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Mapuche y Alcoholismo

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APROXIMACION ANTROPOLOGICA AL ANALISlS

EPIDEMIOLOGICO: CONSIDERACIONES SOBRE


EL MODO D E BEBER ENTRE LOS MAPUCHES

EDUARDO MEDINA C .
MEDICO-PSIQUIATRA
MINISTERIO D E SALUD PUBLICA
C A S I L L A 3979
SANTlAGO - CHILE

l o La medicina moderna se caracteriza por


el enfoque preventivo de los fenómenos.morbo
sos, especialmente de aquéllos mbs prevaleñ
tes. Del énfasis anterior en la atención cÜ
rativa del enfermo, desde fines del siglo pa
sado muestra creciente preocupación por ei
manejo de los factores asociados con la apa
rición de las patologías de mayor significa
do colectivo: el propósito es no sólo sanar
a los pacientes, sino también prevenir la
aparición de casos similares. Así, además de
numerosas terapéuticas específicas para las
enfermedades, tan propia a'los intereses de .
las especialidades clínicas en el campo sani
tario moderno, han surgido la ~pidemiolo~ía
y la Salud PGblica, con su clásico modelo
analítico en base a la tríada agente-hués -
ped-medio ambiente y con sus técnicas orien
tadas tanto a fomentar la calidad de salud
de la población, como a proteqerla de los
problemas específicos.
En concordancia con tal ampliación de
sus intereses, la práctica médica moderna ha
CULTURA, HOMBRE, SOCIEDAD [ l , 1984

debido salir.de los grandes recintos asisten


ciales al trabajo más pr6ximo a su població~
beneficiaria. Si bien el tratamiento de las
enfermedades mayores continGa haciéndose en
los hospitales, una proporción significativa
de las acciones curativas y la mayoría d e :
las acciones preventivas pueden realizarse
en establecimientos menores o en la propia
comunidad.
Sin embargo, no todo el panorama del an
plio campo de la medicina moderna resulta
tan claro o unívoco para todo el mundo. En
una comunidad o país probablemente existan
escasas diferencias de criterio respecto a '
la conveniencia de evitar las enfemedades
infecto-contagiosas, que los partos reciban
atención profesional o sobre la utilidad de
antibióticos e insecticidas. Pero, en rela
ción a alcanzar cierta cantidad de vida o dg
bienestar biopsicosocial, los valores, acti -
tudes y conductas de los distintos grupos
que integran tal comunidad o pals pueden di
ferir importantemente. Sucede con alguna £re
cuencia, a manera de ejemplos, que la priory-
dad que el salubrista otorga a alguna cir-
cunstancia de la vida de un grupo humano no
es percibida igualmente por sus integrantes,
o que la medida x que la autoridad sanitaria
dictamina para otro grupo inesperadamente es
resistida. También ha sucedido, inversarrente,
que determinadas costumbres de ingestión de
sustancias embriagantes por qrupos de indige
nas existentes en numerosos paises, en un
primer momento consideradas indiscriminada
mente como inconvenientes por las instancias
sanitarias oficiales, con el correr del tiem
po se ha comprobado en ciertas situaciones
Medina] EL MODO DE B E B E R E N T R E L O S M A P U C H E S

el valor col.lesionador para el grupo social


que surge del compartir el consumo de estas
sustancias.
Expresado de otra manera, el acercamien
to de 'las acciones de salud a la comunida;?
no pocas veces ha generado discrepancias e
incluso conflictos entre los ~rofesionales
del sector y los supuestos beneficiarios de
sus acciones, interferencias muchas veces 2s
rivadas más de las diferentes cosmovisiones,
de los supuestos ideológicos o incl.uso de
los estereotipos de cada cual, que d.e situa
ciones o realidades enteramente objetivas:
La superaci6n de tales tropiezos ha sido no .-
sible con el transcurso del tiempo 57 el ma
yor conocimiento mutuo de las respeckivas
posturas. La Antropologia Social ha ayu-dado
significativanente en esta a-rcximación,
puesto que aplicada a la salud ha detectado
numerosos factores dinsmicos en cada perspes
tiva, participando en la aparición de una
nueva y todavla incipiente ciencia ~.édicadi
rectamente preocupada por estas materias,
por ahora conocida como Antropolo~ía1-édica.

2 O La ingestión de bebidas alcohólicas y


sus eventuales efectos directos en los bebe-
dores mismos, e indirectos entre quienes es-
tán próximos a ellos (su familia,. el grupo
social inmediato, su ambiente laboral, etc.),
resultan paradigmSticos a este respecto. De
una marcada preocupación por las consecuen -
cias orgdnicas individuales del hábito inmo
derado crónico de consumo, casi exclusivameñ
te mostrada por la medicina durante-el siglo
pasado, el enfoque ~reventivomoderno se ex -
CULTURA, HOMBRE, SOCIEDAD [ l , 1984

presa en la definición de los distintos ti -


pos de bebedores normales y anormales (ver
cuadro l), en la consideración de ciertas
formas de consumo inmoderado crOnico como in
dicadores de una verdadera enfermedad, y en
la detección de numerosas variables asocia
das con la existencia de tales bebedores. En
efecto, adern6s del tratamiento eficaz de con
plicaciones digestivas, neurológicas y/o psz
quiátricas, la medicina ha podido establecer
con bastante consenso las formas convenien
tes e inconvenientes de consumo; res-ecto a
lo definido cono alcoholismo, existe acuerdo
en su etiol.ocría, en la evoluci6n del proceso,
en algunos tratamientos d.e la dependencia flsi
ca del alcohol etllico, en ciertos roced di
mientos de rehabilitación, etc.; por otra
parte, diversas investiqaciones epidemioló~i
cas han detectado que el beber anormal se
asocia directamente con la edad media de la
vida y el sexo masculino, inversamente con
el nivel socioeconómico, la escolaridad y la
organización social, a.umentando, a8.emásI con
la facilidad de acceso a las bebidas alcohó
licas. De todo este notable conjunto de cono
cimientos derivan variadas técnicas curati
vas de la enfermedad alcohólica y de las com -
plicaciones del hábito inmoderado crónico, y
una serie de acciones preventivas que buscan
no sólo evitar el consumo excesivo entre per
sonas y grupos vulnerables, sino también ei
fomento de patrones de consumo moderado por
parte de la población general.
Lo paradigmático de la ingestión de bebi
das alcohólicas resulta todavía mucho más e%
-
tenso que todo el panorama recién reseñad6.
Hasta ahora éste corresponde al enfoque típi
-
Medina] EL MODO DE BE.BER ENTRE LOS MAPUCHES

co de la Salud PGblica, tan importante en el


manejo de las enfermedades transmisi.bles,pg
ro sin duda que la situación real existente
en todo el mundo en relación al alcohol es
mucho más amplia, compleja e incierta, al
.producirse numerosas situaciones aue superan
la capacidad operativa del modelo sanitaris -
ta preventivo. No es éste el lugar ?ara ex
tenderse sobre tod.0 este asunto, de manera
que a continuación sólo se ofrecen cuatro
imágenes que ilustren al lector, útiles tam
bién porque se relacionan directamente coñ
la presente exposición.
La primera, que si bien las estrategias
salubristas pueden abordar el consumo y la
demanda de estas bebidas, habitualmente no
les es posible influir en los factores rela
cionados con el acceso a ellas (producción~
tributación, propaganda, precios, normas de
expendio, etc.). Asl, no es raro que los in
tereses de quienes defienden los aspectos
agrlcolas o económicos de estos asuntos sean
distantes y hasta antagónicos con los crite
rios de quienes deben enfrentar los efectoc
del consumo inmoderado.
En segundo lugar, aunque la población
pueda estar informada sobre la inconvenien -
tia y riesgos del consumo abundante, en n-
rosas situaciones tales como festivid.ades cg
lectivas, reuniones sociales, grupos de com
pañeros de trabajo o vecinos, en fines de se-
mana, etc., se bebe en forma inmoderada. Re -
sulta casi habitual imponerse de la ocurren -
cia de accidentes, violencias, muertes y to -
da una serie de lamentables sucesos de 2ran
significación social, moral y económica para
CULTURA, HOMBRE, SOCIEDAD [1, 1984

I
la colectividad, pese a los recursos sanita
rios y educacionales .largamente invertidos
en alertar a la población.
Como tercera, el uso de sustancias modi
ficadoras del ánimo, las percepciones y 1s
conducta es tan antiguo como la propia histo
ria del hombre. Las bebidas espirituosas hañ
sido en muchos pueblos y grupos humanos, es
pecialmente en el mundo occidental, el medio
para procurarse experiencias orgiásticas. La
típica doble orientación o ambivalencia de
la sociedad, por una parte hacia permitir el
consumo e incluso alguna frecuencia de em
briaguez como conductas normales, pero por
o,tra hacia intentar controlar la ingestión,
evidencian la aceptación de la bdsqueda de
tales efectos psicológicos, pero también los
riesgos inherentes a ello. En las sociedades
modernas, en particular, las consecuencias
lamentables de la ingestión intemperante ex
presan la alta incompatibilidad entre los
efectos buscados, con las condiciones de la
vida urbana comdn (por ejemplo, existencia
de grandes conglomerados humanos, individua -
lismo en las conductas, alta velocidad de
desplazamiento físico, riesgos en la vía p$
blica, e tc.
Como dltima, los parámetros elaborados
por la medicina moderna para calificar la
normalidad o anormalidad de las conductas de
consumo (1) y sus variables asociadas, a pg
sar de que orientan hacia muchas situaciones
propias de la vida social urbana moderna,
con el correr del tiempo se ha demostrado
que no interpretan adecuadamente ciertas for
-
mas de ingestión de grupos populares más tra
Medina] E L MODO D E B E B E R E N T R E L O S M A P U C H E S

dicionales urbanos y rurales ni el de etnlas


aborígeces supérstites en'todos nuestros pa&
ses hispanoamericarios, SS ir~iportal)te mencio
nar que, a diferencia del escaso valor nutri
cional de las bebidas alcohólicas de ~ r o d u c
ción industrial, especialmente las destila
das, las bebidas fermentadas de produccióñ
artesanal (2) pueden ser significativos com
plementos dietéticos por su importante conte
nido prot'eico a partir de levaduras aéreas
a por su abundancia en vitamina C. También es
interesante recordar numero'sas investigacio -
nes etnogrdficas aue han demostrado que si
el contexto sociocultural es normativo res
pecto a la ingestión colectiva, cualido hay
un acto social como parte de un trabajo co
-
lectivo (por ejemplo: cosecha, levantar una
vivienda, etc.) es poco probable aue en los
momentos de ingestión ceremonial o ritual,
por intemperantes que ellos sean, algunos in
dividuos busquen calmar síntomas emocionales,
que ocurran embriagueces aisladas o yue se
produzcan consecuencias grunales negativas
anglogas a lo que es frecuente en el consumo
intemperante dentro de contextos urbanos mo -
demos. Es aleccionador citar a título anec
dótico, finalmente, aue la propia organiza-
ción Internacional del Trabajo no hace mu -
chos años atribuia el "atraso" existente en
los pueblos altipl6nicos andinos al uso del
alcohol y mascado de coca (3), en tanto nue
los aportes de la Antropología Social dejan
fuera de duga el valor integrador de las be
bidas alcohólicas en actos civiles y religio
sos surgidos en contextos de este tipo: indx -
viduos de car6cter más bien introvertido y
cuya forma usual de vida aislada y transhu-
mante los hace reunirse unas pocas veces al
CULTURA, HOMBRE, SOCIEDAD [l, 1984

año en ceremonias donde todo el grupo se


congrega, se renuevan las amistades, se ha
cen transacciones personales y comercialesT
se ofrenda a las instancias sobrenaturales,
se comparten momentos de esparcimiento, etc.
Concluyendo todas estas generalidas.es
con una perspectiva panorsmica, puede afir
marse que en la medida que la medicina ha sT -
do la institución social que ha dezido preo
cuparse de enfrentar el beber inmoderado crz
nico y no sólo sus consecuencias orgánicas
individuales -derivando de ello el concepto
de alcoholismo como enfermedad- el enfoque
salubrista usual ha sido superado por la mul
tifactorialidad de los fen6menos sobre 10s
que ha intentado conocer y actuar, Centrando
nuestra perspectiva en las costu~bres de in
gestión de diversos entornos socio cultura le^,
la contribución de la Antropologia Social ha
permitido ampliar la orientación médica. Tal
relación interdisciplinaria es relativamente
nueva, poco conocida y en reciente d-esarro
110. De allí la intención del presente traba
jo en cuanto a aportar en este tipo de análg
sic interdisciplinario.

3O En la literatura etnográfica antigua y


moderna de la región hispanoamericana ha
existido constante interés por estudiar las
costumbres de ingestión de bebidas alchhóli
cas de los grupos aborígenes. Desde las pri
meras descripciones de cronistas, historiadE
, res y funcionarios coloniales, en los rela
tos de numerosos viajeros o en las modernas
investigaciones de campo antropológicas, el
tema es recurrente e inagotable. Los motivos
Medina] E L MOD'O D E B E B E R E N T R E L O S M A P U C H E S

de tanta persistencia probablemente sean de


dos tipos: uno, cognoscitivo, orientado a la
descripción de las variedades de bebidas dis
ponibles, los usos y costumbres de diversos
grupos antiguos o modernos en relación con
su consumo, los cambios en los patrones a2
cestrales de ingestión relacionados con los
procesos aculturativos y en particular el
mestizaje, las prescripciones y proscripcio-
nes de algunas etnias particulares, etc.; y
otro, moral, por cuanto se advierte implíci
ta o explícitamente en muchos de los autores
el deseo de moderar tales manifestaciones,
ya que habitualmente sus observaciones regis
tran consumos intemperantes y resultados dz
la embriaguez estimados por ellos como ne-
tivos.
Los diversos relatos sobre las costum
bres de ingestión de grupos indiaenas antx
guos o de otros contemporáneos en la región,
coinciden en que el consumo se asocia con to
dos los aspectos de la vida social (por ejem -
plo: ceremonias civiles o religiosas, reunio
nes diversas, situaciones de La vida famx -
liar, etc-). Las pautas que éste adopta en
cualquiera de estos momentos sigue una espe -
cie de protocolo de acuerdo con las circuns
tancias precisas que lo motivan, lo cual ha
-
sido denominado genéricamente i n g e n X i Ú n cene
munLaR u nLiuaL. Las bebidas consumidas pus
den ser fermentadas o destiladas, de elabora -
ción artesanal local o compradas en cen
tros comerciales próximos; como con frecueñ
cia estas comunidades presentan una economía
de subsistencia asociada periféricamente al .
mercado cercano, la cantidad de dinero oue
se maneja es escasa y en parte importante se
CULTURA, HOMBRE, SOCIEDAD [1, 1 9 8 4

lo destina a comprarlas-
La ingestión de bebidas alcohólicas es
una de tantas actividades colectivas, comen-
zando en edades tempranas y en ambos sexos.
La embriaguez en las oportunidades en que se
consume es aceptada, especialmente la mascu
lina, y las conductas inconvenientes surgi
das en ese estado tienden a ser disculpadasT
El consumo, por facilitar los contactos in
terpersonales y estar ligado a sucesos de im
portancia colectiva, es un importante medio
de cohesión social entre los individuos y
del grupo en totalidad. En un contexto socio
cultural as5 no cabe la abstinencia, puesto
que significaría el distanciamiento de todo
tipo de actividades pdblicas. Serla impensa
ble que un abstemio pudiera desempenar car
gos representativos ceremoniales civiles o
religiosos, de acuerdo con las normas loca -
les,
Los jóvenes de estas comunidades aborlge
nes, por su mayor contacto con los centros
urbanos cercanos (por ejemplo : viajes comer
ciales, estudios, conocimiento de la lengua
castellana, adem5s de la vernácula, migra
ción, etc,) muestran modificación en los - pa
trones tradicionales de ingestión. Así, apa
rece mayor consumo de bebidas destiladas so
las o mezcladas con refrescos, la ingestióñ
también ocurre en relación a grupos sociales
informales en la propia comunidad o en via
jes al pueblo o ciudad, o los efectos en 15
conducta del bebedor son m%s acordes con su
propia estructura caracterológica. Cuando
el caso es la migración, característicamente
el hombre muestra un aumento en el consumo
~ e d i n a ]E L MODO D E B E B E R E N T R E L O S M A P U C H E S

por lo menos durante sus primeros meses de


adaptación a la ciudad, motivado por las an
siedades propias del desarraigo y el desarro
110 de nuevos lazos interpersonales, y por
las circunstancias facilitadoras que son el/
manejo de mayor dinero en efectivo y la
proximidad a las fuentes proveedbras.
Los estudios en grupos de mestizos, carn
pesinos tradicionales, etc,, por su ~arte;
comparativamente con los referentes a los in
dlgenas, muestran modificaciones significati -
vas de los patrones ancestrales de consumo.
AS?, aumentaria la ingestión en cantidad,
frecuencia y mayor concentración alcoholica
de las bebidas consumidas; aparecerlan cam
bios conductuales más invonvenientes o desa
daptativos, y no serían raros los bebedores
solitarios ni las manifestaciones fisicas de -
sagradables posteriores a la embriaguez ("re -
saca", "cruda", "cuerpo cortado",etc.). Es
tos estudios comparados demuestran que 10s
cambios en el entorno sociocultural (4) se
asocian estrechamente con los efectos,negati -
vos de la ingestión intemperante crónica,
tanto para el individuo como para su grupo
de pertenencia. El consumo ceremonial o ri
tual ha devenido en lo conocido como i i z g c-
z
X i á n pupuRan, en la cual algunas de las con
ductas de los individuos reunidos ahora sólo
por su interés en beber recuerdan exterior -
mente el contexto cultural anterior.
En los estratos populares urbanos, en
otros,inás o menos marginales en el sentido
sociológico,y en numerosos p.0~ locales tra
-
dicionales persisten tcdavza varias caracterlstx
cas canlunes que recuerdan su relación con
CULTURA, HOMBRE, SOCIEDAD [l, 1984

las normas ancestrales: hay consumo entre


hombres, fuera del hogar, en horas libres al
final de la jornada laboral diaria o durante
los fines de semana, y con frecuente embria -
guez. Tal consumo comienza en edad joven,
cuando el sujeto se inicia en un trabajo re -
munerado o sale de su hogar a efectuar el
servicio militar, esto es, cuando adquiere
status social adulto. El conjunto de esta
particular forma de ingerir ha sido denomina-
da ~ubcuXXunad e ing enXiún cxcc~iua, conceE
to que busca describir dos componentes impor
tes: por una parte, subcultura de ingestión,
o sea, que una parte significativa de la pg
blación considera que ingerir hasta la em
briaguez es normal dentro de su manera de vx
vir, no obstante las interferencias que cla
ramente surgen con la vida social moderna
(por ejemplo: ausentismos laborales, acciden
tes, violencias, mermas en el presupuesto fa
miliar, etc.); por otra, ingestión excesiva,
esto es, la existencia de una ingestión con
alto riesgo de generar complicaciones indivi
duales y colectivas como las señaladas, y de
desembocar en el alcoholismo.

4 O En Chile, desde la década de los 50, di


ferentes profesionales de la salud se han iñ
-
teresado por conocer lo mds ampliamente posi
ble nuestros problemas asociados con el uso
de bebidas alcohólicas. Diversos estudios
epidemiológicos realizados en algunas pobla
ciones urbanas de nivel socioeconómico bajo
y entre otros pequeños grupos rurales tradi-
cionales, en esos años y en los primeros de
la década siguiente permitieron cierta cuan-
tificación y la detección de algunas varia
-
Medina] E L MODO D E B E B E R E N T R E L O S M A P U C H E S

bles medioambientales asociadas con el beber


anormal, De tales iniciativas, ademss, sur
gieron definiciones operacionales sobre 10s
diversos tipos de bebedores y metodologías
de investigación.
A partir de estas iniciativas, por la
misma época empezó a destacarse la importan
cia de los factores socioculturales en el be
ber anormal y en el alcoholismo. En un senty
do, al demostrarse estas condiciones más pre
valentes entre población urbana y rural de
nivel socioeconómico bajo -estratos consti
tuidos por una alta proporción meztiza- fue
supuesto que los patrones ancestrales de in
gestión intemperante resultaban repetidos eñ
ellos. En otro sentido, al aumentar las ac
ciones sanitarias directas sobre grupos abo
rígenes y observarse en el terreno su modalT
dad de ingestión, empezó la preocupación por
conocer más de tales costumbres, con el fin
de moderarlas. Esta apertura hacia los facto
res socioculturales fue facilitada y estimÜ
lada por la información disponible nacional
e hispanoamericana, a lo que se agregó0 la ne A

cesidad de cuantificar o por lo menos preci A

sar mejor los aportes cualitativos propios


de las ciencias sociales: obviamente cual
-
quier actividad sanitaria, por asignar recur-
sos al logro de las metas propuestas, requie
re conocer con la mayor exactitud posible la
situación sobre la cual se busca actuar.
Cuando en 1970 fue publicado 'Prevalen
cia de distintos tipos de bebedores de alco
hol en adultos mapuchec de zona rural en c ~ Ü
tín', pareció entonces que llenaba un vac.ZE
en el campo sanitario, En efecto, signific6
CULTURA, HOMBRE, SOCIEDAD [l, 1984

una primera medición de la magnitud d.el be


ber "problema" de un grupo sobre el que ha
bia numerosa informaci6n cualitativa g e ~ r a r
histórica y antropo16gicaf pero hasta ese mo-
mento ninguna cuantitativa, Facilitó la la
bor de los investigadores el poder contar
con definiciones operacionales y con metodo
logias supuestamente validadas en estudios
anteriores.
De los resultados de este estudio es
oportuno ahora comentar lo siguiente: uno,
la cifra de bebedores clasificados como exce-
sivos y alcoh6licos estuvo notablemente por
encima del promedio nacional (ver cuadro 2),
tendencia que se mantuvo en relación a las
variables sexo masculino y edad media de la
vida. En segundo lugar, la mitad de los bebe
dores consid.erados moderados y la casi tota
lidad de los rotulados como excesivos y alcc-
hólicos reconocid presentar durante el año
embriagueces en los episodios culturales de
ingestidn (5) (festividades del ciclo agrIco
la, fiestas sociales, fzmiliares, etc,); m&
adn, no se encontró abstemios entre los hom
bres adultos mayores de 20 años de edad, P
O:
bltimo, los autores consideraron importante
en la detecci6n del alcoholismo el registro
d.el dato "se embriaga siempre que bebe" ya
que les fue diflcil obtener directamente 1.a
cantidad de consumo y la presencia del sin -
drome de abstinencia de alcohol.
La posterior ponderación socioantro~ol6-
gica del estudio hizo surgir dos qrandes in
terrogantes sobre su confiabilidad y validez:
la primera, respecto a que resultados cuanti
tativos tan encima del promedio nacional s6
Medina] E L MODO D E B E B E R E N T R E L O S M A P U C H E S

lo se han registrado cuando la ingestión


anormal ocurre asociada con marginalidad y
desorganización sociales y situación de ex
trema pobreza (ver cuadro 3 ) , situaciones a F
bas distantes, en un sentido antronolÓgico~
de los mapuches estudiados; y la otra, m e
siendo la norma ancestral aborigen el beber
hasta la embriaguez, la sugerencia de los au
tores al respecto como una conducta indicado
ra de alcoholismo era irrelevante al aplicar
la al contexto indígena (6). Aunque todo ei
estudio fue publicado en su oportunidad como
preliminar, no parece con posterioridad ha
ber sido continuada esta línea de investiga -
ción .

5 O Es probable que en torno al consumo de


alcohol la Medicina y la Antropología Social
hayan producido mayor cantidad de estudios
que en otras áreas de interés coincidente,
Se lo mire como conducta inconveniente y por
ello necesaria de controlar, o como costum
bre siempre registrada en la observación dz
campo participante, la coincidencia .es pez
sistente en ambas disciplinas. Tal conju~
ción, no obstante, no implica necesariamente
un didlogo interdisciplinario; antes, al con
trario, por lo general han primado los and1T-
sis unilaterales y distantes, con s61o oca - .
sional comunicación entre ellas.
La Medicina -tal vez por su necesidad in
med.iata,tanto de solucionar los problemas iñ
dividuales derivados del consumo inrnod-erado
crónico, como de preocuparse de la preven
cibn, tratamiento y rehabilitación del a1c6 -
holismo- cualquier tipo de consumo que pa
CULTURA, HOMBRE, SOCIEDAD [l, 1984
- \

rezca desadaptativo en un contexto urbano mo


.. -
derno tiende a calificarlo indiscriminadame~
te como negativo o patológico, incluso cuan
do el contexto sociocultural sea muy otro
que el de la ciudad. A manera de ejemplo, el
uso en los análisis epidemiológicos del con -
cepto de "crisis cultural de ingestión" en
forma paralela al de "crisis patológica de
ingestián", para aludir a los episodios co
lectivos de ingestión intemperante de algÜ
nos indigenas; como se comprende, al ser
aquélla una circunstancia pautada cultural-

mente, no corresponde considerarla "crisis"


en su propio contexto, ya que no tiene nada
de lo imprevisto, considerable o decisivo
que representa la crisis patológica para la
evolución de la enfermedad alcohólica. Se ex-
presa en esto una importante limitación en
la capacidad descriptiva del modelo epijemio-
lógico usual, insuficiente para captar y re -
lativizar más afinadamente los hallazgos so
cioculturales diferentes a los del entorno
propio del investigador.
Para la Xntropologia Social, a su vez,
el registro del consumo intemperante tiende
a ser descriptivo globalmente, especialmente
cuando está referido a los grupos llamados
"primitivos", caracterlstica comfin a la pers
pectiva funcional estructuralista que habi
tualmente orienta estos análisis. Como la iñ
tención de los informes etnográficos es rela
latar las conductas del grupo observado, den-
tro del contexto cultural que las enmarca,
tal vez omiten profundizar en las consecuen
cias individuales biopsicológicas de esta m-5
dalidad de consumo de bebidas alcohálica.; .
Más abn, existe en varios de tales infornirs
Medina] E L MODO D E B E B E R E N T R E L O S M A P U C H E S

cierta anarqula y subjetivismo, cuando no


equívocos, en el manejo de conceptos de sig
nificado bastante preciso en la perspectiva
salubrista y de fdcil acceso al no especia
lista, con la consiguiente limitación para
el intercambio interdisciplinario. Asi, por
ejemplo: 'lalcoholismol'
es usado a veces como
equivalente a episodio sociocultural de in
gestión intemperante; "alcoholismo natolócjy
co", como referido a los efectos okg6nicos
individuales negativos de la inqestión inmo
derada frecuente, segdn la percibe el obser
vador foráneo; o "ralces religiosas del alco
holismo", para supuestamente explicar en una
perspectiva psicosocial esta peculiar costum
bre de la especie humana de consumir alcohoi
etílico sin necesitarlo fisiológicamente.
Acá se expresa, pues, una limitación impor
tante de la metodología etnológica corriente
y del modelo sociocultural, para participar
en el mayor conocimiento científico de los
factores asociados con el uso de bebidas al
cohólicas, es decir, para mejorar su descrii
ción y explicación.
El corolario de la situacidn descrita es,
obviamente, mejorar el di6logo interdiscipli
nario. Aunque existen algunos contactos bila
terales, usualmente son asimétricos, es dg
, cir, un antropológo sin apropiada formacióñ
en salud pGblica integrado a un eauipo salu
brista o, viceversa, un profesional de la sa
lud con poca destreza en la investigaci0ñ
participante de campo unido a un grupo de
cientistas sociales, situaciones ambas que
limitan una comunicación ~ealmenteeficaz.
6" Las instituciones médicas son la forma
CULTURA, HOMBRE, SOCIEDAD [l, 1984

como los grupos humanos buscan mejorar sus


posibilidades de supervivencia en relación a
la salud y enfermedad de sus miembros; como
las dem6s instituciones sociales, con2arten
la ideologla del estrato pollticamente domi-
nante que las crea y las sustenta. En conse
cuencia, las instituciones sanitarias moder-
nas, surgidas muy ligadas a la evolución ac
tual de los estados-naciones y cada vez más
abarcantes respecto al ciudadano combn, son
producto de la marcada injerencia de éstos
en la calidad de vida y bienestar de su base
social.
El poder y la capacidad de dominio de
los profesionales de la salud y el de tales
instituCiones sanitarias derivan no sólo del
hecho de manejar un cuerpo específico de co-
nocimientos y realizar actividades -
necesa
rias para todo el grupo social; en una ac
ción de salud existe intrínsecamente, adem62
de su utilidad directa sobre una persona o
comunidad, la manifestación de una concep
ción ética global, puesto que a su través se
expresa también todo un conjunto de valores,
actitudes y conductas en relación a situacio
nes tales como el sentido de la vida y de la
-
muerte, el valor de la persona, lo que el es
tado y la sociedad esperan de ella, etc.
El control de las conductas desviadas
o perjudiciales segbn las n o m a s sociales im
perantes es una antigua preocupación de las
instancias de poder,social. Histdricamente
han sido las instituciones religiosas, jurl -
dicas y médicas las que se han ocupado de
ello, en la medida que han primado criterios
m6s coercitivos, represivos o comprensivos
Medina] EL MODO DE BEBER ENTRE LOS MAPUCHES

de tales conductas. Que la medicina moderna


atienda no sólo las consecuencias orgánicas
adversas del abuso crónico de las bebidas al
cohólicas, sino también tenga la responsabT
lidad de manejar la conducta misma de inges -
tión inconveniente o desviada, supone una ac
titud social mbs comprensiva hacia la misma,
pero no por ello menos crltica aue las de
las otras instituci,ones. La med.icalización
del control de esta conducta implica por lo
menos dos puntos de referencia d.e la mayor
importancia: uno, que quien la presenta tie -
ne ante sí una vla a través de la cual rein
corporarse a un rol social aceptable; y otro,
que la institución médica no sólo pretende
ayudar en tal reincorporación al bebedor que
acepte su conducta errónea y se arrepienta
de ella, sino también que es la instancia so-
cial que asume la responsabilidad que va,
desde calificar las formas convenientes e in
convenientes de beber, hasta proponer las es
trategias y actividades supuestamente necesa
rias para ejercer tal control. Quien beba en
forma distinta de lo definido como normal
por 1a.instancia médica será catalogado sin
más como bebedor anormal; como es también
asumido que la medicina siempre busca mejg
rar a los enfermos y prevenir la aparición
de problemas de salud, el bebe2or calificado
como anormal que no acepte lo que esta insti
tución le propone tenderá a reforzar todavía
más la convicción de ésta sobre lo apropiado
de sus definiciones y programas. Se cierra
así una especie de lógica circular bastante
rígida como para adaptarse a circunstancias
particulares, especialmente cuando ellas se
apartan de los par6metroe socioculturales
propios. Evidentemente que no tiene necesa -
CULTURA, HOMBRE, SOCIEDAD [l, 1984

riamente el mismo significado una ingestión


intemperante prolongada por algunos dlas de
un grupo en un contexto urbano que otro en
zona mapuche, en la medida que el primer ca
so claramente interfiere los rendimientos
normales socialmente prescritos (por ejemplo:
horario de trabajo, conducta, sustento fami
liar, etc) en tanto Gue el segundo puede siÜ
nificar una ingestión ceremonial o ritual,
por muy abundante que aparezca ante el obser
-
vador forsneo.
Se puede de esta manera entender que la
medicalización del control de la conducta de
ingestión mapuche coincida con la postura
ideológica del estrato político dominante
respecto a esta etnia. M. Stuchlik (1974) re
sumió la evolución histórica de esta ~ o s t u r z
en cinco etapas: héroes, mientras pelearon
contra el conauistador español; bandidos,
cuando defendlan su territorio de la expan
sien y dominio de la naciente repfiblica; bo -
rrachos, en la medida que el hábito ances
tral de ingestión inmoderada fue utilizad'6
para abaratar el costo militar y económico
de la expansión y justificó la conveniencia
del dominio sobre un grupo "vicioso"; pater
nalista, cuando ejercido este dominio politz
col se creyó necesario protegerlo de los ape
titos expansivos de la poblacion nacional
cercana; y de pan-educación, cuando se comen -
z ó a buscar su efectiva integración a la co
munidad nacional. El enfoque preventivo dz
las instituciones médicas modernas coincide
con las 3 Gltimas, en cuanto al estereotipo
de borracho, la necesidad de protegerlo de
sus propios "vicios" y la importancia de in -
cluirlo como otra población objetivo de sus
~ e d i n a ] E L MODO D E B E B E R E N T R E L O S M A P U C H E S

programas, respectivamente. El modelo epide


miológico usual, inmerso en esta ideologiza
ción y sin una instancia interna contralora
de su eficacia segbn el contexto donde se lo
aplica, no percibe sesgos anallticos tales
como asimilar o relacionar el beber inmode
rado crónico popular urbano con un ancestro
racial y cultural todavla actuantes, que la
condición de etnia mapuche es equivalente a
nivel socioeconómico urbano bajo o marginal,
-
o que toda ingestión inmoderada tiene idénti
tos resultados inconvenientes.

Sin embargo, en el campo médico no todos


comparten igual actitud. Ya es antigua la re
comendación acerca de que la magnitud d.e 10s
hallazgos epidemiológicos en la investiga
ción psiquiátrica hace dudar acerca de si se
está ante problemas de salud mental, de si
corresponden a rasgos culturales interpreta -
dos erróneamente, o si hay una mezcla de am
bas circunstancias. También ha sido advertz
do que la simple acumulación de evidencia
epidemiológica no proporciona necesariamente
hipótesis explicativas en psiquiatrla social.
A pesar de todo, la mayoría de los profesio
nales de la salud que se acercan a estos fe
nómenos tiende abn a analizar como equivalen-
te los datos que recogen cualitativa y cuan
titativamente, sin ponderar la perspectiva
sociocultural ni cuidar la proyección de sus
propios estereotipos ideológicos.

7" Lo anterior es suficiente para concluir


esta aproximación interdisciplinaria al modo
de beber alcohol entre los mapuches. Si su
justificación es comprender mejor el fenóme-
CULTURA, HOMBRE, SOCIEDAD [l, 1 9 8 4

no para poder manejarlo más eficazmente, sur-


gen de inmediato dos preguntas como -las si
guientes: ¿Qué es manejarlo más .eficazmente?
¿Qué seguridad puede ofrecerse ahora de no
caer en otros sesgos anSlogos? No parece ha
ber respuestas categóricas a tales preguntas.
Por ahora es prudente sólo proponer algunas
reflexiones que finalicen esta aproximación.
En primer lugar, el enfoque del modelo
epidemioRágica se ha demostrado restrictivo,
cuando no sesgado, para analizar la inges
tión en mapuches que viven en su habitat nor
mal. Por sus supuestos ideol6gicos subyaceñ
tes, la aplicación de instrumentos de análi-
sis elaborados para un contexto urbano 'popu
-
lar o marginal a otro tan diferente como es
una etnia aborigen -con similitudes superfi
ciales sólo aparentes, como ya fue señalado-
conduce a registros equívocos de estas con -
ductas, es decir, a limitaciones en su con
fiabilidad y validez. Ya que la aproximacióñ
del profesional de la salud tiene como refe
rencia al enfermo alcohólico y un contacto
más bien con el lado terminal y negativo de
la gama de posibles bebedores, es entendible
su insuficiencia de perspectiva para el aná
lisis transcultural. M5s a6n, si se tiene
presente que la medicalización del manejo de
la conducta desviada de ingestión correspon
de a la postura ideológica de pan-educación
del estrato social dominante, la aplicación
del método epidemiológico puede tener hasta
efectos etnocidas, por su alta congruencia
-
con las políticas indigenistas integracionis
tas,
En segundo lugar, el madeRa nubcuRLuna
Medina] E L MODO D E B E B E R E N T R E L O S M A P U C H E S

de L ~ g e n X i á nexceniva, también utilizado por


la perspectiva salubrista, si bier; resulta
mas abarcante que el anterior, no explica la
realidad de ingestidn de alcohol d.e grupos
especlficos pertenecientes a los estratos po
pulares o marginales urbanos, y ni entre caz -
pesinos tradicionales. Por una ?arte, no con
sidera el hecho de que un mismo individuo
puede variar su conducta d-e ingestión seg6n
participe en m5s de un contexto de referen
cia; por otro, tiende a una especie de fata
lismo en el manejo de los problemas deriva
dos del uso inmoderado crónico en ambientes
urbanos modernos. Muchos de los interesados
en estas materias han estado atribuyendo im
portancia explicativa a su valor apenas de<
criptivo con la consiguiente falsa segurida3
en sus alcances reales,
En tercero, el modelo nocioculZunal prg
pio del campo soc~oantropológico,no obstan -
te las limitaciones señaladas, permite una
percepción mucho más fina de la conducta de
ingestión. Adem6s que hace referencia al en-
torno vivo (o cultura) donde ésta ocurre, se
contacta con toda la posible gama de bebedo-
res a partir de sus conductas reales en su
sitio normal de ocurrencia, Sin embargo,
mientras no afine su metodologfa y busque el
complemento de la perspectiva salubrista, no
aportar5 m5s que lugares comunes de sobra co
nocidos. Es decir, la Antropologia socia1
aplicada a un fenómeno del campo de la salud
no puede vslidamente continuar prescindiendo
-
del intercambio eficaz con su contraparte sa
lubrista .
Por 6ltim0, cabe proponer para el -
ansli
CULTURA, HOMBRE, SOCIEDAD 11, 1984

sis de la conducta de ingestión de alcohol


dentro del hábitat mapuche'normal -así como
para su aplicación a otras etnias supérs -
tites- el modeLo h e g i 6 ~ d e hedugio, de G .
Aguirxe Beltrán (1973). Aunque como el ante
rior deriva de la orientación antropológica
funcional-estructuralista, tiene el mérito
de explicar din6micamente la estabilidad y
cohesión de las etnias incluidas en un esta -
do-nación moderno.
Se refiere este modelo a la estructura
que han ido adoptando tales grupos en su re -
lación y articulación a la sociedad mayor,
que ha posibilitado su supervivencia socio
cultural. Fundamentalmente supone un largo
proceso histórico de relación de cada uno de
tales grupos con el sector dominante vecino
y ha podido surgir al existir la suficiente
distancia entre ambos. El relativo aislarnien
to geográfico, la conservación de la lengua
vernácula, la vida familiar, la alimentación
y vestuario, la economla de subsistencia,
las instituciones politicas y religiosas an -
cestrales, la tecnologla rfistica y comunes
concepciones ideológicas sobre el mundo, el
hombre y la sociedad, son algunos de los me
canismos que estdn en la base de esta estruc-
tura adaptativa.
No obstante que este mod-e10 analltico
prahora resulta operacional med.iante la me
tod.ologla etnológica corriente, su aplica
ción interdisciplinaria con la medicina puz
de dar insospechadas luces en el entendimien
to válido tanto de esta conducta, como dife
rentes otros problemas sanitarios detectados
entre grupos aborígenes (7). En otro sentido,
~ e d i n a . 1 E L MODO DE B E B E R E N T R E L O S M A P U C H E S

ante cualquier fenómeno de salud o de otra


naturaleza que suceda en una etnia que vive
-
en una "regibn de refugio" no cabe la aplica
cidn simple o mecánica de categorlas concep
tuales ni de modelos de acci6n utilizados en
tre grupos urbanos, por parecidas que puedan
ser exteriormente las caracterlsticas socio
culturales de uno y otro, y por fructTf~ros
que hayan podido resultar sus aportes entre
éstos; m6s aún, cabe plantear que cualquier
miembro de una etnia ubicada en una región
de refugio, que migre a un sector urbano, rS
pidamente modificará algunos de sus patrones
conductuales originales por otros propios
del lugar en el cual se establezca y/o del
universo al cual se incorpore; y que ellos
con seguridad retornarán a su manifestaci6n
primera si tal miembro vuelve a su lugar de
partida.
Queda claro, a modo de conclusión, que
este trabajo no puede válidamente responder
a la pregunta de cómo manejar mejor el prg
blema de la ingestidn de alcohol entre los
mapuches. En la actualidad no poseemos evi
dencia confiable acerca de que el consumo de
bebidas alcoh6licas de quienes viven en re -
ducciones justifique alguna programación es
pecial por parte del sector salud. Los datos
disponibles sólo permiten afirmar, por una
parte, que esta etnia conserva sus -
cost~un
bres ancestrales al respecto, cumpliendo en -
tre ellos una funci6n de cohesi6n social en
los momentos en que ocurre la ingestidn cere
monial o ritual; y por otra, que su relativa
artioulacidn a nficleos urbanos vecinos, aun
que ha aumentado la frecuencia e intensidad
del consumo, no parece acarrear repercusio
-
CULTURA, HOMBRE, SOCIEDAD [l, 1984

nes negativas an6logas a lo aue se presenta


en estratos populares o mar~inalesde contex
tos urbanos.
Aquellos mapuches que migran de su "re
gión de refugio", en cambio, en la medida
que se integren funcionalmente a algdn estra
to urbano o rural, adquirirán los patro,neg
de ingestión correspondientes y, obviamente,
las posibles formas normales o anormales de
consumo, El modelo epidemiológico adquiere
acá su utilidad en cuanto al manejo preventi
vo y curativo de los eventuales problemas
que sucedan. Con seguridad la integracidn
del modelo sociocultural permitirá mejorar
su eficacia.
El modelo "región de refugio" puede pro
porcionar en el análisis de la conducta dz
ingestión -o frente a otros fendmenos socio
culturales que ocurran en su interior-un mar
co de referencia mzs inteoral en relacidn al
cual afinar la perspectiva salubrista o la
de otra disciplina que lo utilice. Sin duda
que su operacionalidad irá surgiendo selo de
la comunicación interdisciplinaria efectiva,
igualitaria y prolongada entre la ?!led.icinay
la Antropologla Social.
Medinal EL MODO DE BEBER ENTRE LOS MAPUCHEC

C U A D R O 1

TIPOS DE BEBEDORES DE ALCOHOL Y


CRITERIOS PARA SU CLASIFICACION ( 8 1

TIPO DE BEBEDOR CANTIDAD FRECUENCIA FACTOR CONDUCTA ~

Abstemio No consume a l c o h o l o l o h a c e e n f o r m a e x c e p c i o n a l Rechaza e l a l c o l


,i
- h a s t a c i n c o v e c e s en e l año- s i n e m b r i a g u e z . hol. ¡
a: 1
a
O Hasta 100 cc. H a s t a una e m b r i a Motivación so Inoiere por iqj
z q u e z . a l mes 6 1 2 ciocultural. fluencia del '
Moderado de e t a n o l ( 9 )
en e l d í a . en e l a ñ o . grupo.
1
Más d e 1 0 0 c c . Más d e u n a em Motivación so 1
Busca a c t i v a m e 2
Excesivo de e t a n o l en briaguez a l mes c i o c u l t i l r a l y/o t e l a ingestión.!
e l día. o más d e 1 2 al psicopatolóqica
4
c:
Z
año. j
Variable, pare Embriagueces va láotivación so ~ s t á domin~d~
por e l alcohol. l
O
~lcohólico oido a l e x c e s i riables. clocultural,
vo. psicopatolEgica No p u e d e e v i t a r
y dependencia consumirlo.
-- a Física. d
CULTURA, HOMBRE, SOCIEDAD

C U A D R O 11

T A S A S DE P R E V A L E N C I A DE B E B E D O R E S %
( p o b l a c i ó n ad'ulta: 1 5 y m á s a ñ o s )

COMPARACION ENTRE E L PROMEDIO NACIONAL


Y L O DETECTADO ENTRE POBLACION MAPUCHE-

7,
*: >

s. :-
*
i. c Promedio (10) Población (11)
N a c i o n a l Mapuche
F -
!F&sstemios 30 % 9 %

erado do S 55 % 64.8 %
i 6- ZCZ
,bGcesivos 10 % 13.1 %
r: w

' ~ ~ c o h ó l i c o s 5 % 13.1 %
:. -9, -+
M
- _.-
CULTURA, HOMBRE, SOCIEDAD [l, 1984

NOTAS

I
Como se comprende, han surgido a propósito de situa
ciones más asociadas con la vida urbana; elaborados i
por profesionales de la salud y/o de las ciencias so
-
ciales que agregan a su status académico sus propias
ideologías respecto al trabajo, al ocio, al uso del
tiempo libre, etc.; y tienen que ver con valores as2
-
ciados con calidad de vida y bienestar, de siqnifica
do sociocultural muy relativo.
L
Diferentes "chichas" de maíz, trigo u otros cereal=,
de jugos de frutas locales, etc.
3
OIT (1953). PobRaeiona Lnfigeizan: Condiciona de v i
da y de *bajo de Ron puebLan au/tác,tonan de Ron paZ-
6&3 -5ndepenáLenXa. Ginebra. Citado por Heath (20)
4
Mayor incorporación a fuentes de trabajo urbanas y a
una economía de mercado, primacía del afán de lucro
individual, extinción de las normas de reciprocidad ,
mayor inestabilidad de vida, desplazamientos geográfL
cos importantes, aumento en las conductas violentas,
etc.
5
Llamados "crisis cultural de ingestión" en el instru
-
mento utilizado en la investigación.
6
Estas observaciones críticas son tanto más atingen -
tes por cuanto el autor del presente trabajo fue t e
bién el autor principal de esta investigación.
7
Obviamente puede ser aplicado por otras ciencias o
instituciones en sus áreas propias de interés.
8
Adaptado de Dobert, M.T. ~Ómez;B , y Medinai E-
Medina] EL MODO D E BEBER ENTRE LOS MAPUCHES

9
100 cc. de etanol = 1 litro de vino, Ó 2 litros de
cerveza, Ó 4 litro de bebida destilada.
1o
Fuente: Medina, E. (1984)
11
Fuente: Medina, E. (1970)
12
Tomado de Medina, E. (1984)
13
Tendencias según diversos estudios nacionales.

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