Ciencias Naturales
Ciencias Naturales
Ciencias Naturales
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Objetivos:
Determinar los problemas fundamentales que presentan los alumnos ante el aprendizaje
de las ciencias naturales en la escuela primaria.
Analizar los problemas más comunes que tiene que enfrentar el docente respecto de la
enseñanza de las ciencias naturales en la escuela primaria.
Reflexionar acerca de la distancia entre el conocimiento científico propiamente dicho y los
contenidos escolares que se enseñan en la escuela.
Plan de trabajo:
Entre las diferentes actividades que me propongo encarar para realizar este trabajo de
investigación figuran las siguientes.
Investigar en fuentes bibliográficas de autores nacionales e internacionales.
Elaborar una encuesta para docentes y directivos y otra para alumnos de segundo y tercer
ciclos de la escuela primaria (EGB).
Entrevistar a profesionales relacionados con la enseñanza de las ciencias.
Tabular los datos obtenidos.
Participar como observador en las clases de ciencias naturales.
Cuando la maestra pide que los alumnos lean el libro pone al texto como referente principal
de las actividades.
La lectura establece un contenido referencial compartido en el aula quem, en un principio,
recorta y orienta el punto de partida. Después de la lectura solicita que expliquen los experimentos
que leyeron en sus casas.
Vamos a analizar que hacen los chicos desde esta posición. El niño del equipo designado
inicia su intervención dando una definición de lo que es un cambio físico, en vez de iniciar el tema
con los experimentos, como aparece en libro y como lo solicita la docente. Cambia así la estructura
de la presentación, mostrando un cierto grado de autonomía en su participación.
El niño no sólo cambia la estructura de la presentación que aparece en el libro, sino que
hace modificaciones a la definición de un cambio físico del texto escrito.
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El sentido de la ejemplificación de la definición general con el árbol parece ser un
movimiento semejante al de las transposiciones que frecuentemente realizan los maestros en clase
cuando concretan, a través de ejemplos cercanos a los vividos por los alumnos, los contenidos
curriculares que implican generalizaciones para facilitar su apropiación.
La participación de los alumnos empieza a constituir un contexto de análisis sobre el
contenido que va produciendo diferentes significados sobre la base de las interpretaciones que los
alumnos hacen del texto e imagen del libro en relación con las acciones discursivas del maestro en
el aula. Estamos frente a una docente que necesariamente apoya sus prácticas docentes del área
de las ciencias en el libro de texto.
Las interpretaciones de la experiencia.
(Franco, otro alumno encargado de exponer pasa al frente y hace un experimento con una bandita
elástica frente al grupo. La corta en pedazos y dice)
F: este es un cambio físico porque sigue siendo una gomita.
(luego quema la gomita)
F: ahora se quema.
Maestra: (la levanta y dice) ¿Qué es ahora?
Varios alumnos: carbón, como chicle, como plástico.
M: cuando la cortan sigue siendo una bandita, Vamos a verlo. (indica la parte del libro donde se
encuentra el tema)
M: a ver chicos, cuando una cosa cambia de forma, de tamaño o de lugar, pero la sustancia de que
está hecha no se transforma es un cambio físico. ¿Qué es un cambio físico?
(silencio)
M: ¿cambió el color?
Alumnos: Nooooo.
M: ¿cambió la resistencia?
As: Nooooo.
M: es decir que la gomita sufrió un cambio físico ¿Cuál es el cambio? ¿Qué podemos registrar
como cambio Giselle.
G: cambio físico.
M: a ver, Claudia.
C: de que la gomita cuando se corta ya es chiquita y no se puede estirar.
M: a ver vos, Franco.
F: que la gomita es chiquita, pero se puede seguir estirando.
M: Sí, pero no cambió, sigue siendo gomita.
La maestra interviene primero a nivel organizativo cambiando a los niños de lugar para que
puedan ver el experimento. Después levanta la gomita quemada y pregunta ¿qué es ahora?, Como
continuando con el discurso de Franco, pero pidiendo la participación de los demás alumnos. La
respuesta de los demás alumnos, que no mencionan la palabra gomita, al menos que saben que
no deben decir que sigue siendo gomita. Sin comentar las respuestas de los alumnos, la maestra
retoma la conducción de la clase para hacer una especie de repaso. La maestra utiliza la
formulación de Franco “cuando la cortan sigue siendo gomita”, aunque después vuelve a los
términos del texto sobre la no transformación de la sustancia. Los alumnos no responden a la
pregunta de la maestra. “¿Qué es un cambio físico?. Pero las respuestas, incluso a coro, no se
hacen esperar cuando concreta las preguntas sobre el cambio de algunas de las características de
la gomita.
Entre las reglas del discurso escolar se considera que la repetición de una pregunta por
parte del maestro supone respuesta errónea y demanda implícitamente otra respuesta. Una de las
alumnas cambia la respuesta que dio su compañera y lo hace precisando los cambios de la gomita
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al cortarla (cambio de tamaño) y su efecto sobre el cambio de sus propiedades elásticas. Dice que
cuando se corta la gomita “ya es chiquita y no se puede estirar”. En el libro de texto se propone
(antes de cortarla) que la liga se estira, y se pregunta qué cambió al estirarla.
En la respuesta de una de las niñas aparece un fenómeno que me interesa resaltar, y es la
necesidad que tienen los niños de hacer uso de su experiencia para construir un significado del
contenido que les permita responder a algunas preguntas sobre las actividades.
Esto es así aunque el proceso esté coordinado por un docente y demande una respuesta
específica. Expresado en otros términos, se puede decir que la lógica de la interacción con el
docente demanda respuestas que a veces los alumnos toman de las pistas indicadas en el
discurso docente como en el caso de Giselle y Claudia.
Así como muchos autores plantean que para aprender ciencia no basta con la experiencia
perceptiva, es necesario aprender cómo se reconstruye esa experiencia en el discurso científico
escolar, sobre todo cuando se hace referencia, aunque sólo sea verbal, a una actividad
experimental, el discurso demanda reconstrucciones diversas de la experiencia física.
En la solicitud que la maestra hace a Franco, éste parece contestar a su compañera más
que a su maestra, pues su respuesta es como una evaluación de lo que ella dijo. Comparte con la
compañera la primera parte de su respuesta, pero cuestiona la segunda inferencia siguiendo la
misma estructura argumentativa:
Franco: que la gomita es chiquita pero se puede seguir estirando.
La forma discursiva utilizada por Franco de evaluar y corregir a su compañera parece
construirse desde una “posición docente”, en el sentido de ser el responsable de que el significado
del contenido sea el correcto, en este caso que corresponda al significado del libro de texto, donde
se plantea la gomita cortada como ejemplo de cambio físico.
La construcción de significados en la argumentación.
La repetición de la misma demanda por el maestro a varios alumnos no sólo hace que se
modifiquen las respuestas buscando la “correcta”, también abre la posibilidad de que se expresen
distintas interpretaciones del fenómeno y de que estas se confronten o complementen
contribuyendo a la construcción de significados.
Analizando el efecto de las intervenciones de la maestra sobre las acciones discursivas del
los alumnos, que no continúan con el debate, se podría interpretar que el maestro bloquea las
ideas de los niños al no retomar sus precisiones y conflicto, por tanto no validado en el discurso
“legitimado” del aula.
En todo caso, en el discurso del resto de los alumnos podemos encontrar claves para
analizar cómo interpretan los alumnos las intervenciones del docente y qué efectos provoca sobre
la dinámica general.
Luego de este análisis y como consecuencia de los datos arrojados en la investigación de
campo que se detalla en Anexos es que se hace imprescindible reflexionar acerca de lo que los
maestros enseñan; más concretamente, acerca de cuál es la naturaleza y la congruencia entre lo
que algunos maestros DICEN ENSEÑAR, dicen QUERER ENSEÑAR y finalmente ENSEÑAN.
Si bien entre la teoría y la práctica las concepciones de lo que significa aprender y enseñar
difieren, dando lugar a diversas teorías explícitas o implícitas, es de esperar que todo acto de
enseñanza debe contener el propósito de transmitir un conocimiento, de intentar que alguien se
apropie de un saber que no poseía.
En relación con la enseñanza de las ciencias naturales, se advierte cada vez más que uno
de los principales obstáculos es la falta de dominio, perfeccionamiento y actualización de los
maestros con respecto a los contenidos curriculares. No hay propuesta didáctica innovadora y
exitosa que pueda superar la falta de conocimientos del maestro.
Si bien los maestros, en términos generales reconocen la importancia de enseñar
matemática y lengua, no ocurre así con el área de las ciencias naturales.
Son las editoriales por intermedio de sus manuales y libros de área las que indirectamente
toman decisiones a la hora de qué, cómo y cuándo enseñar.
El maestro que no está capacitado encuentra en el manual las respuestas –el salvavidas-
que lo orienta en el dictado de sus clases. Esto no condice con la idea que presentan muchos
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diseños curriculares donde se supone que el docente domina los contenidos de los mismos. Esto
hace que tampoco puedan discriminar los posibles errores que pudo haber cometido el autor del
texto –en muchos casos sin una adecuada formación científica ni pedagógica.
Se desprende de las encuestas realizadas que hay un rechazo bastante generalizado de la
idea de que el docente debe seleccionar los contenidos a enseñar de ciencias naturales.
Lo anterior implica una despreocupación por los contenidos, generalmente justificadas con
frases como: “lo importante es los que les gusta a los chicos” o “hay que tener en cuenta los
intereses de los alumnos”.
Respecto de ese interés, los docentes suelen confundir las motivaciones propias del sexo y
edad de los alumnos con lo que subyace detrás de ese interés.
Creo sumamente importante el favorecer la aparición de estos emergentes o sea rescatar
los conocimientos previos de alumno, pero, también sostengo que el docente debe tomar en
cuenta este conocimiento previo a partir de sus conocimientos científicos, pedagógicos y
metodológicos, como así también las expectativas de logro que se planteó para ese grupo en
particular.
El problema surge cuando el docente cree que no es parte de su función el seleccionar
contenidos, independientemente de los intereses explícitos de sus alumnos, asumiendo una actitud
pasiva que promueve aprendizajes poco relevantes, sin secuenciación, con un modelo de
enseñanza casual y no intencional.
Existen, pues, contradicciones entre la práctica y el discurso docente. ¿Cuál podría ser su
origen? (Weissmann)
Ausencia de una cultura reflexiva sobre la práctica docente.
Formación de base.
Distorsiones que han sufrido algunas perspectivas psicológicas y pedagógicas, confusión
con lo que los maestros llaman “escuela tradicional”. Por ejemplo.
Se aprende haciendo y entienden por hacer sólo las actividades manuales.
Un buen maestro es constructivista uno malo es conductista.
Constructivismo es sinónimo de “dejar hacer”
Del error se aprende, por lo tanto no a la correccción.
Todas estas ideas ayudan a comprender muchas de sus actitudes o las justificaciones de
algunas estrategias de enseñanza.
Otro punto importante de destacar son los modelos pedagógicos y cognitivos en el cual se
apoyan directa o indirectamente los maestros.
La actividad cognitiva es un proceso entramado de y jerarquizado donde muchas veces se
comprende algo en un nivel, entendiendo otra cosa en un nivel diferente. Para poder distinguir
entre los diferentes niveles que jerarquiza el conocimiento , la enseñanza debería potenciar el uso
de estrategias de conocimiento, cada una especializada en ver el mundo de una manera particular,
pero todas juntas necesarias en el momento de comprender. No se trata de estrategias sólo para la
didáctica, sino de maneras normales de darse cuenta de las cosas.
Hay que conocer para enseñar y un modelo de desarrollo cognitivo, dinámico y complejo
podría ser un arma preciosa en el momento de plantearse una dinámica orgánica y no
fragmentada, capaz de contener una coherencia de fondo, incluso dirigida a edades diversas.
También puede ser útil en el momento de pensar una evaluación capaz de ayudar a dar
organicidad a la habitual fragmentación de los contenidos disciplinarios.
“Hacer ciencia” adquiere significados y objetivos diferentes en distintos contextos. Los
grupos de trabajo en el laboratorio profundizan sus conocimientos sobre los hechos, elaborando
nuevas ideas, desarrollando explicaciones, modelos complejos e hipótesis plausibles, que, cuando
son convincentes, abren nuevos interrogantes que estimulan a pensar y a sugerir nuevos modelos.
Buscan experimentos que confirmen suposiciones esbozadas teóricamente, creando las
condiciones para poder simular los fenómenos y validar las interpretaciones. Se pergeñan teorías
complejas, argumentando experimentalmente la verosimilitud entre modelos y realidad. Teoría y
práctica se interrelacionan y se potencian, y el conocimiento avanza por tentativas que se
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sostienen sólidamente en las hipótesis, modelos o teorías que se debaten en la llamada comunidad
científica.
En cambio, la Ciencia en la Escuela parece ser más la “ciencia para aprender o ciencia
para enseñar”, que la ciencia para hacer. Pareciera que el objetivo fuera compartir con los demás
las ideas guías, las definiciones acreditadas y las maneras básicas de ver los fenómenos (un
ejercicio combinado que a muchos expertos les llevó muchísimos años). Se piensa que, si los
chicos logran incorporar esto, podrán interpretar científicamente aspectos de la vida cotidiana, lo
que algún día podrá serles útil para desarrollar nuevos conocimientos...
Cuando repetimos esto y reflexionamos un minuto, todos empezamos a sospechar
(fundamentalmente los maestros). Damos una mirada a los contenidos curriculares de esta ciencia
“a enseñar y a aprender”, y vemos que los currículos están a la orden del día, y son bastantes
similares en nuestro país como en otros de Europa o América.
Posiblemente sea bueno considerar el desarrollo de estrategias cognitivas multimodales
que sean capaces de fortalecer el pensamiento abstracto en el momento de buscar explicaciones
científicas. El ejercicio de experimentar puede ser tal vez una clave. Pero sospechamos de nuevo:
en general se experimenta para demostrar “lo que tiene que suceder”, para repetir recetas y llegar
a los resultados esperados en pos de la comprensión de un determinado concepto, para responder
a lo que ya se pensaba, o para escuchar lo que dice el maestro, porque ya no hay tiempo.
No es fácil, me refiero al experimentar comprendiendo cómo los experimentos necesitan de
los modelos y las distintas expresiones del lenguaje para ser de utilidad en la reconstrucción
científica de la realidad.
Cómo las teorías de referencia y la nueva información son necesarias en este ejercicio, y
cuán importante es el maestro en la guía de este proceso – un experimento no puede ser
comprendido sino se tiene un modelo mental de lo que se quiere interpretar y si no se sabe que
corresponde a modelizaciones parciales de la realidad -. Como son también una excelente ocasión
para desarrollar estrategias de pensamiento analógico, causal; estrategias de esquematización, de
indicios, hipotéticas o sistémicas. Todas ellas necesarias para dominar las jerarquías cognitivas de
las que hablaba.
La disciplina en sí misma, justamente la ciencia específica en la cual se quiere iniciar a los
chicos, es una de las caras principales de la didáctica. Interesan también los procesos de
apropiación “in situ”, lo que significa cada situación en el aula, la complejidad de lo que se necesita
aprender y la complejidad del sistema de conocimiento de cada uno.
Actualmente los saberes de cada disciplina son inmensos, y cada una propone una manera
de ver las cosas. Es por eso que quienes conocemos algo de algo de una disciplina científica,
tenemos que plantearnos nuestro papel en este campo sin dejar de pensar en quién y cómo
aprende.
Tal vez, nuestros esfuerzos podrían ser bien aprovechados si buscáramos alguna inserción
en las escuelas para aprender a estar con los chicos y los maestros, y pudiésemos al mismo
tiempo pensar juntos cuáles son los puntos neurálgicos de nuestra disciplina que merecen ser
relevados...; No aquellos de la ciencia de fines del siglo pasado, sino de la actual.
Retomando lo anterior y viéndolo desde la práctica cotidiana, el lugar que ocupa el trabajo
experimental en nuestras clases de ciencias naturales, está vinculado, sin lugar a dudas, con la
concepción que tengamos los docentes sobre la ciencia y los procesos de enseñanza y
aprendizaje.
Se pueden reconocer tres tipos de prácticas en función de estas concepciones:
Conclusión:
Este trabajo de investigación permitió replantearme nuevos interrogantes, no sólo de la
importancia que tiene para nuestros alumnos las ciencias naturales, sino el derecho a aprender, a
que se los tenga en cuenta en sus inquietudes, se los respete en sus apreciaciones. Pero también
en esta tarea de investigación descubro lo importante que es para nosotros, los educadores
reflexionar sobre nuestra práctica cotidiana, sobre lo que día a día hacemos en las aulas, sobre lo
que decimos que hacemos y lo que realmente hacemos, sobre la importancia de tener un sustento
pedagógico en nuestras acciones educativas, sobre la necesidad de expresar nuestras deficiencias
como docentes, cosa muy poco común en la acción cotidiana que impide recurrir a pedir “ayuda”, a
aquellos que pueden brindárnosla.
En los últimos años se ha convertido en parte del sentido común del discurso pedagógico
la crítica a los contenidos escolares. Se habla de desactualización y la obsolescencia de los
conocimientos que se imparten, la banalización o la simplificación de las versiones escolares del
saber, su escasa relevancia para abordar las situaciones complejas que caracterizan a nuestras
sociedades. (Morín).
En respuesta a estas críticas, se reclama una mayor fidelidad de los contenidos
curriculares al conocimiento disciplinario que estaría en su origen. Aunque la preocupación por la
calidad de los conocimientos que distribuye la escuela es genuina, es necesario señalar que los
saberes y prácticas construidos en los ámbitos de referencia del currículum (los saberes y prácticas
construidos en la investigación científica y en tantos otros sectores de la experiencia cultural de la
humanidad que esperan de la escuela una cierta función de “transmisión”) no pueden insertarse en
las escuelas tal como funcionan en su contexto de origen, se hace necesaria una
descontextualización primera, y un proceso subsiguiente de descontextualización para adecuar una
porción de ellos a las particulares condiciones de funcionamiento de la institución escuela.
Este proceso de descontextualización y recontextualización es intrínseco a la posibilidad
misma de enseñanza. Sin estos procesos, la enseñanza no sería posible. Al mismo tiempo acarrea
el peligro de la pérdida del sentido del contenido escolar. (Chevallard).
Lo que un diseño curricular y el trabajo didáctico deben definir y preservar es el sentido de
los saberes y las prácticas; lo que no pueden pretender es que estos saberes y prácticas funcionen
en la escuela como si se tratara de sus contextos de origen.
Así, y siguiendo con el caso de los conocimientos de las disciplinas científicas, puede ser
una pretensión desacertada que los alumnos formulen explicaciones sobre los fenómenos
ajustadas en un todo a las teorías disponibles en el medio académico. En cambio, es una
pretensión plausible que realicen aproximaciones sistemáticas a los fenómenos, que reflexionen
sobre la ciencia como institución y que desarrollen una posición ética y cognitiva abierta a la
incertidumbre y el carácter histórico del conocimiento científico.
Buena parte de la didáctica reciente puede verse como un esfuerzo por recuperar el
sentido del conocimiento escolar, bajo la aceptación de los necesarios procesos de fabricación.
Por un lado, obliga a escapar de la tendencia más o menos tradicional en el currículum de
justificar la pertinencia de los contenidos escolares en relación con el desempeño futuro de los
sujetos. Aunque muchos saberes y prácticas inician un camino que se completa en los estudios
superiores, o son relevantes para entender el mundo del trabajo, o habilitan para unas prácticas
futuras determinadas, la experiencia escolar, sin desatender esta larga duración, procura que cada
clase, cada tema, cada propuesta concreta, adquiera sentido también en términos de su valor
presente.
Por otro lado quisiera poner énfasis en la importancia del trabajo en equipo entre el grupo
de docentes y la conducción de la escuela.
La oportunidad de interactuar, escuchar y decidir con los pares, produce resultados que
potencian los aprendizajes de todos los que integran el equipo escolar y redunda especialmente en
beneficio de los alumnos. El trabajo grupal permite conciliar diferencias, flexibilizar las perspectivas,
Las Ciencias Naturales en la escuela... 13 -
pero tal vez su principal ventaja sea generar la motivación y el estímulo necesarios para encarar
ciertas actividades que sus integrantes aisladamente no pueden realizar. En algunos casos, porque
no poseen la experiencia suficiente y en otros, porque se enfrentan individualmente con ciertas
prácticas que sólo no pueden modificar. Es el equipo el que respalda algunas decisiones,
brindando el apoyo y la energía para dinamizar la labor educativa.
Sin embargo, es importante señalar que el hecho de trabajar con otros no es garantía de
producción efectiva. Existen grupos de trabajo que generan conflictos y tensiones que distorsionan
los objetivos planteados, y ofrecen resistencias a los cambios, a veces de un modo no explícito,
obstaculizando el crecimiento institucional.
En otros equipos se produce un anquilosamiento o conformismo, producto de compartir
largos períodos de trabajo en común, de aceptación absoluta a las propuestas y de ausencia de
cuestionamientos. En estos grupos es muy difícil que se produzcan nuevos desafíos, se planteen
dudas o se busquen nuevas respuestas.
Algunos grupos interpretan las nuevas propuestas como una regresión, otros no se pueden
enfrentar, asumiendo en este caso actitudes de queja permanente, lamentándose con el consabido
lema de: “todo tiempo pasado fue mejor” o “esto no tiene solución” o “no hay nada nuevo bajo el
sol”.
Otro tema que investigué fue la relación entre el personal de conducción de las escuelas
donde trabajan los maestros que realizaron las encuestas y su relación con el personal de
conducción respecto del asesoramiento en el área de las ciencias, llamándome la atención la casi
nula intervención en problemas de didáctica.
Dado que en las instituciones escolares estatales los equipos de conducción no
seleccionan a laos docentes, es fundamental establecer estrategias que promuevan acuerdos y
permitan resolver los disensos de un modo cooperativo, sin diluir las diferencias que enriquecen.
Formar un equipo de trabajo docente demanda una planificación de acciones por parte de los que
conducen, desarrolladas a partir de pautas e indicaciones claras, que den cabida a los aportes y a
las ideas de todos sus integrantes y generen una relación de confianza, abierta y democrática.
Para concluir espero que los alumnos tengan la oportunidad de contactarse, de modo
progresivo, con buenas aproximaciones a distintos aspectos del conocimiento científico sobre el
mundo natural, y explicar algunos fenómenos naturales utilizando instrumentos y conocimientos
que provienen de una perspectiva científica. También deseo que sean capaces de interpretar la
información relativa al impacto de la ciencia y la tecnología sobre la sociedad y el ambiente y por
último que puedan comprender el carácter histórico, social y colectivo del conocimiento científico.
Para ello será necesario que en las actividades escolares se valorice la producción
cooperativa de conocimiento y se promueva el intercambio y la confrontación de ideas en un clima
de respeto por las producciones propias y ajenas. También será necesario que se propongan
tareas que favorezcan la exploración, la experimentación, y la conceptualización alrededor de las
temáticas sobre las cuales se está trabajando. Por último es necesario que las actividades
escolares ofrezcan diversidad de situaciones y contextos en los cuales se pongan en juego los
contenidos del área de las ciencias naturales.
Bibliografía :
- ARCÁ, M y otros. Enseñar ciencia, cómo empezar: reflexiones para una educación científica de
base, Paidós, Barcelona, 1990.
- BENLLOCH, M. Por un aprendizaje constructivista de las ciencias, Ed. Visor, España, 1984.
- CARRETERO, Mario. Construir y enseñar las ciencias experimentales, Aique, Buenos Aires,
1997.
- FUMAGALLI, Laura. El desafío de enseñar ciencias naturales, Troquel, Serie FLACSO acción,
Buenos Aires, 1993.
- FUNDACIÓN EDUCAMBIENTE. Convivir en la tierra, experiencias de aprendizaje. Canadá.
1998.
- GEORGE, K y otros. Las ciencias naturales en la educación básica, fundamento y métodos,
Santillana Aula XXI, México, 1992.
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- GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES. Secretaría de Educación, Documento de
trabajo Nº 7 “algunas orientaciones para la enseñanza escolar de las ciencias naturales”. 1998
- HARLEM, W. Enseñanza y aprendizaje de las ciencias, Ed. Morata, Madrid, 1994.
- LEVINAS, Marcelo. Ciencia con creatividad, Aique Grupo Editor, Buenos Aires, 1991.
- WEISSMANN, Hilda (Comp.). Didáctica de las ciencias naturales, aportes y reflexiones, Paidós
Educador, México, 1994.
- WEISSMANN, Hilda y otros. Explorando nuestro entorno. G.C.B.A. 1992.
ANEXOS
Gráfico 1
Grado de importancia que se le
otorga a la ens. de las ciencias
naturales
Ninguna N/C
2% 2%
Poca
27%
Mucha
69%
Se observa una primera contradicción. Por un lado los docentes señalan en un casi 70 %
como muy importante la enseñanza de las ciencias en la escuela y por otro no guarda relación al
momento de compararlo con la realidad que se observa en las aulas
----------------------------------------------------------------------------------------------------
Gráfico 2
Más de 5
Cantidad de Hs.
hs.
4%
Cinco hs.
38%
Menos de
5 hs
58%
Las Ciencias Naturales en la escuela... 15 -
Respecto del gráfico 1, este gráfico nos muestra, que si bien declaran importante la
enseñanza de las ciencias el 96% de los maestros dedican entre 5 horas y menos a las ciencias
naturales.
Gráfico 3
Grado de Formación
8%
Muy Formado
13%
Medianamente
Formado
Con Necesidad
51% de Formación
Gráfico 4
La enseñanza de las ciencias debe
estar a cargo de...
21 20
7
a veces
siempre
0 10 20 30 40
Las Ciencias Naturales en la escuela... 16 -
Si bien es una tendencia bastante generalizada la de encarar las clases de ciencias desde
el saber previo del alumno. Vemos que no siempre es así en la práctica cotidiana. La mayoría de
los docentes dice que a veces encaran sus prácticas desde este lugar.
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Gráfico 6
¿El personal de conducción
incentiva la enseñanza de las
16 ciencias?
14
12
10
8
6
4
2
0
menudo
algunas
nunca
nunca
veces
casi
a
El autor
Adrián Mazzuglia es Profesor para la Enseñanza Primaria. Profesor especializado en la Educación
de Adultos y Adolescentes, graduado como Profesor Universitario en Ciencias de la Educación y
Licenciado en Ciencias de la Educación
Las Ciencias Naturales en la escuela... 17 -
Tras haber dado clases en escuelas primarias y secundarias de nivel estatal y privado, se dedicó, a
través de la Coordinación de Actividades Científicas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a
la investigación, coordinación y asesoramiento en el área de ciencias naturales por medio del
trabajo directo con alumnos y docentes.
Actualmente es Director de escuelas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y profesor de
enseñanza media para alumnos adultos y adolescentes y profesor universitario.