Geologia de CaboRojo
Geologia de CaboRojo
Geologia de CaboRojo
DE LA REPÚBLICA DOMINICANA
ESCALA 1:50.000
CABO ROJO
(5869-I)
CARTOGRAFÍA GEOLÓGICA
MICROPALEONTOLOGÍA
TELEDETECCIÓN
DATACIONES ABSOLUTAS
- Dr. Janet Gabites (Earth & Ocean Sciences, Universidad de British Columbia)
- Dr. Richard Friedman (Earth & Ocean Sciences, Universidad de British Columbia)
- Mapas de muestras
- Álbum de fotos
The Cabo Rojo Sheet is located in the southern foothills of the Sierra de Bahoruco in the
Oviedo-Cabo Rojo platform. Eocene to Pliocene marine carbonate formations dominate
this area along with outcrops of a wide range of Quaternary coastal formations that record
short-term movements of the shoreline.
The geological structure corresponds to a slightly deformed, SW-dipping monocline
series, where a few folds have been differentiated with a wide radius of curvature and low
dip flanks.
During the Eocene, carbonates of inner and middle-platforms of Aceitilar and Trudillé units
are deposited overlying the irregular toporgraphical reliefs of the Caribbean Plateau. In the
lower Oligocene, a generalized regression in the basin generates partial emersion
resulting in an increase of topographical irregularities in Cretaceous volcanic paleoreliefs.
A new transgression and deepening of the basin during the upper Oligocene triggers the
sedimentation of the Upper Mb of the Neiba Fm and the base of the Pedernales unit,
consisting of the Loma del Guano and Quemados de Basilio Mbs that record
sedimentation in middle and distal areas of a carbonate ramp. These environmental
conditions dominate until the lower Miocene, when a maximum transgression is recorded
within the hemipelagic carbonates of Las Mercedes Mb of the Pedernales Unit.
From this point onward the basin experiences progressive shallowing during the Neogene
that is coeval with the uplift of the Sierra de Bahoruco, with the formation in this sector of
the basin that hosts the shallow carbonate deposits of Loma de Peblique Mb followed by
the development of La Cueva Unit reef facies along the southern side of the Sierra de
Bahoruco. This regression could have been related to the generalized transpressive
regime prevailing in the island and also to the indentation of the Beata Ridge from the
south.
Lastly, during the Quaternary sustained uplift of the reliefs takes place in parallel with
erosional modelling of marine scarps and the deposition of coastal sediments over the
region’s Tertiary limestones that are linked to rapid sea level fluctuations.
Hoja de Cabo Rojo (5869-I) Página I de V
Memoria
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN................................................................................................................. 1
1.4. Antecedentes............................................................................................................. 18
2. ESTRATIGRAFIA.............................................................................................................. 21
2.1.2.1. Formación Neiba. Miembro Superior (3). Calizas margosas y tableadas con
silex, margas y margo-calizas. Oligoceno-Mioceno inferior. P3-N11 .................. 31
2.1.3.1. Unidad Pedernales. Miembro Loma del Guano (4). Calizas beiges y rosadas
bien estratificadas. Oligoceno superior-Mioceno inferior. P32-N11. .................... 34
2.2.1.1. Unidad Pedernales. Miembro Las Mercedes (6). Calizas rosadas con
foraminíferos planctónicos. Mioceno inferior-medio. N11-2 ................................ 36
2.3.1.4. Playas de bolsillo antiguas. Calizas (16 y 18) y areniscas (19) oolíticas y
bioclásticas. Pleistoceno superior. Q3 ............................................................... 43
2.3.1.5. Laguna costera antigua. Calizas fétidas, ocres, con gasterópodos (17) y
limos carbonatados, bioclásticos ricos en materia orgánica (20). Pleistoceno.
Q3 ...................................................................................................................... 44
2.3.1.10. Marisma baja o manglar (28). Lutitas ricas en materia orgánica. Holoceno.
Q4 ...................................................................................................................... 46
2.3.2.1. Manto eólico (10). Arenas oolíticas cementadas y limos . Pleistoceno. Q2 ... 46
2.3.6.1. Coluviones (22). Bloques y cantos de calizas con arcillas rojas. Holoceno.
Q4 ..................................................................................................................... 48
3. TECTÓNICA ..................................................................................................................... 49
4. GEOMORFOLOGÍA .......................................................................................................... 63
5. HISTORIA GEOLÓGICA................................................................................................... 73
6.1.2. Hidrogeología...................................................................................................... 82
8. BIBLIOGRAFÍA................................................................................................................. 95
1. INTRODUCCIÓN
1.1. Metodología
Zona Norte:
- La Vega (La Vega, 6073-I; Jarabacoa, 6073-II, Manabao, 6073-III; y Jánico, 6073-IV)
- San Francisco de Macorís (Pimentel, 6173-I; Cotuí, 6173-II; Fantino, 6173-III; y San
Francisco de Macorís, 6173-IV)
- Sánchez (Sánchez, 6273-I; Palmar Nuevo, 6273-II; Cevicos, 6273-III; y Villa Riva,
6273-IV)
- Santiago (San Francisco Arriba, 6074-I; Santiago, 6074-II; San José de las Matas,
6074-III; y Esperanza, 6074-IV)
- Salcedo (Río San Juan, 6174-I; Guayabito, 6174-II; Salcedo, 6174-III; y Gaspar
Hernández, 6174-IV)
Zona Sureste:
- Santo Domingo (Guerra, 6271-I; Boca Chica, 6271-II; Santo Domingo, 6271-III; y
Villa Mella, 6271-IV)
- San Pedro de Macorís (Ramón Santana, 6371-I; Boca del Soco, 6371-II; San Pedro
de Macorís, 6371-III; y Los Llanos, 6371-IV)
- La Romana (Higüey, 6471-I; San Rafael del Yuma, 6471-II; La Romana, 6471-III; y
Guaymate, 6471-IV)
5875 6075
OCÉANO ATLÁ NTICO
5975 6175
DE
5872 5972 6072 6172 6272 6372 6472 6572
I
5969
5869 MAR CA RI B E
5968
0 25 50 75 100 125 Km.
Figura 1.1. Distribución de Hojas a escala 1:50.000 de la República Dominicana y situación de la Hoja
de Cabo Rojo (5869-I).
Zona Sur:
Zona Suroeste:
Ya que cada Hoja forma parte de un contexto geológico más amplio, la ejecución de cada
una de ellas se ha enriquecido mediante la información aportada por las de su entorno, con
frecuentes visitas a sus territorios; por ello, a lo largo de la presente memoria son frecuentes
las referencias a otras Hojas, en especial a las contiguas.
Todos los trabajos se efectuaron de acuerdo con la normativa del Programa Nacional de
Cartas Geológicas a escala 1:50.000 y Temáticas a escala 1:100.000 de la República
Dominicana, elaborada por el Instituto Tecnológico y Geominero de España y la Dirección
General de Minería de la República Dominicana, e inspirada en el Modelo del Mapa
Geológico Nacional de España a escala 1:50.000, 2ª serie (MAGNA).
A menor escala esta zona, caracterizada por su extrema aridez y un relieve muy poco
accidentado, se localiza en la conocida como Llanura de Oviedo-Pedernales o, en sentido
más amplio, Procurrente Sur de Barahona. Toda la región posee una ausencia casi total de
infraestructuras y pueblos, al margen de la carretera nacional Nº44 Barahona-Pedernales,
las instalaciones militares y puerto de carga de Cabo Rojo, o la gran cementera de la
empresa colombiana Cementos Andino, todas ellas concentradas en escasos 8 Km2. El
único núcleo urbano, que se sitúa en la costa, es la pequeña aldea pesquera de La Cueva,
donde gran parte de las viviendas están excavadas en la caliza pliocena, que posee una
población inferior a 200 personas.
La Hoja de Cabo Rojo se encuentra a unos 170 Km en línea recta de la capital, Santo
Domingo, y unos 250 Km por carretera por el itinerario más corto y cómodo posible. Este
itinerario consiste en tomar la carretera nacional Nº6 desde la capital hasta San Cristóbal
(Autopista 6 de Noviembre) y continuar hasta Azua por la carretera nacional Nº2, también
conocida como Carretera Sánchez. Esta vía está actualmente en obras y tiene un tráfico
muy denso, en ocasiones de vehículos pesados, aunque en general el asfalto se encuentra
en muy buenas condiciones. Una vez alcanzado Azua, la nacional Nº 2 empalma
directamente con la carretera nacional Nº 44, que llega hasta Barahona. En esta ciudad se
debe seguir la carretera de la costa que bordea prácticamente toda la Península de
Bahoruco hasta entrar en la Hoja de Cabo Rojo, 15 km al noroeste del pueblo de Oviedo.
De esta forma, la mayor parte de las observaciones de buena calidad se han llevado a cabo
a lo largo de las carreteras o en afloramientos costeros. Por otra parte, cerca de las
carreteras existen varias canteras utilizadas para la extracción de calizas para árido y uso
ornamental que han permitido completar la cartografía y obtener datos geológicos precisos.
La topografía de toda la zona se caracteriza por la presencia de una notable planicie que
ocupa la mitad meridional de la Hoja. Posee una ligera inclinación general hacia el SO y una
altitud media inferior a los 150 m que disminuye de forma gradual hacia el litoral. De forma
intermitente, esta tónica es rota por la aparición de elevaciones aisladas, que forman
sucesivos escalones de diferente altura, claramente divisables en el paisaje. Hacia el NE el
relieve se hace algo más abrupto e incrementan progresivamente la altitud de los cerros y
lomas, que llegan a alcanzar los 610 metros en los Cerros de Bucan Tussen, cerca del límite
con las hojas de Pedernales y Arroyo Dulce. Existen, además, otras elevaciones en la zona
que destacan, no tanto por su altura como por definir escarpes muy claros en un contexto
topográfico tan regular y plano, como la Loma del Guano (232 m) y Los Quemados de
Basilio (330 m)
La red fluvial es muy pobre y está integrada por un pequeño número de arroyos y cañadas,
generalmente de carácter intermitente, que procedentes de los relieves montañosos,
localizados al noreste, alcanzan la planicie. De esta forma, no hay aguas superficiales
permanentes en la Hoja aunque sí se ha constatado la existencia de un importante sistema
de circulación endokárstico de aguas subterráneas procedente de la Sierra de Bahoruco que
La vegetación de la región, que excepto en las zonas costeras cubre la gran parte de la
superficie de la hoja, puede clasificarse como monte espinoso subtropical constituido por
arbustos y plantas espinosas. Entre ellas destacan diferentes especies de cactáceas y
acacias como la guazábara, el cagüey y el cambrón. Hacia zonas más altas, en el NE, algo
más templadas y húmedas, existen áreas en que predomina el bosque seco subtropical,
principalmente formado por diferentes especies de cactáceas, arbustos y algunos árboles
como el cayuco, la baitoa, el cambrón, el aroma, el guayacán o el guano. En el litoral se han
descrito lagunas costeras, muy ricas en fauna, colonizadas por juncos y otras especies de
plantas salobres. Las orillas de estas lagunas pueden estar bordeadas por algunas zonas de
manglar.
Figura 1.2. Modelo digital del terreno de la Hoja de Cabo Rojo (5869-I) y Punta Ceminche (5869-II).
La República Dominicana ocupa aproximadamente los dos tercios más orientales de la Isla La
Española, cuya superficie total es de unos 80.000 km2, lo que la convierte en la segunda isla
más extensa de las Antillas Mayores. Desde el punto de vista fisiográfico la isla está
constituida por cuatro alineaciones montañosas principales que, de norte a sur y según la
toponimia dominicana, son la Cordillera Septentrional, la Cordillera Central, la Sierra de Neiba
y la Sierra de Bahoruco, separadas por tres grandes valles según el mismo orden, el Valle del
Cibao, el Valle de San Juan y el Valle de Enriquillo. La orografía de la isla es muy accidentada,
e incluye las mayores altitudes de las Antillas Mayores (picos Duarte y la Pelona, con 3087 m).
La colisión de este arco magmático con la Plataforma de las Bahamas (margen continental
meridional de Norte América), da lugar a la transición de un régimen dominado por la
subducción a uno con desplazamientos en dirección, que ha continuado a lo largo del
Neógeno (Dolan y Mann, 1998). Desde entonces, este límite de placas tiene un carácter
transpresivo senestro. Las reconstrucciones de placas propuestas para la región
septentrional del Caribe, indican que la plataforma de las Bahamas se ha movido
relativamente hacia el oeste respecto a la del Caribe en los últimos 20 Ma y que los efectos
colisiones se han intensificado en la Española en los últimos 5 Ma (Mann et al., 2002; Pindell
y Kennan, 2006; Pindell y Kennan., 2009).
Por otra parte, basándose en su diferente historia geológica, la Española ha sido dividida en
varias unidades tectonoestratigráficas (denominadas terrenos en sentido amplio), que han
sido yuxtapuestas tectónicamente por zonas de desgarre de dirección ONO-ESE y edad
post-Eoceno Superior/Oligoceno (Mann et al., 1991). Estas zonas de falla son: Septentrional
(ZFS), La Española (ZFLE), Bonao-La Guácara (ZFBG), San Juan-Restauración (ZFSJR) y
Enriquillo-Plantain Garden (ZFEPG) (Figura 1.5).
Las rocas de estos terrenos están regionalmente cubiertas por rocas sedimentarias
siliciclásticas y carbonatadas de edad Eoceno Superior a Plioceno, que postdatan la
actividad del arco-isla y registran las deformaciones relacionadas con la colisión oblicua
arco-continente y, más recientemente, con la subducción activa el margen meridional de la
isla (Bourgois et al., 1983; Mann et al., 1991, 1995; Calais y Mercier de Lépinay, 1995; Dolan
et al., 1998; Mann, 1999; Hernáiz Huerta y Pérez Estaún, 2002).
Los estudios realizados en la República Dominicana, en buena parte enmarcados dentro del
Programa SYSMIN, han permitido distinguir de Norte a Sur las siguientes unidades o
dominios geológicos (Figuras. 1.4, 1.5 y 1.6):
Figura 1.3. Mapa de la placa Caribeña mostrando la situación de la isla de La Española en su borde septentrional. En la figura se muestran también los límites
estructurales de la placa Caribeña con otras placas y los principales elementos tectónicos.
Figura 1.3 (cont). Mapa del margen septentrional de la placa Caribeña (mod. de Lewis y Draper,
1990; Mann et al., 1991). La Española ha sido dividida en varios terrenos tectonoestratigráficos en
base a su diferente historia geológica, yuxtapuestos tectónicamente por zonas de desgarre de
dirección ONO-ESE y edad post-Eoceno/Oligoceno (Mann et al., 1991). Estas zonas de falla son:
Septentrional (ZFS), La Española (ZFLE), La Guácara-Bonao (ZFBG), San Juan-Restauración
(ZFSJR) y Enriquillo-Plantain Garden (ZFEPG).
(2) La Cordillera Oriental, donde aflora el arco isla primitivo del Cretácico Inferior (al igual
que en determinados puntos a lo largo del borde septentrional de la Cordillera Central), que
incluye las rocas volcánicas y volcanoclásticas de la Fm Los Ranchos y los Esquistos de
Maimón y Amina, los cuales resultan ser petrológica y geoquímicamente equivalentes
(Bowin, 1975; Draper y Lewis, 1991; Kesler et al., 1990, 2005; Lebron y Perfit, 1994; Lewis
et al., 1995, 2000, 2002; Joubert et al., 2004; Escuder-Viruete et al., 2004, 2006). El
Complejo Río Verde situado estructuralmente al SO representa el arco fallado o la cuenca
de trasarco adyacente al frente volcánico (Escuder-Viruete et al., 2009). En la Cordillera
Oriental, la Fm Los Ranchos está estratigráficamente recubierta por la potente secuencia
sedimentaria siliciclástica de la Fm Las Guayabas. Esta unidad está formada por areniscas
con abundantes terrígenos derivados de la erosión de un arco isla, por lo que se interpreta
constituyen el relleno de la cuenca delantera del Arco Isla Caribeño del Cretácico superior
(García Senz et al., 2004).
Figura 1.4. Principales unidades morfotectónicas de La Española según Lewis y Draper (1990).
Figura 1.5. Mapa de los terrenos tectonoestratigráficos de La Española según Mann et al. (1991): (1)
Samaná; (2) Puerto Plata-Pedro García-Río San Juan; (3) Altamira; (4) Seibo; (5) Oro; (6) Tortue-
Maimón-Amina; (7) Loma Caribe-Tavera; (8) Duarte; (9) Tireo; (10) Trois Rivières-Peralta (11) Presq’ile
du Nord-Ouest-Neiba; y (12) Hotte-Selle-Bahoruco. Zonas de Falla: ZFRG, Río Grande; ZFS,
Septentrional; ZFBG, Bonao-La Guácara; ZFH, Hatillo; ZFLE, La Española; ZFEPG, Enriquillo
Plantain Garden; ZFSJR, San José- Restauración; ZFLPSJ, Los Pozos-San Juan.
Viruete et al., 2004; Joubert et al., 2004; Stein et al., 2004). Sobre estos materiales tuvo
lugar la extrusión de la potente Fm Basaltos de Pelona-Pico Duarte, que corresponde a un
magmatismo intraplaca relacionado con los eventos más tardíos de construcción del Plateau
Oceánico Caribeño en el Campaniense-Maastrichtiense (Escuder-Viruete et al., 2009).
(7) En la posición más meridional del país, las sierras de Neiba, Martín García y Bahoruco,
están constituidas por materiales de naturaleza eminentemente calcárea de edad Eoceno-
Mioceno. Su levantamiento muy reciente, a partir del Plioceno Inferior-Medio, está
relacionado con el emplazamiento en superficie de un fragmento del plateau oceánico del
Caribe aflorante en el núcleo de la sierra de Bahoruco (y sus equivalentes en territorio
haitiano, sierras de Hotte y Selle; Maurasse et al., 1979; Sen et al., 1988; Girard et al., 1982)
así como también, posiblemente, en el núcleo de la Sierra de Neiba (Hernáiz-Huerta, 2004a
y b). Se denomina plateau oceánico del Caribe a un episodio de basaltos masivos oceánicos
de edad Cretácico Superior que se ha identificado en sondeos y perfiles sísmicos en el
sustrato de buena parte del mar Caribe y de la dorsal de Beata (Kerr et al., 2002).
Los resultados obtenidos en los Proyectos del Programa SYSMIN han supuesto un nuevo
e importante avance en el conocimiento de la geología estructural de la República
Dominicana. Desde un punto de vista tectónico, la estructura de la Isla de La Española
resulta de la convergencia oblicua a la colisión final del sistema de arco-isla Caribeño
Cretácico y la placa de Norte América, que tuvo lugar desde el Eoceno Medio-Superior
(Bowin, 1975; Donnelly et al., 1990; Mann et al., 1991, 1995, 1999; Draper et al., 1994;
Escuder-Viruete y Pérez-Estaún, 2006).
transcurrente senestro entre las placas de Norte América y Caribeña (Mann, 1999; Mann
et al., 1991, 2002; Calais y Mercier de Lépinay, 1995; Dolan et al., 1998).
La historia geológica simplificada que registran las muy variadas rocas que constituyen la
isla de La Española puede sintetizarse en los siguientes eventos:
• Jurásico Medio-Superior. Edad de formación de las rocas oceánicas más antiguas del
Caribe, siendo tanto de procedencia Pacífica como resultado de la formación del océano
del proto-Caribe debido a la separación entre las placas de Norte y Sur América (Mann et
al., 1991; Montgomery et al., 1994; Lewis et al., 1999; Escuder-Viruete y Pérez-Estaún,
2006; Escuder-Viruete et al., 2008).
• Cretácico Inferior. Génesis del Arco de Islas Primitivo, representado por las Fms Los
Ranchos, Amina y Maimón, junto con el Complejo Río Verde (Donnelly et al., 1990;
Lebrón y Perfit, 1994; Draper et al., 1994; Lewis et al., 1995, 2000, 2002; Kesler et al.,
1977, 2003, 2005; Escuder-Viruete et al., 2006, 2008, 2009), sobre una zona de
subducción con polaridad hacia el Sur (en la posición actual; Krebs, 2008; Pindell et al.,
2006; Escuder-Viruete et al., 2008). Existencia de episodios magmáticos relacionados
con la actividad de una pluma mantélica, representados por los basaltos magnesianos y
picritas del Complejo Duarte (Draper y Lewis, 1991; Lewis et al., 2000; Lapierre et al.,
1997, 1999, 2000; Escuder-Viruete et al., 2004, 2005, 2007).
inicio de los desplazamientos laterales entre el arco primitivo y el arco Cretácico Superior,
así como respecto a su parte frontal (prisma acrecional y cuencas de antearco; Donnelly,
1973, 1989, 1994).
• Eoceno Medio-Superior. Continúa la colisión del arco de islas con la plataforma de las
Bahamas, exhumación de las rocas de alta P (De Zoeten y Mann, 1991, 1999; Joyce,
1991; Gonçalves et al., 2000) y cese de la actividad magmática relacionada con la
subducción. Desplazamiento a lo largo de la Falla de la Española provocando la
aproximación de las parte traseras del arco a las partes frontales.
1.4. Antecedentes
(1980), Lewis y Draper (1990), Maurrasse (1981), Nagle (1974 y 1979) y Pindell y Draper
(1991).
En cuanto a los estudios de índole geomorfológica, son escasos, al igual que en el resto
de la República Dominicana. De entre ellos, hay que resaltar el libro Geografía
Dominicana (De la Fuente, 1976), que además de aportar una abundante cantidad de
datos geográficos e ilustraciones, apunta numerosas consideraciones de orden
geomorfológico; sus denominaciones geográficas han servido de referencia durante la
realización del presente trabajo. Entre los trabajos más recientes es preciso señalar los
desarrollados en la región limítrofe con motivo del Proyecto de Cartografía Geotemática
de la República Dominicana (Díaz de Neira, 2004a), que suponen un considerable
avance en el conocimiento geológico de la región. Por último, merece la pena destacar la
recopilación de artículos elaborados a partir de la información acumulada en dicho
proyecto (Pérez-Estaún et al., 2002), de entre los que cabe señalar el de Díaz de Neira y
Solé por su interés en la estratigrafía del Neógeno de la región. También dentro del
Programa SYSMIN, aunque con un carácter más general con relación al ámbito
dominicano, es preciso señalar los relativos a aspectos sísmicos (PROINTEC, 1999) e
hidrogeológicos (ACUATER, 2000).
Por otro lado, son realmente escasos los trabajos destinados a estudiar concretamente
la geología de la Sierra y Península de Bahoruco. Se han realizado básicamente dos
trabajos de índole regional, que constituyen los únicos estudios en los cuales se aborda
la estratigrafía y tectónica de la región: Romeo Llinás (1971) y Osiris de León (1989). En
el primero de ellos se estudia el área comprendida entre Polo y Duvergé, con una
perspectiva muy estratigráfica y abordando el estudio de todas las unidades
estratigráficas que afloran en este sector.
2. ESTRATIGRAFÍA
muchas ocasiones han tenido que definirse nuevas unidades litoestratigráficas con el
objetivo de organizar y facilitar la descripción de los nuevos datos sedimentológicos y
estratigráficos derivados del trabajo desarrollado en este proyecto con los previos (Figura
2.1).
La Hoja de Cabo Rojo comprende varias unidades tanto litológicas como estructurales de
diferente origen y naturaleza diversa, que pueden agruparse en dos grandes conjuntos:
los materiales sedimentarios carbonatados de edad Eoceno-Plioceno, representativos de
un plataforma con alta producción carbonatos y que se extienden a lo largo de la mayor
parte de la Hoja (ver en figura 2.1); y los depósitos litorales, que reflejan la migración de
la línea de costa hacia el suroeste como consecuencia del levantamiento continuado de
la Península de Bahoruco durante todo el Cuaternario.
Unidad de La Cueva*
Sin Unidad
Litoestratigráfic a
Und. Maniel Viejo
Mb. Loma de Peblique
Und. * Und. de Barahona
*
Ud. Las Merc edes
Fm. Río Arriba Mb.*
Ud. Mb.
Ud.
Quem ados Lom a de * Mb.
Ud.
de Basilio Guano Sitio
UD.
Nuevo
Mb.
Ud. Aguas Negras
Caliza Mb.
Fm. Neiba (m b. sup) *
Pedernales Fm.
Sombrerito
Mb. El Mogote
Mb. Fm. Neiba (m b. inf)
La Compañía
Fm. Neiba
*
Ud. Trudillé Ud. Ac eitillar *
Caliza Ac eitillar Und. de Polo
Fm. Plaisanc e
Tras estudiar estos dos aspectos, hemos preferido en este proyecto dar rango de
formación a la “Caliza Pedernales”. Por tanto, las unidades litoestratigráficas en las que
se ha dividido la Formación Pedernales muestran relaciones laterales y verticales entre
ellas, pero tendrían el rango de miembro. Las diferencias entre ellas están justificadas en
aspectos de facies, organización estratigráfica y distribución cartográfica, aunque en
ocasiones pueden llegar a ser sutiles y transicionales. Son las siguientes: miembro de
Sitio Nuevo, miembro Loma del Guano, miembro Los Quemados de Basilio, miembro Las
Mercedes y miembro Loma de Peblique, tados comprendidos entre el Oligoceno superior
y el Mioceno medio.
2.1. Paleógeno
Aunque no aflora dentro de la Hoja de Cabo Rojo, los diferentes mapas geofísicos
aerotransportados reflejan la proximidad a la superficie de un importante volumen de
rocas ígneas en el subsuelo que generan anomalías positivas muy evidentes. Por otro
lado, numerosos autores previos han puesto de manifiesto que el basamento de la Sierra
de Bahoruco consiste en una alternancia de basaltos no metamórficos y doleritas, que
también incluyen calizas pelágicas, cherts, limolitas silíceas y areniscas vulcanoclásticas.
Las dataciones paleontológicas y radiogénicas de estos materiales le atribuyen una edad
Cretácico inferior-Cretácico superior, y han sido descritos principalmente en Haití, donde
se conoce como Formación Dumisseau (Maurrasse et al., 1979).
Además de las relaciones verticales entre las unidades del Grupo Bahoruco, algunas de
estas se relacionan lateralmente, y a su vez, constituyen equivalentes laterales de la
Formación Neiba, unidad más distal dentro de la cuenca paleógena de Bahoruco.
Componen el Grupo Bahoruco las unidades de Aceitillar, la Compañía, el Mogote y
Aguas Negras.
2.1.1.2. Unidad Trudillé (2). Calizas masivas, beiges, con algas y macroforaminíferos.
Eoceno superior-Oligoceno inferior? P23-P31
La Unidad de Trudillé, de nueva definición, está formada por calizas de aspecto masivo,
de un característico color beige-marrón, que tiene una facies, organización, aspecto y
distribución espacial diferente a la unidad de Aceitillar, por lo que se ha diferenciado
como una unidad aparte aunque se trate de un claro equivalente lateral. Ocupa toda la
parte sur de la Península de Bahoruco y casi la totalidad de la Isla Beata.
Sólo se ha descrito un pequeño afloramiento situado muy cerca del límite con las hojas
de Punta Ceminche y Oviedo, en el paraje conocido como Sabana Grande. Su
identificación sobre el terreno en este punto, muy complicada dada las condiciones de
afloramiento y la intensa alteración de la roca, se produjo gracias a la datación de una
muestra y al característico color que presentan las facies de esta unidad. Su potencia,
dentro de la hoja se estima en unos 500 metros como mínimo.
Las facies de la Unidad Trudillé representan la parte media a interna de una rampa
carbonatada, probablemente adyacente a los sectores de la cuenca menos profundos
localizados al suroeste de la posición que ocupa en la actualidad la sierra, mucho más
próximos al paleocontinente paleógeno que el resto de las unidades descritas. Es muy
probable que la aparición de este afloramiento se justifique por la existencia de una
emersión durante el Oligoceno que diera lugar a la erosión de los materiales eocenos de
la cuenca y al modelado de un paleorrelieve muy irregular. Una nueva sumersión de la
plataforma en el Oligoceno superior-Mioceno favoreció la formación de islas rodeadas de
calizas someras como las descritas en el Miembro Quemados de Basilio de la Unidad
Pedernales (ver después).
2.1.2.1 Formación Neiba. Miembro Superior (3). Calizas margosas y tableadas con silex y
margas y margo-calizas. Oligoceno-Mioceno inferior. P3-N11
La Fm Neiba es descrita por primera vez en la Península de Bahoruco por Osiris de León
(1989) como una unidad fácilmente diferenciable por presentar una serie de calizas
tableadas con nódulos o niveles de sílex, mostrando un aspecto de campo muy
característico. Por otro lado, en los trabajos de cartografía realizados en la Hoja de
Barahona (Díaz de Neira, 2004a) distingue materiales de la Fm Neiba donde Osiris había
cartografiado la Fm Sombrerito. Por tanto, en el caso de la Fm Sombrerito de Osiris de
León, los datos litológicos y de edad, así como las relaciones estratigráficas y su
distribución permiten incluir parte de estos materiales dentro de la Fm Neiba, con quienes
muestran una mayor afinidad.
En estas canteras se describe una sucesión de calizas margosas, tableadas, con nódulos
y niveles de silex con restos de moluscos, radilarios, equínidos y foraminíferos. Intercalan
paquetes decimétricos e incluso métricos de calcarenitas con acumulaciones de fauna
bentónica somera (macroforaminíferos, corales, moluscos, algas) retrabajada. El aspecto
de campo es muy parecido al miembro inferior dada su organización tableada
característica, sin embargo, el contenido más arcilloso es patente en esta unidad y más
frecuente hacia la parte alta, donde se han podido reconocer bancos de margocalizas
masivas, bioturbadas por Thalassinoides, de espesores métricos. En general, las calizas
pueden clasificarse como biomicritas o packstones y grainstones bioclásticos.
Hacia techo estas facies intercalan, de manera gradual, paquetes de calizas blancas con
corales y algas rojas, así como niveles de calizas micríticas rosadas con foraminíferos
planctónicos que marcan el tránsito a la unidad suprayacente, el Mb Las Mercedes de la
Unidad Pedernales.
En general, las características sedimentarias y las facies de esta unidad son parecidas a
las descritas en el miembro inferior de la Fm Neiba, por lo que pueden interpretarse
medios sedimentarios relacionados con la evolución de una rampa carbonatada en
posiciones distales (rampa externa). El contenido fósil pelágico (radiolarios, foraminíferos
planctónicos) y los altos niveles de sílice contribuyen a pensar que se trata de medios
distales dentro de una rampa carbonatada que experimenta llegadas esporádicas de
Son las siguientes: Miembro Sitio Nuevo (Oligoceno-Mioceno inferior), Miembro Loma del
Guano (Oligoceno-Mioceno inferior) y Miembro Los Quemados de Basilio (Oligoceno-
Mioceno inferior) Dentro de esta unidad también se incluye el Miembro Las Mercedes
(Mioceno inferior) y el Miembro Loma de Peblique (Mioceno medio-superior?) (ver más
adelante). Todos ellos, a excepción del Miembro Sitio Nuevo, afloran dentro de la hoja.
Las características generales de este grupo permiten interpretar un medio de rampa
carbonatada afectada por tormentas en sus diferentes zonas interna, media y externa.
2.1.3.1. Unidad Pedernales. Miembro Loma del Guano (4). Calizas beiges y rosadas bien
estratificadas. Oligoceno superior-Mioceno inferior. P32-N11
El Miembro Loma del Guano, de nueva definición, se describe por primera vez en la Hoja
de Cabo Rojo. Los mejores afloramientos se localizan a lo largo de la carretera nacional
Barahona-Pedernales y, sobre todo, en la cantera abierta en los Cerros del Pozo donde
ha sido posible observar su organización interna. Su potencia mínima se estima en unos
500 metros.
Está formada por calizas muy micríticas de un característico color rosado o beige y
textura grumosa, aunque en ocasiones puntuales intercala niveles de tonalidades más
blancas y fosilíferas. Cuando no esta alterada y kasrtificada presenta un aspecto muy
masivo y homogéneo, o aparece dispuesta en bancos decimétricos y métricos, de
geometría tabular, que se muestran amalagamados. Puede contener nódulos de silex y,
aunque generalmente es muy pobre en fauna, al microscopio se han observado de forma
ocasional foraminíferos, ostrácodos, corales y algas dispersos, difíciles de apreciar como
consecuencia de procesos de disolución y recristalización. Desde un punto de vista
petrográfico, estas calizas pueden clasificarse como mudstone/wackstone con
foraminíferos planctónicos, o biomicritas y pelmicritas con peloides.
2.1.3.2. Unidad Pedernales. Miembro Quemados de Basilio (5). Calizas blancas y beiges,
oncolíticas, con corales, intercaladas con calizas rosadas con foraminíferos planctónicos.
Oligoceno superior-Mioceno inferior. P32-N11
Al igual que el miembro anterior, es de nueva definición y se describe por primera vez en
de la Hoja de Cabo Rojo. Guarda cierto parentesco en facies y forma de aflorar con el
Miembro Loma del Guano. Su estudio ha sido muy complicado debido al difícil acceso y
al as malas condiciones en las que aflora estos depósitos. Los mejores cortes se han
descrito en los escarpes del paraje conocido como Los Quemados de Basilio, de donde
toma el nombre esta nueva unidad. Su potencia mínima estimada es de unos 500 metros.
Su contacto basal es una discontinuidad sobre las calizas de la Unidad Trudillé, pero es
seguro que mantiene esta misma relación estratigráfica con la Unidad Aceitillar. Presenta
una evidente relación lateral con el Miembro Loma del Guano, al que pasa gradualmente
hacia el norte.
Desde un punto de vista estratigrafico y sedimentológico la unidad está formada por una
serie de calizas, generalmente masivas, de un característico color rosado, con
foraminíferos planctónicos, donde aparecen frecuentes niveles de calizas blanquecinas
con fauna bentónica dispersa, especialmente, macroforaminíferos (Lepidocyclina,
Operculinoides), algas y corales. Petrográficamente estas facies pueden clasificarse
como biomicritas o packstones de globigerinas y wackstones bioclásticos.
Al igual que el Miembro Loma del Guano sus facies podrían corresponder con una rampa
media, a la luz del mayor contenido en fauna somera retrabajada, tal vez algo más
proximal que la primera, con llegada de material somero más frecuente (tempestitas)
intercalada entre episodios dominantes hemipelágicos.
2.2. Neógeno
2.2.1.1. Unidad Pedernales. Miembro Las Mercedes (6). Calizas rosadas con
foraminíferos planctónicos. Mioceno inferior-medio. N11-2
La unidad está compuesta por bancos de calizas decimétricos, de tonos rosados, con
gran cantidad de foraminíferos planctónicos y radiolarios que alternan con niveles de
calizas más margosas y de aspecto noduloso y alabeado. Las facies dominantes son
biomicritas o mudstone/wackestone de foraminíferos planctónicos. Hacia la parte alta de
la unidad se encuentran algunos bancos decimétricos de calizas, con restos de corales y
moluscos, que representan el paso gradual hacia la unidad suprayacente, las calizas de
la Loma de Peblique.
El contenido casi exclusivo de fauna planctónica hace pensar que esta unidad se
depositó en un ambiente distal dentro de un contexto de rampa carbonatada (rampa
externa), ya que que la organización estratigráfica no permite hablar de una cuenca
pelágica propiamente dicha; si bien las facies podrían considerarse al menos
hemipelágicas, tratándose de las facies más distales descritas dentro de la Unidad
Pedernales. Su formación implica la culminación de una profundización en la cuenca que
se inició con el depósito transgresivo de las unidades de la base de la Unidad Pedernales
y de Miembro superior de la Fm Neiba. Es de resaltar la ausencia de materiales
margosos en un contexto de rampa externa. Una posible explicación es que todo el
conjunto de la Sierra de Bahoruco actuó como un extenso umbral o plataforma aislada,
sin existir un continente adyacente o un área proximal propiamente dicha que
suministrara aportes siliciclásticos a la cuenca.
Aunque dentro de la Hoja de Cabo Rojo no ha sido posible datar el miembro superior, en
base a su posición estratigráfica y a la asociación de foraminíferos planctónicos
Globigerina sp., Globigerinoides sp., Globorotalia sp. y Orbulina sp., descrita en la Hoja
de Punta Ceminche, se la sitúa en Mioceno inferior-medio.
2.2.1.2. Unidad Pedernales. Miembro Loma de Peblique (7). Calizas masivas rosadas.
Mioceno medio-superior. N12-3
Está compuesta por bancos métricos de calizas rosadas y blancas, de aspecto muy
masivo y con superficies de estratificación mal definidas. En algunas ocasiones, se
observan superficies ligeramente erosivas entre los bancos. Las calizas presentan una
fuerte recristalización, sobre todo afectando a los corales, algas y moluscos, que
constituyen el componente mayoritario de las calizas. Petrográficamente estas facies se
pueden clasificar como biomicritas o packstones bioclásticos.
Las facies más frecuente son calizas muy masivas, de un característico color blanco, con
corales en posición de vida; o muy bioclásticas con moluscos, macroforaminíferos,
braquiópodos, equinodermos y algas. Desde un punto de vista textural estas facies
pueden clasificarse como boundstone o wackstone/packstone bioclásticos. Pueden
presentar una intensa dolomitización que llega a afectar a la mayor parte de los
elementos texturales de la roca.
Es probable que esta unidad sea sincrónica a la deformación que generó los relieves
durante parte del Mio-Plioceno, lo que explica que aparezca a diferentes alturas y en
retazos a lo largo de la vertiente sur de la sierra. Su génesis, asociada a una regresión
forzada por el levantamiento de toda la península, puede correlacionarse lateralmente
hacia el norte con los últimos sistemas continentales y el karst que coronan el techo de
las unidades de Maniel Viejo y de Barahona, muy bien desarrolladas en las hojas de
Pedernales y Polo.
La ausencia de fósiles con valor bioestratigráfico ha impedido datar esta unidad con
precisión en la hoja. Sólo la aparición de algunos taxones como Amphistegina sp,
Operculina sp., y Globorotalia sp ha permitido atribuir a esta unidad una edad Mio-
Plioceno en sentido amplio.
2.3. Cuaternario
Dan lugar a pequeños relieves alargados que alcanzan varios kilómetros de longitud
sobre las diferentes superficies de erosión (Figuras 2.3 y 2.4) descritas en la Hoja (S2, S3
y S5). Las zonas donde afloran son de muy difícil acceso (Sabana de Tiguasen y Sabana
Grande) y las observaciones de campo que han permitido su descripción son muy
puntuales.
Aunque las malas condiciones de afloramiento impiden realizar una interpretación precisa
es indudable que se tratan de sedimentos marinos depositados tras el proceso
transgresivo y/o durante la estabilización posterior del nivel del mar que dio lugar a las
superficies de erosión y a los escarpes. La geometría de estas formas, la fauna y las
características de sus facies parecen indicar la existencia de arrecifes franjeantes, muy
similares a los que actualmente se desarrollan en estas costas del Mar Caribe. La
aparición de facies más bioclásticas y detríticas, con estructuras tractivas y fauna
fragmentada, reflejarían la construcción de barras formadas a espensas de la destrucción
de los arrecifes y/o la existencia de pequeñas zonas de talud adyantes al armazón
arrecifal. Su edad, considerando la cota a la que aparecen y su relación con las diferentes
superficies de erosión marinas, debe ser Pleistoceno medio.
Al igual que las barras bioclásticas, afloran en posiciones muy difíciles de alcanzar debido
a la densa vegetación espinosa que cubre el terreno y a la ausencia de accesos, lo que
ha dificultado mucho su descripción. Se han descrito, principalmente, en la Sabana de
Ofilllé y en el paraje de La Opinión, en el sector suroccidental de la hoja. Estas
Su morfología en planta suele ser alargada o irregular y presenta una orla de depósitos,
paralela a su terminación hacia mar y claramente identificable mediante
fotointerpretación, que refleja el avance de estas formas hacia la cuenca. Preservan, en
parte, la morfología original de un cuerpo bioconstruido lo que ha permitido interpretarlas
como partes de un sistema arrecifal franjeante o adosado a la paleocosta, más
concretamente el armazón y el talud arrecifal. Las dimensiones de estos arrecifes varían
entre centenares de metros y un kilómetro de longitud y unos 400 metros de anchura. Su
espesor supera la decena de metros.
Los arrecifes aparecen cubriendo la superficie erosiva S5, inmediatamente por encima de
los tres sistemas de paleoplayas descritos y datados en el Pleistoceno superior. Es
lógico, por tanto, que estos depósitos deben haberse formado en el Pleistoceno medio y,
probablemente, su génesis pueda vincularse al estadio isotópico 7, a la espera de una
datación absoluta más precisa.
Son depósitos que presentan una escasa extensión cartográfica, pero al encontrarse muy
cementados produce resaltes fuertes cuando se observan sobre el terreno. Aparecen
muy bien desarrollados en la Sabana de Ofillé, formando retazos de afloramientos
aislados sobre la caliza de La Cueva. Su presencia se circunscribe, por cota, a las dos
Se interpretan como eventos de alta energía que afectan a los sistemas de playas fósiles,
en ocasiones superando el cordón litoral y progresando directamente sobre el continente y
formaciones cuaternarias más antiguas.
Su relación sedimentaria con las paleoplayas permite asignarles una edad Pleistoceno
superior.
2.3.1.4. Playas de bolsillo antiguas. Calizas (16 y 18) y areniscas (19) oolíticas y
bioclásticas. Pleistoceno superior. Q3
Estas formaciones superficiales afloran en toda la zona del litoral llanas, no acantiladas, a
cotas entre +5 y +40 msnm. Son areniscas oolíticas y bioclásticas, con fuerte
cementación carbonatada, y estratificación cruzada planar de bajo ángulo y en artesa de
mediana escala. En ocasiones presentan cicatrices erosivas, o superficies de acreción,
con bioclastos de mayor tamaño. En planta las líneas de acreción y la base de la
formación presentan un trazado fuertemente arqueado y cóncavo hacia el mar. Siempre
aparecen asociados a pequeños escarpes marinos cercanos a la línea de costa actual.
Su espesor puede oscilar entre cinco y diez metros. Desde un punto de vista petrográfico
estos depósitos son biomicruditas, o packstone a wackstone, en ocasiones grainstone,
con porcentajes variables de oolíticos y bioclastos de algas, moluscos y corales.
Presentan evidencias de exposición subaérea como aparición de Microcodium, desarrollo
de calcretas, formación de cementos freáticos férricos y una fuerte karstificación reflejada
en el desarrollo de un lapiaz en las generaciones de playas más antiguas.
La base de la paleoplaya superior y más antigua fosiliza la superficie S5, aunque en los
últimos momentos de la elaboración de ésta la propia paleoplaya también podría haber
sido retrabajada (Figura 2.3). La paleoplaya intermedia aparece levemente encajada en la
anterior, mediando un escalón entre ambas. La paleoplaya más reciente, situada a unos
pocos metros sobre n.m, presenta un grado de cementación menor que las anteriores y
aparece ocupando nichos de erosión litoral (notches) elaborados en el sustrato calizo que
constituye la unidad mio-pliocena de La Cueva.
Considerando que sobre estos materiales han sido modelados por la plataforma de
abrasión más reciente y son cubiertos por la brecha coralina que registra la transgresión
más reciente Holocena, situadas muy próximos al nivel del mar actual, se les asigna una
edad Pleistoceno superior. Por su cota topográfica y su relativa continuidad sedimentaria,
la formación de estas paleoplayas se asocia a los interestadiales del estadio isotópico 5 a
la espera de dataciones absolutas más precisas.
2.3.1.5. Laguna costera antigua. Calizas fétidas, ocres, con gasterópodos (17) y limos
carbonatados, bioclásticos ricos en materia orgánica (20). Pleistoceno. Q3
Los depósitos de laguna costera localizados entre los dos primeros sistemas de
paleoplayas son calizas que desprenden un fuerte olor fétido, con tonalidades ocres y
muy ricas en gasterópodos. Desde un punto de vista petrográfico son calizas muy ricas
en matriz micrítica, del tipo mudstone a wackstone que, en ocasiones, muestran una fina
laminación paralela definida por cambios de color y presentan una icnofábrica bien
desarrollada. Su potencia se estima entre los 5 y 10 m.
Al igual que los depósitos de alta energía, su relación sedimentaria con las paleoplayas
permite asignarles una edad Pleistoceno superior.
Esta unidad sólo está presente en el extremo septentrional de la hoja, donde llega a
elevarse 2 o 3 m sobre el nivel del mar. Está constituida por arenas cuarzosas y
bioclásticas, con inicios de cementación carbonatada. Su espesor se estima entre 5 y 7
metros. Q4
Están representados por el muelle de carga de bauxita de Cabo Rojo, el aeropuerto que
toma este mismo nombre y algunas instalaciones militares. Bajo esta denominación se
incluyen escombros, capas de asfaltos, hormigones y áridos de carretera que recubren la
superficie natural o constituyen terrenos ganados al mar.
2.3.1.9. Laguna costera colmatada (27). Limos carbonatados con salinización superficial.
Holoceno. Q4
entre la playa actual y la paleoplaya más reciente, de las tres descritas más arriba. Se
estima un espesor de orden métrico.
2.3.1.10. Marisma baja o manglar (28). Lutitas ricas en materia orgánica. Holoceno. Q4
Es la formación superficial peor identificada de todas, puesto que se sitúa en entornos poco
accesibles y con abundante vegetación de tipo espinoso. La ubicación de las diferentes
manchas se ha realizado por fotointerpretación. Se localizan, principalmente, en la Punta
del Cerro y el Paradero de Luís Piña. Q4
Está constituida por arenas y limos, bien seleccionados, con una fuerte cementación que
ha propiciado su conservación. El espesor de esta formación varía notablemente,
dependiendo de las irregularidades de origen kárstico del terreno, puede alcanzar cuatro a
cinco metros.
Los únicos fondos de valle representado en esta hoja están constituidos por gravas y
arenas de naturaleza carbonatada principalmente, descrito en las cañadas de Punta Vigía
y Las Tres Palmas. Las gravas contienen cantos redondeados heterométricos, con un
diámetro de 10-20 cm. Aunque no existen cortes que permitan determinar su espesor,
éste puede variar notablemente en función de la topografía que cubren.
Estas alteritas están mucho más desarrolladas en la contigua hoja de Pedernales, donde
aparecen asociadas a las superficies de erosión. En Cabo Rojo aparecen como
pequeños afloramientos concentrados en su mayoría en la Cañada de Bucan Tisuna, por
lo que cabe la posibilidad que sean depósitos removilizados y procedentes de la
denudación de las alteritas desarrolladas sobre la superficie de erosión S1, (donde se
2.3.6.1. Coluviones (22). Bloques y cantos de calizas con arcillas rojas. Holoceno. Q4
3. TECTÓNICA
Al norte de la zona de estudio hay que destacar la Cordillera Central como elemento de
primer orden en la geología de la isla, en cuyo segmento suroccidental, el más próximo a
la zona de estudio se distinguen dos dominios principales (Mann et al., 1991b; Dolan et
al., 1991, Heubeck y Mann, 1991; Hernáiz-Huerta 2000a y b; Hernáiz-Huerta y Pérez-
Estaún, 2002): el basamento representado por formaciones oceánicas y de arco isla que
fueron generadas y amalgamadas durante el intervalo Jurásico Superior-Eoceno (Bowin,
1966; Draper et al., 1994, 1996; Lewis et al., 2002), y el Cinturón de Peralta, una potente
secuencia de rocas sedimentarias del Cretácico Superior-Pleistoceno que, con una
dirección general NO-SE, se dispone a lo largo del flanco meridional de la Cordillera
Figura 3.1. Comparación entre: (a) la configuración actual de las placas en la región caribeña
(modificado de Mann et al., 1991; Lebrón y Perfit, 1994; Pindell, 1994); y (b) los principales
elementos tectónicos del arco de isla Circum-Caribeño (AICC). La isla de La Española se sitúa
sobre la zona de desgarre senestral (y de convergencia oblicua) activa que separa las placas
Norteamericana y Caribeña. El oceánico ocupa la zona central de la actual zona caribeña. Notar la
posición “tras-arco” del cinturón de cuencas del Yucatán, Antillas Mayores y Granada, cuya parte
correspondiente a La Española se denomina Trois Rivieres-Peralta. La plataforma carbonatada de
Bahamas se desarrolló sobre la placa Norteamericana desde el Jurásico Superior.
Por un lado se encuentra la Sierra de Bahoruco, que comprende las dos terceras partes
septentrionales de la Península de Bahoruco y que constituye una cadena de montañas
alargadas en sentido NO-SE, que alcanza su mayor altura en la Loma del Toro. La Sierra
de Bahoruco muestra una estructura en grandes pliegues, de amplio radio, y va teniendo
una mayor estructuración progresivamente en sentido suroeste-noreste, con desarrollo de
pliegues más apretados, fallas inversas y de salto en dirección tanto más cerca del límite
con la Cuenca de Enriquillo.
Este límite se produce a través de un sinuoso frente montañoso definido por la Zona de
Falla de Bahoruco (ZFB) (Llinás, 1972; McLaughlin et al., 1991). Por el contrario, el tercio
meridional de la Península de Bahoruco corresponde a una zona peneplanizada
(plataforma de Oviedo-Cabo Rojo), constituida por relieves suaves ligeramente elevados
sobre el nivel del mar, donde se reconocen escasos pliegues de radios muy amplios y
algunos sistemas de falla de poca importancia. El rasgo más característico de la
plataforma de Oviedo-Cabo Rojo es el modelado marino en terrazas de abrasión
desarrolladas durante las oscilaciones del nivel del mar en el cuaternario (Abad et al,
2008; 2009), que le confieren un aspecto escalonado al relieve de este sector.
Figura 3.2. Modelo digital del terreno de la Sierra de Bahoruco y plataforma de Oviedo-Cabo Rojo.
Las principales estructuras del dominio geológico se representan sobreimpuestas al relieve.
ZCAD, Zona de Cizalla de Arroyo Dulce. FSC, Falla de Sabana de Los Candelones. ZFP, Zona de
Falla del Pelempito. ZCSG, Zona de Cizalla de Sabana Guaratén. FPC, Falla de Punta Ceminche.
ZCRM, Zona de Cizalla del Río Mulito. ZCP, Zona de Cizalla de Polo. FO, Falla Oviedo. FL, Falla
del Limonal. ZFB, Zona de Falla de Beata. AA, Anticlinal de Aceitillar. AP, Anticlinal de Los Pinos.
3.2.3.1. Pliegues
En este último dominio se encuentran también pliegues de amplio radio, cilíndricos, que
producen grandes anticlinales suaves (Aceitillar) y que en conjunto, forman anticlinorios
más o menos cortados por fallas que constituyen las elevaciones más altas de la Sierra
de Bahoruco (Loma del Toro). Es destacable en prácticamente toda la región la presencia
de pliegues con doble inmersión y también con doble vergencia (NE y SO), con
morfologías en cofre (Anticlinal de Polo o Anticlinorio de la Loma de la Torre), que
presentan ambos flancos muy verticalizados.
3.2.3.2. La fracturación
La zona de estudio está afectada por una intensa fracturación, cuyo estudio de detalle
excede los objetivos del trabajo. En la figura 3.4 se representa un diagrama con las
direcciones de las principales fallas y fracturas que afectan al ámbito de estudio,
seleccionadas y sintetizadas a partir de las cartografías a escala 1:50.000 de cada Hoja.
Aunque aparentemente existe una amplia distribución de los direcciones en las fallas, uno
de los sistemas de fallas, el NE-SO, es el que aparece mayoritariamente representado
frente a los demás. Este sistema, cuando se ha podido ver en el campo está compuesto
por fallas de desgarre, con estrías subhorizontales que muestran una componentes
dextra.
En menor medida, existen fallas con una componente normal. Este sistema está
representado por la Falla de la Beata y por otras fallas importantes (Zona de Cizalla de
Polo o continuación al NO de la Falla de Oviedo) y altera, corta y modifica las trazas de
los pliegues y cabalgamientos, mostrando su carácter tardío respecto a la formación de
pliegues y fallas inversas, aunque en algunos sectores pueden tener relaciones genéticas
de simultaneidad.
Figura 3.3. Cortes geológicos con los principales elementos estructurales de la Sierra de Bahoruco y Planicie de Oviedo-Pedernales. ZFP, Zona de Falla del
Pelempito; FL, Falla de El Limonar; FP, Falla de Polo.
tiempos recientes, dado que llegan a afectar a las terrazas marinas y escarpes que se
extiende por todo el ámbito de la hoja. A grandes rasgos, se han cartografiado dos
grandes pliegues: el sinclinal de la Loma del Guano y el anticlinal de la Sabana de Ofillé.
Estos pliegues presentan una dirección de sus ejes NO-SE y la inclinación de sus flancos
disminuye progresivamente hacia el SO, llegando a ser prácticamente inapreciable cerca
de la costa, con buzamientos inferiores a 5º. De esta forma, en el litoral la serie se
presenta como un monoclinal, levemente flexurado, con inclinación dominante hacia el
mar.
Las fallas de dirección NE-SO se distribuyen por toda la hoja, destacando la fractura que
delimitan el límite este del escarpe de los Quemados de Basilio, en el sector central de la
hoja, y que toma el nombre local de Falla de Juan Goya Esta última constituye la
terminación suroccidental de la Zona de Falla de la Sabana de Los Candelones, formada
por una densa red de fracturas que se extienden durante decenas de kilómetros a través
de las hojas de Arroyo Dulce y Polo, donde generan un pequeño escarpe en el paisaje y
parecen presentar una componente normal dominate que hunde ligeramente el bloque
oriental.
Por su longitud y su representatividad dentro de esta familia destacan también las fallas
de Cabo Rojo y de Sabana de San José, que atraviesan la hoja partiendo prácticamente
de los relieves meridionales de la Sierra de Bahoruco y alcanzando la costa en la zona de
Cabo Rojo.
En otras ocasiones este mismo sistema de fallas NE-SO parece concentrarse en una
banda de dirección N-S, de unos 3 km de anchura, donde se concentra la deformación,
que atraviesa los parajes de Paradero de Luís Piña, la Sabana de Guaratén y la Loma de
Pasimanyé. Estas fracturas, de menor longitud, parecen disponerse en relevo definiendo
una zona de cizalla a la que se ha denominado Zona de Cizalla de Guaratén.
La integración de los datos estructurales procedentes de todas las Hojas que engloban la
Península de Bahoruco, junto con algunos datos de la Cuenca de Enriquillo y de las
sierras cercanas (Neiba y Martín García), permite comprender mejor el tipo de
deformación regional y la relación entre las diferentes estructuras. De esta forma se
elabora un modelo de evolución tectónica general que sirve para toda la parte meridional
de La Española.
A partir de los datos obtenidos en este proyecto, y partiendo del conocimiento del
Proyecto K (Proyecto SYSMIN) de Cartografía Geológica de la República Dominicana y
La Figura 3.2 presenta un mapa estructural integrado, elaborado a partir de las diferentes
Hojas del proyecto y la figura 3.3, muestra una serie de cortes realizados a través de las
estructuras mayores. En los cortes seriados se puede observar el carácter compresivo de
la estructura general, que viene definida por cabalgamientos de alto ángulo y vergencias
opuestas, junto con pliegues de amplio radio en el sector meridional y algo más apretado
en el margen septentrional de la Sierra de Bahoruco.
Otro evento importante a señalar en el Sur de La Española es, desde finales del Plioceno
hasta la actualidad, la indentación de la cresta, o ridge, de la Beata en la Bahía de Ocoa.
Esta indentación ha producido el arqueamiento y la posterior ruptura de las estructuras
Existen, además, fracturas con posible actividad en el Pleistoceno, (direcciones entre NE-
SO y NNE-SSO) que coinciden con escarpes o paleoacantilados de dirección anómala
por ser perpendiculares a la costa. Estas aparecen representadas como escarpes de falla
y como fallas, fallas supuestas y fallas con indicación de bloque hundido en los demás
casos.
4. GEOMORFOLOGÍA
En este capítulo se analiza el relieve mediante la descripción de las distintas formas del
mismo, contemplando su geometría y tamaño o desarrollo, agrupadas según su origen
(morfogénesis). Los depósitos que acompaña a algunas de estas formas (formaciones
superficiales) se describen en el capítulo 2.
El análisis morfológico puede abordarse desde dos puntos de vista: morfoestructural -en
el que se analiza el relieve como resultado de litología y estructura del sustrato- y
morfogenético, que contempla las formas como el resultado de la actuación de los
diversos agentes de la erosión.
En el sector costero y en algunos afloramientos algo más alejados de éste, los materiales
anteriores aparecen cubiertos en discordancia por la unidad La Cueva, de edad mio-
pliocena y origen arrecifal. Las plataformas de abrasión marina, labradas posteriormente,
normalmente presentan sus bordes externos, o paleocantilados con independencia de la
litología y de la fracturación, salvo en el ángulo nororiental, donde el paleoacantilado que
delimita la terraza marina designada en este trabajo como S1, coincide con el contacto
entre las unidades de las calizas del Aceitillar y de la Loma del Guano. Así mismo, en el
sector oriental de la hoja, el paleoacantilado rectilíneo que media entre las superficies S2
y S3, podría corresponder a una falla con dirección NE-SO, por tanto perpendicular a la
costa, lo que avala la posible participación de la tectónica en su génesis.
Bajo las terrazas marinas, en la bahía Honda y en la de Las Águilas, se extiende una
plataforma formada por acreción litoral, con paleoplayas, lagunas litorales colmatadas y
diversos manglares.
Las fallas y fallas supuestas con expresión morfológica se agrupan en torno a dos
familias principales: una con direcciones NE-SO a NNE-SSO, presente en todo el ámbito
de la hoja, y otra familia, aproximadamente perpendicular a la anterior y con escaso
desarrollo, con direcciones entre NO-SE y ONO-ESE. Entre las primeras, algunas
aparecen representadas como alineaciones morfológicas con control estructural, en las
que la disolución kárstica ha progresado en mayor medida. En otros casos aparecen
como fallas con indicación de bloque hundido, que muy posiblemente correspondan a
fallas normales, con la misma dirección que la del acortamiento debido al plegamiento.
La costa meridional de la hoja, desde Cabo Falso a Playa Larga presenta un trazado
rectilíneo posiblemente condicionado por dos fallas, con dirección ONO-ESE y actividad
reciente, por cuanto en su extremo occidental afectan a las paleoplayas existentes en
dicho lugar y en el oriental, la actividad de las mismas podría haber inducido la formación
de un deslizamiento traslacional que modifica la línea de costa.
Entre las formas erosivas la incisión fluvial es la más representativa, aunque con tan solo
tres vaguadas que discurren en dirección NE-SO y finalizan, como pérdidas de drenaje,
en depresiones de origen kárstico. En su recorrido a través de los paleoacantilados se ha
identificado un rápido que salva el desnivel entre las superficies S1 y S2. Las formas de
depósito sólo están representadas por un fondo de valle que alcanza la costa sobre una
paleoplaya y finaliza en otra pérdida de drenaje. En consecuencia, en la hoja de Cabo
Rojo ningún curso o línea de incisión fluvial llegan a alcanzar la línea costera.
Aunque en la hojas contiguas de Oviedo Isla Beata alcanzan gran extensión, en ésta
quedan limitadas a un discontinuo manto eólico que cubre el sector meridional de la
superficie o plataforma marina S3, y un pequeño afloramiento localizado en la superficie
inmediatamente superior.
Son las representativas del área. Entre las formas erosivas litorales, los acantilados sólo
aparecen en el pequeño promontorio costero de Cabo Rojo, con una altura inferior a 25
m.
Las superficies que se escalonan entre los acantilados podrían haberse representado con
el símbolo correspondiente a terraza marina, y en lo esencial ese es su origen. No
obstante, se ha optado por su identificación como superficies de erosión poligénicas, lo
que se justifica en el apartado correspondiente, donde también se trata sobre los
desdoblamientos o solapamientos que se producen entre ellas, de los que deriva la
variación del número de paleoacantilados.
Entre las formas de depósito, las paleoplayas, o playas de bolsillo, son las más
representativas del área. Abad et al. (2008) han identificado tres episodios, de los cuales
el más antiguo cubre o fosiliza parcialmente la superficie o terraza marina más baja (S5)
de las que se definen más adelante, participando de la neotectónica experimentada por la
misma, sin que esto signifique que deban estar ligadas genéticamente. De esta manera,
en el promontorio o península correspondiente a Cabo Falso (situado en la contigua hoja
de Punta Ceminche), dicha paleoplaya se sitúa a unos 40 m sobre el nm, mientras que en
Bahía Honda (en esta hoja) no sobrepasa la decena de metros, al igual que la superficie
mencionada. Los mismos autores establecen la relación entre dichas paleoplayas y
diferentes niveles de nichos de socavación (notch) que se conservan en los acantilados
de Cabo Rojo.
Otra forma con este origen es el área pantanosa correspondiente a una laguna costera
antigua, situada en el sector de la costa más septentrional, donde separa dos
paleoplayas e incluye pequeñas lagunas costeras con salinización superficial. Esta área
no presenta comunicación con el mar, aunque puede experimentar inundaciones o
entradas del mismo durante tormentas excepcionales.
En el límite de la hoja aparece un cordón litoral que alcanza mayor desarrollo en la hoja
contigua por el norte (Pedernales), con una longitud de 3 km y a una cota ligeramente
superior a la paleoplaya colindante. Ambos suelen permanecer aislados de la acción del
oleaje, aunque no de las tormentas debidas a los huracanes. En el punto medio de la
Bahía Honda se localiza una pequeña laguna costera, que podría corresponder a un área
de subsidencia por disolución o karstificación del sustrato, puesto que frente a la misma
se encuentra una pérdida de drenaje de uno de los pocos cauces de la zona.
La playa de arena se extiende por la mayor parte de la línea costera y alcanza su mayor
desarrollo en el punto medio de Bahía Honda.
Las barras de arena submareales cubren diferentes terrazas marinas, siendo el único
depósito de origen marino identificado sobre las mismas. Alcanzan hasta cinco kilómetros
de longitud, con un trazado en ocasiones arqueado. Su conservación es debida a la
cementación que presentan.
Existen diversas uvalas con fondo plano, que alcanzan una superficie de 1 km2,
parcialmente ocupado por arcillas de descalcificación y pequeñas dolinas. En ángulo
nororiental de la hoja existen una dolinas en embudo desarrollada en un plano de falla, el
cual constituye parte del escarpe de dicha depresión, que presenta por ello forma de
media luna.
Las superficies de lapiaz desnudo son la tónica dominante del área, aunque sólo se han
representado en lugares donde presentan un desarrollo más acentuado, como el sector
septentrional.
Se incluyen en este grupo las formas cuya morfogénesis puede atribuirse a la acción
simultánea o sucesiva de más de un proceso genético, habiéndose reconocido como
tales las superficies de erosión degradadas, y glacis de cobertera
Las superficies de erosión degradadas constituyen la forma más determinante del relieve
y paisaje en el sector meridional de la península de Bahoruco (cuadrantes u hojas a
escala 1:100.000 de Enriquillo, Cabo Rojo y Pedernales), donde el rasgo dominante es la
- Las tres superficies más altas (S1, S2 y S3) definidas en dicha área, tiene continuidad
lateral con las terrazas marinas que ya aparecen claramente delimitadas por sus
paleoacantilados, en el sector suroccidental de la península de Bahoruco. La más
baja de ellas queda cubierta por el glacis de cobertera que alcanza el borde oriental
de esta hoja.
En la hoja de Cabo Rojo se han identificado hasta cinco superficies principales, de las
cuales las que aparecen mejor individualizadas son las dos más altas (S1 y S2). Sobre
ellas se detectan otros aplanamientos a distintas alturas y más difíciles de delimitar, que
en algunos casos se han identificado como S0. Por debajo de las anteriores, la superficie
S3, tiene una gran extensión y continuidad, pero con un desarrollo más complejo, puesto
que en el límite septentrional de la hoja se desdobla en dos, y en cuatro, coincidiendo con
el paralelo de Cabo Rojo. En las hojas contiguas hacia el este, la misma superficie vuelve
a desdoblarse en dos. En consecuencia se ha optado por deslindar en algunos sectores
la superficie S4.
Bajo S3, o S4, según cada lugar, la superficie S5 presenta bastante continuidad, aunque al
norte de la hoja llega a quedar cubierta por paleoplayas y otros depósitos litorales, de
forma que en la hoja de Pedernales debe quedar bajo los abanicos fluviales de la
desembocadura del río con el mismo nombre.
El caso más ilustrativo de dichos movimientos, corresponde a la superficie S3, cuya shore
line, se sitúa en el paraje de Paradero de Luís Piña, a 250 msnm, desde donde desciende
en dirección norte hasta la cota 100 m, en Punta de la Colmena, donde cruza la carretera
de Barahona-Pedernales. Hacia el noreste de la primera localidad mencionada y a lo
largo de un paleocantilado rectilíneo y posiblemente relacionado con una falla, la base del
mismo desciende hasta la cota 150 m, en Los Quemados de Basilio. Ello implica un
basculamiento hacia el noreste, que, por otra parte también se detecta en la superficie
superior (S2), mediante observación lejana y panorámica desde las inmediaciones de
Pedernales.
Finalizando con las formas poligénicas, el glacis de cobertera situado en el límite oriental
de la hoja, enlaza los relieves del norte de la hoja de Enriquillo y los llanos del sur, donde
cubre en parte las superficies de erosión más bajas, en este caso la S3. Dicho glacis llega
a cubrir la línea de paleocosta de dicha superficie.
La tendencia general al levantamiento de la isla, que junto con las oscilaciones eustáticas
debidas a las glaciaciones, crearon hasta cinco superficies principales, que en la
actualidad se distribuyen en la vertiente meridional de la sierra de Bahoruco, entre las
cotas próximas a los 500 m para la superficie S1 y el nivel marino actual.
Los depósitos eólicos, presentes en la hoja de Cabo Rojo sobre diferentes superficies de
erosión, también pueden estar vinculados con las últimas oscilaciones eustáticas, dado
que en la contigua hoja de Enriquillo existen materiales análogos, que allí forman grandes
dunas longitudinales, las cuales se prolongan bajo el nivel del mar. Esto implica que su
formación es anterior a la última transgresión Holocena.
5. HISTORIA GEOLÓGICA
Aunque no afloran en la hoja de Cabo Rojo, la meseta oceánica del Caribe constituye el
basamento de toda la serie sedimentaria terciaria de la Península de Bahoruco que ha
condicionado en gran medida la sedimentación al configurar un paleorrelieve muy
irregular que delimitaba zonas de diferente profundidad en la cuenca.
Las rocas integrantes del plateau oceánico del Caribe han sido relacionadas con un gran
evento de basaltos de inundación (Donnelly, 1973; Donnelly et al., 1973; White et al.,
1999), que tuvo lugar en la región caribeña durante el Cretácico Superior. Este gran
evento magmático basáltico ha sido interpretado como un plateau oceánico (Burke et al.,
1978; Donnelly et al., 1990; Kerr et al., 1996), formado como consecuencia del ascenso
de una pluma mantélica profunda (Duncan y Hargraves, 1984; Klaver, 1987). La
formación del plateau oceánico pudo ser extremadamente rápida, mediante la
intrusión/extrusión de enormes volúmenes de magma en un intervalo de tiempo de tan
sólo unos pocos millones de años, como establece la reciente compilación de edades
40
Ar/39Ar para el plateau entre 91-87 Ma realizada por Sinton et al. (1998). Los
sedimentos suprayacentes a los basaltos sumergidos en el Mar del Caribe sondeados por
el DSDP Leg 15, establecen un límite de edad bioestratigráfica de 88-83 Ma para el cese
de la actividad ígnea generadora del plateau oceánico (Donnelly et al., 1990; Donnelly,
1994; Kerr et al., 1997). Otros autores elevan el cese de la actividad magmática al
Maastrichtiense (Pindell y Barret, 1990), aunque todos coinciden en que el inicio de esta
inactividad tiene lugar como consecuencia de la colisión de la meseta oceánica del
Caribe con el borde meridional de Centroamérica.
Durante la mayor parte del Paleógeno y parte del Neógeno (Eoceno medio-Mioceno
inferior) tiene lugar en la cuenca el depósito de la Fm. Neiba (y sus equivalentes
laterales), que constituye la unidad mejor representada en toda la Península de Bahoruco
y que registra una profundización de la cuenca con respecto a la unidad de calizas de
Polo.
Durante el resto del Oligoceno y, sobre todo, en el Mioceno inferior a la vez que
continuaba la sedimentación en zonas profundas en la Fm Neiba, las partes más internas
y someras de la rampa quedan registradas en la parte inferior y media de la Unidad
Pedernales que, a grandes rasgos, se interpretan como plataformas carbonatadas
someras de diferentes batimetrías, cuyas variabilidad de facies deben justificarse a través
de los distintos factores que controlaron la sedimentación carbonatada en esta etapa de
la cuenca (luminosidad, hidrodinámica, nutrientes, etc.). Dichas zonas de plataforma
somera se localizarían en el sector central y septentrional de la Península Bahoruco.
Tras este periodo de inestabilidad, la región quedó configurada como cuenca subsidente
que se prolongaba hacia el Norte hasta los dominios del cinturón de Peralta. En esta
cuenca de gran extensión se depositó la Fm Neiba, y sus equivalentes proximales,
durante el resto del Paleógeno y Mioceno inferior.
El relleno de la cuenca continúa de forma estable hasta el Mioceno inferior, con una
somerización progresiva de la cuenca, que se registra con la formación de una plataforma
carbonatada de gran extensión, en ocasiones acompañada por la construcción de
grandes edificios arrecifales, representada por las unidades Barahona y Loma de
Peblique que continua hasta el Mioceno superior. El origen de esta somerización
probablemente tiene su origen en la estabilización o descenso del nivel del mar
acompañado por un incremento en la tasa de producción de carbonatos. No parece haber
tenido un gran impacto en estos momentos en la cuenca la nueva situación de
convergencia entre el dominio suroccidental de La Española y el resto de la Isla, que
produjo la mayor transformación paleogeográfica de la historia cenozoica de la región,
aunque sí es posible que tuviera lugar una elevación incipiente de las principales sierras,
incluida la de Bahoruco. Por otro lado, el Mioceno es una época geológica que sí es bien
conocida por un descenso generalizado del nivel marino como consecuencia de una
nueva glaciación Antártica que se inicia aproximadamente hace 15 Ma, durante el
Mioceno medio (Zachos et al., 2001).
una rápida somerización que finaliza con su exposición subaérea y conduce al desarrollo
de sistemas continentales aluviales y lacustres y a la formación de depósitos de bauxita
en algún momento del Plioceno. Durante gran parte del Mioceno Superior y del Plioceno
Inferior en el surco flexural desarrollado al píe del cinturón de pliegues y cabalgamientos
del Cinturón de Peralta continuaba el depósito de los materiales turbidíticos y deltaicos de
la Fm. Trinchera, que comienzan a rellenar la Cuenca de Enriquillo.
Con incidencia desigual según las áreas, a este esquema evolutivo general se sumo otro
acontecimiento de envergadura geodinámica: el funcionamiento de los desgarres de
dirección E-O, simultáneos con la elevación, y generados como consecuencia de la
propia convergencia oblicua entre las placas Norteamericana y Caribeña. La actividad de
estos sistemas de desgarres, entre los que destaca la Zona de Falla de Enriquillo, ha
condicionado principalmente la actividad de los márgenes que limitan la cuenca que lleva
este mismo nombre, aunque su influencia es algo menos evidente en la Sierra de
Bahoruco.
hacia la costa actual o plataforma de Oviedo-Cabo Rojo (Abad et al, 2008; 2009). De
forma simultánea a dicho levantamiento, el área experimentó un plegamiento y la
formación o reactivación de diversas fallas. Los pliegues mencionados produjeron suaves
flexuras en las superficies de erosión marina escalonadas, que pueden estar fosilizadas
por sistemas arrecifales franjeantes y playas carbonatas oolíticas con tendencias
progradantes, al menos durante el Pleistoceno Medio y Superior.
En posiciones más internas de la Sierra, los mismos máximos marinos actuaron como
nivel de base para el modelado fluvial, con él que se crearon sucesivas superficies de
erosión, de las cuales las más altas muestran continuidad lateral con las terrazas marinas
equivalentes y que llegan a desarrollar importantes perfiles de alteración (rubefacciones y
argilizaciones) y depósitos de bauxita. Por encima de las mencionadas superficies se
produjeron otros aplanamientos peor conservados y de origen incierto, pero que reflejan
ya la interacción de las oscilaciones del nivel del mar con el ascenso y emersión de la
sierra de Bahoruco, probablemente ya en el Plioceno. De forma simultánea a todo lo
anterior, a lo largo del Cuaternario el modelado kárstico ha creado numerosas dolinas de
disolución, excepcionalmente de colapso, y diversas áreas subsidentes con arcillas de
descalcificación.
Salvo por las terrazas y depósitos asociados de la cuenca del Río Nizaito y Pedernales,
la red fluvial posee una pobre representación durante la evolución cuaternaria de la
región. A excepción de algunos sistemas aluviales y deslizamientos de importancia,
durante el Holoceno las formaciones superficiales mejor representadas son los sistemas
litorales, conformados por manglares, cordones arenosos, lagunas costeras, playas
carbonatadas y sistemas arrecifales, que afloran extensamente a lo largo de toda la orla
costera de la Península de Bahoruco. Su principal desarrollo tuvo lugar después de la
estabilización del nivel tras la última pulsación transgresiva Holocena, bien registrada
mediante una plataforma de abrasión marina elaborada sobre los depósitos marinos y
costeros pleistocenos. Simultáneamente, en la Cuenca de Enriquillo sobrevino la llegada
del Río Yaque del Sur y la rápida instalación de un importante aparato deltaico,
favorecida por la activación de la falla de Enriquillo. Este evento, que supone la
desaparición de los sistemas arrecifales que orlaban la cuenca, produce su cierre y
desconexión con el Mar Caribe, obteniendo la depresión la configuración del actual lago
Enriquillo (Díaz de Neira, 20004b).
6. GEOLOGÍA ECONÓMICA
6.1. Hidrogeología
No existe un buen control sobre los parámetros climáticos e hidrológicos dentro de la hoja
de Cabo Rojo debido a la ausencia de estaciones climátológicas. Las estaciones
pluviométricas más próximas se localizan en la Hoja de Pedernales (Estación 5201 y
5203), a escasos 10 km al Noroeste del límite con la hoja. La distribución mensual de las
precipitaciones entre los años 1967 y 2000 presentan un régimen bimodal, con un pico
máximo en mayo-junio y otro en septiembre-octubre. Los meses más secos son
diciembre, enero y febrero. Las estaciones de Pedernales registran precipitaciones
medias de 724 mm/año, con 467,7 mm/año de media durante años secos y 1022,2 m/año
durante años húmedos. La lluvia útil en los años secos es casi inexistente, mientras que
en años normales la evapotranspiración real coincide prácticamente con la precipitación,
de manera que la lluvia útil es también casi nula.
6.1.2. Hidrogeología
Los materiales de la Hoja de Cabo Rojo se incluyen dentro de las Unidades o Zonas
Hidrogeológicas Sierra de Bahoruco y Península Sur de Barahona, que se emplazan en
el suroeste del país. Constituyen las unidades más meridionales del país, que se
extienden por toda la Península de Barahona, cubriendo una superficie total de 4100 km2,
de los cuales el 80% (3278 km2) corresponden a la Sierra de Bahoruco y los 829 km2
restantes a la Península Sur de Barahona. Se han estudiado de forma conjunta ambas
unidades hidrogeológicas debido a que, desde el punto de vista hidrogeológico, su
funcionamiento está íntimamente relacionado, sobre todo en su sector meridional y
presentan límites abiertos.
En este conjunto, con materiales de diversa naturaleza, habría que destacar una
importante superficie aflorante de materiales carbonatados (2563 km2), que conforman un
amplio anticlinorio y un extenso acuífero carbonatado con permeabilidad por fracturación,
en el que se ha desarrollado un proceso de karstificación avanzado, sobre todo en sus
subunidades más meridionales. Dentro de los citados acuíferos carbonatados se
identifican importantes procesos de karstificación, tanto del tipo abierto como cerrado,
sobre todo en las vertientes suroriental y meridional de la unidad, entre los que cabría
destacar los numerosos campos y alineamientos de dolinas al O de la Llanura de Oviedo-
Pedernales. Es muy posible la propia Laguna de Oviedo constituya una gran depresión
kárstica, actualmente invadida por las aguas marinas.
República Dominicana
limos intergranular y karstificación productividad baja
Hoja de Cabo Rojo (5869-I)
CUATERNARIO
16, 17, 18, 19 y 20 cementadas y calizas
costeras antiguas intergranular y karstificación productividad baja
(limos)
MEDIO-
MIOCENO
PLIOCENO
Media por porosidad Acuíferos confinados de
Fm Neiba. Mb Superior 3 Calizas margosas y margas
intergranular y fracturación productividad baja
MIOCENO INFERIOR
EOCENO SUPERIOR-
Tabla 6.1. Cuadro resumen de las unidades o agrupaciones hidrgeológicas de la Hoja de Cabo Rojo.
Consorcio IGME-BRGM-INYPSA
Enero 2007-Diciembre 2010
Página 83 de 108
Hoja de Cabo Rojo (5869-I) Página 84 de 108
Memoria
Los materiales de mayor permeabilidad dentro de la Hoja de Cabo Rojo son los formados
por las calizas terciarias de la Unidad Aceitillar y Pedernales, intensamente karstificadas y
fracturadas. Dentro de estas unidades terciarias sólo las margas y calizas margosas de la
Fm Nieba presentan una permeabilidad algo inferior, cuantificada como media debido a la
fracturación y permeabilidad intergranular. A las calizas de La Cueva, algo menos
karstificadas y fracturadas, se le ha asignado una permeabilidad media-alta.
Los recursos económicos de los materiales aflorantes en la Hoja de Cabo Rojo son
variados y están formados numerosos indicios y explotaciones distribuidos
heterogéneamente por toda la hoja.
Las explotaciones de calizas y calizas margosas como áridos para carreteras y cementos
se concentran, sobre todo, en la Unidad La Cueva, así como en la Unidad Loma del
Guano y Fm Neiba. Sólo la primera, de grandes dimensiones, se encuentra actualmente
activa. Además, en esta última existe una pequeña cantera donde actualmente se
extraen calizas blancas, muy recristalizadas y aspecto marmóreo, para uso ornamental.
COORDENADAS (WG84)
NÚMERO FM / UND SUSTANCIA ACTIVIDAD TAMAÑO UTILIZACIÓN
X Y
Por otro lado, se han descrito numerosos indicios de bauxita en pequeñas manchas,
alienadas N-S, desarrollados en la unidad de las calizas de Aceitillar y de la Loma del
Guano.
En los pozos perforados por el Glomar Challenger en el Caribe se han descrito rocas
madre de gran riqueza en los sondeos 146-149, 150, 151 y 153 (Figura 6.1) de la Cuenca
de Venezuela. Estos pozos han registrado además horizontes ricos en materia orgánica
del Cretácico superior, constituidos por calizas radioláricas negras y margas, formados
durante eventos anóxicos oceánicos (Davis et al., 1999, Rey et al., 2004).
Los indicios de bauxita están ampliamente representados en las calizas del Aceitillar y en
las de la Loma del Guano. Se trata de pequeños manchones de bauxitas cuyo desarrollo
en profundidad es desconocido por la falta de cortes representativos. El proceso de
bauxitización, superficial, es permanente a lo largo de varios kilómetros.
COORDENADAS
NÚMERO SUSTANCIA EDAD-FORMACIÓN LITOLOGÍA
X Y
6 219311 1991391 Bauxita (Al) Las Mercedes - Mioc Calizas rosadas
8 225095 1987610 Bauxita (Al) Loma del Guano - Oligoc-Mioc Calizas
10 225727 1988144 Bauxita (Al) Loma del Guano - Oligoc-Mioc Calizas
9 225993 1989848 Bauxita (Al) Loma del Guano - Oligoc-Mioc Calizas
7 226304 1991412 Bauxita (Al) Bahoruco - Eoc-Oligoc Calizas blancas
COORDENADAS
NÚMERO SUSTANCIA EDAD-FORMACIÓN LITOLOGÍA
X Y
11 222694 1984228 Arenas asfálticas Las Cuevas - Mioc-Plioc Calizas blancas
7.1. Introducción
Dos de los cuatro L.I.G descritos se localizan próximos a caminos y carreteras por lo que
su acceso no es difícil. Los otros se sitúan en puntos muy alejados de los caminos, de
acceso muy complicado, por lo que en gran medida consisten en panorámicas desde
puntos alejados de estos L.I.Gs.
El LIG Nº 1, las dolinas inundadas de los Pozos de Romero, se sitúa al pie de la carretera
nacional que une Barahona y Pedernales, aproximadamente a unos 15 km al este de
esta última ciudad. Al segundo LIG Nº 2, las playas fósiles de Cabo Rojo, se accede
mediante la pista de tierra que lleva al poblado de La Cueva y Bahía de Las Águilas, en
general en muy buen estado. Los tercer y cuarto LIG más que un punto concreto de
observaciones geológicas consisten en itinerarios donde analizar el modelado sobre las
calizas terciarias de formas asociadas a las oscilaciones recientes del nivel del mar. El
LIG Nº 3 analiza el registro morfosedimentario de las oscilaciones cuaternarias del nivel
del mar en Bahía de Las Águilas y consiste en un recorrido que atraviesa este paraje de
NO a SE. El LIG Nº 4, el paleo-escarpe marino de Los Quemados de Basilio, finalmente,
puede estudiarse mediante diferentes vistas panorámicas a lo largo de la carretera
nacional Barahona-Pedernales en diferentes paradas en el extremo oriental de la hoja, o
incluso acceder a pie a este antiguo acantilado, de grandes dimensiones, a través de un
pequeño sendero de unos 4 km de longitud que parte de esta misma carretera.
Este L.I.G. se centra las principales características del modelado erosivo en escalones, o
sucesión de escarpes articulados mediante plataformas de abrasión marina, observables
en el paraje de Bahía de las Águilas, y relieves adyacentes, a cotas comprendidas entre
el nivel del mar actual y los 200 msnm. Por tanto, no consiste en un punto de interés en
sí, sino más bien en un itinerario por toda esta zona donde es posible ver los diferentes
rasgos erosivos elaborados por la acción del mar sobre las calizas terciarias de las
Unidades Pedernales y La Cueva.
Su acceso es relativamente complicado, ya que hay que acceder a Bahía de las Águilas
mediante vehículos con tracción 4x4 y una vez dentro de esta zona existe tramos en muy
mal estado. En ocasiones en necesario transitar a pie por senderos muy cerrados por la
vegetación.
En toda esta zona son muy claras las formas erosivas costeras que han quedado
aisladas y preservados en el paisaje. El conjunto de estas formas y depósitos que se han
descrito en la zona de estudio reflejan las oscilaciones recientes del nivel mar en el SO
de la República Dominicana. Estos cortejos morfo-sedimentarios han quedado aislados
en el paisaje debido a la tectónica especialmente activa que ha experimentado esta
región desde el Plioceno
Las etapas de descenso del nivel del mar quedaron registradas por la instalación de
campos de dunas longitudinales y parabólicas y, sobre todo, por la exposición subaérea y
degradación del sustrato calizo, o incluso de los mismos depósitos cuaternarios. Por
tanto, pese a su origen las plataformas no pueden considerarse exclusivamente terrazas
marinas, si no más bien superficies poligénicas de erosión.
constituye un hito en el paisaje de la hoja. Al igual que en el caso anterior, más que
tratarse de un punto de observación, es te L.I.G. consiste en un itinerario donde puede
analizarse las características y forma de este acantilado marino, que articula dos
extensas plataformas de abrasión marina en el sector central de la Hoja de Cabo Rojo,
incluyendo los parajes de Sabana Grande, Quemados de Basilio y Sabana de Tiguasén.
El acceso a esta forma es complicado pero posible, siguiendo una serie de sendero algo
abruptos y cerrados que nacen en un pequeño camino de tierra de dirección N-S que sale
de la carretera nacional y está localizado en el extremo oriental de la hoja, a unos 10 km
al NO del pueblo de Manuel Goya. Sin embargo, resulta mucho más aconsejable ir
realizando diferentes paradas en esta misma carretera nacional en puntos elevados
donde se tenga una buena panorámica de la zona, principalmente cuando se está
atravesando la Sabana Grande.
Aunque en la hoja se han identificado hasta cinco superficies principales, son las dos más
altas las que aparecen mejor individualizadas (S1 y S2), elaboradas sobre las calizas
terciarias de la Unidad de Pedernales. Por otro lado, las superficies S1 y S2 aparecen muy
degradadas por los procesos de karstificación, presentando diferentes formas de lapiaz y
numerosas dolinas y cuevas. La superficie S2 constituye la plataforma de abrasión
erosiva que define la llanura superior de Los Quemados de Basilio.
Por debajo de las superficies S2, la superficie S3 tiene una gran extensión y continuidad,
pero un desarrollo más complejo, puesto que en el límite septentrional del área se
desdobla en dos, y en cuatro. Los depósitos que fosilizan esta superficie S3 se
encuentran mucho mejor registrados que en el caso anterior, aunque están formados por
el mismo tipo de facies carbonatadas costeras arrecifales y arenosas de origen eólico.
Aunque los depósitos que fosilizan estas superficies de erosión y paleoacantilado no han
podido ser datados, la asignación de los materiales más recientes de esta zona a los
Estadios Isotópicos Marinos 1, 3 y 5 (Pleistoceno superior-Holoceno), nos permiten
situarlos inicialmente en el Pleistoceno medio. Al igual que en el caso anterior, las
características de los depósitos y su relación con morfologías descritas parecen indicar
que las facies carbonatadas, de naturaleza arrecifal, se formaron en fases transgresivas y
momentos de altas paradas o de estabilización del nivel del mar, mientras que las arenas
eólicas podrían reflejar la instalación de campos de dunas en fases regresivas. No
obstante, estas hipótesis deben ser respaldadas por estudios sedimentológicos más
detallados y mediante dataciones absolutas de los sistemas arrecifales.
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