Las 5 Necesidades de Amor de Los Hombres y Las Mujeres - Gary y Barbara Rosberg
Las 5 Necesidades de Amor de Los Hombres y Las Mujeres - Gary y Barbara Rosberg
Las 5 Necesidades de Amor de Los Hombres y Las Mujeres - Gary y Barbara Rosberg
de amor
de los Hombres
y las Mujeres
A nuestros hijos-Sarah y Scott Wolfswinkel
y Missy Rosberg y su futuro esposo
Que experimenten la plenitud de un gran matrimonio, lo cual es el resultado de rendir sus vidas al
Señor y mutuamente.
ÍNDICE
Reconocimientos
La carta que cambió un matrimonio
Han pasado cinco años desde que escribí (Gary) Guard Your Heart. En la opinión de algunas
personas, esperar cinco años entre dos libros es mucho tiempo. Para mí no, principalmente por
tres razones.
Primero, Barb y yo sabíamos que la próxima vez que escribiéramos un libro, lo haríamos juntos. La
vida es corta, y queremos trabajar como equipo y en pareja lo más posible, para poder causar un
impacto positivo en las familias. Barb escribió una sección muy poderosa y especial en Guard Your
Heart, en la conclusión del libro, mostrándole a las mujeres cómo ayudar a sus esposos a guardar
sus corazones. Pese a eso, ella tiene mucho más que decir, lo cual usted leerá en este libro.
En segundo lugar, nuestras dos dulces hijas debían ser educadas y recibir más “independencia.”
Dios hizo que esa “independencia” se produjera con una separación de diez días la una de la otra
en septiembre de 1999. ¡Ay, ay, ay! Sarah se casó el 11 de septiembre con Scott Wolfswinkel.
Estamos emocionados, y ahora tenemos un hijo, a quien amamos. Missy, nuestra hija menor,
partió rumbo a la universidad el mismo mes. Decidimos que nuestro rol como madre y padre era
mucho más importante que escribir un libro, así que esperamos. Ahora que nuestras hijas tienen
más independencia, nosotros tenemos la independencia para escribir también.
La tercera razón es quizá más importante para usted que las dos primeras. No queríamos escribir
otro libro hasta que el Espíritu Santo hiciera arder en nuestros corazones y espíritus alguna
enseñanza que debía ser dicha. Nuestro querido amigo el Dr. John Trent me dijo una vez: “La
comunidad cristiana no necesita otro libro escrito por gente que no tiene nada que decir.”
Recibimos su consejo. Esperamos hasta ahora porque ahora tenemos algo que decir. Luego de
nuestra comunión con Jesucristo, nada es más importante que el matrimonio. Es por eso que
escribimos este libro. Queremos ayudarle a fortalecer su matrimonio y animarle a que usted tenga
la pasión de ayudar a otros a que fortalezcan sus matrimonios también.
Algo que nos ayudó mientras escribimos este libro, fue estar rodeados de gente que estaba tan
comprometida como nosotros en sacar el mejor libro posible. Eso es lo que hicimos, y queremos
agradecer a aquellos que nos ayudaron.
Primeramente, agradecemos a Ron Brees de Tyndale House Publishers. Cuando te conocimos en
el CBA en 1997, supimos que eras una persona auténtica. Tu compromiso no sólo con los grandes
libros sino también con las relaciones interpersonales maravillosas nos convenció inmediatamente.
Gracias por haber trabajado en equipo con nosotros y estar tan comprometido con la excelencia
para publicar este libro. Gracias también a Ken Petersen y el resto del equipo de Tyndale. Ustedes
son lo máximo.
También queremos agradecer a Greg Johnson, nuestro agente literario de Alive Communications,
Inc. Greg, tú no solo nos condujiste en la dirección indicada (hacia Tyndale), sino que además
contribuiste con un sólido fundamento para este libro. Es bueno ser tu amigo y tu colaborador en
la publicación de libros que marcan una diferencia.
Lynn Vanderzalm y Judith Markam, ustedes son unas editoras extraordinarias. Nos mantuvieron en
la senda correcta. Elevaron el nivel de la excelencia así como también el nivel de la gracia.
Ustedes dos son el dúo dinámico en nuestros corazones.
Agradecemos al Dr. Lloyd Taylor de Midwestern State University por ayudarnos con el análisis
estadístico de nuestros datos, y a todas las parejas que participaron en nuestra encuesta, la cual
fue usada como base para este libro. El mismo se enriqueció con todo su conocimiento revelador.
Ustedes están marcando una diferencia.
Queremos agradecer al Pastor Quintin Stieff por ministrar a nuestra familia, semana tras semana.
Has pastoreado las familias de Valley Evangelical Free Church con gracia y verdad. Gracias por
servirnos a todos tan bien.
Asimismo queremos agradecer a nuestro equipo ministerial de America’s Family Coaches. El
compromiso que ustedes tienen de llevar la verdad de Dios a las familias del centro de Iowa y a
toda la nación es algo notable y que sale de sus corazones. Su sacrificio nos ha permitido invertir
el tiempo necesario para escribir este libro. Que sus familias y miles de otras sean fortalecidos
como resultado de su servicio. Les amamos y consideramos un gran honor el poder servirles.
Y por sobre todo, queremos agradecer a nuestra familia. Sarah y Scott, les amamos y estamos
orgullosos de ustedes y de cómo Dios está desarrollando su precioso matrimonio. Les apoyamos
en oración y les queremos muchísimo. Han comenzado bien y ahora, con el poder de Dios, acaben
bien. Missy, también te apreciamos y nos emociona que nos llames Mamá y Papá. Es un verdadero
gozo ver a Dios usándote y moldeándote para llegar a ser una mujer valiosa. ¡Manténganse bajo
Su cuidado chicos, y acaben en forma victoriosa!
Phil llamó a mi oficina de consejería (la de Gary) para preguntar si él y su esposa podían hacer
una cita. Al mirar mi ajustadísima agenda le respondí:
-Estoy realmente ocupado estos días, Phil. Puede que pasen varias semanas antes que podamos
tener una cita.-
-No puedo esperar varias semanas,- me dijo. –Tiene que ser hoy.- Luego agregó, -Gary, no te lo
pediría si no fuera urgente.-
Yo no conocía muy bien a Phil, pero sí sabía reconocer el pánico cuando lo escuchaba. –Si
realmente necesitas venir,- le dije, -pasa por aquí a las cinco.-
-Estaremos allí,- dijo.
Durante el transcurso del día seguí pensando en esa llamada telefónica y estuve orando por Phil y
su esposa. El tono urgente de su voz era como una bandera roja, la cual me advertía que
estábamos por comenzar una batalla, una batalla por la vida de su familia.
Varias horas después mis peores temores se cumplieron cuando saludé a Phil y a Susan en la sala
de espera de mi oficina. Susan estaba llorando y mirando hacia el suelo. Phil se veía como un
hombre que acababa de enfrentar su peor pesadilla.
Una vez que estuvimos todos sentados en mi oficina, les pregunté sobre qué necesitaban hablar.
-Iba a llevar a los niños al parque esta tarde,- dijo Phil. –Antes de salir, estaba cambiando el pañal
de Annie. No podía encontrar las toallas higiénicas, así que le pedí a uno de los niños más grandes
que cuidara a la bebé mientras buscaba algunas. Entonces recordé que Susan a veces lleva un
paquete de toallas higiénicas en su bolso de playa, el cual estaba en el armario de nuestra hija
mayor. Cuando busqué dentro del bolso, encontré una carta. Era una carta de amor para Susan. El
único problema es que... no era mía.-
Phil miró a Susan por un segundo, entonces volvió a mirarme.
-La carta era de otro hombre. Él estaba expresando su amor por mi esposa. Hablaba de momentos
en los que estuvieron juntos. Frente a mis ojos y por escrito, comencé a ver cómo mi vida se
desenmarañaba. No podía creerlo. Él hablaba del perfume de ella... del vestido que a él más le
gustaba, y había sido yo quien le había comprado ese vestido. Hablaba de sus recuerdos de
hoteles y almuerzos en secreto. No podía creer lo que veía. Era mi esposa, la madre de mis hijos,
de quien él estaba hablando. Pero creo que la cosa que más me afectó fue que incluso estuvieron
juntos en nuestra recámara. Yo salgo de la ciudad para ganar dinero para ella y los niños, y ella
está en nuestro cuarto con este hombre. Todo lo que pude hacer fue mirar fijamente la carta.-
-¿Qué hiciste luego?- le pregunté.
-Me deslicé hacia el suelo, dentro del armario y leí la carta una y otra vez. No podía detenerme,-
dijo. –Sabía que si salía de ese armario, tendría que enfrentar más dolor del que pudiera imaginar.
Sabía que mi vida no sería la misma. Podía escuchar a los niños corriendo a través de la casa,
completamente inconscientes de que su mundo estaba a punto de cambiar. Finalmente reuní la
fuerza suficiente para ponerme en pie. Pude escuchar a Susan que hablaba desde el teléfono de
nuestro cuarto, así que comencé a caminar por el pasillo hacia donde ella estaba. A medida que lo
hacía, pasé al costado de las fotos que representaban todo lo que tenía sentido para mí. Fotos de
vacaciones, reuniones familiares, aventuras en el río... Fue la caminata más larga de mi vida.-
-Al entrar al cuarto, Susan estaba dándome la espalda. Entonces colgó el teléfono y se volvió hacia
mí. Al hacerlo, la miré a los ojos y todo lo que pude decir fueron cuatro palabras: ‘Susan, ya lo sé.’
-Al decirlo, ella se postró sobre la cama y comenzó a sollozar. Fue allí que me di cuenta que no era
un mal sueño. Realmente estaba sucediendo. Mi esposa estaba teniendo una relación
extramatrimonial. Un dolor desgarrador me atravesó desde alguna parte de mi alma, y ambos nos
desmoronamos.
-Oh no Señor. No otra familia más, comencé a orar. No esta pareja... esos pequeños niños. Padre,
dame las palabras, dame la sabiduría.
-¿Qué fue lo que nos sucedió Gary?- preguntó Phil, con lágrimas en sus ojos y mirándome. –
Comenzamos nuestro matrimonio con mucho amor el uno hacia el otro, con una esperanza
tremenda con respecto a nuestro futuro juntos. Estábamos decididos a tener un matrimonio fuerte
y Cristocéntrico. ¿Qué sucedió?-
-Phil y Susan, lo lamento mucho. Hablemos un poco sobre su situación,- les dije. –Lo que suceda
en los próximos minutos será literalmente un momento de definición para el resto de su
matrimonio, porque ustedes dos están en una encrucijada. Si estuvieran en una crisis física tan
seria como esta, haría que un médico les hospitalizara. Ahora, no hospitalizamos a parejas que
están en crisis, pero lo que sí hago yo es proveerles un lugar seguro en el cual sufrir, con la
promesa de que Dios puede solucionar todo esto. No es demasiado tarde. Él está aquí, y yo
también.-
En los minutos siguientes, ayudé a Phil y a Susan a comenzar a drenar su dolor. Hubo lágrimas,
exabruptos de ira, y momentos en los cuales estuvieron listos para irse. Pero no lo hicieron. Se
quedaron y comenzaron a enfrentar esta tormenta. Entonces, cuando comencé a sentir que
estaban listos para escuchar algunas verdades, comencé a hacer dos cosas: presionarles y darles
una visión de lo que debería suceder para que su matrimonio fuera restaurado.
-Debo comenzar por preguntarles algunas cosas que puedan ponerme al tanto,- dije. –Susan, creo
que comenzaré preguntándote cómo fue que tu relación con este otro hombre pasó de cero a 145
kph. Por doloroso que sea, Phil debe escuchar esto, y yo también si es que voy a ayudarles. Sé
que no comenzó con una relación sexual.-
-No, no comenzó así. Comenzó con la atención,- respondió Susan. –Miradas, inocentes al
comienzo, y luego juguetonas. Escuchando. Luego nos hicimos amigos a través de un proyecto
voluntario en el que trabajamos juntos. Nunca hubiera hecho esto intencionalmente, Phil, lo juro.
Te amo y amo a los niños. Estaba muy confundida. Es como si hubiera dado algunos pasos
inocentes y luego quedé atrapada en esto. Estaba muy sola. Tú estabas viajando y totalmente
absorto en tu trabajo. Yo trataba de manejar a los niños, la casa, las cuentas. Ese proyecto fue mi
único descanso, y creo que en el mismo bajé mi guardia. Comenzó con pequeñas cosas. Yo sabía
que estaba mal, pero se sentía muy bien. ¿Cómo es que algo que se sentía tan bien me haga
sentir ahora tan sucia y avergonzada? No puedo creer que esto me esté sucediendo.-
-Susan, ¿cómo es que podías mentirme una y otra vez?- preguntó Phil. –Aquella vez que yo pensé
estabas en la casa de tu hermana estabas con él, ¿verdad? Y cuando dejabas a los niños con
diferentes personas, yo pensaba que estabas haciendo un trabajo voluntario. ¡Qué farsa! Toda mi
vida es un chiste. Nada es lo que parece ser. Sé que no le estaba prestando atención a todas tus
necesidades, pero tenía que terminar este tiempo de mucho trabajo.-
En ese momento me metí nuevamente.
-Phil y Susan, quiero que me escuchen. No voy a suavizar la realidad de la condición de su
matrimonio. Es un caos. Están en problemas, y todo lo que tenía sentido para ustedes al
despertarse esta mañana está hecho pedazos. Susan, tus mentiras ahora están expuestas a la luz.
Phil, estás siendo arrollado por un tren de carga que ni siquiera sabías venía en camino.-
-Susan, bajaste la guardia. En vez de guardar tu corazón y ser precavida, te entregaste a lo que se
sentía bien en ese momento. Esta persona satisfizo una necesidad de escuchar, responder y pasar
tiempo contigo. En todas las formas. Te creo cuando dices que no pretendías que eso sucediese.
Rara vez la gente quiere eso. Pero sí sucedió. Y Susan, precisamente las cosas que tú le dabas a
este otro hombre eran las cosas que Phil necesita de ti. Él necesita tu amor, tu afirmación, saber
que crees en él. Él necesita tu compañía y tu tiempo. Él necesita saber que tú eres de él
únicamente, sexualmente y en tu corazón. Él necesita que le alientes, y que le equipes para las
batallas de la vida.-
-Y Phil, tú no te salvas del anzuelo tampoco. Tú no le estabas prestando atención a las
necesidades de tu esposa, ¿verdad? Sé lo que significa tener un itinerario muy exigente. Tenías
mucha presión en el trabajo. Además, a los hombres les gusta ir a aquellos lugares donde
alcanzan el éxito, donde saben que pueden lograr algo, y ese lugar por lo general es el trabajo.
Pero el tiempo y atención que le dedicaste a tu trabajo tuvo que restarse de algún otro lado, y fue
de Susan y los niños por ejemplo. Phil, tú también bajaste la guardia. Precisamente el compromiso
y energía que se requería para alimentar tu relación matrimonial se dirigió a cualquier persona y
cosa, excepto a tu esposa. La casa, el trabajo, las actividades de la iglesia e incluso el jardín.
Susan necesita tu amor, tu corazón, tu tiempo. Necesita que seas quien la anima y alienta y la
dirige espiritualmente. Ella necesita que tú seas su amigo del alma, su mejor amigo.-
Hice una pausa por un momento y miré directamente a Susan y luego a Phil. –Créanme en lo
siguiente, no pueden edificar un matrimonio a menos que se derramen el uno en el otro . En eso
consiste el compromiso. De eso se trata el pacto del matrimonio. En eso consiste el matrimonio de
tres: Dios, un esposo y una esposa. Ustedes perdieron el primer amor el uno por el otro. Ambos
necesitaban que sus necesidades fueran satisfechas, pero buscaron en los lugares equivocados.
-Ahora, ambos necesitan estar dispuestos a caminar a través del ojo de esta tormenta, sabiendo
que Dios caminará con ustedes si se lo permiten, durante todo el camino, hasta llegar al otro lado.
Pero permítanme que les diga, será la pelea de sus vidas.-
Mientras miraba a este hombre y esta mujer que estaban sentados en mi oficina, cuyos corazones
estaban quebrantados y heridos, hice la gran pregunta: -Phil, ¿qué vas a hacer?-
-Te digo lo que voy a hacer,- dijo, mirándome con determinación en sus ojos. –Voy a reconquistar
a mi esposa.-
Al decirlo, se volvió y miró a Susan. –Te amo Susan- dijo. –Te quiero a ti. Aunque eso demande
todo lo que tengo, te reconquistaré.
-Estoy herido y airado,- siguió diciendo, -pero te quiero a ti, Susan. Quiero a nuestros hijos, y
quiero que nuestra familia se sane.-
En ese momento, Susan estiró sus brazos alrededor de su esposo y se aferró a él como si su vida
dependiese de eso. -¿Después de todo lo que te hice todavía me quieres?- Su voz estaba
entrecortada por las lágrimas.
-Sí. Te quiero. Me has herido y sé que yo también te he herido con el correr del tiempo. No he
prestado atención a tus necesidades. Sé que mi trabajo me ha consumido, y no me he acercado a
ti. Pero te amo. Por favor... hagamos que esto funcione.-
Compare estas necesidades de amor con las suyas. ¿Alguna de estas necesidades le sorprende?
¿Le sorprende el orden de prioridad?
Barb y yo tenemos un buen matrimonio. De hecho, tenemos un matrimonio realmente bueno. Hay
momentos en los que estamos convencidos que tenemos el mejor matrimonio del planeta. Nos
miramos a los ojos el uno al otro y decimos: -Lo que tenemos no podríamos mejorarlo.- Pero
también están esos momentos en los que sabemos que aún no lo hemos logrado. Sin embargo,
armados con nuestro amor mutuo y las herramientas de información necesarias, seguimos
trabajando para lograr que nuestro matrimonio sea lo mejor que pudiera ser. Queremos un
matrimonio maravilloso, y ese es nuestro deseo para usted también.
Me encanta observar y entrevistar a parejas que han estado casadas por cincuenta años o más.
Barb y yo tratamos de tener una pareja que esté en sus “bodas de oro” en nuestro programa
radial una vez al mes, y cuando lo logramos, nos dedicamos a absorber su sabiduría. Una de las
cosas que les pregunto es esta: -¿Qué les dirían a aquellos que no han recorrido tanto camino en
su matrimonio? ¿Qué es lo que funciona? ¿Cómo lo han hecho? Sus respuestas casi siempre
incluyen las necesidades que las parejas que entrevistamos pusieron como prioritarias:
-Gary y Barb, tomamos tiempo cada día para escucharnos mutuamente y saber lo que el otro
experimentó ese día.-
-Nos encanta pasar tiempo el uno con el otro. Sencillamente disfrutamos ser el mejor amigo el uno
del otro.-
-Es un poco vergonzoso decirlo en la radio, pero Barney me enseñó hace mucho tiempo que
cuando yo satisfago sus necesidades sexuales, él se siente valorado. Cuando lo escucho y lo
animo, se siente respetado. Cuando ora conmigo, me siento segura. Cuando paso tiempo con él,
él siente como si tuviese un millón de dólares.-
-Mildred me enseñó hace mucho tiempo que mi voz, cuando le expreso que confío en ella, es la
única voz real (junto con la de Dios) que ella realmente necesita escuchar. Así que aprendí a
hablar. Sí, hemos estado casados por cincuenta y cuatro años, y creo que el matrimonio
perdurará, ¿no les parece Barb y Gary?- La guiñada del ojo de este hombre casi nos hace caer de
nuestras sillas.
Amor incondicional. Estímulo. Compañerismo. Intimidad sexual y espiritual. ¿Le suena familiar?
Mire nuevamente las principales necesidades de amor de los hombres y las mujeres. Todas están
allí. No todas las parejas que han estado casadas por cincuenta años o más tienen matrimonios
maravillosos, pero muchos de nuestros padres y abuelos sí los tuvieron y quieren dejarnos la
experiencia.
En los siguientes diez capítulos, exploraremos cada una de las necesidades de amor listadas
anteriormente. Hablaré con las esposas acerca de las cinco principales necesidades de amor que
los esposos tienen porque creo que puedo ofrecerle a las esposas un enfoque único sobre cómo
los hombres piensan y sienten. Barb hablará a los esposos acerca de las cinco principales
necesidades de amor que las esposas tienen, porque ella puede hablar con autoridad sobre cómo
las mujeres piensan y sienten. Luego, en los dos capítulos finales del libro cambiaremos los roles,
yo le hablaré a los esposos, y Barb hablará a las esposas. Al combinar nuestras “voces”,
esperamos poder ofrecerle la mejor oportunidad posible para que entienda las necesidades de su
cónyuge y aprenda a satisfacer las mismas.
Usted puede optar por leer todos los capítulos del libro, o puede elegir leer sólo aquellos que
sienta se aplican específicamente a usted. Sin embargo, le recomiendo que los lea todos, porque si
usted es un esposo, puede llegar a descubrir que no hice un buen trabajo al describirle sus
necesidades a su esposa. Y si usted es una esposa y siente que Barb no le describe en forma
adecuada sus necesidades a su esposo, puede ampliar lo que ella dice para que su esposo tenga
una idea más clara de sus necesidades. De esta forma, el libro será una fuente inspiradora para
sus conversaciones y acciones personales.
También le animamos a estudiar este libro con otras parejas en su casa o en la Escuela Dominical.
En vez de agregar preguntas para estudio grupal al final de cada capítulo, optamos por incluir
preguntas a lo largo de los capítulos. Úselas como base para sus intercambios de opiniones sobre
las necesidades particulares que tienen los esposos y las esposas. Luego incentívense unos a otros
a satisfacer las particulares necesidades de amor de sus cónyuges.
Nuestras metas en este libro van más allá de ayudarle a entender y aprender a satisfacer las
necesidades de amor de su cónyuge. También queremos que entienda por qué es importante que
satisfaga dichas necesidades. Y esperamos que las historias y principios que compartimos le
inspiren y motiven a hacer un compromiso de por vida de amar a su cónyuge en formas que
ninguno de ustedes creía posibles. Pero sobre todo, deseamos que descubra que al satisfacer las
necesidades de amor de su cónyuge, usted está haciendo que el amor de Dios sea como de “carne
y hueso”. El matrimonio es en realidad una relación de tres: Dios, un hombre y una mujer. El
mundo no entiende eso, ¿verdad? Y tristemente muchas parejas cristianas no han entendido la
profundidad de esa verdad tampoco. Pero cuando un esposo y una esposa verdaderamente
comienzan a entender el significado de un matrimonio de tres, las relaciones comienzan a florecer.
Dios ha usado la intimidad de la relación matrimonial como una metáfora para describir su amor
por nosotros. Como esposo o esposa, usted puede demostrar cómo es el amor de Dios por su
cónyuge; usted puede ser la voz de Dios, y sus brazos de amor y cuidado. ¡Qué privilegio!
El resto de la historia
Ahora, usted debe estarse preguntando qué sucedió con Phil y Susan. Bueno, durante varios
meses luego de su primer cita en mi oficina, vinieron a consejería e investigaron las causas de su
desintegrada relación. En ese momento tenían un largo camino por delante, pero como se
mudaron cuando el empleo de Phil los llevó a otro estado, no los vi por un buen tiempo.
Luego, no hace mucho, Phil y Susan me llamaron. Habían oído que yo iría a hablar en una
conferencia en su ciudad, y me pidieron si podía pasar una noche en su casa. Les dije que sí,
deseando verles.
Al llegar a la entrada para autos de su casa en la primera noche de la conferencia, observé su
hermosa casa y me pregunté si las vidas de las personas que estaban dentro se verían tan bien
como la casa. Cuando hice sonar el timbre, una pequeña niña, vestida como de domingo,
respondió la puerta. Esta niña de cabello rubio y enrulado levantó su cabecita para verme y
preguntó, -¿Es usted el Dr. Gary?-
-Pues sí, cariño. Soy yo. ¿Cuál es tu nombre?-
-Yo soy Annie. Usted se va a quedar en mi cuarto esta noche.-
Con esa proclamación, la pequeña Annie, quien era un bebé cuando Phil y Susan vinieron por
primera vez a mi oficina hacía cuatro años, me dio la bienvenida. Y luego, junto a la escalera
estaban Phil y Susan, tomados de la mano con el resto de su familia.
¡Qué cuadro! Tan sólo verles hacía que las lágrimas comenzaran a fluir. Hubo lágrimas de gratitud
a Dios que es quien nos da segundas oportunidades. Lágrimas de gratitud ya que Phil tuvo la
humildad de perdonar a su esposa y reedificar su familia. Lágrimas de gozo ya que a medida que
Susan y Phil aprendieron cómo entender y satisfacer sus necesidades mutuas, comenzaron a
edificar un matrimonio que no sólo estaba sobreviviendo, sino que estaba radiante.
Ese es el gozo y la unidad que Barb y yo deseamos para cada matrimonio.
Amor incondicional y aceptación. ¿Acaso no es eso lo que cada uno de nosotros busca, y la razón
por la que nos arriesgamos al permitir que otra gente se nos acerque? Cuando abrimos nuestros
corazones a otra persona, nuestro deseo fundamental es ser aceptados y amados tal y como
somos, con todos nuestros defectos. Queremos poder dejar a un lado la máscara y sentirnos
seguros. Queremos amor incondicional. Queremos algo auténtico. Profundo. Duradero. Flexible.
En nuestra encuesta nacional la mayoría, tanto de hombres como de mujeres, nos dijo que el
amor incondicional es la necesidad de amor número uno que esperan sea satisfecha por su pareja.
Sin duda alguna, muchos hubieran esperado que la necesidad número uno para los hombres fuera
el sexo y que la número uno para las mujeres fuera la comunicación, pero eso no fue lo que
nosotros encontramos. En lugar de eso, por diferentes que sean los hombres de las mujeres,
ambos están de acuerdo en esta verdad: todos necesitamos ser amados incondicionalmente por
nuestros cónyuges.
Cuando mi esposa necesita mi amor incondicional, sencillamente significa que ella necesita que la
ame y la reciba cualquiera que sea la situación. En riqueza y en pobreza. En enfermedad y en
salud. ¿Recuerda los votos, verdad? El amor incondicional es el compromiso que dice: “estaré
contigo pase lo que pase. Siempre te amaré. Siempre te ayudaré y te apoyaré.” La aceptación
significa: “te recibiré incluso en el medio de los tiempos difíciles.”
Barb y yo hemos descubierto que nuestro amor mutuo es algo glorioso en los buenos tiempos (las
vacaciones en la playa, las experiencias memorables con las niñas, los momentos de profunda
intimidad con Jesucristo). Es fácil amar en los buenos tiempos. Pero cuando nuestro matrimonio
está bajo una prueba intensa, necesitamos amor incondicional. Amor que no claudique.
Necesitamos saber que somos aceptados aun cuando nos equivocamos, aun cuando no podemos
ver más allá de nuestro dolor y fracaso.
Usted ha tenido tiempos de esos, yo sé que sí. Tiempos de crisis. Tiempos de un estrés
insoportable. Tiempos en los que, en lo profundo de su corazón, usted se pregunta si su esposo se
le acercará y la amará sin cuestionarla o si le volverá la espalda y la rechazará.
Permítame compartir una de mis experiencias con este tipo de crisis. Hubo un tiempo en el que yo
realmente necesitaba escuchar que Barb dijera, “Estoy aquí, Gary. No me voy a ir. Estoy aquí por
ti. Pase lo que pase.”
Mi crisis comenzó con una llamada telefónica a un cliente que tenía en otro estado. Durante la
llamada, tuve que asumir una posición firme en cuanto a cun asunto de ética. El resultado de esa
decisión fue que cuando esa llamada terminó, yo había perdido la mitad de mis ingresos anuales.
¡La mitad de mis ingresos!
Esa llamada telefónica hizo que comenzara a caer en picada, y supe que necesitaba ayuda para
poder salir de esa situación. Más que eso, necesitaba un lugar seguro, un lugar donde mi corazón,
mi espíritu, y mi alma fueran amados incondicionalmente. Sin ataduras. Sin excepciones. Sin
límites.
Tomé el teléfono y llamé a Barb.
–Algo ha sucedido. Necesito saber Barb, pese a lo que tenga que decirte, que tú me apoyarás.
Que vamos a estar bien. Que el Señor y tú estarán a mi lado.-
-Gary, ni siquiera tienes que preguntármelo. Sí, te apoyaré. Y Dios promete que nunca nos
abandonará. ¿Qué sucedió?-
-Barb, necesito hablar contigo ahora mismo, pero no puedo hacerlo por teléfono. Estaré en casa
en diez minutos. Por favor, despeja la casa para que podamos hablar.-
Cuando colgué el teléfono, supe que la red de seguridad para mi caída estaba en su lugar, lo
mereciera o no. Yo sabía por el tono de voz de Barb que ella era mía, y yo era de ella, y que
ambos éramos de Dios. Supe que pese a lo que yo le iba a contar, estas cosas no cambiarían.
Pese a eso, en camino a casa, ciertos temores asaltaron mi corazón. Como hombre, mis roles
como proveedor y protector (los dos roles que todo hombre siente que tiene que cumplir) estaban
en peligro. Me sentía como un fracasado, y tenía temor de estar poniendo arriesgando el bienestar
de mi familia. Así que comencé a reprocharme lo que había hecho. Tal vez podría haberlo
arreglado de alguna forma. ¿Debía haber asumido esa posición tan firme con mi cliente? ¿Pudiera
ser que yo haya malinterpretado lo que él estaba diciendo?
Entonces pensé en las consecuencias que esto tendría sobre mi familia: ¿Cómo voy a compensar
esta significativa pérdida en los ingresos?¿Qué dirían Barb y las niñas? ¿Qué tendremos que
vender para mantenernos a flote?
En ese momento, el Espíritu de Dios comenzó a disipar algunas de las dudas que estaban
rondando mi cabeza. Sabía que él proveería para todas nuestras necesidades, y que yo había
tomado la decisión acertada al confrontar el tema. Pero aún necesitaba poder mirar a Barb de
frente. Necesitaba estar conectado a ella y saber que ella pensaba que había hecho lo correcto.
Necesitaba saber que me amaba, y que nada cambiaría entre nosotros.
Al entrar por la puerta trasera, yo debo haber tenido “una mirada de aquellas” en mi rostro, ya
que Barb inmediatamente me tomó y me sostuvo. –Pase lo que pase, Gary, estoy aquí contigo,-
me aseguró. –Por favor, siéntate y dime qué sucedió.-
Fue uno de esos momentos en los que ella parecía “Dios en carne y hueso”, necesitábamos
afirmarnos el uno al otro y estar seguros, a salvo, mutuamente y con el Señor.
-Barb, hablé con ________________ por teléfono. Sabes que yo he sentido que algo está mal,
muy mal, en nuestra relación de negocios. Como resultado de eso, no he dormido bien
últimamente, ni me he concentrado ni enfocado en el ministerio, y tú y las chicas no han tenido lo
mejor de mí en los últimos días. En fin, tenía una convicción tan profunda en mi espíritu que
necesitaba confrontar a esta persona acerca de sus prácticas comerciales, pero sabía que si lo
hacía, correría el riego de perder el contrato. Hoy le llamé y le pregunté si podía hablar algo con
él. A los pocos minutos estuvimos de acuerdo en que no podíamos seguir trabajando juntos. Así
de rápido, nuestra relación comercial llegó a su fin. Sé que hice es lo correcto, pero en realidad
nos va a afectar bastante económicamente.-
-Gary, lo siento mucho,- dijo Barb. –Debes sentirte abrumado y atemorizado a la vez.-
-No sé qué voy a hacer. ¿Qué pasaría si esto implicase que tuviésemos que vender la casa? Me
sigo preguntando si debí haberlo manejado de otra manera.-
-Cariño, ¿cuál es la mejor forma en la que te puedo ayudar ahora?- me dijo.
-Así como lo estás haciendo, sencillamente escuchándome.-
Pese a estar diciendo todo eso, observaba los ojos de Barb para ver cuál era su verdadera
respuesta. Qué alivio sentí cuando no vi pánico ni temor en ellos. Ni siquiera decepción. En vez de
eso, sus ojos me dijeron las mismas cosas que sus palabras: -Siento que te haya sucedido esto.
Pero todo va a estar bien. Vamos a estar bien.- Frente a cada comentario cargado de temor que
yo hacía, Barb respondía con un toque alentador, o asintiendo con su cabeza en señal de
comprensión. Las circunstancias no habían cambiado, aún íbamos a perder una parte significativa
de nuestros ingresos por un buen tiempo. Pese a eso, debido a la respuesta de Barb todo era
diferente. Sabía que no estaba solo, y sabía que con el Señor y mi esposa estaba seguro.
Cuando terminé de decirle por qué y cómo había tomado la decisión de terminar la relación
comercial con esta persona, Barb me miró a los ojos y calmadamente pero con confianza me
recordó una verdad que a menudo descuidamos en momentos de presión, estrés, o problemas. –
Gary, Dios es el dueño de todo. Él proveerá para ti y para nuestra familia,- dijo. –Y pase lo que
pase, yo estaré cerca de ti.- Y luego dijo las palabras que nunca me canso de escuchar: -Estoy
orgullosa de ti, Gary. Hiciste lo correcto.-
Recuerdo haberla mirado y pensar, pese a que las lágrimas corrían por mis mejillas, ¿Quieres decir
que me amas... incluso ahora? Y no puedo siquiera comenzar a explicar el impacto que su
respuesta tuvo sobre mí. Sus palabras, su toque, su mirada, cosas que afirmaban mi valor como
hombre y que me ayudaron a tener nuevamente la confianza en que yo era un esposo que
merecía el respeto de ella.
Esa fue la más pura manifestación de amor incondicional y aceptación. Y permítame decirle, no
hay nada mejor que eso para un hombre. Cuando la esposa que Dios le ha dado le recuerda que
siempre estará allí por él, es ahí cuando él conoce el poder, el verdadero poder, del amor
incondicional y la aceptación.
Mateo y Melania
Permítame decirle cómo opera, en ambos niveles, para Mateo y Melania. Hace dos veranos, Mateo
subió a un autobús con un grupo de hombres de su iglesia para dirigirse a una conferencia de
Cumplidores de Promesas. Su esposa, Melania, y sus hijos estaban emocionados y entusiasmados
ya que habían orado por Mateo por varios años, y ahora aquellas oraciones podrían ser
respondidas. Y lo fueron. Mateo hizo un compromiso personal con Cristo en la conferencia y volvió
a su hogar con una vida nueva y redimida. Luego comenzó a reunirse semanalmente con un grupo
masculino de estudio bíblico y rendición de cuentas, y estaba creciendo espiritualmente.
Entonces Mateo comenzó a recibir ondas negativas de parte de los compañeros de oficina. -¿Qué
pasó con Mateo? ¿Acaso no está llevando este tema de la religión demasiado lejos?- Encima de
eso, sus padres expresaron su preocupación de que se había pasado del límite, que quizá estaba
siendo demasiado extremista.
En los próximos meses, el compromiso de fe de Mateo comenzó a disminuir, y volvió a viejos
hábitos: Horarios excesivos de trabajo, reuniones con sus amigos para beber después del trabajo.
Como él se aferró a la creencia de que podía “manejar” su propio pecado en vez de ser
transformado por el poder de la obra del Espíritu Santo en él, se alejó más y más de su caminar
con Cristo y de su revitalizado matrimonio.
Las esperanzas que Melania tenía de que su matrimonio cristiano y su familia fueran algo
distinguido se estaban desvaneciendo frente a sus ojos. Con todo, ella sabía que había aceptado
un compromiso cuando tomó sus votos matrimoniales, y que los mismos implicaban amar a Mateo
pese a su temor de perder todo lo que ella consideraba querido. Sus fieles amigos hacían eco de
esta verdad. –Ámale incondicionalmente,- le animaban. –Has visto la obra de Dios en Mateo.
Sabes que es posible. No claudiques nunca.-
Así que Melania continuó amando a su esposo, pese a que él hizo cosas que le decepcionaron a
ella profundamente, e incluso cuando él se comportó en formas que hicieron muy difícil que ella le
amara.
Mateo está muy consciente del amor de Melania por él, y se da cuenta que a menudo no lo
merece. Felizmente, él está volviendo a mostrar señales de que está volviendo a su compromiso
de seguir a Cristo.
Patricia y José
José creció en una granja con tres hermanos, y el padre de José siempre hacía tiempo para
pescar, cazar, y practicar deportes con sus hijos. A José le fascina cazar, y tenía la expectativa de
compartir esta experiencia con su propio hijo, Zacarías. La esposa de José, Patricia, sin embargo,
creció en la ciudad y no compartía la pasión de José por pasar días en el bosque durante el otoño
con un rifle. Además de eso, a ella le preocupaba. Creía que Zacarías era demasiado joven e
inexperto para ir en un viaje de caza. –Apenas ha disparado y probado el alcance de su nueva
arma unas pocas veces- le dijo a José. –Por favor, no lo lleves. Todavía no. No está listo.- José
desatendió los temores de su esposa. Ella sencillamente no entendía la importancia de esta
tradición familiar para un padre y su hijo.
Así que José y Zacarías se fueron al bosque un sábado en la mañana, y pasaron un día
maravilloso. Zacarías incluso cazó su primer venado. Cuando José conducía rumbo a su hogar esa
noche, sabía que él y Zacarías se habían acercado debido a esa experiencia en común y el tiempo
que pasaron juntos. Él estaba pensando en formas en las que podría continuar profundizando su
relación con su hijo.
Repentinamente, un auto que venía de frente subió la loma a alta velocidad y perdió el control,
pasándose a la senda por donde venían José y Zacarías. José sobrevivió el terrible accidente, pero
Zacarías falleció instantáneamente.
Han pasado tres años desde el accidente, y pese a que Patricia sabe que el accidente no fue culpa
de José, aún es perseguida por voces que siguen diciéndole a su mente: Si tan solo no hubiesen
ido ese día. Si sólo José me hubiese escuchado. Si sólo... El dolor de su pérdida y la presión sobre
su matrimonio a menudo parecen ser insoportables. Pese a eso, Dios continúa llamando a Patricia
a que ame a su esposo, pese a todo. Y ella lo está haciendo. Mientras tanto, José mismo está
comenzando a sentirse un poco aliviado de su propia culpa y dolor. Dios está vertiendo nueva vida
en la relación que tienen como matrimonio, y gran parte de eso se debe al amor incondicional de
Patricia por José.
Margarita y Benjamín
Benjamín es otro hombre que sabe lo que significa ser amado pase lo que pase. Luego de una
carrera profesional de veintitrés años, Benjamín estaba agotado, exhausto de intentar subir la
escalera de la corporación. Resulta que una mañana vio un comercial informativo en televisión que
le prometía todos los lujos de la vida si simplemente asistía a un seminario que se celebraría
próximamente en un hotel de la ciudad. Así que Benjamín fue al seminario, y quedó abrumado con
el potencial del programa a medida que veía los videos y estudiaba los folletos. Él y Margarita
habían decidido siempre juntos sobre cualquier gasto que superara los cien dólares. Pero ese día
él se aferró a su codicia y retiró todos sus ahorros, así como también sus ahorros de jubilación,
para invertirlos en este negocio que rápidamente le haría rico. Parecía algo tan seguro. Había
funcionado para tanta gente.
Meses más tarde, la vida de Benjamín era un gran caos. Había renunciado a su trabajo, creyendo
que si le dedicaba todo su tiempo a esta nueva aventura, seguramente cosecharía las riquezas que
los videos y los llamativos folletos ofrecían. Desafortunadamente, eso no fue lo que sucedió. Se
quedó sin empleo, sus tarjetas de crédito fueron canceladas, y Margarita tuvo que volver a
trabajar a tiempo completo por primera vez desde que habían comenzado a tener hijos.
Pese a todo esto, Margarita no abandonó a su esposo. Cuando habló con su pastor sobre su
temor, ira y frustración, él le dijo, “Margarita, acabas de chocar contra una de esas realidades
expresadas por la frase ‘En salud o enfermedad.’ Pero estás llamada a amar a Benjamín pese a...
Ese es el tipo de amor que Cristo nos otorga, amor ágape. Ese es el amor auténtico, Margarita. Es
un amor sin límites.- Con la fuerza y el compromiso que según Margarita admite provienen
solamente de Dios, tomó las palabras de su pastor a pecho.
Y Benjamín respondió. Encontró un nuevo trabajo con un patrón cristiano, y la naturaleza del
trabajo le hizo sentirse verdaderamente útil por primera vez en años. Él y Margarita tuvieron que
mudarse a una casa menor, vendieron su bote e hicieron cambios serios para pagar a sus
acreedores. Benjamín reemplazó su deseo de enriquecerse con una renovada visión y compromiso
de vivir y terminar su vida en buena forma. Cuando le pregunté qué fue lo que marcó la
diferencia, él dijo, “Cristo y Margarita. Así de sencillo. Aprendí que Dios realmente me ama.
Margarita me enseñó eso. Ella me aceptó incluso cuando yo eché a perder todo. Y me mostró el
tipo de amor incondicional y aceptación que yo nunca pensé existiesen. Realmente me había
enredado en mi propia codicia, pero ahora las cosas sencillas tienen más sentido. Una caminata
con Margarita. Una tarde en nuestro hogar. Pasar tiempo con los amigos cercanos. La Palabra de
Dios cada día. Y un día honesto de trabajo. Estoy comenzando a sentirme completo nuevamente.-
Mateo, José, y Benjamín, a través de experiencias dolorosas y difíciles, aprendieron la diferencia
que puede producir el amor incondicional y la aceptación. De parte de Cristo y de nuestras
esposas.
Ahora, permítame que le haga una pregunta difícil. ¿Ha sido puesto a prueba alguna vez su amor
incondicional? ¿Los votos que tomó en el día de su boda, de amar a su esposo en las buenas y en
las malas, han sido puestos en el crisol de la dolorosa realidad? Si es así, de igual forma que Barb
y Melania, Patricia y Margarita, usted ha sido llamada a amar a su esposo incondicionalmente.
Pese a todo.
Toda familia lucha con tiempos difíciles, promesas rotas, expectativas no cumplidas, retrocesos
financieros, traiciones. Cuando enfrente tales dificultades, acuda a la fuerza de Dios, para que
usted y su esposo puedan caminar a través del dolor juntos, y emerger más fortalecidos. Más
fortalecidos en lo individual y como pareja.
De sus propias respuestas, haga una lista de por lo menos cinco oraciones a las que se pueda
aferrar, y comience a repetírselas a su esposo. Alguien me dijo una vez que se requieren entre
ocho a diez frases de estímulo para equilibrar el impacto de un comentario negativo. ¿Usted
alienta a su esposo ocho a diez veces más de las que lo critica?
Tome su lista de estímulos y comience a repetírselos a usted misma cada día. Luego repítaselos a
su esposo cada día, aún cuando él la haya decepcionado. Especialmente si él la ha decepcionado.
Estudie a su esposo
Una de las mejores formas en las que usted puede saber cómo satisfacer las necesidades de su
esposo de amor incondicional y aceptación es conociendo a su esposo. Esto significa que usted
debe transformarse en una estudiante, llegando a conocer a su esposo por dentro y por fuera.
Como hombre, no puedo darme cuenta cómo es que Barb conoce ciertas cosas, pero ella las
conoce. Las niñas pueden estar lastimadas, o escondiendo algo, o teniendo problemas con una
amiga, o aislándose un poco debido a alguna inseguridad o conflicto, y Barb lo sabe. Y nuestra
casa no es la única en ese sentido. Cuando un esposo y padre siente que los niños no están por
ahí tanto como de costumbre, él puede pensar: Bien, ahora puedo trabajar un poco, o mirar tal
partido, o leer el periódico. Pero cuando una esposa y madre siente este tipo de distancia hacia los
niños, se preocupa. Usted necesita utilizar precisamente esa sensible feminidad para darse cuenta
qué es lo que está sucediendo con su esposo, lo cual implica no sólo leer sus movimientos, sino
también su estado de ánimo.
Los hombres a menudo no saben cómo verbalizar lo que están sintiendo. Así que es esencial para
usted usar sus instintos cuando trate de entender lo que está sucediendo en nuestras cabezas.
Conocer los tiempos es siempre importante, incluso cuando se lidia con el hombre de
temperamento más moderado. Así que aprenda a leer nuestros estados de ánimo. Si lo hace,
pronto conocerá la respuesta a este tipo de preguntas.
Si usted plantea un asunto delicado al final del día, ¿su esposo entrará en la conversación,
se aislará en el transcurso de la misma, o la va a increpar?
Cuando su esposo llega a casa después del trabajo y usted le está contando sobre su día,
¿es más probable que el le dé algún consejo o hace lo que usted realmente necesita y
sencillamente escucha?
Si usted recibe una preocupante llamada telefónica de su madre un sábado por la tarde y
su esposo está trabajando en la cochera, ¿él la atenderá con cariño y comprensión, o se
distraerá por las tareas que tiene a mano?
¿Cuándo su esposo se vuelve caprichoso?
¿Qué cosas tienden a disminuir el sentido de valor de su esposo?
¿Su esposo se irrita más cuando está cansado o fatigado?
Aunque no sea algo común, su esposo parece estar irritable. ¿Está molesto con usted o
está estresado por alguna razón laboral?
Un amigo mío recientemente alardeaba: “Mi esposa puede leerme como a un libro.” Piense en esa
declaración. Usted va a una librería, deseando que entre la gran cantidad de libros pueda
encontrar un tesoro. Toma algunos, lee la portada, hojea algunos otros, y se pregunta si su
interior concuerda con toda la publicidad que se le hace por fuera. ¿Será el contenido tan hermoso
como la tapa? Finalmente usted elige uno y se lo lleva a su casa, y se acurruca en su silla favorita.
Repentinamente, los personajes se vuelven sus amigos y la historia se hace parte de usted. No
siente ganas dejarlo y desea seguir la lectura más y más.
Cámbiele algunas palabras, y así podría describir lo que es un gran matrimonio. La relación
comienza con una atracción hacia lo externo, los aspectos visibles, la apariencia, la personalidad,
el encanto y el sentido del humor. Pero es cuando ven lo que realmente hay adentro que ustedes
se comienzan a conocer mutuamente en el sentido más profundo de una relación entre esposo y
esposa; es cuando realmente comienzan a deleitarse mutuamente y a hacerse uno.
Gracia. Aliento. Seguridad. Tiempo. Estudio. Todos estos son clave para el amor incondicional y la
aceptación. Aquí hay una lista para evaluar, la cual le ayudará a medir cómo le está yendo en
cada una de estas áreas:
¿Dónde necesito mostrar algo de gracia, gracia verdadera, al hombre con el cual me casé?
¿Dónde necesito dejar de obrar yo y permitir que Dios haga Su obra en él?
¿Quién necesita mis palabras de aliento más que nadie en mi vida? ¿Es más fácil para mí
alentar a mis hijos y a mis amigos de lo que lo es alentar a mi esposo?
¿Qué estamos haciendo para edificar la seguridad en nuestro matrimonio, de tal manera
que nos arriesguemos a amar incondicionalmente?
¿Cuándo fue la última vez que tomamos un tiempo para profundizar mutuamente?
¿Estamos dejando algún tiempo para conectarnos mutuamente a diario?
¿Estoy estudiando a mi esposo? ¿Conozco sus puntos fuertes así como también sus
debilidades? ¿Le estoy ayudando a edificar lo primero y fortalecer lo último de modo tal que
pueda llegar a ser una con él de la mejor forma?
Estas son preguntas difíciles. Construir un gran matrimonio no es fácil. Como dice Barb, el
verdadero amor no siempre tiene lugar en un balcón romántico. Algunas veces se lleva a cabo en
un campo de batalla. Permítame que le cuente sobre un esposo y una esposa que saben todo
sobre la realidad del amor incondicional en tiempos difíciles.
Ni en sus sueños más atrevidos, José podría haberse preparado para lo que estaba a punto de
escuchar de su esposa.
-¿Qué es lo que te molesta, Leslie?-
-Nada- Una nube descendió sobre el rostro de ella, a medida que se alejaba de él.
Era una pregunta sencilla. La misma pregunta que José le había hecho docenas de veces durante
sus treinta y cinco años de matrimonio. Y la respuesta de ella era siempre la misma: las palabras
de Leslie decían que no había nada mal, pero su humor y la distancia que ponía decían lo
contrario. Cuando este interruptor invisible se activaba dentro de ella, José se sentía incómodo e
inútil.
Tal vez el caminar nos ayude. –Vayamos a caminar,- le dijo. –Es un día sumamente hermoso.-
El clima era perfecto en esa tarde fresca de octubre, y el sol les abrigaba. A José le fascinaba
poder estar con su esposa. Le tomó la mano mientras caminaban, deseando que el sol pudiera
penetrar el frío de su alma.
Nuevamente intentó llegar a ella. -¿Quieres hablarme sobre lo que te está preocupando?-
-No es nada, José.-
-Mira, estoy intentándolo todo para que seas feliz hoy. Una caminata en el parque, un tiempo a
solas como pareja. Pensé que te gustaría, pero no puedo obtener nada de ti. No puedo llegar a ti.
Pareces estar muy fría.-
Fría. Tienes razón, José. Estoy fría. Estoy congelada por mi pasado. También estoy aterrada.
¿Cómo podría contarte sobre los recuerdos que me atormentan? He orado para poder olvidar,
pero no puedo. Si te lo dijera, me dejarías. Nunca podrías amarme si supieras. Nadie podría
amarme. Es mi secreto, y tengo que mantenerlo así.
A medida que Leslie batallaba con sus pensamientos internos, comenzó a llorar.
Oh grandioso, está llorando de nuevo, pensó José. Yo sólo quería que este fuera un lindo día.
¿Qué hago ahora?
-Sentémonos por unos minutos,- le sugirió él.
Se sentaron en un banco del parque que estaba debajo de árboles de hojas rojas y robles
dorados. El viento movía las hojas hacia nuestros pies mientras Leslie continuaba llorando.
-¿Qué anda mal, Leslie? Lamento si te parecí duro o abrupto, pero cuando estás así de herida
quiero ayudarte. Sin embargo sólo guardas silencio, y no puedo acercarme a ti. Leslie, te conozco
desde hace treinta y siete años, y puedo ver que sea lo que sea que causa este dolor, se está
poniendo peor. ¿De qué se trata?-
-Te amo tanto, José, y tú sabes que me amas en la medida que me conoces,- susurró Leslie,
enjugando sus lágrimas.
-¿En la medida que te conozco? Te conozco desde que tenías diecisiete años y te mudaste a
aquella casa vieja al final de la calle. ¿Qué quieres decir con eso de que ‘en la medida que te
conozco’? Cariño, por favor dime qué es lo que anda mal. Me puedes contar cualquier cosa.-
Sobrevino un silencio que parecía una eternidad, a medida que Leslie luchaba entre si al fin y al
cabo le diría o no a José. Luego de lo que había sucedido dos días atrás, ella sabía que no tenía
mucho tiempo. Las circunstancias podrían llegar a tomar esa decisión en vez de ella.
Dios, por favor no permitas que pierda a José. No ahora. No después de todos estos años.
José esperó pacientemente, sintiendo la batalla interior de su esposa.
-Oh José, te amo tanto, pero tengo tanto temor.-
José sostuvo su mano con firmeza. –Está bien cariño. Toma tu tiempo. Estás a salvo conmigo. Te
amo más de lo que cualquier otra persona sobre la faz de la tierra pudiera amarte.-
Leslie se sonó su nariz con su pañuelo y tomó aire profundamente antes de continuar. –José, sé
que es así, y eso es lo que tengo miedo de perder. Tengo temor de que no puedas amarme
después que sepas quién soy realmente.-
-Siempre te amaré,- le susurró José, sin querer perturbar su disponibilidad de hablar.
-Cuando nos conocimos, tú me otorgaste el tipo de amor y respeto que yo nunca antes había
conocido. Ahora sé que no puedo vivir sin ese amor, y tengo temor de perderlo. He estado
corriendo toda mi vida. Cuando me mudé a nuestro vecindario siendo joven y te conocí, pensé que
podría comenzar de nuevo. Yo estaba comenzando de nuevo José. Estaba huyendo de algo
terrible de mi pasado. Estaba tan avergonzada de decírtelo. Verás, yo tuve un bebé.- Leslie
comenzó a sollozar nuevamente.
José exhaló y cerró sus ojos. –Oh cariño, lo siento mucho. Que cosa tan pesada para haber
cargado todos estos años.- Él puso su brazo alrededor de ella, dejó que la cabeza de Leslie
quedara gacha y oró en silencio, dándole la oportunidad de continuar.
-Tenía catorce años cuando sucedió. Mis padres estaban devastados y avergonzados de mí. Su
principal preocupación era que nadie supiera de mi embarazo, así que me enviaron a vivir con mi
tía Edna por seis meses.-
José acarició el hombro de ella, alentándola silenciosamente a seguir hablando.
-El bebé era una niña. La sostuve por sólo unos minutos y luego se la entregué a la enfermera.
Nunca más volví a verla.-
-Oh Leslie, que duro debe haber sido para ti hacerlo. Qué pérdida tan terrible,- le dijo José
tiernamente.
Alentada por su consuelo y palabras de comprensión, Leslie tomó aliento profundamente y levantó
su cabeza un poco. –Luego de conocerte, tú te transformaste en mi todo, y me aterraba pensar
que nunca me amarías verdaderamente si sabías. He vivido una mentira todos estos años porque
no te lo dije. Y deseaba mantener esa mentira por el resto de mi vida. Pero esa esperanza murió
hace dos noches.- Leslie inclinó su cabeza nuevamente y dudó, preguntándose si tendría el valor
de decirle el resto.
-Está bien. Puedes decirme.-
-Hace dos noches recibí una llamada telefónica. Era mi hija, José. Ella ha estado buscándome, y
me ha encontrado. ¿Qué voy a hacer?- y se echó a llorar.
José comenzó a llorar también. Envolvió a su esposa con sus dos brazos, y juntos lloraron por el
engaño, las heridas y las cicatrices del pasado.
Él sostuvo la cabeza de ella contra su pecho y la arrulló, susurrando en su oído: -Sea lo que sea
que está por delante, me tienes a tu lado. Nunca te dejaré, cielo. Pasaremos juntos por esto, y
saldremos mejor. Siempre te amaré. Sin importar qué. Nunca te dejaré. Nunca.-
Aliviada por las palabras de su esposo y fortalecida por su inamovible amor, Leslie comenzó a
relajarse. Todavía resonaban los temores dentro de ella: ¿Puedo confiar en su amor? ¿Realmente
se quedará?
Percibiendo que su esposa necesitaba una reafirmación, José comenzó a hablar sobre lo que él
estaba sintiendo. –Yo no siento vergüenza de ti, Leslie. No sería honesto si te dijera que no estoy
herido debido a que no me dijiste esto antes, pero te perdono. Dios nos permitirá superar esto. No
necesitas sentir más temor, cariño. No te dejaré.-
Leslie levantó su cabeza y miró a José a los ojos por primera vez desde que se sentaron. –José, no
puedo creer que me ames luego de saber esto sobre mí. Me siento tan vulnerable, tan culpable,
tan indigna.-
-Tú eres culpable e indigna. Igual que yo. Ambos somos pecadores salvados por la gracia. Pero si
lo que creemos sobre el amor de Dios es verdad, que nos ama incluso cuando no lo merecemos,
entonces debemos creer que él puede ayudarnos a amarnos mutuamente, pese a que hayamos
hecho cosas que están mal. ¿Crees que Dios te ha perdonado?-
-No puedo decirte cuántos cientos de veces he confesado mi pecado y le he pedido que me
perdone. Sé que la Biblia dice que él lo hace, pero yo no lo siento. Sencillamente me siento sucia.-
José la tomó en sus brazos nuevamente y la abrazó firmemente por varios minutos. –Dios te ha
perdonado Leslie. Y yo también.- luego él comenzó a orar. –Señor, realmente necesitamos tu
ayuda. Libera a Leslie de esta carga pesada que ha llevado por tanto tiempo. Ayúdala a aceptar tu
perdón y tu amor. Ayúdala a creer en mi amor por ella. Me entrego nuevamente para amarla
incondicionalmente por el resto de nuestras vidas. Llena mi vida con el tuyo propio. Ayúdanos
ahora a seguir adelante desde aquí. Amén.-
En los días y las semanas que siguieron, José y Leslie compartieron la historia de Leslie con sus
hijos adultos. Y en la medida que José modeló su amor hacia Leslie, los hijos siguieron el ejemplo
del padre. Ellos animaron a su madre y la consolaron a medida que ella les reveló el dolor de su
pasado.
Una noche, cuando Leslie y José fueron a su cama, ella dijo, -José, tú conoces mis más severas
equivocaciones y con todo, tu amor me cubre. Me siento limpia y aceptada. Ya no siento la
desgracia. Nunca soñé que pudiera sentirme así de segura.-
-Estás a salvo, cariño. Y estás libre. Ya no eres una prisionera de tu pasado. Algo siempre nos ha
unido como familia, y ahora sabemos de qué se trata. Esta es como una segunda oportunidad
para todos nosotros.-
Al ser liberada de su temor, Leslie pudo comenzar a tener algún contacto con la hija que había
dado en adopción.
El destino de toda una familia fue cambiado debido a que un hombre amó a su esposa
incondicionalmente.
Si usted puede completar estas frases con confianza, ha dado un paso importante hacia delante en
lo que respecta a satisfacer las necesidades de su esposa al estar consciente de las situaciones
que requieren de su amor incondicional. Cómo mostrar ese amor es el próximo paso, el cual
veremos después. Pero ahora, concentrémonos en lo que es entender la necesidad de ella.
Si no puede completar las oraciones, entonces puede hacer dos cosas: lea las siguientes secciones
y pídale a su esposa que le ayude a completar las frases en la forma que se aplican a ella.
Anímela
Cuando su esposa falle o le defraude, a usted o a otros, la primer respuesta suya (sus palabras)
determinarán si ella se rinde ante la presión o si se eleva por sobre las circunstancias. Usted le
puede mostrar amor incondicional con frases como
-Nunca te dejaré ni te daré la espalda.-
-No interesa lo que hayas hecho, podemos resolverlo.-
-Te amo, y mi amor nunca será algo que tú tengas que ganarte.-
-Te perdono.-
Su habilidad para estar con su esposa durante esos momentos de verdaderas pruebas tiene el
poder de disolver el temor. ¿Por qué? Sencillamente porque ella no tiene que enfrentar la vida
sola. ¿Quiere usted saber cómo es la verdadera sabiduría? Entonces deje a un lado lo que sea que
está haciendo y sintonícese con el tema que tiene entre manos. Apague el televisor y sintonice a
su esposa. Mírela a ella y escúchela atentamente. Sienta como ella siente lo mejor que pueda.
Su esposa necesita una atención no dividida. Su amor incondicional en esta área le permite a ella
saber que no hay nada más importante para usted. Además de eso, su compasión le otorga a ella
la fortaleza que necesita, a ella la sostiene el saber que no tendrá que atravesar ese momento
sola.
Hágale cumplidos
Cuando su esposa se sienta insegura y preocupada consigo misma, usted puede hacerle cumplidos
y afirmarla. Todas las mujeres quieren lucir bien y sentirse bien acerca consigo mismas, pero
cuando se miran en el espejo, tienden a darse cuenta de lo que está mal en ellas en vez de lo que
está bien. Esa tendencia puede robarle el gozo a su esposa. Así que aquí está lo que puede hacer
para mostrarle aceptación incondicional y afirmación:
Dígale específicamente que la ama. Hágale saber cuánto ella lo excita, lo bien que luce, y lo
bien que huele.
Use palabras de estímulo. Si puede hacerlo con creatividad, hágale un cumplido a su esposa
por lo menos tres veces al día. Es fácil. Sólo comience cada frase con, “Tú eres...,” y haga un
comentario sobre su cabello, la suavidad de su piel, lo encantador que es su rostro, el atractivo
de su ropa, las cosas especiales que ama de ella.
Sea sensible. La mayoría de las mujeres son sensibles a temas como la edad, el peso y los
cambios corporales. Cuando su esposa se sienta desanimada por su apariencia, diga cosas
como:
- Tú eres la mujer que siempre necesitaré.
- Sé que te desanima tu cuerpo, pero recuerda que yo pienso que eres hermosa.
- Amo tu cuerpo porque es tuyo.
- Para mí nunca luces mal.
- Tus quejas no pueden lograr que yo mire para otro lado. Aún eres la mujer más hermosa
que he visto.
Hágale cumplidos a su esposa por quien ella es. Sus acciones y su carácter son tan importantes
como su apariencia. Exprese su amor incondicional con palabras sobre:
Su habilidad para manejar las cosas, tales como la casa y el trabajo
La forma en que aconseja a otras mujeres que vinieron a ella buscando consejo
La paciencia con la que maneja a los niños
El fruto del Espíritu que usted ve en la vida de ella
Lo bien que ella trata con la familia de usted
Su perspectiva, la cual le da un panorama adicional sobre las personas y sus situaciones
La forma en que ella renuncia a cosas en su vida para que usted pueda alcanzar sus sueños
Su habilidad de ser amable incluso cuando otros son descorteses
Su crecimiento espiritual
Respete su opinión
Cuando su esposa está expresando su opinión, demuestre su amor escuchándola. Valide lo que
ella dice con comentarios como:
-Esa es una gran idea.-
-Hiciste un buen trabajo en esa situación difícil.-
-Dime más. Necesito entender.-
-Desearía que se me hubiera ocurrido eso.-
Comience los tiempos de charla entre los dos. Recuerde que la práctica hace al maestro.
Su habilidad de amar a su esposa incondicionalmente depende en cierto grado de la profundidad
de su relación. Prepárese para momentos en los que su amor deba pasar de lo común a lo
extraordinario, manteniendo una atmósfera abierta donde compartan mutuamente.¿Recuerda a
Leslie y José? José persistió con Leslie acerca de la necesidad que ella tenía de hablar. La llevó a
caminar. La animó a decir lo que sentía y le proveyó seguridad a través de su amor incondicional.
Como resultado, Leslie fue finalmente capaz de compartir sus temores y sentimientos más
profundos con él.
Como veremos en capítulos posteriores, las mujeres necesitan procesar verbalmente sus
pensamientos e ideas, más que los hombres. Usted puede crear un ambiente seguro para que su
esposa se franquee totalmente con usted al tomar tiempo para hablar con ella y asegurarle que la
escucha. Practique estas cosas regularmente:
Establezca momentos frecuentes para preguntarle sobre lo que piensa, sus sueños,
esperanzas y temores.
Escuche con atención cuando su esposa expresa un deseo o un sueño. Pídale que le diga
más sobre ese anhelo. Pregúntele cómo usted podría ayudarla a cumplir ese sueño.
Resístase a la tentación de arreglar el problema cuando su esposa describe una situación
vergonzosa que tuvo que atravesar. Déjele en claro que usted la ama, aunque haya hecho algo
que la haya hecho queda mal (a ella o a usted).
Llámela a mitad del día para ver cómo va su día.
Cuando su esposa siente confianza en que usted la escucha y que la entiende (o por lo menos lo
intenta), tendrá una intimidad muy profunda con usted.
Daniel y Mónica podrían servirnos como ejemplo del diseño creativo de Dios. Para Mónica, la
intimidad es sentarse junto con Daniel en su sofá para dos, con un par de capuchinos a su lado,
los leños de la estufa ardiendo frente a su vista, sin niños alrededor y mucho tiempo para tener
una buena conversación de corazón a corazón. Si bien Mónica ciertamente puede sentirse
estimulada sexualmente en este ambiente, primeramente necesita sentir la seguridad del
compromiso y el amor de Daniel.
La idea de Daniel de intimidad es pasar de largo los capuchinos y encender su propia hoguera. La
primera vez que ambos hablaron realmente sobre este asunto de la intimidad, Daniel dijo:-Sé que
te gusta toda la cuestión romántica cariño, pero ¿qué sucede cuando, de la nada me pasa que, tú
sabes, te miro a ti, la mujer a quien amo con todo mi corazón, y..., bueno, de pronto me vienen
ganas.-
Como sucedió en un domingo específico. Después de la iglesia y el almuerzo, Daniel pagó algunas
cuentas, miró un poco la cadena ESPN de deportes, y jugó baloncesto con uno de sus hijos. Luego
entró en la cocina y vio a Mónica caminando allí y... eso fue todo lo que hizo falta. De pronto le
vinieron ganas.
Mientras tanto, Mónica vio a Daniel y pensó, - Sé lo que significa ese tipo de mirada en sus ojos.
Pero hay cosas que debemos hacer hoy, y además, siempre estamos diciendo que vamos a salir a
caminar por ese nuevo sendero que está cerca de la casa.- Así repentinamente ella estaba
pensando en toda la lista de cosas que quería hacer esa tarde: plantar algunas flores en el cantero
del frente, salir a caminar juntos, y quizá hasta visitar a su madre.
Pero Daniel tenía otra cosa en su mente. Así que a eso de las seis de la tarde, cuando estaban
cenando, él comenzó a enviarle a Mónica algunas señales “guiñando sus ojos”. Era su danza de
cortejo.
Uno de los niños lo miró y le dijo, -Papi, ¿tienes algo en tu ojo?-
El desafío de Daniel (porque lo tomaba como todo un desafío) era no sólo llegar hasta Mónica sino
además lograr que los niños se distrajeran. Pocos minutos después se quitó su zapato y comenzó
a frotar el tobillo de Mónica con sus dedos.
Su hija de seis años hizo una mueca y dijo, -¿Mamá, no hueles algo extraño?
Para el momento en que Daniel y Mónica se fueron a acostar, ella estaba dispuesta a estrangularlo
por estar tan enfocado en una sola cosa. Debido a que Daniel estaba tan deseoso que los niños se
acostaran temprano, los planes de Mónica se interrumpieron, y ella se frustró por el hecho de que
nunca salieron a caminar.
Escenas similares se suceden cada fin de semana en innumerables hogares. Pese a las muchas
veces que escucho a parejas que se quejan de sus diferencias, ya sea en la sala de consejería o en
las conferencias, es siempre la misma historia: los hombres deletrean intimidad S-E-X-O, y las
mujeres la deletrean H-A-B-L-A-R.
¿Por qué esto es así? ¿Por qué la mujer piensa en dormir, en los mandados, en los niños, en la
casa... mientras que su esposo está pensando en el sexo? Comencemos con la verdad que es
fundamental: Dios nos creó diferentes. “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo
creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:27). Lo que esto nos está diciendo es que somos bien
diferentes.
Pero aquí están las buenas noticias: ese es el diseño de Dios. Él le creó a usted como mujer con
todos los talentos y necesidades increíbles y únicas que usted habrá de aportar a la relación con
su esposo. Y él creó a su esposo con todos sus talentos y necesidades únicas. Incluyendo su
necesidad de intimidad sexual.
A la mayoría de los hombres no les gusta hablar de sexo con nadie. Eso incluye nuestros amigos y
nuestras esposas. Cuando niños, ansiosamente compartíamos nuestra ignorancia acerca del tema
con nuestros amigos, pero como hombres (reales y piadosos) a menudo no sabemos qué decir ni
cómo decirlo. Es cierto que algunos hombres inseguros harán bromas sobre su vida sexual, incluso
en momentos exageran la realidad. Pero rara vez un esposo se acercará a su esposa y le dirá:
-Hablemos de nuestra vida sexual.- No queremos admitir para nosotros mismos, mucho menos
verbalizar a alguien más, que podemos estar teniendo un problema. Queremos que el aspecto
sexual de nuestra vida se resuelva solo. Pero luego de años de aconsejar parejas, le puedo decir
que rara vez sucede.
Principalmente se debe a que los hombres no están seguros de lo que es el deseo sexual
“normal.” Debido a que ni siquiera sabemos de dónde viene nuestro deseo (más allá del hecho
que Dios lo puso allí), el saber lo que es normal en un matrimonio es más complicado aún.
Sicológicamente, por supuesto, existe un fuerte vínculo entre nuestro interés sexual y nuestra
salud sicológica. Si estamos estresados o deprimidos, o atravesamos por ciclos difíciles de nuestra
vida, nuestro interés sexual disminuye. Entre nuestro cerebro, nuestras hormonas y nuestras
emociones, muchas cosas pueden influir en nuestro deseo sexual y nuestra relación sexual en el
matrimonio.
Generalmente, sin embargo, no son los problemas “internos” los que preocupan a los hombres. Es
usted.
¿Por qué han pasado meses o años desde que usted tomó la iniciativa para hacer el amor?
¿Por qué, cuando no hay obstáculos para la intimidad un domingo por la mañana, usted elige lavar
la ropa o lavar los baños en lugar de abrazarlo cariñosamente a él?
¿Por qué es que, tarde tras tarde, no hay una chispa en usted hacia él?
¿Por qué es que una vez más ha rechazado sus insinuaciones cuando está en la cama por la
noche?
Estas son las preguntas que dividen a los matrimonios en toda la tierra. Algunas parejas se
divorcian porque las heridas y la negligencia han llegado a puntos muy profundos. Pero muchas
parejas cristianas simplemente soportan la distancia emocional. Hombres que aman a Dios, a sus
esposas y a sus hijos pasan por intensas luchas tratando de darse cuenta de qué es lo que no está
funcionando.
A menos que ambos cónyuges estén de acuerdo, la falta de frecuencia sexual (una vez por
semana o menos) debería ser una causa de mayor preocupación en cualquier matrimonio.
¿Qué deben hacer las esposas cuando esto sucede? Lamentablemente, la mayoría le da la
bienvenida al sentirse aliviadas. Se imaginan que han tenido éxito en “entrenar” a sus esposos a
que estén satisfechos con la baja frecuencia. –Él se ha acostumbrado a mi reloj biológico, y las
cosas son ahora como deberían ser.- Algunas esposas tienen la idea de que “el sexo no es como la
comida o el aire. En realidad no lo necesita.”
Jaime es un buen ejemplo de un hombre que a menudo tiene más deseos sexuales que su esposa.
Al principio, su relación sexual era vibrante. Sin embargo, al pasar varios años llegaron los niños,
el estrés laboral, y los problemas financieros. ¿Resultado? Su intimidad sexual no es frecuente.
Pese a eso, el deseo de Jaime sigue siendo fuerte.
-Quiero y deseo tener relaciones sexuales más que una vez por semana o una vez al mes como a
veces me sucede con Amanda,- dice Jaime. –Pero parece que no logro que ella responda, mucho
menos que tenga la iniciativa.-
Su vasta diferencia en ritmos sexuales está causando un conflicto no sólo dentro de Jaime sino
también entre Jaime y Amanda. Jaime se está volviendo cada vez más frustrado, y esto solamente
alimenta los conflictos diarios. Cuando Jaime espera y necesita intimidad sexual y ésta no se da, a
menudo termina haciendo que Amanda se las pague ya que le quita las cosas que ella necesita de
él (el apoyo emocional). La distancia emocional que él coloca sólo agrava su conflicto matrimonial.
Su matrimonio comienza a caer en picada.
Busca fuera de su matrimonio para satisfacer su necesidad
Cuando un hombre se siente rechazado o se aísla, nuestro enemigo, el príncipe de las tinieblas,
está precisamente allí, listo para proveer una alternativa que arruinará no sólo al hombre de la
familia sino también las generaciones que surgirán de él. No estoy siendo melodramático en esto.
Sucede a cada rato.
Algunos hombres se vuelven a otras mujeres. Lorenzo, en su anhelo de intimidad, comenzó una
relación emocional con una mujer con la que trabaja en la oficina de uno de sus clientes.
La esposa de Lorenzo, Ruth, era una perfeccionista. Ella era exigente y criticaba mucho a Lorenzo.
No es de sorprenderse que la actitud de ella comenzara a afectar su intimidad marital. Ella
presionaba y él corría (a los brazos de otras mujeres). Parecía algo tan inocente al comienzo, la
otra mujer era amable y comprensiva, y ellos podían mantener grandiosas conversaciones. Pero
las conversaciones sobre negocios pronto llevaron a almuerzos en privado, y antes que pasara
mucho tiempo ambos habían consumado una relación sexual. Ahora eran dos familias (la de él y la
de ella) las que estaban siendo derribadas.
Otros hombres se vuelven a una vida perversa de fantasía y pornografía. Con el acceso a Internet,
esto ahora está más disponible en el propio hogar. Los hombres solían tener que salir de su hogar
para buscar la pornografía en un kiosco de revistas o en una librería, pero ahora no. Tal y como
me decía un hombre recientemente en una conferencia masculina: -Ahora el pecado viene
buscándolo a uno. Está allí mismo, al alcance de la mano en la pantalla de mi computadora, las
veinticuatro horas del día. Yo solía tener que ir a buscarlo. Ahora me persigue y me consume, y
parece que no puedo detenerlo.”
Arnaldo se queda hasta altas horas de la noche navegando en Internet, buscando pornografía. Él
dice que comenzó por curiosidad, pero se ha vuelto una obsesión.
La esposa de Arnaldo, Luisa, creció con una madre que le decía repetidamente que los hombres
querían sólo una cosa: Sexo. Luisa arrastró a su matrimonio esta distorsionada perspectiva del
diseño de Dios para una relación sexual saludable. Le dijo a Arnaldo que ella podía tener sexo o
no. De hecho, parecía estar más inclinada a no tenerlo, ya que pasaba más tiempo con sus
novelas románticas que con él.
A medida que Luisa se alejaba, Arnaldo comenzó a actuar a través del uso de la pornografía.
Debido a que él nunca había establecido límites espirituales efectivos para su vida, pronto empezó
a caer en picada, sintiéndose totalmente fuera de control. Él se siente avergonzado de su
comportamiento, pero piensa para sí que como no tiene una relación sexual vital con su esposa, se
merece tener sus necesidades satisfechas en alguna otra forma. Él desarrolló un hábito de
masturbación que sólo perpetúa su auto-desagrado. Pese a eso, se siente atrapado en su
incapacidad de expresarle sus verdaderas necesidades a su esposa.
Si bien los esposos son ciertamente los responsables de sus propias decisiones morales, la esposa
juega un rol fundamental en lo que respecta a evitar que su esposo desees satisfacer sus
necesidades sexuales, dadas por Dios, en algún otro lugar que no sea su matrimonio. Ella es la
persona elegida por Dios para satisfacer esas necesidades. Eso no significa que ella es una esclava
sexual, significa que ella tiene el privilegio de ser la única persona que satisface las necesidades
sexuales de su esposo y de tenerlo a él satisfaciendo las de ella también. Por lo tanto, usted juega
un rol vital en lo que respecta al contentamiento de su esposo.
Si la respuesta a alguna de estas preguntas es sí, entonces descubrirá que mientras que usted no
desinfecte su propio corazón y su dolor, será casi imposible que tenga una relación sexual activa y
saludable con su esposo. Las mujeres que tienen un dolor emocional no resuelto encuentran
dificultades en arriesgarse a abrir sus corazones y sus cuerpos a sus maridos.
Me tocó aconsejar a Reinaldo y a Elisa, y para ser honesto estábamos estancados (un término que
usamos en consejería cuando uno deja de ver progreso). Pese a lo duro que Elisa intentaba
derribar su pared de autoprotección, Reinaldo no podía atravesarla. Ella le permitía que se
acercara hasta cierto punto, y luego se alejaba de él, hasta que un día él respiró profundamente y
decidió arriesgarse aún más.
-Elisa, ¿no te parece que tu temor de entregarte a mí, quiero decir, totalmente a mí, puede tener
algo que ver con lo que me contaste cuando éramos novios?- le preguntó. -¿Podríamos permitir
que Gary lo sepa para que nos pueda ayudar?-
-No sé si puedo,- susurró Elisa. –Siento mucha vergüenza.-
Entonces Reinaldo la miró a los ojos y con un tono de voz genuino y firme le dijo, -Yo sé cariño.
Pero estoy aquí, y nada de lo que hablemos cambiará jamás mi amor por ti.-
En ese momento todos estábamos respirando profundamente. Yo sabía que estábamos a punto de
aventurarnos en un área donde había algún tipo de trauma. Un aborto tal vez. O tal vez abuso
sexual o abandono. La relación sexual de la pareja está directamente relacionada con las
experiencias que arrastran al matrimonio, o a aquellas que ocurrieron fuera del lecho matrimonial.
Estas heridas pueden ser sanadas, pero el único camino que lleva a una verdadera sanidad es
penetrar al dolor de nuestros corazones.
Con el apoyo de Reinaldo y su estímulo de profundizar, Elisa le permitió al Espíritu Santo que
obrara. Finalmente comenzó a lidiar con las consecuencias emocionales de haber abortado un niño
cuando estaba en la secundaria.
-Estaba tan atemorizada,- nos dijo. –Sólo tenía catorce años, y pensé que el entregarme por
completo sexualmente a mi novio era la única forma en que podría retenerlo.-
La historia de Elisa es dolorosamente familiar. Pero a medida que comenzó a caminar a través de
los malos recuerdos, también comenzó a caminar en la luz de la gracia de Dios y su perdón. Este
proceso de restauración tomó varios meses, pero a medida que las barreras emocionales
comenzaron a caer, también lo hicieron las barreras físicas.
Con el amor y el apoyo de su esposo, Elisa recorrió aquellos dolorosos recuerdos y los confrontó.
Al hacerlo, comenzó a evacuar el dolor y a experimentar la sanidad. Ella había arrastrado la
vergüenza durante muchos años ya que el enemigo le susurraba sus mentiras: -Reinaldo nunca te
amará si le cuentas la verdad.- Pero a medida que su corazón comenzó a sentirse vivo
nuevamente, ella supo que podía arriesgarse a contarle a Reinaldo. El nivel de intimidad entre esta
pareja creció más y más a medida que ambos bebieron del pozo de la honestidad. Reinaldo le
aseguró que ella era alguien nueva y limpia delante de los ojos de él, y que su amor incondicional
le ofrecía paciencia y apoyo. Él venía a las sesiones de consejería con ella y (muy importante) se
tomó vacaciones en el aspecto sexual durante ese tiempo en que Elisa necesitaba sanar.
La raíz de todo conflicto es la condición del corazón. Si nuestros corazones se han endurecido por
los recuerdos dolorosos de relaciones que fracasaron, será difícil para nosotros tener una relación
sexual íntima y saludable en el matrimonio. ¿Por qué? Porque antes que los dos cuerpos se
toquen, los dos corazones deben tocarse. Y antes que dos corazones se abran mutuamente,
nuestra relación con Cristo necesita ser abierta y transparente. Esto necesita de confesión,
quebrantamiento, y de enfrentar los hechos del pasado. Un matrimonio saludable es ciertamente
un matrimonio de tres: el esposo, la esposa y Jesucristo. Y cuando un hombre y una mujer se
someten a la obra de Dios en sus vidas (quebrantando la dureza de sus corazones) Dios les junta
en una unión que no se rompe fácilmente (Eclesiastés 4:12 nos recuerda que “cordón de tres
dobleces no se rompe pronto”).
A medida que usted presente los asuntos de su corazón a Dios y le pida que le limpie, él promete
perdonarla. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y
limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). A medida que reciba el perdón de Dios, él le otorgará
que tenga intimidad con él. Y cuando eso sucede, su corazón estará preparado para la intimidad
de la relación matrimonial con su esposo.1
Aprenda qué es lo que satisface a su esposo
Desde 1988, Barb y yo hemos viajado por Estados Unidos, enseñando en conferencias
matrimoniales sobre Vida Familiar para FamilyLife (una división de Cruzada Estudiantil para Cristo).
Uno de los principales puntos que intentamos comunicar durante esas conferencias es la absoluta
necesidad de convertirse en un “estudiante” de su cónyuge, emocionalmente, espiritualmente, en
término de relaciones, y sexualmente.
¿Qué quiero decir con esto? Sencillamente esto: estudie a su esposo. Aprenda todo lo que pueda
sobre él: su ritmo sexual, sus necesidades, y cómo es que usted, siendo su compañera en un
matrimonio de por vida puede obrar para satisfacer esas necesidades en la medida que Dios
fortalece su matrimonio.
El misterio (y la belleza) de una unión sexual saludable es el deseo de ser conocido al nivel más
profundo e íntimo. ¿Usted sabe, o se preocupa, por lo que complace a su esposo sexualmente?
¿Qué señales le da que le indican su deseo de tener una experiencia sexual con usted? ¿Cuál es su
ritmo sexual? ¿Con cuánta frecuencia necesita sentirse entendido y satisfecho sexualmente?
Algunos hombres admiten que desean tener relaciones sexuales diariamente. Para otros es una
vez por mes. Para la mayoría de los hombres el ritmo está en algún punto intermedio entre las dos
posturas anteriores.
¿Sabe cuál es el caso de su esposo?
Algunas mujeres toman una revista de la tienda, leen un artículo que habla sobre la estadística
nacional y luego tratan de aplicar ese dato a su propio matrimonio. Probablemente no tenga que
decirle que esa no es su mejor fuente de información. Otras mujeres hablan con sus amigas, pero
esa no es una buena fuente tampoco. Cada relación matrimonial es única. Así que la mejor fuente
para averiguar lo que es normal para su esposo es su esposo.
¿Cómo lo averigua? Hay dos formas: obsérvelo y pregúntele. Sea observadora. Usted sabe cuando
se siente amoroso. Él le envía algunas señales. Algunos hombres lo hacen en forma sutil, pero la
mayoría son bastante obvios. Entonces vaya más allá de la observación. En el momento y lugar
adecuado, sencillamente mírelo a los ojos y pregúntele. La mayoría de los hombres no esperan
que sus esposas lean sus mentes (por lo menos no todo el tiempo). Tampoco esperan ver la
perfección. Pero sí esperan entendimiento y atención. Muestre interés en la vida sexual de él y en
su satisfacción sexual.
¿Acaso actúa como si estuviese frustrado o irascible? Tal vez necesite conectarse con usted
íntimamente para que le ayude a aliviar la tensión que pueda estar experimentando. Esté alerta a
sus necesidades de amor y a sus señales observando sus comentarios y acciones. Puede que esté
iniciando un deseo de experimentar de intimidad sexual con usted a través de matices que sólo
usted y él conocen. Así que si usted no tiene su antena sintonizada, puede que pierda su señal y
deje de satisfacer esta necesidad real. Hágale alguna de las siguientes preguntas, las cuales
reflejarán su deseo de ser una estudiante de su esposo:
-¿Qué te mostraría que estoy interesada en tus necesidades sexuales?-
-¿Cuán a menudo necesitas relaciones sexuales?-
-¿Qué es lo que más te satisface de nuestra relación sexual?-
-¿Qué es lo que necesitas que haga más seguido?-
-¿Qué es lo que necesitas que haga con menos frecuencia?-
-¿Qué significa para ti si yo inicio la relación sexual?-
-Si no estoy lista para el sexo en el mismo momento que tú, ¿cómo puedo mostrártelo en
una forma que no te haga sentirte rechazado?-
Si la esposa no satisface a su marido en el área de la intimidad sexual, la mayoría de los hombres
(aún los cristianos) a la larga comenzarán a tener un mal funcionamiento. Así que si una esposa
no sabe lo que conlleva satisfacer a su esposo, es esencial que averigüe.
Si una mujer conoce las necesidades sexuales de su esposo pero no puede satisfacerlas por un
período de tiempo, el esposo tiene la capacidad de ofrecer la gracia que ella necesita. Si usted
estuviese enferma o bajo estrés emocional o está tratando con un dolor sexual del pasado o algún
otro asunto, entonces un breve receso en lo sexual es a menudo apropiado. Pero sólo por un
breve tiempo. La Escritura es clara: “No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de
mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno,
para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia” (1 Corintios 7:5).
Si su esposo está luchando en alguna área de su vida, entonces usted necesita amarle de forma
sacrificada, poniendo sus propias necesidades a un lado por un tiempo. Hay momentos en que el
esposo no inicia la intimidad sexual o no responde a las necesidades sexuales de su esposa. Puede
que esté experimentando algún dolor físico (dolores crónicos o problemas después de una
operación quirúrgica), dolor emocional (depresión o ansiedad), o estrés. Si un hombre se halla
perdido en su propia vida, puede que experimente o un aumento de su deseo por el sexo o un
decaimiento de su necesidad de intimidad sexual. Es frecuente que los hombres experimenten
algunos de estos momentos intermitentes de impotencia o problemas a largo plazo sin poder
obtener o mantener la erección. Las investigaciones recientes y los medicamentos han acelerado el
tratamiento de esta condición, y una visita al médico puede ser de mucho valor, pero la respuesta
suya para con su esposo durante esos momentos es vital. Nuevamente, la mejor regla general es
conocer a su esposo. Conozca las necesidades que él menciona y las que no menciona también.
Los esposos y las esposas deben estar siempre dispuestos a sacrificadamente privarse de su
necesidad sexual para alcanzar una meta superior durante los tiempos difíciles... siempre y cuando
haya mucha comunicación y entendimiento. Si existe dolor o conflicto, entonces tómense el tiempo
para solucionarlo. Pero uno no puede estar mucho tiempo sin intimidad sexual sin causarle algún
daño a la relación. A medida que pasa el tiempo y las necesidades del esposo o la esposa no son
satisfechas, el cónyuge que ha sido descuidado puede sentirse tentado a tomar rutas alternativas
para satisfacer esta necesidad. Pese a que esto nunca será una excusa para el pecado que
consiste en satisfacer las necesidades sexuales fuera del matrimonio, los riesgos para una pareja
son demasiado grandes como para que sean ignorados.
1
Si esta es un área de necesidad en su matrimonio, le sugiero que le dé un vistazo a mi libro Dr.
Rosberg’s Do-It-Yourself Relationship Mender (Wheaton, Ill, 1995) para aprender cómo cerrar esos
abismos de conflictos no resueltos.
2
Este deseo y compromiso no significan que usted debe participar con su esposo en una actividad
sexual con la que no se siente cómoda. Los esposos y las esposas deben comunicarse claramente
sus propios deseos, así como también su propio nivel de confort y los límites cuando se trata de la
intimidad sexual. Pero yo siempre aliento a las parejas a que tengan estas discusiones fuera de lo
que son los momentos de intimidad sexual.
Carlos es un ex piloto de la fuerza aérea. Él sabe lo que quiere y hace sus planes para conseguirlo.
Hoy no es la excepción. En camino de regreso a casa conduce su automóvil y se siente muy bien,
silba y sueña acerca de su “plan de amor.”
Dejaré el auto en el garaje, caminaré hacia la casa y desataré mi corbata. Dejaré mi maletín, me
relajaré un rato, haré el amor con Débora, me pondré ropa deportiva, jugaré un poco al
básquetbol, tomaré el control remoto, miraré algunas noticias, y luego cerraré mis ojos por unos
minutos antes de cenar.
Cuando Carlos llega a su hogar, entra por la puerta trasera, Débora lo mira y sus ojos se
encuentran. Sus ojos traspasan los de ella con “esa mirada.”
Durante todo el día, Débora ha estado tratando de lidiar con dos niños preescolares. Sus
conversaciones se centraron en una criatura de ficción color púrpura que se llama Barney, y tuvo
que lidiar además con varias catástrofes: la manguera del lavarropas se rompió, los niños
derramaron jugo de uva sobre la alfombra color crema, el gato había arañado a uno de los niños,
y la madre de Carlos había llamado diciendo que iría a visitarlos por una semana.
Esa “mirada” en los ojos de Carlos fue la gota que derramó el vaso. Puso a Débora al límite. Carlos
ya no era la compañía y el consuelo que había anhelado durante todo el día. Él ahora era... el
enemigo. Su mirada, ese guiñar de ojos le estaba enviando varios tipos de mensajes a ella:
-Permíteme tomar cada partícula de energía que aún te queda.- -Permíteme que tome todo lo que
tienes y que te deje sin nada.- -Déjame ser como todos los demás y pararme en la fila para tomar,
tomar y tomar.-
Débora levantó sus manos hacia el aire y gritó, -No, no ahora.- Entonces salió abruptamente de la
cocina y fue a la sala de estar para sentar sola por primera vez durante todo el día. Normalmente
ella es una persona fuerte y resistente, pero ese día tuvo que contener sus lágrimas. Su tanque de
gasolina indicaba que estaba mucho más que vacío.
Carlos pensó mientras suspiraba, - Aquí se terminó el “plan de amor” maestro que traía. Pero en
lugar de acusar a Débora por reaccionar así, caminó hacia la sala de estar y se sentó junto a ella
en el sofá.
-Cuéntame sobre tu día, Débora,- le dijo mientras gentilmente la tomaba y colocaba su brazo
alrededor de ella.
-Realmente no tenía idea que ser madre sería tan difícil, Carlos. Estoy tan cansada de cereales y
salsa de manzana. Extraño poder conversar con personas adultas y tener una conversación que no
sea interrumpida por discusiones y libros para pintar. La casa está en desorden. Voy de cuarto en
cuarto recogiendo cosas, y apenas me salgo de la vista de ellos entonces comienzan a tirar más
cosas. Siento como que nunca estuviera por encima de la situación.-
Lo que Débora necesitaba en ese momento por parte de Carlos era la seguridad de poder
descargar algo del estrés que se había estado acumulando en ella durante el día. Y como Carlos
conocía a su esposa tan bien, sabía que en ese momento ella necesitaba conectarse con él, así
que se sentó y la escuchó. A medida que descargaba, él se concentró totalmente en ella. Luego,
después que ya se había desahogado y quedo más tranquila, él la besó en la frente y le dijo que
se relajara. Entonces fue a la cocina, se arremangó la camisa, vació el lavaplatos que tenía platos
ya limpios y puso los platos sucios que estaban sobre el mostrador.
Cuando terminó eso, se asomó por la cocina y dijo: -Débora, sé que tuviste un día muy exhausto.
Simplemente siéntate un rato. Voy a jugar un poco con los niños afuera.-
La sensibilidad de Carlos y su disposición de entrar en acción y compartir las tareas de la casa no
solo validaron la necesidad de Débora, sino que también aligeraron su carga. De esa manera ella
tuvo tiempo para sí, para poder llenar su tanque vacío.
Luego de cenar Carlos todavía mostraba ternura, asegurándose de que ella estuviera mejor. -
¿Cómo te sientes? ¿Puedo traerte algo?- le preguntó en cierto momento. También tomó su mano
y le dijo: -sé lo duro que trabajas por nuestra familia, y quiero que sepas lo mucho que aprecio
todo lo que haces por los chicos y por mí. Puede que no pienses así, pero sé que eres la mejor
madre del mundo para nuestros hijos. Me fascina mirarte cuando estás con ellos.-
Débora abrazó a Carlos y le dijo: -Gracias cariño.-
Cuando llegaron las noticias de las diez de la noche, Carlos apagó el televisor, se levantó de su
sofá, cerró la puerta, apagó las luces y subió las escaleras para dormir antes de comenzar un
nuevo día de trabajo. Pero al abrir la puerta de su dormitorio, vio el brillo de la luz tenue de un
candelero y a Débora sonriéndole desde debajo de las sábanas.
-La noche es joven, Carlos,- le dijo ella.
Carlos ya no se sintió cansado.
Así que, ¿logré captar su atención muchachos? Si bien los hombres enlistaron la intimidad sexual
como su necesidad de amor número dos en el matrimonio, las mujeres indicaron que la intimidad
emocional es su segunda necesidad de amor más importante.
Se alejará
Una señal de que su esposa puede estar sedienta de intimidad emocional es cuando ella se aparta.
-¿Qué te sucede, cariño?- pregunta Ricardo.
-Nada,- contesta ella.
¿Qué hice ahora? Piensa él para sí mismo. ¿Qué nos está sucediendo?
Ricardo conoce esa pared invisible muy bien. La pared que María construye ladrillo a ladrillo
cuando la relación entre ellos no ha sido la prioridad de él. Esto sucede generalmente cuando han
tenido muchas actividades. Él tiene que estar fuera mucho tiempo o es distraído por otros temas,
y ambos no tienen tiempo para hablar. María comienza a alejarse a ese lugar dentro de ella que
está guardado y es estricto.
Es muy probable que María esté herida por la falta de conexión de su esposo para con ella en los
momentos de diálogo. Ella no sabe a dónde llevar todos esos temas reales que necesita compartir,
así que los guarda dentro de sí, los entierra vivos, si usted así lo quiere.
Cuando usted siente que la pared de su esposa está subiendo, sabe que algo está muy mal. Desde
la perspectiva de la mujer, significa que su esposo no representa una seguridad sino mas bien una
amenaza. Y si esto permanece así, con el tiempo pueden terminar como dos extraños que
coexisten bajo el mismo techo, compartiendo las mismas comidas y la misma cama, pero con una
pared que los separa emocionalmente.
Mire a la persona que encuentra frente al espejo y hágale la difícil pregunta: -¿Qué he dicho o
hecho para contribuir a la pared que mi esposa ha edificado?-
La mayoría de las veces, la mujer se alejará para protegerse a sí misma si ella ha sido amenazada
por algo que usted esté haciendo o si ella se siente verbalmente atacada. Cuando sus palabras son
positivas, estas fortalecen el fundamento mismo del matrimonio. Pero si sus palabras son de
crítica, duras y destructivas, su esposa se retirará para protegerse a sí misma. Si usted en
contrapartida la lastima, o la menosprecia, entonces sepa que le estará arrojando ladrillos que
lastimarán su corazón; puede que entonces ella tome esos ladrillos y continúe edificando la pared.
Tome la iniciativa y encare el dolor. Hágase responsable por el tono de la relación, y vuelva a
encarrilarse, especialmente si es culpable de haber contribuido al dolor.
Si ve alguna de las siguientes señales de dolor, puede que su esposa se esté alejando, aislando y
protegiéndose a sí misma para no ser herida:
¿Su esposa parece estar distraída?
¿Mantiene una relación distante con usted?
¿Está invirtiendo más tiempo del usual en el trabajo o en otras actividades?
¿Está demasiado ocupada para tener intimidad con usted?
¿Evita pasar tiempo a solas con usted?
¿Parecería como que los niños tienen una prioridad más alta que la suya?
Una mujer puede esconderse detrás de una pared, o puede ir manteniéndose ocupada con un
calendario personal que no tenga el nombre de usted escrito. Cuando una mujer parece fría y
congelada emocionalmente, algunos hombres cometen el error de intentar quitar rápidamente esa
actitud de ella y “hacerla que se enderece.” Le aseguro, esta no es la forma de ganar a su esposa
nuevamente. Si usted la intimida por medio de la ira, el enojo o las demandas, ella se alejará aún
más. Permanecerá encerrada y congelada.
Ella puede buscar en algún otro lugar para satisfacer sus necesidades
Una tercera consecuencia de que su esposa no satisfaga su necesidad de intimidad emocional es
que pueda involucrase con otro hombre. Este sería el peor de los casos, pero sucede. Si una mujer
no es entendida y amada, y su necesidad de intimidad emocional no es satisfecha, entonces se
vuelve vulnerable a otros hombres que muestren interés en sus pensamientos y emociones.
Si otro hombre hace que su esposa se sienta cómoda y segura con él, ya que valorará que
comparta sus pensamientos y emociones, usted puede estar a punto de experimentar problemas.
Lo más probable es que este hombre sea alguien a quien ella encuentra en su vida diaria: su
mejor amigo, un vecino, su jefe, o un socio. Comenzará siendo algo muy inocente, con unas pocas
conversaciones aquí y allá. Cuanto más compasivo o más empatía muestre, más peligroso se
volverá.
Reinaldo y Ana profesan ser cristianos profesantes. Se conocieron en el trabajo, y fue ahí donde
comenzaron los problemas.
Si pudiéramos volver un año en el tiempo y advertirles de la ruina que proviene de corazones
desprotegidos, tanto Reinaldo como Ana hubieran alardeado: -Bueno, eso nunca nos sucederá a
nosotros. Somos cristianos. Juramos que nunca nos podría pasar.- Pero sí pasó.
Todo comenzó en forma muy inocente cierto día en que Ana estaba vulnerable emocionalmente y
comenzó a conectarse con Reinaldo, un hombre con quien se sentía cómoda de hablar las cosas
en su trabajo. Esta conexión de entendimiento la hacía sentirse tan maravillosamente bien que
quiso tener más y más acceso a la mente de este hombre espiritual. Con todo, esto nunca hubiera
sucedido si la necesidad de Ana de intimidad emocional hubiera sido satisfecha por su esposo. Ella
ni siquiera sabía que estaba en peligro.
Ana y Reinaldo trabajaban juntos en una oficina en la que la atmósfera entre los empleados era
bastante buena. La gente era abierta con respecto a sus problemas y voluntariamente se
animaban unos a otros. Pero Reinaldo era un hombre que sobresalía de los demás. Él realmente
se preocupaba por las personas con las que trabajaba y se entregaba para asegurarse que los
demás estaban bien. Él era muy franco y extrovertido, y a Ana le fascinaba escucharlo. Se sintió
atraída a su personalidad y gradualmente se quedó embelesada con él porque era un cristiano
muy bueno. Ella sentía la ausencia de esas características en su propio esposo, quien era un
cristiano nominal y un cónyuge no comunicativo. Él rara vez le expresaba abrigo y amor, y nunca
oraba con ella. De hecho, una de las razones por las que Ana había tomado el empleo era que
este le daba la oportunidad de hablar con otros cristianos.
Un día Reinaldo encontró a Ana llorando. Puso su brazo alrededor de ella y la consoló. Luego oró
por ella. Él, por supuesto, no tenía forma de saber que el esposo de Ana no estaba satisfaciendo
sus necesidades emocionales básicas. Así que lo que sucedió en los siguientes minutos tomó a Ana
totalmente desprevenida. Mientras Reinaldo oraba por ella, estaba tocando su vulnerable corazón.
Sus palabras, su calidez, su toque, y su espiritualidad hicieron que algo dentro de ella se
encendiera. Ella sintió intimidad emocional con él ya que él tuvo acceso a su desprotegido corazón
en lo espiritual, emocional y físico.
Ana comenzó a pensar mucho en Reinaldo. Mientras se vestía para ir a trabajar en la mañana,
pensaba qué podía hacer para que él se sintiera atraído hacia ella. No podía aguantar las ganas
que tenía de ir al trabajo y conversar con él. Se dirigía hacia la oficina de él por el problema más
pequeño para obtener así su atención. A ella le fascinaban esos momentos de conexión emocional
y con confianza compartía cosas con él, y usaba cualquier excusa para obtener más de él. Ella le
respondía llegándose a él y tocándole, dando palmaditas en su brazo mientras hablaban.
Reinaldo pensaba que él era intocable por cualquier otra mujer que no fuera su esposa, hasta que
Ana comenzó a tocarlo en formas muy tiernas. El encanto de ella hacía que se volviera un área
gris. Después de todo eran simplemente amigos, él sólo le estaba ministrando a ella.
¿Cómo es que cosas así le pueden suceder a los cristianos? “Por sobre toda cosa guardada, guarda
tu corazón, porque de él mana la vida,” Proverbios 4:23 nos advierte. Al satisfacer la necesidad de
amor de su esposa con respecto a la intimidad emocional, protegemos mutuamente nuestros
corazones. Una mujer puede crear vínculos emocionales más fácilmente de lo que un hombre lo
hace. Y cuando una mujer tiene su corazón desprotegido, antes que se dé cuenta, ha desarrollado
una atadura emocional con alguien más además de su esposo.
No permita que el orgullo y la arrogancia le digan que lo que sucedió con Reinaldo y Ana no puede
sucederle a usted. La etiqueta de “cristiano” no hará que su matrimonio permanezca intacto.
Como cristianos debemos abandonar todo lo que se interpone en el camino de seguir a Dios con
todo el corazón en nuestros matrimonios. Comience estando alerta a las banderas rojas que
puedan indicar que su esposa está encontrando satisfacción para sus necesidades emocionales en
otro hombre. Luego trabaje duro para proteger su matrimonio, asegurándose que usted es el
único que satisface las necesidades emocionales de su esposa completamente.
Escúchela
Sobrecargada. Estoy seguro que conoce la palabra, y el sentimiento. Pocos podemos escapar de
esto en el mundo de hoy. Usted está ocupado, su esposa está ocupada. El ritmo veloz a menudo
separa a las parejas sencillamente porque no hay tiempo de conectarse, o por lo menos no hacen
tiempo para conectarse.
Una forma segura de conectarse es ofrecer un oído para escuchar. El énfasis aquí está en
escuchar, no en arreglar. Realmente escuche los mensajes que su esposa le envía. No los oiga
simplemente, sino escúchelos. ¿Qué es lo que le está diciendo? ¿Está escuchando los mismos
comentarios una y otra vez? ¿Siempre discuten sobre las mismas cosas? Despiértese, estos son
temas no resueltos, los cuales se están comiendo a su esposa. Y para serle franco, puede que ella
ni siquiera se dé cuenta. Como ya dijimos anteriormente, puede que ella no reconozca la
profundidad de su necesidad de conectarse hasta que encuentre a un comprensivo oyente en otro
hombre.
Invierta unos minutos ahora mismo pensando en cualquier tema no resulto que usted tenga con
su esposa. Luego pregúntele a su esposa si ella tiene alguno. Y si dice: -Oh, nada cariño- no de un
suspiro de alivio, sentándose frente al televisor. Investigue un poco, y escuche mucho más aún.
Déjela hablar hasta que alcance lo profundo del corazón de ella y descubra el verdadero problema.
Aquí están algunas formas reales y prácticas para que usted escuche:
Dele su completa atención cuando ella le hable. Deje a un lado el periódico. Apague el
televisor. Mírela a los ojos.
Permita que el contestador del teléfono atienda la llamada si el teléfono suena mientras los
dos están hablando.
Encuentre algún deporte que puedan practicar juntos. Esto no sólo les proveerá estar juntos
físicamente sino que además les proveerá mucho tiempo para hablar y escuchar. Salgan a
pasear en bicicleta, o a caminar, o a jugar al golf.
Siéntense los dos al final de cada día y hablen acerca de todo lo que sucedió. Retenga las
ganas de resolver los problemas y simplemente escuche.
Esté listo para ir a la cama juntos, y vayan a acostarse al mismo tiempo. Tienen la
oportunidad de terminar el día juntos, escuchándose mutuamente, abrazándose mutuamente.
No vea cada queja como un ataque. Las mujeres piensan que en la medida que sientan que
el matrimonio está marchando bien, pueden hablar sobre eso. Los hombres sienten que la
relación no está funcionando bien si tienen que hablar de ella. Cuando su esposa comente
alguna queja, trate de verlo como un acto de amor.
Resístase a la urgencia de resolverlo (sea lo que sea). Su esposa necesita que usted
reconozca sus sentimientos; ella necesita saber que lo que está diciendo, está siendo
registrado por usted. Incluso cuando usted no esté de acuerdo con ella, el hecho de reconocer
sus emociones le permitirá saber que usted no las está menospreciando al pasarlas por alto y
apurarse a sugerir una solución.
Reconozca las emociones fuertes como si fuesen signos de exclamación. Cuando ella está
disgustada, enojada, o frustrada, dese cuenta que estas emociones son su forma de hacerle
saber lo mucho que le importa un determinado asunto.
Reserve su evaluación o juicio. Escúchela y muestre empatía. Permítale que se sienta
escuchada y entendida.
Tenga una actitud respetuosa. No presuma conocer sus pensamientos ni entender sus
sentimientos.
Encuentre el tesoro en los hechos. Reúna la información basado en lo que ella está
comunicando, dándole valor a lo que ha hecho bien. Existe un buen dicho para esto: -Escriba
las virtudes sobre mármol, y los errores en la arena.- Con demasiada frecuencia invertimos
esto y desanimamos a nuestro cónyuge.
Esté junto a ella emocionalmente. Si está en luchas, lo último que necesitaría es que se le
digan las razones por las que no debería estar luchando. Lo que ella necesita de usted es que
esté allí con ella.
Resuelva el Conflicto
En Efesios 4:31-32 Pablo nos dice “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y
maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos
unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”
Usted no podrá conectarse emocionalmente si en su interior tiene o alimenta el rencor, la
amargura o la ira. Estas emociones son tóxicas para cualquier relación. En el ámbito espiritual, el
enemigo usa estas emociones como puertas de entrada para introducir todo tipo de desorden en
el matrimonio.
Debido a que usted está leyendo este libro, sé que tiene cierto nivel de compromiso hacia su
esposa. Afírmese en el poder de sus votos matrimoniales y permita que este compromiso le libere
de las cadenas de la discordia, las cuales fácilmente pueden alejarlo de la verdadera intimidad
emocional.
Resista cualquier deseo de usar palabras críticas, rencorosas o sarcásticas. Luego de un seminario
matrimonial, una esposa me escribió la siguiente nota: -Cuán agradecida estoy por el impacto que
su charla en la sesión para los hombres en la Conferencia sobre las Cinco Necesidades de Amor de
los Hombres y las Mujeres provocó en Roberto. Él había escuchado millones de veces que “las
palabras hieren a las mujeres”, pero su ilustración de que nos lastima como si fuésemos golpeadas
por piedras finalmente le hizo entender.-
Las palabras rudas, insolentes y críticas pueden lastimar el alma de su esposa y quebrantar su
espíritu. El abuso verbal es tan malo como el abuso físico. No deja ninguna cicatriz física, pero el
daño emocional es igual de devastador y doloroso. Usted tiene el corazón de su esposa en sus
manos, y debido al impacto que ocasionen sus palabras, será transformado para siempre para
bien o para mal.
Usted ya habrá escuchado la expresión: -No lo piense dos veces.- Bueno, sencillamente usted no
se puede dar el lujo de darle a los pensamientos o comentarios negativos un pie de apoyo
(oportunidad que lo piense dos veces) si quiere permanecer con pensamientos puros y un corazón
puro hacia su esposa. Una mujer nunca se conectará emocionalmente ni íntimamente con un
hombre que la destruye.
¿Alguna vez estuvo cerca de parejas así? ¿Se sintió rebajado emocionalmente al escuchar a un
esposo decirle cosas hirientes a su esposa? Palabras críticas, palabras demandantes, el tipo de
palabras “que la ponen en su lugar.”
Me sentí rebajada por una situación así recientemente en un aeropuerto. Estaba en el sector
donde se recoge el equipaje cuando me fijé en un hombre y una mujer que llevaban un carrito
cargado hasta arriba con sus maletas. Repentinamente él se detuvo, giró y comenzó a gritarle a
ella. No pude escuchar lo que le estaba diciendo, pero tan solo mirar a su rostro me asustó.
Algunas veces, la expresión de su rostro, y ni hablar del completo impacto de sus palabras,
pueden asustar a su esposa.
El negar las emociones honestas no es saludable, pero tampoco lo es el tomar como hábito
“arrojar” las negativas sobre otro para que usted se sienta mejor. No está de más decir que
cuando se sienta enojado o frustrado, entonces debe hablar con Dios. Si usted no aprende a
controlar esas emociones tóxicas en una forma saludable, le prometo que ocurrirá una de las
siguientes tres alternativas: su esposa responderá dándole pelea, huirá, o se paralizará. Cualquiera
de las tres son malas opciones.
¿Existe algún conflicto en su relación? ¿Es usted consciente de alguna cosa por la cual le es
necesario perdonar a su esposa? ¿Está guardando algún rencor sobre alguna cosa de su relación?
Si es así, es importante resolver su conflicto.
Pedro tiene una familia que es extremadamente unida, y para su familia fue difícil aceptar a
Belinda en su círculo desde que se casaron. Pedro tampoco ayudó a remediar la situación. En
teoría, él colocaba a Belinda en primer lugar, pero en la práctica le era muy difícil desprenderse de
su mamá y su papá. Por ejemplo, si Pedro y Belinda hacían planes para el fin de semana pero su
madre le llamaba y le invitaba a que fueran a cenar, ¿adivine qué es lo que hacían? Adivinó.
Dejaban a un lado sus planes e iban a la casa de los padres de él para cenar. Durante tres años
Pedro y Belinda pelearon por este tema. Cada conflicto parecía hacer surgir ese reprimido tema
(que Pedro no podía cortar su cordón umbilical). La cosa se ponía peor con cada conflicto, hasta
que finalmente Belinda se hartó. La dependencia de Pedro sobre su familia estaba arruinando un
matrimonio saludable en potencia, pero ella estaba cansada de hablar sobre eso. Así que prefirió
mantener silencio.
El alejamiento de Belinda sorprendió a Pedro, y lo asustó. Fue lo suficiente como para que por
primera vez comenzara a ver la verdad. Se dio cuenta del dolor que había causado a su esposa
permitiendo que su relación con sus padres fuera más importante que su relación con ella. Pedro y
Belinda se dispusieron a resolver el asunto y dejar atrás todo el dolor que se habían ocasionado
mutuamente, y se dispusieron a seguir adelante. A partir de allí no han tenido un conflicto sobre
ese tema nuevamente.
Si usted tiene un conflicto en su matrimonio, trate de arreglarlo. Hable con Dios al respecto. Luego
hable con su esposa. Perdone si tiene que hacerlo. Confiese si tiene que hacerlo. Deje a un lado su
rencor. El albergar resentimientos puede ofrecer un inmediato sentido de gratificación o poder,
pero los resentimientos causarán úlceras y a la larga le controlarán. La manera de restaurar la
armonía en su matrimonio es quitando los resentimientos, no reviviéndolos. Ningún matrimonio es
capaz de recuperarse de las desilusiones y seguir avanzando hacia la madurez a menos que ambos
dejen a un lado la amargura. Usted no podrá confiar en su esposa ni amarla mientras tenga
resentimientos hacia ella, ya sea secretamente o abiertamente.
El dejar atrás el rencor, la amargura, el resentimiento y la ira es algo que hacemos por nosotros
así como también por nuestro cónyuge. La ira pone nuestro propio corazón en tinieblas. Y cuando
estamos en tinieblas, no podemos vivir en la luz. Dios debe ser la fuente para ese perdón, a
medida que extraemos del profundo pozo de sus provisiones. Dios quiere que amemos en la forma
en que fuimos amados, que consolemos como fuimos consolados, y que perdonemos como fuimos
perdonados (1 Juan 4:11; 2 Corintios 1:4; Efesios 4:32).
-Barb, estoy camino de regreso a casa. Necesito hablar contigo inmediatamente. Tengo unas
noticias fantásticas y necesito dártelas en persona.-
Sé que otras personas hubieran estado deseosos de escuchar estas noticias también, pero quería
que Barb fuera la primera en escucharlas. Y quería que ella las escuchara directamente de mí.
Cuando entré por la puerta de atrás, Barb estaba esperándome. –Barb, es maravilloso,- dije,
sonriendo de oreja a oreja, -Mi papá acaba de confiar en Cristo como su Salvador.-
Para entender el significado de ese anuncio, usted necesitaría conocer un poco la historia de esto.
Yo no crecí en un hogar cristiano. Si bien nuestra familia iba a la iglesia, daba dinero, y respetaba
a Dios, yo nunca había oído acerca de una relación personal con Jesucristo hasta 1973, cuando
escuché una presentación de la Cruzada Estudiantil para Cristo en mi sociedad de estudiantes
universitarios. En el verano de 1973 yo había aceptado a Jesucristo en mi vida como mi Señor y
Salvador.
Cuando le conté a mis padres sobre esto, mi padre reaccionó fuertemente. Él pensó que yo me
había unido a una secta y tenía temor que me estuviese volviendo loco. Casi inmediatamente me
encontré entre la espada y la pared. Estaba sediento de esta nueva relación con Cristo y sentía
una increíble carga por la salvación de mi padre, pero también necesitaba su afirmación o
consentimiento, la cual él no estaba dispuesto a darme.
Durante los siguientes veintiún años oré por mi padre y compartí mi fe con varias veces sin ningún
provecho. Entonces, en la víspera de su cumpleaños número setenta y cinco, y como estaba a
punto de pasar por una seria operación del corazón, le escribí una carta y se la di antes de irme
de la ciudad. En esta carta le contaba las docenas de recuerdos de padre e hijo que habíamos
experimentado juntos. También le aseguré que si no sobrevivía la cirugía, yo me haría cargo de
mamá, financieramente y emocionalmente. Finalmente, le hablé una vez más sobre su necesidad
de una relación personal con Jesucristo. Le dije que me lamentaría por el resto de mi vida si él no
sobrevivía la cirugía sin que yo me hubiera arriesgado a compartir mi sentir y las Buenas Noticias
con él por última vez.
Las últimas palabras en la carta fueron: -Papá... te llamaré en dos días, precisamente antes del día
de tu operación, y te preguntaré una cosa: ¿Hiciste la oración (oración de salvación) de la página
205 de mi libro Guard Your Heart?-
Cuando lo llamé dos días después, mi mamá me preguntó, -¿Qué le dijiste a tu padre en esa
carta? Está llevando tu libro a todos lados con su dedo en una página, pero no me quiere mostrar
esa página. Sólo la sigue leyendo Gary.-
-Déjame hablar con él mamá.-
Cuando mi padre tomó el teléfono le pregunté, -¿Papá, oraste esa oración?-
-Hijo, hoy me hice cristiano,- me dijo.
Usted no se puede imaginar el gozo que conmovió mi alma cuando escuché esas palabras, y la
primera cosa que quise hacer fue llegar a casa y decírselo a Barb, mi esposa, mi amante, mi mejor
amiga, quien había orado conmigo durante todos estos años por la salvación de mi padre. Otras
personas también habían orado (nuestras hijas, mi grupo de amigos de oración) pero Barb tenía
que ser la primera en escuchar las noticias.
Quería decirle a Barb en primer lugar ya que al fin y al cabo, los mejores amigos se cuentan sus
mayores temores y gozos. En eso consiste la amistad de un matrimonio.
La mirada en sus ojos cuando entré por la puerta valía mil palabras. Me decía: -Tú siempre creíste,
Gary, y tu mayor deseo se acaba de cumplir. Tienes la seguridad que estarás en la vida eterna con
tu papá.- Cuando su esposa, querido lector, como su mejor amiga puede compartir las
experiencias de la cima de la vida luego que soportaron juntos el dolor del valle, ustedes
realmente están en la cumbre de la montaña. En esto consiste el matrimonio: la intimidad
alcanzada por medio de la unión de dos corazones, almas y mentes en el medio del gozo y del
dolor.
Al poner los pies sobre la tierra, hay una persona con la que sé puedo contar, pase lo que pase:
Barb. Independientemente de lo unido que esté con mis hermanos en Cristo en una conferencia
para hombres o en nuestros grupos semanales de rendición de cuentas, Barb realmente es mi
amiga número uno, mi mejor amiga.
Así como Barb me había recibido con su amor incondicional el día que llegué a casa con las
dolorosas noticias de perder la mitad de nuestros ingresos (cosa que compartí en el capítulo 1),
ella me recibió en este día con celebración. Eso es lo que hacen los mejores amigos: ellos le
reciben sea cual sea la historia que usted lleve. Ya sea dolor, heridas, esperanza, pérdida o
celebración. Los amigos, los mejores amigos, se conectan con usted en el transcurso de cualquier
experiencia. En eso consiste ser amigo de su cónyuge.
Cuando comparto la historia de la salvación de mi padre, las personas reaccionan haciendo eco de
mi celebración de la fidelidad de Dios. Incluso estimula a algunos de ellos a contarme sus propias
oraciones contestadas y anima a otros de a contarme sobre su esperanza que sus oraciones por
algún ser querido sean contestadas un día. Cierto día, en una conferencia, una mujer me preguntó
algo particular al respecto, -¿Qué fue lo que Barb dijo que le hizo sentirse tan conectado? Me
encantaría acercarme al corazón de mi esposo como mi mejor amigo.- Como le dije a ella, fueron
en realidad varias cosas.
Barb dejó todo a un lado y me dio su completa atención.
Barb se conectó con mi alma con una profunda expresión de gozo y celebró conmigo.
Debido a que Barb había orado conmigo por tanto tiempo, sus oraciones genuinas y
sentidas también fueron contestadas, así que ella se regocijó en el obrar de Dios hacia
nosotros dos.
¿Qué era lo que yo necesitaba de ella en ese momento? Su atención. Tener acceso a su alma. Su
genuina alegría de que su mejor amigo estaba celebrando la respuesta a su prolongada oración.
Eso es lo que hacen los mejores amigos: ellos dan así como también buscan; dejan a un lado sus
agendas para buscar el corazón del otro, ellos sienten con uno en vez de imponer sus propios
sentimientos sobre el otro.
Mi amistad con Barb es lo que define la mayor parte de nuestro matrimonio. No sólo la amo con
un amor ágape (incondicional, como Cristo). También estoy enamorado de ella con el amor eros
(romántico). Pero mi profundo amor phileo (amistad) hacia mi esposa es tan esencial como mi
amor ágape y mi amor eros.
No es una coincidencia que nuestra investigación sobre las necesidades de amor de los cónyuges
indica que las principales necesidades de amor del esposo concuerdan con las descripciones
bíblicas del amor. El amor ágape, eros y phileo encabezaban la encuesta sobre las necesidades de
los esposos en sus matrimonios (y en ese mismo orden).
Lamentablemente, he visto un patrón una y otra vez en mi oficina de consejería: un hombre y una
mujer se enamoran románticamente, se comprometen en casamiento, pero les falta la profundidad
del amor de amigos en su relación.
Rebeca y Patricio son un ejemplo. Rebeca me dijo en una sesión de consejería: -Si fuera
realmente honesta (y no sé cómo admitir esto a mí misma, mucho menos a Patricio) soy yo la que
obstaculiza que construyamos una fuerte amistad en nuestro matrimonio.-
Rebeca tuvo que reunir mucho valor para admitir esto, pero esa confesión fue el comienzo de su
habilidad para construir un matrimonio fabuloso. Patricio quería una amistad profunda con Rebeca,
pero ella no le permitía acercarse. Rebeca había sido abandonada por su padre cuando era
adolescente. Precisamente cuando estaba en una etapa de desarrollo tan importante, su papá
abandonó a su esposa y a sus cuatro hijos. El día que su padre se fue, Rebeca se prometió a sí
misma: -Nunca volveré a confiar en un hombre.- Ahora Patricio era quien pagaba los platos rotos
por la traición de su padre. La experiencia pasada de Rebeca y su falta de confianza se había
interpuesto en la senda que avanza hacia una relación íntima con él, y ella simplemente fingía que
las cosas estaban bien. Fue sólo cuando Rebeca comenzó a derribar sus propias paredes de
autodefensa y a lidiar con el dolor no resuelto de su pasado que comenzó a acercarse a Patricio.
Hoy día, su relación está creciendo a medida que su apertura y confianza es fortalecida día a día.
Sé que suena como una paradoja decir que uno tiene que desprenderse para construir, pero es
cierto. Las paredes no se construyen en un día, y no pueden ser derribadas rápidamente. En vez
de eso, necesitan deshacerse ladrillo por ladrillo. Las paredes interiores que dividen a un esposo
de su esposa necesitan ser reemplazadas con una pared saludable alrededor del matrimonio. Esto,
entonces, permite que se tomen riesgos y que se experimente la vulnerabilidad y la transparencia
dentro de la relación matrimonial, y cuando eso sucede, las dos almas se conectan con el amor
phileo.
¿Qué es lo que su esposo necesita en la amistad con usted?
En nuestra encuesta, la necesidad de amor número tres para la gran mayoría de los hombres es la
compañía, o la amistad. Esto en realidad no debería sorprendernos. Desde que Dios colocó a
Adán, el primer hombre, sobre la tierra, los hombres necesitaron ser complementados por sus
esposas. A menudo le digo a la gente: -No estoy bien solo. Necesito a Barb.- Adán experimentó la
misma cosa al estar nombrando los animales. Él estaba solo. Simplemente no se había dado
cuenta de su soledad hasta que vio a todas las parejas que estaba nombrando. Allí estaba él,
trabajando en el huerto de Eduardoén cuando “dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté
solo; le haré ayuda idónea para él” (Génesis 2:18). Así que, como Adán estaba cumpliendo el plan
de Dios para él nombrando los animales, Dios estaba cumpliendo su plan para Adán: “Entonces
Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus
costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una
mujer y la trajo al hombre” (Génesis 2:21-22).
Dios trajo a Eva a Adán para complementarlo. Ellos fueron los compañeros del alma. El tipo de
amistad que experimentaron ha sido una importante necesidad para los hombres y las mujeres
desde ese entonces. Nosotros queremos esa relación cercana, tal y como Dios quiere estar
relacionado con su creación. Nosotros como hombres necesitamos la amistad de nuestras esposas.
Adán necesitaba a Eva. Yo necesito a Barb. Su esposo le necesita a usted. Esto puede sonar como
un misterio, así que profundicemos un poquito.
Debemos descifrar lo que un hombre está queriendo transmitir cuando dice: -Necesito la amistad y
compañía de mi esposa.- También necesitamos comparar eso a lo que usted quiere transmitir
cuando piensa en esos términos.
Cuando usted escucha la palabra amistad, ¿qué es lo que pasa por su mente? ¿Vulnerabilidad?
¿Transparencia? ¿Comunicación de corazón a corazón? Este es probablemente un buen comienzo
para describir las necesidades de una mujer. Ahora, permítame darle una idea de lo que es el
corazón de su esposo. Él necesita las mismas cosas, pero probablemente no lo comunicaría en la
misma forma o con los mismos términos. Él sabe, por lo menos en lo profundo, que quiere estar
seguro con usted para explorar lo que está dándole vueltas en su corazón y mente. La verdad es
que, probablemente tiene cierta inseguridad interior, pero no se lo va a comunicar directamente.
Él sabe que si decide arriesgarse con usted, no va a ser juzgado o rechazado. La mayoría de los
hombres que conozco quieren comunicarse, pero no quieren ser malinterpretados.
¿Alguna vez ha escuchado a alguien decir estas cosas: -Pensé que teníamos mucho tiempo.-? O -
¿Dónde se han ido los años?- O, -Nunca creí que fuésemos a envejecer tan rápido.-
Si usted está en los veinte y tantos o los treinta y tantos probablemente esté pensando, Hágame
el favor. Eso suena como algo que mis padres o mis abuelos dirían. Bueno, usted no podrá creer lo
rápido que los años se van volando. Cuando nuestros hijos son jóvenes, soñamos en tener tiempo
a solas con nuestro cónyuge. (Oiga, ¡cuando son realmente jóvenes, soñamos con tan solo poder
tener cuatro horas de sueño ininterrumpido!). Pero antes que se dé cuenta, tendrá cuarenta y
tantos años, contemplando un nido vacío. Usted anhelará un poco de ruido en la casa proveniente
de sus hijos y sus amigos.
Así que aquí le va un consejo: comience a edificar esos patrones de amistad lo antes posible en su
relación matrimonial. ¿Es demasiado tarde hacerlo más adelante en la vida? No. Pero cuanto antes
comience, mejor habrá de terminar. No sólo serán excelentes ejemplos para sus hijos, sino que
usted y su esposo se beneficiarán de la dimensión extra que la verdadera amistad trae a su
relación.
La amistad no sucede del día a la noche, incluso entre cónyuges. ¿No le parece sospechoso
cuando alguien dice que un recién conocido es su “nuevo y mejor amigo”? La verdadera amistad,
que implica confianza y vulnerabilidad, honestidad y estímulo, intereses y actividades compartidas,
demanda tiempo para poder desarrollarse y madurar. Y la amistad entre cónyuges requiere lo
mismo. Yo lo llamo el “síndrome del conejo aterciopelado.” Para el momento en que nuestro
cabello se haya caído y nuestros ojos no puedan ver bien, finalmente estamos cómodos el uno con
el otro. Estamos los suficientemente cómodos para decir lo que necesitamos decir y ser lo que
necesitamos ser con honra y gracia y sin condenación.
Su esposo quiere poder ponerse su camiseta favorita y sus jeans favoritos y estar en casa con
usted. Ya sabe, la camiseta que usted vive amenazando que la usará como trapos y los jeans que
no lucen demasiado bien pero le calzan, además son su primera elección cuando abre la puerta del
ropero. Lleva un tiempo hacer que queden así. La etapa rígida, la de los “pantalones lindos” tiene
que pasarse para lograr que queden más amoldables y cómodos. Lo mismo sucede con el
matrimonio. Usted debe trabajar en la relación hasta que llegue a la etapa de amistad y
compañerismo, la cual logra que un matrimonio fabuloso se sienta “cómodo.”
Teniendo estas cosas presentes, entonces, concentrémonos en algunas de las formas en que su
esposo pueda necesitar su amistad.
Permita que su esposo sepa que usted quiere ser su mejor amiga
Eduardo quedó realmente sorprendido cuando me escuchó decirle a nuestro grupo semanal de
estudio masculino que nuestras esposas desean no sólo ser nuestras amigas, sino también
nuestras mejores amigas.
-Nunca le escuché a Carmen decir que necesitaba esto de mí,- me dijo después. –Esta misma
noche, cuando llegue a casa le voy a preguntar y la semana que viene le haré saber lo que ella
dijo. Creo que se equivocó esta vez, Rosberg.-
A la semana siguiente, después de nuestra reunión, Eduardo me dijo, -Tenía razón. Cuando le
pregunté por qué no me lo había dicho, ella me dijo que creyó que yo pensaría que eso nunca
sucedería, así que ni siquiera quiso arriesgarse. Eso fue lo que originó una buena conversación.-
El mejor lugar para comenzar a edificar su relación con su esposo es informándole que, desde su
perspectiva, esta es una necesidad real en su relación. Su esposo creció rodeado de muchachos y
haciendo con ellos “cosas”, por ejemplo practicar deportes, conducir automóviles, o simplemente
pasar tiempo juntos. Cuando los hombres se casan, algunas veces necesitan aprender cómo hacer
“cosas” con sus esposas. Si su esposo sabe que usted quiere pasar tiempo con él (además de
simplemente cuidar las necesidades de la casa y hacer de madre con los niños) puede que se
arriesgue a pedirle que se le una. ¿Por dónde comenzar?
Haga un inventario de algunos pasatiempos e intereses de su esposo, y pregúntele si se
puede unir a él en alguno de ellos.
Lea algunas de las cosas en las que él esté interesado, y comience a mencionarle lo que
está aprendiendo.
Hágale preguntas sobre lo que está haciendo en el trabajo, cuando juega o en su tiempo
libre. No el tipo de preguntas que suenan a una inquisición, sino el tipo que muestran
verdadero interés.
Comparta de su propia experiencia con él, para poder acercarlo a usted también.
Dígale que necesita amor phileo (amistad) de parte de él y que este tipo de amor bíblico es
importante para usted también.
Recuérdele que su relación es un lugar seguro para resolver lo que sea que está pasando
por su corazón. En cualquier momento y en cualquier lugar.
Haga que su relación sea un lugar seguro para que su esposo enfrente su dolor
Muchos hombres tienen que lidiar con algunos eventos dolorosos o algunos temas no resueltos en
sus vidas. Un padre alcohólico. Una familia rota. El haber sido golpeado duramente cuando niño.
La lista es interminable.
La verdad es que, usted bien puede ser la clave para ayudarle a resolver estos temas. Algunas
personas pueden decir: -Eso suena como si usted criase relaciones codependientes.- Eso no es
para nada lo que estoy diciendo. Su esposo es responsable de llevar sus asuntos al Señor así como
usted es responsable de sus propios temas delante del Señor. Sólo su esposo puede lidiar con el
dolor de su corazón, humillándose a sí mismo y teniendo una perspectiva de la vida firme y
honesta.
Como su esposa y mejor amiga, sin embargo, usted puede ser (y necesita serlo) el lugar de
refugio para él cuando esté a punto de sumergirse bajo la superficie. Su ánimo, apoyo y cuidado
pueden ayudar a crear una atmósfera en la cual él se sienta capaz de confrontar su dolor y
comenzar a lidiar con él.
Dígale que él está seguro con usted. Recuérdele que usted está allí con él. Muéstrele en palabras y
hechos que nada puede separarle de él y que nada puede interponerse al amor que Dios tiene por
él. Luego dígaselo una vez más. Y otra vez. Y nuevamente.
Cuando César supo que su madre abandonaba a su padre, todo lo que tenía sentido fue para él
fue lanzado al viento. Él no quería admitirle a nadie el profundo dolor que sintió, ni siquiera a
Juana, su esposa. Pero a medida que él se aquietaba más y más, y se introvertía cada vez más,
ella con amor creó un ambiente seguro en el cual él podría lidiar con su dolor. Finalmente, una
noche todo lo que había escondido salió a luz, y admitió lo que estaba pensando y sintiendo. –
Juana, no puedo creer que mi madre abandone a mi padre. ¿Luego de años de habernos educado
con el mensaje de que un hogar cristiano permanece unido se aleja de él? Sé que a veces puede
ser doloroso vivir con él, pero lo que ella hace en realidad está mal.-
¿Cómo fue que Juana creó un ambiente seguro para César cuando su mundo se dio vuelta por
completo?
Escuchó y no juzgó.
Le dio valor a los sentimientos y temores de él.
Le animó a no sólo tomar el tiempo para solucionar el tema con su madre, sino también
para buscar la dirección de Dios con respecto a cómo comunicarse con ella.
Le recordó que nunca lo dejaría.
Le recordó que la cruz es el lugar más seguro de la tierra.
1
Para recibir ayuda en cuanto al uso de palabras ilustradas, le recomiendo el libro de Gary Smalley
y John Trent The Language of Love (Colorado Springs, Colo.: Focus on the Family, 1992). Es el
mejor libro que he leído sobre el tema.
Esta carta anónima que Gary recibió recientemente me rompe el corazón. Me duele no sólo por
esta mujer sino también por otras mujeres que están recibiendo el mismo tipo de tratamiento de
sus esposos. Lamentablemente, este no es el único “hogar cristiano” donde el esposo ha quitado
sus ojos (ya sea sutilmente o deliberadamente) de Jesucristo y los ha puesto en sí mismo. El
resultado es siempre el mismo: todos sufren.
Si usted realmente quiere satisfacer la necesidad de amor de su esposa de tener intimidad
espiritual, entonces debe ver su matrimonio como una trenza de tres cordones: Dios, el esposo, y
la esposa. Dios es el cordón central, alrededor del cual los otros dos son entrelazados. Y como
Dios sin ningún cuestionamiento debe estar entretejido en la relación marital, no es de
sorprenderse que la necesidad de intimidad espiritual se haya ubicado entre las principales
necesidades (de acuerdo con la encuesta) tanto para hombres como para mujeres. La intimidad
espiritual puede tomar varias formas, pero desde la perspectiva de la esposa, implica el
crecimiento espiritual de su propio marido, que compartan el crecimiento espiritual de ambos
como esposo y esposa, que tenga comunicación con su marido acerca de asuntos espirituales, y
que su esposo tome el liderazgo espiritual del hogar.
En el centro mismo de la intimidad espiritual está la confianza. Su esposa debe confiar en usted,
pero no debido a su rango o posición (ni siquiera porque usted sea su esposo). Es cierto que parte
de la confianza se construye durante el noviazgo y en el compromiso que se toma con los votos
matrimoniales, pero la confianza total es lograda con el tiempo y bajo las presiones de la vida
diaria. Por mi propia experiencia, y por la experiencia de un sinnúmero de mujeres con las que he
hablado, cuando se trata de asuntos espirituales, una mujer necesita confiar en su esposo en
el caminar que tenga con Dios,
el apoyo que le brinde al crecimiento espiritual de ella,
la educación espiritual de los hijos,
las decisiones que tome que afecten a la familia, y
su liderazgo espiritual en el hogar.
En 1 Pedro encontramos una aseveración muy clara sobre lo crucial que es su rol no sólo en su
propia vida espiritual, sino también en su relación matrimonial: “Vosotros, maridos, igualmente,
vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas
de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo” (1 Pedro 3:7). A Propósito,
el punto aquí de que su esposa sea “más frágil” no significa que ella sea moralmente o
mentalmente más débil o inferior a usted; más bien se refiere a la relativa fuerza física.
¡Dios le pide mucho! Pero debido a que usted escogió aceptar su misión (¿verdad?), causará un
increíble impacto en su esposa. Ella anhela experimentar la llenura que viene de saber que usted
ama a Dios y está dispuesto a servirle al ser un marido y un padre efectivo. Así que, en la medida
que usted fortalece su relación con Dios y toma seriamente el rol que Dios le ha dado en su hogar,
la ayudará a fortalecer su relación con Dios y con usted.
Sin embargo, no me crea así y punto. Pregúntele a su esposa sobre sus necesidades específicas en
esta área.
El líder controlador
El estilo de Cristo nunca incluye la amenaza de un esposo hacia su esposa en un intento de
controlarla o intimidarla. Ninguna mujer quiere estar casada con un hombre así.
En su libro Rocking the Roles, William Hendricks y Robert Lewis concluyen que por causa del
pecado original (la naturaleza pecaminosa que todos heredamos de Adán y Eva desde la Caída),
los esposos tienen una tendencia de dominar a sus esposas. “[Génesis] nos dice de antemano
cómo es que los hombres caídos naturalmente tratarán de vivir con sus esposas. Nos profetiza que
las dominarán y las subyugarán a posiciones de un estatus inferior. Como sabemos, ese ha sido el
caso ciertamente. Tenemos miles de culturas y miles de años para documentar que eso es
exactamente lo que sucedió. Las mujeres lucharon bajo la dura dominación del hombre natural por
siglos. Incluso hoy día, los lamentos y quejidos provenientes de muchos hogares, surgen como
resultado de un gobierno por parte de intimidadores egoístas e insensibles” (p. 64).
Aunque usted tenga una esposa extremadamente confiada o de voluntad muy firme (como Gary
tiene a veces), cada mujer está diseñada para responder a un liderazgo auténtico y bíblico de
parte de su esposo. Lamentablemente, tal como Hendricks y Lewis relatan, algunos hombres
toman la ruta fácil del “liderazgo” e intentan ser los “jefes.” Esto es dominio, no liderazgo
espiritual.
Los hombres que son líderes controladores a menudo tienen el tipo de personalidad que les
capacita para ser motivadores y emprendedores, los empresarios del mundo. Son resueltos y
saben tomar decisiones, y fácilmente pueden inspirar a otros a que estén en la misma línea de sus
planes y visiones. El problema es que ese tipo de hombre, cuando está gobernado por sus
inclinaciones naturales, fácilmente puede transformarse en un déspota, y cuando eso sucede en
un matrimonio, lleva a problemas serios.
David es un muy buen ejemplo de esto. En el trabajo, está encargado de un departamento
altamente productivo. No podríamos decir que a la gente le cae bien, pero consigue que se hagan
las cosas. En su hogar él opera en una forma similar: él es la cabeza de la casa, y todo tiene que
estar bajo su control. Él piensa que puede conducir a su familia en la forma que quiera. Para él
sólo existen dos resultados en cualquier área de la vida: o se gana o se pierde. Y él detesta perder
(especialmente frente a una mujer, incluso si esa mujer es su esposa). Todo aquel que se pone en
su camino (lo cual significa también todo aquel que opina diferente que él) es una amenaza. Su
esposa Ruth, es una mujer capaz, cálida y se preocupa por los demás, pero ha sido herida tantas
veces por las crueles palabras de David que uno casi puede verla achicarse cuando él abre su
boca. En conclusión: David es un hombre egoísta y exigente.
Por más que esto parezca un ejemplo extremista de lo lejos que puede llegar un cristiano como
David, quien es diácono en su iglesia, no es tan raro como pudiera pensarse. Por favor observe
que si bien el seguir el instinto personal, o dar órdenes, y lograr que las cosas se hagan es algunas
veces necesario en el mundo de los negocios, en general no funciona con su esposa y sus hijos (y
ciertamente no es la forma en que el Señor espera que funcione el matrimonio). El líder
controlador crea desarmonía y discordia, rebelión e infelicidad para todos quienes viven bajo su
autoridad. El resultado a menudo es una esposa resentida que no quiere andar recibiendo órdenes
y niños que se rebelan con facilidad. El líder controlador ciertamente no está modelando el amor
de Cristo delante de su esposa ni su familia, y no está creando en ellos la sed de tener una
comunión más íntima con Jesús.
Si usted se amolda a esta descripción, pídale a Dios que no solo le muestre los momentos en los
que usted es controlador, sino que le ayude a poner su estilo de liderazgo bajo Su control. Luego
admita delante de su esposa que usted ha sido un esposo dominante y que le gustaría cambiar.
Pídale que le ayude. Si puede hacerlo en forma genuina, permítale a su esposa que le diga cuando
ella cree que usted es controlador. Luego pida ayuda a otros cristianos. Es allí que un grupo de
rendición de cuentas es tan útil. Los hombres pueden estimular abiertamente a otros hombres a
dejar de ser controladores y pasar a ser líderes serviciales.
El líder pasivo
El otro extremo es la pasividad, o la abdicación del liderazgo. ¿Alguna vez ha tenido luchas en
decidir quién se hará cargo de la salud espiritual de su familia? Muchos hombres se sienten
totalmente cómodos permitiéndole a sus esposas hacer el trabajo, especialmente si las vidas de
ellas tienen una relación más consistente con Dios o un conocimiento más profundo de los temas
espirituales.
¡Termine con eso! Su esposa (aún en el caso en que sea una líder natural) no quiere que usted
abdique de su rol como líder espiritual.
Cuando Gary y yo hablamos en las conferencias matrimoniales, me reúno con muchísimas mujeres
que quieren consejo sobre cómo tratar con sus esposos pasivos. Julia me habló una vez sobre su
esposo, Pablo, el cual es un gran padre, esposo y proveedor. Él es el tipo de persona que dice que
“no se puede esperar nada más que de uno mismo”, es diestro y tiene buena autoestima. Pero
cuando se trata de las cosas espirituales, él permanece en la periferia, y deja que su esposa tome
el liderazgo. A Julia le encantaría permitir que él tome el liderazgo espiritual tanto con ella como
con la familia, pero parecería que él no sabe cómo comenzar, o tal vez simplemente no está
interesado.
Hombres como Pablo puede que tengan el conocimiento para dirigir la condición espiritual de la
familia, pero no lo están usando para animar y ayudar a sus esposas e hijos a adquirir una sed y
hambre por el amoroso liderazgo de Jesús. Y debido a que ellos escogieron quedar en la periferia,
no existe un ejemplo bíblico de un hombre piadoso en el hogar. Un sinnúmero de familias están
siendo afectadas en forma negativa por ese tipo de apatía espiritual o indiferencia por parte de los
esposos y padres.
Es interesante, sin embargo, que el hombre que es un líder pasivo en el hogar, puede ser el
mismo hombre que lidera en muy buena forma en los negocios durante todo el día. Sencillamente
no transfiere esas habilidades a su rol como padre y esposo. Cuando él entra a la casa cada día,
deja de ser el Sr. Dragón Asesino y se convierte en el Sr. Mosquita Muerta. Por supuesto que esta
es una exageración, ya que existen grados de pasividad, pero imagino que usted entiende lo que
digo.
Si usted es un líder pasivo, eso no significa que debe convertirse en un tirano en forma repentina.
De hecho, usted no debe ser un tirano. Lo que sí significa es que necesita adquirir (por medio de
la obediencia diaria a Jesucristo) una estatura espiritual que acerque a su esposa a usted en la
medida que toma la iniciativa que Dios quiere que tenga en el hogar. Cuando un hombre hace
esto, su matrimonio y su familia serán transformados.2
El líder siervo
Un liderazgo balanceado implica el servicio a su esposa. Aquí tenemos cómo Steve Farrar describe
este rol en su excelente libro Point Man: “Significa, caballeros, que ustedes deben tomar la
iniciativa en su sumisión a Cristo a tal punto que llegarán a ser un ejemplo para su esposa. La
disponibilidad de un hombre de servir a su esposa y satisfacer sus necesidades le proveerá una
atmósfera y un estímulo para que ella responda en sumisión a su liderazgo. Si ella ve ese tipo de
actitud en usted, y siente que usted está buscando diligentemente seguir a Cristo con firmeza,
será mucho más fácil para ella descansar en su liderazgo en el hogar. Todavía no conozco una
mujer cristiana cuyo esposo le provea este tipo de liderazgo y que ella aún tenga dificultad con la
idea de la sumisión bíblica. Cuando un esposo ama a su esposa como la Escritura manda, se
obtiene una situación en las que todos ganan” (p. 182).
La Biblia claramente indica que un esposo creyente debe aceptar las responsabilidades que Dios le
da de amar, liderar y honrar a su familia. Este tipo de liderazgo es un equilibrio entre liderar y
servir. Cuando un hombre asume este rol, protege y provee para cada miembro de la familia.
Alberto es un ejemplo de servicio en muchas áreas de su vida, pero en particular con su esposa,
Victoria. Cuando su trabajo le requiere horas extra, él siempre lo conversa con Victoria,
asegurándose que las horas extra de trabajo no interfieran con sus compromisos familiares. Él
siempre trata a Victoria con cortesía. Si ella está entrando las compras desde el automóvil, él
siempre se apresura para cargárselas. Cuando salen a comer afuera, deciden juntos a dónde irán.
Desde cosas como bañar a los niños hasta orar con su familia, Alberto vive una vida de servicio.
El liderazgo bíblico es una responsabilidad que Dios le ha dado a usted. Es una oportunidad para
que sirva a su familia. Las palabras de Jesús en Marcos 10:45 ilustran bellamente el liderazgo
bíblico: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida
en rescate por muchos.” Jesús dejó su lugar de honra a la derecha de Dios y vino a la tierra en
humildad para salvar al mundo y mostrar cómo era Dios realmente. Su rol consiste en aprender de
él y demostrar la misma humildad en su vida. El servir a su esposa en sus necesidades más
profundas y sacrificarse para que ella pueda ver más de Jesús le traerá un consuelo y seguridad
que ella nunca conoció.
Como usted tiene la responsabilidad de ser el líder espiritual, debe cultivar su espíritu para que sea
sensible a la gentil guía y dirección del Espíritu Santo. Pero el desafío no termina ahí. Antes que
usted sea completamente capaz de ministrar a su esposa, debe ser sensible al espíritu de ella
también. Eso implica un verdadero discernimiento (y paciencia) de su parte, para poder leer las
complejas necesidades emocionales de su compañera de por vida. ¡Es por eso precisamente que
Dios le da a usted toda una vida para hacerlo! El que el hombre sea sensible al Espíritu de Dios,
así como también a su esposa, implica humildad. A medida que aprenda esta humildad, sin
embargo, disfrutará de su matrimonio más de lo que jamás imaginó posible.
El liderazgo servicial lleva a una intimidad espiritual, y esta meta alcanzable puede transformarle,
dejando de ser un esposo o esposa que luchan con sus egos y batallan por el control, para
transformarse en una amorosa pareja que experimenta el trabajo de equipo matrimonial en su
más alto nivel.
Una soleada mañana de diciembre, hace muchos años, el suelo estaba cubierto con un manto de
nieve de 13 centímetros de espesor, y Gary nos había dejado la espina que tenía algo especial
para nosotros después de la iglesia. Le suplicamos y rogamos que nos revelara ese gran secreto,
pero no nos dijo. Cuando llegamos a casa, nos dijo que nos pusiéramos abrigo, y entonces nos
hizo ir hasta el frente de la casa.
-Bien, aquí está,- dijo.
-¿Aquí está qué?- fue mi reacción
-Aquí está el lugar para nuestro primer hombre de nieve en la historia.-
-¿Es eso lo que vamos a hacer? Pesamos que íbamos a ir a algún lado.-
-No necesitamos ir a ninguna parte para divertirnos como lo vamos a hacer,- dijo. –Mira esto.- Fue
allí que se inclinó y comenzó a formar una bola de nieve que sería la base para el hombre de
nieve.
Las niñas y yo lo seguimos, y al poco tiempo estábamos sonriendo y riendo a carcajadas. Pronto,
nuestro Congeladito tenía ojos de carbón, una nariz de zanahoria, una sonrisa hecha de rocas, y
un gorro con franjas rojas y blancas. Fue una tarde grandiosa, ninguno necesitó de Disneylandia
para tener un recuerdo como familia. Missy entró y salió de la casa toda la tarde, abrazando a
Congeladito y orando para que él “estuviera con nuestra familia para siempre.”
Aquella noche, antes de salir de la casa para dar una vuelta y ver las luces navideñas, Missy dijo
que temía que Scott, el travieso adolescente que vivía cruzando la calle, derribara el hombre de
nieve. Y cuando regresamos de nuestro paseo, nuestros peores temores se habían hecho realidad.
Congeladito estaba hecho pedazos por todo el frente.
Missy lloró, y Gary y yo cruzamos la calle hacia la casa de Scott para conversar con él. Scott negó
haberlo hecho. –Estuve en casa toda la tarde trabajando en una tarea.-
Dándonos cuenta que no iba a confesar, nos fuimos a casa y comenzamos a rearmar a
Congeladito. Al poco tiempo sentimos unos pasos que pisaban la nieve. Nos dimos vuelta y vimos
a Scott que estaba detrás de su padre, Nick.
-Gary, si tienes algo que decirle a mi hijo, apreciaría que comenzaras conmigo. Scott ha estado en
la casa conmigo todo el día, trabajando en un deber para la escuela. No hay forma en la que
pueda haber hecho esto. Ahora tú y yo tenemos un problema.- Inmediatamente de haber dicho
esto, Nick y Scott se volvieron y se alejaron.
Gary le preguntó a Missy, -¿Scott te dijo que él derribaría el hombre de nieve o simplemente
pensaste que lo haría?- Nosotros habíamos asumido que Scott le había dicho eso a Missy en una
de sus salidas para abrazar a Congeladito.
-Bueno, en realidad no me dijo que lo haría.-
-Missy, déjame ver si entiendo. Scott no te dijo que iba a derribar a Congeladito, pero tú pensaste
que lo haría. ¿Por qué?-
-Porque él siempre nos hace cosas. Pero no creo que haya hecho esto.-
Gary nos llevó a todos dentro de la casa para que pudiéramos hablar sobre esta crisis familiar
llamada: “Cómo tener problemas con los vecinos en treinta segundos.” La decisión que se tomó
fue que teníamos que cruzar la calle y disculparnos. –Yo no voy a ir allí,- dijo una. –Papi, tú ve. Tú
eres el padre,- dijo otra. -¿Puedo quedarme en casa? Me siento un poco mal.- (No voy a decir
“quién fue” que dijo eso).
-No,- dijo Gary. –Todos vamos a ir. Voy a telefonear a Scott y a su padre para pedirles que se
reúnan con nosotros. Pero antes de hacerlo, creo que debemos hablar sobre lo que hemos
aprendido de esto.- Su liderazgo hizo que reconociéramos que habíamos acusado falsamente a
Scott. Todos nos sentimos horrible por lo que habíamos hecho. Entonces, pese a que teníamos
temor de enfrentar a los vecinos, Gary nos llevó a poner en práctica esta humildad dolorosa y
necesaria. Gary llamó a Nick y le dijo si podíamos ir para hablar con él y con Scott.
-No hay nada que quiera hablar contigo,- dijo Nick.
-Por favor, sólo sal a la puerta del frente y dame un par de minutos,- dijo Gary. –Es importante
que mi familia hable contigo y con tu hijo.-
-Bien,- dijo Nick y colgó bruscamente el teléfono.
A medida que atravesábamos la calle, oramos. ¡Y cómo oramos!
Lo primero que dijo Gary fue, -Nick y Scott, mi familia y yo les hemos ofendido, y estamos muy
apenados. ¿Nos perdonan por favor?-
Nick, obviamente sorprendido fue el siguiente en hablar. –Y yo estoy apenado por haberme
disgustado tanto. Estaba bastante enojado. Scott había estado dentro todo el día, por lo cual yo
sabía que no había derribado tu hombre de nieve Missy. Está bien. Olvidémoslo.-
Entonces, la arrepentida Missy lloró y abrazó al vecino adolescente que tenía, y Scott dijo: -Está
bien, Missy. Sé cómo te sientes.-
Cuando volvimos a casa, Gary tuvo una segunda reunión familiar. Nos sentamos en un círculo en
el suelo y hablamos acerca de lo que habíamos aprendido de esta experiencia: que necesitamos
orar mucho antes de que ninguna acusación salga de nuestros labios; que las palabras airadas
deben ser evaluadas antes de dejarlas salir; que cuando uno se humilla, el corazón de las
personas se ablanda; que cuando uno se equivoca con un vecino, vale la pena el riesgo de pedir
perdón. El liderazgo espiritual de Gary nos había ayudado a hacer lo correcto, crecer como familia,
y sembrar unidad en vez de discordia.
Construyendo el futuro
¿Se da cuenta que usted esta formando la próxima generación de esposos? Hay un viejo adagio
que dice: -Si quieres saber qué tipo de esposo será un hombre, observa cómo trata a su madre.- Y
un hombre trata a su madre, en general, en la forma en que ha visto a su padre tratarla como
esposa. Así que la forma en la que usted ama, guía y protege a su esposa y a sus hijos, habla a
gritos a sus hijos. Le muestra a su hijo el tipo de hombre que debe ser, le muestra a su hija el tipo
de hombre que debería buscar como marido. Una de las lecciones más valiosas que puede
enseñarle a sus hijos es cómo un hombre piadoso debe relacionarse con su esposa y cómo debe
liderar en amor a su familia.
Gary tomó a un lado a Scott, nuestro yerno, antes de casarse con nuestra hija Sarah y le dijo:
-Scott, tienes la oportunidad de comenzar desde el princpio con oración e intimidad espiritual con
Sarah. Comienza tu relación liderando espiritualmente en tu hogar. Cada mañana cuando
despiertes, o en la noche antes de ir a dormir, toma las manos de Sarah y oren en voz alta juntos.
¿Cuántos hombres piensas que pueden decir al final de sus vidas que oraron diariamente con sus
esposas? No soy legalista. Si te equivocas, te equivocas. ¿Pero qué me dirías si te conviertes en el
único muchacho en Estados Unidos que se compromete a orar diariamente con su esposa? Si lo
haces, será más fácil para ella confiar en ti y poner su confianza en tu liderazgo. La estimulará
también a desear tener una misma mente y espíritu contigo. Si quieres una familia bíblica,
entonces debes orar con tu esposa. Dios ha prometido bendecir ese tipo de legado espiritual.-
¿Usted ora cada noche con su esposa? Por mucho que Gary y yo oremos juntos, no tenemos ese
tipo de récord. Pero puede creer lo que le digo, el orar con su esposa les acercará a ambos en
seguridad, estímulo, e intimidad espiritual. Nada hace que una mujer se sienta más segura, a salvo
y protegida.
Pero no puedo terminar este capítulo sin contarle de mi amiga Emma. Ella y su esposo son
creyentes, pero la distancia que él ha puesto y el fracaso en satisfacer las necesidades de ella son
la fuente de un gran dolor para Emma. Recientemente ella compartió sobre esa situación conmigo,
tratando de refrenar sus lágrimas. –Lo que sucede es que yo recuerdo vívidamente a mi madre y
mi padre luego de venir de la iglesia los domingos, el regreso a casa, la puerta de su dormitorio
cerrada mientras se cambiaban de ropa, y su risa juntos.- Su voz se entrecortaba. –Yo vi la
intimidad espiritual puesta en práctica. Cuando íbamos a la iglesia éramos uno. Los domingos en la
tarde estábamos realmente juntos como familia, ya sea que fuéramos a pasear, o a visitar un
museo, o si nos sentábamos a leer. Esa intimidad les ha acompañado durante sus cincuenta y
cinco años de matrimonio. Ahora mamá tiene el mal de Alzheimer. Recientemente volvió a casa
del hospital. Papá estaba exhausto, pero se sentó en la cama con ella y la abrazó. –Estoy muy feliz
de tenerte en casa,- dijo. Ella, al sentirse aliviada en esos brazos familiares dijo: -Estoy muy feliz
de estar en casa.- Estando segura por sus recuerdos, pero abrumada con su dolor, Emma cerró
sus ojos. –Sentí la intimidad de ellos. Escuché su intimidad. Pero no tengo eso con Jordan.- Su voz
vaciló. –Tal vez algún día se dé.-
No deje a su esposa lastimada y anhelando experimentar la intimidad espiritual, soñando con lo
que podría haber sido. Hoy es un nuevo día. Comience a comprometerse usted mismo a
desarrollar una cercanía espiritual con su esposa, su mejor amiga.
1
Le recomiendo los siguientes libros: De Gary Rosberg, Guard Your Heart (Sisters, Org.: Questar,
1994); de Steve Farrar, Point Man: How a Man Can Lead His Family (Sisters, Oreg.: Multnomah,
1992); y de Stu Weber, Tender Warrior (Sisters, Oreg.: Multnomah 1993).
Si quiere profundizar más en el tema, le recomiendo el libro de James Walker, Husbands Who
2
Whon’t Lead and Wives Who Won’t Follow (Minneapolis> Bethany House, 1989).
Detesto confesarle esto, pero los hombres son en realidad niños atrapados en cuerpos grandes. Ya
sé, ya sé, se ha quedado totalmente pasmada.
Lo crea o no, este secreto no muy bien guardado, no me resulta nada fácil de admitir, ni a mí ni a
ningún hombre. Creo que a las mujeres se les critica por su sensibilidad con respecto a envejecer,
como si de alguna forma el ego masculino fuera impermeable al pasar de los años. Pero
permítame que le diga, en representación de todos los hombres, es duro ver piel sobre nuestra
cabeza en lugar de cabello. Y cuando comenzamos a agregarle centímetros a nuestra medida de
cintura, puede tornarse bastante frustrante. Después de todo, esa expansión de la cintura significa
que debemos ir a comprar pantalones nuevos, y usted sabe lo mucho que nos gusta comprar.
¿Recuerda la vieja canción de Bob Dylan, “The Times, They Are A Changin’(Los Tiempos
Cambian)”? Bueno, nuestra canción lema como hombres podría ser: “The Old Body, It Is A
Changin’(Nuestro cuerpo cambia).” Sin embargo, la mayoría de los hombres no lo admiten sin dar
la pelea. Así que peinamos nuestro cabello en forma más estratégica, hacemos ejercicios e
intentamos estar en forma, tratando de ponernos a dieta. Entonces, una vez cada tanto nos
colocamos nuestros tenis y salimos a la cancha, pista o terreno de béisbol, para intentar demostrar
que todavía “somos buenos.” Hasta que nuestros tobillos o rodillas nos traicionan. Oiga, no le
exagero en este punto. Recientemente, en una semana, tres hombres diferentes vinieron verme
en muletas, bastón y enyesados, cantando su canción de lamento atlético. Uno se lastimó la rodilla
en una liga de baloncesto para gente de más de cuarenta años. El otro se desgarró los ligamentos
en la liga de softball de su iglesia (pero pudo atrapar la bola). El tercero se quebró el brazo
practicando luchando con uno de sus adolescentes.
Seguramente que ustedes, sabias mujeres, miran todo esto y dicen: -¿Qué es lo que les pasa a
estos hombres? ¿Por qué no puede entrar en su dura testa la idea de que no pueden actuar como
muchachos de veinticuatro años cuando tienen treinta y cuatro, o cuarenta y cuatro, o cincuenta y
cuatro o sesenta y cuatro?-
A primera vista, tiene todo el sentido del mundo... hasta que su hija le pasa la pelota de
baloncesto. Es allí que usted se transporta inmediatamente a sus días de adolescente, y no hay
nada que pueda impedir que la lleve a la calle a practicar (usando su traje de negocios). O quizá
su hijo le lanza algo cuando usted está ayudando a su esposa a limpiar la mesa luego de la cena.
Su única opción es darle esa mirada que dice: “Vamos, todavía puedo darte tu merecido.” O uno
de los muchachos de la iglesia llama y le desafía diciendo, -¿Estás demasiado viejo para ir a la
cancha para un partido de baloncesto? No estás en tan mala forma, ¿verdad?-
Entonces usted cuelga el teléfono y todo lo que dice es: -Cariño, ¿dónde están mis tobilleras y mis
rodilleras?-
Los hombres se encuentran con desafíos como los siguientes casi a diario: “Hágalo.”
“Aprovéchelo.” “Tómelo.” Y pese a que soy lo suficientemente sabio como para saber que hay
cosas mejores, no soy diferente a su esposo. No puedo evitar que el entusiasmo me arrastre y me
meto con ambos pies (y generalmente termino con uno de ellos enyesado). Pregúntele a mis hijas
si no me cree.
Cuando nuestra hija mayor, Sarah, tenía diez años, yo acepté ser el entrenador asistente de su
equipo de baloncesto. Pensé que nos daría un buen tiempo para estar juntos. Nadie me había
dicho que durante el último fin de semana de la serie, los entrenadores debían jugar con sus
jugadoras en frente de las miradas y los gritos de muchos fanáticos. Era mi primer juego de
baloncesto en veinte años, y me fue bien... en las primeras tres carreras cancha abajo. Luego, de
la nada mis piernas ya no me respondían y mi cabeza no podía ni pensar. Le digo, no fue lindo.
Mis hijas aún se ríen cuando recuerdan ese día. Y yo también me río... ahora.
¿Por qué lo hice? Porque como la mayoría de los hombres, me fascina la competencia. Amamos la
emoción de la victoria. Pero aún más que eso, queremos que alguien nos aliente en esa victoria.
Pregúntele a los chicos que compiten en un deporte, o tocan algún instrumento musical, o
participan en actividades escolares, y ellos le contarán cada vez que sus padres estuvieron allí.
¿Por qué? Porque todos queremos y necesitamos a un admirador que nos aliente; necesitamos
saber que somos especiales, que nuestra familia está orgullosa de nosotros.
Y créame, no importa lo viejo que pueda ser su esposo, también es cierto en el caso de él.
Necesita saber que es especial, que alguien lo está apoyando, y ese alguien es usted, su esposa.
Puede que algunas mujeres no respondan positivamente ante la ilustración de ser admiradoras.
Quizá resulte un poco chocante la idea de estar al costado mientras otros están en el juego. Pero
no piense así. Recuerde que los admiradores no son solamente las muchachas con los bastones,
son los fanáticos, la banda musical, etc. Usted es todas esas cosas y más para su esposo. Cuando
los dos se reúnen al final de un largo día y él está exhausto, abatido por el estrés del trabajo,
usted es la persona en la que sabe puede confiar, ser honesto sobre sus sentimientos y compartir
las cosas que tiene que enfrentar. Usted es la única persona en la que él puede descansar para
que le reafirme y le anime.
Si busca la palabra alentar, encontrará sinónimos como éstos: animar, consolar, inspirar,
estimular, vigorizar, poner en la cima del mundo, regocijar el corazón, hacerle bien al corazón. ¿Se
da cuenta del resultado que tendría esto en su relación matrimonial su usted hiciera todas estas
cosas por su marido?
Su esposo necesita ser animado y afirmado durante los buenos días así como también en los
malos. Cuando especificó el mandamiento más grande, Jesús dijo: “Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37). Usted debe amar a su
esposo de la misma forma.
Durante una reciente reunión en la iglesia me di cuenta que estaban Teodoro con su esposa,
Judith, y sus hijos. Había escuchado que Teodoro tenía serios problemas en su empleo y que su
carrera estaba en peligro. Me preguntaba cómo le estaría yendo. Al final de la reunión, Barb y yo
fuimos a ofrecerles nuestro apoyo. Al comenzar a hablar, Judith comenzó a llorar. Barb la acercó a
ella y le dijo: -Te amo, y quiero que sepas que en los tiempos dolorosos, Gary y yo todavía no
hemos visto que Dios fracase en sacarnos adelante.-
Yo tomé a Teodoro e hice la misma cosa, recordándole que Dios no le había abandonado, que le
amábamos, y que lo más importante es cómo iba a responder al dolor en el que se encontraba.
Todos estábamos dándonos un abrazo grupal, hasta que Teodoro dijo finalmente: -Gary, todo lo
que sé hacer es trabajar. Y como ahora no puedo, no sé qué es lo que el futuro me depara.-
-Yo tampoco lo sé, Teodoro. Pero la verdad más absoluta es que Dios sí lo sabe.-
Más tarde, cuando ya estábamos dejando la iglesia, Judith estaba tomando el brazo de Teodoro y
dijo: -Me voy a aferrar a Teodoro, sea lo que sea que Dios haya planeado para nosotros. Le amo y
quiero ayudarle a sobrellevar el dolor.-
Al mantener contacto con esta pareja, hemos visto a Judith respondiendo precisamente en la
forma en que necesita hacerlo:
Le recuerda a su esposo sobre la gracia de Dios.
Acerca a los niños a Teodoro en el medio de esta lucha.
Llama a los amigos de Teodoro para decirles que necesitan estar presentes en la vida de
Teodoro.
Se arrodilla para orar.
Está a su lado, tan cerca como puede, animándolo.
Eso es lo que hace una esposa alentadora, en los tiempos difíciles y en los buenos tiempos. En eso
consisten los votos matrimoniales, en amar, honrar y abrigar esperanzas.
Estas mujeres están animando a sus esposos diciéndoles la verdad en amor y alentándolos. Se
han convertido en la admiradora número uno de sus esposos, incluso en medio de sus propias
necesidades y luchas. Ayude a su esposo a escuchar la voz de Dios. Recuérdele que el Padre
también le habla. Si Dios le hablara a su esposo, puede que le dijera cosas como:
-Te amo. Envié mi Hijo a morir por ti.-
-Te he dado el poder del Espíritu Santo para alimentar tu fuego y procurar la santidad.-
Hijo, mantente en el curso. Cuida tu corazón. Termina en forma victoriosa. Estoy contigo.-
Algunos hombres evitan este tipo de rendición de cuentas porque creen que significa que están
perdiendo el control de sus vidas. Por supuesto que no es así. Pero todos nosotros necesitamos
hermanos creyentes que caminen en esta vida junto a nosotros. Es por eso que el sabio Salomón
dijo: “¡Ay del solo! Que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.” (Eclesiastés 4:10). Su
esposo necesita hombres piadosos que caminen con él, le levanten, le animen, y le hagan dar
cuentas.
“Si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán,” dice Salomón unos versículos después
(Eclesiastés 4:12).
Anime a su esposo a estar cerca de otros hombres piadosos. Él necesita este tipo de conexión en
su vida.
Su esposo también necesita sus oraciones. Tenga el hábito de orar en formas muy específicas por
él cada día.
Ore para que escuche el aplauso celestial.
Ore por su vida de oración, y por su fidelidad en estudiar la Palabra de Dios.
Ore por formas en las que usted pueda estimularlo a hablar sobre su propia fe.
Ore para que establezca una relación cercana con algunos hombres piadosos, los cuales le
estimulen y a quienes les dé cuentas, hombres con quienes pueda ser honesto sobre lo que
está en su corazón y sus necesidades, hombres que estén con él durante los tiempos buenos y
los malos.
Ora para que Dios continúe manteniendo la comunicación abierta entre su esposo y los
hijos, si es que tienen hijos. Ore para que sea un padre amoroso y gentil. Ore por su propia
sensibilidad para ver las formas en las que pueda promover esto.
Los hombres pasan por muchas luchas hoy día. Puedo verlo todo el tiempo en mi oficina de
consejería, y en mi ministerio con otros hombres. Solamente en esta semana en CrossTrainers,
estuve con hombres que vinieron a mí con las siguientes necesidades: uno estaba enfrentando el
primer aniversario de la muerte de su hijo; otro acababa de perder su empleo. Otro hombre, quien
había perdido a su padre hace pocos años, acababa de saber que su madre tenía cáncer. Otro
hombre estaba padeciendo depresión. Uno de los muchachos más jóvenes acababa de decirle a su
esposa que estaban en un verdadero problema financiero, había estado gastando excesivas sumas
de dinero sin que ella supiera.
Cuando los hombres estamos en el medio de tales pruebas, llegando al límite mismo, necesitamos
escuchar la voz de Dios que nos guíe y nos sostenga, y necesitamos escuchar a nuestras esposas
que nos alienten y que crean en nosotros.
Trabaje continuamente para ser una presencia marcada en el mundo de su esposo. Recuérdele el
valor que tiene en los ojos de Dios, así como también en los suyos y en los de sus hijos.
Edifíquelo. Aliéntelo. Anímelo a seguir peleando la buena batalla, a terminar la carrera, y a retener
la fe (2 Timoteo 4:7). Y ayúdelo a pelear la buena batalla y a terminar la carrera con usted.
Anímelo a ser la mejor persona que pueda, de manera que un día, cuando uno de ustedes deba
colocar al otro en las manos del Salvador, pueda escuchar las palabras que Jesús quiere que todos
escuchemos, “Bien, buen siervo y fiel.”
Terminar juntos es el mejor estímulo de todos: Un hombre y una mujer que terminan bien, que
aman a sus familias y amigos, y que proclaman valientemente su amor por su Señor y
mutuamente.
Cuando termine de leer este capítulo, quiero que haga alguna de estas cosas. Si su esposo está en
el trabajo, hágale una alentadora llamada telefónica. Si está acostado en la cama junto a usted
mientras usted lee, dele un beso grande, húmedo y ruidoso. Si está en el otro cuarto, vaya a
sentarse junto a él y dígale lo mucho que lo ama. Si no está disponible en el momento, escríbale
una nota en la que le diga que está orgullosa de él, loca por él, y que quiere terminar su vida con
él. Y si hay algo que esté bloqueando que usted pueda alcanzar a su esposo con libertad en este
sentido, quiero que ponga a un lado sus sentimientos y que lo haga de todos modos.
La vida es corta.
Y cuando todo haya sido dicho y hecho, lo único que importará es nuestra comunión con
Jesucristo y del uno para con el otro.
Lo que Gary y yo le ofrecimos a Amanda aquel día fue ánimo, en diferentes maneras. Y como
puede ver, es una herramienta poderosa.
Deseo que su esposa nunca haya tenido que enfrentar el tipo de traición devastadora que Amanda
enfrentó. Pero, aunque esa no sea la situación, sé que ella tiene momentos en los que se
desanima, o es malinterpretada, o tiene temor. A todos nos sucede. ¿A quién se dirige ella cuando
le han quitado la alfombra donde estaba parada? ¿Adónde se dirige cuando se siente sola o fuera
de control? ¿A quién se dirige cuando está abrumada por las circunstancias?
Es allí que ella necesita la alentadora presencia de:
Alguien que le ofrezca esperanza y apoyo
Alguien que la escuche
Alguien que sea de confianza
Alguien que la entienda
Alguien que se meta en la trinchera con ella cuando la batalla arrecia.
Alentar literalmente significa “dar valor; inspirar con valentía, espíritu o esperanza; animar.” Es
una palabra que inmediatamente me vino a la mente al ver recientemente algunas escenas de la
Segunda Guerra mundial en el canal de Historia. El fotógrafo había captado algunos eventos de la
noche anterior al día D, cuando el General Eisenhower estaba en Inglaterra, y caminaba entre los
paracaidistas antes que partieran y atravesaran el Canal Británico. Eisenhower debe haber sabido
que la mayoría de esos jóvenes nunca regresaría. Pero su presencia les recordaba que lo que
estaban haciendo era importante para la causa de la libertad y que eran de mucho valor a los ojos
de su comandante general. A lo largo de la historia, este tipo de aliento ha inspirado a hombres
comunes y corrientes para comportarse con valentía en situaciones peligrosas.
¿Qué tiene que ver todo esto con su esposa? Bueno, su esposa pelea batallas cada día. ¿Y sabe
qué es lo que la mantiene con la determinación de seguir adelante? Su estímulo.
Tanto hombres como mujeres necesitan estímulo. Tanto así que ambos ubicaron el ánimo como su
necesidad número cuatro en nuestra encuesta matrimonial. Pero debido a que los hombres y las
mujeres son diferentes, ese aliento puede tomar diferentes formas. Observe estas dos listas de
necesidades:
Necesidades de los esposos
1. una tarjeta, una o dos veces al año, para decirles que son amados
2. salir una noche de vez en cuando
3. un compañero de golf (o de navegación, o de bolos)
4. un nuevo desafío cada cinco años para hacer que la vida siga siendo interesante
5. una palmada en la espalda por parte de los muchachos en la cancha de básquetbol
¿Logra captar la idea? Las mujeres necesitamos mucho aliento. Es la forma en la que Dios nos
hizo. Ni mejores ni peores, sólo diferentes.
Su esposa necesita ser alentada
Si usted mira un juego de golf por televisión, o si está en el campo de golf siguiendo un torneo
profesional, pensará que las únicas palabras que algunas personas saben son: “Eres el hombre.”
Es la forma de animar a un golfista favorito. Y pese a que los profesionales deben escuchar esta
frase millones de veces, cuando alguno da un golpe de trescientas yardas y la pelota va directo al
hoyo, y entonces escucha un coro que dice: “Eres el hombre,” se nota que se le infla un poquito el
pecho.
Pese a que su esposa nunca necesita escuchar que le diga: “Eres el hombre” (créamelo), sí
necesita escuchar su versión apropiada de frases de afirmación para lograr que se le infle un
poquito el pecho. Frases como...
“Eres la mejor esposa que un marido podría tener.”
“¿Te he dicho últimamente que eres mi héroe?”
“Me fascina envejecer junto a ti.”
“Eres mi mejor amiga.”
Una mujer tiene una tremenda necesidad de que su marido le susurre, le declare, o que incluso le
grite al mundo que ella es la persona más importante de su vida.
No tengo temor de admitir que Gary tiene una increíble posición de poder en mi vida. ¿Por qué?
Porque es quien mejor me conoce. Y debido a que se preocupa lo suficiente para saber que pienso
diferente a él, entiende también qué es lo que necesito cuando se trata de alentarme. Un buen
ejemplo es una situación que se da a menudo en la casa de los Rosberg (nuestra casa).
Es el final de un día ocupado, y yo corro para arriba y para abajo de la casa, sintiéndome
exhausta. Estoy preparando la cena y voy a lavar la ropa, vuelvo a la cocina, voy a ordenar las
cosas, cocina nuevamente, contesto el teléfono, vuelvo a la cocina... sabe a qué me refiero.
Entonces, Gary entra al cuarto y dice: -Eres la mujer más maravillosa del universo.-
Él sabe cómo darle energía a una mujer agotada, y sus palabras de edificación le agregan varias
horas de energía a mi vida. Su voto de confianza fortalece mi espíritu, recicla mi energía, y me
asegura que no estoy sola en el mundo. Ese es el poder del aliento.
No es suficiente que aprecie a su esposa, debe decirle cuánto. Y permítame que le advierta: si
usted no aprecia y anima a su esposa, ella se volverá a algún otro lado para satisfacer su
necesidad. Muchos matrimonios han terminado en el fracaso por esta misma razón. Si el aliento de
parte suya no es una parte constante de la dieta de su esposa, ella tendrá hambre del mismo.
Muchas mujeres se vuelven a sus profesiones para encontrar aliento. No estoy sugiriendo que una
mujer no debería tener satisfacción y afirmación por el trabajo que hace. Pero necesita escuchar
que el aliento más audible y más apasionado provenga de su esposo.
Cuando Gary y yo nos casamos, yo enseñaba arte en las escuelas elementales. ¡Me fascinaba!
Amaba a los niños (los 350 jóvenes artistas que estaban bajo mis alas). ¡Oh, cómo atesoraba la
aprobación que recibía de sus notas! Luego quedé embarazada con nuestra primera hija y
comencé a dedicar mis dones y energías a la casa y a la educación de la niña.
El nacimiento de un hijo, especialmente el primer bebé, es un milagro que cambia la vida de una
mujer. También puede ser el comienzo de un viaje solitario. Me encantaba estar en casa con
Sarah. Valoraba mi tiempo con ella. Pero también extrañaba aquellas notas diarias de mis
alumnos, aquellas aprobaciones constantes que decían que estaba haciendo un buen trabajo.
Anhelaba tener el mismo tipo de aliento en mi rol como madre y ama de casa para mi familia.
Gary satisfizo esa necesidad fundamental en mi vida ofreciéndome dosis diarias de aliento.
Existe un sinnúmero de formas en las que un esposo puede animar a su esposa en la rutina diaria
de la vida:
Dígale lo valiosa e importante que es como esposa.
Tenga una sonrisa en su rostro cuando entre a su casa en la noche.
Escúchela cuando expresa su frustración sobre su día laboral. Recuerde que las presiones y
tensiones que experimenta son tan reales como las suyas propias.
Sea paciente cuando esté cansada y malhumorada.
Déle espacio cuando lo necesite.
Permítale que le hable hasta el cansancio cuando necesite hacerlo.
Levante su espíritu al recordarle todas las cosas que hace bien.
Déjele notas de agradecimiento en el espejo del baño.
Lleve a su casa un ramo de flores sin ninguna razón en particular.
Dígale a su esposa cuán valiosa e importante es como madre, si tienen hijos.
Hágale saber que entiende que el estar en la casa con los niños puede ser un trabajo duro y
solitario. Calme sus emociones al reconocer que los bebitos y los niños preescolares demandan
mucha energía.
Ayúdela durante esos interminables ataques de viruela, gripe, dolores de oído y de
garganta.
Déle a su esposa una ayuda extra con los mandados, la lavandería, las compras de
alimentos, especialmente cuando está atada a la casa porque los niños están enfermos.
Las mujeres pasan mucho tiempo apoyando, ayudando y supliendo a las personas que rodean sus
vidas, pero no siempre reciben el apoyo, la ayuda y la provisión que necesitan a cambio. Debido a
que cada mujer es única, usted debe convertirse en un estudiante de su propia esposa (¿le suena
familiar?) El entender su personalidad y carácter le permitirá que el estímulo que usted otorgue
esté diseñado específicamente para ella.
Miremos a los tres tipos básicos de mujeres y veamos cómo puede ser usted el mejor animador de
la mujer con la que se casó.
La mujer independiente
Algunas veces también es conocida como la mujer maravilla. Es capaz de saltar edificios altos (o
por lo menos ella cree poder hacerlo). Tiene una determinada ética de trabajo y a menudo tiene
una carrera fuera de su hogar. Al comienzo de la relación, la seguridad de esta mujer, su
independencia y su espíritu, le atrajeron a ella. Pero en algunas oportunidades, precisamente lo
que la acercó a ella al principio es lo que obstaculiza que se sigan acercando.
Leticia es una mujer fuerte y segura de sí misma. Es la mejor vendedora de una línea internacional
de ropa femenina y es bien respetada en la industria de la moda. La auto-confianza le brota por
los poros, y su deseo de triunfar la consume. Habla sobre el trabajo todo el tiempo y tiene la
siguiente actitud: “Amo a mi esposo, pero no lo necesito.”
No me malinterprete. La confianza no es algo malo. Pero puede serlo cuando está escondiendo un
problema mayor. En el caso de Leticia, ella obtiene su sentido de valor propio por medio de su
trabajo, en lugar de a través de su corazón. Su impulso por obtener el éxito en su carrera es una
forma de probarle a su esposo y a aquellos a su alrededor que es alguien valiosa.
Si esto describe a su esposa, entonces usted debe mostrarle a ella lo orgulloso que está de su
persona, independientemente de la forma en la que ella decide usar sus talentos. Recuérdele que
ella no tiene que lograr nada para ser exitosa en el corazón suyo. Anímela a desacelerar, a pasar
más tiempo con usted, ámela incondicionalmente.
Algunas veces, la mujer independiente está escondiendo un problema bastante importante. Su
actitud de estar un tanto apartada de su esposo se puede deber al temor de estar demasiado
cerca de él, es decir, es un recurso como el de silbar en la oscuridad. Mujeres así a menudo temen
el abandono, así que se encierran en el búnker que dice: “No necesito a nadie, ni siquiera a mi
esposo.”
Detrás de esta actitud puede haber una experiencia de la niñez, algo que haya ocasionado que ella
no se sienta segura de depender o confiar en otra persona. Si ha sido humillada o rechazada en el
pasado, puede que se esté protegiendo a sí misma manteniendo la distancia, bajo el disfraz de no
necesitar de nadie.
El control también puede ser todo un tema con la mujer independiente. La vida sólo será segura si
ella tiene el control. Ella ve la unión como si fuera cautiverio, y se preocupa por el hecho de perder
su libertad.
Con esta mujer, usted debe probar que es digno de confianza, tanto en las cosas grandes como en
las pequeñas. Debe ayudarla a ver que se está perdiendo la satisfacción que surge de una
verdadera cercanía en el matrimonio. Anímela a acercarse, y continúe acercándose usted mismo
(realmente cerca) y comience a atravesar esas paredes. Que ella sepa que usted la adora.
Muéstrele que ella no tiene que ganarse su amor y que usted nunca, nunca la dejará.
La mujer insegura
Beatriz tiene muchas cualidades maravillosas, pero se mantiene alejada de los cumplidos (tanto
verbalmente como mentalmente). Si usted dice, -Qué comida tan maravillosa,- ella dice, -Vamos,
simplemente tenías hambre.- Si dice, -La casa luce hermosa,- ella dice, -Deberías ver los
armarios.- Si dice, -Estás en muy buena forma,- ella dice, -Oh no, estoy demasiado gorda.- Si
usted dice, -Tus hijos se comportan tan bien,- ella dice, -Siempre son mejores cuando están con
otra gente alrededor.-
Beatriz rechaza la verdad sobre ella misma. Uno puede verlo en sus ojos. En el momento en que
alguien la elogia, ella aparta su mirada y la dirige hacia otra parte. Parecería estar incómoda, un
poquito ansiosa. No puede entender cómo es que usted puede decir ese tipo de cosas positivas
sobre ella. Internamente está discutiendo con usted.
Esta mujer no sabe cómo aceptar su aprobación. Pero lo que es peor, es que a veces hasta desafía
la aprobación, al menos hacia ella misma. Ella lo ve como una exageración, adulación, lisonja, una
zalamería.
Esto nos dice que probablemente vivió con dudas por mucho tiempo, quizá desde que era una
niña. O quizá pasó mucho tiempo sola. Quizá sus padres estaban siempre trabajando o demasiado
distraídos u ocupados que no se tomaron el tiempo para derramar palabras de estímulo dentro de
esta pequeña niña sedienta de eso. Sea cual sea la experiencia específica, algo en su pasado
inculcó mensajes de duda dentro de ella.
Esta mujer rehúsa creer que ha sido hecha en forma “formidable y maravillosa” (Salmo 119:14). Si
usted está casada con una mujer insegura, anímela desafiando su forma de pensar negativa. Ya
que usted es quien la ama y se preocupa más por ella, anímela a liberarse de esas actitudes de
auto desprecio.
Dígale la verdad a menudo. Cuéntele las cosas que están yendo bien en su propia vida y
recuérdele las cosas que ella hace bien. Destaque sus talentos y alabe sus virtudes. Ignore
cualquier protesta de parte de ella, y habla la verdad en amor.
Anímela a enfocarse en el mensaje de Filipenses 4:8, “Todo lo que es verdadero, todo lo
honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay
virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Anímela genuinamente a reconocer
cómo su actitud afecta su vida y sus relaciones. Quizá ella ni siquiera esté consciente de lo que
está haciendo. Un primer paso gigante es lograr que ella vea o admita lo que está haciendo.
Elabore un plan de acción con ella. Pídale permiso para ayudarla desafiando con amor sus
pensamientos negativos con declaraciones de verdad positiva.
Enséñele a recibir. ¿Recuerda cuando su padre le enseñó a recibir el balón de básquetbol,
con sus manos abiertas para luego aferrarlo firmemente? Al principio seguramente se le caía,
pero a la larga usted pudo asirlo. Anime a su esposa a abrirse, para así poder asir su
aprobación. Si puede comenzar con una simple respuesta de una palabra: “gracias,” estará en
el buen camino.
La mujer equilibrada
La mujer independiente y la mujer insegura son ejemplos extremos. La mayoría de las mujeres se
identifican en algún lugar intermedio del péndulo. Y todas las mujeres son una combinación
compleja de éstas y muchas otras características, personalidades, trasfondos, talentos y
temperamentos.
Al fin y al cabo, usted quiere animar a su esposa a que logre un equilibrio saludable en su vida.
Para hacer esto, debe entender que ella es una persona única.
¿Puede decir cuándo tocó un área sensible para su esposa? Averigüe qué la hace
hipersensible o la pone a la defensiva. ¿Por qué se siente estresada?
¿Tiene alguna profunda inseguridad? Si es así, a menudo está relacionado con la
autoestima, los logros, o un impulso de ser perfeccionista.
¿Es motivada por exigencias auto impuestas basadas en logros?
Una gran parte de la saludable autoestima de la mujer está basada en que se dé cuenta del valor
que tiene ante Dios y que entienda el gran tesoro de Su amor por ella. Incluso la mujer más
segura de sí misma, por momentos, se olvida de esto. En ese momento ella necesita tener a su
esposo al lado, con la afirmación adecuada.
En su instructivo libro The Five Love Languages, el Dr. Gary Chapman dice que comunicamos
amor y aliento a nuestros cónyuges en la forma en la que nosotros mismos necesitamos recibir
amor y aliento. ¿Cómo es que su esposa lo anima? ¿Es por medio de atenciones que ella le hace?
¿Es ofreciéndole palabras de estímulo y admiración? ¿Es por medio del toque, acariciando su
espalda, arrimándose a su lado? ¿Acaso le da ella dosis extra de tiempo y atención? ¿Le compra
pequeños regalos cuando usted necesita reponerse, o cuando no hay ninguna razón en especial?
Todas esas cosas son diferentes lenguajes del amor que demuestran aliento. Devuélvale su amor y
su aliento con el mismo lenguaje, y ella entenderá el mensaje.
Destaque su potencial
Hace años yo tomaba una clase de pintura y retratos en la noche para continuar mi crecimiento y
educación como artista. El instructor era alguien respetado, pero su manera de corregir dejaba
mucho que desear. Una noche, después de que yo había pasado toda la clase trabajando en un
cuadro, el instructor se paró junto a mí, tomó mi lienzo del caballete y en forma verbal lo hizo
pedazos. Quedé devastada y volví a casa en lágrimas, con la determinación de no volver a pintar
nuevamente.
Al siguiente día, Gary vino a casa del trabajo y me dio dos paquetes. Dentro de ellos había un
caballete y una caja de madera totalmente equipada con pasteles Rembrandt. -Suficiente
lamento-, dijo. –Dios te ha dado un talento, y tú vas a pintar. Comienza a hacerlo, ahora.- Estas
cosas no me las dijo con dureza, sino con firmeza, amor, y afirmando la verdad sobre mis
habilidades.
Me recuerda la historia de Jesús y su trato con el hombre paralítico que fue bajado por el techo
para ser sanado. El Salvador fue firme, directo y claro. Le dijo al hombre que se pusiera en pie,
tomara su lecho y que se fuera a su casa (Lucas 5:24). Y lo hizo. Gary me dijo que tomara mi
paleta y pintara. Y lo yo hice.
O también pienso en cómo Jesús vio el potencial de un hombre llamado Simón. Jesús incluso le
cambió el nombre a Simón y le puso Pedro, la cual significa roca en griego, en un momento en el
cual Simón podía parecer de todo menos una roca. No parecía que fuera una roca cuando perdía
el control de su temperamento o cuando apartó los ojos de Cristo al caminar sobre el mar, o
cuando negó conocer a Cristo en la víspera de la crucifixión. Pero Jesús reconoció el potencial que
Simón tenía para ser un gran hombre de Dios, y cuando leemos acerca de Pedro en Hechos o en
sus epístolas, nos damos cuenta cuánta razón tenía Dios.
Nosotros aún vemos con ojos humanos, por supuesto, pero todos podemos recordarnos
mutuamente el potencial que Dios nos ha dado. Haga esto por su esposa. Enfóquese en sus
puntos fuertes, no en sus debilidades. Intente verla en la forma en que Jesús la vería.
Aprecie su contribución
No hace mucho tiempo, Gary y yo estábamos entrevistando al ex gobernador de Iowa, Terry
Branstad, en nuestro programa de radio. Él y su esposa Chris habían celebrado recientemente el
aniversario de bodas número veinticinco yéndose en un crucero a Alaska. Sabiendo que es una
persona romántica, le pregunté al gobernador estando en el aire: -¿Cuál fue la mejor parte del
crucero?- Tenía la convicción que le escucharía decir –estar con Chris- o algo parecido, porque sé
lo mucho que este hombre ama a su esposa y valora su matrimonio. En vez de eso, el gobernador
miró al hombre que estaba en nuestro estudio de radio y dijo: -Pescar un salmón de cincuenta y
dos libras.-
Los hombres que estaban en el lugar se entusiasmaron. –¡Síííí!- Se elevaron como un cohete.
Incluso creo haber escuchado a alguien decir, -¡Eres el hombre!-
Pero una vez que las risas se clamaron, los ojos del gobernador pusieron una mirada más seria y
dijo: -La mejor parte de mi crucero fue Chris. Amo a mi esposa más que a mi vida. Ella está
siempre conmigo.- Luego siguió diciendo lo valioso que ha sido el apoyo de ella para él y para la
familia, y sobre su profundo amor y aprecio hacia ella.
Su respuesta inicial para la audiencia de la radio fue divertida, y estoy segura que
instantáneamente se vinculó con muchos escuchas masculinos, tal y como lo hizo con los
muchachos del estudio. Pero usó es vínculo para inmediatamente subrayar lo mucho que valora a
su esposa. Este es un hombre que sabe que su esposa merece ser apreciada. También sabe que
necesita aprovechar los momentos para jactarse de ella en público.
Usted necesita hacer lo mismo. Tanto en público como en privado, necesita hacer que su esposa
sepa lo mucho que se la aprecia. Aquí están un par de sugerencias:
Alábela en tres formas distintas durante el día. Como este es el alimento de su alma,
nútrala. Cuando Gary me dice: amo estar en tu compañía; o, te preocupas tanto por nosotros;
yo camino sobre las nubes durante días. Intente esto por todo un mes, le aseguro que
cambiará la calidad de su matrimonio.
Jáctese de ella con sus amigos, y permita que ella lo vea haciendo esto. Ella puede actuar
avergonzada, pero en lo profundo la convencerá que usted realmente siente eso.
Si usted es un hombre muy talentoso, con una personalidad poderosa, o es alguien con mucho
éxito, necesita tener cuidado extra. Su esposa podría, incluso sin intención, quedar a su sombra.
Muchas mujeres entregan muchísimo de sí mismas por la familia (y lo hacen voluntariamente y
con amor). Pero cuando no reciben señal de aprecio, tarde o temprano se resienten y son heridas.
Nada podrá animar más a su esposa que el hecho que usted reconozca sus sacrificios y muestre
su aprobación por el amor y la devoción por la familia. Piense en esto: ella haría todo por
fortalecerle y apoyarle a usted y a sus hijos, ¿verdad? A menudo hace esto para que usted pueda
seguir adelante en su carrera. El ánimo de su parte le servirá como un continuo recordatorio de
que lo que hace vale la pena.
Le doy una breve advertencia aquí: algunas mujeres reciben algún elogio sólo cuando han
realizado o hecho bien alguna cosa. Pero cuando las palabras de elogio y valor están vinculadas
solamente a los logros de la mujer, pronto se preguntará, ¿ Soy amada por quien soy o por lo que
hago? Alábela por quién ella es.
Finalmente, esté consciente de que su silencio le sonará a ella como rechazo. No asuma que ella
automáticamente sabe cómo se siente con respecto a ella, porque necesita que continuamente se
lo recuerde. Las preocupaciones, el estrés, los niños, su madre, cualquier cosa puede perturbarla y
ocasionar que se olvide lo que usted le dijo la semana pasada. Ella está en la línea del frente en la
batalla y necesita su constante aprobación.
El poder de alentar
Hace varios años, el Reader’s Digest publicó la historia de una notable profesora de Matemática en
la escuela St. Mary en Morris, Minnesota. Un viernes por la tarde tarde, esta profesora le pidió a
sus estudiantes que hicieran una lista con los nombres de todos los demás estudiantes de la clase.
Luego les dijo que escribieran, junto a cada nombre, lo más hermoso que pudieran decir con
respecto a cada compañero de clase. Al final de la clase ella recogería las hojas. Luego, durante el
fin de semana ella hizo una hoja separada para cada estudiante, y en esa hoja listó todas las cosas
que habían sido dichas sobre cada persona por sus otros compañeros. El lunes le dio a cada
estudiante su lista.
Cuando los niños comenzaron a leer, empezaron a susurrarse el uno al otro. –Nunca creí que
pensaras eso de mí.- -No sabía que los demás me quisieran tanto.- El contenido de las hojas no
fue discutido en la clase, pero la profesora sabía que el ejercicio fue un éxito porque pudo ver la
diferencia que esta retroalimentación tuvo en las actitudes de sus alumnos con respecto a sí
mismos.
Varios años después, uno de los estudiantes, Mark Ekland, murió en Vietnam. Luego que su
cuerpo fue traído a Minnesota, la mayoría de sus compañeros de clase, así como también su
profesora, asistieron al funeral. Durante el refrigerio que se sirvió después del servicio fúnebre, el
padre de Mark se acercó a la profesora y le dijo: -Encontraron que Mark tenía esto cuando murió.
Pensamos que usted podría reconocerlo.- Entonces le mostró dos hojas de cuaderno usadas que
habían sido abiertas y dobladas muchas veces. Era la lista de las cosas buenas que los
compañeros de Mark habían escrito sobre él.
-Muchas gracias por haber hecho eso,- le dijo el padre de Mark a la profesora. –Como puede ver,
nuestro hijo lo atesoró.- Varios de los compañeros de Mark estaban parados cerca y escucharon
esta conversación. Uno tras otro comenzaron a revelar que cada uno todavía llevaba su hoja de
comentarios y que la leían a menudo. Algunos la llevaban en la billetera; uno incluso la había
puesto en el álbum de fotos de su boda. Un joven dijo: Creo que todos hemos guardado nuestra
lista.-
Ese es el poder del aliento, de las palabras de estímulo.
¿Cree usted que su esposa tiene una lista como esa colocada en algún lugar de su mente? ¿Usted
se da cuenta, aprecia, y dice las cosas más lindas que puede decir sobre su esposa?
“Usted es el hombre,” ¿verdad? Entonces dele a su esposa, en palabras y en hechos, algo de
aliento cada día en particular, y le aseguro que usted no sólo escuchará esa frase de ella a
menudo (en su propia forma, por supuesto), sino que ella hará todo lo que pueda para hacerle
sentir que usted es el hombre.
Su esposo, como todo hombre, necesita crecer espiritualmente. Él necesita una conexión
espiritual, con Dios, con usted, y con otros creyentes. Si los esposos se toman la Biblia en serio,
entonces sabrán que una de las dimensiones fundamentales de su vida espiritual es el liderazgo
espiritual que deben proveer.
-Detesto ese versículo que dice que los esposos deben ser la cabeza de nuestras esposas como
Cristo es la cabeza de la iglesia, - dijo José.
-¿Por qué dices eso?- le pregunté.
-Porque significa que debo estar todo el tiempo ‘enchufado’ espiritualmente. Se supone que debo
ser el líder en el hogar, así que debo dirigir ya sea que me sienta débil o fuerte. Si tropiezo, no
sólo me voy a caer yo, sino que también voy a afectar a mi esposa y a mis hijos.- José hizo una
pausa y me miró directo a los ojos. –Gary, sé honesto conmigo. ¿Alguna vez te sientes así?-
Antes de decirle lo que le respondí a José, permítame asegurarle que él no es el único que siente
esta frustración. Si yo pudiera leer el corazón y las mentes de la mayoría de los hombres
cristianos, descubriría que el liderazgo (el liderazgo servicial) es el mayor desafío que enfrentan a
diario.
En su Palabra, Dios les manda a los hombres que sean líderes serviciales en sus matrimonios y en
sus hogares. Pero el liderazgo servicial es una moneda con dos caras. Por un lado está el gran
honor y la oportunidad que ese tipo de liderazgo ofrece, el honor de ser confiado con un llamado
tan elevado y una oportunidad de servir para satisfacer las necesidades más profundas de nuestra
familia. Sin embargo, el otro lado de la moneda es que el liderazgo servicial es un trabajo duro.
Esta responsabilidad espiritual pesa mucho sobre su esposo cuando él se da cuenta que usted y
sus hijos están descansando en que él tomará el liderazgo. Agréguele a eso el hecho de que él
sabe que Dios lo hará responsable por la forma en la que lleve a cabo ese mandamiento.
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por
ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de
presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante,
sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus
mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su
propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos
miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su
madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. (Efesios 5:25-31)
Entendiendo la lucha
Si el liderazgo servicial es tan claro en la Palabra de Dios, ¿por qué los hombres continuamente
luchan con esto? En pocas palabras, porque somos humanos. También somos pecadores y
egoístas. “Yo soy la vid verdadera y vosotros los pámpanos,” dijo Jesús, “el que permanece en mí,
y yo en él, éste lleva mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5).
Separados de él no podemos hacer nada. Cero. Estamos liquidados. Separados de su gracia
estamos perdidos. Sólo por medio de nuestra relación con Jesucristo podemos experimentar la
esperanza que Dios nos da. Podemos leer libros e ir a conferencias fabulosas, o asistir a muchos
seminarios, pero la única esperanza real que tenemos está en el poder del Espíritu Santo, que nos
ayude a vencer al mundo que está haciendo horas extra para separar nuestros matrimonios y
familias.
Piense en algunos de los comportamientos destructivos que sacuden a los matrimonios y
destruyen los hogares:
Adulterio
Corazones insensibles
Hombres que no quieren liderar
Mujeres que no quieren seguir al líder
Hijos que se rebelan contra los padres y contra Dios
No me gusta poner a las personas en categorías, pero he trabajado con suficientes hombres para
saber que en general caen en tres grupos cuando se trata del fracaso en cuanto a la conexión
espiritual con sus esposas e hijos: Aquellos que no lo tienen, aquellos que lo tienen pero que son
inconsistentes, y aquellos que directamente se rebelan a tenerlo.
Comencemos con aquellos que no lo tienen (que son ignorantes de su rol espiritual en la relación
matrimonial). En general, esto se puede dar debido a uno de los siguientes puntos:
Él no creció en una familia que ensañaba roles bíblicos.
Su padre no era un líder servicial, probablemente debido a que el padre de su padre
tampoco lo era.
Él es la primera generación de cristianos.
El hombre de esta categoría puede sentir que está careciendo de algo, pero él no sabe qué. No
tiene experiencia que le diga cómo llegar a algo mejor.
Algunos cristianos tienen entendimiento espiritual, pero son inconsistentes; tienen lo que yo llamo
“hipo espiritual.” Pasan por momentos, como en mi caso, en que se apartan de sus amarras
espirituales. Pierden su interés. Colocan su vida espiritual en piloto automático por un tiempo, y
repentinamente, ha pasado todo un mes, y no han estado leyendo ni estudiando la Palabra de
Dios. Pasa otro mes, y se dan cuenta que están descuidando las disciplinas espirituales que son
tan esenciales para la vida cristiana: el estudio de la Biblia, la oración, la meditación, la comunión
y la adoración. Están yendo en la dirección equivocada y están llevando a su familia con ellos.
Cuando se dan cuenta de esto, en general vuelven a la senda correcta.
Algunos hombres, sin embargo, se salen del camino intencionalmente. Este tipo de hombre deja
de tener esta conexión espiritual a propósito, porque hay algo que está sucediendo en su propio
corazón. Su esposa lo sabe y él lo sabe. Y ciertamente, Dios también lo sabe. Puede que sea un
pecado secreto. Una conciencia culpable. Un abrumador sentido de temor o ansiedad. Muéstreme
un hombre que se esté rebelando espiritualmente, y le mostraré un hombre que está luchando en
lo profundo de su corazón y su espíritu. Cuando esto sucede, el hombre invariablemente hará una
de dos cosas: correrá alejándose de Dios o acercándose a él.
Puede que nos alejemos debido a nuestra vergüenza y culpa. Creemos la mentira que Satanás nos
dice, -Dios no quiere tener nada que ver contigo debido a lo que has hecho.- (¿Cómo es que tan
fácilmente olvidamos que fue el propio pecado, nuestro pecado, que envió a Cristo a la cruz?)
Bueno, uno podrá correr, pero no se puede esconder. Dios es como un sabueso celestial; él sigue
a sus hijos hasta donde ellos intentan correr.
Si su esposo está corriendo, recuerde que cuando vuelva en sí, como hizo el hijo pródigo, volverá
corriendo a Dios. Y el Padre está esperando a la puerta. Él está esperando a cualquiera de sus
hijos, si ellos están dispuestos a humillarse delante de él.
El único problema con la humildad es que, en nuestra cultura, es tan “poco masculina.” Los
hombres no son educados para ser humildes. Somos condicionados a ser orgullosos y no permitir
que nadie se ponga en nuestro camino. Es por eso que el caminar cristiano es tan anti-cultural. Y
es por eso que usted, como esposa y mujer de fe, necesita estar junto a él.
Pero hay otras mujeres que tienen luchas porque no les va demasiado bien en sus propias vidas
espirituales. Para estas mujeres, los maridos que están con un pleno fervor espiritual son más un
generador de culpa que una inspiración. El dilema de estas mujeres es que a ellas realmente no
les importaría si la influencia espiritual en el hogar no fuera más allá de las oraciones antes de
comer. Para ellas es más seguro así.
Si esta descripción le encaja, no sólo se está rebelando usted contra su propio rol y contra el rol
de su esposo, sino que también se está rebelando contra Dios. Los corazones insensibles no son
un patrimonio de los cuerpos masculinos. Las mujeres también pueden tenerlos. Y el mismo Dios
que quiere que su marido confiese su orgullo para poder superarlo, quiere que usted haga lo
mismo. Si usted viene a Dios a diario (o a cada hora) cuando la presión aumenta, él será capaz de
calmar su ansioso corazón. El caminar en la fe no consiste en auto-protegerse, sino más bien que
se trata de someter nuestra voluntad a la de Dios.
Alex y Carla recientemente visitaron mi oficina para que les aconsejara. Él había roto el corazón de
ella, nuevamente. Había caído en tentaciones, se había distanciado de ella y los hijos, trabajaba
muchas horas y estaba desvinculado de ella y del Señor. Carla había respondido con una amargura
que estaba desmoralizando a Alex y aumentando el problema. La confianza había sido
quebrantada. Ninguno de los dos buscaba al Señor. Su relación estaba en peligro.
Carla suplicaba: -Gary, no sé cómo llegarme a él. Quiero que nuestro matrimonio sea rico en
Cristo. Extraño los devocionales con él, las oraciones que solíamos experimentar. Ahora parecen
ser recuerdos muy distantes. Ayúdanos-
Los vi seis o siete veces e intenté examinar algunos de estos dolores, pero nada parecía funcionar,
hasta que un día, durante la cita más reciente, ellos vinieron y algo había realmente cambiado.
Alex estaba más sensible, y Carla era más gentil. Les miré y dije, -¿Qué sucedió? Parecen ser
personas totalmente diferentes.- Entonces revelaron su historia.
-Gary,- comenzó Alex, -la semana pasada en el trabajo estaba tan enojado con mi esposa que
decidí escribirte a ti una carta. Tenía cinco páginas. En ella señalaba todas las cosas que ella había
hecho para herirme recientemente. Yo estaba muy enojado. Indicaba la forma en la que ella tenía
cuidado de la casa. La maldecía por su falta de respuesta sexual hacia mí. La crucificaba por su
escandalosa administración del dinero. Y así seguía. Me sentí un poquito mejor luego que me
desahogué de todo eso, así que decidí escribirle a ella una carta. Tenía el bolígrafo en mi mano y
comencé a derramar todo ese veneno que había escrito en mi carta a ti, cuando experimenté algo
como si un rayo me golpease. Y pensé, ¿Qué estoy haciendo? Aquí estoy, intentando forzar a mi
esposa a que me siga, y no la estoy liderando con amor, sino con ira. Deseo tanto que mi esposa
se conecte conmigo. Quisiera tanto experimentar a Dios como solía hacerlo. Quisiera tanto que
nuestros dos hijos crecieran en un hogar cristiano saludable, y aquí estoy complicándolo todo. –
A medida que escuchaba cómo Alex descubría su corazón, Carla estaba cautivada por sus
palabras. Ella lo observaba como si él acabara de ganar una tremenda batalla. Y en realidad era
así. Acompáñeme en el resto de la historia.
-En vez de darle una paliza de palabras, Gary, comencé a expresar el dolor. Le confesé que no era
el hombre que sabía ella necesitaba que fuera. Le pedí que me perdonara. En el camino de
regreso a casa oré para tener otra oportunidad de parte de Dios y de ella. Para que él me
conectara con mi esposa y mis hijos y me diera otro chance. Para que ella realmente me
escuchara. Cuando llegué a casa, le leí a Carla la carta. Gary, fue increíble, ella comenzó a llorar y
abrió su corazón hacia mí. Nos sentamos en nuestro sofá y nos abrazamos, y nuestro hijo de dos
años vino y nos dio unas palmaditas en nuestras espaldas. Era como si tuviera a mi familia de
vuelta. Y no quiere volver a perder a mi esposa de nuevo.-
¿Qué sucedió con esta pequeña familia? Alex y Carla se conectaron. Pero no fue sino hasta que
Alex se conectó con Dios nuevamente, experimentando Su gracia y misericordia. Como el Señor le
convenció en su corazón y él se quebrantó en sentido con Dios, eso le facilitó la relación horizontal
con su esposa. Cuando Carla vio la obra que Dios estaba haciendo en la vida de su esposo, eso le
permitió confiar en Dios y en esa obra que estaba haciendo en Alex. Con todo, ella aún tenía que
volver a construir su confianza en Alex. Pero su confianza en Dios le permitió tomar el riesgo de
reconectarse con su esposo.
¿Qué fue lo que Carla hizo bien? Estuvo dispuesta a arriesgarse. Se abrió por la inspiración del
Espíritu Santo. Carla derribó las paredes y permitió que su esposo se acercara. Ella experimentó no
sólo la obra de Dios en su matrimonio, sino también un resurgir de esperanza en su propio
caminar en la fe. Carla confió en el tiempo de Dios más que en el suyo propio.
Permítame que le haga una pregunta bastante difícil: Si Carla se hubiera resistido a la obra del
Espíritu Santo en la vida de Alex así como en la de ella misma, y si se hubiese rehusado a abrirse
aquella noche, ¿dónde estarían hoy día? El quebrantamiento de Alex marcó el ritmo para su
reconstrucción. La disponibilidad de Carla de estar dispuesta permitió que comenzara el proceso
de sanidad. ¿Conclusión? Alex y Carla se conectaron: espiritualmente, emocionalmente, y en
términos de su relación.
Ellos aún tienen bastante camino para transitar y reconstruir su matrimonio, pero Alex y Carla
están en el sendero correcto para hacerlo. Dos corazones que fueron duros, quebrantados delante
de Cristo y sanando a través de su poder. No hay nada mejor que eso. Es la misma esperanza que
usted tiene si está atravesando luchas en su matrimonio.
Independientemente de la confusión a la que hayan llegado, no estará demasiado confuso para
Dios. Y esta no es una charla teórica. Se trata de la experiencia. Cada vez que caemos presas de
nuestros sentidos que dicen que las respuestas a nuestros problemas están en nosotros, Dios nos
recuerda que las respuestas están únicamente en él.
Antes en este capítulo, le conté lo desanimados que estábamos Barb y yo cuando nuestra iglesia
experimentó una división. Todo lo que estaba dentro mío intentaba solucionar esa penosa
situación. Mis emociones recorrieron todas sus posibilidades: dolor, ira, frustración, desánimo.
Humanamente, pensé: Pero yo soy consejero. Déjenme involucrarme y ayudar a que se facilite el
proceso de sanidad. Cada intento se encontró con una resistencia. Pero pronto se hizo obvio que
Dios tenía un plan incluso en el medio de esos días tan dolorosos. Él estaba tomando una situación
que estaba más allá de mi control y la usaba para recordarme que él estaba en control.
Dios siempre demuestra ser fiel. Él responde todas nuestras preguntas a su tiempo. Sólo
necesitamos confiar y obedecer.
Es así que sé que sin importar lo muy a la deriva que yo esté, Dios siempre será un muelle seguro
de protección. E invariablemente usa a Barb como un faro para volver a casa. Volver a casa de mi
“hipo espiritual.” Volver a casa de mi pasividad. Volver a casa de mi insensibilidad. Volver a casa
de cualquier cosa que le arrojo a Dios en mi propia y obstinada forma.
Barb no es la pequeña Espíritu Santo, pero Dios la usa consistentemente para ayudarme cuando
estoy en luchas. Pero eso se debe a que confío en ella, y ella lo hace con honor y respeto hacia mi
rol en nuestra relación, y sin un espíritu crítico.
Oración
La oración consistente es una de las disciplinas espirituales más evasivas para los hombres. No
conozco muchos hombres que no oran, pero muchos admiten que su vida de oración es superficial
o indisciplinada.
Mi amigo John Yates escribió un libro fabuloso titulado How a Man Prays for His Family. Si no lo ha
leído, le insto a que lo haga. Sus enseñanzas prácticas para ayudar a los hombres a ir más allá de
lo que él llama el “comienzo y estancamiento” de la oración, para establecer hábitos que cambian
nuestras vidas, valen el precio del libro. Él también nos recuerda que el desarrollar una vida
consistente de oración nos conecta con Dios y edifica nuestra fe.
Permítame que le ofrezca algunas maneras prácticas de llevar a cabo la oración. Esto le ayudará
en su propia vida de oración, pero también será útil para su esposo. A menudo he visto que los
hombres realmente responden a este estilo de oración porque les provee una forma de conquistar
esta disciplina espiritual que por momentos es evasiva. A los hombres les gusta desarrollar un
método para encarar un problema. No quiero rebajar la disciplina de la oración al sugerir una
fórmula rápida. No hay nada rápido en lo que respecta al profundizar en la oración con Dios. Pero
he descubierto que cuando la oración de un hombre está estancada en algo así como “Querido
Dios, gracias por estos alimentos” o “Dios, sácame de esta situación e iré a la iglesia este
domingo,” entonces necesita sintonizarse. Una cosa que sirve es el acróstico ACAP.
La A representa la Adoración. Derrame su adoración en Dios por lo que él está haciendo en su
vida.
La C representa la Confesión. Abra de par en par su corazón para que Dios lleve a cabo la cirugía
que su vida necesita. Él siempre es fiel para perdonar.
La A representa el Agradecimiento. Consiste en honrar a Dios cuando usted va a él con un corazón
agradecido por las bendiciones que le ha dado a usted y a su familia.
La P representa la Petición. Haga que sus peticiones sean conocidas delante de Dios. Él ya las
conoce, pero quiere que usted le diga lo que necesita.
¿Cómo puede enriquecer la vida de oración de su esposo? Por mi propia experiencia puedo decir
que Barb estimula mi vida de oración cuando la veo a ella hacerlo. Ella me es ejemplo. Su
conexión espiritual estimula la mía propia.
Algunas otras sugerencias incluyen lo siguiente:
Ore a diario por su esposo
Inviertan tiempo juntos, discutiendo y orando sobre cosas importantes que suceden en su
matrimonio y su familia.
Cuéntele a su esposo sobre alguna área de su vida en la cual Dios está obrando, y pídale
que ore para que se haga la perfecta voluntad de Dios.
Pregúntele a su esposo en qué área de crecimiento espiritual necesita que usted ore por él,
y comprométase a orar diariamente durante treinta días para que esa necesidad sea satisfecha.
Comunión y adoración
Anteriormente en este capítulo, me referí a la visita que nuestra familia hizo a la iglesia de Chuck
Swindoll. Cuando cuento esta historia, la gente a menudo me pregunta: -¿Qué experimentaste que
tuvo tal impacto en ti?- Creo que lo más importante fue la riqueza de la comunión y la adoración
que experimentamos ese día junto con otros creyentes. La necesidad de la conexión espiritual se
extiende a toda la familia de Dios.
Nos necesitamos mutuamente, y su familia necesita adorar a Dios y crecer en la comunión con
otros en la familia de Dios. Esto se logra en mejor forma en la iglesia local. ¿Significa esto que
usted nunca debe faltar a una reunión de domingo o a un grupo de oración los miércoles en la
noche? No. Eso estaría al borde del legalismo. Algunos de los tiempos de adoración y comunión
más significativos han ocurrido cuando nuestra familia (cuatro personas) nos hemos presentado
juntos delante de Dios, cuando por una razón u otra no estábamos en la iglesia. Pero, la verdad es
que si no estamos adorando y teniendo comunión frecuentemente con el pueblo de Dios, nuestro
crecimiento espiritual disminuirá.
Usted y su esposo necesitan estar en una iglesia fuerte en la enseñanza bíblica, que esté
presentando la Palabra de Dios semana tras semana. Necesita hacerlo. Su esposo también lo
necesita. Asimismo sus hijos.
Además de lo que enrolarse en una iglesia local, considere estas opciones:
Únanse a un pequeño grupo, ya sea en la iglesia o con otros amigos cristianos. Permita que
este grupo sea un apoyo y una fuente de dar cuentas para usted. 1
Escuche cassettes de adoración en su hogar o cuando están en el automóvil juntos. Canten
junto con la grabación si se sienten cómodos al hacerlo, o simplemente permitan que las
palabras de las canciones de adoración les permitan concentrarse en el carácter de Dios.
Asistan a una conferencia o un seminario juntos. Una conferencia matrimonial les pondrá en
contacto con otras parejas que pueden fortalecerles y estimularles. Aléjense un poco de los
niños y concéntrense sólo en ustedes dos y en su relación mutua.
Pasen tiempo con otras parejas cristianas que son ejemplo de madurez espiritual para
ustedes. Esto es especialmente importante si las familias de ustedes cuando niños no fueron
modelos adecuados.
1
Si quiere un estudio que le ayude en su relación matrimonial, le recomiendo el que Barb y yo
escribimos, Improving Communication in Your Marriage, que es parte de la serie HomeBuilders
Couples.
No muy lejos de nuestra casa, se encuentra el escenario de uno de los libros y películas de mayor
éxito, The Bridges of Madison County. Richard, un hombre trabajador, ama a su esposa,
Francesca, pero tiene problemas en expresarlo. Rara vez le habla, o la toca, o pasa tiempo con
ella, o la elogia. La historia es sencilla; él no satisface las necesidades de amor de su esposa.
Quedando entonces como presa vulnerable, Francesca se siente atraída ante la atención y elogios
de otro hombre. Ella no tenía intenciones de tener un amorío; por supuesto, ya que rara vez es el
caso. Robert Kincaid sencillamente hablaba con ella. Se reía de sus bromas. Recogía flores para
ella. Incluso recogía sus platos luego de una comida. Él abiertamente compartía su mundo con ella
y le preguntaba sobre el mundo de ella. Le ofrecía algo de tomar con respeto y cortesía. En
cuestión de días, las emociones de Francesca se habían elevado, y tuvo que pelear una terrible
batalla dentro de ella. Con todo, acabó por perderla, ya que sentía un gran anhelo de tener
ternura y amor.
El solo mencionar The Bridges of Madison County hace que algunas mujeres pongan una mirada
distante y soñadora en sus ojos. Créame, no es un amorío con un extraño lo que ellas anhelan, es
el amorío de su corazón con usted. Dentro del entorno de la amistad, ella daría cualquier cosa por
sentirse conectada con usted, su esposo. Hollywood se ha aprovechado de esta verdadera
necesidad de las mujeres, que consiste en tener una amistad íntima con un hombre, sólo que el
guión fue escrito para que la necesidad fuera satisfecha con el hombre incorrecto. ¿Por qué no
comenzar hoy y escribir su propia historia de amistad, siendo usted el héroe de ella?
La amistad es ciertamente un cimiento para cualquier matrimonio grandioso. Esto casi ni hace falta
que se diga. Y es significativo ver que tanto los esposos como las esposas ubicaron esta necesidad
dentro de las primeras cinco. Los esposos la ubicaron como su tercera necesidad de amor, las
esposas como su quinta necesidad de amor. Al principio sentí curiosidad sobre el hecho que los
esposos parecían necesitar la compañía o la amistad más que las esposas. Pero me pregunto si la
diferencia no se explica por el hecho que la segunda necesidad de las esposas es la intimidad
(intimidad emocional) y que para ellas, la intimidad emocional es unos de los principales
ingredientes de la amistad.
Esto nos lleva a un punto importante: puede que usted y su esposa vean la amistad en el
matrimonio con una perspectiva un poquito diferente. Cuando escucha la palabra amistad, ¿qué
imagen le viene a la mente? ¿Jugar al golf con ella? ¿Mirar televisión juntos? ¿Ir a un juego de
fútbol? ¿Retocar antigüedades? Cuando su esposa escucha la misma palabra, ella piensa en
comunicación de corazón a corazón, en un tiempo especial y a solas con usted, envejeciendo
juntos.
Gary y yo algunas veces tenemos perspectivas diferentes sobre la amistad. Yo anhelo poder salir a
caminar un sábado en la tarde viendo el atardecer; Gary anhela poder leer la página de deportes
del periódico del sábado, y yo sentada junto a él en la silla de al lado. Yo no veo el momento en
que disminuyamos la velocidad de nuestra agitada vida, vayamos al interior del país, y tengamos
largas caminatas en los bosques; a Gary le fascina el intenso enrolamiento en el ministerio. A mí
me encanta soñar con lugares alejados, una habitación con muchísimas ventanas, y viajes
románticos a Europa (con caminatas, por supuesto); Gary sueña con tomar su lista de “cosas para
hacer” y que lavemos el auto juntos.
Quizá usted y su esposa vean la amistad en forma diferente también, pero todos coincidimos en
una cosa: la amistad implica que estemos juntos.
Dios sabe de nuestra necesidad de estar juntos, de tener compañía. Génesis 2 nos dice, “Luego
Dios el SEÑOR dijo: No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada”
(Génesis 2:18, NVI). La solución de Dios para la soledad de Adán fue la compañía, la unidad de
tener una esposa.
-El vivir la vida junto a Jeremías es una de las grandes alegrías de nuestro matrimonio,- dice Lidia,
quien ha sido su esposa por veintidós años. –Hemos pasado por muchas cosas, infertilidad, la
adopción de nuestros dos hijos, una enfermedad devastadora, algunas tremendas oportunidades
profesionales para ambos. Pero eso es lo que ha hecho que nuestra amistad crezca. El habar
pasado por todo eso juntos. No sé lo que hubiera hecho sin él. Jeremías ha sido un apoyo, una
ayuda, un alentador, quien solucionaba los problemas, y un protector. Me ha hecho reír cuando las
cosas parecían sombrías. Él me sostuvo cuando yo pensaba que no lo lograría. Ha estado a mi
lado. Y eso ha hecho que esto fuera valioso. Estamos muy juntos. Dios nos ha dado una unidad
que a veces nos puede dejar sin aliento. Algunas veces ni sé dónde es que yo termino y dónde
empieza Jeremías. Fuera de mi esposo, no hay mejor persona con quien quisiera vivir mi vida.-
Compañerismo total
Las parejas que tienen una amistad vibrante la basan en un compromiso hacia un compañerismo
total. Los socios de negocios pueden tener compañerismos limitados, pero para que la amistad con
su esposa remonte el vuelo, debe ser un compañerismo total, de un cien por cien. Cuando un
esposo y una esposa se ven mutuamente como compañeros iguales y valiosos en la amistad,
quienes por igual le brindan importantes cualidades a la mezcla de la amistad, la misma se afirma
en la roca del respeto y el honor. Eso logra que se destaquen sobre el resto. Las parejas que
exhiben una fuerte voluntad para trabajar duro en su matrimonio mantienen la habilidad de reír
juntos, jugar juntos, mantener el curso juntos, y trabajar en las inevitables diferencias entre los
hombres y las mujeres.
Cuando usted piensa en sus amistades más preciadas, puede discernir algunas reglas básicas que
se edifican sobre el respeto. Usted tiene cuidado de lo que dice; mide sus palabras. Se mantiene
callado cuando quiere decir algo que pudiera destruir lo que ha estado haciendo. Se esfuerza para
intentar sacar lo mejor en la vida de sus amigos. Dice la verdad, pero nunca al precio de rebajar a
otros.
Eso es lo que su esposa necesita de usted. Ella necesita que usted quiera lo mejor para ella.
Necesita que se esfuerce por permanecer en armonía con ella. Necesita que usted se disculpe
cuando la ha herido. Necesita que invierta tiempo con ella. Necesita que se tome la amistad con
ella en serio.
Se supone que su esposa no reemplazará a sus amigos. Usted necesita a ambos, pero una esposa
es diferente a los amigos que uno tiene. La necesidad de una mujer de compañía en general
difiere de la del hombre. Un hombre puede quedar satisfecho en cuanto a su necesidad de
compañía con el simple hecho de trabajar junto a otra persona. Pero ese no es el caso de la
mujer. Nuestra necesidad de tener su amistad y su compañía está profundamente entretejida con
el satisfacer la necesidad de seguridad y confianza. Cuando su esposa se abre a usted, le
comparte sus confidencias, y usted responde como un amigo cercano y que se preocupa, ella
queda profundamente satisfecha. Esto sucede cuando siente la seguridad de abrir su “verdadero”
yo frente a usted.
Cuando genuinamente disfrutamos de nuestro cónyuge, nuestro matrimonio cobra una intensidad
adicional, la cual fortalece el fundamento de la amistad. Cuando genuinamente disfrutamos la
compañía de nuestro cónyuge, nuestra admiración mutua se eleva hacia el cielo.
¿Qué tal le fue? ¿Pudo completar estas oraciones en forma relativamente fácil? ¿O se trabó, sin
estar bien seguro de lo que su esposa necesita? La mejor forma de averiguar lo que ella necesita,
por supuesto, es preguntarle. Además de hablar con ella sobre su amistad, lea los siguientes
párrafos para tener un mejor entendimiento de lo que en general las esposas necesitan en
términos de amistad.
Marriage, la cual escribimos junto a Gary, y está disponible por medio de Group Publishing.
SEGUNDA PARTE
Habiendo leído los cinco capítulos de comentarios y sugerencias para los esposos, no puedo evitar
pensar, ¡Vaya, ella dijo muchas cosas buenas! Me gustaría que me hubiera dicho hace quince o
veinte años lo que ella le ha dicho a usted. También me gustaría que yo hubiera tenido oídos para
oír. Por supuesto, en aquel entonces ninguno de los dos tenía dominio más que de las
equivocaciones, así que tuvimos que aprender de ellas. Sólo en estos últimos años nuestro
matrimonio ha alcanzado una etapa mejor de lo esperado. Estamos en la mitad de nuestras vidas
y hemos llegado a la mejor conclusión de todas: un buen matrimonio no es suficiente para el
matrimonio Rosberg; queremos un matrimonio maravilloso. Y usted también, de lo contrario no
habría llegado hasta tan lejos en este libro. Pero el procurar un matrimonio maravilloso me ha
exigido que conozca cómo satisfacer las necesidades de amor de Barb.
Ahora que usted ya ha recibido algunas enseñanzas por parte de Barb y lo que ella misma
aprendió de cientos de mujeres de todo Estados Unidos, ¿qué es lo que va a hacer con toda esta
fabulosa información? Aquí tiene algunas opciones:
1. Incorporar todos los cambios mañana.
2. Pensar que es demasiado trabajo y no hacer nada. (Después de todo, usted es mejor que
muchos hombres que conoce.)
3. Trabajar en dos o tres cosas en los próximos meses.
Si usted escogió el #1, llame a mi oficina para una consulta. Necesitará consejería para poder
lidiar con el abrumador sentimiento de ansiedad que le ha sobrevenido. Si escogió el #2, entonces
usted es más insensible e insensato de lo que pudiera imaginarme. Así que, como puede
imaginarse, le recomiendo el #3.
Cuando asisto a una conferencia, leo un libro, o trato de asimilar algún cambio en mi vida, la
primera cosa que hago es dar un paso atrás e intento tener una perspectiva clara. En segundo
lugar, oro y le pido a Dios qué es lo que él quiere que aprenda de lo que acabo de estudiar.
Perspectiva y Dios. Esas son las dos cosas que me fascina buscar. ¿Verdad que suena como un
buen lugar para comenzar?
Aquí están algunas preguntas para presentar ante Dios a medida que pasa de la etapa de
aprendizaje a la de aplicación al respecto de satisfacer las necesidades de amor de su esposa y
procurar un matrimonio maravilloso:
Dios, después de todo lo que acabo de leer, ¿qué dos o tres cosas quieres que comience a
implementar en mi vida ahora mismo?
¿Quieres que muestre mi amor incondicional sirviendo a mi esposa en forma más completa?
¿Quieres que deje a un lado mi egoísmo y aprenda a escuchar (escuchar de veras) al
corazón de mi esposa cuando ella expresa sus emociones y necesidades?
¿Quieres que deje a un lado la pelota de fútbol, la caña de pescar, la bola de bolos, o el
control remoto y me involucre en su mundo, ministrándole como un amigo y esposo, amante, y
compañero?
¿Qué me dices del ánimo? ¿Necesito enfrentar la realidad que los comentarios negativos y
neutrales que le doy a mi esposa cada día sobrepasan aquellos que son de aprobación?
Padre, ¿cómo debo ministrar al espíritu de mi esposa? Tal vez el tomar su mano en la cama
esta noche para orar juntos sea un buen lugar donde comenzar. ¿Qué te parece si comienzo a
leer tu Palabra con ella y quizá salimos a caminar juntos para compartir lo que estamos
aprendiendo de ti?
El encontrar la dirección es el mejor primer paso. Pero recuerde, no puede hacerlo todo de una
vez. Tiene que comenzar en alguna parte. Permítame ayudarlo a colocar sus manos en la
edificación de un matrimonio maravilloso, tomando las necesidades de amor de su esposa una por
una. Cuando llegue al fin de este capítulo, sabrá dónde comenzar.
Amando incondicionalmente
Ya que tanto los hombres así como las mujeres pusieron al amor incondicional como su necesidad
de amor número uno para construir un matrimonio genial, este es un buen sitio donde comenzar.
Si hay algo que conozco de Barb, es que ella necesita saber que está en el número uno de mi
vida, y en el número dos, y si me pongo a pensarlo, en el número noventa y nueve también. En
otras palabras, Barb experimenta el amor incondicional de mi parte cuando sabe que me entrego
por completo a ella y que nuestra relación es segura. Ella necesita saber que pase lo que pase,
estamos juntos y vamos a terminar firmes en unidad. En eso consiste el amor ágape (amor sin
egoísmo). Es un amor como el de Cristo, que no está basado en “qué hacemos” sino en “a quién
pertenecemos.” Pertenecemos a Jesucristo y nos pertenecemos el uno al otro.
Si bien esa verdad es la piedra fundamental para un matrimonio genial, se necesita más. ¿Cómo
expresamos el amor incondicional? Por medio del liderazgo servicial mi amigo. Barb habló sobre la
expresión de nuestro amor incondicional por medio de palabras, acciones y compromiso. Sin
reservas, yo diría.
En lugar de sentirse abrumado sobre la apariencia de esto, permítame compartirle un correo
electrónico que recibí de un amigo. Como se dará cuenta, el hombre de esta historia ha aprendido
cómo dar ejemplo de amor incondicional.
Mientras esperaba para recoger a un amigo en el aeropuerto de Portland, tuve una de esas
experiencias que cambian la vida, esas que usted siempre escucha de otras personas, experiencias
que le sobrevienen en forma inesperada. Esta ocurrió apenas a un metro de donde yo estaba.
Procuraba localizar a mi amigo en la salida de pasajeros, cuando vi a un hombre que se dirigía a
mí. Se paró justo a mi lado para saludar a su familia. Primero se dirigió a su hijo más joven
(tendría unos seis años) mientras dejaba en el suelo sus maletas. Se dieron un abrazo amoroso y
prolongado. Cuando se separaron lo suficiente para mirarse cara a cara, escuché que el padre
dijo, -Es tan bueno verte, hijo. Te extrañé mucho.- Su hijo sonrió con un poco de vergüenza,
desvió su mirada y dijo suavemente, -Yo también papá.-
Luego el hombre se paró, miró a los ojos de su hijo mayor (unos nueve años), y mientras tomaba
el rostro de su hijo en las manos dijo, -Ya eres casi un joven. Te amo mucho Zach.- Luego ellos
también se dieron un abrazo amoroso y tierno.
Mientras esto sucedía, una niña (tendría dos años) estaba inquieta en los brazos de su madre, y
nunca quitó los ojos de su padre. El hombre dijo, -Hola niñita,- mientras con ternura la tomaba de
su madre. Rápidamente besó todo su rostro y entonces la abrazó junto a su pecho, hamacándola
de un lado al otro. La niñita sencillamente quedó distendida y colocó su cabeza sobre el hombre
de él, sin moverse ya que estaba fascinada.
Después de unos momentos le pasó su hija a su hijo mayor y declaró, -Guardé lo mejor para el
final,- y procedió a darle a su esposa el beso más prolongado y apasionado que recuerdo haber
visto. Luego la miró por varios segundos y dijo moviendo los labios, -Te amo tanto.- Se miraron a
los ojos el uno al otro, mostrando amplias sonrisas y dándose las manos. Por un instante me
hicieron pensar en una pareja de recién casados, pero sabía por la edad de los hijos que no podía
ser el caso.
Me sorprendí por un momento cuando me di cuenta lo desubicado que quedaba yo en esa
hermosa exhibición de amor incondicional, ya que estaba a no más de un brazo de distancia de
ellos. Repentinamente me sentí incómodo, como si estuviera invadiendo algo sagrado, y me
sorprendí a mí mismo cuando escuché mi propia voz preguntando un tanto nervioso, -¡Vaya!
¿Cuánto hace que están casados?-
-Hemos estado juntos por catorce años en total, casados doce de los mismos,- me contestó sin
quitar la mirada del rostro de su esposa.
-Bueno, ¿y por cuánto tiempo estuvo fuera?- le pregunté. El hombre finalmente giró y me miró,
manteniendo aún su amplia sonrisa. -¡Dos días completos!-
¿Dos días? Quedé impactado. Por la intensidad del saludo, yo había asumido que había estado
ausente por lo menos por varias semanas, si es que no meses.
Queriendo ponerle fin a mi intrusión, dije, -Deseo que mi matrimonio tenga esa pasión después de
doce años.- El hombre repentinamente detuvo su sonrisa. Me miró directo a los ojos y con una
fortaleza que llegó directo hacia mi alma me dijo algo que me hizo una persona diferente.
Sencillamente dijo: -No desees, amigo. ¡Decídete!-
Luego me dio su hermosa sonrisa nuevamente, me dio la mano, y dijo, -¡Dios te bendiga!- Con
eso, él y su familia se fueron juntos caminando. Yo todavía estaba mirando a ese excepcional
hombre y su familia alejarse cuando mi amigo llegó y me preguntó, -¿Qué estás mirando?- Sin
dudar, y con un curioso sentido de seguridad, le contesté, -¡Mi futuro!-
¡Vaya! Este hombre en Portland se mandó un golazo. A propósito, si el padre de Zach está leyendo
este libro, llámeme; quisiera conocerlo. Por lo que se aprecia, usted tiene un matrimonio genial.
Usted también entiende que el satisfacer las necesidades de amor de su esposa rinde buenos
dividendos.
Usted también, amigo lector, puede tener esa cercanía, y eso comienza con el amor incondicional.
Independientemente de lo que se le cruce por delante, (dolores, desengaños, desafíos)
comprométase a amar a su esposa pase lo que pase.
Animando a su esposa
Durante mi primer año de secundaria, se entregaba el carné con las notas cada seis semanas.
Para aquel estudiante que estaba haciendo un gran trabajo, esa era la oportunidad para recibir
elogios y estímulo, lo cual venía por lo menos cada mes y medio. Para aquellos que les iba mal,
significaba que tendrían que enfrentar a sus padres, a los consejeros escolares, y a los profesores
regularmente para evaluar la realidad. ¿Adivine en qué grupo quedé yo? Ese año obtuve una D
(deficiente) 27 veces; una F (fracaso total) 6 veces; una C (aceptable) 3 veces. Fue horrible.
Uno por uno, mis profesores venían a la oficina de consejería y le decían a mis padres el fracaso
que yo era. Todos excepto Mark Schwertley, mi profesor de inglés. Él era profesor de primer año y
amaba a los niños. Nunca olvidaré una reunión (de esas que se tienen cada cuatro meses) con mis
padres. Él se recostó en su silla (para disgusto de mis padres y del consejero), me miró a los ojos
y dijo: -A Gary no le está yendo muy bien en inglés, pero quiero decirles algo. Él lo va a lograr.
Creo en él. Hay algo en los ojos de Gary que me dice en lo profundo que hay esperanza.-
Los comentarios de Mark llevaron a tres tipos diferentes de reacciones en esas reuniones. Uno, yo
hacía como que no me importaba, pero por detrás de todo me fascinaban sus palabras porque yo
gritaba por obtener la aprobación de alguien. Dos, mi consejera le dijo a mis padres: -Que Gary
llegue a la universidad es soñar despierto. Con suerte terminará tercer año de secundaria, sin
terminar todo su ciclo.- Tres, mis padres quisieron guiarse por Mark ya que él parecía ser el único
en la academia que creía en mí.
Me alegra decir que Mark tenía razón. Sí me gradué de la secundaria, y luego continué y me
gradué en la misma universidad (Drake) que el Sr. Schwertley estudió. Obtuve tres diplomas y
enseñé en la secundaria que estaba en la facultad adjunta por cinco años. ¡Gracias Sr. Schwertley!
Hoy quiero reconocer que su fe en mí fue uno de los momentos más significativos de mi vida.
¿Cómo fue que este profesor que daba clases de inglés en primer año marcó una diferencia tan
notable en mi vida? Siguiendo la misma receta que Barb le ha dicho que use para edificar un
matrimonio grandioso: aliento.
Ella le recordó que debe ser rápido con las aprobaciones de su corazón, para enfocarse en las
áreas fuertes de su esposa y ser generoso en su aprecio. Me fascina la definición de aliento: “dar
valor; inspirar con valentía, espíritu o esperanza; animar.”
Usted está llamado a ser el alentador número uno de su esposa. Si no obtiene el estímulo de
usted, entonces ¿de dónde lo obtendrá? Piense en eso por un minuto. ¿Sus comentarios positivos
sobrepasan con ventaja sus comentarios neutrales o negativos? Esta pregunta directa puede ser la
medida de lo bien que usted está dándole al blanco o lo mal que está errando. Barb escribió que la
mayoría de las mujeres luchan con el desánimo continuamente. Sabemos que se les exige en sus
roles como mujer, esposa, hija, hermana, amiga, mamá, trabajadora, voluntaria, etc. Permita que
su voz sea la que resuena en sus oídos: “Sigue adelante. Puedes lograrlo. Eres valiosa. Eres la
mejor. Creo en ti. Te amo. Te necesito.”
1
Para que tenga más aliento y ayuda en cuanto a la identificación de las ocho áreas de peligro
para el hombre, le sugiero que lea mi libro Guard Your Heart (Sisters, Oreg.: Multnomah, 1994).
CAPÍTULO 12. Palabra final de Barb para las mujeres.
Ámelo incondicionalmente
En el corazón de todo hombre, existe el anhelo de ser amado incondicionalmente.
Desafortunadamente, hemos sido educados en una cultura que está más preocupada por la
imagen que por la autenticidad. Incluso la más pequeña debilidad en los primeros años de un
hombre puede haber condicionado involuntariamente a su marido a colocarse una máscara. Y
como el fantasma del Fantasma de la Ópera, puede que aún tenga una porción de su máscara
adherida para cubrir cicatrices y viejas heridas que nunca fueron sanadas por completo. La
máscara más común para la mayoría de los hombres es usada para ocultar el temor, el temor de
fallarle a usted.
Un rol esencial que usted juega para su esposo es ayudarle a quitarse esa máscara. Dios le ha
dotado generosamente con la habilidad natural de ser gentil y amorosa. Demuestre estas
cualidades siendo transparente con sus propias debilidades, para mostrarle a él cómo quitarse la
máscara que puede estar allí desde hace años. A las generaciones pasadas no se les enseñó a ser
completamente transparentes en sus hogares. Si su esposo está actuando como si nada malo le
hubiera pasado nunca, está cantando la vieja y familiar melodía del Fantasma.
Todos pasamos por diferentes niveles de dolor, heridas, y dificultades. Y a medida que usted
transita esas rutas problemáticas, hágale sentirse cómodo al ser auténtico, sin ninguna máscara.
Hágale sentirse muy bien, cosa que no sienta deseo de colocársela nuevamente.
¿Cómo? Cuatro sugerencias:
1. Sea su “admiradora.” La perspectiva que usted tiene de la vida cuenta. Determina cuán
seguro su esposo se sentirá al abrirse. Si usted es tierna y compasiva, su esposo se sentirá
seguro de hablar sobre lo que sucede dentro de él. La vida puede que lo lastime, y los
desengaños pueden quebrantarlo, a menos que sienta el apoyo total por parte suya. Él no
necesita una mujer que le diga que sí a todo, no necesita una sonrisa falsa,
independientemente de la situación. Pero cuando él sabe que usted habrá de alentarlo en los
tiempos buenos así como en los malos, la emoción que usted le brinde puede ser exactamente
la energía que necesita para esforzarse.
2. Sea cariñosa. Dele a su esposo toneladas de momentos de ternura antes que comience la
batalla de su día. Envuélvalo en sus brazos cuando aún están en la cama. Hágalo sentirse
seguro cuando lo abraza. Es raro que un esposo no anhele esos momentos con su esposa.
3. Lea su estado de ánimo. Los esposos tienen diferentes humores, así como las esposas, pero
la masculinidad de su esposo le sirve para mantener esos estados de ánimo escondidos. Gary
es un hombre feliz. Cuando sale para la oficina en la mañana, está tranquilo y es abierto.
Pocas horas después, sin embargo, le veo en la oficina y me siento a veces retraída cuando
veo que su humor a menudo cambia de positivo a preocupado y estresado. Siempre me olvido
que se ha colocado sus implementos de batalla para entrar en su zona de guerra, no porque
su oficina sea un lugar incómodo, sino porque el mundo laboral suyo está lleno de estrés.
Estudie a su esposo, conózcalo, y asegúrese que nunca usará su estado de ánimo como un
arma contra él. Cuando él se dé cuenta que usted se está esforzando por amarlo
incondicionalmente en sus cambios de humor, podrá relajarse y regresar a ser el hombre que
veía en la mañana.
4. Habilidad para escoger el momento lo es todo . Gary, así como su esposo, enfrenta
momentos de estrés en su trabajo. Itinerarios muy cargados, fechas límite, presiones
financieras, así como también las cosas de rutina. Si un colega no es sensible a la carga
pesada que él está manejando y lo presiona para que lleve aún más, incluso el Sr. Equilibrado
no lo resistiría. Como esposa, necesita ser sensible a la carga que su marido está llevando, así
como usted necesita que él considere su propia carga. Sintonícese a él. No cometa el error de
ser negligente en cuanto a entender las luchas por las que él pasa. Usted no querría colocar
sobre él, aunque sea sin intención, algo que pueda agregarle peso al mundo que él siente que
ya está cargando.
Es un asunto de escoger el momento. No significa que usted deba evitar ciertos temas con su
esposo cuando él regresa a casa del trabajo; simplemente significa que retendrá algunos
hasta después que haya comido y haya tenido oportunidad de sentirse aliviado. Ahí estará
más abierto para escucharle, y podrá decirle que la cuenta del banco está sin fondos, que tuvo
un problema con el automóvil, o que su hijo adolescente pasó otra tarde en la oficina del
director del colegio.
Otros consejos:
Nunca se vaya a acostar enojada. La ira le roba la intimidad. Si existe una tensión no
resuelta en su relación, generalmente se manifestará en el dormitorio.
Dele a su esposo consejos (fuera del dormitorio) sobre cosas que podrían ser modificadas
en el mismo: interludios más prolongados con él, cosas que a usted le gustan, y cosas que
preferiría cambiar.
Confiese cualquier actitud que esté creciendo dentro de usted y robándole el gozo que tiene
con su esposo. Antes de que dos corazones puedan tocarse, los mismos deben estar abiertos y
limpios.
Enfrente la oscuridad. Más y más mujeres creen que a sus esposos les gusta la pornografía.
Esto debe llegar a su fin. Los hombres llevan esta oscuridad a sus camas. Ellos deben ver el
valor de mantener el lecho matrimonial puro.
Ore por su vida sexual. El invitar al creador del sexo a que esté en esa área del matrimonio
es asombroso. Qué manera tan maravillosa de disfrutar plenamente de su esposo.
Anímelo
Gary compartió en el capítulo 1 que varios años atrás perdimos la mitad de nuestros ingresos
luego de una llamada telefónica. Mi oportunidad de animar a mi esposo fue puesta a prueba. A
medida que él me contaba la historia, escuché los detalles. Cuando terminó, todo lo que podía
pensar era: Vaya, él tiene integridad. ¡Me fascina!
Cuando pienso que estoy casada con un hombre íntegro, me siento muy enriquecida como mujer.
Yo prefiero esa valiosa característica de mi esposo por sobre cualquier cosa que el dinero pudiera
comprar. Todo lo que sabía era que Dios siempre había cuidado de nosotros y que seguiría
proveyendo para el futuro. La obediencia de Gary era mi seguridad. Pese a las implicaciones
espirituales de nuestra necesidad financiera, Gary aún necesitaba mi apoyo y yo creía en él. ¡Y le
aseguro que lo obtuvo!
Sus palabras significan mucho para su esposo cuando él atraviesa tiempos de incertidumbre.
Frecuentemente recuérdele a su esposo que pase lo que pase, usted estará junto a él. Él nunca se
cansará de escuchar elogios por parte suya. Dígale cosas que lo animen, tales como: -Estoy
orgullosa de ti.- -Estoy tan feliz de haberme casado contigo.- -Veo a Dios obrando a través tuyo.-
-Admiro tu (nombre una virtud).- Muéstrele lo mucho que lo ama, no por lo que gana, sino por su
carácter y presencia en la vida suya.
Mis padres me enseñaron muchísimo en cuanto a lo que es tener sed de Dios. Jack y Colleen
Bedford me proveyeron un hogar que crecía en amor familiar, y estoy muy agradecida por eso. Su
compromiso matrimonial de treinta y nueve años estableció mi cimiento y solidificó mi creencia en
la seguridad y permanencia del matrimonio. Desde que yo era una niña, mi querida madre oraba
por el hombre con quien yo me casaría. Esas oraciones contribuyeron a hacer de Gary el hombre
maravilloso que es hoy día.
Mi padre, un ex miembro del cuerpo de marinos, siempre se aseguró que nuestra casa estuviera
como si fuese un barco de la marina. Estableció reglas duras para asegurarse que su hija fuera
honrada. Nunca olvidaré el día cuando llevé a Gary a que conociera a mis padres; yo tenía
diecinueve años. Le dije a mi padre que iba a ir a la iglesia sola aquella tarde. Él estaba caminando
por la sala de estar cuando escuchó eso, y mi proclamación de independencia le hizo detenerse ahí
mismo.
Miró a Gary y dijo: -Ninguna hija mía va a la iglesia sola.- Sin tener dónde esconderse, Gary se
ofreció no de muy buena gana. Ese era el último lugar al cual él quería ir. Papá hizo que Gary
fuera a la iglesia, y Dios hizo el resto. Esa noche observé y escuché cómo Gary supo por primera
vez del amor incondicional de nuestro Padre celestial. La mayoría de las personas se asustaban del
lado duro de mi papá, pero yo podía ver más allá, podía ver su maravilloso y tierno corazón. Él
todavía es uno de mis héroes.
Un matrimonio maravilloso no es un sueño; es una elección. El satisfacer las necesidades de amor
de su esposo no es una opción; es un deber. Es decidir juntos que a partir de este día, su relación
habrá de cambiar. Es decidir satisfacer estas cinco necesidades de amor principales e ir más allá
de éstas, hasta completar la lista. Pero por sobre todo, un matrimonio maravilloso consiste en un
comprometido equipo de tres personas. Cuando usted y su esposo conocen a Dios y le colocan en
primer lugar en todo lo que hacen, él promete bendecir su matrimonio.
Gary y yo nos esforzaremos por satisfacer nuestras necesidades mutuas de amor, y procuraremos
tener un matrimonio maravilloso, y a medida que lo hacemos, oro por verle a usted junto a
nosotros, procurando lo mismo para el suyo.
1
Dan B. Allender, The Wounded Heart: Hope for Adult Victims of Childhood Sexual Abuse
(Colorado Springs, Colo.: NavPress, 1990); y Diane Mandt Langberg, On the Threshold of Hope:
Opening the Door to Hope and Healing for Survivors of Sexual Abuse (Wheaton, Ill.: Tyndale,
1999).
APÉNDICE
Los resultados aquí mostrados representan la información categórica que surgió de nuestra
encuesta a 700 parejas en 8 ciudades. A cada esposo y esposa le dimos una lista con 20
necesidades y les pedimos que las ordenaran de acuerdo a su importancia.
El Dr. Gary Rosberg y su esposa Barbara son America’s Family Coaches (Entrenadores de la
familia estadounidense); ellos preparan y animan a las familias estadounidenses a vivir la vida en
buena forma y terminarla en buena forma también. Habiendo estado casados por más de
veinticinco años, Gary y Barbara tienen un mensaje único para las parejas. Han conducido
conferencias sobre la familia y las relaciones interpersonales en más de cien ciudades de Estados
Unidos. Están en los equipos nacionales de predicadores para las conferencias matrimoniales de
FamilyLife, y para los eventos para parejas de FamilyLife llamados “I Still Do (Todavía lo digo:
Acepto.)” Gary también ha hablado a miles de hombres en los eventos de Cumplidores de
Promesas y a padres y adolescentes en las conferencias denominadas “Life on the Edge Tour” del
ministerio Focus on the Family (Enfoque a la familia).
Juntos, Gary y Barbara llevan a delante un programa radial diario, transmitido a nivel nacional que
se llama America’s Family Coaches LIVE. Este programa con llamadas en vivo, es escuchado en
ciudades de todo el país, donde se atiende a radioescuchas que llaman para preguntar sobre
variados temas familiares. Gary y Barbara también son anfitriones de un programa radial los
sábados, en la premiada Radio WHO.
Gary, quien obtuvo su Ed. D. en la Universidad Drake, ha sido consejero matrimonial y familiar por
más de quince años. Ha escrito dos best sellers: Dr. Rosberg’s Do-It-Yourself Relationship Mender
(Tyndale y Focus on the Family), que trata sobre el tema de acortar el distanciamiento creado por
el conflicto en las relaciones interpersonales, y Guard Your Heart (Multnomah), que ayuda a los
hombres a resistir firmes en medio de las tentaciones. Gary es entrenador en CrossTrainers, un
grupo de rendición de cuentas y estudio bíblico para hombres que tiene más de seiscientos
miembros.
Barbara se unió a Gary al escribir un capítulo especial para Guard Your Heart y al escribir un
estudio titulado Improving Communication in Your Marriage (Group Publishing) para la serie de
estudios para parejas de FamilyLife’s HomeBuilders. Además de hablar a familias, Barbara instruye
y anima a las mujeres por medio de A Woman’s Legacy, una serie que enfatiza el increíble valor de
la mujer.
El matrimonio Rosberg vive en West Des Moines, Iowa, y son padres de dos hijas: Missy,
universitaria que estudia comunicaciones, y Sarah, quien vive en West Des Moines con su esposo,
Scott.
Para más información sobre los ministerios de America’s Family Coaches, contacte:
America’s Family Coaches
2540 106th Street, Suite 101
Des Moines, Iowa 50322
1-888-ROSBERG
www.americasfamilycoaches.com
Tapa
Lomo
Contratapa
“Cada vez que escuché a Gary hablar, mi corazón fue tocado. El suyo también lo será si lee este
libro.”
Max Lucado, autor de God Came Near
“Con un claro entendimiento de las realidades de la vida matrimonial, juntamente con una
cuidadosa exposición de la Biblia, Gary y Barbara Rosberg exponen las necesidades de los esposos
y las esposas, para que las parejas puedan disfrutar las alturas del matrimonio y evitar los pozos
de la infidelidad marital.”
Dr. Tony Evans, autor de Who Is This King of Glory?
“Los Rosberg exponen y explican necesidades, a menudo son inexpresables, que hay en el corazón
de los esposos y las esposas.”
Michael Medved, anfitrión de un programa nacional de entrevistas radiales y columnista de USA
Today, y Dr. Diane Medved, autora de The Case Against Divorce
“Personalmente, no sólo he prestado atención a este revelador libro de Gary y Barb, sino a sus
propias vidas también. Y créanme, ellos saben lo que están diciendo.”
Patsy Clairmont, conferencista de Women of Faith y autora de I Love Being a Woman y Stardust
on My Pillow
Lengüeta de la Tapa
Basados en resultados sorprendentes de una investigación a nivel nacional sobre las necesidades
de las parejas en el matrimonio, Las 5 necesidades de amor de los Hombres y las Mujeres
explora algunos de los mitos sobre el matrimonio. Conduce a esposos y esposas a un nivel más
profundo de entendimiento mutuo y provee pasos prácticos para desarrollar un matrimonio
genuino y maravilloso.
Lea lo que otros han dicho acerca de los Rosberg y Las 5 necesidades de amor de los
Hombres y las Mujeres:
“Este libro tiene el poder de impactar radicalmente su relación... provee una guía excelente para
entender al amor de su vida.” Dr. Gary Smalley, autor de Secrets to Lasting Love
“Este libro está lleno de sugerencias bien específicas y herramientas para esposos y esposas. Gary
y Barb escriben honestamente respecto a las necesidades que todos tenemos en nuestro
matrimonio.”
Dr. Stu Weber, autor de Tender Warrior
“Toda pareja que quiera que su matrimonio sea todo lo que Dios espera que sea, tiene la
obligación de leer este libro.” Dr. Dennis Rainey, autor de Moments Together for Couples
Lengüeta de Contratapa
El Dr. Gary Rosberg y su esposa Barbara, quienes han estado casados por veinticinco años,
son America’s Family Coaches (Entrenadores de la Familia Estadounidense). Juntos, Gary y
Barbara son los anfitriones de tres programas radiales, incluyendo America’s Family Coaches LIVE,
un programa diario a nivel nacional. Los Rosberg también son parte de los equipos nacionales para
conferencias matrimoniales de FamiliLife y eventos para parejas llamados “I Still Do (Todavía lo
digo: Acepto)”. Gary también habla en eventos masivos de los Cumplidores de Promesas y “Life on
the Edge” de Focus on the Family.
Gary, quien obtuvo su Ed.D. en la Universidad de Drake, ha sido consejero matrimonial y familiar
por más de quince años. Ha escrito dos best-sellers: Dr. Rosberg’s Do-It-Yourself Relationship
Mender y Guard Your Heart. También supervisa CrossTrainers, un estudio bíblico y de rendición de
cuentas para un grupo de más de seiscientos hombres.
Barbara ha sido coautora (con Gary) de un estudio bíblico para vida familiar y de edificación de
hogares titulado Improving Communication in Your Marriage. Barbara supervisa y anima a las
mujeres por medio de
A Woman’s Legacy, una serie que enfatiza el increíble valor y la dignidad de ser mujer.
Los Rosberg viven en West Des Moines, Iowa, y son los padres de dos hijas adultas.