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H is to r a m e r ic a n a

H is to ria G lo b a l:
P e rsp e ctiva s y
Tensiones

....... :

020
R 5 8 5

V e rla g H a n s -D ie te r H ein z • A k a d e m is c h e r V e rla g S t u tt g a r t


HISTOR AMERICANA
Herausgegeben von
Hans-Joachim König und Stefan Rinke

Band 40

Historia Global:
Perspectivas y Tensiones

Coordinadores
Carlos Riojas y Stefan Rinke

VERLAG HANS-DIETER HEINZ


AKADEM ISCHER VERLAG STUTTGART
2017
Instituciones Participantes
C O N AC YT
U niversidad de G uadalajara-C U C E A

Estúdios Latinoam ericanos/C olegio Internacional de Graduados


Instituto de
“ Entre E spacios”, Universidad Libre de Berlin.

Entre Espacios

Internationales Graduiertenkolleg

Titelbild:

José de Jésus O livares R odriguez


Fragmentos de dos grabados sin titu lo de la serie “Fragmentos". 2016

Freie Universität Berlin


Phi loi o q is c h e B ib I:o i h e k
..
Die Deutsche Bibliothek - CIP-Einheitsaufnahm e

Die Deutsche Bibliothek verzeichnet diese Publikation in der


Deutschen Nationalbibliografie, detaillierte bibliografische Da^
sind im Internet über http://dnb.ddh dp ahn.rp-^ en

Alle Rechte Vorbehalten, auch die des Nachdrucks von Auszügen,


der fotomechanischen Wiedergabe und der Übersetzung.

Verlag Hans-Dieter Heinz, Akademischer Verlag Stuttgart


D-70469 Stuttgart, Steiermärker Straße 132, heinzverlag@ gmx.de
Druck. DCC Kästl, 73760 Ostfildern
ISBN 978-3-88099-709-7
2017
C O N T E N ID O

Estúdio introductory [7]


Carlos Riojas y Stefan Rinke

Historia global - Agendas y perspectivas [28]


Sehastian Conrad

Historia mundial y cosmohistoria [39]


Federico Navarrete

Consideration es acerca del papel de America Latina


PARA EL ARRANQUE DE LA GLOBALIZATION [55]
Bernd Hausberger

His poria colonial e Historia Global.


Enfoques desde la h ist o r ia económica [77]
Mariano Bonialian

Mercancías globales y mercados locales en la N ueva Espana:


LA CIRCULATION INTERIOR DE “ EFETTOS DE CHINA” A FINALES DEL SIGI.O
XVIII [93]
Antonio Ibarra

Reflexiones y apuntes sobre la historia de la prohibit ion


Y LA TOLERANCIA EN TORNO DE LAS DROGAS EN MEXICO:
DL LA HISTORIA REGIONAL A LA HISTORIA GLOBAI [106]
Ricardo Pérez Montfort

“ UN MONSTRUOSO ATENTADO CON TRA LA CULTURA HUMANA":


El comienzo de la Guerra Mundial en 1914 en Lai inoamerica [121]
Stefan Rinke

Agendas globales, agendas locales: proci sos de cambio insiti ticionai


en A mérica Latina y Europa central a finales del siglo XX 1136]
Carlos Riojas

Semblanza de los autores [ 159]


Este trabajo forma parte de un proyeeto de investigación más amplio financiado
por cl Consejo Nacional dc Cicncia y Tecnologia de México (Conacyt), denomi­
nado: “ 1989 y la ascension del neoliberalismo cn America Latina y Europa Central:
( Una historia global?”, Ref. 177122 CB-2012-01.
C arlos R iojas y Stefan R inke

E S T Ú D IO IN T R O D U C T O R IO

Pero <,qné quiere decir "lejos " o "cava " después de ( 'hernóbil,
cuando va al cuarto dia sus nubes sobrevolaban Africa y China?
La Tterra ha resultado ser tan pequena. Ya no es la Tia ra que eonoció Colon.
Es ilimitada. Ahora se nos ha formado una nueva sensaeión de espacio.
Svetlana A lexihvich (2015:54).

La idea central que nos ha inspirado para escribir este libro radica en estudiar
la historia desde una perspectiva de interconexión de hechos, como una alter­
nativa a su similar de índole comparada. Con esta premisa, nuestro enfoque se
inscribe directamente en lo que se conoce como historia global. Desde hace anos
esta aproximación se discute ampliamente cn diversos países, pero con un nota-
blc sesgo desde las visiones europea, norteamericana y asiática, lo que implica
también cl predomínio lingüístico de los circuitos anglosajoncs en esta discusión,
en detrimento de otras concepcioncs de lo global. No obstante cl sesgo senalado,
este intenso diálogo tiene como finalidad responder a la siguiente pregunta: qpor
que se presentó el auge en occidente y la caída de oriente como un actor clave
en la cscena global, especialmente en lo que coneierne a la modernización de su
sistema económico mediante el proceso de industrializaeión? Consideramos que
hasta cl momento América Latina se cncuentra subrepresentada en este debate,
no obstante al rccicntc interés por este continente manifestado, por ejemplo, en el
XVII Congreso de la Asociación de Historiadores Latinoamericanistas Europeos
(AHILA), efectuado en Bcrlín, en 2014,1 cuyo título principal dei evento refleja

1 Ls importante mencionar que las A das dei evento se encuentran ahora editadas en
formato de aeceso libre, lo que se traduce en más de euatro mil páginas que versan sobre
esta temática (Rinke, 2016), véase: http://edoes.fu-berlin.de/docs/receive/I UDOCS doeu
ment 000000024129? Iang=en. De igual forma existen otras iniciativas que contribuyen en este
sentido, tal es el caso de un evento denominado “América latina global: Tallcr de historia conect­
ada, global e internacional", celebrado en abril de 2016 en la Univcrsidad Nueva Sorbona (Paris
Hl), algunos detalles dei mismo pueden consultarse en la siguiente dirección virtual: http:
www.univ-paris3.fr/amerique-latine-globale-atelier-d-histoire-connectee-globale-et-internatio-
nale-.379462.kjsp. De igual forma, a ello se agrega el Seminário Permanente dei Instituto de
Estúdios Latinoamericanos de la Univcrsidad de Londres, que versa sobre "América Latina y
la historia global dei conocimiento" (http://ilas.sas.ac.uk events/latin-america-and-glohal-his
tory-knowledge-seminar-series). Nuestra intención no es hacer un detallado inventario de cada
8 C. R iojas y S. Rink

un esfuerzo por inmiscuirse en clicha reflexion: “Entre Espacios: la historia lati


noamcricana cn cl contexto global”. La gran mayoría de quiencs contribuinio
en esta obra somos tambicn miembros del Colégio Internacional de Gradua
dos “Entre Espacios”, que organizo el mencionado Congreso en Berlin. Cab
mencionar que este primer Colégio México-Alemán cs pionero cn su tipo, c
cual se dedica al estúdio de la historia y del presente de la globalización. Dentre
de este contexto académico-institucional, decidimos aportar un grano de arem
a semejantes iniciativas mediante dos actividadcs concretas: la formación de ur
grupo de trabajo cn cl marco de AIIILA denominado: “América Latina en I;
historia global" ;2 y la organizaeión dc un primer seminário en la Univcrsidad dt
Guadalajara (Mexico) sobre “Historia global, historia por área cultural o histo­
ria nacional: tensiones y nucvas perspectivas . Precisamente el libro que listed
tienen cn sus manos cs uno de los resultados de dicho seminário. A continuaeión
abundaremos más sobre el seminário en sí, presentaremos los objetivos gencr;,-
les y específicos dei libro, y por último, ofreceremos una breve descripcion de |as
eontribueiones con la finalidad de ubiear su inserción en el enfoque de historia
global.

El seminário se llevó a cabo cl 13 y 14 de noviembre de 2014 en las instalado


dei Centro Universitário de Ciências Económico-Administrativas de la U ni\"'K'S
dad de Guadalajara, localizadas en Zapopan, Jalisco. Los organizadores dei . US|'
por parte de México fucron el Departamento de Estúdios Regionales-IM q^ ' 1' 0
la maestria en Relaciones Económicas Internationales y Cooperat ion a,nh. K y
taneias de la Univcrsidad de Guadalajara: mientras que por Alemanta e/.'*
Instituto de Estúdios Latinoamcricanos y el Colégio Internacional de (• !,Cr° n c|
"Entre Espacios”, ambos de la Univcrsidad Libre de Berlin ,r,lt uados
En su momento, cl objetivo general dei seminário’ uite imo,
iuv- i,{,*l'-rionncntc d
cl de este libro, fue promover un abierto diálogo, entre diferentes inv • V,n°
en torno a la historia global. La diseusión progresó y aliora podem os^S, l8adorcs-
menos euatro elementos o faetores básicos que component nuestro ob' ^ ° n0ccr ;l1
ral. los euales veremos eon mayor delalle una vez enunciados a saber gC'K'‘

una dc las iniciativas, valgan estas menciones como evidencias dei crecientc inlerés de la •
nidad académica internacional dc cmplazar a América Latina en las vastas inlerprelacion • "
ofrece la historia global. tS l 111
Mas dctallcs sobre este gntpo sc cncucnlran cn: http: www.ahila.eu/index.php/ actividadcs
grupos-de-lrabajo.
Estúdio intmductorio 9

* fCuáles son las características mínimas que la literatura especializada rcconoee


como historia global?
’ Esta primera aproximación a dichas características está lejos de ser exhaustiva,
más bien nos permite poner en la palestra una serie de tensiones analíticas e
impulsarei surgimiento de nuevas propuestas o interprctacioncs derivadas de la
visión en cuestión.
* Dada la relativa sub-representación de América Latina en este debate, lo anterior
toma una importância esencial si pensamos la influencia histórica de las diversas
áreas culturales que componen cl globo, o en su detecto, la arraigada tradieión
de las historias nacionalcs (donde el caso de México resulta un buen ejemplo en
este sentido).
* Un cuarto y último factor importante en el enfoque de historia global es que
considera en sus explicaciones la influencia de una multiplicidad de conexio-
nes y entrelazamientos, susceptibles de establecerse en las ciências históricas en
general, o también, en una variedad de historias específicas, que en conjunto no
están exentas de recibir una serie de impactos derivados de eventos de mayor
envergadura manifestados a través dei tiempo y el espacio, donde obviamente
América Latina no es ajena a ello.

**

En 2007 y 2008 se publicaron dos importantes libros, con tradicioncs acadé­


micas distintas, sobre historia global. El primero de ellos apareció en Alemania,
fue eoordinado por Sébastian Conrad, Andréas Eckert y Ulrike Freitag, lo litu-
laron Globalgeschichte. Theorien, Anscitze, Thernen. Mientras que el segundo se
édité en Francia, compilado por Laurent Testot, cuyo nombre fue Histoire global.
Un nouveau regard sur le monde. Ambos ejemplares, en lus que eolaboraron una
amplia gama de autores, conticnen una serie de trabajos clave para entender la
naturaleza de aquello que se denomina historia global. Entre los textos citados
están, por ejemplo, los pioneros aportes de Immanuel Wallerstein mediante su The
modem worldsvstem ( 1974) o Civilisation matérielle, économie et capitalisme de
Eernand Braudel ( 1979); a esta lista se agregan lus controvcrsiales libros de Jarcd
Diamond: Clins, germs and sied ( 1997) y CoUapsc (2006); de igual forma sobre-
salen las contribuciones de C’hirs Bayly con The birlh o f modem world (2005);
de Emmanuel Le Roy Ladurie a través de su Histoire du climat depuis l 'an mil
(2009), Die Verwandlung der Welt (2009) de Jurgen Osterhammel o The gréai
divergence de Kenneth Pomeranz (2000), entre otras referencias destacadas que
aluden a la historia global.
10
Pero, qcuálcs son los elementos comuncs cn esta amp o
taciones que abarcan los estúdios de historia global al abo
como multiples temporalidades? En principio, creemos qo
deteetar cuatro aspeetos básicos que este tipo de estúdios c
lugar tenemos la vinculactón de una variedad de tenome
explicaciones comunes para una serie de problemas man
áreas de estúdio. No obstante que se maniüestcn algunas eon
ras dei devenir histórico, el enfoque de historia global evita
cada o una interpretación única emanada de un centro en tun
de eventos o de una muestra de casos de estúdio previamente
intenta sumar las partes para representar un lodo, lo globa
lo local gracias a complejos ajustes que particularizan los h
hecho resulte absolutamente ajeno entre si o algo excepciona
su entorno.3
Segundo, en estas conexiones se manifiesta una amplia ví
otras, que cn cl corto y largo pla/.os 1c dan sentido a un peno
Por lo tanto, cl csfucrzo se dirige hacia la detccción de las eo
(independientemente de su grado de estructuración y densid
mos de difusión susceptibles de manifestar cicrtas convcrg
ciones cuyo lindero no se circunscribe a un área geográftcf
como lo demuestra Sebastian Conrad4 para el caso de la llust
el grado de influencia es constante a través del tiempo. ’ La
historias, actores, espaeios o procesos no se tradueen de man'
eliminación de unas a favor de las otras, tampoco se concibci
aislados o fragmentados.6 Más bien, el reto de la historia glob
atentos a la permeabilidad entre variados mundos o culturas,
la interdependência en diferentes escalas espacialcs eon la int
problemáticas eon un mayor grado de complejidad que ever
Benjamin Craig, ‘"But from iViis time forth history becomes a connecte
sion and the origins of universal history". Journal o f Global History, 9,
(iru/inski. Serge, Les quatre parties du mantle. Histoire d ’une mondial
nière. t rance, 2004, pp. 12 y 452; Conrad Sebastian, “Enlightenment in ]
riographical critique", Americ an Historical Review, vol. 117, núm. 4, 201
4 Conrad, op.cit., pp. 1026 y 1027.
( It Hugo l azio. La historia global. ;,encrucijada de la contempori
/-.studios Sociales, 23, 2006, p. 63.
" <7r ,S;,ni;,y Subrahmanyan!, “Connected history, notes towards a re
modern Eurasia , Modern Asian Studies, vol. 31, núm. 3 , 1997, p p . 745 y
•lhe global history of Latin America", Journal o f Global History, vol.
36X, Simon J. Potter y Jonathan Saha, “Global History, Imperial History
ries ol Empire” , Journal of Colonial!
sm and Colonial History, vol. 16,
Estúdio introduetorio 11
. „ s' RiriO-
escapar a los enfoques clásicos o a las tradicionales formas de historiar, sin que
crsidaddeintcrPre lo anterior signifique pasar por alto las interconexiones que los multiples tiem-
varies e s p a g ; pos históricos nos ofrecen.7 En el limite, de acuerdo con la sugerencia de Loti
(1 menos es fact' Xu,s basado en la cosmovisión china, nos enfrentamos a dos dimensiones que es
tip a rtc n -E n ^ importante atender: una de cilas horizontal y otra la longitudinal.

«<*cnS i
istados cn dis»
Tercero, cl rcconocimiento de rupturas y continuidades en cl estúdio dei devenir
histórico permite estableccr en forma relativamente coherente una periodización.
tinuidades o ru Esta forma de abstraer el tiempo en la historia global 2007 abre la posibilidad dc
Una narrativa un
reconoccr una pluralidad de elementos o fenómenos de hibridación (por ejemplo,
a d n c ie u n c o ,^ la coexistência de rasgos premodernos, modernos o posmodemos para un espacio
seleccionador en concreto) que impactan directamente los ritmos y las intensidades de los proce-
sos de transformación.9 Los origenes, las continuidades, las simultaneidades, las
sc amalgani: cada
:chos, sin qae ca rupturas o las coyunturas explican en gran medida tanto las configuraciones pasa-
ydcsconectadode
das como las presentes al conectarse y retroalimentarse mutuamente; 1012además, son
utiles para vincular una serie de eventos más alla de los tradicionales limites del
riedad de t i # * * quehacer histórico, cenidos a las fronteras nacionales y, en ocasiones, dividido por
jo dc tiempo da áreas dc conocimiento, o en su detecto, hacer comparaciones que por lo general
nexiones, las ^ buscan más las similitudes que los mecanismos de conexión a través del tiempo.
ad) o los mccan. _ Finalmente, un enfoque transnacional y en su caso trans-disciplinario que ponga
encias o cons<c en relieve los elementos locales pero que vaya más allá de los encapsulamientos
. en específico- » nacionales o de los aparentemente imperméables bloques estatales los cuales no
ración, ni tamp1 son inmunes a diversos impactos que se transmiten desde el exterior. Estos elemen­
s diferencias entm tos locales, no obstante su especificidad, no se encuentran aislados, de hecho, se
;ra inmediata cn presentan como piezas constitutivas clave de los disenos globales." El quehacer
i como fenórn^n°^ histórico ha puesto de manifiesto, en repetidas ocasiones, lo poroso o artificial
al consiste en csta que rcsultan estos eventuales limites, las conexiones interculturales resultan un
t la intcracción o a adecuado ejemplo al respecto, donde los hechos locales son susceptibles de ser
ención de expl'c analizados desde una perspectiva mucho más amplia que rebase la modernizaeión
itualmente pnedc occidental, la cual pretende que la suma de sus partes se conciba como un todo
d whole': state cXl1‘l1.
unificado; o el ofrecimiento de una especie de síntesis universal vista desde un
2014. pp. 360 y 36 / centro sustentada en las nociones de una sola disciplina."
sation, Ed. La Mart
lobal history: A histo-
2, October, p. I°°8-
7 Eric Hobsbawm, Sobrc historiu, Critica-Grijalbo, Barcelona. 1998, p. 23.
* Lou Xu, “Reconstructing world history in the People's Republic of China since the 1980s",
ineidad?", Revista <'1'
Journal o f World History, vol. 18, mini. 3, 2007, September, p. 329.
' Cfr. Fazio, op.cit., p. 70.
:onfiguration of early
760; Matthew Brow«. 1,1 Cfr. Conrad, op. cit., p. 1026; Hobsbawm, op. t il., p. 10.
10, núm. 3, 2015, PP; 11 Cfr. Fazio, op.cit., p. 63.
tnd Connected 1listo- 12 Cfr. Subrahmanyam, op. cit., p. 758; Gruzinski, op. cit.. p. 80; Xu, op. cit., pp. 529 y 551.
im. 1,2015, p. 1.
10
•'-'on los elementos comunes en esta amplia divcrsidad de I" 1
1 al abordar vários CSlW^ tjble
tacioncs que abarcan los estúdios de historia global ai ^ menos eS |flC(
multiples temporalidades? En prineipio, creemos ^U^oiT1partcn.
detectar cuatro aspectos básicos que este tipo de c------ nllC enc- tas
dc fenómenos q jistin1
lugar tenemos la vinculación de una variedad
cxplicacioncs comuncs para una serie de problemas manifestado.’^ ^ ^ rllptu
dadeS. l unifi
áreas de estúdio. No obstante que se manifiesten algunas con ^ narrativa
narrt
ias dei devenir histórico, el enfoque de historia global evita una con.Í111
cada o una interpretación única emanada de un centro en función 0 ^ a£j0 s.
dc eventos o de una muestra de casos de estúdio previamente selcccto cofl
intenta sumar las partes para representar un lodo, lo global se a,T1®^ c cai1"
lo local graeias a complejos ajustes que particularizan los hechos, sn dc
hecho resulte absolutamente ajeno entre si o algo excepcional y desconc
su entorno.3 , hist°rl
Segundo, en estas conexiones se manifiesta una amplia variedad e ^ j.^ 0-
outras, que en el corto y largo plazos le dan sentido a un periodo de tictnP
P°r lo tanto’ cl esfucrzo se dirige haeia la deteeciòn de las conexiones. a ^ nis-
(mdependientemente de su grado de estructuración y densidad) o los 1110 ,a-
mos dc tlllusu)n susceptibles dc manifestar cicrtas convergências o tal
ciones cuyo lindero no se circunscribe a un área geográfica en espec'
como lo demuestra Sébastian Conrad4 para el caso de la llustración, ni ta'1 »
c giado de influencia es constante a través del tiempo .5 Las diferencias
jstorias, actores, espaeios o proccsos no se tradueen dc manera inmediat»
chmmacon de unas a favor de las otras, tampoco se concibcn co.no fen*«1®
ais a os o ragmentados.6 Más bien, cl rcto dc la historia global consiste en ^ a
ciôn o ‘
atentos a la permeabilidad entre variados mundos o culturas, a la interne
de exp
la interdependência cn diferentes escalas cspaciales con la intcncion s.- ^llCdc'3
problemáticas con un mayor grado de complejidad que cventuahncntc
' Benjamin Craig, “‘But from this time forth history becomes a connected whole ^ y 36^
sion and the origins of universal history” . Journal o f Globa! History, 9, 2014. pp ^ ^ ivl'^'
Gruzinski, Serge, Les quatre parties du monde. Histoire d'une mondialisation, 1 e .
nicre, France, 2004, pp. \2 y 452; Conrad Sebastian, “Enlightenment in global history
riographical critique” , American Historical Review, vol. 117, num. 4, 2012, October, p
4 Conrad, o p .c i t pp. 1026 y 1027.
Je
s CJr. Hugo Fazio, “La historia global: ^encrucijada de la contemporaneidad. Rev* to
Estudios Sociales, 23, 2006, p. 63. f eadV
h Cfr. Sanjay Subrahmanyam, “Connected history: notes towards a reconfiguration
modern Eurasia” , Modern Asian Studies, vol. 31, num. 3, 1997,pp. 745 y 760; M atthew ^^
“The global history of Latin America” , Journal of Global History, vol. 10, num. L ~ j iistO'
36K; Simon .1. Potter y Jonathan Saha, “Global History, Imperial History and C onnccte ^
ries of Empire”, Journal of Colonialism and Colonial History, vol. 16, num. 1■.2015, P-
-» *

11
Estúdio introductorio_________ __________________ ________________ _

« p . h . enfoques clásicos » . h . tradicionales R n » *


lo anterior signifique pasar por alto las mterconexiones que os mu
pos históricos nos ofrcecn.’ E„ cl limite, de acuerdo con la su g eren u .* ^
Xu," basado en la cosmovisión china, nos enfrentamos a r os unci
importante atender: una de cilas horizontal y otra la longituc m devenir
Tcrccro, cl reconocinucnto de rupturas y continuidades en cl estudo dei d e™ »
histórico permite establecer en forma rclatovamcnte posibjljdad de
Esta forma de abstraer el tiempo en la historia g * ■ ■ , n„r oiemnlo
reconoecr una pluralid.d de elementos o fenómeno» de htbrtdac.on (por ejempm
la coexistência de rasgos premodernos. „„«lemos o posmodemo»rp ra un espae.o
en concreto) que impactan dircctumente los rumos y las " ' j ^ j|^u|tancjdaj cs, Uis
sos de transformation.9 Los orígenes, las continuidade , . ■ Iliraciones Pasa-
rupturas o las coyunturas explican en grau medida tanto as » " 8
das como las presentes al conectarse y i^tra^dom àles àe\
útiles para vincular una serie de eventos mas » » ■ dividido por
quelJ e r histórico, eemdos a las fronteras nacona.es y, en oca».* — P
áreas de eonoeunienlo. o en su defeco, h.cer comparae.one que , » |o ^
busean más las similitudes que los nsdisciplinar,» que ponga
Finalmcnte, un enfoque transnacional y c s . ^ ,os cncapsulamientos
en relieve los elementos locales pero que vaya m. s . . , los cuales no
nacionales o de los aparentemente imperméables oqiKs Estosc|emen-
son inmunes a diversos impactos que se transmiten t esc , hecho, se
tos locales, no obstante su especificidad, no se encuenwn
presentan como piezas constitutivas clave de los diseflos globalcs^E 1
histórico ha pues,o de manifesto, en repetidas rcsultan un
Une rcsultan estos eventua.es limites, la» de ser
adeeuado cjemplo al respect», donde los hcc «>» rebase |a modemizaeión
analizados desde una perspectiva mucho mas amp '* ^ concjba como un todo
occidental, la cual pretende que la suma de sus pa cs . ^ vista desde un
unificado; o el ofreeimiento de una especie ce sm e. ^
centro sustentada en las nociones de una sola discipline

Erie Hobsbawm, Sobre historia, Critica-tirijaino, mur-v.»— • .


* Lou Xu, “Reconstructing world history in the People's Republic ot'C'hina since the
-’"'"■nul o f World History, vol. IS, núm. 3, 2007, September, p. 320.
( Jr. Fazio, op.cit., p. 70.
10.
(-Jr. Conrad, op. i it., p. 1026; Hobsbawm, op 111 ■ I
' ‘ Cfr. Fazio, op.cit., p. 63. s(). Xu op , pp. 329 y 3 3 1
12 Cfr. Subrahmanyam, op. a t., p. 758; Gruzmski. op. <u.. I
De las cuatro características básicas scfialadas que compartcn los estúdios d<
historia global y de las interprctacioncs que de cilas se derivan detectamos algunat
controvérsias que obviamente gencran tensiones analíticas, pero simultáncamcnk
nos í,i,rcn i;i Pucrla hacia 11nevas perspectivas. A continuación expondremos sólc
tres dc estas controvérsias, después presentaremos algunas tensiones analítica;
para luego darlc paso a las nuevas perspectivas.
Las controvérsias se origina., de una visión o un conjunto de visiones contra-
Puestas sobre las interpretaciones que se pueden extraer de los hcchos histórico;
desde una perspectiva global. Una primera controvérsia sc desprende, por ejem-
pio. dei papel hegemónico que se les ha otorgado a los europeos como actores
de pr.mer orden a través dei tiempo. Un caso en este sentido scrían los viajes dc
cxploración hcchos desde cl siglo XV hasta el XIX. Pero de acucrdo con Subrah-
manyam, 11 no fue precisamente que el mundo girara en torno a las estratégias dc
cxploración europeas, este autor en todo caso sugiere que se tra.ó de una dinâmica
intercultural la cual modifico paulatinamente el carácter de todos los aetores inmis-
eu.dos en estos v.ajcs conforme los contactos sc hicieron más estrcchos y frccuen-
tes. LI heeho de que exista una difusión narrativa más extendida sobre los viajes
de cxploración escrita en ciertos idiomas, eseneialmente en inulés. no se traducc

perspectiva descentrada.15

" ()/> t il., p. 737.


14 ( '//■ Brown. op.cil.. p. 386.
o Cfr. Ciruzinski, <>/> til., p 13.
1,1 C/r. Ilarvcy. David. i.l enigma dc/ capitaI r /<;*
2012 , pp I70 y 10 1 'Vcrisis deI capitalismo, Akal, Madrid.
E sim h o introductorio n
variedad de experiencias no significa que éstas sean completamente ajenas entre
si. la diferencia es una oportunidad para conectar trayectorias dependientes (path
dependencies) susceplibles de co-evolucionar en un mismo plano analítico. Lo
anterior nos permitiría dibujar un panorama global que no necesariamente es total,
como se pretendió hace algunos anos con un tipo de historia que en su momento
senaló Eric Hobsbawm.17 Es precisamente en este punto en donde los economistas
dei desarrollo y los historiadores pueden conectar sus lenguajes académicos en un
mar de diferencias, lo cual parece ser más promisorio que un esquema netamente
comparativo, 18 sobre todo, cuando el análisis trata de navegar en las turbulentas
aguas que explican el surgimiento de las sociedades modernas basadas en los
procesos de industrialización, tal y como sucedió en Europa, sin tomar en cuenta el
desenvolvimiento de fenómenos similares en otros espacios según se ha documen­
tado para Asia y América Latina.19*
El uso de conceptos como llustración, Capitalismo, Globalización o Revolu-
ción Industrial, entre otros, nos ubica de una manera sutil en una tendência inter-
pretativa muy difundida en la esfera académica; pero al mismo tiempo plagada
de polémicas que los estúdios de historia global tratan de desnudar ante los
incrédulos ojos de quienes utilizan estos conceptos de una manera generalizada
y cómoda. Dc lo anterior se desprende una segunda controvérsia: detrás de estos
conceptos se esconde una naturalcza que enfatiza valores homogencizadores, de
un supuesto carácter universal, además pretende reflejar, a imagen y semejanza,
lo europeo o lo occidental al resto deI inundo. En el limite, esto nos conduce
a una doble contradicción: la ncgación de la diversidad en ambos espacios. LI
colmo dei asunto, tal como lo senala Perry Anderson,211 era que se podia llcgar
a confundir, a princípios del siglo XXI, los valores de la Union Europeu con
aquellos de Europa, y a su vez éstos últimos con los de la llustración. Conjuntos
dc valores distintos entre ellos aunque imbricados de forma cstrecha.
Para el caso de la llustración resulta interesante destacar que por lo regular ha
sido entendida como un concepto más que como un proeeso. Vista la llustración
desde la primera acepción se convierte en un elemento clave de las narrativas de
una historia mundial, en un signo de modernidad y en una base de intcrpretacio-
nes estandarizadas dei devenir histórico. Sin embargo, como senala Sebastian
Conrad,21 también ha servido para perpetuar la mitologia dei eurocetrismo cuya

Op. rir, p. xo.


IK Cfr. Potter y Saha, op. cu., pp. 2-3,
19 Cfr. Riojas Carlos, Estúdios Proto-industriales: Origeiiy legado, Plaza y Valdés-l Iniver-
sidad de Guadalajara, México, 2016.
Anderson, El nuevo viejo mundo. Akal. Madrid, 2012 [2009], p. 113.
21 Op. cir, pp. 999 y 1020.
14 f Riojasy S. Kink
retórica ha atendido a los intereses imperialistas a traves dei tiempo. ,,Quc tant
los eonceptos de Desarrollo y Progreso han servido también como una útil lierra
mienta para un orden imperial a nivel global? De hecho. los críticos de los crítico
han aboidado este tipo de análisis al sugerir que muchas de estas categorias (au:
cuando cuestionen el sistema capitalista de producción en su âmbito mundial o la
interpretaeiones hegemónicas) no se ven reflejadas en las realidades históricas de
por ejemplo, América Latina, al estar este espacio aún más relegado en las grande
interpretaeiones de envergadura iinivcr.siil.-~ En este tipo de controvérsias lambiéi
se inseriben los análisis sobre las estrueturas gubernamentales, las variedades di
capitalismo y los valores culturales que se eoneetan de manera estrecha con la:
formas de hacer la política pública a través dei tiempo.2-*1
La tercera y última controvérsia que seíialaremos aqui se puede englobar di
manera resumida en una de las ideas de Edgar Morin,24 cuando el filósofo francét
nos dice que el todo es más que la suma de las partes. A lo que anadimos que la;
eombinaciones al interior de estee todo «nn susceptibles
/(/ao son , de gencrar nucvos elemen­ ,
tos que
. . . . actuarian
, distinto de forma “aislaH-,” .
* IIMacla • oi tomamos en cuenta esta reflexior a ■
de. Monn, en el contexto de una perspectiva
neisnertiv» nistonea,
i, nos enfrentaríamos entonces
al rclo * superar al mepos una doble panic«,„ La pri.ncra dc cila cs dc caráclc,
espacial, micmras r|ue la segunda nlnilc dircclamcmc a la» áreas dc conocimicnlo.
I or lo que respecta al espacio el mundo o., ,-.,.. , ,
, , 1 1 1 lunao seria concebido como un todo compuesto
de una cantidad indeterminada de historia« trs^oi
nisionas locales que traseienden ................
diferentes esca­
las,
. algunas
.. voces de manera evolutiva o ,ii«r„„f,,
° Oiscontinua. pero mterconectadas , entre
si mediante
, el eruee
, . de sus travectoria^ vnríao ■
2 ciorids varias eon impactos locales, rcgionales
. . ,
o externos . que obviamente
.. .. , desbord irí m i„ ■ •
ucsoordarian los limites o fronteras dc los Estados
nacionales enu funcion de., la existência de estos. ésto s 2S n; a, i
Dicho lo anterior, seria entonces
(fificil eoneebir una y solo una historia■ mundial i
munuial con su inherente caracter homo-

" Un ejemplo destacado sobre este punto lo encontramos eseneialmenle en la crítica quo
liace Walter I). Mignolo (2003: 104) a la vision de Immanuel Wallerstein (1074) sobre el
Sistema Mundo. De igual forma aqui entran los cuestionamientos de Eduardo Ciudynas (2015:
1) a la idea de la acumulación por desposesión. constantemente repelida en los textos de David
Harvey (2005 y 2012) y retomada sin cuestionamiento alguno en trabajos que se autoprocla-
ntan críticos del devenir sociopolitico de las ultimas décadas en America Latina ( Veltmcyer y
Petras, 2014: 13-4.3).
-M( Moses Julia y Dauton Martin, “Editorial- border crossing: global dynamics o f social
policies and problems". Journal <>JGlobal History, vol. 9 . Issue 02. 2 0 14 , p. 178.
,J Morin. Mes philosophes. Pluriel, Paris. 2013, p, 142.
Cfr. Simensen Jarle. "Democracy and globalization: Nineteen eighty-nine and the I bird
Wave'". Journal of World History, núm. 10 . Issue 2, 1999, p. 4 11 ; Schramm Christina. “ I stado,
justieia y lihertad. Aportes al pensamiento político desde Dits« Káska y la diaspora Africana".
Anuário ( II I', 4, 2014. pp 24-49.
E stúdio introductorio 15
geneizador.*2'1Trascender la historia por áreas de conocimiento seria el otro de los
retos, es decir, superar la práctiea de construir la "historia a pedacitos”, tal como lo
denomina Giorgo Riello.27 Si echamos una mirada a las diferentes especialidades
de la historia encontramos un panorama complejo donde se mezcla nuevamente
el espacio y las áreas de conocimiento mediante, por ejemplo, historia rural o
historia urbana, a el lo se agrega la historia económica, social, antropológica, polí­
tica, psicoanalítica, etc.; a tal grado que esto motivo a Eric Hobsbawm a senalar
en repetidas ocasiones que estos tipos de historia no existen, que la fragmenta-
ción nos impide entender los fenómenos desde una perspectiva global y cómo
los eventos se interconectan a través dei tiempo y cl espacio.2K En una situación
contraria estaria la sugerencia, igualmente útil, de Kenneth Pomeranz sobre los
limites de las conexiones, o para decirlo de otra forma, estar atentos a no caer en
una tendeneia de conectividades sinfín en los siempre difusos limites de esto que
hemos llamado historia global.
El papel de occidente y de Europa como actores de primer orden, los conceptos
con valores homogeneizadores y la partición disciplinar de la historia fucron sólo
tres controvérsias que subrayamos en el marco dei enfoque de historia global; lo
que nos conduce de manera inmediata por un camino donde encontramos algu-
nas tensiones analíticas al momento de abordar eiertos hechos en el mareo de la
aproximación en cuestión. Esta situación se hace más notable cuando las eviden­
cias empíricas no neccsariamente coinciden con el instrumental analítico usado
de forma regular. Entonces, surgen algunas tensiones analíticas que, de manera
simplificada, se hacen patentes cuando la evidencia empírica y la aproximación
teórica encuentran una incómoda correspondência.
La hegemonia que alcanza Europa como conjunto de naciones que rivalizan
entre si ha alimentado directamente tanto a la narrativa histórica moderna como a
los estúdios de área. La nación deviene bajo esta perspectiva el objeto de estúdio
básico no sólo en occidente, tambien lo ha sido en Asia o el mundo Islâmico. No
obstante ello, es factible encontrar en las diversas fuentes otras escalas analíticas
que conectan historias loeales o regionales eon sus similares naeionales, pero sobre
todo eon otra dimensión que va más a 11a de las fronteras estatalcs, en ocasiones
éstas últimas más fictícias que reales, como es lo global.2'1 Pero no solamente el

2(1 Cfr. Fazio, op. cit., pp. 59 y 6 !; Mignolo Walter I)., Historius localcs/itiscnos globules. ( o/o
nialidad, conocimicntos subatienws y pensaniiento fmnterizo, Akal, Madrid, 2005, p. XF
2 Riello, "What is global history? (review)", Journalof ItbrU!History, vol. 2, mini. 2, 2010,
June, p. 305.
38 Op. cit., pp. 79, 96 y 207.
211 Cfr. Subrahmayam, op. cit.. pp. 745-749; Anderson, op. cit.. p. 4X6; Benjamin, op. a t .
p. 37X,
16 C. R iojas r S. Rinkt

espacio “marginal” es el que toma un papel significativo dentro de estas tensione:


analíticas, a ello se anadcn los grupos poblacionales “periféricos", “coloniales” c
“subalternos” que no encucntran una posición estelar en las tradicionales formas de
historiar. Por ejemplo, trabajadores manualcs, pequenas unidades dc producción,
comercio al menudeo o inmigrantes apareceu constantemente, pero se toman como
algo “suplcmentario”, un “anexo”, o en el mejor de los casos un actor “secundário"
en la historia mundial, no obstante su permanência e influencia en los escenarios
político, económico, social o cultural.30
Por otra parte, si concebimos los términos Desarrollo y Progreso con base en
su inhérente caracter dc mejoramiento sin limites, éstos están anelados a una idea
que pertencce al pasado. Si bien cs cierto que a inicios de la década de los anos
setenta dei siglo XX se encendieron las primeras alertas sobre los Limites dei
crecimiento,31 no menos cierto es que transcurridos los pritneros très lustros dei
siglo XXI no sólo se afianzó la noción dei limite, sino más bien, nos enfrentamos
a escenarios francamente regresivos en matéria dc ambiente o calidad dc vida.,:
Reconstruir cl pasado desde otro enfoque parece que deviene una de las principa­
les tareas para los futuros historiadores. Por lo tanto, la traducción dc una concep-
ción lineal dei Desarrollo, dei Progreso o incluso de la Evolución no encuentra
una adecuada compatibilidad con la noción de historia global; así mismo, este
último enfoque no concuerda precisamente con las visiones de la historia univer­
sal, la historia mundial, la historia de la globalización, la historia por área cultural
o la historia especializada, entre otras. De igual forma no sc trata de una tota-
lidad, cuyo elemento en común en este conjunto de visiones es su anclaje a un
tipo dc modernidad occidental donde no terminan por ensamblar las rupturas, las
discontinuidades u otras interpretaciones fuera de cierta órbita de influencia. ” Tal
como enfatizan algunos estúdios ambicntales,34 los fenómenos locales son trans­
cendentes cuando los entendemos con base en su especificidad, pero sobre todo,
conectados con otras dimensiones más amplias donde entrait en juego diferentes
tipos dc población, particularidades territoriales, recursos naturales y las inheren-*1

( fr. ( ohen Daniel, Richesse du monde pauvretés des nations, Flammarion, France, 1997,
p. 15; Breuilly John, "Strategies for writing global history. A world connecting, 1870-1945,
Fdited by Rosenberg Fmily S., Cambridge, MA: Harvard University Press, 2012”, Journal of
Global History, vol. 9, Issue 02, 2014, p. 314.
1 <'fr. Meadows Donella II., et ah. The limits to growth. A Report (or the club of Romes
project on predicament of mankind, Universe Books, New York, 1972.
1 ( ft . Morin, op. i it., p. 7 1.
" (fr. l azio, op cit.. pp. 62 y 63; Mignolo, op.cit., p. 30; Hobsbawm, op. cit„ p. 119; Xu.
op. cit.. p. 327.
IJ ( ft I Ills l-.rle t . et al., "Used planed: a global history", I’NAS. vol. 110, mini. 20, 2013.
p 7980.
Estúdio introductorio 17

tes adaptaciones dc los seres vivos al medio, por mencionar sólo algunos factores
que intervienen. Este conjunto de variables, aunque reducido, refleja las diversas
trayectorias dei espacio pero no de forma aislada; es decir, hablamos de una inte-
racción dc índole sistémica.35 El reto, en absoluto menor, consiste en conectar de
una manera relativamente coherente una serie de factores que intervienen en dife­
rentes momentos y escalas analíticas. Situation susceptible de generar tensiones.
El reconocimiento de estas tensiones analíticas, derivadas de las controvérsias
inherentes a un campo dei conocimiento en constante transformaeión, nos abre la
oportunidad de buscar nuevas perspectivas, cuyo resultado eventualmente radi­
caria en la construcción de un imaginário alternativo a fin de interpretar tanto los
fenómenos ya abordados con otros enfoques o, en su defeeto, una serie de nucvos
desafios asociados al pasado. Derivado de la presentación que nos liace Giorgio
Riello36 de la obra de Pamela Kyle Crossley (2008): What is global history'.', nos
preguntamos /.quo tan pertinente resulta, por ejemplo, agrupar estas nuevas pers­
pectivas analíticas en categorias como la divergência, la convergência, el contagio
(enlace) y el sistema?
Por lo que corresponde a la divergência, sobresale nucvamentc la conexión de
lo otro, visto por ejemplo desde las perspectivas de las escalas, que en un deter­
minado momento adquicren las narrativas históricas mediante lo micro, meso y
macro. Estas escalas pueden derivarse de una atenta lectura de nuestras fuentes,37
lo que simultáneamcnte nos invita a ir más al lá de los limites analíticos impuestos
por las diferentes practieas disciplinares que componen el quehacer histórico en
particular, así como las ciências sociales en general. Un elemento común entre lo
general y lo particular es la interrogante siempre abierta sobre el encapsulamiento
nacional como sinónimo de homogeneidad o pureza.3“
Ahora bien, a partir de esta divergência encontramos una convergência de hechos
que pueden dctectarse a una escala global, sin perder dc vista que corremos cl riesgo
siempre latente de cacr en burdas general izaciones.39 Sin embargo, son precisa-
mente las diferentes imbricaciones las que nos darán un panorama aún más deta-
Ilado sobre fenómenos en aparicncia desvinculados, pero que se retroalimentan
entre sí a través de una serie de canales tangibles e intangibles, donde se incluyen
por supuesto aquéllos de carácter disciplinar, cuya pretension radica en el discerni-

35 Cfr. Potter y Saha, op cil., p. 4.


36 Riello, op. cit., pp. 306-307.
1 Cfr. Subrahmayam, op. cit., pp. 750-761.
•** Cfr. Anderson, op. cit.. p. 105; Gruzinski, op. cit.. p. 14.
39 Cfr. Berg Maxine, "technology, skills and the pre-modern economy in the fast and the
West by Maarten Prak and Jan Luitcn van Zenden ".Journal o f Global History, 10:3, 2015, p.
506.
micnto de problemáticas en el contexto de una perspectiva global. Una ^ geflla
de lo anterior la encontramos cn los estúdios ambientales, verdaderos p
perspectiva global de los cuales la historia puede aprender mucho. n0so-
Más que el contagio -desde una connotación clínica que esto implicaria ^ j Cnte
tros nos gustaria destacar los variados mecanismos entre las personas y sr 1 -c0s
circundante para entrar en contacto. Si bien es eierto que los centros heg ic\
han dcsarrollado una serie de mecanismos para extender sus vínculos a nj'0qUe
tiempo y dei espacio, no menos eierto es que el desenvolvimiento de este ^ 0
global nos ha permitido iluminar otras relaciones complementarias,
vmwi Wi.,r ------ ieat >e
:nj0 uv
■ jdorntnio
emuladoras entre un mosaico de actorcs que se “pierden" ante el P,ct pape'
un PaPe
las grandes narrativas. Redes, cadenas, tlujos y contenedores juegan aqn’ ^
ocasiones 111
importante en la configuration de un panorama más vasto, y en
profundo, donde las imbricaciones son elementos clave.4' . tarse a
La permanente interaeción de estos elementos cs susceptible de man
traves dei funcionamiento de un sistema que englobe diversas conexiones
bacia un mismo fin, entre las que sobresalen las políticas, económicas y ^
les.42 Lo anterior no se genera sin eonflicto, tal como se puede constatar, P°r ^
pio, mediante la hegemonia britânica para los siglos XVlll y XIX, las tens ^
la Guerra Fria o la influencia norteamericana desde la segunda mitad dei sic.
hasta nuestros dias, lo cual obviamente tiene una serie de cfcctos pero qnc n°
retro
nan en un sólo sentido, más bien, se manifiestan mediante una constante
Es»
mentación dando lugar a interpretacioncs alternas a las narrativas dominante^
. .............. , uistoiyf-
situation se puede verificar mediante la historia de los impérios (Itnpci w lU,jer'
como un preludio a la historia de la globalizaciòn, con su inhérente carácter oS
nista y occidentali/.ador 4’' Obviamente, cl enfoque de historia global contiens
últimos elementos, pero no se limita a ellos.

****

Con base en este conjunto de reilexiones sobre la historia global, que enfa«2“"
de mancra breve algunas controvérsias, tensiones analíticas y nuevas p e rs p e c « ^
a contmuación presentaremos las eontribueiones que componcn esta obra. E l 11 1
ime.a eon la propuesta de Sebastian Conrad, quien expone las agendas y pcrsPeCt

411 (Jr. Morin, op dl.. pp 49 y 92; Etlis, el a i. 2013; 797X


41 Ç/r. Fazio, op. dl., p. 68 ; Benjamin, op. d l., p, 378

* 7 ' - 7 emUy' T ' P-,320; Jeremy, “Mimesis and rivalry. European c«»PifC
and global regimes , Journal ofCJIohal History, vol, 10, issue 01 2015 March, pp. ^
4' ( fr. Mignolo, op. at., p. 50; Potter y Saha, op. dl., p. 1
19
Estúdio intmductorio _____________________________ " ,
. ..lltor c| cambio tecnologico
vas que enfrenta la historia global. De acuerdo con c * ^ ,ambién intluyó en la
experimentado durante las últimas décadas dei sigo nta |os dos defectos
forma de cscribir la historia, espccialmcnte si tenemos e||os sc asoeia
de origen vineulados con este campo disciplinar. 1^ ^ historia en particular
con el nacimiento de las ciências sociales en genera y ’ ej tjevclljr dei Esta-
al constituirse como disciplinas en gran medida in jSI110 metodológico"; cl
do-Nación, lo que se resumiría en una espccie de naei ^ una vlsK,n profun-
segundo dcfecto es que estas disciplinas modernas liistórica. |>or lo tanto,
damente eurocentrista, lo que compartimento la rea ' a ^ j e supCrar estas
Conrad argumenta que historia global es una propue.' ^ fragmentada y un
tallas de origen mediante la construcción de una ms , sc presentan a
M i m i c m o más integral da las conexiones o m.eraccmncs que
través dei tiempo y espacio. existe una sola historia
De igual forma, este autor trata de persuadimos e e ó ^ nos piantea la existen-
global, o que predomina un enfoque único, poi e ci ^ una eSpecic de historia
cia de al menos tres variedades. La primera de e a cQn una cobertura
global de todo, entendido aqui lo global a esca a P e cn ci limite todo puede
mundial, pero que no solamente se encasilla en ésta, j c |os intercâmbios
scr global. Un segundo paradigma se inscribe en ^ . ^ j a(jcs 0 civilizaciones no
y las conexiones, hace énfasis en que las naciones, ' ^ ^ endógenos y exógenos,
existen aisladamente, sino que interactúan con escem q nQ p0r cllo menos
La tereera variedad, con una aproximacion mas e. ’ nl0|t|ea paulatmaniente
interesante, nos sugiere que la articulación bacia c cx ^ a |as cuales intenta
la trayectoria histórica de las unidades de análisis m a' r ^ ____ t-s decir.
situar cn un contexto global aunque éste no se analicc de manera ínteg
la pjn xtUahzación desde un escenario más amplio resulta clave en esta variedad.
Pretérito Cn(e’ *1's,or'a global es para Conrad una estratégia para visualizar el
de |as ^ a su vez un objeto de estúdio que no puede constmirse desvinculado
enfoque Ln,°S n'n^una manera la historia global pretende reemplazar a otros
cionale.-.. Xls,entes’ se concentra en edificar una perspectiva que rebase los tradi-
Ia investi l,mil0S 'mPucstos Por la misma disciplina, tanto desde cl punto de vista de
Panoram ^aCI° n como de la enseiianza. Es una propuesta para construir un nucvo
m isión r ^Ue*1acer histórico, pero sin ofrecerse como una panacea, porque su
nueva Ca cn 'ntcí?rí>r elementos hasta ahora poco considerados gracias a una
El s c , VCrsa mirada hacia el pasado.
cuales ^ n^° CUP|,ul° Prcsenta las aportaciones de Federico Navarrcte Linares, las
históricasrSan S°^rc *a historia mundial y la cosmohistoria. Con base cn fuenles
las variad' 'nd'as' coneretamenle el Manuscrito Huarochirí, problcmatiza sobre
IS hmnasdel quehacer histórico. Nuestro autor cuestiona ia supuesta supe-
20
tradición occidental, con ^ ^ aS
rioridad de ta historia escrita, que se asocia a una ------- eM„.
a la historia oral de los pueblos ameríndios. En dieho Manuscrito cocs>-
dos perspectivas históricas, una cspceic de ncgoeiaciòn diplomática cntic
“socionaturales” diferentes, sugicre este texto. De igual forma, Navarrctc y
que la tradición occidental cn el Nucvo Mundo sc desprende de las Pr‘ ^ ^ ,^ co
acciones políticas espanolas, donde predomina obviamente un enfoque yq0s
que pretende separar el mundo “real" dei “natural”; mientras que para os
ameríndios estos mundos eoexisten cn un mismo esccnario “socionatural , sC
mundos donde cohabitan la multiplicidad y la divergência, sin que lo a
interprete como la imposición de una sobre la otra. _, .0(ja
Si nos apegamos a los valores de la llustraciòn de tipo curopeo, entonce-^ ^
la humanidad participaria cn una misma historia, la cual K.ant reconocto e
deciertosval
historia universal, que a su vez implicaria la univcrsalización uc ocCv
anelados a un mundo único, definido de manera exclusiva por la cienc
dental, cuyos elementos más trasccndentes los podemos encontrar cn
rs Prcc'sa
gencización dei espacio y la unidad histórica de todos seres humano. ^ - e Je
mente, para Navarrctc la cosmohistoria sc separa de esta vision, cs una e\ 1^ ^
negociación donde intervienen distintas temporalidades, no sc trata de 1 flp(jc0
mundos o espacios separados que no sc comunican ni se tocan entre si, a(gp
se refiere a un mundo real único o dominante, sino más bien. hace alus'O' ^ eS-
intermédio cuya totalidad en este caso seria más que la simple suma de su cfl
Por lo tanto, la cosmohistoria no sc entiende como una perspectiva •stcncia
función a una serie de sucesos, cs más bien cl reconocimicnto de la coe ^\eS
de diversas perspectivas, donde yacen algunas sombras dificilmente pcr otV
si atendemos exclusivamente a las narrativas históricas dominantes. (P j 0ndc
ecs la cosmohistoria un “entre espacio” de una unidad y una multiplied 31 • cCef
cohabitan diferentes realidades, estilos de scr o de vivir que pueden pe" 1 1
ocultos ante fenómenos derivados del colonialismo o lo que sc conote ^
globalización? Es justamente lo que intenta responder Federico Navai arrete c
contribueión.
:a<ic'
I n el tereer capítulo, Hernd Hausberger expone sus “Considcraciones ate ^
apcl de América Latina para cl arranque de la globalización” . En cilas ^ ^dd
demostrar que Latinoamcrica, desde princípios dei siglo XV l hasta l°s 'n"j sC
S
siglo XIX, no fuc en absoluto un apêndice de los intereses externos, mas c^o
erigió como un espacio que aporto elementos propios que contribuyeron cn
-aV'3
a la construcción de una temprana globalización. Entonces, lo anterior reub' ^
cs!»*
este espacio en las narrativas dominantes de la historia global. Sin embarg0- ^
últimas han estado tradicionalmente marcadas por un eurocentrismo, cuy ^ cn
extrema seria un anglocentrismo, y por un sinocentrismo, que si los ve
Çvudioi
21
Conjunto da
111 como resultado una notable marginalización de América Latina en
Cstas 'ntcrprctac fones.
Estai
nas obras d Cj"enC'a 110 s<^ ° sc circunscribc a América Latina como espacio. Ln algu-
gencia sobn 'St° r'a ^*°*3a*’ cluc nuestro autor cita, es común encontrar cierta negli-
Pales disci ^ *Cmas ^uc Pon<Jrían a este continente cn un plano central cn las princi-
ellos sobre S-IOnCS ^UC toman como marco referencial cl enfoque en cucstión, entre
miento tr E°r cJcmPl°- las migraciones, las diásporas, los viajes, el conoci-
la influenci |CI° nal ° los intercâmbios culturales, entre otros.4“1A fin de contrarrestar
evidencia i**. e esta tendência interpretativa, Hausberger, por una parte, toma como
que eXp|jc, S Clrcu't°s comerciales disenados por los ibéricos cn el Nuevo Mundo,
de global'CU1 Cn ^rUn met^ a e* êxito alcanzado por los britânicos en el proceso
aêminj.str., jClCIOn’ asi,T,i-smo nos manifiesta que la red de intercâmbios construída,
entredifc r, a ^ ^ifigida por espanoles y portugueses estableeió vínculos duraderos
globaliZacj^1,CS macrorregi°nes dei mundo, que contribuyeron a la arquitectura de la
entramado V ÜUn cuanc^° esta historia sc cuente fundamentalmente en inglês. Este
taro,, un.( , '.0 nacimiento a una red sistémica de intercâmbios donde sc intereonee-
por 0(r SCric elementos que le brindaron cierta lógica de funcionamiento.
articuiac • hausberger destaca también que el principal lubricante para la
produco j3 cs,a rcti êe transacciones globales flieron los metales preciosos,
Asia p i , ° *a mincría en América Latina, que impactó tanto a Europa como a
'o* argumenta que dificilmente estos dos últimos espacios podían darse
los suministros de plata para la exportación e importación de
PUedc c ll niVC* Entonces, Hausberger cuestiona si una historia global
1545 dc ' erarse tal si ignora descubrimicntos como los realizados alrededor de
0 Eis mina.1P<)ltUntCS ^ac'ln'ent°s como los del Cerro Rico dc Potosí, en los Andes,
pio, los ^ acatccas’ cn la Nueva Espana. A ello también se aiiadiría, por ejem-
épocas Clnl° S cornerciales de El Caribe o el tráfico de esclavos, además, para
s nás recientes los procesos de industrialización con sus inherentes merca-
êos de
creemos ^ U<"l<)s ,crminados y de matérias primas como el algodón. Por lo tanto,
rePensare|LIC CS*a con*r|Eución nos ofrece una serie de sólidos argumentos para
la histor'. êe América Latina como actor dc primer orden en los proceso que
n|storia tílnh-ii.
Ln Una (b toma como objeto de estúdio,
el capí(uj0 nCd ar8Umentativa similar, que en cierta medida refuerza lo expuesto cn
ria colr>^:...an,eri0r’ ^ariano üonialian en el apartado cuatro nos exponc la "Histo-
autor ^ c historia global. Enfoques desde la historia económica' Para este
naantes P 'rnianentc desvalorización de Hispanoamérica en las narrativas domi
sigio Vx/, aaposibilita entender la integración a nivel global de los mercados cn cl
* Pnrl------- -------------
° r p> *anto, su objetivo radiea cn contribuir^ a esclai
lareceres.eescenario
<>. Ricllo
■ °P cit., p. 308.
22
relativamente marginado en los textos de historia global. sal. En
En lo que ^se tefier®
lo que * '1
^ Lat ■ 13
flujos de mercancias entre Hispanoamérica, China y Europa, la '1ie ^ (oS que
colonial jugó un papel central. No obstante que otra serie de estu u agiá'
Bonialian hace referencia en su cxposición, ha logrado colocar al con in^ gj0bal>
tico como un socio importante cn las transaccioncs de productos a rn ^ eSpe-
para el caso latinoamericano este tema es aún una asignatura pene ' e^ cb0 \aS
cialmente en lo que concieme a su área de influencia, que rebasa con ^ ^ qu£
dimensiones político-administrativas vinculadas a su gestion terntori
no ha sido rcconocida en sus verdaderas dimensiones. de tfCS
Para lograr su objetivo cl autor nos ofrccc un modelo que se con 1 ^ ia
grandes ejes geo-históricos, a saber: cl trasatlántico novohispanoconcca ^
Península Ibérica y el Puerto de Vcracruz; cl trasatlántico peruano que a ‘ ^-bjrt3
y Portobelo, y finalmente, el eje transpacífico que comunicaba a las íilip,n‘ ,^cas,
eon Acapulco. No obstante al reconocimiento de estas escalas macro ‘ ^dio®
Bonialian nos advierte que es importante evitar un vicio común en los ^ a-
coloniales, que consiste cn eoneebir este tiempo desde una noción moderna ^ ad
cio anelada a lo nacional o al Estado-nación, lo cual no corresponde a a y
histórica que se pretende analizar. De igual forma, autores como Simon • • ^ 0-
Jonathan Saha senalan que muchas de las personas que llevaban a cabo uau-
nes a grandes distancias no las coneebían como globales.45 Su estúdio y c°' ^
a diferentes escalas nos ha permitido construir interpretaciones influídas P
enfoque. Por lo tanto, Bonialian nos invita a reconoccr no sólo cl predon
fenómenos globales, sino también de aquellos de índole local o regional. ^^
Entonces, el papel protagónico que adquicre la America Latina colonie ^
temprana globalización puede estudiarse al menos desde très planos an< ^
como son la producción, el comercio y cl consumo. Por lo que concic" 1 j
primera, destaca la producción de plata, catalizador de las transaccioncs a ^
mundial. En segundo lugar, están los movimientos de las mercancias en ^ a_
y de mctales preciosos en particular a través de las rutas transatlânticas
ha-Vcracruz y Espaha-Portobelo, cuyo circuito marítimo para esta úlfi'11'
se extendía por tierra hasta Perú; así como el eje transpacífico entre
y Acapulco mediante cl trayecto realizado por la Nao de China. ' :”ia'" ’L’brc
el consumo que rccientementc ha llamado la atención a otros estudiosos ^
historia global, donde se inscriben, por cjemplo, productos como la seda c ^
o el algodón aún sin confeccionar, que se intercambiaban por metales P1
sos, a ello se ahaden las medidas de politiea interna cn los domínios colo '1 ^
mediante la prohibición de elaborar telas o cfectos similares que de alg«3 ^
otra mancra pudicran competir eon estos productos csenciales para mante'
Vivos Jos
Papel a niv^|CU|',<)S Comerc'a*es en ,os que Hispanoamérica jugó un destacado
gl vtI global.
bfiieva lispana^|ltU^° CU^° tltu*° es “Mercancias globales y mercados locales en la
Cscnto por 3 C'rculac'ún interior de ‘efectos de China’, a fines del siglo XVIII”,
úiterno qc j ° ni0 ^arra, nos brinda más detalles sobre cl papel dei consumo
circuitos con1C[CS^aCK)S amer*can°s, lo eual se asoció de forma cstrecha eon los
China. Hn c rCla cs a n'vel global, espeeialmente eon aquellos organizados eon
que la p|ata CsPondeneia eon lo mencionado en otras eontribuciones, sabemos
d interés dei Cr'cana allanó cl camino hacia los mercados de oriente. Por lo tanto,
P°r la deni uid11101 °S mostrar dinamismo de estos flujos alimentados a nivel local
Clertas <jifjc i *' *as mercanc,as provenientes de China. No obstante que existen
texto mue.str. 'i ^ Pan' mwilr con precision los montos de las transacciones, el
de éstos pasab-0 Cmcntos convincentcs para inferir que una proporeión importante
Kcal | ,P°'; ^aS manos de los mercaderes y en menor medida por las cajas de
V|dad cs , , ' ^urna tuente susceptible de revelar más pormenores de esta acti-
s ia lc^
del cnno,„
d e |eo abala de efectos de China, de la eual se pueden derivar medieiones
Zn Caha/a'
rcgionales ■ Ur^ano ^ rural, cstimaciones dei poder de compra de las economias
Por |o , COmo ulgunos critérios para interpretar los patrones de consumo.
án ■ tanto, |a ,circulación se articulo en tres espaeios principales: americano,
a"á"li“ r o rie„,a, Lo
Procesos Crviv, Y ""' L() 9 ue a__ su______.
vez se „reflejó
„ j ____
en_e desenvolvimiento de dos
C|ón de .« Plcnientarios vinculados con el consumo: los polos de eoncentra-
c mercanc’
Ibarr-, .1 '
;arfa desiaca cl
ncias y los ritmos de circulación. Por lo que respecta a los polos.
PUertc ° scom PaPcl fundamental que jugaron eiudades como Guadalajara o
''Vos cspacj0" CIU^CS como San Blas, euyas funciones fucron organizar sus respee-
fcsante subi- **l,llVcs ^a flbsorción y distribución de mercancias. Resulta inte-
que postcriorya' ^UC ^an ^ as *uc autorizado como puerto comercial en I 7X9, lo
'°s circuitos ,11CntC SC rcírcncl() cn varias ocasiones e impactó de manera notable
,raba estab |, onicrc>ales de las regiones aledafías, euyo nodo principal se encon-
'"’Ponanej ^ ? 110 60 ^'uat*a*aJara. A pesar de ello, cl autor nos alerta sobre la
do China |() ° ^°S *crritorios en este proeeso de circulación interior de eleclos
^<>s P;itroi1Cs ,|^llC Pcrm'tc reconstruir una complcja concctividad derivada de
s'glo X V ||| CCMnsum°- Relacionado con este último factor tenemos ya desde el
UiagmtUt| Ma esPec'e de “globalización de los gustos dei consumo graeias a
este trabajo - ° ^CITIanda de los bienes considerados en el estúdio. Por lo tanto,
c'alitiente t|c ° nS,ltU^e una aportación clave sobre el estúdio dei consumo, espe-
territorja| de f^CC,os ° nen|ales, lo que se revela como una especie de radiografia
Ca|Pbi0s (je . IS Princ|pales transformaeiones asoeiadas a la esfera de los iuler-
ia N tU"ueva Es C 1111 uufoque que combina varias escalas durante el siglo XVIII en
xpana.
24 C. R iojas y S. Rink,

En cl capítulo seis, Ricardo Pércz Montfort nos ofrece otra perspectiva ele
consumo mediante su artículo denominado: “Reflexiones y apuntes sobre la histo
ria dc la prohibición y tolerância en torno de las drogas cn México: De la histori;
regional a la historia global”. Nos muestra cn su texto cómo a princípios dei sigf
XX inicia la criminalización dc la producción, venta y consumo de drogas, par;
ello utiliza un enfoque global al conectar escenarios internacionalcs, regionales j
locales. Dcacuerdocon Breuilly,46 dicho fenómeno, al incrementar su importância
en cuanto al monto de recursos movilizados, lograr notoriedad entre diversas capas
de la sociedad y transfonnarse en una actividad ilícita desde la perspectiva oficial,
adquirió el nombre de narcotráfico, que en el contexto de la historia global estaría­
mos hablando de un nuevo mercado con sus formas específicas de producción y el
nacimiento dc sus respectivas cadcnas de mercancias. El autor nos rccuerda que en
los primeros anos de la Revolución Mexicana, en el estado de Coahuila, el gober-
nador Venustiano Carranza fue un promotor dc “campanas contra el vicio"; era
común en Torreón, por ejemplo, encontrar algunas casas comerciales y negocios
farmacêuticos que importaban libremente opio, el cual después seria distribuído
más a11á de los confines de la ciudad por vendedores ambulantes chinos. Tanto ei
opio, como la cocaína y la heroína ingresaban a México mediante barcos ingleses
y alemanes, las iniciativas de prohibición por parte dei gobierno mexicano, que
a su vez respondia a la exigências provenientes dc Estados Unidos al intentar
imponcr sus políticas prohibicionistas a todo cl mundo y así fortalecer su papel de
“império económico” ,47 provocaron una intensa actividad diplomática cn los anos
de 1913-1914 entre México y diferentes países europeos.
Por otra parte, Pcrcz Montfort scnala que la tradición dc fumar opio de las comu­
nidades chinas estableeidas en México era vista como “vicio” intolerablc, lo que
impulso actitudes intransigentes por parte de las autoridades mexicanas y otros
sectores de la sociedad, a quienes se les dificulta entender esta peculiar relación
entre “natura” y “cultura", tal como la denominaria Walter D. Mignolo.4K Para
1914, Tijuana y Mexicali se habían convertido cn “terrenos de diversión y entre-
tenimiento” a donde acudían mexicanos, estadounidenses, europeos y chinos. Por
ejemplo, el texto scnala que cn Mexicali había fumaderos de opio prácticamcnte
en cada cuadra; además. el consumo de drogas creció a raiz dc la situación bélica
de aquella época y la creciente militarización. Aún antes de iniciada Ia Primera
(iuerra Mundial existia una oferta francamente abierta sobre la venta de cigarrilios
dc “Cannabis saliva" en algunos cotidianos en la Ciudad de México, tal como
lo muestra nuestro autor en su contribución. Para diciembre de 1915 se decrctó

4'' Op. di„ p. 318.


47 Pottery Salia, op. cii., p. 3.
411()p dl., p. 41.
Tsvudití inlmcâic/orio 25

prohibición para importar opio así como sus derivados y similares, incluso en
Matamoros se restringieron también los placeres básicos como el baile, la música
y el alcohol con el objetivo de evitar la “degencración de la raza”. Ante tales mani-
'estaciones expresadas a nivel local, regional y global surgieron en el país grupos
de pequenos contrabandistas que se beneficiaban de estas políticas, las disputas
Por la distribución de las drogas en este nuevo mercado se dieron tanto con las
■uerzas dei orden mexicanas y sus similares fronterizas en Estados Unidos, lo que
dio inicio a la difusión de corridos y mitologias, pero especialmente, como apunta
Pérez Montfort, a una novedosa forma de impulsar la producción, venta y consumo
de drogas en un contexto histórico marcado por los conliictos bélicos internacio-
nales.
El capítulo siete, escrito por Stefan Rinkc, se titula: “‘Un monstruoso atentado
c°ntra la cultura humana’: El comienzo de la Guerra Mundial en 1914 en Latinoa-
niérica”. El texto muestra dos argumentos centrales, el primero de ellos subraya la
relativa marginación que sufre América Latina en estúdios recientes que abordan
la Primera Guerra Mundial, donde apenas si se menciona este continente. Micntras
úue el segundo argumento sintetiza algunas representaciones gráficas que se hacían
de Europa en diferentes publicaciones periódicas latinoamericanas durante aquella
epoca, dichas publicaciones en términos gcncrales mostraban a este evento como
una barbarie. Por lo que toca al primer argumento, después de revisar los princi-
pules estúdios contemporâneos que abordan la Primera Guerra Mundial, Rinkc
encuentra que América Latina está prácticamente ausente en dichas narrativas, lo
que en el limite pone en duda la visión transnacional que este corptts bibliográfico
pretende proyectar al desestimar el papel de los latinoamericanos en el contexto
global; con base en cl lo nuestro autor se cuestiona si esa marginación latinoame-
ncana se deriva de una dcsconexión dei continente con respccto a los principales
eventos bélicos que a partir de 1914 sucedieron en Europa, situaeión que lo convcr-
tiría por anadidura en un espacio de buenaventura. Tal como lo muestra en su expo-
sición, América Latina estaba lejos de esta situaeión idílica en un mundo envuelto
en graves conliictos militares, baste recordar que esos fueron precisamente los
anos de la Revolución Mexicana. Por Io tanto, la prensa en América Latina publico
diferentes reacciones con respecto a los hechos belicosos que se desenvolvían en
el viejo continente.
A partir de este conjunto de impresiones y representaciones hechas sobre Europa
al inicio de la Primera Guerra Mundial, Rinkc construye su segundo argumento. En
términos gcncrales, la prensa latinoamericana scnalaba una verdadera catástrofe,
la cual no sólo atentaba contra los europeos en si, se trataba de una amenaza para
toda la humanidad. Lo cual le brindaba una dimensión global donde ningún ser
humano podia permanecer como un simple espectador ante semejante barbarie.
26

• «S.ÇÍÍ
Con base on ello, Rinkc nos mucstra las rcprescntacioncs c ’ntC^ al-v0 rad'ca^
■ . -,ictaci°nCS
algunos intelectualcs latinoamcricanos haclan, cuyo entasis exp 'c ^ un he°
en scnalar quo si bicn era eicrto que la guerra lvabla comcnza o ^ dado
aparentemente loeal, ésta devino una amenaza para toda la bunta ^ ^ puli’0
grado de eoncxión que se había alcanzado entre las ditercntes nacn ^ r irnpa
donde las consccuencias sociales, económicas y culturalcs t e r m i n a i vlii
tar tarde o tcmprano la vida cotidiana de los latinoamcricanos. Se ^ ^ c0ntri^1
de la economia mundial y un ciclo de violência global. Lo cual VC'" ^ crnatWaS
a un ambiente social crccientcmcntc pcsimista con respecto a las a c0,n0 ’
progrcso que sc emanaban de Europa, al considerar a cstc con ' ^ jad°
modelo totalmente obsoleto y una situación imposible de ignorar o
entrclazamiento que se había construído con el dcvcnir dei tiempo.
linalmente, el octavo capítulo, “Agendas globales, agendas 'oCt j e\ s'ê
de cambio institucional en América Latina y Europa Central a ti-des: 1 ProC C.S
nucst
XX", corre a cucnta de Carlos Riojas. El objetivo general que peis'L^ trayec'
autor radica en dibujar a grandes trazos cómo co-evolucionaron 1 ^ %■
rias históricas de ambos espaeios durante las dos últimas décadas <•c . ^ e 11
Dichas traycctorias, en un momento determinado, se intcrconectaron mc ji
serie de eventos expresados a nivcl global y local. Un conector deter a1
precisamente la promoción de una agenda de cambio institucional usoc
ideas de políticas públicas con una fuerte inspiración neoliberal, don ^y1
elementos tales como la liberalización comercial, el proccso de private/1- cst
impulsos democratizadores. De manera concreta, trata de demostrar d
agendas aparentemente locales se transformaron en iniciativas que lCS' .ofiaU
un contexto expresado a nivel global apoyado por organizacioncs into"1 ^ ac'1
donde la coordinación entre la reforma econômica y cl proccso de dcrnoc ^ ^ ai
resultó clave. Una evidencia empírica que sustenta esta eoncxión sc jjot
muestra de artículos de prensa aparecidos en l l)XÚ, ano crucial dentro i 0 i
de estúdio, y que a su vez explica en gran medida la naturaleza d d Pr
translormación institucional con alcances mundialcs. pin'® 1
De igual torma, Riojas enfatiza cómo el proccso de dcmocratización
América Latina como en Europa Central acontcció en un ambiente caraC jg
por profundas crisis económicas, las euales no sólo impactaban el apara'1 I ^
tivo en ambos continentes, en todo caso era la manifestaeión de una o is’-
mas extensa, una crisis sistémica. Este panorama general de crisis 'c "
impactar de torma —— panorama general de crisis 'd '11
.—ma negativa
negativa el
el proeeso
proccso dede cambio
cambio institucional
institucional en
en su
su d
cspccialmcntc
espccialmcntc cuando \os alcances
euandoplanto*'*"*
los alcances del vnismo no í'r4r’"—
tativas originalmcntc * del mismo no corrcspondían con ' aS
C’-Pn*«-«1onginalmentc planteadas tanto en la translormación sistêm ica en
tativas
( entrai o. en su defeeto, el ajuste estruetural en América Latina.
__________ ___________ ____ eram0S qUe este conjunto
l’or último, para concluir este estúdio introdu '^ ^ ^ pCnsar en 'aSa;qones analt-
de ensayos sirva a nuestros lectorcs para moti ^ ^ .^ nar sobre la ste' car nucvas
que se pueden derivar de la historia global, a re impUlsarlos a ^ dcr una
ticas que de ellas se desprenden, pero sobre ^ pCrmitan c°l ^ c| tieittp0
perspectivas, tanto teóricas como empíricas. d nluCho más am p'l° ^ en que se
serie de fenómenos históricos con un cntoq ’ cmcnte del 1^ , imp01'
y en el espaço, con un espiritu crítico ^ ^ aáo. cn l989
encuentrcn de este mundo cada vez mas tnt Fritz Stern f heChos
tante tener presente la cita que cl historia or más fácd ,L’C^ ,,.r las cone-
de Bronislaw Geremek, quien nos advertia q u ^ ^ cornplicado L L
históricos de manera individual, pero cs muc
xi°nes que de ellos emanan.

hritz Stern muriówi el 18 Je mayo de 2016.


I « de 2UU), la revisia / 'it <"■ ■■ - j/ir m »
e'rculando ,aLevIS,a Ni‘"'
-la colaboración
nevi«..- ,,i- n '•“‘“Doraeión uue aqui
aeiôn que
que auui citamos
aqui citamos ("
(“The common house o 1
I he comum
,o moo tw.mher7.DD. l-5).donde qutüooc ntanifiesto el
a8udo olfL,"," ': Vo1- 36, núm. 19, 1989, December 7, pp. 1-5). sobre cl fin
los siste,, lls,or‘co que le ayudó a entender cl presente con una refina a ir
lds socialista de tipo soviético
S ebastian C onrad

perspectivas
H IS T O R IA G L O B A L - A G E N D A S Y

“Todos los historiadores son ahora historiadores del mundo ba c cucllU'


tanto provocativo C. A. Bayly, y agrega “aunque muchos no se han ‘ ^ ^ 0paV
de cllo todavia.”’ De heeho, no puede haber dudas de que la Distort ^ ^ 1 »
mundial está actualmcnte en auge. En Estados Unidos, y en cl mun 1 ^cntrO
inglesa en general, ha sido cl campo que ha creeido más rapidamente c0nl0
la disciplina en las últimas décadas. Además en algunas partes de l u l° ' 1 cstá
tambien de Asia Oriental, la historia global está aumentando y cada vC/^ ,pás
siendo abordada eon mayor entusiasmo por una gcncraeión de histor < cSoS*
jóvenes. Por todas partes están apareciendo revistas especializadas y L ^po*
y en muchos lugares las “dimensiones globales” se han convertido en on pcro,
nente pràctieamcntc obligatorio de las propuestas de proycctos exitoso-
;,este aumento de popularidad hace de cada historiador un historiador ^ fl(jo
i.Quc elase de historia global se pretende con esto'? Y ;,por que está sues
esto ahora? eSoS
llay muehas razones para este auge. Sobre todo, cl interes en los P p0t
globales aumento eonsiderablemente después del fin de la Guerra ^ vjr-
otra parte, luego del 11 de septiembre de 200 1. Como “globalización se e ^
tiò en la palabra clave actual, la nccesidad de retroceder en el tiempo V ‘
/ar los origenes históricos del proeeso parcció inmcdiatamentc evide' cS
muchos lugares, en particular en sociedades inmigrantes la historiaa g'°p‘
g>"
a r1
tamb.cn una respuesta a los desafios soe.ales y a las demandas para crc ,b'°
perspectiva dei pasado mas inclusiva y menos limitada a lo nacional. El ca*
curricular de C ivil.zaeión Occidental a historia global en Estados Unidos c*
resultado tip.co de tales presiones socialcs. Dentro de la academia, tales ten**
cias han reforzado la msatisfacción con ideas dominantes y de larga e x i s t i "
( A Itayly, TV Hir.h Mo,/,,, Wor,J. , 780-1914, Blackwell. Oxford. 2004. P ^
29
ônnm
autón '.h?
ornos .2
3 las hist°n'as naacionalcs como historia de cspacios separados y
Aderna |.j
un
n ltTIPacto importa *' ° n comun'caciones desde los anos noventa ha tenido
res
Ls y sus lectores >■ ^ nucstras interpretaciones dei pasado. Los historiado-
,ln Precedentes int » sfan viajando y experimentando cl mundo en proporciones
C^'storjadores y I T* ^ *a crecicntc m°vilidad han facilitado cl trabajo en red
°ces de los países l c c *10 P°siblc el surgimiento de foros globales, aunque las

P°rccptjb|Cs C'onio * 10 ant'®uamentc fiieron colonias sean con frecuencia apenas


8ran núniero de nr Csu*tado, hoy en dia los historiadores cstán tratando con un
. daci de voccs Fi 3.C1° nes r'va^es' y ven un potencial precisamente en esta diver-
dorinática tanibi1 ,mcntc’ *a *°g,ca de trabajo en red que es estimulada por la
ls,°ria en C| sj„i !! 3 n'^u|do en el pensamiento de los historiadores. Escribir
E 0 AXI es diferente de lo que solía ser.

í.PO K yiJK HISTORIA GLOBAL?


Má s ,
A,-LA 'M E R N A L IS M O V EL EliROCENTRLSMO

riad"hÍSt0ria
U()res global sc
surgió de laa impresión
i de que las herramientas que los histo-
áado Un Para
? PrCfjcntad!!?,n
do;
, a n a liza r elI pasado ya
v£ no son suficientes. La globalización ha
ni|nantes dei e u bindamcntaf para las ciências sociales y para los relatos
°Sente c| 11 10 s°cial. Entrelazamientos y redes caracterizan al momento

Ucb°s asnert^ . *' su|g'do de sistemas de interacción e intercâmbio. Pero en


S dcplanf! S’ as dencias; sociales si no son actualmente lo suficientemente capa
dad(,„Pd"lcai
dc un nipm,P °8Un,as y generar respuestas que ayuden a comprender la reali-
cles n Particula en rcd y g,oba,izad°-
;ij ni°dcrnas 0(,st. L ccíos de nacimiento” de las ciências sociales y humanida-
'ílUndo. Anibo 1CUbzan Ia comprensión sistemática dc procesos que atraviesan
üs en la f u. SL‘ ,cm°ntan a la formación de las disciplinas académicas moder-
dad ^ e s tu v P d s,8,0X 1X Prir rimero, el origen de las ciências sociales y huma-
Su fu.neión 0 atado al e: estado-nación. En sus temas y preguntas, pero también en
gía en la s<
e| >.PCr|PanccieronC'Cdad’ esPecialidades como la historia, la sociologia y la filolo-
c„ nac'°nalismo 1 Vl,Kldadas a *a sociedad particular de cada país. Aparte de esto,
ün> . e y |}1.-|s y^^etodológico ’ de las disciplinas académicas supuso que, teóri-
ld‘*d fundament ') dc. Casos ’ndividuales, el estado-nación fuese considerado la
^ ___ 1 dc fneestigación, el estado territorial como el “contcnedor” de

,>ress,<; ; ,,cnder ,e(J ^ Globalization in World History, Pimlico. London, 2002:


L'rkeley, ( yy t",crh “n History in a Global Age, University o f California
30
fucrtee
s al tcrritorio era más....iniicnio
la sociedad. El compromiso con contcncdores ligados El conoc- ad0
el campo de la historia que cn algunas de las disciplinas vccinas. - ^ uctur:
dei mundo estaba de este modo discursiva c institucionalmente p’L ' n(jió
lié»
de tal forma que el papel significativo de las relaciones de intercan
ser ocultado dc la simplc vista. La historia, cn su mayor parte, estuvo
historia nacional.3 irocéntnca ■ ^■ ■ S ' u ' a "

Segundo, las disciplinas modernas cran profundamente eui ,vopa


ban a los desenvolvimientos curopeos cn cl primer plano y vetan a - qt'1,
la fuerza impulsora central de la historia mundial. Es aún mas tu 1 ,0 )1v\d'c’
las herramientas conceptuales de las ciências sociales y humanidades afefl'
ron a la historia Europea cn un modelo dc dcsarroUo universal. lern r-0 ríT'aro1'
temente analíticos como nación, rcvolución, sociedad y progreso tra sUpucSia”
la concreta experiência europea cn un lenguajc teórico (universal) dUL ^ CI1toa'
mente era aplicable cn todas partes. Desde una perspectiva metodolog* to(]os
ces, a traves dc esta imposición dc categorias espcciales cn cl Pasa , lr.s ca
•icdat^cS
los demás, las disciplinas modernas convirticron a\ resto dc las soe'
colonias de Europa.4 daS
La historia global es un intento de enfrentar estos desafios y ele sllEc^ uC rc' *'
defectos de origen de las disciplinas modernas. Es por lo tanto un cn c''
sionista, incluso si se construye sobre una gran serie de antecedente ^ pa'a
cuestiones de migración, colonialismo y comercio que han sido a " ‘ ^
los historiadores desde hace mucho tiempo. El interés cn examina' cafltb'af
transfronterizos podria no ser en si mismo nuevo; pero ahora rcclam‘ ^ po'
el terreno cn cl cual los historiadores piensan.
^______ General
_______mente sc ha nfCp1afa
lo tanto, que la historia global tiene una dimension polémica, ya L' 1 ^rC
un ataque a muchas formas de paradigmas basados cn contcncdorcs, a
cuales el principal es la historia nacional. Como se discutira con '1V ^calól-'
lo largo de esta obra, cs un corrcctivo de versiones internalistas, 0 k j csdc
cas. dei pensamiento histórico que tratan dc explicar el cambio histo
adentro. . proPof|C
M mismo tiempo, más allá de cuestiones de método, la historia globa sc ^£0
lograr un cambio en la organización y el orden institucional del conocm4' ^ efl \i
un buen número de; países, la historia fue durante mucho tiempo equiparad « * "’
I
' Kenneth Pomcranz, “Histories for a Less National Age", American //is«’*w .
uni. 119,20(4. pp 1-22. Immanuel Wallcrstcin el al. teds.). Open the Social ScicM >
of the Gulhenkian Commission on the ReslntcnnineoflheSocialSciencies, Standf
sity Press, Stanford, CA, 19%.
\liec 1* iI
1Para la noeidn de defectos de nacimicnto, vease Jerry H. Bentley, “Introduction ^ 0 s 'ot
of World History", en. J.H. Bentley fed.). The Oxford Handbook o f World Hi* lory•
University Press.Oxford.2011. 00 . !-l(i
y perspectivas 3!
práctica con la historia nacional dc un país, la nt y oría de los historiadores italiano
trabajan sobre ltalia, la i
atente en todas mayoría de sus colegas coreanos, „cfndian Corea; práctica-
con manuales
Mae narrabanias
el partes,
i generaciones de estudiantes u ^ una historia globa
el pasado nacional. En este sentido, c rc amplia; también otros
Cs también un reclamo de inclusividad, dc una %'■
Pasados fueron historia.
— . ias iacultades cuentan con ,n v están bien prepa-
fadas para una cobertura más amplia, se tien c ** qs ^ tcxt0 dc historia nu
y civilizaciones como mónadas, aisladas. Los .
cjcmplo, cxcluyen rotundamente a China, ya que el pasado nacional cs
chinos, por . , ntación de la realidad h.stor ca
ensenado en un instituto diferente. La comparttm ^ àrea _ significa ^
~ en historia nacional y mundial, en historia y c^suajizados. El caso dc a u
analogias y los entrelazamientos no pueden sei v'■
CS H'-' - djcha fragmentación y
cs de este modo también una petición pai ^ conexiones que I
"cgar a una comprensión más integral de las intcrace
Cr^ado al ‘
la histomUnd° moderno-
13 ^°bal no es desde luego la única alternativa; no es un enfoque radi-
c'Crtas
Calmeu„ cJ superior.
, PCrÍor- un enfoque entre muchos,Sus es más apropiado para abordar
preocup;
cuestiones y preocupactones que otn laciones centrales están
-acionadas
ws cuestiones - yi . • nroccsos quef trascicndcn
1 ntrcfron-
los
fclaeionadas eon la movilidad y cl intercam 10’stjtuclones se encuentra
teras y limites. Las personas, las ideas y las 10 . j cscrihe
temas claves
-Olllo de este enfoque.
...a aproximación inicial y todavia muygcn ncral, la historia g 0
una
una forma a-
“ *‘orrna dc n .... ...... i.mjr 6 ------------------------ „
S()|t sitiia,j0í, _ a ISIS histórico en el cual fenómenos, acontecimicntos o procesos
contextos globales. Sin embargo, bay dcsacuerdo en cómo se lleva
. c ues que abaican desde , ..de la histo-
a cabo dei mejor modo. Otros numerosos cr> I )a gran h,stor'“' la atcn-
r'a comparada y transnacional a la histona COI1ipitcn actual""- jaS conec-
Poscoloniales y la historia de la globalr/.acuu^ ^ )Vipron1cten a as,n
c'ún erudita. Al igual que la historia global, s 0 tendre-
tlvidades dei pasado. ,none un énfasis Pr0 P' . deStacadas.
Cada uno de estos diversos paradigmas p i‘ P ^ ^ ,.1S variantes
mos ' a oportunidad de ver en es*1 ’
'er en este libro algunas de Ias variantes
^'n ernbr
>buchas g° ’ Uno no debería exagerar las diferencias entre cllos; tambicn hay
lidef,nir rí., ? iS Cn
l,nirri’gidani ■ común
w," un ^y areas
áreas dede coincidências,
coincidências. De hecho, m.
tze iiecnu, ha resultado
..... dilici
Ijin0s
°s cl usoyaarea| à ^ haee a la historia global específica y única. Y si observa-
, t '<tl aa la
, bíhr1 ,crnilno>la tarea no resulta más fácil. Cualquier mirada stiper-
" — -I termino es usado.
^ uPfoni-.,i ' ^ ‘ “ g fa fía actual revela inm ed iata m en te que e
Cs utilJP'ado
izadn ,^ara Una gran variedad de propósitos diferentes;
con frccucncia.
u° dc manr.ro :_ _ . . . . . • __ C .i i
manera intercambiable con otros términos. Su uso genciali/ac
n
dcmucstra tanto d atractivo como d carácter esquivo del concept
su rigor metodológico.5

T r è s v a r ia n t e s d e h i s t o r i a g l o b a l
se'
noobsKtade
En esta situación de cdecücismo y confusion teórica, puede, u° _ ln
de ayuda distinguir heurísticamente diferentes rcaccioncs al desata ^ \iist°rl
Dejando de lado algunos detallcs, pueden dividirse en tres campe■ ^ cOtr>0
global como la historia de todo, como la historia de las conexione-
historia de la intcgración. Ocupémonos de cilas por turnos. ^ h's*0'«i»
Primero, una forma de abordar la historia global es equipararia cov ^ ^ qdc
de todo. “La historia global, estrictamente entendida, cs la histon' v£s tlc
sucede en todo cl mundo”, escriben Femándcz-Armesto y Saeks, ‘ ^ (.^sjp'ca'
planeta como una unidad, como si fuera visto desde una torre de s(^e cS'''
con las ventajas de una enorme distancia y un alcance panóptico. . un cc ^ r0'
perspectiva omnívora, todo lo que alguna vez succdió en cl planeta es
nente legítimo de la historia global/’
En \a práctica esto ha conducido a diferentes estratégias. Las versiones 1
cadas son los trabajos de síntesis a gran escala que intentan capturar la real'
en un período específico. El siglo XIX, por ejemplo, ha encontrado vario ^ ^ u''
sofisticados, mientras otros se contentan ai sí
< mismos con un panorama & cn'c'
afio en particular. Incluso otros han ampliado cl alcance y retratado m'lc lcn’0S^
ros, si no la “historia dei mundo” tout court. E.n el caso de la gran histo' r»
es ampliada aún más, extendiéndose desde el Big bang hasta el presente- a
que sea la escala, la práctica general es la misma: aqui lo "global i i” cg reo^ 1
planetário con carácter exhaustivo.7
H
Dominic Sachsenmaier, “Global History". Version. 1.0, Docupedia-7 .eitge.st bit
2010, http;//docupedia.de/zg/Global History'ioldid X4(il(v ^ Co"l'cC|
' Eelipe 1 ernánde/ Armesto y Benjamin Saeks, "Networks, Interactions, an g aCgw'c''
rive History" en: Douglas Northrop (ed.j, A Companion to World History, L-
Oxford, 2012, pp. 305-320, cita-, 303. tfo M
l os cjemplos incluycn, para el siglo XIX. a C. A. Bayly. The Birth pi the 1
/780 /9 /4 . Blackwell, Oxford, 2004; Jurgen Osterhammel, The Transformation p ^ 4 . pa(‘^
.1 Global History o f the Nineteenth Century, Princeton University Press, Princeton-
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Prentice 1lall. New York, 2007 , para la gran historia, David Christian, Maps of Tints
duet ion to Big History. University of California Press, Berkeley, 2004.
___— «ción histó-
Hisumaglobal ■ Agend^y £ S ^ , x raStrearuna>dca° .^ n te c o n v in -
Dc forma similar, los historiadores han c EjemPlos ^ j Jc intPcn°S
nca en particular a traves del tiempo ^ ,à h is t^ r g ^ de „ P ^ _
eentes de este tipo de trabajo son los es tcgias de adm ^ * pero en Pr"
describen formaciones imperial» y * crlán) 'rasta C' P r e c ito a una b'°&ra
eión desde la Antigua Roma (o des e ‘ buen0 y tienü cortesanos; b'st0
P'o, cualquier objeto es lo suficie" ^ ales de monarqu'»* ^ . ^ 3 5 de la la
global. Ahora tenemos historias g vR\no y e' ° r0, ión; historias
dei té y el cale, dei azúcar y el algo o ^ y de a lc - n0
y el comercio; historias globales ee -abertura mun ’ ' n
M , dc 1» p » . Los ejemph* s o n ' ^ „ p n o s un» Jc «oWM* ®
Miemras cl término historia g'o 1 . j0 cllalqn":r c0‘ bai como anU> ° .ct
rs « , neccsariamentc ci caso. En p m * „ pis,or,a ^ £
lema legílimo para los historiadores 6 w iw ,teisranti. Xlll. P>a '
Ua cs,t i o dc los rnincros sodatncao« « , ^ w „cia en e> ■ t
rey hawaiano Kalakaua o dc una a ' .,i0bal - , todo puede Ct. , n0
también ser una contribución a la h'st0 . global es to ’ La situae'01
Una vez qnc se ha cslahlendo que >„ que * d om »»
> « en historia global. Es,o es menos a h so ^ ^ n a c i o n a ^ , „ ,,ae o»
tuc
'»e demasiado diferente en losE» dias e sc cxtcndía nCCf , Benja'11'0 Vra
supremo. Aqui también, la cobertura
cober ueUnabiogra ' también s011 L
como un todo. Nadie dudaría, p01
eorno por c'cl
cÍcmp ’ om0triz en 1X110 c( niarco de a 1 yn
0 un estúdio exhaustivo de la industria < veZ establcc* ^or Parc
hucioncs a la historia dc Estados Em c ^ dentro de ese ,joS
na nac'°nal en su totalidad, todo lo . istoria g'°b a l' atribuir
c°mponente natural. ., .n-inclu'd°dc a 0 pueden c° ,.oS
Lo m'smo
mismo cs cierto para la vcrs'°ns
versu °AircS?DakarDakaroo -L " ^ inVcstig a'1 ^ ■ uent£
,nVestigan ta
de las elascs trabajadoras en Buenos cdoS
edoS mis'r'0',
mis'v'0' , reStomane
eStom»nC1 . s\b
a Una
una historia global dcl trabajo, »me us
ncUls ^ loShistor'a
. si losbisl°nac ^ ^ bbro
libro de ' ^,
horizontes globales. Esto es especia m tn nQS s\milares. L°' cstodio de ' ^ ist0.
^ o n inspirados por estúdios de leno ^ Benga' a « atraCtivo de ^
Lhakrabarty sobre los trabajadores de y ^ Mombasa. investtgaC,t
Looper sobre los trabajadores portuários conducen ^ uondon-
r'a global es realzado cuando los historia Pcnguin 1 ‘^ * <’
" , i ujsíory oJ [ .... p o ^ f Ll}
n,._^°hn Darwin, Aftetr Tamerlane: H“ ^ (’pire\ i n ^ 'vrl‘IIIÍ' .. yule VJniv,-r
1°°7' Jane Burbank y Frederick Cooper, En , jsl>llk>
ty fa tn c e , Princeton Universily Press, P ^ n . (/(>í„ n H#vcn,

S'J ^D*Pesh Chakrabarty,


r ess, Ncw WorkP
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llo ic io viv. IV V IU IU J. cl if
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Un segundo paradigma en el campo coloca cl foco en las concxione. ^ ^ aõOí>


cambio. Este es el tipo de investigación más popular que se ha utiliz«1 0 ° vjtizactó11
recientes. La pcrcepción general cs que ninguna sociedad, nacton o ta
existe aislada. Desde un principio, la vida dc los seres humanos en e ^ .^g^tos
caracterizo por la movilidad y las interaccioncs. Por lo tanto, dichos mo
constituycn cl tema privilegiado de la historia global entendida ante 0 ,nlcatoS
historia dc los entrelazamientos. De este modo, esta obsesión con comi
concetivos corrige lo que podnamos llamar la trugalidad ue ios cstad°'! ,-n»'
que más o menos dctuvicron el recorrido intelectual en las fronteras
ción, cl império o la civilización. «occt''a
No hay limites para los temas que pueden ser estudiados desde tal Pc^ ^ rCioa
abarcando desde personas en movimiento hasta ideas en circulacion y piicdc
través de las distancias. Nucvamente, cl alcance dc las redes y concxt ^ ted'1'
variar y puede no scr planetaria. La extension dc estas relaciones depe ^jlíU
en cucstión y dc las preguntas planteadas: comercio en cl Meditcrráne
a traves del oceano índico, cadcnas migratórias entre China y Singap1 dd
nes diplomáticas al Vaticano. En todas estas instancias, la interconccti invcS
ara la
mundo, que puede ser rastreada durante siglos, cs el punto dc inicio P
tigación histórica global. o(1 ap"'
Ambas versiones de la historia global discutidas hasta cl momento „te
,u\......„
cablcs cn .... í i at todos los lugares y a todos
principio . los tiempos.
__ Cetn
Esto CcsS Q* -ió ■ '1
con cl tcrccr y más limitado enfoque que pretende algunaa forma dc in«*'
f>estít
global. Como sc discutirá con más detalle cn otras contribueiones "c ,taff
este enfoque se retiere a modelos de intercâmbio que fueron regul
tes, y por cllo capaccs dc dar forma a sociedades de mancras protundas to
imP;iU1-
han existido intercâmbios transfronterizos, pero su funcionarmento c
dependió dcl grado dc intcgración sistémica cn una escala global. cS n'a'
Esta cs la dirección que han seguido la mayoria dc los estúdios icc'1- sllrg.''
sofisticados. Tomemos como ejemplo el trabajo de Christopher 1li" sobic ?
miento dc la escritura dc la historia moderna en Francia, Estados Unidos y
tinales dei siglo XIX. En este libro, el autor no analiza los tres casos en rc •elactf”11
* cCflo
las tradicioncs dc escritura dcl pasado cn los tres paises, como tenderia ^ ^ l»s
una historiografia más tradicional. Tampoco cl foco está principalmc'"0 ael
conexioncs entre cllos. Más bien, 1lill coloca a las tres naciones en cl c° n' C r0nd
cambio interno y las transformacioncs globales. Las tres sociedades cnltc
desafio dc agitacioncs internas Estados Unidos se rccupcraba dc la Uuctrra v nl'L tc
desf
1 lancia dc la derrota ante Prusia, mientras Japòn rcmodclaba su gobierno
— _ a

"■ >a n e , -— -— tlP ^ p e c ü v a x


c,'ón fUr), ‘Urac'ón Mein ai ■
;"a°S.4sj . dd Orden n T ' r V ' ^ 0 ' fUeron »»Pecadas en la reestructura-
jdeestado,a'"ental
,as
^ Aferem ''Asi-’ ,aa escr,íura
— de la"h' 13 por
• d• —capitalismo
f,uu,,01'iu ^y U
eli sistema
sistema internacional
internacional
rm viin/íA __ .. . I*
aS| mismn CS p°siciones de e-i t S,on‘1s,'rv*ó como un medio para coneeptualizar
,líi,Ural. a ^'lra ^acer que el 1ac,l>n dentro de este amplio y jerárquico orden,
^°kales n 1U,lt‘Ca,T|ente enfrir U'^ lm'cnto d d estado-nación parczca necesario y
res.iü e 'Hfluenciaron Jas entasis está en los posibles determinantes
ôe Cs^ ^ arrativas históricas que surgieron en los tres luga-

de ^ase q tJ'X(° s g lo b a le s S' t u a d o e x p H e it a m c n t e casos particulares


,leaip0 n 3 a ctivid a d h im . ° S ^ USCan exP ^ cur “ las contingências y p ro c c s o s

'^°ha| Se _ Uctos y c o n d ic i C° n ^ d c n tro de estrueturas que son aI m is m o

PasacJo ° nVleríe en el ú ltín ^ CSa a c llv ,d a d ” n En esta interpretación, lo


d ie n te v p,lnc'ip io d i - l 10 m a rco de re fcrencia para cua lq u ie r comprensión
C,,,l,arg0 Pllcde ser a p |jCa(j. * cu n le x ,ü a hzación no está l i m i t a d a u l p a s a d o m á s
lfansl'omv ,S Pos'Ele q Ue „ ? 3 dlversos p e r í o d o s ; e l g r a d o d e in t e g r a c ió n , sin
S° n los y ' 0 d m u n d o en as,ante d é b il en algunos casos. C u a n to más se ha

PerPet(ja . C d° s causales e 3 l,n ica e r ,t i d a d p o l í t i c a , s o c ia l y c u ltu r a l, m á s liierte


Clad°s p0(. ,n de W nculos I C ni VC* C o m o resultado de la p r o l i f e r a c i ó n y
S,s<% iCaniC' Contexto ghgyq 3 contec,m ientos l o c a le s están cada vez más influen-
Crite- tp lc Pocde ser entendido estructuralm ente o in c lu s o

L . PR0 C E S 0 V PERSPECTIVA
e'S|adia 13 global es a ,
S
1a ')1el()d()'’,Nt0r'a: es a| |1)(- VC/ Un °Ejoto de estúdio y una forma particular de
la
% ina °&,a- En este ÍICrnP° un proceso y una perspectiva, un tema y
s (limCn ,3’ Co,no |a ° e carácter, se parece a otros campos/enfoques en
; V , nSl0'>cS están nn ° na 'SOC,a, 0 ,a historia dc género. En la práctica, las
^ C - n c r l a s s e p - 1— t o n a d a s , pero por razones heurísticas,
^áficos y ^ PcrsPectiva d'1aS ^ n ®encrah podemos diferenciar entre la historia
Una ese i C ^<>Sd s t°riadores, como la perspectiva de los adores
tor?,0'’'e n°p*ler I 3 dei proceso histórico mismo.12
N°- 20q8 /V/A,0/ . Aí«/«*,, .
nA . ■ • -Japan Fr toP ' and 'he World o f Notions: Capitol State and the
V J ' f Oirii, 7Ci a,ld th e United States, D u k e U n iv e r s ity Press, D urham ,
ij les), ’ l>erfornnn ,
^ O ri^ a e l |u 'P y World Reality and Representation in (lie Making ot World
^ c Z n y A^ re w sa 6’ 2005' PP- 391-410, ci.a: 396
° ’" / / Wt'//ec.,„i//a/ 0n’ Approaches to Global Intellectual History", en: Moyn y
tstory, ( olunibia University Press, New York, 2013, pp. 3-30.
36 fo rm a l
Cuando tos historiadores optan por unaa perspectiva global, en cie eSi cn
iaro cn el caso
crean lo global en cucstión. Esto cs claro cn cl caso dc las comp de las compara
especial cuando dichas comparacioncs no dependen dc intercâmbios c , jCo,
casos o dc fuertes vínculos causales.
dUSclies. Si
Ol comparamos,
CUiii|.micun\jo, por
pui tomar
------- un C'C’(T' tá
( c xdu'
cl lmpcrio Romano y la China dc la dinastia Han, la perspectiva global c‘ ^ cntrc
antes
sivamente cn los ojos dei observador. Casi no existían vínculos import«ido. Ê° t0
los dos casos, y una economia mundial envolvente no había aún emeig jc
ccs, cuando comparamos las estratégias dc conquista y contiol dc ^ rC\igi°
administración dc población y la ncgociación dc las diferencias é tm e a ^ ^ cQlí c
sas, ncccsitamos adoptar una historia global dei imperio como cl Pa rCgistf0
cual comparar los dos casos. Lo “global", cntonccs, no puede lccrsc ei
histórico, sólo cs una construcción dei historiador. \1cnr,s’
En general, la historia global cs una perspectiva entre otras. Es un 1ct- ^ dc
tico que permite plantcar cuestiones y gcncrar respuestas que son 1 ^ ;\tlal1"
aqucllas creadas por otros enfoques. La historia dc la esclavitud cn c l 11111 ^ de
tico cs un buen cjcmplo. Los historiadores han investigado la histort
la población csclava, sus condiciones laborales y la formación dc su c° ^ ^ li-
Han utilizado un enfoque dc género para hablar sobre tamilia y 111,1 ^t,roi^ca; r0
dad y masculinidad. La historia económica dc la esclavitud ha sido m
concentrándose cn los índices dc produetividad, cn los niveles dc vida cr c 1 ^ de Jc
con otros trabajadores y criados contratados, y cl impacto macrocc yc
la producción cn plantacioncs. Sin embargo, la experiência dc la esc ^ la1,
tráfico de csclavos también puede ser ubicada cn un contexto global- Al ^ ^
cuestiones ya mencionadas, esto colocaria temas diferentes cn la age' ‘ cS
ción dc un espacio transatlântico cn cl “Atlântico Negro”; las repete • eSClav°
tráfico cn las sociedades dei oeste africano; las conexiones con rotas ^ o"1''
complementarias a traves del Sahara y del oceano Índico; la comparac' 0'1
formas dc esclavitud; etcétera. La historia global como una perspe
está P(
dimensiones particulares dc la experiência dc la esclavitud, mientras
cialmcntc menos atenta a otras. s<F
CtlVi . cs
Un efecto importante dc tratar a la historia global como una pcispc• cS U1'8
la invcstigación no neccsariamcnte tiene que abarcar cl mundo entero. Es'1' lli'11' ^
advertência importante, f.a retórica dc lo global puede sugerir una c° c ;íÍoS. t s'°
tuda; pero muchos ternas son estudiados mejor en espactos mas ve •.dUCÍd°S-xcC\ Wtn,^
significa que la mayoria dc los enfoques dc la historia global no i n t e n t a ^ ^ Jc
/.ar cl paradigma cstablccido dc la historia________________
nacional—con—una totahdad a ^ 1n1‘v
“mundo”, cs dccir, cscribir una historia total dei planeta. Con trccuc
una cucstión dc cscribir una historia dc cspacios demarcados, cs t'LC'^ nj',ci0’1L
bales”, pero con un conocimiento dc las conexiones globalcs y ' as L
lCelivas_
iria global1 no es siOÓ^ ad^ scCCÍÓn ^ '
estructuralcs. La historia ê 'oba}’í ^ n t a n a «'e° ud° ^ una p e ^ '
cucstioncs más intcresantes ^ -oneS locaics- ^ única0”10'1 . rar c' Bra .
procesosglobalesy susmam cs ^ stoTia g'oba ' tcndrá q°c c° ' ^ aS de' cU'c . \ s
Por otro Pado, sin embargo, g\0balmen L conSecuc dc \as c" 1' '
tiva.Todo intento dc contextua - mundo- m&s que ‘ grac'ón 10
V\a cuahdad dc \os cntrelazami n0 fuCron Vas n ^ ^ dc ^ toda-
mercado bursátii dc Viena cn , ente P°rqU ■ón en '° s an scnhd° ’
económicas dc Í929 V 200 b ^ 'dc c o m * ^ ^ . En ^ tada«
Va economia mundiai y dc los m ^ ^ aftos P«** *****
via no habia aicanzado ia dcnsi también está. a " ' ^ t r o n i e ' ' ^ ^ pVOccso V
historia-g\oba\-com o-perspectiv fdc'ias e s t r u e t u r a ^ tenSión e°trC
suposiciones sobre ia capact a , düS Sc voWc' a
e n acontecimicntos y cn s o c i e 3 0sra .'5
Perspectiva a lo largo dc ia presen

pro m ts v i^ mS sc detcngacaVÍ n
bal parccc '"lp' ° ^ f crud'C'0" 'a
Va actual tendência a ia histona 6 portantes c ^ tiiSW* trabo-
Va ayudado a gcncrar aigunos cam ^ oX\a dc as ado cada ufl picho
eiaro indicador dc este hecho cs 9UL u \van P dej° dc ■ ^ \nvcs
f««ic«n Histórica) Review y haCe ^ cb° % que
í°s en este nucvo campo. La histona tcndcnc'a 8 ^Wos y c° ipvesh&a
«na subdisciplina; sc ha convertido c daS, senes disfi0tan - \üjos
fiación v ia enseftanza. Revistas espe rcatpbicn ' 0 d,sCiplina' 'H ^ sigi°
ereado toros para que ios
c'°ncs. Estos toros no existen cn Para' inCiuso de iad o ^ e . da
« * « * » capaz dc alcaaza,. E*> p „ , »»» * > - * *
cuando \a “historia mundiai era u ^ teSis pn°c sc'n"v" " , pa ava°7‘' ,
fieneraimente mayorcs. Hoy cn dia hasl ^»nza. ct dcbat icos csta
Q enfoque sc ha introducido tamb.cn 0 scOa' a^ c8 y *****
a Veeneiaturas enteras. Es también ^ o a m b c^ '
en sectores muy diversos. Los histona corno scV inW& 1
'an interesados cn ci contexto hist°'W ^ gioha' Pl
vnlturales.
áuralcs. Lna perspectiva desde ia » ^' histótic°s-
hlStóricoS- c||; jçrof ||
'vente
"-te a todos ios
tos aspectos
«snectos dc
de ios cs■ iwaii°ns
\, iti/au°">' oxf0^ '
-Citona press-
^T —— . ,en OsierhainÇd Oniver8,y
iE,m,^éasc una discusión muy útil 01 ,íj / (Iíní«'1' •'
S^&l«M ,TheOxfordHuwJbooW ^'
3K ;sta
A la luz dc la interconectividad dei mundo actual, cs difícil imaginar d ^
tcndcncia pucda simplcmcnte rcvcrtirsc cn un futuro próximo. Al mismo s
hay también muchos obstáculos por superar. Institucionalmente, crear
para cl nuevo enfoque continua siendo un proceso arduo. Aun cn Europa
tal o Estados Unidos, dc ningún modo puede darse por sentado que la lS ^
dc la historia, tan fucrtcmcnte dominada por la historia dc la nactón, estara ^a,
a asuntos dcl âmbito dc la historia global. E incluso donde las perspectivas ^
les han obtenido un apoyo general, compitcn con otros enfoques por rcc .
puestos. Cada persona contratada para investigar cn historia global puede s ^
car sacrificar un puesto en historia medieval u otro campo consagrado dcl p
nacional. La historia global no viene gratuitamente.14 .
En resumen, cl crccimiento dc las perspectivas globales cs un desarroilo 11
tante que nos ayuda a alejamos dc una mirada tan sólo parcial dc la realidad.
los limites tcrritoriales no pueden scr más asumidos como dados, la historia ^
un resultado sc ha vuclto más compleja. Retrospectivamente, algunos estudro.- ^
antiguos pueden parecer como discusiones sobre un partido de fútbol quC j
van sólo a uno dc los dos equipos, por no dccir nada sobre otros factorcs c ^
público, las condiciones climáticas y la clasificación cn la liga. La historia b
nos abre la mirada a proccsos que fucron por mucho tiempo invisiblcs, o J 111
considerados irrelevantes, dentro de los sistemas dc conocimiento de la acac ^ ^
En cicrta manera esto cs una bienvenida y en muchos sentidos incluso un
volvimiento liberador. Sin embargo, aqui tambicn cs válido cl refrán dc que 1
nuevo tiene un precio. Un enfoque desde la historia global no cs una panacca
passc-parloul. No todas las preguntas de una investigación nccesitan una Pcrs' . _
tiva global; no siempre el contexto mundial es cl más importante. No todo esta
eionado y conectado con todo lo demás. Es importante, por lo tanto, no consi
la historia global como un absoluto ni la perspectiva historiográfica, ni el aR* ^
y densidad de los entrelazamientos que ella explora. En cada situación, «na
variedad de fuerzas están cn juego, y los proccsos transfronterizos, y aún '" c ^
los globales, no son a priori los más importantes. Muchos fenómenos continm
siendo estudiados en contextos concretos y preeisamente demarcados. Será d' ^
volver atrás y abandonar las nucvas percepciones que el giro global ha generadi ^
mismo tiempo, el auge de la historia global no debe causar que perdamos de v'
los actores históricos que no estuvieron integrados en redes extensas y converta
en víctimas de una obsesión actual con la movilidad, la circulación y los t1uj°s-

14 (histopher fiayly, “History and World History”, en: Ulinka Rublack (cd.l. d ( <"
Companion to History, Oxford University Press, Oxford, 2011, p. 13.
B ernd Hausberger

C O N S ID E R A C IO N E S A C E R C A D E L ,>A,, | q r A L I / A C IÔ N
I AT1N A P A R A E L A R R A N Q U E D E L A G L U

El Presente texto propone reubicar a America Latina en la historia glo •_ • ■


° ° quicre demostrar que el papel latinoamericano nunca fuc Pas'v» ^ ‘ c
Prescr'biô a partir de la decadcncia del imperio cspanol en cl sig o - ,q
']lds blcn continuo cumpliendo una función importante en c c esen c ^
c| mundo globalizado posterior. El punto de partida es la o servauo
h,St°ria global suele vacilar entre c. eurocentrisme o, en su cxpms.on extam a
anglocentrismo, por un lado, y cl sinoccntrismo, por el olio, ic cganc jnter
„ atlna a una posición marginal o periférica.1Tal vision ha evac o a ^ ^
Pretaciones equivocadas" empezando con la C. A. Bayly Y A-
la historia global. Como ejemplo sólo quiero ci <> capítulo tardio de la
(l Hopkins, quienes interpretan la expansion i c britânicas en cl siglo
elobalización arcaica; sólo con las actividades holandesas y
The New Challenges in
r . Manuel Pérez-Gareia, "From Euroeentrism to Smocen " s ' , 014< pp. 337-352. Por
9 °bal History", European Journal o f Scientific Kesearvn,
ua* History”, Research, uum.
num. 119, - . .. . ........
10’ ?f*— ■ me parece que modelos que atribuyen
ueral, •* a alguna parte del mundo c.erta mlluenc a
en a historia "excepcional" de Europa nunca lo han lenido fácil. Ejemplos seriai» la lupoles .
de
£ Hamilton, de que la revolución de los precios del siglo XVI haya sido consecuenc.a de
ds tmportaciones de me.ales americanos, cl postulado de Eric Williams, que las gananems
gradas por el comercio de esclavos hayan proporcionado el capital para financiar a nu i
‘t lzación britânica, las consideraciones de Huguette y Pierre C liaunu, que la decai encia 1
comercio transatlântico espaflol hubiera sido una de las causas de la crisis del siglo XV ll, o
Cl "10de,o de Wallerstein del sistema mundo moderno; Pari J. Hamilton. American Measure
“" J th c Price Revolution in Spain 1500-16511. Harvard University Press, Cambridge, 1 • •

,1rric Williams, Capitalism <HSlavery, University of North Carolina Press. ( liapell Hil .
Heather Cateau y H. H. Carrington (eds ). Capitalism atul Slavery Fifty Years Later, hr it
r-ustaec Williams A Reassessment of the Man and his Work. Peter l.ang. New York. -0(1«; Sven
beckert. Empire o f Cotton. A Global History. Alfred A. Knopf, New York. 2014; Huguettc
I haunu y Pierre Chaunu, Seville et I AtlantUpie (1504-1650). 8 vols., A Cdim. aris.
En este sentido la atención prestada a China también es un progreso.
H. Hausherger

XVII, para Hopkins, o con la industrialización inglesa cn cl siglo XVIII, para


Bayly, consideran que empezó la protoglobalizaciónc
La indifcrcncia del mainstream de la historia global frente a América Latina
es realmente asombrosa. tn las 831 páginas de texto dei libro recicntemente
publicado por Wolfgang Reinhard, dedicado cnteramentc a los tiempos prein-
dustriales entre 1350 y 1750, bay capítulos extensos sobre las grandes regiones
eurásicas. 20 páginas sobre las eolonias inglesas y tranccsas en Nortcamcrica, 2_
sobre el África atlântica e incluso 16 sobre Oceania. Pero la America espanola
recibe nada más once paginas (y la portuguesa tres más).’ Un historiador tan
prominente como Patrick O’Brien, en su prcsentación programática del primer
número del Journal o f Global History prácticamcnte no menciona a America
I.atina y la alude sólo de paso en su esbozo del contexto global en la introdueción
de la Cambridge Economic llistorv of Latin America. 1Ademas dc la creciente
hegemonia de la investigación anglosajona, tal vez la busqueda de relevancia de
la investigación y el fetiche dc la modernidad hayan provocado una mirada telco-
lógiea; pues la llamada dceadencia espanola del siglo XVII y el predomínio del
mundo anglosajón (y el resurgimiento de China) en tiempos rccientes y actuales
se proycetan hacia atrás a tiempos cuando el peso de los actores era diferente o.
por lo menos, no tan definido.
Pues si eomprendemos la historia global como la historia de relaciones, interac-
eiones y transferencias de largo alcance que trascienden las fronteras existentes (en
todas direeeiones) entre continentes, civilizaciones, culturas, impérios y estados,
debería resultar difícil no dar la relevancia merecida al hecho de que fueron los
portugueses y espanoles los que cstablccieron los lazos duraderos entre los difc-
Sólo en cl siglo XIX empezaría la “globalización moderna”; A. G. I lopkins, “Globalization.
An Agenda lor Historians", en; A. G. Hopkins (ed ). Globalization in World History, W. W.
Norton fit Company, Nucva York, 2002, pp. 1-12; Christopher A. Bayly, “Archaic' and 'Modern
<ilobalization in the I nrasian and African Arena, ca. 1750-1X50”, en: A. G. I lopkins (ed.) Global­
ization in World History, W. W. Norton & ( ompany, New York, 2002, pp. 45-72 (Bayly, para los
tiempos actuales, propone la “globalización poscolonial").
1 Wolfgang Reinhard (ed.), 1350-1750: Weltreiehe and Wcltmecrc, vol. 3 (Gesehiehte tier
Welt, ed. por Akira Iriye y Jürgen Qstcrhammel, vol. 3), C. It. Beck, Munich, 2014.
J Patrick O'Brien, 'The Global 1 conomic History oi l uropean expansion Overseas", en: Victor
Bulmcr-Thomas, John 11. Coatsworth y Roberto Cortes Conde (eds.). The Cambridge Economic
History of Enin Americ a, vol.l: The Colonial Era and the Short Nineteenth Cenatury, Cambride
t iniversity Press. Cambridge, 2006, pp. 7-42, y “Historiographical traditions and Modem Impera­
tives tin the Restoration of Global I listory". Journal o f Global History, mint. 1, 2006, pp. 15-23.
hn el espacio curásico ya con anterioridad hahía funcionado un estreeho sistema de inter­
câmbio. que iba de I uropa, del norte y de las costas oricntales dc Africa hasta China y .lapon.
cuya prolongation occidental habia sido I uropa, pero euyo centro estaba formado por el Oceano
Indico; Janet Abu-1.ughod hablaba del printer sistema mundo (Before European Hegemony The
World System A I) 1550 1350, Oxford University Press. New York, 1989).
Abr'cron /as v /fs,0nC'S dc' Í o b o , r:], ^ :ífico .‘
r,‘d’ re,ig/oso, c i e n t ' f í 1C' ^ es d c ^ entre • ^ A tlâ n t ic o c o m o d c l P a c íf
sc /anzaron /0 s m a,
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éxitos durante m á c íi,gu,e,ido e | ei, P:_, I' : ',)lgrat°n'o.
n '8 ra ,o n o - Los otros poderespoder europeos
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.......... ..... ........


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m ilitar, a lia n z a s e > b ,,d z a c ' l,n ib e riea del N uevo M u n d o fu ero n la co n q m sta
a e to re s a u td e to n o s y fo rm as d e g o b ie rn o in d ire c to ,1* la
'' Dennis O.t |ynn v Artl

WiUiam R. Thompson (e d sT r 7 / 7 * ' "<ilobali/a,ion began in 1571". en: Barry K.dills y


Vork. 2006, pp. 252-247. ' u"‘/ " » i W Routledge. Londres Nuevo
Bernd Hausberaer ;■„ / ,

»o/n
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7i/.v. I I sistema tie
(///</. mi in. 60, 2011, pp.
58 _ 11 ll“"xhc% f

misión, cl poblamienlo mediante la imnigraeión y la trata de eselavos9, la deserjp


ción científica de los países descubiertos, sus habitantes y sus recursos y |;)
organizaeión de un sector de exportación. De esta suerte, visto en rctrospccti\a
America venía a ser el laboratorio dónde se desarrollaban y probaban muchasdc
las fuerzas y métodos de la global ización como posteriormente fuc impleme,,.
tada bajo la hegemonia europea, la que en la era ibérica ciertamente aún esta(,a
lejos de haber sido establecida. La integración dc los territórios conquistados a|
mundo Occidental y su red económica más bien iba a ser uno de los puntos d0
partida dei dominio global posterior dcl Oceidcnte. En América Latina, a su vo?,
ocurrió una transformación profunda, pues dentro de medio siglo cambiar«,,
radicalmente todas las esferas dc vida, dando origen a una multitud dc fornias
de mestizaje e hibridación.10 Aqui no puedo tratar cl tema con la profundidad y
extensión requerida. Mas puedo fundamentar lo hasta ahora dicho a traves dc|
seguimiento de los flujos de plata, no con el afán de lograr una iiiieva cuantif,.
caeión, 11 sino para ilustrar y definir mejor las metas de este ensayo.
Dicho esto, hay que examinar más de cerca las dinâmicas y los intcrcsçs
responsables de la introducción dc la plata a los circuitos globales. La mineria
latinoamericana se ha interpretado como una actividad colonialista y explot;,.
dora por parte de Europa y, en fechas recientes, como una consecuencia de |a
demanda insaeiable de Asia. Tales argumentacioncs se vinculan con la inquietud
(muy popular entre los historiadores globales) por cl motor o la fuerza dominante
de la temprana economia mundial. Tradicionalmente se ha considerado a Europa
corno cl centro dei desarrollo. El debate, sin embargo, se ha vuclto polifacctico.
André (iunder Frank fue uno de los primeros que ha reorientado la mirada a|
colocar a China en cl foco de atención y postular la que él llamaba una era asiá-
fica, en la cual los europeos sólo desempenaban un papel secundário. 12 El mérito

' Vale lu pena mencionar que en la temática dc la trata dc eselavos. muy estudiada por los Insto-
riadores globales anglosajoncs, América Latina lenia una importância eminente. Los espaflolcs
fiicron los primeros que importaban africanos cn America y los portugueses, por lo menos a nisei
de compradores, se mantuvieron en la punta durante todo el resto de la historia dcl comercio
transatlântico de eselavos, salvo en el tercer cuarto dcl siglo XVIII; pero. cn total, entre los siglos
XVI y W ill L.| 3g 2% de los eselavos africanos iba a Brasil; en el siglo XVIII. era el 35.50o
I frente al 32.4% que iba al Caribe britânico); Itausberger, Vcrknüpfung, 150-154.
Ilausbcrgcr, VerknUpluny. pp. 166-171.
< orriente dc mucha tradición desde las obras clásicas de Itamilton, American Treasure, o
Mle hei Mormeau, Immu ables gazettes el fabuleux métaux. Les retours ties trésors américains
•I après les gazettes hollamlaises tXVI-XVIII' siècles), Cambridge University Press Maison
des Sciences de l’Homme, Cambridge/Paris, 19X5.
André ( iunder f rank. IleOrient: Global Economy in the Asian Age, University of ( alif’or
nia Press. Berkeley, 1998.
Consideráciones acerca ciel pape! de A L. para el arranque de la globalization 59
de esta hipótesis, sin duda, ha sido provocar toda una serie de respuestas.” Pero,
a mi parecer, todo el debate padece de la falta de atención a America Latina.
Obviamente, la exportación masiva de metales preciosos de América beneficio
a la Corona cspanola y a los comerciantes andaluces, así como a la administración
y la economia dei império chino. Pero, como ya he argumentado en otras ocasio­
nes*14, igualmcnte obvio cs que no fue la voluntad dei rey de Espada o dei empe-
rador de China, ni tampoco de los banqueros de Génova, Augsburgo, Ámstcrdam
o Londres, la que hizo fluir los metales. Los monarcas sólo pudieron fomentar
pero no gestionar la producción, y menos aún tal gestión estuvo en manos de los
chinos y antes dei siglo XIX tampoco de los capitalistas britânicos. La situación
se esclarece, a mi parecer, desde una perspectiva de los actores. Para el lo, debe
constatarse que, por lo menos en términos económicos, no hace ningún sentido
pensar a los colonizadores espanoles asentados al otro lado dei Atlântico como
europeos, sino que pronto, y no obstante su origen y sus persistentes lazos eon
la península ibérica, integraron las nuevas élites de los territórios conquistados y
colonizados. Estas élites de la profundamente transformada América no entraron
con sus metales a los nuevos circuitos de intercâmbio globales porque alguien las
hubiera obligado o se les hubiera encargado. Lo hicieron porque les eonvenía, y
aunque estaban vinculados con intereses europeos y desde Madrid (o Lisboa) se
les intentaba imponer las regias dei juego, siempre lograron guardar suficiente
autonomia para manejar la situación a su favor. Obviamente, nunca actuaron
en beneficio de la población indígena, los esclavos africanos o los estamentos
subordinados en general. Pero tal actitud no era exclusiva de la situación colo­
nial, sino más bien la regia general de todas las sociedades dei Antiguo Régimen
(si no más allá). Ahora, <eran élites dependientes? Yo insistiria en que no. En el
fondo estamos frente al simple hecho de que en China como en Europa nunca
se tomó en consideración renunciar a la importación de plata mayoritariamente
americana, y a su vez en América nunca se pensó en renunciar a la mincría. Pues
en China y en Europa se necesitaba la plata y en América se necesitaban las
mercancias dei Viejo Mundo. Seria, a mi parecer, arbitrário decir quién, en este
momento, dependia de quién.

’ Kenneth Pomeranz, The Great Divergence. China, Europa. and the Making oj the Modern
World Economy, Princeton University Press, Princeton, 2000; Kent (i. Deng, "Miracle or
Mirage? Foreign Silver, China’s Economy and Globalization From the Sixteenth to the Nine­
teenth Centuries”, Pacific Economic Review, mini. 13, vol. 3, 2008, pp. 320-358; Peer Vries,
Zur politischen Ökonomie des Tecs, lids uns Tec über englisc he und chinesische1 Wirtschaft
der Frühen Neuzeit sagen kann, Böhlau. Viena, 2009.
14 Por cjemplo, Bernd Hausberger, "La economia novohispana”, en: Sandra Kuntz (cd.).
Historia económica general de México, tde la Colonia a nuestros dias. Fl Colegio de Mexico
Secretaria de Economia, México, 2010, pp. 52-53.
60 li. I hntsbcrgir

Para entender la lógica en que esto se inscribc, debe considerarse que la toma de
control sobre los nucvos territórios por los conquistadores no había contemplado cl
aprovechamicnto que se les iba a dar. Las enormes cantidades dc metales acumula­
das por las culturas prehispánicas sólo enriquecieron a unos cuantos y se agotaron
demasiado rápido. Así se afrontaba la necesidad de encontrar otro beneficio que
pudiera sacarse dei Nucvo Mundo. En 1492, el viaje dc Colón tuvo como objetivo
ganar acceso directo a las prcciadas mercancias orientales, y no obstante que la
empresa reunia fuerzas dc diversa índole, su motivación económica fuc en primer
lugar mercantil. Pero Colón nunca llcgó a la India o a China, sino a un mundo
desconocido desde la perspectiva curopea. Las nuevas tierras maravillaron y desa-
fiaron la cosmovisión Occidental, pero no ofrecían condiciones para entablar rela­
ciones comerciales como las que los italianos sostenían en cl Levante mediterrâneo
y como los portugueses las organizarían en Asia, después dc que Vasco de Gama, en
149K, llcgara a la costa Occidental de la India.
Hasta este momento, en toda Eurasia, inclusive en grandes partes costcras de
Atrica, había una tradición de comercio de larga distancia casi milenaria, cuya
última prolongación Occidental fue el intercâmbio con Europa. Los bienes que
se comerciaban en este espacio eran producidos por una activa estruetura manu-
lacturera, sobre todo, en Asia. Además, la economia estaba parcialmente moneta-
rizada a base de oro y plata. De esta suerte, los produetos asiáticos eran conoci-
dos y anhclados en Europa, y los europeos, los que apenas producían mercancias
demandadas en Oriente, podían pagarlos con los metales preciosos que sacaban
de sus minas o que adquirían en el norte dc África.
Las sociedades autóctonas dc las Índias espanolas vivían circunstancias distintas.
No practicaban ningún comercio comparable con el existente en el Viejo Mundo,
bu capacidad de producción no alcanzaba para emprender la exportación transatlân­
tica. Además, como consecuencia dei aislamiento de la ínasa continental curo-asiá-
tica-africana, sus produetos no se eonocían en el Viejo Mundo y, por lo tanto, no
teman demanda ni precio. Tampoco se eonocían las monedas de plata y oro, con
lo que las perspectivas de vender mercancias curopcas a los americanos quedaban
reducidas al trueque. Ciertamentc, la situación pronto cambiaria porque fue cuestión
de décadas para que, por cjcmplo, el tabaco y el cacao empezaran a ser estimados
por los consumidores europeos. Mas, por el momento, a los navegantes y explora­
dores les fuc imposiblc enriquecerse mediante el comercio en América. Emprender
un comercio lucrativo con las sociedades prccolombinas resulto imposiblc, y con
sus proyectos personales tampoco pudieron esperar a que las circunstancias cambia­
ram Querían ver realizados sus suenos en vida. Para ilustrar este dilema, puede
recordarse que Francisco Pizarro, por ejemplo, tenia alrededor dc 60 anos citando en
1532 se encaro con el inca en Cajamarca; triucho tiempo no le quedaba.
Consulerac iones acerca del el dc A.L para el arrange de la ^lohaUzaco,, 61
Los espanoles entrentaban, dc esta suertc, un problema económico que requerú1
una solución inmediata, pero ésta sólo podia ser encontrada dentro de sus mental'"
dad y parâmetros culturalcs. Los deseos de riqueza y mejora social de los conqu's'
tadorcs obedecian a eonceptos oceidentales. Pretcndian ser senores a la usanza
europea. Ambieionaban telas italianas o asiáticas, vino espanol, espeeies orientale's
o objetos de vidrio, querían celebrar las misas en iglesias adornadas con lienzos al
oleo, y necesitaban armas de hierro y de fuego. Por eonsiguiente, tanto su seguri"
dad como su riqueza y su estatus dependían de los bienes traídos del Viejo Muiidc
Así, desde cl principio la América conquistada engendro una demanda de produc-
tos de importación. Para adquirirlos se neeesitaba con qué intereambiar, es decit.
para poder importar, tuc imprescindiblc exportar. Así sueedió que, no obstante la
revitalización de los valores scnoriales en el contexto de la conquista, el comercio
mantuvo su importância crucial. La economia interna novohispana, de esta suertc,
se construía alrededor de la cxportacion. Pero como las sociedades americanas
no disponían de suficientes productos exportables, los espaiiolcs mismos, come
actores, se vieron forzados a organizar con premuni una producción destinada a li,s
mercados externos.15
Los altos costos dei transporte, usuales en la época, limitaron la gama de produc-
tos comerciables dc larga distancia a los de alto valor y reducido peso y volumen.
\a entre los habitantes de las islas antillanas, los espanoles liabian encontrado
considerables eantidades de oro en forma de objetos artesanales. En tiempos cn
que el valor de la moneda se definia por el valor intrínseco dei metal que contenía,
esto no era problema. Los espanoles no tardaron en localizar los lavaderos de los
cualcs los indígenas sacaban el metal amarrillo. Esta experiência se repetiría en
México y en Perú. Los espanoles expropiaron a los indígenas su oro acumulado
a lo largo de los siglos y explotaron los plaeeres de oro. Pronto descubrieron las
primeras minas argentíleras, por cjemplo, en 1545 los yaeimientos dei Cerro Ricio
de Potosí en los Andes y Zacatecas en la Nueva Espana."’ A partir de ahí. la plata
pasaría a ser la mercancia más importante de cxportacion hispanoamericana.

' Sobre la relación entre los sistemas económicos autóctones internos y cl sector de espoo
tación, me siguen convenciendo los trahajos de Carlos Sempat Assadourian. "La producción
dc la mercancia dinero cn la lormación del mercado interno colonial ’, en: I nrique l lorescano
(ed.), Ensayos sobre cl clcsarroUo económico de México \- Américo Lcitina (1500 IV75),
Fondo de Cultura Económica, México, 1979, pp. 223-292, y / / sistema de la economia coto
nial. Mercado interno, regi ones v espacio económico, Instituto de I studios Peruano, I ima
I9S2; y Enrique landeter, ( 'oacción v mercado. La mineria de la plata cn cl l*otosi colonial.
I692-IH26, Editorial Sudamericana, Cusco, 1992.
Sobre el número de minas trabajadas en el siglo XVIII, véase Bernd llausberger. lo
Nueva hspafia \ sus metales prec iosos La industria minera colonial a trac es dc los lihros di
cargoy data de la Real Hacienda. 1761-1767, Vervuert, Frankfurt a M , 1997, pp. 63-75.
62 H. Ilewsberger

América Latina cumplió con cl papel de exportador de plata hasta el siglo XIX,
antique en los flujos y cecas internaeionales entraran también metales de otra
procedência.17 La situación se ve retlejado en el cuadro siguiente, aunque dada la
problemática de las fuentes sirva sólo para dar una idea aproximada.

Participat ion ele América en la production mundial de plata v oro

Slcil.O XVI Slfii.o XVII Sllll.O XVIII

Olio Plata O ro Plata Olio Plata


Suramcrica espanola .15.7% 57.1% 60.1 % 61.0% 36.0% 32.5%
México 3.4% 11.4% 4.3% 23.4% 4.8% 57.0%
Brasil 1.7% 44.1%
Total 39.1% 68.5% 66.1% 84.4% 84,9% 89.5%
I'uente: Harry b. Cross. "South American Bullion Production and F.xport. 1550 1750". en: J. !
Richards lcd ); Prêt ions Metals in tlw Later Medieval anti Parly Modern World, Durham (Carolina
Academic Press) 19X3. 40.1.

l)e esta forma, la America espanola fuc produetora y exportadora de monedas,


para poder comprar mercancia en los mercados exteriores. Esta moneda, en las más
diversas formas y acunacioncs, se distribuyó desde América al mundo. Aunque
entre los especialistas no haya acuerdo sobre la importância de este fenómeno,
queda fuera de duda que agilizo los circuitos mercantiles que desde la apertura de
la ruta portuguesa alrcdcdor dei cabo de la Bucna Esperanza en 1498 y de la ruta
espafiola entre Acapulco y Manila en 1571, por primera vez, abarcaban a todos
los continentes (con la cxcepción de Australia). Obviamente, la llegada masiva
de metales preciosos le vino muy bien a la Corona, siempre nccesitada de dincro.
I lia, desde los inicios dei domínio espaftol en America, vigilaba la navegación y
el comercio, creaba y defendia monopolios, daba privilégios y cobraba impuestos.
Pero fuc la demanda hispanoamcricana de produetos europeos y asiáticos la que
desencadenó estos flujos, y no la necesidad de los monarcas ni tampoco lo fue la
demanda china, la que, sin embargo, aseguró que se estableciera un sistema estable
de intercâmbio intercontinental, pues, al absorber grandes cantidades dei plata,
impidió que se devaluara su precio y los mercados americanos perdieran su poder
de compra.
I I papel crucial de la demanda hispano-americana se manifiesta por la naturaleza
de la organización de las exportaciones. Siempre fluía una cantidad mayor de plata
privada que de plata poseída por la Corona tanto a Europa como a l ilipinas: de

licrnd llausbcrger y Antonio lharra. "Introducción: oro y plata en los inicios de la


economia global", en: 11 llausbcrger y A. Ibarra (coords.). Oro y plata en tos inicios de la
economia pinhal de las minas a la moneda, I I Colégio de México, México, 2014. pp. 11- 1,V
63
Çonsideraciones acerca del papel tie A.L. para el arranque tie ta globalizam» ' — ^

casi 500 millones dc pesos fuertes que llegaron a Espafla entre 1503 a ^ .ulist;l11'
cl 26.2% era del tesoro real. A lo largo de los siglos, csta tasa disminuyo L y
temente: entre 1503 y 1540 todavia eran el 52.5%, entre 1717 y 173S» ^ |oS
entre 1747 y 1778. el 9%."i Aunque para el período de 1782 a 1796, la |;lS
metales de la Corona aumento otra vez a 24.6%,10 a lo mejor como resulta*-
reformas borbónicas destinadas antes que nada a mejorar la recaudaeión bsc ,
i 1cü I a 1
tampoco cambia el predomínio de los privados. Hacia Filipinas, tie ío
59.6% de la plata exportada era privada.20 lt;
ta-
Es de suponcr que debido al eontrabando el domínio privado sobre 1 |;1
les americanos fue aim mayor que las tasas referidas. Lo que se sa C de
mercaneias que llegaban a América refuerza la hipótesis. No se tra,a^‘^ ,r e|
bienes de lujo, euya supuesta preponderância a veces se usa para desea
intercâmbio comercial de los ibéricos. Una de las eseasas informacione
las
ia.-» tempranas
a i i H o iimportacioncs
i i i p u i i a v i v m v a aa i
Hispanoamérica
i i a p a n u a i i i t i i u i la
ia aaporta
| m n u un .........
artículo te ^ ^
Pieper. Según la autora, La Trinidad, navio de 110 toneladas, transpoi .
15244 la siguiente carga a Santo Domingo: 7 560 litros de aceite de o b 'a, ^
as üe
litros de vmo,
vino, L276 kilogramos tle
n t Kilogramos de ja jabón, 257 kilogramos de cera, 362 meti '
159 canii-
ruan, 278 metros de terciopelo, 20 metros de panos veinticuatrenos,
sas, 128 pares de zapatos de cuero, 8072 clavos de hierro, 600 herradurus .
resmas de papel.21 cui-
Para concluir este apartado, constatamos que la entrada de América a los c de ^
tlujo
tos comerciales tuvo consecuencias cruciales. Los canales abiertos dei
sentido d
mctales no sólo expandieron cl sistema, sino le dieron en ei pleno
la palabra una dimensión ■nsion global. El aumento de la masa de metales preciosos
disponibles tuvo un fuerte cite irnpa^,,,
impacto en los ..... sistemas .......— monetários
..... internationales. ^1—
probablemente con consecuencias inflacionárias y de devaluación de la mo '
ión de
pero en todo caso en muehas partes del mundo facilito la monetarizac
de los
crecientes poreiones de las actividades economicas, a nivel del comercio,
salaries y de extraccion fiscal. Aunque otras formas de pago (en semillas de cacao,
los caracoles kauri, monedas de eobre o muehas formas de trucque) persistian.

Hamilton, op. cit.; Antonio Garcia-Baquero Gonzalez, La carrera tic Indias. Sumo tic la
contralación y occano Je négocias, Algaido/Hxpo92, Sevilla, 1992, 231 pp.
1' John Fisher, “Fstructura comercial en cl mundo hispânico y cl reformismo borbónico , en
Agustín Guimerá (ed.), El reformismo borbónico, Alianza, Madrid. 1996, 120 pp.
20 John J. IePaske, “New World Silver, Castile and the Far Fast”, en: J. .1 Richards (ed.).
Precious Metals in the Later Medieval and Early Modern World, Carolina Academic Press.
Durham, 1982, pp. 444-445.
1 Renate Pieper, “Die Pxportstruktur des spanischen Amerikahandeis . Scripta mcrcaturac
núm. 18, 1984, pp. 61-95.
64 B. Hausberger

fucron subordinadas a la convertibilidad cn metálico.22 La prosperidad minera


caracterizo la dinâmica de la colonización espanola dei Nuevo Mundo, que a
partir de ahí experimento probablemente la más radical transformación de toda
su historia. Hl control sobre la distribución mundial dc los mctalcs americanos
devino en un instrumento para que diversos grupos, institucioncs y Estados en
Europa Occidental incrementaran su peso como actores globalcs. Era dc trans­
cendental importância que cl globo empezara a ser cubierto por una red de asien-
tos y bases europeos. Dc esta forma, se establcció una ventaja comunicativa (cn
cl más amplio sentido de esta palabra) que formaria cl fundamento para la poste­
rior cxpansión colonial c imperialista, cuando la industrialización y cl desarrollo
dei capitalismo les dicron a los europeos una sensiblc superioridad militar. Por
último, los metales cebaban nuevos mercados de consumo en América, cuyas
compras contribuían a la prosperidad de diversos grupos, sectores y regiones dc
producción en Europa. Mi hipótesis es que dc esta forma aporto la industrializa­
ción que proporcionaria al Occidente una ventaja sin precedente y la hegemonia
global a partir dei siglo XIX.

Kl. ( OM ER ( IO (ÍLOBAE EN VÍSPERAS DE EA IN D U S TR IA L IZ A CIÓ N

I n cl siglo XV11I, Lspaiia había quedado relegada a potência secundaria y


economicamente atrasada, rcspccto a la pujante economia y el creciente poder de
Gran Bretana, pero tambien de Francia, Países Bajos y partes de Alcmania. Lo
que marcaria la historia futura fue la industrialización iniciada por Inglaterra y
Escócia. Cambiaria de forma duradera las jerarquias entre los actores cn un mundo
hasta este momento multipolar, cimentando la supremacia Occidental hasta, por lo
menos, la segunda mitad dei siglo XX. Espana, su império y las repúblicas en que
éste se desintegro quedaban atrás. De esta suerte, hacia 1800 la globalización entró
en una nucva fase caracterizada por la hegemonia dei Occidente sobre el resto dei
mundo. Las manufacturas latinoamerieanas, Índios y chinos no pudieron aguantar
la competência de las jóvenes industrias europeas y pronto estadounidenses; y así
incluso t hina y la índia por primera vez en la historia se convirticron cn consumi­
dores de textiles europeos, especialmente ingleses.23

(Hinter Vollmer, “Über den Wechselkurs von Caeaobohnen und den Preis der Schoko­
lade Hin mexikanisches Problem , en: Nikolaus Böttcher y Bernd Hausberger (eds.): Dincro
*' negocios en In historia de América Latina / Geld mul Geschäft in der Geschichte Latein­
amerikas. Vcrvucrt/Iberoamerican, Frankfurt a. M./Madrid, 2000, pp. 59-84; Bin Yang. “The
Rise and Fall of Cowrie Shells. The Asian Story", Journal o f World Historv núm. 22. 2011
pp. 1-25.
Meckert, np. e i t. pp. 323-327.
Comideraciones acerca del pape! de Ad.. para el arranc/ue de la glohalraciàn
65
Ahora la pregunta cs (y sc ha planteado muchas veces) si la industrialización
tue un fenómeno intrinsecamente britânico (o europeu) o si se explica por el entre-
tej ido de relaciones, conexiones c interdependências globales, como las que se
liabían establecido desde el siglo XVI. Aqui quiero sugerir algunos elementos a
favor de una explicación multipolar en la que América Latina cumplió con una
funeión importante, no sólo en la cpoca de los Mamados descubrimicntos sino
también durante el despegue curopeo en el siglo XV111. Adelanto que no quiero
discutir aqui, pero tampoco lo puedo dejar sin mencionar, que la economia britâ­
nica se aprovisionó de materiales imprescindibles de África, América y el norte
de Europa, de donde entre 1794 y 1796 rccibió cl 61% de sus matérias primas.-4
Hspecialmentc la confección de textiles de algodón dependia totalmente de fuentes
de abastecimiento extraeuropeas. Estas originalmente se ubicaban en Egipto y en
el Levante. Cuando sus cosechas dejaron de poder eubrir la demanda, las planta-
ciones dei deep South de Estados Unidos alrededor de 1790 se convirtieron en los
proveedores principales de la industria britânica. Para ello importaron entre 1783
y 1808 a 170 000 esclaves y muchos más fueron transferidos dentro de Estados
Unidos a las nuevas regiones algodoncras.'" Pero esto no será tema de este apar­
tado. Aqui más bien quiero indagar sobre la red de los mercados de venta a dispo-
sición de la producción britânica.
Para empezar recordemos que, hace algunos anos, Robert C. Allen ha expli­
cado el arranque de la industrialización en Inglaterra con la coincidência de
altos costos salariales y bajos costos energéticos lo que hizo rentable la meca-
nización de los procesos produetivos. La energia barata se debia a la dispo-
nibilidad de carbón que tue producido y usado en las islas britânicas desde
hacía mucho tiempo en cantidades siempre erecientes. Los salarios altos fueron
sostenidos por las florecientes manufacturas textileras. Las favorables remune-
raciones sedujeron a pequenos propietarios de tierra para vender sus terrenos y
trasladarse a las cercanias de los empleos industriales ofrecidos, sobre todo, en
las eiudades. Otros terratenientes aprovechaban la ocasión para aumentar sus
propiedades c incrementar mediante inversiones la produetividad de forma tan
sensible que se ha hablado de una revolución agraria. De esta suerte. fue posible
alimentar la ereciente porción de la población que buscaba su sustento fuera dei
campo. En Inglaterra, alrededor de 1700, vivia aún el 74% de la población de
la agricultura, y un siglo más tarde eran solo el 35%; al niismo tiempo la pobla­
ción urbana subió dei 7% al 29%. En otras regiones europeas tal tendência fue

' Joseph E. lnikori, Africans and the Industrial Revolution in England A Study in Interna
lional Trade and Economic Development, Cambridge University Press. Cambridge. 2002. p
369.
■ Beckert. op. cit, pp. 87-109.
it B. Hausherger

similar, aunque cra más dcbil. En suma, crceía el grupo de consumidores y se


fortalccian estructuras protoindustriales."''
Aunque cs de suponerse que el mercado britânico, aun cuando cn cl contexto
global tenía un muy elevado poder adquisitivo y daba impulsos poderosos al
desarrollo, era demasiado reducido para justificar los altos salarios y las inver-
siones necesarias para aumentar y mecanizar la produceión. Esta conjetura no
surge aqui por primera vez. todo lo contrario. l’or cjcmplo, Joseph E. lnikori, cn
su libro de 2002 , al respecto ha reunido abundantes matcriales que abarcan todo
el globo, pero con el fin último de demostrar el papel de África o de los africanos
en la formación de las condiciones económicas cn las que sc dio la rcvolución
industrial. Aqui quiero agregar unos elementos más para llamar la atcnción sobre
América Eatina. Para este propósito, cs lamentable que los datos de lnikori con
trecuencia abarcan África y las Américas como un conjunto atlântico. Advierto
también que los muchos datos sacados de la invcstigación publicada no siempre
coincidem dei todo entre si. Sirven aqui, por lo tanto, más bien de ilustración de
las tendencia a demostrar y dcl panorama que situa la importância de América
Latina, sin reclamar ninguna exactitud matemática.
Rcpasando alguna información básica, hay que destacar que Inglaterra lenia
una larga tradición exportadora desde la Edad Media. A mediados dcl siglo
XVII, textiles ligeros que mczclaban lana y algodón formaron casi las très (crée­
ras partes de las exportaciones inglesas. De 1700 a 1776 cl total de las expor-
taciones creeió por el 122% y si sc consideran sólo las manifacturas, por el
137%. Este desarrollo después se acelero, pues entre 1772 y 1805/06 las ventas*I

Robert ( . Allen, The British Industrial Revolution in Glottal Perspective, Cambridge


University Press, Cambridge, 2009, pp. 17-19, 60, 78-79; Marcello Carmagnani, Las islas
del lujo Pmduvtos exóticos, micros consumos v cultura económica europea, 1650-1Stitt,
I I Colegio de Mexico Marcial Pons Historia. Mcxico/Madrid, 2012. pp. 202-207; Massimo
I ivi-Bacci. A Short History o f Migration, Polity Press. Malden. 2012. pp. 38-39. I n estc
contexto, Wolfgang Rcinhard (2015) me ha puesto la justificada pregunta de cómo los sala­
rios altos pueden ponerse en consonancia eon el pauperismo del proletariado de la temprana
industrialización; Wolfgang Rcinhard, Rcsena de Bernd Hausberger, Die Verkniipfung tier
licit Geschiehte der friihen (ilohalisierung vain 16. Ins zum IS. dahrhundert, en http://www.
sehcpunkte.de/2015/09/27375.html [15-9-2015], III tema demandaria tin tratamiento amplio,
mas puedo schalar que aqui me refiero exclusivamente al siglo XVIII. mientras que la miseria
ile los obreros todavia no era la misma que en la primera mitad del siglo XIX. Obviamente,
habria que ver los salarios industriales siempre en rclación con los costos de vida y con la situ-
ación cn el campo Por lo menos, también Jan De Vries ha argumentado que, debido a la indus­
trious revolution, la capacidad de consumo de las clascs bajas inglesas cstaba creciendo en cl
siglo XVIII ("The Industrial Revolution and the Industrious Revolution", Journal o f Economic
History mini 54. 1994, pp. 249-270; The Industrious Revolution. Consumer Behavior and
the Household Economy, 1650 to the Present, Cambridge University Press. ( ambridge, 2008
Carmagnani, Las islas del lupi, pp, 123-124.
Consideraciones eu eren dei papel Je A L. paru el arranque Je la glohaIHfff
_ ,s Sc esti,1ia •
cn el exterior se cuadruplicaron a 51 millones de libras al ano. ^ yU era
alredcdor de 1700 cl 24% de la producción se exportaba, y l'ac'‘l ^-770- 7*^-
cl 35%. En algunas sectores estas valores eran incluso más altos»- anj Cro.:
40% dei latón y entre el 45% y el 50% de los tejidos fueron a ^ a|gim°s
Los produetos manufacturados de exportación más importantes, ^ . )jc0 s, tçji"
datos proporcionados por Inikori, cran te las de lana, produetos ,11L,*nuainicntc
dos de algodón y de lino. En el triénio de 1794-96 se exportaban' OOO £>
linos en valor 895 000 £, algodones (en este caso en 1795-97) en as
• i v 1v as
metales en 3 798 000 £ y lana en 5 764 000 £ (sólo en el siglo
algodón se colocarían cn la punta de las exportaciones) .111 I )S vCntas
Pero, 1,a que mercados se destinaban? Desde luego, ya por la cercam» • UI1
europeas nunca eran despreciables. Pero justamente para la indus " _ j j ades
sector clave dc la industrialización britânica, desde el siglo XVII las c
vendidas en Europa oscilaban mucho.31 Sólo despuéS dc I» d a c p c » d « ~ V ..
Europr
EUAy la caída de las exportaciones a Norteamérica, las ventas en Icónicas y-
ron de forma sostenida, para volver a caer durante las guerras napn ^y
cn particular, a raiz dei bloqueo continental impuesto ente 1806 y •^ qS tjc
que contemplar el comercio con ultramar, el que en 1700-01, según a c|
Price, abarcaba no más que el 14.7% dc los exportaciones y en 1^ 8 / ^ cl
52.9%.32 Las partes dei mundo fuera de Europa más prósperas eran c
este de Asia, pero para mercados de las mercancias manufacturadas <- 1
les britânicas pareccn haber sido de una relevância secundaria. Los P'1
»1 25% dc
elaborados en Inglaterra durante el siglo XVIII nunca rebasaron
exportaciones
sobre todo los de la Eastn rIndia
metales • ■ r 'Pttny a Asia. 1’ Al Oriente signieren (luyendo
‘ciosos anionedados. La importância de los produetos

Adrian .1 Pearce, British TraJe with Spanish America. 1 toj-ia u o .


Press, Liverpool, 2007. pp. 247-24X; Joyce f . Chaplin, “The British Atlantic", en: N icholas
Canny y Philip Morgan (eds.), The Oxford Handbook o f the Atlantic World, c. I4.W-C IM<>
Oxford University Press, Oxford/Nueva York, 2011, p. 220; Craig Muldrcw, "Atlantic World.
1760-1X20. Economic Impact”, cn Nicholas Canny y Philip Morgan (eds). The Oxford Hand­
book o f the Atlantic World, e. 1450-i\ 1X50, Oxford University Press Oxford/Nueva York.
2011, p. 630.
'Jacob M. Price, "The Imperial Economy, 16X8-1776". en: P. J. Marshall led). The Oxford
History of the British Empire, vol. 2: The Eighteenth Century. Oxford University Press,
Oxlord, 1008, pp. 98-99. Los datos de Inikori sostienen que en 1700. el 46.9",, dc la produc
cion industrial se exportaba; en 1760. el 53.5%, y en 1X01. el 52.3% (Inikori. op. eil., p 152)
Inikori, op. eit.. p p . 414, 426, 436, 456.
( harles P. Kindleberger, “The Economic Crisis o f 1619to 162 V', The Journal o f Economic
History, num. 51, 1991, pp. 162-163.
Price, op. a t., p. 102 (sin los rexportes de mereancias no britanicas).
"//)/(/., pp. 101-102.
68 U. Hausberger

asiáticos importados cn Europa aqui no sc pucdc tratar en detallc, mas hay que
destacar que su reexportación produjo al comercio britânico pingües ganancias.
En cl comercio eon ultramar (sin América Latina), a princípios dcl siglo XVIII.
las reexportacioncs asccndían al 33% de los produetos vendidos, para caer, sin
embargo, hacia mediados dei siglo, al 23% y, a finales, a apenas el 8% (entre
otras cosas, porque los Estados Unidos habían dejado dc depender dei comercio
intermediário britânico; sólo entre 1795 y 1806 la llegada dc barcos estadouni-
denses cn Calcuta sc decuplico).34 En todo caso, los mercados para la venta de
produetos ingleses todavia no estaban en Asia, más bien los algodones de la índia
constituían una competência amenazante para los empresários britânicos, la que
se enfrentaba eon diversas medidas protcccionistas y, luego, con una crccicnte
racionalización dc los procesos produetivos. Por lo pronto, los tejidos dc la índia
eran de superior calidad y, además, favorecidos por los costos salariales mucho
más bajos. Aún en 1780, sólo el 26.2% de las exportaciones textileras britânicas
era de producción doméstica, cl resto abarcaba ante todo telas indias, aunque
muchas elaboradas y refinadas. En particular, con el estampado de telas blancas
importadas con disenos dc moda, los talleres ingleses hacían un pingüe negocio.
Sólo cn los anos 90 dei siglo XVIII la competência de la Índia empezó a bajar."
Los mercados más importantes se ubicaban, cntonces, cn cl cspacio atlântico,
lo que ha sido demostrado por vários autores. Dc los artículos metálicos, durante
todo el siglo XVIII entre el 51% y el 63% iba a America (entre cl 9 y el 15% al
Sur de Europa). Una proporeión todavia mayor dc lino, es decir alrcdedor dei
90%, iba a América, sobre todo a las zonas esclavistas. Para cl caso de la lana,
los datos sugicren una gran importância de Brasil, particularmente cn el caso dc
tej idos ligeros y baratos, pero también de África, donde se intento sustituir las
gruesas ventas de algodones de la índia con estos produetos; en total iban entre
el 45% y casi el 70% de las telas de lana a África, América y cl sur de Europa.
Pero hay que apuntar que antes dei siglo XIX, en las costas africanas de abaste-
cimicnto de esclavos se comerciaban sobre todo tej idos de algodón de la índia,
cuyo despacho a América, por lo contrario fue bajo; entre 1784 y 86 constituían
solo el 12% de las ventas de algodón, diez anos más tarde sólo cl 4 % y después
de otra década sólo el 1%. Es decir, la producción britânica se beneficio inicial-

' Idcm., p. 101; Michael Mann, “Hin langes 18. Jahrhundert: Südostasien”, en: Bemd i latis
herger y Jean-Paul Lehncrs (eds,). Die Weh im IS. Jahrhundert (Globalgeschichte. Die Wclt
100" 2000, Hd. 5), Mandclbaum, Viena. 2011, p. 287; ( armagnani. <>/>. cit.. pp. 124-1 36.
( armagnani. op. c it. pp. 125. 132-134; Dictmar Rothermund. “Von der Krise des 17.
Jahrhunderts zuni Triumph der Industriellen Revolution (1620-1850)”, en: Peter Icldbauer,
(ierald Ifüdl y Jean-Paul l.ehncrs (eds.). Rhythmen der Glohalisicrung. Expansion tnul
Kontraktion xuschcn dem /.í, ttnd 211. Jahrhundert. Mandelbaum, Viena, 2009, pp. 76-77;
Inikori, op. c it. pp, 429-432, 444.
Coniideravioiws acerca ilcl papel ilv A.L. para cl arramptv iiv lo .g/obuú-Uyn — ^ .liii' -

mente sobre todo por el mercado americano.16 En suma, a mediados I.jtáf>ic° s


90 del siglo XV111, las cxportaciones de produetos manufactmet° - en 11,1
(sin las reexportaciones) al cspacio atlântico fueron en un l .0/0 ‘
11.5% a la península ibérica y en 85.9% a América (sin America Lati ^ r0peoS-
Sin desmentir la importância de los mercados africanos, asiáticos ^ j uStrialci’
bay que sacar la conclusion que los produetos manufacturados c ^ /\n tc riL'íl
britânicos recibieron su impulso exterior tal vez mayor por el despVinculado coo
y al Sur de Europa; éste último, a la vez, estaba estreehamentc s cxp°r'
Vmérica a través dei comercio de Espana y Portuga..
América Portugal.'* Etcctivamen
— ^e, cljlT)en-
tacioncs a las colonias britânicas en América dei Norte y en el Laribe c jones
taban un crecimiento fuerte. De 461 000 £ (el 10% dei total de las eXl11 totalcs)
britânicas) en 1700 subieron a 3 875 000 £ (el 38% de las exportacion ’
en 1772 (de ellos, el 68% iba a las colonias continentales, el 25.8 /» L ' |os
Como consecueneia de la guerra de independência de los Estados ^ recU'
negocios eon cl continente norteamericano cayeron drásticamente,111‘
peraron de forma rápida. ^0 que
Hasta aqui el panorama presentado es fundamentalmente conoct qUc
ahora haee falta es integrar a America Latina al argumento. Primem^ ^c.
scnalar que las importaciones que las metrópolis ibéricas rccibían de >nj|rInn
siones en el Nuevo Mundo siguieron siendo importantes, lo que SL ^l0Itaba
al compararias eon la situación britânica. Hacia 1700 Gran Bretana qqq
1 160 000 £ desde sus colonias; para 1730 este monto había subido a 2 -t ^ |. Mtie
y en 1772 fueron 5 200 000 £, procediendo en gran parte de América. ^ rc;1
1794 y 1796, cl Reino Unido importaba anualmente bienes por valor <■ jos
de 2 450 000 £ de Asia y de 3 700 000 £ desde sus colonias americanas
Estados Unidos, es deeir en suma 6 I 50 000 £.41 A Cádiz y Barcelona. I
tos espanoles que manejaban easi la totalidad dei comercio americano
llcgaron entre 1782 y 1796 importaciones por valor de 547 600 000 de I ^^
sus virreinatos americanos (de ellos el 54.4% en metales preciosos y c
en tabaco). Con las malícias dei tipo de cambio esto resultará una unpr ^
anual de entre 5.62 y 8.30 millones de libras, de cilas entre 3.16 y 4.(>7 m*17

The British Atlantic", p. 229;


* Inikori, op. vit., pp. 412-426, 457. También Chaplin, "
Muldrew, “Atlantic World”, p. 630.
17 Inikori, op. vit., pp. 512, 514 (he calculado conforme la información de
de la p. 522, que el
55% de las exportaeiones al sur de Europa iba a Espafla y Portugal).
J* bisher, “Estructura", p. 120.
w Chaplin, op. vit., p. 229; Muldrew, op. vit., p, 630.
4,1 Chaplin, op. vit., pp, 228-229.
41 Muldrew, op. vit., p, 622.
B. Hausberger
70
ncs cn oro y plata.4: Dcbido al fuerte crecimiento comercial durante las últimas
décadas del siglo XVIII, debe contarse con cantidades considcrablementc mayo-
res cn los últimos anos dei período observado y considerablemente menores en
los primeros. De esta suerte las importaciones espanolas dc América se mante-
nían por encima de las que cl Reino Unido recibía de sus eolonias americanas
inclusive Estados Unidos." No muy atrás quedaron las cxportaciones brasile-
fias a Portugal. En cl siglo XVIII consistían principalmente de oro, aseendiendo
anualmente en promedio 3 650 000 £ entre 1711 y 1760. 3 900 000 £ entre 1761
y 1780 y 3 330 000 £ entre 1781 y 1810. Entre 1796 y 1807, esto produjo un
balance comercial positivo dc más o menos medio millón de libras al ano." Es
dec ir, en la península ibérica sobraban médios para haccrsc de una parte impor­
tante dc la oferta curopca.
Gran Brctana mantuvo un importante intercâmbio con los impérios ibéri­
cos, aunque cl comercio britânico directo con Hispanoamérica fuc vetado por
el monopolio espanol. Según los datos de John Fisher, los espanoles lograron
aumentar, por lo menos oficialmente (porque la reetiquetización de produc-
tos extranjeros era práctica frecucnte), la taza dc produetos domésticos en las
cxportaciones a América en la época dc las reformas borbónicas, dc un poco
por debajo del 40% al casi 60%. No obstante, en un panorama de sostenido
crecimiento comercial también las reexportaciones dc produetos extranjeros se
incrementaron tnucho, llcgando a su valor máximo con 10.75 millones de pesos
en 1792, o aproximadamente 2 000 000 £.45 Obviamente no todas esas mercan­
cias eran de producción britânica. Adrian Pearce ha estimado las cxportaciones
britânicas a Hispanoamérica (las directas y las realizadas via Espana, cl Caribe
britânico y Brasil) en 500 000 £ hacia 1700 (10. 8% de las cxportaciones tota-
les), en I 000 000 £ en los afíos 30, en I 300 000 £ en los anos 60 (cerca dei
15% de las exportaciones totales) y aproximadamente 2 000 000 £ a mediados*I

4’ fisher, op ai., p, 120 (10 952 000 000 reates de vellón; 20 reates de vellón I pesos);
Muldrcw. (op I ir. p. f>21) calcula I 1 6.5 pesos; Pearce (op. cii.. p. xvi), con I £ 5 pesos,
Inikori (op. rir), con 1 £ 4.4 pesos.
I lay que repetir una y otra vez, que los diferentes autores ofreccn datos que sieinpre coin-
culen. Así, Inikori (op. rir. p. 181), da números de la producción norteamericana entre 1781
y 1X99. casi ires veces mayorcs que las hispanoamericanas Fsto al parecer se explica porque
euenta en el caso de la América britânica las cxportaciones totales, mientras que yo arriba sólo
me relicro a las importaciones a las metropolis europeas.
44 Inikori.»/), d r. pp. 172-173.
fisher, op. ( it,, p. 115 (el período documentado por el autor abarca los anos de 1778 a
I 796). lambién José María Oliva Melgar. "La metrópoli sin território. /.Crisis del comercio
de índias en cl siglo XVII o perdida del control del monopolio?", en: Carlos Martinez Shaw y
Jose Maria ( íliva Mclgar (eds.), 7.7 sistema atlântico espanol (sighs ,VI ll-XIXI, Marcial Pons.
Madrid. 2005, p. 65.
a rra u ^
coCn ^ r a fa«ibledÍ mC es,i« > * ’es se vuclven difici.es, pcn»
lo menos c . 6 % Í C° nf,nUado ^ i m i c n . o a 3 o a 4 mil.ones cie ! * £ < *
más de lo que habitu-HCXP° ,taC,° nCS británicas>’ io que seria considerab L"
que e. défied e s n a S Cn,C‘S° hi*pc"sad° * ’John Fisher, a la ve,, haca.cuU k
660 000 £ al aflo.47 t^ Bre,afta entre 1749 V 1770 aícanzaha * ■'

finales del siglo xVII T ' llablU quc saldar,a en moneda. Adeinas. 1
ron enormes sunns ■ 'o “ SCgunc,a n,iIad del siglo XVIII los ingleses f ‘
Gran Bretafla im p o r t? ° r' Ugal V Brasil Entre l7sx V l763' dc
cuyo intercâmbio ‘ ‘ U' promedl° 612 £ en oro al ano desde Bras •
Una ve, ' a princ'Pa|mente textiles «
dependia T « i o británieo eon Espafla y P‘> ^ al
a la liquidez L An ' Am6rÍCa- hay 4“L' examinar a los o.ros mercadas. I nes
el déficit português ? ' * Pmp° rcio,K> a los Poderes ibéricos, se suma que tani v ti
metales obtenidos de l i t ? ? C° n S“S ° ,ros socios comereiales fue cub,crt° P
principal de Fsn in * ' 'JS' po1 c-*cniP*°, ,uc más bien Franeia el abastece
Las g a n a n c i a s t r ? “ < ~ r o s . pagados en parte eon p h * a
pero e n e ? a p l r e naS ? ^ PCnínSU,a - tract,,eron no en su .o.ahdad
fortalecían la fu e rz tt 'nkrtsos dc la mdustria britânica, pues de una u otra maneia
Incluso m á s l C° mpra C" muchas Pa"es europeas.
colonias inglesas c o n ' ? >par“ c ser la dinâmica dei papel norte-americano. Las
del siglo XVIII > •• ° Lamer'ca y lucS0 los jóvenes Estado Unidos a lo largo
comercio con d ('" " 1 deficit C°" Gran Bretafla,5" pero mantenían un lucrativo
derablcs cantid id • " 'i^ ? Parto1 V COn EsPafla misma, con cl quc ganaban consi-
comerciodc bacalao m P? ’ “ dCC'r dincro' Ya CM d siglo XVII, la pesca y el
v las colonias en Wu.-v
isu ev aTInglat
? 0 cons,an,e ,1uJ° de plata espaflol hacia Inglaterra
is en Nueva Inglaterra. A estas últimas ceo, ;......... ■
IClt mm»-
equilibrar el déficit comer - 1• ...... u,“ mas’ esws ingresos les ayudaron par;
1774 alcanzaba casi I 3 0 0 0 0 0 y"! SU nic,roP°l,s’ el c|tie por ejemplo entre 1770 y
más importante fue Esp ifl- *' aao Gon el sur de Europa (donde la destinacion
un superávit anual dc 456 óoo? ^ " ’ ^ ' 0 nortcamcricano entre 1708 y 1772 tuvo

- mT v T : "....’ PP-230-249
a.H>-249.
47H. I. S.Londres,
Routledge, bisher, The
1971,Portugal
pp. 4-5. Trade I Study u t Anglo-Partiiguse ( ontnten e I »<>

ger44* Angelo
yAngelo
H Alves Carrara,“La
AntonioAlves Carrara,“La produeció”
produeción de■ oro en Brasil, siglo XVIII . en. Bund I lausbei
ger y Antonio Ibarra (eds.), Oro vplata en los inicios Je lo economia global île las minas a a
moin-cla. I l Colegio de Mexico, Mexico. 2014. pp. 257-25X. Sobre las cxportacioncs but;
cas4“a//>«/..
la peninsula ibérica, véase la tabla en Inikori. «/> cil., p 523
pp., 204-206.
I.llll
50//>,</.. p. IdX.1

1Christopher P. Magra, The i'isherman \ ( \tttsi


B. Hausberger
72
Igualmcntc activos, aunque por Io general ilcgalcs, eran los negocios de los
angloamericanos eon los espanolcs en America, unicamente durante las guerras
de fines dei siglo XVIII fueron por momentos permitidos por Madrid, para contra-
rrestar la irrupción de las conexioncs transatlânticas/ 2 Entre otras cosas, vendían
también a las plantaciones caribenas cantidadcs importantes de bacalao, desti­
nando el de calidad superior a Europa, y el de inferior, para los esclavos; la sal
para la conservaeión dcl pescado fue adquirida, cn las mismas regiones de venta,
en Portugal y cn diversos puntos dcl Caribe.51 Un destino de crccientc importân­
cia para los norteamcricanos fue Cuba.54 May que considerar que Hispanoamé-
rica sólo recibió parte de los esclavos requeridos dircctamentc desde África; la
otra parte era proveida mediante rccxportaciones dc las posesiones caribenas
de otros poderes o desde Brasil. Por cjcmplo, entre mayo dc 1773 y cnero dc
1779, desde puertos norteamcricanos fueron consignados casi 14 000 esclavos a
Cuba,55 y entre 1792 y 1795, desde cl Caribe britânico llegaron 12 ()()() esclavos
a la América espafiola.56
I stos negocios podían prosperar ante todo porque en cl Caribe espanol habia mucho
dinero enviado desde México para cubrir los costos de la defensa y para financiar el
monopolio de tabaco. En el quinquênio dc 1720-24, desde la Nucva Espana, la Real
Ifacicnda inycctó 4.5 milloncs dc pesos en plata (easi 0.90 millones al ano), en forma
dcl 'situado’ al Caribe (mientras que sólo 3.23 millones en total o 0.65 millones al
ano de los ingresos fiscales fueron a Espana). Estas cantidadcs experimentaban un
enorme crecimiento: en 1795-99 fiuyeron 24.12 millones de pesos (4.82 millones
al afio) al Caribe (y 18.85 millones a Espana; 3.17 millones al ano). Adcmás dcl1

sions of the American Revolution, Cambridge University Press, Cambridge, 2009. pp. 85-86,
151-184; Price, "The Imperial Economy”, p. 103; Fernand Braudel, Civilisation matérielle,
economic et capitalisme. XV-XVIIÏ siècle, A. Colin, Paris. 1967-1979, vol. 3, p. 53.
Nikolaus Böttcher, A Ship laden with Dollars. Britische Handelsinteressen in Kuba <1762-
68-’-V, Vervuert/lberoamerican, Frankfurt/Madrid, 2007, pp. 140-156.
Fouis Sicking, Neptune and the Netherlands State, Economy, and War at Sea in the
Renaissance. Brill, I eiden, 2004, p. 208; Mark Meuwcse, Brothers in Arms. Partners in Trade.
Dutch-Indigenous Alliances in the Atlantic World. 15<)5-H>74, Brill, Leiden, 2012, p. 21;
Wmi Klooster, “ I he Northern European Atlantic World”, en: Nicholas Canny y Philip Morgan
teds. I. The Oxford /fandhook of the Atlantic World, c. 1450-e. IR50, Oxford University Press.
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Iberia. 1700-1773”, The New England Quarterly, mini. 54, 1981, pp. 539-582; Magra, The
f isherman 's Cause, pp. 2-3.
1Nikolaus Böttcher, op. ci/., pp. 140-172.
Nikolaus Böttcher. “How could we do without sugar and rum. Der Sklavenhandel in der
Karibik vom lö. his zum 10. Jahrhunderts”, cn: Bernd Hausberger y Gerhard Pfeisinger (eds).
Du Karibik Geschichte mul Gesellschaft 1492-2(1111), Promedia. Viena. 2005. p. SO.
' Pearce, op. eit., pp. 2S3-2S4.
('unsideraciones acerai ilcl papel cie A.L. para cl arranque <le la globalization 73

situado, en 1723, por ejemplo, 200 000 pesos fueron enviados a Cuba para prefi-
nanciar la compra de las hojas de tabaco de los cultivadores, cantidad que subió
a 750 000 pesos hacia (inales dei siglo.57 También cl comercio hispanoamericano
despacho dinero al Caribe britânico; según Adrian Pearce, entre 1792-1795, fueron
unos 171 540 pesos de plata al ano (aproximadamente cl 40% de sus cxportacioncs
entre los cuales se destacaban además mulas, caballos y algodón).* 5* Los Estados
Unidos se establecían de esta suerte como uno de los intermediários importantes que
introdujo en el comercio global crecientes porcioncs de los metales hispanoameri-
canos. El dinero que ganaban les permitió de usar el peso de plata como moneda y
aumentar su fuerza de compra de produetos industrializados britânicos.5'*
En suma, los impérios ibéricos cumplieron tanto en el siglo XVI como en el
XV11I con una función central en el mantenimiento de los circuitos globales y el
desarrollo britânico cn camino a la industrialización. Formaban un mercado no
despreciable para produetos dei Reino Unido y los metales preciosos obtenidos
aseguraron la liquidez dei comercio britânico con Asia. Aunque U)s britânicos se
preocuparan de la constante evasión de dinero al Oriente, el déficit persistente que
tanto el mundo ibérico como Norteamérica tenían con cl Reino Unido sostenía el
sistema monetário britânico. En los anos 50 dei siglo XV111 la East Índia Company
exportaba al menos 750 000 £ en oro y plata al ano, y era el 65% dei total de
las cxportacioncs. Aunque este monto hasta 1826 bajó a un promedio anual de
262 000 £ (o el 18.6% de las exportaciones), siguió siendo considerable, y tanto
más si se le suman los envios privados que, por ejemplo, entre 1791 y 1806 ascen-
dían 170 000 £ al afio.“

Carlos Mariehal, La bancarrota del virreinalo. Nueva Espana l Ias finalizas dei império
espanol, 17Si! 1X10 , ! 1 Colégio tie México/lideicomiso Historia de Ias Américas Pondo de
Cultura Econômica, México, 1999, p. 55; Carlos Mariehal, Bankruptcy of Empire Mexican
Silver and the Wars between Spain. Britain ami France, 1760-1S 10, Cambridge University
Press, Cambridge, 2007, pp. 38, 208-269.
5" Pearce, British Trade, 271-275.
w Carlos Mariehal, ' The Spanish-American Silver Peso. Export Commodity and Global
Money of the Ancien Regime, 1550-1800”, en: Steven Topik, Carlos Mariehal y Zephyr I rank
(eds ). F it» Silver to C'ocaine. Latin American t 'onunoditv Chains and the Btiildiny, o/ tin World
Economy. 15011-20011, Duke University Press, Durham Londres, 2006, pp. 25-52; Alexandra
Irigoin, “The l .nd of a Silver Era. The Consequences of the Breakdown of the Spanish Peso
Standard in China and the United States, 1780s-1850s”, Journal of World History, mim. 20,
2009, pp. 207-243.
<>l1 II. V. Bowen, "Bullion for Trade, War, and Debt-Relief. British Movements of Silver to,
around, and from Asia. 1760-1833", Modern Asian Studies, mini. 44. 2010. p. 446.
li. Hornberger
74
Resumen y conclusion

Desde inicios del siglo XVI hasta princípios del siglo XIX cl mundo y ante todo
la América ibérica se transfonnaron tan dramáticamente que no se justifica margi­
nar estos acontccimientos como “arcaicos” y limitar los procesos globalizadores
a los siglos XIX o XX. En cl siglo XVI. las macrorregiones eurásicas (Europa, cl
mundo islâmico, India, China), pero también americanas (Mesoamérica, el espa-
eío andino), que se habían constituído antes de 1500, fucron conectadas dc fornia
duradera debido a la expansion de los portugueses y cspanoles. Los cfectos dc
estos acontccimientos alcanz.aron incluso el interior de Nortcamcrica. aunque cstc
aim estaba a salvo de contactos directos con los europeos,61 y finalmente el espacio
pacífico-australiano. Se estableeió un orden multipolar, cuya base económica tue
formada inicialmente por la producción artcsanal y manufacturcra curásica, por un
lado. y la mincría americana de metalcs preciosos, por el otro.
A partir del siglo XVII. en regiones americanas sin minas, los frutos de las planta-
ciones sustituycron al oro y la plata cn su función dc productos exportables. Así.
los csclavos africanos sc convirticron cn unas de las más importantes mercancias
del temprano comercio global, y fucron los que realizaron una parte escncial
dei trabajo nccesario para la incipiente economia mundo: cn las plantaciones
y los placcres dc oro en su totalidad y cn las minas dc plata parcialmente/ ’2 La
América espanola, aunque venía diversificando la gama de sus exportaciones
desde princípios dei siglo XVI, y la portuguesa desde finales del siglo XVII.
cubricron sus demandas dc importacioncs mediante la cxportación de metalcs
preciosos y fomentaban de esta mancra la íuerza de compras de sus proveedores
de toda Europa y de Asia.
Los europeos desempenaban en todo esto una función dc intermediários entre
los metalcs americanos y los productos asiáticos. Sus ganancias cran cuantio-
sas.'1' Pudieron aprovechar su posición para la construction dc extendidas redes
de comunicación y dc comercio, para el desarrollo dc nucvas tecnologias, sobre
todo cn los campos dc navegación y dc la guerra, y para el desarrollo de la econo­
mia de las plantaciones. En cl siglo XVIII una red de posiciones curopcas cubria
todo el globo, grandes partes de América habían sido colonizadas por europeos
y africanos y al final de la época algunos poderes europeos controlaban la mayor
parte del comercio global, sobre todo, cl transporte marítimo de larga distancia. Lo*1
M llausberger, Verknüpfung, p, 156.
11 lnikori, Africans, espccialmente p. 197; Wolfgang Reinhard. “Europa und die atlantische
Well", en Wolfgang Reinhard (cd.), I350-I7ÍO: Weltreiche mul Weltmeere (Geschichte der
Well. cd. por Akira lriye y Jürgen Osterhammel, vol. 3), G. II. Beek, Munich, 2014, p, 830.
Peer Vries. Zur politischen Ökonomie, pp. 76-77.
75
Consideracianes acerca del papel de A.L. para cl arrampte de la ulohali:“1
a *c
que, en este ensayo, he querido destacar en primer lugar es que * o s .a jón
, recxpürlJ
aseguraban de mercados en America, en África y en Europa para
de mercancias asiáticas y la venta de produetos propios. 'tico* *l’*1|L
En la produeción manufacturem predominaban los produetores^asu la*
todo en las rutas eurásicas y transpaeíficas, hasta que a principio* ^ ^ .s I 11
nuevas industrias europeus empezaron a conquistar los mercados o' ^ tanto-
el comercio transatlântico las mercancias asiáticas nunca habían t'**laL j-.^tore*
Cuando la industrializaeión inicio en Inglaterra, esto se debió a niuc |V,prie'a*
internos (britânicos y curopeos). Pero es patente que las manulaeuua .
inglesas se nutrieron de larga tradición y las nuevas posibilidades de c ^ jIU|us-
Con otras palabras, sin la extension de los mercados de venta, vunui.a..........
a la ineipi* |Hics
tria es probable que se le hubiera complicado mantenerse :rse en
en la via de ex ^ c{
Para P‘
la facilidad de aumentar la produeción le ayudó a amortizar sus costos. ^ p.ira
exportar, sin embargo, se necesitaba un exterior sulicientemente s0 vU' ,iha no
absorber la crcciente oferta. Si esto es cierto, la industrializaeión se J'10^ vC,sas
sólo en los avanees internos britânicos, sino en la vineulación de las mas
sociedades y ordenes económicas. atra-
El mundo fuera de tiran Bretana puede ser que era en muchos scnluU* ^
sado o hasta arcaico y los espaeios conectados todavia no se industrializabai ^ ^
aseguraban la industrializaeión de uno ellos (Ciran Bretafta) al haber con*cE^ ^
en su conjunto, suficiente fuerza adquisitiva para comprar la crcciente y *•
más barata produeción inglesa. La demanda iberoamericana por utip" 1 _sU
liizo entrar enormes cantidades de oro y plata a los circuitos globules, a cuus. ^
balance comercial negativo con el resto dei mundo. Es de importância espee
el este contexto, que de esa manera en Europa continental y en Norteamei
Bretaíia.
‘ t*U1Cro Pard ünanciar su propias importaciones desde Gran
tir en
• . 'iiiai, insisto que el texto es. sobre todo, propositivo. Para seguir
...P '' temida, por ejemplo, habrta que perfilar mejor las coyunturas de los
í I crentes ujos comerciales y relacionarlos entre si. Para ello habría que aclarar
e<)n mas exaetitud detalles como las equivalências entre pesos hispanos y libras
,, ; e ería ob\ iamente ponderarse con más puntualidad en que medida
lu » ■ ! ° k L >S ,1,utluctos industriales en los mercados exteriores se debia a la
nu- T 1 L|>Lt>," P' ! at,uellos ° a la ventaja competitiva que significaba sus bajos
. ’ Kl ° CSto' scrian t*e 8 ran ayuda tener series de datos más complc-
I.. • 1 arJ cs L,Ure sl Iírmbiên se impone repensar lo que tal inscrción en
em os e intercâmbio globales significaba para el dcsarrollo interno de
c X Z v T > ni"", POll,iCa * - PW. - t e # « . l|„i' « a ........
2 a ’ ,n 1 a m a r m a * h luuiru, ,„c pa J iam la
" l’reSCnlod" P” '» ~ piKlidi, dcmoslrar „„ A m cc a
76 li. Hausberger

Latina, cn la época tratada, no era de ninguna forma un apêndice de intcrescs


exteriores, sino un espaeio que aportaba con agencia propia a la temprana globa-
lizaeión desde cl siglo XVI.
C arlos R iojas

A C E N D A S G LO B A LES, A G EN D A S LO C A LE S : PROCESOS
D E C A M B IO I N S T IT U C IO N A L E N A M É R I C A L A T IN A V
E U R O P A C E N T R A L A F IN A L E S D E L S IC L O X X

I NT KODUCCIÓN

A inícios cic los anos ochcnta del siglo XX se impulso a nivel global una agenda
de cambio institucional con algunos elementos comuncs entre si, de los cuales desta-
caron por cjemplo la libcralizaeión comercial, la privatización generalizada y diver­
sos procesos de democratización. Tanto la transfonnación sistémica como cl ajuste
estructural, en Europa Central y America Latina,*1 respeetivamente, se inscribieron
en este marco global de transición que abrazó dicha agenda. A partir de lo anterior
es factible reconstruir un contexto que privilegie un prisma comparado de lo que
sucedia en ambos subcontinentes durante las dos últimas décadas dei siglo pasado,
cuyo momento cumbre fue 1989.
Consideramos que una perspectiva de historia global contemporânea resulta útil
para tratar de interconcctar lo más cohcrentcmcnte posible una serie de aconteci-
mientos dentro de un periodo de tiempo específico. Con base en esta ruta de reflexion
buscamos, por una parte, enfatizar los diferentes recorridos que siguieron algunos
países de America Latina y Luropa Central, y por la otra, demostrar cómo las respec­
tivas traycctorias dominantes {path dependencies) de estas naciones se intcrconcc-
taron una y otra vez gracias a un conjunto de hechos históricos con intensidades y
profundidades distintas, algunos de los cuales se inscriben en lo que la periodista
Naomi Klein reconoce como The Shock Doctrine.' Tradicionalmente las traycctorias

Cuando nos referimos a Luropa Central nos bnsamos fundamentalmente en los casos de
Hungria, Polonia y República Checa (esta última después de 1993); mientras que por América
I atina tomamos como ejemplos a Argentina, Chile y México, l.o anterior responde a que fue
precisamente en este conjunto de seis países donde se implemento de una mancra más clara, siste­
mática y comprometida una agenda de políticas públicas con una nítida inspiración neoliberal.
Naomi Klein, The shock doctrine. The rise o f disaster capitalism. Penguin Books, London.
2007.
Agendas globules, agendas locales...___________________________________ 137

históricas de America Latina y Europa Central sc han estudiado dc forma separada


desde el punto dc vista temporal y espacial, dc tal manera que nosotros proponemos
aqui un análisis conectado de las mismas, con la finalidad de redibujar algunos trazos
de un panorama de cambio institucional global donde las imbricacioncs y similitudes
son palpables.
Dentro de una lógica comparativa, existen propuestas dc estúdio sobre el desem-
peno económico de algunos países que adoptaron una estratégia de liberalización,
la cual funciono con un notable ímpetu desde la década de los setenta del siglo
pasado. A este periodo se le ha denominado "La Gran Liberalización'.' Con base
en la propuesta de Antoni Estevadeordal y Alan M. Taylor es posible scfialar dos
etapas del proceso de liberalización. La primera de ellas abarca desde 1975 hasta
1989, mientras que la segunda, cuyos anos fueron reconocidos como aquellos de
la apertura económica propiamente dicha corrieron de 1990 a 2005. A pesar de
lo interesante de la sugerencia, creemos que aim faltaria explicar con un mayor
grado de detalle el significado que adquirió uno de los puntos de quiebre entre
ambos períodos, nos referimos a 1989. Este último ano puede ser concebido como
un momento de ruptura explícita y un nodo articulador para los dos subperiodos
mencionados, bajo el supuesto inicial de que no se reconozcan otras divisiones en
este lapso de tiempo.
Nuestra aportación radica, entonccs, en mostrar una mayor sensibilidad
analítica al respecto, pero también detectar la especial influencia en este
proceso dc cambio institucional de organizaciones internacionales, tales como
el Banco Mundial, el Fondo Monetário Internacional, la Union Luropea. el
Banco Europco dc Reconstrucción y Desarrollo o cl Banco Interamericano dc
Dcsarrollo, entre otras. En estas organizaciones internacionales confluyeion
y se propagaron algunas corricntes de pensamiento económico que se estu-
diaban con intensidad en universidades estadounidenses y europeas. Dichas
corricntes son rcconocidas y agrupadas de manera genérica en lo que conoce-
mos como neoliberalismo o neoliberalismos;4 peculiar conccpción del mundo
que marcó de manera visible el panorama de transformación institucional en
America Latina y Europa Central, cuyo inicio se data al menos desde los anos*lo

' Vcase Antoni Kstevadeordal y Alan M. faylor. "Is the Washington Consensus Dead ' ( itow th.
openness, and the Great Liberalization, 1970s-200()s", NBER Working Paper, mutt. 14264, 2008,
August. Dicho nombre nos true a la monte la famosa obra del filósofo y economista húngaro kni I
Polanyi, publicada originalmente en 1644: La gran transjormaeión (La granite transjonnation.
Aux origines poli tiques et ceonomiques tie noire temps. 1983, Ciallimard. Paris); antique el argu­
mento de este último se concentro en una aguda crítica a la economia de mercado de su época,
lo cual no es cl caso en el primer texto citado.
4 Serge Audier, Néo-libéralisme(s). Une arehéologie intelleetuelle. Bernard (irasscl, Paris,
2012.
138 ( . Rio jas

ochcnta dcl siglo pasado y sc cxtcndió durante los primeras lustros dei siglo
XXI.'
Por lo tanto, el objetivo general de nuestra contribueión es dibujar a grandes
rasgos la co-evolución de distintas trayectorias históricas con la finalidad de
demostrar cómo estas se intcrconcctaron a través dcl ticmpo y dcl espacio gracias
a una serie dc hcchos manifestados tanto a nivel global como local. A partir de lo
anterior, por una parte, intentaremos relacionar de mancra particular los eventos
de Argentina, Chile y México, que vistos como un subgrupo describcn a grandes
trazos las transformacioncs que acontecían en la mayoría de los países latinoa-
mcricanos, aunque no descartamos la posibilidad de referimos a otras experiên­
cias (como Venezuela, por ejcmplo) en función de su contribueión para entender
con mayor profundidad los hcchos que dejaron su impronta en esta época. Micn-
tras que por otra parte, para los casos de Europa Central subrayaremos de forma
concreta las experiências de Hungria, Polonia y República Checa, esta última a
partir de 1993. No está por demás aclarar que una reconstrucción detallada de
cada uno de los hcchos históricos puede cventualmente revelar más diferencias
que puntos de comparación; conscientes dc ello, crecmos que es importante visua­
lizar los detallcs expuestos en función dc los acontccimientos globales para enten­
der en que medida estas expcricncias fueron compartidas durante los respectivos
proccsos de transformación institucional, los cuales sc retroalimentaron mediante
eventos exógenos y endógenos.
Para lograr lo anterior hemos divido el texto en cuatro apartados además de
unas consideraciones finales, hl primera de ellos se cuestiona si la eventual agenda
global devino una agenda local, o mejor dicho, trataremos dc analizar cómo estos
dos espacios se intcrconcctaron c incremcntaron su interdependência con el trans­
curso dei ticmpo. Dicha situación nos conlleva de mancra directa a estudiar cl
diseno y la promoción de una iniciativa mundial, cuasi única, que pretendió elimi­
nar el carácter excepcional de una diversidad de agendas locales a fin de atender los
objetivos específicos de una transformación institucional global. Entre estos últi­
mos objetivos destacaron, por ejemplo, la libcralización comercial, una privatiza-
ción generalizada y diversos procesos de dcmocratización con avances diferencia­
dos según nos posicionemos temporalmente en América Latina o Europa Central.
Como segundo punto sc aborda la coordinación entre la reforma económica y cl
proceso dcmocratizador; si bien cs cicrto que ambos fenómenos no coincidicron
exactamentc en el ticmpo cn el conjunto dc países aqui estudiados, no menos cicrto*I

Véanse: Manuel ( iárate ( 'hateau, l.o revolución capitalista dc ( hi le ( 1973-2003), I Iniver-


sidad Alberto Hurtado, Santiago de ( bile. 2012; Paul Dragos Aligica y Anthony .1. I vans. Tin
neolihera! revolution in Eastern Europe. Economic ideas in the transition from communism,
I dward I Igar, C’haltenham, 2000.
Agendas globales, agendas locales... 139

es que para 1989-1990 estas naciones se cncontraban ya, para decirlo de forma
metafórica, según la frase de Peter Sloterdijk, "en el mismo barco”.1’ Por lo tanto es
importante mostrar una mayor sensibilidad con respecto al tiempo a fin de detectar
los diferentes momentos históricos susceptibles de periodizarse con base en los
eventos que se fueron interconcctando con el devenir de los anos.
De igual forma nos preguntamos si existen nodos temporales que fungirían como
conectores de una serie de eventos a los cuales haremos referencia; entre los prin­
cipales eventos destacan la coordinación entre la reforma económica y el proceso
de democratización. Precisamente cn torno a cllos giran nuestras argumentaciones
que ponen de manifiesto las articulaciones globales y locales, a las cuales les dedi­
caremos un espacio en la terccra parte de este trabajo, gracias a una muestra de
artículos publicados y recabados para 1989 en uno de los semanarios con mayor
influencia a nivel global, además que refleja los aires del tiempo: The Economisé
No está por demás recordar que las últimas décadas del siglo XX estuvieron
marcadas por las iniciativas de inspiración neoliberal y por una serie de adap-
taciones internas en América Latina y Europa Central, prácticamente impuestas
desde el exterior. Es decir, se impulsaba un proceso de cambio institucional que
se concretizaria mediante la democratización en un ambiente general de crisis
económica; tema que forma parte de la cuarta y última sección de este ensayo. Los
factores económicos tales como el peso financiero de la deuda externa jugaron un
importante papel en el rediseno institucional para los países involucrados en este
problema. Otro desafio clave para los países que componen la muestra, asi como
para muchos otros inmiscuidos en un proceso de cambio institucional, lue que
la concepción original de reforma económica en la práctica no coincidia con los
princípios básicos de la construcción de institueiones sustentadas en la democracia
participativa, donde el papel de la sociedad civil resulta clave para entender estos
eventos de cambio institucional de una mariera más integral.

Una agunda g i .obai.: ^una agknda local ?

El diseúo e impulso de una agenda de transformación global conlleva en su


naturaleza una serie de articulaciones tanto exógenas como endógenas para los
contextos de América Latina y Europa Central, las cuales se retroalimentan entre
si a tal grado de caracterizar nuestro periodo de estúdio. De tal manera, es posible
mencionar que a nivel externo destacaron, por ejemplo, la promoción de estraté­
gias económicas de inspiración neoliberal con su peculiar énfasis en el funciona-6

6 Peter Sloterdijk, lm sethen Bool. leisneh iiher ilie Hípcrpohuk Siihrkainp. I ranctoM
Main, 1993.

i
140 C. Riojus

micnto dei libre mercado, cl cual suponía cierta neutralidad dc las políticas econó­
micas sin tomar cn cucnta las desigualdades inherentes a la estruetura institucional
prevalccientc cn cada uno de los casos donde se implemcntaba dicha estrategia,
así como, la aceptación dc un conocimiento superior por parte dei mercado cn la
generación de resultados eficientes.7 Mientras que al interior, sobresalió la nece-
sidad dc llevar acabo adaptaciones políticas por parte de las respectivas autorida­
des, o grupos hegemónicos, cn función dc los contextos que enfrentarem, pero sin
cuestionar abiertamente los princípios económicos dei libre mercado. Elementos
que cn su conjunto han articulado los csccnarios globales y locales, tal y como
sc ha demostrado cn otros estúdios comparativos que abarcan de manera parcial
nuestras evidencias empíricas.s
En lo que concierne a America Latina y Europa Central, hemos detectado que a
pesar dcl apoyo recibido por los principales grupos de poder, tanto externos como
internos, con rcspecto al proceso de transformación, persistieron dos fenómenos
que no podemos soslayar. Hl primero de ellos fue que aun con la intensificación
dc las medidas de inspiraeión neoliberal no sc termino por superar totalmentc cl
ambiente general de crisis económica que caracterizo el íin de siglo, es decir, no
se consolido una senda de crecimiento sostenido y mucho menos dc desarrollo, lo
nterior fue singularmcnte crítico para los casos latinoamericanos.1' Mientras que cl
egundo fenómeno consiste en la marcada tendência de las agencias internacionalcs
n disenar programas de carácter universal bajo una concepción homogeneizadora

Ricardo Ffrench-Davis, "Is Chile a model for economic development?", Serie tie Doeu-
tentos ile Trahajo, SDT 392, 2014, p, 5.
KVéanse: Chris Armbruster, Michael Cox y George Lawson, The global I9S9. Continuity
ami change in world politics, Cambridge University Press, New York, 2010; Edward R.T.
Challics y Warwick L. Murray, “Towards post-neoliberalism? The comparative politico-eco­
nomic transition of New Zealand and Chile”, Asian Pacific Viewpoint, vol. 49, mini. 2, 2008,
pp. 228-230.
' hspecilicamcntc para la experiencia dc Chile. Ricardo Ffrench-Davis ha publicado un artículo
i( fr nota 7) en el que pone en tela dc juicio si realmentc este pais andino es un modelo a seguir. Su
argumento principal alude a la inconsistência mostrada tanto en el crecimiento económico como
en cl desarrollo. Para demostrar lo anterior, dividió la reformas cn ties subperiodos, el primero de
ellos es de 1973 a 1981, durante estos primeros afios de la dictadura de Augusto Pinochet se aplico
de una forma más pura las políticas de inspiraeión neoliberal (iiberalización comercial y financiera.
escusa regulación, una masiva privatización y políticas económicas aparentemente neutrales); en
un segundo periodo. aún en los tiempos de la dictadura (1982-1989), se optó por un carácter más
pragmático dado el escenario de profunda crisis económica, pero siempre bajo una filosofia simi­
lar; por ultimo, a partir de 1990 bajo los acuerdos políticos de la Concertación Democrática se
llevaron a cabo iniciativas para reducir las desigualdades generadas afios atrás en un contexto de
cstabilización económica, pero sin abandonar del todo la Iiberalización; situación que permitió
recuperar parte del terreno perdido cn matéria de crecimiento econômico, pero no por cllo alcanzar
los objetivos dei desarrollo (op.cit.. pp. 2-3 y 14-15).
Agencias globales, agendas locales... 141

para una diversidad dc países. Es decir, fueron anos caracterizados por cl hlucprint
strategies. En lo que concierne al Banco Mundial, dc acucrdo con las reformas insli-
tucionalcs propuestas en Argentina durante la década de los noventa, se detectaron
que sus principales rasgos radicaron en la detcrminación de proyeetos por parte
de esta agencia internacional en mutuo acucrdo con sus principales socios, en la
aplicación de enfoques avanzados desde la perspectiva técnieo-euantitativa y en el
reclutamiento selcctivo de aetores clave que le brindaban una cuota de legitinudad
interna a las iniciativas implementadas. Otros argumentos que respaldaron dichas
acciones, no sólo registrados para este caso sino que han sido inherentes en el actuur
institucional formal a través de su historia,10 fueron un pretendido e inseparable
sesgo apolítico debido a que se basarían en principio sólo en las cualificacioncs
técnicas de los equipos de trabajo, en un reducido margen de negociación con base
en cl diseno original y en la promoción dei mercado como el principal mecanismo
regulador. En conjunto, se argumentaba que el interés principal consistia solamente
en la mejora de la eficiência institucional en Argentina desde la perspectiva técni­
co-económica.*11 Argumentos polémicos o cuestionables si los concebimos bajo un
enfoque de largo plazo marcado por los vientos de cambio institucional, donde el
neoliberalismo, como lo menciona Ffrcnch-Davis, se caracterizo por su inherente
globalismo y un marcado desdén por factores específicos, tales como la heteroge-
neidad de estrueturas produetivas y agentes económicos, lo que por artadidura se
traducía en un desinterés cuasi absoluto por escuchar a los diversos aetores loca-
les, los cuales sc vieron seriamente impactados por esta nueva reorganización en ’
distribución, o mejor dicho, en la conccntración de recursos.12

C O O R D IN A C IÓ N ENTRE I.A REFORM A ECONÓM ICA \ I I l*R(K I SO


D EM OCRATl/.ADOR

Uno de los desafios en absoluto menor, que implicaba una articulación em


los escenarios a nivel global y local, fuc la coordinación entre la reforma econó­
mica y cl proceso de demoeratización. La primera de cilas tendia a promover, o
en su caso establecer, una economia de mercado; mientras que el segundo fenó­
meno significaba por si mismo disenar nuevas estrueturas organizacionales que le
dieran coherencia y soporte a la demoeratización más alla del âmbito electoral. 1 o

111 Ron Konkel, The monetization of global poverty: the concept o! poverty in World Hank
history, 1944-90”, Journal of Global History, vol. 9, Issue 02, 2014, p. 2X4.
11 Maria 1. Tuozzo, "World Bank influence and institutional reform in Argentina". / >< ></<</>
ment and Change, vol. 40, mini. 3, 2009, pp. 470 y 47X.
Ffreneh-Davis op. eit.. p. IX.
142 C. Riojus

anterior adquirió una importância crucial si consideramos los desafios generates


de la transieión sistémica y el ajuste estructural, aspectos debatidos de mancra
profunda en la literatura especializada durante los anos noventa.1' No obstante
que la reforma económica y la democratización no coincidieron precisamente de
mancra simultânea en America Latina, como si fue el caso en algunos paises de
Europa Central, estos procesos mostraron cicrtas coincidências durante las dos
últimas décadas del siglo XX en ambos subcontinentes. Independientemente de
los ritmos de transformación, el objetivo común en nuestros casos de estúdio
radicó en impulsar una reforma econômica y una democratización que, en teoria,
se retroalimentarían mutuamente con el ftn de llevar a buen puerto la estratégia
general de cambio institucional. Pero veamos con más dctalles qué sucedia para
cada uno de los contextos y cómo se intcrconectaron sus historias.
Un evento que marcó definitivamente gran parte el periodo de estúdio en América
Latina y Europa Central fue el incremento de las demandas democráticas en un
ambiente caracterizado por la crisis económica, donde el creciente peso financiem
que significaba el aumento real de la deuda externa y el servicio de la misma jugaron
un papel esencial, sobre todo en la década de los noventas. Una comparación inter­
nacional sobre esta problemática resulta útil para entender algunos de los desafios
económicos tie la época, sin embargo, es importante aclarar que la información de
mediano plazo sobre la deuda externa comparada a nivel internacional es relativa­
mente escasa. Las únicas series que pudimos reconstruir de mancra completa para
todo el periodo de estúdio fueron las eoncernientes al servicio de la deuda externa
para Argentina, Hungria y México (Cuadros I y 2).
La Organización para la Coopcración y cl Desarrollo Económico (OEC D, por
sus siglas en inglês), ofrece una información mucho más completa y homogé­
nea en este sentido, pero sus cifras sólo cubrcn la década de 1988 a 1998.1-4 No
obstante a el lo creemos que los datos sobre cl servicio de la deuda externa son lo
suficientemente representativos para mostrar la problemática de la deuda externa
en general durante este proceso de cambio institucional, cspecialmentc las viei-
situdes derivadas de cllo que en su conjunto fueron csencialcs para el diseno o
reestrueturación de los panoramas tanto económico como político.
Por lo que respecta al âmbito económico a inicios de la década de los odienta, en
algunos países latinoamericanos ya funeionaban sin mucho êxito los planes de ajuste

I arlos Riqjiis, ' ,.1,ventos paralelos o historias interconectadas? América Latina y Europa
( entrai a finales del siglo XX", Revista Ienezolana de Análisis de Coyuntura, vol. XXI, mim. 1.
2015, I ene Jun, forthcoming.
" Organisation for Economic ( »-operation and Development (OECD). /external debt sums
lies Historical data, resources /lows, debt stocks and debt services, I'MU I yyy, O f C l). Paris.
2000.
Agencias globales, agencias loeales...

Gráfica I. Índice dei servido de la deuda externa, garantizada pública t


privada para Argentina, Hungria y México. 19X0-2000 (19X2 - 100)
— Ar gcnt l nj H u n g rfj — Mf i u i '

6.50

5.50

4.50
UJ
5 3.50
z
2.50

1.50
| t * * « # "
A\
v • *
4 4 * 1 . * » ‘
0.50
30 O' O !/-, sC r-~ 3C
s ? ? s
Fuenle: Véase cuadro !.

cstructural; al mismo ticmpo la principal tasa dc intercs (London Interbank Ollcrcd


Rate [Libor]), con la citai sc tenían contratados los prestamos intemacionales mantenía
una tendência al alza; esto es de 1088 a 1080 pasó de 7 a casi 10.5%, lo que se rellejó
cn un aumento cn términos rcales dei servicio de la deuda externa. Para cl caso mexi­
cano, The Economist calculo que dicho incremento se traducía en una variat ion por
cl pago dc intereses anuales dc 4.7 mil millones de dólares norteamerieanos (mmdna)
a casi 7 .15 La renegociación que implico el Plan Brady para México11’ produjo una
baja cn cl índice del servicio de la deuda externa pero sólo en cl corto plazo, de 1.01
en 1080 a 0.83 en 1000 (1082 100), posteriormente aumento de manera vacilante
hasta alcanzar su máximo valor dentro de nuestro período de estúdio en 1097: 2.07
La presión para Argentina lue aim mayor, el mismo índice alcanzó una cifra en
1986 de 2 .02 , luego tendió a la baja hasta 1989 ( 1. 10) para dispararse en los siguientes
anos hasta a 5.97 en 2000 como preludio a la crisis financiem de 2002. I n el caso de
Hungria, este mismo indicador también tendió hacia el aumento, el cual lue notable
desde anos prévios a la caída dei sistema socialista de tipo soviético, lo que obvia­
mente se tradujo en un apremio extra para el establishment; es decir, de un índice
de 1.23 en 1084 aumento a 1.82 en un par de anos, aunque posteriormente deseen-
dió para tomar dc nucvo un ritmo crecientc durante la década de los noventa, bajo
un patrón similar al experimentado por México, citando en 1096 llcgó como pico
máximo a 3.00 (Gráfica 1 y cuadro I).

15 The Economist “Great expectations", 18 dc marzo de 1980, p. 86.


En lo que concieme al Plan Brady, véase la nota número 23.
144 C. Riojas

Ctuiílro I . índice dei servido de la deuda externa, garantizada pública r


privada para Argentina, Hungria y México, 1980-2001) (1982 - 100)

Ano A rofntina Huncíría M éxico


1980 0.88 NB 0.84
1981 0.93 NI) 0.91
1982 1.00 1.00 1.00
1983 1.05 1.07 1.21
1984 l.ll 1.2.3 1.20
1985 1.83 1.60 1.12
1986 2.02 1.82 0.91
1987 1.98 1.52 0.92
1988 1.61 1.40 1.05
1989 1.19 1.52 1.01
1990 2.07 1.76 0.8.3
1991 1.61 1.74 0.98
1992 1.38 2.05 1.62
1993 1.90 1.81 1.12
1994 1.54 2.17 1.24
1995 2.24 2.25 1.63
1996 2.99 3.00 2.8.3
1997 4.00 1.96 2.97
1998 4.07 2.01 1.84
1999 4.98 1.50 1.68
2000 5.97 1.62 2.57
Fuente: l laboración propia con base en World Bank.
International Debt Statistics.
N.D.: No disponiblc.

No obstante que no contamos con una serie estadístiea similar para el caso de Chile,
existen algunos indícios confiables sobre lo que significo el peso de la deuda externa
en su conjunto para el aparato económico chileno. Un primer elemento detonador de
la erisis fuc que una proporción importante de los prestamos dei exterior se gastaron
en el consumo de mercancias importadas con una rcducida inversión en los bienes de
capital, euyos principalcs responsables se eneontraban en el sector privado, situación
que explica en alguna medida el colapso de la economia chilena ente 1981 y 1982;'
escenario que se acompanó a nivel internacional con la erisis de la deuda externa
mexicana en agosto de este último ano, situación que agravó aún más el panorama
global para los países latinoamcricanos.1" Resulta cscncial subrayar que la carga dei
I frcnch-Davis. np t it., pp. 6 y 18.
Agnicszka t.yniewska retoma esta misina problemática para cl caso de Chile pero
comparado con la situación que se prcscntaha en la República Bolivariana de Venc/ucla. Sin
embargo, cs importante tomar con precaución cl sesgo que le imprime la autora, dado que
Agendas globules, agendas locales... 145

Gráfica 2. Indice del servido per capita de la deuda externa, garantizada


pública y privada para Argentina. Hungria v Mexico. 1980-2000 (19X2 - 100)

5.40
4.90 #
4.40 '
3.90
a, 3.40
5 2.90
~ 2.40
1.90
1.40
0.90
0.40

Fuente: Vcase cuadro 2.

servido de la deuda adquicrc mayor trasccndencia si se pcrcibe desde el punto de


vista relativo, esto es, si la representamos bajo un índice cn términos per capita. Por
lo tanto, dicho peso fue aún mayor para países pequenos pero con un grado alto de
endeudamiento como lo fucron Argentina y Hungria con rcspecto a lo que sucedia
en México, aún con el colapso dei sistema productivo que sufrió este último país
desde 1982 hasta prácticamcnte 1 9 8 9 . En promedio el índice del servicio per
capita de la deuda externa en Argentina y Hungria fuc mayor desde 1984 hasta
1997 (1.72 y 1.90 en esc orden) que su similar de México (1.14). Incluso los prime-
ros aiios de la transición dicha variable para Hungria supero a la de Argentina, pero
a partir de 1997 tuvo un descenso notable hasta ubjearse en los niveles mexicanos,
mientras que para el país sudamericano este indicador prácticamcnte se dispam
hasta alcanzar 4.69 en 2000 (Gráfica 2 y cuadro 2).
El contexto hasta ahora descrito obviamente impactaba a eualquier estratégia
de política económica, lo que cn el limite implicaba una reorganización y reorien-
tación de las deeisiones o acciones implementadas, por anadidura esto se tradu-*19

ignora por completo el golpe de estado de Augusto Pinochet y trata de presentarnos por lo
regular sólo las euentas alegres dei desempeflo de la economia chilena ("Win I las República
Bolivariana de Venezuela's Economy Stagnated and Chile's Flourished?", en I Balcerowie/
y A. Rzonca (eds). Puzzles o f Economic Growth, International Bank for Reconstruction and
Development/World Bank, Washington, 2015. pp. 157-176).
19 Anna Kurowska, "Why is Mexico poorer than Spain?", en I Balcerowie/. y A R/onca
(eds). Puzzles o f Economic Growth. International Bank for Reconstruction and Development
World Bank, Washington, 2015, p. 171.
146 C. Riojas

cia cn reacomodos dc los cquipos dc trabajo, tanto políticos como económicos.


Incluso, uno de los semanários más influyentes en materia económica a nivel
global reconocía abiertamcnte cn 1989 que cl problema dc la dcuda no era tanto
financiero (no obstante las cifras que respaldan nuestros argumentos), sino más
bien político, lo cual podia abrir la puerta a “analfabetas económicos dc izquierda
o a! regreso de los generales y la represión" .20 Fue precisamente en este último
âmbito político donde se buscó actuar con mayor efectividad.

Ciiatlro 2. índice del servido per capita de la denda externa, garanlizada


piibUca y privada para Argentina, Hungria y México, 1980-2000 (1982 - 100)
A \o P MS ARGI.NTINA Hungría M lxico
19X0 0.91 N.D. o.xx
19X1 0.94 N.l). 0.93
19X2 1.00 1.00 1.00
19X3 1.04 1.07 1.18
19X4 1.0X 1.23 1.14
19X5 1.75 1.61 1.05
19X6 1.90 1.X3 0.X4
19X7 I.X4 1.54 0.X2
1988 1.47 1.43 0.92
19X9 1.07 1.56 0.X7
199« 1.X3 I.X2 0.70
1991 1.41 I.XO 0.XI
1992 1.19 2.12 1.32
1993 1.62 1.87 0.89
1994 1.30 2.25 0.97
1995 1.X7 2.34 1.26
1996 2.46 3.12 2.14
1997 3.25 2.04 2 22
199X 3.27 2.11 1.36
1999 3.96 1.58 1.22
2000 4.69 1.71 1.84
Puentes: I’luboracion propia con base en datos del World Bank,
International Debt Statistic s y The Maddison-Project. http://ww\v.
ggdc.net/maddison/niaddison-project/liome.htni, 2013 version.
N.D.: No disponible.

( on este panorama como telón de fondo se generaron diversos debates sobre


la seeucncia entre la reforma económica y el proccso de dcmocratización. Por
una parte, se ha tratado dc argumentar para los contextos latinoamericanos que la

/ lie liamtmtisl. "Latin American debt: the banks' great escape", 11 de febrero de 1989, p. 73
Agendas globules, agendas locales... 147

reforma económica era sólo posible bajo los auspícios dc un gobierno autoritario
que garantizara la implementación dc medidas irreversibles en el sistema produc­
tive, para posteriormente dar paso a los procesos democratizadores que consoli-
darían dichas reformas.21 No obstante a ello, no está por demás subrayar que en el
inter de este proceso se cometieron una gran cantidad de crimcnes de lesa huma-
nidad contra personas cuya principal transgresión era pensar dc manera distinta
a los propulsores de las reformas. Uno de los casos más citados para este último
aspecto y para el argumento cn general es Chile, nación que fuc hasta cierto punto
pionera en este tipo de reformas no sólo en América Latina sino también a nivel
global. En este mismo orden dc ideas, coincidimos de manera general con Ricardo
Ffrench-Davis en que el caso de Chile no constituye en si ningún modelo a seguir,
sino más bien, fuc un caso extremo con una amplia gama de reformas durante el
primer periodo dc la dictadura (1973-1981), euyas consecueneias fucron desastro­
sas desde cl punto de vista económico (profúndidad dc la crisis) y social (extendida
represión).22
Mientras que por otra parte, se hacía alusión a una nueva gencración de políticos
capaces de contener o negociar con los principales grupos opositores a la reforma
(por lo común se referían al grueso de los trabajadores agrupados en poderosas o
anquilosadas organizaciones gremiales). A su vez se esperaba que estos estrategas
impulsaran configuraciones económicas inéditas en un contexto interno marcado
por la aparición de la democracia electoral, pero con eierta dosis de ficción, dadas
las atrocidades de las décadas de 1970 y 1980 en Argentina y Chile. Por lo que
conciernc al exterior, se discutían las posibilidades de renovar algunos de los
instrumentos de la deuda externa y las nuevas modalidades para captar inversion
extranjera con el objetivo dc reducir la carga económica de la primera (tal como
lo hemos visto) y evitar una moratoria generalizada como la que se pretendió dar
en agosto de 1982 por parte de México. En lo que conciernc de manera especifica
para este último caso, se trataba de rediseftar su papel como referente dei sistema
financiero internacional. Es decir, México formó parte de una especie de expeii
mento bancario a nivel global con la fmalidad de contener la situación descrita.
Si la estratégia funcionaba, posteriormente se trataria de haccrla extensiva a otias
naciones latinoamcricanas.1'

:l Javier Austudillo, “Are the dictatorships necessary? Trade Unions and Neoliberal Popu­
lism in Tour Latin American Countries", Revista Internacional de Sociologia, vol. t>8, num. I,
2010, p. 59.
22 Ffrench-Davis, op. cit., pp. 1, 5, 9 y 18.
T.s importante traer a colación que en esos momentos se buseaba 1legar a un consenso en
Washington (entre las organizaciones internacionales. la banca privada y los gobiernos inmis-
euidos cn este asunto), sobre los principales elementos que deberia contener el nuevo paquete
de política pública y renegociación de la deuda externa mexicana. Tn esta ocasión el consenso
I4K ( . Riojas

A la estirpe de políticos mencionada se les asoció con cl ncopopulismo, cnyo


atributo básico era su habilidad para impulsar medidas de inspiración ncolibcral
acompanadas con un discurso que bacia referencia al bienestar o a los logros socia­
les.24 Guillcrmo 0 ’Donell anade otras peculiaridades a dichos personajes. entre las
cuales nos gustaria destacar, por cjemplo, las siguientes: se rodeaban de un equipo
de expertos debido a que estaban convencidos que los problemas económicos sólo
era factible resolverlos mediante la implcmentación de políticas con un alto conte-
nido técnico; lo que llcvaba de mancra casi directa a los presidentes o mandatarios
principales a enfrentarse a la resistência de algunos grupos sociales; por lo tanto,
quedaban relativamente aislados de las principales institucioncs políticas. Situa-
ción que en su conjunto contribuía a fortalecer la democracia delegada (delegativc
democracy)p gracias a una postura omnipotente y una conccntración pcrsonal dei
poder en cl ejecutivo con un claro sesgo anti-institucional, que le permitia imple­
mentar eventualmente sin restricción alguna los paquetes de política económica
avalados por una poderosa comunidad cpistémica internacional convencida de las
recetas de inspiración neoliberal. A estas especificidades se anade que disfrutaban
dc una benevolente prensa a nivcl internacional como tendremos la oportunidad
de demostrar más adclantc. Entre los políticos que compartían las características
mencionadas es posible reconocer a Carlos Saúl Menem cn Argentina, Alberto
Fujimori en Perú, Carlos Andrés Pérez en Venezuela o Carlos Salinas de Gortari
en México. Todos ellos se encontraban vinculados con cl poder cn 1989 y cran*4

era impulsado por cl secretario del Tesoro Norteamericano en turno Nicholas Brady. La inicia­
tiva se conoció como cl Plan Brady. que dicho sea dc paso sustituyó al fallido Plan Baker, y se
llcvaría a cabo primeramente en México con el eventual objetivo de hacerlo extensivo a otras
naciones de América Latina (The Economist, “Mexico's bankers head for the border". 12 dc
Agosto de 1989, p. 63).
4 Lnriquc ( árdenas (Et Ungo curso tie la economia mexicana. De I7S0 a nite.slro.s dias.
Fondo de Cultura Hconómca-Fl Colégio dc México, México, 2015. p. 607), seíiala que los
gobiernos “populistas" son aquellos que tratan dc distribuir recursos entre los sectores eon
más problemas económicos o tratan de beneficiar a grupos específicos que los apoyaran politi­
camente, cuyo gasto se da en sectores eon baja produetividad. Asimismo, hacc referencia al
término dc “populismo económico" acunado por Rudiger Dombusch y Sebastian Edwards
(1991, The Macroeconomics of populism in I,atin America, The University o f Chicago Press.
Chicago). HI nuevo populismo comparte también estas características, salvo que se da en un
ambiente dc políticas económicas ortodoxas que tratan de privilegiar el ajuste económico o el
equilíbrio fiscal; mientras que en el populismo original (bajo su variante económica) el déficit
fiscal, los desequilíbrios económicos, las políticas anti-mercado, los riesgos inflacionários no
neeesariamente forman parte de las prioridades que atendería su política económica, es dear,
se genera en un contexto hasta cierto punto heterodoxo (según lo dan entender Dombusch >
Edwards, ap.cit., pp. 9-10) o híbrido.
Guillermo O'Donell, “Delegativc Democracy", Journal o f Democracy, vol. 5, núm.I, .
1994. pp. 6 1-62 y 66.
Agendas globules, agendas locales... 149

entusiastas promotores del cambio institucional con una clara oricntación bacia cl
libre mercado.26 Este conjunto de políticos también constituyó una alternativa a
los políticos abiertamente autoritários o dictadores como Augusto Pinochet, quien
impuso una agenda neoliberal en Chile cuyo inicio data entre 1973 y 1975.27*
No obstante a ello, en cl marco de los debates sobre la sccuencia económica
dc las medidas y los proceso democratizadores, encontramos autores2* que se
inclinan por cl camino francamente autoritário, en contraste con las habilidades
mostradas por estos personajes para lidiar con ambos procesos y así generar un
híbrido denominado autoritarismo competitivo,21' o democracia delegada (dele­
gai ive democracy). Es decir, esta última forma de organización política tiene
en teoria la capacidad de evolucionar hacia una democracia representativa con
un alto grado de institucionalización gracias al eventual funeionamiento dc una
sólida estruetura organizacional. Sin embargo, la democracia delegada cn la
práctica tiende a mostrar un bajo grado dc institucionalización y una fuerte tradi-
ción del poder personalizado no obstante la existência de tradiciones democrá­
ticas como la organización de elecciones en los diferentes niveles dc gobierno.
A continuación exponemos más elementos del caso mexicano, cl citai constituye
para nosotros un ejemplo paradigmático sobre los fracasos de los programas de
ajuste estructural cn particular y del proceso dc cambio institucional en gene­
ral; asimismo, paradójicamente para la más recalcitrante vocifcración neoliberal,
como la de Milton y Rose Friedman30 o Friedrich von Hayek,31 cl principal actor
de la transformación seguia siendo aim el Estado mexicano.
De igual forma que en Argentina a finales del siglo XX y princípios de la siguiente
centúria, en México han persistido ciertas prácticas institueionales formales e
infonnales (alguna de ellas apegadas a lo que hemos reconocido como democracia
delegada) que no han permitido una completa y exitosa transformación, a pesar
dei predomínio de altas cualificaciones tecno-cognitivas por parte de actores clave
capaccs dc materializar un autentico proceso de cambio institucional.' Uno dc los

2<’ Mario Olivares y Cesar Guedes, "Globalization dynamics in L atin America: South Cone
and Iberian investments”, Working Papers 13/2009/ÜE, School ol l.conomics and Manage­
ment-Technical University ol Lisbon, Portugal, 2009. pp. 7-8.
27 Ffrench-Davis, op. eil., pp. 1 y 5.
211Astudillo, op. eh., pp. 58, 60, 63, 67 y 72.
2,1 Steven Levitsky y Lucan A. Way, Competitive authoritarianims llvln id regimes after the
cold war. Cambridge University Press, New York. 2010, p. 9.
111Milton Friedman y Rose Friedman, l.ibertadde elegir Hacia unnuevo liberalismo económico.
Planeta-Agostini, Barcelona. 1979,
31 F. A. von Hayek, The Road to Serfdom. Routledge, New York, 1944.
12 Carlos Moreno-Brid, Juan Pardinas y Jaime Ros Boch, "Economic development and social
policies in Mexico", Economy and Society, vol. 38, núm.l, 2009, p. 115; Sussane Soedgerberg,
150 C. R iojas

ejemplos más ilustrativos dentro de esta vertiente fuc la Negada dei empresário
Vieente Fox a la presidência de México en 2000 mediante un proeeso electoral
abierto. Sin embargo, lo anterior no constituyó de ninguna manera un cambio insti­
tucional, sino más bien, cuando Fox arribo al puesto los principalcs trazos de la
transformaeión se habían delineado y gestado anos atrás (de manera especial en cl
âmbito económico), cl simplementc fuc una pieza más cn este rompccabezas euya
tarea consistió en extender el proeeso. Situación que se ratifico posteriormente con
sus estratégias políticas y económicas, así como, por su conoeida admiración y
vcntrilocueión dei discurso más simplista dei libre mercado.

B a i> d a y in T a m p ic o

En lo que eoneierne a la mencionada benevoleneia de la prensa internacional,


obviamente, ésta no era en absoluto neutra. En ocasiones la visión que se propa-
gaba se dirigia a criticar sistemas políticos susceptibles de iniciar un proeeso de
cambio institucional; mientras que cn otras, se ponían en relieve las capacidades
políticas, los objetivos y las estratégias de aetores que habían asumido la tarea de
transformar un sistema ineficiente, según la concepción dominante de organiza-
eiones con una influencia a nivel global, tales como el BM, el FMI, la prensa y
los bancos internacionales o los gobiernos de los Estados Unidos y de la cntonces
( omunidad Europea.
Una evidencia que conjuga esta serie de visiones se puede extraer de la línca
editorial de The Economist. Al tomar una muestra de artículos en los primeros
meses de 1989 encontramos que se refleja un interés político y económico parti­
cular, tendiente bacia las promociones dei libre mercado como democracia y
las transferencias de recursos públicos bacia el âmbito de lo privado. Por lo que
respeeta al caso de Carlos Salinas de Gortari, su actuar resulta ilustrador cn la
dicotomia entre el camino autoritário y la nueva gencración de políticos neo-po­
pulistas. La rcdacción dei semanario citado quedó aparentemente enganada y
sorprendida con la cortina de humo derivada de la “captura" de Joaquín I lernán-
dez Galieia, alias La Quina (Secretario General dei Sindicato de Trabajadores de
Petróleos Mexicanos), el 10 de encro de 1989." En principio resulta inverosímil
que The Economist no dimensionara los motivos de diebo aeto. más político que
judicial; lo anterior se ratifico aproximadamente tres meses después, cuando reco-*1

" I he Mexican competition state and the paradoxes of managed neo-libcral development". Policy
S i i h / i c s , vol. .11, nom. I, 2010, p. 79; Maria I . Tuozzo, "World Bank influence and institutional
reform in Argentina Development and Change, vol. 40, mini. 3, 2009, p. 482.
11 The Economist, "Bad day in Tampico", 14 de encro dc 1989, p. 37.
Agendas globules, agendas locales. 151

nocio que existia un difundido rumor en Mexico de que las annus "habian sido
sembradas ,33 como tradicionalmente ha ocurrido en este pais eon las “evidencias"
de los delitos cometidos.
Pero, (',qué tue lo que motivo a The Economist a darle semejante importância
a este evento.’ Hl redactor de la contribución aplaudió la "captura” dado que se
tiataba de un golpe a una organización de trabajadores, no necesariamente roja
reconocía el semanario, pero si sumamente corrupta. Además, según su pers­
pectiva, Salinas de Gortari impulsaba decididamente, eon esta y otras medidas,
la eficiência industrial del país tan criticada en la década de los oehenta, espe­
cialmente aquella de índole estatal eon un aroma o rien ta l.A pesar de que este
presidente de México llegó al poder mediante la tradición del partido cuasi-
único y eon unas de las elecciones más cuestionadas en la historia reciente
dei país, para el eneargado de la rcdaeción no era un heeho tan grave, como
si lo era, en cambio, la presencia de este tipo de partidos en los aún existentes
países socialistas de tipo soviético. La razón de lo anterior descasaba en que
se trataba de un tecnóerata educado en los Estados Unidos que buscaba prin­
cipalmente por médios económicos: "modernizar el país y pagar la grau deuda
adquirida por México en los anos oehenta euando los precios dei petróleo eran
elevados ” .36
Después de hacer referencia al controversial proceso electoral que enfrento con
C uauhtémoc Cárdenas, el artículo senaló que dejaba atrás "las malas costumbres
del PR1: su padre (Lázaro Cárdenas), como presidente en los anos treinta, nacio­
nalizo la industria dei petróleo” .1 Pero el golpe a La Quina no fue el único que
Carlos Salinas asestó al inicio de su sexenio, también destacaron los encarcela-
mientos dei empresário Eduardo Legorreta y dei cantante argentino 1 aureano
Brizuela, ambos por un aparente fraude fiscal; a la lista se agrego en abril de
1989 el famoso narcotraficante Miguel Ángel Felix Gallardo (cabeza del temido
"Cártel de Guadalajara”) en represália al asesinato dei agente infiltrado de la
Drug Enforcement Administration (DEA) en los círculos del narco local (Enri­
que E I K ik i Camarena Salazar) como una medida previamente disenada para
controlar el flujo de droga donde algunos capos colombianos jugaban un papel
importante.38
De tal forma que la determinación mostrada ameritaba, según The Economist,
apoyo dei exterior con la finalidad de ampliar el margen de maniobra dei presi-*1567

;,i The Economist. "Martana arrives in México", 27 de mayo de 1989, p -41


15 The Economist. "Multinational, eastern style" [US). June 24, 1989, p, 63.
16 The Economist. "Bad day in Tampico", 14 de enero de 1989, p 37
17Idem.
38 The Economist. “Only Mexicans need apply", 11 de ntarzo de 1989, p, 44.
152 C. Riojas

dente mediante una renegociación de la deuda externa impulsada por cl enton-


ces secretario del Tesoro norteamericano Nicholas Brady. Lo anterior permitiría
recortar impuestos. liberalizar la economia e impulsar el proceso de dcmocrati-
zación ante el primer triunfo electoral de un gobernador no príista en el estado
de Baja California (Ernesto Ruffo Appel, nacido por cicrto cn San Diego Cali­
fornia y miembro del Partido Aceión Nacional); fenómenos que cn su conjunto
beneficiarían al sistema económico mexicano y de paso “demuestra a América
Latina que Estados Unidos es verdaderamente el mejor amigo de la democra­
cia ” .39
La benevolência de The Economist no sólo se suscribía a México, también
se senalaba a Carlos Saúl Menem y su equipo de trabajo (por ejemplo a Néstor
Rapanelli, que sustituyó a Miguel Angcl Roig al morir a los cinco dias de ser
nombrado ministro de economia cn Argentina) por su decidida lucha contra los
sindicatos y cl impulso de medidas tendientes hacia la liberalización económica
y la privatización; de igual forma menciono las cleccioncs que sc llevarian a
cabo a fin de ano en Chile después del orden económico impuesto por Augusto
Pinochet; además repudiaba las medidas de Alan Garcia en Perú, mientras que
también senalaba a Gonzalo Sánchcz. de Lozada en Bolivia como una persona
bien educada gracias a las conccpciones del libre mercado que adquirió por su
paso cn las aulas de las universidades norteamcricanas.
En conjunto, este semanario londinensc veia que la gente por doquier en América
Latina votaba por la democracia y cl libre mercado, incluso cn México como lo
hemos scnalado, donde existe uno de los más anquilosados partidos de la historia
política contemporânea a nivel global. 40 Entonces,,,acaso América Latina en gene­
ral, y México en particular, se encontraban de lleno, según la perspectiva de The
Economist, cn un comportamiento que hacia referencia a las buenas costumbres
gracias a la cducación-formación de esta nueva generación de políticos? LI pano­
rama parecia inmcjorable para el impulso a este tipo de medidas dado el contexto
global prevaleciente. Pero esto era sólo el inicio. Aim faltaban algunos meses para
la llegada dei 9 de noviembre de 1989. Sin embargo parece que el ambiente mundial
se encontraba ya preparado para rccibir uno de los eventos con mayor impacto en
la historia global contemporânea: el colapso de los sistemas socialistas en general,
pero cspccialmcnte aquellos de tipo soviético, y su inherente transición hacia la
economia de mercado.

39 The Economist “Mexican miseries; tough leadership and some new electoral honcstitv
have arrived in Mexico. Now, President Salinas deserves some help on debt". 8 de julio do
1989. p. 6; The Economist, 27 de mayo de 1989. p. 41.
40 The Economist. "The fading our caudillismo”, 22 de julio de 1989, pp. 4 1-42.
Agendas globules, agendas locales.. |st

l)EMOCRATI/.ACIO\ KN LIN \MRIKNTK l»E CRISIS ECONÓMICA

Uno dc los mayorcs desafios durante la transición sistémica y el cambio estructu


ral se encontro precisainente en revertir el palpable deterioro dc la calidad dc vida y
el incremento de las desigualdades soeioeconómieas; situaciones que hicieron más
difícil cl pioceso dc transformación debido a la prolongada crisis economica que
se había iniciado desde cl antiguo regimen en America Latina y I uropa Central
Vinculado con lo anterior, se enfrento el reto dc instrumental practicas demo
eráticas cn un contexto dc inestabilidad. In un principio la re forma economical
en America Latina implicaba una conjugacion dc medidas dirigidas a controlar
variables macro, la deuda externa, por cjemplo. Pero algunos estudiosos consi-
deraron que su verdadero êxito radicaba en el restablecimiento del crccimiento
económico cn condiciones democráticas y no solo coneentrarse cn impulsar un
ambiente donde la sccuencia dc las políticas estuviera garanti/ada. lo que itnpli
caba un estricto control politico capaz de minar las prácticas democráticas, o
en su detecto lograr una cstabilizaciòn mediante la libcrali/acion económica
sin concertaciones eon los principalcs adores involucrados por cl temor dc que
estas medidas hiesen revertidas por interescs politicos contrários. "
Ls deeir, más que impulsar una economia dc mercado, el crccimiento sostenido y
la democracia se convirtieron en ingredientes clave para lograr un exitoso proccso
dc transición para America Latina y I uropa Central durante los últimos veinte ados
del siglo XX." Pero la democratización no implicaba solamcntc volar dc mancra
fibre el dia dc las elecciones, sino que tambien era ncccsario acompanar el proccso
de una legitimización mediante la existência permanente de derechos tonnales,
especialmente aquellos vinculados con la justicia distributiva y procesal." donde*

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Ctide and Venezuela", Journal o f Latin American Studies, vol. 27. núni I. l<W5.p 103
I s impoitante acotar aqui que no se trata dc eualquier tipo de crccimiento, sino mas bien,
arpie quo pueda posteriormente tradueirsc en dcsarrollo, dado que el crccimiento económico
que se labia manifestado tanto en America Latina como en I uropa Central gencro una mayor
t esigualdad > un incremento en el número de pobies (Ffrench-Davis, op. cn . pp. S O; l.es/ck
Baleeiowicz, y Andrzej Rzonea, "Institutional systems and economic growth", en 1 lialcero
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vol. 34, mini. 6, 2006, p. 703
154 C. Riojas

la independência de los poderes judiciales y de los médios de comunicación ha


sido fundamental.
De acuerdo con lo expuesto hasta el momento, un elemento medular en este
debate directamcnte relacionado con el proceso de democratización fuc la recon-
figuración o consolidación de la sociedad civil, cuya lunción esencial radicaba en
demostrar su autonomia con respecto a las principales iniciativas emanadas de los
poderes públicos. Wolfgang Merkel y Aurel Croissant, en diversas publicaciones,44
han insistido que la democracia se consolida cuando aparecen cuatro aspectos clave,
a saber: la constitucionalidad, la representatividad, las permanentes conductas de
cambio (rutinas) y la formación dc una cultura de sociedad civil. Los dos primeros
rubros pueden scr equiparados con cl establecimiento dc instituciones formales y
sus inherentes organizaciones capaccs dc llevar a cabo elecciones constantes y dc
manera libre; mientras que los otros dos aspectos forman parte integral dc la conso­
lidación de las instituciones informales, las cualcs para materializarse requerirían
más tiempo y, en un momento determinado, su presencia o ausência anadiría una
presión o impulso extra, según sea el caso, a los procesos de transición vistos bajo
una perspectiva global.
Para la experiencia de Europa Central, específicamente para Hungria, Polonia
y República Checa, los tres primeros aspectos se completaron con cierto êxito
durante nuestro periodo de estúdio, mientras que el cuarto aún se encontraba en
proceso de construcción. Aun así, es comúnmente aceptado hablar dei estable­
cimiento dc una democracia funcional que se acompana con sus lcyes, rendi-
ciones dc cuentas, responsabilidades, libertad y equidad .45 Por lo que concierne

44 Wolfgang Merkel, “Civil society and democratic consolidation in Eastern Europe",


( entral European Political Science Review, vol.3, mini. 10, 2002, pp. 78-70, 80 y 8?; Wolf­
gang Merkel, "Plausible theory, unexpected results: The rapid democratic consolidation in
Central and Eastern Europe”, Internationale Politik unci GeseUschaft, vol. 2. 2008. p, 14;
Aurel Croissant, y Wolfgang Merkel, “Introduction: democratizing in the early twenty-first".
Democratization, vol. 11, mini. 5, 2004, p. 200.
45 No obstante a ello, recientemente el caso de Hungria ha llamado la atención en este
sentido. Simeon Djankov (“Hungary under Orbán: Can central planning revive its economy?",
Police' Uriel, mini. PB15-11,2015, p. 1), muestra cierta preocupación por la figura política del
primer ministro Viktor Orbán. quien considera que comparte tres características con el pres­
idente ruso Vladimir Putin, a saber: referirse a Hungria como un antiguo império; impulsar
la crecicnte participación dei Estado en la economia; y considerar que el modelo económico
y democrático de Europa Occidental es imperfccto. Por nuestra parte, consideramos que los
dos últimos aspectos no intluyen neeesariamente en el deterioro dei proceso democrático dei
país. especialmente si tomamos en cucnta las variedades de capitalismos y la diversidad en la
configuration de sociedades democráticas. Sin embargo, si es importante prestarle atención
al primer aspecto seftalado por Djankov, porque puede en un momento determinado despertar
ambiciones autoritarias y minar las libertades de grupos sociales que no simpatizan directa­
mcnte con el proyecto político del primer ministro Viktor Orbán.
Agendas globules, agendas locales... 155

a América Latina, no obstante que la constitucionalidad y representatividad


se han hecho presentes de manera explicita especialmente para el periodo que
Guillermo O Donell reconoció como la segunda transición (a mediados de los
anos noventa) donde destaean las transformacioncs de Uruguay y Chile."’ las
conductas que arraigan la transformaeión y el desarrollo de una cultura vincu­
lada con la sociedad civil aún han enfrentado sérios problemas para establecerse
de manera permanente. Por lo tanto, este último autor habla de una democracia
aún no consolidada o delegada que también se asocia a regímenes democráticos
de carácter híbrido;47 es decir, sistemas que tienen la eapaeidad de organizar
elecciones de manera libre, con una cierta dosis de estabilidad institucional,
pero eon un gran déficit en otras áreas de la vida democrática.
Lo anterior se explica por una inexorable concentración dei ingreso derivada
de los desastrosos resultados de los planes de ajuste estructural (Pacto de I sta-
bilidad y Crecimicnto Económico en México, el Plan Austral en Argentina, el
I lan C í uzado en Brasil o el Plan Inti en Perú), algo similar en cuanto a la concen­
tración dei ingreso se registro en Europa Central durante la implementación de
políticas que dieron lugar a la transformaeión sistémica, situación que ha redun­
dado en un crecimicnto notable de las asimetrías en el poder socioeconómico,
en una crcciente corrupeión, así como en la ausência de justieia (distributiva y
proeesal) para la mayoría de los grupos soeiales en América Latina: lo que en el
limite profundiza aún más la marginalización.4K
La persistência de esta situación, por un lado, reduce las alternativas de desarro­
llo, debilita considerablemente el aecionar de la sociedad civil y, eventualmente,
da la pauta para el surgimiento de dudas acerca dei funcionamiento democrático
dei sistema en su conjunto; mientras que por el otro, incentiva las relaciones clien-
telistas, así como, los enclaves autoritários en el âmbito local o regional. I s por
cl lo que resulta importante observar nuevamente a 1989, pero en esta ocasión, bajo
una perspectiva que pondere tanto el optimismo dcsencadenado por la transfor-
mación y el inherente pesimismo que tradicionalmente aeompana a estos proeesos
de cambio institucional.
Por último, nos gustaría senalar que resulta indispensable adentramos aún más
en los contextos institucionales específicos de América Latina con la linalidad de
haeer eonexiones puntales eon rcspccto a lo sucedido en este mismo periodo con
Europa Central, pero en fúnción a una serie de heehos generales bajo un espec­
tro global, los cuales se intereonectaron eon los proeesos de cambio institucio­
nal expuestos aqui. Este conjunto de eventos lo consideramos significativo para*4

4í> O'Doncll, op. cit., pp. 56 y 68.


4 Letvisky y Way, op cil., p. 6.
4S lirun y Blaikie, op. cil., pp. 1-21.
156 ('. Rio jus

reconstruir un panorama más amplio que pondere la ascension del neoliberalismo,


las transformaciones institueionales del periodo de estúdio y el conseeuente fin de
la Guerra Fria.

C O N S i m C R A Í I O N K S I IN A I.K S

Si bien es eierto que a lo largo de las dos últimas décadas dei siglo XX existe una
sueesión de eventos con algunas peculiaridades en común, los cuales nos permiten
caracterizar a este época en su conjunto, no menos eierto es que también destaca
una subperiodización dentro de este segmento, la cual le da sentido a las trayce-
torias dominantes de los países estudiados de America Latina y buropa Central.
A reserva de explorar aún con más detalle este punto, podemos mencionar que un
primer sub-periodo relativamente claro pudiera ser aquel que corre de 1979 a 1982,
cuyo inicio estaria marcado por el impulso de la reformas económicas en China, la
clección de Margaret Thatchcr como primera ministra en el Reino Unido y la inva-
sión soviética a Afganistán, en un ambiente internacional donde atloraban algunos
temores bacia factores como la inflación, la recesión, el desempleo o el empodera-
miento de los carteies petroleros, entre otros; mientras que el eierre se daria con las
severas crisis financieras derivadas dei crecimiento de la deuda externa que sufrie-
ron algunos países de America Latina, o la recesión económica en el caso de Chile,
que en conjunto impulsaria una nucva retórica y práctiea tendentes a redisenar los
escenarios globales, de las que los países de Europa Central con sus regímenes
socialistas de tipo soviético por supuesto no fueron ajenos.
I)e 1983 a 1989 puede concebirse como un segundo subperiodo, euya caracte­
rística fundamental seria que 1989 fue el nodo principal de articulación para todo
el periodo de estúdio, especialmente por ser un momento de ruptura explícita tanto
para America Latina como para Europa Central. Lo anterior abrió paso a las medi­
das de inspiración neo-liberal a nivel global, pero paradójicamente, sin superar en
su totalidad el ambiente general de crisis en los anos posteriores. No obstante a
cllo, diclio csccnario contribuyó a posicionar en un lugar privilegiado a este tipo de
estratégias económicas en diversos países dei mundo, donde nuestras evidencias
empíricas toman un lugar preponderante.
A las estratégias inspiradas en las ideas neolibcrales se anade un inherente
globalismo y un claro desdén por la heterogcncidad de las condiciones loea-
les donde trataban de implcmcntarse. La combinación de estos elementos dio
como resultado un conjunto de panoramas soeioeconómieos por demás comple­
tos, donde se intentaba coordinar tanto la reforma económica como el proccso
de dcmocratización, no siempre con resultados satisfactorios. Para 1989-1990

k
Agendas globales, agendas locales... 157

el conjunto de países aqui analizados ya compartían una agenda de transforma-


ción global con algunos matices locales. Un fenómeno económico en común.
el cual materializa parte de las dificultados que enfrentaron América Latina y
Europa Central, tue el creciente peso financiem dei servido de la deuda externa.
Las vicisitudes derivadas de la deuda externa en general fueron esencialcs en la
rcstructuración de los escenarios político y económico. Ls decir, esto impactaba
de mancra directa a eualquier estratégia dc política económica, y a su vez, se
traducía en reacomodos de los equipos de trabajo a nivel nacional vinculados
con la economia y con las estratégias políticas globales dei país en cuestión. LI
impacto dei peso de la deuda externa obviamente no era sólo financiem en un
sentido estricto, sino tainbicn, contenía una fuerte dosis política.
Por lo tanto, dado el alto contenido político que representaba este y otro tipo de
fenómenos económicos se impulso una nueva generaeión dc políticos, capaccs dc
contener las embestidas dc los grupos contrários a las reformas, cuyas aceiones no
eran abiertamente autoritarias como las de Augusto Pinochet en Chile; simultánea-
mente, estos personajes fueron habiles para navegar con cicrto êxito en las agitadas
aguas de las principales reformas económicas con fuerte inspiración ncoliberal.
El caso de México resulta ilustrador en este sentido, especialmente después dei
gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), quien llcvó a cabo una serie
dc refonnas en concordância con los principales aires dcl tiempo a nivel global.
Este conjunto de políticos neo-populistas constituyó una alternativa a sus simila­
res explícitamente autoritários, situación que les permitió Ilevar a cabo con mas
holgura las principales estratégias dc inspiración ncoliberal. Pero la contraparte
de su actuar fue que se arraigo un poder personalizado con un grado dc institucio-
nalización débil. Nucvamentc, cl cjcmplo mexicano constituyc un caso paradig­
mático dentro de esta vertiente, donde cl Estado participé activamcntc a pesar de
una constante retórica neoliberal en los círculos oficiales. Por su parte, la prensa
internacional también jugé su papel, fundamentalmente nos referimos al semana
rio londinense The Economiste que propagé una vision dcl mundo dc los négocias
en particular y dcl sistema económico en general que se basaba en la promoción de
las prácticas de libre mercado y la transferencia de recursos dcl sector público al
privado. En ocasiones llegó a referirse al libre mercado como democracia.
Un desafio en absoluto menor, vinculado directamente con lo anterior, para las
naciones de América Latina y Europa Central era la implementación dc prácticas
democráticas en un contexto dc inestabilidad económica c institucional. En lo que
concierne a la demoeratizaeión, cabe mencionar que ésta no implicaba solamente
votar dc mancra libre cl dia dc las clecciones, sino más bien, era neeesario garan
tizar los dercchos formalcs, la justieia distributiva y proccsal, así como la indepen­
dência dcl poder judicial y de los médios de eomunicación. Aunado a lo anterior.
158 ( '. Riojas

también se enfrentaba el importante reto de crear las bases para la reconfiguración,


o en su caso configuración total, de una sociedad civil; cuyo elemento Central radi-
caba en mostrar su autonomia con respecto a los poderes públicos. No obstante las
dilicultades presentadas en los países de Europa Central, todo indica que bajo este
último punto han avanzado de una forma más rápida y consolidada si los compa­
ramos con lo sucedido en América Latina. A ello se agrega una situación aún más
complicada para este último conjunto de países derivada de la concentración dei
ingrcso y de la ampliación de las asimetrías dcl poder.

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