El Peritaje Odontológico Forense
El Peritaje Odontológico Forense
El Peritaje Odontológico Forense
Cuando un paciente se presenta a un consultorio, clínica u hospital para recibir atención y surge alguna
inconformidad de la atención odontológica prestada, el paciente podrá acudir a diversas autoridades y
órganos judiciales para dar a conocer sus quejas sobre los hechos acontecidos y promover demandas o
querellas ante las autoridades competentes como la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED), la
Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), contralorías, procuradurías de justicia, juzgados civiles y
penales.
Es necesario que el odontólogo conozca las diferentes circunstancias que pueden acontecer una vez que el
paciente inconforme ha acudido a alguna de las instituciones y órganos judiciales mencionados con
anterioridad. No todas las denuncias realizadas por un paciente son dignas de comenzar un procedimiento
penal, sino únicamente las que estén descritas en un Código Penal y con más precisión, en algún apartado
de «Responsabilidad profesional». Entiéndase por delito, según el Artículo 7 del Capítulo I del Código Penal
Federal, como toda acción u omisión que sancionan las leyes penales.1
Si bien, la causa más común de la inconformidad de un paciente es que se le haya producido un daño a la
salud bucodental que no tenía previamente, existen diferentes acciones u omisiones que un odontólogo
puede realizar y que pueden ser motivo de demandas e inconformidades, las cuales se detallan a
continuación.
LA CULPA Y EL DOLO
Toda acción u omisión producida en el ejercicio de la profesión puede ser consumada dolosa o culposamente.
Según el Código Penal Federal en su Capítulo I: Reglas Generales sobre Delitos y Responsabilidad, Artículo 9:
«Obra dolosamente quien conociendo los elementos del tipo penal o previendo como posible el resultado
típico, quiere o acepta la realización del hecho. Y obra culposamente quien produce el resultado típico que
no previó siendo previsible o confiando en que no se produciría».1,2
En otras palabras, el dolo se efectúa cuando pese a conocer las consecuencias jurídicas de una determinada
acción, se decide de forma voluntaria y autónoma su realización, y la culpa se realiza cuando sin desearlo
se obtiene un resultado inesperado pero que está tipificado legamente como un delito.
LA MALA PRAXIS
La también llamada «mala práctica» o «dispraxis médica» se presenta cuando se suscitan cronológicamente
un conjunto de errores éticos y clínicos durante la práctica odontológica, independientemente de que el
odontólogo no cuente con los conocimientos mínimos necesarios para dar solución al padecimiento de algún
paciente.2
Citando ejemplos, un odontólogo realiza una mala praxis cuando no cuenta con el material y equipo mínimo
necesario para prestar atención dental, si abandona el tratamiento de un paciente sin justificación alguna, si
el odontólogo es ofensivo y prepotente con un paciente, o bien, cuando existe ausencia de comunicación
efectiva entre el odontólogo y el paciente.
Es relevante resaltar que la parte clínica de un mala praxis no consiste solamente en realizar procedimientos
de poca calidad, sino en el desconocimiento por parte del profesional para emitir un diagnóstico correcto o
la incapacidad de exponer de forma efectiva y entendible las indicaciones postoperatorias de algún
procedimiento.2,3 Cuando a consecuencia de esta dispraxis médica el profesional de la salud produce en el
paciente un daño que no tenía antes de acudir con él, se le denomina iatrogenia.4
LA IMPERICIA
Se trata de aquella atención prestada por personal no calificado, al carecer de la destreza y de los
conocimientos mínimos necesarios para solucionar la problemática bucodental de un paciente. Un
odontólogo actúa con impericia cuando sin tener un título de especialista realiza procedimientos riesgosos
aun sabiendo las consecuencias negativas que pudieran presentarse.
LA NEGLIGENCIA
En estos casos el odontólogo cuenta con el pleno conocimiento y la amplia destreza para dar solución al
padecimiento de un paciente, pero por falta de ética y razones como descuido, olvido o indiferencia, decide
de forma voluntaria no realizar las acciones pertinentes; a pesar de que el pronóstico de un tratamiento
pueda verse afectado (Figura 1).
Por citar algún ejemplo, cuando un odontólogo decide voluntariamente realizar procedimientos de
operatoria dental o endodoncia en ausencia del aislamiento absoluto con dique de hule está actuando con
negligencia. Asimismo, se configura una acción negligente cuando el odontólogo subestima una urgencia real
(como un absceso o una celulitis facial odontogénica) y voluntariamente decide no tratarlo ni referirlo al
especialista correspondiente.
LA IMPRUDENCIA
Se presenta cuando el personal odontológico actúa con exceso de confianza y sin prever las consecuencias
negativas que pudieran presentarse en la realización de un procedimiento determinado. Un ejemplo es
cuando un odontólogo pretende realizar un tratamiento de conductos sabiendo que las limas que utilizará
para la instrumentación se encuentran en malas condiciones o debilitadas por su uso y sabe perfectamente
que éstas pueden fracturarse dentro de los conductos y a pesar de eso, decide utilizarlas. En las figuras 2 A y
B se muestra el caso de una paciente bajo tratamiento con bifosfonatos y a quien se le realizó una mala
historia clínica, por inobservancia e imprudencia del odontólogo tratante, quien realizó extracciones
múltiples y ocasionó culposamente una osteonecrosis maxilar y mandibular.
LA INOBSERVANCIA
Un ejemplo es la quemadura por fricción de la comisura labial al realizar una extracción por disección de un
tercer molar inferior.
Con base en lo explicado con anterioridad, cuando un paciente inconforme acude a una institución
competente para informar sobre su queja, se desprenderá un procedimiento pericial que comenzará con un
requerimiento del Ministerio Público o bien de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico con el fi n de analizar
el caso y dar una solución justa para ambas partes (paciente-odontólogo). Todo profesional de la salud dental
debe conocer que existen diferentes circunstancias que pueden generarle falsas imputaciones, sin que exista
una culpa real por parte del odontólogo, por citar algunos ejemplos, cuando el paciente decide
conscientemente no seguir las indicaciones dadas por el odontólogo y a consecuencia de esto aparece una
complicación, omite las terapias farmacológicas, exige tratamientos innecesarios en dientes que no
requieren terapéutica alguna o cuando el paciente voluntariamente decide no continuar con el tratamiento.
Según lo descrito en el Código Civil Federal en su artículo 1910, se indica que si una persona actúa
ilícitamente o contraviene las buenas costumbres y derivado de ello se causa un daño, estará obligado a
repararlo.5 Para que un acción pueda generar responsabilidad propiamente deberá contar con diferentes
características: que la acción realizada sea ilícita, que se haya producido un daño y un nexo causal entre el
daño y el hecho.4
Entre las acciones que pueden inculpar a un odontólogo en el ejercicio de su profesión, la única que se
encuentra aceptada en la mayoría de las legislaciones es el actuar con negligencia e impericia.
Las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) de observancia obligatoria y carácter administrativo tienen que
aplicarse en todo el territorio nacional,6 cuando el odontólogo incurra en anomalías de índole jurídico se
verificará que él haya actuado apegándose a éstas. Es importante resaltar que los juicios de orden civil nunca
tendrán como legítima pena la privación de la libertad; existen diversas sanciones administrativas que
pueden imponerse al profesional de la salud y se describen en el cuadro I.
El Código Penal Federal en su artículo 228 indica que los profesionistas, artistas o técnicos y sus auxiliares
serán responsables de los delitos que cometan en el ejercicio de profesión, advirtiendo también que estarán
obligados a la reparación del daño por sus actos propios y que en caso de reincidir se podrá aplicar la
suspensión temporal o definitiva de su acción profesional.1
Así pues, para que una determinada acción efectuada por un odontólogo sea tipificada, es decir, que dicha
acción se encuentre descrita en un Código Penal como un delito, debe tener ciertas características específicas
que en Derecho se le llaman elementos del delito (Cuadro II).
Cuadro I. Sanciones a las cuales un odontólogo puede ser acreedor en juicios de orden civil/administrativo.
Sanción económica/multa Se determina con base en la gravedad del daño y perjuicio causado
por el profesional de la salud.
Acción u omisión Que el odontólogo haga o deje de hacer algo que cause daño directo al paciente
Punibilidad Que la acción realizada por el odontólogo tiene la característica de ser castigada
por las autoridades competente
PROCEDIMIENTO PERICIAL ODONTOLÓGICO FORENSE
La autoridad que con más frecuencia media este tipo de situaciones es la Comisión Nacional de Arbitraje
Médico, siendo una institución pública gubernamental que ofrece soluciones a desacuerdos entre los
pacientes y los prestadores de servicios de la salud y que a su vez colabora con autoridades judiciales. Según
lo descrito en el Artículo 17 Constitucional toda controversia entre dos partes deberá ser solucionada a través
de las autoridades o tribunales expeditos7 y el Estado otorga a la CONAMED la autorización para mediar en
conflictos de intereses de esta índole, pero sin poder sustituir de forma absoluta a los tribunales impartidores
de justicia. Cuando se conoce de un caso, la CONAMED puede actuar de diferentes maneras.
El llamado arbitraje en amigable composición consiste en asignar a un tercero con autoridad moral; para que
analice los hechos acontecidos, reúna a ambas partes para ofrecer alternativas y así llegar a una solución de
la controversia sin la intervención de la autoridad judicial, por ende esta resolución no puede ser coercible,
esto es, que se puede o no se puede cumplir en lo que se haya acordado.
En la primera etapa probatoria se deberán entregar todas las pruebas tanto del paciente como del
odontólogo para su posterior desahogo. Entiéndase por pruebas toda documentación inherente al caso en
cuestión, como podrían ser el expediente clínico original, historia clínica, exploración extra e intraoral,
odontogramas, radiografías, consentimientos informados o notas de evolución.
El desahogo de pruebas también incluye los testimonios de ambas partes y la intervención pericial. Cuando
esta parte es completada se emitirá una conclusión denominada laudo, la cual se informará al paciente y al
odontólogo; para su adecuada validez legal el laudo deberá ser enviado a los tribunales expeditos quienes
verificarán su autenticidad y posteriormente ordenarán la ejecución del mismo, dando así una solución a la
controversia.8
Si el laudo es en beneficio del paciente, él tendrá derecho a no pagar los honorarios del odontólogo previstos
antes del comienzo del conflicto y además el odontólogo responsable tendrá la obligación de pagar una
indemnización por los daños ocasionados al paciente.
Si por lo contrario, beneficia al odontólogo, él podrá libremente cobrar los honorarios previstos por sus
servicios, los gastos que el juicio le ocasionó y la indemnización de los daños ocasionados en su prestigio
profesional.9
En cuanto al ámbito judicial, el paciente inconforme podrá presentar su denuncia ante el Ministerio Público,
acción con la cual el procedimiento penal se iniciará. Tal como indica el Código Nacional de Procedimientos
Penales (CNPP) en su artículo 211, el procedimiento penal tiene varias
etapas procesales:
investigación inicial,
investigación complementaria,
etapa de juicio.10
Durante la etapa de investigación inicial se efectuará la denuncia, que se puede definir como el mecanismo
mediante el cual un individuo da a conocer a las autoridades competentes la probable comisión de un
delito.11 Una vez realizada, se deberá enviar un citatorio al odontólogo para que comparezca ante el
Ministerio Público en los días subsecuentes. En esta etapa de la investigación penal, al odontólogo se le
denominará «imputado» y tendrá derecho a contar con un abogado defensor desde el inicio del
procedimiento. De acuerdo con lo previsto en el artículo 216 del CNPP, tanto la víctima como el imputado
podrán solicitar la ejecución de todos los actos de investigación que sean útiles para el esclarecimiento de
los hechos, la solicitud no podrá prolongarse más de tres días posteriores a la fecha en que se haya formulado
la petición. Todos los elementos de prueba que se recolecten deberán ser protegidos por la cadena de
custodia como lo indica el artículo 227 del CNPP.
Al comienzo de la audiencia inicial, el Juez de control asignará un abogado al odontólogo en caso de que no
lo tenga y le hará saber los hechos que se le imputan, igualmente el Juez será quien decida con base en los
hechos si el imputado debe ser detenido como medida cautelar, o bien, si puede seguir en libertad durante
las fases subsecuentes del procedimiento; esto siempre y cuando se presente a la totalidad de las audiencias,
por lo que el Ministerio Público podrá solicitar al Juez una orden de aprehensión o de comparecencia si lo
considera necesario.
El objetivo de la etapa intermedia es el ofrecimiento y la admisión de los medios de prueba en una fase oral
y posteriormente una escrita.
De acuerdo con lo estipulado por el CNPP las pruebas pueden ser confesionales, mediante documentos
privados o públicos, dictámenes periciales o declaraciones de testigos. Una vez desahogadas las pruebas se
llegará a la última etapa, en la que el Juzgador emitirá sentencia .
Todo odontólogo debe conocer las acciones u omisiones que pueden ocasionar inconformidades por parte
de los pacientes durante el ejercicio de su profesión y estar enterados de las consecuencias jurídicas que
puedan suscitarse en caso de que estas inconformidades lleguen a las autoridades competentes.
Asimismo, los odontólogos deben evitar al máximo la ejecución de conductas inadecuadas que ocasionen
efectos indeseables en la salud de los pacientes, ya que pueden ser sancionadas según corresponda la
gravedad de su actuar. Todo estomatólogo deberá apegar sus acciones profesionales a las leyes y
normatividades vigentes para evitar el desarrollo de litigios de orden civil o penal.
REFERENCIAS
3. Cano VF, Cáceres NE, Díaz AE. Dispraxis. “Praxis, dispraxis médica y Derecho Penal”. Instituto de
Investigaciones jurídicas, Universidad Nacional Autónoma de México, 2a ed. 2012.
4. Domínguez MJ, Sánchez BJ. Homenaje al maestro José Barroso Figueroa por el Colegio de profesores de
Derecho Civil, Facultad de Derecho-UNAM. Capítulo 10. “Responsabilidad civil médica”. México, 2014.
7. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (comentada). Décimo Octava Edición. Abril, 2012.
Edit. Trillas.
9. Valle GA, Fernández-Varela MH. Arbitraje médico. Fundamentos teóricos y análisis de casos
representativos. Cap.4 “Marco jurídico de la práctica médica”. México, Ed. Trillas, 2014.
10. Quintana VJ, Cabrera MA. Manual de procedimientos penales. Cap. 5 “Defi nición de proceso”. México,
Ed. Trillas, 2008.
11. Código (Único) Nacional de Procedimientos Penales. Ley nacional de mecanismos alternativos de solución
de controversias en materia penal. Enero 2016. Editorial SIS