Las Bienaventuranzas 2do
Las Bienaventuranzas 2do
Las Bienaventuranzas 2do
¿Qué son?
Es común recurrir a las bienaventuranzas para dar fe de una felicitación a aquellas personas que, por mantener
una buena conducta, o por tener una determinada cualidad, están relacionadas con Dios, quién es considerado
por la Biblia como aquel que otorga felicidad y vida.
¿Dónde se encuentran?
El Monte de las bienaventuranzas, es el lugar en el que según la tradición y la propia Biblia, Jesús pronunció su
famoso sermón, frente a sus discípulos y a una gran multitud. El lugar se encuentra en la orilla noroeste del Mar
de Galilea, en Israel.
Se centran en la humildad y el amor al prójimo para ser bienaventurado, frente a la imposición y la fuerza.
- El ¨ pobre¨ para Jesús, no es aquél que no tiene cosas, sino más bien aquél que no tiene su corazón puesto en
las cosas.
- Fíjate la diferencia: Puedes ser una persona que no tenga cosas materiales pero que no más estás pensando en
lo que no tienes y en lo que quieres tener. Entonces no eres ¨pobre de corazón¨. En cambio puedes ser una
persona que sí tenga cosas pero que tu mente está puesta en agradar a Dios, en trabajar por El, en ayudar a otros,
en dar tu tiempo y compartir tus bienes.
- Cuando no vives ocupado de lo que tienes, cuando no eres ambicioso, envidioso, presumido, cuando confías en
Dios y no en el dinero, entonces ¡eres LIBRE, eres FELIZ!
- No es fácil entender como Cristo te pide que seas MANSO, cuando el mundo es violento, cuando para los
hombres, el importante es el más fuerte, el más poderoso.
Ser manso no es ser menso, el manso es suave por afuera pero fuerte en lo que cree por dentro.
- ¨ Poseerán la tierra¨ quiere decir que poseerán la ¨tierra prometida¨ que es el Cielo, o sea que llegarán al cielo.
en esta vida y todos pensamos ¡ Pobrecito ! Pues Cristo dice: Feliz el que sufre, porque ese dolor bien llevado le
ayudará a llegar más fácilmente al cielo. Si unes tu sufrimiento a de Cristo, ayudas a tu propia salvación y a la de
otros hombres.
- Dios sabe que desgraciadamente en este mundo, los hombres cometen muchas injusticias con otros hombres:
meten preso al inocente, culpan al que no hizo nada, no pagan lo que el otro en justicia merece, roban al otro lo
que le pertenece, agreden y hasta matan al inocente .
¡Cuántas injusticias conocemos! Tú mismo has sufrido injusticias... Cristo no te dice: busca que se te haga justicia,
véngate, desquítate... sino que te dice: ¡alégrate, que ya Dios será justo en premiarte en el cielo por lo que has
pasado aquí en la tierra!
- Ser misericordioso significa Perdonará los demás, sí... perdonar aunque sea ¨grande¨ lo que te hayan hecho,
aunque te haya dolido tanto, aunque tengas ganas de odiarlos en vez de perdonarlos. Perdonar cuesta mucho,
pero es lo que Dios te pide que hagas. Dios mismo te pone el ejemplo: siempre te perdona, aunque lo ofendas en
lo mismo, aunque lo ofendas en cosas muy serias.... siempre te recibe con los brazos abiertos.
- Jesús te pone una condición muy seria: el que perdone será perdonado, el que no lo haga no será perdonado.
- Piensa ¿a quién no he perdonado? , no pienses en lo que te hizo, piensa en que amas mucho a Dios y porque El
te lo pide lo perdonarás. ¡Dios te premiará perdonándote a ti cuando llegues a su presencia
- Tu corazón estará ¨LIMPIO¨ cuando no haya en él ningún pecado. Cuando pecas, te ¨separas¨ de Dios por
voluntad tuya. Cuida mucho la limpieza de tu corazón, que no te valga ensuciarlo, esto es cosa muy seria, puede
costarte no entrar al cielo.
- Haz la costumbre de confesarte seguido y sobretodo de pensarlo muy bien antes de hacer algo que tú sabes que
lo ensuciará.
- Jesús dice que debes buscar siempre la PAZ: la paz en tu trato con los demás (no andarte peleando con todos y
por todo), la paz en tu hogar (llevándote bien con tu familia).
- Para aquellas personas que creen que con levantamientos, con armas, con sangre van a lograr justicia,,, Este no
es el camino para lograrlo Cristo repite estas palabras: ¨ Bienaventurados los pacíficos... ¨
8) BIENAVENTURADOS LOS PERSEGUIDOS POR CAUSA DE LA JUSTICIA, PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS
CIELOS.
- Hay muchas personas presas, perseguidas por la ley. Unas culpables.... otras inocentes. Pues Jesús les dice que
si se arrepienten, En los perdonará y podrán entrar al cielo.
- Debes rezar mucho por estas personas, para que Dios los ayude a convertirse, para que se arrepientan del mal
que han hecho, para que pidan perdón a Dios y puedan salvarse.
POR CAUSA MIA, OS INSULTEN Y DIGAN TODA CLASE DE CALUMNIAS CONTRA USTEDES, ALÉGRENSE Y
REGOCÍJENSE, PORQUE SU RECOMPENSA SERÁ GRANDE EN LOS CIELOS.
- Si alguna vez hablan mal, se burlan de ti, te señalan porque eres bueno, porque respetas los mandamientos de
Dios, porque rezas, porque hablas de Jesús, porque defiendes lo que Jesús nos enseñó... ¡Alégrate, Dios tiene
preparado para ti un gran premio en el cielo!
VIDA DE ORACIÓN
El amor por la oración
Este medio de la oración debe ser aprovechado a fondo por la persona. Orar es ponerse a la escucha de Dios, esto
se da de diversas maneras pues Dios no es percibido como las demás cosas. A Dios no lo vemos y no entra por los
sentidos. Lo vemos con los ojos de la fe. Acercándonos a Él, sentiremos la necesidad de orar con más frecuencia.
Los momentos de desolación pueden venir de la propia falta de lucha o de una permisión de Dios. Es común entre
los jóvenes de hoy y las jóvenes, que tengan muy poco hábito de oración por el esfuerzo que conlleva. Hay unas
cuantas definiciones de oración:
Sta. Teresa de Lisieux. “Para mí la oración es un lanzamiento al corazón, una simple mirada al cielo, un grito de
gratitud y de amor en la prueba como en el gozo”.
Sta. Teresa de Jesús: “la oración no es otra cosa que un acto de amor, una relación de amor y de amistad, un
frecuente entretenimiento a solas con Aquel que sabemos que nos ama”.
San Juan Damasceno: “elevatio mentis in Deum. Una elevación de la mente a Dios”.
Santo Tomás de Aquino: “La elevación de la mente a Dios para alabarlo y pedirle cosas que nos lleven a la vida
eterna”.
La oración es un diálogo íntimo con Dios que fortalece el alma. Y da razón de ser a nuestras vidas llevándonos a
la voluntad de Dios. Es una renovación a partir de Dios. En ella hay que meter toda la persona: imaginación,
sentimientos, corazón, voluntad e inteligencia. No es un tratado de teología, sino una experiencia con Dios. Es un
diálogo íntimo con Dios amor.
Las distracciones son las dificultades más comunes en la oración. A pesar de los esfuerzos, la imaginación se pone
a volar. Apenas uno comienza a orar y a meditar, vienen a la mente miles de cosas pendientes. En ese momento
parece que cualquier otra cosa es más importante. Esa lucha por no distraerse hace sufrir al alma. Hay que
diferenciar las distracciones voluntarias de las involuntarias.
Otra dificultad es la aridez espiritual, por la que el corazón parece insensible a las realidades espirituales. Esto
puede llegar en el noviciado una vez que han pasado las consolaciones de Dios, pueden venir en la vida religiosa
madura. Es el momento para aplicar la fe y permanecer con Jesús en el apostolado o acompañar a Cristo en el
huerto de los olivos. “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no puede dar fruto” (Jn, 12,24).
Debemos distinguir la aridez de la pereza. A veces nuestras jóvenes llaman aridez a lo que no es más que pereza
y flojera. Con la pereza no hay lucha espiritual, no se recoge el alma. La persona huye del esfuerzo, se duerme, se
asoma por la ventana... Esta situación deriva en la acedia.
Otra dificultad es la rutina o tibieza de alma. Con ella el alma va a la oración sin entusiasmo, sin fervor, parece la
tarea más ardua. Es una dificultad peligrosa que ese puede convertir en un estado en el que se debilita el alma y
pierde poco a poco la energía espiritual. Es como un enfermo que un día se debilita y deja de comer, hasta que
muere y con ello la ruina de la vocación. Debemos combatir con esfuerza la tentación de la rutina y ayudar a las
religiosas a no dejarse llevar y a no abandonar el camino de la perfección, sin dejar de vivir en profundidad su
vocación de esposa de Cristo.
Finalidad de la oración
Adorar a Dios, como Creador, como Señor, reconocerlo como nuestro principio y único fin y adorarlo.
Pedirle favores. Dios quiere que sintamos necesidad de Él, para que nos orientemos a Él con confianza.
Pedir perdón por todas las deficiencias en su servicio y por las ofensas.
Ofrecerle lo que somos. En la base de toda oración está siempre el concepto de ofrenda.
Oración vocal: En la vida común, la oración vocal es muy importante, expresa la unión de la comunidad con Dios
a través de gestos, cantos, etc. Ayuda a formar la unidad en la comunidad, porque orar juntos es imitar a María y
los apóstoles en el cenáculo con María. Oramos juntos las oraciones de la mañana, el ángelus, el rosario, los
himnos y salmos, las oraciones de la noche. Lo importante es que las palabas expresen el deseo del corazón. ¡Qué
bonito es orar juntos en el rosario con cantos!
Oración litúrgica: Por nuestra vocación religiosa estamos llamadas a la santificación de cada momento de la
jornada a través de la oración. Esta oración es la que hace la Iglesia y la dirige a Cristo como esposa. En ella se
encuentra toda una catequesis bíblica, especialmente en los Salmos.
Meditación mental: Hablaremos de la oración discursiva afectiva. Debemos introducir a las religiosas desde los
primeros pasos. Ésta se realiza en particular sea en la capilla o en la propia habitación
Preámbulos: Puede durar una hora o media según el reglamento de cada orden. Se hace al inicio del día para que
marque el resto del día. Comienza con el canto del Veni Creator, para pedir ayuda al Espíritu Santo. Luego se hace
un acto de presencia de Dios: “Señor, que estás aquí. Creo en Tí, espero en Tí, te amo sobre todas las cosas, Tú
eres el amor de mi alma”. Es importante hacer un sincero acto de humildad.
Finalmente si hace un propósito acorde a los puntos que se han desarrollado y que vaya en sintonía con el fruto
que se ha perseguido y por el que se ha pedido a Dios. Es bueno escribirlo para recordarlo durante el día.
Las otras partes de la oración son: la preparación remota, es una reparación durante el día por medio del silencio,
el recogimiento, los actos de presencia de Dios, etc. Preparación próxima: el gran silencio durante la noche no
ayuda a prepararnos a la oración. La preparación de los puntos constituye la preparación inmediata, al levantarnos
debemos recordar y reflexionar sobre estos puntos.
El recogimiento
El recogimiento no es un acto, sino una actitud del alma que se ha retirado para estar con el amado. No es fácil el
recogimiento, sobre todo cuando desaparece el interés, despues del primer empuje. Aquí hay que ser constantes
no dejando el esfuerzo y motivándonos con razones espirituales y sobre todo no quedándonos en la dificultad
sino llendo a los motivos últimos por los que estamos haciendo las cosas.
La oración debe comenzar con el recogimiento. Esto no es fácil porque implica romper con cualquier otra actividad
por urgente o importante que parezca. Debemos estar sobre nosotros mismos para no dejarnos llevar por las
distracciones.
Del recogimiento depende todo el resto de la oración. De ello depende el que saquemos fruto, pues el
recogimiento es ya una oración. Debemos aprovechar las distracciones para convertirlas en oración.
LECTIO DIVINA
La Lectio es una meditación y una lectura reflexiva de la Sagrada Escritura. Es divina porque incluye la Palabra de
Dios y porque se trata de un coloquio con Él, en un diálogo entre dos: el alma y Dios.
Es una lectura de la palabra de Dios a través de la cual nos esforzamos por asimilar la sustancia, es una lectura
que se hace en la fe, en el espíritu de oración, creyendo en la presencia actual de Dios en al alma a través del texto
sacro, nuestra actitud debe er de obediencia y de una plena donación a las promesas y exigencias divinas.
1. STATIO (Preparación): La Palabra esperada. Estoy a la espera. Me pongo a la escucha. Disposición interior.
Silencio. Invocación del Espíritu Santo.
2. LECTIO (Lectura): La Palabra escuchada. Leo el texto con atención. Leer bien es escuchar en profundidad.
3. MEDITATIO (Meditación): La Palabra comprendida. El significado de la Palabra. ¿Qué dice, qué me dice? ¿Quién
me dice?
4. ORATIO (Oración): Mi palabra responde a la Palabra. Se inicia mi diálogo con la Palabra. Oro el texto, brota viva
la oración.
7. DISCRETIO (Discernimiento): La Palabra confrontada. Prolongo la escucha, discierno. Analizo. Distingo cuál es
la voluntad de Dios.
8. COLLATIO (Intercomunicación): La Palabra compartida. Sopeso con otros mi respuesta a la Palabra. Diálogo con
los hermanos.
10. ACTIO (Respuesta): La Palabra en acción. La Palabra da frutos. Se cumple, se realiza. Vida. Testimonio. Anuncio.
Compromiso.