El Cuidado Esencial
El Cuidado Esencial
El Cuidado Esencial
Resumen: Este ejercicio académico se orienta al los pensamientos y las acciones –tanto a nivel indivi-
análisis de algunas concepciones de ética del cuida- dual como colectivo– hacia la práctica del cuidado,
do centrando la atención en la propuesta del cuidado del afecto, de la responsabilidad, del amor, de la ter-
esencial fundamentada en el pathos, como nueva pla- nura, de la compasión…, sobre cada uno de nosotros,
taforma del ethos humano y planetario que sugiere en particular, sobre los demás y sobre nuestra casa
un retorno al principio, al cuidado, que para Higinio, común, la tierra; pues, a todas luces y en todos los
es el elemento antecesor y fundador de la existencia órdenes sociales, parece evidenciarse que en nuestro
humana. país y en el mundo en general, dadas las condiciones
actuales, como reza el bambuco, “ahora las cosas an-
La apuesta por una ética del cuidado esencial permite dan de mal en peor”.
indagar sobre nosotros mismos, nuestras circunstan-
cias y nuestro entorno; y desde esta perspectiva de Palabras clave: ética, cuidado esencial, ética del
autorreferenciación, posibilitará la reorientación de cuidado, pathos, valores.
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Essential care: An ethical
proposal of the present
day*
Abstract: This academic exercise aims to analyze and actions, both individually and collectively
some conceptions of ethics of care focusing the at- towards the practice of care, affection, responsibi-
tention on the essential care proposal which is ba- lity, love, tenderness, compassion ... on each of us,
sed on the pathos, as a new platform of human and in particular, on others and on our common home,
planetary ethos that suggests a return to the begin- the earth, because, clearly, at all social levels, it
ning, the care that according to Hyginus is the pre- seems evident that in our country and the world
decessor element and founder of human existen- in general, given the current conditions, as stated
ce. The commitment to an essential ethics of care in the bambuco folk lyrics: “now things are going
lets us inquire about ourselves, our circumstances from bad to worse.”
and our surroundings, and from this self-reference
perspective will enable the redirection of thoughts Keywords: Ethics, Essential Care, Ethics of care,
Pathos, Values.
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Le soin essentiel : Une
Proposition Éthique
d’Actualité*
Résumé: Cet exercice académique s’oriente vers niveau individuel que collectif- vers la pratique du
l’analyse de quelques conceptions d’éthique du soin soin, de l’effet, de la responsabilité, de l’amour, de la
attirant l’attention dans la proposition du soin essen- tendresse, de la compasion…, sur chacun de nous en
tiel fondée sur le pathos, comme une nouvelle pla- particulier, sur les autres et notre foyer en commun,
teforme de l’ethos humain et planétaire dans lequel la terre; donc dans tous les aspects et dans tous les
il suggère un retour au principe, au soin, ce qui pour domaines sociaux, il semble être évident que dans
Higinio, c’est l’élément prédécesseur et fondateur notre pays et dans le monde en général, les condi-
de l’existence humaine. Le pari pour une éthique tions actuelles, selon le bambuco, “ maintenant les
du soin permet de rechercher sur nous- mêmes, nos choses vont de pire en pire”
circonstances et notre environnement; et dès cette
perspective d’auto-référence, elle aura la possibilité Mot clefs: éthique, soin, essentiel, éthique du soin,
de la reorientation des pensées et des actions- tant au pathos, valeurs.
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Tomás Sánchez Amaya
1 Se hace referencia a “las éticas del cuidado” –en plural–, dado que, desde diferentes puntos de vista y perspectivas (feminista, ecologista,
especieísta, universalista, cuidado de sí), diversos autores (Gilligan y Noddings, Boff, Küng, Singer, El Dalai Lama, Lévinas, Foucault, Matu-
rana, etc.), han orientado su reflexión a mostrar la importancia de propuestas de este talante, que plantean una profunda preocupación por el
cuidado de la humanidad, de su condición, de sus relaciones, (consigo mismo, con los demás, con lo demás), en últimas, con la vida en todas sus
manifestaciones y posibilidades. De las perspectivas mencionadas, en este ejercicio se opta por la propuesta de la ética del cuidado esencial
defendida por el teólogo brasilero Leonardo Boff, teniendo en consideración que sus postulados pueden dar buena cuenta de la situación y
circunstancias que han cifrado la historia de los pueblos periféricos y excluidos, como el nuestro; en este propósito, se acudirá Boff y se pondrá
en diálogo con otros autores que ponen especial acento en el cuidado como plataforma para la construcción de un nuevo ethos.
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El cuidado esencial: Una propuesta ética de actualidad
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Tomás Sánchez Amaya
las grandes ciudades, que se evidencian en el desa- vard, Kohlberg” (2003, p. 106). Esta primera pers-
rraigo cultural y la enajenación social; -la dimensión pectiva del cuidado, tiene otro referente obligatorio:
espiritual del ser humano, ahogada en una sociedad Nell Noddings. Ambas autoras han desarrollado una
cifrada por el espectáculo, el simulacro y el entrete- teoría ética desde una óptica feminista, basada en la
nimiento; -la inteligencia emocional, lo imaginario naturaleza relacional del ser humano y en la valo-
con sus ángeles y demonios [que nos habitan y habi- ración del cuidado y el interés como dimensiones
tan el mundo]; -los asuntos públicos. El nivel moral humanas fundamentales que trascienden la perspec-
tanto en la esfera privada como en la pública, patente tiva reduccionista de género; en esta propuesta, se
en la corrupción y el juego de poderes; -la reverencia potencia el desarrollo de los valores como el amor, la
ante la vida y su fragilidad; -la protección de nuestra generosidad, el cuidado y la ternura de los seres hu-
casa [y madre] común, la Tierra. manos, por la sencilla razón de que “el cuidado y el
interés tienden a estar orientados hacia las personas
El conjunto de circunstancias descritas abonan el te- y las relaciones, más que hacia las estructuras y las
rreno y propician un espacio para una ética del cui- reglas” (p. 102).
dado esencial, que podría constituirse en una opción
ética frente a la construcción de una sociedad más -
justa, humana e igualitaria, respetuosa de la vida, da en la etapa final de la producción teórica de uno
promotora de la libertad de los individuos, cuidadora de los pensadores más importantes del siglo XX,
de las riquezas que la naturaleza nos ha prodigado. Michel Foucault, en que se reintroduce de manera
A todo ello apuntan las reflexiones de Boff, en su explícita, el problema del sujeto, el conjunto de pro-
propuesta del cuidado esencial; que por demás, per- cedimientos y procesos por medio de los cuales el
miten dar cuenta del panorama complejo de nuestra sujeto toma conciencia de su existencia y se cons-
sociedad. tituye a sí mismo, en sujeto moral. Esta “ontología
histórica de nosotros mismos”, implica una historia
2. Éticas del cuidado. Opciones para la de la subjetividad o de la manera como el sujeto hace
complejidad de nuestra situación experiencia de sí mismo, de la forma como el sujeto
–gracias a los procesos de subjetivación– se constitu-
El amor por los demás y el respeto por sus ye en sí mismo, a partir de la práctica de la libertad,
derechos y su dignidad, al margen de quiénes que en últimas lo constituye sujeto moral.
sean y de qué puedan ser: en definitiva es esto
lo que todos necesitamos. Dalai Lama. La experiencia de sí remite a sujetos que dentro de
una trama cultural pueden saberse de otro modo,
Tres serían –al menos– las propuestas éticas que po- pueden articular, dilucidar los dispositivos que los
drían leerse en perspectiva del cuidado, tales son: la han “formateado” como sujetos de conocimiento y
sugerida por Gilligan y Noddings; la fundamentada de acción. Las experiencias de sí originan las téc-
por Foucault; y, la perspectiva de Leonardo Boff. nicas del sí o tecnologías del yo, que son prácticas
Ellas han pretendido fundamentar la moral, ponien- conscientes y deliberadas por las cuales los sujetos
do en relieve una amplia gama de aspectos que han se transforman a sí mismos, en vista de una finalidad.
sido descuidados –en buena medida– por la raciona- El sujeto de sí, es un sujeto que se interpreta y que da
lidad occidental: la naturaleza relacional del ser hu- lugar a nuevos juegos y relaciones consigo mismo y
mano, el amor, la compasión, el cuidado, la caridad, con la verdad. La experiencia de sí, supone un traba-
la ternura, la piedad, el afecto, los sentimientos…, jo ético, como cuidado de sí que implica el cuidado
en contraste con el carácter lógico y calculador de la del otro. Foucault pretende abordar la problemática
razón centrada en el logos. del sí –la inquietud de sí– desde el cuidado de sí,
buscando formulaciones teóricas y prácticas, esto
es, ocupándose o preocupándose de sí, problemática
ética del cuidado es la teoría moral feminista más esta que ha sido oscurecida en Occidente por la cues-
importante de los últimos años. Desde que Carol Gi- tión del conócete a ti mismo (Cf. 1990).
lligan expusiera sus investigaciones [en cuyo origen]
se encuentra la motivación de mejorar la teoría de
desarrollo moral de quien fuera su maestro en Har- por la que se opta en este ejercicio, es la de Leonar-
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El cuidado esencial: Una propuesta ética de actualidad
do Boff: “El ethos que cuida”; perspectiva ética que propio proceso histórico han venido a
propende por el cuidado esencial y que implica el poner de manifiesto cada vez más cómo
cuidado que cada hombre ha de dispensar a sí mis- la razón ni lo explica ni lo abarca todo.
mo, a los demás y –en general– a la totalidad que
le es inherente, el entorno natural, social y cultural. ¿No será pues, necesaria la propuesta de una filoso-
Si nos remitimos a la tradición filosófica, podemos fía holística, ecológica y espiritual, una nueva pers-
ver que tal planteamiento no es nuevo. Siguiendo pectiva del cuidado esencial, omniabarcante, que in-
a Foucault (1994, p. 33), es posible descubrir que cluya tanto: pathos y ethos, logos y emotio, cogito y
en la Antigüedad Occidental, bajo los conceptos de sentio, lo racional y lo animal…, en últimas, todo lo
epiméleia/cura sui –cuidado de sí– se han dado cita constitutivamente humano?; dado que como señala
el sujeto y la verdad: “esta cuestión del sujeto y del Boff (2002b, p. 24), “tras siglos de cultura material,
conocimiento del sujeto, ha sido planteada, hasta la buscamos hoy ansiosamente una espiritualidad sen-
actualidad, de otra forma, bajo la fórmula del Orácu- cilla y sólida, basada en la percepción del misterio
lo de Delfos: conócete a ti mismo. Pero en realidad, del universo y del ser humano, en la ética de la res-
esta fórmula de conócete a ti mismo va acompañada ponsabilidad, de la solidaridad y de la compasión,
siempre, por otra parte, de otra exigencia: ocúpate basada en el cuidado, en el valor intrínseco de cada
de ti mismo [cuida de ti]”. Boff lo señala en estos cosa”. Una perspectiva de tal talante, además de per-
términos: mitirnos re-significar el mundo se ordenaría hacia
“una nueva convivencia entre los seres humanos y
El ethos que ama se completa con el los demás seres de la comunidad biótica, planetaria
ethos que cuida. El cuidado constituye y cósmica; que propicie nuevamente la fascinación
la categoría central del nuevo para- ante la majestuosidad del universo y la complejidad
digma de la civilización que trata de de las relaciones que sustentan a todos y cada uno de
emerger en todo el mundo. La falta de los seres” (Boff, 2002a, p. 26-27).
cuidado en el trato dado a la naturale-
za y a los recursos escasos; la ausencia Un ethos de ese talante podría, por ejemplo, pro-
de cuidado en referencia al poder de la piciar el acercamiento y el diálogo entre todas las
tecnociencia que construyó armas de partes en conflicto en nuestro país; posibilitaría el
destrucción en masa, de devastación reconocimiento de la dignidad de las personas sin
de la biosfera y de la propia supervi- distinción de raza, género, etnia, condición social,
vencia de la especie humana, nos están credo, ideología…; incentivaría al cuidado esencial
llevando a un impase sin precedentes. por la variedad de recursos (fauna, flora, relieve…);
O cuidamos o perecemos (2003, p. 1). el reconocimiento y la valoración de la riqueza cul-
tural (ritos, mitos, costumbres, tradiciones ancestra-
El imperativo referido, “conócete a ti les); permitiría construir el anhelado país que soña-
mismo”, implica una exhortación al mos, no sólo “al alcance de los niños” sino de todos,
cuidado de sí, de cara a la consecución en que cada uno pueda dejar su huella y escribir su
de una vida buena, virtuosa y feliz –en propia historia; abogaría por el reconocimiento del
suma– de una vida ética; sin embargo, otro como otro igual en la convivencia, en el afecto.
esta tradición del cuidado de sí, cedió En este sentido, podríamos –concordando con Ma-
terreno en consideración al conoci- turana– afirmar que esta nueva ética posibilitaría la
miento de sí, que irá a determinar el vivencia de una biología del amor, dado que “el amor
rumbo de la reflexión filosófica en Oc- es el dominio de las acciones que constituyen al otro
cidente; al respecto Boff (2001, p. 71), como un legítimo otro en convivencia con uno. Uno
sostiene: se encuentra con otro y, o se encuentra en las accio-
nes que lo constituyen como un legítimo otro en la
casi todos los sistemas éticos, al menos convivencia, o no” (2002, p. 46-47).
en Occidente, pagan un elevado tributo
al logocentrismo. En los cimientos de
nuestra cultura se encuentran el logos
griego y el cogito cartesiano. La evo-
lución del pensamiento filosófico y el
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Tomás Sánchez Amaya
3. Una nueva ética, a partir de una nueva Podemos afirmar siguiendo la fábula, que el cuidado
óptica. El cuidado esencial antecede, prefigura a la existencia humana (el cuida-
do moldea, da origen y existencia al ser humano) y,
El nuevo paradigma que está naciendo, es después, cuando ella (la existencia) emerge, la acom-
el de la religación… Las convergencias que paña hasta que deje de ser existencia –al menos, esa
haya que construir, han de tener que ver con es la condición, o el ideal de la condición humana–.
la restauración de lo sagrado que hay en to- “No tenemos cuidado. Somos cuidado”, sostiene
das las cosas, la recuperación de la dignidad Boff. El cuidado es un ethos, un modo de ser en el
de la Tierra, el redescubrimiento de la misión mundo. Pensemos por ejemplo, en el cuidado que
del ser humano, hombre y mujer, llamado a la habría de anteceder a la concepción de un bebé; en
celebración del misterio del cosmos (Leonar- el cuidado que se ejerce durante su gestación; en el
do Boff). cuidado antes, durante y después del nacimiento; en
los primeros años y, luego, en general a lo largo de
Tomemos como punto de partida de este momento, toda la existencia, incluso hasta más allá de la muer-
la fábula-mito de Higinius, que recoge Heidegger te. En esto coincidimos con Maturana, a propósito
(1971, pp. 218-219) y que retomará Boff en su pro- del cuidado y del amor:
puesta.
los seres humanos dependemos del
Una vez llegó Cura a un río y vio te- amor y nos enfermamos cuando éste nos
rrones de arcilla. Cavilando, cogió un es negado en cualquier momento de la
trozo y empezó a modelarlo. Mientras vida. No hay duda de que la agresión, el
piensa para sí qué había hecho, se acer- odio, la confrontación y la competencia
ca Júpiter. Cura le pide que infunda es- [pertenecen también] al ámbito huma-
píritu al modelado trozo de arcilla. Jú- no, pero no pueden haber dado origen
piter se lo concede con gusto. Pero al a lo humano porque son emociones que
querer Cura poner su nombre a su obra, separan, no dejan espacio de coexisten-
Júpiter se lo prohibió, diciendo que de- cia (2002, p. 143).
bía dársele el suyo. Mientras Cura y
Júpiter litigaban sobre el nombre, se Un ethos del cuidado, es un ethos que va más allá del
levantó la Tierra (Tellus) y pidió que se desinterés, de la indiferencia, del individualismo, del
le pusiera a la obra su nombre, puesto materialismo, de la razón instrumental calculadora,
que ella era quien había dado para la del relativismo, del egocentrismo, del especieísmo2,
misma un trozo de su cuerpo. Los liti- del logocentrismo, del imperialismo, de las multi y
gantes escogieron por juez a Saturno. trans-nacionales formas de enajenar al ser humano
Y Saturno les dio la siguiente sentencia y volverlo esclavo de sus placeres y deseos; es un
evidentemente justa: “Tú, Júpiter, por ethos que borra todas las fronteras que la humanidad
haber puesto el espíritu, lo recibirá a su ha puesto para separarse de sí mismo, de los demás
muerte; Tú, Tierra, por haber ofrecido y de lo demás.
el cuerpo, recibidas el cuerpo. Pero por
haber sido Cura quien primero dio for- Un ethos de este talante es vital hoy para la humani-
ma a ese ser, que mientras viva lo po- dad: un ethos del cuidado esencial holístico –como
sea Cura. Y en cuanto al litigio sobre el coincidimos en entenderlo con Boff–; y, como un
nombre, que se llame “homo”, puesto modo-de-ser-esencial-humano, según la concepción
que está hecho de humus (tierra). heideggeriana: “en cuanto totalidad estructural origi-
nal, la cura [el cuidado] es existenciariamente a prio-
ri de toda “posición” y “conducta” fáctica del “ser
2 Término acuñado por el psicólogo de Oxford Richard Ryder en 1970, popularizado en Liberación Animal, utilizado para trazar un paralelismo
entre nuestras actitudes con respecto a los animales no humanos y las de los racistas respecto de los individuos que consideran pertenecientes
a una raza inferior. El movimiento de liberación de los animales, exige una ética que vaya más allá del especieísmo y se dé consideración a los
intereses de todos los seres que pueden sentir placer o dolor, independientemente de la especie. (Cf. Singer, 2000, p. 104).
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El cuidado esencial: Una propuesta ética de actualidad
ahí”, es decir, se halla siempre ya en ella” (Heide- vidad, creadoras permanentes de la se-
gger, 1971, p. 214). gregación social de millones y millones
de marginados, de excluidos y de vícti-
mas (Boff, 2001, p. 15).
4. El pathos y el cuidado: nueva platafor-
ma del ethos humano y planetario -
canización y automatización; las nuevas formas de
¿Por quién doblan las campanas? Doblan por producción han prescindido del trabajo humano, han
el sistema mundial, hoy arrogantemente victo- suprimido puestos de trabajo creando un inmenso
rioso, pero enfermo de muerte. Estamos ya en ejercito de desempleados y excluidos en todas las
el fin de un tipo de mundo. La humanidad que sociedades del mundo.
sobreviva tendrá una nueva ética. (Leonardo
Boff).
décadas debido al principio de autodestrucción; “la
La propuesta del cuidado esencial, parte del recono- actividad humana, irresponsable ante la máquina de
cimiento de los principales problemas que aquejan la muerte que ha creado”, ha ocasionado daños irre-
hoy a la humanidad y que demandan con urgencia versibles en el planeta y ha puesto en gran peligro las
la constitución de un talante ético global sustentado condiciones de la vida [en todas sus manifestaciones]
en el cuidado. Los problemas a que Boff (2001) se y con ella la existencia de los seres humanos. “Este
refiere son: la crisis social, la crisis del sistema de principio de autodestrucción invoca urgentemente
trabajo y la crisis ecológica; crisis estas de dimen- otro, el principio de corresponsabilidad que deriva
siones planetarias que exigen, por la misma razón, e nuestra existencia [coexistencia], como especie y
soluciones planetarias: como Planeta” (p. 14-15).
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Tomás Sánchez Amaya
cadores (la crisis social, la crisis del sistema de traba- taforma de realización de la historia,
jo y la crisis ecológica, las innumerables guerras, el de la humanidad y del propio planeta.
individualismo característico de la sociedad moder- (2001, p. 17-18).
na, la hegemonía de la razón instrumental, la pérdida
de la libertad)3, es manifestación patente, según sos- El mundo de hoy y las circunstancias que lo acom-
tiene Boff, de que nos hallamos en el corazón de una pañan, demanda entonces, una revolución ética, una
crisis estructural y terminal. “Es estructural porque nueva ética del cuidado esencial; un nuevo ethos
afecta a todas las instancias (…). Es terminal porque mundial fundamentado en el pathos, dado que al de-
representa el agotamiento del paradigma, es decir, de cir de Ladriere, citado por Boff, la historia misma
las energías, de los sueños y de las estrategias capa- ha mostrado que la razón “no es ni lo primero ni lo
ces de equilibrar las contradicciones del propio sis- último de la existencia humana”. Poner los cimien-
tema” (2000, p. 3); y con ello, el futuro tanto de la tos de esta propuesta, señala Boff, implicaría tener
humanidad como de la vida en su integridad, sobre como plataforma una pregunta elemental: ¿Cuál es
el planeta. la experiencia básica de la vida humana? “La expe-
riencia irreductible y última de la relación (…) está
Como ya se ha dicho, estos problemas –junto a los en otra parte: no en la síntesis sino en el cara-a-cara
que van surgiendo en y con el curso de la historia– de los humanos, en la socialidad, en su significación
son globales; demandan por consiguiente, una re- moral”, responde Levinas (1991, p. 71); y, desde su
volución global, un fundamento ético, una ética de perspectiva Boff afirma:
mínimos a partir de la cual se abrirían posibilidades
de solución para el planeta, la humanidad y los ex- es el sentimiento, el afecto, el cuidado.
cluidos. Esta ética mínima exige –según Boff– es- No es el logos sino el pathos. Sentio
tablecer un nuevo pacto ético, un nuevo ethos, que ergo sum (siento luego existo): esta es
tenga como punto de partida el cuidado: la afirmación fundamental. El pathos
es la capacidad de sentir, de ser afecta-
no tanto en la razón ilustrada, cuanto do y afectar; pues, la existencia de los
en el pathos, es decir, en la sensibilidad seres humanos no es nunca existencia
humanitaria y en la inteligencia emo- pura; es una coexistencia, [es existen-
cional expresadas por el cuidado, la cia en (terrena) y con (otros)], sentida
responsabilidad social y ecológica, por y afectada [por las relaciones con todo
la solidaridad generacional y por la lo que le rodea], por la ocupación y por
compasión, actitudes estas capaces de la preocupación, por el cuidado y por
conmover a las personas y de moverlas la responsabilidad por los demás en el
a una nueva practica histórico-social mundo, afectada por la alegría o por la
liberadora. Urge una revolución ética tristeza, por la esperanza o por la an-
mundial. Esta revolución ética mundial, gustia. (2001, p. 71-72).
debe concretarse dentro de la nueva si-
tuación en que se encuentran la Tierra No se trata –tanto en la propuesta de Boff como en la
y la humanidad. El proceso de globa- reflexión que aquí se propone– de subyugar la razón
lización que configura una nueva pla- al sentimiento, el logos al pathos, cuanto de empa-
3 Frente a estas últimas tres categorías recordemos la reflexión de Charles Taylor, quien analiza las “ formas de malestar de la cultura moder -
na”, aquellos rasgos de nuestra cultura y de nuestra sociedad contemporánea que la gente experimenta como pérdida o declive, aún a medida
que se desarrolla nuestra civilización. Ellas son: -la pérdida de sentido, la disolución de los horizontes morales; -el eclipse de los fines, frente
a la razón instrumental desenfrenada; -y la pérdida la libertad. El análisis del malestar de la modernidad se realiza con el fin de recuperar las
fuentes olvidadas de lo moral, fuentes que la filosofía moderna no ha comprendido adecuadamente y cuya omisión no sólo deja desbordada esta
filosofía sino también a la sociedad moderna misma. La filosofía moral y política de la modernidad nos han alejado de nuestra estofa moral
real, de nuestras prácticas de argumentación en la vida cotidiana y de los marcos de valores en los que construimos nuestra identidad; por todo
ello, hemos dado en quedar ciegos, incapaces de explicarnos quiénes somos y de resolver los problemas que tenemos. (Cf. Taylor, 1994).
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El cuidado esencial: Una propuesta ética de actualidad
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Tomás Sánchez Amaya
de un ecosistema en equilibrio para las generaciones ausencia ha sido el origen de no pocos daños sufri-
venideras. dos por el entorno natural y por tanto perjudicial para
los demás. “Como individuos y como sociedad com-
Una ética del cuidado que exija actuar desde una res- puesta por individuos, tenemos el deber de cuidar de
ponsabilidad global en favor de la biosfera, en contra cada uno de los miembros de nuestra sociedad (…),
de la pauperización de la naturaleza y de las condi- igual que nosotros, todos los demás tienen derecho a
ciones de vida; una ética de la responsabilidad que la felicidad y a evitar el sufrimiento” (p. 177). Una
implique “la automoderación del hombre y de sus li- ética del cuidado y de la compasión pone el cimiento
bertades actuales en aras de su supervivencia futura. necesario y la motivación requerida para obrar con
Se exige, pues, una nueva ética preocupada por el contención y para el cultivo de la virtud, elementos
futuro y respetuosa de la naturaleza” (Küng, 1991, fundamentales para la construcción de una comuni-
p. 48-49). Una ética que implique la responsabilidad dad humana cuidadora, preocupada por la vida en
con el ámbito común, con el medio ambiente y con todas sus manifestaciones.
el mundo futuro; que tenga como objetivo y criterio
fundamental al hombre, un hombre que explote su Para el contexto (latinoamericano y colombiano) sig-
potencial y reoriente su acción en favor de: una so- nado —según se ha mostrado— por la marginalidad,
ciedad más humana e igualitaria; un ecosistema sos- la exclusión, la opresión, la pobreza, el deterioro de
tenido y equilibrado; y, la responsabilidad consigo la democracia, la explotación de la biodiversidad, el
mismo, con los demás y con el mundo. subdesarrollo, la dependencia…, la propuesta de la
alteridad4, pude ser concebida e interpretada en clave
En esta misma clave se pueden interpretar las re- de ética del cuidado, cuya apuesta por el altruismo
flexiones que desde Oriente nos lega el Dalai Lama implica algunas preocupaciones (ocupaciones pre-
(2000, pp. 169-171), que poniendo el énfasis en la vias) como son el reconocimiento y la valoración del
ética de la responsabilidad universal, implica el res- otro y de lo otro. El rescate de la alteridad, podría
cate del cuidado de modo particular hacia los más constituirse en una opción fundamental para el cui-
necesitados: dado, la valoración, la exaltación de la vida, lo cual
necesariamente implica el cuidado de sí mismo, del
Estoy convencido de que es esencial prójimo y del entorno natural, cultural y social. Se-
que cultivemos la noción que yo deno- gún Boff, el cuidado esencial es “desvelo, solicitud,
mino responsabilidad universal…, que diligencia, celo, atención, delicadeza (…) estamos
nos ayuda a ser más sensibles con to- ante una actitud fundamental, un “modo-de-ser”
dos los demás, no sólo con quienes nos mediante el cual la persona sale de sí y se centra en
resultan más cercanos. Así llegamos a el otro con desvelo y solicitud” (2002b, p. 73). El
comprender la necesidad de cuidar en cuidado es pues, alteridad, porque provoca preocu-
especial de aquellos miembros de la pación, inquietud y sentido de responsabilidad, por
familia humana que más padecimiento todo lo que se nos ha confiado; además, es el fun-
sufren. damento de las relaciones que se establecen con las
personas y las cosas.
Para el ejercicio de la ética del cuidado y de la res-
ponsabilidad universal es fundamental el cultivo de Ya ha quedado manifiesto que un elemento capital
algunas virtudes como la contención, crucial para el para la propuesta ética del cuidado esencial, es el re-
mantenimiento de una coexistencia pacífica, cuya conocimiento de la vida como valor fundamental y
4 Alteridad se refiere a la capacidad ética de reconocer al otro [género humano] como un legítimo otro, no como instrumento o herramienta,
sino como otro en el terreno básico que nos es común -por lo menos de derechos y dignidad-; “todos tenemos una estructura física, una mente,
emociones. Todos hemos nacido del mismo modo y todos moriremos. Todos deseamos alcanzar la felicidad y no sufrir. Al mirar a los demás
desde esa perspectiva… experimento la sensación de hallarme ante alguien que es exactamente igual que yo” (Dalai Lama, 1999, p. 87). El
interrogante fundamental es ¿Quién es ese Otro? Sólo se podrá responder a esta pregunta cuando estemos dispuestos a abrirnos generosa y
desinteresadamente a los demás; alteridad pues, significa apertura al otro.
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El cuidado esencial: Una propuesta ética de actualidad
como opción de nuestro modo de ser moral que ineludiblemente determina las actitu-
des y compromisos; pero este valor puede y debe concretarse en el rescate de la alteri-
dad como el espacio que permite la ruptura con las condiciones de infrahumanidad de
los pueblos periféricos. La ética del cuidado implica, entonces, la alteridad, es decir,
hacernos responsables del otro; al respecto Levinas llama la atención:
Esta opción por el cuidado implica el reconocimiento desprejuiciado del otro y de sus
condiciones, el encuentro abierto y generoso con las diferentes formas de pensar y
de ser en el mundo de los habitantes (iguales o diferentes) de nuestro país, de nuestro
continente y del planeta; pero también implicará la reverencia por cada una de las
criaturas, reconocidas valiosas (por su bondad, su armonía y su belleza). Y todo ello
quizá sea posible cuando tengamos como fundamento el respeto a la diferencia, la
admiración y veneración por la naturaleza que en últimas ha sido confiada a nuestro
cuidado –y de la que somos parte– pues, como sostiene Sagan (1997), “estamos he-
chos de lo mismo”.
El cuidado es, señala González (1986), apertura “al otro”, que se concreta en la fra-
ternización, proceso que exige el reconocimiento del otro como valioso en sí mismo,
para que sea sí mismo, gracias a la práctica del amor como búsqueda, también des-
interesada y generosa de la realización del otro. En la base de esta fraternización se
hallan el afecto y el amor, son sus generadores, porque parten
En este contexto, conviene traer a la memoria las palabras de Morin y recordar que
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Tomás Sánchez Amaya
“por nacimiento formamos parte de la aventura bio- piel, etc., de cara a la ejecución del proyecto común:
lógica; por la muerte, participamos de la tragedia la realización de la humanidad y su convivencia fra-
cósmica. El ser más rutinario, el destino más banal, terna sobre la tierra.
participan de esta tragedia y de esta aventura” (2001,
p. 38). Conclusiones
La perspectiva de una ética fundada en el pathos, po- Asistimos en la actualidad a una época de profundos
dría traducirse en: reconocimiento de la pluralidad cambios, incertidumbres y paradojas; mientras cre-
de las culturas; respeto y tolerancia de las diversas cen la producción y la economía en el mundo que
manifestaciones artísticas, culturales, e ideológicas beneficia a un reducido porcentaje personas, esca-
de cada comunidad humana; cuidado de sí mismo, sean los bienes y alimentos para una vasta franja de
del otro (los demás) y de lo otro (el mundo); posibi- población que carece de lo mínimo elemental para
lidad de propiciar y tender lazos de fraternidad frente la satisfacción de sus necesidades prioritarias. Abun-
a las condiciones de segregación y división de los dan los ejemplos para señalar los extremos a los que
seres humanos; ampliación de opciones de integra- hemos llegado; pareciera ser que estamos frente a un
ción regional con vínculos comunes y con el propó- callejón sin salida, o a un camino sin retorno. Ello
sito firme de lograr la autonomía de los pueblos y de necesariamente tiene que ver con la dimensión éti-
los individuos. ca, porque implica nuestra libertad, voluntad y con-
ciencia, nuestras las acciones u omisiones, nuestras
No se trata de pensar y hablar sobre el cuidado como relaciones humanas y naturales, nuestras opciones
objeto independiente de nosotros. Sino pensar y ha- fundamentales que de forma ineludible tienen que
blar a partir del cuidado tal como se vive y se es- ver con los demás y con lo demás, dada nuestra con-
tructura en nosotros mismos. No tenemos cuidado. dición terrena y humana, pero también histórica y
Somos cuidado (…). Es un “modo-de-ser” caracte- trascendente.
rístico del hombre y de la mujer. Sin cuidado, deja-
mos de ser humanos (Boff, 2002b, p. 71). Junto a la de Boff, una multiplicidad de voces ha he-
cho coro para denunciar y clamar, ¡paramos o nos
En lo planteado hasta aquí parece permanecer latente destruimos! Cuidamos lo que somos, lo que tene-
una cuestión capital de orden práctico: ¿Cómo –en mos, lo que aún conservamos o perecemos. Es pre-
últimas– construir esa nueva ética fundamentada en ciso poner el acento en el afecto, en el cuidado, en la
el cuidado esencial? Diversos intentos de respuesta compasión, en la caridad, sin que por ello tengamos
han emergido de múltiples escenarios de pensamien- que renunciar a las luces de la razón; pues, al fin de
to, uno de ellos, el Congreso La educación desde cuentas tanto logos como pathos, se conjugan para
las éticas del cuidado y la compasión, en el que se constituir humana a la humanidad. Quizá sea tiempo
planteó que el cuidado podría ser una herramienta de que volvamos sobre nosotros mismos, de que –pa-
poderosa en educación, de cara a la convivencia, la rodiando a Sócrates, San Agustín, a Pedro Abelardo,
participación, el reconocimiento de la pluralidad, a Foucault, el Dalai Lama, Boff y tantos otros– vol-
través de la pedagogía del cuidado. “La pedagogía quemos la mirada hacia nosotros mismos, hacia la
del cuidado se ocupa de la atención cuidadosa del humanidad y hacia la naturaleza, para re-descubrir
otro para crear y mantener relaciones humanas para y des-ocultar la dimensión del cuidado que por tanto
todos. Esta ética insiste en el conocimiento de lo par- tiempo parece haber estado extraviada, oculta, olvi-
ticular y específico de las personas [y de la realidad], dada. Tal vez el ejercicio de volver sobre nosotros
para que, desde sus necesidades y contextos propios, mismos, nos conduzca al dato originario, “el pathos,
se mejoren las relaciones y se puedan trascender” el sentimiento, la capacidad de simpatía y empatía,
(Mesa, 2005, p. 15). En suma, un ethos, basado en el la dedicación, el cuidado y la comunicación” con
cuidado, en la fraternidad, en el amor, en la caridad, todo aquello que –de múltiples formas y por muchas
en la compasión…, podría ser un puente que herma- razones– se nos ha mostrado distante, diferente e in-
ne los individuos y los pueblos, más allá de los con- diferente.
textos, credos, ideologías, condición, raza, color de
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El cuidado esencial: Una propuesta ética de actualidad
La apuesta por el cuidado esencial, como se ha di- humanos permanecen aferrados a nosotros y noso-
cho, es una apuesta por el respeto y valoración de tros a ellos. Por el cuidado que somos y tenemos nos
la vida en su diversidad de manifestaciones; por la llenamos de motivos y razones –parodiando títulos
alteridad, por el reconocimiento y aceptación del de Martín Descalzo–, para la esperanza, para la feli-
otro próximo o distante, semejante o diferente; por el cidad y aún para vivir.
restablecimiento de las relaciones de armonía y equi-
librio con la casa común de la humanidad, de cara a Por cuanto la ética del cuidado esencial remite a:
la responsabilidad que dada nuestra condición hemos la vivencia del amor como fenómeno biológico; la
de asumir hacia las generaciones futuras. Lo que se práctica de la regla de oro, justa medida –común a la
ha dicho, permite sostener, que el cuidado es un ele- humanidad–;la práctica de la ternura vital en nuestra
mento constitutivo del ser humano; la fábula romana co-existencia y con-vivencia con los demás, lo de-
referida por Heidegger abre opciones para interpretar más y en el mundo; la caricia esencial como signo
el cuidado como antecesor de la humanidad, como superlativo del cuidado; la amabilidad esencial que
su eterno acompañante. El cuidado es tan esencial permite nuestro descenso al humus y la identifica-
que, “es anterior al espíritu infundido por Júpiter y ción con la tierra de la que hemos recibido la vida;
al cuerpo proporcionado por la Tierra (…). El cuida- la convivencialidad necesaria para el mantenimiento
do fue el primero, el que modeló al ser humano. El del equilibrio social-natural; la compasión, virtud por
cuidado se encuentra antes, es un a priori ontológico, la que nos re-ligamos a los seres humanos (sentimos
está en el origen de la existencia del ser humano” con-ellos-pasión: sufrimos, nos alegramos, padece-
(Boff, 2001, p. 83). mos, nos realizamos) y nos re-ligamos con el mundo
haciéndonos responsables de él. Por todo lo dicho,
Podemos decir, también, que más allá del cuidado podemos colegir que una propuesta de este talante,
que tenemos y prodigamos a las personas y a las co- puede dar cuenta de nuestra realidad social y servir
sas que amamos, valoramos y conocemos, hemos de fundamento para el consenso de unos mínimos,
sido objetos y sujetos de cuidado; que gracias al cui- que nos permitan convivir armónicamente con noso-
dado logramos la existencia y permanecemos en ella; tros mismos, con los demás y con la naturaleza.
también por el cuidado muchos seres humanos y no
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