Rlei 4,1 PDF
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de Educación Inclusiva
MarzoMarzo
2010 / 2008 / Número
Volumen 3
4 / Número 1
Versión electrónica: http://www.rinace.net/rlei/
Comité Editorial:
Cecilia Loren
Arturo Pinto
Ofelia Reveco
Rafael Sarmiento
Mauricio Zepeda
Coordinación Editorial:
Versión electrónica: Verónica González de Alba
Versión impresa: Cecilia Loren G.
Consejo Editorial:
Jaime Bermeosolo (U. Católica de Chile)
Rosa Blanco (OREALC/UNESCO)
Abelardo Castro (U. de Concepción, Chile)
Soledad Cisternas (U. Diego Portales, Chile)
Gerardo Echeita (U. Autónoma de Madrid, España)
Windyz Ferreira (U. Federal de Paraiba, Brasil)
Paulina Godoy L. (MINEDUC, Chile)
Eliseo Guajardo (Secretaría Educación, Estado de Guerrero, México)
Seamus Hegarty (IEA. Inglaterra)
Álvaro Marchesi (OEI España)
Víctor Molina (U. de Chile)
Javier Murillo (U. Autónoma de Madrid, España)
Mariano Narodowski (Ministerio de Educación ciudad de Buenos Aires)
Selma Simonstein (U. Central de Chile)
Rodrigo Vera G. (Fundación HINENI)
Diagramación:
David Cabrera Corrales
Impresión:
Gráfica Kolbe, Fono: 773 31 58
Edita:
Escuela de Educación Diferencial, Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Central de Chile
en colaboración con RINACE, Red Iberoamericana de Investigación sobre Cambio y Eficacia Escolar.
1. Generar un espacio de intercambio, debate y reflexión con relación a los desafíos que
supone avanzar hacia una educación inclusiva, de calidad para todos, en el ámbito de las
políticas, la cultura y las prácticas educativas.
2. Difundir estudios, investigaciones, programas y experiencias innovadoras, que aporten
al conocimiento y desarrollo de escuelas que acojan y respondan a la diversidad de
necesidades educativas de los estudiantes.
3. Promover propuestas y estrategias que apunten a la mejora de la calidad y equidad de los
sistemas educativos, con especial atención en los sectores y grupos más vulnerables.
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Propuestas y experiencias de respuesta a la diversidad, con referencia a adaptaciones
curriculares; metodologías y estrategias de aprendizaje; procedimientos e instrumentos
de evaluación; medios y materiales educativos.
Revisiones de la literatura relacionada con la educación inclusiva, la atención a la
diversidad y las necesidades educativas especiales.
Evaluación de la eficacia y calidad de los procesos educativos en contextos escolares
inclusivos.
Todos los artículos publicados son sometidos a una estricta doble evaluación ciega por pares.
El plazo máximo de recepción de manuscritos es el 30 de junio y el 30 de noviembre, siendo
las fechas de lanzamiento el 30 de Septiembre y 30 de Marzo respectivamente (Ver normas de
publicación en apartado final).
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S U M A R I O
EDITORIAL
Presentación 17
Eliseo Guajardo R.
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ARTÍCULOS TEMÁTICA LIBRE
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EDITORIAL
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
EDITORIAL
Escuelas Inclusivas para la Justicia Social
Si es cierta la aseveración de que la escuela es una institución inequitativa e injusta que contribuye a
perpetuar una sociedad inequitativa e injusta, no lo es menos aquella que afirma que la escuela es uno
de los más eficaces medios para luchar contra la desigualdad y la exclusión social. Efectivamente,
la escuela no sólo excluye y discrimina a muchos estudiantes por cuestiones de capacidad, edad,
raza, clase social, género u orientación sexual, sino que, con su potestad para otorgar títulos,
es un instrumento para justificar una sociedad inequitativa basada en la meritocracia. De esta
forma, las escuelas, más que reproducir las desigualdades, justifican y refuerzan las mismas. Sin
embargo, como defendemos, la escuela también es uno de los más potentes agentes para la justicia
social: convertir a la escuela en una institución socialmente justa contribuye a luchar contra las
injusticias. La cuestión clave es el cómo.
Como elementos que fundamentan y orientan la actuación, nos resultan especialmente atractivas
las ideas de John Rawls (1971, 2002) aplicadas a la educación y a la escuela. En especial sus
dos principios básicos: el principio de igualdad de oportunidades y el llamado principio de
diferenciación.
Según el principio de igualdad de oportunidades toda persona debe tener las mismas posibilidades
de acceder a la educación, de recibir una educación de calidad, de permanecer en el sistema
educativo y de alcanzar resultados escolares y títulos. Para que este principio se cumpla es preciso
desarrollar un elemento clave. En palabras de Rawls (1979:123):
“con el objeto de tratar igualmente a todas las personas y de proporcionar una auténtica
igualdad de oportunidades, la sociedad tendrá que dar mayor atención a quienes
tienen menos dones naturales y a quienes han nacido en las posiciones sociales menos
favorecidas. La idea es compensar las desventajas contingentes en dirección hacia la
igualdad.»
El principio de diferenciación, por su parte, plantea que las desigualdades sólo se justifican si
benefician a los más desaventajados, de lo contrario no son permisibles. De esta forma, un sistema
educativo -o una escuela o un aula- será más equitativo que otro si las desigualdades existentes
benefician a los más desfavorecidos; es decir, si buscan la equiparación de oportunidades mediante
la discriminación positiva.
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Los fundamentos de la escuela inclusiva suponen la concreción y aplicación de estos principios
al centro educativo llevados a su máximo desarrollo. Efectivamente, la escuela inclusiva defiende
que la justicia social puede alcanzarse no sólo mediante la distribución de bienes, derechos
y responsabilidades -que es la base del planteamiento de Rawls-, sino también a través de la
inclusión significativa de las personas en los procesos educativos y en las prácticas institucionales.
En tal sentido, el objetivo de la inclusión es garantizar que todos los estudiantes puedan participar
activamente en los procesos sociales y culturales de la comunidad escolar, asegurando que
todos consigan su máximo desarrollo integral. Estas ideas nos llevan a señalar algunas de las
características inherentes a una escuela inclusiva que trabaje por la justicia social.
En primer lugar, una escuela para la justicia social debe ser inclusiva en sentido global. Es decir,
por una parte, el principio de inclusión debe impregnar los procesos de enseñanza y aprendizaje,
así como la organización y, fundamentalmente, la cultura escolar. Y, por otro, la inclusión
debe impactar al conjunto de la comunidad escolar: estudiantes, docentes, familias y personal
administrativo. De poco sirve una política de inclusión enfocada a los estudiantes, si luego los
propios docentes son discriminados por no ajustarse a principios mayoritarios. La inclusión
ha de ser concebida como una política transversal orientada a la construcción de comunidades
educativas que acojan a todos, valoren la diversidad y se preocupen por el bienestar y desarrollo
de todos sus integrantes.
Por otro lado, una escuela inclusiva debe ser una escuela democrática. La democracia es la forma
de organización escolar que fomenta efectivamente la participación de toda la comunidad, y donde
las personas y los grupos que la conforman son reconocidos y respetados en sus derechos. De nada
sirve defender principios de igualdad si la organización del centro adquiere formas autoritarias o
jerárquicas. En ese sentido, una concepción de liderazgo escolar distribuido es la más adecuada
para conseguir una escuela que potencie y desarrolle la justicia social.
Una escuela inclusiva debe ser también eficaz. Parece claro que si una escuela no consigue el
desarrollo integral de todos y cada uno de sus alumnos, obteniendo de cada uno el máximo de
sus potencialidades, no estamos frente a una escuela para la justicia social. En este sentido, no
sólo debemos exigir a la escuela que no seleccione, discrimine o excluya, ni siquiera que sólo
posibilite la participación de todos en los procesos y actividades escolares, también hay que exigir
que todos los estudiantes aprendan, se desarrollen integralmente como personas y ciudadanos.
La complejidad de la inclusión radica en la relación dinámica e interdependiente entre los tres
elementos que la definen: la presencia, la participación y el aprendizaje de todos los alumnos.
Por último, una escuela inclusiva para la justicia social no puede sino ser una escuela crítica,
auto-reflexiva, que esté constantemente aprendiendo y mejorando en la búsqueda de respuestas
de mayor calidad a las diferentes condiciones y necesidades de sus estudiantes. La resignación,
el conformismo, la autocomplacencia, la inacción... son incompatibles con los principios de
inclusión. Una escuela que no lucha cada día por mejorar, ni es inclusiva ni lo será jamás.
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Las escuelas inclusivas requieren de profesionales sensibles a las diferencias y preparados para
afrontar el desafío que supone trabajar en contextos complejos, socioculturalmente diversos y con
grupos heterogéneos. De allí que esta quinta edición de nuestra revista la hemos dedicado a la
temática de Profesionalización Docente, coordinada como editor invitado por Eliseo Guajardo,
Secretario de Educación Media Superior del Estado de Guerrero, México. La sección monográfica
aporta una variada selección de artículos que en las siguientes páginas el maestro Guajardo
presenta a los lectores.
Quizá llegar a ser una escuela realmente inclusiva es una utopía, pero es una utopía necesaria si
queremos contribuir a conseguir una sociedad justa, equitativa e inclusiva.
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Sección temática:
Profesionalización Docente
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Presentación
Eliseo Guajardo R.
La inclusión no sólo pone a prueba a la política pública de los servicios educativos, pone a prueba
también la Profesionalización Docente. Como aquí se dice, el modelo del profesorado está ligado
al modelo de escuela pública y de su currícula. Si vemos a los profesores como ciudadanos,
tendríamos que decir que la inclusión no es un asunto sólo del Estado, sino también de los
ciudadanos.
Los retos actuales imponen aprender más en el territorio de la Profesionalización Docente, pues es
vasto y abarca desde la formación inicial hasta el ejercicio y desarrollo profesional de los docentes.
La Educación Superior, en el tema de la formación inicial de profesores, está desarrollando
experiencias demostrativas a través de investigaciones de primer orden, financiadas por agencias
públicas y privadas que promueven la investigación científica nacional e internacional. Ya no
se quiere seguir improvisando en educación, sobre todo en temas tan complejos como lo es la
Inclusión, la discapacidad, los grupos indígenas, los migrantes y la lucha contra la pobreza extrema.
La ganancia, además de las evidencias, radica en el desarrollo del pensamiento pedagógico de los
docentes que, inspirados en los ya clásicos como John Dewey, Eduard Claparède, Alexander
Sutherland Neill, L. S. Vigotsky o Pablo Freire, nos aportan un pensamiento profesional sólido.
En los tiempos tan complejos que hoy vivimos, la sociedad debe de tener un enfoque de Inclusión,
donde el currículo de las escuelas permita que la realidad sea tomada en cuenta, lo cual demanda
una sociedad de información y conocimiento.
Los trabajos aquí seleccionados dan cuenta de un conjunto de opciones y alternativas que se están
llevando a la práctica en la Inclusión iberoamericana, en materia de la Profesionalización Docente,
que sin duda pueden influir en iniciativas innovadoras de los profesores y en las Políticas Públicas
de los Estados. Son trabajos críticos que ofrecen propuestas transformadoras; muchas de ellas,
desde la denominada investigación-acción coincidiendo en que el trabajo docente es colaborativo
desde diferentes ópticas complementarias y sobre todo profesionalizantes.
Abre la reflexión “La Formación Continua como proceso clave en la profesionalización docente:
buenas prácticas en Chile” de Lidón Molinet y Cecilia Loren, que reportan un trabajo de
formación in situ en el aula y en la escuela con un procedimiento muy bien delimitado de escuelas
anfitrionas y profesores visitantes en breves y significativas pasantías. Donde, un selecto grupo
de profesionales de la escuela anfitriona realiza una visita posterior para verificar la aplicación de
lo que llamaríamos una transferencia tecnológica de inclusión. También, nos hablan del diseño
colectivo de Clase que es observado por el equipo participante para luego hacer una sesión de
reflexión crítica que mejora el diseño y la realización en el aula, en un espacio de discusión dentro
de la misma escuela. Nos presentan una organización compleja de actuación profesional, que llega
hasta la Red virtual de expertos que permite suponer un cambio en la cultura de la Inclusión desde
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la Universidad que hace Formación Inicial, investiga, acompaña y asesora a los profesionales
en ejercicio. Se trata de una evidencia muy potente que dista mucho de la imagen del profesor
solitario, que sigue un patrón rígido y excluyente, disfrazado de excelencia académica. Nos
muestra que el trabajo colaborativo, además de una interacción presencial y virtual, llega hasta la
búsqueda de consensos en la construcción de proyectos y reglamentos de centro escolares.
En seguida tenemos el artículo de Héctor Jacobo García, Roxana Loubet y Margarita Armenta “La
formación de educadores de migrantes: una perspectiva compleja”, investigación apoyada por
el CONACyT de México. Se trata de vivencias de los profesores en las escuelas de las regiones
receptoras de migrantes al interior del país, con los profesores de las regiones expulsoras, en
este caso, Sinaloa y Oaxaca, dos regiones muy diferentes en cultura y recursos económicos,
respectivamente. La planta de profesores que atiende a niños migrantes es muy heterogénea y
dispareja. Hay, desde los egresados de las Normales en Educación Superior, de las Universidades
Autónomas y los Instructores Comunitarios que tienen Nivel Medio y Bachillerato que comprende
el Nivel Medio Superior. No hay en México, como tampoco en muchos otros países, formación
de profesores de niños migrantes. Jacobo y colaboradores implantan una estrategia deliberada
de formación para estas poblaciones, que son de campesinos pobres e indígenas de condiciones
muy precarias, y como dicen dichos investigadores, el sistema educativo oficial los “invisibiliza”,
violentando los derechos más elementales de salud y educación. La estrategia principal es una
inmersión cultural de los profesores para que logren vivenciar de forma cognitiva y emocional
el origen de sus alumnos y comprender el reto de una inclusión curricular para poblaciones
que carecen de los derechos más fundamentales. El abordaje es a través de Comunidades de
Práctica, cuya reflexión se hace con el acompañamiento de un pensamiento pedagógico que pueda
conducirlos a un potente pensamiento profesional, implantando para los alumnos, estrategias de
comunidades de aprendizaje.
Luego el trabajo de Auxiliadora Sales Ciges titulado “La formación intercultural inclusiva del
profesorado: hacia la transformación social” y que se desarrolla en dos comunidades educativas
de Valencia, toma los principios del grupo MEICRI: Millora Educativa i Ciudadanía Crítica,
asumiendo que la cultura es inacabada y es una negociación constante de significados, mientras
que la escuela es el territorio de confrontación y consenso y requiere de un diálogo intercultural
para avanzar en la inclusión. Conceptos como la asimilación conceptual de la igualdad
y uniformidad, así como el de diferencia y desigualdad son confusos, lo que ha conducido a
tratar igual a los diferentes y a confundir la diversidad con la desigualdad. Por el contrario, es
importante ver las diferencias y afirmarlas como un derecho. Se parte del Index for Inclusion de
Booth y Ainscow para transformarlo según la singularidad de cada escuela a través del diálogo
como ciudadanía intercultural. A través de comisiones mixtas donde participan todos los actores
de la escuela, los profesores, estudiantes y padres logran consensos para priorizar los cambios que
deben impulsar para la inclusión. No parten de las dificultades de los estudiantes o de la escuela,
sino de las capacidades que toda la comunidad es capaz de aportar para su propia transformación.
De esta manera, el profesorado -en tanto ciudadano- puede lograr construir su propia competencia
educativo-didáctica, al materializar sus competencias éticas y sociopolíticas en una estrategia de
investigación-acción.
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Otra experiencia en México, es la que nos aporta Lois Meyer de la Universidad de Nuevo México,
Estados Unidos, en “Hacia una alternativa de formación indígena bilingüe e intercultural: una
pedagogía liberadora desde la comunalidad”. Se trata de la documentación de una práctica
profesional de la Coalición de Maestros y Promotores Indígenas de Oaxaca, la CMPIO derivada de
la crisis formativa que experimentaron los maestros en los años 70s dado que el eje de la educación
indígena era la castellanización. Recordemos que prácticamente estaba prohibido hablar en lengua
originaria en la escuela, incluso, era vergonzoso expresarse en lengua indígena para los propios
indígenas. El Movimiento Zapatista en Chiapas influyó decisivamente en la reivindicación de
las culturas indígenas, en la necesidad de una educación bilingüe e intercultural que valorara la
lengua originaria y su enseñanza en la escuela. Se conceptualizó sobre la base de las culturas
originarias precolombinas cuya base está en lo comunal. Lo comunal es todo lo que tiene que ver
con los derechos colectivos de las comunidades indígenas. El artículo de Meyer hace referencia a
la formación de profesores para estas comunidades y es apoyada por Fundaciones internacionales
que realizan un acompañamiento in situ. Dicha formación está dirigida a profesores de nuevo
ingreso y que deben estar insertos en la escuela para poder lograr los resultados esperados por
el Estado y por las propias comunidades. Se trata de un Plan Piloto que respeta los acuerdos
de la Declaración del II Congreso Nacional de Educación Indígena e Intercultural, Oaxaca de
2007, y que se le ha denominado “Formación Profesional para Maestros Comunales Bilingües e
Interculturales”. La documentación de este trabajo, nos dice Lois Meyer, es la de los cambios en
la forma de concebir su trabajo docente a base de investigaciones, precisamente, comunales.
Por su parte, la Unión Europea se apresta a una unificación de sus sistemas de Educación Superior
y ha avanzado de acuerdo al Informe Tunning en un sistema de créditos europeos, adoptando un
modelo de formación basado en competencias, que puede resultar seductor en un amplio marco
de inclusión de la diversidad, desde el cual podríamos enfocar la inclusión de las mujeres, de
los grupos originarios, de las personas con discapacidad, de los migrantes y la misma pobreza
extrema. En este sentido, Jaume Martínez Bonafé en su artículo “La formación del profesorado
y el discurso de las competencias” hace un análisis profundo, desde un pensamiento pedagógico
crítico, y también una severa advertencia sobre el modelo de competencias y a lo que remite el
significado de su lenguaje. Cuestión por lo cual nos pareció relevante incluir estas reflexiones
fundamentales a una teorización acerca de la Inclusión. Martínez Bonafé apela al pensamiento
pedagógico freiriano en lo que comprende la cuestión de las competencias, y se pregunta ¿Hay
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que ir hacia una formación para la sumisión o hacia una formación para la autonomía? Por último,
nos dice Martínez Bonafé, el ideal formativo sitúa el plano de las competencias en el plano de las
equivalencias con sus virtudes políticas antes que en la exclusividad de las destrezas técnicas.
Tres artículos de temática libre completan este número. En el primero de ellos, “Liderazgo para
la inclusión escolar y la justicia social”, Javier Murillo, Gabriela Krichesky, Adriana Castro y
Reyes Hernández, abordan una temática de gran relevancia para la transformación de la educación
y poco estudiada hasta ahora. A partir de los aportes de la investigación, los autores analizan
las características principales de las escuelas inclusivas eficaces como condición para la justicia
social, así como distintos modelos, rasgos y prácticas de liderazgo escolar que la favorecen
y concluyen que el estilo democrático y participativo es el que más caracteriza y necesitan las
comunidades educativas inclusivas.
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compartidas por la comunidad educativa, y compromete decisiones desde la organización del
establecimiento, hasta la planificación, implementación y evaluación del proceso educativo.
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ARTÍCULOS
SECCIÓN TEMÁTICA
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
La Formación Continua como proceso clave en la
profesionalización docente: buenas prácticas en Chile
Continuing Education as key process in teacher professional
development: good practices in Chile
Resumen
Abstract
In this article we investigate some specific actions in-service teacher training being carried
out from the Training Center, Experimentation and Research (CPEIP) and from the Faculty of
Education at the Universidad Central de Chile. Through the description of these initiatives aim
to show some of the highlights of these actions that are focused on the one hand, the analysis and
reflection and peer learning, and on the other, and Inclusive Education skills development for
training in diversity.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Introducción
La reestructuración del aula común, la concienciación y defensa de las familias sobre el derecho
de sus hijos a una Educación Inclusiva, la optimización de los servicios/recursos materiales y
humanos, la participación del alumnado en el centro, la redefinición del currículum, la formación
del profesorado...etc., son algunos de los aspectos básicos a trabajar si queremos construir escuelas
y aulas más inclusivas (Stainback y Stainback, 1992, Giné, 1998; Parrilla, 2001). Este último
factor, la formación y transformación de los profesionales del ámbito educacional, tiene un valor
añadido y se torna clave en la consecución de la profesionalización docente y en el logro de
establecimientos con altos niveles de calidad.
Nuestro foco de discusión es la formación continua del profesorado en servicio, la cual se lleva
a cabo a lo largo de toda la práctica docente, tomando a esa misma práctica como eje formativo
estructurante, puesto que se presenta como una estrategia prioritaria para elevar la calidad de la
educación y como un eje esencial en vistas del mejoramiento del sistema educativo en general
(Duhalde y Cardelli, 2001). Son muchas las definiciones que encontramos en la literatura sobre
formación, y concretamente sobre formación continua, la podemos entender como el proceso
permanente de adquisición, estructuración y reestructuración de conocimientos, habilidades y
valores para el desarrollo y desempeño de la función docente (de Lella, 1999); como la capacidad
para elaborar e instrumentar estrategias a través de un componente crítico tendiendo puentes entre
la teoría y la práctica, sirviendo la teoría para corregir, comprobar y transformar la práctica, en
interrelación dialéctica (Gorodokin, 2005). Desde el Estatuto de Profesionales de la Educación
chileno, se señala como objetivo prioritario de la formación en servicio, contribuir a la mejora
del desempeño profesional mediante la actualización de conocimientos relacionados con la
formación profesional, así como la adquisición de nuevas técnicas y medios que signifiquen un
mejor cumplimiento de sus funciones.
Revisando los estilos formativas a lo largo de la historia, vemos como se ha pasado de modelos
práctico-artesanales, donde se trataba de generar buenos reproductores de tendencias socialmente
consagradas, a modelos academicistas, pasando por modelos tecnicistas eficientistas, hasta llegar
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Lidón Moliner M. - Cecilia Loren G.
a modelos hermenéutico reflexivos (Davini, 1995). Este último orientado bajo el supuesto de que
se requiere formar a docentes comprometidos y capaces de (de Lella, 1999):
Este enfoque, aún no consolidado en las políticas formativas de muchos países europeos
y latinoamericanos, supone una capacitación en el tiempo, que permita un proceso de
acompañamiento del profesorado en un proceso de reflexión y análisis sobre su quehacer diario,
buscando nuevas formas de actuación en la sala de clase, vinculándose con las necesidades reales
del propio escenario de ejercicio profesional. Además, es necesario involucrar a los docentes en las
políticas y los programas de formación, partiendo del potencial de conocimientos y experiencias
que tienen los profesores en los centros desarrollando proyectos de transformación educativa y
social (Imbernón, 2002).
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
de ejecutor mecánico para dar paso a un nuevo profesor más activo capaz de tomar decisiones,
transformador, innovador y más creativo.
En este artículo se describen algunas iniciativas1 que recogen estas modalidades, que escapan de
los modelos transmisivos, y que requieren de una reflexión, análisis y debate sobre las dinámicas
de las aulas y los establecimientos, y que permiten repensar sobre el concepto de atención a la
diversidad y las herramientas necesarias para una educación más inclusiva.
A pesar de esta situación, encontramos diversas acciones que dan un giro y se erigen como
iniciativas con un componente más colaborativo y reflexivo, que son impulsadas desde el Centro
de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP).
En el año 1965, con objeto de centralizar los diferentes organismos de formación que se
concentraban en Chile, se creó el CPEIP. De este modo, se pretendía contribuir a fortalecer la
renovación de las metodologías y estrategias de enseñanza-aprendizaje entre los profesionales de
la educación.
Este organismo, perteneciente al Ministerio de Educación, tiene entre sus funciones las de
promover, orientar, regular y ejecutar acciones de desarrollo profesional docente favoreciendo el
aprendizaje de calidad para todo el alumnado. Además de esta función genérica, se formulan una
serie de objetivos específicos que matizan y permiten vislumbrar algunas de sus características
más destacadas, a saber:
- Fomentar que el profesorado reflexione de forma crítica sobre sus propias prácticas,
motivándole a que participe activamente en procesos de evaluación y autoevaluación.
1 Este artículo se ha realizado a partir de una estancia de investigación predoctoral becada por el Plan de Promoción
de la Investigación Fundació Caixa- Castelló Bancaixa 2009, durante los meses de junio y julio en la Universidad
Central de Santiago de Chile. Quiero expresar mi agradecimiento a Cynthia Duk, Cecilia Loren (Universidad Cen-
tral de Santiago) y Carlos Álvarez (CPEIP).
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Lidón Moliner M. - Cecilia Loren G.
Para alcanzar estas finalidades se proponen alternativas variadas de perfeccionamiento para los/as
maestros/as en servicio y directivos, destinadas a alcanzar la equidad en la educación. El centro es
un “híbrido” entre un área que atiende más a la especialización, y abarca los postítulos que están
confiados básicamente a las universidades; y otra, orientada al aprendizaje entre pares y con la
potenciación en la construcción de conocimiento pedagógico entre el profesorado.
Estos objetivos se han materializado en una serie de acciones de formación dirigidas al profesorado
en servicio. A continuación, desarrollaremos aquellas iniciativas que, por sus características,
consideramos responden a propuestas formativas reflexivas centradas en el conocimiento y aporte
entre pares:
Esta acción comienza a desarrollarse en el curso 2001 con el objetivo de aprovechar el saber, las
prácticas y vivencias de los docentes. Es una estrategia innovadora de perfeccionamiento docente
que abre espacios para analizar la realidad particular, evaluarla y tomar decisiones sobre como
mejorarla. Se trata de provocar que las escuelas y los liceos que han desarrollado y puesto en
marcha experiencias e innovaciones pedagógicas escolares, tanto de forma individual como en
equipos de trabajo o a nivel institucional, puedan compartirlas con compañeros de otros centros,
fomentando y alentando intercambios pedagógicos voluntarios de experiencias. Su diseño
consiste en ese intercambio “in situ” permitiendo establecer encuentros entre profesionales de la
educación y diálogos técnicos-pedagógicos sustentados en el diálogo experiencial que favorece
la transformación de las prácticas docentes (Mineduc, 2003).
En las Pasantías Nacionales participan profesionales de diferentes lugares del país que desean
dar a conocer su propia experiencia, o bien aprender de las experiencias de los otros. Por tanto,
encontramos dos tipos de participantes, los anfitriones, que son los centros que postulan al programa
presentando su práctica y poniéndola al alcance de otros establecimientos, y los pasantes, que
están interesados en conocer en el propio terreno las experiencias de los centros anfitriones.
El desarrollo de esta acción se concreta en dos etapas: en primer lugar, el CPEIP extiende una
invitación abierta a todos los establecimientos del país para que postulen a realizar estancias
pasantes, es decir, los “anfitriones” son los que aportarán una experiencia educativa significativa.
Por ejemplo, una escuela considera que tiene una buena práctica en un área determinada, postula
con esa experiencia, la pone en marcha en el centro, pasa por un comité de expertos y estos
seleccionan aquellas más adecuadas. Una vez se han seleccionado las mejores prácticas, estas
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
En la segunda etapa, que se realiza aproximadamente un mes después de la propia pasantía, son los
docentes de los establecimientos anfitriones los que visitan durante 5 días a los centros pasantes y
monitorean cómo están desarrollando el proyecto y hacen de críticos externos con la posibilidad
de que aporten, maticen y resuelvan todas aquellas cuestiones que no se hayan resuelto o planteen
los problemas surgidos en la implementación de la misma. Finalmente, el programa de Pasantías
Nacionales y el Departamento Provincial de Educación realizan un seguimiento del proceso de la
experiencia en alguno de los establecimientos pasantes.
Los requisitos y el proceso de postulación son los siguientes: la “solicitud” se debe realizar a
nivel institucional y cada uno de los establecimientos, de dependencia municipal, particular
subvencionada o de Corporaciones, serán representados por tres docentes; además, debe
ser respaldada por el sostenedor del centro, el cual se compromete a permitir a la plantilla a
participar en las diferentes actividades de la pasantía, reemplazar a los docentes de aula para que
el alumnado continúe con sus clases y generar las condiciones necesarias para que se desarrolle
el intercambio en las mejores condiciones posibles. Con este último requisito también se pretende
que se desarrolle la corresponsabilidad entre los/as compañeros/as del centro, y que esto permita
crear dinámicas y una cultura de trabajo más cooperativa y colaborativa. Desde el Ministerio de
Educación se otorga, tanto al centro anfitrión y al pasante, el material didáctico vinculado a la
experiencia educativa.
Esta iniciativa de aprendizaje entre pares valora de una forma muy significativa los saberes y
los conocimientos que provienen desde el propio profesorado, siendo la evaluación final de la
experiencia por ambas partes muy positiva.
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Siguiendo la misma línea que las Pasantías Nacionales, esta propuesta tiene como estrategia de
trabajo el aprendizaje entre pares, propiciando la reflexión crítica y constructiva entre profesionales.
Su objetivo es fomentar e institucionalizar en las comunas un sistema de formación continua entre
iguales con la finalidad de mejorar la calidad de los aprendizajes del alumnado a partir de las
necesidades compartidas. El punto de partida es la valoración del conocimiento que se genera en
la práctica cotidiana. Esta iniciativa tiene un carácter disciplinario puesto que se trabajan las áreas
de lenguaje, matemáticas, ciencia y sociedad.
La dinámica de los talleres es la siguiente. En primer lugar se prepara a un/a profesor/a guía
que es elegido por las comunas y que debe cumplir con una serie de requisitos previamente:
tener experiencia, trabajar en el nivel y en los subsectores que se le requiere, ser un/a profesor/a
destacado/a en el sector de aprendizaje, tener acceso a Internet, correo electrónico, comprometerse
a ser un usuario activo en las tareas de monitoreo y haber obtenido un nivel destacado o competente
en evaluación docente. Aquí hemos enumerado los requisitos imprescindibles, pero también es
deseable que se cumpla con algunos de estos aspectos: haber obtenido Acreditación de Excelencia
Pedagógica, pertenecer a la Red de Maestros de Maestros y haber participado en pasantías en el
extranjero, microcentros rurales...etc. Además, también es necesario contar con el tiempo que les
será requerido para participar en las jornadas anuales de formación.
Los guías se forman a lo largo de tres semanas, en el propio CPEIP, perfeccionándose y focalizando
la atención en los contenidos y didáctica de su subsector y en estrategias para poder desarrollar los
talleres utilizando el aprendizaje entre pares, dejando bien claro que su papel es el de coordinador,
dinamizador y animador de los grupos. No se trata de reproducir clases, ni de adoptar un papel
de experto formador y transmisor de conocimientos únicamente, instando a la reflexión de las
experiencias pedagógicas que se narran en la comunidad.
Seguidamente y una vez formados los guías, todas las comunas que muestran interés en participar,
organizan grupos de profesores/as voluntarios/as (alrededor de 20) pertenecientes a escuelas
municipales y particular subvencionadas, que se reunirán semanalmente con el guía con objeto
de estudiar y analizar los contenidos de algún sector de aprendizaje desde dos vertientes, una
disciplinar y didáctica y desde una visión de la práctica más pedagógica. Las funciones del
profesor guía en la dinámica de estos encuentros son las de conducir las discusiones y reflexiones
que surjan.
A través de esta experiencia se han ido generando y recreando espacios de discusión técnico
profesional en las escuelas - que se habían diluido e incluso desaparecido al interior de los
establecimientos -, lo cual ha permitido que el profesorado disponga de un espacio propio influyendo
positivamente en su creatividad y en su capacidad para emprender acciones innovadoras.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Esta experiencia forma parte de la modalidad de aprendizaje entre pares, pero tiene un valor
añadido ya que a través de ella se generan redes que transcienden las propias unidades territoriales
extendiéndose por todo el país. Su propósito es fortalecer la profesión docente mediante el
aprovechamiento de las capacidades de los profesionales acreditados como docentes de excelencia,
contribuyendo así al desarrollo profesional del conjunto de docentes en el aula propiciando la
elaboración de propuestas para trabajar con otros docentes de su territorio inmediato.
Una vez que ya forman parte de la red, los maestros participan en un proceso donde se les apoya
en el manejo de herramientas básicas para que se integren de forma activa en la red, donde se
atienden, además, temas relativos a la formación profesional. A la hora de participar en la red,
existen dos modalidades básicas, una directa en la que existe un trabajo cara a cara con los maestros
y se realizan reuniones acompañándolos en el aula, en talleres o en tutorías, y otra indirecta, en la
que se lleva a cabo la producción, creación y difusión de diferentes materiales (en esta caso no es
necesario que se trabaje directamente con los pares).
Existen un total de 900 docentes de todo el país pertenecientes a esta red, son profesores
de excelencia, con lo cual tienen la posibilidad de desarrollar proyectos a nivel de aula o de
escuela, denominados proyectos de participación activa que pueden ser proyectos individuales /
personales o institucionales. Los primeros son elaborados y diseñados por los miembros de la red
y los segundos se refieren a la ejecución de acciones diseñadas previamente por el Ministerio de
Educación.
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El Estudio de Clases es un proceso mediante el cual los profesores trabajan en común para
mejorar progresivamente sus métodos pedagógicos, examinándose y “criticándose” mutuamente
las técnicas de enseñanza (Mena, 2007). Esta dinámica consta de tres fases: en la primera de ellas
el profesorado prepara y planifica una clase, es decir, se transforma aquello que encontramos en
el currículo o en los libros de texto en un proyecto que se pueda implementar. Para ello, todos los
docentes aportan materiales y recursos definiendo un borrador o diseño de la clase de acuerdo a
las características del grupo clase. En la segunda fase se desarrolla la clase, a la que acuden los
docentes del grupo que ha planificado la sesión y todas aquellas personas que deseen presenciar
la experiencia (docentes universitarios, personal de prácticas...etc.). Finalmente, se realiza una
sesión de revisión y crítica de la misma con todos los observadores; ésta comienza con un breve
preámbulo en el que el profesor que impartió la clase explica su propósito y cada participante
expresa opiniones y pregunta acerca de los problemas observados y el rol formativo del docente,
así como las expresiones y actividades de aprendizaje del alumnado.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
El desarrollo del estudio de clases es el siguiente: los Jefes técnicos planifican, junto al profesorado
de sus establecimientos, una clase de un determinado nivel, por ejemplo tercero básico, y uno de
los docentes que pertenece a ese grupo de trabajo se ofrece como voluntario para impartir la
clase. La planificación de la clase es muy exhaustiva y debe tener muy clara la organización
del tiempo, de los espacios, las agrupaciones del alumnado, las actividades que se realizarán en
cada momento...etc. El día en que el profesorado va a impartir la clase, todos los compañeros del
grupo acuden a la misma, observan (sin participar en ella) y registran todo lo que ocurre. En todo
momento los observadores y el profesorado saben qué es lo que va a acontecer, una vez se ha
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Lidón Moliner M. - Cecilia Loren G.
impartido la clase, el grupo se reúne nuevamente y vuelven a revisar la planificación que se había
realizado, si efectivamente se han respetado los tiempos, como se han ajustado las actividades
al mismo, y, en definitiva, cuál ha sido la evolución de la clase. Esta reflexión lleva a analizar
detenidamente la planificación y a evaluar qué se está realizando realmente en las aulas.
El CPEIP virtual se crea en el año 2006, a través de un proyecto conjunto con el Centro de
Educación y Tecnología, Enlaces, cuyo propósito es fortalecer la profesión docente a través de la
formación continua en las áreas curriculares que demanda la Reforma Educacional, utilizando el
potencial educativo de las TIC. Además, pretende que los docentes adquieran competencias en
el uso de las tecnologías que servirán de base para su desarrollo profesional en la sociedad de la
información.
Bajo esta modalidad de formación, el año 2006 el CPEIP, en conjunto con la Unidad de Educación
Especial del Ministerio de Educación, encargó a la Universidad Central el diseño de un curso de
perfeccionamiento destinado a fortalecer las competencias técnicas de los docentes y profesionales
de la educación para dar respuestas educativas de calidad a la diversidad cultural, social y de
capacidades de los estudiantes de los distintos niveles educativos del sistema escolar.
Esta iniciativa se inscribe dentro de las líneas estratégicas establecidas en la Política de Educación
Especial, que tiene por finalidad crear nuevas y mejores condiciones para que los establecimientos
educacionales desarrollen respuestas de mayor calidad para los alumnos con necesidades
educativas especiales.
Posterior a la fase de diseño, durante los años 2007 y 2008 se ejecutaron tres versiones de este
curso, también a cargo de la Universidad Central, alcanzando una cobertura cercana a mil docentes
de todas las regiones del país.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Curso E-learning:
Educación para la Atención a la Diversidad y las Necesidades Educativas
Especiales
El curso en modalidad a distancia con apoyo de TIC´s, tuvo una duración de 160 horas, de las
cuales 130 se trabajaron en modalidad a distancia y 30 distribuidas en 5 sesiones presenciales.
El curso contempló cuatro Módulos, cada uno de los cuales se organiza en Unidades de
Aprendizaje. Cada unidad incluye un conjunto de actividades de aprendizaje, apoyadas con
material bibliográfico para la ampliación, clarificación y profundización de los contenidos.
36
Lidón Moliner M. - Cecilia Loren G.
Participantes
Se ejecutaron tres versiones del curso, dos de ellas el año 2007, y la tercera el 2008. El siguiente
cuadro muestra la cobertura total alcanzada, y específica en cada una de las ejecuciones.
Las Comunidades trabajan los mismos contenidos y actividades de aprendizaje, siendo el tutor/a
el principal agente de socialización y dinamización del proceso de aprendizaje, como también de
la contextualización de los contenidos a la realidad particular de cada comunidad.
El sistema tutorial del curso contempla dos niveles de apoyo que se articulan para acompañar y
orientar a las comunidades de aprendizaje durante el proceso de aprendizaje.
37
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
• Apoyar, supervisar y orientar la labor de los tutores en lo relavito al desarrollo académico del
curso.
• Producir los materiales complementarios que se requieren para el buen desarrollo del rol
tutorial.
• Solicitar informes periódicos a los tutores a fin de sistematizar información de sus respectivas
comunidades y llevar un seguimiento de las actividades del curso.
• Organizar las sesiones presenciales y de capacitación y/o encuentro de tutores y demás eventos
que involucra el desarrollo del curso.
• Llevar un seguimiento de la conformación de las comunidades (inicial y movimientos
posteriores), resolviendo solicitudes de incorporación, retiro y cambios.
El trabajo colaborativo entre los tutores y entre éstos y el equipo de apoyo es un factor clave para
intercambiar inquietudes, resolver dudas y compartir experiencias. Con el propósito de facilitar
este contacto permanente, se creó en la plataforma la comunidad de tutores, como un espacio
exclusivo de entrega e intercambio de información y de análisis y reflexión en torno al proceso
educativo.
Los aprendizajes son evaluados a través de las distintas actividades que los participantes deben
realizar durante el curso. La principal es el desarrollo de un Proyecto de Innovación, que
corresponde a una actividad colectiva, en pequeños equipos de 4 a 6 integrantes agrupados por
centro o zona geográfica, y que busca fortalecer el proyecto educativo de su establecimiento desde
el enfoque de la educación Inclusiva y la atención a la diversidad. Esta actividad se desarrolla
progresivamente durante el desarrollo del curso y contempla fases de caracterización de la
institución, levantamiento de propuestas de mejoramiento, socialización con sus comunidades
educativas y finalmente el diseño de un Proyecto de Innovación para su establecimiento.
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Lidón Moliner M. - Cecilia Loren G.
Al finalizar cada módulo cada grupo presenta un informe de avance que ha sido elaborado en base
a los contenidos trabajados, y se recibe retroalimentación tanto de los tutores como de los otros
miembros de su comunidad de aprendizaje.
Con la finalidad de tener una visión más especifica respecto a los aprendizajes que se lograron
en el curso, y proyectar el impacto que puede generar un programa de capacitación de estas
características, se realizó un análisis cualitativo de los Proyectos de Innovación desarrollados
por los participantes, considerando que esta actividad constituye la instancia de aplicación,
articulación teoría – práctica y contextualización de los contenidos trabajados.
El análisis se realizó en función de los objetivos que se plantean los Proyectos y la estrategia
general que proponen para alcanzarlos.
• Según los objetivos a los que apuntan los proyectos y los ámbitos del quehacer escolar
que éstos abordan:
•
La mayor parte de los Proyectos orientan sus objetivos a mejorar las prácticas de aula para potenciar
aprendizajes de calidad en todos los estudiantes. Dentro de un amplio rango de intenciones, estos
proyectos se proponen mejorar las prácticas de aula, algunos desde una mirada general, y otros en
ámbitos de aprendizajes específicos. Algunos ejemplos son:
“Generar acciones que permitan instalar y/o mejorar prácticas sistemáticas interactivas
para un mejoramiento continuo, interviniendo en las áreas críticas y procesos curriculares
que beneficien la calidad de los aprendizajes de todos/as los/as alumnos/as”
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
En una cuarta categoría, encontramos proyectos que abordan de modo exclusivo la mejora de la
gestión escolar; dentro de ellos podemos citar:
En una quinta categoría, de menor proporción, se pueden agrupar aquellos proyectos cuyo principal
propósito es potenciar la colaboración, involucrando trabajo entre docentes – familia – equipo
de apoyo. Como los más representativos, se pueden citar:
Con una proporción similar a la anterior, podemos agrupar aquellos proyectos que apuntan de
modo directo a mejorar la respuesta educativa que ofrece el establecimiento específicamente
para los alumnos que presentan NEE. En este grupo encontramos, principalmente, objetivos
tendientes a fortalecer y potenciar la Integración a través de mejorar los procesos educativos y,
en una menor proporción, aquellos que abordan aspectos específicos del proceso educativo de los
estudiantes con NEE, tales como:
En su mayoría, los proyectos consideran como estrategia principal el trabajo colaborativo entre
los distintos actores de la comunidad educativa. La mayor parte de las veces esta estrategia se
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Lidón Moliner M. - Cecilia Loren G.
Se citan a continuación, en orden de frecuencia, las estrategias que proponen los proyectos para
el cumplimiento de sus objetivos:
Al finalizar cada versión del curso los participantes evaluaron el curso a través de un cuestionario
que consideró las siguientes dimensiones: Apreciación general sobre el aporte del curso al
desempeño docente; Pertinencia y tratamiento de los contenidos; Metodología utilizada;
Materiales de apoyo; Interacción en la comunidad de aprendizaje; Utilización de la plataforma
virtual; Sistema tutorial.
El análisis de las respuestas de los participantes, permite identificar los principales aspectos que
son valorados por los participantes y se consideran significativas en función de la frecuencia en
que son mencionadas:
2. En segundo lugar, los participantes destacan la posibilidad de interactuar con otros docentes
tanto de sus propios establecimientos, como de otras regiones geográficas. Dentro de
esta categoría, las opiniones muestran una tendencia a valorar el intercambio de experiencias
y el trabajo colaborativo que se generó durante el desarrollo del curso, como un factor de
enriquecimiento del aprendizaje.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
3. En un tercer lugar, aparece señalado el rol del tutor. En particular son destacados la
disponibilidad permanente del tutor para atender dudas, el dominio de los temas que le
permiten orientar la reflexión; el dinamismo y capacidad para mantener la motivación de la
comunidad; la calidez, la empatía y la flexibilidad.
4. El cuarto aspecto mencionado se orienta a destacar la utilidad e implicancias del curso para
su desarrollo profesional. Dentro de esta categoría se alude preferentemente a la posibilidad
de reflexionar sobre las prácticas pedagógicas y a la utilidad de las herramientas aprendidas
en su desempeño. Se menciona también, aunque en menor proporción, la alta relevancia del
tema de la inclusión, como una debate fundamental para el mejoramiento de la calidad de la
educación que ofrecen sus establecimientos.
6. Finalmente, los participantes destacan las sesiones presenciales como instancia relevante
durante el desarrollo del curso, por cuanto ofrece la oportunidad de intercambiar experiencias,
aclarar dudas y profundizar en los contenidos.
Tanto el análisis de los proyectos, como la evaluación del curso, deja en evidencia el énfasis que
ponen los docentes en las potencialidades del trabajo colaborativo, el compromiso de toda la
comunidad educativa, la toma de decisiones compartidas y la necesidad de una mayor articulación
entre los profesionales de la educación regular / especial.
Conclusiones
En este artículo hemos revisado algunas iniciativas que optan por un desarrollo profesional que
involucra a los docentes en tareas de enseñanza, observación y reflexión, enriqueciendo los
procesos de aprendizaje y desarrollo. A nivel nacional se llevan a cabo un mayor número de
acciones y propuestas, aquí hemos querido resaltar aquellas que consideramos más relevantes
ya que en la base de sus principios fomentan el trabajo en equipo y colaborativo en el marco del
desarrollo de comunidades educativas inclusivas.
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Lidón Moliner M. - Cecilia Loren G.
Si bien es cierto estas acciones pueden ser consideradas buenas prácticas, es necesario resaltar la
necesidad de potenciar la modalidad de formación en y desde la escuela como totalidad, dado que
la educación inclusiva implica una transformación de la cultura de la institución, de las actitudes
y las prácticas y lograr que los docentes tengan un proyecto educativo inclusivo compartido
(Blanco, 2005).
Toda política formativa, para que sea efectiva y de calidad, debe respetar la diversidad, basarse
en la participación, promover la investigación-acción donde los acompañantes o guías de la
capacitación tengan más un perfil práctico reflexivo, que ayude a diagnosticar obstáculos para
que los docentes propongan soluciones, mas que expertos infalibles que solucionen ellos los
problemas de otros (Imbernón, 2002).
Referencias
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de Maestros: Una mirada crítica a sus contribuciones al desarrollo profesional de sus
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Davini, C. (1995). La formación docente en cuestión. Buenos Aires: Paidós
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Imbernón, F. (2002). Reflexiones globales sobre la formación y el desarrollo profesional del
profesorado en el estado español y latinoamericano. Educar 30
43
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
44
La formación de Educadores de Migrantes:
una perspectiva compleja
Training teachers of migrant children:
a complexity perspective
Héctor Jacobo G., Roxana Loubet O., Margarita Armenta B.
U. Autónoma de Sinaloa, México.
Resumen
En este artículo se describe un enfoque desde el cual diseñar programas para formar educadores
de migrantes. Está sustentado en una investigación realizada bajo el paradigma de la complejidad
que tuvo por objeto el aprendizaje de la profesión en el centro de trabajo y en comunidad de
práctica; vivir la experiencia psicológica de la migración en una comunidad de origen de los
migrantes para conocer sus claves culturales, así como las estrategias de afrontamiento generadas
por los educadores en los procesos de inmersión sociocultural y acceso a la misma. Los resultados
sugieren que la formación de profesores de migrantes ha de ser sistémica, transcultural, intercultural,
humanista y situada en los lugares de trabajo.
Abstract
This paper describes an approach to design training programs for migrant’s teachers. It is supported
in a research made under the paradigm of complexity which proposed to learn the profession
in workplace and community of practice; to live the migration psychological experience in the
origin community in order to find out their cultural keys as well as the coping strategies generated
by the teachers in their immersion process. The outcomes suggest teachers’ training as systemic,
transcultural, intercultural, humanistic, and situated in workplaces process.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Introducción
En este artículo se presentan los principales rasgos de un enfoque curricular para diseñar programas
educativos para la formación de educadores de migrantes. La propuesta está sustentada, en gran
parte, por los resultados obtenidos en la aplicación experimental de un programa de formación
docente complementaria, desarrollado con apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(CONACYT-clave: 2002013002). El programa tuvo como motivación principal mejorar la
atención educativa de los niños y niñas migrantes de familias mexicanas que viajan del sur del
país hacia los campamentos agrícolas del noroeste de México en busca de trabajo y mejores
condiciones de vida.
Los resultados de estas experiencias sugieren que el diseño de los programas educativos para
formar educadores de migrantes ha de responder a un enfoque de carácter sistémico, transcultural,
intercultural, humanista y situado en el lugar de trabajo.
Hemos visto que en la formación de los educadores mexicanos se ha probado de todo. El diseño
curricular de los diversos programas algunas veces ha hecho énfasis en la formación teórica y
otras, en la formación práctica. En otros casos se ha pretendido un equilibrio entre ambas, pero
frecuentemente los resultados han sido malogrados.
Por lo pronto debemos reconocer que no hemos encontrado la fórmula técnica y humana que nos
permita formar educadores con sensibilidad para percibir la diversidad, y actuar en contextos
complejos y de incertidumbre. Por lo regular los aprendices de la profesión docente se forman en
contextos educativos estables, urbanos o rurales, marginados y vulnerables, pero culturalmente
homogéneos, integrados con hablantes monolingües de la lengua oficial, con bajo índice migratorio
y alto grado de certeza interna.
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Héctor Jacobo G., Roxana Loubet O., Margarita Armenta B.
Las cifras institucionales nos dicen que la cobertura en la atención a las necesidades de educación
básica de los niños menores de quince años de edad con residencia asentada es bastante alta y
prácticamente está cubierta. Sin embargo, el reto sigue siendo la calidad del servicio otorgado. Hay
diferencias importantes entre estrato y nivel de logro en las asignaturas de español, matemáticas,
y expresión escrita (Figura 1).
De acuerdo con las evaluaciones del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, los niños que
obtienen el logro educativo más bajo son quienes asisten a planteles educativos del medio indígena
y del medio rural, mientras que los niveles más altos corresponden a quienes acuden a planteles
de educación privada.
Pareciera entonces que los programas compensatorios, orientados a mejorar los resultados
educativos y a abatir el rezago poseen de anomalías de suyo, puesto que la población potencial
y objetivo no disminuyen de forma significativa, según se puede apreciar en la comparación de
resultados de la región del noroeste de México (Figura 2).
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Los esfuerzos desplegados a nivel nacional por el Instituto Nacional de Educación para los Adultos
para abatir el rezago educativo, y los que realizan cotidianamente cada uno de los institutos estatales
que comparten la misión, unidos a los realizados por el CONAFE y sus delegaciones estatales y la
Dirección General de Investigación Educativa de SEP, a través del Programa nacional para niñas
y niños migrantes, parecen no ser suficientes. Por lo pronto no se ve ni a corto, ni a mediano ni
aún a largo plazo, que las acciones emprendidas surtan el efecto esperado, si antes no se actúa
consecuentemente, diseñando y operando estrategias y procedimientos preventivos y remediales
empáticos, conectados con la cultura, la circunstancia y los tiempos de los pueblos que se han
visto en la necesidad de migrar.
Situados en la lógica de validar los mismos procesos en contextos diferentes, cualquiera diría que
si se aplicaran a los migrantes las estrategias y recursos empleados para educar a la población
asentada, mejorarían los resultados obtenidos en la educación de aquéllos; sin embargo, pensar
eso sería asumir un silogismo sintácticamente coherente, pero semánticamente falso. Todos
sabemos que si el sistema no ha podido ser efectivo ni siquiera con la población infantil asentada,
menos podrá serlo con la migrante que de suyo incorpora variables complejas, que no es posible
encontrar en la realidad educativa de los niños de familias asentadas.
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Héctor Jacobo G., Roxana Loubet O., Margarita Armenta B.
El bajo logro de quienes reciben educación en el medio rural y en el indígena, junto con las altas
tasas de rezago educativo de la población asentada, son indicadores de un sistema educativo
nacional deficiente y de una planificación inadecuada del currículo escolar, así como de todos sus
materiales de estudio, su infraestructura y equipamiento, lo mismo que la formación inicial y el
desarrollo profesional de los docentes, así como la parafernalia técnica creada a su alrededor.
Al comparar las tasas de deserción, ausentismo y reprobación de grado, entre población asentada
y migrante, nos damos cuenta de que el problema con esta última es mucho más grave. Visto
con ligereza la desproporción de las cifras, podría generar el supuesto de que el sistema escolar
de los niños asentados es mejor que el de los migrantes, sin embargo, queremos prevenir aquí
mismo de la falacia que se advierte. Los resultados nos autorizan a decir que ambos sistemas
deben modificarse, y que los dos están en crisis. Por eso nos preguntamos: ¿homologar ambos
sistemas, terminaría con la repitencia, el ausentismo y la deserción escolar de la población infantil
migrante o, cuando menos, contribuiría a reducir las tasas? Lo que suponemos es que, como ya
lo hemos dicho, si el sistema educativo tal y como está no ha logrado resolverlo con la población
asentada, menos lo hará con la población en cuestión si se mantiene en la lógica ordinaria de
funcionamiento. De allí que también nos preguntemos: ¿qué rasgos caracterizan a la formación
y desarrollo profesional de los educadores de migrantes?, ¿en qué condiciones de infraestructura
y de equipamiento desarrollan su trabajo pedagógico?, ¿cuáles son los rasgos principales de la
educación de migrantes en México?
Los campamentos agrícolas son los lugares de destino de las familias migrantes que se deciden
a abandonar sus lugares de origen para ir en busca de trabajo y mejores condiciones de vida en
el noroeste de México. Al arribar familias con diferentes orígenes geográficos y culturales a un
mismo campamento agrícola se generan ambientes plurilingües y multiculturales transitorios
por estar temporalmente acotados por los ciclos agrícolas y por tener una alta e impredecible
movilidad. Se genera una realidad multicultural que por falta de competencia profesional para
ofrecer el servicio educativo se hacen más evidentes los signos de inequidad. Algunos de ellos
son los siguientes:
El calendario escolar y los materiales de estudio les son ajenos. No responden a sus necesidades
básicas de aprendizaje. Nada ha sido pensado para ellos. Todo el sistema educativo, su calendario,
el currículo, los materiales de estudio y la formación de profesores se pensaron y se diseñaron para
atender a la población infantil asentada a la que, por cierto, se hipergeneraliza y descontextualiza.
El sistema se ha construido pensando en niños y niñas en abstracto y plenamente arraigados
en su lugar de origen, de tal manera que ante circunstancias extraordinarias de la migración,
los educadores no tienen respuesta efectiva para que los procesos de aprendizaje infantil no se
perturben con el viaje.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Un alto porcentaje de los educadores de migrantes son jóvenes2, sin la formación profesional
adecuada. Algunos de ellos han concluido los estudios de secundaria, bachillerato o estudian una
carrera no docente. Otros, los menos, están formándose como licenciados en educación preescolar,
primaria o en educación en una de las Instituciones Formadoras y Actualizadoras de Docentes
(IFAD). Al ser así, los educadores de migrantes tienen su atención dividida, algunas veces se
ocupan de sus responsabilidades como estudiantes, otras de las de educador. Carecen de presencia
plena en su trabajo. Es evidente que los problemas de la enseñanza y el aprendizaje de los niños
y niñas migrantes no ocupan un lugar tan importante como ocurre en la mente de los educadores
de tiempo completo con formación profesional para ello.
Vale agregar que trabajar en esas condiciones puede poner en riesgo3 a los educadores, sobre
todo cuando los responsables de otorgarles socorro pedagógico o acompañamiento profesional
1 En un estudio realizado por Marcela Ramírez y Cols. (1999), en el que compararon la cantidad de días y horas
de asistencia a clases por parte de los niños migrantes en las zonas de origen y las de atracción, se pudo constatar
que los niños asistían entre cinco y seis horas en Oaxaca en el turno matutino o en el vespertino; y cuando mucho
tres horas en zona de atracción, principalmente en turno vespertino con un horario de cuatro o cinco de la tarde en
adelante. Con respecto a los días de asistencia a la escuela en Oaxaca se encontró que en esa entidad de origen los
niños asistieron un total de 104 días con un total de 520 horas de clase, en tanto que en Baja California, entidad de
atracción, asistieron 122 días de trabajo, cubriendo 366 horas de clase en total.
2 El tiempo de permanencia y continuidad de los docentes en el PRONIM varía de un mes hasta 20 años. De los
maestros encuestados el 24.7% contaba con menos de un año de antigüedad; el 22.6% de uno a dos años; el 19%
de 2 a tres años, el 13.8% tenía un rango de tiempo de tres a cinco años; el 6.3% de 5 a 10 años; y el 3.3% contaba
con una antigüedad en un rango de 10 a 20 años. Esto significa que más del 90% por ciento de los maestros no tiene
una antigüedad mayor de cinco años. Periodo que se encuentra asociado al tiempo que duran los estudios de la
licenciatura en el mejor de los casos. Ya que los docentes se incorporan al programa, en respuesta a la exigencia de
prestar sus servicios docentes como requisito para inscribirse en diversas licenciaturas, particularmente las que se
ofrecen en la Universidad Pedagógica Nacional. (V.V. AA. (2004) Evaluación Programa Educación Primaria para
Niñas y Niños Migrantes. UPN-SEByN. México. pp. 76-81.
3 En la evaluación 2003-2004 del PRONIM se aplicó una encuesta a 60 asesores de un total de los 72 incorporados,
en la que se muestra que el 61.7% son mujeres y el 38.3% son hombres. El rango de edad va de los 21 a los 50 años,
concentrándose el mayor porcentaje entre los 22 y 26 años.
Estos datos son relevantes, dadas las condiciones adversas y la falta de seguridad física y laboral que tienen los
asesores escolares. Los horarios en los que prestan sus servicios son discontinuos y completos (turnos matutino,
vespertino). Y en algunos estados el servicio se ofrece en horarios nocturnos (por ejemplo Jalisco, Sinaloa y Sono-
ra). Los centros de trabajo se encuentran alejados y muchos de ellos son de difícil acceso, y en los campamentos o
albergues se presentan distintos factores de riesgo, debido al hacinamiento, a la falta de seguridad, a la pobreza, a
los altos niveles de alcoholismo.
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Héctor Jacobo G., Roxana Loubet O., Margarita Armenta B.
Además de eso, existen otros agravantes merecedores de ser mencionados. Por un lado, en los
campamentos agrícolas abundan las escuelas con organización incompleta y grupos escolares
multigrado, y por otro, que a la fecha no se han encontrado las estrategias más efectivas para
incrementar la cobertura, asegurar la permanencia de los que ingresan y mejorar la eficiencia
terminal en educación básica.
Las expectativas de los padres con respecto a la educación de los niños se corresponde con lo que
ellos representan como demanda social. Les interesa que sus hijos vayan a la escuela para que
aprendan a leer, a escribir y a calcular porque es lo que tiene mayor conexión con su vida personal
y como trabajadores asalariados del campo. Creen que debe enseñarse todo a sus hijos, donde
todo significa que sus hijos han de conocer lo que ellos aprendieron cuando asistieron a la escuela
y también aquello que no pudieron por haber sido expulsados de la misma a edades tempranas
(Villa, 1999).
4 Con respecto al nivel de estudios concluido por parte de los asesores, la evaluación externa 2004, con-
firma que el 1.7% posee estudios de secundaria, el 5% una carrera técnica, el 5% concluyó la normal bá-
sica, el 30% tiene estudios de preparatoria o bachillerato, el 43.5% estudios de licenciatura y un 11.2%
reporta otros estudios en el campo educativo a nivel de licenciatura, maestría y en programas de actualización
y nivelación pedagógica. El 40.3% de los asesores escolares afirma actualmente estar realizando estudios, de estos
casi el 80% se encuentra cursando la licenciatura en la Universidad Pedagógica Nacional. Dada la importancia
que tiene la función de los asesores escolares en la operación del programa, así como los bajos perfiles
que presentan aún estos agentes educativos, es necesario establecer los mecanismos institucionales a fin de im-
pulsar su profesionalización. Es prioritario porque son agentes responsables directos de la planeación en los centros
escolares de la gestión educativa en los campamentos y en las instancias municipales, del seguimiento y control
escolar, y de la asesoría y capacitación de los docentes (entre otras funciones).
5 De acuerdo con los resultados de la encuesta aplicada, el 8.1% tiene una antigüedad menor de un año, el 14.5% de
1 a 3 años, el 37.1% de 3 a 5 años, el 17.7% de 5 a 7 años, el 9.7% de siete a 10 años, y el 11.3 de 10 a 14 años.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Un porcentaje muy elevado de espacios físicos que funcionan como escuelas en los campamentos
agrícolas, no fueron construidos para ello. Carecen del mobiliario y de los anexos necesarios.
No son apropiados. Están improvisados. Muchos de ellos suelen ser galerones hechos de lámina
galvanizada; otras veces se utilizan las habitaciones construidas para recibir a las familias o aulas
de lona que instala el CONAFE y que resultan, por cierto, poco funcionales en todo el noroeste de
México, a causa del clima caluroso que caracteriza a la región.
En síntesis, con una población infantil migrante invisible, sin asistencia asidua a la escuela,
viviendo en lugares de alta marginación y con padres de bajas expectativas educativas y con
orígenes culturales tan diversos, ¿cómo formar a los educadores de los migrantes?, ¿cómo debe
ser el enfoque curricular de los programas educativos?
Antecedentes
Este trabajo se sitúa en el paradigma de la complejidad que concibe al sujeto como unidad auto/
eco/exo/endo/organizada (Morin, 2001, 2002) con un sistema psíquico abierto, neguentrópico y
entrópico a la vez, que transita del orden/desorden a formas superiores y más comprensivas de
organización mental. Concibe al educador como alguien que aprende y se desarrolla a lo largo de
la vida; que su cognición es emocionada y cuenta con capacidad para autorregularse y adaptarse al
entorno, sabiendo cuándo, dónde y por qué de su apertura y clausura cognitiva (Jacobo, 2009).
La caracterización del enfoque descrito más adelante, con base en el cual se propone diseñar e
implementar programas educativos para formar educadores de migrantes, está sustentado en los
resultados de la aplicación experimental de un programa de formación docente complementario
desarrollado en una comunidad de práctica, integrada con educadores de migrantes y académicos
provenientes de diferentes instituciones de educación superior (Escuela Normal, Universidad
Pedagógica Nacional y Universidad Autónoma de Sinaloa). De esa experiencia se recupera:
a. Algunas de las reflexiones colectivas con respecto al carácter complejo y sistémico del
acompañamiento en comunidad (A.A.V.V., 2005), la horizontalidad de las relaciones de
sus participantes, la afectividad y emoción con las que las realizan, y la necesidad de
diversificar las geografías de la formación y el ejercicio profesional de los educadores
que allí mismo se sugiere;
b. Los conceptos de resonancias disipativas y regenerativas, como mecanismos (Jacobo,
2007) a través de los cuales viajan las remesas socioculturales (Levitt, 2002; Rivera,
2007) causantes de la hibridación cultural y de la generación de identidades complejas y
mentes policontexturales;
c. El valor del viaje y la experiencia psicológica de la migración vivida por los educadores de
migrantes para catalizar el cambio y la activación del aprendizaje, así como las estrategias
de afrontamiento, realistas y compensatorias, utilizadas en una comunidad de origen de
los migrantes (Armenta, Castro y Jacobo, 2008);
d. La estrategia metodológico-didáctica utilizada para promover el cambio conceptual
autorregulado con educadores de migrantes en comunidades de práctica (Jacobo, Loubet
y Beltrán, 2009);
52
Héctor Jacobo G., Roxana Loubet O., Margarita Armenta B.
e. La experiencia del taller de reflexión sobre la práctica docente propia como un verdadero
instrumento para la educación del pensamiento profesional (Jacobo, 2009) y el
enriquecimiento del repertorio de conocimientos profesionales del educador.
Sabemos que los flujos migratorios implican condiciones inestables de vida y contribuyen de
forma importante en hacer evidente la diversidad étnica que, lejos de representar un estático
mosaico cultural, expresa, en cambio, un río de culturas (Arizpe, 2001a). En este sentido, se
comprende por qué la práctica profesional del educador de niños y niñas migrantes se realiza
en condiciones de inestabilidad e incertidumbre acentuadas, y que está dirigida a poblaciones
étnica, cultural y lingüísticamente diversas. No obstante, la formación profesional para atender
a migrantes no ha sido objeto de preocupación de las Instituciones Formadoras y Actualizadoras
de Docentes. Es cierto que algunos de ellos se han formado en las escuelas normales o en las
unidades de la UPN del país, pero lamentablemente la formación profesional allí recibida no toma
en cuenta las necesidades educativas de la población en situación de migración.
En el caso de la educación normal, por ejemplo, la atención a las necesidades educativas de los
migrantes es un componente curricular asimilado en la asignatura regional I y II de los contenidos
previstos en la licenciatura en educación. No es que las escuelas normales formen para educar a
migrantes exclusivamente, sino que se estudia como un problema regional. Estos materiales son
leídos por todos los normalistas que están recibiendo la formación inicial como educadores, sin
importar que realicen sus prácticas profesionales con la población infantil de referencia.
Existen otros tres programas que ofrecen una formación docente centrada en la práctica.
Identificar estos programas con la tradición académica parecería un contrasentido, pero el criterio
de reclutamiento fundamental del que parten le da consistencia, puesto que para empezar a ser
profesor basta que se tenga dominio de los contenidos curriculares de la educación básica, dejando
para la etapa de desempeño la adquisición y desarrollo de las competencias profesionales del
educador.
53
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Como puntos importantes en la formación docente de los instructores comunitarios, se señala que
es necesario reconocer a los niños como sujetos capaces de aprender, además de que se motiven lo
suficiente para estimular el intelecto de los niños y niñas migrantes. Tales programas de formación
están conformados por una estructura modular flexible y donde una de las actividades relevantes
son las prácticas docentes. Tanto para el Asistente Educativo, el Capacitador Tutor y el Instructor
Comunitario, el programa de formación contempla tres etapas: inicial o intensiva, permanente e
intermedia y sólo en el caso del Instructor Comunitario se incluye un espacio de actualización con
una duración de un mes al finalizar el ciclo escolar agrícola.
Es conocida la diversidad de perfiles de los docentes que atienden a la población infantil migrante.
Son diferentes, tanto por su formación profesional, expectativas laborales, experiencia previa en
la atención de este tipo de niños, como por las condiciones en que laboran ya sea en los estados
de origen o en los estados de destino, etc. Para atender este rubro, el programa contempla dos
momentos en la formación de los maestros. La formación básica, parte de recuperar las experiencias
personales y profesionales de los docentes, se desarrolla al inicio de los ciclos escolares agrícolas
y pretende que desarrollen competencias básicas en cuanto a los fundamentos del Programa de
educación primaria para niñas y niños migrantes, los sujetos a los que se dirige el programa y los
fundamentos metodológicos del programas, es decir, lo que implica el saber hacer. La formación
permanente se desarrolla a lo largo del ciclo escolar y parte principalmente de la reflexión sobre
la práctica docente al reflexionar sobre las experiencias en el desarrollo del programa.
54
Héctor Jacobo G., Roxana Loubet O., Margarita Armenta B.
El enfoque curricular presentado a continuación se identifica con lo que Gibbons (1998) llama el
Modo 2 de la investigación. Se trata de un conocimiento profesional híbrido por su contextura,
resultante del diálogo de diversas disciplinas como la sociología, antropología cultural, ciencias
cognitivas, entre otras, respecto de un problema profesional complejo, en este caso: cómo formar
a los educadores de migrantes.
Como conocimiento profesional es transitorio, lo mismo que los equipos humanos que trabajan
en su producción. No se congelan; es una teoría cálida por su compromiso emocional y por
ser socialmente responsable. Ambos, conocimiento y equipos humanos, co-evolucionan con los
tiempos y los contextos; se disuelven o reestructuran según lo demandan los problemas educativos
del entorno.
La formación de los educadores de migrantes sigue sin ser atendida adecuadamente. Incluye
variables específicas de las que habitualmente carece la formación estándar consignada en el
currículo nacional de las escuelas normales. Aquellos son profesores destinados, por ejemplo,
a atender las necesidades educativas de los llamados campamentos agrícolas en el noroeste de
México, en los que se concentran grupos humanos multiculturales, constituidos temporalmente
por hablantes nativos de diferentes lenguas originarias, sujetos a desplazamientos imprevisibles
de las localidades de origen a las de destino y de éstas a aquéllas. Es un personal académico que
presenta una movilidad muy alta, su desempeño como educadores revela la falta de formación
profesional adecuada, y en su mayoría, no reciben un salario profesional ni prestaciones conforme
a la ley; son estudiantes de educación media superior y superior a quienes se les otorga una beca
económica de apoyo para que puedan continuar sus estudios.
55
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
El carácter sistémico del enfoque curricular aquí descrito, reconoce los problemas arriba
enunciados y la complejidad del entorno a la que ha de responder el diseño e implementación de
los programas educativos para formar educadores de migrantes y asegura que sus contenidos se
vinculen entre sí y con el contexto, advierte además la necesidad de hacer sinergia para el logro
del perfil de desempeño y demás propósitos de la equifinalidad curricular.
Se trata de un currículo flexible que funciona como sistema abierto que se conecta con los sistemas
del entorno e intercambia información con ellos. Es por eso que no sólo se observa hacia dentro,
verificando el grado de consistencia interna con la que la malla técnica vincula el perfil de ingreso,
las áreas de formación teórico-metodológica y el perfil del egresado, sino que interesado por la
pertinencia, dispone de los mecanismos de autoorganización para evolucionar según lo hacen las
necesidades educativas de los migrantes y los problemas que acusa la formación y el desarrollo
profesional de sus educadores.
El diseño de los programas educativos para la formación de los educadores de migrantes con
visión sistémica pasa, sin duda, por la organización de lo que Torres (2004) ha denominado una
comunidad de aprendizaje (CA), integrada con diversos agentes educativos –padres, profesores,
alumnos, gobierno, sociedad civil, ONG´s.
a. Enlazar, por ejemplo, al gobierno y a la sociedad civil de los centros de población de origen
de los migrantes y vincularla con sus homólogos de los lugares de destino para hacer planes y
alianzas intersectoriales interesadas en la procuración de una mejor calidad de vida, asumiendo
como compromiso moral, hacer de la educación el principal instrumento para el reparto de
justicia social.
b. Poner en red a las Instituciones Formadoras y Actualizadoras de Docentes para buscar nuevos
rumbos al aprendizaje de la profesión, situándolo en los contextos donde ocurren los procesos
educativos reales.
c. Integrar comunidades de práctica, presenciales y virtuales, con los educadores en los lugares
de origen y destino para estimular un diálogo profesional comprometido con la descripción,
explicación y solución de los problemas que perturban el desarrollo educativo.
d. Aprovechar la diversificación de los agentes educativos que trae consigo el desplazamiento
por los flujos migratorios, convirtiendo estos en área de oportunidad para el aprendizaje
extraescolar e informal donde las familias actúan con generosidad y se prodigan ayuda
mutua.
e. Recibir el beneficio educativo de la diáspora en su condición de comunidad territorial y
físicamente dispersa, pero invisiblemente atada por el capital social, la identidad y la cultura,
que caracteriza a cada uno de sus integrantes.
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Héctor Jacobo G., Roxana Loubet O., Margarita Armenta B.
La migración es una máquina silenciosa, no trivial, del cambio cultural que genera cambios
emocionales y culturales. De acuerdo con González (2007), quien se desplaza está destinado a re-
socializarse en un lugar diferente en el que se enculturó, así como a vivir procesos de hibridación
junto con las personas que lo reciben, y a generar en sí mismo la identidad compleja que presenta
ante los demás.
La migración implica a grupos de personas con situación relativa en un lugar, bajo los efectos del
movimiento, la distancia y del tiempo. Supone el viaje de lo que somos a través de signos y símbolos
para ir al encuentro fértil con otros. Verlos y estar con ellos implica una negociación cultural a
través de la cual se dan y se reciben otras formas de pensar, de saber ser, saber hacer y saber estar
con los demás. Provoca cambios identitarios. Nunca el que regresa es el mismo. Al volver a su
lugar de origen, el migrante se da cuenta que de ser una persona entrañable, se ha convertido en un
extraño de su contexto o en extranjero de la tierra que lo vio nacer. Salir del sitio en el que se vive
cotidianamente modifica todo. Un movimiento migratorio cambia al que se queda, al que se va y
al que recibe; por eso decimos que después de vivir un tiempo determinado en un lugar y en otro,
ya nada es igual. Va surgiendo, como emergencia, una identidad transcultural y policontextural
que demanda ser comprendida por todos. En su andar por los distintos contextos, el viajero va
formando y transformando su cosmovisión como resultado de la inclusión de aquellos atributos
socioculturales que le son significativos y que precisamente por ello, los toma del entorno y los
filtra cognitivamente.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Si, como se dijo, el carácter transcultural del enfoque asume el compromiso curricular de promover
el conocimiento de la diversidad cultural, la comprensión de su origen y el papel que en ello juega el
vaivén de la cultura; la interculturalidad, en cambio, mantiene una orientación didáctica interesada
en integrar un repositorio de estrategias de trabajo pedagógico y de convivencia que contribuyan
a que la persona aprenda a ser y a convivir con los demás. Aprender a ser, requiere el desarrollo
de la inteligencia intrapersonal, entendida ésta en los términos de las inteligencias múltiples de
H. Gardner, y con ello la capacidad para reflexionar sobre sí mismo y sobre la identidad propia.
Aprender a convivir, en cambio, supone el desarrollo de la inteligencia interpersonal y con ello las
habilidades sociales que favorezcan el diálogo, la ayuda mutua, la solidaridad, y todos aquellos
valores que hacen posible el aprendizaje de la cooperación.
El acompañamiento recurre al pasado, preserva lo que lo impulsa; para ver el proceso vivido se
asume como observador de segundo orden, lo revisa y lo potencia para acomodarlo a su proyecto
pedagógico. Tiene sentido si se experimenta en contexto, sobre todo en el de la profesión, y
si supera, sin duda, la noción topológica del mismo porque, como todos sabemos, el contexto
incluye el lugar y sobre todo a cuanto pasa allí: la trama de interacciones sociales que con su
sintaxis y semántica de referencia, se convierte en el espacio humano para la configuración y
reconfiguración del ser.
Las relaciones pedagógicas se humanizan cuando se comprende al otro, condición que se logra si
el educador establece empatía emocional y cognitiva con los niños y niñas migrantes. No se trata
de un logro socioafectivo espontáneo, ni de algo que ocurra de la noche a la mañana. Tiene una
base material y resulta de la interacción humana intencionada.
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Héctor Jacobo G., Roxana Loubet O., Margarita Armenta B.
Hay evidencia empírica para probar que esos dos modos de empatía se empiezan a generar
cuando los educadores, al estar en circunstancia de migración cuasi-experimental, sienten estados
emocionales similares a los que se provocan en situaciones reales de migración. Son estados
de tensión y desequilibrio que les impele al uso de estrategias de afrontamiento parecidas a las
empleadas por los migrantes reales en sus lugares de destino.
En una estancia realizada por educadores de migrantes sinaloenses, México, en una comunidad
de la mixteca alta, oaxaqueña, se pudo percibir en ellos cierta tensión emocional a causa de la
sensación de pérdida ambigua (Boss, 2001, Falicov, 2000) de los referentes significativos de su
vida cotidiana; otros, en cambio, acusaron el síndrome de presencia en ausencia, duelo y enojo
por encontrarse en una situación desfavorable, no habitual, lo mismo que de pesadumbre y tristeza
(Lazarus, 2001).
Si algo tiene de relevante este hecho para formar educadores con empatía hacia los migrantes,
es que la estancia les permitió vivir y tomar conciencia de los estados de tensión, así como de
las estrategias de afrontamiento realistas, compensatorias y mixtas (realistas-compensatorias)
(Armenta, Montoya y Jacobo, 2008) que favorecen la distensión.
Por otra parte, la empatía cognitiva se ve fortalecida en la medida en que las teorías de la mente
del educador se verifican en el contexto de origen de los migrantes. La apropiación de las claves
culturales en ese lugar favorece el reconocimiento del sistema de creencias, y contribuyen con
la identificación del papel que juega en las expectativas personales del migrante, en la toma de
conciencia de sus necesidades y en sus motivaciones.
En este sentido, viajar (Palacios, 2007) al lugar de origen de los/as migrantes resulta ser una
importante estrategia de formación que contribuye a descubrir lo múltiple y lo diverso, como
movimiento donde se abre el espíritu y se produce el pensamiento que reconfigura la mirada hacia
los vínculos de la escuela y sus contextos.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
− La formación de los educadores de migrantes con enfoque situado en los lugares de trabajo
para aprender a hacer y para adquirir y desarrollar las competencias profesionales que
aseguren un desempeño exitoso.
Situar la formación profesional en contexto permite conocer la trama de relaciones reales que
establecen los diferentes agentes educativos, en la que los aprendices de maestros se socializan en
la cultura práctica, técnica y social de la profesión.
Debe advertirse que llevar la formación de los educadores a los lugares de trabajo no representa
retroceso alguno. Hargreaves (1999a, 1999b) tiene razón cuando afirma que es riesgoso cuando el
componente práctico y la formación profesional en el lugar de trabajo son asimilados al modelo
de formación correspondiente a la edad preprofesional. Afortunadamente, con las contribuciones
hechas por él y otros investigadores hoy sabemos mucho más acerca del aprendizaje de la
profesión y la importancia que tiene el contexto en ello, al igual que el trabajo en red con otros
centros educativos para recibir el acompañamiento de los profesores experimentados y las
facultades de educación de las universidades para desarrollar el pensamiento crítico en ellos,
por lo que, en síntesis, no se trataría de una transferencia mecánica del repositorio biológico de
saberes que los profesores experimentados harían entre sí o hacia los principiantes, si median,
sobre todo, procesos inteligentes de reflexión en y sobre la acción y hace las adecuaciones a los
requerimientos del entorno.
Tal y como se ha dicho en otro lugar (Jacobo y Pintos, 2003), la formación profesional situada de
los educadores tiene muchas ventajas, más de las que uno puede imaginar, algunas de ellas son:
60
Héctor Jacobo G., Roxana Loubet O., Margarita Armenta B.
agrícolas, o a las comunidades rurales/urbanas con menor densidad de población, y a los centros
de educación básica con un ambiente confiable para la socialización en la cultura técnica, ética y
práctica de la profesión.
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62
Héctor Jacobo G., Roxana Loubet O., Margarita Armenta B.
Reconocimientos:
Este proyecto fue posible gracias al financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
-CONACyT-, clave 2002013002, de la Secretaría de Educación Pública, México; la participación
comprometida de la Unidad 251-Culiacán, de la Universidad Pedagógica Nacional, y el apoyo
de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma de Sinaloa y la Escuela
Normal de Sinaloa.
A nuestra comunidad de práctica, integrada por las siguientes personas: Daniela Elizeth Montes
González, Edia Aracely Caro Topete, Gloria Castro López, Héctor Filemón Castro Montoya ,
José Adrián Cisneros Heredia, José Guadalupe Duarte Castillo, Juan Carlos Sanz Gutiérrez, Karla
Judith Martínez Estrada, María Elena Villegas Palazuelos, Marina Gabriela Uraga Ayón, María
del Rosario Mendoza López, María Fernanda Martínez Corrales, Marisol Salazar Castañeda,
Martha Yurinia Medel Valdez, Martha Amarillas Mata, Mireya Rubio Moreno, Nayeli Verenice
Beltrán González, Salvador Ávila Leal, Teresa Guadalupe Martínez Benítez y Yuslania Denice
Armenta Vega.
A los educadores de la Escuela Primaria “Miguel Hidalgo”, residentes en San Martín Peras,
Juxtlahuaca, Oaxaca, comunidad de origen de las familias migrantes del campo en el noroeste
de México: Adelina León López, Alejandro Pacheco Sernas, Álvaro Martínez Martínez, Ángel
Barenca Sosa, Cristina Pinacho Aragón, Fabiola Santiago Cruz, Janeth Lorena Hernández Pinacho,
Lorena Dayci Juárez Díaz, Marcos Hernández Hernández, María del Rosario Vázquez Mendoza,
Reynalda López Salvador; y su asesora Celina Espinoza García.
Y al apoyo y hospitalidad de diversas personas, como Don Ciriaco Díaz Martínez, Presidente
Municipal de San Martín Peras, Juxtlahuaca, Oaxaca; Don Ernesto Mendoza Olivera, Regidor
de Educación, Don Francisco López, Secretario de Bienes Comunales; el Padre Fidel y el Padre
Lomelí y del médico Martín Cruz Román, encargado de la Unidad Médica Rural del IMSS. Estar
con todos ellos, allí, en el lugar donde nacen los niños y niñas migrantes que viajan con sus familias
a los campos agrícolas en el Noroeste de México, nos trajo muchas satisfacciones personales y
profesionales: nos concedió navegar en la complejidad de la otredad, fortaleció nuestra empatía
emocional y cognitiva hacia todos ellos y reconfiguró el perspectivismo pedagógico y toda nuestra
visión educadora.
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La Formación Intercultural Inclusiva del profesorado:
Hacia la transformación social
Inclusive Intercultural Training of teachers:
Toward the social transformation
Auxiliadora Sales Ciges
Universidad Jaume I, Castellón
Resumen
La educación intercultural inclusiva como marco conceptual, nos sitúa en un modelo que
entiende la escuela como un cruce de culturas y un espacio privilegiado para la negociación y
el diálogo intercultural. De ahí que los ámbitos, contenidos y metodologías para la formación
del profesorado se centren en la reflexión sobre la práctica, el intercambio de experiencias y
el desarrollo profesional y comunitario. Así, nuestra propuesta de formación, desarrollada en
dos centros de la Comunidad Valenciana, España, se centra en procesos de investigación-acción
que convierten la mejora escolar en un proceso intercultural inclusivo del que hemos sacado
conclusiones relevantes.
Abstract
Inclusive intercultural education as a conceptual framework, it’s a model that understands school
as a cultural crossroads and a privileged space for negotiation and dialogue. Hence, the dimensions,
content and methodology for teacher training should focus on reflection about practice, sharing of
experiences and professional and community development. In this sense, our training proposal,
developed in two schools of Valencia, Spain, focuses on action research processes that make that
school improvement becomes an inclusive and intercultural process. We have drawn relevant
conclusions for teacher education and in-service training.
65
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Ante la educación, como proyecto cultural, no hay una percepción unámine, ya que la complejidad
y pluralidad social hace que los significados y expectativas que los diferentes grupos culturales y
sectores sociales otorguen a la educación y a la escuela sean muy diversos y, a veces, contrapuestos,
“lo que convierte la educación, inevitablemente en alguna medida, en un territorio para las
confrontaciones políticas, religiosas, entre culturas y subculturas y entre grupos sociales. Aunque,
obviamente, también hay consensos y posibilidades de ir ampliándolos” (Gimeno Sacristán,
2000:20).
La escuela y el aula entendidas como cruce de culturas (Pérez Gómez, 1995), suponen un espacio
de conocimiento compartido, que implica esforzarse por crear, mediante la negociación abierta y
permanente, un contexto de comprensión común, enriquecido constantemente con las aportaciones
de los diferentes participantes, cada uno según sus posibilidades y competencias (Villa, 1998).
66
Auxiliadora Sales Ciges
Este enfoque intercultural inclusivo nos plantea un dilema entre la dicotomía entre diversidad
e igualdad, dilema que se percibe en la reflexión crítica de los profesionales sobre sus prácticas
cotidianas. En muchos casos, diversidad, diferencia y desigualdad se manejan de forma confusa
y ambigua.
67
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Por todo eso, considero que la educación debe integrar fines comunes de la inclusión y la
interculturalidad, ya que ambos comparten el compromiso de transformación de la educación
hacia valores y actitudes democráticos de igualdad, respeto, autonomía y solidaridad.
De esta manera, frente a “la invisibilidad” homogeneizante que se deriva de los enfoques
educativos asimilacionistas, se trataría de favorecer “la invisibilidad” que proporciona el derecho
al anonimato, a ser un ciudadano más, sin tener que justificarse constantemente. Frente a “la
visibilidad” etiquetadora de los programas compensatorios, deberíamos promover la visibilidad
de la diversidad en todas sus dimensiones socioculturales, desde la libre elección de la identidad
cultural de cada persona y comunidad, que pueda mostrarla y reconocerla públicamente sin
sentirse humillada o menospreciada. Es decir, debemos conjugar la igualdad de derechos con
el derecho a la diferencia. No señalar la diversidad estereotipandola. Podemos ver gráficamente
cómo se resuelve este dilema en función del enfoque ideológico y educativo desde el que se
plantea y desarrolla (Sales Ciges, 2002:67).
68
Auxiliadora Sales Ciges
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
El papel reproductor de la escuela, desde esta perspectiva, es duramente criticado e igual que se
analizan los mecanismos discriminatorios del sistema social, la escuela debe entrar en un proceso
de autocrítica constructiva que haga explícitos los instrumentos y estructuras que perpetúan las
desigualdades dentro de ella (Escofet et al., 1998). El debate debe abrirse desde la escuela para
concienciar a toda la comunidad de las actitudes y prácticas excluyentes que subyacen tanto en la
propia formación de los profesores, como en el currículo, en la elaboración y presentación de los
materiales y recursos, en la distribución de expectativas de éxito escolar y social, en la evaluación
y control de los resultados, en el lenguaje empleado, en los valores y actitudes que se favorecen
en la escuela. En definitiva, es un replanteamiento general de la función social que la escuela debe
cumplir en una sociedad democrática intercultural (Essomba, 2006).
Por ello, la escuela debe convertirse en una verdadera democracia vivida activamente, donde toda
la comunidad analiza la realidad social y aprende habilidades de acción y maneras alternativas de
compromiso en la transformación de la sociedad, donde se da una participación llena en la toma
de decisiones y en la construcción del conocimiento colectivo. Se trata de “pasar de una lógica
de la imitación a la lógica del contagio que posibilita la ampliación cultural. Y con ella, el deseo,
como movimiento, crece” (Traver, 2003:13). Esta nueva cultura de la transformación tiene como
meta la inclusión que se mueve por imaginarios positivos y hacer crecer el deseo en la educación,
porque moviliza potencialidades y no se centra en las carencias.
Ningún grupo debe imponer sus cosmovisiones, sus estilos cognitivos, sus valores y tipo de
conocimiento a los otros. El proceso educativo se flexibiliza de tal forma que el alumnado pueda
disponer de modelos y estrategias alternativas para elaborar el conocimiento sobre un mundo
plural en continuo cambio y conflicto, que se enriquece y transforma gracias a la diversidad que le
caracteriza. Este enfoque apunta la importancia de mantener un estrecho contacto entre la escuela y
la comunidad y la imprescindible colaboración entre ambos para la transformación social inclusiva
e intercultural. La comunidad plural debe participar en el proceso educativo estableciendo redes
intercomunicativas con la escuela, para el control democrático de la educación y garantizar la
representatividad de todos los grupos en ella (AAbdallah-Pretceille, 2003).
70
Auxiliadora Sales Ciges
El currículo, su lenguaje y organización deben ser revisados, para introducir en ellos las perspectivas
y contribuciones de los grupos sociales y culturales de forma interrelacionada, que muestre que la
sociedad global evoluciona y se transforma gracias a la aportación de todos y cada uno de ellos.
El currículo escolar debe permitir una visión de la realidad como un sistema abierto, donde los
diferentes grupos culturales forman, como metafóricamente describe Gimeno Sacristán (2001),
una grande red en la que todos están conectados por hilos que hacen fluir las comunicaciones.
71
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Estos objetivos y contenidos de formación tienen una implicación institucional que exige una
serie de cambios en la de la formación, tanto inicial como permanente, de manera que se acerquen
a un enfoque intercultural e inclusivo (Essomba, 2003):
Desde nuestra tarea formativa en la Universitat Jaume I, hemos tratado de darle coherencia desde
este enfoque a la formación de profesionales de la educación (Sales y Moliner, 2001; Sales,
Moliner y Sanchiz, 2001a; 2001b) a partir de una propuesta que intenta romper con el concepto
tradicional de formación de maestros, centrado en la transmisión académica y unidireccional de
conocimientos, para dar paso a una formación en la que se prioriza la interpretación, la comprensión
y la reflexión crítica sobre esos contenidos: la cooperación entre iguales estableciendo procesos de
comunicación y diálogo para la resolución de conflictos; la reflexión crítica a partir de los recursos
educativos, diversificación de las perspectivas de análisis; la responsabilidad del estudiante ante su
propio aprendizaje partiendo de sus conocimientos previos y planteando actividades motivadoras y
culturalmente significativas, y en definitiva, estrategias todas ellas que favorezcan la construcción
colectiva del conocimiento para propiciar la innovación pedagógica y la transformación social.
72
Auxiliadora Sales Ciges
Por lo tanto, la unidad de análisis para entender el desarrollo y formación del profesorado es la
escuela, no solo considerada como un puesto de trabajo, sino también de formación compartida.
Sólo si se produce un mayor perfeccionamiento del profesorado, un cambio de concepción en los
curricula de los centros y un cambio en el clima de la institución escolar, la educación intercultural
inclusiva cobra verdadero sentido. La escuela, así, se concibe como unidad de aprendizaje y trata
de responder a las necesidades que esta va planteando, enfatizando la formación cooperativa y la
reflexión compartida como claves para el desarrollo personal y profesional.
Entre las diversas estrategias de formación del profesorado queremos destacar la creación de
grupos de trabajo colaborativo que permiten el intercambio de conocimiento profesional,
perspectivas y habilidades entre profesionales como verdaderas comunidades de aprendizaje
(Durán y Miquel, 2004). La creación de grupos de apoyo en los centros, desarrollada por Parrilla
y colaboradores (Parrilla, 1998), está teniendo grande repercusión en otros contextos escolares, ya
que el asesoramiento entre colegas ha demostrado aumentar las conductas efectivas de enseñanza,
mejorar el autoestima y el sentido de la profesionalidad, la gestión de los conflictos en la aula
(Hasbrouck, 1997).
Pero sin duda, la estrategia que corresponde perfectamente con el perfil de profesorado investigador
de su propia práctica, creemos que es la investigación-acción. A través de la investigación y
la reflexión racional de la propia praxis, el profesorado puede conocer las dimensiones que se
encuentran implicadas, a veces de manera inconsciente, en la dinámica de la aula y en la cultura
escolar. Esta investigación permite reflexionar sobre su modelo didáctico personal, el que define
su práctica concreta, conformado por la influencia de su historia académica como alumno, de su
historia profesional como a docente y de su adaptación al contexto institucional y social (Ainscow,
Howes, Farell y Frankham, 2004). La investigación-acción en la formación del profesorado se
centra sobretodo en lo centro y la aula como medio social y culturalmente organizados y en el
profesorado, el alumnado y la comunidad como elementos del proceso. De hecho, la relación
entre formación e investigación-acción es muy estrecha, debido a que ésta provoca:
73
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
El proyecto de investigación emprendido hace tres años por el grupo MEICRI1 pretende acercarse
a la escuela como organización que aprende y espacio privilegiado para hacer interculturalidad
e inclusión. Desde un planteamiento netamente cualitativo, de investigación-acción, nuestra
intención consiste en analizar la realidad escolar y cómo se aborda la diversidad cultural desde
ella para facilitar procesos de autoevaluación, propuestas de acción, puesta en práctica y reflexión
sobre las mismas por parte de la comunidad educativa. Es decir, nuestra pretensión es iniciar y
hacer el seguimiento de procesos de innovación y mejora en el centro escolar desde la colaboración
y el compromiso con los agentes educativos. Se trata de una investigación colaborativa de clara
intención pedagógica, aunque fundamentada y apoyada por un enfoque interdisciplinar. Es un
estudio que conecta los ámbitos de la educación intercultural y la escuela inclusiva, a menudo
trabajados por separado, pero con objetivos y procesos comunes y compartidos, puesto que
relacionan diversidad, interculturalidad y comunidad, centrándose en políticas de igualdad y no
desde planteamientos de déficit y necesidades educativas especiales.
Planteamos la necesidad y urgencia de un enfoque educativo intercultural e inclusivo en los
centros escolares actuales desde una revisión global de la organización y cultura escolar y no sólo
desde cambios coyunturales más puntuales que si bien pueden resolver situaciones problemáticas
más inmediatas no favorecen una transformación profunda de la institución y, por tanto de las
actitudes y prácticas desarrolladas en la comunidad, a largo plazo (Santos Guerra, 2000). De
ahí que nuestro interés se centre en analizar y valorar las dimensiones y factores que pueden
propiciar un cambio hacia la interculturalidad y la inclusión en el ámbito escolar, desde el día a
día y las posibilidades y potencialidades que el propio centro escolar detecte y desarrolle (Fink
y Stoll, 1999). Para ello es esencial favorecer la buena comunicación entre personas de distintas
culturas, con cosmovisiones diferentes, para evitar el aumento de los estereotipos y prejuicios
que bloquean el diálogo igualitario y el desarrollo de un proyecto educativo compartido. Así
pues, el proceso de cambio y mejora de la escuela la convierte en un espacio de negociación y
resolución de conflictos, como estrategia y herramienta para consensuar mínimos de convivencia
y de indagación colaborativa de la comunidad educativa (Newton y Tarrant, 1992).
Nuestro objetivo en este proyecto de investigación se centra en el establecimiento de un modelo
de formación intercultural e inclusivo que oriente y prepare adecuadamente a los profesionales de
la educación a asumir el reto de construir entre todos una escuela también para todos.
El proceso de transformación
74
Auxiliadora Sales Ciges
Así pues, tras el compromiso expreso del claustro, el proyecto se abre al resto de la comunidad:
alumnado, familias, personal no docente, comunidad local. En ese momento, puede empezar
el proceso de exploración de la realidad y de recogida de información por parte de toda la
comunidad. Toda una aproximación etnográfica (entrevistas, observaciones, relatos de vida,
análisis documental) para triangular la información sobre los factores, dimensiones e indicadores
que condicionan y orientan el cambio. Para ello, hemos elaborado un instrumento: “La Guía
para la construcción de la escuela intercultural inclusiva”, (Sales, Moliner y Traver, 2007; Sales,
Moliner y Moliner, 2009) que resulta a partir de una adaptación del Index for Inclusion, (Booth
y Ainscow, 2000; Ainscow, 2001) y que además incorpora indicadores de la investigación sobre
“Diversidad cultural y logros de los estudiantes en educación obligatoria” del equipo de en la
UNED de Teresa Aguado (1999, 2007).
75
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Esta guía, por tanto, está compuesta por una serie de cuestiones de reflexión, con la intención de
propiciar y facilitar los procesos de cambio e innovación en los centros escolares. Se parte del
análisis y valoración que lleva a cabo la propia comunidad escolar de su realidad cotidiana y de
sus necesidades y posibilidades de mejora. El objetivo último es favorecer la discusión y reflexión
sobre una serie de factores que están condicionando la inclusión intercultural y que permita a la
propia comunidad educativa decidir qué elementos desea mejorar y cómo va a hacerlo. En una
primera fase las preguntas facilitan centrar los temas de la reflexión, indagando sobre aspectos
clave para la mejora. En la segunda fase, con las evidencias y reflexiones compartidas, se puede
comenzar el establecimiento de prioridades y las acciones necesarias para llevar a cabo los
cambios previstos, así como el modo de valorarlos posteriormente. Por tanto, este documento no
es más que un instrumento, una herramienta de trabajo que en cada escuela puede utilizarse como
se considere más útil y oportuno.
76
Auxiliadora Sales Ciges
En cada escuela, se decide cómo recabar evidencias de las impresiones y percepciones que tiene
la comunidad, a través de diversos instrumentos para recoger información: entrevistas, grupos de
discusión, observaciones, análisis de documentos, diarios docentes.
Esa información recopilada permite tener una visión inicial, por parte de todos los colectivos de
la comunidad que quieran participar, de los aspectos que están condicionando la posibilidad de
crear una educación y una convivencia más intercultural e inclusiva.
Una vez que tenemos información suficiente desde distintas fuentes y perspectivas, el documento
de resumen se retorna a la comunidad educativa para que valore aquellos aspectos de los que están
más satisfechos y deben potenciar, y de aquellos que les gustaría mejorar. Para ello, se organiza una
Comisión APRO (Análisis y Propuestas) como un grupo de trabajo mixto, en el que profesorado,
alumnado y familias preparan un Informe de Autoevaluación donde se recoge este análisis de la
realidad y se hacen propuestas de cambio. Esta comisión prepara una Asamblea Comunitaria en
la que dan a conocer estas propuestas y dónde se priorizan los cambios tanto a corto como a largo
plazo. De esta misma asamblea surgen las personas voluntarias para formar una nueva comisión
mixta que ponga en marcha esos cambios decididos y consensuados entre todos.
El curso escolar acaba con una primera valoración global del proceso seguido, de las estrategias
utilizadas para la participación comunitaria, la formación del profesorado, la implicación del
alumnado, la gestión de los cambios y la posibilidad de sostenibilidad de los mismos.
Como en cualquier proceso de reflexión y mejora de las propias prácticas, este no es el punto final,
sino el primer bucle de una espiral continua que permite a los centros escolares convertirse en
organizaciones que aprenden y a las personas que en ellos conviven en ciudadanos y ciudadanas
más interculturales e inclusivos, además de en profesionales más eficaces.
Nuestro papel en todo este proceso ha tenido una doble vertiente, como grupo de investigación
y como equipo de formadores, que ha intentado concretarse en la figura de “amigo o amiga
crítica”, que participa desde la fase de sensibilización, compromiso, recogida de información,
reflexión, priorización y puesta en práctica de los cambios. Esta nos parece un rol necesario y que
nos permite mantener una implicación afectiva y efectiva con el proyecto que en la escuela se
emprende. No se trata tanto de un observador aséptico y distante, sino en alguien que participa,
77
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
De esta propuesta y experiencia desarrollada en los dos centros escolares valencianos, hemos
sacado algunos factores clave que pueden determinar el éxito del proceso entendido como
formativo y de mejora escolar:
a) Se requiere una necesidad de cambio percibida por el propio centro (equipo directivo,
profesorado y familias). Si los distintos colectivos no sienten esta necesidad de mejora y
perciben que pueden hacer algo para conseguirla, el proceso queda distante, infructuoso o
ajeno a su propia realidad.
b) La relación de la escuela con el equipo asesor externo, con los “amigos críticos”, debe basarse
en la confianza y la confidencialidad, puesto que el proceso es muy complejo, la información
que se maneja muy delicada y las decisiones a tomar difíciles en muchos casos. La relación
debe favorecer la progresiva autonomía del centro para gestionar su formación, sus cambios y
sus futuras demandas como parte de su funcionamiento habitual. La presencia de observadores
o asesores externos es interesante, a menudo necesaria, pero no imprescindible ni garantía de
éxito.
c) Instrumentos y estrategias que faciliten la autoevaluación y toma de decisiones. Uno de los
momentos más delicados del proceso es la autoevaluación del centro, cuando debe recoger,
analizar e interpretar la información que aportan los distintos colectivos de la comunidad.
La gestión constructiva, desde un enfoque intercultural e inclusivo, de toda esta información
altamente sensible, requiere de una serie de habilidades de análisis, observación, comunicación,
diálogo y negociación que son básicas para que de la crisis o el conflicto se pueda construir el
consenso y el proyecto compartido.
d) Estrategias de participación democrática comunitaria para el debate, toma de decisiones
y liderazgo compartido. Otro aspecto delicado del proceso es la apertura del centro a
la comunidad, tanto para compartir información relevante como para tomar decisiones
78
Auxiliadora Sales Ciges
colectivas entre todos (Bottery, 2004; Ryan, 2006). Las resistencias del profesorado o la falta
de seguridad y hábito en las familias pueden generar obstáculos para una democratización
de los procesos de mejora. El asesoramiento y la formación compartida permiten adquirir
estrategias de participación útiles para aplicar en la gestión del aula y del centro.
e) Espacios y tiempos para la reflexión colectiva: en el claustro, en las aulas, en las asambleas
comunitarias. Se deben contemplar momentos y lugares de reunión, de coordinación,
de reflexión en gran o pequeño grupo, a lo largo de la jornada escolar. De lo contrario, la
improvisación, las horas extra, la sobrecarga de tareas hace que estos momentos para pensar
y compartir se vivan con ansiedad y no se aprovechen como se merecen.
f) Apoyo de las entidades locales y las autoridades educativas. Cuando una escuela comienza un
proceso de formación de este tipo, ha de buscar rápidamente aliados en el entorno inmediato,
puntos de apoyo que valoren el cambio y le den credibilidad desde fuera. Ir contracorriente es
muy duro y las presiones de la Administración o el aislamiento por parte del entorno cercano
pueden desmotivar a la comunidad educativa a mantener el proceso (Darling-Hammond,
2001).
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
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Auxiliadora Sales Ciges
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Hacia una alternativa de formación indígena bilingüe
e intercultural: una pedagogía liberadora desde la
“comunalidad”
Lois M. Meyer1
Universidad de Nuevo México
Resumen
Abstract
83
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Por una educación en nuestras propias manos y con nuestras propias decisiones,
en nuestras lenguas y de acuerdo a nuestros valores tradicionales, cimentados en la
comunalidad, y ordenados de acuerdo a nuestros conceptos de espacio y tiempo y con
asesores que nosotros mismos determinemos.
[Manifiesto de Educación India, Sierra de Juárez, Oaxaca, 1982]2
La lucha para construir una educación indígena autónoma y bilingüe en Oaxaca, México, no es
nada nueva. En 1982, cuando se escribió el manifiesto visionario citado aquí como parte de una
declaración temprana de derechos autónomos redactada por tres de las primeras organizaciones
etnopolíticas de Oaxaca3, la situación política era muy distinta a la de hoy: el Ejército Zapatista
de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas no explotará a la conciencia nacional e internacional
hasta 1994; el movimiento magisterial militante en Oaxaca, que en junio 2006 enfrentó y rechazó
una agresión policíaca armada y brutal en contra de 40,000 maestros en plantón de huelga,
chispeando un levantamiento popular antigubernamental que duró meses, sólo estuvo tomando sus
primeros pasos; no existía todavía el Tratado de Libre Comercio (TLC), que hoy día ha convertido
a México, tierra natal del maíz, en un país importador del grano básico de la vida y a Oaxaca en
el estado de más expulsión de mano de obra a los campos agrícolas del norte de México y EEUU;
apenas se empezaban a manifestar las primeras indicaciones de la hegemonía neoliberal futura; no
se reconocía todavía en las leyes nacionales al México pluricultural; y en la Educación Indígena
seguía predominando la asimilación cultural forzada y la castellanización.4
Si bien es verdad que mucho se ha cambiado en el último cuarto de siglo de la historia mexicana,
también es cierto que mucho sigue igual. En marzo del 2002, con ocasión de su 27o aniversario,
la Coalición de Maestros y Promotores Indígenas de Oaxaca (CMPIO) 5 denunció públicamente
la situación de la educación indígena en el estado:
“La educación en las comunidades indígenas está en completo abandono. La educación bilingüe
intercultural sólo existe en los discursos, y las autoridades parecen ignorarlo o no interesarse.
Esto se manifiesta en la falta de planes y programas para la educación indígena; falta de
materiales didácticos apropiados, principalmente libros, pues se están usando los mismos de
las escuelas de niños monolingües en español; falta de capacitación para el personal docente
2 Citado en Maldonado (2002a), p 95.
3 El documento fue suscrito por la Organización para la Defensa de los Recursos Naturales y Desarrollo Social de la
Sierra Juárez (ODRENASIJ), El Comité de Defensa de los Recursos Naturales y Humanos Mixes (CODREMI), y
el Comité Organizador y de Consulta para la Unión de los Pueblos de la Sierra Norte de Oaxaca (CODECO), 1982,
citado en Maldonado (2002a), p. 94.
4 Soberanes., F. & Maldonado, B. (2002).
5 La CMPIO, con más de 30 años de lucha al lado de las comunidades (1974 – 2008), tiene 3 “caras”: a) desde 1978,
funciona como la Jefatura de Zonas de Supervisión 21 – Plan Piloto, parte del sistema de Educación Indígena del
Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), con 1050 maestros indígenas en más de 450 escuelas
bilingües rurales del estado; b) en 1982, fue reconocida como la Delegación D-1-211 de la Sección XXII del
Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), y forma parte de la reformista Coordinadora
Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE); c) en 1990, se incorporó legalmente como asociación civil
(A.C).
84
Lois M. Meyer
“No vemos que esta situación tenga remedio mientras la ideología de los descendientes de
encomenderos y finqueros7 domine entre los funcionarios que están decidiendo la orientación
de la educación y la aplicación de los recursos, coincidiendo sus intereses con los del Banco
Mundial y demás agencias trasnacionales que están delineando la educación a su medida...”
8
En este artículo, quiero reportar los esfuerzos hechos por la Coalición de Maestros y Promotores
Indígenas de Oaxaca (CMPIO) para conseguir unos de estos fines, no como acciones aisladas, sino
como parte de un Movimiento Pedagógico para reconstruir la educación bilingüe e intercultural
en el estado. En particular, este análisis documenta y analiza el esfuerzo de la CMPIO de formar
maestros bilingües de nuevo ingreso al magisterio con las habilidades necesarias para identificar y
responder a las necesidades de los estudiantes y las escuelas en comunidades rurales indígenas. El
propósito principal es formar maestros, en colaboración con sus comunidades de trabajo, para que
6 Coalición de Maestros y Promotores Indígenas de Oaxaca, AC:”, en Las Noticias: Voz de Oaxaca, 29 marzo 2001,
publicado después en Fernando Soberanes. (Coord.), 2003b, p. 6.
7 Durante la Colonia, encomenderos recibían del Rey de España una encomienda de terrenos con toda la “propie-
dad” allí presente (incluyendo los habitantes indios).para su uso y explotación personal. En años más recientes,
finqueros son los dueños de fincas, especialmente del café, quienes emplean a trabajadores indígenas a salarios
mínimos, explotando su labor en condiciones abusivas.
8 Soberanes, 2003a, p. 6-7.
9 Declaración del 2o. Congreso Nacional de Educación Indígena e Intercultural, Oaxaca, México, 27 octubre
2007. Se encuentra en http://www.cneii.org/index.php?option=com_phocadownload&view=category&id=2:mem
oria-escrita&Itemid=5
85
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
puedan identificar las necesidades, historias, estructuras sociales, valores, y prioridades locales
y comunales, y hacer de ellos la base de su currículo, su pedagogía, y sus relaciones comunales.
Temas como los de la revitalización o el mantenimiento de las lenguas originarias - dependiendo
de las realidades lingüísticas de cada comunidad -, el desarrollo de la lectoescritura en lengua
indígena y español, y el modelo de la educación bilingüe adecuado para el contexto particular de
cada comunidad, son elementos importantes en este esfuerzo de construir los programas escolares
y las estratégias pedagógicas que sean liberadoras en vez de asimilacionistas, tanto en intento
como en resultado.
10 Esta declaración histórica (documento A/61/L.67 de la ONU), adoptada el 13 de septiembre de 2007, promueve
las protecciones a los derechos humanos de los Pueblos Indígenas, incluyendo, entre otras: la afirmación de los
derechos colectivos; el derecho a seguir existiendo como Pueblos distintos y autogobernados; derechos culturales,
entre ellos el uso, mantenimiento y revitalización de las lenguas autóctonas; y el derecho a establecer y controlar
los sistemas y las instituciones de enseñanza que proveen la educación en su propia lengua, empleando métodos
consistentes a sus formas propias culturales de enseñar y aprender. La declaración se aprobó por una votación de
143 a favor (entre ellos, México) y 4 en contra (Australia, el Canadá, Nueva Zelanda, y Estados Unidos), con 11
abstenciones.
86
Lois M. Meyer
Lo que sí es raro, por lo menos en el contexto oaxaqueño, es el conjunto de factores históricos que
se han motivado a que la CMPIO iniciara y persiguiera tenazmente su Movimiento Pedagógico
hacia la transformación de la educación en las comunidades indígenas.
“Los 350 compañeros fundadores de la CMPIO recibieron su formación inicial para ser
promotores –no maestros– a principios de la década de los 70, cuando sólo tenían la primaria
terminada. Estudiaron en el Instituto de Investigación e Integración Social del Estado de
Oaxaca (IIISEO), en donde se les preparó para trabajar en tareas relacionadas con el desarrollo
de sus comunidades, teniendo a la educación como eje y a la castellanización como actividad
principal. En ese tiempo la diversidad lingüística y cultural se veía como un problema para
el desarrollo de los pueblos.
Muy pronto se entró en conflicto en el trabajo con la idea de castellanizar, pero los promotores
no estaban preparados para hacer algo diferente con los niños. Esto los metió en crisis”. 11
No se recuerda con certeza si fue antes o después de esta crisis laboral y cultural que se conoció
el planteamiento de Paulo Freire acerca de una pedagogía de los oprimidos que promueva la
concientización y la liberación. Lo que sí es cierto es que de esta crisis se alentaron para seguir
trabajando en la educación y luchar por llegar a ser – y ser reconocidos oficialmente – como
maestros. Con el compromiso de prepararse con una conciencia y práctica docente auténticas,
estudiaban la secundaria, la normal, y hasta la licenciatura en instituciones educativas alternativas
de autocreación, en colaboración con universidades, organizaciones e intelectuales progresistas
y valientes. Durante varios años, los esfuerzos de la CMPIO para cambiar la pedagogía de la
educación indígena se concentraron en promover las metodologías de Celestín Freinet12 en las
escuelas preescolares y primarias de su propia jefatura y en las de las otras jefaturas del estado.
El levantamiento armado del Ejercito Zapatista para la Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas en
1994 sorprendió por completo al mundo entero, y también a la CMPIO. Junto con otros factores
impactantes, la resistencia armada zapatista la llevó a otros cambios aún más profundos:
“Si bien al principio no planteaban nada novedoso en este terreno [de la educación],
pues sus demandas se resumían en más escuelas, más maestros y más de lo mismo, el
impacto de su lucha caló muy hondo en la conciencia de las organizaciones indígenas
independientes. A nosotros nos devolvió la esperanza en las posibilidades de transformar
la educación, y nos planteamos un movimiento plural a largo plazo, al que llamamos:
Movimiento Pedagógico”. 13
11 Soberanes, F. (2003a), p. 5.
12 Por ejemplo, Freinet, C. (2002). Por una escuela del pueblo. Coyoacan, MX: Editorial Laia, S.A.; también, Frei-
net, C. (2005). Técnicas Freinet de la Escuela Moderna. Trigésimosexta edición. Buenos Aires, AR: Siglo XXI
Editores.
13 Soberanes (2003a), p. 8-9.
87
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Movimiento Pedagógico
Dentro de la CMPIO, ya tenían claros tres realidades que dieron paso al Movimiento Pedagógico.
En palabras de Fernando Soberanes, coordinador de proyectos alternativos de la Coalición:
1. Que no podíamos esperar que los cambios reales, de fondo, nos llegaran del centro (de
la Secretaría de Educación Pública en la capital, el centro administrativo del sistema
educativo del país).
2. Que teníamos que partir de nuestra realidad.
3. Que era necesario acordar acciones que involucraran a amplios sectores de maestros,
de niños y de la población, así como a intelectuales comprometidos con la búsqueda de
alternativas educativas.14
Nuestra idea de la práctica liberadora fue orientada por la teoría pedagógica de Paulo Freire15,
las técnicas Freinet, y el Método de Diálogo Cultural desarrollado por Juán José Rendón
Monzón y colaboradores16.
14 Ibid, p. 9.
88
Lois M. Meyer
Es notable que la CMPIO tomara la decisión en 2007 de revisar el principio #3, quitándole la
palabra “democratizar”, como lo tenía desde 1995, para sustituirla por “comunalizar”, como se lee
ahora. La razón de este cambio, y la importancia que tiene la comunalidad india en el Movimiento
Pedagógico y en el curso alternativo de formación docente que documenta este artículo, ahora se
describirá.
Oaxaca se puede ver y describir por distintos lentes (económico, político, cultural, educativo),
y cualquiera que se escoja, la descripción suele enfatizar sus déficit. Un setenta y cinco por
ciento de los municipios de Oaxaca se consideran de alta o muy alta marginación; casi la mitad
de todos los municipios mexicanos de alta marginación se encuentra en territorio oaxaqueño.
La población mayoritaria de una mayoría de estas comunidades rurales y empobrecidas habla
lenguas originarias. Más de un cincuenta por ciento de Oaxaca es territorio comunal, y más de
la mitad de los municipios del estado expulsan de mano de obra a las ciudades grandes, a los
estados mexicanos del norte, o a EEUU. Las estadísticas estatales acerca de la eficiencia escolar,
la reprobación, la deserción, y el aprovechamiento académico siempre hacen comparación con las
de Chiapas y Guerrero para que sean los peores del país.
En Oaxaca, los valores, prioridades y prácticas comunales colectivas se conocen por “comunalidad”,
e implican mucho más que lo que se conoce por “comunidad” en la literatura académica occidental.
Para Rendón Monzón (2002), “la comunalidad” se refiere en forma global a toda una forma de
vida comunal de los Pueblos Indios; para Maldonado (2002a), “la comunalidad” es la cimienta
de la vida, la identidad y la resistencia cultural india, lo que significa que también será la base
fundamental de la futura liberación de los Pueblos Indios.
Los derechos indios son básicamente derechos colectivos, es decir, derechos de individuos
que no se piensan a sí mismos sin la colectividad a la que pertenecen, por lo que,
constantemente, están expresando su voluntad de formar parte de esa colectividad a través
de su participación en el poder comunal (participación en la asamblea y en los cargos
civiles y religiosos), del trabajo comunal (tequio y ayuda mutua interfamiliar), del disfrute
comunal (participación en las fiestas) y del uso y defensa del territorio comunal…Estas
culturas diferentes están vivas y exigen los espacios de libertad que se les han negado, y
17 Acevedo, S., García, A., García, F., Gutiérrez, B., et. al. (2004), pp. 564-565.
89
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
que una nación plural y democrática no puede seguir negándoles. No se trata, entonces,
de inventar derechos distintos para personas iguales al resto de los mexicanos, sino de
aceptar que tienen una diferencia milenaria, que la quieren seguir teniendo y que tienen
derecho a ello. Por lo mismo, el reconocimiento de esta característica colectiva de sus
derechos como pueblos y su respeto es, actualmente, uno de los principales reclamos del
movimiento indio (énfasis en el original). 18
Para Martínez (2004), el gobierno mexicano ha permitido “una descentralización muy acotada” al
mantener control sobre “las necesarias para garantizar el carácter nacional de la educación básica,
normal y demás.”21
Tradicionalmente, las políticas educativas mexicanas han intentado quitarles a las comunidades
indígenas sus lenguas y culturas, con el propósito de asimilarlas a la cultura mestiza para “construir
la nación y conseguir el bien nacional”. Durante décadas, los maestros de escuelas públicas
19 Explica Jaime Martínez Luna, teórico de la comunalidad india oaxaqueña: “Fruto de movilizaciones indígenas,
campesinas y sociales en general, en la década de los ochenta se propone a la comunalidad como concepto expli-
cativo de las modalidades organizativas de la sociedad oaxaqueña. La insurgencia magisterial y el compromiso de
varios intelectuales oaxaqueños y nacionales, encuentran en ese concepto una articulación lógica a su movilización
y a su labor docente. El resultado se da y el magisterio oaxaqueño logra insertar el concepto como el cuarto prin-
cipio rector (junto con democracia, nacionalismo y humanismo) en La ley Estatal de Educación que se aprueba en
l995, fruto también de los temores generados por el levantamiento zapatista de 1994.” J. Martínez Luna, El Cuarto
Principio. En N. Chomsky, L. Meyer & B. Maldonado (en presa).
20 Martínez (2004), pp. 16-17.
21 Ibid., p. 17.
90
Lois M. Meyer
mexicanas, incluyendo los maestros indígenas, han sido preparados práctica e ideológicamente para
cumplir con su “responsabilidad cívica”, es decir, para facilitar la asimilación de los estudiantes
y comunidades indígenas a las prácticas culturales y la lengua española de la mayoría mestiza.
Una de las herramientas más poderosas a favor de esta meta asimilacionista ha sido el rechazo
de cualquier formación docente que mantenga, desarrolle o revitalice las lenguas autóctonas o
el desarrollo e implementación de pedagogías educativas que promuevan la cosmovisión y las
prácticas culturales de la “comunalidad” que estructura y define la vida comunal local.
Se les compromete a asistir durante tres a seis meses a un curso de inducción a la docencia,
propiciado por el Departamento de Educación Indígena del IEEPO. Este curso los orienta a la
normatividad de la educación indígena nacional: los requisitos burocráticos; el plan y programa
de estudios oficiales y los libros de texto del gobierno, enfatizando la enseñanza en español; unas
sugerencias pedagógicas, como las de hacer algunos materiales didácticos y enseñar bailables.
Durante los ocho semestres escolares siguientes, estos maestros principiantes deben seguir su
formación en una de las sucursales de la Universidad Pedagógica Nacional, muchas veces ubicados
a una distancia de varias horas por transporte público y/o a pie de su comunidad de trabajo. Asisten
cada quince días a sesiones de clase que se imparten sólo en español, siguiendo planes normativos
de formación docente orientados hacia las realidades de las escuelas urbanas monolingües en
español. La comunalidad oxaqueña se deja al lado; tampoco enfatizan la colaboración con las
comunidades indígenas donde los jóvenes maestros laboran.
En 2002, después de constantes reclamos y presiones políticas, el IEEPO creó la Escuela Normal
Bilingüe Intercultural de Oaxaca (ENBIO), la primera y hasta hoy la única escuela normal
especializada en la formación de maestras y maestros indígenas bilingües en el estado. La intención
era formar un número limitado de maestros jóvenes a nivel de licenciatura, todos bilingües
en una de las lenguas originarias, para que promuevan el bilingüismo y el aprovechamiento
académico de los estudiantes desde la cosmovisión india y con fuerte base en la comunalidad.
Sin embargo, la SEP desde el Distrito Federal ha insistido en que la ENBIO cumpla con los
mismos lineamientos normativos de formación docente que las otras escuelas normales del país,
dándole poca flexibilidad para responder a las necesidades educativas indígenas y comunales para
las que fuera creado. Además, aunque se toma en cuenta la lista de los egresados de la ENBIO
al contratar nuevos maestros, otros factores, muchos de carácter político, influyen más que la
formación bilingüe en la selección final de nuevos maestros para las escuelas indígenas.
91
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
En la primavera de 2007, hasta el esfuerzo inadecuado del curso de inducción de repente fue
cancelado por el gobierno. Fue política nacional no tenerlo para arrogarse del dinero y motivar
la privatización de la formación docente. En Oaxaca, el Departamento de Educación Indígena
(DEI) y la Sección XX (estatal) del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE)
juntos lo suspendieron, sin preocuparse los mismos directivos del sindicato por las necesidades
de formación de su “base” magisterial. Como consecuencia, el IEEPO no ofreció ninguna
orientación o preparación a los jóvenes que entraron a las aulas como maestros de nuevo ingreso
en agosto de 2007.
Como respuesta a esta situación, y con la necesidad inmediata de formar maestras y maestros
para sus propias escuelas ubicadas en comunidades indígenas por todo el estado, la CMPIO se
comprometió a diseñar e implementar un curso alternativo de inducción, con la firme intención de
reformar en vez de reproducir el curso institucional tradicional. El curso alternativo, que duró un
año, se basaba en la estrecha colaboración que lleva la CMPIO con sus comunidades locales desde
hace más de una década, trabajando juntos para construir programas alternativos de educación
bilingüe intercultural que respondan a las necesidades, prácticas y prioridades auténticas locales,
especialmente las que están relacionadas con la “comunalidad”. Unas metas del curso eran las
de definir el perfil necesario (competencias, actitudes y valores) del docente comprometido con
su comunidad, y diseñar un programa de experiencias pedagógicas y oportunidades de reflexión
y colaboración comunal que nutran y fortalezcan este perfil entre maestras y maestros, tanto los
nuevos como los de más experiencia frente a grupo. Los participantes fueron “investigadores
indígenas” así como “maestros investigadores”, por el hecho de que investigaron las necesidades
y costumbres de sus comunidades, a la vez que documentaron los cambios en su forma de concebir
su trabajo docente a base de sus investigaciones comunales.
En mayo de 2007, la CMPIO socializó entre sus 24 “zonas de supervisión”22 una convocatoria para
maestros de nuevo ingreso que querían participar en un curso alternativo de formación docente.
El curso duraría 12 meses, de julio 2007 a julio 2008. La convocatoria identificaba las siguientes
metas del curso:
22 Siendo Plan Piloto la única Jefatura de Zonas de Supervisión con cobertura estatal, está organizado en 24 zonas
de supervisión ubicadas en las 8 regiones geográficas del estado, las que no siempre se conforman a las regiones
etnolingüísticas del estado. Sin embargo, la CMPIO se rige por las prácticas de la “comunalidad”. Las propuestas
suelen surgirse de las zonas de supervisión, donde son discutidas y decididas por consenso de la base. Las que
implican compromisos y acuerdos de la CMPIO como organización, se proponen por las zonas en Asambleas Es-
tatales, donde todos pueden discutirlas y tomar decisión sobre ellas.
23 Muchos indígenas oaxaqueños ya prefieren hablar de “lenguas originarias” en vez de “lenguas indígenas”, dando
énfasis a la antigua historia precolonial de estas lenguas.
92
Lois M. Meyer
inicial. 24
b) Preparar a un equipo de maestros en servicio con experiencia en el trabajo docente en la
linea de los principios del Movimiento Pedagógico, y con interés en profundizarse en la
educación bilingüe intercultural en el marco de las actividades del Congreso Nacional de
Educación Indígena e Intercultural (CNEII).
c) Preparar a un tutor por cada una de las escuelas de donde queden adscritos los compañeros
que tomen el Curso de Inducción.
Los asesores del curso, seleccionados por la CMPIO de entre sus colaboradores de confianza
en proyectos anteriores, incluían académicos, investigadores y practicantes de distintos campos:
antropología, educación bilingüe, adquisición de primeras y segundas lenguas, educación comunal,
agronomía, planeación educativa, psicología, formación y capacitación docente, entre otros. Estos
asesores, junto con un equipo de maestros veteranos de la CMPIO, impartían el curso y asesoraban
el progreso de los jóvenes docentes en el transcurso del año escolar. Durante el año, el curso
aprovechó varias modalidades: a) un mes intensivo de formación inicial, b) acompañamiento de
los asesores directamente en los centros de trabajo de los que participen en el curso, en visitas
de dos días; c) tres fines de semana semiescolarizados; d) una semana de reflexión y clausura25.
Gracias a un aporte importante de la Fundación Alfredo Harp Helú de Oaxaca, muchos gastos de
los participantes (comida, hospedaje, y materiales de apoyo al curso) fueron cubiertos26.
La necesidad de ponerle nombre al curso inspiró un debate ideológico que duró varios meses,
hasta después de que saliera la convocatoria, y aún durante el primer mes intensivo del curso. Una
mayoría del Comité Pedagógico, el grupo de maestros que llevaba la responsabilidad de planear
el curso, compartía el deseo de eliminar cualquier referencia a “maestro indígena”, término en
que la identidad indígena se reduce meramente a un descriptor al concepto supuestamente más
fundamental, “maestro”. Este curso debería promover y facilitar que los participantes reconozcan
y asuman su identidad de protagonistas indígenas, es decir, maestras y maestros que consideran
que su ser indígena es la raíz y el corazón de su identidad tanto personal como profesional, además
que la base intelectual y espiritual para el desarrollo de nuevos currículos, prácticas docentes, y
24 En México, la educación inicial atiende a niños de 0 a 3 años de edad y a sus mamás. La escuela preescolar atiende
a los niños de 3 a 6 años de edad, y los estudiantes que tienen 6 a 12 años de edad asisten a la escuela primaria. Sin
embargo, la misma pobreza y marginación de las comunidades rurales de Oaxaca y otros estados mexicanos han
forzado la creación de una gama de programas educativos compensatorios, escuelas únicas, y escuelas primarias
para jóvenes de la calle, niños migrantes, y niños que laboran de día, igual que la presencia de niños mayores o
menores de edad en las aulas a cualquier nivel escolar.
25 La autora de este escrito es una de los asesores invitados a participar. Como lingüista aplicada y formadora e
investigadora de la educación bilingüe, y con ya una década de colaboración con la CMPIO, llegué a Oaxaca en
junio 2007 a la solicitud de la CMPIO, para asesorar tanto el proceso de planear el curso como la implementación
de la primera modalidad. Después, a petición de la CMPIO y con el apoyo de la Universidad de Nuevo México,
pasé todo el año de 2008 (enero a diciembre) en Oaxaca como año sabático, apoyando el seguimiento y evaluación
del curso alternativo de inducción, entre otros proyectos comunales y de formación.
26 La CMPIO quisiera agradecer profundamente a la Fundación Alfredo Harp Helú de Oaxaca por el apoyo financiero
generoso que hizo posible el curso de inducción. También, agradecer a UNICEF y a la Fundación Ford por unos
apoyos adicionales, recibidos por medio de CIESAS-OAXACA y el Comité Promotor del Congreso Nacional de la
Educación Indígena e Intercultural (CNEII).
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Al fin, se seleccionaron 53 maestros de nuevo ingreso para participar en el curso, 51 del Plan
Piloto y uno cada uno de dos otros estados de la república mexicana.27 El promedio de edad de los
participantes era 21 años.
Hubo compañeros originarios de las siguientes regiones de Oaxaca: Cañada, Costa, Istmo, Mixteca,
Sierra Norte, Sierra Sur, Tuxtepec y Valles Centrales. Uno era maya del Estado de Yucatán, y
otro vino de Baja California, aunque era zapoteco originario de la Sierra Norte de Oaxaca. En
su totalidad, representan 10 de las 16 áreas etnolingüísticas del estado, y hablan las siguientes
lenguas originarias con niveles variables de competencia.
Al empezar el curso en julio 2007, muchos participantes todavía no sabían en qué comunidad y
nivel escolar iban a trabajar. Esta circunstancia hizo imposible que el curso se diferenciara por
nivel educativo. En agosto, cuando empezó el año escolar, la cantidad de maestros por nivel era
así:
27 La participación de la CMPIO en el Comité Promotor del Congreso Nacional de la Educación Indígena e In-
tercultural hizo que este comité conociera los planes del taller alternativo de Formación de Maestros de Pueblos
Originarios; esto socializó la información del curso en otros estados mexicanos. Al solicitar asistir dos maestros de
nuevo ingreso de Yucatán y Baja California, se tomó la decisión en Oaxaca de permitirles participar, con el apoyo
financiero del Congreso Nacional.
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Lois M. Meyer
La mayoría de maestros resultó ubicado dentro de su región lingüística pero sí hubo algunos
que estaban en escuelas y comunidades fuera de su área.28 Aún para los que estaban en su región
lingüística, con frecuencia se encontraron trabajando en comunidades donde se habla otra
variante que la de su comunidad de origen, ocasionando problemas y confusiones al comunicarse
con alumnos, padres de familia, y autoridades. Hubo varios maestros que demostraron fuertes
limitantes en su competencia comunicativa en la lengua indígena, dificultando o hasta negando la
posibilidad de que pudieran ofrecer una educación bilingüe sólo por sus esfuerzos personales.29
28 El fenómeno de la desubicación lingüística es muy común entre las maestras y los maestros indígenas de Oaxaca.
El liderazgo de la CMPIO comenta que ni al IEEPO ni a la Sección XXII del Sindicato Nacional de Trabajadores
de la Educación (la sección que representa a Oaxaca), le importa tanto que los maestros indígenas se ubicaran en
su área lingüística. Al asignar las plazas, más atención se les dan a factores tradicionales, como son los años de
servicio y la participación sindical. Como consecuencia, casi todos los participantes en el curso de inducción de
la CMPIO, por ser de nuevo ingreso sin experiencia o palanca política, se encuentraron en comunidades pequeñas,
rurales, y muchas veces marginadas.
29 La pérdida de competencia en las lenguas originarias entre las generaciones jóvenes es una realidad no privativa a
Oaxaca, sino un fenómeno mundial en regiones indígenas. La CMPIO, en colaboración con las comunidades, ha
iniciado varios esfuerzos de revitalización lingüística y cultural, entre ellos los Nidos de Lengua (vea http://www.
cneii.org/index.php?option=com_content&view=article&id=10:nueva-publicacion). En el caso de los nuevos
maestros que no cuentan con competencia en la lengua originaria de la comunidad donde laboran, se sugieren por
lo menos dos remedios, poco vistos en la actualidad: a) la participación activa en la escuela y el aula de personas
hablantes de la comunidad que no sean maestros; y, b) motivar a que la maestra o el maestro aprenda la lengua de
la comunidad como segunda lengua.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Los tópicos y temas de prioridad durante el primer mes intensivo del curso aparecen en la tabla
siguiente. La lista de tópicos resultó de una lluvia de ideas en una reunión temprana del Comité
Pedagógico. Los tópicos reflejan tanto las necesidades reconocidas de maestros sin experiencia
que entran por primera vez a las aulas rurales bilingües de Oaxaca, como las áreas de investigación
y conocimiento de los “expertos” asesores con quienes ha colaborado la CMPIO en proyectos
pasados. Distintos temas, y aún distintos tópicos bajo los temas, fueron facilitados por distintos
asesores, a quienes les hizo la solicitud de que su presentación fuera dinámica, experiencial,
interactiva, y basada en la realidad del Oaxaca indígena.
Aquí se presenta la lista por tema para enfatizar la influencia obvia de los principios orientadores
del Movimiento Pedagógico que señalamos anteriormente. Algunas de las actividades que se
trabajaron dentro de cada tema se describen brevemente.
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Lois M. Meyer
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
- Rol de la lengua originaria en la educación • A base de una guía de entrevista, más ejemplares
bilingüe e intercultural de entrevistas ya hechas, se les pidió a los
- Evaluación de la competencia de cada niño participantes que llegaran al curso con tres
en el uso del español y la lengua originaria entrevistas a padres de familia ya terminadas.
- Encuesta del uso de la lengua originaria y la La intención era averiguar el nivel del uso y
vitalidad cultural en la comunidad competencia de los niños en la lengua originaria,
- Modelos de la educación bilingüe y la realidad de su uso diario en la comunidad.
(substractivo, aditivo & liberador) Estas entrevistas fueron compartidas y
- Revitalización de las lenguas en peligro de comentadas en el primer día del curso.
extinción: Nidos de Lengua • Después de escuchar una ponencia que trataba
- Pedagogía bilingüe & el desarrollo de la de las características de los varios modelos de
primera (L1) y la segunda (L2) lengua en el la educación bilingüe y las expectativas del
aula aprovechamiento académico de cada modelo
- Autobiografías lingüísticas de los (substractivo, aditivo, o liberador), se pidieron
participantes en el curso a los participantes ubicarse frente al cartel que
- Desarrrollo del lenguaje oral y la describió el modelo apropiado para su escuela de
lectoescritura en el salón bilingüe trabajo (los carteles estaban ubicados en distintas
- Rol del “hablar del maestro” en el desarrollo partes del auditorio). Al ver el gran bulto de
de la L1 y la L2 maestros frente a los carteles de los modelos del
- Impedimentos a la enseñanza eficaz para los bilingüismo asimilacionista y substractivo, los
alumnos hablantes de una L2 participantes se reflexionaron oralmente sobre las
- Observación y análisis del aula bilingüe en implicaciones de esta realidad educativa para las
acción lenguas y culturas de sus comunidades.
• Participantes vieron filmaciones de la enseñanza
en las aulas de las escuelas preescolares y
primarias de la CMPIO; empleando una guía
de observación, analizaron y discutieron en
grupos pequeños lo que habían observado.
Sus observaciones se complementaron por
comentarios y sugerencias de maestros veteranos
con mucha experiencia sindical y frente a grupo
en las comunidades.
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Apoyos a la Docencia
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Evaluación
En septiembre y octubre del 2007 y enero del 2008, hubo tres reuniones breves de los participantes,
para continuar el proceso de reflexión sobre sus experiencias y para que no se perdiera el
compañerismo que los sostenía.
Fue hasta febrero del 2008 que se inició una nueva y muy significativa etapa del curso, las visitas
de observación, acompañamiento y consulta en las aulas y escuelas de los participantes. Como
asesora del curso y Comité Pedagógico de la CMPIO, visitamos un total de 18 de los participantes,
muchos laborando en comunidades pequeñitas y marginadas. Varios enseñaron en escuelas únicas.
Durante estas visitas, observamos a los nuevos maestros durante todas las actividades de su día
escolar, y a sus compañeros maestros cuando había. Filmamos en video su práctica docente para
después analizarla y reflexionarla en talleres pedagógicos. Al terminar el día escolar, convocamos
a dos niveles de reuniones: uno sólo con el participante para platicarle de las observaciones y
darle sugerencias constructivas; el otro con todos los maestros de la escuela, más los supervisores
pedagógicos de la zona y las autoridades educativas de la comunidad, cuando fuera posible. Estas
reuniones tenían dos propósitos: apoyar el desarrollo de las habilidades pedagógicas del nuevo
maestro en forma personal, y facilitar el compañerismo y la colaboración pedagógica entre todos
los que determinen el éxito de la escuela, tanto académico como comunal.
Sería difícil generalizar el impacto del curso en estos 53 jóvenes maestros, o aún en su práctica
docente. Todavía está en proceso el análisis y la reflexión profunda sobre las visitas y las filmaciones
en las aulas. Sin embargo, quiero compartir cuatro observaciones que podrían servirnos de
conclusión a este recuento de la experiencia.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
liberación para todos, junto con sus compañeros y con las comunidades. Esos jóvenes
maestros, por cierto no numerosos pero sumamente contagiosos, nos llenaron de esperanza
y energía para seguir buscando, y a veces encontrando, formas alternativas de formación
docente que se orientan por la justicia, la libertad y la comunalidad.
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103
La Desprofesionalización Docente en Educación Especial
Resumen
Abstract
The paradigm shift in Special Education has become an unpleasant feeling of desprofessionalization
on the teachers of Special Education. The old practices will no longer operater and the new
rationality technique has not taken place with certainty expected. Also, it is to rebuild a new
professional convenant between the Special Education and Mainstream in Education within the
framework of civil society of teachers, families and students.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Introducción
Al cambiar el llamado paradigma en Educación Especial, del modelo médico al modelo educativo
promovido por la Conferencia Mundial de Salamanca (1994), los profesionales viven un proceso
de desprofesionalización. Toda su formación y profesionalización bajo el modelo médico es
incompatible en el modelo educativo o en el paradigma social y de respeto a los derechos humanos
en la educación de los alumnos con discapacidad. Y así lo vive todo el equipo multiprofesional,
desde el profesor de Educación Especial, el psicólogo, el trabajador social y los terapistas
específicos, además del psiquiatra y el neurólogo, cuando intervenían en algunos casos.
Los Programas de formación inicial de los docentes en Educación Especial en América Latina
no han cambiado en la misma proporción al de la radicalidad que el modelo educativo impulsado
exige; siguen formando en la especialidad por discapacidad específica. Es en los Programas de
postrado donde se ha asumido el cambio, pero los que acceden a ellos son los menos, y son
quienes de antemano ya se convencieron de la necesidad del cambio de paradigma. Son los que ya
cambiaron en la práctica profesional y buscan un reconocimiento académico o una reafirmación;
incluso, encuentran en el posgrado un referente profesional que les permita no enfrentar el
cambio en forma aislada y en condiciones de vulnerabilidad profesional. No obstante, dicha
modificación en la formación profesional, se requiere en la formación inicial, ya que la atención a
las Necesidades Educativas Especiales no es una especialidad más entre otras, sino una atención
genérica de los docentes de Educación Especial, de acuerdo al cambio paradigma invocado en
Salamanca (1994).
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Eliseo Guajardo Ramos
que era para adultos2. O el Terman-Merril que era un test de inteligencia basado en el Binet-Simon
clásico de principios del siglo XX en Francia. Cuando se detectaba sospecha de lesión cerebral se
aplicaba el test perceptivomotor de Laureta Bender. Por otra parte, estaban el “test del árbol” y el
de “la figura humana” de Goodenough. Ambos, tenían una versión para medición intelectual y otra
para diagnóstico de personalidad. De estos, había quienes se seguían con el test de las manchas de
Roscharch, un test muy sencillo de aplicar, pero muy complejo para elaborar el diagnóstico; éste,
junto con el Szondi detectaban psicósis y hasta homosexualidad (en ese entonces, se pensaba en
ésta como si fuera una patología).
Había muchos otros test que formaban parte de una batería de donde se echaba mano de acuerdo
a las sospechas clínicas de los especialistas.
Luego, los trabajadores sociales hacían sus encuestas individuales y las visitas domiciliarias para
elaborar un informe de la dinámica familiar y la estabilidad socioeconómica de la familia. Se partía
de un prototipo de familia, las que se apartaban de este patrón, eran familias atípicas: no se hablaba
de las familias, sino de la familia. Las visitas podían ser periódicas e incluso, de intervención para
mejorar la dinámica de una familia que contaba con un miembro con discapacidad. Cuando había
ausencia escolar y no se conocía el motivo, el profesor lo reportaba al trabajador o trabajadora
social para que realizara una vista e indagar la causa.
Cada experto con su propio diagnóstico se reunía en sesión multiprofesional para dar su dictamen.
Asistía el profesor de Educación Especial para tomar nota de las recomendaciones que se le hacía
por cada uno de sus alumnos.
Se hacían filtros de prediagnóstico para seleccionar alumnos para las escuelas especiales de
deficientes mentales. Esta preselección permitía realizar el diagnóstico sólo a aquellos niños que
aseguraban ser del rango de inteligencia propio para el servicio de Educación Especial y rechazar
a quien pertenecía a la escuela regular o debería ir a custodia.
Hubo diferentes momentos históricos de la Educación Especial, cada discapacidad tiene su propia
historia. La Educación Especial es lo que le podríamos denominar heterocrónica. La aparición
de las escuelas para la formación inicial de profesores especialistas, fue incluso posterior a la
creación de escuelas de Educación Especial. Podríamos decir que primero fue la práctica y luego
la teoría, y de la práctica fue tomado el diseño curricular para la formación inicial de los profesores
especialistas.
Antes de seguir adelante, podemos imaginar lo que significó el cambio de modelo o paradigma para
los especialistas en Educación Especial. La integración escolar fue un choque frontal, porque las
prácticas profesionales de los especialistas implicaban el espacio especial segregado de la escuela
regular. La resistencia a la desprofesionalización ha sido enorme, y en muchos países de América
2 En los años 80 surge el WISC-RM, que era una revisión mexicana del WISC estadounidense; los baremos estaban
estandarizados con población de México, ya que con las escalas extranjeras se obtenían falsos datos de deficiencia
mental. Esta versión se generalizó para la población migrante latina en los E.E.U.U. y en otros países de América
Latina.
107
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Latina prevalece la segregación más por esta resistencia que por oposición a la integración por
parte de las familias o la sociedad civil.
Como es sabido, quien puso a circular la noción de paradigma aplicado al cambio conceptual
de una teoría científica a otra, como un sistema de creencias consensuada en una comunidad
científica, cuya validez pierde vigencia y en su lugar una nueva teoría adquiere prestigio y valor,
fue nada menos que Thomas Khun. Explicó que el cambio que se operó al pasar de la Teoría de
Newton a la de Einstein fue, precisamente, un cambio de paradigma. Decía que dicho cambio es
tan radical que una vez que opera el nuevo paradigma, se vuelve irreversible.
No obstante, los teóricos de las ciencias sociales se han resistido a aplicar, como en las ciencias de
la naturaleza, la noción de paradigma. Las creencias científicas en el campo social, operan como
sistemas ideológicos y advierten que una nueva evidencia en ciencias sociales no se da de una vez
y para siempre. El observador no puede sustraerse de la sociedad a la que estudia y su observación
no es neutral, vale decir, parte de una posición y creencia ideológica. La tendencia teórica puede
volver al ambiente científico. Como lo refiere metafóricamente Samuel Huntington, es como si
hubiera olas y contraolas acerca de la explicación de un fenómeno social.
El mismo Barry M. Franklin, cita a M. Masterman que señala que desde el propio concepto
de paradigma hay que diferenciar cuatro tipos de ciencias: paradigmática, no paradigmática,
paradigmática dual, y paradigmática múltiple. Masterman hace énfasis en el componente del
consenso en la comunidad científica a la que alude Thomas Kuhn cuando introduce el concepto
de paradigma. Esto es, hay primero una resistencia ante una nueva Teoría que va ganando adeptos
conforme gana prestigio al conocerse las certidumbres de sus demostraciones científicas. La ciencia
108
Eliseo Guajardo Ramos
A diferencia de las ciencias físicas o de la naturaleza, las ciencias sociales son de paradigma
múltiple. Coexisten en su seno paradigmas diversos y es el caso de la Teoría de la Educación
Especial, según Barry M. Franklin. En sentido estricto no podríamos hablar de cambio de
paradigma como si se tratara de una teoría de la naturaleza, no obstante, el enfoque positivista de
la Educación Especial que pone énfasis más en la deficiencia orgánica que en la discapacidad -por
el desempeño de acuerdo a las expectativas del entorno, por ende es más social que orgánica - la
teoría, entonces, es explicada desde las Ciencias de la Naturaleza. Paradójicamente sí admitiría el
enfoque de cambio de paradigma; pero, y aquí está el quid del asunto, sería un paradigma dual ya
que hay más bien dos paradigmas en pugna, sin que haya todavía el consenso sobre el paradigma
innovador, con una resistencia evidente
109
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Comenzar el cambio por el cambio de utopía es fundamental. Porque no solo el presente queda
determinado por el pasado, porque imaginar otro futuro hace que cambie también el presente.
Más aún, cambiar de utopía es muy poderoso, aunque se trate de un lugar que no existe y un
tiempo que no llegaría.
En la época del Renacimiento, Tomaso Campanella refería en su obra utópica: “En la Ciudad del
Sol existe una costumbre muy buena y digna de imitación, a saber, que ningún defecto es motivo
suficiente para que estén ociosos los hombres, a no ser los de edad decrépita, los cuales pueden
incluso servir a veces para dar consejos. El cojo presta servicio como centinela, empleando
para ello los ojos que posee. El ciego carda la lana con sus manos y prepara plumas para llenar
colchones y almohadas. El que a la vez es ciego y manco pone a contribución su voz y sus oídos.
Finalmente, quien posee un único miembro, sirve con él a la República en el campo. No recibe
malos tratos a causa de su poca utilidad y se emplea como explorador para que informe al Estado
sobre sus observaciones...”. Su óptica estaba en las capacidades de las personas con discapacidad.
Si esta utopía nos hubiera acompañado desde el Renacimiento, no estaríamos desde finales del
Siglo XVIII y hasta el Siglo XXI súper especializados en las discapacidades de las discapacidades,
que por otra parte no hace feliz a nadie, ni a las personas con discapacidad, ni a sus familias, ni
a la sociedad, ni al Estado. Como reportaba Gordon Portter de Canadá sobre la dignidad de las
personas con discapacidad, “preferimos pagar impuestos que vivir de ellos”. Efectivamente, es
preferible la igualdad oportunidades en educación, empleo, cultura, deporte y ocio, que partidas
presupuestales compensatorias o la conmiseración de los Teletones asistencialistas.
110
Eliseo Guajardo Ramos
Otra contradicción profesional se fue presentando entre los docentes en servicio (ya sea en una
Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular o los Centros de Atención Múltiple)
que asumieron los Programas de la Educación Básica y erradicaron el currículo paralelo. Los
cuerpos técnicos de diseño y capacitación quedaron rebasados por la práctica de integración
de la operación de los servicios para la población con Necesidades Educativas Especiales. Los
profesores especialistas en el aula sabían más que los técnicos capacitadotes; estos últimos sabían
de prácticas segregadoras; no habían experimentado la integración en su práctica profesional.
Hubo necesidad de eliminar la supervisión de los técnicos expertos en segregación porque era
contradictoria y conflictiva.
Pero la mayor de las contradicciones radicaba en la formación inicial de los profesores especialistas
en las Escuelas Normales que impartían la Licenciatura en Educación Especial. Seguían formando
para servicios segregados que ya no existían. La reorientación de los servicios de Educación
Especial hacia la integración comenzó en 1993 y los Planes y Programas de las Escuelas Normales
se reformaron recién el 2004, saliendo los primeros egresados de dicho currículo en 2008; 15 años
después de la reorientación de Educación Especial.
Toda innovación educativa, dicen los expertos, para que pueda llegar a realizarse en la práctica,
es conveniente que sea a través de una consulta con los sindicatos de docentes; de otra forma
puede ser boicoteada. En el caso de México, se realizó una Conferencia Nacional sobre atención
educativa a los alumnos con necesidades educativas especiales; calidad para la diversidad SEP-
SNTE, en la Cd. de Huatulco en 1997, a partir de la cual se efectuó una declaración conjunta
denominada la Declaración de Huatulco, donde se definió:
- la población objetivo, que cambió de la atención a los alumnos con discapacidad a los
alumnos con NEE, con o sin discapacidad;
- la operación de los servicios de Escuelas Especiales para población específica a Centros
de Atención Múltiple (CAM) y todos los servicios para los llamados problemas de
aprendizaje, como eran los Grupos Integrados y los gabinetes psicopedagógicos en
Unidades de Apoyo a la Educación Regular (USAER);
- la capacitación interdisciplinaria y la formación profesional de los docentes;
- la garantía de que la materia de trabajo de la educación especial lejos de debilitarse se
enriquecía y quedaba fortalecida.
111
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
El paradigma dual es engañoso, porque opera como una dupla positivista-antipositivista, como
si una postura social del paradigma fuera lo opuesto a la postura naturalista de la discapacidad.
El que el enfoque sea social no garantiza que no sea positivista, recuérdese que el padre del
positivismo, Augusto Comte, en la clasificación de la ciencias, incluía a la sociología como
ciencia válida (era a la psicología a la que no consideraba dentro de las ciencias positivas). Al
respecto Masmerman es muy claro, el paradigma social es múltiple, diferente al positivista o
naturalista que va linealmente del no paradigmático al paradigmático dual, para luego prevalecer
un paradigmático dominante único. Y si se ha dicho que la inclusión forma parte de un paradigma
social como parte de un derecho humano, entonces, su base está en la prevalencia del estado
de derecho y de una condición ciudadana que trasciende a la escuela y cuyo contexto social es
decisivo.
El docente toma decisiones como ciudadano y como profesional, aplicando criterios de acuerdo al
contexto escolar y al ambiente interno de la escuela; partiendo de su formación y del ejercicio de
su práctica docente. Esto es, influye su formación inicial y su ejercicio profesional.
En México, las reformas en los Planes de Estudio de los docentes, en el marco del Programa para la
Transformación y el Fortalecimiento Académico de las Escuelas Normales, introdujo desde 1998
un curso sobre el tema de las Necesidades Educativas Especiales en las Licenciaturas de Primaria y
Preescolar, antes de que se realizara la reforma en la Licenciatura en Educación Especial de 2004.
Luego vinieron en Educación Física y en la Licenciatura en Primaria Intercultural y Bilingüe.
No obstante, se aborda el tema de las NEE para que lo conozcan, las identifiquen y tengan algún
manejo de los alumnos que las presentan en su ejercicio profesional futuro. No hay un enfoque
de trabajo en equipo con el maestro de apoyo de Educación Especial, como son los equipos
multiprofesionales de las USAER.
112
Eliseo Guajardo Ramos
En México, la Escuela Normal de Especialización tiene origen precedente en lo que fue el Instituto
Médico-Pedagógico y se funda como tal en 1943. Hasta 1984, los especialistas eran Profesores de
Educación Preescolar o de Primaria que se especializaban 3 años más y se convertían en Profesores
de Educación Especial. Era interesante que todos los Profesores con Especialización hubieran
sido antes profesores de escuela regular. En 1984, las Escuelas Normales del país imparten nivel
licenciatura, esto es, la formación inicial de los profesores se convierte en educación terciaria, por
lo que era necesario que ingresaran después del bachillerato, cuestión que antes ocurría después
de la secundaria.
Para el caso de Educación Especial, pasó de ser profesor especialista a Licenciatura en Educación
Especial con una acentuación en alguna discapacidad como ya se hacía en la especialización.
Este era el Plan de 1985, revisado y aumentado al que ya venía funcionando desde 1943 con
actualizaciones mínimas; fue hasta el 2004 que se reformó con la pretensión de incorporar la
integración educativa como parte sustancial de la formación inicial de los futuros profesionales
de la Educación Especial.
Antes de llegar a una reforma del Plan de Estudios de la Licenciatura en Educación Especial,
en el año 2003 se realizó una consulta nacional3 desde el Programa para la Transformación y el
Fortalecimiento Académico de las Escuelas Normales y publicada en 2004 por la Secretaría de
Educación Pública. Participaron 9 de las 32 entidades federativas y profesionales del Programa
Nacional de Fortalecimiento para la Educación Especial y la Integración Educativa. La consulta
giró en torno a tres temas fundamentales:
3 La encuesta se levantó en 2003 y la publicación fue en 2004. Estuvo a cargo de la Coordinadora Nacional del
Programa de Fortalecimiento y Transformación de las Escuelas Normales, en ese entonces, la Mtra. Noemí García
García. Para mayor información, consultar: http://normalista.ilce.edu.mx/normalista/r_n_plan_prog/especial/con-
sulta1.pdf
113
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
La muestra fue no probabilística, estratificada, por cuotas, en los siguientes estratos: instituciones
formadoras de docentes, instituciones o servicios receptoras de egresados y beneficiarios. Las
unidades de análisis fueron: personal directivo, docentes y estudiantes de las escuelas normales
o instituciones formadoras en licenciados en Educación Especial. Respecto a las Instituciones
o servicios receptores de egresados, se incluyó a directivos y profesores de educación básica;
directivos y profesores de educación especial en servicio; y directivos y profesores de organizaciones
de la sociedad civil de otras instituciones que brindan servicios de educación especial. Por último,
se consideró a los beneficiarios de los servicios de educación especial, como son las madres y los
padres de los alumnos con discapacidad, así como adultos con discapacidad que han asistido a
servicios de educación especial. Con excepción de los directivos, la selección de los participantes
fue aleatoria. En total se emplearon ocho cuestionarios, uno para cada unidad de análisis.
Los cuestionarios fueron aplicados por los responsables de los Programas para la Transformación
y el Fortalecimiento Académicos de las Escuelas Normales y los del Programa Nacional para el
Fortalecimiento de la Educación Especial y la Integración Educativa en las entidades federativas.
Los cuestionarios estuvieron en línea en la web de la Red Normalista entre el 20 de agosto y
20 de octubre de 2003, para que pudieran acceder a ellos las personas de los diferentes sectores
vinculados a la formación inicial de docentes en educación especial que quisieran acceder a la
consulta.
La proporción mayor de los docentes en educación especial es de mujeres (de acuerdo a los datos
de la Dirección de Planeación, Programación y Presupuesto de la SEP). Lo mismo ocurre con los
docentes en preescolar, mientras que en primaria, secundaria y educación física es a la inversa.
Algunos datos relevantes de esta consulta se pueden resumir en que: el 89% de los encuestados
considera que sí es conveniente la integración del niño o joven con discapacidad a la escuela
regular (no debe perderse de vista que la población encuestada incluyó a un número significativo
de maestros que atienden alumnos con necesidades educativas especiales con o sin discapacidad
en sus aulas). Contrasta con los adultos que han recibido servicios de educación especial, de
los cuales el 66% considera que no es conveniente la integración educativa (cabe señalar que
estos adultos fueron escolarizados en décadas anteriores en contextos y enfoques educativos
segregados).
114
Eliseo Guajardo Ramos
La concepción que tienen en común los encuestados que pertenecen a escuelas normales que
imparten educación especial y los que imparten servicios de educación especial y las organizaciones
civiles, respecto a la integración educativa, es que el 74% considera que es la posibilidad que
tienen los alumnos con discapacidad o necesidades educativas especiales de acceder al currículo
básico y a la escuela regular básica. En menor proporción, el 23% considera a la integración
educativa sólo como las actividades comunes con la sociedad y como un tránsito de la educación
especial a la escuela regular.
Con respecto a si en nuestro país se lleva a cabo la integración educativa, el 90% estima que sí.
Del 10% que opina que no hay integración educativa, la mayor parte son madres y padres de
familia con hijos con discapacidad que asisten a la escuela, y los propios adultos con discapacidad
que han recibido servicios de educación especial en décadas pasadas.
Con respecto a las dificultades identificadas para la integración educativa, el 46% de los docentes
que laboran en educación especial y los beneficiarios, las vinculan con los docentes de educación
regular; el 41% lo atribuye al aprovechamiento escolar y la adquisición de contenidos del currículo;
y el 36% lo asocia a dificultades administrativas de inscripción y permanencia en las escuelas;
en tanto, los adultos con discapacidad asocian las dificultades con los padres de familia y con sus
compañeros sin discapacidad.
Aunque la mayoría (el 86%) admite que los servicios que brinda la educación especial son
de carácter educativo, un 33% aún reconoce que hay servicios terapéuticos, lo cual implica la
percepción de que coexisten ambos paradigmas en los servicios de educación especial. Esto es,
de acuerdo a Masmerman, la posible existencia de un paradigma dual. Esta polarización en lo
que atañe a los servicios, está entre el personal de las instituciones formadoras de docentes de
educación especial consensuada hacia la opinión de que no se brindan servicios que atiendan
adecuadamente las necesidades educativas especiales.
Otro elemento que juega un papel importante en el modelo educativo de la integración educativa
es, por ejemplo, la gestión escolar de los profesionales de la educación especial en el ámbito de la
escuela regular. El 61% de los encuestados admite que el docente de educación especial participa
con los supervisores y directores de las escuelas regulares para la intervención integral de los
alumnos con NEE que atiende, y el 28% señala que esta gestión no existe. Pero, este porcentaje
varía de acuerdo a la unidad de análisis, ya que si se revisa la opinión de los docentes de las
escuelas regulares de educación básica, son ellos quienes opinan que esta gestión sí se lleva a
cabo.
115
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
de horarios de trabajo y la planeación de actividades que se trabajarán con todo el grupo entre los
docentes de educación especial y el de la escuela regular de educación básica.
En este mismo sentido, el 66% de los docentes de educación básica y los padres de familia
consideran que los alumnos atendidos por educación especial participan de las mismas actividades
que todos los alumnos del grupo y de la escuela, incluyendo las deportivas, cívicas y sociales.
También, un 51% opina que los alumnos participan en actividades dentro del aula sin el apoyo del
maestro de educación especial.
En cuanto a las expectativas de los alumnos con discapacidad, el 68% coincidió en que deben
aprender a valerse por sí mismo; un 65% a relacionarse y convivir con los demás; un 55% que
deben aprender a comunicarse con los demás; y un 51% que deben aprender lo mismo que
aprenden los demás.
Con relación al Plan de Estudios de la Licenciatura en Educación Especial de 1985, el 67% opinó
que hay una desarticulación entre sus contenidos y los requerimientos actuales de los servicios
de educación especial, lo que hacía insostenible dicho Plan con la reorientación de Educación
Especial iniciada en 1993.
Por último, debemos de hacer mención que en la reflexión del futuro docente de educación especial
deberá contar con conocimientos sobre los propósitos, enfoques y contenidos de la educación
básica, así como su secuencia lógica de niveles y asignaturas. Pero, y he aquí la coexistencia de
los paradigmas, deben dominar conocimientos sobre detección, identificación y evaluación de
NEE, así como habilidades para interpretar evaluaciones de otros profesionales.
4 En las Reglas de Operación del PNFEEIE se especifica la necesidad de una Evaluación Externa como instrumento
de apoyo al logro de sus metas y acciones. Las evaluaciones externas de los años 2002 y 2003 estuvieron a cargo
del Mtro. Julio Rafael Ochoa de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN). En el 2002 se evaluaron tres niveles:
lo político, lo administrativo y lo pedagógico; en el 2003 se evaluó calidad, cobertura, eficacia, eficiencia, distribu-
ción equitativa y transparencia en los recursos asignados.
116
Eliseo Guajardo Ramos
IZTACALA UNAM)5.
Para el caso del informe de 2007, publicado en el 2008, se realizó con base en las consideraciones
teóricas sobre la evaluación, elaboradas por Mario Rueda y Frida Días Barriga en el libro de J.
Ardoino. En el 2004 se visitaron 12 estados (de 32 entidades federativas); en 2005, 9 estados
donde hubo observación directa de escuelas especiales y regulares y entrevistas a maestros y
padres de familia. Esta última evaluación buscaba el alcance global de metas desde 2002 a 2006
y su impacto para determinar su repercusión en la implantación de una cultura de la integración.
Se adoptó un concepto como el de concernimiento para referirse al efecto desencadenante de
prácticas educativas con resultados hacia la integración.
Por otra parte, encontraron suficientes evidencias “para considerar que los servicios de
Educación Especial en la Delegación Iztaplapa del Distrito Federal se encuentra en un proceso
de inclusión educativa, el paradigma más actualizado a nivel internacional” (Informe Final de
Consistencia y Resultados, UNAM, 2008. p. 50). Además, dicha evaluación concluyó que en el
diseño: “el PNFEEIE rebasa sus competencias ya que se requiere de una (sic) voluntad férrea,
expresada en el Plan Nacional de Desarrollo (PND, 2007-2012), de la necesaria vinculación y
apoyo de los sectores y dependencias, en particular se exhorta a la Educación Básica (lo que
significa que no se considera a EE como Educación Básica, el comentario es nuestro) a que
asuma una corresponsabilidad en la misión de coadyuvar en la igualdad de oportunidades”.
5 Esta evaluación se realizó a través de la Red Internacional de Investigadores y Participantes sobre Integración
Educativa (RIIE), ubicada en el subproyecto Estudio Nacional sobre Integración Educativa del Proyecto de Inves-
tigación Curricular de la Unidad de Investigación en Ciencias de la Salud y la Educación (UIICSE). Estuvo a cargo
de la Mtra. Zardel Jacobo Cúpich.
117
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Geografía, INEGI, para el censo de 20106. El INEGI contabilizó, con muchas resistencias, a
la población con discapacidad - desempeño, de acuerdo a las expectativas del contexto y no
según deficiencias orgánicas. Sería muy difícil que el INEGI admita incorporar al censo el dato
de deficiencias, porque no lo considera un dato censal de población, sino un dato de salud y
rehabilitación. Y para ello, sugerirá una encuesta muestral, más que obtener el dato por censo.
En el 2000 fue una discusión conceptual muy complicada entre demógrafos y otros expertos; la
decisión más que técnica fue una instrucción política de los Pinos (Presidencial), en ese entonces.
Conclusiones de operación: no es posible la cuantificación del coste unitario según la evaluación
externa por la complejidad del concepto NEE. Por último, las conclusiones de la percepción
de la población objetivo: la población objetivo está identificada, solo se tiene el dato exacto de
las escuelas y los alumnos atendidos y no se tiene el dato de la satisfacción del servicio de la
población beneficiaria.7
En la Licenciatura de Educación Especial del Plan 2004, el 1º semestre (de 8 en total) contiene
las bases y finalidades de la Educación Básica, así como un curso introductorio de Educación
Especial, como tronco común a todas las especialidades. En este curso se aborda la integración de
alumnos con discapacidad a la escuela regular. En el 2º semestre, la observación práctica en el aula
se realiza en escuelas regulares con alumnos integrados, y en los CAM se aborda la discapacidad
visual y la motriz. El 3º Semestre se aborda las discapacidades auditivas, intelectuales, de
comunicación oral, así como el desarrollo cognitivo y el lenguaje desde un enfoque vigotskiano,
así como el contenido del Español de la Educación Básica. En el 4º semestre, se abordan los
temas de atención específica de discapacidades auditiva, motriz, visual, e intelectual desde la
discapacidad y el aprendizaje, en cada caso. Asimismo, se abordan los problemas de aprendizaje
en matemáticas y en comprensión lectora. Ya en este 4º semestre hay una elección sobre el área
de atención específica por parte de los estudiantes de la Licenciatura en Educación Especial.
Así, tienen asignaturas generales de la educación básica, asignaturas comunes sobre las NEE
y materias de atención específica, diferenciadas de acuerdo al área de elección del estudiante.
En el 5º semestre, además de asistir a prácticas de observación e intervención en sus áreas
6 El censo de 2000 cuantificó 1´795,300 de personas con discapacidad, esto es, el 1.8%. Según el Informe de Eva-
luación Externa, de acuerdo a la OMS, la población mundial con discapacidad se estima en un 10% por lo que
consideran que hay un subregistro de la población con discapacidad. No creemos que estén suponiendo que la cifra
debiera ser de cerca de los 10 millones (si en México en el 2000 había entre 100 y 103 millones de habitantes),
ya que la OMS se refiere a la población mundial, lo que no quiere decir que cada país tenga ese mismo 10% de su
población con discapacidad; la distribución mundial es muy variable, desde luego.
7 Para mayor información, consultar: http://basica.sep.gob.mx/dgdgie/cva/programas/evaluacionext/pdfs/integra-
cion/PNFEE07.pdf
118
Eliseo Guajardo Ramos
específicas, se revisan materiales del PNFEEIE, que está en contacto con los servicios públicos
de la República, y materiales técnicos de servicios privados o de las ONGs de prestigio en el
medio de atención a niños y jóvenes con discapacidad. Lo mismo ocurre con el 6º semestre. Ya
en el 7º y 8º semestres tienen talleres y seminarios para la observación de la práctica docente, así
como sus trabajos de tesis.
En las diferentes Escuelas Normales de Educación Especial del país y en las Normales que
ofrecen licenciaturas de Educación Especial junto con otras Licenciatura de Educación Básica,
eligen de acuerdo a su planta docente qué formación específica en Educación Especial imparten.
La Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE)
de la SEP es quien diseña los planes de estudio y autoriza qué planteles pueden impartir qué
licenciaturas y cuántos cupos pueden ofrecer.
Hay otros estudios publicados por los Estados que dan cuenta de cómo han vivido la reorientación
de los servicios de Educación Especial. Uno de ellos es Morelos, cuyos resultados son francamente
pesimistas. En un estudio publicado en 2009 por Adelina Arredondo, Leticia Solís Bazaldúa y
Fermín Valle García -estos últimos dos asesores de EE-, (sic) señalan que “Para lograr los
objetivos que el Congreso de la Unión señaló a la educación especial, enunciados en el Art. 41
119
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
1. La coexistencia de las escuelas especiales y las escuelas comunes con población con
discapacidad… ¿cómo fortalecerlas al mismo tiempo, si hacerlo con unas debilita a las
otras?
2. Las escuelas especiales han sido y en cierta medida aún siguen siendo lugares de
“colocación” de poblaciones vulnerables y esta situación conspira contra la cultura
inclusiva.
3. Los espacios clásicos de integración denominados “escuelas integradoras” ¿han sido
lugares de infraestructura y equipamiento más que espacios para responder a la diversidad
con estrategias pedagógicas realmente incluyentes?
4. ¿Es más costosa la inclusión que los espacios tradicionales de Educación Especial?, y si
lo es, ¿responde a la equidad que dio origen a la búsqueda de la inclusión de los niños y
jóvenes con discapacidad?
5. En la búsqueda de la integración/inclusión, ¿todas las escuelas comunes debieran ser
inclusivas?, y si lo fueran, ¿tendría sentido denominarlas inclusivas a todas o sólo a
aquellas que la practican con éxito?
Y un tema más que toca Opertti es el delicado y complejo equilibrio entre los derechos y las
responsabilidades de los padres, comunidades y gobiernos; ¿pueden los padres elegir libremente
y sin restricciones el tipo de escuela en la que desean matricular a hijas/hijos? y, ¿cómo organizan
los gobiernos la selección de las escuelas por parte de los padres a la luz del concepto de la
educación como bien público?
120
Eliseo Guajardo Ramos
Esto último deriva de la libre determinación de los padres para inscribir a sus hijos con o sin
discapacidad en una escuela de Educación Especial o en una escuela regular, al margen de lo
que opine el especialista que tradicionalmente canalizaba al alumno de acuerdo a un diagnóstico
nosológico.
Héctor Jacobo, que acaba de publicar en México una de sus investigaciones acerca de la
profesionalización del docente, explica cuál era el sentimiento que tenía cuando era profesor
de educación primaria con respecto a su desempeño con el aprendizaje con sus alumnos, a
veces exitoso y a veces no tanto; decía: “igual que muchos educadores, tenía la impresión de
que mi formación docente era resultado de la práctica pues, con independencia de los saberes
académicos recibidos en mi formación profesional inicial, siempre respondía de manera intuitiva
a cuanto problema de la enseñanza surgía”. Y sigue diciendo más adelante: “pero pasado un
tiempo, empecé a desconfiar de que los saberes prácticos —por sí mismos— imprimieran mayor
efectividad y certeza al trabajo. Lo empecé a pensar así, a causa de las reiteradas fallas de
mis prácticas...Y fue también la vez en que aparecieron las imágenes de los médicos y de los
ingenieros ejerciendo su profesión. Descubrí que, entre ellos y nosotros los educadores, había
una notable diferencia: la racionalidad técnica con que ellos proceden en su trabajo”. Y asegura
de modo contundente luego: “Con frecuencia, utilizan conocimientos que no pueden adquirirse
por experiencia, sino que requieren de la instrucción formal, en interacción directa con
investigadores universitarios en las ciencias del ámbito de aplicación”. Pasa a decir que: “Creía
que la enseñanza fundamentada, principalmente en la psicología y la sociología, generaba el
aprovechamiento escolar esperado...poco a poco me fui dando cuenta de que no era totalmente
121
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
cierto que la ciencia tuviera respuesta para todos los problemas profesionales”. Y remata con
una reflexión digna de darle seguimiento: “poco a poco fui restando credibilidad al componente
racional técnico de la profesión docente, al mismo tiempo que volvía los ojos a la práctica, la
recuperaba con esperanza y, además, concedía importancia al conocimiento contextual”.
El contexto es la clave de la profesionalización docente que se hace necesaria para los procesos
de inclusión, en sentido amplio o en sentido restringido, como acabamos de problematizar en las
reuniones internacionales de definición de amplio consenso entre las naciones.
Con estas reflexiones a cuestas, Héctor Jacobo realiza un trabajo de tesis que luego aplica en
una realidad extrema de la práctica profesional, el trabajo docente con niños migrantes. Se ubica
primero en la dimensión epistemológica y aquí coincide con M. Masterman; queramos o no, hay
una dimensión de cómo piensan los educadores. Ese pensamiento juega un papel fundamental
en la resistencia de una cultura docente muy fuerte, y la dificultad para desaprender hábitos
y costumbres de dicha cultura. Jacobo interrogó profesores de diferentes generaciones en su
formación inicial profesional. Clasificó su razonamiento pedagógico expuesto ante la resolución
de problemas de enseñanza y lo equiparó al que más se acercara al de los Pedagogos clásicos.
Eligió a cinco pedagogos clásicos muy diferentes entres sí para poder ubicar el pensamiento
pedagógico de los docentes en condiciones extremas de enseñanza: Georg Kerschensteiner,
Alexander Sutherland Neill, Edouard Claparède, John Dewey, y Rafael Ramírez.
Kerschensteiner, pedagogo alemán que suponía que en la enseñanza lo que prevalece es el amor
al niño por encima de los conocimientos académicos y científicos; este amor al niño surge del
significado que posee éste como un futuro portador de valores. La sensibilidad intuitiva ante
todo es lo que hace al maestro tener éxito en su tarea educativa. Y entre los enseñantes debe
haber una fraternidad afectiva entre una comunidad docente.
Neill, decía que la escuela ha de educar para la vida, que el niño no era para la escuela, sino
la escuela para el niño. Él se interesó en la educación de la creatividad. Por lo que no debe ser
impuesta por los adultos. La libertad de acción que los niños deben tener es el ámbito de su
creatividad y de su felicidad. No hay racionalidad técnica que supere a la libertad del niño. En
1924 fundó su escuela Summerhill cerca de Leiston en Inglaterra, donde probó su Teoría.
122
Eliseo Guajardo Ramos
Rafael Ramírez, creador de la Escuela Rural mexicana, sabía que los profesores contaban con
el sentido común en su desempeño profesional y lo creía bueno porque suponía que estimulaba
la creatividad pedagógica. Creía que un educador, sin descuidar su desempeño técnico, pudiera
funcionar como un agitador social o crítico del régimen imperante, como un animador y
extensionista cultural, como un trabajador social, capaz de hacer investigación-acción en la
comunidad donde ofrecía sus servicios.
Para completar el cuadro de pensadores clásicos, para el caso del profesional de la Educación
Especial habría que añadir a Lev S. Vigostsky, quien se apoya en Alfred Adler para suponer
que la superación del individuo, su fuerza primigenia, radica en la conciencia de su carencia,
de su inferioridad, para así ser superada. Por eso, en su obra sobre la Defectología explica
cómo la persona con discapacidad, acentuada su conciencia de inferioridad, ante la adversidad
sobrecompensa su capacidad de superar y resolver los problemas. No es que el ciego agudice su
oído y el sordo su visión. La sobrecompensación no es cuestión de los sentidos, no es sensorial,
es un asunto de voluntad racional. Investiga cómo el mismo déficit no opera igual en el niño que
en el adulto y se supera de modo distinto.
Si uno revisa el trabajo que dirigió Cynthia Duk, para la construcción de un modelo de
evaluación institucional basado en la Inclusión9, se puede advertir que la evaluación se enfoca
primordialmente al ambiente, al entorno escolar y sus condiciones de inclusión. No está centrado
en el estudiante con discapacidad, sino en el ambiente y en las herramientas de la cultura de las
que habrá de apropiarse e interiorizar el estudiante. El ambiente de cooperación y colaboración
para todos entre sí y el grado de compromiso de los actores; en pocas palabras, en la cultura de
la inclusión.
La resistencia al desaprendizaje radica en la cultura, porque no ocurre de un día para otro. Los
hábitos, los usos y costumbres son inconscientes, de ahí su dificultad para el cambio.
123
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
El cambio de paradigma no es uno por otro de forma lineal, vamos a un paradigma múltiple y
plural de la inclusión, porque es de carácter eminentemente social. No hay una sola fórmula
de la inclusión, porque la inclusión, para que lo sea, ha de ser interactiva con el entorno. Y
el entorno es múltiple y variado. Si, además, las discapacidades son diferentes, las formas de
inclusión serán también diferentes. Por eso, la Profesionalización Docente para la inclusión es
heterogénea, no esperemos un solo perfil profesional para ello.
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Gobierno Federal, (1993, 2000, 2009). Ley General de Educación. México
124
Eliseo Guajardo Ramos
125
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
126
La formación del Profesorado y el discurso de las
Competencias
Resumen
Abstract
Teachers training and their professional profile within of the discussion of the role in the classroom
as well as their own knowledge training is a theme that is played in this document end that s is
enriching for the current school debate. Also, the goal is to talk about the real effect and about the
effect of the power of speech regarding skills in university teachers’ education and training.
127
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
¿Más de lo mismo?
Cualquier manual académico que efectúe esa exploración por el conocimiento docente deseado
viene a sintetizar las siguientes categorías: el profesor deberá conocer bien el contenido de la
Materia o Disciplina que pretende enseñar; deberá poseer una buena fundamentación pedagógica
de su saber profesional, así como de su concreción didáctica (en relación con los contenidos
a enseñar, el diseño de las tareas y la organización del aula; la evaluación curricular, etc.); es
igualmente pertinente el conocimiento sobre el alumnado, la habilidad para comunicar con las
familias, y el conocimiento del contexto administrativo, pero también social y cultural; igualmente
necesita de un saber para la colaboración con otros colegas en un mismo equipo; y desde luego,
todo esto requiere a su vez de un conocimiento práctico que es algo así como saber hacer las
cosas bien en el desarrollo concreto y cotidiano de la práctica. Es este último un saber empírico,
experiencial, práxico, que pone en relación el sentido de las cosas con la acción de realizarlas. 1
En cuanto al perfil del profesor que se busca, es necesario adecuarse a lo ya desarrollado por la
Reforma Educativa y que podríamos resumir en las siguientes características:
128
Jaume Martínez Bonafé
Un perfil de este tipo debe ser el eje alrededor del cual se muevan las diversas actividades de
formación organizadas por la Administración, propiciando el tránsito de la primacía de las
actuaciones individuales a una mayor presencia de la actividad en equipo, así como la reformulación,
contraste y sistematización de todas las tareas a realizar en el aula.
(B.O. nº 110, 29 octubre 92 p.243)
Aunque hay un estándar bastante homogéneo en las categorizaciones del conocimiento profesional
de los docentes, también es cierto que a lo largo de la historia del pensamiento pedagógico y las
políticas de la formación de profesores –y desde luego, en el debate contemporáneo- podemos
encontrar matices y diferencias importantes en la interpretación de cada categoría. Entre el
“conocimiento didáctico del contenido de la materia” -para decirlo como Shulman (1987)- y
la “preparación para transmitir la actualidad de los conocimientos científicos y culturales
existentes” que propuso el BOJA en el 92, pueden haber una comprensión del conocimiento
profesionalmente necesario de los profesores muy diferente. Las racionalidades, los paradigmas,
los universos cognitivos que acompañan cada formulación pueden ser distintos, y en muchas
ocasiones contradictorios.
¿Qué se pretende, entonces, con los periódicos y puntuales debates relacionados con las
permanencias y los cambios en la formación de profesores? En nuestro caso, es cierto que estamos
ahora inmersos en las sucesivas fases para la reforma de los títulos universitarios, provocado
por la creación en la fecha tope del 2010 de un Espacio Europeo de Educación Superior; y ese
proceso nos está demandando posiciones concretas en relación con los perfiles profesionales de
los futuros profesores de la Enseñanza Infantil, Primaria y Secundaria. No creo, sin embargo, que
debamos restringir el debate a las directrices de la ANECA y las inspiraciones y pautas marcadas
por el Proyecto Tuning. La reforma de las titulaciones puede ser una nueva oportunidad para
profundizar el debate sobre el Magisterio hacia las cuestiones de raíz, o por el contrario, quedarnos
en la superficie más formal y administrativista de la formación de profesores. Es decir, más de lo
mismo.
Si la discusión y las decisiones relacionadas con la formulación de los perfiles profesionales han
tenido poca incidencia real sobre las prácticas de formación, y si además tales formulaciones en sus
diferentes formatos de presentación –estándares, competencias, niveles, etc.- se ven sometidos a
129
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
En el primer caso, me refiero a una práctica predominante en los programas de formación que
parte del supuesto de un sujeto carente de conocimiento y experiencia que poner en juego en el
desarrollo de su capacitación como profesor. Es una práctica institucional que supone, por otra
parte, que el sujeto, inacabado y perfectible, puede llegar a un estándar controlado de objetivación
–si quieren, díganle competencias profesionales- a partir de la asistencia científica de la que
le provee la Academia. He querido llamar a esto “formación para la sumisión” porque en la
búsqueda legítima de la perfección profesional docente corremos el riesgo de la anulación del
sujeto en el proceso de creación de su propio conocimiento profesional. El individuo que acude a
la agencia de formación es despojado de su capacidad de sujeto integral y, desplazado del campo
de la subjetividad, se ve socializado en relación con un conjunto de saberes pragmáticos nacidos
del consenso académico. Es una lógica tutelada desde la tecnología social que provee de una
concreta significación al concepto y al objetivo de la formación y, en consecuencia, al concepto y
al objetivo de la educación que los futuros profesores deberán desarrollar.
Es obvio que la docencia, como cualquier otra profesión, requiere de unos saberes específicos que
el futuro docente deberá poseer y que ratificará y re-elaborará en el propio ejercicio de enseñar.
No cuestiono, por tanto, la necesidad del programa de formación. Lo que se trata aquí es otra
cosa: es el papel que se le asigna al sujeto en la construcción de su conocimiento profesional
130
Jaume Martínez Bonafé
práctico. De no reconocerle como tal –un sujeto con capacidad de reflexión y crítica de su
propia experiencia formativa- la formación queda reducida a un proceso funcional, activista y
acumulativo de transmisión de conocimientos; y el sujeto deviene entonces objeto en una relación
de poder que fragmenta y desintegra el saber, la experiencia, la conciencia y la comunicación.
La pérdida de sí mismo dificulta la emergencia del sujeto ético (y estético, deberíamos añadir)2
que es condición de una buena formación docente No se trata aquí de poner en cuestión ninguna
malvada y explícita voluntad política, es más bien la consecuencia de una forma de proceder de
la tecnología social que sitúa la búsqueda de un consenso pragmático sobre el saber de formación
por encima de los sujetos particulares de la formación.
Es preciso, sobre todo, que quién se está formando, desde el principio mismo de su
experiencia formadora, al asumirse también como sujeto de la producción del saber, se
convenza definitivamente de que enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las
posibilidades de su producción o de su construcción.
Si en la experiencia de mi formación, que debe ser permanente, comienzo por aceptar
que el formador es el sujeto en relación con el cual me considero objeto, que él es el
sujeto que me forma y yo el objeto formado por él, me considero como un paciente que
recibe los conocimientos-contenidos-acumulados por el sujeto que sabe y que me son
transferidos. En esta forma de comprender y de vivir el proceso formador, yo, ahora
objeto, tendré la posibilidad mañana, de tornarme el falso sujeto de la “formación”
del futuro objeto de mi acto formador. Es preciso, por el contrario, que desde los
comienzos del proceso vaya quedando cada vez más claro que, aunque diferentes entre
sí, quien forma se forma y re-forma al formar y quien es formado se forma y forma al ser
formado. Es en este sentido como enseñar no es transferir conocimientos, contenidos,
ni formar es la acción por la cual un sujeto creador da forma, estilo o alma a un cuerpo
indeciso y adaptado. No hay docencia sin discencia.
(Freire, 1997 p. 24-25)
Todavía en este modelo que llamé formación para la sumisión queda sin cuestionar la relación del
sujeto con la institución. Al naturalizar el campo institucional deja de ser sometido a la crítica,
se invisibiliza, de modo que la relación se establece en un virtual plano unidireccional entre
docente y discente mediado por el contenido de la formación. Es por otra parte, una mirada
individualizada –o una institucionalización de la mirada individualizada-3,de manera que se
pierde toda posibilidad de imaginar otras formas comunitarias de construir y compartir el saber
de formación. En la actual estrategia neoconservadora de repliegue hacia lo privado, diluyendo la
política, la pedagogía, la cultura y la historia entre las veloces lógicas inmediatistas del mercado,
131
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Este discurso de la formación “para la sumisión” quiero enfrentarlo con el que llamé “formación
para la autonomía”. Veamos en este segundo caso algunos de los principios de partida. En primer
lugar el reconocimiento del sujeto como ciudadano con capacidad, por tanto, para el ejercicio de la
política. El hecho de implicarse en una experiencia formativa para el acceso a la práctica profesional
de la docencia no deberá anular este reconocimiento, sino en todo caso, ampliarlo. El saber de
formación, si no es una pura tecnología instructiva, debe ayudarnos en nuestra capacidad para la
autonomía política. En segundo lugar, el reconocimiento del campo institucional de la formación
como históricamente mediado por las relaciones sociales. Y esto tiene una doble implicación en
el caso que ahora nos ocupa de la formación docente: por un lado, los cambios y las permanencias
en los programas formativos, así como lo que se quiere discutir de ellos y también lo que se
silencia, dependen del modo en que en un “territorio” o escenario social concreto se manifiesta
esa relación estructural. Por otro lado, el sujeto –también el sujeto sometido a los requerimientos
institucionales de la formación- se hace histórico precisamente por su capacidad para ejercer
sobre el propio campo social e institucional acciones diferentes y contradictorias con las previstas
por la normalidad institucional. De un modo más concreto en la formación de profesores, lo que
esto quiere decir es que el sujeto ha tenido –ha conquistado socialmente- su capacidad para la
interlocución, es decir, se le reconoce razón y voluntad, y capacidad por tanto para establecer un
discurso dialógico desde el que crecer profesionalmente reforzando su singularidad y diferencia.
La palabra y la experiencia subjetiva son reconocidas en el contexto formativo y, a la vez que el
sujeto cambia en su propio desarrollo profesional, puede hacer cambiar su contexto de formación,
cuestionando y renovando el orden general de lo instituido. No hará falta insistir que, en este caso,
el ideal formativo sitúa el plano de las competencias en un plano de equivalencia con las virtudes
políticas antes que en la exclusividad de las destrezas técnicas.
132
Jaume Martínez Bonafé
psicoanálisis. Esto es, la dificultad para nombrar, dar significación, teorizar, aún apelando a
programas de objetivos y resultados objetivables, a un supuesto sujeto docente esencial formado
según un estándar permanente y generalizable. Sin embargo, aunque ese estándar esencial es
radicalmente improbable, tiene un importante efecto de alienación sobre el propio desarrollo
autónomo de la capacitación profesional. Si nuestra afirmación como sujetos docentes bien
formados es un intento de respuesta positiva a las llamadas de la estandarización objetivadora,
lo que se produce en ese intento improbable de acercarnos a ese Yo profesional preestablecido
es un abandono de nuestra propia capacidad de autonomía para responder por nosotros mismos,
para construir nuestra propia voz docente. Tal identidad se encuentra colonizada, entonces, por
múltiples y fragmentarios significantes sobre los que el sujeto no tiene propiedad. Sólo podremos
ser –encontrar nuestra singularidad como sujeto docente- en el vacío discursivo que quede más
allá de la alienación. Caminando a ese contra-espacio institucional movidos por el deseo de ser
docentes, y sabiendo que la esencia viva de ese ser docente es precisamente no haber llegado y o
haber sido todavía7.
Se comprenderá por qué en este planteamiento la eticidad debe ser un radical principio de
procedimiento. El combate a la colonización cultural del trabajo docente, la huida de la
homogeneización profesional basada en racionalidades eficientistas y burocratizantes, la
ruptura con los criterios de inclusión en una identidad profesional alienada, no puede hacerse
sin reconocer-nos en un campo social regulado por normas éticas que tengan en su fundamento
el reconocimiento de un sujeto que en su indeterminación encuentra la paradoja del deseo de
búsqueda de si mismo. Un maestro, entonces, que se desarrolla profesionalmente en el camino
que marca su propia voluntad de seguir aprendiendo a ser maestro.
Creo que en este marco el modelo de competencia puede tener un interesante y fructífero sentido
indagatorio cuando pretendemos encontrar base empírica sobre las pretensiones y justificaciones
de los actores ante los requerimientos de la práctica, y los dispositivos en los cuales se asientan.
Ese fue el trabajo de encuesta de Boltanski cuando se enfrenta desde la sociología de la acción
al modo en que el amor o la justicia constituyen una práctica social subjetiva. Para este autor el
modelo de competencia para la justicia es:
“una puesta en forma de la competencia que los actores ponen en juego cuando actúan
por referencia a la justicia, y de los dispositivos que, en la realidad, apoyan y reafirman
esa competencia asegurándole la posibilidad de resultar eficaz” (Boltansk, 2000, p.
66)
Sin embargo, la traslación del modelo para la planificación de los programas docentes como ya
ocurriera con otros modelos originalmente diseñados para la investigación y la evaluación, tiene
un efecto más ideológico que práctico, como trataré de argumentar a continuación.
7 Este argumento de influencias lacanianas puede verse desarrollado en Nasio (1994) pp. 52-54.
133
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
En este epígrafe pretendo analizar los efectos sobre el campo institucional de la formación
del profesorado de un modo de hablar de las competencias docentes. Para ello he recuperado
el concepto de discurso, así que en primer lugar me referiré brevemente al significado y uso
metodológico que aquí se le atribuye.
Parto del principio que las palabras pueden ser analizadas desbordando el punto de vista
exclusivamente lingüístico. Por ejemplo, en el libro de Chistian Laval (2004) La escuela no es
una empresa el cap. 3 se titula “La nueva lengua de la escuela”. Nuestra primera interpretación,
con la lectura de ese título, es que hay una relación directa entre los nuevos lenguajes que usamos
para referimos a realidades escolares con los nuevos procesos crecientes de mercantilización del
servicio público escolar. Y en efecto, la lectura del capítulo nos pone en el camino de entender
que muchas de las presiones a las que se ve sometida la escuela por las políticas neoliberales para
adecuarse a las demandas del mercado tienen su origen, o se ven reforzadas, por la penetración
del lenguaje de la gestión empresarial en las instituciones educativas.
8 Particularmente ejemplar a respecto fue el proceso de Reforma educativa española, durante el gobierno del PSOE,
con importantes influencias también en Latinoamérica, donde pudimos asistir al espectáculo de la producción del
“maestro constructivista” en el discurso curricular, según expresión de Mariano I. Palamidesi (1996).
134
Jaume Martínez Bonafé
Mi pretensión, entonces, en este epígrafe, no es discutir el listado de las 30 competencias que nos
propuso el Informe Tuning para el sistema de créditos europeos, ni tampoco el problema aquí es
analizar las distintas aproximaciones académicas al modelo de formación basado en competencias.
La cuestión, desde mi punto de vista, es qué prácticas se refuerzan y cuáles desaparecen con la
implementación en nuestras universidades de ese “conjunto de reglas anónimas históricas” con
las que se pone a circular el concepto de competencias profesionales. El problema aquí es advertir
sobre el efecto de verdad y el efecto de poder del discurso de las competencias en la formación
universitaria del profesorado.
En primer lugar, el discurso actúa en unas coordenadas espacio-temporales y por tanto requiere
para su análisis una mirada desde la historicidad. Recordemos la insistencia preponderante de
Jaques Derrida en que el significado es posicional antes que absoluto9.El proceso de convergencia
europea para las universidades, derivado de los acuerdos de Bolonia, se desarrolla paralelo o
inmerso en un proceso creciente de hegemonización del discurso neoconservador sobre la
adaptabilidad de las instituciones educativas a las variaciones, los intereses, y los requerimientos
del mercado.10 Los valores y principios tradiciones de estas instituciones, y especialmente de
las universitarias, van siendo progresivamente modificados por una nueva narrativa mucho más
cercana a los intereses económicos privados. Al igual que señala Christian Laval para la escuela:
“Los valores que hasta ese momento habían constituido el mundo escolar se sustituyen
por nuevos criterios operacionales: la eficacia, la movilidad, el interés. Y es que la
escuela cambia de sentido: ya no es el lugar de asimilación y de frecuentación de las
grandes narraciones que forjan caracteres estables para situaciones sociales bien
definidas, sino un lugar de formación de caracteres adaptables a las variaciones
existenciales y profesionales en movimiento incesante”. (LAVAL, Ch. 2004 p. 57)
El listado Tuning, y las discusiones, las adaptaciones y los modelos de planificación docente
que de el se derivan, debemos situarlos para su análisis en el lugar en el que verdaderamente
están: en el interior de un discurso institucional que abandonó el ideal humanista y republicano
cultivado por la Ilustración para buscar el hombre nuevo en “un ser esencialmente económico y
un individuo esencialmente privado”.11
Veamos, en segundo lugar, qué lenguaje pone en movimiento este amplio y hegemónico discurso
neoconservador en el interior del cual he situado el discurso de las competencias. Qué significantes
acompañan a qué significantes, en un momento en que, como ya señalé anteriormente, se viene
perdiendo toda posibilidad de un origen articulador de cualquier significado trascendental. Quiero
señalar, previamente, que esa articulación lingüística se presenta a si misma como el anuncio de
la renovación, la actualización y el cambio institucional. Pero cuando descendemos al análisis
de las propuestas nos encontramos con un viejo y fracasado programa de los años 70 que creyó
9 Ver Jaques Derrida (1989). La estructura, el signo y el significado en el discurso de las ciencias humanas”, en La
escritura y la diferencia.
10 Ver Apple (2002)
135
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
que era posible organizar la enseñanza definiendo resultados de aprendizaje12. Los vínculos de
dependencia de la educación al economicismo, en el marco de un capitalismo de corte neoliberal,
se naturalizan modificando el lenguaje. Así, la escuela es una empresa educativa, el sujeto un
recurso humano, las familias son consumidores o clientes, el profesor un gestor del aula y un
mediador de aprendizaje, la educación es formación y excelencia, el saber y los conocimientos
son competencias, que se numeran y jerarquizan en función de su operatividad para la aplicación a
problemas concretos, el aprendizaje, asociado a rendimiento (resultados), es la eficaz consecución
de objetivos,…y así sucesivamente.
Pero si miramos este campo de discursividad desde la estrategia analítica del discurso propuesta
por Laclau y Mouffe (198513) lo que encontramos es un intento de dominio de un campo, buscando
un centro o polo de referencia que evite el flujo discursivo de las diferencias, -fijación última de
significado: la definición de un marco de saberes y habilidades para la capacitación profesional-
Pretender así el proyecto hegemónico de coherencia institucional de la universidades europeas
es dar por supuestas o resueltas importantes cuestiones problemáticas que están en la raiz de la
formación –algunas de ellas señaladas en la primera parte de este testo-. Por otra parte, es ese deseo
de dominio –un proyecto único basado en el pensamiento único- el que al anular toda posibilidad
de otros lenguajes y otras prácticas institucionales, se instala en un plano esencialmente ideológico
en el sentido también señalado por Laclau y Mouffe: no tanto porque se construya una falsa
representación de una esencia positiva (la ilusión de que un estudiante = tantos créditos ECTS,
aquí o en Roma) sino precisamente por lo contrario: no reconocer la imposibilidad social y política
de ese consenso. En este sentido el lenguaje se convierte en un instrumento de poder simbólico y
acción política14, puesto que tras la apariencia de la neutralidad institucional y el debate técnico
sobre cuestiones puntuales de la reforma de la formación profesional y el abandono de las grandes
narraciones, se instala una nueva lógica esencialista: el saber deberá tener una vinculación directa
con el trabajo y el consumo, dos esenciales características de un modelo económico neoliberal
con pretensiones colonizadoras hacia el conjunto de la vida social.
Me detendré de un modo más específico, en tercer lugar, en el uso estratégico de las competencias
tal como esto ha sido analizado en el trabajo citado de Chistian Laval. Sustituir la palabra
“conocimiento” por la de “competencia” no carece de importancia, nos dice este autor; porque no
se trata de ponernos de acuerdo sobre la descripción de los saberes que consideramos necesarios
para la práctica educativa. Paulo Freire (2003), en Pedagogía de la autonomía nos hizo esa
propuesta, y más recientemente Philipe Perrenoud (2004) nos propuso Diez nuevas competencias
para enseñar, por no hacer referencia al Informe Delors en la Unesco, entre otros muchos
documentos y trabajos que tratan de las competencias que deberían dirigir las formaciones inicial
y continua del profesorado. Este no es el problema. Su carácter estratégico viene de su empleo
para referir a una nueva forma de gestión del conocimiento y de los “recursos humanos” que
pretende la sutura con una ruptura histórica en la formación universitaria: la separación entre los
12 Al respecto nos resultará muy útil recuperar la crítica de Gimeno Sacrítian (1989) a lo que entonces se llamó “pe-
dagogía por objetivos”.
13 Existe una nueva edición en FCE, 2004.
14 Entre otros trabajos del mismo autor, puede verse esta conceptualización en Bourdieu (1987).
136
Jaume Martínez Bonafé
Los educadores necesitamos un tipo de saber práctico que proporcione buenas respuestas a los
requerimientos profesionales. Ese saber debe edificarse en la comprensión crítica de sujeto y de
la cultura, y en una relación con la naturaleza basada en criterios de sustentabilidad. Esa relación
compleja entre sujeto, naturaleza y cultura teje los hilos del conocimiento15. Pero el movimiento
de tejer lo ponen a funcionar los invisibles hilos del deseo. Un maternaje –nos dirá Barthes en
137
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
aquel hermoso texto: “Au Seminaire”16- por el que el sujeto aprende a dar sus propios pasos hacia
el conocimiento. Esa construcción requiere también de relaciones solidarias –un transfer que
es afectivo y ético-, pero sobre todo requiere partir de sí –“entrar en juego en primera persona”
- para encontrar una relación emancipatoria con el saber, una relación de autoridad –que nos
confiere o reconoce autoridad- no por la cita académica sino porque nos vincula con nuestra
propia experiencia reflexionada y con nuestra capacidad, por tanto, para transformarla.
Como profesora de psicología podía decir cantidad de cosas que tuvieran un sentido,
pero no las estaba mediando con el mundo. Estaba dando unas clasificaciones, unas
identificaciones donde ellos se sentían seguros. Pero no cambiaba su relación con el
mundo. Esto sucede en el momento en que entras en juego en primera persona, y así lo
importante es la relación que estableces con el saber, no el contenido en sí mismo. (…)
Es decir, en el momento en que yo trato de poner en juego mi experiencia, no solo como
experiencia vivida sino como experiencia reflexionada, empezamos a construir significados
nuevos. Lo importante es entrar en juego en primera persona con ese reconocimiento de
autoridad y de genealogía femenina que establece unos nexos con el saber y esos nexos
son los que yo trato de poner en circulación en la clase, junto con los nexos que ellos y
ellas tienen (Asun López Carretero Escuela y Educación pág. 163-164)17
138
Jaume Martínez Bonafé
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139
Movimientos de Renovación Pedagógica y Profesionalización
Docente
Abstract
The Movements of Pedagogic Renovation (MRP), autonomous and self-organized groups of teachers
of diverse educational stages, are born to give answers to the needs of permanent training and to
work for a model of public School which responds to the urgency of making real the civil right to
the education of all human beings, in a society which tries to privatize everything and to reduce the
education to one more element of consumption that only the one who can pay for as a consumer will
have. This, to be done, requires a professional who is ethically and politically committed to the project
and who re-formulates his professional, subjectively injured and disoriented identity in a world going
through deep transformations. The MRP, for more than thirty years, have been reflecting collectively
upon this topic from within the people the subject lives in, teachers committed to the transformation
of the society and of the education to continue deepening the processes of humanization that the
humanity needs to leave behind the barbarian chaos it is in to which this socio-economic radically
unfair system has led us.
Key words: Pedagogic renovation, social movements, public school, educational professionalism,
subject, commitment, training, educational practice.
141
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Introducción
El movimiento por la transformación de los sistemas educativos es una realidad en todo el mundo.
En España abarca un amplio espectro que va desde las actuaciones de muchos docentes de forma
aislada a diversos colectivos de profesores organizados, entre los que tienen especial relevancia
los organizados bajo la denominación de Movimientos de Renovación Pedagógica (MRP)1. Parece
conveniente que nos detengamos brevemente a presentar algunos de sus rasgos más sobresalientes.
El conjunto de los docentes encuadrados en los MRP podemos situarlo dentro de los colectivos críticos
de profesores y profesoras que se extienden por todo el territorio del Estado Español. “Con matices
y diferencias, el universo conceptual y práctico del compromiso pedagógico puede identificarse a
través de los siguientes rasgos: conexión de la realidad social y la realidad educativa, solidaridad
con las personas y grupos sociales sometidos a algún tipo de injusticia, búsqueda del saber y la
cultura para la emancipación, renovación de la enseñanza a través de la renovación de la propia
práctica docente, desarrollo, comprensión y comunicación de las ideas a través de un movimiento
organizado” (Martínez Bonafé, J., 1.994)
Aunque en los años noventa y principios del nuevo siglo se habló mucho del final de los MRP,
aunque, en realidad, muchos valoramos que lo que hubo fue un silenciamiento calculado de todo el
movimiento de transformación en el seno de la escuela para poner en el primer plano el valor de las
reformas educativas. La realidad es hoy bien distinta. Durante ese período han pasado por diversos
momentos de crisis, como todos los movimientos sociales en España, que los mismos MRP han
analizado2 en distintos momentos. Pero en todo momento se han seguido coordinando un mínimo
de ochenta grupos de todo el Estado y han avanzado en la consolidación de su propia organización
(Doménech, J. & Viñas, J, 1992/73). Hoy se tiene clara conciencia de que es necesaria la existencia de
organizaciones que reflexionen sobre la educación, desde la escuela, y planteen formas alternativas
1 Una parte importante de la información sobre los MRP está en la página web de la Confederación Estatal:http://cmrp.
pangea.org/# y en las de los diferentes colectivos y federaciones que forman parte de la misma.
2 El Encuentro de MRP celebrado en Granada en el año 1.987 significó un profundo análisis de una crisis de los MRP que
parecía tocar fondo. En el II Congreso de MRP, celebrado en Gandía en 1.989, se cierra esa crisis con nuevas formula-
ciones y propuestas de avance. “La crisis se abre profundamente, producida, entre otros factores, por nuestra propia des-
orientación y por algunas propuestas de la Administración respecto a la política de Centros de Profesores; apropiación , a
menudo formal, de parte de nuestro lenguaje; incorporación de compañeros y compañeras a puestos de la Administración;
recortes en la política de subvenciones a las Escuelas de Verano”.
142
Julio Rogero Anaya
a) Perspectiva histórica
En un primer momento, hasta finales de los años setenta, son lugares de encuentro y plataformas
unitarias que pretenden dar respuesta a la problemática política de la enseñanza, con la propuesta
de un modelo escuela alternativo, y a la vez son espacios de formación permanente ante el vacío
existente en este campo.3
3 Es un primer período de nacimiento de múltiples propuestas de alternativas democráticas en torno al sistema educativo
ante el auge de la lucha por la democracia y el final de la dictadura, como: “Una alternativa para la enseñanza (Bases
para la discusión)”, en el Boletín del Colegio de Licenciados de Madrid, del 2 de febrero de 1.976 y la propuesta de Rosa
Sensat. A éstos se une el auge y la difusión en nuestro país de las corrientes innovadoras citadas anteriormente.
143
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
e incorporar a nuevos compañeros más jóvenes”4. Así se llegará hasta la realización en el año 89 del
Segundo Congreso de Movimientos de Renovación Pedagógica.
Con el Congreso de Gandía, en abril de 1.989 se inicia un período, abierto hasta este momento,
caracterizado por la salida de la crisis en diversos aspectos. Se es consciente de que es necesario
redefinir el papel de la escuela y del profesional de la enseñanza ante el cambio de lo que la sociedad
y el mundo productivo piden a la escuela. El modelo y la realidad de la escuela pública se ven
sometidos a diversos ataques y se hace necesaria una nueva clarificación y desarrollo del significado
de la alternativa Escuela Pública. Se tiene claro que hay que “analizar las nuevas circunstancias
y elaborar estrategias eficaces y autónomas para la transformación del sistema educativo. Se ha
avanzado en la coordinación y organización constituyendo federaciones en las distintas Comunidades
y una Confederación Estatal. Los MRP siguen manteniendo su autonomía, manifiestan sus posiciones
críticas frente a la realidad del sistema educativo y al proceso de reforma, reconociendo sus avances
y sus deficiencias”.5
En los esos años los MRP se caracterizan a sí mismos como movimiento social que “construye
autónomamente una cultura pedagógica que entra en conflicto con la formas de control social sobre
la escuela y, dentro de ellas, más específicamente, con la institucionalización y burocratización del
trabajo docente. Este proceso de construcción tiende necesariamente a desbordar el marco estrictamente
pedagógico, en cuya problemática se origina, para instalarse en el más amplio de las relaciones
globales de poder, reconociendo y confluyendo con otros procesos similares, vividos paralelamente
por otros movimientos sociales, originados en problemáticas igualmente específicas”6
Dentro de los MRP se está convencido de que se forma parte de un movimiento social amplio de
renovación pedagógica y de transformación de la escuela. “Con la evidencia de que somos una parte
organizada del Movimiento de la Renovación Pedagógica, intentamos ocupar nuestro lugar bajo el
sol, en un tiempo de cambios y de reformas, de incorporaciones a nuevas sociedades, de flujo de
nuevas culturas, de cambios acelerado, etc.; en un tiempo en que parece, más que nunca, necesaria la
consolidación y extensión de movimientos de base que supongan nuevos puntos de referencia para
el conjunto de la sociedad”7.
4 Conclusiones del X Encuentro de MRP. Granada, Diciembre de 1.987. pág. 9.
5 Los Movimientos de Renovación han mantenido posturas críticas en todo momento con el proceso de Reforma. Han
realizado aportaciones a los debates del Libro Blanco y de los Diseños Curriculares Base. De igual manera se participa
en el debate previo a la promulgación de la LOGSE.
Los Movimientos de Renovación Pedagógica ante la LOGSE. Ed. APEVEX. Badajoz. 1.991
Lectura crítica de la LOGSE. Adarra. Euzkadi. Ed. APEVEX. Badajoz. 1.991
Los Movimientos de Renovación Pedagógica ante la reforma de los Bachilleratos. Ed. APEVEX, Badajoz 1.991
6 Los Movimientos de Renovación Pedagógica: qué son, qué hacen, cómo actúan, cómo se organizan. ED. APEVEX.
Badajoz 1.991. Pág. 12
7 Art. citado, pg.72. En una línea muy concreta de reconocimiento de esta realidad los MRP dinamizan diversas inicia-
tivas en todo el Estado. Las más significativas son el Congreso de la Renovación Pedagógica que se desarrolla desde
hace dos años en Cataluña, en torno al cual se agrupan multitud de asociaciones, grupos, departamentos universitarios y
otras realidades que forman parte de ese movimiento amplio de la Renovación Pedagógica. Otras experiencias se están
dando en Castilla-La Mancha, Madrid, Asturias..., a través de la constitución de plataformas críticas de debate social
sobre educación.
144
Julio Rogero Anaya
El momento que viven los MRP en los inicios del último quinquenio del siglo se encuentra atravesado
por dos acontecimientos de especial importancia. Por una parte se plantea la preparación y realización
del tercer Congreso de Movimientos de Renovación Pedagógica que se celebrará en diciembre de
1.996 en Andalucía. Por otra está la perspectiva clara de cambio político en el país después de más
de trece años de gobierno socialista en marzo de 1996.
El III Congreso quiere recoger lo que en los Encuentros Estatales de MRP se había hecho cada
vez más patente en los últimos años: “la necesidad de redefinir la función social de los MRP, de
unificar esfuerzos con otros movimientos sociales progresistas para influir de manera real en las
decisiones de política educativa y social que propicien un avance cualitativo de la Escuela Pública
y Democrática”8.
Este Congreso significa un momento de inflexión fundamental en la marcha de los MRP. Diversos
factores históricos y contextuales van a tener un gran significado: El proceso de implantación
de la reforma del sistema educativo y el posicionamiento claro de los MRP que va más allá de
cualquier reforma propuesta desde la Administración Educativa; la promulgación de Ley Orgánica
de Participación, Evaluación y Gestión de los Centros Docentes (LOPEGCE) y sus desarrollos como
concreción del carácter regresivo y jerarquizador, desde el paradigma del control, que se impone en
el actual sistema educativo español; el dominio progresivo de lo privado en lo público y el ataque
frontal, desde la ambigüedad y la mediocridad, a la escuela que depende del Estado directamente
por la propia Administración educativa; el malestar generado en la profesión docente por su escasa
implicación en los procesos de reforma del sistema educativo que va a llevar a un número importante
de ellos a plantearse seriamente su desarrollo personal y profesional.
Las conclusiones del III Congreso de MRP recogen el análisis de la situación actual de lo
Movimientos de Renovación. En ellas se reconoce que las dificultades en el desarrollo de los MRP
hay que buscarlas también “en las dificultades en elaborar alternativas a las situación actual. Por
todo ello la reflexión de las nuevas iniciativas que aparecen deben servirnos para la elaboración de
dichas alternativas.” En su relación con los movimientos sociales entienden que “la Renovación
Pedagógica puede pensarse de forma global, planteando un nuevo modelo educativo, inmerso en
proyectos culturales y comunitarios alternativos. Desde este concepto de Renovación Pedagógica
como alternativa global, podemos confluir con otros grupos diferentes de los MRP, tanto procedentes
de sectores educativo o socioculturales, como de otros movimientos sociales.
8 Estos enunciados sobre el Tercer Congreso están sacados del documento de trabajo “Hacia el III Congreso de MRP”
preparado por la Mesa Confederal y que fue presentado en el XVI Encuentro Estatal de MRP, celebrado en Huesca en
mayo de 1.995. Multicopiado.
145
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Esta confluencia puede darse desde una doble vertiente: por un lado, la dimensión educativa de
los problemas analizados por los diversos movimientos sociales, y por otro, la incorporación de
la vertiente social a nuestras ideas y prácticas educativas. En uno y otro caso, el enfoque de la
Renovación Pedagógica debe tener como objetivo último la transformación de la realidad social, en
la cual está integrada la propia escuela.” 9 Para esta relación con los movimientos sociales se necesitan
proyectos comunes: “En primer lugar, los que planteen incidir directamente sobre la realidad escolar;
en segundo lugar, proyectos más amplios con una importante dimensión educativa; y finalmente
proyectos con otras finalidades sociales en un sentido más amplio”10
En los últimos años, algunos valoramos que los MRP han estado demasiado pendientes de la mirada del
poder y hemos jugado en su campo y. con frecuencia, con sus reglas. Hoy necesitan un nuevo impulso
y una nueva mirada. Hemos estado demasiado atentos a contestar los planteamientos de reformas
educativas cada vez más aceleradas y cada vez más conservadoras y neoliberales. Necesitamos
volver la mirada a las posibilidades que se nos abren como oportunidades transformadoras en el seno
de la crisis permanente de los sistemas educativos dentro del sistema de capitalismo avanzado. Ello
nos lleva a repensar y repensarnos colectivamente en el seno de las cambiantes realidades de hoy.
Parece relevante, para conocer el modelo de desarrollo profesional que defienden los MRP, describir
algunos de los rasgos más importantes del modelo de Escuela Pública con el que están comprometidos,
como un modelo dinámico, vivo y en constante transformación11. Es un modelo referente que nos
hacer caminar hacia la utopía posible de construir una Escuela Pública de la máxima calidad, de
todos y para todos.
9 Tercer Congreso de los Movimientos de Renovación Pedagógica. Conclusiones. Ed. Confederación de MRP.
Pg.32
10 Ídem, pg.33.
11 Me atrevo a describir el modelo aclarando que precisamente éste es uno de los aspectos que está en revisión y en dis-
cusión dentro de los propios movimientos. Se entiende que las circunstancias han cambiado profundamente desde el
momento en que se hace la definición del modelo de Escuela Pública y se tiene muy claro que es necesario repensar
su concepción para actualizarlo y adecuarlo a los tiempos presentes y futuros. La definición de las características está
sacada de distintos documentos pero fundamentalmente de las Conclusiones del II Congreso de MRP, Gandía, 1.989,
págs.22-26 y del III Congreso realizado en Torremolinos en 1996.
146
Julio Rogero Anaya
- Gratuita, que asegura una escolarización total y de calidad para todas las personas. Pone a su
disposición todos los medios económicos para hacer eficaz el derecho a la educación básica
obligatoria.
- Laica: enseña el respeto profundo al otro, al diferente; respetuosa con todas las formas de
pensar y creer.
- Pluralista, que asume las diferentes culturas y las vivencias del alumnado, y tiene en cuenta las
culturas minoritarias que conviven en la sociedad.
- Autogestionada, con competencias y recursos reales en sus diferentes ámbitos, que goce de
plena autonomía en su acepción más global.
- Comprometida con su medio, donde la escuela esté implicada en la vida situándose en el interior
de los conflictos, las contradicciones y los intereses contrapuestos de la vida social. Conectada
con los problemas incertidumbres y complejidad de la sociedad actual.
- Cuerpo único y ciclo único. Propone un tronco único de escolaridad obligatoria de oferta pública,
que comprende de 0 a 18 años, impartido por un cuerpo único de enseñantes (formado por
auténticos servidores del pueblo) sin diferencias en cuanto a titulación, salarios, horarios y con
acceso único a la Escuela Pública.
- Investigadora y crítica, propiciadora de metodologías basadas en las actividades creadoras e
investigadoras de los niños y de los docentes, auténticos constructores de sus conocimientos y
actitudes. Que fomente el espíritu crítico y promueva experiencias vivas de aprendizaje que
producen el placer y la pasión por conocer.
- Coeducadora, potenciadora del desarrollo de las personas y que combate los roles sexuales
establecidos por la sociedad patriarcal. Una escuela que eduque desde y para la paz, el respeto a
la naturaleza, la participación responsable, la solidaridad, tolerancia y cooperación. Ecológica.
Pacificadora.
En el III Congreso el bloque II estuvo dedicado a responder a la pregunta “¿cómo hacemos posible
la Escuela Pública hoy?”. Las conclusiones recogen el análisis de la implantación del modelo de
Escuela Pública cuyos rasgos se han expuesto anteriormente. Introducen en su análisis la dirección
en que han de trabajar los MRP en su defensa de la Escuela Pública en los próximos años: “En los
últimos años el discurso neoliberal sobre calidad y libre elección de centros logró en buena medida
legitimar la doble red de centros (pública-estatal y privada) en base a criterios mercantilistas, de
competencia y libre mercado. Esta dependencia del mercado lleva a la desregulación en materia
educativa y pone en entredicho que la educación sea un servicio público y un derecho. Favorecer
el debate sobre el significado de lo público y llenarlo de contenido debe ser un objetivo prioritario
en el trabajo de los MRP”12. Para ello se proponen estar en relación muy directa con quienes se
organizan para defender a la Escuela Pública y en los ámbitos de la vida social y política en los
que se juega el prestigio de lo público: “Los MRP debemos proponernos como tarea impulsar una
mejor imagen de los centros públicos dando a conocer sus avances y valores innegables y exigir
que la administración y los elementos mediáticos hagan lo propio”. “Por ello consideramos como
una actividad prioritaria la participación y potenciación de plataformas ciudadanas en defensa de la
Escuela Pública, como órganos estables y no coyunturales de confluencia de los distintos sectores
12 Tercer Congreso de los Movimientos de Renovación Pedagógica. Conclusiones. Ed. Confederación de MRP.
Pg.21.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Un capítulo importante es el dedicado a redefinir las señas de identidad de la Escuela Pública como
un proyecto hacia el que se camina y que es necesario ir construyendo mediante la reflexión y el
intercambio de experiencias, favoreciendo el debate profesional y social sobre lo que significa una
enseñanza pública de calidad.
El III Congreso supuso una importante toma de conciencia de la importancia de centrar la acción
de los MRP en la profundización del modelo de Escuela Pública y su defensa en unos momentos
especialmente críticos para todo lo público.
Hoy se acepta por todos que en la renovación del sistema educativo tiene mucha importancia la
voluntad política de realizar leyes que apoyen dicha renovación. Quienes han de llevar a cabo los
cambios son directamente los profesores. Su actitud positiva o negativa ante la necesidad de los
cambios es clave para que éstos se puedan dar. Es de vital importancia, por tanto, que se cuide el
factor humano de docentes y aprendientes. Esto lo han tenido muy claro los MRP y se han propuesto
una nueva conceptualización del modelo de profesorado.
No podemos perder de vista que los MRP son organizaciones de profesores fundamentalmente.
Los sujetos de los distintos colectivos de renovación se posicionan de una determinada manera ante
todos y cada uno de los problemas que tiene la escuela y la sociedad. Hacen un análisis del modelo
de profesor que vienen promoviendo desde el primer momento y que renuevan permanentemente.
Pero sobre todo pretenden ponerlo en marcha en los distintos grupos de profesores que, ligados a los
distintos grupos de renovación, activan prácticas innovadoras y comprometidas ética y políticamente
con la realidad del centro donde trabajan.
Elaboran una reflexión constante sobre sí mismos donde se descubren como sujetos que quieren
significar la realidad escolar de forma radicalmente diferente a como lo hace el sistema dominante.
No parten de la queja14 sino del análisis profundo de la realidad educativa en que se mueven para
13 Ídem, págs. 33-34
14 Entiendo que se ha generando una “cultura de la queja” en la sociedad y entre el profesorado que puede servir de justi-
ficador de un desentendimiento progresivo de lo que implicaría caminar en la creación de una nueva cultura profesional
mucho más implicativa en todos los sentidos. Requeriría un análisis profundo que, entre otras perspectivas, puede ir
ligado al clima cultural generado por lo que se conoce como postmodernidad. Para una comprensión de este tipo de
cultura es interesante la lectura Hughes, R. (1994). y de Bruckner, P. (1997), entre otros. En los últimos años esta cultura
se ha acentuado y la constante publicación de “cuadernos de quejas”( Fernández Enguita, M. 2009) del profesorado,
donde se presentan como víctimas y héroes en un “espacio de guerra”, se van consolidando numerosos tópicos y mitos
como la crisis de autoridad del profesor, la violencia en las aulas, un alumnado desmotivado y sin valores, la cultura del
148
Julio Rogero Anaya
Los profesores-miembros de los MRP son hoy más conscientes que nunca de la necesidad de ajustarse
a la realidad para tener mayor incidencia. “Ser minoritarios no implica que no debamos dirigirnos a
la mayoría y, por lo tanto, hemos de plantear propuestas que respondan a la necesidad de transformar
e incorporar a la renovación pedagógica al conjunto del profesorado.”16
esfuerzo, el malestar y el desprestigio del profesorado... que, pidiendo una vuelta a la escuela autoritaria y tradicional,
ocultan la profunda crisis de identidad que vive el profesorado en una escuela al servicio del poder. Para un análisis más
detenido de esta problemática y de la necesidad de caminar en otra dirección ver J. Rogero (2009)
15 Conclusiones del III Congreso de Movimientos de Renovación Pedagógica. Torremolinos 1996. Ed. Confedera-
ción de MRP. 1997. Pg.34
16 El profesorado: Su trabajo y la renovación de la escuela. Conclusiones del XIV Encuentro de Movimientos de Renova-
ción Pedagógica. Ed. Confederación de MRP. Cuenca. 1.993, pg. 7.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Los MRP tienen muy claro que el debate sobre el profesorado y el desarrollo de su profesionalidad
están ligados al debate sobre el modelo de escuela. En este sentido no se puede desligar su propuesta
de modelo de profesor de lo que defienden y proponen en todos los otros aspectos a que hacen
referencia: la organización del sistema educativo, la administración educativa, los aspectos del
currículum, el proyecto de centro...
Coherente con el modelo de sociedad y de escuela pública que defienden los MRP, la profesión
docente requiere una visión crítica de la actividad educativa y de los papeles que cumple.
El maestro y la maestra son unas personas a las que se les expropia su capacidad de ser sujetos y se
les atribuye, por el poder, la capacidad de socializar al niño, de transmitir la cultura dominante y por
ello reciben un salario. Esto les aproxima a la posición del trabajador en el sistema productivo. “Los
enseñantes quedan como sujetos asalariados encargados de transmitir e interiorizar en sus alumnos
los contenidos y habilidades que decide el sistema” (Sánchez Martín E. y otros, 1992, 3)
“El maestro actual es aquel que enseña a otros en una posición subordinada a otros, recibiendo
de otros por esta actividad un salario para que se reproduzca socialmente mediante un consumo
condicionado por la cuantía de un salario que fijan otros... El maestro como profesional asalariado
se define en la alteridad de los otros que le entornan y le vacían el contenido egocéntrico de su ser”.
(Elejabeitia, C. de y otros, 1983, 164)
El maestro es enunciado por otros y significado por el poder para ser sujeto “sujetado” (Fernández de
Castro, I, 2009)17 en manos del mismo. Sólo tomando conciencia de su alienación como profesional
asalariado puede romper la cadena de atribución convirtiéndose en sujeto de la enunciación y dando
significado nuevo a su propio ser sujeto, construyendo con los demás el “nosotros” que le va a
convertir en sujeto en proceso capaz de dar respuestas a los procesos de socialización y culturización
desde posiciones autónomas, críticas, creativas, personalizadoras... y fiel a la tarea emancipadora de
la humanidad.
Como miembro de la sociedad entra en contradicción con el sistema social en que se encuentra y
como maestro entra en contradicción con el sistema educativo, que es una expresión del poder, para
poder construirse a sí mismo como sujeto, modificando el medio, a la vez que pone los medios para
que sus compañeros de profesión y sus alumnos también lo sean.
Según los MRP la Ley General del 70 en España es el inicio de la concepción del profesor como
“ejecutor técnico” que alcanza su punto culminante con las propuestas de reforma posteriores
17 Fernández de Castro analiza en profundidad la concepción del ser humano como sujeto sujetado y el papel de la
escuela y el profesor en su producción.
150
Julio Rogero Anaya
(LOGSE en 1990, LOCE en 2002 y LOE en 2006) y sobre todos con las últimas leyes sobre
participación, evaluación y gestión de los centros educativos. “La socialdemocracia no sólo no ha
combatido esa imagen de técnico acrítico y despolitizado, sino que ha incrementado los mecanismos
-aunque de un modo más sutil- de intensificación del trabajo y pérdida de autonomía”18. Se han ido
desarrollando procesos de especialización y jerarquización que imponen determinados modelos de
especialización en los que los expertos juegan un papel central de expropiación en lugar de apoyar y
potenciar el trabajo propio del profesor. Esto también está llevando dentro del profesorado a que se
dé un “creciente rechazo hacia el debate curricular pues siente que no controla las claves del discurso
y como consecuencia espera que le vengan dadas desde más arriba por equipos de expertos que
son los que realmente saben lo que se debe hacer y para qué; en último término, por las propuestas
editoriales.”19
En este sentido creo que los MRP se aproximan a una de las causas profundas de la situación de
frustración y de queja que vive el profesorado. Frustración por verse sustituidos por la normativización
(en las reformas que se dicen progresistas) que les impone algo que ellos reconocen deberían
hacer por propia iniciativa desde una perspectiva de desarrollo de su profesionalidad. Cuando en
los preámbulos legislativos se recoge la profunda aspiración que siente el profesor de realizar su
proyecto de desarrollo de las potencialidades humanas, éste percibe que se le ha expropiado de algo
genuinamente suyo y de todos los seres humanos que contribuye a socializar, para atribuírselo desde
el poder e imponérselo a través de las leyes. La queja surge, también, porque una vez que se les ha
atribuido la renovación de la escuela desde la perspectiva del poder no se les apoya suficientemente
para que hagan bien su tarea de ejecutores.
Se ha conocido y se conoce la crisis de “identidad profesional” del docente como “el malestar docente”.
Con demasiada frecuencia se manifiestan importantes sentimientos de frustración y determinadas
enfermedades mentales. En ello se muestra la queja permanente de quien ha sido expropiado de su
capacidad de ser sujeto y se le ha sujetado a la función que le ha sido atribuida y para la que se le ha
significado (“nombrado”). Descubre que no es satisfactorio cumplir con lo que se le manda ya que
se trata de convertir a los miembros de la sociedad en consumidores insatisfechos permanentemente
consumidos por la propia dinámica de las reglas del mercado. Su acción en el proceso de enseñanza
aprendizaje se enmarca en la dinámica de la producción de elementos útiles para el mercado donde
el valor de cambio se impone en todo tipo de relaciones.
En la dinámica de la praxis alternativa de los MRP se descubre que en la práctica social de la educación
se encuentra uno de los ámbitos clave en donde se puede dar la construcción del ser humano como
sujeto en un proceso permanente de descubrimiento de la necesidad de construirse a sí mismos como
seres autónomos, críticos, fraternos, cooperadores y capaces de disfrutar el valor de uso y generar
sistemas de autoorganización cada vez más acordes con los procesos de construcción del ser humano
como tal sujeto en el seno de colectivos de sujetos.
18 El profesorado: su trabajo y la renovación de la escuela. Conclusiones. XVI Encuentro de MRP. Cuenca 1993, pg. 7-8
19 Ibídem, pg. 8
151
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Además de lo anterior parece que hay otras causas, denunciadas también por los MRP a lo largo
de los años, que llevan a esta situación de malestar. Se analizan desde otras perspectivas y quizás
puedan explicar también esta situación. Entre ellas está la incorporación masiva de docentes que
han improvisado una cierta identidad profesional añeja con un sistema educativo en crisis en
una sociedad de la que se ignoran las claves de sus dinámicas de cambio. La formación inicial es
claramente deficiente en muchos aspectos, tanto de tipo científico y humanístico como pedagógico.
Hay quienes lo achacan a la percepción que el profesorado tiene de una escasa perspectiva de
progreso social y de promoción profesional. Otro aspecto a tener en cuenta es el aumento imparable
de la incorporación de la mujer a la tarea docente y lo que supone de desvalorización la feminización
de esta profesión en una sociedad profundamente machista20. La escasa exigencia de responsabilidad
individual y colectiva en la labor realizada, que conlleva una falta de cultura de la evaluación del
docente que se mantiene hasta hoy. Una aceptación vergonzante de esta situación semiprofesional.
Progresiva conciencia de proletarización del empleo puramente asalariado y una funcionarización
de la labor docente que lleva a una implicación cada vez menor en las tareas no lectivas y a un
desarraigo creciente del medio social en que se desarrolla. Otra causa presente en el malestar que se
describe es la frustración del profesorado y su distanciamiento de la Administración educativa a raíz
de los conflictos de finales de los ochenta y de las políticas privatizadoras y desprofesionalizadoras
posteriores. Falta de seguimiento social, evaluación y valoración de la labor docente y cuando esta
valoración se hace es desde la victimación. Elevado número de profesores que añoran y buscan otras
salidas profesionales.
Para muchos una de las causas principales se encuentra en el vaciamiento de sus funciones (a la vez
parece que se le exigen más tareas que nunca), asumidas hoy por otros medios y otras instituciones, o
por especialistas y expertos externos al centro y al aula. El profesorado siente como real el deterioro
progresivo de su imagen y de su prestigio social21. A la vez se angustia cuando comprende que su
actividad profesional no es tanto de transmisión de la cultura y de preparación para la vida como
de represión y doma. Una doma y domesticación de los alumnos en la que además no cree y que
considera alienante. Siente una gran frustración de saber que ni siquiera las evaluaciones y certificados
de estudio que el sistema de enseñanza expide con su colaboración tienen una utilidad real de cara
al mercado de trabajo. Además la consideración de los estudios universitarios del profesorado de
Infantil y Primaria, como titulación de segunda categoría hasta hoy, puede ayudar a explicar el por
20 En los últimos años se están haciendo muchos estudios sobre la presencia de la mujer en la profesión docente. Es un
hecho sin el cual es difícil entender lo que está pasando. Una primera aproximación válida hoy la hicieron: Barquín, J.
y Melero M. (1994,25-34).
21 Es muy curioso el lamento constante y generalizado en torno al desprestigio y poca valoración social de la profesión
docente dentro de la profesión docente. Muy probablemente este sentimiento sea el resultado del corporativismo. Des-
de hace años en la mayoría y más importantes investigaciones sociológicas de los últimos veinticinco años sobre los
profesionales de la educación son éstos los más valorados socialmente, muy por encima de cualquier otra profesión.
Para comprobarlo se puede consultar el análisis de estos estudios realizado por: Fernández de Castro, I. y Equipo de
Estudios (1995). Según una encuesta del año 96 del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), “los españoles con-
fían sobre todo en los maestros. El 78 por 100 de los encuestados creen que son veraces. Después vienen los médicos y
los profesores universitarios (67 por 100)”... Estos datos los recoge: Marina, J.A.: “Ranking de presuntos mentirosos”
en ABC Cultura del 10 de Febrero de 1996. Estos datos se mantienen hasta hoy con oscilaciones mínimas aunque con
significaciones sociales diferentes, unidas al desprestigio del sistema educativo y a la crisis de la identidad profesional
del docente.
152
Julio Rogero Anaya
qué del escaso atractivo de esta profesión.22 Estas y otras muchas causas están en el trasfondo de ese
clima que se ha generado dentro de la profesión docente. Con demasiada frecuencia se ponen en el
primer plano las frustraciones y no las satisfacciones que, sin duda, produce el desarrollo profesional
en muchos docentes. En este sentido sería bueno “vencer el pudor que impide manifestar las
satisfacciones íntimas que proporciona el trabajo, los lazos afectivos y humanos que se establecen en
la alquimia de la clase”23, para que la vida real de los maestros, sus esperanzas, temores, frustraciones
y sensación de éxito formen parte del compromiso con la sociedad, con los alumnos y consigo
mismo.
Los MRP entienden que en el mismo proceso histórico de desarrollo abrumador de la tecnocracia y
de la racionalidad científico-tecnológica24 también ha surgido “una práctica cooperativa de reflexión
crítica a esas forma de dominio” en distintos espacios. Ellos mismos son uno de esos espacios donde
se materializa ese discurso alternativo. “En su seno ha ido creciendo una concepción del trabajo
docente vinculada a la idea de compromiso con las transformaciones sociales y las culturas de
emancipación”25.
En estos momentos el marco donde se debate la profesionalidad del docente en muchos ámbitos
académicos, sindicales e institucionales se ciñe al marco corporativo de las tareas profesionales del
centro y del aula. Sin embargo su enraizamiento con el medio nos llevaría a reconocerlo como un
ámbito complejo de interacciones que daría una perspectiva diferente a dicho marco.26
22 Aunque, a partir del próximo curso, los estudios de magisterio tienen la consideración de licenciatura por la adaptación
al marco europeo, al profesorado de Educación Secundaria se le exige un master que le cualifique para la docencia, lo
que sigue dejando al profesorado de Infantil y Primaria en situación de exigencia de una menor cualificación en el punto
de partida de su incorporación a la profesión docente.
23 Blas, P. de (1992). Los profesores ante la reforma” en Claves de la reforma educativa. Madrid Ed. Popular, págs. 74-
75.
24 “El control del conocimiento y la información decide quién tiene el poder en la sociedad. Los tecnócratas son la nueva
clase dominante... Los intereses dominantes son aquellos que responden a la recionalidad científico-tecnológica y al
crecimiento económico. Los intereses alienados (más que los dominados) son los que, a su vez, responden a identidades
sociales específicas” (Castells, M. 1.994, 19-20). Para una mejor comprensión de esta racionalidad y el conocimiento
más completo de lo que es la sociedad de la información y el capitalismo informacional podemos consultar el análisis
que realiza este mismo autor en su gran obra “La era de la información”.
25 Las citas textuales y las ideas centrales de este apartado están tomadas de las Conclusiones del XIV Encuentro de MRP
celebrado en Cuenca en mayo del 1.993. Este encuentro tuvo como tema central el análisis del profesorado y de su
trabajo.
26 Martínez Bonafé, J. (1994). La conexión de la escuela al entorno y los dilemas que la acompañan.. Aula de Innovación
Educativa, 24, pág. 50. Hace una interesante reflexión sobre el significado de la relación de la escuela con su entorno y
del compromiso necesario del profesorado con el mismo en un diálogo permanente.
153
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Los MRP analizan la profesión docente cuestionando la interminable lista de rasgos por los que se
caracteriza desde la sociología de las profesiones cualquier profesión. Aquí se ignora la ideología del
profesionalismo como enmascaradora de la realidad, ya que son perfiles que pecan de neutralismo,
ingenuidad, cientifismo y descontextualización. Así describen de una forma idealizada, prototípica y
abstracta lo que son los profesores como profesionales. Para los MRP “el profesionalismo pretende
presentar a los profesionales en general y a los profesores en particular como pertenecientes a un grupo
social ajeno a intereses de clase y al margen de relaciones de poder, como personas que ejercen una
actividad neutral ligada a la ciencia”. Tienen claro que el profesionalismo es una ideología que oculta
las verdaderas raíces históricas del nacimiento de las profesiones cuyo papel es ser legitimadores y
servidores del poder. En educación significa una visión del profesorado como personas donde se
subrayan los aspectos técnicos de la docencia ajenas a cualquier connotación política.
El carácter ideológico del profesionalismo se acentúa a medida que los profesores se proletarizan
cada vez más a través de la pérdida del control sobre su trabajo. Los Movimientos creen que la
aceptación, desde una posición crítica, de las tesis de la proletarización de los profesionales “y, por
tanto, del profesorado” les permite comprender mejor la naturaleza de su trabajo. Esta concepción no
lleva necesariamente a que los MRP centren su actividad en las puras reivindicaciones económicas
y laborales. Sería apoyar más todavía una conciencia reivindicativa corporativa. “Nosotros
reivindicamos para el profesorado el calificativo de trabajador frente al de profesional. Hablaríamos
de trabajadores y trabajadoras intelectuales y transformadores. Intelectuales porque el comercio, las
transacciones que se desarrollan en las aulas y los centros tienen que ver con el conocimiento, con
las ideas; es un intercambio de tipo simbólico. Transformadores en el sentido de que reivindicamos
un modelo de escuela y un modelo de sociedad distinta a la actual.” Sin embargo parece que sería
necesaria una nueva caracterización de los docentes más coherente con el modelo de Escuela Pública
que defienden los MRP como servidores de lo público, al servicio del pueblo, ya que el calificativo de
trabajador frente al de profesional no deja de estar situado donde el poder quiere que se sitúe, dentro
de la concepción del mercado que es donde quiere ubicar a todo el servicio público de educación.
Los MRP defienden “una concepción del trabajo docente altamente creativa que pueda producir
grandes satisfacciones individuales y colectivas”. Ello implica una profunda contestación a
la perspectiva del profesor como puro aplicador mecánico del currículum establecido por la
administración y las editoriales en su tercer nivel de concreción. La elaboración, el desarrollo y la
autoevaluación del proyecto educativo deben estar enmarcados en el establecimiento de una relación
con el entorno socio-cultural que haga posible el desarrollo de conocimiento crítico en el que el
profesorado toma decisiones en torno a la selección cultural, a la organización del saber y a las
relaciones con el entorno. Esto es posible cuando la reflexión individual y colectiva sobre la propia
práctica es la característica fundamental.
Los MRP siguen propugnando una formación inicial de licenciatura (hoy demandamos la titulación
máxima), con especialidades diferentes según las etapas, áreas o servicios relacionados con su
posterior puesto de trabajo, para todos los docentes garantizando así una mayor formación de base y
poder avanzar hacia el Cuerpo Único de Enseñantes. Este es un punto abandonado por prácticamente
todos los sectores dentro del mundo educativo27. Me atrevo a aventurar una vuelta a la lucha por el
27 Es estrepitosa la renuncia de los sindicatos de clase en este punto. Su entrada en la negociación y aceptación de una
154
Julio Rogero Anaya
Cuerpo Único en futuras reivindicaciones ya que en la recuperación de este aspecto de la lucha por
la justicia y la igualdad se encuentra uno de los elementos clave de la respuesta que gran parte de los
enseñantes necesitamos. La fuerte apuesta que la administración está haciendo por la jerarquización,
el reglamentismo, el control, la meritocracia y la formación permanente ligada al estímulo económico
y al credencialismo se verá contrarrestada por el reencuentro de los educadores con sus necesidades
más radicalmente humanas: el reconocerse a sí mismos como sujetos completos de poder. La
administración, los sindicatos y quienes permitimos este proceso hemos regulado unas relaciones
en las que se ha configurado un entorno que subyuga y anula al sujeto. El reconocimiento de esta
expropiación y la aspiración profunda a ser personas que se significan como sujetos en proceso hacia
el conocimiento pleno es lo que va a dar esperanza de respuesta a tanto despropósito.
Los MRP, en toda su trayectoria, han tenido y tienen presente la renovación de la escuela y dentro
de ella la renovación de la profesión docente. Desde sus orígenes está la dedicación a la profesión
docente como uno de los ejes centrales de su actividad. Sus actuaciones siempre se han dirigido a
la formación del profesorado y a su renovación profunda a través del compromiso con el alumnado,
con el entorno y con la realidad socio-política del sistema educativo.
Los MRP diferencian cinco bloques de funciones y tareas propias del profesorado en los que debe
darse la renovación de la profesión docente y una profunda redefinición de su identidad:29
- Una primera función central es la “atención al proceso educativo del alumno”. Incluye la
planificación del proceso, la docencia directa, la función de tutoría y orientación, la atención
fuera del aula hasta la evaluación de todo el proceso. Para una realización satisfactoria de
carrera docente que se limita a acentuar la desigualdad, el individualismo y la insolidaridad nunca debiera haberse pro-
ducido. Esto es un elemento más en el cúmulo de despropósitos y contradicciones en que se encuentra el sistema educa-
tivo en el momento actual. La lucha de lo MRP por la transformación de la escuela en un sistema coherente, innovador,
cooperativo, dinamizador de prácticas humanizadoras... se encuentra en estos momentos reclamada por la ética a la que
masivamente se ha renunciado. Sólo se puede ser consciente de este despropósito cuando se analizan los preámbulos y
primeros artículos de leyes como la LOGSE y se comparan con las prácticas que explícitamente se van desarrollando y
potenciando con los desarrollos legislativos posteriores.
28 Los Movimientos de Renovación Pedagógica: qué son, qué hacen, cómo actúan, cómo se organizan. Conclusiones del
XII Encuentro Estatal de MRP. Baños de Montemayor (Cáceres).Abril de 1.991. Ed. APEVEX, pg. 15
29 Las citas textuales en cada una de las funciones propuestas están tomadas de las Conclusiones del XIV Encuentro de
MRP celebrado en Cuenca en mayo de 1.993, págs. 11-19.
Desde aquí quiero hacer una invitación a la lectura detenida de los documentos de los Movimientos para poder enten-
der sus planteamientos en todos estos puntos. Las citas que se hacen en este trabajo pueden quedar no suficientemente
claras al ser manejadas libremente en la elaboración de este trabajo.
155
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
esta tarea los MRP proponen “mejorar cualitativa y cuantitativamente la formación inicial
del profesorado en todos los niveles” como punto de partida de su permanente posición como
aprendiente, “la integración y coordinación de la actividad pedagógica de especialistas y
tutores consensuadas en la organización del centro”, “una orientación incluida en el Proyecto
Educativo de Centro como tarea inherente a la función del maestro/a”, “la acción tutorial
cubrirá la orientación personal, escolar y profesional del alumnado, teniendo en cuanta la
diversidad de procedencia económica, cultural, étnica y sexual. Por ello es preciso integrar
la diversidad de intereses, capacidades y ritmos de aprendizaje del alumnado, estimular
y potenciar una cultura escolar que supere las escisiones tradicionales entre el mundo
académico y el mundo profesional y que recoja los aspectos afectivos y personales de la
formación”. Así pues “todo profesor es responsable de la educación de los alumnos, más allá
de la tarea concreta de facilitar la enseñanza-aprendizaje del área o materia que imparte”.
“Los MRP nos posicionamos contra la reducción del papel del profesorado a la instrucción
especializada. Entendemos que tal especialización sólo conduce a la imposibilidad de un
desarrollo crítico y global de nuestra función como enseñantes y, una vez más, la reducción
a meros instructores”.
- La segunda función tiene que ver con la coordinación y gestión. La autonomía del profesor
y algunas de sus responsabilidades quedan resituadas en el marco del Proyecto Educativo de
Centro que se elabora por y dentro de la Comunidad Educativa. Partiendo de esa idea, “los
MRP seguimos propugnando el carácter electivo del equipo directivo y de los responsables
de coordinación y gestión del centro. Frente a la ‘profesionalización’, abogamos por la
gestión colegiada, con reparto de funciones y responsabilidades. Frente a quienes consideran
que un equipo directivo representa a la Administración, consideramos necesario remarcar
que éste, responde a un Proyecto de Centro, y por tanto son los sectores comprometidos en
su elaboración -la Comunidad Educativa- quienes deben elegirlo o rechazarlo.” A pesar de
esta propuesta los MRP reconocen que es necesario seguir reflexionando sobre formas de
gestión y organización que combinen los modelos electivos y participativos con los aspectos
de autonomía, control público, calidad y eficacia. En este sentido se entiende que debe ser
mayor el poder de decisión del Consejo Escolar en cuanto a jornada escolar, consignaciones
económicas, organización de recursos relacionados con el PEC. Se reconoce la falta de cultura
de evaluación interna y autoevaluación, y para su creación y consolidación se requiere una
formación permanente específica que “posibilite que estas tareas de gestión y administración
se realicen con modelos abiertos, participativos y democráticos”.
- Las tareas de apoyo constituyen otra de las funciones que los MRP tienen en cuenta. “Los
servicios de apoyo deben servir para ayudar a abordar los problemas que se presentan en el aula,
para facilitar la reflexión colectiva y la formación del equipo docente, para facilitar la práctica
docente formando parte de los equipos de profesores de ciclo o de etapa, para compensar
desigualdades, para desarrollar programas específicos y preventivos... Estarán coordinados
con el profesorado del centro y recogida su actividad y sus funciones en los Proyectos
Educativo y Curriculares del Centro”. “Quienes ejerzan tareas de apoyo, al cabo de un tiempo,
deben volver a la docencia directa para renovar su práctica y profundizar su experiencia”.
Parece muy significativo que en ninguno de los documentos de los MRP se utilice el lenguaje
156
Julio Rogero Anaya
- La última tarea que analizan los MRP en este documento es la “continua adaptación
curricular”. En el desarrollo de esta función es central la creación, selección, programación
y diseño de materiales, el análisis crítico y la evaluación del proceso educativo. La continua
30 Corominas, J. (1990). Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Madrid: Ed. Gredos.. Pg. 67.
31 Javier Uriz, Ignacio Fernández de Castro y el Equipo de Estudios, Jesús Ibáñez y Pablo Navarro desarrollan la reflexión
sobre el sujeto. Pablo Navarro lo hace sobre las relaciones simétricas entre sujetos. Javier Uriz desarrolla su concepción
del “sujeto completo de poder” en relación con la organización. I. Fernández de Castro habla de la construcción del
“sujeto colectivo en proceso” capaz de resignificar la realidad creando un nuevo orden social simbólico. Jesús Ibáñez
nos presenta el “regreso del sujeto “frente a los paradigmas de las ciencias clásicas destructoras del mismo.
32 Sánchez Martín y otros (1.992): Evaluación del CEP de Getafe y Parla a través del estudio de sus ofertas y de las deman-
das de los profesores y centros educativos de su competencia. Multicopiado. CIDE. pág.72
157
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
adaptación curricular “entendida como posición reflexiva y crítica ante la práctica educativa,
tratamiento de la interculturalidad y los valores, los materiales curriculares, la evaluación
formativa, etc. plantea la necesidad de un horario” y unas condiciones que favorezcan el
desarrollo de esta función y el reconocimiento efectivo de las tareas docentes. Se denuncia
que en muchas ocasiones se reconocen otras muchas tareas en detrimento de la valoración
de las tareas docentes. Se requiere una mínima capacidad organizativa y una importante
toma de conciencia de la necesidad de tiempos y espacios, dentro de la jornada laboral, que
contemplen la posibilidad de ir trabajando en todo lo que implica la tarea de las adaptaciones
curriculares y el desarrollo de proyectos vivos en una escuela nueva. En este aspecto es
necesario recuperar la profesionalidad, la coherencia y el compromiso ético para una
utilización de nuestro tiempo de trabajo dándole un contenido cooperativo, útil, formativo,
vivo, innovador, creativo para el desarrollo pleno del alumnado y del profesorado. En el III
Congreso de MRP se añade: “Debemos mantener la tensión pedagógica adecuada entre la
dimensión teórica y la dimensión práctica que posibilite la fundamentación y el trabajo del
aula. Es preciso un marco teórico, ya que sino la experiencia puede perder su categoría de
transformadora. Esa ligazón entre la dimensión teórica y práctica utilizadas por los distintos
MRP sirve para generar alternativas que contrarresten las acciones que atenten contra el
modelo de Escuela Pública”33
Históricamente la formación permanente del profesorado ha sido uno de las tareas más importantes
dentro de lo que es más propio de los MRP: la renovación pedagógica y la construcción del modelo
de escuela pública. Sin embargo “en la situación actual debemos compaginar nuestras actividades,
debates y reflexiones sobre los aspectos de política educativa -tarea fundamental- con la creación de
estructuras que ofrezcan nuevos servicios a los enseñantes o al conjunto de la comunidad educativa.”34
Los MRP reconocen que su éxito en otros momentos se debió a la capacidad de compaginar estos
dos elementos. Entre los servicios que ofrecieron durante muchos años, y todavía siguen ofreciendo,
está la formación permanente del profesorado a través de las Escuelas de Verano y las actividades
que desarrollan durante el curso. En el II Congreso de MRP se reconocía que su tarea consiste en la
reflexión y la acción como dos elementos inseparables que desarrollan en distintas formas de trabajo:
en la práctica escolar, en la formación del profesorado, en la política educativa, en el debate y la
política social.
Durante muchos años los MRP pidieron que la Administración realizara la formación permanente
de su profesorado con los medios y recursos adecuados porque reconocen que dicha formación es
“un derecho y un deber inherente a la profesión docente” y que es la Administración quien debe dar
respuesta a la demanda dimanada de este derecho y debe exigir dicha formación como dimanada,
33 Conclusiones del III Congreso de Movimientos de Renovación Pedagógica. Torremolinos 1996. Ed. Confedera-
ción de MRP. 1997. Pg.35
34 Los Movimientos de Renovación Pedagógica: qué son, qué hacen, cómo actúan, cómo se organizan. Conclusiones del
XII Encuentro Estatal de MRP. Baños de Montemayor (Cáceres).Abril de 1.991. Ed. APEVEX, pg. 26
158
Julio Rogero Anaya
también, del deber que tiene todo profesor de desarrollar su profesionalidad. Como respuesta la
Administración crea una red de Centros de Profesores cuyo eje central es el fomento del protagonismo
del profesorado en su propia formación permanente y dar respuestas a las necesidades del sistema
educativo. Hoy existe una red de formación permanente del profesorado en todo el Estado, con
abundantes recursos para cumplir la función que durante tanto tiempo fue demandada35. Los MRP
no quieren competir con algo que ellos mismos demandaron, por ello exigen que estos centros
cumplan la función para la que fueron creados, que no es otra que la formación permanente del
profesorado para el fomento del desarrollo de su profesionalidad crítica y comprometida, más allá
de los objetivos coyunturales de implantación de las reformas o innovaciones que en cada momento
considere necesarias la Administración. Por ello defienden como necesario “frenar la vía burocrática
y antidemocrática que está intentando parar las escasas experiencias positivas que se habían
desarrollado desde el modelo CEP en algunas CCAA”36. La realidad que hoy constatamos37 es un
profundo proceso involutivo de manipulación y control de las instituciones de formación permanente
del profesorado al servicio de los objetivos e intereses de las administraciones educativas, marcadas
por políticas neoliberales y privatizadoras. El protagonismo del profesorado queda limitado a ser
obedientes cumplidores de los requisitos que impone la administración en su formación. Los MRP
consideran que es un momento que ofrece la oportunidad de volver a retomar procesos autónomos
y autoorganizados de autoformación permanente a través de los colectivos de base de renovación y
transformación que ya existen dentro del sistema educativo o creando otros nuevos.
Está claro que todo modelo de escuela implica un modelo de formación del profesorado. El modelo
de formación que exige la Escuela Pública por la que luchan los MRP tiene unos rasgos bastante
definidos que han ido perfilándose y aclarándose al mismo ritmo que lo ha hecho su propio modelo
de escuela y de profesorado. En este sentido dicen que “a los MRP nos corresponde también abrir
líneas nuevas de actuación y trabajar en la asunción de actitudes renovadoras. Como tareas propias
de los MRP señalamos las de reflexión, investigación, profundización, elaboración y difusión
de alternativas, sin olvidar los aspectos de formación sobre temáticas conectadas con la realidad
educativa concreta y donde el protagonismo sea el de la propia Comunidad Escolar”38.
Los MRP siempre que han definido su modelo de formación, que pretende ser coherente con el
modelo de Escuela Pública, “lo hemos hecho atendiendo a la necesidad de impulsar un modelo
global de formación (que tenga en cuenta un conjunto plural de dimensiones: pedagógica, humana,
científica, cultural, social, política...) y que esté basado en la reflexión constante sobre la propia
práctica”. Desde esta perspectiva, la formación permanente del profesorado ha de tener el Centro
como eje vertebrador y se ha de basar en el propio Proyecto Curricular de Centro; ha de facilitar
la actualización constante de los conocimientos; ha de asegurar que los equipos docentes lleven a
35 Yus Ramos, R.: “Entre la calidad y la cantidad” en Cuadernos de Pedagogías, nº 220, diciembre 1993, págs 73 y ss.
36 Los siguiente entrecomillados están tomados de: El profesorado: su trabajo y la renovación de la escuela. Conclusiones.
XVI Encuentro de MRP. Cuenca 1993, pgs.17-19
37 Como ejemplo ponemos lo sucedido en la Comunidad de Madrid. Se han cerrado 24 Centros de Apoyo al Pro-
fesorado (antiguos Centros de Profesores creados en 1984) y se mantienen 5 centros de formación férreamente
controlados y al servicio de los intereses de la administración educativa.
38 Conclusiones del 2º Congreso de MRP, Gandía, 1.989, pág. 151.
159
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
cabo su trabajo con las máximas garantías de calidad; ha de contribuir a que el profesorado pueda
tomar todas las decisiones que le corresponden en el ámbito profesional; pondrá en relación la
formación teórica con la reflexión sobre la práctica propia, de los otros y con los otros; “ha de
hacer entender a los docentes la importancia de la formación permanente para el desarrollo de su
profesionalidad ligada al Proyecto de Centro”. Los MRP hacen una aportación importante ligando la
formación al desarrollo profesional colectivo ligado siempre al Proyecto de Centro, que responde a
un modelo educativo transformación y a la construcción de un modelo de sociedad profundamente
humanizador: “Los maestros y maestras tenemos el derecho de formarnos para atender adecuada y
positivamente las necesidades del Sistema Educativo pero fundamentalmente aquéllas inherentes al
Proyecto Educativo de cada centro. Pues partiendo de la concepción consensuada del mismo, nos
obliga con carácter de deber en nuestro proceso formador para poder así atender las demandas y
necesidades colectivas e individuales del mencionado proyecto y desarrolladas a partir del proyecto
curricular de centro”.
Los modelos de formación definidos y practicados por la administración educativa se han deteriorado
rápidamente y se detecta cierto abandono de propuestas innovadoras en la formación práctica de los
docentes. Por ello los MRP piensan que es necesario “recuperar la formación crítica y vanguardista
en lo más práctico y didáctico, sin olvidar el debate y la reflexión. Asumir este tipo de formación
supone:
- Tener un estilo propio diferenciado del institucional, basado en nuestras señas de identidad y
que suponga una plasmación de nuestra propuesta teórica.
- Debe partir del interés por el compromiso ético del profesorado y de nuestras propias
intenciones.
- Debe de tratar de responder a finalidades colectivas y de cambio en el sistema educativo y
no de carácter personal.
- Deben estar basadas en los intereses del alumnado.”39
Una sociedad marcada por profundos cambios civilizatorios, que ponen en el primer plano la
incertidumbre, la complejidad creciente, la impredecibilidad en cualquier campo del vivir humano,
requiere un análisis riguroso de la incidencia de todo este acontecer en la profunda crisis que viven
los sistemas educativos. En España están hoy en el primer plano del debate cuestiones que, en el
seno de los MRP, creemos que son cortinas de humo para no afrontar los problemas de fondo de la
educación hoy. Se habla de tópicos aceptados como realidades incuestionables: pérdida de autoridad
y prestigio del profesorado, creciente violencia en las aulas y los centros educativos, desmotivación
en el alumnado, malestar docente.
39 Conclusiones del III Congreso de Movimientos de Renovación Pedagógica. Torremolinos 1996. Ed. Confederación
de MRP. 1997. Pg.36
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Julio Rogero Anaya
Los MRP tienen clara la necesidad de una revisión profunda de la identidad de la profesionalidad
docente en la sociedad actual. Para ello y desde la promoción del aprendizaje individual y colectivo
durante toda la vida podemos buscar algunos principios40 básicos de la educación que nos ayuden
a afrontar este mundo incierto e impredecible que nos hace vulnerables para poder generar nuevas
seguridades que nacen en la búsqueda, en la esperanza y en nuevos procesos de humanización.
Estos principios podrían ser:
Estos son algunos de los rasgos que podrían caracterizar la educación de todos los seres humanos en
la sociedad actual para avanzar en los procesos de humanización de la humanidad. Es la educación
en la que la escuela debería preparar a los ciudadanos y, para hacerlo posible, se requiere una
nueva redefinición de la identidad y del perfil del profesorado y por tanto una nueva formación
inicial y permanente.
Ello conlleva una revisión a fondo de los esquemas en que hemos sido formados y en los que
hemos basado nuestra práctica educativa42:
161
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
No olvidemos que los educadores somos creadores de humanidad porque educar es educarnos y
humanizar es humanizarnos.
162
Julio Rogero Anaya
Ello demanda un profesorado que tiene ya muchas de las cualidades que proponemos y que han
sido tomadas de la observación de muchos y muchas profesionales de la educación que, en su
práctica docente cotidiana, anticipan hacia dónde podemos caminar. Es un profesorado:
Estas palabras de Bauman me parecen muy acertadas para finalizar este recorrido por lo que se
plantean los MRP sobre el profesorado:
“‘Preparar para la vida’ –esa perenne e invariable tarea de toda educación- debe significar
ante todo el cultivo de la capacidad de vivir cotidianamente en paz con la incertidumbre y
la ambigüedad, con una diversidad de puntos de vista y con la inexistencia de autoridades
infalibles y fiables; debe significar la instalación de la tolerancia con la diferencia y la
voluntad de respetar el derecho a ser diferente; debe significar el fortalecimiento de las
facultades criticas y autocríticas y el valor necesario para asumir la responsabilidad
por las elecciones que se hacen y sus consecuencias; debe significar la formación de la
capacidad para ‘cambiar los marcos’ y para resistir la tentación de huir de la libertad,
con la ansiedad de la indecisión que acarrea junto con las alegrías de lo nuevo y lo
inexplorado” (Bauman, 2001, 159)
163
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
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166
ARTÍCULOS
TEMÁTICA LIBRE
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Liderazgo para la inclusión escolar y la justicia social.
Aportaciones de la investigación
Resumen
En este trabajo se presenta un análisis de las características de las escuelas inclusivas para la
justicia social, prestando especial atención a los aspectos directamente relacionados con el
liderazgo. Dicho análisis comienza por el estudio de las características de estas escuelas, entre
las que sobresale el trabajo colaborativo y el desarrollo y práctica de valores compartidos. En
la segunda parte se profundiza en el papel del líder de las escuelas para la justicia social. Allí se
defiende que el estilo de liderazgo compartido y democrático, y una serie de prácticas entre las
que destacan la creación de una cultura inclusiva o la creación de comunidades profesionales de
aprendizaje, son los que caracterizan este liderazgo para la inclusión y la justicia social.
Abstract
This paper presents an analysis of the characteristics of inclusive schools for social justice, with
particular attention to those aspects directly related to leadership. This analysis begins with the
study of the characteristics of these schools, among which collaborative work and the development
and practice of shared values. In the second part explores the role of leading schools for social
justice. He also advocates that the style of shared leadership and democratic, and a number of
practices among which the creation of an inclusive culture and the creation of professional learning
communities are those that characterize this leadership for inclusion and social justice.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
El enfoque de la educación inclusiva, que subraya la necesidad de que el sistema escolar globalmente
considerado se transforme en cuanto a sus aspectos físicos, curriculares, las expectativas y los
estilos de los docentes y los roles de los líderes de modo que sea posible ofrecer una educación
para todos, parece ser una primera aproximación adecuada para luchar contra esa brecha. Sin
embargo, dicho enfoque se ha centrado en exceso, seguramente por sus orígenes, en los niños y
niñas con discapacidades, a quienes se los categoriza dentro del conglomerado de alumnos con
necesidades educativas especiales, por lo que hay que seguir insistiendo en trabajar por superar las
barreras a todas las formas de marginación, exclusión y de bajo rendimiento, independientemente
de su origen (Ainscow, Booth, y Dyson, 2006). El propósito de la educación inclusiva y, en
particular, de una educación inclusiva para la justicia social, debe ser el de eliminar todo indicio
de exclusión, ya sea por la pertenencia a determinada clase social, etnia, religión, género, o bien
por la orientación sexual, la lengua materna, la cultura de origen o la manifestación de ciertas
habilidades (Kugelmass, 2003).
En este contexto, dar respuesta al derecho humano básico de recibir una educación de calidad se
hace cada día más complejo, pero también más necesario. Planteamientos y enfoques que hasta
hace poco habían resultado satisfactorios hoy se muestran inequitativos y, con ello, ineficaces. Así,
frente a postulados que centrados en el trabajo del docente individual, del proceso de enseñanza
y aprendizaje, cada día se reafirma más la necesidad de un abordaje conjunto por parte de toda
la escuela bajo los supuestos del trabajo colaborativo. Y, con ello, se destaca el rol clave del
liderazgo por conseguir una educación inclusiva para la justicia social.
En este artículo, tras analizar el rol de las escuelas para la inclusión y la justicia social se señalan
las características que, a la luz de la investigación sobre el tema, parecen compartir las personas
que lideren escuelas inclusivas exitosas.
La opción de partir de la investigación no es casual. La dificultad del reto con que nos enfrentamos
hace que sea más importante que nunca buscar nuevos caminos y aportar novedosas ideas. En este
sentido, la colaboración entre la teoría y la práctica, entre la investigación y la enseñanza, parece
ser el camino indicado para el logro de esta tarea.
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F. Javier Murillo T., Gabriela Krichesky, Adriana M. Castro Z., Reyes Hernández C.
Una educación equitativa y de calidad es, por definición, una educación inclusiva, en tanto tiene
el imperativo ético de garantizar el acceso, la plena participación y el aprendizaje de todos y
cada uno de los estudiantes, independientemente de sus diferencias personales y su procedencia
social y cultural. La inclusión es un proceso orientado a proporcionar una respuesta apropiada a la
diversidad de características y necesidades educativas del alumnado, a incrementar sus niveles de
logro y participación en las experiencias de aprendizaje, así como también en la cultura y en las
comunidades escolares, reduciendo toda forma de discriminación, a fin de conseguir resultados
académicos equiparables. Desde esa perspectiva, la inclusión representa un impulso fundamental
para avanzar hacia una educación de mejor calidad para todos.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Desde esta perspectiva, la educación inclusiva entendida como una escuela para la justicia social
se rige por valores y principios tales como (Harris y Chapman, 2002; Muijs et al., 2007):
− Integridad y honestidad.
− Justicia y equidad.
− El reconocimiento de que todos los estudiantes tienen derecho a una educación basada en
la igualdad de oportunidades.
− La diferencia es vista como una oportunidad para aprender y como una fuente de
enriquecimiento.
Es importante considerar a este planteamiento no como una mera respuesta educativa o didáctica,
sino que la desborda y avanza hacia conceptos claramente situados en el entorno de la justicia
social y no sólo de la inclusión escolar. La meta de la educación inclusiva es eliminar la exclusión
social que se deriva de actitudes y respuestas a la diversidad en clase social, etnia, cultura, religión,
orientación sexual, lengua materna, género y capacidad (UNESCO, 2001). Aquí está implícito el
derecho a la educación ligado a los valores de justicia y democracia, de ahí que ahora la escuela
se plantea ser una institución más equitativa y más justa (Theoharis, 2007).
Sólo como breve apunte necesitado de una mayor atención, es interesante señalar que algunos
autores relacionan estos conceptos de justicia social con planteamientos derivados de la Pedagogía
Crítica y su compromiso por un mundo diferente (p.e. Gaetane, Normore y Brooks, 2008). Así,
es posible encontrar una vuelta a los clásicos como Freire para remarcar el rol de la escuela en su
rol de concientización crítica de la comunidad mediante una educación liberadora y promotora de
cambios sociales.
Estudiar las escuelas inclusivas supone, no sólo abrir el foco respecto a las intervenciones
referentes a la modificación del currículum o a las metodologías del aula, sino que también
implica considerar un plano más amplio y relevante como es el organizativo. La inclusión no
sólo, aunque también, se dirime en el aula. La inclusión debe estar presente en la planificación y
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F. Javier Murillo T., Gabriela Krichesky, Adriana M. Castro Z., Reyes Hernández C.
- La familia y los diferentes antecedentes de los estudiantes sean un referente para el centro.
Para ejemplificar este último punto, cabe mencionar aquí los resultados obtenidos a través de un
estudio de casos que se basó en el análisis comparativo de tres centros localizados en Portugal,
Reino Unido y Estados Unidos (Ainscow y Kugelmas, 2006), en el cual se encontró que en las
tres escuelas se manifestaban una serie de características similares vinculadas con la promoción
de la educación inclusiva. En primer lugar, en los tres centros la inclusión se entiende como
un problema de raigambre político-social, que no se limita a los claustros escolares sino que
obedece a una lógica de sociedad determinada. Asimismo, factores como la motivación inicial de
la comunidad educativa para generar la inclusión en el centro (con el apoyo de agentes externos),
el trabajo en equipos colaborativos entre los alumnos y entre el profesorado, y la voluntad de
luchar en pos de sostener las prácticas inclusivas son firmes cualidades de cada uno de estas
escuelas. Por último, cabe mencionar que en el interior de estas instituciones, las diferencias entre
los estudiantes y el propio personal docente se perciben como un recurso que imprime un valor
agregado a la comunidad escolar.
1. Retomar lo que los profesores y el centro ya saben, pero aún no articulan en la práctica.
En este sentido, se enfatiza la recuperación de la experiencia y el potencial creativo que
los docentes portan a la hora de diseñar nuevas estrategias para optimizar, entre otras
173
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
cosas, la participación de todos los alumnos en las clases y en la mejora del vínculo
entre docentes y alumnos.
5. Examinar con detalle las “barreras” que de alguna manera impiden o sutilmente
opacan la participación de los estudiantes. En este caso, se sugiere analizar si la práctica
tradicional de clase obstaculiza o impide la participación de todos los estudiantes,
tomando en consideración los detalles de la interacción en la clase y los posibles
mensajes que tal vez el profesorado envía sutilmente al alumnado e impide generar un
sentimiento de valoración.
El papel que adoptan los y las líderes es clave para eliminar las barreras que generan exclusión,
y por ello se considera que tienen un rol fundamental para conseguir escuelas en donde impere
la justicia social. Los directivos son quienes tienen, en última instancia, el potencial de impedir
o favorecer medidas que trabajen a favor de la inclusión. Por ello, el buen liderazgo requiere
de saber potenciar una cultura de la inclusión para la justicia social partiendo de supuestos,
principios, creencias y valores que se vinculen con la acción pedagógica del centro. De este modo,
la inclusión debería poder expresarse tanto en los lenguajes utilizados, como en el currículum
oculto y en los patrones de acción y actuación de todo el personal de la escuela.
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F. Javier Murillo T., Gabriela Krichesky, Adriana M. Castro Z., Reyes Hernández C.
Los diferentes estudios llevados a cabo para identificar las características de los líderes que
favorecen la inclusión y la justicia social coinciden en el hecho de que no hay unas prácticas
especiales que caractericen a estos líderes, ni un tipo particular de liderazgo que sea la clave para
la inclusión y la justicia social sino que, por el contrario, es necesario estar dispuesto a cambiar de
un estilo de liderazgo a otro y a tomar las estrategias que mejor funcionen de cada uno para hacer
frente a los problemas que se presentan (Harris y Chapman, 2002; Kugelmass, 2003; Muijs et al.,
2007). Sin contradecir necesariamente lo anterior, diferentes estudios empíricos han realizado
algunas aportaciones interesantes que ayudan a dar pautas sobre algunos modelos y prácticas de
liderazgo que parecen estar en la base de esta concepción de liderazgo inclusivo.
En ese contexto, la profesora Mª Teresa González (2008) hace una interesante distinción, separando
dos facetas del liderazgo: los procesos y el contenido. Atendiendo a la naturaleza de los procesos
de liderazgo se abordarían los modelos que facilitan la inclusión y la justicia social; mientras que
revisando el contenido es posible hablar de una serie de prácticas directamente vinculadas a una
serie de valores y principios ligados a la inclusión y la justicia social.
Desde sus orígenes la investigación sobre liderazgo educativo ha propuesto una buena cantidad de
modelos o enfoques del liderazgo adecuados para conseguir una escuela de calidad. Sin embargo,
es en esta primera década de siglo cuando estamos observando la formulación de interesantes
propuestas de liderazgo asociadas a los nuevos desafíos con que se enfrentan las escuelas en la
actualidad (Murillo, 2006). Así, tras las propuestas “clásicas” de liderazgo instructivo (Blase y
Blase, 1998), surgido de la línea de Eficacia Escolar, o liderazgo transformacional (Bass, 1998),
ligado al movimiento de Mejora de la Escuela, se han propuesto formulaciones tales como las
de Liderazgo Sostenible (Hargreaves y Fink, 2006), Sistémico (Higham, Hopkins y Matthews,
2009), Distribuido (Spillane, 2006), Para el aprendizaje (McBeath y Dempster, 2008) o Inclusivo
(Ryan, 2006b). Todas ellas, aun enfatizando en diversos aspectos, destacan la importancia de un
liderazgo que facilite la participación y el desarrollo de la comunidad y, con ello, la creación de
escuelas inclusivas para la justicia social.
175
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Las investigaciones empíricas que han intentado determinar el modelo o estilo de liderazgo
predominante en las escuelas con una gran heterogeneidad en sus estudiantes consideradas
exitosas, han ofrecido resultados no siempre coincidentes.
Efectivamente, mientras que David Hopkins (2001) señala que el liderazgo educativo y
transformacional son centrales para lograr el éxito en las escuelas en contextos desafiantes; otras
investigaciones indican que estos líderes se caracterizan por ejercer el un estilo autocrático en
la escuelas con medidas especiales o con serios problemas, principalmente en las primeras fases
del proceso de mejora, aunque también se encuentra que estos directores no son adecuados para
sostener dicho proceso (Chapman, 2005; Muijs et al., 2007). Otros trabajos han insistido en la
importancia del liderazgo distribuido como mejor forma de iniciar, pero sobre todo, sostener
el cambio en escuelas heterogéneas (p.e. Harris y Chapman, 2002). De esta forma, parecería
adecuado afirmar que los directores y directoras adoptan formas de liderazgo de acuerdo con el
contexto de la escuela y sus necesidades, lo que llevaría a la vuelta a la Teoría de la Contingencia,
en tanto se caería en la imposibilidad de reconocer un estilo directivo predominante en estas
escuelas.
Sin embargo, hay una característica del liderazgo ejercido en las escuelas que logran la inclusión,
y ésta radica en el énfasis que se realiza sobre el enfoque de liderazgo democrático y participativo.
O, siguiendo las palabras de Mº Teresa González González:
En una interesante reflexión, Doyle y Doyle (2005) invitan a pensar en la inclusión de los alumnos
con discapacidad como un buen camino para que los líderes democráticos logren desarrollar
escuelas equitativas y con una fuerte impronta de justicia social, es decir, democráticas. Desde
esta perspectiva, la inclusión no sólo sería un fin en sí mismo, sino que además aparece entendida
como un medio para alcanzar el desarrollo de un liderazgo (y una escuela) democrática.
Sin embargo, es importante destacar dos elementos: por un lado, que un liderazgo democrático
por sí solo no es necesariamente inclusivo, ni está ligado a la justicia social y a la equidad. Este
proceso no es suficiente, ha de tener necesariamente “contenidos” vinculados a la justicia, a la
equidad, el respeto por la dignidad de los individuos, la participación y el trabajo por el bien
común. Y, por otro, debe subrayarse que el liderazgo democrático no puede entenderse sólo como
un proceso, sino también en relación con sus resultados.
Efectivamente, el liderazgo democrático implica tanto un proceso como una meta, dado que
ambos, aunque a menudo pueden parecer contradictorios, no pueden estar separados. Como
señalan estos autores “procesos democráticos no justifican nunca fines no democráticos” (Doyle
y Doyle, 2005: 3). De esta forma, el liderazgo para la inclusión y la justicia social parte del sentido
176
F. Javier Murillo T., Gabriela Krichesky, Adriana M. Castro Z., Reyes Hernández C.
más amplio de liderazgo democrático: los fines y los medios deben ser siempre coherentes con los
objetivos perseguidos, es decir, que un resultado inclusivo no puede alcanzarse nunca mediante
procesos o prácticas no inclusivas.
Es probable que lo que define al liderazgo inclusivo no sea tanto el estilo como las prácticas que
se promueven, vinculadas a una serie de valores y principios ligados a la inclusión: el interés por
el bien común, la participación, la justicia, la equidad, el respeto por el valor y la dignidad de los
individuos y sus tradiciones culturales, entre otros; así como también se relacionan con aspectos
inherentes a la práctica pedagógica, del centro y de las aulas. Porque en definitiva, y como señala
acertadamente la profesora Mª Teresa González González (2008: 94), “generar las condiciones y
desarrollar aquellas prácticas que hagan posible que todos los alumnos puedan aprender bien, en
un contexto socialmente justo y democrático, es, en última instancia el reto del liderazgo que se
despliegue en el centro escolar.”
Furman y Shields (2003) unen el concepto de práctica del liderazgo con conceptos de Justicia
Social y Comunidad Democrática. Para ellas, la agencia moral se sitúa en la comunidad escolar, en
el sentido de entender el lugar donde se asumen “valores compartidos” y la “toma de decisiones”
es también compartida. Las autoras incluyen tres tipos de procesos: a) comprender y valorar
a los individuos diversos, b) participación plena (espacios, órganos, etc.), y c) trabajar para el
bien común. Por otra parte, Walter, Dimmock, Stevenson, Bignold, Shah y Middlewood (2005),
realizaron un estudio de casos en el que describieron, de manera exhaustiva, las características de
cinco directores que habían establecido previamente una notable reputación como ‘buenos líderes’
de escuelas multiétnicas. El estudio dio a conocer algunas de las cualidades más importantes de
una dirección escolar eficaz para la inclusión de alumnos provenientes de minorías étnicas. Los
directores implicados en esta investigación se caracterizaron por ejercer su función de manera
proactiva y todos ellos estaban firmemente convencidos de sus creencias personales acerca de
lo que ellos y sus escuelas estaban tratando de implementar. Sabían expresar abiertamente sus
valores e intentaban difundirlos usando una serie de estrategias cuidadosamente elaboradas. Los
autores definen a estos líderes como verdaderos transformadores que demandaban y exigían de la
comunidad acción y compromiso constante.
Por otra parte, el profesor canadiense Keneth Leithwood (2005), revisando las últimas evidencias
empíricas disponibles, defiende que hay una serie de prácticas de liderazgo que son valiosas en
todos los contextos, de tal forma que deben considerarse como un componente necesario, pero
no suficiente, de un buen líder escolar. Junto a ellos, este influyente autor defiende que hay otras
prácticas que se han demostrado más adecuadas para aquellas escuelas que atienden a alumnos
con diferentes orígenes y características sociales: estudiantes que viven en situación de pobreza o
aquellos cuya etnia, características físicas, mentales, antecedentes culturales o habilidades en su
lengua natal se salen del cauce cultural ordinario. De esta forma, cualquier consideración de los
líderes para la escuela inclusiva y la justicia social deberá beber de las lecciones aprendidas de
las investigaciones que aportan datos sobre las características de los líderes eficaces en cualquier
177
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
contexto, así como otras que se centren en escuelas de alumnado heterogéneo. Algunas de las
prácticas de aquellos líderes que fomentan y consiguen una escuela inclusiva son las siguientes
(Leithwood, 2005).
Ryan (2006a) sugiere a su vez que los líderes de estos centros deben también adoptar políticas
que favorezcan la puesta en práctica de valores inclusivos, bajo la premisa de que los procesos de
deliberación política tienen que ser, en sí mismos, inclusivos: todos los miembros de la comunidad
educativa deberían poder participar en estos espacios políticos, para garantizar que los intereses
de todos los segmentos de la comunidad educativa estén representados en ellos.
− Dar apoyo individualizado a los docentes. La investigación apunta que la atención personal
de un líder hacia los docentes incrementa los niveles de entusiasmo y optimismo, reduce
la frustración, transmite un sentido de misión y, con ello, aumenta de forma indirecta el
rendimiento de los estudiantes (p.e. McColl-Kennedy y Anderson, 2002)
− Aportar un referente adecuado. El líder debe ser el primero en preocuparse por su propio
desarrollo personal y profesional.
178
F. Javier Murillo T., Gabriela Krichesky, Adriana M. Castro Z., Reyes Hernández C.
Otra característica importante del líder para la inclusión social es su capacidad para motivar
a la comunidad, dado que en las escuelas situadas en contextos difíciles es necesario trabajar
más, durante más horas y con un mayor compromiso. Algunas de las estrategias de motivación
consisten en convencer con el ejemplo que da el director y estimular, reconocer y premiar el buen
trabajo de los profesores y demás miembros de la comunidad.
En esta línea, los líderes de las escuelas para la inclusión social se caracterizan por utilizar una
gran variedad de estrategias tales como (Harris y Chapman, 2002):
− Oportunidades de desarrollo profesional.
Son varios los autores que confieren especial importancia a la construcción consciente e
intencionada de una cultura escolar inclusiva (Walker et al., 2005; Ainscow, 2001). El rol
del director es clave en este sentido, en tanto debe fomentar el desarrollo y la transmisión de
dicha cultura a través de estructuras de trabajo, tales como: los consejos estudiantiles, espacios
de desarrollo profesional, entre otros. En definitiva, parece ser que el desarrollo de prácticas
inclusivas implica indefectiblemente la creación de una cultura escolar que promueva formas de
trabajo que reduzcan las barreras que impiden la participación de los estudiantes en el centro.
Uno de los aspectos más importantes dentro de una cultura que favorece la inclusión es el
potenciar valores y actitudes que reconocen en la diferencia una oportunidad para la mejora de
los procesos de aprendizaje (Kugelmass, 2003). Dentro de la cultura para la inclusión es clave
el trabajo colaborativo, de modo que los centros intenten crear una comunidad en la cual todos
los involucrados, especialmente los estudiantes, son valorados. En este contexto, el liderazgo se
redefine y se distribuye reforzando el sentido de comunidad y de confianza mutua. La necesidad de
cambiar prácticas convencionales y de adaptarse a las necesidades particulares de cada estudiante
hace que el contexto colaborativo cobre un mayor sentido, ya que facilita dichos procesos de
cambio y mejora.
179
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Otros autores como Ainscow y Kugelmass (2005) o Ryan (2006a) entienden también que es
fundamental que los directores defiendan sin descanso la inclusión desde lo discursivo y desde la
práctica, sobre todo frente a la resistencia de ciertos profesores y profesionales de la administración.
Al parecer, es bastante común encontrar resistencias y presiones que se oponen a la inclusión real
y efectiva en las escuelas, en particular desde ciertas iniciativas políticas o determinados sectores
de la administración pública.
Por otra parte, diferentes estudios sobre el liderazgo en escuelas multi-étnicas (Walter et al.,
2005; Muijs et al., 2007) coinciden en que el hecho de que los directores y profesores posean
unos antecedentes culturales y étnicos similares a los de los miembros de las comunidades a las
que sirven, tiene un efecto muy positivo sobre el éxito de las escuelas inclusivas. De cualquier
manera, queda probado que el líder de las escuelas inclusivas tiene que estar comprometido con
la cultura de la escuela a la que sirve y debe adaptar el currículo de tal manera que incluya los
aspectos más relevantes de dicha cultura (Harris y Chapman, 2002; Kugelmass, 2003; Muijs et
al., 2006; Garrison-Wade, et al., 2007).
180
F. Javier Murillo T., Gabriela Krichesky, Adriana M. Castro Z., Reyes Hernández C.
Diferentes estudiosos como Ainscow y Kugelmass (2005), Walter et al. (2005) o Ryan, (2006a),
destacan la importancia de educar a todos los participantes de la comunidad educativa (padres,
docentes, alumnos e incluso a la propia administración), de modo que estos puedan aprender a
acercarse y a conocer más sobre el otro, desarrollando así la comprensión, la empatía y demás
actitudes favorables frente a la problemática de la inclusión. En este sentido, es importante que
el líder consiga que toda la comunidad demuestre un interés genuino por conocer y comprender
otras culturas y las realidades de los alumnos que la conforman.
Asimismo, los líderes de las escuelas inclusivas deben promover el desarrollo de la conciencia
crítica de los miembros de la comunidad, de modo que éstos puedan modificar ciertos patrones
de pensamiento tradicionales que suelen nublar u ocultar la existencia de prácticas de exclusión
más sutiles. De algún modo, se trata de fomentar “conversaciones críticas” que permitan a los
actores enterarse, reconocer, criticar y cambiar algunas de las prácticas invisibles que impiden
o dificultan la inclusión de todos los alumnos. En relación con esto, el diálogo aparece como
instrumento fundamental para que los profesionales puedan comunicarse e intercambiar opiniones
en contextos de confianza y respeto (Ryan, 2006).
Walker et al., (2005), por su parte, insisten en la importancia de sostener lazos sólidos con
miembros de la comunidad local en la cual se inserta la escuela, invitando a personas externas a
participar en las actividades del centro y ofreciendo espacios de trabajo a los alumnos por fuera
del edificio escolar.
Los líderes que optan por este camino suelen tener un compromiso incondicional por la educación
inclusiva y se caracterizan por sus habilidades para la resolución de problemas y mediación en los
conflictos. Son líderes que se esfuerzan por mantener una relación muy cercana con los estudiantes
y padres y trabajan conjuntamente con los organismos externos a la escuela y con los que forman
parte de la comunidad. De este modo, los directores y directoras de estos centros buscan la
interconexión entre la escuela, los hogares y la comunidad, de tal manera que trabajan por ser una
comunidad profesional de aprendizaje (Harris y Chapman, 2002), en la cual la colaboración y el
trabajo en equipo son actividades habituales y forman parte de la cultura común.
181
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
algunos alumnos tienen acceso limitado a los activos del capital social y otros difieren es sus
activos de los que la escuela espera. La investigación señala que los líderes educativos exitosos
ayudan a los estudiantes a hacer uso de su capital social y a incrementarlo, de esta forma aumentan
sus posibilidades de éxito académico.
Theoharis (2007) define a los líderes para la justicia social como aquellos que dedican, lideran
y mantienen en el centro de sus prácticas y perspectivas a las diferencias de raza, clase, género,
discapacidad, orientación sexual y otros aspectos tradicionalmente considerados causa de
marginación. Esta definición se centra en el logro de la eliminación de la marginación en los
centros. Implica un sistema de razonamiento que articule los principios éticos en la toma de
decisiones. Su trabajo implica un modo de interpretar las situaciones, una forma de emitir juicios
y una manera de priorizar determinados valores. Para ello, resulta imprescindible favorecer la
capacidad del centro por responder a los diferentes antecedentes de los estudiantes, conectar la
cultura del centro con las propias comunidades y culturas familiares que lo integran y promover el
desarrollo académico, personal y social de los alumnos subrayando sus habilidades para la vida.
Desde otra perspectiva, también es interesante destacar qué elementos parecen tener que ver, según
la investigación, con los directores que lideren escuelas inclusivas (Villa, Thousand, Stainback y
Stainback, 1992; Salisbury y McGregor, 2002, 2005):
1. Asumen riesgos: no tienen miedo a decir “sí” a algo diferente y tienden a comprometerse
activamente en promover soluciones innovadoras a los problemas que excluyen a los
alumnos con diferentes habilidades, culturas, idiomas o etnias. Actúan como defensores
de prácticas integradoras dentro de sus escuelas.
3. Son accesibles: los líderes escolares eficaces en escuelas heterogéneas bajan a la arena,
se implican con los estudiantes, docentes y familias para abordar las cuestiones difíciles.
Están realmente interesados en involucrarse donde está la acción, de modo que esto les
permite comprender los problemas de primera mano.
4. Son reflexivos: los directivos de las escuelas inclusivas utilizan la información obtenida
a partir de informes, profesores, padres y miembros de la comunidad para desarrollar
estrategias para la acción sustentadas en dichos datos para generar nuevos significados
sobre los cambios futuros. De esta manera, movilizan equipos de profesores y padres para
informar sobre las decisiones que toman.
182
F. Javier Murillo T., Gabriela Krichesky, Adriana M. Castro Z., Reyes Hernández C.
que comparten los mismos objetivos serán más eficaces que un administrador que trabaja
solo. Estos directivos buscan tiempo para que los equipos se encuentren, planifiquen y
enseñen juntos.
Conclusiones
Una escuela socialmente justa busca y favorece la reducción de toda forma de discriminación
y exclusión, a fin de conseguir la plena participación y el aprendizaje de todos y todas,
independientemente de la raza, del género, de la clase social, de la orientación sexual, lengua
materna, pertenencia a un grupo social o cultural o capacidad. Este concepto de justicia social
marca la naturaleza relacional y estructural de las desigualdades que se manifiestan en los centros.
Trabajar por esa meta requiere de una serie de intervenciones específicas que se basen, ante todo,
en una nueva concepción del centro desde un plano estructural y organizativo. Estos nuevos
enfoques no pueden pensarse sin el desarrollo de una cultura escolar que acompañe, fomente y
estimule estos procesos de cambio para la inclusión de todos los alumnos.
Tal como se ha comentado con anterioridad, el concepto de inclusión para la justicia social parece
ser el camino más idóneo para desarrollar los valores de equidad y justicia en las escuelas, en
tanto apela a la transformación de los centros en pos de la integración social, cultural y académica
de todos los miembros de la comunidad escolar. Frente a este panorama, el rol del líder o de
los líderes escolares asume un especial protagonismo a la hora de promover y establecer las
condiciones necesarias para poder desarrollar estos procesos de inclusión; liderazgo que debe ser
llevado a cabo tanto por las personas que tengan formalmente esta responsabilidad, pero también
por un colectivo que trabaje colegiadamente, tome y comparta iniciativas, responda y construya
ideas e ideales para la equidad. Resulta, por ello, de especial relevancia conocer cuáles son las
características principales de las escuelas inclusivas eficaces y los líderes que las dirigen.
A pesar de la incesante búsqueda de los estudiosos por encontrar cuál es la naturaleza del liderazgo
exitoso en escuelas altamente heterogéneas, no se ha llegado a tener una imagen coherente del
mismo. Aunque quizá es posible determinar que es el estilo de liderazgo democrático o participativo
183
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
el más adecuado, no sólo en los modos de elección sino en los procedimientos de llevarlo a cabo
de manera que sean coherentes los fines y los medios perseguidos.
Analizando las prácticas del liderazgo para la inclusión y la justicia social es posible encontrar
actuaciones que articulan la escuela desde una visión realista de ella en la que se incorporan
estrategias globales para la inclusión y la justicia social que fortalecen la cultura escolar inclusiva.
Esta visión estratégica de la escuela no vela el interés por centrarse en la mejora de los procesos de
enseñanza-aprendizaje que incluyen estrategias curriculares específicamente diseñadas para ello,
sino que le dota de una mayor relevancia situando estos procesos en el contexto de la escuela en
un marco de colaboración.
Este liderazgo fomenta también la creación de comunidades de aprendizaje en las que se promueve
un sentido de pertenencia entre todos los miembros, profesores, alumnos y familias. La implicación
de éstas coayuda a la generación de una cultura diversa e inclusiva que potencia el capital social
de los estudiantes valorizado por la propia escuela. Finalmente, son líderes que son capaces de
asumir riegos, son accesibles a los diferentes miembros de la comunidad educativa, son reflexivos
e intencionales y comparten el liderazgo con otros niveles de la organización, sabiendo que el
hecho de compartir los objetivos inclusivos les convierte en líderes que promueven eficazmente
la justicia social.
Pero no es posible quedarse aquí, ya que la radical importancia del líder para conseguir una
escuela más inclusiva que trabaje por la justicia social y la escasa investigación al respecto animan
a seguir indagando acerca de cómo trabajan, cómo piensan y qué estrategias suelen adoptar estos
directores para poder dar respuesta a los desafíos que la diversidad plantea en las aulas y en las
escuelas.
Este artículo no puede acabar sino con una reflexión acerca del largo camino que nos queda por
recorrer, pero sólo trabajando por hacer que la utopía se convierta en realidad, desde la práctica y
desde la investigación, conseguiremos una sociedad más justa, equitativa e inclusiva.
Referencias
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F. Javier Murillo T., Gabriela Krichesky, Adriana M. Castro Z., Reyes Hernández C.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
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Walker, A., Dimmock, C., Stevenson, H., Bignold, B., Shah, S. y Middlewood, D. (2005). Effective
Leadership in Multi-Ethnic Schools. Nottingham: National College for School Leadership
(NCSL).
186
Flexibilización del Currículum para Atender la Diversidad
Resumen
Abstract
This article describes the proposed criteria and guidelines for a flexible curriculum for attention
to diversity, derived from a study conducted by the Universidad Central and the Ministry of
Education of Chile. This study identified critical points Chilean curriculum system from the
perspective of quality educational responses for all students. It also proposes a set of criteria
and guidelines for response to diversity, compromising decisions from the organization of the
establishment, planning, implementation and evaluation of the educational process and measures
for special educational needs during schooling.
187
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Introducción
El problema es que la escuela suele acentuar estas desigualdades de origen debido, entre otros
aspectos, a la dificultad del sistema educativo para responder a la diversidad de necesidades
educativas de todos los estudiantes. A pesar de la evidente heterogeneidad de alumnos, en nuestro
sistema escolar persisten acciones tendientes a la homogeneización que invisibilizan las diferencias
sociales, culturales e individuales de los estudiantes. Dada esta realidad, mejorar la calidad de
la educación para conseguir que todos/as los/as estudiantes, sin excepción, obtengan mejores
resultados de aprendizaje y desarrollen al máximo sus talentos y capacidades, es un desafío aún
vigente. Si consideramos que los fines de la educación se orientan a conseguir que todos los
alumnos desarrollen las competencias para ejercer la ciudadanía, insertarse en la actual sociedad
del conocimiento, acceder a un empleo digno y ejercer su libertad, la equidad se convierte en una
dimensión esencial de la calidad de la educación. Esto exige voluntad política para equiparar las
oportunidades y asegurar por esta vía el acceso, la plena participación y logros de aprendizaje de
todos los estudiantes.
Desde esta mirada, la aspiración de construir una educación más inclusiva, con voluntad y
capacidad para acoger y ofrecer una respuesta educativa de calidad a todos los niños, niñas y
jóvenes, exige transformaciones a nivel de la cultura, las políticas y las prácticas, y promover
iniciativas que busquen una mayor equidad para sectores que han estado marginados.
Para avanzar hacia el logro de este propósito, una herramienta fundamental con que cuenta el
sistema educativo es el Currículum Nacional. El currículum oficial de un país proyecta la visión
de futuro de la sociedad y sus aspiraciones para con las nuevas generaciones; asimismo concreta
las finalidades de la educación a través de la selección de las competencias que permitan a las
personas desarrollarse y participar en las distintas esferas de la vida. En este sentido, y en tanto
referente para el diseño y puesta en marcha de los procesos educativos, el currículum debe ser
concebido como un instrumento para asegurar igualdad de oportunidades.
En esta perspectiva, una condición fundamental del Currículum Oficial de un país es su Flexibilidad,
para permitir el desarrollo de procesos educativos diversificados. Si bien existe consenso respecto
de que el marco curricular debe ser el referente para la planificación de los procesos educativos,
considerando a todos los estudiantes sin excepción, el sistema educativo chileno no cuenta con
mecanismos de adaptación y flexibilización que permitan a los establecimientos y a los profesores
diversificar la respuesta educativa para la población escolar que presenta necesidades educativas
188
Cynthia Duk H., Cecilia Loren G.
Dada esta situación, los establecimientos educacionales y los docentes deben sortear una serie de
obstáculos para implementar una respuesta educativa diversificada, para definir planes de estudios
pertinentes a la realidad y necesidades de sus estudiantes, así como para adoptar decisiones
referidas a la promoción, egreso y certificación.
Otra barrera en nuestra política educativa es la existencia de enfoques contradictorios para abordar
la educación de las personas que presentan necesidades educativas especiales. La experiencia
muestra gran disparidad de criterios en la toma de decisiones de adaptación curricular, las que
muchas veces son definidas desde un enfoque extraordinario y remedial, es decir, se adoptan
cuando el estudiante ya ha manifestado dificultades para aprender; está reservada sólo para
aquellos alumnos que presentan necesidades educativas especiales; y la mayor parte de las veces
se traduce en la elaboración de programas paralelos que distancian al estudiante de las metas
educativas comunes.
Para dar cumplimiento a este propósito, el estudio contempló tres fases en su desarrollo. Una
primera fase consistió en un análisis documental de los principales cuerpos legales del Marco
Curricular Chileno Los resultados de este análisis permitieron identificar las principales debilidades
y potencialidades de la normativa curricular chilena, como punto de partida para elaborar una
propuesta de criterios y orientaciones para adaptar el currículum.
189
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Componentes de la Propuesta
La investigación sobre las escuelas eficaces ha permitido identificar algunos factores que tienen
una mayor incidencia en el cambio de las escuelas (Marchesi, A. 2000; Murillo 2008). En estos
ámbitos o dimensiones, la escuela debe adoptar decisiones para asegurar que todos sus estudiantes
participen y aprendan.
− La Cultura de la Escuela
La cultura escolar es uno de los principales soportes sobre el que se apoyan las prácticas de
atención a la diversidad (Marchesi, 2000). Los valores, las normas, las concepciones y modelos
190
Cynthia Duk H., Cecilia Loren G.
- El Proyecto Educativo
La principal aspiración de todo proyecto educativo, debe ser desarrollar la capacidad institucional
para lograr la participación y máximo aprendizaje de todos sus estudiantes. Ello requiere, no
sólo compartir los principios de la inclusión y valorar la diversidad como oportunidad para el
aprendizaje, sino sobretodo actuar en consecuencia llevando a la práctica estos planteamientos,
tanto dentro como fuera del aula.
Partiendo de la base de que los procesos de inclusión y atención a la diversidad deben estar
contemplados en el proyecto educativo institucional, su desarrollo, ante todo, debe ser un proceso
participativo y consensuado. Esto es de vital importancia para conseguir la necesaria motivación
y compromiso por parte de los actores educativos para su puesta en práctica. (MERCOSUR,
2000)
Como punto de partida, es clave conocer y reflexionar sobre los principios de una educación
inclusiva para comprender el sentido y las implicancias que tiene para la comunidad educativa
llevar a la práctica estos planteamientos. En esta perspectiva, las acciones que se adopten a través
del proyecto educativo deben ser congruentes con la misión de la escuela, los valores y principios
que se pretenden promover (Hineni, 2008):
191
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Existe una amplia coincidencia en la valoración del liderazgo como una dimensión importante
en los procesos de transformación de las escuelas. Un liderazgo efectivo, junto con asegurar
una buena gestión y control de la organización, debe tender a distribuir el poder y fortalecer
a las organizaciones. En este marco más innovador, el estilo de liderazgo del equipo directivo
se caracteriza por facilitar la participación de todos en proyectos comunes, por comprender la
cultura de la escuela y por promover el cambio educativo (Marchesi, 2000). Un rasgo distintivo
dentro del estilo directivo eficaz, es el liderazgo pedagógico. Los directivos no sólo se dedican
a los temas organizativos, sino que se implican en el desarrollo curricular a nivel de la escuela y
de las aulas, promoviendo y apoyando el desarrollo profesional de los docentes (Murillo, 2008).
Algunas acciones claves en este sentido son (Hineni, 2008):
- Gestión Curricular
192
Cynthia Duk H., Cecilia Loren G.
Entendiendo que el marco curricular nacional establece lo que se espera que aprendan todos
los alumnos en cada etapa de la escolaridad y provee orientaciones para la acción docente, los
establecimientos y los profesores tienen la misión de contextualizar los diferentes componentes
de este currículum para conseguir el equilibrio entre dar respuesta al grupo como tal y a cada alumno
dentro del mismo.
Planificar la enseñanza para responder a la diversidad supone seleccionar y organizar las situaciones
educativas de manera que sea posible individualizar las experiencias de aprendizaje comunes para
lograr el mayor grado posible de participación y aprendizaje de todos los alumnos (Blanco, 2000).
Esto implica romper con el enfoque homogeneizador donde todos los/as alumnos/as realizan la
misma actividad, de la misma forma, en el mismo tiempo y con los mismos materiales.
193
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
En este sentido, la planificación debe ser entendida como un proceso de toma de decisiones que
se articula en torno a los componentes fundamentales del desarrollo curricular - qué, cómo y
cuándo enseñar y evaluar - para responder a las necesidades de aprendizaje, tanto comunes como
individuales, y alcanzar los objetivos de aprendizaje que establece el marco curricular nacional.
Estas decisiones se concretan en una planificación de aula intencional y sistemáticamente diseñada
desde el inicio (“a priori”) para responder a las diferencias individuales de los alumnos (CAST,
2008).
El estudio provee un conjunto de estrategias para este propósito, inspiradas en el enfoque del
Diseño Universal de Aprendizaje, que se organizan en torno a tres principios fundamentales
(CAST, 2008):
Las directrices que se proponen son flexibles y deben ser combinadas en el diseño de planificaciones
diversificadas y contextualizadas a la disciplina y al nivel educativo correspondiente. No pretenden
ser una “receta”, sino un conjunto de estrategias que pueden emplearse con el fin de superar las
barreras al aprendizaje que generan las clases concebidas bajo un esquema homogéneo y pensadas
para el alumno promedio.
La evaluación debe ser considerada como un proceso que se articula con la acción educativa,
de modo que pueda efectivamente servir de retroalimentación y ser utilizada para la toma de
decisiones de acción futura. Una evaluación auténticamente continua es la única que ofrece la
posibilidad de tener una mirada longitudinal del proceso de aprendizaje, permitiendo valorar,
tanto la práctica docente como a los propios alumnos/as, los progresos y los factores que lo
afectan en su proceso.
Una buena evaluación debiera aportar información respecto a la situación inicial del grupo curso
y de cada alumno/a en particular, así como del progreso alcanzado por éstos en su aprendizaje con
relación a las metas educativas previamente establecidas, identificando los factores que favorecen
o dificultan el aprendizaje. El referente de medición o de comparación debe ser el progreso logrado
por el propio alumno con referencia a sus conocimientos y habilidades previas, así como a los
objetivos de aprendizaje que se han determinado para él/ella.
194
Cynthia Duk H., Cecilia Loren G.
Estas adaptaciones se deben definir bajo el principio de no afectar aquellos aprendizajes que se
consideran básicos e imprescindibles, dado su impacto para el desarrollo personal y social de
los alumnos, y que pueden llegar a comprometer su proyecto de vida futuro y poner en riesgo su
participación e inclusión social. En consecuencia, deben adoptarse como resultado un proceso de
evaluación amplio y riguroso, de carácter interdisciplinario.
La diversificación curricular, entendida como una medida de carácter extraordinario, cumple con
tres propósitos fundamentales:
195
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Los destinatarios de esta medida son aquellos estudiantes que se encuentran en una situación de
riesgo evidente de fracaso escolar y, por ello, de no alcanzar los objetivos del nivel, cursando
el itinerario que establece el currículum. Cabe plantear que algunos estudiantes – precisamente
algunos de los considerados con nee - puedan participar en programas de diversificación curricular
durante toda su trayectoria escolar; otros en cambio, podrán necesitar de esta medida sólo en una
etapa de su vida escolar; en el nivel de educación básica; o en el nivel de enseñanza media.
Esta medida constituye una alternativa a las actuales opciones de integración del alumnado
con NEE establecidas en la normativa de los programas de integración, e intenta superar las
restricciones que estas modalidades suponen.
Como se ha señalado anteriormente, una primera condición para que el sistema educativo
garantice a todos los estudiantes, el acceso, permanencia y progreso en el currículo a lo largo
de la trayectoria escolar, es que cuente con los mecanismos que permitan a los establecimientos
incorporar los ajustes y adaptaciones curriculares que estimen pertinente para responder a las
diversas realidades socioculturales e individuales de la población que atienden.
Dado el carácter dinámico y flexible de este proceso, un segundo aspecto a considerar es que los
establecimientos cuenten con orientaciones y modos de actuación que les ayuden a la toma de
decisiones en las distintas fases del proceso, ya que no es posible definir a priori adaptaciones al
currículo frente a situaciones, contextos y estudiantes en particular.
Un tercer aspecto fundamental, es que el sistema cuente con un conjunto de indicadores de la calidad
que permitan valorar las medidas de adaptación curricular adoptadas por los establecimientos, es
decir, que permitan evaluar el proceso y los resultados de las adaptaciones curriculares, así como
los criterios adoptados para la promoción y certificación de los estudios.
Los principios básicos que deben orientar las decisiones de adaptación curricular, y que deben
estar recogidos en la normativa, se pueden resumir en:
a) El proceso de adaptación del currículo y sus procedimientos deben estar establecidos a nivel
de la gestión institucional y reflejarse en el proyecto educativo del establecimiento.
b) Las adaptaciones curriculares deben estar fundamentadas en los resultados de una evaluación
amplia y rigurosa de los alumnos en interacción con el contexto educativo y sociofamiliar en
los que éstos se desarrollan.
c) Deben adoptarse ponderando su relevancia y pertinencia para el actual y futuro desempeño
personal y social del alumno/a.
d) Deben utilizar como referente la programación común del aula de modo de asegurar la máxima
participación de los estudiantes en su grupo/curso de pertenencia.
196
Cynthia Duk H., Cecilia Loren G.
Sobre la base de estos principios, el estudio propone un conjunto de criterios y orientaciones para
cada etapa de toma de decisiones, considerando aspectos claves, tales como: procedimientos,
posibles cursos de acción, formas de actuación en cada fase; responsables, criterios de seguimiento
y evaluación del proceso, como se representa en el siguiente esquema.
Opción 1: Opción 2:
Se han detectado alumnos con niveles de Se han detectado alumnos con niveles
logro inferiores a los esperados, y/o de logro inferiores a los esperados, y/o
escasa participación, situaciones que se escasa participación, situaciones que
presume podrían ser resueltas haciendo se presume que NO podrían ser
la planificación más accesible con los resueltas con la opción 1
recursos de que dispone el
establecimiento y los docentes.
Evaluación interdisciplinaria
Cursos
ursos dede accióna apartir
acción partir
ti dedelos
la evaluacióninterdisciplinaria
resultados dde ev aluación
Opción 1: Opción 2:
197
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
La concepción interactiva del proceso educativo, desde la cual la acción docente se entiende como
el conjunto de “ayudas pedagógicas” (de distinto tipo, grado o intensidad), que los profesores
proporcionan a sus alumnos para que construyan sus conocimientos y desarrollen las competencias
esperadas, pone de relieve la necesidad de que el proceso de adaptación curricular se mueva
continuamente en torno al análisis y valoración de las condiciones personales que inciden en el
aprendizaje de los estudiantes y de las condiciones del contexto y la práctica curricular que los
profesores despliegan para atenderlos.
Desde esta mirada, a la hora de decidir llevar a cabo adaptaciones o diversificaciones del currículo,
es de suma importancia revisar los aspectos de la enseñanza que pueden estar afectando el progreso
del estudiante, antes de determinar dificultades específicas de aprendizaje o proponer ayudas o
medidas extraordinarias sustentadas en los resultados de una evaluación centrada solamente en el
alumno, que no considera los factores del contexto donde éste se desarrolla y aprende.
Aún cuando resulta un tanto arbitrario establecer una secuencia y un periodo estándar a este
respecto, es evidente que un punto de partida habitual de todo proceso de ajuste o adaptación del
currículo a la diversidad, es la evaluación que realizan los profesores al comienzo del año escolar.
Este momento evaluativo, cuya finalidad es obtener una apreciación del nivel de logro de los
alumnos/as en los aprendizajes esperados de los diferentes subsectores del programa de estudio,
permite al docente una primera aproximación a la situación actual del grupo en su globalidad
y de cada estudiante en particular, así como detectar la presencia de potenciales barreras al
aprendizaje.
Un instrumento de utilidad pueden ser los Mapas de Progreso del Aprendizaje elaborados por
el Ministerio de Educación como complemento al marco curricular y los programas de estudio
para apoyar la evaluación de los aprendizajes. En la medida que ellos describen el crecimiento de
los aprendizajes a lo largo de la trayectoria escolar se constituyen en referentes para determinar
los niveles de logro con relación a las expectativas de aprendizaje (estándares de contenidos)
definidas para cada nivel escolar (NB1, NB2…). De esta forma, permiten describir si el alumno
ha alcanzado o no determinado nivel de aprendizaje y cuán lejos está de alcanzarlo para guiarlo en
198
Cynthia Duk H., Cecilia Loren G.
su desarrollo y, a la vez, contar con información sobre la diversidad de niveles de logro existentes
al interior grupo/curso para planificar e implementar la enseñanza. Esta evaluación inicial ha de
incluir los siguientes aspectos:
En relación al alumno:
199
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
promueve en el aula, así como a las ayudas diferenciadas que el profesor les proporciona
a sus estudiantes para apoyar sus procesos de aprendizaje. Supone, además, valorar la
relación que se favorece entre los pares, entre otros aspectos, si existe un clima de apoyo y
trabajo colaborativo. Las relaciones en el aula son críticas para el desarrollo emocional y la
construcción del autoconcepto y la identidad personal de los estudiantes.
c) Aspectos socio-familiares: Consideración de los antecedentes socioeconómicos y culturales
del contexto familiar del estudiante, con especial atención en los apoyos, expectativas y
vínculos de la familia con el alumno.
Los docentes de aula son quienes tienen la responsabilidad de poner en marcha esta evaluación
inicial en colaboración con otros profesores o profesionales de apoyo, en la medida que el
establecimiento cuente con estos recursos. El equipo directivo debe definir los procedimientos,
instrumentos y formas de comunicar los resultados que se utilizarán en cada nivel educativo.
El conocimiento obtenido sobre los diversos niveles de logro existentes al interior del grupo/
curso; las formas de interacción entre profesores y estudiantes y entre estos últimos; las diferencias
individuales en cuanto a intereses, capacidades, ritmos y estilos de aprendizaje; así como la
reflexión sobre el currículo y valoración de las prácticas pedagógicas, permitirá al profesorado
planificar procesos de enseñanza aprendizaje adecuados a la diversidad de estudiantes (como las
que se describen en el Capítulo 3).
Ante la detección, se deberán movilizar todos los dispositivos y recursos con que cuenta el
establecimiento para apoyar aprendizaje de estos estudiantes, entre ellos sus propios compañeros,
los equipos de apoyo a la integración, profesores de grupo diferencial, asistentes de aula,
profesionales del Programa Habilidades para la Vida, asesores externos vinculados a los Planes
de Mejoramiento en el marco de la Ley SEP, etc.
200
Cynthia Duk H., Cecilia Loren G.
Estas ayudas pueden tomar forma a través de estrategias tales como: tutoría entre pares,
colaboración y apoyo de la familia, modalidades variadas de apoyo o refuerzo pedagógico en
forma individual o en pequeños grupos, dentro y/o fuera del aula, así como mediante el uso de
materiales adaptados y medios de acceso a la información y a la comunicación, entre otros.
Desde esta perspectiva, los apoyos deben orientarse principalmente a personalizar las experiencias
de aprendizaje, con un adecuado y equilibrado nivel de desafío según las potencialidades de
los estudiantes y proporcionar todas las alternativas disponibles de presentación, ejecución y
participación en las experiencias de aprendizaje y actividades evaluativas.
Seguimiento y evaluación:
Si al cabo de un plazo prudencial establecido entre los docentes implicados en el proceso educativo
del alumno, y habiendo el establecimiento implementado medidas de ajuste curricular y de apoyo,
no se evidencian cambios positivos o progresos por parte del estudiante, se activarán mecanismos
para la aplicación de una evaluación específica, de carácter interdisciplinaria.
El juicio del docente es el punto de partida, en tanto es quien detecta que el alumno/a no está
progresando satisfactoriamente con referencia a los aprendizajes esperados y que las condiciones
del contexto escolar no son óptimas para satisfacer las necesidades educativas especiales que
ciertos estudiantes pueden presentar.
201
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
- Niveles de logro inferior a los aprendizajes esperados o estándares descritos en los mapas
de progreso: de un nivel o más, y en uno o más subsectores.
- Dificultades emocionales, socio-afectivas y/o conductuales continuas.
- Discapacidad sensorial, física, intelectual o discapacidades múltiples.
Otros indicadores dicen relación con factores del contexto escolar y sociofamiliar que se presume
están dificultando o interfiriendo el aprendizaje, tales como:
El resultado de esta constatación pone de manifiesto la necesidad de llevar a cabo una evaluación
con procedimientos más específicos y de carácter interdisciplinaria, a fin de determinar con mayor
precisión las necesidades educativas individuales que presentan estos estudiantes y los recursos
de apoyo adicionales que, en su caso, requieren para progresar en el currículum nacional con las
adaptaciones pertinentes.
− Evaluación Interdisciplinaria
1 Para mayor detalle en relación a la Evaluación, ver Estudio “Criterios, procedimientos, instrumentos y orientacio-
nes para determinar y evaluar las necesidades educativas especiales (NEE) de los estudiantes en el sistema escolar”.
U. Central 2007.
202
Cynthia Duk H., Cecilia Loren G.
b) Debe recoger información relevante acerca de la situación del alumno y de los factores
personales y del contexto que favorecen y dificultan su desarrollo y aprendizaje
Quién/es participa/n
En esta evaluación, además de los docentes intervienen otros profesionales calificados, que bajo
un enfoque interdisciplinario y contextual, realizan una evaluación individualizada en mayor
profundidad. Ello permite emitir un juicio técnico con respecto a la conveniencia de adaptaciones
curriculares o, en su caso, la propuesta de incorporación a un programa de diversificación
curricular. Asimismo permite fundamentar la entrega de recursos adicionales o especializados
acorde a los requerimientos de apoyo del estudiante.
La composición del equipo de evaluación dependerá de los antecedentes del alumno/a. Esta podrá
realizarse haciendo uso de los recursos y servicios especializados a los cuales tiene acceso el
establecimiento. En el caso de las escuelas con proyecto de integración, puede concretarse a
través de servicios especializados externos al establecimiento o, a través de una combinación de
recursos internos y externos. En cualquier caso, el o los docentes del estudiante, los padres y la
participación activa del propio estudiante constituyen piezas clave para el adecuado proceso de
evaluación, por lo cual se deberán comprometer y facilitar su participación.
203
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
En atención a los principios señalados al inicio de este capítulo, las decisiones de adaptación
curricular que se adopten y se consignen en el PAI deben incluir información sobre:
Asimismo, deberá especificar la duración del PAI, los responsables de su implementación y los
procedimientos para su monitoreo. La evaluación sistemática del PAI es de primera importancia
para ajustar las acciones de apoyo en función de nuevos requerimientos que pudieran surgir en el
proceso.
Quienes participan
El PAI es elaborado, conocido y utilizado por los distintos actores involucrados en el proceso
educativo del estudiante. Es de primera importancia la participación de los profesores (jefe y de
asignaturas), de los profesionales de apoyo, de la familia y del propio alumno/a.
204
Cynthia Duk H., Cecilia Loren G.
Seguimiento y evaluación:
La evaluación continua que realiza el profesor de aula, en colaboración con los profesionales de
apoyo que intervienen en el proceso educativo del estudiante, aportará información relevante para
la revisión y valoración del PAI luego de un año de su implementación. Dicha evaluación deberá
contemplar los siguientes aspectos:
o bien que;
Niveles logro alcanzado por el alumno en los distintos sub sectores del programa de
estudio.
Razones que avalan que esta medida es más adecuada que la implementación de
205
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
adaptaciones curriculares en uno o más sectores del aprendizaje, dentro de las cuales
pudieran considerarse:
- Desfase curricular significativo que pone en riesgo el avance en el itinerario escolar:
distancia de al menos dos niveles de logro con referencia a los Mapas de Progreso del
Aprendizaje en más de un subsector.
- Alumnos/as que requieren apoyos intensivos, permanentes y extendidos desde el
primer ciclo de escolaridad, como puede ser el caso de discapacidades severas o
múltiples.
- Necesidad de implementar un proceso de preparación para la vida adulta, mediante
el desarrollo de competencias sociolaborales y vocacionales para integrarse en el
ámbito laboral y comunitario.
Orientaciones y sugerencias didácticas, metodológicas y organizativas relevantes para el
diseño, aplicación y evaluación del programa.
Quiénes participan
Seguimiento y evaluación
Los indicadores mínimos que se deben considerar para valorar el Programa son:
206
Cynthia Duk H., Cecilia Loren G.
- Clima socio afectivo: calidad de las relaciones interpersonales al interior del grupo,
niveles de participación y colaboración en las actividades, manejo de las normas y
conflictos de convivencia.
- Proceso de enseñanza y aprendizaje: principios y estrategias metodológicas aplicadas,
personalización experiencias de aprendizaje, recursos materiales y de apoyo, instrumentos
y procedimientos de evaluación empleados.
- Desempeño de los alumnos: resultados de aprendizaje obtenidos en las Áreas curriculares
y cursos optativos específicos del Programa; análisis de las áreas con mayor/menor
rendimiento; tasas de aprobación y egreso.
- Satisfacción: grado de satisfacción de los estudiantes, las familias y los profesionales
participes del Programa.
- Acción tutorial: organización, funcionamiento y efectividad del sistema de apoyo tutorial
tanto a nivel individual como al colectivo de estudiantes que forman parte del Programa
de Diversificación.
- Agrupamientos: tamaño y variedad de los agrupamientos.
- Articulación entre la oferta curricular general y específica: grado de coordinación y
articulación entre los subsectores del Programa de Estudios regular y las áreas especificas
del Programa de Diversificación en que participan los estudiantes. Adecuación y
compatibilidad de los horarios de clases.
El resultado de este seguimiento podrá determinar que los alumnos progresan satisfactoriamente
con respecto a los aprendizajes esperados según el Programa de Diversificación, o bien que
permanecen las dificultades o no se aprecia suficiente progreso. En este último caso, se deberá
realizar re-evaluación interdisciplinaria la que podrá derivar en mejoras al PDC o en el análisis
de soluciones alternativas.
Finalmente, cabe señalar la importancia de vincular de forma constante los procesos de evaluación
asociados a la toma de decisiones de adaptación o diversificación curricular, con los planes de
mejoramiento educativo que los establecimientos escolares deben impulsar regularmente para
lograr procesos y resultados de aprendizaje de mayor calidad. Es decir, que la información derivada
de dichos procesos evaluativos sirva de retroalimentación para las decisiones de mejora.
Desde la perspectiva de los principios que guían la toma de decisiones de adaptación curricular,
la promoción de un nivel a otro se determinará en función de los logros obtenidos con relación a
los objetivos de aprendizaje establecidos en el Plan de Apoyo Individual (PAI) o en el Programa
de Diversificación Curricular (PDC), según corresponda.
En este sentido, la normativa de evaluación deberá contemplar disposiciones específicas de
promoción y certificación para los estudiantes que presentan Necesidades Educativas Especiales
207
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
y que requieren de adaptaciones curriculares durante su proceso educativo, tal como lo señala
la LGE en su artículo 39. Ya sea para que, en caso necesario, se les proporcione más tiempo del
estipulado para alcanzar los objetivos de aprendizaje o indicadores de logro definidos en cada nivel
escolar, o porque en determinados sectores o subsectores se han realizado modificaciones a los
objetivos y contenidos de aprendizaje, según expresa el PAI o el PDC. Esto significa, por ejemplo,
que si un alumno/a se encuentra en NB2, no debería bajo ninguna circunstancia cuestionarse su
promoción de 3º a 4º año. No obstante al completar este nivel, se debiera evaluar de manera
detallada e individualizada el grado de progreso alcanzado por el o la alumna en función de sus
objetivos personalizados y teniendo como referencia los niveles de logro del Mapa de Progreso
respectivo. Este análisis es de primera importancia para tomar decisiones de posteriores apoyos y
de promoción al nivel siguiente.
En el certificado de estudios, así como en el Acta Escolar, deberán quedar consignados los
aprendizajes alcanzados al término de cada año escolar.
En particular, en el caso de aquellos estudiantes que no cumplan con los objetivos de aprendizaje
prescritos en el marco curricular al término del nivel enseñanza básica y/o media, la certificación
deberá especificar los años de estudio cursados y los aprendizajes adquiridos al egreso. Es
recomendable que éstos sean expresados en términos de competencias, (desempeños que integran
conocimientos, actitudes y habilidades), de manera que aporte descripciones más precisas de los
logros que orienten la toma de decisiones para la continuidad de estudios o la inserción al mundo
laboral.
Finalmente, tomando en cuenta los criterios de pertinencia curricular y sentido de pertenencia,
es importante que la normativa establezca el tiempo máximo en que un alumno con NEE puede
permanecer en la educación escolar.
Consideraciones Finales
Como se ha señalado, el desafío de atender a la diversidad y ofrecer una educación de calidad con
equidad a todas y todos los estudiantes, trasciende la preocupación por aquellos que presentan
Necesidades Educativas Especiales. Proporcionar una respuesta adecuada a las necesidades
educativas que presentan los alumnos, requiere un conjunto de condiciones hacia las que se debe
avanzar para lograr que el conjunto del sistema asuma la responsabilidad de la educación de toda
la población escolar, y mejore su capacidad de respuesta a la diversidad. Algunos factores clave
son:
208
Cynthia Duk H., Cecilia Loren G.
Avanzar hacia esta meta supone identificar y reducir las barreras al acceso, participación y
aprendizaje, y trabajar persistentemente para generar una cultura, políticas y prácticas inclusivas
en el conjunto del sistema educativo. La existencia de un currículo flexible es de gran relevancia,
pero debe entenderse como un elemento entre otras muchas medidas que han de impulsarse para
asegurar que todos los estudiantes aprovechen las oportunidades educativas y se desarrollen al
máximo posible. Políticas y normativas transversales que promuevan y resguarden los principios
de inclusión y atención a la diversidad e impacten a todo el sistema para permiten una mayor
articulación de las acciones y una mejor distribución y aprovechamiento de los recursos.
Referencias
209
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
210
Estudio de la población Sorda en Chile:
Evolución histórica y perspectivas lingüísticas, educativas y
sociales1
Resumen
La evolución de la educación de los sordos en Chile, ha transitado por distintas etapas y cada una
de ellas ha impactado en la calidad de vida de las personas sordas. Este estudio pretende hacer una
revisión de estos procesos y relevar la reflexión acerca de la situación actual de la población sorda
en Chile desde los ámbitos educativo, lingüístico y social. Las conclusiones del estudio señalan
los desafíos pendientes en materia de integración de las personas sordas y expone los grandes
avances en calidad de vida y derechos civiles que se han producido en los últimos 15 años.
Abstract
The evolution of the education of deaf people in Chile, has gone through various stages and each
has impacted the quality of life of deaf people. This study aims to review these processes and
relieve the reflection on the current situation of the deaf population in Chile from the educational,
linguistic and social. The findings of the study identifies the challenges in integrating the deaf and
exposes the great advances in quality of life and civil rights that have occurred over the past 15
years.
1 Este trabajo se ha realizado en el marco del Proyecto FONDECYT Nº 11075018 “Procesos de lectura y escritura
en estudiantes sordos de primer ciclo básico. Propuesta de un programa de intervención educativa en lecto-escri-
tura”.
211
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
En el año 1854 se estableció en Santiago una segunda escuela de Sordos, destinada a la educación
de mujeres. Las alumnas estudiaban lectura, escritura, gramática castellana, aritmética, religión,
costura y bordados. En 1889 se crea el “Instituto de Sordo-Mudos” con el objetivo de educar a
los Sordos del país y formar maestros para las escuelas especiales, estableciendo que “se adoptará
exclusivamente el método de la palabra articulada y de la lectura labial. Se prohíbe el sistema
mímico y en lo posible se aplicará el ejercicio del órgano auditivo” (Caiceo, 1988a pp. 48). Como
se desprende de la referencia, el país asume íntegramente los acuerdos del Congreso de Milán de
1880, normando estrictamente la educación de la población sorda.
La Reforma Educativa de 1927 obliga por primera vez al Estado chileno a mantener “escuelas-
hogares para niños indigentes, débiles y de inferioridad orgánica, anormales o retrasados
mentales” (Caiceo, 1988 pp.48). En 1929 con la promulgación del decreto Nº 653, las escuelas
especiales pasan a formar parte del Sistema Educativo Chileno. En 1932 se crea en Santiago una
de las escuelas de Sordos más emblemáticas del siglo pasado, la “Escuela de Sordos La Purísima”
dirigida por las monjas Franciscanas de la Inmaculada Concepción. La escuela introduce el
modelo de educación oral desarrollado en España y lo aplica en Chile con estricto rigor. En este
sentido, no son pocas las experiencias relatadas por ex-alumnos quienes señalan que las monjas
golpeaban sus manos cada vez que intentaban comunicarse en lengua de signos, argumentando
que esta forma de comunicación les asemejaba a los monos (Demartini y Letelier, 2006). Pese
a ello, la escuela contó con gran prestigio entre la comunidad, impartiendo además formación
laboral en diferentes oficios. En 1998, debido a graves problemas económicos, la escuela cierra
definitivamente.
En 1958, el doctor Jorge Otte Gabler crea el “Instituto de la Sordera”, ofreciendo formación
laboral a los jóvenes Sordos. Los talleres impartidos eran: carpintería, vestuario y cocina. A
mediados de los 90, se ofreció digitación informática. En 1974, el Departamento de Educación
Diferencial de la Universidad de Chile (actual Universidad Metropolitana de Ciencias de la
Educación) crea el “Centro de Educación, Experimentación e Investigación Dr. Jorge Otte
Gabler”, ofertando educación especial a niños Sordos desde el nivel maternal hasta 6º año básico.
En 1998, se fusionaron ambas instituciones y la nueva administración decide cerrar los talleres
laborales y ofrecer educación desde el nivel maternal hasta 8° año básico. Actualmente la “Escuela
Especial Nº 1139, Dr. Jorge Otte Gabler”, funciona como centro de prácticas para los profesores
de Sordos formados por la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación y lidera la
implementación de un modelo educativo bilingüe bicultural a nivel nacional. A partir de la década
212
Valeria Herrera Fernández
del 60, se crean escuelas especiales de Sordos a lo largo de todo el país, teniendo como base los
acuerdos del Congreso de Milán de 1880, es decir la enseñanza exclusiva del lenguaje oral.
Con el regreso a la democracia en 1990, el Estado asume mayor responsabilidad con la población
con discapacidad, promulgando una serie de leyes y decretos. En 1994 se promulga la Ley Nº
19.284, sobre la Plena Integración Social de las Personas con Discapacidad. Esta ley crea el
Fondo Nacional de la Discapacidad (en adelante, FONADIS) como una entidad autónoma del
Estado, relacionada con el Ejecutivo a través del Ministerio de Planificación Nacional. Su misión
institucional es contribuir a la integración social y a la igualdad de oportunidades de las personas
con discapacidad, mediante la administración eficiente de los recursos financieros que se ponen
a su disposición. No obstante, los avances en legislación no se expresan en la práctica ya que la
Reforma Curricular iniciada en 1996, que implementó nuevos marcos curriculares en la educación
infantil, primaria y secundaria, no toma en cuenta a la educación especial.
213
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
En 2005, el MINEDUC presenta la Nueva Política Nacional de Educación Especial, cuyas líneas
estratégicas para el periodo 2006-2010 son: ampliar el acceso a la educación, mejorar el currículo
y la gestión escolar, mejorar la integración escolar y la atención de la diversidad, fortalecer las
escuelas especiales, promover la participación familiar, mejorar la formación de los docentes
y profesionales de la educación especial y regular, aumentar el financiamiento, reforzar los
equipos técnicos del MINEDUC y extender la comunicación y difusión de la problemática de la
discapacidad.
Respecto de la cantidad de personas sordas en el país, hasta la fecha no existen datos estadísticos
contundentes, puesto que los distintos estudios realizados difieren entre sí. La encuesta de
Caracterización Socio-Económica Nacional (MIDEPLAN, 2000) registró un 5,3% de población
con discapacidad; el Censo de población nacional de 2002 registró un 2,2% de población con
discapacidad y el Estudio Nacional de la Discapacidad (FONADIS, 2004) registró un 12,9% de la
población, porcentaje que se aproxima más a las cifras reportadas en estudios internacionales. La
explicación de esta discrepancia puede estar en la utilización de instrumentos de medición que no
han sido diseñados para evaluar discapacidad.
Asumiendo esta consideración, según el último estudio del FONADIS (2004), existen en Chile
292.720 personas con discapacidad auditiva, cifra que representa el 1,8% de la población nacional,
de ellos la mitad son personas mayores de 65 años (ver tabla 1). La población con discapacidad
auditiva representa el 8,7% del total de personas con discapacidad en el país.
Respecto de la oferta educativa actual, la población Sorda dispone de tres opciones educativas.
La primera y más extendida es la oferta de las escuelas especiales y centros de capacitación
214
Valeria Herrera Fernández
laboral, actualmente existen 13 escuelas de Sordos en todo el país y 20 escuelas especiales que
atienden, entre otros, a estudiantes Sordos. Estas escuelas utilizan planes y programas de estudios
específicos para la discapacidad auditiva (Decreto 86/90). Según el informe de la Comisión de
Expertos de Educación Especial (2004), el 100% de las escuelas especiales han implementado
Proyectos de Mejoramiento Educativo, el 53% cuenta con computadores y conexión a Internet y
el 27% funcionan con régimen de Jornada Escolar Completa.
La segunda opción educativa la constituyen las escuelas regulares con Proyectos de Integración y/o
grupos diferenciales que integran alumnos con discapacidad auditiva. Para aplicar esta modalidad,
las escuelas regulares deben presentar al MINEDUC un Proyecto de Integración Escolar (PIE).
Las condiciones para su aprobación están relacionadas con la contratación de profesionales de
apoyo, la adquisición de recursos y materiales didácticos apropiados, el perfeccionamiento docente
y la adecuación de la infraestructura cuando sea necesario. Esta opción también contempla la
incorporación de grupos diferenciales en las escuelas regulares, sin embargo no existen datos
estadísticos respecto de cuántos estudiantes Sordos se encuentran atendidos en esta modalidad. La
tercera opción la conforman las escuelas y aulas hospitalarias, que entregan apoyo pedagógico a
los estudiantes que se encuentran hospitalizados, sin embargo esta opción educativa es requerida
en menor medida por la población sorda.
Nuestro país no ha estado ajeno a la controversia mundial respecto del modelo de comunicación
más efectivo, modelo oral versus modelo gestual, en la educación de los Sordos. Como hemos
señalado, Chile asume íntegramente las conclusiones del Congreso de Milán de 1880 y decreta el
Modelo Oral como única opción comunicativa para la comunidad sorda. El modelo oral instaurado
se caracteriza por una concepción clínica de la sordera que sustituye los objetivos pedagógicos
por objetivos terapéuticos, lo que genera que el estudiante Sordo sea tratado como paciente y el
profesor actúe como terapeuta. Esta concepción de la sordera se expresa en políticas educativas
centradas en la deficiencia y produce prácticas correctivas y reparadoras al interior de las aulas.
Esta mirada concibe a los estudiantes Sordos como personas desviadas de la norma, carentes de
lenguaje y de inteligencia e igualmente sostiene la dependencia unívoca entre el lenguaje oral y
el desarrollo cognitivo y asume que las lenguas de signos son sistemas lingüísticos incompletos
cuyo uso impide el aprendizaje de la lengua oral. Esta tendencia se apoya en el conductismo
pedagógico, orientado a la memorización de reglas gramaticales y el descifrado de palabras
aisladas. Su objetivo principal es la integración social del Sordo a través de la enseñanza del
habla como única vía de acceso al conocimiento y la cultura. Por casi cien años, éste fue el único
modelo de comunicación aceptado en la educación de los Sordos.
El Congreso de Hamburgo de 1980, impacta fuertemente en las comunidades de Sordos del país,
en los profesores de Sordos y en las instituciones formadoras de profesores de Sordos, generando
duros cuestionamientos al modelo oral. El reconocimiento, en dicho evento, del derecho de las
personas sordas a ser educadas en una lengua accesible, como son las lenguas de signos, sin
215
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
A partir de los años 80, se conoce en el país la experiencia educativa desarrollada en la Universidad
de Gallaudet (Estados Unidos), impactando en la comunidad sorda y en las universidades
formadoras de profesores de Sordos, lo que genera procesos de experimentación pedagógica. Este
proceso es liderado por la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, a través del
Centro de Educación, Experimentación e Investigación Dr. Jorge Otte Gabler, que se adscribe al
modelo de la Comunicación Total. Este modelo surge de la voluntad de emplear todos los medios
disponibles para que los estudiantes Sordos tengan la oportunidad de desarrollar estrategias
comunicativas que les ayuden a adquirir competencias lingüísticas. Incluye estimulación auditiva,
habla, lengua de signos, dactilología, gestos y lectura labial. A partir de este momento, la Lengua
de Signos Chilena (en adelante, LSCh) ingresa en las aulas de Sordos del país, hecho con el que
se inicia un proceso de experimentación metodológica en las aulas, los profesores aprenden LSCh
y se comunican con sus estudiantes a través de ella.
216
Valeria Herrera Fernández
Como toda lengua gestual, la LSCh es una forma de comunicación manual que depende de la visión
para percibir la información lingüística y del movimiento de las manos para su expresión. Al ser
un lenguaje visual, utiliza dimensiones de espacio y movimiento para transmitir información sobre
los diversos parámetros espaciales simultáneamente. El nivel fonológico de la LSCh corresponde
a la expresión física del signo y a los elementos que la componen, en este caso sus unidades
visuales (Adamo, Acuña, Cabrera y Cárdenas, 1997). En LSCh se distinguen cuatro elementos
básicos o parámetros formativos; (a) configuración de las manos, (b) lugar de articulación, (c)
movimiento y (d) orientación. Adamo (1993) señala que cada parámetro comprende a su vez un
subconjunto de unidades cuya función en el sistema consiste en distinguir significados. Respecto
de la configuración de las manos, indica que existen 49 subcategorías. Respecto del lugar de
articulación, señala 5 subcategorías; (a) espacio neutro (frente al cuerpo del signante), (b) cabeza,
(c) tronco, (d) brazos y (e) manos. Cada una de estas subcategorías constituye un punto o lugar
de articulación, y a su vez una clase, formada por el conjunto de los lugares posibles de distinguir
al interior de cada una de ellas. Respecto del movimiento, existen 5 subcategorías según el tipo
de movimiento, cada tipo de movimiento presenta 3 sub-clasificaciones (dirección, modalidad
y frecuencia). Existen 2 categorías de dirección, 4 categorías de modalidad del movimiento y 2
categorías de frecuencia. Por último, respecto de la orientación de la palma de la mano, existen 6
subcategorías que pueden combinarse (Adamo, 1993).
Respecto del nivel morfológico, Adamo et al (1997) señalan que el uso de los parámetros
formativos impuestos por la modalidad visual-gestual imprime un carácter complejo a las
unidades significativas, ya que sus realizaciones pueden representar simultáneamente más de
un significado. La LSCh presenta una morfología compleja, caracterizada por la presencia de
morfemas libres (aquellos que por sí solos pueden formar una palabra) y morfemas ligados
(aquellos que necesitan combinarse con otros para formar una palabra). La peculiaridad más
importante de la morfología de la lengua de signos la constituye el uso de los clasificadores, a
través de los cuales se marcan categorías semánticas y propiedades visuales. Los clasificadores
tienen una naturaleza principalmente icónica y comúnmente están ligados al uso de verbos de
movimiento o lugar, indicando el camino y la dirección del movimiento o el lugar del nombre al
que se refieren.
En LSCh existen signos que se conforman con un solo morfema (por ejemplo, AYER) y otros que
se componen de más de un morfema (por ejemplo, PAT-O-S). Asimismo, existen signos simples
y signos compuestos; los primeros se constituyen por un solo signo; por ejemplo el signo CASA.
217
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
En cambio, como indican Adamo et al (1997) un signo compuesto es aquel que se constituye
por más de un signo; por ejemplo el signo CORREO se realiza con el signo CARTA y el signo
GUARDAR en una secuencia. Por otra parte, Cabrera (1993) argumenta que en LSCh los verbos
como DECIR, DAR y PEDIR, se inflectan variando la dirección del movimiento, manteniendo la
configuración de la mano para expresar las diferencias en cuanto a persona gramatical. En el nivel
sintáctico, las estrategias fundamentales son la morfología no-flexiva y el orden que generalmente
suele ser Objeto-Sujeto-Verbo (por ejemplo, CINE MARIA VA). El uso del espacio en la sintaxis
de la LSCh es muy relevante, ya que se utiliza el espacio para marcar las relaciones gramaticales.
En el nivel semántico, el uso del espacio continúa siendo fundamental para marcar las relaciones
semánticas. De este modo, durante la producción de un discurso, la consistencia del signante en
las localizaciones espaciales que se adscriben a cada una de las entidades es lo que da cohesión
al discurso.
Por otra parte, el Alfabeto Dactilológico Chileno está compuesto por 27 configuraciones de las
manos que representan las letras del alfabeto latino, a través de un movimiento de la mano único
y discreto. A partir del deletreo manual es posible reproducir las palabras del lenguaje oral a
través de la representación manual de cada una de las letras que la constituyen. En nuestro país
el alfabeto dactilológico representa al castellano y no tiene ningún tipo de morfología, sintaxis o
semántica propia. Los usuarios de LSCh emplean la dactilología principalmente en dos casos: (1)
cuando expresan nombres propios y lugares y (2) para crear nuevos conceptos que aún no tienen
signos convencionales. En este último caso, la dactilología se convierte en una de las fuentes que
emplea la comunidad sorda para la creación de nuevos signos.
Al igual que en otras lenguas, en LSCh los signos provenientes de la dactilología evolucionan de
la siguiente manera: (a) El signo queda establecido como signo convencional dentro del léxico
de la LSCh, sin perder sus componentes dactilológicos. Por ejemplo, el signo COCA-COLA se
conforma de dos “C” articuladas en un espacio neutro delante del signante; (b) El signo pierde
algunos de sus componentes dactilológicos y mantiene otros. Por ejemplo, el signo EUROPA se
articula con la configuración de las manos en “E”, el lugar es el espacio neutro, la orientación de la
palma hacia afuera y un movimiento circular; (c) El signo tras el proceso dactilológico sufre una
reestructuración, sometiéndose a las reglas propias de la LSCh. Por ejemplo, el signo RELIGIÓN
se articula con la configuración de la mano en “R”, el lugar de articulación es el tronco tocando
el corazón, el movimiento es recto hacia arriba y la orientación de la palma es hacia fuera; (d) Un
signo que en un principio se articula con la configuración de la mano con una determinada forma
del alfabeto dactílico es sustituido por un signo que no guarda relación con la dactilología. Por
ejemplo, años atrás el signo OCTUBRE se articulaba con la configuración de la mano en “O”,
un movimiento circular y el lugar de articulación la cabeza a la altura de los ojos. Actualmente,
el signo OCTUBRE se articula con la configuración de la mano en pinza entre los dedos pulgar e
índice, el lugar de articulación la cabeza a la altura de los ojos, el movimiento de contacto entre
ambos dedos y la orientación de la palma hacia el cuerpo; (e) El signo desaparece cuando deja de
ser funcional en el sistema social de los Sordos.
218
Valeria Herrera Fernández
Legalmente los planes y programas de estudio para la educación de los Sordos se rigen por el
Decreto Supremo de Educación Nº 86 de 1990, destinado a las escuelas especiales y cursos
específicos insertos en escuelas regulares. Estos planes y programas de estudio se dividen en dos
tipos: común y complementario, tres niveles: pre-básico, básico y laboral, seis ciclos: maternal,
primer ciclo pre-básico, segundo ciclo pre-básico, primer ciclo básico, segundo ciclo básico y
ciclo laboral y cinco área de desarrollo: psicomotor, cognitivo, social, artístico y vocacional. La
normativa contempla la atención en el ciclo maternal de niños Sordos entre 0 y 2 años, en el nivel
pre-básico y básico a niños de 2 a 15 años y el nivel laboral a jóvenes de 15 a 24 años de edad.
El Plan Común plantea como objetivo general la integración social, escolar y laboral del alumno
sordo, a través de la habilitación y/o rehabilitación de las habilidades comunicativas, mediante la
estimulación de las diferentes áreas de desarrollo. El Plan Complementario señala como objetivo
general la habilitación, compensación y rehabilitación de los aspectos deficitarios a través de la
atención especializada con fines correctivos.
El área de desarrollo psicomotor se propone favorecer este aspecto mediante actividades físicas,
deportivas y recreativas. El área cognitiva desarrollar los procesos cognitivos a través de la senso-
percepción y la comunicación que conlleven a un manejo eficiente de las técnicas instrumentales
básicas (lectura, escritura y cálculo). El área social señala como objetivo general el desarrollo
bio-psico-social del alumno para una adecuada interacción con el entorno. El objetivo general
del área artística señala la estimulación de las capacidades creativas del alumno sordo, que
le permitan la expresión de sentimientos y emociones favoreciendo el desarrollo integral del
alumno. Finalmente, el área vocacional tiene como objetivo general el desarrollo de habilidades y
destrezas que permitan la identificación de intereses vocacionales para la posterior capacitación.
En la actualidad, y debido al fuerte enfoque clínico que caracteriza a estos planes y programas de
estudio, algunas escuelas de Sordos han generado modificaciones curriculares y funcionan con los
planes y programas de la educación regular. En este sentido, la situación curricular de la Escuela
de Sordos Dr. Jorge Otte G. es un caso paradigmático por cuanto se ha planteado una propuesta
de modificación curricular, basada en el Modelo Bilingüe – Bicultural, asumiendo el currículo
regular y realizando adaptaciones acordes a las características de los estudiantes Sordos. Sus
planes y programas propios se basan en el Decreto Nº 40 del año 1996 de la Reforma Educacional
chilena y fueron aprobados por el MINEDUC en 1999 para el primer ciclo de educación primaria
(1º a 4º grado) y en 2001 para el segundo ciclo (5º a 8º grado).
219
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
LSCh como primera lengua (con 6 horas pedagógicas para primer ciclo y 4 horas pedagógicas para
segundo ciclo) y Lengua Castellana como segunda lengua (con 8 horas pedagógicas para primer
ciclo y 7 horas pedagógicas para segundo ciclo). Recientemente (2009) la escuela ha realizado un
nuevo proceso de revisión y actualización curricular, presentando nuevos planes y programas al
MINEDUC, basados en el currículum regular. En el área de sociedad, a los objetivos y contenidos
propuestos se han agregado contenidos relacionados con la historia y cultura de la comunidad
sorda a nivel nacional e internacional, con el objetivo de fomentar en los estudiantes la identidad,
la cultura y el orgullo por su comunidad. En el área artística, se han cambiado los objetivos
relacionados con la capacidad auditiva para apreciar la música, por objetivos relacionados con el
área tecnológica. La incorporación de este currículo ha permitido desarrollar en los estudiantes
capacidades congruentes con los contenidos académicos de la educación regular.
Respecto de las perspectivas sociales, tradicionalmente los adultos Sordos chilenos han estado
marginados de la toma de decisiones sobre los problemas que les son propios, como la educación,
la salud, la organización social, etc. La invisibilidad de la discapacidad auditiva no sólo ha afectado
la vida cotidiana de los Sordos, sino que también ha invisibilizado las particularidades lingüísticas
y culturales de la Comunidad de Sordos. Hasta la promulgación de la Ley de Integración Social en
el año 1994, no existía ningún medio de comunicación que permitiera a los Sordos informarse de la
actualidad nacional e internacional. A partir de esta Ley, los canales de televisión se ven obligados
a transmitir, al menos uno de sus informativos diarios, con interpretación en LSCh. Este gran
cambio, ha permitido mostrar al país el idioma de los Sordos y con ello sensibilizar a la mayoría
oyente respecto de la sordera. Otro ejemplo significativo se refiere a los derechos ciudadanos, ya
que antes de dicha Ley los sordos no podían contraer matrimonio civil sin consentir oralmente las
preguntas del juez. Hasta ese momento no existía la figura de intérpretes en LSCh.
Por otra parte, solo recientemente existen algunos profesores Sordos con título universitario que
participan en el proceso educativo de los estudiantes Sordos. Hasta ahora su participación había
sido como inspectores de patio, auxiliares, asistentes y co-educadores. En este sentido, existe
un círculo vicioso, ya que solo el 3% de la población sorda completa estudios postsecundarios.
Consecuentemente la posibilidad de acceder a puestos de trabajo de nivel profesional es reducida,
sobre todo si agregamos que la oferta académica es limitada y las condiciones de acceso insuficientes.
La experiencia educativa acumulada, junto con los nuevos paradigmas en la educación del Sordo,
da cuenta de la necesidad de incorporar a los adultos Sordos. Sin embargo, en este sentido existe
en Chile un déficit importante en la educación de los Sordos. Un dato relevante es que casi la
mitad de la población con discapacidad auditiva no completa estudios primarios, 11,7% no tiene
ningún nivel de escolaridad y algo más de la mitad de los estudiantes sordos que logra ingresar a
la educación superior no completa sus estudios (ver tabla 2).
Como ya hemos indicado, desde 1964, existen en Chile profesores especialistas en trastornos
de audición y lenguaje de nivel universitario, que durante 4 años y medio reciben formación en
aspectos específicos relacionados con la sordera. Estos maestros imparten clases especialmente
en el nivel primario y en escuelas especiales. No obstante, no existen maestros de Sordos
especialistas en el nivel secundario. Actualmente, y con la explosión de la integración, muchos
profesores especialistas han ampliado su marco de acción hacia las escuelas regulares primarias
220
Valeria Herrera Fernández
y secundarias que integran niños y jóvenes Sordos. Esto ha llevado a los profesionales a formarse
en las distintas disciplinas del conocimiento que son necesarias en el proceso de enseñanza-
aprendizaje.
221
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
• Legislación
A partir del retorno a la democracia, durante la década de los 90, Chile se suma a las iniciativas
internacionales a favor de mejorar las condiciones de vida de la población con discapacidad.
En 1989, suscribe la Convención Mundial sobre Derechos del Niño; en 1990, la Conferencia
Mundial sobre Educación para Todos; en 1993, las Normas Uniformes para La Equiparación de
Oportunidades para personas con discapacidad; en 1994, la Declaración de Salamanca; en 1998,
la Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra
las personas con Discapacidad, entre muchas otras.
En 1990, se promulga en Chile el Decreto Supremo de Educación Nº 490/90, que establece por
primera vez normas para integrar alumnos con discapacidad en escuelas comunes, marcando el
énfasis estatal en la integración escolar de los estudiantes con discapacidad. Durante el mismo
año, mediante el Decreto Supremo de educación Nº 86/90 se aprueban nuevos planes y programas
de estudio para alumnos con discapacidad auditiva. Como hemos indicado, en 1994, se promulga
la ley Nº 19.284 sobre la plena integración social de las personas con discapacidad, que insta al
MINEDUC a reglamentar y asegurar la integración a la enseñanza regular de la población escolar
con discapacidad.
222
Valeria Herrera Fernández
El informe elaborado por la Comisión de Expertos (2004) indica que uno de los principales
problemas que afectan la calidad de los procesos educativos en la educación especial es la
forma en que ésta es definida en los distintos marcos legales, los cuales son confusos e incluso
contradictorios. Un ejemplo contundente de ello lo constituye la Ley sobre discapacidad Nº
19.284 de 1994, que en el artículo Nº 26, define a la educación especial como una “modalidad
diferenciada de la educación general, caracterizada por constituir un sistema flexible y dinámico
que desarrolla su acción preferentemente en el sistema regular. Esta definición se contradice con
lo establecido en la Ley de Subvenciones de 1998, en la cual la Educación Especial es concebida
restrictivamente como una modalidad diferenciada de la educación básica” (Comisión de
Expertos, 2004. p.23).
Uno de los principales problemas que enfrenta la población con discapacidad en Chile es el
desempleo y la marginación laboral. Alrededor del 70% de las personas con discapacidad, mayores
de 15 años, no realizan trabajo renumerado (MIDEPLAN, 2000; FONADIS, 2004). Al comparar
el porcentaje de la población con y sin discapacidad que realiza trabajo remunerado, encontramos
una diferencia de más de 20 puntos porcentuales en desmedro del grupo con discapacidad.
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Respeto de los trabajadores Sordos, las causas que explican las altas tasas de desempleo se atribuyen
principalmente a la falta de capacitación y a problemas relacionados con la comunicación. El
29,6% de la población sorda realiza trabajo remunerado, correspondiente a 86.783 personas,
representando el mayor porcentaje de trabajadores con discapacidad que posee un puesto de
trabajo (FONADIS, 2004).
Respecto de los intereses vocacionales de las personas sordas, Briones (2002) realizó en la ciudad
de Santiago un estudio con jóvenes Sordos integrados en educación secundaria. La muestra
la conformaron 30 Sordos y 35 oyentes entre 16 y 18 años. Se aplicó el Inventario de Interés
Vocacional de Kuder. Los resultados de la investigación señalan, en relación a las áreas de
preferencia y sin distinción de edad, que los estudiantes Sordos muestran mayor interés por el área
artística en comparación con los estudiantes oyentes. En segundo lugar de preferencia se sitúa
el área literaria y en tercer lugar el área publicidad, no obstante estos resultados pueden deberse
al uso de un instrumento diseñado para sujetos oyentes. La autora argumenta que existe una
relación entre las áreas de interés vocacional y las habilidades en lenguaje oral de los estudiantes
Sordos. Asimismo advierte que existe una relación entre los años de escolaridad en la educación
regular y el interés por áreas que requieren mayor competencia en lenguaje oral. Briones (2002)
concluye que el interés vocacional de los estudiantes Sordos está determinado por factores como
la experiencia en aulas integradas, el dominio de competencias comunicativas en lengua oral y el
desarrollo cognitivo de cada estudiante.
En nuestro país continúa predominando la visión clínica de la sordera, a pesar del impulso de
las políticas educativas tendientes a la integración escolar en escuelas regulares, se mantiene la
perspectiva “oyentizadora” de la sordera. Es decir, se continúa esperando que los sordos “logren”
un desarrollo similar al de los oyentes, que aprendan con los mismos medios, que actúen de la
misma forma, etc. Sin embargo, existen algunas señales de cambio que se reflejan en el avance de la
visión sociolingüística y en la fuerza que han cobrado las Comunidades de Sordos del país. Desde
el año 2002, las Comunidades de Sordos del país se encuentran asociadas en la Confederación
Nacional de Sordos de Chile (CONASOCH) cuyo objetivo principal es constituirse en una
entidad consultiva, tanto por parte del sector público como privado, en materias relacionadas
con la Comunidad Sorda nacional. Las reivindicaciones de la Confederación son el derecho a
una educación bilingüe, el uso y reconocimiento de la LSCh, la regularización de los profesores
sordos de LSCh, la equiparación de oportunidades para el ingreso a la educación superior, entre
otras. Si bien la Ley de Integración Social de las personas con Discapacidad ha generado avances
en materia de derechos civiles, aún quedan grandes desafíos pendientes. Entre ellos, sin lugar a
dudas, uno de los prioritarios es el reconocimiento de la LSCh como una lengua en toda regla,
hecho que debiera repercutir directamente en la calidad de vida de la población Sorda.
Por otra parte, es prioritario avanzar en estudios que permitan tener claridad respecto de las
necesidades específicas de la población sorda para poner allí los énfasis en la política que sean
necesarios. En este sentido, es de vital importancia contar con datos estadísticos irrefutables
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Valeria Herrera Fernández
Entre las tareas pendientes en cuanto a la educación de los Sordos, es fundamental ampliar el
acceso a la atención y estimulación tempranas, si bien la detección es cada vez más precoz, no
existen organismos públicos que resguarden el periodo inicial del desarrollo del infante Sordo.
Igualmente, es urgente aumentar el acceso a la educación primaria y secundaria, así como ampliar
la cobertura y revisar los planes y programas de educación especial para incorporar en ellos los
avances científicos y sociales que se han logrado en la educación del Sordo. El Ministerio de
Educación de Chile tiene el deber de resguardar el derecho a la igualdad y calidad de la educación
de todos los chilenos, en todas las latitudes del país y para ello es fundamental entregar directrices
claras, flexibles y actualizadas a los profesores de Sordos del país.
Referencias
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
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COLABORADORES
DE ESTE NÚMERO
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Escuela de Educación Diferencial
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
inspiró la actual política de Educación Especial de Chile (2005) y formó parte del Consejo Asesor
Presidencial para la Calidad de la Educación, que sentó las bases del proyecto de Ley General de
Educación (2006). Entre 2006-2008 dirigió un Proyecto FONDEF de investigación y desarrollo
que dio origen a INCLUSIVA, modelo de evaluación de la calidad de la respuesta educativa que
ofrece la escuela a la diversidad de estudiantes.
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Escuela de Educación Diferencial
and phonological coding in working memory and reading skills in deaf subjects using Chilean
Sign Languages” (2008), “Códigos de lectura en sordos, la dactilología y otras estrategias visuales
y cinéticas” (2007) y “Fingerspelling and sign language as alternative codes for reading and
writing words for Chilean deaf signers” (2006). Durante 2005 llevó a cabo el proyecto “Atención
y estimulación temprana de niños sordos e hipoacúsicos de la región Metropolitana” con recursos
del Fondo Nacional para la Discapacidad de Chile, atendiendo a niños sordos entre 8 y 36 meses
de edad. Durante 2006 desarrolló el proyecto “Programa de Mejoramiento de la producción de
textos escritos para estudiantes de 4 año básico”. Los resultados y la propuesta se dieron a conocer
en el artículo “Mejoramiento de la expresión escrita a partir de estrategias metacognitivas”
(2006). Desde 2007 y hasta 2011 es Investigadora responsable del proyecto FONDECYT Nº
11075018 titulado: “Procesos de lectura y escritura en estudiantes sordos de primer ciclo básico.
Propuesta de un programa de intervención educativa en lecto-escritura”. Hasta la fecha de
este trabajo han emanado las siguientes publicaciones: “Estudio de la población sorda en chile:
evolución histórica y perspectivas lingüísticas, educativas y sociales” (en prensa), “En busca
de un modelo educativo y de lectura coherente con las necesidades educativas especiales de los
estudiantes sordos” (2009), “Procesos cognitivos implicados en la lectura de los sordos” (2009),
“The Situation of the Deaf in Chile. En D. Moores & Miller, M. (Eds.) Deaf People Around the
World. Educational, Development and Social Perspectives (2009) y “Desafíos pendientes en la
enseñanza de la lectoescritura en estudiantes sordos” (2008).
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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
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NORMAS DE
PUBLICACIÓN
Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Escuela de Educación Diferencial
Los artículos que se envíen a la Revista deberán reunir las siguientes condiciones:
Los trabajos deben ser enviados a nombre de Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva,
Escuela de Educación Diferencial, Facultad de Educación Universidad Central de Chile.
Santa Isabel 1278, Santiago de Chile. Fonos: (56-2) 5826770 - 5826720 – 5826758
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