Evaluar Lamas
Evaluar Lamas
Evaluar Lamas
ESQUEMA CONCEPTUAL
1 ¿Qué significa
evaluar?
2. ¿Por qué
EVALUACIÓN 3. ¿Para qué
evaluar?
evaluar?
4. ¿Cómo se puede
evaluar?
Toda persona en función docente se enfrentó alguna vez a la difícil y a veces tediosa
tarea de decidir quién aprueba y quién desaprueba; de juzgar quién promociona el año
y quién repite; de evaluar quién demuestra que sabe/ acredita y quién no demuestra
saber/ no acredita.
JUSTICIA PEDAGÓGICA
Por otra parte, Aristóteles señaló que la justicia es la virtud suprema del Zoom
Politikón –que se traduce como hombre de la polis que es político y social- . Tal virtud
se expresaba en la Grecia clásica como areté. La misma, que significa excelencia o
perfección, comparte su raíz etimológica con aristós, aristón (el mejor) y designa el
cumplimiento acabado del propósito o función. El mejor se vincula con el mérito, en la
medida en que éste se basa, a la vez, en la acción que hace al hombre digno de premio
o castigo y es el resultado de las buenas acciones que hacen digna de aprecio a una
persona (Real Academia Española, 1998). En la actualidad, ha sido Nozick, R. (1989)
quien ha profundizado sobre el concepto de mérito y ha señalado que debe ser tenido
en cuenta cuando de justicia hablamos. Si bien este pensador ha sido muy cuestionado
desde posiciones socio-críticas por su fuerte compromiso con las políticas neoliberales,
lo cierto es que, en parte, la actual crisis del sistema educativo se debe a que todo da
igual, nada es mejor, como expresa lamentándose Enrique Santos Discépolo, en 1937,
en el tango Cambalache (…). Muy al contrario, hoy sostenemos que no todo es igual, y
que esto debe ser tenido en cuenta dentro del marco de la justicia. Y cuando lo
aplicamos a centros educativos lo denominamos justicia pedagógica.
Así es que, cuando se califica a la justicia como social, pedagógica o de otro tipo, no
se está refiriendo a formas de justicia diferentes en su esencia, sino más bien a la
identificación, mediante adjetivos, del ámbito de aplicación a distintas esferas del
quehacer humano que ameritan consideraciones especiales. Sin descuidar la mirada de
respeto y responsabilidad, desde la institución educativa, con el foco puesto en la
cooperación, en el conocimiento y cuidado del otro, y el compromiso de dar lo mejor de
sí, tanto como el de promover en el otro lo mejor de sí.
Nos parece importante agregar que a principios del año 2011 el Premio Novel de
Economía, el bengalí Amartya Sen ha publicado en su libro La idea de la Justicia una
concepción pragmática de la misma. La fuerte injusticia que se observa en el mundo
(pobreza, exclusión social, capitalismo salvaje, hambre, etc.) lo lleva a postular el
concepto de injusticia reparable; central en su teoría y punto de partida de la discusión
crítica. La idea de justicia debe transformarse en hechos concretos para la remoción o
eliminación de la injusticia mediante acciones que puedan ser practicadas ya mismo. No
debemos concentrarnos en la “idea romántica de justicia perfecta” sino en acciones
concretas, señala y con reiterados ejemplos como el desafío de Ghandi frente al Imperio
Británico y el de Martín Luther King combatiendo la supremacía blanca, entre otros.
Para ello, es necesario un mayor compromiso ético y convertir esas acciones en
prioridad social básica. Viene al caso esta cita para decirnos a nosotros mismos como
docentes qué podemos hacer ahora, en torno a las acciones de enseñanza y
aprendizaje para que sean menos injustas o más justas. (Lamas, A. 2011)
Por otra parte, como ya se indicó más arriba, los términos virtud y mejor comparten
la misma raíz griega (areté, aristón), con lo que se puede inferir que la institución
educativa, como organización que aspira a ser social y virtuosa, busca formar lo mejor
de cada uno con lo mejor de sí misma -como institución-, para el bien común,
garantizado por un Estado educador a quien el ciudadano le presta el consentimiento
para que se haga cargo de la educación que no puede asumir en forma aislada. Y, en
este sentido, se vincula lo mejor con el concepto de calidad en los modelos de
autoevaluación institucional, y lo mejor -desde el concepto de equidad- con el principio
de justicia posible.
Educar es, entonces, el modo de efectivizar una política de justicia (en el sentido que
Derrida trabaja la noción); un trabajo de reconocimiento, que permite, al decir de Goethe
(ya en 1871), que importa conservar lo antiguo con fidelidad y recibir a lo nuevo con
generosidad (Frigerio, G. 2004: 130). Es una esfera especial de justicia: es pedagógica
y, en este sentido, también se diferencia el bien educativo del bien económico.
Rawls, J. (1989), propuso justificar las decisiones justas, por medio del “equilibrio
reflexivo”. El filósofo considera que, en ética, existen, por un lado, principios generales
y, por otro lado, juicios particulares. El docente debe tener en cuenta ambas cuestiones
antes de tomar decisiones. Es necesario comparar entre sí lo general y lo particular, el
concepto y la concepción (Habermas, J. 1999; Habermas, J. y Rawls, J. 1998), la norma
y el procedimiento. De tal modo que, en caso de que sean incompatibles, puedan ser
paulatinamente modificados hasta que el nivel general de los principios se encuentre en
equilibrio con el nivel particular de los juicios. Alcanzar esa coherencia dentro de las
instituciones educativas no es cosa fácil; sin embargo, se supone que el docente -como
profesional- debe conocer qué, cómo y para qué evaluar, no sólo a nivel intuitivo, sino
también a nivel profesional.
En resumen: dado que evaluar significa emitir juicios de valor acerca de procesos y
resultados del aprender con vistas a la mejora (aristos), al hacerlo con justeza, como
equilibrio reflexivo (Rawls, J. 1989), se estará habilitando un encuentro dialógico, una
situación educativa sobre lo que fue el territorio escolar. En esto radica la justicia
pedagógica.
Yo no estoy aquí para decidir por tí. Por lo demás, si lo hiciera, tú no tendrías
ningún mérito y tu éxito no duraría mucho. Incluso podrías estar resentido
conmigo, o trabajar ya sólo para tenerme contento, haciendo lo que yo
hubiera decidido en tu lugar y amparándote en mi propio deseo en vez de
dar curso al tuyo. Yo estoy aquí para evaluarte, y lo haré sin herirte, pero
también sin concesiones inútiles. (Meirieu, P. 1998: 124-125).
¿Cómo evaluar?
Con formación y capacitación como lo afirmó Fullan, M., (1993: 14) “La formación
docente tiene el honor de ser, simultáneamente, el peor problema y la mejor solución en
educación”.
¿Cómo hacer para cambiar y/o mejorar las acciones, en las situaciones
planteadas reales y virtuales?
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS