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Stafilococous Aureis

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3. Conocer la estructura, la fisiología y los factores de virulencia asociados con S.

aureus y los
estafilococos coagulasa negativos.

ESTRUCTURA GENERAL

El género Staphylococcus está formado por cocos Gram positivos, con un diámetro de 0.5 a 1.5
μm, agrupados como células únicas, en pares, tétradas, cadenas cortas o formando racimos de
uvas. Ogston introdujo el nombre de Staphylococcus, del griego staphyle que significa racimo de
uvas, para describir a los cocos responsables de inflamación y supuración. Son bacterias no
móviles, no esporuladas, no poseen cápsula, aunque existen algunas cepas que desarrollan una
cápsula de limo, son anaerobias facultativas.

La mayoría de los estafilococos producen catalasa (enzima capaz de desdoblar el peróxido de


hidrógeno en agua y oxígeno libre); característica que se utiliza para diferenciar el género
Staphylococcus de los géneros Streptococcus y Enterococcus que son catalasa negativos. Los
estafilococos fueron clasificados inicialmente en un género común en la familia Micrococacea
además de los géneros Micrococcus, Stomacoccus y Planococcus. Sin embargo, en estudios
recientes se observaron diferencias con estos géneros, una de las principales es la cantidad de
guanina-citocina (G+C de 30 a 39%), mientras que los Micrococcus tienen un contenido mayor de
G+C de 63 a 73%. Los estudios de homología genética, secuenciación del DNA, hibridación DNA-
rRNA, y la secuenciación comparativa del RNAr 16S, han permitido demostrar que los géneros
Staphylococcus y Micrococcus están poco relacionados.

Por otro lado, la pared celular de los estafilococos tienen unidos los ácidos teicoicos, los cuales no
existen en los micrococos; otra diferencia es la composición del citocromo y menaquinona de la
cadena respiratoria presentes en los estafilococos. Estudios recientes demuestran que el género
Staphylococcus se encuentra más cercano a los géneros Bacillus y Streptococcus. El género
Staphylococcus contiene 32 especies, de las cuales 16 de ellas se localizan en los humanos, algunas
forman parte de la microbiota de piel y mucosas en humanos, y otras se encuentran sólo entre la
flora de otros mamíferos y aves. Algunas de estas especies son patógenas cuando existe
predisposición e inmunosupresión en el huésped o en presencia de cuerpos extraños. Por lo
general, cada especie tiende a ocupar una localización anatómica específica en el huésped que
coloniza.
Entre las especies que colonizan al humano, las de mayor importancia clínica son: S. aureus y
Staphylococcus lugdunensis; en tanto que en animales se encuentra además de S. aureus a
Staphylococcus intermedius. El Staphylococcus epidermidis y el Staphylococcus saprophyticus son
comúnmente responsables de infecciones relacionadas con dispositivos e infecciones del tracto
urinario, siendo éstos menos infecciosos que S. aureus. Algunas especies tienen preferencia por
sitios específicos, los cuales son indicados por su nombre como Staphylococcus epidermidis que
coloniza la piel, Staphylococcus capitis que coloniza el cuero cabelludo. El S. aureus se encuentra
ampliamente distribuido entre los primates, pero no está restringido únicamente a ellos; por
ejemplo, les produce mastitis en el ganado bovino y ovino. En el hombre, la localización nasal del
S. aureus permite su diseminación y, como consecuencia, la multirresistencia a los antibióticos
como a la meticilina (MRSA).
FISIOPATOLOGIA

La invasión directa a través de la piel y mucosas alteradas es característica de la infección


estafilocócica, cuyas manifestaciones más comunes se localizan en los tejidos blandos: linfangitis y
linfadenitis, sin olvidar la piomisitis, alteración predominantemente tropical que incide en
personas malnutridas, muchas de las cuales padecen enfermedades parasitarias, con eosinofilia e
incremento local de IgE en ciertos casos. Sin embargo, es muy típica de la infección estafilocócica
la bacteriemia, que puede producirse sin foco primario definido (primaria) o con un foco definido
(secundaria), tal foco suele ser un furúnculo o herida infectada (si se trata de pacientes
hospitalizados), catéteres intravasculares, sondas urinarias o tubos torácicos.

El porcentaje de pacientes con bacteriemia que desarrollarán alguna infección metastática seria
está mal definido. En la evaluación de tales enfermos podrían tenerse en cuenta dos tipos de
factores: primero, el tiempo durante el cual ha habido bacteriemia, que incrementará la
posibilidad de focos metastásicos, y segundo, la preexistencia o no de lugares especialmente
predispuestos para ser colonizados, como válvulas deterioradas; cuerpos extraños de toda índole,
incluidas por supuesto las prótesis en cualquier localización, y zonas traumatizadas o inflamadas.
En el transcurso de la bacteriemia el microorganismo se instala en otros órganos, especialmente
hueso y cartílago, pero también pueden aparecer abscesos hepáticos, esplénicos o renales.
Además, la bacteriemia estafilocócica puede manifestarse como un cuadro de CID o shock, que
remeda la meningococemia y que se debe a la capacidad del germen para activar el C' y los
sistemas de coagulación.

Otra de las consecuencias más graves de la infección es la endocarditis. Por lo general, el


microorganismo llega desde un foco periférico asintomático al torrente circulatorio, asentándose
en una válvula, generalmente izquierda y previamente lesionada. La mortalidad de estos cuadros
varía desde un 40 % en individuos jóvenes hasta un 80 % en ancianos. Por el contrario, la
endocarditis en los adictos a drogas parenterales suele afectar las válvulas derechas y a veces
tiene una presentación mucho menos espectacular, quizá porque tales pacientes acostumbran
tomar antibióticos; en consecuencia, la instauración del cuadro a veces puede resultar confusa.
Algunos autores han descrito que un 27 % de los pacientes con infección urinaria por S. aureus
había tenido previamente un cuadro de bacteriemia. La infección urinaria primaria suele
relacionarse con la colonización de un catéter urinario. Se ha indicado que aproximadamente en
un 5 % de los casos se producen bacteriemias secundarias desde un foco urinario. De forma
sintética, podrían establecerse ciertas circunstancias predisponentes a la infección estafilocócica.
En primer lugar, cualquier tipo de alteración de la piel y mucosas que interfiera con el efecto de
bañera natural que tales superficies oponen a la entrada de los microorganismos. Podríamos citar
todo tipo de heridas, quirúrgicas o accidentales, y las dermatosis.

Las defensas locales también pueden verse alteradas por ciertas infecciones víricas, como la gripe
y el sarampión, al menos por tres mecanismos distintos: primero, la intensa descamación de las
mucosas; segundo, la presencia de IgG en la superficie de las células infectadas puede incrementar
la adherencia de S. aureus a través de la proteína A, y tercero, la alteración de la función de los
macrófagos alveolares, que parecen desempeñar un papel importante en la destrucción de los
estafilococos inhalados. Según parece, la infección vírica afecta la fusión de fagosomas y lisosomas
interfiriendo con el killing intracelular. En cualquier caso, es bien conocido que la neumonía
estafilocócica es una de las complicaciones más graves de la infección respiratoria por el virus de la
influenza. La presencia de cuerpos extraños en heridas, suturas quirúrgicas, catéteres intravenosos
o urinarios y prótesis valvulares o articulares provoca un estado de inmunodepresión local y
favorece la infección.

Desde un punto de vista sistémico, el mecanismo primario con el que el portador trata de
contener la infección estafilocócica es el sistema de las células fagocíticas, y especialmente los PN.
Así, cualquier defecto cuantitativo o cualitativo de los leucocitos (p. ej., la enfermedad
granulomatosa crónica) constituye una circunstancia predisponente al desarrolllo de estas
infecciones. En la enfermedad granulomatosa crónica, los PN responden tras la fagocitosis con un
aumento de la cantidad de H2O2 intracelular. S. aureus, aunque produce H2O2 por sí mismo,
también genera catalasa capaz de desdoblarla, por lo que puede sobrevivir en tales leucocitos.

Se describen asimismo defectos cualitativos y cuantitativos de los leucocitos en individuos con


neoplasias de las células sanguíneas y en pacientes que reciben quimioterapia citotóxica. En estos
sujetos son muy comunes las infecciones estafilocócicas recidivantes, al igual que en enfermos con
diabetes mellitus, insuficiencia renal, arteriosclerosis o alcoholismo, en los que también se
observan defectos en la función de los PN. Existen muy pocas evidencias que sugieran un papel
importante de la inmunidad humoral y celular en la lucha contra la infección estafilocócica. Aun
cuando los anticuerpos cumplen un papel opsonizante, tanto con cepas encapsuladas (anticuerpos
anticapsulares) como no encapsuladas (anticuerpos antipeptidoglicano y antiácidos teicoicos), es
poco probable que tal opsonización con suero inmune sea más importante que la que tiene lugar
con suero no inmune, provocada por la capacidad de ciertos componentes de la pared celular para
activar el C'. En cualquier caso, aparecen infecciones frecuentes en pacientes con defectos del
sistema del C' y en pacientes con agammaglobulinemia o neoplasias linforreticulares. Los niveles
de anticuerpos opsonizantes pueden incrementarse mediante infección experimental o natural o
inmunización. Los anticuerpos antiácidos teicoicos se han utilizado en el diagnóstico y seguimiento
de las infecciones estafilocócicas.

Por otra parte, los anticuerpos generados contra los productos extracelulares tienen escasa
importancia en relación con la protección antibacteriana que pueden conferir. Más bien, sus
efectos parecen limitarse a alterar el curso de una infección ya establecida que no pueden
impedir. Algunas situaciones patológicas que se asocian a niveles elevados de IgE, como por
ejemplo el síndrome de Job, predisponen al individuo a infecciones porS. aureus. Se desconoce el
mecanismo a través del cual se favorece la infección, pero quizá la degranulación de las células
cebadas en las proximidades de una zona colonizada por S. aureus interfiera con la actividad
antibacteriana normal de los PN. Estos pacientes tienen una IgE antipared celular de S. aureus y
presentan un defecto en la actividad supresora de las células T, según indican algunas
observaciones.
FACTORES DE VIRULENCIA

Componentes de superficie celular

Quorum-sensing (QS). Las bacterias regulan muchos procesos en respuesta a la señalización


célula-célula. Estos procesos incluyen factores de virulencia, producción de antibióticos y
formación de biopelículas (biofilm). A menudo las bacterias utilizan la señalización célula-célula
para regular la densidad de la población conocida como percepción de quórum. Los sistemas de
QS en estafilococos tienen enorme impacto en el éxito del patógeno durante la infección,
controlando la fisiología y los factores de virulencia. En estafilococos, el sistema QS es llamado agr
(gene accesorio regulador). Este sobrerregula la expresión de toxinas y la degradación de
exoenzimas como las proteasas. Tiene una baja regulación de varias proteínas de adhesión
durante la fase estacionaria de crecimiento de la bacteria. El gene regulador agr utiliza un péptido
feromona (péptido autoinductor AIP) cuando la concentración de inicio es alcanzada a cierta
densidad celular uniéndose a la membrana donde se localiza una cinasa de histidina (AgrC), la cual
activa una proteína reguladora AgrA involucrada en la transcripción del operón Agr.

Biofilm (biopelícula). Algunas cepas de S. aureus producen una capa polisacárida extracelular
denominada biofilm o biopelícula. Ésta es una red extracelular que ayuda a la comunidad
bacteriana a adherirse a diferentes superficies. La producción de la biopelícula se describió por
primera vez en Staphylococcus coagulasa negativo, y está implicada en la colonización y
persistencia de la bacteria en catéteres, prótesis y sondas. La composición polisacárida de esta
biopelícula es homóloga a la producida por las cepas de S. epidermidis, la cual sirve para adherirse
y colonizar nuevos sitios, además de protegerlas de la fagocitosis, así como de los antibióticos. La
biopelícula podría prolongar la infección y colonización, así como la diseminación de diferentes
sitios del cuerpo humano, presente en cepas de hospitales y comunidad.

Cápsula. Otro factor importante en S. aureus es la cápsula de naturaleza polisacárida denominado


slime o cápsula mucoide, que facilita la adherencia de las bacterias a diversas células, además de
tener capacidad antifagocitaria. Se han identificado 11 serotipos capsulares, de los cuales los tipos
1 y 2 producen grandes cantidades de polisacárido, dándole a la bacteria apariencia mucoide en
los medios de cultivos; sin embargo, estos tipos son poco frecuentes en las muestras clínicas, en
contraste con los serotipos 5 y 8 que son responsables de más de 75% de las infecciones clínicas.
Junto con las adhesinas intercelulares, los polisacáridos capsulares de S. aureus incrementan el
desarrollo de la biopelícula, aumentando su adhesividad.

S. aureus tiene dos componentes en la pared celular: el ácido lipoteicoico y el peptidoglicano. La


parte hidrofóbica del ácido lipoteicoico juega un papel en la adherencia, mientras que la parte
covalente del peptidoglicano se une a las proteínas con función de adhesinas.

S. aureus posee un gran número de proteínas de superficie, las cuales tienen múltiple
participación en la patogénesis. Además de ser la clave en las funciones del metabolismo de la
pared celular de la bacteria, sirven para ligarse a los tejidos del hospedero, facilitar la
internalización y la evasión del sistema inmune. Estas proteínas se unen a la matriz extracelular del
hospedero, así como a los componentes del plasma, median la adherencia a una variedad de
proteínas del hospedero y son conocidas como componentes microbianos de superficie
(MSCRAMM, por sus siglas en inglés).Están unidas de forma covalente al peptidoglicano de la
pared celular de la bacteria, que se adhieren a moléculas tisulares.

Las MSCRAMMs reconocen receptores en moléculas del colágeno (proteínas de unión al colágeno
Cna), fibronectina (proteínas de unión a la fibronectina como las FnBPA y FnBPB), fibrinógeno
(factor de agregación o clumping como ClfA y ClfB) y la sialoproteína ósea. No sólo desempeñan un
papel relevante en la patogenia de las infecciones asociadas con la prótesis, sino que también en
endocarditis, osteomielitis y artritis. El peptidoglicano es el componente básico de la pared celular,
tanto de bacterias Gram positivas como de las Gram negativas; está compuesto por cadenas de
ácido-N-acetilmurámico y ácido N-acetilglucosamina y de subunidades de disacáridos. En S.
aureus, representa la mitad del peso seco de la pared celular, le confiere resistencia y tolerancia
osmótica, tiene importantes propiedades biológicas: presenta actividad endotóxica, desencadena
la producción de interleucina-1 (IL-1) por monocitos, estimula la quimiotaxis y la agregación de los
leucocitos, activa el complemento e induce la producción de anticuerpos opsonizantes. La pared
celular es una estructura importante, es el blanco de antibióticos como los β-lactámicos y
glicopéptidos como la vancomicina. Las modificaciones en la síntesis del peptidoglicano es una
respuesta de resistencia de los estafilococos al ataque de estos antibióticos.

Los ácidos teicoicos o polisacáridos A representan más del 50% del peso seco purificado de las
paredes de los estafilococos. Los ácidos teicoicos están constituidos por polímeros de ribitol
fosfato entrecruzados con ácido N-acetilglucosamina, son específicos de especie, pueden estar
unidos covalentemente al peptidoglicano de la pared celular y ligados a los lípidos de la membrana
citoplasmática. Los ácidos teicoicos juegan un papel fisiológico importante en el metabolismo de la
pared celular. Su función es mediar la unión de estafilococos a las superficies de las mucosas
mediante uniones específicas a la fibronectina. Tienen además la capacidad de inducir la
producción de anticuerpos. Los ácidos lipoteicoicos están unidos a la membrana plasmática,
tienen una estructura similar a los ácidos teicoicos, excepto porque contienen fosfatos de
poliglicerol, además de unirse a un diacilglicerol que sirve como anclaje a la membrana plasmática.
Los ácidos lipoteicoicos están involucrados en la inflamación y en la liberación de citocinas por los
macrófagos y otras moléculas del sistema inmune.

Enzimas. S. aureus produce un gran número de exoenzimas, proteínas de membranas activas


(hemolisinas y leucocidinas), así como toxinas involucradas en las enfermedades. Existen otras
proteínas, como se mencionó anteriormente, que pueden unir a la capa externa del
peptidoglicano mediante enlaces covalentes que favorecen la adhesión del microorganismo como
la proteína fijadora al colágeno, proteína fijadora de fibronectina, el factor de agregación
(clumping factor) y la coagulasa ligada a la célula que se une al fibrinógeno, facilitando la
agregación bacteriana, la proteína A, activa el complemento y bloquea la fracción Fc de las IgG,
por lo que previene la eliminación del microorganismo mediada por anticuerpos inhibiendo la
opsonización y la fagocitosis.

La coagulasa se presenta en dos formas: como factor de agregación o coagulasa ligada (clumping
factor) y la coagulasa libre. La coagulasa ligada es capaz de convertir directamente sin intervención
de factores plasmáticos el fibrinógeno en fibrina, produciendo la coagulación del plasma,
facilitando el desarrollo de sepsis y abscesos. Existe una fuerte correlación entre la producción de
coagulasa y la virulencia de la cepa. Es usada como marcador de virulencia, ya que permite
diferenciar S. aureus coagulasa positivo. Su importancia en la patogenia radica en la formación de
una capa de fibrina alrededor del absceso estafilocócico localizando la infección y con ello se evita
la fagocitosis de la bacteria. La catalasa es otra enzima que degrada el peróxido de hidrógeno
dándole protección al microorganismo contra la fagocitosis, mientras que la hialuronidasa degrada
el ácido hialurónico de la matriz del tejido conjuntivo facilitando la diseminación de la infección.

La mayoría de los S. aureus están recubiertos por una proteína denominada proteína A, la cual se
utiliza para pruebas específicas de aglutinación con anticuerpos monoclonales en la identificación
de S. aureus. La detección de la proteína A, la coagulasa libre o clumping factor son fundamentales
para la identificación de S. aureus. La mayoría de las cepas de S. aureus, además sintetizan otras
enzimas como lipasas, nucleasas y proteasas, las cuales destruyen los tejidos del hospedero,
enzimas que hidrolizan los ácidos nucleicos y estafiloquinasas. La penicilinasa actualmente es
producida por casi todas las cepas de S. aureus. Es una β-lactamasa que inactiva la penicilina
hidrolizando el anillo β-lactámico.

Toxinas. Algunas cepas de S. aureus son capaces de sintetizar proteínas extracelulares adicionales
que producen su acción en zonas distantes del foco infeccioso. Su expresión está regulada por el
gen accesorio regulador de proteínas agr, que pueden ser codificadas por DNA cromosómico o por
plásmidos. Entre las más importantes están:

Las hemolisinas. Se han identificado cuatro hemolisinas como: alfa, beta, gamma, delta, que
sintetizadas por la mayoría de las cepas de S. aureus, tienen capacidad hemolítica y citolítica,
actuando sobre determinadas células del huésped, como leucocitos, plaquetas, macrófagos y
fibroblastos. La hemolisina alfa es la más estudiada, ya que es considerada el prototipo de las
citotoxinas formadora de poros, es citolítica para un gran número de células: monocitos,
eritrocitos, linfocitos, plaquetas y células endoteliales. Al parecer, intervienen en el desarrollo de
edema y daño tisular como consecuencia del cambio de permeabilidad inducidos en las células
endoteliales con los consiguientes cambios en el balance iónico. Esta toxina es dermonecrótica y
neurotóxica. La hemolisina beta tiene actividad de fosfolipasa C, es específica para la
esfingomielina y lisofosfatidilcolina, su función no se conoce muy bien, sin embargo, se cree que le
da selectividad a la bacteria. La hemolisina gamma afecta neutrófilos, macrófagos y eritrocitos. Se
cree que tiene efecto en la inducción de la inflamación. La hemolisina delta induce un daño en un
gran número de células de mamíferos, lisa eritrocitos y membranas celulares de esferoplastos y
protoplastos, es dermonecrótica. Se ha propuesto que esta hemolisina actúa como surfactante
disgregando las membranas celulares. Es letal en animales de laboratorio a concentraciones
elevadas.

La toxina Panton-Valentine (PVL, por sus siglas en inglés) es una leucocidina formadora de poros.
Fue descrita por primera vez en infecciones por Van del Verde. Existen pocos homólogos descritos
de la hemolisina-y. Una de éstas se reportó en 1932 por Panton y Valentine, toxina codificada por
dos genes: lukS y lukF, productos por los cuales pueden unirse entre ellos o con los componentes
de la hemolisina-y. Como las otras hemolisinas, la toxina Pantton-Valentine es regulada por el gen
agr. A diferencia de las otras hemolisinas la PVL está codificada por un fago móvil (f-SLT) el cual
puede transferir la toxina PVL a otras cepas. La leucocidina de Panton-Valentine está presente en
un 5% de los aislamientos clínicos de S. aureus. Las cepas de S. aureus que producen PVL se les
asocian con forunculitis, neumonía hemorrágica severa o ambas en adultos jóvenes y niños, así
como con infecciones de la piel relacionada con cepas MRSA adquiridas en la comunidad.

Toxinas exfoliativas o epidermolíticas: La prevalencia de cepas productoras de estas toxinas varía


geográficamente. Se han identificado dos serotipos: A y B (ETA y ETB). Ambas pueden producir el
síndrome de la piel escaldada. La toxina exfoliativa A es termoestable, se codifica por un fago,
mientras que la toxina B es termolábil y es codificada por plásmidos. Actúan destruyendo los
desmosomas del estrato granuloso de la epidermis, sin producir citólisis o inflamación, por lo que
en la capa de la epidermis afectada no se encuentran leucocitos ni estafilococos. Tienen actividad
de proteasa serina, lo que desencadena la exfoliación.

Superantígenos. La toxina del síndrome del choque tóxico (TSST-1) y las enterotoxinas
estafilocócicas son el paradigma de una gran familia de exotoxinas pirógenas llamadas
superantígenos.

Los superantígenos son proteínas que no activan el sistema inmune a través de un contacto
normal entre las células presentadoras del antígeno y los linfocitos. Las enterotoxinas
estafilocócicas son producidas de 30 a 50% de las cepas de S. aureus, de las que se han descrito 15
diferentes enterotoxinas estafilocócicas: A, B, C, D, E, F, G, H, I, J, K, L, M, N, O, siendo el serotipo A
el más frecuente. Son termoestables y resistentes a las enzimas digestivas del huésped, además de
ser responsables de intoxicaciones y cuadros de enterocolitis. Poseen características
inmunomoduladoras propias de los superantígenos.

La toxina 1 del síndrome del choque tóxico (TSST-1, por sus siglas en inglés). Anteriormente se
denominaba exotoxina pirógena o enterotoxina F, y se considera una proteína termoestable
sintetizada por genes cromosómicos. Actúa como superantígeno e induce la liberación de citocinas
por macrófagos y linfocitos T. A bajas concentraciones, produce la extravasación de las células
endoteliales, y a altas concentraciones tiene un efecto citotóxico. Algunas cepas de S. aureus
tienen la capacidad de producir bacteriocinas, de naturaleza peptídica que inhibe el crecimiento
de otras bacterias.
4. Describa Usted los medios de diagnóstico y cultivo para este germen.

ANÁLISIS MICROBIOLÓGICO

Para la identificación de S. aureus es necesario utilizar algunas pruebas bioquímicas y medios de


cultivo especiales que permitan su fácil determinación. Esta identificación se basa en las enzimas y
las toxinas que produce el microorganismo. Aprovechando estas características se han diseñado
medios para aislar esta bacteria, ques son Baird-Parker, agar salado manitol, agar estafilococos N°
110, agar DNAsa.

Agar Baird-Parker. Es un medio excelente para el recuento de Staphylococcus aureus, incluso,


aunque se trate de células que sufrieron un daño subletal. Además, es el medio moderadamente
selectivo más corrientemente usado. Su composición consta de piruvato sódico el cual ayuda a
recuperar las bacterias lesionadas; su poder selectivo se debe a la presencia de telurito, cloruro de
litio y glicina. En el medio, la característica positiva de la presencia de Staphylococcus aureus es la
presencia de un aspecto negro, debido a la reducción del telurito, con un halo transparente que
revela la actividad lipolítica sobre la yema de huevo; sin embargo, las colonias deben confirmarse
mediante un examen de frotis teñido con coloración de Gram.
Agar Salado Manitol. Se emplea para el aislamiento selectivo de Staphylococcus aureus. El agar sal
manitol contiene una concentración de cloruro sódico de 7.5%, el cual es el agente activo del
medio e inhibe parcial o completamente a los organismos bacterianos diferentes de los
estafilococos. Los estafilococos coagulasa (+) (Staphylococcus aureus) producen colonias de color
amarillo y un medio circundante de color amarillo, mientras que los estafilococos negativos a la
coagulasa producen colonias de color rojo y no provocan cambios en el color del indicador rojo
fenol.
Agar estafilococos N° 110. Es un medio selectivo para aislar estafilococos patógenos a partir de
muestras clínicas y no clínicas, basado en la fermentación de manitol, la formación de pigmento y
la actividad gelatinasa. Este medio también se utiliza para el aislamiento de estafilococos que
contaminan una amplia variedad de alimentos y producen una intoxicación alimentaria. Los
estafilococos coagulasa (+) patógenos crecen en altas concentraciones de NaCl y forman colonias
amarillas y doradas. Por otra parte, la fermentación de manitol se detecta por medio de la adición
de unas gotas de azul de bromotimol a la placa, buscando las colonias con un halo amarillento
alrededor. Los estafilococos licúan la gelatina produciendo zonas claras alrededor de las colonias.
Para esta prueba, se le agrega a la caja Petri 5 ml de una solución saturada de sulfatode amonio o
adicionando una gota de ácido sulfosalicílico al 20% e incubando 12 minutos para observar la
hidrólisis de la gelatina. Una zona clara-transparente alrededor de la colonia constituye una
hidrólisis (+) (Stone’s reaction).
Agar DNAsa. Es utilizado para identificar estafilococos potencialmente patógenos; manifiesta la
actividad de la desoxirribonucleasa, la cual es indicadora de su patogenicidad. Asimismo, se
investiga la capacidad del microorganismo de producir enzimas que hidrolicen el ADN. La aparición
de halos transparentes alrededor del área de crecimiento se considera resultado positivo, ya que
estas corresponden a zonas de hidrólisis del ADN. La prueba es considerada negativa en caso de
que los halos característicos no estén presentes. De manera complementaria a lo anterior, se
emplean pruebas bioquímicas como coagulasa y catalasa entre otras.

Catalasa. Se utiliza para probar la capacidad del microorganismo para producir la enzima catalasa,
la cual facilita la conversión de peróxido de hidrógeno en agua y oxígeno, siendo de utilidad para
evitar la formación de radicales tóxicos por el sistema de la mieloperoxidasa en las células
fagocíticas. La prueba es positiva cuando la bacteria reacciona produciendo la liberación de
burbujas, que es la característica dada por la descomposición del peróxido de hidrógeno en agua y
oxígeno.
Coagulasa. Esta prueba se emplea para determinar y diferenciar especies dentro del género
Staphylococcus, así como para probar la existencia de Staphylococcus aureus. Dicho
microorganismo tiene la capacidad de coagular dicha enzima. La coagulasa es un factor de
agregación y constituye una prueba muy sensible y específica para esta bacteria. Esta proteína
representa un importante factor de virulencia. La coagulasa puede unirse al fibrinógeno y
convertirlo en fibrina insoluble, la cual tiende a formar depósitos donde los estafilococos pueden
agregarse. La prueba puede hacerse de dos maneras: en portaobjeto, en la cual la solución se ha
tratado previamente con ácido etilendinitrilo tetraacético (EDTA) y plasma de conejo. Por otra
parte, la prueba se puede realizar en tubo, para lo cual se inoculan 0.5 ml de una dilución de
plasma de conejo con la colonia sospechosa.

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