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MONTEVIDEO
ENERO - JUNIO - 1 9 5 0
nú m e r o
HA PUBLICADO
las siguientes obras:
JORGE L U I S BORGES
Aspectos de la literatura gauchesca.
IDEA VILARIÑO
Paraíso perdido.
SARANDY CABRERA
Conducto.
PREPARA:
FRANCISCO ESPINÓLA
El rapto y otros cuentos.
J U A N CARLOS ONETTI
Sueño realizado y otros cuentos.
Próximamente:
E M I R RODRÍGUEZ MONEGAL
La novela contemporánea.
M A N U E L ARTURO CLAPS
Tres ensayos filosóficos.
E S T U F A S
DE CALEFACCIÓN A FUEGO CONTINUO
REPUESTOS EN GENERAL
EXPOSICLÓN Y V E N T A :
M. C. DE CASABO Ltda,
Montevideo
W A L T E R H U G O
25 DE MAYO, (577 TELÉF. : 8 74 90
n ú m e r o
18 de Julio y 1333. Planta Baja:
Nombre
Dirección
LIBROS DE
Hutía ^
UN P R O D U C T O
CASA
R E U N I O N
MACADAM PUBLICACIÓN
TRIMESTRAL
DE ARTES
Agentes de:
Y LETRAS
TIME
LIFE
Directores :
NEWSWEEK E. L. REVOL
POST ALFREDO J. WEISS
CORONET
REMATE SOLIS
MARTILLERO
JUAN MARQUEZ REMATES DE:
M O B I L I A R I O S
A U T O M Ó V I L E S
M E R C A D E R Í A S
C A S A S
T E R R E N O S , c i c.
ACABA DE APARECER
Introducción y notas de
E N T O D A S L A S L I B R E R Í A S
NUMERO
MONTEVIDEO, ENERO-JUNIO 1950
Año 2. N? 6-7-8
SUMARIO
PAG.
E N EL CINCUENTENARIO 11
VALORACIONES
L A CONCIENCIA FILOSÓFICA DE
RODÓ Arturo Ardao. 65
E L NATURALISMO EN EL TEATRO
DE FLORENCIO SÁNCHEZ Antonio Larreta. 227
(a la vuelta)
CRÓNICA
LA "REVISTA NACIONAL DE L I
TERATURA" J. E. Etcheverry. 263
AMBIENTE ESPIRITUAL
DEL N O V E C I E N T O S
I
EL CUADRO
II
LAS VIGENCIAS
III
REACCIONES Y DISGREGACIONES
tagónico.
El siglo x i x había sido — e n todo su curso— el gran siglo
individualista; su cosecha de grandes figuras resulta, a la dis
tancia, más rica tal vez que la de cualquier otro período de la
historia. Hacia las postrimerías de la centuria el tono de la
vida que se entendía " m o d e r n a " , el industrialismo, el adveni
miento de las multitudes a través de la democracia, la obsesión
utilitaria, junto a otro temor que en seguida esbozamos, pare-
ció suscitar éste, de un agotamiento o desaparición de la ener
?
LA GENERACIÓN
APUNTE PRELIMINAR
DEL 900
NO OBEDECE A UN CAPRICHO DE LA MODA LITERARIA la apli
cación del concepto de generaciones al grupo de escritores
uruguayos del 900. Antes que la publicación sucesiva de textos
capitales actualizara el tema, se había referido la expresión — y
sin sospechar sus proyecciones metodológicas— a la literatura
del período en el Proceso Intelectual del Uruguay de Alberto
Z u m Felde. Es cierto que allí no se desentrañaba (quizá ni
1
10. Por ejemplo, éeta: "Cada generación representa una cierta actitud vital, desde
la cual se siente la existencia de una manera determinada". (Véase ob. cit., puf?. 21.)
11. Véase, especialmente. La "no contemporaneidad" de lo contemporáneo, ob. cít.,
págs. 45-50.
12. Los tres " h o y " diferentes de cada " h o y " , en La Nación, Buenos Aires, 10-IX-
1033, 29 вес, pág. 1.
£>?n</nc Rodò.
Julio Herrera y Reissig.
LA GENERACIÓN DEL 900 41
18. Es posible señalar algún reparo a la labor tan espléndidamente cumplida por
Marías. En B U afán de reivindicar la originalidad de la teoría de B U maestro, olvida
a veces el papel que les corresponde a otras, como fuentes de su pensamiento. Así, por
ejemplo, Marías expone a Ortega —cuya teoría recién empieza a adquirir cuerpo en
1923— antes de la indudablemente más modesta de Francois Mentré (Les generntions
sociales, 1920). Esta alteración cronológica no parece justificada.
19. Para simplificar cBte estudio he usado, casi siempre, el ejemplo de estos nuevo
«scritoreB. Esto no significa que ellos solos compongan la genoración.
44 NUMERO
II
27. En «no de loe cuadernos preparatorios de Proteo —el que su autor llamara
Azulejo, por el color de las tapas— pueden vei'Be resúmenes, con transcripciones y co
mentarios, de Los paraísos artificiales de Baudelaire y de textos de Nietzsche que se
refieren al vino y a la embriaguez como elementos de transformación de la personalidad.
EstoB cuadernos se custodian en el Archivo Rodó.
28. En su eBtudio sobre Reyles ya señalaba Lauxar en 1918 el propósito del escri
tor y su aprovechamiento de la filosofía de Nietzsche tal como él la interpretaba.
LA GENERACIÓN DEL 900 47
vinculación de Rodó y Rey les a través del club Vida Nueva fun
dado en 1901 por el último. Estas conexiones de tipo político
tienden a incorporar el grupo a la generación de la que ha
sido aislado por el análisis, y, por intermedio de ellas, es p o
sible lograr un más exacto conocimiento del lugar que le c o
rresponde en el ámbito histórico.
82. Véanse en este mismo Número el artículo sobre Rodó y algunos coetáneos y
las Tres polémicas literarias exhumadas.
33. Ob. cit.,pág. 249.
34. Ob. cit., pag. 48. García Esteban no documenta este suceso que no han reco
gido los biógrafos de Quiroga.
LA GENERACIÓN DEL 900 49
35. Laa Academias han sido reeditadas por C García y Cía. (Montevideo, 1940) ;
véanse los textos citados en las pAginas 33-36. Los doB ensayos de Rodó, publicados por
vez primera en la Revista Nacional, fueron recogidos en el primer opúsculo de su autor:
La vida nueva (Montevideo, 1897).
36. El problema del modernismo en España, o un conflicto entro dos espíritus, en
ob. cit., págs. 15-41.
37. Antología de la poesía española e hispanoamericana (1882-1932), Madrid, Cen
tro de Estudios Históricos, 1934, pág. X V .
38. Crisis del espíritu en la poesía española contemporánea, en Nosotros, 2 época,
a
39. En el prólogo a las Academias mencionaba Rcylcs algunos nombres que repre
sentaban tales corrientes: Bourget, Huysmans, Barros, Tolstoy, Ibsen, D'Annunzio, Scho-
penhaucr, Wagncr, Stendhal, Renán, los Goncourt. En carta a Rodó del 12-IV-1899 apunta
otros, exclusivamente franceses. Escribe: "Se lee mucho a Baudelaire, a Mallarmó y
Verlaine; algo menos a Moréas, Hercdia, Coppce y Rcgnicr, y poco, aunque también
algo, a Rimbaud, Francis Jammes, Viélé-Griffin y Hugues Rebell. Entre los noveladores
reinan aún los pontífices del naturalismo. Flaubert, Zola y Goncourt, dejándose también
sentir la influencia de Stendhal, Mcrimée, Bourget, Huysmans, Franco y Barres. Remy
de Gourmont, casi todos los poetas y noveladores que escriben en el Mcrcure do Franco»
L'Ermitagc, La Plume y otras revistas de la misma índole, empiezan a leerBe, pero no
puedo decii-sc que inspiren a nadie". (La carta se conserva en el Archivo Rodó.) Véase,
también, el artículo ya citado de Real de Azúa.
40. Véase la distinción que establece JOBO E. Etchevcrry entre Modernismo y No-
vecentismo en B U estudio sobre la Revista Nacional, en este mismo Número.
41. Ob. cit., pág. 64.
LA GENERACIÓN DEL 900 53
42. Parte del desvío de Rodó se debió a un incidente personal, de enojosas con
secuencias —cuyo resumen puede verse en este mismo Número—. Pero quizá lo funda
mental esté en la circunstancia de que para Rodó, Darío siguió siendo el cantor versa
llesco y sensual de Prosas profanas: un poeta puro. (Véase, en este sentido, Roberto
Ibáñcz: José Enrique Rodó y lo poesía pura, en Marcha, año IX, N9 877, Montevideo,
2-V-1947, pág. 14.)
43. Véase la Polémica en torno de Herrera y Reissig, en este mismo Número.
44. Actúan aquí dos de los tipos señalados por Petersen: el direclivo y el dirigido.
Su acuerdo contribuye a acentuar la impresión de unidad que, vista desde fuera, pre
senta la generación.
54 NUMERO
III
49. En curta u Rufino Blanco Fombona de noviembre de 1897 establecía Rodó una
distinción imporLanie entre su americanismo y el de su corresponsal: " Y o profesaré siem
pre el lema americanista que una vez escribí y que tan grato ha sido a V d . ; pero nos
diferenciamos en que su americanismo me parece un poco belicoso, un poco intolerante;
y yo procuro conciliar con el amor de nuestra América, el de las viejas naciones a las J
que miro con un sentimiento filial". El borrador B C conserva en el Archivo Rodó.
Horacìo Quìroga.
Carlos Vaz Ferreira
LA GENERACIÓN DEL 900 57
51. Con respecto a la polémica entro generaciones ha expresado Ortega: " N o es,
por fuerza, de signo negativo, sino que, al contrario, la polémica constitutiva de las
generaciones tiene en la normalidad histórica la forma, o es formalmente secuencia, dis
cipulado, colaboración y prolongación de la anterior por la subsecuente". (Véase Los tres
" h o y " , etc., en pub. cit.)
52. Recuérdese que Ortega había detex-minado también para España una genera
ción cuya fecha central era también 1902.
LA GENERACIÓN DEL 900 59
56. Véase el estudio de Mario Benedetti sobre Reyles en este mismo Número.
LA GENERACIÓN DEL 900 61
LA CONCIENCIA
FILOSÓFICA DE RODÓ'
I
* De este trabajo, escrito en 1947, sólo dimos a conocer entonces un breve frag
mento. Nos detuvo el anuncio de la publicación de materiales inéditos de Rodó que
lo presentarían bajo una nueva imagen. Como esa publicación no ha sido hecha aún,
lo damos ahora, en la oportunidad del cincuentenario de Ariel, tal como fué concebido
inicialmente. Sírvanos de justificación la esperanza de que estas páginas, limitadas a
una exégesis de la conciencia agonista del Maestro apoyándose exclusivamente en B U
obra edita, resulten acaso una contribución a esa misma imagen que ee anuncia.— A . A .
66 NUMERO
II
1. Rumbos Nuevos.
RODO 67
III
G. Fragmentos.
RODO 75
6. La enseñanza do la Literatura.
RODO 77
IV
\ Nada tiene que ver con el suyo, sea dicho ante todo, el
idealismo ontológico que disuelve el mundo en la conciencia,
que reduce toda la realidad a pensamiento o idea, entendida
ésta ya como ente conceptual, ya como contenido psicológico
de la percepción. Semejante problema no se lo planteó R o d ó
de un m o d o expreso, lo que no significa que no tuviera noción
de él. En una cita de Hartmann alude al reconocimiento que
éste hace de "la superioridad de la filosofía cristiana en cuanto
afirma la realidad del mundo, sobre el idealismo nihilista que
ha detenido la evolución de los arios asiáticos". Referencia
harto escueta y sin duda indirecta, pero que alcanza a mos
trar, no sólo que poseía el sentido metafísico del término idea
lismo, sino también que no era precisamente ése —actuali
zado entonces por ciertos aspectos de la restauración filosó
fica de su t i e m p o — el que lo seducía. D e la Realidad —escrita
con mayúscula— reclamó "una concepción amplia y armó-
nica, la que comprende lo mismo el vasto campo de la vida
exterior, que la infinita complejidad del mundo interno".
10
VI
CARLOS V A Z FERREIRA
NOTAS PARA UN ESTUDIO
1. Hay que tener en cuenta que Vaz no ha escrito en rigor ningún libro. Todos
ellos son versiones taquigráficas de sus conferencias. Ésta ha sido su verdadero órgano
de expresión. Cito siempre según las ediciones indicadas con las correspondientes abre
viaturas: Lógica Viva, Montevideo, Barrciro y Ramos, 1920: L. V . ; Moral pora intelec
tuales, El Siglo Ilustrado. 1920: M. I . ; Fermentarlo, Tipografía Atlántida, 1938: F . ; Cono
cimiento y Acción, Barrciro y Rumos, 1920: C. y A . ; Los problemas de lo Libertad, pu
blicado en la Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias, año I, N9 I, 1947: P. de
L. (No cito la edición original porque es inhallable) ; Sobre lo propiedad de lo Tierra,
Barrciro y Ramos, 1918: P. de T . ; Sobre los problemas sociales, Buenos Aires, Losada,
1939: P. S . ; Trasccndcntolizacioncs matemáticas ilegítimas, Bs. As., Instituto de Filosofía,
de lo Fac. de Fil., 1940: T. M. I . ; Lo actual crisis del mundo, Bs. As., Losada, 1940: C.
del M . ; Lecciones sobre Pedagogía y cuestiones de Enseñanza, volumen III, Barreiro y
Ramos, 1910: L. P. y E.
94 NUMERO
razón analítica.
Con Vaz Ferreira se llega, en la historia cultural del país,
al ámbito de la filosofía, a la real dimensión del pensamiento. 3
LAS INFLUENCIAS
9. Sobre todo por BUS libros Esprits logiques et esprit faux, Pnris, Alean 1896 y
Analystes ct esprits synthctiques, id., 1903. El mismo Vaz Ferreira recomienda el primero
en L. V., pág. 237 y lo cita en M. I., pág. 151. So refiere también a Paulhan en F.,
pág. 153.
10. OtroB pasajes en este Bentido sobre Mili en P. de T., págs. 10 y 84 a 98, y
en C. A „ págs. 170-71.
98 NUMERO
11. SyBtcm of Logic, cap. VII. Este capítulo que llamó especialmente la aten
ción de Vaz en L. V-, 126-28, no está traducido en la edición española (Jorro, Madrid,
1917). Se trata en él el problema de los principios lógicos, a través de una discusión
con Spencer y Hamilton.
12. Ob. cit.. Libro V. cap. III.
VAZ FERREIRA 99
II
EL MÉTODO
14. A. C. Arias, Vaz Fcrrcira, México, 1048, pág. 101. Esta afirmación quizá pueda
fundamentarse en la conciencia de la insuficiencia de la lógica clásica. A partir de
Descartes la lógica se sustituye por el método (en el pasaje clásico en que enuncia las
cuatro reglas). Es difícil distinguir en cierto plano la idea de método de la de modo:
Descartes aclaraba que su "designio no es enseñar el método que se debe seguir para
conducir bien la razón, sino hacer ver de quó modo ha conducido la suya". El método
no es algo meramente teórico sino que no so puede separar de la actividad del espíritu
sobre objetos concretos, enseñado sobre ejemplos. Es la apelación al buen sentido, que
identifica con la rnzón. Recuérdese el clásico error con que comienza el Discurso (a pe
sar de las aclaraciones siguientes). En la necesidad de no asentir más que a lo que
se dé clara y distintamente a la conciencia.
15. Ob. cit., Libro V, cap. I.
VAZ FERREIRA 101
16. Garrigou Lagrangc, El sentido común, Ed. Dcsclée de Brower, Buenos Aires.
VAZ FERREIRA 103
III
LA CONCEPCIÓN DE L A FILOSOFÍA
LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
19. Crítica de la Razón Pura, Secc. II, Teoría traBc. del mát. y Prolegr. (Más am
pliamente los capítulos finales de la Crítica y todo los Proleg.)
108 NUMERO
LA RAZÓN
IV
EL PROBLEMA RELIGIOSO
VI
20. Pura emplear una expresión suya a propósito <lc Rafael Barrct, (L. P. y E.,
pág. 123).
21. Dentro de sus contemporáneos su obra se puede parangonar con Ja de Josó
Ortega y Gasset, IOB ensayos de Unamuno y las reflexiones filosóficas de Antonio M a
chado, en cuanto a calidad y a importancia. Con respecto a las reflexiones de Juan
de Mairena es curioso señalar aparte de la forma fragmentaria, l a meditación de temas
comunes y la coincidencia de opinionos. VóaBe en Juan de Mairena los fragmentos sobre
la incomprensión (pág. G83), la inccrtidunibrc (pág. 087), la no coincidencia del pensar
y del ser (pág. 707), el descontento como baBe de la ética (pág. 7751), el escepticismo
(p. 779), la muerte (786), estar a la altura de las circunstancias (813), la creencia, CriBto.
Cito según la edición de Séneca, México, 1940.
VAZ FERREIRA 115
6. Casi nunca hemos dejado de tener un retraso en relación a los coetáneos euro
peos. En esto caso la vinculación se limitaba a los contemporáneos de una, dos, o más
generaciones anteriores.
6. Ob. cit.
7. La pocaie do Stcphane Mallarmé, Paria, Gallimard, 1926.
8. Crítica de la literatura uruguaya, Montevideo, M. García, 1921.
HERRERA Y REISSIG 121
9. 1899-1900.
122 NUMERO
14. Friedrich Brie, Exotismus der Sinne, citado por Pino Saavedra. Ob. cit.
126 NUMERO
17. Ibidem.
HERRERA Y REISSIG 129
FUENTES, M O D E L O S , REMINISCENCIAS
Un Job resplendissant!
L'araignée éclatante
(Idem, i d e m ) ;
aimable Remords
(Baudelaire, Au Lecteur.)
aimable pestilence
(Idem, Le Flacon.)
O squelettes musqués
(Idem, Danse Macabre.)
(Idem, idem.)
HERRERA Y REISSIG 133
(Baudelaire, Le Masque)
o, al revés:
(Hymne a la Beauté);
O métamorphose mystique
De touts mes sens fondus en un!
Son haleine fait la musique,
Comme sa voix fait le parfum!
(Toute Entière.)
la doucer
De l'aube qui regarde avec des yeux de soeur.
y
Ne la réveillez pas avant qu'elle ne veuille;
Par les fleurs, par le daim qui tremble sous la feuille,
Par les astres du ciel, ne la réveillez pas!
(L'Azur.)
(Les Fenêtres.)
De Moréas, sorprendentemente:
(Stances.)
De Rimbaud:
UN COETÁNEO EUROPEO
JULIO H E R R E R A , P O E T A OSCURO
para esos tres poemas en la que llama una faz " d e línea b a -
19. La Torro do las Esfinges, conferencia. Resumen publicado en " E l País", Mon
tevideo, 25 y 26 de octubre de 1946.
20. Estudio preliminar en Poesías completas, Buenos Aires, Ed. Losada, 1942.
HERRERA Y REISSIG 139
23. En Prosas.
HERRERA Y REISSIG 141
de su vida moribunda.* 1
25. La Vida.
26. Desolación absurda.
27. La Torre de las Esfinges.
28. La Vida.
29. Desolación.
30. La Vida.
31. Desolación.
32. La Vida.
HERRERA Y REISSIG 143
33. La Torre.
34. La Vida.
35. La Vida.
144 NUMERO
3G. La Torre.
37. Manuscritos de La Torre de las Esfinges, existentes en el Instituto Nacional
de Investigaciones y Archivos Literarios. Estos manuscritos han Bido ordenados según
sus diversos estados por el Prof. Roberto Ibáñez.
38. El Yo concicnte del Poeta, nota a La Vida.
HERRERA Y REISSIG 145
(ídem.)
se raja la carcajada
(La Torre...)
(Bostezo de Luz.)
(La Iglesia.)
o de este otro e j e m p l o :
(El Regreso.)
150 NUMERO
(El Baño.)
(Los Perros.)
(acentos en i a a i.)
(acentos en o e e o.)
B) D R A M A T I Z A C I Ó N Y PROSOPOPEYA
(Los Perros.)
(La Zampona.)
y los movimientos de c o n j u n t o :
(Misa Bárbara.)
(El Ama.)
( Consagración.)
(Fiat Lux.)
154 NUMERO
Ma maison me regarde
et ne me connait plus
(Tristesse d'Olimpo.)
la fuente decrépita
(Las Madres.)
(El Despertar.)
(La Noche.)
HERRERA Y REISSIG 155
( Canícula.)
El perejil humilde
(El Granjero.)
(El Espejo.)
(Otoño.)
(El Ángelus.)
(El Cura.)
(Óleo Brillante.)
(Idilio Espectral.)
Nevó la luna
(Óleo Brillante.)
( Éxtasis.)
en los porfiados
cascotes de la vía gritan las diligencias
(Las Horas Graves.)
(La Noche.)
(Claroscuro I.)
(Amazona.)
HERRERA Y REISSIG 159
(Dominus Vobiscum.)
(Bostezo de Luz.)
(La Iglesia.)
(Claroscuro I.)
(Fecundidad.)
la sotana
del cura se pasea gravemente en la huerta
agudas golondrinas
como flechas perdidas de la noche en derrota.
160 NUMERO
43. Lucidez que sólo Federico de Onís le ha reconocido plenamente: "Fué un ar
tista conciente, y supo muy bien la correspondencia de su época con la del decadentismo
culterano; aprendió mucho de Góngora y se adelantó a sus máB recientes intérpretes,
etc.". Antología de la poesía española c hispanoamericana (1882-1932), Madrid, Centro de
Estudios Históricos, 1934.
SARANDY CABRERA
Alma mía,
que la red seca y vacía
no te atreviste a arrojar.
Oh noche embriagadora
hecha de soledad y de desesperanza.. .
He de volver a ti gloriosamente,
triste de orgullos arduos e infecundos
con la ofrenda vital inmaculada.
168 NUMERO
Mi esperanza. ..
Mi corazón ha rimado
con el corazón del día
МАША EUGENIA VAZ FERREIRA 173
en un palpitar flameante
que se convirtió en cenizas. ..
II
DELMIRA AGUSTINI
Mi alma es un fangal
llanto puso el dolor y tierra puso el mal
Hoy apenas recuerda que ha sido de cristal;
. . . Con calma
Curiosidad mi espíritu se asoma a su laguna
Interior, y el cristal de las aguas dormidas,
Refleja un dios o un monstruo, enmascarado en una
Esfinge tenebrosa suspensa de otras vidas.
184 NUMERO
TRIPLE I M A G E N
DE JAVIER DE V I A N A
I
L A P R O D U C C I Ó N N A R R A T I V A DE V I A N A se agrupa natural
mente en tres períodos. El primero comprende sus títulos más
ambiciosos: Campo ( 1 8 9 6 ) , Gaucha ( 1 8 9 9 ) , Gurí y otras no
velas ( 1 9 0 1 ) . El segundo, tres volúmenes de cuentos: Maca-
chines ( 1 9 1 0 ) , Leña seca ( 1 9 1 1 ) , Yuyos ( 1 9 1 2 ) . El tercero
abunda en obras de inferior calidad: Sobre el recado. Abrojos
y Cardos ( 1 9 1 9 ) ; Ranchos, Paisanas, Bichitos de luz y De la
misma lonja ( 1 9 2 0 ) ; Del campo y de la ciudad ( 1 9 2 1 ) ; Potros,
toros y aperiases ( 1 9 2 2 ) ; La Biblia gaucha y Tardes del fo
gón ( 1 9 2 5 ) .
La discriminación de estos períodos o ciclos, no obedece a
la simetría, al capricho del crítico. Viana tuvo su momento de
artista, su momento de artífice, su momento de fabricante. La
falta de rigor, la facilidad criolla, las circunstancias económicas
adversas, abarataron su obra, haciéndole bajar cada vez más el
punto de mira, reduciéndolo a la innata — i n n e g a b l e — calidad
de anecdotista, casi oral.
El tránsito entre el primer y el segundo momento está
marcado nítidamente por la revolución de 1904, en la que per
dió Viana lo que le quedaba de hacienda, yéndose a Buenos
Aires a vivir de sus cuentos. Pudo mantener la calidad — y las
pretensiones— durante cierto tiempo, pero empezó a escribir
sin tasa ni medida para comer. ("Estoy muy ocupado conclu
yendo una comedia que debo entregar mañana a fin de ganar
el puchero del mes") 1
o para cumplir sus obligaciones más
inmediatas (Repórter: "¡Cuatro cuentos en tres horas!"; V i a -
II
8. En Cnmpo (189G).
9. En Gurí (1901), pero fué escrito en junio do 1899.
202 NUMERO
IIII
10. Antee de morir, proyectnba una novela de ambiente colonial, Mbucú. Véaae el
reportaje citado.
11. Consúltese el citado reportaje.
12. El mismo Viana alude a Hamlet y parafrasea una frase del primer monó
logo (I. 2) :
O ! that thls too too solid flcsh would melt.
VIANA 203
IV
20. En carta a José María Delgado (San Ignacio. 8-VI-1917). Véase J. M. Del
gado y A. J. Brignolo: Vida y obra do Horacio Quiroga. Montevideo, 1939, p. 242.
EMIR RODRÍGUEZ MONEGAL
OBJETIV I D A D DE
HORACIO QUIROGA
I
No escribas bajo el imperio de la emoción.
Déjala morir y evócala luego. Si eres capaz en
tonces de revivirla tal cual fué, has llegado en
arte a la mitad del camino. H. Q., D E C Á L O G O DEL
PERFECTO CUENTISTA.
cierra con BU libro más rico y heterogéneo: Cuentos de amor de locura y de muerte. 1917.
El tercero, 1917-1926, presenta un Quiroga magistral y sereno, dueño de su plenitud ;
encuentra su cifra en el libro más equilibrado y auténtico, Los desterrados, 1926. El
último período, 1926-1937, registra su Bcgundo fracaso como novelista (Pasado amor,
1929), su progresivo abandono del arte, su sabio renunciamiento. (La publicación de
Más allá, 1935, con relatos desiguales y, en ou casi totalidad, del tercer período, no modi
fica para nada el cuadro.) Un estudio cronológico de sus cuentos que partiera de la
primera publicación en periódicos, permitiría, sin duda, una clasificación más fina y
sensible. Hay, por otra parte, una estrecha relación entre CBtos períodos y los ciclos
do su vida, pero explicitarla conduciría demasiado lejos. Quede para otra oportunidad.
3. En la Introducción y en las Notas que acompañan mi edición del Diario do
viajo a París de Horacio Quií'oga, señalé sucintamente la naturaleza y el alcance de
esta experiencia modernista. (Véase ob. cit., en la Revista del Instituto Nacional de Inves
tigaciones y ArchivoB Literarios, Año I, N9 1, Montevideo, Diciembre 1949, pp. [47J-185.)
210 NUMERO
II
... la divina condición que es primera en las
obras de arte, como en las cartas de amor: la
sinceridad, que es la verdad de expresión interna
y exlerna. H. Q., Miss D O R O T H Y P H I L L I P S , M I
ESPOSA.
III
administrar justicia y poder rescatar a la hija del capataz, de la que está enamorado. Al
revelarse su verdadera identidad, después de angustiosas peripecias, casa con la muchacha
y se pone al frente de un obraje modelo. Este documento está viciado del conven
cionalismo inherente a todo libreto de cine comercial. Más importante es la actitud, ya
glosada, que documentan sus cuentos o la que aportan algunas cartas de su Epistolario.
Así, por ejemplo, una del 13/VII/93G, a Martínez Estrada: "Casi todo mi pensar actual
al respecto [se refiere a la cuestión social] proviene de un gran desengaño. Yo había
entendido siempre que yo era aquí muy simpático a los peones por mi trabajar a la par
de los tales, siendo un sahib. No hay tal. Lo averigüé un dia que estando yo con la
azada o el pico, me dijo un peón que entraba: —"Deje esc trabajo para los peones,
p a t r ó n . . . " —Hace pocos días, dcHclc una cuadrilla que cruzaba a cortar yerba, se me
gritó, estando yo en las mismas actividades: " — ¿ N o necesita personal, patrón?" Ambas
cosas con sorna. Yo robo, pues, el trabajo a los peones. Y no tengo derecho a trabajar;
ellos son los únicos capacitados. Son profesionales, usufrucluadores exclusivos de un
dogmn. Tan bestias son, que en vez de ver en mí un hermano, se sienten robados.
Extienda un poco más esto, y tendrá el programa total del negocio moral comunista.
Negocio con el dogma Stalin, negocio Blum, negocio Córdova Iturburu. Han convertido
el trabajo manual en casia aristocrática que quiere apoderarse del gran negocio del
Estado. Pero respetar el trabajo, amarlo sobre todo, minga. El único trabajador que
lo ama, es el aficionado. Y este roba a los otros. Como bien ve, un solitario y vale
roso anarquista no puede escribir por la cuenta de Stalin y Cía." Tal era su opinión,
por lo menos en los últimos años de su vida. (Otra es, sin embargo, la interpretación
que da Luis Franco a sus relatos mensualcros. Véase Otra faz de Horacio Quiroga, en
Babel, Año X , N9 49, Sgo. de Chile, primer trimestre de 1949, pp. 39-41.)
214 NUMERO
IV
12. Lo señalabn ya en BU oración fúnebre, el Dr. José María Delgado: "Así pasas-
tes delante de los que no pudieron penetrarte y sólo te juzgaron por la morfología aguda
de tus huesos, la espesura cimarrona de tus barbas, la riscosidad de tus ademanes, y
la lealtad hirButa de tus expresiones como alguien desposeído de todo sentimiento naza
reno, encastillado en un yo árido como la peña. Pocos conocían qué manantial de ternura
brotaba de esa piedra cuando la tocaba la vara mágica de la belleza o del amor". (Véase
A Horacio Quiroga, en Ensayos, Año II, N9 11, Montevideo, Mayo 1037, p. 110.)
218 NUMERO
13. Quiroga nunca hablaba de su primera esposa. Una vez, sin embargo, al pasar
por el cementerio de San Ignacio le dijo a Julio E. Payró (quien ha comunicado la
anécdota) : "Está enterrada allí". Payró le preguntó si visitaba la tumba. Quiroga le
contestó que jamás. Y agregó: "Me he olvidado completamente de todo eso". "Parecía
muy duro", advirtió Payró. "pero dcspuéB he llegado a comprender que esa era la única
manera de seguir viviendo para el que queda".
14. Véase J. M. Delgado y A . J. Brignole: Vida y obra do Horacio Quiroga, 1039.
15. Nada más atroz, más sórdido, que la muerte de Ferrando. Las crónicaB de la
época preservan, en su condición de comunicados periodísticos, el horror del BUCCSO.
16. Véase art. citado, p. 325.
QUIROGA 221
20. Puede vincularse esta enseñanza con aquella célebre de Juan do Mairena:
—Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba: Los eventos consuetudinarios que
acontecen en la rúa.
" E l alumno escribe lo que se le dicta.
"—Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.
" E l alumno, después de meditar, escribe: Lo que pasa en la calle.
"Mairena. —No está mal."
(Véase Antonio Machado, Obras completas, 1040, p. 443.)
226 NUMERO
21. Ea sintomático que habiendo vivido tantos años en San Ignacio no usara
del magnífico escenario natural de las ruinas jesuíticas para ninguno de sus cuentos.
(Aparecen mencionadas, al pasar, en Los desterrados.) También es sintomático que (con
excepción de El salvaje) prescindiera de las cataratas del Iguazú. De la lectura suce
siva de dos de sus artículos (Cuatro literatos, en Cuentos, X I I ; El sentimiento de la
catarata, id., XIII) puede extraerse la razón profunda de su actitud.
ANTONIO LARRETA
EL NATURALISMO
EN EL TEATRO DE
FLORENCIO SÁNCHEZ
LA «REVISTA NACIONAL»
( 1 8 9 5 - 18 9 7 )
II
motivo del mismo carácter (al que se refiere oscuramente Pérez Petit
cuando habla de "la necesidad de ejecutar nuestra acción en otro
terreno") fué el ingreso de Rodó, Carlos Martínez Vigil y el propio
Pérez Petit en la redacción de El Orden, diario de índole política
surgido a raíz de los sucesos que culminaron con el asesinato del
presidente Idiarte Borda. En varias cartas Rodó se refiere a este
hecho. Recogemos, por ser el más ilustrativo, un trozo de la que
dirigiera, con fecha 15 de marzo de 1898, a Andrés Mata (que inte
resa, además, porque refrenda esa voluntad de prosecución que se
reflejaba en el suelto transcripto, y a la que dedicaremos en seguida
algunas líneas): "Exigencias de la lucha política, que á todos nos
arrastró al terreno de la propaganda y la controversia, nos obligaron
á abandonar la Revista por algún tiempo para consagrarnos en
cuerpo y alma á la prensa diaria. Pero restablecida la tranquilidad,
la Revista volverá á labrar su surco dentro de breve tiempo."
A estos motivos políticos debe sumarse un motivo económico.
Leemos, en carta de Rodó a Leopoldo Díaz fechada el 10 de junio
de 1898: "Por una transición muy fácil me lleva este orden de con
sideraciones á hablarle de la Rev. Nacional, por la que Ud. me pre
gunta. La Revista no ha desaparecido definitivamente, pero su re
aparición no es tampoco cosa segura: depende del éxito de gestiones
que hemos iniciado para garantir su vida mediante una suscripción
del Estado á cierto n9 de ejemplares. Sin eso, nuestra convicción
adquirida es la de que su resurrección sería p£ muy poco tiempo.
Vea Ud. lo que ha pasado con La Biblioteca de Groussac y lo que
pasa con todas las revistas, buenas y malas, que despliegan el vuelo
en nuestra América para caer al poco trecho como heridas por una
perdigonada certera. Si El Cojo Ilustrado vive prósperamente en
Caracas es casi seguro que lo deba á la protección ilustrada del go
bierno. Pero los gobiernos de América tienen poco de atenienses; no
abundan los que se den cuenta de la significación real de las letras
en una sociedad civilizada." Que el panorama económico de la
•Revista'no era muy halagüeño lo prueba, además, el hecho de que
años después de su desaparición aún recibía José Enrique Rodó
conminaciones de pago por parte de los imprenteros de un saldo que
todavía por entonces estaba pendiente. *
Por último, y ya en el campo personal de los redactores, cabe
señalar una causa particular a José Enrique Rodó: su designación
para llenar la cátedra de Literatura en la Universidad de la Re
pública. 5
Esta tarea ocupó su tiempo en grado importante, según
4. Ver cartas do A. Peña, por la Tipo Litografía Oriental, a José Enrique Rodó,
de 10 de octubre de 1900, 30 de abril de 1901 y 22 de febrero de 1902.
5. El nombramiento de Rodó para dicho cargo es de fecha 9 de mayo de 1898.
268 NUMERO
surge de una carta del escritor a Juan Francisco Piquet: " M e tiene
usted muy atareado con mi designación p^ ocupar la cátedra de
Lit9- de la Universidad, vacante como Ud. sabrá por renuncia del
Dr. Blixén. En el próximo junio me haré cargo de la cátedra." (Fe
chada: Mayo 19 [1898]).
Sin embargo, la interrupción que se decretó con el № 60, de
la que da cuenta el suelto indicado, no fué considerada en ningún
momento definitiva. Meses antes, y frente a rumores de que la
Revista dejaría de aparecer, Rodó escribía a Piquet estas palabras
optimistas: "La «Revista» no ha muerto, ni piensa en morirse. Tiene
algo de ave de tormenta: cuanto peores y más borrascosos son los
tiempos se siente más llena de bríos y de orgullo. Si se reprodujera
el Diiuvio universal ese mismo día saldría del tamaño de «Ei Sigio»."
(Fechada: 4 de enero de 1897.) Aun después del 25 de noviembre
de 1897, Rodó hablaba del carácter temporario de la suspensión,
alegando como motivo el cambio de formato, señalando una época
más o menos precisa para su resurgimiento, pidiendo colaboraciones,
o afirmando que determinado articulo habría de aparecer en el
próximo número. Todavía, en junio de 1898 Rodó emplea el mismo
ü
III
7. Rafael Alberto Arrícta, refiriendo una entrevista mantenida con Rodó "un año
antes de BU muerte", dice: " H a b l a m o s . . . Habló el maestro, de arte, de letras y hombreB,
de un vasto plan de revista latinoamericana que no llegó a realizar." (En Ariel Corpóreo
—Letras extranjeras— "Una hora con José Enrique Rodó". Editorial "Buenos Airea",
1026, páff. 163,)
270 NUMERO
fiábamos con todos nuestros afectos y todos nuestros votos en BU muy honrosa y meri
toria labor. Nuestra Revista se cree, pues, obligada a renovarle en esta oportunidad el
ofrecimiento de BUB columnas, rogándole quiera considerarla tan de Ud. como la misma
que con tanto acierto dirigía." (Fechada: 23 de enero de 1807.) Esta carta mereció
contestación de Ugarte; de ella entresacamos un párrafo elocuente: "Una racha de viento
adversa Be llevó mi revista; la de Vds. queda: la idea está salvada." (Fechada: 12 de
febrero de 1897.) En la Revista Nacional pueden encontrarse, también, algunas referen
cias a la publicación porteña. En cuanto n las colaboraciones de Rodó en la Revista
Literaria, fueron únicamente dos: Para " L a Revista Literaria" (en el N9 15, Buenos
Aires, 16 de abril de 1896, págs. 214-215 ; es la carta que también se publicó en la Revis
to Nacional, N9 26) y Crítica (en el N9 18, Buenos AireB, 30 de mayo de 1896, pág. 271).
Igualmente conviene señalar las vinculaciones con la Revista Critica española que
dirigía Rafael Altamira (Ver nota siguiente).
Por último, en carta a J. M. Herrera Irigoyen, director de El Cojo Ilustrado de
Caracas, expresa Rodó: " E n la «Revista Nacional» hacemos activa propaganda por la
fraternidad de nuestros pueblos de América. Su periódico Birvc eficazmente al mismo
generoso ideal. El arte eB motivo poderoso de simpatía." (s/f. [setiembre de 1897].) Y
en la que con fecha 20 de mnyo de 1896 dirigiera a Joaquín Rodríguez del Campo soli
citaba "quiera indicarle cuáles son en la actualidad los principales periódicos literarios
ecuatorianos a fin de q* la Revista pueda establecer canje con ellos y conocer debidamente
el movimiento intelectual que loeticnen las nuevas generaciones en esa culta y floreciente
república."
274 NUMERO
mitad del número de páginas que cada uno de los que lo prece
dieron, aumenta en él, aún, la cantidad de colaboradores hispano
americanos.
Una precisión importante: no sólo hacia los países del nuevo
continente dirigió la Revista su atención y su cuidado; no sólo quiso
estrechar lazos con las ex-colonias españolas. Ese estrechamiento
reconocía en sus bases una comunidad de lengua, una comunidad de
raza. De la unidad a que aspiraba no podía quedar, en consecuencia,
excluida España. Y fué por intermedio de figuras calificadas de la
intelectualidad española que se trató de rehacer los vínculos comu
nes, relegando, por cierto, los de índole política; afirmando los únicos
que podían ya mantenerse: los de naturaleza cultural. Son ilustra
tivas para el tema las cartas enviadas por Rodó a Leopoldo Alas y
Salvador Rueda; y la que remitiera Rafael Altamira al escritor uru
guayo, reproducida en el № 60 de la Revista Nacional, 1 2
IV
13. Alberto Zum Feldc señala esta orientación a lo exótico de Víctor Pérez Petit;
y la contrapone, acertadamente, a la actitud moderadora de José Enrique Rodó: "Mientras
Rodó —que ya muestra su espíritu ponderado y ecuánime, inclinado al ejercicio de
un magisterio grave— se reserva el comentario crítico prudente —siendo algo así como
la fuerza controladora y moderadora del movimiento—, Pérez Petit, míiB inquieto y mas
brioso, se encarga de ir descubriendo laB nuevaB figuras originales de la intelectualidad
europea, los artistas y pensadores revolucionarios de aquella hora." (En Proceso Intelec
tual del Uruguay y crítica de su literatura. Editorial Claridad, Montevideo, 1941, pág. 204.)
14. Para el estudio de la obra crítica de Rodó en la Revista Nacional véase la
Introducción del Dr. JOBO Pedro Segundo al primer tomo de las Obras Completas de José
Enrique Rodó (Montevideo, 1945, págB. X I - L V ) .
276 NUMERO
16. Tal ausencia de beligerancia podría explicarse en función del carácter que
Baldomcro Sanín Cano asigna al modernismo literario: "Este movimiento tuvo como rasgo
histórico el haber carecido en un todo de carácter de reacción. ( . . . ) En el pensa
miento y en la acción de los escritores de este período, que nunca pretendieron llegar
a formar escuela, eBtaba excluida la actitud demoledora. ( . . . ) Las pocas señales de
espíritu combativo que se dieron a conocer en los pródromos de esa renovación proce
dieron de quienes la atacaron desconociéndola." (En Letras Colombianas. Fondo de Cul
tura Económica, México, 1944, págB. 177 y 178). La opinión expuesta contrasta con la
de Federico de Onís: " . . . e l modernismo nació como una negación de la literatura pre
cedente y una reacción contra ella." (Op. cit., pájr. X I U . )
278 NUMERO
americanos y españoles. 2 5
26. Ver las cartas de Rodó a Francisco García Cisncros y a Rafael Merchán de
3 y 31 de mayo de 1897 respectivamente, transcriptas en el capítulo III. Y la que, con
fecha 4 de octubre de 1897, dirigió a Juan Francisco Piquet, donde hace refex-encia a
un elogio de Julio Herrera y ObcB publicado en La Razón.
REVISTA NACIONAL 281
Cosió sobre la Revista Nacional, reproducido en la misma, Tomo II, págs. 327-328) ; La
Tribuna Popular, Año XIX, N9 5344, Montevideo, 28 de mayo de 1897, pág. [ 1 ] ; Flor
de Lis, Tomo II, N9 9, Guadalajara (México), 15 de setiembre de 1897, pág. 90. Etc., etc.
29. La crítica de Valbuena a que hacemos referencia apareció en El Correo de
España, Año IV, N9 158, Buenos Aires, 6 de junio de 1897. Quien desee documentarse
Bobre esta incidencia puede consultar: Víctor Pérez Petit, El gramaticastro Valbuena,
artículo recogido en el Tomo IV —Lecturas— de sus Obras Completas (especialmente
la parte segunda: El espantajo y la Revista Nacional, págs. 213-232), Montevideo, 1942 ;
Víctor Pérez Petit, Rodó. Su vida. Su obra, Montevideo, 1937, págs. 134-136; en la
Revista Nacional, Confidencias epistolares (carta de Carlos Martínez Vigil a Fidelis P.
del Solar, Tomo III, págs. 19-20; y contestación respectiva, Tomo III, págs. 97-98),
una carta de Alberto del Solar a Carlos Martínez Vigil (Tomo III, págs. 63-64) y
Sueltos correspondientes al N9 54 (Tomo III, pág. 96) ; en el epistolario de Rodó, cartas
de J. E. R. a Juan Francisco Piquet, de 12 y 15 de junio y 10 de julio de 1897. Críticas
de menor importancia aparecieron en los diarios de Montevideo El Bien (18 de agosto
de 1897) y La Razón de 13 de noviembre de 1897 (carta firmada por Martín Píriz y
dirigida a Víctor Pérez Petit).
Por último, y para complementar las noticias que sobre la resonancia de la
Revista hemos recogido, consúltese Víctor Pérez Petit, op. cit., págs. G9-71, 74-75, 77-79,
84, 131, 134-136.
282 NUMERO
30. Como prueba de IUB dificultades que se presentaron para colmar cada dos
semanas las columnas de la Revista, véase lo que dice Víctor Pérez Petit, op. cit., pfigs.
71-74, 76 y 70-80.
31. Guillermo de Torre: La generación española de 1898 en las revistas del tiempo*
Nosotros, 20- época. Año V I , N9 G7, BuenoB Aires, Octubre de 1941, p a g a . 3-38.
32. " Y para corroborar esto, que no es presunción, sino realidad, basta mencionar
los tres ciclos de nuestra evolución intelectual: la época de la Defensa, la del Ateneo
del Uruguay y la de la Revista Nacional." (Víctor Pérez Petit, op. cit., pág. 39.)
REVISTA NACIONAL 283
VI
33. Alberto Zum Fclde, procurando fijar l a filiación de la Revista Nacional, BUB
determinantes ideológicas, sostiene en Proceso Intelectual del Uruguay y crítica de su
literatura (Editorial Claridad» Montevideo, 1941): " L a «Revista Nacional de Literatura
y Ciencias Sociales», publicada desde marzo del 95 hasta noviembre del 97, es el órgano
de expresión más representativo de laB nuevas tendencias, y a que e n él, de modo más
definido y categórico, repercute el múltiple movimiento operado en el seno de l a cultura
occidental durante aquel último tercio del X I X . (...) Recién hacia el 95, y en las
páginas de la «Revista Nacional», cuajan las corrientes modernas y encuentra resonancia
aquella compleja agitación que en los centros de ultramar había renovado tan profunda
mente, en los últimos lustros, las ideas y laB formas." (págs. 195-19G.) Y corrobora:
"Literariamente, el nuevo período se inicia, pues, en laa páginas de la «Revista Nacional»,
siendo dos de sus jóvenes directores, Rodó y Pérez Petit, BUB más activos agentes; con
curre n poco Rey les, con sus Academias." (pág. 204.) Más udclante incurre en una
evidente contradicción al afirmar: " L a «Revista Nacional», como índice del estado
intelectual de aquel último lustro del Ochocientos, n o presenta, fuera de los artículos de
Rodó y de Pérez Petit, mayores síntomas de modernismos, n i literarios n i ideológicos.
Sólo se percibe, a través de ella, el vasto influjo del positivismo realista, en l a literatura
y en las ciencias sociales. La Revista misma, dado su programa ecléctico, n o responde
en su dirección a tendencias determinadas. Algunas producciones poéticas, dentro de
laB nuevas modalidades, aparecen en ella firmadas por escritores extranjeros: Rubén
Darío, Leopoldo Díaz, Jaimes Frcyre, Lugones; ninguna por uruguayos." (págs. 206-207.)
Zum Fclde, que pensaba a l hacer las primeras puntualizacionea en un sector —importante
pero parcial— de l a publicación, ae refiere, cuando expone l a final, a l a totalidad de l a
Revista. Y es esta última l a que consideramos acertada, ai bien eB necesario atemperurla
y precisarla en mérito a laa conclusiones expuestas en el texto.
Creemos útil, por fin, recoger las opiniones de Clarín a propósito de l a Revista ya
que laa mi8mas señalan l a evolución cierta que, con respecto a l modernismo literario, se
operó en BUS páginas. En el palique que publicara el 25 febrero de 1897 La Saeta de
Barcelona (ver notas 17, 25 y 28) dice Clarín: " E n América se publican muchas reviBtae
literarias de jóvenes que imitan á los decadentes franceses, y esas revistas, por lo gene
ral, aon de insoportable lectura. Pero hay una, que no es decadentista, titulada Revista
Nacional do Literatura y Ciencias Sociales, que se publica en Montevideo, l a cual es una
honrosa excepción, por lo discreta, seria, original 6 ilustrada." Más tarde, en l a carta
de 11 de agosto de 1897 (ver notas 12 y 27), comentaba: "Mis elogios de l a Revista
Nacional eran espontáneos y sinceros. Y para que vea Ud. esta sinceridad, le diré que
recibí hace unos meses unos cuantos números que y a no me parecieron tan bien, pues
286 NUMERO
vi con dolor en ellos demasiado azul, y excesiva intervención de esos señoritos que Ud.
llama, con gracioso eufemismo, candorosos. DespuéB vinieron otros números máB serios
y sentenciosos. Sigan Uds. aBÍ. Menos sinsontes disfrazados de gorriones parisienses, y
más crítica seria, de gusto y conciencia, como la de Ud. y la de Pérez Pctit." (Rodó, en
la carta a Leopoldo Alas de 30 de junio de 1897 —ver nota 12— decía del modernismo
americano: "Otro de los puntos sobre los que yo quisiera hablar detenidamente a Vd. es
el de mi modo de pensar en presencia de las corrientes que dominan en nuestra nueva
literatura americana. Me parece haberlo afirmado alguna vez: nuestra reacción anti
naturalista es hoy muy cierta pero muy candorosa; nuestro modernismo apenas ha paBado
de la superficialidad. En América, con los nombres de decadentismo y modernismo, se
disfraza a menudo una abominable cBcucla de trivialidad y frivolidad literarias; una
tendencia que debe repugnar a todo espíritu que busque ante todo, en la literatura,
motivos para sentir y pensar. Los que hemos nacido a la vida literaria, después de
pasados los tiempos heroicos del naturalismo, no aceptamos de su legado sino lo que nos
parece una conquista definitiva; los que vemos en la inquietud contemporánea, en la
actual renovación de las ideas y IOB espíritus algo man, mucho más, que ese prurito ente
ramente pueril de retorcer la íraBC y de jugar con las palabras a que parece querer
limitarse gran parte de nuestro decadentismo americano, tenemos interés en difundir un
concepto completamente distinto del modernismo como manifestación de anhelos, necesi
dades y oportunidades de nuestro tiempo, muy superiores a la diversión candorosa de los
que se satisfacen con los logogrifos del decadentismo gongórico y las ingenuidades del
decadentismo azul." Y en la de 5 de setiembre de 1897 —ver la misma nota 12— fijando
su posición del momento con respecto a las nuevas tendencias y BU concepto en cuanto
al verdadero modernismo, insistía: "Con esta carta recibirá Ud. un ejemplar del primer
opúsculo de La Vida Nueva, colección de folletos literarios que me propongo publicar. Si
no desconfiase de mis fuerzas para tal empresa, diría que el plan de esa colección oc
basa en el anhelo de encauzar al modernismo americano dentro de tendencias ajenas a
las pervei-sas del decadentismo a z u l . . . o candoroso según Ud. y yo hemos convenido en
llamarle, valiéndonos, como Ud. dice, de un eufemismo.") La receptividad para ese
modernismo azul, lamentada por Clarín, ha quedado evidenciada en el capítulo IV de este
trabajo, con la comprobación del aumento de escritores de esa corriente que prestaron BU
colaboración a la Revista. El N9 47 —Año III, Tomo II, 10 de marzo de 1897— cuyo
índice reúne las firmas de Víctor Pérez Pctit, L U Í B BCIUBSO, Rubén Darío (los dos últimos
como traductores de páginas en proBa y verso de Eugenio de Castro), Leopoldo Lugones,
Ricardo Jaimes Freyrc, Eugenio Díaz Romero, sería una prueba más de la tendencia
anotada que, si no permite, en último término, catalogar a la Revista Nacional como
revista modernista, la vincula en grado importante a ese movimiento literario.
EMIR RODRÍGUEZ MONEGAL
LA « R E V I S T A DEL SALTO»*
El aborto es siempre menos bochornoso
que la esterilidad.— HORACIO QUIROGA.
* Una primera versión de esta nota integró la Introducción con que presenté el
Diario de viaje a París de Horacio Quiroga. (Véase Revista del Instituto Nacional de
Investigaciones y Archivos Literarios, año I, N9 1, Montevideo, 1049, págs. 71-76.) Muchos
de los textos citados en cBte trabajo ac transcriben en el Apéndice documental que
acompaña al Diario.
1. El Diario de viaje preserva, felizmente, la opinión de Quiroga sobre este libro:
"He concluido anoche de leer El Extraño de Reyles. No es mala obra. Le hallo los
mismos defectos que a "Beba", "Primitivo" y " E l sueño de Rapiña": mucho prosaísmo
de fraBO, bastante chabacanería, cierta presunción que respira toda la obra. Me parecen
buenas cualidades la finura de las observaciones, cierta poesía y rectitud de algunas
comparaciones o imágenes, la incisión do la palabra, y buen talento dialoguista. Total:
una obra buena, no mucho" (19 de abril).
2. Véase, al respecto, Roberto Ibáñez: Americanismo y modernismo, en Cuadernos
Americanos, año V I I , N9 1, México, enero-febrero de 1948, págs. 230-252.
288 NUMERO
3. Por ejemplo, ni escribir: " . . . cuando el genio vive en la sangre como una
neurosis, cuando acaso con un golpe de alaB se puede salvar una bruma tenaz".
4. Véase Revista del Salto, año I, N9 1, Salto, Beticmbre 11 de 1899, pág. 1.
6. Una empeñosa educacionista publicó a lo largo de siete números, pintorescas
fichas "psicológicas" de sus alumnas, bajo el título, quizá excesivo, de Biografías escolares.
6. Véase Revista del Salto, año I, N9 5, Salto, octubre 9 de 1899, pág. 37.
7. En esta narración hay una imagen que prolonga morbosamente estos verso3
de la Oda a l a desnudez, de Leopoldo Lugones:
Yo pulsare tu cuerpo, y en la noche
Tu cuerpo pecador sera ana lira.
Brignole y Quiroga escribieron, entonces:
"¡Pulsar un cuerpo como una lira, y después, enardecido con la vibración, rom
per las c u c r d a B I "
REVISTA DEL SALTO 289
11. Véase Revista del Salto, nño I, N9 7, Salto, octubre 23 de 1890, pág. 60. ;
12. Véase Revista del Salto, año I, N9 16, Salto, diciembre 19 de 1899, pág. 124.
13. Véase Revista del Salto, año I, N9 11 y 12, Salto, noviembre 20 y 27 de 1899,
paga. 87-88 y 99-101, respectivamente.
14. Sobre la influencia de Poe en Horacio Quiroga, véase John E. Englekirlc:
Edgar Alian Poe in Hispanic Litcraturc, New York, Instituto de las Españas, 1934,
págs. 340-368. Englekirlc no conocía entonces estas publicaciones periódicas de Quiroga,
y no pudo utilizarlas en su trabajo. Hay traducción cuBtellana de au ensayo en Número,
año I, N9 4, Montevideo, setiembre-octubre de 1940, págs. 323-339.
REVISTA DEL SALTO 291
.15. Véase Revista del Salto, año I, N 4, Salto, octubre 2 de 1890, págs. 34-36.
1G. Véase Revista del Salto, año I, N9 9, Salto, noviembre 6 do 1899, págs. 73-75.
17. VéaBe Revista del Salto, año I, N9 19, Salto, enero 24 de 1900, págs. 155-157.
292 NUMERO
18. El artículo cata fechado en enero 29 de 1900. Véase Revista del Salto, año I,
N9 20, Salto, febrero 4 de 1900, págs. 162-G6.
JOSÉ PEREIRA RODRÍGUEZ
DE « L A REVISTA»
A « L A NUEVA ATLANTIDA»
i
HACE ALGUNOS AÑOS, ese inquieto cazador de temas literarios que
es Guillermo de Torre, publicó un excelente ensayo para dar visión
retrospectiva de la actividad cumplida por los más destacados inte
grantes de la generación de 1898 y, más concretamente, del grupo
VABUMB — ( V a l l e Inclán, "Azorín", Benavente, Unamuno, Maeztu,
Baroja)— que resume el merecido prestigio literario de dicha gene
ración. Guillermo de Torre no exponía en dicho estudio la "biografía
de la generación del 9 8 " —hecha más tarde por Lain Entralgo en un
libro excelente— sino que mostraba la inquietud trascendente de aquel
conjunto intelectual de descontentos, a través de las revistas en que
exteriorizaron su preocupación político-literaria.
Tal como lo escribió Valéry Larbaud — y lo recuerda de Torre
en el mencionado estudio— "las revistas jóvenes son los borradores
" de la literatura del mañana" y tienen, según Ortega y Gasset, "una
" misión placentaria". En ellas se nutre el cuerpo de un grupo, de
1
II
III
IV
José Illa Moreno, los tres poetas que ejercen sobre Herrera y Reissig
una influencia decisiva. Y lo que traduce gallarda actitud: una ge
nerosidad sin límites, una ausencia de vanidad y un sentido cordial
de convivencia. En las dos revistas de Herrera y Reissig publican
quienes más tarde van a resultar figuras señeras; pero, entre loores,
entregan, de igual modo, sus producciones al "joven poeta", los que
ya tenían personalidad literaria. El poeta acoge con estimulante
optimismo a los que llegan y saluda con respetuosa consideración a
los que cada vez más se van a distanciar de sus predilecciones- A
Zorrilla de San Martín, ya procer en el éxito continental de su
Tabaré, Herrera y Reissig rinde homenaje publicando su retrato y
alabando su poesía con encendido elogio.
Una firma llama la atención: María Eugenia Vaz Ferreira
decora el primer número de L A REVISTA, del mismo modo que el
primer número de L A NUEVA ATLÁNTIDA. En la primera da la vi
brante nota de los espléndidos endecasílabos titulados Triunfal y los
serenos versos Un sano; y en la segunda, bajo el título Poesía, canta
una elegía becqueriana. Esta notoria preferencia por engalanar el
doble comienzo de sus empresas literarias con el nombre de María
Eugenia, señala un aspecto de Herrera y Reissig que tiene hondas
significaciones.
R O D Ó Y A L G U N O S COETÁNEOS
n
Las relaciones personales entre Rodó y Julio Herrera sufrieron
diversas alternativas cuyo trazo quizá quepa en estas líneas: de una
primera época en que se frecuentaban, pasando por una (casi inme
diata) en que sus tendencias literarias y hasta políticas se oponen,
Tu casta poesía
Vivirá mientras haya juventud,
Mientras que pueda el alma sollozar,
Mientras inspire gloria la virtud,
Mientras derrame un beso de armonía
El corazón humano al despertar!)
2. Por esa misma época, y en un papel que n o llegó a ser publicado, Julio He
rrera satirizaba el artículo de Rodó, intitulado El que vendrá, precisamente u n o de los
doB que integran La vida nueva. Escribía entonces: " A propósito, la ingenuidad de un
crítico uruguayo que para dar a entender en una de sus obras que la Humanidad des
alentada espera su salvación de un poeta o de un novelador. No [hay e n ] las historias
de las infelicidades místicas y candorosas algo que se pueda comparar a la invocación
con que el visionario del porvenir de la especie remala su animado opúsculo. Nada ген
presentan los Darwin, los Comtc, los Spcnccr, los Littrc, los Renán, los Claudio Bcr-
nard, los Proudhon, los Marx, los Stirncr, los Arnold Rudge, los Ruskin, los Nictzucho.
No es un filósofo quien desentrañará la verdad, quien marcará nuevos rumbos al ser
humano; no sera un pensador, un sociólogo, el [profeta] iluminado del siglo X X . Los
que piensan, al sentir del crítico, son los literatos. Ellos son los que adormecerán con
su nephente milagroso las desventuras humanas. Oigamos a nuestro crítico; anonade-
monos ante su unción de Bautista inquieto y apesadumbrado, nunciador de un orto nuevo
de progreso y de felicidad. (En el Archivo Julio Herrera y Reissig se custodia este texto
quo pertenece a una obra inédita: Parentesco del hombre con el suelo.)
302 NUMERO
blecida.
En julio del mismo 1899, Herrera solicita de Rodó una colabo
ración para su próxima publicación literaria: La Revista. Le escribe
en términos de profundo aprecio y le ruega que pase "por ésta su
casa", pagándole así una de las tantas visitas que le adeuda. Se des
pide reiterándose su siempre amigo. De estas expresiones puede
deducirse un trato personal. Lo que quizá no signifique verdadera
amistad. ¿Acaso era posible? Aunque en ese momento ninguno de
los dos había completado su fisonomía —humana y literaria—, y
ambos estaban en vísperas de una poderosa transformación que los
dividiría profundamente, sus intereses pudieron no coincidir. Por
otra parte, ya los separaba, por un lado, la mayor madurez intelec
tual de Rodó, su constante ejercicio del pensamiento, y, por el otro,
la pasajera indiferenciación poética de Julio Herrera, su acusado
sensualismo.
RODO Y ALGUNOS COETÁNEOS 303
pudo haber dicho a Julio Herrera lo que años antes dijera Valéry
a Mallarmé: "Uno le censura; otro le desdeña. Irrita usted, causa
lástima. El gacetillero, a expensas de usted, divierte fácilmente al
universo, y sus amigos sacuden la cabeza. . . Pero ¿sabe usted, siente
esto: que hay en cada ciudad de Francia un joven secreto que se
haría despedazar por sus versos y por usted mismo?". Rodó no era
(nunca fué) ese joven secreto. Si durante la polémica hubiera es
crito en favor del poeta, el peso de su palabra magistral hubiera
quizá consagrado objetiva y definitivamente a Julio Herrera y Reis
sig. Pero Rodó guardó silencio porque no creía a Herrera el mayor
poeta uruguayo, porque no podía aceptar su (para él) enrarecido
mundo poético. Ese silencio significativo traducía, además, la pro
funda y recíproca incomprensión que el tiempo había ahondado en
tre ambos.
Dos episodios ocurridos con escaso intervalo no contribuyeron
a mejorar la situación. El Concurso de obras teatrales en un acto
organizado por el Conservatorio Labardén, de Buenos Aires, en los
primeros meses de 1908, fué la ocasión escogida por el azar para
enfrentar —una vez más— a Rodó y Julio Herrera. Queda de este
episodio el testimonio ofrecido por Pérez Petit en su Rodó (págs.
269-278). El caudaloso ensayista integró con Rodó y Elias Regules
el jurado que debía fallar en dicho concurso. Al mismo presentó
Herrera una pieza, titulada La sombra, que no alcanzó a ser juz
gada porque se perdió el único ejemplar enviado. Pérez Petit adju
dica la entera responsabilidad de tal pérdida a Rodó, a quien (por
otra parte) presenta como desaprensivo en el cumplimiento de sus
deberes de jurado. De su relato surge, sin embargo, otra posibilidad:
10. Durante mucho tiempo se creyó perdida La sombra. Actualmente se han con
seguido reunir en el Archivo Herrera y Reissig varias copias autografiadas por fami
liares y amigos del poeta. Su lectura confirma el juicio que (siempre según Pérez Pctit)
emitió Rodó sobre el conjunto: " . . . si las hacemos representar todnB, n o s matan".
(Véase ob. cit., pág. 276.)
RODO Y ALGUNOS COETÁNEOS 309
ni
Si el destino de Julio Herrera aparece muchas veces enfrentado
con el de Rodó, no sucede lo mismo con el de Florencio Sánchez. Y
aun prescindiendo de las distintas esferas sociales en que actúan o de
la orientación intelectual de cada uno (Rodó catedrático, diputado,
crítico literario, pensador; y Sánchez bohemio, dramaturgo, anar
quizante) y atendiendo únicamente a las obras respectivas, resulta
evidente que mientras Rodó representa al literato de gabinete, Flo
rencio representa al escritor de la calle. Es claro que el triunfo
unánime del teatro de Sánchez lo impone a la consideración de todos
los públicos, y sus obras logran también el aplauso de los enten
didos. En Montevideo fué Samuel Blixen — e l primer crítico teatral
de la • época— quien consagró a Florencio con ocasión del estreno
en esta capital de M'hijo el dotor, el 15 de octubre de 1903. Es po
sible que entonces Rodó no acostumbrara concurrir habitualmente
al teatro. (Se hallaba sumergido en la creación de Proteo y en una
intensa labor política.) Pero fué invitado a una lectura privada del
drama de Florencio Sánchez a realizarse el 5 de setiembre de 1903
en la redacción del Diario Nuevo, y allí pudo conocer y hasta rela
cionarse con el dramaturgo. No ha quedado, sin embargo, ningún
testimonio de esta aproximación. Aunque no es difícil conjeturar
que la vinculación entre ambos, por cordial que pudiera haber sido,
no podía afectar en nada la profunda divergencia de sus obras.
El idealismo filosófico de Rodó, su arte depurado y sereno, la so
briedad y limpieza de sus recursos, nada tenían en común con el
crudo naturalismo de Sánchez, con su vigoroso melodramatismo, con
su pensamiento simplista y directo. Es cierto que, más tarde, Flo
rencio evolucionará hacia formas más refinadas, menos eficaces,
quizá, desde el punto de vista teatral. Pero en este primer momento,
310 NUMERO
PROTEO
. . . p u r a los que están de la parte de
afuera, todo se hace por vía de parábolas,
San Marcos, cap. IV, v. 11.
Barcelona
1905.)
13. Esta carta puede lecrBC en el Epistolario de Rodó (ParÍB, 1021, pág. 34). En el
Archivo Be encuentran borradores de cartas a Piquet (10-1-004; 190B), a Unamuno (20-
in-004) y a Francisco García Calderón (2-VIII-904 ; 28-VI-90G) que corroboran la decisión.
312 NUMERO
IV
i
Siluetas de Open-door
Un "raté"
* Los textos son suficientemente explícitos. Parece necesario señalar, sin embargo,
que al artículo de de las Carreras debió replicar uno de su contrincante. Pero la prensa
no lo quiso publicar y su autor se vio obligado a imprimirlo en un Folleto de Ultratumba
para hombres solos [Montevideo, 1901], en el que recogía su versión de la polémica y de
volvía (o multiplicaba) injuria por injuria. Asimismo, corresponde señalar que esta
polémica tuvo para de las Carreras vistosas derivaciones. Como consecuencia de un suelto
publicado en El Deber ( l l / V I / 9 ( / l ) y en donde se elogiaba la página de Esfumino porque
revela ( . . . ) un desprecio absoluto de las falsas fórmulas y un alto espíritu de justicia
raro en nuestros tiempos de "bombo mutuo", de las Carreras envió sus padrinos (Arturo
Pozzili y Florencio Sánchez) al autor del suelto, D. Mariano Pcrcira Núñez (hijo). No hubo
duelo, sin embargo, ya que se pudo establecer que de IOB ataques personales para, nada
se había ocupado el señor Pcrcira Núñez; y en cuanto a los juicios literarios, les había
dispensado un aplauso por la independencia de criterio que demostraban, y por la creen
cia de que se emprendía con ellos una cumpaña do crítica estética, sin intención per
sonal de ninguna clase. (Véase El Día, 13/VI/901.)
Al día siguiente, en otro diario (El País, 14/VI/901) se censuró, sin dar nom«
bres y en un editorial titulado Por el honor do la prensa, el tono personal de la polé
mica, señalándose que tales procederes, son más ofensivos todavía para la sociedad a
quien so supone capaz de leer los procaces rebuscamientos del confeccionador de insultos
y do tomarlos en cuenta, que al mismo a quien se pretende herir, desdoran más que al
groseramente calificado, ni torpe calificador que apela a las rudezas de la palabra en
vez de inspirarse, si vio atacado su nombre y fama, en las altiveces do honrada con
ciencia y en las serenidades de razón equilibre. Tal publicación dio pretexto a de las
Carreras para desafiar a su autor, D. Lorenzo W . Cheroni. Por BU parte, loo padrinos
316 NUMERO
menil. Cuando habla, hace reír por sus aires de infalible, lo mismo
que cuando critica en orden a un criterio, que según parece misia
Naturaleza mandó hacer expresa y especialmente para él.
Ha escrito versos pornográficos que de tales no tienen más que
la apariencia; ha escrito prosas escatológicas que de tales no tienen
más que la pueril intención.
De todos sus esfuerzos intelectuales no ha brotado jamás ni
una armonía serena, ni un impulso fecundo, ni una belleza plausi
ble, ni una página vital.
Como el de la silueta anterior, aunque sin su noble autoridad,
éste también pasará por la vida sin comprenderla, sin pensarla, por
obra y gracia de una herencia psico-fisiológica fatal.
n
Personal
"Explicación de una silueta"
"Acta en un acto"
"Armandito Vasseur"
"(Esfumino)"
i
Robo de un diamante
Hace tiempo que yo soñaba con una clave en las obras de nues
tros decadentes. El público no puede menos que sentirse grato al
alivio que le proporciona Reissig al fin de su obra, velada como
Isis, dolorosa de comprender como la Esfinge: parto del juicio.
II
Réplica literaria
[2] Se alude aquí a l a escandalosa carta que publicó Roberto de las Carreras
en El Trabajo (8/X/901) y donde solicitaba de Julio Herrera la absolución suprema,
como Pontífice del libertinaje, por haberse visto obligado a contraer matrimonio, trai
cionando SUB comunes doctrinaB libertarias.
[3] Julio Herrera parece aludir aquí a su intervención esencial en la polémica
entre Roberto de las Carreras y Alvaro Armando Vasseur (1901).
TRES POLÉMICAS 327
III
IV
POLÉMICA EN TORNO
DE JULIO HERRERA Y REISSIG
i
Entre abril y junio de 1908 se desató una polémica en torno
de Herrera y Reissig. Un motivo circunstancial —el viaje de Floren-
cio Sánchez a Europa, pensionado por el gobierno— pretextó un ar-
tículo de Pablo de Grecia [César Miranda], bajo el provocativo título:
II
III
IV
Unos veinte días más tarde (el 19 de junio) Aulo Gelio, "lírico
ignorado", según se le califica desde los titulares del periódico, in-
terviene preguntando: El solitario de la "Torre de los Panoramas"
por qué no desciende a la arena. Su argumentación parafrasea, in-
voluntariamente, la conocida, y citada, frase de Valéry (Je disais
quelquefois a Stéphane M a l l a r m é . . . Variété III):
340 NUMERO
VI
E. Rodríguez Monegal
LA GENERACIÓN DEL 900
Arturo Ardao
LA CONCIENCIA FILOSÓFICA DE RODÓ
M. A. Claps
VAZ FERREIRA
Idea Vilariño
JULIO HERRERA Y REISSIG
Sarandy Cabrera
LAS POETISAS DEL 900
Mario Benedetti
REVISIÓN DE CARLOS REYLES
Jorge A. Sorondo
TRIPLE IMAGEN DE VIANA
E. Rodríguez Monegal
OBJETIVIDAD DE HORACIO QUIROGA
Antonio Larreta
EL NATURALISMO EN FLORENCIO SÁNCHEZ
J. E. Etcheverry
L A ''REVISTA NACIONAL DE LITERATURA"
E. Rodríguez Monegal
LA "REVISTA DEL S A L T O "
E. Rodríguez Monegal
RODÓ Y ALGUNOS COETÁNEOS
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mon. urug.