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Geologia de CaboRojo

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MAPA GEOLÓGICO

DE LA REPÚBLICA DOMINICANA

ESCALA 1:50.000

CABO ROJO
(5869-I)

Santo Domingo, R.D. Enero 2007-Diciembre 2010


La presente Hoja y Memoria forman parte del Programa de Cartografía Geotemática de la
República Dominicana, Proyecto 1B, financiado, en consideración de donación, por
la Unión Europea a través del programa SYSMIN II de soporte al sector
geológico-minero (Programa CRIS 190-604, ex No 9 ACP DO 006/01). Ha sido
realizada en el periodo 2007-2010 por Informes y Proyectos S.A. (INYPSA), formando
parte del Consorcio IGME- BRGM-INYPSA, con normas, dirección y supervisión del
Servicio Geológico Nacional.
Han participado los siguientes técnicos y especialistas:

CARTOGRAFÍA GEOLÓGICA

- Dr. Manuel Abad de los Santos (INYPSA)

COORDINACIÓN Y REDACCIÓN DE LA MEMORIA

- Dr. Manuel Abad de los Santos (INYPSA)

SEDIMENTOLOGÍA Y LEVANTAMIENTO DE COLUMNAS

- Dr. Fernando Pérez Valera (INYPSA)

- Dr. Manuel Abad de Los Santos (INYPSA)

- Dr. Juan Carlos Braga - Fms. Arrecifales del Neógeno y Cuaternario -


(Universidad de Granada

MICROPALEONTOLOGÍA

- Dr. Luís Granados (Geólogo Consultor)

PETROGRAFÍA DE ROCAS SEDIMENTARIAS

- Dra. Ana Alonso Zarza (Universidad Complutense de Madrid)

- M. J. Fernández (Universidad Complutense de Madrid)

PETROGRAFÍA Y GEOQUÍMICA DE ROCAS ÍGNEAS Y METAMÓRFICAS

- Dr. Javier Escuder Viruete (IGME)

GEOLOGÍA ESTRUCTURAL Y TECTÓNICA

- Dr. Manuel Abad de los Santos (INYPSA)


GEOMORFOLOGÍA

- Dr. Fernando Moreno (INYPSA)

MINERALES METÁLICOS Y NO METÁLICOS

- Ing. Eusebio Lopera Caballero (IGME)

TELEDETECCIÓN

- Ing. Juan Carlos Gumiel (IGME)

INTERPRETACIÓN DE LA GEOFÍSICA AEROTRANSPORTADA

- Dr. José Luís García Lobón (IGME)

DATACIONES ABSOLUTAS

- Dr. Janet Gabites (Earth & Ocean Sciences, Universidad de British Columbia)

- Dr. Richard Friedman (Earth & Ocean Sciences, Universidad de British Columbia)

DIRECTOR DEL PROYECTO

- Ing. Eusebio Lopera Caballero (IGME)

SUPERVISIÓN TÉCNICA POR PARTE DE LA UNIÓN EUROPEA

- Ing. Enrique Burkhalter. Director de la Unidad Técnica de Gestión (TYPSA) del


proyecto SYSMIN

EXPERTO A CORTO PLAZO PARA LA ASESORÍA EN LA SUPERVISIÓN TÉCNICA


POR PARTE DE LA UNIÓN EUROPEA

- Dr. Andrés Pérez-Estaún (Instituto Ciencias de la Tierra Jaume Almera del


Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Barcelona, España)

SUPERVISIÓN TËCNICA POR PARTE DEL Servicio Geológico Nacional

- Ing. Santiago Muñoz

- Ing. María Calzadilla

- Ing. Jesús Rodríguez


Se quiere agradecer muy expresamente al Dr. Andrés Pérez-Estaún la estrecha
colaboración mantenida con los autores del presente trabajo; sus ideas y sugerencias sin
duda han contribuido notablemente a la mejora de calidad del mismo.

Se pone en conocimiento del lector que en el Servicio Geológico Nacional existe


una documentación complementaria de esta Hoja y Memoria, constituida por:

- Muestras y sus correspondientes preparaciones


- Fichas petrográficas y/o micropaleontológicas de cada una de las muestras

- Mapas de muestras
- Álbum de fotos

- Lugares de Interés Geológico

En el Proyecto se han realizado otros productos cartográficos relacionados con la Hoja:

- Mapa Geomorfológico y de Procesos Activos susceptibles de constituir Riesgo


Geológico del Cuadrante a escala 1:100.000 correspondiente, y Memoria adjunta

- Mapa de Recursos Minerales del Cuadrante a escala 1:100.000 correspondiente,


y Memoria adjunta

- Geoquímica de Sedimentos Activos y Mineralometría del Proyecto L. Mapas a


escala 1:150.000 y Memoria adjunta;

Y los siguientes Informes Complementarios

- Informe Estratigráfico y Sedimentológico del Proyecto

- Informe sobre las Formaciones Arrecifales del Neógeno y Cuaternario de la


República Dominicana

- Informe de Petrología y Geoquímica de las Rocas Ígneas y Metamórficas del


Proyecto: Sierra de Bahoruco

- Informe de Interpretación de la Geofísica Aerotransportada del Proyecto


- Informe de las dataciones absolutas realizadas por el método U/Pb

- Informe de las dataciones absolutas realizadas por el método Ar/Ar

- Informe/Catálogo de macroforaminíferos seleccionados


RESUMEN

La Hoja de Cabo Rojo se encuentra situada en las estribaciones meridionales de la Sierra


de Bahoruco, más concretamente en la plataforma de Oviedo-Cabo Rojo. En ella están
representadas principalmente formaciones carbonatadas marinas de edad Eoceno al
Plioceno, aunque también posee un amplio registro de formaciones cuaternarias costeras
que reflejan los movimientos de la línea de costa.
La estructura de la hoja es sencilla, consistente en una serie monoclinal, levemente
flexurada, con inclinación dominante hacia el SO donde se han diferenciado varios
pliegues de muy amplio radio de curvatura y flancos de bajo buzamiento.
Durante el Eoceno y sobre los relieves irregulares del plateau del caribe se depositan en
esta zona las calizas de plataforma interna y media de las unidades Aceitillar y Trudillé.
Posteriormente, en el Oligoceno inferior tiene lugar una regresión generalizada en la
cuenca que genera su emersión parcial y que acentúa aún más la irregularidad del
paleorrelieve volcánico del Cretácico.
En el Oligoceno superior tiene lugar una nueva transgresión y profundización a partir de
la que se depositan lel Mb Superior de la Fm Neiba y la base de la Unidad de
Perdernales, formada por los Mbs Loma del Guano y Quemados de Basilio. Estas
unidades registran la sedimentación en una cuenca de tipo rampa carbonatada en sus
zonas media y distal. Estas condiciones prevalecen hasta el Mioceno inferior cuando el
proceso transgresivo alcanza su máximo, registrado por las calizas hemipelágicas del Mb
Las Mercedes de la Unidad Pedernales. A partir de este momento la cuenca experimenta
una progresiva somerización a lo largo de todo el Neógeno, paralela al levantamiento de
la Sierra de Bahoruco, con la formación en este sector de la cuenca de las calizas
someras del Mb Loma de Peblique y, finalmente, el desarrollo de las facies arrecifales de
la Unidad La Cueva, distribuidas a lo largo de la vertiente sur de la Sierra de Bahoruco.
Esta regresión pudo estar originada tanto por la situación transpresiva generalizada en la
isla como por el empuje originado por la cresta (ridge) de La Beata desde el Sur.
Finalmente en el cuaternario, a la vez que se produce la elevación continuada de la
Sierra tiene lugar el modelado de los escarpes marinos y el depósito de sedimentos
litorales sobre las calizas terciarias de la región vinculados a oscilaciones rápidas del
nivel del mar.
ABSTRACT

The Cabo Rojo Sheet is located in the southern foothills of the Sierra de Bahoruco in the
Oviedo-Cabo Rojo platform. Eocene to Pliocene marine carbonate formations dominate
this area along with outcrops of a wide range of Quaternary coastal formations that record
short-term movements of the shoreline.
The geological structure corresponds to a slightly deformed, SW-dipping monocline
series, where a few folds have been differentiated with a wide radius of curvature and low
dip flanks.
During the Eocene, carbonates of inner and middle-platforms of Aceitilar and Trudillé units
are deposited overlying the irregular toporgraphical reliefs of the Caribbean Plateau. In the
lower Oligocene, a generalized regression in the basin generates partial emersion
resulting in an increase of topographical irregularities in Cretaceous volcanic paleoreliefs.
A new transgression and deepening of the basin during the upper Oligocene triggers the
sedimentation of the Upper Mb of the Neiba Fm and the base of the Pedernales unit,
consisting of the Loma del Guano and Quemados de Basilio Mbs that record
sedimentation in middle and distal areas of a carbonate ramp. These environmental
conditions dominate until the lower Miocene, when a maximum transgression is recorded
within the hemipelagic carbonates of Las Mercedes Mb of the Pedernales Unit.
From this point onward the basin experiences progressive shallowing during the Neogene
that is coeval with the uplift of the Sierra de Bahoruco, with the formation in this sector of
the basin that hosts the shallow carbonate deposits of Loma de Peblique Mb followed by
the development of La Cueva Unit reef facies along the southern side of the Sierra de
Bahoruco. This regression could have been related to the generalized transpressive
regime prevailing in the island and also to the indentation of the Beata Ridge from the
south.
Lastly, during the Quaternary sustained uplift of the reliefs takes place in parallel with
erosional modelling of marine scarps and the deposition of coastal sediments over the
region’s Tertiary limestones that are linked to rapid sea level fluctuations.
Hoja de Cabo Rojo (5869-I) Página I de V
Memoria

ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN................................................................................................................. 1

1.1 Metodología .................................................................................................................. 1

1.2. Situación geográfica................................................................................................... 4

1.3. Marco Geológico ......................................................................................................... 6

1.3.1. Geología de La Española. .................................................................................... 8

1.3.2. Macro unidades geológicas. ................................................................................. 9

1.3.3. La Sierra de Bahoruco. ....................................................................................... 14

1.3.4. Macroestructura de La Española ........................................................................ 16

1.3.5. Historia Geológica de La Española..................................................................... 17

1.4. Antecedentes............................................................................................................. 18

2. ESTRATIGRAFIA.............................................................................................................. 21

2.1. Paleógeno .................................................................................................................. 25

2.1.1. El Grupo Bahoruco y equivalentes laterales....................................................... 27

2.1.1.1. Unidad de Aceitillar (1). Calizas masivas y oncolíticas. Eoceno superior-


Oligoceno inferior? P23-P31 ................................................................................ 28

2.1.1.2. Unidad Trudillé (2). Calizas masivas, beiges, con algas y


macroforaminíferos. Eoceno superior-Oligoceno inferior? P23-P31.................... 29

2.1.2. Formación Neiba................................................................................................. 30

2.1.2.1. Formación Neiba. Miembro Superior (3). Calizas margosas y tableadas con
silex, margas y margo-calizas. Oligoceno-Mioceno inferior. P3-N11 .................. 31

2.1.3. Unidad Pedernales. ............................................................................................ 33

2.1.3.1. Unidad Pedernales. Miembro Loma del Guano (4). Calizas beiges y rosadas
bien estratificadas. Oligoceno superior-Mioceno inferior. P32-N11. .................... 34

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Cartografía Geotemática. Proyecto 1B Enero 2007-Diciembre 2010
Hoja de Cabo Rojo (5869-I) Página II de V
Memoria

2.1.3.2. Unidad Pedernales. Miembro Quemados de Basilio (5). Calizas blancas y


beiges, oncolíticas, con corales, intercaladas con calizas rosadas con
foraminíferos planctónicos. Oligoceno superior-Mioceno inferior. P32-N11 ........ 35

2.2. Neógeno............ ......................................................................................................... 36

2.2.1. Unidad Pedernales ............................................................................................. 36

2.2.1.1. Unidad Pedernales. Miembro Las Mercedes (6). Calizas rosadas con
foraminíferos planctónicos. Mioceno inferior-medio. N11-2 ................................ 36

2.2.1.2. Unidad Pedernales. Miembro Loma de Peblique (7). Calizas masivas


rosadas. Mioceno medio-superior. N12-3............................................................ 37

2.2.2. Unidad La Cueva ................................................................................................ 38

2.2.2.1. Unidad La Cueva (8). Calizas arrecifales y calcarenitas bioclásticas. Mioceno


superior-Plioceno. N13-N2 .................................................................................. 38

2.3. Cuaternario ................................................................................................................ 39

2.3.1. Depósitos relacionados con la dinámica marino-litoral....................................... 39

2.3.1.1. Arrecifes y barras submareales bioclásticas (9). Calcarenitas bioclásticas con


estratificación cruzada y calizas coralinas. Pleistoceno medio. Q2 ................... 39

2.3.1.2. Arrecifes franjeantes. Calizas bioclásticas y calcarenitas con corales y


estratificación inclinada (13) y calizas organógenas (14). Pleistoceno. Q2 ....... 40

2.3.1.3. Depósitos de huracanes y tormentas antiguos (15). Calcarenitas


(lumaquelas) de moluscos y corales. Pleistoceno. Q3 ...................................... 42

2.3.1.4. Playas de bolsillo antiguas. Calizas (16 y 18) y areniscas (19) oolíticas y
bioclásticas. Pleistoceno superior. Q3 ............................................................... 43

2.3.1.5. Laguna costera antigua. Calizas fétidas, ocres, con gasterópodos (17) y
limos carbonatados, bioclásticos ricos en materia orgánica (20). Pleistoceno.
Q3 ...................................................................................................................... 44

2.3.1.6. Cordón litoral antiguo (23). Arenas. Holoceno. Q4 ......................................... 45

2.3.1.7. Depósitos de huracanes y tormentas (huracanitas) (25). Bloques y cantos de


corales y grandes moluscos. Holoceno. Q4 ...................................................... 45

2.3.1.8. Antrópico (26). Holoceno. Q4 ......................................................................... 45

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Cartografía Geotemática. Proyecto 1B Enero 2007-Diciembre 2010
Hoja de Cabo Rojo (5869-I) Página III de V
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2.3.1.9. Laguna costera colmatada (27). Limos carbonatados con salinización


superficial. Holoceno. Q4 ................................................................................... 45

2.3.1.10. Marisma baja o manglar (28). Lutitas ricas en materia orgánica. Holoceno.
Q4 ...................................................................................................................... 46

2.3.1.11. Playas (29). Arenas oolíticas muy bioclásticas. Holoceno. Q4..................... 46

2.3.2. Depósitos de origen eólico.................................................................................. 46

2.3.2.1. Manto eólico (10). Arenas oolíticas cementadas y limos . Pleistoceno. Q2 ... 46

2.3.3. Depósitos debidos a la dinámica fluvial y de escorrentía superficial .................. 47

2.3.3.1. Fondo de valle (21). Conglomerados y arenas calcáreas. Holoceno. Q4 ...... 47

2.3.4. Materiales producidos por meteorización química.............................................. 47

2.3.4.1. Argilizaciones con bauxita (11). Arcillas rojas. Pleistoceno-Holoceno. Q1-4 .. 47

2.3.4.2. Relleno de dolinas (12). Arcillas de descalcificación y brechas kársticas.


Pleistoceno-Holoceno. Q1-4............................................................................... 48

2.3.5. Depósitos de origen poligénico........................................................................... 48

2.3.5.1. Piedemonte (glacis de cobertera) (24). Brechas, conglomerados, arenas y


lutitas. Holoceno. Q4 ......................................................................................... 48

2.3.6. Formaciones gravitacionales .............................................................................. 48

2.3.6.1. Coluviones (22). Bloques y cantos de calizas con arcillas rojas. Holoceno.
Q4 ..................................................................................................................... 48

3. TECTÓNICA ..................................................................................................................... 49

3.1. Contexto geodinámico de la Española ................................................................... 49

3.2. Marco geológico estructural de la Península de Bahoruco.................................. 51

3.2.1. El margen septentrional de la Sierra de Bahoruco ............................................. 54

3.2.2. La Cresta de Beata (Beata Ridge) .................................................................... 54

3.2.3. Grandes estructuras en la Península de Bahoruco ............................................ 54

3.2.3.1. Pliegues ......................................................................................................... 54

3.2.3.2. La fracturación ............................................................................................... 54

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3.3. La estructura de la Hoja de Cabo Rojo ................................................................... 55

3.4. Interpretación y evolución tectónica de la zona de estudio ................................. 58

3.4.1. Edad de la deformación ...................................................................................... 60

3.5. Tectónica activa ........................................................................................................ 61

4. GEOMORFOLOGÍA .......................................................................................................... 63

4.1. Análisis geomorfológico .......................................................................................... 63

4.1.1. Estudio morfoestructural ..................................................................................... 63

4.1.1.1. Formas estructurales ..................................................................................... 64

4.1.2. Estudio del modelado ......................................................................................... 64

4.1.2.1. Formas fluviales y de escorrentía superficial................................................. 64

4.1.2.2. Formas eólicas............................................................................................... 65

4.1.2.3. Formas marinas-litorales ............................................................................... 65

4.1.2.4. Formas debidas a meteorización química ..................................................... 67

4.1.2.5. Formas poligénicas........................................................................................ 67

4.2. Evolución e historia geomorfológica ...................................................................... 70

5. HISTORIA GEOLÓGICA................................................................................................... 73

5.1. El plateau oceánico del Cretácico superior ........................................................... 74

5.2. La Cuenca del Paleógeno al Mioceno superior...................................................... 75

5.3. La Cuenca del Mioceno superior al Plioceno......................................................... 78

5.4. La Sierra de Bahoruco del Pleistoceno al Holoceno ............................................. 79

6. GEOLOGÍA ECONÓMICA ................................................................................................ 81

6.1. Hidrogeología ............................................................................................................ 81

6.1.1. Hidrología y climatología..................................................................................... 81

6.1.2. Hidrogeología...................................................................................................... 82

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6.2. Recursos minerales .................................................................................................. 84

6.2.1. Descripción de las Sustancias... ......................................................................... 86

6.2.2. Potencial minero ................................................................................................. 86

7. LUGARES DE INTERÉS GEOLÓGICO ........................................................................... 88

7.1. Introducción. ............................................................................................................. 88

7.2. Relación de los L.I.G................................................................................................. 88

7.3. Descripción de los Lugares ..................................................................................... 89

7.3.1. . L.I.G. Nº 1. Las dolinas inundadas de los Pozos de Romeo ............................ 90

7.3.2. L.I.G. Nº 2. Las playas fósiles de Cabo Rojo...................................................... 90

7.3.3. L.I.G. Nº 3. El registro morfosedimentario de las oscilaciones cuaternarias del


nivel del mar en Bahía de Las Águilas................................................................. 91

7.3.4. L.I.G. Nº 4. El paleoescarpe marino de Los Quemados de Basilio .................... 92

8. BIBLIOGRAFÍA................................................................................................................. 95

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Hoja de Cabo Rojo (5869-I) Página 1 de 108
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1. INTRODUCCIÓN

1.1. Metodología

Debido al carácter incompleto y no sistemático del mapeo de la República Dominicana,


la Secretaría de Estado de Industria y Comercio, a través de la Dirección General de
Minería (DGM), se decidió a abordar a partir de finales del siglo pasado, el levantamiento
geológico y minero del país mediante el Proyecto de Cartografía Geotemática
de la República Dominicana, incluido en el Programa SYSMIN y financiado por
la Unión Europea, en concepto de donación. En este contexto, el consorcio
integrado por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), el Bureau de
Recherches Géologiques et Minières (BRGM) e Informes y Proyectos S.A. (INYPSA), ha
sido el responsable de la ejecución del denominado Proyecto 1B, bajo el control de la
Unidad Técnica de Gestión (UTG, cuya asistencia técnica corresponde a TYPSA) y la
supervisión del Servicio Geológico Nacional (SGN).
Este Proyecto comprende varias zonas que junto con las ya abordadas con motivo de los
proyectos previos (C, ejecutado en el periodo 1997-2000; K y L, ejecutados en el periodo
2002-2004), completan la práctica totalidad del territorio dominicano. El Proyecto 1B incluye,
entre otros trabajos, la elaboración de 63 Hojas geológicas a escala 1:50.000 que componen
la totalidad o parte de los siguientes cuadrantes a escala 1:100.000 (Figura 1.1):

Zona Norte:

- La Vega (La Vega, 6073-I; Jarabacoa, 6073-II, Manabao, 6073-III; y Jánico, 6073-IV)

- San Francisco de Macorís (Pimentel, 6173-I; Cotuí, 6173-II; Fantino, 6173-III; y San
Francisco de Macorís, 6173-IV)

- Sánchez (Sánchez, 6273-I; Palmar Nuevo, 6273-II; Cevicos, 6273-III; y Villa Riva,
6273-IV)

- Samaná (Las Galeras, 6373-I; Sabana de la Mar, 6373-III; y Samaná, 6373-IV)

- Santiago (San Francisco Arriba, 6074-I; Santiago, 6074-II; San José de las Matas,
6074-III; y Esperanza, 6074-IV)

- Salcedo (Río San Juan, 6174-I; Guayabito, 6174-II; Salcedo, 6174-III; y Gaspar
Hernández, 6174-IV)

- Nagua (Nagua, 6274-III; y Cabrera, 6274-IV- La Isabela (Barrancón, 5975-I; El


Mamey, 5975-II; Villa Vázquez, 5975-III; y El Cacao, 5975-IV)

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- La Isabela (Barrancón, 5975-I; El Mamey, 5975-II; Villa Vasquez, 5975-III; y El


Cacao, 5975-IV)

- Puerto Plata (Puerto Plata, 6075-II; Imbert, 6075-III; y Luperón, 6075-IV)

- Sabaneta de Yásica (Sabaneta de Yásica, 6175-III)

Zona Sureste:

- La Granchorra (La Granchorra, 6470-I; y Mano Juan, 6470-II)

- Santo Domingo (Guerra, 6271-I; Boca Chica, 6271-II; Santo Domingo, 6271-III; y
Villa Mella, 6271-IV)

- San Pedro de Macorís (Ramón Santana, 6371-I; Boca del Soco, 6371-II; San Pedro
de Macorís, 6371-III; y Los Llanos, 6371-IV)

- La Romana (Higüey, 6471-I; San Rafael del Yuma, 6471-II; La Romana, 6471-III; y
Guaymate, 6471-IV)

- Juanillo (Juanillo, 6571-III; y Pantanal, 6571-IV)

- Las Lisas (La Vacama, 6472-I; y El Salado, 6472-II)

- Bávaro (Bávaro, 6572-III)

5875 6075
OCÉANO ATLÁ NTICO
5975 6175

R E P. 5874 5974 6074 6174 6274

5873 5973 6073 6173 6273 6373

DE
5872 5972 6072 6172 6272 6372 6472 6572

5871 5971 6071 6171 6271 6371 6471 6571


HAITÍ

5870 5970 6070 6170 6470

I
5969
5869 MAR CA RI B E
5968
0 25 50 75 100 125 Km.

Figura 1.1. Distribución de Hojas a escala 1:50.000 de la República Dominicana y situación de la Hoja
de Cabo Rojo (5869-I).

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Cartografía Geotemática. Proyecto 1B Enero 2007-Diciembre 2010
Hoja de Cabo Rojo (5869-I) Página 3 de 108
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Zona Sur:

- Sabana Buey (Sabana Buey, 6070-I)

- Baní (Nizao, 6071-I; y Baní, 6071-IV)

Zona Suroeste:

- Isla Beata (Isla Beata, 5868-I)

- Cabo Rojo (Cabo Rojo, 5869-I; y Punta Ceminche, 5869-II)

- Enriquillo (Enriquillo, 5969-I; Oviedo, 5969-III, y Arroyo Dulce, 5969-IV)

- Pedernales (Puerto Escondido, 5870-I; y Pedernales, 5870-II)

- Barahona (La Ciénaga, 5970-II; y Polo, 5970-III)

Ya que cada Hoja forma parte de un contexto geológico más amplio, la ejecución de cada
una de ellas se ha enriquecido mediante la información aportada por las de su entorno, con
frecuentes visitas a sus territorios; por ello, a lo largo de la presente memoria son frecuentes
las referencias a otras Hojas, en especial a las contiguas.

Durante la realización de la Hoja a escala 1:50.000 de Cabo Rojo se ha utilizado la


información disponible de diversa procedencia, así como las fotografías aéreas a escala
1:40.000 del Proyecto MARENA (1983-84) y las imágenes de satélite Spot P, Landsat TM y
SAR. Para la identificación y el seguimiento de estructuras profundas o subaflorantes, ha
sido de gran utilidad el mapa de gradiente vertical de la Republica Dominicana.

Los recorridos de campo se complementaron mediante fichas de control en las que se


registraron los puntos de toma de muestras (petrológicas, paleontológicas y
sedimentológicas), datos de tipo estructural y fotografías. De forma coordinada con la
elaboración de la Hoja, se realizó la cartografía Geomorfológica y de Procesos Activos
susceptibles de constituir Riesgo Geológico del cuadrante correspondiente, a escala
1:100.000 (Cabo Rojo, 5869-I).

Todos los trabajos se efectuaron de acuerdo con la normativa del Programa Nacional de
Cartas Geológicas a escala 1:50.000 y Temáticas a escala 1:100.000 de la República
Dominicana, elaborada por el Instituto Tecnológico y Geominero de España y la Dirección
General de Minería de la República Dominicana, e inspirada en el Modelo del Mapa
Geológico Nacional de España a escala 1:50.000, 2ª serie (MAGNA).

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Cartografía Geotemática. Proyecto 1B Enero 2007-Diciembre 2010
Hoja de Cabo Rojo (5869-I) Página 4 de 108
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1.2. Situación geográfica

La hoja a escala de 1:50.000 de Cabo Rojo (5869-I) se localiza al suroeste de la República


Dominicana, muy cerca de la frontera con Haití. Desde un punto de vista geográfico la hoja
está situada al suroeste de la Sierra de Bahoruco, en las estribaciones suroocidentales de la
Península que lleva el mismo nombre, bañada por el Mar Caribe. La sierra de Bahoruco es
la más meridional de las cuatro cordilleras principales de la República Dominicana,
constituyendo la continuación oriental de la cordillera Meridional de Haití. Aparece como una
destacada elevación montañosa que, con una dirección E-O a ESE-ONO, se alza
bruscamente al sur de la hoya de Enriquillo, alcanzando 2.367 m en la loma del Toro.

A menor escala esta zona, caracterizada por su extrema aridez y un relieve muy poco
accidentado, se localiza en la conocida como Llanura de Oviedo-Pedernales o, en sentido
más amplio, Procurrente Sur de Barahona. Toda la región posee una ausencia casi total de
infraestructuras y pueblos, al margen de la carretera nacional Nº44 Barahona-Pedernales,
las instalaciones militares y puerto de carga de Cabo Rojo, o la gran cementera de la
empresa colombiana Cementos Andino, todas ellas concentradas en escasos 8 Km2. El
único núcleo urbano, que se sitúa en la costa, es la pequeña aldea pesquera de La Cueva,
donde gran parte de las viviendas están excavadas en la caliza pliocena, que posee una
población inferior a 200 personas.

La Hoja de Cabo Rojo se encuentra a unos 170 Km en línea recta de la capital, Santo
Domingo, y unos 250 Km por carretera por el itinerario más corto y cómodo posible. Este
itinerario consiste en tomar la carretera nacional Nº6 desde la capital hasta San Cristóbal
(Autopista 6 de Noviembre) y continuar hasta Azua por la carretera nacional Nº2, también
conocida como Carretera Sánchez. Esta vía está actualmente en obras y tiene un tráfico
muy denso, en ocasiones de vehículos pesados, aunque en general el asfalto se encuentra
en muy buenas condiciones. Una vez alcanzado Azua, la nacional Nº 2 empalma
directamente con la carretera nacional Nº 44, que llega hasta Barahona. En esta ciudad se
debe seguir la carretera de la costa que bordea prácticamente toda la Península de
Bahoruco hasta entrar en la Hoja de Cabo Rojo, 15 km al noroeste del pueblo de Oviedo.

Desde un punto de vista administrativo la hoja se sitúa dentro de la provincia nacional de


Pedernales y el territorio que ocupa se encuentra compartido por los municipios de Oviedo
y, en mayor medida, de Pedernales. Las actividades económicas principales son la
explotación de áridos para cemento y, sobre todo, el turismo nacional, que se concentra el
Parque Nacional de Jaragua y en las playas de Cabo Rojo y de Bahía de las Águilas. Dada

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la aridez del clima, la agricultura y ganadería son prácticamente inexistentes en la región a


mediana y gran escala. Aunque no es muy importante, existe actividad pesquera artesanal
en estas costas del Mar Caribe en la zona de Bahía de las Águilas.

A excepción de la carretera nacional que atraviesa la hoja de SE a NO y la carretera que


une Cabo Rojo con Las Mercedes-Pelempito (en la Hoja de Pedernales), ambas de muy
buena calidad, la red de comunicaciones es muy pobre, por no decir inexistente. En su
mayoría consisten en caminos de tierras, muy estrechos y tapados por vegetación, que
nacen de estas dos carreteras principales y que se utilizan para llegar a pequeñas fincas o
recorrer la costa. Todos ellos son accesibles en vehículos 4x4. En el Noreste de la Hoja no
hay ningún tipo de vía de comunicación y las observaciones se han llevado a cabo en
senderos muy cerrados y abruptos. También se han utilizado los pocos barrancos y cañadas
para alcanzar algunas zonas y encontrar cortes limpios donde analizar la geología del
terreno.

De esta forma, la mayor parte de las observaciones de buena calidad se han llevado a cabo
a lo largo de las carreteras o en afloramientos costeros. Por otra parte, cerca de las
carreteras existen varias canteras utilizadas para la extracción de calizas para árido y uso
ornamental que han permitido completar la cartografía y obtener datos geológicos precisos.

La topografía de toda la zona se caracteriza por la presencia de una notable planicie que
ocupa la mitad meridional de la Hoja. Posee una ligera inclinación general hacia el SO y una
altitud media inferior a los 150 m que disminuye de forma gradual hacia el litoral. De forma
intermitente, esta tónica es rota por la aparición de elevaciones aisladas, que forman
sucesivos escalones de diferente altura, claramente divisables en el paisaje. Hacia el NE el
relieve se hace algo más abrupto e incrementan progresivamente la altitud de los cerros y
lomas, que llegan a alcanzar los 610 metros en los Cerros de Bucan Tussen, cerca del límite
con las hojas de Pedernales y Arroyo Dulce. Existen, además, otras elevaciones en la zona
que destacan, no tanto por su altura como por definir escarpes muy claros en un contexto
topográfico tan regular y plano, como la Loma del Guano (232 m) y Los Quemados de
Basilio (330 m)

La red fluvial es muy pobre y está integrada por un pequeño número de arroyos y cañadas,
generalmente de carácter intermitente, que procedentes de los relieves montañosos,
localizados al noreste, alcanzan la planicie. De esta forma, no hay aguas superficiales
permanentes en la Hoja aunque sí se ha constatado la existencia de un importante sistema
de circulación endokárstico de aguas subterráneas procedente de la Sierra de Bahoruco que

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producen algunos manantiales cerca de la costa y provocan la inundación de dolinas


desarrolladas a cotas topográficas más bajas. Los arroyos más importantes de la hoja son
las Cañadas de Punta Vigía y Bucan Tisuna. Poseen un escaso recorrido, de pocos
kilómetros, y una orientación NO-SE. Estos cauces presentan un marcado carácter
estacional y sólo son activos en momentos de grandes precipitaciones.

El clima de la zona es muy cálido y seco, con temperaturas medias de 27ºC y


precipitaciones medias anuales próximas a los 500 mm, aunque estas se concentran en
unos pocos días y durante la temporada ciclónica como consecuencia de la llegada a esta
zona de tormentas y huracanes. De hecho, esa región es la más meridional de República
Dominicana y, por tanto, la más afectada por este tipo de eventos meteorológicos, al estar
situada en su trayectoria ordinaria. Esta circunstancia produce, además, un gran
irregularidad interanual en las precipitaciones en función de lo intensa que hayan sido la
temporada ciclónica. La evaporación supera ampliamente la cantidad de lluvia total anual
por lo que la lluvia útil es inexistente.

La vegetación de la región, que excepto en las zonas costeras cubre la gran parte de la
superficie de la hoja, puede clasificarse como monte espinoso subtropical constituido por
arbustos y plantas espinosas. Entre ellas destacan diferentes especies de cactáceas y
acacias como la guazábara, el cagüey y el cambrón. Hacia zonas más altas, en el NE, algo
más templadas y húmedas, existen áreas en que predomina el bosque seco subtropical,
principalmente formado por diferentes especies de cactáceas, arbustos y algunos árboles
como el cayuco, la baitoa, el cambrón, el aroma, el guayacán o el guano. En el litoral se han
descrito lagunas costeras, muy ricas en fauna, colonizadas por juncos y otras especies de
plantas salobres. Las orillas de estas lagunas pueden estar bordeadas por algunas zonas de
manglar.

1.3. Marco geológico

La geología de la Republica Dominicana se caracteriza por una gran heterogeneidad de


materiales sedimentarios y volcánicos representados, a la que hay que añadir, además, la
presencia de numerosos cuerpos intrusivos acompañados por importantes cortejos
filonianos. Esta diversidad de materiales puede apreciarse en el esquema geológico de la
Isla que se muestra en la figura 1.3.

En términos generales la geología de la isla de La Española está controlada por tres


factores principales:

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Figura 1.2. Modelo digital del terreno de la Hoja de Cabo Rojo (5869-I) y Punta Ceminche (5869-II).

- En primer lugar, y al menos durante el Mesozoico, por el carácter oceánico de la isla. La


Española estuvo asentada desde el Jurásico hasta el Paleoceno sobre una zona muy activa
de la corteza oceánica. En estas condiciones se producen distintos procesos de subducción,
que provocan, 1) la presencia de un vulcanismo de arco de isla, con diversos episodios
eruptivos y la consiguiente presencia de materiales vulcanosedimentários, y 2) la
abundancia de rocas ígneas intrusivas en las series volcánicas y vulcanosedimentarias. La
propia naturaleza de las rocas extrusivas, unida a la escasa anchura de las plataformas
marinas da lugar a frecuentes y rápidos cambios de facies.

- En segundo lugar, la posición de la isla en un área de clima tropical es responsable de la


alta producción biológica en las aguas circundantes, posibilitando en las plataformas

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someras la formación de calizas, muchas veces de tipo arrecifal y la acumulación en las


aguas más profundas de potentes serie de calizas pelágicas o hemipelágicas. Este mismo
factor climático es también responsable de las tasas altas de meteorización que van a
favorecer la acumulación de grandes depósitos de materiales detríticos, debido a la rápida
erosión de los relieves y transporte de sedimentos hacia las cuencas.

1.3.1. Geología de La Española

La República Dominicana ocupa aproximadamente los dos tercios más orientales de la Isla La
Española, cuya superficie total es de unos 80.000 km2, lo que la convierte en la segunda isla
más extensa de las Antillas Mayores. Desde el punto de vista fisiográfico la isla está
constituida por cuatro alineaciones montañosas principales que, de norte a sur y según la
toponimia dominicana, son la Cordillera Septentrional, la Cordillera Central, la Sierra de Neiba
y la Sierra de Bahoruco, separadas por tres grandes valles según el mismo orden, el Valle del
Cibao, el Valle de San Juan y el Valle de Enriquillo. La orografía de la isla es muy accidentada,
e incluye las mayores altitudes de las Antillas Mayores (picos Duarte y la Pelona, con 3087 m).

Desde el punto de vista geodinámico, la Isla Española se encuentra situada en la parte


septentrional de la Placa del Caribe y conjuntamente con Puerto Rico, constituyen una
unidad que puede interpretarse como una microplaca incipiente (Figura 1.3), limitada al
Norte por una zona de subducción/colisión oblicua (Fosa de Puerto Rico) y al Sur por una
zona de subducción embrionaria (Fosa de los Muertos). El margen Norte del Caribe ha
evolucionado notablemente desde el Cretácico hasta hoy. Previamente al Eoceno Inferior, el
límite Norte del Caribe fue fundamentalmente de subducción (convergente con la Placa de
Norteamérica), como lo evidencia la presencia del arco magmático del Cretácico Superior-
Eoceno Inferior.

La colisión de este arco magmático con la Plataforma de las Bahamas (margen continental
meridional de Norte América), da lugar a la transición de un régimen dominado por la
subducción a uno con desplazamientos en dirección, que ha continuado a lo largo del
Neógeno (Dolan y Mann, 1998). Desde entonces, este límite de placas tiene un carácter
transpresivo senestro. Las reconstrucciones de placas propuestas para la región
septentrional del Caribe, indican que la plataforma de las Bahamas se ha movido
relativamente hacia el oeste respecto a la del Caribe en los últimos 20 Ma y que los efectos
colisiones se han intensificado en la Española en los últimos 5 Ma (Mann et al., 2002; Pindell
y Kennan, 2006; Pindell y Kennan., 2009).

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La isla de La Española constituye una zona de tectónica activa, importantes terremotos


históricos y levantamiento tectónico, debido a que el borde septentrional de la placa
Caribeña está actualmente sometida a un régimen de convergencia oblicua (Calais et al.,
1992, 1998, 2002; Mann et al., 1998; De Mets et al., 2000; Jansma et al., 2000; Bilich et al.,
2001; Prentice et al., 2002).

1.3.2. Macro unidades geológicas

Localizada en el borde norte de la placa Caribeña, la geología de La Española resulta de la


convergencia oblicua del margen continental de la placa de Norteamérica con el sistema de
arco-isla Cretácico caribeño, la cual ocurrió fundamentalmente en el periodo en el Eoceno-
Mioceno Inferior y continúa en la actualidad (Donnelly et al., 1990; Mann et al., 1991, 1995,
2008). La geotectónica activa ha dado lugar a una fisiografía caracterizada por una
alternancia de sierras montañosas y valles, que pueden ser agrupadas en diez zonas
fisiográficas o morfogenéticas (Figura 1.4). Cada una de estas zonas presenta
características geológicas que la distinguen de sus zonas contiguas y en general, sus límites
coinciden con alineaciones morfoestructurales bien definidas.

Por otra parte, basándose en su diferente historia geológica, la Española ha sido dividida en
varias unidades tectonoestratigráficas (denominadas terrenos en sentido amplio), que han
sido yuxtapuestas tectónicamente por zonas de desgarre de dirección ONO-ESE y edad
post-Eoceno Superior/Oligoceno (Mann et al., 1991). Estas zonas de falla son: Septentrional
(ZFS), La Española (ZFLE), Bonao-La Guácara (ZFBG), San Juan-Restauración (ZFSJR) y
Enriquillo-Plantain Garden (ZFEPG) (Figura 1.5).

Las rocas de estos terrenos están regionalmente cubiertas por rocas sedimentarias
siliciclásticas y carbonatadas de edad Eoceno Superior a Plioceno, que postdatan la
actividad del arco-isla y registran las deformaciones relacionadas con la colisión oblicua
arco-continente y, más recientemente, con la subducción activa el margen meridional de la
isla (Bourgois et al., 1983; Mann et al., 1991, 1995; Calais y Mercier de Lépinay, 1995; Dolan
et al., 1998; Mann, 1999; Hernáiz Huerta y Pérez Estaún, 2002).

Los estudios realizados en la República Dominicana, en buena parte enmarcados dentro del
Programa SYSMIN, han permitido distinguir de Norte a Sur las siguientes unidades o
dominios geológicos (Figuras. 1.4, 1.5 y 1.6):

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Figura 1.3. Mapa de la placa Caribeña mostrando la situación de la isla de La Española en su borde septentrional. En la figura se muestran también los límites
estructurales de la placa Caribeña con otras placas y los principales elementos tectónicos.

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Figura 1.3 (cont). Mapa del margen septentrional de la placa Caribeña (mod. de Lewis y Draper,
1990; Mann et al., 1991). La Española ha sido dividida en varios terrenos tectonoestratigráficos en
base a su diferente historia geológica, yuxtapuestos tectónicamente por zonas de desgarre de
dirección ONO-ESE y edad post-Eoceno/Oligoceno (Mann et al., 1991). Estas zonas de falla son:
Septentrional (ZFS), La Española (ZFLE), La Guácara-Bonao (ZFBG), San Juan-Restauración
(ZFSJR) y Enriquillo-Plantain Garden (ZFEPG).

(1) La Cordillera Septentrional, que representa un prisma de acreción (o complejo de zona


de subducción) exhumado durante la colisión del arco de islas con el continente de Norte
América, que incluye: a) los complejos de basamento formados por rocas de alta presión y
que asocian, o a los que se asocian, olistostromas y mèlanges de matriz serpentinítica que
igualmente incorporan rocas de alta presión (complejos de Puerto Plata, Río San Juan y
Samaná); b) pequeños complejos de basamento formados por fragmentos del arco de isla
colisionado (El Cacheal, El Paradero y Pedro García); y c) la cuenca turbidítica de
antearco/antepaís suprayacente, rellena con las unidades siliciclásticas del Eoceno Inferior-
Oligoceno. Además, hay que considerar las formaciones eminentemente carbonatadas del
Mioceno Superior-Plioceno (Fm Los Haitises y equivalentes) y resto de formaciones
cuaternarias que reposan discordante sobre todo el dispositivo anterior (Donnelly y Rogers
1980; Draper y Nagle 1991; Joyce 1991; Pindell y Draper, 1991;De Zoeten y Mann, 1999;
Mann, 1999; Gonçalves et al. 2000; Escuder-Viruete y Pérez-Estaún, 2006; Pérez Varela y
Abad, 2008).

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(2) La Cordillera Oriental, donde aflora el arco isla primitivo del Cretácico Inferior (al igual
que en determinados puntos a lo largo del borde septentrional de la Cordillera Central), que
incluye las rocas volcánicas y volcanoclásticas de la Fm Los Ranchos y los Esquistos de
Maimón y Amina, los cuales resultan ser petrológica y geoquímicamente equivalentes
(Bowin, 1975; Draper y Lewis, 1991; Kesler et al., 1990, 2005; Lebron y Perfit, 1994; Lewis
et al., 1995, 2000, 2002; Joubert et al., 2004; Escuder-Viruete et al., 2004, 2006). El
Complejo Río Verde situado estructuralmente al SO representa el arco fallado o la cuenca
de trasarco adyacente al frente volcánico (Escuder-Viruete et al., 2009). En la Cordillera
Oriental, la Fm Los Ranchos está estratigráficamente recubierta por la potente secuencia
sedimentaria siliciclástica de la Fm Las Guayabas. Esta unidad está formada por areniscas
con abundantes terrígenos derivados de la erosión de un arco isla, por lo que se interpreta
constituyen el relleno de la cuenca delantera del Arco Isla Caribeño del Cretácico superior
(García Senz et al., 2004).

(3) El cinturón de peridotitas serpentinizadas, denominado Peridotitas de Loma Caribe


(Lewis et. al, 1999, 2006; Draper et al., 1996), y las unidades volcano-plutónicas oceánicas
relacionadas (Escuder-Viruete et al., 2006, 2008). El cinturón de Peridotitas de Loma Caribe
aflora asociado a la Zona de Falla de La Española (Figuras 1.5 y 1.6), que es una de las
estructuras más importantes de toda la isla. Se trata de una falla de desgarre que, hasta el
cese de su funcionamiento aproximadamente a comienzos del Mioceno, resolvió un gran
desplazamiento lateral, aproximando y yuxtaponiendo, al menos, los distintos fragmentos
litosféricos actualmente representados en las Cordilleras Central y Oriental (Hernaiz Huerta,
2006; Hernáiz-Huerta et al., 2007b).

(4) Ocupando principalmente la vertiente septentrional de la Cordillera Central, se reconoce


un complejo metamórfico de edad Jurásico Superior-Cretácico Inferior, compuesto por la
asociación volcano-plutónica de Loma La Monja (Escuder-Viruete et al., 2008) y el Complejo
Duarte (Palmer, 1979), que se interpreta como derivado de una meseta oceánica (Draper y
Lewis, 1991; Lewis y Jiménez, 1991; Montgomery et al., 1994) edificada sobre un sustrato
oceánico de basaltos, sedimentos pelágicos y radiolaritas de procedencia Pacífica
(Montgomery et al., 1994).

El Complejo Duarte incluye picritas olivínicas y basaltos ricos en Mg geoquímica e


isotópicamente similares a los magmas generados por una pluma mantélica (Lapierre et al.,
1997, 1999, 2000; Escuder-Viruete et al., 2007a).

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Figura 1.4. Principales unidades morfotectónicas de La Española según Lewis y Draper (1990).

Figura 1.5. Mapa de los terrenos tectonoestratigráficos de La Española según Mann et al. (1991): (1)
Samaná; (2) Puerto Plata-Pedro García-Río San Juan; (3) Altamira; (4) Seibo; (5) Oro; (6) Tortue-
Maimón-Amina; (7) Loma Caribe-Tavera; (8) Duarte; (9) Tireo; (10) Trois Rivières-Peralta (11) Presq’ile
du Nord-Ouest-Neiba; y (12) Hotte-Selle-Bahoruco. Zonas de Falla: ZFRG, Río Grande; ZFS,
Septentrional; ZFBG, Bonao-La Guácara; ZFH, Hatillo; ZFLE, La Española; ZFEPG, Enriquillo
Plantain Garden; ZFSJR, San José- Restauración; ZFLPSJ, Los Pozos-San Juan.

(5) La amplia franja axial de la Cordillera Central es la principal zona de aforamiento de la


secuencia de arco magmático del Cretácico Superior, representada principalmente por el
Grupo Tireo; está intruida por los batolitos gabro-tonalíticos de Loma de Cabrera, Loma del
Tambor, El Bao, Jumunuco, El Río y Arroyo Caña, incluyendo complejos ultramáficos y
plutones de leucotonalitas foliadas (Lewis et al., 1991, 2002; Contreras et al., 2004; Escuder-

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Viruete et al., 2004; Joubert et al., 2004; Stein et al., 2004). Sobre estos materiales tuvo
lugar la extrusión de la potente Fm Basaltos de Pelona-Pico Duarte, que corresponde a un
magmatismo intraplaca relacionado con los eventos más tardíos de construcción del Plateau
Oceánico Caribeño en el Campaniense-Maastrichtiense (Escuder-Viruete et al., 2009).

(6) El cinturón de pliegues y cabalgamientos de Trois Rivières-Peralta ocupa


fundamentalmente la vertiente sur de la Cordillera Central y en él afloran las formaciones
sedimentarias del Eoceno Inferior/Medio-Oligoceno (¿y Mioceno Inferior?) que se
depositaron por detrás del arco isla (cuenca trasera de arco) contemporáneamente a la
colisión entre éste y el continente Norteamericano y deformaron como consecuencia de ésta
(Heubeck, 1988; Dolan et al., 1991; Hernáiz Huerta y Pérez-Estaún, 2002; Pérez Varela y
Abad, 2010). La cuenca de San Juan-Azua (y parcialmente, los territorios situados al sur de
éstas, incluida la cuenca de Enriquillo), están rellenas por materiales del Neógeno-
Cuaternario y tiene el carácter de cuenca de antepaís respecto al citado cinturón de Trois
Rivieres-Peralta (Mann et al., 1991, 1999; Díaz de Neira y Solé Pont, 2002)

(7) En la posición más meridional del país, las sierras de Neiba, Martín García y Bahoruco,
están constituidas por materiales de naturaleza eminentemente calcárea de edad Eoceno-
Mioceno. Su levantamiento muy reciente, a partir del Plioceno Inferior-Medio, está
relacionado con el emplazamiento en superficie de un fragmento del plateau oceánico del
Caribe aflorante en el núcleo de la sierra de Bahoruco (y sus equivalentes en territorio
haitiano, sierras de Hotte y Selle; Maurasse et al., 1979; Sen et al., 1988; Girard et al., 1982)
así como también, posiblemente, en el núcleo de la Sierra de Neiba (Hernáiz-Huerta, 2004a
y b). Se denomina plateau oceánico del Caribe a un episodio de basaltos masivos oceánicos
de edad Cretácico Superior que se ha identificado en sondeos y perfiles sísmicos en el
sustrato de buena parte del mar Caribe y de la dorsal de Beata (Kerr et al., 2002).

1.3.3. La Sierra de Bahoruco

La Sierra de Bahoruco forma parte del denominado terreno Hotte-Selle-Bahoruco (Mann et


al. 1991) constituido por estas tres sierras contiguas, las dos primeras localizadas en Haití,
que presentan directrices generales ONO-ESE y se extienden de oeste a este por todo el
sector meridional de La Española. Está integrada por una potente y monótona sucesión de
unidades eminentemente carbonatadas, depositadas prácticamente durante el Paleógeno-
Mioceno, aflorando localmente su sustrato cretácico, de naturaleza ígnea, fuera del ámbito
de la Hoja.

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Figura 1.6. Mapa


Geológico simplificado
de La Española según
Lewis y Draper (1990) y
el Programa SYSMIN
(1999, 2004, 2007). En
la figura se especifica la
situación de las zonas
cartografiadas en el
Proyecto SYSMIN II.

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Aunque en detalle presenta una compleja sucesión de pliegues y fallas de envergadura y


geometrías diversas, a grandes rasgos se estructura como un gran antiforme cabalgante
hacia el norte sobre la cuenca de Enriquillo. Tal vez su formación más representativa es
la Fm Dumisseau (Maurrasse et al., 1979), en el ámbito de este proyecto denominada
también Fm Cienaga. Con más de 1.500 m de espesor, consiste en una alternancia de
basaltos y pillow basaltos no metamórficos, doleritas, calizas pelágicas, cherts, limolitas
silíceas y areniscas volcanogénicas a las que las dataciones le atribuyen un intervalo de
ocurrencia que va del Cretácico Inferior al Cretácico Superior. Por encima de la Fm.
Dumisseau y equivalentes, una importante discordancia marca el final del volcanismo
basáltico y el comienzo de un régimen esencialmente sedimentario, con cierto predominio
de facies carbonatadas y ocasionales ocurrencias volcánicas, que comprende el intervalo
del Cretácico terminal al Mioceno.

A excepción del relleno de dolinas y poljes, en su sector suroocidental los sedimentos


cuaternarios continentales presentan un desarrollo muy pobre como consecuencia de la
inexistencia de grandes relieves, las escasas precipitaciones y la ausencia de sistemas
fluviales de importancia en la zona. Por el contrario aparecen muy extendidos en el litoral
las formaciones costeras asociados a los formas erosivas marinas que reflejan el
movimiento de la línea de costa a lo largo de buena parte del Cuaternario.

1.3.4. Macroestructura de La Española

Los resultados obtenidos en los Proyectos del Programa SYSMIN han supuesto un nuevo
e importante avance en el conocimiento de la geología estructural de la República
Dominicana. Desde un punto de vista tectónico, la estructura de la Isla de La Española
resulta de la convergencia oblicua a la colisión final del sistema de arco-isla Caribeño
Cretácico y la placa de Norte América, que tuvo lugar desde el Eoceno Medio-Superior
(Bowin, 1975; Donnelly et al., 1990; Mann et al., 1991, 1995, 1999; Draper et al., 1994;
Escuder-Viruete y Pérez-Estaún, 2006).

La macroestructura de La Española resultante consiste en un conjunto de unidades


tectónicas de unos 250 kilómetros de anchura, constituido por rocas ígneas,
metamórficas y sedimentarias de edad Jurásico Superior-Cretácico Inferior a Eoceno, que
se formaron y acrecionaron en un arco-isla intraoceánico hasta la colisión arco-continente
(Figura 1.6). Estas rocas están regionalmente cubiertas por una cobertera de rocas
sedimentarias siliciclásticas y carbonatadas de edad Eoceno/Oligoceno – Actualidad, que
post-datan la actividad del arco isla y registran principalmente el período de movimiento

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transcurrente senestro entre las placas de Norte América y Caribeña (Mann, 1999; Mann
et al., 1991, 2002; Calais y Mercier de Lépinay, 1995; Dolan et al., 1998).

Las estructuras formadas a lo largo de la historia cenozoica de La Española son


típicamente transpresionales, como zonas de falla transcurrentes de gran escala y
subparalelas a la zona de colisión, que acomodan grandes desplazamientos laterales
entre “terrenos”; abanicos de fallas de alto ángulo que forman estructuras “en flor”
positivas (sierras elevadas) y negativas (cuencas); sistemas de pliegues dispuestos “en-
échelon”, fallas con relevos locales compresionales y extensionales, etc.

1.3.5. Historia Geológica de La Española

La historia geológica simplificada que registran las muy variadas rocas que constituyen la
isla de La Española puede sintetizarse en los siguientes eventos:

• Jurásico Medio-Superior. Edad de formación de las rocas oceánicas más antiguas del
Caribe, siendo tanto de procedencia Pacífica como resultado de la formación del océano
del proto-Caribe debido a la separación entre las placas de Norte y Sur América (Mann et
al., 1991; Montgomery et al., 1994; Lewis et al., 1999; Escuder-Viruete y Pérez-Estaún,
2006; Escuder-Viruete et al., 2008).

• Cretácico Inferior. Génesis del Arco de Islas Primitivo, representado por las Fms Los
Ranchos, Amina y Maimón, junto con el Complejo Río Verde (Donnelly et al., 1990;
Lebrón y Perfit, 1994; Draper et al., 1994; Lewis et al., 1995, 2000, 2002; Kesler et al.,
1977, 2003, 2005; Escuder-Viruete et al., 2006, 2008, 2009), sobre una zona de
subducción con polaridad hacia el Sur (en la posición actual; Krebs, 2008; Pindell et al.,
2006; Escuder-Viruete et al., 2008). Existencia de episodios magmáticos relacionados
con la actividad de una pluma mantélica, representados por los basaltos magnesianos y
picritas del Complejo Duarte (Draper y Lewis, 1991; Lewis et al., 2000; Lapierre et al.,
1997, 1999, 2000; Escuder-Viruete et al., 2004, 2005, 2007).

• Cretácico Superior-Eoceno. Probable cambio en la cinemática del arco


(Cenomanense Superior-Turoniense) y continuación de la subducción dando lugar a la
formación del Arco de Islas del Caribe, representado por el Grupo Tireo (Lewis et al.,
1991, 2000, 2002; Escuder-Viruete et al., 2007, 2008). Evento magmático principal de
formación del Plateau oceánico del Caribe en el Turoniense-Coniacense (Fm Constanza)
y en el Campaniense-Maastrichtiense (Fms de Siete Cabezas y Basaltos de Pelona-Pico
Duarte). Iniciación de la colisión arco-continente, formación de la Falla de la Española e

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inicio de los desplazamientos laterales entre el arco primitivo y el arco Cretácico Superior,
así como respecto a su parte frontal (prisma acrecional y cuencas de antearco; Donnelly,
1973, 1989, 1994).

• Eoceno Medio-Superior. Continúa la colisión del arco de islas con la plataforma de las
Bahamas, exhumación de las rocas de alta P (De Zoeten y Mann, 1991, 1999; Joyce,
1991; Gonçalves et al., 2000) y cese de la actividad magmática relacionada con la
subducción. Desplazamiento a lo largo de la Falla de la Española provocando la
aproximación de las parte traseras del arco a las partes frontales.

• Oligoceno-Mioceno Inferior. Movimientos en dirección en la zona de colisión y en el


interior del arco. Fallas de desgarre y cuencas sedimentarias asociadas (Mann et al.,
2002; Hernáiz-Huerta et al., 2007a y b).

• Mioceno Superior-Actualidad. En continuidad con la etapa anterior. Generalización de


la tectónica de desgarre y estructuras relacionadas con la subducción, situada al Sur de
la Isla (Mann et al., 2002). Exhumación final del complejo de acreción-colisión.

1.4. Antecedentes

Además de ser un área de especial interés para el estudio de la tectónica activa de la


placa Caribeña y de los riesgos geológicos que ésta implica, la isla de La Española y, en
concreto, el territorio correspondiente a la República Dominicana, también contiene un
registro excepcional de la evolución del denominado Arco Isla Caribeño durante el
Jurásico Superior y Cretácico, y de su deformación posterior por una tectónica
transpresiva durante buena parte del Terciario.

Sin embargo, a pesar de esta importancia geológica, y con la excepción de diversas


investigaciones y prospecciones mineras y petrolíferas de carácter local, la mayor parte
de la isla ha carecido de estudios geológicos de detalle hasta bien entrados los años
1980, a partir de los cuales varios estudios han incrementado su conocimiento geológico.
Los principales trabajos desarrollados en la parte dominicana de la isla se han agrupado
en el volumen especial (Special Paper 262) de la Sociedad Geológica de América (Mann
et al., 1991). Posteriormente, otro volumen especial de la misma sociedad (Special Paper
326) trata los aspectos neotectónicos del margen septentrional de La Española,
derivados de investigaciones recientes. Otros resúmenes de la geología de la isla se
pueden encontrar también en Bowin (1975), Draper y Lewis (1991), Joyce (1991), Lewis

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(1980), Lewis y Draper (1990), Maurrasse (1981), Nagle (1974 y 1979) y Pindell y Draper
(1991).

Entre los estudios y documentos previos de carácter geológico-minero, la República


Dominicana dispone de un mapa geológico a escala de 1:250.000, denominado "Mapa
Geológico de la República Dominicana", publicado en 1991. Las referencias sobre la
geología de la Isla de La Española son numerosas y han sido publicadas en revistas
internacionales principalmente. Una síntesis de la bibliografía geológico-minera básica
puede encontrarse en el Special Paper 262 (1991) de la Sociedad Geológica de América.
Existen informes inéditos, de carácter minero, realizados por la compañía Rosario
Dominicana en el ámbito del Proyecto. Como resultado de la cooperación Dominico-
Alemana, entre los años 1984 y 1988, se elaboraron distintos mapas a escalas variables,
entre 1:100,000 y 1:25,000, de los sectores Norte y Sur de la Cordillera Central y del
sector Oeste de la Cordillera Septentrional. Más recientemente, tienen un particular
interés los volúmenes especiales de "Active strike-slip and collisional tectonics of the
northern Caribbean Plate Boundary zone", editado en 1998 por J. Dolan y P Mann (Spec.
Pap. Geol. Soc. Am. vol 326) y que incluye abundante información sobre la geología de la
República Dominicana; del Acta Geológica Hispánica (vol. 37), editado en 2002 por
Pérez-Estaún et al., que actualiza la información geológica obtenida en el marco del
Programa SYSMIN I; y del Boletín Geológico y Minero de España (vol. 118), publicado en
2007, que recoge una síntesis de los trabajos e investigaciones más recientes.

Desde el punto de vista estrictamente cartográfico, en la República Dominicana sólo


existía cartografía geológica a escala 1:100.000 de las hojas de San Juan (5972),
Comendador (5872) y San Cristóbal (6171) a escala 1:50.000. Los proyectos SYSMIN de
Cartografía Geotemática han venido a subsanar este vacío al establecer una sistemática
para la elaboración de mapas geológicos y derivados a escala 1:50.000 y 1:100.000. El
primero de estos proyectos fue ejecutado durante los años 1997-2000 por un consorcio
de empresas españolas del que formaron parte el IGME e INYPSA, con resultados muy
satisfactorios. La primera Fase del Programa SYSMIN de la Unión Europea finalizó en
2004 con la realización del Proyecto de Cartografía Geotemática de la República
Dominicana por el Consorcio IGME-BRGM-INYPSA, completando 47 Hojas geológicas a
escala 1:50.000 y sus correspondientes Memorias, las cuales cubren aproximadamente
un 60% del territorio. La ejecución de estos Proyectos ha venido a confirmar la validez de
la normativa utilizada que, con algunas mejoras, ha sido la empleada en el Proyecto
SYSMIN II.

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En cuanto a los estudios de índole geomorfológica, son escasos, al igual que en el resto
de la República Dominicana. De entre ellos, hay que resaltar el libro Geografía
Dominicana (De la Fuente, 1976), que además de aportar una abundante cantidad de
datos geográficos e ilustraciones, apunta numerosas consideraciones de orden
geomorfológico; sus denominaciones geográficas han servido de referencia durante la
realización del presente trabajo. Entre los trabajos más recientes es preciso señalar los
desarrollados en la región limítrofe con motivo del Proyecto de Cartografía Geotemática
de la República Dominicana (Díaz de Neira, 2004a), que suponen un considerable
avance en el conocimiento geológico de la región. Por último, merece la pena destacar la
recopilación de artículos elaborados a partir de la información acumulada en dicho
proyecto (Pérez-Estaún et al., 2002), de entre los que cabe señalar el de Díaz de Neira y
Solé por su interés en la estratigrafía del Neógeno de la región. También dentro del
Programa SYSMIN, aunque con un carácter más general con relación al ámbito
dominicano, es preciso señalar los relativos a aspectos sísmicos (PROINTEC, 1999) e
hidrogeológicos (ACUATER, 2000).

Por otro lado, son realmente escasos los trabajos destinados a estudiar concretamente
la geología de la Sierra y Península de Bahoruco. Se han realizado básicamente dos
trabajos de índole regional, que constituyen los únicos estudios en los cuales se aborda
la estratigrafía y tectónica de la región: Romeo Llinás (1971) y Osiris de León (1989). En
el primero de ellos se estudia el área comprendida entre Polo y Duvergé, con una
perspectiva muy estratigráfica y abordando el estudio de todas las unidades
estratigráficas que afloran en este sector.

El trabajo de Osiris de León (1989) abarca prácticamente toda la Península de Bahoruco,


y en él describe las distintas unidades litoestratigráficas que componen la península,
acompañado de estudios tectónicos, hidrogeológicos y de yacimientos minerales, y
mostrando una cartografía a escala 1:125000 aprox. El trabajo de Romeo Llinás (1971)
se centra en la secuencia sedimentaria de edad cretácica que se encuentra en el área
comprendida entre Polo y Duvergé, con una perspectiva muy estratigráfica y abordando
el estudio de todas las unidades estratigráficas que afloran en este sector septentrional
de la sierra, principalmente las rocas volcánicas cretácicas que constituyen el plateau del
Caribe y la serie sedimentaria que se deposita discordante sobre la misma, a la que
denomina informalmente Fm Río Arriba. Mucho más recientes son los trabajos de Abad
et al. (2008 y 2009) en lo que se realiza una descripción general de las formas erosivas y
depósitos asociados a las oscilaciones del nivel del mar y a la evolución de la costa
durante parte del Pleistoceno y Holoceno.

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2. ESTRATIGRAFÍA

El dominio de la Sierra de Bahoruco-Pedernales, en el SO del país, está constituido por


rocas sedimentarias cenozoicas, depositadas sobre un sustrato principalmente volcánico
de edad cretácica. Este vulcanismo se corresponde con plateau caribeño que representa
un episodio de pluma mantélica generado al final del Cretácico en esta región. Sobre esta
sucesión volcánica se encuentra una delgada secuencia sedimentaria cretácica, donde
las rocas neógenas son principalmente carbonatadas. El conjunto presenta una
deformación escasa, materializada fundamentalmente por pliegues de baja amplitud, que
muestra un gradiente en la deformación, de menos a más, del sur al norte.

La Sierra de Bahoruco, junto con el macizo de la Hotte-Serre de Haití, constituye la


elevación topográfica más importante en la zona meridional de La Española y el dominio
geológico más al sur de la isla. Está constituida por una sucesión, muy potente, de
calizas y otros materiales sedimentarios y volcánicos, que abarca edades del Cretácico
superior al Plioceno. Las dos vertientes de la Sierra presentan una organización
estructural muy bien diferenciada. La vertiente norte concentra la mayor parte de la
deformación y, por tanto, muestra una estructura tectónica mucho más compleja. Por otro
lado, la vertiente Sur de la Sierra de Bahoruco responde a un relieve monoclinal, con
pliegues muy suaves, que desciende de forma paulatina hacia el suroeste hasta el nivel
del mar.

Esta característica ha permitido un estudio estratigráfico y sedimentológico muy detallado


de la serie terciaria en las hojas cartografiadas dentro de la sierra en el marco del
Proyecto SYSMIN, al menos, en su sector meridional. La cuenca marina donde se
depositaron los materiales que hoy constituyen el sustrato de la Península de Bahoruco
parece haber conservado una configuración tridimensional muy similar a la que poseía
originalmente, antes de que la deformación transpresiva en la parte suroccidental de La
Española estableciera durante el Mioceno superior y Plioceno la distribución de
cordilleras y depresiones existentes en la actualidad (sierras de Neiba, Martín García y
Bahoruco y cuencas de Enriquillo y San Juan).

De esta forma, la existencia de buenos afloramientos y cortes de amplia continuidad


lateral, la ausencia casi total de discontinuidades sedimentarias importantes dentro de la
serie y la ya mencionada preservación de la morfología original de la cuenca, hacen de la
Sierra de Bahoruco un escenario ideal para el análisis de la evolución espacial y temporal
de las cuenca marinas carbonatadas del Paleógeno y del Neógeno en el Caribe. En

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muchas ocasiones han tenido que definirse nuevas unidades litoestratigráficas con el
objetivo de organizar y facilitar la descripción de los nuevos datos sedimentológicos y
estratigráficos derivados del trabajo desarrollado en este proyecto con los previos (Figura
2.1).

La Hoja de Cabo Rojo comprende varias unidades tanto litológicas como estructurales de
diferente origen y naturaleza diversa, que pueden agruparse en dos grandes conjuntos:
los materiales sedimentarios carbonatados de edad Eoceno-Plioceno, representativos de
un plataforma con alta producción carbonatos y que se extienden a lo largo de la mayor
parte de la Hoja (ver en figura 2.1); y los depósitos litorales, que reflejan la migración de
la línea de costa hacia el suroeste como consecuencia del levantamiento continuado de
la Península de Bahoruco durante todo el Cuaternario.

La distribución de estos depósitos en la hoja es muy homogénea, restringiéndose los


materiales más recientes a la franja litoral, mientras que las calizas terciarias constituyen
las estribaciones meridionales de la Sierra de Bahoruco y la planicie de Pedernales
(Figura 2.2).

Osiris de León, 1989 Este trabajo

Unidad de La Cueva*
Sin Unidad
Litoestratigráfic a
Und. Maniel Viejo
Mb. Loma de Peblique
Und. * Und. de Barahona
*
Ud. Las Merc edes
Fm. Río Arriba Mb.*
Ud. Mb.
Ud.
Quem ados Lom a de * Mb.
Ud.
de Basilio Guano Sitio
UD.

Nuevo
Mb.
Ud. Aguas Negras
Caliza Mb.
Fm. Neiba (m b. sup) *
Pedernales Fm.
Sombrerito

Mb. El Mogote
Mb. Fm. Neiba (m b. inf)
La Compañía
Fm. Neiba
*
Ud. Trudillé Ud. Ac eitillar *
Caliza Ac eitillar Und. de Polo

Fm. Plaisanc e

Figura 2.1. Esquema de las unidades litoestratigráficas utilizadas en este proyecto en la


cartografía de la Península de Bahoruco, con correlación y comparación con las definidas
previamente por Osiris de León (1989). Los asteriscos indican las unidades cartográficas
aflorantes en la Hoja de Cabo Rojo.

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Unidades de nueva definición y estratigrafía propuesta

Después del análisis crítico de la nomenclatura previa y a partir de la cartografía realizada


en este proyecto, se ha puesto de manifiesto la necesidad de actualizar la descripción de
las unidades previas que se ha comprobado que tienen validez, y definir nuevas unidades
no observadas anteriormente para completar un cuadro estratigráfico lo más preciso
posible dentro de los objetivos de este proyecto.

Siguiendo las recomendaciones de la Guía Estratigráfica Internacional (Hedberg, 1980;


Reguant y Ortiz, 2001) se considera a las unidades redefinidas o renombradas, y a las de
nueva definición como unidades informales, puesto que no cumplen todavía todos los
requisitos para ser definidas formalmente. Para estas unidades se usará el término
Unidad + nombre geográfico que designe a la unidad y se tomará en el sentido de unidad
litoestratigráfica informal. Se ha prescindido de añadir un término litológico, para
simplificar la nomenclatura. Este es uno de los primeros pasos para en el futuro tratar de
definir formalmente estas unidades. Por otro lado, hay que tener en cuenta que las
unidades que por sus características históricas han sido denominadas anteriormente
como formaciones, seguirán manteniendo el término Formación, y se pueden considerar
a todos los efectos unidades formalmente descritas. En el caso de las unidades de la
Península de Bahoruco, solo se aplica este caso a la Formación Neiba.

- Unidad Aceitillar (Eoceno superior). Corresponde a las “calizas de Aceitillar” de Osiris de


León (1989), donde se aplica la prioridad del término, una vez comprobada su validez.
Son calizas bioclásticas, oncolíticas, con una expresión y organización característica que
justifican su diferenciación litoestratigráfica. Muestran una gran extensión y
homogeneidad en sus facies, presentes en todo el anticlinal de la Sierra de Bahoruco.
Tiene rango de formación, y solamente en algunos sectores (Hoja de Pedernales) se han
podido diferenciar dos unidades de rango menor (miembros) en su parte superior, que se
denominarán Mb La Compañía (calizas arenosas bioclásticas) y Mb El Mogote (calizas
bioclásticas) y que tienen una extensión lateral limitada.

- Unidad Trudillé (Eoceno medio-superior). Esta unidad es de nueva definición, y está


formada por calizas de aspecto masivo, de un característico color beige-marrón, que
además tiene una facies, organización y aspecto diferente a la unidad de Aceitillar, por lo
que se ha diferenciado como una unidad aparte. Tiene rango de formación y ocupa toda
la parte sur de la Península de Bahoruco y casi la totalidad de la Isla Beata.

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- Formación Neiba (Eoceno superior-Mioceno inferior). Como se ha referido


anteriormente, la Fm Neiba se reconoce claramente por sus características
litoestratigráficas. La Formación Neiba está compuesta por una sucesión potente y
monótona de calizas blancas-beiges de diversas facies, pero fundamentalmente
constituida por calizas micríticas, de aspecto tableado, con niveles de acumulación de
bioclastos y frecuentes nódulos y niveles de sílex. Esta formación ha sido descrita
originalmente en la Sierra de Neiba y ampliamente reconocida en todo el sector
occidental de la República Dominicana desde los primeros trabajos de geología
realizados en el sector (p. ej. Bermúdez, 1949).

En la península de Bahoruco también se ha podido distinguir la Formación Neiba debido


a la particularidad de sus facies. Sin embargo, también presenta sus peculiaridades
respecto a otros sectores de La Española. En este sector se han distinguido dos
unidades litoestratigráficas dentro de la Formación Neiba que tendrían rango de miembro
(miembro inferior de calizas micríticas y miembro superior de calizas margosas), que
presentan suficientes diferencias para permitir su diferenciación cartográfica. En la Sierra
de Neiba, la Formación Neiba se dividió en tres unidades litoestratigráficas (Fm Neiba
inferior, Fm Neiba superior y Fm Neiba brechoide), debido a las características
estratigráficas particulares de la región (Hernáiz-Huerta, 2004a y b). La Fm Neiba inferior
y la Fm Neiba superior se encuentran separadas por el Conjunto Vulcanosedimentario de
El Aguacate (Hernáiz-Huerta, 2004), el cual no aparece representado en la Península de
Bahoruco. Por esta razón, y también por criterios cronoestratigráficos, en la Formación
Neiba que aflora en la Península de Bahoruco, las dos unidades litoestratigráficas
diferenciadas en este dominio corresponden únicamente a la Fm Neiba superior de la
Sierra de Neiba, y por tanto, se propone no utilizar el nombre de Fm Neiba inferior o
superior en la Sierra de Bahoruco, para evitar confusiones en la correlación estratigráfica
de ambos dominios.

- Formación Pedernales (Oligoceno-Mioceno). Corresponde a la “Caliza Pedernales” de


Osiris de León (1989). En la cartografía realizada en este proyecto se han diferenciado
dentro del área correspondiente a la Caliza Pedernales diversas unidades
litoestratigráficas, si bien todas ellas mantienen en común un aparente aspecto masivo y
un característico color rosado. Es la unidad que más problemas ha planteado desde el
punto de vista de la nomenclatura estratigráfica. A la hora de establecer el rango
estratigráfico de las unidades es necesario tener en cuenta algunas consideraciones. En
primer lugar, la escala de la cartografía, que según las normas de la Guía Estratigráfica
Internacional, dice que, de forma convencional, cualquier unidad litoestratigráfica

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diferenciada en un intervalo de escala 1:25000 a 1: 50000, tendría rango de Formación,


siendo ésta la unidad litoestratigráfica básica, si bien hay que adecuarlo al grado de
detalle o complejidad de cada región y a las características regionales de otras unidades.
En segundo lugar, hay que mirar las relaciones entre las distintas unidades
litoestratigráficas para evaluar su rango y adecuarlo a esas relaciones.

Tras estudiar estos dos aspectos, hemos preferido en este proyecto dar rango de
formación a la “Caliza Pedernales”. Por tanto, las unidades litoestratigráficas en las que
se ha dividido la Formación Pedernales muestran relaciones laterales y verticales entre
ellas, pero tendrían el rango de miembro. Las diferencias entre ellas están justificadas en
aspectos de facies, organización estratigráfica y distribución cartográfica, aunque en
ocasiones pueden llegar a ser sutiles y transicionales. Son las siguientes: miembro de
Sitio Nuevo, miembro Loma del Guano, miembro Los Quemados de Basilio, miembro Las
Mercedes y miembro Loma de Peblique, tados comprendidos entre el Oligoceno superior
y el Mioceno medio.

- Unidad La Cueva (Mioceno superior?-Plioceno). Unidad de nueva definición.


Corresponde a calizas bioclásticas, con corales, de aspecto masivo y color blanco. Se
sitúa discordante sobre el Grupo Pedernales y tiene rango de formación.

2.1. Paleógeno

El registro sedimentario paleógeno en la Península de Bahoruco es muy completo y está


compuesto por un gran número de formaciones y unidades estratigráficas. Dentro de la
Hoja de Cabo Rojo las unidades paleógenos se concentran en su extremo norte (Unidad
Aceitillar), si bien existen algunos afloramientos aislados en posiciones más meridionales
(Unidad Trudillé). La única discontinuidad importante reconocida dentro de la serie se
localiza en el Oligoceno inferior, principalmente entre los miembros inferior y superior de
la Fm. Neiba o entre la Unidad de Trudillé y la denominada Unidad Pedernales. Es
probable que esta discontinuidad tenga su origen, en parte, en la primera gran glaciación
antártica, que dio lugar a una importante disminución eustática del nivel del mar y a una
regresión generalizada en todo el planeta (Zachos et al., 2001).

La serie estratigráfica paleógena y neógena que constituyen prácticamente la totalidad de


las unidades que componen la Península de Bahoruco se deposita, mediante una
discontinuidad sedimentaria, sobre los basaltos del plateau caribeño cretácico de la Fm.
Dumiseau (Figura 2.2).

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Figura 2.2. Mapa geológico


simplificado de la Sierra y
Península de Bahoruco.

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Aunque no aflora dentro de la Hoja de Cabo Rojo, los diferentes mapas geofísicos
aerotransportados reflejan la proximidad a la superficie de un importante volumen de
rocas ígneas en el subsuelo que generan anomalías positivas muy evidentes. Por otro
lado, numerosos autores previos han puesto de manifiesto que el basamento de la Sierra
de Bahoruco consiste en una alternancia de basaltos no metamórficos y doleritas, que
también incluyen calizas pelágicas, cherts, limolitas silíceas y areniscas vulcanoclásticas.
Las dataciones paleontológicas y radiogénicas de estos materiales le atribuyen una edad
Cretácico inferior-Cretácico superior, y han sido descritos principalmente en Haití, donde
se conoce como Formación Dumisseau (Maurrasse et al., 1979).

En la Sierra de Bahoruco hay formaciones basálticas equivalentes a esta formación, con


edades Maastrichtiense. Las similitudes petrológicas y geoquímicas entre estos basaltos
y los basaltos perforados en el DSDP en el Mar del Caribe, no ofrecen dudas sobre la
interpretación de estos basaltos como un fragmento emergido de la meseta o plateau
oceánico del Caribe. Las características de los últimos metros de esta formación, así
como de la cartografía efectuada en las Hojas de Polo, Cienaga y Enriquillo, parecen
evidenciar la existencia de un paleorrelieve cretácico muy irregular, conformado por una
serie de islas y montes submarinos de origen volcánico.

2.1.1. El Grupo Bahoruco y equivalentes laterales

Dentro de la denominación informal de Grupo Bahoruco se agrupan una serie de


unidades litoestratigráficas carbonatadas que constituyen la mayor parte del macizo de la
Sierra de Bahoruco, y que debido a sus características sedimentarias, han podido ser
distinguidas dentro de la evolución sedimentaria de una plataforma marina somera.

Además de las relaciones verticales entre las unidades del Grupo Bahoruco, algunas de
estas se relacionan lateralmente, y a su vez, constituyen equivalentes laterales de la
Formación Neiba, unidad más distal dentro de la cuenca paleógena de Bahoruco.
Componen el Grupo Bahoruco las unidades de Aceitillar, la Compañía, el Mogote y
Aguas Negras.

Sólo la primera y un pequeño afloramiento de un equivalente lateral de este grupo


Bahoruco mucho mejor representado hacia el sur, la Unidad de Trudillé, afloran dentro de
la Hoja de Cabo Rojo.

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2.1.1.1. Unidad de Aceitillar (1). Calizas masivas y oncolíticas. Eoceno superior-


Oligoceno inferior? P23-P31

La unidad de calizas del Aceitillar corresponde a la unidad estratigráficamente más baja


del Grupo Bahoruco. No se ha podido observar su base, pero por correlación regional se
deduce una discontinuidad erosiva que la separa de los basaltos de plateau de la Fm
Dumisseau-La Ciénaga.

Dentro de la hoja aflora exclusivamente en el sector noreste de la hoja, definiendo la


terminación hacia mar del flanco sur del gran anticlinal de la Sierra de Bahoruco. Su
potencia, calculada mediante métodos cartográficos, supera los 1100 metros.

Las condiciones de afloramiento en la hoja son muy deficientes como consecuencia de la


mala calidad de los accesos y la alteración y karstificación de la roca. Ha resultado muy
difícil levantar secciones continuas de estos materiales, si bien se han podido realizar
observaciones que han permitido su caracterización sedimentaria remontando las
cañadas de Bucan Tisuna y por algún sendero que atraviesa la Sabana del Candelón y
alcanza el paraje del Farallón de Palo Verde.

La unidad está formada por calizas bioclásticas, oncolíticas, en ocasiones ligeramente


margosas, que corresponde con las “calizas de Aceitillar” descritas por Osiris de León
(1989). Muestran una gran extensión y homogeneidad en sus facies, presentes en todo el
anticlinal de la Sierra de Bahoruco. En algunos sectores (Hoja de Pedernales) se han
podido diferenciar dos unidades de rango menor (miembros) en su parte superior, que se
denominan Mb La Compañía y Mb. El Mogote, no aflorantes en la Hoja de Cabo Rojo.

La facies mayoritaria se compone de calizas blancas-beiges mal organizadas en bancos


métricos poco definidos, compuestas por acumulaciones de algas oncolíticas, bioclastos
y organismos someros (bivalvos, gasterópodos, corales, equinodermos) con
concentraciones de macroforaminíferos bentónicos. En ocasiones se observan niveles un
poco mejor organizados, de decimétricos a métricos, de calizas un poco oscuras, de olor
fétido, con frecuentes miliólidos. También se pueden encontrar facies micríticas,
prácticamente azoicas, de tonos café, organizadas en bancos métricos, igualmente mal
definidos. Desde un punto de visto petrográfico estas calizas pueden clasificarse como
biomicrita/biomicrudita, o packstones bioclásticos y grainstones de algas y
macroforaminíferos.

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Otros aspectos, como la geometría de la plataforma y su organización secuencial, son


difíciles de ver pero parece muy extensa lateralmente, tal y como se deduce de la
cartografía de la unidad en toda la región. A partir de los mapas geológicos (Hojas de
Puerto Escondido y Pedernales), se deduce que probablemente se trataría de una
plataforma carbonatada aislada sobre paleorrelieves volcánicos, puesto que pasa
lateralmente a facies distales.

La Unidad de Aceitillar y sus miembros se han interpretado, en conjunto, como diferentes


subambientes localizados dentro una plataforma carbonatada somera-media de tipo
bahamiano, que pasan lateralmente a facies más profundas (principalmente encuadradas
en la Fm Neiba). Esta plataforma estaría sometida a procesos de alta energía que
conllevaron la formación de shoals oncolíticos o incluso pequeños parches coralinos.
Existirían también zonas más protegidas donde se generan facies micríticas y ambientes
restringidos colonizados por organismos oportunistas (miliólidos).

La asociación de macroforaminíferos bentónicos formada por las especies Nummulites


striatoreticulatus, Nummulites floridensis, Heterostegina sp., Lepidocyclina (Lepidocyclina)
pustulosa y Lepidocyclina (Nephrolepidina) macdonaldi han permitido datar la parte alta
de la unidad en la hoja en el Eoceno superior con buena resolución, si bien es muy
probable que el techo de estas calizas alcance la base del Oligoceno.

2.1.1.2. Unidad Trudillé (2). Calizas masivas, beiges, con algas y macroforaminíferos.
Eoceno superior-Oligoceno inferior? P23-P31

La Unidad de Trudillé, de nueva definición, está formada por calizas de aspecto masivo,
de un característico color beige-marrón, que tiene una facies, organización, aspecto y
distribución espacial diferente a la unidad de Aceitillar, por lo que se ha diferenciado
como una unidad aparte aunque se trate de un claro equivalente lateral. Ocupa toda la
parte sur de la Península de Bahoruco y casi la totalidad de la Isla Beata.

Sólo se ha descrito un pequeño afloramiento situado muy cerca del límite con las hojas
de Punta Ceminche y Oviedo, en el paraje conocido como Sabana Grande. Su
identificación sobre el terreno en este punto, muy complicada dada las condiciones de
afloramiento y la intensa alteración de la roca, se produjo gracias a la datación de una
muestra y al característico color que presentan las facies de esta unidad. Su potencia,
dentro de la hoja se estima en unos 500 metros como mínimo.

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Se trata de calizas de color beige claro, bastante masivas aunque puntualmente se ha


podido observar como se organizan en bancos decimétricos y métricos, de geometría
tabular, amalgamados, con superficies de estratificación muy planas, prácticamente
inapreciables. Presentan algunos macroforaminíferos y algas rodofíceas dispersos en la
matriz micrítica y textura tipo packstone.

Las facies de la Unidad Trudillé representan la parte media a interna de una rampa
carbonatada, probablemente adyacente a los sectores de la cuenca menos profundos
localizados al suroeste de la posición que ocupa en la actualidad la sierra, mucho más
próximos al paleocontinente paleógeno que el resto de las unidades descritas. Es muy
probable que la aparición de este afloramiento se justifique por la existencia de una
emersión durante el Oligoceno que diera lugar a la erosión de los materiales eocenos de
la cuenca y al modelado de un paleorrelieve muy irregular. Una nueva sumersión de la
plataforma en el Oligoceno superior-Mioceno favoreció la formación de islas rodeadas de
calizas someras como las descritas en el Miembro Quemados de Basilio de la Unidad
Pedernales (ver después).

A la Unidad Trudillé se le asigna una edad Eoceno superior en base a la asociación de


macroforaminíferos Lepidocyclina (Pliolepidina) peruviana, Lepidocyclina (Lepidocyclina)
pustulosa, Lepidocyclina (Nephrolepidina) chaperi, Sphaerogypsina globula, Fabiania
cassis y Fallotella cookei. Aligual que con la Undidad Aceitillar, existen dudas sobre si su
techo alcanza la base del Oligoceno.

2.1.2. Formación Neiba

Esta formación fue descrita originalmente en la Sierra de Neiba y ampliamente


reconocida en todo el sector occidental de la República Dominicana desde los primeros
trabajos de geología realizados en el sector. En la Sierra de Neiba, la Formación Neiba
se dividió en tres unidades litoestratigráficas (Fm. Neiba inferior, Fm. Neiba superior y
Fm. Neiba brechoide) (Hernáiz-Huerta, 2004a). La Fm. Neiba inferior y la Fm. Neiba
superior se encuentran separadas por el Conjunto Vulcanosedimentario de El Aguacate,
el cual no aparece representado en la Península de Bahoruco. Por esta razón, y también
por criterios cronoestratigráficos, en la Formación Neiba que aflora en la Península de
Bahoruco las dos unidades litoestratigráficas diferenciadas corresponden únicamente a la
Fm Neiba superior de la Sierra de Neiba.

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Dentro de la Fm Neiba descrita la Península de Bahoruco se distinguen dos unidades


litoestratigráficas que tendrían rango de miembro (Miembro inferior de calizas micríticas y
Miembro superior de calizas margosas), que presentan suficientes diferencias para
permitir su diferenciación cartográfica.

El Mb Inferior de la Fm Neiba (Eoceno-Oligoceno inferior) está compuesto por una


sucesión potente y monótona de calizas micríticas con silex, si bien esta unidad no aflora
en ningún punto de la hoja de Cabo Rojo. En el techo de este Mb Inferior de la Fm.
Neiba, o de las unidades Trudillé y Aceitillar, se ha descrito una discontinuidad en el
registro estratigráfico que representa un hiato que abarca gran parte del Oligoceno
inferior. Esta discontinuidad posee una expresión muy pobre en afloramiento, pero resulta
evidente ante la ausencia de muestras de esta edad en las zonas estudiadas cerca del
contacto, por ejemplo, entre los diferentes miembros de la Fm. Neiba en toda la Sierra de
Bahoruco. En la Hoja de Enriquillo esta discontinuidad se encuentra bien registrada y
enmascarada por el desarrollo de una superficie de omisión sedimentaria sobreimpuesta
(firmground), que refleja un proceso transgresivo posterior a la regresión. De esta forma,
el conjunto de unidades y formaciones que se describen a continuación representan un
incremento de profundidad en la cuenca en relación a las unidades Eocenas antes
mencionadas, tras una etapa de emersión y exposición de la cuenca de tiempo no
evaluable.

2.1.2.1 Formación Neiba. Miembro Superior (3). Calizas margosas y tableadas con silex y
margas y margo-calizas. Oligoceno-Mioceno inferior. P3-N11

La Fm Neiba es descrita por primera vez en la Península de Bahoruco por Osiris de León
(1989) como una unidad fácilmente diferenciable por presentar una serie de calizas
tableadas con nódulos o niveles de sílex, mostrando un aspecto de campo muy
característico. Por otro lado, en los trabajos de cartografía realizados en la Hoja de
Barahona (Díaz de Neira, 2004a) distingue materiales de la Fm Neiba donde Osiris había
cartografiado la Fm Sombrerito. Por tanto, en el caso de la Fm Sombrerito de Osiris de
León, los datos litológicos y de edad, así como las relaciones estratigráficas y su
distribución permiten incluir parte de estos materiales dentro de la Fm Neiba, con quienes
muestran una mayor afinidad.

El Mb superior de la Fm. Neiba está formado principalmente por calizas margosas


tableadas con silex. Este Mb Superior coincide, en su mayor parte, con la parte basal y
media de la Fm. Sombrerito descrita por Osiris de León (1989), aunque que los datos

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litológicos y de edad, así como las relaciones estratigráficas y su distribución permite


incluir estos materiales dentro de la Formación Neiba.

En el sector occidental de la Península de Bahoruco el Mb Superior de la Fm Neiba pasa


lateralmente a la Unidad Aguas Negras (Hoja de Pedernales) y a un conjunto de
materiales de características similares que se han reunido dentro de la base de
denominada Unidad de Pedernales (formada por los miembros Loma del Guano y
Quemados de Basilio en la Hoja de Cabo Rojo).

La Fm Neiba aflora dentro de la Hoja de Cabo Rojo sólo en su sector noroccidental,


donde se han abierto varias canteras para la extracción de árido y construcción de las
carreteras al Pelempito y Cabo Rojo, lo que ha facilitado mucho su descripción e
identificación. Estas explotaciones se encuentran hoy en día inactivas, o bien se han
reutilizado como el vertedero municipal de la ciudad de Pedernales. La potencia de esta
unidad, calculada mediante métodos cartográficos, se aproxima a los 350 metros.

En estas canteras se describe una sucesión de calizas margosas, tableadas, con nódulos
y niveles de silex con restos de moluscos, radilarios, equínidos y foraminíferos. Intercalan
paquetes decimétricos e incluso métricos de calcarenitas con acumulaciones de fauna
bentónica somera (macroforaminíferos, corales, moluscos, algas) retrabajada. El aspecto
de campo es muy parecido al miembro inferior dada su organización tableada
característica, sin embargo, el contenido más arcilloso es patente en esta unidad y más
frecuente hacia la parte alta, donde se han podido reconocer bancos de margocalizas
masivas, bioturbadas por Thalassinoides, de espesores métricos. En general, las calizas
pueden clasificarse como biomicritas o packstones y grainstones bioclásticos.

Hacia techo estas facies intercalan, de manera gradual, paquetes de calizas blancas con
corales y algas rojas, así como niveles de calizas micríticas rosadas con foraminíferos
planctónicos que marcan el tránsito a la unidad suprayacente, el Mb Las Mercedes de la
Unidad Pedernales.

En general, las características sedimentarias y las facies de esta unidad son parecidas a
las descritas en el miembro inferior de la Fm Neiba, por lo que pueden interpretarse
medios sedimentarios relacionados con la evolución de una rampa carbonatada en
posiciones distales (rampa externa). El contenido fósil pelágico (radiolarios, foraminíferos
planctónicos) y los altos niveles de sílice contribuyen a pensar que se trata de medios
distales dentro de una rampa carbonatada que experimenta llegadas esporádicas de

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niveles retrabajados de fauna más somera (posiblemente por corrientes de turbidez o de


tormenta).

La edad Oligoceno-Mioceno inferior de la Fm Neiba en la hoja de Cabo Rojo se ha


establecido en base a la asociación de foraminíferos planctónicos Globigerinoides trilobus
(REUSS), Globigerinoides sacculifer (BRADY), Globigerina af. venezuelana HEDBERG,
Globoquadrina sp. Globigerina sp., Globoquadrina sp., Globigerinoides sp., Eponides sp.,
Cibicides sp., Nodosaria sp.; y de asociación de macroforaminíferos bentónicos
Amphistegina sp., Lepidocyclina sp., Miogypsina sp., Operculina sp., Sphaerogypsina sp.,
y Heterostegina sp.

2.1.3. Unidad Pedernales

La Unidad Pedernales corresponde a la “Caliza Pedernales” de Osiris de León (1989). En


la cartografía realizada en este proyecto se han diferenciado dentro de la Caliza
Pedernales diversas unidades litoestratigráficas y, tras estudiar varios de sus aspectos,
se ha preferido dar rango de miembro a las unidades distinguidas dentro de la “Caliza
Pedernales”, que adquiriría, por tanto, un rango de unidad (pasándose a denominarse
Unidad Pedernales). Esta nueva unidad posee una edad principal Mioceno-Plioceno,
aunque también ocupa una parte del Oligoceno superior.

La Unidad Pedernales se sitúa estratigráficamente sobre una discontinuidad por encima


del Grupo Bahoruco y está compuesto por una serie de miembros que forman el flanco
sur de la Sierra de Bahoruco y se extienden por toda la parte sur de la Península de
Bahoruco. Estas unidades muestran relaciones laterales y verticales entre ellas, pero
constituyen un grupo en cuanto a su estratigrafía y distribución geográfica. Su
diferenciación está justificada en aspectos de facies, organización estratigráfica y
distribución cartográfica.

Son las siguientes: Miembro Sitio Nuevo (Oligoceno-Mioceno inferior), Miembro Loma del
Guano (Oligoceno-Mioceno inferior) y Miembro Los Quemados de Basilio (Oligoceno-
Mioceno inferior) Dentro de esta unidad también se incluye el Miembro Las Mercedes
(Mioceno inferior) y el Miembro Loma de Peblique (Mioceno medio-superior?) (ver más
adelante). Todos ellos, a excepción del Miembro Sitio Nuevo, afloran dentro de la hoja.
Las características generales de este grupo permiten interpretar un medio de rampa
carbonatada afectada por tormentas en sus diferentes zonas interna, media y externa.

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2.1.3.1. Unidad Pedernales. Miembro Loma del Guano (4). Calizas beiges y rosadas bien
estratificadas. Oligoceno superior-Mioceno inferior. P32-N11

El Miembro Loma del Guano, de nueva definición, se describe por primera vez en la Hoja
de Cabo Rojo. Los mejores afloramientos se localizan a lo largo de la carretera nacional
Barahona-Pedernales y, sobre todo, en la cantera abierta en los Cerros del Pozo donde
ha sido posible observar su organización interna. Su potencia mínima se estima en unos
500 metros.

Aunque no se ha observado sobre el terreno, por correlación regional se deduce que su


contacto con la unidad infrayacente, la Unidad Aceitillar, es una discontinuidad erosiva. A
su vez, mantiene una relación lateral con la Fm Neiba, deducida mediante la cartografía
de estas unidades, a la que pasa de forma gradual hacia el noroeste y sureste.

Está formada por calizas muy micríticas de un característico color rosado o beige y
textura grumosa, aunque en ocasiones puntuales intercala niveles de tonalidades más
blancas y fosilíferas. Cuando no esta alterada y kasrtificada presenta un aspecto muy
masivo y homogéneo, o aparece dispuesta en bancos decimétricos y métricos, de
geometría tabular, que se muestran amalagamados. Puede contener nódulos de silex y,
aunque generalmente es muy pobre en fauna, al microscopio se han observado de forma
ocasional foraminíferos, ostrácodos, corales y algas dispersos, difíciles de apreciar como
consecuencia de procesos de disolución y recristalización. Desde un punto de vista
petrográfico, estas calizas pueden clasificarse como mudstone/wackstone con
foraminíferos planctónicos, o biomicritas y pelmicritas con peloides.

En la base de la unidad, visible al este de la hoja en una cantera ubicada en el Paraje de


Juan Goya estas calizas se hacen más blancas y masivas, apareciendo intensamente
recristalizadas y adquiriendo un aspecto marmóreo que les confiere valor como roca
ornamental. En la Loma del Guano, donde aflora la parte alta de la serie, se ha
encontrado un nivel de acumulación de macroforamíníferos aislado que ha facilitado la
datación de la unidad.

Las características sedimentarias y paleontológicas de esta unidad indican, en general,


unas condiciones de depósito un medio de rampa media-externa, probablemente por
debajo del nivel de base del oleaje de tormentas, donde predominaba la sedimentación
de fangos carbonatados y la llegada de depósitos retrabajados desde zonas más
proximales de la plataforma eran muy esporádicas.

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La edad del Miembro Loma del Guano se ha establecido en base a la asociación de


macroforaminíferos descrita en una única muestra formada por Miosorites americanus,
Annulosorites spiralis y Amphistegina sp, lo que permite asignarle una edad Mioceno en
sentido amplio. Por otro lado, no es descartable que su base alcance el Oligoceno.

2.1.3.2. Unidad Pedernales. Miembro Quemados de Basilio (5). Calizas blancas y beiges,
oncolíticas, con corales, intercaladas con calizas rosadas con foraminíferos planctónicos.
Oligoceno superior-Mioceno inferior. P32-N11

Al igual que el miembro anterior, es de nueva definición y se describe por primera vez en
de la Hoja de Cabo Rojo. Guarda cierto parentesco en facies y forma de aflorar con el
Miembro Loma del Guano. Su estudio ha sido muy complicado debido al difícil acceso y
al as malas condiciones en las que aflora estos depósitos. Los mejores cortes se han
descrito en los escarpes del paraje conocido como Los Quemados de Basilio, de donde
toma el nombre esta nueva unidad. Su potencia mínima estimada es de unos 500 metros.

Su contacto basal es una discontinuidad sobre las calizas de la Unidad Trudillé, pero es
seguro que mantiene esta misma relación estratigráfica con la Unidad Aceitillar. Presenta
una evidente relación lateral con el Miembro Loma del Guano, al que pasa gradualmente
hacia el norte.

Desde un punto de vista estratigrafico y sedimentológico la unidad está formada por una
serie de calizas, generalmente masivas, de un característico color rosado, con
foraminíferos planctónicos, donde aparecen frecuentes niveles de calizas blanquecinas
con fauna bentónica dispersa, especialmente, macroforaminíferos (Lepidocyclina,
Operculinoides), algas y corales. Petrográficamente estas facies pueden clasificarse
como biomicritas o packstones de globigerinas y wackstones bioclásticos.

Al igual que el Miembro Loma del Guano sus facies podrían corresponder con una rampa
media, a la luz del mayor contenido en fauna somera retrabajada, tal vez algo más
proximal que la primera, con llegada de material somero más frecuente (tempestitas)
intercalada entre episodios dominantes hemipelágicos.

La unidad ha podido ser datada en el Mioceno inferior gracias a la asociación Globigerina


sp., Globigerinoides sp., Amphistegina sp., Miogypsina sp. Como en el caso anterior, no
es descartable que su base llegue al Oligoceno superior ya que, por el pobre contenido
en fósiles con valor bioestratigráfico de la unidad, las pobres condiciones de afloramiento

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y el escaso buzamiento y relieve de la zona, sólo se ha muestreado la parte más alta de


la serie.

2.2. Neógeno

Las unidades neógenas ocupan prácticamente la mitad de la superficie cartográfica de la


Hoja de Cabo Rojo El Neógeno representa, dentro de la Sierra de Bahoruco, la
finalización de un proceso de somerización que se inicia en el Oligoceno. Esta
disminución de la profundidad en la cuenca conduce hacia una relativa homogenización
de sus facies, que pasan a estar formadas por calizas masivas, generalmente muy ricas
en fauna marina somera. En la Hoja de Cabo Rojo y dentro del Neógeno, al margen de la
parte más alta de la Unidad Pedernales y de la propia Fm Neiba, que alcanzan el
Mioceno inferior, se han descrito tres unidades que abarcan edades que van del Mioceno
inferior-medio al Plioceno, las tres de de nueva denominación.

2.2.1. Unidad Pedernales

En este punto se describen las principales características de la parte alta de la Unidad


Pedernales, formada por las unidades de Las Mercedes y Loma de Peblique, en la hoja.

2.2.1.1. Unidad Pedernales. Miembro Las Mercedes (6). Calizas rosadas con
foraminíferos planctónicos. Mioceno inferior-medio. N11-2

Se trata de un miembro de nueva definición. Aparece, con un contacto gradual, sobre la


Fm Neiba y los miembros Loma del Guano y Quemados de Basilio. Los cortes donde se
han descrito estas facies se localizan en el sector noroccidental de la hoja, más
concretamente en los taludes de la carretera Cabo Rojo-Las Mercedes. Su potencia, muy
limitada, se estima en unos 100 metros.

La unidad está compuesta por bancos de calizas decimétricos, de tonos rosados, con
gran cantidad de foraminíferos planctónicos y radiolarios que alternan con niveles de
calizas más margosas y de aspecto noduloso y alabeado. Las facies dominantes son
biomicritas o mudstone/wackestone de foraminíferos planctónicos. Hacia la parte alta de
la unidad se encuentran algunos bancos decimétricos de calizas, con restos de corales y
moluscos, que representan el paso gradual hacia la unidad suprayacente, las calizas de
la Loma de Peblique.

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El contenido casi exclusivo de fauna planctónica hace pensar que esta unidad se
depositó en un ambiente distal dentro de un contexto de rampa carbonatada (rampa
externa), ya que que la organización estratigráfica no permite hablar de una cuenca
pelágica propiamente dicha; si bien las facies podrían considerarse al menos
hemipelágicas, tratándose de las facies más distales descritas dentro de la Unidad
Pedernales. Su formación implica la culminación de una profundización en la cuenca que
se inició con el depósito transgresivo de las unidades de la base de la Unidad Pedernales
y de Miembro superior de la Fm Neiba. Es de resaltar la ausencia de materiales
margosos en un contexto de rampa externa. Una posible explicación es que todo el
conjunto de la Sierra de Bahoruco actuó como un extenso umbral o plataforma aislada,
sin existir un continente adyacente o un área proximal propiamente dicha que
suministrara aportes siliciclásticos a la cuenca.

Aunque dentro de la Hoja de Cabo Rojo no ha sido posible datar el miembro superior, en
base a su posición estratigráfica y a la asociación de foraminíferos planctónicos
Globigerina sp., Globigerinoides sp., Globorotalia sp. y Orbulina sp., descrita en la Hoja
de Punta Ceminche, se la sitúa en Mioceno inferior-medio.

2.2.1.2. Unidad Pedernales. Miembro Loma de Peblique (7). Calizas masivas rosadas.
Mioceno medio-superior. N12-3

Se trata de otro miembro de nueva definición y constituye el miembro superior de la


Unidad Pedernales. Presenta muchas coincidencias litológicas con la Unidad Barahona,
descrita en el sector oriental de la Península. Aparece con una extensión limitada en el
noroeste de la hoja, aunque las condiciones de afloramiento no han permitido una buena
caracterización estratigráfica. Su contacto con las unidades infrayacentes, principalmente
la Unidad de Las Mercedes, es gradual. Su potencia en la hoja es muy pequeña,
estimada en unos 80 metros, aunque incrementa ligeramente hacia el norte en la hoja de
Pedernales.

Está compuesta por bancos métricos de calizas rosadas y blancas, de aspecto muy
masivo y con superficies de estratificación mal definidas. En algunas ocasiones, se
observan superficies ligeramente erosivas entre los bancos. Las calizas presentan una
fuerte recristalización, sobre todo afectando a los corales, algas y moluscos, que
constituyen el componente mayoritario de las calizas. Petrográficamente estas facies se
pueden clasificar como biomicritas o packstones bioclásticos.

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Su pobre organización y la abundancia de organismos someros, así como la aparición de


corales recristalizados parecen corresponder con facies de rampa interna en una
plataforma marina somera, de energía moderada. Sin embargo, la recristalización y
karstificación han impedido la preservación de estructuras sedimentarias que permitan
obtener una mejor interpretación del ambiente sedimentario. Sí parece claro que después
de las calizas hemipelágicas de Las Mercedes tuvo lugar una regresión marina,
acompañada por instalación de una plataforma somera que representa la culminación a
un proceso de somerización generalizado en toda la región.

2.2.2. Unidad La Cueva

La Unidad La Cueva (Mioceno superior?-Plioceno), de nueva definición, está formada por


calizas bioclásticas y arrecifales. Se describe por primera vez en la Hoja de Cabo Rojo,
donde aflora extensamente en las proximidades de su litoral.

2.2.2.1. Unidad La Cueva (8). Calizas arrecifales y calcarenitas bioclásticas. Mioceno


superior-Plioceno. N13-N2

La unidad La Cueva aflora casi exclusivamente en zonas próximas al litoral, definiendo


una extensa superficie de erosión de amplia continuidad lateral en el paraje de Sabana
de Ofillé (Figura 2.3), aunque se han descrito en retazos aislados a diferentes alturas
dentro de esta hoja e incluso en la Hoja de Pedernales. Se deposita discordante sobre la
Unidad Pedernales y posee una potencia muy irregular, en general inferior a los 120
metros.

Los cortes de mayor calidad de la unidad se localizan en la pequeña península de Cabo


Rojo, en la aldea de La Cueva y, sobre todo, en las cortas abiertas en la cementera de la
empresa Andino, en el paraje de la Sabana de Ofille.

Las facies más frecuente son calizas muy masivas, de un característico color blanco, con
corales en posición de vida; o muy bioclásticas con moluscos, macroforaminíferos,
braquiópodos, equinodermos y algas. Desde un punto de vista textural estas facies
pueden clasificarse como boundstone o wackstone/packstone bioclásticos. Pueden
presentar una intensa dolomitización que llega a afectar a la mayor parte de los
elementos texturales de la roca.

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La Unidad La Cueva registra una nueva fase compleja de somerización y regresión


generalizada en la cuenca aunque, a menor escala, representa una retirada diacrónica de
la línea de costa hacia el interior de la cuenca, al SO, y la instalación intermitente de una
plataforma somera y sistemas arrecifales escalonados al pie de la Sierra de Bahoruco.

Es probable que esta unidad sea sincrónica a la deformación que generó los relieves
durante parte del Mio-Plioceno, lo que explica que aparezca a diferentes alturas y en
retazos a lo largo de la vertiente sur de la sierra. Su génesis, asociada a una regresión
forzada por el levantamiento de toda la península, puede correlacionarse lateralmente
hacia el norte con los últimos sistemas continentales y el karst que coronan el techo de
las unidades de Maniel Viejo y de Barahona, muy bien desarrolladas en las hojas de
Pedernales y Polo.

La ausencia de fósiles con valor bioestratigráfico ha impedido datar esta unidad con
precisión en la hoja. Sólo la aparición de algunos taxones como Amphistegina sp,
Operculina sp., y Globorotalia sp ha permitido atribuir a esta unidad una edad Mio-
Plioceno en sentido amplio.

2.3. Cuaternario

En esta hoja los depósitos cuaternarios de origen continental presentan escaso


desarrollo, siendo más relevantes los relacionados con la dinámica litoral. En lo que sigue
se describe su litología, textura, potencia, y edad. En relación con este último aspecto,
por el momento solo se dispone en la región de un único dato referente a las
construcciones biogénicas presentes en la costa de la bahía de Neiba. Su edad ha sido
determinada por métodos radiométricos (Taylor et al., 1985), que han señalado una
antigüedad de 124.000 años (Pleistoceno), sensiblemente mayor que la establecida para
los afloramientos análogos distribuidos en torno al lago Enriquillo (5.000-10.000 años),
pertenecientes al Holoceno. Ambas dataciones constituyen por el momento las únicas
referencias cronológicas para el conjunto de procesos exógenos y endógenos acaecidos
durante el Cuaternario, en el sector meridional de la isla La Española.

2.3.1. Depósitos relacionados con la dinámica marino-litoral

2.3.1.1. Arrecifes y barras submareales bioclásticas (9). Calcarenitas bioclásticas con


estratificación cruzada y calizas coralinas. Pleistoceno medio. Q2

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Dan lugar a pequeños relieves alargados que alcanzan varios kilómetros de longitud
sobre las diferentes superficies de erosión (Figuras 2.3 y 2.4) descritas en la Hoja (S2, S3
y S5). Las zonas donde afloran son de muy difícil acceso (Sabana de Tiguasen y Sabana
Grande) y las observaciones de campo que han permitido su descripción son muy
puntuales.

Están constituidas por calcarenitas, en ocasiones calizas, con un importante componente


bioclástico, en su mayoría corales y moluscos. Cuando ha sido posible observar su
organización interna presenta una difusa estratificación cruzada de bajo ángulo hacia el
sur, aunque en otras ocasiones su disposición parece masiva y horizontal.

Dichos cuerpos sedimentarios suelen tener direcciones dominantes: O-SE a E-O y, en


ocasiones, muestran un trazado arqueado entre ambas direcciones. Su orientación
coincide, de forma general, con la de los escarpe marinos, por lo que se deduce que los
paleoacantilados han controlado en cierta manera la génesis de los depósitos. Su
espesor puede alcanzar la decena de metros.

Aunque las malas condiciones de afloramiento impiden realizar una interpretación precisa
es indudable que se tratan de sedimentos marinos depositados tras el proceso
transgresivo y/o durante la estabilización posterior del nivel del mar que dio lugar a las
superficies de erosión y a los escarpes. La geometría de estas formas, la fauna y las
características de sus facies parecen indicar la existencia de arrecifes franjeantes, muy
similares a los que actualmente se desarrollan en estas costas del Mar Caribe. La
aparición de facies más bioclásticas y detríticas, con estructuras tractivas y fauna
fragmentada, reflejarían la construcción de barras formadas a espensas de la destrucción
de los arrecifes y/o la existencia de pequeñas zonas de talud adyantes al armazón
arrecifal. Su edad, considerando la cota a la que aparecen y su relación con las diferentes
superficies de erosión marinas, debe ser Pleistoceno medio.

2.3.1.2. Arrecifes franjeantes. Calizas bioclásticas y calcarenitas con corales y


estratificación inclinada (13) y calizas organógenas (14). Pleistoceno. Q2

Al igual que las barras bioclásticas, afloran en posiciones muy difíciles de alcanzar debido
a la densa vegetación espinosa que cubre el terreno y a la ausencia de accesos, lo que
ha dificultado mucho su descripción. Se han descrito, principalmente, en la Sabana de
Ofilllé y en el paraje de La Opinión, en el sector suroccidental de la hoja. Estas

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construcciones aparecen exclusivamente fosilizando la superficie de erosión S5,


elaborada sobre la caliza de La Cueva (Figuras 2.3 y 2.4).

Son calizas arrecifales masivas de tipo framestone y calizas y calcarenitas bioclásticas,


de tipo packstone a grainstone, que pueden presentar una suave estratificación inclinada
paralela hacia mar. Estás últimas están formadas principalmente por restos de algas,
moluscos y corales.

Su morfología en planta suele ser alargada o irregular y presenta una orla de depósitos,
paralela a su terminación hacia mar y claramente identificable mediante
fotointerpretación, que refleja el avance de estas formas hacia la cuenca. Preservan, en
parte, la morfología original de un cuerpo bioconstruido lo que ha permitido interpretarlas
como partes de un sistema arrecifal franjeante o adosado a la paleocosta, más
concretamente el armazón y el talud arrecifal. Las dimensiones de estos arrecifes varían
entre centenares de metros y un kilómetro de longitud y unos 400 metros de anchura. Su
espesor supera la decena de metros.

Figura 2.3. Esquema morfo-


estrucutral del sector occidental de
las hojas de Cabo Rojo y Punta
Ceminche donde se muestran las
principales superficie de erosión (S1
a S5), los escarpes marinos y los
depósitos de playas pleistocenos
(P1p a P3p) y laguna costera (P1l a
P3l).

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Los arrecifes aparecen cubriendo la superficie erosiva S5, inmediatamente por encima de
los tres sistemas de paleoplayas descritos y datados en el Pleistoceno superior. Es
lógico, por tanto, que estos depósitos deben haberse formado en el Pleistoceno medio y,
probablemente, su génesis pueda vincularse al estadio isotópico 7, a la espera de una
datación absoluta más precisa.

Figura 2.4. Formaciones


superficiales del sector
occidental de las hojas
de Cabo Rojo y Punta
Ceminche. Se muestran
las principales unidades
cartográficas litorales y
marinas pleistocenas.

2.3.1.3. Depósitos de huracanes y tormentas antiguos (15). Calcarenitas (lumaquelas) de


moluscos y corales. Pleistoceno. Q3

Son depósitos que presentan una escasa extensión cartográfica, pero al encontrarse muy
cementados produce resaltes fuertes cuando se observan sobre el terreno. Aparecen
muy bien desarrollados en la Sabana de Ofillé, formando retazos de afloramientos
aislados sobre la caliza de La Cueva. Su presencia se circunscribe, por cota, a las dos

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generaciones de paleoplayas más antiguas, aunque es probable que estos depósitos


tengan una mayor representatividad que la que se le ha asignado inicialmente.

Son calcarenitas, sin organización interna aparente, formadas la acumulación de


bioclastos, principalmente bivalvos, constituyendo verdadera lumaquelas. Poseen base
erosiva y matriz arenosa compuesta por oolitos y muy bajas proporciones de matriz
micrítica. Los depósitos aparecen tanto directamente sobre el sustrato calizo mio-plioceno
como intercalados en las facies de playas pleistocenas, donde son mucho más difíciles
de cartografiar.

Se interpretan como eventos de alta energía que afectan a los sistemas de playas fósiles,
en ocasiones superando el cordón litoral y progresando directamente sobre el continente y
formaciones cuaternarias más antiguas.

Su relación sedimentaria con las paleoplayas permite asignarles una edad Pleistoceno
superior.

2.3.1.4. Playas de bolsillo antiguas. Calizas (16 y 18) y areniscas (19) oolíticas y
bioclásticas. Pleistoceno superior. Q3

Estas formaciones superficiales afloran en toda la zona del litoral llanas, no acantiladas, a
cotas entre +5 y +40 msnm. Son areniscas oolíticas y bioclásticas, con fuerte
cementación carbonatada, y estratificación cruzada planar de bajo ángulo y en artesa de
mediana escala. En ocasiones presentan cicatrices erosivas, o superficies de acreción,
con bioclastos de mayor tamaño. En planta las líneas de acreción y la base de la
formación presentan un trazado fuertemente arqueado y cóncavo hacia el mar. Siempre
aparecen asociados a pequeños escarpes marinos cercanos a la línea de costa actual.
Su espesor puede oscilar entre cinco y diez metros. Desde un punto de vista petrográfico
estos depósitos son biomicruditas, o packstone a wackstone, en ocasiones grainstone,
con porcentajes variables de oolíticos y bioclastos de algas, moluscos y corales.
Presentan evidencias de exposición subaérea como aparición de Microcodium, desarrollo
de calcretas, formación de cementos freáticos férricos y una fuerte karstificación reflejada
en el desarrollo de un lapiaz en las generaciones de playas más antiguas.

La base de la paleoplaya superior y más antigua fosiliza la superficie S5, aunque en los
últimos momentos de la elaboración de ésta la propia paleoplaya también podría haber
sido retrabajada (Figura 2.3). La paleoplaya intermedia aparece levemente encajada en la

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anterior, mediando un escalón entre ambas. La paleoplaya más reciente, situada a unos
pocos metros sobre n.m, presenta un grado de cementación menor que las anteriores y
aparece ocupando nichos de erosión litoral (notches) elaborados en el sustrato calizo que
constituye la unidad mio-pliocena de La Cueva.

En conjunto, los depósitos se interpretan como facies de playa de bolsillo, o calas,


progradantes (subambientes de shoreface, foreshore y backshore) Intercalan depósitos
de alta energía formados durante huracanes y tormentas. Hacia el oeste, es decir, hacia
mar, estas facies costeras pasan a facies algo más finas, con mayor contenido en micrita
(principalmente son wackstones o biopelmicruditas) y fauna marina somera
(macroforaminíferos, parches de corales) correspondientes a ambientes submareales
someros, de baja energía, algo más alejados del litoral.

Considerando que sobre estos materiales han sido modelados por la plataforma de
abrasión más reciente y son cubiertos por la brecha coralina que registra la transgresión
más reciente Holocena, situadas muy próximos al nivel del mar actual, se les asigna una
edad Pleistoceno superior. Por su cota topográfica y su relativa continuidad sedimentaria,
la formación de estas paleoplayas se asocia a los interestadiales del estadio isotópico 5 a
la espera de dataciones absolutas más precisas.

2.3.1.5. Laguna costera antigua. Calizas fétidas, ocres, con gasterópodos (17) y limos
carbonatados, bioclásticos ricos en materia orgánica (20). Pleistoceno. Q3

Estas áreas pantanosas se sitúan en el del extremo noroccidental de la hoja ocupando


posiciones comprendidas entre dos generaciones diferentes de paleoplayas (Figuras 2.3
y 2.4). La más reciente, descritos entre los dos sistemas de playas más bajas, están
formadas por limos de decantación, con numerosos ejemplares de moluscos bien
conservados, galerías de crustáceos y restos de materia orgánica resultantes de su
parcial colonización por la vegetación. Su espesor estimado podría alcanzar 3 o 4 m.

Los depósitos de laguna costera localizados entre los dos primeros sistemas de
paleoplayas son calizas que desprenden un fuerte olor fétido, con tonalidades ocres y
muy ricas en gasterópodos. Desde un punto de vista petrográfico son calizas muy ricas
en matriz micrítica, del tipo mudstone a wackstone que, en ocasiones, muestran una fina
laminación paralela definida por cambios de color y presentan una icnofábrica bien
desarrollada. Su potencia se estima entre los 5 y 10 m.

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Su formación puede relacionarse con el desarrollo de pequeñas masas de aguas


confinadas tras las barras arenosas que acreccionan en la costa, especialmente en el inicio
de cada etapa de progradación litoral que representan las paleoplayas.

Al igual que los depósitos de alta energía, su relación sedimentaria con las paleoplayas
permite asignarles una edad Pleistoceno superior.

2.3.1.6. Cordón litoral antiguo (23). Arenas. Holoceno. Q4

Esta unidad sólo está presente en el extremo septentrional de la hoja, donde llega a
elevarse 2 o 3 m sobre el nivel del mar. Está constituida por arenas cuarzosas y
bioclásticas, con inicios de cementación carbonatada. Su espesor se estima entre 5 y 7
metros. Q4

2.3.1.7. Depósitos de huracanes y tormentas (huracanitas) (25). Bloques y cantos de


corales y grandes moluscos. Holoceno. Q4

Se localizan en las inmediaciones de Bahía de Las Águilas y de la aldea de La Cueva, a


dos o tres metros sobre el n. m. Presentan fragmentos y grandes bloques, de hasta un
metro de diámetro mayor, sin casi matriz arenosa, constituidos por corales y conchas de
moluscos parcialmente destruidas y bioerosionados. En ocasiones muestran una
disposición imbricada que indica un sentido de flujo o tracción hacia tierra. Su espesor
puede alcanzar unos pocos metros y se organizan en varios escalones que indican la
superposición de varios eventos.

2.3.1.8. Antrópico (26). Q4

Están representados por el muelle de carga de bauxita de Cabo Rojo, el aeropuerto que
toma este mismo nombre y algunas instalaciones militares. Bajo esta denominación se
incluyen escombros, capas de asfaltos, hormigones y áridos de carretera que recubren la
superficie natural o constituyen terrenos ganados al mar.

2.3.1.9. Laguna costera colmatada (27). Limos carbonatados con salinización superficial.
Holoceno. Q4

Estos materiales presentan una constitución lutítica, como resultado de procesos de


decantación, sin llegada de aportes externos a la laguna, observándose eflorescencias
salinas dispersas. Suelen situarse en el centro de las áreas pantanosas anteriores o bien

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entre la playa actual y la paleoplaya más reciente, de las tres descritas más arriba. Se
estima un espesor de orden métrico.

2.3.1.10. Marisma baja o manglar (28). Lutitas ricas en materia orgánica. Holoceno. Q4

Sólo se ha identificado en las inmediaciones del borde septentrional de la hoja. Son


depósitos relacionados con los procesos mareales, eminentemente lutíticos, con
contenido variable de materia orgánica, como consecuencia de su colonización por la
vegetación. No se ha observado corte alguno que permita una detallada descripción de la
formación, ni tampoco el establecimiento de su espesor, posiblemente de unos pocos
metros.

2.3.1.11. Playas (29). Arenas oolíticas muy bioclásticas. Holoceno. Q4

Ocupa la mayor parte de la línea costera de la hoja, alcanzando su mayor desarrollo en


Bahía Honda y Bahía de Las Águilas. Son arenas oolíticas, algo fangosas, bioturbadas
por crustáceos y anélidos, bien seleccionadas, con contenidos variables en bioclastos,
sobre todo moluscos y corales. El espesor de esta formación puede estimarse en unos
pocos metros.

2.3.2. Depósitos de origen eólico

2.3.2.1. Manto eólico (10). Arenas oolíticas cementadas y limos. Pleistoceno. Q2

Es la formación superficial peor identificada de todas, puesto que se sitúa en entornos poco
accesibles y con abundante vegetación de tipo espinoso. La ubicación de las diferentes
manchas se ha realizado por fotointerpretación. Se localizan, principalmente, en la Punta
del Cerro y el Paradero de Luís Piña. Q4

Está constituida por arenas y limos, bien seleccionados, con una fuerte cementación que
ha propiciado su conservación. El espesor de esta formación varía notablemente,
dependiendo de las irregularidades de origen kárstico del terreno, puede alcanzar cuatro a
cinco metros.

Su génesis debe relacionarse con antiguos sistemas de dunas regresivas desarrolladas


tras el ascenso del nivel del mar que dio lugar a superficies de abrasión marina y a los
depósitos marinos transgresivos y de nivel del mar estable que constituyen las barras

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bioclásticas. Posteriormente estas dunas experimentaron procesos muy intensos de


erosión y karstificación en los últimos miles de años, que continúan en la actualidad, lo
que ha degradado y modificado su morfología original.

Su edad corresponde probablemente al Pleistoceno inferior o medio ya que aparecen


cubriendo las superficies de erosión S2 y, sobre todo, S3 (Figuras 2.3 y 2.4), mucho más
antiguas que los sistemas de playas fósiles que se describen en el litoral y que se han
situado, tentativamente, en el Pleistoceno superior. A la vez, cuando se relacionan con
las barras submareales sobre una misma superficie de erosión, las formas eólicas son
claramente posteriores a la formación de las primeras, ya que aparecen parcialmente
cubriéndolas. Esta circunstancia ha complicado su representación en la leyenda, ya que,
por ejemplo, las barras submareales asociadas a la superficie de erosión S3 son más
antiguas que las formas eólicas descritas sobre esta misma superficie y, al mismo tiempo,
son más recientes que los depósitos de manto eólico que cubren la superficie S2. Con la
finalidad de simplificar esta cuestión, se ha optado por representar ambas unidades a la
misma altura dentro de la leyenda aunque es evidente que existe cierta diacronía entre
las mismas.

2.3.3. Depósitos debidos a la dinámica fluvial y de escorrentía superficial

2.3.3.1. Fondo de valle. Conglomerados y arenas calcáreas (21). Holoceno. Q4

Los únicos fondos de valle representado en esta hoja están constituidos por gravas y
arenas de naturaleza carbonatada principalmente, descrito en las cañadas de Punta Vigía
y Las Tres Palmas. Las gravas contienen cantos redondeados heterométricos, con un
diámetro de 10-20 cm. Aunque no existen cortes que permitan determinar su espesor,
éste puede variar notablemente en función de la topografía que cubren.

2.3.4. Materiales producidos por meteorización química

2.3.4.1. Argilizaciones con bauxita (11). Arcillas rojas. Pleistoceno-Holoceno. Q1-4

Estas alteritas están mucho más desarrolladas en la contigua hoja de Pedernales, donde
aparecen asociadas a las superficies de erosión. En Cabo Rojo aparecen como
pequeños afloramientos concentrados en su mayoría en la Cañada de Bucan Tisuna, por
lo que cabe la posibilidad que sean depósitos removilizados y procedentes de la
denudación de las alteritas desarrolladas sobre la superficie de erosión S1, (donde se

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encuentra la mina de Las Mercedes), o de otras topográficamente más altas. Su


composición es eminentemente lutítica y presenta fragmentos dispersos de rocas calizas.
Su espesor oscila entre uno y varios metros. Su edad corresponde al Pleistoceno-
Holoceno.

2.3.4.2. Relleno de dolinas (12). Arcillas de descalcificación y brechas kársticas.


Pleistoceno-Holoceno. Q1-4

Suelen ocupar el fondo de dolinas y depresiones debidas a disolución, en especial en la


mitad septentrional de la hoja donde son muy abundantes. Son arcillas rojas de aspecto
masivo, con clastos dispersos del sustrato calizo, puesto que son el producto de la
descalcificación de éste, e incluso restos de moluscos continentales. Suelen ocupar el
fondo de dolinas y depresiones debidas a disolución, en especial en la mitad
septentrional de la hoja. Su espesor debe variar en función de la envergadura de los
procesos de disolución, pudiendo superar los 3 m.

2.3.5. Depósitos de origen poligénico

2.3.5.1. Piedemonte (glacis de cobertera) (24). Brechas, conglomerados, arenas y lutitas.


Holoceno. Q4

Constituye un extenso manto que tapiza parte de la superficie de erosión S3 en el límite


oriental de la hoja, formado por arenas, arcillas y gravas rojas. Puesto que esta formación
cubre en algunos lugares una superficie karstificada, puede presentar un espesor
variable, mayor sobre dolinas y depresiones de disolución. En otros su espesor se reduce
hasta el punto de aflorar el sustrato de forma discontinua. No se han localizado cortes o
excavaciones que permitan una descripción más detallada de esta formación.

2.3.6. Formaciones gravitacionales

2.3.6.1. Coluviones (22). Bloques y cantos de calizas con arcillas rojas. Holoceno. Q4

Es imposible representar a esta escala de trabajo la mayor parte de los coluviones,


debido a su reducida extensión. Tan sólo se ha consignado uno en la ladera norte de la
Loma del Guano. Están constituidos por bloques y cantos de calizas con pequeñas
proporciones de arcillas rojas. En su base puede alcanzar un espesor de dos a tres
metros.

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3. TECTÓNICA

En este capítulo se abordan las características estructurales de la hoja de Cabo Rojo y su


evolución tectónica. Como preámbulo, se hace una exposición del contexto geodinámico
de La Española, en cuyo sector más meridional se encuentra ubicada la Hoja. A
continuación se realiza un marco geológico-estructural de la Península de Bahoruco, su
relación con la Cuenca de Enriquillo, y un análisis de las grandes estructuras geológicas
(pliegues y fallas más importantes), y dentro de este marco se describe la estructura de la
Hoja. Finalmente se presenta una propuesta de evolución tectónica para el conjunto de la
región.

3.1. Contexto geodinámico de La Española

La Española es la segunda isla en extensión de las Antillas Mayores que forman el


segmento septentrional de la cadena de arcos de isla que circunda la Placa del Caribe
desde Cuba hasta Venezuela (Figura 3.1). Entre las denominaciones más habituales para
referirse a esta cadena están las de Gran Arco del Caribe (Mann et al., 1991b) y Arco de
Isla Circum-Caribeño (Burke, 1988).

El margen septentrional de la Placa del Caribe ha evolucionado desde constituir un límite


controlado por subducción en el Cretácico y parte del Eoceno, a ser hoy, tras la colisión
de esta placa con la plataforma de las Bahamas (colisión arco-continente), un límite
dominado en gran parte por desplazamientos en dirección de carácter siniestro que
acomodan el desplazamiento hacia el este de la Placa del Caribe en relación con
Norteamérica (Mann et al., 1991b). La placa del Caribe se desplaza hoy día hacia el este
con respecto a las placas Norte y sudamericana (Dolan y Mann, 1998; Dixon et al., 1998;
De Mets et al., 2000; Mann et al,. 2002).

Al norte de la zona de estudio hay que destacar la Cordillera Central como elemento de
primer orden en la geología de la isla, en cuyo segmento suroccidental, el más próximo a
la zona de estudio se distinguen dos dominios principales (Mann et al., 1991b; Dolan et
al., 1991, Heubeck y Mann, 1991; Hernáiz-Huerta 2000a y b; Hernáiz-Huerta y Pérez-
Estaún, 2002): el basamento representado por formaciones oceánicas y de arco isla que
fueron generadas y amalgamadas durante el intervalo Jurásico Superior-Eoceno (Bowin,
1966; Draper et al., 1994, 1996; Lewis et al., 2002), y el Cinturón de Peralta, una potente
secuencia de rocas sedimentarias del Cretácico Superior-Pleistoceno que, con una
dirección general NO-SE, se dispone a lo largo del flanco meridional de la Cordillera

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Central (Mann et al., 1991 b; Heubeck y Mann, 1991; Hernáiz-Huerta y Pérez-Estaún,


2002).

Figura 3.1. Comparación entre: (a) la configuración actual de las placas en la región caribeña
(modificado de Mann et al., 1991; Lebrón y Perfit, 1994; Pindell, 1994); y (b) los principales
elementos tectónicos del arco de isla Circum-Caribeño (AICC). La isla de La Española se sitúa
sobre la zona de desgarre senestral (y de convergencia oblicua) activa que separa las placas
Norteamericana y Caribeña. El oceánico ocupa la zona central de la actual zona caribeña. Notar la
posición “tras-arco” del cinturón de cuencas del Yucatán, Antillas Mayores y Granada, cuya parte
correspondiente a La Española se denomina Trois Rivieres-Peralta. La plataforma carbonatada de
Bahamas se desarrolló sobre la placa Norteamericana desde el Jurásico Superior.

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3.2. Marco geológico estructural de la Península de Bahoruco

La estructura actual de la Península de Bahoruco, dentro del conjunto del sector


meridional de La Española, es, a grandes rasgos, el resultado de la superposición de los
procesos compresivos y colisionales que dan lugar a la elevación de la isla, resultado de
la convergencia oblicua entre las placas caribeña y norteamericana desde el Eoceno. Sin
embargo, a diferencia de los distintos dominios geológicos de La Española, este dominio
permanece indeformado desde el Eoceno, hasta parte del Mioceno, donde se empieza a
registrar el levantamiento de la parte de la meseta oceánica del Caribe (cresta de la
Beata), que constituye la actual Península de Bahoruco. Este hecho, junto con la
tectónica de desgarre, generada de manera simultánea con la elevación y producto de la
citada convergencia oblicua izquierda, condiciona la evolución más reciente de la
Península de Bahoruco.

La Península de Bahoruco puede dividirse, desde el punto de vista morfoestructural, en


dos dominios claramente diferenciados (Figura 3.1 y 3.2).

Por un lado se encuentra la Sierra de Bahoruco, que comprende las dos terceras partes
septentrionales de la Península de Bahoruco y que constituye una cadena de montañas
alargadas en sentido NO-SE, que alcanza su mayor altura en la Loma del Toro. La Sierra
de Bahoruco muestra una estructura en grandes pliegues, de amplio radio, y va teniendo
una mayor estructuración progresivamente en sentido suroeste-noreste, con desarrollo de
pliegues más apretados, fallas inversas y de salto en dirección tanto más cerca del límite
con la Cuenca de Enriquillo.

Este límite se produce a través de un sinuoso frente montañoso definido por la Zona de
Falla de Bahoruco (ZFB) (Llinás, 1972; McLaughlin et al., 1991). Por el contrario, el tercio
meridional de la Península de Bahoruco corresponde a una zona peneplanizada
(plataforma de Oviedo-Cabo Rojo), constituida por relieves suaves ligeramente elevados
sobre el nivel del mar, donde se reconocen escasos pliegues de radios muy amplios y
algunos sistemas de falla de poca importancia. El rasgo más característico de la
plataforma de Oviedo-Cabo Rojo es el modelado marino en terrazas de abrasión
desarrolladas durante las oscilaciones del nivel del mar en el cuaternario (Abad et al,
2008; 2009), que le confieren un aspecto escalonado al relieve de este sector.

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Figura 3.2. Modelo digital del terreno de la Sierra de Bahoruco y plataforma de Oviedo-Cabo Rojo.
Las principales estructuras del dominio geológico se representan sobreimpuestas al relieve.
ZCAD, Zona de Cizalla de Arroyo Dulce. FSC, Falla de Sabana de Los Candelones. ZFP, Zona de
Falla del Pelempito. ZCSG, Zona de Cizalla de Sabana Guaratén. FPC, Falla de Punta Ceminche.
ZCRM, Zona de Cizalla del Río Mulito. ZCP, Zona de Cizalla de Polo. FO, Falla Oviedo. FL, Falla
del Limonal. ZFB, Zona de Falla de Beata. AA, Anticlinal de Aceitillar. AP, Anticlinal de Los Pinos.

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Figura 3.2 (cont). Esquema tectónico de la Sierra de Bahoruco y Planicie de Oviedo-Pedernales.


ZFB, Zona de Falla de Bahoruco. ZCAD, Zona de Cizalla de Arroyo Dulce. FSC, Falla de Sabana
de Los Candelones. ZFP, Zona de Falla del Pelempito. ZCSG, Zona de Cizalla de Sabana
Guaratén. FPC, Falla de Punta Ceminche. ZCRM, Zona de Cizalla del Río Mulito. ZCP, Zona de
Cizalla de Polo. FO, Falla Oviedo. FL, Falla del Limonal.

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3.2.1. El margen septentrional de la Sierra de Bahoruco

La estructura del margen septentrional de la sierra de Bahoruco es relativamente sencillo


y se puede resumir en los siguientes puntos: disposición monoclinal hacia el NNE, o
suavemente plegada, de las series calcáreas de las Formaciones Neiba y de la Unidad
Barahona; desarrollo de un frente de mayor deformación, bastante neto, al pie de la
sierra, asociado al cabalgamiento de estas formaciones sobre la cuenca de Enriquillo
(ZFB); y presencia de fallas rectilíneas de dirección NO-SE con movimiento vertical
inverso y en dirección que, en parte, modifican este frente y producen la
compartimentación de todo el flanco en bloques progresivamente más elevados hacia el
interior de la sierra y ligeramente cabalgantes hacia el exterior de la misma. La tendencia
monoclinal hacia el N-NE o suavemente plegada de la serie carbonatada de la Fm Neiba
o la Unidad de Barahona se observa bien en paisaje y queda reflejada en los cortes
generales (Figura 3.3).

3.2.2. La Cresta de Beata (Beata Ridge)

Un elemento estructural a considerar en la región es la cresta oceánica de Beata


(Heubeck y Mann, 1991), promontorio alargado con forma de cuña hacia el norte que se
dispone en el centro de la meseta oceánica del Caribe, con una dirección NNE-SSO,
transversalmente al límite meridional de La Española y al septentrional de la placa
Sudamericana (Mauffret y Leroy, 1997). Según Heubeck y Mann (1991) y Mann et al.
(1991c), la cresta de Beata funcionó a partir del Plioceno Medio como una indentación,
empujada desde el otro margen, bajo el cual subduce (Mauffret y Leroy, 1997).

3.2.3. Grandes estructuras en la Península de Bahoruco

En la Península de Bahoruco se pueden resaltar diversas estructuras que por su cierta


relevancia e importancia, se analizan con detenimiento. Dentro de estas estructuras se
encuentran zonas de cizalla de basamento que afectan a la cobertera, grandes pliegues y
zonas de falla, que se describen brevemente a continuación.

3.2.3.1. Pliegues

Dentro de la Península de Bahoruco existen también grandes estructuras que


corresponden a pliegues. Particularmente son importantes dentro del conjunto orográfico
de la región el Anticlinal de Aceitillar y Polo, el Sinclinorio de Juancho y los Anticlinorios
de Los Pinos, Loma La Torre y Filipinas (Figuras 3.2 y 3.3). Dentro de la Península de

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Bahoruco existe una diferencia entre el grado de plegamiento existente en la parte


meridional (Plataforma de Oviedo-Cabo Rojo), donde se observan pliegues de muy
amplio radio, de dirección NO/SE con flancos que buzan generalmente menos de 20º, y
donde alguno de estos pliegues parece responder a movimientos producidos por una
tectónica activa (afectan a las paleosuperficies de erosión cuaternarias) y la Sierra de
Bahoruco.

En este último dominio se encuentran también pliegues de amplio radio, cilíndricos, que
producen grandes anticlinales suaves (Aceitillar) y que en conjunto, forman anticlinorios
más o menos cortados por fallas que constituyen las elevaciones más altas de la Sierra
de Bahoruco (Loma del Toro). Es destacable en prácticamente toda la región la presencia
de pliegues con doble inmersión y también con doble vergencia (NE y SO), con
morfologías en cofre (Anticlinal de Polo o Anticlinorio de la Loma de la Torre), que
presentan ambos flancos muy verticalizados.

3.2.3.2. La fracturación

La zona de estudio está afectada por una intensa fracturación, cuyo estudio de detalle
excede los objetivos del trabajo. En la figura 3.4 se representa un diagrama con las
direcciones de las principales fallas y fracturas que afectan al ámbito de estudio,
seleccionadas y sintetizadas a partir de las cartografías a escala 1:50.000 de cada Hoja.
Aunque aparentemente existe una amplia distribución de los direcciones en las fallas, uno
de los sistemas de fallas, el NE-SO, es el que aparece mayoritariamente representado
frente a los demás. Este sistema, cuando se ha podido ver en el campo está compuesto
por fallas de desgarre, con estrías subhorizontales que muestran una componentes
dextra.

En menor medida, existen fallas con una componente normal. Este sistema está
representado por la Falla de la Beata y por otras fallas importantes (Zona de Cizalla de
Polo o continuación al NO de la Falla de Oviedo) y altera, corta y modifica las trazas de
los pliegues y cabalgamientos, mostrando su carácter tardío respecto a la formación de
pliegues y fallas inversas, aunque en algunos sectores pueden tener relaciones genéticas
de simultaneidad.

3.3. La estructura de la Hoja de Cabo Rojo

La vertiente meridional de la Sierra de Bahoruco, cuya terminación se incluye en esta


hoja, presenta pliegues más suaves o abiertos, cuyo desarrollo se ha prolongado en

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Figura 3.3. Cortes geológicos con los principales elementos estructurales de la Sierra de Bahoruco y Planicie de Oviedo-Pedernales. ZFP, Zona de Falla del
Pelempito; FL, Falla de El Limonar; FP, Falla de Polo.

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tiempos recientes, dado que llegan a afectar a las terrazas marinas y escarpes que se
extiende por todo el ámbito de la hoja. A grandes rasgos, se han cartografiado dos
grandes pliegues: el sinclinal de la Loma del Guano y el anticlinal de la Sabana de Ofillé.
Estos pliegues presentan una dirección de sus ejes NO-SE y la inclinación de sus flancos
disminuye progresivamente hacia el SO, llegando a ser prácticamente inapreciable cerca
de la costa, con buzamientos inferiores a 5º. De esta forma, en el litoral la serie se
presenta como un monoclinal, levemente flexurado, con inclinación dominante hacia el
mar.

Dentro de la Hoja de Cabo Rojo la fracturación, poco acusada, muestra la existencia de


varias familias. Se han descrito varios sistemas de fallas que aparecen muy bien
representadas en las unidades carbonatadas terciarias o incluso afectan a los materiales
cuaternarios costeros. Se trata de fracturas de gran longitud, fácilmente identificables
mediante fotointerpretación debido a la escasa altura de la vegetación que domina la
zona, con una componente de movimiento dominante de desgarre pero que también
parece llevar asociado ligeros desplazamientos en la vertical. En gran medida, parece
haber ejercido un claro control estructural sobre la elaboración de los paleoescarpes
marinos y la evolución de la costa, donde han favorecido la formación de calas, o
pequeñas playas de bolsillo, a lo largo de todo cuaternario en etapas de nivel del mar
estables.

Figura 3.4. Rosa de los vientos de


direcciones de fallas medidas en la
Sierra de Bahoruco. Proyección
equiareal. n es el, número de datos
de la proyección

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El sistema de fracturas mejor representado en toda la región es el NE-SO, formado por


fallas subverticales en dirección, de componente principal destral y pequeño salto en
buzamiento. Otros sistemas de fallas, mucho peor representados, son los de dirección E-
O y, sobre todo, NO-SE. Esta última presenta un claro componente de desgarre y sentido
de movimiento senestral.

Las fallas de dirección NE-SO se distribuyen por toda la hoja, destacando la fractura que
delimitan el límite este del escarpe de los Quemados de Basilio, en el sector central de la
hoja, y que toma el nombre local de Falla de Juan Goya Esta última constituye la
terminación suroccidental de la Zona de Falla de la Sabana de Los Candelones, formada
por una densa red de fracturas que se extienden durante decenas de kilómetros a través
de las hojas de Arroyo Dulce y Polo, donde generan un pequeño escarpe en el paisaje y
parecen presentar una componente normal dominate que hunde ligeramente el bloque
oriental.

Por su longitud y su representatividad dentro de esta familia destacan también las fallas
de Cabo Rojo y de Sabana de San José, que atraviesan la hoja partiendo prácticamente
de los relieves meridionales de la Sierra de Bahoruco y alcanzando la costa en la zona de
Cabo Rojo.

En otras ocasiones este mismo sistema de fallas NE-SO parece concentrarse en una
banda de dirección N-S, de unos 3 km de anchura, donde se concentra la deformación,
que atraviesa los parajes de Paradero de Luís Piña, la Sabana de Guaratén y la Loma de
Pasimanyé. Estas fracturas, de menor longitud, parecen disponerse en relevo definiendo
una zona de cizalla a la que se ha denominado Zona de Cizalla de Guaratén.

3.4. Interpretación y evolución tectónica de la zona de estudio

La integración de los datos estructurales procedentes de todas las Hojas que engloban la
Península de Bahoruco, junto con algunos datos de la Cuenca de Enriquillo y de las
sierras cercanas (Neiba y Martín García), permite comprender mejor el tipo de
deformación regional y la relación entre las diferentes estructuras. De esta forma se
elabora un modelo de evolución tectónica general que sirve para toda la parte meridional
de La Española.

A partir de los datos obtenidos en este proyecto, y partiendo del conocimiento del
Proyecto K (Proyecto SYSMIN) de Cartografía Geológica de la República Dominicana y

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de datos ya existentes (Díaz de Neira, 2004a,b; Gómez, 2000; Hernáiz-Huerta y Pérez


Estaún, 2002; Mann et al., 1991c; Mann et al., 1999) se puede observar que la estructura
de la Península de Bahoruco está dominada por estructuras contractivas con una fuerte
participación de desgarres, al igual que sucede en la mayor parte de dominios geológicos
de La Española.

La Figura 3.2 presenta un mapa estructural integrado, elaborado a partir de las diferentes
Hojas del proyecto y la figura 3.3, muestra una serie de cortes realizados a través de las
estructuras mayores. En los cortes seriados se puede observar el carácter compresivo de
la estructura general, que viene definida por cabalgamientos de alto ángulo y vergencias
opuestas, junto con pliegues de amplio radio en el sector meridional y algo más apretado
en el margen septentrional de la Sierra de Bahoruco.

El acortamiento estimado para la Península de Bahoruco para la base de la Fm Neiba y


equivalentes se ha calculado de 5,8 kms (11%) para la transversal de Pedernales (corte
A-A’) y de 15,6 kms (17%) para la transversal más oriental (corte C-C’). Como se observa
en el esquema estructural y en los cortes, el acortamiento es mucho mayor en la parte
oriental de la Península de Bahoruco que en la occidental.

La estructura, en corte, de la sierra de Bahoruco muestra una evidente asociación del


plegamiento, incluida la franja frontal más deformada, a fallas inversas o cabalgamientos
de alto ángulo sobre la Cuenca de Enriquillo. La geometría dominante es de pliegues con
ángulos entre flancos relativamente abiertos, en la parte meridional, a algo más cerrados
en el frente con la Cuenca de Enriquillo, y planos axiales subverticales, con escasos
ejemplos ligeramente vergentes al sur o al norte.

De acuerdo con lo anterior, la evolución estructural de la zona de estudio se explica bien


en un contexto compresivo regulado por desgarres senestrales, es decir, en un contexto
transpresivo levógiro. El modelo que se propone responde a un modelo sencillo de cizalla
subvertical en régimen transpresivo (o de convergencia oblicua) senestral que, con
dirección E-O y dimensiones regionales afectaría en su totalidad al ámbito de la zona de
estudio durante un amplio lapso de tiempo, de acuerdo con los sedimentos sintectónicos
asociados. La dirección de máximo esfuerzo, NE-SO, es aproximadamente normal a la
traza de los pliegues y cabalgamientos principales y coincide con la obtenida por algunos
autores mediante el análisis de la fracturación (Van den Berghe, 1983).

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3.4.1. Edad de la deformación

La deformación principal en la zona de estudio ocurre a partir del Plioceno con el


levantamiento continuado de las sierras de Neiba, Bahoruco y Martín García y su
cabalgamiento sobre la cuenca de Enriquillo. Este evento se produce como consecuencia
de la colisión y convergencia oblicua y continuada de las placas caribeña y
norteamericana desde el Plioceno hasta la actualidad en toda la isla.

El análisis de la subsidencia mediante la descompactación de la columna de sedimentos


registrada en el sondeo Charco Largo (Mann et al., 1999) refleja el primer impulso
tectónico, correspondiente al depósito de la Fm Trinchera y a la parte baja de la Fm
Angostura en el ámbito de la Sierra de Neiba y Martín García. Posteriormente a este
impulso principal, la deformación proseguiría durante el depósito de las formaciones
Arroyo Blanco (Las Salinas), Arroyo Seco y Jimaní durante el Plioceno superior y
Pleistoceno. Estas formaciones constituyen el relleno principal en el sector central de la
cuenca, con un espesor total cercano a los 3.000 m y en los márgenes de la cuenca,
llevan asociadas tectofacies conglomeráticas que proceden directamente de la
denudación de las sierras limítrofes. Aunque es muy posible que estas tectofacies se
desarrollaran a lo largo de la totalidad de sus respectivas secuencias, parece que se
concentran principalmente a techo de las mismas (Fm Arroyo Seco a techo de la Fm
Arroyo Blanco y conglomerados rojos de la unidad superior de la Fm Jimaní). Los
conglomerados rojos de la unidad superior de la Fm Jimaní parecen enrasar, en la sierra
de Bahoruco, con una primera superficie de erosión regional a la que estarían ligados
fenómenos de alteración y karstificación a gran escala.

De esta forma, tras su levantamiento en el Plioceno, la elevación de la Sierra de


Bahoruco continúa durante todo el Pleistoceno hasta prácticamente la actualidad como
consecuencia del avance de la Cordillera Central. Este proceso regional queda registrado
inicialmente en la sucesión sedimentaria néogena descrita en la zona de estudio, que
refleja una progresiva somerización que se inicia en el Mioceno en ambientes de rampa
externas (Fm Neiba y equivalentes), se prolonga con el desarrollo de plataformas internas
someras y arrecifales costeros (Unidades Barahona, Peblique y La Cueva) durante el
Mio-Plioceno, y finaliza en el Pleistoceno con la emersión y exposición de la cuenca.

Otro evento importante a señalar en el Sur de La Española es, desde finales del Plioceno
hasta la actualidad, la indentación de la cresta, o ridge, de la Beata en la Bahía de Ocoa.
Esta indentación ha producido el arqueamiento y la posterior ruptura de las estructuras

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del ámbito de la bahía; o el desarrollo de un intenso volcanismo de afinidad geoquímica


heterogénea en el la Cordillera Central y la Cuenca de San Juan (Hernáiz-Huerta, 2004ª
y b). Sin embargo, la influencia que posee el avance de la cresta de Beata en la
Península de Bahoruco no es tan evidente como la mostrada en la Bahía de Ocoa, a
excepción de algunas estructuras evidentes desde un punto de vista cartográfico.

Dentro de estas estructuras relacionadas con la indentación podrían encontrarse las


zonas de cizalla de basamento que afectan a la cobertera (Zona de cizalla de Arroyo
Dulce, Cabo Rojo y Polo) y la Zona de Falla de Beata, todas ellas muy activas durante el
cuaternario, aunque actualmente no podemos asegurar que su origen pueda estar
relacionado con la indentación de la cresta de Beata en los dominios meridionales de La
Española. No es descartable que la aparición de estas estructuras, de orientación N-S,
sea un mecanismo de acomodación de la deformación producida por el empuje hacia el
norte de los basaltos de plateau en la Península de Bahoruco y, por tanto, posterior a la
etapa de deformación principal en esta zona.

3.5. Tectónica activa

Lo más destacable de la tectónica activa en la región es la presencia de pliegues de gran


radio, con dirección NO-SE, que ondulan y basculan a un lado y otro, en la dirección
perpendicular a la misma, las superficies de erosión.

En la hoja de Cabo Rojo la base de los paleoacantilados, (paleoshore lines) presentan


importantes variaciones en su cota sobre el nm, circunstancia que no debería producirse
de no ser por la tectónica activa acaecida durante su elaboración y después de la misma,
ya que dichas líneas representa el máximo marino para el periodo en el que se elaboró la
plataforma de abrasión correspondiente. En estas formas se han identificado áreas con
levantamiento acelerado frente a otras con tendencia al hundimiento, o de ascenso
moderado, durante y después de la elaboración de dichas plataformas.

El caso más ilustrativo de dichos movimientos, corresponde a la superficie S3 (Figura


2.3), cuya línea de paleocosta se sitúa en el paraje de Paradero de Luís Piña, a 250
msnm, desde donde desciende en dirección norte hasta la cota 100 m, en Punta de la
Colmena, situada en la carretera de Barahona-Pedernales. Hacia el noreste de la primera
localidad mencionada y a lo largo de un paleocantilado rectilíneo y posiblemente
relacionado con una falla, la base del mismo desciende hasta la cota 150 m, en Los
Quemados de Basilio. Ello implica un basculamiento hacia el noreste, que, por otra parte

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también se detecta en la superficie superior (S2), mediante observación lejana y


panorámica desde las inmediaciones de Pedernales.

De forma similar y como ya se ha mencionado anteriormente, la línea de paleocosta de la


superficie S5 desciende hacia el norte de la hoja hasta quedar cubierta por las
paleoplayas. Hacia el sur asciende paulatinamente hasta alcanzar la cota 100 m en el
paralelo de Cabo Rojo, desde donde desciende de nuevo hasta la cota 40 m en Sabana
Baitoa, coincidiendo con el paralelo de Cabo Falso. La actividad de estas estructuras se
ha prolongado con posterioridad a la elaboración de esta superficie inferior y al depósito
de las paleoplayas que llegan a fosilizarla, puesto que ambas se sitúan a unos 20 m
sobre el nm en Cabo Rojo, pero en Cabo Falso aparecen basculadas en sentido noreste,
a cotas comprendidas entre 60 y 40 m.

En suma, reuniendo y contemplando las variaciones altimétricas de las líneas de


paleocosta (base de los paleoacantilados) y la situación de los sectores en los que se
produce desdoblamiento de superficies o aquellos donde se da solapamiento, se ha
llegado a deducir la existencia de, al menos, tres grandes pliegues en las superficies de
erosión del sector suroccidental de la península de Bahoruco (hojas o cuadrantes de
Pedernales, Cabo Rojo y Enriquillo) (Figura 2.3).

Existen, además, fracturas con posible actividad en el Pleistoceno, (direcciones entre NE-
SO y NNE-SSO) que coinciden con escarpes o paleoacantilados de dirección anómala
por ser perpendiculares a la costa. Estas aparecen representadas como escarpes de falla
y como fallas, fallas supuestas y fallas con indicación de bloque hundido en los demás
casos.

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4. GEOMORFOLOGÍA

4.1. Análisis geomorfológico

En este capítulo se analiza el relieve mediante la descripción de las distintas formas del
mismo, contemplando su geometría y tamaño o desarrollo, agrupadas según su origen
(morfogénesis). Los depósitos que acompaña a algunas de estas formas (formaciones
superficiales) se describen en el capítulo 2.

El análisis morfológico puede abordarse desde dos puntos de vista: morfoestructural -en
el que se analiza el relieve como resultado de litología y estructura del sustrato- y
morfogenético, que contempla las formas como el resultado de la actuación de los
diversos agentes de la erosión.

4.1.1. Estudio morfoestructural

En el reducido entorno que ocupa la hoja no cabe distinguir diferentes dominios


morfoestructurales, puesto que toda ella está ocupada por una sucesión, que abarca
desde el Eoceno al Mioceno superior, con unidades eminentemente carbonadas,
afectadas por un suave plegamiento y por alguna inflexión monoclinal. A escala regional
la hoja de Cabo Rojo queda incluida dentro del dominio morfoestructural denominado
Vertiente Meridional de la sierra de Bahoruco.

En el sector costero y en algunos afloramientos algo más alejados de éste, los materiales
anteriores aparecen cubiertos en discordancia por la unidad La Cueva, de edad mio-
pliocena y origen arrecifal. Las plataformas de abrasión marina, labradas posteriormente,
normalmente presentan sus bordes externos, o paleocantilados con independencia de la
litología y de la fracturación, salvo en el ángulo nororiental, donde el paleoacantilado que
delimita la terraza marina designada en este trabajo como S1, coincide con el contacto
entre las unidades de las calizas del Aceitillar y de la Loma del Guano. Así mismo, en el
sector oriental de la hoja, el paleoacantilado rectilíneo que media entre las superficies S2
y S3, podría corresponder a una falla con dirección NE-SO, por tanto perpendicular a la
costa, lo que avala la posible participación de la tectónica en su génesis.

Bajo las terrazas marinas, en la bahía Honda y en la de Las Águilas, se extiende una
plataforma formada por acreción litoral, con paleoplayas, lagunas litorales colmatadas y
diversos manglares.

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4.1.1.1. Formas estructurales

El arrasamiento marino que ha operado en todo el área de trabajo ha obliterado las


posibles formas estructurales que podrían derivar del plegamiento, con excepción de la
flexión monoclinal presente en el extremo nororiental y los basculamientos debidos al
plegamiento reciente de las terrazas marinas, el cual se describe y analiza en los
apartados dedicados a las formas poligénicas y a la Historia Geomorfológica.

Las fallas y fallas supuestas con expresión morfológica se agrupan en torno a dos
familias principales: una con direcciones NE-SO a NNE-SSO, presente en todo el ámbito
de la hoja, y otra familia, aproximadamente perpendicular a la anterior y con escaso
desarrollo, con direcciones entre NO-SE y ONO-ESE. Entre las primeras, algunas
aparecen representadas como alineaciones morfológicas con control estructural, en las
que la disolución kárstica ha progresado en mayor medida. En otros casos aparecen
como fallas con indicación de bloque hundido, que muy posiblemente correspondan a
fallas normales, con la misma dirección que la del acortamiento debido al plegamiento.

La costa meridional de la hoja, desde Cabo Falso a Playa Larga presenta un trazado
rectilíneo posiblemente condicionado por dos fallas, con dirección ONO-ESE y actividad
reciente, por cuanto en su extremo occidental afectan a las paleoplayas existentes en
dicho lugar y en el oriental, la actividad de las mismas podría haber inducido la formación
de un deslizamiento traslacional que modifica la línea de costa.

4.1.2. Estudio del modelado

En lo que sigue se describen las formas erosivas y de depósito, agrupadas según su


origen o procesos morfogenéticos que las han generado, entre las que, por su mayor
representación, destacan las formas litorales y las debidas a meteorización química. El
moderado relieve del área, con un predominio del modelado kárstico, promueve una débil
incisión fluvial y la ausencia de laderas, por lo que las formas gravitacionales no alcanzan
el necesario desarrollo que permitiera su representación.

4.1.2.1. Formas fluviales y de escorrentía superficial

Como se acaba de señalar, el predominio del modelado kárstico y del drenaje


subterráneo derivado del mismo, hacen que las formas fluviales tengan escasa

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representación, restringiéndose al sector meridional de la hoja, en la que el relieve es


algo más acusado.

Entre las formas erosivas la incisión fluvial es la más representativa, aunque con tan solo
tres vaguadas que discurren en dirección NE-SO y finalizan, como pérdidas de drenaje,
en depresiones de origen kárstico. En su recorrido a través de los paleoacantilados se ha
identificado un rápido que salva el desnivel entre las superficies S1 y S2. Las formas de
depósito sólo están representadas por un fondo de valle que alcanza la costa sobre una
paleoplaya y finaliza en otra pérdida de drenaje. En consecuencia, en la hoja de Cabo
Rojo ningún curso o línea de incisión fluvial llegan a alcanzar la línea costera.

4.1.2.2. Formas eólicas

Aunque en la hojas contiguas de Oviedo Isla Beata alcanzan gran extensión, en ésta
quedan limitadas a un discontinuo manto eólico que cubre el sector meridional de la
superficie o plataforma marina S3, y un pequeño afloramiento localizado en la superficie
inmediatamente superior.

Aparecen junto con barras arenosas submarinas y pueden representar la instalación de


un sistema de dunas regresivas, ahora prácticamente destruido, tras el proceso
transgresivo que dio lugar a la elaboración de la superficie de erosión y de estos
depósitos marinos que la fosilizan.

4.1.2.3. Formas marinas-litorales

Son las representativas del área. Entre las formas erosivas litorales, los acantilados sólo
aparecen en el pequeño promontorio costero de Cabo Rojo, con una altura inferior a 25
m.

En anteriores máximos marinos se elaboraron las diversas superficies de abrasión


marina, que se describen más adelante, y sus correspondientes paleoacantilados. Su
número varía de unos sectores a otros, o bien entre las distintas secciones del relieve
que pueden realizarse en dirección aproximadamente perpendicular a la costa. Así, a lo
largo del paralelo correspondiente a Cabo Rojo se contabilizan nueve, mientras que en
otras secciones se distinguen cinco. Su altura varía desde unos pocos metros hasta
cincuenta, y es menor cuando su número es mayor. En algunos sectores aparecen
degradados por la karstificación.

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Las superficies que se escalonan entre los acantilados podrían haberse representado con
el símbolo correspondiente a terraza marina, y en lo esencial ese es su origen. No
obstante, se ha optado por su identificación como superficies de erosión poligénicas, lo
que se justifica en el apartado correspondiente, donde también se trata sobre los
desdoblamientos o solapamientos que se producen entre ellas, de los que deriva la
variación del número de paleoacantilados.

Entre las formas de depósito, las paleoplayas, o playas de bolsillo, son las más
representativas del área. Abad et al. (2008) han identificado tres episodios, de los cuales
el más antiguo cubre o fosiliza parcialmente la superficie o terraza marina más baja (S5)
de las que se definen más adelante, participando de la neotectónica experimentada por la
misma, sin que esto signifique que deban estar ligadas genéticamente. De esta manera,
en el promontorio o península correspondiente a Cabo Falso (situado en la contigua hoja
de Punta Ceminche), dicha paleoplaya se sitúa a unos 40 m sobre el nm, mientras que en
Bahía Honda (en esta hoja) no sobrepasa la decena de metros, al igual que la superficie
mencionada. Los mismos autores establecen la relación entre dichas paleoplayas y
diferentes niveles de nichos de socavación (notch) que se conservan en los acantilados
de Cabo Rojo.

En el entorno de la costa más septentrional se ha delimitado como marisma baja un


sector con influencia de las mareas y forma alargada, que se extiende entre la paleoplaya
más baja y una laguna costera con salinización superficial. Esta última forma se
distribuye en suaves depresiones creadas sobre la paleoplaya mencionada.

Otra forma con este origen es el área pantanosa correspondiente a una laguna costera
antigua, situada en el sector de la costa más septentrional, donde separa dos
paleoplayas e incluye pequeñas lagunas costeras con salinización superficial. Esta área
no presenta comunicación con el mar, aunque puede experimentar inundaciones o
entradas del mismo durante tormentas excepcionales.

En el límite de la hoja aparece un cordón litoral que alcanza mayor desarrollo en la hoja
contigua por el norte (Pedernales), con una longitud de 3 km y a una cota ligeramente
superior a la paleoplaya colindante. Ambos suelen permanecer aislados de la acción del
oleaje, aunque no de las tormentas debidas a los huracanes. En el punto medio de la
Bahía Honda se localiza una pequeña laguna costera, que podría corresponder a un área
de subsidencia por disolución o karstificación del sustrato, puesto que frente a la misma
se encuentra una pérdida de drenaje de uno de los pocos cauces de la zona.

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La playa de arena se extiende por la mayor parte de la línea costera y alcanza su mayor
desarrollo en el punto medio de Bahía Honda.

Las barras de arena submareales cubren diferentes terrazas marinas, siendo el único
depósito de origen marino identificado sobre las mismas. Alcanzan hasta cinco kilómetros
de longitud, con un trazado en ocasiones arqueado. Su conservación es debida a la
cementación que presentan.

4.1.2.4. Formas debidas a meteorización química

Se distribuyen en toda la hoja y en su mayoría corresponden a dolinas y superficies de


lapiaz. En el sector septentrional de la hoja la densidad de aquellas es mayor que en el
resto, por lo que se ha delimitado como campo de pequeñas dolinas un área extensa que
penetra en la hoja de Pedernales. Las más abundantes son las dolinas de fondo plano y
dolinas de borde difuso, seguidas de las pequeñas dolinas, de las cuales no se han
llegado a representar todas debido a su pequeño tamaño. En ocasiones éstas se sitúan a
lo largo de líneas identificadas como alineaciones morfológicas con control estructural.

Existen diversas uvalas con fondo plano, que alcanzan una superficie de 1 km2,
parcialmente ocupado por arcillas de descalcificación y pequeñas dolinas. En ángulo
nororiental de la hoja existen una dolinas en embudo desarrollada en un plano de falla, el
cual constituye parte del escarpe de dicha depresión, que presenta por ello forma de
media luna.

Las superficies de lapiaz desnudo son la tónica dominante del área, aunque sólo se han
representado en lugares donde presentan un desarrollo más acentuado, como el sector
septentrional.

4.1.2.5. Formas poligénicas

Se incluyen en este grupo las formas cuya morfogénesis puede atribuirse a la acción
simultánea o sucesiva de más de un proceso genético, habiéndose reconocido como
tales las superficies de erosión degradadas, y glacis de cobertera

Las superficies de erosión degradadas constituyen la forma más determinante del relieve
y paisaje en el sector meridional de la península de Bahoruco (cuadrantes u hojas a
escala 1:100.000 de Enriquillo, Cabo Rojo y Pedernales), donde el rasgo dominante es la

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presencia de sucesivas plataformas escalonadas hasta el mar. Pese a su origen, debido


a abrasión marina, no se han representado como terrazas marinas, si no como
superficies poligénicas de erosión, en base a las siguientes consideraciones:

- Su secuencia es correlacionable con la deducida para las superficies de erosión


definidas en el norte de la hoja de Enriquillo, donde su génesis fue claramente
poligénica y su morfología no es la de plataformas de abrasión, si no la de niveles de
encajamiento - con suaves paleorelieves - de la red hidrográfica correspondiente a la
actual Cañada Seca.

- Las tres superficies más altas (S1, S2 y S3) definidas en dicha área, tiene continuidad
lateral con las terrazas marinas que ya aparecen claramente delimitadas por sus
paleoacantilados, en el sector suroccidental de la península de Bahoruco. La más
baja de ellas queda cubierta por el glacis de cobertera que alcanza el borde oriental
de esta hoja.

- Tanto en Cañada Seca como en el resto de la península, la superficie S1 presentan


restos dejados por la erosión de importantes perfiles de alteración, (argilizaciones,
con bauxitas en la mina Las Mercedes). En otros casos dichas superficies aparecen
cubiertas por depósitos extensos de brechas calcáreas producidas por
retrabajamiento y karstificación de las mismas

En la hoja de Cabo Rojo se han identificado hasta cinco superficies principales, de las
cuales las que aparecen mejor individualizadas son las dos más altas (S1 y S2). Sobre
ellas se detectan otros aplanamientos a distintas alturas y más difíciles de delimitar, que
en algunos casos se han identificado como S0. Por debajo de las anteriores, la superficie
S3, tiene una gran extensión y continuidad, pero con un desarrollo más complejo, puesto
que en el límite septentrional de la hoja se desdobla en dos, y en cuatro, coincidiendo con
el paralelo de Cabo Rojo. En las hojas contiguas hacia el este, la misma superficie vuelve
a desdoblarse en dos. En consecuencia se ha optado por deslindar en algunos sectores
la superficie S4.

Bajo S3, o S4, según cada lugar, la superficie S5 presenta bastante continuidad, aunque al
norte de la hoja llega a quedar cubierta por paleoplayas y otros depósitos litorales, de
forma que en la hoja de Pedernales debe quedar bajo los abanicos fluviales de la
desembocadura del río con el mismo nombre.

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En la hoja de Cabo Rojo la base de los paleoacantilados, (paleoshore lines) presentan


importantes variaciones en su cota sobre el nm, circunstancia que no debería producirse
de no ser por la neotectónica acaecida durante su elaboración y después de la misma, ya
que dichas líneas representa el máximo marino para el periodo que el que se elaboró la
plataforma de abrasión correspondiente. Aún teniendo en cuenta que dicha línea ha
podido verse alterada bien por subsidencia kárstica, bien por acumulación de derrubios,
el control altimétrico de la misma, ha permitido identificar áreas con levantamiento
acelerado frente a otras con tendencia al hundimiento, o de ascenso moderado, durante y
después de la elaboración de dichas plataformas.

El caso más ilustrativo de dichos movimientos, corresponde a la superficie S3, cuya shore
line, se sitúa en el paraje de Paradero de Luís Piña, a 250 msnm, desde donde desciende
en dirección norte hasta la cota 100 m, en Punta de la Colmena, donde cruza la carretera
de Barahona-Pedernales. Hacia el noreste de la primera localidad mencionada y a lo
largo de un paleocantilado rectilíneo y posiblemente relacionado con una falla, la base del
mismo desciende hasta la cota 150 m, en Los Quemados de Basilio. Ello implica un
basculamiento hacia el noreste, que, por otra parte también se detecta en la superficie
superior (S2), mediante observación lejana y panorámica desde las inmediaciones de
Pedernales.

De forma similar y como ya se ha mencionado anteriormente, la shore line de la


superficie S5 desciende hacia el norte de la hoja hasta quedar cubierta por las
paleoplayas. Hacia el sur asciende paulatinamente hasta alcanzar la cota 100 m en el
paralelo de Cabo Rojo, desde donde desciende de nuevo hasta la cota 40 m en Sabana
Baitoa, coincidiendo con el paralelo de Cabo Falso, ya en la hoja de Punta Ceminche.

En suma, reuniendo y contemplando en plata las variaciones altimétricas de las líneas de


paleocosta y la situación de los sectores en los que se produce desdoblamiento de
superficies o aquellos donde se da solapamiento, en la hoja de Cabo Rojo se ha llegado
a deducir la existencia de, al menos, tres grandes pliegues en las superficies de erosión.
Con dirección aproximada NO-SE, la posición de sus ejes – representados en el Mapa de
Procesos Activos (escala 1:100.000) – es aproximada.

Finalizando con las formas poligénicas, el glacis de cobertera situado en el límite oriental
de la hoja, enlaza los relieves del norte de la hoja de Enriquillo y los llanos del sur, donde
cubre en parte las superficies de erosión más bajas, en este caso la S3. Dicho glacis llega
a cubrir la línea de paleocosta de dicha superficie.

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4.2. Evolución e historia geomorfológica

El relieve actual y los dominios morfoestructurales del área son el resultado de la


deformación y emersión, desde el Mioceno a la actualidad, de la cuenca marina en la que
se generaron las diferentes unidades y formaciones cretácico-pliocenas. Durante el
Mioceno, en un régimen transpresivo, se produjo la formación y distribución de las
cordilleras y depresiones existentes (sierras de Neiba, Martín García, Bahoruco y
cordillera Central y cuencas de Enriquillo, Azua y Llanura Costera del Caribe). En el
Cuaternario, bajo el mismo régimen tectónico, se han generado diversas estructuras en el
relleno cuaternario de las cuencas, así como en los depósitos fluviales que orlan los
relieves principales.

El régimen transpresivo mencionado, que actuó durante el Mioceno, produjo la


estructuración esencial de la sierra de Bahoruco, la cual permite definir dos dominios
morfoestructurales: Vertiente Septentrional y Vertiente Meridional de la sierra de
Bahoruco. La primera presenta una deformación más intensa y compleja, que la segunda,
donde se ubica la presente hoja. Esta última responde en esencia a un relieve monoclinal
que, de norte a sur, desciende de forma paulatina desde las cumbres de la mencionada
sierra hasta el nivel del mar, con suaves pliegues cuyo desarrollo ha proseguido en
tiempos recientes. En la hoja de Cabo Rojo, la superposición de ambas etapas ha creado
la morfoestructura, con una tendencia regional ascendente que ha motivado la emersión
paulatina de la isla y la creación de terrazas marinas y paleoacatilados, que ulteriormente
han experimentado, retrabajamiento y degradación debidos al modelado kárstico y, en
menor medida fluvial y a procesos de alteración del sustrato.

Las superficies de erosión no ha sido resultado exclusivo de la abrasión marina, puesto


que en el sector septentrional de la hoja de la hoja de Arroyo Dulce aparecen como
sucesivos niveles de erosión y encajamiento de la red hidrográfica, en un número similar
al de las principales terrazas marinas del resto e la península de Bahoruco. Fuese su
origen marino o poligénico, según los sectores, en ambos casos se elaboró una superficie
bastante generalizada (S1), en la que llegaron a desarrollarse importantes perfiles de
alteración (rubefacciones y argilizaciones), probablemente desarrolladas tras los máximos
interglaciales, y bajo un clima que evolucionaría desde condiciones cálidas y húmedas
hacia condiciones más secas y estacionales. Un proceso esbozado y propuesto por Díaz
del Olmo y Cámara (1993) para otros sectores de La Española.

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Anteriormente al desarrollo de esta superficie más general debieron de producirse otros


aplanamientos, peor conservados y de origen incierto, también con restos de alteritas.

La tendencia general al levantamiento de la isla, que junto con las oscilaciones eustáticas
debidas a las glaciaciones, crearon hasta cinco superficies principales, que en la
actualidad se distribuyen en la vertiente meridional de la sierra de Bahoruco, entre las
cotas próximas a los 500 m para la superficie S1 y el nivel marino actual.

De forma simultánea a dicho levantamiento, el área experimentó un plegamiento y la


formación o reactivación de diversas fallas. Los pliegues, ya mencionados en el apartado
dedicado a las formas poligénicas, produjeron suaves ondulaciones en las superficies de
erosión, que se detectan como:

- Basculamientos de las superficies dirigidos tierra adentro

- Variaciones de las cotas de la base de cada paleoacantilado

- La presencia en unos lugares de desdoblamientos de una superficie en varias y


superposición o solapamiento de varias superficies en otros.

La última circunstancia mencionada es la prueba fehaciente de la simultaneidad del


plegamiento con la elaboración de las superficies, en especial durante el desarrollo de la
superficie S3, que en las inmediaciones de Cabo Rojo llega a desdoblarse en cuatro
escalones o superficies, mientras que en otros lugares parece solaparse con la situada
bajo ella. Las zonas de desdoblamiento de superficie pueden interpretarse como áreas
con ascenso acelerado (culminaciones anticlinales) y las de solapamiento como áreas en
hundimiento, por comparación con las anteriores (surcos sinclinales).

La actividad de dichos pliegues se prolongó aún después de la elaboración de la


superficie S5, dado que las cotas de la base de su paleoacantilado (paleoshore line)
presentan diferencias de varias decenas de metros, a lo largo de su recorrido.

En la hoja de Cabo Rojo y en etapas recientes de esta evolución (Pleistoceno superior)


se formaron tres generaciones de paleoplayas, de las cuales, la más elevada o anterior,
llega a fosilizar la superficie S5. A título de hipótesis, y a falta de dataciones por el
momento, dichos depósitos podrían corresponder a máximos marinos del estadio
isotópico 5.

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Los depósitos eólicos, presentes en la hoja de Cabo Rojo sobre diferentes superficies de
erosión, también pueden estar vinculados con las últimas oscilaciones eustáticas, dado
que en la contigua hoja de Enriquillo existen materiales análogos, que allí forman grandes
dunas longitudinales, las cuales se prolongan bajo el nivel del mar. Esto implica que su
formación es anterior a la última transgresión Holocena.

Posteriormente, dicha transgresión ha propiciado la formación de una pequeña


plataforma de abrasión, muy bien expuesta en las inmediaciones de Cabo Rojo,
elaborada sobre los depósitos de paleoplayas más recientes o directamente sobre las
calizas de la Unidad de La Cueva, De forma simultánea los últimos pulsos en el
levantamiento regional de la isla, y también la regresión posterior al máximo marino
Holoceno, han hecho emerger dichas paleoplayas y han creado lagunas costeras
antiguas y aisladas de la acción litoral actual. Ésta última está generando los cordones
litorales y playas actuales, a lo largo de las cuales, en una posición algo más elevada, se
reconocen huracanitas, debidas a la destrucción de pequeños arrecifes.

De forma simultánea a todo lo anterior, a lo largo del Cuaternario el modelado kárstico ha


creado numerosas dolinas de disolución, excepcionalmente de colapso, y diversas áreas
subsidentes con arcillas de descalcificación. Algunas de estas formas exokárticas se
ubican a lo largo de fracturas o bien de cursos fluviales levemente incididos en las
superficies de erosión y sus paleoacantilados, indicando el desarrollo de un importante
endokarst con drenaje hacia la costa.

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5. HISTORIA GEOLÓGICA

La historia geológica de la Hoja de Cabo Rojo, y de la Sierra de Bahoruco, se integran


dentro de la evolución general del sector más suroccidental de la República Dominicana,
entendiendo este como el territorio situado al SO de la Zona de Falla de Bahoruco (ZFB)
(Llinás, 1972; McLaughin et al., 1991) (Figura 5.1). Este límite se produce a través de un
sinuoso frente montañoso que la separa de la Cuenca de Enriquillo y del resto de la Isla
de la Española. La evolución de esta Sierra posee una personalidad propia a lo largo del
Cretácico y del Paleógeno, aunque a partir del Mio-Plioceno se ve influida por los
acontecimientos que tienen lugar en la Cordillera central. En conjunto, las rocas de la
Sierra de Bahoruco registran aproximadamente 90 Ma de evolución de las Grandes
Antillas, desde la formación de un plateau oceánico hasta la configuración del paisaje
actual, pasando por la convergencia oblicua y transpresión entre placas en el Neógeno
superior o la indentación de la cresta oceánica de Beata en el Cuaternario.

La evolución paleogeográfica de la región permite diferenciar cuatro etapas principales:

- Cretácico Superior, caracterizado por el desarrollo de un plateau o meseta oceánica.

- Paleógeno-Mioceno Superior, representado por una cuenca de sedimentación marina y


carbonatada, muy estable desde un punto de vista tectónico, que registra a gran escala
un ciclo transgresivo-regresivo modulado por oscilaciones eustáticas de mayor
frecuencia.

- Mioceno Superior-Plioceno (?), cuando se produce la elevación y deformación de la


cuenca, que da lugar al levantamiento de la Sierra de Bahoruco, consecuencia del
ascenso y avance de la Cordillera Central hacia el SO. Este acontecimiento queda
registrado mediante una rápida somerización de la cuenca que finaliza con su exposición
subárea, desarrollo de alteritas en posiciones más internas de la Sierra y formación de
una orla de facies arrecifales en la actual franja litoral.

- Pleistoceno-Holoceno, en la que continua elevación que ha experimentado la península


de Bahoruco durante el Cuaternario y que ha dado lugar a la modificación de la red
hidrográfica regional y la configuración del paisaje actual. De forma simultánea se
produce el desarrollo de alteritas y formación de numerosas superficies de erosión
continentales o marinas colgadas y escalonadas en la vertiente sur de la Sierra.

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En la Figura 5.1 se sintetizan los aspectos más destacados de la historia geológica de la


región. Una descripción más detallada de cada una de estas etapas se desarrolla a
continuación.

5.1. El plateau oceánico del Cretácico superior

Aunque no afloran en la hoja de Cabo Rojo, la meseta oceánica del Caribe constituye el
basamento de toda la serie sedimentaria terciaria de la Península de Bahoruco que ha
condicionado en gran medida la sedimentación al configurar un paleorrelieve muy
irregular que delimitaba zonas de diferente profundidad en la cuenca.

Las rocas integrantes del plateau oceánico del Caribe han sido relacionadas con un gran
evento de basaltos de inundación (Donnelly, 1973; Donnelly et al., 1973; White et al.,
1999), que tuvo lugar en la región caribeña durante el Cretácico Superior. Este gran
evento magmático basáltico ha sido interpretado como un plateau oceánico (Burke et al.,
1978; Donnelly et al., 1990; Kerr et al., 1996), formado como consecuencia del ascenso
de una pluma mantélica profunda (Duncan y Hargraves, 1984; Klaver, 1987). La
formación del plateau oceánico pudo ser extremadamente rápida, mediante la
intrusión/extrusión de enormes volúmenes de magma en un intervalo de tiempo de tan
sólo unos pocos millones de años, como establece la reciente compilación de edades
40
Ar/39Ar para el plateau entre 91-87 Ma realizada por Sinton et al. (1998). Los
sedimentos suprayacentes a los basaltos sumergidos en el Mar del Caribe sondeados por
el DSDP Leg 15, establecen un límite de edad bioestratigráfica de 88-83 Ma para el cese
de la actividad ígnea generadora del plateau oceánico (Donnelly et al., 1990; Donnelly,
1994; Kerr et al., 1997). Otros autores elevan el cese de la actividad magmática al
Maastrichtiense (Pindell y Barret, 1990), aunque todos coinciden en que el inicio de esta
inactividad tiene lugar como consecuencia de la colisión de la meseta oceánica del
Caribe con el borde meridional de Centroamérica.

Desde un punto de vista paleogeográfico, la configuración del fondo oceánico en esta


etapa debe asimilarse a una sucesión irregular de montes submarinos separados
definiendo alineaciones (seamounts) como consecuencia de la intermitencia en la
intensidad de la actividad eruptiva. En algunas zonas la emisión de lavas fue tan
importante en aguas profundas que en algún momento del Cretácico superior varios
edificios volcánicos emergieron y alcanzaron el nivel del mar formando islas, tal y como
puede inferirse del desarrollo de paleosuelos en el techo de la Fm Dumisseau o la

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aparición de restos de plantas superiores continentales, carbonizadas, en coladas de


basaltos a techo de esta misma formación en el sector nororiental de la Sierra.

5.2. La Cuenca del Paleógeno al Mioceno superior

La ausencia de depósitos paleocenos impide precisar la secuencia de acontecimientos


seguida entre el cese de la actividad magmática de la meseta oceánica y el comienzo de
la sedimentación paleógena en una extensa cuenca carbonatada. Sus variaciones a lo
largo del tiempo estarían provocadas por cambios batimétricos de origen eustático y en la
tasa de producción de carbonatos, dependientes estas últimas de multitud de factores
ecológicos y físicos, aunque también deben ser considerados los cambios isostáticos de
origen tectónico en su evolución.

La sedimentación paleógena comenzó probablemente en el Eoceno medio, mediante el


depósito de la Unidad de Polo (Eoceno medio-superior?), descrita en el sector oriental de
la Sierra de bahoruco. Está constituida por calizas algales, que registran la aparición de
plataformas carbonatadas aisladas, relativamente someras, sobre los montes submarinos
o guyots de origen volcánico. Es muy probable que hacia zonas más profundas de la
cuenca la Unidad de Polo posea cierta relación lateral con la Fm. Neiba.

Durante la mayor parte del Paleógeno y parte del Neógeno (Eoceno medio-Mioceno
inferior) tiene lugar en la cuenca el depósito de la Fm. Neiba (y sus equivalentes
laterales), que constituye la unidad mejor representada en toda la Península de Bahoruco
y que registra una profundización de la cuenca con respecto a la unidad de calizas de
Polo.

La Fm Neiba representa una plataforma de tipo rampa carbonatada en su zona media-


distal, fuera de la influencia del oleaje de tormenta, con esporádicas llegadas de niveles
bioclásticos retrabajados de las partes más internas de la rampa. Estas zonas más
profundas de la plataforma marina debieron situarse principalmente hacia los extremos
occidental y oriental de la sierra. De la misma forma, durante el Eoceno superior en el
sector central y hacia las posiciones meridionales de la península debieron existir zonas
de menor profundidad que quedan registrada por las calizas de plataforma interna de las
unidades Aceitillar y Trudillé. Estas zonas elevadas en la cuenca probablemente
correspondan a zonas más engrosadas de la corteza de la placa del Caribe.

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La relativa homogeneidad de las facies de la Fm Neiba cartografiadas en las Sierras de


Bahoruco, Neiba y Martín García parece indicar que durante el Paleógeno formaban
parte de una misma cuenca y que los importantes accidentes estructurales que afectan
en la actualidad han sido generados posteriormente o que, al menos, permanecieron
inactivos durante el Paleógeno y buena parte del Neógeno. A escala regional, en el
Eoceno Medio, mientras probablemente en la Sierra de Bahoruco se iniciaba el depósito
de la Unidad Polo y Fm Neiba, y sus equivalentes laterales, en la Sierra de Neiba la
estabilidad de la cuenca se vio interrumpida por la irrupción de un vulcanismo, agrupado
dentro del denominado Complejo Vulcano Sedimentario del Aguacate, que se interpreta
producido en un contexto de intraplaca asociado al desarrollo de una pluma mantélica.

Durante el Paleógeno la sedimentación marina sólo se ve interrumpida en el Oligoceno


inferior cuando una importante regresión, probablemente asociada al gran desarrollo de
casquetes polares en la Antártica, provoca la retirada del nivel mar y la emersión de
algunos sectores de la cuenca. Esta regresión se registra mediante la aparición de una
discontinuidad sedimentaria marcada por una superficie erosiva que acentúa aún más la
irregularidad del paleorrelieve cretácico y que se desarrolla a techo de las unidades de
Polo, Aceitillar y Trudillé o del Mb inferior de la Fm Neiba.

En el Oligoceno medio y superior el final de esta glaciación da comienzo a una


transgresión y a una nueva sumersión de la cuenca bajo el nivel del mar, lo que origina la
instalación de una plataforma carbonatada de tipo rampa sobre los sedimentos previos de
la Sierra de Bahoruco. La configuración topográfica de la cuenca debió ser muy similar a
la del Eoceno, depositándose, en la mayoría de los casos, las facies de rampa media y
externa del Mb Superior de la Fm Neiba sobre su Mb Inferior. De la misma forma, sobre
las calizas de plataforma somera de tipo Bahamiano de la Unidad Aceitillar se
sedimentan las calizas de plataforma somera y media de la Unidad Pedernales.

Durante el resto del Oligoceno y, sobre todo, en el Mioceno inferior a la vez que
continuaba la sedimentación en zonas profundas en la Fm Neiba, las partes más internas
y someras de la rampa quedan registradas en la parte inferior y media de la Unidad
Pedernales que, a grandes rasgos, se interpretan como plataformas carbonatadas
someras de diferentes batimetrías, cuyas variabilidad de facies deben justificarse a través
de los distintos factores que controlaron la sedimentación carbonatada en esta etapa de
la cuenca (luminosidad, hidrodinámica, nutrientes, etc.). Dichas zonas de plataforma
somera se localizarían en el sector central y septentrional de la Península Bahoruco.

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Figura 5.1. Síntesis de la


historia geológica de la Sierra
de Bahoruco y plataforma de
Oviedo-Cabo Rojo.

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Tras este periodo de inestabilidad, la región quedó configurada como cuenca subsidente
que se prolongaba hacia el Norte hasta los dominios del cinturón de Peralta. En esta
cuenca de gran extensión se depositó la Fm Neiba, y sus equivalentes proximales,
durante el resto del Paleógeno y Mioceno inferior.

El relleno de la cuenca continúa de forma estable hasta el Mioceno inferior, con una
somerización progresiva de la cuenca, que se registra con la formación de una plataforma
carbonatada de gran extensión, en ocasiones acompañada por la construcción de
grandes edificios arrecifales, representada por las unidades Barahona y Loma de
Peblique que continua hasta el Mioceno superior. El origen de esta somerización
probablemente tiene su origen en la estabilización o descenso del nivel del mar
acompañado por un incremento en la tasa de producción de carbonatos. No parece haber
tenido un gran impacto en estos momentos en la cuenca la nueva situación de
convergencia entre el dominio suroccidental de La Española y el resto de la Isla, que
produjo la mayor transformación paleogeográfica de la historia cenozoica de la región,
aunque sí es posible que tuviera lugar una elevación incipiente de las principales sierras,
incluida la de Bahoruco. Por otro lado, el Mioceno es una época geológica que sí es bien
conocida por un descenso generalizado del nivel marino como consecuencia de una
nueva glaciación Antártica que se inicia aproximadamente hace 15 Ma, durante el
Mioceno medio (Zachos et al., 2001).

5.3. La Cuenca del Mioceno superior al Plioceno

El registro estratigráfico de esta etapa en la evolución de la cuenca se encuentra


exclusivamente dentro de las unidades de Maniel Viejo y La Cueva, de edad Mio-
Plioceno. Esta etapa, aunque mal preservada, consta de una gran importancia, ya que en
ella se produce la elevación de la cuenca y la consecuente formación de la Sierra de
Bahoruco. A la luz de las dataciones y el análisis de cuencas efectuado para esta Sierra
(Pérez-Valera y Abad, 2010) es probable que exista una diacronía no cuantificable entre
el levantamiento de la Cordillera Central y el avance del cinturón de pliegues y
cabalgamientos del Cinturón de Peralta con la formación definitiva de las sierras de
Bahoruco. De hecho, en el SO de la Española la deformación principal tiene lugar durante
el Plioceno Inferior-Medio, con el cabalgamiento de las sierra de Neiba, Martín García y
Bahoruco sobre la cuenca de Enriquillo (Hernáiz-Huerta et al., 2007).

En el Mioceno Superior, tras una leve pulsación transgresiva y profundización registrada


por el inicio de la sedimentación en la base de la Unidad Maniel Viejo, la cuenca registra

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una rápida somerización que finaliza con su exposición subaérea y conduce al desarrollo
de sistemas continentales aluviales y lacustres y a la formación de depósitos de bauxita
en algún momento del Plioceno. Durante gran parte del Mioceno Superior y del Plioceno
Inferior en el surco flexural desarrollado al píe del cinturón de pliegues y cabalgamientos
del Cinturón de Peralta continuaba el depósito de los materiales turbidíticos y deltaicos de
la Fm. Trinchera, que comienzan a rellenar la Cuenca de Enriquillo.

A través de este proceso rápido de levantamiento de la Sierra la sedimentación marina se


traslada en el Plioceno a la actual franja costera, donde se depositan las calizas
arrecifales y bioclásticas de Unidad La Cueva, cuya evolución y distribución escalonada
en la vertiente sur de la sierra registra una elevación continua de sus relieves. Es
evidente, por tanto, que esta rápida regresión debe representar el levantamiento definitivo
de la Sierra de Bahoruco, Neiba y Martín García y el relleno sintectónico y colmatación de
las Cuencas neógenas de Enriquillo y San Juan. Estas últimas reflejan una clara
tendencia somerizante y evolucionan bajo un contexto sedimentario litoral y marino
somero. De esta forma, durante el Plioceno, la Cuenca de Enriquillo seguiría sometida a
condiciones marinas, configurándose como un estrecho que uniría las bahías de Neiba y
Puerto Príncipe, flanqueado por las sierras de Neiba y Bahoruco, que paulatinamente se
iba colmatando como consecuencia de la situación de inestabilidad regional y la llegada
de aportes desde los relieves colindantes.

Con incidencia desigual según las áreas, a este esquema evolutivo general se sumo otro
acontecimiento de envergadura geodinámica: el funcionamiento de los desgarres de
dirección E-O, simultáneos con la elevación, y generados como consecuencia de la
propia convergencia oblicua entre las placas Norteamericana y Caribeña. La actividad de
estos sistemas de desgarres, entre los que destaca la Zona de Falla de Enriquillo, ha
condicionado principalmente la actividad de los márgenes que limitan la cuenca que lleva
este mismo nombre, aunque su influencia es algo menos evidente en la Sierra de
Bahoruco.

5.4. La Sierra de Bahoruco del Pleistoceno al Holoceno

La elevación de la Sierra de Bahoruco continúa durante todo el Pleistoceno hasta


prácticamente la actualidad como consecuencia del avance de la Cordillera Central. Este
levantamiento prolongado de la isla durante el Cuaternario, junto episodios de oscilación
rápida del nivel del mar, generaron numerosas terrazas marinas, con amplia continuidad
regional, que cubren la vertiente meridional de la sierra de Bahoruco y su prolongación

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hacia la costa actual o plataforma de Oviedo-Cabo Rojo (Abad et al, 2008; 2009). De
forma simultánea a dicho levantamiento, el área experimentó un plegamiento y la
formación o reactivación de diversas fallas. Los pliegues mencionados produjeron suaves
flexuras en las superficies de erosión marina escalonadas, que pueden estar fosilizadas
por sistemas arrecifales franjeantes y playas carbonatas oolíticas con tendencias
progradantes, al menos durante el Pleistoceno Medio y Superior.

En posiciones más internas de la Sierra, los mismos máximos marinos actuaron como
nivel de base para el modelado fluvial, con él que se crearon sucesivas superficies de
erosión, de las cuales las más altas muestran continuidad lateral con las terrazas marinas
equivalentes y que llegan a desarrollar importantes perfiles de alteración (rubefacciones y
argilizaciones) y depósitos de bauxita. Por encima de las mencionadas superficies se
produjeron otros aplanamientos peor conservados y de origen incierto, pero que reflejan
ya la interacción de las oscilaciones del nivel del mar con el ascenso y emersión de la
sierra de Bahoruco, probablemente ya en el Plioceno. De forma simultánea a todo lo
anterior, a lo largo del Cuaternario el modelado kárstico ha creado numerosas dolinas de
disolución, excepcionalmente de colapso, y diversas áreas subsidentes con arcillas de
descalcificación.

Salvo por las terrazas y depósitos asociados de la cuenca del Río Nizaito y Pedernales,
la red fluvial posee una pobre representación durante la evolución cuaternaria de la
región. A excepción de algunos sistemas aluviales y deslizamientos de importancia,
durante el Holoceno las formaciones superficiales mejor representadas son los sistemas
litorales, conformados por manglares, cordones arenosos, lagunas costeras, playas
carbonatadas y sistemas arrecifales, que afloran extensamente a lo largo de toda la orla
costera de la Península de Bahoruco. Su principal desarrollo tuvo lugar después de la
estabilización del nivel tras la última pulsación transgresiva Holocena, bien registrada
mediante una plataforma de abrasión marina elaborada sobre los depósitos marinos y
costeros pleistocenos. Simultáneamente, en la Cuenca de Enriquillo sobrevino la llegada
del Río Yaque del Sur y la rápida instalación de un importante aparato deltaico,
favorecida por la activación de la falla de Enriquillo. Este evento, que supone la
desaparición de los sistemas arrecifales que orlaban la cuenca, produce su cierre y
desconexión con el Mar Caribe, obteniendo la depresión la configuración del actual lago
Enriquillo (Díaz de Neira, 20004b).

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6. GEOLOGÍA ECONÓMICA

6.1. Hidrogeología

6.1.1. Hidrología y climatología

No existe un buen control sobre los parámetros climáticos e hidrológicos dentro de la hoja
de Cabo Rojo debido a la ausencia de estaciones climátológicas. Las estaciones
pluviométricas más próximas se localizan en la Hoja de Pedernales (Estación 5201 y
5203), a escasos 10 km al Noroeste del límite con la hoja. La distribución mensual de las
precipitaciones entre los años 1967 y 2000 presentan un régimen bimodal, con un pico
máximo en mayo-junio y otro en septiembre-octubre. Los meses más secos son
diciembre, enero y febrero. Las estaciones de Pedernales registran precipitaciones
medias de 724 mm/año, con 467,7 mm/año de media durante años secos y 1022,2 m/año
durante años húmedos. La lluvia útil en los años secos es casi inexistente, mientras que
en años normales la evapotranspiración real coincide prácticamente con la precipitación,
de manera que la lluvia útil es también casi nula.

No existen series temporales de datos de temperatura en las cercanías de la hoja y se ha


tomado como referencia las medias efectuadas en el pueblo de Juancho, dentro de la
Hoja de Arroyo Dulce, a más de 40 km al oeste de esta zona que, al menos, también se
localiza en la costa del Mar Caribe. La temperatura media anual para el intervalo de
tiempo comprendido entre 1967 y 1996 es de 26,5 ºC, la mayor registrada en la
Península de Bahoruco. Aunque existen pocas variaciones a lo largo del año, es abril el
mes más frío y octubre y noviembre los meses más cálidos. Por otro lado, la
evapotranspiración media anual es de 1442.8 mm.

Desde un punto de vista hidrológico, en este sector de la península de Bahoruco no


existen ríos de importancia y los cursos fluviales consisten en cañadas que presentan un
evidente y marcado carácter torrencial, siendo activas principalmente en momentos de
llegadas de huracanes y tormentas tropicales. A destacar, por sus dimensiones y la
importancia de los depósitos que rellenan su cauce, las cañadas de Punta Vigía y de
Bucan Tisuna, que evidencian la existencia de avenidas y arroyadas en mantos
esporádicas. Por tanto, no existe ningún tipo de red hidrográfica en la hoja que justifique
la instalación de estaciones de aforo en la zona.

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6.1.2. Hidrogeología

Los materiales de la Hoja de Cabo Rojo se incluyen dentro de las Unidades o Zonas
Hidrogeológicas Sierra de Bahoruco y Península Sur de Barahona, que se emplazan en
el suroeste del país. Constituyen las unidades más meridionales del país, que se
extienden por toda la Península de Barahona, cubriendo una superficie total de 4100 km2,
de los cuales el 80% (3278 km2) corresponden a la Sierra de Bahoruco y los 829 km2
restantes a la Península Sur de Barahona. Se han estudiado de forma conjunta ambas
unidades hidrogeológicas debido a que, desde el punto de vista hidrogeológico, su
funcionamiento está íntimamente relacionado, sobre todo en su sector meridional y
presentan límites abiertos.

En este conjunto, con materiales de diversa naturaleza, habría que destacar una
importante superficie aflorante de materiales carbonatados (2563 km2), que conforman un
amplio anticlinorio y un extenso acuífero carbonatado con permeabilidad por fracturación,
en el que se ha desarrollado un proceso de karstificación avanzado, sobre todo en sus
subunidades más meridionales. Dentro de los citados acuíferos carbonatados se
identifican importantes procesos de karstificación, tanto del tipo abierto como cerrado,
sobre todo en las vertientes suroriental y meridional de la unidad, entre los que cabría
destacar los numerosos campos y alineamientos de dolinas al O de la Llanura de Oviedo-
Pedernales. Es muy posible la propia Laguna de Oviedo constituya una gran depresión
kárstica, actualmente invadida por las aguas marinas.

En concreto, en la Hoja de Cabo Rojo se define una gran subunidad de funcionamiento


hidrogeológico denomina Subunidad Meridional de Bahoruco y Península de Barahona,
que en la práctica ocupa dos terceras parte de la extensión de la península. Presenta una
superficie aproximada de 1834 km2 de materiales permeables, mientras que sólo 111 km2
son poco impermeables. A pesar de no existir cauce de aguas permanentes, sí es
patente en toda la región (a partir de pozos, dolinas y cuevas inundadas) la circulación de
un importante caudal de aguas subterráneas procedentes de las precipitaciones que tiene
lugar en la Sierra, al norte. Hacia el sureste la subunidad presenta un límite abierto con la
costa, por lo que el acuífero experimenta intrusión marina que llega a penetrar varias
decenas de kilómetros hacia el interior del continente, provocando problemas de
salinización de las aguas subterráneas. Cuando este nivel freático intercepta la
topografía, da lugar a pequeños manantiales o norias, tal y como se ha constatado en el
paraje de La Conserva, al oeste de la hoja.

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UNIDADES
UNIDAD O AGRUPACIÓN GRADO/TIPO DE TIPOS DE ACUÍFEROS Y
EDAD CARTOGRÁFICAS LITOLOGÍAS
HIDROGEOLÓGICA PERMEABILIDAD OBSERVACIONES
AGRUPADAS
Memoria

Lagunas costeras, manglar y


26, 27 y 28 Lutitas y relleno antrópico Baja Sin acuíferos significativos
relleno antrópico

Conglomerados, arenas y Media por porosidad Acuíferos libres de


Piedemonte 24

República Dominicana
limos intergranular y karstificación productividad baja
Hoja de Cabo Rojo (5869-I)

Arenas finas y medias


Playas de bolsillo y lagunas Media-alta por porosidad Acuíferos libres de

CUATERNARIO
16, 17, 18, 19 y 20 cementadas y calizas
costeras antiguas intergranular y karstificación productividad baja
(limos)

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Media-alta por karstificación y Acuíferos libres de
Unidad La Cueva 8 Calizas
fracturación productividad media

MEDIO-
MIOCENO
PLIOCENO
Media por porosidad Acuíferos confinados de
Fm Neiba. Mb Superior 3 Calizas margosas y margas
intergranular y fracturación productividad baja

Unidades Aceitillar, Trudillé y


Pedernales (Mbs Loma del Guano, Alta por fractutación y Acuíferos libres con
1, 2, 4, 5, 6 y 7 Calizas
Quemados de Basilio. Las karstificación productividad alta
Mercedes y Loma de Peblique)

MIOCENO INFERIOR
EOCENO SUPERIOR-
Tabla 6.1. Cuadro resumen de las unidades o agrupaciones hidrgeológicas de la Hoja de Cabo Rojo.

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Los materiales de mayor permeabilidad dentro de la Hoja de Cabo Rojo son los formados
por las calizas terciarias de la Unidad Aceitillar y Pedernales, intensamente karstificadas y
fracturadas. Dentro de estas unidades terciarias sólo las margas y calizas margosas de la
Fm Nieba presentan una permeabilidad algo inferior, cuantificada como media debido a la
fracturación y permeabilidad intergranular. A las calizas de La Cueva, algo menos
karstificadas y fracturadas, se le ha asignado una permeabilidad media-alta.

Por otro lado, a la extensa cobertera de sedimentos cuaternarios costeros


correspondientes a playas y lagunas están formados por calizas karstificadas, arenas
finas y medias pseudocementadas y lutitas. Poseen una permeabilidad media-alta en los
dos primeros casos y baja en el último. Por último, la escasa superficie que ocupa las
formaciones superficiales cuaternarias continentales, principalmente conglomerados,
arenas y limos de piedemonte, evitan considerar estos depósitos de permeabilidad media
como materiales acuíferos importantes en la hoja.

6.2. Recursos minerales

Los recursos económicos de los materiales aflorantes en la Hoja de Cabo Rojo son
variados y están formados numerosos indicios y explotaciones distribuidos
heterogéneamente por toda la hoja.

Las explotaciones de calizas y calizas margosas como áridos para carreteras y cementos
se concentran, sobre todo, en la Unidad La Cueva, así como en la Unidad Loma del
Guano y Fm Neiba. Sólo la primera, de grandes dimensiones, se encuentra actualmente
activa. Además, en esta última existe una pequeña cantera donde actualmente se
extraen calizas blancas, muy recristalizadas y aspecto marmóreo, para uso ornamental.
COORDENADAS (WG84)
NÚMERO FM / UND SUSTANCIA ACTIVIDAD TAMAÑO UTILIZACIÓN
X Y

5 234915 1982859 Quemados de Basilio Calizas Activa Pequeño Orn


4 219543 1989570 Las Mércedes Calizas Inactiva Grande Ari
3 219106 1991832 Neiba Sup Calizas Inactiva Mediano Ari
2 218211 1991656 Neiba Sup Calizas Inactiva Grande Ari
1 220621 1981877 Las Cuevas Calizas Activa Grande Ari

Tabla 6.2. Explotaciones e indicos de rocas industriales en la Hoja de Cabo Rojo.

Por otro lado, se han descrito numerosos indicios de bauxita en pequeñas manchas,
alienadas N-S, desarrollados en la unidad de las calizas de Aceitillar y de la Loma del
Guano.

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Se han descrito pequeñas evidencias de hidrocarburos en forma de emanaciones de


arenas asfálticas en algunas cuevas y grutas elaboradas en las calizas de La Cueva en
las inmediaciones de Cabo Rojo. Según datos del ODP (Ocean Drilling Programme)
estos manaderos de asfaltos podrían tener su origen como roca madre en la Fm La Luna,
de edad cretácica. Los sedimentos suprayacentes a los basaltos sumergidos en el Mar
Caribe, sondeados por el DSDP, establecen un límite bioestratigráfico de 88-83 Ma
(Coniaciense–Santoniense) para el cese de la actividad ígnea generadora de la meseta
(plateau) oceánica.

En los pozos perforados por el Glomar Challenger en el Caribe se han descrito rocas
madre de gran riqueza en los sondeos 146-149, 150, 151 y 153 (Figura 6.1) de la Cuenca
de Venezuela. Estos pozos han registrado además horizontes ricos en materia orgánica
del Cretácico superior, constituidos por calizas radioláricas negras y margas, formados
durante eventos anóxicos oceánicos (Davis et al., 1999, Rey et al., 2004).

Figura 6.1. Situación


de los sondeos DOP
en la Cuenca de
Venezuela.

6.2.1. Descripción de las Sustancias

La sustancia mayoritariamente explotada en la hoja es la caliza, en las Formaciones y


Unidades de Neiba, Loma del Guano y La Cueva. De todas las canteras presentes, solo
se mantiene actividad en la ligada a la explotación de la Unidad de La Cueva, donde la
empresa de Cementos Andinos tiene una importante fábrica de cemento.
La actividad ligada a la pequeña cantera de caliza (Quemados de Basilio) con fines
ornamentales es más bien exploratoria que de explotación. Solo se ha producido un corte
con hilo de diamante para dejar expuestos los bloques y comprobar su nivel de
alteracióny fracturación.

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Los indicios de bauxita están ampliamente representados en las calizas del Aceitillar y en
las de la Loma del Guano. Se trata de pequeños manchones de bauxitas cuyo desarrollo
en profundidad es desconocido por la falta de cortes representativos. El proceso de
bauxitización, superficial, es permanente a lo largo de varios kilómetros.

Respecto a la presencia de hidrocarburos, citar el indicio próximo al aeropuerto que,


aunque de pequeñas dimensiones abre una ventana de expectativas en la zona.

6.2.2. Potencial minero

El potencial ligado al litotecto de las calizas es enorme. Tanto la Unidad de La Cueva,


como la Fm Neiba o las calizas del Aceitillar tienen enormes reservas para desarrollar
minería extractiva. Las limitaciones vienen impuestas por la necesidad real del recurso y
por la existencia de las áreas protegidas de los Parques Nacionales.

La bauxita ha sido explotada en la Hoja vecina de Pedernales hasta el año 1984.


Posteriormente, y ligada a la explotación de caliza, se han explotado y exportado algunas
decenas de miles de toneladas más, pero el bajo contenido en alúmina y las limitaciones
ambientales paralizaron las actividades. En Cabo Rojo no se ha llevado a cabo
explotación alguna, aunque sí hay que citar labores de investigación en la zona de La
Loma del Guano, basado en reconocimiento de campo, toma de muestras y calicatas de
poca profundidad y volumen (1 metro cúbico) desconociéndose el tonelaje estimado.

COORDENADAS
NÚMERO SUSTANCIA EDAD-FORMACIÓN LITOLOGÍA
X Y
6 219311 1991391 Bauxita (Al) Las Mercedes - Mioc Calizas rosadas
8 225095 1987610 Bauxita (Al) Loma del Guano - Oligoc-Mioc Calizas
10 225727 1988144 Bauxita (Al) Loma del Guano - Oligoc-Mioc Calizas
9 225993 1989848 Bauxita (Al) Loma del Guano - Oligoc-Mioc Calizas
7 226304 1991412 Bauxita (Al) Bahoruco - Eoc-Oligoc Calizas blancas

Tabla 6.3. Indicios metálicos de bauxita en la Hoja de Cabo Rojo.

Por último, la presencia del indicio de hidrocarburos próximo al aeropuerto, abre un


abanico de potenciales posibilidades que se unen a los de las vecinas hojas de
Pedernales y Oviedo; si bien, dadas sus características, reducido tamaño y dificil
correlación con área fuente limita su teórico potencial.

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COORDENADAS
NÚMERO SUSTANCIA EDAD-FORMACIÓN LITOLOGÍA
X Y
11 222694 1984228 Arenas asfálticas Las Cuevas - Mioc-Plioc Calizas blancas

Tabla 6.4. Indicios de hidrocarburos en la Hoja de Cabo Rojo.

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7. LUGARES DE INTERÉS GEOLÓGICO

7.1. Introducción

La protección de diversas zonas del territorio tiene como finalidad asegurar la


continuidad natural de los ecosistemas, preservándolos de actividades antrópicas
destructivas y evitar el uso abusivo de sus recursos. Dentro de los recursos no
renovables de un país, la geodiversidad ocupa un lugar relevante, pues proporciona un
conocimiento fundamental para conocer la historia de la Tierra y la vida que en ella se
desarrolla. Al mismo tiempo, su estudio e interpretación pone de manifiesto otros
recursos potencialmente utilizables que, empleados de forma racional y ordenada,
pueden resultar beneficiosos para la humanidad. Es por ello necesario, no sólo preservar
el medio natural y, en este caso, la geodiversidad, sino también estudiarlo en detalle,
para así difundir el conocimiento que encierra y crear conciencia de su conservación.

Atendiendo a estas consideraciones, se puede definir un Lugar de Interés Geológico


(L.I.G.), como un recurso natural no renovable, donde se reconocen características de
especial importancia para interpretar y evaluar los procesos geológicos y paleobiológicos
que han actuado en un área.

En este sentido, es conveniente la realización de un inventario de Lugares de Interés


Geológico dignos de medidas de protección y aprovechamiento con fines divulgativos,
educativos o turísticos. Por tanto, contenido, posible utilización y nivel de significado
definen un L.I.G., que puede corresponder a un punto, un itinerario o un área.

7.2. Relación de los L.I.G.

La hoja de Cabo Rojo no se caracteriza especialmente por la calidad de sus


afloramientos, a excepción de los localizados en la carretera con destino a Pedernales, a
las Mercedes y los cortes expuestos en las grandes explotaciones a cielo abierto que
existen en la hoja. Esto dificulta en gran medida la selección de puntos L.I.G. donde
realizar observaciones geológicas en depósitos sedimentarios. Por otro lado, esta hoja
presenta un evidente interés geológico en lo que se refiere al estudio y análisis del
paisaje, evidencia de tectónica activa, modelados erosivos asociados a oscilaciones del
nivel del mar o elaboración de morfologías kársticas.

Dos de los cuatro L.I.G descritos se localizan próximos a caminos y carreteras por lo que
su acceso no es difícil. Los otros se sitúan en puntos muy alejados de los caminos, de

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acceso muy complicado, por lo que en gran medida consisten en panorámicas desde
puntos alejados de estos L.I.Gs.

El LIG Nº 1, las dolinas inundadas de los Pozos de Romero, se sitúa al pie de la carretera
nacional que une Barahona y Pedernales, aproximadamente a unos 15 km al este de
esta última ciudad. Al segundo LIG Nº 2, las playas fósiles de Cabo Rojo, se accede
mediante la pista de tierra que lleva al poblado de La Cueva y Bahía de Las Águilas, en
general en muy buen estado. Los tercer y cuarto LIG más que un punto concreto de
observaciones geológicas consisten en itinerarios donde analizar el modelado sobre las
calizas terciarias de formas asociadas a las oscilaciones recientes del nivel del mar. El
LIG Nº 3 analiza el registro morfosedimentario de las oscilaciones cuaternarias del nivel
del mar en Bahía de Las Águilas y consiste en un recorrido que atraviesa este paraje de
NO a SE. El LIG Nº 4, el paleo-escarpe marino de Los Quemados de Basilio, finalmente,
puede estudiarse mediante diferentes vistas panorámicas a lo largo de la carretera
nacional Barahona-Pedernales en diferentes paradas en el extremo oriental de la hoja, o
incluso acceder a pie a este antiguo acantilado, de grandes dimensiones, a través de un
pequeño sendero de unos 4 km de longitud que parte de esta misma carretera.

7.3. Descripción de los Lugares

Se describen cuatro L.I.G, tres de ellos ubicados en el sector occidental de la hoja y


localizados cerca de la costa. El otro se ubica en su sector central. La mayor parte de
ellos están relacionados en cierta medida con la tectónica activa que ha experimentado la
región zona desde el Mioceno hasta prácticamente la actualidad. Se tratan temáticas
relativas evolución reciente del paisaje, la sedimentología, geomorfología e hidrogeología
de depósitos cuaternarios y el modelado de rasgos kársticos y erosivos sobre las calizas
terciarias de la Unidad Pedernales.

Su interés principal es casi exclusivamente geomorfológico y sedimentológico, pero


también puede poseer cierto valor tectónico desde un punto de vista regional. Por su
posible utilización se pueden catalogar sólo como divulgativos, científicos o incluso
turístico en alguno de los casos, dada la espectacularidad y contexto donde se ubican
estos puntos.

A continuación se describen los L.I.G. señalando el tipo de interés en función de su


contenido, de su posible utilización de acuerdo con su contenido científico, didáctico,

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económico o científico, así como de su ámbito de influencia (local, regional, nacional o


internacional).

7.3.1. L.I.G. Nº 1. Las dolinas inundadas de los Pozos de Romeo

Este LIG se localiza en la carretera nacional Nº 4 Barahona-Pedernales, a escasos


kilómetros al SO de esta última ciudad. Se encuentra correctamente señalado por un
cartel. Su acceso es sencillo desde la carretera, descendiendo un pequeño escalón a
partir del que se llega directamente a un conjunto de dolinas contiguas, de escasos 20-40
m2, ubicadas unos 8 metros sobre el nivel del mar. Estas formas se encuentran
inundadas por aguas salobres debido a la intrusión marina de los materiales acuíferos de
las calizas de la Unidad Pedernales.

Su principal interés es geomorfológico e hidrogeológico, aunque también cierto interés


sedimentológico ya que en la zona se pueden observar depósitos y formas (cuevas,
socaves, plataformas de abrasión) asociados a los procesos trangresivos y regresivos
que han afectado a esta zona durante el Holoceno y Pleistoceno superior. Por su posible
utilización se podría también catalogar como científico y didáctico, aunque posee también
tiene un indudable valor como elemento turístico ya que se utiliza como zona de recreo.
Por su influencia puede considerarse regional.

7.3.2. L.I.G. Nº 2. Las playas fósiles de Cabo Rojo

Este L.I.G. analiza las principales características de un afloramiento localizado, en este


caso, en la pequeña península de Cabo Rojo, más concretamente en una pequeña cala
que se localiza al sur de la misma. Su acceso es muy sencillo tomado un desvío, al oeste,
por un camino de tierra de unos 250 metros localizado inmediatamente después de pasar
el Cabo Rojo en dirección a Bahía de Las Águilas.

A lo largo del afloramiento, de varias decenas de metros de longitud, puede observarse


con mucha claridad las diferentes facies costeras, principalmente de playa (foreshore y
shoreface), de naturaleza arenosa oolítica, muy bien seleccionada. Presentan
estratificación cruzadas en surco y laminaciones horizontes e inclinadas de bajo ángulo
bidireccionales. Aparecen bioturbadas por Thalassinoides y contienen muchos restos de
moluscos y corales, en ocasiones concentrados en niveles que indican la existencia de
eventos de alta energía (tormentas y huracanes) en estas costas.

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Estos depósitos se han preservado fosilizando un socave erosivo, o notch, al pie de un


escarpe de unos 20 metros, elaborados sobre las calizas de La Cueva. Estas formas
erosivas representa el final de episodio transgresivo, mientras que las facies que las
cubren representan la posterior estabilización del nivel del mar y la progradación de los
sistemas litorales hacia la cuenca. La tectónica activa en esta zona ha favorecido una
ligera elevación por encima del nivel de base actual. Por cota y contexto regional, en
relación al resto de cortejos morfosedimentarios que afloran en la región, estos materiales
deben corresponder a unos de los últimos interestadiales del MIS-5.

Su interés principal es sedimentológico y estratigráfico, pero también tiene valor


geomorfológico. Por su posible utilización se podría también catalogar como
exclusivamente científico y didáctico. Por su influencia tan sólo debe considerarse local.

7.3.3. L.I.G. Nº 3. El registro morfosedimentario de las oscilaciones cuaternarias del nivel


del mar en Bahía de Las Águilas

Este L.I.G. se centra las principales características del modelado erosivo en escalones, o
sucesión de escarpes articulados mediante plataformas de abrasión marina, observables
en el paraje de Bahía de las Águilas, y relieves adyacentes, a cotas comprendidas entre
el nivel del mar actual y los 200 msnm. Por tanto, no consiste en un punto de interés en
sí, sino más bien en un itinerario por toda esta zona donde es posible ver los diferentes
rasgos erosivos elaborados por la acción del mar sobre las calizas terciarias de las
Unidades Pedernales y La Cueva.

Su acceso es relativamente complicado, ya que hay que acceder a Bahía de las Águilas
mediante vehículos con tracción 4x4 y una vez dentro de esta zona existe tramos en muy
mal estado. En ocasiones en necesario transitar a pie por senderos muy cerrados por la
vegetación.

En toda esta zona son muy claras las formas erosivas costeras que han quedado
aisladas y preservados en el paisaje. El conjunto de estas formas y depósitos que se han
descrito en la zona de estudio reflejan las oscilaciones recientes del nivel mar en el SO
de la República Dominicana. Estos cortejos morfo-sedimentarios han quedado aislados
en el paisaje debido a la tectónica especialmente activa que ha experimentado esta
región desde el Plioceno

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Estas superficies de erosión marina degradadas constituyen la forma más determinante


del relieve y del paisaje en el sector meridional de la Península de Bahoruco, por la
presencia de sucesivas plataformas escalonadas hasta el mar. El desarrollo de
superficies de abrasión marina y paleoacatilados indican la existencia de procesos
erosivos asociados al ascenso y a fases de estabilización del nivel del mar (altas
paradas), que fueron acompañadas por el depósito de facies costeras. Los depósitos
que cubren esta superficie son calizas arrecifales y bioclásticas, que presentan una suave
estratificación inclinada paralela hacia mar y preservan su morfología original en planta, lo
que ha permitido interpretarlas como parte de un sistema arrecifal franjeante o adosado
a la paleocosta. Las dimensiones de estos arrecifes varían entre centenares de metros y
un kilómetro de longitud, y unos 400 metros de anchura. El desarrollo sobre la superficie
S5 de formas eólicas vinculadas a su origen es muy pobre.

Las etapas de descenso del nivel del mar quedaron registradas por la instalación de
campos de dunas longitudinales y parabólicas y, sobre todo, por la exposición subaérea y
degradación del sustrato calizo, o incluso de los mismos depósitos cuaternarios. Por
tanto, pese a su origen las plataformas no pueden considerarse exclusivamente terrazas
marinas, si no más bien superficies poligénicas de erosión.

La superficie S5, que es la mejor representada en la zona, presenta bastante continuidad,


aunque hacia el este, en la costa, llega a quedar cubierta por paleoplayas y otros
depósitos litorales, que han sido vinculados a los estadios isotópicos 1, 3 y 5 (Abad et al.,
2009) . Sin embargo, hacia el sureste gana altura y da lugar a la plataforma de Cabo
Falso, que aparece basculada hacia el noreste. La superficie S5 queda delimitada hacia el
litoral por un paleoacantilado compuesto, de unos 90 m de altura, que está formado a su
vez por 3 escarpes de menores dimensiones y trazado bastante rectilíneo.

Su interés principal es geomorfológico, pero también sedimentológico y estratigráfico, ya


que en ocasiones es posible observar depósitos que fosilizan estas formas. Por su
posible utilización se podría también catalogar como exclusivamente científico y didáctico,
Por su influencia debe considerarse de ámbito nacional, dado la espectacularidad de la
zona, la relevancia científica de este paisaje y su belleza natural y ecológica.

7.3.4. L.I.G. Nº 4. El paleoescarpe marino de Los Quemados de Basilio

El L.I.G. de Los Quemados de Basilio se centra en un único gran escarpe de origen


marino que, por sus dimensiones y el relieve aplanado de las zonas colindantes,

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constituye un hito en el paisaje de la hoja. Al igual que en el caso anterior, más que
tratarse de un punto de observación, es te L.I.G. consiste en un itinerario donde puede
analizarse las características y forma de este acantilado marino, que articula dos
extensas plataformas de abrasión marina en el sector central de la Hoja de Cabo Rojo,
incluyendo los parajes de Sabana Grande, Quemados de Basilio y Sabana de Tiguasén.

El acceso a esta forma es complicado pero posible, siguiendo una serie de sendero algo
abruptos y cerrados que nacen en un pequeño camino de tierra de dirección N-S que sale
de la carretera nacional y está localizado en el extremo oriental de la hoja, a unos 10 km
al NO del pueblo de Manuel Goya. Sin embargo, resulta mucho más aconsejable ir
realizando diferentes paradas en esta misma carretera nacional en puntos elevados
donde se tenga una buena panorámica de la zona, principalmente cuando se está
atravesando la Sabana Grande.

Aunque en la hoja se han identificado hasta cinco superficies principales, son las dos más
altas las que aparecen mejor individualizadas (S1 y S2), elaboradas sobre las calizas
terciarias de la Unidad de Pedernales. Por otro lado, las superficies S1 y S2 aparecen muy
degradadas por los procesos de karstificación, presentando diferentes formas de lapiaz y
numerosas dolinas y cuevas. La superficie S2 constituye la plataforma de abrasión
erosiva que define la llanura superior de Los Quemados de Basilio.

El registro sedimentario cuaternario sobre estas mismas superficies es muy pobre y se


limita a la superficie S2, cubierta por: i) arenas oolíticas muy cementadas, afectadas por
rozilitos e intensamente karstificadas, que se interpretan como un antiguo sistema de
dunas muy degradado y; ii) formas alargadas que alcanzan varios kilómetros de longitud
y de morfología alargada y algo arqueada, de dirección subparalela a los paleoescarpes
marinos. Están constituidas por calizas, en ocasiones calcarenitas, con un importante
componente bioclástico, en su mayoría corales hermatípicos en posición de vida y
moluscos. Se interpretan como bioconstrucciones arrecifales, probablemente de tipo
franjeante.

Por debajo de las superficies S2, la superficie S3 tiene una gran extensión y continuidad,
pero un desarrollo más complejo, puesto que en el límite septentrional del área se
desdobla en dos, y en cuatro. Los depósitos que fosilizan esta superficie S3 se
encuentran mucho mejor registrados que en el caso anterior, aunque están formados por
el mismo tipo de facies carbonatadas costeras arrecifales y arenosas de origen eólico.

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Se encuentra articulada con la superficies superior S2 mediante un escarpes muy bien


definidos y de gran altura, cuya base experimentan cambio progresivos de su cota
topográfica (15-90 m) debido a su basculamiento hacia el NO y SE. Este basculamiento
da lugar al desarrollo de antiforme muy sutil, cuyo eje atraviesa el centro de la zona de
estudio. Por tanto, la base de este paleoacantilados, y de todos los demás, presentan
variaciones en su cota sobre el nivel del mar, circunstancia que no debería producirse de
no ser por una neotectónica experimentada durante su elaboración y después de la
misma. Aún teniendo en cuenta que dicha línea ha podido verse alterada, bien por
subsidencia kárstica, bien por acumulación de derrubios, la cartografía de estas formas
ha permitido identificar áreas de levantamiento acelerado frente a otras con tendencia al
hundimiento, o de ascenso moderado, durante y después de la elaboración de dichas
plataformas. Este proceso ha dado lugar al plegamiento de todas las superficies de
erosión, especialmente evidente en el caso de las superficies S1, y S2, plegadas
definiendo un sinforme muy suave.

Aunque los depósitos que fosilizan estas superficies de erosión y paleoacantilado no han
podido ser datados, la asignación de los materiales más recientes de esta zona a los
Estadios Isotópicos Marinos 1, 3 y 5 (Pleistoceno superior-Holoceno), nos permiten
situarlos inicialmente en el Pleistoceno medio. Al igual que en el caso anterior, las
características de los depósitos y su relación con morfologías descritas parecen indicar
que las facies carbonatadas, de naturaleza arrecifal, se formaron en fases transgresivas y
momentos de altas paradas o de estabilización del nivel del mar, mientras que las arenas
eólicas podrían reflejar la instalación de campos de dunas en fases regresivas. No
obstante, estas hipótesis deben ser respaldadas por estudios sedimentológicos más
detallados y mediante dataciones absolutas de los sistemas arrecifales.

Su interés principal es geomorfológico, pero también sedimentológico y estratigráfico, ya


que en muchas ocasiones se observan depósitos que fosilizan estas formas. Por su
posible utilización se podría también catalogar como exclusivamente científico y didáctico,
Por su influencia debe considerarse de ámbito regional.

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