Escuela de Milán
Escuela de Milán
Escuela de Milán
Introducción
El presente trabajo expone una revisión bibliográfica con respecto a la teoría sistémica
desarrollada en la Escuela de Milán, haciendo un pasaje por los principales precursores y más
influyentes en dicha escuela, las principales técnicas y estrategias utilizadas para abordar la
terapia, las distintas modalidades de atención a las familias con su respectivo formato para
cada sesión, entre otros aspectos.
Se realizó una investigación exhaustiva con respecto a los antecedentes, comenzando
por la selección de investigaciones internacionales de países como México, que hayan
utilizado para la ejecución de sus objetivos la perspectiva sistémica de la Escuela de Milán,
encontrando además investigaciones nacionales que han tenido impacto en dicho campo
realizadas en distintos centros de salud. Se consideró importante describir la Escuela y todos
los cambios por los que ha transcurrido a lo largo de los años.
Se encontraron libros en los que se pudo observar más a fondo los aportes realizados
por autores como Mara Selvini, Matteo Selvini, Luigi Boscolo, Gianfranco Cecchin y
Giuliana Prata. Algunos de estos libros fueron “Los juegos psicóticos de la familia”,
“Paradoja y contraparadoja” y “Muchachas anoréxicas y bulímicas”. A partir de estas fuentes
se abstrajo la teoría necesaria para explicar las bases por las que la Escuela de Milán se rige,
empezando por los postulados teóricos como lo son la modalidad de trabajo del equipo, el
significado del juego, los principios básicos de la terapia y las técnicas de intervención.
Además se encontraron casos clínicos que fueron atendidos por los equipos que
trabajan o trabajaron en algún momento en esta escuela, los cuales fueron utilizados en los
libros como una manera de explicación ante cada supuesto, técnica o estrategia que se
estuviera planteando. Las historias reales reales tomadas como ejemplos componen la mayor
parte de los libros, haciendo de su lectura una experiencia bastante vivencial, teórica y clara
en los aspectos que se recurre para comprender la Escuela de Milán y todo aquello que le
envuelve.
Antecedentes
Investigaciones Internacionales:
1) Se encuentra una investigación realizada en México en el Centro de Rehabilitación
Infantil Teletón, un lugar donde se brinda una atención integral un desarrollo tanto físico
como psicológico, de manera individual y familiar. El hijo mayor de la familia presentaba un
problema neuromuscular, pero se encuentran una madre distante a lo que el equipo
terapéutico realiza una hipótesis circular “si la madre se encuentra ausente en su rol, la abuela
será quien cumpla dicho rol”. El trabajo que realizaron fue poder generar empatía de la
abuela con su hija para así poder revelar los conflictos ocultos que infligieron en que la hija
se sacrificara en ejercer su rol para que lo adoptara la abuela. Las técnicas que utilizaron este
proceso fueron: connotación positiva, interrupción de patrones, separaron los diferentes
subsistemas señalando el sufrimiento y la empatía y cuestionamiento circular. Los resultados
obtenidos fue el reconocimiento del sufrimiento por parte de la abuela y de la hija, para así
poder devolverle el rol de madre a la hija, teniendo como resultado una cercanía madre e hijo
y apoyo de ésta hacia su hijo en la recuperación integral (Trejo, 2012).
Investigaciones Nacionales:
1) Esta investigación es un artículo realizado por Dávila (s.f.) en el cual se trabaja con
cuatro adolescentes con un diagnóstico de anorexia las cuales asistían al Hospital Calderón
Guardia en Costa Rica, las cuales hubieran vivido o tuvieran en ese momento como mínimo
dos relaciones de pareja, para así poder conocer las relaciones interpersonales, cognitivas,
emocionales que se veían implicados cuando realizaban la elección de pareja. Los resultados
obtenidos fueron que elegían a sus parejas con relación a su padre la infancia con quien
mantenian un apego y cuando crecieron se distanciaron, dando como resultado la escogencia
de la pareja sobre la búsqueda del cariño y seguridad, al no encontrar los resultados deseados,
la anorexia es producto de querer mantener el cuerpo de niña. En esta investigación se cita
Selvini en dos ocasiones, de las cuales mencionan y explican algunos de los estadios que se
presentan en las familias anoréxicas. Se puede ligar los resultados obtenidos en esta
investigación con lo dicho Selvini en cuanto al deseo de las chicas de ser como cuando eran
niñas y eran amadas por su padre por lo que mantienen la condición de anorexia.
Biografía de autores
Mara Selvini: Burkhart (2016) expone que Mara Selvini Palazzoli (1916-1999) nació en
Milán, Italia, como la cuarta de cinco hijos de una familia mercante. Su madre, una devota
católica, se aseguró de que los niños tuvieran una estricta educación y una educación católica.
Palazzoli asistió a la escuela de medicina en Milán y completó su formación especializada en
medicina interna en el Hospital de la Universidad de Milán. En 1947, se casó con Aldo
Selvini, quien también es un internista, con quien tuvo tres hijos.
Motivada por su trabajo con pacientes anoréxicas en el hospital, desarrolló un
creciente interés en la psicoterapia y, como consecuencia, cambió su campo de especialidad
médica. Primero completó su formación especializada en psiquiatría y luego, en 1950,
comenzó su análisis de entrenamiento con Gaetano Benedetti para convertirse en un
psicoanalista.
Matteo Selvini: State of Mind (s.f) explica que Matteo Selvini (1954), especializado en
psicología y formado como psicoterapeuta familiar, comenzó su carrera en un contexto
psiquiátrico, tratando psicopatologías más graves y profundizando el tema de la
incomprensión de la realidad, secretos familiares que excluyen al paciente y entrevistas
tempranas con el paciente no solicitante.
Se dedicó a la sistematización y reflexión sobre el trabajo de la escuela de Mara
Selvini Palazzoli. Ha organizado dos investigaciones retrospectivas complejas sobre el
seguimiento de pacientes anoréxicos y psicóticos. Actualmente está interesado en cómo el
diagnóstico relacional y el diagnóstico de la personalidad pueden guiar la elección de
protocolos terapéuticos individuales y familiares específicos. Además fue el primer
presidente de la asociación Centros Mara Selvini Anorexia y trastornos del comportamiento
alimentario.
Luigi Boscolo: Lo expuesto por el Centro Milanese di Terapia della famiglia (s.f.) en el año
1960 terminó sus estudios en la Universidad de Padua en Medicina y Pediatría, en el año
1967 se especializó en psicoanálisis y psiquiatría en los Estados Unidos, para 1967 regresa a
Italia abre su clínica para trabajar como psicoanalista y colabora con Mara Selvini a la
fundación del Centro para el Estudio de Familia. Entre los años 1967-1970 fue un integrante
de un equipo con Mara en el cual desarrollaban actividades de terapia tanto con familias
como con parejas e investigaciones, utilizando el psicoanálisis. Para los años 1971-1975 el
equipo deciden utilizar un modelo de terapia familiar breve, inspirado en la escuela de Palo
Alto, extraen el libro “Paradoja y Contraparadoja”. Entre 1975-1980 el trabajo se centró en lo
propuesto por Bateson sobre la cibernética y el trabajo con familias, el texto de este trabajo
fue “Hipotetización, Circularidad, Neutralidad: Tres Directrices para la Conducción de la
Sesión”. Para 1980 el Centro tiene una ruptura y Boscolo continúa trabajando con Cecchin y
formar un centro llamada Centro Milanés de Terapia de Familia. Para 1980 el Centro
formado comienza una gran actividad formativa para los operadores sociales públicos y los
servicios de salud. Fue miembro de la A.F.T.A (Asociación Americana de Terapia Familiar),
así como de la E.F.T.A. (Asociación Europea de Terapia de Familia). Muere el 12 de enero
del 2015.
Gianfranco Cecchin: Lo planteado por el Centro Milanese di Terapia della famiglia (s.f.)
nació el 22 de agosto de 1932 en Vicentino, Italia. En el año 1959 termina su licenciatura en
la Universidad de Padua de medicina, para el 1964 se especializa en psiquiatría en el hospital
“Grasslands”, obtuvo una beca en psiquiatría infantil en los años 1964-1966. En el período de
1964-1966 trabajó como psiquiatra en el hospital “High Point”, en los años 1968-1971
realiza una práctica privada en Milán y para los años 1971-1980 forma parte del equipo de
psicoterapia sistémica de la escuela de Milán, entre los años 1980-2004 fue codirector con
Boscolo en el "Centro de Milán de Terapia Familiar", lideró muchas conferencias y talleres
tanto en Canadá, como Estados Unidos y Europa, el 2 de febrero del 2004 muere en Brescia.
Giuliana Prata: Lo planteado por Malagona (2016) expone que Prata realizó su tesis sobre la
esquizofrenia obteniendo con esta el diploma en medicina. Trabajo junto a un psiquiatra
franco americano llamado M.A.Woodbury, en Suiza en “Les Rives de Prangins”, atendiendo
en terapia familiar e individual a adolescentes psicóticos utilizando el psicoanálisis con un
abordaje pragmático.
Descripción de la escuela
Selvini, Boscolo, Cecchin & Prata (1999) exponen que Mara Palazzoli, atendió en los
años cuarenta varios casos de anorexia dejando de lado su carrera en medicina general y
convirtiéndose en psicoterapeuta y psiquiatra con orientación psicoanalítica, en la cual trabajó
diecisiete años de esta manera, también realizó diferentes publicaciones sobre el tema.
Conforme atendida diferentes casos el encanto de esta psicoterapeuta individual se fue
convirtiendo en frustración, debido a que el tiempo para obtener resultados deseados eran
muy extensos y también existían muchas interrogantes sin ninguna explicación (Selvini, et
al., 1999).
Lo planteado por Selvini, et al. (1999) era que Mara sentía que debía encontrar nuevos
métodos los cuales fueran adecuados para la psicoterapia. Para 1967 había estudiado con
cautela las publicaciones realizadas por los diferentes pioneros norteamericanos sobre la
terapia familiar, la visita a varios centros en Estados Unidos, dieron paso a la creación del
primer centro italiano para la terapia familiar en Milán, llamado Centro de Estudio para la
Familia.
Luego de varios años de colaboración con diferentes personas en 1971, el grupo era
compuesto por Mara Palazzoli, Luigi Boscolo, Gianfranco Cecchin y Giuliana Prata, estos
decidieron trabajar el campo clínico desde el modelo sistémico puro (Selvini, et al. 1999).
A todo esto Selvini, Boscolo, Cecchin & Prata (1986) exponen que el Centro era
autónomo y esto traía ventajas y desventajas como la difícil situación para solventar los
gastos y lo difícil que era hallar la casuística debido a las pocas familias que se atendían en el
lugar. El equipo de profesionales que trabajaban en el centro no recibían pago alguno, además
agregan que el centro fue declarado como una “asociación sin fines de lucro para el estudio
de la familia” (Selvini, et al., p.20, 1986).
Con base en Selvini, Boscolo, Cecchin & Prata (1999) exponen que la Escuela de
Milán fue influida por el “descubrimiento” de Bateson, a esto agregan Castro, Rodríguez,
Silva & Villagrán (2011) que lo más influyente de Bateson y la Escuela de Palo Alto fue “su
enfoque comunicacional cibernético, donde se ve a la Familia como un sistema cibernético
autorregulado en el que todos sus elementos están interconectados y donde el problema que
se presenta cumple una determinada función, dentro de la lógica interna del sistema” (p. 5),
Selvini, et al. (1999) agregan como influenciador a Wynne y Haley quienes había abierto el
camino para conceptualizar el fenómeno esquizofrénico en términos de vinculaciones,
además por Watzlawick con la teoría de la comunicación y el empleo que este le da a la
paradoja.
Citando a Castro, et al. (2011) la escuela de Milán obtuvo sus bases sobre la teoría de
la comunicación humana y la teoría general de los sistemas. Además exponen que para
Palazzoli “la familia, es un sistema autocorrectivo, autogobernado por reglas que se
construyen en el tiempo a través de ensayo y error” (Castro, et al., p. 6, 2011).
Para el año 1980 el grupo de Milán tuvo una ruptura de los cuales Palazzoli y Prata
continuaron trabajando con la “prescripción invariable”, mientras que Boscolo y Cecchin
decidieron trabajar en la búsqueda de diferentes hipótesis que se adecuarán a cada tipo de
familia y en dudar del uso de manera implícita o explícita de la normalidad o de la
patologización (Castro, et al., 2011)
Como es expresado por Castro, et al. (2011) en el año 1995 Prata y Selvini se
dividieron a lo cual esta última siguió sus investigaciones en poder crear una teoría sobre los
juegos psicoticos. Lo basado por Mara y su equipo fue implementado en dos trastornos la
psicosis y la anorexia.
Postulados teóricos
A. Modalidad de trabajo del equipo
En cuanto a la modalidad del trabajo Selvini, Boscolo, Cecchin & Prata (1986)
mencionan muchas pautas, una de las cual es que en las terapias se utiliza una pareja de
terapeutas heterosexual, aspecto importante en la labor de esta escuela, la cual se encuentra
secundada por otra pareja de colegas que se encuentran al otro lado del espejo. Esta pareja
heterosexual permite tener un mayor equilibrio en términos “fisiológicos” entre los
coterapeutas y la familia.
Estos autores mencionan que con un grupo de terapeutas integrados de este modo, se
logra observar las diferentes interacciones de la familia con alguno de los terapeutas,
ayudando a tener conciencia de ciertas reglas de juego familiar. En familias controladas por
mujeres tienden a tener una inclinación sobre la terapeuta mujer, dejando de lado al terapeuta
hombre.
Selvini, et al. (1986) sostienen que trabajar en parejas heterosexuales evita que se
caiga en diferentes redes de estereotipos de los sexos, debido a tendencias culturas, esto fue
resultado de poder visualizar que cuando se discutían las sesiones, era frecuente encontrar dos
vivencias completamente distintas. Agregan que las parejas no son asignadas sino que rotan
con cada familia y se realizan nuevas combinaciones, trayendo esto como resultado poder
observar las variables inherentes de cada terapeuta, el estilo de trabajo de cada pareja y la
relación recíproca. Descartando ciertas hipótesis sobre los éxitos de terapias que se
encuentren relacionados con aspectos carismáticos de la persona del terapeuta.
Cuando se trabaja con familias con transacción esquizofrénica se debe disponer de un
observador fijo, mientras que en otros tipos de familias las puede trabajar un solo terapeuta
experimentado (Selvini, et al., 1986).
Como bien mencionan Selvini, et al. (1986) el primer contacto que se realiza con las
familias es por medio telefónico, por lo cual decidieron establecer un horario especial para las
llamadas, para que se logre una conversación extendida, en la cual se puedan aclarar las
dudas, evitando errores y malentidos por la falta de tiempo. En esta llamada se pueden
registrar gran cantidad de fenómenos, como por ejemplo: el tono de voz de la persona que
llama, lamentos, peticiones, intentos de manipulación en cuanto a los horarios, dando pie a un
intercambio de roles entre terapeutas y la familia.
Estos mismos autores mencionan que es erróneo dar una entrevista de urgencia, del
mismo modo rechazan dar entrevistas a los padres en ausencia del paciente designado.
Cuando se trata de familias con un paciente con diagnóstico de esquizofrenia, en la primera
sesión se busca que se encuentren presentes todos los que conviven con esta persona.
Con base en Selvini, et al. (1986) la sesión se divide en cinco partes, las cuales son:
1. Precesión: Se reúnen como equipo a leer la ficha de trabajo.
2. Sesión: Los terapeutas dirigen la conversación con la familia y no solamente se
centran en la información que suministras sino también en el cómo lo hacen. Los
terapeutas deben de contenerse de emitir juicios de valor o de informar los fenómenos
observados en la familia.
3. Discusión de la sesión: Se realiza un conversatorio en torno a la sesión y se discute el
cómo va a finalizar.
4. La conclusión de la sesión: Los terapeutas regresan a la sala con la familia, se realiza
un comentario breve o una prescripción, son estudiados para que sean paradójicos.
5. Acta de la sesión: El equipo reunido discuten sobre las reacciones de la familia con
respecto al cierre, se realizan conjeturas de lo que va a suceder, se redacta el acta con
los elementos fundamentales, si se tiene dudas se escucha la grabación para aclararlas.
Desde el modelo de terapia propuesto por esta escuela se menciona que se asignan
diez sesiones, un mes aproximadamente entre cada concilio debido a que basados en la
experiencia este grupo encuentra que gracias a las sesiones separadas la prescripción o el
ritual tienen una mayor huella en el sistema familiar si se realizan por tiempos largos
(Selvini, et al., 1986).
También mencionan que con la experiencia lograron observar que en las sesiones
donde los terapeutas realizan una sentencia, intensifican la resistencia familiar. Por lo cual las
técnicas a utilizar responsabilizan a la familia, además se les asegura tanto el costo como la
duración de la terapia (Selvini, et al., 1986).
Como bien es citado por Selvini, et al. (1986) existen casos de sesiones complejos,
por lo cual es necesario de tres o cuatros horas de trabajo grupal, por lo cual es requerido un
equipo que funcione de la mejor manera y no con problemas de desniveles jerárquicos,
formación de fracciones o rivalidades. Por otra parte es pertinente de tomar en cuenta el
número de los integrantes del equipo, según su experiencia, se cree que cuatro personas es la
media. En el caso de familias con transición esquizofrénica, la única forma de poder de llevar
a cabo con éxito la terapia es con un grupo libre de enfrentamientos internos.
Además Selvini, et al. (1986) describen que la supervisión de dos integrantes detrás
del espejo resulta esencial, ya que al ser “externos” a lo que sucede en la sesión, es más
complejo que sean acaparados por el juego y pueden tener una visión de modo global.
Un aspecto fundamental de la modalidad de trabajo de Milán es que ellos mencionan
que si la intervención terapéutica es recomendada por otro terapeuta quien da terapia
individual a uno de los miembros de la familia, esta solicitud es rechazada debido a que se
puede llegar a convertir en un juego competitivo entre los dos profesionales (Selvini, et al.,
1986).
¿Qué hacer cuando sólo se puede contar con un solo miembro de la familia?
Selvini, P; Cirillo, Selvini & Sorrentino (1999) especifican las directrices a seguir
cuando distintos miembros de la familia no participa en la sesión. Los dividen en:
● El trabajo paralelo con la pareja y la paciente: Esto es inevitable cuando el o la
paciente son hijo(a) único(a), pero es opcional cuando los hijos no colaboran con la terapia.
Por ejemplo, un caso sería cuando el hermano o hermana se encuentran en una época de la
vida en las que emergen necesarias exigencias de desapego o cuando la hermana o hermano
de la fratría tiene un marcado intervalo de edad.
Entonces explican que en cuanto al trabajo con los padres debe decirse de inmediato
que no apunta en absoluto a dar a los padres sugerencias pedagógicas, sino a enfocar cómo
cada cónyuge refuerza involuntariamente en el otro vivencias perturbadoras o depresivas que
ha padecido en las dificultades afectivas de la propia familia de origen. Además, debe
establecerse una confianza entre los cónyuges para que el otro no utilice de manera
chantajista o destructiva el material que surge en las sesión.
● El trabajo paralelo con la madre y paciente: Después de la fase de consulta familiar
es el formato al que más se recurre cuando es solicitado por la paciente, o ya sea por
propuesta del terapeuta. Este formato implica la disponibilidad de la paciente a un trabajo
sobre sí misma con una análoga capacidad de la madre para soportar la implícita
culpabilización inherente a su tratamiento individual, mientras el padre se evade, colocándose
silenciosamente fuera de tiro.
El trabajo con la madre es propuesto como una alianza explícita a una mujer que ha
desarrollado en su propia familia la tendencia a renunciar a la propia afirmación y a los
propios derechos, tendencia que mantiene en esta nueva familia. Entonces el objetivo es
conducirla a percibir sus propios estados internos de deseo y de dolor, de manera que pueda
dejar de reaccionar ante ellos con actitud de sacrificio, con la que mantiene su propia baja
autoestima y por medio de la que fortalece una acción de control sobre los demás, o con la
ultrajante tendencia a encajar humillaciones la que convierten en un modelo identificatorio
inaceptable. Esto la ayuda a centrarse más en sí misma y en su propia dimensión de
autorrealización y placer, construyéndose ante la hija como un modelo menos deprimente y
descalificado. Además, debería ayudarle a convertirse en una madre menos invasora y
controladora, contribuyendo a distanciar gradualmente a la chica tanto de la idealización
como de la seducción del padre, o bien de la convicción de que tiene que arreglarse sola, ya
que carece de apoyo fiable por parte de sus padres.
Ahora, el trabajo paralelo con la madre y con la paciente mantener a un único
terapeuta ha parecido contradictorio por la necesidad de ambas mujeres de desarrollar con
plenitud procesos de recíproca individualización o por excesivo antagonismo que hay entre
ellas.
● El trabajo solo con la madre: Este formato la hace capaz de ejecutar estrategias
eficaces de cambio, si el terapeuta sabe aliarse con su condición perdedora y mostrarle
instrumentos concretos para crecer. La relación con la madre no se convierte en una relación
calurosa, en ocasiones es con desconfianza y distancia.
● La dificultad de trabajar solo con el padre: Se da un recorrido con el padre cuando la
madre es inaccesible o está demasiado perturbada, aunque se ha practicado muy pocas veces.
Los padres después de una inicial aceptación formal, se aleja de una verdadera implicación en
primera persona, atrincherándose en actitudes de falta de compromiso y/o de imposibilidad
de cambiar sus actitudes profundas. Declaran sus deberes profesionales como imprescindibles
obstáculos para el ritmo constante de las sesiones y el terapeuta se encuentra impotente frente
a estas resistencias.
La clientela de los psicoterapeutas, en general, es mayoritariamente femenina, por la
menor tendencia de los varones a la introspección y al análisis de las propias vivencias
emocionales.
El padre de la anoréxica está usualmente en una relativa condición de vencedor,
puesto que consigue obtener la subordinación de su esposa a sus deseos cotidianos, aunque
no el calor y resarcimiento afectivo profundo que él anhela. El padre es respetado o se
encuentra en paz, esta variedad de factores ha hecho que no podamos referir largas terapias
individuales a solas con los padres, mientras que algunos coloquios individuales con ellos, en
el curso de terapias con formatos más complejos y articulados son casi la regla.
● El abandono del trabajo solo con la pareja: Este formato de pareja fue el único que
se aplicó en la época de la prescripción invariable, pero ahora no se considera el principal por
el que se apuesta. En los casos en que la paciente rechaza un tratamiento dirigido a ella, nos
orientamos a trabajar sólo con la madre, sin insistir demasiado en involucrar a los padres
insistentes en un formato de pareja. El rechazo de la muchacha a someterse a discusión dentro
de la terapia familiar aparece casi siempre en presencia de una pareja conyugal tan sufriente
por problemas de recíproca decepción, que desaniman a la paciente respecto de la utilidad de
hacer oír su propia voz y de la posibilidad de ser escuchada.
En estos casos al terapeuta le resulta complicado abordar sino recurre a una
modalidad prescriptiva, como la de la prescripción invariable, el sufrimiento subjetivo de los
cónyuges en sesiones conjuntas. Pero si no tienen confianza el uno con el otro se rechaza la
comunicación íntima con el terapeuta por desconfianza hacia la pareja co-presente. La
estrategia prescriptiva puede tener sentido en algunas fases de la lucha contra el poder
patológico de la paciente y permitir la formación de una cohesión nueva en los cónyuges.
Puede ser más eficaz para movilizar recuerdos de toda la familia, apostar por una
alianza individual con una madre movida por la fuerza de la desesperación, fuera del control
silencioso del maido.
Si el padre da señales de desearlo o de acoger de manera benigna la convocatoria del
terapeuta, puede ser útil para una serie de puestas a punto de sus corresponsabilidades en el
desasosiego familiar para potenciar su cambio ya sea hacia su esposa o su hija.
● El trabajo individual solo con la paciente: En estos casos no se propone un número
de sesiones prefijadas, pues la conclusión de la terapia será decidida en común acuerdo en la
díada terapeuta/paciente. Será un arduo trabajo porque el sujeto se encuentra bastante
comprometido, sufriendo las consecuencias de un clima de gran pobreza afectiva, que no está
en condiciones de modificarse ni con ayuda terapéutica. Las personalidades de los padres
están perturbadas, con escasos recursos que ofrecer, entonces el terapeuta se deberá proponer
como contenedor mental sustitutivo de las deficientes funciones paternas para promover su
desarrollo.
La oferta de terapia individual representa una invitación hecha a la paciente de
hacerse cargo de sí misma en una dimensión de responsabilidad. Esta responsabilización se
apoya en la aceptación de un dato de realidad, compartido con el terapeuta, referente a la falta
de recursos familiares, pero refiriéndose a los recursos que el terapeuta reconoce del paciente.
Como interlocutor competente, ella es estimulada a superar la propia dependencia infantil de
las frustrantes figuras paternas, percibiendo sus propios recursos necesitados de un apoyo
terapéutico pero suficientes para una proyecto de crecimiento y de emancipación de la
familia.
La terapia individual representará que reconoce la existencia de una carencia objetiva
de las capacidades de sus padres y que de a un golpe a sus propios recursos. El tratamiento
avanzará entre dos polos: mirar a la cara el daño sufrido e intervenir las energías en los
recursos presentes que son derivados de los lados positivos de la relación con los padres.
Por otro lados, las dificultades del trabajo individual solo con la paciente son muchas
y están estrechamente correlacionadas con la organización defensiva de la personalidad
subyacente al síntoma anoréxico. La relación terapéutica será distinta con las estructuras
defensivas de tipo borderline, donde las necesidades de empatía y de contención pondrá a
prueba la habilidad del terapeuta respecto de las más rígidas y defendidas personalidades
narcisistas, que se mantendrán a distancia, impenetrables al vínculo terapéutico para luego
derrumbarse regresivamente en la interpretación de las propias e intensas vivencias de
dependencia y de necesidad. Además, las diferentes configuraciones de personalidad de las
chicas anoréxicas pueden plantear distintos problemas de gestión a un terapeuta familiar que
se mida con la dimensión diádica del tratamiento individual.
D. Técnicas de intervención
● Connotación positiva: Los autores Selvini, Boscolo, Cecchin & Prata (1986)
mencionan que esta intervención surge debido a la necesidad de no contradecirse entre los
mismos terapeutas en las sesiones terapéuticas paradójicas debido a la prescripción del
síntoma del paciente designado.
Este grupo a lo largo de su trabajo fue comprendiendo que vincular el síntoma del
paciente como positivo y los comportamiento sintomáticos de la familia como negativas traía
efectos no deseados por ende un cierre hacia el sistema familiar. Dicho lo anterior, lograron
concluir que si se unía el síntoma del paciente y la sintomatología de la familia como
aspectos positivos se lograba tener un acercamiento al modelo sistémico (Selvini, Boscolo,
Cecchin & Prata, 1986).
Al etiquetar de manera negativa los comportamiento sintomáticos del resto de la
familia, Palazzoli, Boscolo, Cecchin & Prata (1986) explican que se estaba haciendo una
referencia a que el sistema estaba equivocado y por ende este debía cambiar por lo cual se
rechazaba los caracteres fundamentales de todo sistema los cuales son:
➔ Totalidad.
➔ Tendencia homeostática.
➔ Tendencia a la transformación
Con esta técnica los autores Palazzoli, Boscolo, Cecchin & Prata (1986) citan que se
logra poder colocar a todos los miembros de la familia en un mismo nivel, evitando
encontrarsen relacionados con escisiones o alianzas de subgrupos familiares, las cuales son
las causas de la disfuncionalidad familiar.
Lo planteado por Palazzoli, Boscolo, Cecchin & Prata (1986) es que cuando se realiza
una connotación positiva no se está refiriendo a que los comportamientos sintomáticos son
“buenos” sino es al sistema homeostático al que se está aludiendo como positivo y no a las
personas como tal. Solamente en casos que la conducta de la persona denotan la unión y la
estabilidad grupal, se estaría respetando el principio de la totalidad.
Además de las razones antes planteadas Palazzoli et al. (1986) describen que la
importancia de utilizar las connotaciones positivas son por dos aspectos:
1. “Definir claramente la relación sin peligro de recibir una descalificación
2. La definición debe de ser de un tipo de contexto, en cuanto terapéutico” (p. 73).
Anudado a todo esto, con la connotación positiva expuesta por Palazzoli et al. (1986)
permite a los terapeutas varias cosas:
1. Ubicar a todos los miembros de la familia en un mismo nivel, sin existir vinculaciones
moralistas.
2. Lograr entrar al sistema familiar por medio de la conformación y la línea hemostática.
3. Ser admitidos en la familia como un miembro con derecho pleno.
4. Al connotar positivamente el sistema se va a lograr la paradoja del cambio.
5. Realizar con precisión la relación terapeuta-paciente.
6. Determinar el contexto terapéutico.
● Rituales familiares: Son explicados por Selvini, Boscolo, Cecchin & Prata (1986)
como “una acción o una serie de acciones, combinadas generalmente como fórmulas o
expresiones verbales, de las que tienen que participar todos los miembros de la familia” (p.
109). Plantean además que es indispensable que para el funcionamiento de esta técnica es
necesario que toda la familia se encuentre implicada.
Teniendo en cuenta a Selvini, et al. (1986) aluden que el ritual familiar debe ser
enviado de manera escrita el cual se incluya:
○ El horario.
○ El modo en que se debe realizar.
○ La secuencia con la que se debe realizar
○ La persona que debe ejecutar las fórmulas verbales.
Desde la posición de Selvini, et al. (1986) si el ritual incluye acciones es mucho más
cercano al código analógico que al digital. Esto debido a que el lenguaje analógico es mucho
más poderoso en unir a los miembros familiares en una experiencia que comparten y así
lograr una idea básica colectiva.
Además Selvini, et al. (1986) citan que el ritual es importante debido a que evita los
comentarios verbales acerca de las normas que hacen que se mantenga el juego familiar. A
esto agregan que el ritual es más bien un juego con normas nuevas las cuales pasan a ser
sustituidas a las precedentes.
Selvini, et al. (1986) indican que para la realización de una prescripción se requiere de
un gran esfuerzo por parte del equipo terapéutico, el cual implica una observación minuciosa
y de una gran creatividad. Es importante de tener en cuenta que si un ritual ha tenido efectos
positivos en una familia, esto no significa que funcionará del mismo modo con otra familia,
por lo que la prescripción de rituales deben ser de manera específica.
● La instigación: Selvini, Cirillo, Selvini & Sorrentino (1990) exteriorizan que en este
caso se envuelve una dimensión diádica lineal-causa: hay alguien que instiga y alguien que es
instigado, alguien que efectúa una acción y alguien que la sufre. Cuando un miembro instiga
a otro implica un nivel triádico, uno instiga a otro contra un tercero, la perspectiva triádica
implica automática un aumento exponencial de la complejidad. Dicho esto se aclara que
entonces en estas relaciones el instigado es asimismo instigador, el instigador instigado,
mientras el tercero a quien se identifica en el rol de primer provocador, está obligado a pagar
sanciones gravísimas. Sin embargo no se limitan a tres involucrados, las situaciones son de
gran complejidad y pueden involucrar mayor cantidad de actores.
Además Selvini et al. (1990) lo entienden no como únicamente una serie de actos,
sino un proceso, de carácter interactivo y táctico, que confía casi nada a la verbalización
explícita, existe un ensañamiento con que el paciente señalado atormenta a uno de los
miembros.
2. Intromisión del hijo en el juego de los padres: En este estadio argumentan que en la
terapia intentan investigar la relación de pareja vista por los hijos. Según lo expuesto por
Selvini et al. (1990) “La pregunta es: “Si mañana por la mañana, al despertarte estuviese en el
pellejo de tu padre (y luego: de tu madre) ¿qué harías tú con tu madre (y luego: con tu padre),
diferente de lo que él hace?” (p.176).
Con esta pregunta en cuestión han podido indagar que el paciente sintomático por lo
general tiende a cambiar el comportamiento del provocador activo de manera parcial y en el
caso de los demás hijos, asignan de manera más ecuánime las razones y las culpas en los dos
provocadores (Selvini et al., 1990).
Debido a esto el hijo puede llegar a considerar al provocador activo como un verdugo
y al provocador pasivo como una víctima. Por lo que puede existir una unión del miembro
pasivo con el hijo los cuales tendrán como blanco al provocador activo, aunque es importante
de mencionar que para el jugador pasivo el interés siempre será el jugador activo, aunque
pueden surgir ilusiones por parte del hijo de haberse transformado en el cónyuge auxiliar,
entrando así en el juego psicótico (Selvini et al., 1990).
3. La conducta inusitada del hijo: Tal como es expresado por Selvini et al. (1990) desde
el segundo estadio el futuro hijo psicótico, ha tomado partida secretamente por alguno de sus
padres, pero no admite su defensa explícitamente. Pero poco a poco el hijo se da cuenta que
su adhesión no ha cambiado nada en el otro padre, por lo que se encuentra obsesionado con el
juego y decide cambiar las cosas, con anterioridad había expresado su solidaridad por medio
de señales inapreciables, a lo que decide realizar un cambio en su conducta con actos que no
podrán pasar inadvertidos.
Por ejemplo: no le responde al padre “vencedor”, le grita, lo insulta, actitudes
extrañas en este hijo, ya que antes no se comportaba de esta manera. Con esta conducta busca
dos objetivos: 1) Poder retar la arrogancia del vencedor, 2) Replicar las provocaciones de la
otra parte para así enseñarle a su aliado como debe actuar para rebelarse ante las
provocaciones del cónyuge (Selvini et al., 1990).
4. El viraje del presunto aliado: En la opinión de Selvini et al. (1990) para este estadio
el miembro vencedor ha podido retroceder, evidenciado “que ha aprendido la lección”, esto
por el miedo de situar a su hijo en un peligro del desarrollo, o en otros casos es el miembro
pasivo quien “aprende la lección” alzando la voz para así poder defender a su hijo de los
ataques del otro y demostrando que puede defender sus derechos que ha dejado aplastar.
Pero si alguna de estas dos acciones no sucede significa que el hijo pierde sus dos
objetivos: 1) El vencedor sigue insistiendo con sus provocaciones, 2) El perdedor no se une al
juego con el hijo y no contradice su rol de soportar la situación. Más bien el perdedor se
inclina por seguirle el juego retorcido al cónyuge por lo que desaprueban y castigan al hijo,
convirtiéndose el miembro perdedor como un apoyo para el miembro vencedor. (Selvini et
al., 1990).
5. Eclosión de la psicosis: Como es señalado por Selvini et al. (1990) el hijo se siente
traicionado y abandonado por su aliado, sus sentimientos son una combinación
excesivamente compleja, en la cual se establecen una depresión por la deslealtad sufrida y la
sensación de imposibilidad, unido al sentimiento de destrucción y un abrumador deseo de
venganza.
Además Selvini et al. (1990) agregan que la sensación del hijo de haber sido utilizado,
engañado y abandonado se convierte en algo intolerable. Por lo cual el elemento agresivo
será el predominante, debido a que el mayor dolor del paciente es haber intentado humillar al
miembro vencedor y haber sido él quien fue derrotado.
A todo esto independientemente del sentimiento que presente el hijo no soltará a su
presa ya que el hijo no cree en declararse vencido y desea continuar en el juego. La psicosis
será su arma para prevalecer en el juego: esta vez no podrá fallar, por lo cual someterá al
vencedor y con este sometimiento le enseñara al perdedor, lo que es capaz de realizar (Selvini
et al., 1990).
6. Las estrategias basadas en el síntoma: Selvini et al. (1990) por su parte señalan que
desde el momento en que se presenta el evento psicótico, la familia puede intervenir para que
pueda existir un cambio. En algunos casos el cambio se realiza en el seno familiar, con una
mayor frecuencia se da con la intervención de un tercero externo a la familia. Pero existen
algunos casos en los cuales la sintomatología psicótica del hijo se encuentra expuesta a
hacerse crónica.
Cuando esto sucede la familia ha pasado al sexto estadio por lo cual cada miembro ha
elaborado sus estrategias, las cuales implican mantener la psicosis. Trayendo esto consigo
una ventaja hacia el padre perdedor en la sintomatología de su hijo que sea dirigida hacia el
padre vencedor. Cada vez que el hijo desee abandonar su psicosis el jugador perdedor será un
obstruccionista oculto hacia el cambio, manteniendo el síntoma mediante la tolerancia
(Selvini et al., 1990).
Desde la posición de Selvini et al. (1990) cuando la familia se encuentra en este
estadio, el perdedor no será el único en oponerse al cambio, sino sera tambien el otro padre
quien se opondrá, debido a que este ya ha creado su estrategia de juego sobre el síntoma
presente, por lo cual desde su comportamiento debe mantenerlo.
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