El Terreno - Matilde Gonzales
El Terreno - Matilde Gonzales
El Terreno - Matilde Gonzales
El terreno
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Prólogo de El terreno 7
Prólogo
Este libro pretende ser guía y manual para todos los estudiantes universitarios, principalmente los
relacionados con la Arquitectura e Ingeniería, interesados en algunos temas de los expuestos en la
asignatura “El terreny”; asignatura optativa de la que la autora, Matilde González Caballero, es
responsable, y que sus contenidos se imparten desde el Departamento de Estructuras en la
Arquitectura, en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, y algunos temas
relacionados con la cimentación profunda (Fonamentacions-2) en la Escuela Técnica Superior de
Arquitectura del Vallés.
La autora es desde 1976 arquitecta por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, y
profesora asociada y encargada de curso de la asignatura Mecánica del Suelo desde 1982 hasta 1990,
en que ya como Titular de Escuela Universitaria continúa impartiendo casi el mismo programa pero
con el nombre de “Geotècnia Bàsica a l’Arquitectura”, dependiendo entonces del Departamento de
Ingeniería del Terreno. Desde 1995, ya desde el Departamento de Estructuras en la Arquitectura y con
el nombre de “El terreny”, el temario se concreta al estado actual y se amplía respecto a los anteriores
en el aspecto estructural de los temas de cimentaciones, y se incluye el tema de elementos de
contención flexible o pantallas.
El objetivo principal de la asignatura, y por tanto de lo expuesto en este libro, se puede resumir en dar
a conocer las bases necesarias para entender y prever el comportamiento tenso-deformacional del
suelo, a lo largo de todo el proceso de adecuación e interacción de un proyecto arquitectónico con la
realidad del suelo.
En los cuatro primeros temas se dan las pautas para poder, según los casos, idealizar el suelo como un
conjunto sólido elástico o plástico, a la vez que se muestra su real complejidad como un conjunto
cuatrifásico (partículas minerales, agua, aire y gas), y con la posible heterogeneidad y
estratificaciones de potencia o espesor variables.
También, tras la teoría del tema 5 (técnicas y medios para el reconocimiento de los suelos), se
potencia la aplicación práctica: desde la interpretación de unos estudios geotécnicos; con las
deducciones de datos de interés geológico-geotécnico necesarios para la decisión de un tipo u otro de
cimentación, hasta manejar las fórmulas y los cálculos previsibles de resistencia y deformabilidad del
suelo en respuesta a las cargas y actuaciones de la propia estructura y de otras vecinas. (temas 2, 3, 4,
8, 9 y 10).
Así mismo, se pretende ayudar a adquirir los criterios básicos que faciliten la toma de decisión en
todo lo referente al suelo y al diseño y cálculo de muros de contención y cimentaciones superficiales y
profundas, (temas 6, 7, 8, 9 y 11). Con todo ello se conseguirá ampliar lo más posible el
entendimiento entre el arquitecto, como principal responsable del hecho arquitectónico, y los técnicos
especialistas en la información geotécnica o en cimientos que el proyecto arquitectónico requiera.
Índice
2 El agua en el suelo
2.1 Introducción ........................................................................................................................... 33
2.2 Estados del agua en el suelo ................................................................................................... 33
2.3 Nivel freático o nivel piezométrico ........................................................................................ 34
2.4 Capilaridad ............................................................................................................................. 35
2.5 Humedad de contacto ............................................................................................................. 37
2.6 Movimiento del agua en el suelo. Permeabilidad .................................................................. 38
2.7 Coeficiente de permeabilidad: k ............................................................................................ 42
2.8 Medición de la permeabilidad en laboratorio ........................................................................ 45
2.9 Otros movimientos no gravitatorios del agua: electroósmosis y termoósmosis .................... 47
2.10 Otros factores que influyen en la permeabilidad ................................................................... 47
2.11 Determinación de la permeabilidad in situ ........................................................................... 47
2.12 Tensión efectiva. Tensión neutra o tensión de poro .............................................................. 48
2.13 Gradiente hidráulico crítico, ic ............................................................................................... 51
2.14 Valores de permeabilidad y drenaje ....................................................................................... 55
2.15 Consideraciones sobre el sistema agua-suelo ........................................................................ 56
7 Taludes y laderas
7.1 Introducción y nomenclatura ................................................................................................ 165
7.2 Análisis para la estabilidad y el diseño ................................................................................. 166
7.3 Causas de los movimientos de ladera ................................................................................... 166
7.4 Métodos de análisis de la estabilidad de los taludes ............................................................. 167
7.5 Rotura circular ...................................................................................................................... 171
7.5.2 Tipos de círculos de rotura.críticos .......................................................................... 172
7.5.4 Ábacos de Taylor ..................................................................................................... 174
7.6 Talud indefinido .................................................................................................................... 177
7.7 Medidas para incrementar la estabilidad de un talud ............................................................ 178
7.8 Movimientos de ladera .......................................................................................................... 178
7.9 Ejemplos de roturas y desprendimientos .............................................................................. 181
8 Cimentaciones superficiales
8.1 Generalidades ........................................................................................................................ 187
8.2 Bases de diseño ..................................................................................................................... 188
8.3 Carga de hundimiento de las cimentaciones ......................................................................... 190
8.4 Carga admisible .................................................................................................................... 191
8.5 Procedimientos teóricos para determinar la carga de hundimiento ...................................... 192
8.6 Carga descentrada ................................................................................................................. 197
8.7 Influencia del agua freática en la carga de hundimiento ...................................................... 197
8.8 Suelo estratificado ................................................................................................................ 200
8.9 Determinación de la capacidad de carga mediante ensayos de placa de carga .................... 204
8.10 Presión admisible a partir de datos del penetrómetro estático ............................................. 206
8.11 Presiones admisibles en la Norma NBE-AE/88 .................................................................... 207
9 Cimentaciones profundas
9.1 Introducción .......................................................................................................................... 209
9.2 Clasificaciones de los pilotes ................................................................................................ 210
9.3 Diseño y cálculo de cimentaciones profundas ...................................................................... 211
9.4 Capacidad de carga del pilotaje ............................................................................................ 211
9.5 Determinación de la carga de hundimiento de un pilote ....................................................... 212
9.5.1 Terreno involucrado en la resistencia por punta ...................................................... 213
9.5.2 Fórmulas estáticas .................................................................................................... 214
9.5.3 Fórmulas prácticas ................................................................................................... 216
9.6 Pruebas de carga de un pilote ............................................................................................... 218
9.7 Proceso de diseño y cálculo ................................................................................................. 219
9.8 Rozamiento negativo ............................................................................................................. 223
9.9 Pilotes hincados. Resistencia dinámica de pilotes ............................................................... 228
9.10 Resistencia del grupo de pilotes ........................................................................................... 228
10 Teoría de asientos
10.1 Introducción. Generalidades ................................................................................................ 237
10.2 Métodos de cálculo .............................................................................................................. 238
10.3 Métodos elásticos ................................................................................................................. 239
10.3.1 Asientos bajo carga rectangular (Scheleicher y Terzaghi) ...................................... 240
10.3.2 Steinbrenner ............................................................................................................ 241
10.4 Métodos edométricos ........................................................................................................... 243
10.5 Correcciones para la aproximación a la realidad ................................................................. 245
10.6 Determinación de asientos a partir de ensayos de campo .................................................... 247
10.7 Coeficiente de balasto .......................................................................................................... 249
10.8 Asientos de pilotes y pilotajes .............................................................................................. 251
10.9 Asientos diferenciales. Distorsión angular ........................................................................... 251
11 Pantallas
11.1 Introducción ......................................................................................................................... 255
11.2 Estructuras de contención flexibles ...................................................................................... 255
11.3 Información previa al diseño de pantallas ............................................................................ 256
11.4 Análisis de la información necesaria .................................................................................... 257
11.5 Tipos de pantallas ................................................................................................................. 257
11.6 Acciones en las pantallas ...................................................................................................... 258
11.7 Análisis del cálculo de empujes en pantallas ....................................................................... 259
11.7.1 Influencia de los movimientos pantalla-terreno en los empujes .............................. 259
11.8 Pantalla en voladizo .............................................................................................................. 261
11.9 Influencia de la cohesión ...................................................................................................... 265
11.10 Pantalla anclada ........................................................................................................... 267
11.10.1 Método del soporte libre .......................................................................................... 268
11.10.2 Método del soporte fijo ............................................................................................ 271
11.11 Efecto de las sobrecargas ...................................................................................................... 273
11.12 Efecto de la presión de agua y de la filtración ...................................................................... 274
11.13 Influencia de la compactación .............................................................................................. 275
11.14 Anclajes ................................................................................................................................ 277
11.15 Entibaciones .......................................................................................................................... 281
11.16 Rotura y levantamiento del fondo de una excavación .......................................................... 284
Ejercicicios....................................................................................................................................... 287
De las definiciones existentes de esta materia se eligen las siguientes: según Schulze, ciencia que
estudia los esfuerzos en el terreno, y sus efectos, y según Jiménez Salas, ciencia que se ocupa de las
modificaciones que en los estados de equilibrio y de tensiones de la corteza terrestre producen las
construcciones humanas.
En resumen: la Mecánica del Suelo estudia problemas de equilibrio y deformación de masas de tierra.
Masas de tierra conformadas por varias capas de suelos de naturaleza y espesores diferentes. Suelos
que en sí ya no son homogéneos ni monofásicos, sino que en cada uno de los diferentes tipos de suelo,
nos encontramos con la fase sólida de las partículas de suelo propiamente dicho, y con otras fases
como aire, agua o hielo, e incluso gas; es decir, el suelo puede llegar a ser tetrafásico. Existen
conexiones con otras ciencias y disciplinas, como la Química, la Geología, la Hidráulica, etc. Las
masas de tierras pueden estar sometidas a esfuerzos interiores y exteriores también de naturaleza e
intensidad diferentes, como pueden ser acciones hidráulicas, vibratorias, sísmicas, gravitatorias, etc.
La Mecánica del Suelo es una ciencia relativamente joven; su nombre actual existe desde 1925, año en
el que el profesor checo Karl Terzaghi publicó en Viena su tratado Erdbaumechanik. Es evidente que,
mucho antes de Terzaghi, los constructores, ingenieros y arquitectos se habían preocupado por el
suelo. Hay estudios del mismo, considerado desde el punto de vista constructivo, que se remontan a
épocas muy anteriores; los habitantes prehistóricos construyeron ciudades lacustres sobre lagos, en lo
que ahora es Suiza e Italia. Erigieron habitáculos sobre pilotes, los palafitos; esto implica cierta
experiencia en el comportamiento del suelo.
En la Edad Media, la construcción de las catedrales, con su gran peso, implica que ya tenían
conocimientos importantes sobre el comportamiento de los suelos.
Pero es a partir del siglo XVIII cuando los estudios de las tierras tienen un desarrollo más técnico, se
precisan las nociones de equilibrio, empuje de tierras sobre muros, etc.
En 1704 el mariscal Vauban publicó el Tratado de ataque a las plazas, y en 1706 el Tratado de la
defensa de las plazas.
Coulomb, en 1773, presentó una memoria de los principios de su teoría sobre el empuje de tierras. Se
titulaba Ensayo sobre una aplicación de máximo y mínimo a algunos problemas de estática relativos a
la arquitectura.
El 21-3-1971, en España, se publica una ley del Ministerio de la Vivienda que “obliga a incluir en el
proyecto de todo edificio un anejo de cálculo de cimentación y de las bases geológico-geotécnicas en
que se fundamenta dicho cálculo”.
La Mecánica del Suelo en Arquitectura induce la aplicación de los Principios de la mecánica clásica (y
de la hidráulica) a un cuerpo complejo (con posibilidad de ser tetrafásico), como es el suelo, base de la
construcción arquitectónica. La Mecánica del Suelo en el campo ingenieril se denomina Geotecnia.
Los términos suelo y roca tienen distinto significado, según sea el campo profesional donde
intervengan.
El significado de suelo para ingenieros y arquitectos es diferente del dado por geólogos o biólogos;
éstos no valoran las características de resistencia y deformación.
El terreno desde el punto de vista constructivo y geotécnico, comprende la capa más exterior de la
corteza terrestre, de espesor variable según los casos; generalmente desde cerca de un metro a unas
decenas de metros. Se clasifica en dos principales categorías: suelo y roca.
• Suelo: también llamado roca en estado suelto, sedimento no muy consolidado o producto de
meteorización, es todo agregado natural de partículas minerales resultado de la alteración química o
física de las rocas, separable por medios mecánicos de poca intensidad. Ejemplos de alteración
química: oxidación, hidratación, hidrólisis, disolución...Ejemplos de alteración física: variación de
temperatura, crioclastia o congelación, erosión por el viento,...
• Roca: agregado natural de partículas minerales (más bien cristales) unidas por fuerzas cohesivas
potentes y permanentes. Se suele considerar roca si su resistencia a la compresión simple, sin drenaje,
qu (o Ru ), ("u" del inglés undrained), es mayor que 5 kg/cm².
En general las rocas duras y compactas constituyen un terreno de cimentación excelente, siempre que
la solera de excavación esté libre de material alterado y las posibles diaclasas se rellenen con
hormigón.
Con los parámetros geotécnicos determinados, junto a unos datos previos de la proyectada estructura,
se podrán calcular los valores previsibles de las presiones admisibles, los empujes en la estructura de
contención, los asientos instantáneos o diferidos y el tiempo en que éstos se producirán, o cualesquiera
de los parámetros que se precisen de la interacción suelo-estructura.
Los principales agentes del transporte son: el agua, el hielo, la gravedad y el viento. Según el medio
de transporte se distinguen:
- suelos coluviales o coluviones: el producto de cierta meteorización (descomposición o
transformación debida al viento, agua, sol, etc.) de la superficie de la roca madre que cae por
gravedad. Tiene mezcla de tamaños. Un ejemplo típico es el llamado pie de monte. El glacis es un
suelo coluvial que es además transportado por el agua, por lo que ya no tiene tanta diferencia de
tamaños.
- suelos aluviales, o aluviones: el agua los transporta a distancias mayores y se van
depositando por degradación de tamaños.
Por desgracia aún hoy día se ven algunos informes de cimentaciones con descripciones muy
imprecisas en cuanto al valor descriptivo geotécnico: por ejemplo, “arena fina”, “arcilla blanda”; hay
que saber que con ese mismo adjetivo se hace referencia a un gran abanico de diferentes propiedades
mecánicas.
Se han buscado métodos más exactos para diferenciar distintos tipos de suelo según su
comportamiento. Si se tiene en cuenta sólo su naturaleza, se ve que ésta se podría alterar por diferentes
procedimientos: una arena suelta se transforma en densa si se la vibra adecuadamente; si es suelo
cohesivo, añadiendo agua se altera su consistencia, etc.
- Arcillas orgánicas: Arcillas con presencia de materia orgánica finamente dividida. Cuando están
saturadas son muy compresibles, pero cuando están secas vuelven a ser duras y
muestran mayor resistencia. Colores: de gris a negro. Olor característico.
- Bentonitas: Arcillas con alto grado de contenido de montmorillonita (silicato alumínico con
gran capacidad de absorber agua e hincharse). La mayoría se formaron por
alteración química de cenizas volcánicas. Con agua se esponjan mucho más que
otras arcillas, y cuando se secan se contraen también mucho más.
- Caliches: Capas de suelo cuyos granos están cementados por carbonatos calcáreos. Estas
capas se encuentran generalmente a poca profundidad. Su espesor varía de
pocos centímetros a varios metros. Se dan en climas semiáridos. En Cataluña
también se conocen por tortorá.
- Limo inorgánico: Suelo de grano fino con poca o ninguna plasticidad, generalmente con
partículas de cuarzo. Se conoce también por el nombre de polvo de roca. Es
diferente a la arcilla; se ve la diferencia mediante el ensayo de sacudimiento1 o
de dilatancia (dilatancia = reacción a la agitación).
- Limo orgánico: Suelo de grano fino, más o menos plástico, con mezcla de materia orgánica
finamente dividida. Color de gris a gris oscuro. A veces tiene sulfhídrico y
carbónico (H2S, CO2) y otros productos gaseosos originados por la
descomposición de materia orgánica, lo que le da olor característico. Tiene gran
compresibilidad y baja permeabilidad. En Cataluña a veces se le llama fetge de
vaca, pero esta denominación se suele aplicar con más acierto a ciertas arcillas
verde-azuladas del Plioceno o a las del Vallés (Mioceno).
Los limos son relativamente impermeables. A veces suben del fondo de una
perforación como si fuesen fluidos viscosos y espesos.
- Marga: Forma vaga de definir varios tipos de arcillas marinas calcáreas compactas que
tienen CO3Ca en proporción mayor de 20%. Con unas gotas de ácido
clorhídrico burbujea. Color verde amarronado, pero también hay colores
azulados, grises e incluso rojizos. (En Cataluña, se da mucho en el Vallés).
- Molasa: Arenisca con cementante calcáreo (arenisca es una roca sedimentaria compuesta
de granos de cuarzo y/o feldespato y/o mica). Bastante dura. Puede tener
cementante silíceo o calcáreo (calcita).
- Sauló: Suelo residual producido por la descomposición del granito. (En Menorca se
llama así a una arenisca calcárea).
1
Ensayo de sacudimiento: se toma una pasta de limo inorgánico, se satura, y se sacude en la palma de la mano; la pasta expele agua y
hace la superficie brillante. Si la pasta se dobla o chafa se vuelve opaca. Si se seca la pasta, se torna frágil, y resulta fácil despegar polvo si se
frota con los dedos.
- Tosco: Suelo de composición variable con fuerte impregnación calcárea. A menudo son
limos de origen eólico o loéssico. Se da mucho en Madrid. Cuando se presenta
como incrustación aislada calcárea en una base de loess se llama tortorá. Es un
suelo que ha sufrido transporte por gravedad o lluvias o mantos de inundación.
- Zahorra arcillosa: Depósito de arena y grava en yacimiento natural con un contenido de arcilla
suficiente para dar cohesión a la masa.
Esta clasificación vulgar es bastante imprecisa, a veces incorrecta e incierta geotécnicamente; ya que
existen muchos suelos que presentan propiedades y comportamientos muy diferentes y que sin
embargo, se conocen vulgarmente con alguno de esos determinados nombres.
Para tener datos representativos del comportamiento del suelo se deberán efectuar varias pruebas o
ensayos; de lo que se deduce que para una acertada comprensión e interpretación de los resultados es
necesaria una clasificación científica de los suelos. La unificada se basa fundamentalmente en su
composición granulométrica y en su consistencia.
La ordenación de las diversas fracciones de los suelos en función del tamaño de sus partículas se
denomina análisis granulométrico.
Tanto la preparación de muestras de suelo para los distintos ensayos, como los ensayos que se deben
realizar, están normalizados (NLT-101/58).
El análisis granulométrico del suelo que se quiere estudiar se hace por tamizado hasta un tamaño de
tamiz de 0,074 mm, (nº 200), y se puede continuar, si es preciso, por sedimentación -este método se
describirá más adelante-.
El tamizado consiste fundamentalmente en disponer una serie de tamices normalizados, uno sobre otro
y de mayor a menor abertura de malla (figura 1.1), y tamizar o cribar una determinada cantidad de
suelo, del que se ha consignado su peso inicial, por ejemplo 1 kg; tras someter al conjunto a vibrado,
ya sea manual o mecánico, se pesa la cantidad de suelo retenida en cada uno de los tamices, y con esos
datos se calculan -por diferencia del peso total con el retenido- los porcentajes que pasan por cada uno
de los tamices, o sea el tanto por ciento de suelo con partículas menores que la abertura del tamiz
considerado. Con esos resultados se pueden grafiar curvas granulométricas (figura1.2): se dispone en
eje de abscisas el tamaño en mm de las partículas y/o el nº del tamiz (en escala logarítmica), y en el de
ordenadas, el % del peso de suelo que pasa.
Se cometerán graves errores si sólo a partir de estos estudios granulométricos se quiere sacar
consecuencias generales del comportamiento del suelo, como por ejemplo, relación con la
permeabilidad; ya que esta depende en gran medida de la forma de los granos, y por lo tanto puede ser
diferente para suelos de igual granulometría. Igualmente, falla la relación con el parámetro “ángulo de
fricción interna”, muy importante en Geotecnia, ya que también es función de la forma de los granos.
Sedimentación Tamizado
Arcilla Limo Arena Grava
Fina Media Gruesa Fina Media Gruesa Fina Media Gruesa
% retenido en peso
100 0
90 10
lla
% que pasa en peso
80
A rci osa va
20
70 aren ra 30
illa ong
60
Ar c c 40
na
so
50 50
re
lo
A
cil
ava
40 60
a
os
o
en
ar
en
o
Gr
30 70
Ar
Li
im
ar
L a
20
r av 80
10 G 90
100
0,001 0,002 0,006 0,02 0,06 0,2 0,6 2 6 20 60
Diámetro de las partículas d, en mm
Tamiz nº 200 40 10 4 2” 4”
en mm 0,074 0,42 2,0 4,76 50,3 100
Gravas gruesas de 63 mm a 20 mm
Gravas medias de 20 mm a 6 mm
Gravas finas de 6 mm a 2 mm
c) Clasificación usual según el tamaño de los granos; (coincide con la mayoría de clasificaciones
internacionales):
La identificación de suelos por medio de sus tres elementos principales (tres órdenes de tamaño de
partículas: porcentajes de arena, limo y arcilla), se simplifica en el diagrama triangular o de Feret,
(del Burau of Public Road) (figura 1.3).
%
100
0
en
10
90
ena
20
80
Ar
30
Arcilla 70
40
60
are rcilla
sa
50 50
no
Arcilla
A
60
40
limosa
Ar
70
cil
areno-arcillosa arcillosa limo-arcillosa
80
20
la
Tierra
en
Tierra limosa
90
10
Arena arenosa
100
%
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
0
10
Limo en %
Fig. 1.3 El suelo se representa por un punto situado en el interior del triángulo
Los terrenos coherentes, formados fundamentalmente por arcillas, se clasifican según su consistencia
y resistencia a compresión simple, Ru. (resistencia obtenida sin confinar ni drenar el suelo, Ru = qu):
- Terrenos arcillosos blandos: con humedad natural se amasan fácilmente y permiten obtener entre las
manos cilindros de 3 mm de diámetro. Su Ru está entre 1 y 2 kg/cm².
- Terrenos arcillosos fluidos: los terrones, con su humedad natural, presionados en la mano cerrada,
fluyen entre los dedos. Su resistencia a la compresión simple, Ru, es inferior a 1 kg/cm².
Los terrenos deficientes, en general no son aptos para la cimentación, y se subdividen en tres tipos:
Dado que diferentes tipos de suelo pueden tener una granulometría bastante similar, se han de tener en
cuenta otros aspectos que muestran más claramente sus diferencias.
Limos Arcillas
(entre 0,06 mm y 0,02 mm) (< 0,002 mm)
Arenas Limos
(entre 2 mm y 0,06 mm) (entre 0,06 mm y 0,002 mm)
Gravas Arenas
(>2 mm) (entre 2mm y 0,06 mm)
Un suelo que posea algo de cohesión (trabazón, coherencia...), según su naturaleza y la cantidad de
agua que tenga, puede presentar propiedades que lo incluyan en el estado sólido, semisólido plástico y
semilíquido o viscoso. Así, se ve que su consistencia puede ser variada con la humedad. El contenido
de humedad que produce el paso de un estado a otro es distinto para diferentes suelos arcillosos. (Esta
propiedad se utiliza para clasificar las arcillas). La transición natural no es brusca: ante posibles
arbitrariedades se vio la necesidad de definir unos límites. Atterberg, agrónomo, en 1911 estableció los
tres límites que separan la consistencia en 4 estados.
Humedad, w, creciente
Límites: wr wp wl
• wL: límite líquido. Contenido de humedad, en % respecto del peso de suelo seco, según el cual se
considera que el suelo pasa de la consistencia plástica a la líquida, de acuerdo con el ensayo
normalizado de Casagrande (NLT-105/72, y UNE 7-377-75): dos secciones de una pasta de suelo
(figura 1.4) alcanzan a tocarse cuando la taza o cuchara que las contiene es sometida a un número de
impactos. Se experimenta con diferentes humedades, anotando los diferentes número de impactos. El
límite líquido se considera el correspondiente a 25 impactos
40
o
30
o
Número de golpes
25 o
20
o
o
10
WL
0,30
0,20
0,35
0,25
Humedad
Fig. 1.4 Cuchara de Casagrande y gráfico del ensayo
• wP: límite plástico (o límite inferior del estado plástico). Contenido de humedad, en % respecto del
peso de suelo seco, por el cual el suelo deja de tener consistencia plástica, según se determina en el
correspondiente ensayo: la fracción de suelo que pasa por el tamiz 40 (# 0,42 mm), amasado y
• wR: límite de retracción. Contenido de humedad por debajo del cual una pérdida de humedad no trae
aparejada una reducción de volumen; si baja la humedad del suelo, éste se torna de color más claro.
Se suelen relacionar esos valores de humedad para distinguir diferentes comportamientos de los suelos
con finos. Así, los valores más utilizados son:
- Índice de plasticidad: Ip = wL - wP
wL − w
- Índice de consistencia: B = Ic =
Ip
w − wp
- Índice de fluidez o liquidez: I f = I l =
Ip
La consistencia en el dominio o estado plástico se puede considerar pastosa, blanda o firme, según
vaya reduciéndose su grado de humedad. Los valores del índice de consistencia y el de fluidez, en esos
casos son:
B = 0----- 0,5---- 0,75-----1, correspondiendo: If = 1----- 0,75---- 0,5------0.
Límite líquido WL
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
WL=50
60
Arcillas inorgánicas 0)
50 de alta plasticidad L
-2
WL=30 (W
. 73
Índice de plasticidad IP
= 0
40 IP
Arcillas A"
inorgánicas a"
30 í ne
de mediana L
Arcillas inorgáni- plasticidad
20 cas de baja Limos inorgánicos de
plasticidad alta compresibilidad y
arcillas orgánicas
10 Suelos no
cohesivos
0
Limos inorgánicos de mediana
Limos inorgánicos de
compresibilidad
baja compresibilidad
y limos orgánicos
Fig 1.5
Tabla 1.2 Valores típicos de límite líquido e índice de plasticidad (según Costet)
arena WL ≤ 35 IP ≤ 35
limo 20 ≤ WL ≤ 60 5 ≤ IP ≤ 25
arcilla WL ≥ 35 IP ≥ 15
Otro valor utilizado para evaluar el comportamiento de suelos arcillosos es el llamado índice de
actividad, A, que relaciona al índice de plasticidad con el porcentaje de partículas de tamaño arcilla:
IP
A=
%(< 2 µ )
Para dar a conocer las propiedades de un suelo determinado, y adoptando los principios de la
Mecánica del Suelo, se vio la necesidad de concretar unas clasificaciones científicas, basadas en la
granulometría y en la plasticidad.
- suelos de grano grueso, pasa menos del 50%, en peso, por el tamiz 200 (abertura de 0,074 mm).
- suelos de grano fino, pasa más del 50%, en peso, por el tamiz 200.
- suelos de estructura orgánica, identificables por el olor, el color negruzco y el tacto esponjoso.
Pt: Es el símbolo de estos últimos suelos; de estructura orgánica, son altamente compresibles, un claro
ejemplo es la turba.
Los de grano grueso, retenidos en el tamiz 200, se siguen estudiando con otro tamiz, y se les asignan
unas letras mayúsculas, como símbolo representativo de su identidad y características:
G: Si pasa menos del 50%, en peso, por el tamiz nº 4, (# = 5 mm), se denominan gravas (del inglés
gravel).
Además, según el porcentaje de finos se les asigna una segunda letra. Si pasa menos del 5% por la
malla del tamiz 200 se tendrán: GW o GP:
GW: Gravas que pueden tener muy pocos finos (de 0 a 5 %) y estar bien graduadas (well en inglés),
con variados tamaños, que cumplen determinadas relaciones entre sus porcentajes.
GP: Gravas que tienen la granulometría muy uniforme: mal graduadas o pobremente graduadas (poor
en inglés).
Ahora bien, si el porcentaje de finos es mayor del 12%, la segunda letra será función de los finos:
De la segunda división, la otra posibilidad con los de grano grueso es que pase más del 50%, en peso,
por el tamiz nº 4 (# = 5 mm):
S: Si pasa más del 50% por el tamiz nº 4, de abertura de malla de medio centímetro, se denominan
arenas, símbolo S, (del inglés sand).
Como antes se hizo con las gravas, también en función del porcentaje de finos se distinguen con una
segunda letra:
La segunda división de los de grano fino se hace en relación con su límite líquido y plástico, y se
representa en el diagrama de plasticidad de Casagrande (figura 1.5).
Los símbolos se establecen con el siguiente criterio: la primera letra corresponde al tipo de suelo fino
(M, C, O), y la segunda a su característica de plasticidad, baja o alta (L o H):
M: Corresponde a limo inorgánico, (del sueco moh y del inglés mud), suelo de poca a casi nula
plasticidad.
C: Corresponde a arcillas inorgánicas de plasticidad media a alta, (clay en inglés).
O: Corresponde a limos o arcillas con gran componente orgánico.
Hazen vio que la permeabilidad de las arenas, en estado suelto, dependía de dos cantidades, Cu y Cc
(coeficiente de uniformidad y coeficiente de curvatura), deducidas de su curva granulométrica:
2
D 60 D 30
Cu = ; Cc
D10 D 60 × D 10
Para ser GW se debe cumplir Cu ≥ 4, y para ser SW Cu ≥ 6. (Paradoja: cuanto mayor es el coeficiente
de uniformidad Cu, menos uniforme es el suelo).
La curvatura suave y cóncava determina que para G y S, Cc debe ser entre 1 y 3. Estos valores se
diferencian según los autores; así, para Caquot granulometría abierta será si Cu ≥ 2, y en Normas DIN
granulometría abierta será si Cu ≥ 5. Cuanto más cerrada es la granulometría de un suelo, más
pronunciada es la pendiente de la parte central de la curva.
Otro dato importante que se deduce del estudio granulométrico es el D10 =Diámetro eficaz de Allen
Hazen = diámetro de partículas correspondientes al 10% del peso del suelo, en la curva
granulométrica; es decir, el 10% del peso de suelo seco que tiene un tamaño menor que ese diámetro
(o si se quiere, el 90% del suelo está formado por partículas mayores que ese diámetro).
Sedimentación es el proceso que se sigue para clasificar los suelos finos (suelos que pasan por tamiz
200, de abertura de malla 0,074 mm), proceso que fundamentalmente se basa en la ley de Stokes. La
velocidad de caída (v) de una esfera (diámetro D) con peso específico γs, sumergida en un fluido de
peso específico γw y viscosidad η es:
γ −γw
v= s × D2
18η
Para partículas de densidad 2,65g/cm3, en agua a 20°C, la viscosidad η = 1cP0 ≡ 0,001 Pa.s ⇒
⇒v (cm/s) = 9000 D² (cm²).
En el laboratorio se opera en una suspensión de débil concentración (15 a 20 g/litro de suelo en agua).
En el proceso de sedimentación la velocidad de caída de las partículas será función de su diámetro, por
lo cual, a una determinada profundidad (z) y al cabo de un tiempo (t) desde el inicio del proceso, las
partículas que allí se encuentren serán de diámetro menor o igual al D (deducido al despejar en la
fórmula anterior).
• Peso específico aparente de un suelo in situ, no sumergido (por encima del nivel freático), se
representa por , γ, y equivale a decir: peso de la muestra de suelo que ocupa un volumen unitario. Esto
implica también el agua comprendida entre sus partículas sólidas:
PT peso total del suelo
γ= =
VT volumen to tal
En Mecánica del Suelo se utiliza indistintamente el concepto de peso específico o de densidad, (no se
distingue entre kg peso o kg masa).
La densidad de las partículas sólidas varía poco, pues en general éstas son componentes de óxidos de
Si y Al (SiO2, Al2O3) ≡ 70% de los minerales del suelo. El aluminio y el silicio son elementos que
ocupan los lugares 13 y 14 en la tabla de clasificación de pesos atómicos: p.a. = 26,98 y 28,09; ello
nos conduce a constatar que las partículas sólidas minerales constitutivas de los suelos tienen una
densidad entre 2,4 y 2,9 t/m3.
La densidad del agua es 1 g/cm3, o 1 t/m3, o 103 kg/m3, a 4°C. (En U.S.I.= 9,8 kN/m3).
Valores tipo de w:
- arena → de 20 a 30%
- arcilla → de 20 a 60%
- turba o suelo orgánico → de 200 a 2000%
Pg
Gaseosa
Vv
n
e
Líquida
Vw
Pw
P
1+e
VT
Sólida
1-n
1
Vs
Ps
(a) (b)
Volúmenes Pesos
Fig. 1.6 Relación entre las fases de un suelo. a) elemento de suelo natural;
b) división del anterior elemento en fases.
Índice de huecos, índice de poros, o relación de vacíos, es la relación volumétrica de huecos respecto a
la parte sólida; se da en tanto por uno. Varía de 0 a casi ∞:
V
e= v
Vs
Tabla 1.3 Valores de emáx, y emin .de los principales tipos de suelo
1.5.4 Porosidad, n
Otra manera de valorar los poros o volumen de vacíos del suelo (de una muestra representativa del
mismo) es relacionándolo con el volumen total del suelo considerado. Es la fracción del volumen total
ocupada por poros (que pueden estar llenos de aire, o de agua, o de mezcla de ambas):
VV
n=
VT
Varía de 0 a 1. Se da en % o en decimal. Para arena de un mismo tamaño varía entre 0.48 y 0.26 (sólo
por vibrado).
Es la densidad natural, con la humedad natural que tiene en ese momento, o aparente ≡ γn. Suele valer
alrededor de 2 t/m3:
P + Pw Ps Pw Ps
γh = s = + × = γ d + γ d × w = γ d (1 + w)
VT VT VT Ps
También es el peso específico aparente o natural del suelo saturado. El peso del agua que contiene, Pw,
es máximo; es decir, se suponen todos sus poros ocupados con agua. Es el valor máximo que puede
alcanzar la densidad húmeda:
PS + Pw γ s (1 − n ) + nγw
γ sat = = = γ d + nγw
VT 1
Es el peso específico aparente del suelo cuando está bajo el nivel freático y, por tanto, experimenta el
empuje de Arquímedes. Su valor es el de la densidad saturada menos la densidad del agua:
γ' = γ sat − γ w = (γ d + nγ w ) − γ w = γ d − γ w (1 − n )
Es la humedad máxima que puede tener el suelo. Se determina por la relación entre pesos de la
cantidad máxima de agua que puede tener el suelo (saturado), y el peso de las partículas sólidas:
Pw wn n n e
wsat = = = = =
Ps s (1 − n ) s (1 − n ) d s
Relación importante entre γd , y γs en la que se constata que siempre:γd es menor que γs:
PS P
γd = , γS = S ,
VT VS
Si se opera con las anteriores relaciones: γsVs = γdVt, y si se considera Vt = 1, y Vs = 1 - n,
entonces:
γV
γ d = s s = γ sVs = γ s (1 − n )
Vt
Relación entre el volumen de agua que tenga el suelo y el volumen de huecos del mismo. También se
puede expresar como la relación entre la humedad natural de la muestra representativa del suelo y la
humedad de saturación que tendrá esa muestra si se satura:
Vw w wγ s wγ d
Sr = = = =
Vv wsat e n
Estos datos sirven para clasificar las arenas según su grado de saturación:
si Sr es 0: arena seca
de 1 a 25% ligeramente húmeda
de 25 a 50% húmeda
de 50 a 75% muy húmeda
de 75 a 99% mojada
y si es cercano al 100% saturada
También se le llama grado de compacidad del suelo granular, ID ,o Dr: se determina relacionando la
diferencia entre el índice de huecos máximo de ese suelo y el índice de huecos que realmente tiene en
las condiciones de estudio, con respecto a la diferencia máxima de índices de huecos o vacíos que
pueda tener ese suelo:
e −e
Dr = máx
emáx − e min
1.6 Compactación
Proceso mecánico por el cual se reajustan más íntimamente las partículas del suelo; se consigue, entre
otros efectos, más densidad, menos permeabilidad, se reducen las posibilidades de deformación del
terreno y, entre otras cosas, mejora su capacidad portante.
De un suelo se puede obtener su densidad seca máxima cuando se compacta en unas condiciones
determinadas de humedad y energía de compactación.
wopt es la humedad para la cual una compactación determinada produce una densidad seca máxima.
Tipos de suelo
1
2,05
2
Densidad seca (t/m3)
Línea de saturación
1,90
3
1,75
4 5
1,60 6 7
8
5 10 15 20 25
Humedad ( % )
Fig. 1.7
El ensayo Proctor (NLT-107/72) consiste básicamente en conseguir unas relaciones entre humedades y
densidades, que se plasman en puntos del gráfico cartesiano -en ordenadas la densidad seca, y en
abscisas la humedad- (figura 1.7).
El proceso, normalizado, se puede resumir como sigue: la muestra de suelo, con poca o casi nula
humedad, se subdivide en tres partes, cada una de las cuales se somete al apisonado (pisón de 2,5 kg y
5 cm de diámetro, y altura de caída de 30,5 cm), con 26 golpes distribuidos por la superficie. Al repetir
el proceso de apisonado para las otras dos partes, se obtiene el conjunto de las tres partes del suelo
compactado en el molde estandarizado (molde de cilindro metálico de 1 litro de capacidad). Se
determina su densidad y humedad, con lo que se obtiene un punto de la gráfica. Aumentando algo la
humedad del suelo, un 2 ó 3%, se repite el proceso tantas veces como puntos se quieran obtener
(generalmente de 5 a 7 puntos), que determinan, al unirlos, una curva característica, en la que
fácilmente se observa el valor de la densidad seca máxima, a la que le corresponderá un valor de
humedad llamada óptima (ver gráficos de las figuras 1.7 y 1.8).
2,3
Suelo 1
2,2 (arena
limosa)
2,1
2,0 curvas teóricas con los suelos
densidad seca, t/m3
totalmente saturados
1,9
γs =2, ,60
=2 70
γs =2
1,8
,8
γs
1,7 Suelo2
(arena)
1,6
1,5 Suelo3
(arcilla)
1,4
1,3
1,2
1,1
0 5 10 15 20 25 30 35
w, humedad en % del peso del suelo seco
Fig. 1.8
Cuando el suelo tiene partículas de tamaño superior a 3/4” (≈ 1,9 cm) se suele emplear el ensayo
Proctor Modificado, en el cual el molde es mayor (2,32 l), y el número de golpes para cada una de las
capas es de 60, y también, son mayores las dimensiones del pisón; en una proporción adecuada para
que la energía de compactación por unidad de volumen sea aproximadamente igual en ambos ensayos
(5,7 kp.cm/cm3).
Entre las conclusiones del estudio del ensayo Proctor, destaca la relación entre la resistencia y la
deformabilidad, observable al verificar que para una misma energía de compactación la resistencia a la
deformación aumenta al aumentar la densidad y disminuye al aumentar el valor de la humedad óptima.
2 El agua en el suelo
2.1 Introducción
Después de haber analizado las propiedades más importantes y necesarias para una identificación y
clasificación de los suelos, se sigue con el estudio de las propiedades mecánicas relacionadas con una de
sus fases, la fase líquida, que generalmente se refiere al agua en sus diferentes formas o estados. Se ciñe
al área de aplicación y control que corresponde a un arquitecto.
-1) de unión íntima o combinación química: agua de constitución (por ejemplo, en el yeso:
SO4Ca.2H2O), la cual forma parte de la estructura química de las partículas sólidas del suelo, ejemplo de
ello es el agua de cristalización, que no se puede drenar, y que sólo es eliminable por procedimientos
que alterarían su composición. Esto no interesa en el presente nivel de Mecánica del Suelo.
-2.a) agua retenida por fuerzas no capilares, retenida principalmente por atracción eléctrica, dado el
carácter dipolar de sus moléculas, las cuales tienen una atracción físico-química. Esta es el agua de
adherencia en las arcillas, a la cual deben su plasticidad. También se llama agua pelicular, pues rodea las
partículas del suelo como una fina piel, y queda sujeta a él por fuerzas de adhesión, de atracción físico-
química. Ejemplo de ello es el caso de arenas con cierta humedad de contacto, que presentan un
fenómeno parecido a la cohesión (“cohesión aparente”, que se explica en el apartado 2.5). Estas aguas
de retención no pueden desplazarse por gravedad. No se captan mediante los sistemas de drenaje.
-2.b) agua retenida por fuerzas capilares. Se encuentra en los canalillos que dejan entre sí las partículas
del terreno, llamados conductos capilares. Se mantiene en ellos por las fuerzas de la capilaridad. El agua
en los capilares continuos proviene del agua de gravedad, (agua de la zona saturada, en el interior del
terreno), estando sostenida por ella y siendo la aportación permanente mientras haya agua en el acuífero.
El agua en ese estado se llama capilar continua o sostenida. Ese tipo de agua acompaña a la fuente de
alimentación, (agua de gravedad), en sus fluctuaciones.
Cuando un terreno recibe una aportación exterior de agua (lluvia o nieve), se produce una saturación de
los huecos en las capas superiores, y el agua desciende por gravedad. Al cesar la aportación, transcurrido
un cierto tiempo, desaparece el estado de saturación pero parte del agua queda retenida en el terreno por
fuerzas capilares; la distribución es irregular y por ello se le da el nombre de agua capilar aislada o
suspendida. Esta es el agua que las plantas aprovechan por succión en sus raíces.
-2.c) agua no retenida por el suelo: es la que tras una aportación de agua meteórica1 se introduce y
desciende en el terreno, sometida fundamentalmente a la acción de la gravedad y alcanza un fondo
impermeable o una zona ya saturada, y satura a su vez la zona suprayacente; por eso se le llama agua de
gravitación o de saturación; satura todo el terreno, llenando todos los huecos, poros, intersticios o
fisuras. Sigue la ley de la gravedad y transmite la presión hidrostática. Este agua puede circular por el
terreno y puede captarse por métodos de drenaje y además arrastrar al agua capilar continua.
Se define como el lugar geométrico de los niveles que alcanza la superficie del agua en pozos de
observación en libre comunicación con los vacíos del suelo in situ. También se define como lugar
geométrico donde la tensión del agua es nula respecto a la atmosférica.
En la figura 2.1 se esquematizan las diferentes zonas de saturación, y el hecho de que el N.F. (nivel
freático) tienda a mantenerse bastante paralelo al nivel topográfico.
Zona de aireación
Zona de saturación
parcial (intermitente)
Nivel freático
Zona de saturación
total (permanente)
Fig. 2.1
Si se introducen en el suelo tubos agujereados de observación, el nivel alcanzado por el agua estática
corresponderá al nivel del agua en el suelo, o sea, se obtendrá el nivel freático, por debajo del cual el
suelo y la roca están sumergidos y, por encima del cual el agua se puede elevar por capilaridad.
El nivel freático puede alimentar un lago o río, o puede ser alumbrado por él, según su situación en
valles o en cumbres. En la figura 2.2 se resumen esos dos casos:
N.F.
N.F.
a) b)
Fig. 2.2
1
Las capas freáticas están generalmente alimentadas por las lluvias y nieves. Esta agua se llaman meteóricas
También se puede encontrar un nivel freático suspendido, como se ve en el esquema de la figura 2.3.
Fig. 2.3
Se recuerda el término acuífero, nombre que se da al terreno por el cual circula el agua. El límite
impermeable inferior del acuífero se llama muro y el superior techo.
Cuando un acuífero tiene pendiente, el agua situada en su parte baja puede estar sometida a presión alta,
y dar origen al agua artesiana.
Si atravesando el acuicluso (capa impermeable -cerrada al agua-) se abre un pozo que penetre en el
acuífero (pozo artesiano), el agua saldrá con gran velocidad hacia la superficie (figura 2.4).
N.F. Acuífero
Acuicluso
Pozo artesiano
N.F.
Acuicluso
Fig. 2.4
2.4 Capilaridad
El contacto de dos fluidos no miscibles -caso del agua y del aire- produce una atracción entre sus
moléculas que se llama tensión superficial. Esto, unido a la tendencia de las moléculas a adherirse a los
sólidos, hace que el agua sea retenida por los finos canalillos que existen en el suelo (conductos
capilares), a veces llenos de aire. Estas fuerzas de retención constituyen las llamadas fuerzas capilares.
Para el estudio de la ascensión capilar se observa lo que ocurre en un tubo de vidrio de diámetro pequeño
sumergido en el agua, que contiene una cubeta. Las fuerzas capilares provocan la ascensión del nivel de
agua en el tubo hasta una altura hc: altura de ascensión capilar. La suma de fuerzas horizontales se anula
(por estar diametralmente opuestas), y la suma de fuerzas verticales se compensa con el peso de la
columna de agua ascendida (figura 2.5). Así se tiene Ts cos α a lo largo de todo el perímetro circular del
tubo en esa sección y a la altura hc, o sea:
Ts cos α 2 π r = π ·r2 hc γw
de donde se deduce la hc:
hc = 2 Ts cos α / r γw
donde:
TS: tensión superficial, en (g/cm), la cual disminuye al aumentar la temperatura (a 15o C, la tensión
superficial es TS = 0,075 g/cm);
γw: peso específico del agua, que a temperatura ambiente (más de 4 ) se considera igual a 1 g/cm ;
o 3
α: ángulo de contacto de la superficie del agua con las paredes del tubo, superficie llamada
menisco, generalmente cóncava -aunque con mercurio el menisco es convexo- El valor de α
depende de los materiales puestos en contacto. En los suelos se suele considerar el valor de cos α
entre 0,5 y 0,9.
Esto resume la ley de Jurín, que expresa que la ascensión capilar es inversamente proporcional al radio
del tubo.
- hC·γw
TS cos α
TS TS
α α
TS sen α
hC
- H·γw
H
0
z
z·γ w
2r
En los suelos, la ley de Jurín se traduce en que cuando disminuye el tamaño de los huecos, que también
va ligado a una disminución del tamaño efectivo, la ascensión capilar crece. Así se establece:
C
hc =
e ⋅ D10
donde:
hc: altura de ascensión capilar, en cm;
e: índice de huecos o relación de vacíos,
VV
e=
VS
D10: tamaño efectivo de Alen Hazen; definido como el tamaño del diámetro correspondiente al
10% en la curva granulométrica (significa que ese suelo tiene un 10% de su peso, con
partículas menores a ese diámetro, en cm);
C: constante empírica que oscila entre 0,1 y 0,5, en cm2. Depende de la forma de los granos y de
impurezas superficiales.
h
color claro
ca
ire
Se
hC
A
a
curva de velocidad
lid
más oscuro
úm
hCC
da
gu
ra
A
tu
N.F.
Sa
tiempo
l-n n
l
Fig. 2.6
Si la arena está sólo húmeda, existe una humedad de contacto. Las fuerzas producidas se pueden
representar como en el gráfico de la figura 2.7. Entre dos partículas sólidas que contactan en un punto M,
las fuerzas de la humedad de contacto tienen una resultante vertical, P, que tiende a mantener unidos los
granos con un efecto similar al de la cohesión. Por eso a este fenómeno se le llama cohesión aparente de
las arenas. Hay que recalcar lo de aparente, ya que si se sumerge el suelo, o se seca, esa tensión
superficial (aparente) desaparece y produce la consiguiente desintegración del esqueleto o conjunto de
parte sólida de la arena.
P
P
2π r
M
r r
P
Fig. 2.7
El efecto de esa cohesión aparente debido a la presión de contacto depende de la densidad relativa, ID o
Dr, que se expresa: e −e
Dr = máx .
emáx . − emín .
(Dr varía de 0 a 1)
Si la arena es densa, esa cohesión aumenta a tal punto su resistencia al corte que existen taludes
verticales de bastante altura los cuales permanecen estables. Baste pensar en las construcciones con
arena húmeda que hacen los niños jugando en las playas.
Si la arena húmeda se deposita de forma suelta, por ejemplo es volcada sin compactación posterior, la
cohesión impide que las partículas se asienten en formas más estables y esto reduce la capacidad de
carga casi a cero.
El volumen de esa arena húmeda puede ser del 20 al 30 % mayor que el que tendría si estuviese seca,
aunque también estuviera suelta. Este fenómeno, que se suele producir en los 30 ó 60 cm superiores, se
llama entumecimiento.
a) b)
Fig. 2.8
La porosidad, n, de la arena, puede variar (figura 2.8) según la distribución de sus granos, o sea según su
grado de compactación. El valor mínimo es del orden de n = 26% (caso a), y el valor máximo es del
orden de n = 46% (caso b). Los valores extremos típicos de índice de huecos en los tipos de suelo arena
y arcilla son los de la tabla 2.1.
Tabla 2.1 valores típicos de índice de huecos en suelos tipo arena y arcilla
índice de arenas arcillas
huecos e
emáx. 0,9 2,3
emín. 0,3 0,6
Se entiende por permeabilidad la capacidad de un material para ser atravesado por un líquido.
Permeabilidad de un suelo es la propiedad que tiene ese suelo de dejar pasar el agua a través de él. Esto
implica una posibilidad de recorrido, y exige la existencia de vacíos o huecos continuos.
La permeabilidad de los suelos tiene un efecto decisivo sobre el coste y las dificultades en la
construcción (por ejemplo, en excavaciones a cielo abierto bajo nivel freático), y en la velocidad de
consolidación de los estratos de arcillas blandas bajo el peso de una cimentación.
El agua ejerce una presión sobre el material poroso a través del cual circula. Esta presión se conoce
como presión de filtración o tensión de filtración. Esto es como un roce que produce el agua con las
paredes de los granos o componentes sólidos del suelo que conforman los canalillos por los que el agua
se mueve.
En esos casos el escurrimiento o filtración, o sea, el movimiento de las partículas fluidas, se produce a lo
largo de caminos muy ajustados a curvas, llamadas líneas de corriente o líneas de filtración, invariables
en el transcurso del tiempo.
A lo largo de esas líneas de corriente la presión y la velocidad del agua varían según ciertas leyes. En el
caso particular de un líquido perfecto (incompresible y no viscoso) en movimiento, bajo la sóla acción de
la gravedad, el teorema de Bernoulli se expresa según la siguiente ecuación:
v2 u
h= + +z
2g γ w
donde:
h: carga hidráulica total;
v2/2g: carga de velocidad (en los suelos es prácticamente despreciable);
v: velocidad de filtración;
g: aceleración de la gravedad;
u: presión de agua;
z: carga debida a la altura geométrica respecto a un nivel de referencia z= 0;
γw: densidad del agua.
El primer término [v2/2g] corresponde a la energía cinética por unidad de peso, y el conjunto formado
por el segundo y tercer término, [u/γw+ z], corresponde a la energía potencial, desglosada en
[u/γw ], que es la carga de presión, y
[z ], que es la carga de altura o geométrica.
Para el estudio del flujo de agua es conveniente expresar la energía, tanto la potencial como la cinética,
en términos de alturas. Esto es, por la dimensión de la energía por unidad de peso.
Sin embargo, el agua no siempre puede considerarse fluido perfecto y, además, la carga hidráulica varía
a lo largo de la línea de corriente; exactamente decrece, porque con el movimiento se produce un roce
que disipa la energía, bien en la propia agua, o bien por contacto con los granos del suelo. En realidad
hay una pérdida de carga.
También se suele considerar [v2/2g] despreciable, pues para una velocidad de 10 cm/s, que en la práctica
nunca se alcanza, el valor de esa carga de velocidad es de 0,5 mm.
El medir la presión de agua, u, se hace a partir de la referencia inicial de la presión atmosférica. Para
medirla en el propio terreno, o sea in situ se colocan piezómetros (medidores de presión de agua) en
distintos puntos de ubicación de sondeos o perforaciones y a distintas profundidades.
También se suelen hacer pozos de observación,2 así se podrá concretar la distribución de las presiones de
agua en el terreno.
Los principios hidráulicos que interesan en la filtración lineal son los siguientes (se siguen en el esquema
de la figura 2.9):
Sean a y b los puntos extremos de una línea de filtración, puntos que están bajo el nivel freático a diferentes
cotas.
N.F.
En cada punto extremo se ha instalado un
∆h tubo piezométrico. El nivel de agua sobre b
da el nivel piezométrico en b, y a la distancia
vertical hpb desde ese nivel piezométrico al
h = u /
b ωγ punto b, se le llama altura o carga
ha hpa = ua/γω b pb
r a piezométrica en b. Análogamente, a la
est hb
mu distancia hpa se le llama altura o carga
L zb piezométrica en a. En general esa carga
a
za z piezométrica, (hp) se expresa como la presión
del agua dividida por su peso específico:
z = 0 Plano horizontal de referencia hp = pw /.γ w
Fig. 2.9
Si el agua tuviera un mismo nivel piezométrico en los dos pozos, que están situados en a y b, no habría
filtración, cualesquiera que fuesen las cotas reales de a y b. La filtración sólo se produce si existe
diferencia de niveles piezométricos, ∆h, o sea, si existe una diferencia piezométrica ∆h entre a y b,
llamada carga hidráulica de a respecto a b.
La ecuación de Bernoulli para los puntos a y
N.F.
b queda:
pa / γ w + z a = pb / γ w + zb + ∆h
∆h
Algunos geotécnicos (Lambe) definen la carga piezométrica como la carga de presión más la carga
geométrica.
2
Los pozos de observación consisten, básicamente, en un tubo ranurado que se instala en el interior de un sondeo. El nivel del agua en el
interior del tubo se mide mediante una sonda que se introduce por la boca del mismo. Este sistema no permite medir variaciones de presiones
intersticiales sino variaciones de nivel freático; además, en terrenos poco permeables su tiempo de respuesta es muy alto. Se aconseja su uso
para medir niveles freáticos en terrenos permeables y cuando no existan capas artesianas o acuíferos colgados.
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(Q JHQHUDO ORV JHRWpFQLFRV QR HVWiQ
7UD\HFWRULD PDFURVFySLFD
OLQHDO LGHDOL]DFLyQ
LQWHUHVDGRV HQ HVH PRYLPLHQWR
7UD\HFWRULD PLFURVFySLFD
PLFURVFySLFR D WUDYpV GHO VXHOR VLQR
VLQXRVD UHDO SRU OD LGHDOL]DFLyQ \ VLPSOLILFDFLyQ
OLQHDO PRYLPLHQWR PDFURVFySLFR
)LJ
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k = C1 · D10
2
donde:
k: coef. de permeabilidad;
C1: un coeficiente empírico cuyo valor varía entre 100 y 150 (1/ cm·s).
Con esta ecuación se puede obtener un valor bastante aproximado del coeficiente de permeabilidad en
suelos arenosos uniformes, en estado suelto, a partir del dato granulométrico D10.
Ejemplo: Si se sabe de una arena que su D10 es 0,3 mm (es arena con un 90% de granos más gruesos
que ese diámetro de 0,3 mm), k será, según la anterior fórmula (pasado D10 a cm):
Para tener una primera noción de valores de k (coeficiente de permeabilidad) típicos de los suelos,
bastan, según Casagrande y Fadum (1940), estos valores:
Cuando un suelo es comprimido o vibrado el volumen ocupado por sus elementos sólidos permanece
prácticamente invariable, mientras que el volumen de los vacíos disminuye. Por tanto la permeabilidad
del suelo también disminuye.
1,5
La curva en trazo lleno es válida
para arenas finas y medias, limpias
Relación k/k 0,85
Fig. 2.12
En cimentaciones raramente se encuentran arenas limpias del tipo indicado anteriormente. Si la arena
contiene un alto porcentaje de partículas en forma de escamas, como son las partículas de mica, la
relación estudiada se ajusta a la curva de trazos discontinuos.
Para tener una idea de magnitudes se puede considerar que la velocidad de filtración del agua en la
arena, para un gradiente hidráulico igual a la unidad, suele ser de algunos centímetros por hora,
mientras que en las arcillas esta velocidad no excede de unos centímetros por año.Se pueden hacer
más inteligibles estos datos con el siguiente ejemplo: una velocidad de 10-6 cm/s representa
aproximadamente unos 30 cm /año.
De la ecuación típica de Darcy para régimen laminar: v = -k dh/dl, se puede pasar a tres dimensiones,
y distinguir dos casos:
Si se establece un sistema ortogonal de ejes de referencia x y z, las componentes del vector velocidad
según los mismos son
vx = -k dh/dx ; vy = -k dh/dy ; vz = -k dh/dz.
La ley de Darcy se puede expresar en forma vectorial: v = - k ∆h. Es una ecuación de hidrodinámica
clásica aplicada al flujo de un fluido a través de un medio poroso. Será aplicable al suelo siempre que
se cumplan las siguientes condiciones, las cuales delimitan el ámbito de aplicación de la ley de Darcy:
Las hipótesis anteriormente enumeradas hacen válida la ley de Darcy, pero en los suelos reales existen
limitaciones que invalidan su aplicación. Así por ejemplo:
• En suelos con burbujas de aire, el tamaño de las partículas disminuye al aumentar la presión de
agua, de modo que el coeficiente de permeabilidad aumenta con la carga hidráulica.
• En las arcillas que contienen agujeros de raíces o fisuras, la circulación trae casi siempre aparejada
una erosión interna y las partículas erosionadas llenan (o taponan) poco a poco los pasajes más
estrechos, con lo cual el coeficiente de permeabilidad disminuye. Por ello la ley de Darcy no es
estrictamente válida, ya que el volumen y la forma de los canales de escurrimiento no son
estrictamente independientes de la presión y del tiempo.
En cuanto a características del flujo se reconoce un ámbito de validez de la ley de Darcy: ésta será
válida en tanto no se alcance un régimen de flujo turbulento. Esto se mide por el número de Reynolds:
v · d ·γ w
Re =
donde: µ
v: velocidad, (cm/s);
d: d50, (cm) = (tamaño medio de partículas);
γw: densidad del fluido, (g/cm );
3
h
h
H muestra H muestra
aliviadero
válvula válvula
tamiz
(piedra porosa)
Q Q
Fig. 2.13
Sólo se emplea para suelos muy permeables (k ≥ 10-3 m/s), o sea, en gravas y arenas limpias. El
gradiente hidráulico i = h/H es constante al serlo la h (figura 2.13).
Pero aun para esos suelos muy permeables es preferible el permeámetro de carga variable pues los
resultados tienen menor error por formación de burbujas de aire en los tubos de conexión.
Para determinar la velocidad de filtración se mide el volumen de agua que atraviesa la muestra en un
tiempo dado (precisa gran volumen de agua y suelo muy permeable para que en un tiempo razonable
se pueda medir la cantidad de agua suficiente para asegurar medidas correctas).
h h Q ·H
Q = A·v·t = A·k·i·t = A · k · ·t = A · k · ·t →k =
l H h · A ·t
Se coloca una muestra, M, del suelo que se quiere estudiar en un molde cilíndrico cerrado en sus dos
extremos por dos tapas muy porosas. La tapa superior tiene un aliviadero de agua, la inferior comunica
con un depósito de agua y con un tubo de un metro de altura y de sección apropiada a cada tipo de
suelo (20 cm2 para suelos muy permeables, y 5 mm2 para poco permeables); dicho tubo, de sección a,
también está conectado al depósito. Unas piedras porosas cubren las dos caras de la muestra en el
interior del molde (figura 2.14).
Se somete la muestra a saturación (esto tarda unos minutos con arenas y varios días con arcillas);
cuando ya está saturada, con el molde lleno de agua y comunicada únicamente con el tubo graduado,
se comprueba que el agua va descendiendo lentamente por el tubo. Se mide el tiempo T necesario para
que el nivel de agua descienda desde h1 hasta h2 (extremos superior e inferior del tubo). Las alturas se
miden con relación al nivel de agua en el aliviadero.
en t 1 = 0 h = h1
sección = a
h = h1 - h2
en t2= T h = h 2
muestra
sección
l
=A
piedras porosas
Fig. 2.14
Más adelante (en el tema 3), se verá que el aparato denominado edómetro, -que sirve para el estudio de
la compresibilidad del suelo-, a veces se utiliza como permeámetro de carga variable y así se puede
medir la permeabilidad de un suelo arcilloso en diferentes estados de carga.
Otra forma de movimiento de agua no gravitatorio, pero menos conocida, es la causada por las
diferencias de temperatura en una capa de suelo; se conoce con el nombre general de termoósmosis.
Se demuestra que la afinidad del agua por los suelos aumenta cuando la temperatura disminuye. Esto
explica el movimiento observable del agua de una parte caliente del suelo a otra fría.
La termoósmosis está íntimamente relacionada con el fenómeno del levantamiento del terreno por la
acción del hielo: se ha observado que la superficie helada de las capas del terreno es susceptible de
levantarse en ciertas condiciones. Se han registrado levantamientos de 25 cm y más.
También existen otras características variables, como la polaridad, además de ciertas características
relativas a la fase sólida del suelo, como son:
- tamaño de las partículas,
- relación de vacíos,
- estructura (forma y ligazón de los granos),
- composición y compacidad, y relaciones con el grado de saturación.
Así, se ve que los granos pulidos y redondeados muestran una permeabilidad más elevada que los
granos angulosos. Y, por otra parte, cuanto más gruesos son los granos y más uniformes sus
dimensiones, mayor es el coeficiente de permeabilidad, e inversamente, cuando los finos aumentan el
coeficiente de permeabilidad, k, disminuye muy rápidamente.
a).- Los basados en el principio del ensayo de permeabilidad con carga hidráulica variable: miden la
velocidad con que desciende el nivel del agua en un tubo determinado. Estos ensayos practicados
en una perforación sirven para obtener el orden de magnitud de la permeabilidad.
b).- Los que proporcionan datos más acertados son los ensayos de bombeo desde pozos testigos. Esto
requiere un pozo de bombeo de 25 a 30 cm de diámetro, y un número por lo menos de 6 pozos de
observación, situados en dos rectas que pasen por el centro de la base del pozo, en direcciones
perpendiculares entre sí.
Se suele obtener el valor de k de los ensayos de bombeo según fórmulas que relacionan el caudal
extraído, Q, con las alturas de agua alcanzadas en los pozos de observación. Así, en el caso de acuífero
confinado; que se halla limitado por estratos impermeables, y además la altura piezométrica en todos
sus puntos es superior a la altura de cualquier punto del acuífero, se puede calcular el coeficiente de
permeabilidad con la expresión:
Q r
k= · log e 2
donde : 2 π H 0 ( h 2 − h1 ) r1
Q: es el caudal;
Ho: es el espesor de la capa;
h2 y h1: son las alturas correspondientes a los radios r2 y r1 como se ve en la figura 2.15.
N.F.
N.F.
Capa impermeable
h2 H1
H f H1
h1
rezume h2
H
H0 Capa permeable
H0 H h1
r0 r1 r0 r1
r2 r2
R R
radio de influencia
a): en acuífero confinado: el nivel piezométrico está por encima de la capa permeable
b): en acuífero libre: la superficie libre del agua está dentro de la capa permeable; en éste último caso,
la k se obtiene a partir de la fórmula
Q · ln( R / r0 )
k=
π ·( H 12 − H 2 )
Sin embargo, las diferentes fases que constituyen el suelo no se rigen por las mismas leyes y,
realmente no se puede considerar que el complejo sólido-líquido-gas se comporte como un todo
homogéneo. De aquí que en el caso de suelo saturado o suelo seco, se deba distinguir de la tensión
total dos partes: una es la del fluido (aire, en caso del suelo seco, o agua, en el de suelo saturado), y
otra parte es la de las partículas sólidas (intergranular o efectiva).
En la figura 2.16, se puede observar un experimento que demuestra esa diferencia de tensiones. Se
introduce una muestra de suelo en el fondo de un recipiente.
perdigones
H
ua
Ag
P
h = γωω
z
a
a
str
str
ue
ue
M
M
a) b)
Fig. 2.16
En a) se le aplica una carga uniformemente repartida, p, conseguida con una capa de perdigones
(munición de plomo). La relación de vacíos, e, disminuirá de e0 a e1. Esa presión, p, también cambiará
otras importantes propiedades mecánicas; como por ej. la resistencia al corte, de la que se hablará
extensamente en el tema 4. A esa presión se la llama presión efectiva. Se suele simbolizar así: p’.
En b), a la misma muestra se le somete a la presión de igual valor, p, pero, conseguida ahora con una
altura o carga de agua, o sea p
hw = w
γw
La tensión normal en una sección horizontal de la muestra estará también sometida a la presión p, pero
a diferencia del caso anterior, el incremento de presión debido al peso del agua no tiene influencia
apreciable alguna sobre la relación de vacíos o sobre cualquier otra propiedad mecánica del suelo. Por
ello la presión producida por la carga de agua se denomina presión neutra. Se dice que es nula cuando
iguala a la presión atmosférica.
De modo que el valor de la presión neutra en una sección horizontal puede calcularse como la altura
piezométrica hw multiplicada por la densidad del agua, así
u = hw ⋅γ w
Se debe, entonces, considerar coincidente la sección horizontal con el plano de referencia, z = 0, pues
en general es
hw = z + u / γw.
La presión normal total, p, en cualquier punto de una sección a través de un suelo saturado está
formada, en consecuencia, por dos partes:
• una parte es una presión, (u), que actúa en el agua y en el sólido con igual intensidad en todas las
direcciones; ésta parte se conoce como presión neutra o presión de poro, y
• otra parte es la tensión que tiene incidencia exclusiva en la fase sólida, (esqueleto del suelo), y se
llama presión efectiva, (p’).
Esta es una de las fórmulas más importantes de la Mecánica del Suelo. Desde que Terzaghi definió las
tensiones efectivas, en 1923, a partir de deducciones experimentales, muchos investigadores han
tratado de confirmar o invalidar sus resultados. Actualmente el acuerdo es general tanto para suelos
coherentes como para incoherentes.
Un cambio de presión neutra, que no implique un cambio simultáneo de presión efectiva no produce
prácticamente variación alguna de volumen y no tiene influencia detectable en las condiciones de
tensión que conducen a la rotura, mientras que todos los efectos medibles de un cambio de tensión
como son la compresión, distorsión y modificación de resistencia al corte se deben exclusivamente a
variaciones en la presión efectiva. Por ello, toda investigación de la estabilidad o del asentamiento de
una masa de suelo saturado requiere el conocimiento de ambas, la tensión total y la tensión neutra, ya
que a partir de ellas se determina la tensión efectiva.
En los suelos secos, en los que el aire que ocupa los poros está en libre comunicación con el exterior,
se dice que las tensiones efectivas se confunden con las tensiones totales.
Se puede intuir mejor, de forma gráfica (figura 2.17) el concepto de tensión efectiva aplicado al caso
de suelos saturados si, se supone que en una muestra de suelo saturado, de densidad γsat se analizan las
presiones en un punto M, situado a profundidad z desde la parte superior de la muestra de suelo. Se
considera que el agua está en equilibrio y la presión es hidrostática en la superficie horizontal que pasa
por M. El nivel del agua alcanza una altura H por encima de la superficie del suelo.
z
M
Fig. 2.17
La carga piezométrica o altura piezométrica, hw, del punto M (a profundidad z), es igual a: hw = H + z
ya que u = hw ·γw , consecuentemente
u = (H + z)·γ w
La presión normal total se debe a la altura H de agua y a la presión del suelo saturado en la cota z
p = H ·γ w + z·γ sat
Para calcular la presión efectiva a cierta cota bajo el nivel freático se puede seguir cualquiera de los
dos procedimientos:
• calcular las presiones total y neutra y efectuar su diferencia, o,
• sumar los productos de las alturas de los posibles estratos por sus correspondientes densidades
sumergidas ( ∑(γi’·hi)).
(Obsérvese que la presión efectiva p' es independiente de la altura Hw del agua sobre el suelo).
criba
1º 2º piedra porosa
sentido de filtración
Fig. 2.18
Si los niveles de agua en A y B se mantienen constantes e iguales no existe flujo. Además, se sabe que
la presión efectiva es p' = p - u, o sea, que si la presión neutra aumenta o disminuye en ∆u, la presión
efectiva disminuye o aumenta en la misma cantidad, ∆p' = - ∆u
El aumento de esa presión neutra, ∆u, tiene como única causa el paso del agua a través de los poros,
desde un estado estacionario a otro de filtración, y origina un cambio de presión, de igual valor de ∆u,
en la presión efectiva de la arena, cambio que se denomina presión de filtración.
Se observa que cuando el agua circula hacia abajo, la corriente arrastra en la misma dirección las
partículas de suelo y aumenta la presión efectiva de las arenas.
Si el agua circula hacia arriba, la fricción entre el agua y las paredes de los vacíos tiende a levantar los
granos de suelo. La arena pierde su consistencia aparente y da la impresión de entrar en ebullición. A
este estado se le llama sifonamiento o licuefaccion. Este estado sucede cuando la presión efectiva, p',
llega a ser nula, o sea:
z·γ' = i·z·γ w
El valor del gradiente hidráulico que verifica esa ecuación se llama gradiente hidráulico crítico:
γ' γ − γw
ic = = sat
γ sat γw
Cuando se llega al valor de p' = 0, significa que el valor resistente del suelo es nulo.
Observando la fórmula, también se comprende que esto ocurre cuando la presión media de filtración
se hace igual al peso de la arena sumergida. Cualquier objeto que se coloque sobre su superficie se
hundirá si su densidad es mayor que la de la mezcla fluida agua-arena, como si estuviera en un líquido
en vez de en un suelo arenoso.
Si se efectúa una excavación hasta una profundidad bajo el nivel freático, en la que se llega a anular la
presión efectiva del suelo arenoso, aparte de que éste no soportará ningún peso, se observará una
agitación de sus granos; a este fenómeno se le conoce también como condición de arena movediza.
El sifonamiento o ebullición de las arenas puede ser evitado construyendo un filtro cargado, sobre el
área del cual pueda emerger el agua de filtración.3
Si se dan sifonamientos localizados, se inicia una erosión interna llamada tubificación o entubamiento,
que pueden conducir a la ruina de una obra.
Para evitar el sifonamiento, se recurre al filtro, el cual es un conjunto de capas seleccionadas de tierras,
con unas determinadas condiciones en su granulometría; así, por ejemplo:
D15( f ) D15( f )
< 5, 4< < 20
D85( s ) D15( s )
Los diámetros correspondientes se encuentran en las curvas granulométricas del suelo a proteger y del
material de filtro.
Para evitar el sifonamiento de suelos arenosos en excavaciones bajo el N.F., se deberá proyectar
convenientemente la construcción de ataguías o tablestacas, como a continuación se indica:
Dibujando una acertada red de corriente (figura 2.19), se puede saber la pérdida de carga y presión del
agua en cada punto de la red.
3
Existe bibliografía especializada en filtros; ver referencias bibliográficas específicas del tema.
La mínima línea de corriente es la que rodea al elemento pantalla o ataguía, y tiene una longitud L:
L = h + 2x
y dado que el gradiente hidráulico es inversamente proporcional a esa longitud:
h
i=
L
se puede, aunando esas dos relaciones, asegurar que no habrá sifonamiento, con un coeficiente de
seguridad apropiado (F.S.),que usualmente es F.S. = 3:
i
i = cr
F .S .
Sabiendo que ic = γ’/γw, y conociendo la densidad sumergida del suelo, se puede determinar la
profundidad de empotramiento, x, apropiada para garantizar que no haya sifonamiento:
γ'
γw h
=
F .S . h + 2 x
(Esto se desarrolla con más detalle en los ejercicios de este tema 2, en el anexo).
línea de corriente
N.F. línea equipotencial
1 h
2 x 10
3 9
4 5
8
6 7
(acuicluso)
Fig. 2.19
Los conceptos básicos que deben regular un estudio de filtración y su representación gráfica, en una
red de filtración, se pueden resumir del siguiente modo:
La función de flujo, Ψ(x, z), determina la familia de líneas de corriente. La función potencial, Φ(x, z),
determina las líneas equipotenciales (de igual carga hidráulica). Las dos familias de curvas son
ortogonales.
La malla de corriente se suele predimensionar estimativamente, de modo que, una vez delimitado el
volumen de suelo en el que se prevé la filtración, y las condiciones de contorno, se dibujan las líneas
de corriente que representan el recorrido del agua a través de ese suelo. Se separan unas de otras de
modo que se pueda considerar que el flujo entre dos de ellas es constante. Para representar la
progresiva caída de potencial a lo largo de las líneas de corriente, se dibujan otra serie de líneas, que
cortan perpendicularmente a las anteriores, y que representan los puntos que tienen igual potencial,
(las equipotenciales), convenientemente separadas, de modo que haya unas caídas constantes de
potencial entre cada dos líneas equipotenciales. Los elementos de la malla suelen ser cuadriláteros
muy asimilables y ajustados a cuadrados.
Si q representa el caudal unitario que atraviesa un “cuadrado” de la red, definido por el intervalo de un
“tubo” entre dos equipotenciales, se puede expresar: q = v·a.
Por la ley de Darcy:
q = k·i·a
y sustituyendo el valor del gradiente en ese tramo se obtiene:
∆φ
q = k · ·a
El caudal total se expresa: b
∆φ
Qtotal = q·N t = k · ·a ·N t
donde: b
Nt: nº de tubos de corriente (o canales de filtración);
Nc: nº de caídas de potencial;
h
∆φ : decrementodepotencial = total .
Nc
a h
Si a = b → = 1, se simplifica la fórmula a Qt = k· .
b Nc
Ψ + ∆Ψ
hc
Ψ
b tubo de corriente
c
9
a ∆Φ
Fig. 2.20
Los cuadrados de la red serán equivalentes porque la pérdida de carga entre dos equipotenciales
consecutivas se considerará constante, y el caudal entre líneas de corriente próximas también será
constante.
Se puede determinar la presión de agua en cada punto de la red; así por ejemplo, en el caso grafiado se
calcula: 9
u c = (h+ hc − h)· w
10
Según Tschebotarioff, en cualquier tipo de arena se puede producir sifonamiento, que subsistirá
mientras haya movimiento de agua y gradiente hidráulico crítico, mantenido por bombeo durante
operaciones de construcción defectuosamente planeadas, o por condiciones especiales de drenaje.
Esto quiere decir que el sifonamiento es un estado particular que se puede evitar tomando las medidas
apropiadas. Se puede dar en arenas completamente saturadas y muy sueltas: su estructura de grano
suelto se puede hundir a consecuencia de un choque repentino (impactos, explosiones, sismos, etc.),
que hace que esas arenas se licúen momentáneamente con peligrosas consecuencias.
Algunas arenas sin compactar, muy finas y uniformemente sueltas, son particularmente susceptibles a
estas fluidificaciones momentáneas.
Las tensiones tangenciales impuestas durante la construcción pueden favorecer las licuefacciones
momentáneas de todas las arenas sueltas y completamente saturadas. Un tipo especial de sifonamiento
localizado es el llamado entubamiento o tubificación, que consiste en una corriente de una mezcla
fluida de agua y arena a través de arena firme, igual que si lo hiciera por una tubería.
kI = ∑ ki Hi. / H
kII =H / ∑ Hi./ ki
En general la permeabilidad paralela a la estratificación es del orden de 1,5 a 3 veces mayor que la
normal a la estratificación.
Puede considerarse una clasificación de suelos según su permeabilidad y drenaje, con los valores
aproximados de la permeabilidad, en unidades de cm/s. Esto se resume en la tabla 2.3.
Para hacer más comprensible el orden de magnitud, se tendrá en cuenta la equivalencia entre el valor
de permeabilidad de 10-6 cm/s y 30 cm /año.
Las influencias del agua más importantes que se consideran en este temario, son la subpresión en las
bases de las cimentaciones bajo nivel freático, el empuje hidrostático en los muros, la compactación
de suelos y el drenaje en excavaciones. Se estudiarán en los temas correspondientes de cimentaciones,
muros y cortes o taludes.
Existen procedimientos especiales de estudio y mejora del suelo basados en las propiedades del
complejo agua-suelo.
La humedad óptima, wop, para la compactación de un suelo, y la densidad seca máxima que se puede
alcanzar se determinan mediante el ensayo Proctor (visto en el tema anterior).
El drenaje es un método de mejora del suelo, ya que reduce la cantidad y/o la presión de agua
intersticial, y produce un aumento de compacidad (y aumento de presión efectiva). A veces se hace
como medida provisional (caso de drenaje para facilitar el proceso de construcción de sótanos de
edificaciones bajo nivel freático), y otras veces como medida permanente para proteger estructuras
(drenaje de taludes, o en trasdós de muros de contención), para reducir presiones intersticiales
(presiones debidas al agua que hay en los poros o intersticios del suelo).
También se debe tener en cuenta, para el diseño y cálculo de cimientos, un problema asociado al agua:
el del hielo en el suelo, y el levantamiento del mismo en épocas largas de heladas sobre todo en suelos
arcillosos y limosos. La dilatación se produce por el constante crecimiento de los cristales de hielo
resultantes del continuo movimiento del agua desde la capa freática a la zona helada.
El suelo puede helarse cuando la temperatura exterior desciende por debajo de 0o, y consecuentemente
aumenta su volumen debido a la transformación del agua en hielo. Evidentemente la resistencia y la
deformabilidad del suelo pueden llegar a estar fuertemente influenciadas, sobre todo, por la alternancia
rápida de hielo y deshielo.
Hay zonas donde el hielo puede tener consecuencias nefastas, por ejemplo en las carreteras y en
caminos, sobre todo en lo referente a la resistencia de sus capas subyacentes.
En suelos saturados con libre comunicación entre la zona helada y una capa freática no se produce un
aumento de volumen. En este caso el agua sobrante es expulsada.
- Terrenos helados en forma estratificada.
En suelos con ascenso capilar (suelos con gran cantidad de finos), se forman lentejones de hielo. El
agua puede ser absorbida de la zona circundante o de un acuífero, (agua freática o agua infiltrada).
- Hundimientos por el aumento de humedad del suelo al fundirse los lentejones de hielo.
Los lentejones se sitúan según isotermas, casi siempre paralelos al terreno. El hinchamiento del terreno
se produce perpendicular a ellos, y es equivalente a la suma de los espesores de los lentejones. Los
lentejones aumentan considerablemente la humedad del terreno. Además, al fundirse el hielo, el suelo
se reblandece.
Otros movimientos periódicos del agua en el suelo suelen ser causados por el desarrollo de la
vegetación, que origina cambios de volumen en las capas superficiales de arcilla, perjudiciales para los
cimientos someros de edificios y carreteras.
Existe cierta relación entre la altura y la amplitud alcanzada sobre el suelo, el tipo de suelo, y la
intensidad de las lluvias estivales.
N.F.
Fig. 2.21
3.1 Introducción
Desde hace muchísimos años, se sabe que zapatas, o estructuras de cimentación superficiales,
apoyadas en terrenos blandos (generalmente arcillas blandas), sufren grandes asientos e incluso se
hunden. Ya de antiguo se vio la necesidad de cimentar sobre pilotes o pilares-pozos que atravesaran la
capa blanda y descansaran en estratos más firmes. Pero, si bajo una capa de arena existe una de arcilla
blanda, las consecuencias no serán tan fáciles de prever. De aquí que los estratos confinados de arcilla
haya que estudiarlos a fondo, para prevenir y calcular los asientos. A esos estratos se les denomina
confinados, pues la adherencia y fricción en los bordes impiden la expansión horizontal. De ahí que
los estudios y ensayos se hagan sobre muestras lateralmente confinadas, para asemejarse más al
comportamiento real.
La expulsión de agua de los poros, que permite el reajuste de las partículas sólidas en los huecos que
han quedado vacíos, es la base del fenómeno de la consolidación.
Si las sobrepresiones intersticiales son negativas, de modo que el suelo tiende a aumentar su volumen,
el proceso se denomina expansión.
Generalmente los suelos arcillosos son de origen sedimentario (el tamaño medio de sus partículas es
menor que 2 micras), depositados en profundidades marinas, lacustres, o deltas.
Para analizar su proceso de formación, se puede imaginar un espesor pequeño, en el que las partículas
se han ido depositando y uniendo, dejando entre ellas unos huecos, de modo que se puede determinar
un índice de huecos, e1, de equilibrio inicial. Más tarde, con más peso propio, fruto de nuevas
deposiciones (que implican una mayor tensión efectiva), se tiene un nuevo índice de huecos o de
vacíos, e2 (de menor valor), correspondiente al nuevo incremento de tensión, ∆σ'. Así, sucesivas
sedimentaciones conllevan variaciones de e, que se corresponden con los sucesivos ∆σ'. E incluso no
habiendo nuevas deposiciones ni cataclismos, con el tiempo el índice de huecos, e, varía (disminuye)
hasta un nuevo estado de equilibrio (aunque ∆σ' siga constante).
Si debido a una perturbación, como por ejemplo, la construcción de un edificio, existe un ∆σ',
“instantáneo” (en realidad, aunque tarde años, será equiparable a “instantáneo” en relación a la edad
geológica del depósito), se obtiene como respuesta un nuevo índice de huecos, e. En el gráfico (figura
3.1), queda reflejado en una nueva curva de variación e / log σ'. Si la duración del incremento de carga
es (o se considera) sólo instantánea, la curva acabará en a.
e t1 t0
e0 ο
t2>t1
e1 a
t3>t2
e3 c
e2 b
presiones en kp/cm²
Fig.3.1
Si la carga perdura, seguirá la línea ab, para una σ1’ constante. A tensión efectiva constante se observa
la disminución del índice de huecos, e1 a e2.
Si posteriormente hay una descarga, que puede ser por desecación, o por una erosión y posterior
desmantelamiento por acción eólica, se sigue en la gráfica la llamada curva de descarga, bc (también
llamada de hinchamiento o entumecimiento). Puede llegar a tener de nuevo el valor de la tensión
inicial, σ'o, pero por otro camino. El punto c se halla en la curva que correspondería a “más
tiempo”(edad geológica); de ello se deduce que el efecto de colocar una carga durante un cierto tiempo
equivale a aumentar la edad del yacimiento (en este hecho se basa uno de los métodos de mejora del
suelo, la precarga).
Los yacimientos que han sido sometidos a uno o varios ciclos de descarga, como el grafiado como
oabc en la figura 3.1, se dice que son preconsolidados; en ellos, la carga actual no es la máxima
tensión a la que han estado sometidos en su historia.
El estudio básico de la consolidación que se sigue en este tema se refiere a un tipo determinado de
suelos: el de arcillas no sensitivas normalmente consolidadas (aunque muchas conclusiones se
extrapolan a otros tipos de suelos arcillosos).
En arcillas que nunca han estado sometidas a mayores presiones que las que están soportando en este
momento, que son debidas a las capas de suelo que están sobre ellas, en esas arcillas, (normalmente
consolidadas), la experiencia indica que el contenido de humedad natural, w, se encuentra
comúnmente cerca del límite líquido, wL.
• Primera deformación: se percibe casi al instante de aplicación de la carga, sin expulsión de agua (aún
no ha habido tiempo para que el agua escape); por lo tanto es sin drenaje. Esto implica que la
deformación se produce a volumen constante. Las deformaciones se desarrollan en el interior de la
masa y a esta primera parte se la llama asiento instantáneo, inicial o elástico.
• Segunda fase del proceso de asiento: varía el volumen, pues se expulsa el agua debido al incremento
de presión intersticial, y a que se ha desarrollado en más tiempo; se llama asiento de consolidación. Es
diferida en el tiempo, y a veces así se llama: asiento diferido.
• Tercera fase de la deformación, debida a los esfuerzos cortantes. Se diferencian dos tipos: uno con
cambio de volumen, y otro a volumen constante, función del tiempo, con fenómenos de reptación o
flujo plástico (deformación de tipo viscoso). Se llama asiento de consolidación secundaria o
deformación secundaria.
Para estudiar la compresibilidad de un estrato confinado de arcilla se considera una muestra de arcilla
lo más inalterada posible, que sea no sensitiva o de baja sensibilidad, y normalmente consolidada y
extraída de una profundidad conocida.
En el gráfico adjunto (figura 3.2), el punto a, representa la relación de vacíos, e0 , con la presión
efectiva, σ'0 , a la que se encuentra el suelo a esa profundidad antes señalada.
La línea ae0 representa que durante la toma de muestra, la presión que soporta la arcilla disminuye
mucho, mientras que su contenido de humedad permanece casi igual, y si w0 ≈ w ⇒ e0 ≈ e.
e0 c b a
Ku
0,4e0 f
Fig. 3.2
La línea de consolidación, K, representa la relación real entre e y logσ' en el terreno (es una línea recta
que pasará por los puntos a y f).
Las líneas Ku y Kr se hallan en el laboratorio; primero se determina f (con una muestra reamasada se
obtiene Kr, cargando al menos hasta 20 kg/cm2) y, extrapolando, se determina la K.
Las líneas K de consolidación en el terreno sirven de base para el cálculo de los asentamientos de las
estructuras sobre estratos confinados de arcillas normalmente consolidadas.
En las curvas edométricas, considerando las líneas Kr y los puntos representativos del estado tensión-
deformación de un suelo arcilloso, se puede, comparando su posición relativa, determinar si ese suelo
arcilloso es preconsolidado o no (figura 3.3).
e
Ku (natural, sin manipular)
a1
Ku
Kr Kr (amasada, remoldeada)
Si se supone aplicable la ley de Hooke dentro de un intervalo [ p'0 , p'0 + ∆p'], o sea σ = E ε, donde:
E = el módulo de Young (módulo de deformación del suelo, considerado este como elástico, aplicable
en estudios de deformación a corto plazo, o de cargas y asientos “instantáneos”), entonces: E = σ /ε.
Un caso muy frecuente en gran parte de suelos es el de valor de ν= 0.33, por lo que la correlación que
se obtiene (sustituyendo en la anterior fórmula ) es: → E = 2/3 Em
Los valores del módulo confinado, Em, oscilan entre 5000 kg/cm2 (≡ 5.105 kN/m2), para arenas muy
densas, hasta 1kg/cm2 (≡100 kN/m2), para fangos y limos arcillosos muy blandos.
Em = = = i · i =
−û 9 ûK (Vh − Vh ) Vs (e0 − e) e0 − e = û
f
=
H
Fig. 3.4
Pero av tiene un valor variable. Es sólo un valor casi constante para determinados escalones de carga
de poco incremento; por ejemplo en el intervalo [p'0, p'0+∆ p'], en figura 3.4.
Recordando que las relaciones entre índice de huecos y porosidad se pueden establecer viendo el
esquema de la figura 3.5 se tiene:
e ∆e
n= ⇒ ∆n =
1+ e 1 + e0
(aire) s ∆e
e0 cío Sed
(asiento de
n
(agua) va Vv consolidación)
1+e 1
1 (sólido) Vs 1-n
Fig. 3.5
Si H es el espesor de la capa de arcilla, solicitada bajo una presión σ', un aumento de presión vertical
efectiva, ∆σ', reduce el espesor en ∆e, y se deduce el valor de s,“asiento edométrico”(medible en el
edómetro) = sed, asiento de consolidación por la siguiente expresión:
s ûH
= → s = H ⋅ ûQ = H ⋅ m v ⋅ ûS
H 1 + e0
recordando que
av û H 1
mv = = =
1+ e0 û ⋅(1+ e0 ) E m
S
e e e e
Fig. 3.6
∆e σ' 0 + ∆σ'
av = = f ( C c ); ∆e = e0 − e = C c ·log 10
∆σ' σ0
Cc σ ' +∆σ '
av = ⋅ log10 0
∆σ ' σ '0
av Cc σ' 0 + ∆σ'
= =
( ) ⋅ log
mv
σ' 0
10
1 + e0 ∆σ' 1 + e0
Con arcillas de diferentes lugares del mundo, se han determinado los valores de índice de compresión
de arcilla amasada o remoldeada de la figura 3.7 [Skempton, 1944], y se ha visto que todos están
prácticamente situados en una recta de ecuación:
1,0
Índice de compresión C'c
0,8
0,6
0,4
0,2
0,0
20 40 60 80 100 120 140 160
Cc = 0,0097(wL - 16,4 %)
Conocido el límite líquido se puede deducir el asiento de consolidación del espesor H de la capa de
arcilla que se considera (wL → C'c → Cc → sed). Con el ensayo de humedad de límite líquido wL es
rápidamente determinable -aproximadamente en un par de días-, mediante cualquiera de los métodos,
o el de la cuchara de Casagrande o el del cono.
Los métodos más utilizados para determinar el valor de la presión de preconsolidación son :
- Método gráfico de Schmertman (figura 3.8).
Al comparar las curvas edométricas de muestras de una arcilla, unas inalteradas y otras reamasadas
(alteradas) la presión de preconsolidación coincide con el valor de abscisa correspondiente a la que
ofrece mayor diferencia de índice de huecos (ordenadas de las curvas edométricas).
Ru (inalterada)
e
∆e
Rr (remodelada o
max
alterada)
presión de preconsolidación
(corresponde al máximo ∆e )
Fig. 3.8
La construcción gráfica de Casagrande (figura 3.9) es un método muy empírico, difícil de determinar
con precisión: por el punto A, de máxima curvatura de la línea edométrica, se trazan dos líneas
auxiliares: una será horizontal, y la otra tangente a la curva en ese punto A. Seguidamente se traza la
bisectriz del ángulo que forman esas dos anteriores líneas. Se traza otra línea auxiliar prolongando la
parte recta de la línea edométrica, y donde corta a la bisectriz anteriormente mencionada se marca
como punto B, cuya coordenada en abscisas indica el valor p'c, llamada carga de preconsolidación.
e horizontal por A
A A
e
α/2
α/2
M1 tg por A
prolongación de la parte
recta de la línea
edométrica
P'U P'C
log σ'
Fig. 3.9
Si una muestra de suelo está representada en M1, se dice que es preconsolidada, pues ha soportado
carga mayor que la que tiene actualmente (p’c > p’M).
Si O.C.R.> 1 será suelo sobreconsolidado, y si O.C.R.≤1 será suelo normalmente consolidado (si es
mayor de 5 es muy sobreconsolidado).
En un primer instante, la altura de los resortes permanece inalterada; no ha habido tiempo suficiente
para que salga el agua. Los soportes no aguantan carga, de lo contrario bajarían; ello implica que toda
la carga es soportada por el agua, existe una sobrepresión hidrostática h γw = pw. En ese primer instante
todos los tubos piezométricos tienen igual nivel h. La línea que une los niveles piezométricos en un
instante dado se llama isócrona.
Después del primer instante t0, la presión hace que el agua salga con rapidez, por donde le es más fácil
salir (en este caso por la zona superior, o sea, bajará primero el nivel del tubo situado más a la
izquierda, y sucesivamente se tendrán las distintas isócronas para los t1, t2 ,...).
t=0
t=1
σop t=2 PW
presión unitaria t=3 h= γW
t=∞
Fig.3.10
Estudiando el proceso de la consolidación se deduce que al aumentar la carga actuante sobre una capa
de suelo poroso saturado compresible (arcilla), la capa se comprime y expulsa agua a través de sus
poros. La tensión o presión unitaria que produce esta consolidación se denomina presión de
consolidación. Al inicio del fenómeno toda la presión es resistida por el agua que llena los poros, y se
dice que existe una sobrepresión hidrostática, u, igual en todos los puntos del suelo (en figura 3.11:
cota de C0):
∆u = γw·∆h
h es la carga hidráulica (cota del nivel freático. sobre la capa que se consolida). Durante el proceso, la
presión neutra va disminuyendo (∆u), y la presión efectiva aumentando (∆p').
Según Terzagi, en un punto dado de esa capa, si la presión de consolidación es ∆p, se cumple
∆p = ∆p'+ ∆u ≡ ∆p'+γw ∆h
El ∆p' (incremento de presión efectiva) se transmite entre las partículas sólidas. La curva que da el
lugar geométrico de los niveles de agua en los piezómetros en un instante dado es la isócrona.
h
→ i= tg de la isócrona i=
l
C0 (∈ t=0)
C1 (∈ t=1)
C2 (∈ t=2)
C3 (∈ t=3)
h2 Cf (∈t→∞)
drenaje
1' 2' 3' 4' 5'
1
2
CAPA DE
2H CONSOLIDACIÓN 3
drenaje
Fig. 3.11
Si la pendiente de la isócrona va hacia la derecha y arriba indicará flujo de agua hacia arriba.
Para determinar en cuánto tiempo se tendrá un determinado porcentaje del asiento debido a la
consolidación, se seguirá la formulación del proceso según Terzagui:
Se considera una capa de muestra de suelo de espesor dz (figura 3.12), dentro de un estrato que
consolida. La velocidad del agua que atraviesa ese dz es (por la ley de Darcy):
v = k⋅i = - k ⋅ ∂ h
∂z
u 1 ∂u
u = h·γw → h= → dh = γ ∂ z dz
γ w
w
1 ⋅ ∂u
v=-k (3.1)
γ w⋅ ∂ z
Al consolidarse un estrato compresible, la cantidad de agua que sale en la unidad de tiempo es mayor
que la cantidad que entra; precisamente esta diferencia es igual a la disminución de volumen del
estrato.
P
z
∂V dz dh
v ∂Z
dz
Fig. 3.12
∂v ∂ (∆p ')
Para un espesor unitario se puede expresar la velocidad: = mv
∂z ∂t
(ya que ∆n = mv. ∆p'; la porosidad ≈ espacio).
∂v ∂u ∂v k ⋅∂ 2u
= − mv , (también derivando en 3.1) → =−
∂z ∂t ∂z γ w∂ z2
luego: ∂u k ∂ 2u
= ⋅ 2
∂t γ w ⋅ m v ∂ z
Por ejemplo, el tanto por ciento de consolidación, U (%), relaciona el asiento en un tiempo
determinado de la consolidación (st), con el asiento total obtenible al final de la consolidación primaria
(s∞). O sea:
s
U = t = f ( Tv )
s∞
donde:
st: asiento de consolidación correspondiente a un tanto por ciento del proceso total; se obtiene en
un tiempo t desde el inicio del proceso de la consolidación;
s: asiento de consolidación correspondiente al final del proceso de consolidación primaria; se
obtendrá al cabo del tiempo que dure todo el proceso (se representa con subíndice pero en
realidad el tiempo en que se llega a producir, no es , sino de días, meses o años, dependiendo
de las variables implicadas: permeabilidad del suelo, módulo de deformación confinada,
recorrido del agua a través de ese suelo para disipar su sobrepresión, etc.). Se calcula a partir
de las fórmulas anteriormente expuestas de asiento de consolidación o a partir de ensayos
edométricos.
Tv: factor adimensional, denominado factor tiempo. Tv = f(U), (el factor tiempo es función del
grado de consolidación), y se expresa::
C k · Em
Tv = v 2 ⋅ t = ·t (3.2)
H γ w · H 2
f
donde: f
Hay que considerar correctamente ese valor como altura Hf , en los siguientes supuestos:
• Hf = H/2 (mitad de la altura real de la capa) en capa abierta (espesor real = 2Hf); pues el
recorrido mayor del agua se supone, al drenar por ambas caras, que será de 1/2 del
espesor real.
• Hf = H, en capa semi-abierta (sólo drena por una cara), puesto que el recorrido máximo de
una partícula de agua será todo el espesor real de la capa que consolida.
Se han tabulado soluciones para los diferentes casos de distribución de presiones en capas abiertas y
semiabiertas. Se resumen en las tres curvas, C1, C2 y C3, en la figura 3.13¸ en la que se expresa en
ordenadas el tanto por ciento de la consolidación primaria, o grado de consolidación, U (%), y en
abscisas los valores del factor tiempo, Tv.(en figura 3.13a en escala normal y en 3.13b en logarítmica).
0
Grado de consolidación U en por ciento
a) d e c)
20
∆pw C1
γw
C3 C2 c
40 a
2Ηf
arcilla
C1
60 arena b
80
C2 d (d)
∆pw
100 γw
0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0 1,2 1,4 a c
Ηf
b
Factor tiempo Tv
Base impermeable
0
Grado de consolidación U en por ciento
C3 b)
20 e) e
C1 H γ'
γ
40 w
a c
Relleno refulado H
60 b
C2 Base impermeable
80
100
0,01 0,02 0,030,04 0,06 0,080,10 0,2 0,3 0,4 0,6 0,8 1,0 2 3 4 6 8 10
Para toda capa abierta (figura 3.13c) de espesor = 2Hf) la relación entre U y Tv viene dada por la curva
C1. La consolidación de la capa empieza en las superficies libres de drenaje , y gradualmente progresa
hacia el interior. Si la isócrona 0 es horizontal, es decir, si la presión de consolidación se distribuye
uniformemente en todo el espesor de la capa, la curva C1 también representa la consolidación de una
capa semiabierta de espesor H.
En los casos de distribución de presiones no homogénea (casos grafiados en 3.13d, y 3.13e las
relaciones entre U y Tv vienen representadas por las curvas C2 y C3, respectivamente.
El ir cargando quiere decir que se van aplicando determinados escalones de carga, por ejemplo según
la siguiente serie: 0, 0,1, 0,2, 0,5, 1, 1, 4, 8 kg/cm2 (figura 3.14), y se van midiendo, para cada uno de
ellos, las deformaciones verticales, o asientos, a diferentes tiempos: 10s, 15s, 30s, 1min., 2min., 5min.,
1h, 2h, ..., 24h. Excepcionalmente, para poder precisar los valores de las presiones de
preconsolidación, es necesario cargar hasta presiones del orden de 20 kg/cm2.
suelo
contrapeso
trasero
bancada
Fig. 3.14
• Curva de consolidación, que se grafía para cada escalón de carga y que nos indica la relación de e
(en correlación con la deformación medida en los comparadores), con t. Existen dos posibles formas
de expresar los datos: [e,t], o [e,log t] (figura 3.15b).
Con estas curvas se obtienen los datos necesarios para hallar los asientos diferidos o de consolidación.
e δ
310
0,50 315
índice de huecos
0,48 320
deformaciones
325
0,46 330
0,44 335
0,42 340
0,40 345
350
0,38 355
0,36 360
0,1 0,2 0,5 1 2 5 10 log σ´ (kp/cm²) 10'' 30'' 1'2' 10' 30' 1h 2h 5h 1dia log t
presiones curva de consolidación para un
asiento final de
consolidación primaria escalón de carga determinado
a) b)
Los ensayos necesarios en los suelos, para determinar propiedades que dependen de la estructura de
los mismos (índice de huecos, e, presiones, p), se efectúan en el edómetro. Para que los resultados sean
fiables, deberán realizarse sobre muestras inalteradas o llamadas también “de estructura”, y no sobre
las alteradas o “de textura”.
Según Lambe, en el edómetro, con un ensayo que dura un día, se detecta la peligrosidad de un suelo
desde el punto de vista del hinchamiento o la retracción. La muestra se compacta con la maza y los
demás procedimientos del ensayo Proctor. Luego se inunda y se mide la relación de presión con
cambio de volumen.
La divergencia mayor entre teoría y realidad existe en la llamada deformación secundaria. Según la
teoría, la curva, función del asiento y del tiempo, debería tender a una asíntota horizontal, pero en la
realidad no es así (figura 3.16):
δ0 − δ t
= Cα ⋅ log
δ0 t0
δ
deformación
δ0
vertical
Cα
δ
t0 t log t
Fig. 3.16
Hay una cierta relación entre el índice de compresión y el índice de plasticidad de un suelo arcilloso:
Cc ≈ 1,35 I.P.
Donde:
Cc (= índice de compresión) se puede suponer que cumple la relación: Cα ≈ 0,05
Cc
Los valores típicos del índice de consolidación secundaria, Cα , son:
Cα < 0,001 ⇒ (suelo sobreconsolidado);
Cα ≥ 0,03 ⇒ (suelo muy blando o tipo orgánico);
0,02 < Cα < 0,003 ⇒ (suelo normalmente consolidado).
La experiencia indica que en las arcillas normalmente consolidadas, el asentamiento secundario varía
en las primeras décadas entre 3 y 12 mm /año.
• La línea de consolidación representada en coordenadas (e, √ t), tiene un inicio sensiblemente recto.
• Se traza una tangente a la parte recta, se prolonga hasta el eje de ordenadas, (t=0), intersecta en el
punto O, y así queda definido el ángulo α (figura 3.17).
• Se traza por O una recta que forme con el eje de ordenadas un ángulo β = 1,15 α.
• Sustituyendo esos valores en la fórmula (3.2) del coeficiente de consolidación en función del factor
tiempo se obtiene:
0 ,85 ⋅ H f 2
Cv = (m 2 / s )
t 90
Ο
d0
lecturas del extensiómetro en
milesimas de segundo
β=1,15α
d90
(√minutos) √t
Fig. 3.17]
• En la representación [e, log t] se trazan tangentes a las dos partes rectas de la zona central de la línea.
La intersección determina el punto correspondiente al 100% de la consolidación primaria, (e100, t100).
• Para conseguir el e0 hay que corregir y aproximar el dato inicial de la curva: tomando primero un
valor t1 en las proximidades de 0,1 minuto, y otro, t2 = 4 t1.
Cv =
0 ,196 H f 2
t 50
(m / s )
2
e
lecturas del extensómetro o comparador,
en centésimas o milésimas de milímetro
e0
e1
e2
d100
≡e100
Fig. 3.18
- disminuir la compresibilidad
- cambiar la permeabilidad: reducirla o, a veces, aumentarla, para así facilitar el pronto drenaje, y /o
la bajada de nivel freático
3.12.1 Compactación
La compactación se limita a unos centímetros superiores del suelo, (en arenas, por capas sucesivas se
puede conseguir compactar espesores de hasta 1,5 m). La compactación in situ se puede resumir en las
sucesivas actuaciones:
1). Elección del suelo adecuado, llamado suelo de préstamo. Elección que se efectúa basándose en la
granulometría, permeabilidad, etc.
2). Verter el suelo de préstamo sobre el suelo original en capas sucesivas de pocos cm, según el suelo
y la maquinaria de compactación.
3). Modificar la humedad del suelo colocado, según los estudios previos de la relación humedad con
densidad requerida.
4). Compactar esa mezcla de suelo con la humedad modificada, para conseguir las propiedades
adecuadas.1
Existe una amplia gama de maquinaria de compactación: las máquinas habituales suelen ser de
rodillos, de llantas lisas, de neumáticos, de “pata de cabra” y vibratorias; cada una será más
adecuada según el caso particular que se presente.
3.12.2 Precarga
1
Generalmente se pide un determinado grado de compactación, en relación a un patrón estándar, o ensayo normalizado; éste es el
ensayo de compactación Proctor.
que consigue transformar el suelo en sobreconsolidado, respecto a la carga que posteriormente tendrá
bajo la acción del edificio.
Se puede calcular el tiempo necesario, tsc, que debe actuar la sobrecarga, ps, para que al retirarla se
haya conseguido el mismo grado de consolidación (y por tanto de asiento) que se obtendría con la sola
actuación del edificio durante todo el tiempo necesario para conseguir el final de la consolidación
primaria.
Se puede proceder siguiendo el esquema de la figura 3.19, estableciendo la igualdad entre asientos:
stsc(s + e) = sH
En el tiempo tsc, cuando se descargue, en el centro del estrato, de espesor H, se tendrá un grado de
consolidación:
s ∞( e ) (3.3)
U ( s+e ) =
stsc ( s + e )
En suelos normalmente consolidados se establece el asiento:
1 p' + p e (3.4)
s ∞( e ) = C c ·log10 0
1 + e0 p' 0
donde:
p’0 : presión efectiva inicial en el centro del estrato;
e0 : índice de huecos inicial en el centro del estrato.
El asiento, en el tiempo tsc , debido a la acción de la precarga (sobrecarga + peso final del edificio)se
puede expresar:
1 p' + p + pe
stsc( s+e ) = Cc ·log10 0 s'
1 + e0
p 0 (3.5)
carga
pp
ps pe
tsc tiempo
S(e)
S e sin precarga
S e con precarga
C S(s+e) = S(p
)
Fig 3.19
Sustituyendo (3.4) y (3.5) en (3.3) se obtendrá U(s+e),, al que, según el proceso de conslidación de
Terzagui, le corresponde un factor tiempo (curva C1 en la figura 3.13), Tv, con lo que se obtendrá el
tiempo real, t:
Tv ·H 2f
t sc =
Cv
La limitación de la precarga está en no superar la capacidad de carga del terreno. A efectos prácticos,
se puede considerar una altura h de tierras de densidad t, tal que:
q
h≤2 u
γt
3.12.3 Drenaje
El drenaje mejora al suelo reduciendo la cantidad y/o presión de agua en los poros (agua intersticial).
Esa disminución de presión de agua en un determinado conjunto de suelo, o bajada de nivel freático,
lleva a un aumento de la presión efectiva, es decir, a un aumento de la capacidad resistente del suelo.
Pero hay que vigilar las posibles complicaciones que pueden surgir, como son los sifonamientos que se
pueden presentar cuando el flujo provocado sea ascensional y en suelos granulares finos y poco densos
(el gradiente hidráulico se hace crítico, y la presión efectiva llega a anularse).
Los métodos más usuales de drenaje son los drenes verticales (en terraplenes y trasdoses de muros de
contención), los horizontales, (para taludes naturales y zanjas a lo largo de caminos o carreteras) y los
pozos-dren (ejecutados en excavaciones).
El drenaje puede ser favorecido por aplicación de corriente eléctrica (electro-ósmosis). Los drenes de
arena verticales aceleran, junto a la precarga, el proceso de la consolidación, (el tiempo que tarda la
consolidación va en relación inversa respecto al cuadrado de la altura de drenaje).
Estos estudios de mejora del suelo se harán por parte de un técnico especializado que atenderá al
estudio geotécnico, justificará el método, o los métodos idóneos para cada caso y detallará el proceso
en el pliego de condiciones técnicas y económicas. Por ejemplo: número de drenes de diámetro
pequeño o tipo well point, cálculo del gasto o cantidad de agua a extraer, tiempo necesario para tal
extracción, etc., sin olvidar la evaluación de los posibles daños a las estructuras vecinas.
donde:
E: módulo de elasticidad (o de relación de esfuerzo-deformación en elasticidad); es la
pendiente de la curva esfuerzo-deformación (figura 4.1);
Cuando un elemento de suelo es comprimido, bajo un incremento de esfuerzo vertical ∆σy, aquél
tiende a expandirse lateralmente y produce deformaciones εx y εz positivas. Esta expansión es resistida
por el suelo y se desarrollan unos esfuerzos, µ ∆ σx, y µ ∆ σz , que tienden a restablecer la forma del
elemento de suelo (figura 4.2), y así resulta:
û1 y û1 z û1 x
0y = − − ,
E E E
∆σy
∆L/2
∆D/2 ∆D/2
L D
∆L/2
∆σy
Fig. 4.2
0y =
1
E
[
û1 y − (û1 z + û1 x ) ]
1
[
0 x = û1 x − û1 y + û1 z
E
( )]
1
[
0 z = û1 z − û1 x + û1 y
E
( )]
La cuestión importante está en predecir la magnitud de los esfuerzos que corresponderían a las cargas
que producen deformaciones excesivas. Como el suelo es un material formado por partículas, la falla o
rotura se debe principalmente al rodamiento y deslizamiento de los granos. Debido a ese modo de
falla, los esfuerzos de interés son los esfuerzos cortantes.
La resistencia al cortante de los suelos, recordando la fricción entre sólidos, se puede expresar:
Pt Pt
Pf Pf
α φ
Pn Pn Pn
Fig. 4.3
σ R
τ
B
R1
R4
R3
R2
A
τ σ
R ϕ
Fig. 4.4
En una masa de suelo, por ejemplo arena seca, si se considera una sección (figura 4.4) que se proyecta
en AB, y se supone aplicada una resultante de esfuerzos, R, descompuesta en tensión normal, σ, y
tensión tangencial, τ, las reacciones R1, R2, ..., Ri, ... Rn, equilibran dicha R. En general no se romperán
las partículas. Aunque puede que sí, si el esfuerzo es suficiente para vencer la resistencia intrínseca del
material mineral. Este sería el más raro de los tipos de deformación. Si las reacciones, Ri, tienen
inclinación φ, ello implicará un deslizamiento de una partícula sobre otra. Esto es otro tipo de
deformación de mucha mayor frecuencia que la primera. Esta deformación se subdivide en dos:
b) Si en AB existe un τ positivo, en esa dirección habrá más deslizamientos que implicarán una
deformación más acusada de la masa.
Si τ es muy grande en relación a σ, se inicia un reajuste que hace mover a la masa para hacer posible
que R1 ,R2, ...Rn se equilibren con R sobre AB. El ángulo de la resultante R con la normal al plano AB
se conoce como ángulo de rozamiento interno del suelo, ϕ.
Este ϕ (llamado más simplemente ángulo de rozamiento del suelo) depende del ángulo de rozamiento
de los granos de arena entre sí, pero no es exactamente el mismo. Depende también de la forma de los
granos (facilita o no el desplazamiento o giro), y de su grado de libertad, o sea de la compacidad, o
grado de compactación del suelo.
• Empuje de tierras;
• Capacidad de carga, o carga de hundimiento;
• Estabilidad de taludes.
Las tres zonas diferenciables, que se aprecian en el gráfico de figura 4.5, correspondiente a un ensayo
de placa de carga, son:
log ε
σh
(I) (II) (III)
I Q Q Q
II
ε III
Fig. 4.5
A la σh, llamada carga de hundimiento (también se conoce como carga última, de colapso, de rotura o
de derrumbe), se le aplica un coeficiente de seguridad tal que permita alejarse suficientemente de la
zona de rotura y situarse en la zona de comportamiento elástico.
El concepto de “rotura” es diferente al usual, ya que la arena, en realidad, ya está rota en numerosos
pedacitos (las partículas de que consta). De hecho es más bien una fluxión plástica (deslizamientos
discretos de unas partículas respecto a otras).
Es la situación intermedia entre los estados elásticos y plásticos. Estos problemas van desde el estado
elástico inicial al de fluencia plástica de resistencia última. Se ven en experimentos de cargas
progresivas en zapatas sobre suelo coherente y con cierto empotramiento. La existencia de pequeñas
zonas plásticas (burbujas plásticas) señala la entrada en un estado (en zona II de Fig. 4.5) que se define
como de plasticidad contenida.
Las zapatas se proyectan para que la carga máxima que se aplique se aleje lo suficiente de la que
produciría el colapso (por medio del coeficiente de seguridad), y así poder aplicar las teorías lineales
de la elasticidad para el cálculo de asientos (se verá en los capítulos 8 y 10).
Para estudiar las condiciones generales de equilibrio, tanto para el estado I (elástico) como para el II
(equilibrio límite), se simplifica considerando en el interior de un macizo de suelo un punto cualquiera
de área elemental (figura 4.6a).
Se recuerda la notación de subíndices: el primero indica el eje normal al plano de interés, y el segundo
el eje ortogonal paralelo al vector.
Proyectando en las direcciones paralelas a las que actúan las fuerzas x e y , se obtiene:
∂σ x ∂τ xy
+ + x=0
∂x ∂y
∂σ y ∂τ xy
+ + y=0
∂y ∂x
Si se considera que las únicas fuerzas que actúan son las de la gravedad, y que lo hacen según la
dirección y , se pueden expresar las ecuaciones de equilibrio en un punto (equilibrio I o II) del
siguiente modo:
∂σ x ∂τ xy
+ =0
∂x ∂y
∂σ y ∂τ xy (4.1)
+ − γg = 0
∂y ∂x
Se tiene un sistema de dos ecuaciones con tres incógnitas (σx, σy y τxy). Para resolverlo es necesaria
otra ecuación, sacada de la observación de la deformación; tanto para el caso I por elasticidad, como
para el caso II por plasticidad. Para ello se recuerda la distribución de tensiones en un punto, y su
proyección normal y tangencial en un determinado plano (figura 4.7):
τxy σy
B
τxy
A
σx α x
α x
C τ σ
y
y
Fig. 4.7
Los resultados prácticos indican que suponer σ2 = σ3, y εz = 0 introduce un error insignificante.
Se simplifica estudiando los esfuerzos principales bidimensionales para obtener los esfuerzos normal y
cortante en cualquier plano CB. Este plano CB representa la orientación en la que se pretende
encontrar el estado de tensiones, partiendo de las tensiones en dos planos perpendiculares. Se suponen
conocidos σx, σy y τxy.
Despreciando el peso propio del triángulo elemental y llamando A a la longitud de CB, se tiene:
Αx = Ασ x cos α + Α sen ατ xy
(4.2)
Αy = Ασ y sen α + Α cos ατ xy
Las componentes normal y tangencial en A de σ y τ serán:
σ = x cos α + y sen α
τ = y cos α + x sen α
Estas ecuaciones representan un círculo en un plano de ejes cartesianos de tensiones (en abscisas las
normales, σ, y en ordenadas las tangenciales, τ), con centro en el eje de abscisas. Ese círculo se
denomina círculo de Mohr.
El círculo de Mohr representa el estado de tensiones que hay en un punto (Otto Mohr, en su Teoría
general de la resistencia, 1882); este caso de estudio del terreno es el correspondiente a una
idealización de una pequeña muestra de suelo.
El centro del círculo está en el eje de abscisas (eje de las tensiones normales, σ), y los puntos del
círculo que están en ese eje, diametralmente opuestos, representan las tensiones normales máxima (σ1)
y mínima (σ3) del estado de tensiones de ese punto (por ejemplo de un punto del terreno), proyectadas
según unos planos que hacen que esas resultantes de tensiones incidan normalmente (por lo tanto que
no haya tangenciales en esos planos de estudio). A esas tensiones y a esos planos se les llama
principales.
También se puede expresar τxy en el caso de tener planos principales (son los que tienen τ = 0); basta
con sustituir ese valor en la ecuacción (4.3):
(σ x − σ y ) sen22α tg 2α
τ xy = = (σ x − σ y )
cos 2α 2
Esa ecuación tiene dos raíces perpendiculares entre sí, que son direcciones principales de tensiones
que actúan en planos principales.
P
q α q
τ
σn
p
α
p
Fig. 4.8
En los gráficos de lasfiguras 4.10 y 4.11 se ve el círculo de esfuerzos de Mohr con la orientación de
los planos de esfuerzos y la identificación de las tensiones principales. Las coordenadas del centro y el
valor del radio serán:
σ1 + σ 3
Centro del círculo : x = 2
, y=0
Radio R = σ1 − σ 3
2 τ
τmax
τ D
D
α 2α
0 C F σ
σn
Fig. 4.10
τ de
ura
rot
tgϕ
e
d b
ta
rec ulom + σ
o
τ=
C C
F
2α=90+ϕ
τF α ϕ
c ϕ
C σ1 σ
σF
σ3 R= σ1-σ3
2
σ1 +σ3
σC= 2
σ1 = γ.z
Fig. 4.11
Según Jiménez Salas: la fluxión se produce en un punto de la masa cuando la resultante de las
tensiones aplicadas sobre un elemento de superficie, contenido en un cierto plano, llega a formar con
la normal al plano un ángulo, ω, superior al de rozamiento interno, ϕ (figura 4.12):
e τ E(M)
ω σn
τ(M)
τ(n) M ω
σn(M)
Fig. 4.12
Para estudiar las relaciones tensión-deformación en el espacio, es necesario conocer las resultantes de
los vectores para todas las orientaciones posibles de planos que pasen por un punto (hay una doble
infinitud), cuyos extremos forman un elipsoide, llamado elipsoide de Lamé (figura 4.13).
La elipse de tensiones es el lugar geométrico de los extremos de los vectores tensión correspondientes
a cada dirección de plano. Es una sección del elipsoide por un plano principal.
σ1
M
σ3
σ2
Fig. 4.13
Llamando α al ángulo que forma el plano considerado con la tensión principal σ1, se demuestra que
11 + σ 3 11 − σ 3
σα = + cos 2 .
2 2
11 − σ 3
τα = sen 2 .
2
donde:
σα: tensión normal sobre el plano α;
τα: tensión tangencial en el plano α.
ω α 2α
σ
σ3
σm
σα
σ1
Fig. 4.14
Un ejemplo de aplicación de lo expuesto anteriormente podría ser: Dados los valores de tensión
normal que actúan en cada uno de los dos planos perpendiculares entre sí, σh = 400 kN/m2 sobre plano
vertical y σv = 200 kN/m2 sobre plano horizontal, se pide encontrar, gráfica y analíticamente, los
esfuerzos sobre el plano de traza BB’, que forma un ángulo de 300 con la horizontal. (Se recomienda
utilizar las propiedades del polo del Circulo de Mohr).
El plano vertical es principal mayor; sobre él actúa la tensión principal mayor, σh = 400 kN/m2.
B'
F σ 200kN/m² 30º
(θ=90º+30º)
400kN/m² τ 400kN/m²
B 200kN/m²
Fig. 4.15
El giro que se efectúa de manera que la tensión principal mayor incida normalmente sobre el plano
BB’ será θ = 900+300 (figura 4.15), igual que el giro necesario para llevar el plano principal mayor –en
este caso el vertical- a superponerse con el plano de traza BB’, que forma 300 con la horizontal, será en
sentido antihorario y de valor θ = 900+300 =1200).
Se debe recordar que el polo del círculo de Mohr es un punto del círculo con la siguiente propiedad:
una línea trazada por él, Op, y por un punto A del círculo, será paralela al plano (a la traza del plano)
sobre el que actúan los esfuerzos correspondientes al punto A.
B'
aB
30º
2θ Polo
(200,0) (400,0)
σ
τθ=87kN/m² σ3=200kN/m²
σθ=250kN/m²
σ1=400kN/m²
Fig. 4.16
Polo del círculo de Mohr: se define como el lugar geométrico de los puntos de corte de las direcciones
donde actúan las tensiones, trazadas por los puntos representativos de la tensión en el círculo de Mohr.
(el polo está en un punto del círculo).
Modo de determinar el polo Op: se debe trazar una paralela al plano sobre el que actúa el esfuerzo σ1
(400 kN/m²), esfuerzo horizontal que actúa normalmente al plano vertical, por lo tanto línea vertical
trazada desde el punto representativo de la tensión σ1, que sólo corta al círculo de Mohr en ese mismo
punto de coordenadas (σ1, 0); luego el polo tiene de coordenadas (400, 0).
Es conveniente recordar el signo convencional de cortantes (figura 4.9); en este caso da cortante
negativo (τ < 0).
Para definir el estado total de tensiones en un punto no basta con el círculo de Mohr, es necesario
además definir una orientación.
Como aplicación gráfica de ello, en figura 4.17 se puede observar que si se traza por el punto
representativo de tensiones, F, una línea paralela a la traza del plano AB, ésta cortará la circunferencia
en otro punto del círculo, el polo, OP; y si por el punto de coordenadas (σ1, 0) se traza una línea
paralela a la dirección del plano sobre el que actúa esa tensión, o sea paralela a AC, se verá que
también pasa por Op)
σ τ
B
θ AB
τ Op F
A τF θ
θ 2θ
σ3 E D
0 M N σ
σ1 CB AC
C
σ3
σF
σ1
Fig. 4.17
σ1 − σ 3
τ = FN = FM sen 2θ = sen 2θ
2
σ 1 + σ 3 σ1 − σ 3
σ = ON = OM + MN = + cos 2θ = σ1 cos 2 θ + σ 3 sen 2 θ
2 2
Si se conoce el estado de tensiones en dos direcciones perpendiculares que pasen por un punto, queda
definido el estado de tensiones y su orientación.
Elasticidad es la propiedad que presentan los cuerpos por la cual si las fuerzas exteriores aplicadas
(que no rebasen cierto límite) desaparecen, consecuentemente la deformación desaparece. Es decir,
recupera su forma inicial después de suprimir las fuerzas. Se supone la materia del cuerpo elástica
homogénea e isótropa.
z
B
d∆
A y
Fig. 4.18
La resultante de las fuerzas de la parte B sobre la A (figura 4.18), en general está inclinada respecto a
la superficie dA sobre la que actúa. Esa resultante se suele descomponer en dos componentes: una
normal y otra tangencial al plano dA.
Si se consideran momentos respecto a x de las fuerzas que actúan sobre el cubo elemental, se sigue
que las fuerzas sobre cada cara serán, para cada una, el producto de su área elemental por el valor de la
tensión correspondiente en el punto central de la misma (figura 4.19).
Fig. 4.19
x∂ y
2 2
∂y ∂x
Esta ecuación constituye la tercera ecuación, propia de la zona I, elástica, que junto a las dos primeras
(ec. 4.1) resolverán, en sistema de 3 ecuaciones y 3 incógnitas, los problemas de ese estado elástico.
Para encontrar soluciones particulares a cada caso, dentro del estado elástico, se tienen en cuenta
condiciones de contorno, o sea valores de las incógnitas σx , σy, τxy en puntos o curvas del espacio.
El módulo de Young, E, significa la fuerza por unidad de sección necesaria para producir una
deformación longitudinal unitaria (si la fuerza es de tensión, la deformación en la dirección de la
fuerza será un alargamiento igual a la longitud inicial y, si es de compresión, la deformación será un
acortamiento): F S
E=
∆l l
El coeficiente de Poisson, ν (también llamado coeficiente de dilatación transversal), es la relación
entre la deformación en sentido transversal y la deformación longitudinal:
− ∆τ τ
ν=
∆l l
Valores típicos del coeficiente de Poisson ν :
(0,26-0,29) para arenas;
(0,33-0,41) para arcillas arenosas;
(0,41-0,43) para arcillas.
Casos especiales:
A la suma de las tres deformaciones, según los tres ejes cartesianos, se la denomina deformación
volumétrica (si las tensiones son de tracción, la deformación será dilatación cúbica, εv, o deformación
volumétrica): P
εv = −
K
Se recuerdan algunas relaciones entre constantes elásticas:
9 KG 3K − 2G E E ⋅v
E= ; = ; G= ; =
3K + G 2(3K + G ) 2( 1 + ν ) (1 − 2v )(1 + v )
donde:
K: módulo de deformación volumétrica (o de rigidez volumétrica);
G: módulo de deformación transversal o de rigidez al corte( ≡ µ);
λ: constante de Lamé que, junto a la µ, definen los estados de tensión y deformación:
σ ij = λ δ ij ε kk + 2 µ ε ij
εij
−λ 1
ε ij = δ ij σ kk + σ ij
2µ ( 3λ + 2µ ) 2µ
La relación entre coeficientes de compresibilidad volumétrica mv, módulo edométrico, Em, y módulo
de elasticidad E es:
1
= Em =
(1 − v )E
mv (1 + v )(1 − 2v )
La relación entre el módulo elástico E y el edométrico Em es:
2 2 1−
E = Em 1 − → Em = E
1 − 1 − − 2 2
• En compresión simple:
û' 31 z σz σz
= (1 − 2v ) τ máx = γ máx =
V E 2 2G
• Si no existe deformación lateral:
εx = εy = 0
σx = σy
1
0x = 0 y = [1 x − (1 x + 1 z )] = 0 → 1 x − (1 x + 1 z ) = 0
E
→ 1 x − 1 x − 1 z = 0 → 1 x (1 − ) − 1 z = 0 →
1
hori .
→1x = 1 z ≡ 1 horiz . = 1 vertical → K0 =
1− 1− 1
vert .
v
K0 =
1− v
En el caso, muy normal, de ν = 0.3 →
0.3
K0 = = 0.42
1 − 0.3
Luego, en estado de reposo la tensión horizontal normalmente es el del orden del 40% de la vertical.
La tercera ecuación de equilibrio necesaria para el estado II (ver el sistema de ecuaciones de equilibrio
general, en ecuación 4.2), se obtiene de un criterio de rotura. El más adoptado es el de Coulomb
(1773) (con base experimental se desprecia, por insignificante, el valor de la tensión intermedia).
En una probeta cilíndrica de suelo sometido a compresión unitaria longitudinal σ11 y otra uniforme
lateral σ31, tal que el estado de tensiones sea igual en toda la probeta (figura 4.20a) se ensayan unos
estados de tensiones que se representan en círculos de Mohr. Se aumenta progresivamente la tensión
longitudinal: σ12, σ13..., hasta que se llega a rotura. En ese momento anterior a la rotura, el estado
tensional está representado en el círculo de Mohr con línea continua (figura 4.20b).
τ τ
ϕ
σ tg
σ1 τ = c+
σ3 σ3
σ3 σ11 σ12 σ13 σ σ
σ1
a) b) c)
Fig. 4.20
Si se hubiera partido de otro valor de σ31 se habría llegado a otro círculo de rotura diferente; así se
podrían obtener varios círculos de rotura. A la envolvente común a todos los círculos de rotura (Figura
4.20c) se la conoce como curva de resistencia intrínseca.
τ σ tg ϕ
ϕ τ τ=
c≠0
c+ σ tg c=0
F τ= F
ϕ
τF ϕ τF ϕ
c
Polo σ Polo σ
F'
σF
σF
σ1= γ·z
σ1= γ·z
Fig. 4.21
La tangencia entre los círculos de Mohr correspondientes a las tensiones extremas σ1, y σ3 y la recta
de rotura de Coulomb, es la condición de rotura del estado II (equilibrio límite).
En la mayoría de cálculos de estabilidad se necesita simplificar y utilizar una envolvente que sea recta,
como es la recta de Mohr-Coulomb.
= c ± tg !
Al unir el punto R (punto de rotura, ya que es un punto del círculo de Mohr y tangente a la recta de
Coulomb) con el polo del círculo, se obtiene la dirección del plano en que se produce la rotura o falla.
En equilibrio límite el círculo es tangente a la recta del criterio de rotura de Coulomb. Imponiendo esta
condición y observando el esquema de representación del estado de tensiones de un suelo tipo, con
cohesión y ángulo de rozamiento, en la figura 4.22, se deduce la ecuación necesaria para resolver el
sistema de ecuaciones de (4.1):
Si se relacionan los dos triángulos rectángulos OAO' y O'CB (figura 4.22) se tiene:
τ
A
R
σx - σy
ϕ c 2
O
O' C σ
τxy
H R
B
σy
σm
σx
Fig. 4.22
x+ y
OO' = H + m = H +
2 2
−y
Igualando el valor del radio que es lo que tienen en común los dos triángulos: R 2 = x +
2 xy
R = OO' sen ϕ
2 2 2
x − y 2H + x + y +
+ 2 = = H + x y
sen ϕ →
2 xy 2 2
queda: 2 2
x − y 2H + x + y
→ + xy =
2
sen 2 ϕ
2 2
Esta es la tercera ecuación de equilibrio en estado límite II, que junto a las de.(4.1) (en el apartado 4.2)
resolverán los problemas de equilibrio en un punto cualquiera (idealización de una muestra de suelo),
en equilibrio límite.
La resistencia unitaria al deslizamiento, τ, será para tres posibles casos diferentes [Terzaghi y Peck],
equivalente a:
τ = c + (p - u) tgφ.
• Para arcillas normalmente consolidadas y suelos arcillosos saturados, o sea cuando prevalece la
condición no drenada (φ = 0):
τ = qu/2 = cu
Los ángulos TOσ1 y TPσ1 (figura 4.23) abarcan igual arco, pero uno tiene el vértice en el centro del
círculo y el otro en un punto del círculo; por tanto éste mide la mitad del ángulo central:
τ ϕ
+ σtg
τ=c
T ϕ
π/2
ϕ c θc
Polo O σ
H
σ3
σm
σ1
Fig. 4.23
π π 2 + ϕ π ϕ
. + ϕ = 2θ c → θ c = = +
2 2 4 2
τ m = radio = τ máx .
τ m = (H + σ m ) sen ϕ = H sen ϕ + σ m sen ϕ τ m = c ⋅ cos ϕ + σ m sen ϕ
c cos ϕ σ − σ3 2 σ + σ3
= tg ϕ → H = c·cot g .ϕ = c → H sen ϕ = c ⋅ cos ϕ σm = 1 + σ3 = 1
H sen ϕ 2 2 2
σ1 − σ 3 σ + σ3
τm = = c·cos ϕ + 1 sen ϕ
2 2
σ1
(1− senϕ) = c ⋅ cosϕ + σ3 (1 + senϕ) → σ1 − σ1 senϕ =
2 2 2 2
σ σ
= c ⋅ cosϕ + 3 − 3 senϕ(× 2) → σ1(1 − senϕ) = 2c ⋅ cosϕ + σ3(1 + senϕ) ⇒
2 2
1 + senϕ cosϕ π φ π φ
⇒ σ1 = σ3 + 2c σ1 = σ 3 tg 2 + + 2c·⋅ tg +
1 − senϕ 1 − senϕ 4 2 4 2
Estas dos fórmulas finales son equivalentes por relaciones trigonométricas, y expresan la relación
entre las tensiones principal mayor y principal menor en función de los parámetros resistentes del
suelo c y ϕ.
Los planos de rotura son tales que las direcciones de las tensiones principales son bisectrices de los
ángulos que forman los planos de rotura. La bisectriz del ángulo más pequeño corresponde a la
dirección de la tensión principal mayor.
Se llaman así los que tienen cohesión, pero su rozamiento se considera nulo (ϕ = 0);
→ tgφ = 0 → σ1 - σ3 = 2c → σ1 − σ 3
τm = =c
2
τ
τ=c T (ϕ=0)
c τm
θc
Op σ
σ3
σ1
Fig. 4.24
π
Los planos de rotura forman un ángulo con la horizontal de valor: θ c = 4 = 45
o
τ m = radio = c 1 = 3 + 2 c
1 + sen φ τ
σ1 = σ 3
1 − sen φ
T
ϕ θc
Op σ
σ3
σ1
Fig. 4.25
En 1885 Boussinesq establece un ente ideal que sustituye en el estudio teórico al terreno. Las hipótesis
para su semiespacio son:
En este semiespacio Boussinesq aplicó conceptos matemáticos y ecuaciones de elasticidad con las
condiciones de frontera siguientes:
- Los esfuerzos se desvanecen a grandes distancias (cuando r → ∞).
- Las deformaciones también se desvanecen para r → ∞.
- Los esfuerzos cortantes son nulos en superficie (en z = 0).
- Los esfuerzos normales son nulos en la superficie excepto en el punto de aplicación de la carga.
Para carga puntual aplicada en superficie y normal a ella, el estado de tensiones producido tiene
simetría circular respecto al eje de aplicación de la carga P (figura 4.26 y tabla 4.1):
P Carga puntual 1
z =
3 Pz 3
≡
P
(
3 cos & ≡ 2 K 5
) P
2 5 5 2 ] 2 z
ω P 3 r z (1 − 2 v )
2
z R r = +
2 5 R 4 R + z
σr σz
r τzr=τrz
τrz rz =
3 Prz 2
≡
P
(2 sen& cos &)
4
2 5 5
2 ] 2
P (1 + v ) z2
!z = 2(1 − v ) + 2
2 (5 R
Fig. 4.26
Para carga lineal uniformemente repartida a lo largo de una recta, los valores de la tensión en cada
punto del semiespacio se deducen por integración. (Ver Figura4.27 y Tabla 4.2)
2P x 2 z
P σX = ⋅
π R4
Carga lineal 2P ν z
σy = ⋅
π R2
2P z 3
ϕ σz = ⋅
z
R π R4
σz
σx
x τxz 2 P xz 2
τ xz = ⋅
τxz π R4
Fig. 4.27
1
El coeficiente K se encontrará en la tabla 4.1, para determinar la σν ≡ σz (en función de r/z).
Tabla 4.1 Valores de K, para calcular tensión vertical debida a carga puntual, función de la relación r/z
σz = (Q /z2)·K
r/z K r/z K r/z K r/z K
0,00 0,4775 0,65 0,1978 1,35 0,0357 2.10 0,0070
0,01 0,4773 0,70 0,1762 1,40 0,0317 2.20 0,0058
0,05 0,4745 0,75 0,1565 1,45 0,0282 2.30 0,0048
0,10 0,4657 0,80 0,1386 1,50 0,0251 2.40 0,0040
0,15 0,4516 0,85 0,1228 1,55 0,0224 2.50 0,0034
0,20 0,4329 0,90 0,1083 1,60 0,0200 2.60 0,0029
0,25 0,4103 0,95 0,0956 1,65 0,0179 2.70 0,0024
0,30 0,3849 1,00 0,0844 1,70 0,0160 2.80 0,0021
0,35 0,3577 1,05 0,0744 1,75 0,0144 2.90 0,0017
0,40 0,3294 1,10 0,0658 1,80 0,0129 3,00 0,0015
0,45 0,3011 1,15 0,0581 1,85 0,0112 3,50 0,0007
0,50 0,2733 1,20 0,0513 1,90 0,0105 4,00 0,0004
0,55 0,2466 1,25 0,0454 1,95 0,0095 4,50 0,0002
0,60 0,2214 1,30 0,0402 2.00 0,0085 5,00 0,0001
Tabla 4.2 Valores de coeficiente de influencia Iq, para calcular tensión vertical debida a carga lineal, función
de x/z
σz = (Q /z)·Iq
x/z Iq x/z Iq x/z Iq x/z Iq
0,00 0,6366 0,20 0,5886 0,60 0,3441 1,40 0,0726
0,02 0,6361 0,24 0,5691 0,64 0,3203 1,60 0,0501
0,04 0,6346 0,28 0,5474 0,68 0,2976 1,80 0,0353
0,06 0,6320 0,32 0,5238 0,72 0,2760 2,00 0,0254
0,08 0,6284 0,36 0,4989 0,76 0,2557 2,20 0,0186
0,10 0,6241 0,40 0,4731 0,80 0,2366 2,50 0,0120
0,12 0,6187 0,44 0,4468 0,90 0,1942 2,70 0,0092
0,14 0,6124 0,48 0,4204 1,00 0,1591 3,00 0,0063
0,16 0,6052 0,52 0,3944 1,10 0,1302 4,00 0,0021
0,18 0,5973 0,56 0,3689 1,20 0,1068 8,00 0,0001
Para carga en faja indefinida (según el esquema de la figura 4.28), las tensiones se resumen en la
formulación adjunta: p
σz = (2ε + sen 2ε ⋅ cos 2ψ )
π
2b P
p
σ h = (2ε − sen 2ε ⋅ cos 2ψ )
π
ε p
τ zh = (sen 2ε·sen 2ψ )
π
ε
z p
α ψ σ1 = (2ε + sen 2ε )
π
p
σ3 = (2ε − sen 2ε )
σ1 π
σ3
Fig. 4.28
3
2
1
σ Z = ρ1 − ≡ σ1 ≈ ρ ⋅ I c
1 + (a z )2
ρ 2(1 + v )z z3
σr = (1 + 2v ) − + 3
2
2
a +z (
2 2
1
2
a +z ) 2 2
( )
ρz =
(
2ρa 1 − v 2 )
1 + (z a ) − z a 1 +
2 z a
E 2(1 − v ) 1 + (z a )2
Fig. 4.29
Líneas de importancia en la representación de las tensiones generadas por las cargas más habituales en
el semiespacio de Boussinesq.:
• Las z = constante son horizontales; en ellas la ley de variación de la componente vertical denota una
mayor concentración de esfuerzos bajo la vertical de la acción de la carga. La concentración es
variable (la distribución real de tensiones es más concentrada que la distribución de Boussinesq).
Fröhlich ha propuesto la sustitución de la fórmula de Boussinesq para la tensión, por otra similar, en la
que interviene un factor que se conoce por factor de concentración de Fröhlich.
• Las σz = constante: si en la ecuación general se hace σz = cte, la línea que une puntos de igual
tensión vertical se llama isobara y se define como el lugar geométrico de los puntos en los que la
tensión vertical tiene un valor de σz dado. Las isobaras muestran el decrecimiento de la compresión
del terreno con el alejamiento del punto de aplicación de la carga. (figura 4.30). La forma de estos
haces, semejante a las capas de las cebollas, les han dado el nombre de bulbos de presiones.
P=10000kg P=10000kg
cm
10
4 kg/cm2 20
3 kg/cm2 30 4 kg/cm2
40 3 kg/cm2
2 kg/cm2
50
m=2 2 kg/cm2 m=3
60 ν=1/3
ν=1/2
Fig. 4.30
• Las isostáticas son rayos que parten del punto de aplicación de la carga y siguen las trayectorias de
las tensiones principales.
• Las isocromas son otro lugar geométrico característico que se sigue del método fotoelástico para
determinar tensiones.
En la figura 4.31 se representan las tensiones producidas por una carga vertical en línea; se distinguen
la variación de σz a lo largo de líneas z = cte. (1), para x = cte. (2), y la componente horizontal σh para
z = cte. (3).
P P P
(1) (2) (3)
z=const
z=const σn máx σx
máx σn
x=cst νP sen²σcos²σ
σn=
σ = νP sen²σcos²σ 2πz²
2πx²
Fig. 4.31
Para estudiar la distribución de tensiones en la proximidad de las cargas, se ha de contar con el reparto
producido por el ancho del cimiento. Así, en el caso del cimiento superficial flexible de ancho 2b, y
longitud indefinida, sometido a carga uniformemente repartida p0 por unidad de área, se obtendrán las
tensiones por él producidas por superposición de los efectos de una infinidad de cargas aisladas
infinitésimas.
2b
σ σ
2
σ 1 B
b b
p
100%(en el contacto)
30º
≈5b 45º
50%
25% (a ≅ 2,5 B)
Fig. 4.32
Las tensiones producidas por un cimiento flexible en faja quedan expresadas por las isobaras o bulbos
de presiones. Así, la isobara del 25% de p0 nos indica la zona dentro de la cual tiene lugar la casi
totalidad de las deformaciones. Alcanza una profundidad de aproximadamente 5b, o sea, dos veces y
media el ancho del cimiento. Esto se tiene en cuenta para fijar la profundidad de los sondeos en un
estudio del terreno, o para delimitar la zona activa o de influencia bajo una zapata o una losa; y más en
general la influencia tensional bajo un edificio, considerando su longitud menor como B= 2b (figura
4.32).
Las trayectorias de las tensiones principales, o sea las isosáticas, son haces de hipérbolas y son
independientes de la anchura de la faja [Geotecnia y C.II].
Fig. 4.33
Zapata rígida
P
Zapata flexible R
P0 = P/πR2
1/2 P0
Ej: carga circular ∝ rígida
sobre suelo muy cohesivo
como arcillas duras y rocas
Fig. 4.34
En las cimentaciones superficiales, la presión de contacto, bajo una cimentación rígida que reposa en
un macizo, adopta estas distribuciones de presión [Leonards]:
a) Material homogéneo, elástico, isótropo, tal como la arcilla saturada.
b) Material homogéneo, elástico en el que el módulo de elasticidad aumenta con la presión, tal como
la arena o la grava.
P Q
a) b)
Fig. 4.35
donde:
Ir es un coeficiente de influencia, función de las dimensiones del rectángulo y de la
profundidad del punto, z (Figura 4.36),
q es la carga uniformemente repartida en una superficie rectangular q = P / (a× b).
I II
A
III IV
a
b
z
M
Fig. 4.36
Si el punto objeto de estudio está en el centro del rectángulo cargado, el proceso que se debe seguir es
el de subdividir ese rectángulo en 4 rectángulos iguales, de modo que en cada uno de ellos el punto
esté en una esquina.
Se pueden saber las tensiones en cualquier otro punto, asimilando éste a un vértice o esquina de
determinados rectángulos (a veces ficticios).
Fig. 4.37
Carga rectangular repartida uniformemente implica una carga vertical bajo la esquina del rectángulo
cargado, que varía en función de la profundidad o distancia vertical hasta el punto de estudio y de las
dimensiones del rectángulo uniformemente cargado (a, b), y que en el ábaco de la figura 4.38 (ábaco
de Fadum (1948))se puede determinar.
(p)
0,25 oo
a 3,0
y 2,5
b 2,0 1,4
z 1,8 1,2
σz 1,6
0,20 1,0
0,8
0,7
0,15 0,6
Ir = σ z / p m y n son 0,5
intercambiables 0,4
0,10
0,3
m=b/2
0,05
0,2
0,1
0,3 0,5
0
m=0
0,01 0,02 3 4 5 6 7 8 9 0,1 0,2 0,3
4 567 8
4
5 6 78 10
1 2 3
n = a/z
Fig. 4.38 Ábaco de Fadum para determinar influencia de carga rectangular.
Adicionalmente incidió en la importancia del drenaje del relleno. Posteriormente Mohr, en 1874,
estudió el equilibrio plástico en un punto, según una determinada orientación de plano. Encontró que
en el caso plano, los puntos representativos de estas tensiones están situados en un círculo (círculo de
Mohr).
La condición de rotura está en la tangencia del círculo de Mohr con la recta de resistencia intrínseca
(de esa condición sale la tercera ecuación de equilibrio para plasticidad).
τ = c ± σ tgϕ
Rankine, en 1827, dedujo la relación entre los estados activo y pasivo. En 1856 expuso la teoría de
equilibrio límite en plasticidad. En su estudio de estructuras de retención de tierras, en el caso más
común que es el muro de gravedad, analiza las condiciones de falla e introduce un factor de seguridad.
Esto es en esencia el diseño del equilibrio límite.
σh'
σ'h = σ3 σ'h = σ1
a) Activo b) Pasivo
Fig. 4.39
Es decir, si se aumenta la tensión horizontal, el terreno va resistiendo hasta que, si aumenta mucho esa
tensión, superando la tensión vertical (σ’h= σ1 y σ’v = σ3), llega un momento en que rompe. En ese
instante inmediato a la rotura, se dice que el muro está en resistencia pasiva, o estado de equilibrio
límite pasivo o superior o máximo (figura 4.39b).
Considerando un elemento de suelo esquematizado en la figura 4.40, la tensión vertical en la base del
prisma es σv = γ·Z; es tensión principal.
El polo, en la representación de Mohr, se sitúa en los puntos PA y PP en los dos círculos representativos
de los dos estados posibles límites de tensión, activo y pasivo.
τ
gϕ
= σ·t
τ
b
z a
ϕ ϕ
90+ϕ 90−ϕ PP
c=0 ϕ σ
PA
σh(A) a'
σv = (γ z)
•
σh(P)
b'
Fig. 4.40
Los planos de deslizamiento o de rotura son paralelos a las rectas PAa y PAa' para el caso activo, y a las
rectas PPb y PPb' para el pasivo.
Los ángulos que forman los planos de rotura con la dirección de la tensión principal mayor son, para
ambos casos (estado activo y pasivo):
π φ
αf = −
4 2
El llamado ángulo crítico es el ángulo que forma ese plano de rotura con el plano principal mayor,
(ángulo complementario del anterior) también para ambos casos:
!
c = +
4 2
Se pueden contrastar las relaciones entre los valores de tensiones principales y los ángulos de
inclinación de los planos de rotura en los casos de activo y pasivo (figura 4.41).
3û = 1û ⋅ tg 2 ( 4 − ! 2 ) =
1P = 3P tg 2 ( 4 − ! 2 ) =
= ] ⋅ K û ; K û = hû ⇒ = ]⋅ tg 2 ( 4 + ! 2 ) = ]⋅ Kp ⇒
vû
⇒ K û = tg 2 ( 4 − ! 2 ) ⇒ K p = tg 2 ( 4 + ! 2 )
Fig. 4.41
Comparando los casos de estado activo y pasivo, se obtienen las relaciones tensionales, tanto gráfica
(Figura 4.42) como analíticamente:
τ
σ· tg ϕ ϕ
τ=
z 90
ϕ
PA +ϕ PP
-
c
90
c≠0 σ
σ h (A)
σv = γ z •
σ h (P)
Fig. 4.42
Se puede observar que en estado activo, la tensión menor, la horizontal, puede ser negativa (en la
fórmula, el segundo término -el sustraendo- puede ser mayor que el minuendo); es decir, si la
profundidad ,z, es muy pequeña, puede ser σ 3A < 0 → existencia de tracciones.
O sea, en un pequeño entorno de la parte superior del trasdós de los muros que contienen suelo
cohesivo existe una retracción de las tierras, visible y calificado como zona de grietas de tracción.
τ
hc
σ3 Α σ1A=σ3P σ1 P σ
2c
hc = tg (π 4 + ϕ 2 )
Fig. 4.43 γ
Este caso es de gran aplicación en el estudio del equilibrio de taludes. Su esquema de estudio se
representa en la figura 4.44:
β
σv = γ.z
1 σv en MN es menor
que σv sobre plano horizontal ,
tanto menor cuanto mayor sea β
N
M 1
τ
σn β N
σ=γ z·cosβ
•
β M
σ
Fig. 4.44
γz
= → z = ⋅ MN
MN 1
γz = σ → σ = γ z ⋅ cos β
1 cos β
MN = →
cos β
τ τ = γzcosβsenβ = σntgβ
β
PP
T
τ = γzcosβsenβ PA
σ3A σ3P σ1Α σ1P σ
σn = γ.z cos²β
Fig. 4.45
4.7.6 Caso d de Rankine: terreno con cohesión y superficie libre inclinada (c ≠ 0 y β≠0)
I) β ≤ ϕ
II) β > ϕ
I) II)
τ τ
Τ (σ,τ)
B τT
τ2
ϕ β τ1 ϕ c β Α
σn1 σ σ
σn2 σ T
Fig. 4. 46
Para el caso II, (β > ϕ), el equilibrio sólo es posible en la zona situada en las proximidades de la
superficie libre.
La profundidad hasta la que es posible el equilibrio se deduce analizando la figura 4.46 II). En el plano
de Mohr:
El punto T de coordenadas (σ, τ) a partir del cual el equilibrio ya no existe, sino la rotura, queda
determinado en la intersección de las dos direcciones, la de pendiente β (traza del plano de superficie
libre inclinada ese ángulo) con la de pendiente ϕ, de la recta de rotura de Coulomb.
τT
tg ⋅ β = → TA = OA ⋅ tg β
c
c = TA − TB = OA(tg β − tg ϕ) → OA =
OA
tg ⋅ ϕ =
TB
→ TB = OA ⋅ tg ϕ
(tg β − tg ϕ)
OA
c c
OA = σ T = σ n = γz cos 2 β = → z=
tg β − tg ϕ γ (tg β − tg ϕ)cos 2 β
En los estados de Rankine con terreno no cohesivo de superficie libre horizontal sometido a una
sobrecarga uniforme, se suele aplicar un método aproximado:
La sobrecarga, q, equivale en peso a una altura de tierras determinada, h0, que depende de la densidad
γ, de modo que: q = γh0 .
q = γh0 q h0
h h
Fig. 4.47
La tensión principal horizontal será para los distintos casos de estado activo y pasivo:
A = (h + h0 )tg 2 ( 4 − ! 2 )
P = (h + h0 )tg 2 ( 4 + ! 2 )
La relación entre la tensión horizontal y la vertical en estado de reposo es K0. Para diferentes casos y
autores:
Según Jaky: K0 = 1 - senϕ’
Tabla 4.3 Valores de coeficientes de empuje activo, KA, pasivo, KP y al reposo, K0 (Valores de KA y KP según
Rankine, y K0 según Jaky)
ϕ KA KP K0 tipo de suelo
10° 0,703 1,42
15° 0,589 1,70 0,74 tipo arcillas
20° 0,490 2,04 0,65
25° 0,406 2,46 0,57 tipo arenas flojas
30° 0,333 3,00 0,50
35° 0,271 3,66 0,42
40° 0,217 4,60 0,35 tipo arenas densas
45° 0,171 5,83 0,29
En muestras inalteradas, y de una forma rápida, se somete la muestra a una compresión uniaxial sin
ninguna coacción lateral (normativa: UNE 103-400-93: Ensayo de rotura a compresión simple en
probeta de suelo).
La probeta de suelo debe ser de diámetro mayor de 35 mm y de altura mayor o igual del doble del
diámetro. Para evitar pérdidas de humedad natural de la muestra se deberá manipular en cámara
húmeda.
Se toman medidas de las deformaciones y las cargas cada 30 segundos, hasta que éstas comienzan a
disminuir o hasta que la deformación axial sea del 15%.
Se suele representar corrección por cambio de área de contacto, siguiendo el principio de volumen
total constante:
VT = A o ·L 0 = A' (L 0 − û/
presión A0
A > A0
ε
ε = ∆l
rotura rígida
1 1-ε l0
rotura plástica
Vol. = A(1-ε) = Α01
A
zona elástica A0
A sección media =
α 1-ε
∆l
deformación ε = L0
Fig. 4.48
De esas curvas tensión-deformación, a volumen constante, resultados gráficos de los ensayos rápidos,
se obtiene el valor de E, módulo de deformación elástica, como la tg de α (figura 4.48).
P
tg . = E =
0
El estado de tensiones se puede grafíar en el círculo de Mohr y observar que el plano de falla forma un
ángulo con la horizontal = θc:
π ϕ
θc = +
4 2
Del valor de la resistencia a la compresión simple se deduce el valor de la cohesión:
qu
Rc = qu = 2c tg (π 4 + ϕ 2 ) → c =
2 tg (π 4 + ϕ 2)
En suelos puramente cohesivos→ (ϕ = 0°), si ϕ = 0o → tg(π/4+ϕ/2) = 1→ θc = 45o
q
⇒ cu = u
2 τ
τ=c T (ϕ=0)
c τmáx = radio
θc
Op σ
σ3
σ1
Fig. 4.49
Tabla 4.4 Consistencia de los suelos arcillosos según su valor de resistencia a la compresión simple.
Resistencia a la compresión
Consistencia Identificación in situ
simple en kg/cm²
Muy blanda qu ≤ 0,25 Se puede hundir el puño varios centímetros
Blanda 0,25 ≤ qu ≤ 0,50 Se puede hundir el pulgar varios centímetros
Media 0,5 ≤ qu ≤ 1 Se puede lo anterior pero con esfuerzo
Firme (suelo rígido) 1 ≤ qu ≤ 2 Se puede marcar pero con gran esfuerzo
Muy firme (muy rígido) 2 ≤ qu ≤ 4 Se raya fácilmente con la uña del pulgar
Dura 4 ≤ qu ≤ 8 Difícil de rayar con la uña del pulgar
Muy dura qu ≥ 8 (parece roca, aunque en rocas la qu suele ser >1000)
Este ensayo tiene como objeto la determinación de los parámetros resistentes de cohesión, c, y del
ángulo de rozamiento interno, ϕ, de una muestra de suelo sometida a un esfuerzo normal y otro
cortante (normativa: UNE 103401: Determinación de los parámetros resistentes al esfuerzo cortante
de una muestra de suelo en la caja de corte directo).
asa
pistón de carga
placa porosa
placa ranurada
probeta de suelo
yugo cuello de cisne placa ranurada
placa porosa
tornillos pasantes tornillos separadores placa base acanalada
mitad superior
mitad inferior
punto de aplicación de la
fuerza de corte
b) Componentes de la caja de corte
a) Detalles de la caja de corte
Fig. 4.50
En el laboratorio se suele efectuar ese ensayo con un aparato llamado caja de Casagrande (para
efectuarlo in situ se usa el scisiómetro).
Se suele efectuar el ensayo en tres probetas del mismo suelo (muestras de 10 cm de lado por 3 cm de
alto), sometiendo cada una de ellas a un estado diferente de carga bidireccional, N y T; es decir, a
presiones diferentes normal y tangencial,:
N T
σ= τ=
S S
donde:
N: esfuerzo normal (carga vertical y centrada);
T: esfuerzo cortante (fuerza horizontal);
S: área nominal de la muestra de suelo o de la caja que la contiene (caja de corte).
Así se obtienen tres puntos en el plano de Mohr (A’(σ1, τ1), A’’ (σ2, τ2) y A’’’ (σ3, τ3) en figura 4.51);
con ellos se determina la recta de resistencia intrínseca (trazando la envolvente de modo que se
aproxime a una recta). De este modo quedan determinados los valores de c y ϕ. También, con las
normales a esa recta, por los puntos A, hasta cortar al eje de abscisas, se determinan los centros de los
círculos de Mohr:
τ
ϕ
A'''
τ3
A''
τ2
A'
τ1
c
C1 C2 C3 σ
σ1
σ2
σ3
Fig. 4.51
Existen limitaciones por rozamiento, variación de la superficie, etc., que pueden llevar a errores del
orden del 10%. Existen varias modalidades de ese ensayo que se contemplan en la norma:
- Consolidados drenados (CD); se obtienen c’ y ϕ’.
- Consolidado no drenado (CU); se obtienen ccu y ϕcu.
- No consolidado no drenado (UU); se obtienen cu y ϕu.
Para suelos no cohesivos los tres tipos de ensayo de corte dan el mismo resultado; pero, para los
cohesivos, dan diferentes valores, según el tipo de ensayo y el grado de saturación del suelo arcilloso y
según sea el suelo arcilloso normalmente consolidado o sobreconsolidado.
Es el ensayo que permite más estudio y control de los cambios de tensiones en el suelo (normativa:
UNE 103402: Determinación de los parámetros resistentes de una muestra de suelo en el equipo
triaxial.
El ensayo se efectúa en una probeta cilíndrica de suelo que se introduce en una membrana de goma y
así se encierra en un compartimento transparente (de metacrilato) a presión de un fluido (σ3); y
también se le somete a una carga axil vertical (σ1). Éstas son tensiones principales.
Ensayos drenados: significa que la válvula adecuada se abre de modo que el fluido de los poros pueda
escapar. Sin embargo, estrictamente hablando, un ensayo drenado es aquel en el cual se abre la válvula
adecuada de drenaje del fluido de los poros y la secuencia de aplicación de esfuerzos es tan lenta que
dentro de la muestra no exista exceso de presión de poro.
CD (consolidado drenado):
Consolidado lento. Se abre la válvula de drenaje, se aplica la presión de cámara, se controla la
consolidación isótropa de la muestra y a continuación, mientras la válvula de drenaje todavía está
abierta, se le aplica (con lentitud, para evitar que se produzcan incrementos de presión intersticial) el
esfuerzo desviador.
Determina los parámetros c' y ϕ'. Permite conocer los totales c y ϕ.
Existen otros ensayos no convencionales, como por ejemplo iniciar la rotura en condiciones drenadas
y completar el ensayo hasta rotura sin drenaje, etc.
En suelo no cohesivo parcialmente saturado, o saturado, el CD da igual valor de ϕ que si fuera seco,
salvo que sea muy fino. La velocidad de deformación es muy rápida.
En suelo cohesivo casi seco dará ϕ = 0 en el ensayo UU, y ϕ muy pequeño en el CU.
En suelo cohesivo saturado los resultados dependen del ensayo que se use: así, para un mismo suelo se
puede tener con el UU: ϕ ≈ 0, y la c con un determinado valor, y en cambio con el CD: ϕ → valor
verdadero y c ≈ 0.
En los suelos cohesivos parcialmente saturados los resultados son función del grado de saturación y
del tipo de ensayo. Varía el ϕ desde valor 0o para S = 100% al valor verdadero, ϕ’para S = 0.
Peso aproximado: 95 kg
Dimensiones exteriores:
= 136,3 x 18 x 16 (H x a x p)
Fig. 4.53
5.1 Introducción
La normativa existente nos previene y limita la problemática posible en los diferentes casos
relativos al estudio del suelo y su interrelación con la estructura, en los aspectos fundamentales de
diseño, cálculo y construcción (NTE y NBE).
5.2 Normativa
Normativa referente al tema del terreno en las NTE (normas tecnológicas de edificación).
AD (Desmontes)
ADD Demoliciones
ADE Explanaciones
ADG Galerías
ADV Vaciados
ADZ Zanjas y Pozos
AS (Saneamiento)
ASD Drenajes y avenamientos
C (Cimentaciones)
CC (Contenciones)
CCM Muros
CCP Pantallas
CCT Taludes
CE (Estudios)
CEG Estudios geotécnicos
CP (Pilotes)
CPE Encepados
CPI in situ
CPP Prefabricados
CS (Superficiales)
CSC Corridas
CSL Losas
CSV Vigas flotantes
CSZ Zapatas
Los estudios geotécnicos son el resultado de una serie ordenada de investigaciones y ensayos
(tanto en laboratorio como in situ), del terreno implicado en una proyectada actuación edificatoria.
Al final se resume en un informe, donde se exponen las características geotécnicas de ese suelo,
dirigido fundamentalmente a la zona de influencia terreno-superestructura, o sea a la zona del
cimiento, del que generalmente se avanza la tipología recomendable.
Los objetivos básicos de los estudios geotécnicos para edificación se suelen resumir en:
La casuística es muy variada pero, en general, las etapas de un estudio geotécnico típico son:
• Información previa existente. Buena parte de ella se basa en el estudio de la zona en diferentes
mapas, como son:
- Actividad geomorfológica, que comprende las irregularidades, o modificaciones del relieve por
causas naturales o artificiales como: desprendimientos, escarpes, cavidades, terrazas, depósitos,
afloraciones de rocas, existencia de caminos, rieras, etc.;
- Estratigrafía: a veces en cortes o excavaciones vistas se pueden observar los estratos, espesores,
fallas, puntos de agua, consistencia de suelos arcillosos, etc.
a) Topografía (curvas de nivel, cotas, etc.), situación presente de calificación y usos, y posibles
modificaciones, situación de redes subterráneas de abastecimiento de agua, gas, electricidad,
evacuaciones sanitarias, etc. Todo ello derivará a una mejor evaluación sobre accesibilidad y
movimiento de maquinaria para ensayos in situ, procedimientos constructivos, situación de pozos
de rebaje de nivel freático, etc.
B B
1,5 B
(Sondeo)
(1)
2/3D
1,5 B
(2) B
1,5 B
(Sondeo)
Fig. 5.1
La experiencia local es necesaria como información previa de la zona. Primero se recurre a los
organismos públicos oficiales de la zona (Ayuntamiento, Diputación, etc.). También, en segundo
lugar, es muy útil inquirir a los viejos constructores del lugar (o paletas de fama y experiencia
reconocida) sobre deslizamientos, asientos típicos o generalizados en zonas extensas (por ejemplo
subsidencias en zonas mineras), hinchamientos por suelos expansivos, colapsos por hoquedades
en zonas de karsts, terrenos yesíferos etc..
Se denominan de este modo los procedimientos de obtención de muestras por medios manuales.
Son los más antiguos pero, a veces, los más exactos, ya que, por ejemplo la toma de muestras
tallada a mano en una zanja en suelo cohesivo, permite obtener muestras tipo bloque inalteradas,
de mucha mejor calidad que las obtenidas en sondeos (figura 5.2):
Fig. 5.2
Parafinadas todas sus caras, para evitar pérdidas de humedad, y convenientemente contenidas en
cajas para evitar su desmoronamiento, se llevarán al laboratorio para su posterior análisis. En
arenas se puede llegar a conseguir muestras bloques si previamente se congela el suelo.
Pozos, zanjas o calicatas son los métodos más directos y sencillos de investigación del terreno.
Las limitaciones son, en cuanto a dimensiones de los pozos, diámetro mínimo de 75cm; la
profundidad máxima será función de las características del terreno, pero en general suele ser
menor de 4 ó 6 m. -por seguridad frente al derrumbe- (figura 5.3). La excavación de pozos a cielo
abierto sólo es segura y económica si se profundiza menos de 4 m, pues ir a más profundidad
obligaría a disponer entibaciones que retrasarían y encarecerían el proceso.
75 cm
Fig. 5.3
La gran ventaja de estas técnicas manuales es que se puede visualizar la estratigrafía del terreno, y
se pueden obtener muestras inalteradas para un posterior estudio y ensayo en el laboratorio.
(También suelen ser paso previo a otros ensayos in situ, como placa de carga, etc...).
El llamado sondeo manual es algo mecánico, a pesar de su nombre. Un ejemplo tipo es la sonda
Terzaghi, que llega más fácilmente, de forma rápida y segura, a profundidades de 10 m en
terrenos blandos, con diámetros de 7,5 cm a 12 cm. La limitación está en que las muestras que
extrae sólo son representativas (no son inalteradas). En realidad estos métodos manuales, salvo los
dedicados a investigación con máquinas retroexcavadoras, están prácticamente en desuso.
Se define el sondeo como toda perforación en la que el terreno se extrae a la superficie para su
visualización y posible análisis posterior.
Se entiende como ensayo de penetración todo tipo de ensayo consistente en la hinca o penetración
de un tubo o barra (perforada o no) en el terreno, con el fin básico de estudiar la resistencia que
éste ofrece a esa hinca o penetración.
Los sondeos mecánicos son los más empleados actualmente y alcanzan cualquier profundidad (en
teoría el límite sería algunos cientos de metros). Su diámetro suele ser de 42 mm a 200 mm (La
NTE recomienda el diámetro mínimo de 70 mm).
Fig. 5.4
Los sondeos mecánicos se llevan a cabo por percusión, hinca o rotación. Dentro de los de rotación
existen los de barrena y los de corona:
- La rotación con barrena helicoidal hace que el suelo extraído esté completamente alterado y
mezclado; por lo que no se puede definir con suficiente precisión la situación de las diferentes
capas atravesadas. En realidad sirve como perforación rápida, pero no como sondeo que permita
estudiar el suelo extraído ordenadamente y determinar el perfil estratigráfico real. Su poca
precisión puede dar lugar a errores de interpretación importantes.
- Los sondeos por perforación rotativa son los más eficaces para conseguir testigos continuos
(cilindros de suelo), representativos, o lo más inalterado posibles. Constan de un elemento
cilíndrico alargado y hueco, que en su punta o cabeza tiene un dispositivo duro y cortante, de
acero endurecido o vidia o corona de diamante (o sea, material que corta o perfora el suelo duro o
la roca), y que al girar, accionado desde el exterior por un motor, avanza en profundidad, a
velocidad controlada, y se va introduciendo el suelo ordenadamente a lo largo del cilindro
interior, y así, se pueden sacar testigos continuos.
Al permitir sacar muestras inalteradas (por ejemplo tomamuestras Shelby), también permite el que
luego se puedan efectuar a la cota requerida los ensayos de penetración, como por ejemplo el SPT,
o cualquier otro tipo de ensayo, por ejemplo el presiómetro.
- Los sondeos por percusión también introducen el suelo en su cilindro hueco, según van
profundizando en él, al ir recibiendo un golpeo rítmico (percusión) debido a la caída de una maza
desde cierta altura, lo cual proporciona una determinada energía de impacto, que hace avanzar el
dispositivo. El testigo resultante puede ser, en algunos casos, de mejor calidad que el conseguido
por rotación (descrito anteriormente). Estos sondeos por percusión no se puede utilizar en suelos
duros, o con bolos. Si en el terreno a atravesar hubiese una capa dura o rocosa se podrá alternar el
procedimiento de percusión con el sistema de rotación con corona de diamante, o similar (por eso
son muy útiles los equipos multiuso).
Este tipo de sondeo por percusión no es recomendable en zonas urbanas, debido al ruido y a los
impactos de golpeo que pueden, por acción dinámica, alterar algunas estructuras endebles vecinas.
La NTE CEG indica que las muestras extraídas pueden ser de 4 categorías:
I) inalterada: mantiene inalteradas las propiedades mecánicas del terreno en su estado natural,
II) sólo mantiene inalteradas la densidad y la humedad,
III) sólo mantiene inalterada la humedad,
IV) sólo mantiene inalterada la naturaleza del terreno.
Los ensayos de penetración estática miden la resistencia del suelo a la penetración de una varilla o
barra cuya punta tiene forma de cono, y se introduce lo suficientemente despacio como para que
los efectos dinámicos sean despreciables. O sea, miden la resistencia por punta y por rozamiento
lateral que experimenta la varilla al ser introducida en el suelo a velocidad constante, mediante
una fuerza estática.
La velocidad de penetración está comprendida entre 0,2 y 0,5 m/min (siempre menor de 1m /min).
Se controla continuamente desde la superficie, y es muy indicado para posibles cimentaciones por
pilotajes. Las lecturas o anotaciones de campo se efectúan gracias a un manómetro y se registran
cada 25 cm o, en los más modernos, continuamente (figura 5.6).
El penetrómetro estático, también llamado de cono o CPT (cone penetration test), u holandés, ya que
es originario de Holanda, proporciona un registro continuo de resistencia (representada por qc o Rpe)
pero no saca muestra del suelo que penetra. Es preciso que ese ensayo se acompañe de sondeos,
aunque existan datos suficientes que permitan establecer una primera correlación entre la resistencia
medida y el tipo de suelo que le corresponde.
Existen cada vez más correlaciones entre los resultados del penetrómetro y los parámetros geotécnicos
usuales, como son la cohesión o resistencia al corte, para determinar la consistencia de las arcillas, el
módulo edométrico, el ángulo de rozamiento interno, etc. También se relaciona con los resultados del
SPT (Standard Penetration Test, ensayo normalizado que se explica en apartado 5.1.2).
donde los valores de β son función del tipo de suelo (tabla 5.1):
Tabla 5.1 Coeficiente de correlación entre resistencias de los penetrómetros CPT y SPT
Los resultados continuos del ensayo de penetración estática se grafían de modo similar al representado
en la figur. 5.7 :
Fig. 5.7
Actualmente también es posible medir la presión del agua (presión neutra o de poro) que exista
cercana a la punta del penetrómetro, incorporando unos sensores; entonces se llama CPTU.
Este ensayo consiste en la penetración por hinca en el suelo de una varilla o barra, mediante golpes de
una maza, que cae desde una altura determinada. Se golpea con una velocidad de unos 30 golpes por
minuto.
El proceso de ensayo consiste en contar el número de golpes necesarios para hacer avanzar dicha
punta 20 cm (n20 = no de golpes para introducir el cono 20 cm, que están marcados en el varillaje).
Proporciona una información continua a lo largo de la profundidad a estudiar. Se finaliza el ensayo
cuando, tras dar 5 andanadas de 100 golpes cada una, la penetración es menor de 5 cm en cada
andanada; en este caso se dice haber llegado al rechazo.
Fig. 5.8
Existen diferentes normativas (DIN 4090, NTE-CEG) y diferentes tipos de estos ensayos. Así, por
ejemplo el penetrómetro Stump, DIN ligero y Borros (diámetro de varilla:32 mm, dimensiones de
puntaza: 40× 40 × 200 mm, peso de la maza: 64 kg, altura de caída: 60 cm).
La ventaja del penetrómetro dinámico sobre el estático es que no necesita el lastre o anclaje de
reacción de este último, que aún en los modelos ligeros, es del orden de toneladas. Son más
manejables, baratos y rápidos (figura 5.9).
Ø 32
120
50
140
85
Mando
Maza
35
50º
20
Varilla Motor con
maciza embrague 90º
(Ø32 mm) de fricción
Yunque
(abrazadera Bomba de
325
20
38
40
23
y cuñas) gato
Gato hidráulico
para extracción Ø 38
40 x 40 (50+35)mm
(120+20)mm
Fig. 5.9 Ejemplo de penetrómetro dinámico Borros. Detalles de las puntas utilizadas.
La interpretación es difícil y los resultados de dudosa aplicación, pues lo único que realmente
distingue es el suelo duro del blando.
Se ha intentado correlacionar los resultados con la compacidad del terreno y otros parámetros
resistentes; existen algunos estudios de diversos autores, pero no siempre son aplicables con un cierto
grado de garantía.
Hay una correlación empírica bastante simplista, pero buena como orientación previa de
predimensionado, que correlaciona el valor de la relación r (cm/nº de golpes), con la carga admisible
de posibles cimentaciones superficiales: si r =1 → 1 = (cm /nº de golpes) ⇒ 20 cm /20 (n20=20) ⇒ se
han necesitado 20 golpes para hincar el penetrómetro 20cm:
si r = 1 → qad ≈ 3 kg/cm 2
si r = 2 → qad ≈ 2 kg/cm2
si r = 3 → qad ≈ 1 kg/cm2
o sea, se puede considerar qad ≈ 4 – r.
El SPT (Standard Penetration Test) es uno de los ensayos más normalizados mundialmente. Consiste
en la hinca de un aparato cilíndrico tomamuestras, normalizado (cuyas medidas están en el gráfico de
la figura 5.10).
Este ensayo, SPT, ofrece una información discontinua del terreno. Se requiere que primero se efectúe
un sondeo (o perforación, si ya se tiene
información anterior) hasta la profundidad a la
que se quiera realizar el ensayo (si el terreno es
63,5kg homogéneo generalmente se realiza cada 1,5 ó
2 m, o en los cambios de estrato, o en los
cambios de consistencia, etc).
N = N1 + N2
Cono alternativo,
para gravas
3/4''
3''(mín.) 6''(mín.)
60º 18''(mín.)
57,1mm
a) b)
Fig. 5.10
Al abrirse en dos, el cilindro del sacamuestras permite obtener la muestra, que estará bastante alterada
por el golpeo, por ello se considera solamente representativa (remoldeada), pero permite conocer
fielmente la granulometría, la humedad, la plasticidad, etc.
Existen muchas correlaciones (debidas a diferentes científicos reconocidos) entre los valores de N de
este ensayo y los parámetros característicos y resistentes del suelo.
Las correlaciones más fiables son en arenas: relaciones con la densidad relativa, el ángulo de
rozamiento interno, etc. (figura 5.11).
110 30
Nq
100 densa
40
90 50
80 muy
60 densa
70
S.P.T., N = núm.(golpes/300mm)
Densidad
60
relativa
50
40
30
20
10
0
28 30 32 34 36 38 40 42 44 46
Ángulo de resistencia interna ϕº
Fig.5.11
En las arcillas saturadas las correlaciones de N con la resistencia a la compresión simple sin drenaje,
qu, y con su consistencia, no son tan fiables (Figura 5.12).
S.P.T., N = núm. golpes/300mm
30
Arcillas de baja
25 plasticidad, y Limos
arcillosos
20
Arcillas de
15 plasticidad
media
10
Fig. 5.12
Para correlacionar con los demás parámetros resistentes se debe corregir ese conteo inicial si este N es
mayor de 15, o sea:
N*(corregido)≈ N, si N < 15
N − 15
N * = 15 +
, si N > 15
2
Algunas correlaciones tradicionales son las debidas a Terzaghi y Peck (tabla 5.2).
arenas arcillas
N Compacidad media Densidad Ángulo ϕ N qu (kg/cm ) 2
Consistencia cu (resistencia al
relativa corte sin drenaje)
en %
0-4 muy floja 8 - 15 < 30o <2 < 0,25 muy blanda 0,125
o o
4 - 10 suelta 15 - 35 30 - 35 2-4 0,2 – 0,5 blanda 0,12-0,25
o o
10 - 30 media 3 5- 65 35 - 40 4-8 0,5 - 1 media 0,25 - 0,5
o o
30 - 50 densa 65 - 85 40 – 45 8 - 15 1-2 firme 0,5 - 1,0
o
> 50 muy densa 85 –100 < 45 15 - 30 2-4 muy firme 1,0 - 2,0
>30 >4 dura >2,0
También se ha relacionado el valor de N con el módulo de deformación elástica del suelo E, así:
- Para arenas finas: E = 350 log N (E en kg/cm2);
- Para arenas gruesas: E = 500 log N.
D
Fig. 5.13
2M r
La fórmula utilizada para determinar la resistencia al corte sin drenaje es: cu =
( )
1
π·D ·H · 1 + D
2
3H
Se puede considerar un ensayo rápido (condiciones no drenadas);por tanto, proporciona el valor de cu.
No es nada fiable en arcillas con qu >10 t/m2 o con arenas o piedras gruesas.
Gas comprimido
Tubos
plásticos
coaxiales
Células de guarda
Sonda
Célula central
Fig. 5.14
• Ensayo de placa de carga o directo por placa: este ensayo se efectúa para determinar la resistencia
in situ y la deformación vertical. Consiste en ejercer escalonadamente, por incrementos de tensión, en
el suelo, una compresión creciente mediante una plataforma metálica o placa. Ésta tiene unas
dimensiones que oscilan entre 30 × 30 a 60 × 60 cm2, generalmente cuadrada o circular (figura 5.15).
Fig. 5.15
Se observan y anotan los asientos tras cada incremento de presión o carga vertical. No se debe usar en
suelos heterogéneos.
Los resultados se dan en un diagrama carga-asiento, e incluso en gráficos más completos, como el de
la figura 5.16, en el que además se proporcionan las relaciones de cargas y asientos con los tiempos
correspondientes.
σ
5,0
4,5
4,0
Lín
ea
3,5
car
ga-
3,0
tiem
2,5
po
2,0
1,5
200
1,0
Carga en kg/cm²
0,5
180
120
240
300
1,0
1,5
2,0
2,5
4,0
4,5
0,5
3,0
3,5
5,0
σ
60
t Tiempo en Lín
ea c
minutos 10 arg
a-a
o
nt Descar sien
a sie 20 ga to
Asiento en mm
-
po
m
a tie 30
ne
Lí 40
50
Fig. 5.16
En la tabla. 5.3 se resumen las calificaciones sobre ataque químico del agua frente al hormigón
endurecido, según la EHE y según DIN 4030:
Tabla 5.3 Análisis químico del agua para determinar agresividad al hormigón endurecido.
Los diferentes métodos de ensayos normalizados se describen, en general, según el siguiente esquema:
1. Se identifican con un nombre, con el nombre propio del inventor (por ejemplo Proctor), o según la
propiedad a determinar (de humedad, de compresión simple, etc.).
2. Se define el objetivo fundamental del ensayo o propiedad a analizar.
3. Se detalla el procedimiento, o secuencia de actos, según las normativas, para conseguir unos
resultados correlacionables con los objetivos fundamentales prefijados.
4. Se sigue con el estudio y representación de los resultados, para su posterior visualización en gráficas
o tablas de fácil comprensión, que irán incluidas en el informe o estudio geotécnico.
Existen unos procedimientos normalizados de ensayos seguidos por la Asociación Americana para el
Ensayo de Materiales (ASTM), y la Asociación Americana de Agencias Oficiales de Carreteras y
Transporte (AASHTO), muy parecidas a las Normas Españolas del Laboratorio de Transporte (NLT).
También hay las del M.I.T. (Massachussets Institute of Technology), así como las alemanas DIN.
Los ensayos de laboratorio más utilizados y normalizados se pueden dividir en función de los
objetivos fundamentales que se tiendan a relacionar con sus resultados (ejemplos en la tabla 5.4).
- Sísmicos: en ellos se estudia la velocidad de la onda sísmica provocada por una explosión o por el
impacto de un martillo sobre una placa situada en la superficie del terreno. Con un sismógrafo se mide
las diferencias de velocidad de propagación de las ondas a través de los diferentes suelos. Su
interpretación es difícil, requiere la ejecución previa de un sondeo mecánico con obtención de testigo
continuo, que servirá de referente o tarado de los valores de velocidad en cada tipo de material
atravesado;
- Eléctricos: miden la diferente resistividad eléctrica que tienen los diferentes tipos de suelo. Se
produce una diferencia de potencial, pues se crea un campo eléctrico al hincar dos electrodos en el
suelo, y en otros dos electrodos se inyecta en el suelo una corriente continua de poca intensidad;
Blindaje
Detector Escala Escala
Detector
Fuente
Volumen afectado
Escala Escala
Detector
Pantalla
Fig. 5.17
- Radiactivos: se usan para determinar diferentes edades, por detección de fósiles. Se emiten isótopos
radiactivos y se miden las distintas radiaciones que atraviesan las diferentes capas o estratos del suelo.
Se mide con los Geiger-Muller;
- Edafológicos: aquí se incluyen los botánicos, geológicos, mineralógicos, etc., e incluso los de
expresión subjetiva de los “viejos constructores del lugar” (mejor si son viejos técnicos directores de
obra del lugar).
Según Terzaghi, la experiencia ha demostrado que las causas de una interpretación fatal de las
condiciones del subsuelo pueden dividirse en 3 categorías:
1) Influencia en los resultados de los ensayos -por alteración de las muestras o diferencias
significativas entre ensayos y condiciones reales del terreno-.
2) No alcanzar a reconocer o juzgar las condiciones más desfavorables del subsuelo compatible con
los datos del terreno.
3) Un inadecuado contacto entre las organizaciones de proyecto y construcción, que impide detectar
diferencias significativas de las condiciones o procedimientos constructivos respecto a los anticipados
por el proyectista.
Se conoce la existencia de muros de contención desde tiempos muy remotos, por ejemplo muros de
contención de tierras de labranza, para conseguir superficies más horizontales. Primero de piedras más
o menos ajustadas, luego concertadas en seco, más tarde concertadas y con mortero, que trabajaban
fundamentalmente por gravedad. Más tarde aparecen como murallas de defensa (así consta en tratados
como el de Vitrubio), y es en el siglo XVIII cuando aparecen los primeros estudios más científicos y
técnicos sobre el tema, primero con el mariscal Vauban (1706) y su Tratado de la defensa de las
plazas, y después con el científico militar Coulomb (1773), que desarrolló su teoría sobre empujes de
tierras.
≥d
a≤6.0m (relleno
e≥5H drenado) H
d
≥50cm 60°
z ≥ 100cm
≥2H
Fig. 6.1
1) 2) 3) 2)
Fig. 6.2
• Por su forma:
- Continuos: sin salientes ni escalones. Si el trasdós (superficie del tablero o paramento del muro que
está todo él en contacto con las tierras) es continuo, también pueden diferenciarse según su
inclinación, en: a) verticales (figura 6.3 a); b) en desplome (figura 6.3 b); y c) en talud (figura 6.3 c).
a) b) c)
Fig. 6.3
- Discontinuos:
- con contrafuertes: pueden estar en el trasdós o en el intradós. En ellos se distinguen las partes
siguientes: punta, tablero o mástil y zarpa; ésta es la losa de base o tablero horizontal que une y
hace de anclaje de los contrafuertes. Se recomienda utilizar este tipo a partir de 7 m de altura
(figura 6.4):
E
Intradós
Fig. 6.4
Fig. 6.5
Fig. 6.6
"Escamas"
(placas de hormigón Pasadores
Pletinas de
prefabricadas)
acero
galvanizado
Armadura
metálica en
tierras
Fig. 6.7
• Por su material:
Dependiendo del lugar, los muros típicos de la zona son:
En montaña:
- de piedra o mampostería, de madera, de piedra prefabricada, sillería, ladrillo, etc. (figura 6.8):
Fig. 6.8
a) b)
Fig. 6.9
Fe Po
Po = Sobrecarga
mechinales Fe = Fuerzas exteriores
E(T) E(t )= Empuje de tierras (en trasdós)
δ W = Peso propio del muro
Ep = Empuje pasivo (resistencia pasiva)
δ R = Reacción en el contacto de la base
Ep
del muro con terreno
R
δ
Fig. 6.10
- Muros de semi-gravedad: más esbeltos que los anteriores. Necesitan una armadura en el tablero
prolongada en la zapata (armadura principal de estructura), y otra secundaria, de protección a los
cambios de temperatura (armadura de temperatura).
dren
mechinal
Fig. 6.11
El estado real de tensiones del terreno natural es muy difícil de determinar con una buena precisión, ya
que la instalación de dispositivos de medida suele alterar su estado de tensiones. Según Entrecanales,
en el caso de estudio de muros, la interacción suelo-estructura es, en la mayoría de los casos,
indeterminada. El muro absolutamente rígido experimenta presiones mayores que si se le permite
algún movimiento. Esas presiones son las del Empuje al reposo, Eo. Las tensiones verticales y
horizontales van aumentando con la profundidad (figura 6.12). La relación que existe entre σ’h y σ’v se
conoce como coeficiente de empuje, que será al reposo, Ko, si se está en la situación de no
movimiento, no deformación (reposo), lejos de la rotura o falla.
σ' h
Ko =
σ' v
Zona A
Zona B
σh = σ3
h
E0
σv = σ1
(en suelo normalmente
consolidado) σh = e0 = γ·h·K 0
Fig. 6.12
6.3.1 Valores de Ko
Se puede suponer que al introducir una pantalla infinitamente rígida, ideal, y al excavar luego la zona
A (figura 6.12) en una altura h, las tierras de la zona B ejercerán sobre la pantalla una acción llamada
de empuje al reposo, cuyo valor es
1 1 1
E 0 = e0 ·h = γ·h·K 0 ·h = K 0 ·γ·h 2
2 2 2
La representación de tensiones del estado de equilibrio al reposo, en círculos de Mohr, confirmará su
no tangencia a la recta de rotura de Coulomb (figura 6.13):
ϕ
+ σ tg
τ =c
σ'h Suelo
Suelo normalmente σ'v sobreconsolidado
consolidado
σ'h
Fig. 6.13
En al caso más real en que la pantalla no es infinitamente rígida, sino que cede algo al empuje de las
tierras, la elipse de tensiones se hace más esbelta y el valor σ’h decrece hasta un valor mínimo que
hace que el círculo de Mohr correspondiente toque en un punto a la recta de rotura de Coulomb.
Empieza la rotura o fluxión plástica en una determinada dirección (figura 6.13 y 6.14).
Movimiento hacia la excavación
σh'=σ3
h EA
σv'=σ1
(en suelo normalmente
cconsolidado) eA = γ·h·K A
Fig. 6.14
En esas condiciones el suelo ejerce sobre el muro el valor de empuje activo, EA. O sea, si hay una
descompresión lateral, σ’h disminuye hasta un valor mínimo, límite con la rotura, y se cumple
σ'h σ3A 2c
KA = = A = tg2 (π 4 − ϕ 2) − tg(π 4 − ϕ 2)
σ'v σ1 γ⋅h
- Casos particulares:
2c
• Si c≠ 0 y ϕ=0o (suelo coherente y sin rozamiento)→ K A = 1 − γ·h
• Si c = 0 (suelo granular) → KA = tg² (π/4 - φ /2) (algunos valores de KA se dan en la tabla 6 1).
El plano de falla forma con el plano horizontal un ángulo θc = (45º +ϕ /2) (figura 6.15)
τ
σ tg ϕ
τ=
T
ϕ θc
Op σ
σ3
σ1
Fig. 6.15
Tabla 6.1 Algunos valores de coeficiente de empuje activo, KA , de Rankine para suelo granular
En el caso de que el muro fuerce o presione de modo que se mueva contra las tierras (por ejemplo en
los estribos de un puente en arco) las tierras oponen una resistencia -mejor dicho que empuje-,
llamada pasiva.
Empuje pasivo o resistencia pasiva: si la fuerza es suficientemente grande habrá rotura tras el impulso
de la cuña de empuje hacia arriba (figura 6.16).
σv < σh , (σ v = σ 3P , σ h = σ1P ) Movimiento hacia el interior del terreno
90+φ 45-φ/2
h Ep
σ'hp = σ1
σvp = σ3
ep/γ·h·K p
Fig. 6.16
(L
am be) ι
A 3 C 2C β
C 1 α
E δ O
1
HE δ ϕR
3
R ϕ
2
1 αO1 θ
θ
3
2 2
3
Tabla 6.2 Algunos valores de coeficiente de empuje pasivo, KP, de Rankine para suelo granular
En el siguiente ejemplo de aplicación de las anteriores fórmulas se pueden constatar los diferentes
valores de empujes en el trasdós de un muro de contención de tierras de altura dada, H = 6 m, en suelo
arenoso, de densidad media γ = 1.8 t/m3, y con ángulo de fricción interna ϕ = 30o
• En suelos cohesivos (c ≠ 0:
- En el caso de estado activo, existe en una determinada profundidad, medida desde la superficie, una
zona de tracciones; en ella las tierras se despegan del muro y, consecuentemente, se producen unas
inevitables grietas en la coronación del muro, hasta una profundidad hg. En esa zona la tensión
horizontal es negativa (σh < 0) (no hay compresión -que en Mecánica del Suelo se considera de signo
positivo-, sino tracción) (figura 6.17):
σ h = γ ⋅ h ⋅ tg 2 (π 4 − α 2) − 2c ⋅ tg (π 4 − α 2)
σ h = γ ·h· K A − 2 c K A
En superficie, donde h = 0 se anula el primer término de la anterior expresión, y en suelos con
cohesión, la tensión horizontal σh toma valores negativos (figura 6.17).
τ
ϕ
σ . tg
c+
τ=
σ<0
A partir de la profundidad hg,, que indica la posibilidad de que existan grietas de retracción, el suelo
empezará a empujar al muro (figura 6.18).
(-)
hg
H=2h
c g
H (+)
2c tg(π/4 − ϕ/2)
γHKA-2c KA
Fig. 6.18
- En el caso de estado pasivo y suelos con cohesión (c ≠ 0), en suelo homogéneo y superficie libre
horizontal el empuje unitario o tensión horizontal a profundidad h será:
σ'h = γ' h·tg 2 ( π / 4 + ϕ / 2 ) + 2c·tg( π / 4 + ϕ / 2 )
En casos frecuentes, como por ejemplo una excavación, interesa conocer el estado de empuje activo,
pues será el estado hacia el cual tenderá el terreno al ir realizándose el vaciado y construyéndose el
muro. Pero en el caso de pantalla continua con parte de la estructura enterrada en la zona inferior, será
la pantalla la que empujará contra el terreno; por lo que se necesitará conocer también el estado pasivo
como límite máximo de reacción con que se pueda contar (se verá en detalle en el tema 11).
El desplazamiento de un muro a partir del estado de reposo se esquematiza según la figura 6.19:
Empujes
El orden de magnitud del movimiento necesario para alcanzar los estados activo o pasivo (según
Sowers) se da en la tabla 6.3
Tabla 6.3 Desplazamientos en cabeza de muro para considerar estado activo o pasivo; según Sowers
Según ello, se prevé que un muro de 5 m de altura en un suelo de arena medio densa, consigue el
estado activo con un desplazamiento en cabeza del orden de medio centímetro (0,001 × 500 = 0,5 cm)
1. La cuña de empuje está limitada por una superficie de deslizamiento plana (considera plana la
superficie en la cual se produce el deslizamiento del prisma de tierras).
En el estudio inicial supone que el suelo está desprovisto de cohesión, y el empuje se calcula para el
instante en que se está produciendo el deslizamiento del prisma (este deslizamiento ha movilizado
hasta el máximo las fuerzas de rozamiento que a él se oponen). Considera que existe rozamiento
muro-terreno (lo cual favorece la estabilidad). De los posibles planos de deslizamiento considera como
verdadero el que da, según cálculo, el valor máximo de empuje.
3. Se determina la dirección del empuje por equilibrio de fuerzas (gráficamente, por cierre del
polígono funicular de fuerzas) (figura 6.20).
4. El punto de aplicación se halla como centro de masas del conjunto de empujes unitarios en
elementos del trasdós. Coulomb supuso que todo punto del paramento interno del muro representa el
punto de partida de una superficie potencial de deslizamiento.
(α+δ)
(ρ−β) Fw EA 90-α−δ
β
Fs
R
W ρ−ϕ
Fw N β
υN
W
=
H α
Fs
α N
δ ϕ
E A
90-α ρ ρ−ϕ Nomenclatura de la NBE-AE/88 α
R
Fig. 6.20
El ángulo de rozamiento de las tierras con el muro, δ, es difícilmente evaluable, pero por más rugoso
que sea el paramento siempre se cumplirá: δ ≤ ϕ (δ variará siempre de 0 a ϕ):
- Se debe considerar δ = 0o si la superficie del muro es perfectamente lisa, o sea si no hay rozamiento
muro-terreno (si además la superficie libre del terreno es horizontal los valores de empujes coinciden
con los de Rankine).
Nomenclaturas diferentes dan fórmulas aparentemente diferentes, por ejemplo en las referencias
siguientes: figura 6.21 según [NBE-AE/88] y figura 6.22 según [G. y C. II].
q
γ =h β
E δ
b h λ EA
cot g α = λ
h
K AH
KA = b
cos ( λ + δ )
K Av = K Ah ·tg ( λ + δ ) Fig. 6.21
En NBE-AE/88 vienen tabulados los valores de los coeficiente de empuje activo horizontal y vertical
para muro inclinado, superficie libre en talud inclinado y rozamiento muro-terreno (según el esquema
de la figura 6.22; siguiendo la teoría de Coulomb:
sen 2 ( α + ϕ )
K AH = 2 , KAV = KAH cot(α -δ )
2 sen( ϕ + δ ) sen( ϕ − β )
sen α 1 +
sen( α − δ ) sen( α + β )
KAH es siempre menor que KA (KAH es la responsable de vuelco o deslizamiento)
En Geotecnia y Cimientos II también hay tabulados los valores de KAH, según Blum; éste, siguiendo la
teoría de Coulomb, expresa la fórmula del coeficiente de empuje activo (esquema en la figura 6.22):
2
sen α· cos( ϕ' −α )
KA =
sen( ϕ' +δ ) sen ( ϕ' −β )
cos( α + δ ) + β
cos ( β − α ) EA
EAV
δ
h α
α EAH
KAH = K A ·cos ( α + δ )
b KAV = KAH · tg ( α + δ )
Fig. 6.22
Una reflexión muy interesante debida a Entrecanales y Lorente apunta lo siguiente: el empuje (en la
teoría de Coulomb) aumenta con el peso de las tierras y en cambio disminuye con el aumento del
ángulo de talud natural (equiparable al ángulo de rozamiento interno), pero en general el aumento del
empuje es menor al aumentar el peso -o densidad-, que lo que disminuye (el empuje) por el aumento
del ángulo de rozamiento interno; por lo que, en general, convienen terraplenes pesados, consolidados
y más densos.
La justificación de la recomendación anterior viene dada porque ese aumento de su peso aumenta la
imbricación (influencia mutua) de los granos de suelo, y con ello el ángulo de talud natural, y así
disminuye el empuje más de lo que pueda aumentar por el aumento de densidad.
Otra forma de nombrar las inclinaciones del terreno y del trasdós, y de expresar el empuje es la que se
expone en la figura 6.23 [Lambe], donde además se representa el equilibrio por polígono funicular de
las fuerzas actuantes en las posibles cuñas de rotura, y la determinación de la más probable, como la
correspondiente a la del empuje máximo:
2
1 2 cosec β ⋅ sen(β − ϕ)
EA = γ ⋅ H
2 sen(ϕ + δ ) sen(ϕ − i )
sen(β + δ ) +
sen(β − i )
(Lambe)
i
E δ
β
O1
A C3 C2 C1 δ
δ O2
δ O3
H
δ ϕ ϕ ϕ
E R3 R2 R1 θ3 θ2 θ1
B θ1 θ2 θ3
Fig. 6.23
A C3 C2 C1
O
de E (se gira el polígono
θ3-ϕ cc ión funicular un ángulo
θ3 -ϕ θ 2−ϕ θ1− ϕ θ2-ϕ d ir e ( π/2 ) +ϕ))
θ 1-ϕ
δ C3 C2 C1
P3
ϕ ϕ ϕ ϕ−δ
δ δ
P2 H E (máx.)
E R3 R2 R1 θ2 −ϕ 2
B θ 1 θ 2 θ3 δ θ 1 -ϕ P 1 P 2 P 3
P1 ϕ
0
E 2 es el E máx.
OP 1 = Peso de la cuña ABC 1
OP 2 = Peso de la cuña ABC 2
OP 3 = Peso de la cuña ABC 3
Fig. 6.24
Rankine fue pionero de los estudios de plasticidad. En 1857 define un estado tensional, (estado de
Rankine), correspondiente a una zona plastificada, en la cual las dos familias de líneas características
son rectas. Supone todo el semiespacio en plasticidad, en equilibrio límite.
θc
H H
EA
EA=γHKA
Fig. 6.25
La teoría de Rankine está basada en los estados de esfuerzos en equilibrio límite. Proporciona el valor
de la presión horizontal activa a cualquier profundidad, así como la distribución de presiones
consiguiente y el punto de aplicación de la resultante (prescinde de la existencia física del muro).
Para empuje pasivo no es aconsejable utilizar la KP de Rankine, por imprecisa, pero menos aún la KP
de Coulomb. Existen actualmente mejores aproximaciones, como son las debidas a Sokolowski (tabla
6.4), Bowles, etc.
Tabla 6.4 Valores de KP (según Sokolovski); se considera superficie libre horizontal, α es el ángulo que forma
el trasdós del muro con la vertical, δ es el ángulo que forma la resultante de empuje con la normal al trasdós
(rozamiento muro-terreno) y ϕ es el ángulo de rozamiento interno del suelo
En la teoría de Coulomb (y otras teorías de cuña), el punto de aplicación se suele determinar de forma
algo empírica, según los casos (figura 6.27 a, b, c, d):
a) Si la superficie del relleno que está dentro de la cuña es plana, y no hay sobrecarga, el punto de
aplicación está a un tercio del respaldo del muro, medido desde la base.
b) Si la superficie del relleno es plana y soporta una sobrecarga uniformemente distribuida, q, se puede
“convertir” la sobrecarga en una altura equivalente de tierras (Hs = q / γ), donde γ es la densidad del
material de relleno. Ahora la altura del muro será H' = H + Hs. Entonces el centro de presión puede
tomarse a una distancia de (H' /3) de la base.
c) Si el caso es como el anterior pero con la superficie libre de las tierras inclinada un ángulo β,
también el paso de la resultante de empuje por el trasdós estará a (H' /3) de la base, pero su inclinación
se considerará igual a β.
d) Si la superficie del terreno tiene forma irregular, se puede suponer que coincide con O' del respaldo,
determinado por una línea, trazada por el centroide O de la cuña de falla, y paralela a la superficie de
deslizamiento.
B
q
θc Hs
Hs β (Hs=q/r)
E E o
H H' H
E H' H β
1/3h 1/3 H'
θc H'/3
δ o'
E θc
A
Fig. 6.26
6.6 Sobrecargas
Hay un efecto añadido en el empuje de tierras cuando hay una sobrecarga uniforme situada sobre el
terreno que se ha de contener: si no hubiera sobrecarga q, el peso de la cuña de suelo a movilizar sería:
1
P = á rea × = AB ⋅ l ⋅
2
Pero si el peso total de la sobrecarga es Q (figura 6.27) y se suma en pesos totales, no unitarios, se
expresa P+Q:
1 1 l 1 2q
P+Q= AB·l·γ + q· AD = AB ⋅ l · + q· = AB ⋅ l · ·1 + =
2 2 cos α 2 AB·γ ·cos α
1 2q
= AB ⋅ l · ·1 +
2 ·γ·H
q
A
α D
l
O
H
Suelo de
α
densidad γ
B
Fig. 6.27
Si se asimila la sobrecarga a cierta altura Ho de tierras (concepto de “sobrecarga reducida a tierras”) tal
que Ho = q/γ → q = Ho·γ, entonces queda:
1 2 Ho 1 2 Ho
P+Q= AB ⋅ l · 1 + = AB ⋅ l 1 +
2 + 2 H
Si antes (sin sobrecarga) el empuje era EA=½·KA·γ·H², ahora con sobrecarga es:
2H o
E A = 1 ·K A ·γ·H 2 ·1 +
2 H
dE 2 K A γH
e = dH = + K A γH o = K A γ (H + H o )
2
= K A γH + K A γH o = K A γH + eo
(se demuestra estudiando el empuje unitario):
→ 1
E TOTAL = 2 K A γH + K A γH o ·H =
2
= K γH 1 H + Ho = 1 K γH 2 1 + 2 Ho
A A
2 2 H
El punto de aplicación de la resultante del empuje EA está a distancia X , distancia medida desde la
coronación del muro y que se puede hallar planteando equilibrio de momentos (figura 6.28):
3 1
si q → 30 ⇒ x → = H
H (2 γH + 3q )
:
6 2
X=
3γH + 6q 2
si q → 0 ⇒ x → H
3
q·KA
x x0=H/2
x 1= 2 H
3
KAγH0 KAγH
Fig. 6.28
Producen puntos singulares que tienden a curvar las líneas características que definen el campo
plástico. Se suelen tomar resultantes según la teoría de Boussinesq. Algunas formas más generales son
(según fichas O.C.E. del Colegio de Arquitectos de Barcelona) (figura 6.29):
a S a S
s
a 2S 0.5a (0,4 S/a) 1,17a
Es=sKAH 4/3a
3a
H H 3a Es= S H 3a Es=0,6·S
H/2 (c=0) (c=0)
(cimientos estrechos
sKA paralelos al muro) c
a a b
b
s
s
27º
A ϕ a (2sb/2c+a) 2/3(c+a)
(c=0) a+c c
(AB/2) 2c+a Es =sb
27 o
Es = bs KA Diagrama debido al peso
a b (c=0) propio macizo
B 45+ϕ/2
Es =bcs KA
(planta) H E=1/2γH²KA
bs KA /AB
(alzado) AB=(a+b) tg(45+ϕ/2)−a tgϕ (c=0)
γH KA
Fig. 6.29
Algunas formas, más exactas, de aplicación en casos de carga lineal y carga puntual son las expresadas
en la figura 6.30, según ROM-94:
z = nH PH
Para m > 0 ,4 :
H
σH L H 1,28· m 2 ·n
h · =
QL (
m2 + n2
2
)
0,64 ·Q L
Ph =
• Para sobrecarga puntual QP: (m 2
)
+1
Para m ≤ 0 ,4 :
x = mH Qp H2 2
h· = 0 ,28 ·n
σh Q 2 3
P (0,16 + n )
z = nH
PH Qp
H σH θ Para m > 0 ,4 :
L
H2 1,77 · m 2 ·n 2
σ'h h · =
QP
m2 + n2( 3
)
σ'h = σ h · cos 2 (1,1 θ)
Fig. 6.30
Son muros generalmente de hormigón armado. Su esquema de tensiones se indica en la figura 6.31.
β
A
τ α
E1 β
δ
E2
B ϕ
Polo σ
Au
C δ
E3
D BC
AB
Fig. 6.31
Es usual suponer como zona de tierras (terreno “muerto”) que acompaña al muro en su posible
movimiento, (figura 6.32a) la simplificación de que está limitada por la vertical que pasa por el talón
(figura 6.32b):
A
Wm
a) b)
Para hallar los empujes y momentos en el centro del vano(a), se supone una ley de empujes, avalada
por la experiencia, y otra ley o distribución de empujes para los apoyos(b) (figura 6.33).
a) b)
0.4/0.7H
Los contrafuertes
disminuyen los flectores
Fig. 6.33
En la figura 6.34 se muestra una vista de un muro de tierra armada, con una solución de comunicación
de las dos plataformas, superior e inferior, por medio de las escaleras.
En la figura 6.35 se presentan ejemplos típicos de armado para diferentes tipos de muros:
Hm
H
Hp Ht
Solape de armaduras
Junta de hormigonado
Fig. 6.35
c b b c b
0 p δ
j 1j w
H
2 δ H
a ϕ R
9 a p α pw R ϕ θ w
2Hγw θ
pw = 9
8 7 6 5 4 3 pw
a
Fig. 6.36
Si se considera una altura total de suelo H, de la cual una parte está seco (h1) y otra se considera suelo
sumergido (h2), se puede suponer que todo el suelo sea suelo sumergido, con una altura ficticia de
valor h2 + hf ⇒ el triángulo de presiones efectivas será = (AOB), tal que:
γ h
γ d h1 = γ' h f → h f = d 1
γ'
Además, se sumará el triángulo de presiones debidas al agua (FBD), con lo cual quedará como valor
resultante de empujes:
1 1
EA = KA·γ' ·( h2 +hf )2 + w·h22
2 2
A
hF S
h1 F N.F.
EA
h2
1/3(h 2+hF)
Ew 1/3h2
O B D
KAγ'(h2+hF) γwh2
Fig. 6.37
Para asegurar el control de presiones esporádicas de agua debidas a lluvias o resultado de rotura de
conducciones, etc., es necesario asegurar un buen drenaje (figura 6.38).
Se estima que un 40 % de los accidentes constatados en los muros de sostenimiento son debidos a una
falta o un mal funcionamiento de los drenes.
En la figura 6.38 se representan esquemas de drenajes. El objetivo principal de éstos es dar salida al
agua que empuja en el trasdós del muro. Los orificios practicados en el muro o mechinales (de un
diámetro mínimo de 10 cm, o cuadrados de 5×10 cm2) están distanciados en horizontal y vertical
aproximadamente 1,5 m. Se pueden distanciar hasta unos 3 m si se prevé dirigir las aguas infiltradas
hacia ellos mediante un dren continuo de grava de unos 30 cm de espesor.
Capa drenante
Fig. 6.38
- muros de suelo reforzado (tierra armada). Según Rodríguez Ortiz (figura 6.41):
≥ 0,7 H Normalmente
Platabandas de macizo exento
acero galvanizado α
≥ 0,6 H y poco empuje
L
Losas o escamas ≥ 7m en estribos
prefabricadas de
H
hormigón armado
≥ (0,6 H+2)m
>1m
θ = arctg 0,3
0,05 H Terreno horizontal
D
D 0,10 H Estribos y muros sobre talud 3:1
0,20 H Muros sobre talud 3:2
L
Fig. 6.41
Tras el predimensionado de un muro y conocidos los empujes del terreno sobre él, se deben hacer las
siguientes comprobaciones para dar por válido el dimensionado:
a) El coeficiente de seguridad al vuelco debe ser mayor que 2 para estados permanentes o mayor que
1.5 para estados transitorios (como pueden ser durante la construcción, o con combinación de fuerzas
poco probables).
∑ M esta.
C sv = > 2 ó > 1.5
∑ M volc.
Para aumentar este coeficiente de seguridad se puede aumentar el peso o desplazar el peso hacia atrás,
hacia el trasdós (aumentar el brazo de palanca del momento estabilizador) por ejemplo inclinando el
trasdós (figura 6.42):
W ⋅ bw
E Ev C sv =
E ⋅ be
w
Eh
O
be
bw
Fig. 6.42
b) El coeficiente de seguridad al deslizamiento por la base del muro debe ser mayor o igual a 1,5. Si
fuese menor a 1,5 se deberá inclinar la base del muro y/o colocar un tacón y/o aumentar el peso.
tg ϕ (roz . base con terreno) tg ϕ N' tg ϕ
Cs = = = ≥ 1,5
∑ Ftang . en la base T N' T
Fnormal (en efectivas )
De los tres esquemas de muros en cantilever de la figura 6.43 el 3) tiene la condición de deslizamiento
como la más crítica, ya que el peso total (propio del muro más las tierras sobre él) es mínimo.
β β β
E E E
wt wt
1) 2) 3)
Fig. 6.43
Las presiones transmitidas al suelo en un punto P de la base del muro se indican en la figura 6.44
(formulación de tensiones en flexión compuesta). La tensión máxima y mínima en la base de la zapata
del muro serán: Fey'
max = F S +
F Fe⋅ d I ⇒ V Ve
= ± ; = ± y
S I Fey' S I
mín =F S−
I
F e
y V
Superficie e e
E y' d
w P
R σmín
σmin σmáx
σmáx ≤1,25qad Núcleo
central
e B/6
Fig. 6.44
V = normal R te de fuerzas sobre la base del muro( /m lineal)
V M ⋅B
con S = secció (área de la base) si es rectangular ⇒ B × L → σ = ± 2=
B⋅L L⋅B 3
1 (6.1)
I = LB 3 , y = B , Ve = M 12
12 2
V 6Ve V 6e
= ± 2 = 1 ±
BL B L BL B
V Ve ⋅ y V I I
Para σ = 0 (superficie de apoyo) → 0 = ± → y=± ⋅ =
S I S Ve Se
LB 3
I 12 = ± B B
e = ± =± ⇒ si la resultante debe pasar por el núcleo central ⇒ e ≤ ±
Sy
LB
B 6 6
2
No basta que exista un punto con σmáx excesiva; ha de haber plasticidad generalizada para tener que
rectificar las dimensiones. Se admite que se cumpla:
(donde qad es la tensión admisible frente a hundimiento, que se estudia en el capítulo 8).
e) Estabilidad general del conjunto significa verificar la estabilidad respecto a movimientos generales
de terreno y muro (figura 6.45), igual que se hace en el cálculo de la estabilidad de taludes o laderas
(que se estudia en el capítulo 7).
O1 O2
Fig. 6.45
q = γ·h·K A Diagrama de
cortantes
Diagrama
de
h1 h momentos
V = ∫ q dh
0 h1
h1
M = ∫ V dh
0
Si el material del muro es hormigón armado, se seguirá lo establecido en la norma EHE-99; por
ejemplo, las cuantías geométricas mínimas de armadura horizontal, en tanto por 1000, referidas a la
sección total de hormigón, serán de 4,0 (para acero B 400 S) y 3,2 (para acero B 500 S); y en cuanto a
la armadura vertical serán 1,2 (si el acero es B 400 S) y 0,9 (para acero B 500 S).
La armadura mínima horizontal deberá repartirse en ambas caras. Para muros vistos por ambas caras
se dispondrá el 50% en cada cara. En los vistos por una cara se podrá disponer hasta 2/3 de la
armadura total en la cara vista.
• Estado de tensiones en el trasdós: ello es función de que esté arriostrado convenientemente por el
resto de la estructura, e incluso antes que la ejecución de ésta finalice, si está convenientemente
apuntalado de modo que durante la ejecución no experimente descompresión alguna las tierras del
trasdós, el estado será cercano al reposo, en lugar del estado activo; eso quiere decir que el coeficiente
de empuje será mayor, Ko es mayor que KA.
EA
Forjado
E0
Fig. 6.47
En la figura 6.48 se representan unas curvas que relacionan los coeficientes de empuje activo y pasivo,
en función del ángulo de resistencia intrínseca de suelo [Caquot y Kérisel]:
β/φ = +0,6
90,0
80,0 β/φ = +0,4
70,0
60,0
50,0 β/φ = +0,2
40,0
9,0
8,0
7,0
6,0
5,0 β/φ = −0,6
4,0
3,0
β/φ = −0,8
2,0
β/φ = −0,9
1,0
0,9
0,8
0,7 β/φ = −1
Coeficiente de presión activa Ka
0,6
δ = φ β/φ = +1
0,5
δ=0
0,4
δ = φ β/φ = +8
0,3 δ=0
δ = φ β/φ = +5
δ=0
δ = φ β/φ = +4
0,2 δ=0
δ = φ β/φ = 0
δ=0
δ = φ β/φ = −4
δ=0
δ = φ β/φ = −10
0,1 δ=0
0 10 20 30 40 45
Ángulo de fricción interna, φ, en grados
Fig. 6.48
7 Taludes y laderas
Se acostumbra a emplear el término ladera para el perfil que sigue un suelo en contacto con la
superficie libre o atmósfera, y ese perfil no es horizontal. A veces se omite el calificativo de natural
porque se da por sobreentendido.
En cambio, se suele aplicar el término talud al perfil conseguido tras una excavación (talud en
desmonte) o terraplenado (talud en terraplén) no necesariamente vertical, sino con cierto ángulo con la
horizontal (β ≤ 90º), llamado ángulo de talud.
Perfil inicial
Fig. 7.1
En ambos casos hay una falta de soporte lateral debida al suelo, “ahora” inexistente. Al desaparecer las
tensiones horizontales que lo mantenían en equilibrio, la nueva configuración comporta otras
relaciones de tensiones y deformaciones que buscarán un nuevo equilibrio, con la consiguiente
inducción de desplazamientos que tienden a movilizar la resistencia al esfuerzo tangencial (o
cortante) del suelo; hasta llegar a un nuevo estado de equilibrio.
Si la resistencia movilizada es menor que la total disponible, el talud se mantendrá estable, con un
factor de seguridad (F.S.) mayor que la unidad. Se ha dado por estable el talud con un factor de
seguridad mayor a 1.1, pero se está viendo la necesidad de aumentar, por seguridad, ese valor a 1.2 ó
más. Así se puede expresar:
Resistenci a al corte disponible
F.S. = ≥ 1.20
Resistenci a al corte movilizada
Altura de talud
Explanada superior
H
Frente de talud
β
Ángulo de talud
Explanada inferior
Fig. 7.2
1. Globales: estudian el equilibrio, en general en equilibrio limite, de toda la masa deslizante, por
ejemplo, por “círculo sueco”.
2): Parciales: estudian el equilibrio de partes o subdivisiones de la posible masa deslizante, por
ejemplo, equilibrio de fajas.
Se toma como factor de seguridad el cociente entre el momento de las fuerzas resistentes y el
momento de las fuerzas volcadoras. En bastante bibliografía se determina que el valor del factor de
seguridad sea sólo algo mayor que 1,1. Es bastante peligroso el considerar siempre el F.S. de valor
1,15, por lo que actualmente las recomendaciones aumentan ese valor (las R.O.M. 1 recomiendan para
situación transitoria: F.S.= MF.resis./ MF.volc. ≥1.2 a 1.3, y F.S. ≥ 1.4 a 1.5 para situación persistente o
transitoria de largo plazo; los valores mínimos exigidos serán tanto mayores cuanto mayores sean las
consecuencias del fallo).
El deslizamiento es un fenómeno progresivo que concierne a una gran masa que se desprende y
resbala a lo largo de una cierta curva llamada curva de rotura ( 1' 4 ). El perfil original (1,2,3,4) y el
posterior al deslizamiento (1’,2’,3’,4’) pueden verse en el esquema de la figura 7.3.
4
3
4'
1 2 3 4
3' 1' 2' 3' 4'
2'
1'
2
Fig. 7.3
Para abordar el estudio de estabilidad de taludes se han utilizado métodos de equilibrio límite, que con
el tiempo se han ido flexibilizando para ajustarse a complejas geometrías y regímenes hidráulicos.
Un método global clásico es el correspondiente al estudio de las roturas planas en taludes indefinidos.
Se diferencia entre su aplicación a suelos no cohesivos y a suelos cohesivos:
1
R.O.M. 0.5-94: Recomendaciones geotécnicas para el proyecto de obras marítimas y portuarias.
En suelos sin cohesión, por ejemplo, en arenas limpias, un talud indefinido será estable con cualquier
valor de H, siempre que el ángulo de talud, β, sea menor que el ángulo de rozamiento interno, ϕ, de la
arena en estado suelto tg ϕ'
F .S . =
tg β
En suelos cohesivos: el corte vertical (figura 7.4) se puede estudiar a partir del estudio tensional en el
equilibrio límite de Rankine y, así los empujes unitarios se expresan (según se demostró en el tema 4):
π ϕ π ϕ
e = σ h = σ v ⋅ tg 2 − − 2c ⋅tg −
4 2 4 2
o también:
σh = σv ⋅ K A − 2 ⋅ c ⋅ K A
La presión total horizontal correspondiente a una altura z de tierras será: ∑σh = E (área de la
distribución triangular de tensiones horizontales unitarias):
El valor total del empuje se llega a anular (E = 0) cuando se compensan los valores de tracción con los
de compresión, o sea, para una profundidad:
4c· tg (π / 4 − ϕ / 2)
z=
γ· tg 2 (π / 4 − ϕ / 2)
4c
Este valor de altura se suele representar por Hc (altura crítica): H c = ·tg(π / 4 + ϕ / 2)
γ
-
hg z HC ≈ 2hg
H
+
Fig. 7.4
Si el suelo es puramente coherente, como arcilla saturada, se considera ϕ = 0o, y c = cu, y entonces,
sustituyendo en la fórmula anterior, queda: Hc = 4cu /γ .
Se puede deducir con bastante aproximación el valor de la cohesión de un suelo observando la altura
crítica de un talud. En la realidad se ha de cambiar el valor teórico de 4 por el más empírico y seguro
de 2,67; con ello queda: c ≈ Hc γ /2,67.
Ejemplo:
La máxima altura a la que se mantendría un talud vertical en un suelo arcilloso, de densidad aparente =
1,62 t/m3, diferenciando entre los casos (1) a corto plazo (no drenado), y (2) a largo plazo (drenado)
sería:
(1) caso no drenado. Se considera: ϕ = 0o, y cu =2,44 t/m2
Hc = (4× 2,44 ) / 1,62 = 6,0 m
En realidad (con el factor 2,67 en lugar del 4) será: Hc= 4,02 m
En suelo con cohesión se puede analizar la estabilidad de un talud o corte vertical, en condiciones no
drenadas (c = cu,y ϕ = 0o) -situación típica que se da en los instantes o días tras efectuar la excavación
o desmonte-, suponiendo que el plano de falla (o rotura plana) tiene una inclinación con la horizontal
igual a un ángulo α (figura 7.5), se considerará:
- Coeficiente de seguridad, Fα = cociente entre el máximo esfuerzo de corte que pueda ser movilizado
a lo largo de la traza del plano de falla, AB, y el esfuerzo de corte existente en esa línea AB, S (como
consecuencia del peso propio, W, proyectado en AB se obtiene S= W sen α); el factor de seguridad se
expresa por
L ⋅ cu H ⋅ cu / sen α H ⋅ c u / sen α 2c 1
Fα = = = = u ⋅
S W sen α 1 cos α γH sen α cos α
γH 2 sen α
El F.S. será el mínimo de los Fα 2 sen α
dF 4c
= 0 para α = π / 4 → F = u
dα γH
B
H α
w
Cu
nα
se
H/
α
L=
Fig. 7.5
De esa expresión se puede deducir la altura crítica (o máxima) que puede alcanzar un talud vertical en
las condiciones anteriormente establecidas, simplemente dando valor 1 al F.S.
En suelos arcillosos los taludes infinitos permiten cortes verticales estables siempre que la altura del
corte sea menor que un cierto valor crítico.
τ
β
T ϕ
C B
ϕ
O A
σ
σ(Τ)
Fig. 7.6
TA TB
tg β = → TA = OA ⋅ tg β tg ϕ = → TB = OA ⋅ tg ϕ
OA OA
c
c = TA − TB = OA·(tg β − tg ϕ ) → OA =
(tg β − tg ϕ )
Por otro lado, las tensiones normal y tangencial en la base de un elemento de suelo, de ancho de faja
igual a la unidad, sobre un plano (MN) inclinado un ángulo β con la horizontal, en la profundidad z
(figura 7.7), guardan las relaciones siguientes:
c c
γ ⋅ z ⋅ cos 2 β = →z=
(tg β − tg ϕ ) γ ⋅ (tg β − tg ϕ ) ⋅ cos 2 β
β
N
M σn
τ β
σv(MN) = γzcosβ
Fig. 7.7
Existen más incógnitas que ecuaciones (se han de hacer simplificaciones, pues el problema es
estáticamente indeterminado).
lw
O B
H
T
β W
A U
N'
Fig. 7.8
1. Para previsión a corto plazo se hará un análisis en situación de no drenado; (c = cu,, ϕ =0o), por
ejemplo en arcillas saturadas. Se calculará en tensiones totales. El valor de cu, (resistencia al esfuerzo
cortante no drenado), se determina, por ejemplo, en pruebas de compresión simple; ese valor es igual a
la mitad del valor total de resistencia a la compresión simple, y será la tensión de corte movilizada:
q c
τ = cu = u . Para el cálculo se minora a u
2 F
(F es un factor de seguridad del orden de 1,5 ó 2).
2. Para previsión a largo plazo se hará un análisis en situación de drenado (ϕ ≈ ϕ’y c ≈ c’) se
calculará en tensiones efectivas.
Resist. disponible c( AB ) c ⋅ r ⋅ AB
= → F .S . =
Resist. necesaria τ W ⋅ lW
lw
O
B
H
H W DH
A β c,γ
Fig. 7.9
- Hasta cierta profundidad por debajo del pie del talud el suelo es uniforme.
- A esa profundidad el suelo descansa sobre estratos más resistentes, a modo de base firme que no es
penetrada por la superficie de deslizamiento.
- Se supone el talud plano.
- El talud se halla entre dos superficies planas horizontales.
- Se desprecia el debilitamiento originado por las fisuras de tracción.
- La falla ocurrirá a lo largo del arco de menor factor de seguridad.
Actualmente existen diferentes programas informáticos que resuelven rápidamente este proceso.
En terreno homogéneo se suelen dar roturas similares a las grafiadas (figura 7.10, figura 7.11 y figura
7.12):
O
l/2
C (en suelos tipo arcillas
l/2
con ϕ muy bajo y β bajo)
Cuando existe una capa más dura (o estrato más resistente) dentro del volumen de suelo movilizable,
su plano de contacto suele ser el plano de corte en el frente del talud (figura 7.13) y se tiene:
Uno de los métodos de equilibrio global, en caso de análisis drenado, es el método del círculo de
rozamiento (en [Lambe] está detalladamente explicado y con un ejemplo de resolución). Este método
supone que la falla ocurrirá a lo largo del arco circular que dé menor factor de seguridad.
El método del círculo de rozamiento (o círculo de fricción) es válido sólo para ϕ constante. Las
hipótesis necesarias para resolver el problema estático varían según sus autores [Taylor (1948)],
[Whitman (1963)], etc., pero suelen ser función de la forma de distribución de la resultante de fuerzas
normales efectivas que actúan sobre la superficie de deslizamiento (N'). Generalmente todos estos
estudios se llevan a cabo por medio de programas de diseño y cálculo por ordenador, puesto que se
han de combinar y resolver muchas ecuaciones, con muchas incógnitas.
Taylor en 1937 desarrolló unos ábacos para calcular el factor de seguridad de taludes en arcillas a
corto plazo, basándose en círculos de rozamiento, y suponiendo valores de cohesión, c, constantes.
Con ellos se puede determinar la estabilidad de taludes homogéneos en terrenos arcillosos con
rozamiento interno.
Con esos ábacos se pueden estudiar las relaciones existentes entre los parámetros de resistencia y el
equilibrio límite en taludes que estén a punto de romper. Se distinguen tres tipos de diferentes roturas,
según sean círculos de pie, de punto medio y de talud.
- en la zona A el círculo crítico es un círculo de pie que queda totalmente por encima del pie del talud;
- en la zona B el círculo de pie más desfavorable penetra por debajo del pie del talud.
La relación entre la resistencia movilizada, cd (resistencia al corte no drenado, cu, afectada por
coeficiente de seguridad), y el producto γ·H, es adimensional y se la conoce como número de
estabilidad, Ns:
γ·H
Ns =
cd
A veces, en algunos ábacos, se relacionan los parámetros anteriores inversamente: (γ.H / cd ), lo que se
conoce por factor o coeficiente de estabilidad (figura 7.14 para ϕ = 0). En la zona rayada y en su
prolongación recta (recta correspondiente a ángulos de talud entre 53o y 90o), la rotura se produce
según círculos de pie.
En los ábacos de Taylor se ven las relaciones de estos números de estabilidad con los ángulos de talud.
De ellos se podrán deducir, según los datos de entrada, los valores de la altura crítica (Hc), o del
ángulo de talud (β):
Hc = Ns.cd /γ..
Comparando la altura real con la crítica se podrá saber el factor de seguridad a la estabilidad existente:
H crítica
F .S . =
H real
0,35
1 (A)
Círculo de pie más desfavorable.
Donde esta línea no aparece el caso no
difiere apreciablemente del 2.
5º º
φa=0, D=∝ 10 º H
Para φq=0, y 1<D<∝ 15 0º β Caso3 nd· H
2 º
0,15 25 D Caso2
Caso1
rotura en zona B
0º,
φa=
nd=(D+H)/H
φa 5º, D=1
0,05
=1
,D
0º
φ a=
=1
Ángulo de talud β
11
nd=1.5
Coeficiente de estabilidad Ns=γH/Cu
10
nd=2.0
nd=1
nd=1.2
9
8
nd=40
7
6 nd
l or de nd=∝ 5,52
5 r va 53º φ=0º
l quie Círculos de pie
a
4 Cu Círculos de punto medio
Círculos de talud
3.85 Círculo de pie más desfavorable cuando
3 existe otro de punto medio más crítico
90º 80º 70º 60º 50º 40º 30º 20º 10º 0º
Valores del ángulo del talud β
Para suelos heterogéneos, no uniformes, y taludes irregulares y/o proyectos más precisos, se emplea el
método de las rebanadas o fajas (figura 7.15). Se elige un círculo tentativo y la masa deslizante se
subdivide en un número de fajas verticales. Cada faja, considerada como sólido rígido, deberá
satisfacer las condiciones de equilibrio. Para ello se considera que cada faja está solicitada por el
conjunto de fuerzas siguiente:
0 x
7
α4
α 6 Línea de actuación del empuje
entre rebanadas
5 b Tn ER
W EL
4 Superficie de rotura
3 Tn+1
1 2 Wn
l1 l
α R α4 U
P
φ N
Fig.7.15
P P cos α W S
W= S senα + P cos α; por tanto: σ = = = − sen α.
l b b b
W S W S
s = c + − sen α tg ϕ=c + − tg α tg ϕ
b b b F
Al haber más incógnitas que ecuaciones, se han elegido diferentes hipótesis; según diversos autores,
como Janbu, Morgenstern, Bishop, etc.
Por ejemplo, Bishop supone:
- Suelo homogéneo (c', ϕ’y ru constantes).
- No hay agua externa al talud.
- No hay grietas de tracción.
- Presencia de un estrato duro a una profundidad nDH, siendo H la altura del talud (figura 7.14).
Existen muchos métodos, todos coinciden en que se han de ir haciendo aproximaciones sucesivas,..., y
al final se considera el caso que proporciona el mínimo valor de F:
M resist .
F=
M perturbad .
Si existen problemas de agua y presión de poros, se deberá efectuar un estudio detallado de las redes
de filtración.
Según la hipótesis de infinitud, los planos verticales son estáticamente equivalentes entre sí, y las
resultantes de empujes horizontales a ambos lados de la faja de terreno comprendida entre dos
secciones verticales próximas, se anulan entre sí por ser iguales y de sentido contrario. Por ello el
estudio queda simplificado al estado de tensiones en la base de la faja mencionada (en el tramo MN
del esquema):
β E(Pw)
(Flujo)
z β
z β
W N
W N
βM
β M σn
σv
a) b)
Fig. 7.16 Talud indefinido a) sin flujo de agua; b) con flujo de agua
σv γ⋅z
σ v ,MN = = = γ ⋅ z ⋅ cos β
MN 1
cos β
τ = W ⋅ sen β = γ ⋅ z ⋅ sen β ⋅ cos β
Se acepta como coeficiente de seguridad el cociente entre el total de resistencia al corte disponible, y
la tensión al corte movilizada en ese tramo.
De acuerdo con el criterio de rotura de Mohr-Coulomb, para obtener las tensiones efectivas de rotura o
de falla, se restará de las presiones totales la presión de agua (pw).
τ disponible c'+σ' n ⋅ tg ϕ' c'+( γ ⋅ z ⋅ cos 2 β− p w ) ⋅ tg ϕ'
F .S . = = =
τ movilizada γ ⋅ z ⋅ sen β ⋅ cos β γ ⋅ z ⋅ sen β ⋅ cos β
Si existe flujo de agua paralelo a la superficie del talud (figura 7.16b) se deberá tener en cuenta la
presión de agua en la línea de rotura MN; que se puede deducir de la expresión de la carga hidráulica:
p
h p = w = z ⋅ cos 2 β → p w = γ w ⋅ h p = γ w ⋅ z ⋅ cos 2 β
γw
Serán válidas todas las medidas que conduzcan a reducir el momento de vuelco, por ejemplo las
esquematizadas en la figura 7.17: b'
b c b b'
f f'
e e'
b'
β'
a' β a' a'
a a
1 2 3
Fig. 7.17
1. Desmontar abc (también a’ab), o sea, reducir la pendienteβ (reducir el momento desestabilizador).
2. No restablecer el perfil original aeb sino el aefb’ (escalonar para conseguir un talud de menor H).
3. Dejar el suelo deslizado en el pie como banqueta de carga.
El presente apartado muestra un resumen de los más recientes intentos de aunar y normalizar
nomenclaturas y casuísticas. (De [S.E.G.]).2
Diferentes clasificaciones contemplan principalmente:
1. Desprendimientos.
2. Vuelcos.
3. Deslizamientos (rotacionales y translacionales).
4. Expansión lateral.
5. Flujos (colada de barro, corriente de derrubios, solifluxión, reptación).
2
En Monografía número 3 de la Sociedad Española de Geomorfología.
Fig. 7.18
1) Desprendimiento: movimiento de una porción de suelo (o roca) que en gran parte de su trayectoria
desciende por el aire en caída libre, y vuelve a estar en contacto con el terreno, donde se producen
saltos, rebotes y rodaduras. El movimiento es extraordinariamente rápido. Durante el movimiento, a
causa de los impactos la masa se fragmenta y desparrama al pie del talud; así se pueden acumular
grandes masas de derrubios a modo de canchales.
2) Vuelco: movimiento de rotación de una masa o conjunto de bloques alrededor de un eje situado bajo
el centro de gravedad de la masa movida. El proceso del vuelco se regula en dos mecanismos: cabeceo
y desplome:
22) Desplome: la formación de grietas de tracción en taludes verticales, seguida por caídas en
desplome, es típica de materiales detríticos recientes. El movimiento es brusco y rápido. Las
grietas de tracción se forman por la relación tensión-deformación de los suelos cohesivos, junto
a incrementos de presión intersticial por agua infiltrada en las grietas.
31) Deslizamiento rotacional: la superficie de rotura es curva, con la concavidad hacia arriba.
32) Deslizamiento traslacional: la superficie de rotura es casi plana. La trayectoria que describe
el movimiento es eminentemente rectilínea.
32a) Rotura plana: el deslizamiento se produce sobre una única superficie plana o varias
paralelas,(suele seguir superficies de estratificación, fallas, diaclasas, etc.).
32b) Rotura en cuña: generalmente se da en masas rocosas en las que el deslizamiento está
dirigido a lo largo de la línea de intersección de dos discontinuidades planas. Es difícil que se
produzca en laderas naturales, en cambio abunda en los taludes por excavación artificial.
4) Expansión lateral: movimiento de extensión lateral ligado a asentamiento profundo; (por ejemplo,
en valles de origen glaciar, como el valle de Boí). Otras veces ligado a fracturas y posterior extensión
de material compacto y cohesivo, con problemas de licuefacción o flujo plástico del material
subyacente. En conjunto es un movimiento complejo.
5) Flujo: es una serie de movimientos que se distribuyen de manera continua, aunque no todas las
partículas se desplazan a la misma velocidad ni siguen trayectorias paralelas; por ello, a veces, adoptan
morfologías lobuladas. Es interesante señalar algunos movimientos peculiares:
51): Reptación: movimiento extremadamente lento (del orden de mm, o pocos cm, por año).
52): Solifluxión: el suelo fluye deformándose, con proceso de deslizamiento. Si es por la acción
del hielo se suele llamar gelifluxión. Se desarrolla en formaciones con algunos metros de
potencia, y en depósitos de acumulación (coluviones, piedemontes), y depósitos de alteración.
El movimiento es rápido y brusco y deja cicatrices de despegue del lóbulo deformado (“golpes
de cuchara”).
53) Coladas de barro: movimientos que dan lugar a un depósito elongado, lobulado en su pie,
que involucra materiales cohesivos (limos y arcillas). Son debidos a fenómenos de carga no
drenada, que hacen reducir el ángulo de rozamiento interno y, además, el aumento de la presión
intersticial reduce la resistencia al corte.
54) Corrientes y aludes de derrubios: movimientos de rápidos a muy rápidos (decenas de metros
por hora a metros por segundo) de suelo detrítico, en el que predomina la fracción gruesa, esto
es, arenas, gravas y bloques.
.
Muchos de los movimientos de ladera observados no pueden ser explicados mediante un único
mecanismo de rotura. La tipología es compleja y amplia y más con las posibles combinaciones de los
movimientos simples.
Fig. 7.19 Rotura y desprendimiento de una gran zona de suelo urbano, en la ciudad de Alcoy
Fig. 7.20 Pared basáltica de unos 50 m, que empieza a tener cabeceos y desprendimientos (Castellfullit de la Roca)
)LJ /RV GHVSUHQGLPLHQWRV FRODGDV R FDQFKDOHV RFDVLRQDQ JUDQGHV GHVWUR]RV HQ ODV
FRQVWUXFFLRQHV TXH HQFXHQWUDQ D VX SDVR
Fig. 7.25 Rotura bastante plana, con indicios de una inminente rotura según marca una línea
más adentrada en el macizo, en Pesquera (Santander)
Los expertos estudian y analizan las laderas inestables siguiendo varios procedimientos; entre ellos,
los más habituales son:
Proyección de paja,
simientes y agua
Proyección de
paja y betún
Carretera
45º
Talud de bloques de
arcilla
Plantación de acacias
0,3 m/0,8 m
45º Fajinas (haces de ramas)
fijadas con piquetes de madera o
hierros de hormigón
Fig. 7.26
3
El IGME cuenta con la realización de mapas geotécnicos de todo el territorio español a escala 1:200 000 y 1:50 000, y de algunas
capitales españolas a escala 1:25 000. Éstos marcan cartografías de riesgos de deslizamientos en las ciudades donde existe peligro de que
ocurran esos movimientos.
8 Cimentaciones superficiales
8.1 Generalidades
Se entiende por cimiento la parte inferior de una estructura, empotrada en el suelo, y encargada de
transmitir las acciones resultantes al terreno, el cual le sirve de sostenimiento y sujeción o anclaje.
La clasificación y tipología más antigua se basa en la situación del firme, que así es como se denomina
la capa del terreno que ofrece suficiente respuesta tenso-deformacional compatible con el total de la
estructura.
D
D
B
B
D
(QF) D
B
a) a)
(φe=B)
(QP)
b)
c)
Fig. 8.1
En realidad estas relaciones entre profundidad y anchura no son suficientes para determinar el tipo de
cimentación, puesto que se ha comprobado que lo que realmente marca la diferencia entre las distintas
tipologías es su respuesta tenso-defomacional, ligada a la forma de la respuesta resistente. Así, si se
considera la respuesta resistente sólo en relación con la base de cimentación se tratará de tipología
superficial, y en la medida en que se vaya involucrando también la respuesta resistente, debida al
contacto lateral, tenderá a considerarse la tipología de semiprofunda a profunda; en ésta, a veces, la
respuesta resistente se debe sólo al contacto lateral (caso de pilotes flotantes, que se verán en tema 9).
Para cualquier tipología estructural: de muros de carga, de pilares, con o sin sótanos, etc. (en realidad
se debería concretar de acuerdo con las condiciones del suelo):
• Influencia del emplazamiento y de las estructuras próximas. Posibles daños recíprocos, en cuanto a
tensiones debidas a sobrecargas, empujes, etc.
• El factor de seguridad debe ser suficiente para garantizar que la carga de rotura esté alejada de la
admisible o de trabajo.
Las tensiones que se transmiten al terreno han de ser compatibles (admisibles) con la resistencia a
rotura del terreno y con las deformaciones y asientos permitidos por la estructura considerada. (Ver
asientos en tema 10).
• Profundidad del estrato resistente al que se debe llegar para cimentar. O sea, determinar la cota de
cimentación (situación del firme) y por tanto el tipo de la misma (superficial, semiprofunda o
profunda).
• Situación y posible variación del nivel freático El aumento de cota del nivel freático. implica
disminución de presión efectiva (aumenta la presión neutra que se ha de restar a la total), por tanto
disminuye la resistencia, como se verá más adelante; eso indica peligro de posible licuefacción de
material granular fino saturado, sobre todo por terremotos.
• Socavación debida a corrientes subterráneas, que provocan erosión y fuga de terreno; lo que da lugar
a asientos catastróficos.
• Cambios de volumen del suelo, sobre todo en arcillas expansivas y suelos de alta plasticidad. Se
controlarán los posibles cambios de humedad provenientes de riegos, malos drenes o roturas de
alcantarillas, y por supuesto también las desecaciones provinentes de hornos, calderas de calefacción
en sótanos o raíces de grandes árboles.
Estas tres anteriores condiciones llevan a considerar, por seguridad, una profundidad mínima del plano
de cimentación de 1 m; aunque las normas N.T.E. permiten 80 cm.
• Defectos subterráneos, como son minas, fallas, terrenos yesíferos, y también túneles y refugios
subterráneos (antiaéreos).
• Agresividad: se controlará la posible existencia de aguas agresivas, suelos agresivos, etc., para
cambiar o proteger los materiales de cimentación.
• Erosión: se ha de considerar en zonas alteradas o de relleno (salvo que estén muy estudiados sus
comportamientos y sean insignificantes).
Todo lo citado anteriormente conduce a la necesidad de una buena información del suelo implicado, o
sea: exploración del suelo y ensayos necesarios para un buen y completo estudio geotécnico.
4. Verificar si la carga admisible del suelo (qad) es menor que la aplicada, q, también llamada
de trabajo, con lo que se debe ir al siguiente paso rectificador (5). Si no es menor querrá decir
que en cuanto a hundimiento no hay problema, y se deberá analizar el asiento (6).
Qt qh
q= ≤ q ad =
Área de base del cimiento F .S .
- rotura generalizada,
- rotura local,
Se da en arena densa (el índice de densidad es Id ≈ 1) y arcillas medianamente blandas pero con carga
rápida, sin drenaje. Las fórmulas de comportamiento en rotura suponen una plastificación total, sin
bolsas de terreno no plastificado, y las ecuaciones suponen que la fluencia del suelo no produce
variación en su volumen (∆V = 0), es decir, como si el suelo fuera un sólido rígido-plástico.
Q
carga qh
asiento
Id = 0,78
qh
asiento
asiento
Id = 0,32
Punzonamiento
En suelos con dilatancia negativa las zonas en plasticidad disminuyen de volumen; esto comporta
asientos plásticos muy importantes que no son compatibles con la estructura, aunque aún se esté lejos
del hundimiento general por plastificación total.
Para tener en cuenta esta posibilidad se emplea una regla empírica debida a Terzaghi: considerar
parámetros resistentes reducidos, por seguridad, del siguiente modo:
- tomar ϕ‘, tal que tgϕ‘ = 2/3 tgϕ,
- tomar resistencia al corte efectiva c', tal que c' = 2/3 c.
A la carga de hundimiento se le suele aplicar un coeficiente reductor (se divide por un coeficiente de
seguridad (F.S.) de valor 3 ó 4 (según la fiabilidad de los parámetros obtenidos, función de la calidad
del informe geotécnico); así se obtiene la carga unitaria admisible o presión admisible, con
dimensiones de fuerza dividida por longitud al cuadrado (F/L²), que deberá ser como mínimo igual a la
presión transmitida por la estructura a la base del cimiento (figura 8.5).
qad=qh qh σ
Q 3
B
Superficie
Dominio
BxL Suelo
elástico
poco
Suelo compresible
s muy
compresible
Fig. 8.5
A veces no es esta qad (admisible frente a hundimiento) la decisiva para escoger el tipo de cimiento,
sino la tensión resultante de estudios de asientos (éstos se exponen en el capítulo 10).
La qad no es en realidad uniforme, las tensiones reales de contacto son más complejas. Si se supone el
semiespacio homogéneo, elástico e isótropo sobre el que se aplica una carga flexible, se producirán
tensiones que se calcularán exactamente por integración de las fórmulas de Boussinesq. Si la presión
aplicada crece se iniciará el fenómeno de la fluxión plástica en los bordes del área cargada. El reparto
de tensiones en el contacto con suelo no cohesivo y cohesivo y con elementos de cimentación flexible
y rígido se esquematiza en la figura 8.6.
c=0
ϕ ≡35º ϕ =25°
Fig. 8.6
Supone que no existe rozamiento zapata–terreno; por tanto, en el contacto según el plano AA’ las
tensiones son normales a la superficie y de valor igual a p.
El estado de tensiones de todos los puntos de la cuña ABA’ se representa en el mismo círculo de
Mohr. Es una zona de plasticidad uniforme, correspondiente al estado activo de Rankine (zona I en la
figura 8.7).
Considerando que la plastificación también se produce por la actuación de una presión uniforme, q,
sobre la superficie del semiespacio, análogamente se llega a la conclusión de que existen las cuñas
simétricas ACD y A’C’D’ en estado pasivo de Rankine (zona II en la figura 8.7).
Las zonas entre ambas cuñas están en plasticidad radial; las líneas características convergen en los
puntos singulares A y A’, y son rectas, con lo cual la otra familia de líneas es de espirales logarítmicas.
Q
cimentación
q q (sobrecarga)
A A'
D (I) (II) D'
C B C' Zona II
Zona I
Fig. 8.7
Se expresan las condiciones de contorno para que se cumpla el equilibrio plástico, y se suponen las
tensiones normales σ como principales (y las tangenciales nulas, τ = 0). Se examinan las fuerzas que
actúan sobre el volumen de suelo y se aplica la condición de equilibrio ΣMA = 0; primero para suelos
sin cohesión y luego para cohesivos:
Los momentos que tienden a hundir la superficie MA (los debidos a la carga p y empuje activo, EA,
que actúa sobre la superficie MB), deben igualarse a los Momentos de las demás fuerzas (q y empuje
pasivo, Ep, que actúa sobre la superficie EC). Formulando esas condiciones, sustituyendo valores y
simplificando queda:
La diferencia con el caso anterior no está en la forma de las características sino en la existencia de
nuevas fuerzas en sentido longitudinal a la espiral logarítmica (figura 8.8).
P/2
M A q E
(I)
Ep
(I) Ea (II)
B
ϕ
σ3(h) σ1 (v) C
(II) σ1(h)
N
σ3(v) (π/4−ϕ/2
(π/4+ϕ/2) (π/4+ϕ/2) G T
(C)
(B)
Fig. 8.8
[ ]
p = q ⋅ tg 2 (45 + ϕ 2 )e π⋅tg ⋅ϕ + c ⋅ c tg⋅ ϕ tg 2 (45 + ϕ 2 )e π⋅tg ⋅ϕ − 1 = q ⋅ N qP + c ⋅ N cP
La relación entre esos factores de capacidad portante, Nq y Nc ,se deduce teniendo en cuenta el
teorema de los estados correspondientes debido a Caquot, en 1934 (figura 8.9): un medio coherente
está en equilibrio si se le puede hacer corresponder con un medio pulverulento -sin cohesión- de la
misma forma y el mismo ángulo de rozamiento interno, y que se halle en equilibrio bajo la acción de
las mismas fuerzas exteriores que actúan sobre el medio coherente, completadas con una presión
hidrostática constante en todos los puntos e igual a h = c·cotg·ϕ). La relación es la siguiente:
( )
N cP = N qP − 1 · cot g ϕ
τ' τ
C
ϕ c ϕ
σc σ
H
σf
Fig. 8.9
Entre las teorías y fórmulas que incluyen el peso hay una de Terzagui que, pese a no ser estrictamente
correcta en los supuestos teóricos, se justifica por su acuerdo con la realidad.
Terzagui (1943) estudió el caso de cimentación perfectamente rugosa, o sea cuando no hay
corrimiento alguno entre el cimiento y el terreno sobre el cual se apoya. Entonces el terreno
inmediatamente próximo al cimiento permanece siempre en estado elástico, ya que está sometido a
una compresión vertical y al mismo tiempo a una constricción lateral completa. Se forma una cuña de
terreno bajo el cimiento, que desciende solidariamente con la cimentación, sin entrar en plasticidad.
Según Terzaghi, esa cuña está limitada por planos que forman con la horizontal un ángulo igual a ϕ.
En la figura 8.10 se puede observar una línea de deslizamiento espiral logarítmica con tg vertical en B.
P
q
ϕ
A
(π/4−ϕ/2) EP
EA (3π/4−ϕ/2)
B
Fig. 8.10 Carga de hundimiento para suelos con peso y cohesión y carga en faja indefinida
N c = cot g ϕ · ( N q − 1)
γ’ : densidad sumergida del suelo bajo superficie de desplante (si el suelo está seco será la densidad
seca);
B : dimensión menor de la planta de la zapata;
Nγ : factor (adimensional) de capacidad portante correspondiente al término del peso del suelo bajo el
cimiento.
Esos tres factores adimensionales, dependen del ángulo de fricción o rozamiento interno del suelo, y
así se dan en la tabla 8.1.
Meyerhof (1968) solucionó el caso más habitual de la cimentación, cuando está empotrada una cierta
profundidad D. Meyerhof considera el terreno por encima de la base de la cimentación como una
sobrecarga; o sea, que el valor de q es la presión debida a la altura de tierras, de densidad γ, desde cota
de desplante hasta superficie, es decir, q = γ.D.
Un caso particular notable es el que se da en suelo coherente puro, sin rozamiento interno (si ϕ = 0 ⇒
Nq=1, Nc=(π+2) y Nγ = 0). La carga unitaria de hundimiento de una zapata superficial situada sobre
ese terreno valdrá:
ph = c(π+2) = 5,14 c
donde:
P: carga total de hundimiento de la cimentación;
A: área de la cimentación;
ph : carga unitaria de hundimiento;
di: coeficientes de profundidad;
si: coeficientes de forma;
ii: coeficientes de inclinación.
El subíndice i representa cada uno de los tres sumandos: el de sobrecarga -q-, el de cohesión -c- y el de
densidad -γ- bajo la base.
En la tabla 8.1 se especifican las fórmulas para determinar los factores correctores de forma,
profundidad e inclinación debidos a Brinch-Hansen.
Independientemente del método de cada autor, para todo tipo de suelo y de cimentación se deberá
cumplir: qh Q
= q ad ≥ q tr =
F.S. S
La aplicación de una carga equivalente a la tierra excavada en el vaciado no hace más que reestablecer
el equilibrio natural del terreno.
En cimentaciones flotantes (figura 8.11) puede ocurrir que el peso del terreno excavado exceda al del
edificio, entonces se debe restablecer el equilibrio por medio de lastres. Un ejemplo típico de ello está
en el edificio de la Lotería Nacional de Méjico.
h (γ) P γh
γh
(antes) (después)
Fig. 8.11
Tabla 8.1 Factores de capacidad portante y relaciones útiles para calcular la carga de hundimiento.
En el caso de suelo con peso, la presión de contacto cimiento-suelo no es uniforme. El hacer coincidir
el punto de paso de la resultante de la distribución de la presión de contacto con el de aplicación de la
carga resulta difícil, pero es válida la aproximación de Meyerhoff (1953): sustituir el área real de
cimentación por un área equivalente, donde la carga esté centrada (figura 8.12).
N M y x Mx y
σ= ± ± L ' 2 = L 2 − e x → L ' = L − 2e x
ab Iy Ix
B ' 2 = B 2 − e y → B ' = B − 2e y
My Mx
ex = , ey =
N N
y
L'
L/2
B/2 ex
B' B/2 N
x ey B x
N'
y x
Mx ey
L/2
My
L ex
y
b a y
My
x Mx
Fig. 8.12
N ex N a 2 e y N b 2
σ máx . = ± ±
mín . ab ba 3 12 ab 3 12
N 6e x 6e y
σ máx . = 1 ± ±
mín . ab a b
Se admite que se cumpla σmáx ≤ 1,25 qad,, siempre que σmedia ≤ qad.
En [Geotecnia y Cimientos II] se indica que si el nivel freático está sobre la base del cimiento hay que
emplear la densidad sumergida, γ’, en todos los sumandos, tanto para la influencia del peso del suelo
bajo el plano de cimentación, como para la contribución de la sobrecarga del suelo entre plano de
cimentación y el N.F.; puesto que trabajar en tensiones efectivas está del lado de la seguridad.
Se debe recordar (capítulo 2) que la presencia de agua influye en la disminución de las presiones
efectivas. ∆u → - ∆p’ y viceversa (- ∆u → + ∆p’). La presencia del agua hace que haya menos capacidad
de carga, del orden de 0,5 a 0,7 veces menos, a pesar del término añadido de la subpresión, γw·D.
• En suelo granular -o arenoso- (c = 0), el caso de presencia de agua quieta hace disminuir
aparentemente el peso específico de las partículas sólidas del suelo. El suelo actúa como si tuviera una
densidad sumergida,γ‘.(γ‘ = γsat - γw). Pero el total de suelo (ahora con agua) es de mayor peso.
El ángulo de fricción interna, en realidad, se ve algo disminuido; pero en la gran mayoría de
problemas prácticos reales, se desprecia esta disminución.
- a corto plazo (sin drenaje), en los que, generalmente, se considera el valor del ángulo de rozamiento
interno nulo (ϕ = 0o) y en los cuales también varía la cohesión; se suele considerar, en actuaciones
semejantes a cargas rápidas sin tiempo para permitir drenaje, el valor de cu de ensayos de corte rápido
sin drenaje, o U.U., del triaxial.
- a largo plazo, disipadas las presiones intersticiales (condiciones drenadas), se contará con la
cohesión efectiva, c', obtenida en ensayos de corte drenados y lentos o en el triaxial -consolidados y
drenados- (C.D.).
c → c'
γ → γ‘ (<γ)
La presencia de agua en los suelos arcillosos genera una reducción de su cohesión aparente, debido a
las fuerzas capilares; pero en la práctica no se tienen en cuenta.
En general la presión de hundimiento calculada para condiciones drenadas (a largo plazo), es mayor
que la calculada para condiciones no drenadas (a corto plazo); pero la situación crítica es la inicial, tras
aplicar la carga.
∆ u = i·z· γ w → p’ = z· γ ‘ - i·z· γ w
Inversamente, si hay descenso de presión del agua, aumentarán las tensiones efectivas, o sea:
(Ese aumento de tensión efectiva implicará mayores asientos; como se vio en el tema de la
consolidación, en capítulo 3).
p q = q·N q + γ w D = γ ‘·D·N q + γ wD
Q
N.F
(subpresión = γω D)
D
Fig. 8.13
p c = c·N c
Se tendrán en cuenta los cambios del valor de la cohesión en suelos arcillosos en los que se tengan
datos de cohesión aparente por capilaridad, aunque en la práctica no se considera.
Por último, el término correspondiente al peso de suelo bajo el cimiento, pγ ,se expresa de modo
similar, pero teniendo en cuenta que se deberá considerar la densidad sumergida:
1
pγ = γ ' BN γ
2
Ese es el caso de menor capacidad de carga de los que se pueda encontrar el suelo al variar su cota de
N.F., ya que γ′ a γh (a pesar de la suma del término de subpresión).
Q
caso II) caso I)
D dw N.F.
dw D-dw (γ')
N.F. d
(I)
(II)
Fig. 8.14
pc y pγ son prácticamente iguales a los del caso de sumersión total visto anteriormente.
Caso II): dw > D, pero no mucho más de 2B (la capa freática está dentro de la zona de plasticidad, pero
entre el plano de la base del cimiento y la profundidad máxima alcanzada por la zona plástica), queda
pq = γ ⋅ D ⋅ N q
pc = c ⋅ N c
p γ = [γ' + F (γ − γ' )]B ⋅ N γ
1
2
donde:
- γ: es la densidad natural del suelo (sobre el nivel freático se suele considerar la densidad seca);
-γ’: es la densidad sumergida del suelo bajo el nivel freático;
-F: es un coeficiente reductor de la densidad, que facilitó Meyerhoff. En la figura 8.15 están unos
ábacos para obtener el coeficiente (F) reductor de la densidad, en función de la parte sumergida del
cimiento respecto al ancho del cimiento; en la representación cartesiana se expresa dw en ordenadas y
el ángulo de resistencia interna del suelo, ϕ, en abscisas.
En el gráfico del perfil del terreno de la figura 8.15 d representa la distancia entre la base del cimiento
y el N.F.; luego, para el esquema usual (en que es obligado situar la base a cota D≥ 0,8 m), se entra en
los valores de ordenadas-derecha con la expresión (dw-D)/B.
El factor F varía de 0 a 1, según vaya variando el nivel freático desde la posición del N.F. coincidente
con el plano de cimentación (valor de F = 0), al valor 1, correspondiente a un N.F. muy profundo, que
no afecta a la zona de plasticidad producida, y por lo tanto sin influencia alguna en la carga de
hundimiento.
1,0 2,0
d dw-D
Coeficiente F
0,8 1,5 =
B B
B
D 0,6 1,0
0,4
dw γ.ϕ 0,5
d 0,2 0,3
N.F. 0,2
0,1
0
0º 10º 20º 30º 40º 50º
γ'.ϕ
Ángulo de rozamiento interno ϕ
Fig. 8.15
Para el estudio de la capacidad portante en suelos heterogéneos se establecen dos tipos principales de
casos (figura 8.16):
(+ )
caso b): estrato superior más duro que el inmediato inferior.
(− )
Q Q
a) b)
B D D B
c1, ϕ1 c1, ϕ1
(-) H (blando) (+) H (duro)
(+) (duro) (-) (blando)
c2, ϕ2 c2, ϕ2
qh1<qh2 qh1>qh2
Fig. 8.16
En ambos casos, a) y b), si se estudia la situación más desfavorable en cuanto a capacidad portante del
suelo, como es el caso φ = 0o (caso no drenado, o estudios a corto plazo), la carga de hundimiento se
puede expresar por
q = q + c ⋅ N ≡ γD + c ⋅ N
h 1 m 1 m
donde.
q: es el término de sobrecarga, en este caso queda sólo; ya que si ϕ = 0° → Nq = 1;
c1: resistencia al corte no drenado de la capa 1;
Nm: coeficiente de capacidad de carga similar al Nc, pero que en este caso depende de la
relación c2/c1 = k (ver tabla 8.2), y de B/H. (formulación posterior);
Según el caso, N m se halla por tablas (caso a) o por una fórmula (caso b).
El caso a): es un caso típico de arcilla blanda sobre arcilla firme o roca, generalmente arcilla saturada,
que se estudia con la hipótesis de situación sin drenaje, y con ϕ = 0o. La rotura suele ser por flujo
plástico lateral.
El caso b): este caso es típico de arcilla firme o arena (capa de suelo más rígido) sobre sedimentos de
arcilla normalmente consolidada (capa más blanda). Aquí la rotura es generalmente por
punzonamiento de la capa superior a lo largo del perímetro de la cimentación.
La extensión de la superficie de rotura bajo una cimentación está representada en la figura 8.17 (según
Schultze).
b
12,4b
4,88b
2,6b
1,5b
ϕ = 0º
0,7b
1,1b
1,6b
ϕ = 15º
2,9b
ϕ = 30º
ϕ = 45º
Fig. 8.17
B/H 2 4 6 8 10 20 ∞
c 2 /c 1
1,0 5,14 5,14 5,14 5,14 5,14 5,14 5,14
1,5 5,14 5,31 5,45 5,59 5,70 6,14 7,71
2 5,14 5,43 5,69 5,92 6,13 6,95 10,28
3 5,14 5,59 6,00 6,38 6,74 8,16 15,42
4 5,14 5,69 6,21 6,69 7,14 9,02 20,56
5 5,14 5,76 6,35 6,90 7,42 9,66 25,70
10 5,14 5,93 6,69 7,43 8,14 11,40 51,40
∞ 5,14 6,14 7,14 8,14 9,14 14,14 ∞
B/H 4 8 12 16 20 40 ∞
c 2 /c 1
1 6,17 6,17 6,17 6,17 6,17 6,17 6,17
1,5 6,17 6,34 6,49 6,63 6,76 7,25 9,25
2 6,17 6,46 6,73 6,98 7,20 8,10 12,34
3 6,17 6,63 7,05 7,45 7,82 9,36 18,51
4 6,17 6,73 7,26 7,75 8,23 10,24 24,68
5 6,17 6,80 7,40 7,97 8,51 10,88 30,85
10 6,17 6,96 7,74 8,49 9,22 12,58 61,70
∞ 6,17 7,17 8,17 9,17 10,17 15,17 ∞
(+ ) 1
• Para el caso b) y ϕ = 0°: → N m = + ks c N c
donde: (− ) β
- β: según sea la forma de la cimentación toma los siguientes valores:
- para cimentación rectangular β = BL/ [2(B+L)H];.
- para cimentación cuadrada o circular β = B/4H;.
- para cimentación en faja β = B/2H;
- k: relación entre las cohesiones de los dos estratos c 2 /c 1.
(+ )
• Para el caso b) pero con ϕ ≠ 0 , cosa bastante general, pues es el caso típico de arena sobre
o
donde:
{
q h = q'd' 1 − 2(H B )tg ϕ(1 + sen ϕ)e [(π 4 −ϕ 2 )tg ϕ] }
qd´´: es la capacidad de carga que se obtendría si la zapata estuviera en suelo homogéneo en
profundidad y con parámetros del terreno inferior, de peor capacidad resistente. (Da resultado
excelentes para H ≤ 1'5 B).
Si H 2,5 B, la influencia de la capa blanda es despreciable.
Según la norma NTE CSZ se puede considerar la presión de diseño para los casos anteriormente
expuestos (según el esquema grafiado en la figura 8.16):
Si la capa superior no es cohesiva (c1 =0), y tiene un valor de ϕ1 ≥ 25° (caso frecuente, por ejemplo
de arena sobre arcilla blanda), la ecuación que propone Vesic es
q = q' ' ·e
{2 3[(1 + B L ) H B ]}
h h
De la anterior expresión se obtiene la Hc, -altura crítica- que debe encontrarse como mínimo, a partir
de la cual la capacidad de carga no se ve sensiblemente afectada por la capa inferior de peor capacidad
portante. Si H es muy grande, en el límite la capacidad portante resultante tiende a ser la de la capa
superior. No afecta nada la capa peor inferior. Si H es muy pequeña, la expresión exponencial tendería
a ser e° = 1 y, como consecuencia: qd = qd”.
La expresión que representa la distancia mínima (Hc) a la que debe estar el estrato de peor resistencia
desde la base de desplante del cimiento, para que no influya su existencia en el cálculo de la capacidad
portante, viene dada por
Hc = ⋅
3 B
2 (1 + B L )
ln q d' q d'' ( )
Analizando esa expresión se observa que la profundidad crítica, Hc, de una cimentación corrida llega a
ser el doble de la de una cimentación cuadrada (figura 8.18).
3 Coef 3
Si (caso a, zapata corrida) L B ⇒ (B/L) →0 ⇒ H c → · →
2 (1 + 0 ) 2
3
H c → (1 + 1) → ≡
3 32
Si (caso b, zapata cuadrada) B/L ≈ 1 ⇒
2 4 2
Hc
Hc
(a) (b)
Fig. 8.18
En la práctica se admite el supuesto de zapata ficticia situada sobre el estrato inferior con una base que
se suele considerar aumentada (figura 8.19). Se calcula la capacidad portante con una D’ igual a D+H
y un valor de B’ = B+H.
Q
D B
(Estrato duro) D'=D+H
H
Un ensayo de placa de carga (o también llamado directo por placa) se suele efectuar de una de las
siguientes formas:
- cargando directamente de forma progresiva una “mesa móvil”;
- utilizando un gato hidráulico que actúa sobre una “mesa fija” previamente cargada. Este método
permite efectuar la carga en ciclos.
El gato o prensa debe tener un indicador de presión y una capacidad de carga de 20 t o más. La placa
suele ser cuadrada de 30 por 30 cm o bien circular de diámetro ≥ 30 cm. Se miden las deformaciones
alcanzadas una vez estas se hayan estabilizado bajo el efecto de cada escalón de carga.
Se ha de recordar que la profundidad del bulbo de presiones es, en la placa, menor que en las zapatas.
También se ha de reparar en que la puesta en carga de un edificio es gradual, no brusca ni instantánea.
Los resultados obtenidos son de los dos tipos siguientes (figura 8.20):
qad≈1/3qh qh carga qa≈1/3qh qh (parcial) qh≈indefinida
Deformación
asiento
local cizallamiento
Fig. 8.20
a) Si se alcanza la rotura para una carga Q0, en la placa de área A0, se tiene una carga unitaria de
hundimiento de valor:
, se considerará una carga admisible: q adm = od (1 + 0,3 B L )
Q q
q0h = 0
A0 F
donde:
F = 3, para zapatas redondas o cuadradas;
F = 4, para zapatas continuas.
Para hallar la carga admisible se considera el menor de los tres valores siguientes:
q
q adm = (mín )qo3 = 03 ; qo10 ; o 20
Q 2
A 3 2
En suelo granular -arenas- a partir del ensayo SPT, Terzaghi estudió muchas relaciones y recomienda:
p ad = α ⋅ N ⋅ w' ⋅ K d
donde:
- p ad : presión admisible en kg/cm² con la condición de que el asiento de la zapata sea
menor que una pulgada (2,54 cm);
- α : factor que depende del ancho de la zapata;
- N: número de golpes en el ensayo S.P.T;
- w': factor de corrección por efecto de la sumergencia a aplicar si el ensayo se efectúa en seco y
existe posibilidad de subida del nivel freático hasta una distancia del fondo de la zapata igual o
menor que el ancho B. Este factor vale 0,5 para subida del nivel freático hasta el fondo de la
zapata y 1,0 para subida del nivel freático a una distancia igual o mayor que el ancho B del fondo
de la zapata. Se interpolará linealmente en casos intermedios;
-K d : un factor de profundidad dado por la expresión
D
Kd = 1+ ≤ 2;
con: B
D como la distancia de la superficie del terreno a la de apoyo de la zapata,
B como el ancho de la misma.
Correcciones:
- Si la arena es limosa el resultado se dividirá por 2.
- Si es arena con grava puede aumentarse al doble.
- Si la capa freática se encuentra en el plano de cimentación, el resultado se dividirá por 2, y si se
encuentra a una profundidad igual a 1,5 B por debajo del plano de cimentación se puede considerar
que ya no afecta a la capacidad portante de la zapata. En casos intermedios se puede interpolar
linealmente.
Meyerhoff también relaciona la presión admisible respecto al asiento, pad (a), con los valores de N del
ensayo S.P.T.:
pad ( a ) ≈
N
(kg / cm² )
10
Sanglerat recomienda considerar un valor de presión admisible en suelos granulares con zapatas
corridas y empotradas aproximadamente 1 m:
Rp
p ad =
10
Meyerhof recomienda utilizar el ábaco de la figura 8.21.
Qad
RP D
3 2,5 2 1,5 1 0,5 =0
B
0,1
0,075 D =Profundidad
de la zapata
0,050 B = ancho de la
zapata
0,025
1 2 3 4 B(m)
Fig. 8.21
Unas relaciones muy utilizadas son las debidas a Terzaghi y Peck en cuanto a la presión admisible del
suelo tipo arena para zapatas, en función de los resultados del estándar (figura 8.22) En el gráfico, las
curvas representan la relación entre el ancho B de la zapata y aquella presión ejercida al suelo
(admisible), tal que produce un asentamiento igual a una pulgada (2,5 cm).
700
70
600
60
Muy denso
500
50
N=50
Presión admisible en t/m²
Presión admisible en kN/m²
400
40
N=40
Denso
300
N=30 30
200 20
N=20
Medio denso
100 10
N=10
Suelto
0 1 2 3 4 5 6
Ancho de la zapata en m
Fig. 8.22
La antedicha norma también ofrece una tabla (se reproduce en la tabla 8.3) con unos valores de
presiones admisibles en unos determinados tipos de suelo que según allí se indica, sólo son de modo
orientativo. Recomienda lo siguiente: “el autor del proyecto tras el reconocimiento y ensayos de
terreno que considere precisos, elija para cada caso la presión admisible que considere adecuada”.
Igualmente hace observar, “los valores de dicha tabla no garantizan que los asientos que se produzcan
sean tolerables para cada obra en particular, debiendo el autor del proyecto comprobar en cada caso
esos extremos.”
(*) Observaciones :
a) Los valores indicados se refieren a terrenos consolidados que requieren el uso de pico para
removerlos. Para terrenos de consolidación media en que la pala penetra con dificultad, los valores
anteriores se multiplicarán por 0,8. Para terrenos sueltos, que se remuevan fácilmente con la pala, los
valores indicados se multiplicarán por 0,5.
b) Los valores indicados corresponden a una anchura de cimiento igual o superior a 1 m. En caso de
anchuras inferiores, la presión se multiplicará por la anchura del cimiento expresada en metros.
b) Cuando el nivel freático diste de la superficie de apoyo menos de su anchura, los valores de la
tabla se multiplicarán por 0,8.
9 Cimentaciones profundas
9.1 Introducción
Las cimentaciones profundas han sido empleadas por el hombre desde tiempo immemorial (por
ejemplo los palafitos de la Prehistoria). En los tratados clásicos de Vitrubio y Alberti ya se
dictamina: “longitud mayor de 1/8 de la altura del muro que deben soportar, y su diámetro más
grande de 1/12 de su longitud”. Antes del siglo XIX, para cimentar edificios en terrenos que no
soportaran las presiones transmitidas por zapatas, cimentaban con pilotes de madera y, como ésta
era abundante y además era relativamente barata la mano de obra, se hincaban muchos más de los
necesarios. Los asientos que se producían no eran importantes, ya que los edificios, en general
eran más flexibles y livianos que en décadas posteriores.
Los primeros pilotes de hormigón armado fueron utilizados en 1897 en las cimentaciones de las
fábricas Babcock-Wilcox, y en Europa se empezaron a utilizar en Suecia en 1939 [Costet y S.].
Hoy día se sabe que cuando el firme (terreno resistente) se encuentra a mucha profundidad, o es
prácticamente inexistente, es decir, cuando la capa adecuada para resistir las acciones, con
aceptable seguridad (frente a hundimiento y al asiento diferencial), se encuentra a más de 6 m, o
no está claro que se encuentre en los primeros 5 ó 6 metros una resistencia suficiente, y/o las
cargas son tanto o más importantes que las hasta ahora consideradas, entonces, la cimentación
apropiada es la profunda; porque la respuesta resistente se encuentra tanto o más por la resistencia
a lo largo de su superficie lateral en contacto con el terreno (resistencia por fuste), como por la de
apoyo de la base (resistencia por punta).
Los ejemplos típicos de estas cimentaciones son los pilotajes y los muros-pantallas.
La relación geométrica más general es D > 10 B (para algunos autores es D > 8 B) (figura 9.1).
c d
D
34
34
Sección c-d
- Pilotes de madera: son los más antiguos y se han usado durante siglos. Su longitud puede ser de
unos 20 m, y recibir una carga de unas 30 t. Se han de proteger de la pudrición (se suelen utilizar
productos como creosota y pentaclorofenol).
- Pilotes metálicos: los antiguos (1818), eran de fundición. Posteriormente fueron de perfiles
laminados o tubos huecos. Un pilote metálico de sección en H ya puede ser de longitud 30 m y
soportar carga de 100 t.
- Pilotes de hormigón armado o pretensado: los de hormigón armado son los más habituales. Un
pilote de hormigón armado soporta unas 100 t y puede ser de 25 m. Los pretensados aguantan más
de 100 t y pueden llegar a longitudes de 36 m.
- Pilotes in situ: hay, por ahora, los siguientes tipos normalizados (según la NTE):
- Pilotes prefabricados: los pilotes, ya hechos en fábrica, se transportan a pie de obra y se colocan
en su sitio en el terreno.
- Hincados (por golpeo, vibración, etc.) o penetrados por rosca o por gato hidráulico: todos estos
se llaman de desplazamiento porque al introducirse en el terreno van desplazándolo y al
comprimirlo consiguen un cierto grado de compactación ; si el suelo es granular mejora su
resistencia, pero si es arcilloso la empeora.
Las bases de cálculo para el diseño óptimo de la cimentación se resumirán en métodos para
conseguir no superar el asiento diferencial –o, mejor, la distorsión angular-, admisible por la
estructura, y conseguir una distribución de tensiones en el terreno compatible con su capacidad
portante.
Estos conceptos de asiento y capacidad portante, se determinan con el estudio previo del terreno,
el cual se podrá llevar a buen término si se dispone de un buen estudio geotécnico.
Qt ≤ Qad = Qh / F.S.
donde:
Qt : carga de trabajo, que transmite la superestructura al pilotaje;
Qad: carga admisible, determinable por la anterior expresión (tercera o cuarta parte de la de
hundimiento);
Qh: carga de hundimiento (Qh = Qp + Qf, ) o capacidad de carga última. (encontrada o
deducida por conocimientos de la Mecánica del Suelo);
F.S.: factor de seguridad que, dado los errores y las incertidumbres implicadas, casi siempre
es un valor ≅3. Si hay dudas o falta suficiente información se escoge un valor de 4.
La limitación, función de las tolerancias estructurales del edificio a los asientos diferenciales, o
mejor a las distorsiones angulares,1 debe ser
Qadma ≤ Qas
donde:
Qadma: carga admisible respecto a asientos; determinable por la expresión anterior.
(generalmente no coincide con la Qad del subapartado anterior);
Qas : carga que genera un asiento tolerable por la estructura.
1
La limitación de asientos y distorsiones angulares en función del tipo de suelo y de edificio se adjunta en el capítulo 10
La capacidad de carga del pilotaje, considerado éste como conjunto de elementos constitutivos del
grupo de pilotes o pilotaje, viene limitada por la capacidad resistente de la estructura de cada
pilote. Es función de su dimensión, naturaleza o material, método de ejecución, calidad
conseguida, etc. y expresable como:
Te ≈ (fck·A)/4 = 0,25·fck A.
Les cargas y reacciones para dimensionar los elementos de cimentación, a efectos de comprobar si
la carga unitaria sobre el terreno, o las reacciones sobre los pilotes o encepados o losas, no
superan los valores admisibles, se consideraran:
a) como carga actuante sobre el terreno: la contribución pésima de las solicitaciones transmitidas
por el soporte, más el peso propio del elemento de cimentación, más el terreno que descansa sobre
él; todos ellos sin mayorar, es decir, con sus valores característicos;
Qh = Qp + Qf
donde:
- Qh: capacidad portante total, carga de hundimiento o última, de un pilote, en unidades de
fuerza: toneladas (t) o kilos-fuerza (kilopondios) (kp), o, más internacionalmente:
Newtons (N) o kiloNewtons (kN);
- QP: capacidad o carga última por punta (en las mismas unidades que Qh). QP = Ap Rp
con:
con:
- Af : área del fuste, o superficie lateral;
- Rf : resistencia unitaria por fuste.
La resistencia última por punta no sólo será la correspondiente a la del terreno que soporta la
punta del pilote, sino que también será proporcional a las resistencias de los posibles distintos
estratos que se encuentren en una determinada zona, no sólo por debajo del plano de contacto
punta-terreno, sino también en un determinado espesor por encima de ese plano.
La NTE de pilotes sigue el criterio de rotura de Meyerhof. En la figura 9.2 se esquematizan cuatro
criterios de rotura diferentes y se indican los diferentes prestigiosos autores que los secundan:
Q Q Q Q
• Z.A.S.: zona activa superior. Será de un espesor determinado (según sea el tipo de suelo):
8 diámetros en arenas, o 4 diámetros en arcillas.
• Z.A.I.: zona activa inferior, que será 3 diámetros en arenas, o 1,5 diámetros en arcillas.
• Z.D.S.: zona de seguridad de igual profundidad que la Z.A.I., que solamente se tiene en
cuenta si el terreno inferior es de peor calidad geotécnica (menor resistencia).
Si existe más de un estrato (diferentes resistencias) en la longitud que corresponde a una zona
activa, por ejemplo en la de Z.A.S. se calculará, para cada estrato, la Rp media; la resultante de las
Rp en la Z.A.S. se tomará como la media ponderada de las Rp medias de cada estrato.
Ø
S C
(arenas) (arcillas)
Z.A.S.
8Ø
Z.A.S.
4Ø
Z.A.I.
Z.A.I.
1,5Ø
3Ø
Z.D.S.
Z.D.S. 1,5Ø
3Ø
Fig. 9.3
La resultante de las Rp de la zona activa inferior, Z.A.I., será la media ponderada de los valores de
Rp media de cada estrato. Si se ha de considerar la zona de seguridad, Z.D.S., se añade para la
ponderación a la Z.A.I..
La Rp resultante se considera la media aritmética de los valores resultantes de cada zona activa.
Por ejemplo, para determinar la resistencia unitaria de punta, para el cálculo de la de hundimiento,
si existen dos estratos en la Z.A.S. -cada uno de longitudes y resistencias diferentes-, primero se
deberá hallar la resistencia resultante en la Z.A.S., para luego promediar con la de Z.A.I., o sea:
R p1 ⋅ l1 + R p 2 ⋅ l 2 R pZ . A.S . + R Zp . A.I .
R pZ . A.S . = , que se sustituye en: R =
p
l1 + l 2 2
Las fórmulas que determinan la capacidad o carga última de un pilote son, según las diferentes
teorías y consideraciones de comportamiento en rotura, de mayor complicación que las aplicadas
para cimentación superficial.
Las que siguen un cierto paralelismo con la teoría, vista hasta ahora, son las fórmulas estáticas.
Para su aplicación se necesita un buen conocimiento del suelo implicado con todos sus parámetros
resistentes, y características del pilote y su puesta en obra.
donde:
Nq*≈ 10 N·tgϕ (Caquot-Kérisel, 1969)
Este valor de Rp consta sólo de un término (q.Nq*), ya que de la fórmula semejante de carga
última vista en capítulo 8, el segundo término corresponde a la cohesión, que en suelo granular es
nula, y el último término, correspondiente al rozamiento en la base, es en el caso de pilotes,
relativamente muy pequeño respecto al del fuste, y por tanto generalmente despreciado.
- La capacidad por fuste: si en los distintos espesores se suponen constantes los parámetros
resistentes, se puede expresar
Tabla 9.1 Valores típicos de k para la determinación de la Resistencia unitaria por fuste
- δ: ángulo de rozamiento entre terreno y pilote, suele tener los valores siguientes:
δ = ϕ; para pilotes hormigonados in situ,
δ = (2/3) ϕ; para hincados de hormigón,
δ= (1/3) ϕ; para pilotes metálicos.
100 + c 2 (c en t/m2)
Kérisel propone: α=
100 + 7c 2
Ante la dificultad práctica de obtener los valores reales de q = γ·z, y los diferentes valores de ϕ a
lo largo de toda la columna estratigráfica, en la práctica se recurre a resultados derivados de
ensayos de penetración (y posterior correlación de sus resultados con las resistencias requeridas para el
cálculo); se toman los valores promedios de los Rpe obtenidos con el ensayo de penetración de cono
o estático, o su equivalente, promedio aproximadamente de 4N del ensayo de penetración estándar
S.P.T. (4N ≈ Rpe -si Rpe se expresa en kg/cm2-o 40N ≈ Rpe si Rpe se expresa en t/m2-, etc.).
Se debe recordar que para hallar la carga total por punta de un pilote, se deberá multiplicar la
resistencia unitaria por punta, Rp, por el área de la punta, Ap (Qp= Rp·Ap), donde:
Rp: media aritmética de las Rp ponderadas de los estratos de las zonas activas superior e
inferior, valores hallados por correlación con los resultados de ensayos.
• Resistencia por punta: QP = Rpe ·Ap·ΦF (≈ 4N· Ap·Φ F , si Rpe está expresado en kg/cm2)
donde:
- Rpe: resistencia media por punta del penetrómetro estático (penetrómetro de cono). Media
aritmética de las correspondientes a las zonas activas superior e inferior
R Zp .A.S . + R pZ . A.I .
Rp =
2
- ΦF: factor de escala, función de la resistencia del suelo y del diámetro del pilote (valores
en tabla 9.2);
- N: número de golpes para penetrar el tubo-cuchara del S.P.T una profundidad de 30 cm..
Tabla 9.2 Factor de escala para determinar la Resistencia por punta en suelos granulares
Diámetro del
Rpe ≤ 100 kp/cm2 Rpe ≥ 200 kp/cm2
pilote: ∅(cm)
Factor de 0,90 0,84 ≤ 30
escala 0,86 0,75 45
ΦF 0,82
0,72
0,67
0,55
60
100
0,52 0,38 150
0,5 0,33 200
Para pilotes empotrados un mínimo de 8∅ en gravas, la resistencia unitaria por punta se podrá
considerar:
- 200 kp/cm2 para GW y GP (gravas limpias, bien o mal graduadas);
- 120 kp/cm2 para GS (gravas arenosas);
- 60 kp/cm2 para GC y GM (gravas arcillosas y limosas).
Para pilotes con la punta sobre la capa de gravas, sin entrar en ella, se tomará la mitad de estos
valores (interpolando en los casos intermedios).
• Resistencia por fuste en suelo granular (c=0): a partir de resultados de ensayos de penetración
existen correlaciones para determinar la resistencia por fuste. Se puede considerar los valores de
la tabla 9.3:
(En todo caso el valor de resistencia unitaria de fuste será Rf ≤1 kg/cm2 , o ≤10 t/m2 , o ≤100 kN/m2).
- el resultado promedio de las resistencias del ensayo de compresión simple, o no confinado, Ru, o
qu (ensayo rápido y sin drenaje) siendo su valor muy aproximado a: R p = 4,5 qu;
- el resultado promedio de las resistencias a la penetración del cono del ensayo de penetración
estática R pc (o Rpe), considerándose su valor como: R p = 0,6 Rpe
En los suelos cohesivos la resistencia unitaria por fuste, Rf , se calcula a partir de los datos
siguientes:
- a partir de R u, del ensayo a compresión simple de una muestra inalterada (ensayo no confinado
y rápido), o del ensayo triaxial rápido sin consolidación; tomando la Ru como la diferencia entre
tensiones principales que producen la rotura (tabla 9.4):
Tabla 9.4 Resistencia unitaria de fuste a partir del ensayo de compresión simple
Ru (kp/cm2) 0,1 0,2 0,3 0,5 0,7 1,0 1,5 2,0 4,0 >4
2
Rf (t/m ) 0,5 1,0 1,5 2,3 2,9 3,5 4,1 4,5 6,0 10,0
Tabla 9.5 Resistencia unitaria de fuste a partir del ensayo de penetrómetro estático
Rpe (kp/cm2) 0,75 1,50 2,25 5,0 7,5 15,0 30,0 >75,0
2
Rf (t/m ) 0,5 1,0 1,5 2,7 3,5 4,5 6,0 10,0
Reglas complementarias
Si entre las capas granulares se encuentra intercalada una capa de terreno coherente blando-muy
blando, la resistencia por el fuste en las capas situadas por encima no se podrá tomar como más
del triple de la correspondiente a la capa coherente.
En los pilotes de base ensanchada no se tendrá en cuenta el rozamiento por el fuste en la parte
inferior desde la punta hasta 6 diámetros por encima del nivel de apoyo en la base.
En normas ASTM se detallan la realización número y duración de los ciclos de carga y descarga,
magnitud de estas cargas, aparatos de medidas -instrumentación-, etc.
El paso previo al diseño será el análisis de la solución de pilotaje; para ello se tendrán en cuenta
las siguientes recomendaciones para escoger el tipo más apropiado a cada caso:
• Para transferir cargas a través de agua o suelo flojo hasta un estrato apropiadamente resistente,
mediante la punta o final de los pilotes: pilotes columna o de punta.
• Para transferir cargas a una capa profunda de suelo relativamente débil mediante el rozamiento y
adherencia, -función directa de la cohesión- en el fuste, a lo largo de la longitud de los pilotes:
pilotes flotantes.
• Para compactar suelos granulares, los cuales incrementen su capacidad de carga: pilotes de
compactación.
• Para anclar por debajo las estructuras sujetas a hinchamientos, debidos a presión de agua, o a
momentos volcadores: pilotes tesados o pilotes contra subpresión.
• Para proteger estructures, en el agua, contra impactos de barcos u otros objetos flotantes: pilotes
palo de amarre, o de defensa.
• Para resistir fuerzas horizontales o inclinadas: pilotes inclinados. (No serán necesarios si esas
fuerzas horizontales son debidas al viento y no superan el 3% de las verticales).
Para calcular la capacidad de carga del pilotaje se determinan las solicitaciones en el grupo de
pilotes, como el conjunto de esfuerzos sin mayorar, a que se encuentra sometido en su plano
superior [NTE CPI].
Para la determinación correcta de las cargas, también se debe tener bien definido el perfil
estratigráfico y geotécnico del suelo; ya que si el terreno es un relleno reciente, o se ha colocado
una sobrecarga de tierras en gran extensión, para nivelar o subir la cota superficial del terreno, o
para acelerar el proceso de consolidación de un estrato arcilloso, o si se prevé un posible
abatimiento o rebaje del nivel freático, o cualquier caso que produzca la consolidación de las
tierras que envuelven al pilote, se habrá de incluir, en el cálculo de la capacidad última de carga,
la carga correspondiente al rozamiento negativo que se genera en esos casos (se estudiará con
más extensión en el apartado 9.8).
El prediseño se irá concretando como consecuencia del estudio de los apartados hasta ahora
vistos, junto a otros condicionantes (económicos, disponibilidad de maquinaria, tipo y situación
de la cimentación vecina, etc.).
Se desaconseja cimentar un pilar con un solo pilote, aunque esté debidamente arriostrado a otros
elementos de cimentación. En edificación, la NTE no lo considera.
Viga de
arriostramiento
Encepado
Pilotes
Fig. 9.4.
Si no está muy claramente definida la dirección del momento mayor en la base del pilar, se deberá
escoger una forma del grupo más concéntrica con el eje del soporte, o poligonal regular (grupo de
tres pilotes, de 4 pilotes (2×2), de 5, -forma de pentágono-, o de cuadrado con 3 pilotes en
diagonal, de 3×3, etc.).
Si las cargas son importantes y la dirección del mayor de los momentos está claramente definida,
el grupo tendrá una clara forma rectangular, con el lado mayor perpendicular al eje de giro del
momento; y consecuentemente, disponerse en grupo de 2×3, ó 3×4, etc.
Para predimensionado, en general, se utiliza como separación mínima entre ejes de pilotes una
longitud igual a 2,5 veces el diámetro. Para un dimensionado más correcto se pueden aplicar los
valores de la tabla 9.6
donde:
∅ = diámetro del pilote
∅p = diámetro de la punta ensanchada o bulbo del pilote
a = lado de la sección cuadrada del pilote
d = diagonal de la sección transversal
dp = diagonal de la punta ensanchada
Al igual que para el diámetro, la longitud anteriormente obtenida para el pilote más cargado, por
motivos de simplificación de cálculo y colocación en obra, será la longitud adoptada para todos
los demás pilotes del grupo.
• Cálculo estructural del pilotaje, y sus posibles arriostramientos. Ajustar más el cálculo de tope
estructural, si conviene, con fórmulas más exactas así, en [Geotecnia y C.II] hay varias páginas
dedicadas al tema, aunque lo habitual es que la Qad en relación al hundimiento sea menor que la
relacionada con el tope estructural.
• Verificación del equilibrio del conjunto. Analizar la posible existencia de cargas importantes
inclinadas, subpresión, rotura o deslizamiento del talud en que pueda estar interaccionando el
pilotaje, etc. (figura 9.5).
Fig. 9.5
todo eso trae como consecuencia un asiento importante del terreno, asiento diferido, de
consolidación, y llega a invertir el movimiento relativo del suelo con el pilote. Cambia el signo
del rozamiento. Esa tierra en lugar de resistir oponiéndose al hundimiento del pilote, en el espesor
que consolida, colabora al hundimiento del pilote, lo arrastra en su descenso, se “cuelga” del
pilote.
Como consecuencia de ese fenómeno del rozamiento negativo, disminuye la carga de hundimiento
y el pilote trabaja casi únicamente por punta.
Los pilotes en arcillas tienen un carácter más marcado de pilotes flotantes. Si hay rozamiento
negativo cambia la distribución de esfuerzos tangenciales: en la parte superior el rozamiento es
negativo y en la parte inferior tiende a movilizarse toda la resistencia de fuste y de punta.
La punta es un punto singular que, en el cálculo elástico, da valores tangenciales que tienden a
infinito.
Los casos más frecuentes de consolidación de una capa de arcilla blanda son:
a) Para elevar la cota general del terreno, o para hacerlo más compacto y resistente, o por
cualquier otro motivo, se coloca un relleno sobre la capa de arcilla (caso más peligroso y
frecuente) (figura 9.6):
Encepado
Relleno
Rozamiento
negativo
Fig. 9.6
2
La palabra tixotropía proviene del griego thixis= contacto, manipulación, y de tropein= convertirse, transformarse; se puede
traducir por: modificación de propiedades por efecto del remoldeo o acciones mecánicas. La tixotropía es la responsable del
paso rápido de una consistencia fluida a otra gelatinosa dura o, viceversa, por efecto del impacto o remoldeo.
b) La capa de arcilla es relativamente reciente (respecto a su edad geológica eso puede ser cientos de
años), y está asentando espontáneamente (figura 9.7):
Fig. 9.7
c) Se ha rebajado recientemente el nivel piezométrico del agua freática (por ejemplo, por extracción de
agua por pozos); eso produce aumento de tensiones efectivas y el asiento correspondiente (figura 9.8):
N.F.
Fig. 9.8
Fig. 9.9
En definitiva, el fenómeno del rozamiento negativo se traduce en un aumento notable de los asientos
del pilote.
El peso de terreno arcilloso que se transmite al pilote por el fenómeno de rozamiento negativo, será
igual, como máximo, al perímetro del fuste por la adherencia.
Uno de los topes que debe recordarse es que la resistencia unitaria de fuste, Rf se debe considerar ≤1
kg/cm2: Rf ≤ 10 t/m2; Rf ≤ 100 kN/m2.
El límite máximo de rozamiento negativo en un pilote es la resistencia positiva por fuste del pilote.
• En pilotes columna, con punta descansando en terreno duro, el rozamiento negativo puede llegar a
actuar en casi toda la altura, y como no puede ir asentando, podrá llegar a romperse; hasta incluso sin
que actúe sobre él la carga prevista.
El valor de la carga debida al rozamiento negativo, tiene el límite de ser como máximo el valor que
tendría si fuese positivo.
1. Utilizar menos pilotes pero de mayor diámetro, para así reducir el perímetro específico.
Ejemplo: se comparan los resultados de superficie y perímetro de dos pilotes de diámetros ∅1 y ∅2:
∅12 π
Diámetro: ∅1= 1 m → superficie de punta: S1 = π ⋅ = (m2)
Perímetro: p = 2πr = π ∅ = π (m) 4 4
1 1
∅ 22 (1 )
= ⋅π ⋅ 2
2
π
Diámetro: ∅2= 0,5 m → S 2 = π ⋅ = (m2)
4 4 4× 4
Perímetro: p2 = π ∅2= π/2 (m)
Se observa que un grupo de más pilotes proporciona igual valor de superficie de base que otro grupo
con menos pilotes pero de mayor diámetro. En este ejemplo: 4S2 = π/4 = S1. Es decir, 4 pilotes, de
diámetro 0,5 m equivalen, en cuanto a área de la punta, a uno de 1m (figura 9.10).
Fig. 9.10
En cambio, el perímetro de un pilote, π(m), es la mitad del de los 4 pilotes (p2 = 4·π ∅2 = 2π (m)), por
lo que la capacidad total por fuste será menor en el grupo (equivalente en cuanto a capacidad por
punta) de menos pilotes, aunque tengan mayor diámetro.
2. Utilizar pilotes de base (o punta) ensanchada, acampanada o en punta de cruz (figura 9.11):
Fig. 9.11
3. Lubricar el fuste; por ejemplo, embetunándolo con una capa de 1 cm de betún rígido o brea, o
dejando una camisa metálica de, por ejemplo, 1 mm, a modo de encofrado perdido, y además,
embetunado por fuera.
4. Evitar la consolidación. Este método es el más fácil y económico, no se ha de hacer nada que
produzca la consolidación; o sea no colocar rellenos.
Existe en este tema un error frecuente: al querer aprovechar zonas de marismas como solares
edificables se coloca un relleno adecuado para tener buen drenaje superficial, etc. Eso provoca
rozamientos negativos importantes.
donde:
QN : un valor que será para los diferentes casos [Jiménez Salas]:
P0
L1
γ1
γ2 L2
N.F. γ3 L3
γ4 L4
Fig. 9.12
β Esbeltez: L/d
s/d 10 20 30 40 50
2,5 0,614 0,443 0,346 0,285 0,241
3,0 0,696 0,534 0,433 0,364 0,314
4,0 0,803 0,671 0,576 0,505 0,450
5,0 0,864 0,761 0,680 0,614 0,560
7,0 0,926 0,862 0,806 0,757 0,714
10 0,962 0,927 0,895 0,864 0,836
- para el caso c) (caso de rebaje o descenso del nivel freático): el rozamiento negativo será
1
QN = 0,25 A f · γw· D · Af
1 + 0,25 ⋅
donde: Ai
γ w: peso específico del agua;
D: rebaje o descenso de la capa freática.
• En pilotes flotantes, el rozamiento negativo se tendrá en cuenta en los dos cálculos fundamentales de
resistencia y asiento:
1. Para los cálculos de resistencia, dividir por dos la resistencia por fuste en las capas coherentes.
2. En cuanto al asiento calculado, se ha de añadir el asiento previsible del terreno (por consolidación)
a nivel de la cabeza del pilote.
En pilotes lubrificados se podrá reducir el efecto negativo según los casos avalados por la experiencia.
La fórmula de hinca de Hiley (1930) tiene en cuenta las energías disipadas en el golpeo y en la
compresión del pilote y del terreno que lo rodea. Una maza, de peso Pm, cae desde una altura H sobre
el pilote. El trabajo producido se expresa: T = Pm H η
Qhgr = ∑iQhi
a) En suelo granular (en general, la introducción de pilotes en suelo granular es mejor, en cuanto a
resistencia, que en suelo arcilloso).
• En pilotes columna: la resistencia del grupo será igual al menor de los dos siguientes valores:
D
Cimientación
ficticia
0,5s
3S
Fig. 9.13
• En pilotes de desplazamiento, en suelos granulares (gravas, gravas con arenas, arenas, arenas con
limos, etc.), la resistencia del grupo puede ser superior a la suma de las resistencias individuales.
El suelo granular se va compactando y densificando a medida que se introducen más pilotes (ha
habido casos en los que ha sido verdaderamente difícil o incluso imposible intoducir los últimos
pilotes de un grupo en suelo granular; si la separación era algo escasa y la colocación en obra dejaba
los últimos en posiciones interiores del grupo. A pesar de esta densificación no se admiten coeficientes
de eficacia, η, superiores a 1,20.
Para más seguridad, en suelos de arenas, se aconseja considerar el coeficiente de eficacia η=1:
Qhgr = ∑iQhi
b) En suelo arcilloso
• En pilotes flotantes en arcillas: la resistencia del grupo es algo menor que la suma de las resistencias
individuales de cada pilote.
Qhgr = η ∑iQhi
La resistencia del grupo es igual a la suma de las resistencias individuales multiplicada por un
coeficiente de eficacia, η, menor que la unidad y de valor:
η = 1 − A.B. 1 + 1
donde: m n
A y B: están tabulados (tabla 9.9);
s : distancia entre ejes de pilotes;
d: su diámetro;
m: número de filas de pilotes del grupo;
n: número de columnas de pilotes en el grupo.
Tabla 9.9 Valores de A y B para sustituir en la fórmula del coeficiente de eficacia en suelos coherentes
Pilotaje compuesto por un número n de pilotes iguales, -todos de igual diámetro y longitud-.
La carga (axil N) transmitida por la estructura superior, a través del pilar o muro, incide en el
encepado, de forma vertical y centrada, coincidente con el centro de gravedad del conjunto (agrupados
los pilotes bajo un encepado de suficiente rigidez). En este caso se admite que cada pilote recibe una
carga (Qi ), de valor: N
Qi =
n
Cuando la carga vertical (N) tiene una excentricidad (e) respecto al centro del grupo, la carga
individual que llega a cada pilote (Qi) se puede obtener como sigue.
Caso de excentricidad únicamente respecto a un eje: la carga vertical excéntrica (N) puede ser
reemplazada por un conjunto de acciones equivalentes, en este caso, una carga centrada en el grupo (de
igual valor N), más un momento M (M = N× e).
Se acostumbra a simplificar el cálculo planteando la hipótesis de que los pilotes están articulados en su
unión al encepado, con lo cual los pilotes no tienen momentos.
Sea xi ≡coordenada del centro de cada pilote referido al eje que pasa por el centro de gravedad (C.D.G.)
del encepado (figura 9.14):
M
Peq P
P
xp P xp P
yp yp
Fig. 9.14
De la ec.9.1: Qi ·x1 Q ·x Q ·x
Q1 = , Q2 = i 2 ,...,Qn = i n .
xi xi xi
lo cual substituido en la 9.2:
Qi ⋅ x12 Qi ⋅ x22
M=
xi
+
xi
+ .... +
Qi ⋅ x 2n Qi
xi
=
xi
⋅ (∑ xi2)
M ⋅ xi
resultando Qi =
∑i =1 xi
n 2
de donde: la carga total que recibe cada pilote (Qi) será (figura 9.14) la suma de los dos estados de
carga, los debidos al axil N y al momento M, es decir, la uniformemente repartida, que implica igual
QN para todos los pilotes, y la correspondiente del diagrama triangular (Qi , para i variando de 1 hasta
n); o sea:
N M ⋅x
Pi = Q N + Qi = + n i
n x2
i =1 i ∑
9.11.4 Grupo de pilotes con carga vertical descentrada respecto a los dos ejes
Este caso incluye los pilotajes los cuales los pilares o muros coincidentes con el centro de gravedad,
presenten, además, momentos.
Se considerará el centro de gravedad del grupo, y al menos un eje de simetría, y se tomará este centro
como nuevo origen de coordenadas (figura 9.14).
donde:
xi , yi: coordenadas de cada pilote respecto a los ejes del encepado;
Ai: área de la sección transversal de cada pilote;
Qt:carga vertical total (contando el peso del encepado);
Ix: momento de inercia resultante respecto al eje x, Ix = ∑
Ai ⋅ y i2 = Ai ⋅ ∑ yi2
= ∑ Ai ⋅ xi = Ai ⋅ ∑ xi
2 2
Iy: momento de inercia resultante respecto al eje y, Iy
Referido al centro de gravedad del encepado, comprende una carga vertical (Qt), una carga horizontal
(H), y un momento (M). Este sistema puede reducirse a una resultante inclinada (R), con una
excentricidad (e) respecto al eje del encepado (figura 9.15).
R P3(tracción)
P2
-3
P2
R
3
P1
1 2
Fig. 9.15
Cuando los pilotes están instalados en varias direcciones el análisis riguroso se complica mucho. Se
asumen simplificaciones como considerar articulados los pilotes en su unión con el encepado, y contar
con que los pilotes sólo reciben cargas axiles.
Se suele resolver los casos simples con métodos gráfico-analíticos como el siguiente (figura 9.16):
1. Las cargas verticales en cada pilote se calculan según la fórmula de flexión compuesta explicada en
el subapartado anterior.
2. Se dibuja un polígono de fuerzas a escala y se divide el total Qt proporcionalmente a cada Qi. Las
fuerzas en los pilotes se obtiene trazando paralelas a las direcciones de los mismos hasta cortar las
particiones citadas anteriormente.
3. A veces se ha de forzar el cierre del polígono, o corrigiendo las inclinaciones de los pilotes o
haciendo que la horizontal no compensada sea repartida por igual entre todos los pilotes.
Qt
M
H He (error de cierre)
P4 V4
P3 V3
Qt P2 V2
2 3 Corrección
1 4 P1 V1
H
Fig. 9.16
Resistencia estructural: el pilote es como un pilar, y como tal se calcula; pero no hay que olvidar que
está confinado por el terreno, y aunque éste sea muy blando, en general no puede haber pandeo. Caso
extremo en que sí podría haberlo: en pilotes metálicos muy esbeltos, y en pilotes que se prolonguen
como columnas exentas fuera del terreno.
Las fuerzas laterales y el rozamiento negativo, aparte de las cargas verticales, influyen en la
resistencia como cimentación y como elemento estructural.
Los encepados se calculan como piezas normales de hormigón armado, tienen cierta normalización en
las NTE y ha de cumplir la EHE como elemento de hormigón armado. En ningún caso se considera
que colaboren como elemento transmisor de cargas al terreno, y no se tienen en cuenta en los cálculos
de predimensionado de un pilotaje (figura 9.17).
No pueden
ser tenidas en
cuenta
Fig. 9.17
9.13 Asientos
Generalmente son menores que los correspondientes a cimentaciones superficiales, pero si se da el
caso de una estructura especial, en la cual el problema del asiento es muy crítico, habrá que hacer una
prueba de carga in situ a escala natural; y así se tendrá la verdadera relación carga-asiento.
Los asientos de un pilote aislado, y de un grupo de pilotes (pilotaje), se calculan de manera diferente
según sea el terreno granular o cohesivo, sus dos principales tipos.
En rigor, se habría de tener en cuenta el asiento que tiene la cabeza del pilote, debido al acortamiento
por deformación elástica:
Q⋅L
δp =
A⋅ E
Además de este asiento, que es muy pequeño, se preverá el asiento del pilote debido a su introducción
en el terreno, o sea como cimentación profunda:
• En terreno granular
Q d
b) Si la relación de cargas cumple: 0,5>(Q t /Q d) > 0,33 (o sea, 2< F.S.<3) →si = 9 t − 2 ⋅
Qh 90
Asiento de un grupo de pilotes: s = s ( 5 − s / 3 )
g
2
⋅s i
1 + 1 n
donde: f
• En terreno cohesivo
0,6 ⋅ Qt
Asiento de un pilote aislado: si =
R pe ·L
donde:
Rpe: resistencia de punta del penetrómetro estático (holandés o de cono);
L : longitud del pilote.
donde:
α = función del núm. de pilotes del grupo (ver Tabla 9.10), y de la relación entre s (separación
entre ejes) y d (diámetro de los pilotes)
También se puede estimar el asiento a partir de fórmulas empíricas correlacionadas con el valor medio
de N (los resultados del ensayo de penetración dinámica normalizado SPT):
9 ,25 p B
sg = (resultado en cm),
donde: N
p: presión neta sobre el grupo, en kp/cm2;
B : ancho del grupo, en m;
N: número de golpes del SPT.
no
Compatibilidad con la estructura
sí
Posibles adiciones:
- Especificaciones de
pruebas de carga. Cálculo estructural de pilotaje y encepados
- Especificaciones
constructivas y
de inspecciones.
- Instrumentación Construcción
10 Teoría de asientos
qt ≤ qad = qh /F.S.
Bajo esa presión admisible frente al hundimiento, se deberá comprobar que el suelo, al deformarse, no
supere los límites tolerables de deformación para el resto de la estructura sustentada. Las
deformaciones verticales producidas por incrementos de carga (en general carga vertical) en un
espesor de suelo determinado se conocen como asientos o asentamientos.
En general, no coincide el valor de la carga admisible para asientos tolerables, con el de la carga
admisible frente a hundimiento. Los asientos admisibles varían en función del tipo de terreno y del
tipo de estructura cimentada. En la tabla 10.1 se presentan los valores máximos admisibles según la
norma española básica de edificación, NBE.-AE/88.
El fenómeno físico que tiene lugar en el suelo cuando está sometido a un incremento de tensión se
puede estudiar considerando el tipo y secuencia de asientos (figura 10.1):
Periodo de disipación
de presiones intersticiales
Carga
Presión intersticial no
Carga medible
δ Deformación
aplicada log t
Deformación inicial
Deformación diferida
Sin cambio Deformación secundaria
de volumen
+
δc Consolidación
Consolid. inicial
Consolid. diferidaConsolid. primaria
Cambio de Consolid. secundaria
volumen
=
Asiento
inicial Asiento primario
Asiento
Asiento
diferido
Asiento secundario
Asientos si el aire log t
llena los huecos
Fig. 10.1
Al aplicar la carga Q, inmediatamente habrá una deformación, que seguirá aumentando de modo
diferente según los tipos de suelo, pero siguiendo las siguientes fases:
1. Asiento instantáneo: es una deformación sin cambio de volumen, llamada instantánea, o elástica
(situación no drenada).
3. Existe una tercera clase de deformación, debida a esfuerzos cortantes, que puede ser de dos tipos:
con o sin cambio de volumen, también función del tiempo: el asiento secundario, llamado asiento de
reptación o de flujo plástico. La deformación es del tipo viscoso y se llama secundaria.
Asiento inicial, asiento diferido y asiento secundario no son tres asientos, sino más bien tres fases del
asiento total del suelo, función de la diferente permeabilidad, del diferente grado de saturación y de
diferentes propiedades reológicas (elásticas, plásticas, viscosas, etc.).
Los asientos debidos a la compresión del suelo, sin deslizamiento entre sus partículas, se llaman
elásticos.
Los asientos debidos a fatiga cercana a la de la rotura del suelo, el cual fluye bajo la carga, se llaman
plásticos.
s = ∫0∞
∆σ
Ε
dz = ∫0∞
1
Ε( z )
[ (
σ z − ν σ x + σ y dz )]
En suelos granulares los asientos a corto y a largo plazo son coincidentes. Se hallan a partir de los
parámetros del suelo drenado, E’ y ν’:
∆σ v ' εh
E' = , ν' =
∆ε v εv
Evidentemente, el método elástico será tanto más aceptable cuanto más se asemeje el comportamiento
del suelo en cuestión al de un sólido lineal-elástico (como las arcillas fuertemente sobreconsolidadas,
bajo presiones normales de cimentación).
En arcillas se han de diferenciar las situaciones “a corto plazo” y “a largo plazo”, en las que se
obtendrán asientos instantáneos y diferidos (o totales, ya que a veces los instantáneos son
despreciables):
a) El asiento inicial, si, instantáneo (situación a corto plazo) implica trabajar con los parámetros de
comportamiento no drenado del suelo: Eu , y νu = 0,5.
El módulo de deformación sin drenaje, Eu, es de difícil determinación. Se suele considerar: Eu ≅500 cu,
pero puede dar errores del orden del 50 %. También se puede determinar a partir del módulo de
deformación tangencial G, el cual es independiente de las condiciones de drenaje:
Eu E'
2G = =
1 + ν u 1 + ν'
1,5 E'
o sea: Eu =
1 + ν'
con E’ y ν' como los valores correspondientes en condiciones drenadas.
b) El asiento total (situación a largo plazo) se halla a partir de los parámetros correspondientes a suelo
drenado: E' y ν'.
Suponiendo un suelo elástico (en semiespacio de Boussinesq), Scheleicher, en 1926 (por integración
de las deformaciones en la esquina de un rectángulo sometido a presión uniforme, q), determinó el
valor del asiento s0 en función de las dimensiones del rectángulo cargado (lados a y b), la carga
uniformemente repartida por unidad de superficie, q, y los parámetros elásticos ν y Ε.
0,56
3
Valores de a/b
6
0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0 1,2
Coeficiente de influencia, I p
Fig. 10.2
Si lo que interesa es determinar el asiento en el punto central de una zapata (superficie B×L), por
superposición será 4 veces el asiento correspondiente a uno de ellos (al ser los 4 subrectángulos
iguales).
1− v 2 1− ν 2
s0 =
E
q ⋅ i bi I pi = 4 0 ,56
E
∑ ·q·b
con b = B/2
B = 2b
D
B (suelo deformable) a
parámetros A = 2a
elásticos: ν, E b
Alzado
Planta
Fig. 10.3
10.3.2 Steinbrenner
Para carga rectangular cargada sobre estrato elástico, de espesor c, situado sobre una capa rígida,
Steinbrenner (1934) determinó el asiento de la esquina del área cargada.
A partir del esquema adjunto (figura 10.4a), se obtiene el estado tensional del semiespacio de
Boussinesq para un rectángulo de dimensiones a (largo) y b (ancho), con carga q (uniformemente
repartida). El asiento del estrato se calcula como el incremento de asiento que se experimenta entre su
límite superior bajo la carga, y su límite inferior (contacto con la capa rígida) :
∆s = s0 - sc,
donde:
s0 : asiento en superficie de contacto (a profundidad del desplante D);
sc : asiento a profundidad c bajo el contacto (desde superficie = D+c).
Todos ellos en puntos situados bajo una esquina del área rectangular uniformemente cargada. El
asiento bajo cualquier punto se puede obtener por superposición.
B D Capa1
D ν1 E1
c1
(Deformable)
c ν, E c2 Capa2
ν2 E2
Rígido
Rígido
a) b)
Fig. 10.4 Esquemas para cálculo de asientos según Steinbrenner: a) una capa, b) dos capas.
∆s = p
b
[Af1 (a ,b , c ) + Bf 2 (a ,b , c )]
E
con:
m2 −1 m2 − m − 2
A= , y B= (m = 1 v )
m2 m2
Si m = 1/ ν , → A = 1- ν², B = 1- ν - ν².
En el gráfico de la figura 10.5 las curvas llenas son f1 (a, b, c), y las de puntos son f2 (a,b,c), que
dependen de las relaciones a/b y c/b.
Casos particulares:
• Caso ideal: ν = 0 → A = B = 1 → ∆s = q E ( f1 + f 2 )
b
b
• Terreno incompresible: ν = 0,5 → ∆s = q E 0 ,75 ⋅ f1
F (a , b , c )
b
• Caso muy habitual: ν =0,3, equivale a: m =3,33 (sólo hay una F) -→ ∆s = q
E
• Caso bicapa, esquematizado en la figura 10.4b:
∆s2 se calcula como diferencia de dos asientos: uno como si todo fuese en suelo 2, menos lo que en
realidad está en el suelo 1, pero con módulo del 2, o sea:
⋅ p ⋅ ([A ⋅ f1 (a , b , c 2 ) + B ⋅ f 2 (a , b , c 2 )] − [A ⋅ f1 (a , b , c1 ) + B ⋅ f 2 (a , b , c1 )])
b
∆s 2 =
E2
c c
=0
b b =0
1,0 1,0
2,0 2,0
Ábaco de los valores de la
expresión de Steinbrenner
a =1
3,0 b 3,0
a =2
4,0 b f1(a,b,c) 4,0
a =5
b
5,0 5,0
a f2(a,b,c)
6,0 b =5 6,0
a =∝
7,0 b 7,0
a =1
b a =2
8,0 b 8,0
a =10 a =∝
9,0 b b 9,0
a =10
b
10,0 10,0
0 0,10 0,20 0,30 0,40 0,50 0,60 0,70 0,80
En el caso, muy frecuente, en que ν = 0,3, el ábaco se simplifica con sólo un valor F, y queda:
⋅ F (a , b , c1 )
b
∆s1 = q ⋅
E1
· [F (a , b , c 2 ) − F (a , b , c1 )]
b
∆s 2 = q ⋅
E2
Valores de F(a,b,c)
0,1 c 0,3 0,4 0,5 0,6 0,7 0,8 0,9 1,0
0 0
2 2
4 4
6 a =10 6
b
b
c
8 a =1 8
b a =∝
Valores de
10 b 10
a =2
b
12 12
a =5
14 b 14
16 16
a =10 a =∝
18 b b 18
20 20
Tanto los ábacos de Steinbrenner como los de Scheleicher permiten la determinación directa del
asiento, sin el previo estudio de las tensiones, ya que han sido calculadas por la integración de la
deformación unitaria ∈z: σ ν
∈z = z − σ x + σ y
E E
( )
Donde σx, σy, y σz son las tensiones de Boussinesq, halladas en la hipótesis del semiespacio ideal,
homogéneo, con E0 constante, etc.
No obstante, se puede, a veces, relacionar los módulos de deformación, siempre que se pueda
considerar el comportamiento del suelo de un modo predominantemente elástico; así, si de ensayos
drenados y consolidados se consigue determinar E’ y ν’, se podrá obtener el asiento total, s. Si con
ensayos rápidos, sin drenaje, se obtiene el módulo no drenado, equivalente al de Young (Eu), junto a νu
(en arcillas saturadas νu = 0,5), se podrá determinar el asiento instantáneo, si.
También se puede hallar el asiento diferido según el edométrico (explicado en capítulo 3):
s = si + s c → s c = s − s i
E m = 1 / mv
donde:
Em: módulo edométrico (o de deformación confinada);
mv : coeficiente de compresibilidad volumétrica
mν =
[(
C c log 10 σ'0 + ∆σ' σ'0
⋅
) ]
1 + e0 ∆ σ'
El método edométrico permite calcular el asiento de un suelo saturado, como suma de los diferentes
asientos parciales que experimentan las diferentes capas en las que previamente se subdivide el terreno
bajo la cimentación.
Se admite la hipótesis que el asiento real de cada capa ocurre en iguales condiciones que en el
edómetro.
El asiento de cada capa se halla por la fórmula de asiento de consolidación (capítulo 3):
si = Hi·∆σi’·mvi
Se deben tomar los valores representativos de cada capa (por ejemplo, el incremento de tensión
efectiva en el punto medio del espesor de la capa). Se suelen determinar esos valores de tensión por
fórmulas o ábacos de la teoría de la elasticidad (ábaco de Fadum, en el capítulo 4, figura 4.38).
Los valores del coeficiente de compresibilidad volumétrica (o inverso del módulo edométrico) se
muestran en la tabla 10.1, en función de los tipos de suelo y su compresibilidad.
Según David y Poulos (1968), el método edométrico da asientos inferiores a los reales y sólo son
comparables cuando ν ≤ 0,25 (para ν = 0,45 puede llegar a ser el asiento edométrico del orden de la
mitad del tridimensional).
n
∑ si
El asiento total será
s=
i =1
Las arcillas muy preconsolidadas se comportan como un sólido lineal elástico, con ν ≈ Cte. En
realidad los módulos Eu y E' varían aumentando con la profundidad.
Se supone suelo del semiespacio de Boussinesq, incompresible, y por tanto con ν = 0,5 (valor
máximo), y también se considera el módulo de deformación deducido de ensayos triaxiales sin drenaje
o de ensayos de compresión simple rápido, Eu, así queda
st = si + µ · scT
con: s = q ⋅ B ⋅ 1 − ν 0 ⋅ I
2
i p
Eu
donde: Q
q: carga unitaria transmitida por la zapata, q = S ;
Según Skempton y Bjerrum, si los huecos están llenos de agua y la permeabilidad es baja (caso de la
arcilla saturada), la presión efectiva no es igual a la presión inicial de la zapata, pues hay una presión
intersticial que tiene un valor que es función de las tensiones totales
donde A y B son los coeficientes de presión intersticial desarrollados por Skempton (1954).
La diferencia entre los asientos de consolidación obtenidos por Skempton y Bjerrum, sc (S.B.) y los
obtenidos por Terzaghi, sc (Terzaghi), se observa en su formulación:
S c (Terzaghi ) = ∫ m ν ⋅ ∆σ ν ⋅ dz
S c ( S ⋅B ) ∫ ∆σ h ⋅ dz
µ= = Α + (1 − Α ) = Α + (1 − Α )α
S c (Terz .)
∫ ∆σ ν ⋅ dz
1,2
1,0
0,8 ,5
Coeficiente µ
=0
z /b 1
0,6 = Círculo
z /b Faja
0,4 4
=
z /b
0,2
0
arcilla arcilla
muy preconsolidada normalmente sensible
sobreconsolidada consolidada
Fig. 10.6
En realidad es difícil conseguir con los ensayos de laboratorio, la predicción exacta del
comportamiento del suelo, ya sea por la alterabilidad de la muestra de suelo, por rozamientos
inevitables con los aparatos, o incluso por errores de medida.
Si se calculan los asientos edométricos a partir de las curvas edométricas se deberán corregir, puesto
que dan resultados mayores a los reales. Una corrección es, según Schmertmann, la obtenida al ajustar
a dos tramos rectos la línea de la gráfica edométrica (figura 10.7):
eo Rama corregida
e'f (Schmertmann)
Índice de huecos
Rama de carga
de laboratorio
e'f - eo
∆σ s = ΣH
1 + eo
Rama
de des
carga
0,42 eo
σo (σo+ ∆σ) σp
Presiones
Fig. 10.7
En arcillas muy compresibles, con módulo de Poisson muy bajo, el asiento debido a la expansión
lateral es muy bajo; esto lleva a que sea casi exacto al asiento determinado por ensayos edométricos
n n n
e −e
∑ Ε' H i ∆σ' v = ∑ 1 + ve0 H i ∆σ' v · = ∑ 10+ e0 H i
1 a
s= i
'
i
z
1 + e0
' ' '
En el método edométrico, se suele subdividir el suelo bajo carga en capas de uno o dos metros de
espesor. Se necesita saber el valor del incremento de las presiones efectivas en cada punto medio de
cada capa.
El asiento total se considera como instantáneo. Pero se puede aplicar con un módulo edométrico, Em,
en función del E’ y ν’ (de ensayos drenados):
(1 − )
E m = E'
Y así, con el método edométrico, dará valores similares al elástico, sin sumar el asiento instantáneo.
• El ensayo de placa de carga, ya sea ésta cuadrada o circular, sometida a una Q0, dará un asiento s0.
A igualdad de presiones unitarias en el suelo, y supuesto éste homogéneo, Terzaghi y Peck
correlacionan el asiento de la placa (so) con el asiento previsible del cimiento (s):
2
s 0 B + B0
=
s 2B
Pero se ha de observar la limitación existente en esta fórmula:
2
s 1
(si el ancho es muy grande) B → ∞ ⇒ 0 → = 1 4 ⇒ s ⇒ 4s0
s 2
Aunque la base del cimiento real sea muy grande el asiento según la fórmula no sobrepasaría el valor
de cuatro veces el asiento de la placa de 30×30. En rigor, no es válida esta fórmula, pero en general da
buena aproximación en casos reales de arenas y gravas bien graduadas. Sólo puede utilizarse si el
suelo es homogéneo en una profundidad aproximada de 3 veces el lado menor de la base de la zapata.
• De entre los ensayos de penetración, los más utilizados para correlacionar sus resultados con los
asientos son el de penetración dinámica estándar (SPT) y el de penetración estática o de cono:
Terzaghi y Peck (1948) han relacionado los asientos con el número N del estándar, y así, para asiento
de una pulgada (2,5 cm) relacionan la carga unitaria que produce tal asiento en zapata sobre arena, con
el ancho de la zapata y el número N, según la figura 10.8.
En arenas, si N (del SPT) > 10, existe una correlación para determinar el módulo de deformación E0:
También, según Schmertmann, se relaciona el módulo de deformación del suelo con el valor de
resistencia del penetrómetro estático (qc) o de cono: E = α qc,
con:
α = 2,5 (zapata cuadrada o circular),
α = 3,5 (zapata corrida, L ≥,0 B).
A partir del valor de N del SPT, con el siguiente gráfico (figura 10.8) debido a Terzagui y Peck, se
consiguen asientos de una pulgada (2,5 cm):
Fig. 10.8
Para facilitar y simplificar el cálculo de las tensiones de contacto entre cimiento y suelo algunos
autores, como Westergaard y Winkler, emitieron sus teorías bajo la hipótesis restrictiva y
simplificadora de la relación existente entre la tensión en el contacto y el asiento que se produce; esto
es, se establece que la presión de contacto existente (σ) en un punto del plano de contacto entre el
cimiento y el terreno (plano de desplante) es directamente proporcional al asiento que se experimenta
en ese punto (el de la cimentación y el del suelo), y el factor de proporcionalidad es (Ks), el llamado
coeficiente de balasto:
σ = Ks ·s
donde:
σ : tensión que cumple esa relación, según Terzaghi para no confundirla con la tensión normal
que existirá en el contacto se debe llamar reacción de la subrasante p;
Ks: coeficiente de balasto, también llamado módulo de reacción, que en principio se da como
valor intrínseco del terreno; sus valores oscilan entre 0,5 y 25 kg/cm3;
s: asiento que experimentan la cimentación y el suelo en los puntos sometidos a la anterior
tensión.
Ks se expresa en unidades de peso específico, es decir, unidades resultantes de dividir una presión por
una longitud:
cm 2
≡ kg 3 Ks ≡
(kg )
(cm ) cm
Estas teorías simplifican o modelizan el suelo como si fuese un líquido especial de peso específico
igual al valor de Ks (densidad comprendida entre 500 y 2500 veces la del agua). También asumen que
el suelo se comporta como una serie de muelles o resortes elásticos, de coeficiente igual a Ks,
independientes pero enlazados bajo la cimentación cargada.
Seguir estas teorías implica asumir algunos errores en cuanto a que los asientos no sólo se producen
por la tensión directa vertical sobre el punto, sino por las influencias de las cargas próximas, y también
en función de las dimensiones de la zapata o superficie cargada.
Comparando con las relaciones de tensiones y deformaciones de Boussinesq, por ejemplo para zapata
circular de radio R en semiespacio elástico de coeficientes E y ν, el asiento se expresa:
π (1 − ν )2
s = q·R· ·
2 E
Si se considera q como la reacción media bajo la zapata o reacción de la subrasante, se cumplirá:
q 1 2 E
Ks = = · ·
s R π (1 − ν )2
Aquí ya se ve que Ks no es un valor intrínseco del terreno, sino que también depende del tamaño de la
placa cargada, y en relación inversa (a mayor radio R, menor valor del módulo de reacción o
coeficiente de balasto Ks).
La determinación del coeficiente de balasto, para no añadir más errores, deberá ser para cada caso,
obtenido in situ a partir del ensayo de placa de carga.
Según se vio en el capítulo 5, las dimensiones usuales de la placa son de 30×30 cm2 (1 pie cuadrado).
A partir del valor obtenido Ks1 para esa placa, se han derivado fórmulas empíricas para obtener el
coeficiente de balasto correspondiente para otras dimensiones. Así, por ejemplo, las debidas a
Terzaghi son:
K s1
- para suelos arcillosos: K s = ,
B
2
B +1
K s = K s1 ,
- para suelos arenosos: 2B
donde B es el ancho del cimiento real, expresado en pies.
En la tabla 10.3 se pueden observar los valores aproximados que suelen alcanzar algunos distintos
suelos (Wölfer).
Para la aceptación de estos coeficientes, se debe tener en cuenta que los factores de seguridad con los
que normalmente se calculan las fórmulas de asientos son suficientes para subsanar los errores de
precisión. Además, en los cálculos de losas y vigas de cimentación en los que aparece el coeficiente de
balasto, éste está bajo raíz cuarta, lo cual implica escasa repercusión en los valores finales.
Las NTE admiten la comprobación de asientos en pilotajes. Ello está basado en la hipótesis que los
asientos diferenciales entre dos grupos adyacentes de pilotes pueden ser de 1/5 del asiento máximo en
terrenos granulares, o de 2/3 del asiento máximo en terrenos cohesivos. Con ello los asientos
diferenciales son:
Las estructuras isostáticas de hormigón ya limitan mucho esa capacidad y mucho más las
hiperestáticas.
A la vista de los asientos previstos por el cálculo, muchas veces, se ha de reformar la cimentación o
aumentar la flexibilidad de la estructura proyectada.
Se deben tener en cuenta las presiones admisibles por limitación de asientos; pues aun estando lejos de
la carga de rotura, los asientos de una cimentación pueden ser catastróficos para la estructura. Por
ejemplo, en estaciones de radar, compresores, edificios de maquinaria muy sensible, etc., en los que
incluso una relación de (δ/l) <1/5000 puede destruir la utilidad del sistema, y por tanto el edificio
puede quedar fuera de servicio (terminología en el esquema de la figura 10.9).
• Asiento diferencial δ : es la diferencia de asientos entre dos puntos, también se llama asiento
relativo. El asiento diferencial entre soportes δs es la diferencia de asientos entre soportes contiguos.
Se podría calcular los asientos diferenciales de una construcción, despreciando las rigideces de la
misma, el resultado será el de asientos diferenciales muy superiores a los reales [Geotecnia y C.II ].
Pero en el cálculo es difícil tener en cuenta no sólo la rigidez del cimiento sino la del edificio
completo, incluyendo la tabiquería.
• Asiento máximo smáx: es el mayor descenso sufrido por los cimientos de un edificio. En el gráfico de
lafigura 10.9 se observa: s4 > s2 > s3 = s5 >s1; luego, s4 es el asiento máximo).
• Distorsión angular (β): es la relación entre el asiento diferencial entre 2 puntos y la distancia que
los separa, o sea: δ δ
s
= β (en el ejemplo de la figura 10.9 la máxima distorsión angular es 4 −3 ).
ls l 3− 4
Nivel de
cimentación
l2-3 l3−4 original
s1 s2 s3
δ4−3 s4 = s max
Fig. 10.9
Las normativas establecen los límites adecuados (no siempre coinciden) a la posible distorsión
angular, según el tipo de edificación. En figura 10.10 se representan los valores de distorsión angular
según Bjerrum(1963).
Fig. 10.10
• Desplome: distancia entre la proyección de la parte superior de un muro o pilar y la parte inferior del
mismo elemento (dp).
• Flecha relativa: máximo desplazamiento de un punto respecto a la línea que une los puntos extremos
de una dirección, ∆ (curvatura del mismo signo), dividido por la distancia entre dichos puntos LT, o
sea, fr = ∆/LT.
Se recuerda la solución de cimentación compensada (figura 10.11), adecuada para evitar grandes
asientos diferenciales, pues en cualquier punto del suelo bajo el cimiento, se mantienen relativamente
igualadas las tensiones.
(Cimentación compensada)
Fig. 10.11
11 Pantallas
11.1 Introducción
Para optimizar las soluciones a los problemas de aunar cimentación y contención de tierras, en
edificios con sótanos, se empezaron a desarrollar a principios de los años 50 las técnicas de los muros-
-pantalla.
El muro-pantalla soluciona los problemas de excavación y contención de tierras, sobre todo cuando
existe dificultad en la estabilidad de la excavación y preocupa la seguridad de edificios colindantes.
La cualidad básica, que le da nombre, es la de contención flexible, o sea que, al contrario que los
elementos rígidos de contención (como son los muros hasta ahora vistos, en capítulo 6), las
deformaciones (cambios de forma y movimientos de flexión que éstos experimentan) cambian la
distribución y magnitud de los empujes, e influyen notablemente en las resistencias y acciones mutuas
del suelo contenido y la estructura resistente.
En realidad los muros-pantalla, o simplemente, para abreviar, las pantallas pueden ser consideradas
como:
- elementos estructurales de contención flexible,
- y como otro tipo de cimentación profunda.
cable
pretensado
a) b) c) d)
Fig.11.1.1
Tablestacas (a) y (b): constituidas generalmente por elementos metálicos hincados, los cuales quedan
en contacto mediante juntas-guía que sirven para guiar la hinca de los elementos siguientes y
garantizan la estanqueidad del conjunto.
e) f) g)
Fig 11.1.2
Pantallas continuas in situ de paneles armados (c) o de paneles pretensados (d), o de pilotes
tangentes o secantes: todos suelen ser elementos hormigonados in situ y armados.
Pantallas de paneles prefabricados (f): análogas a las continuas, pero que están constituidas por
elementos de hormigón prefabricados que quedan unidos al fraguar una lechada de bentonita-cemento.
Entibaciones, con varios niveles de apoyo (g): construidas por elementos de madera y/o metálicos, que
funcionan como pantallas de tablestacas.
• Recogida de información geotécnica sobre el suelo involucrable por esa estructura flexible de
contención (y a veces también cimentación profunda ), que es la pantalla. Eso suele implicar:
Eso y más vendrá especificado, sin duda, en un buen y completo informe geotécnico.
Los datos de los parámetros geotécnicos (suministrados en el informe) necesarios para el diseño y
cálculo de la pantalla, en general suelen ser: densidades, resistencia al corte, resistencia a la
compresión simple, ángulo de rozamiento interno, resistencia a la penetración en cada capa o estrato
diferente implicado en el estudio; además de la situación del nivel freático, si se prevén filtraciones se
necesitará saber el coeficiente de permeabilidad y la densidad sumergida, para poder determinar el
gradiente hidráulico. Si hubiese consolidación se necesitarán el coeficiente de la misma, Cv, y el
módulo edométrico, Em, para estudiar los porcentajes de asientos esperables en el tiempo que dure el
proceso.
Los niveles freáticos (variabilidad previsible) y posibles zonas de erosión delimitan las áreas de
empujes, y por tanto influyen en el diseño y cálculo de la pantalla.
• Según su material
- Pantallas en voladizo.
- Pantallas ancladas (en uno o varios niveles), y según su grado de libertad en la base:
- de soporte libre,
- de soporte fijo,
- Pantallas acodaladas (entibaciones).
- Pantallas atirantadas.
- Pantallas de damas.
• Según su función
- Pantallas de impermeabilización.
- Pantallas de contención de tierras.
- Pantallas de cimentación de edificios.
- Pantallas combinaciones de las anteriores.
En el proceso de cálculo y proyecto de la pantalla, una vez establecidas las acciones en la misma, se
sigue con la elección del tipo de pantalla en cuanto a si trabajará en voladizo o tendrá anclajes.
Si se escoge la solución de anclajes se decidirá si se sigue el método del soporte libre, o del soporte
fijo, los cuales determinarán la longitud de la clava y el esfuerzo en los anclajes para garantizar el
equilibrio.
También se habrá de elegir el o los tipos de anclajes, y determinar sus zonas de acción y dimensiones.
Con todo lo anterior se podrán delimitar los esfuerzos estructurales en la pantalla y obtener los
diagramas de esfuerzos cortantes y momentos flectores.
La determinación de esos esfuerzos estructurales apuntarán a una necesaria sección del material de la
pantalla, generalmente de hormigón armado; por tanto, se comprobará la sección de hormigón y de
armadura y la disposición de la misma.
Así también se comprobará el acierto en la elección previa de las calidades y resistencias del hormigón
y del acero de los redondos a emplear, de acuerdo con la norma de obligado cumplimiento EHE
(Instrucción de Hormigón Estructural, de 1999).
Como paso obligado final está la comprobación de la estabilidad del conjunto (suelo-pantalla-
anclajes-sobrecargas), teniendo en cuenta que en la distribución de presiones en la pantalla flexible se
debe manifestar el tipo de coacción exterior y viceversa; los puntales, anclajes, o incluso la
profundidad de la clava están en relación directa con las deformaciones en la pantalla y con la ley de
empujes, con posibilidad de “efecto arco”.
El estudio del equilibrio total del conjunto se puede hacer siguiendo el método de Kranz (se detalla
más adelante).
El efecto arco se puede manifestar por la descarga en las zonas de mayor movimiento y por
concentración de más carga en las zonas más rígidas; por supuesto, los anclajes son elementos rígidos
o “duros” (figura 11.2 ).
Fig. 11.2
En la figura 11.3 se esquematizan las zonas en estado activo y pasivo que se pueden presentar en el
suelo involucrado por la pantalla.
Zona de
empuje
activo
El valor final de los empujes o esfuerzos que recibe la pantalla viene notablemente influido por la
propia deformabilidad; como es característico en las estructuras flexibles.
Generalmente las estructuras flexibles se diseñan para trabajar a flexión, y para aprovechar la
resistencia pasiva de su zona enterrada.
en el esquema de la figura 11.4, en el cual se puede observar la proporción existente entre los empujes
unitarios (tensiones horizontales) correspondientes a los distintos estados de equilibrio activo, reposo y
pasivo, y su correspondencia con los movimientos de la pantalla necesarios para conseguir tales
estados.
tensiones o empujes
σ'ho inicial (empuje al reposo)
movimiento hacia
la excavación
σ'ha (empuje activo) movimiento hacia
el terreno
Fig. 11.4
Tabla 11.1 Orden de magnitud de los movimientos necesarios para alcanzar los estados activo o pasivo (según
Sower)
σ' h
• Coeficiente de empuje al reposo: Ko =
σ' v
En suelos normalmente consolidados el coeficiente de empuje al reposo varía entre 0,4 y 0,8.
En suelos sobreconsolidados Ko oscila entre 1 y 2 (el suelo “no olvida” su historia de cargas).
Los valores del coeficiente de empuje al reposo, Ko, en función del coeficiente de Poisson, ν
(deformación transversal respecto a la longitudinal) se admite, sobre todo en comportamiento elástico,
que se determinen según la fórmula:
ν
Ko =
1− ν
También se puede adoptar para cálculo el valor deducible de la fórmula de Jaky:
Ko = 1- sen ϕ
Para predimensionado se suelen considerar como valores de coeficiente de empuje activo los de
Rankine y, por tanto, no se considera el rozamiento pantalla-suelo, o sea: δ =0. No obstante, si se
prefiere considerar en el cálculo el previsible rozamiento, según el aumento de la rugosidad de la
pantalla, se irá aumentando el valor del coeficiente de rozamiento pantalla-suelo: desde:
También se pueden utilizar los valores de empuje de Coulomb o de Caquot y Kerisel (tabla en el
anexo).
Fig. 11.5
En todo caso se aconseja reducir el valor del pasivo (se suele dividir por 1,5), ya que en realidad el
desplazamiento de la pantalla no es tanto como para llegar al estado límite de máximo (estado pasivo).
La pantalla se desplaza hacia el hueco de la excavación, empujada por las tierras del trasdós, y tiende a
rotar alrededor de un punto de ella, que está situado, aproximadamente, a medio camino entre el nivel
de excavación y su base (figura11.3).
sin embargo, por el intradós y bajo la excavación se tienen unos empujes pasivos (a pesar de todo,
difícilmente se llega al valor teórico de empuje pasivo, pues haría falta mucho más desplazamiento de
esas tierras). Las reducciones que suelen hacerse de este valor varían, según las diferentes teorías, pero
oscila entre la mitad y un tercio del valor del pasivo deducido por Coulomb o Caquot (el de Rankine
ya está muy reducido).
Activ
o≡K
Κp
vo ≡
Pa
)
siv
Pasi KA
A
-
o
KA
≡(
Κp
≡
Κ
e
≡
uj
p
mp
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Ac
Co
H
P1
A A1
O1
D P2
C
O
E'
P3
E
F
A2 J L
γDKp - γ(H + D)KA
γ(H + D)KA
γDKp γ(H + D)Kp - γDKA
γ(H + D)KP
Fig. 11.7
El cálculo de la pantalla en voladizo en suelo granular y seco se hará según los siguientes pasos :
2. Establecer las presiones activas y pasivas (según Rankine, o Coulomb, o Caquot y Kerisel).
3. Estudiar el equilibrio de las fuerzas horizontales (ΣFh = 0): siguiendo el esquema de la figura 11.6,
en el que ya se ha establecido el diagrama de presiones activas y pasivas, se plantea la ecuación de
equilibrio entre fuerzas horizontales
y resulta: D 2 K P − (H + D) 2 K A
z=
(2 D + H)(K P − K A )
Frente a la distribución más real de tensiones, y dada la complejidad del cálculo con el método más
exacto, se permite una distribución simplificada de las tensiones y, por tanto, el uso del método de
cálculo simplificado (figura11.8), según el esquema de triángulo pasivo con base horizontal y fuerza
de contraempuje (pasivo), CR, en el fondo del trasdós de la pantalla.
∑EA: resultante de empujes activos, que tiende a hacer girar la pantalla, volcándola hacia fuera, o sea,
hacia el hueco excavado.
∑EP: resultante de empujes pasivos, que tiende a estabilizarla. Se suele dividir el coeficiente de
empuje pasivo (resistencia pasiva) por el valor de 1,5, ya que no está suficientemente seguro que haya
tal desplazamiento como para garantizar toda la respuesta pasiva.
EA
D EP 1/3 H + D
1/3 D
CR
Fig. 11.8
El equilibrio de fuerzas horizontales (∑Fh = 0), asume la existencia de una fuerza de reacción (CR),
que equilibra el predominio del empuje pasivo.
El método de Blume introduce una hipótesis simplificadora: admite que el punto de aplicación de esa
reacción, también llamada contraempuje (CR), coincide con el centro de rotación -momento nulo-, a
profundidad t desde el nivel de excavación, y la longitud de clava necesaria se aumenta del orden del
20% de la profundidad de ese punto de rotación; o sea, la longitud empotrada, o clava real, será en
total:
D =1,2 t
A partir del diagrama de tensiones horizontales en la pantalla, se puede seguir con el diagrama de
esfuerzos cortantes y luego con el de momentos, teniendo los esquemas gráficos siguientes
(figura11.9):
z
H
PA (neto)
inflexión
a
CR
0,2t
diagramas de tensiones cortantes momentos flectores
Ahora se podrá calcular la profundidad total de empotramiento, o clava real, que será D ≥ 1,2 t.
ϕ c
σ
c / tgϕ
σII
σI
Fig. 11.10
En comparación con el valor de tensión para suelo granular puro, σII = σI· KA = γ·z·KA, en el caso de
haber cohesión, el efecto es:
1− K A
σII = γ.z.·KA − c ⋅
tg ϕ
O sea, el efecto es una reducción del empuje activo en una cantidad constante, para cualquier
1 − K A
profundidad, de valor = c ⋅ .
tg ϕ
Se puede contrastar lo anterior [Schneebeli] con la relación σ h = σ v·KA - 2c K A
.
Para el empuje pasivo, la influencia se manifiesta en el aumento de los esfuerzos pasivos en una
cantidad constante; así queda:
K −1
σI = KP.· γ.z + c ⋅ P
tg ϕ
En el caso activo se desprecian las presiones negativas en la parte superior de la pantalla; o sea, se
considerará σ = 0 para ciertosvalores de z:
(1 − K A ) ⋅ c 2c
z≤ ≤
K A ⋅ tg ϕ ⋅ γ γ K A
En suelos puramente cohesivos se considerará ϕ = 0O (figura11.11), y por tanto KA = KP = 1.
Esto se aplica a los cálculos de estabilidad a corto plazo en suelos cohesivos saturados. El valor de
cohesión será el correspondiente a cu = qu /2.
τ τ=c
c
σ
σΙΙ
σΙ
Las tensiones a uno y otro lado de la pantalla se representan en el esquema de la figura 11.12.
qu
j
m
H
2cu = qu
n
a o
γH − qu ≡γΗ − 2cu
d b
e f
2qu + γΗ
2qu - γΗ
Fig. 11.12
La zona de “tracción” (en la figura 11.11, el triángulo ijm) se desprecia; pero, si se prevé que las
grietas de tracción puedan estar con agua, se debe considerar el peso de ese agua como sobrecarga.
En la zona bajo nivel de excavación (tramo ob) se considera la presión neta (σhP - σhA,), es decir:
[γ(z − H ) + qu ] − [γ ⋅ z − qu ] = 2qu − γH
valor constante (no depende de z), quee irá en el sentido de intradós a trasdós.
La parte inferior de la pantalla (tramo be) se moverá hacia el trasdós, por lo que genera una reacción
pasiva. Por tanto se tiene como resultante
σ P − σ A = γ ⋅ z + qu − [γ (z − H )− qu ]= 2q u + γ ⋅ H
Cuando la profundidad requerida de excavación sea muy grande, de modo que los momentos máximos
que se obtengan en la pantalla autoportante hagan la obra casi irrealizable y/o antieconómica
(generalmente a partir de altura de pantalla de 8 a 9 m, según las condiciones del suelo), la solución
será no solamente confiar la estabilidad a la resistencia pasiva desarrollable en la parte enterrada, sino
también en un apoyo o anclaje próximo a la coronación de la pantalla; esto es lo esencial en la
pantalla anclada.
A veces, para hacer frente a grandes empujes y garantizar la estabilidad de una gran pantalla, hacen
falta varios niveles de anclaje; en este caso se calcula como viga continua con varios apoyos.
Los casos típicos de colapso o patología grave se pueden reducir a los esquematizados en la figura
11.13:
La estructura se comporta como una viga doblemente apoyada, y estará sometida a grandes
desplazamientos y giros -también se llama pantalla articulada- (figura 11.14).
La estructura puede fallar por colapso debido a exceso de carga en el puntal o por fallo del elemento
de apoyo o anclaje.
• Si el elemento flexible de contención está introducido en el terreno con clava suficiente para que sea
insignificante el movimiento de su extremo, se logra una especie de empotramiento, y se llama
pantalla empotrada o de soporte fijo (figura 11.18). La estructura se comporta como viga apoyada
empotrada; por tanto, no tiene (o es despreciable) desplazamiento ni giro en su base.
La rotura suele producirse por fallo a la resistencia estructural del propio elemento.
El análisis y cálculo de pantallas por este método sigue hipótesis similares a las asumidas para
pantallas autoportantes. Como toda estructura de contención flexible se proyecta para trabajar a
flexión y se aprovecha la resistencia pasiva que desarrolla su base empotrada. Pero, en este caso,
también se asume que la profundidad de empotramiento, D, es insuficiente para “fijar” el pie de la
pantalla, el cual se desplaza hacia adelante desarrollando la resistencia pasiva. El valor del coeficiente
de empuje pasivo, KP se debe disminuir, de modo que se considerará para cálculo, aproximadamente,
los 2/3 del máximo teórico.
El esquema de tensiones para cálculo, en caso de suelo homogéneo y sin ninguna otra complicación
(existencia de nivel freático, sobrecargas, compactación, etc.) se esquematiza en la figura 11.14:
H1 T
A
PAn tgδΑ
PAn
PPn tgδP
(H + D)/3
PPn
Do
(H + D) 2
PAn = ⋅ ⋅ K A
2
PPn D 2 ·⋅ ⋅ K P
PPm = =
F . S . (F . S .)2
donde:
Área de presión pasiva teórica
F .S . = = Factor de seguridad (≈2)
Área de cálculo
La longitud total de pantalla debe tomarse como la suma de la altura H sobre el nivel de excavación y
del valor bajo la excavación: D = t + 0,2 t = 1,2 t.
Según sea el movimiento vertical, los valores de δA y δP pueden variar de signo; por ello suele ser más
simple y conservador considerar δA =δP =0.
Si existe sobrecarga uniforme, se suele sustituir por una altura equivalente de tierras.
El máximo momento flector se sitúa en el punto de cortante nulo por debajo del cable de anclaje (en
figura 11.15 se representan los diagramas para pantalla de soporte libre en suelo granular y
homogéneo):
H M máx
(γK
)A
Q máx
t )
(γK
C
D
Los momentos flectores que se deducen del método expuesto son mayores que los reales, debido a los
siguientes motivos:
a) Por encima del tirante el movimiento de la pantalla puede dar empujes pasivos.
b) Cuanto más flexible es la pantalla, mayor es el “efecto arco”; las tensiones se concentran en zonas
de menor deflexión -o de mayor rigidez- como son la zona del tirante y la del fondo de la excavación.
c) Difícilmente se alcanza todo el estado límite pasivo (se suele dividir PP por 1,5 ó 2, sobre todo si
son valores deducidos del coeficiente de empuje de Coulomb).
Rowe (1952) estableció un método de reducción de momentos, ya que estudió la relación entre los
momentos observados y los calculados.
El máximo momento flector se debe reducir multiplicándolo por un coeficiente reductor (r ≤ 1), que es
función de la compacidad del suelo (suelo granular) y de un factor (ρ)que representa la flexibilidad
relativa de la pantalla -o tablestaca- (figura 11.16).
1,0
r ≡ (M diseño / M máx. )
0,8
Arena floja
0,6
Arena densa
0,4
0,2
0
10-3 10-2 10-1
ρ
m²
kp
M diseño = r · M máx.
Fig. 11.16
( H + D) 4
ρ=
E⋅I
donde:
(H+D): altura total de la pantalla; es la altura sobre nivel de excavación (H) más la longitud de
la clava (D);
Frente a los diagramas de empujes clásicos empleados en el método de soporte libre (free-earth-
support) (figura 11.14), existen otros que quieren plasmar las diferentes tensiones que en realidad se
producen cuando hay sobrecargas, compactaciones, cuando se produce el efecto arco, etc. Los más
representativos son los de Verdeyen, y los de las normas danesas (figura 11.17).
Efecto de
Efecto de sobrecarga
1,5 g
sobrecarga
gs
0,05 H
a 0,075 H ∆T
EP
H L/2
H
L
g
uto
) EA
(br
(bru
EP EP to
D
to)
1/3to
Fig. 11.17
Para conseguir disminuir los desplazamientos, giros y momentos en la pantalla, se ha encontrado una
solución consistente en aumentar su longitud empotrada -llamada longitud de clava-; de ese modo se
pueden conseguir movimientos nulos en su base y muy disminuidos en el resto de la pantalla.
La profundidad empotrada o enterrada de la pantalla, debe ser suficiente como para garantizar la
“fijación del pie” (de aquí su nombre). La estructura trabajará con el extremo inferior como si fuera un
empotramiento perfecto; este caso también se conoce como el de pantalla empotrada o de base fija
(figura 11.18). Este método de estudio de pantalla también se llama de Blum, por ser el nombre del
primer ingeniero que lo desarrolló, o también método europeo, para diferenciarlo del de soporte libre
o método americano.
HT
A T A T
N.F. N.F.
H
(K Α )
Hw HA
ΣEA
x=a a B RB
B
RB
D Punto de inflexión ≡ KC
≡ to
Α) Α)
Punto de empuje nulo
-K -K
P P
(K (K C
C
≈ 0,2to
Fig. 11.18
El método de soporte fijo se aplica principalmente a suelos arenosos de densidad media a alta.
De entrada presenta un problema diferente al de soporte libre, ya que aparte de las dos incógnitas del
caso anterior -clava (D) y reacción del apoyo, tirante o anclaje (T)-, existe en este caso una tercera
incógnita: la reacción del suelo en la zona del soporte, supuesta concentrada en el punto final de la
pantalla (C).
Para resolver el problema se suele recurrir al método de la viga equivalente: se asume, como nueva
hipótesis, que el punto de la pantalla en el que la resultante de empujes es nula, coincide con el de
inflexión (B), en el cual el momento es nulo. Con lo cual, se puede plantear el equilibrio de la pantalla
desdoblándola en dos vigas biapoyadas (figura 11.18).
• De la “viga superior'' se desconocen T y RB; con dos ecuaciones de equilibrio se resolverán las dos
incógnitas (∑M = 0 y ∑FH = 0).
De la ecuación que iguala a 0 la suma de momentos respecto al punto de inflexión (B), se obtendrá la
reacción del tirante (T), o sea:
∑M = 0 →T
Para ello se necesitará determinar la posición del punto B (punto de empuje nulo bajo la excavación).
En el caso de suelo homogéneo, sin influencia de nivel freático, la profundidad del punto de tensiones
horizontales nulas, a, será:
Conocida la situación del punto B (a una profundidad desde nivel de excavación igual a a y la
situación del punto de anclaje en la pantalla (distancia del punto de anclaje en la pantalla al nivel de
excavación (HA), se puede calcular el valor de T:
T (HA + a) = ∑EA·r'
A continuación se podrá deducir el valor de la reacción intermedia (RB), a través de las otras
ecuaciones de equilibrio (∑ FH = 0):
RB = ∑EA - T
• En la viga inferior (biapoyada), con reacciones RB y C, las incógnitas a resolver son C y to. Tomando
momentos respecto a uno y otro extremo, se deduce que:
C = 2 RB
con:
RB =1/6 γ·KC·to,
de donde:
6RB
to =
γ ⋅ KC
El valor de la parte empotrada total, clava real, D, será igual a 1,2 t, o sea: D = 1,2 (a + to).
También se aplica la reducción de empuje pasivo como en el caso anterior, y como en las demás
estructuras de hormigón armado se estudiarán los diagramas de tensiones, esfuerzos cortantes y
momentos flectores, para calcular y distribuir su armado (figura 11.19).
T
H
ΣEA
D t to EC
C C
≈ 0,2to
Este método, de soporte fijo, se adecúa mejor al comportamiento de pantallas en suelos de tipo arenas
medias a densas. Para arenas sueltas y arcillas en general suele utilizarse el método de soporte libre.
La presión lateral inducida en una estructura de retención por efecto de las sobrecargas se manifiesta
de diferente modo e intensidad, según sean esas sobrecargas. Se suelen distinguir los siguientes tipos:
qo1
tensión de
qo1 sobrecarga 1
hf1 = γ1
γ1 K
qo2 γ1
A1
γ2 γ2 K
P2
tensión de γ2 KA2
sobrecarga 2
qo2
hf2 = γ2
Fig, 11.20
• Sobrecarga aplicada en un área limitada: por ejemplo la debida a un carril de autopista o cualquier
carretera, o zapatas de cimentación corridas que en un determinado tramo vayan paralelas a la
estructura de contención.
• Sobrecarga en línea: por ejemplo cimentación en faja de un muro o pared estrecha que corra paralela
a la estructura de retención (caso bastante similar al anterior).
• Sobrecarga puntual: similar a la que produce una zapata circular o cuadrada, suficientemente
pequeña como para poder considerar la carga, prácticamente, concentrada en un punto.
A partir de las fórmulas de Boussinesq y Terzaghi, en la figura 11.21 se indican las tensiones
horizontales en las pantallas, debidas a distintas sobrecargas. (La formulación ya quedó expuesta en el
capítulo 6, figura 6.36).
q
QL
x = mH β
α β/2
z = nH
H
PH
σH σH
H
0,2
m = 0,5 m = 0,6
Valores de n = z/H
m = 0,2
m = 0,7
0,4
m = 0,3
m = 0,4
0,6 H
m R m PN( QP) R
0,1 0,60H 0,2 0,78 0,59H
0,3 0,60H 0,4 0,78 0,59H
0,8 0,6 0,45 0,48H
0,5 0,56H
0,7 0,48H
1,0
0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0 0,5 1,0 1,5
Valor de σH( QHL ) Valor de σH( QH²P )
Fig. 11.21
En épocas de lluvias intensas o en trombas de agua, se puede tener un rápido incremento del nivel de
agua en el terreno y, por tanto, tras la pantalla puede haber un nivel de agua más alto que en el frente
de ella; esa diferencia de niveles de agua introduce unas presiones adicionales en la pantalla.
Puede empeorar la situación si el agua se filtra a través del suelo, buscando salida hacia el frente de la
pantalla; ya que se originan unas presiones de filtración hacia abajo del trasdós de la pantalla (figura
11.22), que después –siguiendo unas líneas de filtración- pasarían por debajo de la misma, y en la
parte de suelo frente a su pie la presión de filtración, que ahí es ascendente, reduciría la presión
efectiva de esa zona de suelo y, por tanto, disminuiría su resistencia pasiva, lo cual es altamente
peligroso para la estabilidad de la pantalla. (Ver presión de filtración, y gradiente hidráulico crítico en
capítulo 2).
N.F.
1
Hu
1/10 Hu 2
3
D 10
4
9
5
8
7 6
Roca impermeable
Fig. 11.22
N.F. N.F.
Hu Hu· γw
Hu Hu· γw
Suelo permeable
Fig. 11.23
que conducen a las relaciones tensionales correspondientes con los empujes al reposo, activo o pasivo.
En zonas de profundidad somera del terreno a contener, cercanas a la pantalla, la tensión horizontal
efectiva puede valer, según esté más o menos descomprimido el suelo granular: 1h’= KA. 1¶v, o se
puede acercar a KoÂ1¶v (ver los valores tipo dados en el capítulo 6, en la teoría de empujes).
Al alejarse el compactador hay un decremento de tensión vertical (en la figura 11.23 se representa por
la línea que va del punto B al C), pero la tensión horizontal no decrece en la misma medida y queda el
suelo como sobreconsolidado (representado en el punto C, cercano a la línea de comportamiento del
estado pasivo).
σ'v KA
σ'VB K0
B
σ'vc C KP
σ'VAA
σ'hc σ'h
Fig. 11.24
Cota deseable
Cota actual
O
S
L
(KP)
A
(KP)
(KA)
Fig. 11.25
A medida que se sube el relleno y se compacta, la curva SLA se desplaza hacia arriba, dejando las
zonas profundas en una situación más cercana a la de “activo”. En la práctica se suele esquematizar, y
según Broms (1971) se reduce el valor de KP hacia el valor de KO, ya que difícilmente se consigue
llevar por compactación el suelo al estado de resistencia pasiva.
11.14 Anclajes
Los llamados tirantes anclados o anclajes son unos elementos de sujeción de estructuras al suelo,
destinados a colaborar en la estabilidad del conjunto suelo-estructura.
El anclaje puede hacerse efectivo con grandes bloques o “muertos” de hormigón, o por placas
continuas de hormigón, o por conjunto de pilotes que trabajen a compresión y tracción, etc. En la
figura 11.26 se esquematizan los principales tipos de anclajes
relleno
relleno "muerto" (dead man anchor)
transmite esfuerzos de E p y de T
fricción en lado y base del bloque de
T hormigón
nivel final
W
arena y grava compactadas en
W capas
T
nivel original
n
resió
tracción
p
com
n
resió
p
tracción
com
cosido de macizo
rocoso
anclaje en zapata y/o en losa contra
subpresión y/o deslizamiento
viga de anclaje
(de tensión)
pilotes
horizontal o inclinado
transmiten esfuerzos de
resistencia pasiva
larguero
tornapunta o rastra
forro
puntales provisionales para
excavaciones poco profundas
otros tipos de
soportes laterales banquetas o bermas
de terreno
Fig. 11.26
- Pasivos: si entran en tracción por sí mismos al entrar en acción las cargas o las fuerzas exteriores, y
se oponen al movimiento del terreno y de la estructura (para grandes deformaciones).
- Activos: generalmente pretensados; una vez instalados se pretensa la armadura hasta llegar a su carga
admisible que comprime al terreno situado entre el anclaje y la estructura; cuando actúa la fuerza
exterior se produce una descompresión del terreno pero no debe moverse la cabeza de anclaje hasta
que no se rebase el esfuerzo de pretensado.
- Mixtos: caso intermedio a los anteriores; se pretensa con carga inferior a su carga admisible,
quedando una parte de ésta disponible para poder hacer frente a movimientos imprevistos.
Existen otros tipos de soportes laterales, aparte de los anclajes, como son:
- puntales provisionales;
- banquetas de terreno;
- el propio forjado del edificio a construir, utilizando el sistema ascendente-descendente, que
supone la colocación previa de pilares metálicos sobre pilotes de hormigón (figura 11.27).
Pilar (metálico)
Pilote
(III)
(IV)
Fig. 11.27
Entre los principales campos de aplicación de los distintos tipos de anclajes se distinguen:
- Para estabilización del terreno: para comprimir el terreno, en cosido de diaclasas ( en macizos
rocosos fisurados).
- Para aumentar la resistencia al corte en taludes (evitan el deslizamiento de los taludes tanto en roca
como en terrenos sueltos).
- Para sujeción de bóvedas de túneles, sujeción de paredes de excavación, etc.
- Para refuerzo de estructuras: postensado de estructuras, atirantado de bóvedas y arcos, etc.
- Para arriostramiento de estructuras de contención: entibaciones, tablestacados, ataguías, pantallas de
hormigón continuas o de pilotes, muros construidos por elementos en fases descendentes, etc.
- Para absorber esfuerzos en la cimentación de estructuras: soleras bajo nivel freático, con fuerte
subpresión. Para sujeción de soleras de sótanos sometidos a subpresión.
La longitud del tirante será suficiente para garantizar la resistencia prevista en un suelo fuera de
posible cuña de rotura o de plasticidad. En la gráfica de la figura 11.28 se especifican cuatro distintas
zonas:
A B1
H
,15
H B2
>0
/2)
C
4−ϕ
(π/
45º
d0 ϕ (similar al ángulo de talud natural)
punto de momento nulo
Fig. 11.28
Los tirantes de anclaje son fundamentalmente elementos que trabajan a tracción. Se disponen de modo
que se sujetan o anclan por un extremo al terreno, a cierta profundidad, y por el otro se fijan al
elemento estructural, tras la pantalla, placa o muro. Asocian al conjunto el peso del terreno que les
rodea.
En un anclaje inyectado directamente al terreno se suelen distinguir tres partes (figura 11.29):
Fig. 11.29
La zona libre se suele proteger con una vaina de plástico o metálica rellena con materiales sintéticos o
inyecciones especiales. Las inyecciones suelen ser de lechadas densas con aditivos expansivos para
evitar la retracción, se aplican a presiones suficientes para iniciar la rotura del suelo y rellenar
totalmente las grietas y el bulbo previsto.
T'
≥1,5
EA T
ϕ T'
(T)
C
R1
l1 W
W
C
EA
xB
E
α
d
δp
=c
ϕ
Rc
B R1 E
Punto en que el Equilibrio de fuerzas
momento M es nulo
Fig. 11.30
3) La resistencia estructural del anclaje determina la sección de acero. Se admite tensiones de trabajo
§ GH OD GH URWXUD R HO GHO OtPLWH HOiVWLFR
En la figura 11.31.1 se presentan dos filas de anclajes del tipo inyectado, y en figura 11.31.2 otra
disposición de anclaje mediante placa, bloque o “muerto” de anclaje.
0,2H
(45−ϕ/2) (45+ϕ/2)
≥ Pp h
5m PA h1
H ϕ
/2)
≥
(45-ϕ
(45−ϕ/2)
4Bh
H
Bh
5
≥0,1
R
b ∆Pp ϕ
1) Anclaje b 2) Placa o bloque de
inyectado anclaje ("muerto")
Fig. 11.31
Los bulbos inyectados deben separarse una distancia superior a cuatro veces la anchura previsible de
la zona inyectada, Bh, para que no se interfieran entre ellos.
El método de Kranz simplifica el estudio del equilibrio del conjunto de suelo implicado por la pantalla
y el o los anclajes, según se ve en la figura 11.32 para el caso en que el anclaje de la fila inferior es de
mayor longitud que el de la fila superior, y en la figura 11.33 para el caso contrario.
C E
E1
A1 A1
ϕ
E2
E1 A'1
A2 A2 ϕ
G1 F Q1 F
δ δ G
E E (A1+A2)
E2
ϕ
B E B
Q1 G1 ϕ
A1' teórico Q2 Q2
µ=
A1 necesario
(A1+A2) teórico G
µ=
(A1+A2) necesario
E
Fig. 11.32
A E
A1
E11
ϕ E12
A2 A2 ϕ
G
δ A'1,2≥ 1,5(A1+Α2) δ
G1 Α'2≥ 1,5Α2
E E1 (Α1+Α2) E
E12
B ϕ B
Q1 G1 Q2
Q1 Q2 ϕ
(Α1+Α2) teórico
µ= G G1
(Α1+Α2) necesario Α2' teórico E
E µ=
Α2 necesario
Fig. 11.33
11.15 Entibaciones
Cuando las estructuras flexibles de contención de tierras se van a ejecutar de una manera determinada,
o se prevé un número elevado de apoyos, generalmente se derivan a las llamadas entibaciones.
La entibación consiste, generalmente, en un conjunto de tablestacas verticales soportadas por una serie
de puntales y codales. Los materiales habituales son madera y/o planchas de acero y perfiles
metálicos.
- También se suele entibar a medida que se excavan zanjas por bataches, sin hinca previa de perfiles.
Cota 0
Cota intermedia
(Tipos de tablestacas)
Planta
Ademes
Alzado
Zp
Costillas
Método berlinés A
Detalle A
Fig. 11.34
Todos estos sistemas conducen a pantallas más o menos discontinuas (semicuajadas o cuajadas), con
gran número de apoyos, en los que la distribución de empujes no es tan lineal como en las pantallas
continuas consideradas en los apartados anteriores.
Los diferentes métodos de construcción y las rigideces de los soportes hacen que la forma y magnitud
de las presiones en una entibación no sigan exactamente las teorías tradicionales de presión de tierras.
El procedimiento habitual de diseño sigue el método propuesto por Terzaghi y Peck (1967). Se ofrece
un esquema en la figura 11.35.
Ps Ps Pc Pc'
0.2 H 0.2 H
0.3 H 0.25H
0.25H
0.2 H 0.15H
(Pf) (Pf) (Pf) (Pf)
Puntal o codal a) b) c) d)
ficticio Arena densa Arena suelta Arcilla blanda Arcilla dura
a media (y fisurada)
Fig. 11.35
En el análisis del cálculo estructural se parte de la envolvente de presión aparente considerada para el
tipo de suelo que corresponda, y a cada apoyo se le atribuye su parte proporcional de empujes (según
el área correspondiente entre mitades de distancias entre apoyos o puntales vecinos).
La base, muy poco empotrada, se supone que actúa como puntal adicional ficticio; por lo tanto, recibe
su parte en la distribución de empujes.
Los empujes se calculan con el peso específico efectivo, y si hay parte de la entibación bajo nivel
freático, se suma la presión de agua correspondiente.
Para el cálculo estructural se admite que los momentos máximos en pantalla, tanto positivos como
negativos, valgan PL/10, donde P = carga que absorberá cada puntal.
Las excavaciones apuntaladas en suelos arcillosos se suelen hacer muy rápidamente en relación al
tiempo necesario para que la arcilla se ajuste a las nuevas condiciones de esfuerzo y humedad; por
tanto, se ajustan a un valor de su resistencia al corte no drenado; o sea, se comportarán según el
criterio de a corto plazo:
- cohesión: c = cu,;
- ángulo de rozamiento interno: ϕ = 0o
- presiones: totales.
Para que no influya en los empujes de cálculo la cercanía de un vial o de una cimentación se
comprobará si se cumple una relación de distancias (según la norma NTE ADZ de Acondicionamiento
del terreno. Desmontes, Zanjas y Pozos, esquematizado en la figura 5.36).
d1 d2
h
H
H ≤ d2
2
H ≤ (h + d1 )
2
Fig. 11.36
B √2
2
45º
B √2
2
Fig. 11.37
En una rotura a corto plazo se moviliza la resistencia al corte sin drenaje (cu). Terzaghi (1943)
determinó la altura de excavación crítica (Hc) de una zanja indefinida (L ªB):
5,7 cu
Hc =
c
donde: γ− u 2
B
γ: densidad de la arcilla;
B: ancho de la zanja;
cu: resistencia al corte no drenado.
El efecto de forma, en zanjas de longitud finita, L, fue introducido por Tschebotarioff (1951):
5,1 cu
Hc =
2 B cu
γ − 1 + ·
L B
En 1956 Bjerrum y Eide proporcionan la fórmula del coeficiente de seguridad (F) a la rotura y del
levantamiento del fondo de una excavación en suelo arcilloso blando:
cu
F = N cb
donde: γ·H + p o
10
Fondo circular o
9 cuadrado
B =1
8 L
0.5
Factor Ncb
7 0.0 q
6 Zanja indefinida
γ H
5
B
4
0 1 2 3 4 5
Profundidad relativa H/B
Fig. 11.38
Ejercicios
1.1 De una muestra de arena húmeda se quieren determinar algunas de sus propiedades índice. La
muestra ocupa un volumen de 540 cm3, y su peso es 1015 g. Después de secarla durante 12 horas en
º
horno a 105 C, su peso es 910 g y su densidad de partículas sólidas es 2,68 g/cm3 (26,8 kN/m3).
Determinar:
- Densidad natural (densidad húmeda) o peso específico natural.
- Índice de huecos (o índice de vacíos).
- Porosidad.
- Humedad natural.
- Grado de saturación.
Para facilitar el proceso, es conveniente tener presente el esquema de un elemento de suelo, y proceder
a ordenar los datos, con la nomenclatura adecuada, para la posterior aplicación de las fórmulas y su
sustitución por los valores numéricos correspondientes.
WT 1015
Densidad natural, γh: γh = = = 1,879 g / cm 3 = 18,79 kN/m 3
VT 540
Ws
Vv VT − V S VT − γ s 540 − 910 2 ,68 540 − 339,55
e=
( )
= = = = =
Índice de huecos, e: V S VS Ws 910 339 ,55
γs 2 ,68
= 200,45 = 0,59
339,55
VV e 0 ,59
Porosidad, n : n= = = = 0,371
VT 1 + e 1,59
WW WT − W s 1015 − 910
Humedad natural, w: w= = = = 0 ,1153 ≡ 11,53%
Ws Ws 910
WT − W S 1015 − 910
Grado de saturación, Sr: S r = Vw = Ww / γ w = γw
= 1 =
Vv VT − V s W 910
VT − s 540 −
γs 2 ,68
105
= 0 ,5238 ≡ 52,38%
200,45
2.1 De un terreno se sabe que está compuesto por tres estratos: grava, arcilla y grava, que descansan
sobre roca granítica.
Se pide:
- Confeccionar un diagrama de distribución de presiones totales, neutras y efectivas (se supondrá nula
la capilaridad).
Se adjunta esquema acotado del perfil estratigráfico, con situación del nivel freático (N.F.):
Suponer nula la capilaridad implica, a efectos prácticos, que sobre la línea de nivel freático (N.F.) se
considera el suelo seco, o con la densidad aparente que de el informe geotécnico. También se
considera que bajo nivel freático el suelo está completamente saturado. La densidad dada, sin
subíndices, es la aparente o natural en ese suelo; por tanto, la correspondiente a suelo bajo N.F. será
γsat.
pt: La presión total se calcula multiplicando la altura de tierras sobre el punto considerado, por su
densidad natural (si se trata de suelo bajo NF. será la densidad γsat ).
u: La presión neutra, o de poro, es la presión debida a la altura de agua posible sobre el punto
considerado en ese suelo. Prácticamente se calcula como la profundidad bajo N.F. a la que está el
punto en cuestión, multiplicada por la densidad del agua (γw = 1t/m3 ≡ 10 kN/m3).
p’: La presión efectiva es la debida al esqueleto mineral del suelo, sin tener en cuenta el agua; por
tanto (según Terzaghi: p’ = pt - u), se puede calcular restando la presión neutra de la total. También
se puede calcular considerando el producto de la altura de tierras sobre el punto de estudio, por su
densidad correspondiente, la cual será, para suelo sobre N.F. la densidad seca, γd, y para suelo bajo
N.F., la densidad sumergida, γ‘.
-3
-6
-9 Totales
Neutras
102
Efectivas
N.F.
h = 4,0 m
S γs = 2,65 t/m3
n = 0,4
d=x
l
Este valor de presión efectiva puede llegar a valer 0, si el valor del gradiente hidráulico es lo
suficientemente alto como para que se igualen el sustraendo y el minuendo en la anterior expresión.
Precisamente al valor del gradiente hidráulico, i, que hace esto posible, se le conoce como gradiente
hidráulico crítico, ic; su valor se deduce de la anterior ecuación (despejando i para p’=0); así:
γ' γ − γw
ic = = sat ≈ γ sat − 1 ( si γ w = 1t / m 3 )
γw γw
Como, por otro lado, el gradiente hidráulico se define como la relación entre la diferencia de altura
piezométrica entre dos puntos de suelo, h, y la longitud de la línea de filtración de agua, l, a través del
suelo existente entre esos, también se tiene:
h
i=
l
El gradiente de cálculo, i, será menor que el crítico:
i
i= c
η
donde η es el coeficiente de seguridad.
Se deberá conseguir que el gradiente que exista, i, sea bastante menor que el crítico; en este caso que
sea la tercera parte (η = 3).
De las anteriores igualdades, y escogiendo el caso más peligroso, l mínimo, que corresponde al
recorrido de filtración lo más pegado a la superficie de la pantalla o tablesataca, l = h + 2x, se deduce
el valor de la profundidad de la pantalla, x:
4 0 ,99
= → x = 4,06 m
4 + 2x 3
Consolidación (tema 3)
3.1 Un terreno arcilloso de 12 m de espesor se encuentra en equilibrio bajo la acción de una presión
vertical de 150 kN/m2. En estas condiciones, su índice de huecos es e0 =1,2. Al aumentar la presión
hasta un valor σ1 = 300 kN/m2 , el índice de huecos pasa a ser e1 =1,18. La capa de arcilla, que tiene
libre drenaje superior e inferior, alcanza al cabo de 10 minutos un 50 % de su consolidación.
Calcular:
- Em (módulo edométrico);
- Cv (coeficientede consolidación);
- k (coeficiente de permeabilidad);
- s (asiento o reducción del espesor del estrato).
El módulo edométrico, Em, como similar al módulo de deformación, se puede considerar como la
relación entre tensión y deformación unitaria provocada por aquélla. La deformación en el edómetro
se relaciona con la disminución de índice de huecos; o sea:
∆σ' 1 (1 + e0 ).∆σ'
Em = = = = (sustituyendo valores)
∆e mv ∆e
1 + e0
=
(1 + 1,2) × (300 − 150)kg / cm 2 = 16 500 kN / m 2
1,20 − 1,18
Hf,: altura máxima de recorrido del agua al drenar o filtrarse a través de los poros; depende
entonces de la posibilidad de la capa en cuestión para drenar por uno o por ambos límites
superior e inferior (capa semiabierta: Hf = H real de la capa ; o abierta: Hf = H/2);
Por tanto, sustituyendo los valores respectivos, se obtiene: por el dato del 50%, (entrando en la gráfica
de la figura 3.13)→ Tv = 0,2
Cv =
0 ,2 × 6 2 m 2( )
= 0 ,01 m 2 / s ( )
10 × 60 (s )
(
C v cm 2 / s = ) k
γ w .mv
→ k = C v ·γ w ·m v
( ) (
C v .γ w 100 cm 2 / s × 10 −3 kp / cm 3
=
)
= k = 0 ,6 × 10 (cm / s )
−3
k=
Em (
165 kp / cm 2 )
s, el asiento diferido, de consolidación (directamente proporcional al espesor de la capa que consolida,
al incremento de la tensión efectiva responsable de ese proceso, y al coeficiente de
compresibilidad del suelo en cuestión, o inversamente proporcional al módulo edométrico) es:
- Determinar el valor de la carga puntual Q que puede hacer que el punto A (situado en la vertical de la
carga y a profundidad de 3 m –en croquis adjunto-) llegue a rotura. (Aplicar fórmulas de Boussinesq
en el semiespacio).
Ko = 0,5
z R γ = 20 kN/m3
3m ϕ = 30o
c = 2 kN/m2
A
r
El punto A, en el semiespacio de Boussinesq, está sometido a una presión vertical total, suma de dos
acciones:
1) debida a la altura de tierras encima de él, de valor σv = γ ·z:
σv = 3 × 20 = 60 kN/m2
pw = 0 (si no hay presencia de nivel freático, la presión de agua es nula).
σ’v = σv - pw = 60 kN/m2
Puesto que el coeficiente de empuje al reposo es Ko = 0,5, se deduce la tensión efectiva horizontal:
2) debida a la carga puntual Q que actúa en superficie, y en función de la distancia a ella, se tiene un
valor: 3Q z 3
σz =
2 π R5
Sustituyendo valores, se obtiene:
3 Q 33
σz =
= 0 ,0530 Q
2 π 35
Si se quiere obtener el resultado de presión vertical a partir de la tabla 4.1, de los coeficientes de
influencia para tensiones producidas por carga puntual, basta con entrar en la tabla con la relación r/z y
obtener el coeficiente Kz:
en este caso es r/z = 0/3 = 0; por tanto, le corresponde Kz = 0,477, y ahora, sustituyendo
en la fórmula
Q Q
σv = K z · 2
, se obtendrá : σ v = 0,477 × = 0 ,0530 Q
z 32
La tensión radial Q 3r 2 z (1 − 2ν )
σr = + ,
2π·R R 4 R + z
Sustituyendo queda
Q 3 × 0 (1 − 2 × 0 ,33)
σr = + = Q × 0 ,002 ≈ 0 , (despreciable )
2π·3 R 4 3+3
Por lo que el estado final de tensiones se puede resumir en el esquema siguiente:
60+0,053 Q (kN/m2)
30 + 0,0029 (kN/m2)
La condición de rotura es la tangencia del círculo de Mohr a la recta de resistencia intrínseca (criterio
de Coulomb), y también según los estados de Rankine, las relaciones entre tensiones horizontal y
vertical en el equilibrio límite de mínimo o activo cumplen:
se deduce el valor de Q:
1,2329
Q= = 83 t ≡ 830 kN
0 ,0147
30 m
Información previa:
Se obtendrán (generalmente del Ayuntamiento) las situaciones de las redes subterráneas de agua, gas,
luz, saneamiento, etc.
Siguiendo lo prescrito en la norma (NTE-CEG), se tendrán las secciones del edificio con las posibles
cotas relativas a la superficie del terreno, tipo de estructura, con plano de planta acotado de los apoyos
del edificio con indicación de las cargas a transmitir a la cimentación
En este caso, la estructura es porticada de hormigón armado, forjados uni o bidireccionales, y las luces
entre ejes de pilares son de 5 m × 6 m, y se prevé una carga de trabajo en base de los pilares más
cargados de 24 t por planta y pilar; o sea, en cabeza de cimiento le llegan 9×24= 216 t, y al terreno que
aguanta el cimiento ≈ 220 t.
Tipo de edificio: según la NTE-CEG, con la estructura porticada de hormigón y modulación entre
apoyos menor de 7 m,...etc., le corresponde el tipo N
Número de puntos a reconocer, n: al menos n =3 puntos (uno cada 225 m2, y en este caso hay 600 m2).
La ubicación de ellos será en las partes más conflictivas y cargadas del suelo a reconocer, y de manera
que se puedan hacer los necesarios perfiles estratigráficos según dos o más secciones. Ya que no se
tiene suficiente documentación geotécnica previa de edificios cercanos, aquí será apropiado efectuar 4
ó 5 sondeos, en función de las diferencias que se encuentren entre los cuatro primeros.
PE1
S-5 Profundidad a alcanzar en cada
30 m punto: P = f + z,
S-1
con:
20 m f: profundidad en m del plano
60 de apoyo de la cimentación
S-4
prevista (aquí f ≈ 3 m) ;
PE1 S-2 S-3 z: profundidad en m, función
del tipo de cimentación.
61
Para zapatas aisladas:
q·b
la profundidad z ≥ en el 25% de n
10
0,6 T en el resto
donde:
q: relación entre la suma, en t, del peso propio, cargas permanentes y sobrecargas del edificio a
cimentar, y el área en m2 a ocupar por éste;
b: dimensión menor en planta del edificio, en m;
T: suma del peso propio, cargas permanentes y sobrecargas del apoyo más cargado, en t
7 ,2 × 20
= 14 ,4 m (en uno o dos sondeos)
10
z≥
0 ,6 25 = 3,0 m (en el resto)
Luego la profundidad p ≈ 14,4 +3 ≈17 m en los sondeos S-1 y S-2, y en el resto basta, en principio con
6 m, pero si hay apreciables diferencias, también se profundizará hasta los 17 m en los demás sondeos.
Se recomienda profundizar en los demás hasta la cota del nivel freático (cota de N.F. ≈ -8 m).
Si el perfil estratigráfico PE1 (pasa por los sondeos S-2, S-4 y S-1) no tiene diferencias notables
respecto a los PE2 (pasa por S-3 y S-4), PE3 (por S-2 y S-3) o PE4 (pasa porS-1 y S-3), no hará falta
efectuar el sondeo S-5.
S-2
S-4 S-1
2,5 m relleno poco o nada compactado
Si el perfil PE1 ha dado el resultado grafiado en el esquema, se pueden ya perfilar los ensayos
necesarios, en función de la naturaleza y alternancia de los estratos.
Pozos o calicatas: en vista del espesor del relleno y dada la dificultad de efectuar pozos sin entibación,
sólo se ha hará uno, cercano al posible S-5 y se profundizará hasta la cota del nivel freático. Se sacarán
muestras-bloque inalteradas de los dos primeros estratos bajo el relleno (muestras tipo I de la NTE)
Sondeo y Penetrómetro dinámico estándar (SPT): cada 2 m y cada cambio de estratose sacará del
testigo del sondeo una muestra inalterada, y a continuación se efectuará el ensayo estándar de
penetración, con lo que se obtendrá el promedio de N para cada estrato (número de golpes para hincar
la cuchara toma-muestras estándar una profundidad de 30 cm), y con ello se podrán correlacionar
valores y parámetros resistentes y deformacionales.
- límites de Atterberg, 75 %;
- contenido de sulfatos, en el 100 % de las muestras, hasta 2 m por debajo del plano de apoyo de
la cimentación probable.
- humedad, 100 %;
- densidad, 100 %;
- índice de fluidez: 75 %;
- Hinchamiento Lambe: seguramente no hará falta, pues se recomienda para muestras con índice
de fluidez menor de 0,3 y aquí no se dan esos casos, ya que el suelo fino que está por encima del
nivel freático, por capilaridad, tendrá un elevado grado de humedad.
- edométrico, cada muestra tipo I, muestras bloque y las inalteradas (muestras que la norma exige
que mantengan inalteradas las propiedades mecánicas del terreno en su estado natural).
Analizando los resultados el informe geotécnico, en sus conclusiones debe aconsejar efectuar dos
sótanos en lugar de uno, ya que el peso neto que recibirá el suelo de desplante de la cimentación, en
este caso de dos sótanos, será incluso menor, y además en esa cota, el suelo es de mejor capacidad
resistente. Esta nueva solución estructural conducirá a una menor superficie de las zapatas y a un
menor asiento general y diferencial.
O sea:
sc 10 kN / m 2
hf = = = 0 ,55
γ n 18 kN / m 3
H 2H 5,8 2 × 5,8
≤B≤ = 2 ,9 ≤ B ≤ = 3,8 ; B= 3,8 m, cumple.
2 3 2 3
xo =
∑ Me =
811,22
= 2 ,257 m
∑ Fv 359 ,30
Las fuerzas horizontales, debidas a los empujes de tierras, se pueden determinar mediante la teoría de
empujes de Rankine; el coeficiente de empuje activo es:
El empuje activo que actúa en el trasdós vertical supuesto al final del talón, tiene un valor:
El momento volcador es: EA· yo = 97,98 × 2,11 = 206,74 m·kN/m; luego, el coeficiente de seguridad al
vuelco :
811,22
C sv = = 3,92 > 2
206,74
Frente a vuelco cumple sobradamente.
tg ϕ N ' tg ϕ
= Cs = ≥ 1,5
T N' T
Se pueden sustituir valores y, suponiendo la base perfectamente rugosa, (rozamiento = ϕ):
C sd =
∑ Fv ·tg ϕ = 359,30 × 0,70 = 2,5 > 1,5
∑ Fh 97 ,98
d) Para el estudio del paso de la resultante de fuerzas por el núcleo central de la base, se recuerda que
en una sección rectangular el núcleo central está en el tercio central, ello equivale a imponer que la
resultante tenga una excentricidad e<B/6:
3,8
En este caso la condición es: e<
= 0,63 m
e 6
Si se supone que la resultante pasa por el punto P de la
base, se deberá cumplir que la excentricidad, eP, sea
σmáx σmín menor que 0,63 m.
B
∑ M P = 0 ⇒ ∑ Fh · y o + ∑ Fv xo − 2 + e P = 0
Sustituyendo valores:
(
97 ,98 × 2 ,11 = 359,3 × 2 ,25 − 1,90 + e P )
De donde se despeja el valor de eP:
e) Condición frente al hundimiento o fluencia del terreno bajo la base del muro:
Se supondrá que bajo el punto O, extremo en el que la presión será la máxima, se puede permitir
(según la norma) :qmáx ≤ 1,25 qad.
Una práctica reconocida es asemejar la carga admisible a la que tiene una zapata superficial de base
igual a la mitad de la anchura de la zapata del muro. En este caso, aplicando la fórmula simplificada de
Terzaghi, será
qh =γ·D·Nq + 0,5 ·γ·B Nγ =
En los datos del enunciado se fija la comparación con el valor más desfavorable de qad = 4 kg/cm2
Para hallar las tensiones máxima y mínima que la zapata del muro transmite al terreno se aplicarán las
fórmulas desarrolladas en el apartado 6.12:
σ máx =
∑ FV 6e 359,3
1 + = 1 +
6 × 0 ,225
= 128,11 kN
B B 3,8 3,8
σ mín =
∑ FV 6e 359,3 6 × 0,225
1 − = 1 − = 60 ,95 kN
B B 3,8 3,8
La tensión máxima en un punto se permite que llegue a ser un 25% mayor que la admisible, siempre
que en el centro de gravedad de la superficie de contacto no se supere, o sea:
Taludes (tema 7)
H= 8 m
Arcilla saturada
β=20º
γ = 1,5 kN/m³; c = 30 kN/m²
D= 3 m
Roca
A la vista del suelo y del ángulo de talud, se sospecha la posible rotura por arco profundo o de medio
punto. La posible rotura vendrá limitada en su parte inferior por la cota de aparición de la roca y,
también, por la inclinación del talud (ángulo de talud, β), la naturaleza del suelo, y el ángulo de
rozamiento interno (ϕ).
En este caso, de ángulo de talud β = 20o(<53o), y en suelo arcilloso, la rotura sería según un círculo
profundo, por debajo del pie; posiblemente cercano a ser círculo de punto medio (el centro del círculo
pasaría por algún punto de la línea vertical que pasa por el centro de la pendiente del talud).
Según los datos de D.W. Taylor (1937), las relaciones existentes entre los parámetros geotécnicos de
cohesión (cd ), densidad del suelo (γ), y ángulo de rozamiento interno (ϕ), y los parámetros
geométricos de altura (H) , ángulo de talud (β) y profundidad de rotura debajo de la plataforma
inferior (D), se dan en el llamado factor de estabilidad:
Ns = γ. Hc / cd
La gráfica adjunta proporciona las relaciones existentes en el equilibrio límite, dando por tanto la
altura crítica Hc del talud.
En este caso de arcilla saturada, el caso más desfavorable es a corto plazo, con la consideración de
rozamiento interno nulo, ϕ = 0o (parámetros resultantes de ensayos de compresión simple o corte
rápidos y sin drenaje). Se calcula en presiones totales).
3 + 8 11
Factor de profundidad: nd = (D+H)/H = = = 1,375
8 8
Con este valor, nd = 1,375, entrando en el ábaco de Taylor (en capítulo 7, figura 7.14), en la
correspondiente curva de rozamiento interno, en este caso ϕ = 0o, y cruzándola con la línea vertical
trazada a partir del valor en abscisa del ángulo de talud β = 20º, se obtiene un punto cuya ordenada
proporciona el valor de NS =7,3.
Hc
El factor de seguridad Fs será: FS = H ≥ 1.2 (provision al) o ≥ 1,4 (permanente)
N s .c 7.3 × 3.0
Hc = = = 11,23 m
γ 19,5
Comparando con la H real (8 m), vemos que ésta es menor que la crítica; luego el talud es estable, y
con factor de seguridad:
H c 11, 23
FS = = = 1,40
H 8
Lo cual hace que se de por estable no sólo para estados provisionales, sino incluso para estados
permanentes.
Q = 1600 kN
1,5 m γ = 18 kN/m3
BxL ϕ = 16o
c = 40 kN/m2
C
La arcilla, según los datos geotécnicos, es de consistencia media a firme o rígida. Según la norma
NBE-AE/88 (tabla 8.3) la presión admisible para una profundidad entre 1 y 2 metros se puede
considerar entre 2 kg/cm2 (arcilloso semiduro) y 4 kg/cm2(terreno arcilloso duro); por tanto, en una
primera aproximación, se puede prever, para el caso más desfavorable, que para soportar las 160 t, en
un suelo de presión admisible qad= 20 t/m2 , hará falta una superficie de 8 m2 (160/20).
Si se ha fijado una de las dimensiones, L = 3 m, se deduce que la otra dimensión pedida, B, deberá ser
del orden de 2,7 m (8/3) para satisfacer la hipótesis anterior.
Para un cálculo más preciso se sustituyen valores en la fórmula de Brinch-Hansen (apartado 8.5.2):
1
Qh A = q h = q ⋅ N q ⋅ s q d q iq + c ⋅ N c ⋅ s c d c ic + γ'·B·N γ ⋅ s γ d γ i γ
2
En la tabla 8.1 se encuentran los valores de los coeficientes de capacidad portante en función del
ángulo de rozamiento interno, y los coeficientes correctores:
Los coeficientes correctores de profundidad, di, al ser D < 2 m, son sensiblemente iguales a 1.
9.1 Se proyecta una cimentación por pilotaje compuesta de 9 pilotes (3 x 3), de diámetro:
d = ∅ =35 cm, que actúan como pilotes flotantes en arcilla, pero sin despreciar la capacidad de punta.
Determinar:
La mínima longitud necesaria para conseguir la resistencia con coeficiente de seguridad apropiado (se
escogerá el valor mayor de los correspondientes a acciones mayoradas).
Datos de la estructura:
La carga que transmite la superestructura es vertical y centrada de 170 t.
Siguiendo en profundidad a partir de la cota -8m, el suelo sigue siendo arcilloso pero más
resistente, los parámetros a considerar son:
C, γ = 2,0 t/m3, c = 8,4 t/m2 , ϕ = 25o, q u = 20 t/m2.
Al ser el suelo de la capa inferior de mejor capacidad portante que la superior (compárense sus
resistencias a la compresión simple), es lógico llevar los pilotes hasta la segunda capa, y a una
profundidad necesaria para garantizar su respuesta por punta (en suelo arcilloso es ≥ 4 diámetros). En
este caso, se supondrá una introducción de los pilotes en el segundo estrato igual a (x + 4φ).
Q = 170 t
8m
Ru1 = 5 t/m2 → Rf1 = 2,3 t /m2 = 0,23 kp/cm2
75 cm
s (separación entre ejes)≥
Sustituyendo n por el número de pilotes del grupo, 9, y la carga de hundimiento del grupo por la
admisible mayorada por el factor de seguridad (Qhg = Qad × F.S):
→ 9. Q h
1·
η.= 170 × 2,33
La carga última o de hundimiento de un pilote se iguala a la suma de su capacidad última por punta
más la de fuste:
Qh1 = QP1+ QF1
Coeficiente de eficacia del grupo, η, a partir de la relación entre separación entre pilotes, s, y diámetro,
d:
s/d = 87,5 /35 = 2,5 → (de la tabla 9.9 del Apartado 9.10)→ A = 0,5865, B = 0,2921.
1 1 1 1
η = 1 − A.B· + = 1 − 0,5865 × 0 ,2921 + = 0 ,885
m n 3 3
L =12,30 m
10.1 Calcular el asiento previsible de una zapata cuadrada, (B×B), en un terreno fundamentalmente
cohesivo y relativamente homogéneo en bastante profundidad (se puede considerar prácticamente
homogéneo hasta una profundidad aproximada de 3B bajo el plano de desplante).
Se calculará:
a) Por método elástico
b) Por método edométrico
Con ella se puede deducir el módulo de deformación inicial en función del final o diferido,
considerando el valor del coeficiente de Poisson que le corresponda al estado diferido (en este caso
será ν’ =0,3).
1 − ν' 2
st = 4· ·q·b·I p (Ip: Influencia, -del ábaco de la figura 10.2-, Ip = 0,56)
E'
sustituyendo los nuevos valores, para situación a largo plazo: ν’= 0,3, y E’ =520 t/m2:
1 − 0,3 2
st = 4 ×· × 11,8 × 1,6 × 0,56 = 0 ,074 m ≡ 7 ,4 cm
520
Según la norma se pueden admitir hasta 7,5 cm en suelos coherentes y estructuras de hormigón
armado de pequeña rigidez.
1 1
El coeficiente de compresibilidad volumétrica, m v = = = 0 ,0128 cm 2 / kg , corresponde a suelo
de compresibilidad media-baja. E m 78
Suponiendo la capa de suelo que apreciablemente asiente, de espesor H=3B = 3×3,20 = 9,60 m, se
deberá diferenciar al menos dos estratos de compresibilidad diferente:
El incremento de tensión efectiva media que sufre el estrato considerado, ∆σ’, se determina por el
ábaco de Fadum (figura 4.38).
La profundidad z a considerar será la correspondiente al punto medio del total del estrato en estudio, o
sea z1 =H1/2 = 4,8/2 = 2,40 m.
a b 1,60
= = = 0,66 ( ábaco de Fadum ) ⇒ I r = 0,11
z1 z1 2 ,40
Sustituyendo valores se tendrá como asiento de consolidación del primer estrato considerado:
El incremento de tensión representativo del espesor segundo será función de a/z2 y b/z2, donde z2 es la
distancia desde el plano de contacto de la zapata con el suelo hasta el punto bajo el centro de la zapata
situado en el plano medio del segundo estrato; o sea
La influencia de la carga según ábaco de Fadum (función de a/z2 = b/z2 =1,6/7,2 = 0,22) es: Ir= 0,022
El corregido (de Skempton, en la figura 10.6, para arcilla normalmente consolidada, µ = 0,75), será:
El asiento total previsible será el instantáneo más el diferido (éste último corregido del de
consolidación):
st = s0 + µ ·s(C.T) = 2,3 + 6,5 = 8,8 cm
Es casi imposible que los diferentes métodos proporcionen exactamente el mismo valor, pero está
dentro de los entornos posibles y admitidos de aproximación.
También se puede admitir ese valor de asiento en suelo arcilloso, siempre que se compruebe que no se
produce desorganización en la estructura ni en los cerramientos.
H1=1m
T
γ1=1,9t/m³
1: S c=0
ϕ=35º
H=6m
eA1 N.F.
eA2
t γsat=1,8t/m³
D
2: SC c'=0,2 t/m² ≈ 0t/m²
ϕ=26º
eA3
eP
En el primer estrato, S (arena), se puede considerar que el coeficiente de empuje activo sea:
π ϕ( 1 )
según Rankine: K A( 1 ) = tg 2 − = 0,27
4 2
En el segundo estrato, más blando, de arena con arcilla, será:
π ϕ( 2 )
K A( 2 ) = tg 2 − = 0,39, y además, en el intradós bajo nivel de excavación, se tiene
4 2 ϕ( 2 )
2 π
un empuje pasivo; cuyo coeficiente será: K P( 2 ) = tg + = 2,56.
4 2
Los empujes unitarios, o tensiones horizontales, en las profundidades señaladas en la figura son
e A( 1 ) = γ n( 1 ) .H .K A( 1 ) = 1,9 × 6 × 0,27 = 1,.4 × 0,27 = 3,078 t/ m2
H=6m E1
Mmax
eA1 N.F.
eA2
E2 E3
D t
eA3
eP
E1 + E2+ E3 = E4+ T → 9,24 + 4,45 t + 0,155 t2 = 1,025 t2 + T→T = 9,24 + 4,45 – 0,87 t3
c): La ley de esfuerzos (cortantes y momentos flectores a lo largo de la pantalla se establece para cada
tramo:
[0 - 1] q = q0 + γ. KA. z
V = V0 + q0 . z + γ. KA. z2 /2
M = M0 + V0 . z + q0 . z 2/2 + γ. KA. z3 /6
V1 = 0,513× 12/2 = 0,256 (t) (debido al anclaje: V1’ = 0,256 – 8,39 =- 8,13 t)
[1 - 6] q = q1 + γ. KA. (z -1)
En este tramo el cortante cambia de signo; se puede determinar exactamente a qué cota de
profundidad se hace el cortante nulo, imponiendo esa condición en la ley de cortantes:
Mmáx = 0,085 + (-8,13) × 4,72 + 0,513 × 4,722/2 + 0,513 × 4,723/6 = -23,6 (m·t/m) por metro
lineal de pantalla)
mayor que 7
Arenas bien graduadas, arenas Cu = D60/D10 Mayor que 6
Arenas con finos Aremas limpias
finos
Arenas mal graduadas, arenas
SP con grava, con poco o nada de No se satisfacen ambos criterios para SW
finos
Los límites de Atterberg Los límites de Atterberg
Arenas
Arenas limosas, mezclas de arena quedan abajo de la línea que quedan en el área
SM y limo "A", o el índice plástico es sombreada son
menor que 4 clasificaciones
Los límites de Atterberg indeterminadas que
Arenas arcillosas, mezclas de quedan arriba de la línea
SC arena y arcilla
requieren el uso de
"A" y el ínide de plástico es símbolos dobles
mayor que 7
Limos inorgánicos, arenas muy finas,
ML polvo de roca, limos arenosos o
con Límite Líquido
Limos y arcillas
de 50% o menor
elásticos MH&OH
mayor de 50%
10
Arcillas inorgánicas de alta 7 CL - ML ML & OL
CH plasticidad, arcillas grasas
4
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Referencias bibliográficas
La bibliografía reseñada a continuación forma parte de la considerada como básica, fundamental para
el seguimiento de los temas de Mecánica del Suelo y Cimentaciones: (**).
Además, se recomiendan algunos libros específicos para algún tema en particular: (*).
(**) COSTET, J. y SANGLERAT, G.(1975). Curso práctico de Mecánica de Suelos. Omega S.A.
Barcelona.
(**) JIMÉNEZ SALAS, J.A., como coordinador, y colaboradores: CAÑIZO, L./ ESCARIO, B./
FARACO, C./ FORT, L./ JUSTO ALPAÑÉS, J. L. / LLORENS, M./ LORENTE DE NO, C./
MARSAL, R./ MOLINA, R./ MUZAS, F./ OTEO, C./ RODRÍGUEZ ORTIZ, J.M./ ROMANA, M./
SERRANO, A./ SORIANO, A./ URIEL, A./ URIEL, S. (1980). Geotecnia y Cimientos III:
Cimentaciones, excavaciones y aplicaciones de la Geotecnia (dos tomos). Rueda. Madrid
(**) TERZAGHI, K. y PECK, R.B. (1955). Mecánica de suelos en la ingeniería práctica. El Ateneo
S.A.
(*) Para el tema 7: Estabilidad de taludes y laderas naturales. Monografía núm. 3 de la Sociedad
Española de Geomorfología. (1989). Corominas. Barcelona.