sonarse la nariz (maniobra de Valsalva), se abre
este conducto y se iguala la presión del oído medio con la del ambiente. El tímpano es una
membrana tensa, que tiene una inclinación oblicua y una forma algo cónica por la tracción que
ejerce el mango del martillo. Ese punto de contacto entre el tímpano y el mango del martillo se
llama umbo. El oído medio también se comunica con celdas llenas de aire ubicadas en el hueso
mastoides.
Audición.
Los sonidos externos hacen vibrar el tímpano y esta vibración se transmite a través de la cadena
de huesecillos al oído interno, en donde se encuentra la cóclea y el órgano de Corti. En esta
estructura se generan impulsos eléctricos que viajan finalmente a la corteza del lóbulo temporal.
Las vibraciones sonoras también pueden llegar al oído interno por transmisión directa a través de
los huesos del cráneo (esto se verá más adelante al examinar la audición con un diapasón).
Equilibrio.
Oído externo
Se examinan los pabellones auriculares. La implantación normal de las orejas se verifica trazando
una línea imaginaria desde el canto externo del ojo a la prominencia del occipucio: el borde
superior del pabellón auricular debe pasar más arriba de esta línea (en algunos trastornos
cromosómicos, la implantación de los pabellones auriculares es más baja).
presencia de tofos: son unos nódulos en la región del hélix (borde externo), formados por
cristales de ácido úrico en pacientes con gota
condritis: es la inflamación del cartílago del pabellón auricular. La oreja se ve roja e
inflamada
por el uso de aros, algunas personas desarrollan una reacción inflamatoria en el sitio de la
perforación (posible alergia a metales); también se pueden presentar infecciones.
inflamaciones o infecciones por múltiples causas: reacción al litre, picaduras de insectos,
etc.
Si se desencadena dolor al mover la oreja, podría existir una otitis externa; en cambio, si el dolor
se desencadena al presionar sobre el proceso mastoides, podría tratarse de una otitis media.
Otoscopía.
Para facilitar la introducción del cono y tener una mejor visión del tímpano, se “endereza” el
conducto auditivo externo traccionando la oreja hacia arriba y hacia fuera. La cabeza del paciente
se inclina un poco hacia el lado contrario.
En la parte más externa del conducto se observan pelos y frecuentemente alguna cantidad de
cerumen. En ocasiones el cerumen tapa totalmente la visión (tapón de cerumen).
La membrana timpánica, en condiciones normales, se
ve de color gris perlado, algo translúcida. Con la
iluminación del otoscopio se proyecta sobre el
tímpano un reflejo de la luz, en forma de triángulo,
desde el punto medio (donde está el umbo), hacia
delante. También se logra visualizar en forma tenue el
mango del martillo (en el dibujo se muestra la
proyección del mango del martillo, el umbo y la
proyección del cono de luz, hacia delante, tratándose
del oído derecho)
Evaluación de la audición.
Si el paciente requiere que le hablen más fuerte durante la conversación, habría que pensar que la
audición está comprometida. Para detectar compromisos más leves se le hace escuchar el roce de
los dedos o el tic-tac de un reloj. Si se requiere una información más completa, habría que recurrir
a una audiometría.
Test de Weber:
Si se apoya el diapasón vibrando el la mitad de la frente (o en la
línea media del cráneo) en una persona con audición normal,
ésta va a sentir la vibración de igual intensidad en ambos oídos.
Si en ese momento, se tapa un oído con un dedo (o sea, altera la
transmisión aérea), va a notar que la vibración se hace más
intensa en el oído que se tapó. De esto podemos concluir, que la
vibración se lateraliza hacia el lado en el que existe un trastorno
de la transmisión aérea (trastorno de conducción). En personas
con compromiso simétrico de la audición, debidos a una misma
causa, la vibración no se lateralizará.
Test de Rinne:
Si existe un defecto de la transmisión aérea (conducto auditivo externo tapado, daño del oído
medio), ese tiempo adicional se pierde. En cambio, si la hipoacusia es de tipo sensorial (daño del
órgano de Corti o del nervio auditivo), la relación se mantiene (aunque la persona escucha menos
y los tiempos son más cortos).
Sobre la base de estos dos test, puede ocurrir:
Preguntas:
1) ¿Cómo es la anatomía del oído?
2) ¿Cómo se efectúa una otoscopía?
3) ¿Cómo se evalúa la audición?
4) ¿En qué consiste la prueba de Weber y para qué sirve?
Cuello
Anatomía. Entre las estructuras del cuello destacan la columna vertebral, músculos (ej.: trapecio,
esternocleidomastoídeo), hueso hioides, cartílagos (ej.: tiroides, cricoides), tráquea, ganglios
linfáticos, glándula tiroides, arterias (ej.: carótidas), venas (ej.: yugulares).
Se debe examinar:
forma y movimientos.
ganglios linfáticos.
glándula tiroides.
pulsos carotídeos.
pulso venoso yugular.
Los cuellos largos y delgados son más fáciles de examinar, a diferencia de los cuellos cortos y
gruesos. Normalmente, las personas deben ser capaces de mover el cuello en las cuatro
direcciones (arriba, abajo, lados) y efectuar movimientos de rotación. En presencia de una
discopatía cervical o de lesiones musculares, es frecuente que se produzca dolor y se limite el
rango de movimientos.
Ganglios linfáticos. Respecto a los ganglios, se debe describir su forma, tamaño, número,
consistencia, ubicación, si son sensibles, si comprometen la piel, si se desplazan sobre los planos
profundos, etc. La descripción misma de ellos puede quedar en la sección del examen físico
general (cuando el compromiso es generalizado), o en el examen del cuello (si sólo en este lugar se
encuentran los ganglios alterados). No ese necesario repetir lo mismo en las dos partes.
Glándula tiroides. Se ubica en la parte anterior y baja del cuello, por debajo del cartílago cricoides.
Conviene acordarse de que a nivel de la línea media anterior, desde arriba hacia abajo, se palpa
primero el cartílago tiroides (donde se ubica la llamada “manzana de Adán”), más abajo se palpa el
cartílago cricoides y un poco más abajo se palpa el istmo de la glándula tiroides. A ambos lados de
esta estructura se palpan los lóbulos laterales de la glándula, que en condiciones normales,
pueden ser del tamaño de una almendra grande. Si se le pide al paciente que trague saliva, ambos
lóbulos laterales ascienden, y esto ayuda para reconocerlos. Su superficie debe lisa o ligeramente
irregular, y de consistencia entre blanda y relativamente firme.
La glándula se pueden examinar de distintas formas, que incluso se complementan entre ellas:
-el examinador se pone por delante del paciente para efectuar la inspección y la palpación.
Con una mano se desplaza ligeramente la glándula hacia el lado contrario y con la otra
mano se palpa el lóbulo del lado que queda más prominente.
- el examinados se ubica detrás del paciente y con sus dos manos, especialmente los dedos índice
y medio, palpa la glándula: desliza sus dedos sobre la superficie, capta el tamaño y la consistencia,
busca si existen nódulos, etc.
Se llama bocio al aumento difuso de la glándula. En bocios muy grandes, como puede ocurrir, a
veces, en la enfermedad de Basedow, es posible auscultar sobre la glándula un soplo suave
(debido a una mayor vascularización y flujo sanguíneo).
Arterias carótidas. Su recorrido se logra identificar desde la región del extremo interno de las
clavículas (por abajo), subiendo en dirección oblicua en dirección del ángulo de la mandíbula,
quedando inmediatamente por delante o por debajo del borde anterior del músculo
esternocleidomastoídeo, a ambos lados.
Para observar el pulso venoso, conviene que el paciente esté semisentado, en un ángulo de 45º
respecto al plano horizontal (totalmente acostado, se ven más ingurgitadas y sentado o de pie, se
notan menos). En la vena se distinguen unas leves oscilaciones (u ondas) relacionadas con el ciclo
cardíaco (pulso venoso yugular). Para lograr una mejor visión conviene que el cuello esté
despejado y la cabeza girada hacia el lado opuesto. Una luz tangencial ayuda a distinguir mejor las
oscilaciones que ocurren en la vena. Es frecuente que estas ondas sean difíciles de notar o
sencillamente, no se vean.
Mirando la ingurgitación de las venas yugulares se puede estimar la presión venosa central, o sea,
la presión de la sangre a nivel de la aurícula derecha. Si es alta, la vena se ve más ingurgitada; si
existe hipovolemia, está colapsada.
Se distinguen fundamentalmente dos ondas, la "a" y la "v". La primera, la onda "a", ocurre justo
antes del sístole, y se debe a la contracción de la aurícula derecha (al final del diástole, cuando se
termina de vaciar al ventrículo derecho). El colapso de la vena después de la onda "a", es
el descenso "x" y se debe a la relajación de la aurícula.
La onda "v" se debe al llene pasivo de la aurícula derecha debido al retorno venoso normal,
mientras la válvula tricúspide permanece cerrada durante el sístole. Por lo tanto, es una onda que
ocurre al mismo tiempo del sístole y que se vería sobre el vena yugular. El colapso que se observa
después de la onda "v", se denomina el descenso "y", que corresponde al paso de la sangre de la
aurícula al ventrículo durante el diástole, después que se abre la válvula tricúspide.
Con registros muy finos, se describe una pequeña muesca ubicada en el descenso de la onda "a",
que se ha llamado la onda "c", atribuida al cierre de la válvula tricúspide, después que se ha
terminado de contraer la aurícula derecha y está comenzando el sístole, pero no es posible de ver
a simple vista.
la onda "a", que ocurre antes del sístole (dato mnemotécnico: contracción auricular).
y la onda "v", que ocurre durante el sístole (dato mnemotécnico: llene venoso pasivo o
contracción ventricular).
Para diferenciar si una determinada onda que se ve sobre la vena yugular es antes o durante el
sístole, conviene estar palpando al mismo tiempo una arteria (ej: pulso radial). La onda "a"
antecede al pulso arterial y la "v" coincide con él. El descenso "x" sigue a la onda "a" y el
descenso "y" sigue a la onda "v".
•onda "a" grande: cuadros de hipertensión pulmonar, estenosis de la válvula pulmonar, estenosis
de la válvula tricúspide (debido a la resistencia que encuentra la aurícula derecha para vaciarse al
ventrículo).
•onda "v" muy grande: en insuficiencia tricúspide (debido al reflujo de sangre durante el sístole).
Glosario: bocio.
Preguntas:
Caja torácica.
Anatomía. La estructura ósea de la caja torácica está formada por la columna vertebral, 12 pares
de costillas y el esternón, además de las escápulas. Las costillas se articulan hacia atrás con la
columna dorsal y hacia delante, las primeras siete se unen al esternón y las tres siguientes, se van
uniendo entre ellas y forman del reborde costal. Las costillas 11 y 12 son “flotantes” ya que no se
unen al esternón. El reborde costal derecho e izquierdo forman un ángulo llamado ángulo costal.
El esternón está formado por el manubrio (parte superior), el cuerpo y el apéndice xifoides (entre
ambos rebordes costales, se palpa como una punta). Entre el manubrio y el cuerpo existe un
ángulo llamado ángulo de Louis (o ángulo esternal), que es fácil de palpar. La parte anterior de la
segunda costilla, a cada lado, llega justo a este nivel. Esta es una referencia anatómica que
conviene conocer ya que palpando el ángulo de Louis uno desliza los dedos hacia el lado y palpa la
segunda costilla y desde ahí se identifica la tercera costilla hacia abajo y así sucesivamente. Entre
cada costilla se ubica un espacio intercostal que toma el nombre de la costilla inmediatamente por
arriba. Es posible palpar fácilmente desde el segundo espacio intercostal al sexto; más abajo es
difícil porque las costillas se van juntando por delante.
En el interior de la caja torácica se encuentran los pulmones y las estructuras del mediastino:
corazón, esófago, tráquea, ganglios linfáticos, timo, aorta, vena cava superior e inferior.
Referencias anatómicas. Líneas: (son todas paralelas a una recta que pasa por la columna
vertebral)
por atrás: -línea vertebral: pasa por las apófisis espinosas. -líneas escapulares (derecha e
izquierda): pasa por la punta de las escápulas
por los lados: -línea axilar anterior: pasa por delante de la axila. -línea axilar media pasa
por la mitad de la axila. -línea axilar posterior: pasa por detrás de la axila.
por delante: -línea medioesternal: pasa por la mitad del esternón. -línea
medioclavicular (derecha e izquierda): pasa por la mitad de las clavículas.
Línea estemal y medio-claviculares Líneas Axilares
La apófisis espinosa de la séptima vértebra cervical (C7) es habitualmente la más prominente (se
nota especialmente al flectar el cuello). La apófisis inmediatamente más abajo corresponde a la
primera vértebra dorsal (T1) y así sucesivamente hacia abajo. Conviene recordar que la punta de
las apófisis espinosas se ubica, por su anatomía, un poco más abajo que el respectivo cuerpo
vertebral. Para describir algo que está en la espalda sirve de ayuda contar desde la apófisis
espinosa de C7 y hacer la relación con la línea que corresponda (por ejemplo, describir algo a la
altura de T10 con la línea escapular de un determinado lado).
La punta de las escápulas, en una persona de pié, con los brazos extendidos a ambos lados del
tronco, llega como al séptimo u octavo espacio intercostal.
Otra referencia anatómica que conviene tener presente es el ángulo de Louis que ya se describió.
Pulmones.
Anatomía. Los pulmones están cubiertos por la pleura: la pleura visceral cubre el pulmón, y la
parietal cubre la pared torácica, el diafragma y el pericardio. Entre ambas hojas, queda un espacio
virtual (cavidad pleural) que contiene una fina capa de líquido seroso que las lubrica. La tráquea
tiene una longitud de 10 a 11 cm y un diámetro de 2 cm. El sitio en el que se bifurca para dar
origen al bronquio fuente de cada pulmón se llama carina. Esto ocurre aproximadamente a la
altura del ángulo de Louis, por delante, y de la cuarta vértebra dorsal (T4), por atrás.
El bronquio fuente derecho es más grueso, corto y vertical; por lo mismo, está más expuesto a la
aspiración de cuerpos extraños. Los bronquios se dividen en bronquios secundarios y después de
sucesivas diviciones se llega a los bronquíolos y los alvéolos. Es a nivel del los sacos alveolares
donde ocurre el intercambio gaseoso (se capta oxígeno que viene del aire exterior y se libera el
anhídrido carbónico que se ha ido acumulando en la sangre venosa).
El pulmón derecho tiene tres lóbulos: superior, medio e inferior. El pulmón izquierdo tiene dos
lóbulos: superior e inferior. Una fisura oblícua, divide el lóbulo inferior de los otros. Además, en el
pulmón derecho, una fisura horizontal separa el lóbulo superior del medio.
Por la inclinación de las fisuras que dividen los distintos lóbulos pulmonares, el lóbulo superior se
proyecta, por atrás, en la región más alta de los pulmones (vértices pulmonares) y por delante, por
la cara anterior del tórax. En el lado derecho, el lóbulo medio se proyecta hacia adelante, desde la
cuarta costilla hacia abajo y un poco por el costado. Los lóbulos inferiores se proyectan ocupando
prácticamente toda la espalda (desde la tercera vértebra dorsal, hacia abajo).
Proyección Pulmón Derecho - Proyección Pulmón Izquierdo Proyección Pulmónes por Atrás
inspiración: etapa de expanción del tórax por acción de los músculos respiratorios
(diafragma e intercostales) y entrada de aire a los pulmones (se crea una presión negativa
intratorácica). Los
músculos escalenos, esternocleidomastoídeos y trapecio pueden participar de los
movimientos respiratorios como músculos accesorios (especialmente durante ejercicios o
en insuficiencia respiratoria). Cuando el diafragma se contrae, empuja las vísceras
abdominales y el abdomen protruye.
espiración: normalmente es un movimiento pasivo en que la misma elasticidad de los
pulmones y de la caja torácica hace salir el aire. Esta fase también puede ser facilitada por
acción muscular (intercostales y musculatura abdominal).
Examen de tórax.
Inspección.
Percusión.
La percusión de los pulmones se efectúa principalmente con el método indirecto, o sea, usando el
dedo medio de una mano como plexímetro y el dedo índice o medio de la otra mano como
percutor (para revisar cómo hacerlo vea el capítulo sobre Técnicas de Exploración). El método
directo, o sea, percutiendo con los dedos directamente sobre el tórax, ocasionalmente se usa (por
ejemplo, en pacientes con tórax hiperinsuflados).
Se recomienda percutir desde las zonas de mayor sonoridad hacia aquellas con sonido mate. Por
ejemplo, si desea delimitar las bases de los pulmones, conviene percutir desde el área ventiladas
de los pulmones en dirección al abdomen. Cuando el ruido cambia de sonoro a mate, se estaría
pasando de un tejido que contiene aire a otro que no lo contiene. Normalmente, la base derecha
es más alta que la izquierda (por la ubicación del hígado).
El desplazamiento del diafragma se evalúa percutiendo las bases pulmonares mientras el paciente
respira normal, y luego, repitiendo la maniobra después de haberle solicitado que respire
profundo. Lo habitual es un desplazamiento de 4 a 6 cm.
Cuando existe una condensación pulmonar o un derrame pleural se escucha un sonido mate en la
zona comprometida.
Si al percutir la base pulmonar de un lado se encuentra una matidez (estando el paciente sentado
o de pié), puede ocurrir:
Palpación.
Al poner la mano sobre el tórax mientras el paciente habla, se siente un discreto cosquilleo en la
mano. Esto se debe a vibraciones que se general al interior del tórax. Para hacer más nítida esta
sensación, habitualmente se le pide al paciente que diga algunas palabras, como treinta y tres,
tinguiririca, etc. La mano se aplica especialmente sobre las zonas más cercanas a los pulmones
(espalda, costados, cara anterior) y se apoya abierta en toda su extensión o se “ahueca” (como
formando una concha acústica), apoyando el borde externo o cubital. Es de mucha utilidad
comparar las vibraciones vocales, que es el término que habitualmente se usa, de uno y otro lado.
La facilidad con que se palpen estas vibraciones vocales va a depender de varios aspectos:
el tono de la voz
la fuerza con que la persona habla
la zona que se palpa (por ejemplo, cerca de la tráquea se siente más nítido)
el grosor de la pared torácica (que depende fundamentalmente de la grasa subcutánea)
la integridad del tejido pulmonar (por ejemplo, en los enfisemas, el parénquima pulmonar
está diminuido, existe más aire “atrapado”, y las vibraciones se sienten más débiles)
elementos que se interponen entre los grandes bronquios y la pared del tórax (por
ejemplo, en condensaciones, como ocurre con las neumonías, se transmiten mejor las
vibraciones vocales; en cambio, cuando existe líquido, como ocurre en los derrames
pleurales, o cuando se interpone aire, como ocurre en los pneumotórax, las vibraciones
vocales se palpan menos o simplemente, no se palpan.
Auscultación.
Consiste en escuchar los ruidos que se generan en los pulmones bajo las siguientes condiciones:
con la respiración
al emitir palabras
Los ruidos pulmonares se originan debido al paso de aire por las vías aéreas en la medida que se
generen flujos turbulentos, como ocurre en la laringe y en la bifurcación de bronquios grandes y
medianos. A medida que los bronquios se dividen, el área de sección va aumentando, y como
consecuencia, la velocidad del flujo disminuye. Cerca de los alvéolos el flujo es laminar y no genera
ruidos.
De acuerdo a diferentes estudios, los ruidos que se auscultan en la superficie de la pared torácica
se generan en los bronquios mayores, principalmente lobares y segmentarios. Los ruidos que
llegan a la periferia son de baja frecuencia, ya que el pulmón sirve de filtro para los sonidos de alta
frecuencia.
Al auscultar los pulmones se deben cubrir todos los sectores, sin olvidar de auscultar debajo de las
axilas. Tal como debe ocurrir con la palpación y la percusión, con la auscultación también se deben
comparar los hallazgos de un lado con los del otro lado.
Habitualmente se ausculta con la membrana del estetoscopio y se le solicita al paciente que
respire por la boca y más profundo. Esto permite escuchar los ruidos en forma más nítida. En todo
caso, es necesario saber adaptarse a ciertas condiciones que presentan algunos enfermos:
pacientes con sus facultades mentales comprometidas que no colaboran, el caso de los niños
pequeños, personas que generan ruidos a nivel de la garganta cuando respiran, etc.
Ruidos pulmonares:
Existen condiciones que hacen que el murmullo pulmonar se escuche más atenuado o
simplemente no se escuche. Algunas de estas condiciones son:
Transmisión de la voz:
Cuando el paciente emite palabras, lo normal es que al aplicar la membrana del estetoscopio en el
cuello, sobre la traquea, se distinga nítidamente lo que el paciente dice. Esta nitidez se va
perdiendo a medida que la auscultación se efectúa más alejado de la traquea y los grandes
bronquios, debido al efecto de filtro que ejercen los pulmones. Cuando se ausculta en la pared
costal, en las zonas más periféricas, se logra distinguir en forma más ténue lo que el paciente
pronuncia.
•crepitaciones: son ruidos de poca intensidad, que se parecen un poco al sonido que
ocurre al frotar un mechón de pelo o despegar un velcro. Se auscultan durante el ciclo
respiratorio, pero especialmente, durante la inspiración. Distintas situaciones patológicas
que afecten el pulmón pueden dar estos ruidos crepitantes o crepitaciones. Entre ellas se
distinguen:
-áreas mal ventiladas como ocurre en las bases pulmonares de un paciente que
hipoventila: las crepitaciones ocurren hacia el final de la inspiración, en el momento que el
pulmón se expande al máximo y entra aire a pequeñas vías aéreas que estaban cerradas.
Es como un estallido de finos ruidos. Estos crépitos muchas veces desaparecen si se le pide
a la persona toser varias veces, y por lo tanto, expandir bien los pulmones (estos crépitos
que desaparecen se llaman distelectásicos).
-áreas inflamadas como ocurre en una neumonía: en estos casos las crepitaciones también
ocurren de preferencia durante la inspiración, y si la neumonía está recién comenzando,
se escucha como un estallido al final de la inspiración.
Como se puede ver, bajo el término de “crepitaciones” se reunen sonidos que se pueden escuchar
en distintas afecciones pulmonares. La razón de esta agrupación sería fundamentalmente la
dificultad de distinguir entre una afección y otra, por lo menos basado en el sonido propiamente
tal. Ayudado por la clínica, es más factible formarse una mejor idea de lo que pueda estar
ocurriendo.
En obstrucciones bronquiales:
sibilancias: son ruidos continuos, de alta frecuencia, como silbidos. Se producen cuando
existe obstrucción de las vías aéreas. Son frecuentes de escuchar en pacientes asmáticos
descompensados, tanto en la inspiración como en la espiración (son verdadesros “pitos”).
También en personas con enfermedades bronquiales crónicas de tipo obstructivas, que
presentan una espiración prolongada y en ese momento se escuchan abundantes
sibilancias y, eventualmente, roncus. Muchas veces, los mismos pacientes los escuchan. En
pacientes que tienen escasas sibilancias, es más factible escucharlas al acostarlos y
auscultar sobre la pared anterior del tórax.
roncus: son de más baja frecuencia que las sibilancias y se producen en situaciones
parecidas. Suenan como “ronquidos”. Frecuentemente reflejan la presencia de
secreciones en los bronquios. Pueden generar vibraciones palpables en la pared torácica
(frémitos).
frotes pleurales: son ruidos discontinuos, ásperos, que se deben al roce de la hojas
pleurales, cuando están inflamadas. El sonido sería parecido al roce de dos cueros. Para
que se produzca es necesario que las pleuras estén en contacto ya que al desarrollarse un
derrame, terminan separándose.
En pacientes con derrames pleurales extensos (que colapsan parte del parénquima pulmonar
vecino): a veces, especialmente en la zona más superior del derrame, podría ocurrir:
soplo pleurítico: viene a ser como una respiración soplante, habitualmente más suave
(seguramente el líquido comprime parénquima pulmonar y esto facilita la generación del
soplo).
egofonía o pectoriloquia caprina: es la posibilidad de distinguir la transmisión de la voz al
pronunciar palabras, pero con una alteración de modo que se transmiten sólo algunos
tonos (de preferencia los más altos) y lo que se termina auscultando son sonidos
intermitentes como el balido de una cabra (en la práctica es poco frecuente de escuchar)
•cornaje o estridor: es un ruido de alta frecuencia, que se debe a una obstrucción a nivel
de la laringe (especialmente por compromiso de las cuerdas vocales que se cierran) o una
estenosis de un segmento la tráquea. Es un ruido fuerte que se escucha a la distancia. Se
ha comparado con el ruido que se genera al soplar un cuerno.
Resumen que integra los principales hallazgos del examen físico en distintos cuadros clínicos:
lo normal: respiración tranquila, con una percusión sonora, vibraciones vocales palpables,
murmullo pulmonar presente y sin otros ruidos agregados (Nota: como se puede apreciar,
implícitamente se describe lo que se captó mediante la inspección, percusión, palpación y
auscultación, sin tener que decirlo).
El corazón, formado por dos aurículas y dos ventrículos, se ubica en la parte central del tórax
(mediastino), entre los dos pulmones. Se encuentra inclinado (de derecha a izquierda y de atrás
hacia delante) y un poco rotado (el ventrículo derecho queda adelante y la aurícula izquierda,
atrás). Visto así, impresiona como una pirámide invertida, con una "base" (donde se ubican las
válvulas aórtica y pulmonar, a nivel del segundo espacio intercostal), y una punta o "ápex" (donde
se ubica la punta del ventrículo izquierdo, en el quinto espacio intercostal, por fuera de la línea
medio clavicular izquierda).
El detalle de la anatomía del corazón se puede encontrar en otros textos. Para esta revisión,
conviene tener presente:
las estructuras que forman las cavidades derechas: aurícula, válvula tricúspide, ventrículo
y válvula pulmonar.
las estructuras que forman las cavidades izquierdas: aurícula, válvula mitral, ventrículo,
válvula aórtica.
las hojas que cubren el corazón (pericardio)
el flujo que sigue la sangre: desde las venas cavas a las cavidades derechas, luego al
circuito pulmonar (arteria pulmonar, pulmones, venas pulmonares), las cavidades
izquierdas, la aorta y la circulación sistémica.
Ciclo cardíaco:
Examen cardiaco:
Para efectuar el examen conviene tener un método, seguir una rutina, y de esa forma, no se
escaparán aspectos importantes.
observe la forma cómo la persona respira (si es una respiración tranquila o la persona está
disneica), cómo tiene sus yugulares (ingurgitadas o planas), el color de la piel y las
mucosas (si está rosado, cianótico o pálido), el estado nutritivo (cardiopatías avanzadas
pueden comprometerlo)
mirando el tórax, reconozca la presencia de latidos: del ventrículo derecho y el choque de
la punta del corazón (que habitualmente corresponde al ventrículo izquierdo). No siempre
se distinguen estos latidos, especialmente en personas obesas.
Palpación:
palpación del choque de la punta del ventrículo izquierdo. Lo normal es que se ubique en
el quinto espacio intercostal izquierdo por fuera de la línea medio clavicular. Cuando
existe una cardiomegalia, se desplaza hacia abajo y hacia lateral. El palpar el choque de la
punta muy desplazado, permite plantear que existe una cardiomegalia.
palpación del ventrículo derecho. Normalmente es un latido discreto. Cuando existe una
hipertrofia, el latido es más prominente. Se pone la mano sobre el esternón. A veces, este
latido se nota mejor en la parte alta del epigastrio. ocasionalmente se palpan frémitos (es
la palpación de un soplo intenso).
Percusión:
la percusión rinde poco para delimitar al área que ocupa el corazón ya que, en alguna
medida, se interpone pulmón.
Auscultación:
finalmente se efectúa la auscultación, y en esta parte nos detendremos con más detalle.
Cómo auscultar:
Se ausculta toda el área precordial. El paciente puede estar sentado, de pie o acostado. Poner al
paciente en un decúbito lateral izquierdo ayuda para auscultar ruidos del ventrículo izquierdo al
ponerse más en contacto con la pared torácica. Otra posición que puede ayudar para escuchar
ruidos como frotes pericárdicos es que el paciente se siente y se incline hacia adelante; mejor aún
si bota el aire y sostiene la respiración un rato.
La mayoría de las veces la auscultación se efectúa con la membrana del estetoscopio; la campana
se usa para buscar algunos ruidos de baja tonalidad. Por supuesto, el ambiente debe estar
silencioso. Conviene que la membrana o la campana queden bien aplicadas sobre la piel del
paciente de modo que no se filtren ruidos externos.
Al auscultar, conviene:
Focos de auscultación:
Al efectuar un examen completo, debe ser posible describir cada ruido y soplo presente, en qué
etapa del ciclo cardiaco se ausculta, qué características presentan estos ruidos y en qué foco se
escuchan más nítidamente. En forma más detallada, efectúe lo siguiente:
Los ruidos cardiacos son sonidos cortos, bien definidos. Entre ellos, destacan especialmente el
primer y segundo ruido:
primer ruido (R1): corresponde a un sonido que se produce al cerrarse las válvulas mitral y
tricúspide. El cierre de ambas válvulas tiende a ser al unísono, pero ocasionalmente se
puede escuchar este ruido desdoblado (por ejemplo, en un bloqueo completo de rama
derecha). El primer ruido se escucha mejor hacia el ápex, aunque, por su intensidad,
normalmente se escucha en toda el área precordial. Cuando existe dificultad para
reconocer el primer ruido, conviene tomar el pulso de una arteria ya que el primer ruido
ocurre al comienzo del latido (sístole).
segundo ruido (R2): corresponde al sonido que se genera cuando se cierran las válvulas
aórtica y pulmonar. Estos ruidos normalmente se desplazan un poco con la respiración: al
final de la espiración tienden a escucharse al unísono, pero en una inspiración profunda,
en relación al mayor retorno venoso al tórax, el cierre de la válvula pulmonar de retrasa
(desdoblamiento fisiológico del segundo ruido). El segundo ruido se ausculta con más
claridad en la base del corazón (foco pulmonar y aórtico). La intensidad del ruido aumenta
si existe hipertensión arterial o pulmonar. En cambio disminuye cuando no cierran bien los
velos de las válvulas (insuficiencia valvular).
Otros ruidos que se pueden escuchar, aunque con mucho menos frecuencia y en condiciones que
no son necesariamente normales, son:
tercer ruido (R3): ocurre al comienzo del diástole, después del segundo ruido, en la fase
de llenado rápido determinado por el gradiente de presión. Tendría relación con
vibraciones del músculo ventricular y el aparato valvular. Se escucha en algunas
insuficiencia cardiacas, aunque se puede encontrar en condiciones fisiológicas en muchos
niños, en adultos jóvenes y en el tercer trimestre de un embarazo.. Ocasionalmente, la
secuencia del primer, segundo y tercer ruido producen una cadencia parecida al galope de
un caballo: se conoce como galope ventricular, y se presenta en algunas insuficiencias
cardiacas.
cuarto ruido (R4): se escucha inmediatamente antes del primer ruido, en el momento de
la contracción de las aurículas. Tendría relación con vibraciones del miocardio y el aparato
valvular durante la fase de llene activo del ventrículo debido a la contracción auricular. Se
puede escuchar en pacientes con hipertensión arterial o insuficiencia cardiaca.
Ocasionalmente se puede escuchar en condiciones normales en atletas o en personas
mayores. Si existe una fibrilación auricular, no puede haber cuarto ruido. También se
puede producir una cadencia de galope entre el primer, cuarto y segundo ruido (galope
auricular).
Otros ruidos:
Soplos:
Corresponde a un ruido que se escucha por flujos turbulentos de la sangre. Habitualmente ocurren
porque una válvula está estrecha (estenótica), ofreciendo resistencia al paso de la sangre, o
porque permite que refluya la sangre al no cerrar bien sus velos (se habla de una insuficiencia
valvular). Estos soplos pueden encontrarse en el sístole o en el diástole y la forma que adquieran
va a depender del mecanismo por el cual ocurren.
Algunas nomenclaturas que se usan para expresar algunos soplos son las siguientes:
grado I: cuando es difícil de escuchar en una sala silenciosa (incluso, es posible que no
todos los examinadores lo escuchen).
grado II: es un soplo débil, pero, en general, todos los examinadores lo auscultan.
grado III: es claramente audible.
grado IV: soplo fuerte; a este nivel es posible llegar a palpar sobre la zona donde se
ausculta el soplo una "vibración" que se conoce como frémito.
grado V: es muy fuerte y se palpa frémito.
grado VI: es muy fuerte, a tal punto que se escucha incluso sin apoyar la membrana del
estetoscopio en la superficie del tórax; se acompaña de frémit
Soplos sistólicos:
soplos eyectivos: habitualmente se relacionan a
una estenosis de la válvula aórtica o pulmonar, o
una estrechez del tracto de salida, o un flujo
aumentado (como ocurre en estados
hiperdinámicos). Estos soplos aumentan y
disminuyen, presentando la máxima intensidad
como en la mitad del sístole. Se habla de soplos
"mesosistólicos". No siempre implican un daño
valvular y entonces se habla de soplos funcionales o "inocentes" (por ejemplo, a veces en niños
están presentes y con los años desaparecen; lo mismo puede ocurrir en relación a una anemia,
fiebre, embarazo, etc.). Con alguna frecuencia, los soplos aórticos se irradian a la base del cuello.
Soplos diastólicos:
pulmonar. El ventrículo derecho con frecuencia es palpable (en la zona baja del esternón).
A nivel de las venas yugulares podría haber una onda "v" gigante si por dilatación del
ventrículo derecho se ha dilatado la válvula tricúspide.
Estos ruidos y soplos se auscultan mejor en el ápex. La auscultación puede resultar más nítida si se
pone a la persona en decúbito semilateral izquierdo y se le pide que bote el aire y se mantenga un
rato sin respirar. Convendría auscultar tanto con la membrana como con la campana del
estetoscopio.
Cuando el soplo de "estenosis mitral" se debe a la inflamación de los velos por una enfermedad
reumática activa recibe la denominación de soplo de Carey-Coombs.
el ritmo cardiaco
los tonos cardíacos (primer y segundo ruido)
la intensidad de los ruidos cardíacos (por ejemplo, en una hipertensión arterial o pulmonar
el cierre del segundo ruido puede estar acentuado)
el caso de un corazón normal: ritmo regular, en dos tiempos, tonos timbrados, sin soplos.
en una estenosis mitral en ritmo sinusal: ritmo regular; primer ruido acentuado; en el
diástole se ausculta un chasquido de apertura seguido por una rodada mitral, de
intensidad III/VI, con un refuerzo presistólico.
en una insuficiencia aórtica en ritmo sinusal: ritmo regular; segundo ruido disminuido de
intensidad; soplo diastólico en decrecendo, grado II/VI, que se ausculta en el foco aórtico y
borde paraesternal izquierdo. Soplo mesosistólico grado II/VI en el foco aórtico que se
irradia a la base del cuello. (Esto último no siempre está presente. Recuerde también de
mencionar los otros hallazgos donde corresponda: pulso céler, etc.).
Preguntas:
El examen de las mamas es muy importante en las mujeres, especialmente para detectar
precozmente la presencia de un cáncer. Se efectúa mediante la inspección y la palpación. El
examen debe ser prolijo, respetando siempre el pudor de la paciente.
En la mama existe tejido glandular y fibroso, grasa subcutánea y retromamaria. El tejido glandular
se organiza en lóbulos y lobulillos que drenan a los conductos galactóforos, los que a su vez
desembocan en el pezón. Con la edad el componente glandular se atrofia y es reemplazado por
grasa. Para localizar las lesiones en las mamas, se divide virtualmente en cuatro cuadrantes. Casi
todo el tejido glandular se encuentra en el cuadrante superior externo, el cual se prolonga hacia la
axila formando una cola. El drenaje linfático se efectúa principalmente hacia la axila, pero también
a regiones claviculares y estructuras profundas del tórax.
Inspección
Palpación
El examen se efectúa presionando con los dedos contra la pared torácica. El recorrido puede ser
en forma radial (desde el pezón a la periferia hasta completar todo el círculo) o por cuadrantes.
la ubicación
el tamaño
la forma y si se logra delimitar con facilidad (bordes)
la consistencia
si es sensible
si es posible desplazar o está adherido a los tejidos vecinos.
si la piel está comprometida (ej: enrojecida o con aspecto de “piel de naranja”)
Al tener la sensación de palpar un nódulo puede ser de ayuda palpar a continuación con las dos
manos, para precisar mejor las características de la lesión.
Las mamas grandes son más difíciles de examinar y existe mayor riesgo que no sea posible palpar
algunos nódulos.
En mujeres en edad fértil, es frecuente que en el período justo antes de su menstruación las
mamas aumenten un poco de volumen, se hagan más sensibles y se palpen numerosos nodulitos
del tamaño de granos de arroz. que no tienen mayor cuidado.
Las mamografías y ecografías complementan el examen de las mamas para precisar mejor la
naturaleza de lesiones que se palpan o descubrir otras que no fue posible detectar.
Es conveniente que las mujeres tengan el hábito de autoexaminarse (ojalá una vez al mes). Para
esto levantan el brazo y se examinan la mama de ese lado con la otra mano. Una buena
oportunidad es hacerlo al ducharse o al acostarse. Si están acostumbradas a examinarse, notarán
precozmente una lesión que esté apareciendo.
Algunas alteraciones:
La palpación de las axilas tiene especial importancia por la posibilidad de encontrar ganglios
comprometidos. Separando un poco el brazo, el examinador palpa la axila presionando contra la
pared torácica. Con su mano derecha, palpa la axila izquierda, y con la mano izquierda, la axila
derecha.
Preguntas:
En el abdomen se ubican distintas vísceras, entre las que destacan el hígado y vías biliares, gran
parte del tubo digestivo; el bazo; riñones, uréteres, vejiga; glándulas suprarrenales; además, en la
mujer: útero, trompas de Falopio y ovarios y, en el hombre, la próstata. Cada una de estas
estructuras tiene una ubicación y tamaño, desempeña funciones y es fuente de alteraciones y
enfermedades. El detalle conviene revisarlo en textos de anatomía y fisiopatología.
A. Un examen general
B. El examen de las vísceras, propiamente tal
Se debe tener el cuidado de incluir las regiones inguinales. Además, se puede complementar con
el examen rectal y el ginecológico.
Referencias anatómicas:
Se trazan dos líneas imaginarias perpendiculares que pasan por el ombligo. De esta forma se
delimitan cuatro cuadrantes:
superior derecho
superior izquierdo
inferior derecho
inferior izquierdo
Se trazan dos líneas verticales y dos horizontales. Las dos primeras son la continuación de las
líneas medioclaviculares que se prolongan hacia abajo hasta los lados del pubis. De las dos líneas
horizontales, una pasa por el reborde costal (aproximadamente la 10ª costilla), y la otra pasa por
las crestas ilíacas ántero-superiores. Se constituyen así nueve sectores (entre paréntesis se indican
las estructuras intra-abdominales que se ubican en esos sectores):
- hipocondrio derecho (lóbulo hepático derecho, vesícula biliar, parte del riñón derecho, glándula
suprarrenal, ángulo hepático del colon).
- epigastrio (estómago, duodeno, páncreas, parte del hígado, aorta, vena cava inferior)
- hipocondrio izquierdo (bazo, cola del páncreas, ángulo esplénico del colon, polo superior del
riñón izquierdo, glándula suprarrenal)
en el tercio inferior:
- fosa ilíaca derecha (ciego, apéndice, extremo inferior del íleon, ovario, desembocadura
del uréter, canal inguinal)
En la pared posterior del abdomen se reconocen fundamentalmente las regiones lumbares (se
extienden desde las últimas costillas hasta las crestas ilíacas). El tercio superior de los riñones
queda a la altura de las costillas flotantes (11 y 12).
La forma del abdomen puede ser diferente. Esto depende de la edad, de la relación entre el peso y
la talla, de la constitución del cuerpo, de lo atleta o sedentaria que sea la persona y de
alteraciones que puedan existir: tumores, ascitis, meteorismo (gas aumentado en el intestino).
Normalmente tiene una forma redondeada o plana. En personas delgadas y en decúbito dorsal se
aprecia un abdomen excavado (escafoide o cóncavo). Si se aprecia abultado se habla de un
abdomen globuloso o prominente. Cuando en decúbito supino el abdomen impresiona que se
"rebalsa" hacia los lados se le llama en alforjas; si estando de pie, se aprecia un gran pliegue que
cuelga del hemiabdomen inferior se llama en delantal.
En hemorragias que afectan el retroperitoneo (por ejemplo, en una pancreatitis grave), pueden
aparecer equímosis en la región umbilical (signo de Cullen) o en los flancos (signo de Turner).
El ombligo normalmente es umbilicado (hundido) o plano. Cuando existe ascitis se puede ver
evertido (protruye hacia afuera). Una onfalitis es una inflamación del ombligo que se manifiesta
por enrojecimiento y secreción.
La distribución del vello pubiano es diferente en el hombre que en la mujer. En el primero tiene
una distribución romboidal, llegando hasta el ombligo. En la mujer es de tipo triangular
(ginecoide), sin extensión del vello hacia el obligo. Esta distribución se altera en algunas
enfermedades (por ejemplo, en los hombres con cirrosis hepática tiende a adquirir una
distribución ginecoide)
Hernias:
La presencia de hernias se hace más evidente cuando la persona puja y/o se pone de pié. Las más
frecuentes son las hernias umbilicales, inguinales y crurales. Menos frecuente es la hernia de la
línea blanca o alba (línea entre el ombligo y el apéndice xifoides). Esto es diferente de la diátesis
de los rectos abdominales, en la que se aprecia un abombamiento a nivel de la línea alba cuando la
persona puja.
Una hernia incisional ocurre en relación a la cicatriz de una operación, cuando los planos
profundos no cerraron bien. Una evisceración es cuando la herida se abre totalmente y se logran
ver las vísceras.
Cicatrices:
Tradicionalmente se han distinguido varias cicatrices quirúrgicas, pero con la introducción de las
cirugías a través de laparoscopías, esto ha cambiado. En todo caso, conviene saber reconocer:
Las circulaciones venosas colaterales anormales que se pueden observar son del siguiente tipo:
de tipo porto-cava: se notan venas que se irradian desde el ombligo hacia la periferia; se
observa en obstrucciones de la vena porta, situación en la que la sangre busca camino por
otros territorios (en este caso, las venas periumbilicales).
de tipo cava-cava: se notan venas por los flancos de la pared abdominal que siguen un
curso ascendente; se observa en obstrucciones de la vena cava inferior.
Para determinar la dirección del flujo sanguíneo de una vena, se apoyan los dedos índices de cada
mano sobre un segmento de la vena, en un trayecto que no reciba tributarias colaterales. Estando
los dedos juntos y aplicando un poco de presión, se separan de modo de exprimir toda la sangre
de ese segmento. A continuación, se levanta uno de los dedos y se ve la rapidez con la que la vena
vuelve a llenarse de sangre: si ocurre inmediatamente, la sangre fluye en ese sentido. Se repite la
maniobra levantando uno u otro dedo hasta estar seguro de la dirección de la sangre.
Auscultación.
Lo que se trata de auscultar son ruidos que derivan de la movilidad del intestino y posibles soplos
vasculares. Se efectúa antes de la percusión y la palpación ya que éstas pueden alterar los ruidos
intestinales o ruidos hidroaéreos. La auscultación debe ser metódica y cubrir los distintos
cuadrantes del abdomen.
Mediante la práctica, es necesario familiarizarse con las características de los ruidos intestinales
para poder distinguir cuándo están normales, aumentados o disminuidos. Por ejemplo, en las
diarreas están aumentados en frecuencia e intensidad (es conocido el "ruido de tripas" de las
personas en estas situaciones); en obstrucciones intestinales en que el intestino lucha por vencer
una obstrucción (íleo mecánico), los ruidos intestinales tienden a ser más frecuentes y con un tono
elevado (es necesario haberlo escuchado para "grabárselo" en la mente); en parálisis intestinales
(íleo paralítico), los ruidos están ausentes. En estos casos conviene escuchar durante un rato
prolongado antes de sacar conclusiones.
Otros ruidos que es posible escuchar tienen relación con situaciones en las que se acumula mucho
líquido mezclado con gas, ya sea en el estómago o en el intestino. Esto puede ocurrir en
obstrucciones de la salida del estómago (síndrome pilórico) o en parálisis u obstrucciones
intestinales (cuadros de íleo): si se sacude al paciente teniendo la membrana del estetoscopio
apoyado en el abdomen es escuchan ruidos semejantes a los que se producen al agitar un tonel
parcialmente lleno de líquido. Esta característica se llama bazuqueo gástrico, cuando es por
síndrome pilórico, y ruidos de sucusión intestinal, cuando se relaciona con un íleo (pero en la
práctica, la mayoría de los médicos generalizan y hablan de ruidos de bazuqueo). A veces estos
ruidos se escuchan como algo normal si la persona ha ingerido recientemente una bebida o un
vaso de agua. También se podrían escuchar, a veces, en cuadros de diarrea, como un fenómeno
pasajero, sin que tenga las implicancias de una obstrucción intestinal.
Otros ruidos que se pueden auscultar son soplos por flujos turbulentos dentro de las arterias:
En mujeres embarazadas se pueden auscultar los latidos cardíacos fetales a partir de las 16 a 18
semanas. Se escuchan mejor con una corneta especial que usan los obstetras y matronas o
mediante dispositivos con amplificación.
Percusión.
Normalmente al percutir el abdomen se escuchan ruidos sonoros que reflejan el contenido de aire
en el tubo digestivo.
Palpación.
Se comienza efectuando una palpación superficial mediante la cual se buscan puntos dolorosos y
se evalúa si la pared abdominal es depresible. Cuando existe resistencia muscular, puede ser
voluntaria o involuntaria. En el primer caso puede deberse a tensión nerviosa, temor a sentir
dolor, frío o cosquillas. Es necesario tranquilizar al paciente y solicitarle que se relaje. El
examinador debe poner su antebrazo y mano en posición horizontal, y los dedos van examinando
ejerciendo una presión suave y uniforme. Se recorre el abdomen en todos sus cuadrantes
teniendo presente qué se puede llegar a palpar en cada sector de acuerdo a la anatomía normal.
A continuación se efectúan una palpación profunda mediante la cual se identifican con más
detalles las estructuras intraabdominales. Es frecuente que se pueda desencadenar una molestia
al presionar sobre el ciego, colon sigmoides o la aorta. Si se repite la palpación con más cuidado es
posible que la molestia no ocurra. La palpación profunda se puede efectuar con una o las dos
manos. En esto influye mucho la experiencia que el examinador se haya ido formando y
finalmente lo que a él le resulte mejor.
Un examinador delicado trata de provocar el menor dolor posible, sin perder información
necesaria para el diagnóstico.
localización
tamaño
forma
consistencia
si es sensible a la palpación
si tiene latido
si se desplaza al palparla o con la respiración
si forma parte de una víscera
Finalmente, con la información recogida, se trata de interpretar a qué corresponde: ¿una vesícula
inflamada? ¿un globo vesical? ¿una esplenomegalia? ¿un aneurisma de la aorta? etc.
Ocasionalmente podría ocurrir que se palpa algo, pero no queda claro si forma parte de la pared
abdominal o es intra abdominal. Una maniobra que ayuda a hacer esta diferenciación es pedir a la
persona que se intente sentar mientras uno está palpando la masa: si es de la pared se sigue
palpando más o menos igual y si es intra abdominal, tiende a palparse menos o desaparecer.
Puntos dolorosos:
apendicitis: lateral al punto medio de una línea imaginaria entre el ombligo y la espina
ilíaca ántero-superior
colecistitis aguda: bajo el reborde costal derecho, lateral al borde externo del músculo
recto abdominal
diverticulitis: duele en el cuadrante inferior izquierdo o la fosa ilíaca y el flanco izquierdo
Las peritonitis se deben a una irritación del peritoneo. Con frecuencia se deben a la perforación de
una víscera hueca (por ejemplo, como complicación de una apendicitis o por perforación del
intestino). Puede ser localizada o difusa, según el proceso logre ser contenido o no.
El abdomen en estas condiciones es muy sensible y una palpación suave es capaz de desencadenar
dolor. Incluso, las sacudidas que se producen al percutir el abdomen desencadenan dolor.
También cuando el paciente tose. Se encuentra un signo que tiende a ser bastante característico
que consiste que después de presionar el abdomen y soltar bruscamente, la persona experimenta
un intenso dolor. Este es el signo de Blumberg. Duele más al retirar la presión que al ejercerla.
Hígado:
El hígado se ubica preferentemente en la región del hipocondrio derecho, pero su lóbulo izquierdo
se proyecta al epigastrio.
Al examinarlo se determina:
su límite superior
el borde inferior
la proyección hepática (o sea, la distancia entre el límite superior y el borde inferior, lo que
da una idea de su tamaño)
De lo anterior se puede ver que el hígado en contacto con la pared abdominal da una
“matidez”. Este signo podría no encontrarse si se interpone un asa de colon entre el
hígado y la pared. También se pierde la “matidez hepática” en cuadros
de pneumoperitoneo en que entre aire a la cavidad peritoneal (por ejemplo, en una
perforación gástrica o intestinal).
Determinación del borde inferior del hígado: seefectúa mediante la palpación. Estando el
paciente en decúbito dorsal, se va con la mano al encuentro del borde inferior al
momento que el paciente efectúa una inspiración. Algunas personas prefieren palpar con
la punta de sus dedos, con la mano en dirección al tórax. Otros lo hacen "enganchando" el
borde inferior con la mano en dirección al abdomen y los dedos flectados. Conviene partir
palpando unos cuantos centímetros por abajo del reborde costal e ir subiendo hasta lograr
sentir el borde inferior (si el hígado fuera muy grande y no se palpó suficientemente bajo,
podría no captarse el borde inferior).
Al mismo tiempo de palpar el borde inferior del hígado se aprovecha de precisar otras
características:
Proyección hepática: el la altura del hígado determinada por la diferencia entre el límite superior y
el borde inferior; se expresa en centímetros. Lo normal es que la proyección hepática sea de 10 a
12 cm. Valores superiores estarían reflejando una hepatomegalia. Una consideración respecto a
esta medición es tener presente que si el límite superior se determinó estando el paciente en
espiración y el borde inferior estando en inspiración, artificialmente estaríamos aumentando el
tamaño del hígado.
Respecto a la vesícula biliar, normalmente no se palpa. Cuando se inflama (colecistitis), el signo
cardinal es el dolor que aumenta con la palpación (signo de Murphy positivo). En estados más
avanzados el proceso inflamatorio lleva a una reacción local de los tejidos vecinos y se forma
un plastrón vesicular. En estos casos se palpa una masa subcostal, dolorosa, de límites difíciles de
precisar. Incluso, puede ser difícil de diferencia de un tumor de la vía biliar. A veces la vesícula está
dilatada por obstrucción del conducto cístico o a nivel del bacinete por un cálculo y se palpa como
una “pera” (hidrops vesicular). Una palpación parecida podría ocurrir si existe una obstrucción a
nivel de la ampolla de Vater por un tumor (signo de Courvoisier): estas vesículas habitualmente no
duelen y el paciente está ictérico.
Cuando no es posible palpar el polo inferior, se puede recurrir a la percusión del “área esplénica” a
nivel de la línea medio axilar, percutiendo un poco por delante y por detrás, en la región costal
baja. Si se pesquiza una matidez que se proyecta por delante de la línea axilar anterior, se estima
que el bazo puede estar grande. Indudablemente si se palpa el borde inferior es más confiable
como signo de esplenomegalia que la percusión.
Si el bazo no se logra palpar en decúbito dorsal, se puede recurrir a poner al paciente en decúbito
lateral derecho (se le pide que flecte un poco su pierna izquierda y relaje la pared abdominal). En
esa posición (conocida como posición de Shuster), y ubicándose por detrás del enfermo, se intenta
“enganchar” el polo inferior del bazo durante una inspiración profunda.
Examen de los riñones.
Se ubican en la parte más posterior del abdomen (en el retroperitoneo). Se examinan mediante la
palpación. Generalmente no se logran palpar, salvo en personas delgadas. El riñón derecho se
ubica un poco más bajo que el izquierdo y su polo inferior tiene más posibilidades de palparse (el
resto de los riñones queda bajo la parrilla costal).
Cuando alguno de ellos está aumentado de tamaño es más factible que se pueda palpar (por
ejemplo, en hidronefrosis, riñón poliquístico, tumor renal, etc.).
Para examinarlos, el examinador trata de palparlos poniendo una mano bajo la región lumbar y la
otra sobre el flanco: se ejerce presión entre las dos manos y se trata de sentir si se interpone una
“masa” compatible con el polo inferior de alguno de los riñones. La posición de las manos depende
del lado que se ubique el examinador. Se habla que la “masa” tiene contacto lumbar cuando al
empujar hacia arriba, el movimiento se transmite hacia la mano superior. Este signo es bastante
propio de los riñones.
Otro signo que se busca en el examen de los riñones es la puño percusión; rinde especialmente en
cuadros de pielonefritis aguda. Estando el paciente sentado, se golpea con la mano en forma de
puño sobre las fosas lumbares. Cuando existe una inflamación aguda del uno de los riñones se
desencadena dolor.
Palpación de la aorta.
Se logra palpar en personas de contextura delgada o cuando está muy dilatada. Lo que es más
frecuente es sentir un latido en la región del epigastrio. El diámetro normal de la aorta no supera
los 3 cm (en promedio, 2,5 cm). Para delimitar su diámetro se palpa primero la aorta por un borde
y luego por el otro, o con las dos manos se aprecia la distancia de un borde al otro. Esta pesquisa
es más importante en personas mayores de 50 años ya que con los años aumenta la posibilidad de
encontrar un aneurisma. Si se sospecha un problema de este tipo, conviene solicitar una
ecotomografía para definir mejor las características de la aorta.
Una de las partes que con alguna frecuencia no son examinadas bien son las regiones inguinales
porque se despeja el abdomen solamente hasta ese nivel. Con esto se pueden escapar del examen
físico alteraciones como las hernias y adenopatías de esta región.
hernias inguinales indirectas (porque protruyen por el anillo inguinal interno y bajan por el
canal inguinal). Son más frecuentes en niños y jóvenes de sexo masculino.
hernias inguinales directas (porque protruyen a través de la pared posterior del canal
inguinal). Son más frecuentes en personas mayores.
Si el contenido de estas hernias desciende en el hombre hasta el escroto, se habla de una hernia
inguino-escrotal.
Por debajo del ligamento inguinal y medial a los vasos femorales, puede aparecer una hernia
pequeñita, pero que puede dar problemas grandes si se atasca (ej.: obstrucción intestinal) y es
la hernia crural o femoral. Es más frecuente en mujeres de la tercera edad.
Estas hernias se examinan mediante la inspección y la palpación. Conviene solicitar al paciente que
puje. También ayuda mucho repetir el examen estando el paciente de pie y solicitándole que puje.
Con esto las hernias tienden a protruir y se vuelven más evidentes.
Al presionar una hernia que no está complicada, es posible reducirla y desplazar el contenido de
ella hacia el interior de la cavidad abdominal. Muchas veces esto se acompaña con una sensación
palpable de desplazamiento y ocasionalmente, “gorgoteo”, que ayuda mucho a “convencerse”
que se trata de una hernia.
Una hernia “atascada” es aquella que no se puede reducir (que los tejidos vuelvan a su sitio
original). Una hernia “estrangulada” tiene además la condición de poder tener compromiso
vascular y por lo tanto no se debe intentar reducir.
Una conclusión importante de esta parte del examen es: “No se olvide de examinar las regiones
inguinales”.
Tacto rectal.
El tacto rectal debe ser considerado como parte del examen del abdomen ya que puede aportar
información valiosa.
En la inspección de la región anal se aprecia el aspecto de la piel y alteraciones que puedan existir:
hemorroides externos, fisuras, orificios de fístulas perianales, etc. En algunas ocasiones se le
solicita al paciente que puje para ver si se produce un prolapso rectal o se asoman hemorroides
internos.
Luego se efectúa la palpación colocándose un guante desechable y lubricando el dedo índice con
vaselina, dejando en la punta un poco más. Antes de introducir el dedo, conviene lubricar un poco
la entrada del orificio anal. Luego se introduce con cuidado tratando de no producir dolor. En la
entrada se aprecia el tono del esfínter anal (presión que ejerce sobre el dígito). Si el examen
provoca dolor, o en personas muy tensas, el tono aumenta; en cambio, en ancianos o pacientes
con lesiones neurológicas, se encuentra disminuido. La presencia de una fisura o un hemorroide
trombosado produce tanto dolor que el examen no es posible efectuar. Un absceso perianal
puede dar una zona abultada y dolorosa.
Introducido el dedo, se aprecia la cavidad de la ampolla rectal, sus paredes y el contenido de
deposiciones. En los hombres, en la pared anterior, se palpa la próstata, y en las mujeres, el cuello
del útero. Es importante fijarse si existe alguna estrechez, dureza o crecimiento exofítico en las
paredes de la ampolla que sugiera del crecimiento de un tumor. En las apendicitis aguda, se
desencadena dolor la presionar hacia la pared derecha.
La próstata, en condiciones normales, se palpa como una nuez de un diámetro de unos 3 a 4 cm.
Se distinguen dos lóbulos laterales y un surco central. La superficie es lisa y la consistencia
cauchosa. A veces se palpan las vesículas seminales en la región más alta. Es frecuente que con los
años, especialmente pasados los 50 años, la próstata crezca llegando en algunas personas a
constituir un adenoma prostático. Cuando se palpan durezas o crecimientos como nódulos se
debe pensar en la posibilidad de un cáncer de la próstata.
El aspecto de la deposición que mancha el dedo del guante al terminar el examen puede ayudar
especialmente cuando existe la sospecha que el paciente esté sangrando:
Preguntas:
1. ¿Cuáles son las nueve regiones del abdomen que se usan para ubicar sus estructuras?
2. ¿Qué es el bazuqueo gástrico y cuándo se encuentra?
3. ¿Cómo se busca la matidez desplazable cuando existe ascitis?
4. ¿Cómo se determina la proyección hepática?
5. ¿Cómo palpa el bazo?
6. ¿Qué signos se encuentran en el abdomen cuando existe una peritonitis aguda?
7. ¿Cómo se diferencia una hernia inguinal de una crural
8. ¿Cómo se efectúa un tacto rectal y qué se puede encontrar?
Examen de los genitales masculinos y próstata.
Conceptos de anatomía.
Los órganos genitales masculinos están formados por el pene, los testículos, el escroto, la próstata
y las vesículas seminales.
El pene está formado por dos cuerpos cavernosos, que forman el dorso y los lados, y el cuerpo
esponjoso, que contiene la uretra. El cuerpo esponjoso se ensancha en el extremo distal para
formar el glande y unos 2 mm por debajo de su punta se encuentra el orificio uretral.
El prepucio cubre normalmente el glande, salvo cuando el paciente ha sido circuncidado. Entre
ambos se produce un material sebáceo, de aspecto blanquecino y maloliente, llamado esmegma.
El escroto está dividido en la mitad por un tabique que conforma dos bolsas que contienen
los testículos con sus correspondientes epidídimos. Por encima de los testículos se identifican
los cordones espermáticos que están formados por los conductos deferentes, los vasos
sanguíneos arteriales y venosos (plexos pampiniformes) y fibras del músculo cremasteriano.
Los testículos son glándulas ovoideas que miden unos 4 cm de eje mayor. En su parte superior y
posterolateral, por lo menos en el 90% de los hombres, se ubica el epidídimo que cumple una
función de depósito y sitio de tránsito y maduración de los espermios. El conducto deferente nace
en la cola del epidídimo, asciende por el cordón espermático, atraviesa el conducto inguinal y se
une con las vesículas seminales para formar el conducto eyaculador que llega a la uretra a nivel de
la próstata. El semen está formado por los espermios más las secreciones de los conductos
deferentes, las vesículas seminales y la próstata.
La próstata es una glándula como una castaña que rodea la uretra y el cuello de la vejiga y está
formada por dos lóbulos laterales y un lóbulo medio. Mediante el tacto rectal es posible palpar los
dos lóbulos laterales separados por un surco en la mitad.
El drenaje linfático del pene y del escroto se efectúa hacia los ganglios inguinales, y el de los
testículos, hacia los ganglios intraabdominales.
El examen de los genitales de un hombre puede ser una situación embarazosa y por lo mismo,
conviene efectuarlo con delicadeza. Esta es un área muy sensible para los hombres y se debe
evitar comentarios o expresiones que produzcan incomodidad.
El examen se efectúa mediante la inspección y la palpación. Las partes que se deben identificar
son:
el vello pubiano
el pene
el glande
el meato uretral
el escroto
los testículos
los epidídimos
los cordones espermáticos.
El vello genital o pubiano tiende a ser abundante y en el hombre se continúa hacia el ombligo. Se
pueden encontrar piojos (Phthirius pubis) o liendres (huevos de piojos) en personas poco aseadas.
Entre las alteraciones que se pueden encontrar en el pene, destacan las siguientes:
Balanitis: es una inflamación del glande que ocurre sólo en hombres no circuncidados,
frecuentemente con fimosis o diabéticos. Se debe a infecciones bacterianas o por hongos
(Candida).
Hipospadias: es una condición con que nace la persona donde el meato uretral
desemboca más abajo de lo normal, en una posición ventral.
Ulceras: pueden ser de distinto tipo y naturaleza. Entre las úlceras que afectan el glande y
el prepucio destaca el chancro sifilítico que es una úlcera ovalada o redonda, de bordes
indurados, fondo liso, y aparece dos semanas después de una exposición a la enfermedad.
Condiloma acuminado o papilomas genitales: son lesiones como verrugas que se deben a
infecciones virales.
El escroto y su contenido.
En el examen de los testículos es frecuente encontrar el izquierdo más abajo que el derecho. Para
palparlos se trata de presentarlos de modo de facilitar el examen. Para esto se toma un testículo
entre los dedos medio y anular de cada mano, dejando los dedos índice y pulgar libres para que
puedan palpar la superficie de la glándula. También se podrían palpar usando los dedos pulgar,
índice y medio. Cuando el músculo cremasteriano retrae los testículos el examen se dificulta y es
necesario traccionar un poco el testículo para asirlo en forma adecuada.
Debe sospecharse de cualquier dureza o nódulo en la superficie del testículo que pueda indicar la
presencia de un cáncer. Ante cualquier duda es necesario complementar el examen con una
ecotomografía.
Los hombres deben tener la costumbre de examinarse los testículos de vez en cuando buscando la
aparición de nódulos. Durante un baño de tina con agua caliente o en la ducha, puede ser un buen
momento para efectuarlo. Un cáncer testicular se puede manifestar desde lesiones pequeñas, a
una masa de mayor tamaño, peso y consistencia.
También se debe examinar los epidídimos, los conductos deferentes y el cordón espermático.
Los epidídimos se palpan como un cordón que sigue el borde posterolateral de los testículos y que
es más grueso en el polo superior. Los conductos deferentes, cuando son normales, se palpan
como cordones lisos, indoloros y forman parte de los cordones espermáticos. Si existe una hernia
inguinoescrotal, el volumen de ese lado del escroto se aprecia abultado.
Cáncer testicular: se manifiesta como un aumento de volumen, que puede ser muy
localizado (como una lenteja) o formar una masa, habitualmente indolora, que aparece
con mayor frecuencia en adultos jóvenes, entre los 15 y los 30 años.
Epididimitis: es una inflamación del epidídimo muy dolorosa y se relaciona con infecciones
urinarias o de la próstata. Existen epididimitis de evolución crónica que se relacionan con
infecciones como la tuberculosis.
Torsión testicular: es una urgencia quirúrgica en la que el testículo gira sobre su eje y
puede llegar a comprometer la circulación de la glándula. El testículo se ve retraído y la
palpación es extremadamente dolorosa.
Varicocele: corresponde a dilataciones varicosas de las venas del plexo pampiniforme del
cordón espermático. Se observa más frecuente en el lado izquierdo, estando el paciente
de pie. Puede asociarse a una disminución de la fertilidad.
Condiciones en las cuales se encuentran testículos chicos son la criptorquidia, secuela de una
orquitis, por ingesta de estrógenos, cirrosis hepática o alteraciones cromosómicas (síndrome de
Klinefelter).
Próstata.
La próstata se evalúa mediante el tacto rectal (se recomienda ver el capítulo sobre examen de
abdomen).
La próstata normal se debe palpar como una glándula de superficie lisa y consistencia elástica que
protruye discretamente hacia el lumen rectal. Debe ser posible identificar los dos lóbulos laterales.
Las vesículas seminales frecuentemente no son palpables por estar en la parte de más arriba.
Con la edad, la glándula tiende a crecer y también aumenta la protrusión hacia el lumen del recto;
el surco en la línea media se vuelve más difícil de identificar. Si se palpan nódulos duros e
irregulares se debe pensar en la presencia de un cáncer.
Los programas de detección precoz de cáncer prostático recomiendan efectuar un examen anual
en forma rutinaria pasados los 50 años, o antes, si existen antecedentes de cáncer en familiares
cercanos. Los métodos más usados para evaluar la glándula son el tacto rectal y la determinación
del antígeno prostático específico.
Preguntas:
Las articulaciones en general unen dos o más huesos. Lo pueden hacer de distintas formas y de
eso depende el grado de movimientos que presentan.
Al examinar cada articulación conviene conocer su anatomía, sus principales puntos de referencia
anatómica y sus movimientos.
Otras articulaciones -como las que existen entre los cuerpos vertebrales- permiten un movimiento
muy limitado. En este caso los huesos están separados por un disco fibrocartilaginoso, en cuyo
centro se dispone un núcleo pulposo que sirve para absorber las fuerzas entre los cuerpos
vertebrales.
En aquellos lugares en los que se produce roce, se presentan unos sacos sinoviales (bursas) en
forma de discos, cuyas superficies interiores están lubricadas y pueden deslizarse
Luego de haber evaluado cada articulación en forma individual, se debe elaborar un patrón de
compromiso basado en los siguientes elementos:
2. Tipo de compromiso
Ejemplos:
Artritis séptica y cristales (urato monosódico y pirofosfato de calcio): monoartritis
asimétrica de grandes articulaciones
Hombro
Punta anterior del acromio: para ubicarla se sigue la espina ósea de la escápula hacia
lateral hasta llegar al acromio en la parte más alta del hombro
Tuberosidad mayor del húmero: se palpa deslizando el dedo hacia lateral y abajo desde la
punta del acromio.
Surco bicipital: surco entre ambas tuberosidades del húmero (mayor y menor) por donde
corre el tendón de la cabeza larga del bíceps. Para palparlo se debe efectuar una rotación
externa del brazo
Para la normal movilidad del hombro deben estar indemnes las siguientes estructuras:
Movimientos
Codo
Articulación entre el húmero con el cúbito y radio. Teniendo el brazo estirado con la mano hacia
adelante, puede existir una ligera angulación lateral del antebrazo respecto al brazo que varía
entre 0º y 15º.
Inspección: se aprecia una concavidad entre el olecranon y el epicóndilo lateral. Cuando hay
derrame articular desaparece la concavidad apreciándose un abultamiento, que a la palpación es
fluctuante y sensible.
epicondilitis externa o codo del tenista: dolor a la palpación del epicóndilo externo y a la
extensión de la muñeca contra resistencia
epicondilitis medial o codo del golfista o del lanzador de béisbol: dolor al palpar ese
epicóndilo y al flectar la muñeca contra resistencia..
bursitis: dolor y aumento fluctuante de volumen en la punta del olécranon
Movimientos: Evaluar rangos de movilidad con el paciente sentado en la camilla con los brazos
colgando al lado del cuerpo:
flexión: 145°
extensión: 0º respecto a la vertical. Más de -10° se denomina hiperextensión
pronación y supinación
Muñeca
Una estructura importante que pasa por esta articulación (entre el carpo y el retináculo palmar) es
el nervio mediano, que puede ser comprimido y dar origen al síndrome del túnel carpiano cuyos
síntomas son parestesias o dolores que afectan los dedos pulgar, índice y medio (eventualmente la
superficie medial del dedo anular), predominantemente en la noche.
Examen de la muñeca
Manos
Contractura de Dupuytren: retracción de la fascia palmar que produce una flexión fija de
algunos dedos, especialmente el anular. Se observa con alguna frecuencia en personas
diabéticas, cirróticas o con antecedente de ingesta elevada de alcohol
Tofos: nódulos ubicados cerca de las articulaciones y que si se abren dejan salir un
material de aspecto como tiza. Se observan en pacientes con gota (artritis por cristales)
Palpación: el examinador debe tomar cada articulación entre el dedo pulgar e índice de una mano
y, en el sentido transversal, hacer lo mismo con la otra mano. De este modo, si existe derrame
articular, al presionar en un sentido, se produce un abombamiento en el sentido transversal, y
viceversa.
Movimientos:
Cadera
Está formada por la cabeza del fémur que articula en el acetábulo de la pelvis.
Examen de cadera
Rodilla
La estabilidad lateral de la rodilla está dada por un ligamento colateral lateral y otro medial. La
estabilidad anteroposterior está dada por dos ligamentos cruzados.
Los meniscos medial y lateral se ubican en los platos tibiales y amortiguan la tibia contra el fémur.
Por delante de la rótula y del tendón rotuliano existen unas bursas (bursa
prerotuliana e infrarotuliana superficial).
Examen de rodilla
Inspección: evaluar aumento de volumen de las rodillas y asimetría. Evaluar estado del cuadríceps
(la atrofia hace sospechar patología crónica de la rodilla). Observar alineación de la extremidad
inferior. Las piernas arqueadas que forman un ángulo en la rodilla, como los vaqueros, constituyen
un genu varo; si el ángulo es en sentido contrario, o sea, las rodillas se tocan y las piernas se
separan, se llama genu valgo.
Signo del témpano: con ambos dedos índices comprimir la rótula hacia la articulación
femorotibial y sentir si hay rebote, como si la rótula estuviera "flotando"
Signo de la ola: con el dorso de la mano se comprime el fondo de saco de un lado de la
rodilla, y se observa abombamiento contralateral.
Movimientos
o Flexión: 135°
o Extensión: normal 0°. Hiperextensión hasta —10°
2. Al evaluar rangos de movimientos, buscar presencia de crujidos articulares (que pueden ser
audibles o palparse), y serían manifestación de una artrosis.
o signo del bostezo: indica daño de alguno de los ligamentos colaterales. Se busca
poniendo una mano apoyada en un lado la rodilla y la otra mano sobre el lado
contrario del tobillo, de modo de poder ejercer fuerzas que tiendan a angular la
rodilla; luego se cambia la posición de las manos para ejercer las fuerzas en la
dirección opuesta.
o signo del cajón: indica ruptura de ligamentos cruzados. La pierna debe estar
angulada en 90º y el pie apoyado sobre la camilla; tomar la pierna por debajo de la
rodilla con las dos manos y ejercer fuerzas hacia adelante y hacia atrás viendo si la
rodilla está estable o se produce un desplazamiento anormal.
Pie y Tobillo
Flexión: 15°
Extensión: 55°
Inversión subtalar: 35°
Eversión subtalar: 20°
Columna Vertebral
La columna vertebral está formada por vértebras: 7 cervicales, 12 dorsales, 5 lumbares, 1 hueso
sacro y 1 hueso coxígeo.
Vista la columna de lado, se aprecian dos concavidades o lordosis (la cervical y la lumbar), y dos
convexidades o xifosis (a nivel dorsal y sacro). Mirando a la persona por atrás, se deben distinguir
las apófisis espinosas de las vértebras (más notorias con la flexión de la columna), la musculatura
paravertebral, las escápulas, las crestas ilíacas y las espinas ilíacas posterosuperiores. Las apófisis
espinosas más prominentes son C7 y eventualmente D1. Una línea que cruce por ambas crestas
ilíacas debe pasar por la apófisis espinosa de L4.
La porción con más movimiento es el cuello. En este segmento la flexión y extensión ocurre
principalmente entre la cabeza y la 1ª vértebra cervical; la rotación ocurre predominantemente
entre la 1ª y la 2ª vértebra cervical; los movimientos laterales son dados desde la 2ª a la 7ª
vértebra cervical. El resto de los movimientos de la columna son más difíciles de evaluar ya que a
nivel dorsal es bastante rígida, y a nivel lumbar, lo que más contribuye al movimiento es la flexión
de la cadera.
La columna tiene la función de proteger la médula espinal y sus raíces. Cualquier patología que la
afecte puede generar un daño neurológico. La sintomatología dependerá del nivel de la lesión. Por
esta razón, al examinar la columna se debe realizar un examen neurológico que incluya evaluación
de fuerzas, sensibilidad y reflejos de las extremid
Examen de Columna
Movilidad
Examen neurológico
El dolor cervical se denomina cervicoalgia si hay sólo dolor y cervicobraquialgia si hay compromiso
neurológico. Las raíces frecuentemente comprometidas y sus repercusiones son:
C6: motor: flexión brazo (bíceps) y extensión muñecas (extensor carpi radialis)
Sensibilidad en cara lateral antebrazo y lado radial mano
Reflejo radial***.
C7: Motor: extensión brazo (tríceps), flexión muñeca (flexores muñeca) y extensión dedos
(extensores de dedos) Sensibilidad en dedo medio mano Reflejo tricipital
Maniobra de Spurling: con el paciente sentado comprimir la cabeza hacia abajo en el plano
vertical. Es positiva para cervicobraquialgia si se reproducen las parestesias e irradiación del dolor.
El dolor lumbar se denomina lumbago y puede o no tener compromiso neurológico asociado.
Lumbociática: dolor lumbar que se irradia por una de las extremidades inferiores siguiendo la
distribución de una raíz nerviosa, habitualmente L5 o S1 (dolor radicular). La causa más frecuente
es una hernia del disco intervertebral entre L4-L5 o L5-S1 que comprime la raíz.
Signos de lumbociática:
Preguntas:
En los capítulos anteriores se vio el examen de los pulsos arteriales y el pulso venoso.
Por la frecuencia con que se presentan alteraciones que dependen de las venas de las
extremidades inferiores conviene revisar algunos conceptos de la anatomía. Se distinguen
las venas profundas y las venassuperficiales. El 90% del retorno venoso se efectúa por las venas
profundas.
Vena safena mayor: se origina en el dorso del pie, pasa por delante del maléolo medial y sigue
subiendo hasta unirse con la vena femoral, que forma parte del sistema profundo, a nivel
del cayado de la safena, un poco por debajo del ligamento inguinal, en el lado medial del
muslo. Vena safena menor: se forma por el lado del pie y sube por la parte posterior de la pierna
para unirse con el sistema profundo a nivel del hueco poplíteo. Entre la safena mayor y la menor
existen anastomosis venosas.
Tanto las venas profundas como las superficiales y las comunicantes tienen en su interior
unas válvulas unidireccionales que dirigen la sangre:
El retorno de la sangre también se ve favorecido por la contracción de los músculos, como ocurre
al caminar o correr.
Cuando las válvulas fallan por dilatación de las venas o alteración de su estructura, como ocurre
cuando ha habido flebitis, la presión hidrostática de la columna de sangre aumenta a nivel de los
tobillos cuando la persona está de pie debido a que la columna ya no es interrumpida por las
válvulas (que están incompetentes). Este aumento de la presión hidrostática favorece la salida de
líquido y la formación de edema.
Conviene hacer alguna mención del sistema linfático que es una extensa red vascular que
contribuye a drenar líquido (linfa) desde los tejidos del cuerpo para devolverlos a la circulación
venosa. Esta red comienza con pequeños capilares linfáticos ciegos que se van anastomosando y
forman conductos de mayor calibre hasta que finalmente la linfa drena en el sistema venoso en la
base del cuello. A lo largo del camino se van intercalando los ganglios linfáticos que cumplen una
importante función inmunológica. En la sección del examen general se vieron los principales
grupos de ganglios que pueden llegar a examinarse, aunque existen muchos más en ubicaciones
profundas.
También puede influir cambios en la permeabilidad de los capilares (ej: edemas de causa
anafiláctica). Si la presión hidrostática está aumentada o la presión oncótica está disminuida, se
favorece la formación de un edema blando. Éste se reconoce por el aumento de volumen que
genera y porque al aplicar presión con un dedo se produce una depresión en la superficie de la piel
que permanece un rato (signo de la fóvea). Si el problema es un menor drenaje linfático, se forma
un edema duro (ej: después de una mastectomía radical con vaciamiento ganglionar de la axila, el
brazo puede aumentar de volumen por un infiltrado duro).
Examen Físico
Sistema arterial
Ya se vio en un capítulo anterior las características de los pulsos arteriales y los lugares en donde
se palpan.
Cuando existen lesiones estenosantes de tipo ateroesclerótico los pulsos se sienten débiles en los
sectores comprometidos o no se palpan.
Cuando existen lesiones críticas arteriales se puede presentar claudicación intermitente, que es
un dolor por isquemia que se presenta en el sector afectado cuando se efectúa una mayor
actividad muscular. Puede ocurrir en las extremidades superiores o en las inferiores. Si es en las
piernas, el dolor se presenta al caminar una cantidad determinada de cuadras y se alivia con el
reposo.
En una obstrucción arterial aguda el segmento distal pierde sus pulsos, se vuelve pálido y frío, y se
genera dolor. Según el grado de isquemia se pueden comprometer los movimientos y la
sensibilidad (parestesias).
(1) vasculitis: por compromiso de pequeños vasos (lupus eritematoso diseminado, esclerodermia,
etc.);
(2) fenómenos embólicos: por endocarditis, rupturas de placas de ateroma, mixomas, trombos
auriculares, etc.
(3) tromboangeítis obliterante o enfermedad de Buerger.
Sistema Venoso
Entre las alteraciones más frecuentes de encontrar están las várices, especialmente procedentes
de la safena larga (mayor o interna) y la corta (menor o externa). Las mujeres son más proclives a
presentarlas.
En las venas superficiales se pueden presentar inflamaciones, llamadas flebitis, por causas
traumáticas, infecciosas o químicas. En las extremidades superiores son frecuentes por el uso de
cánulas intravenosas. Las flebitis superficiales se caracterizan por presentar eritema en la zona
inflamada, dolor y se palpa un cordón correspondiente a la vena inflamada. En el interior del vaso
frecuentemente se produce un coágulo, pero el riesgo de una embolía es bajo, salvo cuando el
coágulo tiene posibilidades de progresar al sistema profundo (ej: cuando está cerca del cayado de
la safena larga).
En las venas profundas también se producen flebitis. En estos casos, el riesgo de una embolía
pulmonar es mayor y desgraciadamente, no siempre los signos clínicos son evidentes. En una
tromboflebitis de una extremidad inferior se puede encontrar un aumento de volumen de la
pierna, el cual será más extenso mientras más arriba llegue el compromiso trombótico. El paciente
puede sentir dolor localizado en la pantorrilla, la cual además se nota como si estuviera infiltrada y
por lo tanto, cuando se trata de producir un bamboleo de las masas musculares, éste está
reducido. Si se flecta el pie hacia dorsal y se estira el tendón aquiliano, se presenta dolor en las
pantorrillas (signo de Homan). En la superficie de la pierna, se ve aumento de la circulación
colateral, ya que la sangre se desvía de las venas profundas que están con coágulos, hacia las
superficiales.
Otras úlceras que se pueden presentar en las piernas o los pies son:
(1) Las que se pueden ver en algunos pacientes hipertensos y que se caracterizan porque duelen
bastante y se presentan en el tercio distal de las piernas, especialmente en la cara externa o
posterior
(2) En pacientes diabéticos con neuropatía y microangiopatía, que tienen menor sensibilidad en
los pies. Las úlceras son de difícil cicatrización y frecuentemente se infectan.
(3) Úlceras de decúbito en enfermos que no se pueden mover por sí solos.
Los pies de los diabéticos requieren cuidados especiales, ya que es frecuente que el paciente tenga
una neuropatía sensitiva y fenómenos isquémicos que pueden facilitar el desarrollo de úlceras o la
complicación más temida, la gangrena húmeda (combinación de isquemia e infección
polimicrobiana). Se les recomienda no caminar descalzos, usar zapatos blandos y holgados,
secarse bien entre los dedos, inspeccionarse los pies, no usar bolsas de agua caliente.
Preguntas:
En el aparato ginecológico destacan los genitales externos, representados por la vulva, los labios
mayores y menores, el clítoris y la parte externa de la vagina, y los genitales internos,
representados por el resto de la vagina, el útero, las trompas de Falopio y los ovarios.
Entre el clítoris y la vagina desemboca el meato uretral. Los labios menores, por detrás del clítoris,
delimitan un espacio llamado vestíbulo. La vagina es un tubo que se orienta hacia arriba y atrás, y
en el fondo se une al cuello uterino (cérvix); entre éste y la vagina se forman fondos de saco
(fórnix anterior, posterior y laterales). La entrada de la vagina es el introito vaginal. En mujeres
vírgenes se puede encontrar un repliegue membranoso que ocluye parcialmente la entrada y que
se conoce como himen. En el extremo posterior de los labios menores desembocan las glándulas
de Bartolino.
El útero normalmente está en una posición de anteroversión, formando un ángulo recto con la
vagina. Tiene una forma de pera invertida y lo forman principalmente el cuerpo y el cérvix. En cada
lado del cuerpo del útero, en el ángulo superior, se unen las trompas de Falopio. Éstas terminan,
en el otro extremo, en unas digitaciones (fimbrias) que pueden tomar contacto con los ovarios
para recibir el óvulo. El peritoneo cubre el cuerpo uterino parcialmente en su cara anterior y
posterior y, al continuar hacia el recto, deja un bolsillo recto-uterino o fondo de saco de Douglas.
En el cuello uterino destaca un orificio externo, el os cervical. El interior de este orificio cervical
externo está cubierto por un epitelio columnar y el resto del cuello, por un epitelio escamoso. El os
cervical puede tener una forma circular (en nulíparas), ovalada, como una hendidura, y presentar
rasgos cicatrizados de antiguas laceraciones (en multíparas).
Los anexos comprenden los ovarios, las trompas de Falopio y las estructuras de sostén con las que
se relacionan (ligamento redondo y ligamento ancho).
Los linfáticos de la vulva y la vagina inferior drenan hacia los ganglios inguinales, y los linfáticos de
los genitales internos y vagina superior drenan hacia los ganglios pélvicos y abdominales.
Examen Ginecológico
Los espéculos vaginales son instrumentos de metal o plástico, formados fundamentalmente por
dos hojas y un mango. Las hojas tienen una forma como pico de pato y se pueden separar dentro
de la vagina para permitir una buena visión y tomar muestras. Antes de intentar usar un espéculo
es necesario familiarizarse con ellos y dominar cómo abrir y cerrar sus hojas.
Se le pide a la paciente vaciar su vejiga antes del examen y que se quede sin su ropa interior.
Luego se coloca en la mesa en posición ginecológica (posición de litotomía). Según el tipo de
estribos, sus piernas podrán quedar apoyadas en los talones o en la corva (región poplítea). Los
muslos quedan flectados, abducidos y en rotación externa. Las nalgas deben quedar justo en el
borde libre de la mesa. El abdomen y la parte proximal de los muslos se cubren con una sabanilla,
aplastando el género entre las piernas de modo de mantener contacto visual cara a cara con la
paciente. Se debe contar con una buena iluminación. Los instrumentos y las manos deben estar
templadas.
Se comienza examinando los genitales externos. Las manos deben estar enguantadas,
especialmente la que toca directamente los genitales.Se puede tocar primero la cara interna de los
muslos para ubicar a la paciente que se está comenzando el examen.
Se debe observar:
Con los dedos se separan los labios menores para observar las estructuras del vestíbulo.
Se introduce el dedo índice en la vagina lubricado sólo con agua. Mientras no se hayan tomado
las muestras cervicales y los cultivos no conviene usar otros lubricantes. Esta maniobra permite
conocer la orientación, largo y ancho de la vagina de modo de poder elegir el espéculo más
adecuado e introducirlo de la mejor forma. En general, la posibilidad de producir dolor aumenta al
ser brusco, usar instrumentos muy gruesos y presionar hacia la pared anterior donde pasa la
uretra. Por esto, la introducción del espéculo y de los dedos se efectúa ejerciendo más presión
sobre la pared posterior de la vagina.
El espéculo vaginal se introduce lubricado sólo con agua tibia. La punta del instrumento se acerca
al vestíbulo de la vulva en una posición oblicua. Con el dedo índice y medio de la otra mano se
separan los labios menores ejerciendo una presión hacia los lados y hacia atrás. Se introduce el
espéculo ejerciendo presión sobre la pared posterior y en el interior de la vagina se gira de la
posición oblicua inicial al plano horizontal. Se debe tener cuidado de no pellizcar los labios
menores ni traccionar pelos. El instrumento debe seguir la inclinación hacia dorsal de la vagina. Al
llegar al fondo, se abren las hojas del espéculo. Éste se debe ubicar de tal modo que el cuello
uterino quede claramente a la vista. A veces, es necesario retirarlo un poco para luego
reintroducirlo o cambiar su inclinación. Una vez que el cérvix está a la vista, se deja fija la apertura
del instrumento. Teniendo una buena iluminación, se observan las características de las
estructuras que están a la vista, se inspecciona si hay secreciones y se toman las muestras que
correspondan.
Color
Suavidad de las superficies
Si existen lesiones, úlceras, proliferaciones anormales
Cambios de coloración localizados
Si por el os externo sale alguna secreción se deben tomar muestras para su estudio.
Las cervicitis mucopurulentas se deben a infección por Chlamydia, Neisseria gonorrhoeae o Herpes
simplex.
Uno de los estudios más importantes que se debe efectuar del cuello uterino es el extendido
citológico (tinción de Papanicolaou), que ha permitido disminuir significativamente la incidencia
de cáncer de esta zona. La paciente no debe estar menstruando ni haber tenido relaciones
sexuales o usado anticonceptivos vaginales en las 24 a 48 horas anteriores.
Con una espátula especial se raspa con un movimiento circular el os cervical y se hace un
extendido que luego se fija para enviarlo al laboratorio. Lo que se observa son las características
de las células. Este examen se debe efectuar en forma anual.
Examen bimanual
Una de las manos, que debe estar enguantada, se usará para efectuar el examen pélvico. Los
dedos índice y medio deben estar estirados, el anular y el meñique flectados, y el pulgar abducido.
Se lubrican los dos dedos que penetrarán la vagina con un lubricante soluble en agua que no esté
contaminado por tactos anteriores. Si el lubricante viene en un tubo, conviene dejar caer una
cierta cantidad en el guante.
Los dedos índice y medio entran a la vagina. A la entrada se abren un poco los labios menores con
los otros dedos. Se penetra ejerciendo más presión sobre la pared posterior que la anterior. Se
debe avanzar hasta palpar el cuello cervical y los fondos de saco que lo rodean.
En primer lugar se identifican las características del cuello uterino:
Posición
Tamaño
Consistencia
Movilidad y sensibilidad a los movimientos
(Normalmente la movilización del cuello no debe producir dolor)
Para efectuar el examen bimanual, teniendo ya introducidos los dedos en la vagina, se pone la otra
mano sobre el abdomen, unos centímetros sobre la sínfisis púbica, y se presiona tratando de
enganchar el útero. Se trata de sentirlo entre las dos manos -la pélvica y la abdominal- y se
precisa:
Tamaño (El aumento de tamaño del útero puede deberse a un embarazo, un tumor
benigno —mioma- o un cáncer)
Forma
Consistencia
Inclinación
Movilidad y dolor que se pueda generar
Si el útero está en anteversión (posición normal), se apoyan los dedos dentro de la vagina en
el fórnix anterior. Si está en retroversión o retroflexión, conviene que se apoyen en el fórnix
posterior.
A veces el útero no se lograr palpar porque la paciente es obesa, relaja poco su musculatura
abdominal o el útero está en retroversión.
La etapa que viene a continuación es desplazar la mano abdominal hacia uno de los lados para
repetir la palpación bimanual, pero ahora tratando de palpar los anexos, específicamente
los ovarios. Los dedos en la vagina se apoyan en el fórnix del lado que se examina.
Tamaño
Forma
Consistencia
Movilidad y sensibilidad
Los ovarios normalmente son del tamaño de una almendra y después de la menopausia se van
achicando. No siembre se logran palpar. Cuando en una mujer que lleva más de 3 ó 4 años de su
menopausia se palpa un ovario, debe plantearse la posibilidad de un quiste o un tumor.
La existencia de una masa en un anexo puede deberse a patología ovárica, embarazo tubario o
un proceso inflamatorio en la trompa de Falopio. Si la movilización del cuello uterino es dolorosa
y se asocia a patología en un anexo, se plantea una inflamación pelviana aguda (ej.: infección por
gonococo o por Chlamydias).
Ocasionalmente se efectúa un examen bimanual combinando un tacto rectal junto con la mano
sobre el abdomen (ej.: en mujeres vírgenes con un himen muy estrecho o en ancianas con una
vagina atrofiada).
Terminado el examen, se debe identificar las muestras que se hayan tomado para enviarlas al
laboratorio. Mientras tanto la paciente se ha bajado de la mesa ginecológica y procede a vestirse.
Glosario: genitales externos, genitales internos, clítoris, vestíbulo, vulva, introito vaginal, himen,
fórnix, cérvix, glándulas de Bartolino, posición de ántero-versión, fondo de saco de Douglas, os
cervical, anexos, espéculo, posición de litotomía, tinción de Papanicolaou, examen bimanual.
Anexitis: inflamación de los anexos uterinos (trompas de Falopio, ovarios, y estructuras de sostén).
Rectocele o proctocele: protrusión de la pared posterior que la vagina que arrastra al recto.
Vestíbulo vaginal: espacio en la vulva por detrás de clítoris, entre los labios menores.
Preguntas:
Es muy posible que los alumnos que están comenzando su práctica clínica queden asombrados
cómo sus docentes se orientan rápidamente y con unas cuántas preguntas logran formarse una
idea de lo que le ocurre al paciente. Ellos, en cambio, sienten que deben recorrer una larga lista de
preguntas que los hace saltar de un tema o otro, sin que les quede muy claro qué es lo más
importante.
La diferencia está en los conocimientos sobre cómo se presentan las distintas enfermedades y
cuáles son las manifestaciones principales o más importantes. Dentro de esta ordenación juegan
un papel importante los siguientes aspectos:
a. conocer las posibles causas de los distintos síntomas y signos.
b. saber agrupar los síntomas y signos en síndromes.
Al poder plantear las posibles causas de un determinado síntoma o signo, automáticamente se van
esbozando algunas hipótesis diagnósticas.
Por ejemplo, si se toma el síntoma disnea, se plantea si el paciente tiene una afección respiratoria
o cardíaca. Si es por la primera causa, interesará conocer si existen antecedentes de tabaquismo,
tuberculosis, asma, etc., o si junto a la disnea se presenta tos, expectoración, fiebre o dolor costal
sugerente de una puntada de costado. Si la causa es cardíaca, también se revisan los antecedentes
buscando una cardiopatía previa y se investiga si la disnea es de esfuerzo, se asocia a ortopnea,
disnea paroxística nocturna o edema vespertino de extremidades inferiores.
Esta dinámica implica que, aunque en clase se les enseña a los alumnos revisar primero la
anamnesis próxima, y luego los antecedentes mórbidos, o familiares, o sus hábitos, o los
medicamentos que ingiere, a lo largo de la conversación las preguntas apuntan en una u otra
dirección, según lo que en cada momento parece más adecuado preguntar. Cuando llega el
momento de presentar la información o escribir la ficha clínica, los datos se presentan de acuerdo
a un orden establecido y usando los términos que correspondan.
A veces, con dos o tres preguntas basta para lograr una orientación bastante precisa y el resto de
la conversación se orienta a completar la información para corroborar la impresión inicial. En otras
ocasiones, el problema es más difícil, y es posible que incluso habiendo llegado al final del examen
físico, todavía no sea posible saber bien qué está pasando. En estos casos será necesario efectuar
algunos exámenes de laboratorio complementarios para ampliar la información.
En general un síntoma o un signo no es un diagnóstico. Decir que una persona tiene tos, es decir
poco. O que presenta fiebre, o que tiene ascitis, no permite explicar lo que realmente está
pasando. Más que un diagnóstico, son problemas.
Cuando no se tiene idea del diagnóstico, por lo menos es un buen comienzo poder identificar
cuáles son los problemas. La próxima aproximación será intentar plantear cuál o
cuáles síndromes son los más probables. La precisión será mayor una vez que se logre identificar
las enfermedades que afectan al paciente.
La complejidad de las personas puede obligar a tratar de identificar la prioridad de los problemas
para "no perderse en el bosque". En todo momento es muy conveniente tener claro qué es lo más
importante, qué es lo que tiene un riesgo más vital, qué puede poner en peligro la vida del
paciente, o qué le produce más molestias o lo limita más. Incluso es aceptable que exista un
esfuerzo mayor para descubrir diagnósticos que son tratables y que tienen buenos resultados
terapéuticos, ya que el no haber precisado diagnósticos que no tienen tratamiento no tendrá la
misma implicancia para el enfermo.
Esta misma necesidad de fijar prioridades puede determinar que el tiempo que se tiene disponible
para atender al paciente se dedique de preferencia en atender aquellos problemas más
importantes o más urgentes. Si es necesario, se puede planificar otra reunión.
La aproximación al paciente no puede ser "plana", o sea, siguiendo un esquema fijo. Si el problema
es respiratorio, habrá una mayor concentración en el sistema respiratorio; si es cardiológico,
nefrológico, neurológico, etc., la dedicación se orientará en el sentido que corresponda. Esto no
debe significar que se deje de efectuar una revisión general, aunque sea somera. Cuando no se
sabe lo que al paciente le ocurre, la revisión debe ser muy completa tratando de encontrar una
veta que permita llegar al diagnóstico correcto.
A los alumnos se les trata de enseñar todo el universo en el cual pueden encontrar información
útil. Tienen que ser capaces de revisar la anamnesis actual, los distintos antecedentes, hacer el
examen físico general, el segmentario y exámenes específicos. Efectuar todo esto en cada
paciente puede tomar una gran cantidad de tiempo.
Aunque al paciente se le mire bajo la perspectiva de las enfermedades que lo aquejan, no se debe
dejar de captarlo y verlo como una persona, con su personalidad, sus fortalezas, sus debilidades,
su entorno y sus preocupaciones.
Preguntas: