SNA
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SNA
No existe un centro bien definido puramente central del sistema nervioso autónomo. La
integración de las actividades del sistema nervioso autónomo ocurre a todos los niveles
del eje cerebroespinal y la actividad eferente puede ser iniciada a partir de centros
localizados en la médula espinal, tronco encefálico e hipotálamo. La corteza cerebral es
el nivel más alto de integración somática y del sistema nervioso autónomo.
Las funciones del sistema nervioso parasimpático (SNP) están controladas por núcleos
del hipotálamo medial y anterior. En el tronco encefálico y amígdalas cerebelosas, están
localizados los centros de organización y respuesta aguda del sistema nervioso
autónomo; integran los ajustes hemodinámicos momentáneos y mantienen la
automaticidad de la ventilación.
Es la integración de los impulsos aferentes y eferentes a este nivel que permite la
actividad tónica que caracteriza el sistema nervioso autónomo (por ejemplo el control de
la resistencia vascular periférica y por tanto de la tensión arterial); esta actividad tónica
basal mantiene a los órganos en un estado de activación intermedio lo que permite
aumentar o disminuir la actividad en un determinado momento.
Al igual que los nervios somáticos aferentes, las vías aferentes son unipolares y suelen
acompañar a la mayoría de fibras eferentes.
Los nervios simpáticos y parasimpáticos eferentes, en cambio, son bipolares a
diferencia de los nervios somáticos que son unipolares, es decir que están formados por
dos neuronas, la neurona pre-ganglionar (mielinizada con velocidad de conducción
rápida, 3-15 m.s-1) y la postganglionar (no mielinizada de conducción lenta, <2 m.s-1).
Los nervios simpáticos tienen origen en la médula espinal entre los segmentos T-1 y L-
2 y desde aquí se dirigen a la cadena simpática paravertebral y finalmente a los tejidos
y órganos periféricos.
Cuando entran en la cadena ganglionar, las fibras simpáticas pueden seguir diferentes
caminos: a) pueden hacer sinapsis con las neuronas postganglionares del ganglio
simpático del mismo nivel espinal; b) pueden dirigirse hacia arriba o hacia abajo y hacer
sinapsis a otros niveles de la cadena o c) pueden recorrer distancias variables dentro
de la cadena simpática, y abandonarla sin hacer sinapsis, llegando hasta uno de los
ganglios simpáticos distales, donde realizan sinapsis con la neurona postganglionar;
estos ganglios son impares y reciben el nombre de ganglios colaterales: ganglio celíaco,
ganglio mesentérico superior y ganglio mesentérico inferior.
La cadena simpática cervical está constituida por fibras procedentes de T1 a T5 que dan
lugar a tres ganglios cervicales: superior, medio y cérvico-torácico. El ganglio cervico-
torácico o ganglio estrellado es la fusión del ganglio cervical inferior y el primer torácico
y es responsable de la inervación simpática de la cara, cuello, extremidades superiores,
corazón y pulmones.
Cada neurona preganglionar simpática puede hacer sinapsis con 20-30 neuronas
postganglionares, que se distribuyen por distintos órganos; esto explica, la respuesta
difusa y masiva de la estimulación simpática en todo el organismo, respuesta que a su
vez es aumentada por la liberación de adrenalina por la médula suprarrenal.
Las fibras nerviosas parasimpáticas tienen origen en el tronco encefálico, en los núcleos
de los pares craneales III (oculomotor), VII (facial), IX (glosofaríngeo) y X (vago) y en la
médula sacra: segundo y tercero nervios sacros, y a veces también del primero y cuarto.
El nervio vago tiene la distribución más amplia de todo el SNP, siendo responsable de
más del 75% de la actividad parasimpática; inerva al corazón, pulmones, esófago,
estómago, intestino delgado, mitad proximal del colon, hígado, vesícula biliar, páncreas
y parte alta de los uréteres. En la pared de estos órganos se localiza la neurona
postganglionar.
Las fibras del III par craneal van a los esfínteres pupilares y músculos ciliares del ojo.
Las del VII par inervan a las glándulas lacrimales, sub-maxilares y de la mucosa nasal
y las del IX par van hasta la parótida. En estos casos, la neurona postganglionar se
localiza en los ganglios de los pares craneales.
Las fibras sacras, procedentes sobre todo del segundo y tercer nervios sacros y a veces
también del primero y cuarto, se reúnen para formar los nervios pélvicos que se
distribuyen por el colon descendente, recto, vejiga, porción baja de los uréteres y
genitales externos.
La relación de fibras pre y postganglionares es de 1:1 o 1:3, de tal forma que una
neurona preganglionar forma sinapsis con muy pocas neuronas postganglionares, lo
que asociado a la proximidad de la sinapsis al órgano inervado, lleva a que la
estimulación parasimpático sea más deslocalizada, al contrario de lo que sucede en el
SNS.
Hasta no hace muchos años este sistema no se reconocía como tal. Estructuralmente y
desde el punto de vista neuroquímico, el SNE tiene la particularidad de funcionar de
manera independiente y es por ello que incluso se le denomina “el segundo cerebro”.
En él encontramos más neuronas que en la propia médula espinal.
El SNE lo constituyen el plexo mientérico (plexo de Auerbach) y el plexo submucoso
que a su vez se divide en tres plexos separados: el plexo de la capa submucosa interna
(plexo de Meissner) justo por debajo de la muscularis mucosa, el plexo de la capa
submucosa externa (plexo de Henle) directamente adyacente a la capa muscular
circular y el plexo intermedio que se encuentra entre estos dos.
Estos plexos constituyen una red compleja de microcircuitos conducidos por más
neurotransmisores y neuromoduladores que los que pueden encontrase en cualquier
otra parte del sistema nervioso periférico, lo que le permite llevar a cabo la mayoría de
sus funciones en ausencia del control central. Así por ejemplo, la digestión y el
peristaltismo continúan después de una sección medular completa, ya que la pérdida
del control parasimpático queda compensada, con el tiempo, por el incremento de
actividad del SNE.
El plexo mientérico regula la actividad muscular, mientras que el plexo submucoso está
involucrado en las funciones mucosas, aunque en ocasiones esta división no es tan
estricta. En él se han identificado numerosos neurotransmisores. La acetilcolina es uno
de los más importantes y se une sobre todo a receptores nicotínicos y en menor grado
muscarínicos (10%).