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El Cuidado Esencial

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El cuidado esencial:

Una propuesta ética de


actualidad*

Tomás Sánchez Amaya Ph. D.**

Recibido: 26 de febrero de 2013 Aprobado: 21 de abril de 2013

Tunja - Colombia N° 12 pp. 31 - 46 Enero - Junio 2013

Resumen: Este ejercicio académico se orienta al los pensamientos y las acciones –tanto a nivel indivi-
análisis de algunas concepciones de ética del cuida- dual como colectivo– hacia la práctica del cuidado,
do centrando la atención en la propuesta del cuidado del afecto, de la responsabilidad, del amor, de la ter-
esencial fundamentada en el pathos, como nueva pla- nura, de la compasión…, sobre cada uno de nosotros,
taforma del ethos humano y planetario que sugiere en particular, sobre los demás y sobre nuestra casa
un retorno al principio, al cuidado, que para Higinio, común, la tierra; pues, a todas luces y en todos los
es el elemento antecesor y fundador de la existencia órdenes sociales, parece evidenciarse que en nuestro
humana. país y en el mundo en general, dadas las condiciones
actuales, como reza el bambuco, “ahora las cosas an-
La apuesta por una ética del cuidado esencial permite dan de mal en peor”.
indagar sobre nosotros mismos, nuestras circunstan-
cias y nuestro entorno; y desde esta perspectiva de Palabras clave: ética, cuidado esencial, ética del
autorreferenciación, posibilitará la reorientación de cuidado, pathos, valores.

** Licenciado en Filosofía e Historia, Especialista en Educación y Filosofía Colombia-


* Artículo de Reflexión desarrolla- na, Magister en Filosofía Latinoamericana de la Universidad Santo Tomás; Doctor
do en el marco del proceso de for- en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, de la Universidad de Manizales-CINDE;
mación doctoral, del doctorado en Posdoctor en Narrativa y Ciencia de la Universidad Santo Tomás en Convenio con
Ciencias Sociales, Niñez y Juventud la Universidad Nacional de Córdoba-Argentina. Docente de Planta de la Universi-
de la Universidad de Manizales- dad Distrital Francisco José de Caldas, Facultad de Ciencias y Educación. Coor-
CINDE, Línea de Investigación: De- dinador Proyecto Académico de Investigación y Extensión de Pedagogía-PAIEP.
sarrollo Moral. Correo Electrónico: tas@etb.net.co; tosam64@msn.com; tosamay@gmail.com.

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Essential care: An ethical
proposal of the present
day*

Tomás Sánchez Amaya Ph. D.**

Received: February 26, 2013 Approved: April 21, 2013

Tunja - Colombia N° 12 pp. 31 - 46 January - June 2013

Abstract: This academic exercise aims to analyze and actions, both individually and collectively
some conceptions of ethics of care focusing the at- towards the practice of care, affection, responsibi-
tention on the essential care proposal which is ba- lity, love, tenderness, compassion ... on each of us,
sed on the pathos, as a new platform of human and in particular, on others and on our common home,
planetary ethos that suggests a return to the begin- the earth, because, clearly, at all social levels, it
ning, the care that according to Hyginus is the pre- seems evident that in our country and the world
decessor element and founder of human existen- in general, given the current conditions, as stated
ce. The commitment to an essential ethics of care in the bambuco folk lyrics: “now things are going
lets us inquire about ourselves, our circumstances from bad to worse.”
and our surroundings, and from this self-reference
perspective will enable the redirection of thoughts Keywords: Ethics, Essential Care, Ethics of care,
Pathos, Values.

** He holds a Bachelor´s degree in Philosophy and History , Specialist in Educa-


tion and Colombian Philosophy, he holds a Master’s degree in Latin American
Philosophy from Santo Tomás University, PhD. in Social Sciences, Childhood
* Reflection article developed in the and Youth from University of Manizales-CINDE; he holds Postdoctoral studies
framework of the doctoral education. in Narrative and Science from Santo Tomás University in agreement with the Na-
Doctoral program in Social Sciences, tional University of Cordoba, Argentina. He is a full time Teacher at Francisco
Childhood and Youth from University José de Caldas University, Faculty of Sciences of Education. Coordinator of the
of Manizales-CINDE, Research Line: Academic Project of Research and Educational Extension-PAIEP. Email: tas@
Moral Development etb.net.co; tosam64@msn.com; tosamay@gmail.com.

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Le soin essentiel : Une
Proposition Éthique
d’Actualité*

Tomás Sánchez Amaya Ph. D.**

Reçu: 26 février 2013 Approuvé: 21 avril 2013


Tunja - Colombia N° 12 pp. 31 - 46 Janvier - Juin 2013

Résumé: Cet exercice académique s’oriente vers niveau individuel que collectif- vers la pratique du
l’analyse de quelques conceptions d’éthique du soin soin, de l’effet, de la responsabilité, de l’amour, de la
attirant l’attention dans la proposition du soin essen- tendresse, de la compasion…, sur chacun de nous en
tiel fondée sur le pathos, comme une nouvelle pla- particulier, sur les autres et notre foyer en commun,
teforme de l’ethos humain et planétaire dans lequel la terre; donc dans tous les aspects et dans tous les
il suggère un retour au principe, au soin, ce qui pour domaines sociaux, il semble être évident que dans
Higinio, c’est l’élément prédécesseur et fondateur notre pays et dans le monde en général, les condi-
de l’existence humaine. Le pari pour une éthique tions actuelles, selon le bambuco, “ maintenant les
du soin permet de rechercher sur nous- mêmes, nos choses vont de pire en pire”
circonstances et notre environnement; et dès cette
perspective d’auto-référence, elle aura la possibilité Mot clefs: éthique, soin, essentiel, éthique du soin,
de la reorientation des pensées et des actions- tant au pathos, valeurs.

** Licencié en Philosophie et Histoire, spécialiste en Éducation et Philosophie


Colombienne, Magister en Philosophie Latino-Américaine de l’Université San-
to Tomás; Docteur en Sciences Sociales, enfance et jeunesse de l’Université de
Manizales-CINDE; Post-docteur en Narratologie et Science de l’Université
Santo Tomás en lien avec l’Université Nationale de Cordoba- Argentine. Pro-
fesseur à temps plein de l’Université Distrital Francisco José de Caldas, Faculté
* Article de réflexion. de Sciences et Éducation. Coordinateur du projet académique et de recherche de
Pédagogie-PAIEP. Courrier Electronique: tas@etb.net.co; tosam64@msn.com;
tosamay@gmail.com.

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Tomás Sánchez Amaya

Introducción referencia acerca de la realidad moral imperante en


nuestra sociedad, toda vez que una propuesta respec-
La actitud de sentir con cuidado debe trans- to del cuidado esencial, implicaría el reconocimiento
formarse en cultura y exige un proceso pe- de la complejidad de las circunstancias que nos ca-
dagógico, más allá de la escuela formal, que racterizan, dado que como sostiene Londoño (1997,
penetre instituciones y haga surgir un nuevo p. 166), “es imposible hablar de ética (…) a espaldas
estado de conciencia y de conexión con la de la realidad en que se vive”. El segundo contiene
Tierra y con todo lo que existe y vive en ella. una sucinta referencia a diversas concepciones de éti-
(Leonardo Boff). ca del cuidado1; para centrar luego la atención –ter-
cero y cuarto– en la propuesta del cuidado esencial
Al sugerir una reflexión acerca del cuidado esencial fundamentada en el pathos, como nueva plataforma
como propuesta ética para nuestro tiempo, se tiene del ethos humano y planetario que sugiere un retorno
en consideración un doble propósito: en primera ins- al principio, al cuidado, que para Higinio, es el ele-
tancia, mostrar que además de los postulados teóri- mento antecesor y fundador de la existencia humana.
cos sustentados por Caroll Gilligan y Nell Noddings,
hay otras propuestas que pueden ser sustentadas en La apuesta por una ética del cuidado esencial es una
clave de ética del cuidado, entre las cuales se cuenta apuesta por nosotros mismos, por lo humano de lo
la de Leonardo Boff, respecto del cuidado esencial; humano; ello demanda indagar sobre nosotros mis-
en segundo lugar, señalar que una perspectiva de este mos, sobre nuestras circunstancias y nuestro entor-
talante puede dar cuenta de la complejidad de las cir- no. Desde esta perspectiva de autorreferenciación
cunstancias por las cuales está hoy atravesando nues- será posible, entonces, una reorientación de los pen-
tra la sociedad colombiana, latinoamericana y mun- samientos y las acciones –tanto a nivel individual
dial y que, en tanto propuesta moral, puede aportar como colectivo– hacia la práctica del cuidado, del
variados e importantes elementos para re-significar afecto, de la responsabilidad, del amor, de la ternura,
nuestra existencia en el mundo. de la compasión…, sobre nosotros mismos, sobre los
demás y sobre nuestra casa común, la tierra; pues,
Las pretensione descritas, se fundamentarán teórica- parece evidenciarse que en nuestro país y en el mun-
mente desde la lectura, el análisis y la interpretación do en general, dadas las condiciones actuales, “ahora
de algunos postulados de Boff, respecto del cuidado las cosas andan de mal en peor”.
esencial. En esta perspectiva se pondrá al autor en
permanente diálogo con otros pensadores que desde 1. Punto de partida: el reconocimiento de
diversos puntos de vista y planteamientos manifies- nuestra realidad social
tan una profunda preocupación por las condiciones y
posibilidades de vida buena y digna de la humanidad ¿Qué le estará pasando a nuestro país, desde
y que sugieren el cuidado como nueva plataforma la última vez que yo le canté, mi último bam-
que permite –por lo menos sugerir– la constitución buco hablo de dolor y ahora las cosas andan
de una propuesta ética, que sin duda, responde a la de mal en peor? No puede uno callarse tenien-
realidad imperante en el mundo actual. do voz, si la moral del mundo va para atrás,
¿qué se hicieron los hombres que hacen el
Este ejercicio se desarrolla en cuatro momentos: el bien? (Eugenio Arellano).
primero tiene como punto de partida una sucinta

1 Se hace referencia a “las éticas del cuidado” –en plural–, dado que, desde diferentes puntos de vista y perspectivas (feminista, ecologista,
especieísta, universalista, cuidado de sí), diversos autores (Gilligan y Noddings, Boff, Küng, Singer, El Dalai Lama, Lévinas, Foucault, Matu-
rana, etc.), han orientado su reflexión a mostrar la importancia de propuestas de este talante, que plantean una profunda preocupación por el
cuidado de la humanidad, de su condición, de sus relaciones, (consigo mismo, con los demás, con lo demás), en últimas, con la vida en todas sus
manifestaciones y posibilidades. De las perspectivas mencionadas, en este ejercicio se opta por la propuesta de la ética del cuidado esencial
defendida por el teólogo brasilero Leonardo Boff, teniendo en consideración que sus postulados pueden dar buena cuenta de la situación y
circunstancias que han cifrado la historia de los pueblos periféricos y excluidos, como el nuestro; en este propósito, se acudirá Boff y se pondrá
en diálogo con otros autores que ponen especial acento en el cuidado como plataforma para la construcción de un nuevo ethos.

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El cuidado esencial: Una propuesta ética de actualidad

Remolina (1991) realiza una caracterización de la la protesta y la movilización ciudada-


situación que ha acompañado la historia de nuestro na: una suerte de dilatado desastre en
país; en ella describe una multiplicidad de episodios cine mudo (pp. 47-48).
anómalos que revelan un profundo vacío ético impe-
rante en nuestra sociedad y que demanda una mirada Los episodios señalados, reflejan la realidad que
crítica respecto del papel de la ética, y de la decisión vive hoy nuestra sociedad. Se podría argumentar
–tanto individual como colectiva– orientada hacia la que no todo es así, que caracteriza también a nuestra
construcción de una ética civil –y en éste ámbito– sociedad un plexo de valores: (creatividad, empuje,
de una ética del cuidado como posible propuesta de honestidad, bondad, respeto, tolerancia, intentos y
fundamentación moral, para nuestro contexto y cir- deseos de construir la paz, anhelos de fraternidad,
cunstancias. negociaciones, procesos de paz, aspiraciones de po-
ner fin al conflicto armado, toma de conciencia de
A esta panorámica se suman otros tantos aconteci- la problemática, cuidado del medio ambiente…); en
mientos que cotidianamente continúan dando cuenta fin, toda una suerte de virtudes y bondades que se
de nuestra situación; así mismo, se dejan oír diver- practican en el ejercicio silencioso de la cotidianidad
sas voces: Ahumada y Otros (2000), quienes desde de cada uno de los miembros de nuestra sociedad.
diferentes ópticas, intentan determinar la “anatomía Todo ello es cierto; sin embargo, puede hacerse eco
de un país en crisis”, toda vez que pretenden respon- del aforismo aquél que reza “no me inquieta el mal
der a la pregunta ¿Qué está pasando en Colombia?; de los malos cuanto la indiferencia de los buenos”;
Garay (1999), para quien la crisis de nuestro país se y es que, como puede atestiguarse cotidianamente,
manifiesta en: la subordinación de lo público a los imperan también: la apatía, la indiferencia, la insen-
intereses privados, la deslegitimación del Estado y la sibilidad, la insolidaridad, el egoísmo y tantos otros
pérdida de la convivencia ciudadana; Gómez Buen- vicios que opacan o ensombrecen las virtudes de la
día (1999), en la respuesta a la pregunta ¿Para dónde sociedad colombiana.
va Colombia?; y, Ospina (1997), quien reconoce la
“situación excepcionalmente trágica” que caracteri- El cuadro que nos ofrece la Colombia
za a nuestra sociedad y que la reseña del siguiente de hoy, intimidada por sí misma, aco-
modo: rralada por sí misma, hundida en un
nudo de guerras crueles y estériles,
Colombia es hoy el país con mayor ín- donde todos los que obtienen algún
dice de criminalidad del planeta, y la beneficio cierran los ojos y se dicen de
inseguridad va convirtiendo sus calles nuevo que es sólo por ahora, que ya
en tierra de nadie. Tiene la mitad de su pasará la tormenta, ese cuadro confu-
población en condiciones de extrema so podría ser descrito por estos versos
pobreza, y presenta al mismo tiempo de W. B. Yeats: Los mejores carecen de
en su clase dirigente unos niveles de toda convicción, En tanto que los peo-
opulencia difíciles de exagerar. Mues- res Están llenos de apasionada intensi-
tra uno de los cuadros de ineficiencia dad. (Ospina, p. 35).
estatal más inquietantes del continente,
al lado de buenos índices de crecimien- Este espectro de episodios coincide con la descrip-
to económico. Muestra fuertes niveles ción que realiza Boff (2002b, p. 17-20), respecto del
impositivos y altísimos niveles de co- estigma característico de la humanidad de nuestro
rrupción en la administración. Muestra tiempo: -la falta de cuidado que se manifiesta en la
unas condiciones asombrosas de impu- pérdida de conexión con todo. Nuestra civilización
nidad y de parálisis de la justicia y al parece haber perdido el horizonte de cuidado res-
mismo tiempo una elevada inversión en pecto de: la vida inocente; -los pobres, marginados y
seguridad (…). Muestra las más deplo- excluidos; los desempleados, jubilados [y ancianos];
rables condiciones de desamparo para -los sueños de generosidad ahogados por el neoli-
casi todos los ciudadanos, y sin embar- beralismo, el individualismo y la explotación –que
go es un país donde no se escuchan las conducen al menosprecio de la tradición de la solida-
quejas, donde prácticamente no existe ridad–; -las [infrahumanas] condiciones sociales en

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Tomás Sánchez Amaya

las grandes ciudades, que se evidencian en el desa- vard, Kohlberg” (2003, p. 106). Esta primera pers-
rraigo cultural y la enajenación social; -la dimensión pectiva del cuidado, tiene otro referente obligatorio:
espiritual del ser humano, ahogada en una sociedad Nell Noddings. Ambas autoras han desarrollado una
cifrada por el espectáculo, el simulacro y el entrete- teoría ética desde una óptica feminista, basada en la
nimiento; -la inteligencia emocional, lo imaginario naturaleza relacional del ser humano y en la valo-
con sus ángeles y demonios [que nos habitan y habi- ración del cuidado y el interés como dimensiones
tan el mundo]; -los asuntos públicos. El nivel moral humanas fundamentales que trascienden la perspec-
tanto en la esfera privada como en la pública, patente tiva reduccionista de género; en esta propuesta, se
en la corrupción y el juego de poderes; -la reverencia potencia el desarrollo de los valores como el amor, la
ante la vida y su fragilidad; -la protección de nuestra generosidad, el cuidado y la ternura de los seres hu-
casa [y madre] común, la Tierra. manos, por la sencilla razón de que “el cuidado y el
interés tienden a estar orientados hacia las personas
El conjunto de circunstancias descritas abonan el te- y las relaciones, más que hacia las estructuras y las
rreno y propician un espacio para una ética del cui- reglas” (p. 102).
dado esencial, que podría constituirse en una opción
ética frente a la construcción de una sociedad más -
justa, humana e igualitaria, respetuosa de la vida, da en la etapa final de la producción teórica de uno
promotora de la libertad de los individuos, cuidadora de los pensadores más importantes del siglo XX,
de las riquezas que la naturaleza nos ha prodigado. Michel Foucault, en que se reintroduce de manera
A todo ello apuntan las reflexiones de Boff, en su explícita, el problema del sujeto, el conjunto de pro-
propuesta del cuidado esencial; que por demás, per- cedimientos y procesos por medio de los cuales el
miten dar cuenta del panorama complejo de nuestra sujeto toma conciencia de su existencia y se cons-
sociedad. tituye a sí mismo, en sujeto moral. Esta “ontología
histórica de nosotros mismos”, implica una historia
2. Éticas del cuidado. Opciones para la de la subjetividad o de la manera como el sujeto hace
complejidad de nuestra situación experiencia de sí mismo, de la forma como el sujeto
–gracias a los procesos de subjetivación– se constitu-
El amor por los demás y el respeto por sus ye en sí mismo, a partir de la práctica de la libertad,
derechos y su dignidad, al margen de quiénes que en últimas lo constituye sujeto moral.
sean y de qué puedan ser: en definitiva es esto
lo que todos necesitamos. Dalai Lama. La experiencia de sí remite a sujetos que dentro de
una trama cultural pueden saberse de otro modo,
Tres serían –al menos– las propuestas éticas que po- pueden articular, dilucidar los dispositivos que los
drían leerse en perspectiva del cuidado, tales son: la han “formateado” como sujetos de conocimiento y
sugerida por Gilligan y Noddings; la fundamentada de acción. Las experiencias de sí originan las téc-
por Foucault; y, la perspectiva de Leonardo Boff. nicas del sí o tecnologías del yo, que son prácticas
Ellas han pretendido fundamentar la moral, ponien- conscientes y deliberadas por las cuales los sujetos
do en relieve una amplia gama de aspectos que han se transforman a sí mismos, en vista de una finalidad.
sido descuidados –en buena medida– por la raciona- El sujeto de sí, es un sujeto que se interpreta y que da
lidad occidental: la naturaleza relacional del ser hu- lugar a nuevos juegos y relaciones consigo mismo y
mano, el amor, la compasión, el cuidado, la caridad, con la verdad. La experiencia de sí, supone un traba-
la ternura, la piedad, el afecto, los sentimientos…, jo ético, como cuidado de sí que implica el cuidado
en contraste con el carácter lógico y calculador de la del otro. Foucault pretende abordar la problemática
razón centrada en el logos. del sí –la inquietud de sí– desde el cuidado de sí,
buscando formulaciones teóricas y prácticas, esto
es, ocupándose o preocupándose de sí, problemática
ética del cuidado es la teoría moral feminista más esta que ha sido oscurecida en Occidente por la cues-
importante de los últimos años. Desde que Carol Gi- tión del conócete a ti mismo (Cf. 1990).
lligan expusiera sus investigaciones [en cuyo origen]
se encuentra la motivación de mejorar la teoría de
desarrollo moral de quien fuera su maestro en Har- por la que se opta en este ejercicio, es la de Leonar-

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El cuidado esencial: Una propuesta ética de actualidad

do Boff: “El ethos que cuida”; perspectiva ética que propio proceso histórico han venido a
propende por el cuidado esencial y que implica el poner de manifiesto cada vez más cómo
cuidado que cada hombre ha de dispensar a sí mis- la razón ni lo explica ni lo abarca todo.
mo, a los demás y –en general– a la totalidad que
le es inherente, el entorno natural, social y cultural. ¿No será pues, necesaria la propuesta de una filoso-
Si nos remitimos a la tradición filosófica, podemos fía holística, ecológica y espiritual, una nueva pers-
ver que tal planteamiento no es nuevo. Siguiendo pectiva del cuidado esencial, omniabarcante, que in-
a Foucault (1994, p. 33), es posible descubrir que cluya tanto: pathos y ethos, logos y emotio, cogito y
en la Antigüedad Occidental, bajo los conceptos de sentio, lo racional y lo animal…, en últimas, todo lo
epiméleia/cura sui –cuidado de sí– se han dado cita constitutivamente humano?; dado que como señala
el sujeto y la verdad: “esta cuestión del sujeto y del Boff (2002b, p. 24), “tras siglos de cultura material,
conocimiento del sujeto, ha sido planteada, hasta la buscamos hoy ansiosamente una espiritualidad sen-
actualidad, de otra forma, bajo la fórmula del Orácu- cilla y sólida, basada en la percepción del misterio
lo de Delfos: conócete a ti mismo. Pero en realidad, del universo y del ser humano, en la ética de la res-
esta fórmula de conócete a ti mismo va acompañada ponsabilidad, de la solidaridad y de la compasión,
siempre, por otra parte, de otra exigencia: ocúpate basada en el cuidado, en el valor intrínseco de cada
de ti mismo [cuida de ti]”. Boff lo señala en estos cosa”. Una perspectiva de tal talante, además de per-
términos: mitirnos re-significar el mundo se ordenaría hacia
“una nueva convivencia entre los seres humanos y
El ethos que ama se completa con el los demás seres de la comunidad biótica, planetaria
ethos que cuida. El cuidado constituye y cósmica; que propicie nuevamente la fascinación
la categoría central del nuevo para- ante la majestuosidad del universo y la complejidad
digma de la civilización que trata de de las relaciones que sustentan a todos y cada uno de
emerger en todo el mundo. La falta de los seres” (Boff, 2002a, p. 26-27).
cuidado en el trato dado a la naturale-
za y a los recursos escasos; la ausencia Un ethos de ese talante podría, por ejemplo, pro-
de cuidado en referencia al poder de la piciar el acercamiento y el diálogo entre todas las
tecnociencia que construyó armas de partes en conflicto en nuestro país; posibilitaría el
destrucción en masa, de devastación reconocimiento de la dignidad de las personas sin
de la biosfera y de la propia supervi- distinción de raza, género, etnia, condición social,
vencia de la especie humana, nos están credo, ideología…; incentivaría al cuidado esencial
llevando a un impase sin precedentes. por la variedad de recursos (fauna, flora, relieve…);
O cuidamos o perecemos (2003, p. 1). el reconocimiento y la valoración de la riqueza cul-
tural (ritos, mitos, costumbres, tradiciones ancestra-
El imperativo referido, “conócete a ti les); permitiría construir el anhelado país que soña-
mismo”, implica una exhortación al mos, no sólo “al alcance de los niños” sino de todos,
cuidado de sí, de cara a la consecución en que cada uno pueda dejar su huella y escribir su
de una vida buena, virtuosa y feliz –en propia historia; abogaría por el reconocimiento del
suma– de una vida ética; sin embargo, otro como otro igual en la convivencia, en el afecto.
esta tradición del cuidado de sí, cedió En este sentido, podríamos –concordando con Ma-
terreno en consideración al conoci- turana– afirmar que esta nueva ética posibilitaría la
miento de sí, que irá a determinar el vivencia de una biología del amor, dado que “el amor
rumbo de la reflexión filosófica en Oc- es el dominio de las acciones que constituyen al otro
cidente; al respecto Boff (2001, p. 71), como un legítimo otro en convivencia con uno. Uno
sostiene: se encuentra con otro y, o se encuentra en las accio-
nes que lo constituyen como un legítimo otro en la
casi todos los sistemas éticos, al menos convivencia, o no” (2002, p. 46-47).
en Occidente, pagan un elevado tributo
al logocentrismo. En los cimientos de
nuestra cultura se encuentran el logos
griego y el cogito cartesiano. La evo-
lución del pensamiento filosófico y el

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Tomás Sánchez Amaya

3. Una nueva ética, a partir de una nueva Podemos afirmar siguiendo la fábula, que el cuidado
óptica. El cuidado esencial antecede, prefigura a la existencia humana (el cuida-
do moldea, da origen y existencia al ser humano) y,
El nuevo paradigma que está naciendo, es después, cuando ella (la existencia) emerge, la acom-
el de la religación… Las convergencias que paña hasta que deje de ser existencia –al menos, esa
haya que construir, han de tener que ver con es la condición, o el ideal de la condición humana–.
la restauración de lo sagrado que hay en to- “No tenemos cuidado. Somos cuidado”, sostiene
das las cosas, la recuperación de la dignidad Boff. El cuidado es un ethos, un modo de ser en el
de la Tierra, el redescubrimiento de la misión mundo. Pensemos por ejemplo, en el cuidado que
del ser humano, hombre y mujer, llamado a la habría de anteceder a la concepción de un bebé; en
celebración del misterio del cosmos (Leonar- el cuidado que se ejerce durante su gestación; en el
do Boff). cuidado antes, durante y después del nacimiento; en
los primeros años y, luego, en general a lo largo de
Tomemos como punto de partida de este momento, toda la existencia, incluso hasta más allá de la muer-
la fábula-mito de Higinius, que recoge Heidegger te. En esto coincidimos con Maturana, a propósito
(1971, pp. 218-219) y que retomará Boff en su pro- del cuidado y del amor:
puesta.
los seres humanos dependemos del
Una vez llegó Cura a un río y vio te- amor y nos enfermamos cuando éste nos
rrones de arcilla. Cavilando, cogió un es negado en cualquier momento de la
trozo y empezó a modelarlo. Mientras vida. No hay duda de que la agresión, el
piensa para sí qué había hecho, se acer- odio, la confrontación y la competencia
ca Júpiter. Cura le pide que infunda es- [pertenecen también] al ámbito huma-
píritu al modelado trozo de arcilla. Jú- no, pero no pueden haber dado origen
piter se lo concede con gusto. Pero al a lo humano porque son emociones que
querer Cura poner su nombre a su obra, separan, no dejan espacio de coexisten-
Júpiter se lo prohibió, diciendo que de- cia (2002, p. 143).
bía dársele el suyo. Mientras Cura y
Júpiter litigaban sobre el nombre, se Un ethos del cuidado, es un ethos que va más allá del
levantó la Tierra (Tellus) y pidió que se desinterés, de la indiferencia, del individualismo, del
le pusiera a la obra su nombre, puesto materialismo, de la razón instrumental calculadora,
que ella era quien había dado para la del relativismo, del egocentrismo, del especieísmo2,
misma un trozo de su cuerpo. Los liti- del logocentrismo, del imperialismo, de las multi y
gantes escogieron por juez a Saturno. trans-nacionales formas de enajenar al ser humano
Y Saturno les dio la siguiente sentencia y volverlo esclavo de sus placeres y deseos; es un
evidentemente justa: “Tú, Júpiter, por ethos que borra todas las fronteras que la humanidad
haber puesto el espíritu, lo recibirá a su ha puesto para separarse de sí mismo, de los demás
muerte; Tú, Tierra, por haber ofrecido y de lo demás.
el cuerpo, recibidas el cuerpo. Pero por
haber sido Cura quien primero dio for- Un ethos de este talante es vital hoy para la humani-
ma a ese ser, que mientras viva lo po- dad: un ethos del cuidado esencial holístico –como
sea Cura. Y en cuanto al litigio sobre el coincidimos en entenderlo con Boff–; y, como un
nombre, que se llame “homo”, puesto modo-de-ser-esencial-humano, según la concepción
que está hecho de humus (tierra). heideggeriana: “en cuanto totalidad estructural origi-
nal, la cura [el cuidado] es existenciariamente a prio-
ri de toda “posición” y “conducta” fáctica del “ser

2 Término acuñado por el psicólogo de Oxford Richard Ryder en 1970, popularizado en Liberación Animal, utilizado para trazar un paralelismo
entre nuestras actitudes con respecto a los animales no humanos y las de los racistas respecto de los individuos que consideran pertenecientes
a una raza inferior. El movimiento de liberación de los animales, exige una ética que vaya más allá del especieísmo y se dé consideración a los
intereses de todos los seres que pueden sentir placer o dolor, independientemente de la especie. (Cf. Singer, 2000, p. 104).

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El cuidado esencial: Una propuesta ética de actualidad

ahí”, es decir, se halla siempre ya en ella” (Heide- vidad, creadoras permanentes de la se-
gger, 1971, p. 214). gregación social de millones y millones
de marginados, de excluidos y de vícti-
mas (Boff, 2001, p. 15).
4. El pathos y el cuidado: nueva platafor-
ma del ethos humano y planetario -
canización y automatización; las nuevas formas de
¿Por quién doblan las campanas? Doblan por producción han prescindido del trabajo humano, han
el sistema mundial, hoy arrogantemente victo- suprimido puestos de trabajo creando un inmenso
rioso, pero enfermo de muerte. Estamos ya en ejercito de desempleados y excluidos en todas las
el fin de un tipo de mundo. La humanidad que sociedades del mundo.
sobreviva tendrá una nueva ética. (Leonardo
Boff).
décadas debido al principio de autodestrucción; “la
La propuesta del cuidado esencial, parte del recono- actividad humana, irresponsable ante la máquina de
cimiento de los principales problemas que aquejan la muerte que ha creado”, ha ocasionado daños irre-
hoy a la humanidad y que demandan con urgencia versibles en el planeta y ha puesto en gran peligro las
la constitución de un talante ético global sustentado condiciones de la vida [en todas sus manifestaciones]
en el cuidado. Los problemas a que Boff (2001) se y con ella la existencia de los seres humanos. “Este
refiere son: la crisis social, la crisis del sistema de principio de autodestrucción invoca urgentemente
trabajo y la crisis ecológica; crisis estas de dimen- otro, el principio de corresponsabilidad que deriva
siones planetarias que exigen, por la misma razón, e nuestra existencia [coexistencia], como especie y
soluciones planetarias: como Planeta” (p. 14-15).

Las condiciones de la crisis social y de la crisis del


pocas manos, incrementando paulatinamente la bre- sistema de trabajo parecen conducir a la crisis ecoló-
cha existente entre ricos y pobres, acumulación que gica, debido al cambio en las relaciones del ser hu-
es injusta porque es inequitativa y que va segmen- mano con el entorno, fundamentalmente a causa de
tando paulatinamente la población entre las clases la depredación casi irracional a la que se ha sometido
privilegiadas pertenecientes a los países desarrolla- a la naturaleza.
dos y, las clases carentes de lo mínimo elemental
para su sobrevivencia. La raíz de la alarma ecológica reside
en el tipo de relación que los humanos
La causa principal de la crisis social han mantenido, en los últimos siglos,
está vinculada al modo en que la so- con la Tierra y con sus recursos: una
ciedades modernas se organizan en relación de dominio, de no reconoci-
cuanto al acceso, la producción y la miento de su alteridad y de la falta del
distribución de los bienes naturales y cuidado necesario y del respeto impres-
culturales. Este modo es profundamen- cindible que exige toda alteridad. [Esta
te desigual, porque privilegia las mi- relación de dominio] existía subyacente
norías que detentan el tener, el poder y la voluntad de poder y de estar sobre la
el saber frente a las grandes mayorías naturaleza y no junto a ella, y porque se
que viven del trabajo; en nombre de ha destruido la conciencia de una gran
tales títulos se apropia de manera pri- comunidad biótica, terrenal y cósmica
vada de los bienes producidos por el es- en la que se encuentra inserto el ser hu-
fuerzo de todos. Los [nuevos] vínculos mano junto con los demás seres (Boff,
de solidaridad y de cooperación no son 2001, p. 16).
axiales, sino que el eje lo constituyen
la actividad individual y la competiti- El curso de la historia, con una multiplicidad de indi-

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cadores (la crisis social, la crisis del sistema de traba- taforma de realización de la historia,
jo y la crisis ecológica, las innumerables guerras, el de la humanidad y del propio planeta.
individualismo característico de la sociedad moder- (2001, p. 17-18).
na, la hegemonía de la razón instrumental, la pérdida
de la libertad)3, es manifestación patente, según sos- El mundo de hoy y las circunstancias que lo acom-
tiene Boff, de que nos hallamos en el corazón de una pañan, demanda entonces, una revolución ética, una
crisis estructural y terminal. “Es estructural porque nueva ética del cuidado esencial; un nuevo ethos
afecta a todas las instancias (…). Es terminal porque mundial fundamentado en el pathos, dado que al de-
representa el agotamiento del paradigma, es decir, de cir de Ladriere, citado por Boff, la historia misma
las energías, de los sueños y de las estrategias capa- ha mostrado que la razón “no es ni lo primero ni lo
ces de equilibrar las contradicciones del propio sis- último de la existencia humana”. Poner los cimien-
tema” (2000, p. 3); y con ello, el futuro tanto de la tos de esta propuesta, señala Boff, implicaría tener
humanidad como de la vida en su integridad, sobre como plataforma una pregunta elemental: ¿Cuál es
el planeta. la experiencia básica de la vida humana? “La expe-
riencia irreductible y última de la relación (…) está
Como ya se ha dicho, estos problemas –junto a los en otra parte: no en la síntesis sino en el cara-a-cara
que van surgiendo en y con el curso de la historia– de los humanos, en la socialidad, en su significación
son globales; demandan por consiguiente, una re- moral”, responde Levinas (1991, p. 71); y, desde su
volución global, un fundamento ético, una ética de perspectiva Boff afirma:
mínimos a partir de la cual se abrirían posibilidades
de solución para el planeta, la humanidad y los ex- es el sentimiento, el afecto, el cuidado.
cluidos. Esta ética mínima exige –según Boff– es- No es el logos sino el pathos. Sentio
tablecer un nuevo pacto ético, un nuevo ethos, que ergo sum (siento luego existo): esta es
tenga como punto de partida el cuidado: la afirmación fundamental. El pathos
es la capacidad de sentir, de ser afecta-
no tanto en la razón ilustrada, cuanto do y afectar; pues, la existencia de los
en el pathos, es decir, en la sensibilidad seres humanos no es nunca existencia
humanitaria y en la inteligencia emo- pura; es una coexistencia, [es existen-
cional expresadas por el cuidado, la cia en (terrena) y con (otros)], sentida
responsabilidad social y ecológica, por y afectada [por las relaciones con todo
la solidaridad generacional y por la lo que le rodea], por la ocupación y por
compasión, actitudes estas capaces de la preocupación, por el cuidado y por
conmover a las personas y de moverlas la responsabilidad por los demás en el
a una nueva practica histórico-social mundo, afectada por la alegría o por la
liberadora. Urge una revolución ética tristeza, por la esperanza o por la an-
mundial. Esta revolución ética mundial, gustia. (2001, p. 71-72).
debe concretarse dentro de la nueva si-
tuación en que se encuentran la Tierra No se trata –tanto en la propuesta de Boff como en la
y la humanidad. El proceso de globa- reflexión que aquí se propone– de subyugar la razón
lización que configura una nueva pla- al sentimiento, el logos al pathos, cuanto de empa-

3 Frente a estas últimas tres categorías recordemos la reflexión de Charles Taylor, quien analiza las “ formas de malestar de la cultura moder -
na”, aquellos rasgos de nuestra cultura y de nuestra sociedad contemporánea que la gente experimenta como pérdida o declive, aún a medida
que se desarrolla nuestra civilización. Ellas son: -la pérdida de sentido, la disolución de los horizontes morales; -el eclipse de los fines, frente
a la razón instrumental desenfrenada; -y la pérdida la libertad. El análisis del malestar de la modernidad se realiza con el fin de recuperar las
fuentes olvidadas de lo moral, fuentes que la filosofía moderna no ha comprendido adecuadamente y cuya omisión no sólo deja desbordada esta
filosofía sino también a la sociedad moderna misma. La filosofía moral y política de la modernidad nos han alejado de nuestra estofa moral
real, de nuestras prácticas de argumentación en la vida cotidiana y de los marcos de valores en los que construimos nuestra identidad; por todo
ello, hemos dado en quedar ciegos, incapaces de explicarnos quiénes somos y de resolver los problemas que tenemos. (Cf. Taylor, 1994).

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El cuidado esencial: Una propuesta ética de actualidad

rentarlos y ponerlos en diálogo, en un proyecto en- versas culturas y al mundo en general.


volvente, fundamental y necesario que favorezca a la
humanidad y a la tierra. “Cabeza y corazón, afirma Una ética para el conjunto de la humanidad no riñe
Boff, tienen que redescubrir que son dimensiones de en modo alguno con la pretensión de dar cuenta de
un mismo cuerpo, las dos caras de una misma mone- nuestra propia realidad, por cuanto las condiciones
da. De esta combinación nacerá el cuidado” (p. 72- que acompañan los contextos particulares pueden
73); que pertenece a la condición y a la esencia del ser, de igual manera, percibidas en los contextos glo-
ser humano, que como forma de relación, de enter- bales. Desde esta perspectiva, es posible decir coin-
necimiento y de preocupación, permitiría reconocer cidiendo con Morin (1999, p. 27) que es necesario
lo valioso y bello de sí, de los demás y del mundo. “el surgimiento de un pensamiento “ecologizante”
en el sentido de que sitúa todo acontecimiento (…)
La razón está abierta hacia abajo y en una relación inseparable con el medio –cultural,
hacia arriba. Hacia abajo emerge de social, económico, político y, por supuesto, natural–
algo más antiguo, profundo y elemen- (…). Un pensamiento que vincule se abre hacia el
tal, la afectividad, el cuidado esencial contexto de los contextos, el contexto planetario”.
y el pathos. Hacia arriba se abre a la
experiencia espi¬ritual, que consiste La panorámica que se ha descrito y que caracteriza
en el descubrimiento del yo abierto a actualmente a la humanidad, demanda una reflexión
la totalidad y el descubrimiento de la profunda que tenga en cuenta los nuevos valores que
totalidad presente en el yo; dicho con van emergiendo con los diversos cambios en los pa-
otras palabras, la interconectividad de radigmas; a juicio de Küng (1991): “sin duda, nece-
todo con todo. Además de esto, también sitamos ese equilibrio entre las tendencias racionales
existen lo arracional y lo irracional, del hombre y emocionales, es decir, una visión de
que manifiestan la presencia del caos totalidad (“holística”) del mundo y del hombre en
junto al cosmos, del des¬orden que sus diversas dimensiones [y relaciones]” (p. 37). Se
acompaña al orden. Lo demens siem- demanda, pues, una reflexión basada en el cuidado,
pre va junto a lo sapiens, lo dia-bólico respecto del comportamiento moral del hombre, so-
se empareja con lo sim-bólico. Hay un bre el conjunto de valores y normas que han de re-
amplio consenso a la hora de admitir gir nuestros proyectos y acciones; por cuanto “junto
que la inteligencia es emocional, pues con la dimensión económica, social y política, existe
ella es la que da cuenta de esa dialécti- también una dimensión ética, estética, [espiritual] y
ca viva de la realidad y el pensamiento religiosa del hombre y de la humanidad” (p.37).
(p. 71-72).
Una visión holística de la historia, del hombre y del
Siguiendo este hilo conductor, podemos traer a co- mundo abre espacios para el discernimiento entre lo
lación las reflexiones de Hans Küng, quien sostiene que es conveniente o inconveniente para sí, para los
que uno de los retos fundamentales del presente es demás y para el mundo; permite establecer consen-
la necesidad de construcción de unos mínimos co- sos fundamentales en los que no hayan excluidos, en
munes, una ética básica para el conjunto de la hu- cuya base esté un mínimo en valores, normas y acti-
manidad, dado que su sobrevivencia no será posible tudes que procuran el reconocimiento de sí mismos,
mientras sigan existiendo éticas diversas opuestas o de los demás y el mundo como valiosos; se orienta
antagónicas; pues, un mundo único necesita un talan- hacia la construcción de unos vínculos libres funda-
te ético fundamental, no excluyente sino vinculante, dos en lazos de solidaridad, fraternidad y tolerancia;
una clase de valores, normas, ideales y fines obliga- propende por la asunción de una ética del cuidado,
torios y obligantes. A juicio de Küng, “Occidente de la responsabilidad universal o planetaria, que en
se encuentra ante un vacío de sentido, de valores y diálogo permanente y abierto con las éticas del éxito
normas, que no sólo afecta los individuos sino que o de las intenciones particulares, con las éticas fun-
constituye un problema político, económico, ecoló- damentadas en la justicia, en las leyes o en el de-
gico, social, moral (...), de enorme magnitud” (1991, recho, se ordenen todas ellas, hacia la constitución
p. 25), porque afecta a todas las sociedades, las di- de una humanidad más humana y a la conservación

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Tomás Sánchez Amaya

de un ecosistema en equilibrio para las generaciones ausencia ha sido el origen de no pocos daños sufri-
venideras. dos por el entorno natural y por tanto perjudicial para
los demás. “Como individuos y como sociedad com-
Una ética del cuidado que exija actuar desde una res- puesta por individuos, tenemos el deber de cuidar de
ponsabilidad global en favor de la biosfera, en contra cada uno de los miembros de nuestra sociedad (…),
de la pauperización de la naturaleza y de las condi- igual que nosotros, todos los demás tienen derecho a
ciones de vida; una ética de la responsabilidad que la felicidad y a evitar el sufrimiento” (p. 177). Una
implique “la automoderación del hombre y de sus li- ética del cuidado y de la compasión pone el cimiento
bertades actuales en aras de su supervivencia futura. necesario y la motivación requerida para obrar con
Se exige, pues, una nueva ética preocupada por el contención y para el cultivo de la virtud, elementos
futuro y respetuosa de la naturaleza” (Küng, 1991, fundamentales para la construcción de una comuni-
p. 48-49). Una ética que implique la responsabilidad dad humana cuidadora, preocupada por la vida en
con el ámbito común, con el medio ambiente y con todas sus manifestaciones.
el mundo futuro; que tenga como objetivo y criterio
fundamental al hombre, un hombre que explote su Para el contexto (latinoamericano y colombiano) sig-
potencial y reoriente su acción en favor de: una so- nado —según se ha mostrado— por la marginalidad,
ciedad más humana e igualitaria; un ecosistema sos- la exclusión, la opresión, la pobreza, el deterioro de
tenido y equilibrado; y, la responsabilidad consigo la democracia, la explotación de la biodiversidad, el
mismo, con los demás y con el mundo. subdesarrollo, la dependencia…, la propuesta de la
alteridad4, pude ser concebida e interpretada en clave
En esta misma clave se pueden interpretar las re- de ética del cuidado, cuya apuesta por el altruismo
flexiones que desde Oriente nos lega el Dalai Lama implica algunas preocupaciones (ocupaciones pre-
(2000, pp. 169-171), que poniendo el énfasis en la vias) como son el reconocimiento y la valoración del
ética de la responsabilidad universal, implica el res- otro y de lo otro. El rescate de la alteridad, podría
cate del cuidado de modo particular hacia los más constituirse en una opción fundamental para el cui-
necesitados: dado, la valoración, la exaltación de la vida, lo cual
necesariamente implica el cuidado de sí mismo, del
Estoy convencido de que es esencial prójimo y del entorno natural, cultural y social. Se-
que cultivemos la noción que yo deno- gún Boff, el cuidado esencial es “desvelo, solicitud,
mino responsabilidad universal…, que diligencia, celo, atención, delicadeza (…) estamos
nos ayuda a ser más sensibles con to- ante una actitud fundamental, un “modo-de-ser”
dos los demás, no sólo con quienes nos mediante el cual la persona sale de sí y se centra en
resultan más cercanos. Así llegamos a el otro con desvelo y solicitud” (2002b, p. 73). El
comprender la necesidad de cuidar en cuidado es pues, alteridad, porque provoca preocu-
especial de aquellos miembros de la pación, inquietud y sentido de responsabilidad, por
familia humana que más padecimiento todo lo que se nos ha confiado; además, es el fun-
sufren. damento de las relaciones que se establecen con las
personas y las cosas.
Para el ejercicio de la ética del cuidado y de la res-
ponsabilidad universal es fundamental el cultivo de Ya ha quedado manifiesto que un elemento capital
algunas virtudes como la contención, crucial para el para la propuesta ética del cuidado esencial, es el re-
mantenimiento de una coexistencia pacífica, cuya conocimiento de la vida como valor fundamental y

4 Alteridad se refiere a la capacidad ética de reconocer al otro [género humano] como un legítimo otro, no como instrumento o herramienta,
sino como otro en el terreno básico que nos es común -por lo menos de derechos y dignidad-; “todos tenemos una estructura física, una mente,
emociones. Todos hemos nacido del mismo modo y todos moriremos. Todos deseamos alcanzar la felicidad y no sufrir. Al mirar a los demás
desde esa perspectiva… experimento la sensación de hallarme ante alguien que es exactamente igual que yo” (Dalai Lama, 1999, p. 87). El
interrogante fundamental es ¿Quién es ese Otro? Sólo se podrá responder a esta pregunta cuando estemos dispuestos a abrirnos generosa y
desinteresadamente a los demás; alteridad pues, significa apertura al otro.

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El cuidado esencial: Una propuesta ética de actualidad

como opción de nuestro modo de ser moral que ineludiblemente determina las actitu-
des y compromisos; pero este valor puede y debe concretarse en el rescate de la alteri-
dad como el espacio que permite la ruptura con las condiciones de infrahumanidad de
los pueblos periféricos. La ética del cuidado implica, entonces, la alteridad, es decir,
hacernos responsables del otro; al respecto Levinas llama la atención:

desde el momento en que el otro me mira, yo soy responsable de él sin


ni siquiera tener que tomar responsabilidades en relación con él; su res-
ponsabilidad me incumbe. Es una responsabilidad que va más allá de lo
que yo hago. Habitualmente, uno es responsable de lo que uno mismo
hace. La responsabilidad es inicialmente un para el otro. Esto quiere
decir que soy responsable de su misma responsabilidad. (1991, p. 90).

Nuestra responsabilidad por el otro, el cuidado del otro, su reconocimiento, su va-


loración…, presume la ruptura con la mismidad, con lo rutinario; implica captar y
aceptar la existencia del otro (los demás) aún como diferente, opuesto, incluso, con-
trario a nosotros mismos.

Supone aceptar que existen diversos mundos como totalidades de senti-


do, que yo (mi pueblo, mi clase, mi partido, mi iglesia) no poseo la ver-
dad absoluta ni la raíz del derecho… Alteridad como opción significa
decidirnos a buscar lo otro, lo nuevo, lo diferente; a imaginar nuevas
posibilidades, nuevas alternativas, a romper el horizonte de lo ya expe-
rimentado; a destruir el hábito de la repetición. Nosotros, los colom-
bianos, los latinoamericanos podemos cambiar la situación de nuestros
pueblos y abrirles un nuevo horizonte de posibilidades, una nueva vida.
(González, 1986, p. 219-220).

Esta opción por el cuidado implica el reconocimiento desprejuiciado del otro y de sus
condiciones, el encuentro abierto y generoso con las diferentes formas de pensar y
de ser en el mundo de los habitantes (iguales o diferentes) de nuestro país, de nuestro
continente y del planeta; pero también implicará la reverencia por cada una de las
criaturas, reconocidas valiosas (por su bondad, su armonía y su belleza). Y todo ello
quizá sea posible cuando tengamos como fundamento el respeto a la diferencia, la
admiración y veneración por la naturaleza que en últimas ha sido confiada a nuestro
cuidado –y de la que somos parte– pues, como sostiene Sagan (1997), “estamos he-
chos de lo mismo”.
El cuidado es, señala González (1986), apertura “al otro”, que se concreta en la fra-
ternización, proceso que exige el reconocimiento del otro como valioso en sí mismo,
para que sea sí mismo, gracias a la práctica del amor como búsqueda, también des-
interesada y generosa de la realización del otro. En la base de esta fraternización se
hallan el afecto y el amor, son sus generadores, porque parten

de la conciencia de que todos somos iguales por origen y hermanos por


destino, que tenemos unos mismos derechos, una misma dignidad y una
vocación común… Esta fraternización se traduce a nivel de pueblos en
universalismo. Todos los pueblos tienen la misma dignidad, los mismos
derechos y una vocación común: la realización de la humanidad” (p.
221-222).

En este contexto, conviene traer a la memoria las palabras de Morin y recordar que

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“por nacimiento formamos parte de la aventura bio- piel, etc., de cara a la ejecución del proyecto común:
lógica; por la muerte, participamos de la tragedia la realización de la humanidad y su convivencia fra-
cósmica. El ser más rutinario, el destino más banal, terna sobre la tierra.
participan de esta tragedia y de esta aventura” (2001,
p. 38). Conclusiones

La perspectiva de una ética fundada en el pathos, po- Asistimos en la actualidad a una época de profundos
dría traducirse en: reconocimiento de la pluralidad cambios, incertidumbres y paradojas; mientras cre-
de las culturas; respeto y tolerancia de las diversas cen la producción y la economía en el mundo que
manifestaciones artísticas, culturales, e ideológicas beneficia a un reducido porcentaje personas, esca-
de cada comunidad humana; cuidado de sí mismo, sean los bienes y alimentos para una vasta franja de
del otro (los demás) y de lo otro (el mundo); posibi- población que carece de lo mínimo elemental para
lidad de propiciar y tender lazos de fraternidad frente la satisfacción de sus necesidades prioritarias. Abun-
a las condiciones de segregación y división de los dan los ejemplos para señalar los extremos a los que
seres humanos; ampliación de opciones de integra- hemos llegado; pareciera ser que estamos frente a un
ción regional con vínculos comunes y con el propó- callejón sin salida, o a un camino sin retorno. Ello
sito firme de lograr la autonomía de los pueblos y de necesariamente tiene que ver con la dimensión éti-
los individuos. ca, porque implica nuestra libertad, voluntad y con-
ciencia, nuestras las acciones u omisiones, nuestras
No se trata de pensar y hablar sobre el cuidado como relaciones humanas y naturales, nuestras opciones
objeto independiente de nosotros. Sino pensar y ha- fundamentales que de forma ineludible tienen que
blar a partir del cuidado tal como se vive y se es- ver con los demás y con lo demás, dada nuestra con-
tructura en nosotros mismos. No tenemos cuidado. dición terrena y humana, pero también histórica y
Somos cuidado (…). Es un “modo-de-ser” caracte- trascendente.
rístico del hombre y de la mujer. Sin cuidado, deja-
mos de ser humanos (Boff, 2002b, p. 71). Junto a la de Boff, una multiplicidad de voces ha he-
cho coro para denunciar y clamar, ¡paramos o nos
En lo planteado hasta aquí parece permanecer latente destruimos! Cuidamos lo que somos, lo que tene-
una cuestión capital de orden práctico: ¿Cómo –en mos, lo que aún conservamos o perecemos. Es pre-
últimas– construir esa nueva ética fundamentada en ciso poner el acento en el afecto, en el cuidado, en la
el cuidado esencial? Diversos intentos de respuesta compasión, en la caridad, sin que por ello tengamos
han emergido de múltiples escenarios de pensamien- que renunciar a las luces de la razón; pues, al fin de
to, uno de ellos, el Congreso La educación desde cuentas tanto logos como pathos, se conjugan para
las éticas del cuidado y la compasión, en el que se constituir humana a la humanidad. Quizá sea tiempo
planteó que el cuidado podría ser una herramienta de que volvamos sobre nosotros mismos, de que –pa-
poderosa en educación, de cara a la convivencia, la rodiando a Sócrates, San Agustín, a Pedro Abelardo,
participación, el reconocimiento de la pluralidad, a Foucault, el Dalai Lama, Boff y tantos otros– vol-
través de la pedagogía del cuidado. “La pedagogía quemos la mirada hacia nosotros mismos, hacia la
del cuidado se ocupa de la atención cuidadosa del humanidad y hacia la naturaleza, para re-descubrir
otro para crear y mantener relaciones humanas para y des-ocultar la dimensión del cuidado que por tanto
todos. Esta ética insiste en el conocimiento de lo par- tiempo parece haber estado extraviada, oculta, olvi-
ticular y específico de las personas [y de la realidad], dada. Tal vez el ejercicio de volver sobre nosotros
para que, desde sus necesidades y contextos propios, mismos, nos conduzca al dato originario, “el pathos,
se mejoren las relaciones y se puedan trascender” el sentimiento, la capacidad de simpatía y empatía,
(Mesa, 2005, p. 15). En suma, un ethos, basado en el la dedicación, el cuidado y la comunicación” con
cuidado, en la fraternidad, en el amor, en la caridad, todo aquello que –de múltiples formas y por muchas
en la compasión…, podría ser un puente que herma- razones– se nos ha mostrado distante, diferente e in-
ne los individuos y los pueblos, más allá de los con- diferente.
textos, credos, ideologías, condición, raza, color de

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El cuidado esencial: Una propuesta ética de actualidad

La apuesta por el cuidado esencial, como se ha di- humanos permanecen aferrados a nosotros y noso-
cho, es una apuesta por el respeto y valoración de tros a ellos. Por el cuidado que somos y tenemos nos
la vida en su diversidad de manifestaciones; por la llenamos de motivos y razones –parodiando títulos
alteridad, por el reconocimiento y aceptación del de Martín Descalzo–, para la esperanza, para la feli-
otro próximo o distante, semejante o diferente; por el cidad y aún para vivir.
restablecimiento de las relaciones de armonía y equi-
librio con la casa común de la humanidad, de cara a Por cuanto la ética del cuidado esencial remite a:
la responsabilidad que dada nuestra condición hemos la vivencia del amor como fenómeno biológico; la
de asumir hacia las generaciones futuras. Lo que se práctica de la regla de oro, justa medida –común a la
ha dicho, permite sostener, que el cuidado es un ele- humanidad–;la práctica de la ternura vital en nuestra
mento constitutivo del ser humano; la fábula romana co-existencia y con-vivencia con los demás, lo de-
referida por Heidegger abre opciones para interpretar más y en el mundo; la caricia esencial como signo
el cuidado como antecesor de la humanidad, como superlativo del cuidado; la amabilidad esencial que
su eterno acompañante. El cuidado es tan esencial permite nuestro descenso al humus y la identifica-
que, “es anterior al espíritu infundido por Júpiter y ción con la tierra de la que hemos recibido la vida;
al cuerpo proporcionado por la Tierra (…). El cuida- la convivencialidad necesaria para el mantenimiento
do fue el primero, el que modeló al ser humano. El del equilibrio social-natural; la compasión, virtud por
cuidado se encuentra antes, es un a priori ontológico, la que nos re-ligamos a los seres humanos (sentimos
está en el origen de la existencia del ser humano” con-ellos-pasión: sufrimos, nos alegramos, padece-
(Boff, 2001, p. 83). mos, nos realizamos) y nos re-ligamos con el mundo
haciéndonos responsables de él. Por todo lo dicho,
Podemos decir, también, que más allá del cuidado podemos colegir que una propuesta de este talante,
que tenemos y prodigamos a las personas y a las co- puede dar cuenta de nuestra realidad social y servir
sas que amamos, valoramos y conocemos, hemos de fundamento para el consenso de unos mínimos,
sido objetos y sujetos de cuidado; que gracias al cui- que nos permitan convivir armónicamente con noso-
dado logramos la existencia y permanecemos en ella; tros mismos, con los demás y con la naturaleza.
también por el cuidado muchos seres humanos y no

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