Plan de Choque
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Acerca de la Rotación de los
Desinfectantes (ilender CORP)
Publicado el: 8/8/2005
Autor/es: Departamento Tecnico ilender CORP
FACTORES FISICO-QUIMICOS:
Dentro de este grupo de factores tenemos el pH o potencial de hidrógeno
que, en el caso de los desinfectantes, es importante para cambiar la
carga iónica en la superficie de la bacteria o bien para alterar el grado de
acidez o alcalinidad del medio en que vive.
Se da el caso que hay desinfectantes que se desempeñan muy bien en
pHs ácidos, tales como el yodo y sus derivados (Gottardi, 1983), los
fenoles ácidos y los ácidos orgánicos, debido al aumento del grado de
disociación de sus moléculas.
Por su parte los amonios cuaternarios o jabones invertidos, han sido
ensayados adicionándoles NaOH al 0.05%, para controlar al virus de la
enfermedad de Gumboro; se han encontrado interesantes diferencias en
la actividad relacionada principalmente a su estructura química, pH y
temperatura de uso. Shirai et al, (1994) emplearon cloruro de didecil
dimetilamonio, seguido de cloruro de alquil bencildimetil amonio y (mono-
bis (tricloruro-metil amonio))-alquilo (C9-15) tolueno. Las diluciones sin
NaOH tuvieron muy poco efecto sobre el virus de Gumboro.
Del mismo modo, el virus de Gumboro es sensible a los pH alcalinos
(pH12) pero no es afectado por pH2. El virus de Gumboro tampoco es
afectado por soluciones de 0.5% de fenol (Lukert y Saif, 1991).
Investigaciones de Connel y Eckmann, citadas por Calderón y col. (1994)
han probado la importancia del cambio de pH para contrarrestar la
resistencia de Ps. aeruginosa frente a un compuesto fenólico.
Otras investigaciones (Eagar y col, 1986) explican este fenómeno con
referencia al glutaraldehído. Indican que cuando el pH de la solución de
este desinfectante es alcalino, se protonizan (acidifican) alrededor del
50% de los grupos amino, en la superficie de la bacteria y el 50% restante
es liberado y rápidamente atacado por el glutaraldehído (Fig. 2). De esta
manera, la estructura de la pared celular del microorganismo se ve
alterada e impedida de permitir la perfecta entrada de nutrientes hacia el
interior de la célula por lo que los gérmenes mueren.
Ahora bien, cuando el pH de la solución es ácido y los grupos amino
superficiales ya han sido protonizados (acidificados), la penetración del
glutaraldehído se hace necesaria para atacar a los grupos amino libres en
el interior de la célula; entonces, es preciso equilibrar o romper la tensión
superficial de la pared celular. Se usa entonces un agente tensoactivo o
detergente, que logra este fenómeno importante para el control del
microorganismo. La mecánica que se desencadena, en este caso, es una
desorganización intracelular que causa la muerte del microorganismo.
Con los procedimientos tecnológicos modernos se ha logrado acelerar la
actividad de la molécula de los glutaraldehídos, tanto en el exterior como
en el interior del microorganismo. Se ha conseguido el efecto letal
deseado pese a los cambios de pH que pudieran suscitarse en el
ambiente que se trata de desinfectar. Con esta metodología de trabajo es
posible contrarrestar simultáneamente, con un solo producto,las
dificultades de orden físico-químico que se presentan en la rutina del
trabajo de campo, sin necesidad de rotación del desinfectante evitando
entonces mayor consumo de mano de obra, pérdida de tiempo y riesgo
de subsistencia del foco infeccioso.
Problema adicional relacionado con pH se tiene con el agua empleada
para diluir un desinfectante. Si solamente se tratara de usar agua
destilada no existiría dificultad alguna, pero en vista de ser común y
corriente la utilización de aguas que contienen CaCo3 o sales de Mg,
entre otras sustancias, éstas le dan dureza de diferente grado,
haciéndolas inaparentes para diluir a ciertos desinfectantes, cuando este
grado es considerablemente alto. Este tipo de sales confieren fuerte
alcalinidad, por la naturaleza propia de sus cationes Mg+ ó Ca+ y así los
compuestos iodóforos pueden tener problema en su actividad; también
los ácidos orgánicos y los cloros, porque en éstos no se disocia
adecuadamente el ácido hipocloroso, responsable de la oxidación de las
estructuras microbianas.
El caso de los amonios cuaternarios es semejante porque, a pesar de ser
sustancias alcalinas, tienen problemas con aguas muy duras en las que
se dificulta su solubilidad y en consecuencia pueden ser inactivados.
Hablando de amonios cuaternarios o jabones invertidos, no hay que
olvidar que otros compuestos análogos son los jabones comunes y
corrientes, llamados los jabones aniónicos, los cuales al ser utilizados en
forma simultánea con amonios cuaternarios o inmediatamente antes de
ellos sin el debido enjuague, neutralizan recíprocamente sus cargas
eléctricas y así se inactivan (Booth y Mc Donald, 1985).
Fig.2: Glutaraldehido con Células Microbianas
FACTORES ESTRUCTURALES
A pesar de la importancia de todo lo que acabamos de comentar, no es
confiable la bondad de un desinfectante si solamente es ensayado o
evaluado en el laboratorio, porque allí las condiciones son ideales. Es
menester probarlo en el campo, donde la presencia de materia orgánica
en el ambiente es un excelente desafío al principio activo que se ensaya.
En este caso, la materia orgánica es oxidada y es destruida la flora
bacteriana de su superficie pero no siempre se permite la penetración del
desinfectante dentro de su masa, donde se alojan gérmenes infecciosos
que no son exterminados, porque se ha constituido para ellos una
defensa y en esta forma se establece un reservorio. Esta es una de las
principales razones por las cuales se recomienda la higiene prolija previa
al empleo de un desinfectante.
Por lo demás, hay que mencionar que los microorganismos pueden ser
inaccesibles al desinfectante porque la tensión del solvente no le permite
ingresar a través de los poros, rugosidades o rajaduras de las maderas,
arcillas o yeso a tratar.
Para combatir esta limitación, se adiciona un agente detergente o
humectante que rompe o nivela la tensión antes indicada.
FACTORES BIOLOGICOS
El aspecto correspondiente a los factores biológicos comprende puntos
de vista relacionados al tipo de microorganismos y la cantidad de ellos
(carga microbiana).
Habrá que pensar también en la edad de los mismos, o sea, su estado
adulto o forma vegetativa (espora); igualmente la diversidad de gérmenes
en casos de contaminación polimicrobiana y, desde luego, el tipo de
defensa que ellos tienen (virus con cubierta o sin ella; agentes ácido
resistentes, etc.).
Estos puntos de vista, determinan la procedencia de establecer la
sensibilidad o resistencia de los gérmenes frente a los cuales se viene
luchando con un determinado desinfectante. Se tendrá en consideración
entonces, que en la actualidad se cuenta con excelentes medios
diagnósticos; ellos emplean tecnologías modernas y equipos o reactivos
de alta precisión así como cepas estandarizadas que EPA y AOAC han
aislado para resolver cualquier duda en el laboratorio. (EPA, 1979, 1981;
Salas, 1995; Sumano y col.,1990; Lewis y col. 1996).
Valerse de estos medios es lo correcto pero ignorarlos es correr un riesgo
que a la larga se paga con elevadas pérdidas económicas y amargas
experiencias.
CONCLUSION:
El hecho de hacer uso de un desinfectante cualquiera no significa
tener con él un 100% del control de un problema infeccioso; es
necesario evaluarlo periódicamente y frente a diferentes tipos de
retos. Hay que considerar que de acuerdo a las pautas de
bioseguridad, es muy importante detectar a tiempo la presencia de
nuevos agentes microbianos mutantes y/o comprobar frente a ellos
la eficacia del desinfectante así como frente a materia orgánica,
agentes fungosos o virales para hacer los ajustes del caso, si ellos
fueran procedentes.
Soslayar esta práctica es correr riesgos y afrontar problemas
mediatos o inmediatos de resistencia microbiana, Recuerde que:
MIENTRAS UN DESINFECTANTE SE ESTA DESEMPEÑANDO
EFICAZMENTE NO PROCEDE SU ROTACION.
Normalmente solemos equiparar mentalmente los desinfectantes a otros biocidas como los
insecticidas o a otros grupos como pueden ser los antibióticos en los que están descritos
numerosos casos de desarrollo de resistencias e incluso la transmisión de genes de
resistencia entre microorganismos diferentes como el uso de plásmidos, transposones, etc.
En el caso de los desinfectantes la transmisión es menos frecuente, aunque también puede
darse el caso y, de hecho, se da en ocasiones. Lo más habitual es encontrar microorganismos
que, de forma natural, ya son resistentes a uno u otro tipo de desinfectante (las bacterias
gramnegativas suelen ser más resistentes que las grampositivas, por ejemplo).Un caso
especial es la agrupación formando biofilms que, por un lado, los protegen de la acción de los
biocidas y, por otro, facilitan la transmisión de los genes de resistencia entre ellos dada su
proximidad e interacciones microbianas dentro de la matriz del biofilm.
Protocolos de limpieza y
desinfección
Para evitar la aparición de estas resistencias y que se perpetúen, lo que se ha de hacer es
llevar a cabo unos adecuados protocolos de limpieza previa a la desinfección para eliminar en
lo posible ese biofilm. Esto se hará empleando detergente alcalino en espuma para,
mediante un ataque químico, retirar los restos de materia orgánica invisibles que quedan
adheridos a las superficies. Además, hay que tener claro contra qué tipo de microorganismo
nos enfrentamos cada vez y en qué condiciones lo hacemos. Es decir, si queremos eliminar
bacterias, virus encapsulados o no, si nos enfrentamos a esporas, si el agua es dura o blanda,
la temperatura de la misma, el tipo de material sobre el que se va a trabajar, etc.
Igualmente, no consiste en aumentar la cantidad y dosificación del principio activo, pues con
ello solo conseguimos hacer el producto más agresivo para los materiales, más peligroso para
nosotros mismos e incluso para el medio ambiente en caso de vertido accidental. Los
productos han de estar tanto formulados como dosificados con la cantidad mínima eficaz de
biocida, pues en ambos casos el exceso acarrea más perjuicios que beneficios.
Los test de eficacia acreditados según las normas UNE nos ayudan a distinguir
unos desinfectantes de otros
Estos test ofrecen resultados fiables y homologados sobre la eficacia real de los
desinfectantes y, en no pocas ocasiones, nos deparan sorpresas al comprobar que
desinfectantes aparentemente iguales arrojan resultados muy diferentes en cuanto a las
concentraciones a las que son efectivos; o incluso ofrecen mejores valores desinfectantes con
menor cantidad de materia activa, siendo además menos peligrosos en su manejo.