Pasteur, El Científico Prudente - Sánchez Ron
Pasteur, El Científico Prudente - Sánchez Ron
Pasteur, El Científico Prudente - Sánchez Ron
Pasteur, el científico
prudente
El nacimiento de la vacunación moderna vino marcado
por los temores y las precauciones de su inventor
José Manuel Sánchez Ron
R
econstruir el pasado es tarea compleja y resbaladiza. No importa qué vertiente
de ese pasado nos interese, ya sea la política, económica, social, científica, reli-
giosa… Es seguro que el tiempo borrará innumerables detalles, que acaso serían
muy relevantes a la hora de entender qué y por qué sucedió lo que ocurrió. El
pasado es como el agua que se arroja sobre una malla: deja un recuerdo al hu-
medecerla pero el agua la atraviesa perdiéndose inexorablemente.
Los historiadores se basan sobre todo en fuentes escritas todavía en curso de publicación, como la de Charles Darwin,
publicadas (o que aparecen inscritas en monumentos, templos, cuyo primer volumen, que cubría el período 1821-1836, apareció
restos arqueológicos o lápidas). Pero existe otro tipo de fuente: en 1985; en octubre de 2017 se publicó el volumen 25 (893 pági-
las correspondencias. Las cartas (hoy convertidas la mayoría nas), que se limitaba a las cartas que Darwin envió o recibió en
en correos electrónicos) no buscan una audiencia extensa, sino 1877. Como murió en 1882, quedan todavía cinco años de vida del
que suelen estar dirigidas a un único destinatario. Y tienen la autor de El origen de las especies (1859) para completar la serie.
inapreciable virtud de que pueden reflejar mejor, de forma más De los colosos de la ciencia de todos los tiempos, posiblemente
espontánea, los pensamientos y situaciones vitales del autor. No haya sido Darwin el corresponsal más prolífico: de las cartas que
es posible entender realmente lo que hicieron y pretendieron los escribió o recibió se conservan unas 14.000, y debieron existir
grandes científicos, aquellos responsables de los cambios de di- muchas más que se han perdido. Semejante actividad se vio fa-
rección o rupturas científicas, sin acceder a sus correspondencias cilitada por la eficacia del sistema postal inglés: a mediados del
privadas, algo no siempre posible, bien porque sus cartas no se siglo xix, en Inglaterra se despachaban 600 millones de cartas
conservaron, bien porque no se han localizado o porque perma- al año, distribuidas (once repartos diarios) por 25.000 carteros.
necen sin publicar, inaccesibles salvo para unos pocos privilegia- Para comenzar esta sección he elegido a Louis Pasteur (1822-
dos (habitualmente sus descendientes). Por supuesto, también 1895), uno de los nombres importantes de la historia, no ya de la
son importantes los cuadernos de notas o los informes, pero ciencia únicamente, sino de la humanidad: es considerado uno
estos carecen de una de las características de las cartas, que no de sus grandes benefactores. Su obra cubre diversos campos y
son sino un diálogo entre personas, del que podemos sentirnos fenómenos: destaca la estereoquímica, disciplina que estudia las
partícipes. Con este artículo inauguro «Correspondencias», una formas tridimensionales alternativas de las moléculas a la que
nueva sección de Investigación y Ciencia que pretende resaltar dedicó su tesis doctoral (1847) y en la que continuó trabajando
esta faceta de la historia de la ciencia, ofreciendo y comentando hasta 1857; también la fermentación y la generación espontánea,
en cada número una o varias cartas de un científico. que demostró que no existía (1857-1865); las enfermedades del
En la bibliografía perteneciente a la historia de la ciencia gusano de seda (1865-1870); la elaboración de la cerveza (1871-
abundan las ediciones de correspondencias. Algunas se hallan 1876), y las enfermedades infecciosas (1876-1895).
Los consejos de Pasteur se siguieron y los afectados, vigilados En mi comunicación del 1 de marzo de 1886 [«Résultats de
cuidadosamente, no presentaron ninguna señal de la infecciosa l’application de la méthode pour prévenir la rage après mor-
rábica. Menos de un mes después, el 6 de julio, Pasteur llevaba sure»], dí la proporción de 16 muertos por 100 mordidos. Mi
a cabo la primera vacunación antirrábica de la historia. convicción es que esta proporción no es exacta todavía y que
El éxito obtenido con Meister atrajo al laboratorio de Pasteur es demasiado reducida. Con esta estimación, los 1324 mordidos
a personas no solo de Francia, sino también de otras partes del de Francia y Argelia habrían producido 112 muertos por rabia.
mundo (sobre todo de Europa). El contenido de una carta que
envió al cirujano y fisiólogo inglés Victor Horsley en agosto de En definitiva, la eficacia del método es tal que solo en 4 casos ha
1886 nos da idea de la magnitud de ese éxito (Horsley viajó a sido ineficaz en tratamiento.
París en 1886, como secretario de una comisión establecida por
el Gobierno británico para estudiar los procedimientos de Pas-
teur en la inmunización contra la rabia; los experimentos que La difusión del método de Pasteur fue tal que en 1907 al
posteriormente realizó Horsley confirmaron el descubrimiento menos 51 institutos, distribuidos por Europa, Asia, América y
y método de Pasteur, como señaló en un informe posterior) África, utilizaban ya vacunas contra la rabia.
(Correspondance, vol. 4, págs. 94-95):