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Duodecima

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4

Todo viene de lejos.


Y sigue estando lejos.

¿Pero lejos de qué?


De algo que está lejos.

Mi mano me hace señas


desde otro universo.

20 1
3

Periódicamente,
es necesario pasar lista a las cosas,
comprobar otra vez su presencia.
Hay que saber
si todavía están allí los árboles,
si los pájaros y las flores
continúan su torneo inverosímil,
si las claridades escondidas
siguen suministrando la raíz de la luz,
si los vecinos del hombre
se acuerdan aún del hombre,
si dios ha cedido
su espacio a un reemplazante,
si tu nombre es tu nombre
o es ya el mío,
si el hombre completó su aprendizaje
de verse desde afuera.

Y al pasar lista
es preciso evitar un engaño:
ninguna cosa puede nombrar a otra.
Nada debe reemplazar a lo ausente.

2 19
2

Interrumpir todos los discursos,


todos los esqueletos verbales,
e infiltrar en el corte
la llama que no cesa.
Duodécima Poesía Vertical
Empezar el discurso del incendio,
un incendio que inflame Roberto Juarroz
estas rastreras chispas malolientes
que saltan porque sí,
al compás de los vientos.

Y entretanto sellar la incontinencia


del verbo del poder y sus secuelas.
La palabra del hombre no es un orden:
la palabra del hombre es el abismo.

El abismo,
que arde como un bosque:
un bosque que al arder se regenera.

18 3
Editado en Rosario, Julio del 2018. 1
Aion Ediciones

Sacar la palabra del lugar de la palabra


y ponerla en el sitio de aquello que no habla:
los tiempos agotados,
las esperas sin nombre,
las armonías que nunca se consuman,
las vigencias desdeñadas,
las corrientes en suspenso.

Lograr que la palabra adopte


el licor olvidado
de lo que no es palabra,
sino expectante mutismo
al borde del silencio,
en el contorno de la rosa,
en el atrás sin sueño de los pájaros,
en la sombra casi hueca del hombre.

Y así sumado el mundo,


abrir el espacio novísimo
donde la palabra no sea simplemente
un signo para hablar
sino también para callar,
canal puro del ser,
forma para decir o no decir,
con el sentido a cuestas
como un dios a la espalda.

Quizá el revés de un dios,


quizá su negativo.
O tal vez su modelo.

4 17
Roberto Juarroz nació en Coronel Dorrego, un pueblo de la
Pampa Húmeda argentina, en 1925, y murió en Buenos Aires
el 31 de marzo de 1995.

Desde 1958 fue publicando su obra poética bajo un mismo


título: Poesía Vertical. El décimo tercer volumen apareció en
Francia, en edición bilingüe, en 1993 y en España un año
después. Su poesía completa se editó en dos tomos que
abarcan esos trece libros. En 1997 apareció la décimo cuarta
entrega, en forma póstuma.

Catedrático durante treinta años de la Facultad de Letras de


Buenos Aires, Juarroz se graduó en Filosofía y Letras en La
Sorbonne de París; no en vano la difícil aleación entre filosofía
y comunicación es lo que primero puede atraer en su decir
poético.
Dirigió junto al poeta Mario Morales la
Revista Poesía=Poesía entre 1958 y 1965, habiendo
publicado varios ensayos entre los que se destacan:Poesía y
creación (Diálogos con Guillermo Boido); Poesía y
Realidad; Poesía, literatura y hermenéutica
(Conversaciones con Teresita Saguí). Amigo y crítico de
un "raro" de la poesía argentina, el maestro del aforismo,
Antonio Porchia (autor de un único libro titulado Las voces)
Juarroz agradeció públicamente lo que este poeta le había
dejado como legado.

Invitado especialmente por la Academia Uruguaya de Letras


estuvo en Montevideo en Agosto de 1993 para brindar dos

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conferencias, siendo ésta su última visita al vecino país. .....................
Sus reflexiones sobre la poesía fueron de una coherencia tal
Algo mira por todas las
que por momentos pareció difícil sacarlo de su discurso. De
ventanas.
igual manera el encantamiento resultante llevó, en este caso, Hacia adentro o afuera.
a dejar de lado las preguntas puntuales para dar curso a una Algo pasa por todas las
síntesis de la conversación mantenida, a la que sólo se le puertas.
fueron agregando algunos subtítulos. Así el poeta fue Hacia afuera o adentro.
exponiendo con particular lucidez los aspectos más No se puede afirmar el ser.
sobresalientes de su experiencia con la palabra y el hecho No se puede afirmar el no
ser.
poético.
Sólo aquello que mira por
todas las ventanas.
Sólo aquello que pasa por
1. El origen: la tensión interior.
todas las puertas.

.....................
Yo me he sentido atraído en primer lugar por los elementos de
la naturaleza. Nací en un pueblo al borde del campo. Mi padre (Poema inédito o "en barbecho", sin cosechar aún, como le
era jefe de la estación de ferrocarril y teníamos enfrente el gustó decir a Juarroz, cuando nos lo leyó, en exclusiva, para
horizonte abierto. En esa pequeña ciudad de Coronel Dorrego esta nota).
me acostumbré desde muy chico a los silencios. Esas noches
abiertas en donde se veían las estrellas, la luna nítida, los
vientos, el agua, el árbol que para mí es un protagonista de la Este reportaje fue publicado en el Semanario BRECHA
vida. Comencé mis lecturas muy temprano. Me atrajeron cada de Montevideo el 3 de setiembre de 1993, durante la
vez más y dediqué buena parte de mi vida a eso. Mientras última visita realizada por Roberto Juarroz al Uruguay,
tanto se fue configurando como lenguaje predilecto, o elector donde leyó poemas y realizó dos conferencias sobre
(tal vez me eligió a mí), la poesía. "Creación y Poesía".

Leí mucha poesía, de todos los tiempos y en varias lenguas, y Una segunda versión de la entrevista fue publicada en la
poco a poco se fue formando ese hecho de vida que es Revista de poesía Ultimo Reino Nºs 24/25 (Buenos
escribir. Hasta que sentí que la poesía era un poco flácida, Aires, 1998) bajo el título "Roberto Juarroz por sí
repetitiva, aún en los grandes poetas, con zonas en las cuales mismo".
cedía la tensión interior, ese rango de intensidad que para mí
tiene siempre el poema. Eso me llevó a concebir una poesía

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cubriendo, tapando, ocultando la realidad que me parece un más ceñida, más estricta o rigurosa, en donde cada elemento
horror antinatural. Y no estoy seguro de que estemos en un fuera irremplazable. La inclinación fue la de recoger de las
momento de transición. Lo que me hace mantener cierta situaciones extremas eso que llevamos escondido en nuestro
calma es que la historia humana es tan imprevista que pueden silencio, lo que barajamos y pocas veces decimos. Para eso
surgir factores que en este momento no vemos y que mejoren necesitaba un tipo de lenguaje diferente que dejara de lado lo
la situación. Dentro de lo que veo, dentro de las apetencias de que las palabras tienen de ornamento, de euforia. Buscar
una sociedad mercantilista, hiper-industrializada y sobre todo formas de síntesis poética, que no es síntesis intelectual, en
productiva, el mundo no me parece que va por buen camino. donde confluyeran emoción, sensibilidad, inteligencia.
A mí en lo posmoderno me rechazan algunas cosas, por Una forma de expresión que penetrase en las zonas
ejemplo, lo que encuentro allí de confusión, todo es igual a aparentemente prohibidas. Zonas que mucha gente se veda a
todo. Yo amo la relatividad, creo que es lo más cercano a sí misma por temor. Albert Beguin en "El alma romántica y el
definir nuestra situación en el universo de las cosas. Pero sueño" dice que no se lee poesía porque se le tiene miedo.
siento en lo posmoderno una especie de acumulación que lleva Porque la gran poesía desnuda las cosas. Es la búsqueda de lo
a la confusión, a la falta de visión, a ver un poquito más abierto, no de una realidad cercada, estrecha, confortable que
limpias las cosas. En arte, lo posmoderno malo me parece ya conocemos, sino un territorio que a veces el hombre ignora
doblemente malo. de sí mismo y en donde surgen, a veces, sus más ricos
Pero hay que buscar la otra cosa de todas las cosas. Para instantes.
saberlo mejor, para vivirlas con todo esplendor, es necesario
darlo vuelta. Uno de los gestos humanos que más corresponde
para mí, es justamente ese, el de dar vuelta las cosas.

2.Verticalidad: el rebote de la caída.


Fue en la búsqueda de esa poesía que tuve la impresión que
en el devenir del tiempo, en la transitoriedad, se producían
cortes, como excepciones, y que en esos cortes es donde
brotaba el poema. El poema actúa como un tiempo de otra
dimensión, un tiempo vertical. También Gastón Bachelard dice
que el tiempo de la poesía es vertical. Por eso para mí el
poema ha sido cada vez más una presencia, pone delante algo
que antes no estaba.

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Y eso es lo que le da su razón de ser. Así el tiempo de la La pequeña revelación o iluminación que surge en cada
poesía como corte del tiempo lineal, cronológico, me llevó a poema, una especie de síntesis primera y última de las cosas,
concebir un juego metafóricamente geométrico. es una especie de condensación de lo que es más intenso en
Me atrajo una visión, y es que de todos los movimientos del esta singular situación en la que estamos, entre el ser y el no
hombre hay uno hacia el cual inevitablemente vamos, que se ser.
repite a lo largo de la vida hasta que se da en forma definitiva:
la caída. El caer abarca desde la hoja del árbol hasta todo lo
que existe en el universo. La caída es algo así como el centro
6. La civilización del desarraigo
de nuestras vidas y de nosotros mismos.
Antes de venir a Montevideo, en una audición televisiva que
Sin embargo sentí que paradójicamente se producía también
realicé en Buenos Aires he dicho que la civilización actual
el movimiento inverso. Como si en el fondo de la caída hubiera
constituye un error.
un rebote, y es allí donde se encuentra el ascenso. Esto se fue
hilando con otros pensamientos. Dice Heráclito "el camino que Que nos hemos apartado de ciertas raíces fundamentales de la
baja es el mismo camino que sube". Así como el movimiento condición humana. Algunas de esas raíces perdidas tienen que
hacia abajo es una respuesta a tener un peso concreto sobre ver con el hiper-desarrollo tecnológico que aparta al hombre
la tierra, se daba un movimiento inverso, una especie de ley de la vida natural, de lo espontáneo, del contacto con las
de gravedad invertida. fuentes de la naturaleza.
La etapa de la subida se da en la poesía misma, en el hecho El hombre, lo sepa o no, no puede producir y ser producto de
de poder configurarla, con palabras y silencios, con esa música ese desgarramiento, o mejor aún, de ese desarraigo.
que nos permite decir algunas cosas fundamentales sobre la Creo que el hombre de este tiempo es un desarraigado, un
realidad y sobre uno mismo. El ascenso que a veces se exiliado. El exilio, del cual tanto se ha hablado y ha constituido
prodiga en el amor, en el gesto generoso de una persona a una industria para mucha gente, el exilio no se da sólo de una
otra. De ahí la elección de un título general que no era una tierra a otra, de una lengua a otra, cosa que es muy
decisión tomada orgánicamente cuando publiqué en el año importante, sino que lo básico en el exilio es la separación de
1958 el primer libro, pero que luego se afirmó como una la criatura humana de su propio interior y de sus condiciones
posibilidad que definía muchas de las cosas que yo buscaba. Y naturales. Entonces quedamos sueltos como marionetas,
cada libro se llamó igual, con un ordinal delante. haciendo muecas en el vacío.
En toda obra hay altibajos. Hay momentos de ascenso y de Brillan tanto y están por todas partes en el mundo las
caída y eso es lo único que puede reflejar la poesía, porque la vidrieras, los mensajes espectaculares de la propaganda,
vida es así. A un segmento de caída sucede otro de plenitud.

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que es un error. Pienso que también lo intelectual juega con A veces he soñado un ideal y es que la vida humana vivida a
intensidad en la escritura. El poema no es un delirio más o fondo, con fuerza, con decisión podría convertirse en un
menos configurado de búsquedas caprichosas, sino que mucho traslado de un punto de intensidad a otro punto de intensidad.
de lo que entendemos como pensamiento es uno de los Saint Exupery, el escritor y aviador francés, que estuvo aquí
factores principales que hacen a la conjunción de lo que el por la instalación de la Aeropostal, tiene una expresión que a
hombre lleva dentro y es lo que lo hace diferente. uno le deja meditando, dice: "la vida del espíritu es
intermitente". Eso nos lleva a otro problema. Si el hombre no
puede vivir en la tensión permanente, porque sus condiciones
5. Ser y no ser: he allí el misterio
son la fragilidad y muchas veces el fracaso ¿qué se hace en los
Hay quienes entienden que la suprema condición de "ser", eso momentos de ausencia de la intensidad?. Es decir en la
que nunca sabemos bien del todo en qué consiste, involucra a ausencia del poema. En los movimientos que el místico
la comprensión, o a la explicación de lo que ocurre. La poesía llamaría etapas de la aridez .¿Qué es lo que hacemos?. Lo que
lo que hace es lo inverso, es reforzar lo incomprensible. Por hacemos es leer otra poesía, es escuchar otra música, lo que
eso me gusta mencionar la anécdota del Koan que el poeta hacemos es estar a la sombra de un árbol, como si ese árbol
Basho le plantea a sus discípulos. El poeta de los haikus dice: fuera el bosque en un pensamiento oriental.
"He estado explicando Zen toda mi vida y todavía no sé en
qué consiste".
Esto significa que para él lo importante no era atrapar ese
concepto, sino vivir la realidad del Zen. Y eso es lo que 3. Alquimia e integridad
importa plantar, como una nueva planta o árbol en el poema. Creo que esta metamorfosis que es la expresión humana no
Es en el misterio de lo que ignoramos donde está la dimensión está hecha sólo de espíritu, ni de materia, ni sólo de sentidos.
de lo infinito, lo que nunca podrá cubrirse del todo. Creo que es catastrófico que se separe el poder mental del
hombre, de la inteligencia, o de la imaginación. Todo lo que
¿Por qué nacemos, por qué morimos? A veces cito una frase
constituya un elemento divisor, partidor, es negativo para
con la cual Martin Heidegger pone fin a su magnífico opúsculo
concebir al ser humano. Uno de los fines de la poesía es volver
"Qué es metafísica", la conclusión del mismo es una pregunta:
a reunir todo lo que el hombre es y hablar desde todo lo que lo
"¿Por qué existe algo y no, solamente, nada?".
constituye. Alguien señaló que Miguel Hernández, el poeta
El misterio es entonces la zona interminable, inacotable, que español, había conseguido un lenguaje casi corporal, que
sitúa nuestras principales acciones, y ausencias, en ese había integrado en la poesía hasta el propio físico. En esa
sentimiento de que hay más tierra por descubrir, más realidad conversión casi química, en esa alquimia del verbo, como
aún, y que nunca, será descubierta del todo. decía Arthur Rimbaud, el hombre debe acceder de una manera

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o de otra, a que la integridad de su ser, se juegue en la La recuperación del instante, la captación del mismo, el viejo
integridad del poema. sueño de los grandes creadores que a veces uno tiene la
¿Cómo hacer para integrar el poema, desnudo, infiliable, y un pequeña y humilde sospecha de que consigue recuperar. En
poco inubicable? El poema que no puede encerrarse en esa tarea de entrar en lo indecible, hay alguien que está cerca
ninguna definición, ni tendencia. Un poema como una entidad de la tarea poética, es el místico. En su rara y singular
propia y diferente. Es obtener el poema en donde tengamos la experiencia interior y de comunicación con el universo de las
sensación de que la creación se ha configurado para darnos la cosas, el místico a veces se pregunta si vale la pena seguir
impresión de que se toca algo distinto. "Siempre lo nuevo", hablando, o si el silencio es mejor. Pero es posible observar
decía Charles Baudelaire. Arrojarse a lo desconocido para que son pocos los místicos que no retornan en algún momento
encontrar lo nuevo. Creo que es ahí donde encontramos el a la tierra de todos, para dejar dicho, aunque sea algunos
sentido de lo que llamamos creación. La poesía no es balbuceos de lo que han creído ver y vivir. Y cuando vuelven
meramente un producto, no es una fabricación, es una casi siempre eligen la poesía para decirse. Porque la poesía es
creación o una oración laica. Porque se juega lo que el hombre justamente la vía para expresar lo inefable. En el poema
es y arranca lo que no sabíamos que estaba y que sin pueden quedar algunos pedazos, fragmentos que nos
embargo el poeta demuestra que estaba. transmiten a veces mensajes inesperados. Esto también se
empalma con lo que decía Rimbaud, para quien el poeta no es
El poeta y el poema se encuentran rodeados por lo
profeta, en el sentido de alguien que anticipa las cosas, sino
desconocido. Quien se da cuenta de eso y persigue hacer de lo
que cultiva la visión verbal y eso lo lleva un poco más allá,
desconocido algo que se pone delante de la mirada, hace
acostumbra a que la mirada se vuelva "visión". Aquí es donde
poesía. Y como en todas las grandes cosas de la vida, el amor,
entra a jugar un papel fundamental la imaginación, que
la muerte, el dolor, no hay definiciones unívocas, lo que hay es
descubre resortes insospechados en todas las cosas.
simplemente el hecho concreto y real, inexplicable, y casi
imposible de darle forma. Pero razón e imaginación no agotan todavía el repertorio de
los recursos que mueven y hacen el poema. Así como hablé
del cuerpo podría hablar de los sentidos, en aquello que decía
4. El místico, el visionario, el pensador: la experiencia el poeta inglés William Blake acerca de que si accediéramos a
poética. las puertas de la percepción la realidad se tornaría infinita.
Siempre es un instante, un instante de plenitud, lo que nos Pero hay una cosa que me parece importante en todo este
señala o nos sitúa con los ojos abiertos en la realidad más planteo y es que el poeta y los lectores durante bastante
suelta, más ilimitada. tiempo estuvieron acostumbrados a que lo principal fuera la
efusión. Yo tengo la sensación de que se ha desconfiado de la
presencia de la inteligencia y de la razón en el poema y pienso

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Todos hablan Ciertas luces apagadas


de lo que han encontrado en el camino. iluminan más
Algunos también hablan que las luces encendidas.
de lo que no han encontrado.
Y unos pocos se refieren Hay lugares donde no es preciso
a lo que no es posible encontrar. que algo esté encendido para que alumbre.
Pero además hay cosas
Pero hay quienes hablan de un encuentro que se aclaran mejor con las luces apagadas,
que surge como una emboscada entre las manos, como algunos estratos oblicuos del hombre
como una golondrina que nunca formó parte o algunos rincones que se instalan subrepticiamente
de ninguna bandada, en los espacios más abiertos.
como un gesto secreto que recoge
la compasión que falta en los encuentros. Y hay también una intemperie de la luz,
una zona despojada y ecuánime
Todo encuentro se crea donde ya no hay diferencia
como agua ante la sed. entre las luces encendidas
El resto es un espejismo y las luces apagadas.
que ni siquiera alcanza
para desconcertar al desierto.

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Hay fragmentos de palabras Mi mano acaricia tu sueño.


adentro de todas las cosas, Y para mejor acariciarlo
como restos de una antigua siembra. se convierte ella también en sueño.

Para poder hallarlos Pero entonces tu sueño


es preciso recuperar el balbuceo se convierte en una mano,
del comienzo o el fin. para poder corresponder a esa caricia.
Y desde el olvido de los nombres
aprender otra vez a deletrear las palabras, ¿El amor será siempre
pero desde atrás de las letras. el cruce de una mano que va
y otra mano que vuelve?
Quizá descubramos entonces
que no es necesario completar esos fragmentos, ¿O será solamente
porque cada uno es una palabra entera, el paso de dos sueños que se cruzan?
una palabra de un lenguaje olvidado.

Y hasta es posible que encontremos en cada cosa


un texto completo,
un reservado y protegido texto
que no es preciso leer para entender.

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El gesto de la mano El poema convoca al humo


cuando intenta escribir para encender la lámpara.
crea a veces el pensar,
crea la imagen Los fuegos apagados
que después mueve la mano. son el mejor combustible
para los nuevos fuegos.
Un gesto también crea el amor,
que después crea otros gestos La llama sólo se enciende
y algo más que hay debajo. con su pasado.

El autónomo idioma de los gestos


parece un calculado azar
para despertar las latentes esperas
que habitan en el fondo de todo.

También el árbol es un lenguaje de gestos


donde se unen el azar y la complicidad del árbol
para que caiga una hoja.

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Dibujaba ventanas en todas partes. A veces parece


En los muros demasiado altos, que estamos en el centro de la fiesta.
en los muros demasiado bajos, Sin embargo
en las paredes obtusas, en los rincones, en el centro de la fiesta no hay nadie.
en el aire y hasta en los techos. En el centro de la fiesta está el vacío.

Dibujaba ventanas como si dibujara pájaros. Pero en el centro del vacío hay otra fiesta.
En el piso, en las noches,
en las miradas palpablemente sordas,
en los alrededores de la muerte,
en las tumbas, los árboles.

Dibujaba ventanas hasta en las puertas.


Pero nunca dibujó una puerta.
No quería entrar ni salir.
Sabía que no se puede.
Solamente quería ver: ver.

Dibujaba ventanas.
En todas partes.

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La página en blanco Más tarde o más temprano


es un oído que aguarda. hay que poner la mano sobre el fuego.
La escritura es la voz
que puede combinarse con el blanco Tal vez pueda la mano
o crudamente abolirlo aprender antes a ser llama
para arribar así al oído. o quizá persuadir a la llama
para que tome la forma de una mano.
En algunos momentos
la mano presiente la densidad que la espera Y si fallaran ambas cosas,
y su trazo en el blanco tal vez puedan la mano y la llama
descubre la presión necesaria resolverse en los átomos ya libres
para llegar hasta la música de abajo. de una distinta claridad.

Cuando esto no ocurre, O quizá simplemente


es preciso anular la escritura, calentar un poco más el universo.
extinguirla
como se apaga una lámpara que humea,
recomponer el blanco de la página
y preservar al oído que aguarda.

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¿Cuántas formas de visión El hombre se ha vuelto del revés.


se han abierto en nosotros? Convendría por eso
Sabíamos que una sola no basta que usara el sombrero al revés,
y casi sin sentirlo los guantes, la camisa
hemos ido incorporando nuevas ópticas, y sobre todo el corazón al revés.
insólitas retinas,
a esa ruda ecuación Y también convendría
de ver, ser y pasar. que diera vuelta las palabras,
las miradas que se desflecan en el viento,
Y ahora ni siquiera sabemos la historia de sus pálidos días,
con qué ojos vemos lo que vemos. las puertas del silencio,
Ni sabemos tampoco el símil de pensar con que se yergue
si aún somos nosotros los que vemos. y la inconducta terca de su muerte.

Y cuando esté todo al revés


volver a darlo vuelta del revés,
para ver si allí encuentra su figura,
la figura de hombre que jamás encontró.

Porque el revés del revés no es el derecho,


esa mísera imagen que tampoco nos sirve.

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Podría quizá olvidar algo que he escrito Invertir los signos de la fiesta,
y volver a escribirlo de la misma manera. como lo haría un monje loco
que sólo puede orar con la cruz al revés
Podría olvidar la vida que he vivido o poniéndose a sí mismo
y volver a vivirla de la misma manera. con la cabeza hacia abajo.

Podría olvidar la muerte que moriré mañana Que la fiesta comience


y volver a morirla de la misma manera. con la muerte en la punta de los dedos
y el abismo enredándose en las piernas,
Pero siempre hay un grano de polvo de la luz con la luna convertida en esponja
que rompe el engranaje de las repeticiones: para absorber el cielo
podría olvidar algo que he amado y la luz en escoba
pero no volver a amarlo de la misma manera. para barrer la tierra.
Que el sueño se transforme en sustancia,
la vejez en victoria
y tu ausencia portátil en presencia.
Y sembrar al voleo la identidad de los rincones
como si se encendiera la primera luz
con el pabilo de la noche.

Hay que invertir los signos de la fiesta,


romper la malla estrafalaria
del juego que nos ciñe
y saltar hacia otro juego más abierto.

Hay que hallar más mirada en los ojos


o fuera de los ojos
y descubrir por fin la fiesta prometida.
para Antonio Ramos Rosa

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La parábola que es nuestro alrededor


El error que comete una cosa nos contamina la visión
al caer de tus manos, y la inflama con un fugaz desfile
la absurda equivocación de una hoja que contradice a las estrellas.
al no caer sobre la tierra,
la confusión de un aroma El mito de llevar un dios adentro
que emigra de una flor nos desangra la visión
y se va a perfumar un pensamiento, y la corrompe con la íntima tutela
no deben atribuirse de un ojo anclado en su propio estrabismo.
a sus modales inexpertos
sino al defecto fundamental que el azar distribuye Aplastada entre afuera y adentro,
como una noche quebrada la visión debiera ser autónoma,
por el apocalipsis encubierto de los días. independiente del hombre y de los dioses,
del ojo y de las cosas.
Esta concreta conspiración del desacierto
indica que la historia aún no ha empezado La visión debe ser visión y no mirada,
y el hombre sólo registra en sus anales luz sensible, punción, llama sin leño,
inciertos simulacros de antihistoria. creación de un ojo, no su vástago.
Y después, sólo después, abrir el mundo.
Tan sólo una imaginación regenerada
que trace los movimientos del regreso,
del perfume a la flor,
de las hojas al árbol,
de una cosa a tu mano,
del azar al azar,
de la noche a la noche,
puede iniciar la historia verdadera.

El mundo está repleto


de anodinos fantasmas.
Hay que hallar los fantasmas esenciales.

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Cuando carezco de luz, Hay un momento


la luz me parece imposible. en que uno se libera de su biografía
y abandona entonces esa sombra agobiante,
Cuando quedo afuera del poema, esa simulación que es el pasado.
el poema me parece imposible.
Ya no hay que servir más
Cuando dejo de mirarte, la angosta fórmula de uno mismo,
tú me pareces imposible. ni seguir ensayando sus conquistas,
ni plañir en las bifurcaciones.
Cuando pierda la vida,
la vida me parecerá imposible. Abandonar la propia biografía
y no reconocer los propios datos,
Y si pudiera no pensar, es aliviar la carga para el viaje.
pensar me parecería imposible.
Y es como colgar en la pared un marco vacío
Desde afuera de una cosa, para que ningún paisaje se agote al fijarse.
esa cosa es imposible.

Y desde afuera de todo,


todo es imposible.

Pero hay una excepción:


desde adentro de mí,
yo también soy imposible.

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Callar algunos poemas, Buscar una cosa


no traducirlos del silencio, es siempre encontrar otra.
no vestir sus figuras, Así, para hallar algo,
no llegar ni siquiera a formarlas: hay que buscar lo que no es.
dejar que se concentren como pájaros inmóviles.
en la rama enterrada. Buscar al pájaro para encontrar a la rosa,
buscar al amor para hallar el exilio,
Solo así brotarán otros poemas. buscar la nada para descubrir un hombre,
Solo así la sangre se abre paso. ir hacia atrás para ir hacia adelante.
Solo así la visión que nos enciende
se multiplicará como los panes. La clave del camino,
más que en sus bifurcaciones,
Los poemas acallados su sospechoso comienzo
nos prueban que el milagro es siempre joven. o su dudoso final,
Y al final, cuando todo enmudezca, está en el cáustico humor
tal vez esos poemas de su doble sentido.
hagan surgir también otro poema.
Siempre se llega,
pero a otra parte.

Todo pasa.
Pero a la inversa.

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La casa del sueño Las caras de derrota del domingo a la tarde,


no posee puertas ni ventanas, las caras donde se ahogó la fiesta
no tiene rincones fijos, como un islote simulado
se alumbra con una medialuz anónima que se hunde en la verdad del mar.
y carece de propietario.
Las caras del domingo a la tarde
La casa del sueño recopilan los fracasos del hombre,
no copia sus imágenes. desmantelan sus ¿éxitos de estopa
No hay pinturas en sus paredes. y predicen escaleras que descienden.
Sus figuras y reflejos se entrecruzan
como si su sustancia fuera el tiempo, El bochorno de los próximos días
pero un tiempo visible y sin medidas. volverá a repetir el simulacro
como un tinglado recurrente,
Nosotros no habitamos en la casa del sueño: a menos que aparezca de pronto
ella mora en nosotros, la fiesta no prevista,
como si los papeles se hubieran invertido. la fiesta que no está en los calendarios
Nadie podrá habitarla nunca, ni en los fáusticos proyectos del hombre.
salvo quizá nuestra ausencia. El domingo que irrumpe en la mitad de la semana,
sin caras de derrota.
O tal vez otra ausencia,
una ausencia más ausente todavía. Además, hay otra alternativa:
durante la semana
podría el hombre inventarse otra cara,
tal vez la suya propia.

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Hemos llegado a una ciudad sagrada. Hay ángulos que no pueden cerrarse
Preferimos ignorar su nombre: y que ninguna línea convertirá en figura.
Así le podemos dar todos los nombres. Ellos resumen el destino.
No encontramos a quién preguntar Tampoco el destino puede cerrarse.
por qué estamos solos en la ciudad sagrada.
No conocemos qué cultos se practican en ella. El amor conoce esos ángulos
Sólo vemos que aquí forman un solo filamento y con frecuencia acude a ellos.
el hilo que une toda la música del mundo También el pensamiento y la palabra.
y el hilo que une todo el silencio. También los párrafos del viento.

No sabemos si la ciudad nos recibe o nos despide, Pero no hay instrumento que pueda medirlos,
si es un alto o un final del camino. ni hay geometría que los abarque.
Nadie nos ha dicho por qué no es un bosque o un desierto. Ellos responden a otro orden del espacio:
No figura en ninguna guía, en ningún mapa. la geometría de lo abierto.
Las geografías han callado su ubicación o no la han visto.
Pero en el centro de la ciudad sagrada hay una plaza Y quizá también respondan a un llamado,
donde se abre todo el amor callado pero no sabemos de dónde.
que hay adentro del mundo.
Y sólo eso comprendemos ahora:
lo sagrado
es todo el amor callado.

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Roce del tiempo con el tiempo, La niebla sin niebla del atardecer
roce de una mirada con su objeto convoca a otras nieblas heréticas
o con otra mirada, repartidas por el mundo,
roces de los cuerpos que vagan especialmente aquéllas que se agazapan
como extrapolaciones del vacío, como sospechosas diluciones de la luz
roce de un pensamiento con otro en ciertas franjas equívocas
o con su propia sombra. parecidas al pensamiento
y en ciertas desventuradas historias
Los roces constituyen la vida acometidas por los dioses
y quizá la calientan levemente como si fueran acrobáticos
ante el invierno sin roces de la muerte. personajes de circo.
La unión y el encuentro
son blancos demasiado netos La secta de esas nieblas heréticas
y el frío los abate corrige en las anfractuosidades del mundo
como a troncos fácilmente localizables. la torpeza infinita
del hombre y de los dioses.
Vivir parece sólo un roce con el ser.
Pero tal vez sea posible Quizá de alguna de esas nieblas
detenerse en un roce, surja alguna vez una imagen más clara
como una canción en una rama, o un misterio más puro,
para saludar al sol o a los pájaros. ya que hasta los misterios se han vuelto complacientes.

Puede ser que en las nieblas sin niebla


se concentre una discreta forma
de homeopática curación de la luz.

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28 40

El mundo se ha cerrado, También hemos traicionado al agua.


el hombre se ha enquistado
sobre su propio ojo. La lluvia no se reparte para eso,
La vida humana es una cápsula el río no corre para eso,
con un preciso instrumental el charco no se detiene para eso,
que permite imitar la realidad. el mar no es presencia para eso.

Hay que volver a abrir las cosas, Otra vez hemos perdido el mensaje,
abrir la habitación del hombre, las vocales abiertas
abrir las imágenes como si fueran frutos, del lenguaje del agua,
abrir el taller sofocado de la piedra su inaudita transparencia palpable.
y la reseca piel de la palabra,
el continente bloqueado del sueño, Ni siquiera supimos
el traje a medida del amor, beber la transparencia.
los párpados bajos del paisaje, Beber algo es aprenderlo.
la cámara pringosa del exilio,
la invalidez ritual de la locura. Y aprender la transparencia es el comienzo
de aprender lo invisible.
Y saltar hacia afuera o adentro,
ya que al fin es lo mismo.
Los dos extremos se abren:
el medio es lo cerrado.

¿O habrá también un salto


inmóvil en el medio,
un salto que lo abra
como una estrella que comienza?

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39 29

Hay un sordo llamado en todas partes.


A veces aflora El soplo de luz, el temblor concentrado
como un compás que no está en la partitura, que brota de ciertos encuentros
como un pétalo excedente, contradice a veces su propia brevedad
un soplo que se desvincula del aire, y se extiende como una alquimia lenta
un nombre ajeno que nos nombra por todo el resto de la vida.
o una inflexión que nos convoca
desde adentro de nuestro propio sueño. Poseer así para siempre
algo que nunca se tuvo
Si vamos hacia él, desaparece. y nunca se tendrá,
Si no vamos, cambia la condición del hombre,
sentimos cómo aumenta el vacío. modifica sus límites.
Cada día notamos con mayor insistencia
que subyace a todas las palabras. Unas veces las manos se tocan
y otras ni siquiera se tocan.
Pero la clave no es ir a buscarlo, Los ojos si se tocan
ni vagar como ciegos detrás de sus indicios, o algo que está atrás de los ojos.
ni tampoco tratar de responderle.
Este es el único llamado Pero poseer así, tocar así,
que no reclama una respuesta: abrevia un rincón de eternidad
pide tan sólo otro llamado. y lo hace caber en la celda que habitamos.

Tal vez sea éste el sentido de todo: Tal vez esté allí la sabiduría del amor,
un encuentro de llamados. rescatada de los incendios que lo devastan.

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30 38

Todo viene hacia nosotros:


Los hombres van quedando al costado del camino, no vamos hacia nada.
convertidos en muñecos. ¿Hacia dónde podríamos ir?
No importa si antes fueron Toda marcha es una simulación,
marionetas u hombres. un anodino juego
La figura es ahora la misma. o una costumbre inútil.
Y sus miradas están fijas
como aplastadas cintas de papel. Todo viene hacia nosotros.
Desde la tierra callada,
No los ha apartado el camino. desde el cielo que vemos
Tampoco nosotros los hemos apartado: o desde el cielo que no vemos,
apartarse parece ser el triste destino del hombre. desde los huesos que nos sostienen
Y también convertirse en muñeco. o desde la sangre que nos envuelve,
Se verá, si se observa con cuidado, desde el tiempo que manoteamos
que desde el comienzo la rigidez es progresiva. o las matas de azar que nos rozan.

Pero hay algunas veces Todo viene hacia nosotros.


en que un hombre sigue por el camino, La forma con que nacimos,
como si hubiera un final. el pensamiento y las sombras,
Los muñecos lo observan azorados. la astilla de cada palabra,
El camino parece entonces erguirse y abrigarlo. los silencios que articulamos,
Y los ojos de ese hombre dibujan de nuevo el sueño que despoja a la noche
el quebrado itinerario de la luz. o la noche que despoja al sueño,
la apelación desconocida y sin destino
que nos trae cada amor.

Todo viene hacia nosotros,


salvo tal vez esa figura muda
que armamos con un matiz de cada cosa
y que quizá se yerga al desplomarnos
para marchar por cuenta propia,
para venir con todo lo que viene,
aunque no venga ya hacia nosotros.
46 55
ese menos que sin embargo suena, 31
nos reanima en el límite.

Necesitamos a veces La casa del hombre,


descender a la nada, la casa para quien no puede tener casa.
al casi nada de la nada,
allí donde la nada El patio de la casa del hombre,
es una música infinitesimal, el patio donde la lluvia se siembra como el trigo.
lo único que se oye
cuando todo lo demás enmudece, El árbol de la casa del hombre,
cuando el oído queda el árbol que guarda la identidad del tiempo.
completamente solo.
La luz de la casa del hombre,
la luz que se descalza en la noche.

La puerta de la casa del hombre,


la puerta que no quisiera ya ser puerta.

El techo de la casa del hombre,


el techo que se bifurca en alas para seguir sus huellas.

La ventana de la casa del hombre,


la ventana que dibuja su rostro para poder cuidarlo.

El aire de la casa del hombre,


el aire que lo respira mientras él lo respira.

La figura de la casa del hombre,


la figura que copia su figura.

Las ruinas de la casa del hombre,


las únicas ruinas que no son una derrota.

La sombra de la casa del hombre,


la sombra que se consuela con su sombra.

54 47
El amor de la casa del hombre, 37
el amor que la llena y la vacía.

para Manuel Mejía Vallejo y Dora Luz


Días de espesor condenado,
32 con estrías de luna abandonada por el sol.
O menos: sin estrías.
Tabla rasa de la luz y la sombra,
limbo penitencial
No podemos detener los dibujos que se forman en el aire. que ignora dónde estuvo la culpa
No podemos detener los dibujos que se descuelgan de la y dónde el paraíso.
noche.
No podemos detener los dibujos que nos incendian el Pero algo suena de pronto,
pensamiento. menos quizá que un sonido,
menos que el eco de un llamado
No sabemos quién traza esos dibujos. en una puerta que no existe,
No sabemos por qué esos dibujos adornan menos que la sombra de la campanilla
estos vagos suburbios de la nada. en el espacio atónito de una catedral,
Ni siquiera sabemos si nuestros ojos sirven menos que el latido de un reloj
para ver esos dibujos. sumergido en el fondo del pasado,
menos que el roce de los nombres perdidos
Pero el hecho que más nos sorprende en la impenetrable maraña de lo no nombrado,
es que todas las cosas resulten incompletas, menos que el pensamiento de una melodía
ya que ninguna existe o se sostiene que jamás se ejecutó
sin la complementación de estos dibujos. y tal vez nunca se compuso,
menos que una vibración estrangulada
No es raro entonces que estos dibujos nos parezcan en el hueco de una palabra muerta,
más perfectos que el aire, menos que un sueño detenido
más habitados que la noche, en el umbral más quieto de la noche,
más reales que el pensamiento. menos aún que la forma más remota de un mundo
después de su extinción.

Y entonces,
Allí donde ni siquiera la idea de la luz
podría abrir la partitura tapiada del tiempo,
ese menos que menos,
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36 33

También hay espacios hechos de nada, Vaivén de la ternura,


ámbitos imprescindibles para descansar un momento, que llega o se retira
ya que de todas las cosas como el sueño en un niño,
hay que descansar un momento. manejando distancias
que se acortan o alargan
Y hay además ciudades hechas de nada, sin cambiar de medida.
hombres, caminos, árboles,
palabras hechas de nada, El encuentro y la separación
libros, muertes, amores, usan el mismo espacio,
mundos hechos de nada. que despierta a veces hacia un lado
y a veces hacia el otro,
Si el corazón se combina con ellos como un hombre en su lecho,
tal vez comience a oír una música compartido o a solas.
también hecha de nada,
la única que puede abrir lo cerrado, La ternura disuelve
la única que no necesita interrumpirse. esa línea ilusoria
que divide las aguas
Por otra parte, de la separación y del encuentro.
cuando todo sea nada,
sólo perdurará esa música, Cerca y lejos no existen.
nada más que esa música. Los crea la ternura
como el mar crea la playa
con el borde inasible
de sus sabias mareas.

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Algunas veces nos sentimos por fin Tu aliento te corrige.


asentados en la tierra. Tu aliento me corrige
Ella parece entonces nuestra casa. y también corrige al mundo,
Y por un momento olvidamos como un duende sonámbulo
nuestros pintorescos atuendos que empaña el cristal de la ventana
de seres destinados al exilio. y traza allí los símbolos que enlazan
la vida con la vida.
Quizá por esas pocas horas de arraigo
sabemos que las cosas Desde el fondo de las formas más antiguas,
podrían haber sido de otro modo: las formas anteriores al aliento,
tener un lugar, surge a veces una metástasis de formas
habitar nuestra casa, como para borrar aquellos símbolos,
aunque periódicamente nos expulsara el infinito. pero tan sólo los rodean
con los trazos protectores del origen.
Pero lo mismo en el arraigo o el exilio
seguimos sin conocer nuestra función, Y esos trazos entonces los abrazan
quizá porque ignoramos como si pretendieran protegerlos
la función de la tierra. de las infaustas intemperies
o quizá del momento incorregible
en que tu aliento ya no empañe
el ya neutro cristal de la ventana.

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62 44

Desde adentro del sueño El recuerdo no es suficiente.


algo abre mi mano El recuerdo siempre es incompleto,
para que encuentre a la tuya la degradación de una presencia,
afuera del sueño. una existencia inválida,
un ciervo con los miembros amputados,
Pero desde afuera del sueño el desvalido trozo
algo abre mi mano de una mirada escindida en muchas partes.
para que encuentre a la tuya
adentro del sueño. No sirve la esperanza extravagante
de vivir para ser un recuerdo,
¿No habrá algo en mi sueño ni adelgazar la ya magra biografía
que abra mi mano para que pueda entrar en pocas líneas.
para que encuentre a la tuya
adentro de tu sueño? Tal vez resulte más completo,
más entero, más fiel,
Como hay algo aquí afuera el olvido absoluto.
que abre mi mano ¿Pero hay algún olvido
para que encuentre a la tuya que no encierre un recuerdo?
simplemente aquí afuera. ¿Hay olvido absoluto?
¿No es acaso el olvido
Los encuentros directos un recuerdo enquistado?
y los encuentros indirectos
buscan quizá otro encuentro: ¿O es tan sólo el recuerdo
el encuentro que suprima el lugar. un enquistado olvido?

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45 61

¿De dónde vienen estas imágenes? Estar.


¿Y adónde van estas imágenes? Y nada más.
Nosotros no somos terreno apropiado Hasta que se forme un pozo abajo.
para que aquí se aposenten.
No estar.
Las imágenes parecen buscar un lugar Y nada más.
donde poder detenerse Hasta que se forme un pozo arriba.
y nosotros somos arenas movedizas,
nada más que un lugar de pasaje. Después,
entre ambos pozos,
Pero entonces se detendrá un instante el viento.
¿por qué vuelven las imágenes?

También nosotros quisiéramos detenernos


y volvemos siempre al lugar
donde eso no es posible.

Tal vez no somos más que otras imágenes


que como todas las imágenes
sólo pueden volver a las imágenes,
aunque no puedan detenerse.

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60 46

Las palabras se desfondan, Entre los bloques de espera


salvo en el hueco inasible del poema, flotantes en el río
en su loca profecía de presente. que pasa por debajo de todo,
inyectar unas palabras de luz,
Sólo el silencio permite el reconocimiento. unas palabras de sombra
Pero el silencio ya no existe. y algunas vetas de silencios unánimes
Sólo existen las ruletas enajenadas para los cuales no difieren
que no aciertan ya ningún número la sombra y la luz.
y distraen de la cifra de la muerte.
Y aguardar después que se levante
A veces, sin embargo, el silencio renace como un rostro sin rictus
como un espacio que reemplaza al vuelo, la flor de la espera,
entre ciertas palabras que se olvidan del oído, de la espera de todo,
ciertos dolores que parecen amores, la espera de nada,
ciertas caídas que ascienden no sé dónde. la espera de la espera.

Entonces el silencio rescata a las palabras Entonces estará menos vacío


o las palabras abandonan sus traiciones el espacio que abandonó la esperanza.
y generan nuevamente el silencio, El gesto abierto de la espera
como el único terreno disponible es la forma más pura de la fe.
donde pueden germinar casi en la nada
las semillas que creímos imposibles.

Y si hubiese una cosecha,


aceptaríamos también que esa cosecha
la recogieran otros.

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47 59

Educar a las semillas de la nada Un gesto amenazante nos rodea.


y colgarlas como cuentas transparentes Quizá menos que un gesto:
de las ramas más calladas de un árbol. una amedrentadora expectativa
Algunas serán llevadas por los pájaros, que parece dudar
otras se pegarán al viento entre acusarnos con su dedo incriminante
y algunas se hundirán en las miradas o agredirnos desde su zócalo invisible.
o en las palabras sueltas
que a veces se arremolinan en el aire. Pareciera algún dios desplazado,
el falaz substituto de un dios
Y a través de esas limpias mediaciones o el rencor de su reemplazo,
caerán detrás de la sequía, enquistado en el aire
torcerán el invierno, para hacernos respirar penosamente
se alzarán sobre la torre rota lóbregas inminencias.
y hasta quizá germinen sin notarse
entre los mustios epitafios. O tal vez sea tan sólo
el consternado círculo
Porque nos hace falta esta cosecha. con que las propias cosas nos circundan,
Todas las demás se consumen, la compunción, no la amenaza,
se pudren como la sombra del agua, con que todo contempla nuestro paso,
como panes de polvo. nuestra fugacidad inexplicable.

Sólo resta la cosecha de la nada, Quizá fuera preferible


pero antes hay que efectuar la siembra. una orla de hielo,
Las semillas están en todas partes: la desatenta espalda de las cosas,
es preciso enseñarles a brotar. el circulo de nada
donde yacen los dioses.
Hay que educar a las semillas de la nada
para que puedan germinar como las otras. Un silencio por fin deshabitado.
Ni piedad ni amenaza:
la honda seguridad
del silencio sin nadie.

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La muerte no tiene forma. Todas las historias me parecen conocidas,


La vida dona sus formas a la muerte. todas las intrigas, todos los argumentos.
No sabemos si ésta a veces las adopta No lo he vivido todo,
porque las formas no regresan. ni siquiera lo he visto.
No guardo en mis alforjas
Si la muerte fuese una rosa oscura el resumen en píldoras
y el hombre tuviera ojos para verla, de todo cuanto existe.
sabríamos qué sucede con las formas.
Pero todos los rostros me resultan conocidos,
Pero entonces ya no sería necesario todas las voces, todos los paisajes.
conocer el destino de las formas: No me he cruzado con todos los hombres,
bastaría con aspirar profundamente ni siquiera los he oído o leído.
el oscuro perfume de esa rosa. No conservo en mis ojos
el arduo laberinto
de todos los reflejos.

Sin embargo, en el fondo


hay algo que alguna vez he pensado
o vivido o amado alguna vez,
casi un relámpago de nada,
que sin yo darme cuenta
enhebró un filamento
de todo cuanto existe
y me ha dejado adentro
la sensación extraña
de haber pensado todo,
de haber amado todo,
de haber tocado todo,
hasta lo que no existe.

Y también en el fondo
o más allá del fondo
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no dejo de escuchar una música 57
a la que se parecen
todas las otras músicas,
no dejo de escuchar un silencio
que pasa como un duende Hondonada del tiempo,
por todos los silencios. no sabemos dentro de qué sueño
Y desde allí se oye claramente soñado por la totalidad.
las ondas detenidas,
las fósiles mareas Y en esa onírica hondonada
del silencio futuro, este laberinto de reflejos
del silencio final. y estos ojos abiertos inexplicablemente,
estas palabras que se funden
como velas minúsculas,
estos amores que se caen,
estos trabajos y estas furias,
estas pisadas en la noche.

¿Por qué esta hondonada del tiempo


no es una cresta de las cosas
o la cima del sueño único
donde un ojo también único
es ojo abierto para siempre?

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Todos los templos están deshabitados. Las mareas del lenguaje


Todos los templos están deshabitados no tienen siempre el mismo ritmo.
porque no están vacíos. Sus bajantes se producen sin horario fijo
Sólo un templo totalmente vacío y nos dejan a veces abandonados en la playa
puede habitar el espacio de un templo. desoladamente húmeda,
con el sordo temor de una retirada
Por eso mi poema sin seguro retorno.
basca ser un templo vacío.
Sólo allí podría habitar Y aunque estemos relativamente acostumbrados
un tallo del ser. a los descensos aleatorios
del nivel de las cosas,
Y tan sólo en el ser que a menudo nos dejan semivivos
puede erguirse la rosa. en cualquier inocente encrucijada,
Aquí sólo logra las retiradas del lenguaje
demorarse un instante. no nos permiten habituarnos
a esa insólita situación
de náufragos sin naufragio.

Cuando vuelven a subir las aguas,


cuando el lenguaje regresa a habitarnos,
sentimos de pronto
que en la definitiva bajante de la vida
quizá la mayor pena
será la pérdida para siempre del lenguaje.

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La luz es un resorte Rostros que van,


que empuja hacia la sombra. rostros que vuelven.
La sombra es un resorte
que empuja hacia la luz. Hay una sola diferencia:
la lluvia, en el camino,
¿Y si ambos resortes se juntaran moja más a los que vuelven.
para empujar hacia otra parte,
más allá de la sombra,
más allá de la luz?

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Siempre estamos en el comienzo, Unas puertas tan perfectas


pero casi siempre cegamos el comienzo que no parecen levantadas
con la superchería de ser alguna cosa para pasar por ellas.
o el simulacro carnavalesco de crecer.
Unas puertas tan perfectas
Y solamente el comienzo nos consuela como para quedarse
del árido abandono que es la vida. para siempre en una puerta.
El comienzo de un signo, de una rosa,
de un color, de tus manos, Y desde allí
El comienzo de dios. ver pasar todas las cosas,
sin entrar ni salir.
Sí. La vida no es más que un comienzo.
También dormir, tropezar,
desandar un camino,
detenerse en un rostro,
pensar,
encender una lámpara.
Y por cierto apagarla.

Hasta dios no es más que un comienzo.

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La servidumbre de la noche, Saqué una mano fuera del sueño


la servidumbre de tener que abandonar el pensamiento, para apoyar algo que tenía en ella,
no es un cambio de piel: pero no encontré ningún apoyo.
es la serpiente que muda el cuerpo entero.
Aquello que cabía en mi mano
El sueño es inmoral. cayó entonces al suelo
La noche también es inmoral. y ya no pude recogerlo.
Como la muerte es inmoral.
Como la nada es inmoral. Volví a introducir mi mano en el sueño:
estaba rodeada de apoyos,
La función por ahora ha cesado. pero sin nada que apoyar.
Los títeres vuelven a sus rincones neutros.
Mañana volverá a repetirse Más difícil aún que apoyar algo
el repertorio unívoco: es sin dada apoyar nada.
la obra de mil escenas
y ningún argumento.

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Una flecha atraviesa el universo. Partículas en suspensión.


No importa quien la haya lanzado. Partículas de polvo en un rayo de luz,
Traspasa igualmente lo fluido y lo sólido en una filtración de pensamiento
lo visible y lo invisible. que desvela a la noche,
Tratar de calcular adónde va en una epifanía de gestos
sería como imaginar que hay un muro en la nada. que desmadejan al amor.

Flecha desde lo anónimo a lo anónimo, Partículas en suspensión.


desde un abismo que no es un origen Sólo la levedad demora la caída:
hacia otro abismo que no es un destino, no llegar a ser un cuerpo,
movimiento que no parece un movimiento no convertirse en discurso,
sino un éxtasis que se renueva a cada instante. no cerrar el abrazo.

Yo la encuentro en tu mano ¿Habrá partículas tan finas,


o tú en mi pensamiento. tan leves, tan discretas,
Puedo verla entrando en una nube, que duren siempre en suspensión?
cortando en dos un pájaro,
saliendo de las flores y las lluvias,
hendiendo una ceguera,
traspasando a los muertos.

Tal vez su ejemplar anonimato


nos convoca a nuestro propio anonimato,
para poder también librarnos
de nuestro comienzo y nuestro fin.

para Laura

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Desperté demasiado temprano Un monigote al borde del abismo.


y comencé a pensar en lo eterno, Para que caiga es suficiente
pero no en la gran eternidad de los rezos el toque de un dedo,
sino en las pequeñas eternidades olvidadas. el azar de una ráfaga perdida,
el roce distraído de un pájaro.
La parte que no fluye del río,
aquello de la ciudad que siempre calla, Sin embargo, como hebra finísima,
el lugar que no duerme en tu cuerpo dormido, una mirada sostiene al espantajo,
aquello que no despierta en mi cuerpo despierto. una mirada que no puede ser suya,
que lo mira desde afuera.
Sentí entonces que las pequeñas eternidades
son preferibles a la gran eternidad. Ninguna figura puede mantenerse
si una mirada no la sostiene,
Y no pude volver a dormirme. sobre todo si está al borde del vacío.

¿No habrá tal vez una mirada


que sostiene por ahora al monigote
desde adentro del abismo?

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Espacios en blanco.

Balbuceo del comienzo. En el poema,


Balbuceo del final. en la vida,
quizá también en la muerte.
Desde nacer muriendo
hasta morir viviendo todavía. Pesan más que los otros.

Y unas pocas palabras ¿Pesará más el color blanco


extraídas del páramo que los otros colores?
como flores ajenas al lugar,
abriéndose hacia aquel origen ¿O los espacios en blanco
pero orientando su perfume tampoco están en blanco?
hacia aquel acabamiento.

Toda palabra es balbuceo.


Toda flor es balbuceo.

Y todo entre los paréntesis


de unas rocas partidas
y lagartos que huyen.

Nadie puede decirlo.


Nadie dijo mejor
cómo no se puede decir.

(al morir Samuel Beckett)

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Las frondas de los árboles, No puedo levantar la palabra nueva


como una masa de imaginación, que yace entre los matorrales
rectifican el cielo, como una moneda caída.
rectifican el ojo que ve el cielo,
rectifican la tierra bajo el cielo. No puedo tomar esa moneda
y entregarla al pordiosero que hay en mí
También las otras frondas de la vida o al que marcha a mi lado.
corrigen el cielo y la tierra:
las frondas del pensamiento, No puedo adquirir con ella otras palabras
las frondas del dolor, o por lo menos sus moldes de silencio
las frondas de amar. para acuñar mañana sus efigies.

Cuando llegue el invierno En vano he aprendido a inclinarme.


y las frondas se desmantelen La moneda que busco
como multitudes o ejércitos gastados, sólo puede encontrarse cambiándose por ella
esa eterna corrección que es el cambio y quedando en su sitio entre los matorrales.
deberá restringirse a autocorrección.
La palabra que busco no está en la zarza ardiente,
A menos que la ausencia de las frondas, que habla y después se extingue,
las de afuera y las de adentro, sino en la zarza apagada
o tal vez su errante memoria solitaria, que no cesa de hablar.
sin nadie que recuerde,
se transmute en las frondas de la ausencia.

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Otro poema interrumpe el poema que escribo, Voy con mis ruinas a cuestas
reclama su lugar. como un caracol con su concha quebrada,
Ninguno admite postergaciones. cuidando los reflejos y las vetas
Son dos hojas urgentes que aún brillan en sus restos.
brotando superpuestas
en el mismo punto de una rama. Tal vez pueda con ellos
hilar otras imágenes
Llega entonces un pájaro y dejar que las lleve
y se posa en la rama. el viento de las últimas palabras,
También él es un reclamo, las palabras que saben conversar con las ruinas,
el tercero en la aguja del instante. desdeñar los brillos distraídos
Pero de pronto el pájaro canta y aspirar la fragancia de los restos.
y en su canto no hay antes ni después,
cabe más tiempo que en el tiempo, Después vendrá la noche
dos hojas, dos poemas simultáneos, a cubrir lo que quede,
dos llamados, pero quizá una noche con memoria
quizá todos los llamados a la vez, o con savias de imágenes quebradas,
sin que ninguno se borre, cuyo temblor suplante al tiempo
sin que ninguno desplace a los otros. y su túnica estéril, ya caída
como un flojo disfraz
La superposición de dos poemas y un pájaro en medio de la noche.
ha venido a enseñarme
el concierto de todo sobre un punto.

Un orden por encima del orden.

96 85
68 77

El número uno me consuela de los demás números. El misterio no tiene dos extremos:
Un ser humano me consuela de los otros seres humanos. tiene uno.
Una vida me consuela de todas las vidas, El único extremo del misterio está en el centro
posibles e imposibles. de nuestro propio corazón.

Haber visto una vez la luz Sin embargo,


es como si la hubiera visto siempre. no dejaremos nunca de buscar el otro extremo,
Haber visto una sola vez la luz el extremo que no existe.
me consuela de no volver a verla nunca.

Un amor me consuela de todos los amores


que tuve y que no tuve.
Una mano me consuela de todas las manos
y hasta un perro me consuela de todos los perros.

Pero tengo un temor:


que mañana llegue a consolarme
más el cero que el uno.

86 95
76 69

Es mejor no hacer la cuenta.


Un reflejo en la pared me desarma,
El debe y el haber se han mezclado como un pájaro fatigado de sus alas
como guijarros de colores cambiantes, o una flor que descansa de sus pétalos.
la desprolijidad de los asientos
invalida el registro, Reflejo sobre otra pared,
abundan las hojas arrancadas el hombre también descansa a veces
y además nadie conoce de los clavos desvelados
el inventario general. de su propio corazón.

Por otra parte, Debe haber todavía otra pared


en un curioso movimiento, sobre la cual coincidan los reflejos,
los signos tercamente se dan vuelta, una pared que también repose de si misma.
el más y el menos se permutan
como rótulos flotantes, Todo reflejo es un descanso de la luz.
el rojo y el negro se truecan sin decoro
y ni siquiera hay un pulso suficientemente firme
como para trazar la línea
que permita hacer la suma o la resta.

Es mejor no hacer la cuenta.


Sería nada más que otro reflejo.
El saldo del hombre es imposible.

También es imposible
el saldo del todo,
el saldo del ser.

Faltan en ambos casos


las cifras fidedignas,
la raya, el resultado
y aun la mano que pudiera escribirlo.
94 87
70 75

La visita ha sido excesivamente breve. Hay llamados que me llaman por ti


Hace pocos momentos cuando tú no me llamas.
se nos abrió la puerta. Llamados tuyos de ayer
Nuestra procedencia que quedaron flotando en el agua del tiempo,
no era del todo clara llamados tuyos de mañana
y no estábamos preparados que mañana tal vez yo no pueda escuchar,
para esta visita. llamados tuyos que invento sin notarlo
Creímos, sin embargo, cuando la soledad se vuelve arisca
que seria por más tiempo. o llamados tuyos
Tal vez nos confundieron que no vienen de ti ni de mí,
las señales del arribo. como si hubiera entre ambos una autónoma zona
que actúa por su cuenta,
Descubrimos después una zona que hemos creado casi sin querer
otra puerta cerrada. para que diga tu nombre
Comprendimos muy pronto y quizá también el mío
que era la puerta de salida. sin necesidad de nosotros.
Nos sorprendió que existieran dos puertas
y no una solamente De cualquier modo,
para entrar y salir. estoy rodeado por tus llamados sin ti,
como una isla por el mar
Poco más comprendimos. o una torre por el viento que pasa.
Dimos algunos pasos,
dijimos pocas cosas, ¿Seguirán tus llamados llamándome
hallamos otros rostros, cuando ambos no estemos?
a algunos los amamos.
Y no siempre había luz. La boca vacía no necesita a nadie
Aunque en algún momento para poder seguir nombrando.
creímos que la luz
estaba para siempre.

La puerta de salida
ha comenzado a abrirse.
88 93
74 La visita concluye.
Ahora miramos más las flores,
tratamos de escuchar al silencio,
callamos más que antes,
Aprender a descender escalón por escalón velamos las palabras
y detenerse en cada uno, delante del umbral.
para mirar desde cada uno el horizonte,
no el siguiente escalón. En vano hemos tratado
de oír algo de afuera.
Sólo así no rodaremos:
cada horizonte nos sostendrá hasta el siguiente.

Y al bajar al último escalón, 71


aunque ya no necesitemos horizontes,
el último suavizará el descenso,
la bajada de quien prefirió otear los horizontes
antes que vigilar cada paso hacia abajo Exceso de escritura.
por temor a caer.
En todo hay algo escrito,
Sólo las miradas más largas que sólo desciframos a medias.
pueden abarcar lo más próximo. Todo es un palimpsesto
que sólo en parte se borra
y luego multiplica sus capas de escritura.
Hasta el silencio está escrito.

Nosotros no podemos
borrar ni una letra.
Y tampoco podemos
dejar de escribir encima.

Pero queda otra alianza posible:


escribir hacia adentro.
Allí, en comparación,
lo escrito es mucho menos.

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Quizá equivocamos la puerta Estar presente ante todo lo que existe.


o estaban los carteles cambiados Y también ante su sombra.
y en lugar de haber ingresado a la vida
nos hallamos ahora en la muerte. Estar presente ante todo lo que no existe.
Y también ante su sombra.
O tal vez el orden fuera inverso:
el primer estadio era la muerte Estar presente.
y el segundo la vida. No pedir nada.
No seguir separando las ovejas.
Pues comenzamos a morir desde el primer día,
aquello que llamamos vivir Y decir una palabra
no se parece mucho a la vida que también esté presente.
y nadie puede completar una suma Y su sombra.
en medio de las cosas que caen.

Habría que volver a revisar las puertas,


también las de salida.
Y mejorar nuestra alfabetización:
aprender a leer el otro lado de lo escrito.

Tal vez así no erremos la puerta


otra vez al salir
y hasta podamos comenzar sin confundirnos,
no importa lo que sea.

para Luis Aldegheri

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