Argentina 1880 - 1930
Argentina 1880 - 1930
Argentina 1880 - 1930
El triunfo de Pavón significa un quiebre en la lucha política conocida hasta entonces. De un conflicto
"horizontal" entre pares (caudillos o efímeras alianzas), se pasó a una confrontación "vertical" entre
desiguales. Las movilizaciones contrarias al orden establecido serían considerados como levantamientos
o rebelión interior.
El centro de la escena política fue ocupado por una coalición de fracciones de una burguesía en
formación, implantada fundamentalmente en las actividades mercantiles y agro-exportadoras, a las que
se vinculaban por origen social y por lazos comerciales. Pronto se harían latentes las diferencias internas
de esta coalición
Los mayores esfuerzos del gobierno nacional se volcaron en la transferencia –forzada o no- de funciones
ejercidas de hecho por las provincias, que fueron dirigidos especialmente a la formación de un ejercito
(su núcleo eran las fuerzas militares de Bs As.) y un aparato recaudador verdaderamente nacionales
(llevado a cabo a partir de los recursos y organismos correspondientes a Bs As.).
El gobierno nacional debía apropiar y concentrar atribuciones, así como también apropiar ciertos
instrumentos de regulación social hasta entonces impuestos por la tradición, legados por la colonia o
asumidos por instituciones como la iglesia.
Las heterogéneas disposiciones, costumbres, instituciones y practicas socialmente aceptadas, fueron
lentamente sustituidas por modernos códigos.
Además, el mismo desarrollo de las actividades productivas, la mayor complejidad de las relaciones
sociales, el rápido adelanto tecnológico, entre otros factores, fueron creando nuevas necesidades
regulatorias y nuevos servicios que el gobierno nacional comenzó a promover y tomar a su cargo.
(ejemplo la organización del servicio de correos y telégrafos o la promoción de la inmigración).
A pesar de que el movimiento iniciado en Bs As contaba con aliados de causa en el interior, fue la
rápida movilización de su ejercito el argumento mas contundente para ganar la adhesión de las
provincias. La centralización del poder y los recursos resultaban insuficientes. Para ser efectiva, debía ir
acompañada por una descentralización del control, es decir, por una “presencia” institucional
permanente que fuera anticipando y disolviendo rebeliones interiores, y afirmando la suprema autoridad
del estado nacional.
Sin embargo, la faz coercitiva –que aparecía como condición necesaria para lograr el monopolio de la
violencia y el control territorial- no podía ser la única fuente de legitimación. Se necesitaban crear
bases consensúales de dominación. Ello suponía tanto la constitución de una alianza política estable,
como una presencia articuladora –material e ideológica-. De aquí el carácter multifacético que debía
asumir la presenciaestatal, y la variedad de formas de penetración que la harían posible.
- Nación y Estado:
• Los fundadores del estado argentino no buscaban formar una unidad política más fuerte, sino evitar la
disgregación existente y producir una transición estable del orden colonial a un estado nacional. El
problema de centralizar era que Bs. As. no podía controlar todo el territorio del ex virreinato.
• El caudillismo asumió la representación del pueblo, el cual (luego del proceso colonial) desconocía la
práctica democrática.
- Orden y Progreso:
• La idea de progreso implicaba regularizar el sistema productivo y económico del mercado interno para
satisfacer al mercado internacional, por lo que hacía falta más población (mano de obra) y transporte de
las mercancías (trenes hacia la aduana de Bs. As.). A partir de la caída de Rosas y el comienzo de la 2ª
revolución industrial, la economía de exportación de materias primas creció considerablemente. Solo a
partir de una economía de mercado de exportación que pudiera desarrollar la productividad del mercado
nacional se pueden consolidar las perspectivas para la formación de un estado nacional.
• El “orden” era la condición que posibilitaría el progreso, por lo que era necesario imponer una nueva
forma de organización social en todo el territorio en conformidad con el nuevo sistema de producción, sus
relaciones y fuerzas productivas. El orden posibilitaría el progreso, y este a la economía, por lo que el
orden excluiría a todos aquellos elementos que pudieran obstaculizar el progreso, fueran indios o
montoneras.
<<LA PENETRACION ESTATAL DEBÍA SER MULTIFACÉTICA>>
FORMAS DE PENETRACION DEL ESTADO:
1) Penetración represiva: implica la aplicación de violencia física o amenaza de coerción, busca lograr
acatamiento y suprimir toda eventual resistencia a la autoridad. El instrumento clave para imponer esta
forma de control fue la institucionalización de un ejercito nacional.
Sobre esto, las dificultades mas importantes a resolver fueron: 1) la simultaneidad o sucesiva alternancia
de los frentes de lucha, que obligaban a un permanente desplazamiento de tropas siempre insuficientes;
y 2) la falta de profesionalización, derivada de las dificultades de reclutamiento, ausencia de reglamentos,
etc.; el ejercito nacional, debió afrontar de inmediato la defensa de la línea de frontera con el indio, al
tiempo que debía sofocar los levantamientos del interior.
El gobierno también debió afrontar el problema de la homogeneización de los cuadros militares, ya que:
1) no se contaba con una fuerza integrada con el aporte de todas las provincias; y 2) no existía una
adecuada distribución jerárquica entre los diversos rangos.
El gobierno nacional debió enfrentar numerosas rebeliones interiores, que probaban la defensa de las
autonomías provinciales, amenazadas por la creciente centralización del poder del proyecto hegemónico
de Bs. As.
Una vez controlada la situación de las provincias litorales, la organización del ejercito nacional se
planteó en términos de una disminución de los ejecutivos movilizados en la campaña militar y una
concentración de esfuerzos en custodiar las fronteras, especialmente las “internas”, “acechadas” por
indígenas.
Otras dificultades a las que se enfrentó el ejercito nacional para su consolidación, fueron la ausencia de
reglamentos y la no-obligatoriedad del servicio militar. Para consolidarse el estado invierte un amplio
presupuesto en el ejercito nacional y en el servicio militar obligatorio.
En 1880 se daría el ultimo enfrentamiento que cerraría el ciclo histórico de siete décadas de guerra civil:
la insurrección del gobierno de buenos aires contra las autoridades nacionales. Pero para entonces el
ejercito nacional había adquirido un perfil institucional diferente. Había adquirido profesionalización e
institucionalización; ganaron en capacidad organizativa y operativa; el avance tecnológico multiplicaba la
capacidad ofensiva el poder militar nacional.
2) Penetración cooptativa: se refiere a la captación de apoyos entre los sectores dominantes locales y
gobiernos provinciales, a través de alianzas y coaliciones basadas en compromisos y prestaciones
reciprocas tendientes a preservar y consolidar el sistema de dominación impuesto en el orden nacional.
Con esto se busca debilitar al adversario y reforzar las propias bases sociales de apoyo.
El gobierno nacional buscaba incorporar a los sectores dominantes del interior, no tanto como
representantes de intereses regionales o locales, sino mas bien como componentes de un nuevo pacto
de dominación a nivel nacional. En medio de gobiernos locales recelosos y a manudo alzador, por un
lado, y la poderosa provincia porteña no resignada a perder sus privilegios, por otro, el estado nacional
jugó sus cartas a dos puntas: a veces, usando la fuerza y los recursos de buenos aires para someter a las
provincias interiores; otra, valiéndose de pactos y coaliciones con las burguesías provinciales, para
contrarrestar la influencia ejercida sobre el gobierno nacional por la burguesía porteña.
El estado fue afirmando sus bases sociales de apoyo a través del empleo relativamente discrecional de
ciertos mecanismos de cooptación, como el otorgamiento de subvenciones a las provincias (contribución
económica del gobierno nacional a las provincias, subsidio que fue disminuyendo con el tiempo).
Otro mecanismo de cooptación fue la utilización de cargos públicos. Que a su vez, el empleo publico era
un importante factor compensador, dada la declinación de las economías del interior. Se crean nutridos
contingentes de funcionarios nacionales y provinciales, de profesores y maestros, de miembros de las
fuerzas nacionales, del poder judicial, etc.
Un ultimo mecanismo, fue el de la intervención “federal”, recurso que le permitía al poder ejecutivo
nacional intervenir en los asuntos provinciales a fin de “restablecer la forma republicana de gobierno
cuando esta se hallare amenazada”.
- Tarea de cooptacion en Argentina: El gobierno nacional debería diferenciarse de su matriz porteña sin
traicionar los intereses ligados al puerto, y lograrlo sin convertirse en un autonomismo provincial.
3) Penetración material: refiere a aquellas formas de avance del estado nacional sobre el interior,
expresadas en obras, servicios, regulaciones y recompensas destinados fundamentalmente a incorporar
las actividades productivas desarrolladas a lo largo del territorio nacional al circuito dinámico de la
economía pampeana. Esta incorporación producía 2 consecuencias 1) ampliaba el mercado nacional,
multiplicando las oportunidades y el volumen de los negocios; y 2) extendía la base social de la alianza
que sustentaba al nuevo estado, al suscitar el apoyo de los sectores económicos del interior beneficiados
por dicha incorporación. La penetración del estado se hacia efectiva en la medida en que los recursos
movilizados permitían la articulación de actividades e intereses, conformando nuevas modalidades de
relación social.
Sobre esto es importante incorporar la dimensión física o geográfica: el país se reducía a muchas
ciudades coloniales, esparcidas sobre un vasto territorio. Estos núcleos urbanos reunían la población y la
economía de un espacio geográfico –la provincia- en cuyos contornos políticos no se ejercía control
efectivo.
La provincia y el Desierto, constituían en esencia 2 países. Su frontera era objeto de constante lucha y
negociación, y los límites provinciales se expandían o estrechaban en función de los resultados de esa
lucha. Entre estas dos, comenzaron a surgir estados intermedios denominados “territorios”, los cuales
quedaron subordinados al territorio nacional.
La organización nacional no podía apelar únicamente a argumentos ideológicos. Si bien la gesta
independentista arraigó sentimientos de nacionalidad, al mismo tiempo exaltó un férreo localismo que
dificultaba el afianzamiento de un orden nacional. Tampoco era posible construir la unidad nacional
mediante el solo recursos de las armas, como lo demostraban los largos años de guerras civiles. Los
vínculos materiales sobre los que se asienta una comunidad nacional eran todavía débiles, y esa
debilidad era en gran parte resultado de carencias notables.
La formación de una economía de mercado, exige la convergencia y ensamble de los clásicos factores de
la producción. Aunque el país era prodigo en tierra, su ocupación efectiva y puesta en producción exigía
trabajo y capitales. Se debían explotar los campos, poblar las ciudades y construir la infraestructura física
que ligara las distintas etapas del proceso económico.
El estado ocupaba un papel articulador, que le permite unir piezas de la sociedad nacional y legitimar
su existencia. También la búsqueda de orden y progreso requieren del estado para materializarse. Ej:
ferrocarril.
La penetración material es una modalidad de control social basada en la capacidad exclusiva de crear,
atraer, transformar, promover y ensamblar, los diferentes factores de la producción, regulando sus
relaciones.
4) Penetración ideológica: difusión de valores y símbolos que reforzaran y legitimaran el estado (ej: la
educación).
Reviste a los intereses individuales cubriéndolos de legitimación. Tiene a convertir la dominación en
hegemonía, el beneficio particular en interés general.
- CONSOLIDACION DEL APARATO INSTITUCIONIAL: "En un país nuevo, sin tradicion cultural propia, que
rechazaba la arcaica cultura colonial legada por una España decadente, la clase dirigente Argentina miró
hacia Europa y Estados Unidos, adoptando sus modelos de organización social y funcionamiento
institucional.
- NUEVA DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO: Dados los procesos de apropiación de funcionales, se conformó
un nuevo esquema de división social del trabajo, ya que los gobiernos provinciales perderían ciertos
poderes, y pasarían a garantizar el normal desenvolvimiento de las relaciones sociales. Y el gobierno
nacional ensancharían sus funciones.
Bueno Aires 1880 Carlos Tejedor gobernador. Desconoció a las autoridades nacionales y encabezó una
revuelta armada para evitar la capitalización de Buenos Aires. El alzamiento fue el ultimo de la vieja serie
de resistencias a la autoridad nacional que dieron su fisonomía al período previo.
Frente a Tejedor y a sus seguidores, se levanta la figura de Avellaneda y de Roca. Para algunos, estos
representaban la unidad que se había sellado en la Constitución de Santa Fe. El apoyo que tuvieron
desde el interior, sobre todo en Roca, fue indiscutible.
La oposición porteña a la federalización y a la elección de Roca para suceder a Avellaneda fue el marco
para el enfrentamiento de la nación y la rebelde provincia de Buenos Aires. Los combates de Barracas,
Puente Alsina y los Corrales fueron los actos de violencia que culminarían con la subordinación de toda
la provincia al poder político nacional.
Las funciones dentro del aparato estatal estaba a cargo de la oligarquía. Oligarquía es una palabra
polísemica: refiere tanto a la capacidad de gobernar derivada del control y poder económico como a un
grupo político corrupto y, al mismo tiempo, a un grupo gobernante que se considera superior
("notables"). Ellos ejercían el control del gobierno y establecieron las reglas prácticas para reproducir su
poder, cerrando las posibilidades de acceso a los otros.
Al finalizar el siglo XIX, el grupo oligárquico ocupó los cargos de gobierno mas relevantes ejerciendo una
hegemonía cuyo sostén eran los acuerdos entre diferentes grupos de notables, garantizados por el
fraude electoral y el control de los nombramientos de los gobernantes.
Un claro ejemplo es la elección de Miguel Juárez Celman, concuñado de Roca, fue sostenido por los
principales grupos dirigentes del PAN, quienes usufructuaban, por otra parte, los beneficios
transformadores promovidos por el Estado: la asignación de recursos económicos, el financiamiento
para infraestructura, las obras publicas, etc. Pero tal vez el hecho fundamental de esta elección fue que
mostró la eficacia de la maquina electoral y la constitución de un bloque de todas las provincias, menos
Bueno Aires y Tucumán, que se convirtieron en grandes electores: La maquina electoral (control de las
listas de electores y de las mesas receptoras de votos, así como el uso de diversos mecanismos de fraude)
garantizaba la elección de los candidatos oficiales y el control político de la elite.
Sin embargo, el fracaso de Juárez Celman y la crisis política de 1890 hicieron visibles las dificultades
existentes para el funcionamiento del juego de alianzas que pretendían darle estabilidad al régimen
conservador. Puso en evidencia también los limites de la oposición "cívica" que, dividida entre lo q
seguían a Alem, y los que seguían a Mitre, tenía dificultades para organizar una estructura política capaz
de producir un cambio inmediato del régimen conservador. A partir de la revolución de 1890 la clase
dirigente tuvo que negociar permanentemente con los sectores mas moderados de la unión cívica
algunas candidaturas.
El PAN comienza a perder el monopolio político, ejercido casi plenamente entre 1880 y 1890, una
mayor diversificación interna dentro del grupo conservador y un cambio fundamental de la gestión de
gobierno que buscaba la realización de alianzas con la oposición, pero también, y con consecuencias para
el futuro, se produjeron cambios regionales sustantivos. En algunas provincias, como Córdoba, Santa Fe
y Entre Ríos, se realizó junto con la transformación económica y social otra de orden político. Los
radicales comenzaron a crear una base de apoyo más amplia con la incorporación de elementos
populares y, dentro del grupo dominante, se verificó una mayor redistribución del poder.
Esa mayor diversificación interna del grupo conservador dio paso ala conformación de una fuerza
política que se definió como modernista, quienes postularon la candidatura de Roque Sáenz Peña.
Roca con el PAN sostuvo la candidatura de su padre Luís Sáenz Peña para oponérsele.
Luís Sáenz Peña fue elegido presidente y su gobierno se desenvolvió en los marcos de una fuerte
inestabilidad. Entre 1892 y 1895 se sucedieron en el gobierno varios ministros, así como tuvo que
afrontar diferentes levantamientos, sobretodo radicales. Se sublevaron tres provincias (San Luís, Santa Fe
y Buenos Aires), las cuales fueron intervenidas, se decretó estado de sitio y se prohibieron los actos
públicos y fueron clausurados varios periódicos.
Las rebeliones armadas coexistieron con los mecanismos formales, pero ellos daban el triunfo a los
candidatos oficiales.
Por otra parte, las confrontaciones políticas eran intensas y estaban asociadas a pujas personales. Las
fuerzas políticas estaban constituidas por bases sociales (clientes) parecidas.
Al comenzar el siglo XX el PAN no había cuajado en una organización política cohesionada, era mas
bien un sistema flexible de negociación sobre la distribución de puestos efectivos y burocráticos. En
este sistema, un papel importante lo cumplían los gobernadores de provincia.
La presidencia de Manuel Quintana, el sucesor de Roca, ilustra bastante bien los vaivenes, conflictos y
tensiones dentro del grupo gobernante.
En este contexto, la fragmentación de los partido políticos era mayor. Sobre todo en Capital Federal,
donde el viejo PAN estaba disminuido y habían surgido nuevos partidos: republicano, autonomista y
socialista. En las elecciones de 1904 todos los grupos ocupaban una banca en el congreso.
En 1907 estallaron nuevas crisis ministeriales que dividieron a la coalición nacional. La situación
política dentro del grupo gobernante siguió siendo confusa y compleja y, en ese contexto, comenzó a
tejerse la candidatura presidencial de Roque Sáenz Peña. La imposibilidad de conformar una coalición
nacional efectiva y permanente también se le planteó al nuevo candidato.
LAS ELECCIONES
Las elecciones funcionaban como actos legitimadores de los acuerdos entre los notables, por lo que era
importante que el acuerdo existiera pero, además, ellas eran necesarias para el orden republicano.
El acto de votar era un modo de intervenir en la cosa publica aunque estaba limitado a los ciudadanos
movilizados por las maquinaria electorales.
Fue durante la presidencia de Roque Sáenz Peña cuando cobró impulso la demanda de
democratización del sistema y ésta se produjo tanto dentro del propio grupo gobernante como
externamente al mismo. Los sectores de la elite enfatizaron que los mecanismos legislativos tenían una
función importante en la modernización de la política y consideraban necesarias una ampliación de la
representación y la democratización de las reglas del juego.
Un mecanismo ampliamente utilizado para generar una opinión publica favorable, ya desde décadas
anteriores, fue la prensa.
Los notables habían echo de esta una forma de intervención publica privilegiada. El diario les permitía
unificar opiniones y construir imágenes mas homogéneas sobre la sociedad, los hombres y la política,
definir amigos y enemigos, etc. Pero además, debían luchar con otros periódicos políticos y con las
empresas periodísticas que ya buscaban alejarse de los grupos facciosos para entrar en el negocio de las
noticias y formas, al mismo tiempo, una opinión pública, que imaginaban independiente.
La diversificación de la oposición política y de las opiniones fue paralela a la diversificación de los grupos
políticos de los notables.
En todos los casos se buscaba dar forma a opiniones favorables pero también construir a los nuevos
ciudadanos y educarlos para la participación. Esto variaba según la predica periodística. Mientras que
para la prensa del gobierno lo importante era lograr que los ciudadanos no se cuestionaran sobre la
existencia de la autoridad ni sobre las razones para obedecerla, la prensa opositora discutía las bases de
la legitimidad gubernamental e incitaba a la participación y al control por parte de granjas mas amplias
de la sociedad.
PRACTICO 2
FERNANDO ROCCHI
LA ECONOMÍA PAMPEANA
Las transformaciones en la esfera macroeconómica se correspondieron con cambios en las unidades
productivas. La producción de cereales con destino a la exportación comenzó en las colonias agrícolas.
Los agricultores eran propietarios de una parcela de tierra, q alcanza unas 50 hectáreas. Trabajaban junto
a su familia pero se veían obligados a emplear mano de obra adicional, lo que implicaba grandes costos
pues no tenían mucho más capital que su tierra.
Este escenario cambió, a principios de siglo XX, cuando la producción cerealera comenzó a originarse en
estancias. En particular, los cereales se producían en la “estancia mixta” (así llamada porque combina la
agricultura con la ganadería), la cual se diferencia de la estancia conocida desde la época colonial, por ser
un tipo de unidad productiva nueva, con una serie de instalaciones y un manejo empresarial que la
volvían diferente de la vieja estancia. En estas estancias también era una novedad la ganadería que se
explotaba, pues se trataba de producir primero ovinos y posteriormente vacunos refinados que
terminarían, después de su faena en los frigoríficos locales, siendo exportados.
En las “estancias mixtas”, el estanciero se dedicaba al engorde (o invernada) del ganado. La forma que
estos estancieros encontraron para abaratar los costos fue la asociación económica con un grupo de gran
importancia, tanto cuantitativa como cualitativa, en el agro pampeano: el de los chacareros. Los
chacareros explotaban una fracción de tierra, generalmente para producir cereales, pero no eran dueños
sino que la arrendaban. Su beneficio estaba en vender sus cultivos, pagarle un arriendo al propietario –
un estanciero o una compañía colonizadora que alquilaba tierra rural- y obtener una diferencia. En el
caso de que el contrato fuera con un estanciero invernador, los chacareros se comprometían a dejar el
campo alfalfado al finalizar el contrato. Los que era un doble negocio para el estanciero porque cobraba
la renta por la tierra alquilada y obtenía la tierra alfalfada donde iba a engordar sus vacas.
Los chacareros eran empresarios capitalistas en pequeña escala así como empleadores de mano de
obra que necesitaban para tareas agrícolas estacionales. Esta mano de obra era provista por peones:
“braceros”. De todas maneras, el agro pampeano no se componía de grupos sociales homogéneos;
mientras algunos chacareros eran empresarios capitalistas en ascenso, otros llevaba un nivel de vida
poco holgado.
Si bien las colonias impulsaron la primera producción agrícola en gran escala, la estancia mixta la hizo
llegar a los niveles que convirtieron a la Argentina en uno de los graneros del mundo.
La industria se desarrolló en torno a la producción de una serie de artículos de consumo y creció como
resultado de un doble movimiento de protección arancelaria y aumento de la demanda agregada. La
actividad manufacturera había comenzado a desplegarse tímidamente en la década de 1870 y se había
afianzado un poco mas durante la década del 80, logrando cifras significativas en el 90 donde una crisis
en el sector financiero fue seguida por nuevas tarifas y una caída abrupta del peso. Por entonces
surgieron fábricas dedicadas a producir bienes de consumo: alimentos, vestimenta, ferretería, etc. Ya a
principio de siglo XX la industria se desplego por el aumento de demanda, logrando la producción
estandarizada con máquinas modernas.
A pesar de esto la expansión manufacturera pronto encontró serios limites para su expansión en la
dimensión del mercado que demandaba sus productos.
La producción de esta industria, protegido por las tarifas aduaneras y poco eficiente, tenía como
principal destino el mercado interno. Salvando el de los frigoríficos, ni siquiera las actividades
agroindustriales tuvieron éxito en la exportación. La actividad molinera vio limitadas sus posibilidades de
exportación ya que los mercados externos se reservaron la molienda en sus propios territorios. En
cambio se dio otra situación con la industria de la carne, ya que existía un mercado, sobre todo el UK,
abierto para recibir el producto de los frigoríficos. Pero ningún sector se compara con el exportador.
El comercio y las finanzas
Los intermediarios en la cadena de comercialización eran otras de las tantas piezas del entramado
económico pampeano, así como la fuente de eventuales conflictos. Los almacenes de ramos
generalmente proveían a los chacareros de mercaderías y créditos, generalmente prendando la futura
cosecha.
Los mecanismos de financiamiento eran uno de los cuellos de botella a los que se enfrentaba la
producción agropecuaria. El sistema de créditos se basaba en la prenda hipotecaria, por lo que aquellos
que no poseían tierra se veían en dificultades y debían recurrir a mecanismos paralelos. El crédito
hipotecario estaba relativamente difundido a través de una serie de bancos, cuya historia mostraba la
potencialidad y los límites de la economía exportadora. Papel importante del Banco Hipotecario
financiamiento agrario.
Moneda. Circulaban dos tipos de moneda: pesos papel/moneda nacional y pesos oro, atados al metal
que cambiaba por pauta internacional.
Juárez Celman: ley de bancos garantidos para quitarle poder a Buenos Aires. Poder de emisión del
resto de los bancos provinciales. Crisis de especulación. La crisis del 90 terminó con el viejo sistema
bancario liberal a través de la destrucción de buena parte del mismo.
Carlos Pellegrini: creación del Banco de la Nación Argentina en 1891. El nuevo estado ganaba poder al
llegar a manejar el sistema a través de la nacionalización de la oferta monetaria.
En 1910, Argentina contaba con una serie de sólidas instituciones estatales y privadas que, sin embargo,
no llegaban a formar un sistema bancario desarrollado; las instituciones no tenían conexión entre sí. Lo
más grave fue que la falta de una red bancaria llevaba a restricciones en un mercado de capitales ya
limitado por su extrema prudencia. El conservadurismo seguía tiñendo la actividad. A principios del siglo
20 se consolidaron las grandes tiendas, empresas que contaban con secciones especiales de venta y que
combinaban el comercio con la producción.
Mercado interno y mercado nacional.
Con ser rápido e intenso, el crecimiento económico que originó el boom exportador se desplegó de
manera desigual en la geografía argentina. La región pampeana, de donde salía el grueso de la
producción exportable, fue la que experimentó las mayores transformaciones y cosechó los mayores
beneficios.
La posibilidad de vender algo a la región pampeana se transformó en la alternativa más provechosa y en
la llave del éxito para un par de economías regionales.
El crecimiento del mercado interno fue paralelo al de la economía exportadora. El desarrollo agrario
pampeano generó efectos multiplicadores sobre el resto de las actividades.
De cada divisa ingresada vía exportación, una proporción más o menos importante iba a algún sector o
a alguna persona fuera de las “industrias madre” (agricultura-ganadería).
El transporte y el comercio crecieron vinculados con el movimiento de mercancías hacia el puerto.
Sin embargo, el mercado desarrolló su propio dinamismo. El mercado argentino se abastecía sobre
todo de importaciones que crecieron a la par del conjunto de la economía. Sin embargo buena parte
de la demanda externa fue proveída por una industria local.
La urbanización fue un fenómeno paralelo al del crecimiento exportador. Las ciudades que crecían como
hongos demandaban cada vez más bienes y servicios. La actividad de construcción se desarrolló a ese
mismo ritmo. Las fábricas se concentraban en BA y el conurbano. La formación de un mercado nacional
fue una trabajosa construcción tanto para el Estado como para el sector privado. Sobre el estado
recayó la necesidad de proveer un contexto seguro. Se prohíben aduanas internas; siguen funcionando
empero las “aduanas secas”, ciertos impuestos al comercio interprovincial. A partir de 1890 se produce
un acaparamiento de la manufactura porteña sobre las manufacturas del interior. Sin embargo este
acaparamiento encontraba un muro en las protecciones estatales con ciertos productos: azúcar y vino.
Hacia 1910, la mayor parte Del país terminó por formar parte de un mercado unificado de productos.
Solo quedaron fuera algunas áreas marginales (Patagonia) que se integrarían en las décadas siguientes.
Mientras se formaba como nacional, el mercado interno experimentó cambios paralelos relacionados con
la propia esfera del consumo.
La revolución del consumo.
El crecimiento del mercado interno fue tan meteórico como el de las exportaciones. El aumento
producido en Argentina incluso sobresalía frente a los países de mayor dinamismo de la época. El grueso
del producto se concentraba en la región pampeana.
La alta movilidad social de la Argentina, así como los continuos movimientos físicos de la población
vuelve complicada la definición de grupos sociales estáticos. La clase media aumenta en número a
medida que se ven los efectos multiplicadores del agro sobre la administración estatal y las actividades
terciarias.
Se fue creando un espacio de consumo donde lo masivo se tornó viable y aceptable.
Conversión de los espacios públicos en sitios de convivencia simétrica. Asistían distintas clases y de
manera indiferenciada.
A través del crédito se masifica el consumo.
Con la llegada de la sociedad de consumo masiva, todo terminó siendo un engranaje de mercado.
Quizá una de las mejores medidas para observar la profundidad de este fenómeno sea el hecho de que
las ceremonias más íntimas pasaran a ser realizadas por empresas comerciales (casamientos-entierros).
El deporte y la moda dejaron de ser expresiones de elite y se masificaron. Todos se empezaron a vestir de
manera similar. La población tenía caracteres típicamente burgueses. Pero esta similitud visual no
implicaba la igualación socioeconómica: sí mostraba que la participación en el mercado había alcanzado
a todos.
Los vaivenes de la economía.
La incorporación de Argentina en el capitalismo mundial le dio a su economía la vulnerabilidad propia
de esta inserción. El capitalismo se caracterizaba y sigue caracterizando por ciclos de auge y depresión.
1866: crisis que afecta la exportación de lana.
1873: el país se ve envuelto en una crisis mundial que inicia una nueva etapa depresiva e impacta en toda
la economía. Se retrotraen las inversiones. Avellaneda intenta limpiar la reputación argentina.
Recuperación a finales del 70.
1884: crisis. Luego aumenta el consumo y las importaciones, lo que lleva a un balance comercial
desfavorable que es compensada por otros factores.
Juárez Celman: ley de bancos garantidos. Crisis de especulación.
1890: crisis. Dos hipótesis de su causa:
- Fragilidad del sector externo es x la entrada de capitales
- El origen de la crisis está en la irresponsable política monetaria expansiva.
Salida de la crisis: capitaneada x Pellegrini. Se elevan tarifas de M y se renegocia el pago de la deuda
externa. El sistema bancario se reorganiza de cuajo
1897: crisis. Altas tarifas habían llevado a la apertura de una cantidad de fábricas que la demanda
argentina no podía sostener, llevando a una sobreproducción industrial que se traducía en una
competencia salvaje y una reducción de precios + agravamiento del conflicto por la Patagonia de Chile.
Temor a este entorno: desaceleración de créditos.
Luego en el siglo XX el país parecía haber encontrado la fórmula mágica para el crecimiento perpetuo: la
coexistencia de saldos externos favorables en el balance comercial y la cuenta capital. El ciclo dorado se
interrumpe en 1913. Caída de inversiones.
El estado frente a la economía.
Si bien no existió un estado intervencionista a la manera de mediados del siglo XX, sí existió la presencia
del estado durante este período trabajado.
- Promovió las primeras inversiones garantizando sus bonos y ganancias de empresas
ferroviarias a partir de la construcción de una primera red de trenes
- Política fiscal. El grueso de los ingresos estatales estuvo compuesto x impuestos a M. Tb se
gravaba el consumo. Protección a la industria local.
Los ingresos del Estado nunca llegaban a cubrir sus gastos: déficit fiscal corriente. Un estado más
gastador significaba cambios en la oferta agregada: más empleados.
La política económica durante el período iba a caballo entre el pragmatismo, la flexibilidad y la
ortodoxia.
PRACTICO 3
Lobato y Suriano
Con Yrigoyen al gobierno se generó una nueva relación entre el estado y el movimiento obrero
orientado por el sindicalismo, caracterizada por la predisposición al dialogo de las partes; sin embargo
la conflictividad obrera hacia finales de la década de 1910 fue unas de las mas altas de la historia
argentina.
La constitución, desde 1880, de un espectro político compuesto por el partido socialista, el movimiento
anarquista, las organizaciones sindicalistas y, desde 1918, los diversos grupos comunistas no solo
apuntó a orientar políticamente a los trabajadores sino a dotarlos de una ideología claramente
definida en torno a una transformación de la sociedad y, en algunos casos, a la autoconciencia y la
lucha de clases. De todas maneras, estos sectores políticos sustentaban posturas diferentes sobre los
caminos para transformar la sociedad.
Los socialistas eran gradualistas, pregonaban la lucha no violenta, gradual y paulatina. Los anarquistas se
opusieron al sistema electoral, al parlamentarismo, y pregonaban la destrucción del estado, aunque no
aceptaban la lucha de clases pues violentaba el principio de la libertad y la soberanía individual.. con
estas convicciones, se adaptaron bien a la sociedad cosmopolita de comienzos del siglo XX y lideraron la
protesta de unos sectores populares poco preocupados por las elecciones, e incluso trascendieron el
conflicto obrero al encabezar uno de los escasos movimientos de nuestra historia vinculados al consumo:
la huelga de inquilinos, en la cual mas de 200 mil inquilinos dejaron de pagar los alquileres y realizaron
varias movilizaciones compuestas por miles de personas, especialmente mujeres y niñes, por diversas
calles de la ciudad, lo que causó un fuerte impacto en el resto de la población.
Los sindicalistas revolucionarios planteaban que la base de la organización y la acción era el sindicato.
También rechazaban la política parlamentaria, aunque no veían problemas en negociar con el gobierno si
ello favorecía en ultima instancia a las organizaciones sindicales.
Los comunistas planteaban la lucha de clases y la formación de un partido de clase como objetivo básico.
Fueron estos agrupamientos políticos, quienes crearon una cultura de izquierda y dotaron al conjunto
de los trabajadores de sus ritos, símbolos y formas de organización y manifestación.
Círculos culturales, centros de estudios y una amplia red asociativa se complementaban con la prensa e
intentaban construir una cultura alternativa a partir de la organización de conferencias, escuelas,
bibliotecas y actos recreativos de diversa índole. Allí, los trabajadores creaban sus espacios de
sociabilidad.
La construcción simbólica y ritual mas significativa fue la celebración del 1 de mayo. Aunque con
diferencias interpretativas, todas las tendencias obreras adoptaron esta fecha como propia.
Desde comienzos del siglo XX, esta manifestación trascendió el espacio cerrado para proyectarse en la
geografía abierta de la ciudad. Las manifestaciones que realizaban todos los años las agrupaciones
obreras, reflejaban el grado de organización y lucha del movimiento obrero; a veces fueron imponentes y
otras carentes de significación. Pero nunca pasaron desapercibida para las autoridad, que siempre
intentaron controlarlas, muchas veces reprimiendo con dureza, como en 1904 y 1909 (SEMANA ROJA),
cuando la represión policial provocó la muerte de varios manifestantes. La respuesta de las
organizaciones obreras fue inmediata: declararon la huelga general por tiempo indeterminado. Duró una
semana y tuvo su epicentro en Buenos Aires, extendiéndose hacia Rosario y otras ciudades del interior de
Bs. As.
La policía volvió a reprimir violentamente a los manifestantes en el sepelio de las victimas del 1 de mayo,
lo que provocó nuevas muertes e incrementó la indignación de los trabajadores.
Las diversas formas de protestas que se dieron: huelgas, boicots, sabotajes y manifestaciones
callejeras. Todas estas formas de protesta sirvieron para ejercer su presión sobre los empresarios y las
autoridades del Estado tanto para mejorar sus condiciones laborales como para exigir el derecho a la
organización.
La huelga fue la herramienta de lucha mas utilizada y se convirtió en la característica saliente de la
protesta popular durante todo el siglo XX. La huelga se iniciaba con la presentación de un petitorio en el
que se expresaban claramente las demandas, si la era negativa, los trabajadores abandonaban las tareas.
Junto a las huelgas, se recurría frecuentemente a el boicot, el cual reforzaba o complementaba las
luchas.
Las protestas rurales fueron escasas durante la primera década del siglo XX y recién en el conflictivo ciclo
de 1917-1921 se produjeron algunas luchas importantes que se focalizaron en zonas y oficios
determinados. Los reclamos se dirigían principalmente a empresarios de transporte y maquinarias
agrícolas, a cerealistas y, en menor medida, a chacareros.
Grito de Alcorta: conflicto protagonizado por los chacareros arrendatarios, en 1912, en las zonas
maiceras del este de Córdoba, norte de Buenos Aires y sur de Santa Fe. La protesta tuvo su causa
profunda en la caída del precio del maíz, que llevó a los chacareros a exigir a los estancieros y a las
compañías colonizadoras arrendamientos mas bajos y contratos mas largos. Una asamblea de 2 mil
agricultores reunidos en Alcorta declaró el paro de actividades (cese de roturaciones y siembra) por
tiempo indeterminado. Ante la negativa de los grandes propietarios, la protesta se extendió rápidamente
a las zonas mencionadas y, unos meses después, debido a la necesidad de unir esfuerzos, los diversos
comités de lucha y sociedades de chacareros se constituyeron en la Federación Agraria Argentina.
Aunque con otras dimensiones y características, también se enmarcan en el conflicto rural las protestas
obreras realizadas en el norte chaqueño (conflicto de los obreros vinculados a la Forestal Argentina, entre
1919 y 1921) y en la patagonia.
El impacto del movimiento huelguístico acaecido entre 1917 y 1921 así como los sucesos de la semana
trágica empujaron al gobierno a profundizar su política laboral. En principio, amplio las atribuciones del
departamento nacional de trabajo al otorgarle funciones de arbitraje y de policía laboral mas definidas.
Por otro lado envió diversas iniciativas laborales al congreso, pero fueron proyectos que no se trataron en
el parlamento, poco interesado en reformas sociales, y la ausencia de conflictos graves durante el
gobierno de Marcelo T. de Alvear (1922-1928) contribuyó a su olvido.
PRACTICO 4
HERNAN CAMARERO
Camarero toma aportes de Sectores populares.. como el rescate de una nueva categoría, un nuevo actor,
los “sectores populares urbanos”, quienes entraron en la escena histórica con personalidad propia.
Aunque no deja de advertir la vaguedad y opacidad con la que se la sugiere, por ejemplo, sumándose
obreros a comerciantes y profesionales sin explicitar suficientemente las razones y las evidencias
concretas de dicha agregación. La crítica central se encuentra en que este concepto, al iluminar aspectos
desatendidos del devenir de las clases populares pre-peronistas, tuvo un alto costo: propiciar un ejercicio
de silenciamiento o virtual borramiento del protagonismo social de la clase obrera.
La hipótesis del autor, en contraste con la idea de una identidad popular conformista durante el periodo
de entreguerras, es la de un perfil menos animado por la expectativa de la integración social. El autor
entiende que se siguió recreando un mundo obrero a contracorriente de la sociedad abierta y con
movilidad ascendente. Desde donde se resistió a la explotación y alienación capitalista, con conciencia e
identidad de clase.
En este artículo también el foco está en la ciudad de Buenos Aires, por ser el corazón económico, político
y cultural del país de la época.
I-
El primer tema que discute es el de la dimensión y el peso alcanzado por la clase obrera en Buenos Aires
durante los años veinte y treinta. En la visión de Gutiérrez-Romero el mundo de los trabajadores
porteños presentó una consistencia débil y desagregada, y tendió hacia la dispersión geográfica. Dicha
concepción parte de una caracterización de la metrópoli que relativiza el impacto del universo fabril. No
niega el crecimiento industrial pero se lo presenta como marginal, geográfica y socialmente, a la tipología
esencial de la urbe y de las clases populares.
Esta visión diluye el fuerte y creciente perfil industrial que tuvo Buenos Aires desde principios de siglo XX.
Se trató de la unidad ecológica donde se constituyó el más denso y complejo mundo del trabajo de la
Argentina en aquella época. Y Esto se constata en los censos.
El crecimiento industrial pudo tener su centro en Buenos Aires por las ventajas evidentes que esta
ofrecía: disponibilidad concentrada de consumidores de alto poder adquisitivo; mano de obra abundante
y calificada; adecuado servicio de infraestructura eléctrica y comunicaciones; y por su carácter de nudo
central de transportes con el interior y el exterior. Siguiendo a Jorge Scharze, el autor afirma que durante
el periodo de entre guerras, Buenos Aires se fue consolidando como centro industrial y obrero, hasta que
luego de 1930 devino en una urbe mas comercial y burocrática. Además se encuentran los trabajadores
de ferrocarriles, puertos y otros servicios, que son trab. Asalariados y que, desde el punto de vista de su
presencia social, deberían ser incluidos en ese abigarrado conjunto que hacía de Buenos Aires una ciudad
predominantemente obrera desde comienzos del siglo. Aún más, hasta comenzada la década del 30, fue
el mayor centro fabril del continente.
Desde el punto de vista estructural, la clase obrera presentaba rasgos de heterogeneidad y
segmentación. El crecimiento de la industria liviana y de naturaleza extensiva (con poco capital y
abundante mano de obra) se basó en una disparidad en las escalas y nivel productivo de las empresas.
Había empresas grandes, medianas y pequeños talleres.
Sobre la movilidad geográfica por parte de los obreros, que aparece en Sectores Populares.., el autor dice
que hay que matizarla. Hubo un elevado grado de relación entre lugar de empleo y residencia obrera,
que subsistió hasta avanzada la década del 30. La movilidad hacia zonas periféricas, a través del loteo de
tierras o de planes habitacionales, fue una realidad para los trabajadores mejor pagos pero no entre la
mayoría de los obreros industriales.
En términos productivos y geográficos el mundo proletario de Buenos Aires durante estas décadas tuvo
una existencia mucho mas relevante, compacta y sólida, a la vez que con menor movilidad social que la
que se expresa en Sectores populares..
II-
Sobre el declive de la identidad obrera contestataria: el diagnostico de Gutiérrez-Romero radica en el
“vasto proceso de movilidad social” que había permitido a los trabajadores “la aventura del ascenso”.
Para Camarero esta es una visión demasiado optimista que también debe matizarse, porque niega las
condiciones de existencia material en la mayor parte de los trabajadores, como la percepción subjetiva
tenían de esto.
Desde los primeros años del gobierno de Alvear hasta la crisis del 29 hubo una tendencia económica
favorable: aumento del salario real (por la demanda laboral), descenso del costo de vida, y una mejora en
la distribución del ingreso. Pero antes y después de este periodo la tendencia fue desfavorable. Con la
crisis del 29, todos los índices fueron totalmente adversos. Recesión, caída de los salarios nominales;
caída de los ingresos por exportaciones, por lo que el peso descendía y el déficit fiscal aumentaba, se da
una constante reducción del gasto público, lo que aumentaba las penurias de los sectores populares. Se
dio un gran número de desempleo.
Esto lxs obrera lo sentían también en otros factores. Por ejemplo, la insalubridad o el hacinamiento
habitacional.
Incluso aceptando las mejoras en el nivel de vida obrero, nunca dejó de estar presente, incluso de
manera cada vez mas intenta, la realidad de la explotación laboral. En especial en el ámbito de la
industria, donde hubo una constante tendencia a la acumulación industrial con escasas practicas
conciliatorias por parte del capital, que se combinó con endebles e inconsistentes políticas de
redistribución social y casi nulas medidas efectivas de legislación laboral.
Es cierto que los radicales en el poder tuvieron un discurso que postulaba la armonía social y la búsqueda
de conciliación entre el capital y el trabajo. Pero apenas se tradujeron en medidas concretas. Si bien
tuvieron algunas medidas de arbitraje que partían de reconocer los reclamos laborales (como la huelga
de marítimos y ferroviarios en 1917) y varios proyectos de legislación laboral, hubieron fuertes
represiones y la mayoría de los proyectos fracasaron en el intento.
Durante los primeros años de la década del 30. Ni siquiera hubo una intención de legislación laboral. Fue
un gobierno marcadamente anti-obrero.
Además hubo una carencia de una vivienda digna y económica. No alcanzó a garantizarse un genuino
reconocimiento de la actividad sindical y un verdadero derecho de huelga en el sector fabril.
Camarero constata no solo con la estadística oficial, sino con las proclamas de los sindicatos y las huelgas
de ese periodo.
III-
Para Gutiérrez-Romero las décadas del 20 y 30 fueron de relativa tranquilidad. Todo el ciclo desde la
Semana trágica (1919) hasta la reorganización de la CGT (1935) estuvo definido por el “amenguamiento”
de las luchas obreras y la “pérdida de relevancia” de las organizaciones obreras. Camarero lo rectifica.
Para este, la conflictividad obrera mostró una oscilación, y no una desaparición durante este periodo.
Entre 1917 y 1922 hay un fuerte proceso de luchas obreras, por ejemplo: extensas y violentas luchas en
el sector transporte (ferroviarios y marítimos), huelgas en el ámbito manufacturero, la semana trágica y
la sangrienta represión a las huelgas en Santa Cruz de 1921. Tras estas derrotas, desde 1922-23 hay un
repliegue huelguístico en el sector transporte y servicios, pero se multiplican pequeñas huelgas por
fabrica o rama en el sector industrial. Las huelgas se hacen mas por reconocimiento de sindicatos, contra
los despidos, por reclamos de mejores condiciones laborales y por solidaridad. Las huelgas generales
fueron pocas pero masivas y politizadas.
En 1926 se da el piso de conflictividad. En adelante se da una reanimación de esta, tanto en capital como
en el interior. Duras huelgas de los portuarios de Rosario, de los yerbatales de Misiones, de los marítimos
en la zona fluvial y de obreros fabriles en Córdoba, entre otras.
En 1930 con la dictadura de Uriburu las condiciones se hicieron casi imposibles para la lucha sindical. Con
la llegada de Justo 1932, las medidas de fuerza retornaron con intensidad, sobre todo en la industria. La
dureza patronal y estatal para enfrentar las luchas obreras evidencia una actitud muy poco conciliadora
entre 1930-34. Política represiva muy dura, persecución, deportaciones de obreros extranjeros masivas,
rigió el estado de sitio en la mayoría de estos años.
Durante este periodo, el antagonismo de clase se observa además desde otro ángulo: la existencia de
importantes organizaciones reaccionarias y contrarrevolucionarias (como la LP o la LC).
Por otra parte, en Sectores populares.. se afirma que las organizaciones obreras, especialmente los
sindicatos, sufrieron un eclipse total. Esta subestimación se debe en buena medida al foco en los gremios
del sector servicio y de tendencia sindicalista. Para Camarero, si bien el campo gremial podía estar mas
dividido y fragmentado, eso no significa que sea más pequeño y débil.
Hacia 1919-20 la FORA IX Congreso, de mayoría sindicalista, había logrado un gran peso, superando los
90.000 afiliados. También se sumaron miles de afiliados a gremios autónomos y a la otra FORA (V
Congreso, anarquista).
Luego, con la reconversión en 1922 de la FORA IX en Unión Sindical Argentina (USA), muchs autores se
enfocan en la gran perdida de afiliados de estos para mostrar la debilidad del movimiento obrero. Esta
mirada no es total, la USA perdió una gran cantidad de afiliados en buena medida por la salida o no
ingreso del gremio ferroviario, que se nucleó en la Unión Ferroviaria desde 1922. Esta se mostró
autónoma y en 1926, junto a algunos gremios socialistas, forman la Confederación Obrera Argentina. De
modo que si se puede hablar de un debilitamiento de la USA, el sindicalismo sigue creciendo y
expandiéndose.
Hasta la fecha muchos gremios también se mantuvieron autónomos, que van a confluir en la CGT en
septiembre de 1930.
Hasta 1935, la CGT adoptó una política moderadora y pragmática, hubo disputas internas entrel a
dirección socialista y la sindicalista, pero no dejó de expandirse.
IV-
En Sectores populares.. solo se destacan los rasgos proclives a la negociación y el reformismo, tanto del
sindicalismo como de la clase obrera.
Si bien en el movimiento sindical, hubo cierta disminución de las practicas confrontacionistas, esto
reposa en un origen bifronte: un sindicalismo mas pragmático y un partido obrero reformista. Ambas
expresiones coincidieron, desde la USA y la COA, en la fundación de la CGT. Por el creciente peso de los
socialistas y los sindicalistas
Pero en la clase obrera se expresaban otros sectores y practicas. Sobre todo en el proletariado industrial,
el sector laboral que experimentó la mayor expansión durante las décadas del 20 y 30. Quienes
multiplicaban sus demandas laborales y no eran fácilmente representados ni por los socialcitas ni por los
sindicalistas.
El comunismo fue quien mejor representó a estos sectores. Insertándose en la clase obrera industrial,
movilizándola y organizándola. En Sector populares.. se ignora la tendencia comunista tanto como la
anarquista.
V-
Gutiérrez-Romero esbozan las nuevas formas que adquirió la cultura popular en estas décadas. Anidadas
en espacios de tiempo libre y de vida familiar (cafés, clubes, bibliotecas populares, etc.), y de las practicas
políticas (sociedades de fomentos, comités partidarios de la UCR y el PS); al mismo tiempo, era afectada
por los mensajes de actores con creciente capacidad de penetración (el Estado, medios de comunicación,
instrumentos de la cultura letrada). Este habría sido uno de los procesos esenciales a través de los
cuales los trabajadores se mezclaron y confundieron con otros sectores sociales.
Camarero advierte que en coexistencia, superposición y tensión con esta cultura popular, hubo una
cultura obrera. Se trataba de practicas y formas de agregación que se relacionaban con el “tiempo de
ocio”. Las diferentes formas de “ocio alienado” (medios de comunicación, revistas, fútbol, etc.) fueron
teniendo cada vez mas peso pero no gozaron de hegemonía hasta los primeros años treinta. Asi, todavía
existían iniciativas proletarias que intentaban competir con estas ofertas de distracción.
En esta cultura obrera fue central el aporte de las distintas culturas políticas e ideológicas anticapitalistas.
Por ej, la iniciativa del PS en el seno de la clase trabajadora conservaba su vigor.
VI-
A diferencia de lo afirmado en Sectores Populares.. sobre una degradación de la masa inmigrante o un
“proceso de argentinización” de los sectores populares (que si bien es cierto que existía), para Camarero
la clase trabajadora en la ciudad seguía siendo, en parte, multinacional. Por ello, la cultura obrera
adquirió cierta inevitable forma de mosaico, donde los perfiles propios de cada comunidad de
inmigrantes dibujaban y diferenciaban diversas identidades proletarias.
Para Camarero los trabajadores extranjeros eran mayoritarios, al menos hasta los 30, en casi todos los
rubros industriales de la capital.
Estos trabajadores debieron luchar por superar condiciones de subalternidad económica, social y política.
Aquí el fenómeno de la explotación se podía superponer con el de la represión, la exclusión y el
aislamiento (Ley de Residencia). De hecho, si se revisan los folletos obreros, una proclama central era
sobre el maltrato que sufrían en sus lugares de trabajo quienes no dominaban el castellano.
Conclusiones-
El autor muestra un mundo obrero más cerrado y contradictorio con las tendencias a la apertura y
movilidad social registradas en la sociedad porteña.
No hubo una tendencia a la desproletarizacion, la clase obrera amplió de manera constante su tamaño y
su gravitación en el mundo de la producción y el consumo.
PRACTICO 5
ANSALDI
Según el autor, el periodo que va desde 1912, con la Sanción de la Ley Sáenz Peña, hasta 1930, con el
golpe de Estado, se caracteriza por una transición de un régimen oligárquico a uno democrático.
La Ley Sáenz Peña es clave para este proceso que se abre ya que tiene como fin, para la
fracción transformista de la burguesía que la impulso, descomprimir el conflicto social originado por la
presión de los sectores excluidos del sistema político, sobre todo de las clases medias que comienzan a
reclamar un espacio para lograr un ascenso social y acceso a las instituciones burguesas, de las que
dependen. Sin embargo, también es clave no solo porque instaura un nuevo régimen electoral sino
porque permite la competencia libre entre partidos políticos modernos, representativos. Abre paso a un
sistema de partidos de pluralismo limitado, como dice Ansaldi, y no de partido predominante, como era
antes solo con la derecha oligárquica en el poder. Es parte de un proyecto político más amplio, en
conjunto con la formación de un partido orgánico de la burguesía democrática.
Sin embargo, este proceso de democratización, para Ansaldi, se interrumpe y trunca debido no solo al
golpe sino a sus propios límites: la ley restringe la participación de mujeres, extranjeros, incapacitados
(dementes, sordomudos), eclesiásticos, policías, presos, mendigos (excluidos por estado o condición) ni
los habitantes de los Territorios Nacionales y persisten durante este proceso formas de dominación
oligárquica a nivel provincial. Este proceso de transición es, a la vez, ampliado y restringido. Es ampliado
ya que permite la participación de las nuevas clases, la media y obrera, y porque hace efectiva la
participación universal masculina en un país en el que, en realidad, nunca había habido una restricción
formal a la universalidad. Sin embargo es restringido ya que no logra borrar la bifacialidad de la lógica de
la mediación política argentina, es decir, la partidaria y la corporatista. Según Ansaldi, a pesar del
intento de construcción de un sistema de partidos, la lógica corporatista, entre asociaciones de interés,
seguirá siendo la clave de la política argentina.
La transición a un régimen democrático se trunca porque la lógica corporatista no se deja de lado y, de
hecho se fortalece, lo cual debilita la participación partidaria y la mediación parlamentaria entre el
Estado y la sociedad, base misma de un régimen democrático. Que este proceso de transición haya
concluido en un golpe militar, para Ansaldi, “…guarda relación con la paradoja de la etapa de la
hegemonía pluralista: la ampliación de la democracia política resalta la debilidad del sistema de
partidos políticos y Parlamento como vehículo de mediación entre la sociedad civil y la sociedad
política”. Este proceso de transición se trunca porque hay una crisis, justamente, de la mediación
democrática. Los propios partidos tuvieron problemas para consolidarse, tanto la derecha que nunca
pudo constituir un partido propio y orgánico, como el radical y el socialista que se dividieron y los
demoprogresistas, que no logro tampoco articularse. Los partidos, que debían actual como mediadores
entre la sociedad civil y la política, nunca se consolidaron ni fueron capaces, por lo tanto, de oficiar de
transmisores de las demandas de la sociedad al Estado.
Yrigoyen gobernó con una oposición fuerte en Senadores por parte de la oligarquía, lo que lo llevo a
realizar INTERVENCIONES FEDERALES y hacer caso omiso a los mecanismos democráticos. “Los sectores
oligárquicos de la burguesía argentina, con fuerte base estructural, tenían una sobre representación que
les permitía convertir al Parlamento en su principal trinchera institucional de oposición al reformismo,
diluyendo la capacidad y potencialidad transformadora de este”. Esto hacia que el Parlamento aparezca
como una instancia debilitada de mediación.
Otro de los factores que debilito la mediación partidaria/parlamentaria fue el CARÁCTER DE
MOVIMIENTO Y NO DE PARTIDO que adquirió el radicalismo. Con el fin de acaparar la mayor cantidad de
votos, el radicalismo enfatizo su carácter de coalición, lo cual niega la constitución misma de un partido,
necesaria para el funcionamiento democrático. “…se trata de una notable contradicción: la de una
agrupación defensora de la democracia representativa que, al no concebirse como “parcialidad”, niega
de hecho, “la posibilidad de disensión mínima necesaria para el funcionamiento de una sociedad
pluralista””. Con su intención de “catch all”, de acaparar todas las posiciones, aumentar en cantidad las
bases de su partido, evitaba la oposición necesaria para el funcionamiento de una democracia. La fuerza
política supuestamente defensora de la democracia recurrió a prácticas institucionales que no la
reforzaban sino que la erosionaban y dejaban al descubierto la dificultad para procesar las diferencias
políticas.
Otro de los factores que debilito la mediación partidaria y potencio la corporatista fue la POLÍTICA
OBRERA del yrigoyenismo ya que defendió intereses particulares bien sectoriales, defendiendo los
reclamos obreros de aquellos sectores más ligados a las actividades agroexportadoras, a través de las
organizaciones sindicales y no de partidos políticos. Además el radicalismo no era propenso a alentar
modificaciones en la legislación obrera sino que pactaba directamente con los sindicalistas por mejoras
en el salario, saltando las instancias parlamentarias de decisión y optando por el decreto presidencial.
Otro de los factores fue la APARICIÓN DE GRUPOS PARAMILITARES violentos de la derecha que
profundizaron las diferencias entre la clase media y la obrera, dificultando la constitución de un frente
democrático de acción contra la burguesía.
En resumen, ninguna de las fuerzas políticas pudo organizar partidos coherentes y representativos; el
radicalismo gobernó con un parlamento adverso y problemas con las provincias y recurrió a las
intervenciones federales; la problemática social no tuvo soluciones coherentes para todo el sector sino
que privilegio la relación del gobierno con algunos sindicatos; hasta la derecha recurrió a organizaciones
que nada tenían que ver con el sistema democrático para “mantener el orden”. De todo esto se deduce
que en el periodo de supuesta transición a la democracia no se hizo más que debilitar esos mecanismos
de representación, es decir, las mediaciones democráticas. En lugar de fortalecer la eficacia de los
partidos políticos y el Parlamento, se fortaleció la mediación de las asociaciones de interés, no solo
burguesas sino también obreras: Sociedad Rural, Unión Industrial, sindicatos, etc. Estos fueron los
ámbitos de mediación entre la sociedad civil y el Estado.
Según Ansaldi, la mediación corporatista es una forma perversa de hacer política ya que la hace negando
hacerla ya que confunde la acción política con la acción partidaria.
Para el autor, este fortalecimiento de la política corporatista, que debilita la democracia política, dio
origen a una CULTURA POLITICA GOLPISTA, no solo en relación a los recurrentes golpes de Estado sino a
las prácticas mismas de las instituciones mediadoras. Dara origen a una cultura muy arraigada en la
Argentina que consiste en resolver las disidencias y conflictos políticos mediante la expulsión o escisión
de los disidentes, la negación de los opositores, sin tener la capacidad de asimilar dichas diferencias y
que en conjunto puedan hacer funcionar un sistema político plural, con reglas claras y acatadas.