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052390-0068 TDC Ensayo

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“La profusión de conocimiento pertinente en un campo de estudio

determinado puede obstaculizar la producción de conocimiento en dicho


campo”. Discuta esta afirmación haciendo referencia a dos áreas de
conocimiento.

Antes de contestar a la pregunta del título, hay otra que se impone


responder, y es en qué radica la naturaleza del conocimiento pertinente; ya que
a partir de ello se pueden analizar adecuadamente las dos variables: profusión y
producción de conocimiento, dentro del estímulo presentado. Por ello, sería
conveniente detenerse un momento para pensar en las consideraciones que se
deben tener en cuenta para considerar a un conocimiento como pertinente.

Desde pequeña he tenido un apego con las matemáticas,


específicamente con el álgebra, y a lo largo del tiempo he ido adquiriendo
conocimiento dentro de este campo de estudio, el mismo que me sirvió como
base para fortalecer y desarrollar conocimiento personal. Por ejemplo, inicié
aplicando los conceptos de ecuaciones, fracciones algebraicas, polinomios y
funciones, hasta llegar a comprender la naturaleza de las derivadas e integrales;
conceptos matemáticos que tienen muchas aplicaciones en distintos campos de
la realidad. En efecto, puedo aseverar que el conocimiento que he adquirido a lo
largo de este tiempo es pertinente, pues mantiene una relación constante y es
globalmente aplicado a distintas situaciones.

En este sentido, desde el punto de vista de TDC, considero que se acepta


un conocimiento como pertinente cuando este responde cabalmente a distintos
procesos de evaluación, validación y falsación dentro de un campo de estudio.
En otras palabras, es aquella interrelación de variables no aisladas aceptada por
las grandes mayorías a nivel mundial, siempre y cuando se tenga presente el
contexto o circunstancia en el que cierto sujeto lo aplique. No obstante, tengo la
certeza de que mi conocimiento se ha desarrollado, factor que me ha permitido
ser consciente de que mi ignorancia frente a este campo y sus aplicaciones en
la vida real, es aún mayor. Así, encontramos, por ejemplo, la aplicación de las
integrales complejas o integrales de números imaginarios en nuestra vida diaria.

Tomando en consideración lo anteriormente mencionado, nos


preguntamos: ¿En qué medida la abundancia de conocimiento pertinente en un

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campo de estudio puede obstaculizar la producción de conocimiento en dicho
campo?

Las ciencias naturales, sus disciplinas y campos de estudio suelen


considerarse como aquel conjunto de conocimientos en los que la ambigüedad
implicaría un completo caos para la comprensión del mundo. Por este motivo,
esta área de conocimiento busca establecer teorías incontrovertibles que
expliquen el origen y funcionamiento del universo. En la química (dentro del
campo de estudio de la materia) la conocida ley de la conservación de la energía
(Ley de Lomonosov-Lavoiser), propone que la materia no se crea ni se destruye;
motivo por el que es considerada como un concepto universal que, en la
actualidad, resulta muy difícil de refutar, dada su aplicabilidad y demostración
experimental desde épocas ancestrales. Por un lado, el conocimiento pertinente
obtenido en el presente ha sido producto de la razón en los científicos, pues
estos realizaron innumerables inferencias, procedimientos lógicos,
investigaciones y, aún más, un exhaustivo análisis de la aplicabilidad de la
teórica en un mismo campo de estudio, hasta llegar a consolidar conclusiones
coherentes con las premisas o puntos de partida analizados.

Por esta razón, las emociones de un científico novato lo conducen a


pensar que sería ilógico que un aficionado en la ciencia intente establecer
nuevos planteamientos que difieran de aquellos propuestos por grandes eruditos
a lo largo de la historia. Así, en la actualidad, las leyes o principios científicos
rigen nuestra forma de percibir el mundo, e incluso, nos han conducido a pensar
que todo ya está dicho o hecho. Parece que estamos en la época del absolutismo
científico, porque son las ciencias y sus campos de estudio quienes explican el
origen y funcionamiento del universo y, si bien es cierto, estas leyes o teorías
pueden seguir cambiando en futuras generaciones, el presente es una clara
evidencia de que la profusión de conocimiento en este campo de estudio está
obstaculizando la producción de nuevo conocimiento, dadas las implicancias a
las que el mundo arribaría si eso llegase a pasar.

Sin embargo, el conocimiento que aceptamos como válido en la


actualidad es producto de las progresivas contribuciones de saberes pertinentes
a lo largo del tiempo. Un claro ejemplo de ello es la teoría atómica, la cual tuvo
que pasar por el análisis de diferentes estudiosos como Aristóteles, Borh,
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Rutherford entre otros, hasta llegar a un planteamiento que, a través de la razón
científica, abarcara todas las consideraciones establecidas anteriormente. Así,
finalmente se logró establecer que la materia está compuesta por pequeñas
partículas llamadas átomos.

La aplicación del razonamiento inductivo en las ciencias naturales es


esencial para plantear leyes y teorías. Por ejemplo, el científico debe valorar si
los procedimientos, el enfoque y los análisis aplicados para un suceso, orillan a
las mismas conclusiones cuando este evento se repite un determinado número
de veces, para, finalmente, llegar a establecer conceptos universales. En efecto,
todos los planteamientos propuestos para la teoría atómica fueron pertinentes
para la época en que se aplicaron, ya que respondían adecuadamente a los
procesos de validación. Además, cabe mencionar que en las ciencias naturales
es difícil encontrar discrepancias dentro de un mismo campo de estudio, razón
por la que se busca aquella relación constante que conduzca al establecimiento
de una sola teoría en un determinado campo, la cual respalde o corrija el
conocimiento previo que se tenía dentro del mismo.

Empero, no sucede lo mismo en todas las áreas de conocimiento, y un


claro ejemplo de ello es la historia. La historia adquiere sentido siempre y cuando
los autores que la trabajan tengan las evidencias o huellas necesarias en el
presente para establecer ciertos planteamientos. De la misma manera, el
historiador busca en lo posible ser objetivo en sus interpretaciones; sin embargo,
como todo ser humano, puede identificarse con algunos hechos y mostrarse
contrario a otros. En tal sentido, resulta difícil que su producto no se encuentre
sesgado. Mencionemos como ejemplo las causas que generaron el conflicto
entre Perú y Chile en la Guerra del Pacífico.

Por un lado, el reconocido historiador peruano Jorge Basadre considera


que la firma del Tratado de Alianza Defensiva entre Perú y Bolivia de 1873 fue
un hecho circunstancial, legítimo e incluso conocido por Chile. Por otro, Sergio
Villalobos, historiador chileno, después de haber revisado el conocimiento
pertinente producido por Basadre, considera el hecho como agresivo, causante
de la guerra, desconocido para Chile, incluso malintencionado al invitar a la
Argentina a formar parte de este. Estas investigaciones han dado como producto
dos interpretaciones (nuevo conocimiento) acorde a su sentido nacionalista,
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además han abierto el camino para que actualmente se realicen nuevos estudios
en este campo.

Es evidente que esta profusión de conocimiento ha generado ambigüedad


en quienes tratan de evaluar meticulosamente ambas perspectivas y mantienen
un sentimiento neutral, escasamente influenciado por sus emociones; pero, de
ninguna manera estas interpretaciones han restringido la producción de
conocimiento, dada su controversia y vigencia en nuestra era.

Del mismo modo, la historia se caracteriza por los distintos sesgos y


perspectivas que los historiadores poseen, pero siempre acompañados de un
razonamiento lógico para determinar qué los motivó a adquirir cierta postura.
Por esta razón, en muchos campos de estudio existen diversas teorías que
explican un mismo hecho, y dada la complejidad de estudiar unilateralmente
hechos ancestrales, la abundancia de fuentes abre las puertas para que los
historiadores adquieran distintas perspectivas. Dentro del campo de estudio del
origen de la alta cultura peruana existen cinco posturas que sustentan ideas
diferentes; lo cual implica que en este campo, la profusión de conocimiento ha
ayudado a la producción de nuevo conocimiento. Así, por ejemplo, J. Tello y la
teoría autoctonista plantean el origen amazónico (Arawac) de la cultura Chavín,
cultura matriz del Perú; por otro lado, la teoría inmigracioncita de Max Uhle
establece el origen foráneo proveniente de Mesoamérica, siendo los Mayas
quienes difundieron e irradiaron su cultura a los andes centrales. Asimismo,
Federico Kauffman junto a la teoría aloctonista asevera el origen foráneo,
proveniente de la Cultura Valdivia (Ecuador) de nuestra cultura peruana. (Mejía
y Bustamante, 2009, p.261-264). Sin embargo, pese a la abundancia de
conocimiento que ya se tenía en este campo, surgió otro planteamiento por Luis
Guillermo Lumbreras, teoría halogenista, la cual justifica que nuestra cultura es
resultado de procesos internos sumada a la influencia externa. Cabe mencionar
que el factor principal de la producción de conocimiento se debe a la capacidad
de los historiadores de encontrar algunas fallas en los análisis de sus
compañeros. La muestra de ello es J. C. Tello quien afirma que cuando Uhle
esbozó su tesis aún no habían sido descubiertas Chavín y Paracas, las cuales
demostraron ser más antiguas que Nasca y Mochica, culturas que habían sido
tomadas por Uhle como marco de referencia. En efecto, pese a las cuatro teorías

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propuestas, Luis Guillermo Lumbreras propuso una nueva, la misma que
respalda con las fuentes, análisis y evidencias necesarias.

En síntesis, la conclusión lógica es que la profusión de conocimiento es


relativo, ya que este puede y no obstaculizar la producción de conocimiento. Por
un lado, obstaculiza la producción de conocimiento, ya que ciertos campos de
estudio han explorado detalladamente ciertos acontecimientos, razón por la que
es muy difícil de refutarlos en la actualidad, conllevándonos a pensar que todo
ya está dicho o hecho.

Por otro, no obstaculiza la producción de conocimiento, dado que el


mundo no funciona de manera unilateral. En efecto, a pesar de que las áreas de
conocimiento trabajan con la razón; la complejidad del mundo, y mucho más del
universo, impide establecer un solo enfoque que englobe todo el conocimiento
que se tiene en la actualidad.

Número de palabras: 1582

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

Galagovsky, L., Di Giacomo, M. y Alí, S. (2015). Estequiometria y ley de


conservación de la masa: lo que puede ocultar la simplificación del
discurso experto. Recuperado de:
http://www.scielo.br/pdf/ciedu/v21n2/1516-7313-ciedu-21-02-0351.pdf

Mejía, B. y Bustamante, J. (2009). Historia del Perú: Perú antiguo. Estados


Unidos, Texas: J. Mejía Baca, 1980.

Pino F. (2005). Evolución de la teoría atómica. Recuperado de:


https://www.vix.com/es/btg/curiosidades/2011/05/05/evolucion-de-la-
teoria-atomica

Vives, T. (2006).Espacio y tiempo: la evolución del conocimiento del universo.


Madrid: España. Sirius, S.A.
Parodi, D. (2010). La República Frustrada y el enemigo perverso La Guerra del
Pacífico en la Historia de la República del Perú de Jorge Basadre.

5
Recuperado de:
http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/summa_humanitatis/article/view/23
06/2255
Fernandez, J. (2003). SERGIO VILLALOBOS R. Chile y Perú. La historia que
nos une y nos separa. Recuperado de:
https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-
71942003003600020

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