Schenker
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Schenker
El análisis schenkeriano
I
El “análisis schenkeriano” funciona como un paraguas. En pri-
mer término, incluye los técnicas analíticas, su notación específica
y las teorías de Schenker. Éstas se desarrollaron en Alemania en
los años previos a la Segunda Guerra Mundial y estuvieron en un
estado de constante evolución. Así que, hablar del “análisis schen-
keriano”, no tiene sentido si no se especifica a que estado de esta
evolución teórica se refiere. En segundo lugar, y de un modo más
general, cuando las personas hablan, no del “análisis de
Schenker” sino del “análisis schenkeriano”, se refieren no tanto al
propio trabajo de Schenker como a la aplicación de sus ideas en
norteamérica durante la segunda post-guerra. En este último sen-
tido se estandarizó el término, superando los propios análisis de
Schenker. Y, hablando de manera más específica, el “análisis
schenkeriano” del propio trabajo de Schenker, se restringe a su úl-
timo libro Free Composition. Por otro lado, debemos tener presen-
te que, aparte de los pocos discípulos de Schenker, el resto de los
exponentes norteamericanos eligieron ignorar los fundamentos
psicológicos y metafísicos que Schenker presenta en ese libro. El
tercer y último cuerpo de trabajos que pueden referirse como
“análisis schenkeriano”, corresponde al desarrollo ulterior nortea-
mericano, cuyo objetivo es desarrollar nuevos fundamentos teóri-
cos para el análisis schenkeriano y generalizar sus técnicas sobre
estas bases. Sin embargo, este movimiento es denominado “ne-
o-schenkerianismo”. Aquí nos detendremos sólo en las dos prime-
ras categorías del análisis schenkeriano.
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FIG. 8.
relaciones funcionales entre acordes que no parecen tan obvios a
primera vista, como así también iluminar algunas secuencias ar-
mónicas. Pero, ningún análisis con números romanos puede expli-
car adecuadamente el sentido que percibimos al escuchar una
música que evoluciona de una manera continua y medida a lo lar-
go de toda la pieza. Con esto, quiero decir que cada acorde no pa-
reciera depender
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II
Lo que dije hasta el momento no es un análisis schenkeriano:
sencillamente, es un intento por responder a la pregunta “¿como
se dirigen las progresiones hacia un objetivo final?”, describiendo
el modo en que ellas son experimentadas auditivamente. Es sólo
esto -y no la aplicación de cualquier técnica analítica como tal- la
que nos permite distinguir ciertos pasajes moviéndose hacia un
objetivo y otros como tonalmente cerrados. El análisis schenkeria-
no es una técnica para
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1
Algunos intérpretes interpolan un compás en Do menor entre los compases 22
y 23. El efecto es anodino.
FIG. 11
responder a la misma pregunta de un modo más específico y
de clara demostración, el cual está particularmente diseñando
para mostrar la importancia de la conformación de las voces a
gran escala, en la creación de movimientos directos hacia los obje-
tivos armónicos. En este punto podemos dirigir nuestra mirada al
gráfico de esta pieza realizado por Schekner (fig 11)2, que consiste
en tres gráficos alineados uno sobre otro en el mismo punto, lo
que, mirando de izquierda a derecha, cada punto representa el
mismo en cada gráfico (aunque las barras de compás se marcan
sólo en el gráfico inferior). El gráfico del medio muestra los mís-
mos acordes estructurales que encontramos por el sentido común
(I-IV7-V-I) con el añadido de un II -este acorde junto con el IV se
omiten en el gráfico superior, con la intención de mostrar las pro-
gresiones más fundamentales de la pieza como un todo-. En los
dos gráficos superiores los acordes se escriben en la notación de
manera completa (tener presente la diferencia de registro entre
ellos; regresaré más adelante sobre este punto), de modo tal que
los números romanos duplican la información en aras de la clari-
dad. Al marcar estos acordes con números romanos, y no otros,
Schenker nos señala un aspecto importante que consiste en que,
aparte de estos acordes, todo se explica en términos del movi-
miento de líneas contrapuntísticas. Estas líneas contrapuntísticas
crean una serie de acordes disjuntos en esta pieza, pero Schenker
nos dice que ellos no tienen un significado estructural en tanto
unidades armónicas, a la manera que sí lo tienen I-IV7-II-V-I. Es-
tructuralmente hablando, podrían haber sido escalonados entre sí
para generar una superficie musical más obvia.
Si pensamos por un momento a la serie de acordes I-IV7-II-V-I
como la formación estructural central de la música, vemos al gráfi-
co como una muestra de la operación del proceso lineal en dos
áreas, cada una a los lados de la progresión de los acordes.
En primer lugar, tenemos el gráfico inferior. Está marcado
como “gráfico de superficie” (Urlinie Tafel). Se parece bastante a
la partitura, con la sola eliminación de la figuración arpegiada3. Si
lo comparamos con el gráfico del medio (titulado “nivel
2
Tomado de Schenker Five Graphics Analyses, Dover, 1969. Estos gráficos son,
en realidad, el trabajo de los estudiantes de Schenker y fueron editados por Fe-
lix Salzer, aunque preparados bajo la atenta mirada de Schenker. Los trato
como representativos del propio trabajo de Schenker. He traducido las anotacio-
nes al inglés, de acuerdo al glosario ofrecido por Salzer. Además, reajusté los
gráficos de Ich bin's, ich sollte büssen (figura 15) de tal modo que el gráfico de
superficie quede alineado con los otros.
3
En el compás 30, la voz interna presenta un Sol en la partitura, aunque en el
gráfico schenkeriano aparece un La. Se debe a un error de tipografía que corre-
gí.
Fig. 12
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que no forme parte del proceso armónico global, no puede con-
siderarse como de un significado genuinamente estructural.
III
Todo esto es comprensiblemente sencillo al ver los gráficos
schenkerianos sin tener, necesariamente, algún conocimiento téc-
nico sobre lo qué es el análisis schenkeriano. Sin embargo, en este
punto surgen algunas preguntas que, de no conocer algunos su-
pestos desde los que parte Schenker, no podrían responderse. Por
ejemplo, ¿por qué la primer nota en la voz superior de los gráficos
subyacentes y de base media es un Mi? ¿Tan solo porque es la
nota más aguda del primer compás de la pieza, se encuentra en
una posición relativamente acentuada dentro del arpegio y es pro-
minente en el compás 4? La respuesta es no. Y la razón es que
existe una diferencia esencial entre las líneas de la superficie mu-
sical y las voces estructurales que nos muestra un análisis schen-
keriano4. Como he dicho, la base de un análisis schenkeriano es to-
mar a la música como un movimiento dirigido en el tiempo y, para
Schenker, esto es indisociable de una concepción casi metafísica
de la música: el despliegue temporal de la serie de armónicos que
existen como simultaneidad en todos los sonidos naturales. De un
modo más específico, Schenker tomaba la música como el desplie-
gue temporal o prolongación de la tríada mayor: el “acorde de la
naturaleza” según Schenker, ya que sus notas están contenidas en
los primeros cinco parciales de la serie de armónicos. De aquí que
Schenker veía esa formación como privilegiada y, en realidad,
como el punto de unión entre lo que existe en la naturaleza como
simultaneidad y lo que existe en el arte como proceso temporal5.
Todo análisis de Schenker tiene como intención mostrar cómo la
obra analizada
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4
“Voz” y “línea” no son términos técnicos aquí. Pero, los distinguiré en las pági-
nas siguientes en función de una mayor claridad. Sin embargo, existen numero-
sos términos técnicos en el análisis schenkeriano -es decir, términos que no tie-
nen un significado obvio, por más establecidos que estén en la academia-, los
cuales aparecerán en itálica.
5
En la actualidad, esta metafísica es altamente cuestionable: ¿por qué sólo los
primeros cinco parciales? ¿Cuál es, de todas formas, la relevancia de los armóni-
cos? Muy pocas personas, hoy en día, toman esta cuestión de manera seria. De
seguir manteniendo esta metafísica, se replicarían los problemas que afectaban
a Schenker y sus contemporáneos: cómo explicar la tríada menor que no apare-
ce en la serie de armónicos y se la toma como una “copia” artificial. Pero, al
mismo tiempo considero que uno no entendería por qué Schenker hizo lo que
hizo si no conocemos esta metafísica. En particular, explica a su manera los pre-
juicios arbitrarios y las restricciones de sus técnicas analíticas
Fig. 13
6
“Tríadas” debe entenderse de un modo literal: Schenker no admite otras for-
maciones, como séptimas o novenas como parte de la estructura fundamental.
Siempre las toma como derivaciones lineales de la estructura fundamental. Así,
el V7 del preludio de Bach aparece en la base media, desapareciendo en el grá-
fico de base subyacente.
7
Schenker publicó una lista exhaustiva de las formas posibles de arpegios en el
bajo en la base media y los resultados posibles de estos arpegios en conjunción
con las líneas fundamentales con inicios en ^3, ^5 y ^8. Ver Free Composition,
formación armónica de la base media del “Preludio en Do” como
una 'progresión estructural', no hay nada absoluto en ello: simple-
mente quiero decir que esta formación es más estructural que
otras formaciones. Las únicas formaciones estructurales son las
que aparecen en la figura 13. Por esta razón debe observarse
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figs. 14 a 18.
IV
Para comprender mejor los gráficos schenkerianos necesitamos
detenernos en las convenciones que utiliza. Ya mencioné los as-
pectos más obvios, particularmente la manera en que se alinean
uno sobre otro: el gráfico subyacente, que consiste, en teoría en la
estructura fundamental, pero que incluye, en algunos casos, los
elementos más importantes de la base media. El gráfico de super-
ficie, cercano a la partitura, aunque la medida exacta de esta apro-
ximación varía de acuerdo a la naturaleza de la pieza individual y
el alcance del análisis. Entre estos extremos, se realizan uno o va-
rios gráficos de base media; su número varía, nuevamente, de
caso en caso. El uso de un formato apaisado ayuda a la hora de vi-
sualizar conexiones a gran escala de un solo vistazo. La mayoría
de los análisis adjuntan hojas pentagramadas manuscritas.
La otra característica obvia de un gráfico schenkeriano es el
uso de símbolos que, por convención, distinguen los valores rítmi-
cos de los elementos de diferente grado de importancia estructu-
ral. Esto es posible porque los gráficos schenkerianos no muestran
valores rítmicos, aunque, como veremos más adelante, el ritmo no
se ignora completamente. Las cabezas de notas vacías quedan re-
servadas, generalmente, para la progresión fundamental, aclarán-
dose aún más por la conexión de plicas y barras. Aunque los cam-
bios de registro no pertenecen estrictamente a la progresión fun-
damental, a veces se muestran, como en el gráfico de base media
del “Preludio en Do” de Schenker o en el de Forte8. Las cabezas de
nota rellenas con barra, como corcheas, señalan estructuras de
base media y sus conexiones se siguen por la barra que conecta
las plicas. Cuando aparecen negras aisladas, simplemente, colo-
can en relevancia una nota en particular por alguna razón. Las ca-
bezas de nota sin barra indican formaciones de superficie y sus co-
nexiones se señalan con el uso de ligaduras. Esas conexiones se
muestran como líneas punteadas cuando la conexión es indirecta
(como el regreso a
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9
Desafortunadamente, el uso de este concepto se complica por las diferencias
entre una progresión lineal en el bajo y en las voces superiores. En ambos ca-
sos, la progresión lineal está motivada linealmente -es decir, sube o desciende
continuamente sin cambio de dirección-, pero, mientras que en la voz superior
conecta dos notas sin que necesariamente correspondan a la armonía en la que
finaliza (así que puede entenderse como una prolongación anticipatoria de esa
armonía), cuando ocurre en el bajo la armonía de llegada es incompatible con la
primera nota de la progresión lineal. Los compases 1-11 del “Preludio en Do ma-
yor” ilustran esta situación, tal como ocurre normalmente -el bajo, desciende
una cuarta desde el I al V-. Cuando tales progresiones son extensas, como en
este ejemplo, o por alguna razón de importancia motívica, la progresión lineal
se marca '4 prg', '5 prg', etc. El tema de las progresiones y los despliegues que
a veces connotan es intrincado.
cuentran en direcciones diferentes, como en los cc. 24-31 y 32-35,
de los gráficos de Schenker y Forte. Esto indica que una única lí-
nea de superficie conecta dos voces estructurales y se conoce
como despliegue. Así, en los cc. 24-32 del preludio de Bach,
Schenker deriva la forma de arco de la línea superior de dos fuen-
tes: el Re del c. 24 es una transferencia de la línea estructural su-
perior (ver el gráfico de base subyacente) y el Sol y el Fa en los
cc. 29-31 llegan desde una línea estructural interior, mientras que
el Mi, el Fa y el Fa♯ son fenómenos puramente de superficie10.
Lo que se ha descripto hasta ahora -cabeza de nota, plica, ba-
rra, ligaduras y línea diagonal con o sin flecha- constituye una lista
bastante completa de los símbolos utilizados para mostrar las co-
nexiones en los gráficos schenkerianos11 y, una vez que se com-
prende las convenciones que gobiernan su uso, es posible com-
prender un análisis schenkeriano sin ningún tipo de explicación
que se desarrolle en un texto. Sin embrago, existe un rango de va-
riabilidad en los gráficos schenkerianos. Esto lo vemos al comparar
los gráficos de Schenker y Forte del “Preludio en Do mayor”, que
representan interpretaciones analíticas casi idénticas 12. El gráfico
de Forte es más típico de la práctica Schenkeriana como un todo,
en donde ninguna nota se muestra a menos que se haga una co-
nexión explícita entre esa nota y una o más notas. Después de
todo, podría argumentarse ¿cuál es el punto de mostrar una nota
pero no su función en un gráfico analítico? Este es un buen princi-
pio en la presentación de análisis completos. Sin embargo, cuando
uno se embarca en un análisis, con frecuencia es útil colocar las
notas sin comprometerse inmediatamente a una interpretación
analítica definitiva,
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10
Algunos ejemplos más simples de despliegue pueden verse en el gráfico de
Schenker de Ich bin's, ich sollte büssen, donde una comparación de los niveles
estructurales segundo y tercero muestran cómo los despliegues son una dispo-
sición lineal de notas que corresponden a una única formación armónica. Esto
es parte de la definición de un despliegue y los despliegues ocurren general-
mente en grupos entre los cuales emergen relaciones consistentes de la con-
ducción de voces, antes que un encadenamiento de suspensiones.
11
Algunos símbolos más se encontrarán más adelante en este capítulo.
12
Para una presentación gráfica más diferente de lo que es, en esencia, el mis-
mo análisis, ver p. 292 de Lerdahl y Jackendoff.
V
Ahora estamos en condiciones de completar nuestro examen
del análisis de Schenker del “Preludio en Do Mayor”. Hay tres pun-
tos que sobresalen y que se refieren a diferentes modos de rela-
ciones entre la base de superficie y la base subyacente. El primer
punto se señaló hace un rato, y tiene que ver con a pregunta -aún
no respondida- sobre ¿cómo sabemos que la primera nota de la lí-
nea fundamental -denominada primera nota- es un Mi y no un Sol
o un Do? Como ya sabemos ahora, las voces estructurales y las lí-
neas de superficie son cosas muy diferentes. Las razones por las
que el Mi se encuentra por sobre la textura y mantiene su impor-
tancia por cuatro compases tienen que ver con las líneas de super-
ficie y, mientras no tengan un peso suficiente, no son por sí mis-
mas conclusivas13. De hecho, no hay ningún modo por el cual a
través del examen del primer compás o, incluso, de los primeros
cuatro compases de una pieza, se pueda determinar cuál será la
primera nota. La razón es que es la línea fundamental como un
todo la que define la primera nota como tal. De este modo, el me-
jor procedimiento, tanto para hacer un análisis schenkeriano como
para leerlo, es trabajar hacia atrás, desde la nota final de línea
fundamental -que por definición será la tónica-, estableciendo los
estados sucesivos en el descenso de la línea fundamental de
acuerdo con la arpegiación del bajo. En otras palabras, de acuerdo
con la progresión armónica estructural de la música. Como dije an-
teriormente, la línea fundamental y la progresión estructural armó-
nica se definen mutuamente: la armonía estructural coincide con
un descenso en la línea fundamental y un descenso en la línea
fundamental debe estar soportada por un fundamento armónico
consistente.
El segundo punto que tiene importancia es el del c. 22, donde
los corchetes en la ligadura y la ausencia de una notación armóni-
ca
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el Preludio comienza y termina en el registro agudo, se asume
que este es el registro estructural y que la octava más grave don-
de aparece el ^2 debe asumirse como un desplazamiento. Esto es
lo que los “acoplamientos” schenkerianos pretenden señalar. De
hecho, este Preludio es citado por los schenkerianos como el ejem-
plo clásico de la instancia del registro obligado. Ernst Oster, un
alumno de Schenker, describe ese regreso del registro como una
“confirmación espléndida” de dicho principio. Pero, si el Preludio fi-
naliza en la octava inferior, podría argumentarse que el inicio debe
tomarse como un desplazamiento del registro y el Mi en el c. 19
como la primera nota. Así, el principio aún se mantiene (de hecho,
existe una versión previa del Preludio que termina en la octava in-
ferior)14. Es difícil ver alguna evidencia suficiente para refutar el
principio del registro obligatorio. Evidentemente, el descenso de
dos octavas de la línea del bajo no lo es, el cual, para mí, contribu-
ye al efecto de cierre tanto como el ascenso de la línea superior a
su registro original. De hecho, el registro del bajo pareciera ser
una cuestión de gran indiferencia por parte de los analistas schen-
kerianos; no sé que justifiación teórica pueda darse para esto.
14
Oster argumenta que la validez del registro obligatorio es evidente por la re -
visión posterior del trabajo que realizara Bach, lo que implica que la versión fi-
nal de una obra es la más significativa, porque es la forma más desarrollada
desde un punto de vista estético. Por otro lado, se puede argumentar que la
versión inicial de una obra o sus bocetos, son más significativos porque mues-
tran de manera más clara la idea creativa de la pieza y, de hecho, hay varias
cuestiones que nos hacen pensar que la interpretación de Schenker se corres-
ponde mejor con la versión temprana.